Una aproximación a la noción de muerte en la fenomenología trascendental husserliana (XXVI Encuentro nacional de Fenomenología y hermenéutica, 2015, Academia nacional de ciencias de Buenos Aires)

June 29, 2017 | Autor: M. Vecino | Categoría: Death, Death Studies, Phenomenology, Edmund Husserl, Phenomenology of death
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Descripción

Una aproximación a la noción de muerte en la fenomenología trascendental husserliana

La muerte, así como el nacimiento, forma parte de lo que Husserl llama "problemas marginales" (Randprobleme) de la fenomenología. Esto quiere decir, en principio, que la reflexión sobre estos fenómenos se aleja o se desvía de las temáticas nucleares del pensamiento fenomenológico, hacia un territorio de alguna manera secundario. Si pensamos que el objetivo del proyecto husserliano consiste en elucidar las condiciones de posibilidad del conocimiento y posicionar a la filosofía como fundamento de todo saber científico, la pregunta por la muerte parecería responder a una motivación derivada e incluso ociosa del investigador. Sin embargo, tal como lo señala Anne Montavont en su libro De la passivité dans la phénoménologie de Edmund Husserl, parece ya haber en el primer momento de la filosofía husserliana una indicación hacia su propio rebasamiento. En efecto, si el método de investigación que caracteriza a la fenomenología de Husserl es el análisis de tipo regresivo que parte de los objetos dados en el mundo para llegar a la subjetividad constituyente a través de la reducción fenomenológica, no basta, a la hora de probar la legitimidad del conocimiento alcanzado a través de ese método, con describir el proceso de constitución partiendo de un Yo acabado que opera en un mundo constituido, sino que es preciso volverse sobre esa subjetividad para cuestionar cómo ella misma llega a ser un Yo constituyente.
Estas preocupaciones son las que llevan a Husserl a desarrollar a partir de 1917 una perspectiva genética de análisis, y con ello, un interés creciente por la historia personal del Yo. En contraposición a la fenomenología estática, que parte de un Yo puro enfrentado a un polo objetivo en un momento presente, la fenomenología genética piensa al Yo como afectado por la suma de sus actos pasados:
"Ahora bien, hay que observar que este yo centrípeto no es un vacío polo de identidad (no más que lo es ningún objeto), sino que, en virtud de una ley de la 'génesis trascendental', gana una nueva propiedad duradera con cada acto de un nuevo sentido objetivo irradiado por él." MC, med IV, §32
Husserl define a la fenomenología genética como "fenomenología de la individualidad monádica", retomando el legado leibniziano y caracterizando a la mónada como una subjetividad trascendental con una historia particular sedimentada, es decir, como un sustrato de habitualidades y predisposiciones que marcan un estilo propio a la hora de ejecutar sus actos. Estas habitualidades configuran un horizonte de experiencia particular que difiere en cada caso y se modifica de forma permanente, teniendo a su vez un correlato objetivo en los tipos empíricos a los que remiten los objetos trascendentes, y a través de los cuales se organiza la experiencia. La importancia de estas consideraciones reside en la revelación de una dimensión de pasividad en la conciencia, que obliga a repensarla como "vida" y a emprender en este sentido una elucidación de dicho concepto.
Estas consideraciones acerca de la pasividad habían sido previamente anticipadas pero no fueron trabajadas por Husserl sino hasta las lecciones que hoy se recogen en el tomo XI de Husserliana bajo el título de Analysen zur passiven synthesis. En el apéndice VIII Husserl llega, a través del análisis de la rememoración (wiedererinnerung) a sostener la necesidad de una estructura temporal que implica que para todo presente hay un horizonte de pasado que puede ser infinitamente revelado. Esto quiere decir que no es posible concebir que el Yo haya nacido alguna vez, en tanto el nacimiento implicaría un momento presente precedido por una nada intemporal. Aún si fuera posible imaginar un vacío indiferenciado anterior al nacimiento en el mundo, la idea misma de anterioridad muestra que es imposible escapar de la estructura temporal en la que el Ego está siempre comprometido. De la misma manera, hacia el futuro hay un horizonte de protensión constituido a través de las anticipaciones del Yo que se renuevan conforme se plenifican con la ocurrencia de nuevos presentes. A partir de esto Husserl concluye que "la estructura de la progresiva conciencia del tiempo y la estructura de la constitución de nuevos presentes es ciertamente una necesidad fija. Esto implica que el proceso del perdurar, y el ego que perdura son inmortales."
De manera más extensa, Husserl trata el tema de la muerte y el nacimiento en los Manuscritos-C acerca del tiempo. Allí introduce formalmente el concepto de "presente viviente" o "presente fluyente" como la esfera de ser más originaria a la que se accede a través de la reducción. Este presente viviente es el flujo originario de la vida que se encuentra a la vez dentro y fuera del tiempo por ser la fuente y origen de toda temporalización, y más precisamente, el movimiento de temporalización mismo a partir del cual se desarrolla la conciencia. En este sentido, Anne Montavont lo identifica con la impresión originaria (Urimpression) a la que Husserl se refiere en las Lecciones sobre la conciencia interna del tiempo como la fuente originaria de toda experiencia. Al preguntarse por un posible comienzo de este movimiento, Husserl concluye que precisamente por su carácter supratemporal el presente fluyente no puede haber tenido un comienzo en el tiempo ni podría tener un fin. Sin embargo, se puede hablar a su respecto de un estado patente y un estado latente que se corresponden con la vigilia y el sueño respectivamente. Así, en estado de vigilia, el presente viviente está centrado alrededor de un Yo que actúa y es afectado; mientras que en el sueño o latencia, el Yo asociado al flujo temporal se hunde en un estado de inaccesibilidad a los estímulos y de inconciencia. En diversos textos, Husserl asocia este último estado no sólo con el los períodos en que el Yo se encuentra dormido, sino también con la muerte, a la que se refiere como la "hermana" del sueño:
¿No es sin embargo la muerte la hermana del sueño? ¿No es ella también, vista desde el interior, un abandono del mundo (…), y no podemos decir aquí también que la vida fluyente no puede detenerse, y que el Yo no puede dejar de durar en ella bajo el modo de este flujo?
De esta manera, la muerte es caracterizada de forma análoga al sueño como un abandono del mundo que no implica sin embargo el fin del Yo trascendental. Éste, en virtud de su enraizamiento en el presente fluyente no muere sino que se "adormece". La muerte como tal sólo puede sucederle al Yo mundano, que en tanto Yo psicofísico muere efectivamente en cuerpo y alma, y Husserl prosigue realizando esta aclaración:
El hombre no puede ser inmortal. El hombre muere necesariamente. El hombre no tiene una pre-existencia mundana, en el mundo espacio-temporal él no era antes nada, y no será más tarde. Pero la vida trascendental original, la vida en última instancia creadora del mundo y de su Yo último no puede venir de la nada y volver a la nada, ella es "inmortal", porque el hecho de morir no tiene aquí ningún sentido, etc.
Mientras que el yo mundano muere, la vida trascendental es inmortal en virtud de su inmersión en el movimiento incesante de renovación que es el presente viviente. Esto quiere decir que para una conciencia que se piensa en primera persona no es posible ir por fuera del tiempo para ubicarse en un presente que no tenga un horizonte de retención (nacimiento) o de protensión (muerte). De esta manera, y por su imposibilidad de sustraerse al movimiento de la vida que se recrea permanentemente, la muerte es inconstituible para el Sujeto trascendental.
Hasta aquí hemos abordado el problema de la muerte desde una perspectiva genética, pero existe además otra perspectiva que involucra los desarrollos de Husserl acerca de la intersubjetividad y la historia. También en los manuscritos-C, Husserl habla de la "generatividad" como otra vía de acceso al problema de la muerte diferente de la genética o "ascendente" que parte del sujeto individual. Esta vía permite salirse de la perspectiva de la primera persona para hacer foco en la comunidad intermonádica de la que cada hombre participa por estar inmerso en una cadena generativa. En efecto, el Yo nace al mundo siendo parte de un determinado entramado familiar y generacional, y esto implica que su propia génesis personal está precedida por una génesis histórica de la que recibe como herencia ciertas disposiciones primarias. En este sentido, el nacimiento de un nuevo hombre no es un comienzo absoluto sino un despertar dentro de la comunidad, y la muerte una separación o eliminación de esa misma comunidad, que no cesa de existir cuando un miembro muere. Al comprender de esta manera la muerte ajena, puedo pensar por analogía que mi propia muerte será también un hecho constituible que sólo para mí supondrá el fin del mundo. Ahora bien, el lazo generativo supone una implicación mutua de las mónadas que permite que la experiencia personal de cada sujeto contribuya a la sedimentación histórica colectiva, que es transmitida hereditariamente a las nuevas generaciones. Este sinfín del proceso generativo marca otra forma de inmortalidad para el Sujeto trascendental, que continúa operando en la comunidad aún luego de su muerte física, a través de lo que Husserl llama la "unidad de la tradición".
Ahora bien, el tratamiento que da Husserl al nacimiento y la muerte desde estos dos enfoques parece no agotar la cuestión en tanto no da cuenta de lo que la muerte como fenómeno límite pone en juego para el Yo que reflexiona en primera persona. En efecto, a pesar de sostener la continuidad del presente viviente, el después de la muerte es para Husserl "irrepresentable"¿Cómo caracterizar, entonces, el estado de latencia en que el Yo se encuentra "fuera de función"? Al marcar el límite de nuestra vida como Yo funcional en el mundo, la muerte también parece marcar un límite a la reflexión fenomenológica en tanto y en cuanto ésta encuentra su fuente de derecho en la intuición, y en este sentido exige una revisión de ciertas cuestiones de método. Así pareciera entenderlo Eugen Fink, quien en su VI Meditación Cartesiana presenta un esquema de clasificación de la Fenomenología trascendental que incluye una sección dedicada a la fenomenología constructiva o progresiva, que consiste en ir más allá de la fenomenología regresiva para tratar con objetos a los que no es posible acceder a través de la reducción fenomenológica, es decir, con todo aquello que en principio no puede ser dado. Dentro de esta sección Fink incluye los problemas-límite del nacimiento y la muerte, y más precisamente, la pregunta por un posible principio y fin de la vida constituyente, que surge motivada por la experiencia del nacimiento y muerte mundanos. En especial, es la particular "coincidencia" entre la temporalidad inmanente de la experiencia humana y la del flujo temporal trascendental la que lleva a preguntarse por una posible correspondencia entre el nacimiento en el mundo y el comienzo de la subjetividad trascendental. De acuerdo con Fink, esta pregunta no puede ser planteada en términos de una alternativa entre dos respuestas excluyentes pasible de ser dirimida a través de la tarea fenomenológica sino que, a la manera de una antinomia kantiana, sería posible en principio sostener cualquiera de las dos respuestas. Ahora bien, mientras en la dialéctica trascendental kantiana esta falta de certeza supone la imposibilidad de formar una doctrina positiva a partir de estas cuestiones y el consecuente abandono de las mismas, en Fink hay una revaloración de lo que, a partir de la "construcción", puede darse como respuesta a estas preguntas. El proceso constructivo consistiría en "abstraer 'constructivamente' de la presuposición común de todo lo dado, 'desarrollos' demostrables y procedimientos genéticos". En este sentido, Fink lleva a la fenomenología a traspasar el límite de la metafísica hacia lo que puede interpretarse, como lo hace por ejemplo Steven Crowell, como un movimiento hacia el hegelianismo que pierde de vista los principios mismos de la fenomenología husserliana. En el capítulo que dedica a Fink en su libro Husserl, Heidegger and the Space of Meaning, Crowell interpreta los desarrollos de Fink en clave kantiana como un movimiento desde la crítica hacia el gnosticismo, culminando en un absoluto como la unidad sintética de lo constituido y lo constituyente, el ser y pre-ser, y en general todos los términos antinómicos que Fink presenta bajo la forma de la paradoja a lo largo de la VI Meditación
A pesar de lo que parece ser un marcado alejamiento de la doctrina husserliana, el nivel de respaldo que Husserl dio a las ideas de Fink, a quien en sus últimos años de vida trató como a su colaborador y puso en un pie de igualdad, es aún hoy materia de debate. Como señala Ronald Bruzina en su introducción a la edición en inglés de la VI Meditación, las diferencias entre Husserl y Fink parecieran aflorar de "problemas genuinos para y dentro de la fenomenología trascendental, problemas genuinos que se desarrollaron intrínsecamente dentro de ella antes que confrontándola de forma antagónica o menoscabándola desde afuera". Los fenómenos del nacimiento y la muerte representan uno de estos problemas, y más allá de la resolución que da Fink y que mienta su propia visión de la fenomenología, su potencial a la hora de pensar los límites de la experiencia y de la empresa fenomenológica no es menospreciable. Si desde el marco de la fenomenología regresiva y dentro de los límites de lo dado a la intuición debemos concluir con Husserl que la muerte propia es "inconstituible", la especial "coincidencia" entre el Sujeto trascendental y el hombre psicofísico es una invitación a ir más más allá del límite de lo dado a la intuición para repensar la relación entre fenomenología y metafísica.














BIBLIOGRAFÍA
-Ainbinder, B. (2009) "Arqueología del Yo. La fenomenología trascendental y los límites de la donación", conferencia dada en la Universidad de la Sabana, Santa Fe de Bogota
- Crowell, S. (2001), Husserl, Heidegger, and the Space of Meaning: paths toward transcendental Phenomenology. Evanston: Northwestern University Press
-Fink, E. (1932) (=HuaDok II), Sixth Cartesian Meditation, Trans. Ronald Bruzina, Indiana University Press, 1995
-Fraccaroli, M (2013), "Esquisse d'une phénoménologie de la mort: Réflexions husserliennes" en Bulletin d'analyse phénoménologique VOL. IX, n° 7, Université de Liège, Bélgica

-Montavont, A. (1999), De la passivité dans la phénoménologie de Husserl, PUF, Paris.



Anne Montavont, De la passivité dans la phénoménologie de Husserl, cap. I, p. 454-455
Hua XIV, p. 34
En Ideen II Husserl hace alusión a dos estratos en la subjetividad: uno activo, correspondiente al intelecto espontáneo, y otro pasivo, compuesto de disposiciones de carácter ocultas sedimentadas por espontaneidades pasadas y presupuestas por las espontaneidades presentes y futuras.
Husserl, E., Collected Works vol. IX
Husserl se refiere aquí a una "reducción radical" que llama interrogación en reversa (Rückfrage) y que permitiría alcanzar la "inmanencia viviente" (Hua Mat VIII, p. 342 citado por Marcello Fraccaroli en Esquisse d'une phénoménologie de la mort: réflexions husserliennes)
En cuanto a la caracterización del presente viviente y el estado de latencia y patencia, sigo los desarrollos de J. N. Mohanty quien realiza un análisis pormenorizado de los manuscritos-C aún no editados en su libro Edmund Husserl's Freiberg years. Para esta sección son especialmente importantes los manuscritos C16 y C17.
(…) bleibt nicht doch der Tod Bruder des Schlafs? Ist nicht auch der Tod von innen gesehen ein Fahrenlassen der Welt (…) und kann nicht auch hier gesagt warden, das strömende Leben kann nicht aufhören, und das Ich darin aufhören, in der Weise dieses Strömens zu dauern? Hua XXIX, p. 338, citado en Alter n° 1
Der Mensch kann nicht unsterblich sein. Der Mensch stirbt notwendig. Der Mensch hat keine weltliche Präexistenz, in der zeit-räumlichen Welt war er früher nichts, und wird er nachher nichts sein. Aber das transzendentale urtümliche Leben, das letztlich weltschaffende Leben und dessen letztes Ich kann nicht aus dem Nichts warden und ins Nichts übergehen, es ist ˶unsterblich", weil das Sterben dafür keinen Sinn hat etc. Ibid
Hua Mat. VIII, p. 442
Ibid., p. 438
Mat VIII, p. 97, citado por M. Fraccarolli
Hua Dok
Ibid, p.
"You have been for years now no longer my "assistant", you are not my secretary, not my intellectual servant. You are my co-worker, and, in addition, my seminar, my teachership" Carta de 1934 de Husserl a Fink, citado por Bruzina, R., p. 26
Bruzina, R., "Translator's Introduccion" en HuaDokIIp. 32



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