¿Un veneno como cura? El Fedro y el problema de la escritura

July 13, 2017 | Autor: Enrique Maestu Gda | Categoría: Philosophy
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Descripción

¿Un veneno como cura? El Fedro y el problema de la escritura Enrique Maestu Fonseca Escribir ¿Es algo conveniente?¿El escritor hace un buen papel? ¿Sienta bien escribir? ¿Es algo que se puede hacer? Este trabajo tiene como objetivo problematizar sobre un contenido de una de las obras tratadas en el curso, y aquí abordaremos una óptica de el Fedro. No solo es posible cancelar, reescribir y reformular el texto, sino que este proceso puede no tener fin. ¡Qué diferencia si lo comparamos con los poemas homéricos, aprendidos de memoria de generación en generación dentro de una métrica determinada! Para nosotros acostumbrados a que todo lo que decimos puede ser probado por lo escrito, el poema de los antiguos vendrá a nuestros ojos coaligado a la pregunta por su validez, por su consistencia. Por ello veinticinco siglos después Platón sigue sobrevolando nuestras mentes advirtiéndonos “Y en una alocución pública ¿No hará que parezcan a la ciudad las mismas cosas a veces buenas y a veces lo contrario?” (261d). Dentro de la cronología de las obras de Platón, el Fedro se tiende a situar como uno de los diálogos finales de madurez. Kahn, lo describe como un punto de inflexión atendiendo a la división del dialogo, mientras que la primera parte se acercaría más a los diálogos anteriores, la segunda vendría a ir adelantando temas que aparecerán en los diálogos eleatas. A nosotros esta distinción nos resulta pertinente solo por el hecho de iluminar a esta obra como el engarce entre dos etapas de pensamiento claramente diferencias por su temática tanto por su estructura. No obstante, en el Fedro, no podemos obviar las continuas traslaciones temáticas a obras de la primera etapa, concretamente a Ión, Hippias Mayor y Crátilo. En general, con diferentes argumentos el problema de la viveza del lenguaje en la escritura nunca sale de escena en los diálogos. esto nos hace recordar algo: Que el conjunto de diálogos de Platón no conforma un cuerpo cerrado, sistemático y doctrinario en donde sea posible individuar las tesis fuertes y las débiles, sino que por el contrario es un conjunto de diálogos que están destinados a ser permanentemente leídos y releídos1; y en esto estriba el virtuosismo de Platón, esto es, en mantener vivo un lenguaje dentro de un soporte que él mismo desconfía.

Hipótesis: Lo que se dice cuando se escribe Nos planteamos trabajar con una pregunta que engloba a todo el dialogo. Desde que Sócrates abandona las puertas de Atenas, hasta que pasado el calor, emprende junto a Fedro el regreso a la ciudad. Kahn, habla de esta obra como un diálogo jánico en donde conviviría una síntesis del pensamiento de los diálogos de juventud, con el inicio después de la palinodia- de las lineas y las formas de argumentación propias de lo que serán los diálogos eleatas. Tratar de dividir el diálogo en compartimentos estancos es a nuestro juicio un error. Intuimos que la cuestión de la escritura opera desde prácticamente el inicio del diálogo y queda presente durante toda la obra. Por ello, no 1 Este es un pensamiento contenido dentro de La Metafisica de Jose Luis Pardo, que asimismo repite en Cuerpo sin órganos (Pre-textos 2011)

podemos sino reconocer el virtuosismo compositivo de Platón por cuanto respecta a la variedad de temas entrelazados que conviven en un mismo dialogo. Entendemos que esta forma de escribir, comporta implícitamente una posse frente al soporte mismo que compone el diálogo. Pensamos que si bien son varios los temas que conviven en el Fedro y por tanto varios pueden ser los momentos que el lector sitúe como centrales, el entrelazado de la obra se efectúa de tal manera, que no es posible hablar de la escritura sin hablar de la belleza. Si leemos el Fedro buscando una teoría estética, una continuación de la retórica o un discurso amoroso, será precisamente lo que encontremos. La lectura buscando el problema de la escritura nos ha iluminado regiones del diálogo que leídos en esa clave, nos pueden llevar en ocasiones a una hermenéutica defectuosa, a tratar de ver elementos afines a nuestra tesis donde no los hay. No obstante, para tratar de proceder correctamente, indagaremos en la obra de quienes han problematizado sobre la cuestión que aquí nos ocupa. La hipótesis con la que empezamos es que la intención de Platón es la de mantener durante todo el transcurso de la acción, una preparación de la cuestión de la oposición entre la poesía-mimética y la escritura. Lo cual, aunque se torne evidente en el final del diálogo con el mito de Theut, no ha hecho sino acompañar de forma creciente, y modulada por la aparición de matices y advertencias, el contenido dramático del diálogo. Resulta evidente para el lector que la acción del diálogo discurre en varios niveles que pasan a primer plano o se retiran de escena temporalmente. Sin embargo, en esta obra, tan importante nos parece lo que se dice o sobre lo que se habla, cómo dónde se desarrolla la acción y el espacio que sucede. Nuestra tesis es que solo fuera de la ciudad es posible hablar siendo logografos. Dentro de ella el ruido, la inmediatez de los asuntos públicos y la voluntad de gloria desplazan esta discusión a los márgenes. Debemos de dar cuenta de dos hipótesis. Sin embargo, es necesario volver a señalar que el diálogo en el que nos introducimos, es polimórfico en su temática. Nuestra comprensión del mismo se edifica entorno a la problemática de la escritura. De los restantes temas nos haremos cargo tangencialmente. No reconocer la importancia del discurso amoroso que ordena el diálogo seria una necedad. Hablar solo de la escritura y descuidar lo que se dice en la acción, seria un error producto de un mal proceder hermenéutico.

Marco teórico: Problemas externos (e internos) de la escritura “ La obra de Platón es un laberinto” Gonzalez Peñalver (1986: 67)

Platón escribe. Escribe lo que Fedro dice; lo que Sócrates argumenta, e incluso ha escrito aquello que Lisias ha escrito previamente y qué es memorizado por el joven Fedro. Platón se sirve de la escritura para fijar dentro de un soporte un contenido en forma de diálogo. Sin embargo, todo rasgo de omnisciencia del autor queda maquillado por una retorica presente desde la primera alocución, que llena de dudas y sombras, las opiniones que tan vehementemente eran expresados en el inicio. El diálogo está escrito, de eso no cabe duda, pero lo que contiene está dicho de tal manera que no

puede dejar de contener vida. Por eso Peñalver nos habla del lenguaje en Platón cómo “un medio esencialmente débil, asténico” (1986:55), inadecuado para poner de manifiesto y en expresión lo que busca el filosofo. El problema parece dividirse sí atendemos a dos criterios con los que trabajar con el Fedro. Platón manifiesta algún tipo de reserva frente a la escritura, pero en el momento en el que Platón vive, se está produciendo una progresiva difusión de la escritura como método de conservación de la memoria colectiva. La poesía, por ejemplo, hasta el quinto siglo era publicada, transmitida y conservada mediante la memoria, que era el verdadero transmisor de la cultura griega a través de la Mnemosyne.2 La memoria colectiva transmite, de generación en generación, sus contenidos culturales como algo vivo. Havelock se preguntará cómo es posible que la memoria pueda sobrevivir prácticamente inalterada al paso del tiempo, a lo que el mismo responde que la única tecnología verbal posible era la del discurso rítmico, organizado y distribuido en módulos verbales y métricos que conservan su forma y contenido. Platón, podía estar considerando la poesía como una especie de biblioteca de consulta (Ión) que, a pesar de ser una herramienta que da numerosas contestaciones, se muestra extremadamente reticente a indagar más allá de esa primera respuesta. Para Reale, el Fedro opera como una especie de manifiesto programático en donde en primer lugar buscará demostrar estar por encima de aquellos presuntos maestros e incluso de ser el mejor de los escritores de su época, además de ser poseedor del arte de la dialéctica del filosofo, lo cual , según Reale nos lleva a poder “sostener [que] todo su pensamiento en sus escritos es propio de un “poeta, un “ legislador”, un escritor de discursos” , pero no un filosofo, ya que filosofo es aquel que reserva las cosas de mayor valor” (2008:76) a la oralidad dialéctica.

2.1 La oralidad poético-mimética y el nacimiento de la escritura Havelock se hace eco de este fenómeno, a partir de un pasaje de la República en que se ataca fieramente a los poetas. “Lo que Platón ataca en el poeta es justamente lo que nosotros le aplaudimos: su registro , su universalidad, su dominio del abanico emotivo humano, su intensidad y sinceridad, su capacidad para expresar cosas que solo él puede expresar , d revelarnos cosas que solo él puede revelarnos” (Havelock 2002:21). Lo que en República se esta juzgando es la tradición griega y su sistema educativo , las principales autoridades que se citan en apoyo de este tipo de moral entre dos luces son los poetas, en donde Homero, como decano de todos ellos tiene la parte proporcional de responsabilidad en la pervivencia de la mentalidad memorística dentro de la sociedad griega, que para Platón-según Havelock- , será el principal enemigo. “La tradición siempre ha de incorporarse a algún arquetipo verbal, al menos en las culturas dignas de tal nombre […] para normalizarse, y mantenerse así, el modelo habrá de alcanzar una estabilidad no sometida al antojo de los hombres” (2002:53). La memorización poética solo puede adquirirse a cambio de renunciar a cuestionarse el

“Fedro- ¿Crees que lo que con mucho tiempo y calma compuso Lisias el más hábil escritor de los que hay ahora, lo voy a repetir de memoria yo, que no soy un profesional , de un modo digno de él?” (238c)

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fundamento de las cosas mismas. Cuando Sócrates acorrala a Ión, está poniendo contra las cuerdas a todo un sistema de educación. Este movimiento del paso de una sociedad oral a una escrita, equivale “al abandono del mundo-imagen de la épica para abrazar el mundo-abstracción”(2002:239), el pasar de un lenguaje narrativo a uno mucho más complejo. Havelock habla de un proceso de emancipación del lenguaje del que Platón seria su nave insignia al iniciar un movimiento que comienza a oponer en el lenguaje la descripción frente a pensamiento. En este sentido, la intención de Platon debe ser considerada como una invitación a sustituir un discurso imaginativo por otro conceptual. Havelock inicia una polémica, que lejos que quedar cerrada en Prefacio a Platón, ha abierto nuevas coordenadas de estudio. Giovanni Reale, años después, realizará una reflexión critica de Havelock poniendo en cuestión algunas de sus afirmaciones mas férreas. Para Reale, la critica platónica a la escritura llevada a cabo por Havelock se fundamenta no solo en sostener que es justo la escritura la que ha hecho posible el platonismo , sino que, la obra platónica viene a operar como una especie de parteaguas en el pensamiento griego. Sin embargo, Havelock, deja untos de sus análisis poco cerrados o incluso inadvertidos. Tanto en la obra que nos ocupa como en el excurus de la Carta VII, Platón afirmará que aquellas partes de su doctrina que consideraba fundamentales, no solamente no aparecen en su obra hasta aquel momento, sino que permiten la posibilidad de doctrinas no escritas de transmisión oral. La escritura tiene un papel central en el proceso de formación de un sistema social complejo., en donde existan unas cualificaciones altamente diferenciadas y en donde la técnica no se rija por transmisiones mnemotécnicas. A los ojos de Reale , la critica de la escritura constituye un verdadero juicio contrafáctico, que guarda poca relación con el paradigma hermenéutico en el que Havelock se mueve. Dicha forma de proceder acaba produciendo reconstrucciones encorsetadas que dan lugar a “ arti-fatti” o “ ri-fatti”, que según Reale se llevan a cabo “por medio de convenientes reconstrucciones conceptuales” (2008:25). La critica a Havelock, no obstante, no acaba aquí. La hipótesis de Havelock queda cuestionada nuevamente por cuanto que muestra una insuficiencia a la hora de explicar por qué Platón pretende desmantelar la oralidad poético-mimética al mismo tiempo que viene a afirmar que la oralidad está axiológicamente por encima de la escritura. Y he aquí el núcleo del problema. Reale distinguirá tres tipos de oralidad: La poéticomimética, la dialéctica y la retórica. Platón, manifiesta en numerosas ocasiones, una clara preferencia por la segunda, lo cual , sin embargo, no debe llevarnos a pensar, que la dialéctica fuera la única forma posible, o incluso, que fuera deseable su utilización en solitario. Que Platón manifieste una preferencia por el discurso oral, o que ridiculice el discurso de Lisias en el Fedro, no debe llevarnos seguidamente a que Platón condene tajantemente la escritura. Reale considera este planteamiento inverosímil, la elección de Platón por el discurso oral se da en un contexto en la que el propio Platón “non poteva cogliere tutte le implicazioni storiche delle due diverse tecnologie della comunicazione orale e scritta, in un momento in cui era in atto il passaggio dall´una forma all´altra” (2008:27). En el Fedro se presenta como un autor de una nueva forma de poesía. Recupera el mito para el plano de la filosofía y lo presenta como un nuevo “pensar mediante

imágenes”, en una actividad compartida con el logos. Existe indudablemente una crítica al mito y a la poesía de tradición homérica, pero nunca una condena del mito y la poesía en cuanto tales. En el Fedro encontraremos un permanente recurso a la poesía en la palinodia, como los mitos propiamente más originales. Havelock habría incurrido así en un doble error. Por una parte no habría comprendido la presencia de un “universal fantástico” (Reale 2008:34) que es propio de la imagen poética. Al mismo tiempo que en su análisis Havelock vendría a obviar los elementos que establecen la existencia de una problemática metafísica en la obra Platónica.

2.2 Lenguaje, palabra, fármaco o cosa: naturalezas muertas “A tales vicios , es preciso que el legislador halle en cada paso un farmakon . El viejo proverbio que dice que es difícil combatir a la vez a los dos contrarios, es cierto, lo prueban las enfermedades y muchos otros males” Leyes (919b) “Ya la escritura, el farmacón, el desvio”. Derrida

No sabemos qué es lo justo , ni qué es lo piadoso, o lo sensato , o el valor , ni en qué consiste la educación en la virtud: no lo sabemos en esta ciudad, tan orgullosa , sin embargo , de su evidente superioridad ético-política3. No solo decirse, la filosofía tiene que poder escribirse. Si ya el lenguaje en su manifestación verbal, viva o de viva voz, ofrece una dificultad de principio a la filosofía, mucho más grave será el riesgo en que habrá de incurrir la integridad de la filosofía al fijarse en la escritura, esa especie de imagen pictórica, constitutivamente engañosa, incapaz de ayudarse a sí misma ante la equivocidad que suscita, silenciosa en sus siempre repetir lo mismo (1968:58) Peñalver propone“abordar […] la dificultad de la filosofía platónica, la de su expresabilidad o su inexpresabilidad, no persigue otra cosa que captar en su lógica constructiva y en sí aporetica deconstructiva, la seriedad de la expresión en el juego de la escritura” (1986:59). Platón da a pensar a sus lectores que efectivamente ha conseguido superar la aporía de la inexpresabilidad directa de la filosofía. Peñalver se muestra de acuerdo con lo planteado por Reale anteriormente. Platón estará planteando una resistencia de la filosofía a la literalidad, la resistencia de la verdad a la literatura; y lo hace, ésta es su osadía4. La expresión literal de la irreductibilidad del logos filosófico a la letra de un texto se localiza en el que es precisamente, el diálogo seguramente más revelador del “programa” filosófico de Platón, el Fedro; y más precisamente en las ultimas paginas donde expone el mito de Theuth, inventor de la escritura y, fundamentalmente en el comentario de Sócrates a la sentencia de Thamus, condenatorio de la escritura (274b-279ª)

“¿ No te das cuenta de que al comienzo del escrito de un político lo que está escrito primero es el nombre del ensalzador?” (258a)

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No olvidemos como entra a colación el discurso de Lisias dentro del dialogo: “Pues el tema que departimos está relacionado, no se de que manera con el amor[…] que en esta misma reside la sutileza de su composición puesto que dice que se ha de otorgar el favor a quien no está enamorado en referencia del que lo está”(237c)

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Situemos la reflexión sobre la escritura: No es un mero apéndice o epígono de el Fedro su pasaje final- que se introduce, al parecer abruptamente, con el intempestivo , falsamente mito egipcio de un Theut inventor de la escritura y otras malas artes- que por el contrario debe entenderse como la eclosión de la cuestión latente en el dialogo desde su primera pagina. Es un discurso redactado por “el más hábil de los escritores de ahora” que hará salir a un Sócrates afecto a la polis, salir de los muros de la ciudad. (1986:73) No es la cuestión erótica la que suscitan los discursos que van a pronunciar Fedro y el mismo Sócrates atraiga hacia sí la atención de los diálogantes y del lector por encima de lo literario de los discursos. Es que desde este primer momento, la relación de Fedro con el escrito de Lisias5, debe encubrirse como si tuviera el carácter de algo vergonzoso (1986:74)6 Lo que pretende Platón al someter a examen crítico los supuestos de la critica convencional de la logografía como vergonzosa practica sofistica es, por lo pronto, hacer ver la contradicción interna de la política dominante y su complicidad práctica con lo que critica. Pero el sentido más profundo de la observación es, finalmente, el de mostrar la necesidad de plantear expresamente la cuestión de la escritura, en la profundidad de sus implicaciones con la cuestión verdad, y en la generalidad de su diversidad de estilos, géneros y temas (1986:77). La tarea de el Fedro es la apropiación, por la filosofía , del campo de los discursos , la legitimación de una retorica filosófica, y como consecuencia , la legitimación de una literatura filosófica que salve a la filosofía de la retorica de los oradores y de la literatura de los “escritores” (278c-d) (1986:78). El núcleo de la retorica jurídica y política es idéntico al de todo uso de la palabra que implique controversia y pretenda convencer a alguien de algo. Hacemos referencia aquí el establecimiento de una critica a un uso tradicional de la logografía asociada con la sofistica, así como de un nivel ulterior , que es, el de mostrar la necesidad de plantear expresamente la cuestión de la escritura , en la profundidad de sus implicaciones , con la cuestión de la verdad , y en la diversidad de sus estilos, géneros y temas. Existe un “conflicto de interpretaciones” o un conflicto por las interpretaciones, que suscita una indeterminación del objeto, que solo puede detenerse con el compromiso de una definición. La ausencia de una definición del amor en el discurso de Lisias que lee Fedro es la razón de que el discurso de Lisias parezca una sucesión desordenada de ocurrencias sin ninguna necesidad logográfica. El paso del primer al segundo discurso de Sócrates, del ensalzamiento del amor siniestro a la alabanza del amor divino hace 5

Que según Marzoa, en República está pero no habla, mientras que en el Fedro, habla pero no está. Asimismo Lisias será llamado logographos (el que dice decires), diremos logógrafo) y syngrapheus (escritor) establece ciertamente una diferencia ya que tales nombres no se emplean para designar a Homero o Safo.

“Soc- “Pero Bienaventurado Fedro, ante un buen escritor, yo, un profano, haré el ridículo al improvisar sobre los mismos temas”(236d) 6

posible para Peñalver, tipificar lo único realmente serio que califica como “verdadero arte el arte de los discursos” Lo único que se escapa al juego de la dialéctica es la sinopsis y la división “el llevar con una visión de conjunto” a una sola forma (eis mían idean) lo que está diseminado (diesparmena) en muchas partes, a fin de de hacer claro con la definición de cada cosa aquello sobre que en cada caso se pretende desarrollar una enseñanza (265d) y “el ser inversamente capaz de dividir según formas según las articulaciones naturales” (265e) Nuevamente llegamos al problema , hasta aquí sabemos de la existencia de un método , de una determinada forma de proceder, para clarificar los aspectos de una cuestión. Pero todavía, la cuestión misma queda pendiente de explicación. El Fedro, ha necesitado de veinticinco siglos para ser revisitado críticamente , o tal y como dice Derrida, para ser “descosido”. La pregunta ahora se sitúa en el interrogarse si la lectura es escritura o si se trata de dos acciones diferenciadas. Derrida se muestra escéptico en un primer momento, ya que “la ley y la regla no se esconden en lo inaccesible de un secreto, simplemente no se entregan nunca en el presente, a nada que pueda ser denominado una representación” (Derrida 1975:93). La lectura y la escritura deben de formar parte de un solo gesto, pero desdoblado, leer y escribir al mismo tiempo. Platón decía en el Fedro que la escritura no puede más que repetir(se), que “significa (semainei) siempre lo mismo” y que es un “juego” (paidia). Pero esto, no nos autoriza en ningún caso a decir que Platón condenase simplemente la actividad del escritor, prognosis deducible cuando hacemos una lectura desde el platonismo antes que desde los propios textos. El diálogo contiene la fabula de las cigarras y el mito de Theut, que a juicio de Frutiger son los mitos platónicos rigurosamente originales7 .Sin embargo las primeras palabras de Sócrates habían sido para “mandar a paseo” los mitologemas (229c). No para recusarlos sino para librarles de la ingenuidad de los racionalistas y los físicos y para despojarse de ellos. El logógrafo, en el sentido estricto del término redactaba para los litigantes discursos que no pronunciaba él . Por ello Fedro recuerda que los ciudadanos más poderosos y los más honrados , los hombres más libres experimentan vergüenza por escribir discursos y dejar de singrammata. Temen el juicio de la posteridad y quedar como sofistas. La escritura es, pues, ya escenificación. La incompatibilidad de lo escrito con lo verdadero. Farmacea (farmaqueia) es también un nombre común que significa la administración del farmakon, de la droga: del remedio o del veneno. Más adelante Sócrates llamará farmakon a los textos escritos que Fedro esconde bajo su túnica. Esta “medicina”- remedio a la par que veneno- se introduce en el cuerpo del discurso con 7

Fedro- “ Pero dime Socrates¿ tú estás convencido de que ese mito es verdad?

Soc- “ Si lo pusiera en duda, como los sabios no me saldría de lo corriente[…]Pero yo , Fedro, aunque por una parte considero sugestivas tales explicaciones , las estimo por otra como obra de un hombre tan sutil y laborioso como desafortunado” (229d)

toda su ambivalencia. Dice Derrida que el farmakon son las hojas de escritura que “empuja hacia fuera de la ciudad al que no quiso nunca salir de ella , ni siquiera en el último momento, para escapar de la cicuta” (1975:103). La salida de la ciudad puede considerarse como un éxodo. El discurso de Lisias actúa como un hechizo que hace seguir a Sócrates tras el joven Fedro. Sin duda el fin que persigue Sócrates, o que podemos atribuirle como lectores, no es el de discutir con Lisias. Sin embargo, su presencia- ausente a través de la escritura, envuelven desde el principio al diálogo en una sospecha, de que tras el escrito de Lisias que Fedro repite de memoria, está operando una eficacia oculta. En el discurso escrito de Lisias encontramos un soporte para una memoria olvidadiza, pero también la fijación a los ojos de un proceso vivo y que necesita del habla para ser llevado a cabo. La dialéctica platónica solo puede llevarse a cabo hablando. “El libro, el saber muerto y rígido encerrado en los biblia, las historias acumuladas, […] las recetas y las formulas aprendidas de memoria, todo esto resulta tan ajeno al saber vivo y a la dialéctica como el farmakon resulta lejano a la ciencia médica” (Derrida 1975:106) Como pretexto de suplir la memoria, la escritura nos hace olvidadizos; lejos de acrecentar el saber, lo reduce. No consolida la mneme sino solo la hipomneme. Así pues , si en los casos en los que debe producir lo positivo y anular lo negativo no hace más que desplazar y multiplicar los efectos de lo negativo , llevando a la proliferación de la carencia que fue su causa, esa necesidad está dentro del farmakon.(1975:145) El mito de Theuz aparece en la obra cuando todos los temas del dialogo parecen agotados en el momento en el que el problema de la escritura o el farmakon, es explicitamente presentado. En el mito, el valor de la escritura no será ella misma, la escritura tiene el valor que el rey le quiera prestar. Theuth presenta una teknè a su padre el rey, y este tomará la escritura como un producto que no es suyo. El rey no tiene la necesidad de escribir porque, en cuanto que rey, no tiene necesidad de escribir. El dicta, ordena y habla, y con su palabra basta. El padre es el que habla, y Theut presenta ante su padre una Teknè que fija y ancla la viveza de las palabras al ser dichas. Por eso el farmakon es rechazado y abandonado. Dentro del esquema platónico que asigna el origen y el poder de la palabra a la posición paternal, el origen del logos no podrá encontrarse en la teknè que Theut ofrece sino en su progenitor, ya que “el sujeto hablante es el padre de su habla” (Derrida 1975:113). El hijo necesita de su padre para ser, sin él , no seria más que escritura. El logos vive porque el padre vive y es el que sostiene la posibilidad de conocer. La vinculación de la escritura con el mito se precisa por su oposición al saber y en especial a ese tipo de saber que uno saca de sí mismo por medio de uno mismo. Por ello, la escritura que rehúsa reconocer la deuda con el logos se aleja del punto de origen que inicia la implantación del pensamiento conceptual. Se comienza por repetir sin saber la definición: repetir sin saber. La escritura está pensada a partir de oposiciones sistematizadas. Platón la piensa e intenta comprenderla, combinarla a partir de la oposición misma. Para que esos valores contrarios (bien/mal, verdadero/falso, dentro/ fuera) puedan oponerse es preciso que cada uno de los términos de la comparación no pueda estar contenido también de su contrario. Por lo tanto, será necesario que una de las oposiciones presentes en el

lenguaje tenga asignado el lugar de matriz de toda oposición posible (dentro/fuera). Para que sea posible decir “algo de algo” resulta necesario que uno de los elementos de dicho sistema por oposición actúe como garante de la posibilidad general de sistematicidad. De ahí que llegar a pensar que algo como el farmakon, que actúa al margen de estas oposiciones, pueda servir como un transmisor fiel del logos, plantea serios inconvenientes. El farmakon al ser un soporte estático, rehúsa comprometerse con la viveza de lo dicho por medio de la diairesis. La escritura reproduce y repite un logos que quedará cosificado. No obstante, a pesar de que Platón mantiene la exterioridad de la escritura, también le confiere un poder de penetración maléfica, que es capaz de afectar en lo más profundo. “El farmakon es ese suplemento peligroso que penetra por efracción en aquello mismo de lo que hubiese querido prescindir y de lo que se deja reemplazar”(1975:166). Entre la memoria y la escritura hay una leve distinción qué es por donde se introduce el suplemento. La memoria viva repite la presencia del eidos por intuición, pero también es la posibilidad de la repetición en el recuerdo. Entonces, la escritura sería la posibilidad para el significante de repetirse solo, mecánicamente y sin alma, que viva para sostenerle y ayudarle en su repetición, es decir, sin que la verdad se presente en ninguna parte. Por tanto, “la diferencia entre significando y significante será a partir de ahora el esquema recodar a partir del cual el platonismo se instituye” conformando la oposición a la sofistica (Derrida 1975:168)

Conclusión “Todas las artes importantes necesitan como aditamiento el “ charlatanear” y el “ meteorologizar” sobre la naturaleza. Pues de ahí parece que viene esa elevación mental y esa eficacia en todos los aspectos” Fedro ( 270A)

Son los hombres de antaño los que han puesto el nombre a las cosas, nunca nosotros en el presente sino otros los que han definido cada cosa con un nombre. A nosotros , no nos queda mas que interpretar, dirimir y sancionar los significantes de cada significado. Dos han sido las hipótesis que nos han acompañado. En primer lugar planteábamos la posibilidad de leer el dialogo en una clave que situaba la cuestión de la escritura , como un tema presente en todo el texto y que paulatinamente va ganando relevancia. La tesis de Derrida que defendía que el mito de Theut es un añadido -“un postre”- se desvanece al encontrar una permanente recurrencia a la cuestión de la escritura en toda la obra. Planteábamos, asimismo, que los topoi del dialogo no son accidentales, sino que resultan fundamentales. Por ejemplo, anteriormente sostuvimos que fuera de la ciudad, en un espacio entre mítico e idílico, resulta posible dialogar sin la mirada juiciosa de un tercero, que podría empujar a impugnar aquello que se dice de algo y que queda en los margenes del mitologema. Hablar en el Areópago no es lo mismo que hablar fuera de las murallas de la ciudad. Allí, tanto la necesidad de la escritura – como soporte muerto de algo vivo – pierde

cogencia, así como la parresia aparece como la voluntad de decirlo todo. Conviene no olvidar que el Fedro queda atravesado y determinado por una mentira o por un engaño producido sutilmente por medio de una retorica, que no solamente abarca el mensaje , sino que también contiene al mensajero. Se trata de un engaño artificioso si pensamos que el intento de convencer a Fedro, forma parte de una estrategia ideada desde el principio, y que será posteriormente modulada. Platón en el Fedro muestra toda su capacidad generativa y polisémica que tiene el lenguaje mediado por la presencia de lo bello. Sin duda algo, que en palaras de Martínez Marzoa tiene que ver con un perder pie o con un vértigo.“Todo esto asocia Platón con la palabra “eros”; se trata de encontrarse arrancado a la tranquila consistencia que es la presencia cotidiana d las cosas; aquella presencia en la que acontece este encontrarse arrancado , la presencia que a la vez exige tematizacion y la rehusa, eso es la “belleza” (2010.114) El Fedro es un escrito que reflexiona sobre cómo escribir. Rompe la asertividad que caracteriza a la escritura para introducir las dudas y las contradicciones sobre la cuestión de la escritura dentro del dialogo. Platón nos muestra cómo existe una versatilidad en la retorica y en el pensamiento. En cómo éste no es ni asertórico ni inmutable, sino multiforme y recombinatorio. El Fedro se estructura entorno a un balancín en donde se disputan dos fuerzas o movimientos, grosso modo, una fuerza retorica y otra dialéctica y en donde el mito viene a ilustrar las consecuencias temporales fuera del propio espacio. Un balancín que oscila dentro de unos mimbres o un lienzo virtuosista, en cuya expresividad se conserva estática la velocidad del cambio o movimiento del lenguaje. Una polisemia que solo puede ser acogida con el candor de un amante esclavo de su amor. Solo alguien que sintiendo una pasión tan ardiente se torna consciente de la estructura de la misma, es capaz de convertirse en un esclavo voluntariamente domeñado. Sostiene Sócrates que “ la vista en efecto es la más penetrante de las percepciones que no llegan a través de los cuerpos, pero con ella no se ve la sabiduría. De lo contrario, nos procuraría terribles amores” (250d). Quizá debiéramos, como hace Shakespeare en sus Sonetos, decirnos “ mis ojos ven mejor cuando no veo” y que la escritura , mezcla de remedio y envenenamiento, se torna en algo vivo cuando no es leído como un discurso sino como un diálogo. Quizá, por ultimo, sólo nos quede decir aventuradamente que la escritura no puede ser sino como el amante. “Es aquel que, unido al conocimiento, se escribe en el alma del que aprende; aquel que por un lado sabe defenderse a si mismo, y por otro hablar o callar ante quienes conviene”(276a) Bibliografia: - Derrida, J.: La farmacia de Platón (1975) Fundamentos - Frutiger, P: Les mythes de Platón pp.223 en Derrida, J.: La farmacia de Platon (1975) Fundamentos. - Guthrie, Historia de la filosofía antigua IV, RBA - Havelock, E.: Prefacio a Platón(1994) Visor - Martínez Marzoa, F.: Muestras de Platón -

El decir Griego

- Palumbo, L.: Eros e linguaggio nel Simposio (2013) Comunicación al X simposio platonico , Pisa (Julio 2013) - Pardo, J.L.: La Metafisica (2009) Pre-textos - Peñalver Gomez, P. : Margenes en Platon: La estructura dialéctica del dialogo y la idea de exterioridad (1986) Murcia

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