Un nuevo terremoto electoral. Elecciones generales 2015 y 2016 en España

May 29, 2017 | Autor: Jose Rama | Categoría: Political Parties, Elections, Spain, Fragmentation, Electoral volatility
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Descripción

Número 5 (2016). Sección monográfica

UN NUEVO TERREMOTO ELECTORAL ELECCIONES GENERALES 2015 Y 2016 EN ESPAÑA JOSÉ RAMA CAAMAÑO1

Resumen: Las elecciones generales del 20 de diciembre de 2015 supusieron la apertura de un nuevo ciclo electoral en España. La elevada volatilidad electoral, unida al aumento en la fragmentación de partidos y a la caída en el porcentaje de votos de las dos principales fuerzas políticas, constata el cambio en el sistema de partidos establecido hasta la fecha. Además, a todo ello habría que sumar la fuerte entrada en el Congreso de los Diputados de dosfuerzas políticas nuevas: Ciudadanos y, sobre todo, Podemos, lo que resultó un hecho sin precedentes desde las primeras elecciones de 1977. Como resultado de este escenario insólito, tras seis meses sin gobierno, el 26 de junio de 2016 tuvieron que repetirse las elecciones. Este texto explora los cambios que ha sufrido el sistema de partidos español en las dos últimas elecciones generales. Así, aporta información sobre alguno de los indicadores principales del sistema de partidos (volatilidad electoral, fragmentación de partidos, competitividad electoral) y determina la persistencia en el anclaje del voto y los factores explicativos de la elección de partido para los comicios de 2015. Palabras clave: sistema de partidos, volatilidad electoral, elecciones generales 2015

1 José Rama es investigador predoctoral (FPU) en el Departamento de Ciencia Política de la Universidad Autónoma de Madrid. Es a su vez graduado con premio extraordinario fin de carrera en Ciencia Política por la Universidad de Santiago de Compostela y Máster en Democracia y Gobierno por la Universidad Autónoma de Madrid.

INTRODUCCIÓN Las recientes elecciones del 26 de junio de 2016, que siguieron a los fallidos comicios de diciembre de 2015 en los que no se consiguió formar gobierno, suponen la ruptura del estable sistema de partidos español. Si hasta la fecha podíamos hablar de un sistema multipartidista con tendencia al bipartidismo, a partir de 2015 debemos definirlo como un sistema multipartidista fragmentado, en el que las diferencias en número de votos, porcentaje de votos, número de escaños y porcentaje de escaños, entre las dos fuerzas más votadas y los dos siguientes partidos son las más ajustadas del periodo democrático. Desde 1982 hasta 2008 dos partidos políticos han gobernado España:el Partido Socialista Obrero Español (PSOE) y el Partido Popular (PP). Ambas formaciones han concentrado en este periodo entre el 81% y el 92% de los escaños de la Cámara. Hoy, los dos partidos más votados que siguen siendo el PP y el PSOE, suman el 63% de los escaños (un valor muy por debajo del 83% que arroja la media de las elecciones generales) y tan solo el 56% de los votos. Con ello, ha cambiado el acceso al gobierno por parte de los grupos políticos. Si hasta las elecciones de 2015 estaba restringido a pocos partidos (UCD y PSOE en los primeros comicios y PP y PSOE desde 1982), ahora se ha abierto a nuevos actores. De esta forma se ha pasado de un sistema de partidos cerrado a uno abierto2, más incierto, más volátil y menos estable. Los primeros síntomas de cambio político en España se dejaron ver en las elecciones europeas de mayo de 20143. Una nueva fuerza política, Podemos, se hacía con un millón trescientos mil votos, el 8% del apoyo electoral y un total de 5 escaños. A partir de este momento, la mayoría de encuestas electorales apuntarían al éxito de la nueva formación, que junto a Ciudadanos – un partido que nace en 2005 circunscrito al ámbito catalán y que se presenta en los comicios autonómicos de 2006 obteniendo 3 escaños – han sido los causantes del cambio en el sistema de partidos español4. Las elecciones autonómicas y locales de mayo de 2015 sirvieron de carta de presentación de estas nuevas formaciones, que obtuvieron una importante

2

MAIR, Peter: On parties, party systems and Democracy. Selected writings of Peter Mair. ECPR: ECPR PRESS, 2014, p. 291. 3 CORDERO, Guillermo y MONTERO, José Ramón: «Against bipartysm, towards dealignment? The 2014 European Elections in Spain», South European Society and Poitics, vol. 20, nº 3, 2015, pp. 357379. 4 ORRIOLS, Lluis y CORDERO, Guillermo: «The breakdown of the Spanish Two-Party System: The Upsurge of Podemos and Ciudadanos in the 2015 General Elections» South European Society and Politics, vol. 21, 2016.

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representación en varias cámaras regionales, llegando a liderar ayuntamientos como los de Madrid o Barcelona. Así, por un lado a nivel agregado ha crecido la volatilidad electoral, ha aumentado la fragmentación de partidos y con ello lo ha hecho también la competitividad electoral. Y, por otro, han podido verse alterados los anclajes sociales que determinan el voto o incluso los factores ideológicos o la proximidad partidista que vinculan a un votante con una fuerza política determinada. De esta forma, los objetivos de este trabajo pueden resumirse en dos principales: 1) explicar los cambios que sufrió el sistema de partidos español en las elecciones generales de 2015 y 2016 y 2) determinar los factores explicativos del voto a partido.

EL SISTEMA DE PARTIDOS EN ESPAÑA Tras trece elecciones legislativas al Congreso de los Diputados y casi alcanzados los cuarenta años de democracia parece que si algo ha caracterizado al sistema de partidos español ha sido la combinación, por un lado, de una inestabilidad tanto política como partidista, sobre todo en los primeros años de la democracia y, por otro, de una intachable consolidación a partir de los años 805. Por lo tanto, frente a las dificultades que se le suponían a España y, en general, a los países del sur de Europa para consolidar su sistema de partidos tras varios años de dictadura6, las elecciones comprendidas entre 1982 y 2008 constatan la existencia de un sistema de partidos estable. Esta realidad, se ha visto afectada a partir de los comicios generales de 2011, que señalan el camino hacia la inestabilidad electoral y, por extensión, la ruptura del sistema de partidos establecido hasta la fecha. Los resultados electorales de los partidos se recogen en el Gráfico 1, en el que se incluyen los datos de los grupos de ámbito nacional. La imagen ilustra un escenario cambiante en el que se advierten subidas y bajadas, entradas y salidas y, en resumen, la impresión de cambios bruscos en el voto de los electores en los primeros años, la estabilización electoral a partir de 1982 y un cambio sin precedentes en las elecciones de 2015 y 2016.

5 LINZ, Juan J., STEPAN, Alfred: «Problems of Democratic Transition and Consolidation. Southern Europe, South America, and Post-Communist Europe». Baltimore: Johns Hopkins University Press, 1996. 6 LINZ Juan J. y MONTERO, José Ramón «The Party Systems of Spain: Old Cleavages and New Challenges», en KARVONEN, Lauri y KUHNLE, Stein (eds), Party Systems and Voter Alignments Revisited Londres: Routledge, 2001, pp. 150-196.

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Gráfico 1. Porcentaje de voto en elecciones generales, 1977-2016 60 50 40 30 20 10 0 1977 1979 1982 1986 1989 1993 1996 2000 2004 2008 2011 2015 2016 AP/PP

PSOE

UCD

Podemos

CDS

C´s

PCE/IU

UPyD

Fuente: elaboración propia en base a datos del Ministerio del Interior

Con todo, y a tenor de lo que ilustra el Gráfico 1, cabría delimitar cuatro ciclos electorales en función del nivel de apoyo electoral de los principales partidos, del formato del sistema partidista (abierto o cerrado), de las pautas de competición entre sus integrantes y de sus principales dimensiones de voto, sobre todo la fragmentación partidista y la volatilidad electoral7. El primer ciclo electoral comprende las elecciones de 1977 y 1979. Por ello, ha sido definido por la literatura 8 como el ciclo de las elecciones constituyentes o fundacionales. En ambos comicios, la Unión de Centro Democrático (UCD) de Adolfo Suárez fue la fuerza más votada con 166 escaños y 168 respectivamente. Estas elecciones posibilitaron el cambio democrático y el periodo constituyente. El sistema de partidos resultante se ha calificado como de «pluralismo moderado», y dio lugar a gobiernos unipartidistas minoritarios, que habrían de necesitar del apoyo de Alianza Popular (AP) para aprobar reformas en la Cámara de los Diputados. Por su parte, el segundo cicloempieza con las elecciones de 1982, a las que los estudiosos han denominado como el «gran terremoto electoral» o como un «hito

7 MONTERO, José Ramón y LAGO, Ignacio. Elecciones generales 2008. Madrid: Centro de Investigaciones Sociológicas, 2011 8 LINZ y MONTERO: op. cit.

4

histórico» 9 . Este ciclo está configurado por cuatro elecciones consecutivas, hasta 1993, en las que el PSOE aventajaba de forma notable a su rival inmediato, AP. En los comicios de 1982 el PSOE llegó a los 202 escaños, lo que suponía un margen de diferencia con AP de 97 asientos. Desde estas elecciones hasta 1993 las diferencias se estrechan, pasando a 79 en 1986 y a 69 y 18 escaños en 1989 y 1993. En estos años, desde 1982 hasta 1989, surgió un «sistema de partidos predominante» en el que el PSOE ocupaba un lugar destacado y la oposición era débil y estaba fragmentada. En las elecciones de 1993 el PP (AP se había refundado en 1989 y había pasado a denominarse Partido Popular), presidido por José María Aznar, obtuvocasi el 35% de los votos y más de 8 millones de apoyos electorales, lo que avivaba la competición con el PSOE. En este momento empieza un nuevo ciclo electoral. El tercer ciclo corresponde en el tiempo a la mitad de los años 90. Presidido por la intensificación en la competición electoral entre PP y PSOE, las elecciones de 1996 marcan una nueva etapa que pone fin a casi catorce años de gobierno socialista. Las elecciones de 1993, en las que el PSOE no había conseguido la mayoría absoluta, son el perfecto síntoma de cambio. Así, se dieron por aquel entonces dos gobiernos minoritarios; el del PSOE de 1993 y el del PP de 1996 – poniendo fin a tres elecciones con mayoría absoluta para el PSOE –. Después de este año, ambos partidos tuvieron de forma consecutiva dos legislaturas de gobierno. El sistema de partidos volvió entonces a su configuración de pluralismo moderado. En términos generales, y desde 1996, el sistema de partidos se ha definido como un «sistema multipartidista con dinámica bipartidista con alternancia entre PP y PSOE» 10 . Y esta clasificación ha podido ser aplicada hasta 2011. El cuarto ciclo electoral se abre con los comicios generales de 2011. Estas elecciones supusieron no solo el fin del dominio socialista iniciado en las elecciones locales de 2003, sino un cambio profundo en las dinámicas de competición política establecidas hasta la fecha. El PSOE perdió algo más de cuatro millones de votantes con respecto a los comicios de 2008, cayendo 59 escaños y quedándose con el 31,4% de los votos. La fuerza de centro-izquierdaUnión Progreso y Democracia (UPyD), que ya había conseguido representación en el Congreso en las elecciones de 2008, obtuvo 5 escaños, mientras que Izquierda Unida (IU) se hizo con 11 asientos, resultando ser

9 CACIAGLI, Mario. Elecciones y partidos en la transición española. Madrid. Centro de Investigaciones Sociológicas. Siglo XXI, 1989. p. 149. Ver también: SANTAMARÍA, Julián. «Elecciones generales de1982 y consolidación de la democracia». Revista Española de Investigaciones Sociológicas. 1984 pp. 7-17. 10 SANTAMARÍA, Julián.: «La transición democrática española revisada» en DE PARGA, Manuel Jiménez y VALLESPÍN OÑA, Fernando (Coords.),La Política, España Siglo XXI, 2008 p. 510.

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los grandes beneficiados de las cuantiosas pérdidas socialistas – junto al PP, que obtuvo un millón setecientos mil votos provenientes de PSOE11 –. Así, las elecciones de 2011 habían trasformado el sistema de partidos. Tras tres elecciones reñidas entre las dos principales formaciones (salvando la excepcionalidad de los comicios del 2000) y en las que para formar gobierno se necesitó del apoyo parlamentario de las fuerzas nacionalistas, los 186 escaños del PP (la segunda mayoría absoluta más amplia después de los 202 asientos obtenidos por el PSOE en 1982) reconfiguraban la competición por el gobierno. Sin embargo, el «terremoto electoral» (empleando la terminología utilizada en 1982 para hablar de la pérdida electoral de la UCD) de las elecciones generales de 2015 dejó tras de sí la mayor irrupción de dos nuevas formaciones en el Congreso. La distribución de asientos se igualó a izquierda y a derecha: PP y Ciudadanos sumaban 163 escaños y Podemos y el PSOE 159 asientos. Pero la formación de gobierno fue imposible de acometer. Transcurridosseis meses de negociaciones fallidas, en los que el PSOE y Ciudadanos intentaron formar sin éxito gobierno, debido a la negativa del PP y Podemos, se convocaron elecciones para el 26 de junio de 2016. Los resultados de estas elecciones quedan reflejados en la Tabla 1. El PP subió 14 escaños y más de medio millón de votos, mientras que el PSOE perdió 5 asientos, Ciudadanos 8 y la coalición de Podemos con Izquierda Unida, Unidos Podemos, mantuvo el número de escaños de 2015, pero a costa de un millón de apoyos electorales. Si dividimos en bloques ideológicos el número de asientos de las cuatro formaciones a nivel nacional con más apoyo, a la derecha le corresponden 169 asientos y a la izquierda 156, una diferencia de 13 escaños. Pese a todo, no parece claro que haya una opción de gobierno y la posibilidad de unas terceras elecciones no parece un despropósito.

11 MEDINA, Lucía y MUÑOZ, Jordi: « ¿Quiénes y por qué cambiaron su voto? El análisis de las transferencias de voto entre las elecciones de 2008 y 2011». Elecciones generales 2011. ANDUIZA, E. BOSCH, A. ORRIOLS. Ll. y RICO (cooridnadores.) CIS, 2011, pp. 86.

6

Tabla 1. Cuarto ciclo electoral: votos y escaños en las elecciones generales de 2011,2015 y 2016 2011 Partidos

2015

2016

% votos

Escañ os

% escaños

% votos

Escañ os

% escaños

% votos

Escañ os

% escaños

IU

7

11

3,1

3,7

2

0,6

PSOE

29,2

110

31

22,2

90

25,7

22,7

85

24,3

20,8

69

19,7

21,1

71

20,3

14,1

40

11,4

13,1

32

9,1

Izquierda

Podemos Centro UPyD

4,8

5

1,4

Ciudadanos Derecha PP

45,3

186

53,1

28,9

123

35,1

33

137

39,1

PNV

1,4

5

1,4

1,2

6

1,7

1,2

5

1,4

AMAIUR

1,4

7

2,0 0,9

2

0,6

0,8

2

0,6

Autonómicos País Vasco

BILDU Cataluña CIU

4,2

16

4,6

2,3

8

2,3

2

8

2,3

ERC

1,1

3

0,9

2,4

9

2,6

2,6

9

2,6

BNG

0,8

2

0,6

0,5

1

0,3

CC

0,6

2

0,6

0,3

1

0,3

0,3

1

0,3

FAC

0,4

1

0,3

0,2

1

0,3

350

100

Galicia Valencia COMPROMÍS-Q Canarias Asturias Navarra GeroaBai Otros

3,3 TOTAL

100

3,3 350

100

100

3,2 350

100

100

Votantes censados

35.779.491

36.511.848

36.520.913

Votantes

24.666.441

25.438.532

24.161.083

68,9 %

69,7 %1

66,5 %

651016

415351

404.409

Votos en blanco + nulos

2,6 % 1,6 % Fuente: elaboración propia en base a los datos del Ministerio del Interior

7

1,7 %

Estos resultados evidencian síntomas de desgaste de los partidos tradicionales y cambios en las dinámicas de competición electoral. Las elecciones generales de 2015 han dejado un escenario nuevo: uno más fragmentado, multipolar, con nuevos ejes de competición electoral y con nuevos actores. Por lo tanto, y en relación al sistema de partidos, éste se ha transformado completamente: de uno de «pluralismo limitado» (con solo dos partidos con peso electoral y escasamente polarizado) a otro de «multipartidismo fragmentado» (con cuatro partidos importantes y con una brecha ideológica mayor entre fuerzas políticas). Esta imagen contrapuesta queda reflejada en los mapas de las tres últimas elecciones recogidos en la Figura 1.

Figura 1. Mapas de los resultados electorales en las elecciones generales de 2011, 2015 y 2016

Fuente:Election Resources. Acceso online:http://www.electionresources.org/

8

DIMENSIONES DEL SISTEMA DE PARTIDOS Volatilidad electoral Las elecciones generales de 1982 supusieron un «hito histórico» por haber significado una volatilidad electoral, es decir, el cambio electoral neto entre dos elecciones consecutivas12, superior al 40%. En nuestro entorno,dentro de los países de Europa occidental y en el siglo XX, solo los casos de Italia en las elecciones de 1992-1994 en los que se alcanzó un índice del 41,9% y Francia para el período 19811986 con un 37,4% se acercan a la cifra registrada en los terceros comicios españoles. A partir de los años 2000, sin embargo, las cosas han cambiado de forma notable. Pese a que el porcentaje alcanzado por España en 1982 aún no ha sido superado, los casos de Islandia en 2009-2012 con un 34,2% de cambio electoral neto; o de Italia 2008-2013, Grecia 2009-2012 y Portugal 2011-2015 con porcentajes del 37,1%, 33,4% y 39,1% son claros ejemplos de que la inestabilidad electoral se ha extendido por buena parte de los territorios europeos, de forma especial en el sur de Europa. Pese a todo, vale la pena detenerse en el análisis de la evolución de este índice a lo largo de las elecciones generales. Si bien los primeros comicios representan una notable estabilidad electoral – a partir del 15% se considera elevado el nivel de volatilidad electoral13 -, ésta se mantiene hasta 2008 con porcentajes que oscilan entre el 4,9% y el 12,8%. Son las elecciones de 2011 y de 2015 aquellas en las que los valores superan la barrera del 15%, sobre todo, éstas últimas. Por lo tanto, de las trece elecciones celebradas hasta la fecha, podemos señalar que en su mayoría, 9 de los 12 comicios (no tenemos en cuenta las primeras elecciones democráticas de 1977), los niveles de volatilidad electoral se han mantenido en la horquilla señalada para el periodo correspondiente entre 1982 y 2008 (dado que en 2016 la volatilidad electoral ha sido del 4,9%). Si cogemos estos nueve comicios, la media resultante es de 8,8%; más de 5 puntos por debajo de la media total, situada en el 14,5%.

12 BARTOLINI, Stefano y MAIR, Peter: From Identity, Competition and Electoral Availability: the Stabilisation of European Electorales 1885-1985. Cambridge: Cambridge University Press, 1990. 13 ERSSON, Svante, y LANE Jan-Erik: «Electoral Instability and Party System Change in Western Europe», en Paul Pennings y J.-E. Lane (editors) Comparing Party System Change. Londres: Routledge, 1998.

9

Tabla 2. Volatilidad electoral en España, 1977 – 2016 (en porcentajes)a Elecciones 1979-77 1982-79 1986-82 1989-86 1993-89 1996-93 2000-96 2004-00 2008-04 2011-08 2015-11 2016-15 Media Desviación Típica aLa

Total 11,1 43,4 12,8 8,9 11,2 5,7 8,8 10,9 4,9 16,4 35,4 4,9 14,5 12,2

Volatilidad electoral Inter-bloques 2,7 5,9 2,2 1,6 2,4 1 6,8 8,2 1,1 6 9,9 2,8 4,2 3,0

Intra-bloques 8,4 37,5 10,6 7,3 8,8 4,7 2,1 2,6 3,9 10,5 25,4 2 10,3 10,7

volatilidad total (VT) se calcula según la fórmula VT= (│A1-A2│+│B1-B2│+│n1-n2│)/2. Esto equivale

a la semisuma de las diferencias en términos absolutos en el porcentaje de cada partido entre una elección y otra. La volatilidad entre-bloques (VEB), se define como «la magnitud del intercambio electoral que atraviesa la línea que divide a los partidos que representan los lados opuestos de una división». Su cálculo se realiza al igual que la volatilidad total, pero sobre los resultados conjuntos de los partidos de las mismas familias ideológicas. El índice de la volatilidad intra-bloques (VIB) - que se produce en el interior de cada uno de los bloques o grupos de partidos- , se calcula restando la volatilidad entre-bloques a la volatilidad total: VIB=VT-VEB.

Fuente: elaboración propia

Así las cosas, las elecciones generales del 20 de diciembre de 2015 dejaron una volatilidad electoral del 35,4%. Lo llamativo de este dato es que la mayor parte de este cambio de preferencias entre elecciones se debe a la denominada volatilidad intrabloques, es decir, aquella que se produce dentro de una misma familia ideológica, tal y como muestra la Tabla 2. Al igual que en Italia, los niveles de volatilidad dentro del bloque ideológico son de los más altos de Europa. Esto subraya la estabilidad electoral y el anclaje del electorado con los partidos, resultando difícil que los electores crucen de un lado al otro de la barrera14.

14 MONTERO, José Ramón «Elecciones y sistemas de partidos», en DE PARGA, Manuel Jiménez y VALLESPÍN, Fernando, eds., La política. España siglo XXI, vol. 2, (Madrid: Biblioteca Nueva, 2008), pp. 581-616.

10

Fragmentación de partidos Uno de los principales indicadores a la hora de clasificar los sistemas de partidos es el número de fuerzas políticas de un país que logra el apoyo de los votantes y que obtienen escaños en el Parlamento15. En España, a lo largo de estas trece legislaturas han conseguido representación en el Congreso de los Diputados entre 10 partidos como mínimo en las elecciones de 1982, 2011, 2015 y 2016 y 14 como máximo, número registrado en los comicios de 1979. Por lo general, País Vasco y Cataluña siempre han conseguido tener representación de al menos una fuerza nacionalista, y en la mayoría de ocasiones de dos. La tabla 3 muestra la evolución del número efectivo de partidos electorales y parlamentarios en España desde 1977 hasta 2016. El índice empleado para este cálculo es el de «Número efectivo de partidos» de Laakso y Taagepera (1979)16. Las elecciones de 2015 supusieron los mayores niveles de fragmentación partidista. El índice de partidos a nivel electoral fue de 5 y a nivel parlamentario de 4,1 (1,5 puntos por encima al de 2011 que era de 2,6). En los comicios de 2016 se mantuvieron parcialmente estos resultados, aunque la caída en apoyos de Ciudadanos y el aumento de 14 escaños del PP hizo que bajasen estos niveles a un NEPE de 4,4 y un NEPP de 3,8 que, en todo caso, están por encima de la media de las trece elecciones celebradas. Más aún, lo registrado en 2015 y 2016 supera los niveles que se dieron en los comicios fundacionales de la democracia celebrados en 1977 y 1979, aquellos en los que los electores votaron a ciegas, sin saber qué resultados podrían darse. Por aquel entonces la UCD, el PSOE, el PCE y AP constituían los cuatro principales partidos en el Congreso de los Diputados, pero con una distancia en escaños muy significativa entre el bloque de los dos primeros y de los dos últimos. Hoy, las cuatro primeras fuerzas políticas tienen todas ellas una presencia significativa en el Parlamento y, al contrario de lo que venía ocurriendo habitualmente, no existe una diferencia tan rotunda entre el primer y el cuarto partido. Esto se deja ver en el número efectivo de partidos parlamentarios (NEPP) que llega en 2015 a la cifra de 4,1 y en 2016 a 3,8. Es aquí donde está el cambio más notable con respecto a las elecciones del 1977 y de 1979, en las que en términos de número efectivo de partidos electorales (NEPE) los resultados eran muy similares a los de los comicios de 2015 y 2016, pero 15

SARTORI, Giovanni: Parties and Party Systems: A framework for anaysis. Cambrige: Cambridge University Press, 1976. 16 LAAKSO, M y TAAGEPERA, R.: «Effective number of parties. A messure with applications to West Europe».Comparative Political Studies 12 (4). 1979, pp. 3-27.

11

muy distintos en NEPP, con valores de 2,9 y 2,8 para los comicios de 1977 y 1979, respectivamente. Tabla 3. Número efectivo de partidos, elecciones generales 1977- 2016a

Elecciones 1977 1979 1982 1986 1989 1993 1996 2000 2004 2008 2011 2015 2016 Media Desviación Típica

Número de partidos Parlamentario 2,9 2,8 2,3 2,7 2,8 2,7 2,7 2,5 2,5 2,3 2,6 4,1 3,8 2,7 0,5

Electoral 4,5 4,3 3,2 3,6 4,1 3,5 3,3 3 2,9 2,8 3,3 5 4,4 3,6 0,7

Diferencia 1,6 1,5 0,9 0,9 1,3 0,8 0,6 0,5 0,4 0,5 0,7 0,9 0,6 0,9 0,4

aEl

número efectivo de partidos es la medida del número de partidos ponderado por su tamaño, bien en votos (número efectivo de partidos electorales), bien en escaños (número efectivo de partidos parlamentarios o legislativos). El índice se computa con la fórmula NEPE (o NEPP) = 1/∑Pi 2 (donde «sigma» se refiere a la suma de todos los partidos «i» y «Pi» es la proporción de votos o de escaños del partido «i»)

Fuente: elaboración propia

Así, el cambio de este indicador resulta de gran importancia para el sistema de partidos: afecta a la formación de gobiernos, al tipo de gobierno, a las relaciones entre Gobierno y oposición en el ámbito parlamentario y a la propia competición electoral. Competitividad electoral Sartori 17 conceptualizó la competitividad como una de las propiedades de la competición política. Si tenemos en cuenta que la competición política es uno de los atributos principales de la democracia, la competitividad debe ser entendida como un particular estado del juego democrático. Así, la forma que tenemos de medir esta dimensión es mediante la proximidad en los resultados electorales y parlamentarios de los principales partidos políticos. Los valores más bajos de competitividad electoral y parlamentaria serán síntoma de elecciones reñidas y, en definitiva, competidas; mientras que valores elevados reflejarán unos comicios en los que las diferencias 17Op

cit. SARTORI, 1976 pp. 218-219.

12

entre los dos partidos más votados son muy amplias. Todo esto tiene implicaciones mayores, pues afecta a los sistemas de partidos, a la formación de gobiernos y a la relación parlamentaria entre Gobierno y oposición. La Tabla 4 muestra los niveles de competitividad electoral y parlamentaria en España para las trece elecciones celebradas hasta la fecha. Durante el primer ciclo, que comprende los comicios de 1977 y 1979, existía un elevado nivel de competitividad en términos electorales, pero menor en lo que se refiere a la competitividad parlamentaria. El acusado efecto reductor, o los denominados sesgos mayoritarios del sistema electoral, son los causantes de éste fenómeno. Las elecciones de 1982, sin embargo, supusieron una notable bajada de los niveles de competitividad tanto electoral como parlamentaria. Las cuantiosas pérdidas de la UCD, unidas al resultado del PSOE (202 escaños) explican estos valores, que son propios de un sistema de partido predominante. Esta situación, más por demérito de AP que por mérito del PSOE18continuó hasta los comicios de 1989. El resto de elecciones, salvando los casos excepcionales de 2000 y 2011, en los que el PP cosechó mayoría absoluta, pueden ser calificadas de elecciones reñidas. Los comicios de 2015 arrojan unos elevados niveles de competitividad electoral, sobre todo si lo comparamos con las elecciones precedentes. Por su parte, las reválidas electorales del 26 de junio de 2016 desprenden unos resultados distintos. La subida de 14 escaños del PP y la bajada del PSOE en 5 asientos hace que los niveles de competitividad electoral y, sobre todo parlamentaria, desciendan de forma notable. Las elecciones de 2016 dejan como resultado una diferencia de 52 escaños entre ambos partidos, un valor muy superior a los 33 asientos que separaban a PP y PSOE en los comicios de 2015. Los niveles de 2016 se acercan a la media de las trece elecciones, mientras que los de 2015 se hallaban muy por debajo de esta.

18

MONTERO, José Ramón: «More than Conservative, Less than Neoconservative: Alianza Popular in Spain», en GIRVIN, Brian, ed., The Transformation of Contemporary Conservatism. Londres: Sage. 1989.

13

Tabla 4. Competitividad electoral y parlamentaria en España, 1977-2016a Competitividad Elecciones Electoral Parlamentaria Partidos 1977 5,13 13,44 UCD-PSOE 1979 4,45 13,43 UCD-PSOE 1982 21,86 27,13 PSOE-AP 1986 18,2 22,37 PSOE-AP 1989 13,91 19,43 PSOE-PP 1993 4,06 5,14 PSOE-PP 1996 1,17 4,28 PP-PSOE 2000 10,53 16,56 PP-PSOE 2004 4,96 4,57 PSOE-PP 2008 3,97 4,28 PSOE-PP 2011 16,09 21,7 PP-PSOE 2015 6,71 9,42 PP-PSOE 2016 10,3 14,8 PP-PSOE Media 9,3 13,6 Desviación típica 6,4 7,7 aLa

competitividad electoral se expresa mediante la diferencia en los porcentajes de votos válidos de los

dos principales partidos en cada elección; la competitividad parlamentaria mediante la diferencia en los porcentajes de escaños de los dos principales partidos. Consecuentemente, cuantas más pequeñas son las diferencias, más alto es el nivel de competitividad. Fuente: elaboración propia

LOS

ANCLAJES ELECTORALES: EXPLICANDO LA DECISIÓN DEL VOTO EN LAS

ELECCIONES GENERALES DE 2015

La estructura de cleavages El comportamiento electoral de los españoles está relacionado con varios factores que han servido como anclaje del voto y que han contribuido a la estabilización del sistema de partidos o, por lo menos, han ayudado a delimitar las preferencias de los electores entre las distintas fuerzas políticas. Entre estos factores se hayan: la estructura de cleavages, la identificación partidista y el peso del sistema electoral. Un cleavage o fractura social «es una división de la sociedad en dos bandos opuestos que están determinados por la posición de los individuos en la estructura social y que, como es profundamente sentido por los individuos, acaba configurando alineamientos entre los bandos de la sociedad y los partidos políticos»19. Bajo esta definición se esconde uno de los factores principales del voto. En la Segunda 19ANDUIZA,

Eva y BOSCH Agustí: Comportamiento político y electoral. Ariel 2004; pp,147

14

República, los conflictos religiosos, sociales y regionales fraguaron un marcado enfrentamiento entre el electorado y los partidos, que derivó en la quiebra de la democracia en 1936. Durante los años 70, estas fracturas sociales cambiaron de forma rotunda: el proceso de secularización fue en aumento, lo que acalló el cleavage religioso que, pese a seguir teniendo vigencia, no tiene la relevancia que había tenido en la Segunda República. Lo mismo se puede decir del cleavage de clase, pues el desarrollo del Estado del Bienestar y la caída del predominio de las zonas rurales, sirvió para que las tensiones existentes entre grupos disminuyesen. A finales de los años setenta los votantes se alinearon a lo largo de divisiones de clase, pero sin la intensidad de los años treinta. Todo esto, al igual que sucede con el cleavage religioso, no implica que estas divisiones no sigan importando a la hora de condicionar el voto de los españoles. Es decir, las viejas delimitaciones de cleavages no han desaparecido por completo, pero su relevancia en la democracia española es muy distinta. Tras lo observado en los comicios de 2015, en los que nuevos actores políticos irrumpieron con un notable apoyo electoral en el Congreso de los Diputados, la pregunta principal que surge gira en torno a cómo las fuerzas políticas articularon estos cleavages. La tabla 5 nos ofrece una respuesta inicial para el denominado cleavage social. Esta tabla muestra datos sobre distintas cuestiones planteadas en la encuestas post electoral del CIS de 2015 (nº estudio 3126). Estos datos nos permiten conocer el perfil social de los votantes de los partidos. La columna situada más a la derecha, denominada «electorado» ofrece los valores medios de todas las personas entrevistadas en esta encuesta y debe ser el punto de apoyo que nos permita advertir las diferencias de cada partido con la media. El electorado del PP comprende una proporción mayor de votantes jubilados, de clase media, que viven en zonas rurales y cuya edad supera los 65 años. Por su parte, el electorado del PSOE es mayoritariamente mujer, su edad está entre los 55 y 64 años, no tienen un perfil de ocupación que sobresalga de la media, aunque reúnen mucho voto de gente desempleada, se ubican dentro de la clase baja o media baja y su nivel de estudios es bajo. En lo relativo al perfil de votantes de los nuevos partidos, estos comparten similitudes, aunque alguna que otra diferencia a destacar. El electorado de Podemos es sobre todo masculino, se encuentra en una franja de edad de los 25 a los 34 años, pertenecen tanto al grupo de trabajadores como a aquellos que están desempleados o, por el contrario, pertenecen a los cuerpos intermedios. Asimismo, su nivel educativo es alto, viven en zonas urbanas y la clase social mayoritaria es alta o media alta. El electorado de Ciudadanos comparte ciertos rasgos con los votantes de Podemos, sobre todo en lo que se refiere a la edad, clase social 15

subjetiva, estudios y hábitat. No obstante, mayoritariamente se dedican al sector servicios o pertenecen al grupo de cuerpos intermedios. Tabla 5. Perfiles sociales de los votantes de partidos en España, 2015 PP

PSOE

PODEMOS

CIUDADANOS

Electorado

2015

2015

2015

2015

2015

Hombre

50

44

56

51

48

Mujer

50

56

44

49

52

18-24

4

5

11

10

8

25-34

7

10

24

18

14

35-44

20

16

30

30

20

45-54

17

21

20

21

19

55-64

15

20

13

12

15

65 y más

41

27

9

9

24

Servicios

3

2

6

9

5

Intermedio

12

9

19

24

15

Trabajador

17

23

26

26

23

Desempleado Jubilado

12 42

21 32

23 15

17 13

18 28

10 2

10 3

3 8

5 5

7 5

18

12

25

25

19

Media

45

31

32

44

37

Baja – media baja

37

57

43

31

44

35 47 18

37 52 11

11 62 26

10 58 32

26 54 20

31

32

18

19

26

De 10.000 a 50.000

24

30

27

28

27

De 50.001 a 100.000

12

10

12

13

12

De 100.001 a 400.000

21

18

28

24

22

De 400.001 a 1.000.000

7

6

8

9

7

7

6

Perfiles Género

Edad

Clase y Ocupación

Ama de casa Estudiante Clase Social subjetiva Alta y media alta

Educación Sin Estudios Primaria Secundaria/FP Universitarios/Superiores Tamaño del hábitat Menos de 10.000

Más de 1.000.000 6 4 8 Fuente: elaboración propia en base al Post Electoral del CIS 2015

16

Preferencias partidistas Con el objetivo de determinar qué factores explicaron la elección de partido en los comicios generales del 20 de diciembre de 2015, utilizo un modelo de regresión logística en el que construyo cuatro variables dependientes en forma de dummies. Para ello, empleo la base de datos post electoral del CIS. Las variables dependientes (VD) son los cuatro partidos que recibieron un mayor porcentaje de voto en estos comicios (PP, PSOE, Podemos y Ciudadanos). Cada VD se construye a partir del «recuerdo de voto» del entrevistado. Así, por ejemplo, si lo que queremos es conocer qué factores sirvieron para explicar el voto al PP, construimos la VD PP, otorgando valor 1 a aquellos que votaron el 20 de diciembre por el PP y 0 a los que votaron a otros partidos. Esto mismo lo hago con el resto de grupos políticos para construir todas las variables dependientes. El modelo de regresión logística se recoge en el ANEXO. El grupo de variables empleado para determinar el voto está compuesto por tres bloques. Un bloque con variables socio demográficas que actúan como «control» (edad, género, tamaño del municipio, nivel de estudios, religiosidad, y desempleo), un segundo bloque formado por tres variables políticas (identificación de partido, ubicación ideológica y confianza en el Parlamento Nacional) y un tercer bloque económico con la variable «valoración de la situación económica en España con respecto al año pasado» –situación económica sociotrópica retrospectiva –. El Gráfico 2 recoge la información del modelo de regresión logística. Para interpretar este gráfico hay que fijarse en la relación de las líneas correspondientes a cada variable con el punto 0 que está señalado con una línea vertical. Cuando el punto, rombo, cuadrado o triángulo que representa a cada partido (éstos símbolos reflejan la mejor estimación que se puede hacer sobre el efecto de esa variable en función de los datos de la encuesta post electoral del CIS) y la línea horizontal que acompaña a dicho símbolo (esta línea representa el intervalo de confianza) están a la derecha de la línea vertical que señala el punto 0, el efecto de la variable es positivo. Si se sitúa a la izquierda, por el contrario, su efecto es negativo. En caso de que la línea horizontal que acompaña al símbolo (punto, cuadrado, rombo o triángulo) corte la línea vertical el efecto no es estadísticamente significativo y por tanto no merece atención.

17

Grafico 2. Efecto de variables demográficas, económicas y políticas en el apoyo a los cuatro partidos con mayor porcentaje de voto en el Congreso de los Diputados, elecciones generales 2015.

Edad Género (mujer) Hábitat (urbano) Estudios (altos) Asistencia a Misa Desempleo Identificación de partido Ubicación Ideológica Confianza Parlamento nacional Economía sociotrópica retrospectiva -1

-.5 PODEMOS PP

0

.5

1

1.5

CIUDADANOS PSOE

El gráfico 2 refleja diferencias notables entre los votantes de los cuatro partidos. Si empezamos con el bloque de variables demográficas, de forma significativa, los votantes de Ciudadanos son los más jóvenes, frente a los del PP que son los de mayor edad. Las mujeres votan más al PSOE, frente a los hombres que lo hacen a Podemos (no resultando significativo el género para decidir el voto al PP o Ciudadanos). Los votantes de los nuevos partidos viven en las grandes ciudades. Los de Ciudadanos tienen un nivel educativo alto, en comparación con el resto de votantes. El cleavage religioso sigue importando para votar al PP que, como fuerza conservadora, aglutina el voto que correspondería a losdemocratacristianos. Por su parte, los desempleados,votaron más al PSOE. Si nos centramos en el conjunto de variables políticas, los votantes de los nuevos partidos son los que tienen menor identificación con un grupo político. Las diferencias son notables en la ubicación ideológica de los electores de Podemos y PSOE frente a Ciudadanos y PP. Además, los votantes de los partidos establecidos (PP y PSOE) confían más en el Parlamento Nacional que los electores de los nuevos partidos, Ciudadanos y Podemos, quienes significativamente, tienen una mayor desconfianza institucional. 18

Y, si atendemos a la evaluación que hacen los votantes de los partidos de la situación económica en España con respecto al 2015, las diferencias significativas se ven entre los que apoyaron al PP y los que lo hicieron a Podemos. Aquellos que valoran que la economía ha mejorado, votan al PP y, los que tienen una opinión contraria, lo hacen a Podemos. En definitiva, todo apunta a que el electorado de los partidos difiere notablemente en algunas de las variables principales que determinan la preferencia partidista. Los resultados de las elecciones generales de 2015 y 2016, no son solo fruto de la gran caída de la economía, sino que, entre otro conjunto de variables, la crisis política existente ha jugado un papel crucial para explicar buena parte de los mismos. Los nuevos partidos fueron apoyados por los votantes más críticos con el funcionamiento de la democracia, con los partidos políticos y con los políticos y con las instituciones democráticas (tal y como intuye el Gráfico 2). Así lo ilustra el Gráfico 3, que muestra la probabilidad de votar a «nuevos partidos» (Ciudadanos y Podemos) frente a hacerlo por las fuerzas establecidas (PP y PSOE), controlando por varios factores (ver ANEXO) pero teniendo como factor explicativo principal la «satisfacción con el funcionamiento de la democracia». De esta forma, el estar poco o nada satisfecho con el funcionamiento de la democracia, de forma significativa, hace que aumente la probabilidad de voto a Podemos o Ciudadanos frente a hacerlo por el PP o el PSOE.

Gráfico 3. Probabilidad de votar a nuevos partidos en función de la satisfacción con el

0

.2

.4

.6

.8

funcionamiento de la democracia

18/24

25/34

35/44 45/54 Edad en Categorías Insatisfecho

19

55/64 Satisfecho

65/mas

CONCLUSIONES El sistema de partidos en España ha sido dividido hasta la fecha en tres ciclos electorales. El primero, constituido por las dos primeras elecciones de la democracia, había arrojado gobiernos unipartidistas minoritarios. El segundo, desde 1982 hasta 1996 había supuesto el predominio del PSOE durante catorce años al frente del gobierno. Se había definido como un sistema de partido predominante, con bajos niveles de competitividad electoral. A partir de 1996 se inicia el tercer ciclo electoral en el que, salvando los comicios del año 2000, PP y PSOE presidieron gobiernos minoritarios con apoyos de fuerzas nacionalistas. El sistema de partidos era de «pluralismo moderado». La gran caída de la economía que empieza en el año 2008 da pié a una nueva etapa política. Las elecciones de 2011 (con mayoría absoluta del PP), muestran los primeros síntomas de cambio electoral, que se materializan finamente en el terremoto de 2015 y en las reválidas de 2016, tras la imposibilidad de formar gobierno. Así, el cuarto ciclo electoral ha roto el sistema multipartidista con tendencia al bipartidismo que había definido el sistema político español desde 1996. Más aún, ha significado el porcentaje de votos más bajo que obtiene la fuerza más votada en unas elecciones. Todo esto ha hecho que se replantee la formación de gobiernos y que las coaliciones sean ahora la única alternativa viable. La irrupción de nuevas fuerzas políticas (Podemos y Ciudadanos) que han entrado en el Parlamento Nacional con una suma de 109 y 103 escaños en los comicios de 2015 y 2016, respectivamente, es un claro síntoma de fatiga de los partidos tradicionales. De esta forma, ha podido cambiar la estructura de competición partidista y haberse erosionado los viejos cleavages sociales. Las nuevas fuerzas políticas atraen el voto de electores muy distintos entre sí y que se alejan de la dimensión izquierda - derecha. Nuevos temas suscitaron interés en los pasados comicios: regeneración de la democracia (debido a los numerosos casos de corrupción coincidentes en el tiempo con el empeoramiento de la economía), reformas institucionales (supresión de las Diputaciones Provinciales y del Senado), modificación de la Constitución o el desafío soberanista lanzado desde Cataluña. Todo apunta a que no solo han cambiado los grupos políticos, también lo han hecho los votantes: ahora son más activos, demandan mayor responsabilidad política y son más críticos con la actuación de los partidos. Todo ello ha desencadenado un cambio sin paliativos: en el sistema de partidos, en los partidos, en la formación de gobiernos, en el papel de la oposición y, en general, en la vida política.

20

BIBLIOGRAFÍA ANDUIZA, Eva y BOSCH Agustí: Comportamiento político y electoral. Ariel 2004. CACIAGLI, Mario: Elecciones y partidos en la transición española. Madrid. Centro de Investigaciones Sociológicas. Siglo XXI, 1989. BARTOLINI, Stefano y MAIR, Peter: From Identity, Competition and Electoral Availability: the Stabilisation of European Electorales 1885-1985. Cambridge: Cambridge University Press, 1990 CORDERO, Guillermo y MONTERO, José Ramón: «Against bipartysm, towards dealignment? The 2014 European Elections in Spain», South European Society and Poitics, vol. 20, nº 3, 2015 pp. 357-379 ERSSON, Svante, y LANE Jan-Erik:«Electoral Instability and Party System Change in Western Europe», en PENNINGS, Paul y LANE, J.E (editors) Comparing Party System Change. Londres: Routledge. 1998 LAAKSO, M y TAAGEPERA, R: «Effective number of parties. A messure with applications to West Europe». Comparative Political Studies, 12 (4).1979 LINZ,

Juan

J.,

STEPAN,

Alfred:

«Problems

of

Democratic Transition

and

Consolidation. Southern Europe, South America, and Post-Communist Europe». Baltimore: Johns Hopkins University Press. 1996 LINZ Juan J. y MONTERO, José Ramón: «The Party Systems of Spain: Old Cleavages and New Challenges», en KARVONEN, Lauriy KUHNLE, Stein. eds.Party Systems and Voter Alignments Revisited Londres: Routledge, 2001. MAIR, Peter: On parties, party systems and Democracy. Selected writings of Peter Mair.ECPR: ECPR PRESS 2014: p. 291 MONTERO, José Ramón: «More than Conservative, Less than Neoconservative: Alianza Popular in Spain», en GIRVIN, Brian (ed).The Transformation of Contemporary Conservatism. Londres: Sage. 1989 MONTERO, J.R: «Elecciones y sistemas de partidos», en Manuel Jiménez DE PARGA y Fernando VALLESPÍN, eds., España siglo XXI, vol. 2, La política. Madrid: Biblioteca Nueva. 2008 MONTERO, José Ramón y LAGO, Ignacio: Elecciones generales 2008. Madrid: Centro de Investigaciones Sociológicas. 2011 21

MEDINA, Lucía y MUÑOZ, Jordi: « ¿Quiénes y por qué cambiaron su voto? El análisis de las transferencias de voto entre las elecciones de 2008 y 2011». Elecciones generales 2011. ANDUIZA, Eva; BOSCH, A.; ORRIOLS, Ll. yRICO (cooridnadores.) CIS, 2011. ORRIOLS, Lluis y CORDERO, Guillermo: «The breakdown of the Spanish Two-Party System: The Upsurge of Podemos and Ciudadanos in the 2015 General Elections» South European Society and Politics, vol. 21. 2016 SANTAMARÍA, Julián: «Elecciones generales de 1982 y consolidación de la democracia». Revista Española de Investigaciones Sociológicas. 1984 SANTAMARÍA, Julián: «La transición democrática española revisada». En La Política, Manuel Jiménez DE PARGA y Fernando VALLESPÍN (Coordinadores). España Siglo XXI. 2008 SARTORI, Giovanni: Parties and Party Systems: A framework for anaysis. Cambridge: Cambridge University Press. 1976

22

ANEXO Tabla A1. Modelos de regresión logística para las elecciones generales de 2015

Edad Género (mujer) Hábitat (urbano) Estudios (altos) Asistencia a Misa Desempleo Identificación de partido Ubicación ideológica Confianza en el parlamento nacional Economía sociotrópica retrospectiva Constante

PODEMOS

CIUDADANOS

PP

PSOE

-0,191*** (0,044) -0,273** (0,121) 0,385*** (0,122) 0,204 (0,129) -0,542** (0,242) 0,025 (0,151) -0,630*** (0,127) -0,642*** (0,043) -0,082*** (0,025) -0,484*** (0,129) 2,586*** (0,303)

-0,311*** (0,039) -0,084 (0,111) 0,366*** (0,112) 0,576*** (0,115) -0,449** (0,175) -0,151 (0,149) -0,898*** (0,113) 0,244*** (0,032) -0,063*** (0,024) 0,076 (0,144) -1,462*** (0,263)

0,182*** (0,042) -0,197* (0,117) -0,026 (0,119) -0,403*** (0,128) 0,536*** (0,158) 0,143 (0,161) 0,013 (0,118) 1,228*** (0,050) 0,152*** (0,027) 0,937*** (0,171) -9,610*** (0,412)

0,161*** (0,036) 0,318*** (0,096) -0,564*** (0,099) -0,554*** (0,108) -0,263* (0,151) 0,285** (0,125) 0,179* (0,099) -0,611*** (0,032) 0,123*** (0,021) 0,055 (0,110) 0,701*** (0,236)

2,902 0,11

2,902 0,49

2,902 0,2

Nº Observaciones 2,902 R2 0,21 Errores estándar entre paréntesis. Significatividad estadística: *** p
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