Un lugar donde ser pobres: la Observancia franciscana en la Corona de Aragón (1380 ca. - 1460 ca.)

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REVISTA MEMORIA EUROPAE I/1 (1), Diciembre de 2015 e-ISSN: 2469-0902

UN LUGAR DONDE SER POBRES: LA OBSERVANCIA FRANCISCANA EN LA CORONA DE ARAGÓN (1380 CA. – 1460 CA.) A PLACE WHERE TO BE POOR: THE FRANCISCAN OBSERVANCE IN THE CROWN OF ARAGON (1380 CA. – 1460 CA.) DRA. CHIARA MANCINELLI Institut d’Estudis Medievals Barcelona (España) [email protected] Abstract:

Resumen: En la segunda mitad del siglo XIV, en la Corona de Aragón aparecen las primeras señales de aquella reforma franciscana conocida más tarde como Observancia. En este proceso, en que se ponen de manifiesto una primera fase del movimiento y una fase más madura, aparecen particularidades propias, tales como la relación entre familia real y franciscanos y la participación del papa de Aviñón y del autor Eiximenis a una primera fase del movimiento.

tury, in the Crown of Aragon appear first signs of Franciscan reform that will be know later as Observance. In this process, during which a first phase and a more mature one can be distinguished, we can see also particulars features, such as the relationship between royal family and Franciscans and the participation of Eiximenis and pope of Avignon in a first phase of this movement. Key words: Crown of AragonFranciscan

province

Observantists.

Palabras claves: Corona de Aragón-Provincia

In the second half of the 14th cen-

franciscana

Aragón-Observancia.

de

of

Aragon-

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En la segunda mitad del siglo XIV en la Corona de Aragón aparecen aquellas señales de reforma franciscana que habían caracterizado el movimiento encabezado en Italia por Paoluccio da Trinci y que, aproximadamente en la misma época y con características similares, brotan en las provincias de Santiago y Castilla también. Primero en los lugares de Chelva y Manzanera y sucesivamente en los conventos del Santo Espíritu del Monte, Segorbe etc., para volver a seguir la regla al pie de la letra, los frailes se recogen en eremitorios y nuevas fundaciones. Con esta reforma franciscana, conocida más tarde como Observancia, no nos encontramos ante a una vuelta al respeto y al rigor de la regla en el sentido de reformatio, sino al hecho conclusivo de una larga evolución histórica, social y psicológica cuyos orígenes se sitúan con el mismo Francisco de Asís1. A pesar de las características comunes a los movimientos surgidos en otras áreas europeas y de la península ibérica, en la Observancia franciscana de la provincia de Aragón emergen singularidades propias, como el amparo ofrecido por la Corona2, en particular por parte de algunas reinas3; la influencia del papa de Aviñón y la participación del escritor y también franciscano Francesc Eiximenis en la primera fase del movimiento4.

Manselli, R. (1989). L’osservanza francescana: dinamica della sua formazione e fenomenologia. En K. Elm (Ed.), Reformbemühungen und Observanzbestrebungen im spätmittelalterlichen Ordenswesen (pp. 173-187). Berlin, Alemania: Duncker & Humblot, p. 173. 2 Según Paolo Evangelisti es desde la base documental que es posible evaluar las dimensiones, fases, objetivos y resultados de la presencia de frailes menores en las cortes y en las comunidades de la Corona de Aragón. Una presencia que es auténticamente política y posible por la existencia de una elite de viri evangelici culturalmente y técnicamente preparada para definir prácticas de gobierno y transferirlas a una clase dirigente a través de la enseñanza y de la textualidad y por medio de su presencia en instituciones políticas. Entre los reinos de Pedro III y Alfonso V se han contado ciento dieciocho franciscanos operativos en las instituciones políticas. Evangelisti, P., (2006), I francescani e la costruzione di uno stato, Padova, Italia, Efr, pp. 9-12. 3 Sobre este punto se puede ver: Mancinelli, C., Devoción religiosa y estructuración de reformas: las reinas aragonesas María de Luna y María de Castilla y el convento del Santo Espíritu del Monte (Gilet)”. En S. Cernadas Martínez, M. García-Fernández (Coords.), Reinas e infantas en los Reinos Medievales Ibéricos. Contribuciones para su estudio (pp. 301-312). Universidad de Santiago de Compostela, España: in press. 4 Según Perarnau i Espelt Francesc Eiximenis y Pedro de Luna son unidos por la protección ofrecida a los primeros pasos de la Observancia en la provincia franciscana de Aragón. Perar1

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Los inicios de este movimiento se sitúan en los eremitorios de las proximidades de Chelva y Manzanera, al noroeste de Valencia, donde se establecen los frailes Raimundo Sanz, Sancho de Fababux y Antonio Monros, provenientes del convento de Zaragoza5. La reaparición del movimiento eremítico, que caracteriza también la acción de Paoluccio da Trinci en Italia y la de Gonzalo Mariño en Galicia, obedecía a la necesidad de alejarse de los conventos urbanos para seguir mejor la regla franciscana sin por eso dejar de cumplir la tarea pastoral6. Las noticias de las que disponemos sobre estas primeras comunidades son sobre todo las descritas por las crónicas franciscanas. Según expone Martínez Colomer, la tierra donde se habían instalados los frailes es adquirida por Pedro Ladrón de Villanova, secretario del rey Pedro IV de Aragón, “el Ceremonioso”. En 1388, durante la visita a estos lugares, Pedro Ladrón de Villanova es informado de la vida austera de los frailes, que le comunican sus deseos de construir fundaciones y a los cuales es ofrecida protección. El mismo Villanova presenta el proyecto de edificar las fundaciones al legado papal, el cardenal Pedro de Luna, futuro papa Benedicto XIII, y el 30 de octubre de 1388 los frailes obtienen una bula con privilegios y la posibilidad de aceptar a un máximo de seis nuevos novicios. En Chelva es construido el convento de San Francisco y en Manzanera el de Nuestra Señora de los Ángeles7. Según un albarán de 1391, el procurador de los franciscanos de Chelva, el fraile Ramón Esperandéu, declara haber recibido doce florines de oro por parte del cardenal de Luna, que los había donado por las plegarias de Francesc Eiximenis8. El cronista Sanahuja describe que el cenobio de Chelva es destruido en 1400 y que, al año siguiente, es restaurado por el guardián Blas Campells. En 1402, María de Luna, esposa de nau i Espelt, J. (1982). Documents i precisions entorn de Francesc Eiximenis (c. 1330-1409). Arxiu de Textos Catalans Antics. (1), 191-215. 5 De Hebrera Esmir, J. A., (1991), Crónica de la provincia franciscana de Aragón, ed. de Luis Falcón Aller, Antolín Abad García, Madrid, España, Cisneros, pp. 46-49. 6 Merlo, G.G., (2003), Nel nome di San Francesco, Padova, Italia, Efr, pp. 305-319. 7 Martínez Colomer, V., (1803), Historia de la provincia de Valencia de la Regular Observancia de san Francisco por el p. fr. Martinez Colomer tomo I, Valencia, España, Salvador Fauli, pp. 59-76. 8 Perarnau i Espelt, J. (1982).

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Martín I, subvenciona la obra otorgando 50 florines de oro para la comunidad y las obras del convento9. La donación de la reina se efectúa dos meses después de su súplica a Benedicto XIII para que el pontífice le otorgase el permiso de fundar un convento con especiales privilegios: la nueva comunidad será el convento del Santo Espíritu del Monte. El Santo Espíritu, fundado en el valle del Tuliu, en Gilet, cerca de la valenciana Murviedro, con el propósito de vivir la regla al pie de la letra y bajo el patrocinio de María de Luna, en 1403 obtiene la confirmación aviñonesa a través de las bulas Eximie devotionis y Dum sincere emanadas por Benedicto XIII10. Las bulas ratifican las peticiones que la reina había presentado al papa en el mayo de 1402 y la demanda según la cual el primer guardián del Santo Espíritu tenía que ser elegido por Francesc Eiximenis. En efecto, María de Luna había solicitado elegir al fraile notable que quisiera para que éste decida qué frailes residirán en el convento y su tipo de vida. Eiximenis, el fraile escogido, quedaría a disposición de los nuevos frailes para proporcionar apoyo en caso de duda durante su vocación. Asimismo, ningún fraile podrá dificultar lo decidido por él sobre el estamento del convento. Los frailes del Santo Espíritu pueden ser ordenados predicadores y confesores generales de otros frailes y seglares, cumpliendo así con su tarea pastoral, particularmente interesante vistas las características de la población vecina, judía y musulmana. La labor pastoral de los frailes coincidiría con la difusión del tipo de vida llevado a cabo dentro del convento, desde un punto de vista moral y religioso. Asimismo, la reina había pedido que ni el obispo ni otros hubieran podido dificultar las predicaciones, confesiones u otras cosas relacionadas a dichos grados y oficios11. Solo garantizando Sanahuja, P., (1959), Historia de la seráfica provincia de Cataluña, Barcelona, España, Seráfica, p. 282.; Webster, J.R, y Ivars Cardona, A. (1982). Franciscanismo de la reina de Aragón, doña María de Luna (1396-1406). Archivo Ibero Americano. (XLII), 81-123, doc. 13. 10 Cuella Esteban, O., (2003), Bulario aragonés de Benedicto XIII, v. IV El papa Luna (1392-1423), promotor de la religiosidad hispana, Zaragoza, España, Institución Fernando el Católico (C.S.I.C.)., p. 96; Cuella Esteban, O., (2003), Bulario aragonés de Benedicto XIII,, v. I, La curia de Aviñón (13941403), Institución Fernando el Católico (C.S.I.C.), Zaragoza 2003, p. 438. 11 Webster, J.R, y Ivars Cardona, A. (1982), doc. 12. 9

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estos fundamentos, habría sido posible llevar a cabo el propósito reformador del Santo Espíritu. Antes de la donación del convento a los franciscanos, probablemente en 1403, María de Luna había enviado a Bartolomé (Bartomeu) Borràs como embajador frente al papa de Aviñón. El franciscano presenta a Benedicto XIII el deseo real de que el Santo Espíritu, que se propone seguir la regla al pie de la letra, Chelva, Manzanera, que son de la misma regla, y los otros conventos de regla parecida que se edifiquen en el futuro formen una vicaría independiente y separada de todas las otras vicarías. Además, los frailes que viven en dichos conventos podrán elegir su vicario y presidente sin necesidad de ninguna confirmación por parte del ministro o del general12. El texto de la embajada resulta fundamental al indicarnos que los primeros conventos reformados, Chelva y Manzanera, y el Santo Espíritu se concebían como iguales y que había voluntad de perpetuar el propósito de observar la regla franciscana al pie de la letra construyendo nuevas casas. Además, se deseaba que los conventos reformados formasen una vicaria separada que escogiera un vicario, cuya elección estaría exenta del control de la jerarquía de la Orden. Tras la muerte de María de Luna, el propósito de constituir una vicaría separada será reiterado por el rey Martín en abril de 140713, quedando sin embargo como una pieza pendiente en el cuadro de consolidación de garantías de independencia del movimiento reformador. En el contexto de consolidación del movimiento y del amparo mostrado por la Corona, hay que tener en cuenta también la acción de promoción realizada por María de Luna, que había propuesto a Borràs, primer guardián del Santo Espíritu, para el cargo de ministro de manera reiterada14.

Javierre Mur, A.L., (1942), María de Luna, reina de Aragón (1396-1406), Madrid, España, Instituto Jerónimo Zurita, p. 291. 13 Mancinelli, C., (2014), Francesc Eiximenis y el convento del Santo Espíritu. La cuestión de un modelo económico, político y religioso, Tesis de doctorado, Universitat Autònoma de Barcelona, Bellaterra, España; http://www.tdx.cat/handle/10803/285460?show=full; Apéndice IV, doc. 41. 14 Webster, J.R, y Ivars Cardona, A. (1982), doc. 65. 12

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El 21 de octubre de 1404 la reina hace donación del Santo Espíritu a los frailes que lo habitarán. Debido al aislamiento de la fundación y al tipo de población presente en los alrededores del convento, razones por las cuales los frailes no hubieran podido sustentarse practicando la limosna, María les otorga una renta perpetua de cinco mil sueldos, recaudados del Valle de Almonacid, parte de su Patrimonio de Luna15. Posteriormente, en su testamento aumenta tal asignación añadiendo otra renta total de dos mil sueldos en concepto de ayuda a los frailes y a las reformas del convento16. En este momento, la asignación de rentas censales, dato evidenciado por los documentos17, no contrasta con el propósito de observar la regla al pie de la letra. Es más, Francesc Eiximenis, a quien María de Luna encarga transmitir parte de sus donaciones al convento y a quien confía la elección del primer guardián, justifica el uso de censales para la Iglesia en sus textos18. Aproximadamente cinco décadas después, entre 1456 y 1457, ante un nuevo momento en la historia de la Observancia y en la relación entre franciscanos y Corona, las rentas, juzgadas como disconformes con el voto de pobreza, serán quitadas a los franciscanos y traspasadas a las clarisas del monasterio de la Santísima Trinidad de Valencia, también observantes. Puesta las diferencias presentes entre esta primera fase del movimiento, en el que aún no aparece explicitado el termino de Observancia, y el sucesivo, caracterizado, no sólo por la presencia del termino regulari observantia, sino también por resoluciones como las tomadas hacia las rentas del Santo Espíritu, queremos utilizar el calificativo de “primera Observancia” para referirnos a los conventos de Chelva, Manzanera y Santo Espíritu, pretendiendo dar la idea de un movimiento en crecimiento con caracteres comunes, pero aún lejano de la Agulló Pascual, B. O.F.M. (1982). Fundación y dotación del convento de Santo Espíritu del Monte (Valencia). Archivo Ibero Americano. (XLII), 126-155, doc. 3. 16 Martínez, P., (1980), Historia del Real Colegio de Santo Espíritu del Monte por el Padre Fr. Pedro Martínez, morador y cronista del dicho, copia mecanográfica conservada en el Archivo Provincial de Valencia, pp. 31-33. 17 Sobre este punto véase Mancinelli, C., (2014), cap. 4 “Organización económica”. 18 Hernando Delgado, J., (1985), El “Tractat d’Usura” de Francesc Eiximenis, Barcelona, España, Biblioteca Balmesiana, pp. 77-85. 15

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uniformidad y gran desarrollo que conocerá la Observancia en momentos posteriores. No obstante, el deseo expresado por María de Luna de que las nuevas fundaciones que siguieran a Chelva, Manzanera y el Santo Espíritu formaran con ellos una vicaría independiente puede ser interpretado como una intención consciente, tanto por parte de la Corona, como de los frailes protagonistas de estas fundaciones, de la existencia de un movimiento reformador, que, aunque no hubiese sido explicitado en su nombre, quiere ser ampliado, organizado y amparado por el papa19. Algunos años después de la entrega del Santo Espíritu a los franciscanos, los mismos frailes reciben autorización papal para fundar casas en Segorbe (1413) y Lliria (1414). A pesar de surgir cuando ya no están presentes ni Eiximenis, ni María de Luna y Martín, con la fundación de Segorbe parecen convertirse en realidad los deseos de Eiximenis de cristianizar el reino de Valencia, con aún demasiado aspecto morisco20, y, más precisamente, de edificar una casa franciscana en la ciudad de Segorbe, centro económico y político del Patrimonio de Luna de la reina, que el fraile había solicitado a Martín en 139221. En 1413 Bartolomé Borrás, ex guardián del Santo Espíritu, y su actual guardián, Bernardo (Bernat) Escoriola son autorizados a construir una casa franciscana, llamada Santa María de los Ángeles, bajo la regular Observancia, cerca de la ciudad de Segorbe. Al convento de Segorbe son trasferidos los privilegios del Santo Espíritu, cuyo personal debe ir llevando utensilios y efectos para el culto. El guardián y el vicario de la nueva casa son confirmados por Borràs y Escoriola y sucesivamente serán elegidos cada tres años. El guardián de

Un primer uso de esta definición ha sido dado en Mancinelli, C., (2014), pp. 150-151. Francesc Eiximenis, (1927), Regiment de la cosa publica, ed. de Daniel de Molins de Rei, O.M. Cap., Barcelona, España, Editorial Barcino, p. 20. 21 En la Epistola a l’infant Martín, duc de Montblanc, donant-li consell sobre el seu regiment a Sicília, tras haber listado las cualidades que es necesario observar en un buen regimiento, Eiximenis dice a Martín que sea “mester queus conuertiatz un poch a sent Francesch que no laxetz de tots puns ab pocha mesio porietz fer una casa a Sogorb per que seyor placieus que ley fasatz”. Martí, S. (2002). Les cartes autògrafres de Francesc Eiximenis; . 19 20

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Segorbe tiene facultad de admitir nuevos individuos al hábito, de enviar a los frailes por la provincia, de castigarlos o expulsarlos. Además, el ministro provincial no puede castigar o sacar a los religiosos contra la voluntad del guardián, ni puede visitar, corregir o castigar al guardián a menos que haya cometido un grave delito y acompañado por un consejo de cuatro o seis frailes. La guardianía de Segorbe se extiende a la ciudad y villas de Altura, Jérica, Viver, Pina, Castelnou, Onda y Bechí con todos sus términos22. En 1415 Blas de Campells, sucesor de Escoriola como guardián del Santo Espíritu, toma posesión de la iglesia de san Blas de Segorbe23. A diferencia de la comunidad original de la que procede, en el caso del convento de Segorbe encontramos por primera vez explicitado el término de regulari observantia en el texto papal que describe el propósito de vida de la comunidad24. Los datos sobre los inicios de la nueva comunidad son escasos, pero hay noticias de que los frailes recibían limosnas y pagos para las misas conmemorativas de los cofrades de la cofradía de la Virgen de la Seo en 1418. Formaban parte de la primera comunidad los frailes Alfonso de Rueda (o Roda) y Miguel de Monzón25. Poco después de la Sacrae religionis, el 25 de septiembre de 1414 el papa Luna otorga otra bula fundacional, en este caso para la ciudad de Lliria, y dirigida al obispo de Valencia. A la comunidad del Santo Espíritu es otorgada la facultad de fundar un eremitorio u oratorio dotado de iglesia, campanil, campana, claustro, cementerio y lo necesario para el uso de los frailes cerca de Lliria. Los frailes podrán pedir limosna en las localidades cercanas al centro. Como en el caso de Segorbe, también en este texto papal encontramos la explicitación del término observancia, con el cual empieza la bula: sacrae religionis observantia. A diferencia del Santo Espíritu, el vicario y los frailes del oratorio de Lliria perLópez, A. (1915). Fundación del convento de Segorbe y orígenes de la Observancia en Aragón y Valencia. Archivo Ibero Americano. (3), 341-349. 23 Mancinelli, C., (2014), Apéndice IV, doc. 59. 24 Bullarium Franciscanum …, 1759, t. VII, Roma, Italia, n. 1109. 25 Borja Cortijo, H. (2001). La llegada de los franciscanos a Segorbe: el monasterio de san Blas. Instituto de cultura Alto Palancia. Boletín. (13), 9-14. 22

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manecerían bajo los ministros general y provincial26. A pesar de la bula fundacional, las crónicas franciscanas sitúan el inicio de la comunidad de Nuestra Señora de la Fuente en el siglo XVI27 y de momento no hemos encontrado referencias al convento de Lliria en época medieval. La crónica del fraile Jerónimo Sánchis ayuda a esclarecer las dudas: según relata, a instancia de Pedro Ladrón de Vilanova, que anteriormente había apoyado a los frailes de Chelva, en atención a que fray Blas, guardián del Santo Espíritu, quería edificar otro convento en Lliria, el 18 de julio de 1415 se manda desistir en la edificación del convento a causa del notable perjuicio que se habría causado a la guardianía de Chelva 28. Por lo tanto, parece ser que el convento de Lliria no se concretó como se había planteado porque la extensión de su guardianía hacia el oeste habría coincidido con la de Chelva, causando posibles conflictos entre las dos comunidades en tema de cuestación y predicación. A pesar del intento frustrado de fundar una comunidad en Lliria en época medieval, el otorgamiento de la bula es significativa en el contexto de desarrollo de la Observancia a partir del Santo Espíritu y por el mapa geográfico de implantación de los conventos29. Una década después de la emisión de la bula fundacional de Lliria, el 26 de julio de 1424, a través de la bula Ad ea de Martín V, es erigida la custodia de la regular Observancia con el título de Segorbe y Santo Espíritu. La custodia observante se compone de los conventos de san Blas, o santa María de los Ángeles, de Segorbe; Santo Espíritu del Monte; san Francisco de Chelva y Santa María de la Vega de Manzanera. Los conventos son gobernados por sus guardianes y custodio bajo la dependencia del ministro provincial de Aragón, en cuya elección intervendrían el ministro general, provincial, custodio, guardianes y otros religiosos en el capítulo de la misma provincia. El papa desea que los frailes se dediquen a la propia santificación, a la predicación y al estudio: en efecto, en los Bullarium Franciscanum …, 1759, t. VII, Roma, Italia, n. 1129. Martínez Colomer, V., (1803), pp. 203-213. 28 Peiró Graner, M. N. (2000). Archivos y Crónicas institucionales: El ejemplo de la provincia franciscana de Valencia. Archivo Ibero Americano. (237), 461-510. 29 Para profundizar sobre este punto véase Mancinelli, C., (2014), pp. 171-180. 26 27

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conventos de Segorbe y del Santo Espíritu se establecen cátedras de sagrada escritura y otras ciencias eclesiásticas30. A pesar de esta interesante noticia, no se han encontrado más informaciones sobre el establecimiento de las cátedras. Más tarde, a la custodia observante se unen las casas de Tarazona y Murviedro (conventos de antigua fundación), Cariñena y Alpartir (ambos con fecha de fundación incierta). En 1425 el nombre de la custodia observante cambia al apelativo de Nuestra Señora de la Vega. El mismo año, con la bula In apostolice sedis el pontífice concede a los observantes de la provincia de Aragón los mismos privilegios de los de Francia, Borgoña y Turena, otorgados con el decreto Supplicationibus personarum31. Con este decreto de 1415 se concedía a los frailes franceses poder elegir para cada una de las tres circunscripciones a un fraile de su estricta observancia, el cual, tras presentar su propuesta por escrito al correspondiente ministro provincial, en tres días habría tenido que ser constituido vicario. En caso de negación, la decisión habría correspondido al vicario general, elegido por los vicarios provinciales y confirmado por el ministro general. Los custodios y ministros provinciales no tenían ningún derecho de intervención y solo podían hacer visitas, mientras que el General mantenía sus derechos de visita y corrección32. No obstante, parece ser que los observantes de Aragón no tenían en este momento una jerarquía organizada con los vicarios general y provincial, sino que dependían del ministro o del capítulo provincial. Así lo indicaría el hecho de que María de Castilla, reina consorte de Alfonso IV “el Magnánimo”, para la elección del guardián de Santa María de Jesús de Valencia, se dirige directamente al ministro provincial33. Tras la concesión de las bulas fundacionales para Segorbe y Lliria, no hemos hallado nuevas fundaciones observantes hasta el inicio de la obra de MaSanchis Alventosa, J., (1948), Santo Espíritu del Monte. Historia del real monasterio, Valencia, España, Semana Gráfica, pp. 39-40. 31 López, A. (1915). 32 Merlo, G.G, (2003), p. 219. 33 Rotolo, F. O.F.M., (2006), Il beato Matteo d'Agrigento e la provincia francescana di Sicilia nella prima metà del secolo XV, Palermo, Italia, Officina di Studi Medievali, p. 177. 30

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teo de Agrigento en la Corona de Aragón y apoyada por la familia real. Si la relación entre Eiximenis y la reina María de Luna puede ser de ejemplo por la primera fase de desarrollo del movimiento reformador franciscano, la cercanía entre Mateo de Agrigento y la reina María de Castilla lo es para la fase más madura de la Observancia. A este propósito, el autor Paolo Evangelisti, evidencia la absoluta prevalencia de la relación entre Mateo y la reina respeto a la establecida con el rey: un dato relevante dada la lugartenencia de la reina y su autoridad política34. A partir de 1426, año en que Mateo viaja a Valencia para predicar durante la Cuaresma, la historia de la Observancia en la provincia franciscana de Aragón se caracteriza por la presencia de este franciscano, por su actividad predicadora, el apoyo y favor mostrado por la reina María de Castilla y la fundación de nuevas casas observantes. La primera noticia de la actividad del franciscano en la Corona de Aragón es la carta que la reina escribe a su bufón de corte, el 26 de marzo de 1426, diciéndole que haría bien en escuchar los sermones de Mateo de Agrigento sobre el dinero mal ganado35. En efecto, entre los temas predicados por el franciscano, cabe destacar el económico, del cual es interesante evidenciar la posición contraria al uso de censales por las posibles repercusiones de la opinión de Mateo en la quitación de la renta del Santo Espíritu. En un memorial dirigido al papa, María pide que, teniendo en cuenta los hechos relativos al fraile Mateo, este obtenga la potestad del Santo Padre para que pueda construir un convento de la regla de San Francisco y Observancia en cualquier lugar de la señoría del rey sin esperar la licencia o el consentimiento de los diocesanos. Pide además que los frailes que habitarán la nueva comuni-

Evangelisti, P., (2009). Matteo d'Agrigento. En Dizionario Biografico degli Italiani (pp. 208-212), Roma, Italia. 35 Rubió i Balaguer, J. (1964). Alfons el Magnànim i la reina Maria. L’espiritualitat, la voluntat i el caràcter en dos reus del Renaixament. En La cultura catalana del Renaixement a la Decadéncia (pp. 27-47). Barcelona, España: Ediciones 62. 34

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dad puedan elegir el vicario que presidirá el convento y al cual serán sujetos 36. En 1427 se edifica el convento de Santa María de Jesús de Barcelona y un año después el convento de Santa María de Jesús de Valencia. Aquí los jurados de la ciudad conceden el terreno para que sea construido el nuevo convento, cuyo guardián será Bernardo Escoriola, y donde se mantiene y sigue la regla al pie de la letra37. La reina participa en las labores de recomendación para que el nuevo convento observante obtenga ayuda y apoyo, también económico, por parte de las autoridades y de los ciudadanos38. Tras la fundación en Valencia, a mediados de mayo de 1428, Mateo viaja a Mallorca donde se queda probablemente hasta mediados de julio. Desde la isla, viaja a Sicilia entre mediados de julio y principio de agosto. En 1429 es fundado otro convento intitulado a Santa María de Jesús, el de Tortosa, más presente en los registros de María de Castilla con el nombre de San Bernabé. Durante la estancia de Mateo en Sicilia, María escribe a las autoridades de la isla para tener información sobre el franciscano, manifestando su deseo de tenerlo cerca nuevamente para que pueda volver a predicar en España. El fraile llega a Tortosa en 1430 y empieza a predicar. En otro memorial dirigido al papa en el mayo de 1430, la reina solicita que Mateo de Agrigento de la orden la Observancia de San Francisco tenga potestad del papa para construir siete conventos franciscanos observantes en cualquier parte de la señoría de Aragón. Los frailes podrán escoger el vicario que presidirá los conventos y la reina podrá entrar en cualquier monasterio de cualquier orden junto a otras personas39. Por otra parte, es probable que, en la primavera de 1430, Mateo haya dejado España para participar en el capítulo generalísimo de Asís, celebrado con la intención de unificar a la Orden. Ya en Sicilia, desempeñando su cargo como Comisario, en 1432 la reina le defiende Amore, A. (1956). La predicazione del B. Matteo d’Agrigento a Barcellona e Valenza. Archivum franciscanum historicum. (49, III-IV), 255-333, doc. 24. 37 Amore, A. (1956), doc. 57. 38 Amore, A. (1956), doc. 79, 80, 86. 39 ACA, Cancillería, r. 3221, ff. 22v-23r en Webster, J.R. (2012). “Nomenclàtor de frares menors a la corona d’aragó: Manual de referència pels historiadors del Franciscanisme medieval; http://libro.uca.edu/webster/friars.htm; ”, “Agrigento, Mateu d’”; 36

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con ocasión de unos problemas surgidos entre los oficiales de la Camera real y el franciscano. Algunos años después, en 1435, Mateo vuelve a España para desempeñar el cargo de vicario provincial de Aragón, sin embargo no se conocen más datos sobre el inicio y finalización de la tarea. En mayo de ese año, como vicario provincial de Aragón, el franciscano recibe de Eugenio IV la autorización para fundar dos nuevos conventos. En relación a las instrucciones dadas a unos embajadores, en noviembre de 1438 María lista el siguiente elenco de conventos observantes de la provincia de Aragón: Santa María de Jesús de Barcelona, diócesis de Barcelona; San Bernabé de Tortosa, diócesis de Tortosa; Tarazona, diócesis de Tarazona, Borja, diócesis de Tarazona; Santa Caterina de Cariñena, diócesis de Zaragoza; san Cristóbal de Alpartir, diócesis de Zaragoza; Manzanera, diócesis de Zaragoza; Segorbe, diócesis de Segorbe; Santa María de Jesús de Valencia, diócesis de Valencia; Murviedro, diócesis de Valencia; Santa María de Pino, diócesis de Valencia; Santa María de Gracia de Alicante, diócesis de Cartagena o Murcia 40. Como se puede apreciar, quedan fueran del elenco los conventos de Chelva y Santo Espíritu del Monte. Las primeras comunidades, surgidas al inicio del movimiento reformador, quizás no encajaban en esta nueva etapa de la Observancia, cuando el movimiento se estaba expandiendo y asentando, regulándose y uniformándose. Parece este el caso del Santo Espíritu, por el cual, en una súplica al papa en el diciembre de 1444, la reina pide que entre en la vicaría observante, puesto que sus frailes viven de forma parecida a la regular Observancia41. En 1440 conocemos una última referencia sobre Mateo de Agrigento. A pesar que, tras haber visitado otras provincias franciscanas, el fraile se encon-

Isti sunt conventus seu loca fratrum minorum de obseruancia in prouincia Aragonie. ACA, Cancillería, r. 2997, ff. 105rv. 41 ACA, Cancillería, r. 3184, f. 216v. 40

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trara nuevamente en Sicilia42, una referencia de María de Castilla parece indicar la pronta visita del franciscano a los conventos de Cataluña43. A partir de este mismo año se pone de manifiesto la aversión de la reina por la conducta mantenida por Antonio de Ojos Negros (Antoni de Ulls Negres), ministro provincial. El fraile aparece con este cargo ya en menciones de 143544 en las cuales, sin embargo, las palabras de María no hacen pensar en una consideración negativa del Provincial. Solo a partir de julio de 1440, María asume una posición abiertamente adversa al Provincial, al cual se dirige a causa de las insolencias cometidas contra los conventos observantes y en contra de Bernardo Escoriola45. La reina informa del mal comportamiento de Ojos Negros a Mateo de Agrigento46, al General, Guillermo de Casale47 y al secretario del rey48. El 28 de julio, María escribe al escribano del rey, afirmando que Antonio de Ojos Negros, para confundir y aniquilar los conventos de la Observancia, ha actuado en contra del guardián del convento de Santa María de Jesús de Barcelona49. El 8 de agosto, la reina se dirige directamente al ministro, declarando su sorpresa porque no ha contestado a dos cartas que ella le había enviado sobre la destrucción y aniquilación que está maquinando en contra de los conventos observantes. La reina pide que retire la comisión formada contra el fraile Marc Verneda, por la que se ha expulsado al guardián y vicario del convento de Santa María de Jesús de Barcelona que su confesor Escoriola había puesto50. En julio de 1441, María desaprueba nuevamente el comportamiento del Provincial cuando le recuerda que no cumplió con su petición que mandaba que se enviasen secretamente a los mejores frailes observantes al convento de Morella. La reina se

Rotolo, F. (2005), pp. 146-182. ACA, Cancillería, r. 3007, f. 58r en Webster, J.R. (2012), “Agrigento, Mateu d’”. 44 ACA, Cancillería, r. 3113, f. 56r. 45 ACA, Cancillería, r. 3010, ff. 43rv en Webster, J.R. (2012), “Escoriola, Bernat”. 46 ACA, Cancillería, r. 3002, f. 190v. 47 ACA, Cancillería, r. 3002, f. 191r. 48 ACA, Cancillería, r. 3002, f. 191r. 49 ACA, Cancillería, r. 3007, f. 112v. 50 ACA, Cancillería, r. 3010, f. 70r en Webster, J.R. (2012), “Ulls Negres, Antoni”. 42 43

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muestra muy sorprendida por su comportamiento y pide al Provincial que retire a los frailes enviados51. Más tarde, en diciembre de 1444, María de Castilla pide al pontífice que deponga de su cargo a Antonio de Ojos Negros, ministro provincial, por los perjuicios que hace y la mala y perniciosa vida que lleva y de la que ha sido informada52. Depuesto dicho ministro, sea merced del papa crear y hacer ministro al maestro Juan Llobet, definido como una piedra preciosa para la Orden y comparado por su rectitud a antiguos ministros que han regido correctamente la provincia de Aragón, como Tomás de Olzina, Pedro Marí y Francisco Daragon53. El 24 de febrero de 1445, Eugenio IV encarga al prior de Portaceli que informe de los delitos imputados al provincial y, si fuera el caso, le prive del cargo, nombrando en su lugar a Juan Llobet, maestro en sagrada teología y custodio de la Custodia de Mallorca, religioso ejemplar y docto. Finalmente, el prior de Portaceli, Pedro Ferre, priva del cargo al Provincial nombrando a Juan Llobet, pero, como el depuesto muere al poco tiempo, Llobet es recomendado por la reina, que pide a la Santa Sede confirmación de su cargo como Provincial. Tal confirmación será otorgada por Eugenio IV el 20 de septiembre de 144554. Según Webster, Antonio de Ojos Negros es uno de los últimos frailes que se resisten a la Observancia y, probablemente por esto, es objeto de malicias y calumnias por parte de los observantes, de los cuales desaprobaba que tuviesen su propio vicario55. El cargo de vicario había sido desempeñado por Bernardo Escoriola, presente con el título de vicario de la Observancia para la provincia de Aragón desde 1436. Escoriola, que hemos visto involucrado en la fundación del conven-

ACA, Cancillería, r. 3019, f. 63v en Webster, J.R. (2012), “Ulls Negres, Antoni”. ACA, Cancillería, r. 3184, f. 215v. 53 ACA, Cancillería, r. 3184, ff. 215v, 216rv. 54 López, A. (1932). El franciscanismo en España durante los pontificados de Eugenio IV y Nicolás V. Archivo Ibero Americano. (35), 89-112. 55 Webster, J.R. (2005). Un repertorio biográfico y bibliográfico de los frailes menores de la Corona de Aragón: método y ejemplos. En El Franciscanismo en la Península Ibérica: balance y perspectivas. I Congreso Internacional, Madrid, 22-27 de septiembre de 2003 (pp. 403-418). Barcelona, España: Griselda Bonet Girabet. 51 52

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to de Segorbe como guardián del Santo Espíritu, también es descrito como guardián de otros conventos observantes, como Chelva y Santa María de Jesús de Valencia, y como confesor de la reina. Probablemente debido a su anhelo reformador, Escoriola se convierte en uno de los franciscanos más queridos por María de Castilla que mantiene total confianza en la obra reformadora del franciscano, tanto que en 1431 había pedido al ministro general ayuda y favor para la reforma de la Orden en la provincia de Aragón emprendida por el franciscano, en esta ocasión descrito también como confesor56. El fraile está a punto de dejar el cargo de vicario en 1436, alegando enfermedad y vejez. La decisión provoca las lamentaciones de los guardianes de los conventos observantes de la provincia de Aragón y la pena de la reina, que escribe al Provincial para que no acepte la dimisión de Escoriola57. Dirigiéndose directamente al franciscano, María de Castilla le comunica su desanimo por la noticia de la dimisión, que provocaría varios inconvenientes. Al mismo tiempo y de forma firme, la reina le anima a seguir en el cargo, dejando de lado las excusas, y que, en todo caso, pueda dejarse ayudar en sus tareas por visitadores auxiliares58. En 1438 Escoriola sigue apareciendo en la documentación como vicario de la Observancia59. Más tarde, en 1440, por instancia del General Guillermo de Casale y del Provincial Antonio de Ojos Negros, Escoriola divide el vicariato de Aragón en tres custodias: Cataluña, Valencia y Aragón. En el mismo año, el fraile va a dimitir nuevamente del cargo: el motivo de la dimisión no está claro, pero María deja suponer entre líneas que otros miembros de la Orden habían tachado de blasfemas algunas prácticas espirituales de los observantes60. La reina sigue apostando por la tarea reformadora del vicario, recomendando a las autoridades de la ciudad de Barcelona apoyar la reforma del conACA, Cancillería, r. 3221, f 81v. ACA, Cancillería, r. 2988, f. 98v; 99r; en Webster, J.R. (2012), “Escoriola, Bernat”. 58 ACA, Cancillería, r. 2988, f. 99r en Webster, J.R. (2012), “Escoriola, Bernat”. 59 ACA, Cancillería, r. 2997, f. 104v. 60 Webster, J.R. (2000). Contractes entre els ordres mendicants i Italia durant el regnat d’Alfons el Magnanim. En XVI congresso internazionale di Storia della Corona d’Aragona. Celebrazioni alfonsine, v. 1 (pp. 1011-1020). Napoli, Italia: Paparo. 56 57

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vento de Santa María de Jesús61. En efecto, como explica al custodio de Barcelona, por decisión del ministro se tiene que reducir y volver a un estado adecuado algunas cosas que habían sido cambiadas en el convento. Con tal de no crear escándalo, la reforma tiene que ser realizada en secreto por el vicario Escoriola, por el cual la reina pide el apoyo y consejo del Custodio62. En julio de 1441, María de Castilla da nuevamente pruebas de la confianza que siente hacia el franciscano, cuando le envía a su capellán, Pedro Sancho, para que le explique unos temas inherentes a la obra por la cual la reina confía en Escoriola63. Quizás, la referencia a la obra pueda aludir a la construcción del convento observante de Santa María de los Ángeles en Mallorca, que en noviembre de 1443 encontramos descrito como recién instituido. Su vicario, el fraile Cristóbal Ribes, no permite la entrada de frailes “conventuales” en la comunidad, según la orden del vicario Escoriola64. En diciembre de 1446, la reina se apena nuevamente por la decisión de Escoriola de dejar su cargo. En efecto, esta vez el franciscano decide no renovar su cargo de vicario observante por las molestias y labores que apareja. María propone al fraile mudarse al convento de Santa María de Jesús, afirmando que, si dejase el cargo, su vida estaría perdida65. Algunos meses después, la reina apela nuevamente a Escoriola, pidiéndole que visite el monasterio de la Trinidad de Valencia, no una vez al año, como estaba establecido, sino dos. Además, deja a su discreción y conciencia el tema de la elección del confesor, tarea considerable, puesto que tiene a cargo las almas, y por la que es necesario encontrar un buen confesor, tal y como lo es el mismo Escoriola66. Más tarde, en abril de 1449, el cometido de Escoriola con el monasterio de la Trinidad aumenta. En efecto, María de Castilla se dirige al ministro provincial, comunicándole que, ACA, Cancillería, r. 3013, f. 74r. ACA, Cancillería, r. 3013, f. 74v. 63 ACA, Cancillería, r. 3019, ff. 74rv. 64 ACA, Cancillería, r. 3187, f. 68r. 65 ACA, Cancillería, r. 3270, f. 104v. 66 ACA, Cancillería, r. 3049, ff. 151rv. 61 62

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por consuelo de las clarisas, desea que Escoriola y un compañero se queden un tiempo en el monasterio. Por eso es necesario enviar a otro fraile al convento donde en este momento reside el franciscano67. En diciembre del año siguiente, la reina vuelve a hablar con la abadesa de la Trinidad sobre Bernardo Escoriola, esta vez para comentar el traspaso del fraile. María siente pena por la muerte del franciscano, pero, al mismo tiempo, se alegra de que Juan de Vilaroya siga en su oficio, confiando en su buen regimiento y buen gobierno en los conventos68. Así como había amparado la acción reformadora de Mateo de Agrigento y Escoriola, María apoya a otras dos figuras observantes de releve: Juan (Joan) Llobet y Bartolomé (Bartomeu) Catany. En agosto de 1439, la reina escribe a las autoridades de Mallorca, para informarles de que, con la intención de reformar, corregir y reducir algunos conventos franciscanos de la Provincia y del reino de Mallorca a causa de los excesos y las desviaciones, por instancia suya y del ministro y del capítulo general, se han designado tres vicarios, visitadores y reformadores que visitarán el convento de la ciudad. Por esta razón, María pide que sean bien recibidos y que se les dé auxilio, puesto que algunos se han tomado a mal la decisión del maestro Juan Llobet y del fraile Bartolomé Catany de haber ordenado la visita69. Catany, definido como el artífice de la Observancia en Mallorca70, se considera el fundador del convento de Jesús cerca de Palma constituido en 1441, así como de los conventos de Sóller (1458) y de Mahón (1459)71. En noviembre de 1443, encontramos a Catany relacionado con el convento observante de Santa María de los Ángeles recién constituido 72 y en el que, ACA, Cancillería, r. 3272, ff. 174rv. ACA, Cancillería, r. 3264, ff. 86v, 87r. 69 ACA, Cancillería, r. 2999, f.121r. 70 Cabot, S. (2006). El convento de San Francisco de “Ciutat” de Mallorca bajo los Conventuales (1287-1567). En G. Fernández-Gallardo Jiménez (Coord.), Los Franciscanos Conventuales en España: actas del II Congreso Internacional sobre el Franciscanismo en la Península Ibérica, Barcelona, 30 de marzo – 1 de abril de 2005 (pp. 85-124). Madrid, España: Asociación Hispánica de Estudios Franciscanos. 71 Franciscan authors, http://users.bart.nl/~roestb/franciscan/ 72 ACA, Cancillería, r. 3187, ff. 67v, 68r. 67 68

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por orden de Escoriola, el vicario Cristóbal Ribes, no admitía frailes conventuales. Más tarde, en mayo de 1444, Juan Llobet aparece nombrado como comisario de la provincia de Mallorca y relacionado con cuestiones inherentes a aquella área73. En efecto, en noviembre del mismo año María comenta a Antonio de Ojos Negros que Juan Llobet la ha informado sobre los frailes de la isla74. En abril de 1445, la reina escribe al lugarteniente del gobernador de Mallorca para que Bartolomé Catany del convento de Mallorca acuda a ella sin impedimentos. De hecho, María quiere que el franciscano participe al capítulo que empezará en breve75. El mismo día, la reina pide directamente a Catany, guardián del convento de frailes menores de Mallorca, que acuda a ella en relación con la próxima celebración del capítulo donde tiene que representar a los intereses del rey76. Como decíamos más arriba, María pide al pontífice que Juan Llobet, piedra preciosa de la Orden y comparado con antecesores ilustres, sea el nuevo ministro provincial en lugar de Antonio de Ojos Negros77. Efectivamente, el fraile aparece con tal cargo en una referencia de marzo de 144678. Parece que Llobet fue ministro provincial por pocos años: en efecto, a finales de 1451 o principios de 1452 es Jaime (Jaume) Ses Solà el ministro provincial79. María involucra a Catany en el proyecto de la Trinidad de Valencia, encargando al franciscano, junto a otros, de hacer públicas las indulgencias otor-

ACA, Cancillería, r. 3029, f. 73v. ACA, Cancillería, r. 3188, ff. 188v, 189r en Webster, J.R. (2012), “Llobet, Joan”. 75 ACA, Cancillería, r. 3193, ff. 37v, 38r. 76 ACA, Cancillería, r. 3193, f. 38r. 77 ACA, Cancillería, r. 3184, ff. 215v, 216rv. 78 ACA, Cancillería, r. 3192, f. 116v en Webster, J.R. (2012)”, “Llobet, Joan”. 79 Webster, J.R. (2006). Rasgos biográficos de los franciscanos medievales: ¿verídicos o exagerados por la política real y municipal?. En Los Franciscanos Conventuales en España: actas del II Congreso Internacional sobre el Franciscanismo en la Península Ibérica. Barcelona, 30 de marzo - 1 de abril de 2005 (pp. 187- 195). Madrid, España: Asociación Hispánica de Estudios Franciscanos 73 74

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gadas por el papa y concedidas a los que ayuden en la obra del monasterio80. En efecto, destacadas figuras de la Observancia de este periodo son involucrados por la reina en su particular proyecto fundacional: el monasterio de clarisas observantes de la Santísima Trinidad de Valencia. Compadecida por las precarias condiciones en las que vivían las clarisas de Gandía81, María había pedido a Eugenio IV la licencia para trasladar la comunidad a Valencia, de manera que el monasterio que quería edificar tuviese iglesia, claustro y otras oficinas82. En efecto, en el mismo memorial de diciembre de 1444, en el que la reina pide al pontífice la expulsión de Ojos Negros de su cargo, María había solicitado que las clarisas de Gandía pudiesen ser enviadas al monasterio de la Trinidad de Valencia83. Anteriormente, probablemente en 1433, la reina había pedido para el monasterio de Gandía los mismos privilegios que tenían las clarisas de Tordesillas84. El pontífice concede a la reina el patronato mientras viviera y la facultad de poder escoger a la primera abadesa de la comunidad. El lugar escogido para reubicar a las clarisas es el monasterio de trinitarios de la ciudad de Valencia, lindante con los jardines de su palacio real85. Los trinitarios estaban llevando un tipo de vida irregular, por lo que, por decisión papal, se da posesión del convento al fraile menor Juan Llobet en nombre de las clarisas de Gandía. La primera piedra del nuevo convento es puesta en julio de 1445. Pedro Sancho, capellán de María, es nombrado procurador general, encargado de la obra de fundación y de recoger las limosnas otorgadas por su construcción86. En efecto, en mayo de 1445, la reina hace patente su deseo de obtener indulgencias pontificias para los que ayuden en la obra del mo-

ACA, Cancillería, r. 3270, ff. 8rv. ACA, Cancillería, r. 3019, f. 65r. 82 Hernández-León de Sánchez, F., (1959), Doña María de Castilla, esposa de Alfonso V el Magnánimo, Valencia, España, Universidad de Valencia, pp. 46-50. 83 ACA, Cancillería, r. 3184, ff. 215rv. 84 ACA, Cancillería, r. 3113, ff. 109v, 110r. 85 Benito Goerlich, D., (2008), El real monasterio de la Santísima Trinidad de Valencia. Historia y arte, Valencia, España, Consell valencià de cultura, pp. 65-72. 86 Hernández-León de Sánchez, F., (1959), pp. 46-50. 80 81

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nasterio87. María quiere construir un monasterio por el gran celo que siente hacia las clarisas, que rezarán por el rey y los reales difuntos, no obstante la reconstrucción de la Trinidad es costosa88. Una vez obtenidas las indulgencias, María no sólo pide a Catany que las haga públicas, sino también que escriba a algún buen eclesiástico que pueda ayudar en las obras89. Además, le envía copia de la bula obtenida para la Trinidad90: la reina agradece el otorgamiento de la bula, pero desearía una ampliación por parte del pontífice91. Las personas que contribuyen a la fábrica con una limosna de al menos cinco florines o con trabajo y materiales equivalentes se hacen con las indulgencias concedidas por Eugenio IV y Nicolás V92. La operación de percepción del dinero es recogida en un libro en el que consta una relación nominal de más de cuatro mil personas93. María trabaja para que las clarisas de la Trinidad sigan el ejemplo del monasterio de Tordesillas, considerado un referente de la Observancia femenina. En efecto, en agosto de 1445 María se dirige a su abadesa 94. En octubre del año siguiente, la reina comunica al guardián del convento de Santa María de Jesús de Valencia que tiene gran necesidad de enviar al monasterio de la observancia de Tordesillas en Castilla a algún religioso, para obtener información sobre su funcionamiento, con el fin de informar a las clarisas de la Trinidad95. María escribe también al fraile Sancho, visitador de los menores en Castilla, porque quiere obtener información sobre las cosas necesarias, útiles a la Observancia y de la estricta regla de Santa Clara, ceremonias y forma de vida de Tor-

ACA, Cancillería, r. 3230, ff. 29rv. ACA, Cancillería, r. 3230, ff. 30rv. 89 ACA, Cancillería, r. 3230, f. 141v en Webster, J.R. (2012), “Catany, Bartomeu”. 90 ACA, Cancillería, r. 3271, f. 3v. 91 ACA, Cancillería, r. 3271, f. 10r. 92 Benito Goerlich, D., (2008), pp. 72-75. 93 Mata López, M., (1991), Relación de limosnas para la construcción del monasterio de la Trinidad de Valencia, Zaragoza, España, Pedro Garcés de Cariñena. 94 ACA, Cancillería, r. 3040, ff. 119rv. 95 ACA, Cancillería, r. 3270, ff. 82rv. 87 88

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desillas, para que las clarisas de la Trinidad puedan vivir correctamente 96. Finalmente, la reina comunica a Escoriola que ha pensado en el guardián del convento de Santa María de Jesús que, por su experiencia, es la figura adecuada para ser enviado a Tordesillas e informar sobre las ceremonias y prácticas de aquella comunidad97. En octubre de 1446, la reina se dirige a la abadesa para expresarle su deseo de que sea Isabel de Villena quien cubra el cargo98. Sin embargo, no será hasta el 1463, cuando Isabel, hija natural del marqués de Villena, que se había criado junto a la reina99, se convierte en abadesa. Las características específicas del periodo a partir de la aparición de Mateo de Agrigento en la Corona de Aragón, tales como el aumento considerable en el número de nuevas fundaciones; la aparición de cargos jerárquicos propios de la Observancia, como el de vicario; el apoyo y el favorecimiento determinante por parte de la reina, justifican hablar de una fase más madura de la Observancia. En esta fase se procede a enmarcar progresivamente a los conventos observantes en unos cuadros organizativos comunes, como la estructura en vicaría. No obstante, tal progresión no es súbita, ni privada de inquietudes, debido a las variantes resoluciones papales en el tema de la sujeción de los conventos a la obediencia de los ministros o vicario, o por casos de autonomía particular, como el del Santo Espíritu. Además, la especificación del grupo observante es paralela a la aparición de conflictos con los conventuales. En efecto, durante los siglos XV y XVI, con los calificativos de claustrales u observantes se designan a los principales grupos o ramas que componen la Orden y también la forma de vida o régimen regular de cada una de estas familias religiosas. Los claustrales o conventuales siguen de forma tradicional el régimen de la Orden,

ACA, Cancillería, r. 3270, f. 83r. ACA, Cancillería, r. 3270, ff. 47v, 48r. 98 ACA, Cancillería, r. 3049, f. 34v. 99 Soldevila, F., (1927). La reyna Maria muller del Magnànim. Barcelona, España, Impr. De la Casa provincial de Caritat, p. 282. 96 97

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mientras que los observantes o reformados son los que han asumido un nuevo estatuto jurídico dentro del cuadro básico de la propia familia religiosa100. La consideración de fase más madura de la Observancia para caracterizar los acontecimientos acaecidos a partir de la presencia de Mateo de Agrigento en la Corona de Aragón puede confrontarse con la síntesis propuesta por García Oro. El autor considera las fechas decisivas en la legalización de los proyectos de grupos autónomos los años 1415, ya que, tras el Concilio de Constanza los frailes que siguen la observancia literal de la regla pueden organizarse en provincias y custodias autónomas bajo la dependencia de un vicario general; 1430, cuando se sancionan las constituciones martinianas; 1446, cuando, con la bula Ut sacra, Eugenio IV aúna a los grupos reformados en una sola familia autónoma, con dos vicarios generales dentro de la Orden, con el nombre de regular Observancia; 1451, cuando el capítulo general de Barcelona sanciona los primeros estatutos generales de la Observancia ultramontana; 1517, cuando las disposiciones pontificias ordenan que la Observancia represente definitivamente la Orden franciscana101. Tras habernos aproximados al tema de la Observancia franciscana española en ocasión de nuestra tesis doctoral sobre el convento del Santo Espíritu, hemos tenido la impresión que es necesaria una atención más profunda por parte de la historiografía actual al origen y crecimiento del movimiento de la Observancia en la provincia de Aragón. En efecto, fuera de los estudios de J. R. Webster, que presentan noticias sobre los frailes protagonistas de la Observancia en esta Provincia, como Bernardo Escoriola, Antonio Ojos Negros102 o Juan

García Oro, J. (1980). Conventualismo y Observancia. La reforma de las órdenes religiosas en los siglos XV y XVI. En R. García-Villoslada (Dir.), Historia de la Iglesia en España: v. III, 1º: La Iglesia en la España de los siglos XV y XVI (pp. 210-350). Madrid, España: Editorial Católica. 101 García Oro, J. (2005). Reforma y reformas en la familia franciscana del renacimiento. Cuadro histórico del tema. En El Franciscanismo en la Península Ibérica: balance y perspectivas. I Congreso Internacional, Madrid, 22-27 de septiembre de 2003 (pp. 235-254). Barcelona, España: Griselda Bonet Girabert. 102 Webster, J.R. (2005). 100

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Llobet103, no se han encontrado estudios recientes que integren con nueva información documental los datos presentados por las crónicas o los estudios anteriores, principalmente elaborados por franciscanos en las primeras tres décadas del siglo XX. Asimismo, creemos que sería de gran interés confrontar las características del movimiento surgido en la provincia de Aragón con aquellas de los diferentes movimientos reformadores nacidos en otras provincias, con tal de perfilar un mapa de la Observancia en España con sus diferentes matices y particularidades. En efecto, de momento el único ejemplo de estudio extenso y de conjunto parece ser el número del Archivo Ibero Americano de 1957, dedicado a la Observancia en España104, que reúne contribuciones sobre los distintos movimientos nacidos en el territorio105. La fragmentación “regional” de los estudios sobre la Observancia en España y la falta de trabajos recientes que los reúnan, posiblemente se refleje en las publicaciones colectivas europeas sobre la Observancia franciscana, donde las aportaciones sobre los estudios en España, sea por autores autóctonos, sea extranjeros, son escasas respecto a las contribuciones elaboradas para otras áreas europeas, como Francia o Italia106. Confiando en la futura aparición de análisis generales más profundos, que consideren las particularidades de los movimientos en las diferentes provincias de España, y de más trabajos sobre la provincia de Aragón, por el interés suscitado a raíz del estudio sobre el Santo Espíritu y el material encontrado durante la investigación, esperamos poder contribuir a la reconstrucción de la interesante historia de los inicios y desarrollo de la Observancia franciscana en la provincia de Aragón con nuestras investigaciones.

Webster, J.R. (2006). Archivo Ibero Americano, tomo XVII, 1957. 105 A este volumen, queremos añadir el ejemplo de dos artículos relevantes: García Oro, J. (1980) y Martínez Vega, M. E. (1996). Los conventos franciscanos observantes en el Archivo Iberoamericano. Cuadernos de historia moderna. (17), 151-174. 106 Véanse como ejemplos Il rinnovamento del francescanesimo, l’Osservanza. Atti dell’XI Convegno Internazionale, Assisi, 20-21-22 ottobre 1983, (1985), Assisi, Italia, Università di Perugia; Identités franciscaines à l’âge des réformes, sous la direction de Frédéric Meyer et Ludovic Viallet, (2005), Clermont-Ferrand, Francia, Presses Universitaires Blaise-Pascal. 103 104

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