“Un libro enemigo”: las memorias políticas de Claudi Ametlla (periodismo, política y censura en la España de entreguerras)

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“Un libro enemigo”: las memorias políticas de Claudi Ametlla (periodismo, política y censura en la España de entreguerras) Xavier Pla

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Departament de Filologia i Comunicació, Universitat de Girona, España Published online: 13 Dec 2014.

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Journal of Iberian and Latin American Studies, 2014 Vol. 20, No. 2, 211–223, http://dx.doi.org/10.1080/14701847.2014.982891

DOCUMENTA

“Un libro enemigo”: las memorias polı´ticas de Claudi Ametlla (periodismo, polı´tica y censura en la Espan˜a de entreguerras) Xavier Pla*

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Departament de Filologia i Comunicacio´, Universitat de Girona, Espan˜a Este artı´culo analiza las circunstancias de la edicio´n en 1963 del primer volumen de las Memo`ries polı´tiques del periodista y polı´tico catala´n Claudi Ametlla (1883 – 1968), que abarcan desde 1890 hasta 1917. A partir de la consulta de los expedientes de la censura franquista que se conservan en el Archivo General de la Administracio´n del Estado en Alcala´ de Henares, se resalta la contundente respuesta de los censores y del entonces ministro de Informacio´n y Turismo, Manuel Fraga Iribarne, que impidio´ la publicacio´n del segundo volumen hasta el an˜o 1979. El temor por las represalias que la censura podı´a ejercer contra un autor que no tan solo habı´a sido gobernador civil de Girona y de Barcelona durante la etapa polı´tica republicana, sino tambie´n diputado en Madrid por Accio´ Catalana Republicana y claro “desafecto” a la dictadura franquista obligo´, tanto al autor como al editor, a preparar previamente un original autocensurado y suavizado en el fondo y en la forma. Entre las muchas razones que pueden llevar a un actor y testigo de la historia a escribir unas memorias esta´, seguramente, la de haber vivido una guerra, o haberla sobrevivido, o sufrido. Y, todavı´a ma´s, la de haberla perdido. En este sentido, con la perspectiva de los an˜os pasados, y compara´ndolas con otras memorias escritas por polı´ticos catalanes o espan˜oles del siglo XX, tanto por el sustantivo como por el adjetivo que aparecen en su tı´tulo, las “memorias polı´ticas” de Ametlla son ejemplares. A los tumbos biogra´ficos del venerable escritor catala´n, hoy casi un desconocido, deben sumarse las vicisitudes de la publicacio´n de sus memorias. Palabras clave: literatura catalana contempora´nea; literatura y periodismo; literatura y censura; memoria histo´rica; franquismo

Justificacio´n de un ge´nero ¿Por que´ escribir unas memorias en pleno siglo XX? Y, sobre todo, ¿por que´ leer un libro de memorias a principios del siglo XXI? En unos momentos de explosio´n *Email: [email protected] q 2014 Taylor & Francis

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212 X. Pla memorialı´stica, en los que la memoria colectiva se ha institucionalizado y las memorias virtuales, con toda su capacidad de informacio´n y almacenamiento, llenan la vida cotidiana hasta el punto de rivalizar con ella o amenazan con sustituirla, el ge´nero memorialı´stico contempora´neo, situado a la vez dentro y fuera de la literatura, ası´ como dentro y fuera de la historia, vive en una extran˜a zona de sombra. Condenadas a unas formas narrativas ma´s o menos tipificadas (en todo caso, ma´s que las de los diarios o las autobiografı´as), y a ser una especie de paso obligado para polı´ticos jubilados que desean fijar su imagen pu´blica para la posteridad, o para deportistas, intelectuales o artistas que dejan la escena, las memorias que hoy se escriben son objeto de algunos prejuicios negativos que las cuestionan por partida doble. A menudo, los historiadores solo las ven como testimonios excesivamente subjetivos, parciales, demasiado justificativos o, incluso, exculpatorios, obras incapaces de reflejar objetivamente y fielmente una e´poca o unos hechos histo´ricos. Por su parte, los crı´ticos literarios pueden llegar a considerar las memorias como textos sin suficiente conciencia lingu¨´ıstica, sin consistencia estilı´stica o narrativa, siempre demasiado supeditados a la narracio´n exterior de unos hechos que la voz narrativa necesita mostrar, o demostrar, a sus lectores. Como ha escrito Jean-Louis Jeannelle (2008, 8), las memorias, tan valoradas en el pasado, han ido perdiendo prestigio este´tico porque su modelo no se corresponde con las condiciones actuales de representacio´n de la historia o de expresio´n del “yo” literario. Sin embargo, a pesar de esta relativa invisibilidad crı´tica, se siguen publicando y reeditando libros de memorias y parece que hay una multitud de lectores cautivados por el relato de una vida en su condicio´n histo´rica, segu´n la famosa definicio´n de Philippe Lejeune (1975, 13). No es necesario que el autor sea un Chateaubriand o que el protagonista tenga una vida memorable para que el lector de buena fe se interese por un libro en el que un individuo da testimonio de su vida, articula´ndose a la vez como actor y testigo de los acontecimientos histo´ricos. En la autobiografı´a, el autor tiende a diferenciarse, a construirse una identidad moral (familiar, educativa, profesional) que lo singulariza y que, en definitiva, justifica su libro. Las memorias, en cambio, se centran en una identidad entendida ma´s en su dimensio´n pu´blica y colectiva, convencido como debe estar el protagonista de que su propia historia puede llegar a dar significado a un pasado que es colectivo (Jeannelle 2008, 13). Entre las muchas razones que pueden llevar a un actor y testigo de la historia a escribir unas memorias esta´, seguramente, la de haber vivido una guerra, o haberla sobrevivido, o sufrido. Y, todavı´a ma´s, la de haberla perdido. En este sentido, con la perspectiva de los an˜os pasados, ponie´ndolas al lado de otras memorias escritas por polı´ticos espan˜oles del siglo XX, tanto por el sustantivo como por el adjetivo que aparecen en su tı´tulo, las “memorias polı´ticas” de Claudi Ametlla son ejemplares. A los tumbos biogra´ficos del venerable escritor catala´n, hoy casi un desconocido, deben sumarse las vicisitudes de la publicacio´n de sus memorias.

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Itinerario de un gran periodista franco´filo En el retrato que le dedico´, titulado “Claudi Ametlla, la vella saviesa polı´tica a la clandestinitat”, incluido en el El Molı´ de l’Ombra, el crı´tico Albert Manent, que lo trato´ mucho en los an˜os cincuenta y sesenta del siglo pasado, explica que Ametlla destacaba “por su aire cen˜udo de polı´tico radical-socialista france´s” (1986, 237). La referencia a la polı´tica francesa no puede ser ma´s acertada porque en Ametlla todo invita a considerarlo, efectivamente, como un producto de la Tercera Repu´blica francesa trasladado a la vida polı´tica republicana, catalana y catalanista. A diferencia de muchos de sus compan˜eros de generacio´n, que eran abogados, e´l era maestro de formacio´n. Demo´crata convencido, catalanista, pero poco dado al triunfalismo, pragma´tico y reformista, partidario del orden y la autoridad, laico pero no anticlerical ni antiburgue´s, Ametlla fue siempre un liberal, moderado y dialogante, tanto en las formas como en el fondo, de la vida polı´tica. Una imagen bien distinta, pues, de la del temible “rojoseparatista” y “prohombre fana´tico” con que los censores franquistas de principios de los an˜os sesenta lo descalificaban. Claudi Ametlla Coll nacio´ en Sarral, en la Conca de Barbera` (provincia de Tarragona) en 1883 y murio´ en Barcelona en 1968. Pronto cambio´ las aulas del magisterio por las redacciones de los diarios barceloneses, su verdadera vocacio´n, y una intensa actividad de agitacio´n catalanista en pen˜as, cı´rculos y casinos. Su amistad con el historiador y polı´tico Antoni Rovira i Virgili (Tarragona 1882– Perpinya` 1949), propicio´ que en 1906 entrara a formar parte de la redaccio´n del diario El Poble Catala`. A partir de aquel momento, Ametlla estuvo permanentemente ligado a cabeceras del republicanismo catalanista. En 1915, comenzo´ a escribir en el diario federal en lengua castellana El Diluvio, donde enseguida consiguio´ uno de los encargos profesionales que le proporcionaron ma´s reconocimiento: el de corresponsal de prensa en la primera lı´nea del frente francoalema´n de la primera Guerra Mundial. La serie de artı´culos que Ametlla escribio´, con el tı´tulo comu´n “Un franco´filo en Francia”, se publico´ en el diario entre el 17 de septiembre y el 10 de noviembre de 1916. En el primero de estos artı´culos, declaraba, conmovido: Pocos especta´culos pueden interesar tanto a quien tenga conciencia de la hora grave por que pasa el mundo como la vida de un paı´s beligerante. Y, para nosotros, latinos, catalanes y, por tanto, franco´filos, ninguna de estas vidas puede despertarnos el emocionante intere´s de Francia, la que ma´s intensamente vive la Guerra y la que ma´s directamente sufre sus horrores de entre las naciones aliadas.

Ametlla se desplazo´ en coche formando parte de una delegacio´n de corresponsales de perio´dicos ingleses a la que tambie´n se unio´ el polı´tico catalanista Francesc Cambo´, muy preocupado por entender co´mo se organizaba la intendencia de los soldados. Visito´ Verdun, y se puede decir que casi piso´ la trinchera be´lica, que era lo que los lectores de todos los perio´dicos de la e´poca pedı´an a sus enviados. Sus cro´nicas son muy personales y reflejan la mirada estupefacta de un catalanista que veı´a peligrar los valores de la Francia republicana (Pla y Montero 2011, 24). Pero,

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a diferencia de las cro´nicas que Gaziel (pseudo´nimo de Agustı´ Calvet) publico´ en aquel mismo momento en La Vanguardia, reeditadas recientmente con el tı´tulo En las trincheras (2009), las de Ametlla nunca han sido recogidas en libro. Ametlla volvio´ del frente reafirmando su francofilia y su pasio´n por la vida polı´tica, que le acompan˜arı´an a lo largo de su vida. Entonces se dio cuenta de que no era exactamente ni un periodista de partido, ni tampoco un redactor de mesa de los que cerraban las redacciones de los perio´dicos a altas horas de la noche, ni siquiera un corresponsal europeo ma´s o menos mo´vil como lo acabarı´an siendo un Josep Pla, un Julio Camba, un Manuel Chaves Nogales o un Eugeni Xammar. El negocio de la informacio´n y su influencia polı´tica A Ametlla le interesaban, por encima de todo, las relaciones entre el gran periodismo y la polı´tica. Concebı´a el periodismo como una forma de influir en la vida polı´tica, le fascinaba entrevistarse con los ministros de asuntos exteriores o con sus jefes de gabinete, se entusiasmaba con las grandes empresas editoriales, le apasionaba la circulacio´n de noticias e, incluso, la difusio´n de secretos de Estado, de rumores y confidencias que explotaban en las manos y eran transportados por discretos periodistas en trenes nocturnos de Parı´s a Barcelona o de Roma a Madrid. Gracias a sus contactos en Francia, consiguio´ la financiacio´n necesaria para crear y dirigir la revista semanal Iberia entre 1915 y 1919. En su mayor parte escrita en lengua castellana, con una presencia importante de ilustradores y una no´mina de articulistas que reunı´a lo mejor del republicanismo catalanista progresista (Amadeu Hurtado, Eugeni Xammar, Ma`rius Aguilar o Antoni Rovira i Virgili, que siempre escribio´ en catala´n), Iberia era una revista abiertamente aliado´fila nacida con el u´nico objetivo de defender la polı´tica de la Francia republicana y contrarrestar la supuesta germanofilia o neutralidad de los que se sentı´an seguidores de Eugeni d’Ors y Gaziel (Safont 2012, 23). Cuando termino´ la guerra, tanto Ametlla como su colega Hurtado fueron condecorados con la Legio´n de Honor por el gobierno france´s. La gran oportunidad de Ametlla surgio´, por decirlo ası´, gracias a la agencia de noticias francesa Havas. Hasta entonces, en Espan˜a solo habı´a existido la agencia telegra´fica de noticias Fabra, fundada por el gerundense Nilo M. Fabra y Deas (1843–1903), corresponsal del Diario de Barcelona en Madrid (Guillamet 2003, 100). En realidad, desde 1870, la agencia de Fabra era una delegacio´n de la agencia internacional Havas, la cual fue monopolizando progresivamente la informacio´n internacional en la prensa espan˜ola. Tras la muerte de Fabra, la agencia francesa decidio´ abandonar el contrato en exclusiva que tenı´a con el Diario de Barcelona y empezo´ a “servir” noticias de polı´tica extranjera a todos los diarios de Barcelona. Gracias a Manuel Lasarte, propietario de El Diluvio, Ametlla se convirtio´ en uno de los observadores privilegiados del desembarco de Havas en Catalun˜a. A partir de 1912, la agencia paso´ a “vender” noticias de todo el mundo, a trave´s de lı´nea telefo´nica y con servicio directo por el cable de Marsella, a La

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Vanguardia, Diario de Barcelona, La Publicidad, El Diluvio, Las Noticias y La Veu de Catalunya. Pero Ametlla no fue so´lo un intermediario de la informacio´n. Frente al crecimiento del abono informativo de la prensa catalana, Havas decidio´ abrir una sucursal propia en Barcelona, con despacho en la Rambla de Canaletes, nombra´ndole a e´l como director. Las tensiones con La Vanguardia, que hubiera preferido disfrutar de un trato preferente, aparecieron desde el primer dı´a y se intensificaron cuando Gaziel se convirtio´ en su director. Las pretensiones de la agencia francesa no eran solo periodı´sticas o informativas, sino que evidenciaban como, lentamente, se iban articulando los mecanismos propagandı´sticos de la Guerra del 14 en un forma de “colonialismo informativo” (Paz Rebollo 1994, 294). La llegada del servicio de noticias extranjeras contribuyo´ a modernizar los diarios catalanes que, desde entonces, se llenaron de las u´ltimas informaciones sobre polı´tica internacional. A su vez, gracias a las gestiones de Ametlla, la sucursal barcelonesa favorecio´ la creacio´n de un punto de vista catala´n en Europa sin la interferencia de la sede de la agencia en Madrid y sirvio´ para vehicular, a pesar de las reticencias francesas, las reivindicaciones nacionalistas. Modernizando el periodismo, Ametlla contribuı´a tambie´n a modernizar el catalanismo polı´tico. Su nombramiento como director y gerente de la Agencia Havas en Barcelona en diciembre de 1918 coincidio´ con un momento de gran expansio´n: tres equipos de redactores trabajaban siete horas al dı´a (entre ellos, Andreu Nin, Manuel Brunet o Joaquim Ventallo´), adema´s de dos traductores (Luis Jorda´n y Jose´ M. Co de Triola), dos taquı´grafos (Evelı´ Brull y Carlos Farfa´n de los Godos), tres radiotelegrafistas, un administrativo y un ordenanza, segu´n detallaba el mismo Ametlla en una entrevista (Sariol Badia 1977, 123). Las suscripciones a la agencia de noticias seguı´an aumentando y no se abonaban solo los diarios (si no estaban abonados, corrı´an el riesgo de hacer el ridı´culo, como El Noticiero Universal, que no se entero´ de la muerte de Lenin en 1924 [ . . . ]), sino tambie´n instituciones como la Mancomunitat de Catalunya, las principales entidades bancarias del paı´s o polı´ticos como el mismo Cambo´, todos deseosos, por una parte, de recibir directamente la actualidad internacional en forma de noticias y de revistas de prensa, y, por otra, de dar a conocer informaciones propias, ya fuera en forma de artı´culos, noticias o, simplemente, de telegramas. Ametlla construyo´ buena parte de su prestigio desde la sucursal de la Agencia Fabra, ya convertida en Havas, en Barcelona, la mejor obra que en el orden profesional pudo realizar (Pla y Montero 2011, 28). Conectado con la Agencia Havas, pero tambie´n y de manera inmediata con Reuter de Londres, Stefani de Roma o Tass de Moscu´, que a su vez estaban conectadas con la Associated Press estadounidense, Ametlla se convirtio´ en uno de los hombres ma´s influyentes de la vida polı´tica catalana y, por extensio´n, espan˜ola. No u´nicamente se trataba de prestigio profesional, ya que se puede afirmar que se enriquecio´ considerablemente gracias a la compraventa de noticias. La informacio´n privilegiada de que gozaba y el contacto asiduo con polı´ticos,

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216 X. Pla financieros y grandes comerciantes en los momentos de la gran inflacio´n europea que siguio´ a la primera Guerra Mundial, le proporcionaron una excelente atalaya desde donde observar la vida pu´blica. Sin llegar a ser un verdadero magnate de la prensa (aunque nada hace pensar que no lo pretendiera), en aquellos an˜os Ametlla emprendio´ importantes negocios paralelos gracias a su acceso a informaciones bursa´tiles (con algunos fracasos, como el de grandes importaciones de algodo´n que a continuacio´n se desvalorizaron, y con alguna decepcio´n posterior, como la de haber renunciado a la distribucio´n de la aspirina en Espan˜a). Casado desde 1918 con Carme Peris Mas de Xexa`s, hija de una rica familia de Castello´ d’Empu´ries, originaria de la comarca de la Garrotxa, Ametlla se instalo´ en una torre en el nu´mero 168 de la Avenida de la Repu´blica Argentina, en Barcelona, que habı´a de conservar hasta los an˜os sesenta. Convertido en presidente del consejo de administracio´n del semanario Mirador y accionista de la Llibreria Catalo`nia, fiel a sus principios polı´ticos y periodı´sticos y a su amigo Hurtado, Ametlla continuo´ defendiendo a capa y espada su papel como influyente intermediario en la compraventa de informacio´n. Lucho´ contra la voluntad intervencionista de la dictadura de Primo de Rivera, que intentaba controlar a toda costa la agencia de noticias. De hecho, el directorio nacionalizo´ la empresa periodı´stica. Obligo´ a la agencia a constituirse en sociedad ano´nima y la ofrecio´ a grandes grupos bancarios pero reservando la direccio´n al mismo Ametlla. A principios de 1927, la dictadura primoriverista le presiono´ para que mejorara todos los tratos entre la empresa, que paso´ a ser definitivamente espan˜ola, y la sede central francesa, que se quedo´ en exclusiva la cesio´n de la informacio´n. En el contrato que se firmo´ el 15 de febrero de aquel an˜o, entre Andre´ Meynot, directoradministrador de Havas en Francia, y Marcelino Esteban Collantes, como director de la agencia telegra´fica Fabra, se intentaba tambie´n diluir el papel de la sucursal barcelonesa y de recentralizar el envı´o de la informacio´n a la sede de Madrid (Pla y Montero 2011, 30). No sera´ hasta el an˜o 1931, cuando se consolide el proyecto de Accio´ Catalana Republicana, que Ametlla compaginara´ su vocacio´n periodı´stica con la polı´tica. Aunque Accio´ Catalana Republicana sufrio´ una severa derrota en las elecciones de 12 de abril de 1931, a mediados de julio del mismo an˜o, haciendo valer su influencia polı´tica en Barcelona, Ametlla fue nombrado como primer gobernador republicano de la provincia de Girona (Pla y Montero 2011, 24). Acepto´ el cargo con un alto sentido institucional, pero, muy condicionado por los dirigentes de ERC y con una Accio´ Catalana abocada a disolverse definitivamente, dimitio´ en diciembre de 1932, una vez aprobado el Estatut d’Autonomia de Catalunya. Semanas despue´s, fue nombrado gobernador civil de nuevo, ahora de la provincia de Barcelona. Pero, cada vez ma´s inco´modo con las agitaciones sociales y las dificultades de orden pu´blico, por un lado, y, por otro, las difı´ciles relaciones con el gobierno de la Generalitat, dimitio´ al cabo de ocho meses. En febrero de 1936, fue elegido diputado a las Cortes de la Repu´blica por la circunscripcio´n de Barcelona formando parte de la candidatura del Frente Popular como uno de los

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cinco elegidos de Accio´ Catalana Republicana. Fue una etapa breve y poco atractiva en la que Ametlla asistio´ a las escasas sesiones de la tercera legislatura republicana abatido y desencantado, hastiado por la demagogia de las izquierdas y estupefacto ante la fascinacio´n que sentı´an los diputados de las derechas espan˜olas por Jose´ Antonio Primo de Rivera. En aquellos u´ltimos meses de la Segunda Repu´blica, Ametlla tuvo que ceder ante los deseos del diario La Vanguardia y de su director, el siempre beligerante Gaziel. Las relaciones entre Ametlla y Gaziel, tan poco divulgadas, tan caracterizadas por la competencia, la indiferencia y el desprecio mutuo, constituyen una de las grandes luchas por la libertad de informacio´n de la Catalun˜a de los an˜os veinte y treinta del siglo pasado (Pla y Montero 2011, 26). En el contrato de 31 de diciembre de 1935 “Sobre servicios de informacio´n extranjera de La Vanguardia”, firmado entre Carlos Godo´ Valls, conde de Godo´, propietario del diario, y Claudi Ametlla, como concesionario exclusivo en Catalun˜a de los negocios, denominacio´n social y derechos de todas las clases de la Sociedad Ano´nima Agencia Telegra´fica Fabra, se resolvio´, en sus primeros puntos, que Ametlla no podrı´a proporcionar a ningu´n otro abonado ninguna noticia de las informaciones extranjeras, a no ser que La Vanguardia la diera igualmente y con mayor amplitud: El Sr. Ametlla cede al Sr. Godo´, con cara´cter exclusivo para toda Catalun˜a y con destino a su insercio´n en La Vanguardia en su edicio´n matutina o en cualquiera otra que le conveniese publicar en Barcelona, la totalidad de la informacio´n del extranjero que recibe o pueda recibir por cualquier sistema de comunicacio´n, debiendo este conjunto informativo abarcar como mı´nimo la cifra de 400.000 palabras mensuales en claro, es decir no telegrafiadas, y debiendo entenderse que la informacio´n facilitada diariamente sera´ la recibida el mismo dı´a, a partir del cierre de la edicio´n anterior de La Vanguardia. (citado en Pla y Montero 2011, 21)

El contrato obligaba a trasladar las oficinas de la Agencia Fabra a los locales del diario La Vanguardia. Y, sobre todo, daba total potestad a Gaziel para elegir a los periodistas encargados de redactar las noticias a partir de las informaciones de la actualidad internacional recibidas en la agencia: “pudiendo el Director de este perio´dico designar los redactores encargados de recoger y manipular en la Agencia la totalidad de dichos servicios, en cuyo caso los emolumentos de estos redactores del perio´dico ira´n naturalmente a cargo del Sr. Godo´” (citado en Pla y Montero 2011, 26). En contrapartida por los servicios de informacio´n ofrecidos, Ametlla percibirı´a una cantidad mensual de 23.000 pesetas durante los diez an˜os de duracio´n prevista del contrato. Por otra parte, Ametlla alcanzaba una de sus ma´ximas metas profesionales en el mundo del periodismo, ya que el contrato de explotacio´n privada de los servicios de informacio´n extranjera se extendı´a no solo a la Agencia Havas, sino a todo un consorcio internacional de agencias de prensa, la llamada Union des Agences Allie´es (que incluı´a Fabra, Havas, Reuter, Deutsche National Bureau, Stefani, Pat, Belga, Tass y Avala) que lo nombraban

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218 X. Pla representante en exclusiva para toda Catalun˜a. Desafortunadamente, los acontecimientos polı´ticos que sacudieron al paı´s pocos meses despue´s hicieron que no llegara a comprobar si este contrato resultaba beneficioso para sus intereses. Ametlla se vio´ obligado a renunciar a sus derechos de exclusividad con La Vanguardia, por lo que tuvo que pagar, a su vez, una indemnizacio´n a la Agencia Havas de Parı´s que subı´a a 20.000 pesetas para los an˜os 1936 y 1937, y a 24.000 para 1938. En una carta personal del 17 de enero de 1936, el director de Havas le agradecı´a su comprensio´n: “Croyez qu’il m’a e´te´ extreˆmement agre´able de vous montrer un esprit de compre´hension et de cordialite´ que, d’ailleurs, vous avez toujours rencontre´ chez Havas. Je garde de nos entretiens le meilleur souvenir” (citado en Pla y Montero 2011, 28). Ametlla tuvo que defender hasta el u´ltimo momento sus derechos en relacio´n con la agencia de noticias. En una carta del primero de julio de 1937 escrita desde la Pension Verdin de Parı´s, donde se encontraba ya exiliado, y dirigida al periodista Luis Rubio Hidalgo, recie´n nombrado delegado en Parı´s de la agencia republicana Agence Espagne, que actuaba como portavoz oficioso del gobierno de la Repu´blica y trabajaba en la embajada con el periodista barcelone´s Eugeni Xammar, Ametlla decı´a: Mi distinguido compan˜ero, Perdone Vd, que hasta hoy no haya hecho por verle. He estado ocupado estos dı´as en asuntos mı´os y, por otra parte, el amigo Xammar me dijo que no marchaba Vd. tan pronto como en principio creı´a. Le renuevo mi deseo de hablarle de la Agencia Fabra y espero me cite cua´ndo y do´nde Vd. quiera para ello. Suyo afmo. a. y e. Claudio Ametlla

Claudi Ametlla fue el principal directivo de la Agencia Havas de informacio´n periodı´stica en Espan˜a hasta el an˜o 1938. Al final de la Guerra Civil, la empresa fue brutalmente intervenida, confiscada y reconvertida en la Agencia Efe (la inicial del nombre del Caudillo) por el nuevo gobierno (Paz Rebollo 1994, 301). En el local de la agencia en Barcelona, Ametlla habı´a dejado como responsable, durante toda la guerra, al conocido periodista de La Publicitat y Mirador Joan Toma`s. La oficina estuvo abierta hasta las siete de la tarde del 25 de enero de 1939. Pocas horas despue´s, las tropas franquistas ocupaban Barcelona. Ası´ terminaba la gran aventura periodı´stica de Ametlla y se cerraba uno de los episodios ma´s complejos de las relaciones entre periodismo y polı´tica de la Catalun˜a contempora´nea. Breve historia de un libro de memorias El mes de septiembre de 1963 aparecio´ el primer volumen de las Memo`ries polı´tiques de Claudi Ametlla, que abarca desde 1890 hasta 1917. Era el primer libro publicado por la Editorial Po`rtic, fundada por Josep Fornas con el apoyo, en

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un principio, de Rafael Tasis y Albert Manent. Como ha subrayado Mireia Sopena (2006, 12), el objetivo primordial de este proyecto editorial barcelone´s era publicar libros polı´ticos en un momento, el de la de´cada final de la dictadura franquista, en que crecı´a el deseo de conocer la historia de los vencidos de la Guerra Civil espan˜ola a trave´s del ge´nero autobiogra´fico y memorialı´stico (biografı´as, memorias, testimonios, dietarios y dia´logos). Por iniciativa del propio Manent, Fornas decidio´ empezar la coleccio´n con el libro de Ametlla, para el que, despue´s de casi veinticinco an˜os de gestacio´n, reflexio´n y redaccio´n, se habı´an previsto dos volu´menes. Contenı´a un pro´logo elogioso de Tasis, del disen˜o se encargo´ el grafista Jordi Fornas, el autor recibio´ 15.000 pesetas por el original y el editor hizo una tirada de 2.960 ejemplares que se agotaron en pocos meses. El temor por las represalias que la censura franquista podı´a ejercer contra un autor que no solo habı´a sido gobernador civil de Girona y de Barcelona durante la etapa polı´tica republicana, sino tambie´n diputado en Madrid por Accio´ Catalana Republicana y claro “desafecto” a la dictadura franquista obligo´, tanto al autor como al editor, a preparar un original autocensurado, suavizado en el fondo y en la forma, con la ayuda del escritor Osvald Cardona. Sin embargo, de manera sorprendente, el primer volumen de las extensas memorias de Ametlla fue autorizado ´ıntegro y sin indicacio´n alguna por parte del lector censor nu´mero 2 en un informe del mes de marzo de 1963 que se conserva en el Archivo General de la Administracio´n del Estado en Alcala´ de Henares (AGA; Pla y Montero 2011, 24). El segundo volumen, que abarca los an˜os 1918– 36, fue presentado al mismo Servicio de Orientacio´n Bibliogra´fica de la Direccio´n General de Informacio´n del gobierno franquista con fecha de 19 de mayo de 1964. En este caso, la respuesta del lector censor (de firma ilegible) fue respetuosa pero del todo negativa: Las Memo`ries polı´tiques de Claudio Ametlla, Gobernador de Barcelona durante la Repu´blica, van desde 1918 al 1936, incluyendo la Dictadura de Primo de Rivera, a la que juzga despiadadamente, y muchos hechos demasiado recientes, adema´s del Re´gimen actual, al que implı´citamente muchas veces, y explı´citamente algunas, se manifiesta contrario. No se trata de hacer tachaduras, que adema´s serı´an contraproducentes, sino que toda la obra es demasiado prematura tal como la presenta el autor. Por eso, juzgamos que NO PUEDE PUBLICARSE. (Expediente nu´m. 1683– 63)

Como es lo´gico, el editor Fornas insistio´ y presento´ un recurso alegando la incoherencia de aprobar el primer volumen de las memorias y la repentina prohibicio´n del segundo. Otros dos censores tuvieron que leer las galeradas y dieron la misma respuesta negativa, dejando entrever que la aprobacio´n del primer volumen habı´a sido un “error administrativo.” El primero de estos lectores era Fe´lix Ros (Barcelona 1912 – Estambul 1974), reconocido poeta y escritor falangista. En su informe de censura, utilizaba un tono casi policial que permitirı´a deducir que en su juventud habı´a conocido a Ametlla. Tras sen˜alar que el autor criticaba al re´gimen y a sus instituciones “de la primera a la u´ltima pa´gina” y

220 X. Pla atacaba “de Franco para abajo, a todos los que puede,” el censor calificaba las memorias con una sola expresio´n: “libro enemigo.” El informe del falangista Ros, fechado el 2 de junio, es extenso y, leı´do hoy, provoca escalofrı´os:

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Director – desde poco despue´s de la 1a. Guerra Europea – de la Agencia periodı´stica Fabra (Havas), Claudi Ametlla fue, durante la Repu´blica, gobernador, en el corto perı´odo de dos an˜os, de Gerona y Barcelona sucesivamente. Tras nuestra Guerra de Liberacio´n, permanecio´ 12 an˜os en el exilio (Parı´s y Perpin˜a´n) y, si es que vive hoy au´n, calculo que sera´ muy, pero muy viejo. Escritor de estilo muy “barato”, demago´gico, callejero y de gracias (?) burdas, comence´ yo a leer su libro con la mejor buena fe suponiendo que, como en el caso de las Memorias de Amadeo Hurtado, recientemente aprobadas por mı´ con alguna leve tachadura, se trataba de las pa´ginas de algu´n ex enemigo convencido de las ventajas del nuevo Re´gimen, desengan˜ado y deseoso de enfocar las cosas con una perspectiva inteligente y ganas de paz. [ . . . ] Ametlla continu´a siendo el fana´tico prohombre que fue´ de Accio´ Catalana Republicana. Odia y satiriza a los militares y dedica, en cambio, pa´ginas aute´nticamente “ternuristas” a Macia´ y a Companys – la dignidad y honradez del u´ltimo le emocionan –, ası´ como de admiracio´n frene´tica hacia Azan˜a, Casares Quiroga (su gran amigo), Miguel Maura e Indalecio Prieto: del u´ltimo elogia su “humanidad y gran bondad”. Va contando toda la Repu´blica desde el bando rojo. No cree en la viabilidad total del separatismo “desgraciadamente”. [ . . . ] Para no perder ma´s el tiempo: uno de los mayores timbres de gloria que la posteridad va a reconocer a e´stos nuestros 25 an˜os de Paz sera´ el de que los rojos la este´n disfrutando hasta tal punto como para idiotizarse, suponer que todos somos unos y todo el monte es ore´gano y vivir como en pleno demoliberalismo (por mucho que se quejen de falta de “llibertat”), y hasta el punto de producir engendros como e´ste, propios de e´pocas mansas y SIN PELIGRO. (Expediente nu´m. 1683– 63)

Para terminar, Ros, que en aquel entonces era nada menos que el Jefe de Lectorado, resumı´a en dos violentas diatribas su informe, una contra el libro y la otra ya directamente contra su autor: Resumen: estas casi 400 pa´gs. son obra de un rojoseparatista en perı´odo de celo au´n, medio idiotas medio demenciales. Vitupera al eje´rcito, al Re´gimen, a la Falange, y a cuanto nos es ma´s caro. NO SE DEBE AUTORIZAR EN MODO ALGUNO. Libro enemigo. Caso de que el autor viva, deben investigarse sus actividades de hoy, pues Ametlla confiesa su serio contacto con Gil Robles (reciente), en lucha por las “libertades” de Espan˜a. (Expediente nu´m. 1683 –63)

Ma´s distante, el segundo censor, con fecha de 20 de julio, emitı´a un informe igualmente negativo, que concluye ası´: Este segundo tomo de las memorias polı´ticas del autor viene a ser en parte una autobiografı´a polı´tica y apologe´tica de la actuacio´n como miembro en el partido de

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Accio´ Catalana al que pertenecio´ (y, en el fondo, sigue perteneciendo) el Sr. Ametlla. [ . . . ] El tono polı´tico de la obra no esta´ constituı´do por meras memorias autobiogra´ficas, sino que e´stas van acompan˜adas por juicios polı´ticos que, en lo que atan˜en a nuestro Movimiento Nacional y a las personalidades que en e´ste han intervenido, no pueden admitirse sin ma´s.

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Por todo ello, y con un criterio excesivamente benevolente, por tener en cuenta que se trata del segundo tomo de una obra cuyo primero ha sido al parecer publicado ya, y para no dar sensacio´n de rigidez de la censura, para que se pueda autorizar esta obra, se harı´a preciso realizar las tachaduras y enmiendas que a continuacio´n se consignan. [ . . . ] (Expediente nu´m. 1683 –63)

Ante aquella situacio´n, el editor y el autor de las memorias decidieron no claudicar. Ametlla escribio´ directamente al entonces ministro de Informacio´n y Turismo, Manuel Fraga Iribarne (Vilalba 1922 – Madrid 2012), pidie´ndole que reconsiderara la denegacio´n. En su respuesta, fechada el 11 de diciembre del mismo an˜o, Fraga le aconsejaba, sibilinamente, “paciencia” (aunque Ametlla habı´a cumplido ya 81 an˜os), y subordinar sus deseos particulares al “bien comu´n”: Muy sen˜or y amigo: He recibido su carta del dı´a 1 y la he leı´do con el mayor intere´s, como siempre ocurre con todo lo que concierne a este Ministerio que desea dar a todos los espan˜oles las mayores facilidades posibles para el ejercicio de sus actividades [ . . . ] Me hago cargo de su deseo de ver editada, completa, una obra en la que, sin duda, ha puesto personal buena voluntad para lograr una imparcial estimacio´ n de los acontecimientos. Sin embargo, la ´ındole extremadamente delicada del asunto que usted estudia en sus memorias y que tantas repercusiones tiene au´n en la conciencia colectiva espan˜ola, aconseja a todos – y usted, desde la serenidad de los an˜os que actualmente cuenta, lo comprendera´ perfectamente – una gran prudencia no solamente en el manejo de los datos y en la interpretacio´n de los mismos, sino, sobre todo, en su publicacio´n y difusio´n. Los informes que he recibido de personas en cuyo criterio confı´o me indican que su libro se sale del marco de unas simples memorias autobiogra´ficas y, a causa de la notable personalidad del autor, entra en el terreno de la historia interpretativa, lo que envuelve juicios polı´ticos sobre sistemas vigentes y sobre hechos extremadamente vivos todavı´a en la conciencia nacional. (Expediente nu´m. 1683– 63)

Por su parte, el editor Fornas interpuso un recurso de alzada al mismo Ministerio y elevo´ una su´plica en cuatro puntos argumentando los perjuicios morales y econo´micos que conllevaba la prohibicio´n del segundo volumen: [ . . . ] SEGUNDO. El autor de las Memo`ries polı´tiques, don Claudio Ametlla Coll, por su avanzada edad, que excede de los ochenta an˜os, y por haber vivido en destacados puestos de observacio´n los episodios ma´s accidentados de la vida polı´tica espan˜ola – en especial en Catalun˜a – durante el perı´odo indicado, nos ofrece un

222 X. Pla documento exento de partidismo, que creemos ha de ser muy u´til para los historiadores del citado perı´odo, pero tambie´n para los lectores en general. [ . . . ]

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[ . . . ] CUARTO. Cree tambie´n el recurrente que es sumamente conveniente que, adema´s de los historiadores oficiales y de los testimonios de un solo matiz, la descripcio´n de los referidos hechos pueda ser conocida a trave´s de sus autores y protagonistas. En apoyo de tal aserto, que con harta ponderacio´n ha aplicado hasta ahora el Gobierno, puede aducirse la autorizacio´n de publicar las Memorias de Lerroux, los Recuerdos de Largo Caballero y el libro de Enrique Castro Delgado Hombres made in Moscu´, para solo citar a tres figuras destacadas del republicanismo, el socialismo y el comunismo anteriores a 1939. Creemos que el libro cuya autorizacio´n ha sido denegada merece, por lo menos, un trato igual a los precitados, ma´xime habiendo sido publicado su primer tomo, previa autorizacio´n sin reservas ni enmiendas. (Expediente nu´m. 1683– 63)

Finalmente, una nota del 21 de diciembre respondı´a brevemente al editor de Po`rtic: “Se deniega por orden de S. E.” (Expediente nu´m. 1683– 63). El segundo volumen de las Memo`ries polı´tiques (1918–1936) de Ametlla no se pudo publicar hasta 1979, cuatro an˜os despue´s de la muerte del dictador. Lo publico´ por cuenta propia, y con un pro´logo redactado expresamente, Jose´ Raimundo Bartre´s, antiguo redactor del perio´dico barcelone´s El Diluvio, amigo personal de Pı´o Baroja, Miguel Maura y Manuel de Irujo, y gran admirador de Ametlla. Fue el mismo Bartre´s quien se encargo´ de impulsar la edicio´n del tercer volumen, de menor intere´s, Memo`ries polı´tiques (1936–1940), publicado en 1983, con pro´logo de Heribert Barrera y con unos interesantı´simos apuntes biogra´ficos de Ametlla firmados por Josep M. Pi i Sunyer, Santiago Nadal, Joaquim Ventallo´ y Maria` Manent. Bartre´s tambie´n impulso´ la edicio´n de otros dos volu´menes, miscela´neos, que esencialmente recogen artı´culos dispersos de Ametlla: Catalunya, paradı´s perdut (la guerra civil i la revolucio´ anarco-comunista). Memo`ries polı´tiques IV, con pro´logo de Jordi Pujol y epı´logo de Albert Manent, aparecido en 1984, y Des de l’exili. Els primers anys del franquisme. Memo`ries polı´tiques V, con pro´logo de Josep Benet, ambos publicados por Editorial Selecta. Desgraciadamente, ninguno de estos libros ha sido nunca traducido al castellano.

Referencias Ametlla, C. 1963. Memo`ries polı´tiques 1890– 1917. Barcelona: Editorial Po`rtic. Ametlla, C. 1979. Memo`ries polı´tiques (1918 – 1936). Barcelona: Catalo`nia. Ametlla, C. 1983. Memo`ries polı´tiques (1936 – 1940). Barcelona: Catalo`nia. Ametlla, C. 1984. Catalunya, paradı´s perdut (la guerra civil i la revolucio´ anarco-comunista). Memo`ries polı´tiques IV. Barcelona: Editorial Selecta. Ametlla, C. 1986. Des de l’exili. Els primers anys del franquisme. Memo`ries polı´tiques V. Barcelona: Editorial Selecta. Gaziel. 2009. En las trincheras. Edicio´n a cargo de M. Llanas. Barcelona: Die´resis. Guillamet, J. 2003. Histo`ria del periodisme. Notı´cies, periodistes i mitjans de comunicacio´. Valencia: Publicacions de la Universitat de Vale`ncia.

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Jeannelle, J. -L. 2008. E´crire ses Me´moires au XX sie`cle. De´cadence et renouveau d’un genre. Parı´s: Gallimard. Lejeune, Ph. 1975. Le Pacte autobiographique. Parı´s: Seuil. Manent, A. 1986. El Molı´ de l’Ombra. Barcelona: Destino. Paz Rebollo, M. A. 1994. “Barcelona en el panorama informativo internacional: la agencia Havas, la especulacio´n y el nacionalismo (1908 – 1918).” En Actas de las primeras jornadas de historia de la prensa, 289– 301. Barcelona: Institut d’Estudis Catalans. Pla, X., and F. Montero. 2011. A l’ombra de Josep Pla. Cinc escriptors-periodistes gironins de la Repu´blica. Palafrugell: Fundacio´ Biblioteca Josep Pla. Safont, J. 2012. Per Franc a i Anglaterra. La I Guerra Mundial dels aliado`fils catalans. Barcelona: Acontravent. Sariol Badia, J. 1977. Petita histo`ria de la guerra civil. Vint-i-tres testimonis informen. Barcelona: Dopesa. Sopena, M. 2006. Editar la memo`ria. L’etapa resistent de Po`rtic (1963 – 1976). Barcelona: Publicacions de l’Abadia de Montserrat.

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