Un intelectual orgánico en el México del siglo XX, José Revueltas.

June 28, 2017 | Autor: A. Zepeda Hernández | Categoría: Historia Intelectual, Historia de México, Jose Revueltas
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Descripción



Revueltas Andrea, Cheron Philippe, "Conversaciones con José Revueltas", México, ed. Era, 2001, 219 págs. 
Ibídem, pág 125
Gramsci, Antonio: Cahiers de prision (1932) Gallimard, París, 1978-1992, vol. II
Un intelectual orgánico en el México del siglo XX, José Revueltas.





Adolfo Zepeda Hernández


El pasado año de 2014 significó recordar el natalicio de una de las mentes más brillantes y sumamente críticas de la izquierda del pasado siglo XX, José Revueltas, el célebre escritor oriundo de Santiago Papasquiaro, Durango, dejó para la hoy ausente izquierda mexicana un legado intelectual altamente nutrido, no sólo en el terreno teórico, ni en el de las letras (el cual por cierto es bastante importante) su legado va más allá, radica en la lucha. 

El ser militante en momentos históricos de opresión y persecución es siempre de destacarse, pero sobre todo lo es reconocerse su espíritu combativo, el cual sin duda lo llevó hasta el último día de su vida a regocijarse en la lucha bajo la bandera del marxismo, la justicia social, pero sobre todo la dignificación de la sociedad mexicana.


 Hoy en día hablar de marxismo y de sus exponentes durante el siglo XX nos incita a entrar en un terreno de oportuna desacreditación política y en algunos casos incluso académica, parece ser que con la caída del muro de Berlín, comenzaron a caer uno a uno los epígrafes sacros del marxismo escritos en columnas de mármol por aquellos célebres académicos de las ciencias sociales. Académicos e intelectuales que por décadas defendieron teórica y políticamente el mal llamado "socialismo real" y que incluso llegaban a justificar la violenta lucha revolucionaria en contra del sistema capitalista, se encontraron en el momento más oscuro de su historia, el "fin de la historia" en palabras de Francis Fukuyama.

La caída simbólica del muro, llevó a toda una corriente de militantes teóricos del marxismo al terreno del auto crítica, la aceptación de un cambio en la geopolítica de los años 1980 trastocó las fibras más sensibles de las ciencias sociales en las aulas de muchas universidades, el socialismo real venía cuesta abajo, y debían encontrar las respuestas.

 A nivel mundial surgieron distintas corrientes historiográficas, metodológicas, e incluso políticas que buscaban reponerse al impacto del fin de aquel "socialismo real", la conclusión más que desalentadora reflejó un problema de fondo dentro de la propia izquierda, su bandera le fue arrebatada en el proceso de lucha, la clase obrera fue cooptada por el régimen y las políticas neoliberales lograron con el paso del tiempo difuminar la esencia del marxismo práctico, lograron arrebatar del movimiento obrero la consciencia de clase, poco a poco los partidos comunistas carecieron de movilidad social, distintas minorías sociales salieron de la clandestinidad demandando sus derechos civiles desde los países "democráticos"; afroamericanos, homosexuales, mujeres, inmigrantes, levantaron la voz por sus demandas alejados de la esfera del movimiento obrero.


 En México el panorama político no fue menos alentador, el movimiento de 1968 significó no sólo una nueva forma de protesta amparada desde la juventud, de igual forma significó el desplazamiento del movimiento obrero por la creciente clase media y por un sector en particular; el estudiantil. El año de 1968 le demostró a la sociedad mexicana que la juventud estudiantil estaba preparada y educada para ser contestataria, para ser rebelde y oponerse a la garantía que el Estado mexicano había firmado años atrás con sus padres, esa garantía parecía desaparecer poco a poco del escenario económico del país, las comunicaciones aceleraron el intercambio de ideas a nivel mundial, el marco de la guerra fría despertaba en aquella generación una esperanza en la idea de progreso, en una idea de superación social equilibrada, la idealización del futuro dependía de la lucha y aquella no necesariamente iba de la mano con el movimiento obrero, el mismo que por años mantuvo fielmente la convicción de hacer valer sus convicciones políticas.

 El precio que pagó aquella generación fue inmediato, contundente e innegociable, represión brutal auspiciada por una institución como el ejercito, bajo la coyuntura de un sistema estatal de partido hegemónico, cuyo sostén se excusaba en una idealización romántica de la revolución mexicana, la cual había sido implantada como dogma de estado a la sociedad mexicana por cerca de cuarenta años.

 Es dentro de esta coyuntura histórica que José Revueltas tiene una participación preponderante, organizativa, militante, es dentro de este momento histórico que José Revueltas reafirma para el mundo entero su condición de intelectual orgánico, el siempre doble combatiente, tanto del escritorio como de la calle, José Revueltas se unió al movimiento estudiantil de 1968 y con él toda una corriente combativa del marxismo que parecía alejada de las demandas sociales más allá de la causa marxista en el movimiento obrero.

En este sentido José Revueltas afirmaba que la comunidad estudiantil se proponía a desplazar al movimiento obrero como reivindicación de lucha social, así pues la UNAM se convirtió en un oasis de expresión desde la cual una juventud mexicana iracunda se expresaría para mejorar sus condiciones sociales, laborales e incluso, ¿por qué no? políticas. México tenía una sola opción viable para poder recomponerse así mismo, ese camino tendría que ser el de una vida en libertad, entendida ésta misma como el derecho de objeción, a la crítica, José Revueltas defendía ésta idea de la siguiente manera:

"En una sociedad tan opresiva como es el capitalismo en cualquier país, se lucha por la democracia, pero no en sentido aritmético de mayorías y minorías, sino por una democracia cognoscitiva, que es la de conocer, decidir y participar en la problemática social del país. No peleamos por cosas descomunales o del otro mundo, ni por implantar el socialismo a la vuelta de la esquina. El socialismo es un proceso técnico muy complicado que parece haberse reducido a un solo ángulo que es el de la anulación de la personalidad humana, a confundir el productivismo con el desarrollo, que es una cosa diferente y no se reduce simplemente al fenómeno estructural de tener muchas fábricas e industrias, porque eso, en última instancia, es sólo actitud enajenante."






Una democracia cognoscitiva... Revueltas se planteaba ir más allá, se planteaba cambiar estructura, mover a su sociedad a través de la razón aplicada, a través del entendimiento no sólo de su clase, sino también de su lugar político, el cambio es más quirúrgico, debe ser un cambio de mentalidad, al adquirir consciencia de lo que se es, adquirirá a posteriori conocimiento de lo que se tiene y de lo que se puede lograr. La estructura de pensamiento es el ADN de una sociedad, la religión, la política, la vida personal, se mimetizan en un colectivo social, por lo tanto la transformación deberá trastocar las fibras más sensibles de dicho tejido social.

La capacidad de protestar, de disentir, de tomar decisiones por uno mismo, es para José Revueltas un motivador suficiente para combatir desde la misma doctrina marxista por un cambio de conciencia, Revueltas aparece como un párroco expresivo, pero totalmente contestatario, un párroco que va más allá del sermón, un párroco que lucha contra la desigualdad organizando a su feligresía, con biblia (manifiesto) en mano, congrega e incita a la lectura de su fe política a cientos de seguidores, su método es cuestionarlo todo, absolutamente todo, lo cual le contrajo problemas con sus camaradas de partido, problemas ideológicos que sus detractores volvieron por muchos años problemas políticos.

El papel de intelectual orgánico en José Revueltas, tal vez sea más evidente para la memoria histórica durante su participación activa en el movimiento estudiantil de 1968, dato que puede ser mal interpretado y que lo fue por mucho tiempo, la participación de Revueltas se limitó a ser una participación moderada, jamás lideró el movimiento, según expresaba Revueltas en variadas entrevistas después del 2 de Octubre, la aprensión y encarcelamiento político de José Revueltas fue obra de la confusión mediática del movimiento. Nunca fue secreta la militancia activa de Revueltas en huelgas, paros, manifestaciones y disidencias durante los conflictos laborales del siglo XX, tampoco fue parco en su participación ideológica en la constante producción y circulación de manifiestos, cartas, panfletos a la sociedad que asistía a los mítines políticos del PCM o de la Liga Espartaco. 




Fichado como un disidente peligroso y como un instigador al desorden social, Revueltas ya se encontraba en la nómina de la inteligencia federal, para ser el invitado de honor en Lecumberrí, según lo meritase el caso. El primer culpable del alzamiento estudiantil era, para aquel gobierno la imagen de José Revueltas... el escritor.

 Revueltas para 1968 ya tenía bastante tiempo en la militancia disidente, conoció la cárcel desde la edad de 15 años, para él la cárcel era un digno lugar si se había llegado a ella por manifestar sus ideales, siempre se vanaglorio de ello, visitó las Islas Marías, la vieja cárcel de Belén en la Ciudad de México y por último el Palacio negro de Lecumberrí, hoy Archivo General de la Nación.

Revueltas es uno de esos casos históricos de modestia justificada, Magdalena Saldaña, en una entrevista para el periódico Excelsior, en el año de 1973 le preguntaba:


M.S. -¿Se considera un intelectual? ¿Qué es un intelectual?
J.R. - Yo soy un hombre, un ser humano con todos los vicios y limitaciones inherentes y una que otra intención. Me interesa la comunicación como comprensión global de los fenómenos sociales, pero no me siento intelectual aunque en algo me identifico con ellos, pues son los que se meten en el problema de la cultura.

A pesar de su interés por los problemas sociales, Revueltas no se sentía alguien debidamente preparado intelectualmente para poder ser considerado como un intelectual, o por lo menos eso refleja en sus ensayos políticos, ideológicos y personales, consideraciones que son totalmente explicables, Revueltas fue un autodidacta, su amplio conocimiento del materialismo dialéctico, lo adquirió en tardes de aprendizaje en la Biblioteca Nacional, sentado en dicho reciento sus cuestionamientos existenciales lo llevaron a contestaciones filosóficas, contestaciones que su mente crítica enlazó con una explicación materialista y sobre todo realista de la vida, la desigualdad, el autoritarismo, la individualidad como vicio humano, lo llevaron a muy temprana edad a los brazos del marxismo. 

Volviendo a la figura del intelectual, Gramsci es sin duda alguna el artífice teórico del termino que conocemos actualmente del como reconocer a un intelectual moderno, para él se explicaba de la siguiente manera:

 "Se podría decir que todos los hombres son intelectuales; pero todos los hombres no ejercen en la sociedad la función de intelectual. Cuando se distingue entre intelectuales y no intelectuales, no nos referimos más que a la función social inmediata de la categoría profesional de los intelectuales, es decir, que se tiene en cuenta la dirección en la que se ejerce el peso más fuerte de la actividad profesional específica: en la elaboración intelectual o en el esfuerzo muscular y nervioso. Esto significa que, si se puede hablar de intelectuales, no se puede hablar de no intelectuales porque los no intelectuales no existen"

 Cualquier persona que razone es un intelectual, toda aquella persona que genere o experimente nuevo conocimiento es un intelectual, puede ser obvio pero es imprescindible señalarlo, el estigma que pesa sobre los intelectuales se refiere a una vaga noción del término anteriormente explicado por Gramsci.

La diferencia se centra en aquellos que realizan la función de intelectual como actividad profesional, escribiendo, proponiendo y manifestando ideas que transformen, o que reflejen los problemas de una sociedad, un intelectual debe ser un hombre culto, pero también un hombre del presente, un hombre realista.

Cuestionar todo hasta sus últimas aseveraciones puede ser caótico para terceros, la convivencia social no es fácil, cuando se pone en entre dicho la mayoría de las conclusiones que la sociedad considera fácticas, es por ello que se ha teorizado al intelectual como alguien cercano a los problemas sociales, pero también distante del mundo, aquella ironía la expone Jean-Paul Sartre de la siguiente manera:

"El intelectual es alguien que se mezcla con lo que no le atañe y que pretende contestar al conjunto de las verdades recibidas y de las conductas que se inspiran en ellas, en nombre de una concepción global del hombre y la sociedad, por lo tanto, el intelectual vendría definido por una práctica del distanciamiento, que le permitiría conservar una autonomía y un sentido crítico frente a las intenciones del poder."

Un sentido crítico frente a las intenciones del poder... actualmente se sobre entiende dentro del ideario político mexicano a un intelectual como alguien comprometido con las ideas, cuya relación con el poder (gobierno) no debe ser más de lo necesario, en una aseveración más romántica del termino, el intelectual debe adquirir un compromiso contestatario y crítico hacia la figura del poder político.

 Precisamente éste es uno de los planteamientos centrales de las motivaciones académicas que tengo, para escribir sobre José Revueltas y exponer su pensamiento histórico desde la figura del intelectual orgánico, la falta hoy en día, de éstos requisitos emblemáticos de la figura del intelectual que encontramos en muchos de los escritos de Revueltas, son motivos suficientes para indagar en el pensamiento crítico del escritor de "El Apando", pero también los planteamientos que encontramos en su lucha real por el marxismo- leninismo dentro de su militancia política. La necesidad de un intelectual orgánico es imperante en la actualidad mexicana, los problemas sociales no habían tenido tanta exposición y demanda de ser analizados correctamente como hoy en día.

 Contamos hoy en día con muy buenos periodistas que persiguen la noticia al pie del cañón, en un sentido literal arriesgan su vida por la nota, éstos investigadores del día a día han tratado de denunciar la colusión del poder con el crimen organizado, las redes de corrupción y clientelismo político, y sin embargo son amordazados. Pareciera ser que las figuras de aquellos grandes exponentes de la intelectualidad en México se han apagado, el último de ellos quizás fue Octavio Paz, el intelectual incomodo, y algunos intelectuales rezagados de la vieja guardia comunista que se manifiestan en duelo político desde hace algún tiempo. Me niego a creer que ya fueron desplazados por mercenarios de opinión, mal llamados "líderes", personas sin ideales que se exponen en los medios masivos de comunicación, vociferando entorno a la tendencia que su editorial dictamine en su momento. 

En el terreno político el panorama es menos alentador que en tiempos de Revueltas, tenemos a una "izquierda" política emanada de la alternancia otorgada a manera de negociación política de un régimen desgastado después del 2 de octubre en Tlatelolco, dicho desgaste permitió que los grupos políticos de izquierda se aglutinaran en una pléyade de corrientes políticas bajo la sombra de un partido político "progresista" el PRD, como era de esperarse el partido se corrompió y se alejo de sus militantes, la izquierda combate actualmente contra un estigma bien ganado, el estigma de la falta de congruencia política.

México siempre ha sido un país de caudillos, el caudillo por naturaleza es un líder popular que lucra con la necesidad de la población, una persona que se puede abanderar en las "luchas sociales" para lograr su objetivo, tener un poder político. Revueltas iba más allá en sus planteamientos políticos, para él la sociedad mexicana debía tener un conocimiento de su pasado histórico, entendido como una serie de momentos que nos definían colectivamente como sociedad, una memoria que nos proyectaba las deficiencias del pasado, en problemáticas del presente, esa era la verdadera labor de un intelectual, el ver críticamente a su pasado para tener argumentos sólidos de las problemáticas de su presente.

Por lo tanto, ¿es justificable investigar a través de la historia de las mentalidades a personajes históricos tan emblemáticos, para así poder indagar no sólo en su pensamiento, sino a través del mismo exponer su momento histórico?, yo creo que sí, es viable, pero no sólo desde la historiografía de un periodo histórico, sino como un ejercicio de conocimiento social, la historia debe dar paso a la transformación de la consciencia como aseguraba Revueltas, para dejar de ser sólo un tópico de historiadores, y despertar el interés de la persona común por su pasado aún latente.


Recordemos pues a José Revueltas como un intelectual militante, como un escritor necesario, como un teórico marxista, pero comprometido con el problema de la mexicanidad, Revueltas fue sin duda un hombre, sólo un hombre, pero uno que logró mantenerse de pie, cuando los demás se mantenían ocultos en medio de la tormenta, la valentía es una virtud, por donde quiera que se le mire...




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