Un hijo del devenir. Vicente Cervera Salinas y la poesía, “ese segundo viaje donde el primero se halla vivo y comprendido”. En Tamara Figueroa Díaz (Dir.) Escritura, migración e identidad: Los viajes de la memoria. Saarbrücken, Publicia-Université Blaise Pascal, pp. 107-114.

September 4, 2017 | Autor: M. Martínez Pérsico | Categoría: Literatura española e hispanoamericana
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Descripción

Un hijo del devenir. Vicente Cervera Salinas y la poesía, “ese
 segundo viaje donde el primero se halla vivo y comprendido” Dra. Marisa Martínez Pérsico, Universita’ degli Studi Guglielmo Marconi / Universita' di Cassino / UNITUS.

! ! Al escritor español Vicente Cervera Salinas (Albacete, 1961) le cabe el rótulo de escritor itinerante en sintonía con el título de uno de sus poemas, “Hijos del devenir”, que da a su vez nombre a la reciente antología bilingüe publicada en Italia, Figli del divenire. Antologia poetica 1993-2013 (2013). Un vocablo polisémico, devenir, con al menos tres acepciones de diccionario: sobrevenir, suceder o acaecer; llegar a ser; o en la filosofía, realidad entendida como proceso o cambio, que a veces se opone a ser. Pero cabría aun otra lectura: devenir es de-venir, preposición y verbo: venir de un destino, desplazarse en el espacio, llegar a un puerto, arribar a la meta. El autor ha publicado hasta el momento cuatro libros de poesía: De aurigas inmortales (1993), La partitura (2001), El alma oblicua (2003) y Escalada y otros poemas (2010). Descensos y subidas constituyen, en la summa poética del escritor, mojones de un periplo vital que conducirá a idéntico destino, como el ser inmóvil, eterno e inmutable de Parménides de Elea; no es inocente que el nombre del presocrático haya sido elegido por el autor como seudónimo de su primer libro. Sus ecos se oyeron hasta la más reciente escalada: “Tan sólo deja que la piel siga su ruta/ hasta que temple su pincel. Del zenit/ al nadir eres el punto que a sí mismo/ se persigue”220. La expansión en el espacio físico, las dinámicas del viaje y del desplazamiento abundan en los tres últimos poemarios, donde asistimos a numerosas catábasis y anábasis, así como a la resemantización contemporánea de los mitos de Proserpina y Plutón, o de Orfeo y Eurídice. Si El alma oblicua es un libro de pendientes y declives, palpables en títulos como “Bajada al metro”, “Escaleras abajo” o “Yacimientos”, Escalada y otros poemas es un poemario de ascensos y escaladas: “aligero así cuanto se inclina/ a la caída”221; “Miro en torno, y advierto/ –sorprendido– que el camino era/ un ascenso y el viaje una/ escalada, que permite recostarme/ en su

220

CERVERA SALINAS, Vicente, Escalada y otros poemas, Verbum, 2010, p. 39

221

Ibídem, p. 21.

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penumbra vertical”222. Si sus versos precedentes se solazaban en la conjunción de negaciones y lítotes: “los objetos/ que no tocas... Nada saben/ Nada indican”223, homenajeando tácitamente un procedimiento capital de la literatura borgiana a la que consagró su precoz tesis doctoral y posterior libro La poesía de Jorge Luis Borges, historia de una eternidad224, su última poesía se nutre de gozosas aserciones y aquiescencias: “Hay una alegría/ tersa y coronada por los dioses/ del recuerdo”225; “Fuerza imperiosa del deseo, verde/ crótalo de la fatiga que silba por/ cuanto pudo haber sido y aun pudiera/ ser, mientras vivo sea el aliento”226. Desde mediados de los años noventa, y fundamentalmente por motivos profesionales, comenzó su etapa más viajera, teniendo Europa y América Latina como principales destinos. En una entrevista el autor nos dice lo siguiente:

! Tuve largas estancias en ciudades como La Habana (tres meses), San José de Costa Rica (cuatro meses), Buenos Aires (cuatro meses) o México D.F. (dos meses). Por otra parte, estuve contratado en el curso académico 2000-2001 en Viena, en el Institut für Romanistik, para impartir clases de literatura hispanoamericana durante el Wintersemester y el Sommersemester. Me permitió vivir durante casi un año en esta ciudad, en el centro de Europa, con la posibilidad añadida de conocer, desde esta sede, muchas otras ciudades centroeuropeas. En cuanto a los viajes personales, también destacaría los que realicé a Italia en los años noventa, que también tuvieron repercusiones importantes en mi vida y en mi poesía.227

! Mientras en los poemas de La partitura el viaje tiene un anclaje más geográfico, en El alma oblicua y Escalada y otros poemas el tópico del viaje es menos físico y más existencial, interior, como lo explica el autor:

! ! ! 222

Ibídem, p. 21.

223

Ibídem, p. 36.

224

Cf. CERVERA SALINAS, Vicente, La poesía de Jorge Luis Borges, historia de una eternidad, Murcia: Universidad, Secretariado de Publicaciones, 1992. 225

Ibídem, p. 45.

226

Ibídem, p.54.

227

MARTÍNEZ PÉRSICO, Marisa. “Palabras con un escritor itinerante: Vicente Cervera Salinas. 10 de septiembre de 2013”. Entrevista inédita, p. 1.

108

La experiencia del viaje ha sido determinante en mi obra y en visión del mundo. No sólo por el tópico de la apertura mental que supone, sino también por el hecho de que la predisposición psicológica del viajero varía en relación a su rutina mental y a su capacidad de decisión. El viajero es un aventurero por esencia, alguien que ensaya posibilidades que en su vida real y cotidiana no existen. El viaje es un traslado del ser a otras coordenadas vitales, donde ha de ponerse a prueba y donde puede conocerse y reconocerse, en una multiplicidad de líneas de fuga. Por ello, el espíritu se despierta, se aviva y se agudiza, y la naturaleza poética recobra su dimensión más genuina: las percepciones proliferan y la mente se torna más porosa y fluida a la vez.228

! Según José Emilio Pacheco, Escalada y otros poemas goza, como su título, del arte de subir por el lenguaje para entrar en él con mansa violencia y convertirse en moneda de cambio para las transacciones cotidianas: “Cuán cerca estuvo de mí el mal... Qué cercanas sus espinas a rozar/ sin compasión el viento blanco/ que meció la herida. De qué modo se usurpó la confianza en la merienda familiar”229. Pacheco celebra la música sutil, la “delicada orquestación sin estruendo”230 y, aun así, en su anti-prólogo insta a los poetas a concebir la escritura como un oficio marcial, pues escribir es quiera o no el autor, una acción de guerra: “Cada uno tiene una misión en el campo/ en la batalla contra el error y el silencio/ en el cruento escenario que es la página”231. Paralelismos del prologuista mexicano con la música no son inocentes si hablamos de Cervera Salinas, quien publicó La partitura, un extenso volumen inspirado en la escala musical heptatónica que refleja su periplo viajero por tierras americanas, desde La Habana a Buenos Aires, y que fuera auspiciado en Argentina por el escritor Antonio Requeni. Respecto a esta manera de ver la escritura como una labor peligrosa, Michel Leiris establece que puede ser equivalente a un acto de tauromaquia, como cuando el toro y el torero se enfrentan: “[La] obligación para el verdadero artista es de ser 'autentico', es decir, comprometerse por completo en lo que está creando, con la idea de que existe una necesidad vital de terminarlo, sin ningún engaño, como el matador que coloca la estocada en el lugar preciso, con toda su fuerza entremedio de los cuernos”232. Precisamente, es en esta etapa de arriesgada creación cuando se concibe el estilo de 228

Ibídem, p. 3.

229

CERVERA SALINAS, Vicente, Escalada y otros poemas, op.cit., p. 29.

230

PACHECO, José Emilio, “No voy a hacer un prólogo”, en Cervera Salinas, Vicente, Escalada y otros poemas, op.cit., p.12. 231

Ibídem, p. 13.

232

LEIRIS, Michel, Miroir de la tauromachie, Paris: Fata Morgana, 1981, p.32. [Traducción realizada por el libro ESCRITURA, MIGRACIÓN E IDENTIDAD].

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cada autor. A propósito de marcar un estilo, Gabriele Morelli afirma que El alma oblicua de Cervera Salinas representa una gran lección ética frente a la vida y a nuestra existencia, así como también un llamado a escuchar y a realizar un análisis interior233, el que no está ausente de advertencia o sentenciosa exhortación: “Entono versos cada vez que la sombra/ de la certeza deja al descubierto/ superficies de hondonadas/ y prosigo veloz en mi lentitud”234; “...medito/ sobre el límite entre el centro/ y sus innumerables periferias”235; “...un paso más allá, allí donde el hilo se deshace/ y parece desmembrarse en la ceniza. / Una música te espera. Sabrás si la/ puedes escuchar sin derrumbarte. Asomará/ la otra entretela, el corazón...”236. De Escalada y otros poemas aislaré dos piruetas del lenguaje como botón de muestra de la originalidad de su composición237. La primera es la prolija ambigüedad en la selección léxica de sustantivos, adjetivos y adverbios con miras a generar un efecto de indeterminación de género –en el sentido de gender y no de genre– que empuja al lector a vacilar en la identificación del sujeto poético. Hay en estos versos la construcción de un yo andrógino, tangible en pasajes como “Avanzo instintiva/ luego, cabalmente”238 (donde se plantea un equívoco entre la construcción del adverbio, neutro, y el adjetivo femenino en virtud de la colocación sintáctica); “Te imaginé violeta y dulce/ para que lo fueras. / Para que llegaras a serlo/ en ti pensé sin amargura ni rencor/ sin maldición ni sombras / lejos del árbol turbio/ y del agua abyecta”239 (equívoco entre el adjetivo calificativo invariable y el nombre propio femenino Violeta); la mención al “Azul heraldo” o a “mi persona” (donde heraldo y persona son sustantivos de género invariable). Este procedimiento dota la poesía de Cervera Salinas de cierta sugestiva indeterminación genérica:

! ! 233

MORELLI, Gabriele, “Il verso obliquo di Vicente Cervera Salinas”, en Cervera Salinas, Vicente, L'anima obliqua, Bari: Levante Editori, p. 7 234

CERVERA SALINAS, Vicente, Escalada y otros poemas, op.cit., p. 20.

235

Ibídem, p. 20.

236

Ibídem, p. 54.

237

Algunas de estas ideas han sido parcialmente esbozadas en MARTÍNEZ PÉRSICO, Marisa, “Reseña de Escalada y otros poemas”, en Revista Pilquen Nro. 16, Año XV, 2013, pp- 1-2. Disponible en http:// www.revistapilquen.com.ar/CienciasSociales/Sociales16/16v1_10Persico_Res.pdf 238

CERVERA SALINAS, Vicente, Escalada y otros poemas, op.cit., p. 19.

239

Ibídem, 42.

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Los poemas hablan de lo real, del viaje físico, pero lo trasladan, o al menos pretenden desplazarlo, hacia un viaje interior y filosófico también. Los dos primeros versos de “Escalada” aluden a eso: por mucho que caminemos y nos desplacemos, el continente imaginario, lo que falta por venir, por andar, por vivir, siempre será mucho mayor. Además, lo imaginado contiene un viaje propio que no cabe en ningún mapa ni en ninguna ruta. En cuanto a los versos definitorios del yo en “El alma oblicua” expresan algo distinto: quieren escenificar plásticamente el carácter de ese tipo de alma (…). Como buena alma oblicua se comprende esquiva y sinuosa, por mucho que el plano donde comparezca sea inmaculado: siempre se manifiesta torcida, sesgada. Y sesgada es la dirección de toda línea.240

! Escalada y otros poemas privilegia las metáforas vegetales, que se distribuyen en dos campos semánticos emparentados con el ascenso. Una serie se vincula con la fugacidad, la descomposición, la fragilidad y desaparición de vegetales trepadores: “se cubren de perfumes los instantes/ al otro lado de la hiedra”241; “ramos de aromas efímeros”242. La otra serie asimila la escalada-ascenso con la erección sexual mediante los pares semillas-semen, tronco-cuerpo, raíces errantes y humanas: “Tiene tu talle condición de tronco... pues condición no le falta/ para perdurar como tronco/ incardinado al claustro de mi vida”243. Otra pieza de este libro es un obsequio a la imaginación literaria, digno de dadaístas y performáticos. Se trata de “La tijera”, poema elegíaco dedicado a una tijera que ha sido enterrada como castigo en el cubil de los cubiertos: “abatida en el cubil de los cubiertos/ quiero que reposes tú, espíritu/ afilado, que fuiste en otras manos/ instrumento de separación y tajante/ rasgadura de dos partes que eran una…”244.

! En una entrevista del año 2006 con Luis Gonzalo Portugal, Cervera Salinas alude a la “muerte sucesiva”:

! ! ! ! 240

MARTÍNEZ PÉRSICO, Marisa. “Palabras con un escritor itinerante: Vicente Cervera Salinas. 10 de septiembre de 2013”, loc. cit., p. 5. 241 242

CERVERA SALINAS, Vicente, Escalada y otros poemas, op.cit., p. 61. Ibídem, p. 69.

243

Ibídem, p. 62.

244

Ibídem, p. 31.

111

Es una alusión al poema “Nuestras muertes cotidianas”, incluido en El alma oblicua. La muerte cotidiana es el proceso mediante el cual el ser acepta su proceso de claudicación en la vida sin oponer ya resistencia. Es la muerte del alma de quien, tal vez, ni siquiera lo sabe conscientemente. Las muertes cotidianas y sucesivas son las que vivimos cuando dejamos de experimentar o de realizar aquello esencial para nosotros. Es un modo de rendirnos ante la realidad, pero no una aceptación, sino un mero rendimiento. No se trata de un acto de madurez, sino algo acomodaticio, un gesto resignado que va destruyendo el entusiasmo y la voluntad afirmativa de vivir.245

! En cuanto a la falta de combatividad y resignación de los individuos, Claude Simon establece que en la sociedad actual existe una pérdida de ideales y que más que existir se sobrevive: “[Ellos] permanecen indiferentes a la inercia o, a veces, a la hostilidad de diversos poderes, los valores más amenazados hoy en día”246. Este estado vegetativo frente a la vida podría relacionarse con la noción de muerte cotidiana a la que alude Cervera Salinas. Además, un rasgo distintivo de la poesía del escritor albaceteño es el empleo particular de la enunciación para construir realidades; se trataría de lo que hemos llamado poética de los actos ilocutivos. De esta manera, el tono de advertencia o de sentenciosa exhortación que algunos críticos han identificado en la poesía de Cervera Salinas podría interpretarse como la intención de fundar una poética donde la enunciación emprenda actos ilocutivos o actos de habla, siguiendo la teoría pragmática clásica de John Austin y John Searle. En “La maldición de la tibieza” y “Marzo, o la voluntad afirmativa” de La partitura, el acto ilocutivo se produce en la medida en que la enunciación transforma las relaciones entre los interlocutores, por ejemplo, en el siguiente pasaje, donde la poesía oficia como una suerte de redención que por el mero hecho de ser proferida garantiza la reconciliación entre dos seres247. El yo poético ofrece a su antiguo compañero de andanzas un sano augurio como puerta de acceso para el mutuo entendimiento y la pacificación del vínculo:

! ! ! 245

PORTUGAL, Luis Gonzalo, “Vicente Cervera. Ethos, historia e instinto”, en Revista El Coloquio de los perros Nro. 21, 2008, sin paginación. 246

SIMON, Claude, Discours de Stockholm, Paris: De Minuit, 1986, p.8. [Traducción realizada por el libro ESCRITURA, MIGRACIÓN E IDENTIDAD]. 247

Hemos ahondado en esta hipótesis en nuestra ponencia “Donde la enunciación construye realidades. Vicente Cervera Salinas y su poética de los actos ilocutivos” presentada en el XXVIII Congreso del AISPI (Asociación de Hispanistas Italianos) el 29 de noviembre de 2013, en Pisa.

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Que la tierra te sea leve.
 Y que leves, el aire, la luz y
 las distancias, leves te sean.
 (…)
 Que no hayas de extrañarme,
 ni de enviarme tus misivas arrancadas
 de un retoño de melancolía.
 Que te sea leve, y fecunda te devuelva
 a la vida la tierra que inclinó
 tu voluntad de posesión.
 Que seas tal vez hielo, tal vez llama,
 tal vez escalofrío.
 Y que nunca, y que jamás conozcas,
 bello arco de melodías,
 la maldición de la tibieza 248.

! La última acrobacia poética que señalaré de la obra de Cervera Salinas atañe al uso de correlaciones verbales y a la ruptura del continuum temporal. En numerosos poemas la acción se presenta, fluye y progresa con un tiempo verbal específico que se ve interrumpido por la incrustación de un verbo en otro tiempo; así se rompe la secuencia temporal y se obliga al lector a reconstruir aquello que los formalistas rusos llamaron la fable, la realidad evocada por el texto: “Se desata cada instinto... y cuando estás alerta al gozo... el viejo espíritu se reproduce y comparece... las convulsiones del amor que se encendió y de la carne que bullía”249; “Yo fui sereno y dulce, y arriesgué... dijo adiós... y tal vez no dormiré”250.

!

!

248

CERVERA SALINAS, Vicente, La partitura, Madrid:Vitruvio, 2001, pp. 29-30.

249

CERVERA SALINAS, Vicente, Escalada y otros poemas, op.cit., p. 25.

250

Ibídem, 28.

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Bibliografía

!

• CERVERA SALINAS, Vicente, Figli del divenire. Antologia poética (1993-2013), Soveria Mannelli: Iride, 2013. [Traducción de Marina Bianchi y Mario Francisco Benvenuto].

• _________________________, De aurigas inmortales, Murcia: V Centenario. Comisión de Murcia, 1993.

• _________________________, La Partitura, Madrid: Vitruvio, 2001. • _________________________, El alma oblicua, Madrid: Verbum, 2003. • _________________________, Escalada y otros poemas, Madrid: Verbum, 2010. • LEIRIS, Michel, Miroir de la tauromachie, París: Fata Morgana, 1981. • MARTÍNEZ PÉRSICO, Marisa. “Palabras con un escritor itinerante: Vicente Cervera Salinas. 10 de septiembre de 2013”, Entrevista inédita, 2013.

• MORELLI, Gabriele, “Il verso obliquo di Vicente Cervera Salinas”, en CERVERA SALINAS, Vicente, L'anima obliqua, Bari: Levante Editori, 2008.

• PORTUGAL, Luis Gonzalo, “Vicente Cervera. Ethos, historia e instinto”, en Revista literaria digital El Coloquio de los perros, n° 21, 2008.

• SIMON, Claude, Discours de Stockholm, París: De Minuit, 1986.

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