Un examen del espacio residencial y productivo en el Aconquija

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Descripción

UN EXAMEN DEL ESPACIO RESIDENCIAL Y PRODUCTIVO EN EL ACONQUIJA María Cristina Scattolin Museo Etnográfico. UBA. CONICET. Para comprender las relaciones entre las comunidades agroalfareras prehispánicas de la falda oeste del Aconquija y su entorno, las hemos venido estudiando en relación a: las características generales del medioambiente natural, los sectores de utilización y aprovechamiento de recursos y las configuraciones del espacio construido. Es este último aspecto el que se desarrolla en el presente trabajo1. El área de estudio aquí tratada es una faja de piedemonte ubicada al pie de la Sierra del Aconquija (Dpto. Santa María, Catamarca) y frente al Campo Arenal (Figura 1). Se extiende inmediatamente al sur del Valle de Santa María –como una continuación de su vertiente este– por una franja de unos 25 km de largo. La mayoría de los asentamientos arqueológicos se ubican en la parte más alta del piedemonte (unos 3000 m snm) a lo largo del frente serrano en relación con cursos de agua permanente. Responden a un patrón de viviendas dispersas insertas en áreas edificadas de actividad productiva agropastoril. El patrón de asentamiento generalizado se caracteriza por dos clases funcionales de recintos: los de habitación y los de cultivo o corrales. Ambos fueron construidos con piedra natural sin cantear y son de formas circulares o subcuadrangulares. En términos aproximados, las unidades pequeñas que tienen de 2 a 15 m de diámetro corresponderían a las viviendas y las unidades grandes que tienen de una decena a 100 m serían los recintos para actividades productivas agrarias (canchones) (Figura 2). Las unidades pequeñas se presentan dispersas entre los recintos mayores. Bajo esta caracterización que es la configuración generalizada y uniforme para todos los asentamientos del piedemonte se ha revelado una variabilidad

interna microregional que suponemos responde a distintos patrones del uso del espacio en el pasado. La región presenta una ocupación prehispánica Formativa importante y muy escasa representación del Período de Desarrollos Regionales (según Núñez Regueiro 1974). Al Período Formativo (1000 A.C. al 1000 D.C.) en el NOA se lo ha asociado en general con un modo de vida aldeano. Se trataría inicialmente de comunidades igualitarias (Raffino 1991:4), con un alto grado de sedentarismo (Núñez Regueiro 1974:177; Olivera 1988:86). Su patrón de asentamiento general es el disperso o el de aldeas pequeñas, ya sea muy poco densas o más concentradas2. Raffino refiere la mayoría de los sitios de la falda del Aconquija al tipo “Trazado Disperso Espontáneo” y dentro de éste al tipo “La Aguada-Buey Muerto” que sitúa cronológicamente “desde la segunda mitad del Período Formativo Inferior ... hasta fines del Formativo Superior” (1991:89). A lo largo del período Formativo (PF) se habrían producido en el NOA tendencias hacia la complejización y jerarquización de los asentamientos. En la época en que se estaban desarrollando los caseríos de la falda del Aconquija también ocurrían los desarrollos en Alamito y en Ambato, este último involucrado en un proceso de “Integración Regional” que se vincula a la dispersión de cerámica Aguada y a la construcción de montículos ceremoniales, indicando los inicios de complejización social (Núñez Regueiro y Tartusi 1990:151; Pérez Gollán 1991:173). En el Valle de Santa María tales tendencias de intensificación del uso del espacio se generalizan en la forma de patrones aglomerados característicos del Período de Desarrollos Regionales (1000-1480 D.C.)

durante el cual se habrían establecido sociedades con organización política de tipo jerárquico (Tarragó 1990; Raffino, 1991:4). Hasta el momento las manifestaciones de una ocupación agroalfarera tardía en la falda se limitan a un escaso número de tiestos cerámicos de superficie de estilo santamariano en Ingenio del ArenalCentro (Scattolin y Williams 1992:66), fragmentos Loma Rica bicolor en Loma Redonda y una cantidad también escasa –tal vez menor aún– de tiestos santamarianos en otros sitios. Respecto al asentamiento, no hay en la falda más que unas pocas estructuras rectangulares y su construcción no difiere demasiado del común; no hay ejemplos de los grandes muros dobles rellenos característicos de muchos sitios tardíos y del patrón santamariano de unidades domésticas rurales con grandes patios rectangulares junto a habitaciones circulares (Tarragó 1990). Por tanto la típica arquitectura y el asentamiento tardío no aparecen representados. Además, en el piedemonte del Aconquija tampoco hubo, como ocurrió más al norte, en el Valle del Santa María, una intensificación del uso del espacio habitacional, en el sentido de una subordinación de asentamientos, cambio de escala, segregación de áreas funcionales, nucleación, centralización de funciones, separación de áreas rurales y urbanas, etc., que caracterizan al Período de Desarrollos Regionales (PDR). Un solo ejemplo de concentración y segregación residencial se da en el sitio Antigal de Tesoro (o Tesoro II, Scattolin 2001 a: Figura 3) que se ubica por encima del sector de piedemonte de origen aluvional que tratamos aquí (Figura 1); mientras que el tambo incaico de Ingenio del Arenal-Médanos se encuentra en el borde del bolsón arenoso del Campo Arenal (Márquez Miranda y Cigliano 1961). En este sentido la configuración de las construcciones del piedemonte del Aconquija se asemeja a otras conocidas como por ejemplo, las grandes extensiones construidas en la localidad de Laguna

Blanca (Albeck y Scattolin 1984) o los asentamientos de Caspinchango-El Ciénago (Cigliano 1960), todas ellas, áreas de edificación celular “sin foco de crecimiento” y de agregación “espontánea” (Raffino 1991:89) en apariencia uniformes (para una impresión general en una de esas localidades, ver fotos aéreas en Albeck y Scattolin 1984:Figura 4 y Raffino 1991:Figura 5.4). Dentro de mi investigación sobre comunidades aldeanas del Aconquija me interesa estudiar diversos aspectos del espacio construido en relación con la jerarquización social ocurrida desde el PF hasta el PDR. En particular, importan los factores intervinientes en la configuración espacial que se manifiesta en los sitios. ¿Cómo examinar y poner en evidencia las variaciones de la estructura residencial y agraria frente a una configuración constructiva que parece caracterizarse precisamente por su homogeneidad, monotonía y reiteración? Este trabajo enfoca la manera en se presentan las formas arquitectónicas sobre el terreno e intenta dar un aporte sobre este asunto examinando aspectos del uso del espacio tales como la densidad, la segregación y la compactación/dispersión en sitios de la falda del Aconquija, tomando como casos de estudio a tres de ellos en particular: Loma Alta, Loma Redonda y Buey Muerto. TRATAMIENTO DE LA INFORMACIÓN Existen ocho localidades principales de la región normalmente asociadas a un arroyo de cierta importancia: Tesoro, Cerrillos, Buey Muerto, Zarzo, Loma Redonda, Dos Ríos, Ingenio del Arenal y Las Conchas (Figura 1). Cada localidad abarca un conoide que nace de una quebrada en el faldeo inferior de la sierra. La mayoría de los conoides tienen una longitud de varios kilómetros y están alimentados por un curso de agua permanente.

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Los sitios arqueológicos del piedemonte ocupan superficies extendidas y en general, sus límites no se manifiestan de manera neta. Nunca presentan murallas de circunvalación. De manera que en el presente trabajo se tratan sitios que pueden entenderse como extensiones de evidencia arquitectónica superficial dentro de una localidad. Existen pocos casos en que se ha podido determinar sitios discretos delimitados por accidentes topográficos nítidos (barrancas, arroyos, elevaciones, etc.). A efectos de obtener unidades de análisis comparables en el registro del uso del espacio de estos sitios y de otros de distintas regiones he tratado de obtener información cualitativa y cuantitativa para desarrollar un estudio comparativo. La recolección de la información se ha realizado en sucesivas campañas de prospecciones, relevamientos y registro de datos arquitectónicos y observaciones de fotos aéreas. El sitio Loma Alta en la localidad de Cerrillos es el que conocemos en más detalle (Scattolin 1990). Ha sido relevado en planimetría de manera completa y se ha tomado registro de datos arquitectónicos. En Loma Redonda se llevó a cabo en primera instancia una sectorización fundada en la obtención de un plano provisional y esquemático de las estructuras observables en las fotos, en base a su ubicación y criterios topográficos y fisiográficos y más tarde se realizó una prospección sistemática a pie con registro intensivo de rasgos arquitectónicos y relevamientos planimétricos (Scattolin y Lazzari 1993). Con respecto a Buey Muerto existe un plano parcial ya publicado (Weiser 1924, Raffino 1991:82, Figura 4.4). En razón de la buena calidad de información cartográfica para estos sitios con respecto al resto de los de la falda, ellos fueron los elegidos para el presente análisis. A fin de extraer un máximo de información espacial a gran escala junto con una resolución cronológica más segura se ha tratado de balancear una serie de datos que se refieren a la variación

temporal de los sitios. En este sentido sólo el sitio Loma Alta ha sido objeto de excavaciones por nuestro proyecto (Scattolin 1990) y cuenta actualmente con varios fechados (Scattolin 2001 a y b). El sitio Buey Muerto fue objeto de excavaciones en los años ‘70 y su asignación cronológica fue muy brevemente reportada (González 1977:149 y 1979:10). Loma Redonda no ha sido sometido a excavaciones. De manera que para la asignación cronológica de Loma Redonda debemos contentarnos por ahora con las evidencias proporcionadas por los restos (cerámica) de superficie obtenidos durante nuestras prospecciones y su vinculación con tipos cerámicos conocidos para la región. Por otra parte se conocen materiales de excavación de Ingenio del Arenal-Faldas del Cerro e Ingenio del Arenal-Centro (Márquez Miranda y Cigliano 1961), y de los cementerios y tumbas aisladas de Tesoro, Zarzo, Ingenio del Arenal y Las Conchas (Weiser 1924). De toda esta información se infiere de manera general que la ocupación extensiva de la región se alcanzó durante PF y hace suponer una ocupación restringida en el PDR3 (Scattolin 2001 b). Los recintos de habitación se distinguen de los recintos destinados a funciones agrarias por el tamaño, forma y densidad relativa de restos superficiales, entre otras propiedades. Las unidades pequeñas (2-15 m de diámetro) se pueden presentar en forma individual o conformando núcleos de varios recintos. Ambos casos se ubican entre los recintos agrarios de mayor tamaño. Es mucho más probable que las unidades nucleadas sean las que corresponden a las residencias o viviendas usadas de un modo más o menos contínuo. Por lo tanto cuando hablamos de "núcleo habitacional" (NH) adicionamos una dosis de inferencia sobre la funcionalidad de las estructuras. Donde no se cuenta con excavaciones, esta inferencia deriva de tomar en cuenta algunos atributos adicionales: entre ellos está el área ocupada, la densidad de hallazgos asociados, presencia de

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basureros, y también la presencia de rasgos arquitectónicos como puertas, umbrales, diversas características de construcción de la pared, etc. Todas las unidades nucleadas halladas fueron consideradas viviendas o núcleos habitacionales. En cambio, una cantidad menor del total de unidades aisladas fueron consideradas de tal manera (y aquí incluidas también bajo el rótulo NH), puesto que al tomar en cuenta los atributos asociados algunas no alcanzaban a manifestar la categoría de vivienda. Debe subrayarse que este estudio se sostiene en base a evidencia arquitectónica y ergológica superficial que ocurre sobre extensas superficies. Debido a la menor participación de datos de excavación, la resolución temporal se ve sensiblemente reducida. Además no hay que olvidar que los recintos no deben haber sido usados todos simultáneamente. Tomar una perspectiva de análisis que se centra en el paisaje ofrece tanto potencialidades como problemas. Las potencialidades derivan mayormente de poder reflejar en forma más adecuada las actividades humanas en relación con el uso extensivo del entorno. Sin embargo presenta dificultades a causa de la mayor incidencia y cantidad de datos provenientes de la superficie: la disociación y variabilidad contextual se incrementa a medida que aumenta la escala de investigación (Zvelebil, Green y Macklin 1992:193-197). ANÁLISIS DE LOS SITIOS Aparentemente la región presenta un patrón de asentamiento muy uniforme a través de las distintas localidades. Pero, ¿son todos iguales los sitios del piedemonte? Para responder a esta pregunta era menester considerar los tipos y rangos de variación entre asentamientos. Algunas de las formas de variación que, por un lado podrían relacionarse con la intensificación y que a la vez, son factibles de ser estudiadas en una meso/macro escala (Butzer 1982:233) son la densidad de ocupación y la agregación. La

intensificación del uso del espacio podría ser evaluada también (y tal vez mejor) midiendo el grado de integración entre asentamientos o considerando la segregación y jerarquización de las funciones entre los sitios, pero tal análisis requiere tener evidencias contextuales muy precisas provenientes de amplias muestras subsuperficiales. Dada la naturaleza de la información disponible decidí trabajar en principio con cálculos de densidad de núcleos habitacionales y proporciones entre clases de recintos tratando de poner de manifiesto la variabilidad del uso del espacio en la región a partir de datos de superficie. Mis objetivos fueron tres: 1. determinar las densidades de viviendas (núcleos habitacionales, NH) y proporciones de clases de recintos por caserío. 2. comparar las mediciones obtenidas y conocer ciertos rangos de variación. 3. examinar aspectos de la agregación. Las expectativas eran que la falda del Aconquija no presentaría grandes variaciones en estas medidas. Dado que no hay aglomeraciones evidentes se esperaba cierta similitud más que una alta diversificación en los resultados. Aquí doy a conocer los cálculos para los tres sitios mencionados. Más adelante se intentará ampliar la muestra a fin de abarcar la mayoría de los sitios similares de la falda y algunos de la vertiente este del valle de Santa María. DESCRIPCIÓN DE LOS SITIOS Loma Alta Se encuentra en Cerrillos, localidad que incluye un gran conoide con evidencia arquitectónica superficial la cual cubre un total de 40 has. El terreno en el conoide principal de Cerrillos está sembrado y sometido al riego lo cual afecta la visibilidad de los restos: casi no se halla cerámica en superficie. La definición de sectores es difícil, sólo pueden ser

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delimitados aquéllos que están separados por accidentes topográficos (barrancas, elevaciones, etc.). En cambio, el sitio Loma Alta (Figura 2) se ubica algo apartado sobre una lomada al sur del cono aluvial principal. Se trata de una angosta elevación aplanada cuyos límites, dados por dos pequeñas quebradas, la separan del gran conoide de Cerrillos. Presenta también un mejor estado de conservación y mayor visibilidad pues el terreno hoy no se utiliza. Comprende unas 100 estructuras de formas y tamaños diversos. Las pircas tienden a ser curvas, adoptando formas irregulares, en general, subcirculares, de un diámetro de una a varias decenas de metros. Todo el sitio visto en planta da la apariencia de un retículo muy irregular en donde las zonas más abigarradas corresponden a los

núcleos habitacionales que se encuentran intercalados entre los campos de cultivo y adosados a ellos. Hay 9 de estos núcleos habitacionales (NH), algunos de ellos ya excavados, y casi 50 recintos de cultivo (Scattolin 1990). La superficie se ha obtenido de la poligonal que encierra los recintos y dio 6 ha. Pero toda el área de la mesada abarca unas 9 ha. En un trabajo anterior describimos la cerámica presente en el sitio. Corresponde a tipos similares a Río Diablo, La Manga, Ciénaga Inciso, Aconquija Inciso, Allpatauca, etc. (Scattolin 1990)4. Actualmente Loma Alta tiene fechados que lo ubican entre el 1600 bp al 700 bp. (Tabla 1), esto es durante el PF y comienzos del PDR.

Tabla 1. Fechados de Loma Alta Fecha A.P Lab # Procedencia 1600+/-120 GX21580 Loma Alta R47/C10/2 1560+/-130 GX21581 Loma Alta R47/C10/1 1450+/-120 GX21579 Loma Alta R47/C9/2 1365+/-90 GX21577 Loma Alta R88/S4/3 1270+/-95 GX21578 Loma Alta R47/C9/1 1190+/-70 Beta65578 Loma Alta R47/Dep II 735+/-75 GX21576 Loma Alta R63/A35/N4 700+/-50 LP214 Loma Alta R67/3 Buey Muerto Está ubicado al sur de Cerrillos sobre un angosto cono de deyección que nace de la sierra. Los remanentes arquitectónicos visibles ocupan el área centro-sur del cono. Las instalaciones actuales se sobreponen sólo parcialmente a las estructuras arqueológicas resultando de ello una buena

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conservación. Sobre el conoide, la extensión completa de los recintos de cultivo y unidades de habitación agrupadas en núcleos abarcan una superficie de 80 ha. Los recintos agrícolas son en general de tamaño algo menor que los de Loma Alta y, a diferencia de éste, predominantemente de forma subpoligonal.

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Lo que se conoce bajo la denominación de Buey Muerto o Pueblo Viejo del Buey Muerto (Figura 3) es la extensión mejor conservada con límites relativamente mejor definidos: unas 10 ha. con más de 200 estructuras (núcleos habitacionales y canchones o corrales) que se encuentra a ambas márgenes del arroyo ubicado al sur de la localidad. Fue relevada por Weiser (1924; Raffino 1991:82, fig. 4.4). Luego de sus excavaciones A. R. González atribuyó el sitio a la cultura Ciénaga (fases II y III) (1977:149 y 1979:10). Nuestras recolecciones de superficie indican que efectivamente debió estar ocupado durante tales períodos aunque también hemos recogido en escasa cantidad algunos fragmentos correspondientes al PDR. Hay 10 unidades domésticas y unos 150 recintos agrarios. Loma Redonda Los restos arqueológicos se extienden en casi 70 ha por la parte superior de un cono aluvial. Existe aquí una tendencia hacia una ubicación preferentemente longitudinal de los recintos siguiendo las líneas de los antiguos cauces o cárcavas. La forma más común es la subcuadrangular. Algunos de los recintos agrícolas alcanzan más de 60 m de largo y aún 100 m (Figura 4).

Se ha realizado el plano del sector principal mejor conservado (área sur) que ocupa 45 ha. (Scattolin y Lazzari 1993). Se identificaron 224 estructuras correspondientes a recintos agrarios y 11 núcleos habitacionales. Asimismo se halló una antigua represa en el extremo este del conoide, muy cerca de la desembocadura de la quebrada en el piedemonte. Para la asignación cronológica de Loma Redonda contamos solamente con recolecciones superficiales sistemáticas. Los fragmentos cerámicos diagnósticos correspondieron al PF y en muy menor cantidad a los comienzos del PDR. RESULTADOS En primera instancia se calculó la densidad de viviendas (NH) por superficie cubierta con edificación. El sitio Loma Alta que abarca aproximadamente 6 ha presentó 9 núcleos habitacionales dispersos entre recintos de cultivo, esto es, una densidad de 1,5 NH/ha. Buey Muerto presentó 10 núcleos en 10 ha, o sea 1 NH/ha. Mientras que Loma Redonda dio 11 núcleos en 45 ha, esto es una densidad de 0,24 NH/ha, el resultado más bajo de los tres y bastante discrepante de los otros dos (Tabla 2).

Tabla 2. Densidad de núcleos habitacionales por superficie cubierta con edificación. Superficie en Cantidad Densidad has. Núcleos (núcleos/ha) Habitacionales Loma Alta 6 9 1.5 B. Muerto 10 10 1 L. Redonda 45 11 0.24 Se ha relacionado además la cantidad de recintos agrarios con el número de núcleos habitacionales y los resultados indican una mayor cantidad de recintos de cultivo por núcleo habitacional en Buey Muerto y Loma Redonda, pero principalmente en

este último (Tabla 3). Esta relación mide el parcelamiento de los recintos de cultivo con respecto al número de viviendas. Este trabajo de más intenso parcelamiento puede revelarse también en la forma más cuadrangular de los canchones.

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Tabla 3. Cantidad de recintos agrarios por núcleo habitacional. Cantidad Núcleos Cantidad de Proporción Habitacionales Recintos Agrarios Recintos agrarios/NH (parcelamiento) Loma Alta 9 48 5.33 B. Muerto 10 153 15.3 L. Redonda 11 225 20.45 En cambio la relación entre superficie ocupada y número de recintos agrarios parece dar cuenta más bien del espaciamiento de los recintos de cultivo con respecto a la extensión ocupada (Tabla 4). Sin embargo esta evaluación debe ser

tratada con precaución si se tiene en cuenta que el espaciamiento de canchones también depende –por su gran tamaño– de la topografía sobre la cual se halla el asentamiento.

Tabla 4. Cantidad de recintos agrarios por superficie. Superficie en has. Cantidad de Densidad (Recintos Recintos Agrarios agrarios/ha) Loma Alta 6 48 8 B. Muerto 10 153 15.3 L. Redonda 45 225 5 Debe notarse que la medida de densidad de núcleos habitacionales (Tabla 2) puede comportar cierta variabilidad interna. Una misma densidad puede incluir diferentes distribuciones y patrones de concentración de población (espacio residencial) y producir distintos grados de apiñamiento de residentes. Las distribuciones agregadas, regulares o al azar del mismo número de gente dentro de una misma superficie representan diferentes variedades de la misma densidad de población (Dohm 1990:205). Creemos que esto es pertinente para el estudio de sociedades de pequeña escala como las de la falda del Aconquija donde los caseríos comprenden pocas unidades de vivienda en grandes extensiones de terreno. Se consideró entonces la distribución del espacio habitacional respecto del espacio agrario. Las áreas domésticas parecen estar uniformemente distribuidas entre las áreas agrícolas en Buey Muerto y

Loma Alta. En cambio se ha notado en Loma Redonda una tendencia de las unidades domésticas a concentrarse en uno de los sectores cercanos al río y a segregarse del área agrícola que se extiende más ampliamente hacia el sur y al oeste (Figuras 5, 6, 7). RESUMEN Y CONCLUSIONES En síntesis, Loma Redonda parece diferir respecto de los otros dos sitios en la menor densidad de viviendas (Tabla 2), en la distribución más segregada de las áreas domésticas respecto de las agrarias y en la mayor cantidad de recintos de cultivo por núcleo habitacional (Tabla 3). Buey Muerto presentaría una distribución homogénea de viviendas entre las áreas de cultivo y un fuerte parcelamiento (Tabla 3). Loma Alta en cambio tendría un muy bajo parcelamiento (Tabla 3) y una mayor

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densidad de viviendas (Tabla 2), distribuidas más o menos uniformemente. ¿Hay entonces intensificación en el uso del espacio en alguna de estas tres localidades? ¿En cuál de ellas? Una de los rasgos más llamativos que distinguen los patrones de asentamiento del PF y del PDR en los valles es la emergencia de poblados compactos en el último período. Sin embargo no toda la población se concentró en estos poblados. Una parte de ella debió haberse mantenido cerca de las áreas agrícolas, transformándose así en población rural, en contraposición a la "urbana". La ocupación de la falda durante el PDR –si la hubo y fue sustancial– pudo haber mantenido entonces un carácter esencialmente rural y poco compactado. Por otra parte puede haber sitios formativos bastante concentrados y en esto podría incidir el modo de subsistencia predominante (ver nota 2). Pero tratándose del piedemonte aluvional del Aconquija, cuyos asentamientos suponemos que debieron responder a un modo de subsistencia similar, con fuerte componente agrícola más que pastoril, una tendencia a la segregación de las áreas residenciales y las áreas agrícolas (con la consiguiente concentración de viviendas) no dependería tanto del tipo de subsistencia, sino de otros factores que aún desconocemos4. ¿Cómo se mide entonces la intensificación espacial en este contexto donde se combinan recintos agrarios con recintos de vivienda sobre grandes extensiones de terreno? ¿Por la mayor densidad de viviendas, por la concentración de las viviendas o por la mayor proporción y parcelamiento de los recintos agrícolas?5 A mi entender, la densidad de viviendas mide la cantidad de población en un espacio determinado y no refleja tanto el modo de uso de ese espacio. En cambio, la mayor proporción de recintos agrarios en relación a viviendas, la segregación de áreas de actividades agrarias y de áreas residenciales, así como un mayor parcelamiento indicarían mejor, para el caso

del piedemonte del Aconquija (bajo el supuesto de similar subsistencia), un uso cuantitativa y cualitativamente más intenso del espacio considerado, una acentuación de la elaboración del espacio construido. Por lo expuesto, si hemos de señalar dónde se presenta una intensificación o mayor elaboración en el uso del espacio, diríamos que en Loma Redonda6 y también en Buey Muerto; la primera, por su alta proporción de recintos de cultivo y una tendencia (leve) a la segregación de áreas domésticas y agrícolas; el segundo, por su alto parcelamiento. Ello indicaría una mayor intensidad del trabajo sobre el terreno construido, una propensión a la división de las funciones a las que se destina el espacio edificado y, en definitiva, una elaboración de las propiedades de la edificación de ese espacio, aun cuando a primera vista resulte uniforme y monótono.

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NOTAS 1. Los trabajos en la Falda del Aconquija han sido financiados con diversos fondos

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que ha proporcionado el CONICET a lo largo de varios años en un principio a través de la Dra. Myriam Tarragó y más tarde de manera independiente. El proyecto general se propone contribuir a la comprensión del cambio y la emergencia de la desigualdad en los inicios de la trayectoria agroalfarera en los Valles Calchaquíes y que dan emergencia finalmente al P. de Desarrollos Regionales. Seis fechados radiocarbónicos de Loma Alta fueron otorgados por Geochron. Una versión de este trabajo fue presentada XI Congreso Nacional de Arqueología Argentina 1994. 2. En sitios formativos con componente pastoril importante (Campo Colorado, Casa Chávez Montículos, Las Cuevas) el patrón de asentamiento puede presentarse concentrado o superpuesto en contraposición a algunos sitios con fuerte componente agrícola (Tafí, Falda del Aconquija) donde el asentamiento es más extendido. 3. En ese artículo se propusieron dos momentos para la ocupación de Loma Alta en núcleos habitacionales de tamaño grande más tempranos y núcleos pequeños algo posteriores, sobre la base de comparaciones en otros conjuntos alfareros ya conocidos (Scattolin 1990). Dicha tesis cronológica fue sometida a escrutinio con posterioridad a través de dataciones radiocarbónicas en núcleos grandes (ver Tabla 1). Los resultados sugieren que la ubicación temporal de las ocupaciones en los núcleos grandes de Loma Alta resulta prolongarse por más

tiempo de lo que anteriormente se pensaba. En tanto que la de los núcleos pequeños permanece aún sin comprobación, ya que en ellos aún no se han podido realizar dataciones. 4. Al tratar los asentamientos mesoamericanos desde el P. Formativo al P. Postclásico, Drennan considera que se debe tomar como normal al asentamiento compacto y buscar explicar cómo se producen las desviaciones de este patrón, o sea, el asentamiento disperso, y no a la inversa. Teniendo esto en cuenta, explica la más alta dispersión de los asentamientos Maya del Formativo Final y Clásico como debida a la naturaleza intensiva de sus sistemas agrícolas los cuales forzaban a las unidades domésticas a mantenerse cerca de sus campos de cultivo, en vez de cerca de sus vecinos tal como sería su tendencia normal (1988:285). 5. A fin de establecer densidades constructivas, Raffino ha usado el índice FOS (Factor de Ocupación del Suelo) (1991:64). Dado que su interés ha sido obtener cálculos relativos de densidades de viviendas, no ha intentado su aplicación en instalaciones donde se combinan –como aquí– la edificación residencial y la agrícola (op. cit.: 65). 6. Hay que indicar además que en Loma Redonda la represa señala un elemento de tecnología ligado a la intensificación agrícola.

TABLAS Tabla 1. Fechados de Loma Alta. Tabla 2. Densidad de núcleos habitacionales por superficie cubierta con edificación. Tabla 3. Cantidad de recintos agrarios por núcleo habitacional. Tabla 4. Cantidad de recintos agrarios por superficie. FIGURAS Figura 1. Área de estudio. El piedemonte occidental del Aconquija. Figura 2. Loma Alta. Núcleos habitacionales y canchones. Figura 3. Buey Muerto (tomado de Weiser 1924 y Raffino 1991). Figura 4. Loma Redonda. El sombreado corresponde a un área de uso actual. Al este, represa antigua (Re). Figura 5. Loma Alta. Distribución de núcleos habitacionales dentro del espacio construido. Figura 6. Buey Muerto. Distribución de núcleos habitacionales entre recintos agrícolas. Figura 7. Loma Redonda. Distribución menos homogénea y mayor agregación de núcleos habitacionales hacia el centro-norte del asentamiento. Revista Shincal vol: 7:135-149. 2007. ISSN Nº:1851-3255 Copyright Escuela de Arqueología, U.N.Ca.

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