Un estudio de los petrograbados de Titihuapa (departamento de San Vicente, El Salvador)

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Descripción

UN ESTUDIO DE LOS PETROGRABADOS DE TITIHUAPA (DEPARTAMENTO DE SAN VICENTE, EL SALVADOR) Ponencia presentada en el 1º Congreso Centroamericano de Arqueología (San Salvador, 26-28 de octubre de 2005)

Sébastien Perrot-Minnot Universidad de Paris 1 (Panthéon-Sorbonne) Eric Gelliot Universidad de Strasbourg 2 (Marc Bloch)

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Introducción En 2004, la Misión arqueológica franco-salvadoreña trabajó en una zona de aproximadamente 50 km², en los municipios de San Isidro (departamento de Cabañas) y San Esteban Catarina (departamento de San Vicente). Esta región (Hoja IGN: “Titihuapa” 2457 II) 1, ubicada en la parte norte central de El Salvador, es montañosa, con roca andesítica, dacítica y riolítica (Haberland, 1954 : 166). La Pintada de Titihuapa (coordenadas: 13° 47’ 21’’ N, 88° 42’ 11’’ W) está en una altitud de 200 m, a aproximadamente 40 km al nor-noreste del volcán de San Vicente, que habría tenido su última erupción importante hace más de 1700 años (Sapper, 1925: 56; USGS Open File, Report 01-367). La erupción del Ilopango, en el siglo 5, afectó probablemente la zona de San Isidro, que dista de menos de 40 km.

Figura 1: Ubicación de la Pintada de Titihuapa en El Salvador. El río Titihuapa, en cuya ribera sur se encuentran los petrograbados de La Pintada, es afluente del Lempa, y pasa por varios cañones, que pudieron constituir corredores para las migraciones, las invasiones y el comercio prehispánico. Hoy, el Titihuapa marca el límite entre los departamentos de Cabañas y San Vicente. 1

Figuras 1, 2

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La vegetación original fue muy afectada por la actividad humana. Un denso y bajo bosque subtropical cubre partes de las montañas. La capa de humus es generalmente delgada, y la tierra es pobre e inadecuada para la agricultura intensiva. Hoy, la ganadería es la principal actividad agrícola de la zona. La macrofauna salvaje que se puede ver en el verano consiste sobre todo en conejos, venados y zopilotes. La población humana es básicamente ladina, y la densidad poblacional es tres veces menor que la densidad promedia de la República.

Figura 2: Ubicación de los sitios arqueológicos investigados en la zona de San Isidro. Son escasas las fuentes coloniales sobre la zona de Titihuapa. En el siglo XVI, se creó una encomienda española en Sensuntepeque (Baron Castro, 1950: 251). Jorge Lardé (1960: 162) opinaba que el nombre de “Titihuapa” era de origen pipil, mientras que “Moromontepe” (nombre recordando el de “Morontepeque”, un cerro ubicado al sureste de San Isidro) sería híbrido, pipil y lenca; otros nombres de lugares en la misma zona serían puramente lencas. Los Pipiles llegaron en el Postclásico (950-1524 d. C.), mientras que los Lencas probablemente ya ocupaban esta zona desde el Clásico, como en el Oriente (Andrews, 1986). Según William Fowler (1988: 112) la densidad poblacional de las montañas del norte (Chalatenango, Cabañas y Morazan) era baja en el momento de la Conquista.

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El trabajo de campo se originó en nuestro interés por los petrograbados de la Pintada de Titihuapa, su afiliación cultural, cronología y asociación con otros tipos de vestigios arqueológicos. Eran muy escasos los datos arqueológicos que teníamos de esta región ubicada al extremo sureste de Mesoamérica. Al tomar la decisión de realizar el proyecto arqueológico en Titihuapa, respondimos también el llamado de la Casa de la Cultura de San Isidro a favor del estudio y la valoración de un sitio que está en peligro, por las repetidas fogatas encendidas al pie del paredón grabado. En el campo, realizamos entrevistas a los habitantes, estudios de las colecciones privadas locales, un reconocimiento, un levantamiento de los petrograbados y varias acciones a favor de la preservación y la valoración del sitio de Titihuapa. A continuación, presentaremos: los antecedentes de la investigación arqueológica; el asentamiento prehispánico en la zona de Titihuapa; los datos generales de la Pintada; la metodología del levantamiento de los petrograbados; y la iconografía. I. Antecedentes de la investigación arqueológica Rodolfo Barón Castro (1942: 73), en su historia de la población de El Salvador, mencionó el sitio de Titihuapa, evocando además una descripción de los petrograbados por Juan J. Lainez (Baron Castro, 1942: 73). Wolfgang Haberland (1954) investigó los petrograbados de la Pintada de Titihuapa, en el marco de una misión arqueológica realizada en docenas de sitios prehispánicos de El Salvador, en 1953-1954, bajo la autoridad de Franz Termer (Museo Etnográfico de Hamburgo, Alemania); esta misión buscaba entender mejor la secuencia cultural y cerámica prehispánica de El Salvador. Un geólogo, WilliHerbert Grebe, hizo un análisis de la roca de la Pintada. Haberland (1960: 22) hacía pasar por la confluencia de los ríos Titihuapa y Lempa, el límite entre dos áreas culturales prehispánicas de El Salvador: el área central, con influencia mesoamericana y de América Central, y el área oriental, en donde predominaría culturalmente la América Central. En la década de los 1960, el Museo Nacional ha investigado varios sitios rupestres, incluso el de Titihuapa (Anales del Museo Nacional « David J. Guzmán », Tomo XI, nos. 37-41, 1963-1967 : 77, fig. 1-7). En 1998, Elisenda Coladan (Amaroli y Escamilla, comunicaciones personales) sacó calcos de los petrograbados de Titihuapa, cuando estudiaba el arte rupestre en El Salvador. No sabemos mucho de estas investigaciones. En los años 1990, Paul Amaroli (comunicación personal) efectuó algunas visitas a la Pintada.

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II. El asentamiento prehispánico en la zona de Titihuapa Hicimos recorridos aleatorios, y otros con base en los reportes de la encuesta oral. Los recorridos en el lecho del río Titihuapa (hasta una distancia de 800 m de la Pintada), para investigar las riberas, no revelaron ningún vestigio ni petrograbados. La Pintada era el único sitio oficialmente registrado. A parte de los petrograbados de Titihuapa, trabajamos en 9 sitios más, de los cuales 3 tienen montículos (La Presa, El Junquillo y El Guarero), y otro es un sitio con piedras de “tacitas” – pequeñas depresiones artificiales circulares u ovaladas (en Morontepeque). A 8 km al oeste-noroeste de Titihuapa, en el municipio de Ilobasco, encontramos los petrograbados de la Cueva de los Fierros. En un radio de 250 m alrededor de la Pintada, hallamos muy pocos vestigios: una lasca de obsidiana, dos manos y una roca con “tacita”. Más al este, en la vecina Finca Amatitán Abajo, encontramos dos otras rocas con “tacitas”, una lasca de obsidiana y una mano. El dueño de la finca nos informó que halló muy pocos vestigios prehispánicos en sus terrenos, salvo unas pocas obsidianas. Todos estos hallazgos se ven sin coherencia, y es difícil hablar de un asentamiento. Al oeste y al suroeste de la Pintada, en los Llanos Amatitán, encontramos algunos tiestos posiblemente prehispánicos, y varios artefactos de piedra: manos, machacadores, fragmentos de metate, un canto rodado con filo, y otros objetos no identificados. En total, son 17 artefactos y una piedra con cúpulas, en un área de casi 3 hectares. Se podría hablar de un asentamiento. La cerámica, el material lítico y los datos arquitectónicos de la zona de Titihuapa revelan que el período de mayor actividad fue el Clásico Tardío, cuando los sitios pertenecían a la fase Lepa. No obstante, encontramos algunos tiestos del Clásico Temprano (200-600 d. C.) y el Postclásico Tardío (1200-1524 d. C.), y posibles figurillas del Preclásico Tardío (500 a. C.-200 d. C.). Los vestigios estudiados evidencian relaciones estrechas con el Oriente de El Salvador y la parte sur y sur oriental de Honduras. III. Datos generales de la Pintada de Titihuapa Los petrograbados de Titihuapa 2 están en un abrigo rocoso a la orilla del río (en Centroamérica, las manifestaciones gráficas rupestres están generalmente 2

Figuras 3, 4

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asociadas a puntos de agua; Stone y Ericastilla, 1999: 780). Cubren una superficie de aproximadamente 18 m²; empiezan a 80 cm del suelo, llegan a una altura de 3.5 m, y se extienden en un largo de 8 m. En las últimas décadas, parte del techo del abrigo se derrumbó.

Figura 3: El abrigo de la Pintada, a la orilla del río Titihuapa.

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Figura 4: Foto de la parte central del paredón. Se ven graffitis recientes encima de los petrograbados. IV. Levantamiento de los petrograbados Trabajamos realizando en el paredón una cuadrícula, con pequeñas cruces de papel (pegadas con un pedazo de cinta adhesiva) puestas cada 50 cm, en línea recta gracias a un nivel láser. La malla obtenida nos permitió hacer el levantamiento con una idea precisa de la escala y la ubicación de los motivos. Trabajamos con una cámara digital, evitando así todo daño a la roca; para cada sector del paredón, hay una foto en blanco y negro y otra a color. El dibujo se hizo por computadora, usando el programa Adobe-Illustrator.

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V. Iconografía 1) Nota introductora El nombre de “Pintada” podría indicar la antigua existencia de pinturas, sin embargo no tenemos informaciones claras al respecto. Algunos vecinos de San Isidro mencionaron la antigua presencia de pinturas rojas y blancas, mientras que otros no recordaban haber jamás visto tales manifestaciones. Unas grietas, en la parte central del paredón, podrían explicar la distribución y el significado de ciertos petrograbados, aunque todavía no tenemos evidencias claras de ello. Los petrograbados de la Pintada son de profundidades muy variadas. Diversos motivos cubren y borraron otros, lo que supone al menos dos etapas en la ejecución de la obra. Distinguimos los motivos figurativos de los abstractos, pero en realidad, ciertos elementos figurativos muy estilizados parecen abstractos. Para indicar la ubicación de los petrograbados en el paredón, indicamos las referencias de los cuadros de la malla (lineas A a G, de abajo hacia arriba; y lineas 1 a 15 de izquierda a derecha). Tengamos en cuenta que las alteraciones de los petrograbados hacen a veces muy difícil su identificación. El estudio de las asociaciones de motivos es difícil y problemático, por la abundancia, diversidad y difícil comprensión de la iconografía; además, todos los grabados no son contemporáneos. 2) Estilo General La impresión general es la de un « horror del vacío », especialmente en la parte central y derecha del paredón. En una superficie de aproximadamente 5 m², la roca está casi completamente cubierta por petrograbados. Las formas irregulares de los grabados, su gran diversidad y la falta de simetría, dan una impresión de inestabilidad y confusión. Estas características recuerdan la Cueva de los Fierros, cerca de Titihuapa, así como la Pintada de San José Villanueva y los petrograbados de El Peñon (La Libertad). 3) Motivos figurativos Pudimos reconocer formas humanas, personajes mitad hombre-mitad ave, varios animales, huellas de manos, soles u otros astros. a) Formas humanas Reconocimos 10 antropomorfos, en las líneas A, B, C y D. La estilización es lineal, mostrando generalmente una cabeza redonda u ovalada, el tronco, los brazos y las piernas (en un caso aparece también el pie). Generalmente, los brazos son estirados y las piernas abiertas y a veces desproporcionadas; ciertos 8

personajes cargan palos o arcos 3. La estilización y la actitud de los personajes recuerdan mucho las pinturas de Corinto (cf Haberland, 1976: fig. 5, 7; Coladan, 1998: fig. 1, 2). Las armas se parecen a otras de Corinto (Haberland, 1976: fig. 7) y la Peña del Capulín (en Huehuetenango, Guatemala; Mejía, 2004). En tres casos, en Titihuapa, la representación humana parece resumirse a una “estrella de cinco ramas”. En D6, podría estar representada una cabeza humana cuadrada, con los dos ojos y la boca. Hay cabezas cuadradas en las pinturas de Corinto (Coladan, 1998: fig. 4), y los rasgos faciales aparecen a veces en ese sitio (op.cit.: 515, fig. 2).

Figura 5: Hombre cargando un arma (cuadro A7). Alto: 20 cm. b) Hombres-pájaros Tres motivos iconográficos podrían ser personajes con rasgos de humanos y pájaros (con picos, y alas en dos casos), en las líneas B y C 4. Conocemos cinco representaciones comparables en Corinto. El personaje de B5, en Titihuapa, tiene un tipo de apéndice que prolonga la pierna derecha; recuerda las formas humanas de San José Villanueva (Baron Castro, 1942: 70). Cabe notar que Coladan (1998: 515) reporta otra representación de un ser mitad humano, mitad pájaro, en el abrigo del Toro (ubicado en el mismo macizo que la cueva de Corinto). En el arte rupestre de El Salvador, personajes con características humanas y animales aparecen además en el abrigo de Los Fierros (Morazán; Coladan, 1998: 516) y la cueva del Toro (Usulután).

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Figura 5 Figura 6

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Figura 6: Hombre-pájaro (B7-B8). Alto: 20 cm. c) Animales Según Haberland (1954: 170; fig. 3), está la representación de un mono en la Pintada, lo que nos parece muy dudoso. Nosotros identificamos una decena de representaciones de un posible cuadrúpedo, tal vez un venado 5. Líneas simples forman generalmente su cuerpo, la cabeza, dos patas, y la cola. Una serie de 9 animales se ve en la línea B, y otra representación aparece en D8-C8. El modo de representarlos es incomún; recuerda los animales de la Peña del Capulín, en el altiplano occidental de Guatemala (Mejía, 2004: fig. 3). Algunas líneas sinuosas de la Pintada hacen pensar en serpientes, parecidas a la de Corinto (Coladan, 1998: fig. 5). Otros petrograbados podrían representar pájaros muy estilizados (por ejemplo, en A9, E6, F6).

Figura 7: Animal (C8-D8). Largo: 10 cm. 5

Figura 7

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d) Manos Identificamos 5 representaciones de huellas de manos, a veces deformes, en B7, C6, E6, G4 y G5. Las dos manos de G4-G5 6 tienen solamente 4 dedos. La localización aislada y alta y el profundo grabado de estas huellas parece indicar su importancia. En el arte rupestre mundial, las representaciones de manos son comunes. En Corinto aparecen varias manos pintadas (Haberland, 1976: 96; Coladan, 1998: 515), incluso una posible mano deforme (Haberland, 1976: fig. 5).

Figura 8: Dos huellas de manos (G4-G5). Dimensión máxima: 12 cm. e) Sol Encontramos tres representaciones de astros radiantes, en A13-B13, B11-C11 y D9-E9-E107. Acerca de la representación del sol, Haberland (1976: 96) escribe: “En El Salvador, el “signo del sol” es una pictografía común, representado en dos formas: como un grupo de círculos concéntricos o como un círculo individual del cual parten rayos hacia afuera. El ejemplo de la Cueva del Espíritu Santo [Corinto] es de esta última clase.”

Figure 9: Representación del sol (B11-C11). Diámetro: 30 cm.

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Figura 8 Figura 9

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f) Asociaciones de motivos Aparte de las dos huellas de manos de G4-G5, todas las mencionadas representaciones figurativas están concentradas en un área de 2.5 x 3.5 m. La fila de animales en la línea B es el único claro ejemplo de motivos figurativos asociados. Los demás motivos no parecen estar interconectados uno con otro. No obstante, hay una clara concentración de representaciones de seres humanos, hombres-pájaros y animales “cuadrúpedos” en la parte baja central de la Pintada. Todas las representaciones humanas y de hombres-pájaros están concentradas en una extensión de apenas 4 m²; pero no se ven claras relaciones entre las figuras. 4) Motivos abstractos Abundan los motivos abstractos, simples y complejos. a) Motivos simples Mencionamos primero los abundantes puntos o círculos que aparecen en numerosos sectores. Son motivos cavados o grabados, que miden de algunos milímetros hasta unos 10 cm de diámetro. Pueden ser dispersos o agrupados de cierta manera. La frecuencia de los puntos en la Pintada recuerda los petrograbados de la Piedra Sellada (Ahuachapán; Amaroli 1996) y los de El Peñon. Líneas de puntos aparecen en La Piedra Sellada, El Peñon y San José Villanueva. Hay muchas líneas irregulares y sinuosas, curvas y formas en U. Estos elementos recuerdan sobre todo los petrograbados de la Pintada de San José Villanueva, El Peñon e Izcacuyo –en La Libertad (ver las fotos en el tomo XI de los Anales del Museo Nacional “David J. Guzmán” –San Salvador, 1963-1967). Varias formas en U aparecen también en Corinto y la Piedra Sellada. Entre las formas cerradas simples, hay formas ovaladas irregulares y otras que son casi cuadradas. Se ven dos espiralas, en las líneas B, C y D y una cruz aparece en D9. En el arte rupestre de El Salvador, cruces han sido reportadas en Corinto (Coladan, 1998: 515) y San José Villanueva. b) Motivos complejos Abundan los motivos complejos, no podemos describirlos todos aqui. Hay numerosas formas irregulares “compartimentadas” (por ejemplo, en B1, B2, B4, B10, C10 y B11). Tales motivos existen en la Cueva de los Fierros de Ilobasco, San José Villanuevo e Izcacuyo. Ciertas formas cerradas son estriadas, en C7 y en C10-C11. Semejantes representaciones se ven en la Cueva de los Fierros de Ilobasco, San José 12

Villanueva e Izcacuyo. En D11, E10 y E11, vemos tres formas ovaladas con una cruz adentro 8.

Figura 10: Forma ovalada con una cruz adentro (E11). Largo: 16 cm. c) Asociaciones de motivos Ciertos motivos sencillos parecidos fueron tal vez asociados a propósito (en A8 y B4, y A10-A11-B10-B11)9. La cercanía de las representaciones de los óvalos cruzados con dos soles, podría apoyar su identificación como estrellas. Además, varias formas en U (con simbolismo lunar?) están asociadas al sol de D9-E9-E10.

Figura 11: Cuatro formas abstractas asociadas (A10, A11, B10, B11). Altura de la más grande: 14.5 cm. 5) Cronología e interpretaciones Se notan dos componentes, figurativo y abstracto. Ambos podrían datar del Clásico Tardío: el material cerámico encontrado por Haberland en las excavaciones cerca de la gruta de Corinto es de este período (Haberland, 1991: 97), al igual que los principales sitios conocidos en la zona de la Pintada de San 8 9

Figura 10 Figura 11

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José Villanueva. Lamentablemente, no encontramos ningún material asociado directamente con la Pintada de Titihuapa, y la perspectiva de excavar allí en el futuro es descartada por la cercanía al río. En cuanto a la interpretación, se puede suponer una relación con la cacería, por la representación de los animales y del hombre con un posible arco. Los petrograbados podrían vincularse con la magia destinada a favorecer la cacería, la presentación de mitos, o mensajes simbólicos (Jean Clottes, comunicación personal). Por cierto, sabemos que los Lencas sacrificaban animales (Chapman, 1978: 32). Una relación con la cacería ha sido postulada también en Corinto (Haberland, 1976), la Peña del Capulín y El Encanto (Huehuetenango, Guatemala). Sergio Ericastilla (2004: 19) señala que el tema es raro en el arte rupestre de Guatemala. El aspecto general de la Pintada de Titihuapa, con sus entrelaces, recuerda las representaciones de “viñas” en los monumentos de estilo Cotzumalguapa (Clásico Tardío) en la costa del Pacífico de Guatemala. Estas “viñas” son batiborrillos vegetales que muestran también conchas y otros animales, diversos objetos, glifos y símbolos; se relacionarían con la fertilidad vegetal (Parsons, 1969: 103; Chinchilla; 1996: 123-124). Tal vez podemos relacionar el énfasis puesto en el sol en la Pintada, con las representaciones de hombres-pájaros. En la iconografía de Cotzumalguapa, Lee Parsons (1969: 117) identificó un zopilote solar, una divinidad asociada también con la fertilidad agrícola; cabe notar que en esculturas de El Baul y Bilbao aparecen seres mitad humanos mitad-zopilotes, y un personaje disfrazado de zopilote. Las manos de cuatro dedos de G4-G5 podrían explicarse por dedos doblados o cortados. En el arte rupestre de la Mesoamérica suroriental, huellas de manos mutiladas aparecen tambien en el Peñasco de los Migueles (Chiquimula, Guatemala; Batres et al., 1998) y en El Encanto (Huehuetenango, Guatemala; Ericastilla, 2004). Se pueden explicar por mutilaciones rituales o maneras de identificación personal (Ericastilla, op. Cit.: 17). Conclusión Las investigaciones permitieron tener una mejor idea del contexto cronológico, cultural, político y religioso de la Pintada. Los petrograbados de Titihuapa fueron probablemente realizados en el Clásico Tardío. La Pintada parece aislada, con respecto al asentamiento. Esta característica es compartida por otros sitios con manifestaciones gráficas rupestres en El Salvador (por ejemplo, la Cueva de los Fierros, en la región de Titihuapa). Nos dan la idea de lugares de peregrinación, etapas de grupos itinerantes (como cazadores) o sanctuarios para rituales particulares. Es interesante notar que ciertos templos lencas del siglo XVI se encontraban tal vez fuera de los pueblos (Chapman, 1978: 27). La Pintada tiene una iconografía que parece asociada a la cacería, la vegetación, el sol y varios rituales. 14

Ninguno de los sitios que encontramos puede ser calificado de centro mayor. La zona de Titihuapa estaba tal vez bajo el dominio de sitios como San Francisco del Monte (Cabañas; ver Longyear, 1944: 9), Tehuacán (San Vicente) o Quelepa (San Miguel). Lamentablemente, es escasa la información sobre los dos primeros sitios. Las manifestaciones gráficas rupestres, la cerámica y la arquitectura de la zona de Titihuapa evidencian relaciones con el Oriente de El Salvador y la parte sur y suroriental de Honduras. Además, reportamos semejanzas entre la Pintada de Titihuapa y petrograbados de las zonas costeras. Las relaciones entre estas regiones debían ser religiosas, culturales, políticas y económicas. Las analogías entre Titihuapa y la Peña del Capulín, en las tierras altas occidentales de Guatemala, son más difíciles de explicar. Según Mejía (comunicación personal), el estilo de las pinturas de la Peña del Capulín no tiene ningún equivalente conocido en Huehuetenango. Los datos etnohistóricos y arqueológicos sugieren que los Lencas pudieron ser los autores de la Pintada de Titihuapa. Las limitaciones que tuvimos en este estudio se debieron en particular a los escasos estudios arqueológicos realizados en las regiones vecinas, en El Salvador y Honduras. Además, sería necesario realizar excavaciones en la zona de Titihuapa, y extender los reconocimientos entre la Pintada y la Cueva de los Fierros, así como al sur de la Pintada (hasta Tehuacán). Los petrograbados de Titihuapa están severamente dañados 10, por lo que se ha vuelto urgente su preservación. Es necesario realizar una reflexión sobre el desarrollo turístico de la zona.

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Figura 4

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Agradecimientos Queremos expresar nuestros más profundos agradecimientos a los responsables del Centro Cultural y de Cooperación para América Central (CCCAC), del Gobierno francés, por haber apoyado económicamente la misión. Agradecemos también: -el Consejo Nacional para la Cultura y el Arte (CONCULTURA), por haber autorizado y respaldado la Misión; -la Embajada de Francia en El Salvador, el Centro Francés de Estudios Mexicanos y Centroamericanos (CEMCA), la Universidad Tecnológica de El Salvador, el Patronato Pro-Patrimonio Cultural, la Casa de la Cultura, Municipalidad, y Policía Nacional Civil de San Isidro y la Señorita Cécile Henry, por su apoyo logístico; -el Licenciado Philippe Costa, el Licenciado Nicolas Delsol (Universidad de Strasbourg 2, Francia), el Señor Tomás Lacayo (Instituto de Antropología e Historia de Guatemala), y los estudiantes de la Universidad Tecnológica de El Salvador: Hugo Ivan Chávez, Ismael Crespín, Diego González, Marielba Herrera, Míriam Méndez, Liuba Moran, Marcelo Perdomo, Kathya Rivera, Salvador Rodríguez y Paulo Soto Galindo, por su participación en el trabajo de campo; -La Licenciada Marie Delsol, por su apoyo en el trabajo informático, en Francia; -el Licenciado Marlon Escamilla, el Licenciado Paul Amaroli, el Licenciado Hector Mejía y el Dr Jean Clottes, por sus informaciones y apoyo científico; -Las Señoritas Lourdes Chávez y Uvely Chávez, por sus informaciones sobre la arqueología de la zona de Titihuapa; -los dueños de las fincas de la zona investigada, y especialmente los Señores Julio Roberto Ascencio y Ricardo de los Angeles; -toda la población de San Isidro, Cabañas, por su cariñosa acogida y sus atenciones.

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