Un ejemplo de violencia procedente de la Batalla de Alarcos (1195)

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Descripción

La batalla de Alarcos (1195) fue uno de los enfrentamientos clave de la Reconquista, al saldarse con una inesperada victoria de los almohades frente al ejército castellano de Alfonso VIII. El choque tuvo lugar junto al castillo de Alarcos (Ciudad Real), fortaleza que sirvió de refugio para el ejército cristiano en su huida, antes de pasar a control almohade. En la excavación de la alcazaba 17 del castillo se recuperaron los restos óseos de seis individuos (cinco adultos masculinos y un subadulto) depositados sin ritual y parece que arrojados, posteriores al período de Alfonso VIII y anteriores al almohade.Destaca entre ellos un individuo que presenta varias marcas de violencia perimortem, localizadas en omóplato, costillas, esternón, vértebra torácica, coxal y radio. De su estudio se deduce que el individuo sufrió, al menos, dos ataques con espada en el hombro derecho, un corte con cuchillo en cuello/tórax, un impacto por flecha en coxal y tres golpes objeto romo en diferentes partes del cuerpo (coxal anterior, espalda y muñeca izquierda).La colocación del individuo, enterrado en decúbito supino y con las manos situadas en la espalda, junto a las marcas de violencia que presenta, hace pensar que se trata de un herido de la batalla que pudo ser conducido maniatado y posteriormente maltratado hasta su muerte.
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