un ejemplo de ANÈCDOTA :\"TÙ NO PUEDES SABERLO\".

Ya hace doce años que pasó o que les voy a relatar; no es algo tan divertido que digamos, pero si fue en medida preocupante. La memoria no me falla en ese aspecto y puedo recordarlo nítidamente. Sucede que mi abuelo, aunque en esos tiempos no tan abuelo, heredó una casa en la ceja de la selva , allá en Cuzco , siempre fue un fanático de las especies exóticas, con esto no quiero decir que las tenía enjauladas a sus mascotas ,era más como si se emocionara tan sólo con verlas ,así que cuando llegaban entregas de las revistas científicas de hallazgos nuevos olvidaba hasta el sueño. Mi abuela también disfrutaba con el tema pero de una manera más contemplativa. Él en su juventud viajó mucho por la selva , se podría decir que los riesgos que a veces corría tenían que costarle la vida (afortunadamente no) , además de que su círculo de amistades iba en aumento ,la abuela por el contrario es más hogareña ,sólo por cuestiones de trabajo se vio obligada a salir de casa y allí fue donde probablemente se conocieron. El punto es que cada verano de vacaciones mi madre me mandaba donde mis abuelos , gracias a eso y a la afición de mi abuelo alguna vez llegué a pensar que la zoología era mi fuerte , pero lo que ocurrió me dejó traumada para toda la vida. Un día muy caluroso ,donde sientes que te ahogas (lo recuerdo), el abuelo se veía muy feliz, llegó un paquete que desde días anteriores lo esperaba. Mi acostumbrada curiosidad de niña me obligó a preguntar de que se trataba ;él no respondió, tal vez no lo hizo con intención ,pero ese hecho me dejó a sobremanera impactada. Para mí no había pregunta que él no me respondiera. A lo único que atinó fue a mirarme y decir: " Tú no puedes saberlo ". Realmente en ese entonces no sabía con qué intención iba el mensaje : si era de advertencia , o de amenaza , o de misterio. Me impactó tanto su actitud que mi reacción siguiente fue el de sentarme en el suelo con algo en mi corazón que era nuevo ; algo parecido al miedo; nunca antes sentí eso hacia él. Las horas pasaron y la abuela ya apagaba las luces de la casa , yo recostada en mi cama necesité ir al baño , me levanté y recordé que a mi abuelo no le gustaba que anidase descalza ; justo cuando me disponía a sacar las pantuflas vino de la nada a mi mente la imagen del abuelo dejando la caja encima de la mesa. Me dominó la emoción de tener la oportunidad de hacer lo prohibido ,se suma el misterio del contenido de la caja y esa horrible sensación de no saber el porqué mi querido abuelo no quiso responder. Alejé mis manos de la pantuflas ,abrí mi puerta y recorrí el pasadizo hasta la sala ;la caja debería estar encima de la mesa. Al entrar , el cuarto estaba iluminado por la luz de la luna ,un color azulino hermoso ,que al revotar en los muebles daba la sensación de estar en el fondo marino , los grillos y las ranas se dejaban escuchar junto con una pequeña llovizna. Recuerdo que ese ambiente era tan hermoso que por poco y olvido mi objetivo por las ganas de fingir que yo era un submarino. Me desconcerté al fijar la mirada en la mesa ; no estaba ahí. En medio del desconsuelo ya iba a regresar a mi habitación cuando un sonido encontró de nuevo a mis esperanzas; fue uno parecido a cuando presionas algo, otra vez emocionada miré a