Un alto en el camino. Los abrigos pintados del Barranco de las Clochas, Gestalgar, Valencia.

July 27, 2017 | Autor: P. Guillem Calatayud | Categoría: Rock Art (Archaeology), Prehistoric Rock Art
Share Embed


Descripción

uil ffifI

Et{ Et cAMlt{0

&esta§§&§,

tfm§esse§e

Ü1{

AIT(I E]I Et GAMII{(I

\

Eil EL rigos pintad os del Barran e§ de las §*ryc]¡as

§§*s*a§§&tr, §f«§exlm§«

\

6-¿)

á\'\

§

GENERALIIAI

VALINCIANA (oilstrtrRIA DE (utruRA, EDuqctó I ESPoRT DtR!(«o ctNtRAr DE parRrMoilt (utruRA! vattN(t¡ I IusEUs

....r;. . ::!:, (Jl ;r§¡

7'áLl \r, '§/

Ayuntamiento dt Ccslalgar

tr

aCeaggslsiil¿'

ffi

Edita Ayuntamiento de Gestalgar Asociación Amigos de Gestalgar

Autores Rafael Martínez Valle.

Instituto de Arte Rupestre, Generalitat Valenciana Instituto de Arte Rupestre, Generalitat Valenciana

Pere M. Guillem Calatayud.

Fotografías Pascual Merced Rafael Martínez Valle Pere M. Guillem Calatayud

Ángeles Tebar

Calcos Ramón Grande del Brío y |avier González Tablas Pere M. Guillem Calatayud Rafael Martínez Valle

Cartografía Espirelius

Diseño Manuel Granell

Coordinación técnica Vicky Menor

Impresión La Imprenta, Comunicación Gráfica S.L.

ISBN: 84-611-3121-5 D.L,:Y-4363-2006

UN ALTO EN EL CAMINO Los abrigos pintados del Barranco de Las Clochas. Gestalgar, Valencia

Rer¡rl MenrÍNsz Venr

Prnr M. Gulrrsu Carerevuo 7

BIBLIOGRAFÍA 5B

lJil

r

3 Benagéber

L La Atalaya nsz

b

Chulilla

{* Sot de Chera

¡ :'r

" ,.-.a



Geg-,talgar I

'"'-

I

--''

,-'--=-* ¡

T .( L

Nevera

tfi9

I

I tigura

1

Abrigos pintados del Barranco de las Clochas {Gestalgar)]

tocalizaclónde los abrigos pintados del Barranco de Las Clochas en su entorno geográfico.

I tl

tltrl fltT0 Eltl EL cfiMINf} los abrigos pintados del Barranco de Las Clochas &esta§sñr, U«lemeia Rer.trr MenrÍNrz Venr

Prns M. Gurlrrm Cererevu»

§ En el verano del año 1979 eI agente forestal fosé Antonio del Valle descubrió pinturas rupestres en unos abrigos del barranco de Las Colochas, o de Las Clochas, como se denomina en Gestalgarl. Gracias a él y a los trabajos de docu-

mentación llevados a cabo el año siguiente por Ramón Grande del Brío y

F.

)avier González-Tabtas (1990) las pinturas de los abrigos I y II del Barranco de Las Clochas pudieron darse a conocer al mundo científico. Esta publicación presentaba un conjunto extraordinario de pinturas rupestres esquemáticas, con escasos paralelos en el territorio valenciano. Desde entonces

se ha avanzado en el conocimiento del arte rupestre de

la Comunidad

Valenciana; en la definición de los estilos y en la investigación de los contextos culturales que generaron estas manifestaciones. Y se ha producido también un cambio que esperamos repercuta en una mayor valoración social de este patri-

monio: desde el año 1998 todos los conjuntos de Arte Rupestre del Arco Med,iterráneo de la Península lbérica están inscritos en la lista del Patrimonio Mundial de la UNESCO. Las Clochas, un conjunto de arte rupestre conservado

en un rincón agreste del término municipal de Gestalgar (Figuras 1 y 2) tiene el

máximo reconocimiento que otorga UNESCO a un bien cultural.

Un año después de la declaración, en la primavera del año L9992,1a Dirección General de Patrimonio llevó a cabo la protección del Abrigo I mediante un vallado. Con ocasión de aquellos trabajos pudimos comprobar in situla importancia

de sus pinturas esquemáticas, de las que el estudio del Grande del Brío y González Tablas ya habían dado cuenta. Pero a pesar de esta trascendencia continuaba siendo un conjunto poco conocido. Los avances en la investigación del

Arte Esquemático desde nuevas perspectivas metodológicas y el descubrimiento de otras manifestaciones rupestres en la comarca de Los Serranos, aconsejaban una revisión del conjunto. Y el estímulo llegó de la mano de la Asociación de Amigos de Gestalgar que nos animó a realizar un nuevo estudio.

Cuando el año 2004 se nos propuso realizar el presente trabajo pareció oportu-

no desarrollar un proyecto integral que incluyera, además de la revisión de los motivos descritos, trabajos de conservación preventiva en el Abrigo I, muy afectado por un reciente incendio forestal y un estudio arqueológico del entorno de los conjuntos pintados. Como resultado de estas investigaciones se localizaron varios yacimientos prehistóricos y un nuevo conjunto de arte rupestre: el Abrigo

III

de Las Clochas en el que se conservan varios motivos: un tema esquemático

yvarias representaciones de estilo Levantino, que serán presentados en las páginas siguientes.

1

los abrigos de las Clochas en el codexto delArte Rupestre Postpaleolítico

Antes de pasar a analizar estos conjuntos parece oportuno introducir una información general sobre los estilos artísticos en los que se integran las pinturas de Las Clochas. Tras el Paleolítico superior y a lo largo del periodo Holoceno3 se

desarrollaron tres formas de manifestaciones rupestres prehistóricas: el Arte Levantino, el Macroesquemático y el Esquemático (Figura 3).

2

Vista general del Abrigo I y

III

del Barranco de Las Clochas

\""r*\ Burgal ttar

L "i,

@

L

Campo visual de la Figura

I

2

Sant¡¿maría

tl¡z

Figura 3 A: Formas de representación de la figura humana en los estilos Macroesquemático, Levantino y Esquemático' A: orantes macroesquemáticos, Abrigo v del Pla de petracos (castell de Castells, Alicante) (Calco según Hernández et al., 19gg) B: arquero de estilo levantino, Cova dels Cavalls (Tirig, Castellón) (calco según obermaier y wernet, 1979) y C: figura humana esquemática, Abrigo I del barranco de Las Clochas (GestalgaE Valencia) (calco según Grande Del Brío y González-Tablas, 1990). (La proporción entre las figuras no corresponde a la realidad).

El Arte Levantino es el que presenta una distribución más ampria en la Comunidad Valencia. El inventario actual incluye casi doscientos conjuntos localizados principalmente en las comarcas de Els ports

y L,AltMaestrat

en

castellón, en la canal de Navarrés en valencia y en La Marina Alta y L,Alcoia_ Comtat en Alicante. En la comarca de Los Serranos tan sólo se conocían los conjuntos de corrales de silla (Tuejar) y er Rincón der Tío Escribano (Titaguas), pero recientes descubrimientos en Chelva, Andilla, Alpuente y Chulilla e incluso el Abrigo III del barranco de Las Clochas, donde encontramos algunos motivos pertenecientes a este horizonte artístico, indican que este territorio puede tener una importancia similar a los anteriores. En el Arte Levantino siempre se usa la pintura y en muy pocos casos la técnica del grabado. Las pinturas levantinas se realizan en abrigos y cuevas poco pro_ fundas, incluso en paredes rocosas sin apenas protección. Las pinturas tienen muy diversas tonalidades, mayoritariamente de la gama de los rojos y violáceos.

10

El rasgo más propio del Arte Levantino es la representación de escenas en las que la figura humana adquiere un notable protagonismo. Predominan las cinegéticas, con arqueros que acechan a una amplia gama de presas como ciervos, cabras, caballos y uros, pero no son raras otras temáticas como las sociales, las danzas o la guerra. El naturalismo en la representación de animales y la estiliza-

ción de la figura humana son rasgos caracterÍsticos. Todavía no hay unanimidad respecto a su origen y desarrollo cronológico. Está

claro que una parte importante de su evolución se desarrolló en tiempos neolíticos, pero desconocemos en que momentos se origina y cuando finaliza.

Frente a

la amplia distribución

Arte Levantino el Arte

geográfica del

Macroesquemático tan sóIo ha sido localizado en el espacio comprendido entre

las sierras de Mariola, Aitana y Benicadell, en el norte de la provincia de Alicante. Su característica principal es representar mediante la pintura grandes figuras humanas poco naturalistas y serpentiformes que parecen representar a vegetales en crecimiento. Motivos similares han sido identificados en cerámicas del Neolítico antiguo por lo que éstas pinturas tendrían esa crñología. Serían, por lo tanto, las creaciones de los primeros agricultores que se asentaron en nuestras tierras hace siete mil años. El Arte Esquemático tiene como el Levantino una amplia distribución. En éste

estilo se recurre tanto

a la

técnica de la pintura como

a la

del grabado con las que

se representan de forma esquematizada figuras humanas, animales, ídolos y

motivos geométricos. Hay un Arte Esquemático del Neolítico antiguo aunque buena parte de éstas manifestaciones corresponden al Neolítico final y los inicios de la Edad de los Metales y tienen una antigüedad de entre 6.000 y 3.000 años.

A éste estilo pertenecen las pinturas de Las Clochas I y II.

2 El paisaje prehistérico de Las Clochas Cuando se publicaron los abrigos

I y II

de Las Clochas (Grande del Brío y

Gonzílez-Tablas, 1990) se estaba desarrollando

un nuevo discurso

en

11

I

Arqueología desde una perspectiva postprocesual4. Superado el marco teórico generado desde el enfoque positivista se estaba comenzando a desarrollar la Arqueología del Paisaje, en la que el término "paisaje"

se

valoraba como el pro-

ducto de la interacción del medio ambiente, el medio social y el medio cultural en el cual la especie humana desarrolla su ciclo vital. Hoy, dieciséis años después de su publicación, a esta percepción del paisaje arqueológico, podemos incorpo-

rar nuevas perspectivas interpretativas surgidas de los trabajos que han desarrollado investigadores como Criado (7993 a y b), Parcero (1995), Santos, et al., (1997) y Martínez García (1998, 2000, 2002y 2OO4), entre otros. El territorio al que nos vamos a referir se integra en las estribaciones orientales

del Sistema Ibérico. Se trata de un nudo orográfico formado por las sierras del Tejo, Santa María, Enmedio, y Los Bosques, que marcan un escalón entre las tierras altas de la Comarca Requena-Utiel y el valle del Río Turia (Figuras L,4y S). Son elevaciones de escasa altura, que rondan los 1200 metros, pero de orogra-

fía muy accidentada, condicionada por una extensa red de barrancos que vierten al Río Reatillo, afluente del Turia. El Reatillo es un tortuoso riachuelo que nace en las umbrías de la Sierra de )uan Navarro (L767) y que discurre por la fosa tectónica de Chera, entre la Sierra del

Tejo (7250), a su derecha, y la Sierra de cinco Pinos (1.LZZ), a su izquierda. Aguas abajo del Pantano del Buseo recibe el nombre de Río de Sot. Este valle constituye una vía de paso que comunica las tierras altas de la comarca de Requena-Utiel con la cuenca media del Río Turia. Los abrigos de Las Clochas se localizan en el tramo medio del barranco de Las Clochas, afluente del barranco de Malén, tributario por la derecha del Reatillo.

El barranco de Las Clochas drena la vertiente meridional del Burgal, y separa dos macizos montañosos: a su derecha los altos del Burgal (1707) y a su izquier-

Figura

4

Figura

Visión del paisaje en el que quedan ubicados los abrigos pintados de Las Clochas.

5 ta Sierra del Tejo. Uno de los sistemas estructurales

que se contemplan desde

el Barranco de Las Clochas.

12

. Benagéber

Domeño

.

^.

qi..-

.'¿

chera

Losa del Obispo

Peñakd 6tl

^



fii?, P;rat ttl:

/os

¿o-

9%

a Lq Atalsla t!s7 Bu.pdl ttoa L

"6

¡ Chulilla

L

Saúamaia ¡t¡¡

Sot de Chera

ftcú froPe lllA L

El Tejo t2t,

Gestalgar

e

tat

crbdlt¿s

Chera

-t\

t{ittLtt P'ra¡ "

Burgd,

4-es^

r

¡o lisual

. S¡ete Aguas

'\ ,cñtailatio tt37

6

t ó9

I Requera

. Requéna

t%

-': ¡ L

El Teio t2fl

d.,''P te



@!ó$d

3r"e de Ia Figura'1.

Campo r-isual de Ia Figura

5

13

da el pico Santa María (1137 (Figura 6)). Por el barranco de Las Clochas discu-

rre una senda pecuaria que accede hasta el Campillo. En las inmediaciones

de

los conjuntos pintados, se mantienen en pie cierres de abrigos, refugios de pas-

tor y sendas construidas que testimonian el uso intensivo de aquel espacio por los pastores hasta tiempos muy recientes. El lugar estuvo cubierto por un denso pinar mesomediterráneo, pero los incen-

dios de los años 7979 y 1994 arrasaron la vegetación y produjeron graves daños tigura

74

6 fl

Abrigo I del Barranco de Las Clochas y la sierra de Santa María

a los abrigos

y sus pinturas rupestres. Hoy el bosque se encuentra en claro pro-

ceso de regeneración y en las laderas con mayor espesor de suelo crecen vigoro-

sos robles (Quercus faginea), encinas (Quervws ilex) y pinos rodenos (Pinus .tinaster), además de un variado sotobosque, en el que destacan los madroños

\rbwtus unedo) y los durillos (Viburnus tinus) (Figura 7).En esta vegetación de carácter mesomediterráneo sorprende encontrar abundantes matas de esparto Stipa tenacissíma), especialmente en las laderas de mayor insolación y suelos :r'Lás

raquíticos.

Barsal uoz

-J



Burgal rroz

LU

:

A Santamaría

L

El

Tejo

I gura

7

Santamaría usz

LEI reio txo

tzso

la¡(Gabdtlag Sierra de

:rpo visual cle Ia Figura

L

tllz

6.

-las cabdrras §igrrá de

( .¡rpu r 'u.tl d, l.r Ii¡,trr.r

-.

Margen izquierda del Barranco de Las Clochas. A mitad de ia ladera se abre e1 Abrigo II

th-.\.\__

75

La primera valoración sobre las pinturas de Las clochas se basa en una reflexión de lulián Martínez (1998: 546) relativa a la elección de los abrigos en los que se pintó: "Mientras que la presencia de abrigos es unfenómeno natural, la eleccíón de los mismos como soporte simbólico se convierte en un hecho cultura,,.O lo que es lo mismo, en la medida en que se han utilizado las paredes de Clochas I, II y III para pintar diversas composiciones, este gesto humano ha transformado el espacio natural, que representan los abrigos, en un lugar cultural. La elección de los abrigos para pintar estos grafismos no fue arbitraria sino que hay que entenderla como una decisión inmersa en una estructura social determinada. Las prospecciones intensivas que hemos realizado en su entorno no han propor_

cionado nuevas estaciones rupestres fuera del entorno inmediato de los abrigos conocidos, con la salvedad de unas series de puntos: salpicaduras de color anaranjado, localizadas en la pared de la repisa superior de la cueva del Burgal, similares a las que abundan en otros territorio ricos en manifestaciones

lelanti-

nas' Y esto a pesar de la existencia de cavidades muy apropiadas como las abiertas en la cabecera del barranco de santa María o en el propio barranco de Las Clochas, en su confluencia con el Malén.

Ante esta evidencia podemos preguntarnos ¿qué factores influyeron en la elec_ ción de los abrigos donde se pintó? cuando nos aproximamos hacia los abrigos de Las clochas percibimos que estamos en un lugar acogedor. Estos se orientan hacia el s'w.y se emplazal enuna encrucijada de barrancos: allí confluyen el de Las clochas, con el de santa María y con otro corto barranco que desciende desde el Burgal. En ese sector hay agua semipermanente en ros pequeños tollos o clochas abiertas en er lecho rocoso de los cauces (Figura g). pero

er agua, fun_ damental para el abastecimiento humano y de los animales, silvestres y domésticos, no es el único elemento destacable.

El propio barranco de Las clochas es un excelente paso para comunicar las tierras bajas del Reatillo (Figuras 9 y L0) con el valle del campillo-Marjana,

donde se encuentran las mejores tierras de cultivo, y donde hay los manantiales que dan lugar a espacios con agua permanente (Figura 11). Ambos puntos están separados

16

I

I

)

l

I !

Burgal trot

l

Gabrillas

Campo visual de la f igura 8. tigura

8

Barranco de Las Clochas; al fondo los Frailes

t

L7

Chulillá, ¿

Pieo Rop¿

Burgal ttot @

I,

Chera

§

¿ a;nco Pinos

A

Campo r.isual de la Figura Figura

$

Figura

l0

Sot de Chera

tilaL

Santamaría

\o.

ti^'

taro 1137

9.

Buagal

Carnpo visual de

1a

rlal

^

Figura 10.

Entrada al barranco de Las Clochas.

El Barranco Malén desde la Loma del Orao.

I

I

1B

por una distancia aproximada de 16I(m. El Campiilo situado ra es un

a 780

metros de altu-

territorio idóneo para ser usado en verano cuando los pastos

escasean en

las tierras bajas óptimas, por otra parte para ser ocupadas durante el invierno. La

dlferencia altitudinal entre ambos espacios, que es de 300 metros, podría justificar 1os

desplazamientos estacionales de grupos humanos de economía agropecuaria.

Eriste un antiguo sendero que desde el Reatillo asciende por el interior del barranco Malén y en su cabecera supera la Loma del Orao. Desde allí podemos adentrarnos en el barranco de Las Clochas y ascender hasta el Collado de la

\evera (923) desde donde descendemos hacia El Campillo. Desde el Reatillo

a

Las Clochas hay una distancia de 10 I(m, que podrían salvarse en una jornada. Desde allí el camino hasta El Campillo, del que dista

6I(m,

es más suave. En este

camino el lugar con los abrigos pintados constituye un punto intermedio en el ,tir-rerario y es un lugar que reútne óptimas condiciones para pernoctar.

F

gura

11 El Regajo, curso de agua permanente en la parte central del Carnpillo.

19

Pero estos aspectos funcionales: la existencia de agua y el que sea un paso adecuado en el tránsito hacia tierras de alto potencial agropecuario, no debieron ser

los únicos factores que condicionaron la elección de los abrigos para pintar. Cada vez se valora más la existencia de elementos naturales que individualizan

el paisaje (Criado, 1993). Y en este sentido la orografía del entorno de

Las

Clochas presenta relieves muy sugerentes: resaltes rocosos que evocan figuras humanas y que por este motivo reciben topónimos como el de Los Frailes, situados en la ladera sur del Burgal, sobre los abrigos de Clochas I y

III

(Figura 12).

También en la ladera norte del Santa María son patentes estas formaciones rocosas. La existencia de agua en un punto acogedor en el camino hacia las tie-

rras altas y la existencia de esos guardianes pétreos encumbrados en las laderas

Chera o

L

Cinco Pinos ttzz

Burgal not

l';

@ Campo visual de Ia Figura 12.

tigura

20

12 Los

Fr¿riles coronan 1a ladera sur del Burgal

pudieron ser factores que determinaron la elección de los abrigos de Clochas como escenarios donde plasmar unas narraciones ancestrales. El viaje apenas si puede quedar reflejado en el registro arqueológico. Pero Ia ruta

puede plasmarse en aquellos lugares que se convierten en pasos, que articulan la circulación y que son lugares significativos desde el punto de vista geográfico.

Estos sitios suelen marcarse de forma ritual,

y en este contexto

podríamos

incluir los abrigos pintados de Las Clochas. Gesto que, en resumidas cuentas, expresa una forma poco agresiva de apropiación del territorio. Otros pueblos actuales como los tuareg o los tibetanos, utilizan unos patrones similares de per-

cepción y uso del espacio (Gonzá\e2,2003: 89).

Actualmente numerosos autores consideran el Arte Rupestre como un elemento simbólico de aprehensión del territorio (Vicent, 1990; Bernabeu, L995,2002y

Martí y fuan Cabanilles ,1997, entre otros). Sin embargo, a pesar de que Clochas I, II y III puedan formar parte de un sistema más amplio de abrigos pintados, poco más podemos decir en torno a la estrategia simbólica de ocupación (Martínez García, 2000) y, por 1o tanto, no podemos concretar mejor la articulación de estos abrigos en un supuesto territorio, sobre todo por la todavía escasa

información arqueológica disponible.

Existe muy poca información sobre el poblamiento prehistórico del territorio

inmediato a las pinturas rupestres de Las Clochas, debido a la escasa atención que ha merecido por la investigación. Buena parte de los datos que vamos a manejar proceden de los trabajos de inventario de yacimientos arqueológicos encargados por la Dirección General de Patrimonio5, de recientes prospecciones llevadas a cabo en el estudio de impacto ambiental de las obras del tren de alta velocidad6 a su paso por el término de Siete Aguas y de nuestras propias prospecciones dirigidas a establecer los ámbitos de protección de las pinturas rupestresT.

Centraremos el comentario en los yacimientos cuya cronología pueda guardar alguna relación con las pinturas de Las Clochas, es decir que tengan una cronología comprendida entre el Neolítico y la Edad del Bronce (Figura 13). Los

yacimientos arqueológicos más próximos a las pinturas son La Cueva del

2l

a Requena

Burgal y la Covacha de la Ladera sur del Burgal, ambas en el término municipal de Siete Aguas. La Cueva del Burgal es un abrigo abierto en el cantil rocoso que delimita el Santa María por su ladera oeste. En superficie se recogieron fragmentos de sílex, entre ellos una laminita, y cerámicas prehistóricas que indican la existencia de un yaci-

miento, aunque de difícil atribución cronológica dada la escasez de materiales. Nuestras recientes prospecciones nos han llevado a descubrir en la parte alta de esta cavidad varias agrupaciones de salpicaduras de pintura, de

difícil atribución

cronológica. En el mismo farallón rocoso, doscientos metros hacia el sur, se conserva una inscripción ibérica grabada en un pequeño abrigo (Fletcher y Silgo, 1996).

La Covacha de la ladera sur del Burgal es una pequeña cavidad abierta al pie de

un acantilado de escasa altura. En la prospección del año 1985 se localizaron

22

restos humanos, fragmentos de cerámica a mano y un fragmento de cuenta de

collar cilíndrica, materiales que parecen indicar que existió un enterramiento en cueva similar a otros localizados en el entorno inmediato como la Covacha del

Camino (Fletcher, 1977) y la cercana Covacha Botía, ambas en la Rambla de la Vallesa, al pie de Peña Rubia, en el término municipal de Siete Aguas. Poco se puede afirmar de estos yacimientos. De hecho elúnico en el que han llevado a cabo excavaciones arqueológicas ha sido la Cueva Botía,lamentablemen-

te cuando el yacimiento ya había sido objeto de remociones. En cualquier caso estas investigaciones indican (Martínez Perona, 1981, Broseta Prados y

Martínez Almagro, 1981) que se trataba de una cueva de enterramientos múltiples del Eneolítico que contenía restos de cuatro o cinco individuos, puntas de flecha de retoque bifacial, geométricos

y

cuentas de collar de piedra verde.

Trabajos de síntesis posteriores (Soler, 2002) insisten en la importancia del yaci-

miento como cueva de enterramientos de las primeras fases del Eneolítico,

es

decir que tendría una edad calibrada de seis mil años8. Recientes prospecciones han documentado un yacimiento al aire libre de esta

cronología en las inmediaciones del caserío de La Contienda, cerca de Siete Aguas. Para momentos posteriores, ya de la Edad del Bronce, conocemos los yacimientos de La Coneja y el Castillo de Raidón, ambos en Siete Aguas, y ya en el término de Gestalgar, pero integrados en un paisaje distinto al de Las Clochas,

los poblados de Barranco Escoba y La Terrosa, localizados en ambas márgenes del Río Turia. Las prospecciones realizadas el año 2005 para delimitar los entornos de protección

de los abrigos pintados dieron como resultado el hallazgo de nuevos yacimientos

en fase de estudio. Se trata de varias cuevas de enterramiento localizadas en la ladera oeste del Santa María, a escasa distancia de las pinturas de Las Clochas, y otras en el barranco de Malén, así como tres asentamientos de la Edad del Bronce, situados en este mismo barranco y en el inmediato barranco del Burgal.

Así que con los datos expuestos los primeros indicios sobre el poblamiento de la zona se remontan al Eneolítico. No obstante en áreas inmediatas como la ver-

23

tiente occidental de la Sierra del Tejo, en el término municipal de Requena, )avier Martínez descubrió el año 1985 el yacimiento de la Casa de la Roja, cuyos materiales: segmentos de doble bisel y hojitas, remiten a un momento anterior, talvez un Neolítico Epicardial o un Neolítico medio. El yacimiento se emplaza en la cabecera del barranco de la Roja afluente del Reatillo, es decir, pertenecien-

te a la misma cuenca que el barranco de Las Clochas.

3

El Abrigo I del harranco de Las Clochas

§eserlpoi&n del abr§go El denominado Abrigo I, se emplaza en un corto barranco tributario del barranco de Las Clochas que desciende de la cumbre del Burgal. Pocos metros antes de su confluencia con el de Las Clochas el propio barranco ha dejado al descubier-

to un banco de dolomías tableadas cretácicas, del periodo Cenomaniense, en las que se abren las cavidades I y III. El Abrigo

I

cuatro metros sobre del lecho del barranco. Tiene una longitud máxima de 20,7 metros por una profundidad máxima de 2,zo y una se sitúa a apenas

altura máxima de 3 metros. Las pinturas se localizan en la zona más protegida por la visera, en el tramo central comprendido entre 9,80 y LL,go, es decir, que se

distribuyen a lo largo de una pared de 5 metros (Figura 14).

El abrigo se usó como pequeño aprisco de ganado, al igual que otras cavidades del barranco, de cuyo uso quedan como testimonio abundantes excrementos de ovicaprinos, rubefacciones en el suelo producidas por los hogares y marcas realizadas con carboncillo en algunas paredes. De hecho el Abrigo I recibe el nombre de Cueva del Tío Primoe, en referencia al pastor que la utilizaba como refugio de sus rebaños. El año 2005llevamos a cabo un proyecto de restauración dado el pésimo estado

de conservación que presentaba el conjuntolO, en buena medida como consecuencia de la incidencia del fuego durante los últimos incendios forestales. El

24

I T

E

ffi

ffi&

Figura

14 Abrigo I del Barranco

de Las Clochas.

Burgaluoz L\

L L H re¡o tzso Campo visual de

1a

Santamaría nsz

cabrillas sierra de las

Figura 14

25

H

abrigo presentaba múltiples descamaciones, fisuras y zonas en riesgo de caída

producidas por fuego. En el panel principal, en la zona superior, eran visibles innumerables pequeñas descamaciones provocadas por alteración biogeológica natural y una película negra formada por colonias de microorganismos. Toda la superficie del abrigo estaba recubierta por una película de color ocreblanco compuesta por polvo y depósitos de sales acumulados por las repetidas veces que se habían mojado las pinturas para

facilitar su visión, que dificultaba

su lectura. El suelo del interior del abrigo presentaba un importante relleno de

excrementos de cabras y ovejas. En primer lugar se retiraron del abrigo los excrementos que se habían depositado en su interior, sobre los que se acumulaba abundante polvo que el aire levantaba y redepositaba sobre las paredes. Las zonas en riesgo de caída y las grietas del sopor-

te se rellenaron con morteros de cal y polvo de mármol de grano muy fino para poder acceder a las fisuras más estrechas. La misma mezcla, pero fluidificada con agua, se inyectó en el interior de las grandes fisuras de las zonas en riesgo de caída.

Una lasca de roca desprendida se adhirió con cianacrilato, para una primera fijación,y seguidamente se'acabó de estabilizar conmortero de cal. Finalmente todos los morteros se entonaron con pigmentos naturales disueltos en agua acercándolos al tono de la pátina original. El depósito de polvo superficial se eliminó por medio de pinceles suaves y agua, y con aplicaciones de agua por compresas de papel. Las descamaciones superficiales se entonaron con pigmentos naturales y agua.

Con estos trabajos terminamos una primera fase en la intervención. A lo largo del presente año se ha continuado con la limpieza superficial de los paneles pintados. Descripción de motivos En la descripción de los motivos seguiremos la misma numeración que la utilizada por Grande del Brío

y

GonzáIez-Tablas (1990), e incorporaremos la des-

cripción de nuevas figuras aparecidas tras la limpieza realizada el pasado año (Figura 15)

26

I

Figura 6. Motivo realizado mediante un trazo vertical ligeramente curvo que en su extremo inferior se prolonga hacia la derecha formando un creciente lunar. A su izquierda se aprecia una barra inclinada que no llega a entrar en contacto con la anterior. Mide 1,10 cm de longitud. Figura 7. Motivo formado por una corta barra vertical y una horizontal que describen un ángulo de 90'. Mide 8,5 cm de ancho. Figura 8. Por medio de dos trazos cortos que convergen a su derecha se ha pintado un ángulo agudo que está abierto hacia la izquierda. Mide 5 cm de longitud.

Figura 9. Motivo en aspa realizado con dos trazos que se cÍúzan aproximadamente hacia la mitad de la barra de la derecha. La barra de la izquierda presenta un menor desarrollo. Mide 10,04 cm de longitud. Eigura 10. Grupo formado por dos barras. La de la derecha es de tendencia vertical, la de la izquierda está realizada por medio de un trazo corto y vertical que después se prolonga brevemente hacia la izquierda para recuperar finalmente la orientación vertical. Mide 3 cm de largo. Figura 11. Posible antropomorfo realizado mediante una barra curva en arco en la parte superior, uná barra vertical ligeramente ondulada que representaría el cuerpo y una barra horizontal que en su lado derecho se prolonga mediante otra barra vertical de desarrollo corto que simularía las piernas. De la barra principal, a su izquierda, surge un trazo curvo. Mide 6 cm.

Figura 12. Figura humana ejecutada con una barra vertical que tiende a desviarse a la derecha y que caracterizaríala cabeza, el cuerpo y la pierna. Esta última en su extremo inferior está curvada hacia arriba. En la zona superior de la barra central, se ha dibujado otra barra horizontal. En la parte central se han pintado los brazos en asa, el izquierdo está ligeramente perdido. Mide 12,5 cmde longitud.

Figura 13. Motivo en"l'invertida, formado por una barra vertical y otra horizontal que podría formar parte de la anterior figura. Figura 14. Antropomorfo de cabeza circular cuerpo ancho y brazos en arco. Sobre su cabeza se observan restos de pintura de difícil interpretación. Es de 9 cm de largo.

30

Figura 15. Antropomorfo masculino de cabeza circular. El cuerpo y el sexo se pintado los han caracterizado por medio de una barra. Sobre la misma se han brazos y las piernas en forma de asa. Mide L2 cm'

Figura 16. Motivo de aspecto semicircular del que surge en su base una

5 pequeña barra central que ha sido interpretado como un arboriforme' Mide

cm de diámetro. y las Figura 17. Antropomorfo masculino sexuado de cabeza circular, los brazos y piernas se han representado por medio de unos trazos curvados hacia abajo unidos al cuerpo a partir de unos trazos más cortos. Tiene 13 cm de longitud'

alreEigura 18. Antropomorfo de menor tamaño que las figuras humanas de su de arco dedor. Su cabeza es circular lo brazos en asa y las piernas tienen forma disposiy están unidas por la base. A su izquierda se observa un trazo curvo de ción vertical que entra en contacto con el antropomorfo. Mide 6,5 cm.

Figura 19. Antropomorfo masculino sexuado. una barra vertical forma la cabey el falo za, qtJe presenta un pequeño apéndice en su lado derecho, el cuerpo bien desarrollado. Los brazos tienen un desarrollo desigual, y están realizados se mediante un trazo curvo. Las piernas son de igual factura' Sobre su cabeza barra verobserva un trazo semicircular del que surge, en su parte central, una tical. Mide 7,5 cm de largo.

Figura 20,Barcavertical de 4,5 cm de longitud' Figura 21. Figura humana de la que se conserva una barra vertical, una barra perpendicular en su extremo superior, y los brazos en forma de asa. Tiene 1,10 cm de longitud. Figura 22, Barravertical de 7 cm de longitud'

Figura 23. Antropomorfo masculino sexuado. La cabeza es pequeña y delgada de marcha' los brazos en forma de asa y las piernas parecen reflejar una actitud

Mide 19 cm. Figura 24.Eigutahumana en "phi" de 7 cm de longitud'

31

Figura 25. Antropomorfo masculino del "tipo golondrina" del que se conserva la cabeza, los brazos, el cuerpo, el falo, y parte de la pierna izquierda. Los brazos están dispuestos en forma de arco. Tiene 11 cm de largo.

Figura 26. Antropomorfo masculino sexuado. La cabeza es circular, los brazos en asa y las piernas en arco. Tanto el brazo izquierdo, como la pierna izquierda están peor conservados. Mide 17 cm de longitud. Figura 27, Dos barras verticales que tienden a converger en su extremo superior, a su izquierda, se aprecian restos de pigmento. Mide 9,5 cm. Figura 28. Restos de pintura. Figura 29. Figua de tendencia oval achatada en sentido vertical, de conservación precaria. Mide L4,5 cm de ancho. Figura 30. Zoomorfo formado por una barra horizontal ligeramente inclinada de la que surgen distintas barras verticales (9). La cabeza estaría caracterizada por una pequeña barra con dos trazos paralelos en su extremo superior, que representarían la cornamenta. Mide 5,79 cm de ancho. Figura 3Ob, Zoomorfo formado por una barra horizontal ligeramente inclinada de la que surgen di,s¡inlrt (8) barras verticales. Mide 4,94 cmde ancho (Figura 16). Figura 31. Figura humana en "phi" mal conservada. Mide 8,82 cm de largo.

Figura 31b. Figura humana en "phi" mal conservada. Mide s,06 cm de largo. Figura 31c. Figura humana en "phi" mal conservada. Mide

S,2Z cm de 1argo.

Figura 32. Barra horizontal de contornos irregulares de 6 cm de longitud. Figura 33, Zoomorfo realizado mediante una barra vertical y cinco trazos verticales. En su extremo izquierdo la barra horizontal se bifurca formando un ángulo agudo, posiblemente se represente de este modo la cornamenta del animal. La zona de la derecha está afectada por un desconchado. Mide B,s cmde ancho.

Figura 34. Posible zoomorfo. Barra horizontal de la que surgen seis barras verticales. En su extremo izquierdo el motivo está afectado por un desconchado. Mide 4 cm de ancho.

,a

sTf'..\... et r ¡s$

i rr§§' I

fi

{

;-f $ o''iÍ' ol f-t*

,,

€.

'u

1:

.6' .- -,+

!

-i

). ::,,

t

'i\ ,¡¡¡Jft

'-' .','

5i--

Y'",

?f í. :1 31 c

Calco de una de las escenas ganaderas del Abrigo I de Las Clochas, figuras 30, 30 a, 31, 31b y 31 c. (Calco según los autores). Figura

16

Figura 35. Figura humana en "phi" inclinada de izquierda a derecha. Mide 3,5 cm de longitud. Figura 36. Figura humana en "phi" que presenta la misma inclinación que la figura anterior. Mide 5 cm de longitud. Figura ST,Eigurahumana en "phi" ligeramente curvada. Mide 3,5 cm de largo. Figura 38. Barra vertical que presenta una pequeña inclinación de izquierda

a

derecha de2,22 cm de largo.

Figura 39. Motivo en "V" invertida formado por una barra vertical de la que surge otra barra a la derecha, y en su extremo superior, ligeramente arqueada' Estos trazos podrían formar parte de una figura humana de la que tan sólo se conservaría el cuerpo y elbrazo derecho. Mide 7,5 cm de longitud.

33

Figura 40. Antropomorfo con la cabezaglobular, brazos en asa y cuerpo con un engrosamiento circular en su extremo inferior. Mide 9,5 cm de longitud. Figura 41. Representación humana con los brazos en 11,5 cm de longitud.

asa y cabeza

circular. Mide

Figura 42, Figura humana con los brazos en asa y cabeza circular. La barra que representa al cuerpo está bastante deteriorada, principalmente en su extremo medio e inferior. A su alrededor se observan unos trazos finos y de una textura diferente que seguramente se realizaron en un momento posterior, posiblemente en época histórica11. Mide 13 cm de largo (Figura 17) Figura 43. Motivo mal conservado con aspecto de mancha alargada. Su contorno superior esta mejor definido y parece definir la línea dorsal de un cuadrúpedo. Su contorno inferior esta muy desdibujado por lo que no podemos precisar mejor su atribución. Mide 11,10 cm de ancho.

Figura 44,Eigura humana muy mal conservada con amplias zonas perdidas. En lo conservado parece muy similar a figuras humanas del conjunto como la I, 40 y 41. Presenta la cabeza circular, tronco en forma de barra vertical y brazos en asa. A la derecha y debajo del brazo derecho, se aprecia un trazo corto y ligeramente inclinado que debía corresponder a una pierna. A su derecha se conservan dos trazos curvados muy perdidos y una mancha circular. La figura humana mide una longitud máxima de 15,04 cm. Figura 45. Mancha de aspecto ovoide y contornos imprecisos. Mide 7,72 cm de ancho.

Figura 46. Restos de pintura. Figura 47. Restos de pintura. Figura 48. Restos de pintura. Figura 49. Figura humana formada por un trazo vertical en el que se integra una cabeza de tendencia circular y el cuerpo representado por una barra. Los brazos son dos trazos curvados a ambos lados del cuerpo. Sobre la cabeza se pinto un trazo -curvo, abierto hacia abajo, que bien pudiera corresponder a un tocado o delimitar el espacio donde se pinto la figura. Mide 7,49 cm de largo (Figura 18)

34

(

"

I'

^

o..." '¿

t. ^¡ r." _¡^ --q' )

(,

! i

t

..,

d 4

o

Figura

17 calco de las figuras

so

42, 43 y 44 del

Abrigo I de Las clochas. (calco según los autores).

35

Figura 50. Motivo formado por una barra horizontal de la que surgen tres barras ligeramente inclinadas. En el extremo superior izquierdo surgen dos pequeños trazos verticales. Podría tratarse de un zoomorfo con cuernos similar a las figuras 30, 30a, 33 y 34 pero más simplificado y de menor tamaño.

A

su

derecha hay un corto trazo horizontal. Mide 1,08 cm.

Figura 51. Conjunto formado por tres pectiformes, zoomorfos, de reducidas dimensiones y restos de otros motivos muy perdidos. Destaca el motivo situado a la izquierda en el que se observa con claridad los trazos verticales, de extraor-

dinaria finura. Por su disposición, tamaño y técnica de ejecución podría tratarse de una composición "ganadera" similar a las formadas por las figuras 30a, 31, 31b

y por las figuras 33,34,35,36,37 y 38. No obstante el desconchado de la roca en la parte inferior de estas figuras impide poder llegar a una mayor concreción.

Figura 52, Figwa humana formada por un trazo largo vertical y dos trazos cortos perpendiculares, que representan los brazos. A la altura de su cintura se observan restos de trazos muy perdidos. A su derecha se conservan otros trazos entrecruzados pertenecientes a otro motivo. Todo el conjunto se encuentra en una pequeña oquedad de la roca. La figura humana mide 3,93 cm de largo.

U«a §estura com¡rlexmentaria de las pinturas del Abr§go I

Los calcos e inventario que se realizaron el año 1980 incluyen4T motivos perte-

necientes al Arte Esquemático. Actualmente faltan algunos de los motivos des-

critos, como las figuras 2 y 3 que desaparecieron por efecto del fuego de los incendios forestales que arrasaron la sierra en pasados años, pero los trabajos de limpieza y consolidación nos han permitido observar nuevos motivos que

se

han

incorporado al inventario y al estudio.

Los autores presentaron las figuras agrupadas en conjuntos pero obviaron incluir una visón general de la composición. Nosotros, con la intención de facilitar su lectura, hemos agrupado todos los conjuntos, tal y como se pueden contemplar en el abrigo, y hemos incorporado las nuevas figuras (ver figura 15).

36

s-

É

h ,*,

,"

*:#ryn.' lq: {' ?., *

tll0 '.B ,*,

tigura

18

Calco de las figuras 49,50,51y 52 de1 Abrigo I de Las Clochas. (Ca1co según los autores)

37

Las pinturas se distribuyen en tres agrupaciones diferenciadas por su tamaño,

coloración y técnica de ejecución. La primera ocupa la parte central del abrigo: se

trata de las figuras de mayor tamaño, y coloración anaranjada. A su izquier-

da, con un tamaño más reducido y una distribución más concentrada se localiza la segunda agrupación, caracterizadas

por la coloración vinosa de sus figuras.

Debajo y extendiéndose hacia la izquierda encontramos el tercer grupo, en el que se incluyen las figuras de menor tamaño, aunque son similares a las de la agrupación anterior en el color. Las tres se inscriben con comodidad en el Arte Esquemático, aunque no podamos precisar si fueron realizadas en un mismo

momento o si por el contrario a partir de una primera composición se fueron incorporando las dos restantes. Desde los inicios de la investigación (Breuil, 1933-35) el Arte Esquemático fue

relacionado con "sociedades neolíticas" productoras de alimentos y se desvincu-

ló de los grupos cazadores-recolectores. Hoy todo apunta a que el proceso de neolitización supuso un cambio en la relación entre el ser humano y el territorio y unas transformaciones que paulatinamente fueron incrementando las desigualdades sociales. En este contexto el Arte Esquemático es un producto más de la cultura de las sociedades neolíticas. Por lo tanto, como obra elaborada por

el hombre, puede informarnos sobre la organización social de estas primeras comunidades agropecuarias. Iniciaremos la interpretación de las pinturas del abrigo I analizando la organiza-

ción interna de los antropomorfos. Desde nuestra perspectiva las composiciones en las que se integran están reflejando aspectos relevantes de la sociedad de sus autores en los momentos finales del proceso de neolitización.

En Clochas I encontramos tres grupos de representaciones con antropomorfos que mantienen una homogeneidad temática, y en menor medida técnica y esti-

lística. Por una parte estarían las figuras mayores realizadas con pintura de color anaranjado (1 a 9, 23 a 29 y 39 a 42) (Eigura 19). En la segunda agrupación hay figuras de tamaño ligeramente inferior (n"10, ala22) que presentan un pigmen-

to de coloración más oscura y finalmente en la tercera agrupación encontramos

38

un tercer grupo (figuras 30 a 38 y 49 a 52) de pigmento similar pero realizadas con un trazo mucho más fino y de tamaño mucho más reducido. Ante la escasez de superposiciones nos resulta difícil marcar el proceso de construcción. A pesar de todo la distribución de los motivos en la cavidad nos invita a pensar que serían las figuras del primer grupo (de la 1 a la 9, desde la 25 a la 29 y de la 39 a la44) las que se pintaron primero y que después se dibujaron los

otros dos. De todos modos creemos que en esta cadena operativa se fue complementando un mensaje subyacente.

La primera agrupación presenta una disposición horizontal, pero en este caso aparecen tres figuras que no fueron calcadas en su día12, aisladas del resto, y que se corresponde con representaciones antropomorfas. De esta composición des-

tacaríamos que los motivos más abstractos (figuras 2 a 9) descritos como figuras en "Y", tfazos curvos y aspas, aparecen en un plano superior (Figura 20). No sabemos en que medida pueden estar representando un "nivel superior" al de los

humanos situados en planos inferiores. Este tipo de distribuciones horizontales se ha relacionado con el desarrollo de

distinciones entreindividuos (Martínez García, 2OO2:70). En Clochas I creemos que este tipo de distinciones, que no debemos confundir con desigualdades sociales, se traduce además en una segmentación basada en la diferencia sexual. Este mensaje puede quedar reflejado entre los grupos dos y tres. De hecho en el

primer grupo predominan los antropomorfos masculinos (Figuras 15, 17, f9 y 23) que quedan aislados del grupo tercero por medio de una barra horizontal (n" 32). Por debajo aparecen dos composiciones que se ajustan a un mismo esquema: en la parte superior se representaron animales y por debajo varias figuras humanas con los brazos en asa en las que no se ha querido indicar el sexo. Ante esta falta de indicadores sexuales podemos pensar que el sexo era una cuestión

irrelevante en la composición o que, por oposición a las superiores, se trataría de figuras femeninas

Aunque este planteamiento quede un poco forzado, pues está claro que no sabemos con seguridad si en el grupo segundo todos los antropomorfos son mascu-

39

-

t'

tigura

40

19 Motivos

centrales del Abrigo I de Las Clochas, figuras 1, 2,3,4, S, etc

linos, lo que no parece ofrecer dudas al respecto es Ia uniformidad sexual del grupo tercero. Por lo tanto la segmentación sexual es un hecho evidente. Además hay otros elementos que confirman este presupuesto. Las figuras 18 y 19 parecen estar representando a un hombre (19) con un niño (18) cogido de la

mismo podemos afirmar de las figuras 21,23 y 24, pero en este caso el antropomorfo masculino (23) estaría acompañado de dos niños (21

mano (Figura 21) y

1o

%

.:

a_.,

Figura

20

Figuras 10, 11, r' 12, del Abrigo I de Las Clochas.

y 24) Estaasociación de adultos masculinos con niños puede interpretarse como la representación de una iniciación, en este caso el paso de los niños al mundo de los adultos. Si esta lectura es correcta podemos afirmar que, a pesar de la diacronía de la ejecución entre los motivo s 21, 23 y 24, el mensaje no se ha contra-

riado si no que se ha complementado' La lectura de estas escenas nos remite a unas sociedades tribales cuya forma de organización social ha registrado un cambio cualitativo que se traduce, entre otras

41

cosas, en la aparición de linajes.

A partir de este momento la reciprocidad

se esta-

blecerá ya no con toda la comunidad, sino entre de los miembros del linaje. Estos grupos debieron basar slr economía en la agricultura y la ganadería, actividades que en parte quedan reflejadas en los paneles pintados. Grande del Brío

y Gonzáiez Tablas ( 7990:74) destacan en sus consideraciones finales la importancia del motivo 16, un árbol, en torno al cual se desarrolla la composición (Figr-rra 22)" Se trataría, según los autores, de la representación de

un culto al

árbol, motivo que encierra una lectura simbólica como la renovación en el ciclo agrícola (Gimbutas, 1996). Según esta interpretación Clochas I conserva la única composición esquemática de la Comunidad Valenciana en la que se integra un árbol. Los paralelos más

próximos habría que buscarlos en el con.junto de La Sarga (Alcoi) aunque en este

-:*:



?

,

.,.,

Figurall Figuras 15,16,77,18,

42

19 y 20 del

Abrigo I de Las Clochas

caso los árboles aparecen en composiciones de estilo Levantino. El ejemplo más

próximo, dentro del estilo Esquemático, se encuentra en el conjunto de Doña Clotilde en Albarracín (Teruel), aunque existen marcadas diferencias estilísticas entre ambas composiciones (Piñón Varela, 1982). La actividad ganadera esta representada en, al menos, dos composiciones de la segunda agrupación (figuras 30 y 31 y de la figura 33 a la 38) iFigura 23). En ambas se identifican dos animales; el que marcha en primer lugar presenta dos

cuernos en U abierta hacia delante, por lo que las interpretamos como bovinos y tras ellos ha1. un motivo similar pero sin cuernos que podría representar a un animal joven. En un plano inferior se identifican, en los dos casos, tres antropomorfos. Y una lectura similar podemos hacer de las figuras tFíg,;.ra,17), donde

a

pesar de la conservación muy deficiente se pueden identificar al menos tres zoo-

morfos, aunque en este caso el desconchado de la roca impida concretar si había además figuras humanas, como en los dos ejemplos anteriores.

tigura22 Detalle del árbol (figura 16) del Abrigo I de Las Clochas

43

Estas escenas -nos permiten dos aproximaciones; la primera conceptual y la segunda temática. No son frecuentes las composiciones "ganaderas" en el Arte

Esquemático. |ulián Martínez en el estudio de las pintura del Peñón de la Virgen (Gilma, Almería) (Martínez García, L984) analiza la asociación "figuras humanas-zoomorfos'] en unas composiciones muy similares a las identificas en el Abrigo

I de Las Clochas, y que se caracterizan por la existencia de un redu-

cido número de zoomorfos, uno ó dos, y un número similar de antropomorfos. Según este autor estas composiciones, muy características de Sierra Morena, están cargadas de un alto valor simbólico hasta el extremo de que'con el trans-

curso del tiempo se convierten en iconos y llegan a desvincularse de su sentido

original. En cualquier caso estas "escenas" son las únicas de carácter ganadero del reper-

torio esquemático de la Comunidad Valenciana. En otros lugares de las tierras liglra 23 Escena ganadera

de1

Abrigo I de Las Clochas, formada por las figuras 32,33,34,35, 36, 37 y 38. :,,$;!j

,

., É

5

t,

a a a á

l.

x

t : I

ú á

I ii

44

-j

en Morella Ia valencianas existen zoomorfos esquemáticos: cabras aisladas vella, cabras aisladas en el Barranc de la Magrana, zoomorfos indeterminados la asociación en la cova del Mig Dia (Xavia), pero en ningún caso encontramos casos en Las figura humana-zoomorfo, como sí se reproduce, al menos en dos formales clochas (Figura 24). Y no deja de ser sorprendente que los paralelos Sierra Morena' más próximos se encuentren en el interior peninsular, como en (Martínez Filabres y en la Hoz de Vicente (Minglanilla, Cuenca) en Sierra de los

diferencias Perelló y Díaz-Andreu, 1992), aunque en este caso existen marcadas (Figura 25).

"territorio ideoló-

estar reflejando un ¿A qué obedece esta distribución? ¿puede entre los grupos humagíco"? ¿Puede ser leída en términos de relaciones sociales

de la actual pronos que habitaron este espacio geográfico, las sierras interiores frecuentes? vincia de Valencia, y los de los lugares donde estos iconos son más

permite acerEI mapa de distribución de los principales motivos esquemáticos

Arte carnos a estas cuestiones. Uno de los temas más característicos del presenta una disEsquemático de la Península Ibérica, el de los ídolos oculados, y tribución muy bien delimitada, que corresponde con las tierras del sudeste de los bitrianque tiene su límite norte en el río Júcar y lo mismo podemos decir no parece descabegulares con una distribución similar. Desde esta perspectiva calacterística llado plantear que Ia asociación Figuras humanas-zoomorfo sea sociales que de un determinado ámbito territorial, con todas las implicaciones parece ello pueda conllevar. No obstante para profundizar en esta cuestión de los que de necesario incorporar otros aspectos del registro arqueológico

F

': tl

¡

I E ;1

¡¡

momento carecemos. pueden tener Con independencia de esta cuestión las propias escenas ganaderas pintados también una lectura temática. No nos parece casual que los animales de los sistesean bovinos. Durante el tercer milenio se produce una decantación arqueozoológimas ganaderos hacia la cría y consumo de bovinos. Los estudios (Cocentaina) cos desarrollados en yacimientos de ésta cronología, como fovades

el predominio o Arenal de Ia costa (Bocairent) (Martínez valle, 1995) indican

I5

t.

I ;

I

45

d

,fu

,Ac

' y
Lihat lebih banyak...

Comentarios

Copyright © 2017 DATOSPDF Inc.