Un acto de justicia que no vendrá del cielo (sobre el matrimonio entre personas del mismo sexo)

May 24, 2017 | Autor: Andrés Alzate | Categoría: Queer Theory, Skepticism, Homosexuality, Teoría Queer, LGBT Studies
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Un acto de justicia que no vendrá del cielo: Sobre el matrimonio entre personas del mismo sexo Juan Andrés Alzate Peláez.

Posiblemente hemos sido víctimas de una ilusión al aceptar, sin más, la creencia romana por cierto de que el matrimonio es la base de la sociedad. Valga decir que el derecho romano entendía la institución del matrimonio en términos muy distintos a los que el mundo cristiano lo entiende, y que no lo concebía como base de la sociedad, sino de la sociedad romana. En sentido estricto la base de la sociedad es la asociación, no la familia o el matrimonio. Punto. El cómo tome forma dicha asociación lo dicta la necesidad. Es sociedad una sociedad de cazadores, como lo es una de agricultores; o como lo es una banda de asaltantes u otra de músicos. Lo único que se necesita es una relación de benecio mutuo, de intercambio de bienes o servicios. Armar que un tipo particular de asociación (que se da de hecho desde que existe la sociedad humana con su instinto de asociación) mina otra a la que no tiene intención de acabar, es un despropósito, acaso creado por temores irracionales conformados por estructuras supersticiosas antes que por verdaderas razones con causas identicables. Es razonable armar que una banda de ladrones constituye un daño a la sociedad porque ataca el derecho humano a la propiedad, a la seguridad e incluso a la vida. Pero ¾cómo puede ser que el matrimonio entre dos personas del mismo sexo ataque el matrimonio entre dos personas de sexos opuestos? En el peor de los caos sólo estaría obligando a mutar la denición de matrimonio que contempla la ley. Pero no se puede colegir que si dos personas del mismo sexo se casan en un lugar equis, entonces otras personas de distinto sexo, también casadas o con intenciones de hacerlo en un lugar ye, verán aniquilado su derecho a intercambiar los benecios que supone el contrato nupcial. ¾En qué cabeza cabe semejante absurdo? Sólo en una enajenada a la superstición y la ignorancia. Sólo en una donde la realidad tenga que funcionar de una manera diferente a la que realmente es. En efecto los argumentos que suelen esgrimirse contra el matrimonio entre parejas homosexuales reviste ideas delirantes, hasta el extremo de enunciarse como teorías conspiracionistas. ¾No resulta insoportable hasta el hastío que se invoque un enemigo invisible llamado el Loby gay, equivalente hodierno de los judíos, o de la mano negra, o de los illuminati? ¾No resulta, acaso, difícil de creer que haya un plan de ese enemigo para corromper las sólidas bases de la eterna e inmutable moral 1

occidental (inventada no hace mucho realmente) a n de desacreditar alguna institución? Vamos al grano, ¾a quién o qué destruye el matrimonio entre parejas homosexuales? Sencillo. A quienes viven del statu quo de una sociedad machista, a las religiones y políticos serviles que promueven una moral de ese orden (en la que se es mejor persona por usar de una manera los genitales). Si estuviéramos hablando de leyes para impedir la discriminación laboral por razones de orientación sexual, posiblemente habríamos encontrado muy poca oposición. Pero como se trata de una institución de la que se ha adueñado la religión cristiana, sienten que se les ataca, y de hecho así es. Porque ¾qué otro sentido tiene que se pronuncien constantemente contra esta forma de asociación, cuando la Iglesia Católica nunca ha considerado verdadero matrimonio el matrimonio civil? La razón es que la ley reconocería públicamente lo que la Iglesia quiere tapar: que la naturaleza no le obedece a su Dios. La consolidación del matrimonio homosexual supone una derrota ideológica para la Iglesia (recuérdese que las leyes no imponen acciones sin más, sino que reglamentan y nacen de los usos y necesidades), supone llevar al ámbito público lo que hace rato piensa la gente en privado, que los homosexuales no son anormales, que el amor entre dos personas siempre será legítimo y que la Iglesia, de nuevo, está ponticando en contra de hechos cuya evidencia pesa más. En un escenario donde el matrimonio heterosexual sólo es una especie más y no el género, se pone en evidencia uno de los grandes dogmas no explícitos de la religión cristiana, el de la superioridad del varón sobre la mujer. La mujer sólo vale porque puede tener hijos, y antes de tenerlos es virtuosa si no lo ha intentado, es decir, si es virgen. Decimos aquí que el matrimonio homosexual ataca la santidad de las mismas religiones (concedamos que cada confesión cristiana es una religión diferente) que, con su libro sagrado en mano, justicaron el Apartheid, el antisemitismo, la discriminación contra las mujeres, la prohibición de los matrimonios interraciales, la condena vehemente de los reinados de belleza y la total indiferencia hacia los genocidios; las mismas que con silencio cómplice permitieron a sus eles asesinar a Hipatia de Alejandría, o a los eles de otra confesión hereje en la noche de San Bartolomé. Ahora bien ¾a quién benecia el matrimonio entre parejas homosexuales? No hay que ser arqueólogo ni biólogo para imaginarse que la práctica del matrimonio más o menos estable tiene, ante todo, nes evolutivamente prácticos: evitar la endogamia y ahorrar el enorme gasto de tiempo y esfuerzo que supone encontrar pareja genéticamente compatible. Aquí lo natural es la necesidad de perpetuar los genes, no la convivencia permanente con la pareja. Es tan absurdo hablar de matrimonio natural como de bolsa de valores natural. El coito heterosexual benecia los genes de quien se quiere reproducir y, por extensión, benecia la perpetuación de la especie, pero tal benecio no lo reporta necesariamente el matrimonio heterosexual, pues la gente real se casa por muchas razones diferentes a sólo reproducirse (hay muchos bienes y servicios qué intercambiar). Quienes incurren en el doble error categorial de identicar matrimonio heterosexual con matrimonio natural y de reducir el matrimonio al coito, suelen sustentar su posición con una idea de este tipo: que el matrimonio 2

heterosexual provee de hijos a la patria, mientras que el homosexual no reporta tal benecio. Y es que como el matrimonio dicen es el acto por el que la mujer pasa de ser eso (mulier) a ser madre (mater), no tiene sentido llamar matrimonio a uno que no está abierto a la vida. Vaya uno a saber por qué la Iglesia no condena o impide los matrimonios de parejas estériles. Aclarado esto, no se puede armar que el matrimonio homosexual no benecie a la especie humana porque en el no haya reproducción. No benecia, evidentemente, la reproducción de los genes de la pareja homosexual; pero de ahí no se puede concluir que por eso no se benecia la humanidad. Aceptando que no sabemos bien las causas biológicas, ambientales o genéticas de la homosexualidad, pero que sí está bien documentada desde que hay escritura, y también en muchas otras especies animales, habrá que aceptar que al menos hay un componente de selección natural que ha propiciado que cada cierto número de nacimientos haya un espécimen que evite reproducirse. Es decir, la homosexualidad podría ser un mecanismo natural de control de población. Digámoslo categóricamente, los actos homosexuales benecian a la especie ¾por qué? porque la naturaleza no acostumbra hacer cosas innecesarias. Hasta aquí hemos dicho qué bien puede suponer cualquier acto homosexual, e incluso erótico que no vaya orientado a la reproducción (por ejemplo, el sexo por diversión ni es nuevo ni es exclusivo de los hombres), pero en el ámbito legal ¾qué gana el País con reconocer las parejas homosexuales? Además del sano cambio cultural que ello supone, implica hacer un acto histórico de justicia, implica reconocer que el acuerdo de apoyo mutuo entre dos personas les representa el derecho a una pensión en caso de viudez, a heredar a sus hijos en caso de haberlos, a conservar el patrimonio en caso de la muerte de uno de los dos. ¾Le importa esto a la Iglesia? No. A ella le importa más que su idea de que los penes sólo sirven para someter prevalezca a como de lugar (adviértase que buena parte del prejuicio contra los homosexuales se debe a una cierta repulsión a lo femenino: cuando un hombre penetra a otro lo está convirtiendo en mujer, cosa que no es cierta, pero al menos así funciona en la lógica heterosexista). ¾A quién quiere impresionar la Iglesia con el despliegue de odio, que ha hecho y hace, cada que se toca el tema de las uniones homosexuales en el ámbito público? A su grey, a sus hijos más pequeños. ¾Por qué si la homosexualidad es un problema moral que ataca la dignidad misma del hombre (y sabiendo que siempre ha existido) apenas ahora a la Iglesia le da por defender a la humanidad de el? Ha de ser porque el desprecio por el pecado de la homosexualidad y de los homosexuales es tan sólo un medidor de borreguismo. No es más racional que la prohibición de recibir transfusiones de sangre de los Testigos de Jeováh, o de no tomar bebidas oscuras de los mormones. Hoy se es muy católico si se ataca públicamente el matrimonio homosexual, o la investigación con células madre. Así como lo fue otrora quien condenara las perniciosas ideas de Galileo o a las mujeres que usaban pantalones. La Iglesia Católica olvida que los regímenes feudales hace mucho pasaron. La humanidad no está compuesta por niños, pero ella quiere tratarla como menor de edad. Es más, cree que los Estados deben tratar a los ciudadanos como tales, tiene que prevenirlos de lo que considere que es pernicioso (de lo que la Iglesia diga que es pernicioso) y 3

tiene, además, que confundir sus leyes con la moral religiosa, pues la Iglesia supone que la obligación de salvar las almas también es de los gobernantes. No se diga que la Iglesia siempre ha mantenido gran celo por la salvaguarda de su moral revelada e inmutable ¾Así que la lucha contra la homosexualidad es una de esas peleas eternas de la Iglesia? ¾Eterna como la lucha contra los pérdos judíos que ahora son sus hermanos mayores? ¾Eterna como la orden neotestamentaria de mandar callar a las mujeres en la iglesia, pero que ahora son ministras extraordinarias de funciones reservadas otrora al sacerdote? ¾Eterna como la condena de cualquier contubernio con otra falsa religión, so pena de excomunión, ahora permitido en la forma del ecumenismo religioso? Acéptenlo, ni siquiera la perenne doctrina cristiana lo ha sido. O se adaptan, o desaparecen. Como aún pueden cometer el horrendo crimen de segregar, culpar y condenar a los homosexuales, lo hacen, todo sea por ganar el fervor fanático de los adeptos que les quedan. Aceptémoslo. El odio hacia los homosexuales es genuinamente religioso. Lo peor es que la misma religión ha logrado hacer creer que los homosexuales hacen daño y que el daño que ella les hacen es un bien. Medellín, abril 27 de 2013

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