UN ACERCAMIENTO A LA ARQUEOLOGÍA DEL CANTÓN DE GUATUSO: UNA CARACTERIZACIÓN ESPACIO – TEMPORAL DE LOS SITIOS ARQUEOLÓGICOS Y RECOMENDACIONES PARA SU CONSERVACIÓN. ALAJUELA, COSTA RICA.

July 5, 2017 | Autor: N. Villalobos Vil... | Categoría: Archaeology, Central America, Precolumbian archaelogy, Monocultivos
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Descripción

UNIVERSIDAD DE COSTA RICA FACULTAD DE CIENCIAS SOCIALES ESCUELA DE ANTROPOLOGÍA SECCIÓN DE ARQUEOLOGÍA

UN ACERCAMIENTO A LA ARQUEOLOGÍA DEL CANTÓN DE GUATUSO: UNA CARACTERIZACIÓN ESPACIO – TEMPORAL DE LOS SITIOS ARQUEOLÓGICOS Y RECOMENDACIONES PARA SU CONSERVACIÓN. ALAJUELA, COSTA RICA.

Trabajo Final de Graduación, modalidad Práctica Dirigida, para optar por el grado de Licenciadas en Antropología con énfasis en Arqueología

Natalia Villalobos Villalobos Georgina Pacheco Revilla

Ciudad Universitaria Rodrigo Facio Brenes, San José, Costa Rica. 2007

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A la memoria

Desde que iniciamos nuestro trabajo de campo encontramos la colaboración y el apoyo de un hombre extraordinario, quién nos cuidó y aconsejó, fue un gran amigo en tan poco tiempo y tuvo la actitud de un padre con nosotras. Esta investigación es en memoria de Don Francisco Rojas Chinchilla (El Nica), quién ya no está entre nosotros, pero de quien siempre tendremos muy bonitos recuerdos.

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Agradecimientos Esta investigación no habría sido posible sin la colaboración de muchas personas las cuales mencionamos a continuación. A los miembros de la Asociación de Pequeños Agricultores de la Colonia Naranjeña (APACONA), a Don Juan Luis Rojas; gerente general, a Doña Xinia, asistente de gerencia, por medio de quienes se gestionó el financiamiento del trabajo de campo, hospedaje y alimentación de esta investigación. Además al equipo administrativo compuesto por Verónica, Andrey, Arnold, Carmen Elena, quienes facilitaron ayuda en términos logísticos y con quienes compartimos en los almuerzos, muchas gracias por sus palabras de aliento y ánimo para realizar esta investigación. A los ingenieros agrónomos Don Víctor y Don Manuel, por su apoyo y conocimiento sobre la zona y el proceso de producción de la piña, tan importantes dentro de este estudio. A los socios y jefes de finca Carlos Álvarez y Francisco Rojas (quienes nos apoyaron y acompañaron en el trabajo de campo), así como Douglas, y muchas otras personas del taller, peones de campo, sin quienes este trabajo no habría sido posible. A Doña Azucena, Don Bautista y su hijo Jonathan, gracias por abrirnos las puertas de su hogar durante el período de trabajo de campo y hospedarnos; gracias por esas noches de pláticas tan agradables y divertidas. A Marta Álvarez y toda su familia, su esposo Gerardo y sus hijos; gracias por las tardes de conversaciones y sus siempre deliciosas comidas. A Doña Mercedes, por la preparación de nuestros alimentos, muchas gracias. A las comunidades de Río Celeste y Colonia Naranjeña, gracias por su apoyo en general, los llevamos en nuestros pensamientos.

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Esta investigación fue posible gracias al interés por parte del profesor Lic. José Ramírez en el curso de Gestión de la Investigación y la Acción Social en mostrarnos el Cantón de Guatuso. Aunado a esto, el equipo de trabajo del curso conformado por Bohián Pérez, Eduardo Reyes y Pamela Gamboa, con quienes empezamos a establecer el “potencial arqueológico” de la zona. Queremos externar nuestro agradecimiento a las profesoras de los cursos de Licenciatura en Arqueología, Licda. Maureen Sánchez, Licda. Patricia Rojas y Licda. Virginia Novoa, por ayudarnos en la construcción de esta propuesta. Así mismo agradecemos a la Licda. Ana C. Arias, del Laboratorio de Arqueología de la UCR, por el préstamo de material bibliográfico. En el trabajo de laboratorio agradecemos al personal del Departamento de Antropología e Historia del Museo Nacional de Costa Rica, a su actual Directora la Licda. Myrna Rojas, por brindarnos un espacio en el laboratorio. A la arqueóloga Licda. Maritza Gutiérrez, encargada de las colecciones precolombinas, por sus continuos consejos para el óptimo procesamiento de los materiales, así como por el préstamo de material bibliográfico. Al arqueólogo Lic. Juan Vicente Guerrero, lector de esta investigación, quién siempre nos apoyó y nos tuvo mucha paciencia ¡Gracias Don Chente! Agradecemos también al arqueólogo Adrián Badilla, por prestarnos material bibliográfico, así como por sus comentarios y apoyo. Así mismo agradecemos al arqueólogo MSc. Ricardo Vázquez, con quien compartimos interesantes conversaciones en torno a la investigación en general. Un reconocimiento especial al arqueólogo Lic. Wilson Valerio, quien nos ayudó en el análisis lítico de esta investigación. Agradecemos también a Julio Sánchez, quien nos ayudó a trasladar el material dentro de las instalaciones del Museo. Reconocemos así mismo las palabras de aliento brindadas siempre por la arqueóloga Magdalena León. iv

Especial reconocimiento a los miembros de nuestro comité asesor, integrado por la Dra. Silvia Salgado, nuestra tutora y gran profesora, de quién siempre obtuvimos comentarios y observaciones muy acertadas para mejorar este documento, muchas gracias por su dedicación y compromiso con esta investigación. Nuevamente al Lic. Juan Vicente Guerrero, gran arqueólogo e investigador de la zona norte de Costa Rica, quién en conjunto con Silvia, siempre nos brindaron todo su apoyo. ¡Muchas gracias! Al ingeniero MSc. Walter Barrantes, quien siempre tuvo buenos comentarios para la investigación y nos demostró una vez más la importancia del trabajo interdisciplinario. Al arqueólogo Lic. Jeffrey Peytrequín, quien fungió como lector “externo”, de quien recibimos muchas y buenas observaciones para el documento. Agradecemos a la MSc. Giselle Chang, Coordinadora del Laboratorio de Arqueología de la UCR, quien siempre nos apoyó y motivó para finalizar con esta investigación, ¡Muchas gracias Profe! No podemos olvidar el apoyo constante que brindó la Bach. Ana Rivera, quien siempre nos facilitó documentación, así como el espacio del laboratorio para reunirnos y trabajar. ¡Mil gracias Anita! Reconocemos también el trabajo del geólogo Lic. Guillermo Salazar de la UCR, quién colaboro en la identificación de materias primas de cerámica y lítica, así como por brindarnos recomendaciones para algunas secciones de este documento. Es posible que en estos agradecimientos se omitan nombres por olvido, pues fueron muchos los participes, que de alguna u otra forma, contribuyeron en esta investigación. A todos y todas nuestro más sincero agradecimiento.

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Dedicatoria Esta investigación habría sido imposible pensarla y efectuarla sin el amor, cariño, respeto y apoyo constante de nuestras familias y amigos. A mi madre Ana Lucía, a mi padre Mario, mis hermanos Mario Enrique, Luis y Mario Alberto; y en especial a mi abuelita Ángela (Yaya), gracias por su paciencia, esto es por y para ustedes ¡los amo! Al resto de mi familia; tíos, primos, sobrinos, ustedes también contribuyeron mucho con constantes palabras de apoyo, ¡los quiero mucho! A través no solo de esta investigación sino de nuestro paso por las aulas conté con el apoyo de grandes compañeros y compañeras, un agradecimiento en especial a Bohián Pérez, Jeffrey Peytrequín, Mónica Aguilar, Caterina Coronado, Ronald Chacón, José Carlo Bustos, Sofía Solano, Gabriela Zeledón y David Durán, quienes fueron cómplices y colaboradores de muchas lindas experiencias en la universidad y fuera de ella. Gracias amigos y amigas ustedes siempre están en mis pensamientos. Natalia Agradezco el apoyo de mi familia: mis padres, mi hermana, mi hermano, que siempre me han dado ánimos para seguir adelante. A mis amigos, tanto dentro como fuera de la universidad, que siempre han estado presentes con sus palabras de aliento. A mi compañera y amiga Nati, lo logramos! Somos un buen equipo!

Georgina

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INDICE A la memoria .......................................................................................................................... ii Agradecimientos .................................................................................................................... iii Dedicatoria............................................................................................................................. vi INDICE ................................................................................................................................. vii INDICE DE FIGURAS ......................................................................................................... xi INDICE DE GRAFICOS ..................................................................................................... xii INDICE DE TABLAS ......................................................................................................... xiii CAPITULO N°1 ..................................................................................................................... 1 PRESENTACION .................................................................................................................. 1 1.1 Introducción ................................................................................................................. 2 1.2 Problema de Investigación ........................................................................................... 3 1.3 Justificación .................................................................................................................. 4 1.4 Objetivos de Investigación ........................................................................................... 6 1.4.1 Objetivos Generales............................................................................................... 6 1.4.2 Objetivos Específicos ............................................................................................ 6 CAPITULO N° 2 .................................................................................................................... 7 CARACTERIZACIÓN DE LA ZONA DE ESTUDIO ......................................................... 7 2.1 Caracterización de la Zona de Estudio ......................................................................... 8 2.1.1 Ubicación general del cantón de Guatuso ............................................................. 8 2.1.2 Ubicación de la Zona de Estudio ........................................................................... 9 2.1.2.1 Comunidades dentro de la Zona de Estudio ................................................. 10 2.1.2.1.1. Comunidad de Río Celeste ................................................................... 10 2.1.2.1.2. Colonia Naranjeña ................................................................................ 10 2.2 Relieve ........................................................................................................................ 14 2.3 Fisiografía ................................................................................................................... 16 2.3.1 Geología de la Región ......................................................................................... 17 Formación Monteverde, ................................................................................................... 17 Unidad de Domos y Domos coladas Bijagua ................................................................... 17 Unidad Lavas Holocénicas de los Estratovolcanes ......................................................... 18 2.3.2 Geología asociada de forma directa a la zona de estudio .................................... 18 2.3.2.1 Volcán Tenorio ............................................................................................. 20 2.4 Clima .......................................................................................................................... 22 2.4.1 Zonas de vida ....................................................................................................... 22 2.4.2 Sistema Hidrológico ............................................................................................ 23 2.4.3 Precipitación ........................................................................................................ 25 2.4.4 Viento .................................................................................................................. 26 2.4.5 Temperatura ......................................................................................................... 26 2.4.6 Radiación solar .................................................................................................... 26 2.5 Uso del suelo .............................................................................................................. 27 CAPITULO N°3 ................................................................................................................... 29 ANTECEDENTES ............................................................................................................... 29 3.1 Etnohistoria................................................................................................................. 30 3.1.1 Referencias de la época colonial ......................................................................... 30 3.1.2 Primeras incursiones al territorio ........................................................................ 31 3.1.3 Visitas del Obispo Thiel ..................................................................................... 33 vii

3.2 Investigaciones Arqueológicas ................................................................................... 34 3.2.1 Baudez y Coe y su secuencia cronológica para la Gran Nicoya ........................ 35 3.2.2 Proyecto Corredor Guanacaste–San Carlos ........................................................ 37 3.2.3 Sección occidental del Volcán Miravalles ......................................................... 39 3.2.4 Upala................................................................................................................... 40 3.2.5 Proyecto Hidroeléctrico de la Laguna Arenal .................................................... 40 3.2.6 Proyecto Prehistórico Arenal .............................................................................. 42 3.2.7 Guanacaste Oriental ............................................................................................ 44 3.2.8 Trabajos cerca de la zona de estudio .................................................................. 46 3.3 Caracterización del Período Bagaces (300-800 d.C) ................................................. 48 3.3.1 Rasgos Funerarios .............................................................................................. 48 3.3.2 Rasgos Domésticos ............................................................................................. 50 CAPITULO N°4 ................................................................................................................... 52 MARCO TEORICO-CONCEPTUAL ................................................................................. 52 4.1 Arqueología Histórico–Cultural ................................................................................. 53 4.1.1 Antecedentes de la Arqueología Histórico-Cultural ........................................... 53 4.1.2 Conceptos ........................................................................................................... 55 4.1.2.1 Cultura .......................................................................................................... 55 4.1.2.2 Conceptos espaciales ................................................................................... 55 4.1.2.3 Conceptos temporales .................................................................................. 57 4.1.2.4 El método Tipológico .................................................................................. 58 4.1.2.4.1 El sistema tipo-variedad ....................................................................... 58 4.1.2.5 El Método Análitico .................................................................................... 58 4.1.2.6 Procesos transformacionales ........................................................................ 59 CAPITULO N°5 ................................................................................................................... 61 METODOLOGÍA................................................................................................................. 61 5.1 Trabajo de campo ....................................................................................................... 62 5.1.1 Registro de la información en general ................................................................. 62 5.1.2 Labores de reconocimiento................................................................................. 63 5.1.2.1 Recorridos por la zona de estudio................................................................. 64 5.1.3 Definición de la zona de estudio ......................................................................... 64 5.1.4 Prospección .......................................................................................................... 65 5.1.4.1 Recorrido dentro de las fincas ...................................................................... 65 5.1.4.2 Delimitación de sitios arqueológicos ............................................................ 66 5.1.4.3 Recolección de material cerámico y lítico en superficie .............................. 68 5.1.4.4 Identificación de estructuras o sectores de actividad .................................. 70 5.1.5 Perfiles ................................................................................................................. 70 5.1.6 Trinchera.............................................................................................................. 72 5.2 Trabajo de Laboratorio ............................................................................................... 73 5.2.1 Lavado y registro del material recolectado......................................................... 73 5.2.2 Análisis cerámico ................................................................................................ 73 5.2.3 Análisis Lítico .................................................................................................... 74 5.2.4 Análisis de rasgos y perfiles ............................................................................... 75 5.3 Técnicas cualitativas .................................................................................................. 76 5.3.1 Entrevistas .......................................................................................................... 76 5.3.2 Observación ......................................................................................................... 77 5.3.3 Investigación documental ................................................................................... 77 viii

5.3.4 Registro fotográfico ............................................................................................ 77 5.4 Preparación del documento final .......................................................................... 78 5.5 Proceso de devolución de la información a la comunidad y empresa .................. 78 CAPITULO N°6 ................................................................................................................... 79 RESULTADOS .................................................................................................................... 79 6.1 Trabajo de campo ....................................................................................................... 80 6.1.1 Sitio Río Samen (A-289RS) ................................................................................ 81 6.1.1.1 Estratigrafía del sitio A-289RS.................................................................... 82 6.1.1.1.1 Perfil N°1 ............................................................................................... 82 6.1.1.1.2 Perfil N°2 y N°3 ................................................................................... 83 6.1.1.1.3 Perfil N°4 ............................................................................................... 86 6.1.2 Sitio Cusingo (A-250Cs) .................................................................................... 87 6.1.2.1 Estratigrafía del sitio A-250Cs .................................................................... 88 6.1.2.1.1 Perfil N°1 ............................................................................................... 88 6.1.3 Sitio Carlos Álvarez............................................................................................ 89 6.1.4 Sitio Doña Tomasa ............................................................................................. 89 6.1.5 Sitios Los Guayabales ........................................................................................ 90 6.1.6 Resultados de la excavación (trinchera) ............................................................. 91 6.2 Trabajo de laboratorio ............................................................................................... 97 6.2.1 Análisis de la muestra cerámica ......................................................................... 97 6.2.1.1 Materia Prima .............................................................................................. 99 6.2.1.2 Tipo de cocción ......................................................................................... 100 6.2.1.3 Acabado de superficie ............................................................................... 101 6.2.1.4 Grosor de paredes ...................................................................................... 104 6.2.1.5.1 Tipos cerámicos .................................................................................. 105 6.2.1.5.2 Modos de forma ................................................................................ 106 6.2.1.5.3 Modos de soporte................................................................................ 111 6.2.1.5.4 Modos decorativos.............................................................................. 113 6.2.1.5.5 Modos de asas ..................................................................................... 116 6.2.2 Análisis de la muestra lítica .............................................................................. 116 6.2.2.1 Materia Prima ............................................................................................. 117 6.2.2.2 Técnicas de manufactura utilizadas ........................................................... 118 6.2.2.2.1 Industria Lasqueada ............................................................................ 118 6.2.2.2.2 Industria Pulida y Picada .................................................................... 121 CAPITULO N°7 ................................................................................................................. 124 DISCUSIÓN DE RESULTADOS...................................................................................... 124 7.1 Variables que incidieron en la ubicación de los sitios arqueológicos ..................... 125 7.1.1 Relieve .............................................................................................................. 125 7.1.2 Fuentes hídricas ................................................................................................ 125 7.1.3 Zonas de vida .................................................................................................... 126 7.1.4 Suelos ............................................................................................................... 126 7.2 Análisis de la función de los sitios .......................................................................... 126 7.2.1 Indicadores de sitios domésticos ...................................................................... 126 7.2.1.1 Atributos de la muestra cerámica .............................................................. 127 7.2.1.1.1 Arcilla ................................................................................................. 127 7.2.1.1.2 Cocción ............................................................................................... 128 7.2.1.1.3 Forma y uso ........................................................................................ 128 ix

7.2.1.1.4 Acabados de superficie y decoración ................................................. 130 7.2.1.2 Atributos de la muestra lítica ...................................................................... 131 7.2.2 Indicadores de sitios funerarios ........................................................................ 132 7.3 Relaciones con pueblos de territorios periféricos .................................................... 132 7.3.1 Época precolombina .......................................................................................... 132 7.3.2 Época actual, el caso de los Guatusos-Maleku ................................................. 137 7.4 Variables culturales que incidieron en la investigación .......................................... 138 7.4.1 Producción de piña............................................................................................ 138 7.4.1.1 Alteración por maquinaria pesada ............................................................. 139 7.4.2 Alteración por saqueo (huaquerismo) .............................................................. 140 CAPÍTULO N° 8 ................................................................................................................ 141 CONCLUSIONES Y RECOMENDACIONES ................................................................. 141 8.1 Conclusiones............................................................................................................. 142 8.2 Recomendaciones ..................................................................................................... 143 BIBLIOGRAFÍA ................................................................................................................ 145 ANEXOS ............................................................................................................................ 153 Anexo 1 .......................................................................................................................... 154 Anexo 2 .......................................................................................................................... 159 Anexo 3 .......................................................................................................................... 162 Anexo 4 .......................................................................................................................... 163

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INDICE DE FIGURAS Figura N°2.1 ........................................................................................................................... 9 Figura N°2.2 ......................................................................................................................... 13 Figura N°2.3 ......................................................................................................................... 15 Figura N°2.4 ......................................................................................................................... 16 Figura N°2.6 ......................................................................................................................... 22 Figura N°2.7 ......................................................................................................................... 24 Figura N°2.8 ......................................................................................................................... 25 Figura N°2.9 ......................................................................................................................... 27 Figura N°3.1 ......................................................................................................................... 32 Figura N°6.1 ......................................................................................................................... 80 Figura N°6.2 ......................................................................................................................... 83 Figura N°6.3 ......................................................................................................................... 84 Figura N°6.4 ......................................................................................................................... 85 Figura N°6.5 ......................................................................................................................... 86 Figura N°6.6 ......................................................................................................................... 87 Figura N°6.7 ......................................................................................................................... 88 Figura N°6.9 ......................................................................................................................... 90 Figura N°6.10 ....................................................................................................................... 91 Figura N°6.11 ....................................................................................................................... 93 Figura N°6.12 ....................................................................................................................... 93 Figura N°6.13 ....................................................................................................................... 94 Figura N° 6.14 ...................................................................................................................... 96 Figura N°6.15 ....................................................................................................................... 97 Figura N°6.16 ..................................................................................................................... 100 Figura N°6.17 ..................................................................................................................... 108 Figura N°6.18 .................................................................................................................... 108 Figura N°6.19 .................................................................................................................... 109 Figura N°6.20 ..................................................................................................................... 113 Figura N°6.22 .................................................................................................................... 119 Figura N°6.23 ..................................................................................................................... 120 Figura N°6.24 ..................................................................................................................... 122 Figura N°6.25 ..................................................................................................................... 123

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INDICE DE GRAFICOS Gráfico N°6.1 ..................................................................................................................... 100 Gráfico N°6.2 ..................................................................................................................... 101 Gráfico N°6.3 ..................................................................................................................... 102 Gráfico N°6.4 ..................................................................................................................... 103 Gráfico N°6.5 ..................................................................................................................... 103 Gráfico N°6.6 ..................................................................................................................... 104 Gráfico N°6.7 ..................................................................................................................... 105 Gráfico N°6.8 ..................................................................................................................... 105 Gráfico N°6.9 ..................................................................................................................... 106 Gráfico N°6.10 ................................................................................................................... 106 Gráfico N°6.11 ................................................................................................................... 107 Gráfico N°6.12 ................................................................................................................... 111 Gráfico N°6.13 ................................................................................................................... 112 Gráfico N°6.14 ................................................................................................................... 114 Gráfico N°6.15 ................................................................................................................... 115 Gráfico N°6.16 ................................................................................................................... 117 Gráfico N°6.17 ................................................................................................................... 118 Gráfico N°6.18 ................................................................................................................... 120

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INDICE DE TABLAS Tabla N°2.1 ........................................................................................................................... 12 Tabla N°2.2 ........................................................................................................................... 19 Tabla N°2.3 ........................................................................................................................... 28 Tabla N°3.1 ........................................................................................................................... 36 Tabla N°5.1 ........................................................................................................................... 66 Tabla Nº5.2 ........................................................................................................................... 68 Tabla N°6.1 ........................................................................................................................... 98 Tabla N°6.2 ........................................................................................................................... 99

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CAPITULO N°1 PRESENTACION

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1.1 Introducción La presente investigación se realizó en las comunidades de Colonia Naranjeña y Río Celeste, en el cantón de Guatuso, donde, dentro del marco del curso AS-1128 Gestión de la Investigación y Acción Social, se logró detectar la existencia de sitios arqueológicos, específicamente dentro de las fincas productoras de piña de la empresa APACONA. Hay pocas investigaciones arqueológicas para la zona de estudio, como lo es el Proyecto Corredor Guanacaste–San Carlos al final de la década de 1970 (Lange, 1986), una prospección en Upala en la década de 1980 (Creamer, 1986), o el proyecto realizado por Payson Sheets en la zona del Arenal en la segunda mitad de la década de 1980 (Sheets 1986, 1994a).

Ninguno de los anteriores trabajos tiene una relación directa con las

comunidades aledañas al área estudiada en esta práctica de investigación. No obstante, en 1993 durante un reconocimiento liderado por el arqueólogo Olman Solís (Solís, 1993), se detectó material cultural antiguo y se localizaron 3 sitios dentro de esta área. Con el apoyo de la empresa Asociación de Pequeños Agricultores de Colonia Naranjeña (APACONA), este proyecto trata de ser un primer acercamiento a la caracterización de dos sitios arqueológicos. El principal interés es establecer la temporalidad de los sitios, con base en la tipología cerámica y la evidencia lítica. Por esta razón, se trabaja bajo el marco de una Arqueología Histórico-Cultural, dando a conocer la historia cultural de los pueblos que anteriormente habitaron en esta zona. Con la evidencia en el campo y en el laboratorio de los dos sitios estudiados, Río Samén (A-289RS) y Cusingo (A-250Cs), se busca tener la base para un mejor entendimiento y conocimiento de las condiciones de vida en la zona de Guatuso de Alajuela en tiempos remotos.

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1.2 Problema de Investigación Se sabe poco acerca de las poblaciones que habitaron este sector de la zona norte del país, y la vinculación que tuvieron con otras poblaciones. La ubicación de la zona de estudio sugiere que ésta pudo ser una zona de paso entre dos áreas importantes del país, como la Gran Nicoya y el Atlántico, y tener manifestaciones de ambas, y a su vez rasgos muy locales. Hay investigadores que afirman que sí se dieron intercambios entre diferentes zonas del país; Frederick Lange (1983) considera que una de las rutas de comercio e intercambio que se dieron en la época precolombina, pudo haber pasado por el Río San Juan, llegando a los Llanos del Norte (San Carlos) y entrando a la Meseta Central. Lo cual hace pensar que posiblemente la zona de estudio de nuestra investigación formó parte de esta ruta. Para comprender mejor las características de las sociedades en el sector norte del país, debemos ubicar en espacio y tiempo los sitios encontrados. Otro factor a tomar en consideración es el desarrollo agropecuario tan acelerado que se ha venido dando en los últimos años y que afecta de manera implacable a los sitios arqueológicos. Con base en lo anterior planteamos las siguientes preguntas de investigación: ¿Cuál es el potencial arqueológico y la caracterización cultural de los sitios arqueológicos presentes en la Colonia Naranjeña y Río Celeste, distrito Buena Vista del cantón de Guatuso? ¿Cómo mitigar los procesos transformacionales (factores culturales y naturales) que afectan la conservación de los sitios arqueológicos?

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1.3 Justificación La investigación surge después de una serie de giras al cantón de Guatuso en el marco del curso AS-1128 Gestión de la Investigación y Acción Social. Durante ese tiempo, se logró generar un panorama más amplio sobre las necesidades que existen en la zona en cuanto al estudio y conservación del patrimonio arqueológico. Además, con las incursiones en las comunidades de Colonia Naranjeña y Río Celeste, así como el trato con diferentes informantes de las comunidades y la observación de vestigios arqueológicos que la agricultura ha expuesto durante los últimos años, logramos observar el enorme potencial y la gran cantidad de evidencias culturales. Guatuso presenta una extensión de 758.32 km², es un cantón netamente agrícola, la característica principal es la producción a pequeña escala en los diferentes asentamientos. En la economía del cantón predominan los cultivos de raíces y tubérculos, granos básicos, piña, chile picante y la ganadería de engorde (Instituto Nacional de Aprendizaje, INA, 2004). Sin embargo, de acuerdo a nuestra revisión documental, existe un desconocimiento y falta de interés institucional por la arqueología local. Esto ha propiciado la destrucción del patrimonio cultural, lo que significa información valiosa que se pierde para siempre y que podría servir para esclarecer un poco más el desarrollo socio-cultural de las comunidades precolombinas que habitaron estas tierras, así como su vinculación con las demás regiones del país. Con base en estas inquietudes, logramos despertar el interés en una empresa privada -la Asociación de Pequeños Agricultores de la Colonia Naranjeña (APACONA)- para impulsar una mayor conciencia sobre la conservación y estudio del patrimonio arqueológico. Dentro de los productos sembrados por dicha asociación se encuentra la piña para exportación. Este cultivo, al cual se han destinado cerca de 230 hectáreas, resulta ser una de las principales causas de alteración del recurso arqueológico; ya que necesita de grandes remociones de tierra. Sin embargo, los asociados han expresado el interés por apoyar investigaciones en este campo, que no sólo permitan la evaluación del potencial arqueológico de la zona, y su posterior estudio y salvaguardo, sino también su divulgación y aprovechamiento con fines educativos y turísticos. 4

Bajo este panorama es que hemos decidido incursionar con el presente trabajo, tanto por el apoyo que la empresa en mención ofreció, como por el hecho de fortalecer la investigación arqueológica, para esta zona del país. En resumen, el apoyo institucional de APACONA y el desconocimiento general que existe sobre la arqueología de la zona de Guatuso son nuestras principales motivaciones y justificantes para la ejecución del Trabajo Final de Graduación. El mismo incluye tareas asistemáticas de reconocimiento y prospección que permitirán conocer mejor las ocupaciones precolombinas de esta región.

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1.4 Objetivos de Investigación

1.4.1 Objetivos Generales A. Valorar y delimitar la distribución espacio-temporal de los vestigios arqueológicos en la Colonia Naranjeña y Río Celeste, distrito Buena Vista de Guatuso, Alajuela; así como proponer hipotéticamente la función de los mismos. B. Proponer a la Asociación de Pequeños Agricultores de la Colonia Naranjeña (APACONA), y a otras entidades locales, recomendaciones sobre la conservación de la evidencia arqueológica.

1.4.2 Objetivos Específicos 1. Caracterizar espacialmente los sitios arqueológicos localizados en las fincas de APACONA, mediante técnicas de reconocimiento y prospección. 2. Analizar la evidencia arqueológica (rasgos arquitectónicos, artefactos) para su ubicación temporal y la delimitación hipotética de su función. 3. Proponer recomendaciones generales de conservación de los vestigios arqueológicos a APACONA, así como a diferentes entidades públicas y privadas en Guatuso, a partir del diagnóstico de los procesos transformacionales que alteran los sitios arqueológicos.

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CAPITULO N° 2 CARACTERIZACIÓN DE LA ZONA DE ESTUDIO

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2.1 Caracterización de la Zona de Estudio Se proporciona la ubicación y descripción de la zona de estudio a escala regional y local. Dentro de las variables a considerar se incluye el clima, relieve, geología y usos del suelo. Éstas son importantes pues brindan un marco general para comprender algunos de los motivos del establecimiento de asentamientos precolombinos en la zona. 2.1.1 Ubicación general del cantón de Guatuso El cantón de Guatuso se encuentra ubicado en la provincia de Alajuela, la cual a su vez se localiza dentro de la denominada Región Huetar Norte. Este cantón fue creado por la Ley No. 4541 el 17 de Marzo de 1970, segregado del cantón Grecia. Las coordenadas geográficas medias del cantón de Guatuso están dadas por 10° 42' 22" latitud norte y 84° 49'57', longitud oeste. La anchura máxima es de 40 Km en dirección Este a Oeste, desde el poblado La Tigra hasta el cráter del volcán Tenorio. Límites son al Este: Los Chiles; Oeste: Cañas; Norte: Los Chiles; Sur: Tilarán y San Carlos; Noroeste: Upala; Suroeste: Tilarán (INA; 2004:94) (Figura N° 2.1) El cantón a su vez se divide en tres distritos: San Rafael (cabecera cantonal), Buenavista y Cote, nuestra zona de estudio se encuentra en los dos primeros distritos mencionados. Guatuso cuenta con una población de 18,796 habitantes y una densidad de 24,7 habitantes por Km². Es un cantón netamente agrícola, caracterizado por la presencia de una buena cantidad de asentamientos campesinos creados en las décadas de 1970 y 1980, que sin duda alguna ha sido propicio para evitar la concentración de la tierra en pocas personas. Así la característica principal es la pequeña producción -o producción a baja escala- llevada a cabo por pequeños productores en los diferentes asentamientos. En la economía del cantón, predominan los cultivos de raíces y tubérculos, granos básicos, piña, chile picante y ganadería de engorde (INA; 2004:88).

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Figura N°2.1

2.1.2 Ubicación de la Zona de Estudio La zona de estudio comprende un área de unos 12 Km² aproximadamente, se encuentra entre dos distritos del cantón de Guatuso. El distrito Buenavista se ubica al noreste del cantón con respecto al distrito San Rafael, con ubicación hacia el sureste. Ambas localidades se componen a su vez de una serie de comunidades de las cuales son de nuestro interés las comunidades Colonia Naranjeña y Río Celeste, donde se ubican las fincas de piña investigadas (Figura N° 2.2).

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2.1.2.1 Comunidades dentro de la Zona de Estudio

2.1.2.1.1. Comunidad de Río Celeste Según Oconitrillo, Díaz y Duran (2003:4-5); la comunidad de Río Celeste, se encuentra dentro del distrito Buenavista, aproximadamente a 17 Km al oeste del centro administrativo del cantón (San Rafael de Guatuso), y cuenta con una extensión de 261.4 Hectáreas (MAG, 2002:1). Aunque el nombre de Río Celeste, le fue dado a la comunidad en 1979, los pobladores de la zona consideraron, en la década de 1950, denominar al sitio como “Las Brisas del Tenorio”, debido a su cercanía con dicho volcán. El nombre actual proviene del río que atraviesa el poblado, cuyas aguas son de color celeste; el nombre oficial es Río Buenavista (Oconitrillo, Díaz y Duran, 2003:4) Esta comunidad cuenta con una población total de 256 personas; este pueblo se caracteriza por fungir como centro administrativo para las comunidades aledañas. Los vecinos de la Colonia Naranjeña, La Florida y La Paz, llegan a este lugar para recibir asistencia médica, para reuniones de las distintas asociaciones y para los oficios religiosos. El Instituto de Desarrollo Agrario (IDA) creó un asentamiento en la zona, impulsando la afluencia de población a la localidad desde fines de la década de 1980. Esta comunidad se ubica dentro del Área de Conservación Arenal, por lo que forma parte de una zona de amortiguamiento que protege al Parque Nacional Volcán Tenorio y a tres mantos acuíferos de la zona. A pesar de esta condición y de que la tala y la cacería están regulados, se realizan actividades nocivas (deforestación, cacería y pesca) para el ambiente, aun con la presencia de una estación biológica en el Parque mencionado. 2.1.2.1.2. Colonia Naranjeña La comunidad de Colonia Naranjeña, es otra de las poblaciones de la zona que surge para la década de 1980, como parte de los nuevos asentamientos de parceleros por medio de los programas de dotación de tierras del IDA (Hernández, 1996:78). Es así como entre los años de 1980 y 1984, un grupo de agricultores del Cantón de Naranjo se dedicaron

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a la búsqueda de tierras. Cuando llegan a Guatuso se instalan en una finca propiedad del IDA; luego, y ésta fue dividida en parcelas, que se asignaron a cada familia (Ibíd.: 97) Este pueblo cuenta actualmente con una población de 254 personas, y posee una extensión de 324 Hectáreas (MAG, 2002:1). La principal actividad agrícola es el cultivo de la piña para la exportación hacia el mercado de Estados Unidos, aunque ésta es complementada con algunas pequeñas siembras de raíces de tubérculos. (Hernández, 1996:101) Ambas comunidades son atravesadas por los ríos: Buenavista, Guayabo y Samén. Estas comunidades cuentan con tres vías de acceso: Por la comunidad de La Florida y hacia Katira para luego dirigirse al centro de Guatuso. Un camino hacia la Colonia Naranjeña, que se comunica con Katira y con Maquengal; ambas llegan a Guatuso Centro. Otra por La Paz hacia Bijagua de Upala, que lleva también hacia el Parque Nacional Volcán Tenorio. Estos caminos son de lastre y de relativamente fácil acceso durante todo el año, a excepción de la carretera hacia La Paz que, debido a lo empinado del terreno, es difícil de transitar aun con vehículos de doble tracción. (Oconitrillo et al., 2003:4-5) En la Tabla 2.1 se sintetiza la información sobre las principales variables consideradas para la caracterización de la zona de estudio. Sin embargo cada uno de los ítems mencionados se desarrolla con mayor detalle más adelante.

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Tabla N°2.1 Síntesis de la Caracterización de la zona de estudio

Zona de Estudio/ Localización Comunidades Colonia Naranjeña y Río Celeste, ambas pertenecientes a los Distritos de Buenavista y San Rafael, del Cantón de Guatuso, Alajuela

Localización en Coordenadas Lambert 432 E 297 N, 432 E 301 N, 438 E 297 N y 438E 301 N

Relieve

Relieve irregular con altitudes entre los 180 a 360 m.s.n.m Áreas montañosas al sur pertenecientes a las cordilleras Volcánica Central, Tilarán y Guanacaste, hasta planicies al norte fronterizas con Nicaragua, como son las llanuras de San Carlos y de los Guatusos. El cantón de Guatuso está dentro de las formas volcánicas del país. Con el volcán Tenorio a unos kilómetros de distancia.

Geología

Formación Buenavista Lahar de tipo complejo, originado por deslizamientos, desbordamientos de ríos, material coluvial, etc. con una gran cantidad de material volcánico. 4 Unidades geológicas: Monteverde, Olla de Carne, Volcán Tenorio y las Llanuras de Guatuso

Uso del suelo

Pastos, Charrales o Tacotales y pequeñas manchasforestales, para el año de 1992, presentándose como suelos de sub – uso que son aptos para el desarrollo de actividades productivas en forma extensiva, sin embargo se desarrollan actividades de baja intensidad; por otro lado el desarrollo de estas actividades sean agropecuarias o forestales adaptadas al lugar, poseen ligeras limitaciones que pueden reducir en algunos casos la elección de cultivos como es el caso de la piña.

Variables de influencia sobre la zona de estudio Capacidad del Uso del Clima Suelo Agropecuario: ganadería doble propósito, leche y carne, cultivo de piña que se ha incrementado notablemente, alguna producción bastante dispersa de granos básicos, raíces y tubérculos; algo de maderas reforestadas principalmente de teca y melina. El área de conservación Arenal Huetar Norte Uso forestal (2534 km2), con amplias extensiones favorables para el establecimiento de cultivos permanentes (1890 km2), asimismo se sabe que 1512.24 km² presentan condiciones apropiadas para el uso de cultivos anuales, mientras que 913.13 km² deben ser dedicados exclusivamente a la protección del suelo, recurso hídrico y biodiversidad.

Hidrografía

Muy húmedo tropical lluvioso Muy húmedo tropical Muy húmedo premontano transbasal : precipitación anual 3.000 - 4.000 m.m., temperatura promedio anual La zona de estudio se define de 25 grados centígrados, humedad al Norte con el Río Buena relativa alta 85 % y 90% Vista(Río Celeste), al límite Sur esta señalado por el Río Corredor Biológico Ruta De Los Samén, en su interior el Río Malekus El Brazo y Río Guayabo; Áreas núcleo: R. N. V. S. Corredor forman parte a su vez de la Fronterizo, Refugio de Vida Cuenca del Río Frío Silvestre Caño Negro, Parque subcuencas de los ríos, Buena Nacional Volcán Tenorio y Parque Vista, Guayabo, Guayabito, Nacional Volcán Arenal. Área: Mónico, La Plata, Rito, 1.428 Km2 Samén, Thiales, Pataste, Caño Cuenca del Río Frío: Ciego y Sabogal, que a su vez El clima húmedo se caracteriza por se constituye en un la precipitación media anual que importante donante de la gran oscila entre 2400 mm y 3420mm, la Cuenca del Río San Juan. Evapotranspiración potencial sobrepasa normalmente 1710 mm, la temperatura media anual es de 25° C y 27º C, el déficit de agua se da entre los meses de febrero y abril. Está influenciada por las condiciones climáticas del Caribe y en menor grado del Lago de Nicaragua.

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Figura N°2.2

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2.2 Relieve La zona de estudio cuenta con dos tipos principales de relieve: 1.

Lomas y pendientes inclinadas al pie de las regiones montañosas y

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Con llanuras altas en el piedemonte de la zona montañosa con microrelieve suave. El relieve (Figura N°2.3), no es mayor a 500 m.s.n.m. para el área de influencia

inmediata, sin embargo, hacia el Suroeste del sector hay un cambio abrupto de la altitud que señala la presencia del Volcán Tenorio, actualmente un Parque Nacional. Hacia el sector Este y Norte se presenta la zona de planicies; al Norte hacen frontera con Nicaragua, las llanuras de San Carlos y de los Guatusos. En el caso de las Llanuras de Guatuso en su parte de tierras elevadas, éstas poseen topografía plano-ondulada o levemente irregular, entre los 40-500 m, con una buena condición de drenaje de los suelos y ausencia de un anegamiento permanente el cual disminuye la formación de asociaciones de especies a gran escala y permite el sustento de una vegetación más heterogénea o diversa (SINAC, 2007:56). Para el sector Sureste se presentan áreas montañosas pertenecientes a la cordillera Volcánica Central y hacia el sur esta la Cordillera de Tilarán. Todos estos tipos de relieve son importantes (como se explicara más adelante) pues la diversificación de paisaje es muestra de la riqueza escénica; así como de flora y fauna de este territorio.

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Figura N°2.3

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2.3 Fisiografía Los territorios de la zona de Guatuso investigados se ubican en el sistema de montañas y colinas de la cordillera de Guanacaste (Volcán Tenorio) (Figura 2.4) hacia el Noroeste y el Sureste (Volcán Arenal). Hacia el Noreste se encuentra el sistema de llanuras o planicies de la Vertiente del Caribe específicamente las Llanuras de los Guatusos. La zona de estudio cuenta con altitudes con un rango entre los 180 a 360 m.s.n.m., efectuándose un descenso suave de Oeste a Este; señalando de esta manera la Falda Este del Volcán Tenorio. Además se encuentran cercanas las llanuras bajas en forma de depresiones, así como zonas pantanosas cubiertas en parte de yolillo (Raphia taedigera)1. Figura N°2.4

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Palma arborescente, Hábitat en bosques pantanosos de tierras bajas. En Grayum, M. Arecaceae. In: Hammel, B.E.; Zamora, N. y Grayum, M.H. (eds.). Manual de Plantas de Costa Rica. Missouri Bot. Gard. Press, St. Louis & Inst. Nac. de Biodiversidad, Santo Domingo de Heredia, Costa Rica (en preparación). www.inbio.ac.cr.

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2.3.1 Geología de la Región La relación entre geocronología y estratigrafía indica que a nivel regional se ubican las siguientes litogías: Formación Venado, del Mioceno, denominada así por Malavassi y Madrigal (1970: 5-6) está constituida por una secuencia de calizas, calcarenitas, lutitas, limonitas areniscas y capas de lignito, hacia el Sureste de la zona investigada en San Carlos. (Castillo; 1993:46) Formación Monteverde, Unidad Tierras Morenas - Olla de Carne. Separan su descripción en las lavas del Norte y al Sur de la Línea Este - Oeste que pasa la cumbre del Volcán Arenal. El sector septentrional esta caracterizado por andesitas y andesitas ácidas de color gris oscuro. Aflora limitadamente en la lineación de relieves que culmina en el cerro Olla de Carne (hacia el norte de la zona de estudio) (Arias, 1998:41) Unidad de Domos y Domos coladas Bijagua, esta unidad aflora al Norte del edificio volcánico del Tenorio y exhibe una variabilidad litológica, es decir consiste en lavas masivas y compactas de color gris claro, a veces vesiculares, netamente porfiríticas con abundantes fenocristales de plagioclasas y textura de cúmulos. La apariencia es de andesita ácida, aun que a veces se encuentra olivino (Arias, 1998:45). La Formación Cote del Cuaternario, aunque también asignada en parte al Plioceno, según Malavassi y Madrigal (1970), está representada por una secuencia de piroclastos constituida por cenizas, tobas, arenas y a veces lapillis, también aflora extensivamente en los terrenos aledaños a la Laguna del Arenal y al Norte del desaguadero del Río Arenal, cubriendo buena parte de las cabeceras de los afluentes del Río Frío, hasta cerca de San Rafael y Jicarito. (Castillo, 1993:58) En el caso de las rocas volcánicas del Cuaternario, presentes en los edificios volcánicos de la Cordillera de Guanacaste, éstas están representadas principalmente por coladas de lava, brechas volcánicas principalmente de composición andesítica, tobas e ignimbritas que gradan en composición andesítica a riolítica, depósitos de lahar y acúmulo de materiales piroclásticos no consolidados como ceniza, arena y lapilli. (Castillo, 1993:55)

Las restantes rocas volcánicas que forman los edificios volcánicos 17

activos de la Cordillera de Guanacaste son un conjunto no diferenciado de brechas, coladas de lava y depósitos de lahar y piroclastos diversos, los cuales no han sido completamente diferenciados y denominados. (Castillo, 1993:58) Unidad Lavas Holocénicas de los Estratovolcanes, compuesta por la unidades de Vulcanitas del Sistema Tenorio-Montezuma: Volcán Tenorio, edificio que forma un cono parásito en su vertiente NW, el cerro Montezuma; constituido casi exclusivamente por lavas andesíticas masivas y compactas de color gris oscuro. Hacia el NNW, se encuentran lavas progresivamente más vesiculares y a veces escoriaceas. Los productos del Cerro Montezuma presentan una tendencia hacia tipos más básicos, esto implica la existencia de olivinos y algunos niveles de escoria de apariencia máfica (Arias: 1998:48-49). Lavas del Volcán Miravalles, son las lavas que provienen del cráter central. Lavas inferiores a los 500000 años. (Arias; 1998:49) Vulcanitas cuaternarios del Macizo Rincón de la Vieja, lava altamente porfirítica, el porcentaje de fenocristales varía entre los 40 y los 55%. Los minerales accesorio son el apatito y el zircón, mientras que se encuentran raramente zeolita, iddingsita, clorita y serpentina. (Arias, 1998:50)

2.3.2 Geología asociada de forma directa a la zona de estudio La Formación Buenavista (donde se ubica la zona investigada), posee materiales de gran heterogeneidad en el tamaño y naturaleza de sus clastos constitutivos, pues varian desde toba a lava andesítica y basáltica, distribuidos en una matriz arcillosa, arenosa y fracciones intermedias. (Castillo, 1993:64) De acuerdo al trabajo de Malavassi y Madrigal (1970), esta formación posee lahar2 grueso y lahar fino. Es un lahar de tipo complejo, originado por deslizamientos, desbordamientos de ríos, material coluvial, etc. con una gran cantidad de material volcánico. Los lahares se presentan meteorizados, caóticos, masivos y sin estratificación visible.

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Son lahares con bloques de lavas, envueltos en una matriz areno-arcillosa parda con óxidos de hierro, de composición tobácea con predominio del material fino (Denyer y Kussmaul, 2000:50).

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La Formación Buenavista se ubica en la Vertiente del Caribe y del Río San Juan, ésta se formo desde el Terciario en el Plioceno Superior hasta el Cuaternario en el Pleistoceno (Castillo, 1993:64). La zona de Guatuso, se puede dividir en 4 unidades geomorfológicas, observando el relieve y sus elementos (Tabla N°2.2) La primera la encontramos al sur del área de estudio, denominada unidad Monteverde, en la cual encontramos la Falla Geológica Cote-Arenal. Los suelos de esta unidad son los más antiguos, que datan de hace 1 millón a 2 millones de años, siendo así suelos bastante arcillosos.

La segunda unidad se

encuentra al noroeste de la zona de estudio. A esta unidad se le denomina Olla de carne, de hace aproximadamente 1m.a. Esta unidad posee suelos muy espesos, las rocas se encuentran muy meteorizadas. La tercera unidad se encuentra al oeste, específicamente el volcán Tenorio y sus faldas. Este volcán data de hace medio millón de años, y sus suelos son depósitos de lahar. Y por último la zona noreste, en la cual se encuentran los llanos de Guatuso. Estos suelos son más recientes, de hace 200 mil años aproximadamente, donde las rocas también están meteorizadas y es posible encontrar muy pocas rocas volcánicas. Tabla N°2.2 Tipos de Suelo y su ubicación en las Llanuras de los Guatusos Tipo de Suelo

Características

Ubicación Geográfica

Poco húmus, poca Sobre la mayor parte de la Subregión de Upala y desde Latosol sílice, de color rojo, el Río Sábalo al este hasta la falda norte del Volcán café y amarillo Tenorio y río Chimarria Sobre Upala y en una franja que se extiende al norte Con drenaje bueno Aluvial hasta el límite fronterizo con Nicaragua (hito 15) y a imperfecto hacia el este hasta el Río Zapote. Con drenaje En un área reducida alrededor del río Hacienda en el Aluvial moderado a pobre punto fronterizo (hito 14) Turbosos, pantanosos, con Hidromorfo En un pequeño sector al suroeste de Los Chiles exceso de húmus o pobre de él Fuente: Solano y Villalobos, S.f.:24-25.

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2.3.2.1 Volcán Tenorio En el flanco Este a pocos kilómetros de la zona investigada se encuentra el Volcán Tenorio. Dada la prominencia y la relación geológica con la zona de estudio se ofrece una breve descripción del mismo. Este aparato volcánico esta conformado por cuatro edificios volcánicos (El Volcán Tenorio, El Cerro Montezuma, el Cerro San Miguel y ) los cuales presentan cráter, mientras que uno de ellos es posible que sea producto de una colada de lava. (Castillo, 1993:74). El Tenorio posee una estructura andesítica compuesta y constituida por tres conos. En el caso del Cerro Montezuma es un cono bien desarrollado con cráteres gemelos alineados en dirección noreste de la cima; además posee otro cono erosionado, con el cráter destruido. El cono más alto y el pico principal (1920 m.) está erosionado en parte, con un cráter bien definido de aproximadamente 0,5 Km de diámetro. A unos 5 Km al Sur de la cima hay una escarpa similar a aquellas asociadas con las calderas alrededor del Rincón de la Vieja y el Miravalles, pero de menor longitud y está rota en el sur (Castillo; 1993:79). Para el año del 1985, aparece la primera evidencia histórica de este volcán. Se considera que su actividad no es muy antigua (Figura N° 2.5), pues la morfología de cráter se encuentra bien conservada; presentando la misma condición para el Montezuma. Hacia el flanco noreste a 965 metros de elevación, hay evidencias de actividad hidrotermal con fuerte olor a azufre, que ha alterado rocas y suelos y ocasionado la muerte de animales en el área denominada Quemados; también se observó una fuente termal a 1 Km de ésta, con temperaturas de 46°C y un pH 3.5 en las márgenes del Río Robles, en la confluencia con el Río Celeste. A 700 metros existen varias fuentes termales llamadas Hervideros con temperaturas en superficie que oscilan entre 31°- 62°C, a 10 cm de profundidad 83°C y a 50 cm de profundidad 94°C; y un pH 2.0. 252 (Castillo; 1993:252-253). En la Figura N° 2.5, se muestran las relaciones estratigráficas en el Área del Volcán Tenorio, se puede observar que los denominados Lahares del Tenorio, obedecen a una actividad relativamente reciente en términos temporales a nivel geológico, sugiriéndose para esta formación una edad Plioceno Superior – Pleistoceno (hace aproximadamente

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1,8 Ma.), que se asocian a la Formación Buenavista, en el flanco Oeste del volcán. Figura N°2.5

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2.4 Clima La formación forestal indica que hay un predominio de Bosque húmedo tropical para toda la llanura, la temperatura es igual a la biotemperatura, esta oscila entre 17°C y 24°C, es semideciduo, poco denso. El clima se puede definir como lluvioso con influencia monzónica; con una ubicación geográfica que se extiende desde el río San Carlos, Los Chiles, por toda la Llanura de los Guatusos hasta Upala (Solano, S.f.:22 y 24) 2.4.1 Zonas de vida Las zonas de vida ubicadas dentro del territorio investigado son sectores definidos por diferentes variables, entre ellas los parámetros de precipitación (isoyetas), elevación (curvas de nivel) y temperatura (isotermas). La combinación de estos factores define ciertos rangos en donde pueden existir formaciones vegetales particulares, definidas en categorías como Bosque Muy Húmedo Premontano, Bosque Tropical Seco, Bosque Húmedo Tropical, etc., así como varias subdivisiones (Holdridge, 1978). Figura N°2.6

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De acuerdo a la clasificación de Holdridge, en el área de estudio están presentes principalmente dos zonas de vida, a las cuales se les asignan asociaciones vegetales que se caracterizan a continuación: Muy húmedo premontano transbasal. Se caracteriza por ser semideciduo estacional, es decir, los árboles del dosel en su mayoría pierden las hojas durante la estación seca, con cerca de 25 m de alto, tienen copas anchas y planas de troncos cortos y gruesos. Los árboles del sotobosque son de 10 a 20 m de alto, no pierden sus hojas durante el verano y sus copas son redondas (Solís; 1996: 19-21) Muy húmedo tropical lluvioso; estructuralmente el bosque está compuesto por un estrato superior continuo, de 30 a 40 metros de altura, los troncos de los árboles son rectos y se ramifican a gran altura. Presentan gran cantidad de trepadoras o lianas y en el estrato inferior dominan las palmeras y helechos. Los bosques ombrófilos de baja altitud son los de mayor riqueza de especies en Mesoamérica, con un promedio de 100 árboles por hectárea (Vargas, 1997:12). Desde el punto de vista del potencial de colonización humana y de la utilización de sus recursos en las actividades del uso de la tierra, cada Zona de Vida posee únicamente por su propia condición inherente de clima, una potencialidad de éxito o fracaso de distintas actividades agropecuarias o forestales. Asimismo, existe preferencia humana por determinadas Zonas de Vida para su asentamiento (Bolaños, 1994:4).

2.4.2 Sistema Hidrológico Los ríos ubicados dentro de la zona de estudio pertenecen a la cuenca del Río Frío; dichos afluentes nacen en la región montañosa del Volcán Tenorio. Hacia el sector noreste de la periferia de la zona de estudio (Figura 2.8) hay una acumulación de ciénagas y pantanos que indican la ubicación de los humedales de Caño Negro, territorio que hasta el día de hoy es utilizado para actividades como la caza y pesca por parte de pobladores indígenas (Guatusos - Malekus), como por otros pobladores de la zona. Los ríos Buenavista, El Brazo y Río Samen, constituyen cada uno de ellos microcuencas que alimentan al río Frío, sus afluentes atraviesan la comunidades 23

trabajadas en esta investigación así como comunidades aledeñas tales como: La Paz, Valle del Río, Arias y Castro, Guayabito, Cabaña, Thiales, El Guaire, Thiales, Katira (MAG, 2002:8). Además de las fuentes de agua existentes para la zona; se pueden considerar mayor el número de fuentes de agua de las que se registran en la hoja cartográfica, sean

riachuelos o ríos intermitentes; que según entrevistas con los

habitantes locales en la zona, éstas se mantienen durante todo el año. Figura N°2.7

La Cuenca del Río Frío, es fuente de subsistencia de muchas familias que obtienen beneficios directos como la pesca y caza artesanal, madera, medicina natural, esparcimiento espiritual, educación, belleza escénica, transporte, riego, turismo local e internacional. Esta cuenca nace en la Zona Protectora del Volcán Tenorio, área que por sus características se encuentra bajo resguardo en su parte más alta. Dentro del área de estudio se cuenta con otros dos ríos más pequeños a saber el río Brazo y el Guayabo.

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2.4.3 Precipitación La región Huetar Norte pertenece al régimen de precipitación del Caribe, al cual se le identifica como lluvioso todo el año, con una disminución de las lluvias en los meses de febrero, marzo y octubre. Esta región presenta un clima tropical húmedo (típico ecuatorial desplazado), el cual presenta dos rasgos esenciales que son: 1) ningún mes del año tiene temperaturas inferiores a los 22°C; 2) no presenta promedios pluviométricos mensuales superiores a los 75 mm. Es una región de contrates en la lluvia, ya que en ella interactúan tanto elementos climáticos y factores geográficos propios de la región, como a su relieve montañoso, llanuras extensas y la influencia al nornoroeste, del lago de Nicaragua, estableciéndose una serie de pequeñas Subregiones climáticas (Solano, S.f.:22). La precipitación (Figura N°2.9) promedio del cantón de Guatuso está en su mínima expresión durante los meses de Marzo y Abril esto tiende a acentuarse a menor altura sobre el nivel del mar. Sin embargo, puede ser diferente (mayor precipitación) en las zonas medias y altas. El registro de lluvias de la zona es de: a) 3953.4 mm Zona de vida (Holdridge) bh-T (MAG, 2002:5). Figura N°2.8

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2.4.4 Viento El comportamiento del viento es predominantemente definido por el componente Sur, pero en algunas ocasiones el componente Norte o Noreste es el principal detonante mecánico para que las masas de aire asciendan y generen las precipitaciones fuertes de esta zona. Siendo que: a) La velocidad del viento en el primer semestre del año es en promedio de 7.7 k/h b) La velocidad del viento en el segundo semestre del año es en promedio de 5.2 k/h (MAG; 2002: 5)

2.4.5 Temperatura Aunque con muy pocas variables significativas durante el año, las temperaturas del cantón de Guatuso entre otros muchos factores esta definida por la altura, siendo que: a) El sector medio alto (270 a 455 m.s.n.m.) el promedio anual es de 18.8º C b) En el sector bajo (menor a 100 m.s.n.m.) el promedio anual es de 27.2º C c) Se dan máximas de 34.5º C y no se tiene el registro de temperatura mínima (Ídem:5).

2.4.6 Radiación solar El registro de horas sol (Figura N° 2.9) de la región indica que el promedio anual está afectado por una alta nubosidad que se da en el mes de julio y agosto, la cual es producto del viento alisio, siendo que el promedio de horas sol es de 5.5 horas (Ídem.:5).

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Figura N°2.9

2.5 Uso del suelo El uso del suelo, en su mayoría es para actividades agropecuarias. A los alrededores existen zonas que podrían aprovecharse para cultivos permanentes y otras para protección forestal. En el caso de los usos asignados al suelo, para el año de 1992 se consideraba que un 65% de los suelos eran utilizados para pastos, un 33% en charrales o tacotales (ciénagas o pantanos) y un 2% era designado al recurso forestal. Este panorama ha cambiado completamente a un uso extensivo de los suelos en el sector agropecuario, de manera que la zona de estudio está dedicada casi en su totalidad al producto de la piña, aun que contrariamente a la evidencia constatada en el trabajo campo y las diferentes visitas realizadas a este territorio, la cantidad de hectáreas reportadas por las autoridades es de 82 Hectáreas. Existen otros productos como la yuca, el palmito, el plátano, que 27

fueron de gran importancia en la dieta de los precolombinos de varias zonas de Costa Rica, y que siguen teniendo presencia en la dieta de la población nacional. Tabla N°2.3

La explotación de territorios

Actividades Agrícolas desarrolladas en el Cantón de Guatuso por hectáreas, Tomado de MAG 2003-2006.

121 Actividad Agrícola Tiquisque está Ayote 67,75 Ñampi 25 145,2 Yuca 317,5 mediada por el alcance de la Camote Jengibre 71,15 Cardomomo 16 tecnología disponible, de esta Malanga Coco 20 Frijol 560 9,6 Sub Total 1661,9 manera actualmente se cuenta con Ñame Palmito 50,2 Actividad Pecuaria maquinaria pesada para los cultivos Papaya 3,50 Ganadería 41,033 Pimmienta 16,50 Actividad Forestal 1662 extensivos como la piña. Piña 82 Bosques/ Humedales 31640 En el caso de la denominada Totales 74334,9 Área de Conservación Huetar Norte (ACAHN), como en el resto del país, las áreas con

en

términos

económicos

cobertura boscosa, han sido reemplazadas para cultivos de diversa índole, originando a su vez un proceso de fragmentación y aislamiento de hábitats. Los bosques que aún permanecen, en su mayoría intervenidos por el hombre, junto con las áreas silvestres protegidas, se constituyen en el único hábitat que queda para su preservación y/o conservación, además, representan las áreas que quedan como hábitat para conservar las diferentes especies de animales silvestres como el jaguar, la danta, la lapa verde, y el resto de la biodiversidad del ACAHN. (MIDEPLAN, 2003:111) Actualmente se tiene definidos para el ACAHN cuatro Corredores Biológicos (12 CB), que involucran grandes áreas de territorio que contienen nexos con las Áreas Silvestres Protegidas y un paisaje con un nivel mediano a alto de conectividad para las especies y comunidades. Estos Corredores Biológicos, a su vez, se conceptualizan en dos puntos medulares básicos como son: primero la conexión y conectividad entre las tierras bajas del Refugio Nacional de Vida Silvestre Corredor Fronterizo, el Río San Juan, las tierras altas de la Cordillera Volcánica Central en el Parque Nacional Juan Castro Blanco y la Cordillera Volcánica de Guanacaste; y segundo son áreas prioritarias para el Programa de Pago por Servicios Ambientales (Ídem: 111)

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CAPITULO N°3 ANTECEDENTES

29

3.1 Etnohistoria Se conocen relatos desde la época colonial hasta la actualidad, de cronistas, sacerdotes y aventureros al incursionar en tierras de los Guatusos; los cuales brindan información sobre la permanencia o el cambio socio cultural sufrido por estas poblaciones indígenas, al igual que muchas otras poblaciones.

3.1.1 Referencias de la época colonial En los años previos al arribo de los españoles, la mayor parte del país se encontraba poblada por una gran cantidad de indígenas. “Independientemente del grado de densidad de las distintas poblaciones que habitaban en Costa Rica, prácticamente no existían áreas que pudiéramos considerar como 'vacías'” (Solórzano, 1997:144). Es por eso que en aquellas zonas que no estuvieron bajo control colonial se convirtieron en zonas de “refugio”, es decir, aquellas áreas que lograron escapar de la dominación hispana. Varios de los territorios de las Llanuras del Norte, de Talamanca y el Pacífico Sur quedaron al margen del dominio colonial. Solórzano (1997) escribe que los españoles, de manera genérica, denominaban a los habitantes de las llanuras de San Carlos con el nombre de “indios Botos” y más tarde “Guatusos”. Para esta época existía una población importante en la actual zona de Guatuso, por el Río Frío. La otra zona con población indígena muy numerosa fue la de Talamanca, en la actual Región Atlántica. Comparativamente con la región de las llanuras del norte, Talamanca fue el centro de actividad de los intentos de colonización y de implantación de pueblos de misión. Para la composición de los cacicazgos al momento de la llegada de los españoles, se dispone esencialmente de las fuentes documentales que dejaron los conquistadores. En este sentido, se trata siempre de una visión sesgada de las sociedades autóctonas, ya que los indígenas aparecen siempre como el “otro”, en oposición al español, quien escribe imponiendo su visión eurocentrista de las sociedades autóctonas. Es posible agrupar los cacicazgos de acuerdo a su ubicación geográfica. Así, en la región del Pacífico Norte, el cacicazgo de Nicoya fue el de mayor importancia. Las 30

fuentes documentales mencionan la existencia de otros cacicazgos en la banda oriental del Golfo de Nicoya: Corobicí, Abangares, Orotiña y Chomes (Solórzano, 1997).

3.1.2 Primeras incursiones al territorio En la amplia región de las llanuras del norte, entre los ríos San Carlos y Sarapiquí, se encontraba el cacicazgo de los Botos. Probablemente agrupaba a los territorios de los actuales indígenas Guatusos o Maleku ubicados entre los ríos Caño Negro y Pocosol. En realidad los españoles denominaron con el nombre de Botos al territorio que se ubicaba a partir de las estribaciones septentrionales de los volcanes Poás y Barva. No obstante, durante los primeros años del desarrollo de la conquista, se mencionan también los territorios indígenas de los Tises y Katapas. Los primeros se ubicarían entre los ríos Kutria o Cutrís y Frío, en tanto los segundos entre los ríos Frío y Zapote (Solórzano, 1994, 1997). Debido al escaso interés de los conquistadores por someter esta región, el área de los Botos se convertiría durante todo el período colonial en zona de refugio, hacia donde huirían los indígenas que lograban escapar de la dominación implantada por los españoles en otras regiones del país. En términos generales, puede decirse que todas estas poblaciones compartían rasgos culturales, aunque también mostraban diferencias, particularmente de carácter lingüístico (Constenla, 1993; Sánchez, 1984). En la región de las llanuras del norte, en el territorio de los Guatusos o Votos, la situación fue diferente desde la perspectiva española. Aparte de las incursiones de Sibaja y de Retes en la década de 1640, así como de otra expedición organizada en 1665 a fin de capturar casi un centenar de indígenas para su traslado a Matina (Solórzano, 1994, 1997), no hubo mayor interés por estos territorios por parte de los colonos de Cartago. Hacia las llanuras del norte, huían los indígenas procedentes de las zonas bajo dominación española y en este sentido, los autóctonos lograron preservar su soberanía en esta región hasta finales del período colonial y aún posteriormente.

31

A mediados del

Figura N°3.1

siglo XVIII, se dieron una serie de esfuerzos frustrados por parte de los misioneros recoletos, éstos se interesaron por convertir la población de los

indígenas

quienes

Botos,

habitaban

las

llanuras del norte de Costa Rica. A principios de la segunda mitad del siglo XVIII, se empieza a nombrar a estos indígenas con el apelativo de “indios Guatusos”. En 1750 el cura Pedro Zepeda se había internado en el territorio de estos indígenas por el lado de Tilarán, reportando la existencia de más de 500 ranchos. Una de las razones por las cuales los españoles no pudieron establecer contacto con los Guatusos, es que éstos tuvieron tiempo suficiente para huir y esconderse de los soldados; dado que se encontraban en comunicación con los indígenas del pueblo de Barva, en el Valle Central, quienes les informaron de los planes de los españoles para ingresar a su territorio. Varios de los participantes en dicha incursión mencionaron que estos indígenas vivían internados en la región de “la montaña de Guatusa”, pero que en verano salían para abastecerse. Esto posteriormente lo comprueba el Obispo Thiel al encontrar palenques deshabitados cerca de riachuelos secos, lo que implicaba la movilización hacia lugares cerca de fuentes hídricas más grandes como el Río Frío o el de Río de la Muerte (Zeledón, 2003). Solórzano (1994,1997) expone que para el siglo XVIII, en las llanuras de la vertiente norte de Costa Rica vivían dos tribus distintas, una asentada en las márgenes del río Zapote y otra en las del río Frío y sus afluentes. Para los españoles ambas eran consideradas como una sola y las designaban con el nombre de Guatusos. Pero en 1930, 32

se demostró que estas tribus hablaban distintos idiomas, Rama (del grupo ChibchaArauco) la del río Zapote, en tanto la que habitaba en las cercanías del río Frío hablaba la lengua conocida con el término de Guatuso. 3.1.3 Visitas del Obispo Thiel Se vuelve a tener noticia de este grupo indígena con las Crónicas de los viajes a Guatuso y Talamanca del Obispo Bernardo Augusto Thiel entre los años 1881y 1895. Los indígenas eran extorsionados, lo que ocasionaba su aislamiento y la desconfianza hacia los foráneos que llegaban a sus tierras, por lo que les huían. Según éstas crónicas, en la primera visita fue realmente difícil conocer a los pobladores. En varias ocasiones encontraron palenques abandonados con herramientas, fogones y todos aquellos elementos básicos de la vida de éstos, sin embargo estaban abandonados. Se visualiza un patrón de dos a cuatro palenques juntos con unos veinte fogones, indicando según interpretaciones de uno de sus acompañantes, un indígena guatuso, que según el número de fogones, esa misma cantidad de familias vivirían en estos palenques (Zeledón, 2003). En su travesía, Thiel y sus acompañantes pudieron observar costumbres funerarias como los entierros dentro de las casas, siendo el cadáver enterrado con todos los instrumentos o herramientas que utilizó en vida el difunto. Tenían prohibido comer carne de venado y de danta. Sólo se alimentan de animales pequeños como garrobo y mono; esto debido a que los guatusos consideran que cuando mueren personas de su etnia, éstos reencarnan en venados. El consumir carne de estos animales podría interpretarse como un tipo de muerte simbólica del alma, que implicaría una importante oposición con la creencia de la continuidad después de la muerte. Esta práctica viene probablemente desde mucho antes ya que, como se ha visto en diferentes investigaciones, en varios sitios arqueológicos (e.g. Hacienda Jericó, Hacienda Mojica, Bijagua, entre otros) los enterramientos poseían una serie de herramientas o artefactos de uso cotidiano. Debemos agregar que la continuidad es un elemento encontrado en otras tradiciones y regiones de la zona, que implica un componente más en la probable interacción con otros grupos contemporáneos del Área Central, Caribe y la Gran Nicoya. 33

En la mañana bebían cacao tibio y comían plátanos verdes y maduros. Al medio día llevaban envuelto en hojas de plátano verde asado una masa de yuca sancochada y mascada. La documentación española menciona también la existencia de grandes cultivos de palma de pejibaye y de yucales (Solórzano, 1997). Este tipo de cultivos era muy extendido en las sociedades del Caribe y los Llanos del Norte. Un elemento que llama la atención es encontrar para fechas actuales, indígenas viviendo en los Palenques Margarita, Tojifo (posiblemente Tonjibe en la actualidad) (Zeledón, 2003), lo cual indica, ya sea que las reducciones en la conquista habían tocado y arrinconado su territorio, o lo más probable, que este sector ha sido habitado continuamente desde tiempos precolombinos. La curiosidad de Thiel implicó hasta el conocimiento de artefactos arqueológicos, en donde Zeledón describe lo que Thiel encontró: “Hermosas piedras de moler, con patas de animales y cabezas de dragón, ollas de barro macizas con caracteres pintados, tan firmes que ni la humedad, ni la tierra ha podido borrarlos, infinidad de pitos de barro con figuras caprichosas de pájaros sabandijas y demás reptiles, cuchillos de piedra de varios colores y finos como el mármol, gran número de muñecos, aves y animales grabados en piedras verdes y barro bien pulido; platillos y animales de oro, constituyen la variada y rica colección de objetos antiguos sacados de los túmulos de los aborígenes de estos lugares, traídos en especial de los entierros de las antiguas poblaciones de Nicoya” (Zeledón, 2003:62).

3.2 Investigaciones Arqueológicas La zona norte del país ha sido muy poco estudiada arqueológicamente. Las primeras investigaciones arqueológicas que se desarrollaron en el noroeste de Costa Rica, estuvieron enmarcadas por el afán de conseguir objetos para museos extranjeros. Con esto hacemos referencia a la parte norte de la llamada Región Gran Nicoya, la cual colinda con nuestra zona de estudio. En 1926, Samuel K. Lothrop publicó su libro “La Cerámica de Costa Rica y Nicaragua”, donde clasificó grandes colecciones de cerámica, entre ellas de la Gran Nicoya y del noroeste de Costa Rica.

Su estudio tenía como objetivo central el 34

establecimiento de secuencias. Cabe destacar que la mayoría del material arqueológico estudiado por Lothrop proviene de cementerios con ofrendas y carecieron de contexto arqueológico (Lange, 1995). En los años que siguieron después de Lothrop, se presentaron estudios arqueológicos más que todo descriptivos y clasificatorios en la parte norte de la Gran Nicoya. 3.2.1 Baudez y Coe y su secuencia cronológica para la Gran Nicoya Más adelante, en la década de los años 1960, se inicia una etapa de investigaciones más completas. Michael Coe y Claude Baudez realizaron sus trabajos en la costa Pacífica, en las bahías de Santa Elena y Tamarindo, así como en el Valle del Tempisque, zona de especial interés en nuestra investigación en lo que a tipología cerámica se refiere. Ellos establecieron la primera cronología para el área a partir de la cerámica, desarrollando sus estudios tanto en sitios funerarios como habitacionales (Coe, 1962; Baudez, 1967). Posteriormente, Baudez (1967) formuló un esquema cronológico nuevo a partir del anterior. Esa segunda cronología abarcaba un total de cinco períodos, a saber: Bicromo en Zonas (500 a.C-300 d.C.), Decoración Lineal (300 -500 d.C.), Policromo Antiguo (500-800 d.C.), Policromo Medio (800-1200 d.C.) y Policromo Tardío (1200-1500 d.C.). En esta cronología Baudez, basado en datos en la cuenca del Tempisque, creó el lapso transicional entre Bicromo en Zonas y Policromo Antiguo, llamándolo Periodo de Decoración Lineal. La alfarería de este último periodo la estimó para el año 300–500 d.C., comparándola con estilos del Posclásico Antiguo de Mesoamérica, así como con complejos cerámicos de Panamá. En cuanto a estilos y técnicas decorativas algunos de los tipos cerámicos definidos por Baudez, característicos del período Decoración Lineal, mostraban muchas similitudes con el Bicromo en Zonas; lo anterior por el uso de líneas incisas y del color negro y rojo en combinación con el color natural de la pasta. Años después, producto de varios trabajos en la región, un grupo de investigadores decidió refinar la cronología de Baudez (1967). Estos ajustes fueron formulados a través de las “Conferencias sobre la cerámica de la Gran Nicoya”, 35

celebradas entre 1982 y 1985 (Lange, 1990). La cronología modificada tendía a excluir al Período Decoración Lineal, argumentando que éste no era válido al no hallarse bien representado en las diferentes regiones del noroeste de Costa Rica (Lange, 1971). Tabla N°3.1 Cronologías pertinentes para la zona de estudio Fechas (a.C. - d.C.)

Guanacaste (cronolología anterior, Baudez, Coe, 1962)

1500

Policromo Tardío

Guanacaste (Guerrero, Solís, Vázquez, 1994)

Ometepe

Zona del Arenal (Hoopes, Sheets, 1984)

Valle Central (Aguilar, 1974)

500 d. C.

Ciruela

1000

Sapoa

Cabaña

Silencio Curridabat

Policromo Temprano Bicromo en Zonas Tardío

(Snarskis, 1978)

Tilarán Cartago

Policromo Medio

Vertiente Atlántica

Selva

Bagaces Arenal Tardío

0

Catalina

Bosque Bicromo en Zonas Medio

Pavas Tempisque

500 a.C.

Naranjo

Arenal Temprano Bicromo en Zonas Temprano

Barba

Montaña

Tronadora Tardío

1000

Orosí

1500

Tronadora Temprano

2000

2500

¿?

3000

3500

Fortuna Arcaico

4000

36

3.2.2 Proyecto Corredor Guanacaste–San Carlos El Proyecto Corredor Guanacaste-San Carlos empezó a fines de la década de 1970 por parte de Frederick Lange y otros investigadores. Su objetivo era investigar una posible ruta entre el Atlántico y el Pacífico por medio de los pasos por la Cordillera entre los macizos volcánicos. Se quería conocer la importancia de las relaciones prehispánicas entre la sección oriental de Guanacaste, la zona atlántica norte del país y la margen sur del lago de Nicaragua (Lange, 1986). Por razones políticas y logísticas no fue posible extender el proyecto hasta el lago de Nicaragua. Este proyecto al ser de carácter regional fue de gran importancia. Dentro de éste tenemos los trabajos de Will Finch (1986), Peter Ryder (1986), Lynette Norr (1986), y los reconocimientos de Payson Sheets (1986) y Winifred Creamer (1986). Finch realizó una prospección bastante minuciosa en Hacienda Jericó, ubicada 10 km al sureste del Volcán Tenorio. Allí localizó 19 montículos funerarios y 10 petroglifos. Él menciona al respecto, que los montículos consistían de agrupamientos circulares de piedras, con diámetros que iban de 1 a 70m, y que estos montículos podían dividirse en tres grupos basándose en sus dimensiones (Finch, 1986:98). Este investigador propone que las diferencias de tamaño de los montículos se deben a dos razones, ya sea que refleje los estratos dentro de la sociedad, o que sea una diferencia de origen temporal. En la prospección observó material en superficie en diferentes áreas, las cuales probablemente pertenecían a las áreas de habitación, pero no se realizó mayor investigación al respecto. Con ayuda de la cerámica estudiada, los sitios se asociaron a los períodos Tempisque (500 a.C.-300 d.C) y Bagaces (300-800 d.C.). Algunos de los tipos cerámicos se manufacturaron en Guanacaste, mientras otros no han sido reportados para el Pacífico ni el Atlántico. Los tipos que fueron plenamente identificados son los siguientes: Charco Negro sobre Rojo, Cabuyal Policromo, Cervantes Inciso y Punzonado. La falta de excavaciones es un gran limitante para el autor, al afirmar sobre los montículos funerarios. Ryder, en cambio, realizó tanto trabajos de prospección como de excavación en Hacienda Mojica, la cual se ubica 10 km al oeste de Cañas. En este sitio se hallaron 7 37

cementerios y 8 posibles zonas habitacionales. Los cementerios estaban definidos por acumulaciones de piedras que no sobresalían de la superficie; los sitios habitacionales, por concentraciones superficiales de materiales cerámicos y artefactos líticos en menor proporción. Los cementerios y las zonas habitacionales se encontraban bastante cerca, así como su contemporaneidad fue la misma, lo que hizo que Ryder sugiriera que la ocupación fuera de un solo grupo social. Los cementerios se ubicaban muy cerca de los ríos y las zonas habitacionales un poco más alejadas de éstos. Los trabajos de excavación se realizaron en el sitio El Carmen, un sitio funerario construido con piedras de río. No se encontraron restos óseos, por lo que los entierros se definieron por conjuntos artefactuales. Algunos de los tipos cerámicos que se identificaron son: Charco Negro sobre Rojo, Guinea Inciso, los Hermanos Beige, Tola Tricromo, Mojica con Impresión de Concha y Carrillo Policromo, entre otros. Ryder obtuvo un fechamiento de carbono 14 con el cual postuló dos fases de ocupación en el sitio. La primera, relacionada de forma directa con el fechamiento, estaría alrededor de 160 ± 80 años a.C. y es paralela a la fase Catalina que propuso Baudez para el período Bicromo en Zonas, y la segunda fase Ciruelas de 300-500 d.C. En los años de 1990, se realizaron estudios en este mismo sitio, los que apoyan la interpretación de Ryder, en la existencia de cerámica del Valle Central, (Hernández, 1994). También se encontraron fragmentos del período Sapoa (800-1350 d.C.). Lynette Norr (1986) evaluó la zona entre los valles de Río Naranjo y Bijagua, entre los volcanes Miravalles y Tenorio, donde la mayoría de los sitios se reconocieron por los túmulos de piedra en superficie. Es importante acotar que observamos esta clase de túmulos en nuestra zona de estudio. Asimismo, Norr detectó 35 sitios, de los cuales 24 corresponden a sitios con túmulos de piedra y el resto a posibles sitios habitacionales. También se encontraron varios petroglifos asociados a las áreas funerarias. El sitio Méndez fue el más trabajado por Norr. Allí ella realizó pozos de prueba en el área considerada como habitacional y se excavaron los sectores con mayores índices de presencia de material cerámico y lítico, sin embargo, no detectó estructura alguna. Logró obtener restos óseos y la investigadora asume que algunos enterramientos pudieron 38

ser secundarios y uno al menos primario. El único artefacto que se halló fue una vasija del tipo Mojica con impresión de Concha. Basada en seis fechas de radiocarbono y por comparación estilística con la cerámica del Valle del Tempisque, Norr situó la ocupación de la mayoría de los sitios entre 300 a.C. y el 500 d.C. De igual manera estableció la fase Naranjo (800-300 a.C), contemporánea con la fase Loma B establecida por Lange (1980) para la Bahía Culebra. El poblamiento de la zona estudiada por Norr, fue principalmente durante los períodos Tempisque y Bagaces. La cerámica incluye tipos principalmente representativos de las fases Catalina y Ciruelas del Valle del Tempisque (Norr, 1986). La investigación de Norr se enfocó en sitios funerarios, lo que podría limitar un poco la cronología de la zona, ya que no tenemos mayor evidencia de sitios habitacionales. Durante el Proyecto Corredor Guanacaste-San Carlos, se tuvo la oportunidad de desarrollar investigaciones en los valles de Guayabo y Fortuna, ubicados al sur y al oeste de las faldas del volcán Miravalles. Ryder (1986b) realizó una prospección en estas zonas, en la que detectó 19 cementerios de túmulos de piedras, dos sitios habitacionales y dos petroglifos. Se estudiaron los fragmentos cerámicos y restos líticos. Cronológicamente, los sitios fueron fechados entre 300-500 d.C. Entre los fragmentos cerámicos se ubicaron tipos como Mojica con Impresión de Concha, Hermanos Beige, Zelaya Pintado, Congo Punteado y el modo decorativo Cervantes Inciso y Punteado.

3.2.3 Sección occidental del Volcán Miravalles En 1985, Hurtado de Mendoza y Alvarado (1990) realizaron investigaciones de reconocimiento en la sección occidental del volcán Miravalles, donde detectaron 32 sitios arqueológicos, algunos de los cuales ya habían sido reportados por Ryder (1986b). Los principales objetivos del trabajo fueron: (1)adquirir información preliminar sobre la historia ocupacional de la región en tiempos prehispánicos, (2)identificar patrones de distribución de los asentamientos humanos, (3)determinar su cronología y (4)reconocer posibles correlaciones con eventos volcánicos. Ninguno de los sitios fue excavado, 39

aunque el proyecto aportó información preliminar sobre un complejo cultural del período Arcaico (ver Tabla N°3’1), siendo la evidencia de ocupación más antigua para la región. El componente de ocupación Arcaica fue cubierto por una capa de ceniza volcánica, sobre la cual se desarrolló una capa de humus, para el que se encontraron algunos fragmentos cerámicos ubicados en un lapso entre 400 al 700d.C., asociados al período Bagaces (Hurtado de Mendoza y Alvarado, 1990).

3.2.4 Upala También se realizó una prospección pequeña en la zona de Upala, por la investigadora Winifred Creamer (1986). Esta zona está situada a unos 20 km al norte de nuestra zona de estudio. Se encontraron sitios funerarios con la presencia de montículos con cantos y zonas habitacionales asociadas. La mayoría de los sitios se fecharon por medio de la comparación estilística con otras secuencias cerámicas del Atlántico y del Pacífico, ya que no se contaba con excavaciones estratigráficas. Los resultados obtenidos sitúan a los sitios a principios del período Tempisque, con una presencia muy limitada de cerámica del período Sapoá.

3.2.5 Proyecto Hidroeléctrico de la Laguna Arenal La zona de Arenal inicialmente fue trabajada por Aguilar (1983), quien realizó una evaluación preliminar de algunos sitios, la mayoría de estos descubiertos al realizar el proyecto de la represa de Arenal; que proveería de energía eléctrica a varias ciudades y alimentaría además los campos de cultivo de la zona. De tal forma, este trabajo fue una labor conjunta con el Instituto Costarricense de Electricidad. La investigación contó con el apoyo económico de la National Geographic Society, gracias a la investigación inicial del Dr. George S. Metcalf, del Departamento de Antropología del Smithsonian Institution. Melcalf realizó el primer trabajo excavando y dando fechamientos por medio de c14 que databan de 1525 -/+20 d. C. Las investigaciones se llevaron a cabo posterior a la reactivación del cerro Arenal (volcán actual), para el año de 1968, después de una 40

erupción que provocó el enterramiento de dos asentamientos campesinos de la zona, Tabacón y Pueblo Nuevo. Se llevaron a cabo prospecciones y excavaciones, además del establecimiento de una secuencia de tefras realizada por el Dr. William Melson del Mineral Sciences Center del Smithsonian Institution. En total ubicó 10 sitios, 3 de los cuales parecían ser sitios funerarios por los túmulos de piedras. Los sitios fueron ubicados en su mayoría en el período Tempisque. La secuencia Arenal se relaciona de manera tentativa con la propuesta para Guanacaste, comparándola con la del Valle del Tempisque. El análisis de la secuencia se basó en modos estilísticos, esto debido a tener pocos criterios de análisis dentro de la muestra diagnóstica. Uno de los elementos compartidos entre las dos regiones es que posea : “...el núcleo negro que abarca casi la totalidad del espesor de la cerámica, esta condición parece ser más debida a la calidad de la arcilla que a deficiencia de la (cocción) ya que la cerámica es bastante dura en todo su espesor” (Aguilar; 1984:71). Así mismo, esta característica se presenta en el material cerámico en superficie observado en la zona de estudio, lo que nos hace pensar que puede ser una particularidad del proceso de cocción de las arcillas, ya sea derivado de su composición al estar en faldas de volcanes o, por otro lado, que estas zonas compartieran un lugar en común para la recolección de arcillas para la realización de sus artefactos. Esta cerámica además, presenta una decoración compuesta de incisiones y acanalados, siendo un material que se puede asociar tanto al Intermontano Central (Aguilar; 1974) al presentar rasgos asociados a Pavas, como al Atlántico en donde se localizó la Fase El Bosque (Snarskis; 1978) y componentes de la Gran Nicoya (Baudez, 1967). Para la cuenca del Arenal también se tienen los trabajos realizados por Hoopes (1985) en Tronadora, en donde se pretendió comparar y definir parte del Formativo Medio para la zona norte, proponiendo un horizonte anterior al Tempisque, que se asociaría más al Atlántico. El complejo como tal, se hizo a partir de una colección del sitio Tronadora Vieja, presentando similitudes con el complejo Chaparrón, en especial por la forma dominante de tecomates; puede decirse que este complejo solo presenta decoración externa con 41

punzonados de uña, marcas de cuerda, estampado con bordes de concha, acanalados y pintura roja sobre los bordes.

3.2.6 Proyecto Prehistórico Arenal Más adelante, la zona de la Laguna Arenal fue investigada por los trabajos del Proyecto Prehistórico Arenal, por parte del investigador Payson Sheets. La investigación aboga por una interdisciplinariedad y bajo otras técnicas, por ejemplo la percepción remota, se pretendía realizar mejores prospecciones e investigaciones en general.

Se

ubicó una gran cantidad de sitios, tanto habitacionales como funerarios, pertenecientes a diferentes períodos de ocupación (Sheets 1986, 1994a). Esta investigación tenía como objetivo principal determinar la relación estratigráfica entre las diferentes capas de tefra y el uso humano del área. También se propuso esclarecer las estrategias de subsistencia de la población asentada alrededor de la laguna y determinar la variación en la ubicación de los sitios, su cronología y su funcionalidad (Sheets 1994a; Guerrero, Aguilar y Peytrekín, 2005). Para cumplir con esos objetivos se efectuaron excavaciones en sitios con diferentes funcionalidades y pertenecientes a distintos períodos de tiempo. Se elaboró una secuencia cerámica para la región y se analizaron los restos culturales obtenidos de los trabajos de prospección y excavación (Sheets, 1994a). La cronología para la zona es bastante similar a la propuesta para la Gran Nicoya (ver Tabla N°3.1). Arenal, para los inicios de su investigación, estaba en una zona limítrofe entre dos regiones como lo son Gran Nicoya y Vertiente Atlántica, con sus estudios se pudo definir mejor un tipo de subárea de la Cordillera de Tilarán/Arenal, así Sheets propone: “Si se pudiera justificar la creación de una nueva subregión cultural, los sitios arqueológicos de Arenal y otros localizados en la cordillera, no serían una mera derivación periférica de otra tradición cultural, o de la mezcla de dos tradiciones, sino una tradición relativamente independiente que sólo aceptaba ocasionalmente la incorporación de innovaciones realizadas en otra parte ”(Sheets; 1994b:35). Dentro de los elementos característicos, están los asentamientos

que se

encuentran a la orilla de los ríos, lo cual significa de algún modo patrones de 42

asentamiento compartidos tanto para la Gran Nicoya, en especial las fases establecidas en el Valle del Tempisque, el Corredor Guanacaste-San Carlos y la zona de Arenal. Para la zona se propone la siguiente cronología: fase Tronadora (2000-500 a.C.), que comparte afinidades con otros complejos de Costa Rica y Nicaragua; además existe una asociación constante para la zona con respecto a lugares cercanos que presentan algunos componentes de este complejo; luego la fase Arenal (500 a.C.-600 d.C). Según Sheets (1994b) en esta fase se da una expresión local estilística presente en la zona baja de Centroamérica, a finales del período Orosí y Tempisque. Luego se presenta la fase El Silencio (600-1300 d.C.), es el final de la tendencia funeraria presente en las fases Arenal y Tronadora, caracterizada por la complejidad de sus cementerios en la construcción de tumbas de laja. Se da la presencia de abundante cerámica policroma aunque su calidad no es igual a las hechas en el Valle del Tempisque. Por último encontramos la fase Tilarán (1300-1500 d. C.), en donde se dio un descenso importante de la población y un giro de afiliación cultural fuera de la Gran Nicoya (Hoopes, 1984). Podemos decir que en general esa afiliación a las tradiciones de la Gran Nicoya como del Atlántico son fuertes, lo cual implica zonas y rutas de comercio e intercambio de bienes, que son retomadas por varios autores (Snarskis e Ibarra, 1984, Corrales; 1994). Estas investigaciones ponen en evidencia lo importante de las rutas de paso entre volcanes, como es el caso de la zona en estudio, donde probablemente también se manifestó esta característica generalizada para las diversas zonas de investigación. En la medida que se depuren las secuencias por medio del trabajo en lugares no investigados, se logrará definir mejor las relaciones entre estas zonas, además de la necesidad de unificar conceptos de los trabajos realizados por diferentes investigadores para así conseguir cierta homogeneidad de criterios, como se ha venido trabajando en la Gran Nicoya. Un elemento a tomar en consideración dentro de todos estos trabajos es el concepto de frontera, ya que la misma debe ser fluctuante en correspondencia a las diversas fases propuestas y su interrelación con las diferentes zonas trabajadas.

43

3.2.7 Guanacaste Oriental Hoopes (1994) define Guanacaste Oriental como una zona geográfica que incluye la Cordillera de Guanacaste y Tilarán (Laderas Occidentales y el Corredor Miravalles– Tenorio), y la Cuenca de la Laguna del Arenal, la cual se puede decir que se encuentra entre los umbrales del Pacífico y Atlántico, ninguno de acceso directo al Valle Central. Para esta zona se presenta una serie de elementos dentro de la evidencia del complejo funerario de jades, remates de bastón (maza), metates así como cerámica policroma que no están presentes en el resto de la Gran Nicoya para los Períodos Tempisque y Bagaces. Sin embargo la mayoría de los tipos cerámicos que se presentan dentro del Período Bagaces son compartidos con la zona del Valle del Tempisque, lo cual significa que existe una continuidad fuerte en ciertas fronteras de la Gran Nicoya, en especial por los corredores que facilitan conexiones entre las culturas de Nicoya con el sector Norte de la Vertiente Atlántica. Algo similar discuten Guerrero y Solís en su libro de 1997. Dentro de la zona en general, en el sector de Arenal es donde mejor se refleja la “zona transicional” entre la Vertiente Atlántica y Gran Nicoya, por sus patrones y características en general, en los cuales además se presenta una continuidad local en las ocupaciones. Para la zona de Arenal en general lo que se ha venido practicando, metodológicamente en la mayoría de las investigaciones, ha sido la prospección cubriendo amplios terrenos; o arqueología de rescate en especial por la zona de influencia del Proyecto Hidroeléctrico Arenal (Aguilar, 1983; Sheets, 1984, 1986). Es para otro tipo de proyectos como el de Prehistoria del Arenal en donde se hace uso de técnicas más avanzadas para el registro y ubicación de sitios (Sheets y Mckee, 1994). Por otro lado, también se marcan diferencias regionales con la aparición de tipos cerámicos como el Rosales Esgrafíado en Zonas, Schettel Inciso, Bocana Bicromo Inciso, Las Palmas Rojo sobre Beige, Mojica Impreso variedad Mojica y Laguna “así como el uso de piedras verdes y metates elaborados , que indican que las culturas de las partes oriental y occidental de Guanacaste no eran uniformes” (Hoopes, 1994:77). Todos estos tipos son comunes en la Zona de Arenal y al este de los volcanes Arenal y Chato, además 44

de éstas se puede apreciar su parecido con las cerámicas del Istmo de Rivas (Usulután) por lo que indica de forma hipotética contactos con las zonas norteñas en la época temprana del período Tempisque. El período Bagaces (300-800 d.C.) corresponde en términos temporales con lo que Baudez (1967) había planteado del Período Decoración Lineal y el Policromo Antiguo, como se puede observar en la Tabla N°3.1. La Zona de Guanacaste Oriental (Hoopes, 1994), coincide con la Fase Arenal tardía, en donde se nota un aumento del número de sitios arqueológicos encontrados. Con respecto a los contactos externos e intercambio entre regiones, se podría decir que en la zona de Guanacaste Oriental los corredores este–oeste funcionaban como rutas de intercambio. No se han encontrado artefactos de larga distancia, como jades dentro de contextos bien controlados, la única referencia se adjudica a Stone y Balser para el año 1965 en donde encontraron artefactos de jade en entierros cerca de la Fortuna y las montaduras de espejos de pirita del Sitio Bolívar (Stone y Balser, 1967; Hoopes, 1994). Para el caso de los montículos funerarios de cantos, estos se asocian tanto al final de la fase Arenal, como al inicio de la fase Silencio. Se observa una marcada diferenciación social a nivel de estatus, esto por encontrarse colgantes de piedras verdes pulidas, como la destrucción de gran cantidad de cerámica que se encuentra esparcida en este tipo de túmulos de cantos, los cuales poseen un tamaño promedio de 25m, aunque puede encontrárseles de mayor tamaño, como los que reportó Aguilar (1983) en Río Chiquito con diámetros de hasta 40 m. Éstos túmulos se definen por ser capas de piedras (se encuentran lascas desprendidas de los cantos lo cual indica que fueron tiradas bruscamente y no puestas con cuidado) cubiertas por una capa gruesa de vasijas quebradas (Hoopes, 1994, y Guerrero et al., 1994, consideran que éstas no fueron fragmentadas sobre los túmulos, sino, son el resultado de vajilla de carácter doméstico que se quebró durante su uso y fue transportada ya rota). Además, en estos contextos se hallan artefactos líticos incluidas manos de moler y metates; debajo de éstos se encuentran entierros marcados con alineamientos rectangulares de cantos que señalan las fosas; al interior de éstos aparecen manos de moler, metates, fragmentos de discos de pizarra y piedras rompenueces. 45

Un elemento importante a retomar es que en el sitio Bolívar se obtuvieron muestras de c14, que permitieron datar la zona. El carbón se obtuvo de fogones contiguos a las estructuras. Pensamos que este dato es muy importante ya que se cuenta con pocas descripciones de lugares con éste tipo de rasgos que pueden indicar zonas domésticas dentro del mismo sitio, o que se llevaban a cabo actividades rituales vinculadas a elementos que implicaban el uso del fuego. Desafortunadamente las condiciones de preservación son pobres en la mayoría de los sitios. Se ha obtenido poca información sobre las costumbres sociales inferidas por los restos humanos, esto aunado a “... la carencia de fechas absolutas hace particularmente difícil

asignarle orden cronológico a los cementerios”

(Hoopes,

1994:82). Un elemento poco nombrado en las investigaciones consultadas son los petroglifos; las únicas referencias que se tienen son los notados por Norr (1986), al igual que Finch (1986), en el Corredor Miravalles Tenorio, en donde los diseños varían de: “motivos geométricos sencillos hasta figuras antropomorfas y zoomorfas abstractas” (Hoopes, 1994: 82). En nuestra zona de estudio no hemos encontrado aún este tipo de rasgos, el único identificado ha sido más hacia el este en el Palenque Tonjibe. Existen estudios de Ellen Hardy que no han sido publicados.

3.2.8 Trabajos cerca de la zona de estudio Un proyecto que se ejecutó para el Proyecto de Prospección Arqueológica en la Región de Influencia del área de Conservación Arenal, evidencia la existencia de material arqueológico en nuestra zona de estudio (Solís, 1993). Parte de la prospección se realizó en el sector de San Rafael, Buenos Aires, La Colonia y cercanías del Río Samén. Se localizaron 5 sitios arqueológicos, de los cuales 3 están dentro del área de estudio. De ellos ninguno se encuentra en las plantaciones de piña de APACONA. Los 5 sitios están todos alterados y se identificaron 3 como funerarios y 2 como domésticos. Un trabajo en años más recientes es el de Anayensi Herrera, quien en 1998 realizó una inspección en el sitio El Jade (A-169 EJ), ubicado en el cantón de Guatuso a varios 46

km de nuestra zona de estudio. Se cree que el sitio es funerario y habitacional. La investigadora realizó una visita general por el área que ocupa el asentamiento. Se observó evidencia cultural prehispánica (restos cerámicos, líticos y conglomerados de piedra funerarios) en al menos 3 sectores. Asimismo, se apunta: “La mayoría del material corresponde a bordes con el borde rojo. Otros fragmentos presentan decoraciones de incisos y estampados sobre el borde y el cuello. El material es similar al que ha sido descrito para el noroeste del país durante el lapso 300-800 d.C, conocido como Período Bagaces. Aunque la muestra es escasa, es posible identificar mucha semejanza con los tipos cerámicos descritos por Baudez (1967) para el Valle del Tempisque” (Herrera, 1998). Herrera identifica los siguientes tipos cerámicos: Hermanos Beige, Yayal Café, Lavanderos de Reborde, Cervantes Inciso, Punteado y Guinea Inciso. En el año 2004 se realizaron reconocimientos en nuestra área de estudio por medio del curso de Gestión de la Investigación y Acción Social (AS-1128). Se lograron localizar varios sitios arqueológicos y gran cantidad de material cerámico en superficie. La cerámica sólo fue fotografiada ya que no se contaba con los permisos adecuados para una recolección.

Con este mismo reconocimiento, se pudo detectar características

estilísticas semejantes a las presentadas en la Región Gran Nicoya y Región Atlántica. Esto demuestra el seguimiento del patrón presentado en investigaciones anteriores en la región, donde se demuestra una fuerte influencia de estilos cerámicos y patrones funerarios (túmulos de piedras). Estos túmulos de piedras se encuentran en superficie, y según investigaciones anteriores, en su interior hay tumbas de laja. (Gamboa et al., 2004). Como se desprende de los datos presentados anteriormente, la mayoría de las investigaciones realizadas hasta el momento en el noroeste de Costa Rica han estado concentradas en las zonas costeras, en el Valle del Tempisque y recientemente en la Cordillera (Solís, 1996). Muchos de los estudios tienen una corriente teórica ecologista cultural, en particular los últimos (Proyecto Corredor Guanacase-San Carlos, Proyecto Prehistórico Arenal, Proyecto de la Cordillera de Tilarán, entre otros); al contrario de las primeras investigaciones de índole más Histórico Cultural (Baudez, 1967; Aguilar, 1983; entre otros).

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A continuación, se presenta una breve descripción del Período Bagaces (300800d.C), ya que el material cerámico estudiado en esta investigación pertenece a éste. 3.3 Caracterización del Período Bagaces (300-800 d.C) Información generada años después de la secuencia cronológica propuesta por Baudez (1967), permitió en el “Taller sobre el Futuro de las Investigaciones Arqueológicas en la Gran Nicoya, Nicaragua–Costa Rica”, reformular nuevamente la secuencia cronológica. Se demostró la validez de un periodo comprendido entre el 300 y el 800 años d.C., el cual se denominó Bagaces. Para ello se hizo análisis de información relativa a estilos cerámicos, fechas absolutas, patrones de asentamiento y costumbres funerarias. De esta forma se establece la nueva cronología para la zona, en la cual se apoya la investigación presentada en la Tabla N°3.1.

3.3.1 Rasgos Funerarios Como lo describen muy bien Guerrero y Solís (1997:77) “El advenimiento del Período Bagaces está marcado por un cambio cultural, especialmente en los patrones funerarios y de asentamiento”. Los cementerios por lo general se encuentran en terrenos planos no inundables, cerca de cauces primarios o secundarios. Algunos autores que han trabajado en la cordillera de Tilarán, han llegado a conclusiones similares con respecto a la ubicación de muchos cementerios de montículo de piedra (Finch, 1986; Hurtado y Alvarado, 1990; Norr, 1986, Ryder, 1986; Hoopes, 1987; Mueller, 1992). En el caso de la zona Cañas-Liberia se encontraron 65 sitios que presentaban montículos circulares con cantos rodados en su superficie, con medidas entre los 15 a 100 m de diámetro y de 50 cm a 5 m de altura sobre la superficie circundante. Algunos presentan grandes pilares, que se erguían sobre los montículos. Entre los cantos aparece gran cantidad de material cerámico (doméstico desechado) depositado a lo largo de la construcción del túmulo y asociado a una actividad de carácter

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ritual en el mismo proceso de construcción de los montículos. Esto debido al esfuerzo humano que implicó esta actividad. Los túmulos funerarios del Período Bagaces, encontrados en la localidad de Cañas– Liberia, son homogéneos y: “parecen haber sido erigidos de manera regular y programada a lo largo de meses o años de trabajo grupal” (Guerrero et al., 1994:104). Guerrero y Solís (1997) señalan que la utilización de conglomerados de piedra de río y/o ignimbritas marca y define los límites de los cementerios, y al excavar se encuentra un mismo patrón: lo primero es una capa de piedras cubriendo el entierro, luego conjuntos de rocas y algunas veces vasijas que marcan las fosas y, por último, el entierro en sí. En el Sitio Méndez, Norr (1986) reporta en el corte estratigráfico de uno de los túmulos indicios de una etapa constructiva inicial, en la cual fueron creados varios túmulos menores y; otra final, cuando éstos fueron amalgamados en un solo rasgo mediante el relleno de piedras. Estas piedras cubrían un grupo de fosas con forma rectangular. Debajo de cada uno de estos tipos de túmulos se encuentran enterramientos compuestos por lo general de artefactos y restos óseos humanos. Dentro de los sitios encontrados en el Proyecto Corredor Guanacaste-San Carlos, se encuentran la Hacienda La Pacífica, El Papayal, Los Guacales y Las Huacas, del último Hartman nos provee la información mejor descrita hasta este momento; diciendo: “Acampamos en ese lugar y comenzamos a excavar donde los tiestos eran más numerosos, a saber, en un montículo de tierra alargado. El máximo del montículo era 38 pies, ancho 20 pies, altura al centro 2-3 pies, más bajo hacia los lados. Encontramos aquí una capa de 3-4 pies casi ininterrumpida de tiestos... Cuando seguíamos y examinamos el suelo tocamos a 2-3 pies por debajo de la superficie, una cantidad de piedras grandes ... dejamos descubierta toda la capa que formaba un rectángulo de 14 pies de largo por 8 de ancho. Este túmulo subterráneo fue examinado hasta el fondo que estaba a 7 pies de profundidad. El suelo consistía en barro rojo duro como piedra. Los bloques de piedra estaban casi cementados entre sí por esta dura arcilla y solo con el uso del machete y a veces con el pico, podríamos soltarlos. En pequeñas cavidades entre las piedras más grandes, que tenían de 1 a 2 pies cuadrados, encontramos vasijas, 49

principalmente pequeñas vasijas redondas, la mayoría con un sencillo adorno en relieve de una cabeza de pájaro por un lado, además de pequeños cinceles pulidos. También encontramos cerca del fondo, metates y manos de moler. Sólo en un par de lugares pude constatar la presencia de fragmentos de huesos harinosos cerca de los recipientes” (Hartman; 1991:104–105) Otro tipo de estructura de carácter funerario del Periodo Bagaces, son los túmulos de piedras que cubren sepulturas individuales; lo cual nos recuerda los túmulos pequeños presentes en el Sitio El Jade, siendo éste el sitio arqueológico más próximo a la zona de estudio (Herrera, 1998). A nivel de distribución intrasitio, se ha encontrado túmulos aislados, concentrados o cerca de montículos, distinguiéndose desde unos pocos hasta diez rasgos. Bajo los túmulos por lo menos se han registrado 4 clases de rasgos funerarios: -

Fosas en la tierra

-

Cajones

-

Marcas de piedra = Ignimbrita columnar.

-

Pozos cilíndricos

3.3.2 Rasgos Domésticos En el caso de estructuras domésticas, para este período Herrera (2001:29-30) indica que son escasos; conociéndose pisos de arcilla consolidada de casa en el sitio La Ceiba y áreas de moldes de poste asociados a fogones de “hornillas” en Nacascolo y Bolívar, más comúnmente con restos de materiales cerámicos y líticos dispersos en superficie. Solís (1996) también reporta áreas habitacionales asociadas a los cementerios con poco material arqueológico, él asocia la presencia de estos restos a desechos puestos en los montículos funerarios. Otra variedad de fogón son los que se utilizaban para la cocción de alimentos, en los que se reconocen dos tipos: (1) redondos sobre la tierra y (2) estructuras de forma 50

“petaloide” llamados hornillas, encontrándolos en La Guinea, La Ceiba (Valle del Tempisque) (Guerrero y Blanco, 1987), y Nacascolo (Bahía de Culebra) (Vázquez, 1986). Hornos para la cocción de cerámica se han registrado en el Sitio Vidor (AvelVidor, 1980), Toma de Agua, La Isla y Moraviano (Solís; 1996).

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CAPITULO N°4 MARCO TEORICO-CONCEPTUAL

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La elección de un adecuado marco teórico nos va a indicar como aproximarnos para entender lo que sucedió en el pasado. Por mucho tiempo, los esfuerzos de los arqueólogos se vieron acaparados en el interés por los aspectos espacio-temporales de las culturas pasadas. En la actualidad existen muchas corrientes teóricas y metodológicas, pero aún así, los problemas relacionados al tiempo y al espacio se mantienen en vigencia. Para la investigación arqueológica es una prioridad el crear un adecuado registro espacial, cronológico y del contexto cultural de la evidencia material. Lo anterior cobra más sentido si se trata de una zona poco investigada como en la que se enmarca esta investigación.

4.1 Arqueología Histórico–Cultural 4.1.1 Antecedentes de la Arqueología Histórico-Cultural A medida que los europeos occidentales dejaron de considerar la evolución cultural como un proceso natural o necesariamente conveniente, se empezó a desarrollar una visión centrada en la definición de las culturas arqueológicas y en el estudio de sus orígenes en términos de difusión y migración. La arqueología europea se alineó muy de cerca con la historia y empezó a hacer incursiones en el terreno del desarrollo de los pueblos específicos durante la prehistoria. Así, sus descubrimientos empezaron a formar parte del esfuerzo por la autodeterminación, afirmación de su identidad y unidad de las naciones en oposición a los conflictos de clase. Una arqueología de este tipo, había de ejercer un gran atractivo en muchas partes del mundo. Ciertos grupos étnicos y nacionales prosiguieron en su deseo de conocer más sobre su prehistoria, conocimiento que podía desempeñar un papel muy significativo en el fortalecimiento del orgullo y la solidaridad de grupo y en el estímulo del desarrollo social y económico. Esto es particularmente importante para los pueblos cuyo pasado se había visto violentado o denigrado por parte de un enfoque colonialista de la historia y de la arqueología. Aunque los logros de la Arqueología Histórico-Cultural, como la reconstrucción de las culturas prehistóricas y la explicación del cambio cultural, pueden verse enriquecidos por medio de técnicas ajenas a este marco teórico; sólo un enfoque que se 53

centre en el conocimiento de la prehistoria de pueblos específicos puede cumplir las necesidades de las naciones en su fase postcolonial. Por esta razón, la Arqueología Histórico-Cultural todavía es socialmente atractiva en muchos lugares del mundo (Trigger, 1992). En los Estados Unidos, el enfoque Histórico-Cultural se desarrolló como respuesta a una toma de conciencia creciente sobre la complejidad del registro arqueológico. De todas maneras, en este caso, los arqueólogos no se sentían en absoluto identificados con los pueblos que estudiaban. En Europa, los arqueólogos todavía seguían sintiendo orgullo por los logros de sus ancestros. Con todo, a partir de 1880 se presenció una pérdida de la fe en la creatividad humana, hecho que produjo una mayor confianza en la difusión y en la migración para explicar los cambios en la cultura. Por contraste, en los Estados Unidos el reconocimiento creciente de todos aquéllos cambios en la prehistoria que no podían ser explicados por la migración, llevó a una mayor confianza en la difusión. En este caso, el difusionismo no representaba un pesimismo creciente acerca de la creatividad humana, sino una aceptación limitada y algo forzada de la capacidad de los nativos americanos por el cambio (Trigger, 1992). El enfoque Histórico-Cultural se centraba más en la cultura arqueológica que en los estadios generales del desarrollo de la misma. Así, se intentaba ahondar el registro arqueológico con mucho más detalle de lo que se había hecho en el pasado. En los contextos nacionalistas donde se desarrolló por primera vez este enfoque, existía un gran deseo por saber más sobre cómo habían vivido los pueblos antiguos en períodos específicos de su historia, hecho que significaba que los arqueólogos empezaban a interesarse por construir descripciones sincrónicas de las culturas. En América esta tendencia se desarrolló más lentamente y se ha mantenido por muchos años. En América Latina la historia cultural fue el enfoque casi exclusivo hasta la década de 1960 y sigue siendo el paradigma dominante que esructura la investigación arqueológica regional. Muchos desarrollos e innovaciones metodológicas la han transformado en una disciplina más flexible y dinámica, con múltiples direcciones de investigación. Este enfoque llegó a ofrecer formas descriptivas para sintetizar los datos existentes a escala regional y métodos para investigar en áreas desconocidas. En este 54

enfoque el énfasis está en el desarrollo y mejor control de la cronología y los patrones espaciales de variación, con especial énfasis en las secuancias cerámicas (Politis, 2006). 4.1.2 Conceptos 4.1.2.1 Cultura En la arqueología histórico-cultural, se tiene una visión particularista y normativa de la cultura para la interpretación del pasado. La visión normativa del pasado se basa en el supuesto que los objetos recuperados en las excavaciones son producto de ideas, reglas y normas culturales que definen a la cultura (Lanata, 2004). Ésta era adquirida por cada individuo como miembro de un grupo social dado. La cultura es vista entonces como un conjunto de ideas, valores y creencias que los miembros de un grupo humano comparten entre sí, es decir, las ideas que regulan la conducta de la sociedad. En los contextos nacionalistas donde se desarrolló por primera vez este enfoque, existía un gran deseo por saber más sobre cómo habían vivido los pueblos antiguos en períodos específicos de su historia, hecho que significaba que los arqueólogos empezaban a interesarse por construir descripciones sincrónicas de las culturas. En América esta tendencia se desarrolló más lentamente y se ha mantenido por muchos años. Esta corriente teórica logra dar respuesta a la primera tarea de la arqueología, en lo que a descripción se refiere (Willey y Phillips, 1958). La zona de Guatuso ha sido muy poco estudiada, por lo que esta investigación resulta ser un primer alcance arqueológico. Organizando la cultura material recuperada y caracterizándola según su estado de conservación, su forma, su estilo decorativo, para asociarla y compararla con los materiales de otras regiones. Es así como surgen una serie de conceptos de gran utilidad para determinar el espacio y el tiempo en el cual se desarrollaron las actividades de estas sociedades. 4.1.2.2 Conceptos espaciales El sitio arqueológico es visto como la unidad espacial más pequeña con la que trabaja el arqueólogo, donde se hallan restos de cultura material. El requisito indispensable de un sitio arqueológico es que en él se encuentren rasgos o evidencias de

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material cultural pertenecientes a un grupo humano pretérito, siendo su tamaño de unos cuantos metros cuadrados a varias hectáreas de extensión. Para efectos de esta investigación, cuando diversas concentraciones de restos materiales no se encuentran demasiado alejadas, no mayores a 500m, unas de otras, éstas se consideran como parte de un mismo sitio. Sin embargo, cabe aclarar que la proximidad espacial no es necesariamente indicativa de una relación en términos organizativos y, a la inversa, algunos sitios vecinos que se registraron como separados, pueden haber formado parte de una única unidad territorial. Es así, que se define el sitio arqueológico por medio de la cantidad de material o rasgos culturales encontrados en la zona de estudio. El concepto de región arqueológica dentro de esta corriente de pensamiento es considerado como una unidad espacial geográfica más amplia, la cual incluye toda una tradición cultural e histórica (Willey y Phillips, 1958:20). Otro concepto que debe ser incorporado es el término de área cultural, entendida como un espacio geográfico donde diversos pueblos compartieron costumbres y elementos culturales determinados. En este sentido el concepto no deja de ser geográfico, pero el componente cultural es determinante. La problemática del encuentro cultural es múltiple e incorpora, a su vez, elementos de conflicto y procesos de articulación del poder. Los límites y las fronteras culturales nunca son estables y fijos, ni siquiera en la época prehispánica. Con la llegada de los europeos, las áreas geográficas y culturales existentes en el momento de contacto cobraron nuevos significados culturales. Una de las características que evidencian de forma más explícita la condición de frontera ha sido la demarcación geográfica, sin embargo, desde la perspectiva de la arqueología el concepto de frontera se ha visto mediatizado con el pasar del tiempo. Es así que las fronteras sufren cambios. Existen una serie de contracciones y expansiones sobre los territorios de diversas regiones, áreas o sectores, repercutiendo en la distribución o apropiación de territorios; en las dinámicas de intercambio y en todos aquellos espacios que impliquen interacción. Por esta razón consideramos que la frontera cultural: “no es como una frontera política que puede ser claramente demarcada, sino más bien como el correr de dos colores que en las líneas de contacto se mezclan en una gran 56

variedad de matices ” (Lothrop, 1926:413). Lo anterior, debido a que: “El aumento en la información arqueológica ha creado la falsa impresión de que podemos, o debemos trazar límites más precisos...” (Lange, 1994:5). Así los vínculos establecidos entre las diferentes regiones, áreas o territorios en general, fueron variados en calidad e intensidad durante los diversos períodos de ocupación (Corrales, 1994). 4.1.2.3 Conceptos temporales En cuanto al tiempo, éste es divido tomando como referencia la cultura material. La secuencia cronológica es visualizada por un lado a través de la estratigrafía, basándose en el orden deposicional de los restos materiales utilizados por los antiguos habitantes y, por otro, considerando criterios tipológicos y modales; con énfasis en la funcionalidad y los aspectos estilísticos (derivados de una cultura y referidos a una escala de tiempo). Las fases culturales tienen un significado tanto espacial como temporal. Nos adscribimos a la definición de Willey y Phillips (1958:22) donde una fase es “…una unidad arqueológica que posee rasgos suficientemente característicos para distinguirlos de otras unidades concebidas similarmente, sean de la misma o de otras culturas o civilizaciones, limitada espacialmente al orden de magnitud de una localidad o región y limitada cronológicamente a un intervalo de tiempo relativamente corto”. Las fases culturales se construyen sobre la base de tipos morfológicos y estilísticos. Estos conforman una agrupación de artefactos semejantes y por ello se torna en el primer paso analítico para describir el registro arqueológico de forma adecuada y cuidadosa (Lanata, 2004). Como se indicó anteriormente, para poder realizar un orden cronológico, se utilizó el método analítico, basado en modos (abstracción de rasgos con significado por sí solos o en asociaciones, siempre que su presencia sea reiterativa), y el método tipológico, basado en tipos (compuesto por modos que se presentan juntos en la muestra del material arqueológico).

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4.1.2.4 El método Tipológico Fue Irving Rouse quien diferenció por primera vez el método tipológico del método analítico (Rouse, 1960). Mientras que la clasificación analítica se centra en la identificación de modos o atributos particulares en colecciones cerámicas, la clasificación tipológica utiliza como unidad principal de análisis el tipo, que se refiere a una combinación repetitiva de rasgos. El concepto de tipo y la implementación del sistema de clasificación (además del modo) se deriva de los principios del modelo Histórico-Cultural, utilizado en esta investigación, por lo que está relacionado al concepto respectivo de cultura y a la noción de como las sociedades cambian a través del tiempo. 4.1.2.4.1 El sistema tipo-variedad Este sistema de clasificación está basado en una jerarquía taxonómica que incluye, además del tipo, otras tres categorías, de las cuales, el Grupo y la Variedad, revisten importancia para el presente análisis. El Grupo se define como una colección de tipos estrechamente relacionados, aproximadamente contemporáneos y los cuales muestran consistencia en el rango de variación de la forma y color (Sabloff y Smith, 1969, p. 279). Dentro del sistema tipo-variedad, las dimensiones o atributos más sobresalientes para definir los tipos son de dos clases: los que se refieren a las técnicas decorativas y los que se refieren a la forma de la vasija (Sabloff y Smith, 1969, p. 278). Las Variedades son manifestaciones a nivel de sitio o entre varios sitios, relacionadas a los atributos diagnósticos para definir el tipo o se pueden vincular a un cambio en el estilo del diseño o de la composición de la pasta, pueden ser por tanto indicadores de leves lapsos dentro del tipo. 4.1.2.5 El Método Análitico Como se mencionó atrás, este método está basado en el análisis de atributos independientes en vez de asociaciones de atributos (Gifford, 1960; Rouse 1960; Rowe, 1961); éstos pueden ser diversos, pero por lo general se relacionan a la morfología de la vasija y a la decoración. Es claro que el modo no representa el atributo en sí, sino una "abstracción" de la variación particular que presenta un determinado rasgo cerámico. Es 58

más adecuado para los fines de esta investigación, remitirse a una noción de modo en tanto pueda ser indicador de cambios sensibles a nivel cronológico. Tomando en cuenta lo expuesto, una vez establecidas las secuencias se puede inferir más sobre la vida de los pueblos pasados. Los datos se interpretan, tomando como base los mecanismos internos y externos de la sociedad estudiada. Por medio de los datos obtenidos, se puede observar la relación que tiene la zona de estudio con otras regiones arqueológicas del país, considerando los diferentes estilos decorativos y de manufactura de la cultura material; así como el aspecto cronológico, objetivo medular en esta investigación. 4.1.2.6 Procesos transformacionales Las transformaciones que experimentan los sitios arqueológicos obedecen a diferentes factores. Schiffer (1972), señala dos factores de variables que pueden afectar a los contextos arqueológicos, modificando sus propiedades; éstos son culturales y los naturales. Dicho autor, clasifica a su vez, las formas alternativas de incorporación o desvinculación del contexto arqueológico del contexto sistémico. (Schiffer,1972) Para la arqueología como ciencia es importante comprender dichos procesos de transformación, pues el desarrollo mismo de la disciplina depende del estado de conservación de la evidencia arqueológica. Los procesos culturales incluyen prácticas asociadas a la deposición de desechos, ritos inhumatorios y otras actividades humanas de deposición, incluyendo también acción perturbadora reciente como la agricultura intensiva con maquinaria pesada, la ganadería, la construcción de estructuras (puentes, casas, bodegas, plazas), el huaquerismo (saqueo), etc.. Los procesos de formación natural por su parte, permiten determinar las interacciones entre los materiales culturales y los aspectos del medio ambiente no cultural de donde se recuperan; incluyen por ejemplo, factores erosivos, sedimentológicos, climáticos, la acción perturbadora de animales, etc. Schiffer señala que al investigar estos procesos, los arqueólogos serán capaces de formular leyes sobre las relaciones entre la cultura material por un lado y el comportamiento humano y las fuerzas naturales por otro; éstas incluirían naturalmente, generalizaciones empíricas de bajo nivel.

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En el caso de los contextos perturbados, como los encontrados en la zona de estudio, permiten señalar cuales son las variables que interfieren en su conservación, las medidas que se deben tomar para minimizar su impacto en los restos culturales precolombinos, así como el vinculo existente entre las poblaciones antiguas y su medio ambiente.

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CAPITULO N°5 METODOLOGÍA

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Este apartado brinda una descripción detallada de los procedimientos utilizados en cada una de las fases de la investigación, actividades efectuadas para el trabajo de campo, trabajo de laboratorio y la construcción del documento final. El trabajo de campo de esta investigación tomó 4 meses, las labores de campo se efectuaron desde el mes de noviembre del 2005 hasta febrero del 2006. Se realizaron visitas a la zona trabajada desde marzo del 2004, en el marco de los cursos de Gestión de la Investigación y la Acción Social I (AS-1127) y II (AS-1128); así como en el transcurso del 2005; con el fin de establecer y fortalecer el vínculo con la empresa APACONA y las comunidades aledañas, por lo que se efectuaron talleres, charlas y reuniones con temáticas afines al patrimonio cultural precolombino. El trabajo de laboratorio se efectuó por temporadas desde el mes marzo hasta noviembre del 2006 y se reanudó en el mes de agosto hasta octubre del 20073. Paralelamente a los procesos de campo y laboratorio se efectúo un proceso de recopilación de información, así como preparación de imágenes (mapas, fotografías), tablas y descripciones, análisis, explicaciones e interpretaciones que se ofrecen como resultado final en este documento. 5.1 Trabajo de campo 5.1.1 Registro de la información en general Los datos obtenidos en el campo se sistematizaron de la siguiente manera; de forma simultánea a las actividades que se describirán posteriormente, se llevó un registro de libreta de campo tanto en versión escrita como en audio, ya que durante las tareas de campo la variabilidad climática provocó en diferentes momentos lluvias muy fuertes que imposibilitaban la escritura. Por lo que se considero conveniente obtener las impresiones sobre el trabajo efectuado por medio de una grabadora de bolsillo. Los comentarios emitidos al respecto posteriormente se transcribieron. Al detectar evidencia arqueológica, se tomaron puntos de referencia con el apoyo de un aparato de Sistema de Posicionamiento Global, marca Garmin, modelo eTREX. 3

Los análisis de material de esta investigación coincidieron con la reubicación de las instalaciones del Departamento de Antropología e Historia del Museo Nacional de Costa Rica del Cuartel Bellavista a sus nuevas instalaciones en Pavas.

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Aunque en ocasiones no se contó con el GPS4, se recurrió a los planos de las fincas de APACONA y los planos de los lotes, donde se pudieron ubicar los puntos. Los datos se sistematizaron en hojas de registro, las cuales contemplan diferentes variables (geografía, clima, relieve, suelo, entre otros), considerando además los factores culturales actuales y la incidencia que tienen en la conservación de los sitios. La nomenclatura que se utilizó en el campo para registro y organización del material cultural fue la siguiente: En el caso de los sitios arqueológicos detectados durante el lapso de trabajo de campo se registraron asignándoles el código del Museo Nacional de Costa Rica, utilizando elementos toponímicos5 en particular, plantas o animales cercanos o inmediatos a la zona de estudio. Se toma en cuenta cuenta también, los nombres previos de las fincas de APACONA. Se le asignó un número consecutivo a cada una de las operaciones y suboperaciones. La operación 1 (Op. 1) corresponde a prospección, realizada en las fincas de APACONA bajo estudio. La Suboperación 1 (Subop. 1), corresponde a la recolección de superficie, la Suboperación 2 (Subop. 2) a la delimitación de rasgos y estructuras, y la Suboperación 3 (Subop. 3) a los perfiles estratigráficos. Éstos últimos se realizaron en cortes de camino de la zona de estudio.

La Operación 2 (Op. 2)

corresponde a la unidad de excavación, Suboperación 1 (Subop 2.1), a la trinchera. 5.1.2 Labores de reconocimiento Bajo el término de reconocimiento se entendió la valoración del potencial arqueológico de la zona anteriormente especificada, sin obviar áreas aledañas. Consistió en la ubicación de los sitios arqueológicos, estructuras y/o rasgos en general para establecer su estado de alteración, ya sea por factores antrópicos o naturales. Se observó así no solo el detrito cultural, sino una serie de elementos que influyeron en el establecimiento de sectores de actividad precolombina, e influyen actualmente en la

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Global Position System Clasificación de nombres de lugares según características asociadas a la topografía del terreno, nombres indígenas, flora y fauna, entre otros.

5

63

alteración o conservación de los vestigios arqueológicos. Para esto se realizaron las siguientes actividades: 5.1.2.1 Recorridos por la zona de estudio Se realizaron recorridos por la zona de estudio para observar cortes de camino con especial atención a aquellos ubicados dentro de las fincas que se produce piña, de igual forma se observaron cauces de ríos y quebradas, áreas de cultivo, zanjas. Aunado a esto se llevó a cabo un proceso de consultas y entrevistas a informantes locales así como observaciones de los diferentes procesos transformacionales que inciden los sitios arqueológicos. En el caso de los informantes locales fue de especial ayuda los informes brindados por los jefes de finca, peones así como los dueños y habitantes de terrenos aledaños a las fincas. A pesar de que el trabajo de campo se concentró en las fincas productoras de piña, fuera de éstas también se ubico sitios arqueológicos, en aquellos terrenos de los cuales se obtuvo permiso por parte de sus dueños para ser recorridos. 5.1.3 Definición de la zona de estudio Para la delimitación de la misma se tomó en consideración elementos de división política–administrativa actual como distritos, comunidades, así como barreras naturales (específicamente ríos), así como los terrenos periféricos a las oficinas centrales y empacadora de APACONA. Para la óptima ubicación y georefencia de la zona se contó con las hojas cartográficas de Guatuso 3248 III, escala 1:50000, San Carlos, 1:200000, fotografías aéreas, escala 1:60000, del Instituto Geográfico Nacional de Costa Rica. Se usaron los siguientes límites al Norte (Río Buenavista); al Sur (Río Samén), en el caso del límite Oeste se utilizó el camino que pasa por la Comunidad de Río Celeste y que lleva hasta la Comunidad de la Paz (hacia el noreste), donde se encuentra el puente sobre el Río Samén, en el caso del límite Noreste, es indicado por el puente que esta en el Río Buenavista. El límite Sur esta marcado por el río Samén, paralelo a éste se encuentra el camino que se dirige a la comunidad de Maquencal. El límite sureste lo marca el puente sobre este río. 64

El territorio de la zona de estudio comprende aproximadamente 12km² aproximadamente. Dentro esta zona se trabajó de forma intensiva en las fincas de donde se produce piña que son propiedad o alquiladas por APACONA; éstas son: Finca 1, Finca 2, Finca 3, 4, 5, Finca Obando y Finca Cusingo. 5.1.4 Prospección La prospección se realizo únicamente en las Fincas de APACONA ubicadas en las comunidades de la Colonia Naranjeña y Río Celeste. Con la prospección se procuró registrar parte de los sitios arqueológicos de la zona investigada y de los cuales existen restos visibles. Esta prospección se consideró asistemática ya que no se contó con un muestreo diseñado estadísticamente, a pesar de ello, se efectuó una inspección intensiva del terreno, ésta se realizó sobre áreas relativamente pequeñas (fincas productoras de piña), las cuales presentaban un alto grado de alteración de los suelos, producto del uso de maquinaria pesada. El uso de maquinaria pesada se considero como un factor importante de alteración que causo un amplio rango de variabilidad en el estado de los terrenos de las fincas. Dicha situación, aunada a las condiciones climáticas implicó un registro de los procesos transformacionales sobre los cuales no hay un proceso reversión, éstos se analizaron con el fin de establecer cuales son las acciones a tomar en otros terrenos que se vayan a trabajar en producción de piña, con el fin de no alterar evidencia arqueológica. Esta prospección se llevó a cabo por las investigadoras, utilizando una serie de transectos para el recorrido de los terrenos. Estos transectos a su vez se utilizaron para la recolección de material en superficie. Las actividades de la prospección se detallan a continuación: 5.1.4.1 Recorrido dentro de las fincas El recorrido con mayor detenimiento de las fincas de piña permitió encontrar o descartar la ubicación de sitios arqueológicos y sus componentes, se recorrieron 7 fincas en total de las cuales solo en 2 se pudieron ubicar sitios arqueológicos, las fincas en

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mención son: Finca 1 (sitio Río Samén A-289RS), Finca 2, Finca 3, 4, 5, Finca Obando y Finca Cusingo (sitio Cusingo A-250Cs). Tabla 5.1 Puntos de referencia de las Fincas y Límites de la Zona Investigada en coordenadas Lambert Nombre de la Ubicación Oficinas centrales de APACONA Puente sobre el Río Guayabo Entrada Finca 1 de APACONA Entrada a Finca 2 Entrada a Finca 3, 4, 5 y Obando Entrada Finca Cusingo Puente sobre el Río Samén Colonia Naranjeña, camino a Maquencal Puente sobre Río Celeste

Coordenadas Lambert

Margen de error del dato +/- metros

Altitud en metros

434 103 298 878

5

274

434 431 E 298 410 N

5

245

434 476 E 298 358 N

5

237

435 234 E 297 392 N

6

197

434 925 299 000 N

6

242

436 754 E 299 163 N

5

171

435 406 E 297 378 N

8

194

436 185 E 300 654 N

6

171

5.1.4.2 Delimitación de sitios arqueológicos Dentro de los criterios utilizados para la definición de sitios estuvo presente la baja densidad (material de arrastre) o ausencia de materiales6 arqueológicos en superficie, marcando así el límite de cada sitio arqueológico.

Figura N°5.1

Para delimitar las estructuras detectadas y las zonas con concentración de material cerámico y lítico en superficie, se hizo una revisión de las eras y canales de drenaje producto de la maquinaria pesada o labores manuales de los peones, así como de los diferentes caminos entre lotes y/o bloques. Ubicación de puntos auxiliares, Finca 1 de APACONA, Sitio A-289RS 6

Con materiales arqueológicos nos referimos genéricamente a estructuras, rasgos, lítica y cerámica.

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En cada finca, para la revisión de los terrenos, las hileras o eras sirvieron como líneas de referencia (de aproximadamente 80cm de ancho), hasta cubrir el área total de cada finca. A su vez se usó como marco de referencia el nombre y/o número de finca, número de lote y número de bloque en que se dividen los terrenos (que utiliza APACONA con el fin de llevar controles de producción), así por ejemplo Finca Nº 1, lote Nº 05-32, Bloque Nº11. Otra información presente en estas identificaciones es la cantidad de plantas sembradas, las fechas de siembra y recolección; estas variables fueron de utilidad para establecer cuando se dejarán los terrenos en barbecho y cuando entrarán nuevamente en producción(se describirá y explicará con mayor detalle en el capítulo de recomendaciones). En cada finca se colocaron puntos auxiliares (Tabla Nº5.2), que se asignaron a un bloque de cada lote, en su esquina sureste con el fin de referenciar y ubicar el detrito cultural, otros puntos de referencia utilizados fueron estructuras contemporáneas como bodegas, puentes y otros. Para tal fin se utilizaron estacas de medio metro de largo, que a su vez en su parte alta llevaban atada cinta topográfica de color anaranjado para que sobresaliera y fuera visible desde diferentes puntos de los lotes y/o bloques.

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Tabla Nº5.2 Puntos auxiliares dentro de la Zona Investigada en coordenadas Lambert

Nombre de la Ubicación Bodega Finca 1 Finca 1 Auxiliar Lote 0533 Bloque 1 Tista Araya Estructura 1 (Frente a Cusingo) Tista Araya Estructura 2 (Frente a Cusingo) Finca Cusingo Estructura 1 Finca Cusingo Estructura 2 Finca Cusingo Loma 1 Finca Cusingo Loma 4 Finca Cusingo Loma 3 Datum Alfa Finca 1(Río Samén) Frente a Empacadora de Cardomomo Entrada a Finca 2 Finca 1 (Lote Nuevo antiguo sembradío de Piña) L0629 B 12 Perfiles Sitio Río Samén, sobre drenaje entre Lotes 0448 y 0533 Sitio Río Samén Cala Finca 1 Lote 0532 Bloque 8 Finca 1, Lote 0448, Bloque 1 Finca 1, Lote 0441, Bloque 11 Plaza de asentamiento La Ribera Finca 1 de APACONA L7-8 Finca 1 de APACONA L8 D S-W Finca 1 de APACONA Límite Suroeste Finca de Doña Tomasa Estructura 2 Finca de Doña Tomasa Estructura 1

Coordenadas Lambert 434 409 298 237 433 547 298 213 436 568 299 657 436 554 299 638 436 755 299 155 436 772 299 162 437 114 298 767 437 231 298 635 437 271 298 668 433 425 298 148 432 527 297 812 435 234 297 392 433 966 298 035 433 556 298 211 433 923 298 037 433 691 297 986 433 704 297 972 440 116 E 298 750 N 433 432 E 297 920 N 433 269 E 297 966 N 433 231 E 297 943 N 433 057 E 297 627 N 432 974 E 297 550 N

Margen de error del dato +/metros 6 5 6 5 5 5 5 5 5 ------------5 --4 -----------

Altitud en metros 267 288 181 181 166 153 160 165 158 307 384 197 264 296 267 301 296 302 310 309 351 340

5.1.4.3 Recolección de material cerámico y lítico en superficie En el caso del material cerámico y lítico se sometió a valoración la ubicación de éste según su densidad y causas de dispersión (pendientes, ubicación con respecto a ríos,

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procesos de sedimentación, escorrentía y arrastre, así como los años de producción de piña de la finca en que se encontraban).

Fig. Nº 5.2

Cuando se detectaron las

zonas

concentración

con

mayor

de

material

cerámico se valoró dentro de los criterios de recolección, que

los

fragmentos

de

cerámica (diagnósticos y no diagnósticos)

tuvieran

un

tamaño superior a los 2x2cm para ser recolectados en toda el área trabajada, ya que fragmentos menores a estas

Estructura alterada en Loma 3 sitio Cusingo (A-250Cs)

dimensiones son difíciles de analizar y no presentan rasgos diagnósticos. En el caso de la lítica, la recolección se efectuó sin rango de tamaño ante la presencia de microlascas. La recolección de material cerámico y lítico se efectúo solo en dos7 sitios arqueológicos, en Finca 1 de APACONA, el cual la arqueóloga Virginia Novoa reporta para el año 2005 con el nombre de Río Samén (A-289 RS), el otro sitio se le denomino Cusingo8 (A-250Cs), pues este es el nombre de la finca, aunque para efectos de producción de APACONA se llama Finca A1. En el caso de Río Samén se recorrió cada lote y bloque, así como los caminos internos que los separan. El recorrido se efectuó cada dos hileras (2m aproximadamente) con el fin de tener un rango más amplio de visión, haciendo la salvedad de que sí se observaba concentraciones de material en las otras hileras paralelas a la escogida se efectuaba la recolección. De igual forma se marcó con cinta topográfica las concentraciones de material, con el fin de establecer la distribución de éstas. En las hileras la cinta se amarró a una de las hojas de la planta para mayor visibilidad, en el caso 7

Aunque se registraron otros sitios, solo en Río Samén y Cusingo se recolectó cerámica y lítica en superficie por contar solamente con los permisos de recolección, por parte de la CAN, para los terrenos en propiedad o alquilados de APACONA. 8 El sitio Cusingo fue reportado registrado en el marco de esta investigación.

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de las calles se utilizó estacas de yuca de unos 40cm de longitud a la cual se les amarró cinta topográfica de colores llamativos en su parte superior. Se colocó un punto de referencia datum que se ubicó hacia el Suroeste de la finca en uno de los sectores más altos donde se contaba con visibilidad de todos los otros sectores de la finca, el datum alfa se ubicó dentro del Lote 05-32 en el camino entre los Bloques 8 y 9, las coordenadas lambert son 433 425 E 298 148 N, con un margen de error de +/- 6 metros, con una altitud de 307m. En el caso del sitio Cusingo, las labores de registro del sitio como de recolección se efectuaron cuando la finca estaba iniciando su proceso de siembra, aunque ya se habían alterado los terrenos, la visibilidad era mucho más amplia que la reportada para el Río Samén. En este caso se dividió la finca por lomas, las cuales conforman parte del paisaje de este sector de la zona en estudio, en éstas se ubicaron sectores de recolección ubicados por medio del GPS. 5.1.4.4 Identificación de estructuras o sectores de actividad Aunque inicialmente se planteó un levantamiento planimétrico de rasgos y estructuras detallando contornos, el estado de dispersión y alteración (Fig. N°5.2), aunado a las hileras y plantación de piña lo hizo poco factible. Sin embargo, las concentraciones sí se ubicaron según lote, bloque de producción, y/o loma, sacando un estimado del área comprendida por éste. Se realizaron un levantamiento de planta y perfiles dentro de la trinchera, así

como perfiles de pared efectuados en ciertos sectores de las fincas

mencionadas con anterioridad.

5.1.5 Perfiles Los perfiles estratigráficos se realizaron con el fin de conocer la estratigrafía natural y cultural presente en la zona investigada. Aunado a esto se pensó que éstos permitirían comprender el grado de alteración que tienen los suelos y como se vislumbra esta degradación en los estratos mismos.

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Para efectuar los perfiles en primera instancia se necesitó la ubicación de lugares idóneos para esta labor, para el sitio Río Samén se efectuaron 4 perfiles ubicados de la siguiente forma: Perfil N° 1, Lote 0534 B 12, este perfil se hizo a unos 200m con rumbo oeste de la entrada principal de Finca 1, la cual se ubica al costado oeste después del puente del Río Guayabo. El perfil se elaboró en una pequeña pared en dirección sur, que da al camino principal de la finca. Perfiles N° 2 y N° 3, se efectuaron entre los lotes 0448 y 0533, en un drenaje con un largo de unos 50m, éste funciona como receptor de agua, que la conduce hacia el Río Guayabo. En esta zanja amplia se realizaron dos perfiles, uno en la pared este y otro en la pared oeste. Perfil N° 4, Lote 0535 B 8, este perfil se hizo en un cajón de sedimento9 donde se observaron unas rocas que podían formar parte de la mampostería de una estructura que se localizaba en este sector de la finca. Este perfil se localiza en el área donde posteriormente se realizó la trinchera. En el caso del sitio Cusingo, se realizó un solo perfil, aprovechando un corte en la loma 1, ubicado hacia el norte, 5m al sur del único riachuelo que atraviesa el terreno. Esta actividad en cada una de las ubicaciones anteriormente señaladas, conllevó la tarea de una limpieza previa de la maleza o el exceso de superficie del suelo que se había desplazado por sedimentación, para poder determinar los estratos. Posteriormente con palillos de dientes de madera y cuerda de pabilo se ubicó el sector que se iba a analizar. Cada perfil se hizo con un ancho de 50cm, el alto del mismo correspondía con la altura que tenía la pared donde se realizó. De cada uno de ellos se obtuvo registro fotográfico, así como dibujos con escala 1:10, los cuales se presentan en el capítulo N°6 de resultados. Dicha labor se efectuó hasta el último mes de investigación (febrero, 2006), se estuvo a la espera de mejoras en las condiciones climáticas (lluvia constante), pues éstas con anterioridad fueron un impedimento para esta actividad. 9

Los cajones de sedimento son agujeros de 50 cm de lado, con una profundidad 40 cm aproximadamente, sirven para que se deposite (como su nombre lo indica) el sedimento de suelo suelto que se encuentra en las fincas y que es producto de la constante movilización de los mismos en la producción de piña. Éstos funcionan por medio del sistema de drenajes que atraviesan cada uno de los bloques de forma transversal, así como las hileras mismas.

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5.1.6 Trinchera Se realizó una trinchera en el Lote 05-35 Bloque 8, ubicada en el sector del límite sur de la finca. La trinchera se efectúo al lado derecho de este bloque o al costado izquierdo del camino entre los bloques 7 y 8, tomando como referencia el perfil Nº4, donde se observaron rocas de una posible estructura. La trinchera que se instaló poseía dimensiones de 1 x 2m, con el fin de documentar el posible carácter, diseño constructivo y/o la función de la estructura. Previo a la instalación de ésta se produjo una limpieza de su superficie. Primero se retiraron las plantas de piñas sembradas en un área de 2 x 4m, se apartó la tierra que formaba las hileras donde estaban las plantas, la cual se revisó por medio de un tamiz fino con el fin de descartar presencia de material cerámico o lítico. Posteriormente se instaló una pequeña cuadricula con estacas de 50cm de largo y cuerda pabilo que delimitó la zona de remoción de matriz. La trinchera se ubicó y orientó por medio de brújula, así como GPS, lo cual permitió que se orientara de norte–sur y esteoeste, colocando en la esquina suroeste un punto auxiliar en coordenadas Lambert 433 923 E 298 037 N, con una margen de error de +/- 6 metros, con una altitud de 267m. La remoción de suelo se preparó con la ayuda de cucharas de albañil, espátulas, escobillas pequeñas, baldes. Además se utilizó niveles de cuerda y plomada para llevar controles de profundidad. Se hizo por niveles arbitrarios de 20cm para una mejor organización de los datos. En cada nivel se extrajeron muestras de suelo de 500 gramos aproximadamente que se extrajeron con una cuchara de acero inoxidable y se depositaron en doble bolsa plástica transparente con capacidad de 2 kilos; cada muestra llevaba su etiqueta de información que indicaba su procedencia; esto con el fin de que las muestras puedan ser analizadas en un futuro (flotación) para interés de la misma investigación o para futuras investigaciones. También se extrajeron muestras de carbón que se depositaron en sobres de aluminio, cada una de ellas con su correspondiente identificación. Simultáneamente se fueron realizando dibujos a escala 1:10 para cada nivel y para los perfiles de pared, así como registro fotográfico.

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5.2 Trabajo de Laboratorio El análisis del material que se recuperó en la etapa de campo se procesó en el Laboratorio de Arqueología del Departamento de Antropología e Historia del Museo Nacional de Costa Rica (MNCR). 5.2.1 Lavado y registro del material recolectado Siguiendo las normas establecidas por parte del MNCR, se procedió a lavar todo el material cerámico y lítico recolectado en la zona investigada. Para esta actividad se usaron cepillos dentales, esponjas, palanganas plásticas y agua. Esta parte fue un proceso muy lento, tomando en consideración el estado de conservación con que cuenta la mayoría del material; posteriormente el material se sometió a un proceso de secado. Finalizado ese proceso se continúo con el registro del material. Para este proceso se usó la clave establecida por el MNCR para cada sitio, al cual se le adjuntó el número de operación y suboperación de donde se obtuvo. El material fue marcado con tinta indeleble de rápidografo, este tipo de tinta no siempre fue posible utilizarla por lo alterada que se encontraba la superficie. Por lo que se recurrió al uso de una base de corrector en agua, una vez que ésta se secaba se le aplicó la tinta de rápidografo o grafito de punta intercambiable10, posteriormente se le agregó una capa de esmalte–endurecedor de uñas tranparente. 5.2.2 Análisis cerámico Se levantó un inventario de todos los materiales según su naturaleza (cerámica, lítica) y según su unidad de procedencia. El material se proceso siguiendo las normas de conservación establecidas por el MNCR (Gutiérrez, 2000). Para los respectivos análisis se utilizaron instrumentos tales como un calibrador digital, lupas de diversos aumentos para observar huellas de uso y procesos de manufactura, una hoja milimétrica para tomar medidas de lascas, círculos concéntricos 10

Es importante señalar que estos cambios en el rotulado del material contaron siempre con el visto bueno previo de la Arqueóloga Maritza Gutiérrez, encargada de las colecciones precolombinas del MNCR.

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para tomar diámetros en la cerámica, tabla Munsell, la tabla de medidas granulométricas (American/Canadian Stratigraphic, Denver, Calgary), Cámara digital marca Canon. El material cerámico fue analizado siguiendo el modelo analítico modal y el tipológico (Rouse, 1960), destacando en éste el conjunto de atributos que llevan a determinar modos decorativos (pastillaje, antiplásticos, aplicaciones, pintura y engobe), lo cual permitirá destacar modos estilísticos, locales y/o regionales (Hernández y Novoa, 2003). De la misma manera se estacaron modos de forma, los cuales permitieron reconstruir las formas hipotéticas de la vajilla presente en el material recuperado durante la realización de este estudio, por lo que se efectuó el dibujo de perfiles a partir de los bordes y soportes. Una vez realizado el análisis modal se complementó la información con tipologías ya establecidas por otros autores (Norweb,1961; Baudez y Coe, 1962; Baudez, 1967; Abel-Vidor et al, 1987; Creamer y Dawson, 1986; Finch, 1986; Lange, 1984, 1986; Norr, 1986; Ryder, 1986; Hoopes, 1985, 1994; Aguilar, 1974, 1983; Snarskis, 1978; Sheets et al., 1991) tanto para la Región de Gran Nicoya, Area de Arenal, como para el Caribe y Valle Central. Se partió del análisis modal detallado, por ser la primera investigación arqueológica en profundidad en la zona, donde los modos pueden llegar a constituir marcadores cronológicos, los cuales fueron contrastados con las tipologías asociadas a las zonas aledañas. Se unieron fragmentos cerámicos que correspondían a un mismo artefacto, con el fin de identificar tipos, poseer reconstrucciones más cercanas a la forma establecida por los artesanos precolombinos, además como mencionan Peytrequín y Aguilar(2007: 90) este tipo de acciones permite disminuir el sesgo en la distribución de las categorías estilísticas.. Para este ejercicio se contó con el pegamento adhesivo Mówithal B-60h, pinceles y una caja de arena donde se dejan reposar para un mejor aditamento de los tiestos. 5.2.3 Análisis Lítico El análisis que se propuso para la evidencia lítica es de carácter morfológico funcional, clasificándose según su industria (picada, pulida y lasqueada).

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Para la descripción morfológica se describieron tanto fragmentos de artefactos, como artefactos completos, a éstos últimos se tomaron medidas de largo, ancho, grosor, dibujo de planta y perfil. En el caso de la lítica lasqueada, se analizaron las huellas de uso según su posición dentro de la lasca, además se describieron los tipos de lascas según su tamaño. En el caso del análisis de la materia prima de los artefactos, se contó con la ayuda del Geólogo Lic. Guillermo Salazar Mondragón profesor de la Universidad de Costa Rica. Junto a él se discutió la posible procedencia y el tipo de roca de los artefactos líticos analizados. Para catalogar las funciones y técnicas empleadas para su elaboración, se utilizó el modelo de “conjuntos líticos hipotéticos funcionales” realizado por Sánchez (1987). Así se le asignaron a cada herramienta o fragmento de herramienta una posible función según sus huellas de uso, forma, materia prima y técnicas de manufactura. De forma paralela se contó con la colaboración del Arqueólogo Wilson Valerio, quién colaboró a establecer varias de las características mencionadas Además se utilizó como referencia lo planteado por otros autores tales como Baudez (1959); Bernstein (1979, 1980); Snarskis (1978); Sheets (1984); Aguilar (1984), Valerio y Salgado (2000). 5.2.4 Análisis de rasgos y perfiles Se analizaron los planos, dibujos de planta, tanto de estructuras como rasgos, y la distribución espacial de las concentraciones de evidencia, con el fin de realizar un análisis comparativo de rasgos entre cada finca investigada. Se buscó semejanzas y diferencias de los procesos constructivos, su posible función, contrastando con otros datos obtenidos de las fotografías. Se clasificaron los diferentes procesos transformacionales que han intervenido en las zonas los sitios arqueológicos, en causas naturales y culturales; a saber: •

Naturales: el tipo de suelo, movimientos telúricos, inundaciones.



Culturales: el uso de la tierra, el monocultivo de la piña, la ganadería, la deforestación que provoca escorrentía, huaquerismo y la construcción de infraestructura como caminos, viviendas, entre otros. 75

5.3 Técnicas cualitativas En este apartado se hace referencia a las técnicas empleadas para la recolección y procesamiento de datos. Las principales técnicas a utilizar son de carácter cualitativo, aunque no se excluyeron las cuantitativas. Éstas determinaron la línea temática que se busca y en ese sentido, no son neutrales en términos científicos por que buscan un fin, un resultado. Se contó con diferentes espacios de investigación, por un lado, un trabajo de campo que implicó visitas a la zona de estudio en Guatuso, otro espacio de referencia fueron diferentes instituciones publicas y privadas dentro del área del Valle Central, donde se efectuaron entrevistas a especialistas y búsqueda de material bibliográfico, entre ellas se puede mencionar la Universidad de Costa Rica, la Universidad Nacional, Biblioteca Nacional, Biblioteca del Museo Nacional de Costa Rica. 5.3.1 Entrevistas En el caso de la entrevista concebida como un intercambio de ideas, de significados y sentimientos sobre el mundo y los eventos, cuyo principal medio son las palabras (Bonilla y Rodríguez; S.f.:159). Para establecer los primeros contactos con los informantes se usó la entrevista informal conversacional o no estructurada donde las preguntas se formulan en torno a un asunto que se explora ampliamente, sin usar ninguna guía que delimite el proceso. No se espera obtener información sistemática sino por el contrario, captar el margen de variabilidad en la información que reportan las personas (Ídem.:161). Este tipo de entrevista se aplicó en conversaciones esporádicas con personas de la comunidad, personal de campo (peones y jefes de fincas) y administrativo (gerente, asistente de gerencia, logística) donde lo que se buscaba era información inicial, que permitió establecer un marco general de referencia sobre la ubicación de sitios y las características que llaman la atención de estos lugares. En una segunda etapa se efectuaron entrevistas estructuradas con guía, dirigidas a personas especialistas en las diversas temáticas como agrónomos, geólogos,

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arqueólogos, pobladores indígenas Guatuso-Malekus. Para estos casos se había definido previamente un conjunto de tópicos que se abordaron con los entrevistados (Ídem. 162) 5.3.2 Observación Para la etapa de trabajo de campo como de laboratorio, se utilizó la Observación, ésta se definió como la consideración atenta por parte de los seres humanos de los fenómenos que les rodean con el fin de conocerles mejor... (ésta) ...puede tomar formas diferentes y ejercerse en contextos diferentes...” (Camacho, S.f.:1) Esta técnica fue utilizada estudiar el medio donde acontecen los hechos, que a su vez se traducen en una mejor selección e identificación del “objeto de estudio”, ya que se puede determinar la naturaleza del lugar, sirviendo ésta como una generadora de preguntas de investigación, a la vez posibilita la recogida y análisis de los datos. 5.3.3 Investigación documental Un recurso importante para la investigación fue emplear técnica, que ha permitido la búsqueda y el sustento de la investigación en general. Dentro de esta investigación utilizó el término documento dentro de dos acepciones, al definir la palabra como: 1. Testimonio escrito de épocas pasadas que sirve para reconstruir su historia 2. Escrito que sirve para justificar o acreditar algo; tal como un titulo profesional, un oficio o un contrato (Valles; 2000:118) En el caso de la primera definición, refiere más a las fuentes de información como datos etnohistóricos de la colonia, podría decirse que tienen una especificidad histórica. Mientras que la segunda recalca documentos de tipo legal, planos, informes de labores. Esta técnica se puso en práctica desde el inicio de la propuesta de investigación y ésta se aplicó a cada documento revisado. 5.3.4 Registro fotográfico Como parte del proceso descriptivo y registro, se usó la fotografía como recurso técnico que sirvió para obtener un “testigo” parcial de lo que se desea transmitir con respecto a cada una de las actividades realizadas, de forma que las imágenes representan

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una muestra muy pequeña y seleccionada del mundo real sobre el cual se presume que están transmitiendo alguna verdad (Becker; S.f.: 148) Debemos tener claro ¿qué es lo que queremos que refleje la imagen?, ya que: por lo general las imágenes pueden contener información suficiente que puede utilizarse para aportarnos pruebas acerca de más de un asunto (Ídem.: 150), en este sentido lo que se expresa es un lenguaje visual, del cual carecemos de normas para reflejar en vocablos, además que su contenido tiene tanto material que su traducción a palabras significaría un gran esfuerzo de explicación y descripción. Lo que hay que buscar es que responda a preguntas bastantes específicas, por lo que dicha imagen debe ser igual de específica. 5.4 Preparación del documento final Para el ordenamiento y construcción de los datos en general, se realizó la tabulación y análisis con programas informáticos como Word, Excel, Photoshop, entre otros. La utilización de estos medios permitirá relacionar variables, construir textos, gráficos que hacen más amena y comprensible la presentación de los resultados obtenidos durante el proceso investigativo. 5.5 Proceso de devolución de la información a la comunidad y empresa Posterior al proceso de defensa de la investigación desarrollada dentro del marco de una práctica dirigida, se divulgará ante distintas instancias el potencial arqueológico detectado durante la realización de este estudio. Parte de las acciones ha tomar consistiran en entregar el documento final de la investigación a APACONA junto con un resumen de los resultados del estudio dirigido al público en general, el cual incluye las medidas de conservación y protección del patrimonio arqueológico. Este documento se entregará en el marco de una actividad en la cual se espera la participación de los miembros de APACONA, de las Asociaciones de Desarrollo, maestros de las escuelas de la zona de estudio, y los dueños de las propiedades o fincas evaluadas. Aunado a esto se pretende presentar los resultados de esta investigación dentro de una publicación de divulgación científica y de acceso al público en general. 78

CAPITULO N°6 RESULTADOS

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6.1 Trabajo de campo En esta sección se pretende brindar una caracterización de cada uno de los sitios investigados, así como de la distribución del material recolectado en superficie. Se presenta a continuación la ubicación de los sitios reportados dentro de la zona investigada. Figura N°6.1

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6.1.1 Sitio Río Samen (A-289RS) -

Área: 20 hectáreas aproximadamente

-

Función: unicomponente de carácter doméstico-funerario

-

Ubicación temporal: 300 al 800 d.C. El sitio A-289RS, en cuanto a topografía, se caracteriza por tener una zona de

llanos altos o piedemonte. Es un sitio de carácter doméstico–funerario, unicomponente por el período de tiempo comprendido entre los años 300 a 800 d.C. Es posible ubicar distintos sectores habitacionales y funerarios que parecen estar diferenciados en términos de ubicación. El sector estudiado, se localiza en Finca 1 de APACONA, dicho terreno posee un área total de 80 hectáreas aproximadamente, sin embargo, el sitio sólo se extiende pocas hectáreas, donde se encontraron los focos de concentración de material cerámico y lítico, así como unas estructuras alteradas. La cerámica recolectada en superficie señala que se daban una serie de actividades vinculadas a labores domésticas y no funerarias. Aunque en diferentes sectores de la finca se observaron algunas concentraciones de lajas de gran tamaño, éstas no contaban con un patrón definido producto de la alteración producida por la maquinaria pesada. Estas lajas grandes parecen referirse, como en otras zonas del país, a sectores funerarios. Sin embargo en los sectores de concentración de material cerámico y lítico no se ubica material propio de un ajuar funerario. Pensando en el estado de alteración de la finca, producto de la maquinaria pesada para la preparación de suelos, puede afirmarse que en este proceso productivo fue removido parte de algún rasgo funerario, pues es un sitio con estratos culturales de 50cm de profundidad como máximo. Es pertinente recordar que esta finca lleva aproximadamente 12 años consecutivos en la producción de piña. Con respecto a la extensión del sitio, aunque Novoa para el año 2005, reporta el sitio con un tamaño aproximado de 40 hectáreas, esta apreciación inicial se descarta y se puede afirmar que la extensión real puede alcanzar como máximo un área de 20 hectáreas dentro de las cuales se encuentran sectores domésticos y funerarios dispersos; propios de los pueblos para esta temporalidad. 81

Cabe señalar que cada lote posee un número similar de bloques, con la diferencia que éstos están ubicados unos en una pequeña loma y otros en planicie, y poseen una dimensión muy similar también. Los lotes donde se ubicó evidencia son los siguientes: El lote 05-32, en su bloque N°8 fue ubicado el punto alfa de referencia (coordenadas Lambert 433 425 E 298 148 N con una altitud de 307m), ya que aquí se encontró la mayor concentración de cerámica reportada para este sitio, con un total de 1097 tiestos. Esto quizás al ser el lote ubicado en la loma más elevada de Finca 1. Seguido por el lote 05-35, con 777 fragmentos de cuerpo, en este sector se llevó a cabo la trinchera, donde se evidenció otro espacio doméstico (fragmentos cerámicos con hollín y fragmento de metate junto a mano de moler), con una estructura que se ubica en una loma de suave pendiente. Entre éste y el primer lote hay otros lotes que señalan una diferencia de áreas de actividad. El resto de los lotes en donde se ubicó material cerámico fueron: L 04-34, L 0441, L 04-46, L 04-47, L 04-48, L 05-31, L 05-34, L 05-36, con densidades de material, menores a 250 tiestos, algunos ubicados en zonas de pendiente que se ven expuestas con mayor frecuencia a procesos de escorrentía y sedimentación.

6.1.1.1 Estratigrafía del sitio A-289RS 6.1.1.1.1 Perfil N°1 Ubicado en el lote 05-34 bloque 12, este perfil se hizo a unos 200m con rumbo oeste de la entrada principal de Finca 1, la cual se ubica al costado oeste del puente del Río Guayabo. El perfil se elaboró en una pequeña pared en dirección sur, que da al camino principal de la finca. Con este pequeño perfil se quiso establecer un primer acercamiento hacia el estado de conservación o alteración de los estratos, y si éstos se pueden diferenciar en las distintas ubicaciones de las fincas. El perfil tiene un ancho y alto de 50cm. En este caso, se diferencia un estrato café claro muy fino de arcilla (20cm) donde se ubica la capa fértil del suelo, que es aprovechada para la siembra de piña, se distinguen 82

raíces de la maleza que se ubica cerca de las plantas de piña así como una pequeña mancha hacia el centro del estrato, posiblemente restos orgánicos de anteriores siembras. El segundo estrato es de 30cm, de arcilla fina de color café amarillento, dentro de la cual se observan restos orgánicos en la parte baja, que no se pudieron identificar.

Figura N°6.2

6.1.1.1.2 Perfil N°2 y N°3 Ambos se efectuaron en la zanja que divide los lotes 05-33 y 04-48, respectivamente; uno en la pared este y otro en la pared oeste. Esta zanja funciona como receptor de agua, que la conduce hacia el Río Guayabo. 83

Figura N°6.3 En el caso del perfil N°2, ubicado al lado oeste de la zanja, éste tiene un ancho de 50cm y una altura de 1.45m, la pared poseía un ángulo de inclinación

de 28°.

Debido

a procesos

sedimentación y erosión de los suelos,

de

antes

de dibujarlo y fotografiarlo se tuvo que eliminar una capa de musgo que cubría la pared, la cual a su vez estaba agrietada por los efectos de la humedad, la temperatura y la luz solar. Se lograron diferenciar tres estratos diferentes. El primero de 20cm, ocupa la capa húmica del suelo, de color café oscuro, con gran cantidad de material orgánico, específicamente raíces de maleza y restos de la planta de piña. Dentro del

Sitio Río Samén A-289RS, Perfil N°2

perfil, a la altura de 10cm, se encontró en la esquina superior izquierda un fragmento de cuerpo cerámico, en este mismo estrato se encontró otro fragmento a 18cm de profundidad, posiblemente ambos se ubicaban en este sector como resultado de la construcción de la zanja misma. El segundo estrato es un suelo de color café claro, de una matriz fina, a una profundidad de 65cm. En este se experimentaron problemas con agujeros ocasionados por la resequedad y erosión del suelo. Se ubicaron dos rocas, una más pequeña hacia la esquina superior derecha del estrato, que no evidenciaba ningún tipo de cualidad que indicara la modificación cultural. En el caso de la otra roca, a una altura de 40cm de profundidad, ésta era una laja volcánica producto de lahar. El último estrato va de los 65cm hasta los 1,48m de profundidad y es una capa de suelo de color amarilla en la que se encontró una leve mancha producto de la filtración provocada por el agrietamiento del suelo, permitiendo la inserción de insectos y/o restos orgánicos de la maleza.

84

Figura N°6.4

85

6.1.1.1.3 Perfil N°4 Se ubica en el lote 05-35 bloque 8. Se hizo en un cajón de sedimento11 (coordenadas Lambert, 433 923 E 298 037 N) donde se observaron unas rocas que podían formar parte de la mampostería de un rasgo de una estructura, localizada en este sector de la finca. Este perfil sirvió para ubicar la disposición de las rocas ubicadas en este posible rasgo, que se discutirá posteriormente en el capítulo de discusiones. Tenía una altura de 37cm, y se ubicó parte del primer estrato de 7cm, el cual pudo llegar a medir unos 20cm aproximadamente, pero mucho fue retirado para crear la concavidad del desagüe que se dirige al cajón. Las rocas presentes en este perfil son lajas de río tomadas posiblemente del Río Guayabo, que representa la fuente hídrica más cercana y con presencia de rocas de este tipo. La coloración de este suelo es café oscura. Figura N°6.5

11

Los cajones de sedimento son agujeros de 50 cm de lado, con una profundidad 40 cm aproximadamente, sirven para que se deposite (como su nombre lo indica) el sedimento de suelo suelto que se encuentra en las fincas y que es producto de la constante movilización de los mismos en la producción de piña. Éstos funcionan por medio del sistema de drenajes que atraviesan cada uno de los bloques de forma transversal, así como las hileras mismas.

86

6.1.2 Sitio Cusingo (A-250Cs) -

Área: 5 hectáreas aproximadamente

-

Función: unicomponente de carácter doméstico

-

Ubicación temporal: 300 al 800 d.C. Figura N°6.6 Se

considera

como

sitio

doméstico, de la misma temporalidad que el anterior, ubicado en la Finca Cusingo,

aproximadamente

de

5

hectáreas. En este sitio se pudieron determinar 4 sectores de actividad ubicados en cada una de las lomas, con un área no mayor a 2 hectáreas.

Estructura ubicada en loma 3, Sitio Cusingo A-250 Cs

Con respecto a la densidad de material cerámico recuperado, es en el sector de loma 3, en una estructura alterada, donde se pudo establecer la principal unidad de recolección. Este sitio está conformado por varias lomas que se comunican entre sí y se dividen por un río y un riachuelo. El sector de la estructura (coordenadas Lambert 437 271 E 298 668 N, con margen de error de +/-5 m) con una altitud de 1.58m, estaba alterada pero se pudo estimar su área de actividad en 2500m² de forma posiblemente circular. La estructura estaba conformada por rocas volcánicas grandes, provenientes de los ríos aledaños. Aunque en los otros sectores se encontró cerámica, ésta es poco significativa, pues su ubicación es origen del arrastre de la maquinaria. Se considera como material de arrastre por ubicarse en pendientes y no alcanzar un número mayor a 15 fragmentos cerámicos por loma. En el caso de loma 1 se encontró un martillo de sílice, así como dos lascas en lo alto de la loma, marcando un sector quizás, de procesamiento de otras materias primas. Si se considera el porcentaje y densidad de material cerámico entre ambos sitios según su tamaño, se podrá notar con facilidad que en el caso del sitio A-289RS, la alteración del sitio es mucho mayor por la cantidad de años que lleva produciéndose piña 87

en ésta, con respecto al sitio A-250Cs, en donde se estaban iniciando los procesos productivos de la siembra de piña. 6.1.2.1 Estratigrafía del sitio A-250Cs 6.1.2.1.1 Perfil N°1 Éste se ubicó al pie de la Loma 1, en un corte de pared que se encontraba hacia el norte de ésta, 5m hacia el sur del único riachuelo que atraviesa el terreno. La pared de este perfil tiene una altura de 1,06m, cuenta con dos estratos, el primero compuesto de suelo color café oscuro con gran cantidad de raíces dispersas en éste. A una profundidad de 53cm se encuentra un agujero de madriguera, así como unas rocas meteorizadas. El segundo estrato es suelo color café amarillento con gran cantidad roca meteorizada indicando así el estrato estéril de estos suelos. Figura N°6.7

88

6.1.3 Sitio Carlos Álvarez Dentro de la zona de estudio se visitaron

parcelas

ajenas

Figura N°6.8

a

APACONA, dentro de ellas se incluye la de Carlos Álvarez, quién vive en la parcela n° 20 de la comunidad de Colonia Naranjera. Aquí se pudo observar un túmulo, que había sido removido parcialmente por personas ajenas

a

la

comunidad,

según

indicaciones de su dueño. Éste era

Túmulo funerario en propiedad de Carlos Álvarez

un túmulo funerario (coordenadas Lambert 434 942 E 298 907 N, con una altitud de 248m) amplio con un área aproximada a los 2500m, el mismo con una altura promedio de 1m, pero que la remoción misma de las rocas que la conforman era de 2,15m aproximadamente. Al sector sur del mismo, se ubicó material cerámico de uso doméstico, muy similar al que se reportó en los sitios A289Rs y A-250Cs. El sitio tiene una extensión aproximada de 1 hectárea, que al momento de su ubicación el terreno en el cual se encuentra estaba sembrado de piña, rodeando de forma perimetral dicha estructura. Su dueño está comprometido a no causarle mayor alteración y conservarla, pues es posible que los rasgos internos de la misma no hayan sido alterados.

6.1.4 Sitio Doña Tomasa Ubicado en la comunidad de Río Celeste (coordenadas Lambert 432 907 E 297 498 N, con un margen de error +/- 8m), este sito abarca la esquina suroeste de la zona de estudio, comprendiendo las parcelas 25, 26 y 27, propiedad de Fabio Gamboa Alvarado y Juan Rafael Vargas, las dos últimas. En la parcela 25 existe un sector funerario de aproximadamente 5000m², en donde se localizan pequeños túmulos de piedra, con un diámetro no mayor a los 3m y con una altura promedio de 1m hasta las rocas en la 89

superficie del suelo. Éste se ubica en zona de potrero dedicada a la alimentación de ganado. Por lo menos tres de las estructuras se encuentran alteradas por acciones de saqueo y el sitio fue posiblemente cortado por los caminos que pasan por sus límites sur y oeste. Este sector se ubica frente a una empacadora de cardamomo, según coordenadas Lambert 432 562 E 297 627 N. En el caso de los lotes 26 y 27 se encuentran áreas dispersas de material cerámico y lítico, ambas pueden comprender unas dos hectáreas. Figura N°6.9

Parcela N° 25 de Río Celeste, sector funerario. Sitio Doña Tomasa

6.1.5 Sitios Los Guayabales Este sitio se encuentra en la propiedad del señor Bautista Araya (c.c. Tista Araya), frente a Finca Cusingo, es la zona más llana del área investigada, donde se presenta un sistema de terrazas naturales, todas ellas ocupadas para la alimentación del ganado. Este sector se encontraba con el pasto alto, alrededor de unos 50cm, lo que dificultó la ubicación de rasgos, sin embargo es posible observar estructuras dentro del terreno cerca de los árboles de guayaba. Del sector señalado (ubicación en coordenadas Lambert 436 568 E 299 657 N, con una altitud de 1.81m), en dirección noreste de estas estructuras, se evidencian 90

posibles túmulos funerarios. El jefe de finca Francisco Rojas, así como “Douglas”, empleado de APACONA, nos señalaron que ellos conocían y han visto un sector empedrado tipo calzada que se extiende en ese sector, a pesar de que se trató de ubicarla, la presencia de ganado y el pasto alto lo impidió. En el caso de las estructuras ubicadas, 2 de ellas se encontraban completamente alteradas por saqueo, dejando un agujero de unos 12 m² con una profundidad de 1,5 m. en una de ellas, y otro agujero de 2m de largo con unos 70cm de profundidad, el área aproximada de este conjunto de túmulos era de 1000m². En este caso no se pudo identificar material cerámico en superficie. Figura N°6.10

Estructura alterada por saqueo Sitio Los Guayabales, dentro de la propiedad de Bautista Araya

6.1.6 Resultados de la excavación (trinchera) La única trinchera que se realizó fue ubicada en el sector del lote 05-35 en el bloque 8, ésta quedó paralela a la calle entre el bloque 8 y 7, su ubicación en coordenadas Lambert es 433 923 E 298 037 N, con una altitud de 307m.

91

El sondeo que se efectúo alrededor del cajón de sedimento, permitió ubicar rocas que no se observaban en superficie, hacia el sector oeste. Por lo que se considero que se estaba marcando el perímetro de un rasgo, del cual queríamos observar el sistema constructivo externo, por lo que se ubico la trinchera al costado este del mismo. La trinchera se realizó con el propósito de establecer si existe una diferencia de estratos naturales y culturales, así como conocer el sistema constructivo de un posible rasgo interno. Básicamente desde la superficie se empezó a detectar material cerámico, se sabía que se estaba trabajando sobre una estructura alterada por la piña. Sin embargo, la posición de las rocas en el cajón pudo estar formando parte del detrito cultural, como se ejemplifica en la Figura N°6.11. Se encontró un solo fragmento de cuerpo cerámico, el cual cuando se recolectó la mayoría de su engobe quedó adherido al suelo, como se demuestra en la imagen de la Figura N°6.12, esta situación se repitió en varias oportunidades mientras se efectúo la recolección de material en superficie. Muchas de las rocas observadas en la superficie de este sector eran grandes, con diámetros de hasta 40cm, muchas tenían aristas como formas de laja, otras eran más redondeadas. De las rocas con muchas aristas se plateó la posibilidad que fueran el resultado de la mecanización misma de los terrenos. Cuando se retiraron las plantas de piña en un sector de 6m², el terreno quedó irregular por lo que se retiró el exceso de tierra suelta que formaba las hileras. Aun así este siguió quedando irregular pues por ahí pasaba un canal de drenaje.

92

Figura N°6.11

Figura N°6.12

Estado de conservación del material cerámico

93

Para el primer nivel se notó un cambio de coloración del suelo de color café oscuro a color gris que se ve asociado a la presencia de raíces u otros materiales orgánicos. Esta condición se visibilizó mejor en el sector este y central de la trinchera. Mientras se realizaba la extracción de matriz se encontraron raíces, e insectos y algunos tiestos, así como rocas pequeñas que presentaban diferentes coloraciones entre ellas de color blanco. Alrededor de los 18cm se extrajeron muestras de suelo y carbón. Es para el segundo nivel, de 20 al 40cm de profundidad, donde se registró la mayor cantidad de rocas dispersas hacia los sectores oeste y sur, las rocas se dibujaron a escala y se fotografiaron. Además se obtuvieron muestras de suelo (2), entre ellas muestras de carbón. Figura N°6.13

En el nivel 3, de los 40 a 60cm de profundidad, hay ausencia de rocas, por lo que se prefirió seguir bajando para descartar la posibilidad de no encontrar nada más, se 94

efectuaron nuevamente recolección de muestras de suelo y carbón, al igual que en el nivel 4 que va de los 60 a los 80cm. Se dió otro cambio de coloración a un tono café claro, y en el nivel 5 de los 80 a 100cm, a la profundidad de un metro se encontró el suelo estéril y rocas meteorizadas. Para una mejor percepción de los estratos, se realizaron perfiles de todas las paredes (Figura N°6.14). De éstos se desprende la información que se presenta a continuación. Se definieron cuatro estratos, dos de ellos producto de la formación suelos de la zona, mientras que los otros dos son producto de la alteración o intervención de pobladores contemporáneos. El estrato A, se le define como suelo superficial arable, es producto de las remociones contantes del suelo por la maquinaria, por lo cual es un suelo degradado, lo cual se puede observar con facilidad en la pared oeste en su sector derecho donde se encuentra ausente. El estrato B, es suelo asociado a una capa de material orgánico (Figura N°6.15) como raíces y restos de matas de piñas que se revuelven con el estrato arable, pero éste no queda en la superficie sino bajo tierra. El estrato C y D son estratos naturales de suelos arcillosos como lo son los latosoles, es decir que poseen poco húmus, poco sílice, y se encuentran en colores rojo, café y amarillo. Se puede identificar que los primeros tres estratos naturales coinciden con la ubicación de material precolombino, probablemente por la alteración misma, el estrato cultural no sea tan claro, sin embargo por la posición y ubicación de las rocas del estrato C, éstas parecen pertenecer a un rasgo interno de la estructura. De manera que se considera que el estrato C coincide con un estrato cultural, que se encentra entre 20 y 40 cm de profundidad. Ese último motivo señalado hace pensar que para los sitios para este periodo, en especial su componente doméstico, la evidencia es muy superficial, por lo que se verían propensos a una mayor alteración por la maquinaria, así como a cada uno de los estadíos por que pasan los terrenos.

95

Figura N° 6.14

Perfiles de paredes de trinchera

96

Figura N°6.15

Trinchera 1, Op. 2, Subop. 1, Perfil Este de la Trinchera, Sitio Río Samén

6.2 Trabajo de laboratorio A continuación se mostrarán los resultados del análisis de los materiales recuperados en el campo, de acuerdo a su naturaleza y a su procedencia. La muestra se trabajó según los sitios estudiados y la división en lotes de las fincas cultivadas por APACONA. 6.2.1 Análisis de la muestra cerámica Por su variabilidad plástica y las múltiples funciones sociales que desempeñaron, los materiales cerámicos se convierten en indicadores sensibles para poder reconocer diferencias entre las sociedades antiguas.

97

Dada su operatividad para dilucidar los cambios de la cultura material a través del tiempo, el tratamiento que se le ha dado a los materiales cerámicos se ha centrado especialmente en el aspecto estilístico-cronológico. Es importante destacar la influencia de los métodos de clasificación tipológica y analítica, en especial en la región de estudio, y su utilidad para enfocar el aspecto cronológico, que como ya se ha expresado, constituye el objetivo medular de esta investigación. El material obtenido, a nivel tipológico y modal, es similar al material ubicado en el Periodo Bagaces (300-800d.C) para la región Gran Nicoya. La muestra consta de un total de 3573 fragmentos cerámicos para el sitio Río Samen (A-289RS) y 635 fragmentos cerámicos para el sitio Cusingo (A-250Cs), para un total de 4208 fragmentos cerámicos. Para el sitio A-289RS, de los 3573 fragmentos cerámicos, 2700 corresponden a cuerpos de vasijas, entre ellos 2147 a cuerpos no diagnósticos, 810 bordes, 55 soportes, 8 asas. Para el sitio A-250Cs, de los 635 fragmentos cerámicos, 505 corresponden a cuerpos de vasijas, de ellos 165 a cuerpos no diagnósticos, 125 a bordes y 5 soportes. Tabla N°6.1 Descripción general de la muestra cerámica sitio A-289RS SECTOR

BORDES

SOPORTES

L 04-34 L 04-41 L 04-46 L 04-47 L 04-48 L 05-31 L 05-32 L 05-33 L 05-34 L 05-35 L 05-36 Siembra de yuca Sector NE TOTAL Porcentaje

1 14 3 3 3 1 366 122 33 195 53

25 6 2 13 5

3 13 810 22,67%

2 55 1,54%

ASAS

2 1

4 1 2

8 0,22%

CUERPOS

TOTAL

1 32 16 10 4 4 1097 358 125 777 219

2 48 20 13 7 5 1492 487 160 987 277

1 56 2700 75,57%

4 71 3573

98

Tabla N°6.2 Descripción general de la muestra cerámica sitio A-250Cs SECTOR

BORDES

Entrada Loma 1 Loma 2 Loma 3 Loma 4 TOTAL Porcentajes

1 4 116 4 125 19.69%

SOPORTES

ASAS

5 5 0.79%

0.00%

CUERPOS

TOTAL

4 15 2 473 11 505 79.53%

5 19 2 594 15 635

6.2.1.1 Materia Prima El primer paso para el proceso de producción de la cerámica es la obtención de las materias primas, siendo la principal la arcilla. La arcilla resulta de la descomposición de diferentes rocas y de antiplásticos, los cuales pueden formar parte natural de la arcilla o pueden ser añadidos intencionalmente. En la zona de estudio, existen gran cantidad de ríos y quebradas, de los cuales los pobladores pudieron obtener la materia prima para las arcillas. Los tipos de desgrasantes encontrados en la muestra, son los mismos para ambos sitios, tomando en cuenta la cercanía de éstos y la obtención a la misma materia prima. Se pudieron identificar a los siguientes minerales, en su mayoría de forma abundante en la pasta (colaboración del geólogo Guillermo Salazar) y de diferentes tamaños: -los silicatos oscuros, como los anfíboles, la biotita o mica negra -los silicatos claros, como los feldespatos, las plagioclasas y el cuarzo -en menor cantidad materiales orgánicos, como raíces

99

Figura N°6.16

Fragmentos cerámicos con materiales orgánicos 6.2.1.2 Tipo de cocción En este apartado, debemos explicar lo que se llama por cocción adecuada y cocción oxidante. La cocción adecuada consiste en la uniformidad de la coloración de la pasta (coloración homogénea tanto en el núcleo como en el exterior). La cocción oxidante se presenta al haber una coloración oscura en el núcleo, que puede ir de tonos gris a negro. El núcleo, es la zona de la pasta que está menos expuesta a la cocción, quedando protegida de las temperaturas extremas. Los núcleos que presentan cocción oxidante contienen carbono derivado de una combustión incompleta de los materiales orgánicos. En el sitio A-289RS, de un total de 3573 fragmentos cerámicos, el 60.48% presenta cocción oxidante, y el 39.52% cocción adecuada. Y en el sitio A-250Cs, es un 52.91% el que presenta la cocción oxidante, y el 47.09% una cocción adecuada. Gráfico N°6.1 Distribución de tipos de cocción dentro de la muestra A-289RS

100

Gráfico N°6.2 Distribución de tipos de cocción dentro de la muestra A-250Cs

6.2.1.3 Acabado de superficie Los acabados de superficie dependen en gran medida del estado de conservación de la superficie de los fragmentos cerámicos, de los cuales, en el sitio A-289RS el 67.37% está sumamente erosionado y no se pudo distinguir su acabado de superficie, y en el sitio A-250Cs el 28.03% también presentó mucha erosión y no se pudo distinguir el acabado. Para el otro grupo que sí pudo ser identificado el acabado de superficie, éste se dividió en pulido, bruñido, alisado, ahumado y los que no pudieron identificarse por ser material muy erosionado. -Sitio A-289RS Del 32.7% restante para el sitio A-289RS, el 21.6% de fragmentos presentaron alisado, produciendo una superficie lisa y mate. Este alisado se observa en muchos casos al quedar evidencia del trazado del instrumento utilizado. Un 5.93% presenta pulido, dando un brillo a la superficie de la cerámica. El 4.90% del material presenta ahumado, asociado a la exposición directa al fuego y a vasija, lo que indica una relación con formas correspondientes a la labor de cocción. Y por último, sólo un 0.25% presentó bruñido, dejando la superficie de la cerámica con un aspecto muy lustroso.

101

Gráfico N°6.3 Acabados de superficie presentes en la muestra A-289RS

El sitio A-289RS presenta un alto número de material muy erosionado, como se evidencia en el porcentaje de material que no posee engobe ni pintura, siendo un 60.37% del material cerámico. A su vez, existe un 21.38% que presenta engobe, en su mayoría de color café y rojo. Éste supone la aplicación, previa al quemado, de un revestimiento que consiste en una solución de arcilla líquida; ya sea sumergiendo la pieza en la solución, chorreando la superficie o aplicando el engobe sobre la superficie (Herrera, 2001: 55). Y en el restante 18.25% se observa pintura de diversos tonos. Los tipos que más se ven representados por este atributo son Hermanos Beige y Charco Negro sobre Rojo. Varios fragmentos fueron expuestos al fuego, lo que originó tonalidades distintas del color original de la pintura.

102

Gráfico N°6.4 Adimentos cromáticos presentes en la muestra A-289RS

-Sitio A-250Cs En el sitio A-250Cs, del 71.97% que pudo ser identificado, al igual que el sitio A289RS, el acabado con mayor porcentaje es el alisado, con un 49.76%.

Luego se

encuentra el pulido con 12.91% de la muestra y ahumado con 9.29%. En este sitio no se evidenció el acabado de bruñido, solamente el pulido. Gráfico N°6.5 Acabados de superficie presentes en la muestra A-250Cs

103

En el caso del sitio A-250Cs, fue menor el porcentaje (28.03%) de fragmentos que no pudieron ser identificados, ya que la muestra presenta un mejor nivel de conservación que la del sitio A-289RS. El 53.70% de la muestra presenta un engobe, en su mayoría café oscuro y anaranjado. Y un 18.27% son restos de pintura, y al igual que en el sitio A-289RS, la muestra se asocia a tipos como Hermanos Beige y Charco Negro sobre Rojo. Gráfico N°6.6 Adimentos cromáticos presentes en la muestra A-250Cs

6.2.1.4 Grosor de paredes Para ambos sitios, se observa un predominio en grosores de 0,5 a 1 cm (86.77% y 81.02%), en el sitio A-250Cs le sigue las paredes con grosor de 1 a 1,5cm y con menos frecuencia las paredes delgadas de 0,1 a 0,5cm. Para el sitio A-289RS, las paredes de grosor de 0,1 a 0,5cm y 1-1,5cm tienen prácticamente la misma frecuencia y solamente 11 tiestos tienen mayor grosor de 1,5 a 2cm.

104

Gráfico N°6.7 Grosores de pared en rangos de cm. en la muestra A-289RS

Gráfico N°6.8 Grosores de pared en rangos de cm. en la muestra A-250Cs

6.2.1.5 Caracterización de los modos 6.2.1.5.1 Tipos cerámicos Se cuenta con una muestra de 543 tiestos entre ambos sitios, los cuales fue posible ubicarlos en un tipo cerámico, dadas sus características morfológicas y decorativas. La 105

mayoría del material se encuentra con un grado de erosión muy elevado, por lo que se cuenta con pocos tiestos representativos de cada tipo. Gráfico N°6.9 Distribución de modos cerámicos presentes en la muestra A-289RS y A-250Cs

El tipo más representado es el Hermanos Beige con 349 tiestos (64.27%), al que le sigue Charco Negro sobre Rojo con 100 tiestos (18.42%), seguido del tipo Guinea Inciso, el cual consta de 63 tiestos (11.60%). Con el porcentajes más bajo se ubica Mojica Estampado en Concha con 31 tiestos (5.71%). 6.2.1.5.2

Modos de forma Gráfico N°6.10 Distribución de modos de formas presentes en la muestra A-289RS

106

Gráfico N°6.11 Distribución de modos de formas presentes en la muestra A-250Cs

Se reconstruyeron e identificaron formas de vasijas a partir de los perfiles de bordes, las reconstrucciones se realizaron con los bordes que estuvieran mejor conservados. Las formas de las vasijas cerámicas se agruparon en diversas categorías, en las cuales se cuenta con una forma general y sus variantes, establecidas por criterios morfológicos y funcionales. A continuación se presentan las formas para el sitio A-289RS. F1: Esta forma corresponde a un plato circular pequeño, de 15cm de diámetro, con el cuerpo ligeramente curvo y una profundidad de 2.5cm. Presenta un biselado en el labio, que coincide con la decoración de pintura roja, la cual cubre toda la pared interna. Sólo se cuenta con un fragmento de este modo de vasija, con un grosor de pared de 1.5cm.

107

Figura N°6.17

F2: Este grupo corresponde a escudillas y tazones, siendo la segunda forma mas representada en la muestra, con un 46.95%. Encontramos escudillas de borde exverso, con labio engrosado y plano, o engrosado y redondeado. Escudillas de borde exverso adelgazado y labio biscelado. Tazones de borde exverso, con labio biscelado o redondeado. La mayoría con pintura roja en el labio y en algunos ésta se extiende al interior del borde, la mayoría asociados al tipo Hermanos Beige. El promedio grosor de paredes va de 0,5 a 1,5cm, y la abertura de boca oscila entre 10 a 44cm. Fig. N°6.18 Escudilla y TazónA-289RS

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F3: Está conformado por ollas de un tamaño mediano y son las más representadas en la muestra con un 48.17%. Entre ellas hay ollas de labio expandido, con los puntos de inflexión notablemente angulares, de borde exverso con labio plano, ollas de borde exverso engrosado y adelgazamiento en el cuello, ollas globulares de cuello abierto, así como cuello restringido. El grosor de pared promedio es de 1 a 2cm, y la apertura de boca de 10 a 20cm. Fig. N°6.19 Ollas A-289RS

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F4: Esta forma corresponde a los tecomates, con borde inverso curvo, labio redondeado o recto, presentan engobe en cara interior y exterior y pintura roja en el labio. El promedio de grosor de paredes es de 0,5 a 1cm, y la abertura de boca de 12 a 15cm. F5: Este agrupa ollas pequeñas de borde exverso, uno de labio recto y otro de labio redondeado, grosor de pared de 0,1 a 1cm, y abertura de boca de 5 a 8cm. En el sitio A-250Cs tenemos las siguientes formas presentes: F2: Escudillas o tazones, representando el 32.88% de los modos, de borde exceso, labio engrosado. También se presentaron labios biselados o redondeados, la mayoría con perfil angular. En el interior del borde hay presencia de pintura roja y pueden presentar decoraciones como incisos y estampados. Cinco de los bordes representan escudillas muy pequeñas con un grosor de pared de 0,1 a 0,5cm y abertura de boca de 5cm. Y el resto posee un grosor de pared promedio que va de 0,5 a 1cm con abertura de boca que oscila de 10 a 30cm. F3: Con un 61.64%, este grupo más numeroso representa a las ollas de tamaño mediano, de borde exverso, labio engrosado y puede ser biselado, redondeado o aplanado con perfil angular. Presentan engobe en cara exterior y algunos en cara interior, con 110

pintura roja en el labio. Unos presentaron ahumado en la cara exterior, lo que hace evidencia que fueron expuestos al fuego. Dos de los bordes presentaron decoración de incisiones en el interior. El promedio de grosor de pared va de 0,5 a 1,5 cm y la abertura de boca de 11 a 17cm. F5: Cuatro bordes presentaron ser mucho menor tamaño que el resto, siendo ollas pequeñas, de borde exverso, labio engrosado y biscelado, presentaron pintura roja en el interior. Su grosor de pared oscila entre 0,1 a 0,5cm. 6.2.1.5.3 Modos de soporte A partir de las diversas formas de los soportes estudiados, se pudo realizar tres agrupaciones básicas de modos, con base en sus características morfológicas. Para el sitio A-289RS se tienen 55 soportes, de los cuales 13 (23.64%) no pudieron ser ubicados en ningún modo. Gráfico N°6.12 Distribución de modos de soporte presentes en la muestra A-289RS

S1: Incluye soportes sólidos y pequeños. Es el modo más numeroso, con 30 soportes (54.55%). Los hay con forma mamiforme o solamente cónicos, de largo van de 2 a 5cm. Pueden tener las extremidades estilizadas, con acanaladuras simulando dedos de algún animal. Este modo se asocia a las forma F2. 111

S2: Este grupo se compone de soportes sólidos grandes, representando el 14.55% de la muestra de soportes. Largos que van de 5 a 11cm y no muy gruesos. Son soportes cónicos, ligeramente curvos hacia afuera y no se pudieron asociar a ninguna forma. S3: Corresponden a los soportes huecos, cónicos, alargados. En la muestra sólo se encontraron cuatro de este modo. Uno de ellos con pequeños orificios cerca de la base, dos de cada lado. Su largo va de 4 a 8cm. Asociados de manera principal a la forma F2. En el sitio A-250Cs, hay un total de 5 soportes, de los cuales todos se ubicaron en un modo. A continuación se presentan los 3 modos estudiados: Gráfico N°6.13 Distribución de modos de soporte presentes en la muestra A-250Cs

S1: Soportes sólidos y pequeños, de forma cónica uno y el otro mamiforme. Su largo va de 2 a 4cm. Sólo dos soportes se ubicaron en este modo, y asociados a la forma F2 (Snarskis, 1978). S2: Sólido y grande. De este modo se encontró un soporte, cónico, alargado, ligeramente curvo, su largo es de 7cm. S3: Se incluyen los soportes huecos y cónicos, de la muestra en el sitio se encontraron dos en este grupo. Su largo es de 5cm.

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Figura N°6.20

a – g, son soportes asociados al modo S1, h es el modo S2 y i corresponde al modo S3

6.2.1.5.4 Modos decorativos En general, para ambos sitios, la frecuencia de modos de decoraciones es baja comparada con la cantidad de material presente. En el sitio A-289RS se cuenta con 46 ejemplares y para el sitio A-250Cs se cuenta con cinco ejemplares. Se establecieron 3 categorías de modos de decoración, dentro de las cuales se incluyen diversas variantes de esta decoración. Las categorías son las siguientes: Para el sitio A-289RS:

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Gráfico N°6.14 Distribución de modos decorativos presentes en la muestra A-289RS

D1: Corresponde a las decoraciones realizadas por medio de incisos y esgrafiados. Este modo decorativo consiste en la acción de entallar la arcilla ruda, y varía según el instrumento utilizado. La muestra contiene un 36.96% de este modo decorativo. Estas líneas incisas se pueden presentar tanto en el borde como en el cuerpo de la vasija, siguiendo patrones lineales geométricos, que establecen diseños abstractos. Esta decoración se asocia al tipo Guinea Inciso. D2: Incluye las decoraciones hechas a modo de pastillaje, ya sean pelotas o tiras de pastillaje aplicadas sobre la superficie de la vasija. Este modo está representado por un 15.22% de la muestra. Estas decoraciones pueden ser adornos zoomorfos, por lo general con motivos de animales, destacando la rana o la lagartija. En ocasiones, la tira o la pelota de pastillaje puede presentar trazados de punzonado haciendo motivos estilizados. D3: El grupo más numeroso de los modos decorativos, con un 47.83% de la muestra, constituye las decoraciones a base de impresiones (Figura N°6.20). Estas impresiones se realizan al presionar un instrumento sobre la superficie de la vasija. El diseño que más destaca en este modo es la impresión de concha y punzonados triangulares.

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Figura N°6.21 D3

Para el sitio A-250Cs: Gráfico N°6.15 Distribución de modos decorativos presentes en la muestra A-250Cs

D1: Con un 42.86% de la muestra, este modo incluye las decoraciones realizadas por incisos y esgrafiados. En este sitio hay presencia de incisos verticales y lo que se llama brochado o peinado horizontal. Éstos se encuentran en fragmentos de cuerpo con engobe del mismo color que la pasta, y la decoración se presenta en una franja horizontal. D2: Solamente el 5.71% presenta pastillaje. El pastillaje se realiza a modo de bolitas en la superficie de la vasija, por lo general en el borde. 115

D3: Este grupo incluye las impresiones y punzonados, con un 22.856% de la muestra. La impresión más utilizada es la de concha y punzonados triangulares, al igual que en el sitio A-289RS.

6.2.1.5.5 Modos de asas La presencia de asas en ambos sitios es muy escasa, siendo el caso que en el sitio A-250Cs no hay ninguna, y en el sitio A-289RS solamente ocho. Dos de ellas son huecas, pequeñas, unidas a la vasija de manera vertical para un mejor agarre y con decoración de bolitas de pastillaje, en una hay presencia de ahumado en la pasta. Otra asa es una proyección tabular semi-curva, con incisos en dirección transversal en la pared interior, y restos de pintura morada. En otra, ésta es una tira gruesa sólida, en proyección circular, donde cada lado se une al cuerpo de la vasija, probablemente en dirección horizontal. Una de ellas representa la figura de una tortuga, por medio de aplicaciones redondeadas y achatadas, de tamaño pequeño. Otra asa está compuesta por aplicaciones de pastillaje en su parte superior con dos orificios representando un rostro de animal. Una es una especie de apéndice pequeño de forma triangular, sin ningún tipo de decoración. Y la última asa se encontraba muy erosionada y no se distinguió la forma original.

6.2.2 Análisis de la muestra lítica Al igual que la muestra cerámica, la muestra lítica se recuperó de la recolección en superficie de ambos sitios estudiados.

El objetivo del análisis lítico comprende

aspectos tales como: la materia prima utilizada, la industria, técnicas de manufactura, tipo de desgaste, así como la posible correlación funcional según el contexto. La muestra consta de 26 piezas para el sitio A-289RS y 6 para el sitio A-250Cs, siendo un total de 32 piezas. De la muestra del sitio A-289RS, el 73.08% corresponde a 116

industria lasqueada, y el 26.92% a industrias pulida y picada. Hay 3 núcleos, 10 lascas, 2 fragmentos de lasca, 2 fragmentos de hacha acinturada, 1 fragmento de hoja, 1 fragmento de raspador, 2 fragmentos de metate, 1 canto modificado, 1 mano de moler y 3 fragmentos de mano de moler. Para el sitio A-250Cs, la mitad de la muestra corresponde a lasqueada y la mitad a pulida y picada. En esta muestra hay 2 lascas, 1 martillo, 1 fragmento de mano de moler y 2 implementos hachoides. 6.2.2.1 Materia Prima Como fue mencionado en el capítulo N°2, la zona investigada se encuentra ubicada en la Formación Buenavista, donde existen materiales desde tobas a lavas andesíticas, siendo una zona de lahar. Los sitios estudiados y la zona de investigación, al estar ubicada en la falda este del volcán Tenorio posee material de varias formaciones, que incluyen calizas, calcedonias, lavas porfiríticas, tobas, areniscas, andesitas, entre otras. Gráfico N°6.16 Tipos de rocas presentes en la muestra A-289RS y A-250Cs

La mayoría de los implementos, así como los demás fragmentos, fueron elaborados con material volcánico, toba (40.63%), lava (28.13%), basalto (3.13%) y andesita (3.13%) en menor cantidad. Le sigue el uso de rocas sedimentarias como el sílice (18.75%) y perdernal (3.13%). El tipo de roca de uno de los implementos hachoides

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del sitio A-250Cs no pudo ser identificado, y por información brindada por el geólogo Guillermo Salazar, parece no ser material proveniente de zonas cercanas a los sitios. Es muy probable que la obtención de la materia se diera de forma principal en los márgenes de los ríos y quebradas, que existen con abundancia en la zona.

6.2.2.2 Técnicas de manufactura utilizadas Como se apunta arriba, a nivel general, la técnica de manufactura que presentó mayor recurrencia en la muestra fue la industria lasqueada, pero se debe tomar en cuenta que la muestra es pequeña en ambos sitios. Gráfico N°6.17 Distribución por industrias de la muestra A-289RS

6.2.2.2.1 Industria Lasqueada A lo que esta industria se refiere, para el sitio A-289RS fueron encontrados 3 núcleos, 2 fragmentos de hacha acinturada, 1 fragmento de hoja, 1 fragmento de raspador, 10 lascas y 2 fragmentos de lasca. En el sitio A-250Cs se encontró 1 martillo y 2 lascas.

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Se recuperaron 3 núcleos, de los cuales 2 fueron trabajados en distintas caras, es decir multifaciales y multidireccionales, mientras el otro caso fue trabajado unifacialmente, pero sí multidireccional. Los 3 del mismo material, la toba. Uno de los 2 fragmentos de hacha acinturada, encontrados en el sitio A-289RS, presenta una muesca muy marcada en uno de los laterales, el filo visible en el extremo distal, que a su vez se encuentra bastante erosionado sin huellas de uso, y un engrosamiento en este mismo extremo. El otro, por su parte muescas de adelgazamiento en ambos laterales y en el extremo restante también es visible el filo sin huellas de uso. Al fragmento de hoja analizado, no es posible obtener el largo de éste, ya que su fractura no lo permite pero se puede ubicar en la categoría de hoja, con el ancho de 2,7cm., y su materia prima el sílice. En la cara ventral se observa la plataforma, el bulbo, estrías y las ondas concoides. En la cara dorsal se evidencia la arista y pequeñas extracciones en uno de los laterales, al parecer para crear un filo, lo cual hace suponer que fue reutilizado como cuchillo o navaja (comunicación personal del arqueólogo Wilson Valerio, 2007). El fragmento de raspador, presenta en un lateral una muesca por medio de varias extracciones, y también las presenta en el extremo distal, mientras que en el otro lateral éste se encuentra fragmentado. En la cara ventral se puede observar la plataforma, el bulbo y las ondas concoides. Figura N°6.22 Fragmento de raspador

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El martillo encontrado en el sitio A-250Cs, está trabajado en sílice, de forma redonda con modificaciones que evidencian el desgaste por uso. Tiene un grosor de 7,2cm.

Fig. N°6.23 Martillo A-250Cs

En cuanto a las lascas completas y fragmentadas de ambos sitios, éstas se clasificaron según su tamaño y su forma.

Gráfico N°6.18 Distribución de tipo de lasca en la muestra A-289RS y A-250Cs

En la muestra para ambos sitios, predominan las lascas anchas12(50%), seguidas de las lascas normales13 (28.57%) y los fragmentos de lasca (14.29%). Por último, sólo 1

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Se entiende como lasca ancha si su relación largo / ancho es igual o menor a 1 (l/a 1). Se entiende como lasca normal si su relación largo / ancho adquiere un valor entre 1 y 2 (1
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