Turquía; La Revolución de los Árboles

August 21, 2017 | Autor: F. Álvarez Simán | Categoría: Turquía, Arboles, Cafetales
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Descripción

Turquía; La Revolución de los Árboles

"Uno come y otro mira; así nacen las revoluciones"
Proverbio turco

Fernando Álvarez Simán*

Los ojos del mundo están puestos sobre los últimos acontecimientos turcos, un pueblo referente de la civilización mundial; introdujeron el café hacia el mundo occidental; el monte Ararat, lugar donde se cree posa el Arca de Noé forma parte de su territorio, cuentan con la única ciudad del mundo, Estambul, que está asentada entre dos continentes (Asia y Europa), la mítica ciudad de Troya fue parte de su territorio; Frigia, era el nombre del reino del legendario Midas y los habitantes de la actual ciudad de Anatolia fueron testigos cuando en el año 333 antes de Cristo, Zeus mandó una tormenta de rayos para aprobar el método de Alejandro Magno de cortar el famoso nudo gordiano con su espada, a partir de ello el rey macedonio viaja a conquistar Europa y Oriente y con ello el también héroe nacional griego se convierte en un personaje venerado en oriente y occidente.

Estos y otros eventos son consignados por la historia universal y por la mitología, lo que hacen de Turquía un país con muchas características únicas en el mundo; puerta de entrada de occidente a oriente y viceversa porque Europa se encuentra al oeste, Asia central en el este, Medio Oriente al sur y la Federación Rusa en el Norte de ahí su importancia geoestratégica. Además Azerbaiyán, Kazajistán, Kirguistán, Turkmenistán, y Uzbekistán; antiguas repúblicas de la URSS son pobladas por pueblos de ascendencia turca; de hecho son llamados "estados turcos" y esta influencia étnica incluso se extiende hasta Xinjiang en China. Aunque étnicamente la población en su mayoría es turca que no árabe, el 99 por ciento de los habitantes profesa la religión musulmana de una población total de casi 75 millones de turcos, los kurdos son la mayor de las minorías étnicas y representan 12 millones de personas. Hace unos meses pequeños grupos con perfil de ecologistas protestaban contra un plan gubernamental de cortar árboles para la construcción de un centro comercial y de casas residenciales en la emblemática plaza Taksim en Estambul. Las crónicas cuentan que los cincuenta ecologistas cantaban, bailaban y levantaban casas de campaña para evitar el derribo de los árboles, cuando en la madrugada del último día de mayo la policía turca antidisturbios lanzó a los ecologistas gases lacrimógenos, chorros de agua e incluso provocó el incendio de los campamentos.

Esta inesperada carga de la policía tuvo dos efectos inmediatos: primero su excesiva violencia provocó que a través de las redes sociales las imágenes de ensangrentados, de lastimados por las balas de plástico y de golpeados por las ráfagas de agua le dieran la vuelta entera a Turquía. En segundo lugar, fue con el conocimiento de la actuación policiaca que entonces sí; miles de ciudadanos se lanzaron a protestar de manera pacífica a la plaza Taksim. Lo que siguió a la masiva protesta ciudadana fue la respuesta gubernamental del envío de vehículos blindados, más cañones de agua y explosiones de gas pimienta y aunque algunos manifestantes se han defendido de la policía con bombas molotov, en general las protestas han sido pacíficas, pero masivas.

Para entonces, sorprendentemente la rebelión había prendido de Estambul a Ankara y de ahí al resto de las 81 provincias turcas, incluso se documentaron protestas pacíficas de la diáspora turca en Europa y Estados Unidos; debido a que la revuelta había empezado como protesta al derribo de los árboles conocidos como sicomoros, esta comenzó a ser llamada "Devrim Agaçları" o "La Revolución de los Árboles". Claro está que la censura oficial no se hizo esperar y curiosamente mientras la policía cargaba en la plaza Taksim y CNN internacional transmitía casi en directo los hechos, la filial turca de esta transnacional de noticias emitía un documental sobre pingüinos, esto explica por qué a pesar de ser un país caluroso, los manifestantes hayan escogido la figura de un pingüino como símbolo de las protestas y esta imagen se estampe en cartelones y camisetas.

Las consigna más socorrida es que renuncie el primer ministro Recep Tayyip Erdogan quien desde el año 2002 ha sido reelecto en tres ocasiones pero el régimen que encabeza ha respondido que los manifestantes son delincuentes que responden a las órdenes de potencias extranjeras. Pero al momento por motivo de los disturbios han fallecido tres personas, los heridos según diversas fuentes son cinco mil, la bolsa de valores turca ha perdido el 12 por ciento de su valor e incluso el presidente de Estados Unidos y socio estratégico de Turquía ha expresado que tiene "serias preocupaciones" sobre el curso de los acontecimientos. Pero primero que nada, ¿quiénes son los turcos que han salido a la calle a protestar?

Básicamente estas protestas han provocado la mayor crisis política en un gobierno que hasta entonces y desde hace por lo menos diez años había mantenido una estabilidad política y social en una zona geográfica internacional de gran explosividad política. De entrada los manifestantes ecologistas que incubaron la rebelión, protestaban (aunque también lo hacían diversos sectores sociales) por la decisión gubernamental de desarrollar megaproyectos de infraestructura urbana, entre ellos un nuevo aeropuerto en Estambul, un canal que uniría el Mar Negro hasta el Mar de Mármara y un enorme puente sobre el Mar del Bósforo. El gobierno alega que los proyectos son necesarios para evitar la desaceleración económica provocada por la crisis internacional, pero los ecologistas se horrorizan porque la concreción de los proyectos significaría derribar cientos de miles de árboles.

Contra la censura y la propaganda oficial que quiere hacer ver a los protestantes como emisarios de las potencias extranjeras, los manifestantes son mayoritariamente jóvenes de todas las clases sociales y miembros de las distintas etnias turcas; lo que los une es que todos creen que el primer ministro es más autoritario que nunca y que quiere acabar con el tradicional secularismo en el país (pensamiento que es ajeno a las prácticas y usos religiosos) característica del modelo político turco y que Recep Tayyip Erdogan cuestiona, acercando sus políticas públicas a posiciones vinculadas a grupos religiosos, especialmente los musulmanes. Curiosamente durante las protestas, los jóvenes crearon cuentas en redes sociales para proteger y rescatar a los gatos y perros callejeros heridos en los enfrentamientos y recoger la basura después de cada protesta.

Pero más allá de este dato, las protestas que se oponen a la construcción de grandes obras de infraestructura se dan en un contexto macroeconómico sano pero en camino a la desaceleración. De hecho En los últimos diez años y coincidiendo con el régimen de Erdogan, el PIB per cápita turco ha aumentado en un 43% en términos nominales, las exportaciones han aumentado casi diez veces y la inversión extranjera directa mantiene ritmo constantes de crecimiento. Tan es así que Turquía es ahora la 17ª economía más grande del mundo. Sin embargo el consenso internacional es que Turquía necesita más reformas en el mercado laboral, sobre todo para aumentar la tasa de empleo entre las mujeres sobre todo porque a pesar de que el crecimiento promedio en la última década llegaba al diez por ciento anual, las previsiones económicas más optimistas creen que el 2013 cerrará con un modesto tres por ciento.

También, las protestas parecen inesperadamente detener el camino de Erdogan hacia un cuarto periodo de gobierno, con una oposición dividida y controlada y con el histórico líder separatista kurdo Abdullah Ocalan pidiendo desde prisión donde purga cadena perpetua que sus huestes renuncien a las demandas de independencia. Todo parecía allanado para que el próximo ganador de las elecciones presidenciales del 2014, o sea prácticamente Erdogan gozara de amplios poderes presidenciales. En ese sentido, Erdogan se encaminaba conservar el poder, pero hoy parece vulnerable, aunque sus partidarios e incluso sus críticos le reconocen su principal cualidad política: el pragmatismo que hoy dicen está a prueba; en ese sentido los analistas comentan que si cede podrá todavía recomponer su futuro político, si no lo logra, entonces las protestas crecerán con un final de pronóstico reservado no solo para Turquía, sino también para una región donde este país es modelo de estabilidad.

Al momento el costo económico de la rebelión es de 40 millones de dólares y la rebelión ha enmarcado cinco puntos principales que el gobierno tiene que cumplir para garantizar la disolución pacífica de las manifestaciones: 1) la preservación de la plaza Taksim, 2) el fin a la violencia policial, el derecho a la libertad de reunión y el procesamiento de los responsables de la violencia contra los manifestantes; 3) fin a la venta de espacios públicos, playas, aguas, bosques, ríos, parques y símbolos urbanos a empresas privadas, explotaciones y grandes inversores; 4) el derecho de las personas a expresar sus "necesidades y quejas sin experimentar temor, detención o tortura y 5) exhorto a los medios de comunicación nacionales a actuar de una manera ética y profesional" La última información disponible era que el gobierno turco había rechazado estas peticiones.

Apenas ayer sábado, los indignados turcos lanzaron un comunicado mundial donde anunciaban que continuarán su "resistencia contra todo tipo de injusticias" y mantendrán la ocupación de la plaza Taksim de Estambul. El comunicado continua diciendo que "Comparado con lo que fuimos hace 18 días, ahora somos más fuertes, más libres y tenemos más esperanzas". Agrega el comunicado que se quedará en la plaza hasta que se cumplan las demandas.

Ahora bien, ¿por qué es importante la estabilidad turca y cuáles son las lecciones mundiales de esta protesta? Primero el país es la bisagra de entrada y salida de una región mundial convulsa, las relaciones internacionales turcas abren o cierran la puerta sobre todo a occidente en materia política, económica y militar. De ahí la importancia mundial por observar la evolución de los acontecimientos turcos. También porque es una lección contra la arrogancia de un régimen que aunque emanado democráticamente y que había dejado en el pasado el largo historial turco de violación de los derechos humanos de las minorías no había pasado por democratizar la toma de decisiones locales. Con todo, Turquía es un país que ha defendido históricamente el laicismo en una región mundial donde las decisiones gubernamentales generalmente tienen un alto componente religioso y es en este contexto que protagoniza quizá la primera revuelta mundial con tintes ecológicos y de cuidado ambiental que traspasa fronteras nacionales. Pero que incluso va más allá porque defiende también las conquistas ganadas por una nación construida casi desde las ruinas de la 1ra guerra mundial por el llamado padre de la patria Mustafa Kemal Atatürk. Acusado por sus detractores de fomentar el alcoholismo y la occidentalización de su país; Atatürk promovió las escuelas de artes, cerró las escuelas religiosas, prohibió el uso del velo y fomentó el uso de la vestimenta occidental, modernizó las leyes, proyectó el primer censo poblacional, decretó la laicidad del estado y concedió a las mujeres el derecho a votar y ser votadas. Para ello, promulgó un decreto a favor de la laicización de la Administración e introdujo importantes reformas, como la implantación de la monogamia, la puesta en marcha de un sistema educativo y una legislación laicos, y la introducción del calendario gregoriano y el alfabeto latino. En el fondo de las protestas, Erdogan en aras de conservar el poder y a pesar del éxito económico de su gestión se acerca a posiciones radicales y religiosas, su intento de prohibir la venta de bebidas alcohólicas, su velado apoyo al régimen Sirio en contra del deseo de la mayoría turca, la intención también de prohibir el aborto y su idea de reformar la constitución para pasar de un sistema parlamentario a uno presidencialista le dieron un golpe directo al corazón de la nación construida por Atatürk, de hecho un grito repetido con insistencia por los jóvenes es "Todos somos hijos de Atatürk". Lo que vemos en Turquía es la respuesta a la erosión de las libertades individuales ejemplo en esta región del mundo y es una lección a todos los gobiernos mundiales así sean elegidos democráticamente.
*Profesor investigador de la Universidad Autónoma de Chiapas







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