Turismo en el Archipiélago de las Perlas ¿Nuevo sistema de administración de poblaciones?

June 28, 2017 | Autor: Eugenia Mellado | Categoría: Tourism Studies, Island Studies, Panama, Antrhopology, Pearl Islands
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Descripción

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Turismo en el Archipiélago de las Perlas ¿Nuevo sistema de administración de poblaciones?* María Eugenia Mellado Universitat de Lleida, [email protected]

Palabras claves: Archipiélago de Las Perlas, colonialidad del poder, Sistema neocolonial de administración de poblaciones, turismo y desarrollo.

Resumen Este trabajo aborda la relación entre turismo y desarrollo en el Archipiélago de Las Perlas (ALP), Panamá. Tiene como marco teórico el sistema de administración de poblaciones (Guerrero 2010; Foucault 1976) y la colonialidad del poder (Quijano 1992) aplicado al análisis del modelo turístico residencial (e inmobiliario) predominante hace aproximadamente una década en el conjunto de islas. Estas perspectivas se basan en una visión de poder donde las personas pueden ser clasificadas según criterios de raza y/o étnicos como ciudadanos naturales o intrapares (conformando la sociedad nacional legitimada) y ciudadanos extrapares. El primer grupo, en respuesta a sus intereses económicos, políticos y sociales (públicamente como Estado o de manera privada), sería el encargado de ejercer el poder y administrar al segundo. En el caso del ALP, los últimos gobiernos panameños han promovido el turismo en las islas mediante políticas de tierras y reformas fiscales favorables a empresarios que deseen instalarse. De esta forma, medianos y grandes grupos empresariales, nacionales e internacionales, implementan actualmente el desarrollo turístico en una

* Recepción: 14/08/13 – Aprobación:02/09/13

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relación, muchas veces conflictiva, con las comunidades afrodescendientes que allí habitan (históricamente relegadas al margen de la sociedad nacional). Este artículo intenta dilucidar si estos procesos de injerencia turística en el ALP podrían considerarse parte de un moderno y neocolonial sistema de administración de poblaciones.

Keywords: Colonial manage of power, neocolonial population administration system, Pearl Islands,tourism and development.

Abstract This paper analyses the relationship between tourism and development in the Pearl Islands, in Panama. Its theoretical framework is represented by the population management system (Guerrero 2010; Foucault 1976) and the coloniality of power (Quijano 1992), both applied to the analysis of the residential tourism (and real estate) model, predominant over a decade ago on the set of islands. These theories are based on a vertical vision of power where people can be classified according to race and / or ethnic criteria as intrapares or natural citizens (sharing the national and legitimized society) and extrapares citizens. The first group, in response to their economic, political and social interests (in a public way as the State or even privately), would be responsible for exercising power and manage (administrate) the second group. In the case of this archipiélago, the last Panamanian governments have been promoting the development of tourism on the islands through land policies and reforms, all of them favorable to entrepreneurs who wish to settle there. Thus, international and national medium and large business groups have been carrying out the touristic activity on the area. The black communities that live there (historically relegated to the margins of the national society) are not indifferent to this. They have modified their livelihood patterns, social organization, land use and access, among others, in order to follow this particular model of development. Some of them have had to negociate, even discuss, with the business groups. My main hypothesis seeks to determine whether or not this processes of tourist interference at the Pearl Islands could be considered part of a modern and neocolonial management

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system of populations. By using the ethnographic method and some archives documentation, I intend to describe, characterize and explain the tourism phenomenon boom, its consequences and implications (social and political) for this area.

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En sentido estricto, el término administrar significa gobernar, dirigir, ordenar, disponer, organizar y ejercer autoridad o el mando sobre un territorio y sobre las personas que lo habitan (Real Academia Española 2013). Como categoría analítica de las ciencias sociales, este concepto surge de los trabajos de Guerrero (2010) sobre el sistema ciudadano y la dominación de indígenas en la República del Ecuador a lo largo del siglo diecinueve. Apoyado en la noción de (bio) poder1 de Foucault (2005 [1976]), Guerrero (2010) define la administración de poblaciones como el manejo por parte de ciudadanos particulares, bajo regímenes republicanos, de grupos demográficos que, por diversas razones, no son considerados aptos para el trato cotidiano en igualdad, rasgo inherente a la condición ciudadana. En América Latina, tras los procesos de independencia de las colonias españolas a partir del siglo diecinueve, se han ido conformando y consolidando las actuales repúblicas o estados. Este nuevo sistema político-administrativo eurócentrico (Quijano 1992), fruto de la modernidad (Escobar 2005), y catalogado históricamente como civilizatorio (Guerrero 2010), se basó en el principio explícito (es decir, por ley) de ciudadanía2 . A primera vista igualitario y homogeneizador, en el plano implícito del sentido común, constituyó una novedosa estrategia de poder implantando una nueva forma de dominación y exclusión. Según la teoría de la administración de poblaciones, en este sistema existirían, por un lado, los ciudadanos naturales (considerados entre sí, interpares y miembros de la comunidad legítima3) encargados de ejercer el poder. Por el otro, las poblaciones identificadas como extrapares, cuyo origen histórico puede ser tanto interno como 1 



El poder sobre la vida se desarrolló desde el siglo diecisiete bajo dos formas principales: una centrada en el cuerpo como máquina, asegurado por procedimientos de poder característicos de las disciplinas, la anatomopolítica del cuerpo humano. La segunda, centrada en el cuerpo como soporte de los procesos biológicos que pueden intervenirse mediante controles reguladores, la biopolítica de la población (Foucault 2005 [1976]).

2 

El concepto teórico de ciudadanía resulta complejo en su desarrollo tanto histórico como teórico. Siguiendo a Guerrero, será tomado como una tendencia discursiva y práctica hacia la permanente universalización de la relación de igualdad (jurídica) entre los habitantes de un estado-nación.

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Definida como “natural” siguiendo criterios (desde luego siempre arbitrarios) en sentido racial, lingüístico, regional y religioso.

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externo y, por lo general, de ambas procedencias a la vez. Los ciudadanos naturales actuarían como los administradores de los ciudadanos extrapares de manera pública (es decir, como una función atribuida al Estado), y/o privada (Guerrero 2010). El concepto de colonialidad del poder elaborado por Quijano (1992) caracteriza un patrón de dominación global propio del sistema-mundo moderno capitalista (Wallerstein 2004) originado con el colonialismo4 europeo a principios del siglo dieciséis (Quintero 2010). Este sistema, “se funda en la imposición de una clasificación racial/étnica de la población del mundo como piedra angular de dicho patrón de poder, y opera en cada uno de los planos, ámbitos y dimensiones, materiales y subjetivas de la existencia cotidiana y a escala social. Se origina y mundializa a partir de América [Latina]” (Quijano 2007:93).

Con la independencia de las colonias americanas a principios del siglo diecinueve, se inicia un proceso de descolonización, pero no así de descolonialidad. Los nuevos estados-nación se independizan de las potencias hegemónicas, pero la colonialidad continúa operando desde dentro de los distintos países, generando y acumulando diferentes estructuras sociales articuladas bajo el fantasma de la diferencia colonial y del control del trabajo por medio del capitalismo (Quintero 2010). Es en este punto donde la teoría de los sistemas de administración de poblaciones y la colonialidad del poder alcanzan su punto común: la dominación y el ejercicio vertical del poder mediante la disposición por parte de las élites dirigentes (ciudadanos intrapares particulares y/u organizados a nivel estatal o gubernamental),

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Quijano (2007) resalta que colonialidad no es sinónimo de colonialismo aunque sí se hallan en estrecha vinculación. El colonialismo es anterior a la colonialidad. Se refiere estrictamente a una estructura de dominación y explotación, donde el control de la autoridad política, recursos de producción y trabajo de una población determinada lo detenta otra de diferente identidad. La colonialidad es aquella que sobrevive al colonialismo. Se refiere a un patrón de poder que emerge como resultado del colonialismo moderno, pero que no se limita a una relación de poder entre dos pueblos o naciones, más bien se refiere a la forma como el trabajo, el conocimiento, la autoridad y las relaciones intersubjetivas se articulan entre sí a través del mercado capitalista mundial.

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por sobre las poblaciones históricamente marginadas por su condición étnica asignada (ciudadanos extrapares) enraizada en la colonia. El patrón actual de poder, es decir, la colonialidad, expresado bajo la forma de los sistemas de administración de poblaciones (mediante la biopolítica) no es fortuito, sino más bien es producto de una construcción histórica que responde a intereses económicos y políticos y se fundamenta en la subjetividad colonial5 . Según Ugarte Pérez, desde la reflexión biopolítica se intenta: “estudiar los mecanismos por los que el Estado, administrando la vida, acrecienta su potencia y recursos y los utiliza para fortalecer la población que gobierna. La vida ha dejado de ser un resultado del azar […] para convertirse en una consecuencia de intervención política” (Ugarte Pérez [2005] en Polo Bonilla 2009:126), quien cita a Ugarte Pérez [2005]).

En la actualidad, tanto la colonialidad como el biopoder se conforman como elementos indispensables en el desarrollo del capitalismo. Ambos logran afianzarse gracias a la inserción controlada de los cuerpos en el aparato de producción, ajustando de esta manera los fenómenos de población a los procesos económicos (Foucault 2005 [1976]). El turismo, como causa y consecuencia de los fenómenos globalizadores, constituye una nueva forma de organización económica propia del capitalismo (Gascón 2002), inclusive puede ser visto como una industria más, que administra el ocio y tiempo libre de los y las viajeras. En el marco de los análisis postcoloniales, la teoría de la mercantilización ha sido una de las propuestas con mayor poder explicativo sobre el tema (López Santillán y Marín Guardado 2010). Sin embargo, en este trabajo, me interesa centrar la atención no tanto hacia los/las turistas/consumidores (perspectiva de análisis predominante en dicha teoría), sino más bien sobre las empresas y gobiernos que fomentan determinado tipo de turismo y sus efectos en las poblaciones conocidas como anfitrionas. En este sentido, resulta más 5

Mignolo ([2000] en Quintero 2010) alude al principio de doble consciencia. Es mediante un código imaginario social compartido, a manera de espejo distorsionante, que los dominadores impondrán su modo de ver y concebir la realidad, encubriendo la perspectiva histórica y cultural autónoma de los dominados.

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apropiada la utilización de la aproximación del turismo como un agente del neocolonialismo6 y del imperialismo7 como una forma cultural postcolonial que a la vez que refuerza, se incrusta en las estructuras coloniales del pasado vigentes en la actualidad (Tucker y Akama 2009; Martínez Mauri 2010). Para concluir con esta introducción teórica, considero fundamental resaltar la relación entre turismo y desarrollo que subyace en el contexto moderno. El paradigma desarrollista (Bretón et al. 1999), que acompaña la implementación (pública y privada) de políticas turísticas, se basa en la convicción de que el turismo es capaz de resolver los problemas de redistribución económica tanto a nivel nacional como internacional. Este, al igual que tantos otros mitos8 del turismo como pasaporte al desarrollo (de Kadt 1979), ha justificado y priorizado la implementación del turismo como estrategia y herramienta predominante a la hora de hablar de desarrollo. Sin embargo, esta ecuación ha sido criticada en más de una ocasión (Buades et al. 2012). A continuación se expone el caso del Archipiélago de Las Perlas (ALP), un escenario donde esta relación se vuelve más que cuestionable.

El caso de estudio: el Archipiélago de Las Perlas9 El ALP es considerado uno de los cuatro mayores archipiélagos de Panamá (junto con Coiba, por la vertiente pacífica, y Bocas del Toro y Guna Yala por la vertiente atlántica). Se localiza en el Golfo de Panamá, a 60

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Varios autores han trabajo este concepto: Said (1978); Britton (1982); Crick (1989). En líneas generales, todos coinciden en afirmar que el neocolonialismo, a diferencia de su predecesor, el colonialismo, apunta más a una colonización discursiva y estereotipada (Hartzell 2008).

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Nash (1989) menciona el concepto de imperialismo como la expansión en el extranjero de los intereses (económicos, productivos, políticos, militares, religiosos, recreativos, por mencionar algunos) de una sociedad determinada por sobre otra.

8 



Basándose en la idea original de Jurdao (1992), Gascón y Cañada (2005) enumeran varios mitos que se generan a la hora de poner en práctica políticas turísticas, como son: la generación de ocupación, la diversificación de actividades productivas, la modernización de las infraestructuras y la revalorización de los recursos autóctonos.

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Los datos aquí presentes se basan en el trabajo etnográfico realizado en las islas durante los años 2009, 2010 y 2011, como becaria del Instituto Smithsonian de Investigaciones Tropicales y como estudiante de la Maestría en Desarrollo y Cooperación Internacional de la Universidad de Lleida (España).

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km al sudeste de la capital de la República. Se trata de un conjunto aproximado de 90 islas y 130 islotes que pertenecen al distrito de Balboa (con cabecera en la comunidad de San Miguel), provincia de Panamá. Como espacio natural, desde el año 2007 ha sido declarado como Zona Especial de Manejo Marino-Costera. Como centro turístico, su interés se remonta a la década de 1960 (con el primer desarrollo del área en isla Contadora). Pero es sin duda, tras el Plan maestro de desarrollo del turismo sostenible de Panamá 2007-2020, que esta zona se impone como producto turístico, recibiendo especial atención por parte del gobierno (mediante sus distintas dependencias) y las empresas privadas (nacionales e internacionales). El turismo residencial (Aledo 2007), los hoteles de lujo y la exclusividad se han convertido en una realidad innegable al pensar en el Archipiélago de Las Perlas. Difícil es no hacer referencia alguna a la época del auge del famoso Hotel & Casino Contadora Resort, entre los años 1970 y 1980 (Mellado 2010). Actualmente, numerosos son los proyectos que se encuentran en curso (sea en la fase de construcción o ya en pleno funcionamiento) en las diferentes islas, con la idea de ofrecer “un producto más

Figura 1. Situación geográfica del ALP

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exclusivo que Contadora y para gente de un poder adquisitivo más alto” (entrevista a una de las encargadas de uno de los hoteles en marcha en la región, año 2011). Esta situación que se observa hoy en día es producto y desenlace de procesos fundamentalmente políticos y económicos que han modificado -y aún continúan haciéndolo- el paisaje tanto natural como cultural del ALP desde mediados del siglo pasado, aunque con mayor fuerza desde hace aproximadamente una década. Para el año 2008, en un documento presentado por la Autoridad de los Recursos Acuáticos de Panamá (ARAP), el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) y el GEF (Global Environment Facility), se informaba que el archipiélago contaba con 442 habitaciones distribuidas en once centros de recepción (hoteles, villas, residenciales y bungalows) repartidos entre las islas Contadora y San José10. En ese momento, existían cinco pistas de aterrizaje (Contadora, Viveros, San Miguel, Punta Coco y San José). Para describir el panorama reciente en las islas al año 2011, se constató la presencia de al menos nueve nuevos grupos empresariales en el área11. Todos ellos manifiestan ser de carácter “turístico”, dentro de los cuales al menos ocho se asocian directamente a un componente residencial y urbanístico cuidadosamente contemplado12 . Según el recuento hecho a partir de los informes y evaluaciones de impacto ambiental presentados a la Autoridad Nacional del Ambiente (ANAM)13 , para los próximos años se estimaba la construcción de 1.505 unidades habitacionales (medidas en lotes). Es decir, aproximadamente 2.333,29 h destinadas con tal fin (con

10 

La mayoría de ellas (específicamente 354) pertenecían al Hotel & Casino Contadora Resort, el cual paradójicamente cerraba sus puertas el mismo año. Sólo 14 se localizaban en isla San José (en un único hotel).

11 

Esta cifra excluye aquellos proyectos y empresas instalados en Contadora dada su

mayor trayectoria histórica en el área. El objetivo de este trabajo se focalizó en la expansión del fenómeno turístico hacia otras islas (para más información sobre el caso de Contadora, ver Mellado 2010 ).

12 

Ver discusión sobre si puede o no considerarse turismo al turismo residencial en Aledo (2007).



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Cabe aclarar que estos informes son de carácter obligatorio y exigidos por las autoridades nacionales para cada una de las actividades que se realicen en territorio nacional y afecten al medioambiente (Gaceta Oficial 2002).

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un promedio de 15.503 m2 por lote), 874 habitaciones en ocho hoteles, 300 cabañas, cuatro pistas de aterrizaje y un helipuerto (Mellado 2011).

Tabla 1. Proyectos e inversores por islas Como se aprecia en la tabla, la mayor parte de la turistización (BuaIsla Chapera

Proyecto y corregimiento perteneciente

Inversor

Pearl of the Pacific. Resort and Spa Corregimiento de Saboga

Pearl of Pacific S. A. (Referente: José Nelson Urrego Cárdenas- colombiano1)

Cuna de Vida- Corregimiento de La Ensenada Cuna de Vida Inc. (Referente: André Nieder(Playa San Juan) hauser- suizo)/ Del Rey Developments Punta Coco- Corregimiento de La Esmeralda Las Perlas Asset Panama Corp. Del Rey

La Perla Resort and Marina- Corregimiento de San Miguel (San Agustín)

La Perla Resort and Marina Corp.

King Fisher Bay- Corregimiento de La Ensenada

King Fisher Bay S. A. (compañía australiana), CrownLand (panameños)

Pedro González

Pearl Island- Corregimiento de Pedro González

Dolphin Capital Investors, Grupo Verdeazul, Grupo Eleta y Zoniro (griegos, ingleses, panameños)

Saboga

Saboga Island Paradise Resort/ urbanización residencial El Encanto- Corregimiento de Grupo del Sol (nicaragüenses y estadouniSagoba denses)

San José

Hotel Hacienda del Mar- Corregimiento de Pedro González

Grupo Novey (panameños)

Viveros- Corregimiento de San Miguel

Grupo Viveros (Referente: André Beladinafrancés)

Viveros Cañas y Bayoneta2 Casaya3

The Pearl Island Management Inc.- PANGEA Proyecto Islas Bayoneta y Cañas WORLD (Referentes: Claus Mittermayer- aleCorregimientos de San Miguel y La Ensenada mán- y Hana Ayala-checa y estadounidense-) Proyecto privado. Corregimiento de San Miguel

Jorge Arias (panameño)

Es de notar que esta firma se encontró involucrada en temas de lavado de dinero y narcotráfico por lo cual podría descartarse la continuidad de dicho proyecto en estas manos. De hecho en la actualidad se ha instalado una base aeronaval. Para más información ver: http://www.antilavadodedinero.com/news_det. php?id=3336&area=News y http://www.almanaqueazul.org/nueva-base-aeronaval-en-islachapera/ 2 El informe no fue encontrado en la biblioteca de la ANAM. 3 El caso de Casaya es bastante particular ya que si bien formalmente no existe ningún proyecto en la isla (Casayeta) sí se notificaron intentos de parte de uno de los moradores de la isla, el Sr. Jorge Arias. 1 

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des et al. 2012) de la región es de carácter transnacional asociado a algún componente nacional (perteneciente a las élites panameñas). Este hecho tiene su origen hacia la década de 1990, tras la implementación de las primeras políticas neoliberales en la República y la restauración democrática (Evans 1994). Nello y Pérez (2007) señalan que bajo este nuevo paradigma neoliberal, se inicia en Panamá (al igual que en varios países de la región centroamericana), una etapa de estabilidad político económica y de fortalecimiento de la democracia, que le permite potenciar el papel del turismo como factor de desarrollo económico. Janoschka sostiene que “el neoliberalismo y la globalización son las dos caras de una reestructuración económica que ha introducido enormes cambios en las condiciones generales de la política urbana y territorial, así como en los modos de pensar, percibir, diseñar y gestionar las ciudades y los espacios turísticos […]. En el caso de Costa Rica, a finales de la década de 1980, la crisis de la deuda abrió las posibilidades de negocio para el turismo residencial, principalmente por la apertura de la economía a las inversiones transnacionales en el sector inmobiliario (Janoschka 2011:89 a 91)”.

De hecho, Jackiewicz y Craine (2010) afirman que, en muchos sentidos, los incentivos que actualmente ofrece Panamá se inspiran en aquellos propulsados por Costa Rica a partir de 1980. Desde los primeros intentos con la ya mencionada Ley 8 de 1994 (y sus modificaciones con el Decreto Ley 4 de 1998), se vienen otorgando incentivos y beneficios a personas que se dediquen a este tipo de actividades (Gaceta Oficial 1994, 1998a)14 , adoptando los mecanismos necesarios para lograr la conjunción y coordinación de la acción del sector público y privado en el área del turismo. Tales medidas hacen referencia, por ejemplo, a leyes flexibles en cuanto a

14 

En el Decreto Ley 4 de 1998, que promueve las actividades turísticas en Panamá, se

define lo que se entiende por oferta turística. Dentro de esta gama de actividades, se hallarían emprendimientos vinculados con hoteles, moteles, apartahoteles, cabañas o bungalows, tiempo compartido, régimen turístico de propiedad horizontal, sitios de acampar, parques temáticos, hostales familiares, albergues, centro de convenciones y marinas.

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tenencia de tierras15 , exención de impuestos a bienes importados de hasta 10,000 dólares, exoneración de impuestos por 20 años sobre propiedades recientemente construidas (y una baja de 2,1 por ciento del impuesto sobre otras propiedades)16 , políticas migratorias en pos de facilitar el libre tránsito de turistas17, atención médica de bajo coste (gracias al negocio de las aseguradoras), una economía dolarizada, entre otras. Sumado a esto, otros pequeños beneficios, como descuentos en cines, restaurantes, servicios médicos, hoteles, resorts, empresas de servicios públicos, han hecho de Panamá un destino privilegiado para alojar las nuevas inversiones turísticos-residenciales, incluso brindando una ventaja comparativa con respecto a muchos de sus vecinos. Basta mirar el sitio web de la misma ATP, donde se mencionan las leyes que incentivan la inversión turística en Panamá18: la reciente Ley 80 (Gaceta Oficial 2012), la cual define todos los incentivos que reciben las inversiones foráneas, como también otras leyes que los complementan, vinculadas por ejemplo a la protección de la inversión turística19 y a la agilización de la apertura de empresas20. Este modelo de desarrollo turístico apunta principalmente hacia mercados norteamericanos y europeos (históricamente conocidos como Pri-

15 

Ver

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Ver

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Ver el Decreto Ejecutivo 248 (Gaceta Oficial 2009), por el cual se suprime el requisito

la Ley 2 (Gaceta Oficial 2006a), donde se facilitan las concesiones y la enajenación de territorio insular y costero (de hasta 40 años, prorrogable a 30 años más) para fines de aprovechamiento turístico, medidos a partir de su inversión por metro cuadrado. la Ley 58 (Gaceta Oficial 2006b), donde se establecen incentivos fiscales, mediante la exoneración del pago de ciertos impuestos, para promover las actividades en el rubro. de visa para ingresar a la República de Panamá en calidad de turista, a los extranjeros de cualquier nacionalidad que posean visa para ingresar en la misma condición a los países de los Estados Unidos de Norteamérica, Australia, Canadá, Reino Unido o la Unión Europea.



18 

http://www.atp.gob.pa/leyes-de-incentivos-para-inversi%C3%B3n-tur%C3%ADstica. Consultada el 30 de julio de 2013.

19 

Ley 54 de protección a la inversión (Gaceta Oficial 1998b).

20 

Ley 5 que agiliza el proceso de apertura de empresas y establece otras disposiciones (Gaceta Oficial 2007).

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mer Mundo21). Pese a los intentos de Rubén Blades, durante su mandato como ministro de turismo para el gobierno de Martín Torrijos (2004 a 2009), por desligar esta cuestión de un estigma turístico residencial (La Prensa 2007), la residencialización del turismo (Cañada 2010) puede decirse que es ya un hecho tanto en el ALP como en gran parte de Panamá (Mac Watters 2009; Prisma 2009). Ahora bien, anteriormente se hizo mención de las comunidades que habitan en las islas. Se trata de ocho poblaciones: cinco en Isla del Rey (San Miguel: 1.044 habitantes; La Esmeralda: 524 habitantes; La Guinea y Martín Pérez: 83 habitantes; y La Ensenada: 94 habitantes), Casaya, Pedro González22: 263 habitantes; Saboga y Contadora: ambas suman 713 habitantes. La mayoría de la población está compuesta por afrocoloniales 23 cuyo origen se remonta a la época de la Colonia y el negocio de las perlas. “Ya en la década de 1540, al ir desapareciendo rápidamente la mano de obra aborigen en el Archipiélago de las Perlas, éstos empiezan a ser reemplazados en la pesquería de perlas por esclavos llevados de África (Castillero Calvo 2004:428)”. La instalación de las empresas descritas previamente y el inicio de sus proyectos no ha sido una cuestión indiferente a ninguna de estas comunidades. Comenzando con las afectaciones al medio ambiente natural (cuestión que no trataré en este trabajo) pero por sobre todo, la imposición a los habitantes del archipiélago de nuevas lógicas y patrones de organización social, estructura productiva y espacialidades. La estructura productiva isleña reposa principalmente sobre dos elementos: por un lado

21 

Este concepto, al igual que el de Tercer Mundo, en la actualidad resultan ampliamente debatidos. Es preferible hablar en términos de sistema-mundo (Wallerstein 2004) y de relaciones norte-sur (entendiendo al norte como los países colonialistas y al sur como los países que emergieron de las ex colonias de los primeros).

22 

Según el XVI Censo Nacional de Población y VI de Vivienda (Instituto Nacional de Estadística y Censo 2010), en donde se incluye la población de Casaya como parte del corregimiento de San Miguel.

23 

En Panamá, las poblaciones afrodescendientes pueden clasificarse según sean afro antillanas o afro coloniales. Esta distinción, si bien ya era ampliamente difundida, recién se vio reflejada en cifras oficiales con el último censo nacional (Instituto Nacional de Estadística y Censo 2010).

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los excedentes generados a partir de actividades tales como la pesca y la recolección de cierto tipo de especies marinas (langosta, pulpo y otros), en su mayoría para la venta a intermediarios; y por otro, la producción familiar (mayoritariamente masculina) en la agricultura de roza y quema (arroz, yuca, ñame, otoe, plátano, por mencionar algunos). Este elemento responde a una necesidad puramente de subsistencia, pero tras la llegada de estos emprendimientos residenciales, se pueden observar dos situaciones. En cuanto al componente de pesca y recolección, se viene produciendo la aparición de ciertos mecanismos para fomentar dicha actividad, tanto por parte de las empresas en la región (como compradoras) como por parte de las ONG -que han entrado en escena tras el boom de los proyectos turístico residenciales-, generando una demanda que antes no existía en el área. Fruto de estos mecanismos (se aduce que “la pesca da más plata”), acompañado de un recambio generacional natural (dado por las nuevas generaciones que se incorporan como mano de obra productiva), se ha dado un aumento en cuanto al número de pescadores en la región. Por otro lado se ubica la situación vivida por los agricultores: como parte de un proceso de terciarización en la economía panameña en general (más que nada acentuado durante las últimas dos décadas), sumado a la aparición de nuevos centros de producción agrícola en tierra firme (de acceso terrestre, vía carreteras), se está produciendo un cambio gradual en la actividad agrícola de las islas. La rápida y gran absorción de mano de obra masculina en el desmonte y la edificación de los nuevos proyectos, se volverá uno de los factores clave dentro de la primera etapa de la desruralización y transformación de la subsistencia de estos grupos. Dado que las poblaciones isleñas por ahora no tienen el problema de acceso a la tierra tan marcado, considero que la influencia del régimen de tenencia será determinante en una segunda etapa de esta transición. Los fenómenos de privatización y elitización del territorio (implicando la dinámica elitización y exclusión o la lógica acumulación por desposesión de Harvey 2004 en Cañada 2010), sumados a la introducción de nuevas lógicas de producción capitalista y especulativa, producirán el pasaje que Rudolf (2000) denomina de campesinos a trabajadores asalariados dependientes. Históricamente orientadas más que a la acumulación a la subsistencia, el nuevo sistema de trabajo (en palabras de Quijano) impoMaría Eugenia Mellado▪Turismo en el Archipiélago de las Perlas

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ne la necesidad de producción de mercancías para el mercado mundial (en este caso, bienes inmuebles y economías asociadas), alrededor de la hegemonía del capital y el turismo como nuevo eje de acumulación. El cambio en las dinámicas productivas y económicas conlleva a un cambio en las estructuras sociales (que deben administrarse alrededor del nuevo sistema laboral), y al abandono de las actividades tradicionales (Escobar 2005) lo cual es peligroso en materia de seguridad y soberanía alimentaria de estas poblaciones. Como queda en evidencia, estas comunidades han venido a experimentar una suerte de shock tras la llegada de estos nuevos actores del desarrollo inmobiliario. Sumado a ello, también deben mencionarse la aparición de organizaciones civiles no gubernamentales 24 , a la vez que la reaparición del fantasma estatal, como velador de estos nuevos intereses (ausente durante décadas en materia social, de infraestructura, salud y educación, por mencionar algunos).

Turismo en el ALP: nuevo sistema de administración de poblaciones y neocolonialismo Desde mediados del siglo pasado, acompañados por los discursos desarrollistas y el turismo como motor de desarrollo, las élites panameñas han venido comportándose como administradoras del ALP. Comenzando por el “descubrimiento” de la Isla Contadora en 1950 por el Sr. Lewis Galindo25 , pasando por el interés de desarrollar esta isla turísticamente y como centro de reuniones a partir de 1960 26 , y terminando con los nuevos proyectos e inversiones inmobiliarios y de bienes raíces que se plantean hoy en día en el resto de islas, de la mano de medianos inversores extranjeros. Retomando los conceptos planteados en la introducción, considero

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Con escasos fondos y débil presencia en el área para generar verdaderas alternativas al modelo turístico que las empresas buscan instalar. Para más detalles, consultar Mellado (2011).

25 

Y su posterior compra de los terrenos, hasta entonces propiedad del Estado.

26 

Dentro de este punto, cabe mencionar los encuentros allí realizados para la firma del tratado Torrijos-Carter en la década de 1970; el exilio del Sha de Irán y la presencia del famoso Grupo Contadora durante la década de 1980 (Mellado 2010).

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que, en la situación descrita en el ALP, el turismo podría ser entendido como un moderno sistema de administración privada de poblaciones. En cuanto a los actores involucrados en este proceso, podría decirse que los administradores, estarían representados por las empresas transnacionales (amparadas por el Estado como aparato burocrático facilitador) y asociadas con ciudadanos intrapares de origen panameño (élites económicas). Respecto a la población administrada, a manera de ciudadanos extrapares, estaría representada por las comunidades afrocoloniales del mismo conjunto de islas27. Pese al predominio del paradigma del crisol de razas y mestizaje (Guerrón-Montero 2006a; Priestley y Barrow 2010), varios autores caracterizan la inclusión 28 de afrodescendientes (al igual que indígenas) a la sociedad nacional de una forma subyugada (herencia de los regímenes coloniales de explotación) y periférica (Maloney 1989; Priestley y Barrow 2010; Martínez Mauri 2012). La idea de raza juega un papel fundamental en esta clasificación binaria (blanco-mestizo) y administración de la población. Durante los siglos posteriores a la Conquista y a la instalación del sistema republicano en países como Panamá, donde la población no blanca constituye una considerable mayoría, se ejecutó un proceso de enmascaramiento de las jerarquías raciales a través del mito de la democracia racial, que logró invisibilizar los conflictos étnico/raciales aún cuando ellos forman parte de la cotidianidad de la vida social en esta región (Quintero 2010). Maloney (1989) señala que: “los factores racistas que habían sido elementos ideológicos determinantes en la sujeción de negros durante la esclavitud, con el inicio de la República, no desaparecen, evidentemente, sino que se reacomodan, se reelaboran como un mecanismo necesario para legitimar la hegemonía de una oligarquía (Maloney 1989:146)”.

27 

Cabe

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Guerrero (2010) considera este proceso como la extensión de la igualdad como un

resaltar que pese a su origen étnico, el proceso de inclusión ciudadana y asignación identitaria llevado a cabo por el estado panameño a principio del siglo pasado, ha hecho que estas poblaciones afrodescendientes se identifiquen como ciudadanas panameñas (Maloney 1989). Tras este estatus, aparentemente homogeneizador, se escondería la ciudadanía extrapar de la cual habla Guerrero. atributo propio de la ciudadanía.

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Es así que, en la actualidad, el turismo podría ser entendido como parte de esta reelaboración del discurso (y la práctica) en un contexto capitalista moderno, con el fin de mantener y legitimar el orden establecido (colonialidad del poder). Tucker y Akama (2009) consideran que las relaciones turísticas son un eco de, y perpetúan, las relaciones coloniales en el sentido que las estructuras económicas, las representaciones culturales y las relaciones de explotación sobre las cuales se basa la industria turística en la actualidad, son las mismas sobre las cuales se basó previamente el colonialismo. Son los mismos países colonialistas que en el presente promueven el turismo en los países llamados del Tercer Mundo. Los autores, advierten también sobre algunos peligros que conlleva la (im)plantación de turismo (Mellado 2011), más que nada vinculada a su carácter neocolonial y de dependencia externa (de los mercados y gobiernos de los países antaño colonialistas) de este fenómeno. Un tema fundamental a tener en cuenta es la sociabilización de los costos (ambientales, sociales) y la privatización de los beneficios (económicos). Los servicios aéreos, los grandes resorts, al igual que la diversidad de infraestructuras recreativas son en gran parte propiedad de extranjeros, tal como queda evidenciado en la tabla de proyectos para el ALP, asociados casi siempre a las élites económicas locales. Sin embargo, los problemas y afectaciones sobre los ecosistemas (marinos y terrestres), la mala repartición de tierras, los cambios perjudiciales en la economía de las comunidades (aumento del costo de vida, dificultad para el acceso a tierras, escasez de productos, por mencionar algunos), y otra serie de costos asociados, corresponden en responsabilidad, casi únicamente a las poblaciones de la zona. Esto no deja de ser sino un reflejo de otra forma en que las relaciones neocoloniales persisten a través del turismo. En cuanto al rol de las comunidades y en comparación con otras regiones -como por ejemplo Guna Yala, donde el turismo sigue respondiendo a intereses externos pese a haber sido aceptado voluntariamente (Martínez Mauri 2010)-, las comunidades de ALP se han mostrado menos activas pero no pasivas. Considero necesario relativizar la pasividad con la cual se ha estigmatizado a estas poblaciones (mediante frases como “están acostumbrados a que se les de todo servido” por parte de empresas y el Estado). Ellas desarrollan un papel dinámico, tanto en la aceptación de Canto Rodado▪ 8:17-39, 2013

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ese orden (subjetividad) como en la reconsideración y reelaboración de su propia identidad en este nuevo contexto global que se les presenta. El ALP construido como una zona de frontera turística (Guerrón-Montero 2006b) significaría así, a la vez que un sitio de conflicto histórico y reafirmación del statu quo, un sitio con características culturales propias (dadas por la identidad afrocolonial). Como zona de contacto, no necesariamente entendida bajo una lógica simplista de poder colonizador-colonizado, significaría una zona de (re)construcción, negociación y reafirmación de identidades, a partir de las relaciones establecidas entre los distintos grupos tanto empresariales como organizaciones civiles y las mismas comunidades. Estos son algunos de los aspectos que quedan por seguir estudiando en futuros trabajos.

Conclusión Pese a su carácter global, la colonialidad del poder se ha gestado en diferentes espacios y tiempos de forma específica y heterogénea, pero no por eso ha dejado de existir como fundamento de las relaciones de dominación, explotación y conflicto (Quintero 2010). El caso del ALP no es más que un ejemplo de continuidad de lógicas neocoloniales en el marco de un contexto capitalista globalizado que perpetúa las diferencias norte-sur. El turismo, como el principal instrumento para la nueva administración de poblaciones (privada aunque con cierto componente público), se encuentra en pleno proceso de expansión. El abandono y desentendimiento por parte del Estado para con las comunidades, ha venido a dar lugar a la administración de las mismas y sus recursos por actores privados (mediante ciudadanos intrapares y empresas transnacionales). Basados en su propio sentido común y esquemas de colonialidad, lideran así procesos de identificación y organización de las sociedades isleñas con un fin: el desarrollo de un modelo turístico residencial. Con un sustento de superioridad racial, acompañado de un componente racista, estos nuevos administradores ejercen el poder sobre las comunidades, determinando sus necesidades, reorganizando su forma de trabajo y por ende, modificando su forma de vida. El turismo en el ALP se constituye como un nuevo campo de poder a la vez que rejuvenece el clásico discurso y práctica de la colonialidad. María Eugenia Mellado▪Turismo en el Archipiélago de las Perlas

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Definitivamente, la teoría postcolonial tiene un papel importante que desempeñar en los estudios sobre turismo, revelando la continuidad de las relaciones coloniales de poder (tanto a nivel estructural como ideológico) aún en la actualidad.

Agradecimientos A las comunidades del archipiélago, a los representantes e instituciones (empresas, ONG y organismos gubernamentales) que participaron y facilitaron mi investigación. A mi tutora, Mònica Martínez Mauri. A mis colegas, Leo Zilio y Marian Sáez. A Iñaki, Placi y Raimundo.

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