Trieste de Andrés Trapiello y la Transición editorial española

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Descripción

TRIESTE DE ANDRÉS TRAPIELLO Y LA TRANSICIÓN EDITORIAL ESPAÑOLA1 Gabriel Sanchez Espinosa Queen’s University Belfast

La historia de la edición en la España Moderna y Contemporánea es, sin duda, una de las vías de estudio de la producción y la vida literaria que han atraído mayor interés en las últimas décadas, en ocasiones a remolque de los nuevos impulsos metodológicos aplicados en otras literaturas. Sin embargo, si la tradición investigadora se presenta sólida y variada en distinto grado por lo que respecta a épocas como el Siglo de Oro, la edad de Plata, la Ilustración y el Franquismo, y parece víctima de los altibajos de las modas para el heterogéneo siglo XIX, se puede decir que apenas ha comenzado para el periodo abierto tras la muerte del general Franco2. Editorial Trieste (1982-1990), de Andrés Trapiello y Valentín Zapatero, se adelantó a su tiempo en el cuidado diseño gráfico de sus libros y en su recuperación del más amplio espectro de la memoria literaria española de la conflictiva primera mitad del siglo XX, a la que presentó, para escándalo de ciertos comisarios políticoculturales, en amalgama con los autores del propio momento histórico. No obstante su fracaso comercial, la llamativa actitud de do-it-yourself editorial de Trieste, la altura de su listón literario y su apuesta por el libro como objeto de calidad –que no de lujo–, muy pronto la constituyeron en el modelo a emular por toda la constelación de pequeñas y medianas editoriales literarias surgidas en la España normalizada de las últimas décadas. Andrés Trapiello (Manzaneda de Torío, León, 1953), desde las márgenes de la corriente literaria predominante, ha ido construyendo una de las obras más originales, variadas e influyentes de la literatura española de los últimos veinticinco años. Poeta, ensayista, novelista y editor a contracorriente, difusor de gustos, géneros y opiniones a contrapelo con el tiempo puestos de moda, se le identifica sobre todo con la serie de sus diarios, agrupados bajo la denominación general de Salón de pasos perdidos, de los que han aparecido regularmente entre El gato encerrado (1990) y Apenas sensitivo (2011), diecisiete volúmenes de creciente extensión, que se han ido convirtiendo en su 1

. Este trabajo se publicó en G. Sánchez Espinosa (ed.), Pruebas de imprenta. Estudios sobre la cultura editorial del libro en la España moderna y contemporánea, Madrid, Iberoamericana-Vervuert, 2013, pp. 231-265. 2 . Una excepción sería la visión de conjunto de S. Vila-Sanjuán, Pasando página. Autores y editores en la España democrática, Barcelona, Destino, 2003.

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obra mayor, a un tiempo la más reconocida y controvertida. Las páginas que siguen están dedicadas a abordar su labor como editor, que, no obstante su aureola, es sin duda su faceta peor conocida por la necesidad previa de separar la leyenda de la realidad bibliográfica y la inercia de las opiniones comunes. Trapiello llegó a Madrid a mediados de los setenta, procedente de Valladolid, donde había dejado colgadas sendas carreras en Filosofía y Letras, y en el antifranquismo estudiantil de ultraizquierda –había sido expulsado en 1974 del maoísta PCE (internacional)–3. Encontró acomodo como redactor a destajo en la revista de arte Cuadernos Guadalimar, dedicada a la promoción por encargo de sus artistas4, tipográficamente “una de las revistas… más deleznables que se hayan hecho nunca”, de la que fue despedido, pasando seguidamente a Arteguía, “todavía más brutal y desagradable que la otra, en un formato muy mísero”, en la que, en compañía de sus amigos Juan Manuel Bonet y Quico Rivas, embutían una especie de fanzine de veinticuatro páginas titulado ArteFacto, a caballo entre el pop y el underground, impreso en papel rosa con tipografía de máquina de escribir Olivetti5. Suprimido ArteFacto, Trapiello colabora en 1978-1979 en los programas culturales del segundo canal de TVE Trazos, dirigido por Paloma Chamorro, y Encuentros con las letras, dirigido por Carlos Vélez, en el que destacaba como entrevistador Fernando Sánchez Dragó. Por aquellos días de noches de movida, frecuenta ya de manera sistemática con su amigo Bonet las librerías de viejo, la Cuesta de Moyano y el Rastro de los domingos a la busca de libros viejos, revistas viejas, catálogos viejos y periódicos viejos. Escribe Trapiello: En los libros viejos apreciabamos, aparte de la literatura vieja que tratábamos de resucitar, cualidades formales que no observábamos en los libros que se hacían entonces, al menos en los que comprábamos en las librerías de nuevo. Nos parecía que lo viejo estaba mejor hecho, que el papel era mejor, que los tipos eran más bonitos que los que nos 3

. Los años de Valladolid constituyeron el material narrativo de su novela autobiográfica El buque fantasma, Barcelona, Plaza & Janés Editores, 1992. 4 . “Llevaba uno en Madrid sólo unas semanas, trabajando de ñáñigo en la revista del Fenicio. El trabajo que hacía era tristísimo, porque trabajaba como redactor y pinche en una revista venal y escribía críticas venales que cobraba el dueño de la revista, que debe de ser una de las venalidades más estúpidas se han visto nunca.”, en A. Trapiello, La cosa en sí, Valencia, Pre-Textos, 2006, pp. 118-119. 5 . Cuadernos Guadalimar (22 x 17cm.), había sido fundada en abril de 1975 por el crítico y galerista Miguel Fernández-Braso. Actuaba como subdirector el poeta José-Miguel Ullán. Arteguía estaba editada por José María Ballester. Véase A. Trapiello, “Elogio del oficio impresor (recuerdos de egotismo)”, en Imprenta moderna. Tipografía y literatura en España, 1874-2005, Valencia, Campgràfic, 2006, pp. 314 y 319.

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encontrábamos normalmente de nuevo, que las cajas eran las adecuadas, que todo, en fin, estaba hecho con un gusto insuperable y mucha elegancia, con blancos generosos y proporcionados6. La colección Entregas de la Ventura fue un significativo primer proyecto editorial realizado al alimón por Andrés Trapiello y Juan Manuel Bonet. Publicada durante los años 1980-1981 bajo el pie legal Francisco Rivas Editor, su nombre era un homenaje a la revista A la Nueva Ventura, dada a luz por el poeta vallisoletano Francisco Pino en la primavera del año 1934. Su aspecto y formato (17,5 x 12,5 cm.), se habían tomado de la colección Nueva Floresta de la mexicana editorial Stylo, en la que Francisco Giner de los Ríos y Joaquín Díez-Canedo habían publicado en la segunda mitad de los cuarenta, entre otros, a Juan Ramón Jiménez, a Xavier Villaurrutia y a Pedro Salinas, colección que Trapiello ha descrito como “la síntesis perfecta entre la tradición y la modernidad, entre J.R.J. y Altolaguirre”7. Las Entregas de la Ventura consistían en unas plaquettes de unas 40 páginas, impresas en papel verjurado Ingres sin coser, cuya tirada, numerada, constaba de 200 ejemplares –en los últimos títulos publicados se llegó a los 300–. Se imprimían en Musigraf Arabí, imprenta de Torrejón de Ardoz situada en el Cerro del Viso, junto al cementerio, especializada en la impresión de música contemporánea. Trapiello y Bonet planearon la edición de cuatro series de seis títulos cada una. Sólo se publicaron dos series y media, es decir, quince títulos, todos ellos previamente inéditos, permaneciendo el resto en el limbo de los sueños editoriales. Cada una de las series de seis títulos se vendía completa por suscripción, al precio de 2.500 pesetas. Sólo alcanzaron unos cien suscriptores, pero ya en 1981 se habían agotado los libros de las dos primeras series. Como ha escrito Juan Manuel Bonet, las Entregas de la Ventura fueron para Trapiello “una suerte de laboratorio de diseño”8. Son un primer intento de lograr la síntesis entre el clasicismo moderno, representado por el precedente de la Nueva Floresta, con la modernidad de su tiempo, manifestada en este caso a través de la irresistible personalidad de Diego Lara. El diseñador gráfico madrileño Diego Lara (1946-1990), responsable de la imagen gráfica de Nostromo Editores entre 1973 y 1979, de las publicaciones de la Fundación Juan March entre 1974 y 1982, de la 6

. A. Trapiello, Imprenta moderna, ob. cit., p. 321. . A. Trapiello, Imprenta moderna, ob. cit., p. 294. 8 . J. M. Bonet, “Un editor”, en E. Sánchez Rosillo et al., Andrés Trapiello, Madrid, Calambur, 1993, pp. 69-78; en p. 71. 7

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revista Poesía editada a partir de 1979 por el Ministerio de Cultura bajo la dirección de Gonzalo Armero, con su característica simbiosis irreverente del pop norteamericano y la tradición romántica, actuó de mentor malgré lui del incipiente tipografo Trapiello9. Las cubiertas de Entregas de la Ventura llevan la firma de Diego Lara, pero resulta difícil determinar su grado de autoría, ya que las componía Trapiello y Lara se las corregía en la fase inicial del proyecto editorial A los dos o tres meses aprendí a componer mis primeras cubiertas (…) Entonces yo le llevaba aquellas cubiertas a Diego Lara, que ponía su nombre como autor de ellas. Él hacía una cosa así por debilidad, le daba exactamente lo mismo que se pusiese su nombre o el de Florinda Chico, al igual que, por comodidad, hacía de cuatrero y robaba un caballito para ponérselo al anagrama de unos amigos; en cambio eso nos convenía a nosotros, porque creíamos que el nombre de Lara prestigiaría nuestra empresa, demasiado provisional todavía, y nos ayudaría a conseguir más suscriptores, una gran ingenuidad porque por aquellas fechas nadie se molestaba en mirar la página de créditos para conocer el reparto estelar (…) Lara no le enseñaba nunca nada a uno, no le decía las cosas que había que hacer o no, sino que había que observar cómo las hacía, y quedarse con ello10. Los nueve primeros libros de las Entregas de la Ventura vieron la luz en 1980, los seis últimos en 1981. Resulta muy revelador atender a la composición del catálogo de autores. Los autores contemporáneos –cito siempre por orden de aparición– son siete: Ignacio Gómez de Liaño, Mario Hernández, José Ángel Valente, Marcelin Pleynet, Antonio Carvajal, Menchu Gutiérrez y Aníbal Núñez. Los clásicos modernos, es decir, aquellos autores vital y literariamente asociados con la modernidad y las 9

. “De él me gustaba esa manera de trabajar con todo tipo de elementos, ostentosos y humildes, letras aristocráticas como las Bodoni, las elzivirianas o garamondescas, o letras de tendero como las Futura o Helvéticas, o de tarjetón de boda como la Francine o Inglesa, o de talla dulce, que son letras blandas de tendero de zapatos. Esos tour de force eran en cierto modo los que le divertían y de los que salía airoso, como esos jóvenes que, por alarde, se ponen a cruzar una calle con todos los coches pasando a uno y otro lado, y cuando lo han logrado lo festejan con risas y levantando los brazos”, en A. Trapiello, Las nubes por dentro, Valencia, Pre-Textos, 1995, p. 71. Trapiello refiere en las pp. 66-78 de este tomo del Salón de pasos perdidos, su visita al Instituto Forense a ver el cuerpo presente de Lara, que le lleva a rememorar su ambivalente relación con el diseñador gráfico. Para su labor como grafista, véase Diego Lara: 1946-1990, Madrid, Fundación la Caixa, 1990 y A. Ariño, “Diego Lara: be a commercial artist”, Baseline 47 (2005), pp. 25-36. Muy recientemente, A. Ariño et al. han editado, con motivo de una exposición en Madrid, el catálogo Diego Lara. Be a Commercial Artist, Madrid, This Side Up-La Casa Encendida, 2012. 10 . A. Trapiello, Imprenta moderna, ob. cit., pp. 324-326. Diego Lara “diseñó” el anagrama o marca de impresor de la nueva editorial, con la silueta de un jockey saltando un obstáculo en compañía de su perro, tomándolo de un libro antiguo. A finales de 1980, Lara y Trapiello colaboraron en el cartel y catálogo de la exposición que se dedicó a Gómez de la Serna en el Museo Municipal madrileño. La celebrada cubierta del catálogo –Ramón en cuatro entregas– , se inspiraba en la primera recopilación ramoniana de las Greguerías (1917), con su magistral cubierta en damero.

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vanguardias históricas, son seis: Francisco Giner de los Ríos, Francisco Pino, Fernando Pessoa, Rafael Lasso de la Vega, María Zambrano y Luis Pimentel. Un tercer grupo, compuesto por sólo dos autores, Luis Barahona de Soto y Petrarca, da testimonio de los autores clásicos.

Entregas de la Ventura (1980-1981): división por autores

2; 13%

7; 47%

contemp. clás.-mod. clásicos

6; 40%

Salta a la vista que la principal característica de las Entregas de la Ventura es su equivalente dedicación a la literatura contemporánea y a la modernidad y vanguardia históricas, representadas, respectivamente, por un 47 % y un 40 %. La presencia de autores puramente clásicos parece ejercer un papel meramente testimonial. La colección contiene un texto en francés, el del poeta y crítico Marcelin Pleynet, a la sazón director de Tel quel, y dos textos traducidos, el poema dramático Primer Fausto de Pessoa y una selección de veinte sonetos de Petrarca, vertidos en su caso por José Antonio Llardent y Jacobo Cortines. La presencia de las autoras, aunque reducida – solamente dos, María Zambrano y Menchu Gutiérrez–, no deja de ser significativa, pues los Dos escritos autobiográficos (1981) de Zambrano, que obtuvo ese mismo año el premio Príncipe de Asturias de Humanidades en su primera edición y no regresaría a España hasta noviembre de 1984, fue uno de los títulos que dotó de mayor visibilidad a la colección11. Otros títulos destacados fueron el poemario Galería de espejos (1980) del poeta post-modernista cosmopolita y mixtificador que fue Rafael Lasso de la Vega (1890-1959), epilogado por su estudioso Bonet; Cunetas

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. “Le habíamos pedido, cuando todavía vivía en Suiza, unas páginas para aquellas Entregas de la Ventura. (…) A raíz del librito que le publicamos en La Ventura, se originó una pequeña correspondencia, y enviaba sus cartas a una editorial que su maga fantasía trocó en “Entregar a la Ventana” y pese al dislate de las cartas, misteriosamente, llegaban desde Suiza.”, en A. Trapiello, La manía, Valencia, Pre-Textos, 2007, pp. 749-750.

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(1981), en que el médico galleguista Luis Pimentel (1895-1958) reflejó el impacto de la Guerra Civil, libro de poemas inédito hasta entonces, y el testimonio de su exilio en Chile Por Algarrobo y el Tabo con las luces de Valparaíso (1980), del poeta y tipógrafo Francisco Giner de los Ríos. Paralelamente a las Entregas de la Ventura, bajo la razón social Francisco Rivas Editor, se comenzó a publicar una colección denominada Libros de la Ventura, bifurcada en dos series, una dedicada a la poesía, que sólo sacó el libro de versos Junto al agua (1980) del propio Andrés Trapiello, y otra al arte, que tiró tres títulos: el ensayo Aprender a nadar (1980), del pintor Carlos Alcolea; Figuras de definición (1980), con ilustraciones del arquitecto Juan Navarro Baldeweg y texto del chileno Patricio Bulnes; y el comic La mocosita y el asesino (1980), obra del dibujante arquetípico de la movida Ceesepe. Cada uno de estos Libros de la Ventura tenía su propio formato y los de arte estuvieron ligados a la revista Buades, producida por la galería de arte madrileña del mismo nombre bajo diseño de Diego Lara12. La empresa de La Ventura empezó a ir mal cuando entró en ella un tipo increíble que se llamaba no me acuerdo [Baldomero Concejo], pendant del pintor Alcolea. Este no me acuerdo al poco tiempo, con el pretexto de administrarlo, se había quedado con todo, con los fondos, con las direcciones de los suscriptores, con el poco dinero de la caja, con los sellos del franqueo, y cuando quisimos darnos cuenta, nos desplumó la editorial. Caciquear los sellos y llevar las cuentas en una libreta aumentaba su autoestima intelectual y le llenaba de júbilo, pues, llegado del mundo empresarial, no acababa de adaptarse en el artístico. Hasta que recuperamos los fondos editoriales, unos centenares de ejemplares sobrantes que se quedaron en su casa, transcurrieron no menos de quince años13. Si bajo un aspecto formal las Entregas de la Ventura le sirvieron de campo de pruebas a Andrés Trapiello, por lo que respecta a los contenidos y el espíritu de su catálogo – esa evidente voluntad de ligar una selección de la literatura contemporánea con los raros de nuestra tradición moderna–, han de considerarse como la semilla de sus futuras empresas editoriales.

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. Sobre la galería Buades como laboratorio de agitación artística y cultural en el Madrid de los 70 y 80, debe leerse el estudio –unos verdaderos anales– de J. M. Bonet, “Para un mapa de la Galaxia Buades”, en Galería Buades. 30 años de arte contemporáneo, Madrid, SECC-Museo Patio Herreriano, 2008, pp. 20-55. 13 . A. Trapiello, Imprenta moderna, ob. cit., p. 329.

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Estorbada la continuidad de las Entregas de la Ventura, pareció entonces factible la prosecución de dicho esfuerzo mediante una revista literaria, a la que se dio el nombre de Número, con diseño inspirado en el Índice juanramoniano, a la que sigue en su característico cambio de cuerpo en los tipos para cada colaboración. Aparecieron tan sólo dos números de esta revista que se quería bimensual. En el primero, arropaban a su director Trapiello desde el comité de redacción, J. Manuel Bonet y Quico Rivas. El segundo y último, fue editado por Trapiello en solitario14. Subtitulada Prosa y verso, sus páginas acogieron a autores ya publicados o de planeada publicación en las Entregas (Francisco Pino, José Ángel Valente, Julia Escobar15), con otros que lo serían en Trieste (Soledad Puértolas, Federico Jiménez Losantos, Carmen Martín Gaite, Juan Manuel Bonet y Rafael Sánchez Mazas), por lo que cabe caracterizarlo de espacio de transición entre ambos proyectos editoriales16. En el invierno de 1981, Valentín Zapatero le propuso a Trapiello hacerse cargo de la línea editorial y el diseño de Trieste, editorial que había fundado en Cambrils (Tarragona) en 1980, junto con Oriol Castanys y la traductora Isabel López Sancho. Hasta ese momento, sólo habían publicado dos libros de deficiente diseño, el guión de En el curso del tiempo de Wim Wenders y una novela de Jean Giono, que apenas habían tenido distribución17.

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. Número. Prosa y verso, Madrid, La Ventura-Editorial Trieste, 1 y 2 (diciembre de 1981 y mayojunio de 1982, respectivamente), 24 y 22 pp., 33 x 22 cm. Cada número incluía un suplemento. Tirada de mil ejemplares. Precio por ejemplar: 300 ptas. El nombre de la revista fue sugerencia de Gonzalo Armero, editor de Poesía. En 2000, en la ocasión de rescatar de una buhardilla en un edificio a rehabilitar unas cajas con la práctica totalidad de los ejemplares impresos de Número, rememora el diarista: “Cientos de ejemplares cosidos a mano entonces, con cuánta ilusión. Se hizo así para que se parecieran un poco a Índice de Juan Ramón Jiménez, a quien idolatraba como sólo sabe hacerlo un joven. (…) Había estudiado uno las revistas de J.R.J. línea por línea, su tipografía y sus contenidos, había medido cada blanco, el papel, los tipos y los cuerpos, sus capitulares y sus números elzevirianos, y quiso hacer uno algo que se le pareciera lo más posible. Y curiosamente si se ven juntas se parecen poco, y la de uno no desmerece, al menos tipográficamente, de la otra. En lo demás, no puede ni desatarle las sandalias. (…) Despertaba un poco de ternura el verlos allí, entre trastos viejos, rotos y polvorientos, y montones de cascotes de yeso y de ladrillo. El número primero está ahora expuesto en cierta exposición de diseño gráfico en el Museo Reina Sofía, y esa paradoja lejos de envanecerle a uno, le llena de pesadumbre, polvo eres.”, en A. Trapiello, La cosa en sí, ob. cit., pp. 262-263. 15 . Julia Escobar (Madrid, 1946), ganó el premio Francisco de Quevedo de poesía del Ayuntamiento de Madrid con Fluyen Permanentes, texto que un catálogo de 1981 presentaba como “de próxima aparición” dentro de los Libros de la Ventura. Pre-Textos lo publicaría en Valencia en 1984. 16 . J. Manuel Bonet, art. cit., p. 72. 17 . W. Wenders, En el curso del tiempo, trad. de M. Speier Díaz, Madrid, Trieste, 1980, 160 pp., rústica. J. Giono, Jean le bleu, trad. de I. López Sancho, Madrid, Trieste, 1980, 217 pp., rústica. Ambos aparecieron en abril de 1980. Oriol Castanys, que dejó la editorial antes de la entrada de Trapiello, se convertirá en los años 90 en un poderoso personaje de la edición catalana y española en tanto que director editorial del Grup 62 y consejero delegado de RBA.

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Yo le pregunté la razón de un nombre como ése, que era bonito. Me dijo que le gustaban las ciudades y que la T, tipográficamente, le gustaba mucho delante de la R. No tenían muchas opciones: Trípoli, Treviso y Trento. Les gustó más Trieste, por todo lo literario que había detrás. (…) Fue cuando me propuso que me hiciera cargo de la editorial, que le buscara autores y que me ocupara del diseño, mientras él se encargaba de la parte financiera del asunto. Así fue como Trieste se refundó. Era el año 1981. Tenía él veintidós años y yo veintiocho. La tarde que nos conocimos, estábamos citados en el Café Gijón, a medio camino de su casa y la nuestra, y viendo que pedía su tercer whisky, le dije, por broma, que así no iba a durar mucho, y entonces él, mudando la expresión del semblante, pero sin agravar la voz para no parecer solemne, confesó, de bastante buen humor, guiñando un ojo, que no tenía la menor intención de seguir vivo después de los treinta años. Se murió con treinta y uno…18 Los libros de Trieste, en su mayoría de pequeño formato (17 x 12 cm.), quieren parecerse a los impresos por las editoriales Calleja y La Nave en los años veinte y treinta, y a los editados por JRJ en 1923, tanto los aparecidos bajo el pie de imprenta “Juan Ramón Jiménez y Zenobia Camprubí de Jiménez editores de su propia y sola obra” –Poesía y Belleza–, como los publicados dentro de la Biblioteca de Índice. Impresos en papel verjurado, circunstancia desusada en España a comienzos de los ochenta, por lo general cada obra se ofrecía en dos versiones, rústica o encuadernación editorial en tela sajona con el título estampado en oro, envueltas ambas en una atractiva camisa creada específicamente para cada título, que al tiempo que los distingue de los libros de la competencia, otorgándoles un carácter particular, singulariza cada uno de ellos de entre los demás de su colección19. Si la encuadernación editorial en tela remite a las parafinadas inglesas de Calleja y Juan Ramón, y las llamativas pero sobrias camisas a las de Calleja, el binomio portadacontraportada de Trieste, en aquellos títulos en cuya contraportada se ofrece la foto y el autógrafo del autor, nos trae a la memoria los volúmenes de la Biblioteca de Índice y algunos de la Biblioteca Atenea de Ediciones La Nave. Al conocer aquellas ediciones antiguas, saltaba a la vista que en muchos casos los libros nos gustaban más, físicamente, que los modernos. Los libros viejos solían tener mejor papel, tipos mejores, más márgenes, encuadernaciones adecuadas y a menudo, además, buenos portadistas. 18

. A. Trapiello, Imprenta moderna, ob. cit., pp. 330-331. . Escribe J. M. Bonet que “los volúmenes de Trieste se veían a la legua, porque eran muy hermosos, y distintos de cuantos poblaban entonces las librerías, en las cuales el rincón de la poesía estaba dominado por los tomos negros y brillantes como ataúdes de Visor, y por los tomos de colorines y también de mucho brillo de su rival Hiperión”, en art. cit., p. 74. 19

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Encontrábamos los libros modernos un desastre, impresos en mal papel, gofrados [en alusión a los entonces ubicuos libros de bolsillo de Alianza Editorial], sin márgenes; sólo las cubiertas nos parecían a veces algo originales [Diego Lara], pero estaban dominadas por las modas lisérgicas [la Colección Visor de Poesía, diseñada por Alberto Corazón] o surrealistas [las cubiertas de Daniel Gil para El libro de bolsillo de Alianza Editorial] del momento, y nos parecían en general de diseñadores improvisados y miméticos20. El rechazo por Trieste del brillo y el plastificado en el aspecto exterior de sus libros, ya entonces de rigor para facilitar su venta y distribución, supone un rechazo del craso comercialismo editorial con su entendimiento del libro como mercancía de consumo fungible, de “usar y tirar”, y manifiesta su opción por crear un volumen que pueda y deba releerse durante muchos años y esté menos sujeto a modas pasajeras. Evidentemente, a comienzos de los ochenta, esta actitud alimentó acusaciones de elitismo21. No obstante su sencillez material, las cuidadas sobrecubiertas que vestían los libros de Trieste, en su austera e intemporal elegancia, pueden ser calificadas de verdaderas camisas a medida, en todo momento más cercanas a la mejor sastrería artesanal que al excesivo y despilfarrador mundo del diseño que impondrá – superficial y pasajeramente– su impronta en la nueva España posmoderna de finales de los ochenta y comienzos de los noventa. Recuérdese que el proceso de creación de cada una de estas sobrecubiertas se realiza en su mayor parte dibujándolas y recortándolas a mano, pues nos encontramos todavía en los años inmediatamente anteriores a la generalización del diseño gráfico con el ordenador y la aplicación del QuarkXPress. Entre el conjunto de camisas creadas por Andrés Trapiello, cabría distinguir las siguientes modalidades: a) Un primer grupo de sobrecubiertas básicamente geométricas, de cierto sabor vanguardista, como es el caso de las de El bandido doblemente armado de Soledad

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. A. Trapiello, “Una historia al pie de la letra”, ABC de las Artes y las Letras, 20 de mayo de 2006, p. 5. 21 . “El brillo es consecuencia de los barnices y el plastificado, y al mismo tiempo que preserva el papel de la suciedad, realza los colores y alarga su vida, al menos durante un tiempo, condenándolo luego a una existencia barata, sucia y andrajosa, pues nada envejece peor que el plástico. (…) Las bibliotecas actuales se caracterizan en su mayor parte por una tonalidad chillona y estridente, como la misma sociedad moderna lo es, acuchillada por todos lados de ruidos indeseados o tabarras eléctricas más o menos armónicas. Cuando algunos editores contemporáneos, los más finos y sensibles, se han dado cuenta del problema han vuelto a editar sin brillo y en tonos apagados, discretos y clásicos.” A. Trapiello, “El arte del libro”, Clarín 59 (2005), p. 3.

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Puértolas (BAE, 14), y el binomio formado por Las aguas de Arbeloa (BAE, 10) y Rosa Krüger (BAE, 18) de Rafael Sánchez-Mazas. b) Un segundo, compuesto por aquellas formadas a partir de estampas y fotografías de época manipuladas, que sin ser fácilmente identificables son sutilmente evocadoras. Es el caso de La patria oscura (BAE, 7) de Juan Manuel Bonet, en que se escoge un fragmento de la Vista de la Plaza nueva –de Vitoria– del pintor vedutista Juan Angel Saéz (1811-1873) y se reproduce en un solo tono en un fantástico color de vino; o el de El cuento de nunca acabar de Carmen Martín Gaite (BAE, 5), Horizonte desde la rada (BAE, 6), la Autobiografía de Miguel Villalonga (BAE, 8) y El pasaje de la luna de Miguel Sánchez-Ostiz (BAE, 15), todos ellos con fragmentos de fotografías reproducidos ahora en monotonos. c) Un tercer grupo lo constituyen las sobrecubiertas eminentemente tipográficas, ya aquellas compuestas casi franciscanamente en una sola tinta –Diván de Albarracín de Federico Jiménez Losantos (BAE, 2), Lápidas de Antonio Gamoneda (BAE, 36) y Obras [poesía y prosa] de Fernando Villalón (BAE, 38)–; o aquellas ajustadas con mucho más juego en dos tintas. Es éste el caso de Las tradiciones y La vida fácil del propio Andrés Trapiello (BAE, 4 y 17, respectivamente), Velázquez, pájaro solitario de Ramón Gaya (BAE, 17), Un año en el sur de Antonio Colinas (BAE, 29), La noche más lejana de Carlos Pujol (BAE, 34), y la antología Des Imagistes de Ezra Pound y otros poetas angloamericanos (BAEX, 1). d) Modalidad aparte la conforman aquellos libros que ilustran su sobrecubierta con un dibujo esquemático trazado sobre un fondo de color uniforme. Es el caso, entre otros, de las Elegías de Eloy Sánchez Rosillo (BAE, 21), con un dibujo del pintor fauve Albert Marquet; del Diario disperso de Mariá Manent (BAE, 30), que recupera un fragmento del ex libris del poeta Francis Jammes; de Las hojas secas de Ángel Rupérez (BAE, 32), con un dibujo de Pierre Bonnard, y de la Poesía de César González-Ruano (BAE, 12), con un sombrero delineado ex profeso por el propio Trapiello. e) Podríamos, asimismo, constituir una serie con todas aquellas sobrecubiertas que, de modo más o menos directo, guiñan un ojo al lector cómplice en el reconocimiento de algún motivo tipográfico de la imprenta moderna española. Se encuadrarían aquí el pequeño número de camisas, con sus caligrafías y viñetas de barcos de vela y vapor de la época romántica, que homenajean el neorromanticismo 10

tipográfico años 30 de escritores amantes de las imprentas como fueron Max Aub y Luys Santa Marina. Paulina o el libro de las aguas de María Victoria Atencia (BAE, 16) y Robinsón o la imitación del libro de Rafael Conte (BAE, 24), se embarcan en la estela de la primera edición del Luis Álvarez Petreña, de 1934, que patroneada por Santa Marina para su amigo Aub, había retomado elementos gráficos de editores como Mariano de Cabrerizo (1785-1868), y maderitas utilizadas en los anuncios de la prensa periódica de mediados del XIX. Por su parte, Visita a Maquiavelo de Alberto Jiménez Fraud (BAE, 11), juguetea con la divisa –un dragón que sostiene en su boca una granada– que ilustraba las cubiertas de los Clásicos Granada publicados por Jiménez Fraud Editor.

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1. Sobrecubierta de la Visita a Maquiavelo (1983), homenaje a los Clásicos Granada

La pareja Madrid callejero y Madrid, escenas y costumbres de José Gutiérrez-Solana (BAE, 19 y 20), adopta como emblema unos fragmentos urbanos madrileños del pintor-impresor Gabriel García Maroto. Las sobrecubiertas de las reediciones de Pombo y La sagrada cripta de Pombo de Ramón Gómez de la Serna (BAE, 22 y 23) pueden considerarse, en su feliz combinación geométrica de motivos tipográficos, como un verdadero tour de force gráfico entre las camisas de Trieste. En el primer caso, la sobrecubierta en bitono se estructura mediante una cuadrícula de cabezas de 12

Ramón, que repiten la utilizada por éste en El lunático, de 1912, dibujada por Salvador Bartolozzi, posteriormente aprovechada en la tarjeta de visita que se incluye en la Primera proclama de Pombo, de 1915. Paralelamente, en el caso de La sagrada cripta de Pombo, Trapiello recrea una idéntica cuadrícula a partir del quinqué dibujado por el arquitecto Rafael Bergamín para ser utilizado como sello de la tertulia de Pombo, viñeta que cierra la ya aludida Primera proclama de Pombo22. f) El recurso a utilizar una etiqueta, ya pegada realmente o sólo sugerida a manera de recuadro contrastado con un fondo de otro color, constituye tanto una modalidad en sí misma, como un procedimiento que se puede combinar como variante de algunas de las modalidades anteriormente mencionadas. Las etiquetas en los libros, que llegaron a España de Alemania e Inglaterra en los años en torno a la Primera Guerra Mundial, fueron una alternativa barata al estampado en oro en tiempos de abundante mano de obra. En Trieste solamente se utilizó este procedimiento en dos ocasiones, en que se pegaron verdaderas etiquetas –lo hacía en su casa el propio Valentín Zapatero–. Fue el caso de las Poesías inéditas de Fernando Villalón (BAE, 27), sobrecubierta que parece inspirada por el recuerdo de la Primavera portátil de Adriano del Valle23, y de la ya mencionada Rosa Krüger (BAE, 18), que la combina sobre un fondo geométrico. En otras camisas, como sucede en El combate del sueño de Josep Janés (BAE, 39), los dos Pombo (BAE, 22 y 23), y Venecias de Paul Morand (BAEX, 2), debido a lo lento y económicamente prohibitivo del procedimiento, la etiqueta solamente es sugerida.

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. En la biblioteca particular de A. Trapiello hay un ejemplar de dicho raro folleto ramoniano, reproducido en el libro de J. M. Bonet, Impresos de vanguardia en España, 1912-1936, Valencia, Campgràfic, 2009, pp. 4-6. 23 . De este impreso de 1934, acogido por Eugenio D’Ors en su colección ALA (Amigos del Libro de Arte), ha escrito Trapiello que “es tal vez uno de los libros mejor editados en la historia de la poesía española del siglo XX”, en A. Trapiello, Imprenta moderna, ob. cit., p. 212.

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2. Camisa de La sagrada cripta de Pombo (1986) a partir del quinqué de Rafael Bergamín

Los nuevos libros de Trieste se continuaron imprimiendo en Musigraf Arabí, la imprenta de Torrejón, adquiriendo Trapiello en la madrileña Casa Gans tipos Elzevirianos Ibarra, que combinaba con Aster. El recurso a las dos tintas se limitó, por motivos económicos, a la cubierta rústica y la portada. Devinieron rasgos característicos de los libros de Trieste la utilización del paréntesis para enmarcar el pie

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de imprenta en portadas y cubiertas, y el encerrar el número de página cursivo – colocado al pie, con alineación central– entre corchetes. La renacida Trieste S.A. dio acogida a las siguientes colecciones: una Biblioteca de Autores Españoles que, entre 1982 y 1989, publicó 42 títulos diferentes; una Biblioteca de Trieste que contuvo 3 títulos, aparecidos entre 1985 y 1987; y una Biblioteca de Autores Extranjeros, desarrollada entre 1985 y 1990, con 8 títulos. Asimismo Trieste albergó una incipiente colección de textos en gallego, dirigida por el poeta Luis Rei Nuñez (1958), denominada Porto de Son, que tan sólo dio a luz dos títulos entre 1982 y 1984: el poemario Para matar ao tempo, del propio Luis Rei Nuñez y las Seivas de amor e tránsito, de Miguel Anxo Fernán-Vello24. Fuera de colección, en los primeros momentos de esta nueva andadura, en el quicio entre 1981 y 1982, se imprimieron dos títulos: una antología bilingüe de poemas de William Carlos Williams, seleccionados y traducidos por Carmen Martín Gaite, y la narración de ambiente oriental Los tres libros del sol de Hua Ta Mi del profesor Francisco Javier Flores Arroyuelo25. Volumen de las colecciones de Trieste (1981-1990)

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2 2 Bib. Aut. Españoles

8

Bib. Aut. Extranjeros Bib. de Trieste Fuera de Colección 42

Porto de Son

Las tiradas, para la poesía, eran pequeñas, oscilando entre los 300 y los 500 ejemplares. Para la prosa se solían imprimir, como mucho, 1000. Esta precaución se observa ya, por ejemplo, en el primer título de la Biblioteca de Autores Españoles, Una enfermedad moral de Soledad Puértolas, que tuvo dos ediciones, cada una de 700

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. L. Rei Nuñez, Para matar ao tempo, Madrid, Trieste, 1982, 60 pp., rústica; M. A. Fernán-Vello, Seivas de amor e tránsito, Madrid, Trieste, 1984, 64 pp., rústica. 25 . W. Carlos Williams, Viaje hacia el amor [y otros poemas], trad. de C. Martín Gaite, 1981, 236 pp., rústica; F. J. Flores Arroyuelo, Los tres libros del sol de Hua Ta Mi, Madrid, Trieste, 1982, 80 pp., 22 x 15 cm., rústica.

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ejemplares26. En el caso de Carmen Martín Gaite, se tiraron 2000 ejemplares en cada una de las tres ediciones de El cuento de nunca acabar27. La proporción entre los ejemplares en tela y en rústica para cada edición sería, para una edición de 300 ejemplares, de 100 en tela y 200 en rústica. Para empezar se me ocurrió que podíamos abrir una Biblioteca de Autores Españoles. Yo pensé que estaría bien editar a gente nueva y joven y a gente vieja y muerta, raros, olvidados, pero interesantes. O sea, libros cuyos derechos de autor no costasen nada, porque es el caso que Valentín sólo contaba para el proyecto con un exiguo préstamo familiar. Seguramente su padre le hubiera prestado más, si se lo hubiera pedido, pero Valentín era un joven orgulloso y aquellos préstamos le humillaban lo indecible28. Evidentemente, esta Biblioteca de Autores Españoles consistió en la evolución natural del núcleo de las Entregas de la Ventura, al que se liberó del lastre que los autores clásicos suponían para el proyecto. De los 42 títulos publicados entre 1982 y 1989, 12 –el 29 %– podrían clasificarse como clásicos modernos, y 30 como contemporáneos – el 71 %–. Así en los dos primeros años de la colección, se publicó entre los autores contemporáneos a Soledad Puértolas, Federico Jiménez Losantos, Koldo Artieda, Andrés Trapiello, Carmen Martín Gaite, Antonio Martínez Sarrión, Juan Manuel Bonet y Ángel Rupérez, combinados con los modernos clásicos Miguel Villalonga, Rafael Sánchez-Mazas, Alberto Jiménez Fraud y César González-Ruano.

26

. S. Puértolas, Una enfermedad moral, Madrid, Trieste, 1982, 162 pp. Segunda ed. en 1983 (Biblioteca de Autores Españoles, 1). 27 . C. Martín Gaite, El cuento de nunca acabar: apuntes sobre la narración, el amor y la mentira, Madrid, Trieste, 1983, 402 pp. Su segunda y tercera eds. son también de 1983 (Biblioteca de Autores Españoles, 5). 28 . A. Trapiello, Imprenta moderna, ob. cit., p. 331.

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Biblioteca de Autores Españoles

12; 29% clásicos modernos contemporáneos 30; 71%

Al propósito inequívoco de quebrar la antinomia entre contemporáneos en plena creación y clásicos modernos, se suma en la definición de lo que fue esta colección literaria, una enriquecedora convivencia de géneros bajo el liderazgo de la poesía, nada usual en las colecciones de aquellas décadas. A la poesía corresponden 22 títulos –el 52 %–, al ensayo 9 obras –el 21 %–, a la narrativa 7 –el 17 %–, y a los diversos subgéneros de la literatura autobiográfica y testimonial 4 obras –equivalentes a un 10 %–.

Biblioteca de Autores Españoles: división por géneros

4, 10% 7, 17%

Poesía 22, 52%

Ensayo Narrativa Lit. testimonial

9, 21%

Así, por ejemplo, si nos fijamos en el periodo 1984-1986, cabe contar entre los poetas publicados a Fernando Ortiz, María Victoria Atencia, Eloy Sánchez Rosillo, Andrés Trapiello, Fernando Villalón, Teresa Ortiz, Ángel Rupérez, Ángel Guache y Antonio

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Gamoneda; entre los ensayistas a Ramón Gaya, José Gutiérrez-Solana, Ramón Gómez de la Serna, Rafael Conte, más el volumen colectivo Edad media y literatura contemporánea, en que participaron, entre otros, Juan Benet, Fernando FernánGómez, Jaime Gil de Biedma, Juan Goytisolo y Francisco Rico; entre los narradores, a Soledad Puértolas, Miguel Sánchez-Ostiz, Rafael Sánchez-Mazas y Carlos Pujol; y entre los diaristas a Marià Manent y Valentí Puig.

3. Camisa geométrica de Rosa Krüger (1984), con cinta publicitaria original

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Posiblemente, esa voluntad de constituir con la Biblioteca de Autores Españoles un espacio literario hasta entonces inédito, a un tiempo inclusivo y exclusivo, se encuentre ya evocada en el poema “Trieste” del italiano triestino Umberto Saba (1883-1957), del que se entregó una preciosa plaquette en edición bilingüe –traducido por Mercedes Monmany– al público asistente a la presentación de los primeros tres títulos de la colección, el día 11 de noviembre de 198229: He atravesado la ciudad. Luego he subido una cuesta, populosa al principio, más allá desierta, cerrada por un pequeño muro: un rincón en el que me siento a solas; y me parece que donde él termina termina la ciudad. Trieste tiene un encanto huidizo. (…) Desde esta cuesta diviso cada iglesia, cada calle que conduce a la abarrotada playa o a la colina, sobre cuya pedregosa cima, una casa, la última, se aferra. Alrededor circula por entre todas las cosas un aire extraño, un aire tormentoso, el aire del lugar. Mi ciudad que por todos sitios está viva, tiene un rincón a mi medida, a la de mi vida pensativa y esquiva. Como ya se ha mencionado, en Trieste S.A. hubo desde el principio un reparto claro de funciones, encargándose Valentín Zapatero de los aspectos económicos y administrativos, y Andrés Trapiello del desarrollo de las colecciones y el diseño gráfico de los libros. Este arreglo se mantuvo hasta finales del año 1987, en que el desacuerdo fundamental entre Zapatero y Trapiello acerca del rumbo a seguir – 29

. En dicho acto, celebrado en la librería Hiperión de Madrid, el novelista Juan García Hortelano, el profesor Andrés Amorós y el poeta Juan Manuel Bonet introdujeron, respectivamente, el libro de relatos Una enfermedad moral, de S. Puértolas; y los poemarios Diván de Albarracín, de F. Jiménez Losantos, y La rosa firme, de K. Artieda. De la plaquette conteniendo el poema de Saba, perteneciente a su colección Trieste e una donna, de 1910-1912, se tiraron 200 ejemplares encuadernados en papel charol verde o rojo. Curiosamente, Umberto Saba se ganó la vida como librero anticuario al frente de su Librería Antica e Moderna, especializada en la venta de incunables, actividad a la que dedicó su escrito Storia di una librería, del año 1948.

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mientras éste último seguía convencido de que la Biblioteca de Autores Españoles debía continuar siendo el eje de Trieste, el primero quería volcarse en los autores extranjeros y, a ser posible, en los grandes nombres– se tradujo en un deterioro de su relación personal y provocó la salida de Trapiello de la empresa. Naturalmente, el dilema en torno a la identidad y el futuro de Trieste respondía también a los condicionantes de una empresa descapitalizada, que había edificado su Biblioteca de Autores Españoles publicando mayoritariamente a autores libres de derechos o con derechos casi insignificantes, como los 500 dólares que se pagaron entonces por publicar los dos Pombo de Gómez de la Serna30. Éste no podía ser el caso de una Biblioteca de Autores Extranjeros revitalizada, que exigiría serias inversiones que escapaban a la realidad de la empresa. El poemario El combate del sueño de Josep Janés (BAE, 39), publicado al final de la primavera de 1988, fue el último libro de Trieste del que se ocupó Trapiello. A partir de ahí, la editorial devino responsabilidad exclusiva de Valentín Zapatero –con la ayuda como secretario del poeta Álvaro García, llegado a Trieste antes de la marcha de Trapiello–, que buscó impulsar la Biblioteca de Autores Extranjeros con la publicación de autores como Giussepe Tomaso di Lampedusa, Joseph Conrad y Salvatore Quasimodo. Pero el debilitamiento físico de Valentín Zapatero y el económico de Trieste corren parejas en esta última etapa, en que sólo se publican un muy reducido número de títulos, gráficamente más deslucidos, mientras por su parte Trapiello se afana por restablecer su labor editorial fuera de Trieste, primero en 1988 con una nonata editorial Sterling; un año después, sugiriendo a la editorial Alfaguara una colección de poesía que completase las suyas de novela y ensayo, proyecto para el que le fueron dando largas; y, finalmente, encontrando un nuevo acomodo, a partir de 1990, en la multifacética editorial Comares, dirigida por Miguel Ángel del Arco, “el juez de Granada”, en la que funda la colección La Veleta, que será en cierto modo una Trieste elaborada31. 30

. En la necrológica de V. Zapatero publicada por el diario El País, el 17 de julio de 1990, se recoge la siguiente declaración de A. Trapiello: “«Los libros de Trieste fueron posibles gracias a la relación especial entre editor y autores», recuerda Andrés Trapiello. «Un título financiaba el siguiente. Soledad Puértolas, por ejemplo, nunca cobró derechos, y Martín Gaite empezó a cobrarlos mucho después de publicados. Pero los escritores acudían por la delicadeza con que los volúmenes estaban editados»”. 31 . Véase el relato de negociación con L. Suñén, de Alfaguara, en su diario El tejado de vidrio, Valencia, Pre-Textos, 1994, pp. 75-78: “Tenía [Suñén] que llenar la laguna que justamente esa editorial, como todas las grandes, tienen: una colección de poesía. Aunque no hubo tiempo para formular los detalles exactos, él y yo sabíamos que mis exigencias eran mínimas. Es más: creo que desde un punto de vista radical ni siquiera se las podría llamar exigencias. En esto de la tipografía está uno en la vida como aquellos pobres de solemnidad que se conformaban con «la voluntad».”, en p. 76. Sus primeros encuentros con el juez M.-A. del Arco, de Comares, se refieren en el mismo volumen, pp.

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Los dos amigos apenas volvieron a verse hasta ya iniciada la nueva andadura con la colección La Veleta. La reconciliación –que en realidad era una despedida–, tuvo lugar en las semanas previas a la feria del libro madrileña de la primavera de 1990, en que ambos compartieron algunas horas en el stand de Trieste: En la caseta de la Feria del Libro del Retiro no había nadie. Era como al principio. No ha cambiado nada. En la media hora en que estuvimos allí los dos no se vendió un solo libro, en vista de lo cual nos hemos ido a tomar una cocacola32. Efectivamente, la caja realizada en dicha feria –celebrada entre el 25 de mayo y el 10 de junio–, ascendió a 366.290 pesetas, cantidad a la que había que descontar los dos sueldos de las dos chicas que atendían la caseta –114.000 pesetas–, más el alquiler de la misma. Los autores más vendidos fueron los recientes Conrad –58 ejemplares– y Lampedusa –15–, seguidos por Martín Gaite –14–, el Bandido de Puértolas –11–, Rosa Krüger de Sánchez Mazas –10– y los dos Solana –20–. Las devoluciones de libros depositados para su venta en las casetas de otras librerías de la feria fueron muy abundantes. Pocos días después –el 14 de junio de 1990– murió Valentín Zapatero. Trapiello, en su diario, liga su muerte al fracaso de la editorial: Las cosas nunca fueron bien y Trieste resultó un fracaso. Sacábamos un libro, y se vendían doscientos ejemplares; tenía muy buena prensa, pero nada más. Si hubiese ido bien quizá V. no habría necesitado beber. Quién sabe33. Tras la muerte de Zapatero, la sociedad anónima Trieste, en la conciencia de que había cumplido su ciclo, fue disuelta –desoyéndose alguna oferta oportunista de adquirir la editorial– y sus fondos se saldaron en los Vips: Entonces todo lo que no habíamos vendido en seis años se vendió en seis días, y los libros desaparecieron de la circulación y la gente empezó a 87-89: “Me explicó que tiene en Granada una editorial de libros de derecho. Buscó en un maletín negro un catálogo y me lo mostró. Le eché un vistazo, pero con el estómago en ayunas, me entró como un mareo al leer los títulos de tales mamotretos y observar la tipografía del folleto. No se anduvo con rodeos: quiere otra Trieste.”, en p. 87 32 . A. Trapiello, Las nubes por dentro, ob. cit., p. 142. Los últimos encuentros entre los dos amigos se narran en las pp. 153-156 y 186-189. 33 . Para la muerte de V. Zapatero y la disolución de Trieste, véanse en Las nubes por dentro, ob. cit., las pp. 197-220, 276 y 373-375. La cita es de la p. 201. S. Puértolas hace su retrato en “El adiós de una persona silenciosa”, en Recuerdos de otra persona, Barcelona, Anagrama, 1996, pp. 147-150.

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hacer circular una bonita leyenda sobre Trieste, con exageraciones bastante generosas, quizá para compensar lo poco que les costó comprarlos de saldo34. La importancia de Trieste en el ámbito editorial de la España de la Transición radica en haberse erigido, tras su desaparición, en el precedente o modelo a emular de todo ese boom de pequeñas editoriales artesanales surgidas a partir de mediados de los años noventa, todos esos proyectos editoriales –y vitales– de calidad y carácter fundamentalmente literario, que han buscado hacerse un hueco de nueva planta en un mercado dominado por las grandes editoriales –inmersas ya entonces en cada vez más opacos procesos de concentración– y algunas editoriales medianas más o menos independientes, producto de la evolución o el cambio de orientación de empresas editoriales familiares preexistentes35. De ahí el surgimiento de esa leyenda de Trieste. Durante años, el fracaso de Trieste y la ruptura con Valentín Zapatero han sido una herida mal curada a la que se ha aludido recurrentemente en las páginas del Salón de pasos perdidos. Su presencia más llamativa quizá la encontremos en el episodio que introduce su diario Las inclemencias del tiempo, correspondiente a 1996, en que narra el diarista la inesperada visita que tres jóvenes –dos chicos y una chica– hacen al escritor en su casa extremeña de Las Viñas, en la tarde-noche de un 31 de diciembre. Es un cuento de Navidad sombrío y meláncolico de tradición dickensiana, con gotas de negrura al estilo “La Nochebuena de 1836”, en que los tres jóvenes que fueron Valentín, Andrés y Miriam –la mujer de Trapiello– visitan, todavía llenos de proyectos e ilusiones, al ya maduro escritor: Sólo entonces comprendí que quienes habían estado a verme éramos M., yo y V., hace veinte años. (…) Pobre V., ¿y tú? Aparte de muerto en tu pequeño cementerio de San Justo, ¿dónde estás esta tarde de San Silvestre? Se me había olvidado lo bellísima que era aquella muchacha acaso porque no he dejado de vivir con ella un solo día desde entonces. V. llegó a ser editor, pero murió hace seis años. Uno mismo ha escrito

34

. A. Trapiello, Imprenta moderna, ob. cit., p. 334. . Es el caso de Tusquets y Lumen, por ejemplo. “Durante años me divirtió la paradoja de que una editorial franquista y religiosa, que mi tío Juan [monseñor Tusquets] había tenido la peregrina ocurrencia de crear en Burgos, hubiera caído de modo inesperado en nuestras manos [Esther y Óscar Tusquets], que no éramos sólo librepensadores, sino resueltamente ateos, y de que una editorial fundada el año 1936 para defender los valores de la España cristiana, reaccionaria y tradicional fuera a convertirse en las décadas de los 60 y de los 70 en una de las editoriales formalmente comprometidas en la lucha contra el franquismo.” en E. Tusquets, Confesiones de una vieja dama indigna, Barcelona, Bruguera, 2009, pp. 40-41. Para las pequeñas editoriales, puede verse J. Lapresa, “Contexto: la revolución editorial”, Nueva Revista de política, cultura y arte 127 (2010), pp. 175-187. 35

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algunos libros, pero no ha podido dejar los periódicos y siente su vida tan insegura y provisional como entonces y, desde luego, tan solitaria36. Pero, sin lugar a dudas, el rasgo más controvertido de Trieste fue la inclusión en su Biblioteca de Autores Españoles de escritores como Rafael Sánchez-Mazas, César González-Ruano y Miguel Villalonga, políticamente identificados e identificables con el fascismo o el franquismo, de los que se publicaron obras de contenido plenamente literario37: Incluso hubo libreros que nos los devolvían en cuanto vieron que editábamos a autores como Sánchez Mazas o Ruano. Que editáramos a Ramón Gaya y a don Alberto Jiménez Fraud les daba exactamente lo mismo. Reaccionaban con gran indignación, como si se pretendiera estafarles38. Eran los años 1983-1984 y aunque, posiblemente, el grueso de la transición política había ya pasado, la transición de las mentalidades estaba todavía a medio hacer. Incluso, el propio nombre de la colección, “Biblioteca de Autores Españoles”, podía resultar sospechoso en una época de recuperación de los nacionalismos históricos y fervor autonómico. Rosa Krüger, la mítica novela perdida de Sánchez-Mazas, comenzada en Madrid durante la Guerra Civil, en los meses en que se encontraba refugiado en la embajada de Chile, y conservada entre sus papeles póstumos por Liliana Ferlosio, se convirtió en una de las grandes primicias editoriales de Trieste, pero se trató de un acierto que proporcionó más prestigio que ventas y, a corto plazo, constituyó un emblema de valoración ambigua39, que dio pie a un historiador literario como Julio Rodríguez Puértolas a escribir en su exhaustiva pero mal digerida Literatura fascista española (1986), que “Rosa Krüger se ha publicado, por fin, recientemente (Madrid, 1984) por Trieste, editorial especializada en recuperar, a lo que parece, la vieja literatura del fascismo español”, comentario apresurado 36

. A. Trapiello, Las inclemencias del tiempo, Valencia, Pre-Textos, 2001, p. 17-35. La cita en pp. 3233. 37 . M. Villalonga, Autobiografía, Madrid, Trieste, 1983, 384 pp., rústica / tela (Biblioteca de Autores Españoles, 8); R. Sánchez-Mazas, Las aguas de Arbeloa, Madrid, Trieste, 1983, 420 pp., rústica / tela (Biblioteca de Autores Españoles, 10); C. González-Ruano, Poesía, ed. de F. Rivas, Madrid, Trieste, 1983, 256 pp., rústica / tela (Biblioteca de Autores Españoles, 12). 38 . A. Trapiello, Imprenta moderna, ob. cit., p. 332. 39 . R. Sánchez-Mazas, Rosa Krüger, Madrid, Trieste, 1984, 386 pp., rústica / tela (Biblioteca de Autores Españoles, 18). Recuérdese que Liliana Ferlosio, viuda de Rafael Sánchez-Mazas –fallecido en 1966–, era suegra de C. Martín Gaite, de cuyo libro El cuento de nunca acabar, había sacado Trieste tres ediciones.

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remachado páginas después con la mala fe de asociar a Trieste con la revista Fuerza Nueva, el diario El Alcázar y las editoriales Acervo y Dyrsa, que acababa de mencionar: “Habría que añadir, a todo lo anterior la tarea de revival de viejos autores fascistas españoles llevada a cabo también últimamente por Ediciones Trieste, de Madrid”40. Veinte años después de estas afirmaciones, producto de un rígido esquema mental aplicado en un contexto de fricciones y tabús, cabe ver en la Biblioteca de Autores Españoles de Trieste la formulación de un espacio literario inédito en que se encontraban la nueva y la vieja generación de escritores –hombres y mujeres, periféricos y castellanos– y todos retomaban su diálogo para el lector de un nuevo tiempo. Pero el público se mostró entonces poco receptivo. Resulta sumamente simbólico el hecho de que uno de los grandes éxitos de ventas y de crítica de los últimos años, nos referimos a Soldados de Salamina (2001), de Javier Cercas – curiosamente, participante también en la aventura de Trieste, para cuya Biblioteca de Autores Españoles tradujo el diario del catalán Valentí Puig, publicado en 1986–, tuviera en Rafael Sánchez-Mazas a uno de los protagonistas de su idealizada reconciliación literaria a posteriori41. En fracasos como los de Trieste, adelantada a su tiempo en diferentes sentidos, se cimenta la normalidad cultural y literaria de la España de la post-Transición.

APÉNDICES 1. Catálogo de las Entregas de la Ventura y los Libros de la Ventura42 Entregas de la Ventura 1ª serie (agotada) 1. Francisco Giner de los Ríos43, Por Algarrobo y el Tabo con las luces de Valparaíso, 1980.

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. En J. Rodríguez Puértolas, Literatura fascista española, Madrid, Ediciones Akal, 1986, vol. I, pp. 247 y 791, respectivamente. 41 . V. Puig, En el bosque, trad. de J. Cercas, Madrid, Trieste, 1986, 151 pp., rústica / tela (Biblioteca de Autores Españoles, 31). Recientemente, J. Gracia ha destacado cómo el primer impulso en la reevaluación estética e histórica de esta materia literaria políticamente hipotecada, fue protagonizado en los primeros años de la Transición por algunos escritores entonces jóvenes, como A. Trapiello, M. Sánchez-Ostiz o J.-C. Llop, yendo a remolque el grueso de la investigación universitaria. Véase su artículo, “Rehacer la memoria. Cultura y fascismo en la España democrática”, Olivar 8 (2006), pp. 87106. 42 . Confeccionado a partir de un catálogo editorial de mediados de 1981.

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2. 3. 4. 5. 6.

Francisco Pino, Nada más que mirar, 1980. Ignacio Gómez de Liaño, Nauta y estela, 1980. Luis Barahona de Soto, Madrigales y sonetos, 1980. Fernando Pessoa, Primer Fausto44, 1980. Mario Hernández, Enemigo de plata, 1980.

2ª serie (agotada) 7. Rafael Lasso de la Vega, Galería de espejos45, 1980. 8. Jacobo Cortines, 20 sonetos de Petrarca, 1980. 9. José Ángel Valente, Estancias, 1980. 10. María Zambrano, Dos escritos autobiográficos, 1981. 11. Luis Pimentel46, Cunetas, 1981. 12. Marcelin Pleynet47, Longues inégales en vers et en prose sur la ligne, 1981. 3ª serie 13. Antonio Carvajal, Sitio de Ballesteros, 1981. 14. Menchu Gutiérrez, El grillo, la luz y la novia, 1981. 15. Aníbal Núñez, Cuarzo, 1981. 16. Jorge Guillén, Vida y muerte de Alonso Quijano48. 17. Gabino-Alejandro Carriedo, Lembranças y deslembranças. 18. Francisco Rivas, Farmacia de guardia. 4ª serie 19. Rosa Chacel, A la orilla de un pozo. 20. Alonso Quesada, Poema truncado de Madrid. 21. Juan Manuel Bonet, Última Europa. 22. José Herrera Petere, La cárcel y la sierra. 23. Kevin Power, Pamargui. 24. Gonzalo Armero, Cerezas. Libros de la Ventura49

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. Francisco Giner de los Ríos (Madrid, 1917-Nerja, 1995), “amigo de todos los poetas-tipógrafos de su tiempo (Juan Ramón Jiménez, Altolaguirre, Prados, Aub), y tipógrafo él mismo, soñaba con volver del exilio y retirarse a Nerja, comprar una minerva y unos chibaletes e imprimirse, como en su juventud, sus propios libros. Cuidó, en Méjico, con su cuñado Joaquín Díez-Canedo, de algunas hermosas ediciones que se caracterizaron siempre por ser la síntesis perfecta entre la tradición y la modernidad, entre J.R.J. y Altolaguirre.” en A. Trapiello, Imprenta moderna, ob. cit., p. 294. 44 . Poema dramático traducido por José Antonio Llardent (1925-1987), quien obtuvo el Premio Nacional de Traducción en 1987. 45 . Rafael Lasso de la Vega (Sevilla, 1890-1959). Con epílogo a cargo de J. M. Bonet y retrato obra de Xavier Valls. De este autor, la colección La Veleta, sucesora de Trieste, publicó el volumen Poesía, ed. por J. M. Bonet, Granada, Editorial Comares, 2000, 1136 pp., (La Veleta, 46). 46 . Nombre literario del médico lucense, de simpatías galleguistas, Luis Benigno Vázquez Fernández (1895-1958). Cunetas lleva un epílogo, “Música en sombra de Luis Pimentel”, pp. 23-27, escrito por Mario Hernández. Sus Poesías completas, editadas por L. Rei Nuñez, fueron el primer volumen de la colección La Veleta (Granada, Editorial Comares, 1990, 385 pp.). 47 . Poeta y crítico nacido en Lyon en 1933. Director de Tel quel entre 1962 y 1982. 48 . Este título y los siguientes nunca se publicaron.

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Poesía Andrés Trapiello, Junto al agua, 1980. (350 ptas.) Julia Escobar, Fluyen permanentes (De próxima aparición)50 Federico Jiménez Losantos, El diván de Albarracín (id.)51 Arte Carlos Alcolea, Aprender a nadar52, 1980. (500 ptas.) Juan Navarro Baldeweg-Patricio Bulnes, Figuras de definición, 198053. (500 ptas.) Ceesepe, La Mocosita y el asesino54 (100 ptas.)

2. Revista Número Sumario nº 1 Catherine François, “Proposiciones para un crimen perfecto”, pp. 1-4. Ángel González García, “Impar”, p. 4. Francisco Pino, “Cinco poemas (del próximo libro Versos para distraerme)”, p. 4. Menchu Gutiérrez, “De barro la memoria”, pp. 4-5. Antonio Martínez Sarrión, “El signo”, p. 5. Mario Hernández, “Variación del sueño”, pp. 5-6. Jacobo Cortines, “Historia de Lisandro (Cervantes y La Galatea)”, pp. 7-10. Julia Escobar, “Cuatro poemas (del libro inédito Fluyen permanentes)”, p. 10. Francisco Rivas, “Farmacia de guardia”, pp. 10-11. Antonio Carvajal, “Vario primor de odas”, pp. 11-12. Aníbal Núñez, “Tres poemas”, pp. 12-13. Juan Manuel Bonet, “Siete poemas”, p. 13. Soledad Puértolas, “Después de que se le quemase la casa a Arturo Serrano-Plaja”, pp. 13-16. César González Ruano, “Poemas inéditos (de los Sonetos de Cherche-Midi)”, pp. 1617. Lorenzo Martín del Burgo, “Pasión de Noé”, pp. 17-18. Juan Lamillar, “Matter & manner”, pp. 18-19. 49

. Cada libro de esta colección tiene su propio formato. Los libros del flanco artístico fueron coeditados por la galería Buades y Francisco Rivas Editor. 50 . No publicado. 51 . Apareció en la Biblioteca de Autores Españoles de Trieste, de la que fue el segundo volumen publicado. 52 . Se trata de un libro de aforismos del pintor Carlos Alcolea (1949-1992), asociado a la nueva figuración madrileña y uno de los pilares de la galería Buades, que se publicó en marzo de 1980 con ocasión de una retrospectiva de su obra, celebrada en el entonces MEAC. 53 . Texto de Patricio Bulnes con imágenes de Juan Navarro Baldeweg. El libro fue presentado en la galería Buades por Santiago Auserón, J. Manuel Bonet y Eva Lootz. 54 . Esta edición se hizo con motivo de la primera exposición de pintura de Ceesepe en Madrid, que tuvo lugar en la Galería Buades, en diciembre de 1979. Es un cuadernillo de 12 páginas en blanco y negro, en formato tabloide, 38 x 29,5 cm., en papel prensa de baja calidad que ha amarilleado con el tiempo. La tirada no superó los mil ejemplares. Contiene este cómic la última historieta protagonizada por su personaje Slober. La Mocosita fue contratada no por Trapiello, sino por Quico Rivas, que conocía a Ceesepe de cuando dibujaba en Disco Express. Ceesepe había llegado a Madrid procedente de Barcelona, donde había colaborado en el comix underground –El Rrollo enmascarado, Star…–.

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Federico Jiménez Losantos, “4 poemas de Hudail ben Razin y una nota (del libro inédito Diván de Albarracín)”, pp. 19-21. Andrés Trapiello, “Poemas (del libro Elegías)”, pp. 21-22. Carlos García Gual, “Algunos fragmentos de Páladas”, pp. 22-24. Suplemento al nº 155 Antonio Osorio, “Breve bestiario”, selección, traducción y nota preliminar de José Antonio Llardent, pp. I-VIII. Sumario nº 2 María Zambrano, “La llama”56, pp. 1-5. Antonio Gamoneda, “Lápidas (del libro inédito Lápidas)”, pp. 5-6. Jacobo Cortines, “Paseo de invierno (de Cámara agraria)”, p. 6. Francisco Rivas, “Canciones y estribillos”, pp. 6-8. Fermín Vázquez Murillo, “El reclamo (episodio de La Sierra de Mercadores)”, pp. 810. Serafín Senosiáin, “Sorolla”, p. 11. Clarisse Nicoïdski, “Deshoje”, pp. 11-12. Juan Perucho, “Del diario apócrifo de Octavio de Rumeu”, pp. 12-14. Abelardo Linares, “Poemas”, p. 14. António Osório, “A matéria da alma”, pp. 14-15. Carmen Martín Gaite, “Dos poemas”57, p. 16. Kevin Power, “Pamargui”, pp. 16-17. Andrés Trapiello, “La luz elemental” y “La viva luz”, pp. 17-19. José Ángel Valente, “Dos versiones (John Donne y Gerard Manley Hopkins)”58, pp. 19-20. Rafael Sánchez Mazas, “Soneto del alcotán”59, p. 20. Suplemento al nº 2 Supuestamente de Pedro Calderón de la Barca, El segundo David, transcripción y nota preliminar de José Romera Castillo60, pp. I-VIII. 55

. Lo encabeza una viñeta original del pintor Manolo Quejido. . Se ofrece en nota la siguiente aclaración de M. Zambrano, tomada de una carta fechada en Ginebra a 20 de febrero de 1982: “Parcialmente ha sido publicada La Llama solamente en italiano, en milagrosa traducción de Elemire Zola, publicada en la revista por él dirigida Conoscenza religiosa de la que apenas noticia se tiene, por desventura, en España. El número en que parcialmente apareció La Fiamma tuvo ocasión de ser conocido por algunas escasas, señaladas personas. Hoy ofrezco a la casi totalidad de este «breve tratado», que tampoco ahora lo tengo por acabado.” 57 . Se trata de las composiciones “Pieza clave” y “¿Qué hacer con las palabras?”. 58 . El poema “A Nocturnal upon St. Lucy’s day, being the shortest day”, de Donne, se vierte bajo el título “Nocturno sobre la festividad de santa Lucía, en el día más breve del año”; el soneto “The Windhover”, del jesuita Hopkins, se traduce bajo el título “El halcón”. 59 . Es traducción de un soneto anónimo siciliano del siglo XIII, cuyo primer verso “Tapina me, ch’amava uno sparviero”, aparece traducido por “Cuitada yo que amaba a un alcotán”. Se indica en nota que la transcripción castellana se debe a C. Martín Gaite, que lo escuchó repetidamente de su suegro, aficionado a declamarlo. 60 . Es transcripción del manuscrito conservado en la iglesia parroquial de San Martín, de Trujillo (Cáceres). 56

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3. Catálogo de Editorial Trieste61 Biblioteca de Autores Españoles 1. Soledad Puértolas, Una enfermedad moral, 198262, 162 pp. Segunda ed. en 1983. Tela. (740 ptas.) 2. Federico Jiménez Losantos, Diván de Albarracín, 1982, 64 pp. Tela. (530 ptas.) 3. Koldo Artieda, La rosa firme, 1982, 54 pp. (530 ptas.) 4. Andrés Trapiello, Las tradiciones, 1982, 130 pp. (740 ptas.) 5. Carmen Martín Gaite, El cuento de nunca acabar: apuntes sobre la narración, el amor y la mentira63, 1983, 402 pp. Segunda y tercera eds. también en 1983. Tela. (950 ptas.) 6. Antonio Martínez Sarrión, Horizonte desde la rada, 1983, 64 pp. Rústica / tela. (425 ptas. / 740 ptas.) 7. Juan Manuel Bonet, La patria oscura, 1983, 48 pp. Rústica / tela. (425 ptas. / 740 ptas.) 8. Miguel Villalonga, Autobiografía64, 1983, 384 pp. Rústica / tela. (950 ptas. / 1270 ptas.) 9. Ángel Rupérez, En otro corazón, 1983, 86 pp. Rústica / tela. (530 ptas. / 850 ptas.) 10. Rafael Sánchez-Mazas, Las aguas de Arbeloa, 1983, 420 pp. Rústica / tela. (1198 ptas. / 1695 ptas.) 11. Alberto Jiménez Fraud, Visita a Maquiavelo, 1983, 304 pp. Rústica / tela. (950 ptas. / 1485 ptas.) 12. César González-Ruano, Poesía (selección, prólogo y notas de Francisco Rivas), 1983, 256 pp. Rústica / tela. (950 ptas. / 1485 ptas.) 13. Fernando Ortiz, Vieja amiga, 1984, 64 pp. (530 ptas.) 14. Soledad Puértolas, El bandido doblemente armado, 1984, 164 pp. Rústica / tela. (800 ptas. / 1000 ptas.) 15. Miguel Sánchez-Ostiz, El pasaje de la luna, 1984, 204 pp. Rústica / tela. (850 ptas. / 1000 ptas.) 16. María Victoria Atencia, Paulina o el libro de las aguas, 1984, 42 pp. (425 ptas.) 61

. Confeccionado a partir de un catálogo editorial de la primavera de 1990. . Según su colofón, “este libro se acabó de imprimir el 12 de octubre de 1982”. 63 . El manuscrito de esta obra llegó a la editorial a finales del verano de 1982, antes del viaje a los Estados Unidos de la escritora. Una última entrega, “Río revuelto”, se envió a Trieste desde Charlottesville a comienzos de octubre de 1982. Martín Gaite presentó la primera edición de este libro en el Ateneo de Madrid el 22 de marzo de 1983. Se agotó en menos de un mes. La segunda edición se acabó de imprimir, según su colofón, el 27 de abril de 1983. En una Nota a la segunda edición, declara la autora que “Yo había elegido la editorial Trieste por el primor y la elegancia con que imprimió en 1981 «Viaje hacia el amor», una selección de poemas de William Carlos Williams cuya traducción me encargó. Era una editorial poco conocida, pero la elegí por intuición, porque me parecía diferente. A mi vuelta a España, en Navidades [de 1982], el libro estaba completamente planeado y se discutieron conmigo todos los detalles de la impresión. Por una vez en mi vida me permitía ser caprichosa. Pero nunca creí que el libro iba a quedar tan bonito como ahora que lo veo en las manos.”, en pp. 18-19. 64 . Es reedición de M. Villalonga, Autobiografía, Barcelona, José Janés Editor, 1947, 230 pp., (Colección Manantial que no cesa). 62

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17. Ramón Gaya, Velázquez, pájaro solitario, 1984, 104 pp. Rústica / tela. (800 ptas. / 1000 ptas.) 18. Rafael Sánchez-Mazas, Rosa Krüger, 1984, 386 pp. Rústica / tela. (1750 ptas. / 2225 ptas.) 19. José Gutiérrez-Solana, Madrid callejero, 1984, 202 pp. (950 ptas.) 20. José Gutiérrez-Solana, Madrid, escenas y costumbres, 1984, 288 pp. (1270 ptas.) 21. Eloy Sánchez Rosillo, Elegías, 1984, 64 pp. (800 ptas.) 22. Ramón Gómez de la Serna, Pombo, 1986, 432 pp. Edición limitada de 75065 ejs. numerados. Tela. 24 x 16 cm. (6400 ptas.) 23. Ramón Gómez de la Serna, La sagrada cripta de Pombo, 1986, 760 pp. Edición limitada de 75066 ejs. numerados. Tela. 24 x 16 cm. (9200 ptas.) 24. Rafael Conte, Robinsón o la imitación del libro, 1985, 279 pp. Rústica / tela. (1590 ptas. / 2015 ptas.) 25. Andrés Trapiello, La vida fácil, 1985, 95 pp. Rústica / tela. (1000 ptas. / 1490 ptas.) 26. Juan Benet, Fernando Fernán-Gómez, Jaime Gil de Biedma, Juan Goytisolo y Francisco Rico, Edad Media y literatura contemporánea, 1985, 130 pp. Rústica / tela. (1000 ptas. / 1380 ptas.) 27. Fernando Villalón, Poesía inédita (edición de Jacques Issorel), 1985, 284 pp. Edición limitada de 750 ejs. numerados. (3075 ptas.) 28. Teresa Ortiz, La rosa de san Juan, 1985, 64 pp. (800 ptas.) 29. Antonio Colinas, Un año en el sur (para una educación estética), 1985, 308 pp. Rústica / tela. (1690 ptas. / 2075 ptas.) 30. Mariá Manent, Diario disperso (traducción de José Muñoz Millanes), 1985, 254 pp. Rústica / tela. (1200 ptas. / 1500 ptas.) 31. Valentí Puig, En el bosque (traducción de J. Cercas), 1986, 151 pp. Rústica / tela. (900 ptas. / 1325 ptas.) 32. Ángel Rupérez, Las hojas secas, 1985, 69 pp. (690 ptas.) 33. Fernando Ortiz, Marzo, 1986, 47 pp. (675 ptas.) 34. Carlos Pujol, La noche más lejana, 1986, 239 pp. (950 ptas.) 35. Ángel Guache, El viento en los árboles, 1986, 64 pp. (625 ptas.) 36. Antonio Gamoneda67, Lápidas, 1986, 89 pp. (760 ptas.) 65

. Según el colofón, “se compone la edición de 750 ejemplares, numerados a mano, 50 de ellos, del I al L, no venales, y el resto, del 51 al 750, destinados a la venta.” El libro se acabó de imprimir el 13 de mayo de 1986. 66 . Cabe inferir de la lista de devoluciones confeccionada por V. Zapatero al finalizar la Feria del Libro de 1990, la existencia de algunos ejemplares encuadernados en rústica. Los dos libros de Gómez de la Serna fueron reeditados en 1999, con prólogo de A. Trapiello, por la Comunidad de Madrid-Visor Libros: “Se presentaba ayer la nueva edición de los Pombo en el Círculo de Bellas Artes. Es una edición fea y vulgar. ¿Por qué siguen haciéndose libros feos y vulgares? No, desde luego, por pobreza (esta edición la paga el erario). Me digo, bueno, tampoco Gómez de la Serna era el canon de la belleza tipográfica. (…) Hace quince años se publicaron estos mismos libros en Trieste, en edición de setecientos cincuenta ejemplares, que acabaron, ocho después, saldándose en los Vips. Si hubiéramos tenido la fantasía de convocar a los periodistas, y el dinero con que pagarles el banquete, nos habríamos quedado solos. Lo que gastaron ayer en el agasajo, en dos horas, doblaba el presupuesto anual de aquella pequeña editorial.”, en A. Trapiello, La cosa en sí, ob. cit., pp. 44-45. 67 . Ya en 1977, Trapiello y Bonet publicaron en ArteFacto una reseña muy positiva de Descripción de la mentira de Gamoneda. “Con el tiempo se fue uno apartando discretamente de esa poesía, y apartarse de una obra lleva, sin darse uno cuenta, a apartarse de su autor, pero seguimos siendo amigos. En los años que siguieron a aquel libro apenas teníamos ya relación, pero cuando le envió a uno un libro de poemas que le habían rechazado dos o tres editoriales, se lo publiqué en Trieste. Poco a poco su poesía

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37. Miguel Sánchez-Ostiz, La quinta del americano, 1987, 204 pp. (1450 ptas.) 38. Fernando Villalón, Obras [poesía y prosa] (edición de Jacques Issorel), 1987, 385 pp. (3800 ptas.) 39. Josep Janés, El combate del sueño (bilingüe. Traducción de María Victoria Atencia), 1988, 64 pp.68 (600 ptas.) 40. Adolfo García Ortega, Oscuras razones, 1988, 64 pp. (600 ptas.) 41. Dionisia García, Diario abierto, 1989, 60 pp. (700 ptas.) 42. José Gutiérrez, De la renuncia69, 1989, 79 pp. (700 ptas.) 43. Ángel Rupérez, Los días únicos (en preparación)70 44. Manuel Arranz, Con las palabras (en preparación)71 Biblioteca de Autores Extranjeros 1. Ezra Pound [y otros], Des Imagistes (edición de Kevin Power. Bilingüe), 1985, 181 pp. Rústica. (1910 ptas.) 2. Paul Morand, Venecias (traducción de Monique Planes de Bonet), 1985, 206 pp. Rústica / Tela. (1270 ptas. / 1590 ptas.) 3. William Faulkner, Visión en primavera (traducción de Menchu Gutiérrez), 1987, 106 pp. Rústica.72 (900 ptas.) 4. Valery Larbaud, Obra completa de A. O. Barnabooth (traducción de Adolfo García Ortega), 1988, 430 pp. Rústica. (2700 ptas.) 5. C. S. Lewis, Una pena observada (traducción de Carmen Martín Gaite), 1988, 72 pp. Rústica. (850 ptas.) 6. Natalia Ginzburg, Léxico familiar (traducción de Mercedes Corral), 1989, 214 pp. Rústica. (1700 ptas.) 7. Giuseppe Tomasi di Lampedusa, Stendhal (traducción de Antonio Colinas), 1989, 101 pp. Rústica. (900 ptas.) 8. Joseph Conrad, Crónica personal [remembranzas], (edición de Miguel Martínez-Lage), 1990, 202 pp. Rústica. 9. Salvatore Quasimodo, Toda la poesía (en preparación)73 fue imponiéndose y se le fueron acercando gentes un poco rezagadas, de Valladolid principalmente, que lo tomaron por maestro.”, en A. Trapiello, La cosa en sí, ob. cit., p. 340. 68 . Este fue el último título de la Biblioteca de Autores Españoles editado por A. Trapiello. A partir de aquí fueron editados por en exclusiva por V. Zapatero. Combat del somni, del año 1938, una colección de veinte sonetos en su mayor parte en verso eneasílabo, fue la principal obra de creación poética del editor catalán Josep Janés, que dirigió su propia editorial –José Janés Editor–, entre 1940 y 1959, en que murió en accidente de tráfico. De Janés ha escrito Trapiello que fue “el mejor editor para mí de todo el siglo XX”, A. Trapiello, “Una historia al pie de la letra”, en ABC de las Artes y las Letras, 20 de mayo de 2006, p. 5. 69 . Con prólogo de Antonio Muñoz Molina. 70 . No apareció en Trieste. 71 . No apareció en Trieste. Publicado por Pre-Textos, 1992. 72 . Aunque salieron tras su marcha de Trieste, Trapiello intervino en la publicación de estos restantes títulos de la Biblioteca de Autores Extranjeros, aparecidos a partir de 1987. 73 . Traducción de Antonio Colinas. Tras la muerte de V. Zapatero, lo publicará Trapiello bajo el título Poesías completas, Granada, Comares, 1991, 489 pp., (La Veleta, 6): “He terminado de corregir las pruebas de las Poesías completas de Quasimodo. ¿Cuántos poemas serán? ¿Cuatrocientos? Los he leído todos un par de veces, y no he entendido ni uno. Están escritos en una lengua que desconozco por completo, de una pedantería, solemnidad y retórica inverosímiles. A mí eso no me había pasado antes con nadie, ni siquiera con los poetas herméticos o crípticos, ni con el admirable Hopkins ni con la maravillosa Dickinson ni con ninguno. Góngora o Mallarmé a su lado son un artilugio mecánico, un mecano para niños. Yo debería no publicar ese libro, pero ¿qué puedo hacer? No dejo de pensar que

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Biblioteca de Trieste 1. Lírica inglesa del siglo XIX (edición de Ángel Rupérez. Bilingüe), 1987, pp. 406. Rústica.74 (2860 ptas.) 2. Elizabeth Barrett Browning, Los sonetos del portugués (traducción de Ester de Andréis75), 1985, 63 pp. Rústica. (640 ptas.) 3. Paul Verlaine, Poesías (edición de Carlos Pujol), 1986, 134 pp. Rústica. (850 ptas.) Porto de Son76 1. Luis Rei Nuñez, Para matar ao tempo, 1982, 60 pp. Rústica. 2. Miguel Anxo Fernán-Vello, Seivas de amor e tránsito, 1984, 64 pp. Rústica. Fuera de colección William Carlos Williams, Viaje hacia el amor [y otros poemas] (selección y traducción de Carmen Martín Gaite. Bilingüe), 1981, 236 pp. Rústica. (850 ptas.) Francisco Javier Flores Arroyuelo, Los tres libros del sol de Hua Ta Mi, 1982, 80 pp. 22 x 15 cm. Rústica.

con ello contribuirá uno un poco más a la perpetuación de la tontería y la petulancia de los valores recibidos. Por otro lado, ¿de qué serviría? No va a gritarle uno al mundo desde el mechinal ceniciento: Ah, Quasimodo, qué pequeña estafa. ¿Por qué querría editarlo V.? No puedo comprenderlo. Algún muchacho, en edad de formarse el gusto, al verlo publicado en La Veleta, que pasa por una casa seria de ediciones, se dirá, bien, lo publica La Veleta, luego tiene que ser un buen libro. (...) No. La bola seguirá corriendo y creciendo. Perdón, muchacho; lo siento, muchacha. A veces ser puro pasa por hacerle un pequeño favor a un amigo muerto y una faena al resto del mundo.”, A. Trapiello, Los caballeros del punto fijo, pp. 167-168. Tras la muerte de V. Zapatero, A. Colinas publicó un artículo titulado “La pasión de editar”, en que hacía su retrato y rememoraba su relación editorial con aquél, en ABC Literario, 11 de agosto de 1990, p. XII. 74 . Este volumen apareció tras la ruptura entre Trapiello y V. Zapatero. 75 . Es reedición de E. Barrett Browning, Sonetos del Portugués, traducción de Ester de Andreis, Barcelona, Librería Mediterránea, 1941, 12º. Ester de Andreis, nacida en Génova de padres italianos, tras haberse educado en Italia e Inglaterra, se asentó en Barcelona. Fue autora de un libro de poemas castellanos, Prímula (1943), y de una biografía lírica de santa Clara en italiano. Tradujo al castellano a Katherine Mansfield y a Luisa Labé. En los sesenta mantuvo una tertulia literaria en su casa barcelonesa del carrer de Ganduxer, a la que asistían, entre otros, M. Manent y J. Vinyoli. 76 . Colección dirigida por el poeta Luis Rei Nuñez (1958).

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