Tremendísima mulata. Identidad racial, nacional y de género en la cultura visual cubana decimonónica.

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Descripción

RAFAEL LÓPEZ GUZMÁN, YOLANDA GUASCH MARÍ y GUADALUPE ROMERO SÁNCHEZ (eds.)

América: cultura visual y relaciones artísticas

Granada, 2015

COMITÉ CIENTÍFICO: ANTONIO BONET CORREA (Real Academia de Bellas Artes de San Fernando. Madrid) RAFAEL LÓPEZ GUZMÁN (Universidad de Granada) PAULA ANDRÉ (Instituto Universitario de Lisboa) MARÍA LUISA BELLIDO GANT (Universidad de Granada) MIGUEL ÁNGEL CASTILLO OREJA (Universidad Complutense de Madrid) GLORIA ESPINOSA SPÍNOLA (Universidad de Almería) RAMÓN GUTIÉRREZ DA COSTA (CONICET. Argentina) RODRIGO GUTIÉRREZ VIÑUALES (Universidad de Granada) IGNACIO HENARES CUÉLLAR (Universidad de Granada) MARÍA DEL PILAR LÓPEZ PÉREZ (Universidad Nacional de Colombia. Bogotá) VÍCTOR MÍNGUEZ CORNELLES (Universitat Jaume I. Castellón) FRANCISCO MONTES GONZÁLEZ (Universidad de Granada) JOSÉ MIGUEL MORALES FOLGUERA (Universidad de Málaga) ALFREDO J. MORALES MARTÍNEZ (Universidad de Sevilla) JOSÉ DE NORDENFLYCH (Universidad de Playa Ancha. Valparaíso) ADRIANA PACHECO BUSTILLOS (Universidad Pontificia Católica del Ecuador. Quito) JAVIER PIZARRO GÓMEZ (Universidad de Extremadura. Cáceres) FERNANDO QUILES GARCÍA (Universidad Pablo de Olavide. Sevilla) WILLIAM REY ASHFIELD (Universidad de la República. Montevideo) INMACULADA RODRÍGUEZ MOYA (Universitat Jaume I. Castellón) ANA RUIZ GUTIÉRREZ (Universidad de Granada) MARIO SARTOR (Universidad de Udine) MIGUEL ÁNGEL SORROCHE CUERVA (Universidad de Granada) JOSÉ ANTONIO TERÁN BONILLA (Dirección de Estudios Históricos del INAH. México) MARÍA VICTORIA ZARDOYA LOUREDA (Instituto Superior Politécnico José Antonio Echeverría. La Habana) WIFREDO RINCÓN GARCÍA (CSIC. Madrid)

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LOS AUTORES UNIVERSIDAD DE GRANADA AMÉRICA: CULTURA VISUAL Y RELACIONES ARTÍSTICAS ISBN: 978-84-338-5770-5 Depósito Legal: Gr.-515/2015 Preimpresión: Atrio Ediciones, S.L.

Printed in Spain

Impreso en España

Tremendísima Mulata. Identidad racial, nacional y de género en la cultura visual cubana decimonónica SALVADOR MÉNDEZ GÓMEZ

Universidad de Murcia. España

1. CUBA

EN BUSCA DE SU IDENTIDAD: NEXOS EN-

TRE EL CONTEXTO HISTÓRICO DEL S. XIX Y LA CULTURA VISUAL

«Es toda pasión y fuego, es mi tentadora, un diablito en figura de mujer, la Venus de las mulatas…» 1 Estas palabras, extraídas de la inmortal Cecilia Valdés, son muy reveladores de los estereotipos sobre la mulata que la intelectualidad blanca proyecta en el imaginario colonial, toda una construcción identitaria performativa que desborda lo literario para impregnar de lleno la cultura visual de Cuba en el s. XIX. Esta difusión de estereotipos sobre la mulata es fruto de una concepción de la subjetividad femenina afrodescendiente elaborada en la intersección de múltiples variables interdependientes como el género, la racialidad, estatus jurídico… que la élite hegemónica proyecta en un discurso visual que depende en gran medida de los diferentes hitos que jalonan la historia de Cuba en el s. XIX. Dicha centuria supone uno de los momentos más trascendentales de la historia de Cuba al producirse el tránsito de colonia española a república independiente, en un discurrir paralelo al proceso de creación de la nación cubana 2 como comuni-

1 VILLAVERDE, Cirilo. Cecilia Valdés o La Loma del Ángel. 4ª edición. Madrid: Ediciones Cátedra, 2008, pág. 414. Edición de Jean Lamore. 2 ANDERSON, Benedict. Comunidades imaginadas. Reflexiones sobre el origen y la difusión del nacionalismo. México: Fondo de

dad imaginada. En esta coyuntura de fuerte quiebra identitaria, en la que los actores sociales de la isla caminan en la búsqueda de una identidad nacional 3, la imagen de la mulata se configura como el mito nacional por excelencia capaz de solventar las

Cultura Económica, 1983. ANDREO GARCÍA, Juan. «La formación de las identidades y los imaginarios nacionales en Cuba a inicios del siglo XIX». Procesos 34 (Quito), 37 (2011), pág. 37-66. CHAIN, Carlos. Formación de la Nación Cubana. La Habana: Ediciones Granma, 1968. COLOM GONZÁLEZ, Francisco (ed.). Relatos de Nación. La construcción de las identidades nacionales en el mundo hispánico. Madrid: Iberoamericana-Vervuert, 2005. GUERRA, FrançoisXavier. «Las mutaciones de la identidad en la América Hispana». En Inventando la Nación. Iberoamérica S. XIX. México: Fondo de Cultura Económica (FCE), 2006. PÉREZ VIEJO, Tomás. Nación, identidad nacional y otros mitos nacionalistas. Oviedo: Ediciones Nobel, 1999. PÉREZ VIEJO, Tomás. «La construcción de las naciones como problema historiográfico: el caso del mundo hispánico». Historia mexicana, 2, págs. 275-311. RODRÍGUEZ ZEPEDA, Jesús. «El mito de la nación y otros abusos». Historia Mexicana, 2 (2003), págs 559-568. 3 LECLERCQ, Cécile. El Lagarto en busca de una identidad. Cuba: identidad nacional y mestizaje. Madrid: Vervuert-Iberoamericana, 2004. MARTÍN, Consuelo y PERERA, Marisela. «El Cubano Frente al Espejo». Revista Caminos (La Habana), 3 (1996), págs. 16-19. MÉNDEZ RÓDENAS, Adriana. Cuba en su imagen: Historia e Identidad en la literatura cubana. Madrid: VervuertIberoamericana, 2002. RODRÍGUEZ, Pedro Pablo. «La discusión conceptual de lo cubano en Cuba y en el exterior». Memorias del encuentro Cuba: Cultura e Identidad Nacional, La Habana: Ediciones Unión, 1995, pág. 69. DE LA TORRE, Carolina. «Conciencia de Mismidad: Identidad y Cultura Cubana». Revista Temas (La Habana), 2 (1995), págs. 111-115; UBIETA GÓMEZ, Enrique. «El Ensayismo y la Identidad Nacional en Cuba: Itinerario de una Relación Inconclusa». En: UBIETA GÓMEZ, Enrique, Ensayos de Identidad, La Habana: Letras Cubanas, 1993, págs. 112-143.

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que crean o promueven la imagen de la mulata cubana decimonónica así como el efecto que trataban de conseguir en quienes la observan. Por último se aborda la deconstrucción de los estereotipos fraguados en el s. XIX que transmutados a lo largo del s. XX, perviven en el imaginario cubano actual y de este modo lograr superar lo que Yolanda Wood denomina «enmascaramientos homogeneizadores» 5 que impiden un conocimiento en profundidad de la magnitud del fenómeno. 2. CONSTRUCCIÓN

ICONOGRÁFICA DE LA MULATA

EN LA CULTURA VISUAL DE

CUBA

EN EL S. XIX:

ENTRE LA SENSUALIDAD ROMÁNTICA Y LA SÁTIRA COSTUMBRISTA

1.—Victor Patricio de Landaluze. La Señora y la Sirvienta de Paseo. Óleo sobre tabla. 1880. Galería Cernuda Arte. Florida. EE. UU.

múltiples diferencias bajo la totalidad de la nación mestiza 4. Para analizar todo este proceso, se profundiza en las posibilidades interpretativas que ofrece el análisis de la cultura visual, y mediante un minucioso estudio del código expresivo de las imágenes propuestas, se determina tanto el mensaje que transmiten como los procesos cotidianos de mirar a la alteridad que representa la mulata en el s. XIX. De este modo se ofrecen claves para descodificar la ideología y cosmovisión de los agentes cognitivos

DUNO GOTTBERG, Luis. Solventando las diferencias. La ideología del mestizaje en Cuba. Madrid: Frankfurt, Iberoamericana-Vervuert, 2003. 4

Una primera aproximación a la iconografía de la mulata vendría a ser la ofrecida por La Señora y la Sirvienta de Paseo, obra en la que Víctor Patricio de Landaluze 6 (Bilbao 1830 - La Habana 1889) establece una clara dicotomía entre la «Mulata enseñoreada» y la «mulata servil». La primera aparece ricamente ataviada con un vaporoso vestido en tonos pastel, generoso escote y falda de volantes con cintas de seda y encaje. Calza escarpines y como complementos lleva un mantón bordado, abanico, brazalete de oro, pendientes y una sarta de perlas y flores. Por contraposición, la mulata sirvienta viste únicamente con un túnico blanco de tela burda, sin más complemento que un mantón pardo con el que cubre su cabeza. Esta imagen es muy reveladora para llevar a cabo la decodificación del polisémico mensaje expresivo que nos transmite, permitiendo apreciar cómo en dos sujetos sobre los cuales no hay distinción racial, (ambas son mulatas), ni de edad, (las dos son jó-

WOOD, Yolanda. «Periodizar el arte cubano: ¿Poliedro o bola de cristal?». En: SANTANA, András Isaac (Comp.). Nosotros, los más infieles. Narraciones críticas sobre el arte cubano (1993-2005). Murcia: Ed. CENDEAC, 2007, págs. 187-195. 6 DE JUAN, Adelaida. Pintura y grabados coloniales cubanos. Contribución a su estudio. La Habana: Editorial Pueblo y Educación, 1974. RODRÍGUEZ BOLUFÉ, Olga María. «Landaluze: Pintor de costumbres». Anales del Museo de América, 6 (1998), págs. 8593. RODRÍGUEZ BOLUFÉ, Olga María. «La paradoja de las miradas. (Interpretaciones del imaginario colectivo del Caribe hispano a partir de la obra de un costumbrista español en Cuba». En: MARTÍNEZ, Juan Manuel. Arte americano: contextos y formas de ver. Terceras jornadas de Historia del Arte, Santiago de Chile: Ril editores, 2006, págs. 201-208. 5

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venes), se construyen feminidades diferenciadas en base a la interaccionalidad de diferentes vectores como estatus jurídico, nivel económico o posición social. El atuendo de la mulata enseñoreada, evidencia la pertenencia a la agencia subalterna que se ha venido en llamar «libres de color» 7, pero con un matiz que nos aporta Landaluze, quien pese a representar a la mulata de forma ostentosa, lo hace sin las estridencias del colorido chillón de la «negra curra» 8, con lo cual la representación de la mulata está más próxima a la etiqueta y las normas del bien lucir de la sacarocracia que a cualquier elemento que sea un remanente de su ascendencia africana. De este modo el autor construye la feminidad mulata, subsumiendo su identidad negra, esa alteridad negada y ocultada. Ahora bien, ¿alteridad de la mulata con respecto a quién? Alteridad con respecto al caminante que pasea por la calle y la piropea, ante lo cual la mulata reacciona de forma coqueta y sensual, forzando una sonrisa como quien acostumbra a vivir de las apariencias. Así apreciamos como a través de un mecanismo visual de interacción observador/observado, Landaluze hace coparticipe de la escena al espectador de la misma, que se circunscribe al varón blanco metropolitano o criollo, principal consumidor, y al que van destinadas estas imágenes 9. Para reforzar esta idea baste apreciar otra imagen como Mulatas

7 BARCÍA ZEQUEIRA, Mª Carmen. «Negras y mulatas en sus espacios de poder». En: CHACÓN JIMÉNEZ, Francisco y VERA ESTRADA, Ana. Dimensiones del diálogo americano en época colonial. Murcia: Editum, 2009, págs. 249-270. KEMMER, Jochen. «¿Eran ciudadanos los afrodescendientes libres en las sociedades esclavistas? Cuba, Brasil y Estados Unidos en el siglo XIX?». En: Procesos, Revista Ecuatoriana de historia (Quito), II semestre 2012, págs. 9-38. 8 «Negra Curra» es un término implantado por Ortiz para designar al grupo social en el que se integra la negritud liberta que dispone de recursos económicos para mantener un determinado nivel de vida. Véase: ORTIZ, Fernando. «El atuendo de la negra curra». En: ORTIZ, Fernando, Los negros curros. Texto establecido con prólogo y notas de Diana Iznaga. La Habana: Editorial de Ciencias Sociales, 1986, págs. 39-42. 9 APARICI, Roberto y GARCÍA, Agustín. Lectura de imágenes. Madrid: Ediciones de La Torre, 1989. BARLOW, Horace. BLAKEMORE Colin y WESTON-SMITH, Miranda. Imagen y conocimiento. Cómo vemos el mundo y cómo lo interpretamos. Barcelona: Drakontos Crítica, 1994. GOMBRICH Ernst, La imagen y el ojo. Madrid: Alianza Forma, 1982.

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y vendedor de frutas, donde aparecen también dos mulatas de paseo, pero que al ser piropeadas, esta vez por un mulato, reaccionan con desdén y enfado, lo que evidencia la diferenciación entre ser cortejada por un blanco, y ser cortejada por un mestizo, idea que emana de la asunción de una concepción peyorativa del mestizaje 10. En ambas imágenes, llama la atención también la actitud de la mulata sirvienta que parece aceptar con resignación el papel que le ha tocado representar dentro del ordenamiento ideológico, cultural y social imperante. La finalidad de estas imágenes, pudiera ser la de transmitir una imagen de Cuba, donde reina la paz social, «la siempre fiel isla de Cuba» 11 donde no se cuestiona sino que se aceptan las desigualdades inherentes al sistema, ideas que se explican, en parte por la ideología de Landaluze, quien enemigo abierto de la Independencia de Cuba 12, acepta y naturaliza la discriminación racial y de género, tratamiento que Rojas Mix 13 califica como « racismo inocentón». Además, no se puede obviar que en un plano ideológico, el ascenso numérico de este grupo social sería frecuente motivo de preocupación para los capitanes generales y los hacendados sacarócratas, temerosos de una insurrección armada como en Haití 14. Es por ello que el tratamiento de Landaluze,

CUNIN Elisabeth (coord.). Mestizaje y diferencia: Lo «negro» en América Central y el Caribe. México: Colección Africanía. Diáspora afrodescendiente en México y América Central, 2010. STOLCKE, Verena. «Los mestizos no nacen sino que se hacen». En: STOLCKE Verena, COELLO, Alexandre (edit.), Identidades Ambivalentes en América Latina (Siglos XVI-XXI), Barcelona: Bellaterra, 2007, págs. 14-51. 11 PIQUERAS, José Antonio. «La siempre fiel isla de cuba, o la lealtad interesada». Historia Mexicana (México), Vol. LVIII, 1 (2008), págs. 427-486. 12 Como el propio Landaluze expone en Juan Palomo. Semanario Satírico, el 1 de noviembre de 1869: «pelear en pro de la santa causa nacional, al lado de los hermanos peninsulares y los leales insulares, para concluir de cortar los pies a la hidra revolucionaria que quiere asolar el país». 13 ROJAS MIX, Miguel Antonio. La plaza mayor: el urbanismo, instrumento de dominio colonial. Barcelona: Muchnik, 1978. Véase también ROJAS MIX, Miguel Antonio. Cultura afroamericana: de esclavos a ciudadanos. Madrid: Anaya, 1988. 14 FERER, Ada. «Cuba en la sombra de Haití: noticias, sociedad y esclavitud». En VV.AA. El rumor de Haití en Cuba. Madrid: Consejo Superior de Investigaciones Científicas, 2004, págs. 179231. NARANJO OROVIO, Consuelo. «Alarmantes en un universo placentero: miedos y recelos a la revolución haitiana en Cuba». En: OPATRNY, Josef. Nación y cultura nacional en el Caribe hispano, Praga: Universidad Carolina de Praga/Karolinun. Pág. 99-114. GÓMEZ PERNÍA, Alejandro Enrique. «El Síndrome de Saint-Do10

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vendría a ofrecer el análisis de los espacios de acción. En la La Señora y la Sirvienta de Paseo, la mulata se desenvuelve en la calle, lugar donde despliega sus encantos de mujer, se exhibe, coquetea y escenifica el ritual del cortejo y la seducción. En cuanto a las representaciones de la mulata en espacios interiores se ha propuesto Preparándose para la fiesta, típica escena de tocador en la que una mulata ataviada lujosamente se empolva la nariz mientras se mira al espejo. Al mismo tiempo, la mulata entrega un abanico a un hombre de color, que en segundo plano, se representa elegantemente vestido con frac, chaleco y corbata mientras se enfunda unos guantes. Esta imagen, aparentemente sin mayor trascendencia, entraña muchos mensajes, que de nuevo nos evidencia la habilidad de Landaluze para testimoniar subjetivamente como determinado grupo percibia y proyectaba la imagen de la mulata.

2.—Victor Patricio de Landaluze. Preparándose para la fiesta. Óleo sobre lienzo. Anterior a 1874. Museo nacional de Bellas Artes de La Habana. La Habana. Cuba.

firme defensor del orden colonial, sea el de ocultamiento de los efectos perniciosos de la esclavitud 15. Así, mostrando la alegría de la mulata se proyecta una imagen de paz social que soslaye cualqueir espíritu de protesta. Un último aspecto para la comprensión de como las agencias subalternas actúan en sus prácticas cotidianas, y que ya apuntó Juan Andreo 16 en su día, lo

mingue: Percepciones y sensibilidades de la Revolución Haitiana en el Gran Caribe (1791-1814)». En: Caravelle, nº.86. Toulouse: Université de Toulouse-le-Mirail, págs. 125-156. 15 DÍAZ, Arlene. «Necesidad hizo parir mulatas: liberalismo, nacionalidad e ideas sobre las mujeres en la Cuba del siglo XIX». En: GONZALBO AIZPURU, Pilar. Género, familia y mentalidades en América Latina. San Juan: Editorial de la Universidad de Puerto Rico, 1997. 16 ANDREO GARCÍA Juan. «Representar para existir: escenarios de poder y vida cotidiana en la Cuba del s. XIX». En: VERDÚ MA-

El espacio de representación es una habitación lúgubre y desordenada donde se destacan, teróricamente de forma aleatoria, los objetos que van conformando la sintaxis de la imagen. Así, en el ángulo inferior derecho aparece una escoba tirada en el suelo como abandonada, esta representación se vincula con el rechazo de la mulata del rol tradicional que la sociedad otorga a la mujer que la relega al ámbito doméstico como guardiana del hogar 17. Otro potente símbolo aparece colgado en la pared del fondo: la estampa de la Caridad del Cobre. Como han estudiado entre otros Lydia Cabrera, Rosario Hiriart 18, Madeline Cámara 19, Miguel A. De

CÍA, Vicente, MARTÍN RODRÍGUEZ, José Luis, MARTÍNEZ COMÍS, Mario, ANDREO GARCÍA, Juan. Fiesta, juego y ocio en la historia. Salamanca: Universidad de Salamanca, 2003, págs. 237-252 17 CANTERO ROSALES, María Angeles. «De “perfecta casada” a “ángel del hogar” o la construcción del arquetipo femenino en el siglo XIX». En: Tonos digital: Revista electrónica de estudios filológicos, 14 (2007). CIBREIRO, Estrella. «De ángel del hogar a mujer moderna». Letras femeninas, Vol. 31, 2 (2005), págs. 49-74. FUENTES GUTIÉRREZ, Dolores. «El «Angel del hogar» un camino abierto para la escritura romántica femenina». En: ESPIGADO TOCINO, Gloria; NASH, Mary y DE LA PASCUA SÁNCHEZ, María José. Actas del V Coloquio Internacional de la Asociación Española de Investigación Histórica de las Mujeres: Cádiz, 5, 6 y 7 de Junio de 1997, págs. 185-196. 18 CABRERA, Lidia y HIRIART, Rosario. Yemayá y Ochún. Nueva York: 1980. DE LA TORRE, Miguel A. «Ochún: (N)Either the (M)Other of All Cubans (n)or the Bleached Virgin». Journal of the American Academy of Religion, 69 (2001), págs. 37-61. 19 CÁMARA, Madeleine. «Ochún en la cultura cubana: Otra

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la Torre 20, Olga Portuondo 21… esta representación mariana se sincretiza con Ochún, orisha del amor, en las creencias del sistema religioso afrocubano, de tal modo que en combinación con la representación de la mulata erigen a esta imagen en un poderoso símbolo que auna en un mismo ser a la madre del pueblo cubano con la mujer ardiente y sensual. La sensualidad de la mulata se remarca además, con la elección del color del traje: el rojo, color que como estudió Bruno Bettelheim 22 simboliza el erotismo, las pasiones y el deseo sexual. Un último corpus de fuentes imprescindible en el análisis de las representaciones de la mulata es el que ofrecen las marquillas cigarreras, estudiadas por Juan Andreo 23, Madeline Cámara 24 y Vera Kutzinsky 25. En líneas generales, estas imágenes se caracterizan por su carácter humorístico 26, satírico y jocoso, claro exponente del «choteo» 27, así como su carácter erótico y en cierta medida pornográfico, que cons-

máscara en el discurso de la nación». La Palabra y el Hombre, 125 (2003), págs. 21-34. 20 DE LA TORRE, Miguel A. «Ochún: (N)Either the (M) Other of All Cubans (n)or the Bleached Virgin.» Journal of the American Academy of Religion, 69 (2001), págs. 37-61. 21 PORTUONDO ZÚÑIGA, Olga. La Virgen de la Caridad del Cobre; símbolo de cubanía. Santiago de Cuba: Oriente, 1995. 22 BETTELHEIM, Bruno. Psicoanálisis de los cuentos de hadas. Barcelona: Crítica, 1978. 23 ANDREO GARCÍA, Juan y GULLÓN ABAO, Alberto José. «Vida y muerte de la mulata: Crónica ilustrada de la prostitución en la Cuba del XIX». Anuario de estudios americanos. Vol. 54, 1 (1997), págs. 135-157. ANDREO GARCÍA Juan. «Sobre la construcción social de la imagen femenina: la mulata en la litografía cubana del s. XIX». En: FORGUES, Roland. Mujer, creación y problemas de identidad en América Latina, Mérida (Venezuela): Universidad de los Andes. Consejo de Publicaciones, 1999. ANDREO GARCIA, Juan. «“No hay tamarindo dulce ni mulata señorita”. La construcción de identidades de raza y género en la Cuba de finales del periodo colonial». En: LAVIÑA, Javier, PIQUERAS, Ricardo y MONDÉJAR Cristina. Afroamérica, espacios e identidades. Barcelona: Icaria. Antrazyt, 2013. 24 CAMARA, Madeline. «Between Myth and Stereotype: The Image of the Mulatta in Cuban Culture in the Nineteenth Century». En: FERNÁNDEZ, Damián y CÁMARA, Madeleine. Cuba, the Elusive Nation. Interpretations of National Identity. Gainesville: University Press of Florida, 2000. 25 KUTZINSKY, Vera. Sugar ´s Secrets: Race and Etnicity in Cuban Nationalism. Charlollesville: Virgina University Press, 1993. 26 HERNÁNDEZ GUERRERO, Arístides Esteban (Ares) y PIÑERO, Jorge Alberto (Jape). Historia del humor gráfico en Cuba, Lleida: Editorial milenio, 2007. 27 MAÑACH Jorge, Indagación del Choteo, La Habana. Imp. La verónica. 1940. VALDÉS GARCÍA, Felix. «El Caribe: integración, identidad y choteo». Utopía y Praxis Latinoamericana, 27 (2004), págs. 49-60.

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truyen una imagen sexualizada del cuerpo femenino de la mulata. Marquillas como «Escuela de primeras letras» (G), donde un caballero paga por los servicios de una niña mulata, se pueden poner en relación con los modelos de educación femenina imperantes en el s. XIX 28 tendentes a recibir una instrucción práctica, útil y preparatoria de la función que la mujer cumple en la sociedad, que para la mulata parece ser la de prostituta. Así en «Mi querido dice que tenga esperanza» (B) se representa a la mulata en ropa interior con los senos al descubierto, una escena pornográfica para la época, con la que se aprecia el proceso de cosificación de la mulata, cuya representación despersonificadora, reduce su existencia a la de ser objeto de atracción y deseo sexual. Serán precisamente belleza y y juventud los principales atributos que se le exigen a la mulata, como puede apreciarse en «somos bonitas y por eso nos sigue»(A), que hace que la mulata se promocione socialmente solo si es capaz de captar la atención del sujeto masculino blanco. Un aspecto a remarcar es la forma de ejercer la prostitución 29 que presentan las marquillas, por un lado muestran una prostitución recogida en burdeles y por otro una prostitución callejera. En «Amarillo suénamelo pintón» (D) o «Noche Buena» (E) se transmite el bullicio, la alegría y el jolgorio de quien vive intensamente y con disfrute los divertimentos del burdel, que vendría a ser tanto el cliente, que ve satisfecho su apetito sexual, como la mulata, que contempla la posibilidad de ascenso social por con-

28 PROVENCIO GARRIGÓS, Lucía. «Historia de Diferencias: La escuela y el magisterio público femenino en Santiago de Cuba». En: Anales de Historia Contemporánea, 19 (2003), págs. 347-371. PROVENCIO GARRIGÓS, Lucía. «Un claroscuro ilustrado: mujer y educación en la Cuba de principios del siglo XIX». En: Familia y mentalidades: Congreso Internacional Historia de la Familia: Nuevas perspectivas sobre la sociedad europea. Murcia, 1994. 29 ANDREO GARCÍA, Juan y GULLÓN ABAO, Alberto. «Vida y muerte de la mulata: Crónica ilustrada de la prostitución en la Cuba del XIX». En: Anuario de estudios americanos. Vol. 54, 1, 1997, págs. 135-157. BARCIA ZEQUEIRA, María del Carmen. «Entre el poder y la crisis: las prostitutas se defienden». En: CAMPUZANO, Luisa. (coord.). Mujeres latinoamericanas: Historia y Cultura. Siglos XVI al XIX. La Habana: Casa de las Américas, 1997, págs. 263-273. CÉSPEDES, Benjamín. La prostitución en la ciudad de la Habana. La Habana, 1888.

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3.—Selección de escenas y leyendas de Marquillas Cigarreras. Desde (A) hasta (F) pertenecen a la serie: «Vida y muerte de la mulata» impresa por la Fábrica Llaguno y Compañía. Desde (G) hasta (L) pertenecen a la Serie «la Mulata», impresa por la Real Fábrica de cigarros de Eduardo Guilló. Cromolitografías. Colección Raros y Curiosos. Biblioteca Nacional de Cuba.

tacto con el blanco, idea que emana del denominado discurso del blanqueamiento.

aspiración: vivir conforme a los modos de vida de la sacarocracia.

La mejor plasmación pictórica de este discurso de blanqueamiento, lo ofrece la marquilla llamada «El palomo y la gavilana (I), cuya escena plantea irónicamente el juego de invertir los roles tradicionales de la sexualidad. De este modo, se convierte a la mulata en el sujeto activo, la gavilana, que ha cazado al cándido amante, el palomo, quien inocentemente la colma de bienes y riquezas. La imagen supone la interiorización del concubinato por parte de la mulata como el mejor medio para colmar su máxima

Un aspecto de gran peso en la representación de la mulata es la concepcion de la madurez. En todas las series de marquillas, este periodo vital es conceptualizado como la etapa de declive de la mulata. Así en Ataque directo al bolsillo (J) o Poner los medios para conseguir los fines (K) se trasluce la imagen de una mulata repudiada por su edad, que ante la desesperación de no poder ganarse su sustento, se ve abocada a un ejercicio de la prostitución agresiva, al acoso de comerciantes. Es muy sintomático que

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4.—Pedro Reinaldo Álvarez Castelló. Al pasado no regresaremos jamás. Óleo sobre lienzo. 1994.

se construya una imagen de la vejez asociada a la enfermedad, a una maternidad no buscada o incluso a la muerte, con una finalidad ejemplarizante y aleccionadora: el castigo a una vida libertina. 3. DECONSTRUCCIÓN

DE LA ICONOGRAFÍA DE LA

MULATA EN LOS ALBORES DEL S. XXI: ENTRE RECLAMO TURÍSTICO Y SÍMBOLO IDENTITARIO DE LA CUBANIDAD

rangón en la cultura visual cubana contemporánea, sintetizadora de un modelo de feminidad esencialista que representa valores colectivamente aceptados. La explicación de porqué sucede esto es muy compleja, Reinaldo González planea como hipótesis que «alcanzó a concretar concepciones ya arraigadas en el conocimiento y en las convicciones del pueblo (…) Primero fue un arquetipo; ahora se nos presenta como un boquete por donde podemos asomarnos a la accidentada evolución del XIX cubano» 31.

Al tránsitar del s. XIX al s. XX, la imagen de la mulata ya se ha convertido en un mito 30 sin pa-

CAMARA, Madeline. «La mulata: cuerpo símbolo de la cultura cubana». Afro-Hispanic Literature Issue, vol 15 (1999), págs. 121-127. KNEESE, Tamara. «La mulata: Cuba’s National Symbol». En: VV. AA, Cuba in Transition, Papers and Proceedings of the Fifteenth Annual Meeting of the Association for the Study of the Cuban Economy (ASCE), Volume 15, Miami, 2005. http://www. 30

ascecuba.org/publications/proceedings/volume15/ (Consulta: 16 de mayo de 2014. PERKINS, Maureen. «Thoroughly Modern Mulatta: Rethinking «Old World» Stereotypes in a «New World» Setting». En: Biography: An Interdisciplinary Quarterly, Volume 28, 1 (2005), págs. 104-116. 31 GONZÁLEZ, Reynaldo. Contradanzas y latigazos. La Habana: Letras cubanas, 1992, pág. 33 y ss.

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Abordarlo mediante el análisis de la cultura visual llevaría a tener que afrontar un estudio del tratamiento de la mulata en la cultura visual a través de diferentes hitos que jalonan la evolución histórica de Cuba desde finales del s. XIX hasta la actualidad, lo cual es inasumible en esta apretada síntesis, por tanto se va a llevar a cabo un análisis deconstructivo de los mitos creados por la intelectualidad blanca metropolitana en el s. XIX, a través del análisis de la cultura visual cubana actual. Tras el colapso de la Unión Soviética en 1991, y el advenimiento de lo que se ha venido en llamar «Período Especial en Tiempo de Paz», el ejercicio de la creación artística se va a enfrentar ante una convulsa situación auspiciada por la agudización de los prejuicios raciales y de género en un contexto de excesiva dependencia del turismo, con su variante de turismo sexual 32 que atrae a la isla a un gran número de visitantes en busca de los favores sexuales de mulatas y mulatos. Ante esta situación se viene desarrollando en Cuba una conciencia colectiva con respecto a temáticas como el género, la raza y la identidad, cuyos resultados son unas producciones culturales críticas, agudas, reflexivas y con gran compromiso social que tratan de romper con el silenciamiento y postergamiento de los problemas y traumas enquistados en la sociedad cubana 33. En este contexto se ubica la corriente denominada como neohistoricismo 34, que según Caballero 35 se configura como un movimiento que tiende a asu-

BETTHELL BENNET, Ian. «Sex, Sun, Sand and Sabrosura or Locura: Trascending the image of the Caribbean woman in Western Discourse». En: DEL VALLE, Jesús y OLIVAR, Dagmary, El mito de la mujer caribeña. Madrid: La Discreta, 2011, págs. 347-372. CAMARA, Madeline. «¿Dónde está la hija de Cecilia?». En: OCHOA FERNÁNDEZ, Mª Luisa. ¡Ay que rico! El sexo en la cultura y la literatura cubana. Valencia: Aduana Vieja, 2005. CAMARA, Madeline. «La mulata cubana: de la plaza al malecón». En: Cuba: la isla posible. Barcelona: Ediciones Destino, 1995, págs. 60-66. 33 El mejor ejemplo lo encontramos en el denominado «Proyecto Queloides». Véase: http://www.queloides-exhibit.com/ (Consulta: 29 de mayo de 2014). 34 FERNÁNDEZ, Sujatha. Cuba Represent! Cuban Arts, State Power and the making of new Revolutionary Cultures. New York: Duke University Press, 2007. MONTES DE OCA MOREDA, Dannys. «Apropiaciones históricas y postmodernismo de apropiación: Dinámica contemporánea de lo nuevo y lo anterior». En: SANTANA, Andres Isaac (comp.), Nosotros, los más infieles. Narraciones críticas sobre el arte cubano (1993-2005). Murcia: Ed. CENDEAC, 2007, págs. 446-454. 35 CABALLERO, Rufo, El vagar del canon, lujuria en el laberinto: El Neohistoricismo en el arte cubano contemporáneo (inédito), 32

mir las formas históricas, descontextualizadas y reificarlas. Así, se convierte a la pintura en símbolo de carácter representacional cuyos referentes icónicos, estilísticos o temáticos han de ser deconstruidos mediante un ejercicio metalingüístico sobre el legado de la tradición. Dentro de esta corriente, un primer referente en la representación de la mulata vendría a ser Pedro Álvarez (La Habana 1968-Tempe 2004), cuya obra Al pasado no regresaremos jamás es el mejor exponente de deconstrucción de los estereotipos generados en torno a la mulata en el s. XIX. En esta obra se muestra a la mulata que Landaluze idea para Preparándose para la fiesta, descontextualizada del s. XIX e inserta en la Cuba actual, de modo que la mulata sigue representando ese modelo de alteridad con respecto al sujeto masculino blanco, pero esta vez no colonialista sino poscolonial, en asociación con el turismo sexual que simbólicamente se formula en el Chevrolet rojo, que opera como icono y reclamo turístico de visitantes. Toda la escena transcurre entre La Habana, con el grandioso monumento al Ex-Presidente José Miguel Gómez en la Avenida de Los Presidentes como fondo y simultáneamente en Varadero, destino del turismo de sol y playa, que se representa con la arena sobre la que camina la mulata, así como diversos elementos alusivos a la playa. Tras la escena aparece una gran pancarta donde se lee Al pasado no regresaremos jamás, bajo las banderas española y estadounidense, que en un claro juego de asociación incitan al espectador a una reflexión desmitificadora sobre sobre un pasado en donde se han configurado roles y discursos sobre la mulata, que la tradición aún recrea en el imaginario colectivo. Así, la crítica al capital simbólico que acumula la escena, es también una crítica a la jerarquía de valores que promueve asimétricas relaciones de poder y dominación que siguen cosificando a la mujer como reclamo del turismo sexual. Esta desmitificadora visión de las representaciones de la mulata se hace bajo el sentido del humor, ese choteo cubano que conecta a Álvarez con Landaluze, proyectando imágenes que son ante todo una parodia de los estereotipos culturales de la cultura visual de Cuba.

Trabajo de Diploma en la Licenciatura en Historia del Arte, Facultad de Artes y Letras, Universidad de La Habana, 2000.

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5.—Elio Rodríguez. «Lo mejor del trópico» de la serie Mulatísimas. Serigrafía en papel. 2005.

Este posicionamiento del sujeto creador como «choteador de la historia», es un nexo común a todos los creadores y creadoras que actualmente crean y promueven imágenes sobre la mulata. Así por ejemplo Reinerio Tamayo 36 (Niguero, Cuba-1968) en su obra La vida de la mulata. La mujer volcán y el Morro 37 utiliza como referente las marquillas cigarreras

36 FERNÁNDEZ, Hamlet. «Repasos a la intertextualidad carnavalesca de Reynerio Tamayo». ARTE CUBANO, Revista de las Artes Visuales, 1 (2012), págs. 60-69. BLANCO, Caridad. «Lecciones satelitales». Arte por EXCELENCIAS, Año I, 14 (2012), págs. 24-28. HERNANDEZ PASCUAL, Enrique. «Tamayo: la historieta es de quien la trabaja». Catálogo de II Encuentro Iberoamericano de Historietistas El orgasmo es de quien lo trabaja, Galería «Juan David», Centro Cultural Cinematográfico Yara. Febrero. 1992. 37 Véase:http://www.galeriacubarte.cult.cu/g_obras. php?&autor=130&lang=sp (Consulta: 30 de mayo de 2014).

para, a través de la fácil asociación de significantes, deconstruir la imagen de la mulata como mujer ardiente y sensual. Un último autor a analizar sería Elio Rodríguez 38 (La Habana 1966) más conocido por su alter ego Macho Enterprise 39, cuya obra tiene como hilo conductor: la deconstrucción de los estereotipos sobre negritud y la mulatez en la cultura popular cubana

38 RODÍGUEZ, María Isabel, El macho, Centro Provincial de Artes Plásticas y Diseño, La Habana, junio, 1991. 39 Macho Enterprise es una empresa ficticia cuyo logotipo (una palmera fálica) y eslogan (All you need is…Gozar!) son toda una declaración de intenciones del autor en torno a la sexualización y racialización del tratamiento pictórico de sus obras. Véase http://www.machoenterprise.com/ (Consulta: 31 de mayo de 2014).

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a través del choteo, como así se aprecia en su obra: Lo mejor del trópico. En dicha obra se representa el encuentro erótico de un hombre negro y una mujer mulata, en una representación cargada de tópicos y estereotipos donde los vectores de racialidad y género se interrelacionan a través de la sexualidad 40. Inspirado en los diseños de vitolas de puros, todo un referente cultural y seña de identidad de la cultura Cubana, Lo mejor del trópico lleva a un primer plano con una estética kitsch 41 la crítica y la burla de esa actitud de coquetería de la mulata para ofrecerse al extranjero, actitud que tiene su géneris en La Señora y la Sirvienta de Paseo de Victor Patricio de Landaluze, que fue deconstruida con anterioridad por Pedro Álvarez.

Su identidad ha sido construida en lo que se refiere al género, en asociación con la belleza y la sexualidad como principales atributos, proyectando un prototipo de mujer exuberante, devoradora y diabólica, reducida a la condición de querida y perdición de los hombres.

De este modo la utilización del cuerpo de la mulata como reclamo para el turismo sexual, hacen de la prostitución o el jineterismo 42 un elemento clave en la conformación de la feminidad mulata del s. XXI, como en el s. XIX lo fue la prostitución que buscaba al señorito blanco para blanquearse, en una idea de perpetuación de estereotipos a través del tiempo.

En el momento en el que los actores sociales de la isla caminan en la búsqueda de una identidad nacional, de una voz propia, de una expresión de cubanía, se consolida una particular concepción de la mulata cargada de estereotipos que se han perpetuado en el tiempo transmutándose y reinterpretándose hasta convertir a la mulata en el mito nacional por excelencia de la Cubanidad.

Según el propio Elio Rodríguez, toda su obra sería un homenaje y tributo «la mulata como símbolo del crisol de la identidad, del objeto de deseo, de lo exótico. (…) expresión de la manipulación de una realidad, algo que vende una realidad que no existe» 43.

Solo cabría decir un último apunte, todas las imágenes analizadas son representaciones de mujer elaboradas por hombres, y sería interesante cuando no necesario, la incorporación femenina como sujeto creador, para así poder evidenciar la autoimagen que la mulata idea sobre sí misma, su identidad y su articulación en la Cubanidad. Como plantea Wendy Guerra: «Negra, culta, mulata, blanca, vulgar, ilustrada (…) Yo soy la que todos narran y pocos entienden…» 44

4. CONCLUSIONES A través del análisis constructivo/deconstructivo de una serie de imágenes se ha podido evidenciar como se han configurado muchos de los estereotipos en torno a la mulata, que gravitan en el imaginario colectivo cubano desde el s. XIX hasta la actualidad.

CABALLERO, Rufo. «Sano y Sabroso, el borde deseado, la lágrima y el filo: Sexoerotismo, intertexto y subjetividad lateral en la plástica cubana». En: SANTANA, Andres Isaac (comp.). Nosotros los más infieles…, Op. cit., págs. 591-601. 41 SÁNCHEZ, Osvaldo, «Los estilos mueren… Lo kitsch es inmortal». En: SANTANA, Andres Isaac (comp.), Nosotros los más infieles…, Op. cit., págs. 129-140. 42 ALCÁZAR CAMPOS, Ana. «Jineterismo»: ¿turismo sexual o uso táctico del sexo? Revista de Antropología Social (Madrid), 19 (2010), págs. 307-336. 43 SANCHEZLAS, Suset. «Culturas inventan su propio cliché. Una entrevista con Elio Rodríguez a propósito de la exposición arte, sátira… ¡subversión!. En Macho Enterprise. http://www.machoenterprise.com/texto02.html (Consulta: 27 de mayo de 2014). 40

En cuanto a la construcción de su identidad racial, la mulata se erige como representante de todo lo negativo de las razas mixtas. Al ser un sujeto birracial, fruto de varios cruces, se la presenta como impura y sospechosa, con lo que ha de ocultar su identidad negra, subsumida bajo los patrones culturales de la élite blanca colonial, de tal suerte que su máxima aspiración en la vida sería la de pasar por blanca, a través del blanquamiento.

Hoy en día Cuba promueve entre sus signos de identidad, la definición de nación mestiza cuya asimilación y exaltación vendría a solventar las múltiples diferencias generadas en el discurrir histórico. En esa búsqueda de identidad, de reconceptualizar mitos, de ahondar en el significado de la Cubanía, la mulata, hoy más que ayer, se erige desafiante llamando a la historiografía a nuevas interpretaciones, a nuevos interrogantes, a nuevas lecturas. Como decía Jean Lamore: «La Virgencita de bronce se ha escapado de su creador y de sus contextos:

44 GUERRA, Wendy. Negra, Barcelona: editorial Anagrama, 2013, pág. 12.

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pertenece íntimamente al pueblo cubano que vio en ella el símbolo de la mujer cubana y en cierta medida el alma de la nación» 45 de tal modo que se precisa un análisis renovado de la historia de Cuba como re-

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sultado de múltiples entrecruzamientos, mestizajes y transculturaciones, de una amalgama de gentes, ideas y culturas que se fusionan en la idea de Cubanidad. En definitiva, un análisis de Cuba Mulata.

45 VILLAVERDE, Cirilo. Cecilia Valdés o La Loma del Ángel… Op. cit., pág. 48.

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