TREINTA AÑOS DE VIENA Y DIEZ DE BUDAPEST: DONDE ESTAMOS EN AMÉRICA LATINA?

June 20, 2017 | Autor: Mahabir Gupta | Categoría: Multidisciplinary, Interciencia
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EDITORIAL

TREINTA AÑOS DE VIENA Y DIEZ DE BUDAPEST: DONDE ESTAMOS EN AMÉRICA LATINA? En agosto de 1979 se reunieron decidores de política y miembros de la comunidad científica y tecnológica internacional, convocados por Naciones Unidas para celebrar, en Viena, una conferencia dedicada a examinar la situación mundial de la ciencia y la tecnología, y definir los pasos necesarios para acelerar su dominio por los países en desarrollo, como parte de su búsqueda de progreso. La reunión fue una oportunidad para que cada país, grande o pequeño, examinara la situación en que se encontraba. El resultado del examen no fue alentador para la mayoría de los países en desarrollo. A pesar de importantes esfuerzos realizados en décadas pasadas, pocos habían conseguido dominar el conocimiento científico y tecnológico y ponerlo al servicio de sus sociedades como fuente de riqueza. La Conferencia de Viena se realizó cuando la teoría de la dependencia continuaba en boga y naturalmente se debían “achacar” muchos de los males a los países dominantes. El Plan de Acción de Viena y los instrumentos resultantes de las negociaciones, que reflejan de alguna manera ese sentimiento de dependencia, intentaron superar deficiencias existentes, pero fueron en la práctica de corta duración, por la falta de voluntad política de todos los países. La Conferencia de Budapest, convocada por UNESCO e ICSU en 1999, se realizó en momentos en que el mundo estaba influido por la magia del “libre mercado”. La mayoría de países en desarrollo tomaban caminos de privatización, reducción del estado (incluyendo el aporte estatal a la ciencia y tecnología), libre comercio y otras medidas “neoliberales” que hoy son severamente cuestionadas por todos los gobiernos, algunos de manera demagógica sin tampoco hacer mucho por sus sociedades y menos por la ciencia, tecnología e innovación. Al mismo tiempo, en Budapest, el término de innovación y el concepto de sistemas de innovación, prácticamente inexistentes en Viena, estaban en pleno auge y ya se entendían mejor los procesos mediante los cuales los países, sus organizaciones y empresas adquirían mayor competitividad. Han pasado tres décadas de Viena y una de Budapest, pero nuestros indicadores científicos, tecnológicos y de innovación, si bien han mejorado en varios países, distan mucho de lo deseado y más bien se apartan de países desarrollados

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y varios en desarrollo. Nuestras universidades, con honrosas excepciones, continúan en posiciones subsidiarias en los indicadores de excelencia y calidad. En fin, nuestro esfuerzo científico, tecnológico y de innovación continúa siendo lento y la brecha que nos separa del desarrollo se amplía cada vez más. Un reciente estudio auspiciado por el IDRC del Canadá muestra claramente, a partir de la opinión de dirigentes de política de la ciencia, la tecnología y la innovación, que en efecto han habido muchos avances en la aplicación de políticas adoptadas en los últimos años, pero existen un sinnúmero de limitaciones a ser superadas mediante la adopción de nuevas y mas decididas políticas nacionales. Los países en desarrollo que han surgido o están en ese proceso, tales como China o India, y cerca de nosotros Brasil, no han necesitado de las ampulosas declaraciones de Viena o Budapest, sino han realizado logros importantes como resultado de sus propios esfuerzos y decisiones. Ya en décadas anteriores siguieron esos mismos caminos los denominados tigres asiáticos. No es que las declaraciones de Viena y Budapest no sirvieran para guiar a los países, pues son resultado de comparar, analizar y sugerir caminos a partir de experiencias vividas, y constituyen consensos de colaboración importantes; lo que ocurre es que esas declaraciones, sin una voluntad propia de aplicarlas, no son sino un “saludo a la bandera”. La reciente Declaración de la Región adoptada en ocasión de los diez años de la Conferencia de Budapest reconoce claramente que el primer paso hacia el dominio de la ciencia, la tecnología y la innovación para el desarrollo depende de cada país. En este momento de transición a la era del conocimiento y dada la urgente necesidad de enfrentar los retos del desarrollo en un entorno social y económico difícil, es hora que los países de América Latina tomen nuevas y valientes decisiones para reexaminar el esfuerzo realizado y definir rumbos novedosos y originales, especialmente cuando los procesos de investigación e innovación se han tornado más complejos y requieren de nuevos enfoques para la definición de políticas y estrategias.

0378-1844/09/08/000-03 $ 3.00/0

Carlos Aguirre Bastos Academia Nacional de Ciencias de Bolivia Mahabir P Gupta Director Ejecutivo, Asociación Interciencia

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EDITORIAL

THIRTY YEARS OF VIENNA AND TEN OF BUDAPEST: WHERE ARE WE IN LATIN AMERICA? In August 1979, policy makers and members of the international scientific and technological community, summoned by the United Nations, met in Vienna in a conference dedicated to examine the world situation in science and technology, and define the steps necessary to accelerate its dominance by developing countries, as part of their search for progress. The conference constituted an opportunity for each country, large or small, to examine the state of the situation of science and technology. The result of such examination was not encouraging for the majority of developing countries. In spite of important efforts made in past decades, few of them had been able to dominate scientific and technological knowledge, and put it at the service of their societies as a source of wealth. The Vienna Conference took place in a moment when the dependence theory was at its height and, naturally, many of the development problems were to be “blamed” on the dominant countries. The Vienna Plan of Action and the instruments created as a result of the negotiations, and which reflect in some way that sentiment of dependence, tried to overcome the existing deficiencies, but in practice were of short duration due to the lack of political will of all countries. The Budapest Conference, summoned by UNESCO and ICSU in 1999, took place at a moment when the world was influenced by the magic of the “free market”, the majority of developing countries were taking roads towards privatization, diminishing the role of the State (including the reduction of its contribution to science and technology), free trade and other “neo-liberal” measures severely questioned today by al governments, many in demagogical ways, without much doing for their societies and even less for science, technology and innovation. At the same time, in Budapest, the term innovation and the concept of innovation systems, practically non-existing in Vienna, were in full swing, and the ways in which countries, its organizations and enterprises acquired competitiveness, were better understood. Three decades have passed since Vienna and one since Budapest, but our science, technology and innovation indicators, while having improved in many countries, are far from what is desired and rather they keep distancing themselves

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from developed countries and several developing ones. Our universities, with exceptions, continue in subsidiary positions in the indicators of excellence and quality. In general, our scientific, technological and innovation efforts are slow and the gap that separates us from development grows more and more. A recent study of the opinion of science, technology and innovation policy leaders, undertaken under the auspices of IDRC of Canada, shows clearly that, indeed, there have been many advances in the application of adopted policies in the past years, but there exists a large number of limitations that must be overcome through the adoption of new and more decisive national policies. The developing countries that have progressed or are in that path, such as China or India, and nearer to us Brazil, did not require the pompous declarations of Vienna or Budapest, but have reached important goals as a result of their own efforts and decisions. In past decades the same path was followed by the so-called Asian Tigers. It is not that the Declarations of Vienna and Budapest are not useful to guide the countries, since they are the result of comparing, analyzing, and suggesting ways steaming from live experiences, and constitute cooperation consensus that are important; what happens is that these declarations, without a will to apply them, are only a “salute to the flag”. The recent Regional Declaration adopted on the occasion of the ten yeas from the Budapest Conference, clearly recognizes that the first step towards the dominance of science, technology and innovation depends on each individual country. At this moment of transition towards the age of knowledge and given the urgent need to face development challenges in a difficult social and economic environment, it is time that the countries of Latina America take new and brave decisions to re-examine their scientific and technological efforts and define new and original paths, especially when research and innovation have become more complex processes and require of new approaches for the definition of policies and strategies. Carlos Aguirre Bastos National Academy of Sciences of Bolivia Mahabir P. Gupta Executive Director, Interciencia Association

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