Tratos y contratos de Tomás de Mercado

July 24, 2017 | Autor: J. Ruiz-Peinado A... | Categoría: Atlantic World, Comercio Internacional
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Descripción

PRESENTACIÓN[i]



Yo he visto este libro del arte y trato de los mercaderes, con las demás
obras que van junto con él; y paréceme que el autor de él es hombre de
mucho ingenio y doctrina, y el libro, muy acertado y provechoso.

Fray Luis de León.[ii]



Estamos ante un personaje del que aun nos queda mucho por descubrir. A
pesar de algunas aproximaciones a su biografía como las de Dávila Padilla,
Daniel Ulloa o más recientemente la de Lázaro Sastre, aún quedan
interrogantes y lagunas que nos impiden acercarnos a este sevillano "de
mucho ingenio y doctrina" en palabras del ilustre fray Luis de León con la
profundidad deseada.[iii] Las dudas nos asaltan desde la fecha y lugar de
nacimiento ya que, aunque se da por hecho su origen sevillano, hay alguna
referencia sobre un posible origen novohispano.[iv] En cuanto a la fecha,
oscila entre 1523 y 1530, sin haberse todavía documentado fehacientemente.

Para esa fecha, la Casa de Contratación de Indias o Casa del Océano como le
llamaba el cronista Mártir de Anglería, creada para fomentar y regular el
comercio y la navegación con el Nuevo Mundo ya funcionaba en las
dependencias del Alcázar Real.[v] Siendo Tomás un adolescente, vería
crearse el Consulado de mercaderes o Casa Lonja como la citan los antiguos
documentos sevillanos, asociación de mercaderes en defensa del comercio de
la ciudad que, años mas tarde, encargaría a Mercado la obra que aquí se
presenta.[vi] Poco o nada sabemos de sus orígenes familiares o de su
infancia, ni de a que edad pasa a la Nueva España donde entraría en la
Orden de Predicadores. De todas formas, Mercado deja una Sevilla convertida
ya en el epicentro del comercio internacional y en rápido crecimiento
demográfico.

Ordenado sacerdote, entró en la orden dominica, tomando el hábito en 1552
en el convento de Santo Domingo de México donde fue Lector de artes o
filosofía hasta 1562. Fundado en 1528, solo dos años después de la llegada
de los dominicos a la ciudad de México, este fue el lugar de formación de
la mayoría de los frailes que actuarían en la Nueva España y también casa
de destacados teólogos, filósofos, inquisidores y lingüistas.[vii] Mercado
frecuentará los claustros universitarios de la recién fundada Real
Universidad de México (1552) y se beneficiará de las enseñanzas del que
será su principal mentor, fray Pedro de Pravia, dominico procedente del
convento de Santo Tomás de Ávila y destinado a la Nueva España en 1550.
Pravia, profesor de Prima de Teología en la Universidad, obtuvo el grado de
Maestro por parte del Capítulo Provincial de su orden en México y fue
examinador y calificador de libros al servicio de la inquisición, llegando
a actuar como consultor Teólogo en el Concilio mexicano celebrado el año
1585.

Sus consejos y referencias facilitarían que Mercado fuera enviado a España
un año después a perfeccionar sus estudios. Lo hará en la Universidad de
Salamanca, donde había estudiado fray Pedro de Pravia y donde se relaciona
con maestros como Martín de Azpilcueta, precursor de la teoría cuantitativa
del dinero.[viii] A mediados de siglo, la confluencia del derecho, la
teología tomista, las nuevas lógicas y las lenguas clásicas cristalizaban
en la llamada "Escuela de Salamanca", reconocida entre otros en las figuras
de Francisco de Vitoria, Melchor Cano o Francisco Suárez y a la que
asistían en esos momentos más de 5.000 alumnos de toda la península y de
diversos países europeos. En ella y en la Universidad de santo Tomás de
Sevilla, enseñará filosofía y teología moral, convirtiéndose rápidamente
por su magisterio, en el principal asesor moral de los mercaderes
sevillanos.

Mercado reside en una Sevilla que es, desde el descubrimiento colombino y
la organización a principios de siglo del monopolio comercial hispano,
junto con Lisboa el universo comercial de la época. Universo sevillano de
alcance internacional que nos lleva desde las Indias de Castilla a Flandes,
Inglaterra, Alemania, Italia, Francia o el vecino Portugal, pasando por
Cabo Verde. Desde todos esos lugares se mandan las mercancías que se
venderán, no en el consulado, sino en las gradas de la cercana catedral
donde se cierran finalmente los tratos. Lanas y telas varias, vino y
aceites, trigo y sal. Tapices, sedas y brocados, papel, vidrio, hierro y
maderas, cueros, cochinilla, oro, plata, perlas y mercancía humana en forma
de esclavos, especialmente africanos cada vez más importantes para el
aprovechamiento de los territorios americanos.

Es en esta etapa de contacto, reflexión y consultas con los mercaderes
donde se fraguará la redacción y posterior publicación de su obra. Uno de
esos comerciantes, Angelo Brunengo, seguramente en representación general
del Consulado, le convence para "poner en orden y estilo claro muchas
decisiones de casos tocantes a mercaderes que en diversos tiempos y lugares
había dado casi en todas las materias de sus tratos". Es decir, que pusiera
por escrito todos los consejos y reflexiones que habían ido ofreciendo en
los últimos años, fruto tanto de su sólida formación doctrinaria como de
sus experiencias a ambos orillas del Atlántico, sobre lo que era lícito e
ilícito en los distintos negocios.

Es por ello lógico que, una vez conseguidas las pertinentes licencias de la
obra, incluida la del catedrático en teología de la Universidad de
Salamanca fray Luis de León, esta la dedicara, como así hace en la Epístola
nuncupatoria, "al insigne y célebre Consulado de Mercaderes de Sevilla".

1569 es el año en que finalmente se publica en Salamanca, en la imprenta de
Mathias Gast, su obra Tratos y contratos de mercaderes y tratantes. Ese
mismo año el cartógrafo belga Gerardus Mercator creaba su famosa proyección
cartográfica del globo terráqueo que cambiaría definitivamente los mapas de
la época. El madrileño Alonso de Ercilla publicaba la Primera parte de su
poema épico La Araucana y por Real Cédula de Felipe II se establecían los
tribunales del Santo oficio de la Inquisición en América, concretamente en
México y Lima, ambas capitales virreinales.

Obra de clara orientación moral y sentido práctico, será la primera de las
cuatro ediciones en castellano que verán la luz durante el siglo XVI, tres
de ellas, 1569,1571 y 1573 en vida del autor, lo que da idea del éxito que
tuvo la iniciativa del Consulado. Dos años después, en 1571, Mercado veía
satisfechas ampliamente sus expectativas de autor, con la publicación de
dos de sus obras filosóficas, Commentarii lucidissimi in textum Petri
Hispani e In logicam magnam Aristotelis commentarii, al mismo tiempo que,
en la imprenta Sevillana de Fernando Díaz se reeditaba, con modificaciones,
ampliaciones y nuevo título Summa de tratos y contratos, la obra del
maestro dominico, verdadero best seller del momento. Desconocemos los
motivos que le llevaron a regresar a las Indias para continuar su
magisterio en beneficio de los estudiantes novohispanos, pero lo cierto es
que en 1575, contando aproximadamente unos 50 años de edad, se embarca
hacia México en lo que sería su último viaje, puesto que una enfermedad se
lo llevaba a las vistas de San Juan de Ulúa, la fortaleza que protegía la
cortesiana Veracruz y la entrada a su añorada Nueva España.

La obra de Tomás de Mercado ejercerá una gran influencia en el ámbito de la
Teología moral, en las obras del Arte de los contratos y en los Manuales de
confesores, donde será citado con frecuencia hasta mediados del siglo XVII.
Desaparecida hasta finales del XIX, su obra vuelve a cobrar vigencia, no
tanto gracias a teólogos o filósofos, sino a economistas que, durante el
siglo XX acabarán viendo en su obra interesantes aportaciones al análisis y
a la moral económica. Mercado es, desde una visión racional de la economía
orientada siempre al bien común, el responsable de que la escolástica
aceptase tempranamente el naciente capitalismo en su forma de
mercantilismo, a través del concepto tomista de la "razón económica
prudente" y de la justicia e igualdad en los contratos, en un escenario
cada vez mas globalizado desde el punto de vista de los intercambios
comerciales.

Queda una gran tarea por realizar en torno a la vida y obras de Tomás de
Mercado. Esta por llegar aún, una biografía global de este clásico de la
ética económica, dominador de la filosofía escolástica, consultor capaz y
aventajado docente a ambos lados del atlántico, que nos ilustre sobre el
verdadero protagonismo, importancia e influencia de este vanguardista y
lúcido dominico universal del siglo XVI.

Tratos y contratos

El trabajo de Tomás de Mercado está encuadrado dentro del pensamiento
tomista sobre el comercio y la economía. No podemos olvidar la enorme
cantidad de cambios que se dieron en el comercio europeo a partir de 1492,
lo que llevó al dominico a replantear las normas morales que debían seguir
los comerciantes de la época. Un elemento para entender la oportunidad de
la obra de Mercado es el nuevo sistema de relaciones laborales impuesto en
este contexto. El teólogo, conocedor de América y de la Península Ibérica,
escribe Tratos y Contratos como una forma de regulación moral del comercio.
Para el, tanto el trabajo como el comercio, deberían ir encaminados hacia
la consecución del bien común, la equidad y la justicia.

Ciertamente es consciente de la realidad cambiante de la economía, donde el
tradicional eje Mediterráneo medieval se va desplazando hacia el Atlántico.
Lisboa y Sevilla, dos ciudades hasta entonces excéntricas desde el punto de
vista geográfico, pasaron a convertirse en el centro del nuevo modelo
económico que se iba instalando poco a poco en Europa.

La llegada al Nuevo Mundo fue algo más que el reconocimiento y colonización
de nuevos territorios. Implicó la ampliación de los negocios y las nuevas
conquistas sirvieron como válvula de escape para aventureros y desocupados
que fueron en busca de riquezas. Este cambio no es sólo de ejes comerciales
sino que, adaptándose a las nuevas circunstancias, rompió el encorsetado y
bastante limitado mundo europeo. La vinculación a este nuevo orden de dos
continentes, uno ya conocido, África, el otro totalmente nuevo, América,
obligó a los teólogos y juristas a desarrollar una nueva interpretación del
derecho de gentes, y a marcar al menos de forma teórica, las relaciones
entre el grupo conquistador y el conquistado. En este sentido la escuela de
teólogos de Salamanca se planteó la cuestión indígena a partir de su
inclusión en el nuevo mundo que se descubría, desde una perspectiva tomista
aristotélica.

Tomás de Mercado intenta aclarar los términos del comercio no sólo con las
"Indias" sino de forma global, realizando una obra de carácter moral que
pudiera servir de guía a los comerciantes. Los conocimientos que tenía
Mercado sobre las realidades peninsulares y novohispanas le llevaron a
desarrollar una teoría en el que moralizaba sobre el comercio, tema que
puso las semillas del nuevo sistema económico que se estaba imponiendo
desde Occidente.

La llegada de grandes cantidades de plata a Sevilla y su redistribución por
Europa causaron la llamada revolución de los precios, un proceso
inflacionista acelerado, que frustró en parte las posibilidades de
transformación económica de la metrópoli. Oro y plata, según la doctrina
tomista no tienen valor en sí, el valor viene dado por la necesidad que se
tiene de ellos y por la utilidad que se les da. A Tomás de Mercado, atento
a esta realidad vivida de cerca, le preocupaba el desmesurado interés de
los comerciantes por los metales procedentes del Nuevo Mundo y por ello
escribió este tratado moral del comercio. El paso del trueque como forma
habitual de transacción, a las formas impuestas por los tratantes desde la
llegada a América sólo representaba la desnaturalización del comercio,
desde el punto de vista de las teorías medievales tomistas.

Las relaciones comerciales no eran sólo transacciones entre dos
comerciantes o entre potencias económicas, sino que afectaban a la vida y
por ende a la moral, siguiendo la doctrina de Santo Tomás había que dar a
cada quién lo que le pertenecía, para vivir de forma justa. Si los
comerciantes seguían estas pautas de conducta el lucro no era la finalidad
del comercio sino que ésta era la justicia.

Tomás de Mercado escribe su obra para orientar a los comerciantes sobre los
beneficios, la legitimidad de los mismos y de que manera el préstamo, el
comercio avalado y las letras de cambio, podían generar ganancias. Haciendo
incluso gala de un cierto pragmatismo, reconoce la posibilidad de que las
mercancías compradas a fiado, tuviesen un precio superior a las pagadas al
contado, lo que desde un punto de vista tomista no era justo. Llega a esta
conclusión tras su experiencia en México, donde le sorprende el hecho del
escaso circulante que se manejaba en la Nueva España pese a ser, ya en esos
años, el gran productor de plata de las Indias.

Pese al conocimiento que Tomás de Mercado tuvo de la realidad colonial y
de las relaciones entre las colonias y la metrópolis, consideraba que la
riqueza y el valor de los productos provenían del trabajo de la tierra; el
comercio sólo era un medio de transporte para acercar mercancías a los
mercados pero carecía del valor que los comerciantes daban a su
actividad.[ix] En este sentido, Mercado se alinea con el pensamiento
clásico, pese a reconocer el derecho de los comerciantes metropolitanos a
subir los precios de los productos. Esta concepción clásica contrasta con
la de quienes veían en el comercio una nueva actividad económica derivada
de la nueva realidad socio-política de la época.

Otro de los temas que toca Mercado es el del precio; este dependería no de
la oferta y la demanda sino del valor del objeto, y en este tema el fraile
parece perderse en el intento de encontrar la justicia. ¿Porqué los precios
de un producto son más elevados en un lugar que en otro?, los fletes, el
valor del producto, el trabajo, son elementos que marcan y establecen las
variaciones, pero había algo más, el pago. Mercado estaba familiarizado con
las letras de cambio que funcionaban en las ferias españolas y europeas,
pero los mercados americanos respondían a otra lógica, entre ellas las
formas de cerrar los negocios a fiado, lo que hacía que los comerciantes
cargaran sobre los productos, aquí el dominico parece plegarse más a la
casuística que a la doctrina y la ortodoxia, desde el punto de vista del
tomismo, queda sometida a la realidad comercial.

La obra de Tomás de Mercado en parte, marca un hito por el intento que hace
de recoger en un solo texto la doctrina tradicional del tomismo adaptándola
a la nueva realidad comercial de una Europa en transformación, donde los
comerciantes pudieran llevar a cabo unos tratos rectos y justos conformes
con la moral.

Mercaderes de libros, impresores y el Nuevo Mundo.

Esta obra que presentamos es un ejemplo claro de las nuevas perspectivas
que surgen en el mundo del libro con la apertura de Europa hacia los
diferentes continentes, especialmente América, desde el punto de vista
político, cultural y comercial. El Nuevo Mundo se convertía en un nuevo
mercado para la exportación de libros, especialmente hacia los nuevos
centros urbanos, tanto por lo que ser refiere a los centros religiosos como
a las primeras universidades americanas. América aparecía como un papel en
blanco en el que se podía escribir una nueva historia.

La llegada a Asia, África y América atrajo la mirada de los europeos sobre
estos lugares y los libros serán los principales encargados de transmitir
ese conocimiento por las diferentes partes del mundo. Efectivamente, los
pensadores europeos se enfrentaron al desafío de tener que describir y
clasificar estos nuevos espacios con la percepción de un mundo en
transformación, dando cuenta de novedades, reflexiones y debates
especialmente en el seno de las universidades, que posteriormente se
difundían al resto de la sociedad.

Obras fruto de la labor de cronistas, misioneros, conquistadores,
naturalistas, oficiales de la corona. Muchas veces era una misma persona la
que realizaba varios de esos cometidos. En ellos se reflejaban desde los
bosquejos de una naturaleza desconocida hasta las formas de vida, religión,
costumbres, comercio, leyes, guerras y gobierno del Nuevo Mundo.

La edición de la obra de Mercado de 1569 cuyo facsímil se presenta a
continuación, se enmarca a su vez en la historia del libro impreso. Ya hace
más de un siglo de la invención de la imprenta y el mundo del libro ya goza
de un sólido mercado establecido con entidad propia. La economía castellana
de comienzos del siglo XVI se benefició de la llegada del oro y de la plata
americana, reactivándola con un fuerte aumento de liquidez y redundando en
la posibilidad de adquirir libros, que al igual que ocurría con otros
productos manufacturados, eran más baratos y de mejor impresión en el
extranjero. El auge de la demanda atrajo a los principales editores
europeos, que rápidamente enviaron a sus factores, generalmente familiares,
para cubrir este importante mercado.[x]

Nuestra obra facsimilada es impresión de Mathias Gast, personaje cuya
biografía puede ayudarnos a ilustrar mejor el ambiente librario de la
época.

Nació en Amberes y se estableció en 1547 como mercader de libros en Medina
del Campo, con sus famosas ferias donde se daban cita agentes, factores y
delegados de los principales editores europeos, centro de intercambio
nacional e internacional para el comercio y distribución de libros.
Posteriormente se traslada a Salamanca para trabajar en la imprenta de Juan
de Junta, sobrino de Lucas Antonio de Junta, uno de los más prestigiosos
editores-comerciantes de Venecia considerada como "la capital de los
impresores". Juan de Junta es enviado como representante y agente suyo en
la introducción de ediciones extranjeras y en la edición de libros en
Castilla.

A su vez las estrategias matrimoniales refuerzan el papel de estos
editores. Así Juan de Junta se casa con Isabel de Basilea, hija y heredera
del alemán Fadrique Biel de Basilea, uno de los pioneros en la introducción
de la imprenta en España y propietaria de uno de los talleres tipográficos
más importantes de la época. A su vez Matías Gast se casa con Lucrecia, la
hija de Juan de Junta, convirtiéndose en una parte activa de la marcha del
negocio y a la muerte de éste en su sucesor. En 1558, Matías Gast crea su
propio taller y comienza a imprimir con su nombre. Su producción será
extensa y de gran calidad, convirtiéndose en uno de los grandes impresores
y mercaderes de Salamanca.[xi]

En este contexto Salamanca destaca por méritos propios como una de las
universidades más importantes de Europa, donde se producen textos de
destacados docentes e investigadores, muchos de los cuales estaban
vinculados a la famosa "Escuela de Salamanca" con una gran repercusión en
el panorama intelectual de la época y en los debates sobre América. No es
de extrañar, por tanto, que Tomas de Mercado amplíe sus estudios en
Salamanca tras su vuelta de México.

En la portada de nuestro libro aparece la marca del impresor. Una
representación simbólica propia de la época, con un tronco de árbol formado
por siete serpientes entrelazadas de cuya boca se forman las ramas, que
representan los siete pecados capitales, cuya inicial figura al lado de
cada una, formando la palabra SALIGIA; a la izquierda del árbol, una banda
recoge la leyenda SECVRIS AD RADICEM POSITA EST y a la derecha un esqueleto
con un hacha talando el tronco.[xii]

A continuación de la portada hay 14 folios de preliminares típicos de los
libros de esta época, como son el privilegio, las censuras, la "tassa", la
licencia, un prólogo y una tabla de capítulos. El cuerpo del texto cuenta
con 249 folios numerados y al final hay un índice de 15 folios. El formato
del libro es de cuarto.

De esta obra, en el Catálogo Colectivo de Patrimonio Bibliográfico Español,
se encuentran 10 ejemplares. También en Coimbra la obra aparece en sus
bibliotecas de fondo antiguo y en Lisboa en la biblioteca real del palacio
de Ajuda, dato relevante dada la función de manual de referencia para los
mercaderes peninsulares.

El ejemplar de la Biblioteca de la Universitat de Barcelona, con signatura
topográfica CM-2939, presenta el ex libris manuscrito de la librería del
Carme de Barcelona del convento de la Mare de Déu del Carme, perteneciente
a los carmelitas descalzos. Este convento fue fundado en 1292, llegando a
su época de mayor esplendor en la virada del siglo XVI y XVII, época en que
fue ampliado. Tras varias ocupaciones de sus edificios y sufrir varios
saqueos, en 1835 el convento es quemado y abandonado, utilizado como
caserna y posteriormente habilitado como Universidad de Barcelona hasta la
construcción del nuevo edificio histórico situado en la plaza Universidad
en 1882.

Con la ley de desamortización de 1835, la Universitat de Barcelona se
convierte en la institución que custodia el fondo de la biblioteca del
Carmen, al igual que el de las otras bibliotecas conventuales de la
provincia de Barcelona. Actualmente, se encuentra en el fondo de Reserva de
su biblioteca.

La obra facsimilada fue restaurada a finales del año 2007 por el Servicio
de Restauración de la Biblioteca de la Universitat de Barcelona, aplicando
un tratamiento de limpieza y reintegración del papel y una restauración de
la encuadernación. Que ha permitido poder presentar esta obra a los
lectores.




Bibliografía


Obras del Autor

Mercado Tomás (OP). Tratos y contratos de mercaderes y tratantes discididos
y determinados. Impresa por Mathias Gast, Salamanca, 1569.

Con la traducción al italiano:
De'negotii, et contratii, et de negotianti, trattato vtilissimo non
solamente a chi essercita la mercatura, ma ancora a confessori,
predicadori & lettori: nel quale…si tratta di vendite, compre, cambi,
vsure, & restitutione. Composto per il molto R.P. Presentato F. Thomaso
Mercato di Siuiglia dell'ordine de'Predicatori. Et tradotto dalla
lingua spagnuola nella volgare italiana. appresso Pietro Maria
Marchetti, Pubblicazione in Brescia, 1591.

Summa de tratos y contratos. Impresa por Fernando Díaz. Sevilla, 1571.
Summa de tratos y contratos. Impresa por Fernando Díaz. Sevilla, 1587.
Commentarii lucidissimi in textum Petri Hispani. Prima editio cum
argumentorum selectissimorum opúsculo. Impresa por Fernando Díaz.
Sevilla, 1571.
In logicam magnam Aristotelis commentarii cum nova traslatione textus ab
eodem auctore edita. Impresa por Fernando Díaz. Sevilla, 1571.

Referencias Bibliográficas

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-----------------------
[i] Queremos agradecer a Marina Ruiz y a Neus Verger por su inestimable
colaboración desde el fondo de reserva de la biblioteca de la Universitat
de Barcelona.

[ii] Censura del muy reverendo padre el maestro fray Luis de León,
Catedrático en teología en la Universidad de Salamanca. En San Agustín de
Salamanca.

[iii] Agustín Dávila Padilla. Historia de la fundación y discurso de la
Provincia de Santiago de México de la Orden de Predicadores, Editorial
Academia Literaria (reproducción en facsímil de la de 1625). México, 1955.
Daniel Ulloa. Los predicadores divididos. Los dominicos en Nueva españa,
siglo XVI. México, El Colegio de México, 1977. Lázaro Sastre. "Nuevas
aportaciones a la biografía de Tomás de Mercado", en Los dominicos y el
Nuevo Mundo, Sevilla, 1987 (Actas del I Congreso Internacional).

[iv] Nicolás Antonio. Biblioteca hispano nova, tomo II, Madrid, 1788,
pp.469-470.

[v] Creada en 1503 por decreto real, su funcionamiento quedó regulado en
las Ordenanzas expedidas en Alcalá de Henares en el momento de su creación,
modificadas ya en 1510 y siendo su primera sede las Atarazanas sevillanas.

[vi] Creado por real provisión en Sevilla en 1543. Inicialmente sin sede
propia, los tratos se realizaban en las gradas catedralicias lo que obligó
al Cabildo eclesiástico en 1565 a poner cadenas alrededor de la Catedral
para evitar los abusos de los mercaderes en el uso del espacio.

[vii] Dos ejemplos de reconocidos lingüistas serían los casos de Fray
Benito Hernández, autor de una doctrina en lengua zapoteca y de Fray Juan
de Córdova, experto en la misma lengua nativa.

[viii] Nacido en Barasoaín en 1493 y conocido como el "Doctor Navarrus",
estudió teología en Alcalá de henares y fue profesor de la universidad de
Salamanca entre 1524 y 1537 donde analizó las actividades mercantiles y los
efectos económicos que se estaban produciendo por la continua llegada de
metales preciosos de América. Su obra Comentario resolutorio de cambios
(1557), será fuente de inspiración para Mercado.

[ix] Para fray Tomás el valor de un producto debe ser universal y estos dos
metales no lo tenían, explicaba que los indígenas de América lo utilizaban
como adorno pero no como patrón de cambio y que sólo era valorado en
Europa, y correspondía los estados el determinar su valor, en este sentido
Mercado apoyaba la política monetaria de la corona castellana. Como
cualquier otro objeto de comercio se podían vender y comprar pero por su
justo valor, es decir, por su pureza, y cuando se acuñaba la moneda debía
mantener el valor del metal.

[x] Mano, Marta de la. Mercaderes e impresores de libros en la Salamanca
del siglo XVI. Ediciones Universidad de Salamanca. Salamanca, 1998.

[xi] Delgado, Juan Diccionario de impresos españoles siglo XV-XVII. Madrid.
Arco Libros. 1996: 267-270. 1V. Mano, Marta de la. Mercaderes e impresores
de libros en la Salamanca del siglo XVI. Ediciones Universidad de
Salamanca. Salamanca, 1998.

[xii] Ruiz Fidalgo, Lorenzo. La imprenta en Salamanca (1501-1600). Madrid.
Arco libros. 1994: 81-88. 1V.
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