Tras la luz del arcoíris: el De arcu caeli de Beda

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Descripción

E BARBATVLIS PVELLISQVE AcTAS dEL II congRESo gAnImEdES dE InVESTIgAdoRES noVELES dE FILoLogíA cLáSIcA

mIRELA moVELLán LuIS RodRígo VERAno LIAño (EdS.)

HABIS AnEjo

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SEVILLA, 2015

Reservados todos los derechos. Ni la totalidad ni parte de este libro pueden reproducirse o transmitirse por ningún procedimiento electrónico o mecánico, incluyendo fotocopia, grabación magnética o cualquier almacenamiento de información y sistema de recuperación, sin permiso escrito del Secretariado de Publicaciones de la Universidad de Sevilla.

DIRECTORES Rocío Carande Herrero y Salvador Ordóñez Agulla CONSEJO DE REDACCIÓN Luis Ballesteros Pastor (Universidad de Sevilla, España), María Luisa de la Bandera Romero (Universidad de Sevilla, España), José Beltrán Fortes (Universidad de Sevilla, España), Antonio Sevilla, España), José María Candáu Morón (Universidad de Sevilla, España), Francisca Chaves Tristán (Universidad de Sevilla, España), Juan Fernández Valverde (Universidad Pablo de Olavide, España), Enrique García Vargas (Universidad de Sevilla, España), Pilar León Alonso (Universidad de Sevilla, España), José María Maestre Maestre (Universidad de Cádiz, España), José Luis Moralejo Álvarez (Universidad de Alcalá, España), Antonio Ramírez de Verger (Universidad de Huelva, España), Pedro Sáez Fernández (Universidad de Sevilla, España), José Solís de los Santos (Universidad de Sevilla, España), Francisco Villar Liébana (Universidad de Salamanca, España) SECRETARIOS Oliva Rodríguez Gutiérrez y Rafael Martínez Vázquez CONSEJO ASESOR Geza Alföldy (Universidad de Heidelberg, Alemania), Rutger J. Allan (Universidad de Amsterdam, Holanda), Manuel Bendala Galán (Universidad de Sevilla, España), Máximo Brioso Sánchez (Universidad de Sevilla, España), Genaro Chic García (Universidad de Sevilla, España), José Antonio Correa Rodríguez (Universidad de Sevilla, España), Francisco Javier Fernández Nieto (Universidad de Valencia, España), Manuel García Teijeiro (Universidad de Valladolid, España), Juan Gil Fernández (Universidad de Sevilla, España), Luis Gil Fernández (Universidad Complutense, España), Cristóbal González Román (Universidad de Granada, España), Javier de Hoz Bravo (Universidad Complutense, España), Simon J. Keay (Universidad de Southampton, Reino Unido), Peter Kruschwitz (Universidad de Reading, Reino Unido), Francisco J. Lomas Salmonte (Universidad de Cádiz, España), Jesús Luque Moreno (Universidad de Granada, España), José María Luzón Nogué (Universidad Complutense, España), Mª Cruz Marín Ceballos (Universidad de Sevilla, España), Manuel Pellicer Catalán (Universidad de Sevilla, España), Patrizio Pensabene (Universidad de Roma “La Sapienza”, Italia), Emilia Ruiz-Yamuza (Universidad de Sevilla, España), Eustaquio Sánchez Salor (Universidad de Extremadura, España), Bartolomé Segura Ramos (Universidad de Sevilla, España), Emilio Suárez de la Torre (Universidad de Valladolid, España) © UNIVERSIDAD DE SEVILLA SECRETARIADO DE PUBLICACIONES. 2015 c/ Porvenir, 27. 41013 Sevilla Teléfonos: 954 48 74 46 - 74 51. Fax: 954 48 74 43 Correo electrónico: [email protected] http://www.publius.us.es Impreso en España-Printed in Spain ISBN: 978-84-943067-5-4 Composición, maquetación y producción: Fénix Editora Telf.: 620 98 36 64 - 41004 Sevilla Correo electrónico: [email protected]

ÍNDICE I. ESTudIoS IndoEuRoPEoS y RELIgIón gRIEgA ÁNGEL LÓPEZ CHALA, La desinencia *-bhi en galo: análisis funcional ............

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REBECA LEAL EIMIL, El origen anatolio del dios Apolo .....................................

23

MARÍA VICTORIA VAELLO RODRÍGUEZ, Un culto de Dioniso en el Calendario de Tórico (SEG 33:147 = NGSL 1) .....................................................................

35

II. FILoLogíA gRIEgA II.a Lingüística griega PALOMA GUIJARRO RUANO, De las palabras aladas a las letras aladas: el tratamiento de /w/ en las inscripciones métricas ................................................

51

ALBERTO PARDAL PADÍN, y basada en el uso de la lengua ..............................................................................

63

RODRIGO VERANO LIAÑO, El habla de Céfalo: algunos rasgos lingüísticos de la caracterización dramática en Platón, República I ...........................................

75

AARÓN BALDA BARANDA, El adverbio Historia Antigua de Roma de Dionisio de Halicarnaso .................................................................................

87

SUSANA DUBOIS SILVA, Algunas notas sobre el uso del vocabulario poético en Coluto .................................................................................................................

97

II.b Literatura griega RAQUEL FORNIELES SÁNCHEZ, La transmisión de noticias en Homero y la tragedia ...............................................................................................................

113

SANDRA RODRÍGUEZ PIEDRABUENA, Corina y sus conjeturas ......................

125

MIREIA MOVELLÁN LUIS, Elementos paródicos en la Ephemeris Belli Troiani

137

ÁLVARO IBÁÑEZ CHACÓN, Los Parallela Minora en la tradición escoliástica .................................................................................................................

149

SILVIA FORNAS RIESCO, El manuscrito Ang. Gr. 43 en el s. XVI: una reconstrucción del contenido y su disposición ...................................................

163

III. FILoLogíA LATInA LILIANA RAMOS CRUZ, Virgilio y los límites del poder. Los discursos en los relatos de Eneas: el caso de Héctor (Aen. 2.268-295) ........................................

175

5

JAVIER SÁNCHEZ GRACIA, Historicus Vergilius: ecos de historia contemporánea en la Eneida ........................................................................................................

187

BLANCA RODRÍGUEZ BELLÓ, El estudio del latín de Hispania según las inscripciones: planteamiento metodológico .......................................................

199

ADAY PÉREZ-SANTANA, Tras la luz del arcoíris: el De arcu caeli de Beda .......

213

ROCÍO MARTÍNEZ PRIETO, Empleo de fuentes en el Libro de theriaca (Toledo, 1575) del boticario Lorenzo Pérez: un posible testimonio del humanismo médico toledano ..................................................................................................

223

IV. TRAdIcIón y REcEPcIón cLáSIcAS Fedra de Unamuno ....

237

JOSÉ IGNACIO ANDÚJAR CANTÓN, Ecos de la poesía latina en Francisco García Pavón: el tratamiento de la naturaleza ....................................................

247

OSKAR AGUADO CANTABRANA, La disciplina en el ejército romano a través del cine: de las fuentes clásicas a la recepción actual .........................................

261

CARLOS SÁNCHEZ PÉREZ, La recepción del Corpus hermeticum en Promethea de Alan Moore ....................................................................................................

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TRAS LA LUZ DEL ARCOÍRIS: EL DE ARCU CAELI DE BEDA

TRAS LA LUZ DEL ARCOÍRIS: EL DE ARCU CAELI DE BEDA Aday Pérez-Santana Universidad de La Laguna [email protected]

BEHIND THE RAINBOW: BEDE’S DE ARCU CAELI RESUMEN: El objetivo de este trabajo es ofrecer un análisis de las fuentes que sirvieron a Beda en su descripción del arcoíris, centrándome en el capítulo que le dedica dentro del De natura rerum. Asimismo, ofreceré algunas pinceladas sobre la interpretación alegórica que da de este fenómeno en otra de sus obras, mostrando los puntos de conexión existentes

ABSTRACT: The objective of this work is to provide an analysis of the sources deployed by Bede in his description of the rainbow, focusing on the chapter dedicated to it within De natura rerum. Moreover, some details on the allegorical interpretation of this phenomenon in another of his works will be offered, showing the main connecting points with

del mismo y examinando brevemente la fenómeno por parte de autores posteriores como Rabano Mauro y Honorio de Autun. PALABRAS CLAVE: Ciencia Medieval.

this phenomenon by subsequent authors, such as Rabanus Maurus and Honorius of KEYWORDS: Medieval Science. Rainbow. Bede.

Beda.

El De natura rerum de Beda es un tratado que se enmarca dentro de la verobras de Plinio e Isidoro de Sevilla1. Se compone de cincuenta y un capítulos en 1 Para el análisis del De natura rerum de Beda (en adelante citado DNR) se ha empleado la edición de Jones 1975. Para los textos de los demás autores medievales se ha usado la Patrología Latina E BARBATVLIS PVELLISQVE EAcTAS BARBATVLIS PVELLISQVE ISBN 978-84-943067-5-4 dEL II congRESo gAnImEdES- dE InVESTIgAdoRES noVELES dE FILoLogíA cLáSIcA (2013) 213-222

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menos atmosféricos y de la aritmética. Los veinticuatro primeros están dedicados a cuestiones cosmológicas, aritméticas y astronómicas (del 1 al 24), los doce siguientes a explicar la naturaleza y las causas de algunos fenómenos meteorológicos (del 25 al 37), y los catorce últimos a otras cuestiones de física y geología (del 38 al 51). El De arcu caeli (cap. 31) es el sexto de los doce capítulos en los que el monje de Jarrow trata de diferentes fenómenos meteorológicos y climáticos2. En él, Beda describe el arcoíris como un arcus quadricolor (de cuatro colores) y explica su formación a partir de la oposición del sol y las nubes (ex sole adverso nubibusque). Señala que el arcoíris tiene lugar cuando el rayo del sol que penetra en una nube cóncava (cavae nubi) es rechazado y se refracta (refringitur) de vuelta hacia el sol, de la misma manera que la cera devuelve la imagen de un anillo, esto es, de un sello (instar cerae imaginem annuli reddentis). Para él los colores se originan a partir de los cuatro elementos: del cielo (el igneum), de las aguas (el purpureum), del aire (el hyacinthinum) y de la tierra (el gramineum). Indica también que aparece con más frecuencia en invierno que en verano y que es extraño en las noches a no ser que haya luna llena (in plenilunio): Arcus in aere quadricolor, ex sole adverso nubibusque formatur, dum radius solis immissus cavae nubi, repulsa acie in solem refringitur, instar cerae imaginem annuli reddentis: qui de coelo igneum, de aquis purpureum, de aere hyacinthinum, de terra gramineum trahit colorem. Rarius autem aestate quam hyeme, et raro noctibus nec nisi in plenilunio cernitur, utpote de luna refulgens. Plinio (NH 2.59)3

arcus, un prodi-

de Migne (para Beda, PL 90-95), consultada online en documentacatholicaomnia.eu y monumenta.ch. Sobre la producción científica y didascálica de Beda y, especialmente para enmarcar el tratado dentro del conjunto de su obra, véase Plaza Picón-González Marrero 2006: 117-118 y Moralejo 2013: 10-11. 2 Los doce capítulos que he agrupado en esta temática son De aere, De ventis, Ordo ventorum, De tonitruo, Ubi non sint et quare, De arcu caeli, De nubibus, De imbribus, De grandine, De nive, Signa tempestatis vel serenitatis y De pestilentia. 3 Plinio, Naturalis Historia 2.59: “Arcus vocamus extra miraculum frequentes et extra ostentum. Nam ne pluvios quidem aut serenos dies cum fide portendunt. Manifestum est radium solis inmissum cavae nubi repulsa acie in solem refringi, colorumque varietatem mixtura nubium, ignium, aeris fieri. Certe nisi sole adverso non fiunt nec umquam nisi dimidia circuli forma nec noctu, quamvis aristoteles prodat aliquando visum, quod tamen fatetur idem non nisi xxx luna posse fieri. Fiunt autem hieme maxime ab aequinoctio verno non exsistunt, nec circa solstitium longissimis diebus, bruma vero [id est brevissimis] frequenter, iidem sublimes humili sole humilesque sublimi, et minores oriente aut occidente, sed in latitudinem dimissi, meridie exiles, verum ambitus maioris. Aestate autem per meridiem non cernuntur, post autumni aequinoctium quacumque hora, nec umquam plures simul quam duo.» Mayhoff 1967: 183.

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ni la lluvia ni el sol. En la descripción que hace del arcoíris, indica que presenta una variedad de colores originada a partir de la mezcla de las nubes, del fuego y del aire ( ), pero no clara la deuda de Beda con Plinio, que ofrece una explicación idéntica basada en la refracción (cavae nubi repulsa acie in solem refringi), aunque Plinio, además alto o más ancho en función de la altura a la que esté el sol. Así mismo, al contrario Meteor. 3.2, 327a.26-28), Plinio indica que no se ve de noche4. Isidoro, en el capítulo De arcu de su De natura rerum (DNR 31), cita textualmente a Clemente (Recogn. 8.42), que había desarrollado una explicación del fenómeno en clave teológica5. Esta circunstancia favorece el hecho de que la exal mismo tiempo, una interpretación alegórica del fenómeno desde la óptica del cristianismo, tomando de Plinio (NH 2.59) únicamente lo necesario para compatibilizar con su propia lectura de las Sagradas Escrituras la versión clásica del origen de los colores que se reproducen. tado en las Etimologías (Etym. 13.10.1), concretamente el capítulo titulado De

4 El testimonio de Plinio no es el primero que existe en la tradición clásica, sino que el arcoíris ha sido objeto de debate, de elucubración y de exégesis científicas desde los filósofos presocráticos. En suelo romano, Séneca (NQ I 3-10), al abordar los distintos fenómenos luminosos asociados al sol y la luna, había dedicado un extenso capítulo a la formación del arcoíris que hace una puesta a punto de las teorías antiguas que lo explicaban -la teoría especular y el modelo catóptrico-, equiparable, según Bonadeo 2004: 179, a la explicación contenida en la Meteorología de Aristóteles. En época tardía, también Amiano Marcelino (Res gestae XX, 11, 26) recoge la visión que tiene del fenómeno y desarrolla algunas ideas sobre los colores, difiriendo con la tradición anterior respecto al número de estos. Para un acercamiento completo a la teoría científica del arcoíris véase el estudio de Boyer 1959. 5 Isidoro, De natura rerum XXXI: “Clemens Romanus antistes et martyr ita scribit: ‘Arcus enim in aere ex imagine solis hoc modo formatur. Dum enim sol in nubibus rarescentibus ex adverso refulserit, radiosque suos directa linea humor in nubilo transfundens impresserit, fit repercussio splendoris eius in nubibus, e quibus fulgor emicans arcus speciem format. Sicut enim impressa cera anuli imaginem exprimit, sic nubes e contra ex rotunditate solis figuram sumentes, orbem efficiunt, et arcus effigiem fingunt. Apparet autem hic non semper, sed cum rarescunt nubila caeli. Nam rursus cum in se coeunt nubes atque densantur, confestim arcus forma resolvitur. In nubium enim densitate arcus aerem in perfecto gyro complectitur. Denique sine sole et nubibus nunquam apparet arcus, quia ex typo radii solis species eius formatur. Quadricolor enim est, et ex omnibus elementis in se rapit species. De coelo enim trahit igneum colorem, de aquis purpureum, de aere album, de terris colligit nigrum. Hic autem arcus, pro eo quod a sole resplendet in nubibus, Christi gloriam indicat in prophetis, ac doctoribus refulgentem. Alii ex duobus coloribus eius, id est aquoso et igneo, duo iudicia significari dixerunt. Unum per quod dudum impii perierunt in diluvio; alterum, per quod postmodum peccatores cremandi sunt in inferno.” Fontaine 1960: 285.

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arcu et nubium effectibus6 Plinio (NH 2.59). Aquí explica Isidoro que el nombre de lo que conoce como arcus caelestis viene dado por la similitud que presenta con la forma curva del arco, pero que propiamente su nombre es iris por ser un término similar a aeris, el lugar por el que desciende a la tierra7. Isidoro indica en este punto que se origina cuando las cavae nubes reciben un rayo de sol que está opuesto a ellas. Recoge así varios colores)–, repara en qué elementos originan los colores (quia aqua tenuis, aer lucidus et nubes caligantes). Si bien el De arcu caeli de Beda presenta estrechas similitudes con el capítulo De arcu de Isidoro (DNR 31), Beda, al contrario de lo que hace el autor hispalense, trata en este capítulo el arcoíris como un fenómeno puramente natural, exponiendo las condiciones climáticas en las que se da, los elementos que originan los colores y la periodicidad con que éste suele verse, de un modo semejante al que lo hace Plinio, aunque de forma más sucinta. Así, Beda sigue por lo general a Plinio para explicar el arcoíris a partir de do van de vuelta hacia este, aunque toma a Isidoro como fuente con respecto al número y origen de los colores. Según Isidoro (DNR 31), los colores toman del cielo el igneum, de las aguas el purpureum, del aire el album y de las tierras el nigrum. Beda, no obstante, aunque mantiene el origen de estos, introduce colores diferentes para aquellos que son producto del aire y de la tierra: el hyacinthinum y gramineum, siendo así el primer autor en usar estos términos para referirse a dos de los colores del arcoíris8. Otra prueba de su conocimiento de Plinio y de la dependencia de su explicacon mayor frecuencia en la estación húmeda y que no es posible que se produzca de noche, noticias que no proporciona Isidoro en ninguna de sus obras. Ahora bien, además de la explicación del fenómeno que presenta el capítulo De arcu caeli, Beda expone ampliamente otra visión del arcoíris en su obra exe6 Isidoro, Etymologiae XIII 10, 1: “Arcus caelestis dictus a similitudine curvati arcus. Iris huic nomen proprium est. Et dicitur iris quasi aeris, id est quod per aera ad terras descendat. Hic autem a sole resplendet, dum cavae nubes ex adverso radium solis accipiunt et arcus speciem fingunt; cui varios colores illa dat res, quia aqua tenuis, aer lucidus, et nubes caligantes, inradiata ista varios creant colores.” Lindsay 1971: II. 7 Son numerosos los estudios que tratan de la etimología de iris y de la concurrencia de su uso con respecto al del término arcus. Puede encontrarse una amplia bibliografía al respecto en la monografía de Bonadeo 2004, ya citada. 8 El término hyacinthinum es usado por Jerónimo (Vulgata, Num. 4, 6 y 9) y Rabano Mauro (De universo 14, 21, 33) al menos en una ocasión. El término gramineum es también empleado por Isidoro (Etymologiae 1, 34, 4), aunque ninguno de los autores anteriores a Beda emplea esta terminología en relación a los colores del arcoíris.

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gética. Concretamente, en el Hexameron sive libri quatuor in principium Genesis (2.110 B)9, ofrece en clave bíblica una interpretación del fenómeno que hunde sus raíces en la tradición cristiana tardo antigua y medieval. Esta interpretación debe su origen a la exégesis realizada por los autores cristianos con respecto a dos pasajes concretos de la Vulgata de Jerónimo –Génesis y Apocalipsis–. Puede encontrarse un análisis alegórico al margen de su explicación como fenómeno de la naturaleza en autores como Ambrosio, el propio Jerónimo o Gregorio Magno, con los que nace una tradición de pensamiento que se plasmará en Isidoro, Beda, Alcuino y Rabano Mauro, contribuyendo todos ellos a la exégesis sobre el arcoíris en los siglos posteriores y a la consolidación de dicha concepción bajo el tamiz del cristianismo. Todos estos autores integran en sus explicaciones de este fenómeno la paráfrasis bíblica del Génesis (9.13-16) sobre el arcoíris, que, dado como señal de alianza entre Dios y los seres vivos, fue un símbolo establecido por la divinidad De Noe et arca (1.27.103-104)10 algunos puntos de conexión con la que proporciona Plinio. Al contrario que Plinio, indica que es un presagio seguro de lluvias, pero está de acuerdo con él en que no aparece de noche. Asimismo recoge, en esencia, la explicación de Plinio cuando se como arma con la forma del arcoíris. La interpretación más amplia sobre el simbolismo del arcoíris desde la óptica cristiana es la que ofrece Jerónimo en sus Comentarii in Ezechielem (1.70-76)11. Explica que en la Biblia puede encontrarse referido como arcus o como iris, y que su formación depende íntegramente de la lluvia y las nubes (Gn. 9.13-16 y Eccl. 50.28). Para explicar el colorido que muestra se sirve de un verso del libro cuatro de la Eneida (701: mille trahens uarios aduerso sole colores) evitando mencionar el número exacto de colores12; de la misma forma procede en los Comentarii in Danielem (4.16: multicolorem arcum)13. En su interpretación alegórica el arcoíris es señal de la clemencia y de la alianza establecida entre Dios y la tierra, y su apa-

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Migne 1845 (PL 91, 9-190C).

10 Migne 1845 (PL 14, 361-416). 11 Migne 1845 (PL 24-26). 12 Ya Séneca (NQ I 3, 4) había hecho el mismo procedimiento retomando unos versos de Ovidio (Metam. VI 65-67) en relación a los colores del arcoíris. Encontramos también tras la cita de Virgilio la frase latina cum bibit, inquit, arcus, que Jerónimo atribuye al mismo poeta y que utiliza para evidenciar la presencia del agua como elemento determinante, que, si bien no se registra en la Eneida, es muy similar a una empleada por Plauto en Curculio (2, 64: ecce autem bibit arcus, pluet credo hercle hodie). 13 Migne 1845 (PL 24-26).

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rición sirve para que el ser humano recuerde que nunca más será destruido por un diluvio, por lo que ha de ser considerado como un símbolo de salvación. Gregorio Magno (Homiliae in Ezechielem 1.8.29)14 es el primero en asociar el agua y el fuego al origen de dos de los colores que muestra el arcoíris, idenApocalipsis 10.1): el caeruleus del que ya ocurrió (diluvio) y el rubicundus del que está por ocurrir (es decir, la segunda destrucción del mundo con fuego). Y es que, según señala, Dios hizo intervenir en la formación de este fenómeno el agua y el fuego como símbolos de la encarnación del Espíritu Santo, pues llega a las almas a través del el amor de Dios. Isidoro no reproduce el texto del Génesis, pero en el De arcu muestra la interpretación alegórica del arcoíris a partir de Clemente e incorpora, siguiendo a Plinio, algunos datos relativos a la vertiente meteorológica del fenómeno, cuya explicación más detallada ofrece en el mencionado capítulo de las Etimologías. Para Isidoro el arcoíris en los profetas y doctores de la iglesia simboliza la gloria de Cristo y emplea otros dos términos en relación con los colores, aquosum e igneum, que encarnan a aquellos que perecieron en el diluvio y a los pecadores que La lectura simbólica del arcoíris que Beda ofrece en su Hexameron (2.110 B) sigue la línea de sus predecesores. Si bien en el De natura rerum toma a Plinio e Isidoro como fuentes del De arcu caeli, Beda, en el Hexameron se sirve de otras fuentes. Partiendo del propio texto del Génesis (9.13-16) que reproduce tal como ya lo habían hecho Ambrosio y Gregorio Magno, Beda interpreta el arco descrito en las Sagradas Escrituras como una señal de alianza que Dios estableció con el género humano para que este no olvidara la destrucción del mundo por el diluvio, y, a la vez, como señal de que el mundo será destruido con fuego en el día del Juicaeruleus ni el rubicundus si no los tomara respectivamente de las aguas y del fuego, adjetivos que no se hallan en su De natura rerum ni en el de Isidoro, pero que son empleados por Gregorio Magno, quien parece servirle como fuente de inspiración en esta interpretación. Igual que Isidoro, también Beda dice en el Hexameron que el arcus caelestis, conocido como iris, ha sido puesto por Dios en señal de su apaciguamiento, tras haber destruido la tierra con el diluvio; pero es para Beda una forma grata de los Psalmos bíblicos (35.6) –idea que también ha tomado de Gregorio Magno–, la forma en que la luz de los rayos solares es proyectada a través de las nubes como símbolo de la justicia divina, nubes que son puestas a propósito por Dios para que

14 Migne 1849 (PL 76, 781-1072).

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surtan el efecto del arcoíris, y no tanto para que el diluvio sea recordado, cuanto para que no sea olvidado. Por último, cabría decir que atribuye a la intercesión de los Santos ante Dios el modo en que el sol brilla a través de las nubes, simbolizando una forma de haciendo, con todo, una interpretación alegórica sin las connotaciones negativas que contiene la de Isidoro. Con posterioridad a Beda y dentro del marco de la producción de otros autores medievales del ámbito benedictino, se observa también esta doble tendencia a caso de Alcuino de York, Rabano Mauro y Honorio de Autun. Para Alcuino (Interrogationes et responsiones in Genesin 315.133-136)15, que sigue a Gregorio Magno, el arcoíris es una señal de seguridad que estableció Dios tras el diluvio para que los hombres no creyeran que iban a morir ante la llegada de lluvias e inundaciones. Asimismo, los dos colores que muestra (caeruleus y rubicundus) se originan a partir del agua y del fuego, en recuerdo de que si Dios volviera a destruir el mundo lo haría con fuego y no con agua. También en los Commentarii in Apocalypsin (5.10)16 menciona al arcoíris como símbolo de la alianza de Dios con la humanidad. Rabano Mauro en su obra De universo –en un capítulo titulado De arcu coelesti (9.20)17 íntegramente el texto de las Etymologiae de Isidoro (13.10.1). Con respecto a la interpretación alegórica que hace del fenómeno, basándose en el pasaje citado de Gregorio Magno –de cuyo texto muestra una fuerte dependencia–, indica que es una señal que Dios puso tras el diluvio como pacto entre él y los seres vivos. Enhebrando las informaciones de las Etymologiae con su propio análisis alegórico, Mauro interpreta que el resplandor del sol a través de las nubes simboliza que el ser humano no perecerá con el diluvio y que, según los profetas y las Sagradas Escrituras, encarna la gloria de Cristo, idea que, como se ha visto, está presente también en el De arcu de Isidoro. Además, desarrolla la explicación tomada de Alcuino con respecto al simbolismo de los colores, asociados, como en los demás autores, al diluvio y a la destrucción del mundo por el fuego. Finalmente, Honorio de Autun dedica al arcoíris un capítulo en su obra Imaginem mundi titulado De iri (63)18 en el que transmite en verso, casi literalmente

15 Migne 1851 (PL 100, 515-570B). 16 Migne 1851 (PL 100, 1085-1157C). 17 Migne 1852 (PL 111, 9-612). 18 Migne 1854 (PL 172, 115 - 188C).

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el texto de Beda, si bien presenta algunas variaciones relativas al fenómeno que lo origina y en el que no incluye ningún tipo de explicación alegórica. A modo de conclusión, ha de señalarse que Beda diferencia claramente la exalegórica que incluye en el Hexameron. De arcu caeli, cabe subrayar que Beda sigue el modelo ofrecido por Isidoro en el De arcu para el número de colores del arcoíris (arcus quadricolor), y, a través de este, toma el símil de la cera que Clemente brinda para ilustrar la refracción del arcoíris. Sigue a Plinio en las explicaciones físicas y meteorológicas de este fenómeno y las sintetiza, destacando únicamente que es más frecuente en la estación fría (rarius autem aestate quam hyeme) y muy raro de noche, a no ser que haya luna llena (raro noctibus nec nisi in plenilunio cernitur), condiciones que no están presentes en ninguno de los demás autores analizados. También se inspira en el De arcu de Isidoro en relación a los cuatro elementos que originan los colores (de coelo, de aquis, de aere y de terra), pero mantiene dos de sus nombres (igneum y purpureum), y cambia la terminología asociada al color de los otros dos (gramineum y hyacinthinum), términos que no aparecen en otros autores, salvo en Honorio de Autun, que sigue a Beda casi al pie de la letra. Respecto a la interpretación alegórica del arcoíris que Beda hace en el Hexameron, puede establecerse que, al margen de su conocimiento de la obra de Isidoro, la fuente principal es Gregorio Magno, aunque también podría haberse servido de las obras de Ambrosio y Jerónimo, puesto que desarrolla algunas ideas de la exégesis bíblica en la misma línea interpretativa. A la luz de la exegética cristiana, el arcoíris, presagio de lluvias y símbolo de paz, es el lazo de unión entre el cielo y la tierra, el símbolo que Dios puso en el cielo como señal de que había acabado el diluvio, el emblema de la disipación de su ira con el que quedó establecida su alianza con los seres vivos. Por lo general, los autores tratados muestran una serie de connotaciones simbólicas, al vincular al Juicio Final dos de los colores del arcoíris –caeruleus y rubicundus–, términos que representan respectivamente el diluvio y el fuego con el que Dios destruirá la humanidad por segunda vez. Debe señalarse que, de todos los textos analizados que ofrecen una interpuntos de conexión existentes entre la interpretación alegórica y la descripción posiciones tienen en común el fenómeno de la refracción de la luz del sol a través de las nubes, en la interpretación alegórica este efecto óptico se utiliza en favor del simbolismo que los autores anteriores dibujaron a partir del relato bíblico de Noé y el diluvio.

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TRAS LA LUZ DEL ARCOÍRIS: EL DE ARCU CAELI DE BEDA

De natura rerum, indica que Beda supo discriminar el uso que hacía de sus fuentes según el propósito y la naturaleza de sus obras. Así en el De arcu caeli, un capíHexameron presenta la interpretación en clave teológica de un fenómeno vinculado por necesidad a factores meteorológicos que apoyan el carácter simbólico de esta. En este sentido, cabe observar que en el De arcu caeli arcus quadricolor, y en el Hexameron, como arcus caelestis. En la interpretación alegórica, la relación existente entre los elementos que originan los colores (agua y fuego) y las connotaciones que estos encierran como vehículos destructores de la divinidad explicaciones resultan complementarias en tanto que en el Hexameron no se incide en cuántos colores tiene el arcoíris –como tampoco en Gregorio Magno–, sino que entretejido por la tradición cristiana. REFEREncIAS BIBLIogRáFIcAS Bonadeo 2004: A. Bonadeo, Iride: un arco tra mito e natura (Florencia 2004). Boyer 1959: C. B. Boyer, The Rainbow. From Myth to Mathematics (Nueva York 1959). Codoñer 1979: C. Codoñer Merino (ed.), Séneca, Cuestiones Naturales, vol. I (Madrid 1979). Fontaine 1960: J. Fontaine (ed.), Isidore de Seville: Traité de la nature (Burdeos 1960). Gesdorf 1838: E. G. Gersdorf (ed.), Sancti Clementi Romani Recognitiones, Bibliotheca patrum ecclesiasticorum latinorum selecta, vol. I (Leipzig 1838). Hirtzel 1900: F. A. Hirtzel (ed.), P. Vergili Maronis Opera (Oxford 1900). Jones 1975: C. W. Jones, Bedae Venerabilis Opera, Pars I, Opera Didascalica, Corpus Christianorum Series Latina CXXIII A (Turnhout 1975). Lindsay 1971: W. M. Lindsay (ed.), Isidori Hispalensis Episcopi Etymologiarum sive originum libri XX, vol II (Oxford 1971). Mayhoff 1967: C. Mayhoff (ed.), C. Plinius Secundus Naturalis Historia, vol 1 (Stuttgart 1967). Migne 1815-1875: J.-P. Migne, Patrologia Latina (París 1815-1875). Moralejo 2013: J. L. Moralejo (ed.), Beda el Venerable: Historia eclesiástica del pueblo de los Anglos (Madrid 2013).

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ADAY PÉREZ-SANTANA

Plaza-González 2006: F. del M. Plaza Picón, J. A. González Marrero, “Un acercamiento a los tratados del ‘Cómputo’ de Beda”, Fortunatae: Revista canaria , nº 17 (La Laguna 2006) 117126. Rolfe 1963: J. C. Rolfe (ed.), Taciti, vol. II (Londres 1963).

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