Transplante de cabeza y vida eterna. Un análisis foucaultiano del mercado y la ciencia en el siglo XXI.
Descripción
“¿Cómo se puede repetir la elección de la vida en una época en que la antítesis entre vida y muerte ha sido desconstruída?” Peter Sloterdijk, El hombre operable “El cuidado puesto en esquivar la muerte está ligado menos a una nueva angustia que la tornaría insoportable para nuestras sociedades, que al hecho de que los procedimientos de poder no han dejado de apartarse de ella” Michel Foucault, Historia de la sexualidad
Personajes Sergio Canavero , ambicioso médico italiano que apuesta a la cirugía de transplante de cabeza como método potencial para la extensión indeterminada de la vida humana Valeri Spiridinov , joven de 30 años ruso cuyos hobbies son fumar puros y mirar Game of Thrones. Está inmovilizado en casi todo su cuerpo porque padece de atrofia muscular espinal. Con esperanza prestará su cabeza para la cirugía de Canavero. Si todo sale bien, será trasplantada exitosamente a un cuerpo sano. “Mi proyecto sólo tiene el límite mental de la humanidad” asegura Canavero al referirse a la millonaria cirugía que realizará sobre el cuerpo de Spiridónov . La misma, que consistirá en un transplante de cabeza al paciente que padece atrofia muscular espinal, podría abrir el cauce en la ciencia que llevaría a encontrar formas reales de “extender la vida indefinidamente”. Por más intolerable que pueda sonar esta idea para algunos que cuentan a diario con su mortalidad, la posibilidad de “la vida eterna” ha sido discutida en múltiples espacios desde la existencia misma del hombre. Observando este caso nos preguntamos, en una primera aproximación, qué es lo que estaría buscando “el hombre” al querer retrasar la muerte. Y por “el hombre” en realidad nos referimos al poder. ¿Por qué el poder en el capitalismo tardío que atravesamos como humanidad invertiría en procedimientos como este? * * * Según el filósofo francés Michel Foucault, la tradición histórica del poder de “hacer morir” fue reemplazada a partir del siglo XVII por la no menos autoritaria forma de “derecho de hacer vivir o rechazar la muerte”. Fueron, a partir de ese momento, la vida y su desarrollo donde el poder estableció su fuerza (Foucault, 1978:167). Dentro del proceso de desarrollo del sistema de producción capitalista aparece un nuevo elemento, crucial para su reproducción, que es el de biopoder, entendido en tanto “práctica de los Estados modernos de explotar numerosas y diversas técnicas para subyugar los cuerpos y controlar la población” (Foucault, 1978). La tecnología, siendo el producto más acabado de la ciencia moderna, juega hoy un rol esencial en la aplicación de dichas prácticas y el ordenamiento de las sociedades bajo el control del poder que se reproduce a través de ellas. Es en este sentido que encontramos que el deseo de retrasar la muerte podría implicar una maximización de las aptitudes productivas del ser humano siempre y cuando como es en el caso estudiado este ser humano poseyera un cuerpo sano, calificado por los estándares de normalidad de los cuerpos instaurados por la ciencia. (CORRECCIÓN: Estas técnicas de control de
la vida, describe el autor, se cristalizan en dos estrategias de poder: la biopolítica y la anatomopolítica. La primera de ellas se refiere al control que se busca tener sobre los procesos biológicos para dirigir al cuerpo en tanto especie. Ya que el capitalismo necesita de una población que aumente constantemente, esta técnica tiende a buscar controles regulatorios de la vida que aparecen como una necesidad del propio sistema. Por otro lado, la anatomopolítica se encarga del moldeamiento de los cuerpos y apunta a potenciar la energía que, de otra forma, el ser
humano no podría generar. Esto se relaciona con el objetivo de las sociedades industriales de normalizar a la población para convertirla en ‘trabajadores eficientes’. La anatomopolítica concibe al cuerpo como una máquina que se debe controlar y disciplinar. Mediante la coordinación de estas dos vertientes, se inicia la era del biopoder pero, afirma Foucault que el dispositivo de la sexualidad es uno de los únicos espacios que atraviesa ambas dinámicas de control, y de esta forma permite comprender la lógica de la sociedad disciplinaria.) En el artículo sobre la historia de Sergio y Valeri se sugiere que desde la ciencia, históricamente impulsada y administrada por el poder hegemónico, se considera hoy la posibilidad de extender la vida a niveles sólo pensados en la ficción: mediante cirugía, se podrían utilizar “cuerpos sanos” (o partes de ellos) para esquivar el irrefutable devenir de la muerte. En este sentido se abren múltiples cuestionamientos éticos, filosóficos, políticos y socioculturales desde los cuales se podría cuestionar desde la verosimilitud hasta la factibilidad de que los hombres abandonen su única y más crucial condición de mortales. En este sentido tomaremos como punto de partida este caso hipotético como posibilidad real y analizaremos desde el corpus seleccionado cuales serían las razones por las que el poder, específicamente el sistema de producción capitalista, se valdría de los seres humanos inmortales y reproducirá así sus condiciones. * * * “Para operar a Valeri, su voluntario, aún debe sortear el mayor problema que es la aprobación de la intervención por un comité ético. El neurocirujano asegura que luego de eso, en dos años, será capaz de formar y entrenar al equipo médico que participará en la operación que cambiará para siempre la historia humana´.”
Para entender los procesos que conllevan el biopoder, es necesario destacar las premisas que estructuraron su aparición: “La vieja potencia de la muerte, en la cual se simbolizaba el poder soberano, se halla ahora cuidadosamente recubierta por la administración de los cuerpos y la gestión calculadora de la vida ”(Foucault, 1978:169). El “comité ético”, fuerza hegemónica del campo científico, utiliza diversas variables a la hora de aprobar el proyecto analizado en el artículo. Las variables que infieren en el desarrollo del biopoder son la “utilizabilidad y docilidad”, ya que todo avance se enmarca en un control que se ejerce sobre él, nunca deberá sobrepasar a las fuerzas hegemónicas situadas en la esfera de actividad. Y se justifica ya que el biopoder “no pudo afirmarse sino al precio de la inserción controlada de los cuerpos en el aparato de producción y mediante un ajuste de los fenómenos de población a los proceso económicos”. Cualquier avance en el terreno de la biopolítica (campo que contiene el biopoder) deberá garantizar o aumentar las “relaciones de dominación y efectos de hegemonía”(Foucault, 1978:169). Continuando con el razonamiento de Peter Sloterdijk y las diferenciaciones históricas que destaca entre la alotecnología y homeotecnología (Sloterdijk, 2000:17), dichas relaciones de dominación ya no estarían basadas en una binaria relación amoesclavo sino que estarían vinculadas a una forma de operatividad no dominante. 1 Es en el pasaje a la homeotecnología que la antigua figura de amo desaparece. Pero, según el autor, hasta que las poblaciones tengan la capacidad de comprender esto, en efecto, serán guiadas por discursos desinformados que los alertarán de peligros inexistentes. Sloterdijk reconoce en la obra de Michel Foucault la capacidad de haber desatado un nudo de la metafísica clásica afirmando que “nadie escapa a la compulsión y a la posibilidad de ser poderoso”.
1
Esto a partir de la desaparición de las formas de organización binarias: “la modernidad trajo consigo un capitalismo homogeneizante que es incompatible con cualquier estructura inherente de diferenciación.” Jonathan Crary, “ Las 24 horas del día y los siete días de la semana”
Teniendo en cuenta a estos dos autores quedaría cuestionar si la historia de Valeri Spiridónov y todas las posibles historias que abriría de ser exitosa su operación pertenecería al orden de la era de la homeotecnología y sus resultados estarían orientados a ganar inteligencia en un marco en el cual, tras la caída de la metafísica clásica, hay información. Pero, aún más, cabe cuestionarse si efectivamente es el del mundo actual un mundo en el cual puede darse una homeotecnología desprovista de afán puro de dominación. * * * “(...) la operación que demandará dos días, 150 profesionales y auxiliares, y cerca de 10 millones de dólares” Los criterios de normalidad y de enfermedad son redefinidos cuando se cruza con el biopoder la lógica del consumo. Junto a la confluencia del mercado, la enfermedad pasa a ser vista como “un error en la programación que debe ser corregido”. Los seres humanos, en tanto todos “virtualmente enfermos” y consumidores, intentarán mantener su condición humana seducidos por la posibilidad de planificar sus vidas alterando los riesgos y eliminando el factor aleatorio del destino. En este sentido, la administración de los riesgos juega un rol crucial. La fórmula de riesgo en este caso proporciona datos al campo científico en su búsqueda de prolongar la vida humana. Sin embargo, estos indicadores no escapan al control hegemónico ya que “adquiere un valor preponderante y su explotación en el mercado rinde buenos frutos”. (Sibilia, 2000:219) En definitiva, el control de riesgo se manifiesta en tanto sea redituable al mercado, variable fundamental en el análisis del biopoder. La autora explica cómo, inclusive, las compañías privadas se han vuelto esenciales en la construcción biopolítica de los cuerpos, dejando a un lado el rol central del Estado y sus instituciones. Se parte de una inversión inicial, Canavero obtiene financiación a través de patrocinadores en la logística de su operación, para generar un incremento del dinero que le inyectan. El mismo relata que: "Uno de los motivos de todas estas críticas es que cuando haya llevado adelante el primer caso se abrirá la caja de Pandora y los ricos se podrán dar un nuevo cuerpo, ya que serán los únicos que podrán pagarse esta intervención", este avance es visto más como una oportunidad de negocios que como un bien para la humanidad. Es así como se da una alianza entre el mercado y los gobiernos más ricos para la inversión en el desarrollo de la tecnociencia. Pero, a partir de la existencia de las patentes, que la información proveniente de las experimentaciones e investigaciones rompe con la lógica tradicional de la comunicación entre las ramas científicas para pasar a una privatización de aquellos conocimientos con fines mercantilizadores. Podemos aquí también cuestionar en qué devendría una operación exitosa sobre Spiridinov y asegurar que el conocimiento derivado de la misma será capitalizado íntegramente por esta alianza. Es así como nuevamente se puede cuestionar la lógica de la “homeotecnología” de Sloterdijk, en un marco en el cual el conocimiento y la inteligencia son patentados en cada escalón de su proceso de producción. * * * "Estamos a un paso de extender la vida indefinidamente porque cuando una persona tenga 80 años yo le podré dar un nuevo cuerpo y podrá vivir otros 40 años", argumenta con total seguridad Sergio Canavero
Aumentar la vida, es decir, prolongar su duración, no siempre refiere a fabricar algo vivo, sino que alcanza con desviar accidentes, corregir deficiencias. Estás se manifiestan en los códigos genéticos e infieren en la
vida de los hombres. De aquellos datos se alimenta el "riesgo", es decir, el indicador predeterminado de la vida humana. Según Paula Sibilia: "La administración de los riesgos (que amenazan la salud, la vida, la juventud) aparece como un nuevo y poderoso mecanismo de control vinculado al biopoder". Estos indicadores son los que alimentan las miles de estadísticas que refuerzan los posicionamientos de instituciones como “el comité académico”. El artículo detalla: “Canavero explica, sintéticamente, que para eso usará polietilenglicol, una especie de pegamento plástico que, según asegura, está revolucionando la medicina”, en este caso interviene otra variable que rompe con coyunturas científicamente estables: las innovaciones técnicas. La tecnociencia, según Sibilia, pulveriza, “en redes flexibles y fluctuantes, las relaciones de poder” vinculándolas con estas “innovaciones tecnocientíficas” (Sibilia 2000:212), es decir, busca dar saltos en las esferas de actividad que se determinan con el riesgo. Así presenciamos una arena de disputa de poder, con dos grupos bien definidos: el comité académico, con sus indicadores que justifican las críticas hacia Canavero, y el mismo cirujano, con sus innovaciones tecnológicas que buscan ampliar los límites numéricos de una etapa histórica. * * * Tras el análisis de la historia, y la contraposición de los elementos presentes con fragmentos de los trabajos de los autores utilizados, se abre un caudal de nuevos cuestionamientos respecto a la naturaleza de las intenciones de todos los sujetos e instituciones involucrados en la aventura del transplante de cabeza. Éste, como muchos otros procedimientos científicos llevados a cabo sobre el cuerpo, es un eslabón más en una cadena que parecería ser interminable, en la cual se enlazan infinitos intereses y supuestos sobre los cuales se asienta un objetivo central: el poder. Esta no es una novedad, pero los desplazamientos y campos sobre los que se ejerce ese poder y sus múltiples máscaras nos llevan hoy a comprender que en el campo de la tecnociencia, las pujas están mutando. En sociedades en las cuales algo como un transplante de cabeza (y sus consecuencias en el avance de la búsqueda de la “vida eterna”) comienza a verse como algo verosímil es necesario notar cuales son los impulsores económicos de esos proyectos para poder deducir cuales son los intereses reales. Tras las exposiciones en este trabajo cabe asegurar que, detrás de la búsqueda del “progreso”, la “innovación” y el “desarrollo”, se esconde la incubación y la apuesta por nuevas formas de dominación. Los capitales privados, cuyo espíritu empresarial se impone en los lazos societales, son hoy los ejecutores distintos dispositivos de sometimiento. A su vez, generan una disputa interna por el biopoder, sobre técnicas que buscan derribar mitos y crear nuevos lazos de dominación hacia una sociedad desesperada por perfeccionar su cuerpo y alargar su vida. El Estado deja atrás su rol central a través de un proceso histórico que concentró el poderío mundial en un puñado de empresas, que buscan nuevas técnicas para maximizar sus ganancias, partiendo de las técnicas ya existentes para resolver las pendientes.
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