TRANSICIONES AMBIENTALES Ensayos de Sociología Ambiental (2012)

June 6, 2017 | Autor: A. Baigorri Agoiz | Categoría: Environmental Sociology
Share Embed


Descripción

Ensayos de Sociología Ambiental

Artemio Baigorri (Editor)

TRANSICIONES AMBIENTALES

Ensayos de Sociología Ambiental

Artemio Baigorri (Editor)

TRANSICIONES AMBIENTALES

Autores: Artemio Baigorri Isabel Baños Pedro Baños Juan Bejarano Manuela Caballero Mar Chaves José Mª Echavarren Ernesto Ganuza Fernando Garrido Mario Gaviria Rosa Junyent

Regina Lafuente Eduardo Moyano Mercedes Pardo Carlos Priego Elisabet Roca Beatriz Santamarina Carmen Sanz Adolfo Torres Míriam Villares Gabriela Zanfir

TRANSICIONES AMBIENTALES Y PARTICIPACIÓN (Estudios de Sociología Ambiental) Editor:

Artemio Baigorri Autores: Artemio Baigorri, Isabel Baños, Pedro Baños, Juan Bejarano, Manuela Caballero, Mar Chaves, José Mª Echavarren, Ernesto Ganuza, Fernando Garrido, Mario Gaviria, Rosa Junyent, Regina Lafuente, Eduardo Moyano, Mercedes Pardo, Carlos Priego, Elisabet Roca, Beatriz Santamarina, Carmen Sanz, Adolfo Torres, Míriam Villares, Gabriela Zanfir

TRANSICIONES AMBIENTALES Y PARTICIPACIÓN (Ensayos de Sociología Ambiental)

INDICE PRESENTACIÓN Artemio Baigorri

9

INTRODUCCIÓN Mercedes Pardo

11

EXTREMADURA SOBRADA (EN TRANCE DE MODERNIZACIÓN HACIA UNA ENERGÍA DESCARBONIZADA) Mario Gaviria y Gabriela Zanfir

17

CAMBIO GLOBAL, VULNERABILIDAD Y RESILIENCIA: EL PAPEL DE LAS CIENCIAS SOCIALES Artemio Baigorri

55

LA PERCEPCIÓN DEL CAMBIO CLIMÁTICO EN ESPAÑA José M. Echavarren

67

LA CONSTRUCCIÓN DEL CAMBIO CLIMÁTICO EN LA COMUNIDAD VALENCIANA Beatriz Santamarina

79

EL RETO DE LA PARTICIPACIÓN CIUDADANA EN LOS ESPACIOS NATURALES PROTEGIDOS Juan F. Bejarano, Adolfo Torres, Carmen Sanz

105

NI EN MI CASA, NI EN LA TUYA: ALTRUISMO AMBIENTAL Y CONFLICTOS Artemio Baigorri, Mar Chaves

128

CONFLICTO SOCIO-ECOLÓGICO EN LA BAHÍA DE PORTMÁN Pedro Baños, Isabel Baños

143

EL DEBATE NUCLEAR: EL PERSISTENTE RECHAZO DE LA OPINIÓN PÚBLICA ESPAÑOLA Mar Chaves, Artemio Baigorri, Manuela Caballero

175

ANÁLISIS DE LA PERCEPCIÓN SOCIAL ANTE ESTRATEGIAS INNOVADORAS DE GESTIÓN LITORAL EN EL DELTA DEL EBRO Elisabet Roca, Míriam Villares y Rosa Junyent

190

PAISAJES NATURALES URBANOS Y CALIDAD DE VIDA Carlos Priego, Eduardo Moyano

205

LA IMPORTANCIA DE LAS CREENCIAS Y LA INFORMACIÓN A LA HORA DE CONJUGAR EL VALOR PRODUCTIVO Y AMBIENTAL DEL AGUA Regina Lafuente, Ernesto Ganuza y Fernando Garrido

225

¿HACIA EL NUCLEARISMO POSTKYOTO? MODELOS NUCLEARES DESDE UNA PERSPECTIVA INTERNACIONAL Manuela Caballero, Artemio Baigorri, Mar Chaves

247

AUTORES

267

PRESENTACIÓN

Artemio Baigorri

Los trabajos que se recogen en este volumen surgen de dos iniciativas diferenciadas, pero plenamente vinculadas. Se incluyen resultados del proyecto de investigación PRI09A139 financiado por la Junta de Extremadura y FEDER. Nuestro grupo de investigación, Análisis de la Realidad Social (ARSsociologica)1, viene trabajando entre otras líneas el análisis de la evolución de las actitudes ambientales en Extremadura. A menudo sin financiación externa, hemos realizado varios ecobarómetros. Y en la convocatoria de ayudas regionales de I+D+i en Extremadura, de 2009, obtuvo una pequeña ayuda para la financiación de un proyecto sobre transiciones ambientales, en el que se pretendía analizar en un marco casi ideal -una región en proceso de modernización- diversos aspectos relacionados con la dialéctica medio ambiente y desarrollo. La escasa ayuda, respecto de la solicitada, hizo que buena parte de los aspectos que habrían de ser investigados fuesen abandonados, ante el desaliento de los investigadores que no podían contar con apoyo ni para los costes más básicos. Sin embargo, nos resistimos a abandonar el elemento que creíamos clave de nuestro proyecto: la realización del tercer ecobarómetro, primero en contar con siquiera parte de financiación externa. Nos adaptamos a tales limitaciones, y con ahorros de proyectos y convenios previos, y compartiendo recursos (la encuesta) con otros proyectos de I+D+i, pudimos llevarla a buen fin en el año 2011. Y aunque todavía queda mucho por explotar, se han venido generando algunos resultados. 1

Con anterioridad denominado GIESyT (Grupo de Investigación en Estudios Sociales y Territoriales)

9

Se recogen así algunos de los trabajos generados en los últimos años en esa línea de investigación, en algunos casos publicados como artículos, en otros inéditos. Por otra parte, como coordinador (2007-2010) del Comité de Investigación en Sociología y Medio Ambiente de la Federación Española de Sociología (SOCMAyS), tenía el empeño de retomar la iniciativa que en 1997 tuvo Mercedes Pardo, reuniéndonos en Pamplona a buena parte de quienes trabajábamos entonces, desde la Sociología y aledaños, en temas ambientales. Así que, siendo conscientes de la dificultad de atraer hacia la periferia peor comunicada de España a muchos colegas, en un año en el que los recortes empezaban a ser evidentes, y en el que el profesorado estábamos muy ocupados con la implantación del falsamente llamado Espacio Europeo de Educación Superior (los afectos al nuevo régimen montando chiringuitos de la seudocalidad, y los del “no es eso, no es eso” montando barricadas resilientes desde las que lanzar adoquines de conocimiento contra las competencias del utilitarismo pedestre), gracias a sendas ayudas de la Junta de Extremadura (ayudas a congresos) y del Rectorado de la Universidad de Extremadura (ayudas para seminarios científicos), conseguimos atraer a los más animosos de SOCMAyS a Badajoz, los días 18 y 19 de septiembre de 2009. Fuimos pocos, pero creo que lo pasamos bien2. El resto de los trabajos recogidos en el libro tienen su origen en dicho encuentro. Mi agradecimiento a quienes han tenido la generosidad de aportarlos, y tener la infinita paciencia de esperar a que las ocupaciones cotidianas fuesen dejando huecos para componer el volumen. 2

Sin el compromiso de todos los miembros del Grupo de Investigación, incluidos quienes no trabajan en líneas ambientales, no habría sido posible que el encuentro saliese bien: especialmente hay que agradecer la participación de Mar Chaves, Manuela Caballero, Ramón Fernández, Miguel Centella, María José López, Leonor Gómez, Pedro García y Santiago Cambero

10

INTRODUCCIÓN El largo (pero firme) viaje de la Sociología Medioambiental en España, o ¿de dónde venimos y a dónde vamos?

Mercedes Pardo

Por eso de la memoria histórica En épocas de revalorización de la Memoria Histórica, asumimos la parte alícuota que como colectivo nos corresponde, en este caso en lo relativo al devenir de la Sociología Medioambiental en España. Aclarar que esto es sólo una parte de una Memoria Histórica completa, que estaría por hacer. Son sólo unas notas de cómo se fueron creando estructuras formalizadas –y sus correspondientes actividades asociadas- que dieron empuje a lo que podríamos llamar una comunidad epistémica de la sociología medioambiental en nuestro país. No sería justo sin embargo no hacer un recordatorio de aquellos pioneros que nos precedieron con sus trabajos individuales, como son Mario Gaviria, Artemio Baigorri, Tomás Rodriguez Villante, Josep Vicent Marqués o Vicente López Rodríguez, secretario éste último, junto con Pepín Vidal Beneito, de la injustamente apenas recordada Escuela Crítica de Ciencias Sociales (CEISA), cerrada por el franquismo, y núcleo clave de formación sociológica crítica. Vaya por delante nuestra admiración y reconocimiento. Queda por hacer su historia.

11

¿De dónde venimos? En lo académico: la Asociación Internacional de Sociología. Algunos recordaremos esa imagen en pleno calor veraniego, de sociólogos de todas partes del mundo pululando por Madrid con una botella de agua. ¡Pobres! Se trataba de la primera vez que la Asociación Internacional de Sociología realizada un congreso mundial en España, concretamente en Madrid, en el año1990, y la primera vez que se integraban decididamente sociólogos ambientalistas españoles (existía desde 1971). Desde entonces, en lo que se convirtió en el Research Committee 24 Environment and Society, sociólogos españoles han venido participando en los Congresos Mundiales, en las ya consolidadas sesiones de dicho comité de investigación. En esa instancia, España ha estado representada con la vicepresidencia de dicho comité. Con la posterior creación de la Asociación Europea de Sociología, se ha producido un proceso similar, donde también se inició la representación a través de nuestro querido colega Ernest García. Creo estar en condiciones de afirmar que la sociología medioambiental de España tiene una madurez y especificidad de contenido como para impulsar mucho más su internacionalización. El Sur del Norte –como es nuestro casotiene más relevancia que nunca como objetivo de investigación en el contexto de la globalización. Las generaciones más jóvenes de sociólogos medioambientales tienen una buena oportunidad de ligar los problemas socioambientales locales a los globales. Así que, ¡Animo!

En lo profesional: el Colegio Nacional de Politólogos y Sociólogos Es de rigor recordar que ya antes de esa participación organizada, sociólogos medioambientalistas españoles, que en mayor o menor medida trabajaban ese campo como pro-

12

fesionales, se autoorganizaron en el Colegio Nacional de Politólogos y Sociólogos, creando una comisión de Medioambiente en 1986 (¿tanto tiempo ha pasado?) embrión, por cierto, junto con el Colegio de Biólogos del posterior y exitoso Congreso Nacional de Medioambiente (CONAMA), así como de avanzar líneas de investigación sobre la Evaluación de Impacto Ambiental, donde los sociólogos tenían un papel claro, pues éstas requieren la evaluación del impacto en la población. Recordemos que las Evaluaciones de Impacto Ambiental han constituido uno de los primeros y más importantes nichos de participación profesional de sociólogos en materia medioambiental, que ya eran obligatorias en Estados Unidos de América desde el año 1970 (NEPA National Environmental Protection Act), y lo son en España desde 1985 (RDL 1302/1985). Claro está que era un campo nuevo para los sociólogos, que aun habiendo recibido alguna formación sobre Ecología Humana (muchos venimos de la Universidad Complutense, y recordaremos siempre a nuestro querido profesor José Jiménez Blanco), estábamos escasos en conocimientos sobre ese nuevo campo de evaluación. Se organizó entonces un curso para los sociólogos sobre El Análisis Socioeconómico en las Evaluaciones de Impacto Ambiental, en noviembre de 1991, de manera que permitiera ir formando un corpus de conocimiento sobre el tema. Está pendiente la cuestión de que realmente la Administración central y autonómicas medioambientales cumplan con la ley, que exige la realización de estudios de impacto en la población, así como realización de consulta a la población con relación al proyecto que se está evaluando. Son dichas Administraciones las responsables de exigir a los promotores de los proyectos evaluar dichos estudios sociales y que se lleven a cabo por personal con la cualificación adecuada, en este caso sociólogos. No deberían aprobar dichas evaluaciones de impacto ambiental sin estos estu-

13

dios sociológicos, que, insisto, se requieren por ley. !Hagamos ese trabajo en cada comunidad autónoma!

Siguiendo el recorrido: La red de Sociólogos del Medioambiente y la Federación Española de Sociología Los “mimbres” anteriores permitieron crear un “cesto”: la red de sociólogos del medioambiente Sociología, Medioambiente y Sociedad (SOCMAYS) y, así el Grupo de Investigación Sociología y Medioambiente de la Federación Española de Sociología, gracias al buen hacer de nuestros queridos colegas Ignasi Lerma, Artemio Baigorri y Antonio Aledo, que me han sucedido en la gestión y animación del colectivo. Un punto de arranque fue el I Encuentro Científico Sociología y Medioambiente: Estado de la cuestión, en Pamplona, en la Universidad Pública de Navarra, en 1998, que dio lugar a un libro colectivo el siguiente año, con una gran variedad de ponencias cubriendo multitud de campos desde la teoría a los instrumentos aplicados, las políticas, los movimientos sociales, los conflictos medioambientales… Desde entonces se ha consolidado la realización de sesiones del grupo de investigación de Sociología y Medioambiente en el seno de la Federación Española de Sociología en todas sus ediciones, así como el II Encuentro Científico en la Universidad de Extremadura en Badajoz, en 2009. Muchos de nuestros colegas que participan habitualmente en estas redes tuvieron después el acierto de publicar monografías sobre la sociología medioambiental. Sin por ello agotar la nómina, en absoluto, cabe citar a Carmen Sanz y José Sánchez Alhama, Ernest García, Antonio Aledo y José Andrés Domínguez Gómez, o José Pérez Adán. En cuanto a la institucionalización académica, encontramos grupos de investigación consolidados con líneas específicas Sociología medioambiental en numerosas universidades como la Carlos III de Madrid, la de Extremadura, la de Valencia, la de Alicante, la del País Vasco, el IESA de

14

Córdoba, la Pablo Olavide, la de Murcia, la de Huelva, la de Granada, la UNED, la Autónoma de Barcelona, las Politécnicas de Barcelona y de Madrid, así como investigadores en prácticamente todas las universidades españolas.¡No está nada mal!

¿A dónde vamos? Imaginando el futuro Surgen nuevos contextos que afectan positivamente a la sociología medioambiental de España. El Cambio Ambiental Global, y particularmente el Cambio Climático, se indican como retos serios para las sociedades actuales, y desde luego para las de la península ibérica. Estos problemas han dejado ya de considerarse objeto exclusivo de investigación de las ciencias de la naturaleza. Desde el punto y hora que gran parte de sus causas se sitúan en las sociedades, nuestros modelos de vida en general, de producción, de consumo, de transporte… así como sus consecuencias van a afectar a las sociedades, estos problemas son hechos sociales. Una conclusión al respecto es la necesaria participación de las ciencias sociales, y particularmente la sociología medioambiental, en la investigación de esos problemas, de manera que se esté en condiciones de aportar un mayor conocimiento sobre dichas causas y consecuencias, así como, ¡idealmente! propuestas útiles para el necesario cambio social. Ni qué decir tiene que el Cambio Global no es algo muy diferente temáticamente de lo que los sociólogos medioambientales han venido abordando, pues incluye las problemáticas medioambientales de la energía, los residuos, el aire, el agua… en todas sus facetas sociales. Sin embargo, si hay ciertas peculiaridades al abordar el Cambio Global, puesto que requiere conectar dichas problemáticas en un

15

ámbito planetario, y, además, en un horizonte temporal de mayor alcance. Se trata de retos sociales en el sentido más amplio del término; es decir, son retos investigadores pero, sobre todo, son retos políticos, en una necesaria mayor interrelación entre la esfera de la investigación y la esfera de la política y de la sociedad en general. Es algo plenamente reconocido. Por nombrar a algunos, mencionaremos las llamadas al respecto por parte del Consejo Internacional para la Ciencia (ICSU) junto con el Consejo Internacional de Ciencias Sociales (ISSC), que en el Earth System Visioning Process sitúan como un gran desafío el Cambio Global y ponen en un primer orden de necesidad la participación de las ciencias sociales y las humanidades en su investigación. En resumen, más que nunca la Sociología medioambi8ental en España tiene un lugar reconocido y destacado. Queda en nuestras manos el hacer buen uso del mismo.

16

EXTREMADURA SOBRADA (En trance de modernización hacia una energía descarbonizada)

Mario Gaviria y Gabriela Zanfir

Resumen. Hace casi 40 años, hipnotizados y atraídos por Juan Serna, dedicamos dos jóvenes y largos veranos de nuestra vida a influenciar el futuro estratégico de esta tierra amenazada por las nucleares. Resultaron buenas amistades y publicamos dos libros: “Extremadura saqueada” y “El modelo extremeño”3.

Traíamos la lucha antinuclear, las energías alternativas, el desarrollo sostenible, el entusiasmo por el desarrollo de los regadíos y el sector agroalimentario, la defensa de la dehesa. Entonces no había en Extremadura ni Arzobispo, ni Capitán General, ni Universidad, ni el Corte Inglés, ni equipo de futbol en Primera División. El milagro económico español, y la capacidad redistribuidora del Estado de Bienestar y del Estado Autonómico han mostrado uno de sus mejores éxitos en esta tierra extremeña. Conseguimos parar la nuclear de Valdecaballeros, aunque yo, personalmente, nunca estuve convencido de que el desarrollo económico y social, incluso la innovación tecnológica en materia de energías renovables alcanzase un éxito tan rápido como el que ha alcanzado en España y en Extremadura.

3

Juan Serna, Artemio Baigorri, José Manuel Naredo, Pablo Campos, Antonio García Tabuenca, Blanca Berlín, y otros 40 voluntarios benévolos no retribuidos

17

El ejemplo extremeño muestra que la innovación tecnológica es el resultado de un proceso, a veces poco perceptible que permite un saber acumulado que acaba saliendo a la luz. En Extremadura este saber acumulado, este proceso de inversión en infraestructuras básicas es de manual: los grandes embalses trajeron la gran hidroelectricidad y las redes de alta tensión, el agua embalsada permitió los regadíos, y estos la especialización agroalimentaria exitosa. Los ríos regulados en los embalses atrajeron los dos reactores nucleares de Almaraz. La disponibilidad de agua, gasoducto, tierra llana a buen precio y líneas de evacuación de alta tensión, han atraído a las centrales solares termoeléctricas. A efectos de agilizar la lectura, la mayor parte de las tablas de rankings se han concentrado en un anexo estadístico al capítulo.

Mejor imposible España se sitúa en energías renovables entre los primeros cuatro países del mundo, y Extremadura se sitúa en energías renovables entre las tres primeras Comunidades Autónomas de España. Hay seis Comunidades Autónomas en España que reúnen los mejores requisitos para la autosostenibilidad en electricidad descarbonizada: Castilla León, Castilla La Mancha, Extremadura, Aragón, Navarra y Andalucía. Todas ellas reúnen tierra abundante con baja densidad de población (de 26 a 30 habitantes por km2, inferior a la densidad poblacional de EEUU),Navarra 61 hab/km² con más de 2.400 horas de sol, mas de 2.400 horas de viento turbinable, y más agua de la que a simple vista parece (excepto en Castilla La Mancha y Andalucía, donde las escasez de agua será un factor limitante del futuro de las energías renovables). Extremadura, con casi 42.000 km2 y un 1.1 millón de habitantes, recibe agua del Este de la península, sol del Sur y viento del Oeste.

18

Para el año 2040 en que el crecimiento económico hará años que se ha detenido, tomara sentido una sociedad estable no despilfarradora, en que tal vez se trabaje y se consuma menos, pero en la que podamos disfrutar del tiempo y el cuerpo. La Extremadura, para entonces probablemente más infrapoblada y envejecida, tiene dos elementos claves del futuro: la alimentación y las energías renovables. Nuestro planteamiento y propuesta es que en los próximos 20 años Extremadura haya cerrado los dos reactores de Almaraz y haya alcanzado los 10.000 Mw de potencia instalada en energías renovables, según proponemos en el cuadro siguiente.

España, un país afortunado en materia de energías renovables España es un país que, a pesar de la crisis del 2008 al 2011, sigue estando entre los 10 primeros países del mundo. A largo plazo, la sostenibilidad energética determinará todas las demás variables de la sostenibilidad: la huella ecológica, la sostenibilidad económica, la sostenibilidad

19

social, etc. Tiene España unos 505.000 km2 de superficie, y unos 47 millones de habitantes (más unos 62 millones de turistas anuales). Es un país con baja densidad de población, mucha agua dulce almacenada (60.000 hectómetros cúbicos), mucho suelo, bellos paisajes, mas de 2.400 horas de sol al año y más de 2.400 horas de viento turbinable al año. España ha tenido la gran suerte de no encontrar yacimientos de petróleo y gas. Tenemos una dependencia energética exterior de más del 80%, pero en una transición de unos 30 años conseguiremos la autosostenibilidad energética a partir de las energías renovables. España ocupa aproximadamente el puesto número 29 en población entre los casi 200 estados del mundo, y aproximadamente el puesto número 50 en cuanto a la superficie territorial.

20

21

22

23

El éxito español en energías renovables se debe además a la estrategia de primas a la producción y al alto nivel tecnológico de las empresas españolas. Además de tener suelo, agua, sol y viento abundantes, con baja densidad de población y con núcleos compactos, España tiene grandes tecnólogos en gestión eléctrica, no solo de las grandes empresas (Iberdrola, Endesa, etc) sino en la gestión y operación del sistema eléctrico y transporte de alta tensión (Red Eléctrica Española), una de las 3 o 4 mejores del mundo. La legislación, las primas, las tarifas, los procesos de financiación han hecho posible el milagro de situarse el país en los 4 primeros puestos del mundo. Han tenido también importancia media docena de comunidades autónomas que dieron prioridad al desarrollo de la energía eólica y solar termoeléctrica, según veremos en el próximo capítulo.

Desigual desarrollo de las energías renovables en las comunidades autónomas. Navarra fue la Comunidad Autónoma pionera, asumió los máximos riesgos en energía eólica, y 15 años después ha sido superada por Castilla León, Castilla La Mancha y Galicia. El extremo opuesto es la Comunidad de Madrid obsesivamente hostil contra las energías renovables, incluso contra la fotovoltaica en los tejados. También han tenido poco desarrollo en la implantación y generación de energía eléctrica renovable Cataluña y el País Vasco que, sin embargo, concentran alto nivel tecnológico en energías renovables. Las Comunidades Autónomas más atrasadas en renovables son Madrid, Baleares, Canarias, Ceuta y Melilla. Las Comunidades Autónomas con más éxito han sido aquellas del norte de España con mucho suelo público comunal y/o de propios con muy baja densidad de población (26 habitantes por kilómetro cuadrado), sin turismo de playa (Cas-

24

tilla León, Castilla La Mancha, Aragón, y en menor medida Galicia). En Cataluña el parón eólico se ha debido entre otras causas a la creación de Comités y Coordinadoras de defensas del paisaje. Andalucía ha jugado un término medio, fue pionera en la eólica (Tarifa, Estrecho de Gibraltar), y ha sido pionera y fundamental en las primeras fases de instalación de centrales solares termoeléctricas hibridadas con un consumo del 15% de gas natural. El caso más espectacular y que aquí analizaremos en profundidad es la Comunidad Autónoma de Extremadura.

La Región de Extremadura líder en solar termoeléctrica y colista en eólica Una consultora de Tudela (Navarra), que reúne más de 130 profesionales de alto nivel en temas medioambientales, sociales y territoriales, me dio la clave del bloqueo de los molinos de viento en Extremadura. Hace unos 15 años un equipo de consultores medioambientales, a la búsqueda de emplazamientos en Extremadura para futuros parques eólicos fueron recibidos por el Presidente Ibarra, que dió prioridad al paisaje y la dehesa extremeña, a las aves, y al medioambiente, frente a los aerogeneradores. Más o menos la frase que vino a decir fue la siguiente: “las empresas vascas (se referiría probablemente a Iberdrola), y los vascos, que pongan los molinillos en el monte Igueldo, en San Sebastián, aquí no los pondrán”. Hoy, año 2011, comienza a desbloquearse el parón eólico extremeño. Mientras tanto, Extremadura se ha convertido en la primera región del mundo con mayor número de centrales solares termoeléctricas de 50 Mw cada una. La histórica decisión de no desarrollar la eólica a finales del siglo XX en Extremadura, la sitúa ahora en excelente posición, ya que los aerogeneradores son cada vez más eficientes, arrancan con menor velocidad del viento (unos 3 metros por segundo), y son cada vez más grandes (Gamesa 4.5 Mw y Vestas 6 Mw). Otra

25

ventaja del no desarrollo de la eólica hasta ahora en Extremadura son que las líneas de alta tensión para evacuar la energía eléctrica de Valdecaballeros en su día o de los parques solares no construidos, han permitido la llegada de casi 40 centrales solares termoeléctricas de 50 Mw, unos 2.000 Mw de potencia instalada equivalente a 2 centrales nucleares. La tecnología de la central solar termoeléctrica, especialmente la de espejos convergentes requieren cantidades importantes de espacio llano (entre 200 y 250 hectáreas por cada 50 Mw eléctricos de potencia instalada, y unos 700 hectómetros cúbicos anuales de agua). Los grandes embalses y grandes líneas eléctricas de las centrales hidroeléctricas y de los regadíos del Plan Badajoz ha sido el capital infraestructural históricamente acumulado que han permitido el éxito de Extremadura como primera potencia mundial de solar termoeléctrica. Los puestos que ocupa Extremadura entre las Comunidades Autónomas en población, extensión territorial, densidad de población, potencia nuclear instalada, potencia hidroeléctrica instalada, potencia eólica instalada y potencia solar fotovoltaica + termoeléctrica instalada, pueden observarse en el siguiente cuadro. En términos absolutos se constata que Extremadura una Comunidad Autónoma con la mínima densidad de población de todas las Comunidades Autónomas, con una importantísima potencia instalada en energía nuclear (que irá cerrando en los próximos 20 años), en potencia instalada en hidroelectricidad y en energía solar (fotovoltaica + termoeléctrica). Pero donde es Extremadura líder autonómica en electricidad es cuando consideramos la potencia instalada por millón de habitantes: ocupa los tres primeros puestos en nuclear, hidroeléctrica y solar, y el último puesto en potencia eólica instalada, que comenzará a crecer, lentamente, a partir del año 2012.

26

Cuando consideramos la potencia instalada en función de la superficie, por 1.000 km2 de territorio autonómico, observamos que tiene grandes posibilidades de crecimiento, no solo en eólica, sino en todas las demás, excepto en la nuclear, en los próximos 30 años. Los casi 42.000 km2 de territorio extremeño, más el agua, el sol y el viento, son los recursos claves, la actividad de industrialización a partir de energías renovables que va a marcar, junto con el agroalimentario, el futuro de Extremadura.

En la actualidad, finales del 2011, las energías renovables no ocupan en Extremadura más del 1.5% del territorio (embalses y centrales hidroeléctricas, parques solares fotovoltaicos, centrales solares termoeléctricas…). En el año 2040 Extremadura podría llegar a ser uno de los territorios europeos con mayor eficiencia en materia de electricidad des-

27

carbonizada y desnuclearizada. No alcanzaría ni siquiera una ocupación y utilización del 6% al 7% del territorio extremeño, unos 3.000 km2 que permitirían autoabastecer a Extremadura, a parte de España y transportar electricidad descarbonizada a Europa. Extremadura, Castilla La Mancha, Castilla León y Aragón, con unas densidades de población de 26-28 habitantes por km2, son claves para el futuro eléctrico español sostenible.

28

.

29

La hidroelectricidad, con más de un siglo de antigüedad, es la más perfecta de todas las energías renovables. Además de esas característica de instantaneidad es, a través de los embalses, predecible, gestionable, y sobre todo, con los bombeos reversibles, puede ser utilizada como regulador y almacenador de energías renovables (por ejemplo la eólica, excedentaria de noche). Los próximos 30 años es muy probable que, sobre todo por los bombeos reversibles, que requerirán únicamente la construcción de pequeños embalses estancas o balsas para almacenamiento de un día de consumo sean un éxito. Extremadura es la cuarta Comunidad Autónoma más potente en potencia instalada hidroeléctrica, unos 2.200 Mw. Es muy probable que, junto a los grandes embalses extremeños, a pie de presa, o en puntos estratégicos con gran desnivel geográfico, se produzcan contraembalses en los que turbinar de manera reversible y almacenar kilovatios producidos excedentarios de otras energías renovables. La energía hidroeléctrica y los embalses extremeños, que ya han cumplido más de 50 años, tienen varios records. Extremadura tiene 5 de las 30 centrales hidroeléctricas de más 100 Mw existentes en España. Tiene los 2 embalses de mayor capacidad, la Serena de España y el gran esfuerzo de los próximos 30 años será hacer participar a la población rural y los agricultores de una ampliación de la potencia instalada hidroeléctrica y de bombeo reversible, según está previsto en el Plan Hidrológico de las Cuencas del Tajo y el Duero, en territorio extremeño. Extremadura es la primera Comunidad Autónoma en potencia hidroeléctrica instalada por millón de habitante, y la sexta por 1.000 km2 y, al agua extremeña le queda todavía mucho recorrido hidroeléctrico por realizar. La energía nuclear de Extremadura cumplirá su ciclo productivo en los próximos 20 años y las redes eléctricas de alta tensión que las sirven serán reutilizadas por las energías renovables.

30

Solo 5 de las 19 Comunidades Autónomas tienen rectores nucleares. Extremadura es la primera Comunidad Autónoma con más energía nuclear por millón de habitantes. Ha contribuido a la transición a las renovables. La nuclear será cerrada como en Alemania. Energía nuclear, ni es una energía nacional (el uranio se importa), ni es una energía renovable. Su riesgo no cubierto por ningún consorcio mundial de seguros, la convertirá en la energía del futuro cuyo tiempo ya pasó. En Extremadura, la energía nuclear ha cubierto una etapa de innovación nuclear fallida que, a diferencia de la solar termoeléctrica y de la eólica, no tiene ningún futuro.

Extremadura, región líder mundial en solar termoeléctrica La Región de Extremadura, sobre todo la provincia de Badajoz, recibe una altísima radiación solar que la hace muy adecuada para la solar fotovoltaica y que está en pleno desarrollo lo relacionado con la solar termoeléctrica. La energía solar termoeléctrica que comenzó en EEUU es el resultado de los esfuerzos de la Plataforma Solar de Almería, liderada durante muchos años por España y Alemania. Para el año 2013 habrá en Extremadura aproximadamente unas 20 centrales solares termoeléctricas en operación, unos 1.000 Mw, la máxima concentración mundial. Esta tecnología en pleno proceso de desarrollo, maduración y consolidación es la mayor innovación tecnológica de la historia de Extremadura. Aunque la solar termoeléctrica nació en España en Andalucía, primero Almería y luego Sevilla, es Extremadura, sobre todo por la abundancia de agua y redes de evacuación, el espacio solar termoeléctrico con más futuro de España. La ventaja de Extremadura es también que se sitúa a unos 200 km de Sevilla capital, donde se ha trasladado el Centro Nacional de Energías Renovables procedente de Pamplona y que se ocupa de todo lo

31

relacionado con la energía solar, habiendo creado en Pamplona el resto de las energías renovables. A efectos de la innovación futura de Extremadura en materia de energías renovables, Extremadura debe acercarse aún más a Sevilla y atraer ciertos centros de investigación, de I+D+i y priorizar en las universidades la energía termoeléctrica.

32

En cualquier caso, en el año 2012, Extremadura es líder español en energía solar termoeléctrica, tanto en términos absolutos como por cada millón de habitantes. El crecimiento es tan rápido, tanto de la energía solar fotovoltaica como de la solar termoeléctrica, que los datos estadísticos nos llegan demasiado lentos e incompletos. Exponemos a continuación los rankings de solar fotovoltaica + solar termoeléctrica, advirtiendo que derivado del tiempo pasado para la edición y publicación de este capítulo, las cifras quedarán ya un poco anticuadas con algunas imprecisiones.

Consideración especial de la energía solar termoeléctrica Es evidente que en el ranking solar termoeléctrico o termosolar mundial, España es líder y va a continuar siéndolo en los próximos 5 años. Un liderazgo mundial que va a compartir con EEUU que,

33

paradójicamente encarga a empresas españolas como Abengoa, Acciona o ACS, la construcción de sus centrales solares termoeléctricas en Arizona y el sur profundo de EEUU. No deja de ser una paradoja que fue en EEUU donde comenzó en los años 80 un gran impulso de la solar termoeléctrica, que la primera empresa quebró, que las plantas siguen funcionando, pero las nuevas en gran parte son construidas con tecnología Española. En el ranking autonómico español de la energía solar termoeléctrica, el líder en términos absolutos es la Comunidad Autónoma de Andalucía, y en términos relativos a Mw de centrales solares termoeléctricas en operación en función del millón de habitantes o de 1.000 km2, el primer puesto lo ocupa Andalucia y el segundo Extremadura.

Gracias a la disponibilidad de agua derivada de los embalses y del Plan Badajoz, Extremadura tiene más preasignaciones de centrales solares termoeléctricas a medio plazo que Andalucía o Castilla La Mancha. Por ahora, el consumo de agua de una central solar termoeléctrica de 50 Mw es de unos 700.000 metros cúbicos al año, cantidades que ni los regantes ni las hidroeléctricas de Andalucía y Castilla La Mancha están dispuestos a ceder. De ahí se deriva que Ex-

34

tremadura ira compartiendo el liderazgo y superando en energía solar termoeléctrica a Andalucía.

.

35

36

37

38

Extremadura puede alcanzar los 3.500 Mw eólicos de potencia instalada en los próximos 20 años El parón y el bloqueo eólico en Extremadura, que benefició el actual liderazgo en energía solar termoeléctrica, podrá lograr recuperar el retraso de la región. Extremadura tiene recurso eólico en ciertas zonas, compatibles con el medioambiente, el paisaje, la fauna y la flora. La eólica se ve mucho, pero apenas ocupa territorio físico, ya que permite que bajo los altos aerogeneradores continúe el cultivo, la dehesa y la ganadería. La experiencia en parques eólicos de toda España, y especialmente de Castilla León y Castilla La Mancha, permitirá evitar algunos de los errores paisajísticos de los primeros parques eólicos que, obsesionados por la máxima eficiencia y rentabilidad se colocaban en altas crestas visibles a más de 50 km de distancia.

39

Es muy probable que se implanten aerogeneradores de gran tamaño 4.5 Mw(Gamesa) y altura, unos 130 metros, más 50 metros de las palas. Ello supone menor impacto visual que los parques de pequeños aerogeneradores de 700 Kw. El axioma clave del futuro de las energías renovables es que hay que intentar desarrollar todas, especialmente las descarbonizadas, y en menor medida los cultivos energéticos, y pensar la estrategia, no solo en términos económicos inmediatos, sino a muy largo plazo.

Desgraciadamente, Extremadura está mal situada en el ranking autonómico de las energías renovables en lo relacionado con el desarrollo de la innovación I+D+i tecnológica. Hay que evitar que el éxito extremeño en la producción de electricidad renovable descarbonizada se quede única-

40

mente en la producción de Kw. Se debe plantear una estrategia estrechamente relacionado con las empresas, las universidades y los centros tecnológicos, probablemente a través de la Agencia Extremeña de la Energia para lograr implantar en Badajoz capital centros de investigación en energías renovables y especialmente, compartiendo con Sevilla, la primera Escuela de Ingeniería Solar Termoeléctrica del mundo. La Asociación Empresarial Protermosolar señala con insistencia que en los cuatro o cinco últimos años se esta desarrollando y concentrando en España, especialmente en Andalucía(Scott) y en Asturias (Rioglass) gran parte de las empresas tecnológicas y de fabricación industrial de los elementos de las centrales solares termoeléctricas. José A. Alfonso señala en su artículo “España número uno en solar termoeléctrica”, Revista Energía Renovables de agosto del 2011, página 52, que el 80% de los componentes de las centrales solares termoeléctricas son fabricados en España. Da la impresión de que son las turbinas y el fluido o aceite orgánico los dos elementos que todavía se importan. Las grandes empresas investigadores constructoras y promotoras de centrales solares termoeléctricas se están situando en España y, sobre todo en Andalucía, habría que atraerlas también a Extremadura también en los aspectos tecnológicos. Marcas y fabricantes de componentes para las centrales solares térmoeléctricas 



Espejos para canales parabólicos, torre central y fresnel  Flabeg, Rioglass, Sener, Aira, SaintGobain, Guardian, Novatec Estructuras para canales parabólicos, torre central y fresnel (diseño y construcción)  Sener Samca, Industrias Algama, Iovatec, Acciona, Sapa, Grupo Agaisa, Abengoa, Asebal, Ideas en Metal

41



 

      

Bloque de potencia para canales parabólicos, torre central y fresnel o Intercambiadores  Lointec, Talleres MAC, ETM, Gea Ibérica o Calderas y tubos  Lointec, Gea Ibérica, ETM o Turbina  Siemens, General Electric, Alstom, Man Torre de Refrigeración o Esindus Almacenamiento canales parabolicos y torre central o Aislamiento de Tanques  Suaval, Bilfinger Berguer o Tanques  Montajes Nervión, Emypro, Moncobra o Sales  Basf, Solutia Tubos canales parabólicos  Schott, Siemens Fluidos canales parabólicos  Dow,Basf, Solutia, QM Seguimiento de los heliostatos  Sener,Abengoa Receptor torre central  Sener, Abengoa Tubo receptor de fresnel  Novatec, Schott Transformadores  Oasa, Cymi, Incoesa Disco parabólico  Renovalia

Fuente: Energías Renovables (julio-agosto 2011).

42

ANEXOS AL CAPÍTULO

Ranking por Comunidades Autónomas Demanda de Energía Eléctrica en GW/h (2009) 1°

Cataluña

45.220



Andalucia

38.672



Madrid

30.528



Comunidad Valenciana

26.162



País Vasco

20.198



Galicia

19.587



Castilla León

13.402



Castilla La Mancha

11.604



Asturias

11.506

10°

Aragón

10.405

11°

Canarias

9.106

12°

Murcia

8.791

13°

Baleares

6.028

14°

Navarra

5.308

15°

EXTREMADURA

4.804

16°

Cantabria

4.703

17°

La Rioja

1.860

Fuente: Sistema Eléctrico Español 2009

43

Ranking del Balance Energético de las CCAA entre sí y con el extranjero (Saldo de intercambios en Gw/h) EXCEDENTARIOS 1°

Castilla La Mancha

+11.591



EXTREMADURA

+11.014



Castilla León

+10.726



Aragón

+8.012



Galicia

+6.760



Murcia

+3.887



Navarra

+2.183



La Rioja

+1.444



Asturias

+382

10°

Baleares

0

11°

Canarias

0 DEFICITARIOS

12 °

Andalucía

-706

13°

Cantabria

-3.003

14°

Comunidad Valenciana

-3.225

15°

Cataluña

-5.642

16°

País Vasco

-6.756

17°

Madrid

-28.815

Fuente: Sistema Eléctrico Español 200

44

Ranking español de las Comunidades Autónomas según extensión territorial (año 2010) Comunidad Autónoma

Superficie en km2

1º- Castilla León

94.226

2º- Andalucía

87.597

3º- Castilla La Mancha

79.462

4º- Aragón

47.720

5º- Extremadura

41.634

6º- Cataluña

32.113

7º- Galicia

29.574

8º- Comunidad Valenciana

23.254

9º- Murcia

11.313

10º- Asturias

10.602

11º- Navarra

10.390

12º- Madrid

8.027

13º- Canarias

7.446

14º- País Vasco

7.230

15º- Cantabria

5.321

16º- La Rioja

5.045

17º- Baleares

5.000

18º- Ceuta

19

19º- Melilla

13

Fuente: Elaboración propia

45

Ranking español de las Comunidades Autónomas según densidad de población (Habs/Km2 en 2010) Comunidad Autónoma

Densidad de población

1º- Melilla

5.670

2º- Ceuta

4.137

3º- Madrid

805

4º- País Vasco

301

5º- Canarias

285

6º- Cataluña

234

7º- Baleares

222

8º- Comunidad Valenciana

219

9º- Murcia

129

10º- Cantabria

111

11º- Asturias

102

12º- Andalucía

96

13º- Galicia

94

Densidad Media de España

93

14º- La Rioja

63

15º- Navarra

61

16º- Aragón

28

17º- Castilla León

27

18º- Castilla La Mancha

26

19º- Extremadura

26

Fuente: INE y elaboración propia

46

Ranking mundial de menor densidad de población, es decir, habitantes por kilometro cuadrado (año 2010) País

Densidad de población

1º- Canadá

3

2º- Brasil

22

3º- Rusia Europea

27

4º- USA

33

5º- Ucrania

80

6º- España

93

7º- Francia

109

8º- China

145

9º- Italia

184

10º- Alemania

231

11º- Reino Unido

243

12º- Japón

342

13º- India

365

14º- Corea del Sur

503

Fuente: Mario Gaviria. IDH ONU

47

Ranking de energía hidroeléctrica en Mw instalados (año 2010) Regimen general

Régimen especial

TOTAL

1º- Castilla León

3.997

216

4.213

2º- Galicia

2.681

491

3.172

3º- Cataluña

2.206

286

2.492

4º- Extremadura

2.148

20

2.168

5º- Aragón

1.248

253

1.501

6º- Comunidad Valenciana

1.326

31

1.357

7º- Andalucía

1.046

130

1.176

8º- Castilla La Mancha

725

118

743

9º- Asturias

661

77

738

10º- Cantabria

389

73

462

11º- País Vasco

105

55

160

12º- Navarra

11

138

149

13º- Madrid

59

49

108

14º- Murcia

28

14

42

15º- La Rioja

8

27

35

16º- Canarias

1

0

1

17º- Baleares

0

0

0

16.658

1.974

18.632

Comunidad Autónoma

TOTAL

Fuente: PANER-IDEA y elaboración propia

48

Ranking autonómico de potencia instalada de energía hidroeléctrica en Mw/ millón de habitantes (año 2010) Mw instalados por millón de habitantes 1º- Extremadura

1.958

2º- Castilla León

1.645

3º- Aragón

1.114

4º- Cantabria

780

5º- Asturias

680

6º- Castilla La Mancha

354

7º- Cataluña

332

8º- Comunidad Valenciana

265

9º- Navarra

240

10º- Andalucía

141

11º- Galicia

113

12º- La Rioja

108

13º- País Vasco

73

14º- Murcia

29

15º- Madrid

17

16º- Canarias

0.47

17º- Baleares

0

18º- Otros

0

Fuente: Elaboración propia

49

Ranking autonómico de potencia instalada en energía hidroeléctrica en Mw/ 1000 km² (año 2010) Mw instalados por km2 1º- Galicia

107

2º- Cantabria

87

3º- Cataluña

78

4º- Asturias

70

5º- Comunidad Valenciana

58

6º- Extremadura

52

7º- Castilla León

45

8º- Aragón

32

9º- País Vasco

22

10º- Navarra

14

11º- Madrid

14

12º- Andalucía

14

13º- Castilla La Mancha

9

14º- La Rioja

7

15º- Murcia

4

16º- Canarias

0

17º- Baleares

0

Fuente: Elaboración propia

50

Ranking autonómico de energía nuclear Potencia instalada en Mw (2010) 1ª 2ª 3ª 4ª 5ª

Mw CAT EX CV CLM CL Total

3.152 1.957 1.092 1.066 466 7.733

Mw/ millón Habs. EX 1.768 CLM 507 CAT 420 CV 198 CL 182

Mw/ 1.000 km2 CAT 98 EX 48 CV 47 CLM 14 CL 5

CAT: Cataluña; CL: Castilla león; CLM: Castilla la mancha; CV: Comundiad Valenciana; EX: Extremadura

Fuente: Fórum Atómico y elaboración propia

Ranking de potencia instalada en energía solar fotovoltaica + termoeléctrica en Mw por millón de habitantes (año 2010) Comunidad Autónoma 1º- Extremadura 2º- Castilla La Mancha 3º- La Rioja 4º- Navarra 5º- Murcia 6º- Castilla León 7º- Andalucía 8º- Aragón 9º- Comunidad Valenciana 10º- Baleares 11º- Canarias 12º- Cataluña 13º- País Vasco 14º- Madrid 15º- Galicia 16º- Cantabria 17º- Asturias Fuente: Elaboración propia

Mw instalados 411 410 238 194 179 129 93 93 49 47 45 22 8 4 3 3 0

51

Ranking de energía solar fotovoltaica + termoeléctrica en Mw por 1.000 km2 (año 2010) Comunidad Autónoma

Mw instalados por 1.000 km2

1º- Murcia

26

2º- La Rioja

16

3º- Canarias

13

4º- Navarra

12

5º- Extremadura

11

6º- Castilla La Mancha

11

7º- Baleares

10

8º- Comunidad Valenciana

10

9º- Andalucía

9

10º- Cataluña

5

11º- Castilla León

4

12º- Aragón

3

13º- Madrid

3

14º- País Vasco

2

15º- Cantabria

0.4

16º- Galicia

0.3

17º- Asturias

0

18º- Ceuta

S.D.

19º- Melilla

S.D.

52

Producción española de electricidad por tipos Millones de KWh

Hidroeléctrica eólica y solar

Eólica

Térmica clásica

Térmica nuclear

TOTAL

1940

3.353

-

264

-

3.617

1950

5.017

-

1.836

-

6.853

1960

15.625

-

2.989

-

18.614

1965

19.686

-

12.037

-

31.723

1970

27.959

-

27.607

924

56.490

1975

26.502

-

48.469

7.544

82.515

1980

30.807

-

74.490

5.186

110.483

1985

33.033

-

66.286

28.044

127.363

1990

26.184

-

71.289

54.268

151.741

1995

24.450

-

89.199

55.445

169.094

1996

41.717

-

78.464

56.329

176.510

1997

37.332

-

96.752

55.297

189.381

1998

39.067

-

98.722

59.003

196.792

1999

30.789

-

120.244

58.852

209.885

2000

36.628

4.689

126.271

62.206

225.105

2001

50.975

6.759

123.001

63.708

237.684

2002

36.307

9.603

147.438

63.044

246.789

2003

56.281

12.063

146.896

61.894

265.071

2004

51.054

16.078

167.370

63.675

282.099

2005

44.715

21.173

192.007

57.538

294.260

2006

53.293

23.143

189.853

60.125

303.271

2007

59.145

28.033

199.094

55.103

313.342

2008 60.887 33.464 201.585 Fuente: UNESA y elaboración propia.

58.975

321.447

53

El futuro de las renovables en España Potencia instalada (Mw) Energías

2005

2011

2015

2018

2020

15.831

19.869

20.049

22.229

22.362

Solar fotovoltaica

60

4.498

5.918

7.246

8.367

Solar termoeléctric.

0

1.379

3.048

4.149

5.079

Eólica onshore

9.918

21.855

27.847

32.139

35.000

Eólica offshore

0

0

150

1.500

3.000

Biomasa

0

771

965

1.265

1.587

Energía geotérmica

0

0

0

10

50

Energía marina

0

0

0

50

100

48.372

57.977

68.588

75.545

Hidráulica

TOTAL 28.355 Fuente: PANER 2011-2020.

Generación bruta de electricidad previsible de las principales tecnologías de energías renovables descarbonizadas en GWh Energías

2005

2010

2015

2020

Hidroeléctrica

30.350

30.977

30.155

31.570

Renovables

4.452

3.640

6.577

8.023

Solar fotovoltaica

78

6.417

9.872

14.316

Solar termoeléctrica

0

1.144

7.913

15.353

20.729

40.978

57.086

78.254

Eólica

TOTAL 55.609 83.156 111.603 147.516 Fuente: Plan Nacional de Energías Renovables de España (PANER) y elaboración propia.

54

CAMBIO GLOBAL, VULNERABILIDAD Y RESILIENCIA: EL PAPEL DE LAS CIENCIAS SOCIALES

Artemio Baigorri4

Tenemos sólo quince minutos para plantear un abanico enorme de temas. Sin embargo yo voy a hablar de un solo tema, eso sí, el más importante. Y no es ni el debate sobre el Antropogeno, ni los métodos de captura el CO2, ni siquiera la fiabilidad de los cálculos sobre el aumento del nivel del mar. Voy a hablarles del tema sobre el que menos se hablará hoy aquí, y sobre el que menos hablarán en sus equipos de investigación ,en sus proyectos, etc… Voy a hablarles de la gente ¿Y por qué es tan importante la gente, más que la tectónica terrestre, la dinámica de placas, la captura de CO2 o incluso la radiación solar?. Pues porque si no hay gente todo eso sobra, da igual. ¿Qué puede importar entonces, y a quién, el agujero de ozono?. Hay miles de planetas en el universo en los que ocurren esas cosas, ocurren continuos cambios climáticos globales no producidos por el hombre (que sepamos) pero que no nos afectan (que sepamos). Son a lo sumo pasto de astrónomos y físicos teóricos. Fíjense en Marte, en donde hoy buscamos (nosotros, no los marcianos) restos de vida. Empecemos por intentar desentrañar por qué les interesa a ustedes el cambio climático, el cambio global.

Notas de la intervención como ponente invitado en el II Seminário Ibérico IGBP: Mudança Global na Península Ibérica. Uma Visão Integrada, Lisboa, octubre 2010 4

55

En primer lugar, porque es un tema relacionado con sus líneas de investigación. Obtienen recursos para financiar sus investigaciones. Viven de eso, podríamos decir, por eso les interesa. Pero, yendo un poco más allá, ¿por qué les preocupa?. Les preocupa por lo que pueda ocurrirles a ustedes, o a sus seres queridos, o a sus descendientes, en el futuro. Están aquí por esa pre-ocupación, no sólo por la ocupación. Es decir, nos interesa y preocupa el cambio climático, o global, por lo que pueda ocurrirnos a nosotros, o a nuestros descendientes. Bien, pero eso es sólo la primera parte de la cuestión. Porque la vida está llena de cosas, hechos, procesos, que pre-ocupan, ¿Me dejará mi novia?. ¿Mi hijo será drogadicto?. ¿Habrá alguien trabajando cuando yo esté jubilado para pagar mi pensión?. ¿Llegaré a estar jubilado, o me alcanzará el cáncer de colón antes de esa edad de jubilación que vemos alejarse más y más…?. Hay tantos asuntos preocupantes… ¿Por qué entonces nos preocupa este en particular?. No porque, objetivamente, sea más o menos importante. Sino porque, entre todos los temas potencialmente preocupantes (antes de ocuparnos debemos pre-ocuparnos), hemos decidido (la gente, en indeterminado) que eso es importante. Lo hemos decidido así. Pero ¿quién? -me dirán-, ¿quiénes son, o somos “la gente”?. Ustedes han contribuido, sin duda. Pero ha sido la sociedad, ese conjunto, esa cosa invisible y intocable, pero que nos ve y nos toca. No los individuos, uno a uno, como creen los etólogos (y los malos economistas) que actúan los seres humanos, sino colectivamente una vez han interaccionado y se han conectado socialmente: los medios de comunicación de masas, los centros de investigación, los partidos políticos, las instituciones en suma. Bien… ¿Y por qué han decidido darle esa importancia? Pues de hecho no siempre ha sido así. Fíjense, la idea del cambio climático es relativamente antigua, surge en los

56

años ’70, hace cuatro décadas. Y como pueden ver en este gráfico5, el tema importó a la opinión pública, es decir a la sociedad, con una intensidad muy variable a lo largo de los

años. En la primera etapa del surgimiento de la cuestión, que cubre hasta mediados de los ’90, asistimos a un periodo de ascenso como objeto de atención, y luego a una fase de decadencia. Hoy lo consideramos un problema importante a nivel planetario, y la preocupación por la cuestión se incrementa. Una encuesta6 realizada en una treintena de países de regiones bien diversas del mundo (ni España ni Portugal estaban incluidos) en dos momentos, 2003 y 2006, mostraba un sensible incremento en la preocupación de los ciudadanos por el tema. Se observan profundas diferencias entre países. Por ejemplo, mientras en China menos de un 40% de los encuestados consideran el cambio climático un asunto Muy Serio, en otros países como Gran Bretaña, o prácticamente la totalidad de los países sudamericanos analizados, ese porcentaje se eleva a un 70 o incluso un 80%. Pero lo que me parece más significativo es que la media de los 30 países muestra un incremento notable de la preocupación entre 2003 y 2006. 5 Craig Trumbo: “Constructing climate change: claims and frames in US news coverage of an environmental issue”, Public Understanding of Science, 1996, vol. 5, no. 3, pp. 269-283 6 Fuente: http://www.globescan.com/

57

Lo que ha ocurrido ha sido que la sociedad ha aceptado una realidad que los científicos (unos científicos) le han dictado. Podrían haber aceptado otra. Seguramente no sea insignificante, al analizar las causas de esa elección, el hecho de que en 2006 el ex vicepresidente Al Gore hiciese su gira mundial presentando la película “Una verdad incómoda”. Aunque a juicio de algunos analistas el excesivo alarmismo de algunos científicos, y sobre todo de algunos activistas, puede tener incluso el efecto contrario, como veíamos en el gráfico que analizaba la evolución de la opinión pública en los años ’80 y ’90. Determinados alarmismos son de hecho utilizados por quienes no creen en el cambio climático, en el papel humano en el proceso, o en las consecuencias que en plazos históricos pueda tener. Porque, aunque como he señalado la mayor parte de la opinión pública considera el tema como algo serio, el sentimiento no es universal, ni generalizado. En España el hoy candidato a presidente del gobierno por el PP decía hace un par de años (ahora parece que ha cambiado su opinión, o al menos no la expone en público en esos términos) que no creía en el cambio climático. No creía, ese es un término clave en lo que estamos hablando. Y el ex presidente español Aznar va por ahí riéndose de “estos que se ocupan del cambio climático”, proclamando ante quien quiere escucharle que el tema es un engañabobos. Es decir, la sociedad se preocupa porque ha dado por buenos unos argumentos científicos, frente a otros. Incluso a una fuente de conocimiento, la ciencia, frente a otras formas de conocimiento que seguramente muchos de quienes estén aquí respetarán mucho, o incluso las practicarán… como la religión, por ejemplo. Acabamos de vivir una campaña electoral en el distrito central del Imperio en la que hemos visto a las candidatas del Tea Party, cristianas integristas, proclamar que la evolución es un mito, que la po-

58

breza es hereditaria, y por supuesto que esto del cambio global es una tontería. ¿Por ocurre de este modo?. Pues porque por mucho que se empeñen los físicos, la realidad es en parte algo socialmente construido. Incluso las materialidades más básicas se someten a un consenso social: los sociólogos hablamos, por eso, de la construcción social de la realidad. Un consenso siempre provisional, sujeto al cambio en función de parámetros muy variables. Por supuesto que el desarrollo de la ciencia es un factor importante, pero de igual manera puede serlo una crisis económica que conduzca a la desesperación, consiguientemente al crecimiento del peso de la religión como consuelo o refugio, y finalmente por extensión al crecimiento de las actitudes anticientíficas. La historia no es un camino rectilíneo, siempre hacia arriba…. Por tanto, tenemos aquí tres cuestiones: ¿Qué es realmente importante para la gente?. ¿Por qué hacemos que sea realmente importante, o que sea sentido como realmente importante por la gente?. Y finalmente, ¿cómo aborda la gente ese peligro, o a ese riesgo que ha dado por real una parte, o la mayor parte de la gente? Bien. Pues de nuevo ahí, todo lo que la ciencia pueda decir, todo lo que la técnica pueda desarrollar, se reduce a nada si la gente no está dispuesta a incorporar esos elementos que la ciencia propone o que los técnicos desarrollan. Un nuevo “por qué”… Es curioso que siga habiendo personas obtusas que hacen la distinción entre ciencias duras y ciencias blandas, cuando lo que es realmente duro, difícil y trabajoso, es intentar averiguar cómo piensa un ser humano, sobre todo cómo piensa cuando está agrupado con otros; intentar comprender por qué hace o no hace determinadas cosas; planear la modificación de sus actitudes, proyectadas a un cambio en sus hábitos. Y he ahí el nuevo por qué… Cada vez se nos hace más evidente que el futuro humano, lo hagamos de la forma que lo hagamos, sea mediante adaptación, resiliencia

59

(esa disposición, tan geddesiana, a caballo entre la adaptación y la rebelión) o rebelión, todo lo que hagamos va a exigir de profundas transformaciones en los sistemas de valores de todas las culturas vivas en el planeta (no sólo en las tecnológicamente avanzadas y ricas sociedades occidentales), y por tanto profundos cambios en los hábitos de las gentes que lo habitamos. Consecuencia de todo esto: ustedes pueden tener cantidades ingentes de dinero para predecir (aunque la verdad es que casi siempre nos pillan desprevenidos; con los físicos empieza a ocurrir ya como con los economistas, son unos estupendos predictores de lo que pasó). Tenemos unos instrumentos para la predicción climatológica cada vez más afinados, lo sabemos casi todo, pero la verdad es que nos pilla siempre a contramano, sin paraguas cuando llueve. Pero aún así son muy útiles. Aunque todo ese aparato científico-técnico, todo lo que se desarrolle, todo lo que se investigue, si no va vinculado a los aspectos sociales, está condenado a la nada. Es preciso unir las dos orillas, para que aquellas dos culturas de las que hablaba Snow con una denominación superficial y poco acertada, pues en realidad hay tres bien diferenciadas (la de las Ciencias de la Naturaleza y la Tecnología; la de las Ciencias Sociales; y la de las Humanidades), trabajen al unísono en el asunto que nos ocupa. Como decía el propio Snow en 1959, en su megacitado artículo, “hay que cruzar un océano”… El problema es que esas dos (o tres culturas) se ubican en sus respectivos islotes, aislados entre sí, cada uno con sus condicionantes estructurales a menudo incompatibles con los de los demás, y para los que hoy por hoy parece no haber conectores, drivers adecuados. Por un lado es imprescindible que los científicos de la naturaleza entiendan que sin el concierto de las Ciencias Sociales no hay nada que hacer (y además me refiero al concierto de las Ciencias Sociales, no a que ellos intenten suplantarlas), y por otro lado es necesario que las Ciencias Sociales se interesen por tales

60

cuestiones, y se integren… Y eso yo lo veo muy incipiente todavía. Pienso ahora en un chiste gráfico que utilizo a veces en mis conferencias, tomado de una revista académica, en el que se hace referencia desde las Ciencias de la Naturaleza a las propuestas transdisciplinarias como si del ataque de un monstruo alienígena se tratase. Acabamos de hacer una investigación en España, en colaboración con el grupo de la profesora Mercedes Pardo, de la Universidad Carlos III de Madrid, sobre este asunto. Y aunque aún no están terminados de explotar los datos, y por tanto no están publicados los resultados, tenemos algunos elementos de juicio… A raíz del I Congreso Nacional sobre Cambio Ambiental Global, celebrado en España, en 2007, en el que no conseguimos que la participación de los científicos sociales fue siquiera visible, planteamos una encuesta tanto a científicos de la naturaleza como a tecnólogos y científicos sociales, intentando descubrir las claves, las vías para la superación de esas barreras interdisciplinarias. Las respuestas eran muy poco alentadoras, estamos avanzando muy despacio. En España incluso retrocedemos: nada menos que en el diseño curricular formativo de los ambientólogos (grados de Ciencias Ambientales) se intenta expulsar a las Ciencias Sociales de dicho currícula; cuando no lo han conseguido por completo (como ha ocurrido en la mía, la Universidad de Extremadura), el conocimiento de la dialéctica Medio Ambiente / Sociedad ha quedado circunscrito a la mínima expresión. ¿Cómo vamos a generar buenos gestores ambientales si únicamente aprenden biología, física y química, si no entienden por qué la gente se comporta como lo hace, y cómo se modifican las actitudes, y por extensión los hábitos cotidianos? … La resiliencia, que como decía es también en parte una forma de rebelión contra las fuerzas de la naturaleza (por muy en el Antropogeno que estemos, es la Naturaleza la que finalmente nos daña como seres autoconscientes y analíticamente separables del resto del universo) puede que

61

llegue a exigir incluso, en el futuro, la propia transformación de la estructura biológica del ser humano, para asegurar la supervivencia de la propia especie. Es una cuestión que ya genera profundos debates, y que los va a generar sin duda en mucha mayor medida en el futuro. ¿Pero cómo va a ser eso posible si tenemos a la mayor parte de las religiones del planeta persiguiendo (a veces de forma literal) a quienes se dedican a investigar por ejemplo con células madre?. Pero centrémonos en un aspecto cuya estrecha relación con el cambio ambiental global y el cambio climático parece más evidente, al menos a los ojos del público no especializado: las inundaciones, esa macabra rutina que hemos tenido tan presente en los noticiarios en las últimas semanas y meses. Las inundaciones producidas por las avenidas son hoy por hoy, a nivel mundial, el principal de los riesgos naturales. Suponen un 30% de los desastres naturales en cuanto a número y daños económicos, y casi un 20% de las muertes producidas por la acción de la naturaleza. En el último cuarto del siglo XX ocurrieron 100 avenidas importantes por año, causando un promedio anual de 11.000 muertes y 150 millones de personas afectadas, y unas pérdidas económicas de 20 mil millones de dólares anuales. La mayor parte de las muertes ocurren en el continente asiático (India 1.500 y China 2.500)7. De hecho, las recientes inundaciones que en julio y agosto han azotado el noroeste de Pakistán han sido consideradas las peores de su historia; han producido 1.100 muertos y miles de damnificados sitiados por las aguas y bajo amenaza de brotes epidémicos. Y también en julio, varias provincias y regiones de Chinas en la cuenca del Río Yangtse han sido azotadas por graves inundaciones, con al menos 146 personas muertas y medio centenar Datos citados en “El fenómeno de las inundaciones: La riada del Guadalquivir en el pasado invierno 2009-2010”, Juan Saura Martínez, Revista de Obras Públicas, número 3512, julio-agosto 2010 7

62

de desparecidas, y han sido calificadas como las peores en años para algunas regiones El discurso mediático sobre este tipo de desastres alimenta la idea de que el clima se estaría volviendo “loco”, que aumentan las catástrofes naturales… Y es que cuando el conocimiento científico se traslada al saber popular, a menudo se deforman las cosas… Obviamente el tiempo no está loco, se comporta como es habitual, con pequeñas variaciones (pequeñas variaciones que pueden modificar profundamente, a largo plazo, algunos ecosistemas). ¿Pero hay ahora más inundaciones?. En absoluto. De hecho, las más dañinas se han producido hace muchas décadas. En el caso de China, por ejemplo, las inundaciones del pasado verano han sido una pequeña aventura al lado de las que se produjeron, en la misma cuenca, en 1935: en el río Han, afluente del Yangtze, una punta de riada de 50.000 m3/seg. causó 8.400 muertos y produjo 800 millones de dólares en pérdidas materiales. El problema, entonces, no es que el cambio climático provoque más inundaciones; y como veíamos antes, desinformar al respecto sólo por conseguir mayor atención mediática puede ser peligroso a la larga, pues el público puede dejar de prestar atención al tema, como ya ocurrió en los años ’90 del pasado siglo. El problema no es que haya más inundaciones, sino que allí en donde se producen las inundaciones hay cada vez más gente. El problema es que hemos asistido a procesos migratorios masivos del campo a la ciudad en sociedades en las que el Estado apenas está presente fuera de los espacios centrales, y por tanto ni se ocupa ni puede ocuparse de planificar, de organizar esos nuevos espacios suburbanos, seudourbanos más bien. Y la gente se ubica donde puede, donde la pobreza le marca, no donde debería ponerse para no morir. Es decir, los problemas relacionados con las inundaciones son, fundamentalmente, problemas sociales.

63

Y no hace falta que nos vayamos a Sudamérica, a los países pobres. Quedémonos en los países ricos, en las inundaciones de la riqueza. En España, las más graves inundaciones de los últimos años se han producido en cauces que estaban ocupados, o bien por viviendas humildes en terrenos ocupados, o bien por viviendas o actividades turísticas, como ocurre en la mayor parte de las producidas en el Mediterráneo, o la gravísima producida en el Camping de Biescas, en el Pirineo aragonés. La más reciente con resultados trágicos, en el año 2007, provocó varios muertos en Alicante; pero en una zona en la que se han producido decenas de riadas a lo largo del siglo XX. En 1957 arrasaron un barrio humilde, las cuevas de Benalúa, y en 1961 (cuando se iniciaba el despegue turístico en España) un camping turístico en la Albufereta. Y de nuevo hubo inundaciones 1971, 1973, 1978, 1979, 1982 o 1997. Las inundaciones en las zonas costeras españolas son cada vez más dañinas porque (como está ocurriendo ahora en los principales centros de turismo de playa de Portugal) la ocupación del suelo es totalmente caótica. Las elevadas plusvalías que se obtienen con los aprovechamientos urbanísticos hacen que no vaya quedando espacio para que el agua evacue en libertad. La peor inundación de la historia reciente en España, producida en Badajoz en 1997, con 21 muertos y 1.300 viviendas destruidas, se produce justamente en uno de esos barrios de aluvión producto de las migraciones del campo a la ciudad en los años 60, en espacios sin control urbanístico8. Entonces, ese fenómeno, esos graves “desastres naturales”, son en realidad “desastres sociales”, producto una determinada ideología, el neoliberalismo, que a partir de los años A. Baigorri, R. Fernández, L. Gómez, S. Cambero: “Catástrofes naturales, acción pública y participación ciudadana: el caso de la riada en Badajoz”, XII Seminario Internacional Participación ciudadana y economía social en Iberoamérica: un balance hacia el tercer milenio, Lima (Perú), 1999 8

64

‘80, y sobre todo de los años ‘90 tras la llegada del gobierno conservador del Partido Popular, acabó en España con medio siglo de planeamiento urbanístico ejemplar; desregularizó totalmente la ocupación del suelo. La gente ha construido donde le dio la gana, casi lo que le dio la gana… Y ahora pagamos las consecuencias. El país lo paga por los costes derivados de la burbuja inmobiliaria (la economía del ladrillo) que han complicado la crisis económica en España, pero las ciudades de playa lo están vienen pagando antes, y además, en destrozos provocados por las crecidas. Bien, para terminar volvamos al principio. Decía, seguramente a juicio de algunos de forma pretenciosa, que iba a hablar de lo más importante. Pero es que esas son las cuestiones, la agenda que marca tanto la contribución de las sociedades humanas al cambio global, como la capacidad de mitigación de sus efectos, o de adaptación: la gente. O lo que es lo mismo, cómo pensamos en relación al tema, y sobre todo cuáles son nuestras actitudes, nuestra disposición a la acción en aras de modificar nuestros hábitos de producción, consumo y desplazamiento. El que suba un centígrado arriba o abajo la temperatura es importantísimo, para la biodiversidad, para la distribución de la vida sobre el planeta incluso… ¡Pero es importantísimo porque estamos aquí, porque hay gente, porque eso puede afectar a las poblaciones humanas! A gentes cuyas constantes respiratorias pueden ser afectadas. Porque pueden provocar movimientos migratorios masivos, incontrolados e incontrolables que pueden provocar la desestabilización de muchos países, violencia, guerras, que pueden provocar a su vez… que pueden provocar a su vez… Eso intentamos dilucidar desde las CCSS, ese es nuestro papel en ese asunto. Por supuesto que habrá quien no esté de acuerdo con mis planteamientos. Sobre todo porque cada científico, cada especialista considera que su ala de mosca es lo básico para el

65

futuro del planeta. Lo entiendo: justamente la Sociología de la Ciencia nos ayuda entender tales actitudes. Del mismo modo, hay gentes que atribuyen más importancia a cualquier otra especie que a la humana. Yo por el contrario considero estas cuestiones en términos explícitamente democéntricos; es algo que no puedo evitar: aunque no sea creyente, procedo de una tradición judeocristiana de varios milenios, que entendió muy temprano que el azar, la Vida, le regaló a nuestra especie un jardín enorme, todo un planeta, quizás toda una constelación. Un jardín que ha hecho posible nuestra supervivencia y nuestro crecimiento exponencial, en todos los sentidos. Me interesa que ese jardín perviva sólo porque me interesa que mi especie sobreviva. Llámenlo integrismo humanista, egoespecismo, como quieran. Yo lo llamo sentido común.

(Nota Bene: La elaboración de este ensayo se ha beneficiado indirectamente del proyecto PRI09A139 cofinanciado por la Junta de Extremadura y el FEDER)

66

LA PERCEPCIÓN DEL CAMBIO CLIMÁTICO EN ESPAÑA

José M. Echavarren

Introducción El cambio climático constituye uno de los principales desafíos a los que se ha enfrentado la civilización moderna para muchos expertos. En 2007, Al Gore y el Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático (IPCC) compartían en premio Nobel de la Paz por sus respectivas labores en relación con el estudio y la divulgación sobre las causas y consecuencias del cambio climático. Este fenómeno constituye en sí mismo un ámbito del máximo interés no solo por parte de las ciencias naturales, sino de la opinión pública y las ciencias sociales. Dentro del ámbito de la investigación social, encontramos al respecto estudios de interés como O’Riordan y Jordan (1999), o Sundblad, Biel y Gärling (2009), también en España de la mano de Víctor Pérez Díaz y Juan Carlos Rodríguez (2008), de Moyano, Paniagua y Lafuente (en prensa) o Duarte (2006), donde encontramos un capítulo sobre el impacto social del cambio global. Aquí no vamos a tratar de profundizar en las causas del cambio climático, ni en sus procesos ni consecuencias tanto en el ámbito ecosistémico como en el sistema social. En lugar de ello, nuestro interés se va a centrar en la percepción social al respecto del cambio climático, opinión que va a ser de gran importancia en la conducta de la población. Como bien reza el conocido Principio de Thomas en ciencias sociales, “lo que se interpreta como real, tiene consecuencias reales”.

67

Nivel descriptivo El fenómeno del cambio climático ya está plenamente integrado en el discurso público. En el estudio 2742 de 2007 del CIS, el 95% de la población encuestada afirma que “ha oído hablar del proceso del calentamiento del planeta y el cambio climático”. Sin embargo, ello no implica necesariamente una postura homogénea al respecto. Tomando el estudio 2682 del CIS (que utilizaremos a partir de ahora), se pregunta a los entrevistados sobre si el calentamiento global efectivamente se está produciendo9. De esta forma, el 83% afirma que efectivamente este proceso está teniendo lugar, frente a un 6% que no lo cree así, y un 11% que no sabe qué contestar al respecto. Otro nivel de estudio es el grado de importancia que se concede al cambio climático. Cuando se pregunta a la población sobre si piensa que al cambio climático se le concede más importancia de la que realmente tiene, o menos10, observamos ya una mayor dispersión de los datos. Un 28% señala que se le está dando al cambio climático la importancia que merece, mientras un 45% sostiene que la importancia que recibe es menor de la que merece, y un 5% restante aboga por que ésta es mayor. Dentro de la actitud frente al cambio climático (si se considera que tiene lugar o no) y de la importancia percibida del mismo, no encontramos diferencias significativas a cuenta de sexo. Sí las encontramos en lo relativo a nivel formativo, edad, y orientación política. La pregunta es la siguiente: “Se habla de que estamos asistiendo a un proceso de cambio climático (inviernos más cálidos, veranos más secos), en concreto a un calentamiento de la tierra. ¿Cree Ud. que esto es efectivamente así, o que no hay pruebas evidentes de que esto esté sucediendo?” 10 La redacción textual de la pregunta es la que sigue: “¿Cree usted que al problema del calentamiento del planeta se le está dando… La importancia que tiene/ Más importancia de la que tiene/ Menos importancia?” 9

68

Tabla 1. Actitud sobre el calentamiento global e importancia percibida, según nivel de estudios Nivel de estudios

importancia del calentamiento

actitud frente al calentamiento

Sin Obligaestutoria dios

Secun- Universidaria taria

Sí, estamos asistiendo a 53,2% un proceso de calentamiento

78,1%

90,6%

93,6%

No, no hay pruebas de que esto esté sucediendo

5,8%

6,6%

5,7%

3,8%

N.S.

39,6%

15,1%

3,7%

2,6%

N.C.

1,3%

,2%

,0%

,0%

Total

100%

100%

100%

100%

La importancia que tiene

31,7%

35,5%

32,1%

35,6%

Más importancia de la que tiene

4,9%

6,8%

7,2%

6,0%

Menos impor45,1% tancia

51,7%

58,0%

56,7%

N.S.

18,3%

5,7%

2,5%

1,4%

N.C.

,0%

,3%

,2%

,3%

Total 100% 100% 100% 100% Fuente: Ecología y Medio Ambiente III 2007. CIS La Tabla 1 muestra cómo se comportan estas dos variables sobre cambio climático al respecto del nivel educativo. Los datos señalan claramente cómo según aumenta el nivel

69

formativo se hace mayoritaria la opinión de que el cambio climático es un hecho. Es cierto que gran parte de esta diferencia de cuarenta puntos porcentuales se explica por el porcentaje de población que “no sabe”, porcentaje que decae notablemente conforme se avanza en el grado educativo. Controlando este efecto, observamos que las diferencias se siguen manteniendo en el caso de la actitud frente al calentamiento global, aunque son más moderadas, pasando de un 90% a un 96% entre la población sin estudios y la universitaria. Controlando la población que “no sabe”, la pregunta relativa a la importancia del calentamiento no muestra diferencias significativas al respecto del nivel educativo. La actitud en relación al cambio climático se ve influida por la orientación ideológica de la persona, siendo las personas de ideología “de izquierda” más propensas a reconocer la existencia del proceso de cambio ambiental y concederle importancia. Las personas que declaran no saber contestar adecuadamente a ambas cuestiones, actitud e importancia, arrojan también puntuaciones políticas de carácter conservador. La edad también va a influir en la posición con respecto al cambio climático. Si bien la posición mayoritaria en la sociedad española es del convencimiento de que, efectivamente, el cambio climático es un fenómeno que está teniendo lugar, esta opinión tiene mayor arraigo entre las cohortes más jóvenes, oscilando entre el 85% y el 92%. A partir de los 56 años, esta idea comienza a perder intensidad, hasta rebajarse en veinte puntos porcentuales en el estrato de “mayores de sesenta y cinco años”. La población más joven se ha socializado en esta idea, primero con el agujero de ozono y después con el fenómeno de calentamiento global, y por tanto van a ser más proclives a aceptarlo como un hecho dado.

70

Nivel multivariable Con el fin de analizar las variables que determinan las actitudes y la atribución de importancia en relación al fenómeno del cambio climático vamos a realizar una regresión logística. Para ello, hemos incluido una serie de variables, como son sexo, edad, clase social, nivel educativo, orientación política, interés por el medio ambiente, información sobre el medio ambiente, un factor de conciencia ambiental, un factor conductual, autoeficacia personal, y relación entre salud y medio. Muchas de las variables son las utilizadas habitualmente en Sociología medioambiental (Van Liere et al, 1980). Por su parte, la variable que mide la relación entre salud personal y condiciones medioambientales, parece poder tener a priori relevancia en la actitud acerca del cambio climático11. Esto es así porque el cambio climático tiene un impacto negativo claro sobre el medio, pero también sobre la salud humana. Es razonable pensar que exista conexión por un lado entre esta variable que explicita la relación entre salud y medio, y por otro lado el cambio climático, que supone una transformación de ese medio, transformación que se entiende dañina para el ser humano. El factor de conciencia ambiental, y el conductual, se han desarrollado a partir de dos análisis de componentes principales. Para el factor de conciencia ambiental, las preguntas (si bien se formulaban como afirmaciones sobre las cuales expresar su grado de acuerdo, más que en forma de pregunta) seleccionadas son “muchas de las amenazas sobre el medio ambiente son exageradas”, “tengo cosas más importantes que hacer en la vida que proteger el medio ambiente”, y “no tiene sentido que yo haga todo lo que pueda por el medio ambiente, si los demás no hacen lo

La pregunta es la siguiente: “¿En qué medida considera usted que el estado del medio ambiente perjudica su salud?” 11

71

mismo”12. Por su parte, el factor conductual se ha compuesto de ocho variables que miden comportamiento proambiental13. A pesar del elevado número de variables que se han introducido en el modelo, tan solo tres han resultado significativas y han formado parte de la ecuación final. La regresión logística resultante explica el 9% de la varianza. Ninguna de las variables sociodemográficas clásicas ha quedado incluida en el modelo. Ni el sexo, ni la clase social, ni la edad, contribuyen a explicar la actitud hacia el cambio climático. El hecho de que una persona interprete que estamos asistiendo a un proceso de cambio climático, entonces, no está relacionado con las variables sociodemográficas más clásicas, pero más sorprendentemente, tampoco el nivel de estudios queda incluido en el modelo, como señalaban también Heath y Gifford (2006). Esto es, el proceso de calentamiento global, algo que en principio podría parecer un hecho externo perteneciente al ámbito del conocimiento, no es interiorizado conforme más conocimiento se posee. Tampoco el nivel de información medioambiental, ni siquiera el interés por el ámbito medioambiental, contribuyen significativamente a explicar las actitudes hacia el cambio climático. Van a ser el sentimiento de autoeficacia El factor de conciencia medioambiental explica el 61% de la varianza, y arroja un valor elevado en su alfa de Cronbach (0,681), asegurando la coherencia interna del mismo. Los autovalores de cada variable son los siguientes: “amenazas medioambientales exageradas” 0,729, “nada más importante que el medio ambiente” 0,805, y “disposición a la acción proambiental incluso si los demás no colaboran” 0,807, los tres suficientemente elevados. 13 El Alfa de Cronbach es alto, de 0,711. La varianza explicada asciende al 33%. Las saturaciones de los componentes son las que siguen: Separa la basura doméstica, 0,712; Utiliza contenedores, 0,688; Busca productos con envases, 0,644; Economiza agua, 0,588; Compra productos ecológicos, 0,541; Tiene en cuenta al medio ambiente al comprar vehículo, 0,443; Deja de utilizar su vehículo por razones medioambientales, 0,374. 12

72

personal (también congruente con Heath y Gifford, 2006) y la salud medioambiental dos de las tres únicas variables que conformarán la regresión logística, hecho que explica en parte la reducida varianza explicada que logra obtener. La tercera variable incluida en el modelo, como nos podían hacer sospechar los cruces bivariables anteriores, es la orientación política. De esta manera, el que una persona señale que el cambio climático es una realidad, depende principalmente de si considera que sus acciones proambientales tienen efecto en el entorno, lo que también es una manera de decir que las acciones anti-ambientales también tienen un efecto en el entorno, seguramente un efecto en el fenómeno del cambio climático. Por su parte, tiene sentido que las personas que apuntan a la conexión entre salud y estado del entorno tengan más en cuenta la posibilidad de un cambio climático que pueda afectarles. El hecho de que la orientación política tenga un papel importante en esta regresión es muestra de que el fenómeno del cambio climático, en el ámbito de la opinión pública, esté más cercano a las creencias que al conocimiento. Paradójicamente, casi parecería más acertado decir “creo que en el cambio climático” que “sé que existe el cambio climático”. Además de la actitud acerca del cambio climático, también vamos a realizar una regresión logística analizando la faceta de la importancia concedida al fenómeno. El paso anterior es necesariamente previo, pero la verdadera implicación para el ámbito proambiental va a nacer de la importancia concedida al fenómeno más que de la mera apreciación de que, efectivamente, tiene lugar. La variable dependiente será la importancia que recibe el cambio climático, recodificando la pregunta, que en origen tenía tres niveles, en dos. Separando así un nivel que subraye la importancia concedida al fenómeno, y otro que la minimice14. Como Para ello, se ha decidido crear una categoría de máxima preocupación, compuesta únicamente por la respuesta “creo que al problema 14

73

variables independientes, incluiremos muchas de las que habíamos introducido ya en la regresión anterior. En concreto, la clase social, el nivel educativo, el sexo, la edad, la adscripción religiosa, la ideología, el tamaño del municipio, los factores conductual y de conciencia medioambiental, el nivel de interés en el medio ambiente, y el nivel de información medioambiental. El nivel de varianza explicado por el modelo es del 7%, similar al alcanzado en la regresión logística anterior. La regresión admite finalmente cuatro variables. Se trata de la edad, el nivel de información medioambiental, el nivel de interés medioambiental y el factor conductual. De esta manera, conforme aumenta la edad, disminuyen las posibilidades de considerar que el fenómeno del cambio climático recibe menos importancia de la que tiene, al igual que señalan Heath y Gifford (2006). El resto de las variables implicadas están correlacionadas positivamente con la importancia del cambio climático. El nivel de información medioambiental afecta a la percepción de la relevancia del fenómeno, esto es, las personas más formadas parecen entender que, con la información disponible, la importancia que debiera recibir el cambio climático habría de ser mayor. El interés medioambiental parece reaccionar de la misma manera a este respecto. Por su parte, las personas con mayores puntuaciones en el factor conductual, también entienden que debería incrementarse la importancia de este fenómeno, quizás para que el resto de la población asumiera sus niveles de participación en materia medioambiental.

del calentamiento global se le está dando menos importancia de la que tiene”, mientras que el otro nivel de la recategorización fundiría las respuestas “creo que al problema del calentamiento global se le está dando la importancia que tiene” y “… más importancia de la que tiene.”

74

Representación espacial A continuación presentamos un gráfico que servirá para clarificar las relaciones entre variables. Se trata de un cuadro compuesto por dos ejes, el uno relativo al factor normativo o de conciencia ambiental, y el otro al factor conductual, donde se ven reflejadas diversas variables que representan posiciones del individuo con respecto al medio ambiente y su relación con la sociedad. Las personas que señalan que la responsabilidad en la protección medioambiental debe recaer principalmente en el gobierno comparten puntaciones bajas en el factor conductual y el normativo. El hecho de desplazar toda la responsabilidad a una entidad superior parece denotar efectivamente un desinterés del problema, lo que explicaría el bajo valor en el factor normativo, y por ende, también en el conductual, dado que entonces se entiende que la acción individual proambiental es secundaria. Puntuaciones similares, aunque menos importantes, obtiene la categoría donde se hace descansar la responsabilidad en la ciudadanía. Por su parte, la categoría donde se comparte responsabilidad entre ciudadanía y gobierno sostiene puntuaciones positivas, si bien moderadas, en ambos factores. Con valores prácticamente iguales, encontramos la categoría “Medio afecta salud”, donde los entrevistados señalan que encuentran conexión entre el estado del entorno natural y el estado de salud de la población. Por su parte, aquellos que sostienen la posición contraria se caracterizan por elevadas puntuaciones negativas en ambos factores. En particular alcanza las puntuaciones más bajas del factor normativo. Los datos apuntan a que para desarrollar una conciencia medioambiental es necesario interpretar que las fronteras entre la esfera natural y la social es tenue.

75

76

Factor Normativo

-0,6

-0,3

0,0

0,3

0,6

-0,6

Cambio Clima Importante

-0,3

Factor Conativo

0,0

Gobierno responsable medio

Baja Autoeficacia

Medio No afecta salud

No hay Cambio Climático

Desarrollo afecta entorno

0,3

0,6

Sí hay Cambio Climático No importante Cambio Clima Medio afecta salud Ciudadanos y gobierno responsables medio

Limitar desarrollo económico

Autoeficacia

Dentro de las variables concernientes al cambio climático, aquellas personas que entienden que el cambio climático no existe como tal, arrojan puntuaciones negativas en ambos factores, mientras que la media de las puntuaciones de la categoría opuesta obtiene puntuaciones positivas en el factor conductual y el normativo.Aquellos que piensan que la cuestión relativa al cambio climático es bastante importante obtienen valores muy similares en el factor normativo, pero difieren en el factor conductual. Dicho de otra manera, el sostener que el cambio climático no es un tema demasiado urgente, no implica una baja conciencia medioambiental, pero sí que implica una menor preocupación en el ámbito del comportamiento proambiental.

Bibliografía BORD, R. J., R. E., O’CONNOR, & FISHER, A. (2000). In what sense does the public need to understand global climate change? Public Understanding of Science, 9, 205-218. MOYANO, EDUARDO, ÁNGEL PANIAGUA, y REGINA LAFUENTE (En prensa). “Políticas ambientales, cambio climático y opinión pública en escenarios regionales: El caso de Andalucía”. Revista Internacional de Sociología. DUARTE, CARLOS M. (coor.), (2006). Cambio global: Impacto de la actividad humana sobre el sistema Tierra. Madrid: CSIC. GROOT, JUDITH, y LINDA STEG (2008). “Value Orientations to Explain Beliefs Related to Environmental Significant Behavior: How to Measure Egoistic, Altruistic and Biospheric Value Orientations”. Environment and Behavior 40 (3), pp. 330-354. HEATH, YUKO, y ROBERT GIFFORD (2006). “Free-Market Ideology and Environmental Degradation: The Case of Belief in Global Climate Change”. Environment and Behavior 38 (1), pp. 48-71.

77

NAVARRO YÁÑEZ, CLEMENTE (2000). “Competencia política, ambientalismo y cambio social: Normas y comportamientos ambientales en Andalucía”. Política y Sociedad 33, 217-231. OLOFSON, ANNA, y SUSANNA ÖHMAN (2006). “General beliefs and envirionmental concern: Transatlantic comparisons”. Environment and Behavior 38, pp. 768-790. O’RIORDAN, TIMOTHY y ANDREW JORDAN (1999). “Institutions, climate change and cultural theory: towards a common analytical framework”, Global Environmental Change, 9 (2): 8193. PANEL INTERGUBERNAMENTAL SOBRE CAMBIO CLIMÁTICO (2001). Summary for policy makers. Climate change 2001: Impacts, adaptation, and vulnerability. Cambridge: Cambridge University Press. PANIAGUA MAZORRA, ÁNGEL, y DAVID TÁBARA (2007). “Sociología medioambiental” en MANUEL PÉREZ YRUELA (Coor.) La Sociología en España. Madrid: Federación Española de Sociología, pp. 503-516. PÉREZ DÍAZ, VÍCTOR, y JUAN CARLOS RODRÍGUEZ (2008). Energía y sociedad: Actitudes de los españoles antes los problemas de la energía y del medio ambiente, Madrid: Instituto Español de la Energía. STERN, PAUL (2000). “Toward a Coherent Theory of Environmentally Significant Behavior”. Journal of Social Issues 56 (3), pp. 407-424. SUNDBLAD, EVA-LOTTA, ANDERS BIEL, y TOMMY GÄRLING (2009). “Knowledge and Confidence about Climate Change among Experts, Journalists, Politicians and Lay Persons”, Environment and Behavior 41, pp. 281-303. VV.AA. (2007). El Cambio Climático en España: Estado de situación. Documento resumen. Ministerio de Medio Ambiente y Medio Rural y Marino, 50 pp. VAN LIERE, KENT D., y RILEY E. DUNLAP (1980). “The Social Bases of Enviromental Concern: A Review of Hypotheses, Explanations and Empirical Evidence”, Public Opinion Quarterly 44, pp. 181-197.

78

LA CONSTRUCCIÓN DEL CAMBIO CLIMÁTICO EN LA COMUNIDAD VALENCIANA (Algunas notas sobre imprecisiones, contradicciones y desplazamientos)

Beatriz Santamarina Campos

Introducción Desde la década de los noventa del pasado siglo, el cambio climático provocado por la acción humana aparece en la agenda internacional como un problema acuciante. La Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (1992) y el publicitado protocolo de Kyoto (1997) son las primeras respuestas articuladas para hacer frente al fenómeno. La propia constitución en 1988 del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC)15, impulsado por el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) y la Organización Meteorológica Mundial (OMM), con el fin de analizar, evaluar y abordar el problema del cambio climático y sus consecuencias medioambientales, refleja bien dicha preocupación. Desde entonces el IPCC ha ido elaborando informes diagnósticos sobre el cambio climático (Primer Informe de Evaluación del IPCC, 1990; Segundo Informe de Evaluación del IPCC, 1995; Tercer Informe de Evaluación del IPCC, 2001; Cuarto Informe de Evaluación del IPCC, 2007) y se ha convertido en un importante mediador en la representación del fenómeno.

15

A través de la Organización Meteorológica Mundial (OMM) y el Programa De Las Naciones Unidas Para El Medio Ambiente (PNUMA).

79

Sin duda, hoy el cambio climático es uno de los grandes retos a los que nos enfrentamos. Pero ¿Cómo se percibe el cambio climático? ¿Qué mediadores actúan en su construcción? ¿Cuáles son las fuentes de legitimidad de la percepción del cambio climático? ¿Cómo se identifican las causas y consecuencias del cambio climático en el tiempo y en el espacio? En este texto intentamos dar respuesta a algunas de estas preguntas y para ello presentamos parte de una investigación cuanti-cualitativa realizada en la Comunidad Valenciana16, en el 2008. En concreto mostraremos algunos de los resultados del trabajo cualitativo. El objetivo general de nuestro estudio fue realizar una aproximación a la construcción social del cambio climático por la acción humana. Nos interesó conocer cómo el cambio climático como fenómeno social, es decir, como fenómeno construido y percibido socialmente, es representado a partir de percepciones, creencias y valores. Desde nuestro punto de vista, estudiar la manera en que el cambio climático se representa es fundamental, porque esta representación condicionará finalmente las prácticas cotidianas.

Estado de la cuestión: estudios de percepción social del Cambio Climático El impacto del crecimiento industrial, el desarrollo de la ciencia ecológica, los desastres ecológicos, la difusión de informes y de conferencias sobre el medio, el papel de los medios de comunicación como publicistas de los aconteciInvestigación fruto del Convenio de colaboración entre la Generalitat valenciana, a través de la Conselleria de Medio Ambiente, Agua, Urbanismo y Vivienda y la Universidad de Valencia. Agradezco a la Dirección General del Cambio Climático la colaboración de sus técnicos y el permitirme difundir los resultados. 16

80

mientos ambientales, la enorme labor de la movilización ecologista, etc., provocaron una transformación en las percepciones sobre nuestra relación con el medio. La sociedad comenzó a sensibilizarse con la problemática ecológica y todo ello contribuyó a que surgiera un interés por medir esa respuesta social, apareciendo la conciencia medio ambiental como un objeto de estudio definido y privilegiándose la metodología cuantitativa para la medición de dicha categoría. Del mismo modo que la preocupación sobre medio ambiente ha ido en aumento, desde las ciencias sociales y las instancias políticas ha habido un interés creciente por medir la respuesta social ante la degradación ambiental. Así, las encuestas han venido ofreciendo una primera radiografía social sobre la preocupación ecológica de nuestra sociedad y, en este sentido, permiten apuntar que ha habido una creciente conciencia ecológica. En los últimos veinte años hemos asistido a una preocupación por conocer la opinión pública sobre el medio ambiente, lo que ha contribuido a problematizar lo ecológico y a definir sus categorías. En España, los estudios sobre valores y actitudes de la población respecto al entorno han seguido la tradición metodológica dominante de la sociología ambiental norteamericana, es decir, se han servido de las encuestas estadísticas por muestreo como vía principal de información. Desde los años ochenta contamos con información referente a la percepción o concienciación de los españoles respecto al medio ambiente. Pero es, sobre todo, a partir de los noventa cuando disponemos de un mayor número de encuestas que presentan una elaboración más completa y que giran exclusivamente sobre la problemática ambiental17. Todas ellas han puesto de manifiesto, con diferentes matices, que la preocupación medioambiental de los españoles ha ido en aumento conforme han pasado los años. 17

Ver, por ejemplo, estudios CIRES (1992,1994) , CIS (1994, 1996, 2000, 2004, etcétera) o Fundación BBVA (2006).

81

Si bien los estudios realizados en España sobre el medio ambiente, durante las dos últimas décadas, nos permiten obtener una primera radiografía sobre la representación social medioambiental de los españoles, no sucede lo mismo con la construcción social del cambio climático (CC). Pese a que, desde la década de los noventa, el CC se ha situado como uno de los problemas ambientales más acuciantes, en nuestro país no ha habido estudios de referencia hasta el 2008 y 2009 que permitan aproximarse a la cultura común de los españoles sobre el cambio climático. Frente a los estudios específicos que se vienen realizando desde hace diez años en otros países europeos o en Estados Unidos sobre la elaboración del cambio climático, en nuestro país sólo es posible hacer un somero seguimiento de su elaboración a partir de los barómetros realizados sobre el medio ambiente donde se incluye el cambio climático como un aspecto más a valorar. Pero, en cualquier caso, estos estudios no permiten conocer la representación social del CC ya que suelen centrarse en analizar de forma general la percepción pública del medio ambiente. En este sentido, los estudios del CIS son, quizás, los que nos dan más información sobre la elaboración medio ambiental de los españoles. A partir de ellos se puede extrapolar alguna información específica sobre el cambio climático. Del mismo modo son útiles, para obtener una primera aproximación, por un lado, los eurobarómetros realizados por la Comisión Europea (2005, 2008) y, en concreto, el eurobarómetro realizado sobre las actitudes respecto al CC (2008). Y, por otro, los estudios que se han venido haciendo sobre CC en nuestro entorno cultural (Francia, Reino Unido, Alemania…). Si bien es cierto que las características y peculiaridades de cada país hacen difícil cualquier generalización, también es cierto que pueden apuntarse tendencias que nos acerquen a una mayor compresión de la representación social del CC. Centrándonos, en nuestro país, contamos con un estudio para la población española sobre la percepción el Calenta-

82

miento Global que nos permite realizar muchas extrapolaciones. Se trata del informe presentado por la Fundación BBVA: “Percepciones y actitudes de los españoles hacia el Calentamiento Global” (2007-2008). En esta investigación, el análisis se centra en cuatro ejes: la percepción de la problemática del calentamiento global, las causas y los efectos del mismo, la lucha contra el calentamiento global y el protocolo de Kyoto. Los resultados apuntan en cuanto a percepción de la problemática un nivel de significación muy alto. El calentamiento global se valora como una problema grave, en el que se reconoce la influencia y la responsabilidad de la actividad humana y en el que se perciben las consecuencias del mismo. Asimismo, el estudio indica que existe una disposición favorable para el cambio y la acción, siendo los españoles conscientes de la necesidad de tomar medidas inmediatas y de asumir cambios en su estilo de vida para reducir el calentamiento global. Pese a ello, es significativo que un sector de la población reconozca que no sabe que tendría que hacer para apaliar el problema. Por último, cabe señalar que el estudio indica que existe un consenso por la apuesta normativa para afrontar el calentamiento global indicándose que los acuerdos internacionales deben ser el marco de actuación contra el calentamiento global. Al respecto, es interesante subrayar que la notoriedad del protocolo de Kyoto aún es baja (el 39% de los encuestados afirman no haber oído hablar del protocolo)18, aunque se muestran favorables a la adhesión del acuerdo por parte de España, pese a que existen discrepancias sobre lo logrado a través del acuerdo. Esta radiografía general sobre el Calentamiento Global de la población española nos ha servido como un referente en nuestro trabajo. Y nuestros resultados globales se aproximan a lo que este informe recogía.

18

En nuestro trabajo, como veremos a continuación, la notoriedad del Protoco es mayor.

83

Junto a él cabe señalar el estudio de la Fundación Mapfre dirigido por Meira, Arto y Montero “La sociedad ante el Cambio Climático. Conocimientos, valoraciones y comportamientos de la población española” (2009), que viene a cubrir el déficit arriba señalado. En nuestro caso cabe señalar que esta investigación no se tuvo en cuenta porque el trabajo que aquí se presenta fue anterior a su publicación. Si se tuvieron en consideración algunos estudios concretos sobre el CC pero estos eran específicos para algunas zonas o colectivos. Nos referimos a trabajos como “Percepción del Cambio Climático en una muestra de población adulta de nivel cultural medio” (1994) de Camarasa y Moreno, “Percepción pública de las variaciones climáticas recientes” (2004) de Benito, Rodríguez y Portela, “La representación del cambio climático por los estudiantes de la Universidad de Santiago de Compostela” (2004) de Meira o los trabajos de Tábara sobre la percepción del CC en Catalunya (1999, 2005). Por último, resta decir que en los últimos dos años la producción de estudios sobre la percepción del CC en nuestro país ha aumentado considerablemente como se refleja en la aparición de numerosos estudios en distintas Comunidades Autónomas (Catalunya, Andalucía, etcétera).

Percepción del Cambio Climático en la Comunidad Valenciana La investigación que realizamos sobre la percepción del CC en la CV se articuló sobre una perspectiva cualitativa, encuesta telefónica19, y una cualitativa, grupos de discu-

Encuesta telefónica asistida por ordenador (sistema CATI). Fecha de realización del campo noviembre del 2008. El universo de estudio fue la población valenciana de 18 años y más. El tamaño y distribución de la muestra ha sido de 625 entrevistas (casos) estratificadas por la intersección provincia/tamaño de 19

84

sión20. Tal y como avanzábamos nos vamos a centrar en el estudio cualitativo, porque los datos de la encuesta se asemejan, en gran medida, a los resultados obtenidos en otros estudios y porque la aproximación cualitativa matiza dichos datos. Es evidente que no podemos mostrar en este espacio todo el análisis de los discursos en torno al CC, así que vamos a centrarlo en cuatro aspectos que nos parecen relevantes para la reflexión y para la implementación de políticas medioambientales. Con todo, antes de empezar a analizar estos ejes, podemos avanzar que los grupos de discusión que realizamos muestran un discurso bastante cristalizado en cuanto al CC por la acción humana. Si bien es cierto que se pueden detectar pequeñas diferencias, en función de la formación académica recibida y del status social, a la hora de manejar ciertos conceptos o articular el discurso, ninguno de ellos parece ser significativo. Del mismo modo, en los grupos aparece alguna diferencia en cuanto a la receptividad y actitud frente a la asunción de responsabilidades. En este sentido, los grupos de mujeres parecen apuntar a una mayor disposición a asumir compromisos y a la realización de prácticas más sostenibles, frente a los grupos de jóvenes en los que parece que hay una mayor resistencia a adoptar medidas en la vida cotidiana (escepticismo). Por otra parte, es importante reseñar, para contextualizar bien el discurso de nuestros informantes, que todos los grupos se realizaron entre el 15 de octubre y el 15 de noviembre del 2008. La crisis económica y financiera fue el hábitat. El error muestral para un nivel de confianza del 95,5% y en el caso más desfavorable (p=q=50%) es de  4 %. 20 Fueron seis grupos de discusión, dos por cada una de las provincias de la CV (Valencia, Castellón y Alicante), se diseñaron teniendo en cuenta distintas variables sociodemográficas (Amas de casa, jóvenes estudiantes, mujeres asalariadas, jóvenes trabajadores, varones asalariados y profesionales liberales) y fueron realizados entre octubre y noviembre del 2008.

85

telón de fondo de todos y, sin duda, los condicionó. Los dos primeros, sobre todo, se realizaron después de dos semanas ‘negras’ donde los medios de comunicación centraban toda su atención en el desplome de la bolsa, en la caída de empresas financieras globales, en la quiebra de constructoras, etcétera. En este contexto, la crisis económica se convirtió, en todos los ámbitos, en centro de debate. Las hipotecas subprice y los activos tóxicos se incorporaron en el lenguaje común como parte del análisis cotidiano. Es más, los grupos realizados no sólo reflejan esta crisis económica sino que, en muchos momentos, la crisis se convirtió en el eje del discurso relacionando, de forma directa, la crisis económica con la crisis ecológica. Concepto cambio climático: imprecisión En todos los grupos realizados parece existir cierta unanimidad a la hora de hablar del cambio climático: su enunciado se muestra impreciso (“el cambio climático ¿Qué es lo que es?”). La falta de concreción del término y la apreciación generalizada de no saber bien de que se está hablando, lleva a la imposibilidad no sólo de situarlo en un plano concreto sino también de hablar del mismo. En suma, el cambio climático es definido por su abstracción y por su vaguedad. “Escuchas cambio climático, cambio climático y después escuchas a los expertos hablar y ni siquiera es un concepto bien acuñado, es lo que te quiero decir. Muchas veces inventan términos vacíos y cosas que yo no acabo de entender. Del cambio climático no he escuchado a nadie, ni ningún representante, explicar claramente qué es el cambio climático” (G.2)21.

21 La codificación de grupos de discusión es la siguiente: G.1 Amas de casa, G.2 Jóvenes estudiantes, G.3 Mujeres trabajadoras fuera de casa, G.4 Jóvenes trabajadores, G.5 Varones asalariados y G.6 Profesionales liberales

86

Esta indefinición, crea incertidumbre sobre el fenómeno: “yo he escuchado muchas cosas pero ninguna concreta”. Al ser difícil definirlo, al no tener referentes claros, su compresión se muestra para los informantes inalcanzable. Los grupos consideran que el conocimiento del cambio climático se reduce a los grupos expertos que son capaces, gracias a su alto grado de especialización, de alcanzar a comprender la manifestación “no lo entendemos muy bien, no estamos informados...”. Además, si no se sabe qué es, no se puede hablar, en principio, ni de sus causas ni de sus consecuencias. Y lo que es más importante: no se pueden percibir ni los riesgos, ni la amenaza que supone. “¿Qué es, en realidad, el cambio climático? ¿La esto de ozono? ¿Qué nos lo produce?” (G.1). Este primer problema detectado, la imprecisión a la hora de definir el CC, se ve acompañado de un segundo problema: la existencia de discursos científicos opuestos. Estas contradicciones complican más si cabe su conceptualización. La falta de consenso científico con respecto al CC hace que el tema se perciba con escepticismo. Si la ciencia es fuente de verdad y su discurso legitima numerosas prácticas, el que se muestre dubitativa y dividida hace cuestionar que el CC por la acción humana sea un fenómeno que se esté realmente produciendo. “Hay científicos que dicen que sí, y científicos que dicen que no. Ahí está el problema” (G.2). “Claro, si oyes, por un lado, una cosa y, por el otro lado, otra cosa… Claro te crea un decir: ¿Están exagerando por un lado? ¿Está éste diciendo la verdad?” (G.5). Ahora bien, la existencia de discursos científicos encontrados es leída de dos formas diferentes. Por un lado, se subraya los intereses que pueda haber detrás de ciertos datos o estudios. Por otro lado, se hace la lectura de que la complejidad del fenómeno impide a la comunidad de científicos saber con claridad qué está pasando.

87

“Hay otra película que es ‘la gran mentira del cambio climático’ que rebate las argumentaciones que hacen y las plantea como un gran negocio que nos están vendiendo políticamente. Es un gran negocio para algunos y nos están haciendo llevar las pilas al sitio y las cosas al sitio para hacer un gran negocio a costa de nuestra obediencia” (G.6). “O a los ciclos naturales porque siempre ha habido épocas de glaciares o épocas de... Entonces ¿Cuánto influye una cosa y cuánto influye al proceso normal geológico o de la naturaleza?” (G.1). Las contradicciones percibidas en el campo de lo científico son especialmente importantes. La ciencia se construye como ‘verdad’ y si la misma no se pronuncia de forma clara surgen dudas ‘razonables’. No ocurre lo mismo con otro tipo de discursos, sobre todo, los que provienen del ámbito político. En estos casos, la apreciación de que los discursos están mediados por intereses económicos descalifica de forma directa sus argumentaciones: “bueno, Estados Unidos dice que es mentira pero sabemos el por qué”. Pese a los dos problemas señalados (inconsistencia y contradicción en los discursos científicos), existe un cierto consenso en reconocer que el CC producido por la acción humana existe, o al menos, parece existir. “-yo pienso que haya un cambio climático es evidente porque... -se ve -se ve y lo dicen... lo que pasa es lo que no está tan claro es a qué se debe, porque no sabemos si es todo debido a la contaminación” (G.1). En gran medida, estas afirmaciones están sustentadas en la idea clara de que la intervención del ser humano sobre el medio es cada vez mayor y con claras repercusiones negativas. La percepción generalizada de que el medio ambiente es un problema grave, que hay que resolver, permite, por una parte, dar veracidad al cambio climático por la acción humana y, por otra, ubicarlo como problemático. En todos

88

los grupos de discusión, se produce el mismo mecanismo: hablar de CC es hablar de medio ambiente. Si en el CC por la acción humana no hay consenso ni ideas claras, en lo referente al medio ambiente encontramos consenso y afirmaciones compartidas. En este sentido, el CC aparece como una manifestación más del deterioro medio ambiental, lo que facilita poder analizarlo. Si bien esta contextualización (su ubicación en la problemática medio ambiental), permite reconocerlo como problema y dejar de lado las inconsistencias, también dificulta el análisis propio del CC. En primer lugar, porque diluye sus causas y consecuencias y, en segundo lugar, porque las medidas para atajarlo se engloban en buenas prácticas medio ambientales (por ejemplo, el reciclaje). Todo es analizado dentro de un todo. Tal y como se reconoce: “A lo mejor me he hecho un lío pero veo que estamos mezclando todo y está todo hecho una pelota y [estamos] dando vueltas” (G.3). Causas y consecuencias del Cambio Climático por la acción humana La propia imprecisión del concepto de CC y su desviación hacia el medio ambiente, en general, hace difícil poder señalar las causas y consecuencias del mismo. El desconocimiento, “[lo que] no está tan claro es a qué se debe”, hace que los informantes no sepan, en muchos casos, situar las causas del fenómeno. “no sabemos si será debido a que la tierra se va calentando por las circunstancias y las industrias, no lo sabemos (…) Es que no sabemos si será porque la atmósfera, la industria está calentando y sube más la temperatura, pero claro, nosotros no sabemos debido a lo que es, pero ya está pasando eso” (G.1). Entre las causas se apuntan las que tienen que ver con la degradación medio ambiental en conjunto. En este sentido, se hace una lectura holista, acompañada, como veremos a continuación, de una crítica a todo el sistema. La enumera-

89

ción de problemas ecológicos globales y locales es común en todos los grupos (contaminación generalizada, destrucción bosques, consumo irracional de recursos y un largo etcétera). Y es también común en todos señalar, la ‘construcción’, masiva y desordenada, como uno de los problemas medio ambientales más acuciantes en la Comunidad Valenciana. La construcción se sitúa como agresión al medio y se relaciona con el CC. “Eso era un bosque y al día siguiente no había bosque, habían entrado con maquinarias de esas y lo arrasaron por todo el morro y eso es imperdonable porque era el pulmón de Alicante, esto es demencial” (G.5). Pero, quizás, la contaminación es el referente más claro tanto para el deterioro medio ambiental como para el CC. La contaminación asociada a las industrias es, en el imaginario social, la figura más contundente (“la contaminación sí que afecta, yo creo que eso es clarísimo, las industrias”). Los efectos de la contaminación, la expulsión de gases y el dióxido de carbono, se unen directamente con el deterioro de la capa de ozono y la capa de ozono con el CC. Y junto ella se sitúa el efecto invernadero con la misma lógica (estos juegos se repiten en todos los grupos). En menor medida, sólo en dos grupos, aparece el gas metano, relacionado con los sistemas intensivos de ganado vacuno. Por último, el actual modelo de energía, de forma difuminada, aparece como el responsable del CC por la acción humana. “es que lo de la capa de ozono, tindrà que vore i tots els gasos que fan, que desprès... més rojos. I coses d’estes que van a produir el canvi del clima” (G.3). “El cambio climático son procesos relacionados con la emisión de gases de CO2 por el efecto invernadero” (G.5). En suma, los informantes dibujan un mapa difuminado sobre las causas del CC, sin saber a ‘ciencia cierta’ qué es realmente lo que acelera los procesos de cambio. Ahora bien, si las causas del CC por la acción humana parecen desdibujarse, las consecuencias se establecen de manera

90

más clara. Las consecuencias derivadas de la experiencia, o de lo que se vive como experiencia, son más fáciles de definir y expresar. En este sentido, se comparte que los efectos del CC por la acción humana ya se pueden ver o sentir. Las variaciones meteorológicas, los cambios bruscos del tiempo, se experimentan como ‘anormales’. Y, precisamente, es esta construcción del tiempo como ‘anomalía’ lo que se percibe con más claridad. “Cambian muchas cosas, te das cuenta que no es normal, es un clima que no es normal, y cada vez irá a más” (G.3). “No veo normal, que hoy 16 de octubre, ir en manga corta y en febrero, en el mes de febrero pasado, hacía un calor en Valencia que era una locura” (G.2). Entre las transformaciones consideradas como anormales se enumeran básicamente tres: la pérdida de estaciones, el aumento y cambios de la temperatura y la irregularidad en las precipitaciones. Y dichos cambios se basan en la experiencia vivida y en la memoria. En primer lugar, destaca la percepción de la pérdida de las estaciones del año: “yo echo muchísimo de menos las estaciones”. Existe un consenso en reconocer que de las cuatro estaciones tradicionales hemos pasado a tener dos: “pasamos de verano a invierno”. La variación de las estaciones es una de las imágenes más consensuadas y una de las consecuencias más visibles, para nuestros informantes, del cambio climático por la acción humana. En segundo lugar, destaca la percepción de que existen cambios rápidos de temperatura. Además, junto con dicha variabilidad también existe una percepción de que ha habido un aumento general de las temperaturas: “la temperatura, ¡si que ha subido la temperatura!”. Del mismo modo, las afirmaciones se sustentan en la experiencia acumulada, en el tiempo vivido. Y en tercer lugar, aparecen las variaciones en las precipitaciones. En este caso, se interpreta que hay un claro desequilibrio, hoy en día, en el régimen de lluvias. Bien porque las lluvias son más intensas, lo que conllevaría inundaciones y agresión al medio, o bien por-

91

que se ha pasado a un clima donde se alternan, de forma dicotómica, los periodos de sequía con los de lluvia torrencial. “Date cuenta, yo tengo 45 años, y yo he vivido cuatro estaciones anuales y hoy en día sólo hay dos, invierno y verano, es que cambio hay” (G.5). “Yo lo que estoy viendo de los quince o veinte años hacia aquí (…) Sólo hace calor y cada vez más calor. Yo me acuerdo hace cinco años en marzo ni de coña iba a la playa y este año y el anterior no es que fuera, sino que ya me bañaba, el agua está un poco fría pero te has bañado en marzo” (G.4). “luego las lluvias también, o llueve mucho o no llueve, o se pasa cinco días lloviendo y luego no llueve en dos meses... lo veo raro...” (G.6). Por otro lado, estas transformaciones meteorológicas aparecen relacionadas con lo que se construye como cambios climáticos globales. Los tsunamis, los ciclones y las inundaciones han pasado de considerarse fenómenos puntuales y aislados, a ser percibidos ahora como fenómenos ‘normales’. De todas formas, en las representaciones sobre estos cambios, la imagen más clara la encontramos personificada en el deshielo de los polos: “[que] la temperatura aumente está ahí, porque se ve que los polos se están descongelando diariamente”. El deshielo y la consiguiente subida del nivel del mar se asumen como dos consecuencias evidentes del CC por la acción humana. “Antes en televisión salían inundaciones cuando era la época de los monzones, ahora salen inundaciones todos los días, en todas las partes del mundo. Y no sé, yo creo que las inundaciones que están habiendo ahora, bueno… ligado a la sequía. Yo antes sólo veía, hace quince años, sólo veía inundaciones una vez al año en los sitios, ahora están con inundaciones cada semana” (G.2). “Pero, ya se va notando porque ha subido el nivel de los océanos, que se han derretido los polos” (G.5).

92

Por último, los informantes hablan de las consecuencias indirectas de estos fenómenos que se concretan en la aparición de problemas de salud. La relación entre la salud y el cambio climático, o de la salud y el medio ambiente, aparece en todos los grupos. La construcción es sencilla: si asistimos a desequilibrios medio ambientales (climáticos) estamos introduciendo anomalías en el medio y si el medio condiciona la salud, se da entrada a la enfermedad. Y la enfermedad representa, por excelencia, los desórdenes. “yo creo que nos afecta hasta en la persona, en el stress, nos afecta para la vida diaria y en el trabajo. Todos estos cambios, nos afectan y nos alteran” (G.1). Entre las enfermedades que se relacionan con el CC destacan, fundamentalmente, dos: las alergias y el cáncer. El aumento de las alergias y los problemas respiratorios se conecta con las causas y consecuencias del fenómeno y se percibe con un problema del presente. El cáncer, con todas las connotaciones sociales que tiene, sintetiza esa percepción de un riesgo real que se traduce en miedo: “poco a poco, la frase es muy fuerte pero nos están matando”. El desorden climático, que lleva parejo la alteración del medio, se traduce en enfermedad. Y el cáncer, quizás represente, con contundencia ese desequilibrio. “Si el planeta se calienta más y hay dos grados más de calor en verano pues eso tiene que afectar a personas asmáticas y a personas...” (G.5). “És que hem de primar altres interessos per a que la gent d’eixas poblacions que tenen les taxes més elevades de càncer de tota la península... Què passa? Si la gent diguera: ‘Vaig a primar la meua salut als beneficis econòmics’. Possiblement canviaria” (G.4). En definitiva, en todos los grupos encontramos un análisis sobre lo que se percibe como CC. Aunque cabe señalar, que igual que sucede con las causas, las consecuencias muchas veces se interpretan dentro de un todo difícil de desligar: “Te afecta a ti como persona (referido al CC) no sólo

93

porque suba la temperatura... los transgénicos te afectan a ti como persona, la ecología es buena para ti, independientemente del cambio climático” (G.2). Raíces del problema: crisis del sistema En todos los grupos se señala que la raíz del problema está en el fracaso de nuestro modelo socioeconómico (pautas de consumo, estilos de vida, etcétera). Así, en las verdaderas causas del CC por la acción humana, aparece un denominador común: el actual sistema en el que vivimos, entendido como un todo, es el que fracasa. De ahí, que surja la necesidad de replantarnos el modelo. “Yo opino que tanto el cambio climático como la destrucción del planeta es un problema muy de base porque está muy relacionado con nuestras formas de vida y que es muy difícil de cambiar” (G.2). En relación con el sistema se reconoce que el consumo desmedido, “todo de usar y tirar”, es el mayor responsable de los problemas medio ambientales y, por ende, del CC. La ideología del consumo y el derroche de recursos, “estamos sobreconsumiendo, estamos gastando más de lo que nos hace falta”, se ven como los principales responsables de la degradación ecológica. “Creo que esto viene a raíz de que consumimos todos una barbaridad, cosas precisas y la mayoría imprecisas y que luego no tenemos tiempo por mil historias a... vamos, todos consumiendo cosas innecesarias, y yo creo que demasiado innecesarias” (G.3). Del mismo modo, que el actual sistema políticoeconómico se considera como un sistema que nos lleva a la crisis medio ambiental por un consumo desmedido, la otra cara de este modelo se concreta en los valores: “tanto tienes, tanto vales, tienes que tener un nivel de vida alto o no vales nada”. En todos los grupos se repite el mismo análisis, asistimos a una crisis en los valores porque se han perdido los principios: “la gente no tiene principios como se tenía antes”. Así, se muestra como evidente que la crisis

94

ecológica lleva pareja una crisis de valores. Además, la importancia que adquiere en el discurso la crisis de valores es significativa en cuanto que se asocia que los cambios que se requieren son complicados de llevarse a cabo puesto “que es difícil porque la gente no tiene principios”. De forma contundente, aparece en todos los grupos, al cuestionar el modelo y relacionarlo con la pérdida de valores, la crisis de la idea de desarrollo. En todos se repite que el desarrollo que hoy tenemos “no es un verdadero progreso”. En definitiva, en todos los grupos se señala que el telón de fondo de todos los problemas ambientales se encuentra en nuestro estilo de vida y en los valores asociados al mismo. De ahí, que se perciba la necesidad de un cambio urgente. “-cambiar el modelo económico que nos está abocando a esto... -Y cambiar los valores o, por lo menos, plantear un abanico de valores” (G.6). Falta información, demandas a la administración y desplazamientos La preocupación generalizada sobre los impactos sobre el medio ambiente y, en concreto, sobre sus consecuencias sobre el clima parece no corresponderse con una información que permita tomar cartas en el asunto. La idea la vemos sintetizada en esta expresión: “Pero a la sensibilización que hay le falta canalización”. En todos los grupos existe un consenso generalizado sobre la carencia de información sobre el CC: “No llega la información”. El no disponer de información suficiente es percibido como un problema de ocultación. Así, la falta de información y su posible ocultación llega a interpretarse como una voluntad por no dar a conocer el problema por los posibles intereses generados. Pese a que se reconoce que “encontrar información objetiva es muy difícil”, no deja de ser significativo que se afirme que hay una estrategia para ocultar la problemática. “-lo que te quieren contar -es interesado

95

-y según quien lo cuente -es interesado” (G.1). En todos los grupos, hay una petición generalizada hacia la administración de contar con información clara y precisa sobre el CC: “decir la verdad, porque no sabemos lo que nos vamos a encontrar”. Dicha petición se concreta en campañas que ayuden a conocer el problema para poder tomar partido en el mismo. “Yo creo que a lo mejor hace falta más información y más anuncios, más información, menos anuncios chorras y más información sobre lo que podemos hacer” (G.4). Al no existir una comunicación efectiva y al no contar con información precisa sobre las posibles prácticas que se podrían llevar a cabo para mitigar el CC, se ve como imposible poder intervenir: “a lo mejor podríamos hacer muchas más cosas pero como no las sabes...”. Sin conocer es difícil actuar. En este sentido, se culpa a la administración de su pasividad: “tienes que enterarte por tu cuenta, pero no hay una campaña buena”, entendiéndose que no responde a las expectativas sociales cuando, en realidad, la información “no hace daño a nadie”. La demanda de comunicación a la administración y su posicionamiento frente al CC se considera un referente necesario. “Es una sociedad que empieza a estar sensibilizada pero la administración no responde en ese punto” (G.6). La información es vista en todos los grupos como fundamental: “lo principal: información”. Así, para poder llegar a cambios reales en los comportamientos que lleven de la preocupación a la acción: “necesitamos mucha información”. Sin información y sin políticas que promuevan prácticas sostenibles se ve difícil que haya una transformación en los valores. “Necesitamos mucha información, y si todo el mundo lo entendiera como una cosa normal, y supiéramos de reciclaje (...) yo creo que la gente daría un vuelco” (G.3).

96

Y es precisamente la falta de información la que se esgrime para la no acción. De hecho, cuando los informantes hablan de llevar a cabo medidas que eviten el CC, hacen referencia buenas prácticas ecológicas generales (básicamente consumir menos y reciclar). En gran medida, esto es debido a la falta de concreción de las causas y consecuencias del CC y al deslizamiento en el discurso hacia los problemas medio ambientales. Así, se reconoce de forma explícita que no se sabe bien cómo actuar, “no se sabe muy bien qué hacer”. Además, pese al consenso general en torno a la necesidad de asumir socialmente la responsabilidad, el papel del ciudadano se ve condicionado no sólo por la falta de información. Entre los motivos que se señalan para no asumir prácticas cotidianas es que se ven, en muchos casos, como carentes de sentido: “lo poco que nosotros podamos hacer, no es nada”. La lógica aplicada es clara si los mayores culpables (las empresas) y los mayores responsables (la administración) no toman medidas, las acciones cotidianas pierden sentido. Centrándonos en la administración los informantes se muestran, especialmente, reivindicativos. Por una parte, muchas de sus acciones se ven desarmadas por la propia actitud de la administración lo que provoca desencanto y desanimo. En todos los grupos, se ha hablado de este problema representado en el reciclaje: “después te llegan noticias, de varios sitios, de que luego lo mezclan todo, lo amontonan y lo esconden, entonces...” (G.3). La demanda es clara: debe haber una compensación, al menos, simbólica por parte de la administración. Es decir, alguna forma de refuerzo de los comportamientos asumidos (por ejemplo, ver cómo se transforma un residuo en algo concreto como el mobiliario urbano): “los ciudadanos necesitamos ver como revierten los esfuerzos, los pequeños o grandes que hagamos, en cuestiones palpables” (G.6). Tal y como lo expresan los informantes, debe existir una mayor informa-

97

ción sobre las acciones emprendidas para reforzar los comportamientos. “es que hay que mirar que se hace después del reciclaje, para que a nivel individual y a nivel personal, para sentirnos bien y [sentir] que estamos haciendo algo...” (G.2). Y por otra parte, se conciben contradictorias las políticas de la administración. Por ejemplo, se pide una reducción del transporte individual pero se organiza un circuito de carreras urbano o se demanda menos consumo energético mientras los poderes públicos la derrochan. Este tipo de contradicciones, que aparecen reflejadas en todos los grupos, deslegitiman las posibles medidas a implementar. “desprès de montar un rallie urbà en València, els mateixos que et monten un rallie urbà no van a dir-te: ‘no agafes el cotxe’” (G.3). Existen, además, otras dificultades para llegar a la acción. De una parte, al situarse el cambio climático como un problema global, el impacto de las acciones que se adopten se percibe que se diluyen y poco contribuyen. De ahí la importancia que adquiere que los informantes vean como ineficientes las políticas y los acuerdos internacionales. Junto con la ubicación espacial (la globalidad del problema) el eje temporal se sitúa también como un problema a añadir: “Pues a lo mejor ahora no nos damos cuenta, pero a la larga sí que nos va afectar. Ahora a lo mejor no lo notas pero dentro de un tiempo lo vamos a notar” (G.4). Las consecuencias del cambio climático por la acción humana se construyen como un problema de cara al futuro y esta percepción condiciona la decisión de asumir prácticas sostenibles en el presente. En suma, pese a que se señalan medidas para llevar a cabo en el día a día se reconocen muchos problemas que impiden que la mayoría cambien sus prácticas. Y, entre ellos, la recurrida falta de información se convierte en un escollo importante.

98

Conclusiones De los discursos sustraídos por los distintos grupos de discusión, vemos como el CC es percibido como un problema importante y grave. Pero resulta evidente que existen dificultades para identificar el problema (desconocimiento) y que los mensajes contradictorios generan desconfianza hacia el fenómeno. El propio desconocimiento lleva a la dificultad de situar las causas y consecuencias, apareciendo difuminados los impactos medios ambientales. La desinformación se convierte en el principal obstáculo para tomar decisiones: no se puede actuar porque no se sabe qué hacer. Existe una demanda y exigencia a la administración de información clara y precisa, sobre las causas, consecuencias y medidas a implementar. Por último, y aunque no nos hayamos detenido mucho en ello, la construcción social del CC como una cuestión global y un problema futuro dificulta la toma de iniciativas al desplazarse el problema espacial y temporalmente. Esto junto con el hecho de que las soluciones propuestas por los informantes sean las normativas, formativas y técnicas desplaza aún más al CC en nuestro mapa cognitivo. Si a ello añadimos los juegos discursivos entre responsabilidades y culpas encontramos que el CC, igual que sucede con la construcción del medio ambiente, acaba abonado a un espacio infértil para la acción. Con todo, de la información extraída, lo más positivo es que en todos los grupos existe una unanimidad al reconocer la necesidad de poner en marcha acciones y cambios en las actitudes y comportamientos. Todos son conscientes de la situación actual y la responsabilidad que ello implica: “tenim la sensació de que algo ha de canviar, de que algo estem fent malament” (G.3); porque, en sus palabras, “es como una bola de nieve que se tendrá que deshacer porque esto no lo vamos a poder soportar ni a nivel económico, ni ecológico ni a ningún nivel” (G.1).

99

Para finalizar, me gustaría acabar exponiendo las conclusiones que fueron pensadas y presentadas para el equipo de técnicos que puso en marcha esta investigación como una acción de la Estrategia Valenciana ante el Cambio Climático 2008-2012. De hecho, el planteamiento inicial fue que el conocer los valores y percepciones que atraviesan la construcción social del CC era fundamental para poder trazar una agenda política más coherente y eficaz. En este sentido, la finalidad de esta investigación era hacer una aproximación a la percepción del CC (conocer) para luego poder intervenir. El contar con un primer diagnóstico sobre la cultura medioambiental de los valencianos, en general, y del cambio climático, en particular, debería permitir empezar a desarrollar estrategias políticas más eficaces de respuesta al CC. En los resultados que hemos presentado se hace evidente que existe una falta de información y una demanda de la misma a las administraciones públicas sobre el CC de origen antrópico. Por ello, y desde nuestro punto de vista, la estrategia de la Dirección de Cambio Climático debería ir encaminada, como objetivo prioritario, a ofrecer una información clara y sencilla a colectivos estratégicos. En este sentido, se aconsejó que dicha información fuera clara y sintética, pero que contuviera las causas y las consecuencias del CC de forma explícita. Además se sugirió que, de forma gráfica, se presentaran los impactos locales y globales del CC para dar a conocer la necesidad de tomar medidas inaplazables siendo fundamental aquí ayudar a identificar las responsabilidades tanto colectivas como individuales. Por último, se recomendó la elaboración de una guía de buenas prácticas para implementar en la práctica cotidiana En definitiva, la sencilla y compleja ecuación de siempre: conocimiento, compromiso y acción. Se trataría de conseguir, por un lado, que la población asuma comportamientos y estilos de vida y, por otro, que la población impulse, participe y demande políticas alternativas que permitan

100

actuar de manera conjunta para frenar el CC introducido por la acción humana. Pero es evidente que sino existe un conocimiento del problema, de sus causas y consecuencias, es imposible actuar. Además, esa imposibilidad de llevar acciones a la práctica viene determinada, de nuevo, por el desconocimiento de las medidas paliativas que se pueden llevar a cabo en las prácticas cotidianas. De ahí la necesidad urgente de diseñar políticas que promuevan el compromiso real sobre el CC sin ellas será imposible mitigar los impactos ecológicos y sociales.

Bibliografía Agencia Europea del Medio Ambiente (1998): Medio Ambiente en Europa. El informe Dobrís. Ministerio de Medio Ambiente. Madrid. BORD, R.J.; FISHER, A. Y O´CONNOR, R.E., (1998): “Public perceptions of global warming: United Status and internacional perspectives”. Climate Research, Vol. 11, pp. 75-84. CIRES, (1992): Ecología y Medio Ambiente. Boletín CIRES. Octubre. CIRES, (1994): Ecología y Medio Ambiente. Boletín CIRES. Diciembre. CIS, (1994): Representaciones de la sociedad española (1993-1994). Cuadernos Opiniones y actitudes. Centro de Investigaciones Sociológicas, Madrid. CIS, (1996): Estudio nº 2.209. Ecología y Medio Ambiente (I). Centro de Investigaciones Sociológicas, Madrid. CIS, (1998): Estudio nº 2.312. Latinobarómetro III. Centro de Investigaciones Sociológicas, Madrid. CIS, (2000): Estudio nº 2.390. Medio Ambiente (Internacional Social Survey Programme). Centro de Investigaciones Sociológicas, Madrid.

101

CIS, (2001): Estudio nº 2.417. Latinobarómetro IV. Centro de Investigaciones Sociológicas, Madrid. CIS, (2004): Estudio nº 2.557. Opiniones de los españoles sobre el medio ambiente. Centro de Investigaciones Sociológicas, Madrid. CIS, (2005): Estudio 2.590. Ecología y medio ambiente (II). Centro de Investigaciones Sociológicas, Madrid. CIS, (2006): Estudio 2.635. Barómetro de Febrero. Centro de Investigaciones Sociológicas, Madrid. CIS, (2007): Estudio 2.682. Ecología y medio ambiente (III). Centro de Investigaciones Sociológicas, Madrid. Climate Change Secretariat, (2004): Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climátic0. Los diez primeros años. UNFCCC, Bonn. COI-DEFRA (Department for Environment, Food & Rural Affairs) (2006): Attitudes to Climate Change. Wave 3. www.climatechallenge.cov.uk/multimedia/climate_change European Comission (2005): Special Eurobarometer 217. The attitudes of European citizens towards environment [http://ec.europa.eu/public_opinion/archives/ebs/ebs_217_su m_en.pdf] European Comission (2008): Special Eurobarometer nº 295. Attitudes of European citizens towards the environment. http://ec.europa.eu/public_opinion/archives/ebs/ebs_295_en.p df European Comission (2008): Special Eurobarometer 300 Europeans’ attitudes towards climate change. http://ec.europa.eu/public_opinion/archives/ebs/ebs_300_full_ en.pdf Fundación BBVA (2006): Conciencia y Conducta Medio Ambiental en España. Unidad de Estudios Opinión Pública-BBVA. http://w3.grupobbva.com Fundación BBVA (2008): Percepciones y actitudes de los españoles hacia el calentamiento global. Unidad Estudios de Opinión Pública-BBVA.[http://www.fbbva.es]

102

HERAS, F., (2003): “Conocer y actuar frente al cambio climático: obstáculos y vías para avanzar”. Carpeta Informativa del CENEAM, Diciembre 2003, PP. 74-82. HERAS, F., (2006): “Algunos retos educativos ante los problemas ambientales globales: el caso del cambio climático”. En Espinoza, E. y Cabero, V. (Eds.). Sociedad y medio ambiente. Ediciones de la Universidad de Salamanca, Salamanca, pp. 147-180. IPCC (2001): Cambio climático: Ciencia, Impacto, Adaptación y Mitigación. http://www.mma.es/cambio_climatico/pdf/3inf_ipcc.pdf. IPCC (2007): Cambio climático 2007. Informe de síntesis. http://www.ipcc.ch/pdf/assessmentreport/ar4/syr/ar4_syr_sp.pdf Junta de Andalucía (2001, 2002, 2003, 2004): Ecobarómetro de Andalucía. Consejería de Medio Ambiente-IESA-CSIC. http://www.juntadeandalucia.es/medioambiente/ecobarometro /indecobar.html MEIRA, P.A., (2002): “Problemas ambientales globales y educación ambiental: una aproximación desde las representaciones sociales del cambio climático”, en Campillo, M. (Ed.). El papel de la Educación Ambiental en la Pedagogía Social. Diego Marín Editor, Murcia, pp. 91-133. MEIRA, P.A., (2004): “La representación del cambio climático por los estudiantes de la Universidad de Santiago de Compostela”. Estudio en el marco del proyecto de investigación sobre Análise das representacións sociais dos problemas ambientais globais para o desenvolvemento de materiais e programas de Educación Ambiental financiado por la Xunta de Galicia. Programa de Investigación en Medio Ambiente (I+D) (2001/PX168). Inédito. MEIRA, P. A. Y ARTO, M., (2008). “La representación del cambio climático en la sociedad española. De la conciencia a la acción”. Seguridad y Medio Ambiente. Nº 109, marzo, 2008, pp. 30-47. http://www.mapfre.com/fundacion/html/revistas/seguridad/ n109/articulo3.html MEIRA, P.A., ARTO, M., MONTERO, P., (2009): La sociedad ante el Cambio Climático. Conocimientos, valoraciones y comporta-

103

mientos de la población española. Fundación Mapfre. http://www.mapfre.com/ccm/content/documentos/fundacion /prev-ma/cursos/la-sociedad- ante-el-cambio-climatico.pdf TÁBARA, D., Y QUEROL, C., (1999): “Evaluación integrada del cambio climático: Experiencias de grupos de discusión en el área metropolitana de Barcelona” en Pardo, M., (coord..): Sociología y medioambiente: Estado de la cuestión. Fundación Fernando de los Ríos-Universidad Pública de Navarra. Madrid.

104

EL RETO DE LA PARTICIPACIÓN CIUDADANA EN LOS ESPACIOS NATURALES PROTEGIDOS

Juan F. Bejarano Bella, Adolfo Torres Rodríguez, Carmen Sanz López

Introducción En materia de conservación de la naturaleza entendemos que el principal reto de la Sociología a efectos de preservación de espacios naturales protegidos (ENP) o áreas protegidas (AP) consistirá en demostrar que la protección de la naturaleza y el uso sostenible de los recursos naturales tienen una relevancia fundamental en la vida cotidiana de las comunidades y en la calidad de vida de las personas que conviven en dichos espacios. Nuestras investigaciones ponen de manifiesto que la mayoría de las propuestas de conservación de la naturaleza no consideran lo que para las personas ligadas a las AP es necesario o importante para su existencia/subsistencia y bienestar. Comprobamos que no existe, en la mayoría de las ocasiones, una correlación directa entre el nivel de detalle planteado a la hora de delimitar restricciones y prohibiciones de usos y la articulación de medidas de compensación y promoción socioeconómica. La dinámica de estas políticas de planificación y gestión de los ENP ha generado desconfianza en las poblaciones de las áreas de influencia socioeconómica, sobre todo, entre los individuos y colectivos más directamente afectados por ellos. En el caso español hemos vivido, en un corto espacio de tiempo, un período de grandes transformaciones y profundos cambios en el modelo de ENP. Las últimas décadas se caracterizan por una rápida y rica modificación del marco

105

normativo donde se suceden diferentes leyes22 que intentan adaptar el modelo español a la realidad políticoadministrativa de nuestro país y a las nuevas estrategias y principios de conservación de la naturaleza. Como ejemplos de ello podemos citar, la exposición de motivos de la ley 5/2007 de 3 de abril, de la Red de Parques Nacionales, en la que se asume que “los territorios que merecen la consideración de Parques Nacionales son un producto social en el sentido de que son el resultado de la interacción histórica de la sociedad con el territorio”, así mismo, se señala que “la Red de Parques Nacionales debe asegurar la viabilidad de la coexistencia entre los Parques Nacionales y su entorno, demostrando, con el desarrollo de buenas prácticas, la aportación que la existencia de los Parques Nacionales significa para el desarrollo sostenible del territorio de su área de influencia”, y también que “el ministerio –de medio ambiente- deberá contribuir a la implicación de los agentes sociales y a la participación de la sociedad en la consecución de los objetivos de la Red”. El abandono productivo de un espacio natural para facilitar su conservación conducirá ineludiblemente a su transformación e incluso degradación ecológica. Sólo el mantenimiento de su función productiva –o el mantenimiento de la ausencia de ésta- no sólo económica sino sobre todo ecológica y social, puede facilitar la conservación, pero entendida ahora como preservación (poner a cubierto anticipadamente de algún daño o peligro-riesgo). La capacidad de producción será la esencia de los espacios protegidos, en modo alguno la protección que la preservación implica 22

Ley de Espacios Naturales Protegidos de 1975, Ley 4/1989 de Conservación de Espacios Naturales y de la Flora y Fauna Silvestres, Ley 41/1997 sobre un nuevo modelo de gestión de los Parques Nacionales y establece la figura del Plan Director de la Red de Parques Nacionales, Ley 5/2007, de 3 de abril, de la Red de Parques Nacionales y Ley 42/2007, de 13 de diciembre, del Patrimonio Natural y de la Biodiversidad.

106

puede ser sinónimo de abandono productivo o bloqueo de actividades. Cuando estos espacios dejan de responder a la función (usos/no-usos) que los ha generado y pasan a cumplir una función para la que no han sido diseñados, es cuando se transforman en espacios frágiles necesitados de protección. Otra cuestión será las consecuencias y costes sociales en la configuración de las estructuras socioeconómicas ante la nueva situación o estructura generada, y es que “cada modelo de producción, cada sistema productivo, precisa de una Naturaleza funcionalmente adaptada a sus necesidades... en suma, tratar de mantener las actividades... es siempre la mejor defensa frente a las agresiones exteriores al ecosistema a proteger... hacer otro tipo de consideraciones es puro romanticismo, inservible para el análisis social”. (Baigorri, A. 1998).

Los espacios naturales protegidos son un producto social La declaración de un espacio natural como área protegida conlleva el reconocimiento implícito de ‘bien’ o ‘recurso escaso’ sobre la totalidad del espacio natural o hacia alguno de los elementos que lo integran. Supone una puesta en valor del ENP en la que subyace el no-reconocimiento de valor intrínseco a la naturaleza. A este respecto, J. Domenech (1999) plantea que, a menudo, los ENP son islas de protección (por lo general pequeñas) dentro de un mar de explotación, por lo que se protegen especies y comunidades pero no procesos. Para este catedrático de ecología, cualquier política de protección de espacios naturales debe tener en cuenta dos principios fundamentales: a) las áreas protegidas no pueden consistir en islas de protección, pequeñas y aisladas, en medio del mar de explotación, abandono o degradación del resto del territorio; y b) todo el territorio es merecedor de protección, porque la biosfera no hace distingos y se extiende por todo el territorio. Lo que debe protegerse no son las cosas (determinadas especies o

107

comunidades), sino los procesos, y no es posible encasillar tales procesos dentro de espacios limitados arbitrariamente. Los modelos de conservación de la naturaleza, al considerar a ésta un recurso -mediante la atribución de valor-, la convierten en mercancía –objeto de mercado- generando una amplia gama de intereses que desencadena abundante conflictividad entre los diversos actores tendentes al establecimiento de nuevos equilibrios de poder. Según esto, cualquier estrategia de conservación de la naturaleza podremos considerarla como una acción socio-política y, como tal, objeto de análisis desde la Sociología. Expresado en términos sociológicos de corte más clásico podemos afirmar que los ENP son un producto social, y por tanto con un componente social ineludible e incuestionable. Por nuestra parte, hace tiempo que venimos señalando que las actuaciones orientadas al fomento socioeconómico en los municipios del área de influencia de un ENP suponen la apertura de nuevos ámbitos, no sólo para la investigación, sino también, para el ejercicio profesional del sociólogo como profesional capaz de contribuir a la preservación del medio ambiente, mediante su participación en la definición, diseño, desarrollo y ejecución de estrategias, planes, programas y proyectos orientados a armonizar conservación de la naturaleza con el desarrollo socioeconómico en la línea de la preservación y la sostenibilidad. Igualmente, el análisis de la respuesta social ante la declaración de un territorio como ENP, la participación social en la gestión, la educación ambiental, la formación de grupos de voluntarios ambientales, la conciencia ambiental, las iniciativas económicas emprendidas, la conflictividad social generada, y un largo etc. no son más que una pequeña muestra de las múltiples posibilidades de investigación que para el sociólogo ofrecen los ENP23. TORRES, A. J. y SANZ, C. “El papel del sociólogo en los Espacios Naturales Protegidos”. Ponencia presentada al I Congreso profesional de Politólogos y Sociólogos. Madrid, 2001. 23

108

El análisis de las estructuras socioeconómicas en un espacio natural concreto exige investigar los cambios en un contexto de complejidad e incertidumbre. En primer lugar, se habrá de reconocer que los pobladores son los directos gestores del espacio, son ellos y sus antepasados los que han permitido que el espacio natural sea hoy lo que es y no otra cosa. En segundo lugar, la regulación y gestión del espacio concreto ilustrará la pluralidad de situaciones acaecidas en un ENP determinado aunque para establecer las causas de los cambios hayamos de huir de lo particular y tender a lo global. La actual Sociología del Medio Ambiente ha incorporado como nuevo paradigma aquel que considera las condiciones de los sistemas medioambientales en los que se desenvuelven los sistemas sociales. Este planteamiento sociológico parte del concepto de interacciones medioambientales o relaciones socioambientales como constructo teórico que asume la transición desde ecosistemas naturales a sistemas transformados antropológicamente y que viene a significar la transferencia de ciertas funciones físicas de conservación y realimentación desde el ecosistema natural al sistema social (Woodgate y Redclift, 1998). En la mayoría de las sociedades actuales la complejidad de las estructuras sociales alarga la cadena de conexión e interdependencia entre la sociedad –sistema social- y el medio biofísico –ecosistema natural- incorporando los lazos entre los diversos actores y las instituciones sociales y alejando a éstos de la naturaleza. La consecuencia de esta dinámica será el distanciamiento humano y social respecto de la natura. Los espacios vitales experimentados por los diferentes actores se caracterizan por conjuntos específicos de relaciones sociales simbólicas y materiales que definen sus estructuras y que pueden ser localizados en límites espacio-temporales. En un trabajo precedente (Torres Rodríguez, 1996) comprobábamos que la población que vive y mantiene una

109

relación práctica y cotidiana con el monte -como espacio natural- concibe que éste es su medio, no sólo su medio físico sino que además forma parte de su existencia, de su realidad. Dos son los aspectos que van a conformar y condicionar esta concepción: de un lado un componente afectivo-simbólico, de otro un componente material. El primero, encontraría su raíz en el hecho incuestionable de que son sus pobladores, lo que les permite atribuirse derechos, concedidos y concebidos tradicionalmente como naturales. Se trata de su espacio. El segundo, que se expresaría en el deseo de la población de permanecer en este espacio, viene determinado por las relaciones prácticas –productivas- que se mantienen con él. El signo, positivo o negativo, de cada uno de estos dos componentes dependerá de las necesidades humanas que el medio venga a satisfacer y del uso y aprovechamiento que se haga del mismo. En la conjunción de los dos componentes señalados, subyace una identificación con el Medio, que en el supuesto de máxima identidad reconoce una mutua dependencia. Su imagen del monte es la de un medio productor intervenido por los seres humanos, que es usado por éstos, contribuyendo a su mantenimiento y conservación.

La presencia ciudadana en la conservación del espacio natural Doñana Cuando hablamos de “nuevas políticas de conservación de la naturaleza” nos estamos refiriendo a la etapa que se inicia en las estrategias de conservación de la naturaleza a partir del V Congreso mundial de Parques “Beneficios más allá de las fronteras” organizado por la UICN en la ciudad sudafricana de Durban en septiembre de 2003. Ahora, el principal objetivo será insertar las AP en programas más amplios de conservación y desarrollo con el objetivo de forjar sinergias entre la conservación y la promoción de un desarrollo sostenible. Se reconoce que para armonizar la conservación y el desarrollo de las comunidades locales es

110

necesario que tanto los beneficios como los costes de la conservación sean distribuidos de manera equitativa entre la sociedad en su conjunto. Algo que no ocurre ahora: los beneficios se distribuyen a nivel global mientras que son las comunidades locales las que soportan los mayores costes. Y es que las AP además de contribuir al desarrollo sostenible por la prestación de servicios ecológicos también pueden generar un impacto negativo en las comunidades locales si no se tienen en cuenta sus derechos. En este sentido, el reto de futuro consiste en incorporar las necesidades y aspiraciones de las comunidades locales y otros interesados directos en un AP mediante la participación de todos ellos en la elaboración y adopción de decisiones que les afectan. En resumen, Durban pone de manifiesto que en la práctica las AP deben administrarse de acuerdo con el enfoque por ecosistemas (estrategia de gestión integrada de las tierras, el agua y los recursos biológicos que promueve la conservación y la utilización sostenible de una manera equitativa), y por los principios de la UICN que comprenden la descentralización, la participación, la transparencia y la responsabilización. El Congreso, a la par que recalca la importancia que las áreas Protegidas revisten para el desarrollo sostenible por la prestación de servicios ecológicos y las oportunidades de sustento que representan, hace notar el impacto negativo que dichas áreas pueden generar en las comunidades locales si no se tienen en cuenta sus derechos y si éstas no participan plenamente en la elaboración y adopción de decisiones que les afectan. En este sentido, para contar con un sistema mundial de áreas protegidas debidamente gestionado se asume la urgencia de medidas que permitan la participación activa en el proceso de la amplia variedad de sectores, comunidades e intereses presentes en cada caso. Una condición fundamental para lograr la responsabilización de los interesados directos es la creación de un ambiente de confianza y diálogo entre todas las partes. Dicho clima sólo se conseguirá mediante una

111

buena gobernanza en las áreas protegidas. La adopción de políticas apropiadas consistirá, entre otras cosas, en: habilitar a las comunidades locales para participar en la ordenación de las AP; asegurar una distribución equitativa de costos y beneficios relacionados con las AP; y reconocer la diversidad de enfoques relativos a la gobernanza de las Áreas Protegidas. De acuerdo con lo dicho, la gobernanza ocupa un lugar central para la conservación de las Áreas Protegidas. Se basa en una serie de principios subyacentes que representan lo que se podría describir como valores humanos fundamentales. Estos incluyen el concepto de integración, oportunidades equitativas para contribuir al proceso de decisión, y una participación significativa de todas las partes afectadas por las áreas protegidas o que se beneficien con ellas. Comprende asimismo valores institucionales de transparencia, capacidad de dirección, eficiencia y rendición de cuentas. Los cinco principios de una “buena” gobernanza (legitimidad y voz, eficiencia, rendición de cuentas, equidad y dirección) permiten el análisis comparativo de los diversos modelos existentes como proceso de adaptación de los mismos al contexto pertinente del AP concreta, y se convierten en instrumentos de evaluación participativa mediante ejercicios como pueden ser los procesos participativos en la toma de decisiones, los procedimientos de resolución de conflictos y los mecanismos de control y evaluación. Se hace necesario un proceso de comunicación estratégica participativa y multimedia a nivel de encargados de la toma de decisiones, poblaciones urbanas y comunidades locales. Una comunicación en ambos sentidos y la participación de los interesados directos en los procesos de decisión pueden contribuir a que se conozcan mejor las percepciones, problemas y necesidades de las partes interesadas en las AP y a que se involucre a las comunidades en su conservación activa. Las AP son percibidas como la realización

112

de una vocación ética. Expresan los deseos de la humanidad en pro de la preservación de la vida en el planeta. Por ello, son objeto de veneración. El grado en que las AP cumplen sus objetivos de conservación y alcanzan las metas sociales, económicas y ambientales está estrechamente relacionado con la calidad de su gobernanza. En la actualidad, existen en el mundo una diversidad de tipos de gobernanza de Áreas Protegidas en función de las partes sobre las que debería recaer la responsabilidad de la misma sobre bases legítimas. El concepto de Gobernanza abarca la interacción entre las estructuras, los procesos, las tradiciones y los sistemas de conocimientos que determinan la forma en que se ejerce el poder, la responsabilidad, se adoptan las decisiones y expresan su opinión los ciudadanos y otros interesados directos. Debe reflejar y abordar los factores sociales, ecológicos, culturales, históricos y económicos pertinentes y debe definirse teniendo en cuenta, para cada AP, las circunstancias, las tradiciones y los sistemas de conocimientos locales. El Área Protegida formada por el Parque Nacional y Natural de Doñana han contado históricamente con los órganos de gestión habituales hasta el año 2006, donde la Junta de Andalucía asume la gestión del Parque Nacional de Doñana, e introduce un nuevo concepto en estos órganos colegiados aunando el hasta ahora Patronato del Parque Nacional y la Junta Rectora del Parque Natural en un nuevo órgano al que llamará Consejo de Participación de Doñana, un foro que asumirá las funciones que correspondían a sus antecesores, en cuanto a colaboración y coparticipación entre las Administraciones implicadas haciendo efectiva la coordinación interadministrativa, además de posibilitar la intervención de los ciudadanos en la gestión del END. Sin embargo, según la información proporcionada por la normativa que lo regula, este órgano, al igual que sus predecesores, poseerá un carácter predominantemente consultivo. Los datos de la siguiente tabla muestran como las funciones

113

que más se repiten son las de informar, promover y proponer. Tabla 1. Composición y funcionamiento del Consejo de Participación de Doñana Junta Consejo de Funciones Patronato Rectora Participación Total Velar 1 0 1 2 Promover 3 1 2 6 Aprobar provi1 1 0 2 sionalmente Informar 1 3 8 12 Aprobar regla1 1 1 3 mento interior Colaborar 0 1 1 2 Facilitar 0 1 1 2 Conocer 0 1 0 1 Aprobar 0 1 1 2 Requerir in0 1 0 1 formación Proponer 0 4 0 4 Acordar 0 1 1 2 Someter 0 1 0 1 Recabar infor0 0 1 1 mación Total 9 17 17 43 Elaboración Propia. Fuente: Consejería Medio Ambiente Junta de Andalucía.

En este sentido, es importante distinguir entre información, comunicación y participación24. En la información, Distinción que recoge David Tábara en su capítulo “Los paradigmas culturalistas, cualitativo y participativo en las nuevas líneas de investigación integrada del medio ambiente y la sostenibilidad” del libro editado por la Consejería de Medio Ambiente de la Junta de 24

114

unos hablan y otros escuchan, en la comunicación se produce un flujo de información en todas direcciones y afecta a todas las partes que intervienen, pero es en los procesos de participación cuando la comunicación se materializa en propuestas y en programas de acción que reparten conocimientos, objetivos, medios y responsabilidades concretas entre todos los participantes. Podemos clasificar estas tres dimensiones bajo dos criterios básicos, de un lado, el grado de implicación de los distintos agentes sociales (nivel de demanda de atención, de esfuerzo y de implicación por parte de los diferentes actores participantes), de otro lado, el grado de otorgamiento de responsabilidad (nivel efectivo en el que los distintos agentes sociales tienen capacidad para entrar en los procesos de evaluación y decisión, y en contrapartida, adquieren responsabilidades). El Consejo de Participación estaría en una fase de comunicación, donde los diferentes actores sociales de las comunidades locales de este espacio natural sólo se encuentran implicados, sin que lleguen a asumir responsabilidad en la toma de decisiones. Decimos esto porque en el decreto por el que se crean los Consejos de Participación, los representantes conservacionistas disminuyen su representación y desaparece la representación de las asociaciones de vecinos, por el contrario aumenta la representación de las administraciones hasta un total de veintiocho (Tabla 2). Este dato es significativo del nuevo marco regulador de la participación de la sociedad, que atendería más a una correlación de fuerzas entre administraciones que a integrar las demandas y problemáticas de las comunidades locales. El Consejo de Participación no sólo carece de participación real en la toma de decisiones sobre el Espacio Natural Doñana, sino que adolece también, de la representación necesaria de sus comunidades locales. Realidad que es reinterpretada desde la

Andalucía (2006): Persona, Sociedad y Medio Ambiente. Perspectivas de la investigación social de la sostenibilidad.

115

dirección del END cuando se afirma que “el único vehículo de participación son los alcaldes”. Tabla 2. Representación Órganos Colegiados de Doñana

Representantes de la Admón. Central Representantes de la Administración Autonómica Diputación Ayuntamientos Mov. Ecologistas Empresarios Consumidores Asociación vecinos Sindicatos Universidad Hermandad Matriz del Rocío Almonte Persona prestigio END Federación Caza Usos Propietarios TOTAL

Consejo de Participación

Patronato

Junta Rectora

13

1

10

1

6

13

2 5 3 1 0 0 0 1

3 10 3 6 1 1 3 3

3 11 3 5 1 0 2 3

0

1

1

0 0 0 0 0 26

0 0 0 0 0 38

2 4 1 1 2 62

Elaboración Propia. Fuente: Consejería Medio Ambiente Junta de Andalucía

116

La participación como instrumento de preservación Superada la separación y distancia entre sostenibilidad y conservación en los términos tratados, en ambos casos coincidiremos en hablar de Preservación Ecológica, donde el medio para conseguirla será el Desarrollo Sostenible y como requisito imprescindible la participación ciudadana (Cuadro 1) de la que destacan aspectos tales como: nuevos mecanismos de participación, perfil de los agentes implicados, funcionamiento, temáticas, actuaciones, composición social de estos nuevos órganos. Todos estos aspectos, entre otros muchos, constituyen nuevos elementos a medir y necesitados de instrumentos para ello, nos referimos a nuevos indicadores de contenido participativo y de satisfacción de los ciudadanos tanto de carácter cuantitativo como, sobre todo, de tipo cualitativo. Cuadro 1. La Participación Ciudadana como herramienta de Preservación Ecológica

117

Hemos intentado demostrar que en la puesta en práctica de la participación ciudadana se produce una recontextualización por parte de los agentes sociales dotándola de forma y contenido real alejado en ocasiones del sentido originario, de tal forma que la formación de la política de participación viene a encubrir la desigual distribución de las responsabilidades entre los agentes. La gobernabilidad tanto en las ciudades “sostenibles” mediante agendas 21 locales como en los espacios naturales protegidos requerirá de instituciones participativas donde se produzca una participación efectiva. Los mecanismos que nos interesan serán todos aquellos que permiten algún grado de participación ciudadana en la toma de decisiones. Es decir, instrumentos que vayan más allá de proveer información al ciudadano sobre la actividad de la Administración, de forma que supongan un intercambio bidireccional. Por tanto, nos interesan los mecanismos organizados que permiten escuchar la voz de la ciudadanía en los procesos de toma de decisiones a nivel local. Estas nuevas formas participativas traerán consigo una democracia fuerte capaz de superar las limitaciones de la representación. El término adquiere un sentido de concreción y de mera realidad sólo cuando los individuos se redefinen como ciudadanos y se reúnen directamente para resolver conflictos o alcanzar acuerdos o implementar decisiones. (Barber B. 2004) De esta forma, la consecución de los objetivos de sostenibilidad y de la conservación de la naturaleza será fruto de la directa imbricación entre los diferentes intereses particulares legítimos de los grupos que ponen algo en juego en la adopción de decisiones y las diversas formas de conocimiento que le son propias. Se conseguiría así, desterrar la incertidumbre institucional en la determinación de decisiones equitativas y la valoración de la participación como una forma de intrusismo, tanto activo como pasivo. El primer

118

tipo, referido a la intromisión de colectivos sociales -de un supuesto estatus subordinado- en un terreno -preconcebido como propio- de expertos y gestores. En el segundo, los expertos y administradores confunden el saber cualificado –autoridad racional basada en el saber- con la participación –intereses particulares legítimos-. El XV Congreso de Europarc-España celebrado en junio de 2009, señala en las conclusiones la relación entre el desarrollo rural y la conservación. De hecho, de las cuatro sesiones de trabajo del congreso dos de ellas se dedican a esta temática. Señalando los beneficios de la colaboración entre entidades de conservación, de desarrollo, así como con su entorno social. En este mismo sentido, el documento elaborado en dicho congreso “Estándar de calidad en la Gestión para la Conservación en Espacios Naturales Protegidos” señala entre sus principios generales el de “asegurar el apoyo social”: el proceso de planificación y ejecución de las acciones de conservación debe tener en cuenta a todos los agentes locales potencialmente implicados, y valorar la oportunidad de tenerlos en cuenta en el proceso de toma de decisiones. La mayor parte de planes de conservación precisan para ser viables de amplio respaldo social e implican asumir compromisos, limitaciones de usos y obligaciones por parte de toda la comunidad. Para ello es preciso prever mecanismos de participación pública en todo el proceso, desde la concepción del plan o proyecto a su evaluación. Muchos problemas de conservación no son estrictamente biológicos, sino que frecuentemente tienen también que ver con los sistemas humanos y sus patrones de comportamiento (p. ej.: cambios en patrones tradicionales). Considerar el entorno socioeconómico es esencial para asegurar el éxito de las acciones de conservación, por lo que es necesario poner el énfasis en la participación social en la toma de decisiones (Jiménez Pérez, 2005). En todo caso la magnitud del proceso de participación debe adecuarse a la naturaleza del plan o proyecto, siendo más limitada en proyectos muy

119

concretos o que afectan a un número reducido de colectivos. Como mínimo debería verificarse cuáles son los colectivos implicados para poder valorar si es necesario emprender un proceso de participación (Cuadro 2). De lo contrario, lo que estamos logrando es desencantar a los ciudadanos y desgastando -cuando no eliminando- el componente mágico que envuelve al Desarrollo Sostenible, a la Sostenibilidad y a la Conservación de la naturaleza y que les hace ser aceptados por todos en tanto estrategias de preservación ecológica y erradicación de la miseria. Cuadro 2. Criterios para procesos participativos 1. 2.

3. 4.

Identificar a todos los actores sociales con relación directa o indirecta con el plan o proyecto Incorporar mecanismos para que los colectivos implicados puedan aportar sus puntos de vista al plan o proyecto Incluir participación en todas las fases del proceso de planificación: diagnóstico, implementación y difusión. Poner en práctica herramientas de participación, para considerar y comprender las motivaciones de los actores sociales respecto al plan o proyecto y se hagan explícitas.

Una propuesta participativa para Doñana Con el objetivo de aunar esfuerzos y conseguir la máxima eficacia en procesos participativos encaminados a la preservación del patrimonio natural, hemos definido un modelo metodológico para el diseño de nuevas estructura locales de participación en el Espacio Natural Doñana, a partir de las indicaciones y recomendaciones de más de cincuenta agentes sociales implicados en la conservación de

120

Doñana25. Tratándose este trabajo de una aportación teórica, no pretendemos entrar en el plano del reglamento, sólo incidiendo en algunas de las consideraciones más importantes para la creación de dichos foros. Considerando que el proceso participativo sólo se puede planificar participando, nuestro trabajo permanecerá, por tanto, en el terreno de las recomendaciones. La primera característica de esta nueva herramienta participativa, a la que denominamos “Consejo Local de Participación de Doñana”, CLP, será su carácter interadministrativo, ya que dependerá del máximo órgano colegiado de participación de Doñana, adscrito, a efectos administrativos, a la Consejería de Medio Ambiente, siendo la Sociedad Civil la que participe, de ahí que se proponga una gestión descentralizada y compartida (Cuadro 3). Con el fin de superar la complejidad territorial de Doñana, el CLP ha de contar con delegaciones en todos los municipios del Parque Nacional y otras tantas en aquellos del Parque Natural (municipios pertenecientes a las provincias de Huelva, Sevilla y Cádiz) todas ellas con sede física y de carácter permanente. Para esta empresa será necesario un equipo técnico especializado en funciones de asesoramiento ciudadano y de formación, dependiente del END, en coordinación interadministrativa con los diferentes técnicos/as de participación de los municipios del END. La voluntad de las seis delegaciones ciudadanas serán recogidas por dos representantes (Ciudadanos del Parque Nacional y Ciudadanos del Parque Natural) haciéndola llegar al máximo órgano colegiado de participación de Doñana: el Consejo de Participación. Cada CLP territorial estaría presidido por una representación municipal/provincial (persona de reconocido presti25

La información sobre este estudio se encuentra recogida en Bejarano Bella J. F.: La gestión Compartida en Espacios Naturales Protegidos. Análisis sociológico de la Participación Ciudadana en Doñana. Pendiente de publicación.

121

gio) y del END. Entre los agentes sociales dispuestos a participar encontramos, entre otros: agricultores locales, empresarios de turismo ambiental, ganaderos, usos tradicionales, cazadores, asociaciones de vecinos, asociaciones culturales, asociaciones de amas de casa, etc. por lo que la participación deberá presentar un carácter mixto, donde tengan cabida tanto representantes de agentes sociales y económicos de los municipios, como todos aquellos ciudadanos no organizados de Doñana interesados en su gestión y conservación. Cuadro 3. Esquema del Consejo Local de Participación de Doñana

122

Los Consejos Locales de Participación El régimen jurídico de funcionamiento del CLP será el que se disponga en su Reglamento de Régimen Interno según lo establecido en los artículos 22 y siguientes, sobre los órganos colegiados, de la Ley 30/1992, de 26 de noviembre, de Régimen Jurídico de las Administraciones Públicas y del Procedimiento Administrativo Común, modificada por la Ley 4/1999. Las funciones de los diferentes CLP serían tres, que vienen a corresponder con los tres niveles de participación considerados. 1. Primer nivel de participación: Función de coordinar un sistema de información eficaz capaz de proveer a los ciudadanos de Doñana de toda aquella información e iniciativas de conservación y desarrollo que giren en torno a Doñana, mediante charlas, conferencias, reuniones, etc., utilizando un lenguaje cercano capaz de crear vínculos e interés, acortando distancias a su vez entre el saber científico y el tradicional. Por otro lado, el equipo técnico encargado de los CLP deberá proporcionar la información necesaria para conocer el orden del día previo a la celebración del pleno o asamblea de dicho Consejo. Las nuevas tecnologías de la información y comunicación han de jugar un papel crucial en este apartado. Toda información que no es entendida no sirve, por lo que a veces, será necesario una labor previa de formación, hasta construir toda una pedagogía de la conservación. 2. Segundo nivel de participación: Abrir una fase de diálogo entre administración y ciudadanos será una segunda fase de continuación natural de la anterior. Ya que después de una fase de información “entendida”, los ciudadanos darán su opinión de forma madura.

123

3. Tercer nivel de participación: Se coordinará un proceso que permita participar en la gestión, es decir, una gestión compartida donde se posibilite la toma de decisiones conjunta, y dicha ejecución sea compartida por los miembros de la colectividad. Para, por último, elevar dichas decisiones al Consejo de Participación de Doñana. La participación será efectiva antes de la toma de decisiones, es decir, en la planificación de la participación, debiéndose practicar también después de la toma de decisiones, en la ejecución y en la evaluación. La vinculación de las decisiones tomadas en el proceso deliberativo será clave para conseguir una participación real. En cuanto a las competencias de los diferentes CLP, serán todas aquellas recogidas en el Capítulo III, artículo 16 de la Ley 8/1999, de 27 de octubre, del Espacio Natural de Doñana:   







Colaborar en el cumplimiento de los objetivos perseguidos por la declaración del Espacio Natural. Promover el conocimiento y la difusión de los valores del Espacio Natural Doñana. Fomentar, facilitar y canalizar en lo posible la participación y las iniciativas de los ciudadanos en la promoción y conservación del Espacio Natural Doñana. Velar por el cumplimiento de las normas que afecten al Espacio Natural Doñana y proponer todas aquellas actuaciones o disposiciones que se consideren necesarias para el mejor cumplimiento de los objetivos del mismo. Informar los planes que afecten a la ordenación y gestión de los recursos naturales del Espacio Natural Doñana y a la conservación de la flora, la fauna y sus hábitat y cualquier instrumento de planificación que afecte al ámbito del mismo, particularmente el Plan de Desarrollo Sostenible, así como cualquier propuesta de revisión de los planes. Informar el Plan Anual de Trabajo e Inversiones del Espacio Natural, los planes sectoriales específicos y los pro-

124





















gramas de investigación científica. Proponer las posibles modificaciones de los límites de las figuras de protección que integran el Espacio Natural Doñana. Recabar y recibir información sobre las actuaciones y actividades que se desarrollen en el Espacio Natural Doñana relacionadas con su conservación y uso público. Aprobar la Memoria anual de actividades elaborada por el Equipo de Gestión del Espacio Natural Doñana, proponiendo las medidas que considere necesarias para corregir disfunciones y mejorar la gestión. Informar los proyectos de obras y trabajos que se consideren necesarios realizar y no figuren en el Plan Rector de Uso y Gestión o en el Plan Anual de Trabajos e Inversiones. Informar el régimen de funcionamiento de las instalaciones y servicios del Espacio Natural Doñana, propuesto por el Equipo de Gestión. Informar sobre la propuesta de distribución de ayudas y subvenciones en el Área de Influencia Socioeconómica del Espacio Natural Doñana. Informar las propuestas de autorizaciones de actuaciones no prohibidas en la presente Ley ni contempladas en el Plan de Ordenación de Recursos Naturales o el Plan Rector de Uso y Gestión del Espacio Natural Doñana. Informar los Convenios de colaboración que el Equipo de Gestión vaya a proponer a la Administración de la Comunidad Autónoma. Aprobar su Reglamento de Régimen Interno. Acordar la creación de comisiones o grupos de trabajo.

Bibliografía ADENA (2006): Doñana y Cambio Climático: Propuestas para la mitigación de los efectos. Universidad de Huelva.

125

BAIGORRI, A. (1998): “De la naturaleza social de la Naturaleza” en PARDO, M. (Coord.): Sociología del Medio Ambiente. Estado de la Cuestión. Fundación Fernando de los Ríos. Madrid. Bayon (2004): COHEN, J. y ROGERS, J. (1998): “Solidaridad, democracia y asociación” Rev Zona Abierta, nº 84-85, 177-218 COMISIÓN MUNDIAL DE ÁREAS PROTEGIDAS (2005): Programa europeo 2005-2008 “Áreas Protegidas en Europa para la gente y la naturaleza”. UICN. DOMENECH, J. (1999): “El uso y disfrute de los Espacios Protegidos y de Interés: Política Forestal y de Parques Naturales. La protección de la biodiversidad dentro de una estrategia de Desarrollo Sostenible” en GRAU RAHOLA, J. (Coord.): Política Ambiental y Desarrollo Sostenible. Ed. Instituto de Ecología y Mercado. Barcelona. 223-243 DRYZEK, J. S. (1998): “Ecología y democracia discursiva: más allá del capitalismo liberal y del estado administrativo” Rev. Ecología Política, nº 16, 95-109. EUROPARC-ESPAÑA (2002): Plan de Acción para los Espacios Naturales Protegidos del Estado Español. Ed. Fundación Fernando González Bernáldez. Madrid. (2008a): Procedimiento para la asignación de las categorías internacionales de manejo de áreas protegidas de la UICN, manual 6 del Plan de Acción. (2008b): Planificar para gestionar los espacios naturales protegidos, manual 7 del Plan de Acción. FUNTOWICZ, S. y RAVERZ, J. (2000): La ciencia posnormal. Ciencia con la gente. Icaria Antrazyt. Barcelona. Landell-Mills y Porras (2002): MALLARACH, J. M. (1995): “Parques Nacionales versus Reservas Indígenas en los Estados Unidos de América: un modelo en cuestión” en Rev. Ecología Política nº 10, 25-34. MULERO MENDIGORRI, A. (2002): La protección de Espacios Naturales en España. Antecedentes, contrastes territoriales, con-

126

flictos y perspectivas. Ed. Mundi-Prensa. Madrid.Pagiola S. (2002): PEDREÑO CÁNOVAS, A. y CID CID, J. F. (1998): “Conflictos entre localidades y protección de espacios naturales en España” en Rev. Ecología Política nº 15, 79-89. Sokolow y Zurbrugg (2003): SANZ, C. y SÁNCHEZ ALHAMA, J. (1998): Medio Ambiente y Sociedad: de la metáfora organizcista a la preservación ecológica. Ed. Comares. Granada. SANZ. C. y TORRES RODRÍGUEZ, A. J. (2006); “Gobernabilidad en las áreas protegidas y participación ciudadana” Revista Papers nº 82 monográfico de Sociología del Medio Ambiente, 141-161. TÁBARA, D. (2006): “Los paradigmas culturalistas, cualitativo y participativo en las nuevas líneas de investigación integrada del medio ambiente y la sostenibilidad” en DE CASTRO, R. (Coord.): Persona, Sociedad y Medio Ambiente. Perspectivas de la investigación social de la sostenibilidad. Consejería de Medio Ambiente de la Junta de Andalucía. Sevilla. TORRES RODRÍGUEZ, A. J. (1996): Mapa de conflictividad social en la provincia de Granada para la prevención de los incendios forestales. Asistencia Técnica realizada para la Delegación provincial de Granada de la Consejería de Medio Ambiente de la Junta de Andalucía, 36-40 Vol.I (2003): Estudio sociológico de los Espacios Naturales Protegidos: de la conservación a la sostenibilidad. Ed. Universidad de Granada. WOODGATE, G. y REDCLIFT, M. (1998): “De una Sociología de la Naturaleza a una Sociología Ambiental. Más allá de la Construcción Social” en Rev. Internacional de Sociología nº 19 y 20 monográfico sobre “Sustentabilidad, Recursos Naturales y Políticas de Medio Ambiente. Una aproximación desde la Sociología”. IESA-CSIC.

127

NI EN MI CASA, NI EN LA TUYA: ALTRUIMO AMBIENTAL Y CONFLICTOS

Artemio Baigorri Agoiz, Mar Chaves Carrillo

Introducción Se presentan en este trabajo algunos resultados iniciales, vinculados entre sí, de dos líneas de trabajo promovidas por el Grupo de Investigación en Estudios Sociales y Territoriales de la Universidad de Extremadura (GIESyT, en la actualidad Análisis de la Realidad Social, ARS), como es la realización de sucesivos Ecobarómetros en Extremadura26 (sin financiación externa y gracias a la colaboración de profesores y estudiantes de la Universidad de Extremadura) y la línea sobre conflictividad ambiental englobada dentro del proyecto de I+D “De la modernización ecológica a la sociedad de riesgo” dentro del IV PRI de la Junta de Extremadura27. El trabajo está basado en los datos del Ecobarómetro de Extremadura 2008, los cuales ponen de manifiesto la fuerte relación existente entre el nivel de exposición conflictual (tras el pertinente estrés ambiental derivado de fuentes potenciales o reales de conflictividad) y la propia participaDesde hace algunos se realiza gracias a la colaboración de profesores y alumnos de la Universidad de Extremadura; realizado por primera vez en el año 2000 referido al alumnado de esa Universidad, en 2001 al profesorado y PAS, y en 2005 a la población de la región, repitiéndose de nuevo en la primavera del 2008. En esta ocasión se han introducido una serie de preguntas orientadas precisamente a conocer la vinculación de la población con los principales conflictos ambientales conocidos en la región. 27En cuyo marco se ha realizado el Ecobarómetro 2011 de Extremadura, que permitirá actualizar y profundizar los aspectos tratados en este capítulo. 26

128

ción. En el texto se discute además si podemos atribuir al efecto NIMBY el compromiso ambiental, o si por el contrario podemos considerar que otros factores bien estructurales, bien superestructurales (culturales) tienen más peso que la afección directa.

Los conflictos ambientales En los últimos años la literatura sobre conflictos ambientales se ha ampliado notablemente. Lo que durante décadas fue visto como “problemas ambientales” (el impacto negativo de las actividades humanas sobre su entorno) viene configurándose, con el abordaje de tales problemas desde diversas disciplinas (Psicología Social, Ciencia Política, Derecho, o la propia Sociología, que a su vez conforman los componentes multidisciplinarios del campo cada vez más influyente de las Técnicas de Resolución de Conflictos) en un ámbito específico de estudio. Se han venido introduciendo tipologías más o menos acertadas, todas con pretensión de universalidad aunque las más de las veces se trate de construcciones empiristas válidas únicamente para las sociedades en las que se construyen. Así ocurre, por ejemplo, con la distinción (Martinez, 1997; Fontaine, 2004) entre conflictos ambientales (referidos a desacuerdos entre partes respecto a la asunción de las externalidades del desarrollo económico, y que según algunos autores opondrían sólo a actores exógenos al proceso en sí) y conflictos socioambientales (referidos a desacuerdos respecto a la propiedad, distribución y gestión de los recursos, y que implicarían directamente a las comunidades afectadas). El hecho cierto es que tanto los problemas como los conflictos ambientales (no todos los problemas, ni mucho menos, generan conflictos, y no todos los calificados como conflictos ambientales derivan de auténticos problemas ambientales), como la propia Naturaleza en cuyo marco se dirimen tales asuntos, es de naturaleza social, un producto

129

de la interacción social y la evolución cultural (Baigorri, 1999) y, como tales, el conflicto es parte consustancial. En cualquier caso, y estando en la actualidad nuestra investigación en fase de revisión de los aspectos teóricos relacionados con los conflictos ambientales, a efectos de la explotación inicial de los datos del Ecobarómetro de Extremadura28 vamos a hacer una consideración indiscriminada de la conflictividad ambiental. De hecho hemos preferido hablar de estrés ambiental para referirnos, en general, a situaciones que, o pueden ser potencialmente fuentes de conflicto, o presentan ya todos los elementos tipológicos de un conflicto social.

Conflictividad ambiental en Extremadura Extremadura tiene una larga historia de conflictividad ambiental. Las causas y dinámicas históricas subyacentes pueden verse desde distintas interpretaciones, sean las relaciones centro-periferia y la dependencia (Gaviria, Naredo, 1978, Baigorri, 1979) que siguen marcando el análisis de la conflictividad ambiental en algunas regiones y continentes en la actualidad, sean interpretaciones más multifactoriales (Baigorri, 2004). Aunque el conflicto ambiental más antiguo surgió como consecuencia del intento de construcción de una industria papelera en el río Guadiana, cerca de Mérida (1976), fue sin embargo el intento de construcción de una central nuclear en Valdecaballeros (1978-1984) el que se convirtió en paradigmático en muchos sentidos. A aquellos primeros conflicFicha técnica de la encuesta: muestreo estratificado por cuotas en base a tipologías territoriales(ciudades, zonas dinámicas de regadío, zonas de policultivos de secano, zonas de monocultivo de secano y territorios adehesados), sexo y edad. Conforman la muestra 1495 cuestionarios realizados entre abril y mayo de 2008. 28

130

tos, que justamente rompen la pretendida dicotomía entre conflictos ambientales y socioambientales, pues en ambos casos se trataba a la vez tanto de un desajuste en la gestión de las externalidades (contaminación química y radiactiva), como de apropiación de recursos (agua), siguieron en los años '80 un tipo de conflictos bien distinto. La construcción del Canal de las Dehesas (precisamente reivindicado por el movimiento social que alentó la lucha antinuclear) y la subsiguiente transformación en regadío generó un conflicto entre el Estado y las organizaciones proteccionistas, algo que se repetiría en la década siguiente con la construcción de la presa de Alqueva, en Portugal (pero que inunda también tierras de algunos municipios españoles), también orientada inicialmente a la transformación en regadío. Pero es un periodo, el de los años '80 y '90, en el que los conflictos ambientales son más bien de naturaleza urbana, como corresponde a una sociedad en proceso acelerado de modernización: el conflicto por el tratamiento duro del cauce del Guadiana en Badajoz (1986-1988), el derivado de la 'neo-gentrificación' del casco antiguo de Badajoz (PERI de PRIM) o más recientemente el de la Ribera del Marco, en Cáceres, por el intento de urbanización de las antiguas huertas de la ciudad. Este proceso de urbanización de la ecología, en el que los campesinos que otrora fueron el apoyo más importante de los ecologistas pasan a ser el enemigo de los ambientalistas (Baigorri, 1999), determinará la naturaleza de los conflictos ambientales en la última década del siglo XX. Será precisamente la implantación de medidas de protección ambiental las que enfrentarán a agricultores, ambientalistas y administración. Llegando a fracasar en algunos casos (TentudíaSierra Sur) pero llegándose a implantar en otros, generando conflictos que, como el de la ZEPA (zona de protección de aves) de los Llanos de Trujillo-Cáceres, amenazó durante años por convertirse en uno de los que algunos denominan

131

“conflictos intratables”, o intransigentes (Lewicki, Gray, Elliott, 2002).

Finalmente, desde mediados de la pasada década serán los procesos de industrialización endógena tardía de la región los que marcarán la agenda de la conflictividad ambiental. Con la particularidad de que detrás de casi todas las iniciativas industriales que han provocado los más recientes y graves conflictos ambientales en la región está la misma empresa, una empresa que es, simultáneamente, paradigma de todas las grandes teorías que han intentado explicar el mundo económico moderno: la ética protestante y el espíritu del capitalismo, los modelos de acumulación primitiva de capital, y las teorías del desarrollo endógeno. Así se han sucedido los de la cementera de Alconera, ampliación de la Siderurgia de Jerez de los Caballeros o el

132

ahora vigente en torno a la construcción de la Refinería de Tierra de Barros. Para su consideración en el Ecobarómetro hemos tomado la mayoría de los conflictos ambientales más importantes ocurridos a lo largo de las tres últimas décadas: la infausta Central Nuclear de Valdecaballeros es el más antiguo de los considerados; fuertemente vinculado al mismo fue el de la mina de uranio de La Haba (Badajoz), también de los años '70; a la siguiente década corresponden los denominados Tratamiento duro del Guadiana en Badajoz, la transformación en regadío del Canal de las Dehesas o la construcción de la presa de Alqueva (Portugal); a la última década del siglo XX pertenecen (en algún caso se arrastran desde entonces) los conflictos de las ZEPAS o el de la Siderurgia de Jerez de los Caballeros (más bien su ampliación, pues su primera fase no levantó protesta alguna). Surgidos, o madurados, ya en el siglo XX está en primer lugar el de la CNA (Central Nuclear de Almaraz)29; y junto a ella hemos considerado el conflicto en torno a la Cementera de Alconera; el de la Refinería de Tierra de Barros, el de la Mina de Aguas Blancas, ubicada entre Badajoz y Huelva, que produce níquel y un poco de cobre en una explotación a cielo abierto; el de la urbanización de la Ribera del Marco, y finalmente el estrés ambiental (pues el nivel de conflictividad ha sido muy débil hasta la fecha, únicamente en Sierra de Gata) generado por los campos eólicos.

Aunque el conflicto ha acompañado a la CNA desde su origen, su construcción no generó el nivel de estrés ambiental que generó la de Valdecaballeros; han sido los problemas derivados de su proceso de obsolescencia, como las fugas y riesgos de contaminación, los que terminaron por convertir en uno de los más importantes conflictos vigentes, agudizados tras la decisión de ampliar su vida útil. 29

133

Del estrés ambiental a la exposición conflictual Con independencia de las actitudes y posiciones ideológicas de la población, ésta se ve afectada en forma desigual por los impactos ambientales, escasez de recursos, usos del suelo, etc. A estas afecciones las llamamos estrés ambiental (noticia de la implantación de una autovía, refinería, etc) porque generan inquietud perturbando el equilibrio ambiental y social.

La respuesta a esta situación de estrés, es un proceso de racionalización facilitado por: a) El sistema de valores y creencias (más o menos igualitario) y la ideología (de progreso, más o menos desarrollista) b) Las informaciones expertas difundidas por los medios de comunicación, las cuales pueden depender a su vez de determinados intereses materiales c) La posición estructural del individuo en la sociedad (parado, hostelero, agricultor, etc) d) Las directrices emanadas de los grupos de pertenencia y/o adscripción (partidos políticos, colegios profesionales, sindicatos, etc). Dicho proceso conducirá a una posición (favorable o desfavorable) frente al impacto (positivo o negativo) generando, cuando existen elementos que generan conflictos am-

134

bientales. Entendemos conflicto según su definición más simple y universal, como una relación social entre dos o más partes que o cuyos portavoces creen tener metas incompatibles. En el caso de los conflictos ambientales estas metas incompatibles estarían ligadas, entre otros aspectos, al desarrollo económico o la conservación de la naturaleza. La resolución del conflicto, si no es de los denominados “intractables”, derivará en el triunfo de una de esas dos posiciones o en un encuentro dialéctico superador. Una vez desencadenado el conflicto, normalmente construido por minorías sociales activas, la población podríamos decir que se ve expuesta al conflicto, en la medida en que es obligada, por dichos actores a posicionarse. A partir de ahí, hemos construido la variable exposición conflictual, que define para cada municipio, en función de la distancia al epicentro de cada uno de los conflictos considerados ya existentes, un determinado nivel de intensidad de exposición. En la medida en que esa distancia determina una mayor o menor presión para la implicación; salvo en aquellos sectores poblacionales que por sus valores se comprometen y entienden como propios todos los problemas ambientales: no quieren para otros lo que no quieren para sí, no quieren en el patio trasero de la casa de los otros, lo que no quieren en su propio patio trasero. Así, el gráfico siguiente recoge la distribución para todos los elementos de la muestra de su nivel de exposición conflictual. La participación efectiva en los conflictos planteados nos sugiere, como medida provisional, el nivel de importancia que tienen los conflictos, o al menos, los que han generado mayor repercusión para la movilización ciudadana, asignándole a cada uno de los conflictos un determinado nivel de repercusión (peso). Por otro lado, cada localidad está a cierta distancia de cada uno de los conflictos, aunque esto no significa que el conflicto haya tenido mayor repercusión en aquellas localidades más cercanas al mismo, de ahí que utilicemos la variable de la repercusión (o im-

135

portancia) generada por el conflicto y que la relacionemos con el de las distancias de cada localidad con los conflictos, generando así, la variable de Nivel de Exposición conflictual.

Esta variable se distribuye en cuatro categorías que van desde menos a más nivel de exposición (de uno a cuatro). Como vemos, la mitad de los encuestados se encuentran en unos niveles de exposición de tipo 2, siendo escasos los que podríamos atribuirles un nivel de exposición conflictual bajo. Por otro lado, nos encontramos con casi un 28% en niveles de exposición tipo 3 y otro 15% en niveles de exposición tipo 4 (mayor exposición).

Quién y por qué se movilizan Solamente el 11% de la muestra dice haber participado en algunos de los conflictos considerados, siendo el conflicto en torno a la Refinería de Tierra de Barros donde se concentra el mayor porcentaje de participaciones brutas30. El gráfico El total de participaciones suma más de 100 porque no se trata de una distribución de la participación, sino la suma de todos los conflictos participados por cada persona. 30

136

siguiente refleja, para cada uno de los conflictos, dicha participación.

137

Nos vamos a centrar en cómo afecta los niveles de exposición conflictual al hecho de participar o no en los conflictos ambientales. Como vemos, son los que mayores niveles de exposición conflictual se ven sometidos los que en mayor medida se movilizan o dicen haber participado en los conflictos ambientales. En la siguiente tabla se relaciona el número de conflictos en los que han participado con las distancias respecto de los conflictos. Como podemos observar, quienes dicen haber participado en un sólo conflicto, lo han hecho en aquellos más cercanos, fundamentalmente locales. De lo que podríamos deducir que quienes menos tienden a movilizarse, sólo lo hacen cuando son ellos los afectados por el potencial impacto, lo cual se corresponde con el modelo NIMBY. 1

2

3-4

5+

Valor % Valor % Valor % Valor % < 50 km

Valor

46

%

49,46

45,54

16

25,4

17,2

11

22

11,83

20

%

14,71

21,51

100

Entre 50 y Valor 32 31,68 22 34,92 18 36 49 36,03 100 km % 26,45 18,18 14,88 40,5 100 Entre 100 y Valor 18 17,82 14 22,22 15 30 60 44,12 200 km % 16,82 13,08 14,02 56,07 100 ≥ 200 km

Valor

5

%

17,24

%

4,95

11

17,46

37,93 100

6

12

20,69 100

7

5,15

24,14 100

100 100

Sin embargo no puede decirse lo mismo de cuantos se movilizan, ya que según vemos, precisamente quienes en mayor medida participan en mayor número de conflictos, lo hacen con independencia de la distancia a la que se encuentran. Debemos anotaR que en este cuadro de distan-

138

cias, vemos que hay un 30% de participaciones brutas realizadas a más de 100 km de distancia del participante. Podemos decir que son minoría los ciudadanos que se movilizan frente a las situaciones de conflicto ambiental, pero entre quienes se movilizan, predomina la movilización altruista, es decir, 'Ni en mi casa, ni en la tuya'.

Los altruistas ambientales Estos “altruistas ambientales” presentan algunas características sociodemográficas claramente diferenciadas del conjunto de la muestra: son predominantemente de izquierdas, ganan menos y se concentran en algunos tramos de edad claramente significativos. Los resultados ilustran claramente la existencia de una eco-generación (de entre 40 y 60 años) fuertemente movilizada en términos relativos, y que coincide justamente con la generación que trajo el ecologismo a España. Y es el tramo de edad que corresponde a sus hijos (menores de 24 años) el siguiente en intensidad de movilización o participación (por el contrario, el tramo de edad de entre 25 a 39 años, socializado en el ambiente neoliberal de los '80 y '90, es la cohorte que menos se moviliza). Los miembros de esa eco-generación tienen niveles de estudios algo más altos, pertenecen en mayor medida a asociaciones de todo tipo, sobre todo ecologistas (un 12% frente al 1% de la muestra) y culturales, pero también vecinales, de cooperación al desarrollo, benéficas e incluso religiosas. Y son además quienes presentan mayores niveles de afiliación a partidos políticos y sindicatos. Elementos todos ellos que correlacionan lógicamente con determinados hábitos culturales: leen más que la muestra en general y utilizan en mayor medida el ordenador personal. No hay grandes diferencias en cuanto a las fuentes utilizadas para informarse sobre cuestiones ambientales, pero sí en cuanto a la atribución de fiabilidad a unas u otras. Los altruistas creen en mayor medida al gobierno nacional, asociaciones ecologistas y a las asociaciones de consumido-

139

res, y en mucha menor proporción, a los científicos (un 28% de los altruistas, frente a un 43 % de la muestra). Es decir, los altruistas ambientales confían, en menor medida que la muestra general, en la ciencia, en coherencia con la crisis de la ciencia como sustentadora de la verdad absoluta. En cuanto a la confianza en las instancias políticas regionales, se decantan un poco más por que la junta está haciendo claramente menos de lo suficiente (de l 32% frente al 28% de la muestra) en los demás sigue igual, son niveles muy bajo de confianza en las acciones de la junta de Extremadura. El 40% tanto de los altruistas como de la muestra general piensa que la Junta de Extremadura está haciendo algo menos de lo suficiente. Estos “altruistas ambientales” también presentan ciertas diferencias substanciales con respecto a la muestra en determinadas actitudes y comportamientos medioambientales, empezando por la propia comprensión del medio ambiente, que entienden como protección de la naturaleza, el estado del medio ambiente que heredarán sus hijos y nuestra responsabilidad individual en la mejora ambiental, y no tanto como contaminación de las ciudades, los paisajes verdes y placenteros, los terremotos, etc. Es decir, son más generalistas, prácticos y menos bucólicos en este sentido con respecto a la muestra. Frente a la dicotomía crecimiento económico vs. medio ambiente, la muestra general tiende a decantarse por dar prioridad al medioambiente aun cuando ello suponga un menor crecimiento económico o la pérdida de puestos de trabajo, pero los altruistas lo hacen en mayor medida31. Además, los hallamos más cercanos a un tipo de pensamiento ambiental que podemos definir como eco-optimista El enunciado de esa pregunta permite optar por una tercera vía superadora de esta dicotomía, y y en este sentido, los altruistas ambientales entendemos que son más críticos a esta dicotomía que la muestra general en la medida en que un porcentaje significativamente mayor de estos opta por esta respuesta. 31

140

a nivel societal e individual, esto es un tipo de pensamiento ambiental que tiene confianza tanto en la acción social, como en los efectos positivos de su acción individual para la mejora o el cuidado del medio ambiente. En lo que se refiere a los hábitos medioambientales, los altruistas hacen esfuerzos para cuidar el medio ambiente en porcentajes superiores a la muestra general (un 90% frente al 74%), tanto entre quienes consideran que ese esfuerzo está teniendo resultado positivos, como sobre todo entre quienes dicen que sus esfuerzos no servirán de nada si otros no se comprometen también. Esto se materializa en acciones concretas en pro del medio ambiente. Aunque en comportamiento relacionados con el consumo (como son las prácticas para economizar agua, apagar las luces cuando no son necesarias, desconectar la televisión y otros aparatos cuando no se utilizan, regular la calefacción o el aire acondicionado cuando no son necesarios, tratar de evitar ruidos y reutilizar materiales o productos como el papel o bolsas de plástico) no encontramos diferencias substanciales con respecto a la muestra, es decir, son tan consumistas como el resto de la población, sí podemos observar otros comportamientos más ecológicos como son los de utilizar recipientes diferentes según el tipo de desecho de que se trate, reciclar o tirar el aceite usado en la basura en lugar de por el fregadero o comprar productos ecológicos, acciones que dicen realizar con mayor frecuencia que la muestra en general. (Nota Bene: Producto del proyecto PRI09A139 cofinanciado por la Junta de Extremadura y el FEDER)

Bibliografía BAIGORRI, A. (1979), 'Extremadura saqueada', TRANSICIÓN, Num 8, pp: 8-11

141

BAIGORRI, A. (1999), 'De la naturaleza social de la Naturaleza: Ecología, regadíos y protección ambiental', en M. Pardo, ed., Sociología Medioambiental. Estado de la cuestión. Fundación de los Ríos, Madrid, pp. 103-114 BAIGORRI, A. (2004), 'Del Estado depredador a la región sostenible: descentralización y medio ambiente en España', FORESTA, Num. 27, pp.41-51 FONTAINE, G. (2004), 'Enfoques conceptuales y metodológicos para una sociología de los conflictos ambientales', en Cardenas, Martha, Rodriguez, Manuel, eds. Guerra, Sociedad y Medio Ambiente, Foro Nacional Ambiental, Bogotá, pp. 503-533 GAVIRIA, M., NAREDO, J. M. (1978), Extremadura saqueada. Autonomía regional y recursos naturales, Ruedo Ibérico, Paris/Barcelona LEWICKI, R. et al (2002), Making Sense of Intractable Environmental Conflicts: Concepts and Cases, Island Press, Washiongton DC MARTINEZ, A. (1997), Métodos alternativos en manejo de conflictos. Aplicaciones en materia ambiental, SEMARNAP-PNUD, México ORELLANA, R., (1999), "Conflictos... ¿sociales, ambientales, socioambientales?... Conflictos y controversias en la definición de conceptos", en Ortiz, Pablo. Comp, Comunidades y conflictos socioambientales: experiencias y desafíos en América Latina, FTPP COMUNIDEC, Fundación de desarrollo, Quito, 1999, pp. 331-343 TIMURA, Ch. T. (2001), "Environmental Conflict" and the Social Life of Environmental Security Discourse, Anthropological Quarterly, Vol. 74, Nº 3, pp. 104-113

142

CONFLICTO SOCIO-ECOLÓGICO EN LA BAHÍA DE PORTMÁN

Pedro Baños Páez e Isabel Baños González

Introducción La población de Portmán pertenece al término municipal de La Unión. Desde 1.860, Portmán tenía Ayuntamiento con Roche y el Garbanzal, y en 1.868 se unen con el caserío de Herrerías creándose el municipio de La Unión, del que actualmente es su VIº distrito. Tiene una población de 1019 habitantes, 497 varones y 522 mujeres (INE Nomenclátor 2009). Contaba con una espléndida bahía que conformaba uno de los mejores puertos naturales de refugio del Mediterráneo español, y que ha sido el escenario de uno de los mayores desastres ambientales de España: la colmatación total de la Bahía de Portmán debido a los vertidos realizados al mar durante más de 30 años de restos de lavado de minerales metálicos.

El conflicto ambiental La bahía de Portmán se encuentra en el Mediterráneo Occidental, en la Comunidad Autónoma de la Región de Murcia (en adelante CARM), geográficamente situada en el extremo suroriental de la cordillera Bética, entre las localidades de Cartagena y Cabo de Palos. (Fig. 1). Desde tiempo inmemorial la sierra de La Unión, conocida como Sierra Minera de Cartagena-La Unión, al Sur de la cual se sitúa la bahía de Portmán y la pequeña población que le da nombre, ha sido explotada por los seres humanos para la obtención de minerales: blenda, galena, cerusita,

143

casiterita, etc. El historiador griego Polibio ya describió los procedimientos de explotación de las minas de esta sierra. Figura 1. Localización

Mediterráneo Occidental / Región de Murcia

144

Bahía y núcleo urbano de Portmán Las elevadas concentraciones geogénicas de diferentes formaciones metálicas en las rocas de la Sierra Minera y la propia actividad de las explotaciones mineras a lo largo de los siglos, han generado que los fondos marinos del litoral estén recubiertos de sedimentos con altos contenidos metálicos. Pero esta circunstancia de vertido al mar de restos de minerales metálicos cobra verdadera importancia en su dimensión ambiental a partir de la década de 1.950, en que comienza sus actividades en la zona la empresa multinacional Sociedad Minero-Metalúrgica Peñarroya S.A., propiedad de la Banca Rothschild, que, en colaboración con la Sociedad Minera Zapata-Portmán, amplía las instalaciones mineras y la capacidad de producción con la puesta en marcha del lavadero “Roberto” en Portmán. La Sociedad Peñarroya hace diferentes aportaciones. Además de capital financiero, aporta nuevas tecnologías y sistemas de explotación minera: en lugar de labores subterráneas de la mine-

145

ría tradicional, ahora son grandes explotaciones a cielo abierto; para la concentración de las menas metálicas, en lugar de los anteriores métodos gravimétricos, ahora son nuevos procesos de flotación diferencial. Por O. M. de 18 febrero 1.959 se otorgó la concesión administrativa de vertido de estériles en la Bahía de Portmán “en el punto distante 400 m al Oeste de Punta Galera, una tubería de 300 mm de diámetro enterrada en la playa, estando su extremo libre ubicado por debajo del nivel medio del mar, y en un lugar donde las aguas tengan una profundidad mínima de 3 m”, con la condición de que no afectara a las características fundamentales y naturales de la bahía, y con la obligación de dragarla para recuperar los calados naturales que se viesen afectados. En 1.968, nueve años después de la citada concesión, la Dirección del Grupo de Puertos de Murcia (24 abril 1.968) hace un estudio de dragado y resulta un coste aproximado de 66 millones de pesetas (cerca de 40.000 € de 1.968). Un año antes, con fecha 15 diciembre 1.967, se anuncia en el Boletín Oficial de la Provincia de Murcia nº 285 la solicitud de ampliación de las instalaciones para el vertido de 335 m3 /hora de estériles. Después de algunos intentos de oposición por parte del Ayuntamiento de La Unión y varios vecinos de Portmán, el Ministerio de Obras Públicas autoriza la ampliación del volumen de los vertidos por un plazo de treinta años y se anula la obligación de dragado de la bahía, aunque reconoce que el anular las prescripciones de dragado impuestas en la O.M. de 1.959 “será a costa de que sigan los aterramientos en la bahía de Portmán”. El vertido inicial estimado era de unas 3.000 Tm/día y con la autorización de 1.969 se establecía en 6.000 Tm/día, llegando a ser a finales de los años de 1.980, de más de 8.000 Tm/día. El lavadero Roberto concentraba mediante procesos de flotación diferencial, menas de galena, blenda, y, en la última época, también pirita. Sus residuos, que contenían restos de metales pesados, altamente tóxicos y

146

bioacumulables (Cu, Cd, Zn, Pb, Hg) unidos a gran cantidad de tierra y otros restos de reactivos utilizados en el proceso de concentración (cianuro sódico, ácido sulfúrico, sulfato de cobre, carbonato de sosa, isopropilxantato sódico…), formaban el estéril, que a través de dos tuberías de 250 mm de diámetro y más de 2 Km de longitud recorrían todo el antiguo perfil de la bahía, vertiéndose finalmente al mar. Esto representa, en los más de 30 años de vertido (desde 1.959 hasta 1.990), unos 70 millones de toneladas de estériles arrojados al Mar Mediterráneo. Ello ha supuesto que la Bahía de Portmán se encuentre aterrada; esto es, unas 75 Ha. “ganadas” al mar. Donde en 1.957 existía una profundidad de más de 20 m, hoy se puede caminar sobre los restos del vertido. Además, figura nº 2, los estériles cubren la mayor parte de la plataforma continental frente a Portmán. Una zona de más de 225 Ha que se extiende a lo largo de unos 2 Km frente a Portmán, con una anchura máxima superior a 1 Km frente a la bahía y de unos 200 m a lo largo de la costa. Figura 2 Biocenosis afectadas en zona de estudio

Fuente: Instituto Español de Oceanografía (1984) Los fondos marinos entre Cabo de Palos y Cabo Tiñoso se presentan recubiertos de estériles mineros, con espesores

147

más importantes cuanto más nos acercamos al punto de vertido en Portmán. “Se puede estimar que, en los últimos años de actividad del lavadero, existía una zona de unos 10 km2 que pudiera definirse como severamente recubierta, con espesores de aterramiento superiores a 1 metro y una segunda zona, de superficie cercana a los 100 km2, afectada por el vertido, con espesores de recubrimiento inferiores a 1 metro” (TRAGSATEC, Estudio de Impacto Ambiental, 2007). El vertido de estériles de minas en la bahía, además de los problemas estéticos, de turbidez, de colmatación y de enterramiento de habitat, tuvo los efectos derivados de la incorporación de concentraciones tóxicas de metales pesados a la cadena alimenticia. Este vertido supuso una contribución de un 50% al incremento de metales pesados y de un 90% a la contaminación por residuos sólidos para el Mediterráneo español. Esto, unido a la turbidez de las aguas y al recubrimiento de los fondos marinos, provocó una brusca desaparición de la flora y la fauna frente a las costas de Portmán. Multitud de estudios, como el citado “Estudio de la contaminación de la bahía de Portmán”, realizado por el Instituto Español de Oceanografía, alertan sobre las cantidades de metales pesados encontrados en moluscos de esta zona y el peligro que esto representa en relación a la incorporación de los mismos a la cadena trófica. Conviene destacar las declaraciones de Francisco Faraco Munuera, investigador del Instituto Español de Oceanografía: “La Organización Mundial de la Salud prohíbe el consumo de pez espada cuando concentra a partir de una parte por millón (1 ppm.) de mercurio. En esta zona el pez espada concentra el doble o el triple de esa cantidad. Para los hombres es peligroso aquel animal que acumula metales, y lo grave no es sólo que los esté acumulando, sino que los transmite al resto de la cadena biológica”. (Revista Interviú nº 534). Ver la figura nº 3.

148

Figura 3. Esquema de la destrucción ambiental en sierra y bahía (modelo de contaminación)

Fuente: (González, Baños, 1987) En la actualidad, la línea de costa se encuentra avanzada respecto de su posición de 1.957 unos 650 m en el eje central de la bahía. La superficie que se encuentra totalmente colmatada es de unos 750.000 m2. Ver en la figura nº 4, las 4 fotografías ortoreferenciadas de la bahía y en la figura nº 5, la secuencia de evolución de la línea de costa en la bahía de Portmán. A modo de resumen, desde un punto de vista ambiental las características de los materiales almacenados en la bahía presentan como principal problema, además del espacio ocupado por los vertidos, el alto contenido en metales pesados aunque éstos, en general, se encuentran en forma de compuestos insolubles. El problema aumenta cuando, debido a procesos de oxidación, los compuestos, sobre todo sulfuros, adoptan una forma soluble, al pasar a sulfatos,

149

con lo que se puede producir el paso de estas sustancias al agua, aumentando los posibles efectos negativos y de bioacumulación sobre la biota de la zona. Figura 4. Secuencia del aterramiento (1929--2007)

Fuente: Vuelo Ruiz de Alda 1929. Vuelo USAF 1956. QUICKBIRD 2003. Vuelo XS 2007

Figura 5. Evolución de la línea de costa

Fuente: Ministerio de Medio Ambiente

150

Hay que destacar que el entorno de Portmán y su cuenca visual está rodeado de espacios incluidos en la Red Natura 2.000, con importantes valores de flora y fauna silvestres. En la figura 6 se recoge las LICs y ZEPAs. Figura 6. Situación de espacios protegidos en la zona de actuación

Fuente: Estudio de Impacto Ambiental, Regeneración y Adecuación de la Bahía de Portmán Tragsatec, 2.007

Además, en la zona de Portmán hay importantes yacimientos arqueológicos, huellas del paso de diferentes civilizaciones por esa zona. Destaca el yacimiento romano de Huerta del Paturro. También los restos de minería (castilletes, hornos, chimeneas, etc.) para los que se ha incoado expediente de declaración como Bien de Interés Cultural, como Paisaje Minero.

151

Conflicto socioeconómico Portmán ha sido siempre una zona fundamentalmente minera y pescadora, las pequeñas parcelas agrícolas no tuvieron gran importancia económica. Además de pescadores, la población que se fue asentando en el lugar a partir de la segunda mitad del s. XIX estuvo constituida por empleados y obreros de las minas. En diversos periodos, tras las crisis de otros distritos mineros, llegaban trabajadores de otras zonas: Sierra de Almagrera, en Almería; Linares-La Carolina, en Jaén, etc. Con el inicio en los años de 1.950 de las actividades de Peñarroya, una de las empresas más importantes del sector a nivel mundial (“La empresa, entre cuyos accionistas aparecían sólo dos españoles, Luís Figueroa y Pérez de Guzmán, conde de Romanones, y Carlos Figueroa y Castillejo, marqués de San Damián, consiguió sucesivas autorizaciones administrativas para realizar vertidos de estériles minerales en el mar”. El País 02/04/1.992), da comienzo una larga etapa devastadora del entorno ambiental de la zona (tanto en las sierras de las que se extrae el mineral y el paisaje asociado a ellas, como la bahía totalmente aterrada: Sierra y Mar, las dos caras de la moneda de las actividades de Peñarroya). Todo ello contribuyó a que las posibilidades de desarrollo de esta zona quedasen limitadas a la actividad minera de Peñarroya y a sus intereses económicos y comerciales; que no coincidían con el mantenimiento de la pesca, ni el desarrollo del turismo, ni, mucho menos, la conservación de los importantes valores ambientales de la sierra y la bahía. En la ya comentada autorización del año 1.969 de la ampliación del volumen de vertidos, se reconoce que la anulación de las prescripciones de dragado impuestas en la O.M. de 18 de febrero de 1.959 “será a costa de que sigan los aterramientos en la bahía de Portmán, lo que ocasionará un crecimiento de la playa, con disminución de la superficie de

152

flotación de la bahía e inutilización de las pequeñas obras portuarias”. Se aducía que Portmán era una pequeña aldea sin ningún interés ni perspectivas de desarrollo y que la bahía de Portmán carecía de interés turístico alguno. Previamente, y para reforzar esta teoría, Peñarroya había suprimido el telégrafo y una academia donde se estudiaba hasta bachiller superior y trasladado sus oficinas a Cartagena. Estamos hacia la mitad de la década de los años de 1.960, es la época en la que se inicia el desarrollo turístico en La Manga del Mar Menor; mientras tanto, se elimina la posibilidad de desarrollo turístico de esta zona condenándola a ser coto exclusivo para las labores de Peñarroya. Existe un gran contraste entre los beneficios económicos derivados de las actividades mineras en manos de la Sociedad Minero Metalúrgica Peñarroya-España S.A. y el aspecto de desolación y miseria que invadió la playa, la sierra y el pueblo. Peñarroya amenaza con el cierre de las instalaciones cuando se le exigen medidas anticontaminación, aduciendo la baja rentabilidad de las explotaciones por la baja ley de las menas con las que se trabaja. Con la llegada de la democracia comienza a demandarse una solución, tanto a nivel político como social. Pero se genera una situación de inestabilidad social, puesto que con el cierre de todas las instalaciones de esta gran empresa en la zona de Cartagena y La Unión se perderían unos diez mil puestos de trabajo, entre directos e inducidos. En un contexto político de Democracia Parlamentaria, las protestas contra los vertidos se refuerzan. Además de organizaciones no gubernamentales; instituciones políticas: Ayuntamiento de La Unión, la Oficina de El Defensor del Pueblo y algunos organismos internacionales; incluso un senador en Cortes de 1977 (Más información en GONZÁLEZ, I. y BAÑOS, P., 1.987). El 31 julio 1.986, GreenPeace-España, en un acto de denuncia pública, cierra “simbólicamente” los tubos de vertidos de estériles al mar. La agresión por parte de algunos

153

trabajadores a uno de los periodistas que cubrían la noticia, hace que ésta sea portada en varios medios informativos. En diciembre de 1.986, GreenPeace-España denuncia a la Sociedad Minero-Metalúrgica Peñaroya-España S.A. por delito ecológico. Tras varios años en los que el expediente va pasando por diferentes jueces, incluso por diferentes juzgados, finalmente se exime de responsabilidad a la demandada, condenando a la Administración que, dice la sentencia, había permitido ese estado de cosas. La sentencia fue recurrida ante el Tribunal Superior de Justicia de Murcia, siendo finalmente archivado el recurso. En este contexto, Peñarroya busca una salida para unas explotaciones mineras cada vez menos rentables (menos minerales explotables y cada vez más profundos; mayor oferta internacional de estos minerales por países con menores costes de extracción; menor demanda industrial de estos minerales y consecuente caída del precio de los mismos a nivel internacional). En medio de las negociaciones abiertas en distintos frentes –se habla de paralización de vertidos, obligación de recuperar la bahía de Portmán, promesas de mantener la actividad, solicitudes de ampliar las explotaciones, etc.-, en septiembre de 1.988 Peñarroya cede sus derechos mineros y propiedades a la empresa Portmán Golf S.A., creada en esos momentos y a cuyo frente aparecen como accionistas principales dos empresarios locales. La nueva empresa presionará para que la Administración recupere con fondos públicos la bahía y para que, posteriormente, recalifique como urbanos los terrenos circundantes que son, en su mayoría, de su propiedad tras el traspaso desde Peñarroya. El 30 marzo 1.990 cesaron los vertidos al mar. En la puesta en escena para el cierre de los vertidos, con importante presencia, además de los dueños de la mina, de autoridades políticas y administrativas, la Naturaleza dejó patente su malestar con un fuerte día de viento y oleaje (Más información en BAÑOS PÁEZ, P. (1.991). Más de 60x106 Tm. de

154

estériles habían sido arrojados al Mediterráneo; además de los más de 700.000 m2 de la bahía, varios km2 de plataforma marina frente a Portmán quedaron sepultados bajo estos estériles; bajo ellos –además- quedaron los sueños, las esperanzas, el futuro y la dignidad de mucha gente. Figura 9. Panorámicas de la bahía. Arriba, antes del comienzo de los vertidos. Abajo, situación actual

Fuente: TRAGSATEC. 2007 (op. cit.)

Una vez cerrado el vertido al Mediterráneo se continuó vertiendo en la sierra, en una antigua corta minera; pero, al no estar ésta adecuadamente acondicionada, se produjeron filtraciones y en distintos puntos de la Sierra Minera fueron apareciendo surgencias de aguas contaminadas con los restos de los estériles de minería del lavadero Roberto-II, donde se había trasladado el lavadero Roberto tras el cierre del vertido al Mediterráneo. En noviembre de 1.991 se cierra la explotación minera siendo despedidos los trabajadores; y la empresa Portmán Golf S.A. queda a la espera de que se acepten sus planes de

155

urbanización del entorno, para lo que consiguió la aprobación inicial de la reclasificación de 1,5 km2 de terreno en los municipios de Cartagena y La Unión. Tras unos años de espera, a partir del año 1.994 se realizan diversos acuerdos y convenios entre administraciones y centros de investigación tendentes, inicialmente, a la recuperación de los usos tradicionales en la bahía y el pequeño puerto pesquero original, situado a Poniente de la misma. Más adelante, el objetivo de los estudios pasa a ser la regeneración y/o adecuación ambiental de la bahía de Portmán y su entorno. En marzo de 1.995, la Secretaria de Estado de Medio Ambiente y Vivienda acude a Portmán para presentar a los vecinos algunas propuestas que está analizando el MOPTMA para poder acometer la recuperación de la bahía de Portmán y su entorno. Básicamente se trata de dos posibilidades de recuperación de la lámina de agua: 1) a la línea de costa de 1.957, anterior al comienzo del vertido, y 2) hasta la mitad de la antigua bahía. Cada una de estas posibilidades se completaba con el estudio del tratamiento dado a los restos de antiguos vertidos que se sacasen de la bahía; se analizaban tres posibilidades: a) Todo a tierra, en las antiguas cortas mineras previamente impermeabilizadas y preparadas; b) Todo al mar, buscando su traslado a las simas marinas más próximas, y c) Traslado de la parte superficial de lo depositado en la bahía a las cortas mineras, en condiciones de depósito de seguridad, y el resto al medio marino. Los grupos ecologistas GEM, ANSE, Ecologistas en Acción y la Coordinadora para la Conservación y la Recuperación de la Sierra y la Bahía de Portmán, que habían sido invitados a la reunión, plantean su rechazo ya que no se establecía la posibilidad de discutir las diferentes alternativas. El Director General de Política Ambiental se compromete a preparar una serie de reuniones de los técnicos de Medio Ambiente y los grupos ecologistas para tratar de consensuar una alternativa para la recuperación de la bahía

156

de Portmán. A estas reuniones de trabajo, que se celebran en Murcia y en Madrid, asisten también los técnicos del Área de Ingeniería Marina del CEDEX que habían estado elaborando las alternativas de recuperación de la bahía. Se van discutiendo propuestas y aunando criterios que permiten ir avanzando en una alternativa consensuada y se siguen realizando informes y trabajos desde el IGME y el CEDEX. Mientras tanto, desde la Administración Autonómica, se habían ido elaborando una serie de trabajos para la ordenación territorial de la zona, atendiendo a los aspectos ambientales y sociales. Tras estos trabajos, el Consejo de Gobierno de la CARM, con fecha 26 mayo 1.995, aprueba las Directrices de Ordenación Territorial de la Sierra Minera y la bahía de Portmán. Un documento muy completo que contempla un calendario de actuaciones y un programa socieconómico para el desarrollo de toda la comarca. El Consejo Económico y Social de la Región de Murcia, en su Dictamen 9/1.995, elogió todo el proceso de participación pública y de información que se había desarrollado durante la tramitación de estas Directrices. Una semana después de aprobadas las Directrices, en las elecciones locales y autonómicas resulta vencedor el Partido Popular y accede al gobierno de la Comunidad de Murcia y al del Ayuntamiento de La Unión. Quedan en suspenso estas Directrices; que fueron finalmente derogadas en 2.004 por las Directrices y Plan de Ordenación del Litoral de Murcia, sin que la Administración Regional hubiese realizado ninguna de las actuaciones comprometidas anteriormente. Poco antes de las Elecciones Generales de marzo de 1.996, se somete a información pública el Estudio de Evaluación de Impacto Ambiental de la recuperación de la bahía de Portmán y el vertido a las cortas de la Sierra Minera. En estas elecciones gana el Partido Popular y el nuevo Gobierno, que incorpora un Ministerio de Medio Ambiente,

157

aparca todos los estudios realizados para la recuperación de la bahía de Portmán y su entorno, y deja sin fecha la aprobación de una solución. Posteriormente se firman nuevos convenios y se van realizando nuevos estudios. En 1997 se firma un nuevo Convenio entre la Dirección General de Costas y el CEDEX para realizar el análisis de los aspectos medioambientales en el proyecto “Recuperación de usos de la Bahía de Portmán-Ampliación del Puerto de Escombreras”. El proyecto consistía en el dragado de los sedimentos de la bahía y su depósito como material de relleno, quedando encerrados en “un sarcófago” en la nueva terminal a construir en la Dársena de Escombreras. El proyecto sometido a Evaluación de Impacto Ambiental, a pesar de la oposición de los colectivos ecologistas y de algunos vecinos, obtuvo una Declaración positiva. Pero los Fondos de Cohesión solicitados a la Administración Europea para financiar las obras fueron denegados. Se desechó la recuperación de la bahía de Portmán y se mantuvo la ampliación de la dársena de Escombreras, estando casi finalizadas las obras de la nueva terminal. El 26 julio 2.001 se firma un Convenio de colaboración entre la Consejería de Obras Públicas y Ordenación del Territorio de la CARM, la Secretaría de Estado de Aguas y Costas del MMA, el Ente Público de Puertos del Estado y el Centro de Estudios y Experimentación de Obras Públicas (CEDEX) del Ministerio de Fomento, para la Realización de trabajos tendentes a la regeneración y adecuación ambiental de la bahía de Portmán (Murcia), su desarrollo contaba con cuatro fases sucesivas. En la primera fase se contemplaba la elaboración por parte del CEDEX de un documento que analizase las líneas fundamentales de posibles alternativas de corrección del problema ambiental existente en la bahía de Portmán, junto con su correspondiente justificación técnica, económica y ambiental, para su presentación a las Autoridades de la Unión Europea. (Trabajos tendentes a la regeneración y

158

adecuación ambiental de la bahía de Portmán (Murcia). Informe CEDEX abril 2.002) El 10 octubre 2.002, el Pleno de la Asamblea Regional de Murcia aprueba por unanimidad una moción en la que insta al Consejo de Gobierno a que: 1º.- En las Directrices y Plan de Ordenación Territorial del Litoral de la Región de Murcia sea calificada la citada regeneración como “Actuación Estratégica”, como paso previo para que sea declarada “Actuación de Interés Regional”, con la participación del Ayuntamiento de La Unión y el de Cartagena y los propietarios de los terrenos afectados, que aportarían en su caso la documentación necesaria para llevar a buen fin la citada declaración. 2º.- Impulse la elaboración de un convenio entre Administraciones públicas y entidades privadas que puedan beneficiarse de las plusvalías que se generen en la zona, e incluir los compromisos e inversiones secuenciales y plurianuales que a cada parte corresponda, plasmando así la obligatoriedad de la restauración ambiental y paisajística, así como la subordinación de todo el proyecto urbanizador sostenible a la recuperación ambiental de la bahía de Portmán y la sierra Minera. En diciembre 2.002 la empresa propietaria de la mayor parte de los terrenos de la Sierra Minera, presenta a la Consejería de Turismo y Ordenación del Territorio de la CARM unos estudios y propuestas para el tratamiento de la bahía. En abril 2.003 se firma un nuevo Convenio de Colaboración entre la Consejería de Turismo y Ordenación del Territorio de la CARM y el CEDEX, para la realización del estudio e informe técnico del documento Estudio de alternativas para la regeneración de la bahía de Portmán (Murcia), (informe CEDEX julio 2.003). A partir de las elecciones autonómicas y locales de mayo 2.003 y generales de marzo de 2.004 se produce un cambio de mayoría políticas. Ahora, la situación de los gobiernos es:

159

Administración central: PSOE Administración autonómica: PP Administración local en Ayuntamiento de La Unión: PSOE Administración local en Ayuntamiento de Cartagena: PP. Con el gobierno del partido socialista en la Administración Central, cambia la relación de fuerzas respecto al tema de conflicto. El MMA favorece una mayor participación de los movimientos sociales: se les pide opinión en un proceso no formal de participación pública, previa a la toma de decisión política mediante consultas a asociaciones vecinales y ecologistas. Se producen varias reuniones del Secretario General para el Territorio y la Biodiversidad con los actores sociales; excepto los principales propietarios, que no asisten pero llevan sus ideas los dirigentes de la Administración Local y Autonómica. El 10 marzo 2.004 se firma en Madrid la II Addenda al convenio de colaboración entre la Consejería de Obras Públicas y Ordenación del Territorio de la CARM, la Secretaría de Estado de Aguas y Costas del MMA, el Ente Público Puertos del Estado y el CEDEX del Ministerio de Fomento para la Realización de trabajos tendentes a la regeneración y adecuación ambiental de la bahía de Portmán (Murcia.). El CEDEX realiza la memoria-resumen comprensiva de las alternativas de solución analizadas, recogiendo sus características más significativas al objeto de iniciar el procedimiento de EIA. En mayo 2.004 el CEDEX emite un informe que contiene la memoria-resumen de las alternativas analizadas. El informe es enviado al MMA en octubre 2.004, que decide someterlo a consulta ambiental previa a la EIA, conteniendo las tres alternativas siguientes: ALTERNATIVA 1: Revestimiento del talud actual con escollera. ALTERNATIVA 2: Recuperación de la playa con una posición de la línea de orilla adelantada 250 m en su perfil

160

central con respecto a la línea de 1.957 y construcción de un puerto deportivo. ALTERNATIVA 3: Recuperación de la playa adelantando la línea de orilla de 1.957 en unos 100 m y construcción de un puerto deportivo A la vista de las respuestas recibidas, la Secretaría General para el Territorio y la Biodiversidad convoca una reunión el día 1 junio 2005 en las dependencias del Ministerio de Medio Ambiente a la que asisten: - Administración. Central: Secretario General para Territorio y Biodiversidad, Director General de Costas y Director General de Ordenación del Territorio. - Administración. Autonómica: Director General de Puertos, Secretaria General de la Consejería de Medio Ambiente y Ordenación Territorial. - Administración. Local: Alcalde, Primer Teniente de Alcalde y Concejal de Urbanismo del Ayuntamiento de La Unión - Movimientos ciudadanos: Vecinales (Asociación Liga de Vecinos; Fundación Sierra Minera) y Movimientos ecologistas (Ecologistas en Acción, ANSE y Coordinadora para la Conservación y la Recuperación de la Sierra y la Bahía de Portmán). El MMA informa de la dificultad ambiental y financiera del dragado de la bahía y lanza la propuesta del sellado como la más viable ambiental y financieramente. El representante de Ecologistas en Acción solicita que no se dé por cerrado el tema definitivamente y que se vuelva a revisar por el CEDEX la posibilidad de recuperar al menos la mitad de la bahía, aunque no se contemple la opción de un nuevo puerto deportivo, sólo la recuperación del puerto pesquero tradicional. Los demás grupos ciudadanos apoyan esa propuesta. Las Administraciones Local y Autonómica no muestran desacuerdo con esta propuesta, aunque siguen insistiendo en la necesidad de que se contemple la creación de una estación náutico-deportiva; los represen-

161

tantes de los movimientos ecologistas y vecinales se desmarcan de esa propuesta de puerto deportivo. Finalmente se propone que el CEDEX estudie una cuarta alternativa a las tres contempladas en esa Memoria-Resumen. Esta cuarta alternativa, propuesta por los movimientos ciudadanos, venía a ser una intermedia entre la 2 y la 3 y no contemplaba la necesidad de la construcción de un puerto deportivo; sólo la recuperación del puerto pesquero tradicional. La Secretaría General para Territorio y Biodiversidad encarga al CEDEX que prepare un documento desarrollando una nueva alternativa que recoja los elementos sobre los que se había manifestado consenso y cuyo planteamiento básico fue sometido por el CEDEX, vía correo electrónico, a consultas de los asistentes. Se producen nuevas reuniones entre colectivos vecinales y ecologistas para aunar propuestas: 1. Recuperación de la bahía hasta la línea de costa 1.957; 2. No asumir los colectivos ciudadanos la reivindicación de un puerto deportivo; sólo la recuperación del puerto pesquero tradicional; 3. Procurar que las arenas limpias que se utilicen en la recuperación ambiental de la bahía no procedan de zonas de áreas protegidas, como se contemplaba en el proyecto de recuperación de Portmán y ampliación de la Dársena de Escombreras. Ante la persistencia de la idea de sellado por parte de la Administración Central, el día 5 Junio 2.005, en la aterrada bahía de Portmán, se produjo una concentración de protesta contra el sellado de la bahía, mediante la creación de una pancarta humana con el texto No al Sellado, con cerca de dos mil personas (ver figura nº 7). En este mismo acto, se leyó la carta que, desde el Colectivo de Asociaciones del Pueblo de Portmán y la Sierra Minera de Cartagena sería enviada, junto a la foto aérea, a la Administración Central. El MMA acepta estudiar la regeneración de la bahía partiendo de la propuesta vecinal, quedando ésta incorporada a la II Addenda como la Cuarta Propuesta.

162

Figura 7. Pancarta humana “No al sellado” en la Bahía

Fuente: Colectivo Vecinal de Portmán

A finales del verano de 2.005, se celebra una asamblea de vecinos de Portmán: la Junta Vecinal plantea la necesidad de abandonar la reivindicación tradicional de recuperar la línea de costa de 1.957 para optar por defender la Cuarta Propuesta incorporada a la Addenda que supone la recuperación de “sólo” la mitad de la antigua Bahía de Portmán. Tras la votación, los vecinos de Portmán, algunos con lágrimas en los ojos, admiten reivindicar sólo la recuperación de la mitad de la bahía. A partir de aquí, los movimientos vecinales elaboran una propuesta más detallada: la recuperación de la mitad de la bahía con puerto pesquero tradicional y una segunda opción contemplando la construcción de una pequeña dársena deportiva sin que se reste uso a la playa recuperada. En noviembre 2.005, en una reunión en la Delegación del Gobierno en la Región de Murcia a la que asisten el Secretario General para el Territorio y la Biodiversidad del MMA, el consejero de Medio Ambiente de la CARM y el Alcalde de La Unión, las tres administraciones se comprometen a

163

estudiar la propuesta vecinal y manifiestan una predisposición positiva a su aceptación. En enero 2.006, se suscribe en el Ayuntamiento de la Unión (el Presidente de la CARM, la Ministra de MA y el Alcalde de La Unión) el Convenio de Colaboración entre las tres administraciones para la recuperación y adecuación ambiental de la Bahía de Portmán, y se acuerda convocar un concurso de ideas para la regeneración. En marzo de 2.006 se hace pública la convocatoria del concurso de ideas y el 16 octubre 2.006 el jurado decide otorgar al proyecto In situ el primer premio del concurso de ideas para la regeneración y adecuación de la Bahía de Portmán. El segundo premio es al proyecto Portmán Jazz y el tercer premio al proyecto 0 emisiones. Figura 7. Esquema de la propuesta In situ

Fuente: Exposición de Proyectos

164

El 18 febrero 2.007, la Ministra de Medio Ambiente preside en los locales de la Liga de Vecinos de Portmán la entrega de los premios del concurso de ideas para la regeneración y adecuación de la Bahía. Participan el Consejero de Obras Públicas, el Consejero de Industria y Medio Ambiente y el Alcalde de La Unión. El representante de los colectivos ciudadanos da lectura al acta del jurado y presenta a los premiados. En las elecciones locales y autonómicas de marzo 2.007, el Partido Popular refrenda su mayoría absoluta en la CARM y, además, resulta la lista más votada en el Ayuntamiento de La Unión. Actualmente dirige el Gobierno Municipal, con el mismo número de concejales que el PSOE, adquiriendo un gran valor el voto del único concejal de Izquierda Unida. El MMA informa del inicio para el 30 julio 2.007 de los trabajos del proyecto piloto para la recuperación de los suelos contaminados de la bahía de Portmán. El proyecto, presentado en mayo 2007, está elaborado por la empresa TRAGSATEC y en él participa activamente el Grupo de Investigación de Contaminación de Suelos de la Universidad de Murcia. Ya se ha realizado diferentes estudios para la recuperación in situ de los suelos contaminados de la bahía y para la estabilización de los metales pesados contenidos en las arenas. En noviembre 2.007, el Secretario de Estado para la Biodiversidad y el Territorio cifra en unos 170 millones de euros el costo de la recuperación ambiental de la Bahía de Portmán; aquí no se incluyen los gastos de elaboración de la estación náutico-deportiva que la Administración Autonómica quiere instalar en la Bahía de Portmán tras su recuperación ambiental. También declara que espera poder convencer a los propietarios de Portmán Golf S.A. para que aporten el equivalente a una quinta parte del coste del proyecto. Esta colaboración, que se recogía en los acuerdos de la Asamblea Regional de Murcia de 10 octubre 2.002, se

165

establece a modo de adelanto sobre los cuantiosos beneficios que reportarán las plusvalías asociadas a la puesta en valor de los territorios próximos a la Bahía de Portmán una vez recuperada ambientalmente, terrenos cuya mayor parte son propiedad de la mercantil Portmán Golf S.A. Además, de alguna manera, aunque sea indirecta, esa aportación de capital desde la propiedad privada vendría a compensar algo los daños causados por la empresa Peñarroya, de la que Portmán Golf S.A. es, como ya se ha dicho, heredera en su activo y en su pasivo. En Diciembre de 2.007 sale a información pública el Proyecto y Estudio de Impacto Ambiental de la Regeneración y Adecuación Ambiental de la Bahía de Portmán T. M. La Unión (Murcia) realizado por la empresa TRAGSATEC para el Ministerio de Medio Ambiente. El proyecto, basado en la idea ganadora del concurso de ideas, tiene un presupuesto de 118,97 millones de euros y prevé un plazo de ejecución de las obras de 27 meses. Las actuaciones contempladas son: 1. Dragado de la bahía y formación de la nueva playa. Retranqueo de unos 250 m. de la línea de costa actual, creando una playa seca estable de 20 m. de anchura, con la aportación de 1.400.000 m3 de arena limpia, de procedencia terrestre, no de fondos marinos. Antes de efectuar el dragado se construirán tres recintos en la playa para permitir la separación del agua de la parte sólida. En la actualidad se está finalizando la construcción de dichos recintos. 2. Traslado de estériles dragados. El material dragado, una vez escurrido suficientemente en los recintos de secado, se trasladará mayoritariamente (2.300.000 m3) a la corta minera San José, mediante cinta transportadora que partirá de la propia bahía. 3. Acondicionamiento y estabilización de la corta San José. Será preparada e impermeabilizada para el depósito de los estériles en condiciones de seguridad, así como la reco-

166

gida de lixiviados y aguas de escorrentía. También contempla su posterior sellado y restauración ambiental. 4. Diseño del trasdós de la playa. Se acondicionará como zona verde para uso público. Se realizaría con una parte de los sedimentos dragados y descontaminados en los recintos. Las propuestas a este proyecto por parte de las organizaciones vecinales y ecologistas pretenden conseguir que prime la recuperación de la naturaleza y del patrimonio natural, histórico, social y cultural, para que esta actuación de regeneración de la bahía sea un ejemplo de desarrollo sostenible, coherencia ambiental y urbanística y consenso social. No tendría sentido la gran inversión pública que se va a realizar, para que Portmán se convierta simplemente en una nueva gran urbanización costera con puerto deportivo y playa. Por ello, se reclama que los tres proyectos de actuación (recuperación de la bahía, construcción de la dársena náutico-deportiva y organización del espacio restante) se consideren como conjunto, sin que pueda desligarse de la actuación que se realice en la bahía, el entorno urbano y natural alrededor de ésta. Así mismo, se reclama que se estudie la recuperación de la Sierra en base a los proyectos de recuperación de la Bahía. A finales del año 2.010, se está a la espera de la Declaración de Impacto Ambiental por el MMA del Proyecto de Regeneración y Adecuación Ambiental de la Bahía de Portmán T. M. La Unión (Murcia), sometido a información pública en 2.007; quedó pendiente cuando las competencias de Medio Ambiente se integraron en el Ministerio de Medio Ambiente y Medio Rural y Marino. La llegada a este Ministerio del nuevo equipo ministerial en octubre 2.010 ha retomado la cuestión volviendo a abrir los cauces de participación ciudadana y se espera el comienzo de las obras para mayo 2.011. Queda otra dificultad; cuando parece que ve la luz este importantísimo proyecto de regeneración de la Bahía, las organizaciones sociales participantes ven como

167

una posible contradicción la pretensión de la Autoridad Portuaria de Cartagena de ubicar una gran Terminal de contenedores en El Gorguel, a unos 500 m. de la futura playa de Portmán. Es un proyecto apoyado por la CARM, que puede chocar con el futuro desarrollo turístico de la zona, y que choca frontalmente con la conservación de los valores ambientales del entorno de esta pequeña bahía de El Gorguel (la Sierra de la Fausilla, en el entorno mismo de la bahía de El Gorguel, es LIC y ZEPA), y con la protección del patrimonio minero de El Gorguel y la rambla del Avenque que deben permanecer como BIC dentro del espacio protegido. Después de analizar las diferentes actuaciones y soluciones propuestas para la regeneración y el desarrollo turístico de la bahía de Portmán y Sierra Minera, en la Tabla que se incluye como Anexo se resumen los principales agentes implicados en la historia reciente de Portmán, para así poder entender los distintos posicionamientos que defienden.

Bibliografía BAÑOS PÁEZ, P. (1991) “Nunca Más”. En COSTA MORATA, P. La Costa de la Región de Murcia, Madrid. Trotta. CES Región de Murcia (1999): Dictamen sobre el Proyecto de directrices de ordenación territorial de la Bahía y la Sierra de Portmán, y del proyecto de Decreto por el que se aprueban definitivamente las citadas directrices. Murcia (http://www.cesmurcia.es/dictamen/a_1995/d_09_1995.pdf) FUNDACIÓN SIERRA MINERA: Diversos escritos: http://www.fundacionsierraminera.org/actividades/escritos.as p?opcion=3 GONZÁLEZ GÓMEZ, I. y BAÑOS PÁEZ; P. (1987) Problemática de Portmán. ANSE. Murcia.

168

LORENZO SOLANO, J.A. (1986):Portmán (Portus Magnus Romano), Murcia. Novograf. MARTOS MIRALLES P. (Coord.) (2001): Medio Ambiente y Empleo en la Sierra Minera de Cartagena-La Unión. La Unión. Fundación Sierra Minera. VILAR, J.B., EGEA BRUNO, P.M. y FERNÁNDEZ GUTIÉRREZ, J.C. (1991): La minería murciana contemporánea (1930-1985). Madrid. Instituto Tecnológico GeoMinero de España.

ANEXO AL CAPÍTULO Principales actores sociales implicados en el conflicto socio-ecológico en la bahía de Portmán PRINCIPALES ACTORES SOCIALES

ADMÓN .LOCAL Ayuntamiento de La Unión

¿QUÉ DICEN?

POSICIÓN

Recuperación de la Bahía para facilitar desarrollo del Municipio

¿QUÉ HACEN?

Responsable de la Planificación urbanística. Pidió el cese Aprobación del total de los Plan Parcial vertidos al Porto Magno. final de la En el avance de actividad de la elaboración del empresa. DeP.G.M.O. conclaraciones pro templa 9000 regeneración nuevas viviende la bahía das en Portmán. junto a otros Reducidas a actores impli2500 tras eleccados ciones locales 2007.

169

PRINCIPALES ACTORES SOCIALES

¿QUÉ DICEN?

POSICIÓN

Buscan Desarrollado Sostenido Apoyo a las propuestas de agentes empresariales. Acepta intervención propuesta por MMA de los movimientos ciudadanos: vecinos y ecologistas.

ADMÓN. AUTONÓMICA Consejo de Gobierno de la Comunidad Autónoma de la Región de Murcia (C.A.R.M.) y diversas Consejerías: Turismo; Obras Públicas; Desarrollo Sostenible; etc.

Recuperación de la Bahía para facilitar desarrollo de la Comarca. Necesidad irrenunciable de Estación Náutica en la Bahía recuperada.

ADMÓN. CENTRAL Ministerio de Medio Ambiente. (Desde abril 2008, de Medio Ambiente y Medio Rural y MarinoMMAMRM) También: Ente Público Puertos del Estado; y en él la Autoridad Portuaria de

Necesidad de actuación para Competencias la recuperasobre la Bahía. ción. CorresponsaCumplimiento ble del desasde la normatitre por la conva cesión de verDiferentes tido. posiciones Recuperación según Minisambientalmentro/a para te adecuada de atender a los la bahía de agentes sociaPortmán. les y soluciones para la

170

¿QUÉ HACEN? Competencias Ordenación del Territorio: Aprueba Directrices y Plan de Ordenación del Litoral (2002) que anulan Directrices de Ordenación Territorial de Sierra y Bahía de Portmán (1995) cuyas actuaciones no habían desarrollado. Promueve desprotección terrenos en Parque Regional propuesta por Portmán-Golf Tras elecciones 2004: Retoma necesidad de actuación para la recuperación ambiental de Bahía de Portmán. Aceptan y favorecen participación de movimientos ciudadanos. Lidera actuaciones de las tres administraciones

PRINCIPALES ACTORES SOCIALES

¿QUÉ DICEN?

POSICIÓN

Cartagena

recuperación de la bahía.

Niega la financiación de la última proCumplimiento puesta presenUNIÓN EURO- de la normati- tada (1998) PEA va europea PortmánComisión Recibe quejas Escombreras: Agencia Europea de los moviDudas en la de Medio Am- mientos ciucalidad ambiente dadanos. biental. Otros organis- Posible fuente No querer mos: Parlamen- de financiación financiar con to, Banco Euro- del proyecto capital público peo de Inversio- de regeneraun proyecto nes… ción de la con elevados Bahía. beneficios privados para los causantes del desastre.

EMPRESA PORTMÁN GOLF S.A.

Posee más del 80% de los terrenos de la comarca. Interés en la regeneración de la bahía; beneficia a sus estrategias y

Tiene ambiciosos proyectos urbanísticos en la zona que promociona asegurando la regeneración y vendiendo un paisaje distinto

171

¿QUÉ HACEN? Pendiente Evaluación de Impacto Ambiental de la alternativa de regeneración. Nuevas perspectivas al relevo cúpula ministerial en 2010 Apoyo a la sostenibilidad ambiental y social de las actuaciones. Recibe propuestas del Estado Español para protección del territorio. Tramita denuncias de movimientos ciudadanos y, si es el caso, actúa contra las Administraciones españolas. Continúa adquiriendo terrenos. Se benefician de actuaciones anticontaminación en la sierra. Construcción de diversas promociones en

PRINCIPALES ACTORES SOCIALES

¿QUÉ DICEN?

POSICIÓN planes de negocio.

al actual.

¿QUÉ HACEN? Portmán, duplicando nº de viviendas anteriores. Presiona para recalificación masiva de suelo, que le permita sus proyectos urbanísticos en la zona. Elabora propuestas. Presenta alegaciones, Convoca movilizaciones, … Siguen “en lucha” día a día por “salir adelante” y por recuperar la bahía que les fue “arrebatada”.

MOVIMIENTO VECINAL

Principal grupo afectado por el desastre. Más de 40 años en lucha. Diferentes posiciones antes y después del cierre de la minería.

Piden que sus denuncias y reivindicaciones sean “escuchadas”. Siguen reclamando “una solución justa”.

FUNDACIÓN SIERRA MINERA

Organización de carácter participativo. Representa “el Tercer Sector”. Su objetivo es el desarrollo socioeconómico de la zona. Defienden una regeneración integrada de la Bahía y Sierra

Elaboración de “Alternativas de Apuesta por desarrollo” para los valores la zona. Puesta culturales y en marcha de ambientales de Proyectos como: Sierra Minera, Parque ambienimpulsando el tal Huerto Pío. desarrollo Restauración de socioeconómi- minas y recupeco de la zona. ración del patrimonio minero Centro de Inter-

172

PRINCIPALES ACTORES SOCIALES

¿QUÉ DICEN?

POSICIÓN Minera.

¿QUÉ HACEN? pretación Mina Las Matildes. Cursos de formación: Guías Ecoturísticos; etc.

ASOCIACIONES ECOLOGISTAS Grupo Ecologista Mediterráneo; GreenPeace; ANSE; Ecologistas en Acción; Coordinadora para la Conservación y Recuperación de la Sierra y la Bahía de Portmán.

Importante papel de denuncia contra la situación de la bahía y la Sierra Minera. Lucha activa contra los vertidos y sus efectos sobre el medio natural y social. Defienden una regeneración ambiental y socialmente sostenibles.

Realización de estudios y alegaNecesidad de ciones. Plan conjunto Denuncias en de regeneraprensa y orgación de Sierra nismos políticos y Bahía. y administratiNecesario vos. estudiar “Al1986, GreenPeaternativa cero” ce “cierre” de los a la recupera- vertidos. ción Bahía. 1987.ANSE: Sostenibilidad Semana Monoambiental y gráfica de social de alter- Portmán nativas de 1987. Greenpeaactuación ce Denuncia por delito ecológico

UNIVERSIDADES Universidad de Murcia (UM) Universidad Politécnica de Cartagena (UPCT) Universidad de Alicante (UA) CENTROS DE INVESTIGA-

A nivel institucional, participan en las investigaciones que se les solicitan. Destacada importancia del CEDEX y el IGME analizando propuestas y apor-

A nivel institucional se valora positivamente la conveniencia de la recuperación ambiental de la bahía y su entorno. Diferentes posiciones de los científicos

173

Estudian diferentes alternativas. Proponen soluciones razonadas. Destacadas aportaciones de CEDEX, IGME, IEO. Intervención formal del Grupo de Investigación de Contaminación

PRINCIPALES ACTORES SOCIALES CIÓN Centro de Estudios y Experimentación de Obras Públicas (CEDEX) Instituto Geológico y Minero de España (IGME) Instituto Español de Oceanografía (IEO)

¿QUÉ DICEN?

¿QUÉ HACEN?

de medio marino y de los de medio terrestre en cuanto al tratamiento de los residuos tóxicos y su vertido en mar o en tierra. Posicionamiento a nivel individual de algunos miembros de la comunidad científica.

de Suelos de la UM para el tratamiento in situ de los residuos tóxicos almacenados en la bahía. Intervenciones a nivel particular de algunos científicos. Especial implicación en todo el proceso de algunas personas de Sociología y Ecología de la UM. También de Arqueología e Hª Contemporánea de la UM; Geodinámica de la UPCT; Ciencias del Mar de la UA.

POSICIÓN tando soluciones. El IEO hace el primer gran estudio del Medio Marino afectado (1984) y participa en todas las fases de consulta. No hay posicionamiento oficial en apoyo a ninguna de las muchas soluciones propuestas; sí para rebatir algunas propuestas.

174

EL DEBATE NUCLEAR: EL PERSISTENTE RECHAZO DE LA OPINIÓN PÚBLICA ESPAÑOLA

Mar Chaves Carrillo, Artemio Baigorri Agoiz, Manuela Caballero Guisado

La presente comunicación tiene como objeto la exposición de las principales conclusiones extraídas del análisis del estado de la opinión pública española en relación a la utilización de la energía nuclear, como parte de una investigación más amplia en torno al Debate Nuclear en España, realizada por encargo de la Fundación Encuentro32 . El trabajo presta atención a tres aspectos: la posición refractaria de los españoles ante la energía nuclear e industrias asociadas; la percepción de los riesgos derivados de su utilización; y por último, los niveles de información sobre la energía nuclear manejados por los españoles. En relación a los dos primeros aspectos, y a través del análisis de las distintas encuestas del CIS y distintos Eurobarómetros, se pondrá de relieve cómo la oposición a lo nuclear e industrias asociadas, así como los riesgos percibidos, ha sido una constante en la opinión pública española. En relación al tercer aspecto, nos ocuparemos de un elemento a menudo utilizado para explicar, y en parte deslegitimar, ese escaso apoyo: los bajos niveles de información que sobre este tema manifiestan de forma explícita, y tam-

32

Este trabajo tiene su origen en una investigación sobre el Debate Nuclear en España financiada por el Centro de Estudios del Cambio Social la Fundación Encuentro, y se ha podido mejorar en el marco del proyecto PRI09139 financiado por la Junta de Extremadura y el FEDER. Una versión fue presentada y discutida en el X Congreso Nacional de Sociología (Pamplona, 2010).

175

bién latente (deducidas de las altas tasas de no respuesta y No Sabe) la mayoría de los españoles. Nuestro análisis pone de manifiesto que, contrariamente a esas tesis (defendidas en documentos que explícita o implícitamente promueven la energía nuclear), la oposición a la energía nuclear no debemos explicarla por el bajo nivel de información sobre esta fuente de energía. Recordemos que la defensa y oposición de este tipo de energías se inserta de lleno en la conflictividad ambiental, en donde las percepciones de sentido común sobre riesgos y amenazas percibidas y latentes se tornan suficientes para posicionarse ante este tema, sin necesidad de recurrir a información experta. Es decir: le enormidad de los riesgos y la desconfianza hacia las agencias responsables de su control harían innecesaria mayor información.

Marco general Desde hace al más de un lustro ha reaparecido el Debate Nuclear, tanto en la escena pública española como en el ámbito internacional, tras casi tres de olvido fáctico. En un principio bien podría verse como un conflicto cognitivo entre quienes defienden la energía nuclear como fuente de energía, argumentando que se trata de una energía limpia y segura, y quienes se oponen a su utilización, tanto con fines civiles como militares, argumentando fundamentalmente sus riesgos a corto y largo plazo, y nivel de peligrosidad. A ello contra-argumentan los primeros que las centrales futuras serán más seguras, y los segundos retro-argumentan que el coste de esas futuras centrales supuestamente seguras, así como los costes reales de mantenimiento de los residuos, hace inviable dicha energía también en términos económicos. Sin embargo, la reaparición del debate lo ha sido en unos términos que podríamos considerar falsarios. Aunque parece una re-edición del debate producido sobre todo en los años ’70 y ’80, en el que la mayoría de actores estaría discu-

176

tiendo sobre bondades y maldades de la energía nuclear, unos pidiendo más nucleares y otros el cierre de las mismas, el desencadenante del debate no es en realidad el deseo de ningún agente económico de invertir en centrales nucleares, sino que lo que realmente se está dilucidando es el de la prolongación, o no, de la vida útil de las ya centrales nucleares ya existentes (la mayoría de ellas diseñadas y construidas hace tres décadas). Así, el debate quedaría mejor enmarcado en los siguientes términos:¿podemos asumir los riesgos derivados de prolongar la vida útil de unas centrales nucleares obsoletas, y por tanto, más proclives a incidentes?. ¿Asumirá la población española este mismo riesgo?. Teniendo en cuenta que si la pregunta fuese realmente si la población española acepta la construcción de nuevas centrales nucleares, todos los datos apuntan a que la respuesta sería negativa, a la vista del análisis del estado de opinión pública general, debemos deducir una mayoritaria oposición también a los intentos de ampliación de la vida útil de las centrales existentes, habida cuenta que la opinión pública española tiene una percepción muy alta de riesgos y peligros de dichas actividades.

La oposición española hacia la energía nuclear A pesar de las dificultades epistemológicas para abordar la cuestión33, podemos establecer, a partir del análisis de las sucesivas encuestas del CIS tratando del tema, que la opinión pública española se ha mantenido, durante tres décadas, refractaria a la energía nuclear e industrias asociadas.

Aunque el CIS ha mantenido una regularidad en el tratamiento del tema, las cuestiones planteadas difieren en unos y en otros estudios, lo que impide el análisis longitudinal de la evolución de la opinión pública. Se ha intentado extraer las cuestiones más parecidas o que indagan en la misma cuestión sobre la construcción o no de centrales nucleares. 33

177

Oposición que también queda reflejada en los Eurobarómetros. EVOLUCIÓN DE LAS ACTITUDES DE LOS ESPAÑOLES ANTE LA ENERGÍA NUCLEAR Encuesta Pregunta

CIS CIS CIS CIS CIS (1978) (1990) (1996) (2001) (2007a)

Ante la construcción de centrales nucleares, hay que buscar otra alternativa dada su peligrosidad

66%

--

--

--

--

Oposición ante el planteamiento de la posible construcción de nuevas centrales nucleares en España

--

56%

--

--

--

Oposición ante el planteamiento de la posible construcción de una central nuclear próxima a la localidad del encuestado

--

71%

--

--

--

Se debería limitar el desarrollo científico y tecnológico en el ámbito de la energía nuclear

--

--

No hay que contar con la utilización de las centrales nucleares para la producción de electricidad porque conlleva riesgos que son inaceptables

--

47%

--

--

--

En desacuerdo con que en España se debería potenciar la construcción de centrales nucleares para cubrir las necesidades de electricidad

--

54%

--

--

--

Se debería disminuir la proporción de energía nuclear porque implica problemas de seguridad como los desechos radioactivos o el peligro de accidentes

--

--

--

--

74,3%

62,2% 56,2%

Fuente: Banco de datos del CIS y elaboración propia

178

--

De hecho, en virtud de los datos referentes al Eurobarómetro Especial 297 del año 2.008, España se encontraba entre los países que mayor oposición manifestaba en relación a esta fuente energética, desmarcándose de la media europea de apoyo a la misma (44%) aun cuando se observa un incremento a la alza entre 1996 y 2008.

Además, esta oposición a lo nuclear viene acompañada de ciertos elementos, como son la consciencia de las necesidades energéticas en España para atender la demanda, pero la apuesta se aleja de la energía nuclear. A modo de ejemplo, en el Eurobarómetro monográfico (Especial 247, Attitudes towards energy, 2006) observamos cómo tan sólo un 4% de los españoles manifiestaba que se debería desarrollar la energía nuclear como alternativa a esta dependencia energética. Ligado a lo anterior, los españoles tampoco apuestan por la construcción de centrales nucleares como alternativa a la satisfacción de la demanda energética. Sin datos más actuales, ya en el estudios del CIS de 1990, hacia la hipotética construcción de centrales nucleares como alternativa a la satisfacción de las demandas energéticas, un 54% de los

179

entrevistados se oponían a la conjetura; porcentaje que aumentaba cuando esa hipotética construcción se realizaba cerca de la localidad del encuestado (71%). Otro aspecto consistente con las opiniones anteriores ha sido el de considerar decisiones consensuadas con la población en esta materia. Así, destaca del estudio del CIS de 1990 un aspecto que se mantiene de forma recurrente: la necesidad de contar con los ciudadanos ante posibles proyectos de instalación de centrales nucleares y plantas de residuos radiactivos, mediante referéndum, tal y como lo explicitó un 67% de los entrevistados en aquel estudio para el caso de las centrales nucleares, o mediante la consulta y participación directa en el proceso de toma de decisiones, tal y como lo explicitan un 55% de españoles en estudios más recientes como en el Eurobarómetro Especial 297 de 2008 para el caso de las plantas de residuos radioactivos (en el Eurobarómetro Especial 227 de 2005 ese porcentaje alcanzaba un 74%). Además, se considera el ámbito de la energía nuclear como aquel en el que se debería limitar el desarrollo tecnológico por su escasa contribución a la calidad de vida, tal y como manifestaba el 53,4% en el estudio del CIS de 1996 sobre Actitudes ante los avances científicos y tecnológicos, aspecto que se repite en el estudio del CIS sobre Opiniones y Actitudes de los españoles hacia la biotecnología (2001), bajando incluso el porcentaje de los que mantenían que la energía nuclear había contribuido mucho o bastante a esta mejora de la calidad de vida (de 36,7% en 1996 a un 32,3% en 2.001). En los últimos años se mantiene la limitación a la investigación en este ámbito y a su utilización: en el estudio CIS sobre la Percepción social de la ciencia y la tecnología del 2006 los españoles seguían oponiéndose a que la investigación se orientara hacia la energía nuclear; así como a su utilización ( Ecología y Medio Ambiente de marzo de 2007 , CIS, 2007a), en el que para el 74,3% de los españoles la proporción de energía nuclear debería disminuir porque

180

implicaba problemas de seguridad (desechos radioactivos), el peligro de accidentes, más perjudicial para el medio ambiente la que comportaba mayores riesgos para la salud humana; y Barómetro de Noviembre de 2007 (CIS, 2007b), en el que para un 40,3% de la población española, la energía nuclear sería la fuente energética que se debería utilizar en menor medida por encima del petróleo y el carbón, atendiendo también a los riesgos percibidos, en términos de seguridad (56,7%), contaminación del aire y agua (40,8%), o la generación de residuos (33,7%).

Percepción de riesgos y peligrosidad A la actitud refractaria hacia la energía nuclear se le une la percepción de los riesgos y los niveles de peligrosidad asociados a la misma. Aunque tenemos que señalar, al igual que en los aparados anteriores, las dificultades de realizar tan siquiera una aproximación diacrónica al tema debido a la inconsistencia en las preguntas planteadas en lo diferentes estudios (no se repiten as mismas preguntas en todos los estudios). La siguiente nos informa de esta inconsistencia al par que nos ofrece la opinión pública española ante la percepción de riesgos relacionados con la energía nuclear e industrias asociadas. En todo caso aparece una alta percepción de la peligrosidad de las mismas tal y como puede apreciarse: EVOLUCIÓN DE LA PERCEPCIÓN DE RIESGOS DE LA ENERGÍA NUCLEAR Encuesta Pregunta

Grado de peligrosidad Alto o Muy Alto otorgado a las centrales nucleares El hecho de vivir

CIS CIS CIS CIS CIS CIS CIS (1978) (1990) (1993) (2000a) (2000b) (2004) (2007a)

47%

--

--

--

--

--

77%

--

--

--

181

EVOLUCIÓN DE LA PERCEPCIÓN DE RIESGOS DE LA ENERGÍA NUCLEAR Encuesta Pregunta

CIS CIS CIS CIS CIS CIS CIS (1978) (1990) (1993) (2000a) (2000b) (2004) (2007a)

cerca de una central nuclear es peligroso para la salud El hecho de trabajar en una central nuclear es peligroso para la salud

--

73%

--

--

--

El hecho de vivir próximo a una central nuclear da radiación

--

70%

80%

--

--

El hecho de vivir cerca de un almacén de residuos radioactivos da radiación

--

--

--

--

La energía nuclear es la fuente energética que mayores riesgos comporta para la salud (de entre las planteadas)

--

--

--

--

58,2%

Grado de peligrosidad (Extremadamente o muy peligrosas) de las centrales nucleares para el medio ambiente

--

--

--

82,4% 88,6%

--

82,3% 73,7%

En relación a los riesgos, para los españoles son mayores que las ventajas asociadas a la energía nuclear, aspecto que aparecen en los estudios más recientes (Eurobarómetro

182

Especial 271 sobre Europeans and nuclear safety de 200734) y extendido también a las industrias asociadas, como las centrales nucleares35. Una percepción que también se ha manifestado en estudios del CIS sobre Ecología y Medio Ambiente de marzo de 2007 (CIS, 2007a), donde el 58,2% de los españoles otorgan mayores riesgos para la salud humana a la energía nuclear que otras fuentes como el petróleo (14%) o el carbón (7%); o para el medio ambiente (un 38,1%) por encima del petróleo (31,3%) o del carbón (12,5%). Los riesgos asociados a la energía nuclear han sido variados y puestos de manifiesto desde los primigenios estudios del CIS de 1978 hasta los más actuales, siendo los principales riesgos (o inconvenientes tal y como en algunos casos se planteaban en a pregunta) los relacionados con la contaminación radiactiva , el almacenaje de residuos radiactivos y el riesgo de accidentes (estudio del CIS Energía Nuclear de 1993), una percepción mantenida en el Barómetro de abril 2000, aun cuando destaca el aumento en la percepción del riesgo de accidentes (del 17,9% en 1993 pasa al 24,7% en 2000). También conviene señalar cómo a lo largo de la década de los noventa, y a tenor de los datos del estudios sobre Opiniones y actitudes ante la energía nuclear del CIS de 1990 y el Barómetro de Abril de 2.000, el aumento de enfermedades provocadas por la radiactividad (pasa del 37% en 1990 al 53,5% en el 2000) desplaza al riesgo de accidentes nucleares (baja del 60% en 1990, al 47% en el 2000)como uno de los riesgos con mayor probabilidad de que ocurra, junto con la contaminación radiactiva del entorno (crece del 45% en 1990 al 50,7% en el 2000 y a de los trabajadores del Los riesgos de la energía nuclear son mayores que las ventajas en un 55%, frente al 23% que mantiene lo contrario (Eurobarómetro Especial 271 sobre Europeans and nuclear safety de 2007). 35 Eurobarómetro Especial 271 sobre Europeans and nuclear safety de 2007): el 60% de españoles consideraban que las centrales nucleares representaban un riesgo para ellos y sus familias frente al 24% que no opinaba así.. 34

183

sector (del 45% en 1990 al 49,1% en el 2000). Señalamos al mismo tiempo, como el almacenaje de residuos radiactivos comporta para la opinión pública riesgos asociados con el medio ambiente y la salud humana, como lo pusieron de manifiesto el 49% de los españoles encuestados en el Eurobarómetro Especial 227 sobre Radioactive Waste de 2005 como respuesta a lo que más temerían ante la posibilidad de que se construya una planta de residuos cerca de su casa; porcentaje que aumenta hasta el 52% en el Eurobarómetro Especial 297 sobre Attitudes towards radioactive waste de 2008.

Los niveles de información manejados por la opinión pública Como se aprecia de lo anterior, los españoles son refractarios a la energía nuclear e industrias asociadas, así como se aprecia una percepción de altos riesgos sobre lo nuclear tanto en términos de seguridad, medio ambiente y salud humana. Y por otro lado, existe junto a esta oposición y percepción de riesgos, unos bajos niveles de información sobre la misma si nos atenemos a los datos de los diferentes estudios, donde los porcentajes de no respuesta o no sabe son altos en cuestiones sobre seguridad, control y legislación de dichas industrias. Ya en 1978 en el estudio del CIS sobre Centrales Nucleares, un 61% manifestaba no saber en qué consistía la energía nuclear y un 53% ignoraba la finalidad de las centrales nucleares, comenzando a evidenciarse los altos porcentajes de no respuesta/no sabe ante ciertas cuestiones relacionadas con seguridad, control o legislación y que llegan hasta la actualidad36, pero que en todo caso A modo de ejemplo, podemos mencionar el Eurobarómetro Especial 271 (European Commission, 2007b) sobre la seguridad nuclear, onde nos encontramos con altas tasas de en la opción No sabe ante cuestiones relacionadas con legislación sobre esa materia, en torno al 25 y al 40%, al mismo tiempo que encontramos mayor diversificación 36

184

confirman el desconocimiento experto. La desinformación va a ser una característica junto con la oposición: ya en el estudio de 1993 del CIS mantenía un 88% que se sentía desinformados sobre ventajas e inconvenientes de la energía nuclear, aspecto que sigue en la actualidad en los últimos estudios analizados, y en el Eurobarómetro Especial 271 de 2007, sobre la seguridad de las centrales nucleares, un 87% de los españoles manifestaban sentirse mal informado sobre esta cuestión, situándose España entre el grupo de países con menos información al respecto de Europa. Bien, explicitados estos bajos niveles de información de los españoles hacia cuestiones básicas sobre energía nuclear, legislación, riesgos, control, etc. bien pudiera parecer, en un principio, que una cosa lleva a la otra: que la oposición se deba a la falta de información o al gran desconocimiento sobre esta energía nuclear. Tal conclusión olvida un aspecto consustancial al conflicto, aparte de que no se está tratando de ver la calidad de la opinión pública. A diferencia de otros temas de debate, el de la energía nuclear hemos mantenido cómo se inserta de lleno en el ámbito de los conflictos ambientales donde los ciudadanos mantienen sus argumentos en virtud del sentido común sobre peligros percibidos y sentimientos de agravios explícitos o latentes, y que para ellos son suficientes para posicionarse en posturas a favor o en contra ante la conflictividad. Y estos riesgos son efectivamente percibidos a tenor de los datos de los diferentes estudios. Por otro lado, nada parece indicar que el acceso, por parte de quienes se oponen, a mayor información científica sobre energía nuclear incida en una menor oposición hacia este tipo de energías (Austria sería el ejemplo de país que se informó y decidió oponerse a la energía nuclear). Otro aspecto relacionado es la escasa confianza otorgada a este en las respuesta. Por ejemplo, ante la cuestión de si creen que la legislación es suficiente sobre seguridad nuclear, abogan por el sí un 38%, por el no un 25% , y No sabe un 37%.

185

tipo de información científica por parte de público, debido a que son cuestiones que despiertan desconfianza, venga de la mano de quien venga, incluso de la comunidad científica37. El nivel de confianza de los españoles hacia determinados actores sociales como portadores de información sobre energía nuclear y residuos radiactivos, por ejemplo, se diluye entre la diversidad de los mismos38. Al mismo tiempo no está demás recordar que las posibilidades de acceso a información cualificada se ha multiplicado en estas décadas, fundamentalmente a partir de la irrupción de Internet, por lo que debemos plantearnos, a tenor de los riesgos percibidos, en la necesidad o no que tienen los españoles de mantenerse informado en cuestiones en las que conocen/saben de los riesgos básicos. Basta recordar el análisis de Manuel García Ferrrando en 1987, sobre la Imagen de la ciencia y la tecnología en España, en el que se observa una caída de la confianza otorgada previamente a la comunidad científica en el caso hipotético de que recomendaran la construcción de una central atómica para la producción de electricidad porque no ofrecía peligro alguno. 37

En el Eurbarómetro Especial 271, Europeans and nuclear safety del 2007: aunque los españoles otorgaron a la comunidad científica el mayor porcentaje de confianza en la información sobre la gestión de residuos (un 38%, porcentaje menor que en la mayoría de países europeos), las respuestas se diluían fuertemente entre los demás actores planteados: un 29% en el caso de ONGs, un 26% para el gobierno, y un 18% tanto para las Organizaciones Internacionales que trabajan por el uso pacífico de la energía nuclear, como para la Unión Europea. En el Eurobarómetro 297 del 2008 (Attitudes towards radioactive waste ), sobre información relacionada con seguridad nuclear, también se observa una variedad de respuestas: el 43% confía en los científicos (porcentaje otra vez menor que en la mayoría de países europeos), un 20% a las ONG's, un 19% al gobierno y un 16% a la Unión Europea. Al mismo tiempo, y a diferencia de la mayoría de otros países europeos, os españoles mantienen unos relativamente altos niveles de confianza para los medios de comunicación como fuente de información sobre seguridad nuclear (37%). 38

186

Conclusiones A la vista de los análisis previos, podemos concluir que la auténtica opinión pública española, esto es la opinión de los españoles, rechaza mayoritaria y explícitamente la energía nuclear. Que si bien manejan bajos niveles de información (deberíamos plantearnos qué tipo de información es la que deberían manejar los ciudadanos con respecto a esta fuente de energía, los que benefician a una parte del debate o los que benefician a la otra parte del debate para decir que están bien o mal informados) pero sí lo están en relación a los riesgos básicos derivados de la explotación del átomo en virtud de la manifestación explícita y percepción de los mismos, y además son plenamente conscientes de las dificultades energéticas presentes y futuras. El caso claro es que de este análisis de la opinión pública no se deriva el apoyo de los españoles al desarrollo de la energía nuclear, si bien al contrario, se aprecia la opinión favorable a su limitación.

Bibliografía Centro de Investigaciones Sociológicas (1978) Centrales Nucleares. Número de Estudio 1154. Madrid Centro de Investigaciones Sociológicas (1983) Barómetro de Diciembre. Número de Estudio: 1383. Madrid Centro de Investigaciones Sociológicas (1990) Opiniones y actitudes ante la energía nuclear. Número de estudio: 1904. Madrid Centro de Investigaciones Sociológicas (1993) Energía Nuclear. Número de estudio 2074. Madrid Centro de Investigaciones Sociológicas (1995) Barçometro de Febrero.Número de estudio 2132. Madrid Centro de Investigaciones Sociológicas (1996) Actitudes ante los avances científicos y tecnológicos. Número de estudio 2213. Madrid

187

Centro de Investigaciones Sociológicas (2000a) Barómetro de Abril. Número de estudio 2389. Madrid Centro de Investigaciones Sociológicas (2000b) Medio Ambiente. International Social Survey Programme. Número de estudio 2390. Madrid Centro de Investigaciones Sociológicas (2001) Opiniones y actitudes de los españoles hacia la biotecnología. Número de estudio 2412. Madrid Centro de Investigaciones Sociológicas (2004) Opiniones de los españoles sobre el medio ambiente. Número de estudio 2557. Madrid Centro de Investigaciones Sociológicas (2005) Ecología y Medio Ambiente II. Número de estudio 2590. Madrid Centro de Investigaciones Sociológicas (2006) Percepción social de la ciencia y la tecnología. Número de estudio 2652. Madrid Centro de Investigaciones Sociológicas (2007a) Ecología y Medio Ambiente III. Número de estudio 2682. Madrid Centro de Investigaciones Sociológicas (2007b) Barómetro de Noviembre. Número de estudio 2742. Madrid European Commission (1989) Public opinion in the European Community. Special Ecobarometer European Commission (1997) European Opinion and Energy Mattes. Special Ecobarometer 46.0 European Commission (2005) Radioactive waste. Special Ecobarometer 227 European Commission (2006) Attitudes towards energy. Special Ecobarometer 247 European Commission (2007a) Energy Technologies: Knowledge, perception, measures. Special Ecobarometer 262 European Commission (2007b) Europeans and nuclear safety. Special Ecobarometer 271 European Commission (2008) Attitudes towards radioactive waste. Special Ecobarometer 297

188

García Ferrando, Manuel (1981), “El debate público sobre el uso de la energía nuclear”, REIS, 16, pp. 57-90 García Ferrando, M. (1987) “Imagen de la ciencia y la tecnología en España”, REIS, 37, pp. 139-171

189

ANÁLISIS DE LA PERCEPCIÓN SOCIAL ANTE ESTRATEGIAS INNOVADORAS DE GESTIÓN LITORAL EN EL DELTA DEL EBRO

Elisabet Roca, Míriam Villares y Rosa Junyent

Introducción Tradicionalmente, para hacer frente a la erosión costera se han empleado técnicas de ingeniería marítima duras o blandas. En el ámbito europeo, 7.600 Km. de costa se han “beneficiado” de estos sistemas de protección costanera (EC, 2004), pero en numerosos casos, la erosión se ha resulto solo localmente o temporalmente y ha acentuado el problema regresivo aguas abajo. Al final, las consecuencias pueden ser catastróficas para la resiliencia de la costa, es decir, para su capacidad natural de responder al estrés, a los cambios ambientales y para desarrollar sus funciones socio- ecológicas (Woodroffe, 2007; Turner, 2000). La presión antrópica sobre los sistemas naturales como los deltas afecta su capacidad para proveer de servicios ecosistémicos como: recursos para la agricultura y la pesca, el soporte físico y el paisaje para las actividades socioeconómicas que afecten al propio desarrollo de las actividades humanas (Constanza et al., 1997; de Groot et al., 2002). Una de las funciones mermadas es la protección natural de las tierras emergidas ofrecida por los ecosistemas costeros como las dunas, humedales o arrecifes coralinos provocada por los fenómenos erosivos. Así, el 4º informe del IPCC (2007) señala que les costas deltaicas son especialmente vulnerables a partir las consecuencias del cambio climático y al aumento del nivel del mar (Zhang, Douglas, & Leatherman, 2004), esto añade complejidad, incertidumbre, intensidad y durabilidad a los procesos de degradación i presión que ja están afectando los deltas.

190

Desdel los trabajos realizados en el IPCC (IPCC 2007) se reconoce la necesidad de considerar otras alternativas más allá de las estrategias de “hold the line” o no hacer nada, para empezar a implementar “managed realignment”. El “managed realignment”39 implica trabajar con les dinámicas naturales y dejar más espacio al agua y los sedimentos. Consiste en identificar una nueva línea de costa en tierra y fija nuevas defensas, comportando en ciertos casos la eliminación de les infraestructuras existentes o bien hacer cambios en los usos del suelo. Sin embargo, este tipo de estrategias, a veces, por diversos motivos son fuente de conflicto social. Esto es objeto de estudio de nuestra investigación. Se parte de la premisa que es necesario conocer de las raíces del conflicto, así se puede contribuir a establecer mecanismos que favorezcan una implementación de dichas estrategias de gestión. En este contexto se sitúa el presente artículo. El trabajo forma parte de un proyecto desarrollado en el Delta del Ebro, al sur de Cataluña. En la zona, un desequilibrio sedimentario pone en juego ciertas actividades socioeconómicas y las funciones de conservación del Parque Natural del Delta del Ebro. Desde hace décadas el principal problema físico de los deltas del Mediterráneo es la regresión, el origen de la cual es la construcción de grandes embalses que han retenido sedimento. Les obras transversales costeras (puertos y espigones) también representan una barrera para la transferencia de material sedimentario. Así mismo, la degradación de los hábitats costeros como los humedales, dunas, han

Clasificación utilizada en los informes del PICC (Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático) sobre la afectación del cambio climático en les zonas costeras establecida por Bijlsma et al. (1996). Básicamente, esta clasificación establece un gradiente de alternativas que van desde aquellas más tecnocráticas que quieren controlar los sistemas naturales hasta las más adaptativas que pretenden ajustarse a las dinámicas naturales. 39

191

eliminado la protección natural de las playas contra los episodios extremos de tempestad. A pesar de todo ello, recuperar la función protectora que de forma natural nos ofrecen los sistemas costeros puede convertirse en muy costoso tanto desde un punto de vista económico, social como ambiental. Tanto si se realiza con formas de gestión tradicionales basadas en técnicas de ingeniería marítima (dura o blanda), como con nuevas estrategias consideradas adaptativas, como la del retroceso controlado de la línea de costa o recrear humedales, la elección pude comportar grandes conflictos sociales. Nuevas estrategias de gestión como el retroceso o el trabajo conjunto con los procesos naturales han sido poco implementados en nuestras costas. Realmente existe alguna propuesta tanto desde los sectores académicos (Picó, 2005), como desde las instituciones competentes, (Demarcación de Costas del Ministerio de Medio Ambiente en Tarragona) de recuperar una franja de territorio por regenerar antiguos hábitats naturales (como dunas y marismas) y dotar el sistema de capacidad natural para afrontar las adversidades que se producen.

El contexto territorial y ámbito de estudio El proceso de colonización agraria que se inició en 1860, con la construcción del canal de la Derecha del Ebro, ha significado al cabo de 150 años, que el 80 % de la superficie total del Delta esté ocupada por cultivos y zonas urbanas, siendo el principal cultivo, el arroz, con un 65 % de la superficie total (21.000 hectáreas). Los ambientes naturales son el restante 20 %, repartidos en un 10 % de playas y arenales y otro 10 % de lagunas y marismas. Antes de su colonización, las marismas eran los ambientes más extensos en el Delta y actualmente sólo ocupan el 5 % de su superficie total. El Delta es el territorio más densamente poblado las Tierras del Ebro. En el año 2000 los municipios del Delta su-

192

maban unos 50.000 habitantes. Esta población ha aumentando más de un 4% los últimos diez años. La población de los municipios del semidelta norte es de 11063 habitantes en Deltebre y 2662 en l’Ampolla (2007). Parte de este crecimiento se debe al turismo de sol y playa, que ha tenido un importante impacto ambiental en el Delta. La construcción de las urbanizaciones de Riumar y Eucaliptus (en los años setenta y ochenta) destruyó muchas zonas de dunas y marismas de gran valor ambiental. Figura 1. Localización del área de estudio: Punta del Fangar y playa de la Marquesa

Fuente: Instituto Cartográfico de Catalunya

La actividad que más está creciendo en los últimos años es la terciaria, principalmente el turismo. El parque natural tiene una gran afluencia de visitantes, recibe unas 800.000 visitas/año (2007) aunque tal volumen no es suficientemen-

193

te aprovechado desde el punto de vista económico. Otro sector en auge es la caza, hay importantes cotos que son explotados o bien por los propietarios de las tierras o bien por sociedades locales de cazadores mediante contratos de alquiler. El volumen estimado de cazadores que practiquen la actividad cinegética en el delta del Ebro se estima en unos 5000. La pesca y la acuicultura es otra actividad con una larga tradición en el Delta, pero la sobreexplotación, la reducción de subvenciones y la baja calidad del agua de las bahías a disminuido mucho las capturas desde los 80s. Las lonjas pesqueras de Deltebre en el cauce del río y l’Ampolla en el Norte tienen unas capturas de 290 y 300 toneladas anuales respectivamente (2004). Así, la contaminación y la eutrofización de la bahía por los fertilizantes procedentes de los arrozales producen graves efectos negativos sobre la actividad de marisqueo.

El problema: el desequilibrio sedimentario en el Fangar-Marquesa El régimen hidrológico de la parte baja de la cuenca del río Ebro ha sido modificado por los embalses de Mequinenza, Riba-roja y Flix. La reducción del arrastre de sedimentos (caudal sólido) del río Ebro es del orden de un 99% en relación al caudal sólido original, previo a la construcción de embalses. De los 20 ó 30 millones de Tm/año de sedimentos que transportaba el río a finales del siglo XIX, actualmente sólo llegan unos 0.15 millones de Tm. /año. . En estas condiciones, el Delta ha dejado de crecer en extensión y su forma se remodela por el oleaje, aunque no se ha producido una pérdida neta de extensión. Se ha constatado la retención del 85% del sedimento en suspensión y las últimas previsiones del Panel Internacional sobre el Cambio Climático (IPCC) estiman un ascenso absoluto del nivel del mar de unos 50 cm de aquí al año 2100, con una tasa media de ascenso de unos 5 mm/año. De esta manera, la tasa de

194

subsidencia en el Delta del Ebro, preoscila entre 1 y 6 mm/año, aunque en muchas zonas se estima en 2-3 mm/año. Y el aumento del nivel del mar y subsidencia (2cm al año). Pero hay una gran incertidumbre asociada a este tema. La regresión a que se hace referencia se produce en la parte frontal del delta. Los sedimentos se redistribuyen alrededor del mismo y se erosiona la parte frontal y la desembocadura y se crean fenómenos de acreción en las puntas del Fangar y los Alfaques. Esto esta provocando la colmatación de la bahía del Fangar que con el tiempo puede conllevar su cierre, transformándose en una “bassa” (lago interior) y teniendo un efecto negativo directo sobre las actividades pesqueras que allí se desarrollan. En el tramo del semidelta Norte comprendido entre la urbanización Riumar y la flecha del Fangar, la regresión de la costa debido a la erosión está causando la desaparición de la franja costera afectando plenamente las propiedades agrícolas. En la playa de la Marquesa, la desaparición del sistema dunar y la ocupación de las zonas de marisma por parte de la actividad agrícola han agravado el problema porque evita que el sistema migre y se reproduzca hacia el interior. La punta del Fangar tiene un alto valor ecológico principalmente por la fauna que habita o anida en ella. El aspecto más destacado es la importancia de la zona para cría de aves marinas y limícolas, junto al considerable valor como área de refugio y alimentación de especies migratorias. En este contexto, existen unos 20 propietarios que están afectados por el problema erosivo, a lo largo de 5 Km. de frente litoral. Las actuaciones realizadas hasta este momento para paliar los efectos del temporal han sido de carácter puntual (construcción de un muro de contención en la zona de los Vascos, la reconstrucción parcial del “sistema dunar”… ) intervenciones que en algún caso, han comportado resultados negativos.

195

Últimamente, desde la administración central, responsable de la protección costera, se ha planteado la posibilidad de realizar una actuación que permita restituir los antiguos ecosistemas dunares. Se ha iniciado la compra de la franja más periférica de terrenos agrícolas. Sin embargo, este tipo de propuesta ha generado rechazo y desconfianza por parte de algunos agentes locales sobre todo aquellos directamente afectados. A partir de esta primera valoración, el artículo quiere profundizar en las causas de este rechazo para tratar de proponer mecanismo que permitan gestionar este tipo de conflictos.

El método de estudio: el análisis cualitativo El objetivo planteado se ha desarrollado básicamente a través de un estudio cualitativo que ha servido para conocer los diferentes discursos existentes sobre el conflicto en el área de estudio, además se ha complementado con un reconocimiento bibliográfico y de los planes y proyectos presentes en el territorio. En concreto, en se ha desplegado un sondeo in-situ, una entrevista en profundidad a 15 actores representativos del ámbito deltaico que incluyen desde la administración pública estatal y local, los sectores socioeconómicos (del arroz, caza, pesca, turismo), los responsables del Parque Natural del Delta y expertos de la universidad en geomorfología litoral. Para diseñarla se ha realizado previamente una revisión de documentos, estudios técnicos y la prensa más reciente que ha permitido hacer una descripción objetiva de la problemática de erosión, la colmatación de la bahía y de las principales actividades afectadas. Esto ha su vez ha contribuido a identificar los entrevistados. Con la intención de destacar la diversidad de perspectivas presentes en la sociedad que se estudia se ha hecho posicionar a los entrevistar ante tres futuros escenarios posibles, para un horizonte temporal de 15-20 años. En particular se ha pedido a los entrevistados que valoren los

196

escenarios en relación a una serie de criterios en función de su impacto. Figura 2. Actores e Instituciones entrevistadas TIPOLOGÍA DE ACTOR

Político- Institucional

Actividad económica

Representantes sociales Expertos

ACTORES E INSTITUCIONES ENTREVISTADAS Demarcación de Tarragona de la Dirección General la sostenibilidad de la costa y el mar. Ministerio de Medio Ambiente, rural y marino. Parque Natural del Delta del Ebro Ayuntamiento Deltebre (sufre directamente las consecuencias de la erosión y los efectos de los temporales marinos. Ellos reparan/pagan los destrozos de los temporales. Ayuntamiento Ampolla. Utilizan el Fangar como reclamo turístico y el marisqueo. Arroceros. Sufren en sus tierras el embate de los temporales. Productores y cooperativas Mariscadores/Pescadores/Acuicultores. Padecen la colmatación de la bahía del Fangar y contaminación por el vertido de las aguas procedentes del interior. Cofradías Cazadores. Cotos Turismo: Gremio de hoteleros o restauradores Fundación Nueva Cultura del Agua Entidad ecologista (Seo bird life) Facultad Geología. Universidad de Barcelona Laboratorio de Ingeniería Marítima. Universitat Politècnica de Catalunya Universidad Juan Carlos III.

Estos escenarios se han diseñado a partir de las propuestas técnicas existentes y han sido validados por expertos

197

científico-técnicos en el campo de la gestión de la erosión costera. De esta manera, los tres escenarios resultantes representan distintas formas de intervención litoral. En un extremo, el primer escenario: la intervención dura, que significa mantener la actual línea de costa con la construcción de diques, comportaría una polderización de la zona y el mantenimiento de la abertura de la bahía del Fangar. El escenario intermedio que presenta una intervención blanda, consiste en aumentar la anchura de la playa y restaurar el cordón dunar, que actuaría como a reserva de sedimento durante los temporales, esta línea también comportaría la restauración humedales. La efectividad de estas dos estrategias está condicionada por la incertidumbre del cambio climático. Y al otro extremo, el tercer escenario, la alternativa de no actuar y dejar que la dinámica marina alcance un nuevo equilibrio. La definición de los criterios de valoración de los escenarios proviene de la clasificación de servicios ambientales que nos ofrecen las zonas costeras como los deltas establecidos en Constanza et al. (1997). La información obtenida de las entrevistas ha sido transcrita cuidadosamente, valorada e interpretada mediante el análisis de contenido. Así mismo se ha volcado la información relativa a la evaluación de los escenarios en una hoja de cálculo y se han agregado los datos para obtener una sociografía general y cualitativa de las posiciones de los actores que será comentada en el siguiente apartado.

Los resultados Los resultados obtenidos en las entrevistas se han sintetizado en la figura 3. A primera instancia se observa como el escenario 2, ha sido valorado más favorablemente en relación a aquellos criterios que representan los valores naturales del delta: paisaje, biodiversidad, conservación. Esto contrasta con el escenario 1: que se identifica como el más ade-

198

cuado si se quieren beneficiar a las actividades socioeconómicas tradicionales como la actividad arrocera y la pesca. El turismo que en este ámbito queda vinculado a los valores ecológicos queda más ligado al desarrollo del escenario 2. La actividad económica derivada de la caza presenta posiciones más variadas, porqué desde este sector se considera que cualquier escenario no debería tener mucha incidencia sobre la explotación cinegética. Según sus representantes, la intervención blanda, aunque amplia el espacio público, no tendría por qué comportar una disminución de los puestos de caza. La figura 3 muestra como el conflicto reside principalmente en una confrontación entre mantener los usos socioeconómicos del sector primario o conservar y recuperar los valores naturales originarios del delta. Se percibe como una confrontación, la pérdida de unos, beneficiará a los otros. El gran reto seria convertir este conflicto en una oportunidad para consensuar una actuación responsable. Otra cuestión muy interesante en los resultados expuestos, es la reiterada percepción de que una intervención dura será mucho más eficaz que una blanda. Estos temores y la desconfianza van en aumento a medida que el actor desarrolla sus actividades más cerca de la costa y por lo tanto tiene más patrimonio en juego. Esto concurre con experiencias inglesas (Myatt,2003). En el caso del proyecto en de recuperación de las Marismas de Essex, los entrevistados que se encuentran más alejados de la línea de costa tienen más confianza en el proyecto que los que están más próximos. Por su parte, los científicos consultados están de acuerdo en recuperar la dinámica natural de la zona, en retirar el espigón ilegal, y propiciar que la línea de costa retroceda hasta conseguir una nueva situación de equilibrio. El análisis cualitativo de las entrevistas en profundidad es coherente con lo explicado anteriormente. Existe una posición local clara que reclama con urgencia la necesidad de

199

intervenir, aunque se cuestiona cuál es la solución más adecuada. Por una parte los actores socioeconómicos no quieren perder más territorio, ni sacrificar su actividad y los actores que representan los valores naturales prefieren alternativas que primen la conservación. Por lo tanto, el conflicto reside principalmente en una confrontación entre mantener los usos socioeconómicos del sector primario y recuperar los valores naturales originarios del delta. Figura 3. Evaluación de los escenarios

200

Otra constatación es la desconfianza ante la efectividad de una obra blanda, y del papel de las dunas y las marismas como amortiguadores del impacto de las olas. Afirman que esto es una medida a corto plazo y que con el tiempo el mar avanzará y se reproducirá el actual escenario al cabo de los años. El conflicto se ve agravado por la desconfianza ante unas instituciones promotoras a las que se acusa de no haber realizado ninguna intervención en la zona hasta el momento. En este sentido, se ha constatado que la opinión de los entrevistados no cuestiona los estudios sobre los que se fundamenta el proyecto, pero se observa que la solución propuesta por el Ministerio de Medio Ambiente no les comporta garantías de eficacia. Algunos actores han viajado y visitado soluciones de polderización como las aplicadas en el Delta del Po, en cambio, no han podido constatar la evidencia y la experiencia en aplicaciones más blandas, como las propuestas en la costa de Essex. Estrategias de gestión como el retroceso o el de una gestión mixta que incluya procesos naturales han sido escasamente implementadas en nuestras costas. Ahora se empieza a esgrimir alguna propuesta tanto desde la esfera académica (Picó, 2005) como desde les instituciones competentes de recuperar una franja de territorio litoral para regenerar antiguos hábitats naturales (como dunas y humedales) y dotar el sistema de capacidad natural para afrontar los riesgos que amenazan. Pero tal como se ha descrito, en el delta esta situación genera conflictos sociales. Ante ello, se ha constatado en experiencias similares de otros países como Gran Bretaña que las barreras para implementar este tipo de iniciativas están relacionadas con la desconfianza de las instituciones promotoras, la falta de conocimiento técnico de estas medidas y la falta de una compensación económica suficiente (Ledoux et al. 2005). Este tipo de proyectos no son atractivos para los afectados porqué la visión cortoplacista de los pagos contrasta con la irreversibilidad de la pérdida de sus tierras, que se

201

agrava en una cultura donde se da un gran valor a la propiedad y parte de esta ya se ha visto desaparecer bajo el mar en pocas decenas de años. En el caso del delta, se echa en falta un conocimiento preciso del proyecto por parte de unos afectados, que conocían el proceso de expropiación, pero desconocían la aplicación de un cordón dunar sobre estas tierras expropiadas, como medida de protección natural contra los temporales. El conocimiento de este importante detalle puede hacer cambiar percepciones muy negativas, ya que inicialmente, se tiene el convencimiento que el mar entraría en sus campos y éstos se convertirían de manera desordenadamente en marismas. No hay duda, hace falta más pedagogía para explicar a los afectados el proyecto y su futura evolución.

Conclusiones Desde hace unas décadas el principal problema físico de los deltas mediterráneos es la regresión, el origen de la cual ha sido la política de construcción de grandes embalses, los sedimentos han quedado retenidos y han dejado de formar parte de estos sistemas litorales. Las obras transversales costeras (puertos y espigones) también representan una barrera para la transferencia de material sedimentario. Así mismo, la degradación de los hábitats costeros como los humedales, dunas, han eliminado la protección natural de las playas contra los episodios extremos de tempestad. Como vemos en el caso de estudio recuperar la función protectora que de forma natural nos ofrecen los sistemas costeros, puede convertirse en algo muy costoso tanto desde un punto de vista económico, social como ambiental. Si se realiza a partir de gestión tradicional basada en técnicas duras de ingeniería o si se introducen nuevas técnicas consideradas adaptativas, (como la del retroceso controlado de la línea de costa, o la de recrear humedales), se pueden reproducir grandes conflictos sociales.

202

Ante esta situación de desconfianza institucional y de temor ante nuevas formas de intervención litoral como la recreación de humedales y regeneración de sistemas dunares se requiere más pedagogía y sobre todo nuevas oportunidades de participación. Estas son necesarias no sólo para legitimar los proyectos innovadores que se proponen por parte de la administración que gestiona la costa, sino también para hacer más diáfanas las incertidumbres de los afectados y reconstruir su confianza. Agradecimientos: Investigación realizada en el marco de los proyectos financiados por el Ministerio Español de Educación y Ciencia: Defcon-EEP (REN2003-09029-C03/MAR) y AGITE (CGL2005-04189).

BIBLIOGRAFÍA BIJLSMA, L.et al., 1996. Coastal zone and small islands. In: R.T. Watson, M.C. Zinyowera, and R.H. Moss (eds.) Climate Change 1995: Impacts, Adaptations, and Mitigation of Climate Change: Scientific-Technical Analyses. Contribution of Working Group II to the Second Assessment Report of the Intergovernmental Panel on Climate Change. Cambridge University Press, 289-324. COSTANZA, R., D’ARGE, R., DE GROOT, R., FARBER, S., GRASSO, M., HANNON, B., LIMBURG, K., NAEEM, S., O’NEILL, R. V., PARUELO, J., RASKIN, R. G., SUTTON, P., & VANDENBELT, M. 1997. The value of the world’s ecosystem services and natural capital. Nature, 387, 253–260. DEPARTMENT OF ENVIROMENT FOOD AND RURAL AFFAIRS (DEFRA). 2001. Shoreline Management Plans: a Guide for Coastal Defence Authorities. DEFRA, London. DE GROOT, R. S., WILSON, M. A., & BOUMANS, R. M. J. 2002. A typology for the classification, description and valuation of

203

ecosystem functions, goods and services. Ecological Economics, 41, 393–408. EUROPEAN COMISSION (EC). 2004. Living with coastal erosion in Europe. Sediment and Space for Sustainability. Major findings and Policy Recommendations of the EUROSION project, The Netherlans, p.54. INTERGOVERNMENTAL PANEL FOR CLIMATE CHANGE (IPCC). 2007. Climate Change 2007: The Physical Science Basis. WGI Fourth Assessment Report of the Intergovernmental Panel on Climate Change. LEDOUX, L., CORNELL, S., O'RIORDAN, T.HARVEY, & R.BANYARD, L. 2005. Towards sustainable flood and coastal management: identifying drivers of, and obstacles to, managed realignment. Land Use Policy 22, 129-144. MYATT, L.B. SCRIMSHAW, M.D. LESTER, J.N. 2003, ′Public perceptions and attitudes towards an established managed realignment scheme: Orplands, Essex, UK′ Journal of Environmental Management, no. 68, pp. 173-181 RODRÍGUEZ I. 1997, Los SIG en estudios de evolución costera: ejemplo del Delta del Ebro. Ingeniería Civil, 105, pp.20-32. SÁNCHEZ GARCÍA, M.J. 2009, Cuantificación y determinación del transporte eólico, y su influencia en la dinámica sedimentaria del Delta del Ebro. Universidad Rey Juan Carlos. phD Thesis. TURNER, R. K. 2000. Integrating natural and socio-economic science in coastal management. Journal of Marine Systems 25, 447-460. WOODROFFE, C.D. 2007 The Natural Resilience of Coastal Systems: Primary Concepts. In: McFadden, L., Penning-Rowsell, E., Nicholls, R.J. (eds), Managing Coastal Vulnerability, Elsevier, Amsterdam, 2007, 45-60. ZHANG, K. Q., DOUGLAS, B. C., LEATHERMAN, S. P. 2004. Global warming and coastal erosion. Clim.Change 64, 41-58.

204

PAISAJES NATURALES URBANOS Y CALIDAD DE VIDA

Carlos Priego González de Canales, Eduardo Moyano Estrada

Introducción: Sobre los conceptos de “entorno” y “paisaje” natural Hablar del “entorno” es referirse al espacio (tanto físico, como social o virtual) donde se desarrolla nuestra vida cotidiana en sus distintas facetas (el trabajo, la familia, el ocio, el tiempo libre, la ciudadanía,…) y de cuyas condiciones depende nuestra salud y calidad de vida. Los entornos físicos pueden calificarse como paisajes. No hay paisajes sin espacio físico de referencia. Los entornos sociales o virtuales no son paisajes en sentido estricto, aunque coloquialmente podamos hablar del paisaje social o incluso del paisaje cultural. Los paisajes son, por tanto, los entornos físicos que nos rodean y donde desarrollamos las distintas facetas de nuestra vida. Pueden ser naturales o artificiales. En el paisaje natural, el entorno físico de referencia es la naturaleza, en tanto que entorno formado por seres vivos (flora o fauna). Los paisajes naturales han estado tradicionalmente vinculados al medio rural, de tal modo que “naturaleza” y “ruralidad” han sido las dos caras de una misma moneda, mediada por la actividad agrosilvopastoral, cinegética y forestal como explotación de los recursos naturales con fines productivos (sean para el mercado o para el autoconsumo). En ese vínculo de la población rural con el espacio natural ha descansado la imagen, ya tópica, de equilibrio entre agricultura y naturaleza. Sin embargo, con el desarrollo de la agricultura intensiva y la ex-

205

pansión industrial y urbana, los paisajes naturales se han ido transformando por la acción del hombre con la incorporación de elementos no naturales (casas de labranza, naves industriales, maquinarias, granjas ganaderas,…) En los paisajes artificiales no hay presencia de elementos naturales, sino de artefactos fabricados y ordenados por el hombre de acuerdo con sus gustos o necesidades. Tradicionalmente, estos paisajes han estado identificados con la ciudad y el mundo urbano, mediante la edificación, el planeamiento de calles y avenidas, la presencia del automóvil, la ubicación de áreas industriales,…, hasta el punto de formar parte de la propia identidad urbana (algunos autores hablan de paisajes fundantes para referirse a este tipo de paisajes artificiales que, creados por el hombre, acaban siendo parte esencial de su identidad ciudadana). No obstante, el desarrollo del urbanismo moderno incorpora áreas verdes en las ciudades, de tal modo que el paisaje urbano se naturaliza. Por ello, lo más frecuente es encontrar paisajes mixtos, donde la naturaleza se combina con elementos artificiales, bien como complemento o como parte central del entorno. Según cuán importante sea la presencia de la naturaleza en ello, podemos hablar de dos tipos de paisajes: los naturales artificializados, y los artificiales naturalizados. En los paisajes naturales artificializados, la naturaleza es el elemento central, y los elementos no naturales son sólo un complemento de aquélla. Esto es lo que ocurre con los grandes espacios naturales situados en el medio rural o con las grandes áreas verdes de las ciudades que, en forma de parques o jardines, se instalan (o mejor dicho se preservan de la expansión urbanística) para recreo y esparcimiento de la población. En los paisajes artificiales naturalizados, los elementos naturales son secundarios y se incorporan al paisaje con una función de servicio, nunca fundamental. Esto es lo que ocurre, por ejemplo, en los patios de las casas tradicionales

206

andaluzas (el caso de los patios cordobeses es paradigmático) o en las zonas ajardinadas de las modernas áreas residenciales de las ciudades. Podemos definir, por tanto, el concepto de “espacio natural” como aquel paisaje donde la naturaleza es un elemento central de su composición morfológica y donde los poderes públicos, reconociéndole su importancia para el equilibrio de los ecosistemas, la conservación de la biodiversidad, el desarrollo sostenible y el bienestar de la población, han acotado sus límites y establecido normas para regular su uso y explotación.

Paisajes naturales urbanos y calidad de vida Se reconoce hoy que los paisajes naturales (sean rurales o urbanos) tienen una importante incidencia en la salud y calidad de vida40 de la población. Sin embargo, la atención recibida por unos u otros tipos de paisajes ha sido distinta, y sólo hasta muy recientemente no ha comenzado a converger el interés por la preservación de ambos, en el marco de la cada vez más estrecha interacción rural-urbana. La atención por los paisajes naturales urbanos se basa, sobre todo, en la constatación de que la ciudadanía se preocupa cada vez más por los asuntos relativos a la situación del medio ambiente en sus áreas de residencia, incluyendo este aspecto a la hora de valorar la calidad de vida y su El concepto de “calidad de vida” es relativamente novedoso (las primeras publicaciones aparecen en los años setenta) y surge con el propósito de ampliar y superar dos conceptos comúnmente considerados en los objetivos de las políticas sociales: uno, de fuerte implicación economicista (welfare), y otro, de implicación psicosocial (wellbeing) A partir de los años ochenta, la noción de “calidad de vida” cobra una extraordinaria importancia en el diseño de políticas, programas o proyectos sociales, sanitarios, ambientales, etc., planteándose entre sus objetivos precisamente la mejora de la calidad de vida de la población. 40

207

estado de salud personal. Ello ha despertado el interés de ecólogos, antropólogos, biólogos, geógrafos y sociólogos por la importancia que los espacios verdes urbanos tienen para la calidad de vida en las ciudades, existiendo hoy ya una potente línea de investigación sobre estos temas. La importancia de las zonas verdes en las ciudades radica en los efectos positivos que tienen sobre la población residente, efectos que pueden manifestarse en varios ámbitos: i) en el aprendizaje de la conciencia ambiental o ecológica; ii) en el proceso de enraizamiento (embeddedness) en la comunidad y de construcción de identidad cultural y capital social; iii) en el sentimiento de seguridad; y iv) en la mejora del estado de salud mental y física de los ciudadanos. En relación con el primer ámbito (el relacionado con la conciencia ambiental o ecológica), cabe señalar que la extensión de las zonas verdes en las ciudades contemporáneas representa una importante oportunidad para que la población aprenda sobre los principios ecológicos y sus interconexiones, dado que la observación y contacto con la naturaleza le permite un aprendizaje práctico sobre el funcionamiento de los ecosistemas. La educación ambiental es algo más que impartir una clase de biología o viajar a un centro o parque natural; es el resultado de una experiencia directa y constante asimilada a través del contacto diario con la naturaleza en los lugares donde vivimos, en las calles que recorremos o en los árboles que contemplamos. En lo que se refiere al ámbito de la identidad social y el enraizamiento (embeddedness) en la comunidad local, diversos estudios vienen mostrando el debilitamiento de los lazos sociales entre los vecinos que residen en las grandes aglomeraciones urbanas, de tal modo que se acaba perdiendo el sentido de comunidad. Ello explicaría el descenso del capital social en las grandes ciudades, entendido como el descenso de la confianza entre vecinos y, en definitiva, la falta de integración de los individuos en sus comunidades

208

de referencia, dando lugar a problemas de anomia. La literatura especializada sugiere que una mayor interacción de los ciudadanos con los espacios naturales y la existencia de zonas verdes en las barriadas de las grandes ciudades para el ocio y el esparcimiento de los vecinos, pueden inducir en ellos el desarrollo de valores compartidos, es decir, el enraizamiento de los individuos en sus comunidades de referencia, contribuyendo a la construcción de capital social. Algunas experiencias demuestran cómo la implicación de los vecinos en programas de creación de espacios verdes en sus barriadas, facilita el conocimiento mutuo y la interacción social y permite el desarrollo de un sentimiento de identidad, además de generar altos niveles de satisfacción personal. Un tercer ámbito a destacar es el del sentimiento de seguridad que provoca la existencia de áreas verdes en las ciudades. Hay interesantes evidencias empíricas que muestran cómo la creación de zonas verdes y la presencia de áreas ajardinadas en los barrios aumentan la sensación de seguridad en los vecinos, disminuyendo las tasas de criminalidad y reduciéndose las expresiones de violencia. En algunos estudios se introduce la idea de “ojos en la calle” para explicar cómo la presencia de personas en los espacios públicos destinados al esparcimiento ayuda a controlar el crimen y aumentar la seguridad ciudadana. Algunos autores observaron cómo los residentes que viven en casas con árboles o zonas verdes muestran actitudes más constructivas y presentan menores formas de violencia y conflictos intrafamiliares, que los que viven en casas sin estos espacios destinados a la presencia de la naturaleza en el hogar. Por último, son abundantes los estudios que demuestran los positivos efectos de las áreas verdes urbanas sobre la salud física y mental. Muestran, en concreto, la estrecha asociación entre la disminución del estrés y la mejora de la salud física de los residentes urbanos. En tales estudios se demuestran cómo los paisajes con árboles y vegetación

209

producen estados psíquicos y emocionales más distendidos en los individuos, que los paisajes donde dichas características naturales están ausentes. Por ejemplo, estudios realizados en hospitales muestran cómo los enfermos alojados en habitaciones con vistas a un paisaje de arboleda se recuperan de forma más rápida y con menos complicaciones, que los pacientes en habitaciones donde no hay esas vistas. Otros estudios demuestran que la vista de paisajes de naturaleza verde desde las ventanas de una oficina proporciona importantes beneficios psicológicos a los trabajadores, elevando su bienestar y satisfacción en el trabajo. En esa misma línea, se ha demostrado que las experiencias vividas en parques urbanos ayudan a cambiar estados de ánimo y a reducir la presión del trabajo. Igualmente, se ha comprobado que la sombra de los árboles reduce la radiación ultravioleta y, en consecuencia, ayuda a reducir determinados problemas de salud (cataratas, cáncer de piel, irritaciones dermatológicas,…) Más recientemente se han ido incorporando nuevas dimensiones en la valoración de la importancia de las áreas verdes urbanas, sobre todo las relacionadas con el medio ambiente. En esas nuevas dimensiones destacan, por ejemplo, la contribución que las áreas verdes urbanas pueden hacer para reducir los efectos de la contaminación atmosférica en las ciudades o su función positiva a la hora de fijar CO2, efectos que de un modo indirecto influyen en la salud de los ciudadanos.

Paisajes verdes urbanos y políticas públicas Es precisamente por considerar que los paisajes naturales tienen una fuerte incidencia tanto en la sostenibilidad ambiental de los ecosistemas, como en la salud y calidad de vida de la población, que los poderes públicos acotan los límites de determinados entornos y dictan normas para regular su uso y disfrute con distintos niveles de protec-

210

ción, convirtiendo el paisaje en un “espacio natural”. A la hora de analizar esas políticas, es necesario distinguir entre los paisajes naturales ubicados en el medio rural, y los paisajes, también naturales, situados en las ciudades en forma de parques o áreas verdes urbanas. Los paisajes naturales no ubicados en el medio rural, sino en el medio urbano, como las grandes áreas verdes o parques de las ciudades, también están recibiendo la consideración de bienes públicos. Bien es verdad que es todavía un ámbito de las políticas públicas menos desarrollado que el de las políticas destinadas a regular los espacios rurales, debido, quizá, a su consideración de espacio mixto natural/artificial, al hecho de ser competencia de las instituciones locales y de formar parte como elemento secundario (complementario, y no central) de las políticas urbanísticas. A esto habría que añadir que la influencia de las áreas verdes urbanas para la salud y la calidad de vida de la población es un tema que sólo recientemente se ha incorporado a la agenda política y científica, no existiendo todavía una fuerte corriente de opinión pública interesada en reivindicar la importancia social de estos espacios naturales y demandar de los poderes públicos políticas que trasciendan el ámbito local del planeamiento urbanístico. Con objeto de analizar el modo en que la población europea se relaciona e interactúa en su vida diaria con los espacios verdes de sus ciudades, la Comisión Europea convocó en el año 2000 un programa de investigación sobre el “Desarrollo de los espacios verdes públicos para el aumento de la calidad de vida en las ciudades y regiones urbanas”. Como resultado de ese programa se presentó a la Comisión Europea el documento Social Criteria for the Evaluation and Development of Urban Green Spaces (Criterios Sociales para la Evaluación y Desarrollo de las Áreas Verdes Urbanas) en el que se incluye una veintena de criterios sociales que, complementando los criterios más biológicos relativos a la conservación de la naturaleza y los eco-

211

sistemas, debieran tenerse en cuenta a la hora de crear zonas verdes en las ciudades, sirviendo de guía y orientación a planeadores urbanísticos y a responsables de las políticas municipales de medio ambiente. Los citados Criterios Sociales parten de la idea de que la existencia de zonas verdes en las barriadas de las ciudades es algo apreciado por los ciudadanos y de que el contacto con la naturaleza es un elemento que contribuye a elevar su grado de satisfacción con el entorno donde viven y trabajan. De ahí que una de las principales premisas de estos criterios es que todos los potenciales usuarios de los espacios verdes deben tener libre acceso a ellos, pues, precisamente de esa libertad plena es de donde surge la satisfacción que encuentran los ciudadanos al relacionarse con la naturaleza, reforzando su propio estilo de vida. También se parte de la idea de que muchas de estas satisfacciones con las zonas verdes radican en el hecho de que son percibidas como espacios naturales por los ciudadanos, siendo su carácter natural lo que convierte a estas zonas en la antítesis de las formas artificiales en las que descansan las viviendas que, en forma de bloques de apartamentos, se extienden por las ciudades en largos e interminables paisajes uniformes e impersonales. Para la elaboración de los 21 Criterios Sociales se han tenido en cuenta tres grandes ámbitos de estudio: i) la localización física del espacio natural y su accesibilidad para el ciudadano; ii) la calidad de la experiencia, entendida como la satisfacción que los ciudadanos experimentan al visitar la zona; y iii) los aspectos funcionales del área natural, definidos según las actividades desarrolladas dentro de ella. En lo que se refiere a la localización del espacio natural y su accesibilidad, no son sólo factores objetivos, sino también subjetivos, los que deben guiar los criterios utilizados a la hora de diseñar un área verde urbana. Ya que la percepción social de la distancia a tales espacios naturales y el medio utilizado para ir a ellos, son elementos relacionados

212

con la composición cultural y sociodemográfica de los potenciales usuarios. No obstante, según estudios de la Countryside Comisión (1985) y Countryside Recreation Network News (1994), cabe establecer algunos criterios generales, como que los usuarios prefieren ir andando a los espacios verdes públicos, fijando en 5 minutos el tiempo medio que están dispuestos a dedicar para desplazarse desde su lugar de residencia al lugar donde está situada la zona de esparcimiento (tiempo que equivale a una distancia promedio de 0,5 Km). Resultados similares se han encontrado en otros estudios sobre las preferencias de los ciudadanos en el uso de espacios naturales urbanos, donde, para cada zona verde, habría un “área teórica de influencia”, formada por una cantidad de población potencialmente usuaria, independientemente de la edad, el género, la etnia o el nivel de renta. Respecto a la calidad de la experiencia persona, cabe señalar que la distancia y accesibilidad no son factores suficientes para que una zona verde sea atractiva a los ciudadanos. Es necesario que el espacio natural tenga una determinada estructura paisajística y una calidad apropiada para despertar en el usuario lazos emocionales y le haga sentirse satisfecho con su entorno. La calidad de los espacios verdes urbanos es un elemento subjetivo, por cuanto tiene que ver con el modo en que son percibidos por los usuarios y con el significado que tienen para ellos. Se sabe por numerosos estudios que estos aspectos dependen de la cultura de los individuos, de modo que un mismo tipo de zona verde tendrá significados diferentes y generará grados distintos de satisfacción en los usuarios, según la base cultural y estilos de vida en los que éstos hayan sido socializados. De ahí que si se analiza en diversas culturas cómo son los sentimientos que los espacios verdes urbanos generan en los ciudadanos y cuáles son los motivos por los que acuden a tales áreas de ocio y esparcimiento, estaremos en condiciones de establecer unos parámetros de calidad para

213

cada tipo de cultura. No obstante, esos estudios han señalado la existencia de algunos parámetros físicos de calidad que son comunes a las distintas culturas, como los que incluyen aspectos relativos a la superficie del espacio verde y a su estructura paisajística. Así, por ejemplo, zonas demasiado pequeñas favorecen las aglomeraciones, generan ruido y ofrecen vistas inapropiadas que no estimulan el descanso y el relax del usuario; mientras que espacios demasiado grandes pueden provocar sensaciones de miedo e inseguridad asociadas al vandalismo y la delincuencia. Asimismo, la calidad de la zona verde tiene mucho que ver con el valor que le da el usuario a su experiencia de visitarla, hasta el punto de que, si la experiencia no es buena, lo más probable es que no la repita. En ese sentido, la ya mencionada sensación de inseguridad es un aspecto de gran influencia negativa en la experiencia, pero también lo es el desagrado que puede producir en el usuario encontrar un parque sucio y con señales de abandono por negligencia de los responsables de su gestión y mantenimiento (coches abandonados, caminos difíciles de transitar para las personas mayores o las madres con cochecitos para bebés, zonas estéticamente bellas, pero peligrosas para que los niños jueguen en ellas,…) Por último, hay que señalar que la valoración de los espacios verdes urbanos depende también de su funcionalidad, es decir, de las funciones que cumplan para los usuarios, funciones que varían según las actividades realizadas en tales espacios: caminar, hacer jogging, pasear al perro, montar en bicicleta, observar la naturaleza, sentarse en un banco a leer,…. En la mayoría de los casos, las zonas verdes urbanas pueden proveer fácilmente esas actividades, pero no siempre su tamaño, diseño y estructura (incluyendo la dotación de instalaciones y equipamiento) permiten que todas ellas puedan ser realizadas de forma simultánea respondiendo así a las múltiples y diversas demandas de los usuarios. Por lo general, las zonas verdes suelen especiali-

214

zarse en una o varias funciones de ocio y esparcimiento, lo que puede ser motivo de conflictos por el espacio si no hay zonas complementarias (por ejemplo, en zonas no aptas para la práctica deportiva puede surgir un conflicto entre usuarios). Los conflictos se mitigan si los usuarios tienen diversas opciones donde elegir en función de sus demandas, cosa que sólo es posible aumentando el número y extensión de las áreas verdes en la ciudad. Para el estudio de esos aspectos funcionales de los espacios verdes urbanos es conveniente distinguir tres niveles en las actividades de los usuarios que acuden a tales áreas de esparcimiento: individual (actividades que se realizan para mejorar su estilo y calidad de vida); familiar (actividades que aportan cohesión y unidad a la familia, tales como organizar un picnic o una barbacoa, llevar a pasear a los hijos o desarrollar reuniones intergeneracionales), y colectivo o comunitario (actividades que contribuyen a dotar a la comunidad de una mayor identidad y cohesión social, como organizar eventos deportivos o festivales, darle al espacio usos escolares,…). Los Criterios Sociales son, en definitiva, un buen marco para el estudio de la interacción social en torno a los espacios verdes urbanos y representa una excelente herramienta para analizar las diferentes percepciones según el nivel sociocultural del ciudadano.

Criterios sociales y casos de estudio Según el modelo proporcionado por los 20 Criterios Sociales, el análisis de los aspectos sociales de los espacios verdes urbanos suele realizarse mediante entrevistas dirigidas a los usuarios reales o potenciales de tales espacios, en las que se recaba información sobre la percepción y significado que tienen y sobre las motivaciones que los impulsan a acudir a estas áreas de esparcimiento. El acceso a los espacios verdes urbanos está relacionado con el estilo de vida de cada usuario, así como con los beneficios esperados

215

en lo que respecta a la tranquilidad frente al estrés, a los recuerdos y emociones, a la relación con amigos y familiares u otros tipos de beneficios sugeridos por los entrevistados. Tabla 1. Criterios para analizar los aspectos sociales de los espacios verdes urbanos

216

Caso de Estudio: Análisis comparado entre las ciudades de Halle (Alemania), Concepción (Chile) y Córdoba (España) El objetivo general de este proyecto de investigación comparativo entre Chile, Alemania y España consistió en comparar las distintas percepciones sobre el medio ambiente en poblaciones diferentes desde el punto de vista socioeconómico y cultural, analizando cómo valoran los ciudadanos sus experiencias de contacto con los espacios naturales urbanos. Con ello se pretende tener un mejor conocimiento de cómo los aspectos geográficos, culturales o sociales influyen en el uso y disfrute del medio ambiente urbano. Objetivos específicos  Análisis de la naturaleza en el barrio: percepciones.  Estudiar las actitudes y comportamientos de los ciudadanos respecto a los espacios verdes urbanos.  Determinación de la valoración de la naturaleza por los usuarios en cada uno de las zonas de estudio.  Estudio del tipo de uso y preferencias de los ciudadanos por los espacios verdes urbanos. Conclusiones del Caso de Estudio En primer lugar y a la luz de nuestro estudio, la naturaleza urbana es importante para la ciudadanía: desde los jardines privados, el arbolado en las calles, los parques en el interior de la ciudad hasta las pequeñas parcelas de tierra usadas con fines recreativos. Sin embargo, y aunque toda la naturaleza es importante para los ciudadanos, ésta no se usa de igual modo. La preferencia por unos u otros tipos de naturaleza urbana depende de la situación cultural, tradición de uso, y el status social que posea el usuario.

217

218

Observamos como la tradición cultural de un país, y la estructura de oportunidades que ofrece a sus ciudadanos, ejercen una influencia significativa en el uso y disfrute de los espacios verdes de la ciudad. Indiferentemente del barrio donde se viva, del estrato socioeconómico que se tenga, o de la cultura y país de pertenencia, los ciudadanos encuestados se muestran ampliamente satisfechos con la naturaleza que tienen en sus barrios. Se debería hacer hincapié en que la naturaleza y los espacios verdes urbanos son espacios del paisaje urbano que mejoran la calidad de vida de los habitantes, sin importar el status cultural o socioeconómico de sus usuarios. Por otro lado, se cree importante que la definición del término “paisaje urbano” tiene que incluir a los espacios verdes de la ciudad en todas sus manifestaciones, y que éstos se diseñen pensando en satisfacer las necesidades de contactar con la naturaleza que tienen los ciudadanos. Se señala que todos los países tendrían que desarrollar una planificación estratégica para incluir espacios verdes en las cercanías y alrededores de las ciudades, así como ofrecer a la población más naturaleza ornamental en el interior de sus barrios. Esto también incluye una mayor educación ambiental, donde además de valorar toda clase de naturaleza urbana y periurbana, los ciudadanos puedan hacer uso directo de ella. Finalmente se constata que tanto los europeos como los latinoamericanos consideran que las zonas verdes urbanas son un aspecto importante de la cultura urbana.

Conclusiones En este artículo hemos analizado la importancia que tienen los paisajes naturales en la salud y calidad de vida de la población. Para ello hemos procedido a definir conceptos que suelen emplearse de forma similar, pero que denotan significados distintos: entornos, paisajes y espacios natura-

219

les. Los paisajes son entornos físicos en los que la naturaleza desempeña una función esencial en su composición morfológica y biológica. Cuando esos paisajes son reconocidos como bien público por su importancia para la salud, la calidad de vida o la sostenibilidad ambiental, estamos hablando de un “Espacio Natural”, que debería ser acotado por los poderes públicos mediante una correspondiente política, donde se debería de regular además de su acceso, el uso y explotación por la ciudadanía. La protección pública de los paisajes naturales situados en el medio rural se ha basado sobre todo en su conservación por razones ambientales y ecológicas (biodiversidad, cambio climático,…), y sólo recientemente se ha incorporado la dimensión social y económica (recreativa, turística y de ocio). Sin embargo, en el caso de los paisajes naturales urbanos (áreas y espacios verdes de las ciudades) su protección se ha basado en la incidencia que tienen para la salud y la calidad de vida de la población y no por razones ecológicas o ambientales (sólo más recientemente se ha incorporado este tipo de razones). Por lo general, la regulación de las áreas verdes urbanas se ha realizado en el marco de las políticas urbanísticas de ámbito local. Más recientemente se han elaborado criterios sociales para que el diseño de estas áreas verdes se ajuste a las demandas de uso de la población, demandas que vienen determinadas por la cultura, el nivel de renta, la estructura demográfica de los usuarios y la propia estructura física de los barrios donde residen.

Bibliografía AZÓCAR, G. (2003). El desafío urbano en la conservación de la naturaleza; Parque Tumbes y San Pedro de la Paz. Pp 71-87. En: In: Breuste J, Rojas J, Kasperidus H, Priego C (2003). Nutzung und Management von Natur und Landschaft in Stadtregionen.UFZ Bericht 17.

220

COUNTRYSIDE COMMISSION. (1985). Country Park Visitor Surveys, CCP 180, Lock, S.(eds), Cheltenham: Countryside Commission. BALRAM, S. & DRAGICEVIC, S. (2005). Attitudes toward urban green spaces: integrating questionnaire survey and collaborative GIS techniques to improve attitude measurements. Landscape Urban Planning, 71. pp. 147-162. BEER, A.R. (1994). Urban greenspace and sustainability. En: Chiesura A (2004) The role of urban park for the sustainable city. Landscape and Urban Planning, 68. pp. 129-138. BERMAN, L. (1997). How does our garden grow? A guide to community garden success Toronto: FoodShare Metro Toronto. BRUNSON, L., KUO, F.E. & SULLIVAN, W.C. (1998). Benefits of residents involvement in greening: experience from the inner city. In: Kuo FE, Sullivan WC, Coley RL & Brunson L (1998) Fertile Ground for community: Inner-City Neighbourhood Common Spaces. American Journal of Community Psychology. Vol 26, N° 6. pp. 823-851. BRUNSON, L., KUO, F.E. & SULLIVAN, W.C. (2001). Resident appropriation of defensible space in urban public housing: Implications for safety and community. Environment and Behaviour, 33(5). pp. 626-652. BUSSEY, S.C. (1996). Public Uses, Preferences and Perceptions of Urban Woodlands in Redditch. Unpublished PhD thesis. University of Central England in Birmingham, UK CHIESURA, A. (2004). The role of urban parks for the sustainable city. Landscape and Urban Planning, 68. pp. 129-138. COLES, R.W. (1992). Living in a Community Forest. En Proc. 10th World Congress on Housing, Birmingham, UK, 21 – 25 September. COLES, R.W. & BUSSEY, S.C. (2000). Urban Forest Landscapes in the UK – Progressing the Social Agenda, Landscape and Urban Planning, 52. pp. 181 – 188.

221

COUNTRYSIDE RECREATION NETWORK NEWS (1994). 1993 U.K. Day Visits Survey: vol. 2, no. 1: Feb. 94. Univ. Wales, College of Cardiff, Cardiff. GRAHN, P. (1985). Man’s needs for urban parks. Greenery and recreation. Institute for Landscape planning. Swedish Agricultural University, Alnarp. HARRISON, C.M. & BURGESS, J. (1994). Social Construction of Nature, A Case Study of Conflicts Over the Development of Rainham Marshes, Transactions of the Inst. Of British Geographers, 19. pp. 291-310. HOUGH, M. (1989). City Form and Natural Process. Routledge, London. pp. 280. HOUGH, M. (1990). Out f Place: Restoring Identity to the Regional Landscape. Yale University Press, Boston. HOUGH, M. (1995). Naturaleza y Ciudad. Planificación Urbana y procesos ecológicos. Gustavo Gili, S.A., Barcelona 1998. pp. 4. JORDAN, W. (1989). Restoring the restorationist. Restoration and Management Notes 7 (2): pp. 55. KAPLAN, R. (1993). Urban forestry and the workplace. En: Gobster PH (ed) 1993. Managing urban and high use recreation setting. pp. 41-45. KAPLAN, R. & KAPLAN, S. (1989). The Experiences of Nature: The Psychological Perspective. Cambridge University Press. KAPLAN, R. & AUSTIN, M. E. (2004). Out in the country: sprawl and the quest for nature nearby. Landscape Urban Planning, 69. pp. 235-243. KUO, F.E., SULLIVAN, W.C., COLEY, R.L. & BRUNSON, L. (1998a). Fertile Ground for community: Inner-City Neighbourhood Common Spaces. American Journal of Community Psychology. Vol 26, N° 6. pp. 823-851. KUO, F.E., BACAICOA, M. & SULLIVAN, W.C. (1998B). Transforming inner city landscapes: trees, sense of safety, and preferences. Environment and Behaviour, 1 (30), pp. 28-59.

222

LEWIS, C.A. (1992). Effects of Plants and Gardening in Creating Interpersonal and Community Well-Being, in Relf, D. (ed.). The Role of Horticulture in Human Well-Being and Social Development: A National Symposium, Portland: Timber Press, 1992. pp 55-65 LEWIS, C.A. (1996). Green Nature, Human Nature; The Meaning of Plants in Our Lives. University of Illinois Press. Chicago. MACDONALD, L. (1996). Global problems, local solutions: measuring the value of the urban forest. American Forests 103 (4). MATSUOKA, R. H. & KAPLAN, R. (2008). People needs in the urban landscape: Analysis of Landscape and Urban Planning contributions. Landscape and Urban Planning 84. pp. 7-19. MILLER, R.H. (1988). Urban Forestry: Planning and Managing Urban Greenspaces: Prentice Hall, Englewood Cliffs, NJ. pp. 404. MILLWARD, A, & MOSTYN, B. (1989). People and Nature in Cities: The Social Aspects of Planning and Managing Natural Parks in Urban Areas. Urban Wildlife Now, No.2, Nature Conservancy Council, Peterborough, UK. OKU, H. & FUKAMACHI, K. (2006). The differences in scenic perception of forest visitors through their attributes and recreational activity. Landscape Urban Planning, 75. pp. 34-42. PACIONE, M. (2003). Urban environmental quality and human wellbeing-a social geographical perspective. Landscape and Urban Planning. 65. pp. 19-30. ROJAS, J. (2003). Sociedad y Naturaleza. El Paisaje en la Calidad de Vida Urbana. pp. 43-49. En: Breuste J, Rojas J, Kasperidus H, Priego C (2003). Nutzung und Management von Natur und Landschaft in Stadtregionen.UFZUMWELTFORSCHUNGSZENTRUM LEIPZIG-HALLE GMBH Bericht 17 SERRANO, R. & BIEDMA, L. (2009). Estilos de vida y percepción del estado de salud. En: Moscoso Sánchez, David & Moyano Estrada, Eduardo (Coordinadores) Deporte, salud y calidad de vida. Barcelona: Fundación La Caixa. pp. 62-86

223

SERRANO, R., BIEDMA, L. & FERNÁNDEZ-BALLESTEROS, R. (2009). Estilos de vida y bienestar. En: Moscoso Sánchez, David & Moyano Estrada, Eduardo (Coordinadores) Deporte, salud y calidad de vida. Barcelona: Fundación La Caixa. pp. 87-106. STEWART, W.P., LIEBERT, D. & LARKIN, K.W. (2004). Community identities as visions for landscape change. Landscape and Urban Planning, 69. pp. 315-334. SUKOPP, H. & WERNER, P. (1983). Urban environments and vegetation. In: Zerbe S, Maurer U, Schmitz S & Sukopp H (2003). Biodiversity in Berlin and its potential for nature conservation. Landscape and Urban Planning, 62. pp. 139-148. ULRICH, R.S. (1976), Visual landscape and psychological wellbeing, Landscape Research 4. pp. 17-23. ULRICH, R.S. (1984), View through a window may influence recovery from surgery. Science, 224. pp. 420-421. WOOLLCOCK, M. (1998), Social capital and economic development: toward a theoretical synthesis and policy framework. Theory and Society, vol. 27, nº 2. pp. 151-208.

224

LA IMPORTANCIA DE LAS CREENCIAS Y LA INFORMACIÓN A LA HORA DE CONJUGAR EL VALOR PRODUCTIVO Y AMBIENTAL DEL AGUA

Regina Lafuente Fernández, Ernesto Ganuza Fernández y Fernando Garrido Fernández

Introducción La aportación de este trabajo consiste en analizar el papel de la información contrastada en un contexto deliberativo, en los cambios de actitudes por los que los ciudadanos identifican la existencia de una problemática ambiental y participan en la toma de soluciones en términos de preferencias para su gestión pública. En tanto que la educación ambiental se ha basado en la Información como medio para conseguir la mayor implicación del ciudadano en la resolución de conflictos ambientales, los resultados que se exponen en este trabajo pueden contribuir, desde un punto de vista empírico, a la labor de la comunidad dedicada a la educación, la comunicación, la sensibilización, la divulgación, la formación y la participación ambiental. Las distintas variantes de la educación ambiental comparten el interés por comunicar información con el fin de construir un cambio respecto a las relaciones entre el hombre y el medio ambiente. Por ello se han hecho eco con frecuencia de los avances de la psicología ambiental que ha orientado gran parte de sus trabajos al estudio de las creencias, la información y la disposición a proteger el medio ambiente así como en las acciones en las que se concreta, (Wiesenfeld 2001, Winter 2000). No obstante, este propósito se ha traducido en la mayoría de los casos en trabajos de índole cuantitativo que tratan de operacionalizar en variables las múlti-

225

ples dimensiones de la actitud ambiental, y en buscar relaciones entre esas variables, sin que se haya obtenido modelos válidos que permitan predecir o explicar las conductas ambientales a partir de variables actitudinales (Américo 2006). Son muchas las reflexiones que en esta línea han criticado la orientación que estudia exclusivamente las variables individuales desde una perspectiva cognitiva y conductual y que reivindican la influencia del contexto en el que se encuentran insertos los individuos (Stern 2000, Degenhardt 2002, Gardner, 2001, Berenguer 2000). En la búsqueda de las vías para que la preocupación ambiental se transforme en conductas ambientales responsables, el enfoque adaptativo de la psicología ambiental da un paso más y no se limita a analizar la influencia del contexto o de las variables situacionales en la conducta proambiental, sino que ofrece un marco unificado para el estudio del ambiente y la conducta (Holahan, 1999). Desde este enfoque se resalta que la conducta ocurre dentro de una serie de contextos físicos y socioculturales, y que refleja la interacción entre las características de la persona y las características del ambiente, lo cual explicaría las diferentes respuestas (o conductas) ante una misma situación. Además este enfoque concede mucha importancia a los procesos de gestión y a la participación en los mismos de los grupos implicados (Wandersman, 1979). También Stern (2000) reivindica un cambio en las investigaciones centradas por la perspectiva conductual y cognitiva por investigaciones con una orientación hacia los problemas, con base en factores sociales y niveles de análisis grupales. De forma coincidente con estas reflexiones arrojadas desde la psicología ambiental, expertos mundiales en educación ambiental resaltaron en el documento de la UNESCO para la Década de la Educación para el Desarrollo Sostenible (2005) que “el desarrollo de una sociedad debería ser visto como un continuo proceso de aprendizaje que explorase argumentos y decisiones difíciles, donde las respuestas

226

y las soluciones apropiadas podrían cambiar conforme aumentase la experiencia”. Desde estos planteamientos se desea “una educación para el pensamiento crítico, innovadora en los contenido y en las metodologías interdisciplinarias y participativas” (Mayer 2006).

Metodología: Encuesta Deliberativa Acorde con las teorías que defienden la participación del usuario en los procesos de planificación ambiental, la encuesta deliberativa (ED) permite recoger las actitudes individuales sobre un determinado asunto y comprobar cómo la información sobre ese tema en un contexto deliberativo compartido por un conjunto de ciudadanos modifica, a nivel individual y grupal, las actitudes así como su traducción en los procesos de gestión. En otras palabras la ED conlleva un intento de operacionalizar la participación y de establecer algunas mediciones de la deliberación y su plasmación en los cambios de actitudes. La ED es una técnica ideada por J. Fishkin al final de los años ochenta, cuya innovación respecto a las encuestas tradicionales radica en la capacidad para recoger la información y conocimiento que produce el proceso deliberativo. En su primera fase, se desarrolla una encuesta convencional sobre un tema de interés a una muestra representativa de la población. En la segunda fase, los encuestados son convocados a un foro donde, con la ayuda de expertos, reciben información detallada del tema objeto de estudio y pueden reflexionar y deliberar sobre los argumentos en torno al tema seleccionado. Al final del proceso deliberativo, los participantes vuelven a ser encuestados a través del cuestionario inicial, con el objeto de medir la incidencia que el proceso deliberativo tiene sobre su percepción del problema. En el caso concreto de la ED realizada por el IESA-CSIC en 2008 analiza las creencias relacionadas con el agua así como las preferencias para su gestión. Si bien se trata de

227

una técnica de investigación de carácter participativo, no responde plenamente a los principios que definen la Investigación Acción Participativa por cuanto que no pretende una transformación del marco legislativo que regula el aprovechamiento de los recursos hídricos, ni parte de una comunidad que se reconoce a sí misma como tal e intenta abordar un problema común, sino que, por el contrario, es durante el foro cuando se problematiza el tema del agua por parte de los expertos. No obstante, el diseño de la ED los siguientes objetivos: Los invitados al foro en calidad de expertos, representaban la pluralidad de los grupos de interés enfrentados en torno a la gestión del agua. Sus intervenciones, tanto orales como escritas, representan los discursos oficiales sobre el agua. Además, el foro abrió un proceso de comunicación entre expertos y ciudadanos acorde con las indicaciones de Winter (2000) acerca de las acciones que deben desarrollarse para superar los estudios centrados en las variables individuales. Las dinámicas deliberativas de los participantes en el foro, organizadas mediante pequeños grupos para favorecer el diálogo entre ellos, permite, rozando los postulados del constructivismo social, analizar sus argumentaciones a favor y en contra de los discursos expuestos por los representantes de los colectivos sociales involucrados en el conflicto del agua. Al finalizar el foro los participantes mostraron sus preferencias sobre la gestión política del agua. Además es posible relacionar las opiniones sobre la gestión del agua con la información distribuida, así como con las creencias y actitudes manifestadas en torno a la cuestión hídrica. La ED se realizó en el marco de un convenio de colaboración entre el IESA-CSIC y la Agencia Andaluza del Agua de la Consejería de Medio Ambiente de la Junta de Andalucía. La ED recoge la opinión de la población en tres momentos distintos. La primera encuesta se realizó en la pri-

228

mera quincena de octubre de 2008 a una muestra representativa de la población andaluza formada por 1.200 personas. A continuación se organizó un Foro Deliberativo (FD) celebrado en Córdoba los días 22 y 23 de noviembre. Para la realización del FD se seleccionó una submuestra de 150 personas de los 1.200 entrevistados originariamente, respetando criterios de representatividad por sexo, edad, provincia y nivel de estudios. Finalmente acudieron al FD 113 personas y todas ellas contestaron el cuestionario al finalizar el FD. Por último, en la primera quincena de mayo de 2009 se contactó telefónicamente con los participantes en el FD para que volviesen a contestar las preguntas del cuestionario, obteniendo en esta ocasión 100 respuestas. Los resultados que se presentan en este trabajo se ciñen a las respuestas de los 100 participantes de los que se ha obtenido información en las tres fases de la Encuesta Deliberativa.

Resultados: información, creencias y modelos de gestión pública sobre el agua El debate social sobre la utilización de los recursos hídricos puede analizarse desde diferentes ámbitos. Este trabajo se centra en la opinión pública andaluza y considera dos ámbitos de análisis. En primer lugar, desde el ámbito de la diversidad de su uso y de la competencia que se genera entre los distintos tipos de usuarios, dando lugar a una situación potencialmente conflictiva, sobre todo en periodos de escasez. En segundo lugar, desde el ámbito de las implicaciones ambientales, ámbito especialmente relevante a raíz de la aprobación de la Directiva Marco de la UE sobre Aguas a final del año 2000. El primer ámbito es abordado en el foro con información objetiva sobre la distribución del consumo del agua disponible en Andalucía entre los distintos usuarios. El segundo ámbito corresponde a las creencias y actitudes de la población sobre las implicaciones ambientales del uso de los recursos hídricos. A partir del análisis de ambas cuestiones se indagará en su repercu-

229

sión en las preferencias de la población por distintos modelos de gestión de los recursos hídricos según opten los participantes en el foro por medidas públicas orientadas a incrementar la disponibilidad de este recurso o a racionalizar e incluso limitar su consumo. A grandes rasgos, los resultados de la primera oleada de la encuesta, realizada antes del foro, revelan que las creencias de los andaluces sobre el agua marcan sobre todo su carácter de bien productivo, que la información sobre el reparto de agua en Andalucía es bastante confusa y en cuanto a la gestión pública de este recurso, combinan medidas apoyadas tanto en criterios que aumentan su oferta (sobre todo la construcción de pantanos), como en el uso eficiente (ahorro de agua en los hogares). Los datos objetivos proporcionados en el foro sobre la distribución del volumen de agua entre los distintos sectores de consumo y la intervenciones de los representantes de los distintos grupos de interés, produjo entre los participantes un amplio reconocimiento del valor ambiental del agua acompañado de preferencias de gestión basadas en un mayor control sobre la oferta del recurso, en la utilización de tecnología para reutilizar el agua residual y en mejorar la eficiencia de los regadíos. Los resultados de la tercera oleada, realizada seis meses después del foro, muestra como los cambios de opinión registrados entre las dos primeras oleadas se mantienen respecto a los modelos eficientes de gestión del agua, mientras que los cambios no han sido tan sólidos cuando se encuentran anclados en las creencias de los ciudadanos. Los resultados que se presentan a continuación se articulan en dos ejes. En primer lugar, se analizan los cambios de opinión tanto en creencias, información y medidas de gestión, considerando únicamente el eje temporal marcado por la participación en el FD. Para cada variable se calcula el número de encuestados que mantienen la misma opinión en las tres encuestas, el número de quienes cambiaron de opinión a raíz de la participación en el FD distinguiendo

230

quienes en última consulta retornaron a sus opiniones originales o las han modificado hacia opciones nuevas. En segundo eje recoge las relaciones bivariables (ver las tablas de contingencia en el Anexo 1) para estudiar si la información recibida en el contexto del FD ha modificado el grado de relación entre las preferencias de los ciudadanos por determinadas medidas de gestión pública del agua y sus creencias sobre las implicaciones ambientales del uso de los recuros hídricos. Creencias: valor ambiental y el valor productivo del agua El valor ambiental y productivo del agua han sido los aspectos centrales de los debates que estructuraron el foro y al que hicieron referencia los expertos en sus exposiciones. Para conocer de qué modo los participantes priorizan un valor u otro, se les ha instado a expresar su acuerdo o desacuerdo en relación a la conservación de acuíferos y caudales. En la primera encuesta, dos de cada tres encuestados señalaron que “los acuíferos son una fuente de agua que no se aprovecha lo suficiente”, la participación en el foro redujo el número de apoyos a 44 en la segunda encuesta, mientras que en la última consulta compartían esta opinión el 57 encuestados. La adhesión al valor productivista del agua también se expresa a partir del acuerdo con la afirmación “El agua que no es consumida, se vierte al mar, se pierde y no tienen ninguna utilidad”. Más de la mitad de los encuestados apoyaban esta idea en la primera encuesta (52) mientras que en la segunda encuesta sólo se muestra de acuerdo 25 participantes y en la tercera 41. Los Gráficos 1 y 2 muestran cómo han ido cambiano las opiniones de los encuestados en los tres momentos analizados, marcando con una P quienes reconocen en el agua un valor productivo, con una A el valor ambiental y con NS quien no emite ningún juicio en relación a las afirmacines propuestas.

231

Gráfico 1. “El agua que no es consumida, se vierte al mar, se pierde y no tiene ninguna utilidad”

Gráfico 2. “Los acuíferos o agua subterráneas son una fuente de agua que no se aprovecha lo suficiente”

En general los encuestados reconocen con más facilidad el valor ambiental del agua de los cauces de los ríos que del agua subterránea de los acuíferos. El foro contribuyó a sumar 20 personas a la postura ambiental respecto a acuíferos y caudales que han mantenido esta opinión en la tercera encuesta. En cambio, un porcentaje parecido de personas que inmediatamente después de participar en el foro consideraron el valor ambiental en los acuíferos y los cauces, en la tercera encuesta han retornado a las opiniones productivas expresadas en la primera encuesta (17 y 18 encuestados respectivamente). En definitiva, la participación de los encuestados en el FD ha contribuido a reconocer el valor ambiental de los recursos hídricos. No obstante, el cambio de creencias que se

232

produjo durante el Foro no se ha mantenido en la tercera consulta en casi la mitad de los casos. Sin embargo, entre quienes desde la primera encuesta reconocían el valor ambiental al agua, ha habido menos cambios de opinión que entre quienes le reconocían un valor productivo, sobre todo en el caso de los cauces de los ríos. Tabla 1. Resumen de las creencias en el circuito deliberativo Cauces

Acuíferos

Product.. Amb. NS Product. Amb. Puros: La misma opinión en las 3 encuestas. Foro: La misma opinión en la 3ª y 2ª encuesta Retornados: La misma opinión en la 3ª y 1ª encuesta Nuevos: La opinión en la 3ª encuesta es distinta a 1ª y 2ª Total 3ª encuesta

7

21

-

25

8

6

20

-

7

20

18

4

-

17

1

10

10

4

8

14

41

55

4

57

43

Información: distribución del consumo de agua por sectores Según los datos publicados por la Agencia Andaluza del Agua, el consumo de agua en 2006 se distribuyó en términos porcentuales del siguiente modo: el 77% se destinó a la agricultura, el 15% a los hogares, el 3% a las industrias y el restante 5% a otros usos como instituciones públicas o fugas de agua. En este apartado se describe si la participación en el FD ha ajustado las primeras percepciones de los en-

233

cuestados sobre el reparto del agua en Andalucía con la distribución real según las fuentes oficiales, es decir, hasta qué punto el FD ha jugado como medio de información para adquirir este tipo de conocimiento. En total, 26 personas en la primera encuesta distinguieron correctamente que la agricultura consume la mayoría de los recursos hídricos de Andalucía. Los resultados de la encuesta realizada al terminar el foro dejan claro que la distribución del consumo de agua por sectores había sido uno de los ejes de las exposiciones y debates: el número de aciertos aumenta a 88. No obstante, y tal como muestra la Tabla 2, pese a que en la tercera encuesta la opinión mayoritaria continúa identificando el mayor consumo con el sector agrícola, el número de aciertos disminuye a 57, mientras que 11 encuestados han vuelto a señalar el sector que errónamente identificaron en la primera encuesta y otros 30 encuestados han señalado en la última consulta sectores como los hogares, la industria u otros usos. Otra lectura de los mismos datos permite afirmar que de las 88 personas que respondieron correctamente en la segunda encuesta, 21 ya conocían ese dato, mientras que entre los 67 que lo ‘aprendieron’ durante el foro, sólo 33 han mantenido ese conocimiento seis meses después. Por lo tanto, la participación en el foro ha sido eficaz a la hora de transmitir un tipo de información tan específica como a la que nos estamos refiriendo, pero sólo ha sido retenida en el tiempo en la mitad de los casos. Tabla 2. información en el circuito

deliberativo

Principal consumidor de agua Agricultura Hogares Industria Otros usos NS Puros: La misma opinión en las 3 encuestas.

17

-

234

-

-

-

Foro: La misma opinión en la 3ª y 2ª encuesta Retornados: La misma opinión en la 3ª y 1ª encuesta Nuevos: La opinión en la 3ª encuesta es distinta a 1ª y 2ª Total 3ª encuesta

33

-

1

1

-

2

9

2

-

-

5

11

12

5

2

57

20

15

6

2

Gestión pública del agua: preferencia por medidas concretas de gestión El análisis de la opinión de los participantes sobre la gestión pública del agua se ha realizado considerando una serie de medidas entre las que se alternan algunas de carácter más proambiental y otras de naturaleza diferente, de forma que se podrían clasificar en cuatro categorías según su relación con dos enfoques o criterios de gestión del agua. El primer enfoque aboga por incrementar las infraestructuras que permitan captar y almacenar una mayor cantidad de agua (aumentar la oferta del recurso). Cuando las medidas defendidas para aumentar la oferta son la construcción de pantanos, el trasvase de agua de otras regiones, o la construcción de pozos para extraer aguas subterráneas, se conoce como “cultura tradicional del agua”. Al segundo criterio podríamos denominarlo como el de la “oferta tecnológica” ya que comparte con el anterior el propósito de incrementar la oferta del recurso pero volcando el énfasis no en el incremento de las infraestructuras, sino en la tecnología aplicada a la reutilización del agua bien sea mediante la construcción de plantas desaladoras o la reutilización de aguas residuales. El segundo enfoque se centra en la gestión del agua disponible (no tanto de aumentar el recurso sino en aprovechar mejor el agua) y es conocido por el nombre de “nueva

235

cultura del agua” o “cultura de la demanda”. Desde este enfoque se proponen medidas de ahorro de agua como son mejorar los regadíos para que consuman menos o ahorrar agua en los hogares. A todas ellas se les suma un último bloque de medidas basadas en la disminución del consumo de agua de las cuales se han seleccionado dos: disminuir el agua destinada a regadíos, y controlar las extracciones ilegales de los pozos. La gestión pública del agua en Andalucía ha sido el foco que ha centrado los debates del FD, creándose el espacio para que los distintos grupos de interés y expertos expresaran sus propuestas de gestión. Cada propuesta fue debatida y evaluada por todos los participantes, llegando a valorar las ventajas e inconvenientes de todas las medidas que se han descrito anteriormente. Dado el interés que suscitó la información sobre la gestión pública del agua, sorprende que en los tres momentos en los que se ha recogido la opinión de los encuestados, las preferencias más frecuentes hayan variado poco en términos generales: la mitad de los encuestados han elegido medidas orientadas a controlar la demanda de agua con criterios de eficiencia (51 personas en la primera encuesta, 55 en la segunda, y 53 en la tercera). Sin embargo, los participantes han trasladado la responsabilidad del esfuerzo del ahorro de los hogares a la agricultura: mientras que en la primera encuesta 29 personas consideraban que el esfuerzo debía recaer en los hogares frente a 22 personas que citaron la mejora de regadíos, en la segunda encuesta el mayor esfuerzo se le exige al sector agrícola (49), aunque desciende a 35 apoyos en la tercera encuesta. Continuando con el enfoque que defiende el control de la demanda de agua, se observa un aumento de los apoyos a las medidas más restrictivas: controlar las extracciones ilegales y disminuir el agua para regadíos. Mientras que en la primera encuesta solo 9 personas consideraron prioritarias estas medidas, en la segunda el número ascendió a 17 y en

236

la tercera a 20 (16 de los cuales abogan por control de las extracciones ilegales y 4 la disminución de las dotaciones de agua para los regadíos). Tabla 3. Resumen de las preferencias por medidas de gestión en el circuito deliberativo OFERTA

Puros: La misma opinión en las 3 encuestas. Foro: La misma opinión en la 3ª y 2ª encuesta Retornados: La misma opinión en la 3ª y 1ª encuesta Nuevos: La opinión en la 3ª es distinta a 1ª y 2ª Total 3ª encuesta

DEMANDA

Infraestructura

Tecnología

Eficiencia

Control

2

-

20

-

3

1

10

6

6

2

10

1

10

3

13

13

21

6

53

20

La evolución de quienes optan por aumentar la oferta del agua utilizando grandes infraestructuras de captación y almacenamiento, también merece ser analizada con detenimiento: los 30 apoyos en la primera encuesta se redujeron a 8 en la segunda y volvieron a aumentar a 21 en la tercera consulta. En las tres ocasiones, la medida que concentra casi todas las respuestas es la construcción de pantanos. Llama la atención que la mitad de los apoyos en la tercera encuesta a este grupo de medidas, provenga de encuesta-

237

dos que eligieron otras opciones antes de la celebración del Foro e inmediatamente después de la celebración de éste. Por último las medidas basadas en la aplicación de nuevas tecnologías obtuvieron el doble de apoyos tras la celebración del FD (20 personas frente a las 10 que las señalaron en la primera encuesta) mientras que ha sufrido un gran retroceso en la tercera encuesta (6). Esta variación en las cifras responde básicamente a que tras la celebración del FD los encuestados expresaron su confianza en la reutilización de las aguas residuales (17) y sólo una persona ha mantenido esa opinión en la tercera encuesta. Relación entra la información y las creencias sobre el agua Si bien el foro logró trasladar a los participantes la información objetiva sobre la distribución del consumo de agua entre distintos sectores (ver tabla 2), queda por analizar si las reflexiones en defensa o cuestionamiento de dicha distribución por parte de los grupos de interés invitados al foro y los debates que le sucedieron, han modificado las creencias de los ciudadanos sobre el valor ambiental o productivo del agua. Cabe suponer que el giro observado hacia la protección de los acuíferos y los caudales ecológicos está relacionado con la relativización del protagonismo de los hogares como consumidores de agua, es decir, que los ciudadanos cuestionan la explotación de acuíferos y caudales una vez que son conocedores de que el principal beneficiario es un sector productivo que consume el 77% del agua disponible mientras que el consumo de hogares se cifra en el 15% (en contra de la opinión mayoritaria antes de acudir al foro). Las tablas de contingencia recogidas en el Anexo 1 muestran que entre quienes aciertan al señalar que el sector agrícola es el principal consumidor de agua es más frecuente las opiniones favorables a la protección de los caudales. El grupo de ‘conocedores’ varía de 26 personas en la primera encuesta, a 88 en la segunda y 57 en la tercera. En la prime-

238

ra encuesta la mitad de quienes tenían un conocimiento acertado de la distribución del agua pensaban que el agua que se vierte al mar tiene utilidad. Al aumentar tras el FD el porcentaje de aciertos también aumenta las opiniones más favorables a la protección de los caudales en ese grupo (72,7%), mientras que el mismo porcentaje se reduce al 63,2% en la tercera encuesta. Las variaciones en las opiniones sobre los caudales dentro del mismo grupo de conocedores indican que reconocer el valor ambiental del agua no sólo está relacionado con la información objetiva sobre cómo se distribuye este recurso entre sectores. El reconocimiento del valor ambiental del agua en el caso de la explotación de los acuíferos no ha sido paralelo al descrito sobre los caudales ecológicos. La mayoría de los conocedores de la distribución del consumo de agua en la primera encuesta mantienen una visión productivista de los acuíferos (57,7%) que es mitigada en la segunda (38,6%) y en la tercera retoma los valores parecidos a los recogidos antes de la celebración del FD (56,1%). La transposición de la información y las creencias en medidas de gestión pública del agua En este apartado se analiza si el conocimiento adquirido en el FD sobre la distribución del consumo de agua entre sectores produjo en los participantes cambios significativos en el modo de pensar la gestión de los recursos hídricos. A partir de la información obtenida, los participantes han reflexionado y planteado sus opciones para gestionar los recursos hídricos. El escenario surgido después del FD, marcado por la identificación del sector agrícola como el principal consumidor de agua, se inclina de forma muy significativa hacia la adopción de medidas destinadas al ahorro y al control de la demanda. Disminuye considerablemente el apoyo a medidas tradicionales de oferta, como la construcción de pantanos. Lo más destacable es la fuerte identificación que realizan los participantes entre quienes consideran el principal

239

consumidor de agua y a quien se debe exigir mayor esfuerzo en el consumo eficiente. De hecho, cuando en la tercera encuesta algunos participantes retornan a su idea original de que el principal consumidor de agua son los hogares, vuelven también a considerar que las políticas de gestión deben de basarse en medidas de ahorro en el consumo doméstico (Ver anexo 1). En cuanto a las creencias ambientales o productivas sobre el valor que los participantes reconocen al agua se trasladan de forma ambivalente a las medidas propuestas para mejorar la gestión de los recursos hídricos. La mayoría de los participantes eligen medidas orientadas a lograr una demanda eficiente con independencia de pensar en los acuíferos o en los caudales en términos productivos o ambientales. Las diferencias se presentan de forma más clara cuando los encuestados optan por las medidas tradicionales basadas en la construcción de infraestructuras para aumentar la oferta del recurso. Aunque el apoyo a este tipo de medidas varía de 30 registros en la primera encuesta, al 10 registros en la segunda y a 21 en la tercera, en los tres momentos los apoyos corresponden mayoritariamente a quienes piensan que los acuíferos no se aprovechan lo suficiente y que el agua que se vierte al mar se desperdicia y no tienen ninguna utilidad.

Conclusiones La comunicación de un tema tan complejo y multidimensional como el de la gestión del agua, no es fácil, sobre todo si tenemos en cuenta que en él confluyen multitud de creencias ancladas en la cultura agraria más tradicional, que la ciudadanía se encuentra desinformada sobre el uso de los recursos hídricos, y que éstos tienen un gran valor estratégico para determinados sectores productivos. En términos más concretos, y utilizando los indicadores de la primera encuesta, las creencias de los andaluces sobre el

240

agua marcan sobre todo su carácter de bien productivo ya que la mayoría considera que el agua que se vierte al mar se pierde, que los acuíferos están infraexplotados, a la vez que consideran a los hogares los mayores consumidores de agua. En cuanto a la gestión pública de este recurso, combinan medidas apoyadas tanto en criterios que aumentan su oferta (sobre todo la construcción de pantanos), como en el uso eficiente (ahorro de agua en los hogares). La experiencia del Foro Deliberativo ha puesto de manifiesto la validez de esta técnica para incorporar a los ciudadanos al debate público sobre un tema de interés general, ya que los argumentos de los participantes han sido expuestos no sólo desde su posición como consumidores sino como ciudadanos activos y responsables. La información sobre el uso del agua transmitida en el foro por parte de los expertos ha influido de forma positiva en los indicadores de conocimiento recogidos en la segunda encuesta. Sin embargo, el tipo de conocimiento basado en los datos objetivos (la distribución del consumo de agua por sectores) sólo ha sido retenido en el tiempo por la mitad de los participantes. Ante esta trayectoria ‘cognitiva’ cabe preguntarse si la información recibida durante el foro ha logrado modificar las creencias de la población sobre el agua, y en ese supuesto, si el cambio en las creencias permanece una vez que se olvida la información. Tras la participación se produce un reconocimiento casi generalizado del valor ambiental del agua, pero al igual que lo descrito para el caso de la información ‘aprendida’, el cambio de opinión respecto a las creencias sólo permanece en la mitad de los participantes que respondieron la tercera encuesta. Sin embargo, dichas variaciones en las creencias, tal y como reflejan los anexos, no corresponden con los cambios en los porcentajes de aciertos de los encuestados. Por lo tanto, el reconocimiento del valor ambiental del agua que se produjo tras la celebración del foro no respondía

241

exclusivamente al conocimiento adquirido sobre datos objetivos. La información sobre la distribución real del consumo de agua ha variado las preferencias de los participantes sobre las medidas más eficaces para mejorar la gestión del agua, no tanto en si deberían de incidir en aumentar la oferta o controlar la demanda del recurso, sino sobre a quién se debe exigir más responsabilidad en el uso eficiente. Quienes en la primera encuesta sabían que el principal consumidor de agua es la agricultura, defendían un aumento en las infraestructuras para captar agua y medidas para alcanzar un uso eficiente. Tras la celebración del foro aumenta el grupo de conocedores, y en vez de apoyar el aumento de las infraestructuras se inclinan por la reutilización y desalación, mientras que exigen un mayor esfuerzo al sector agrario en las medidas de eficiencia en los regadíos. Entre quienes mantienen el conocimiento aprendido en el foro en la tercera consulta, aumenta el apoyo a las medidas más restrictivas: controlar las extracciones ilegales y disminuir el agua para regadíos. Antes de analizar la relación entre las creencias sobre el agua y los modelos de gestión pública, es preciso señalar que los dos indicadores utilizados en la encuesta para medir si los andaluces reconocen un valor productivo o ambiental al agua, aunque correlacionan positivamente en las tres encuestas, han arrojado trayectorias de opinión algo distintas. El tema de las creencias sobre el agua es amplio y complejo y los resultados de este trabajo muestran que para la población es más fácil reconocer el valor ambiental del agua en el cauce de los ríos que en las aguas subterráneas de los acuíferos. Las creencias ambientales o productivas sobre el valor del agua se trasladan de forma ambivalente a las medidas propuestas para mejorar la gestión de los recursos hídricos. La mayoría de los participantes eligen medidas basadas en un consumo eficiente, con independencia de pensar en los

242

acuíferos o en los caudales en términos productivos o ambientales. Sin embargo los apoyos a las medidas basadas en la construcción de infraestructuras para aumentar la oferta del recurso corresponden mayoritariamente a quienes piensan que los acuíferos no se aprovechan lo suficiente y que el agua que se vierte al mar se pierde y no tiene ninguna utilidad. Finalmente, este estudio empírico muestra la complejidad a la que se enfrenta la educación ambiental para modificar las creencias de las personas sobre el medio ambiente. Tal y como se ha comprobado, la información sobre el tema del agua, de interés en el contexto de Andalucía, no logra en muchos casos ser incorporada al bagaje de conocimientos de los ciudadanos, ni aun cuando esta información ha sido contrastada con distintos puntos de vista en un marco deliberativo. También se ha comprobado que el acceso a la información modifica en sólo algunos aspectos las preferencias sobre los modelos de gestión pública, que sin embargo sí se encuentran más relacionados con tener creencias ambientales o productivistas sobre el agua.

Bibliografía AMÉRICO, M (2006), La investigación en España sobre actitudes proambientales y comportamiento ecológico, Medio ambiente y Comportamiento Humano, 7,(2), 45-71 BERENGUER, J. (2000), Actitudes y creencias ambientales. Una explicación psicosocial del comportamiento ecológico. Colección Tesis doctorales, núm. 109. Cuenca: Ediciones de la Universidad de Castilla-La Mancha. DEGENHARDT, L. (2002). Why do people act in sustainable ways?. Result of an empirical survey of lifestyle pioneers. In P Schumuck & W. Shultz (Orgs.), Psychology of sustainable development, 123-148. Boston: Kluwer. FISHKIN, J (1995), The voice of the people, Public Opinion and Democracy. New Haven: Yale University Press

243

Gómez, B. S. Pasadas, E. Ganuza, M. Cuesta, J. Font (2008), La Encuesta Deliberativa, Cuadernos Metodológicos del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) nº 42. HOLAHAN, C (2004), Psicología Ambiental: un enfoque General. México: Editorial Limusa. MAYHER, M (2006), Criterios de calidad e indicadores en educación ambiental. Conferencia inagural de las III Jornadas de Educación Ambiental en Aragón, 24, 25, 26 de marzo de 2006. STERN, P.C. (2000), Toward a coherent theory on environmentally significant behaviour, Journal of Social Issues, 56, 3, 407-424. UNESCO (2005), UNECE Strategy for Education for Sustainable Development, adopted in Vilnius, 17-18 March 2005, WIESENFELD, E (2001), La problemática ambiental desde la perspectiva psicosocial comunitaria: hacia una psicología ambiental del cambio, Medio Ambiente y Comportamiento Humano, 2 (1), 2-20.

244

Anexos

245

CREENCIAS ACUÍFEROS

Medidas

Valores absolutos

PRIMERA ENCUESTA P A NS

SEGUNDA ENCUESTA P A NS

TERCERA ENCUESTA P A NS

Oferta infraestruc.

15

5

10

4

3

1

14

6

-

Oferta tecnología

9

-

1

8

11

1

4

2

-

Demanda eficien.

32

9

10

24

28

3

26

27

-

Demanda control

9

-

-

8

7

2

12

8

-

P: Productivo; A: Ambiental; NS: No sabe

CREENCIAS CAUDALES

Medidas

Valores absolutos

PRIMERA ENCUESTA

SEGUNDA ENCUESTA

P

A

NS

P

A

NS

P

A

NS

Oferta infraest

19

7

4

4

3

1

12

7

2

Oferta tecnología

2

7

1

6

13

1

2

3

1

Demanda eficien

25

21

5

12

38

5

16

36

1

Demanda control

6

2

1

3

13

1

11

9

-

P: Productivo; A: Ambiental; NS: No sabe

246

TERCERA ENCUESTA

¿HACIA EL NUCLEARISMO POSTKYOTO? MODELOS NUCLEARES DESDE UNA PERSPECTIVA INTERNACIONAL41

Manuela Caballero Guisado, Artemio Baigorri Agoiz, Mar Chaves Carrillo

Introducción42 Podemos distinguir una cadencia en el análisis temporal de posicionamientos de los Estados en el uso civil de la energía nuclear para la producción de electricidad. Los inicios tenemos que situarlos necesariamente después de la II GM, momento de aceptación entusiasta de este tipo de energía, que en la imaginería de la época inauguraba una nueva era (atómica) que garantizaría el crecimiento económico y el bienestar de todo el planeta. El programa Átomos para la paz (Atoms for Peace, Eisenhower, Asamblea general de la Naciones Unidas 1953) constituía toda una ideología de progreso en torno a la energía nuclear que, bajo el liderazgo de los Estados Unidos de América fue asumida por el resto de las grandes potencias mundiales. El resultado de esta fase no deja lugar a dudas: la construcción desde 1951 41

Este trabajo tiene su origen en una investigación sobre el Debate Nuclear en España financiada por el Centro de Estudios del Cambio Social la Fundación Encuentro, y se ha podido mejorar en el marco del proyecto PRI09139 financiado por la Junta de Extremadura y el FEDER. Una versión fue presentada y discutida en el X Congreso Nacional de Sociología (Pamplona, 2010). 42 El accidente de Fukushima ha modificado algunas de las posiciones de países recogidas en este trabajo. No obstante, hemos preferido respetar la redacción original, correspondiente a un texto elaborado en 2009.

247

a 1985 de 400 centrales nucleares en prácticamente los cinco continentes. Este movimiento pro-nuclear de los Estados estará contrarrestado por el denominado movimiento anti-nuclear, formado en pacifistas, ecologistas, científicos críticos con el uso de esta energía, intelectuales situados en la izquierda ideológica, apoyados por las clases medias urbanas articuladas en torno a lo que hemos denominado NMS. Pero será sobre todo la miríada de incidentes y los gravísimos y desgraciados accidentes nucleares de Three Mille Island (Harrisburg, 1979) y Chernobil (Ucrania, 1986) el factor determinante de que la presión de la opinión pública sobre los gobiernos se haga insoportable, fruto de la cual se producirá un giro en la política nuclear a nivel mundial; aunque no son todos los países los que inician ese cambio, siendo el modelo nuclearización de Francia (que entiende la energía nuclear como un componente más de “la grandeur”) el más paradigmático de esta posición. Por el contrario, a finales de los ochenta países como Italia, Finlandia, Suecia, Alemania, Austria o España, articularán políticas de moratoria en unos casos, y de abandono del uso de la energía nuclear en otros En la década de los noventa, las grandes cumbres internacionales (como la de La Tierra, Río de Janeiro,1992) y los compromisos de sostenibilidad que allí se firmaron permitirán el desarrollo de políticas internacionales que influirán en las políticas energéticas nacionales afianzando las posiciones de moratoria, cese y abandono del uso de la energía nuclear por un lado, y el fomento y desarrollo de las energías renovables por otro. En este sentido el Protocolo de Kyoto (1997) vincula a los países firmantes a orientar las estrategias energéticas nacionales hacia modelos críticos con el uso civil de la energía nuclear. Sin embargo una nueva fase y cambio en el posicionamiento de los Estados se percibe en los últimos años, para-

248

dójicamente como efecto en parte de algunos de los discursos emanados de las cumbres ambientalistas. Algunas claves: el discurso articulado en torno al cambio climático, las incesantes necesidades energéticas de los países emergentes y los desarrollados, el agotamiento de las reservas de petróleo, la dependencia energética de los países más poderosos de la tierra de países políticamente “inestables”, el elevado precio de las renovables y su escasa capacidad de sustitución, y sobretodo el papel ejemplarizante que está jugando la vuelta a políticas pronucleares de ciertos países considerados internacionalmente defensores del desarrollo sostenible, con la construcción en sus territorios de nuevas centrales nucleares Así que de manera sintética podíamos decir que la cadencia del ritmo nuclear ha pasado primero por una primera fase de promoción y desarrollo (1945/1985); una segunda fase mesetaria, o de contención (1985- 2000); y por último, una tercera fase en los inicios del siglo XXI que hasta el momento supone un repunte de las políticas pronucleares a nivel internacional ya sea bajo la fórmula de prolongar la vida de las centrales nucleares existentes, ya sea con la construcción de centrales nucleares de nueva planta.

El debate global: desarrollo sostenible o un argumento de doble dirección El concepto de desarrollo sostenible nace de la alianza entre crecimiento y conservación, presupuestos considerados antagónicos durante buena parte del pasado siglo: el crecimiento económico, que se pensaba ilimitado, parecía incompatible con la conservación de la naturaleza, que se había revelado finita en términos de espacio y tiempo. El acercamiento de ambas posturas requería flexibilidad en los planteamientos y cambios tanto en el concepto de desarrollo como en la propia concepción de la naturaleza. Así fue como la modernización se disfrazó de verde en las economías industriales más avanzadas y la naturaleza pasó de

249

concebirse como un tesoro que debe conservarse (bosques, tierras, aguas, flora y fauna tienen que ser preservadas por derecho propio y debían salvaguardarse de las presiones del crecimiento económico), a un recurso cuyo rendimiento debe sostenerse. En la Convención del Clima (Río de Janeiro, 1992), más de 150 Estados reconocieron que la cuestión del cambio climático constituye una “preocupación común de la humanidad” y se propusieron elaborar una estrategia mundial, para “proteger el sistema climático para las generaciones presente y futuras”. El objetivo fundamental era “la estabilización de las concentraciones de gases de efecto invernadero en la atmósfera a un nivel que impida interferencias antropogénicas peligrosas en el sistema climático. Ese nivel debería lograrse en un plazo suficiente para permitir que los ecosistemas se adapten naturalmente al cambio climático, asegurar que la producción de alimentos no se vea amenazada y permitir que el desarrollo económico prosiga de manera sostenible” (artículo 3 Convención del Clima). Los gobiernos firmantes sabían que ese compromiso general era insuficiente y pusieron en marcha rondas de negociaciones para concretar compromisos más firmes. Fruto de ello surge el Protocolo de Kyoto, firmado el 11 de diciembre de 1997, en el que las partes se comprometen a limitar o reducir sus emisiones de gases de efecto invernadero en al menos un 5% con respecto a los niveles de 1990, en el período de compromiso de 2008-2012. Con la incorporación de Rusia (productora del 17% del CO2 mundial) se superó el 55% del total de las emisiones y se pudo aplicar oficialmente el 16 de febrero de 2005 El Protocolo de Kyoto está firmemente ligado a la promoción del desarrollo sostenible y vinculado a la “investigación, promoción, desarrollo y aumento del uso de formas nuevas y renovables de energía, de tecnologías de secuestro del dióxido de carbono y de tecnologías avanzadas y novedosas que sean ecológicamente racionales” (art 2, IV Protocolo de kyoto). Pero, sobre todo, excluye de forma explícita a la energía nuclear (junto al carbón y las grandes centrales

250

hidroeléctricas) de la lista de medidas para combatir el cambio climático como mecanismo de desarrollo limpio (MDL), uno de los instrumentos denominados flexibles que permite a los países desarrollados compensar sus excesos de emisiones invirtiendo en proyectos ambientalmente sostenibles en los países en vías de desarrollo. Por su parte la Unión Europea también ratifica los compromisos con Kyoto, lo que implica reducir las emisiones totales medias durante el período 2008-2012 en un 8% respecto a las de 1990. A cada país se le otorga un margen distinto en función de diversas variables económicas y ambientales según el principio de “reparto de la carga”. Para el período 2007-2020, se plantea una economía de alta eficiencia energética y baja emisión de CO2, reduciendo el consumo de energía en un 20%, aumentando la participación de las energías renovables hasta un 20% de su “mix” energético, y concretando la disminución de los gases de efecto invernadero en un 30% hasta 2020. No obstante sus posiciones están llenas de ambigüedad; porque si bien es cierto que por un lado deja clara su actitud pro-Kyoto, por otro lado deja a la discreción de los Estados miembros el uso de la energía nuclear, calificada como “una de las fuentes de energía de baja emisión de carbono cuyos costes y suministro son más estables”43. El fracaso de la Cumbre de Copenhague (COP15) en diciembre de 2009, cuyo objetivo pretendido era la reducción mundial de las emisiones de CO2 en al menos un 50% en 2050 respecto a 1990, pone de manifiesto las grandes tensiones políticas a las que nos enfrentamos (países desarrollados vs. países en desarrollo); la última oportunidad es la COP 16 de Cancún (México, 29/11-10/12/10).

Comunicación de la Comisión al Consejo Europeo y al Parlamento Europeo, de 10 de enero de 2007, “Una política energética para Europa” [COM (2007) 1 final (no publicada en el Diario Oficial). 43

251

El poder nuclear mundial Hay pues una lógica. A pesar del claro posicionamiento de Kyoto en relación a la energía nuclear al considerarla como fuente de energía no sostenible y de que la inmensa mayoría de los países (exceptuando los Estados Unidos de América, entre otros) han ratificado el Protocolo en 2005, el hecho cierto es que en los últimos cuarenta años se han construido cientos de reactores, y como veremos aún se construyen. Una inversión que, naturalmente, los países y/o empresas inversoras se resisten a considerar como fallida. Tabla 1 – Situación de la energía nuclear en el mundo. Julio de 2009 Situación de la Energía Nuclear en el Mundo Producción Electr.. Nuclear MWe (GWh 2008)

Centrales Centrales en Centrales Operando construcción Clausuradas Num

MW

Num

MW

Num

% Prod. Electr. Origen Nuclear

Alemania

17

20.470

-

-

19

5.879

140.886

Argentina

2

935

1

692

-

-

6.835

6,2

Armenia

1

376

-

-

1

376

2.274

39,4

Bélgica

7

5.824

-

-

1

10

43.359

53,8

Brasil

2

1.766

-

-

-

-

14.004

3,1

Bulgaria

2

1.906

2

1.906

4

1.632

14.742

32,9

Canadá

18

12.577

-

-

7

3.008

88.613

14,8

China

11

8.438

-

65.325

2,1

Eslovaquia

4

1.711

2

810

909

15.453

56,4

Eslovenia

1

666

-

-

-

-

5.972

41,7

España

8

7.450

-

-

2

621

56.339

18,3

104 100.683

1

1.165

28

9.764

808.972

19,7

Estados Unidos Finlandia

13 12.220 3

28,8

4

2.696

1

1.600

-

22.038

29,7

Francia

59

63.260

1

1.600

11

3.798

418.300

76,2

Holanda

1

482

-

-

1

55

3.933

3,8

Hungría

4

1.859

-

-

-

-

13.969

37,2

17

3.782

6

2.910

-

-

13.168

2,0

-

-

1

915

-

-

-

-

India Irán

252

Situación de la Energía Nuclear en el Mundo Producción Electr.. Nuclear MWe (GWh 2008)

Centrales Centrales en Centrales Operando construcción Clausuradas Num Italia Japón

MW

Num

MW

Num

% Prod. Electr. Origen Nuclear

-

-

-

-

4

1.423

-

-

53

45.957

2

2.191

6

1.864

240.519

24,9

Kazajistán

1

52

-

-

-

-

91

0,2

Lituania

1

1.185

-

-

1

1.185

9.140

72,9

Méjico

2

1.300

-

-

-

-

9.359

4,0

Pakistán

2

425

1

300

-

-

1.739

1,9

19

10.097

-

-

26

3.324

52.486

13,4

República Checa

6

3.634

-

-

-

-

25.015

32,5

República de Corea

20

17.647

5

5.180

-

-

144.255

35,6

Reino Unido

Rumanía

2

1.300

-

-

-

-

10.334

17,5

31

21.743

9

5.809

5

786

152.058

16,9

2

1.800

-

-

-

-

152.713

5,2

Suecia

10

8.958

-

-

3

1.225

61.336

42,0

Suiza

5

3.238

-

-

-

-

26.275

39,2

Taiwan

6

4.949

2

2.600

-

-

-

-

Ucrania

15

13.107

2

1.900

4

3.515

84,300

47,4

126 39.374

2.563.861

17,7

Rusia Sudáfrica

TOTAL

437 370.273

49 41.798

Fuente: Fundación Encuentro

Por continentes, de los 49 reactores nucleares en construcción, la mayoría (30) está en Asia: trece en China, en donde la oposición antinuclear es prácticamente imposible; seis en India, que siguiendo el modelo francés ha hecho de la energía nuclear un signo de poderío; cinco en Corea del sur; dos en Taiwán y Japón; uno en Irán (del que desde Occidente se denuncia su finalidad militar) y otro en Pakistán (un país también estrechamente relacionado con el armamento nuclear). En cuanto al continente americano, tan sólo en Estados Unidos y Argentina hay un reactor en construcción, no sin grandes protestas de los grupos ambientalistas. En Europa, se están construyendo reactores en los antiguos países del Este (dos en Bulgaria, Eslovaquia y

253

Ucrania y nueve en Rusia). En Francia, en Flamanville, se está construyendo un nuevo reactor nuclear denominado “de tercera generación” (Reactor Europeo de Agua a Presión, EPR) que tendrá que estar listo para 2012, y el Presidente Sarkozy anunciaba en febrero de 2009 la construcción de una segunda central nuclear de nueva generación en la localidad de Penly, en la Alta Normandía. En Finlandia se construye un nuevo reactor nuclear en la isla de Olkilouto; este caso es considerado como paradigmático por los partidarios de la energía nuclear, debido al giro copernicano que ha dado en los últimos años, al construir una nueva central nuclear la primera que se construye en Europa después de una década (si bien es cierto que el coste ya se ha duplicado respecto de lo previsto desde que se inició su construcción, y los analistas de la energía son bastante escépticos respecto de sus posibilidades de finalización, y sobre todo de explotación rentable).

Estrategias nucleares En función del cuadro precedente podemos afirmar que no existe un único escenario energético nuclear en el mundo, encontrándonos con países que han mantenido una política pro-nuclear con mayor o menor intensidad a lo largo del tiempo; y otros, como es el caso mayoritario en Europa, que desde la década de los 80 están sometidos a paralizaciones y moratorias nucleares, aunque con importantes excepciones como es el caso de Francia. No hay que olvidar que cuando nos referimos a política sobre energía nuclear, estamos afectando a todos los aspectos del ciclo nuclear tales como la minería, el enriquecimiento y almacenaje del material nuclear, la gestión del combustible utilizado, la generación eléctrica mediante reactores nucleares, el reprocesamiento del combustible nuclear y la gestión de los residuos. Sin olvidar un tema íntimamente relacionado con esta política como es la tecnología de armamento nuclear, donde las aspiraciones milita-

254

res de cada país pueden actuar como un factor de consideración determinante en las decisiones políticas energéticas. Para tratar de analizar la situación nuclear en el conjunto del planeta hemos elaborado una tipología que pretende, a modo de hipótesis, observar la evolución en los últimos 20 años de los distintos posicionamientos nacionales en relación al uso civil de la energía nuclear. No se trata de una relación exhaustiva de países, sino de un barrido general a partir del cual hemos construidos algunos tipos ideales, categorías de análisis amplias que sólo intentan describir la gran variedad de políticas nucleares existentes en el planeta. Tipo A: Liberalismo Nuclear El modelo laissez faire, laissez passer implica básicamente la apertura en el uso civil de la energía nuclear a las grandes empresas y multinacionales energéticas sin excesivos controles gubernamentales. El modelo existió únicamente en los USA, y fue rescatado por la NEP (Política Nacional de Energía) de Bush-Cheney en los años '90, quienes a través del Departamento de Estado intentaron promover a su vez a nivel internacional Estados Unidos: A partir del fuerte impulso a la energía nuclear del presidente Eisenhower, es el país con el mayor número de reactores nucleares del mundo (104) y también uno de los mayores consumidores de hidrocarburos (y también productor). Firma la Convención sobre el Clima en la Cumbre de la Tierra en 1992, pero no ratifica en 2005 el protocolo de Kyoto. La crisis energética de 2000-2001 lanzó a Bush a establecer el National Energy Policy Development Group (NEPDG), un grupo de representantes sectoriales al que encargó desarrollar un plan de largo plazo que resolviera los requisitos de energía estadounidenses, con el vicepresidente Dick Cheney a la cabeza. Aunque los problemas detectados por el NEPDG se referían sobre todo al abastecimiento de cru-

255

do (y en ello se centraron casi todas las estrategias de política exterior), la Administración Bush decidió relanzar la energía nuclear, proponiendo la construcción de ocho nuevos reactores nucleares. La noticia fue bien recibida por compañías como la Exelon Corporation (con sede en Chicago y que cuenta con 17 reactores) quienes además iniciaron una estrategia de presión para conseguir que la Administración financiara hasta el 80 por ciento de los costes de construcción de los reactores. Aunque el Gobierno de Bush aceptó esas presiones, ocho años después del lanzamiento de la NEP tan sólo hay una central en construcción. Con la elección de Barack Obama como Presidente se iniciaba un tiempo de cambios orientados hacia el desarrollo de "una nueva economía de la energía con dos objetivos simultáneos: la generación de un nuevo motor económico que impulse el empleo y el crecimiento, y la promoción de una cultura medioambientalista que sitúe a Estados Unidos en la vanguardia de la lucha contra el cambio climático” (El país 27-01-09). En este proceso hacia la sostenibilidad no desecha la producción nuclear, pero su advertencia de que va a exigir mayores niveles de seguridad en el proceso de generación eléctrica y en el tratamiento de residuos, puede que acerque a los Estados Unidos a otro de los modelos. En Febrero de 2010 el Presidente anunciaba su intención de construir una nueva central nuclear en el condado de Burke (Georgia), la primera en 30 años contribuyendo a su financiando con garantías de préstamos de hasta 8.000 millones de dólares. Corea del Sur: Después de Estados Unidos, Francia, Japón y Rusia, es el país con mayor número de reactores (20), y tiene cinco en construcción (se prevé la construcción de ocho plantas más entre 2010 y 2016). La investigación de la energía atómica en Corea del Sur es muy activa. Es miembro del proyecto ITER (International Thermonuclear Experimental Reactor), consorcio internacional formado en 1986 (Unión Soviética, los

256

Estados Unidos, Europa a través de EURATOM y Japón, cuenta además con el auspicio de la IAEA), para demostrar la factibilidad científica y tecnológica de la fisión nuclear, además de estar inmerso en el desarrollo de reactores nucleares de nueva generación. Las tecnologías de la gestión de residuos también se han desarrollado localmente. Corea del Sur firma el protocolo de Kyoto en 1998 y lo ratifica en 2002. Taiwan: Cuenta con 3 plantas activas, 6 reactores y 2 en construcción, que suponen alrededor del 20% del consumo de energía nacional. Esto hace de Taiwán el décimoquinto usuario más grande de energía atómica en el mundo. La tecnología elegida para los reactores ha sido tecnología de grandes multinacionales americanas como la General Electric o Westinghouse, como aliado económico y político que es de los Estados Unidos. Gran Bretaña: En el Reino Unido funcionan 19 reactores nucleares que generan un 18,39% de la electricidad que se consume. En 2007, en el Libro Blanco de la Energía, el gobierno británico (apoyado por el Partido Conservador, los sindicatos y la patronal) pone de manifiesto una actitud claramente pronuclear, dando vía libre para la construcción de nuevas centrales nucleares. Pero esta decisión ha provocado una fractura ideológica y territorial: a nivel nacional se oponen los grupos ecologistas y parte de la opinión pública (el Partido Liberal Demócrata y el Partido Verde articulan la oposición, en la que se incluyen miembros del Partido Laborista, 60 de cuyos parlamentarios firmaron un manifiesto contra el cambio de posición de su partido en 2006), pero además el Parlamento Escocés se ha opuesto tanto desde planteamientos económicos como ideológicos2. Es importante observar que, pese al apoyo decidido del gobierno a los proyectos de centrales su participación se limita a tramitar las autorizaciones aunque conserva su implicación-

257

responsabilidad en el largo plazo (los residuos nucleares seguirán siendo probablemente una responsabilidad estatal). El Reino Unido firmó el protocolo de Kyoto en 1998 y lo ratifica en 2002. Tipo B: Nuclearismo Monopolista de Estado Se trata de países con un modelo energético más regulacionista, con importantes vinculaciones políticas y de política exterior, en los que la potencia nuclear tiene un significado que va más allá de lo puramente eléctrico. Es básicamente el modelo francés, con fuertes intereses en la exportación; fue el modelo nuclearizador español en el franquismo, aunque por razones distintas; y es el modelo de las economías intervencionistas, como es el caso de los países islámicos o los de neo-despotismo oriental. Francia: A pesar de ser la cuna del ecologismo europeo y uno de los puntos de origen del movimiento antinuclear, éste no ha hecho mella en la política energética del país galo. Con independencia del color de los gobiernos, la conversión de Francia en una potencia nuclear, tanto armamentística como energética, ha sido un objetivo clave, casi una obsesión cultural. Actualmente el 78,4% de la electricidad francesa es de origen nuclear, y el parque nuclear consta de 59 reactores, un tercio de los cuales finalizarán su vida útil hacia 2020. Ante esta situación el Gobierno Francés, en las orientaciones sobre la política energética en 2005, confirma el mantenimiento de la energía nuclear como fuente principal de electricidad, y en previsión de la renovación del parque nuclear inició la construcción de reactores de tercera generación y la investigación de la tecnología de reactores de cuarta generación que estarán disponibles para 2040. Defensora de los presupuestos científicos y políticos sobre el cambio climático, ratifica el Protocolo de Kyoto en 2005 y hace compatible estas posiciones ambientalistas con su estrategia energética nuclear. Es el exportador neto más grande del mundo en energía eléctrica, exportando el 18%

258

de su producción total (cerca de 100 TWh) a Italia, los Países Bajos, Gran Bretaña, y Alemania, y su coste de electricidad está entre el más bajo de Europa. China: Considerada la economía con mayor potencial de crecimiento del mundo, China se encuentra ávida de energía para culminar su proceso de desarrollo industrial. En la actualidad cuenta con 11 reactores nucleares, número claramente insuficiente para garantizar el suministro de una economía en expansión y la independencia energética del gigante que le permita mantener su posición competitiva en los mercados internacionales, por lo que el Gobierno chino apuesta claramente por la energía nuclear como instrumento de crecimiento con la que esperan cuatriplicar la generación de electricidad en 2020. China aprueba el Protocolo de Kyoto en 2002 pero no lo ratifica en 2005 y está considerado uno de los países más contaminantes del mundo. India: Como Francia, hay una auténtica obsesión nacional por ser una potencia nuclear, tanto civil como militar. Por otra parte, en un proceso de desarrollo económico e industrial y similar al Chino, también necesita grandes cantidades de energía con las que garantizar la continuidad en el crecimiento y su competitividad en el mercado internacional. Acuerdos con Francia, Estados Unidos y Rusia garantizan la transferencia de tecnología nuclear y consolida la orientación pronuclear de su política energética. Acepta el protocolo de Kyoto en 2002 pero no lo ratifica en 2005, por lo que la promoción de energías alternativas y la reducción de los gases de efecto invernadero no son asumidas como prioridades políticas. Rusia: Acusada de utilizar sus reservas energéticas como instrumento de presión en su política exterior, controla el precio del petróleo que vende a las vecinas repúblicas exsoviéticas y tiene la llave del gas del que la mayor parte de los europeos dependen. Con una economía salvaje en cre-

259

cimiento y las reservas energéticas bien pertrechadas, Rusia (con 31 reactores nucleares) opta por la energía nuclear civil para la producción de electricidad y se plantean como objetivo que el 25% de la electricidad que se consuma el 2030 sea de origen nuclear; para lo cual se están haciendo planes para aumentar el número de reactores en funcionamiento de 31 a 59. Rusia firmó el protocolo de Kyoto en 1999 y lo ratifica en 2004. Japón: En 2005 Japón era el tercer usuario más grande de energía atómica en el mundo, con 55 reactores nucleares que generan el 30% de su electricidad. El gobierno tenía planes para aumentar hasta el 37% en 2009 y el 41% de 2014, para acercarse al 60% de producción de energía en 2050. Desde 1954, la energía nuclear es una prioridad estratégica nacional limitada exclusivamente a fines pacíficos, basadas en tecnologías americanas y asociadas a multinacionales tales como General Electric o Westinghouse, aunque con el tiempo fueron las propias compañías japonesas (especialmente Mitsubitshi) quienes asumen el diseño y la construcción de nuevas centrales. Japón firma la Convención del Clima en 1992 y lo acepta en 2002, pero no lo ratifica en 2005. Tipo C: el Principio de Precaución o Moratoria Se trata de países que basan su política nuclear en el “principio de precaución” que generalmente ha conducido a estados de moratoria (es decir, no se construyen más centrales, pero se mantienen en funcionamiento las existentes) y de los que los mejores ejemplos son Alemania y España. Los accidentes en diversas centrales nucleares y especialmente la tragedia de Chernobyl llevaron a un sector de la comunidad científica y al movimiento ecologista a alertar del peligro que para la población y el medio ambiente en general suponen las actividades nucleares. La opinión pública reaccionó y presionó la acción de los gobiernos hacia la detención de los programas nucleares en curso. A esa parada temporal de los programas se le denominó moratoria

260

nuclear, ya que no implicaba el cierre de las instalaciones activas, sino la paralización de nuevas autorizaciones. Alemania: Alemania cuenta con 17 reactores nucleares operando en su territorio. En el año 2000 el gobierno alemán (Partido Socialdemócrata Alemán en alianza con los Verdes) anuncia oficialmente su intención de eliminar el uso de la energía atómica y de dirigir los esfuerzos energéticos hacia la promoción de las energías renovables. En la actualidad los déficits energéticos alemanes tienen que ser compensados con las importaciones de energía nuclear francesa o del gas ruso, lo que según los filo-nucleares genera inseguridad y dependencia de países con sistemas políticos inestables. En 2008 la Canciller Angela Merkel y el CDU manifiestan su interés por cambiar la política socialista de eliminación progresiva de centrales nucleares, pero no han dado pasos definitivos en esa dirección. Alemania firmó el protocolo de Kyoto en 1998 y lo ratificó en 2002. Categoría D: el modelo de prescindencia o abandono El abandono de la energía nuclear suele incluir el apagado de las centrales nucleares a la vez que se promocionan otros combustibles o energías alternativas. El abandono de la energía nuclear se decidió en Austria en 1978, en Suecia en 1980, en Italia en 1987, en Bélgica en 1999, y en Alemania en 2000 (aunque hemos incluido a Alemania en la tipología anterior). Austria: Es sin duda el paradigma del modelo de prescindencia de la energía nuclear, y llegó al mismo a través de un complejo proceso de carambolas políticas. En los años '60 el gobierno inició un programa de energía nuclear, y el parlamento por unanimidad ordenó la construcción de una central nuclear. Dos años antes de la apertura de planta, el gobierno comenzó un programa propagandístico sobre los beneficios y la seguridad de la energía nuclear. Sin embargo, el efecto fue totalmente imprevisto: la campaña provocó un debate

261

público que llevó a grandes manifestaciones en 1977. Finalmente, en 1978 el Parlamento votó a favor de una prohibición del uso de la fisión nuclear en Austria, incluyendo el almacenamiento y transporte de materiales nucleares en o a través de Austria. En 1997 el Parlamento se ratificó por unanimidad en aquella legislación. Bélgica: Cuenta con 7 reactores nucleares que producen el 54,04% de la electricidad. A finales de 2002 el gobierno se comprometía a abandonar totalmente la energía nuclear mediante el cierre escalonado de las siete centrales nucleares entre el 2015 y el 2025, siguiendo el ejemplo de Alemania. El compromiso de eliminar la energía nuclear en Bélgica formó parte del acuerdo de la coalición entre el partido ecologista, el socialista y el liberal en 1999. Bélgica firma el protocolo de Kyoto en 1998 y lo ratifica en 2002. Modelo E: Retorno al átomo Fruto de una interpretación particular del protocolo de Kyoto, hemos podido observar en los últimos tiempos cómo algunos países que habían optado por el modelo de precaución, o incluso de prescindencia, retornaban a la energía nuclear. En todos los casos se trata de decisiones políticas tomadas por gobiernos conservadores, que hacen caso omiso de decisiones previas aprobadas por el Parlamento, o incluso en referéndum. No obstante dentro de esta categoría podemos distinguir entre países que tienen intención de construir nuevos reactores nucleares, como es el caso de Italia o Suecia, de aquellos que ya han iniciado la construcción, como sucede con Finlandia. Finlandia: Cuenta en la actualidad con 4 reactores nucleares operando, de los cuales uno ya ha sido clausurado y otro está en construcción. El 28,94 % de la electricidad que se consume en el país es de origen nuclear. La energía nuclear se considera materia de conciencia personal de los políticos finlandeses y, por ello, los miembros del Parlamento no

262

están obligados a seguir la disciplina de voto de su partido, lo que explica que en 1994 no prosperase el proyecto de construcción de una quinta unidad nuclear, aunque previamente había sido apoyada por el gobierno la industria y los sindicatos. En 2002 la construcción de un quinto reactor nuclear fue aceptada en el Parlamento, ante la protesta de la Liga Verde que abandonó el gobierno. La decisión finlandesa fue considerada como muy significativa, ya que era la primera decisión en Europa occidental, después de más de una década sin construir una nueva central nuclear. Finlandia firma el protocolo de Kyoto en 1998 y lo ratifica en 2002. Suecia: Cuenta en la actualidad con 10 reactores nucleares, 3 de ellos clausurados, y el 40,03 % de la energía que se consume en el país es de origen nuclear. Después del accidente de Three Mile Island el parlamento, tras un referéndum, decidía que no se construirían más centrales nucleares y que la energía atómica debería ser eliminada progresivamente antes de 2010. Tras el accidente de Chernobyl la cuestión de la seguridad fue planteada otra vez, y en 1997 el Parlamento decidió cerrar uno de los reactores de Barsebäck en 1998 y el otro en el 2001, aunque bajo la condición de que su producción energética sería compensada. El gobierno conservador siguiente intentó cancelar la eliminación progresiva, pero ante las movilizaciones de protesta ciudadana se limitó a ampliar el límite de tiempo a 2020. Por fin, la coalición conservadora regida por Fredrik Reinfeldt ha dado luz verde a nuevos proyectos de centrales. Suecia firma el protocolo de Kyoto en 1998 y lo ratifica en 2002. Italia: Tras el accidente de Chernobyl se celebró un referéndum sobre la producción de energía atómica, y el gobierno decidía en 1988 eliminar las plantas existentes, cerrándose el primer reactor en 1990. Actualmente los cuatro están clausurados, y el país se ha convertido en el importador más

263

grande de energía de toda la Europa occidental, comprando aproximadamente el 10% de su electricidad a Francia. La nueva política, tras el triunfo de Forza Italia (que apoya sin complejos la energía atómica) en las elecciones 2008, apuesta por invertir esta tendencia. El gobierno de Berlusconi, sin volver a consultar a la población, ha propuesto la construcción de 10 nuevos reactores nucleares con la intención de alcanzar el 25 % del suministro eléctrico antes de 2030. El 24 de febrero de 2009 se firmó un acuerdo entre Francia e Italia por el cual Francia comparte con Italia su tecnología. Italia firma el protocolo de Kyoto en 1998 y lo ratifica en 2002.

Conclusiones Los datos manejados presentan dos caras en las estrategias políticas nucleares: Los países ricos optan entre la prolongación de la vida útil de las centrales en funcionamiento y la vuelta (y no sólo a nivel de discurso) a la construcción de centrales nucleares en su territorio (Finlandia y Francia). En los países en vías de desarrollo las políticas pro nucleares son sólidas y firmes. El argumentario utilizado por los países ricos como legitimador del discurso pro nuclear incluye entre otros: el cambio climático, el agotamiento de los combustibles fósiles y su consiguiente aumento de costes, la independencia energética de los países, la escasa capacidad de sustitución de las energías renovables, etc. Paradójicamente, el discurso pro nuclear incorpora la tesis de una energía nuclear como fuente de energía limpia al reducir las emisiones de CO2 de la atmósfera, y por tanto compatible con los principios de sostenibilidad (Francia, Finlandia y los USA de Obama pueden ser buenos ejemplos de ello). Este doble discurso (compatibilidad entre sostenibilidad y energía nuclear) lanzado desde los países ricos permite un amplio margen de maniobra a los estados en relación a la opinión pública que permite hacer compatible una ima-

264

gen internacional en defensa del desarrollo sostenible (los países firmantes del Protocolo de Kyoto) y una posición nacional tolerante con el uso de la energía nuclear (prolongación de la vida útil de las centrales existentes en unos casos y construcción de nuevas centrales en otro) El fracaso del COP 15 de diciembre de 2009 puso de manifiesto esta especie de esquizofrenia política colectiva entre las posiciones de los países ricos y las demandas de desarrollo de los países pobres.

Bibliografia y webgrafia REDCLIFT, M. Y WOODGATE, G., coords. (2002), Sociología del medio ambiente. Una perspectiva internacional, McGraw-Hill, Madrid SACHS, W. (2000): "Development: The rise and decline of an ideal. An article for the Encyclopedia of Global Environmental Change", Wuppertal Institut für Klima, Umwelt, Energie, Wuppertal Papers nº 108 ARON, R. (1966), El gran debate: Iniciación a la estrategia atómica, Editorial Hispano-Europea, Barcelona CASTEJÓN, F. (2004), ¿Vuelven las nucleares?, El debate sobre la energía nuclear, Talasa, Madrid LAKE, J. A. (2006), “Renacer de la energía nuclear”, JOURNAL USA – PERSPECTIVAS ECONÓMICAS, Vol. 11, Nº 2, pp. 14-18 COSTA, P. (1978), Energía, el fraude y el debate, La Gaya Ciencia, Madrid YEARLEY, S. (1992), The green case. A Sociology of Environmental Issues, Arguments and Politics, Routledge, Londres Covención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático: http://unfccc.int/portal_espanol/essential_background/convention/items/3323.php

Texto del Protocolo de Kyoto: http://unfccc.int/portal_espanol/essential_background/kyoto_protocol/text_of_the_ky oto_protocol/items/3330.php

http://www.eup.uva.es/emisionesco2/Cambioclimaticoyprotocolodekioto/

265

http://www.nuclearfiles.org/ http://news.bbc.co.uk/2/hi/in_depth/sci_tech/2005/nuclear/default.stm

La Wikipedia es ya hoy, especialmente la versión en inglés, el mejor punto de partida para informarse de forma ecuánime sobre cuestiones energéticas y sobre el debate nuclear. La versión española es todavía muy limitada, pero también recoge una visión global y bastante objetiva Acceso al Informe España 2009 de la Fundación Encuentro: http://www.fundencuentro.org/informe_espana/informeespana.phpa

266

AUTORES

267

268

269

270

Lihat lebih banyak...

Comentarios

Copyright © 2017 DATOSPDF Inc.