Transformaciones en la cultura del sabanero guanacasteco en una sociedad posmoderna y globalizada

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Descripción

UNIVERSIDAD NACIONAL FACULTAD DE CIENCIAS SOCIALES DOCTORADO EN CIENCIAS SOCIALES

TRANSFORMACIONES EN LA CULTURA DEL SABANERO GUANACASTECO EN UNA SOCIEDAD POSMODERNA Y GLOBALIZADA

Tesis doctoral presentada en la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad Nacional para optar por el grado de Doctor en Ciencias Sociales

SUSTENTANTE: VÍCTOR JULIO BALTODANO ZÚÑIGA

TUTOR: DR. ALLEN CORDERO ULATE

Heredia, Costa Rica, abril del 2015

DEDICATORIA

A mi esposa, Ana Rita Badilla Alvarado. A mis hijos, Luis David y José Andrés. A mis padres, Plácida Zúñiga Gutiérrez y José Santos Baltodano Baltodano. A mis hermanos: Rafael Ángel, José Manuel, Alexandra María y Magda Patricia. A mi suegra, Marina Alvarado.

Víctor Julio

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AGRADECIMIENTOS

En primer lugar, quiero agradecer a Dios, por el don de la vida y permitirme alcanzar esta meta. A mi esposa Ana Rita, por el apoyo incondicional para que pudiera realizar mi doctorado exitosamente. Su aliento siempre me impulsó a no claudicar. A mis hijos José Andrés y Luis David, por la comprensión en el tiempo de ellos que lo usé para mí. Igualmente, a mi cuñada Cecilia, por su gran apoyo. A los compañeros de la primera generación del Doctorado, por los vínculos que logramos hacer; en especial, a Omar Arrieta, Marta Sánchez, Julieta Mazzola y a Carlos Alvarado, que aunque no pudo continuar, siempre le agregaba algo especial a los encuentros y discusiones nuestras. A mi tutor, Dr. Allen Cordero Ulate, por el tiempo dedicado a mi trabajo, sus sugerencias y por su orientación. A mis lectores del trabajo, Dra. Patricia Alvarenga Venutolo y Dr. Alberto Salom Echeverría; gracias por su tiempo y sus agudas sugerencias. A todos los profesores del doctorado, por el aporte en mi formación y al Dr. Norman Solórzano, Coordinador de él. A mis compañeros de la Sede Regional Chorotega de la Universidad Nacional, quienes siempre estuvieron pendiente de mi trabajo. A los miembros del Consejo Académico de la Sede Regional Chorotega, por su apoyo para que pudiera realizar mis estudios doctorales, así como a la Universidad Nacional, por el financiamiento del doctorado. A los estudiantes de la Sede Regional Chorotega, muchos de ellos estuvieron pendientes de mi avance y siempre me preguntaban cuándo terminaba. Gracias, de verdad, muchachos y muchachas. Al Dr. Rogelio Martínez Cárdenas, académico de la Universidad de Guadalajara, por su enorme apoyo durante mi pasantía académica. A Carlos Arguedas Campos por todo su apoyo. Y a todas aquellas personas que estuvieron pendientes de la finalización de mi tesis doctoral. A todos, muchas gracias.

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ACTA DE EXAMEN PUBLICO Y JURADO CALIFICADOR

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ÍNDICE CAPÍTULO I: ASPECTOS INTRODUCTORIOS Y METODOLÓGICOS DE LA INVESTIGACIÓN ............................................................................................................ 12 1.1

PRESENTACIÓN ...................................................................................................... 12

1.2

ANTECEDENTES DEL PROBLEMA POR INVESTIGAR .................................... 15

1.2.1 Algunos estudios en torno de la hacienda ganadera y la cultura del sabanero en Guanacaste ............................................................................................... 15 1.3 PROBLEMA DE INVESTIGACIÓN .............................................................................. 19 1.4 JUSTIFICACIÓN ............................................................................................................ 22 1.5 LOS OBJETIVOS DE LA INVESTIGACIÓN ............................................................... 24 1.5.1 Objetivo general ..................................................................................................... 24 1.5.2 Objetivos específicos............................................................................................ 24 1.6 OBJETO DE ESTUDIO.................................................................................................. 25 1.7 LA METODOLOGÍA DE LA INVESTIGACIÓN Y SU JUSTIFICACIÓN ................... 25 1.7.1 LA INVESTIGACIÓN INMERSIVA ........................................................................ 27 1.7.2 Métodos y técnicas aplicados en la investigación.......................................... 33 1.7.3 Los sujetos en estudio: clasificaciones de los sabaneros guanacastecos 34 1.7.4 Selección de los participantes ............................................................................ 36 1.7.4.1 Selección de los sabaneros tradicionales ................................................. 38 1.7.4.2 Selección de los sabaneros en el turismo ................................................. 40 1.7.4.3 Selección de los sabaneros transformados y por apropiación ............. 41 1.8 LA ESTRUCTURA DE LA INVESTIGACIÓN.............................................................. 44 CAPÍTULO II: MARCO TEÓRICO-CONCEPTUAL: PATRONES DE INTERACCIÓN SOCIAL DE LA VIDA COTIDIANA Y OTROS CONCEPTOS FUNDAMENTALES PARA ENTENDER LA TRANSFORMACIÓN DE LA CULTURA DEL SABANANERO ............ 52 2.1 PATRONES DE INTERACCIÓN SOCIAL Y LAS PRÁCTICAS LOCALES DEL PODER, DESEO, SABER Y DISCURSO Y SU ARTICULACIÓN ................................... 52 2.2 EXTERIORIZACIÓN DE LOS PATRONES DE INTERACCIÓN SOCIAL EN ESTRUCTURAS DE RELACIONES MACROSOCIALES OBJETIVADAS.................... 62 2.2.1 Los vínculos sociales y las relaciones sociales.............................................. 62 2.3 LA INTERIORIZACIÓN DE LOS PATRONES DE INTERACCIÓN SOCIAL CON LA CONSTITUCIÓN DE SUBJETIVIDADES MICROSOCIALES INDIVIDUALES ............. 69 2.4 CAMBIO SOCIAL Y PATRONES DE INTERACCIÓN SOCIAL ............................... 74 7

2.5 LAS PERSPECTIVAS TEÓRICAS EN TORNO AL CONCEPTO DE CULTURA ... 76 2.5.1

REVISANDO CONCEPTOS DE CULTURA ................................................... 78

2.5.2 LA CULTURA EN LA TERCERA FASE DEL CAPITALISMO O EN LA POSMODERNIDAD .......................................................................................................... 83 2.5.3 CULTURAS HÍBRIDAS, INTERCULTURALIDAD Y GLOBALIZACIÓN .......... 88 2.6 CULTURA, DESARROLLO Y TURISMO EN LAS REGIONES ................................ 91 2.7 OTROS CONCEPTOS IMPORTANTES .....................................................................103 2.7.1 CULTURAS PARTICULARES E INDUSTRIAS CULTURALES .......................103 2.8 SÍNTESIS DE LOS PRINCIPALES CONCEPTOS ....................................................107 CAPÍTULO III: LA HACIENDA GANADERA GUANACASTECA Y LA CONFORMACIÓN DE UNA CULTURA DEL SABANERO.......................................................................... 111 3.1

BREVE REFERENCIA A LA CONQUISTA Y COLONIZACIÓN DE NICOYA ..112

3.2

NACIMIENTO Y CONSOLIDACIÓN DE LA HACIENDA GANADERA .............118

3.3 EL PROCESO PRODUCTIVO EN LAS HACIENDAS ..............................................125 3.4 CONFORMACIÓN DE LA MANO DE OBRA AL INTERIOR DE LA HACIENDA GANADERA .........................................................................................................................127 3.5 VIDA COTIDIANA, CULTURA MATERIAL Y SIMBOLISMO EN LOS SABANEROS EN LA HACIENDA TRADICIONAL ...................................................................................133 3.5.1 EL MUNDO DEL SABANERO AL INTERIOR DE LA HACIENDA...................133 3.5.2 CONFORMANDO UNA CULTURA PROPIA, A PARTIR DE SU MUNDO LABORAL: IMPORTANCIA DE LA TIERRA, EL GANADO Y LA FIESTA ..............142 3.6 VIDA COTIDIANA ALTERNA: LA VIDA MÁS ALLÁ DEL TRABAJO DEL SABANERO .........................................................................................................................151 CAPÍTULO IV: CAMBIO Y FRAGMENTACIÓN DE LA GRAN PROPIEDAD A PARTIR DE 1950 Y PATRONES DE INTERACCIÓN SOCIAL DE LOS SABANEROS GUANACASTECOS ...................................................................................................... 158 4.1 EMERGENCIAS EN EL ENTORNO A PARTIR DE 1950 Y SU INCIDENCIA EN LA ACTIVIDAD DE LA GANADERÍA......................................................................................158 4.2 FRAGMENTACIÓN DE LA GRAN PROPIEDAD EN GUANACASTE ....................166 4.3 CAMBIOS, TRANSFORMACIONES Y EMERGENCIAS EN LOS PATRONES DE INTERACCIÓN SOCIAL DE LOS SABANEROS GUANACASTECOS ........................172 4.3.1 LOS SITIOS, LA LUCHA POR LA TIERRA Y LA FRAGMENTACIÓN DE LA HACIENDA .......................................................................................................................172 4.3.2 EL TRABAJO COMO PATRÓN DE INTERACCIÓN SOCIAL DE LOS SABANEROS GUANACASTECOS...............................................................................177 4.3.2.1 Cómo se llega a ser sabanero: La iniciación dentro del complejo mundo del sabanero ..................................................................................................178 8

4.3.2.2 Las labores de sabanero y el orgullo sabanero ......................................185 4.3.2.3 Condiciones de trabajo como moldeador del carácter y orgullo sabanero.......................................................................................................................194 4.4 VÍNCULOS ENTRE PATRONES DE INTERACCIÓN SOCIAL DE LOS SABANEROS Y LOS HACENDADOS ..............................................................................198 4.4.1 LOS PATRONOS BUENÍSIMOS Y ACCESO A LA TIERRA: DEFENDIENDO AL PATRÓN .....................................................................................................................198 4.4.2 PATRONOS Y PRECARISTA: EL SABANERO SIGUE EN DEFENSA DEL PATRÓN Y DE SU ESPACIO.........................................................................................202 4.5 MANIFESTACIONES PROPIAS DENTRO DEL PATRÓN DE INTERACCIÓN LABORAL DE LOS SABANEROS ....................................................................................203 4.5.1 RETAHÍLAS, COPLAS Y BOMBAS ....................................................................203 4.5.2 RITOS Y CASTIGOS EN LA HACIENDA ............................................................206 4.6 EL APORTE DEL SABANERO Y LOS PATRONOS A LA INNOVACIÓN ORGANIZACIONAL Y TECNOLÓGICA ...........................................................................207 4.7 ESPACIO ALTERNO AL MUNDO DEL TRABAJO: FIESTAS, RODEOS Y MONTADERAS EN LA CIUDAD .......................................................................................209 4.8 LA NOSTALGIA: LOS DE ANTES SÍ ERAN SABANEROS DE VERDAD. UN PATRÓN DE INTERACCIÓN SOCIAL QUE SE TRANSFORMA, SEGÚN LOS SABANEROS TRADICIONALES ......................................................................................215 4.9 A MANERA DE SÍNTESIS CAPITULAR ....................................................................220 CAPÍTULO V: PATRONES DE INTERACCIÓN SOCIAL E INSERCIÓN DEL SABANERO EN EL TURISMO ..................................................................................... 224 5.1 TRANSFORMACIONES EN LA REGIÓN CHOROTEGA DE COSTA RICA .........225 5.2 TURISMO Y DESARROLLO EN LA REGIÓN CHOROTEGA: UNA REVISIÓN A LA LUZ DE INDICADORES DE LA ECONOMÍA CONVENCIONAL .............................230 5.2.1 AUMENTO SOSTENIDO EN LA LLEGADA DE TURISTAS DEL EXTERIOR ...........................................................................................................................................230 5.2.2 GENERACIÓN DE EMPLEO Y POBREZA EN LA REGIÓN CHOROTEGA ..231 5.3 TURISMO Y CAPITAL TRANSNACIONAL: DOMINACIÓN DE LAS GRANDES CADENAS HOTELERAS INTERNACIONALES EN GUANACASTE ...........................234 5.4 CAMBIO EN LAS HACIENDAS Y TRANSFORMACIÓN DE LA CULTURA DEL SABANERO: SABANEROS EN EL TURISMO................................................................248 5.5 LOS VÍNCULOS SOCIALES Y LAS RELACIONES SOCIALES DE LOS SABANEROS EN EL TURISMO ........................................................................................251 5.5.1 VÍNCULOS SOCIALES Y RELACIONES SOCIALES DE LOS SABANEROS EN EL TURISMO: EL CASO DE RENÉ AMADOR COMO EJEMPLO ILUSTRATIVO ...........................................................................................................................................252 9

5.5.2 LOS NUEVOS SABANEROS LIGADOS AL TURISMO ....................................262 5.5.2.1 ¿Cómo llegaron a ser sabaneros? .............................................................262 5.5.2.2 La creación de los primeros vínculos en los nuevos sabaneros ligados al turismo .....................................................................................................................262 5.5.2.3 Forma en que se vincularon en el turismo ...............................................264 5.5.2.4 Actividades turísticas .......................................................................................267 5.5.2.5 De los sabaneros en la Hacienda ...............................................................268 5.5.2.6 Cambios entre ser sabanero y trabajar ahora en turismo: Articulación entre patrones de interacción social ......................................................................270 5.5.2.7 De los vínculos sociales con sus compañeros a la relación con los turistas: de un pueblo que aplaude a un cliente que compra ...........................275 5.5.2.8 Cambio en el patrón de interacción laboral: ¿hacia la extinción del sabanero desde la perspectiva de los nuevos sabaneros en el turismo? ......277 5.6 SÍNTESIS CAPITULAR ................................................................................................280 CAPÍTULO VI: CAMBIOS EN LOS PATRONES DE INTERACCIÓN: LOS NUEVOS SABANEROS TRANSFORMADOS Y LOS SABANEROS POR APROPIACIÓN......... 282 6.1 LOS SABANEROS DE HOY EN UN CONTEXTO DIFERENTE ..............................282 6.2 EL NUEVO ENTORNO Y LA HACIENDA GANADERA ...........................................285 6.3 LOS SABANEROS TRANSFORMADOS Y PATRONES DE INTERACCIÓN SOCIAL .................................................................................................................................293 6.3.1 LA CONSTRUCCIÓN DEL SIGNIFICADO DE SABANERO EN LOS TRANSFORMADOS ........................................................................................................293 6.3.2 LOS VÍNCULOS SOCIALES Y LAS RELACIONES EN LOS SABANEROS TRANSFORMADOS ........................................................................................................299 6.3.3 LA MASCULINIDAD EN LOS SABANEROS TRANSFORMADOS: CONSTRUCCIÓN INHERENTE A SU PATRÓN LABORAL ......................................302 6.3.4 EL SABANERO SÍ HA CAMBIADO.....................................................................304 6.4 SABANEROS TRADICIONALES Y SABANEROS TRANSFORMADOS: CONTRADICCIONES A PARTIR DE LAS PRÁCTICAS LOCALES DE SABER, DESEO, PODER Y DISCURSO .........................................................................................306 6.5 OTRAS ACTIVIDADES Y FACTORES QUE REFUERZAN LA COMPRENSIÓN DE LA VIDA COTIDIANA EN LOS SABANEROS TRANSFORMADOS ............................322 6.5.1 FIESTA Y DIVERSIÓN...........................................................................................322 6.5.2 FACTORES EDUCATIVOS Y VIDA COTIDIANA...............................................323 6.5.3 LABORES Y SUEÑOS LABORALES .................................................................325 6.6 LOS SABANEROS POR APROPIACIÓN: CAMBIO DEL PATRÓN LABORAL A UN ESTILO DE VIDA ..........................................................................................................326 10

6.6.1 APROPIACIÓN DEL CONCEPTO DE SABANERO ..........................................327 6.6.2 LA PROBADERA Y EL TRABAJO VOLUNTARIO COMO CASOS ESPECÍFICOS DE INICIACIÓN PARA LOS SABANEROS POR APROPIACIÓN..330 6.6.3 LOS VÍNCULOS SOCIALES Y LAS RELACIONES SOCIALES DE LOS SABANEROS POR APROPIACIÓN..............................................................................334 6.6.4 PRÁCTICAS INTERSUBJETIVAS LOCALES DE PODER, DESEO, SABER Y DISCURSO DE LOS SABANEROS POR APROPIACIÓN .........................................339 6.6.5 EN EL MUNDO DE LOS SABANEROS POR APROPIACIÓN NO SE ES SOLO SABANERO .....................................................................................................................347 6.6.6 LA CULTURA DEL SABANERO SE HA COMERCIALIZADO .........................350 6.6.7 CONVIVENCIA ENTRE SABANEROS ................................................................352 6.6.8 EXTERIORIZACIÓN DE LOS PATRONES DE INTERACCIÓN SOCIAL DE LOS SABANEROS POR APROPIACIÓN.....................................................................354 6.6.9 DIFERENCIA ENTRE GANADERO Y SABANERO...........................................357 6.6.10 EXPECTATIVAS MUTUAS Y SUBJETIVIDADES MICROSOCIALES INDIVIDUALES DE LOS SABANEROS POR APROPIACIÓN ......................................358 6.6.11 LAS REDES SOCALES CON SOPORTE TECNOLÓGICO Y LOS SABANEROS POR APROPIACIÓN..............................................................................363 6.7 SÍNTESIS CAPITULAR ................................................................................................366 CAPÍTULO VII: REFLEXIONES FINALES A MANERA DE CONCLUSIÓN ................. 368 REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS .............................................................................. 380 ANEXO 1: INFORMANTES CLAVES POR TIPOLOGÍA, NOMBRE O SEUDÓNIMO Y EDAD ............................................................................................................................ 393

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CAPÍTULO I: ASPECTOS INTRODUCTORIOS Y METODOLÓGICOS DE LA INVESTIGACIÓN 1.1 PRESENTACIÓN Esta investigación trata sobre las transformaciones en la cultura del sabanero guanacasteco, en una sociedad posmoderna y globalizada. Está ubicada espacialmente en la provincia de Guanacaste, al norte de la República de Costa Rica, a partir de 1950, momento importante en el desarrollo de la ganadería de exportación y de consumo interno. Es, también, cuando las haciendas siguen un proceso de transformación, que viene, por lo menos, desde las dos décadas anteriores a 1950 y que van impactando en el sabanero, poco a poco. Guanacaste, como región, ha tenido, en forma reciente, una serie de transformaciones que se intensifican a partir de la década de 19901. En el caso de la cultura del sabanero guanacasteco, las transformaciones vienen desde antes, pero se manifiestan más aceleradamente, a partir de 1950, con el cambio que se da en la gran propiedad y que ha modificado los patrones laborales en la hacienda, sobre todo, los patrones de interacción laboral. El sabanero llegó a constituirse casi en un arquetipo de la cultura guanacasteca, defendido por folcloristas y estudiado por científicos sociales. Sin embargo, Guanacaste es un mosaico de manifestaciones culturales, donde la cultura del sabanero y el personaje en sí, son una parte de ella. Las últimas décadas,

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Más adelante, se hablará sobre algunas de estas transformaciones. El lector interesado en profundizar puede consultar el Informe 6 del Estado de la Nación (2000), que es un proyecto conjunto de las universidades estatales costarricenses liderado desde CONARE. En ese informe viene un especial sobre la Región Chorotega, donde se analiza estas transformaciones.

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desde 1990 al presente, con el cambio de la estructura productiva y otras emergencias, ha llevado una transformación en ella. Esa cultura del sabanero, sobre todo, en los tradicionales, era alimentada a partir de los vínculos sociales que se forjaban al interior de la gran hacienda. En esta, el sitio, como lugar donde pastaba el ganado semisalvaje, constituía uno de los componentes que le daba identidad al sabanero. Era ahí donde comenzó a constituirse la masculinidad de este, que se refrendaba en los corrales, la mayoría de piedra, en la época de la fierra. En ese trayecto, entre el sitio y el corral, se daban una serie de actividades que implicaban el trabajo rudo, la persecución del ganado, el aparto y el cuido. Ese conjunto de elementos constituían el orgullo sabanero. Es decir, una imagen construida de sí misma, como verdaderos hombres, fuertes, trabajadores y que no le temían a nada. Sin embargo, esa construcción de sabanero ha ido transformándose con el tiempo, a partir de cambios en los contenidos de los vínculos sociales y le ha dado espacio a nuevas expectativas mutuas. La fragmentación de la propiedad, la introducción de avanzada tecnología, nuevas razas de ganado, entre otras, hacen que, al interior de la hacienda, los vínculos y las relaciones sociales tengan nuevos contenidos. A lo anterior se debe agregar, además, la presión del ambiente externo, que obliga a los hacendados a buscar nuevas formas de reproducir su capital, dado que ya no lo garantizan el ganado y la tierra.

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Por lo tanto, los contextos van agregando elementos que modifican esos vínculos sociales con co-presencia y son interiorizados subjetivamente por los sabaneros, hasta agregar nuevas expectativas que entran en conflicto con otro tipo2 de sabanero, ligado al turismo. Paralelamente, van surgiendo los sabaneros transformados, quienes mantienen parte del contenido de las prácticas culturales de los tradicionales y abandonan otras por desuso, tales como las retahílas, la música y la fiesta de la fierra. El conflicto más intenso surge con los sabaneros por apropiación, dado que exteriorizan hacia la comunidad un estilo de vida que se manifiesta, sobre todo, en las corridas de toros y en fiestas que están lejos de semejarse a las de los sabaneros tradicionales. Por lo tanto, se rompe, definitivamente, el patrón de interacción basado en lo laboral y se pasa a un patrón de estilo de vida, más ligado a lo festivo y al gusto por el ganado de monta. Estos sabaneros tienen un perfil diametralmente diferente de los sabaneros tradicionales, a los que están en el turismo y a los sabaneros transformados, clasificación que se retomará más adelante.

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En el apartado referente a la metodología de esta investigación, se hace una clasificación para mostrar las diferencias entre los sabaneros.

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1.2 ANTECEDENTES DEL PROBLEMA POR INVESTIGAR 1.2.1 Algunos estudios en torno de la hacienda ganadera y la cultura del sabanero en Guanacaste

Gran parte de los estudios sobre el sabanero guanacasteco se han abordado desde la dimensión histórica o antropológica y enfatizada más en la hacienda que en los propios sabaneros. Es por ello que es importante referenciar brevemente a la hacienda ganadera en Guanacaste, ya que esta es la que configuró al sabanero y sus prácticas culturales, las cuales llegaron a convertirse en expresión regional y reconocida a escala nacional. Uno de los trabajos importantes en la dimensión histórica es el de Wilder Sequeira (1985) denominado La hacienda ganadera en Guanacaste: aspectos económicos y sociales (1850-1900), libro editado a partir de su tesis de Licenciatura en Historia de la Universidad de Costa Rica. Como bien lo indica Sequeira, la mayoría de los estudios se enfoca a estudiar la hacienda en sí, pero su trabajo enfatiza en el grupo ganadero, dado que trata de investigar al grupo ganadero, es decir, a los dueños y sus familias ganaderas. El ámbito espacial y temporal de la investigación está circunscrito a la zona ganadera, comprendida entre la Cordillera de Guanacaste, el río Tempisque y el océano Pacífico, hasta las zonas de Cañas y Abangares. El estudio es historiográfico y centrado en las familias hacendadas. En este sentido, se aleja de las pretensiones de la presente investigación de estudiar las transformaciones en la cultura del sabanero y de la estructura productiva. Sequeira

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analiza poco los grupos sociales y los trabajadores de las haciendas, excepto elementos tangenciales de los jornaleros. El énfasis está centrado en los aspectos económicos y sociales, pero omite las manifestaciones de la cultura. En La lógica del latifundio: las grandes propiedades del noroeste de Costa Rica desde finales del siglo XIX, Marc Edelman analiza el latifundio y cómo estas propiedades han subsistido producto de lo que el autor llama las rentas institucionales vinculadas al crédito subsidiado, políticas económicas que los beneficiaban. Es un estudio de carácter antropológico y aborda muy poco el ámbito cultural. El trabajo de Edelman no pretende estudiar a los trabajadores de las haciendas: entre ellos, el sabanero, sino establecer cuál es la lógica que subsiste detrás de las haciendas que, a pesar de ser ineficientes, desde el punto de vista de la lógica del mercado, aún sobreviven. Sin embargo, dedica un par de capítulos a las relaciones de producción y de dominación, donde se analiza las diferentes culturas laborales, sobre todo, la de los nicaragüenses y la de los guanacastecos. En Tierra y ganadería. Vida y trabajo de Virgilio Angulo Reyes, de Roberto Cabrera Padilla, se analiza directamente al sabanero como objeto de estudio y, mediante él, se inserta dentro de la relación tierra-hombre, para construir un documento de carácter histórico-antropológico. Es uno de los pocos estudios donde se aborda al sabanero. La historia de vida de Virgilio Angulo Reyes (Liberia 1899; Nicoya 1990) es importante, porque recoge el transcurrir de un sabanero tradicional que está en vías de extinción.

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El entrevistado lleva con sus descripciones por gentes, su vida cotidiana y por las haciendas y sus intimidades. La mayoría de las haciendas a las que hace referencia Virgilio Angulo, fueron adquiridas por herencia o vendidas entre los mismos familiares o por vínculos matrimoniales entre familias hacendadas. Sin embargo, en algunos casos, se da la venta mediante lotes, hasta fraccionar la gran propiedad. En el libro se estudia, aunque no analíticamente, elementos culturales relacionados con el trabajo y al desempeño de él, que iba moldeando la cultura del sabanero y la división social del trabajo, que incluía, además del administrador y mandador, al sobrestante, sabaneros, al arreador, vaqueros, a los jornaleros que chapeaban los potreros, asimismo, había boyeros, las cocineras, llavero o las amas de llaves y guachos (ayudantes de cocina). El caballo era el principal instrumento de trabajo. Dentro de las tradiciones, a las cuales hace referencia Cabrera, están las fiestas, las cuales eran alegradas por las montaderas de toros por parte de los sabaneros. Además, se menciona los toros topados, los bailes, la poesía, las carreras de cintas y la música de calabazas. Todas esas tradiciones fueron configurando una cultura muy ligada, tanto a la ganadería como a la hacienda. La obra de Cabrera, de carácter testimonial, no alcanza a explicar los cambios estructurales de la economía regional guanacasteca y cómo las prácticas culturales también influyen en esas transformaciones y viceversa. Por la temporalidad del estudio, no se visualiza la importancia que ha tenido el turismo

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para algunas de estas haciendas y para generaciones posteriores de los sabaneros tradicionales, que aún imitan lo hecho por estos últimos. Luis Carlos Morales Zúñiga, también ha realizado estudios relevantes sobre la cultura guanacasteca, entre ellos: Santa Cruz: cultura local, turismo y globalización. En este trabajo, se hace una relación entre la cultura local del cantón de Santa Cruz y el desarrollo de la actividad turística. Gran parte de la cultura de ese cantón ha estado ligada a lo agropecuario, sin embargo, el proceso de cambio estructural de Guanacaste, ha llevado a que esta se comience a visualizar desde el turismo. Este proceso de reconversión se acompaña de lo que se ha dado en llamar “la globalización económica y cultural”, que también ha influido en lo guanacasteco. Para Morales (2009), han existido cambios muy significativos que llevan a que, tanto la cultura guanacasteca como santacruceña, en particular, se comercialicen y se vacíen de significado. Morales (2009) concluye en su estudio que: los cambios que se han desarrollado recientemente ponen en entredicho esta cultura tradicional. El desarrollo turístico y el proceso globalizador han generado,

no solo la pérdida de aquella cultura

popular centenaria, sino, la adopción de nuevos valores y patrones culturales (p.45). Pero, más adelante, reconoce que hay un proceso de hibridación mediante una transferencia recíproca de patrones culturales entre los turistas, sobre todo, de 18

aquellos que se quedan más tiempo en los lugares. En este sentido, no es un fenómeno unidireccional, sino recíproco, abandonando la posición esencialista3 del principio. Morales no analiza profusamente, ni es su interés, al sabanero guanacasteco. Lo hace de manera tangencial, desde una visión más histórica y antropológica. En nuestro caso, el objeto de estudio está centrado en las transformaciones de la cultura del sabanero guanacasteco, desde los patrones de interacción social. Por lo tanto, la investigación va más allá de una descripción de lo que está sucediendo, para analizar la transformación de ella, a partir de la evolución de esos patrones de interacción social. 1.3 PROBLEMA DE INVESTIGACIÓN

Se debe tener presente que la cultura del sabanero guanacasteco es particular, principalmente, de algunas partes de las regiones de la provincia de Guanacaste y se conforma al interior de la hacienda, mediante un patrón de interacción laboral. Sin embargo, acontecimientos que se suscitan a partir de 1950 llevan a que ese patrón comience a transformarse, mediante la incorporación de nuevos contenidos y expectativas mutuas de los sabaneros. En ese proceso de

3 Para analizar la visión esencialista de la guanacastequidad, se recomienda el estudio de Esteban Barboza Núñez, titulado Esencialismo versus multiplicidad en la institucionalización identitaria de Guanacaste: Algunos problemas y propuestas en torno a la guanacastequidad. En Núñez, R. y Marín, J. J. (2014). Guanacaste Vive: La historia de Guanacaste en el marco del desarrollo socio regional 1820-2012, Editorial Nuevas Perspectivas, págs. 239-257.

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transformación, el patrón de interacción laboral parece perder espacio y emerge, consecuentemente, otro tipo que alimenta la cultura del sabanero. Esa transformación en la cultura del sabanero guanacasteco, es lo que se quiere estudiar, a partir de los patrones de interacción social, para tener elementos más claros del contenido de esos nuevos patrones, aspectos que se profundizará en esta investigación. Es otras palabras, se busca dilucidar el nuevo tipo de sabanero, que surge en este proceso de transformación y cómo las emergencias del entorno ayudan a configurarlo. Esta cultura se conforma, en un inicio, muy ligada a la hacienda ganadera y a la tierra. Respondía, en primera instancia, a la conformación de una estructura productiva agrícola y pecuaria. Entonces, al interior de la hacienda, es donde se conforma la cultura del sabanero. Vale la pena señalar que muchos folcloristas han tratado de extrapolarla, equivocadamente, como representativa de toda la provincia. Esta cultura se plasma, se insiste, en los sabaneros de las haciendas y en sus grandes extensiones; lo que permite obtener, a este trabajador del ganado, fama de hombre fuerte, de carácter indomable, trabajador, pero también solidario, en ocasiones, retahilero y enamorado. Ahora bien, la cultura es dinámica; influencia y, a la vez, es influenciada por el ambiente, de modo que el sabanero modifica y es transformado por su entorno. A partir de 1950, los cambios son más notorios en las haciendas y, por ende, en el sabanero. Dichos cambios provocan una fragmentación de la hacienda, de los sitios donde pastaba el ganado semicimarrón.

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Estas circunstancias introducen nuevas expectativas en los patrones de interacción social y laboral de los sabaneros y, estas, a su vez, van modificando los patrones de interacción social, mediante el establecimiento de otros vínculos y relaciones sociales, hasta provocar una transformación en la cultura del sabanero guanacasteco. En la década de 1980, prosigue y se acentúa este proceso de transformación. En este período hubo un paulatino cambio en la estructura productiva que repercutió en las manifestaciones culturales de la provincia de Guanacaste. Lo anterior se refuerza con el desarrollo de la actividad turística, la cual ha servido, en algunos casos, como un espacio donde algunos sabaneros se insertan laboralmente y abandonan parte de sus funciones anteriores o las combinan con este. En la región Chorotega de Costa Rica, la estructura productiva se ha modificado y, con ella, han desaparecido algunas actividades económicas y en su reemplazo han surgido nuevas. El turismo ha pasado a desempeñar, desde 1990, un papel importante en este proceso, ya que, por una parte, ha ayudado al auge de nuevas actividades laborales, acompañado con su nuevo marco de valores. En términos generales, ha surgido una cultura diferente, pero, por otro lado, el proceso ha contribuido a transformar las actividades más tradicionales como la del sabanero, que fueron muy importantes dentro de la cultura guanacasteca. Por lo tanto, el problema principal de la investigación está centrado en dilucidar qué tipo de sabanero se ha venido conformando, a partir de ese proceso de transformación, así como las emergencias suscitadas desde la sociedad, que ha

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impuesto la globalización. Es a partir de esas emergencias que se dan ciertas luchas de poder y contrapoder entre los sabaneros tradicionales y aquellos otros que se han ido conformando, a partir de la transformación de los patrones de interacción. 1.4 JUSTIFICACIÓN Estudiar la transformación de la cultura del sabanero guanacasteco permite visualizar el nuevo tipo de sabanero que se expresa hoy, para compararlo con el sabanero tradicional. No se busca posiciones esencialistas, sino más bien, captar la dinámica de las manifestaciones culturales, a partir de .los patrones de interacción social y de una sociedad que evoluciona en un ambiente de gran incertidumbre. Desde el punto de vista teórico, la importancia estriba en la forma diferente de abordar el problema. En nuestro caso, se hace desde los patrones de interacción social y desde la complejidad social (Sotolongo y Delgado, 2006). En otras palabras, se intenta un abordaje diferente de la investigación y de los fenómenos que parten de la cultura construida por las personas, en comunidad. Se visualiza desde lo micro y macro, entornos que discurren en paralelo y no contraponiéndose uno a otro. Por lo tanto, el intento de estudiar el objeto desde esta perspectiva, va más allá de lo explicativo, de la información nueva, sino de la interpretación de la realidad social desde un nuevo abordaje. Esa cultura creada, moldeada, construida por los propios actores, no está cubierta por un recipiente cerrado, sino que pertenece a un sistema capitalista, donde las emergencias y transformaciones del sistema contribuyen a alimentar las emergencias y las transformaciones a nivel micro, es decir, al interior de las 22

comunidades y, más concretamente, al interior de los escenarios sociales, donde se crea los vínculos y las relaciones sociales. Por lo tanto, la globalización, los nuevos patrones de reproducción del capital y la nueva cosmovisión de los sabaneros, configuran y transforman constantemente la cultura. Este estudio es pionero, dado que la mayoría de las investigaciones se centran en la hacienda y en los hacendados, con un abordaje marginal de la cultura, la cual es vista como un componente más de las haciendas y los hacendados. Por el contrario, esta investigación se basa en la cultura del sabanero, como sujeto y tipo social, que construye su cultura, a partir de la relación laboral en la hacienda y, luego, con la transformación de ella, a partir de otras formas de involucramiento en la actividad ganadera. Para ver esa relación social, se parte de los patrones de interacción social, es decir, de los modos colectivos característicos de comportamiento o conducta social conjunta, que emergen a partir de múltiples acciones individuales, sin que los individuos que los ponen en juego, se hayan puesto de acuerdo, consciente y explícita, (pero sí tácita e implícitamente), para dejar constituido semejante curso general de su obrar (Sotolongo y Delgado, 2006); todo lo anterior, sin perder de vista el aporte de la economía política, la cual también se usa como marco interpretativo.

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1.5 LOS OBJETIVOS DE LA INVESTIGACIÓN 1.5.1 Objetivo general Estudiar las transformaciones en la cultura del sabanero guanacasteco en una sociedad posmoderna y globalizada, a partir de 1950.

1.5.2 Objetivos específicos 1. Describir los cambios que se han suscitado en la estructura productiva de Guanacaste, en el contexto de la globalización económica y cómo esta ha influenciado la cultura del sabanero guanacasteco. 2. Analizar el cambio sucedido en el patrón laboral de los sabaneros guanacastecos y la forma en que se configura la transformación en la cultura de estos sabaneros. 3. Estudiar las transformaciones en la cultura de los sabaneros guanacastecos, en el contexto de una sociedad posmoderna y globalizada. 4. Estudiar las transformaciones económicas emergentes a partir de 1990, específicamente, la actividad turística, como catalizador del cambio sociocultural del sabanero guanacasteco.

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1.6 OBJETO DE ESTUDIO Hay diversas formas de trazar el objeto de estudio: puede plantearse como problema, como pregunta o como objetivo. En este caso, se plantea como preguntas, a saber: ¿De qué manera se ha ido transformando la cultura del sabanero guanacasteco, a partir de las diversas emergencias que impone una sociedad posmoderna y globalizada, a partir de 1950? ¿De qué forma la modificación en la estructura productiva ha llevado a transformaciones en la cultura guanacasteca y, viceversa, representado por su ícono, el sabanero y cómo el turismo ha servido como catalizador de algunos de esos cambios? ¿Qué nuevos contenidos se incorpora en los vínculos sociales con copresencia y cómo se configuran nuevas expectativas mutuas, que confluyen en un nuevo tipo de sabanero? ¿Qué queda de la cultura del sabanero tradicional, que han heredado los sabaneros transformados, los que están en el turismo y los sabaneros por apropiación? 1.7 LA METODOLOGÍA DE LA INVESTIGACIÓN Y SU JUSTIFICACIÓN La presente investigación tiene un enfoque cualitativo, con un tipo de investigación que se ha denominado Investigación Inmersiva, la cual toma como método fundamental los relatos de vida y una hermenéutica de la vida cotidiana.

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A continuación, se justifica cada uno de estos elementos y por qué es la mejor forma para estudiar la transformación de la cultura del sabanero guanacasteco, a partir de los patrones de interacción social. La investigación tradicional postula al positivismo como único método aceptable para estudiar la sociedad. Este método es el que se debe aplicar para cualquier ciencia, si pretende llamarse ciencia, creando un monismo metodológico. El postulado principal del positivismo es que la aprehensión de la realidad social debe efectuarse en el marco del análisis de los hechos reales, verificados por la experiencia. Esto ha consolidado una racionalidad, donde se reafirma la hegemonía del saber científico sobre cualquier otro tipo de conocimiento, dándose una invisibilización de estos últimos, mediante lo que Boaventura de Souza Santos (2009) denominó “el pensamiento abismal” del pensamiento occidental moderno. De igual forma ha llevado a buscar una reconstrucción de la relación sujeto-objeto, donde se debe comprender que los sujetos son inacabados y que, en el trayecto de su vida, son afectados o constituidos de manera continua por los contextos, y que ellos pueden influir, también, en esos contextos; a su vez, se va construyendo su horizonte hermenéutico, su horizonte de vida. Igual sucede con el objeto del conocimiento, ya que está claro que él no puede ser un reflejo de las cosas, es decir, idénticas a las cosas mismas sabidas, sino que son constructos teóricos del saber (Sotolongo y Delgado, 2006:53). Aún más, se debe transcender en pensar que los objetos del saber están listos y acabados y, más bien, pensarlos como creativos y dentro de un contexto complejo y de relaciones recíprocas emergentes. 26

Por lo tanto, para no desconectar al sujeto con el objeto del conocimiento, se debe considerar un nuevo tipo de investigación y una hermenéutica de la vida, pero dentro de un contexto de vida, lo que implicaría considerar el conocimiento y la búsqueda de la verdad de manera contextualizada, una verdad que supere la de la racionalidad moderna, de la no contaminación y de la verdad objetiva. 1.7.1 LA INVESTIGACIÓN INMERSIVA La investigación Inmersiva es una propuesta para abordar el estudio de las transformaciones en la cultura del sabanero. En la búsqueda de un tipo de investigación que supere la racionalidad de la investigación tradicional, que rescate al investigador como parte del proceso investigativo, que no desconecte al investigador de los informantes, que no considere al objeto del conocimiento como dado, con fronteras predefinidas, como objetos acabados y listos para ser conocido, que permita el encuentro y el diálogo de saberes; en ello es que se centran los esfuerzos. Las teorías y los modelos, con contadas excepciones, daban un gran énfasis a la indagación mediante técnicas cuantitativas. Pero al llegar al estudio de los sabaneros guanacastecos, su cultura y las transformaciones de ella, este tipo de investigación y las técnicas cuantitativas resultaron insuficientes. En ese sentido, la metodología que se utiliza en esta investigación se acerca más al planteamiento de Investigación Convivida, desarrollada por Alejandro Moreno y el Centro de Estudios Populares (C.E.P) de Venezuela, que dirige. Apunta Moreno: Esta metódica consiste en un modo de investigar cuyo punto de partida se sitúa en la complejidad de la trama de relaciones vivenciales de las 27

comunidades populares, tal como estas viven y producen esas relaciones. Tal complejidad, a su vez, proviene de la realidad misma, de la práctica concreta de vivir la vida y de vivirla así, tal como se presenta en el acontecer cotidiano, y no de posiciones teóricas externas a ella misma. Por eso, este modo de investigar requiere del investigador una radical implicación en el conjunto de prácticas de vida de las comunidades en que vive (C.E.P). La propuesta de Moreno, aunque interesante y pertinente para la realidad latinoamericana, no se adaptaba del todo al estudio de la cultura del sabanero guanacasteco y la transformación que éstos han tenido, sobre todo, a la existencia de varios tipos de sabaneros, a saber: 1) Los tradicionales o “auténticos”;

que han sido impactados por las

transformaciones, entre otros aspectos, por la estructura productiva, 2) aquellos que están dentro de las actividades globalizadas y que combinan sus actividades con el ganado y la actividad turística, 3) los que se han transformado en el sentido que ya no realizan muchas de las funciones de los tradicionales, pero siguen ligados al ganado, 4) quienes se han apropiado de los productos culturales del sabanero tradicional,

sin haber laborado nunca o lo hacen a tiempo parcial en estas

actividades. Los cuatro están claramente separados, pero también comparten puntos de traslape. Además, porque nuestra forma de indagar le da importancia a la vida en colectivo, su forma de comportarse, de compartir. Para ello, se tuvo que estar inmersos en sus actividades y compartir sus fiestas, horas de trabajo, ratos de ocio e invitaciones, etc. El interactuar en la vida cotidiana y la conversación cotidiana, 28

ayudó a la construcción del conocimiento, de manera dialógica y, también, a conocerlos mejor. De tal forma que, para captar las singularidades de cada uno de estos tipos de sabaneros se usó, lo que se ha denominado, la investigación inmersiva. La investigación inmersiva se puede definir como aquella en que el investigador y las personas investigadas comparten, interactúan y se encuentran en torno a una realidad social. Ambos están inmersos en el horizonte hermenéutico del otro, por lo que se da una especie de convivencia, sin que haya una imposición de uno sobre otro; se da en relación con el otro y entre otros, más bien, es una convivencia, donde ambos se ven influidos, en otras palabras, ambos están inmersos, el uno en/con el otro. Este involucramiento del investigador, como parte del proceso de investigación, es fundamental, ya que no solamente permite el encuentro de horizontes, de mundos de vida, sino que contribuye a la construcción y reconstrucción del conocimiento social. Así, la investigación y la indagación social son dinámicas. Un proceso que renueva la vida y crea un conocimiento nuevo, a partir de procesos construidos por las personas, tanto de manera individual como colectiva. Este involucramiento permite la interpretación más cercana a la vida cotidiana. Por supuesto, que para la ciencia tradicional de estirpe positivista, esto es un pecado capital, que viola la tan pretendida objetividad. En otras palabras, la búsqueda de la verdad por correspondencia, la verdad como reflejo de la realidad social se vería violada.

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Esos sujetos, esas personas, están impregnadas de tiempo, de historicidad y con un sentido de vida que no es estático, sino que transcurre, cambia, fluye; por lo anterior, métodos que supongan lo contrario, de estirpe positivista, no serían pertinentes para indagar la realidad social de las personas. De ahí que la Investigación Inmersiva implica una hermenéutica de la vida. Se entiende por hermenéutica de la vida, la interpretación de la cotidianidad, del hacer de las personas, en este caso, de la cultura del sabanero guanacasteco, como personaje popular. En otras palabras, va a significar el interpretar y el comunicar un devenir histórico de la vida de los sabaneros, de manera que este devenir se aprehenda y se comprenda en un contexto de la vida cotidiana. Es decir, esta interpretación de la vida de las personas, necesitadas material y espiritualmente, como son los sabaneros guanacastecos, quienes compartieron faenas, labores en conjunto, en las grandes haciendas ganaderas, tiene la posibilidad, no solamente de contarse, sino de construirse y de reconstruirse de manera individual y colectiva. Por lo tanto, se transciende al objeto del conocimiento, como dado y como reflejo de una realidad o de un fenómeno determinado y va más allá de considerar a la persona como genérica. Por consiguiente, la verdad, desde la perspectiva de la Investigación Inmersiva, ya no puede ser pensada sobre la base del conocimiento, entendido como representación, sino desde el conocimiento como construcción y de una verdad “habitada”, desde un horizonte hermenéutico, con patrones de interacción

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social, que contengan los elementos de la vida, más concretamente, de la vida cotidiana. Un horizonte hermenéutico está constituido, coincidiendo en este caso con Moreno (2007:233-234): por todo sistema de símbolos, estructuras matrices del pensar, contenidos culturales de referencia, concepciones, convicciones asumidas incluso fuera de la conciencia, comunes a todos lo que comparten con nosotros existencia social, paradigmas de todo tipo, representaciones, conceptos, actitudes y todo aquello que interviene en dar significado y sentido a lo que pensamos y conocemos.

Es en este amplio horizonte hermenéutico donde se da la interpretación. En otras palabras, las personas que se investigan tienen su propio horizonte, su mundo de vida, por lo que la interpretación llegaría al investigador situado desde ese horizonte. Para el investigador, la realidad que trata de interpretar, debería ser integrada en su horizonte, lo cual nos lleva a que sea resignificada. Por lo tanto, lo que para la persona que se investiga es su realidad, su verdad, su horizonte; podría no serlo en el horizonte del investigador. Por consiguiente, es necesaria la comprensión; es decir, la interpretación desde el horizonte en la que la realidad tiene su significado propio, es decir, el horizonte desde el cual recibe su sentido y en el cual representa su verdad; una verdad desde dentro de este horizonte, de su sistema de significados, de sus relaciones, esto es, desde su horizonte hermenéutico.

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Pero una hermenéutica de la vida va más allá de la interpretacióncomprensión del horizonte donde se da la vida social, sino que el investigadorintérprete, procede a integrar la realidad comprendida en su horizonte, es aquí donde se da el proceso de aplicación de la hermenéutica, pero como un solo proceso que incluye, tanto la interpretación como la comprensión. Mediante la investigación inmersiva se puede trascender la externalidad del horizonte hermenéutico del otro. Implica la inmersión en el horizonte del otro, en sus procesos de vida, de experiencia de vida actuada, es decir, de su práctica de vida consciente. Esta inmersión, en el mundo de vida sobre el que está sostenido el horizonte hermenéutico, permite comprender las claves, las reglas de significación y las relaciones de significados, pero dentro de un contexto determinado. Para comprender la vida de las personas, a las cuales se les solicitó la información, fue necesario estar a la par de ellos, en sus niveles, en su mundo de vida, en otras palabras, en su horizonte hermenéutico. De esta forma, lo que se impone es la necesidad de una hermenéutica de la vida, una hermenéutica que aprehenda la realidad de la vida de las personas, pero que, a la vez, se comprenda que en este proceso, el investigador también es un aprehendido, en una realidad que es compartida. Por consiguiente, hay un diálogo de horizontes y no la imposición de uno sobre otro. Pero aún más, el estatuto del sujeto en dicha propuesta, parte de reconocer la diferencia de ellos, de acuerdo con el contexto. Los sujetos no son idénticos en todas partes, independientemente de los contextos y tampoco son sujetos “listos y acabados de una vez por todas” (Sotolongo y Delgado, 2006:53), listos para aprehender el mundo. Igual sucede con el objeto del saber, que tampoco es el 32

reflejo de la realidad, es decir, ser idénticos a las cosas mismas, ni están esperando por los sujetos para ser conocidos. 1.7.2 Métodos y técnicas aplicados en la investigación Las técnicas más recomendadas para la investigación inmersiva provienen del enfoque biográfico, pero adaptado a las pretensiones del tipo de investigación que se ha expuesto. Estas adaptaciones permiten una interrelación y una inmersión más profundas con las personas por investigar y superan la desconexión entre sujeto-objeto. Éstos son: el relato individual de vida y el relato colectivo dialógico de vida. En esta investigación se usó más el primer tipo de relato, pero fue complementado con dos relatos colectivos de vida. El relato individual de vida es una técnica que permite adentrarse en la persona inmersa en una cotidianidad, que configura y orienta su accionar en la coexistencia de rasgos culturales, en el caso de los sabaneros guanacastecos, heredados por los españoles y la colonia. Se entiende por relato individual de vida, la narración que hace una persona no solo de acontecimientos vividos, sino también de los actuados conscientemente por ella misma, (pero que también pueden estar influenciados por los inconscientes), de tal forma que los acontecimientos vividos, por ejemplo, una crisis, complementan y se integran con aquellos efectivamente actuados por la persona. El relato individual de vida, en el caso de esta investigación, obligó a esclarecer, no solo el horizonte hermenéutico desde el cual se narraba, sino a reconstruir los patrones de interacción laboral en los cuales los sabaneros tradicionales crearon

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sus vínculos y sus relaciones sociales. Es decir, su mundo de vida ligado al mundo laboral. Por lo tanto, en la indagatoria, siempre se inició con una pregunta amplia que permitiera la narración: ¿Cómo llegó a ser sabanero?, la cual, aunque sencilla, corta y directa, fue la llave de entrada al relato de vida. Por supuesto, que esta se infiere de la forma en que Bertaux (2005) iniciaba su indagatoria y utilizaba los relatos de vida. En el relato colectivo dialógico de vida, las personas, los informantes, expusieron su experiencia de vida actuada colectivamente, la que puesta en común, con los otros “colegas”, fueron construyendo y reconstruyendo. Implicó diálogo conjunto, interactivo, implicativo, donde el investigador estuvo inmerso en la observación, la escucha y el diálogo. Se parte de la certeza que el conocimiento se genera de manera colectiva y es en el encuentro entre las personas, donde se generan los patrones de interacción social dentro de un contexto histórico construido. Hubo un ir y devenir temático en los relatos que el investigador captó, de acuerdo con la convivencia y la inmersión, desde los horizontes hermenéuticos compartidos. 1.7.3 Los sujetos en estudio: clasificaciones de los sabaneros guanacastecos Mediante una fase exploratoria de campo, de la inmersión en el mundo del sabanero guanacasteco y de la convivencia geográfica por más de 20 años, se construyó, para efecto de esta investigación, las siguientes clasificaciones:

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1. Sabanero tradicional: Este tipo de sabanero lo integran las personas que trabajaron de manera asalariada en las grandes haciendas guanacastecas y en fincas de grandes extensiones. Toda su vida laboral la dedicaron al trabajo con ganado. Son personas que, en la actualidad, tienen más de 70 años y constituyen el eje central de una cultura que estuvo muy ligada a la tierra y al ganado. Su actividad principal era el trabajo con el ganado y sus instrumentos, el caballo y todos los accesorios para trabajar con ganado. Normalmente, su jornada era flexible, pero extensa y tenían un reconocimiento social, debido a sus productos culturales, tales como el baile con la marimba, las bombas, las retahílas, las fiestas de toros, sus instrumentos de trabajo y su característico grito, así como por ser reconocidas como personas valientes. 2. Sabaneros en el turismo: Dentro de esta tipología, se logró identificar dos categorías de sabaneros: Los sabaneros tradicionales, quienes se deslizaron hacia la actividad turística, que son los menos; y los sabaneros menos tradicionales, más jóvenes, quienes combinan la labor de la hacienda con el trabajo en el turismo. Los primeros siempre superan los 70 años de edad, mientras que en los segundos, las edades van desde los 30 años hasta los 56. Eso sí, todos, en algún momento, ejercieron o ejercen como guía de turismo. A éstos los encontramos en los grandes hoteles de Guanacaste, pues han transformado su finca o parte de ella hacia el turismo. De esta forma, incorporan dentro de la oferta de servicios hacia los turistas “espectáculos con sabaneros auténticos”. Dividen su actividad entre las labores de la finca y la actividad turística. 35

3. Sabaneros transformados: Está compuesto por este tipo de trabajadores de época más reciente, donde combinan las labores de sabaneros con la de peón de finca y que, debido a los cambios que acaecidos en la región, tales como la fragmentación de las propiedades, el avance de la tecnología, la globalización, el nuevo entorno económico, entre otros aspectos, han cambiado el contenido de sus prácticas laborales. Usan las redes sociales y, muchos de ellos, se orientan más hacia la cría de toros para espectáculos taurinos. Algunos son dueños de finca, pero otros son asalariados. 4. Sabanero por apropiación: Se trata de personas jóvenes o adultos medios que nunca han ejercido como sabaneros o que lo hacen a tiempo parcial. Se consideran sabaneros y asisten a las cabalgatas con caballos y a las fiestas donde hay ganado y caballo. Se pasa de un patrón laboral a un estilo de vida. La mayoría son personas jóvenes, quienes laboran en otros oficios o son estudiantes y tienen la particularidad que comparten mucho con los sabaneros transformados. Algunos de ellos han heredado propiedades, pero otros han aprendido en la fincas de los amigos, por medio del trabajo voluntario o por asistir a las “probaderas”. 1.7.4 Selección de los participantes Una vez establecidas las clasificaciones de los sabaneros, es importante anotar la forma en que se seleccionó a los participantes. Esta selección va muy ligada al tipo de investigación, la investigación inmersiva, de carácter cualitativo y al marco teórico que gira, en su esencia, alrededor de los patrones de interacción social de la vida colectiva, sin olvidar el aporte de la economía política. 36

En cuanto a la cantidad de participantes, no existe una regla, en la investigación de tipo cualitativa, que guíe en este sentido. Para Bertaux (2005:26) hay que disponer, no solo de un caso, sino “de una serie de casos, organizada de tal forma que sea posible su comparación”. Cornejo, Mendoza y Rojas (2008:34) son del criterio de que: respecto a cuántos narradores convocar, las decisiones serán en gran parte determinadas por las características, propósitos y orientaciones particulares de cada investigación, así como por criterios relativos al tiempo disponible para realizar la investigación. Sin embargo, es importante determinar al inicio un número limitado, pero relativamente indeterminado y reevaluar a medida que la investigación avanza. Sin embargo, una pista un poco más concreta, la que se usa en esta investigación, es la que da el mismo Bertaux (2005) cuando aborda el problema de la generalización de los datos recogidos y afirma que se debe llegar a la “saturación progresiva del modelo”, lo que se da cuando se van incorporando casos a estudio y se comienza a dar las recurrencias, similitudes, coincidencias. En el momento en que un caso ya no aporte nada nuevo el modelo, se satura y es el momento también de no incorporar más participantes. De todas formas, este criterio estará demarcado por lo que apunta Bertaux, pero sin superar los 12 participantes por tipo de sabanero, sugeridos por Cornejo, Mendoza y Rojas.

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1.7.4.1 Selección de los sabaneros tradicionales

En el caso de los sabaneros tradicionales, el primer contacto se hizo mediante la Asociación de Sabaneros y Cocineras de Guanacaste, que presidía Bernardino “Nino” Angulo (fallecido en marzo del 2014). Se logró establecer un vínculo co-implicado, que llevó a otros sabaneros tradicionales. Como se está trabajando con patrones de interacción social y al haber éstos constituido uno, los vínculos se mantienen, por lo que era relativamente fácil obtener sus direcciones y teléfonos. Tomando el azar para el primer contacto, se entrevistó a Antonio Fonseca, sabanero de 75 años, residente en Nandayure, quien laboró en varias haciendas, entre ellas, Catalina, de un estadounidense de apellido Wilson, donde hoy es Palo Verde y en haciendas más pequeñas de Édgar Ugalde, en Nandayure, entre otras. El segundo relato de vida se obtuvo de Jorge Ríos Hernández, de 87 años, residente en Liberia y quien, al igual que Fonseca, laboró en muchas haciendas tradicionales, por ejemplo, el Pelón de la Bajura, donde fue sobrestante, hasta llegar a ser mandador de sabaneros. Se incorpora un tercer relato de vida, de Julián Bustos, otro famoso sabanero tradicional, de 88 años, residente también en Liberia y quien laboró en muchas haciendas, entre ellas, Los Ahogados, en La Cruz, Guanacaste. Destacó por su habilidad en la talabartería. A partir de estos tres relatos de vida se comenzó a tener muchos grandes temas recurrentes. Se incorpora un cuarto relato de vida, el de Nino Angulo, donde las similitudes se aclaran aún más. Bernardino Angulo murió en el mes de marzo 38

del 2014, a los 89 años. Trabajó en varias haciendas liberianas y cañeras. Temas como la hombría, el trabajo rudo, la relación entre sabaneros, la importancia de los sitios comenzó a ser recurrente, así como la extinción del sabanero y las luchas alrededor de las prácticas locales de poder, deseo, saber y discurso. Se incorpora un quinto relato de vida, el de Pedro Bianco, quien esclarece aún más la temática recurrente. Bianco tiene 86 años y es vecino de Guardia de Liberia y dentro de las labores principales estaba la de amansar y hacer los caballos de las haciendas donde laboraba. Con el objetivo de estar seguro si los temas recurrentes se estaban saturando y no aparecía otro relevante, se incorporó dos relatos más, para un total de siete. Ellos son los de Balbino López, de 85 años, vecino de Liberia, quien insiste en destacar las diferencias con los sabaneros de hoy, ligando, sobre todo, las funciones que se realizaban ellos y la ignorancia de ellas por parte de los sabaneros “a la moderna”, como les llama. En el caso de Walter Castrillo, sabanero nicoyano de 75 años, destaca las tradiciones que tenían los sabaneros y

reitera los temas

abordados por los otros sabaneros tradicionales. A partir de aquí no se incorpora ningún relato más, dado que, a nuestro criterio, los temas se repiten y no están aportando nada nuevo a lo que se ha venido haciendo. Sí se integra una entrevista colectiva entre Julián Bustos y Bernardino Angulo, que ayuda a clarificar los patrones de interacción social y laboral. El relato colectivo reconstruye la forma en que se laboraba en las haciendas y la vida cotidiana del sabanero.

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1.7.4.2 Selección de los sabaneros en el turismo En el caso de los sabaneros en el turismo, el vínculo se hizo mediante la selección, primeramente, de una hacienda de las varias que han incursionado en el turismo. Varias de ellas han aprovechado la actividad para ingresar en él. Por ejemplo: Hacienda Pinilla en Santa Cruz, Hacienda La Pinta en Santa Cruz, pero sin ser muy importante para esta; Rancho Humo en Nicoya, donde el énfasis está puesto en la protección del recurso natural; Hacienda Buena Vista Lodge and Aventures, que se dedica al turismo ecológico, en Liberia y Rincón de la Vieja, entre otras. Se escogió Hacienda Guachipelín, camino al Volcán Rincón de la Vieja, por ser una de las primeras que incursionó en el turismo y combina la actividad donde intervienen sabaneros y el turismo. Las otras haciendas utilizan los recursos naturales y sus instalaciones de antaño, pero la actividad con sabaneros es marginal. Sí usan mucho el tour a caballo, pero no tan ligado a la figura del sabanero. Establecida la conveniencia de escoger Hacienda Guachipelín, se seleccionó al azar los sabaneros por entrevistar, siguiendo el método de “la saturación” de Bertaux. De los trece sabaneros que trabajan en la hacienda se recolectó un primer relato4 de Arturo Rojas, quien es el mandador de los sabaneros, de 49 años. Después, se tomó el relato de Beltrán Cubillo y se comenzó a dimensionar los temas comunes.

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Con el objetivo de guardar el anonimato de los sabaneros que no sean los tradicionales se prefiere utilizar un seudónimo.

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El tercer relato fue el de Carlos Cortés, 56 años y en el proceso de triangulación de información, se estableció líneas temáticas comunes y gran parte de los aportes coincidían. Aún así, se decidió incorporar un cuarto relato que fue el de Álvaro Morales, de 34 años, el que vino a confirmar la saturación de la temática. Para estar seguro, se incorporó el quinto relato, que fue el de Juan Pérez, 30 años, con el cual se concluyó y se decidió no recolectar más relatos. También, se trabajó el relato de René Amador5, un sabanero tradicional que trabajaba como guía de turismo en dicha hacienda y quien acababa de pensionarse. Se tomó como un estudio de caso, para ilustrar el paso de sabanero a sabanero en el turismo. 1.7.4.3 Selección de los sabaneros transformados y por apropiación

En el caso de los sabaneros transformados y por apropiación, se decidió separarlos, debido que, a pesar de que en algún momento se traslapan, hay características muy definidas de una y otra clasificación, que no permite confusión y los hace diferentes. El método de selección es el explicado en las otras tipologías. En este caso, se empieza con una entrevista colectiva, con sabaneros de la Hacienda La Lupita, donde se anotan los relatos de la forma en que llegaron a ser sabaneros, la forma en que desarrollan sus labores y la interacción entre ellos. En otras palabras, se estudia la conformación de los vínculos laborales y sociales. En la hacienda La Lupita, el relato colectivo involucró a Luis Rojas, de 54 años, mandador de la

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En el caso de este sabanero se usa su nombre verdadero, ya que acababa de pensionarse y ya no tenía ligamen con la empresa.

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hacienda; Mario Marín, de 33 años; Sergio Gutiérrez, de 23 años; Manuel Tercero, de 23 años y Santos Zúñiga, de 28 años. A la par de la recolección del relato colectivo, se adiciona el relato de vida de Mario Moraga6, un joven sabanero transformado de San Pedro de Santa Cruz, dueño de la Hacienda Los Cascabeles, una pequeña finca. Las actividades, los vínculos y relaciones son similares entre los que se recolectó en la entrevista colectiva y la individual de Mario Moraga. Los temas comunes están alrededor de los animales para las corridas taurinas, pero también el ganado de leche, aunque en poca cantidad. No se escapan temas alrededor de la masculinidad, las probaderas y las diferencias con los sabaneros tradicionales. Para ir ratificando los temas comunes, se incorpora otro relato: el de Julio Cedeño, sabanero de 26 años de Hacienda Santa María, cuyo dueño es Chemi Jiménez. Los temas en el relato de este joven son similares a los que se apuntan en los otros relatos, alrededor de las actividades que se hacen en la hacienda, los toros de lidia, las probaderas e introduce un tema que había pasado inadvertido y es el del trabajo voluntario por parte de personas que llegan a aprender de los toros y el uso recurrente de las redes sociales, con base tecnológica, como Facebook, por parte de los sabaneros transformados. Como ciertos temas entran en la fase de saturación como la llama Bertaux, se incorpora dos relatos más: el de Pedro Ortiz, 20 años, de Hacienda La Pinta de Martín Vallejos, cuya ubicación es en Caña Fístula de Santa Cruz y el de Jorge

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No hay inconveniente para usar su nombre verdadero.

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Gómez de Finca El Sapal, ubicada en San Juan de Santa Cruz. Estos relatos vinieron a corroborar lo que se había obtenido de los otros sabaneros transformados, donde se reafirma el papel de la redes sociales con plataforma de Internet y la nueva cosmovisión de estos sabaneros. Por último, se seleccionó los sabaneros por apropiación. En diversas actividades como corridas de toros y desfiles de caballistas donde se participó y se estableció contacto con Israel Flores Stoviak, nicoyano, 38 años, un profesor de inglés y dueño de Hacienda El Tigre. Su relato de vida hace énfasis en cómo llegó a ser sabanero y los vínculos y relaciones sociales que se establece en una actividad que ejerce parcialmente. También organiza y dirige grupos de montadores. En ese mismo ambiente, se entró en contacto con a Diego Rodríguez, de 24 años, de Barra Honda de Nicoya, un joven estudiante de Arquitectura, dueño de Hacienda El Retorno, una finca de 30 hectáreas, cuya afición por los toros de lidia es similar a la de Israel Flores. Él hace una diferencia entre sabanero y ganadero, considerándose a sí mismo parte de las dos categorías. También, salen a relucir otros temas comunes muy importantes para los sabaneros por apropiación, tales como son el uso de las redes sociales con base tecnológica para promocionar sus actividades, las probaderas7 que comparten con los sabaneros transformados, el reforzamiento a su condición de sabaneros. Marcial Arrieta es otro joven sabanero, de 30 años, que proviene de una familia de hacendados. Trabaja en una entidad financiera, pero se siente netamente

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Sobre las probaderas se profundizará más adelante en la investigación. Es una actividad donde se prueba el toro joven para observar su comportamiento y proyectar si es un buen prospecto para las corridas de toros.

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sabanero. Es administrador de empresas. En su relato reafirma el uso de las redes sociales y tiene un perfil para Hacienda Santa Marta, de su propiedad, heredada de su padre y un perfil personal. Le gusta asistir a las montas de toros, organiza probaderas y tiene toros de monta y de lidia. Se reafirma como un sabanero neto que se transforma en las tardes, para ir a la finca, cuando sale del trabajo. Otro relato que se incorpora fue el de Rafael Duarte, de 24 años, al cual se conoció durante unas probaderas. Este joven no tiene ni hacienda ni trabaja con ganado, pero se siente netamente sabanero. Trabaja con su padre en el negocio de limpieza de tanques sépticos. Asiste a las probaderas donde Marcial Arrieta, o donde Mario Moraga y también hace trabajo voluntario en las haciendas donde lo invitan, como las mencionadas o donde Chemi Jiménez con Julio Cedeño. Todos estos sabaneros por apropiación mantienen vínculos que no son laborales netamente, sino más bien, el gusto de un estilo de vida de sus antepasados. No dependen de las fincas o del trabajo de sabanero, ya que son profesionales en ejercicio o realizan trabajos diferentes. Se conocen entre sí, comparten gustos y expectativas. 1.8 LA ESTRUCTURA DE LA INVESTIGACIÓN

La investigación está estructurada en siete capítulos. El capítulo I se dedica a los “Aspectos introductorios de la investigación”, donde se realiza una invitación a la lectura del trabajo, se presenta el problema de investigación, una breve referencia a la literatura revisada en torno al problema, la justificación de él, el planteamiento de los objetivos y todo lo referente a la

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justificación metodológica. Esta parte sienta las bases para comprender la forma en que se realizó la investigación y lo que se pretende con ella. El capítulo II se ha titulado “Marco teórico-conceptual: patrones de interacción social de la vida cotidiana y otros conceptos fundamentales para poder entender la transformación de la cultura del sabanero guanacasteco”. En él se aborda los conceptos centrales que configuran los patrones de interacción social, sobre todo, los asociados a la conformación de los vínculos sociales, a partir de la co-presencia, las expectativas mutuas y las relaciones sociales. Se anota cómo, en los patrones de interacción social de la vida cotidiana, lo macro y lo micro-social no se jerarquizan ni se contraponen, sino que, a partir de esos patrones de interacción, se construye en paralelo, donde ambos se ven influenciados y, a la vez, como en una vuelta de bucle, influencian los patrones de interacción social, debido a la complejidad social. En otras palabras, estos patrones no son cerrados, sino sistemas abiertos. También, se explica cómo se da el proceso de interiorización y exteriorización de los patrones de interacción social, así como el proceso de subjetivización y de objetivación de ellos. Es importante anotar que, en el proceso de transformación de la cultura del sabanero guanacasteco, que se conforma a partir de un patrón de interacción laboral en el interior de la hacienda ganadera, lo que se transforma, lo que cambia es, precisamente, el contenido del patrón de interacción. De ahí que los conceptos de patrón de interacción y cambio social son muy importantes tenerlos claros y servirán de marco interpretativo para esclarecer las

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relaciones sociales del sabanero. Todo este componente teórico en torno a los patrones de interacción social se complementa con una revisión del concepto de cultura, privilegiando el del antropólogo estadounidense Clifford Geertz. Sin embargo, también se rescata las posiciones de Jameson en torno al giro cultural en el posmodernismo o en la tercera fase del capitalismo como lo anota Mandel, sobre todo, para hacer un paralelismo con lo que ha venido sucediendo con la cultura del sabanero guanacasteco, que mediante la explotación de ella, ligado a un nuevo eje de acumulación como es el turismo, tal como lo denomina Allen Cordero, convierte la cultura en una suerte de pastiche y se explota la nostalgia alrededor de ella. Por lo tanto, desde el punto de vista de la cultura, y de los patrones de interacción social, es una nueva forma de vivir la vida cotidiana, nuevos vínculos sociales y relaciones sociales con bases en los valores que se han transformado. El turismo, la migración y otras emergencias podrían llevar, a lo que García Canclini llama, la hibridación cultural, por lo que también se revisa este concepto, a la luz del aporte que pueda darle a la investigación y al contenido de los patrones de interacción social. Lo mismo se hace con la relación entre cultura, desarrollo y turismo y lo que le ha aportado a la cultura del sabanero, visto desde la óptica, entre otros autores, como Cordero y Harvey. El capítulo III se titula “La hacienda ganadera guanacasteca y la conformación de una cultura del sabanero”, donde se hace una descripción de la forma en que ella se fue constituyendo, a partir de los elementos de la hacienda. Hay que recordar que esta cultura se constituye, a partir de las interacciones que 46

se dan entre los trabajadores de la hacienda y las relaciones al interior y exterior de ella. Es por ello que se explora el nacimiento y la consolidación de la hacienda ganadera, su proceso productivo, la mano de obra al interior de ella, la vida cotidiana y la cultura material en la hacienda tradicional, así como el mundo de vida del sabanero al interior de la hacienda. Esto último es de gran relevancia, por lo que se le dedica un apartado que aborda la conformación de una cultura propia, a partir de su mundo laboral y, más concretamente, de patrones de interacción laboral, donde se destaca la importancia de la tierra, el ganado y la fiesta. En el capítulo IV, el cual se ha denominado “Cambio y fragmentación de la gran propiedad a partir de 1950 y patrones de interacción social de los sabaneros guanacastecos”, se comienza a evidenciar las emergencias que el entorno externo ha colocado sobre la actividad ganadera. Es un período que va desde 1950 hasta mediados de los ochentas, donde la actividad tuvo una época inmejorable, hasta llegar al descenso y quiebras de muchas empresas ligadas a la ganadería. Es una época donde se consolida la fragmentación de la gran propiedad, sobre todo, de las grandes haciendas de más de 1 000 hectáreas, pero no necesariamente se mejora la distribución de la tierra. Esos cambios, que se comenzaron a consolidar a partir de 1950, entran en las emergencias que aportaron a la transformación de los patrones de interacción social de los sabaneros guanacastecos, sobre todo, a partir de la desaparición de los lugares llamados “sitios”, donde pastaba el ganado vacuno, caballar semisalvaje y donde se forjaba la masculinidad y el orgullo sabaneros. 47

Las condiciones de trabajo en estos lugares eran paupérrimas, pero los sabaneros las tomaban como moldeadores del carácter y del orgullo sabanero. El trabajo que se realizaba en estos lugares y en la hacienda, en general, comienza a variar, por lo que los patrones de interacción social ligados a él reciben nuevos contenidos, en otras palabras, se construyen nuevos escenarios sociales, donde se manifiestan los vínculos y las relaciones sociales. En esos nuevos vínculos y relaciones sociales se afianzan en una defensa al patrón y al hacendado, por parte de los sabaneros, en contra de los precaristas, a pesar de que los sabaneros no tienen acceso a la propiedad de la tierra. Es así como hay una ocultación de las relaciones de explotación. En este capítulo, también se aborda algunas manifestaciones propias de los sabaneros, tales como las retahílas, coplas o bombas, así como algunos ritos y castigos muy propios del trabajo en la hacienda. Se concluye con dos apartados: uno al espacio alterno al mundo del trabajo, como son las fiestas, los rodeos, el tope y las montaderas en la ciudad y, un segundo, a la nostalgia que expresan los sabaneros tradicionales, al compararse con los de “ahora”. Es la percepción que su patrón de interacción social se transforma y convierte su cultura en una especie de pastiche, como diría Jameson. El capítulo V se denomina “Patrones de interacción social e inserción del sabanero en el turismo”. En este capítulo se analiza cómo algunos sabaneros tradicionales se deslizan hacia la actividad turística, debido al giro que dan muchas haciendas hacia esta actividad. Aparece en este capítulo, por primera vez, un nuevo tipo de sabanero, que convive con el tradicional y se comienza a visualizar, más 48

claramente, los nuevos contenidos de los escenarios sociales que aportan un patrón de interacción laboral diferente. Es por eso que se describe, primeramente, las transformaciones desde el punto de vista de estructura productiva de la región Chorotega y se revisa la importancia del turismo, a la luz de los indicadores de la economía convencional, para luego reflexionar críticamente sobre ellos. En esta dirección, se aborda una realidad de la región, la cual es la vinculación del turismo con el capital transnacional, mediante las grandes cadenas hoteleras internacionales. Asimismo, se visualiza el cambio en las haciendas y la transformación de la cultura del sabanero y cómo se produce su incorporación al turismo. Este hecho configura nuevos vínculos y relaciones sociales, el cual se ejemplifica con un caso: el de René Amador, quien es un sabanero tradicional que se incorpora como guía de turismo. Además, se analiza los nuevos sabaneros, mediante el estudio de cómo llegaron a ser sabaneros, la creación de los primeros lazos, la forma en que se vincularon con el turismo y las actividades turísticas que realizan en la hacienda. En el capítulo, igualmente, se analiza los cambios entre ser sabanero y trabajar ahora en turismo y la articulación entre patrones de interacción social. Aquí se evidencian nuevos vínculos sociales con sus compañeros, los que se complementan con la relación, ahora, con los turistas. Este sabanero tradicional, los nuevos sabaneros lo ven en extinción, sobre todo, por el cambio de la hacienda y la modernidad.

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El capítulo VI se ha denominado “Cambios en los patrones de interacción: los nuevos sabaneros transformados y los sabaneros por apropiación”. Se aborda, primeramente, el nuevo contexto en que se desenvuelven los nuevos sabaneros, a quienes se denomina como los sabaneros transformados y los sabaneros por apropiación. Este contexto aporta un nuevo contenido a los patrones de interacción social de estos trabajadores, que aún se mantienen en las fincas ganaderas, de tal forma que primero se estudia a los sabaneros transformados, la forma en que construyen el significado de sabanero, los vínculos y las relaciones sociales, lo inherente a la construcción de la masculinidad, que sigue estando muy ligado al patrón laboral y la percepción del cambio en ellos como sabaneros, en comparación con los sabaneros tradicionales. Más adelante, en el mismo capítulo, se aborda las contradicciones a partir de las prácticas locales del saber, deseo, poder y discurso de los sabaneros transformados con respecto a los tradicionales, así como otros elementos de la vida cotidiana de los sabaneros transformados. En este mismo capítulo, se aborda otra variante de sabaneros transformados, que se ha denominado “Sabaneros por apropiación”, donde se evidencia un cambio radical de un patrón de interacción laboral, a un patrón centrado en un estilo de vida. Son personas que se dedican a las fincas o a las actividades con el ganado a tiempo parcial.

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Su mundo laboral es otro, pero comparten el gusto por la actividad ganadera y la cultura ligada a ella. Muchos de ellos hacen trabajo voluntario en las fincas para aprender más de la ganadería y, sobre todo, de los toros para espectáculo taurino y asisten a las denominadas “probaderas”, que es donde se prueba el toro para ver si responde adecuadamente para ser “jugado” en una plaza de toros. Son personas que hacen uso intenso de las redes sociales, de base tecnológica, para divulgar sus gustos, actividades y para interactuar con otras personas que mantienen los mismos gustos. Por último, en el capítulo VII, denominado “Reflexiones finales a manera de conclusión” se presenta las conclusiones de la tesis, visualizadas desde los aportes de la investigación a la comprensión del sujeto en estudio.

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CAPÍTULO II: MARCO TEÓRICO-CONCEPTUAL: PATRONES DE INTERACCIÓN SOCIAL DE LA VIDA COTIDIANA Y OTROS CONCEPTOS FUNDAMENTALES PARA ENTENDER LA TRANSFORMACIÓN DE LA CULTURA DEL SABANANERO 2.1 PATRONES DE INTERACCIÓN SOCIAL Y LAS PRÁCTICAS LOCALES DEL PODER, DESEO, SABER Y DISCURSO Y SU ARTICULACIÓN Para entender qué se transforma en la cultura de los sabaneros guanacastecos, es importante introducir varios conceptos que gravitan en torno a la vida cotidiana, como fuente fundamental para comprender la complejidad social, máxime en una sociedad que forma parte de un sistema dinámico complejo. De tal forma que, dentro de este sistema, entra a

jugar un rol importante la

contextualización, es decir, la apertura al entorno de todo sistema social, intercambiando con él, no solo información, energía, sino un elemento muy importante para el estudio de la cultura del sabanero: el intercambio de sentido. Todo lo anterior lleva a constatar que existen interacciones internas que no necesariamente son de carácter lineal, sino de comportamiento en red, o en redes, y “con tránsitos bruscos, inesperados, que llegan a modificar su dinámica cualitativamente (verdaderas ‘bifurcaciones´ de ella, que queda, entonces, como ‘atrapada´ o ‘atraída´ por ciertos ‘atractores´ dinámico-sociales)” (Sotolongo, s.f., p.4). Comprender que lo social emerge de la vida cotidiana es fundamental para establecer que las personas construyen y reconstruyen sus contextos de manera conjunta, es decir, como afirma Sotolongo (s.f.), no son robinsones, sino que existen interacciones sociales entre ellos, como integrantes, e integrados en una comunidad a la cual pertenecen. Al respecto, Sotolongo (s.f.), apunta que: “en otras palabras, 52

es de generalizado reconocimiento que el obrar diario de los hombres y mujeres reales y concretos (y no como ‘robinsones´, sino en interacciones sociales con ‘los demás´, todos ellos, como integrantes de –e integrados en- las diversas comunidades sociales que componen su sociedad] es el que produce y reproduce (modificándola también) la vida social” (p.1). Entiende interacción social como “el proceso de interconexión de las acciones de esos hombres y mujeres mediante las cuales producen y reproducen su vida social” (p.9). Lo anterior lleva a considerar la forma en que se da la aprehensión de toda la complejidad de la vida cotidiana en las comunidades sociales y, para ello, es fundamental, no por ser la más importante, comprender y caracterizar la vinculación de la vida cotidiana con la producción de, - y con la articulación entre- “lo macro” y lo “micro” social (Sotolongo, s.f.). Lo primero que se debe tener claro es que, en la complejidad social, se deben superar las visiones que separan o contraponen lo macro de lo micro social, o el estudio de lo social, subordinando, ya sea lo micro a lo macro o viceversa. Más bien, ha de comprenderse que “estas dos dimensiones en la sociedad se constituyen de modo paralelo, simultáneo y concomitante” (Sotolongo, s.f., p.3), donde una no puede surgir sin la otra y viceversa. Esto es así, porque ambas provienen de una misma fuente, la praxis cotidiana interpersonal, hombres y mujeres reales, apuntaría Sotolongo. Esa praxis se va plasmando y concretando “siempre, a través del desenvolvimiento de uno u otro patrón de interacción social [es decir, de uno u otro régimen de prácticas colectivas características recurrentes] (comunitarias, familiares, clasistas, educacionales, laborales, religiosas, de género, de raza, de 53

etnia, etc.) de esa vida cotidiana” (Sotolongo, s.f., p.3). (Negritas y corchetes son del original). Dentro de estos patrones de interacción, podría realizarse una clasificación entre patrones horizontales (que son factores de índole social, tales como el patrón comunitario, familiar, clasista, entre otros) y patrones verticales relacionado con factores étcnicos-biológicos (género, raza, etnia). Para Sotolongo (s.f.), se puede dar que uno atraviesen el otro pudiéndose distinguir, entonces, patrones, como ejemplo, clasistas de interacción social de blancos y de negros; patrones de familiares de interacción social masculino y femenino, etc. Y agrega que “no se vive”, “no se practica” igual un mismo patrón de interacción social por un blanco que por un negro, por un hombre y por una mujer, por un indígena y un inmigrante...” (p.4). Como patrón de interacción social se entiende “las pautas o regímenes de comportamientos colectivos recurrentes característicos, conformadas en la interacción social de esos hombres y mujeres” (Sotolongo, s.f., p.9). En el mundo social no existe un solo patrón, sino que co-existen muchos patrones de interacción social y se está inmerso en muchos o en varios de ellos. De hecho, nuestra historia vital transcurre entre una simultaneidad y, a la vez, patrones que transcurren sucesivamente. A partir de estos patrones, cualquiera de ellos, se van generando las estructuras de relaciones sociales objetivas (lo macro-social) y sus subjetividades individuales (lo micro-social) que avanzan en paralelo, que es de inclusión mutua, de incidencia recíproca recurrente, de co-generación, que se puede representar de la siguiente manera: 54

ESTRUCTURAS DE RELACIONES SOCIALES OBJETIVAS

SUBJETIVIDADES AGENTES INDIVIDUALES

(lo “macro” social)

(Lo “micro” social)

Los patrones de interacción social de la praxis de la vida cotidiana Fuente: Elaborado con base en Sotolongo y Delgado (2006).

Tal como se extrae de la representación anterior, el contexto social no es un marco aparte de la praxis cotidiana, como un recipiente donde las subjetividades pueden entrar y salir. De modo que el contexto social no es una especie de “marco” o “recipiente” estructural que tenga existencia aparte de esa praxis cotidiana y de esas subjetividades sociales, como si se tratara de un “contexto espacio-temporal” estructural en el que, entonces, esa praxis y/o esas subjetividades “pudieran colocarse” -entrando o saliendo de él como si fuese una suerte de “recipiente social”-. Tampoco conforman el contexto social unas

subjetividades-agentes

individuales dadas ya, que tengan existencia aparte (o separadamente) de esa praxis y/o aquellas estructuras sociales (una especie de “contexto subjetivo” intencional al que, entonces, esa praxis y esas estructuras sociales se ajustarían), 55

sino que, cada vez, el contexto social es producido y reproducido (o modificado) por la especificidad de esa praxis cotidiana concretada en sus patrones de interacción social en que estén involucrados los hombres y mujeres concretos y reales de la sociedad de que se trate. Dicho de otro modo, es de esos patrones de interacción social de donde dimana la contextualización de nuestra vida social. (Sotolongo y Delgado, 2006:134). La praxis, de acuerdo con la cita anterior, no se ubica en el contexto, sino que las diferentes praxis producen su contexto, y ella misma lo reproduce, o lo modifica constantemente. Se entiende por praxis, “el proceso - llevado a cabo por los hombres y mujeres reales y concretos y tomado en su plano más general, de plasmación de sus diferentes prácticas sociales a través de las cuales producen y reproducen la vida social” (Sotolongo, s.f., p.6). Ahora bien, los patrones de interacción social pueden ser descritos empíricamente, mediante la indagación in situ de sus integrantes, es decir, de quiénes, dónde, cuándo, qué, por qué, para qué y cómo; mediante su carácter siempre situado; pero también pueden ser conceptualizados teóricamente “posibilitando así la interpretación teórica de aquella descripción empírica” (Sotolongo, s.f., p.6). Los patrones de interacción social se conforman a partir de las expectativas sociales mutuas, mediante la atracción que ejercen esos patrones, este se va extendiendo, en el tiempo y geográficamente, donde se desenvuelven las personas que lo componen (los quiénes), de aquí la importancia de la presencia física de los involucrados, es decir, las situaciones de co-presencia, son fundamentales para 56

conformar los escenarios sociales concretos, donde éstos interactúan para crear vínculos sociales. En los vínculos sociales, el nombre y apellido de la persona es fundamental, es decir, la identidad personal y, esos vínculos sociales se generan a partir de su carácter indexical, en otras palabras, situado. Esos vínculos sociales se dan en el escenario social y lo que se plasma sobre él es la praxis social cotidiana, es decir, “la de la producción y reproducción de la vida social a través de regímenes de prácticas colectivas características de la vida cotidiana” (Sotolongo y Delgado, 2006:136). Tales expectativas mutuas se podrían comparar con el seguir una regla, donde esperamos que los demás la sigan y nosotros mismos la sigamos. Sin embargo, seguir esa regla está dentro del ámbito consciente-reflexivo, ya que estamos conscientes de la existencia de ella y de la necesidad de seguirla para evitar conflictividades. No obstante, gran parte de los patrones de interacción social pertenecen al ámbito pre-reflexivo en la construcción de nuestra vida cotidiana. O sea, no somos conscientes en esa vida cotidiana de que ‘seguimos (nosotros y los otros) unas reglas´ - aunque efectivamente lo hagamos. No reflexionamos (ni nosotros ni los otros) acerca de esas reglas de la cotidianeidad; no ‘las conocemos´ reflexivamente, sino tácitamente. Pero esas reglas –y son numerosas- existen en lo social. Son ese ‘se hace así, porque todos lo hacen de ese modo´ y/o ‘no se hace así, porque nadie lo hace así´, que reiteradamente vivenciamos uno y otro día, desde pequeños. Se erigen, así, en reglas tácitas, pre-reflexivas, a 57

las que remite nuestro comportamiento cotidiano y el de los demás. Ese saber que poseemos acerca de ellas es un saber tácito, pre-reflexivo. Es decir, no pertenece al ámbito de lo consciente en nosotros, pero tampoco al de nuestro inconsciente (Sotolongo, s.f., p. 17). Esas reglas tácitas que se siguen todos los días, sin saberlo, no se hacen y luego las seguimos, a posteriori; al contrario, se construyen, se reconstruyen, se modifican

recurrentemente

mediante

determinadas

expectativas

de

comportamiento mutuo que tienen su asidero en el desenvolvimiento práctico cotidiano. A partir del posicionamiento análogo arquetípico que tengamos en los vínculos sociales, es como se van construyendo las relaciones sociales. Sin embargo, es necesario anotar que aquí no es imprescindible la co-presencia, y estas relaciones sociales, van a incidir en las subsiguientes situaciones de interacción social del patrón de interacción social con co-presencia y, además, en los vínculos sociales subsiguientes. Por lo tanto, se crean escenarios sociales sui generis, donde se plasma la praxis social de la vida cotidiana. Ahora bien, en esas situaciones de interacción social con co-presencia, también emergen asimetrías sociales, que generan la complejidad social y llevan a un alejamiento del equilibrio, provocadas por las heterogeneidades, las desigualdades que, de seguir aumentando, llevan a que el fenómeno social estalle dinámicamente desde adentro. Tales asimetrías de complejidad social se pueden aprehender desde cuatro circunstancias vinculadas con los siguientes ámbitos:

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-

Las articuladas al ámbito social del poder

-

Las articuladas al ámbito social del deseo

-

Las articuladas al ámbito social del saber

-

Las del ámbito social del discurso (Sotolongo y Delgado, 2006). Cada uno de esos ámbitos también es constituyente de la interacción social

con co-presencia. En todo escenario social está presente el ejercicio de prácticas locales de poder, que se manifiestan en la multiplicidad de desigualdades de circunstancias en favor de alguien, y las que, a su vez, se van manifestando en multiplicidad de cuotas de poder y de contrapoder. Estas cuotas se plasman paralela y simultáneamente en relaciones sociales objetivas empoderantes (o desempoderantes) donde los participantes entran sin nombres y apellidos, es decir, como portadores objetivados de unas u otras diferencias de ubicación social (ya sea como “favorecidos” –dominadores- o como

“desfavorecidos”

–subordinados-

por

dichas

desigualdades-de-

circunstancias) dentro de las prácticas características (familiares, clasistas, educacionales, religiosas, de género, de raza, de etnia, etc.) del patrón de interacción social de que se trate) (Sotolongo, s.f., p.21). Por otra parte, también se plasma en subjetividades empoderadas (o desempoderadas), donde esos quiénes entran con nombres y apellidos; en otras palabras, con identidades personales subjetivadas “que han interiorizado subjetivamente, inconsciente, tácita y conscientemente, esas diferencias de ubicación social” (Sotolongo, s.f., p.21).

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Esquemáticamente se puede visualizar de la siguiente manera:

Fuente: Sotolongo, P.L (s.f.). Teoría social y vida cotidiana. ¿Un matrimonio mal llevado?

En las asimetrías de la complejidad social también se ponen en juego circuitos locales de deseo, con satisfacciones placenteras

y de insatisfacciones

displacenteras, que, como afirma Sotolongo (2006), alimentan una voluntad de dominio (poder), las cuales se manifiestan mediante situaciones deseadas o no deseadas e invaden el discurso, por lo que este se convierte en un vehiculizador de 60

deseo y modula localmente la construcción del saber. La obtención o no de ese saber alimenta los mismos circuitos locales de deseo (Sotolongo, s.f.) empezando de nuevo una circularidad de articulaciones, a partir de las prácticas de deseo presente en las situaciones de interacción social. Desde la perspectiva del posicionamiento heurístico local, con vista a la construcción de saber, se plasma una “voluntad de verdad” que es tributaria del poder, lo que legitima y alimenta esa voluntad de verdad, “ y reafirma aquel posicionamiento heurístico; porta (en diversos grados) en la concreción de sus modalidades resultantes un deseo-de-complitud o un deseo-de-fragmentariedad epistémica que lo “infiltra”, lo que, a su vez, prolonga dicho circuito-local- del- deseo; enuncia esa “verdad suya”- en su modalidad deseante concomitante- tramada en un discurso académico y/o de sabiduría lega con aspiraciones de credibilidad y de universalidad” (Sotolongo y Delgado, 2006:141). Una vez que se logra ese saber, se adquiere autoridad, articulándose nuevamente la “circularidad” de los ámbitos locales, pero ahora desde el saber. Desde el ámbito del discurso, se ponen en juego posicionamientos locales enunciativos, de acuerdo con la época en que éstos suceden, afianza enunciativamente el poder y lo reproduce; es portador de una u otra “voluntad-deverdad”, de acuerdo con uno u otro criterio de verdad, sea este lego o académico, difundiéndolo, con lo que “dicho saber se trama ulteriormente en el discurso; vehicula siempre el deseo del que ha quedado infiltrado, prolongando sus circuitos locales que lo infiltran nuevamente” (Sotolongo y Delgado, 2006:141); lo que lo

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incluye nuevamente en una circularidad articulada en todos los ámbitos de las prácticas locales, esta vez, desde la perspectiva del discurso. En resumen, los patrones de interacción social se alimentan y se solidifican, a partir de las prácticas locales del poder, deseo, saber y discurso. Y, a nuestro criterio, no están en el vacío, sino que responden a un cierto nivel de las fuerzas productivas y las relaciones sociales que, en forma de bucle, vuelven continuamente sobre ellos, sobre los vínculos sociales y las expectativas mutuas, para reafirmarlos o modificarlos. 2.2 EXTERIORIZACIÓN DE LOS PATRONES DE INTERACCIÓN SOCIAL EN ESTRUCTURAS DE RELACIONES MACROSOCIALES OBJETIVADAS 2.2.1 Los vínculos sociales y las relaciones sociales

Se ha señalado la importancia de los vínculos sociales y que éstos exigen la co-presencia de los individuos involucrados, en uno u otro patrón de interacción social. Además, se anotó que las personas que se vinculan lo hacen con sus nombres y apellidos. Es a partir de esos vínculos y de sus prácticas locales de poder, deseo, saber y discurso, que las personas ocupan ciertos lugares sociales arquetípicos con respecto a las desigualdades de circunstancias, en favor de alguien (empoderantes o desempoderantes), satisfacciones placenteras o no, posicionamientos heurísticos legitimadores o deslegitimadores y diferentes posicionamientos enunciativos (Sotolongo y Delgado, 2006). Esas posiciones sociales arquetípicas producen las relaciones sociales.

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Estas relaciones sociales no exigen, necesariamente, la co-presencia de las personas, pero sí inciden en las subsiguientes situaciones de interacción social con co-presencia y, por ende, en los subsiguientes vínculos sociales. De este proceso es desde donde se genera la complejidad social. Por lo tanto, conviene tener claro que en los vínculos sociales, donde las personas se involucran en uno u otro régimen de prácticas colectivas características de la vida cotidiana, la identidad personal es fundamental y las personas entran con sus particularidades, con su manera de ser; de tal forma que es importante saber quién es Balbino López o Israel Flores, con nombre y apellido. Pero también estas personas se van a convertir, condicionadas por los lugares sociales que ocupen en las asimetrías sociales generadoras de complejidad social: en portadores objetivos de relaciones sociales (una especie de “identidad colectiva” de índole genérica, es decir, sin nombre y apellidos); por ejemplo, burgués, obrero, etc., (si las situaciones de interacción social con copresencia tributan al patrón clasista); marido, madre, etc., (si tributan al patrón familiar) …” (Sotolongo y Delgado, 2006:144). Mas aquí no termina de constituirse su identidad específica individual, sino que continúa constituyéndose en fases subsiguientes de situaciones de interacción social con copresencia (Sotolongo y Delgado, 2006).

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Aunando lo anterior al aporte de la economía política, esta complejización social podría visualizarse desde la mercancía, como célula, la más pequeña del modo de producción capitalista, pero, a la vez, se convierte en una neurona importante de una red mucho más amplia que, al ser producida, oculta muchas relaciones e interrelaciones, hasta que desaparece de las manos de quien la produce, es decir, del obrero. Y, por supuesto, que se afectan, identidad y modo de producción. En ese proceso, concurren muchas circunstancias o emergencias que se ocultan y que sobrepasan la dimensión económica, para convertirse en una red intrincada de relaciones económicas, políticas, culturales y de lenguaje. De ahí que se reconozca que la base económica presiona, por ejemplo, la cultura, pero no es el determinante directo y único. Al final, se está hablando de un fenómeno multiescalar, donde la multiescalaridad “es el hecho de que un fenómeno complejo requiere de escalas distintas en sus procesos de explicación, pero que las diversas escalas se encuentran en estrecha relación entren ellas y que ninguna tiene, a priori, absolutamente ninguna prelación sobre las demás” (Maldonado, 2009, p.150). Por lo tanto, hay una incidencia (efecto) inversa mediado por las situaciones de interacción social con copresencia, las que, a su vez, van a incidir en la incidencia inversa de las relaciones sociales objetivas y estas, a la vez, en los subsiguientes vínculos sociales. Y tal como apunta Sotolongo y Delgado “una de esas incidencias inversas por parte de las relaciones sociales es precisamente el reforzamiento de

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las prácticas “locales” de poder, deseo, saber y discurso que las generaron en los escenarios de interacción social con copresencia” (2006:145). Esas relaciones sociales (familiares, educacionales, laborales, clasistas, etc.) van a tener una influencia sobre los vínculos sociales y hay un reforzamiento social, a partir de esas prácticas locales y los posicionamientos que en ellos se tome. Dependiendo a cuál patrón tribute, así será la importancia de cada una de esas relaciones sociales y la influencia sobre los vínculos sociales. Ahora bien, desde la complejidad social, al tratarse los fenómenos como multiescalares, no habría primacía de unas sobre otras, sino solamente aportes: no jerarquías. De tal forma que, se refuerzan las desigualdades de circunstancias, en favor de algunos, de acuerdo con cierto posicionamiento de poder o contrapoder, o se refuerza aspectos que tengan que ver con el deseo, etc. Pero ese reforzamiento macro de cada uno de esos posicionamientos de las prácticas locales de poder, deseo, saber y discurso, muchas veces no es percibido por muchos y, sobre todo, por los menos preocupados por los aspectos políticos. Los más preocupados o avezados políticamente son los que captan más fácilmente lo anterior y según sea su conveniencia, ayudan a conformar esos poderes, deseos satisfechos, saberes y discursos legitimantes locales o los neutralizan “cuando todavía son eso, fenómenos sociales locales, pero con potencialidad de convertirse en macro-fenómenos de la vida de ese socium” (Sotolongo y Delgado, 2006:146).

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¿Cómo emergen las relaciones sociales entre los involucrados en las situaciones de interacción social? Esta se da a partir de las posiciones sociales genéricas relacionadas con el poder, deseo, saber y discurso. Por ejemplo, para el patrón de hacer Ciencias Sociales, los vínculos sociales se dan entre los investigadores que colaboran con una investigación y una metodología específica, que se ve interrumpido al terminar la investigación y las relaciones sociales se dan mediante el intercambio científico con otros colegas que permanecen, aunque estén en otras partes del mundo o nunca se hayan conocido personalmente. A partir de los regímenes de prácticas colectivas característicos emergen, tanto los vínculos como las relaciones sociales. En el caso de los vínculos sociales, es necesaria la copresencia y, en el caso de las relaciones sociales, emergen de esos mismos escenarios, pero se extienden, no solo a los presentes en ese escenario concreto, sino a personas que ocupan posiciones sociales arquetípicas similares, pudiendo encontrarse en los otros escenarios del mismo patrón de interacción social. De tal forma que “las relaciones sociales articulan, relacionándolos, a hombres y mujeres no necesariamente en situaciones de copresencia (son a diferencia de los vínculos sociales, articulaciones indirectas y mediadas), aunque involucrados en el mismo patrón de interacción social” (Sotolongo y Delgado, 2006:147). Desde el punto de vista temporal, los vínculos sociales son generados e inciden en el mismo lazo, “bucle” o “vuelta” del patrón de interacción y, en cambio, las relaciones sociales emergen a partir de esos lazos, bucle o vuelta e inciden 66

sobre los subsiguientes lazos, bucle o vuelta del patrón de que se trate. Esto lleva a concluir que los vínculos y las relaciones sociales están siempre articulados reflectivamente. Al respecto, Sotolongo y Delgado (2006:147-148) anotan que: los vínculos sociales del patrón dado dan lugar, en cada vuelta del patrón de interacción social del que se trate, a la emergencia de las relaciones sociales de él y las refuerzan, concretándolas ulteriormente, en vueltas subsiguientes; por su parte, las relaciones sociales refuerzan, en cada vuelta subsiguiente del patrón, los vínculos sociales de ese patrón de interacción social. Esos patrones de interacción social de que se trate se van propagando, no solo temporal, sino que territorialmente, haciendo perdurar en el tiempo determinados vínculos y relaciones sociales. De continuar, en el tiempo y en el espacio, esos vínculos y esas relaciones sociales se van haciendo “naturales”, y adquiriendo autonomía, en la conciencia reflexiva de las personas y se van exteriorizando, es decir, objetivando. Inciden en la articulación, entre lo próximo (cercano) y lo remoto (lejano), en la sociedad, de manera que se extienden territorialmente y perduran en el tiempo, debido a que el patrón de interacción responde a esos vínculos y a dichas relaciones sociales. Aún sin copresencia, esos patrones de interacción, aun estando en diferentes localizaciones geográficas, tienen la capacidad de relacionarse socialmente desde esas regiones, sin necesariamente la copresencia, producto de una posición arquetípica en el patrón de interacción social que se trate. 67

De esa forma, se va conformando entre esos “quiénes”, esas personas que existen en diferentes lugares geográficos, un conjunto de relaciones sociales entre elementos variables y como anotan Sotolongo y Delgado (2006: 149): un conjunto social invariante entre elementos sociales variables no es otra cosa que lo que comúnmente se denomina como una estructura social, en tanto cualquier “estructura” es caracterizada de modo generalizada en la literatura especializada precisamente como unconjunto-de-relaciones-características-entre-elementos-variablescombinados,junto-a-las

transformaciones-de-los-mismos-que-dejan-

intacto-el-conjunto. Visto lo anterior, se comprende la forma en que se van tejiendo esas redes, haciendo esas conexiones entre lo cercano y lo lejano, entre lo próximo y lo remoto; en otras palabras, la forma en que se va tejiendo la “red de integraciones sociales locales y de integraciones sociales sistémicas” (Sotolongo y Delgado, 200:149). Esas conexiones deben ser comprendidas y aprehendidas de acuerdo con los medios materiales de enlace epocal, que lo acercan o lo alejan, de tal manera que, en una época como la actual, lo cercano y lo remoto se ven enormemente potenciados por los medios de transporte y comunicación, tales como la aviación y la Internet, solo por poner dos ejemplos. Esto trae alteraciones cualitativas, profundizando o haciendo más superficiales, depende de la forma en que se vea, la conexión ontológica-social.

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2.3 LA INTERIORIZACIÓN DE LOS PATRONES DE INTERACCIÓN SOCIAL CON LA CONSTITUCIÓN DE SUBJETIVIDADES MICROSOCIALES INDIVIDUALES

Para el caso de la interiorización, hay que tener presente los patrones de interacción social, ya que es válido lo que se apuntó para el proceso de exteriorización. Hay que recordar la importancia de las expectativas mutuas, que surgen a partir de la pragmática de la vida cotidiana y la copresencia de las personas, de las personas que se van involucrando en prácticas colectivas recurrentes. Y eso se hace por la presencia de expectativas mutuas que se convierten en el aglutinador de todo patrón de interacción social. Esas expectativas mutuas sociales son de índole subjetivas y

ayudan a constituirnos como

subjetividades sociales. En este proceso, también es fundamental tener claro la vinculación de esas expectativas mutuas con los ámbitos locales del poder, el deseo, el saber y el discurso. Las prácticas locales de esos ámbitos son los ingredientes que mezclados convenientemente, conforman aquel cemento aglutinador (…) y entonces, si esas prácticas locales de poder, deseo, saber y discurso son, efectivamente, los ingredientes que, mezclados, conforman aquellas expectativas mutuas subjetivas, entonces, la subjetivación (interiorización) social de los contenidos de las mismas no puede no estar articulada asimismo con ese proceso (Sotolongo y Delgado, 2006: 152). Para caracterizar el proceso es necesario hacerlo con nombres y apellidos de las personas involucradas en el patrón de interacción social del que se trate.

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Pero ahora esas personas se estudian, no como portadores de relaciones sociales objetivas y sus estructuras, sino involucrando en el análisis a la subjetividad individual, con sus nombres y apellidos, es decir, sus identidades personales. Esa subjetividad individual está conformada por su conciencia reflexiva, la conciencia tácita (o práctico-cotidiana) pre-reflexiva y por su inconsciente que, articulada complejamente con el régimen de comportamiento colectivo dado, se va conformando como proceso social, es decir, como sujetos-agentes sociales (Sotolongo y Delgado, 2006). En la constitución de las subjetividades individuales, a partir de cualquier patrón de interacción social que se tribute, hay rasgos generales que son concomitante a la emergencia de las relaciones y estructuras sociales “en que quedan asimismo insertadas objetivamente, como portadoras, esas mismas personas” como dirían Sotolongo y Delgado (2006). De acuerdo con dichos autores, se puede establecer algunas circunstancias que ayudan a comprender este proceso de concomitancia, entre la objetivación y la subjetivación, en los patrones de interacción social: -

Es un proceso que transcurre paralela y simultáneamente al del surgimiento de las relaciones y estructura sociales objetivas.

-

No es un proceso de objetivación estructurada, a diferencia de las estructuras sociales objetivas, de un régimen colectivo de prácticas sociales, sino una interiorización subjetivada de estas.

-

Ambos procesos son concomitantes, en otras palabras, no puede transcurrir uno sin transcurrir – al mismo tiempo y en los mismos lares-

70

el otro (la objetivación no puede transcurrir sin la subjetivación concomitante – y viceversa- ni la exteriorización sin la interiorización concomitante y viceversa) (Sotolongo y Delgado, 2006:154). -

Ambos procesos proceden de una misma fuente social, la cual es uno u otro patrón de interacción social, y es por ello que son paralelos, simultáneos, concomitantes.

-

Por lo tanto, lo que subjetiva, es decir, lo que se interioriza subjetivamente, son los contenidos de las situaciones de interacción social con copresencia; y, más específicamente, los contenidos de las prácticas locales de poder (y contrapoder), deseo, saber y discurso que constituyen esas situaciones con copresencia. Estamos en capacidad de describir la forma en que nuestro involucramiento

en esos regímenes de prácticas colectivas se lleva a cabo, mediante la puesta en acción de tres modalidades de registro en la vida cotidiana: el registro tácito (prereflexivo); el registro inconsciente; y el registro reflexivo (consciente). Estos tres registros de nuestro obrar cotidiano va de la mano con el involucramiento en los ámbitos del poder, deseo, saber y discurso de todo proceso de constitución de subjetividades sociales. Al respecto, Sotolongo y Delgado (2006:156) apuntan que “sin perjuicio de los otros nexos circulares entre todos los ámbitos (…) y sin perjuicio asimismo, de que todos ellos son registrados subjetivamente por las tres modalidades de nuestra subjetividad, constata la importancia particular, para el proceso de constitución de subjetividades-agentes, de la articulación entre:

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Poder, discurso y conciencia tácita, pre-reflexiva (registro pre-reflexivo del obrar); Deseo, discurso e inconsciente (registro inconsciente del obrar); Saber, discurso y conciencia reflexiva (registro reflexivo del obrar)”. Lo anterior da paso a las subjetividades empoderadas (o desempoderadas) de esas personas, con nombre y apellidos, que han interiorizado subjetivamente, ya sea de forma inconsciente, tácita o conscientemente, ciertas diferencias de ubicación social en favor de algunos y desfavorables para otros. También, da paso a las subjetividades deseantes satisfechas (o insatisfechas) de esas personas, con nombre y apellidos, que han interiorizado bajo los tres registros ciertas diferencias de ubicación social remitente a historias de vida (Sotolongo, s.f.), con diferentes resultados deseantes en cuanto a su satisfacción. Así

también,

se

tienen

las

subjetividades

epistémicas

legitimadoras

o

deslegitimadoras de esas personas, que han interiorizado ciertas diferencias de ubicación social, con respecto a distintos posicionamientos heurísticos. Por último, no porque se dé en ese orden, se tiene las subjetividades discursivas legitimadoras o deslegitimadoras de esas personas, “identidades personales discursivamente legitimadoras o deslegitimadoras, que han interiorizado subjetivamente ciertas diferencias de ubicación social, remitentes a distintos posicionamientos enunciativos” (Sotolongo y Delgado, 2006:157). Queda claro que los posicionamientos de los sabaneros tradicionales deslegitiman a los otros tipos de sabaneros.

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La interiorización de contenidos de esas prácticas locales de poder, deseo, saber y discurso se pueden combinar con los tres registros de los que se vienen comentando de la siguiente forma: Interiorización de contenidos de prácticas locales de

Su registro inconsciente

Poder

Ambiciones

Intereses

Fines

Deseo

Pulsiones

Necesidades

Demandas

Saber

Intuiciones

Saber cotidiano

Conocimientos

Discurso

Sintaxis gramatical

Habla cotidiana

Discurrir argumentado

Su registro tácito (pre-reflexivo)

(a-reflexivo)

Su registro consciente (Reflexivo)

Fuente: Tomado de Sotolongo y Delgado (2006), página 157.

Es importante apuntar que lo que se objetiviza, por un lado y se subjetiviza, por otro, de manera paralela y concomitante, son los contenidos de las prácticas locales cotidianas de poder, deseo, saber y discurso y como apuntan Sotolongo y Delgado (2006: 157-158): “las relaciones sociales no son otras cosa que la objetivación de contenidos correspondientes a determinadas prácticas de poder, deseo, saber y discurso; y, a su vez, las identidades subjetivas personales no son otra cosa que la subjetivación de tales contenidos”. Son esas prácticas en las que se debe ahondar, si se quiere comprender y caracterizar las relaciones sociales objetivas y las identidades personales subjetivas.

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2.4 CAMBIO SOCIAL Y PATRONES DE INTERACCIÓN SOCIAL Lo que se debería cambiar o transformar no son directamente las estructuras sociales, o las relaciones sociales en sí. Más bien, en el proceso de transformación de la cultura del sabanero, lo que se transforma es el patrón de interacción social con base en el cual se constituyó esa cultura. En el caso de los sabaneros guanacastecos, el patrón estaba ligado a lo laboral y a un modelo anclado a la tierra y a la ganadería, por lo que un cambio en la base económica y, específicamente, en la estructura productiva, podría presionar grandemente el proceso de transformación, sin olvidar otros factores de diversas índoles que también van aportar, tales como factores políticos, culturales, ambientales, legales, sin necesariamente pretender ver los cambios como la suma de ellos. Esto ocurre porque esas estructuras objetivas, y las subjetividades individuales, han sido producto o generados por determinadas regímenes de prácticas colectivas características de la vida cotidiana de esos hombres y mujeres concretos de una sociedad, que se alimenta de una serie de elementos interdependientes que corresponden a los ámbitos económicos y políticos. Por lo tanto, lo que se transforma o cambia son los patrones de interacción social de la vida cotidiana y esta se encuentra sometida a una serie de influencias, lo que, a su vez, influye en los contextos y es sobre ellos donde se debe actuar cuando se quiere provocar el cambio social. Por consiguiente, de manera paralela y concomitante, pueden no cambiar las estructuras sociales y las subjetividades sociales arquetípicas. Como apuntan Sotolongo y Delgado (2006:159):

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esos nuevos patrones de interacción social (ese nuevo tipo de prácticas colectivas características recurrentes) producen, generan, otras objetivaciones sociales (otras relaciones sociales objetivas, con otras instituciones) y otras subjetivaciones sociales (“gente” con otras mentalidades), es decir, otras subjetividades-agentes). Muchos de esos cambios o transformaciones se pueden hacer de manera intencionada, como por ejemplo, los que hicieron los hacendados al introducir nuevas razas de ganado, que provocó cambios en la forma de trabajarlas, lo que creó nuevas formas de relacionarse y resistencias entre y con los sabaneros. En otras palabras, se actúa en el marco de una subjetividad-agente intencional. Se define la subjetividad-agente intencional como la capacidad subjetiva humana de actuar de manera consciente reflexiva e incidir a través de ello intencionalmente en los asuntos sociales (Sotolongo, s.f.), sin perjuicio de la incidencia de las otras capacidades subjetivas de incidencia en esos mismos asuntos, porque se sabe que esas tres modalidades actúan siempre articulada y simultáneamente en nuestro interactuar con los demás. Y esto también sucedió con los hacendados y los sabaneros y entre los mismos sabaneros, quienes fueron modificando los vínculos sociales y las relaciones sociales y, por ende, los patrones de interacción social. Aún más, en el cambio o transformación, lo que se da es un reposicionamiento social subjetivo, mediante momentos que tienen que ver con momentos cognitivos, valorativos, volitivos y enunciativos, de participación en ese cambio social. Ello tiene conexión con las prácticas locales de poder (el momento volitivo-praxiológico), de deseo (el momento valorativo-axiológico), el saber (el momento cognitivo-epistemológico) y 75

discurso

(el

momento

enunciativo-proseletista),

donde

están

conectadas

circularmente, unas con otras e incidentes en ese reposicionamiento social. Y ese reposicionamiento, influye en las expectativas mutuas de ese régimen de prácticas colectivas de ese nuevo patrón de interacción que se desea cambiar. En otras palabras, se da una desarquetipización en lo relativo a lo arquetípico para las subjetividades del patrón de interacción social del que se trate. 2.5 LAS PERSPECTIVAS TEÓRICAS EN TORNO AL CONCEPTO DE CULTURA

Luego de introducir los patrones de interacción social como uno de los fundamentos teóricos para comprender lo que se transforma en los sabaneros guanacastecos, se pasa revista a algunos conceptos fundamentales de cultura. El estudio de la cultura ha sido uno de los temas de vieja data, abordado por los antropólogos con diversas posiciones. Autores diversos (Williams, 2000; Benhabid, 2006; Trench, 2008) aducen que el término cultura proviene de la raíz latina colare, donde se le asocia con las actividades preservación, atención y cuidado. La agricultura era la actividad cultural por excelencia. Pero también incluía habitar, cultivar, proteger y exaltar. En su devenir histórico, dicho concepto, de acuerdo con Williams (2000), pasa de incluir el cuidado del crecimiento natural y los procesos de desarrollo humano a lo individual y lo colectivo. Benhabid (2006) apunta que los románticos alemanes usaban el término kultur para representar los valores, significados, signos lingüísticos y símbolos compartidos por un pueblo. Es decir, expresa el espíritu de un pueblo diferenciado de los demás; la cultura se adquiría mediante un proceso de inmersión, mediante la educación, donde los valores del colectivo se iban adquiriendo por medio de una 76

formación intelectual y espiritual. A este término se le contraponía el de civilización, que se refiere “a valores y prácticas materiales que son compartidas con otros pueblos y que no reflejan la individualidad” (Benhabid, 2006:23). Para la autora, esto designa, a grosso modo, al mundo capitalista burgués. Trench (2008) también apunta el uso en plural de la palabra cultura, como un aporte de Herder para reconocer que había que tomar en cuenta “no solo las diferencias a través del tiempo y el espacio, sino también las que existen en el interior de una nación entre los diversos grupos sociales y económicos” (Trench, 2008:23). Esto era importante, ya que agregaba una crítica al proyecto civilizador, a la visión eurocéntrica de la cultura y al desarrollo visto y dirigido desde arriba. En el período entre 1920 y 1940, comienza a cuestionarse si los movimientos de masas tenían cultura. Surgen preguntas, tales como: ¿podría haber “cultura de masas”? ¿Las masas eran capaces de tener cultura? A criterio de Benhabib (2006) esta discusión se trasladó de Europa a Estados Unidos después de la Segunda Guerra Mundial, sobre todo, con intelectuales migrantes, tales como Hannah Arendt y los integrantes de la Escuela de Frankfurt. Gran parte de la discusión se centró en los aspectos negativos que portaba la cultura de masas dentro de los que se resaltaba la superficialidad, homogeneidad, reproductividad, falta de durabilidad y de originalidad. En fin, una cultura ligada al mero entretenimiento, sin capacidad transformadora, ni representante del alma o espíritu colectivo de un pueblo. Los debates actuales van más allá de las críticas eurocéntricas y del choque de civilizaciones al estilo Huntington, quien destaca la posibilidad de escisiones identitarias y culturales, para evitar que se produzcan hibridaciones que vayan en 77

contra de la cultura, en este caso, estadounidense; mientras que “los progresistas sostienen que las culturas deberían ser preservadas para poder corregir los patrones de dominación y el daño simbólico referido a la opresión y la tergiversación de algunas culturas por parte de otras” (Benhabib, 2006:25-26). Estas posiciones contienen premisas falsas relacionadas con el trazado de fronteras entre unas y otras; que las culturas son congruentes con los grupos poblacionales y es posible tener políticas homogéneas para los diferentes grupos de una cultura. 2.5.1 REVISANDO CONCEPTOS DE CULTURA En las ciencias sociales, las concepciones acerca de cultura son diversas. Por ejemplo, Edward Taylor, en su libro Cultura primitiva (1871) lo intentó cuando definía que “cultura o civilización, tomada en su amplio sentido etnográfico, es ese complejo de conocimientos, creencias, arte, moral, derecho, costumbres y cualesquiera otras aptitudes y hábitos que el hombre adquiere como miembro de la sociedad” (citado por Trench, 2008:25). A pesar de ser una definición muy reconocida, es enumerativa y, a la vez, tiene el defecto de ser demasiado flexible, deja espacio para poder incluir en ella “cualesquiera otras aptitudes”. Comprendiendo lo anterior, a principios de la década de los cincuentas, Kroeber y Cluckhoholm, revisaron todas las definiciones de cultura que se habían escrito hasta su tiempo y encontraron cerca de ciento sesenta definiciones. Con base en ellas construyeron una propia que, de acuerdo con sus concepciones, era la que resolvía el problema. Para ellos, la cultura: consiste en pautas de comportamiento, explícitas o implícitas, adquiridas y transmitidas mediante símbolos y constituye el patrimonio

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singularizador de los grupos humanos, incluida su plasmación en objetos; el núcleo esencial de la cultura son las ideas tradicionales (es decir, históricamente generadas y seleccionadas) y, especialmente, los valores vinculados a ellas; los sistemas de culturas, pueden ser considerados, por una parte, como productos de la acción, y por otra, como elementos condicionantes de la acción futura (citado por Austin, 2000, s.p.). La crítica más fuerte a la anterior definición que, a pesar del esfuerzo para que fuera completa, es su estirpe de carácter positivista, que consideraba a la cultura como un fenómeno externo a la mente humana, a los seres humanos que la viven. De ahí que Austin (2000) sea del criterio que, en esta definición, el ser humano aparece más como objeto que como el sujeto que la crea, recrea y la vivencia cotidianamente, producto de las presiones y los condicionamientos externos al ser humano. Asimismo, en concordancia con lo anterior, se le adicionaba la rigidez teórica, como crítica, para aceptar el cambio. Otro esfuerzo por construir un concepto de cultura proviene del antropólogo estadounidense Clifford Geertz, quien la conceptualiza de la siguiente manera: (…) Sistema de interacción de signos interpretables (…) la cultura no es una entidad, algo a la que puedan atribuirse de manera causal acontecimientos sociales, modos de conducta, instituciones o procesos sociales; la cultura es un contexto dentro del cual pueden describirse todos esos fenómenos de manera inteligible” (1973:20, citado por Trench, 2008).

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Además, la cultura, según la define Geertz (1994) es un “sistema de concepciones expresadas en formas simbólicas por medio de las cuales la gente se comunica, perpetúa y desarrolla su conocimiento sobre las actitudes hacia la vida”, tendiendo como función dar sentido al mundo y hacerlo comprensible. El mismo Geertz afirma tener una concepción de cultura que es semiótica, dado que “el hombre es un animal colgado en redes de significado que él mismo ha tejido” y que “la cultura son esas redes” (1973:20, citado por Trench, 2008:26). Es decir, ese conjunto de significados es lo que se podría denominar como conjunto semiótico. Se puede adicionar a lo anterior, la importancia que tenía para Geertz, el papel del imaginario o símbolos en la sociedad y éstos se convierten en el marco de la actuación social. Entiende por símbolo: “cualquier objeto, hecho, cualidad o relación que sirva como vehículo de un concepción —la concepción es el ‘significado’ del símbolo—” (Anrubia, 2002ª). Desde la posición de Geertz, la cultura es descrita como estructuras que se interrelacionan transmitidas por el signo, pero también lo fundamental no es el signo en sí, sino el sistema de signos interpretables, la significación y para poder llegar a ser interpretable, debe primero estar constituido y estructurado. Luego de ello, se debe considerar sus interpretaciones primarias, secundarias, etc.; hasta crear una nueva interpretación. Lo central de esta definición es el reconocimiento que los símbolos y lo simbólico, juegan un papel importante dentro de la cultura y que para describirla e interpretarla, es necesario acercarse a ella, para que sea la que posibilite su explicación. Esto conduce a un factor importante de la hermenéutica geertziana: la 80

ficcionalización en la interpretación de la cultura. Lo anterior, pareciera una postura un poco posmoderna, sin embargo, parece tener sentido lo que se plantea. En esa línea anota lo siguiente: La fictio geertziana es la manera en que el antropólogo ilumina lo que le es ajeno mediante lo que le es ajeno. El elemento comparativo es de suyo necesario. Pero no bajo la idea de que a partir una “Teoría General de la Interpretación” podemos unir crisantemos y espadas, sino más bien, bajo la idea de que las interpretaciones de los crisantemos iluminan interpretaciones de espadas. O, dicho con otras palabras, de lo que se trata no es de saber si la interpretación que se hace sobre los crisantemos es universal, o de si ocurre lo mismo con la de las espadas, de tal manera que estos dos objetos pueden ser asumidos por una Teoría Universal de los Símbolos, sino más bien, de interpretar dichos fenómenos culturales, de tal manera que unos arrojen luz sobre otros. Por necesidad esto conlleva un ejercicio de ficción, pero no de falsedad, porque el criterio gnoseológico de dicha interpretación está inserto dentro de esa cultura, que para nada equivale a decir que es el nativo de esa cultura (lo que piensa acerca de lo que es su propia cultura) el único criterio de validez de verdad de la misma (Anrubia, 2002b, s.p.). Este proceso hermenéutico, que es dialéctico, no implica llegar a un todo cerrado, o ser las simples sumas de las partes, sino a una mutua interferencia entre las partes y el todo, pero un todo abierto, que permite que las partes puedan realimentar a una cultura que no es estática. Es un estudio e interpretación de la 81

cultura local, pero con la influencia de lo global y también del paso de lo global a lo local. En el caso de Geertz, está direccionado por los significados y símbolos como elementos fundamentales en el estudio de la cultura y la interpretación y comprensión del otro. Y tal como anota Anrubia (2002ª): Lo que aparece entonces, y así lo propugna Geertz, no es la conspiración mentalista de cierta antropología simbólica, sino el apremio de la constitución re-interpretada de lo real, a la par que la afirmación de la antropología sociocultural como antropología hermenéutica. Se debe tener claro la existencia de formas interiorizadas y formas objetivadas de la cultura, o como dice Bourdieu “entre formas simbólicas y estructuras mentales interiorizadas, por un lado, y símbolos objetivados bajo la forma de prácticas rituales y de objetos cotidianos, religiosos, artísticos, etc., por otro” (citado por Giménez, 2002:27). Por lo tanto, se debe tener el cuidado que a la hora de definir la cultura, esta no se disocie o desligue de los sujetos sociales que la producen, la emplean o la consumen. Es decir, no caer en la identificación de ella, privilegiando sus formas objetivas independiente de sus productoras y usuarios y, en algunos casos, hasta independiente de sus contextos de producción. Por lo tanto, cuando se haga referencia a productos, imágenes, artefactos, etc.; se está pensando siempre en alguien que lo hace y alguien que lo recepciona en un determinado contexto. Esto es similar a lo que ya planteamos en los patrones de interacción social, donde las personas producen sus contextos mediantes un proceso concomitante y paralelo de lo macro y lo micro social. 82

Desde la hermenéutica geertziana, la cultura cobra vida cuando se dan las vivencias y las relaciones con las demás personas y con su ambiente, lo que podría denominarse una pragmática semiótica. Pero también este conjunto de significados involucra un orden o jerarquía de significados, lo que podría denominarse una sintaxis semiótica (Austin, 2000). Y, por último, tal como lo anota Austin (2000: s.p.), cada grupo humano tiene un significado para cada cosa del hacer y del quehacer (la semántica semiótica), de manera que esos significados tienen solo las connotaciones que ese grupo humano particular les da, pudiendo ser parecidos a los de otro grupo, pero nunca todos los significados iguales en su completa totalidad”. 2.5.2 LA CULTURA EN LA TERCERA FASE DEL CAPITALISMO O EN LA POSMODERNIDAD

Fredrich Jameson formuló la hipótesis de que al capitalismo tardío, como lo llamaba Mandel, o capitalismo multinacional como le gusta llamarle a él, se correspondía con una dominante cultural denominada posmodernismo. Dice Jameson: La tesis general de Mandel, sostiene que el capitalismo ha atravesados tres momentos fundamentales y que cada uno de ellos ha significado una expansión dialéctica en relación con el período anterior: estos tres momentos son el capitalismo de mercado, el estadio monopolista o del imperialismo y nuestro propio momento, al que erróneamente se denomina posindustrial, pero para el cual un nombre

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mejor podría ser el de capitalismo multinacional(...) el capitalismo tardío o multinacional, o de consumo constituye (...) la forma más pura de capital que haya surgido, produciendo una prodigiosa expansión de capital hacia zonas que no habían sido previamente convertidas en mercancías (citado por Adamson,1997:s.p.) Sostiene que uno de los rasgos más importante del posmodernismo en la cultura es el pastiche, el cual no debe ser confundido con la parodia, aunque ambos implican el remedo de otros estilos. Pero en el caso de la parodia, es una imitación que se burla y pone en ridículo el estilo original, en contraste con lo que la gente habla o escribe normalmente, apoderándose de su idiosincrasia y sus excentricidades. Emite una opinión transgresora sobre el acontecimiento parodiado. En cambio, el pastiche es como una “parodia en blanco” que no rescata nada de ella y se convierte en una lengua muerta, sin contenido político o histórico e incapaz de satirizar de manera efectiva. Esto es, precisamente, parte del posmodernismo. Hoy se dice que ya todo está muerto, inventado y que no queda más que reciclar estilos, reafirmando el pastiche de lo que habla Jameson, llevando a una “moda de la nostalgia”. Es la moda retro. Es el revivir un sentimiento del pasado que se asocia a objetos artísticos característicos de ese período anterior. De aquí la importancia de la imagen. La transformación de la realidad en imágenes es una de las características del posmodernismo y sociedades “no desarrolladas” como la nuestra y regiones como la Chorotega van siendo absorbidas por esta misma dinámica de este capitalismo consumista. A esto también aportó Žižek (2004) cuando claramente 84

asocia capitalismo cultural con la conversión de la imagen en mercancía. Es decir, lo que se vende ahora son imágenes. Otro aspecto a resaltar en los trabajos de Jameson es su identificación de la fragmentación del tiempo en series de presentes perpetuos. Aquí entra en juego la sociedad de consumo que mercantiliza la cultura y la vacía de esa expresión característica de épocas anteriores, la cosifica y trae al presente el pasado para explotarlo comercialmente. La producción cultural tiene una relación con la vida social y con el modo de producción, sin dejar de lado las múltiples dimensiones que esta expresa. Este nuevo tipo de sociedad, surgida después de la Segunda Guerra Mundial, activó nuevas pautas de consumo, aceleración de cambios que incluían la moda, los estilos, el trabajo, la televisión, los medios, etc. y marca una cierta ruptura con la sociedad de preguerra. Es decir, se gira hacia un capitalismo tardío, como diría Mandel, muy característico del posmodernismo, un capitalismo consumista. Jameson (2002:37) es del criterio

que este sistema social lleva a la

desaparición del sentido de la historia “el modo en que todo nuestro sistema social contemporáneo empezó a perder, poco a poco, su capacidad de retener su propio pasado y a vivir en un presente perpetuo y un cambio permanente que anula tradiciones como las que, de una manera o de otra, toda la información social anterior tuvo que preservar”. Es decir, se entra en una crisis de la historicidad, donde no hay correspondencia entre lo histórico, lo que sucedió, y lo real. Es más, lo que contiene la historia, no se adecua con la realidad.

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En este mismo contexto del capitalismo tardío y de la posmodernidad, el tiempo y el espacio adquieren gran relevancia analítica. El tiempo está en función de la velocidad, diría Jameson y solo perceptible en términos de su celeridad como tal, pero también se cae en una suerte de presente eterno, virtual, llevando a la idea de que los cambios no tienen opuestos y se nos hace imposible distinguir el espacio del tiempo, o el sujeto del objeto. Es decir, la antítesis tiempo-espacio no es simétrica o reversible. En cuanto al espacio, este no necesariamente exige un ámbito temporal, pero se abre al análisis mediante la multiplicidad de niveles, más allá del racionalismo weberiano, el pensamiento instrumental o de las oposiciones satelitales (hombremujer, civilizado-primitivo, blanco-negro, etc.) para dar cabida a la heterogeneidad. Es decir, podemos hablar de un espacio heterogéneo. Sin embargo, el capitalismo siempre ha buscado la forma de homogenizar las relaciones de propiedad y todo aquello que se pueda convertir en mercancía. Desde el punto de vista de la cultura, se puede agregar que esta imagen de la mercantilización y la homogeneidad trae la emergencia de una nueva forma de vivir lo cotidiano y de la transformación de la imagen, no solo del arte en sus diversas manifestaciones, sino también del paisaje y de todas las manifestaciones en un espacio cultural alrededor de las formas de trabajos existentes. Hasta la misma relación entre patrón-empleado se modifica con el distanciamiento del primero del segundo. Es decir, cambia la relación espacial y no solo geográfica. Se está ante una sociedad altamente heterogénea, que se vende con trajes a la medida, personalizados, individuales, al gusto de cada cliente. Al turista se le 86

vende experiencias personales, pero en paquetes estandarizados, viajes únicos, pero en multitud, destinos sostenibles, pero en playas repleta de bañistas. Entonces, se está ante una suerte de antinomia entre ese presente eterno y la velocidad de los cambios que se inmovilizan. Entre una sociedad estandarizada y homogenizada y el diseño único y al gusto de cada cliente. Esto es lo mismo para la cultura, la cual se debate entre la homogenización cultural y las diferentes formas de expresión. En este sentido, se comparte con Jameson, que los objetos culturales deben ser entendidos, de acuerdo con las reglas o normas culturales y las prácticas culturales basados en realidades económicas. Hoy se le presta más atención a la bolsa de valores, a las crisis económicas y al capital especulativo que a la misma producción. Es decir, presos de una cultura que propugna por el mercado como símbolo de la libertad, de organización empresarial y se deja de lado las expresiones culturales locales, la de la gente común que ha sido engullida por la mercantilización de ella. Todas estas emergencias van siendo absorbidas e interiorizadas por las personas que comparten vínculos sociales que luego exteriorizan en relaciones sociales. Aquí se cae nuevamente en la deificación de la cultura producida por esta tercera fase del capitalismo, que se apodera de las propiedades y de las subjetividades (incluida la subjetividad individual) de un ser como el sabanero guanacasteco, para integrarlo en el mercado como una mercancía más, por medio de su imagen.

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Todo el producto cultural que se tuvo en la época de oro del sabanero y que incluía los instrumentos de trabajo, la división de él, las relaciones entre los mismos trabajadores, su vida hacendaria, etc., ha sido subsumido por esta tercera fase, que lleva a la desaparición del tipo social ligado a la tierra, pero también lo ha explotado mediante las imágenes de un ícono de la cultura guanacasteca. 2.5.3 CULTURAS HÍBRIDAS, INTERCULTURALIDAD Y GLOBALIZACIÓN

Un esfuerzo por entender la cultura desde América Latina lo hace Néstor García Canclini, con su categoría de culturas híbridas. Se puede entender por hibridación “procesos socioculturales en los que estructuras o prácticas discretas que existían en forma separada se combinan para generar nuevas estructuras, objetos y prácticas” (García Canclini, 2001:p.14). Estas nuevas estructuras y prácticas, producto de la hibridación, muchas veces se da de manera no planeada o mediante el resultado imprevisto de procesos migratorios, turísticos y de intercambio económico; en otras ocasiones, la hibridación, de acuerdo con García Canclini, surge de la creatividad individual y colectiva, en la vida cotidiana y el desarrollo tecnológico. De acuerdo con García Canclini, se busca reconvertir un patrimonio para reinsertarlo en las nuevas condiciones de producción y de mercado: Se utiliza este término (se refiere a reconversión) para explicar las estrategias mediante las cuales un pintor se convierte en diseñador, o las burguesías nacionales adquieren los idiomas y otras competencias necesarias para reinvertir sus capitales económicos y simbólicos en circuitos transnacionales (García Canclini, 2001:16-17). 88

Ese proceso de reconversión cultural, económica y simbólica, no está presente solo en la burguesía, sino que los sectores populares también la adoptan mediante diversas estrategias. Así, los campesinos que migran del campo a la ciudad adaptan sus saberes para trabajar y consumir en ella, o tratan de interesar a consumidores urbanos en sus artesanías, el obrero reformula su cultura laboral en respuesta a la nueva tecnología, que afecta su proceso de producción, los trabajadores del campo también tratan de reconvertirse ante la globalización, ya sea para adaptarse a ella o para resistir. Por eso, tal como apunta García Canclini, más que estudiar la hibridez, se debe centrar el análisis en los procesos de hibridación. Solo de esta manera se puede observar empíricamente que la hibridación interesa, tanto a los sectores hegemónicos “como a los populares que quieren apropiarse los beneficios de la modernidad” (Ibíd., 2001:17). Dentro de este contexto que deslinda entre la modernidad, la posmodernidad y la globalización, los conceptos que forman parte de la hibridación obtienen la mayor relevancia. La desterritorialización y la reconversión de saberes y costumbres “fueron recursos para hibridarse” (Ibid, 2001, 23). La hibridación se acentúa con la globalización, mediante una interculturalidad, que es influida por los procesos migratorios, los mercados mundiales de bienes, la financiarización de la economía y los mensajes producto de los medios de comunicación. Este huracán de la globalización como lo llama Hinkelammert (s.f.), integra los productos populares en los circuitos transnacionales, expropiándolos mediante las empresas turísticas y de la comunicación.

89

Gran parte de la influencia a partir del proceso de globalización viene de Estados Unidos, dándose una fusión interamericana (García Canclini, 2001), es decir, una norteamericanización de los países latinoamericanos, sin que este proceso sea, como ya se apuntó, algo estático, sino dinámico, conflictivo, complejo, donde no se pueden perder de vista los movimientos que la rechazan. Esos rechazos pueden provenir no solo, y quizás sea lo menos, de los fundamentalismos, sino también de las inseguridades que generan en las culturas, en la autoestima etnocéntrica. De tal forma que es necesario un proceso de hibridación restringida como la llama García Canclini (2001), donde hay una apropiación de muchas culturas que apelan a las generalizaciones que tanto gusta a la ciencia tradicional. Lo anterior, ayuda a salirse de las clasificaciones binarias de lo moderno-atrasado, campociudad, civilizado-salvaje, lo nacional-lo extranjero, lo culto-inculto, entre muchas otras categorías dicotómicas. El fortalecimiento de lo transnacional y lo global, también ha conducido hacia una digitilización y mediatización de los procesos culturales que incluye la producción, la circulación y el consumo “que transfiere la iniciativa y el control económico y cultural a empresas transnacionales” (García Canclini, 2001:27). Todo este proceso de privatización, de aceleramiento tecnológico, de reducir el tiempo a solo instantes por debajo del segundo, donde un segundo se convierte en mucho tiempo, a ver la velocidad como constante, así que la velocidad dibuja una línea unida por puntos tan diminutos que no logramos percibirla, afecta también la cultura y facilita el proceso de hibridación y de interculturalidad.

90

Con la globalización se da un proceso de fragmentación cultural que es unido por el mercado global, develando así el carácter contradictorio, complejo, no solo de la globalización, sino del capitalismo en sí. Cada fragmento que es unido va autoorganizando la cultura, la que, con base en su carácter dinámico, deviene en otra. Esta otra ya sería híbrida de otra híbrida, producto de la colonización y del proceso histórico. 2.6 CULTURA, DESARROLLO Y TURISMO EN LAS REGIONES En cuanto a la relación entre cultura y turismo, Araujo (2001) dice que: el contacto entre la cultura del visitante y la cultura del visitado conlleva a un proceso de contradicciones, tensiones y cuestionamientos, pero que, de manera sincrónica o diacrónica, provoca el fortalecimiento de la identidad y de la cultura de esos individuos, principalmente en la comunidad autóctona. Al mismo tiempo, esa interacción fortalece también la identidad del propio turista que, en la alteridad, se puede redescubrir. Otras posiciones, como la de Santana (1997) apuntan a considerar al turismo como un fenómeno que influye en la aculturación, mediante el contacto que se da entre ellas y “aparece una tercera que resulta de la dos, pero que tiene características propias que la diferencian de sus culturas originarias.” De tal forma que, al mismo tiempo, cada una de ellas le presta “de manera simétrica, parte de sus conceptos y actitudes” (Costa y Barreto, 2007). Santana insiste que las experiencias en Brasil, en lo que respecta al turismo rural, han llevado, entre otras implicaciones socioculturales, a “el deterioro de la 91

cultura autóctona, el surgimiento de tensiones entre vecinos y turistas, y a la estandarización del estilo de vida, ocasionando la pérdida del carácter rural”. Es importante retomar que el turismo no es el único responsable de los cambios que ocurren en las culturas locales (incluso, porque la cultura no es estática), tal como lo apuntan Costa y Barreto (2007) “todo cambio cultural ocurre asociado

a

diferentes

variables

que

contribuyen

para

el

proceso

de

desestructuración de la cultura autóctona, tales como la modernización, los medios de comunicación, la urbanización, la tecnología y también el turismo”; mismo criterio tiene Monterrubio, ya que por su carácter complejo, multifacético y multisectorial es difícil separar qué efectos son del turismo, “cuáles a las condiciones sociales, económicas, culturales, ambientales y políticas de cada destino, y cuáles a una combinación de ambos” (2011:180). La cultura era concebida como un obstáculo al “progreso económico” y para favorecerlo era necesario “ajustes dolorosos”. De obstáculo se pasa a capital social. Eso, por lo menos, es ya un avance. Mas, es preciso anotar que al considerarla un capital, es tratada como cualquier otra mercancía que se puede integrar en el ámbito de la circulación, sobre todo, en los circuitos turísticos. Entonces, se cae en el peligro de que “la cultura sea secuestrada en nombre del desarrollo” (Trench, 2008). Si a lo anterior se le aúna la globalización y la amenaza de esta a la diversidad cultural, se debe tener el cuidado de elaborar políticas públicas que garanticen la conservación y el rescate de ella como un recurso propio. Al respecto, hay que prestar atención en lo que recalca Trench (2008:35) en el sentido que, como la lógica dominante neoliberal e instrumentalista de la cultura no puede desaparecer, la cultura (la lógica neoliberal) lleva a “aprovechar su fuerza para relanzar un 92

proyecto esencialmente economicista (es decir, basado en competitividad, crecimiento económico y un mercado globalizado), pero con otra cara”. Es otras palabras, tal como afirma Watts “la cultura se ha convertido en parte del arsenal de la gobernanza neoliberal” (2006:56, citado por Trench, 2008). La otra cara de la moneda lo representa el enfoque territorial que le asigna un papel determinante a la cultura, pero con el agravante que el territorio puede ser subsumido y convertido en una unidad del mercado, más valorizado por sus ventajas relativas y de capitales únicos. Afirma Trench que “en el marco del enfoque territorial, a veces, se maneja un concepto de cultura que se limita a una identidad cultural (supuestamente) compartida y un acervo de bienes culturales (monumentos, paisajes, alimentos, costumbres, etc.” (2008:35). En cuanto al turismo, es muy conocido que se ha propuesto como un modelo de desarrollo de las regiones que han tenido dificultades para incorporarse al “desarrollo”, siendo más directo, es una propuesta de desarrollo para las regiones subdesarrolladas. De ahí que, en muchas ocasiones, se le ha tomado, como una apuesta estratégica, para usar un término neoliberal. Algunos autores señalan que se deben tener ciertas reservas con la utilización del turismo como modelo de desarrollo, ya que sus repercusiones en las estructuras económicas, sociales, políticas, espaciales y ambientales “son muy relevantes, las modifica de manera significativa y genera cambios que en la mayoría de los casos son irreversibles” (Castro, 2009). El mismo Castro, citando a Jurdao (1992) sintetiza los efectos mediante lo que hace llamar los cuatro mitos del turismo: 1) El turismo como generador de 93

empleo y riqueza, 2) el turismo como vía de comunicación cultural, 3) el turismo como vía positiva para la conservación, 4) el turismo como generador de cambio. En el primer caso, lo contrasta con el proceso que normalmente se da de despojar de tierras a campesinos “por urbanizadores a precios muy por debajo de su valor urbano, condenándolos al aislamiento y la exclusión a cambio de grandes negocios inmobiliarios y de especulación por los nuevos dueños de la tierra. El segundo mito Jurdao lo deshace, mencionando que es falso que existe una comunicación entre culturas y hermanamiento de pueblos mediante el turismo, señala que para el nativo, el turista es, cuando más, una fuente de ingresos, una herramienta que genera algunos mal pagados puestos de trabajo, mientras que los turistas ven a los nativos como muñecos exóticos, el turismo transforma la cultura del pueblo anfitrión en mercancía enlatada para uso del turista, los nativos mercantilizan su cultura para que el turista pague por ella, de ninguna manera, a esto puede llamarse comunicación o hermanamiento” (Castro, 2009). En cuanto al tercer mito, se refiere a las vulneraciones de los entornos culturales y naturales que son invadidos por los turistas y por los negocios para atender a éstos, de tal forma que hay impacto por instalaciones que utilizan bosques, playas, artes y pueblos enteros. Y, por último, el turismo como generador de cambios, efectivamente, se dan y son cambios que rompen con las estructuras y valores. Son cambios que, generalmente, son negativos y van desde lo cultural, pasando por lo social hasta lo paisajístico. Otra posición importante para interpretar la realidad social y lo que ocurre en las regiones como la que se da en la provincia de Guanacaste la aporta David 94

Harvey (2004) con el concepto de acumulación por desposesión. Parte de considerar la conformación de un nuevo imperialismo capitalista, estudiado desde la perspectiva de la larga duración, a la luz de lo que denomina materialismo histórico-geográfico. Desde su perspectiva, hay flujos de poder económico que atraviesan un espacio continuo que van más allá de un Estado y que tienen que ver con las prácticas cotidianas ligadas a la producción, el comercio, los movimientos de capital, las transferencias monetarias, la migración de la fuerza de trabajo, las transferencias tecnológicas, la especulación monetaria, los flujos de información, los estímulos culturales, entre otros (Harvey, 2004). Muchas de estas prácticas se identifican con regiones geográficas como Guanacaste, donde la lógica de acumulación de capital ha estado ligada a actividades globalizadas como son la producción de productos exportables y el turismo. Harvey es claro al anotar que las empresas capitalistas y los capitalistas, por ende, operan en un espacio-temporal sin límites, donde las empresas van y vienen, de desplazan de un lugar a otro, se fusionan, quiebran, pero el Estado no puede hacer esto y es más bien el encargado de propiciar las condiciones del marco en el que se da la acumulación de capital. El Estado cumple una función fundamental para que el capitalismo, dentro de la lógica del capitalismo, siga sobreviviendo mediante una solución espacio-temporal al problema del exceso de capital. El punto crucial del capitalismo es resolver el problema de la sobreacumulación de capital que debe buscar nuevos espacios para hacerlo rentable.

95

Es aquí, según Harvey, donde se debe enfatizar el análisis, más que en el exceso de mano de obra. El Estado crea ciertas estructuras institucionales como las leyes, los contratos, la seguridad monetaria, el respeto a la propiedad privada, entre otras, para permitir la circulación del capital en el espacio y en el tiempo; pero los capitalistas también tienen sus propios códigos que les permite funcionar “en entornos que pueden no reconocer o aceptar sus reglas y su forma de hacer negocios” (Harvey, 2004:81) y que, a la vez, pueden servir para apoyar o enfrentarse a los poderes estatales. Por lo tanto, también subsiste una lógica del poder. Para Harvey, la actividad capitalista produce un desarrollo geográfico desigual: “empujados por la competencia, los capitalistas individuales buscan ventajas competitivas en el seno de una estructura espacial y tienden, por consiguiente, a desplazarse a los lugares donde los costos son más bajos o la tasa de beneficio más alta” (2004:84), por lo tanto, el exceso de capital de un lugar puede utilizarse en otro donde la rentabilidad no se haya agotado y será alta. La inversión de nuevos capitales conlleva a buscar nuevos espacios y así sucesivamente, para poder mantener el crecimiento, ya que el capitalismo implica eso. Este desplazamiento geográfico produce ventajas de ubicación, que tienen un papel muy similar al de la tecnología, lo que podría llevar hacia una competencia monopolística o al oligopolio de las empresas en el espacio. Aquí está el germen del ligamen entre prácticas monopólicas e imperiales, donde las empresas van adquiriendo tal poder que llegan a dominar el mundo. La búsqueda imperiosa de reducción de costos y de los movimientos conllevan a una compresión de lo espacio-temporal, transformando la escala 96

geográfica mediante una reorganización de las especializaciones regionales y la forma como se articula la actividad económica. Por lo tanto, la lógica del capitalismo, implica incorporar los territorios al desarrollo capitalista y, también, mantener una reserva, ya sea de territorios o de fuerzas de trabajo, que irá incorporando de acuerdo con las necesidades del capital. “El capital también puede incorporar reservas latentes procedentes del campesinado, o bien, movilizar fuerza de trabajo barata existente en las colonias o favorecer la inmigración de trabajadores peor pagados” (Harvey, 2004:114). Más aún, puede utilizar la tecnología para provocar desempleo y presionar los salarios hacia la baja y darle oportunidad a inversiones rentables para el capital. Lo que se viene analizando es coincidente con lo que Harvey (2004) denomina la acumulación por desposesión, una extensión moderna de lo que Marx denominara la acumulación originara. En la acumulación por desposesión, los mecanismos descritos por Marx se han afinado y cumplen un papel mucho más relevantes que en el pasado, donde el crédito y el capital financiero llevan la batuta en el despojo de recursos. Un ejemplo claro son los llamados hedge funds (fondos de cobertura, o fondos de inversión libre) que son altamente especulativos y, por ende, de alto riesgo. En estos espacios como la provincia de Guanacaste, se da un proceso de acumulación por desposesión, que contribuye a resolver el problema de la sobreacumulación. Es decir, la provincia se ha convertido en una salida rentable para cierto tipo de capital vinculado, entre otras actividades globalizadas, al turismo como nuevo eje de acumulación (Cordero, 2006).

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De acuerdo con Harvey “lo que posibilita la acumulación por desposesión es la liberación de un conjunto de activos (incluida la fuerza de trabajo) a un coste muy bajo (y en algunos casos nulos)”. El capital sobre acumulado puede apoderarse de esos activos y llevarlos a un uso rentable. Este es el caso de Guanacaste, donde grandes cadenas hoteleras internacionales se han apropiado de grandes espacios geográficos, explotando la naturaleza y la fuerza de trabajo a costos muy bajos, al amparo del mismo Estado, que les facilita las condiciones para que puedan instalarse en las regiones. Grandes cantidades de capitales empezaron a llegar a la región y comenzaron a despojar a los propietarios de sus tierras, de forma legal, por supuesto, como legal es el flipping en Estados Unidos, pero que luego adquirieron valores exorbitantes, algunos fueron presionados a vender y otros no pudieron pagar sus impuestos, que se vieron incrementados con los nuevos valores de la tierra. Poblaciones desplazadas, personas que perdieron la propiedad y otras que, por sus ingresos, no tienen acceso ella. El despojo también se puede dar de diversas formas. Los tratados de libre comercio con condicionamiento que conllevan la apertura a la competencia de empresas estatales, que han sido rentables socialmente hablando. Es decir, la privatización es el principal instrumento de la acumulación por desposesión (Harvey, 2004). En el caso de Costa Rica, la ola de privatizaciones empieza en los años ochenta y para finales de la década de 1990 solo pocas empresas estatales quedan en pie, producto de la presión de la población que las defendieron. Sin embargo, sus esquemas de funcionamiento y misión variaron drásticamente como en el caso de los bancos estatales y el Instituto Nacional de Seguros, donde 98

se abrió el mercado. Roy (2001) afirma que la privatización consiste esencialmente en: la transferencia de activos públicos productivos a empresas privadas. Entre estos activos productivos se encuentran los recursos naturales: tierra, bosques, agua, aire. Estos son activos que el Estado posee en nombre del pueblo al que representan […]. Arrebatárselos para venderlos a empresas privadas representa un proceso de desposesión bárbaro, a una escala sin precedente en la historia” (citado por Harvey, 2004:127). En cuanto a este punto se rescata el carácter fragmentario y contingente de las políticas de acumulación por desposesión, dado que no son iguales en todas las regiones. Algunas podrán ser generales, pero otras dependen de lo local, de lo que pueda ser despojado en un territorio específico. La acumulación por desposesión ha venido acompañada por luchas, las que, en muchos casos, han servido para hacer planteamientos en contra de la globalización. Sin embargo, también se ha de reconocer que, varias de esas luchas han sido fragmentadas. Ha habido un proceso de fraccionamiento de las luchas en contra de la privatización y de la desposesión de los activos comunes de los ciudadanos, las cuales han sido ahora mucho más puntuales, luchas por el agua, por el acceso a las playas, la igualdad real de las mujeres, luchas ecologistas o por los derechos de comunidades específicas como las lésbico-gay. Eso no significa que estas no sean importante, sino que definitivamente hay indicios de un comportamiento más fragmentado y menos pensando en grandes

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proyectos políticos, muy acordes con una sociedad posmoderna. Harvey parece reconocerlo al apuntar que: Destrucción del hábitat aquí, privatización de los servicios allá, desposesión de la tierra acullá, biopiratería en este u otro lugar: cada una de estas iniciativas genera su propia dinámica. La tendencia apunta, pues, a buscar formas organizativas ad hoc y más flexibles que puedan construirse en la sociedad civil para responder a tales luchas (2004:135). Sin embargo, rechaza el calificativo de posmoderno y apunta que estas luchas son de más larga data y son contra el sistema capitalista e imperialista. Un sistema que se ha tratado de consolidar con el neoliberalismo, el que impuso los programas de ajuste estructural en América Latina, la privatización y una ética centrada en el mercado, que comulga con una sociedad de consumo, individualista, donde se han tratado de imponer los ideales de una sociedad estadounidense que los considera universales y, por lo tanto, exportables o dignos de ser imitados. El concepto de acumulación por desposesión de Harvey tiene virtudes analíticas para comprender la realidad social y cultural de una región como Guanacaste. Gran parte de la explotación de los recursos caen dentro de este concepto. Muy importante es el giro de pensar el espacio-temporal como una salida a la crisis de la acumulación de capital. Es la búsqueda de los capitales de mejores rentabilidades, como las que se dan con el capital turístico en la provincia de Guanacaste. Para esta sociedad posmoderna, la fragmentación de la producción y de los espacios no contradice la lógica del capital, sino que, más bien, la fortalece. 100

El mercado es el encargado de unir todos esos fragmentos en nombre de la realización de la ganancia. La perspectiva de Harvey de un materialismo geográfico no implica pensar todo en términos de la economía. La cultura, como la del sabanero guanacasteco, que se está estudiando, se conjuga con esa lógica del capital, al ser explotada su figura, pero también con espacios de resistencia, algunos anclados a la materialidad, aunado con otros de sentido más simbólicos. La tendencia de una mercantilización de la cultura pensada desde la materialidad, puede llevar a la interpretación que, más bien, puede estar siendo revivida y rescatada mediante el turismo como actividad globalizada. Este concepto de Harvey sirve para pensar la cultura y sus relaciones con el movimiento del capital en una provincia que se ha transformado bajo el dominio de un capital transnacional, ligado al turismo y los productos exportables y ser impuestos en otras sociedades. Una idea similar a la que sostiene Harvey es la que ha desarrollado Allen Cordero Ulate (2006), a partir de la introducción de la idea de que el turismo se ha convertido en un nuevo eje de acumulación de capital. Para Cordero, el capital turístico se aprovecha de las desigualdades. Siguiendo una idea de Ernest Mandel, afirma que el capital se mueve hacia sectores más dinámicos y hacia regiones con ciertas ventajas, como mano de obra barata, por ejemplo. Para Cordero “en el marco del análisis mandeliano, en un primer momento, los capitales se mueven hacia donde hay oportunidades de una acumulación

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ampliada de capital, a partir de que se ubiquen posibilidades de captar ganancias extraordinarias” (2006, p.35), pero una vez que eso suceda se vuelve a caer en la centralización capitalista, llevando desde el punto de vista económico, a la “integración

vertical

de

grandes

compañías,

firmas

transnacionales

y

conglomerados” (Cordero, 2006, p.35). Esta idea de Cordero se corrobora en el desarrollo del turismo que ha tenido Guanacaste, donde se ha privilegiado, por parte del Estado, un modelo que el autor llama “segregado”, donde el segmento de mercado es el de clase alta y media de los países económicamente más desarrollados, con escasa o nula relación con las comunidades, que genera empleo de baja calidad, nula participación de actores locales, con un modelo de planificación rígido y segregado. En cuanto a la dimensión socio-territorial bajo este modelo, considera por Cordero (2006) como un “no lugar”. Como eje de acumulación, el turismo explota lo natural, lo ligado a la naturaleza donde las playas, selvas, ríos, lagos y volcanes son los atractivos máximos, de ahí que Costa Rica se promocionara por muchos años en los mercados internacionales como “sin ingredientes”, y ahora, “Esencial Costa Rica” y como eslogan “Somos así por Naturaleza”. Este desarrollo turístico impulsado por el estado costarricense ha tenido una serie de contradicciones, que son las mismas que se le critica al capitalismo y que tiene que ver con la explotación excesiva y descontrolada de los recursos naturales. De tal forma, por lo menos en Guanacaste, no hay coherencia entre el desarrollo del turismo y la política ambiental. 102

Cordero anota que “uno de los problemas sustanciales del medio ambiente latinoamericano tiene que ver con el agua, tanto con su producción como con el consumo y, consiguiente tratamiento de las aguas servidas” (2006, p.87). Lo mismo se puede apuntar para el problema de la deforestación (aunque algunas haciendas guanacastecas ingresaron en la reforestación buscando reproducir el capital mediante esta práctica, sin mucho éxito) y el cambio climático. Esto ha llevado a una nueva conciencia ciudadana que se manifiesta en la constitución de los nuevos movimientos sociales “que serían aquellos que denotaban nuevos problemáticas sociales, a saber: las relaciones de género, los movimientos étnicos y los asuntos ambientales” (Cordero, 2006, 106). Para Guanacaste, y el caso del turismo, estos últimos han jugado un rol muy importante, en la denuncia de los abusos por parte de los desarrollos y megaproyectos turísticos. Han dado luchas puntuales, pero no por eso menos importante, tales como la defensa por el acceso libre a las playas o la lucha por el agua. 2.7 OTROS CONCEPTOS IMPORTANTES

Se incorporan otros conceptos importantes para una mayor compresión del estudio de la cultura del sabanero guanacasteco y sus transformaciones. 2.7.1 CULTURAS PARTICULARES E INDUSTRIAS CULTURALES

Es necesario hacer la diferencia entre estos dos conceptos para aclarar el sentido que se le da en este trabajo y, sobre todo, cuando se enmarca dentro de la globalización. 103

Por culturas particulares se entiende aquello que es compartido solo por un determinado grupo social, o conjunto de grupos sociales más locales. Es la cultura como sustrato de la vida, como apunta Krzysztofeck (2001) citado por Giménez (2002:28) al definirla como: la

configuración

compleja

de

creencias,

normas,

hábitos,

representaciones, y repertorios de acción elaborados por los miembros de un determinado grupo humano a lo largo de su historia por medio de un proceso de ensayo y errores para dar sentido a su vida, de resolver problemas vitales y de potenciar sus habilidades. Este tipo de cultura se caracteriza por ser social, geográficamente localizada y diferenciadora con respecto a otras, por lo que se constituye en una matriz potencial de diferenciación social. Concebida de esta forma, la cultura puede ser estudiada áreas de civilización, cultura nacionales, regionales o de clase. Las culturas particulares, tal como las que estamos estudiando, pasan inadvertidas o se le menciona solamente para decir que está desapareciendo. Eso ha pasado en Costa Rica, donde el esquema es vallecentrino, como imagen de una cultura nacional. El Valle Central de Costa Rica se configura, de esta forma, como el poseedor de la cultura nacional y es legitimada por los medios de comunicación de masas. En cuanto al término industrias culturales, proviene principalmente de la Escuela de Frankfurt, donde tanto Adorno como Horkheimer (inclusive escribieron una obra en conjunto al respecto). Se refieren al conjunto de productos culturales fabricados y reproducidos en series, gracias a la tecnología y diseminados a nivel 104

mundial por parte de los medios electrónicos de masas. Aquí entran la radio, el cine, la televisión, los diarios y la Internet, pero también se incluye el diseño, la arquitectura, la publicidad, la gastronomía y el turismo. Estos medios para Horkheimer y Adorno (1988) constituyen un sistema, ya que cada sector está armonizado entre sí y todos entre ellos. Para los autores, la producción de las obras se convierte en mercancías como cualquier otra dentro el sistema capitalista, en lo que ellos denominan la sociedad industrial. Es una producción seriada, de baja calidad, pensada para un público masivo y de baja exigencia, pero es una producción que exhorta la conformidad, afirmando el orden social, anulando la autonomía, la capacidad reflexiva y crítica de los receptores. Los autores interpretan que existe una estandarización de la cultura, muchos de estos medios igualan a todos los consumidores y los conducen irreflexivamente al consumo de productos estándar, “enlatados”, sin que haya un proceso de respuesta por parte de éstos y, más bien, una reafirmación de los más poderosos. Así para Horkheimer y Adorno (1988:4): El mundo entero es pasado por el cedazo de la industria cultural. La vieja esperanza del espectador cinematográfico, para quien la calle parece la continuación del espectáculo que acaba de dejar, debido a que este quiere precisamente reproducir con exactitud el mundo perceptivo de todos los días, se ha convertido en el criterio de la producción. Las leyes generales del capital se manifiestan aquí y se acentúan con procesos tendientes a la monopolización de ellos. Es una cultura registrada,

105

archivada, reproducible, contenida en revistas, periódicos, películas, videos alojados en la Internet. Por lo tanto, es exportable, comercializable, patentable de acuerdos con las leyes del capital. Su contenido y su soporte técnico, van al unísono, al estar la primera a dispensa de la innovación de la segunda mediante las nuevas tecnologías. En el desarrollo más reciente de la industria cultural, estas han compaginado con la globalización, donde la supraterritorialidad es una característica de ella, combinando cultura y negocio hasta incluir en ella a actividades que no parecieran tener nexos con la cultura, tales como la industria del vestido, los juguetes, los muebles que “a pesar de su función predominantemente instrumental, tienen también una innegable dimensión expresiva y simbólica (por ejemplo, pueden connotar gusto estético, distinción y estatus). (Giménez, 2002:29). Visto de esta forma, las culturas particulares entran en contacto con las industrias culturales y aquellas que tienen potencial para generar nichos de mercados, serán incorporadas en el circuito de reproducción del capital, es decir, si se puede empaquetar en imágenes, en audio, en sonido, serán diseminadas por el mundo en cuestión de segundos o presentadas en tiempo real. Pero también, podría explotarse como espectáculos in situ como el caso de los sabaneros guanacastecos. De todas formas, aquí se conjugan la lógica material y simbólica de la cultura que es posible ser incorporada en la lógica del capital. Claro está que el mercado adquiere un peso muy grande, pero no solo como homogenizador, sino que adquiere un peso mucho más complejo como creador de diferencias y 106

desigualdades (Ortiz, 1999), como por ejemplo, en el de los bienes y servicios consumidos, donde las personas reafirman sus posiciones de prestigio o de subordinación. Solamente mediante el dinero o equivalente de este la persona de visibiliza y se diferencia en una escala social. Las marcas de los productos no son meras etiquetas, agregan a los bienes culturales un sobrevalor simbólico consustanciado en la grife que lo singulariza en relación con otras mercancías. Se diría, en los términos sociológicos de Bourdieu, que el mercado es fuente de distinción social y refuerza la separación entre grupos y clases sociales (Ortiz, 1999:48). 2.8 SÍNTESIS DE LOS PRINCIPALES CONCEPTOS

Los patrones de interacción social se conforman a partir de los vínculos sociales (donde las expectativas mutuas solidifican los mismos y la copresencia es fundamental), los que, a su vez, producen las relaciones sociales. Éstos se encuentran alimentados por el ejercicio de los ámbitos del saber, deseo, poder y discurso que se entrelazan en forma de red, pero, a la vez, funcionan como en forma de bucle, que van alimentando y siendo alimentados continuamente. Para el estudio de la cultura del sabanero guanacasteco, los patrones de interacción ayudan a su estudio. Por lo tanto, el concepto es valioso para entender la dinámica social y cultural de un grupo que se constituyó, a partir de lo laboral, bajo un modelo de desarrollo que estaba muy ligado a la tierra. Los patrones no son estáticos y no surgen en el vacío, por lo que los contextos alimentan esos patrones, y éstos, a su vez, alimentan esos contextos.

107

Desde el posicionamiento hermenéutico, el concepto es fortalecido, o esclarecido, desde la economía política

y, más específicamente, mediante la

incorporación de los conceptos conocidos de reproducción del capital, acumulación, ganancia, entre otros, proveniente de la teoría marxista, que ayudan a comprender mejor el fenómeno de la transformación de la cultura. Conviene insistir en que desde la complejidad se adopta la postura de que la transformación de la cultura del sabanero guanacasteco no lo determina solo la base económica, sino que esta presiona, pero en conjunto e interrelacionado con otras emergencias, van provocando cambios en los patrones de interacción social, los que, a su vez, van modificando las expectativas, los vínculos, las relaciones sociales; y vuelve a influir en el contexto. La concepción es que tanto el micro-entorno, así como el macro-entorno, van en paralelo, y entre ellos se va dando una especie de organización en red, y una dinámica similar a un bucle que constantemente está contribuyendo para que esta cultura reciba y, a la vez, construya, las influencias de sus entornos. Por lo tanto, los conceptos de cultura, de patrones de interacción, de escenarios sociales, vínculos sociales, relaciones sociales, se conjugan con los de la economía política, para visualizar mejor ese proceso de transformación. La sociedad guanacasteca, ha estado en constante cambio y ellos se generan partir de una conjunción de fuerzas impulsoras, que van desde lo político, económico, ambiental, cultural, entre otros, que van configurando una sociedad en movimiento. Por ejemplo, desde la década de 1990 se puede visualizar un cambio en la estructura productiva, donde se pasa de un sector primario preponderante, a uno de servicios; y el turismo se convierte en uno de los dinamizadores de la economía 108

regional. Cordero (2006) explica muy claramente esto último desde una perspectiva mandeliana, donde las sociedades logran liberar parte de su tiempo, producto del avance de las fuerzas productivas, y dedicarlas al ocio y al turismo. Y, asimismo, el capital turístico buscará y se aprovechará de las regiones y sectores donde puedan extraer ganancias extraordinarias. Esto trae cambios significativos, por ejemplo, en la cultura, donde se incorpora nuevos valores y nuevas cosmovisiones. Ahora bien, este le agrega condimentos a los patrones de interacción, los cuales no se pueden ver en el vacío, sino en sus múltiples dimensiones y, una de ellas, es la consideración del desarrollo de las fuerzas productivas. Es por ello por lo que, para evitar la percepción de que los patrones de interacción se sustentan en aspectos meramente simbólicos, se aclara que, desde la complejidad, los factores materiales son importantísimos, sin ser los únicos, en la constitución de la cultura del sabanero. Por lo tanto, se conjuga estas dos posturas, con el convencimiento de que ambas son igualmente importantes. Y ambos se reflejan en la práctica de las personas, la cual es parte de la vida cotidiana. En ese hacer cotidiano, por supuesto que las pretensiones y el dominio del sistema capitalista, está presente y adquiere relevancia los conceptos de capital turístico (Cordero, 2006) (el turismo como nuevo eje de acumulación) y todo lo que alrededor de él se conjuga como el rol del estado en propiciar cierto tipo de turismo; además de los conceptos desarrollados Harvey (2004) alrededor de su postura de acumulación por desposesión. Asimismo, se fortalece la argumentación con lo que Jameson (2002) llamó el giro cultural en el posmodernismo con conceptos importantísimos como el del 109

pastiche en la cultura, la cosificación de ella, la explotación de la imagen y, en general, la cultura en la tercera fase del capitalismo (en el capitalismo tardío, diría Ernest Mandel). Todos esos conceptos permiten comprender el proceso de transformación de la cultura del sabanero guanacasteco.

110

CAPÍTULO

III:

LA

HACIENDA

GANADERA

GUANACASTECA

Y

LA

CONFORMACIÓN DE UNA CULTURA DEL SABANERO

La conformación de una cultura del sabanero no es un proceso claro ni estructurado, ni tampoco fácil de determinar o describir. Más bien, este responde a una totalidad de elementos que, de una u otra forma, fueron constituyendo un mundo que se puede llamar, el mundo de vida del sabanero. Es claro que Guanacaste y la cultura del sabanero surgen de una estructura colonial con una economía y cosmovisión de influencia europea. La ganadería y el mercado ganadero regional, con asiento en Guatemala y por vía de paso hacia Panamá o Nicaragua juegan un rol fundamental en la cultura de Guanacaste. Pero también el intercambio de valores, normas y cosmovisiones de otros pueblos centroamericanos y más allá permean este carácter multicultural, de hibridad de la esta cultura. Por lo tanto, no es posible hablar de culturas puras, sino de un mosaico de contribuciones. Por razones prácticas es necesario buscar periodizaciones, aunque estas quizás nunca calcen exactamente con los elementos por describir, pero dan una idea de la forma cómo se fue constituyendo el mundo del trabajo y la vida cotidiana de los sabaneros en la que les correspondió vivir, es decir, al mundo al que pertenecieron. No son construcciones lineales, sino más bien elementos multidimensionales que conforman una especie de red sin principio ni fin, pero sí capaz de irse transformando.

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Por ello se empieza indagando sobre el nacimiento de la hacienda ganadera, a partir de la introducción de esta actividad, en lo que se conoció como Nicoya, hasta llegar a la consolidación del gran latifundio a finales del siglo XIX y principios del XX en la provincia de Guanacaste, aspectos que, como ya se ha dicho, obedece a muchos factores internos y del contexto global. Luego, se estudia al interior de la hacienda las relaciones e interacciones que se construyen en ella, a partir del concepto de mundo del trabajo. Es a partir de este mundo del trabajo que se constituyen patrones de interacción social que claramente distinguen a los sabaneros de los demás grupos laborales y que van a influir en la vida cotidiana. Este último concepto se estructura para entender otra parte de la vida laboral, pero fuera de la hacienda, normalmente, las ciudades cercanas, la que influye en la construcción de esa vida cotidiana y en la cultura del sabanero. En términos temporales, esta consolidación de la cultura del sabanero se extiende hasta alrededor de 1940 con la propia consolidación de la hacienda ganadera. 3.1 BREVE REFERENCIA A LA CONQUISTA Y COLONIZACIÓN DE NICOYA Lo que hoy se conoce como Guanacaste ha sido un territorio heterogéneo desde el punto de vista económico, social, político y cultural. Para ubicar la conformación de la cultura del sabanero guanacasteco se debe estudiar, aunque sea muy rápidamente, algunos rasgos históricos del nacimiento de la hacienda y, también, de la importancia de las relaciones comerciales que se daba por medio de este territorio. Autores recientes (Cabrera, 1989; Matarrita, 1981; Núñez & Marín, 2009; Solano, 2009) apuntan que Guanacaste era una zona de paso, un cruce de caminos, lo que 112

permitía el encuentro de diferentes etnias con las existentes en la región. No era un encuentro puntual, sino producto de un proceso histórico que inicia con la misma conquista y después con la colonia, configurando una red “de interacciones e intercambios” como diría Najmanovich (s.f.) La cosmovisión europea comienza a imponerse a partir de 1502, cuando llega Colón a Costa Rica, específicamente, al Caribe. Ya para 1513, Vasco Núñez recorre el Pacífico y para 1519 Juan de Castañeda llega al Golfo de Nicoya. Con la llegada de Gil González Dávila en 1523 al Golfo de San Vicente8 y Nicoya y, sobre todo, con la de Gonzalo Fernández de Oviedo, la vida cotidiana de “los indios de Nicoya” como los llama, varió diametralmente. Muchas de sus costumbres fueron avasalladas y sometidos a la esclavitud y enviados al Perú de recién descubrimiento, donde muchos murieron por el exceso de trabajo. En cuanto a la introducción del ganado vacuno o caballar a Guanacaste no es un asunto accidental de Juan de Cavallón9 en 1561 en su viaje de Nicaragua al Valle Central de Costa Rica. Más bien, responde a todo un proceso multidimensional, abierto, de intercambio con el medio, que se configura, tanto con los mercados guatemaltecos y nicaragüenses; y con la misma conquista de Nicoya,

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Se refiere a la Bahía de Caldera.

9

Para autores como Wilder Sequeira “los primeros hatos de ganado vacuno fueron introducidos por

Juan de Cavallón, quien llegó a nuestro país en 1561, proveniente de León, Nicaragua, pasando por Nicoya para dirigirse al Valle Central” (1985:39). Sin embargo, para otros autores como Matarrita (1980) quien es secundado por Cabrera (1989) la introducción se da antes de esa fecha.

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que precedió cuatro décadas antes, según Cabrera (1989) a la del Valle Central. Ese territorio: al noroeste en el Pacífico Seco, fue una zona de paso- con todo lo que eso representa para la historia y la cultura de la región- desde que Gil González Dávila realizó su recorrido por el litoral Pacífico hacia Nicaragua, pasando por Nicoya, procedente de Panamá (Cabrera, 1989:24). Entre 1519 y 1540 se dan una serie de procesos que, en palabras de Cabrera, culminan con la estructuración colonial. La primera, la de expansión, se da el descubrimiento del territorio, el periodo de rescate y la fundación de Villa Bruselas en 1524 por Hernández de Córdoba. En esta fase es donde se da el movimiento expansivo ganadero desde Panamá. Sin embargo, hay una segunda fase muy importante. La segunda fase, para este autor, se refiere a Francisco Rivas Ríos (VJBZ): es de reflujo y se define por la sensible reducción del espacio potencialmente conquistable, con el despoblamiento de Villa Bruselas y el surgimiento de Nicoya. Lo que explica este reflujo es la conquista del Perú y la aguda crisis por la que atraviesa Nicaragua en el momento de la estructuración colonial. En última instancia, Nicoya surge a la historia colonial como consecuencia de la crisis coyuntural por la que atravesó Nicaragua en la primera mitad del siglo XVI (Cabrera, 1989:24). Como puede verse, existen factores que fueron construyendo la cultura en Nicoya, que se conforma en una especie de red dinámica y no por sucesos aislados.

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Hay una serie de consideraciones importantes que se deben destacar de Nicoya como zona de paso en la ruta Panamá-Nicaragua. Una de las primeras consideraciones es que Nicoya sirvió como abastecedora de comida y hombres a los conquistadores que de “Castilla de Oro (Panamá) van hacia Nicaragua” (Cabrera, 1989: 24). La isla de Chira sirvió de puente y el cacique de Nicoya proveía las embarcaciones, comida e indios. En citas documentales de Rivas anota: Allí cerca de Nycoya10 desembarcan los caballos e bestias que de Castilla de Oro se traen para desde allí atravesar este golfo que dizen de Nicaragua para venir al puerto de la Posesyon con caballos (…) e allí se reparan e descansan, e les dan indios que guien los que vienen e pasen con ellos hasta Nicaragua, que ay treinta e cinco leguas despoblado e comida por el camino (Rivas, 1979:126). De acuerdo con Rivas, esta actividad se prolonga por todo el período colonial, debido a la conquista del Perú y al carácter estratégico de la región peninsular. De tal forma que estos acontecimientos “globales” son emergencias que repercutían en la población de Nicoya, con implicaciones nefastas: exacción de indígenas lo que desorganizaba la economía y la sociedad; exacción de productos agrícolas para la subsistencia de los españoles que iban hacia Nicaragua; y una exposición asidua al contagio por la presencia de mercaderes, soldados, colonos, oficiales, etc.; provenientes tanto del continente como del Caribe (Rivas, 1979:127). Pero esta zona de paso que caracterizó a Nicoya, de acuerdo con los historiadores, entre ellos Matarrita (1980) y Solano (2009), también fue explotada

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Se respeta la escritura tal como aparece en la obra de Rivas.

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mediante el comercio de esclavos que como actividad económica había surgido en Nicaragua y que tiene su punto alto con la conquista de Perú, ya que gran cantidad de esclavos eran enviados hacia el nuevo lugar descubierto. Nicoya servía de zona de paso obligada en la ruta de comercio de esclavos aumentando su importancia con la prohibición de esta actividad, ya que por el nulo control que había del Golfo y sobre la Isla de Chira la impunidad y la ventaja geográfica era perfecta para el comercio de esclavos. También proporcionaba indígenas para este comercio, lo que es una de las explicaciones de la caída demográfica de esta zona. En otras palabras, era una zona estratégica y el poseer mar incentivaba más el deseo de buscar una ruta interoceánica. Otra forma de explotación de Nicoya fue mediante la encomienda de tributos el cual cercenaba parte del excedente económico indígena, “para lo cual los españoles contaron con la colaboración de la estructura de poder indígena, como intermediaria entre los dominadores europeos y la masa indígena de base” (Matarrita, 1980:17). Cabrera es del criterio que de acuerdo con este proceso: la mano de obra indígena de Nicoya quedó encomendada en pocas manos, siendo su principal encomendero Pedrarias Dávila desde 1528 y que heredó sucesivamente, al igual que algunos vecinos de Nicaragua quienes tuvieron encomiendas, en un proceso que con el tiempo será la base de las haciendas de propietarios nicaragüenses en Costa Rica

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del siglo XVIII (Cabrera, 1989:27), heredando inclusive la práctica del propietario ausentista11 que residía en Granada y León de Nicaragua. Los productos que provinieron de la encomienda, que eran de dos tipos, agrícolas y artesanales, se han proyectado hasta el día de hoy como marca distintiva, no solo del Nicoya colonial, sino de Guanacaste. Gran parte de las prácticas agrícolas y culturales de Guanacaste tienen su base o su herencia en la encomienda, no como elemento único y determinante, sino como parte de esas emergencias de las cuales se ha venido apuntando. La importancia de estos tributos y de Nicoya para la conquista y colonización de Costa Rica lo reconoce Juan Vázquez de Coronado, cuando en 1562 en una carta anota: “Los tributos del pueblo de Nicoya son muy importantes para esta jornada. Yo los compré de los oficiales reales y di por ellos novecientos pesos, por causa del maíz, hasta que la tierra dé con que sustentar” (citado por Matarrita, 1980:19). Pero no solo maíz proveía Nicoya, sino de otros productos y hombres tan necesarios para la colonización de Costa Rica. Este proceso dinámico, de intercambio y muchas veces de imposición en Nicoya contribuyó a la desestructuración de la sociedad indígena, lo que repercutió en la estructura económica y social de ella. Por ejemplo, hacia 1528, la población

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Según Sequeira, el absentismo absoluto de los dueños de las haciendas guanacasteca es una

característica que “predominó en los Siglos XVII, XVIII y parte del siglo XIX, quedó interrumpido en la segunda mitad de este último siglo” (1985:93), exceptuando los del Valle de Bagaces que siguieron siendo absentista en el período 1850-1900. Gran parte de los hacendados que se volvieron residentes eran nicaragüenses.

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de Nicoya oscilaba entre 15 000 y 17 000 indígenas, apenas “28 años después, el obispo de León, Lic. Lázaro Carrasco, informa de la existencia de solamente 500 indios de trabajo” (Matarrita, 1980:21). Esa tendencia en el descenso demográfico de Nicoya continúa hasta el Siglo XVIII, cuando experimenta una recuperación, producto del mestizaje entre los indígenas y la población negra introducida en el siglo XVI. Hay que recordar que los colonos blancos asentados en Nicaragua nunca tuvieron interés por esta región. Estos aspectos coyunturales en el proceso de descubrimiento y conquista de Nicoya que se han venido describiendo, llevan a que la agricultura a gran escala no se haya desarrollado y el comercio de este tipo de productos tampoco haya sido tan importante en el comercio regional y, de acuerdo con Matarrita, “la caída demográfica junto a las óptimas condiciones naturales de la región del Valle del Tempisque, constituyó un factor decisivo para que la actividad ganadera triunfara sobre otras alternativas productivas” (1980:22). Lo anterior, se complementa con la forma más sencilla de organizar la producción en este sector y la mentalidad de una clase terrateniente condicionada por casi dos siglos de pobreza y aislamiento (Edelman, 1981). 3.2 NACIMIENTO Y CONSOLIDACIÓN DE LA HACIENDA GANADERA La presencia ganadera en Nicoya se supone anterior a la llegada de Juan de Cavallón en 1561, en su viaje hacia el Valle Central. Así, por ejemplo, en 1527, el Alcalde Mayor de Nicaragua solicita al rey autorización para proveer a dicha provincia de ganado vacuno, yeguas, caballos, ovejas y cerdos (Matarrita, 1980).

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Se encuentra, por lo tanto, los indicios para afirmar que este es el origen de la llegada de ganado vacuno, caballar y mular a Nicoya, producto del tráfico de ganado de Castilla de Oro a Nicaragua. Sin embargo, para 1560, el desarrollo de la ganadería en Nicoya era casi inexistente y, más bien, fue Cavallón, quien introduce desde Nicaragua otro ganado. Fue la ganadería caballar y mular la que más se desarrolló durante el siglo XVI. Matarrita (1980) afirma que a principios del siglo XVII, hay referencias de explotaciones de ganado vacuno en la región peninsular: Así por ejemplo en la información seguida contra Juan de Enciso, encomendero de los indios del pueblo de Cabo Blanco, se menciona que utilizó indígenas para trabajar en el hato que la madre de este tenía distante diez y ocho leguas del pueblo de Nicoya” (Matarrita, 1980:30). El mismo autor anota que finales del siglo XVII se encuentran unidades productivas mayores, donde predominaba el ganado cimarrón. Muchas de estas unidades estaban situadas cerca de zonas costeras donde se facilitaba el comercio de sebo12 con Panamá, pero también, en ese período hay un lento desplazamiento de la ganadería hacia zonas con grandes condiciones naturales como el noroeste.

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El sebo se convirtió en el primer producto comercial ganadero de la región, pero exigía el sacrificio

de muchas cabezas de ganado, ya que solo se aprovechaba el cuero y el mismo sebo. Esta es una de las razones del estancamiento del stock ganadero de la región peninsular. Los animales sacrificados eran devorados por los buitres. “La cosecha del sebo era en agosto, época en que los vecinos de Nicoya, utilizando mano de obra indígena, realizaban la matanza. Los indígenas percibían por esta tarea ropa y lo necesario para sus casas” (Matarrita, 1980:35). Hacia 1680 el comercio de

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En un denuncio de tierra, que era una de las formas de apropiación, se acusa una gran cantidad de tierras en áreas planas colindantes con áreas montañosas “regadas por importantes ríos del sistema hidrológico del Tempisque como el mismo río Tempisque, el Sapoá, el Mateo, el Bolaños y el río Hondo, de tal manera que eran magníficas tierras para la producción agrícola y ganadera” (Matarrita, 1980:31). Esta parte, la del Valle del Tempisque, con el tiempo toma mayor relevancia, sobre todo, con la desaparición de la mano de obra indígena y el mercado panameño. Se da un acaparamiento de tierras que se acelera en el siglo XVIII producto de la apertura del mercado ganadero en Guatemala (Matarrita, 1980) que estimuló la producción ganadera, al contrario de lo que había pasado con el comercio del sebo. En este primer periodo parece haber un cambio sustancial con una nueva racionalidad económica, que permite u obliga a las haciendas a tener espacios físicos más definidos. Es menester apuntar que es durante la primera mitad del siglo XVIII cuando surgen las haciendas ganaderas, pero no del tamaño como las que se consolidan en el siglo XX y la mayoría de los propietarios residían en Nicaragua o en el Valle Central (Flores, 1989), es decir, eran propietarios ausentistas. Es también, en este siglo, cuando la débil acumulación que procede del siglo anterior se materializa, aunque todavía débil, más claramente.

sebo y productos agrícolas con Panamá prácticamente llega a su fin, donde Perú asume parte de esa función, dejando a Nicoya en una situación económica difícil ya que este era su único mercado.

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En su estudio sobre la hacienda ganadera colonial, Matarrita (1980) afirma que desde 1711 hay denuncios13 de tierra donde personas denuncian cantidades de tierras que oscilan desde 2 caballerías hasta 13, 18 y medio y 22 caballerías en el Valle del Tempisque y en Noreste del corregimiento de Nicoya, al contrario de la región peninsular que predominaba aún más la pequeña propiedad. Estos denuncios, o composiciones como le llama Solano (2009:87-88), a veces duraba años “y podían presentarse toda clase de irregularidades: medidas inexactas, falta de testigos o testigos falsos, enajenación de tierra superior a la denunciada y usurpación de tierras de indígenas”. En la segunda mitad del siglo XVIII “el proceso de apropiación y concentración de tierra en el corregimiento de Nicoya (especialmente en la región del Valle del Tempisque) entra a una fase de mayor desarrollo” (Matarrita, 1980:92). Es en ese momento cuando la hacienda ganadera colonial adquiere su conformación. La gran propiedad parece consolidarse, sin que se compare con la acaecida a finales del siglo XIX y principios del siglo XX y hacia 1751, el 54 % de las cabezas de ganado estaban concentradas en solo 10 haciendas, mientras que las haciendas medianas, que tenían entre 100 y 500 cabezas de ganado concentraban el 30 % de las propiedades y el 34 % de la producción ganadera total (Matarrita, 1980). Estudios de Flores (1989) y de Edelman (1980) sustenta lo que se afirma, sin embargo, para el último los grandes latifundios de “decenas de miles de hectáreas

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Los denuncios, de acuerdo con Sequeira (1985:173) consistían “en obtener propiedad legal de

terrenos baldíos que, por lo general, ya estaban en manos de los interesados”.

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que se formaron a fines del siglo XIX y principios del siglo XX” (Edelman, 1980:2) superaban en mucho las extensiones de tierras tituladas en los siglos anteriores. Edelman (1998) liga el crecimiento de la producción ganadera con tres ciclos económicos acaecidos antes del cercado de las haciendas ocurrido en 1880: el primero, que se extiende desde principios del período colonial, él lo establece en 1560, hasta 1730, donde lo más importante era el envío de mulas, caballos y sebo a Panamá y algunos productos agrícolas provenientes de Bagaces hacia ese mismo lugar. Sobrevino el declive y Perú reemplaza a Nicoya asimismo, el carácter depredador que tenía la exportación de sebo hacía que se dieran grandes matanzas de reses, las cuales, dado que no poseían mayor valor de cambio. Hay que recordar que mucho de este ganado era cimarrón, por lo que prácticamente era un bien libre y no constituía una mercancía (Edelman, 1998) en el sentido estricto de la teoría marxista. El segundo parte de 1730 con la culminación de las exportaciones de sebo y se mantuvo hasta mediados del siglo XIX y tenía su sustento en la venta de ganado en pie hacia Nicaragua, El Salvador y Guatemala. El tercer ciclo coincide con la venta de ganado hacia la parte sur y central de Costa Rica producto de la prosperidad del café. Lo anterior, junto con las exportaciones de madera y metales preciosos lleva a los hacendados a cercar y ampliar sus fincas, dado que aún en esta época se mantenían las haciendas abiertas. Estos elementos también van a juagar un papel importante en la acumulación de capital en esta región y en delimitar la propiedad privada, con el objetivo de la explotación maderera.

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El proceso de cercado, de escriturización de rectificaciones y de inscripción de “demasías” llevaron a que muchos hacendados aumentaran sus propiedades de manera desproporcionada y abusiva, a la que supuestamente tenían. Por ejemplo, “Hacienda El Viejo, propiedad que anteriormente había pertenecido a una cofradía de Nicoya y que medía 10 caballerías (452 hectáreas) en 1881, cuando Alfonso Salazar Selva se la compró a Rosa Guzmán por 4 000 pesos, fue registrada por uno de los hijos de Salazar, en 1911, con un área de 23 347 hectáreas (…) La Hacienda El Jobo, cerca de Liberia, una concesión real de 1 754 por 35,5 caballerías (1 605 hectáreas), fue aumentada por Francisco Hurtado Guerra hasta alcanzar las 18 168 hectáreas en la década de 1920; (…) La Hacienda Tempisque, propiedad del español Federico Sobrado y cuyos cuatro títulos totalizaban 7 342 hectáreas a fines de siglo (se refiere al siglo XIX, VJBZ), cuando adquirió las tierras, aumentó, como resultado de la rectificación, hasta alcanzar 19 221 hectáreas, (…) la hacienda Las Ciruelas , adquirida por el norteamericano George Wilson en 1922, como una propiedad de 6 244 hectáreas, se expandió a 22 249 hectáreas en 1934, cuando fue medida nuevamente, y las “demasías” se inscribieron en el Registro de la Propiedad (Edelman, 1998:72). Este hacendado norteamericano llegó a controlar 133 000 hectáreas en Guanacaste, lo que representaba aproximadamente el 13 % de toda la provincia de Guanacaste (Edelman, 1998). Muchos de estos dueños, aparte de Wilson, tenían otras propiedades heredadas de antepasados coloniales. Algunos de los terratenientes adquirían ampliación de sus propiedades mediante matrimonio con alguna heredera, sobre todo, descendiente de la élite colonial de Rivas, Nicaragua o de la élite liberiana. 123

Los conflictos agrarios entre los campesinos y los propietarios erosionó la gran propiedad entre 1920-1940, las cuales se fueron fragmentando en múltiples parcelas por medio de la intervención estatal o por medio de acciones privadas ejecutadas por los mismos dueños, quienes alquilaban o vendían pequeños fragmentos para evitar problemas mayores con los campesinos. Aun así, la gran propiedad no desapareció. Para el siglo XVIII, ya estaban constituidas las haciendas y su consolidación se da plenamente a finales del siglo XIX y principios del XX. Para las primeras décadas del siglo XX se da un acaparamiento mucho mayor y aún se conservaban más de una docena de haciendas que superaban las 10 000 hectáreas en Guanacaste (Edelman, 1998), pero en constantes presiones políticas para una reforma agraria y conflictos con los campesinos14 que presionaban por una distribución más justa de tierras15 que, prácticamente, no se cultivaban.

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De acuerdo con Gudmundson, a principio del siglo XX en Guanacaste se encontraban dos tipos

de campesinos bien distintos: los de las haciendas ganaderas de las tierras bajas y los campesinos parcelarios que migraban hacia las montañas guanacastecas desde la parte occidental del Valle Central. “A pesar de la semejanza básica entre las actividades productivas – roza y quema para el cultivo de subsistencia - y la no menos impresionante semejanza de los movimientos de protesta y de reforma, estos dos campesinos existían en – reprodujeron- distintos sistemas productivos con sus correspondientes mentalidades colectivas” (Gudmundson, 1983:178). 15

Dos fueron las perspectivas para la solución de los conflictos agrarios entre 1840 y 1940 de

acuerdo con Salas (citado por Flores, 1989): la privada, donde el hacendado arrendaba o vendía pequeñas parcelas a los campesinos para evitarse problemas mayores o largas demandas judiciales

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Algunos campesinos obtuvieran más ventajas que otros, sobre todo, los que habían migrado del Valle Central. Esas luchas desiguales, llevaron a que se emitieran leyes para expropiar parte de la tierra de los terratenientes, los cuales, con su influencia política, retardaron las medidas o nunca se ejecutaron o se las ingeniaron para fragmentar las propiedades y evitar la expropiación. 3.3 EL PROCESO PRODUCTIVO EN LAS HACIENDAS En sus inicios, las haciendas fueron dedicadas a la crianza del ganado y divididas en sitios abiertos donde pastaban. Normalmente, eran medidas en caballerías que eran aproximadamente de 45 hectáreas. A pesar de las grandes extensiones, los propietarios solo utilizaban una parte de ella. Era el movimiento del ganado el que señala los límites de las posesiones. La ganadería extensiva era la actividad principal y el ganado, en su mayoría, era cimarrón, aprovechándose en la época colonial solamente el cuero y el sebo.

Los bosques eran abundantes, los cuales sufrieron un proceso de desforestación, debido a la venta de madera que, muchas veces, eran explotados bajo contratos con extranjeros. Se convertían en potreros y sitios de pastoreos que eran aprovechados por las haciendas.

para buscar indemnizaciones. En cuanto a la oficial, esta se basaba “1) la indenunciabilidad de los baldíos y la llamada Ley de Cabezas de Familia y 2) La expropiación forzosa de los terrenos invadidos para distribuirlos entre los precaristas en lotes pequeños, tratando incluso de organizarlos en colonias agrícolas. En Guanacaste tenemos el caso de Carmona, Hojancha, Fortuna de Bagaces y Tilarán” (Flores, 1989:37).

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Lo anterior ayudaba a la conformación de grandes sabanas. Esta palabra de origen Arawak (Vargas, 2011) se usa para describir las grandes extensiones de pastos de los llanos. Es un ecosistema dinámico que varía constantemente: Ese dinamismo se inicia en la sabana con disturbios que pueden ser naturales o culturales, los de tipo natural comprenden los grandes períodos de sequía o la erosión provocada por fuertes vientos y en los disturbios culturales, provocados por el ser humano la acción del fuego es el principal elemento (Vargas, 2011: 38). Esto último es lo que da origen a las sabanas guanacastecas, tal como lo expone Vargas “Por lo tanto, la sabana es una formación vegetal originada y mantenida por el ser humano por medio del fuego y el pastoreo y este fue el origen de nuestras sabanas en Guanacaste” (Vargas, 2011:38). En cuanto a la agricultura, era una actividad marginal que complementaba a la principal y era destinada, mayoritariamente, al consumo de los trabajadores de la hacienda (Flores, 1989). Dentro de los principales productos estaban el arroz, los frijoles, plátanos y la producción de queso. Para Flores: la hacienda ganadera (…) durante el siglo XVIII y principios del XIX, reunió las principales características para ser catalogada como tradicional: los factores geográficos, la falta de mano de obra, los limitados recursos tecnológicos y la falta de capitales hicieron del latifundio y la ganadería extensiva la mejor opción económica (1989:113).

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3.4 CONFORMACIÓN DE LA MANO DE OBRA AL INTERIOR DE LA HACIENDA GANADERA

Los inicios de la explotación ganadera se hizo con mano de obra indígena sin que hubiese, lógicamente, una relación de asalariado y, más bien, una relación casi de esclavitud. Con el nacimiento de las primeras haciendas se empieza a conformar una fuerza de trabajo muy cercana a la asalariada. Para Gudmundson (1983:23) la mano de obra guanacasteca “parece haber sido asalariada desde fecha muy temprana16” y aporta que el salario de un mayordomo era de 3 a 5 pesos por mes, el de un sabanero, vaquero, mozo era de 2 a 3 pesos por mes y cocinera de 1 a 2 pesos, en el período 1780-1825. Como muchas de las haciendas eran de dueños ausentistas por los que este contrataba o encargaba a un administrador residente, el cual para mantener los hatos de ganado contrataba alguna mano de obra que a veces no sobrepasaba dos o tres peones permanentes (Flores, 1989). En los censos de 1864, 1883 y 1892 señalan que los jornaleros, maiceros, vaqueros y ganaderos eran las ocupaciones más prominentes. Para 1883 y 1892 no aparece la categoría de vaqueros, por lo que posiblemente se incluyó en la de

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Un grupo de muleros de Bagaces se negó a aceptar, en 1794, el pago en ropa y exigieron que se

les pagara en veinte pesos de plata (Gudmundson, 1983)”. En este período las monedas eran muy escasas y el cacao era usado como efectivo. (…) De hecho, los muleros de Bagaces se sentían muy confiados, no solo en su derecho a recibir pago en moneda, sino en su habilidad para hacer valer tales prerrogativas frente a los esfuerzos que hacía el patrón para incumplir las promesas contractuales” (Edelman, 1998:108).

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jornalero. A pesar de esta descripción de las ocupaciones para Edelman (1998), no es correcto afirmar que para el siglo XIX la fuerza de trabajo fuera totalmente proletarizada y subordinada. Los trabajadores recibían parte de su salario en especie, tales como comida y hospedaje temporal en las barracas de la hacienda. Esta costumbre de pernoctar en la hacienda se arraigó entre los trabajadores que luego se van a denominar sabaneros y que perduró hasta la introducción de cambios estructurales en el funcionamiento de ellas. Aún más, los jornaleros y campesinos lograban tener acceso a la tierra: lotes o cultivar parte de la tierra del patrón. En el caso de los sabaneros, también tenían esta práctica que, de acuerdo con lo que se ha estudiado, para el período después de 1950, había desaparecido para los sabaneros modernos. Una de las características por destacar era la escasez de mano de obra para las haciendas producto, primero, de la poca población desde la época de la colonia; segundo, debido, “por la tradicional forma de vivir e inmovilismo empresarial de la región ganadera” (Gudmundson, 1983:91) y, tercero, por la competencia de la explotación minera y maderera. Estas dos últimas actividades distorsionaba el escalafón de salarios en los años treinta del siglo XX, ya que eran las mayores empleadoras. Los hacendados se encontraban en una gran presión, debido a las reformas agrarias que demandaban los campesinos y personas del medio rural. Hay que recordar que a principios del siglo XX, muchos campesinos migraron hacia las montañas de Guanacaste, bajo la figura de la fundación de colonias. Otros vivían al interior de las haciendas, pero no como trabajadores directos de estas, sino 128

usufructuando de ellas, integrados en una economía casi exclusiva de subsistencia y en tierras que prácticamente se consideraban libres, pero que desde el punto legal tenían dueños. Muchas veces, vivían libremente o cazaban las reses cimarronas dentro de las haciendas. Por lo tanto, se daba una convivencia17 tácita entre el hacendado y los campesinos que, muchas veces, acaba en conflictos violentos, sobre todo, cuanto este último le achacaba al “dueño” el carácter de forastero, ausentista o cuanto este no había tomado posesión efectiva de ella. Las formas por la lucha de la tierra fueron diferentes en la parte alta de Guanacaste que en la parte baja. Los primeros exigían la distribución de las tierras; los segundos18 el no cercamiento o parcelamiento permanente por parte de los supuestos dueños o por otros campesinos. En otras palabras, el movimiento campesino no necesariamente respondía a una élite política, sino que también pesa una cuestión cultural, arraigada en la forma diferente de ver la economía y el sistema

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Más adelante, se verá como este tipo de convivencia va heredar una práctica de mantener algunos

animales de los sabaneros en la finca del patrón. 18

Flores (1989:22) afirma que “a finales del siglo pasado, se refiere al siglo XIX (VJBZ), estas

haciendas, ya tenían el problema de la invasión de tierras por campesinos en su mayoría nicaragüenses, los que se dedicaban a labores agrícolas de subsistencia”. Solo para poner un ejemplo, datos de los vecinos de las tierras bajas de Abangares y Cañas entre 1880-1900, de los 60 vecinos, 6 eran de Bagaces, 12 de Villa Las Cañas, 9 de la Península de Nicoya, 4 de la Provincia de Alajuela, 5 del Valle Central, 20 de Nicaragua y 4 de otros países. Para el período 1915-1930 la composición de los colonos no había variado, ya que de 217 colonos, 97 eran de Nicaragua, (Flores, 1989).

Pero además, muchos de los propietarios de la haciendas en Guanacaste eran

nicaragüenses.

129

de producción y a la lucha por construir su propia historia. Por lo tanto, no hay determinismo, ni una sola forma de abordar la lucha por la tierra. Al fin de cuentas, lo que nos encontramos aquí es una visión o “mentalidad

productiva”

distinta

entre

grupos

de

campesinos

superficialmente similares, a consecuencia de diferentes percepciones de quién controlaba, en última instancia, ese medio de producción fundamental, que es la tierra, así como la manera en que se concebía esta última (Gudmundson, 1983: 179). Se debe tomar en cuenta otras dimensiones, tales como el tipo de suelo mejor para la agricultura en la parte alta que la baja, y por otro lado, la penetración de capital inglés que buscaba inversiones productivas en diferentes partes (Flores, 1989). Aún más, era una lucha por el acceso a los medios de producción acaparados por unos pocos propietarios. La práctica cultural de los campesinos, los conflictos y las reformas que se querían implementar restaban mano de obra a las haciendas, ya que al acceder a las tierras se pretendía cultivar por sí mismo o seguir disfrutando libremente aquellas que por mucho tiempo lo había hecho, pero que, sin que en lo jurídico, les perteneciera. Véase lo que planteaba el inversionista francés, H. Peyroutet en 1919, citado por Gudmundson (1983:182): Todas las personas que han sido dueñas de La Palma han tropezado con la dificultad de conseguir peones que permanezcan algún tiempo en la finca. No se puede contar con los elementos de las poblaciones descritas (tres poblados dentro de los límites de la

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hacienda, con unos 550 habitantes, más unos cuantos que vivían en ranchos dentro de la propiedad),… vive de pesca, de cultivos pequeños y con ganado que crían en los sitios de La Palma. Son elementos que más bien perjudican. Los nicaragüenses y los vecinos de Nicoya son los que dan mejores resultados, no quedan mucho tiempo… prefieren irse a trabajar a las Minas de abangares donde las comodidades de vida son mejores y los sueldos más elevados… Para expulsar a las personas que ocupan indebidamente propiedades ajenas, se tropieza aquí con dificultades que, a veces, no pueden lograr vencerse. Al Doctor José María Castro le costó años de trabajo y de diligencias judiciales que necesitaron la presencia del juez en la finca, y la intervención armada de la policía. Hemos visto muchos casos parecidos… los trabajadores que pueden resistir estos climas (de las tierras bajas), y que allí se consiguen, forman una mezcla cosmopolita generalmente viciada, debiéndoseles pagar sueldos casi doble de los que se les paga a los peones del interior (en 1919). Ante la escasez de mano de obra, los patronos optaron por el peonaje por deuda, pero en forma invertida; obligados por las circunstancias, los hacendados se convertían en deudores de sus trabajadores. Esta fuerza de los trabajadores, frente a sus patronos, llegaba incluso a que los adelantos, que los primeros daban, fueran, en algunas ocasiones, subsumidos como bonificaciones, sin que en el salario fueran deducidos. En algunas ocasiones, los patronos, con tal de ganarse la voluntad de

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los trabajadores, le daban dinero para que apostaran y bebieran durante las fiestas (Edelman, 1998). Al respecto, sobre la escasez de mano de obra y los esfuerzos de los hacendados Edelman afirma: Aquí es pública y notoria la falta de brazos para el servicio de campo; que los hacendados tienen que someterse a las exigencias de sus sabaneros, para conseguir un regular servicio; que es ya tradicional, el empeño o adelanto que los peones exigen para poder conseguirlos y es dicho corriente, el que “sobran patrones y faltan peones” (Edelman, 1998:110-111). En cuanto a la estructura ocupacional de la hacienda (Edelman, 1998) se tenía lo siguiente: 1) peones o jornaleros: eran contratados por día y sus funciones estaban destinadas a la limpieza del repasto y la corta de la madera. Era el grupo más numeroso; 2) Vaqueros o sabaneros: Tenían como función primordial el arreo de los hatos, el cuido y cura de las infecciones de los animales, así como la localización y extracción de los animales recién

nacidos en los sitios; en ocasiones patrullaban la

propiedad. Su pago era mensual. 3) Trabajadores especializados, que también recibían pago por mes. Normalmente eran carpinteros, boyeros y los que elaboraban el queso; 4) Las cocineras: su función principal, como lo dice su nombre, era cocinar para el resto de trabajadores de la

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hacienda, pero en ocasiones tenían también la obligación de cuidar las aves de corral y los cerdos; 5) una ama de llaves o un cuidador, quien tenía la misión de cuidar los bienes de la hacienda más funciones administrativas menores como llevar el inventarios y el recibo de encomiendas. Eran de confianza y normalmente era un antiguo empleado; 6) Empleados de supervisión: compuesto por

los

mandadores y administradores quienes dirigían a los peones y sabaneros, además les correspondía mantener los registros de los empleados, la planeación de los horarios de trabajo y mantener el funcionamiento general de la hacienda. Por ser de interés para el estudio de los sabaneros, se concentra en esta fuerza laboral, de por sí escasa, para los hacendados del siglo XIX y principios del siglo XX. 3.5 VIDA COTIDIANA, CULTURA MATERIAL Y SIMBOLISMO EN LOS SABANEROS EN LA HACIENDA TRADICIONAL

3.5.1 EL MUNDO DEL SABANERO AL INTERIOR DE LA HACIENDA Con lo expuesto en torno a la conformación y evolución de las haciendas, da el marco para situar al sabanero guanacasteco, como parte de la conformación del horizonte hermenéutico, con base en el cual el sabanero se constituye, se entiende y se relaciona con los demás. No es posible señalar fronteras en su constitución, pero sí existen condiciones de emergencia, factores coproductores (Najmanovich,

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s.f.), que se relacionan con la aparición de una cultura diferente que va modificando la cotidianidad de la hacienda y de la vida cotidiana de las ciudades cercana. Parte de esas condiciones de emergencia son heredadas por la conquista y colonización europea, coproducidas por el descubrimiento del Perú, la introducción de la religión católica y, en términos generales, en el encuentro y desencuentro entre horizontes hermenéuticos que, en gran parte de la historia, chocaron y se fusionaron. Su mundo de vida estaba impregnado de una colonialidad heredada y transmitida por medio de sus patronos, que llevaban dentro el legado de los conquistadores (Stone, 2010). Pero también la rebeldía de ciertos grupos indígenas y, más recientemente, de las influencias culturales nicaragüenses. Por tal razón, el sabanero guanacasteco se constituye de elementos heterogéneos dentro de una región heterogénea y multicultural19 y de una hacienda que, a pesar que a veces se le interpreta como inmóvil, guarda en su interior y exterior relaciones heterogéneas, dinámicas y de fronteras con la vida cotidiana de las ciudades cercanas tan tenues, que no es posible percibir donde empieza una y termina la otra. Son fronteras porosas y permeables y a lo sumo “límites habilitantes”.

19

Tal como se ha anotado, la Gran Nicoya, al decir de Cabrera (1989) posiblemente tenía una

identidad muy aculturada, ya que tenía continuos contactos con las culturas del sector de tradición sudamericana y de influencia Mesoamericana; y quizás un fuerte proceso de “nahuatización” por el desplazamiento de pobladores del norte hacia el sur. “El aspecto multicultural que da una zona fronteriza será lo que caracterizará a Guanacaste desde sus antiguos orígenes” (Cabrera, 1989:47).

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Estos límites no son fijos, ni rígidos, no pertenecen al universo de lo claro y distinto: son interfaces mediadoras, sistemas de intercambio y en intercambio, se caracterizan por una permeabilidad diferencial que establece una alta interconexión entre un adentro y un afuera que surge y se mantiene -o transforma- en la dinámica vincular auto-organizadora (Najmanovich, s.f.). Aún así ¿cómo era ese mundo en el cual se desenvolvía el sabanero? De acuerdo con Díaz (2011), cuando se ingresaba en una hacienda, lo primero que llamaba la atención era la casa principal, también conocida como la casona y citando a Calvert, un zoólogo estadounidense que estaba de paso por Hacienda Guachipelín, ofrece una excelente descripción de ella, que era representativa de la mayoría de las casas de las haciendas: La hacienda, que se halla en la cumbre de una pequeña colina, tiene forma de L, con el ángulo interior de la L expuesto hacia el sur. Las paredes fueron construidas de anchas tablas y en techo era en parte de teja y en parte de hierro galvanizado corrugado. La parte frontal del Sur tiene un corredor hacia el cual se asciende por unas destartaladas gradas de ladrillo; el piso del corredor era asimismo de ladrillo aunque la casa tenía en su interior pisos de madera. Había tres cuartos en la parte principal y una cocina en el brazo más corto de la L. El cuarto principal de la casa se abría tanto hacia el frente (Sur) como hacia atrás (Norte), con unas más que pesadas puertas de madera; aquí comíamos nosotros y aquí dormía nuestro hospedero y Padilla (un acompañante),

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mientras el profesor (José Fidel) Tristán y yo dormíamos en un pequeño cuarto en el Oeste. Las ventana tenían postigos de madero, pero no bastidor y, por supuesto, no había vidrios, pues solo las mejores y más recientes edificadas viviendas tenían en el poblado ventanas de vidrio (Calvert, citado por Díaz, 2011:129-130). La forma de este tipo de construcción era normal en esa época para evitar los rayos del sol y, también era frecuente que estuvieran rodeados de árboles frutales que cumplían con la misión de dar sombra. Eran casas grandes y con grandes ventanas que ayudaban a la ventilación. Las haciendas tenían también otras edificaciones para dar cobijo a los trabajadores, un lugar para guarecer en la noche a los caballos, algún sitio para guardar las carretas, en algunos casos, chiqueros para los cerdos, gallineros, galeras para la leña, letrinas y en las haciendas más pequeñas que se dedican al ordeño y no tanto al engorde, se tenía también una lechería. En términos generales, eran edificios muy modestos. David Díaz (2011:131) describiendo este entorno cotidiano en que se desenvolvían los sabaneros anota que la “casa” de los trabajadores no era en sí una estructura tan acabada como la de la casona principal. “Conocida como el zaguán de los sabaneros en el casa de la Hacienda La Pacífica en Cañas, esta edificación con regularidad no pasaba de ser un cobertizo repleto de camarotes”. Y enseguida agrega que en “la hacienda ganadera la distinción material entre el patrón y los empleados estaba denotada en primera instancia por el espacio en que se dormía” (Díaz, 2011:131), cuando esto sucedía, ya que en gran parte de las grandes 136

haciendas se caracterizaba por quedar en manos de un administrador de confianza y un dueño ausente. En suma, la imagen que han legado los viajeros que hacen las descripciones de la hacienda guanacasteca es la de un paisaje cotidiano, donde las casas eran de ladrillos, pequeñas edificaciones alrededor “que servían en la protección de algunos animales utilizados en las faenas diarias y en el resguardo del fuerte sol de la tarde. Era ese el mundo en el que se desenvolvían los trabajadores” (Díaz, 2011:131). Estas condiciones difíciles fueron moldeando el carácter de los sabaneros y que se verán cuando se aborde el mundo del trabajo. Dentro del mundo del trabajo, los sabaneros tenían como función el arreo de los hatos, el cuido y cura de las infecciones de los animales, así como la localización y extracción de los animales recién nacidos en los sitios y, en épocas más recientes, en ocasiones, patrullaban la propiedad. Eran enormes extensiones por las cuales se debían desplazar. Implicaba como instrumento principal el caballo y los implementos alrededor de él; su trabajo era diferente de los peones. Pero no solo en eso se diferenciaban de los peones, sino también por el salario que era pagado mensualmente, la vestimenta y el orgullo de pertenencia un grupo que se cohesionaba alrededor del caballo y el ganado. Veamos las diferencias entre los peones y los sabaneros, a partir de su indumentaria en la descripción que hacen dos viajeros por Guanacaste: Su modo de vestir también es muy extraño; su vestido se compone generalmente de un pantalón muy corto, un par de sandalias (caites), algunas veces una camisa corta, el inevitable machete y un sombrero 137

de hojas de palma completan su atavío (von Seebach, citado por Díaz, 2011:134). De acuerdo con Díaz (2011) esta era una descripción del geógrafo alemán de 1864 y que durante las primeras décadas de siglo XX no varió mucho, aunque lo común era que usaran pantalones largos y los pies descalzos. En cuanto a los sabaneros, en una descripción de 1913 se apuntaba que éstos llevaban un sombrero de paja: orgullosamente levantado por delante, sujetado a la nuca por un mecate o un cordón de cuero, un pañuelo anudado alrededor del cuello y flotando sobre la camisa, y sus altas botas de cuero en la costura, flexibles, que recubren el tobillo moldeando toda la pierna para ensancharse encima de la rodilla hasta lo alto del muslo (Périgny, citado por Díaz, 2011). Cunningham (citado por Díaz, 2011:135) en 1920 también hizo una descripción de los sabaneros, es decir, de ese otro al cual se quiere conocer desde un horizonte hermenéutico lejano al del conocido y los comparaba con los texanos: jinetes estrafalarios y pintorescos, vestidos con camisas y pantalones de algodón burdo, descalzos, con polainas de cuero con flecos, muy parecidas a los chaparejos del vaqueros estadounidense, pero más ajustadas a las piernas. Llevaban puestos enormes latones o espuelas ceñidas a los talones descalzos.

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Este mismo viajero hacía una descripción de los sabaneros cercana al salvaje de construcción eurocéntrica20, anotaba: Con una media docena de sabaneros y el mandador del campo, empezamos un paseo por la hacienda madre. Los vaqueros cabalgaban “por todas” sus jacas achaparradas: por la cruz, las ancas, o bien, colgando de lado. Sus monturas no eran más que una almohadilla delgada que se hacía al coser una estera de juncos entre dos cueros con el pelo por fuera. Cuando le quitaban los cueros a una vaca blanca o manchada, la montura era asunto de color. Sus estribos nos divirtieron mucho, pues eran hondones diminutos de hierro que colgaban de una correa de cuero en los cuales el vaquero con indiferencia metía el dedo gordo del pie para apoyarse. El extremo del cuero crudo o lazo de pita lo ataban a una gaza de cuero crudo en la parte delantera de la montura, en vez de ser un borrén, como nosotros [los estadounidense] (Citado por Díaz, 2011:135). Conseguir un trabajador de este tipo era bastante difícil, no solo por la escasez de brazos, sino también por el grado de destreza que debía de tener con los animales, tanto bovinos como con los caballos. Pero las habilidades incluía

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Para Barboza (2011:68-69) con respecto al discurso de los viajeros por Guanacaste “lo que impera

es una traducción de Guanacaste, una interpretación de la misma, y su traslado a una escala de valores totalmente distinta a la de sus habitantes nativos y su modo de pensar. Lo que el lector obtiene es un producto; un producto llamado Guanacaste, procesado por la mirada y el horizonte de expectativas de los exploradores que la describieron”.

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experticia con la soga, hacer de veterinarios curando las heridas, castrando los novillos y cuidando a los recién nacidos. De la necesidad de contar con este tipo de trabajador fue que los hacendados, con tal mantener lazos más estrechos con ellos, implementaron los salarios mensuales, los horarios flexibles21 y relaciones más paternales, aunque como afirma Edelman, a veces no tan sinceras. En ocasiones, como parte de la estrategia para retenerlos y mantener la lealtad, se les permitía apacentar algunas reses dentro de la hacienda. La responsabilidad de los sabaneros implicaba que tuvieran suficiente confianza para que pudieran ejercer sus funciones sin mucha supervisión (Edelman, 1998) y que su nivel de compromiso fuera importante para el éxito de la hacienda. De tal forma que la combinación del horario flexible, la confianza y el compromiso podrían llevar a los sabaneros que durante varias horas, e incluso días, se dieran a la tarea de localizar y perseguir al ganado cimarrón y a los novillos de la hacienda. Pero también, implicaba el traslado durante varios días y semanas del ganado hacia

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Parece ser que esto era solo prerrogativa de los sabaneros que lo tomaban como parte de su

estatus, a diferencia de los peones que tenían un horario establecido donde lo normal era que entraran a la 6 de la mañana y terminar al mediodía o una hora antes. Se acostumbraba, por parte de los peones, trabajar un turno adicional que se conocía como faena o fajina con un horario que podría ser de 1 a 3 o de 2 a 4. Esta división parece que obedecía a las condiciones climáticas ya que el ardiente sol de la bajura guanacasteca impedía el esfuerzo físico y obligaba al descanso (Edelman, 1998).

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los mercados “de la parte central de Costa Rica, para devolverse luego a lomo de caballo hasta Guanacaste” (Edelman, 1998:113). Hacer el pago mensualmente era, de acuerdo con Edelman (1998), una señal de estatus para los sabaneros que iba aunado a la solvencia y control de sus finanzas domésticas. Pero también las funciones asignadas a éstos eran vistas como de mayor estatus y hasta de símbolo de hombría. De hecho, la fuerza laboral femenina era la mínima y las actividades cerca de la casa, tales como carpinteros o el que hacia el mantenimiento de la casona, el arreglo de los cercados o portones era fuerza de trabajo masculina. En cambio, el cuido del padrote de donde descendían los caballos de la hacienda, el trabajo con el ganado, su aseo y su marcaje era asunto de los sabaneros. Nadie más podía interferir con esas labores. A criterio de Díaz (2011:136): esto ocurría no solo porque la labor relacionada con el ganado estaba restringida a este grupo, sino porque el proceso, enmarcado en el momento de la fierra, incluía una nueva forma de construcción de identidades y, cosa interesante, uno de los escasos instrumentos de disciplina y diversión a la vez.

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3.5.2 CONFORMANDO UNA CULTURA PROPIA, A PARTIR DE SU MUNDO LABORAL: IMPORTANCIA DE LA TIERRA, EL GANADO Y LA FIESTA

Estas diferencias en la forma de trabajar, la estabilidad en el mismo, forma de vestirse con respecto a los peones, el horario flexible, la confianza con el mandador y otras más fueron elementos fundamentales para que los sabaneros comenzaran a constituir su propia identidad e, inclusive, miraban con desdén a los peones al tiempo que fomentaban identidades laborales de tipo vertical al interior de las haciendas (Díaz, 2011). Esta identidad y diferenciación, y la construcción de un Otro, que los sabaneros iban creando y recreando no se quedaba solo al interior de la hacienda, sino que traspasaba los límites de ella. Al interior de la hacienda se daban varias actividades que combinaban lo laboral, lo festivo y el aprovechamiento del poco tiempo libre, que luego se conjuntaron para ir conformando una cultura propia del sabanero. En otras palabras, el mundo del trabajo jugaba un rol muy importante en esta construcción, ya que había una generalización de “subjetividades cuyas creencias, prácticas y representaciones generan la reproducción de los principios y reglas del orden social salariado” (Serna, 2012:1). Asimismo, había una división del trabajo que contribuía a crear una diferenciación entre los sabaneros y los demás trabajadores de la hacienda. El rodeo y la fierra constituían uno de los momentos cumbres dentro de la hacienda y se tomaba como una verdadera fiesta donde participan o, por lo menos, era presenciada, por los dueños, muchos de ellos ausentistas, que venían con su familia, expresamente a ella. Esta actividad empezaba en los primeros días del mes

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de enero de cada año y, normalmente, duraba cerca de dos semanas. Eran una de las oportunidades que tenían los sabaneros para hacer alarde de sus habilidades. En estas actividades salía a relucir el orgullo de sentirse sabanero, remachado por su habilidad con el lazo y la resistencia para trabajar con los caballos y el ganado. Esto era parte de un “ethos competitivo que los hacendados estimulaban para disciplinar la fuerza laboral sin coerción abierta”, dice Edelman (1998:126) y que, de una u otra forma, estimulaba la internalización de valores como la rudeza, la fuerza y la agilidad lo que luego trasladaban a la construcción de su vida cotidiana fuera de la hacienda. El machismo es anotado como parte del orgullo del sabanero, pero que no acababa ahí, ya que personas de otros estratos sociales también hacían alarde de ello. Edelman (1998:126) citando a Zelaya (1933) anota que: “El Lic.don Víctor Guardia Quirós dice: -Al que me diga que no soy guanacasteco le pego”. Igualmente, anota que: don Maximiliano Soto Fernández opina que el Guanacaste es la única escuela de energía que tiene Costa Rica, y atribuye el machismo de sus antecesores, los generales don Tomás Guardia [hacendado y Presidente de la República 1870-82] y Próspero Fernández [hacendado y Presidente de la República 1882-85], a su procedencia guanacasteca o a su permanencia entre los árboles vigorosos de sus selvas y entre sus habitantes resueltos. En el mismo texto, con expresiones un poco exageradas y exaltaciones altisonantes, Zelaya encuentra la explicación a la hombría de los guanacastecos:

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En aquella región, un infante de diez o doce años ordeña quince o veinte vacas diariamente, amansa potros bravíos, torea y va a la escuela. Tal es el secreto para mí de que salgan con frecuencia de la tierra guanacasteca hombres de un carácter firme e indomable. Acostumbrados a domar bestias, fácilmente adquieren el deseo de domar hombres (Zelaya, 1933:5-6, citado Por Edelman, 1998:126). La construcción de la masculinidad del sabanero y Zelaya lo generaliza para todo guanacasteco, juega un papel fundamental valores como la rudeza, la fuerza y la agilidad, elementos esenciales, según el imaginario social de la época, para tener éxito como vaquero. De ahí que en su mundo no había espacio para los débiles, ni mucho menos para las mujeres. Estas últimas estaban recluidas en la cocina o en actividades menores como ama de llaves o al cuido de animales domésticos. Continuando con la época de la fierra, Maurice de Périgny dice: Cuando pasaba la hacienda [se refiere a la Hacienda Miravalles, VJBZ] estaba de fiesta; era la época de la “fierra”, la marca del ganado. Esta se realiza durante la estación seca, de enero a abril, y dura quince días. Esta fiesta laboral empezaba con la recolección de los novillos, el aparto de las vacas y los terneros para luego comenzar con el marcado que incluía la corta de la punta de los cuernos y desparasitación del ganado. La corta de la punta de los cuernos implicaba la inmovilización del animal donde los sabaneros comenzaban a mostrar sus habilidades con el lazo y personales: Un sabanero apunta con un lazo a la cabeza

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mientras que otro trata de alcanzar con el suyo una de las patas traseras; luego los dos caballeros se apartan y cediendo ante la presión de los dos mecates tensos por los caballos sostenidos, el animal cae de lado (Périgny, 1913, en Meléndez, 1974:449-450). La faena y la demostración por parte de los sabaneros se extendía hasta cuando los animales se llevaban al corral para otros tipos de aseos que incluía la desparasitación. En ese trayecto no era lejana a la realidad que algún animal se escapara de la vigilancia y comenzara la huida. Para agarrar el animal “comienza una carrera loca del sabanero para alcanzarlo y hacerlo volver” (Périgny, 1913, en Meléndez, 1974:449-450) y cuando la huida ha alcanzado los bosques y zarzales representado mucho tiempo, esfuerzo, entre los gritos de algarabía de los presentes “el culpable sufre un castigo; echado al suelo, con las patas sólidamente amarradas, recibe varios golpes de manos del mismo caballero al que obligó a esta cabalgata” (Périgny, 1913, en Meléndez, 1974:450). El castigo era una forma de advertir al animal que una acción similar sería nuevamente castigada. De tal forma que había una relación más estrecha, donde el sabanero suponía que el animal le entendía. Inclusive, el caballo, su inseparable amigo de jornadas estaba estrechamente ligado al hombre. La visión del sabanero hacia él también era diferente, donde se cuentan historias de caballos que eran tan entendidos que casi caminaban en puntillas para que el ganado no lo escuchara y así poder acercarse más. Sin embargo, esta parte del mundo del trabajo del sabanero no acababa ahí y, más bien, se procedía con labores, en algunos casos, bastante sencillas, pero 145

otras, exigían mucha habilidad. Una vez que se ha hecho el corte de las puntas cuernos de los novillos, el trabajo que seguía parecía delicado: Se procede luego a una operación igualmente delicada, la separación de los animales para marcarlos. Para hacer pasar en otro corral los animales que ya tienen el fierro de la hacienda, los “sabaneros” se ponen en fila con unos sacos que les sirven de “capa” para atraer al animal y dirigirlo hacia la salida. Este ejercicio requiere una gran agilidad pues apenas pasa un animal, hay que lanzarse rápidamente frente a la puerta para impedir que otros los sigan. Una vez que todos los animales destinados a ser marcados están reunidos en el mismo corral, se pasa al “colear” que consiste en tirar al suelo por grupos sucesivos de diez, los toros primeros, las terneras después. El “sabanero” liberado de sus botas, descalzo con un pañuelo amarado en la cabeza agarra a un animal por el rabo, corre detrás de él unos cuantos metros y en un momento propicio da un salto hacia adelante para estar a su altura y se deja caer bruscamente de espaldas arrastrando consigo al animal en su caída. Una vez en el suelo, le amarran fuertemente las cuatro patas juntas; luego cuando hay diez preparados de la misma manera, dos “sabaneros” cogen un hierro al rojo y, reservándose cada uno cinco animales, van rápidamente del uno al otro mientras que la atmósfera se impregna, por un instante, de un fuerte olor a quemado (Périgny, 1913, en Meléndez, 1974:451-452).

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Tal como lo describió Périgny, de manera bastante gráfica, el sabanero demostraba su pericia, lo que lo convertía en el centro de la actividad de la fierra. Sus habilidades eran admiradas por los presentes, que concurrían a esta fiesta laboral, los cuales con gritos y vítores animaban a los sabaneros. Y no podía faltar la música de la marimba y la guitarra que le daban el punto a la fiesta: Todo esto ocurre en un torbellino enceguecedor de polvo, en medio de gritos

y

de

aplausos

cubriendo

los

sonidos

que

arrancan

incansablemente a una marimba y a una guitarra, dos músicos contratados expresamente en Bagaces por el administrador, y encaramados, en un prodigio de equilibrio, sobre la alta balaustrada que rodea el corral (Périgny, 1913, en Meléndez, 1974:451-452). Pero la actividad no concluía ahí. Era necesario demostrar la valentía, la hombría enfrentando al toro para el deleite todos los presentes que venían de lugares vecinos. Se finalizaba la actividad con la monta de toros, ya sea con albarda o simplemente con un mecate o pretal. Al respecto, la descripción Périgny: Para terminar, a manera de distracción, los sabaneros tienen derecho a una carrera en la cual se divierten provocando al toro con sacos y evitándolo cuando se precipita sobre ellos. Al fin se pone una silla de montar o simplemente un mecate al toro y se sube a un individuo quien agarrado a dos manos, resiste lo mejor que puede, entre las risas de toda la asistencia, los saltos formidables que da el animal tratando de escapar (Périgny, 1913, en Meléndez, 1974:451-452).

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Estas fiestas y labores fueron de gran importancia para los procesos de socialización. Ellas eran apenas una parte, pero dentro de la más importante en esa época, de la vida cotidiana construida por los sabaneros. Estos procesos crearon patrones de interacción, específicamente en lo laboral, que inclusive se fortalecían aún más con los ritos, aspectos religiosos y los castigos que se adoptaban para mantener la disciplina, y la cual era aceptada por todos sin mayores objeciones. De tal manera que, como apuntan Sotolongo y Delgado (2006:117): saber a qué atenernos en la inmensa mayoría de situaciones de interacción social con nuestros semejantes. Sabemos qué podemos razonablemente esperar que ellos hagan y ellos saben qué pueden esperar razonablemente que hagamos nosotros. Tenemos, pues, expectativas mutuas de comportamiento sobre las cuales construimos nuestra vida cotidiana. De ahí que los castigos y rituales de disciplinas eran parte de la vida laboral, de la fiesta y de la vida cotidiana, aceptada por los participantes: Durante todo el tiempo que dura la “fierra”, los sabaneros son los amos. Escogen entre ellos a un juez y un fiscal, quienes están encargados de anotar cada día las faltas cometidas por unos y otros, tales como la de dejar escapar un animal durante la caminata, cruzar la pierna sobre la perilla de la montura para descansar, no ejecutar una orden dada por el juez. A manera de sanción, hay que someterse al castigo del zopilote. Se amarra a una rama muy alta un zopilote en proceso de putrefacción, luego 148

mediante unas sogas se hace subir a los delincuentes, sentados sobre un palo, a mayor o menor altura, según la gravedad de la falta. Durante la ascensión, el fiscal, pronuncia la sentencia y si la misma persona ha incurrido varias veces en la misma pena, debe sufrir igual número de veces el castigo. Por una falta grave se prolonga el tiempo de permanencia bajo el ave mal oliente y, a veces, se hace subir rápidamente al culpable, para dejarlo caer de nuevo de un golpe brusco casi a nivel del suelo. Todo el mundo está obligado, de acuerdo con la expresión, a subir al zopilote; nadie está exento, ni el administrador, ni el mandador, ni los músicos, si su celo disminuyó un instante, ni los extranjeros que han venido a asistir a la fierra, a menos que se liberen con un regalo. Estas ejecuciones se hacen, por otra parte, con alegría, siempre al son de la marimba y todos lo hacen con tan buen humor que es bastante raro que se produzcan incidentes (Périgny, 1864, en Meléndez, 1974:452-453). El castigo del zopilote fue inventado por los sabaneros e incentivado por los hacendados y estaba lleno de simbolismo. Era una de las formas de mantener la disciplina dentro de la hacienda, ya que se extendía mucho más allá de los propios sabaneros, incluyendo a todos los participantes de la fiesta laboral, hasta los administradores y patrones. Al zopilote se le relacionaba con la carroña, lo putrefacto, lo descompuesto, el asco. En otras palabras, es lo mal oliente, lo que no está bien, lo malo, de ahí que las malas acciones conllevaban un castigo con este carroñero que limpiaría los pecados haciendo pasar al infractor un mal rato. Pero también tiene un sentido de 149

emancipación pasajera, de los empleados de supervisión y de la posibilidad de castigarlos, sin que éstos pudieran hacer nada para defenderse. Se producía una relación de poder y una inversión de las posiciones sociales (Edelman, 1998) de dominadores y subordinados. Era una práctica que denotaba la relativa independencia de los sabaneros con respecto a sus patronos. Edelman (1998) afirma que el ritual del zopilote era una “necesidad” en Guanacaste para mantener la disciplina y el espíritu competitivo entre los mismos sabaneros, pero también era un medio institucionalizado e inofensivo para descargar hostilidades hacia los capataces, administradores y patrones. También se incorporaban elementos que incluían lo religioso, tal como la aparición del Cristo de Esquipulas, abandonado entre dos matas de coyol y encontrado, según algunas versiones, por los sabaneros de doña Bernabela Ramos, en Santa Cruz. Estos elementos están ajustados a una economía que tiene por principal factor de producción la tierra y la ganadería, en conjunto con la agricultura como las principales actividades. Todos estos elementos eran espacios de interacción de un tipo de trabajador muy particular y específico que fortalecía su identidad y cohesionaba aún más los lazos de amistad. Sin embargo, era más de eso, ya que en estos espacios se compartía valores, aspiraciones, normas, costumbres que, poco a poco, fueron construyendo una cultura desde lo material, pero que, a la vez, construían y heredaban una series de normas de significados que incluían lo simbólico, que permitía la comunicación entre ellos y su desenvolvimiento en la vida cotidiana.

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Otras formas de mantener la disciplina de los sabaneros que gustaban de alardear de su libertad, tenía que ver con las supersticiones y el miedo asociado con ella (Edelman, 1998). Así se cuenta que Fernando Castro Cervantes, dueño de la Hacienda Coyolar, poseía una serpiente terciopelo (Botrops atrox), la cual, con sus glándulas removidas, aspecto que desconocían sus empleados, era inofensiva. Castro se la enrollaba sobre su cuello y provocaba el terror de sus empleados, quienes le endilgaban poderes sobrenaturales a su patrón. Esto permitía, no solo mantener la disciplina, sino alguna forma la lealtad de los peones y, sobre todo, de los explotados sabaneros que, a pesar de la tan apreciada libertad que disfrutaban, muchas veces, tenían que cumplir jornadas que empezaban a las dos de la mañana e iban finalizando entre las seis y las diez de la noche, según fuera la necesidad y la época laboral. En conjunto, con estos ritos y supersticiones, las relaciones de parentesco falsos (Edelman, 1998) como el compadrazgo, ayudaban a la disciplina y a la protección de los bienes del patrón. 3.6 VIDA COTIDIANA ALTERNA: LA VIDA MÁS ALLÁ DEL TRABAJO DEL SABANERO Aunque el mundo del trabajo consumía gran parte de la vida cotidiana del sabanero, este no se limitaba a la hacienda. Había un mundo más allá del trabajo y más allá de la hacienda, pero que compartía con el exterior muchos de las normas y valores de ella. Ese otro espacio de la vida cotidiana estaba compuesto por la salida a la ciudad, sobre todo, los fines de mes que era cuando se hacía los pagos a los sabaneros. 151

Está claro que no se puede establecer fronteras en la vida cotidiana, sino más bien, se daba una especie de ósmosis y de intercambio donde elementos del mundo del trabajo, específicamente, de la hacienda, pasan hacia la vida cotidiana y hacia la cotidianidad de la ciudad y esta, a su vez, impregna al sabanero, que también lleva a la hacienda valores construidos en ella. No son simples procesos lineales o causales, sino procesos complejos de construcción y transformación de las relaciones. La cotidianidad estaba multicompuesta por elementos religiosos emergidos desde la colonia por parte de los españoles, que incluía la celebración religiosa y las fiestas. Pero también había influencia de la cultura precolombina, tales como la cultura del maíz y el sincretismo de las celebraciones como el de Nuestra Señorita La Virgen de Guadalupe en Nicoya. En dichas fiestas, fueran estacionales o religiosas, participaba gran parte de la comunidad, por lo que este era otro ámbito donde socializaba el sabanero. Sin embargo, no se puede entender la cultura como un sistema cerrado, sino que es dinámica y de influencia global. De ahí que la herencia española está en muchos países de América Latina y de esta influencia no escapa el sabanero guanacasteco. Al respecto, afirma Cabrera (1989:112): La participación de gran parte de la comunidad en fiestas y cultos estacionales y religiosos; las relaciones entre la producción agrícolaprincipalmente ganadera en nuestro caso- con las festividades devociones a santos locales, apariciones o milagros; la romería y la peregrinación como celebración comunal; la fiesta de toros y el carácter

152

carnavalesco de algunas celebraciones, se encuentran en Guanacaste (…) como en muchas comunidades y regiones de América. A pesar de que Belly escribiera en 1858, que Guanacaste era una tierra casi virgen, de inmensas vacadas, tenía la impresión de que Liberia era la ciudad más alegre de América, donde se bailaba casi todos los días y por cualquier motivo: a los acordes de una orquesta local compuesta de una flauta, una guitarra y de la marimba, cuyas teclas de acero22 golpeadas con un martillo de caucho resuenan con un ruido metálico de los más irresistibles. Este piano indio23, bastante portátil para poder acompañar al músico a todas partes, es en verdad el mueble que más se usa en el Distrito (Belly, 1858; en Meléndez, 1974: 202). A los bailes estaban invitados todos, pero como los salones o casas no eran lo suficientemente grandes, se seleccionaba a los bailarines de acuerdo con los que tenían botas, que podían bailar adentro y los descalzos bailaban afuera, sin que hubiera problemas por esta diferenciación social, que parecía casi natural, cada uno sabía dónde le correspondía de acuerdo con esa condición. La misma impresión tendría Karl von Seebach seis años después, al entrar en Cañas, donde: los cohetes y gritos alegres del pueblo nos anunciaron que estaban de fiesta que acostumbran celebrar entre la Noche Buena y el Año Nuevo.

22

Las teclas son de madera y no de acero. (N. del T).

23

Los indios desconocían este instrumento, que fue importado en América por los esclavos africanos.

(N. del T).

153

Aunque “los toros” (un simulacro de toros) habían concluido ya, los bailes y la borrachera continuaban. La música original de la marimba se oyó en la plaza, y en un galerón ancho, abierto por todos lados, los zambos bailaron sus bailes nacionales poco decentes. Esta era la cotidianidad de las ciudades, aunque a veces se les describe como un pueblo muerto, como el caso de Nicoya, que en 1881 fue descrito de esta manera por el viajero John Francis Bransford, o Liberia, que para Périgny no era muy diferente en cuanto a la alegría entre semana, pero que cada sábado, a veces entre semanas por la noche, sufría una transformación con los bailes y el licor. A los viajeros les llamaba mucho la atención estos bailes y hay descripciones densas de ellos. Tanto a Périgny como a Calvert les llamó la atención el “Punto”. Después de hacer una descripción de la marimba y de la forma de tocarla, informan que los bailes eran todos en pareja, la mayoría de estilos familiares, valses y polkas, pero el punto “era peculiar, porque los participantes no se sostienen ente sí, sino que caminan lado a lado, se dan vuelta y así siguen” (Calver, 1910, Meléndez, 1974: 373). En cuanto a las fiestas en las cabeceras de ciudad estas también eran muy amenas y el principal atractivo estaba alrededor de la plaza donde se montaba los toros. La corrida empezaba a la una de la tarde e iba terminando alrededor de las cinco y treinta de la tarde. Los curiosos se aglomeraban o colgaban alrededor de las vallas que cerraban la plaza. “El toro era amarrado en una esquina de la plaza, mientras se ajustaba en sus lomos una faja de cuero; se montaba entonces un

154

hombre sobre esta silla y el animal se dejaba suelto” (Calver, 1910, Meléndez, 1974: 420). Una vez que el animal se libraba del hombre o se consideraba que había dado su máximo esfuerzo se amarraba para retirarlo y traer otro. Calver hace una descripción que ilustra la forma que él veía las fiestas en Santa Cruz en 1910: Durante las fiestas los cohetes, bombas y triquitraques, cabían se esperados a cualquier hora del día o de la noche, mientras que a las ocho de la noche los juegos de pólvora, algunos muy elaborados, se quemaban en la plaza. Había además un pequeño cañón de salvas, con la corona española sobre el cuerpo del mismo, montado sobre un par de ruedas de carreras que se sumaba al escándalo, y de rato en rato las campanas de la iglesia resonaban furiosamente.

De noches y de

día, en diversas casas en distintas partes de la población, la marimba (aquí generalmente en manos de un solo ejecutante), y otros instrumentos, suplían de música para una infinita sucesión de parejas que danzaban. Había muchos bebedores, y los borrachos se tambaleaban por las calles, haciendo ocasionalmente su parada en frente de la escuela en cortísimas horas, haciendo imposible el poder dormir. (…) Aquí hay una suerte de descendientes mezclados entre blancos, indios y negros, y en las fiestas, que juntó a muchas gentes de los campos de los alrededores, podía uno ver gran variedad de rasgos físicos (Calver, 1910; Meléndez, 1974: 420-421).

155

La descripción de este viajero complementa la vida cotidiana y los momentos de esparcimiento, indica que también se jugaban a los dados donde se podía apostar. Díaz (2011) sugiere a la ciudad como un espacio alterno a la hacienda y que era fundamental para la diversión donde se realizaban actividades que no eran posible en la hacienda, tales como los bailes, participación en partidos de futbol (a veces se viajaba a la ciudad expresamente a eso) por las tardes, para los que no vivían en la hacienda y, más recientemente, la asistencia al cine. Esos espacios eran complementados con las plazas y parques en las ciudades “que se convertían en otros de los puntos de encuentro social que era amenizado por la banda militar la noche de los jueves y que inspiraba la retreta y el recreo” (Díaz, 2011:142). Gran parte de estas actividades, de época más reciente, eran de influencia cultural europea, por ejemplo, el fútbol, lo que demuestra multidimensionalidad de los elementos que influyen en la cultura. A la ciudad y las fiestas llegaban los sabaneros y otros trabajadores de la hacienda,

quienes

socializaban

con

otras

personas.

Muchos

de

ellos

protagonizaban verdaderos problemas. Esta aristocracia laboral, como la llama Edelman (1998) era dada a las reacciones temperamentales y violentas producto de las bebidas en exceso en los días de pago, tal como se desprende de una queja planteada en 1938 por Valeriano Pasos, residente de Bagaces, en torno a los vaqueros de Wilson, el primer sábado de cada mes se requerían refuerzos policiales para controlar las peleas de cuchillo y machete que “causaban verdadero pánico ente nosotros… en este pueblo” (Edelman, 1998:114). 156

Esta era parte de la cotidianidad con la que convivían los pobladores y los sabaneros que, poco a poco, fueron configurando una cultura del sabanero inserta dentro de una cultura guanacasteca multifacética, con rasgos de hibridación, pero también una cultura dentro de un contexto global que anula las clasificaciones binarias de lo moderno-atrasado, campo-ciudad, civilizado-salvaje, lo nacional-lo extranjero, lo culto-inculto, entre muchas otras categorías dicotómicas. Es, más bien, una cultura que da forma o configura una experiencia dentro de un espacio dinámico. Es un mundo enriquecido más allá del mundo del trabajo que incluye la vida cotidiana y lo global. Pero que, a la vez, no puede concebirse independientemente uno del otro. El sabanero no vive su mundo del trabajo como un estanco, la vida cotidiana como otro estanco y el contexto global como otro estanco. Es algo dinámico, permeable, que se influye y se construye uno con el otro, dentro de un espacio temporal y de dinámica transformativa.

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CAPÍTULO IV: CAMBIO Y FRAGMENTACIÓN DE LA GRAN PROPIEDAD A PARTIR DE 1950 Y PATRONES DE INTERACCIÓN SOCIAL DE LOS SABANEROS GUANACASTECOS

4.1 EMERGENCIAS EN EL ENTORNO A PARTIR DE 1950 Y SU INCIDENCIA EN LA ACTIVIDAD DE LA GANADERÍA Para estudiar la conformación de los patrones de interacción social de los sabaneros guanacastecos y sus transformaciones, es necesario volver la vista a lo sucedido a partir de 1950. Se va a partir de considerar lo acontecido, a grosso modo, en la globalidad de algunas emergencias sucedidas, no porque se privilegie lo macrosocial a lo microsocial, sino por una cuestión meramente de escritura. Lo macro y lo micro están interrelacionados, se afectan uno a otro y avanzan en paralelo o mezclados entre ellos. Un aspecto importante de tener en cuenta es que a partir de 1950 en la economía regional guanacasteca empieza el fortalecimiento de los cambios que comenzaron en los años 30. Hay que recordar que, con la depresión de 1929-30, los hacendados más bien salen fortalecidos (Edelman, 1998), ya que la minería y las bananeras, que eran las grandes competidoras por mano de obra, son las que sufren la crisis. Esto ayudó a liberar y disminuir la escasez de mano de obra y transformar ciertas prácticas como el peonaje invertido, que comienza a disminuir, haciendo que los salarios también disminuyan. Ello tendría repercusiones en las prácticas de poder de los sabaneros que, como grupo laboral, ya no tienen a los patronos a sus expensas. Pero el hacendado, a pesar de sus dificultades con los peones y sabaneros, siempre tienen influencia

158

política, aunque su comportamiento y poder de convocatoria a veces no es tan sólido. Aún así, ciertos Presidentes de la República24 y diputados fueron abanderados de los hacendados y lograron que, en los años 30, se aprobaran leyes que protegían sus intereses, entre ellas, una que imponía un impuesto a las importaciones de carne desde Nicaragua. Esta acción incentivó la producción ganadera en Guanacaste, que se complementó con el buen panorama de los mercados internacionales, que se consolida aún más en los años 50 y fortalece una clase social que acumulaba capital bajo nuevas condiciones de incorporación al mercado internacional. Los hacendados constituían un patrón de interacción social clasista que se alimentaba del poder político y del poder que daba la riqueza acumulada. Como representantes de un patrón clasista solidificaron sus expectativas mutuas, lo cual significa que logran solidificar su patrón de interacción clasista. No obstante, como se verá en seguida, este patrón convive con otro subordinado como es el de los pequeños productores. Con las leyes aprobadas y los buenos precios internacionales, la tierra y el ganado aumentan su valor y permite la incorporación a este proceso de reproducción de capital, zonas que no habían estado controladas por el latifundio, tal como la península de Nicoya, donde predominaba el pequeño productor. Pero, a pesar de esos buenos momentos, lejos está este sector de ser unido y luchar de manera homogénea por sus intereses.

24

El caso más prominente es la del presidente Ricardo Jiménez Oreamuno (1910-1914; 1924-1928; 19321936) quien fe hacendado y un abanderado delos ganaderos, colaboró con la promulgación de ciertas leyes que dieron un impulso a la actividad ganadera.

159

Más bien, han de demostrar su comportamiento heterogéneo, sin contradecir lo que apuntábamos de las expectativas mutuas. Aún así, como por ejemplo, con las mismas leyes que se querían impulsar para su beneficio, había una lucha desde el punto de vista funcional entre los ganaderos que se dedicaban al engorde de ganado y aquellos que suplían ganado flaco por medio de la importación. Los primeros estaban de acuerdo en el impuesto a todos los animales importados, mientras que los segundos aducían estar de acuerdo con el impuesto a los animales gordos, pero que los flacos podrían tener una moratoria de unos años más, ya que las vacas no pueden producir novillos de un año para otro, como está exigiendo en consumo nacional. En otras palabras, a pesar de pertenecer a un patrón clasista, que es abarcador las luchas por el dominio de los mercados, o la explotación de cierto nicho de él, a veces los llevaba a luchas internas que no favorecían a sus intereses. Ello ocurre por el sentido de que los patrones de interacción social son sensibles al contexto y ejercen simultáneamente efectos limitantes y habilitantes sobre los involucrados (Sotolongo y Delgado, 2006). Pero también, porque en el sentido estricto, el patrón clasista de los grandes productores de ganado podría ser contradictorio con el de los pequeños productores de ganado flaco, a pesar de pertenecer ambos al sector ganadero. Los beneficios de esas leyes, más la prohibición del sacrificio de vacas menores a ocho años y las exenciones a la importación de sementales puros y ganado mejorado llevó a Guanacaste y a Costa Rica, a ingresar más fuertemente en los mercados internacionales de carne, donde esta llegó a ser una de las principales generadoras de divisas, junto con el café, el banano y la caña de azúcar, que también se incorpora como un nuevo eje de acumulación. Este nuevo panorama 160

macroeconómico abre nuevas posibilidades y emergencias a los ganaderos, pero también les lleva a nuevos retos y desafíos. El nuevo papel en el mercado internacional le cambió el carácter a la hacienda, donde la incorporación de los avances tecnológicos y una lógica más empresarial ayudaba a un mejoramiento del hato, así como la propiciación de una integración vertical con los pequeños ganaderos que proveían de ganado flaco; también hubo una mayor preocupación por definir los límites de las propiedades, mejorar el pasto y, en términos generales, ser más productivos. Estos son algunas líneas de una nueva cartografía que estaban emergiendo de un escenario mundial que salía de una recesión y de otra guerra mundial y, en el caso de Costa Rica, de una guerra civil con nuevas expectativas de lo que debía hacer el Estado. En esta época, se logra la autosuficiencia en ganado de carne, pero se da un aumento en los precios internos, debido a las buenas condiciones de los mercados internacionales, que presionaban para que se exportara. Además, la posición exportadora de Guanacaste (Edelman, 1998) hacía que la carne para consumo interno fuera aquella de menor calidad extraída de vacas viejas que ya habían dado su contribución a la reproducción y que luego se sacrificaban para el consumo interno, al contrario de la carne de novillo, que era de mejor calidad, que se utilizaba para la exportación. El mercado estadounidense le dio más impulso a un esfuerzo ganadero que venía de un par de décadas anteriores a 1950 y que se conjuntaron con fuerzas políticas, circunstancias históricas específicas y del mercado que, según Edelman (1998:214), en Guanacaste fueron:

161

(1) la acción concertada de hacendados innovadores (…), (2) un nuevo interés de las instituciones financieras25 en el desarrollo ganadero en Centroamérica, (3) la aparición, posterior a la guerra civil de Costa Rica en 1948, de un Estado desarrollista, el cual consagró muchísimos recursos a sectores económicos no tradicionales y a áreas periféricas del país, (4) la acción política consciente y cada vez más efectiva de los ganaderos guanacastecos, inspirados por condiciones favorables del mercado, y (5) patrones de consumo interno en constante cambio que (…) fueron el resultado, tanto de las fuerzas del mercado como de redefinición de las necesidades de los consumidores que se hicieron con inspiración política. De lo anterior, se puede concluir que, gran parte de este ambiente internacional se vio favorecido por la lucha política entre los negocios de comida rápida, que querían mantener precios bajos y los productores estadounidenses, que trataban de mantener buenos precios para sus intereses y no solo de las fuerzas del mercado. De tal forma, que la demanda estadounidense “era el producto de procesos políticos y no de simples fuerzas del mercado” (Edelman, 1998:220). Asimismo, no se puede soslayar la acción política de los ganaderos que, a partir de 1950, están conscientes de la necesidad de la cohesión, a pesar de las luchas internas, sobre todo, con los pequeños ganaderos. En otras palabras,

25

El Banco Mundial, el Banco Interamericano (BID) y entidades similares impulsaron el auge ganadero centroamericano financiando vías, obras de infraestructura, otorgamiento de financiamiento para el mejoramiento del ganado, créditos de producción, pero, a la vez, exigiendo a los gobiernos nacionales y a los sistemas bancarios a reorganizar los créditos para estimular la producción ganadera (Edelman, 1998).

162

comprenden claramente su papel de ejercicio de poder dentro de la sociedad, pero también plasma las prácticas de deseo, de saber y discurso que están interrelacionadas de manera circular, o en forma de bucle, que permite un proceso de realimentación sin límite. Es así como nace la Cámara de Ganaderos de Guanacaste, que rápidamente logró tener influencia en los círculos políticos, donde ubicó partidarios estratégicamente en la Asamblea Legislativa, los ministerios, el sistema bancario y en los partidos políticos. Los miembros de la primera Junta Directiva de la Cámara tenían nexos con importantes políticos de la época como con Otilio Ulate y el recién ascendido presidente José Figueres Ferrer y trataban de aprovechar los medios de comunicación para influir. Desde la cámara lanzaban sus ideas, su discurso, su construcción de saber y trataban de consolidar sus prácticas de poder-deseo-saber-discurso. Bajo estos nexos trabajaban para mejorar los precios, la calidad del hato, tener cuotas de exportación, mejoras en las tasas de interés y, a la vez, hacer relaciones públicas e invitaban a giras por las haciendas guanacastecas a personalidades del gobierno, bancos, agencias internacionales y banquetes a la prensa (Edelman, 1998). Los ganaderos, ya no solo comparten un patrón de interacción social clasista que luchaba por un mercado interno, sino que ahora se integran de lleno al mercado internacional. Se consolidan como una clase-exportadora que aprovecha las bondades de un Estado y las buenas condiciones de la posguerra. Esto va a traer hondas transformaciones en los patrones de interacción de los sabaneros.

163

La fuerza política de la Cámara de Ganaderos se hacía sentir y logró importantes incentivos mediantes leyes. Además, presionaban y se mantenían alerta ante cualquier modificación en las cuotas, las regulaciones fiscales u otras políticas que pudieran afectar a sus miembros (Edelman, 1998). Por otro lado, mantenían contactos con la Embajada de Estados Unidos y con importantes ganaderos de ese país, con los cuales compartían tecnología, y en sociedad lograron abrir la primera planta empacadora de carne en Guanacaste26. Los ganaderos se visualizan a sí mismo como un grupo de poder y que tienen que luchar juntos para mantener sus beneficios. Hay expectativas mutuas de grupo clasista privilegiado que, en paralelo, van modificando la hacienda y las relaciones de producción y a los sabaneros. Esos patrones de interacción son abarcadores y presionan a los laborales como el de los sabaneros, para que comiencen en un proceso de transformación, que daría inicio a nuevos patrones de interacción con todas las consecuencias que esto tiene. Se asiste al punto supremo de la economía de exportación de carne, donde los intereses locales se unen al capital internacional. Es una nueva forma de organización y de explotación en el sector ganadero, ya que el proceso de industrialización en el sector es nuevo. Surgieron más mataderos aprobados por la USDA, los cuales comenzaron a tener problemas, a raíz de la contracción del sector (que no proveía la cantidad de reses necesarias para cubrir la demanda del matadero), el no aprovechamiento de toda su capacidad instalada

26

De acuerdo con Edelman, (1998) se pasa de exportar ganado en pie a Colombia, Perú y Curacao en 1953 a tener una planta empacadora del grupo Murchison, en 1957, con sede en Texas, en Barranca, cerca de Guanacaste para exportar las reses ya sacrificadas, como carne de res refrigerada y sin hueso e iban casi exclusivamente hacia Estados Unidos y Puerto Rico.

164

(lo que le generaba pérdidas) y la baja de los precios internacionales de mediados de los setentas. Hacia 1981 solo había cuatro plantas en operación. La crisis de 1980 es la estocada final para los sueños de los ganaderos de convertirse en un eje de acumulación similar a lo que fue el café. La inflación galopante fue un golpe letal, a pesar que la devaluación los beneficiaba. Las altas tasas de interés reales27 más los conflictos con el sector importador, que también tenía fuerza política, se aunaron al cobro de impuestos más altos a los que tradicionalmente el sector estaba acostumbrado. Para 1987, casi 2/3 partes de los créditos de los ganaderos estaban en mora. La lección aprendida debe ir por el lado de mejorar la lectura de los entornos en los cuales se desarrollaba la actividad ganadera y no pensar en forma tan prescriptiva. El ambiente de incertidumbre no era para hacer proyecciones lineales e implementar la industrialización de la carne como una medida simplista de aprovechar las bonanzas del mercado. El problema era más complejo y los intereses internacionales, sobre todo, de los productores estadounidenses muy fuertes como para permitir una entrada libre y sin obstáculos a su mercado. El patrón de interacción clasista-exportador ganadero sucumbe y debe buscar otros lares. Las expectativas mutuas se modifican y, estas, a la vez,

27

Por varias décadas, los ganaderos estuvieron subsidiados en las tasas de interés para el crédito que obtenían. De tal forma que no estaban acostumbrados a trabajar en verdaderos mercados financieros (Edelman, 1998).

165

modifican los patrones de interacción, lo que significa que también se han transformado las prácticas agresivas de poder-deseo-saber-discurso. 4.2 FRAGMENTACIÓN DE LA GRAN PROPIEDAD EN GUANACASTE A partir de 1950 se da un proceso de fragmentación de la gran propiedad en Guanacaste, sin que esto signifique que haya un mejoramiento en la distribución y el acceso a la tierra por parte de los estratos más bajos. Pero, efectivamente, las grandes propiedades de decenas de miles de hectáreas prácticamente desaparecieron. Para autores como Carcanholo (1981) este fraccionamiento responde al desarrollo del capitalismo y a la necesidad de la formación de empresas modernas. Esta necesidad podría pensarse desde el punto de vista de la búsqueda de una extracción mayor de plusvalía, mediante la intensificación del trabajo. Cuando se profundiza en el análisis, esta relación entre fragmentación de la gran propiedad y desarrollo capitalista no es tan evidente. Más bien, hay un problema más complejo, que involucra diversas fuerzas económicas, políticas, culturales y ambientales. Es cierto que las familias de terratenientes comenzaron a fraccionar sus propiedades, pero obedeció, entre otras razones, a la necesidad de evadir la presión del gobierno por expropiar los latifundios improductivos. Lo anterior no significa que se haya hecho en favor de los campesinos que necesitaban la tierra, sino que, muchas veces, se distribuían entre los mismos familiares. En otras ocasiones, era una salida fácil para deshacerse de las tierras en conflicto mediante la venta o, por otro lado, por la necesidad de adquirir capital e invertir en las fincas.

166

De todas estas circunstancias se aprovecharon nuevos inversionistas que llegaron a Guanacaste, de la Meseta Central y extranjeros, para invertir en tierras baratas, en muchas de las áreas más productivas, pero también se interesaban por algunas zonas que estaban más dedicadas al pastoreo. Edelman (1998:258), refiere con lo que se ha venido comentando que: (…) la sociedad Clachar-Romero-Guillén, dueña de la Hacienda El Tempisque, dividió la propiedad en tres unidades separadas llamadas Hacienda Don David, Hacienda Doña Loli y Hacienda de Challe, en referencia a los miembros de la familia que tomaron posesión de las diferentes secciones. ¿Qué significa ello desde el punto de vista de un análisis social? Que existían vínculos sociales que reforzaban prácticas locales de poder-deseo-saber-discurso, que buscaban la forma de mantener sus relaciones sociales ancladas a una forma de explotación particular: la gran hacienda ganadera. Cuando se habla de la gran hacienda ganadera, surge porque se ha constituido a partir de personas con nombres y apellidos, es decir, mediante los vínculos sociales, producto, a su vez, de las situaciones de interacción social con copresencia, lo que luego se concretiza en las relaciones sociales entre los hacendados. Como se puede ver, el término hacendado ya es una categoría globalizadora y, hasta cierto punto, anónimo. Más adelante, Edelman (1998) apunta, con referencia a la fragmentación, que esta, también se da por problemas con los campesinos: Los Hurtados, por ejemplo, dividieron sus tierras al norte de Liberia, en parte como a las continuas invasiones de campesinos en el área de Quebrada Grande, y vendieron parte de las tierras en disputa a la familia 167

de un diputado que había intervenido en el conflicto con los precaristas (1998:258). Tal como se puede desprender de la cita anterior, también se conjuntaban fuerzas políticas donde representantes de presidentes, ministros y diputados se interesaron por comprar en Guanacaste, donde los hacendados aprovechaban el efectivo para poder invertir en sus fincas. A manera de ejemplo se presente la siguiente cita: Fernando Pinto, un médico de San José que le compró la Hacienda El Viejo al padre de los Stewart en los años 40, le vendió gran parte de la propiedad a Miguel Brenes Gutiérrez, Ministro de Trabajo en la Administración de Teodoro Picado, previo a la guerra civil. Luego utilizó parte de ese dinero para construir un ingenio azucarero a orillas del Río Tempisque, el cual fue adquirido por exiliados cubanos a principio de los años 60. En todos estos casos, la división de las fincas era en parte una medida de precaución para protegerse de una eventual reforma agraria y en parte una forma de generar fondos para la inversión (Edelman, 1998:258). Cuando se analiza los censos agropecuarios disponibles de 1950, 1973 y 1984 se concluye que, efectivamente, hubo un proceso de fragmentación de las grandes propiedades, pero la distribución de la tierra no mejoró sensiblemente.

168

CUADRO 1: DISTRIBUCIÓN DE LA TIERRA POR TAMAÑO DE FINCA, 1950 Y 1973

Tamaño

Fincas 1950

Fincas 1973

Ha. Número %

Hectáreas

1-20

3994

52,4

30 481,8

20-100

2906

38,2

100-500 609 500 más

y 110

Total

7619

%

Número %

Hectáreas

%

4,7

4856

49,5

33308,4

3,7

120937,7

18,5

3510

35,8

160437,4

17,7

8,0

1025484

15,7

1172

12,0

237847,2

26,2

1,4

399901,3

61,1

269

2,7

476560,5

52,4

100

653869,2

100

9807

100

908153,5

100

Fuente: Elaborado a partir de González28 (1983), cuadros 2 y 3.

Tal como se aprecia en el cuadro anterior, sí existen más fincas en 1973 que en 1950, pero estas tienden a concentrarse ahora en las propiedades entre 100 y 500 hectáreas, que no necesariamente corresponde a pequeños propietarios. Más bien, las propiedades entre 1 y 20 hectáreas eran el 52,4 % y poseían un 4,7 % del total del área y pasaron a tener el 49,5 % de las fincas y a poseer un 3,7 % del área en 1973. Si se toma en cuenta las fincas que van de 1 a 100 hectáreas, se puede visualizar que estas representaban el 85,3 % del total, pero solo controlaban el 21,4 % de la tierra, mientras que el restante, es decir, las fincas mayores a 100 ha., representaban el 14,7 % del total, pero controlaban el 78,6 % de la tierra. Aún más,

28

La clasificación de las fincas las hace González (1983) con base en los criterios básicos que hace la CEPAL, los cuales son la capacidad de absorción de mano de obra y el tamaño de la finca. De esta forma, las de 1 a 20 Ha corresponden a finca de tipo sub-familiar y que, por lo general, pertenecen a campesinos pobres y cuya tamaño no permite absorber el trabajo generado por una familia campesina; las de 20 a 100 son de tipo familiar pertenecientes a campesinos medios y que pueden dar trabajo a una familia campesina; las de 100 a 500 ha son multifamiliares medianas pertenecientes a campesinos acomodados y que están en capacidad de dar trabajo a varias familiar (de 4 a 12 años hombre) y las de 500 ha o más que son latifundios y potencialmente capaces de dar trabajo a muchas familias (12 años hombres y más).

169

solo un 2,7 % del total de las propiedades estaban controlando el 52,4 % de la tierra en 1953. Para 1984 la situación no es muy diferente. CUADRO 2: DISTRIBUCIÓN DE LA TIERRA EN GUANACASTE EN 1984 Fincas

Áreas

Tamaño en hectáreas



%

% acumulado hacia arriba

Hectáreas

%

% Acumulado hacia arriba

Tamaño promedio

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