Transformación Social a la base de Intervenciones e investigaciones de excelencia
Descripción
Transformación Social a la base de Intervenciones e investigaciones de excelencia1 Autor Principal: Natalia Hernández Mary Co-‐ autores:
Oscar Navarrete Avaria Camila Véliz Bustamante
Resumen: La disciplina del Trabajo Social en Chile cuenta con una extensa tradición, siendo en este contexto en que se desarrollaron las primeras escuelas de formación de América Latina, marcando un proceso de profesionalización que no se había visualizado en los procesos de transformación. Las escuelas que se desarrollaron en este contexto, contaron con las influencias de diversas disciplinas, es por ello que se reconocen aportes de la medicina, sociología, entre otros campos profesionales en pos de aportar a la justicia social, y la calidad de vida de los sujetos (Aylwin et al, 2004). Ahora, esta tradición se vio fracturada en los tiempos de la dictadura militar, pues diversos centros de formación universitarios fueron cerrados, así como también, profesionales y académicos de la misma disciplina perseguidos. En medio de esta persecución, la carrera perdió su rango universitario. Es importante señalar que en la dictadura, se restringieron los campos profesionales, en especial de los profesionales de la Ciencias Sociales, ya que atentaban contra los intereses del gobierno impuesto que postulaba la doctrina de Seguridad Nacional. (Ramírez, 2013). La carrera de Trabajo Social recupera en el año 2005, su rango universitario, lo que significó una modificación de la Ley Orgánica Constitucional de Enseñanza (LOCE), restableciendo la exclusividad universitaria del Trabajo Social, lo que implica que la carrera sólo puede ser dictada por Universidades2. Dicha situación, genera la posibilidad de realizar procesos de formación que cuenten con una acreditación pertinente, que de cuenta de los requerimientos actuales que posee la disciplina. 1
En Capítulo de Libro (2014). Editorial Fundación La Hendija de la ciudad de Paraná, Entre Ríos, Argentina.
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Revisar en http://www.leychile.cl/N?i=242374&f=2005-‐09-‐27&p=
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El escenario actual del los programas de estudios de trabajo social en Chile, se constituyen, a través de la división de pre y pos grados. Respecto a los programas de pregrado disciplinar (espacios fecundos para el desarrollo de las apuestas de posgrados), es posible identificar – a modo de resumen-‐, lo siguientes elementos: Resumen
Nº
Número de programas (existen en algunos
131
casos, más de un programa por instituciones) (sedes y jornadas) Número de Programas con mención
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Número de instituciones (universidades), que
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imparten TS en Chile Número de programas acreditados
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Número de carreras en universidades
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privadas Fuente: Elaboración de Equipo de Departamento de Trabajo Social 2010 Como es posible apreciar, Chile presenta una gama amplia de programas de pregrado, que se encuentran alojados en las instituciones universitarias (públicas y privadas), generando un proceso incipiente en pos de acreditar su calidad, buscando de esta forma brindar una educación de calidad y también diferenciarse de aquellos programas que no cumplen con los cánones de calidad que se persiguieron, al momento de solicitar la devolución del rango universitario. Junto a ello, es vital revisar que la mayoría de las instituciones que dictan el programa son privadas. Este contexto invita a generar reflexiones en torno a las elaboraciones de los mismos, pues posibilita generar apuestas que asuman las características de los contextos, desde una lógica desafiante, que impulse tomar un rol de actor social que fomente un diálogo entre los participantes, reconociendo que los procesos formativos de calidad, no son único ni pertenecen de forma estática a un solo actor (Hernández, 2010:2).
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Dentro del conjunto de universidades privadas chilenas que han desarrollado programas de Trabajo Social, se encuentra la Universidad Alberto Hurtado. Se posee un programa de pregrado que cuenta con 11 años de experiencia, desarrollando en él, las aspiraciones formativas que se posee entorno a la disciplina. La carrera de Trabajo Social comprende un programa curricular de diez semestres, cuyos ejes están conformados por la formación en ciencias sociales, investigación social y estrategias de intervención social. El modelo de formación de la carrera de Trabajo Social de la Universidad Alberto Hurtado se sustenta en ejes desprendidos desde la mirada contemporánea de la disciplina. Uno de éstos es la transformación social como un proceso continuo de movimientos, en donde se desarrolla la íntima relación entre investigación e intervención social. Esto bajo el supuesto que ambos espacios se construyen en función de su potencial transformador. Frente a lo expuesto, el objeto de este documento es brindar las claves de operacionalización que permitan comprender las relaciones presentes entre los procesos investigativos y las estrategias de intervención social compleja, en el marco de finalización del proceso de formación de los trabajadores sociales de la Universidad Alberto Hurtado de Santiago de Chile. Se presenta una reflexión en torno a las articulaciones entre ambos movimientos, las que son requerimientos de complejización que exigen hoy por hoy las apuestas transformativas. Un dispositivo de intervención no podrá entenderse sino es al alero de la construcción de conocimiento situado que ilumine las acciones que se han de desarrollar y viceversa. Dado este desafío que la propuesta Departamental alude al trabajo de compresiones sociales complejas de fenómenos contemporáneos.
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Contextos contemporáneos, escenario para las articulaciones de intervención/investigación Los contextos contemporáneos, lugares desde “dónde” se sitúan las posibilidades de realizar procesos de transformación, nos exigen el diseño y ejecución de apuestas articuladas, en donde los saberes se sitúen en virtud de los cambios complejos que hoy se reclaman. Se hace hincapié en la investigación social situada, pues, se configura como un criterio de innovación para los dispositivos interventivos. Es relevante señalar que, se mira la investigación e intervención social, como un proceso articulado exigido en el desarrollo de los saberes y acciones que impulsa la disciplina, ya que se destaca desde esta posición, la dimensión transformadora y fundada del Trabajo Social. En los escenarios actuales, es posible reconocer mecanismos de comprensión que se expresan a través de conceptualizaciones como exclusión/integración, discriminación/no-‐discriminación, universalismo/focalización, unidimensional/multidimensional, entre otros. Dichas tensiones se producen en un mismo momento, provocando de esta forma, la coexistencia de variados mecanismos en un mismo espacio-‐tiempo. “Los mecanismos de globalización y la exclusión social forman una relación contradictoria que emerge como un escenario desafiante para la renovación de las prácticas sociales en el horizonte de un desarrollo humano sustentable” (Matus,2002:2). Frente a estos contextos, el sentido de la transformación social se ve desafiada por el encuentro con estas tensiones, y a la vez, ha potenciado un desencanto en torno a los alcances de la disciplina en dichos procesos; en último término, se reniega de la complejidad de lo real, actuando sólo desde tradiciones fijas y aceptadas (el peso de la tradición), sin considerar que se tiene al alcance posibilidades de rebelarse en contra de posturas estáticas que no aportan a los procesos de desnaturalización3 de esta condición, generando un cambio que fomente la pasión motivadora. Desde ahí que la reflexión disciplinar se pueda dar en el marco de dicha trasformación social, dado que, permite esa desnaturalización continua. Trabajo Social se presenta como una disciplina cuestionadora que busca comprender las complejidades actuales, en pos de aportar a transformaciones que rompan con las nociones cómodas del quehacer clásico, en donde se han apreciado apuestas cómplices de inequidades. Ahora bien, es posible comprender que “las actuales configuraciones de lo social se evidencian en diversas categorías que dan lugar a lo que se ha denominado una cierta opacidad de lo social. Ésta contiene, por sí misma, un desafío de 3
Esta noción es fundamental, y se desarrollará posteriormente en el documento.
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indagación que involucra, al menos, tres requisitos: una exigencia de historicidad, una inconformidad con los sistemas simplistas de interpretación y el observar la interpenetración entre las lecturas y formas de interpretar lo social con las mudanzas existentes dentro de lo social” (Matus, 1999:37-‐38). La disciplina de Trabajo Social ha podido optar por ubicarse en la tensión entre lo justo e injusto; entre lo convencional y lo contemporáneo, provocando desde aquí un conjunto de apuestas en torno a la generación de procesos de intervención que den cuenta de las complejidades existentes en el abordaje de las construcciones de los fenómenos sociales contemporáneos. Se ha generado una línea de reflexión en torno a los requerimientos de la comprensión social compleja, la cual se ha presentado como puntos de navegación fundamentales al momento de generar movimientos de construcción y reconstrucción en torno a los fenómenos de intervención. Este movimiento ha reconocido como clave, el desarrollo de procesos investigativos que aporten al conocimiento en torno de los fenómenos sociales, reconociendo de esta manera, que dichos saberes son parte de las complejidades requeridas en los contextos actuales. Es innegable que desde nuestra tradición disciplinar, se ha arrastrado un juicio negativo en torno al ejercicio investigativo, ubicándonos al margen de él; sin embargo Trabajo Social, ha logrado articular investigaciones en diversos niveles, discutiendo con sí mismo, en función de reconstruir fenómenos y respuestas sociales coherentes con los saberes que aporta su praxis4 (Aylwin et al, 2004). Trabajo Social ha investigado desde sus orígenes, siendo fundamental en su quehacer, aquellos ejercicios situados que posibilitan un ejercicio de transformación en tensión con los requerimientos exigidos en los espacios de acción. El reconocer la articulación, entre el hacer y el conocer tiene a los menos dos fundamentos que guían está construcción; primero, tal como plantea algunas colegas como Grassi (2011) o Matus (2002) la investigación que los trabajadores sociales debiesen tener como objetivo la desnaturalización de conceptos y categorías con las cuales nos enfrentamos a diario en la intervención social directa. Y segundo, se propone que el ejercicio profesional debiese despertar la inquietud por las preguntas y el poder estar vigilantes a los objetivos que pretenden nuestras acciones, los medios y efectos. Dado que el Trabajo Social supone “un saber hacer” es que por 4
Es a través de este concepto que se supera las escisión de teoría/acción y se entiende que la investigación y la intervención social son procesos transformadores y que van de la mano.
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medio de la producción de conocimiento puede desarmar el entramado asociado a las problemáticas sociales a partir de; su rol y posición en una institución y desde su relación directa con los “sujetos-‐focos” de políticas públicas. Dicha comprensión ha impulsado nuevos desafíos en los espacios de formación de profesionales, puesto que, se requiere que generen un ejercicio crítico y constante en torno a las competencias que los actores involucrados han de desarrollar para llevar a cabo los procesos de intervención social, situando en ellos, la necesidad constante de vigilar que no se generen ejercicios de naturalización que paralicen y/o perpetúen formas de abordaje que no aporten a las transformaciones que se esperan en pos del horizonte trazado, aportando de igual forma (en este ejercicio crítico) a la elaboración de rigurosos procesos de investigación que nos permitan la generación de conocimiento situado, que brinde un abanico de posibilidades en medio de las complejidades actuales. La intervención tiene como requisito fundamental realizar comprensiones sociales complejas, “recapturando la tensión existente entre teoría y praxis (…) no hay intervención sin interpretación social” (Matus, 1999:26 – 27). La vigilancia a la que se hace referencia en el proceso de construcción de los fenómenos sociales, hace posible afirmar que se debe contar con una mirada constante que cuestiona y exija una articulación fundada, en cuanto a los procesos de intervención e investigación, pues sin los aprendizajes que aparecen desde estas miradas, se hace imposible innovar en cuanto al entendimiento y abordaje La vigilancia del carácter móvil de las intervenciones sociales contemporáneas es una tarea que han asumido con fuerza los proyectos de formación disciplinar enmarcados en una propuesta de Intervención Social Fundada, y/o intervención en clave post-‐metafísica5. Sin embargo, muchas veces, un ejercicio de desnaturalización que se aborda, de forma seria y sistemática, en el momento del análisis e interpretación de los fenómenos, va perdiendo, progresivamente, su rigor y también su vigor, en cada uno de los momentos de operacionalización de dicha intervención, ya que la fuerza de las tradiciones (y el no cuestionamiento y linealidad) nos dejan en situaciones fijas y reiterativas; la generación de procesos de conocimiento, permiten que dicha vigilancia se dé constantemente en tanto se desafía a estar “desnaturalizando” todo el tiempo el conocimiento,
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Se hace referencia a los fundamentos contemporáneos, en donde el cuestionamiento y análisis son claves de entendimiento de las construcciones de los fenómenos sociales; de esta forma se supera la idea de estructuras fijas o “dadas” desde las lógicas clásicas.
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las categorías y operacionalizaciones, en palabras de Foucault “las ciencias aparecen en el elemento de una formación discursiva y sobre un fondo de saber” (Foucault, 1969:309) Desde las experiencias profesionales6, es posible observar que persisten enormes dificultades para mantener durante toda la “puesta en escena” de una intervención social, la tensión que nos demandan las mismas claves hermenéuticas que se han seleccionado por su potencial para descifrar las realidades; para iluminar sus múltiples, y crecientes, contradicciones (Hernández, 2010). Ante ello se apela a un ejercicio indisoluble y transversal, en donde los procesos investigativos no queden subordinados a los ejercicios diagnósticos de las acciones transformadoras, pues si avalamos esta práctica como la “única”, estaríamos naturalizando su dinamismo, y anclando una comprensión sin contexto. El llamado es en pos de la articulación y retroalimentación constante; cuando investigamos aportamos a una intervención social contemporánea, y la intervención insuma y cuestiona diversos aspectos de la investigación. La formación disciplinar desarrollada en el Departamento de Trabajo Social7 de la Universidad Alberto Hurtado, se encuentra reflexionando y tensionando permanentemente estas limitantes de transformación, a través del desarrollo de herramientas teórico-‐analíticas que aumenten la capacidad del nombramiento de la opacidad social imperante. Dicha orientación ha sido resuelta por el DTS, al analizar que los dispositivos que permiten mantener de forma consistente todas las acciones que pueden denominarse de operacionalización8 de la intervención, siguen resultando esquivos, tanto en la formación como en el ejercicio cotidiano de la profesión. Una de las claves que se destacan para la generación de esta desnaturalización constante consiste en la construcción de categorías críticas que impulsen procesos de intervención que acojan en su centro criterios de innovación, de coherencia metodológica, y de un marcado componente ético-‐ político. La incorporación de estos criterios, nos invitan a revisar las apuestas constantes que se realizan en torno a las acciones que aportan a los movimientos de las intervenciones, generando una reconfiguración de los procesos instalados en espacios definidos como nudos de intervención.
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Se hace referencia a los focus realizados con profesionales y egresados de nuestro proyecto. Documento de autoevaluación Departamento de Trabajo Social 2010. 7 En adelante DTS 8 se hace referencia a las decisiones del proceso del movimiento continuo en pos de la transformación.
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Es por ello que a lo largo del plan de formación profesional, el DTS ha considerado que las categorías críticas9 son parte de las elaboraciones de los fenómenos sociales, puesto que ellas brindan posibilidades de generar miradas contemporáneas que desafían las respuestas que, disciplinas como la del Trabajo Social, brindan a estas construcciones; al elaborar dichas categorías, no sólo se aporta a la generación de procesos de desnaturalización del fenómeno social en cuestión, sino que también, se presenta como lógicas de análisis y evaluación de los diversos elementos que constituyen los procesos de intervención social con una óptica mucho más interdisciplinaria. Apreciamos que la comunión de los ejercicios investigativos e interventivos, entrega posibilidades de interpretación comprensiva que ayuda a la elaboración de dichas categorías de análisis, y con ello fomentar el trabajo en torno a tensiones y/o dimensiones que son construidas desde los horizontes éticos – políticos, de manera de potenciar ejercicios que exijan operacionalizaciones coherentes. Al hacer referencia a la noción de coherencia, se apunta a generar un proceso reflexivo en torno a los diálogos que se producen entre los diferentes elementos escogidos para el desarrollo de las intervenciones sociales. La coherencia apunta, de esta manera, a generar un dispositivo de análisis en torno a las continuas elecciones que se realizan en los procesos de transformación, velando de esta manera, por un proceso que no se vea debilitado por la falta de reflexión y discernimiento, en torno al horizonte al que se transita. Cada una de las apuestas que se realizan dentro de los momentos del proceso en cuestión, debe dar cuenta de una articulación que fomente el movimiento que se impulsa desde la intervención. Lo expuesto, son las reflexiones que sustentan la apuesta formativa de nuestro proyecto, las cuáles exigen ser nutridas por las miradas, reflexiones y experiencias de los actores que lo conforman. La relevancia de contar con un programa de formación profesional que culmine con un ejercicio articulado de investigación/intervención, posibilita la construcción de un fenómeno social que involucra las preguntas por la transformación en un escenario específico. Ante ello, se potencia que las y los estudiantes (que cursen quinto año) realicen su proceso de práctica profesional10, complejizando la apuesta de transformación a través del diseño de un plan de 9
Se entiende por categoría crítica aquellos constructor teóricos que orientan las operacionalizaciones de los diseños que se elaboran en pos de las transformaciones. 10 La práctica profesional abarca 8 meses (Abril a Noviembre), con una carga de 24 horas semanales. Dicha inserción se realiza en una institución, en donde el/la estudiante se integra como un profesional más del equipo, asumiendo las responsabilidades de diseñar, ejecutar y evaluar una apuesta interventiva compleja.
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intervención e investigación en torno a un fenómeno social complejo, situando desde el desarrollo de conocimientos específicos a los escenarios que están construyendo. Lo anterior se sustenta en las articulaciones presentes a lo largo del plan de formación, siendo un eje clave de concreción, el trabajo que se realizada desde dos actividades formativas: Taller de procesos de intervención III y los Seminarios de Tesis I y II. Es así como el equipo docente de ambas líneas de formación, han ido consolidando una metodología de conocimiento/aprendizaje mancomunado, velando, por las particularidades de cada una de las actividades formativas. Lo anterior, exigió una revisión de programas, contenidos, metodologías, pautas de trabajo y evaluación, la creación de espacios de retroalimentación permanente, y un mecanismo de evaluación conjunta de procesos en dos momentos del año (Hitos 1 y 2). Así, se decidió conformar duplas de docentes (de taller y seminario) que acompañarían a las/los estudiantes a lo largo del proceso de práctica (desde sus propias particularidades) y que velarían por generar un trabajo en conjunto en torno a dos evaluaciones a lo largo del año, como también en los espacios tutoriales con cada estudiante (al menos una vez al año). Lo anterior implicó la generación de una coordinación que no existía dentro de la conformación del DTS, pero que fue necesaria para movilizar dicha apuesta. El proceso de articulación es fundamental para dispositivos de intervención; los que no podrán entenderse sino es al alero de la construcción de conocimiento situado en pos de la transformación. Los principales ejes de fundamentación de la apuesta presentada, se basan en: -‐ Posibilitar la reconstrucción de los fenómenos sociales, desde espacios complejos que asuman las opacidades de los contextos e incorporen aquellas tensiones que en lo cotidiano, se han categorizado desde una mirada de obstáculos e impedimentos. La articulación entre investigación e intervención complejiza desde la integración, y brinda conocimientos que se han de plasmar en las apuestas interventivas de las y los estudiantes que egresan. -‐ Generar aportes que impacten las posibilidades de transformación que la disciplina pone a su centro, puesto que, al realizar un ejercicio de retroalimentación constante se aporta a destruir falsas imágenes y creencias en tornos a los espacios de acción en que se desenvuelve. Lo que
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posibilita que las y los estudiantes, reconstruyan escenarios contingentes desde dónde se establecen las apuestas del quehacer profesional. -‐ Se procura incorporar, en este mismo proceso, posibilidades en torno a un trabajo operativo desde la interdisciplinariedad, aportando a la comprensión compleja, que debe ser abordada desde los aportes entrelazados, y no, desde una hegemonía imperante. De esta manera, se aprecian oportunidades en pos de generar investigaciones situadas nutridas desde los contextos específicos, y los saberes requeridos al servicio de los ejercicios entrelazados. -‐ Desafía a nuestro proyecto de formación disciplinario, en cuanto a los programas que se desarrollan desde esta posición, puesto que, impulsa la creación de espacios educativos que operacionalicen la apuesta de un ejercicio cíclico sin fin. Investigación, como criterio de intervención social, por ende, como parte del proceso en sí. -‐ Brinda condiciones relevantes para un discurso que se dirija al espacio público, potenciando de esta manera, el ejercicio político disciplinar. La incidencia política requiere de argumentos construidos, analizados y comprendidos desde las rigurosidades de los cánones contemporáneos, en pos de aportar a las transformaciones requeridas. -‐
Permite a las instituciones con las cuales hemos convenido los procesos de prácticas
profesionales para los(as) estudiantes, contar con productos más sofisticados e integrales como retroalimentación al quehacer de su propia intervención social. -‐
Marca una diferencia con el medio formativo en Trabajo Social del país, consolidando una
apuesta académica con un sello de calidad profesional, carácter ético y seriedad, que ha sido reconocido por nuestros supervisores de práctica y empleadores en general. -‐
Permite a nuestros(as) estudiantes, contar con un aprendizaje que va más allá de lo
estrictamente temático, de grupos sociales específicos y/o marcos institucionales; y que se puede interpretar como un “modus operandi” de la intervención social compleja. -‐ Desarrollamos estrategias de enseñanza aprendizaje que superen cuestiones técnicas y puedan o faciliten una formación integradora que contemple la complejidad de lo social, pero por sobre todo, que nuestros estudiantes sean capaces de desarrollar y valorar la importancia de una actitud 10
investigativa crítica y reflexiva, independiente del espacio de ejercicio profesional, que a pesar de la institucionalidad sean y seamos capaces de instalar preguntas, cuestionar, desnaturalizar. -‐ Si bien en el momento de problematizar y construir las preguntas de investigación y las estrategias de intervención se juegan elementos importantes de la formación metodológica, ahí no está todo. Hay otros elementos asociados a la construcción de objetivo y definición de un marco metodológico que darán cuenta de cómo es posible operacionalizar esa actitud crítica y reflexiva. En consecuencia, el acompañamiento y el desarrollo de las propuestas de los estudiantes pueden marcar la diferencia sobre si la formación integra y articula o excluye y escinde la complejidad con la cual estamos llamados para comprender la realidad social. -‐ Reconocer los espacios de actuación profesional, como interventores sociales, como un recurso privilegiado para la generación de conocimiento es fundamental porque podemos dar cuenta de la realidad social o de nuevas miradas que pudieran construirse sobre ello a partir del escenario en cual nos desempeñamos. Dar cuenta “de ese saber local específico” se torna como una obligación o casi obligación ético-‐política para los trabajadores sociales. Es así que los estudiantes que egresan de nuestro proyecto, logran plasmar lo expuesto, a través de dos productos centrales (finales): -
Plan de intervención con productos asociados.
-
Tesis de grado
Dichos productos se construyen desde la lógica de la articulación, por lo tanto es responsabilidad del profesional en formación, el generar – desde la comprensión compleja-‐ los puentes de vinculación de los diferentes fundamentos, las coherencias metodológicas y las reflexiones disciplinares desde las complejidades contemporáneas. En palabras sencillas, se han de convertir en dos movimientos de un mismo proceso. Dichos movimiento se nutren, se interpelan, se desnaturalizan, se potencian, se cuestionan y transforman aquellos fenómenos de intervención que exigen ser abordados desde las complejidades contemporáneas. Las articulaciones mencionadas y plasmadas en los trabajos de egreso de las y los estudiantes, permiten fortalecer el perfil de egreso que orienta nuestro plan de formación. Es así como entendemos que el perfil profesional de el/la Trabajador(a) Social formado(a) en la Universidad 11
Alberto Hurtado se construye sobre la base de los siguientes ámbitos de formación y aprendizajes asociados: El análisis social interdisciplinar: analizar en su complejidad los contextos sociales, nacionales y regionales, para reflexionar y discernir respecto de sus implicancias en el ejercicio del Trabajo Social. La Investigación social: desarrollar una investigación social basada en principios éticos y humanistas, generando conocimiento pertinente para los procesos de transformación social con el objeto de alcanzar una convivencia justa, pluralista y con igualdad de oportunidades para todas las personas. La intervención social: desarrollar estrategias de intervención social, fundadas éticas, políticas, conceptuales, y epistemológicamente, orientadas hacia la transformación social. En tal sentido, la centralidad del sujeto de intervención con autonomía para gestar su propio desarrollo es una premisa de intervención. A partir de estos tres ejes de formación hemos establecido un énfasis formativo, respondiendo a nuestra inspiración en el paradigma ignaciano y a reflexiones sobre el desarrollo disciplinar, lo que deberá trasuntar las competencias específicas: sostener y ejercitar, en el ejercicio profesional e intervención social, una actitud basada en principios éticos humanistas, de aceptación a la diversidad y de pluralismo social y cultural (DTS-‐UAH 2010).
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