Transformación de la Tierra, el Trabajo y el Dinero en Capital, mercancías y mercancías ficticias, una reflexión desde Marx a Polanyi.

July 4, 2017 | Autor: Gonzalo Nazal | Categoría: Sociology, Marxism, History of Capitalism, Karl Polanyi, Marxist theory
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Descripción


Universidad central de Chile
Escuela de sociologia
Construcción social del orden moderno










Transformación de la Tierra, el Trabajo y el Dinero en Capital,
mercancías y mercancías ficticias, una reflexión desde Marx a Polanyi.















Gonzalo Nazal Valdebenito.
Profesor José Miguel Chávez.


Santiago, 23 Abril 2015.







En este ensayo se pretende conocer la tesis postulada por Karl Polanyi
con respecto a la génesis del capitalismo, o más bien, con la génesis del
sistema económico, comprendido como una interrelación de los mercados.
El trabajo, el dinero y la tierra cuando se transforman en un objeto
del mercado, es decir, transformados en una mercancía que se intercambia en
el campo de los mercados pasan a formar un motor, cuyo engranaje conlleva
a una ruptura con el orden social y económico tradicional. Bajo esta
postura, Polanyi plantea algo muy similar a lo que planteó Karl Marx al
decir que la piedra angular del capitalismo emergente del siglo XVIII es la
transformación de la tierra en capital, la propiedad privada de la tierra
como medio de producción para generar capital. El arrendatario produce para
nosotros trigo, etc., del mismo modo que el fabricante produce hilado o
máquinas. El supuesto de que el modo capitalista de producción se ha
apoderado de la agricultura implica que el mismo domina todas las esferas
de la producción y de la sociedad burguesa[1]. Con esto, Polanyi sostiene
de manera muy similar a la de Marx al decir que el paso de un sistema
económico regulado a uno autorregulado, se debe, principalmente, a que
Dinero, Trabajo y tierra se convierten en objetos producidos para la venta
en el mercado, a pesar de que en el orden tradicional todas estas
cuestiones estaban al margen de la organización de la compra y venta y
estaban sometidas a un conjunto totalmente diferente de reglamentaciones
institucionales[2].
No solo la tierra se transforma en algo intercambiable en la esfera de
lo económico, sino también el trabajo y el dinero. A través de este ensayo
se detallarán los argumentos tanto de Marx como de Polanyi en sus
respectivas criticas a la economía política y al liberalismo económico.
Bajo un modo feudal de producción, los móviles para la acción de las
personas no solo eran de corte monetario, en los mercados se transaban
productos destinados al consumo de los feudos y poco a poco estos mercados
generaban lazos de intercambio entre un feudo y otro. Estas interacciones
de intercambio prosperaron bajo control de una administración centralizada,
es decir, estos mercados desde sus inicios fueron regulados por alguna
entidad o institución. Los precios de los productos intercambiados eran
determinados por la demanda únicamente, en otras palabras, el precio
determinado era equivalente a una demanda de igual precio y la distribución
de los bienes quedaba asegurada únicamente por los precios. Incluso
cuestiones como la tierra y el trabajo estaban determinadas mediante normas
jurídicas, usos y costumbres.
Esta idea de un mercado REGULADO era de carácter inamovible, y se
presentaba como algo dado. De hecho, el sistema mercantil prevalente en
esta etapa histórica se reglamentó mediante la ley, el trabajo bajo la ley
de "nacionalización" de los gremios como ocurrió en Francia, el Estatuto
de artesanos, y la Ley de los pobres. La tierra también estaba regulada
durante toda la Edad media. Jamás se cuestionó la legislación en cuanto a
la tierra y el trabajo, lo que impidió que se convirtieran en artículos de
comercio. La gran extensión de la intervención del Estado en la industrio,
que entonces tuvo lugar, lo pone en evidencia.[3] El sistema económico y el
sistema social constituían uno en si mismo.
La autorregulación del Mercado, tal como se nos hace casi imposible
pensar o imaginar algo distinto en el siglo XXI, resultaba tan extraña como
inimaginable para el horizonte de la época. Esta idea de la autorregulación
del mercado, debate altamente discutido en nuestros días, instalado en el
imaginario colectivo de la sociedad no fue algo que se dio desde el
principio, sino que constituyó uno de los cambios mas radicales en la
historia humana y que fuera la puerta de entrada a una economía de mercado,
que remeció las bases del orden tradicional, económico y social, cambio que
supuso la subordinación de la superestructura en relación a la
infraestructura económica, cuestión que cambió radicalmente la estructura
de la sociedad entera. Este vuelco radical suponía la separación de la
esfera económica y la esfera política.


Lo que sucede cuando la esfera política y económica son separadas,
cuando son autónomamente funcionales cuestiones como el trabajo, la tierra
y el dinero quedan bajo control celoso del mercado. Tierra, trabajo y
dinero, que en su origen no fueran pensados como mercancías, fueran
integrados y dejados al azar de la esfera económica, se les otorgara un
valor monetario y fueran transformados en MERCANCÍAS FICTICIAS como las
llamó Karl Polanyi, pues trabajo, tierra y dinero no son mercancías.
Incluir al trabajo y a la tierra entre los mecanismos del mercado supone
subordinar a las leyes del mercado la sustancia misma de la sociedad[4].
Así, el salario se transforma en el precio de la fuerza de trabajo, la
medida exclusiva del valor, el creador de toda riqueza, no es una
mercancía[5], la renta se transforma en el precio del arriendo de la
tierra, y el dinero se transforma en capital a través del plusvalor. Este
excedente en dinero o, como lo llama el capitalista, este beneficio se ha
obtenido con el aumento del precio de las mercancías[6]. Para el nuevo
orden y la extensión del mercado, el aumento de la producción, en fin, el
sistema capitalista de producción necesitó que la tierra, trabajo y dinero
fueran elementos puestos en venta, tal como una silla, una puerta, trigo,
café. Etc. esto se transformó en el principio organizador de la sociedad.
La sociedad, entonces, se convertiría en un apéndice del sistema económico.






Transformación de la tierra en capital




El sistema global capitalista transforma cada vez más áreas de la vida
humana en mercancías, en muchos países se han privatizado importantes
sectores de la sociedad, como la educación, salud, transporte, así como el
suministro eléctrico y de energía. Así, muchos campos de cultivo y bosques
son sometidos a este modo de producción
La transformación de la tierra en capital para Marx, y en Mercancía
para Polanyi, requiere de un análisis histórico, que Polanyi describe
exitosamente.
Karl Polanyi identifica a la ley de Speenhamland, como el puntapié que,
en un principió impidió la creación del mercado de trabajo en Inglaterra,
pero que luego fue justamente en dirección contraria.
SpeenHamland había impedido, o más bien, frenado la aparición de la
clase obrera en Inglaterra en el siglo XVIII, y en un principio se veía
como una ley que favorecía a los pobres jornaleros que trabajaban la
tierra, incluso a los que no podían efectuar trabajo físico. Ésta consistía
en una remuneración al trabajador y a su familia para que pudiesen cubrir
sus necesidades básicas de subsistencia, alimentación y vivienda. El
impuesto financiado por la renta de la tierra y esta clase de subsidio para
los pobres serían determinados por el precio del grano en las fluctuaciones
coyunturales de los mercados. Si subía el precio del grano subía
proporcionalmente la cantidad subsidiada a los jornaleros.
Los rastros feudales de ese tiempo se verían favorecidos por aquella
ley, el patronaje, paternalismo, el latifundio y los terratenientes,
homologando la situación con Latinoamérica, gozaban, pues se mantenía el
peonaje dentro de sus límites.. las contradicciones entre las fuerzas
productivas y el modo de producción se acrecentó, justo cuando la ley
Speenhamland reinaba en la mayor parte de Inglaterra, incluso en zonas
industriales. El orden capitalista necesitaba hombres libres, liberados de
las amarras del paternalismo feudal. El bajo pueblo se vería obligado a
vender su fuerza de trabajo, pues se les arrebató la tierra en su proceso
de transformación a una mercancía. Fue así como la humanidad se vió forzada
a seguir el rumbo de un experimento utópico[7]. El problema de la tierra
aparece en toda su magnitud de problema económico-social- y por tanto
político- del dominio de los hombres que actúan en este plano de hechos e
ideas[8]. El latifundio, como vemos en Inglaterra, ha perdido ya su
carácter feudal y tomado carácter industrial cuando quiere hacer tanto
dinero como sea posible. Da al propietario la mayor renta posible, al
arrendatario el beneficio del capital más elevado que sea posible. Los
trabajadores del campo están así ya reducidos al mínimo y la clase de los
arrendatarios representa ya dentro de la propiedad territorial el poder de
la industria y del capital.[9]
La contradicción entre las fuerzas productivas y el modo de producción
se reflejaba en la imposibilidad en la que se encontraba el orden
capitalista para funcionar mientras los salarios estuviesen subvencionados
con fondos públicos[10]. la subvención a los salarios perjudicaba a
aquellos mismos llamados a beneficiarse de ella.
La proletarización de las masas campesinas de Inglaterra se encontró
favorecida sorpresivamente por Speenhamland, la pauperización de la clase
trabajadora-campesina se acrecentó aún mas bajo la venta de sus fuerzas
productivas, la abolición de Speenhamland permitió el movimiento de grandes
masas de hombres y mujeres hacia las ciudades y centros industriales que
proliferaban con la creciente estampida de Hombres asalariados, así, el
trabajo obtendría poco a poco mas características de mercancía. El trabajo
como forma constitutiva del ser humano se le extraía de forma aterradora a
hombres y mujeres que se veían forzados a venderla.

Transformación del trabajo en capital


Ante la deshumanización del modo feudal basado en la propiedad de la
tierra, las masas de campesinos se trasladaban a los centros neurálgicos de
la industrialización. La producción humana significa un arduo trabajo para
poder crear productos materiales, el resultado del trabajo humano es la
objetivación de éste mismo a través del proceso de trabajo.
El trabajo como actividad constitutiva de la condición humana, requiere
de una esforzada acción de los individuos, un acto racional, que además
permite la acción colectiva de los Hombres en torno al trabajo, generando
relaciones sociales de producción. En el capitalismo, el trabajo carece de
sentido pues se le presenta como un ente ajeno, como algo extraño. Cuando
se arrebata su fuerza de trabajo para la producción industrial de
mercancías, cambia totalmente el sentido del trabajo, y no solo del
trabajo, sino que también de su capacidad humana de producir. Su trabajo es
asi forzado y no voluntario.
En último término, para el trabajador se muestra la exterioridad del
trabajo en que éste no es suyo, sino de otro, que no le pertenece; en que
cuando está en él no se pertenece a si mismo, sino a otro.[11]
Polanyi reafirma esta concepción del trabajo bajo un sistema económico
autorregulado, o bajo un modo de producción capitalista, y observa que es
la forma del salario el precio de la fuerza de trabajo, la forma de trabajo
asalariado ha transformado nuevamente uno de los elementos constituivos del
ser humano en una mercancía más. Speenhamland había considerado a los
hombres como animales sin gran valor, el mercado de trabajo, por su parte,
presuponía que esos hombres debían cuidar de s mismos, y ello cuando todo
les era adverso.[12]





Transformación del dinero en capital


Para que la transformación del Dinero en Capital se cumpla, deben
existir ciertos supuestos históricos que posibilitan este proceso. Así, la
circulación de mercancías y la formación de mercados, en los cuales estas
mercancías son intercambiadas o vendidas, son requisitos históricos
precapitalistas. la transformación de la tierra en propiedad privada de
medios de producción permite dar el primer gran paso para que se den las
condiciones necesarias para el nacimiento de Capital. El Dinero entonces, a
través de determinados procesos se transformará en Capital. La forma en la
que circula el dinero permite dicha transformación.
Precisamente, encontramos la respuesta en el tipo de valor que genera
el dinero. El dinero en el sistema mercantil circula de la siguiente
manera:
Una mercancía se vende por cierta cantidad de dinero que su productor
estime conveniente según el trabajo Humano que se requiera para crearla.
Esta mercancía, digamos una silla, será intercambiada en los Mercados
principales de Londres, por ejemplo, por otra mercancía, es decir, el
intercambio de una mercancía por otra, o también, el intercambio de la
silla por una mesa. Ahora bien, también es posible vender la silla a una
cierta cantidad de dinero, para así poder crear otra mercancía, y así bajo
el sistema mercantil.
Este tipo de circulación de dinero y de mercancías es explicado muy
bien de la forma M (mercancía) – D (dinero) – M (mercancía). M-D-M.
Ahora, si examinamos la otra forma de circulación de dinero y de
mercancías nos encontraremos con la siguiente forma:
D-M-Dº el dinero en este caso compra una mercancía especifica, que puede
ser madera, esta vez, el dinero ya no es un mediador entre el intercambio
de una mercancía por otra. La madera comprada está destinada a fabricar
sillas, las cuales se producen gracias a la fuerza de trabajo de los
obreros en la industria. El final del proceso es cuando la mercancía,
elaborada y fabricada por manos trabajadoras, no es del trabajador, sino
que del dueño de los medios necesarios para su creación, lo que genera la
enajenación del trabajador con respecto de su propia producción. La silla
finalmente será vendida en el mercado por un precio mas elevado al costo de
producción, lo que genera un valor agregado, que Marx llamó Plusvalía.
Es la plusvalía, valor agregado, posible, y solo posible, gracias al
trabajo del ser humano lo que convierte al dinero en capital. Polanyi
observa que, como el dinero no fue creado con el objetivo de venderse en el
mercado, constituye también una mercancía ficticia, que se intercambia en
el campo del mercado, tal silla, tal mesa, tal madera, tal trigo.


La tierra, como elemento fundamental de la vida humana, que provee las
condiciones materiales de existencia de la especie humana no es nada si no
se trabaja, no es nada mas que naturaleza virgen si no hay manos para
producirla, generar alimentos, techo, abrigo, fuego, etc. pasa a ser una
mera mercancía con la absolución inconsciente del feudalismo, del
latifundio, del patronaje y del trabajo jornalero. Este elemento de la
vida, la naturaleza, es intervenida por el ser humano bajo la forma de
trabajo individual o colectivo, para su supervivencia en el mundo. Cuando
este baluarte de la existencia humana se transforma en una cosa, una
mercancía, a través del valor de la renta, se transforma en el pilar
fundamental, mas no bien único, del modo de producción capitalista, esto
sumado al trabajo y al dinero generan el motor de la producción material
humana bajo la forma de trabajo asalariado, mercancía y capital.
Tanto Polanyi, como anteriormente Karl Marx, fueron lo suficientemente
lucidos para afirmar que el paso de una sociedad tradicional a una nueva
descansa bajo la transformación de la tierra, el trabajo y el dinero en
mercancías. El hecho coyuntural que pocos han logrado vislumbrar, es la ley
Speenhamland que se promulgó en Inglaterra a finales del sigo XVII y que
perduró hasta mediados del siglo XVIII. Con esto se derriban los cimientos
de una estructura tradicional de la sociedad, generando cambios
inimaginados, y que hoy, a pesar de la evolución y el desarrollo del
capitalismo, podemos analizar bajo las mismas categorías analíticas que lo
hicieron Polanyi y Marx.
Polanyi concibe el cambio en la medida en que el mercado cambia de ser
regulado a autorregulado, Marx comprende el cambio a cuestiones
históricamente determinadas y a la contradicción entre la burguesía
emergente y el reinado feudal.




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[1] Marx, K. (2004).El proceso global de la producción capitalista.
En: K. Marx, El Capital (Transformación de la plusganancia en renta de la
tierra), los réditos y sus fuentes, Tomo 3, Vol. 8, Capítulo 37. México,
DF: Siglo Veintiuno.

[2] Polanyi K. (1940) La gran transformación, critica al liberalismo
económico. Buenos aires, Ediciones de la Piqueta. Disponible en:
www.quipueditorial.com.ar

[3] Ibíd., p. 125.
[4] Ibíd,. P. 128.
[5] Th. Hodgskin, Popular political economy, P.186
[6] Harnecker M. 1971, EL Capital: conceptos fundamentales. Pág. 149.
Santiago, Editorial universitaria.
[7] Polanyi K. (1940) La gran transformación, critica al liberalismo
económico. Capitulo 7. P. 142. Buenos aires, Ediciones de la Piqueta.
[8] Mariategui J. (1981). 7 ensayos de interpretación de la realidad
peruana. Cap. 3 P. 51. Lima, Editorial Amauta.
[9] En los manuscritos económicos y filosóficos de Marx, se presenta una
versión mas detallada con respecto a la transformación de la tierra en
capital, como base de la formación del sistema capitalista.
[10] Polanyi K. (1940) La gran transformación, critica al liberalismo
económico. Capitulo 7. P. 144. Buenos aires, Ediciones de la Piqueta.
[11] Marx, K. (1989) Manuscritos económicos y filosóficos, el trabajo
enajenado. Ciudad de Mexico, Fondo de cultura económico. P. 201.
[12] Polanyi K. (1940) La gran transformación, critica al liberalismo
económico. Capitulo 7. P. 144. Buenos aires, Ediciones de la Piqueta.
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