Traducción y Notas Exegéticas de 2 Pedro 1:16-18

May 26, 2017 | Autor: R. Videira Soengas | Categoría: New Testament Studies, Nuevo Testamento
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Descripción

Traducción y Notas Exegéticas de 2 Pedro 1:16-18 Rubén Videira Soengas 16 Οὐ γὰρ1 σεσοφισµένοις2 µύθοις3 ἐξακολουθήσαντες4 16. Porque, no siguiendo mitos que fueron ingeniosamente ideados, ἐγνωρίσαµεν5 ὑµῖν6 τὴν τοῦ κυρίου ἡµῶν Ἰησοῦ Χριστοῦ δύναµιν7 καὶ8 παρουσίαν9 os dimos a conocer la poderosa venida de nuestro Señor Jesús Cristo ἀλλʼ10 ἐπόπται11 γενηθέντες12 τῆς ἐκείνου µεγαλειότητος.13 Pero siendo testigos oculares de esa majestad 1714 λαβὼν15 γὰρ16 παρὰ θεοῦ πατρὸς τιµὴν17 καὶ18 δόξαν19 φωνῆς ἐνεχθείσης20 αὐτῷ 17. Pues recibiendo de parte de Dios Padre honor y gloria, la voz que le fue enviada τοιᾶσδε21 ὑπὸ τῆς µεγαλοπρεποῦς22 δόξης,23 Ὁ υἱός µου ὁ ἀγαπητός µου24 οὗτός ἐστιν25 por la magnífica gloria, la cual fue: Éste es mi hijo, mi Amado, εἰς ὃν26 ἐγὼ27 εὐδόκησα,28, 29 18 καὶ ταύτην τὴν30 φωνὴν31 ἡµεῖς32 ἠκούσαµεν33 en quien Yo me complazco, 18. Y nosotros mismos oímos esta voz ἐξ34 οὐρανοῦ35 ἐνεχθεῖσαν36 σὺν37 αὐτῷ ὄντες38 ἐν τῷ ἁγίῳ ὄρει.39 que fue enviada desde el cielo, estando con Él, en el monte santo.

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Esta partícula establece la razón por la que Pedro está determinado a recordar a sus destinatarios las cosas dichas en los versículos 3-11. Es decir, Pedro siendo coherente con su convicción de recordarles el evangelio que afirma que la certeza de salvación depende del crecimiento espiritual, les declaró la gloriosa venida del Señor. De la cual él fue testigo ocular, pero más importante todavía, la Palabra misma da testimonio de Su venida. La pregunta debe surgir en la mente del lector, ¿cómo es que la gloriosa venida del Señor constituye una razón para estar determinado a recordar el evangelio aludido en los versículos anteriores? La única manera de darle sentido a esta explicación es a la luz de los capítulos 2 y 3. Los falsos maestros que estaban intentando arrastrar a los destinatarios de la epístola, ponían en tela de juicio el regreso de Jesús en gloria para juzgar a sus enemigos (2 Pedro 3:1-4). Por tanto, la implicación lógica de tal afirmación era que, si Jesús no iba a venir no habría juicio, por lo que “vivamos y comamos” que la vida es breve. En otras palabras: “sigamos pecando.” Pero en base al evangelio que Pedro predicó, un creyente que ha escapado de la corrupción de este mundo no vive para su pecado. De lo contrario, el apóstol diría que tal persona no ha sido hecha partícipe de naturaleza divina, o sea, continúa muerta en sus delitos y pecados. Por esta razón, Pedro se propuso recordarles este evangelio, porque Jesús sí que volverá para juzgar y condenar al pecador, y lo hará con la misma gloria aterradora (la gloria de Dios en el AT se presenta como algo terrible y terrorífico para el impío) que Pedro vio con sus ojos y la Palabra afirmó de antemano (2 Pedro 1:19-21; 3:1-2). Por eso la insistencia del apóstol. Como un padre cariñoso y preocupado por sus hijos, les recuerda que si no crecen espiritualmente el Cristo a quien profesan, cuando vuelva en Su gloria, se convertirá en el juez implacable, que los condenará para el resto de la eternidad sin compasión ni paciencia algunas. En los tres relatos de la Transfiguración se nos dice que los tres discípulos tuvieron temor o estaba aterrados (Mat 17:6; Marcos 9:6; Lucas 9:34). Esto es importante, porque la gloria de Dios no nos puede dejar impasibles. La plena manifestación de Su gloria implica la condenación y el juicio sobre el pecado del hombre. De ahí que nadie pueda ver a Dios y vivir (Exo 33:20). Sólo aquellos que son perfectos, podrán disfrutar de la gloria de Dios, pero será un disfrute reverente y respetuoso. Por otro lado, todas las personas sin Cristo serán consumidas por Su gloria. La revelación de la gloria de Su presencia en Su venida, implicará sí o sí el juicio de Sus enemigos. Nunca podemos ni debemos tomarnos la gloria de Dios a la ligera. 2

Dativo masculino plural, participio perfecto voz pasiva de σοφίζω, “idear ingeniosamente,” “ser hábil para crear o formular algo de manera artística” (BDAG, “σοφίζω,” 935). Funciona adjetivamente cualificando a µύθοις, “mitos los cuales han sido ideados ingeniosamente,” o “mitos ingeniosamente ideados.” La regla de la concordancia demuestra esta relación, ambos son dativo masculino plural. El tiempo perfecto de participio expresa que esa característica de sabiduría ingeniosa es algo continuo (David Strange, An Exegetical Summary of 2 Peter 2nd ed. [Dallas, TX: SIL International, 2008], 59). Esta palabra matiza que los “mitos” van más allá

que meras mentiras, sino que de manera ingeniosa han incluido elementos de la verdad. Estos falsos maestros, por lo tanto, no eran individuos que estaban intentando introducir nuevas herejías como el gnosticismo, sino que simplemente alegorizaban los eventos históricos de la vida de Cristo, negando así el sentido literal de los evangelios (véase la siguiente nota a pie de página). De tal modo, que Jesús no volvería de una manera física y literal como prometió, sino que ahora su venida era una realidad espiritual que “vivirán en sus corazones” por eso el lenguaje del versículo 19 (“hasta que el día despunte y el lucero de la mañana aparezca en vuestros corazones”) (Charles Bigg, A Critical and Exegetical Commentary on the Epistles of St. Peter and St. Jude, International Critical Commentary [Edinburgh: T&T Clark International, 1901], 265–66). 3

Este dativo funciona como OD tras el verbo ἀκολουθέω (véase Wallace, 172). La relevancia exegética de usar este dativo como OD es para estresar el aspecto de una relación personal. Es decir, cuando Pedro escribe que no siguieron “fabulas” está afirmando que no hubo nada de relación con dichas mentiras. El significado es, “fabulas” “cuentos” “leyendas” (BDAG, “µῦθος,” 660). BDAG propone la siguiente traducción de toda la frase σεσοφισµένοις µύθοις “cuentos ingeniosamente ideados.” No podemos pensar en esta palabra como lo que entendemos hoy en día, un mito o fábula es un cuento fantasioso para explicar de manera alegórica un principio moral o dar respuesta a una pregunta esencial. Esta palabra en el siglo primero simplemente expresaba que estos “relatos” eran “falsos.” A menudo los mitos eran utilizados para enseñar verdades religiosas a personas que no tenían la capacidad de entender estos conceptos por sí mismos. Aristóteles, por ejemplo, dijo, que los mitos eran necesarios para que el populacho pudiese entender la instrucción espiritual y religiosa necesaria para sus vidas. Por eso, se puede asumir que los falsos maestros estaban utilizando los mitos, para “enseñar” una implicación espiritual, negando la verdad literal. En este caso, aunque hablaban de la venida de Cristo, para ellos, esto no era una promesa real, sino que simplemente era un mito que buscaba animar a los creyentes en su día a día (Clinton E. Arnold, Zondervan Illustrated Bible Background Commentary: Hebrews to Revelation: Volume 4, [Grand Rapids: Zondervan, 2002], 159). Estas fabulas o relatos falsos tuvieron que ser ingeniosamente ideados (de ahí el participio σεσοφισµένοις) porque era la única manera de ocultar su falsedad. (Strange, 59), y para ello utilizaban algo de verdad, de ahí el participio (σεσοφισµένοις). La razón por la que Pedro dice “no seguimos fábulas ingeniosamente inventadas…” es para contrastar su enseñanza basada en hechos históricos, frente a la enseñanza de los falsos maestros que alegorizaban la base histórica. Tal y como indica el adversativo ἀλλʼ en la segunda mitad del versículo. Es decir, Pedro no siguió fábulas como los falsos maestros, sino que su mensaje fue histórico (2 Ped 1:17-18) y bíblico (2 Ped 1:19-21). 4

Nominativo masculino plural, participio aoristo voz activa de ἐξακολουθέω, “obedecer,” “seguir,” “aceptar como fuente autoritaria de pensamiento” (BDAG, “ἐξακολουθέω” 344). Se utiliza la misma palabra en 2 Pedro 2:2 y 15, para hablar de los falsos maestros que “siguieron” su sensualidad para pecar al igual que el pueblo de Israel que siguió a Balaam (Num 31:16 junto con Num 25.1-9). Este participio funciona adverbialmente modificando al verbo ἐγνωρίσαµεν e indicando la manera por la que “os dimos a conocer…” es decir, “la manera en la que os dimos a conocer su poderosa venida fue sin seguir mitos…” Esto enfatiza una vez más, lo demostrado por la frase anterior (σεσοφισµένοις µύθοις) y el ἀλλʼ (véanse sus respectivas notas a pie de página), es decir, Pedro no siguió la forma o manera de obrar de los falsos maestros. 5

1P aoristo indicativo voz activa de γνωρίζω, “revelar,” “causar que se conozca una determinada información” (BDAG, “γνωρίζω,” 203). Este verbo se utiliza a menudo en el NT para hablar del acto de impartir revelación (Strange, 60) 6

El contraste entre “nosotros” y “vosotros” a lo largo de este pasaje, indica que el “nosotros” es exclusivo, no inclusivo. Pedro no incluye a la audiencia consigo mismo. Sino que se separa de la audiencia al decir “nosotros”, sólo Pedro y quienes estaban con él les dio a conocer al grupo de los destinatarios de la carta el poder de la venida de nuestro Señor, y sólo ellos (los presentes en la transfiguración) escucharon la voz del cielo (Wallace, 397-98). 7

Tal y como indica el Καί (véase nota correspondiente), esta palabra está coordinada con παρουσίαν y ambas presentan un solo artículo, por lo que Pedro al decir “poder” y “venida” se está refiriendo a la misma idea. Es probable entonces que funcionen como endíadis de manera que se debería traducir por “su poderosa venida,” o “el poder de su venida.” 8

Καί se usa aquí para coordinar dos ideas, una de las cuales depende de la otra. Así que la conjunción sirve para evitar una serie de genitivos dependientes: el poder de la venida de nuestro Señor, en vez del el poder y venida de nuestro Señor (Friedrich Blass, Albert Debrunner, and Robert Walter Funk, A Greek Grammar of the New Testament and Other Early Christian Literature, [Chicago: University of Chicago Press, 1961], §442[16]). 9

Esta palabra se utilizaba en la mitología clásica para hablar de la aparición de un dios, en griego

clásico hacía referencia a la llegada de un rey (Strange, 60). En este contexto toda la frase “su poderosa venida” (τὴν δύναµιν καὶ παρουσίαν) se refiere a la segunda venida de Cristo, pero en conexión con su transfiguración. Los versículos 17 y 18 claramente hablan de la transfiguración, pero la palabra ἐγνωρίσαµεν se utiliza a menuda para hablar de dar revelación (véase la nota al pie de página de ἐγνωρίσαµεν). Por lo que todo el versículo da a entender que el apóstol está hablando de la segunda venida de Cristo, la cual será igual de poderosa que cuando Jesús desveló su naturaleza divina en la transfiguración. Es a partir de este evento y el testimonio de las Escrituras (2 Pedo 1:19-21), que Pedro está convencido de que Cristo volverá con poder y el contexto es poder para juzgar a sus enemigos que se burlan de su venida y su juicio (2 Ped 3:1-4) (véase nota a pie de página #1). 10

Esta partícula adversativa contrasta el modo de enseñanza de los falsos maestros con Pedro. El apóstol siguió verdades históricas y bíblicas, mientras que los falsos maestros seguían falsedades inventadas por ellos mismos. 11

“Ser testigo ocular,” no obstante el énfasis de este terminó está en que ha sido un privilegio único y especial concedido sólo a unos pocos, en este caso a Pedro, Juan y Jacobo (BDAG, “ἐπόπτης,” 388). Esta misma palabra se utilizaba en las falsas religiones para referirse al grupo exclusivo de aquellos que habían ganado acceso a misterios ocultos para los demás, y, por tanto, los convertía automáticamente en personas especiales dentro de ese sistema religioso. Es interesante que Pedro utiliza esta palabra que sólo aparece en este versículo en todo el Nuevo Testamento en vez de µάρτυς (el término comúnmente usado en estos casos), por lo que lo más probable es que estuviese “ridiculizando” y “atacando” a los falsos maestros, quienes se presentaban como personas especiales, que habían tenido acceso a misterios ocultos los cuales no eran más que invenciones de su ingenio. Pedro, sí que tuvo el privilegio de ver el poder de Cristo, fue testigo ocular de eso mismo, y su testimonio se basa en ese hecho histórico que la Escritura misma afirma y declara para el futuro. 12

Nominativo masculino plural, participio aoristo voz pasiva de γίνοµαι, “ser, existir, llegar a ser.” Este participio forma parte de la construcción adversativa regulada por ἀλλʼ. De manera que desempeña la misma función sintáctica que el participio σεσοφισµένοις, modificando adverbialmente al verbo ἐγνωρίσαµεν e indicando la manera por la que “os dimos a conocer…” es decir, “la manera en la que os dimos a conocer su poderosa venida fue dando testimonio de un hecho histórico…” no como hacen los falsos maestros que se inventan y creen sus artimañas mentirosas. La voz pasiva del participio coincide con el uso de la palabra ἐπόπτης, la cual matizaba que recibieron el privilegio de ser testigos oculares de su majestad, de la misma manera, el participio establece que “fueron convertidos/hechos testigos oculares,” es decir, les fue dado a ellos. Un matiz importante es que Pedro está indicando que ellos no buscaron este conocimiento, ni tampoco se lo ganaron, realmente cuando subieron a la montaña no sabían qué iba a suceder. Para ellos fue un privilegio concedido a un grupo reducido. Ni tan siquiera a todos los apóstoles, sólo tres, a quienes Jesús prohíbe que digan algo al respecto hasta su resurrección (Mat 17:9). 13

“Grandeza” o “majestad” pero en relación con su estado de ser y no sus acciones (BDAG, “µεγαλειότης,” 622). En otras palabras, la grandeza que Pedro vio con sus ojos se refiere a la inmensa majestad de Cristo glorificado. Su esencia divina, tal y como fue manifestada en la transfiguración es por definición grandiosa. El apóstol no estaba hablando de las acciones de Cristo que asombraron a multitudes por ser sublimes en sí mismas, sino de la misma naturaleza de Cristo: una esencia sublimemente majestuosa. Esta palabra se utiliza para hablar de la grandeza divina (Strange, 63), por lo que Pedro está afirmando que vieron la grandiosa divinidad de Cristo. Esa gloriosa visión es la razón por la que el apóstol está determinado a que recordemos el evangelio genuino. Porque tal y como afirma la Escritura este Cristo divino volverá a por los suyos, pero también para juzgar y condenar a sus enemigos. Entender el concepto de “testigos oculares” es muy importante para interpretar adecuadamente este pasaje. No debemos pensar al leer estos versículos que nuestra experiencia es la autoridad para determinar la verdad divina. De hecho, Pedro rápidamente indica que la Palabra de Dios es la certeza absoluta que tenemos por encima de cualquier experiencia (2 Ped 1:19-21). Sin embargo, si ese es el caso, ¿por qué es que el apóstol utiliza la transfiguración de la que fue testigo como argumento contra la mentira de los falsos maestros? La respuesta es sencilla. Porque como él fue testigo ocular de los hechos históricos de la vida de Cristo en los que se asienta nuestra fe (el ministerio de Cristo en la tierra, su muerte, resurrección y ascensión) su mensaje no fue otra cosa que el testimonio de lo que vio: Jesús es el Mesías, por su vida, muerte, resurrección y ascensión. En ningún momento deduciríamos que porque el apóstol fue testigo ocular de la resurrección de Jesús de Nazaret ahora nosotros debemos buscar replicar esa experiencia. Tampoco llegaríamos a la conclusión de que porque Pedro tuvo la experiencia de ver a Jesús resucitado nos valemos de nuestra experiencia como autoridad sobre nuestras vidas. Al contrario, sabemos que Pedro fue un apóstol, un enviado de Jesús para ser testigo de las cosas que vio. Es con esta mentalidad que Pedro alude a la transfiguración en estos versículos (2 Ped 1:16-18). En otras palabras, así como Pedro dio testimonio de la crucifixión de Cristo y su resurrección, nos da testimonio de su majestad y gloriosa venida. Por lo que, si hemos creído lo que testificó acerca de su muerte y resurrección, también debemos creer lo que ha testificado acerca de su segunda venida. Y

no las fabulas ingeniosas de los falsos maestros quienes no fueron testigos oculares de su grandiosidad. Aun así, Pedro, en los versículos 19-21, vuelve a la autoridad final sobre cualquier testimonio y es la de la Palabra Escrita. El testimonio que Pedro dio acerca de la vida de Jesús, su muerte y resurrección fue un testimonio válido porque fue acorde con el Antiguo Testamento. De la misma manera, el testimonio que Pedro da acerca de la poderosa venida del Mesías es válido y autoritario porque es lo que la Palabra de Dios afirma, que Cristo volverá para reinar. 14

No podemos ni debemos separar 2 de Pedro 1:17-18 del Salmo 2, ya que Pedro claramente alude a él. Por un lado, el versículo 17 apunta a este Salmo cuando Pedro describe cómo el Hijo recibe honor del Padre: “Este es mi Hijo amado” (Salmo 2:7-9). Esta expresión indica que Jesús ha recibido el derecho a sentarse en el Trono de David (Él es el Hijo amado del pacto Davídico en 2 Samuel 7). Por otro, el versículo 18 alude a Sion, el monte Santo desde donde Dios reina (Salmo 2:6). Jesucristo es el Rey escogido por Dios para sentarse en su trono en su santo monte. Este Rey glorioso y honrado por la majestuosa Gloria, hará perecer a quienes no le atribuyen honra (Salmo 2:12), y será la bienaventuranza de quienes se refugian en Él (Salmo 2:12). El glorioso rey Cristo profetizado en el Salmo 2, es el mismo cuya gloria radiante Pedro vio en el monte santo durante la transfiguración. A su vez, la honra que recibe del Padre dándole las naciones para quebrantarlos con vara de hierro y desmenuzarlos como vaso de alfarero (Salmo 2:9), es la misma honra de la que Pedro fue testigo cuando escuchó a Dios decir: “Este es mi Hijo amado, en quien me complazco…” Esta es la base, por la que el apóstol afirma de sí mismo ser un testigo ocular de la majestad de Cristo (2 Pedro 1:16b), lo cual constituye la razón (2 Pedro 1:16a) por la que está determinado a recordarnos el evangelio genuino que afirma que todos los que están en Cristo han sido hecho partícipes de la naturaleza divina, habiendo escapado de la corrupción de este mundo (2 Pedro 1:4), y por lo tanto crecen espiritualmente (2 Pedro 1:5-7), abundando en dicho crecimiento (2 Pedro 1:8). Sólo estos que crecen y perseveran en ello entrarán en el cielo (2 Pedro 1:10-11), el resto perecerán (2 Pedro 1:10), bajo la irá de este glorioso Cristo. Vemos, por tanto, que la gloria de Cristo se convierte en un arma de doble filo. Su exaltación por encima de todas las naciones es una razón de ánimo y consuelo para quien se refugia en Él en medio de la opresión. Cristo es Rey y nada frustrará sus propósitos. Pero a su vez, su gloria determina que el juicio sobre sus enemigos sea proporcionalmente aterrador a Su gloria. Únicamente los que crecen espiritualmente pueden estar seguros de que evitaran esta terrible condena. De modo que es la gloria de Cristo la que motiva a Pedro a no hacer concesiones con el evangelio (2 Ped 1:12-15). Esta gloria le obliga a predicar un evangelio que exalta a Cristo y humilla al hombre, resultando en la obediencia del creyente. Si algo aprendemos de Pedro es que el motor de nuestro crecimiento debe ser la gloria de Cristo. 15

Nominativo masculino singular, participio aoristo voz activa de λαµβάνω, “recibir.” Este participio indica un anacoluto, es decir, un cambio brusco en medio del versículo con carácter explicativo (A. T. Robertson, A Grammar of the Greek New Testament in the Light of Historical Research [Logos Bible Software, 2006], 438). De modo que los versículos 17 y 18 constituyen un paréntesis entre los versículos 16 y 19. Básicamente Pedro está estableciendo en qué momento fueron testigos de su grandeza (durante la transfiguración), y como esa base le permite afirmar lo dicho en el versículo 16. Este anacoluto es complicado, porque le falta el verbo personal que debería seguir a la partícula γὰρ (en vez del participio λαβὼν), y es difícil identificar ese verbo, no obstante, la idea general de estos versículos es clara: la transfiguración fue el momento cuando Pedro fue testigo de la majestad de Cristo. Al pensar en ese instante en su vida, la carga emocional es tal, que ni el mismo puede expresarse con claridad. Pedro estaba asombrado de haber escuchado la voz de Dios decir acerca de Cristo: “Este es mi hijo amado en quien me he complacido.” 16

A la luz de la nota de página anterior, este γὰρ no es ilustrativo, dando un ejemplo de cuando vieron su majestad, sino que establece la base de la razón por la que Pedro puede decir que fue testigo ocular de la majestad de Cristo. 17

Esta palabra significa “honor” “reverencia” (BDAG, “τιµή,” 1005), pero en el sentido externo. Es decir, es honor que uno recibe de otro. Se utilizaba para referirse al valor atribuido por otro individuo a un objeto o persona (Hechos 4:34; Rom 12:10). De ahí que se traduzca “honra” (Juan 4:44). De tal modo que la declaración o voz de la gloria majestuosa: “Este es mi hijo amado en quien me he complacido” constituye el momento cuando Pedro fue testigo del Padre honrando al Hijo. Dios lo exaltó al Trono Mesiánico. El Padre le confirió honra y valor externo poniéndole por encima del mismo David. No obstante, este valor y honra atribuido externamente no significa que el Hijo no sea glorioso ontológicamente, y de ahí el siguiente término: δόξαν. 18

Este καὶ relaciona los dos sustantivos, pero sin hacerlo sinónimos. Aunque ambos hablan del valor de un individuo, τιµή enfatiza el valor atribuido a ese individuo, y δόξαν el valor intrínseco de dicho individuo. 19

La gloria se refiere a su resplandor celestial que fue desvelado durante la Transfiguración (Strange, 65). Es decir, Dios manifestó la grandeza de la naturaleza divina del Hijo. Él fue honrado por encima de todo,

pero a su vez, Su gloria que es parte de su esencia está por encima de todo. 20

Genitivo femenino singular, participio aoristo voz pasiva de φέρω, “mover,” “causar que algo siga un curso o dirección.” Se utilizaba en referencia al viento empujando la vela de los barcos (BDAG, “φέρω,”1051). En este caso una traducción adecuada sería “la voz que fue enviada/impulsada por la majestuosa Gloria.” Enfatiza la acción divina de Dios Padre hablando acerca del Hijo al Hijo. Es decir, la declaración: “Este es mi Hijo Amado en quien me he complacido…” estaba dirigida primeramente al Hijo. Dios confirmó a Jesús que Él era el heredero al Trono de David. Cristo recibiría las naciones. La importancia de esta confirmación está en que la humillación de Cristo precede a su exaltación. De ahí que Jesús prohíba a sus tres discípulos decir algo acerca de la transfiguración hasta que resucite (Mat 17:9), porque antes el Hijo del Hombre tenía que padecer a manos de los hombres (Mat 17:12). Por tanto, Dios aseguró a Jesús de Nazaret, en Su humanidad, que, a pesar de Sus sufrimientos y muerte, Él sería exaltado por encima de toda la creación. ¿Por qué? Porque sólo Él heredó el título mesiánico: “Este es mi Hijo Amado.” 21

Pronombre demostrativo, por norma general su referente viene a continuación (BDAG, “ὅδε,” 68990). Se utilizaba a modo de introducción en declaraciones reales. Por ejemplo 2 Macabeos 11:27 (LXX), y se traduce como “como sigue” o “a continuación.” De manera que una traducción válida sería: “la voz impulsada hacia él por la majestuosa Gloria, fue como sigue: ‘Este es mi Hijo Amado…’” 22

“Magnífica,” “impresionante” (BDAG, “µεγαλοπρεπής,” 622-23). Esta palabra no está morfológicamente relacionada con µεγαλειότητος en el versículo 16. En este caso la idea es de una gloria impresionante, mientras que en versículo 16 Pedro describe la majestad divina de Cristo. 23

La frase ὑπὸ τῆς µεγαλοπρεποῦς δόξης está expresando la agencia final responsable por la acción del verbo en pasiva, aunque esté o no directamente involucrado en la acción (ἐνεχθείσης) (Wallace, 433). Es decir, “esta voz fue dirigida a él, por la gloria impresionante…” Pedro utiliza este lenguaje en referencia a Dios para aludir a la nube luminosa que los cubrió durante la transfiguración y de la cual salió la misma voz (Mat 17:5). Y este lenguaje a su vez alude a la nube gloriosa que cubría y llenaba el tabernáculo en el AT (LXX, Exo 40:3435). Pero especialmente al momento cuando Dios da las tablas de la Ley a Moisés. En Éxodo 24:12 Dios llama a Moisés y le dice que suba hasta el monte donde le dará las tablas de la Ley. Moisés obedece y sube al monte y la nube cubre el monte (Exo 24:15), y la gloria del Señor reposó sobre el monte (Exo 24:16). Todo este lenguaje aparece de manera indirecta en el relato de la Transfiguración cuando la nube luminosa apareció, y que luego Pedro define como magnifica gloria. La implicación teológica es muy importante. Dios apareció en la nube y habló con Moisés y le dio la instrucción para Israel, ahora Dios aparece en la nube y habla con el Hijo, y no sólo confirma Su llamado mesiánico, sino que además da la instrucción para Su pueblo, la cual es que le oigamos. Una vez más, la gloria de Cristo se vuelve en el motor de nuestro crecimiento espiritual. En este caso, la honra que el Padre otorga al Hijo nos obliga a escuchar y obedecer las palabras de Cristo. Por eso Pedro tenía la convicción absoluta y certera de no hacer concesiones con el evangelio, porque ese mensaje no sólo fue el que Cristo glorioso le encomendó, sino que además fue el mismo evangelio que escuchó predicar a Jesús. La instrucción de Jesús para Su pueblo es que el evangelio genuino nos lleva a la santidad y el crecimiento espiritual, porque nos libera de la corrupción de este mundo, y hace partícipes de la naturaleza divina. 24

En la frase “Ὁ υἱός µου ὁ ἀγαπητός µου,” el uso de ambos artículos determinados junto con el mismo pronombre personal, indica primero que Jesús es el Hijo y Amado deíctico, es decir, sólo hay un Hijo y un Amado como Jesús, nadie nunca jamás entrará en esa categoría. Por otro lado, los pronombres personales, tanto para υἱός como para ἀγαπητός, indican que ambos términos se corresponden con dos títulos mesiánicos. El adjetivo ἀγαπητός no está describiendo a υἱός, caracterizando a Jesús como Hijo amado. Sino que es otro título otorgado a la misma persona: Jesús es el Hijo (título mesiánico), y a su vez Jesús es el Amado (título mesiánico). Por lo que la pregunta surge, ¿a qué se refiere el título el Amado? La respuesta se encuentra en Isaías 42:1 y Mateo 12:18. En Isaías 42:1, versículo al cual alude la declaración que Dios habló desde la nube, Dios llama al Mesías: Su Escogido. Sin embargo, en Mateo 12:18, donde se cita este pasaje de Isaías 42:1, se traduce la palabra Escogido por Amado, dando a entender que el título Amado es una traducción del título “el Escogido.” El hecho de que en el relato de la Transfiguración en Mateo 17:5, Mateo escriba “Hijo Amado” y Lucas en el relato paralelo diga “mi Escogido” (Lucas 9:35) parece confirmar esto mismo. Por tanto, una vez más, al llamar a Jesús “mi Amado” se alude al pacto davídico y el título mesiánico, “mi Escogido.” Tal y como se indica en otros pasajes donde aparece “mi escogido:” Salmo 89:3-4; Isa 42:1. 25 26

3S presente indicativo de εἰµί, “ser.”

εἰς ὃν: Εἰς con un acusativo se usa para expresar en referencia a quien: “en referencia a quien me he complacido…” (Daniel B. Wallace, Greek Grammar beyond the Basics: An Exegetical Syntax of the New Testament [Grand Rapids, MI: Zondervan, 1996], 369). También esta preposición expresa emoción en este caso

específico (Friedrich Blass, Grammar of the New Testament, trans. by Henry St. John Thackeray [London: Macmillan and Co., Limited, 1911], 118). 27

El uso de este pronombre personal es para enfocarse en el sujeto del verbo εὐδόκησα: yo me he deleitado (Wallace, 322-23). 28

1S aoristo indicativo voz activa de εὐδοκέω, “complacer,” “deleitarse,” “encontrar satisfacción en algo específico,” (BDAG, “εὐδοκέω,” 404). Se refiere a una reacción inmediata de estar complacido (Moule, An Idiom Book of New Testament Greek, 7), en el sentido de que εὐδόκησα parece que es un aoristo de inicio: me viene gozo (reacción inmediata) al pensar en ti. Por lo que es probable que signifique: he puesto en Ti el sello de mi aprobación, pero ese “poner en ti” es indefinido en el tiempo. Dios Padre se ha complacido en el Hijo desde siempre, y su reacción inmediata al ver al Hijo es la de complacencia por quien es el Hijo, no necesariamente por el bautismo que tuvo lugar antes que la Transfiguración en Mateo 3 y donde también se escucha la misma afirmación (Mat 3:17) (Ernest De Witt Burton, Syntax of the Moods and Tenses in New Testament Greek, 3rd ed [Edinburg: T&T Clark, 1898], 29; y James Hope Moulton, A Grammar of New Testament Greek: Prolegomena. Vol. 1 [Edinburgh: T. & T. Clark, 2006].134). 29

La declaración “Ὁ υἱός µου ὁ ἀγαπητός µου οὗτός ἐστιν εἰς ὃν ἐγὼ εὐδόκησα,” alude al Mesías prometido en el Antiguo Testamento. Dios Padre concede al Hijo títulos que sólo pertenecen al Ungido. El Salmo 2:7 hablando del Mesías dice, “Mi Hijo eres Tú,” Isaías 5:1 es un canto de Dios a Su Amado, quien no es otro que el Mesías. En 42:1 Dios hablando de su Siervo escogido menciona que en Él se deleita su alma. Todos estos títulos mesiánicos nos deben llevar al pacto davídico (2 Sam 7, y 1 Cro 17). En 1 de Crónicas 17 es interesante que el autor aclara que este descendiente después de David, será después de sus descendientes ( ‫ֲשׁר‬ ֶ֥ ‫א‬ ‫—י ִ ְה ֶי֖ה ִמבּ ֶָנ֑יָך‬quien será después de tus hijos, para el uso de la preposición ‫ ִמן‬como después véase William Lee Holladay, and Ludwig Köhler, A Concise Hebrew and Aramaic Lexicon of the Old Testament [Leiden: Brill, 2000], 200). Y se dice acerca de éste que Dios será para Él Padre y Él será Hijo para Dios (1 Cro 17:13). Este lenguaje una y otra vez debe traer a nuestra mente la declaración y confirmación de Jesús de Nazaret como el Mesías, el Hijo de Dios a quien Dios entregó las naciones porque se deleitó en Él. No podemos limitar esta terminología a meramente una relación paterno-filial. De tal modo que Pedro entiende la Transfiguración como el preludio a la exaltación de Cristo tras la resurrección y su ascensión. Él se ha sentado sobre el Trono, sólo Cristo reina, y como tal destruirá a sus enemigos. 30

El artículo se utiliza para indicar el uso atributivo del pronombre demostrativo ya que no puede aparecer atributivamente por sí sólo: “esta voz…” (Wallace, 241-42). 31

ταύτην τὴν φωνὴν, el acusativo se usa junto con el verbo ἀκούω para indicar que la acción fue el escuchar una declaración. Es decir, no se corresponde con el uso de ἀκούω y genitivo característico de Juan para expresar obediencia a una persona, sino que simplemente describe que escucharon una declaración (Blass, Grammar of the New Testament, 103). 32

Este pronombre es enfático. Y como se explicó en la nota de página #6 es excluyente. Sólo Pedro, Juan y Jacobo escucharon la voz. No obstante, el pronombre no se utiliza para enfatizar que únicamente ellos fueron testigos de este evento, sino para recalcar que como testigos ellos mismos están testificando que la transfiguración y la declaración de Dios son ciertas. 33

1P aoristo indicativo voz activa de ἀκούω, “oír,” “escuchar.”

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Preposición que indica la procedencia desde donde se originó la voz: los cielos. Por tanto, la frase ὑπὸ τῆς µεγαλοπρεποῦς δόξης en el versículo 17 habla de agencia y no procedencia. Si en ambos casos fuese procedencia, y se usasen simultáneamente, uno tendría que preguntarse porqué en el versículo 17 se usa la preposición ὑπὸ y en el 18 ἐξ. 35

En el relato de los evangelios se dice que la voz salió de la nube (Mat 17:5 — ἐκ τῆς νεφέλης), sin embargo, Pedro declara que procedió de los cielos (ἐξ οὐρανοῦ). Probablemente, esto indique que el apóstol está usando el término cielos como un eufemismo para referirse a Dios. Es decir, Dios es el agente que envió la voz (la grandiosa gloria, 2 Ped 1:17), y éste es el mismo Dios que mora en los cielos (2 Ped 1:18). 36

Acusativo femenino singular, participio aoristo voz pasiva de φέρω, “mover,” “causar que algo siga un curso o dirección.” Se utilizaba en referencia al viento empujando la vela de los barcos (BDAG, “φέρω,”1051). Una vez más, para hablar de la misma declaración del versículo 17. Se repite para enfatizar la importancia de lo que Dios declaró durante la transfiguración. Es interesante ver el énfasis que Pedro pone en la Palabra de Dios y no necesariamente en su experiencia de la Transfiguración. Aunque como testigo ocular de la misma la utiliza como argumento contra los falsos maestros, el apóstol quedó marcado (tal y como demuestra la

sintaxis abrupta de estos versículos) por lo que escuchó de parte de Dios. Por eso enfatiza una y otra vez Su mensaje, lo que lógicamente le lleva a pensar en la Palabra Escrita de Dios, la cual es más segura. En otras palabras, Dios dio testimonio de que Jesús volvería para reinar desde el Trono de David, Pedro fue testigo de esta declaración, y más importante todavía, la Palabra Escrita también testifica que Jesús regresará. 37

Preposición de relación para expresar “en compañía con él,” “presentes con él.”

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Nominativo masculino plural, participio presente de εἰµί, “ser.” Uso circunstancial y por ende adverbial, indicando que cuando estaban en el santo monte escucharon la declaración. 39

El Santo Monte en alusión al Salmo 2:8 desde donde el Elegido de Dios reina (véase la nota a pie de página #14). Esto no quiere decir que el monte donde tuvo lugar la Transfiguración es el monte Sion, pero sí que Pedro a propósito quiere aludir a este Salmo, para indicar que Jesús es el Siervo Ungido que se sentará sobre el Trono de Sion, y la Transfiguración es muestra de esto.

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