Traducción e ideología en el ámbito de las “figuras de poder” en la Quinta Parte de la General Estoria

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Descripción

Traducción e ideología en el ámbito de las «figuras de poder» en la Quinta parte de la General Estoria Belén ALMEIDA CABREJAS Universidad Autónoma de Madrid GRHIDE AILP (GDRE 671, CNRS)

RESUMEN En este trabajo se muestra cómo los romanceadores y compiladores alfonsíes modifican distintos aspectos de sus fuentes clásicas por varios motivos, entre ellos por razones ideológicas. Tomando como base sobre todo el romanceamiento de la Farsalia de Marco Anneo Lucano, recogido completo en la Quinta parte de la General Estoria, se presentan instancias de modificaciones, en general de pequeño calado, que los romanceadores introducen sobre el texto latino. La frecuencia de estos pequeños cambios sugiere que no son debidos a la casualidad o al error, sino que son parte de una labor de adaptación al horizonte ideológico medieval, castellano e incluso alfonsí de unos contenidos creados en un ambiente cultural muy distinto. Los aspectos en que se centra el trabajo son los cambios sufridos por segmentos que tratan acerca del poder y la monarquía y sobre las características de la figura del rey o del poderoso. RÉSUMÉ Dans cet article, nous montrons comment les traducteurs en langue romane et les compilateurs alphonsins modifient différents aspects de leurs sources classiques pour divers motifs, entre autres pour des raisons idéologiques. Prenant essentiellement comme base la traduction vernaculaire de la Pharsale de Lucain (Marcus Annaeus Lucanus), reprise en entier dans la Cinquième partie de la Générale Estoire, nous présentons des exemples de modifications, en général de faible importance, que les traducteurs en langue romane introduisent dans le texte latin. La fréquence de ces petits changements suggère qu’ils ne sont dus ni au hasard ni à l’erreur, mais qu’ils sont une part du travail d’adaptation à l’horizon idéologique médiéval, castillan et même alphonsin de quelques contenus créés dans un milieu culturel très différent. Les aspects sur lesquels se centre notre étude sont CAHIERS D’ÉTUDES HISPANIQUES MÉDIÉVALES, n o 33, 2010, p. 43-62

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les changements subis par des passages qui traitent du pouvoir et de la monarchie, ainsi que des caractéristiques de la figure du roi ou de l’homme de pouvoir.

Introducción Se exploran en este trabajo varios aspectos de la interpretación alfonsí de distintos elementos relacionados con la figura del rey en sus facetas de gobernante, jefe militar y legislador, o con figuras que desempeñan alguna de estas varias funciones que el rey o el emperador aúnan en sí. El análisis se centrará en las modificaciones introducidas sobre fuentes antiguas por los redactores de la General Estoria, especialmente las que se observan en las partes Segunda y Quinta, que son aquellas de las que me he ocupado más de cerca1. De estas dos partes, por varios motivos, la que más interés presenta para este estudio es la Quinta. Cuando el rey «faze un libro»2, como explica la Primera parte en la historia de las tablas de la ley, esto no implica que coja la pluma y trace las palabras, como Dios no trazó él mismo las palabras de los mandamientos. Sin embargo, su influencia se deja sentir en aspectos generales y particulares de la obra. Los contenidos son elegidos, organizados y modificados siguiendo una ideología determinada, sea por orden o sugerencia del rey o porque quienes trabajan en la obra que ha encargado son conscientes o creen serlo de los deseos del monarca, o porque comparten su horizonte ideológico. Esta influencia del poder sobre la interpretación de los hechos, que resulta obvia al presentar la historia más reciente, existe también cuando se expone la historia antigua. Así vamos a comprobarlo en la General Estoria. Hay que decir, sin embargo, que aquí es más difícil identificar si la causa de una determinada modificación o elección es ideológica o no, y esto es así por varias razones: En primer lugar, porque el juicio de los alfonsíes sobre los sucesos, o su elección entre varias posturas o bandos, con dificultad se desligará de su fuente, dado que su conocimiento de los hechos y del trasfondo político es 1. Acaba de aparecer en 2009 la edición completa de la General Estoria de Alfonso X, proyecto dentro del cual he editado la parte Segunda y la sección gentil de la Quinta. Vid. ALFONSO X EL SABIO, General Estoria, Pedro SÁNCHEZ-PRIETO BORJA (ed.), Madrid: Fundación José Antonio de Castro, 2009. 2. «E aquí dize en el […] Éxodo que las mandó escrivir a Moisén, e avredes otrossí en el libro que á nombre Deuteronomio […] que diz que Nuestro Señor que él mismo las escrivió; e semeja que son contrallas estas razones. E sobr’esta contralla fabla maestre Pedro, e depártela d’esta guisa: diz que todo es bien dicho, e que podemos entender e dezir que compuso Nuestro Señor las razones de los mandados, e que ovo ell autoridad e el nombre dend porque las mandó escrivir, mas que las escrivió Moisén, assí como dixiemos nós muchas vezes el rey faze un libro non por quel él escriva con sus manos, mas porque compone las razones d’él e las emienda e yegua e endereça e muestra la manera de cómo se deven fazer, e desí escrívelas qui él manda, peró dezimos por esta razón que el rey faze el libro.», ALFONSO X EL SABIO, General Estoria, Primera parte, 2 volumes, edición citada, 2, p. 393.

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en general deficiente. Esto causa que los compiladores de la General Estoria sigan en general fielmente la interpretación de la fuente, y que en muchas ocasiones no tomen postura propia. Una extrema fidelidad a la fuente puede ocultar incluso la falta de comprensión del contexto y de las implicaciones de algún elemento: el desconcierto del romanceador es manifiesto en algunos fragmentos en que, contrariamente a su costumbre, traduce lo más fielmente que puede y no ofrece ningún tipo de explicación. Analizar la postura de los redactores de la General Estoria ante sus fuentes resulta también difícil, en segundo lugar, porque entre la fuente y los traductores se interponen con frecuencia glosas que presentan una interpretación de las fuentes ideológicamente marcada, glosas que no siempre conocemos o hemos podido identificar. Por último, otro problema a la hora de valorar las modificaciones alfonsíes sobre su fuente es que estas pueden ser tanto voluntarias como fortuitas (olvidos, despistes, equivocaciones), y las voluntarias pueden deberse a buen número de motivos, y no solamente a razones ideológicas o políticas. Dejando al margen la tarea de combinación de fuentes distintas y centrándonos en el trabajo que se realiza en el taller alfonsí sobre traducciones corridas o continuas3, podemos clasificar las intervenciones de los redactores alfonsíes sobre su fuente en varios tipos principales, la mayoría efectuados mediante amplificatio. Un tipo básico de intervención, muy frecuente en las traducciones medievales, es el añadido de una aclaración sobre algún aspecto del texto de la fuente. Pueden ser contenidos sencillos, como el primer ejemplo que mostramos, o más complejos (aunque muchos de estos añadidos más complejos se deben a la presencia de glosas4, como puede observarse en el segundo y tercer ejemplos):

3. Los alfonsíes dispusieron de traducciones completas al castellano de las fuentes que luego iban combinando en la narración final; pero en algunos casos, se seguía durante varios capítulos (a veces, como es el caso de la traducción de Farsalia, durante centenares de páginas) únicamente una fuente, reproduciendo con bastante fidelidad la traducción. Este tipo de contenidos reciben, en los contenidos de reflexión metatextual de los alfonsíes, el nombre de «estorias unadas». Vid. sobre este concepto Inés FERNÁNDEZ-ORDÓÑEZ, Las estorias de Alfonso el Sabio, Madrid: Istmo, 1992, passim. 4. Los comentarios a Lucano aparecen ya en la Antigüedad, y se van formando conjuntos de glosas más o menos cerrados que se repiten con variantes en numerosos manuscritos medievales. Entre los varios corpus de escolios a la Farsalia citamos en este trabajo los conocidos como Commenta Bernensia (H. USENER (ed.), M. Annaei Lucani Commenta Bernensia, Leipzig: Teubner, 1869, repr. Hildesheim: G. Olms, 1967), Adnotationes super Lucanum ( J. ENDT (ed.), Adnotationes super Lucanum, Leipzig: Teubner, 1909, repr. Stuttgart: Teubner, 1969) y Glosule super Lucanum (Berthe M. MARTI (ed.), Arnulfi Aurelianensis Glosule super Lucanum, Roma: American Academy, 1958).

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[…] non hoc ciuilia bella, / ut uiuamus, agunt5 (Farsalia IV, v. 221-222) > E estas batallas cibdadanas non buscan que bivamos nós, mas que muramos […] quaerite, quos agitat mundi labor (I, v. 417) («indagadlo vosotros, los que os preocupáis de la energía del mundo») Glosule super Lucanum: QUERITE o philosophi QUOS AGITAT MUNDI LABOR qui laboratis de causis rerum inquiriendis que lo demandedes aquellos a quien el trabajo del mundo trae, e estos son los filósofos que se trabajan de saber las naturas d’estas cosas. […] deiectum meminisse piget (VIII, v. 27) Adnotationes super Lucanum: PIGET et pudet donde avía grant pesar e vergüença por aquello en que estonces avía caído aviendo de antes complido tan grandes fechos.

En otras ocasiones, aunque en la General Estoria no ocurre con demasiada frecuencia, se produce una simplificación de elementos considerados demasiado complejos, por abbreviatio o por sustitución. Donde más frecuentemente se advierte este procedimiento es en las enumeraciones, muy frecuentes en Lucano: se eliminan los adjetivos y se dejan de lado las comparaciones para ofrecer una simple lista, por ejemplo de nombres de lugar o de denominaciones de pueblos. Un aspecto menos conocido del trabajo alfonsí sobre sus fuentes es la modificación, sin duda consciente, del tono de diversos pasajes de su fuente. Este tipo de actuaciones sorprende por su coherencia y continuidad: por una parte los redactores intentan evitar los aspectos más poéticos, más subjetivos, de textos literarios como la Farsalia o las Metamorfosis, que presentan particularidades formales poco propias del género historiográfico6; por otra, muestran interés en ajustar el tono de la fuente a diversos estilos discursivos, por ejemplo creando estilo directo, añadiendo detalles que

5. En los ejemplos se presentan a lo largo de este trabajo, se ha optado a veces por recoger la traducción al castellano moderno en nota, siempre entrecomillada. Estos fragmentos proceden de la traducción de Sebastián Mariner (LUCANO, Farsalia, Madrid: Alianza, 1996), aunque en ocasiones se ha preferido modificar el orden o la elección de léxico. Si la traducción se aparta mucho de la de Mariner, escribiremos a continuación «(Traducción mía)». Cuando el texto latino es muy sencillo, no hemos incluido esta traducción al castellano moderno. Se marcan con cursiva los elementos que se desean destacar en cada cita. 6. Para suavizar el tono poético y subjetivo de estos textos, los alfonsíes (que nunca explican en qué reside la objeción a algunos aspectos del estilo de Lucano o de Ovidio) introducen numerosas modificaciones a lo largo de toda la narración, comentando (amplificatio), eliminando (abbreviatio) o sustituyendo elementos como comparaciones, apóstrofes, personificaciones o contenidos sentenciosos. Vid. Charles F. FRAKER, The Scope of History. Studies in the Historiography of Alfonso el Sabio, Ann Arbor: University of Michigan Press, 1996, y Jonathan R. ASHTON, «Putative Heroides Codex AX as a Source of Alfonsine Literature», Romance Philology, 3, 19491950, p. 275-289.

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aumentan el patetismo de ciertas escenas7 o haciendo uso de fórmulas procedentes del lenguaje documental8. Existen también modificaciones alfonsíes sobre la fuente traducida que responden a motivos ideológicos, pero no propiamente políticos, pues no están relacionados con el poder o la forma de gobierno, sino con otros temas, como algunos aspectos de la religión pagana, de la sexualidad (homosexualidad, algunos detalles de descripciones de escenas amorosas), del papel de hombres y mujeres, y de lo mágico o inverosímil, un aspecto a medio camino entre lo estilístico (se busca un texto con un aspecto historiográfico, y lo maravilloso tiene entrada solo hasta un cierto punto) y lo moral (rechazo de elementos mágicos o paganos). Esta modificación se realiza tanto mediante abreviación (se censuran y suprimen los elementos que disgustan) como mediante sustitución o glosa (amplificatio). Por fin, hay una modificación ideológica que podemos considerar política, que es la que examinaremos con mayor detalle en este trabajo. No siempre resulta fácil, como se ha dicho antes, distinguir el motivo de una modificación sobre el texto de la fuente: muchas veces puede tratarse de un error, en el sentido de que el romanceador entendiera el texto de un modo distinto al que hoy creemos que el autor lo pretendió, lo cual puede haber sucedido entre otras causas por desconocimiento de la realidad política romana y sobre todo del horizonte ideológico de las fuentes9. También existe el peligro de interpretar motivos políticos en una sencilla modificación aclaratoria o de tono. Debido a las dificultades de distinguir la causa última de cada desajuste entre el texto latino y su traducción castellana, tendremos que contentarnos en general con identificar tendencias, al hallar en repetidas ocasiones cambios en el mismo sentido, más que aspirar a descubrir grandes modificaciones textuales en traducciones en general bastante fieles, o a poder explicar la razón de cada uno de esos cambios. Ya hemos dicho antes que para la investigación de este tipo de intervenciones de los romanceadores resulta más interesante la Quinta parte de la General Estoria que la Segunda, y casi podría afirmarse que más interesante 7. Vid. Belén ALMEIDA CABREJAS, «La creación de discurso directo e indirecto en la historiografía alfonsí», in: José Jesús DE BUSTOS TOVAR y José Luis GIRÓN ALCONCHEL, Actas del VI Congreso Internacional de Historia de la Lengua Española: Madrid, 29 de septiembre-3 de octubre de 2003, 3 vol., Madrid: Arco Libros, 2006, 3, p. 2639-2651. 8. El romanceador recurre a fórmulas frecuentes en los documentos de su época y que le parecen adecuadas al tono de un determinado texto, aunque no correspondan exactamente a la fuente. Con Elena Trujillo, he mostrado cómo funciona este procedimiento en contextos como cartas, discursos y órdenes en varios lugares de la General Estoria. Vid. Belén ALMEIDA y Elena TRUJILLO, «La influencia de los documentos de la cancillería alfonsí en la Quinta parte de la General Estoria», Actas del II Congreso Internacional de Estudios Medievales y Renacentistas, en prensa. 9. Otros motivos pueden ser mal conocimiento del latín o errores en el manuscrito latino del que disponían.

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que cualquier otra. Esto se debe a la gran fuente clásica de la Quinta parte, la Farsalia de Lucano, que narra la guerra civil entre Julio César y Pompeyo el Magno. El sesgo político de la obra de Lucano es bien conocido, y resulta evidente la falta de sintonía entre los ideales políticos de este autor y los que podía tener el círculo alfonsí10. Hay que señalar por otra parte que este autor resulta para los romanceadores especialmente difícil de verter, pues, además de tener un estilo muy retórico, emplea con profusión la paradoja, que presenta, por su propia esencia, contenidos inesperados que confunden a los traductores. Tampoco la ironía de Lucano ni el cinismo que pone a menudo en las palabras de César resultan fáciles para los romanceadores. El texto de Lucano es tan complejo que muchas veces los alfonsíes, agobiados por la dificultad de encontrar la lógica a un fragmento del texto, renuncian a la interpretación y a la explicación (lo cual resulta comprensible, pues no entienden lo que traducen) y vierten exactamente, palabra por palabra, pasajes o construcciones difíciles, sin ningún tipo de modificación ni aclaración ni búsqueda de conexiones lógicas. Non illic regum auxiliis collecta iuuentus / bella gerit ferrumque manus mouere rogatae11 (V, v. 548-549) > E la mancebía ayuntada allí non lidiaron ý por las ayudas de los reyes, e allí se pararon las compañas, que non movieron las armas maguer que rogadas.

La monarquía y la organización social Para los alfonsíes, la monarquía es la forma natural de gobierno. Muchas de sus fuentes comparten esta visión, pero no Lucano: para este autor latino, o al menos para la voz del autor en la Farsalia12, el gobierno ideal es la república al modo romano, un gobierno aristocrático, con magistraturas anuales y poder compartido, mientras que cualquier persona por debajo o al margen del senado y la clase ecuestre parece ser considerada ciuis, ciudadano, o populus, denominaciones tremendamente positivas13. 10. La traducción completa de la Farsalia supone más de las tres cuartas partes de la sección gentil de la Quinta parte, por lo menos de lo que conocemos, pues el segmento que debía cubrir desde el año 209 a. C. (año en que suceden los últimos acontecimientos narrados en la Cuarta parte) hasta el año 51 a. C. (inicio de la guerra civil) no fue nunca compuesto o se ha perdido. 11. «Allí no libra batalla una juventud sacada de los refuerzos reales, ni blanden el hierro manos mercenarias: en aquellas filas formaron los hermanos, en aquellas los padres.» 12. Este trabajo no pretende investigar hasta qué punto esta actitud era real o artificiosa en el autor Lucano, y menos aún si manifestar este tipo de opiniones era realmente peligroso en la Roma imperial, o se consideraba una boutade juvenil. 13. O, sobre todo en los casos en que se está reprochando algo a este colectivo, vulgus, plebs. No parece haber una gran diferencia de referente, sino más bien de connotación, en el uso de estos términos por Lucano.

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En cambio en los alfonsíes la sociedad se organiza de un modo rígido en varios estamentos sociales bien definidos. Obviamente, no podemos esperar en una traducción de la Farsalia que merezca ese nombre una falta de contenidos políticos acerca de los males de la monarquía14, pero sí que encontramos ejemplos en que la visión política de los alfonsíes influye en su traducción de algunos fragmentos relacionados con este tipo de gobierno, suavizándolos mediante la particularización de un axioma general o a través de la elección de lexemas distintos a los del original. Así podemos comprobarlo en los tres ejemplos que siguen, donde la traducción castellana es esencialmente fiel al sentido del texto, pero efectúa un cambio fundamental en el vocabulario: Ergo utrimque pari procurrunt agmina motu / irarum; metus hos regni, spes excitat illos15 (VII, v. 385-386) > metiéronse a las armas e de eguales voluntades de amas las partes, mas los de Pompeo a vencer e aguardar su franqueza; el César e los suyos a vencer e ganar el reino e el señorío. Proxima quid suboles aut quid meruere nepotes / in regnum nasci16? (VII, v. 642643) > E en esto ¿qué merecieron nuestros nietos e los otros que empós de nós venieren de nacer en servidumbre? […] quibus adde Catonem / sub iuga Ponpei, toto iam liber in orbe / solus Caesar erit17 (II, v. 279-281) > e vas tú, Catón, con ellos en la ayuda de Pompeo, e el César solo será ya libre por todo el mundo.

Como puede comprobarse, más que una interpretación radicalmente diferente de las palabras del autor, lo habitual es una manipulación leve que se manifiesta sobre todo en la traducción de determinados lexemas: regnum puede ser traducido por reino o bien por servidumbre o (con lítotes) por una construcción con franqueza, como hemos visto arriba; iuga se traduce a veces con mayor fidelidad por servidumbre18, a veces (con un cierto grado de censura) por ayuda, así en el último ejemplo. 14. En la traducción alfonsí se encuentran numerosos pasajes que expresan sin censura ni comentario contenidos antimonárquicos o contrarios al ansia de poder personal. Un buen ejemplo es el siguiente: «Vix tanti fuerat ciuilia bella mouere / ut neuter» (Farsalia II, v. 62-63) («Apenas valdría la pena suscitar guerras civiles para conseguir que no imperara ninguno») > Apenas fuera de tan grant precio este fecho por que deviesen mover estas batallas entre los cibdadanos: por que ninguno d’ellos fuese ende señor. 15. «A unos incita el miedo a un reinado, a otros la ilusión por él» (Traducción mía). 16. «¿En qué mereció la generación inmediata, en qué la siguiente nacer bajo un reinado?» 17. «Pon con ellos también a Catón bajo el yugo de Pompeyo: en todo el orbe ya solo César será libre» (Traducción mía). 18. Ad iuga cur faciles populi, cur saeua uolentes / regna pati pereunt? (II, v. 314-315) > ¿Por qué son los pueblos tan ligeros a servidumbre? ¿Por qué se pierden queriendo sofrir crueles regnados?

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En algunas ocasiones es posible que los alfonsíes, influidos por su concepción política o por las glosas de que disponían, no hayan advertido la posibilidad de interpretar un segmento de otro modo que como lo hicieron: en el primer ejemplo que sigue, la lógica del texto de Lucano (¿de qué sirve la paz, se pregunta, si nos ha de llegar acompañada de un amo?) queda comprometida en favor de una interpretación muy positiva del poder único, interpretación favorecida por las glosas. En el segundo, el rechazo expresado en Farsalia ante la figura de cualquier señor queda suavizado por una particularización en un (mal) señor concreto. Et superos quid prodest poscere finem? / Cum domino pax ista uenit19 (I, v. 669670) > E que demanden los cibdadanos de Roma a los dioses que den cabo a estas batallas ¿qué pro tiene? Ca esta paz con un señor á de venir, e non con tantos. […] atque ipsam domini metuentem occurrere Romam20 (VII, v. 373) > E creed que Roma misma va conusco, que se teme de aquel señor por que lo non sea.

En otros casos, la causa de la distancia entre el texto latino y el castellano parece deberse al desconocimiento de los símbolos culturales romanos por parte de los alfonsíes, o a su falta de flexibilidad al interpretarlos: por ejemplo, en el siguiente fragmento, Lucano acusa a Roma de miedosa y de ser capaz de servir, incluso, a un conciudadano. El texto castellano lo interpreta de otro modo, como se ve, pero no por deseo de censurar el contenido, sino probablemente porque, cuando queda claro que toga no se refiere a una prenda de vestir, se traduce regularmente por paz21: Ipse petit trepidam tutus sine milite Romam / iam doctam seruire togae22 (V, v. 381-382) > E el César desque mandó esto a los cavalleros tornóse él con poca compaña a Roma, que estava espantada e le avié miedo e era ya mucho afecha a estar en paz.

Tampoco comprende el romanceador qué representan las espadas ni las hachas en el siguiente fragmento, donde Lucano reprocha a César haber querido unir al poder militar que ya tenía (las espadas) el poder

19. «Por lo demás, ¿de qué sirve implorar a los dioses que se termine? La paz llegará con un amo.» 20. «Y creed que la misma Roma corre a vuestra presencia por miedo a caer bajo un dueño.» Ya Arnulfo de Orléans, erudito del siglo XII autor de un comentario sobre la Farsalia, interpreta el texto como los alfonsíes: DOMINI scilicet Cesaris ne illi dominetur (Glosule super Lucanum). 21. Lo mismo ocurre en el siguiente caso, donde un personaje piensa que es menos malo estar bajo el poder de un romano que bajo el de los bárbaros (sin consideraciones sobre la paz), pero se traduce: sub iura togati / ciuis eo (IX, v. 238-239) («paso a poder de un ciudadano que viste la toga») > nin con otro señorío ninguno ageno si non con cibdadano de Roma solo, e yo so el señorío del romano cibdadano quiero ir e vo que querrá pazes e las fará. 22. «Él se dirige, seguro sin tropas, a la temerosa Roma, ya enseñada a someterse a la toga.»

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civil y sus magistraturas (las hachas, puesto que los lictores, guardia de honor de algunos magistrados romanos, las portaban). Para los alfonsíes, César toma una decisión que ellos no discuten, y simplemente dispone una nueva arma para quitar la vida a quienes él tiene derecho a declarar merecedores de la muerte: «[…] mandó traer las segures […] para matar a los culpados que lo mereciesen». […] qua, sibi ne ferri ius ullum, Caesar, abesset, / Ausonias uoluit gladiis miscere secures23 (V, v. 387-388) > E en esta edat mezcló el César las segures de Italia con las espadas suyas, por que ningund poder de fierro nin de armas non menguase al su señorío nin al su mandado (ca en su compaña trayén antes espadas los cavalleros, e éstas eran para ferir los enemigos en las batallas, e mandó traer las segures en sus compañas para matar a los culpados que lo mereciesen).

La rigidez de la organización social en la concepción alfonsí, que hemos mencionado antes, lleva a los romanceadores a reinterpretar la estructura del ejército de cada uno de los bandos: se da mayor importancia a la figura de los reyes (varios reyes extranjeros fueron aliados de Pompeyo), y se hacen distinciones (inexistentes en el texto de Lucano) entre soldados de a caballo (cavalleros), de mayor categoría, y soldados de a pie ( peones). Podemos advertir todo ello en pasajes como el siguiente, donde los alfonsíes, conscientes de que entre los duces, capitanes o jefes militares que luchan en la batalla de Farsalia, hay reyes, han preferido explicitar este elemento: […] dum munera longi / explicat eripiens aeui populosque ducesque / constituit campis24 (VII, v. 416-418) > e los bienes que tollió al mundo por tan luengo tiempo, e los reyes e los cabdillos e los pueblos que en aquellos campos estableció.

También se da relevancia especial a los reyes en: Subiere pericula clari / sponte uiri25 (VII, v. 356-357) > e los nobles varones (reyes e otros) se metieron de su grado a peligros por mí.

En el ejemplo que sigue, los alfonsíes, conscientes de que la espada es un arma propia de caballeros26, prefieren introducir este elemento en su traducción: 23. «Durante la cual César, para concentrar en sus manos todos los poderes que le procuraba el hierro, tuvo a bien mezclar a las espadas las segures ausonias.» 24. «[…] mientras despliega [la fortuna], en el momento de arrebatarlos, los dones que acumuló en tan largo tiempo y extiende en la llanura a pueblos y generales […]». 25. «Claros varones han arrostrado espontáneamente los riesgos.» Aclaración sugerida quizá en una glosa. Vid. glosa a Farsalia VII, v. 357: CLARI… UIRI ut senatores aut reges […], Commenta Lucani. 26. Que la espada era considerada arma de caballeros lo muestran las siguientes citas de dos fueros: «Por el fuero estas son las armas del cauallero: Loriga, yelmo, brafuneras de fierro, lança, escudo et dos cuchiellos. Essas mismas armas sean del peon, sacada la espada» (Fuero de Zorita, 1218-c. 1250); «Por fuero estas sean las armas del cauallero es a saber loriga & porra de

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[…] nec solum rastris durisque ligonibus arua / sed gladiis fodere suis27 (IV, v. 294-295) > e tanta era la quexa que cavavan e non con açadones nin con otros estrumentos solamente, mas aun los cavalleros con sus espadas mismas.

Del mismo modo, los alfonsíes nunca entienden que la denominación de Lucano plebs o populus engloben más que a personas o soldados de baja clase social, y las apariciones de estas formas con frecuencia se ven completadas con una alusión, inexistente en el texto latino, a los nobles: Densi uix agmina uulgi / inter et exangues immissa morte cateruas / uictores mouere manus28 (II, v. 202-204) > E yazién bueltos los viles con los nobles, e tantos eran que los matadores non podién mover las manos ante ellos.

Cualidades del poderoso La figura del rey, como se sabe, es fundamental en la historiografía alfonsí como centro del que emana todo poder político, y como el iniciador de grandes empresas militares y culturales. Pero también otros poderosos (héroes, señores, políticos, caudillos militares…) presentan algunos de estos elementos, y la consideración que reciben en las Estorias alfonsíes es esencialmente positiva. Son, como dice Leonardo Funes, «protagonistas de la historia»29, figuras tan positivas que no es raro que los romanceadores tiendan a limar aristas, y suavizar rasgos, gestos, comportamientos negativos que encuentran en la fuente. En Farsalia, puede decirse que hay tres figuras protagonistas, Pompeyo, César y Catón, pero de ellas solo Pompeyo y César poseen poder político y militar. César es una figura muy negativa en la Farsalia, y, aunque la continuación de la sección gentil de la Quinta parte (que tiene otras fuentes30) fierro & lança & escudo & dos cuchillos; & estas mesmas sean las armas del peon sacado vna lança» (Fuero de Cuenca, 1284-1295). 27. El ejército de Pompeyo, sin acceso a fuentes ni ríos, busca agua cavando la tierra: «Y no solo con picos y duros ligones cavaron los campos, sino con sus propias espadas.» 28. «Con dificultad movieron sus manos los vencedores entre las columnas de gentes apelotonada y los montones exangües tras dárseles muerte.» 29. Vid. Leonardo FUNES, El modelo historiográfico alfonsí: una caracterización, Londres: Queen Mary and Westfield College (Papers of the Medieval Hispanic Research Seminar, 6), 1997. También hay, naturalmente, contrafiguras de poderosos malos, arquetipos de «mal rey». Aquí no se ahorra en datos negativos, puesto que representan un ejemplo de actitudes a evitar, según la concepción alfonsí de la historia, que es eminentemente didáctica: la historia presenta ejemplos de buen y de mal comportamiento; los primeros para seguirlos, los malos para evitarlos. 30. Entre las que destacan las historias de Eutropio / Paulo Diácono y de Orosio. Vid. I. FERNÁNDEZ-ORDÓÑEZ, op. cit., y Belén ALMEIDA CABREJAS, «Aproximación a las fuentes de un fragmento de la General Estoria, Quinta parte», in: F. SÁNCHEZ MIRET (ed.), Actas del XXIII Congreso Internacional de Lingüística y Filología Románica, Salamanca: 24-30 septiembre 2001, 4 vol., Tubinga: Max Niemeyer, 2003, 4, p. 3-10.

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no hereda esta concepción negativa, lo cierto es que los alfonsíes la mantienen en su romanceamiento de Farsalia. En ocasiones no advierten siquiera el reproche a la actitud de César implícito en la presentación de determinadas escenas: Lucano presenta en César una figura cínica y desmesurada, cuya excesiva ansia de poder raya en hýbris, pero para los alfonsíes César no es un ciudadano romano, es un futuro emperador, y en general no advierten en su actitud, ni en los casos más claros, nada reprochable. Cuando Lucano presenta a César perdonando a los dioses (perdonándoles por su ayuda providencial, pero algo tardía) los alfonsíes no ven razón para hacer el menor comentario31; y tampoco la ironía de Lucano al saludar el nombramiento de César como cónsul (pues los años se nombran por los cónsules, quién mejor para dar nombre al año de la terrible batalla de Farsalia) es interpretada como tal por los alfonsíes32. En algunos casos se modifican, sí, los comportamientos, las actitudes o los motivos de César, pero son casos dudosos, en los que una cierta inercia, más que un verdadero deseo de alterar el texto, parece llevar al traductor hacia soluciones poco fieles al original latino: en el primer ejemplo que sigue, desaparece el cinismo de César (que dice que ansía retirarse de la vida pública, pero que está dispuesto a continuar en ella, incluso ostentando los más altos honores, para servir a sus soldados), pero el contenido del texto castellano se revela contradictorio en una lectura atenta: Ipse ego priuatae cupidus me reddere uitae / plebeiaque toga modicum componere ciuem, / omnia dum uobis liceant, nihil esse recuso. / Inuidia regnate mea33 (VII, v. 266-269) > E quiero yo mismo e cobdíciolo dexar el imperio (e a vós le dar) e ser convusco uno de los medianos cibdadanos; e por que ayades vós señorío por todo el mundo non dubdaré de meterme a cualquier abaxamiento nin dexar el regno por sabor que ende aya yo.

En el ejemplo que recogemos ahora, la sencilla glosa explicativa da al texto un giro completo de sentido, pues la culpa pasa del César (que considera que la peor ofensa de sus contrincantes es ser sus conciudadanos) a sus enemigos (que siendo conciudadanos de César se atrevieron a enfrentarse a él): 31. Sed […] Fortuna […] / plena redit, solitoque magis fauere secundi / et ueniam meruere dei (IV, v. 121-123) > Mas la ventura […] muy complida se le tornó allí luego e con grant ayuda; e tovieron con él los dioses e acorriéronle más que solién, e merecieron ende perdón. 32. […] nam quo melius Pharsalicus annus / consule notus erit? (V, v. 391-392) («¿Con qué cónsul iba a ser mejor conocido el año de Farsalia?» (Nous traduisons)) > Pero él fazié lo que devié, ca non avié ý otro cónsul ninguno de quien el año de Farsalia se pudiese tan bien entitular nin por que pudiese ser tan conocido como por Julio César. 33. «Yo mismo, ansioso de retirarme a la vida privada y de desempeñar el papel de un ciudadano modesto bajo una toga corriente, con tal de que os sea permitido todo no me resisto a ser lo que haga falta. Reinad vosotros, a trueque de mi impopularidad.»

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[…] Non illum Poenus humator consulis et Libyca succensae lampade [Cannae

e nin le movió a que los mandase quemar Anibal, que quemó al cónsul, nin el barrio de Cannas do fue vencido de los de Libia e muerto e le quemaron ellos maguer que era ageno, nin tomó ende enxemplo para compellunt hominum ritus ut seruet in [hoste, quemar él los sus enemigos otrosí nin aun a los sus cibdadanos, que era cosa más con sed meminit nondum satiata caedibus ira guisa, mas membrávase muy bien cómo fueran sus cibdadanos e venieran contra él, ciues esse suos34. onde avía él tamaña ira que nin aun con la mortandat d’ellos non se tenía por pagado.

La dirección de estos pequeños cambios y de otros más es clara: presentan a César en una luz bastante más positiva de lo que lo hace la Farsalia. Sin embargo, no podemos estar siempre seguros del grado de voluntariedad de este tipo de modificaciones. Mucho más claros y sistemáticos son los cambios que sufren las opiniones de Catón de Útica sobre Pompeyo. Catón (a quien Lucano modela sobre los ideales de la filosofía estoica) habla sobre Pompeyo en dos ocasiones, una en el libro II, cuando aconseja a su yerno Bruto sobre qué bando debe elegir en la guerra, y otra en el libro IX, donde pronuncia una alabanza fúnebre. Las reservas de Catón ante Pompeyo son evidentes: en realidad, le parece el mal menor. Pero todas estas reticencias desaparecen por completo en la traducción castellana, donde Catón dibuja una figura ideal de general romano35. En el fragmento que sigue, la traducción es extraordinariamente libre y contradice por completo el sentido del texto latino. Este cambio en el sentido del texto es consecuencia, sin duda, de una decisión del romanceador alfonsí. 34

34. (VII, v. 799-803). «A él no le mueve el cartaginés, que enterró al cónsul, ni Cannas, encendidas con la pira líbica, a observar con el enemigo las ceremonias humanitarias, sino que se acuerda, aún no saciada su ira, de que son conciudadanos suyos.» 35. A veces la modificación alfonsí se apoya en glosas latinas medievales: así ocurre en Farsalia IX, v. 190-191: “Ciuis obit” inquit “multum maioribus impar / nosse modum iuris” («Ha muerto un ciudadano —dijo— muy inferior a nuestros antepasados en saber moderarse ante el derecho») > Cibdadano murió muy mayor que los mayores que ý fincan para conocer manera del derecho. Por ejemplo las Glosule super Lucanum aducen que multum impar maioribus no se refiere a que Pompeyo entienda menos que los antepasados los límites del derecho, sino a que los entiende mejor (desde la idea de que impar es propiamente «desigual»): «quia magis cognoscebat modum iuris quam maiores sui, et secundum hoc erit ypallage, et dices quod maiores fuerunt ei impares».

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Nec, si Fortuna fauebit, / hunc quoque totius sibi ius promittere mundi / non bene conpertum est: ideo me milite uincat / ne sibi se uicisse putet36 (II, v. 320323) > ca, pero que le ayude bien andança e que venzca él, non fallamos d’él que quiera el señorío e señorear a todo el mundo, ca aunque lo quiera de lo ál non lo querrá de la cibdat de Roma, si non que finque libre e quita e señora de sí, lo que non querrá fazer el César, si non ser señor de todo. E por ende aguardaré yo a Pompeo e quiero ser su cavallero e que venzca comigo, porque si venciere non tiene en coraçón de vencerlo todo para sí, mas para sí e para nós e partirlo coñusco e mantenernos en franqueza.

La serie de alabanzas de Catón hacia Pompeyo que reproducimos a continuación tiene en latín la forma de tres acusaciones seguidas cada una de una alabanza, precedidas estas por sed. En la traducción castellana los elementos negativos son reinterpretados como rasgos positivos, como puede comprobarse, y la conjunción adversativa, que ya no resulta lógica, desaparece en dos de los tres casos: Immodicas possedit opes, sed plura [retentis intulit. Inuasit ferrum, sed ponere norat. Praetulit arma togae, sed pacem armatus [amauit37.

Rico fue e riquezas ovo sin cuenta, mas dio más que non tovo para sí. Sopo usar de armas e dexarlas cuando fue menester e sopo en las pazes quebrantar a los que se levantavan, e estando en armas amar de recebir a paz a los que se davan a él.

También en relación con la muerte de Pompeyo el Magno tenemos el siguiente fragmento, en que Lucano afirma que nunca el pueblo lloró la muerte de un poderoso. Es probable que los alfonsíes hayan entendido este contenido y optado por censurarlo. 37

Interea totis audito funere Magni / litoribus sonuit percussus planctibus aether, / exemploque carens et nulli cognitus aeuo / luctus erat, mortem populos deflere potentis38. (IX, v. 167-170) > En todo esto pues que la muerte de Pompeo el Magno oyeron fizieron duelo por él, e fue tan grande el duelo que fizieron que todas las riberas e la mar de allí enllenaron las bozes del llanto que fazían, tanto que dize el actor que nunca tal llanto nin tal lloro fuera fecho por muerte de omne que en el mundo oviese seído, e llorávanle todos los pueblos.

36. «Cierto que, de sonreírle la fortuna, está bien claro que también él se promete el dominio de todo el mundo: por tanto, venza teniéndome a mí en sus filas para que no piense que ha vencido en su propio provecho.» 37. (IX, v. 197-200). «Poseyó desmesuradas riquezas, pero aportó más que se reservó. Echó mano a la espada, pero sabía envainarla. Prefirió las armas a la toga, pero aun armado, amaba la paz.» 38. «Mientras, a la noticia de la muerte del Magno, resonó el aire a lo largo de toda la costa, removido por los lamentos; era un duelo sin precedente y jamás visto en época alguna: las gentes llorando las muertes de un poderoso.»

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Aunque nos estamos centrando en la Farsalia, un texto políticamente muy interesante, hay que decir que buena parte de los cambios que estamos reseñando se encuentran también en otras partes de la General Estoria. Como ejemplo mostraremos dos casos procedentes de la Segunda parte, ambos traducción de Ovidio, en que algún rasgo negativo de un rey o personaje con características reales son fuertemente suavizados: Así el ejemplo que sigue trata de Níobe, la reina que en su soberbia se consideró mejor que Leto por tener más hijos que esta diosa, y fue así la causa de la muerte de todos (pues los hijos de Leto, Febo y Ártemis, para vengar a su madre de la burla, matan a flechazos a los catorce hijos de Níobe). El marido de Níobe, al ver a sus hijos muertos, se suicida; ella es convertida en un manantial que mana de una roca. En el texto latino de Ovidio, el pueblo llora a sus hijos y a su marido, pero no a ella: a ella la odia por haber causado la muerte de los jóvenes. Sin embargo, en el texto alfonsí todo resentimiento hacia la reina desaparece en un amable llanto colectivo: […] vulgus […] exstinctum cum stirpe Amphiona luget; / mater in invidia est: hanc tunc quoque dicitur unus / flesse Pelops39 (Metamorfosis VI, v. 402-405) > Jueces, 50540: e acabados sus sacrificios tornó todo el pueblo luego a fazer duelo por su rey e su compaña, ca amavan todos a la reina Niobe e avién grand duelo del su avenimiento, e fizieron grand duelo por ella e por el rey e por sus fijos, e fue en ello aquel infante Pelopes.

La misma desgana hacia la traducción de contenidos que hacen, a juicio de los alfonsíes, poco honor a un héroe modifica sustancialmente el siguiente pasaje. Veamos el contexto: Hércules recibe por medio de su amigo Licas una camisa que le envía su mujer, Deyanira. Esta camisa está empapada en una pócima que Deyanira cree que servirá para devolverle el amor de su marido, que se ha casado con otra, Yole; pero en realidad se trata, por un desgraciado error, de un veneno que abrasa al héroe causándole espantosos dolores. Hércules corre por el monte, brama, invoca al cielo. Licas, comprensiblemente asustado, se esconde. […] e andando Ércules por allí corriendo a la una parte e a la otra con su dolor grande que le tenié e con grand saña cató a aquella cueva e violo e díxole: —Tú, Licas, me aduxiste estas donas de muerte, e tú serás el que a mí mataste. E Licas cuando lo vio e esto le oyó dezir saliósele el alma del cuerpo, e Ércules fue e tomólo tal muerto qual lo falló, e echólo con la mano un grand trecho dentro en la mar ( Jueces, 432).

39. «La gente llora la destrucción de Anfión con su estirpe. Sobre la madre cae el odio; aunque dicen que hubo uno que sí la lloró: [su hermano] Pélops.» 40. ALFONSO X EL SAPIO, General Estoria, Segunda parte, edición citada.

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Muy diferente es el texto ovidiano41, donde Licas intenta, aterrado, pedir perdón asiéndose a las rodillas de Hércules, y él lo coge vivo y lo arroja por los aires. Parece tratarse, claramente, de la corrección de un rasgo de crueldad en el héroe. Pasamos ahora a analizar brevemente el papel del poderoso como jefe guerrero. La guerra es un aspecto fundamental de la Farsalia, un campo en el que César y Pompeyo desempeñan su faceta de jefe militar. Lo más llamativo de la comprensión alfonsí de esta guerra es su escasa consistencia a la hora de valorar la guerra civil42, que, según Lucano, es el gran crimen de César haber iniciado. La guerra, principal ocupación de la nobleza, parece ser considerada por los alfonsíes intrínsecamente buena; y el valor militar, incluso en una mala causa, merece su admiración. Así lo vemos en el siguiente fragmento, donde se traduce fielmente el texto latino para luego introducirse una amplificación apasionada sobre el valor en la pelea. Hic Caesar / […] agmina circum

Aquí andava el César […] e andava por sus compañas de unas partes a otras metiéndoles coraçones;

it uagus atque ignes animis flagrantibus addit. Inspicit et gladios, qui toti sanguine manent, e veía las espadas manar todas sangre qui niteant primo tantum mucrore cruenti, e coñocié muy bien las espadas de cadaúno segunt que parecié la sangre por ellas quál avía pieça que lidiava e firiera bien e quál lo començava esa ora quae presso tremat ense manus, e a quál tremié la mano con la espada (con miedo e con flaqueza de coraçón, o por ventura que dubdava de ir contra su padre o su hermano que veyé, o contra cibdadano o vezino que quería mucho);

41. «“tune, Licha” dixit “feralia dona dedisti? / tune meae necis auctor eris?” tremit ille, pavetque / pallidus, et timide verba excusantia dicit. / dicentem genibusque manus adhibere parantem / corripit Alcides, et terque quaterque rotatum / mittit in Euboicas tormento fortius undas» (Metamorfosis IX, v. 215-216). 42. La noción de guerra civil presenta algunos problemas. Encontramos ya en las Etimologías de san Isidoro una distinción entre los diferentes tipos de guerra que Alfonso X recoge en las Partidas: «justa o derechurera, injusta, por soberbia y sin derecho, civil y plusquancivil». Sin embargo, el par derechurera-no derechurera no parece relacionado con los otros tipos de guerra; civil se opondría a no civil, y por otra parte, a «plusquancivil», lo que parece dejarnos sin juicios sobre la licitud de la guerra civil. Tenemos también el problema de que este «bellum ciuile» es en Lucano, al mismo tiempo, un «bellum plus quam ciuile» (así la llama Lucano).

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[…] quis languida tela, / quis contenta ferat,

quis praestet bella iubenti, / quem pugnare iuuet, quis uultum ciue perempto / mutet43.

e en las lanças otrosí entendié quál avía ferido mucho o quál poco o quál fuertes golpes o quál floxos (e quién lidiava mejor e más esforçadamente e ir contra quienquier que fallava ante sí e non dubdar más en recebir el grant golpe que en darle si menester era, ca el noble coraçón de armas quienquier que sea el que en ellas está éste es. Ca si vence vence como bueno e si muere muere como bueno, e que en vencer lidiando o morir lidiando todo con esfuerço de coraçón que una era la egualdat, e quien de otra guisa fazía muy bien gelo entendía el César); e quién avía sabor de lidiar e ser bueno en ello e quién non, e quién traía la cara demudada por su cibdadano de Roma que matara.

Aun la guerra civil, como guerra que es, tiene para los alfonsíes elementos positivos: valor, heroicidad, lealtad. Los motivos para ir a la guerra civil que nombra Lucano son, como puede comprobarse, sutilmente modificados y completados, y la consecuencia de la guerra según Lucano (la ruina del mundo), silenciada: 43

Quemque suae rapiunt scelerata in proelia causae: / hos polluta domus legesque in pace timendae, / hos ferro fugienda fames mundique ruinae / permiscenda fides44 (II, v. 251-254) > A cada uno veo que mete su razón a estas batallas malas e llenas de nemiga: los unos van aí por mal que fizieron en sus casas (como matar o otras cosas tales); los otros por fechos que fizieron antes por que non osarién fincar en la tierra segunt sus leyes e el fuero cuando seyendo pazes (e fincan ý con las guerras que non salen ende por ello, e esle sofrido); los otros por foír pobreza e fambre e ganar consejo por armas; los otros por postura e debdo que an con aquel con quien van e quieren guardar fieldat.

Y los males de la guerra (lamentados muy a menudo por Lucano) son entendidos en la versión alfonsí de Farsalia únicamente como los de una guerra concreta o de una situación excepcional: 43. (VII, v. 556-565). «[…] quién obedece la orden de combate, a quién gusta luchar, a quién se le demuda el semblante al matar a un conciudadano; acude a los cadáveres caídos en las anchas llanuras; de su propia mano comprime las heridas de muchos que iban a desangrarse por ellas. Se fija incluso en las espadas, cuáles están todas cubiertas de sangre, cuáles brillan por tener ensangrentada solo la punta. Qué mano tiembla al empuñar el arma, quién dispara los dardos con languidez, quién con energía […].» 44. «A cada uno le arrebatan sus motivos hacia estas batallas criminales: a estos su hogar profanado, y unas leyes de las que deben temerse mientras hay la paz, a aquellos el hambre, de la que huyen empuñando el hierro, y una lealtad que acabará en la ruina del mundo.»

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Heu miseri qui bella gerunt45! (IV, v. 382) > ¡Oh mesquinos los que en guerras e en batallas andan por lo ageno, ca lo non fazen si non por aver más de los fallecederos poderes e de las vanas riquezas d’este mundo e bevir en vicios que dexarán aína!

El poderoso, en la guerra, es el jefe absoluto de un ejército formado por soldados de a pie y lugartenientes. Los alfonsíes valoran mucho este poder, y lo subrayan cuando les parece necesario. En el ejemplo que sigue Cicerón, partidario de Pompeyo, le insta en nombre del senado a confesar si los soldados le acompañan o le siguen; esta petición es modificada en la traducción alfonsí, donde Cicerón pide a Pompeyo que se decida a ponerse al frente de los soldados: Scire senatus hauet, miles te, Magne, sequatur / an comes46 (VII, v. 84-85) > E cobdicia el senado, oh tú, Magno, que a ti siga la tu cavallería como a emperador, e non acompañarte como a su compañero.

El rechazo alfonsí por la derrota es evidente en la traducción de Farsalia. Lucano subraya que vencer en la guerra civil, que considera un crimen y una desgracia inmensa, es peor que ganar. Así las cosas, no es extraño que muchas de las expresiones lucáneas sobre la derrota y los vencidos sean modificadas en la traducción castellana, donde no se calla la derrota, ni se desprecia al derrotado, pero desde luego no hay la cuasiexaltación del fracaso que encontramos en Lucano. Interea totum Magni fortuna per orbem / secum casuras in proelia mouerat urbes47 (III, v. 169-170) > En todo esto Pompeo andava él por sí desí por sus mandaderos moviendo las cibdades e las gentes para la batalla. Magni clarissima proles, / uel dominus rerum uel tanti funeris heres48 (VI, v. 594595) > mas só del noble linaje de Pompeo el Magno, e señor del mundo si mi padre vence; e si él ý muere finco yo por su eredero. […] quem clades fata per omnis / ducebant: nusquam Magni fortuna sine illo / succubuit 49. (VII, v. 600-602) > Este Domicio nunca Pompeo fizo grant fecho que éste non fuese ý con él.

Los motivos por los que las mujeres de Lesbos lloran al marcharse Cornelia, que había estado refugiada en la isla, con su marido sufren un 45. «¡Desventurados, ay, los que hacen la guerra!» 46. «El senado ansía saber, Magno, si te sigue como soldado o como acompañante.» 47. «Mientras tanto, la fortuna del Magno por el orbe entero había puesto en pie a ciudades para que cayeran con él.» 48. «[soy] el ilustre descendiente del Magno, o futuro dueño del mundo o heredero de una catástrofe tan enorme» (Traducción mía). 49. «Domicio, a quien los hados llevaron por todos los desastres: en ningún lugar sucumbió la estrella del Magno sin su presencia.»

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cambio fundamental de lógica: según Lucano, las mujeres llorarían al marcharse Cornelia incluso si su marido hubiera vencido (mientras que ahora lloran por su marcha y por la derrota de Pompeyo). En cambio, según el romanceamiento castellano las mujeres lloran por Cornelia (casi) tanto como si Pompeyo fuera el vencedor: el respeto de los alfonsíes ante el vencedor, merecedor de mayores muestras de sentimiento, queda patente. […] quam uix, si castra mariti / uictoris peteret, siccis dimittere matres / iam poterant oculis50 (VIII, v. 153-155) > E lloravan por Cornelia las onradas madres e las otras dueñas con tamaño amor como si Pompeo oviese vencido e se fuese ella con él, e non podían quedar.

La debilidad, el cansancio, la desesperación son rasgos que en Lucano humanizan a los héroes, pero que los alfonsíes prefieren con frecuencia no conservar: ocurre así en el siguiente fragmento, donde el cuidado que Pompeyo pone en proteger a su mujer, considerado enfermizo por el autor latino, es un rasgo de hombría en el texto castellano: Dubium trepidumque ad proelia, Magne, / te quoque fecit amor; quod nolles stare sub ictu / Fortunae quo mundus erat Romanaque fata, (730) / coniunx sola fuit51 (V, v. 728-731) > e queriendo este grant Pompeo guardar este debdo quísolo el amor e fízole poner a su muger en logar do estudiese en salvo, fincando él al peligro de la batalla en cuya aventura non querié él que ella fincase, nin quisiera él ser ý otrosí por el amor d’ella si bien le estidiese, demás golpe de aventura so que yazié el mundo e los fados de Roma.

Igualmente cuando Domicio se entrega a la muerte y soporta alegremente heridas y golpes, el texto castellano prefiere presentarlo luchando hasta el último aliento: […] tunc mille in uulnera laetus / labitur52 (VII, v. 603-604) > e entonce se dio él muy alegremente a ferir en todo aquel que a él veniese e a cuantos alcançava, e sofrir de todos.

El perfil de estos hombres poderosos, estadistas y legisladores en la paz, generales en la guerra, adornados de diversas características fundamentales que hemos ido exponiendo a lo largo de las anteriores páginas, se completa con la ayuda de escenas que los presentan en una corte, acompañados de consejeros o sabios, consultando las decisiones más importantes o 50. «A duras penas habrían podido despedirla con los ojos secos las mujeres, aunque hubiera partido para el campamento del marido victorioso.» 51. «También a ti, Magno, el cariño te hizo indeciso y receloso ante los combates; lo único que no querías que estuviera bajo el golpe de la fortuna en que se hallaban el mundo y los destinos de Roma era tu esposa.» 52. «Ahora, gozoso se desploma sobre mil heridas.»

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entreteniéndose, en sus horas de ocio, en inquirir sobre asuntos científicos. En las escenas en que un poderoso busca o recibe consejo se introducen a veces fórmulas que recuerdan a los documentos medievales y que prestan a la situación un sesgo más reglado y ceremonial: así los consejos que recibe el general de César Curio, de cuyo autor nada dice Lucano, son impartidos en el romanceamiento por «los omnes buenos e entendidos que andavan allí en su hueste»: […] multum frustraque rogatus / ut Libycas metuat fraudes53 (IV, v. 735-736) > E allí le rogaron estonces mucho, mas en balde, los omnes buenos e entendidos que andavan allí en su hueste que se guardase de los engaños de Libia.

Y Pompeyo convoca su corte 54: […] in procerum coetu tandum maesta ora resoluit / uocibus his Magnus55 (VIII, v. 261-262) > e desque fueron allí ayuntados los senadores e las otras compañas que venían empós Pompeo llamólos él como a corte e díxoles así en el cabo estando como triste.

Tanto César como Pompeyo muestran en distintos momentos interés por conocer algo sobre las fuentes del Nilo (César, en el libro X) o sobre las constelaciones (Pompeyo). Pero mientras que la escena en que César interroga al sabio Acoreo, con las amplificaciones habituales, mantiene el mismo tono que la latina, en el caso de Pompeyo el texto latino relaciona la debilidad y tristeza del vencido con su deseo de verse entretenido con información sobre las estrellas, mientras que en la traducción castellana Pompeyo se interesa por este tema en un deseo consciente y activo de sobreponerse a su prostración. Saepe labor maestus curarum odiumque futuri / proiecit fessos incerti pectoris aestus, / rectoremque ratis de cunctis consulit astris, / unde notet terras56 (VIII, v. 165-168) > E muchas vezes el triste trabajo de los cuidados e el enojo de lo que á de venir quebranta mucho a los omnes, e atal conteció a Pompeo; e segunt 53. «[…] aunque se le instó mucho, pero en balde, a que recelara de las trampas líbicas». 54. Este tipo de amplificación que presenta un acompañamiento de «hombres buenos» como consejeros ideales donde la fuente no los nombra se da en otros lugares de la General Estoria. Vid. Quinta parte, sección gentil, traducción de I Macabeos, I, 10: Cum regis epistola Eleazaro fuisset porrecta nimium liberaliter ad eum ita rescripsit > Quando el obispo Heleazer recibió esta carta de Tolomeo Filadelfo fue muy alegre con ella, e ayuntó luego todos sus viejos e los buenos omnes de Jerusalem e de Judea, e díxoles estas nuevas e leyóles la carta e, tomando su acuerdo cómo fiziessen, embió luego el obispo Heleazer letras de cabo al rey en que dijo así […]. 55. «Al fin el Magno en el grupo de los próceres abre su boca afligida con estas palabras.» 56. «Más de una vez, la abrumadora fatiga de sus preocupaciones y su recelo frente al porvenir abaten por agotamiento las inquietudes de su pecho vacilante, y así pregunta al piloto de la nave acerca de todos los astros: cómo conocer las tierras, qué medidas hay en el cielo para surcar el mar […]».

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dize el actor aquí tanto se veyé Pompeo en grand angostura e en grandes cuidados de sus fechos que a las vezes dezía uno e acaecíale ál de fazer. Pero por non ir preso todo en aquella tristicia e demudar el talente a ál e tomar algunt solaz, como varón muy esforçado que fue siempre, Pompeo tornó contra el marinero que governava la su nave e preguntóle sobre la razón de todas las estrellas e demandóle el saber que él avía d’ellas, e por quáles d’ellas sabía él las tierras.

A lo largo de estas páginas se ha mostrado el modo en que los alfonsíes, incluso haciendo una traducción notablemente fiel de muchas de sus fuentes, modifican diversos aspectos de estas para adaptarlas a su concepción política y social. Reconocemos la dificultad para interpretar con seguridad el sentido de cada una de estas modificaciones, pero la reiteración de cambios en una misma dirección hace pensar que los romanceadores, a veces conscientemente, a veces no, realizaron un amplio trabajo de ajuste e interpretación de sus fuentes clásicas.

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