Trabajo vivo y políticas neoliberales en la agricultura europea

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III Intercongresual Sociología del Trabajo Las (des)regulaciones del trabajo en la crisis Comité de Sociología del Trabajo de la FES Universidad de Murcia, 28 y 29 de mayo 2015

Trabajo vivo y políticas neoliberales en la agricultura europea Gennaro Avallone (Università di Salerno/FLACSO-España) 1. Introducción Las instituciones europeas tienen un papel importante para la agricultura continental, en particular a través de la implementación de la Política Agrícola Común (PAC), que insta a los estados miembros a perseguir políticas basadas en criterios comunes. La PAC no se puede reducir a un conjunto de herramientas técnicas, sino que contribuye a la articulación de las relaciones sociales de producción y de poder que se desarrollan en agricultura. Este artículo se focaliza en la conexión entra la PAC y las relaciones de producción, con el objetivo de mostrar como ha cambiado con el paso del tiempo la distancia entre el grado de reconocimiento institucional del trabajo dependiente en agricultura y la realidad del trabajo vivo en este sector. El estudio se ha articulado en tres momentos. El primero es el análisis de los documentos oficiales de la Comunidad/Unión Europea sobre la política agrícola, que pone en evidencia el escaso reconocimiento del trabajo asalariado a lo largo del tiempo. En el segundo momento, se analiza la realidad empírica y estructural del trabajo agrícola en la Unión Europea y el hecho de que una parte de los actores del espacio público europeo ha reconocido y sigue reconociendo su relevancia. Por último, los dos momentos de análisis muestran que el trabajo constituye un campo de lucha, en el que se combinan el conflicto en las relaciones sociales de producción con el conflicto en torno a la calidad del reconocimiento del valor y del papel del trabajo vivo. 2. La PAC y la escasa atención al trabajo Desde el Tratado de Roma del 1957 y la Directiva del 1962 que instituyó la PAC, las instituciones comunitarias han influido en las políticas agrícolas nacionales, construyendo una regulación común de la agricultura de los estados miembros de la CEE y, después, de la Unión Europea. Desde el inicio hasta la reforma MacSharry de 1992, los objetivos centrales de la PAC han sido incrementar la orientación al mercado, garantizar la seguridad alimentaria, a través del crecimiento de la productividad, y asegurar las ayudas a las explotaciones y haciendas agrícolas, reconocidas como productores, mediante diferentes acciones. Una primera innovación en este planteamiento ha sido introducida por la reforma de 1992, que, por un lado, ha afrontado la necesidad de reducir el excedente agrícola y de estabilizar la renta de los productores, y, por otro lado, ha introducido la temática ambiental en la política agrícola. La adopción del programa Agenda 2000 ha incrementado la atención a los vínculos entre medio ambiente y agricultura, fomentando la sostenibilidad y la calidad, de manera conjunta con la promoción del desarrollo rural, de la competitividad, de la multiactividad y del apoyo a los agricultores que realizan servicios útiles para la sociedad en su conjunto (Commission of the European Communities 1999). 1

Una segunda y tercera innovación han sido propuestas por la reforma del 2003, que ha introducido tanto el desacoplamiento entre ayudas a las empresas y niveles de producción como el principio de condicionalidad, decidiendo condicionar las ayudas al respeto de determinados criterios. Las condicionalidades han incluido la conservación de buenas condiciones agrarias y medioambientales y la adecuación a requisitos legales en materia de medio ambiente, salud pública, sanidad y bienestar animal. El debate que se ha desarrollado en torno a las condicionalidades, y a la relación entre sostenibilidad y condicionalidades, ha favorecido la posibilidad de discutir la dimensión social de la agricultura europea. Efectivamente, es importante evidenciar que “en los documentos preparatorios la Comisión planteó la 'condicionalidad social' [...], el respeto a ciertas condiciones de seguridad laboral, higiene y trabajo para los trabajadores rurales” (Cejudo y Maroto 2010). Específicamente, en la Comunicación de la Comisión al Consejo y al Parlamento europeo del 10 de Julio 2002 (Comisión de las Comunidades europeas 2002), se proponía que la concesión de la ayuda se supeditase al cumplimiento de una serie de normas legales, entre las cuales estaba la seguridad en el trabajo. Sin embargo, esta referencia directa a las condiciones de trabajo desapareció en el reglamento que se ha aprobado posteriormente, en el cual “solo la seguridad en el trabajo fue sacada del listado de las medidas mencionadas en la propuesta, y ya no ha estado presente desde entonces en el listado de las disposiciones legislativas” (Hunt 2014, 150). De esta manera, se ha evitado reconocer la importancia de una de las condiciones más vinculadas con la prestación laboral y, por ende, con el trabajo vivo: “en el marco del debate sobre la reforma de la PAC la aproximación predominante pareció estar orientada a la conservación y/o al crecimiento de la cantidad del empleo en el ámbito rural, mientras hubo una escasa preocupación hacia la calidad y la equidad de las relaciones laborales en agricultura” (Ievoli y Macrì 2009). Esta ausencia ha sido confirmada en la reforma del 2013, que ha mantenido la atención a la sostenibilidad ambiental y a los productores-propietarios, fortaleciendo la orientación basada en la defensa de la tierra y del desarrollo rural. La misma referencia al trabajo asalariado en un documento vinculado al debate en torno a la nueva PAC sólo ha sido introducida como indicador cuantitativo útil para proponer un límite a los pagos directos recibidos por las grandes explotaciones agrícolas (Comisión Europea 2010). Por tanto, el método de las condicionalidades sigue siendo parte de la PAC, así como el desconocimiento de la dimensión laboral: las herramientas políticas […] están basadas especialmente en la producción o en los factores de producción como la tierra y el capital. Además, éstos tienen un impacto negativo en la equidad y la distribución de la renta y buena parte de los pagos se transfiere a beneficiarios que no necesitan de ayudas. Los políticos europeos tienen que promover medidas flexibles para contestar a esta combinación de presiones y políticas agrícolas inadecuadas (Kasimis, Papadopoulos y Pappas 2010, 274).

Se puede concluir, como hizo la ILO en el año 2000 sobre la relación entre agricultura y salud laboral, reconociendo que las instituciones europeas han desarrollado políticas para la salud pública, pero que esta sensibilidad no se ha traducido en el marco de la agricultura, donde: en muchas ocasiones, la necesidad de una medida para la protección de los trabajadores en agricultura ha sido discutida en la Comisión Europea sin llegar oficialmente a una propuesta (ILO 2000).

3. El trabajo agrícola asalariado en Europa: una centralidad creciente A pesar de la escasa atención en la PAC, el trabajo asalariado ha sido y sigue siendo central en la agricultura europea. La componente del trabajo no ha desaparecido en las relaciones sociales de producción en agricultura. Al contrario, las tablas 1 y 2 muestran datos elocuentes. 2

La tabla 1 revela que en la Unión Europea y en los países que más contribuyen a su producción agrícola, la cantidad de trabajadores asalariados se ha mantenido constante en las últimas dos décadas, aunque se ha reducido de manera significativa el número de unidades de trabajo anual. Entre 1998 y 2014, el valor absoluto de los asalariados en los 15 primeros estados de la Unión Europea sólo se ha reducido el 6%, en la primera economía agrícola europea (Francia) no ha variado y en la tercera (España) se ha incrementado. En el mismo periodo, la mano de obra agrícola se ha reducido el 28% en la UE-15 y con valores similares en los diferentes países. Resumiendo: en las últimas dos décadas, la población que trabaja en agricultura ha seguido reduciéndose de manera importante, mientras que se ha conservado el número, en valores absolutos, de trabajadores asalariados. Tabla 1. Evolución de la mano de obra agrícola total y asalariada en Unión Europea y en los países que más contribuyen a la producción agrícola en la Unión Europea (1998=100). Asalariados 1998 (1.000 unidades de trabajo anual)

Mano de obra agrícola total

1998 (1.000 unidades 2005 2010 2014 de trabajo anual)

2005

2010 2014

Unión Europea (25 países)

2.481,849

91

86

86

11.276,459

83

72

69

Unión Europea (15 países)

1.782,6

99

96

94

6.790,5

86

77

72

Alemania

243,2

87

88

87

727,4

80

72

69

Grecia

84,6

135

90

73

598,9

103

75

77

España

330,8

114

121

117

1.160,4

88

83

71

Francia

280,9

101

95

99

1.061,1

86

76

73

Italia

443,0

95

94

93

1.465,0

85

79

73

Holanda

71,9

102

87

84

223,9

87

67

65

Polonia

206,1

63

54

62

2.855,7

80

67

68

Rumanía

309,0

79

68

53

3.460,0

75

47

42

Reino Unido 135,8 77 Fuente: Elaboración propia con datos de Eurostat, 2015

73

74

370,9

82

78

80

La tabla 2 muestra el consecuente incremento del porcentaje de la componente asalariada sobre la mano de obra general. Entre 1995 y 2014 en la UE-15 el porcentaje de asalariados ha ido del 25,9 al 34,4 y este valor ha ido subiendo en casi todos los países, excepto que en el Reino Unido. A pesar de los discursos públicos y científicos sobre la residualidad del trabajo agrícola y, sobre todo, del dependiente, los datos muestran que el trabajo asalariado se ha mantenido constante en las últimas dos décadas en Europa y se ha convertido en la componente creciente de la mano de obra general, llegando a cubrir, en 2014, un tercio del total de la mano de obra en la Unión Europa y casi la mitad de la mano de obra en España, Alemania y Holanda. Tabla 2. Porcentaje de asalariados sobre el total de la fuerza de trabajo agrícola en Unión Europea y en los países que más contribuyen a la producción agrícola en la Unión Europea 1989

1995

1998

2005

2010

2014

Unión Europea (25 países)

-

-

22,0

24,2

26,4

27,4

Unión Europea (15 países)

-

25,9

26,3

30,2

32,8

34,4

3

Alemania

-

31,3

33,4

36,4

41,0

41,9

Grecia

8,7

13,7

14,1

18,9

17,2

13,6

España

27,8

28,3

28,5

37,2

41,6

46,8

Francia

18,4

23,1

26,5

31,2

33,1

36,0

Italia

35,3

32,8

30,2

34,1

35,7

38,7

Holanda

25,2

30,4

32,1

37,7

41,6

41,2

Polonia

-

-

7,2

5,7

5,8

6,6

Rumanía

-

-

8,9

9,4

12,8

11,4

37,6

36,6

34,3

34,0

34,1

Reino Unido 40,6 Fuente: Elaboración propia con datos de Eurostat, 2015

Esta tendencia a la asalarización ha sido reconocida por una serie de investigaciones que se han desarrollado sobre todo en los países del Sur de Europa desde los años 80 del siglo pasado (Avallone 2014). Este amplio conjunto de estudios ha puesto en evidencia la centralidad de las relaciones capitalistas de producción, que se han difundido sobre todo por la inserción de los trabajadores inmigrantes en las áreas agrícolas (Pedreño 2014). El reconocimiento de la importancia del trabajo asalariado también ha sido alimentado por otras instituciones europeas y por actores no institucionales activos en el espacio público continental, evidenciando que este espacio no está totalmente absorbido por la política oficial y hay posiciones y propuestas alternativas. En el curso del tiempo, la cuestión ha sido objeto de debate en el Parlamento europeo y, sobre todo, en algunos documentos del Comité europeo económico y social (European Communities Economic and Social Committee 1987; Comité Económico y Social 1996, 2012). Especialmente desde los años 90, actores no institucionales, en particular la Coordinadora Europea Vía Campesina (2010) y algunos sindicatos de trabajadores, han propuesto otras definiciones del trabajo y diferentes políticas. Ellos han evidenciado el papel fundamental del trabajo vivo y han propuesto poner en el centro de la política agraria las condiciones de vida y de salud de los trabajadores y de los pequeños agricultores. 4. Conclusiones El análisis y los datos presentados muestran que las relaciones sociales de producción siguen siendo un campo de conflicto entre los discursos y las políticas orientadas a la reproducción de las relaciones de poder en la estructura social actual y aquellos dirigidos hacia la defensa del trabajo y el reconocimiento de la centralidad del trabajo vivo. El hecho de que la agricultura europea está oficialmente orientada hacia un modelo sostenible no es suficiente para que el trabajo se convierta en un factor central en la política agrícola común. En Europa, la sostenibilidad en agricultura se declina institucionalmente en diferentes dimensiones, pero no comprende la dimensión del trabajo vivo, sus condiciones y relaciones sociales. Se concluye que, a pesar del cambio estructural en las relaciones de producción, caracterizadas por un creciente proceso de asalarización, no se ha planteado el cambio de las políticas agrícolas y de desarrollo rural. Éstas han incorporado la novedad de las preocupaciones ambientales sin reconocer la de la centralidad de los asalariados en la producción agrícola. En definitiva, el trabajo vivo - la fuente del valor (Marx 2006) y, sobre todo, la “fuente creadora de valor desde la nada del capital” (Dussel 1992, 411) - ha sido desconocido por la política oficial europea entre los factores productivos, de manera coherente con la tendencia neoliberal de fortalecer el poder del capital a través de la 4

reducción, material y simbólica, del poder del trabajo. Referencias bibliográficas Avallone G., 2014, Migraciones y agricultura en Europa del Sur: Emergencia de un nuevo proletariado internacional, Migraciones internacionales, 27, 137-169. Berlan J.P., 1987, La agricultura “mediterránea” y el mercado del trabajo. Una California para Europa?, Agricultura y Sociedad, 42, 233-245. Cejudo E. y Maroto J.C., 2010, La reforma de la PAC 2003: desacoplamiento, condicionalidad, modulación, desarrollo rural, Scripta Nova. Revista Electrónica de Geografía y Ciencias Sociales, 318. Commission of the European Communities, 1999, Agenda 2000 Explanatory Memorandum. The future of European Agriculture, DGVI, Bruselas. Comision de las Comunidades europeas, 2002, Comunicación de la Comisión al Consejo y al Parlamento europeo, Bruselas, http://eur-lex.europa.eu/legal-content/ES/TXT/PDF/? uri=CELEX:52002DC0394&from=EN. Comisión Europea, 2010, Comunicación de la Comisión al Parlamento Europeo, al Consejo, al Comité económico y social europeo y al Comité de las Regiones. La PAC en el horizonte de 2020: Responder a los retos futuros en el ámbito territorial, de los recursos naturales y alimentarios, COM (2010) 672/5, Brussels. Comité económico y social, 1996, Dictamen del Comité económico y social sobre las repercusiones de la PAC en el empleo y la situación social de los asalariados y los propietarios de explotaciones agrarias en la Unión Europea, http://eur-lex.europa.eu/legalcontent/ES/TXT/PDF/?uri=CELEX:51995IE1165&from=EN. Comité económico y social, 2012, Dictamen del Comité Económico y Social Europeo sobre la propuesta de Reglamento del Parlamento Europeo y del Consejo que establece normas aplicables a los pagos directos a los agricultores en virtud de los regímenes de ayuda incluidos en el marco de la Política Agrícola Común, https://webapi.eesc.europa.eu/documentsanonymous/ces1050-2012_ac_es.doc/content. Coordinadora Europea Via Campesina, 2010, ¿Cómo mejorar los derechos de los trabajadores temporeros en agricultura?, http://viacampesina.org/es/index.php/temasprincipales-mainmenu-27/migraciones-y-trabajadores-rurales-mainmenu-41/911-icomomejorar-los-derechos-de-los-trabajadores-temporeros-en-agricultura. Dussel E., 1992, Filosofia de la liberacion: desde la praxis de los oprimidos, 395-413, en AA.VV., America. Variaciones de futuro, Instituto teologico - Universidad de Murcia, Murcia. European Communities Economic and Social Committee, 1987, Effects of the CAP on the social situation of farm workers in the European Community, Office for Official Publications of the European Communities, Luxemburgo. Hunt J., 2014, Making the CAP Fit: Responding to the Exploitation of Migrant Agricultural Workers in the EU, International Journal of Comparative Labour Law and Industrial Relations, 30(2), 131-152. Ievoli C. y Macrì C.M., 2009, Politica agricola, immigrazione e mercato del lavoro in agricoltura, Agriregioni, 17. ILO, 2000, Safety and health in agriculture. Sixth item on the agenda, http://www.ilo.org/public/english/standards/relm/ilc/ilc88/rep-vi-1.htm. Kasimis C., Papadopoulos A. y Pappas C., 2010, Gaining from rural migrants: migrant employment strategies and socio-economic implications for rural labour markets, Sociologia Ruralis, 50(3), 258-276. Marx K., 2006, Elementos fundamentales para la crítica de la economía política (Grundrisse) 5

1857-1858, volumen 2, Siglo XXI Editores, México. Pedreño A. (Coord.), 2014, De cadenas, migrantes y jornaleros. Los territorios rurales en las cadenas globales agroalimentarias, Talasa, Madrid. Van der Ploeg J.D., 2010, Nuevos campesinos. Campesinos e Imperios alimentarios, Icaria, Barcelona.

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