Trabajo Fin de Grado: Tierras bárbaras en la literatura griega: Arabia y Egipto

Share Embed


Descripción

Tierras bárbaras en la literatura griega: Arabia y Egipto

Autora: Penélope Cañizares García Tutora: Mª Eugenia Rodríguez Grado: Ciencias y Lenguas de la Antigüedad

Penélope Cañizares García

Tierras bárbaras en la literatura griega: Arabia y Egipto. Índice 1.

Introducción .............................................................................................................. 2

1.1.

Presentación del trabajo ......................................................................................... 2

1.2.

Estado de la cuestión ............................................................................................. 3

1.3.

Objetivos y metodología ........................................................................................ 4

1.4.

Definición del término “Bárbaro” en la Antigua Grecia. ...................................... 5

1.5.

Definición de Paradoxografía. ............................................................................... 8

2.

Arabia ...................................................................................................................... 10

2.1.

Descripción del territorio y características geográficas. ...................................... 10

2.2.

Mirabilia. ............................................................................................................. 13

2.3.

Mitos. ................................................................................................................... 16

3. Egipto ......................................................................................................................... 19 3.1.

Descripción del territorio y características geográficas. ...................................... 19

3.2.

Mirabilia .............................................................................................................. 24

3.3.

Mitos .................................................................................................................... 28

3.4.

Fuentes Alejandrinas ........................................................................................... 32

4.

Conclusiones ........................................................................................................... 34

5.

Bibliografía.............................................................................................................. 35

1

Penélope Cañizares García

1. Introducción 1.1. Presentación del trabajo Con este trabajo pretendo analizar la visión que la literatura griega ofrece sobre las tierras bárbaras, en este caso centrándome en Arabia y Egipto. Voy a destacar aquellos aspectos de la naturaleza que llamaron la atención de los griegos y que acabaron por convertir a estos territorios en lugares fabulosos. Dejaré de lado, por lo tanto, todo lo que se refiere a la religión y sus manifestaciones, así como los aspectos relacionados con la vida y las costumbres de sus habitantes. Tras las definiciones pertinentes, he dividido el trabajo en dos grandes bloques temáticos, uno por cada territorio, es decir, en primer lugar pasaré a relatar los aspectos destacados de Arabia, como la geografía, los mirabilia o los mitos griegos que han surgido en ella. El segundo bloque estará dedicado a Egipto y en él se expondrán los mismos aspectos que se han destacado en Arabia además de uno diferente: el uso político de algunos de los textos.

2

Penélope Cañizares García 1.2. Estado de la cuestión La parte dedicada a Arabia cuente con trabajos previos como el que F.J. Gómez Espelosín le dedica en su libro “Tierras fabulosas de la antigüedad” que ocupa apenas dos páginas ya que en este capítulo no sólo se habla de Arabia, sino que hace una recopilación de las tierras bárbaras, como la India, Etiopía o las tierras del Norte, además de Arabia y Egipto. Otro libro que tal vez haya profundizado un poco más en alguno de los aspectos del territorio arábigo es el de Marcel Detienne, Los jardines de Adonis, en el que realiza un estudio de los aromas muy particular partiendo del mito de Adonis, explicado a lo largo de este trabajo. El segundo apartado de mi trabajo, tal y como se ha explicado anteriormente, pertenece al estudio del territorio egipcio. En este caso hay más estudios realizados que con el apartado de Arabia. Cabe destacar el mencionado libro de F.J. Gómez Espelosín, Tierras fabulosas de la antigüedad, en el que hace un estudio algo más extenso que el correspondiente con Arabia. Sobre Egipto existe además un libro muy completo de este mismo autor en colaboración con Antonio Pérez Largacha, titulado Egiptomanía. En esta obra, ambos autores hacen un análisis de la fascinación que ha causado Egipto desde los griegos hasta nosotros, con el objetivo de exponer a los lectores las causas por las que este país es objeto continuo de interés. Partiendo de estos estudios previos, he pretendido en este trabajo continuar en la misma línea que los autores citados han trazado en ellos, intentando completar la visión que las fuentes antiguas proporcionan. Mi aportación pretende, pues, seguir la estela ya bien marcada por estos investigadores citados.

3

Penélope Cañizares García 1.3. Objetivos y metodología Mi objetivo por lo tanto, tras analizar las fuentes clásicas, es llegar a comprender el punto de vista que los antiguos griegos tenían con respecto a las tierras extranjeras. Me parece un tema muy interesante ya que nuestra conciencia actual procede de la cultura greco-latina y es imprescindible conocer su visión del mundo y

su historia para

comprender nuestra propia identidad. Lo que me interesa, por lo tanto, es responder a la pregunta de por qué razón Arabia y Egipto han pasado a formar parte del imaginario griego y con qué características. Para la realización de este trabajo, he añadido unas definiciones en la introducción que ayudarán a comprender el punto de vista de los griegos con respecto a los pueblos extranjeros o también llamados bárbaros. Asimismo he realizado una definición sobre el género paradoxográfico, el cual se centra, tal y como se explica más adelante, en los aspectos fabulosos de un territorio y por lo tanto es imprescindible tener una breve noción sobre el mismo. El trabajo se basa en un estudio y análisis de las fuentes griegas que hablan de esos territorios; entre ellos destacan claramente dos autores, Heródoto y Diodoro Sículo. El primer autor ofrece una amplia visión del mundo egipcio en su libro II, al igual que un sinfín de aspectos fabulosos sobre Arabia en su libro III. Diodoro sin embargo se ha centrado más en el estudio geográfico de Arabia y no tanto aspectos fabulosos, destacando el libro II y el III. Para el caso de Egipto, este autor se ha centrado en estudiar el Nilo, sus fuentes y su crecida, aspecto tan fascinante para todo aquel que no perteneciera al país. Estos hechos los analiza en su libro I. Sin embargo, a pesar de constituir estos dos autores la base de mi trabajo, no se desdeñan otros autores que han servido para completar los aspectos que los otros no explicaban. Entre estos autores destaca Teócrito, los grandes trágicos como Esquilo o Eurípides, así como Isócrates, Estrabón, Bión o Ateneo, entre otros.

4

Penélope Cañizares García 1.4. Definición del término “Bárbaro” en la Antigua Grecia. El término “Bárbaro”, del griego βάρβαρος, significa literalmente “el que balbucea”. Actualmente es un término peyorativo pero no en un primer momento, los griegos no lo emplearon en ese sentido sino como una manera de diferenciar los griegos de los que no hablaban griego. Según los diversos estudiosos, el término bárbaro puede hacer referencia a más de una característica. Levy 1 por ejemplo describe el concepto de bárbaro en dos sentidos. En primer lugar se trata de un término que define a los no griegos, haciendo referencia a su etnia y a su geografía. En segundo lugar se refiere a la forma de gobierno esclavista que poseen los no griegos, resaltando el lujo y la crueldad. Esta connotación despectiva surgirá especialmente tras las guerras médicas. Anteriormente lo bárbaro no era sinónimo de algo cruel o despectivo sino más bien de admiración y curiosidad por las diferencias culturales. El propio Heródoto diferencia a los bárbaros por su lenguaje y por su sistema de gobierno en el que no existe la ciudadanía y todos estaban bajo el mando de un general o rey déspota. Otra de las definiciones de bárbaro, como la que realiza Ordoñez2, sigue haciendo alusión a aquellos que no tenían la lengua griega, pero añade además a aquellos que no poseen la nacionalidad griega, que no profesan la religión, que no poseen los mitos “verdaderos”, etc., en definitiva, se denomina bárbaro a aquel que no es griego. Cabe destacar el estudio realizado por la profesora Araceli Santiago 3, en el que realiza un análisis del término de bárbaro desde sus orígenes como un término meramente descriptivo hasta su connotación negativa. En este estudio, la profesora Santiago comienza analizando la obra de Homero en la que no aparece el término como tal, sino solo un compuesto, βαρβαροφώνων, haciendo referencia a los Carios destacando su manera de hablar.

1

E. Lévy “Naissance du concept de barbare” en KTEMA 9, 1984, pp. 5

2

J. Ordóñez Burgos ”Sobre lo griego y lo bárbaro” en Nova Tellus 27, 2, 2009, pp.136

3

R.A. Santiago, “Griegos y bárbaros: arqueología de una alteridad” en Faventia 20, 2, 1998, pp.33-45.

5

Penélope Cañizares García “Νάστης αὖ Καρῶν ἡγήσατο βαρβαροφώνων, οἳ Μίλητον ἔχον Φθιρῶν τ᾽ ὄρος ἀκριτόφυλλον Μαιάνδρου τε ῥοὰς Μυκάλης τ᾽ αἰπεινὰ κάρηνα” 4 En la Odisea sin embargo sí que aparecen más términos para mencionar a los pueblos de habla no griega, como ἀγριοφώνος o ἀλλόθροος. “δεῦρο, φίλη, λέκτρονδε τραπείομεν εὐνηθέντες: οὐ γὰρ ἔθ᾽ Ἥφαιστος μεταδήμιος, ἀλλά που ἤδη οἴχεται ἐς Λῆμνον μετὰ Σίντιας ἀγριοφώνους.” 5 “νῦν δ᾽ ὧδε ξὺν νηὶ κατήλυθον ἠδ᾽ ἑτάροισιν πλέων ἐπὶ οἴνοπα πόντον ἐπ᾽ ἀλλοθρόους ἀνθρώπους, ἐς Τεμέσην μετὰ χαλκόν, ἄγω δ᾽ αἴθωνα σίδηρον.”6 Esta falta de alusión a los bárbaros se debe a que ni los propios griegos tenían aún una conciencia de nación, concepto que comenzó a surgir con las colonizaciones y en especial tras las Guerras Médicas. Tras Homero, la profesora Santiago estudia la obra de Hesíodo, sus “Trabajos y Días” en la que hace mención a Grecia como la Hélade pero sigue denominando a los griegos como Aqueos7. Posteriormente pasa a estudiar la obra de “La Guerra del Peloponeso” de Tucídides, en la que queda claro que no es un término despectivo sino que incluso asemejan a los griegos con las diferentes poblaciones bárbaras: “πολλὰ δ᾽ ἂν καὶ ἄλλα τιςἀποδείξειε τὸ παλαιὸν Ἑλληνικὸν ὁμοιότροπα τῷ νῦν βαρβαρικῷ διαιτώμενον.8”

4

Hom. Il. II, 867-869: ”Nastes iba al frente de los carios, de bárbara lengua, Que poseían Mileto y el monte, de espeso follaje, de los Ftiros, Las corrientes del Meandro y las escarpadas cumbres del Mícala” 5 Hom. Od. VIII, 292-294: “Ven, querida, vayamos a la cama a acostarnos, Porque no está ya Hefesto aquí, sino que hace ya tiempo se ha ido a visitar a los sintios de rudo lenguaje.” 6 Hom. Od. I, 182-184: ”Ahora he arribado aquí con mi nave y mis compañeros navegando en el mar de faz vinosa hacia gentes de otro país, hacia Témesaen pos del bronce, y transporto fulgente hierro.” Hom. Od. III, 299-302/ Hom. Od. XIV 42-43. 7 Hes. Op., 651-653. 8 Th. I, 6.6. “Se podría demostrar que el modo de vida de los antiguos griegos coincidía también en muchos otros aspectos con el actual modo de vida de los bárbaros”

6

Penélope Cañizares García Tras este pequeño análisis de los autores principales griegos se llega a la misma conclusión que el resto de autores. El término bárbaro se divide en dos contextos, en primer lugar la connotación meramente descriptiva, haciendo referencia a lo no griego tanto lingüística como étnicamente. En este sentido destaca Heródoto ya que en ciertas ocasiones alaba al pueblo bárbaro por encima de los propios griegos. Esto se debe, según Manuel Balasch 9, a que Heródoto era philobarbaros, es decir, simpatizaba con los bárbaros y a muchos de ellos los veía superiores a los griegos o incluso los griegos aprendían de ellos 10. Por otro lado se encuentra la connotación peyorativa que alude al anti-modelo cultural debido a su despotismo y al primitivismo de sus costumbres. En definitiva, tras analizar diversos estudios sobre el significado del término βάρβαρος, queda claro que hubo dos etapas diferenciadas por las guerras médicas. En un primer momento el término era descriptivo pero tras dichas guerras el término se transforma y adquiere una connotación peyorativa. Por otra parte se puede afirmar que el término distingue a los griegos de los no griegos en cuanto a aspectos lingüísticos, étnicos y políticos.

9

Traductor de la Historia de Heródoto, ed. Cátedra. Hdt. II, 50.

10

7

Penélope Cañizares García

1.5. Definición de Paradoxografía.11 El término “Paradoxografía” hace referencia a un género literario surgido en la época helenística destinado a relatar los aspectos fabulosos, mirabilia, de las tierras lejanas. Este género tiene sus antecedentes en los relatos de viajes en los que ya se mencionaban estos mirabilia de las tierras que se visitaban, además de en la épica, la lírica o el drama, pues como dijo Musso “De un modo u otro todos los autores griegos son paradoxógrafos”12. Pero no solo los viajeros narraban las maravillas de las tierras que visitaban sino que también grandes historiadores como Heródoto o Diodoro Sículo ya incluyen en sus relatos estos hechos fantásticos, aunque siempre con grandes pinceladas y sin ocupar el centro de su obra. Sin embargo, los autores paradoxógrafos, por demanda de los lectores, centraban sus obras en los aspectos fantásticos de las tierras lejanas dejando a un lado la historia y la propia realidad. Estas historias fantásticas no explican las experiencias de los autores, sino que son recopilaciones de fuentes antiguas de las que se extrae aquello que les es de interés13. Este género surgió tras las grandes conquistas de Alejandro Magno, que permitieron a los curiosos conocer otros territorios de mano de los soldados o mercenarios que relataban lo que se habían encontrado en sus diversas expediciones. Con la muerte de Alejandro y la creación de las diversas monarquías helenísticas, la población griega había cambiado sus ideales y ya no se centraban en la política o la retórica como en época de Pericles sino que fue en aumento el individualismo a causa de la influencia de las religiones orientales, junto con una evasión de los aspectos políticos a lo que habría que sumar la curiosidad y la fascinación por lo desconocido, fuera de los círculos eruditos, que estaban destinados a unos pocos. Por estos motivos, las obras fantásticas y de entretenimiento sustituyeron a los grandes volúmenes científicos e históricos que tanto valor tuvieron anteriormente, ya que el interés de la población, como ya se ha dicho, había cambiado y ya no importaba tanto el saber o el conocer la historia como

11

Para una explicación más pormenorizada consultar la introducción de F.J. Gómez Espelosín, Paradoxógrafos griegos. Rarezas y maravillas, Gredos, Madrid, 1996 12 Irene Pajón Leyra, Entre ciencia y maravilla. El género literario de la paradoxografía griega. Universidad de Zaragoza, Zaragoza 2011, pp.173 13 Ibídem. pp. 29

8

Penélope Cañizares García leer por evadirse y entretenerse con relatos fabulosos de tierras lejanas y desconocidas para muchos14. En este contexto, no es de extrañar que Calímaco, director de la biblioteca de Alejandría, cuna del saber y centro de recopilación de todos los textos de la antigüedad, además de centro de traducción y edición de textos, fuese el creador del género paradoxográfico. Su finalidad inicial fue reunir noticias sobre aspectos curiosos de la historia natural. Con el paso del tiempo comenzaron a divulgarse otro tipo de noticias: sobre lagos o ríos, sobre las rarezas de animales o plantas, además del gran interés por las costumbres exóticas de los pueblos raros. Tenían incluso especial interés por nacimientos prodigiosos, deformaciones congénitas o apariciones de fantasmas15. Algunos de los autores de este género son: -

Calímaco de Alejandría, considerado su fundador, con obras de toda índole, como Costumbres Bárbaras, Acerca de las Ninfas o Sobre los ríos del mundo habitado entre otras.

-

Filostéfano de Cirene, contemporáneo de Calímaco, tiene una obra titulada Sobre ríos curiosos, que se conoce a través de una cita de Ateneo16.

-

Arquelao de Egipto, de quien solo se conservan unos fragmentos de una obra titulada Idiophyés, posiblemente dedicada al estudio del mundo animal.

-

Antígono de Caristo, perteneciente a la escuela de Pérgamo, escribió Historiôn paradóxōn synagōgē 17.

En definitiva, la paradoxografía es un género literario surgido en la época helenística cuya finalidad era meramente divulgativa. Se trataba de una literatura cómoda de leer puesto que no necesitaba conocimientos previos sobre la materia.

14

F.J. Gómez Espelosín, Paradoxógrafos griegos… pp.10-11. F.J. Gómez Espelosín y A. Pérez Largacha, Egiptomanía, Alianza Editorial, Madrid, 1997, pp. 88-89. 16 F.J. Gómez Espelosín, Paradoxógrafos griegos… pp.51. 17 Ibídem. pp.64. Hay una discusión sobre si éste es el verdadero autor de la obra o si pertenece a otro Antígono. También se duda del título de la obra. 15

9

Penélope Cañizares García

2. Arabia 2.1.

Descripción del territorio y características geográficas.

Arabia es uno de los territorios bárbaros de interés para los griegos, en especial por la importancia de los inciensos y las especias que exportaban. En este sentido hay que destacar a Heródoto y a Diodoro Sículo, que son los autores principales encargados de describir Arabia. Sin embargo cada autor se centra en un tema o aspecto del país diferente, dejando claras las intenciones y preocupaciones de cada uno. Por un lado Heródoto, en sus Historias, se centra en los diversos tipos de incienso y especias que hay y en la manera de obtenerlos. Por su parte, Diodoro, autor del siglo I a.C., hace una descripción más extensa centrándose en el resto de aspectos, como la geografía o la historia. Además de esto, Diodoro también recoge la batalla entre Antígono Monoftalmos y los nabateos del año 312 a.C. Por tanto, la descripción del territorio arábigo se la debemos prácticamente en su totalidad a Diodoro Sículo, que en su obra Biblioteca aparece relatada de manera extensa, tanto la descripción del territorio como las características que posee. El autor comienza su relato ubicando Arabia entre Siria y Egipto, además de dejar claro que está dividida en tres zonas diferentes denominadas Arabia de lo nabateos (o Arabia Petra), Arabia Feliz (εὐδαιμονία18 en griego) y Arabia interior o desierta.19 A continuación, Diodoro comienza a especificar la localización de cada una de las regiones y a explicar las características que las distinguen. En primer lugar explica que las regiones del Este están ocupadas por los árabes nabateos cuyo territorio era desierto y falto de agua excepto para los nativos ya que poseían pozos que solo ellos conocían20. Diodoro relata además la existencia en este territorio una roca fortificada y un lago que produce asfalto y en el que no hay ningún tipo de vida21.

18

Eur. Bacc., 16-18; Aris. Av. 144 D.S. II, 48, 1. Todas las traducciones de Diodoro corresponden a Francisco Parreu Alasá, Gredos, 2001. 20 Ibídem. II 48, 1-2 21 Ibídem. II 48, 6-7. 19

10

Penélope Cañizares García

Figura 1 Al Khazneh (El tesoro), Petra, Jordania. La roca fortificada de la que habla Diodoro.

Hoy en día se sabe que hacía referencia a la ciudad de Petra y al mar Muerto respectivamente. Gracias a estas descripciones del autor sículo se puede delimitar el territorio nabateo. Este corresponde a la actual Jordania y a parte de Siria, Arabia Saudí e Israel. En segundo lugar Diodoro pasa a describir el territorio de la Arabia Feliz, muy diferente de la anterior puesto que es un territorio muy fértil en el que crecen todo tipo de frutos y especias22. Además de las especias, se puede encontrar oro solo con excavar y una gran variedad y cantidad de ganado, por lo que sus gentes son nómadas al no necesitar el trigo23. Existen también en esta región animales híbridos y piedras extraordinarias de los que se hablará posteriormente. Esta Arabia corresponde con el actual Yemen puesto que es la zona más fértil de la península. Por último, el autor describe la tercera región denominada Arabia interior o desierta. Esta zona está ocupada por un gran número de pueblos nómadas que crían grandes rebaños y se ubican en grandes llanuras arenosas. La parte de este territorio que linda con Siria difiere de la zonas de llanuras puesto que en ella hay agricultores y

22 23

Ibídem, II, 49, 1. Ibídem, II, 50, 1-2.

11

Penélope Cañizares García mercaderes24. La descripción de esta región es más difusa puesto que corresponde a un territorio muy amplio y tiene diferencias entre unas zonas y otras dentro del mismo. Viendo la figura 2 y siguiendo la descripción del autor se puede deducir que la Arabia Desierta corresponde a los que actualmente es Arabia Saudí, Emiratos Árabes Unidos y Omán.

Figura 2 Mapa de la posible ubicación de las tres Arabias de Diodoro. http://www.tingismagazine.com/article/the_language_of_the_koran.html

24

Ibídem, II, 54, 1-3.

12

Penélope Cañizares García 2.2.

Mirabilia.

Como se ha explicado en los apartados anteriores, los autores que describieron las tierras bárbaras, en este caso, las zonas de Arabia, son autores pertenecientes al género historiográfico y aún así sus textos están plagados de relatos paradoxográficos, es decir, narran la historia de Arabia introduciendo hechos fantásticos que ellos mismos creían que eran ciertos. En el caso de Heródoto destacan como hechos fantásticos, la manera de recolectar los diferentes tipos de inciensos y especias, en concreto el incienso, la canela, el cinamomo y el ládano. Los recolectores han de enfrentarse a todo tipo de monstruos y seres que protegen esas especias, como serpientes aladas, animales alados semejantes a los murciélagos o aves de un gran tamaño. En todos los casos, los árabes recolectores poseen un sistema para recoger estos bienes tan preciados25. “Lo cogen sahumando ese bálsamo, pues los árboles que producen el incienso en cuestión los custodian unas serpientes aladas – alrededor de cada árbol hay una gran cantidad de ellas-, de pequeño tamaño, y de piel moteada (se trata de los mismos ofidios que invaden Egipto).Y no hay medio de alejarlas de los árboles si no es con el humo del estoraque.”26. A consecuencia del texto de Heródoto, Arabia es conocida como el país de los aromas, tal y como él mismo afirma, puesto que es el único territorio habitado donde se poseen todas estas especias27, además de ser un país que "exhala una fragancia extraordinariamente agradable"28. Este hecho también lo recoge Diodoro29.

25

Hrdt. III, 107-112. Traducción de Carlos Schrader, ed. Gredos. Todos los textos de Heródoto están tomados de esta edición. 26 Hrdt. III, 107. 27 Ibídem III, 107. 28 Ibídem III, 113. 29 D.S. II, 49, 4-5.

13

Penélope Cañizares García

Figura 3 Mercado de especias en Estambul.

Por otro lado, la obra de Diodoro posee también aspectos paradoxográficos pero son sobre temáticas diferentes a los de Heródoto. De este autor destacan dos aspectos fantásticos, las descripciones de animales mixtos y la influencia que ejerce el Sol en el país. En primer lugar, Diodoro describe diferentes tipos de animales híbridos como “avestruzcamellos, “camelloleopardos”, “cabriciervos” o los “búbalos”30. Sobre estos últimos, gracias a la descripción detallada del autor se ha podido deducir que los “camelloleopardos” son en realidad jirafas, que los cabriciervos son gacelas y los búbalos son antílopes. Los " reúnen en su forma una mezcla de ocas y de camellos de acuerdo con su designación. Tienen el tamaño semejabte a un camello recién nacido, las cabezas recubiertas con pelos ligeros, los ojos grandes y negros de tonalidad (...) Siendo cuellilargo, tiene el pico totalmente corto y terminado en punta. Es alado con extremidades suavemente peludas y, sosteniéndose con dos piernas y con pies de doble pezuña parece a la vez terreste y a la vez volador"31. Sobre estos animales no se tiene constancia de a que animal se refería el autor. Como deja bien claro al final de este párrafo, Diodoro no quiere entrar en detalles puesto que no es el objetivo de su obra.

30 31

Ibídem II, 50-51. Ibídem II, 50, 3-5.

14

Penélope Cañizares García A continuación comienza a relatar la importancia de la fuerza del sol en estos territorios ya que gracias a ella poseen las características que los distinguen del resto de territorios. Los animales son más vigorosos, se crean también piedras extraordinarias de todas clases, así como el color de las aves, las flores y la variedad de la tierra. Asimismo: “Los

colores

los crea la luz pero,

los

olores

de

los

frutos

y las

particularidades de los jugos y también los tamaños de los animales y las constituciones de cada cual, y, además de eso, las particularidades de la tierra, las origina el calor del sol, calentando un territorio fértil y un agua productiva y convirtiéndose en forjador de la naturaleza de cada cual.”32

Figura 4 Vetas de colores, Petra, Jordania.

32

Ibídem II, 52, 8.

15

Penélope Cañizares García 2.3.

Mitos.

En el apartado anterior se ha dejado claro que Arabia es el país de los aromas ya desde antiguo. Sin embargo ese no es el único mito que se desprende de estos territorios. Según todas las fuentes antiguas, fue en Arabia donde se originó el nacimiento del dios Adonis. Este mito difiere dependiendo de su autor tal y como especifica Apolodoro en su Biblioteca33. Tías, el rey de Asiria tenía una hija llamada Esmirna. Esta fue castigada por Afrodita debido a que no la honraba. El castigo fue un amor incestuoso hacia su padre, con quien consiguió acostarse doce noches seguidas. Cuando Tías se enteró, intentó matarla pero Esmira pidió ayuda a los dioses, que se apiadaron de ella y la convirtieron en el árbol smyrna (la mirra). Tras diez meses, el árbol se rompió y nació el bello Adonis, de quien Afrodita se quedó prendada. Debido a su belleza la diosa lo ocultó en un baúl y se lo cedió en custodia a Perséfone, pero la diosa, tras haberlo contemplado, se negó a devolvérselo. Zeus tuvo que arbitrar la disputa entre las diosas y decidió que Adonis pasara un tercio del año con cada diosa y otro tercio solo. Sin embargo Adonis prefirió pasar su tercio del año con Afrodita. Adonis murió joven atacado por un jabalí34. Desde Hesíodo hasta los autores de época helenística este mito, de origen sirio, ha ido sufriendo transformaciones, como por ejemplo el lugar donde ocurre, el nombre del rey o el dios que inflige el castigo y le da muerte.35 De éste mito no solo se desprende el origen del mito de la mirra, esencia que lleva Adonis desde su nacimiento36, sino también el de la rosa. En origen, las rosas eran blancas pero de la sangre de Adonis herido, se volvieron rojas37. Según el poeta Bión las rosas crecieron de cada gota se de sangre derramada por Adonis, y de cada lágrima derramada por Afrodita surgieron las anemonas38.

33

Apolodoro, Biblioteca III, 3-4. Ibídem, III, 4. 35 Hes. fr. 139; Hig. Fáb. 58 y 251; Ov. Met. X, 300-560/708-740; Ant. Lib. 34. 36 Ov. Met. X, 490, 515. 37 Carlos García Gual Diccionario de mitos, Planeta, 1997, pp. 19 38 Bión 1, 65; Sobre las anémonas o vientos: Ov. Met. X, 728-740. 34

16

Penélope Cañizares García

Figura 5 Afrodita llora la muerte de Adonis. Se pueden apreciar los dos colores en las flores, blancas y rojas.

Según el profesor Gual39, fue tras la muerte de Adonis cuando Zeus tuvo que arbitrar entre las diosas para que este pasara parte de su tiempo con Afrodita, otra parte con Perséfone y otra libremente, reflejando así el ciclo de la naturaleza que nace y muere anualmente. En este sentido, Higino también deja claro que Adonis vuelve de entre los muertos gracias a la diosa Venus / Afrodita40. En honor a Adonis se celebran las fiestas denominadas Adonias. En ellas las mujeres debían entonar lamentos fúnebres por su muerte además de seguir un ritual en el que cuidaban plantas de rápida germinación nombradas “Los jardines de Adonis”41 ya que crecían y morían de una manera muy rápida, al igual que el joven dios. Algunos de los aspectos de estas fiestas aparecen atestiguados en un fragmento de Safo: “- Se muere, Citerea, el tierno Adonis, ¿Qué podemos hacer? -

Golpeaos el pecho, muchachas, y rasgaos las túnicas. -

¡Ay de Adonis!”42

En época helenística Teócrito43 y Bión44 continúan con este lamento ritual, al igual que Ovidio45 ya en época romana. Todos estos textos han influido en las poetas del Renacimiento, como Lope de Vega46, Calderón47, La Fontaine48 o el soneto de Villamediana49 entre otros.

39

Carlos García Gual Diccionario de mitos… pp.18-23. Hig. Fáb. 251 41 Marcel Detienne Los jardines de Adonis, Akal, 1983, pp. 192-193. 42 Safo 140a. 43 Teócr. XV. 44 Bión I. 45 Ov. Met. X, 300-560/ 708-740 46 Lope de Vega Adonis y Venus, 1621. 40

17

Penélope Cañizares García Como conclusión a los aspectos de este mito cabe destacar la frase del profesor García Gual: “Como Tammuz, Osiris, y como Atis, Adonis es un ejemplo del dios que muere y renace al lado de una gran diosa y es llorado por ella y coros femeninos, una figura de antiquísimo y perdurable culto mediterráneo y de trascendente simbolismo, que encuentra en este mito griego un perfil clásico y un asilo hermoso.”50 El segundo mito cuyo inicio Heródoto51 sitúa en Arabia es el del ave Fénix, quien en esta región toma la mirra que posteriormente trasladará a Egipto, en donde será desarrollado el relato de manera más pormenorizada como se verá en el capítulo correspondiente.

47

Calderón de la Barca La púrpura de la rosa, 1659. Jean de la Fontaine, Adonis, 1659 49 Juan de Tassis y Peralta (II Conde de Villamediana), Fábula de Venus y Adonis, 1617 aprox. 50 Carlos García… pp. 23. 51 Hrdt. II, 73. 48

18

Penélope Cañizares García 3. Egipto 3.1. Descripción del territorio y características geográficas. Han sido muchos los autores clásicos que han tomado referencias sobre Egipto para sus obras, desde Homero hasta la época romana, para quien Egipto es visto como un lugar idílico debido a la gran cantidad de riquezas que posee52, además de ser gente de habla extraña53, de poseer conocimientos sobre las plantas capaces de hacer olvidar los problemas54,o de ser gente muy piadosa55, tanto con sus dioses, ya que si no se realizaban los sacrificios correspondientes podían causar más de un problema56, como con sus enemigos57. Sin embargo destaca el libro II de las Historias de Heródoto, en el que el autor se extiende debido a que Egipto es un país que posee más elementos para admirar que el resto58. Por lo tanto, a pesar de que Egipto es admirado por gran cantidad de autores, la obra de Heródoto fue el “manual” por excelencia ya que hasta los autores posteriores se basaban en él para estudiar esta región. Cabe destacar también que, dependiendo de la época del autor, los intereses y finalidades de su obra variaban, como por ejemplo en la época helenística, cuyos textos servían de propaganda política, como se verá más detallado posteriormente. Sobre el territorio y sus características principalmente existen dos obras, el libro II de Heródoto y el libro I de Diodoro Sículo, que serán el objeto de estudio para este apartado. Heródoto comienza explicando que Egipto “es una tierra ganada al mar y un don del río”59. Para el autor, esta región tenía una gran extensión, tres mil seiscientos estadios, medida excesiva puesto que realiza la equivalencia de los esquenos egipcios a los estadios griegos y explica que su superficie abarca desde el golfo de Plitina (zona donde posteriormente se fundó Alejandría) hasta el lago Serbónide (región cercana al Pelusio) 60. Tras describir como es la zona costera de Egipto, Heródoto pasa a detallar cómo es el resto del país. Según el autor desde la costa hasta Heliópolis la región era 52

Hom. Il. IX, 381-384 / Hom. Od. IV, 125-132. Hom. Od.III, 299-302. 54 Ibídem, IV, 220-232. 55 Isoc. Bus. 24-27. 56 Hom. Od., IV, 351-586. 57 Ibídem, XIV, 245-290. 58 Hrdt. II, 35. 59 Hrdt. II, 5. 60 Ibídem II, 6. 53

19

Penélope Cañizares García ancha, llana y rica en limo61. Sin embargo subiendo por el curso del Nilo, Egipto se va estrechando y discurre paralelamente a la cadena montañosa de Arabia por un lado, y por otro una cordillera rocosa que da a Libia. Entre ambas cordilleras hay una llanura de unos doscientos estadios. Desde Heliópolis, el país se estrecha en una extensión de catorce días de navegación tras los que vuelve a ensancharse62. El autor termina así la explicación de la morfología del país y pasa a explicar sus medidas en estadios63. Tras exponer la morfología de la región, Heródoto hace una distinción entre los suelos de Libia, Arabia, Egipto y Siria, remarcando que la tierra de Egipto es negra64 debido al limo y los aluviones que transporta el río65. Posteriormente, el autor, basándose en lo que le relataban los sacerdotes egipcios, asegura que el Delta estaba ganando altura ya que cada vez se necesitaban más codos de desbordamiento del Nilo para regar la zona y podrían llegar a pasar hambre. A pesar de esto, los egipcios son los que recogen el fruto de la tierra con menos fatiga que el resto de la humanidad66. A continuación Heródoto debate la teoría de los filósofos jonios que afirman que Egipto es solo el Delta y que el resto del territorio se reparte entre Libia y Arabia. Heródoto está en contra de esta teoría y afirma que el Delta es de creación reciente ya que es un producto del aluvión67. Tras descartar la teoría jonia, el autor asegura que Egipto es todo el territorio habitado por los egipcios, a pesar de que dicho territorio esté dividido en dos por el Nilo. El río discurre en un solo cauce hasta la ciudad de Cercasoro, donde se divide en tres brazos: uno al este, otro al oeste y otro que continúa al mar. Este último se divide a su vez en otros dos brazos, existiendo además otras dos ramificaciones excavadas por el hombre68. Para finalizar con su descripción del territorio, Heródoto hace mención a un oráculo de Amón que aseguró que Egipto era todo aquel territorio regado por el Nilo

61

Ibídem II, 7. Ibídem II, 8 63 Ibídem II, 9. 64 Los egipcios denominaban a su país “Kemet” que significa “tierra negra”. 65 Ibídem II, 12. 66 Ibídem II, 13-14; Isoc. Bus. 11-14. 67 Ibídem II, 15. 68 Ibídem II, 17. 62

20

Penélope Cañizares García desde la ciudad de Elefantina hasta su desembocadura en el mar y que todos los que bebían su agua eran egipcios69. Respecto al Nilo en concreto cabe destacar que los autores lo relacionan con una geografía casi mítica debido a las fuentes del Nilo y a su régimen de crecidas ya que para ellos era inexplicable. En este caso, Heródoto recibe la información de los sacerdotes que aseguran que nadie sabe dónde está la fuente del Nilo, lo que crea diversas teorías: Etiopía, Elefantina, o procede de Libia y la divide por la mitad70. El autor explica además las diversas teorías que hay sobre la crecida del río pero las rechaza por ser imposibles o sobrenaturales. Heródoto explica su propia teoría alegando que la crecida del Nilo se debe al el Sol, que evapora el río en invierno haciéndolo más caudaloso en verano71. Por otro lado, Diodoro comienza explicando que el Nilo “discurre desde el sur hacia el norte y sus fuentes proceden de lugares inexplorados que se encuentran hacia el desierto de la Etiopia más lejana 72.” El autor afirma además que es el mayor de los ríos y que discurre haciendo grandes meandros, asimismo crea islas, unas setecientas según Diodoro, algunas inaccesibles a los hombre por estar plagadas de serpientes y fieras de todas clases73. En algunas zonas discurre de manera abrupta debido a las cataratas creando grandes remolinos, resultando imposible para la navegación excepto en la época de la inundación74. Tal y como dijo Heródoto, Diodoro afirma también que el Nilo tiene siete brazos, algunos de ellos artificiales75. Gracias a la inundación anual, los egipcios poseían toda clase de frutos para cultivar y poder atender a enfermos y mendigos76. Otro aspecto asombroso del río es que la inundación se produce en el solsticio de verano, época en la que el resto de ríos se seca77. Tras esto, el autor realiza una crítica a los autores anteriores que escribieron sobre las fuentes del Nilo ya que ninguno de ellos lo atestiguó realmente, incluso Heródoto falló al creer en las fuentes equivocadas78. Diodoro afirma que, gracias a Ptolomeo I Soter79 y una expedición que

69

Ibídem II, 18. Ibídem II, 28-34. 71 Ibídem II, 19-27. 72 D.S. I, 32, 1. 73 Ibídem I, 33, 4. 74 Ibídem I, 32, 2-11. 75 Ibídem I, 33, 7-8. 76 Ibídem I, 34. 77 Ibídem I, 36, 7. 78 Ibídem I, 37. 70

21

Penélope Cañizares García realizó a Etiopía, se conoce mejor dicha fuente, pero no especifica el lugar donde se encuentra. A continuación, Diodoro explicará las causas de la crecida del Nilo, volviendo a rebatir a los autores anteriores a él y aceptando la teoría de Agatárquides de Cnido, quien afirma que llueve en verano sobre Etiopía y por eso desborda el Nilo80. Estrabón también realiza alguna mención al Nilo y al territorio egipcio, pero sobre todo lo hace basándose en la obra de Homero asegurando que si éste autor no hace mención a ciertos aspectos es porque eran de sobra conocidos 81. Asimismo menciona en varias ocasiones la frase de Herótodo “Egipto es un don del río”82. Lo más llamativo del país es, precisamente, la naturaleza del río por lo que es lo primero que se conoce al llegar a Egipto83.

Figura 6 Mapa de Egipto con los brazos del Nilo diferenciados.

79

Σωτήρ, “Salvador” Ibídem I, 38-42. 81 Str. I, 2, 22. 82 Hrdt. II, 5; Str. I, 2,23 y I, 2, 29. 83 Str. I, 2, 29. 80

22

Penélope Cañizares García Por otro lado, Diodoro describe el territorio egipcio de una manera mucho más breve que Heródoto puesto que se centra en otros temas tales como la importancia del río o diversos aspectos religiosos. Sin embargo explica de una manera más clara las fronteras de Egipto: por el oeste, el país se encuentra defendido por el desierto de Libia, zona llena de fieras; por el sur está fortificado por las cataratas y las montañas limítrofes; por el este parte de la región está defendida por el rio y otra parte por el desierto y las llanuras pantanosas denominadas Báratra84; la última zona pertenece al Delta, que está protegido por el mar y es de difícil acceso puesto que no hay ningún puerto seguro excepto Faro. Tras explicar las fortificaciones naturales, el autor pasa a exponer las medidas del país: la costa mide dos mil estadios y desde el mar hasta tierra adentro unos seis mil estadios85. Diodoro llega más allá que Heródoto afirmando que las inscripciones sagradas afirmaban que había más de dieciocho mil pueblos y ciudades, dejando claro que Egipto era el país más poblado de la antigüedad. Añade además que en época de Ptolomeo se aumenta el número de ciudades a treinta mil, cantidad que perdura aún en su época86.

84

D.S. I, 30 Ibídem I, 31. 86 Ibídem I, 31. 85

23

Penélope Cañizares García 3.2. Mirabilia Los aspecto más destacados del territorio egipcio hacen referencia a la fauna del país debido a que era totalmente diferente a la conocida por los griegos. Heródoto describe cómo eran esos animales que tanto llamaban la atención, como el cocodrilo o el hipopótamo. El primero, según el autor, vive en tierra firme durante el día y se pasa al agua por la noche. Un aspecto llamativo para Heródoto es el tamaño que llega a alcanzar pues cuando nace del huevo posee un tamaño minúsculo en comparación a lo que llega a medir una vez desarrollado. Heródoto describe físicamente al cocodrilo como un animal con: “ojos de cerdo, grandes dientes y colmillos [proporcionados a las dimensiones de su cuerpo]. Es el único animal que nace sin lengua; tampoco mueve la mandíbula inferior, sino que también en este punto es el único animal que acerca la mandíbula superior a la inferior. Tiene, asimismo, garras poderosas y una piel cubierta de escamas e impenetrable en el lomo”87 Tras esto destaca también la manera en la que se capturan, empleando un trozo de lomo de cerdo para hacerlo salir de la orilla y cubrir posteriormente sus ojos con barro para inmovilizarlo88.

Figura 7 Escultura del dios Sobek. Luxor Museum,

87 88

Hrdt. II, 68 Ibídem. II, 69.

24

Penélope Cañizares García Tras el cocodrilo, Heródoto pasa a hablar sobre el hipopótamo que presenta la siguiente descripción: “es un cuadrúpedo, patihendido como un buey y chato, que tiene cola y crin de caballo, colmillos bien visibles y que relincha como este animal. Su tamaño viene a ser el de un buey enorme y su piel es tan sumamente gruesa que, una vez seca, se hacen con ella astas de jabalina”89

Figura 8 Figurita de fayenza que representa a un hipopótamo.

Según el autor, existen también cerca de la ciudad de Tebas unas serpientes sagradas de tamaño pequeño y con dos cuernos que salen de la parte frontal de su cabeza, que además no hacen daño al hombre90. Otro animal destacado es el ibis puesto que luchan contra las serpientes aladas pertenecientes a Arabia y que intentan llegar al valle del Nilo. Los ibis evitan que las serpientes lleguen al país destruyéndolas en una quebrada cerca de los confines de Egipto en la cual, según Heródoto, hay una inmensidad de cadáveres de dichas serpientes91. Respecto a su aspecto físico: “toda ella es inmensamente negra, tiene patas de grulla, un pico sumamente curvo y, aproximadamente, el tamaño de un rascón”92.

89

Ibídem. II, 71 Ibídem. II, 74. 91 Ibídem. II, 75. 92 Ibídem. II, 76. 90

25

Penélope Cañizares García Heródoto destaca que las ibis negras son las encargadas de luchar contra las serpientes, pero añade que hay otras ibis: “tienen la cabeza y el cuello totalmente pelados, su plumaje es blanco salvo en la cabeza, el pescuezo, la punta de las alas y la extremidad de la cola (todas esas partes que acabo de enumerar son intensamente negras), y en las patas y el pico se asemeja al otro tipo de ibis”93

Figura 9 Representación de un ibis.

Diodoro también hace una breve descripción de estas “fieras extrañas en apariencia”94Al igual que Heródoto, a Diodoro le llama la atención el tamaño que llegan a alcanzar los cocodrilos ya que sus huevos son semejantes a los de los gansos. Ambos autores coinciden también en que es un animal sin lengua, de piel escamosa y dura, además de poseer una gran cantidad de colmillos. Diodoro también expone las maneras en las que se cazaban los cocodrilo y añade algo que Heródoto no relata: la manera en la que los egipcios consiguen que no sean unos animales tan prolíficos sin tener que recurrir a sacrificarlos puesto que eran animales sagrados. Para este fin servía el icneumón95, que rompía los huevos de los cocodrilos evitando así que llegase a haber superpoblación96. Diodoro también hace una mención al hipopótamo, denominándolo “caballo”. La descripción física es similar a la de Heródoto, sin embargo añade algún detalle más sobre sus costumbres, como por ejemplo que pasa el día en el agua y por la noche sale a 93

Ibídem. D.S. I, 35. 95 Mangosta 96 Ibídem. I, 35 94

26

Penélope Cañizares García tierra firme. Es un animal muy peligroso ya que puede destruir los cultivos y las embarcaciones que surcan el Nilo. Para cazarlo emplean lanzas de hierro y esperan a que se desangre. Su carne es dura y sus vísceras no son comestibles97. Este autor no habla de ningún animal más en concreto sino que se dedica a explicar cuáles son deificados y porqué, tema que no corresponde relatar en este trabajo. En relación a la flora, los autores griegos destacan la frondosidad y fertilidad de la tierra, pero no dedica ninguna descripción a plantas concretas que llamaran la atención. Sólo Diodoro menciona algunas de las plantas que crecen en el Delta98.

97 98

Ibídem. I, 35. Ibídem. I, 34.

27

Penélope Cañizares García 3.3. Mitos Son varios los mitos griegos que surgen en Egipto como por ejemplo el del ave Fénix, que si bien no es autóctona de Egipto, si que acude allí para morir. Según Heródoto99, el Fénix es un pájaro sagrado egipcio que acude al país cada quinientos años cuando fallece su padre. El autor afirma que no ha llegado a verlo en persona pero sí en una representación y de ella trazará la descripción del ave. Destaca el plumaje rojo y dorado y su forma semejante al águila. Tras esta breve descripción, Heródoto pasa a relatar la leyenda que hay sobre el Fénix en Egipto, alegando que le parece un relato inverosímil: “partiendo de Arabia, transporta al santuario de Helios el cuerpo de su padre envuelto en mirra y lo sepulta en dicho santuario. Lo transporta del siguiente modo: primeramente da forma a un huevo de mirra todo lo grande que puede llevar y luego prueba a volar con él; una vez realizada la prueba, hace, entonces, un agujero en el huevo y mete en él a su padre, emplastando con la mirra extraída el orificio por el que, al hacer el agujero en el huevo, introdujera el cuerpo (con su padre dentro, el peso vuelve a ser el mismo) y, una vez emplastado el agujero, transporta el huevo al santuario de Helios en Egipto”100

Figura 10 Recreación de un ave Fénix empleada para el cine. Destaca el color del plumaje, tal y como lo describe Heródoto 99

Hrdt. II, 73. Ibídem

100

28

Penélope Cañizares García En su obra, “Los Jardines de Adonis”, Detienne101 afirma que los griegos confundieron el ave Fénix con el ave egipcia Bennu. Asimismo explica que este ave es un animal asociado al sol y a las especias. Respecto a su asociación al sol, cabe decir, en primer lugar la importancia de los colores de su plumaje ya que el color dorado está relacionado con un brillo muy intenso. En segundo lugar, según Detienne la asociación al sol se debe también a su hábitat: Arabia. El Fénix escolta al sol todas las mañanas, además de representar el ciclo egipcio sotíaco de mil cuatrocientos sesenta y un años, que fue reducido a quinientos por la tradición greco-romana. Es importante destacar también el empleo de las especias y de los aromas relacionadas con este ave debido a su importancia a la hora de su muerte. Como relata Heródoto102 el Fénix recoge mirra y otras especias para construir un nido para su padre, y lo deposita en la ciduad del Sol103, donde comenzará a arder y posteriormente renacerá de sus cenizas104. Esto explicaría lo que Heródoto afirma que es el cadáver de su padre, una vez fallecido y renacido de las cenizas, el nuevo Fénix transportará el nido de “su padre”105

Figura 11 Ave Benu egipcia, posible ave Fénix para los griegos.

Otro de los mitos griegos ocurrido en esta región es el relato de la princesa Ío. Dependiendo del autor que narre la historia, el padre de Ío puede ser Yaso, Ínaco o Pirén106, aunque la mayoría de ellos afirma que fue Ínaco. Ío era una sacerdotisa de

101

Los jardines…, pp. 88-97. Hrdt. II, 73. 103 Heliopolis 104 Clemente de Roma Epist. I ad Corinth, c 25. 105 Los jardines…, pp. 95, nota 143. 106 Esq. Prom. 561-886.; Hrdt. I, 1; Hig. Fáb. 145; Ov. Met., I 568-.688 ; Apolodoro Biblioteca II 1, 3 102

29

Penélope Cañizares García Hera de quién Zeus se queda prendado, y para evitar la ira de Hera, transforma a Ío en una vaca blanca. Hera le pidió a Zeus la vaca y le puso como guardián a Argos, criatura de múltiples ojos. Zeus encargó a Hermes que la rescatase y al no poder hacerlo a escondidas, mata a Argos. Tras esto, Hera envió un tábano en persecución de la vaca, la cual fue recorriendo toda Grecia para deshacerse de él. Llegó a cruzar el Bósforo 107 y vagó por Asia hasta llegar a Egipto, donde se asentó en el Delta, recuperó su forma humana y dio a luz a Épafo, hijo de Zeus. Al enterarse Hera, pidió a los Curetes que le escondieran, pero Zeus los aniquiló e Ío recorrió toda Siria en busca de su hijo, pues lo criaba la reina de Biblos. Tras rescatarlo, regresó a Egipto, se casó con el rey Telégono y pasó a llamarse Isis. 108

Figura 12 Ío asimilada a Isis. Fresco Romano del Templo de Isis en Pompeya.

Heródoto hace una breve mención a un tal Heracles egipcio, mucho anterior al Heracles conocido por los griegos. Según él, este Heracles era uno de los dioses egipcios, hecho que demostró viajando a Tiro de Fenicia donde había un santuario que se erigió a la vez que la propia ciudad, asimismo viajó también a Tasos, donde había otro santuario a Heracles. Tras estos supuestos viajes, Heródoto asegura que Heracles era un dios egipcio anterior al héroe griego, de quién además tomaron su nombre puesto que Anfitrión y Alcmena, padres de Heracles, eran oriundos de Egipto109.

107

Denominado así tras su paso: Βόσπορος Hrdt. II, 41; Apolodoro Biblioteca II 1, 3 109 Hrdt. II, 43-45. 108

30

Penélope Cañizares García Destaca también en la obra de Heródoto el mito de que Helena en realidad nunca estuvo en Troya sino en Egipto, instalándose en la corte de Proteo, quien al enterarse de que Alejandro/Paris había raptado a la esposa de su huésped, decide quedarse con Helena y las riquezas y obliga a Paris a partir de Egipto sin ella110. Heródoto le pregunta a los sacerdotes si esta historia es cierta y ellos afirman que, tras llegar los griegos a Troya y pedir a Helena devuelta, estos alegaron que estaba en Egipto, pero los griegos se lo tomaron como una burla y sitiaron la ciudad. Una vez conquistada Troya, al ver que Helena no estaba allí, Menelao se dirigió a Egipto a la corte de Proteo 111. Tras esto Heródoto expresa su opinión sobre este tema: cree en esta historia puesto que ningún troyano hubiese querido hacer la guerra contra los griegos por el capricho de Paris112.

Figura 13 Helena de Troya. Evelyn de Morgan

El mito de la estancia de Helena en Egipto no solo lo recoge Heródoto sino que también aparece en la tragedia de Eurípides Helena. En esta obra, el autor afirma que Helena fue víctima de una diosa y que no fue ella la que viajó a Troya sino una imagen suya. Cuando Menelao aparece en Egipto, marido y mujer se reconocen y urden un plan para poder escapar de allí puesto que el hijo de Proteo, nuevo rey de Egipto, desea desposarse con Helena. Al final de la tragedia, ambos consiguen huir de Egipto y regresar a su hogar113.

110

Ibídem, II, 112-116. Ibídem, II, 118-119. 112 Ibídem, II, 120. 113 E. Hel. 111

31

Penélope Cañizares García 3.4. Fuentes Alejandrinas A diferencia de las fuentes que hablan sobre Arabia, en Egipto existen otro tipo de textos con una clara función política. Esto se debe a la creación de los reinos helenísticos tras la muerte de Alejandro Magno, ya que todo su territorio se dividió en reinos que pasaron a estar bajo el mando de sus diádocos o generales más allegados. Egipto quedó bajo el mando de Ptolomeo, general macedonio que llegó a convertirse en el rey del país en el año 306 a.C. Con la creación de una dinastía de reyes grecomacedonios, los objetivos de los autores de la época variaron y dejaron de centrarse en los aspectos fabulosos del país para comenzar a ensalzar a sus monarcas y su manera de gobierno. Esto se puede apreciar especialmente en el Elogio a Ptolomeo de Teócrito o en el Banquete de los Eruditos de Ateneo. En cuanto al elogio de Teócrito, dedicado a Ptolomeo II, cabe destacar en primer lugar la comparación que hace el autor del monarca con Zeus, siendo Ptolomeo el más excelso de los hombres114, además de compararlo con los antiguos héroes. Tras esto, Teócrito realiza una alabanza a los padres de Ptolomeo, quienes han llegado a convertirse en divinidades ya que Ptolomeo Lago es descendiente de Heracles y Berenice hija de Dione115. Una vez ensalzados los antecesores del monarca, el autor pasa a relatar su nacimiento, bendecido por el propio Zeus116. A continuación se alaba el propio territorio egipcio, siendo el más fértil y el que más ciudades posee, resaltando que sobre todo aquello gobernaba Ptolomeo, además de vencer en riquezas a cualquiera de los monarcas. Gracias a su riqueza, ha erigido templos adornándolos con estatuas de oro y marfil117. Para finalizar, Teócrito vuelve a asociar a Ptolomeo con Zeus debido a las semejanzas entre ambos: poseen una esposa-hermana que ama de corazón a su marido118. En referencia a la obra de Ateneo, destaca la descripción de un desfile que realiza “el excelentísimo rey Ptolomeo Filadelfo”119. Este desfile además, tal y como refleja el autor, se encuentra detallado en la obra de Calíxeno de Rodas en el libro cuarto de su

114

Teócr. XVII, 1-5. Ibídem. 15-58. Dione es uno de los nombres de Afrodita. 116 Ibídem, 60-77. 117 Ibídem. 78-125. 118 Ibídem. 126-138. 119 Ath. V 196A 115

32

Penélope Cañizares García Sobre Alejandría120. Tras explicar donde se encuentra este relato, pasa el mismo a narrarlo. Se centra sobre todo en la descripción de un pabellón de gran belleza y opulencia. Este pabellón estaba adornado además con flores de todo tipo, aspecto llamativo ya que era invierno y en el resto de países no se encuentran tantas flores juntas. Con esta descripción, Ateneo está relatando la gran riqueza que poseía el monarca, que no reparaba en gastos a la hora de realizar festividades 121. Una vez realizada la descripción detallada del pabellón, el autor relata el desarrollo del desfile en el que resaltan los adornos de color púrpura y las coronas de oro. En él procesionan también animales y fieras fabulosas venidas de otros territorios. Seguía un cortejo en honor a Zeus y otros dioses; los adornos de oro y plata recuerdan una vez más las grandes riquezas del rey122. Como no podría ser de otro modo, al país del Nilo, llamado “de corrientes de oro”123, corresponde también un monarca con las mismas características.

120

FGrH 627, fr. 2 Ath. V., 196A- 197C 122 Ath. V., 197D-203C. 123 Ath. V., 203C. 121

33

Penélope Cañizares García 4. Conclusiones Del estudio de las fuentes griegas realizado en este trabajo, se pueden extraer las siguientes conclusiones: Tanto Arabia como Egipto reúnen las tres características necesarias para poder calificarlas de tierras fabulosas: lejanía, habla bárbara y territorio lleno de mirabilia o de fenómenos no demasiado frecuentes en otros ámbitos territoriales. En este sentido, Arabia acaba convertido en el país de los aromas desde la antigüedad hasta nuestros días. Egipto, por su parte, destaca debido a su naturaleza pródiga en agua y, por lo tanto, en abundancia de cosechas y de animales no bien conocidos en otras latitudes. Esta imagen de tierras fabulosas, que arranca ya en algunos casos desde Homero, es la que se perpetúa hasta nuestros días, dotando a esos países de un cierto hálito mítico. Cabe subrayar, además, la importancia de estos territorios en lo referente a los mitos. Los mitos de Mirra, Adonis y el Fénix están todos relacionados con las plantas aromáticas y, por consiguiente, la asociación con el país de los aromas se revela clara. Pero también con la fuerza del sol, característica tanto de Arabia como de Egipto. El resto de mitos destacados a lo largo del trabajo, como la historia de Ío parece apuntar a la búsqueda de una genealogía heroica (piénsese en las Danaides), que sitúa a la heroína en un país mitificado casi desde su origen. Para finalizar, quiero resaltar que, las fuentes pertenecientes al ámbito de los reinos helenísticos como Teócrito y Calíxeno de Rodas recogido en Ateneo, utilizan la descripción de Egipto como medio de propaganda política. La exuberancia y la riqueza son compartidas tanto por el rey como por el reino.

34

Penélope Cañizares García 5. Bibliografía Fuentes 

APOLODORO, Biblioteca, trad. Margarita Rodríguez de Sepúlveda, ed. Gredos, Madrid, 1985



ATENEO, El banquete de los eruditos, trad. Lucía Rodríguez-Noriega Guillén, Gredos, Madrid, 1998.



BIÓN “Canto fúnebre por Adonis” en Bucólicos griegos, trad. VV.AA., Gredos, Madrid, 1986.



DIODORO SÍCULO, Biblioteca histórica, trad. VV.AA.,. Gredos, Madrid, 20012014.



ESQUILO, “Prometeo encadenado” en Esquilo, Sófocles y Eurípides, Obras completas, trad. José Alsina, Cátedra, Madrid, 2008.



ESTRABÓN, Geografía, trad. VV.AA., Gredos, Madrid, 2002.



EURÍPIDES, “Helena”, en Esquilo, Sófocles y Eurípides, Obras completas, trad. VV.AA., Cátedra, Madrid, 2008



EURÍPIDES, “Las Bacantes”, en Esquilo, Sófocles y Eurípides, Obras completas, trad. VV.AA., Cátedra, Madrid, 2008



HERÓDOTO, Historias, trad. Carlos Schrader, Gredos, Madrid, 1977-1989.



HERÓDOTO, Historias, trad. Manuel Balasch, Cátedra, Madrid, 1999.



HESÍODO, Obras y fragmentos, trad. VV.AA., Gredos, Madrid, 1983.



HIGINO, Fábulas, trad. VV.AA., Gredos, Madrid, 2009.



HOMERO, La Ilíada, trad. Emilio Crespo Güemes, Gredos, Madrid, 2014.



HOMERO, La Odisea, trad. Carlos García Gual, Alianza Editorial, Madrid, 2008.



ISÓCRATES, Discursos, trad. Juan Manuel Guzmán Hermida, Gredos, Madrid, 2007.



OVIDIO, Metamorfosis, trad. VV.AA., Gredos, Madrid, 2012.



TEÓCRITO, “Idilios” en Bucólicos griegos, trad. VV.AA., Gredos, Madrid, 1986.

35

Penélope Cañizares García Referencias Bibliográficas 

DETIENNE, M., Los jardines de Adonis, Akal, Madrid, 1983.



GARCÍA GUAL, C., Diccionario de mitos, Planeta, 1997.



GÓMEZ ESPELOSÍN, F.J., Paradoxógrafos griegos. Rarezas y maravilas, Gredos, Madrid, 1996.



GÓMEZ ESPELOSÍN, F.J., PÉREZ LARGACHA, A., Egiptomanía, Alianza Editorial, Madrid, 1997.



GÓMEZ ESPELOSÍN, F.J., PÉREZ LARGACHA, A., VALLEJO GIRVÉS, M., Tierras fabulosas de la antigüedad, Universidad de Alcalá, Madrid, 1994.



LÉVY, E., “Naissance du concept de barbare” en KTEMA 9, pp. 5-14, 1984.



ORDOÑEZ BURGOS, J., ”Sobre lo griego y lo bárbaro” en Nova Tellus 27, 2, pp. 123-147, 2009



PAJÓN LEYRA, I., Entre ciencia y maravilla. El género literario de la paradoxografía griega. Universidad de Zaragoza, Zaragoza. 2011



SANTIAGO, R.A., “Griegos y bárbaros: arqueología de una alteridad” en Faventia 20, 2, pp. 33-45, 1998

36

Lihat lebih banyak...

Comentarios

Copyright © 2017 DATOSPDF Inc.