TRABAJO DE OCTAVIO PAZ (1)

September 11, 2017 | Autor: C. Mamani Cuenca | Categoría: Philosophy
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Descripción





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INTRODUCCION
Escribir un estudio introductorio sobre la totalidad de la obra de un poeta y ensayista de la talla de Octavio Paz, siempre resulta ser una tarea imposible. De ahí que necesariamente, los intentos de esta naturaleza terminan siendo un recorrido incompleto, parcial, de la vida creativa de estos seres. La intención del actual trabajo no es la de abarcarlo todo. El presente estudio se circunscribe a una parte de la obra ensayística de Octavio Paz y pretende mostrar al lector algunos aspectos de sus ensayos que he encontrado a través de los años dedicados a estudiarlo.
Unos años antes de su muerte y a partir de ella, la figura y, sobre todo, la obra de Octavio Paz está tomando su dimensión real en la poesía, el ensayo y la intelectualidad mundial del siglo XX. Trabajos como el actual pretenden contribuir a esa tarea.
Se menciona que el texto surge de la necesidad de tener una visión global y breve sobre Paz. Para esto, la estructura de su obra mantiene como eje central la poesía, ya que, de acuerdo con Ruy Sánchez, incluso la obra ensayística de Paz se rige por la visión de un poeta.
Si bien esto implica sacrificar el orden en que fueron publicados los textos de Paz en aras de seguir la cronología de su vida, no representa mayor problema para un primer acercamiento al poeta. Dicho ordenamiento incluso facilita la lectura. Por ejemplo, se habla de la niñez de Paz citando poemas en los que el autor la rememora y al mismo tiempo se detiene a explicar cuestiones sociales, históricas, políticas o simplemente comenta los fragmentos de los textos del poeta.
Me detengo en la estructura de Octavio Paz porque es uno de los mayores aciertos del texto. Su lectura es fluida y ágil, pero estas virtudes están fundadas en el orden del libro. Cabría recordar que el propio Paz, cuando editó su obra completa, tampoco optó por presentar sus textos de acuerdo al año de su publicación, sino que cada tomo se centró en temas específicos.
Octavio Paz tuvo una personalidad polémica. Desde muy temprano dejó las formas poéticas tradicionales para lanzarse a la modernidad. Su obra poética pretende "liberar a la palabra de reglas o propósitos utilitarios" para devolverle su esencia mágica, haciendo uso casi exclusivo del pensamiento y de una rima interna y sutil, algunas veces difícil de captar.
En los ensayos de Paz sobresalen los temas antropológicos, especialmente los relacionados con México. Una muestra clara es su famosa obra El laberinto de la soledad. En su poesía, en cambio, abundan los temas del amor, del erotismo, de la misma poesía, de lo religioso y de la metafísica del ser.

















OCTAVIO PAZ
BIOGRAFIA
(Ciudad de México, 1914-id., 1998) Escritor mexicano. Junto con Pablo Neruda y César Vallejo, Octavio Paz conforma la tríada de grandes poetas que, tras el declive del modernismo, lideraron la renovación de la lírica hispanoamericana del siglo XX. El premio Nobel de Literatura de 1990, el primero concedido a un autor mexicano, supuso asimismo el reconocimiento de su inmensa e influyente talla intelectual, que quedó reflejada en una brillante producción ensayística.
Nieto de escritor (Ireneo Paz), los intereses literarios de Octavio Paz se manifestaron de manera muy precoz, y publicó sus primeros trabajos en diversas revistas literarias. Estudió en las facultades de Leyes y Filosofía y Letras de la Universidad Nacional.
En 1936 Octavio Paz se trasladó a España para combatir en el bando republicano en la guerra civil, y participó en la Alianza de Intelectuales Antifascistas. Al regresar a México fue uno de los fundadores de Taller (1938) y El Hijo Pródigo. Amplió sus estudios en Estados Unidos en 1944-1945, y concluida la Segunda Guerra Mundial, recibió una beca de la fundación Guggenheim, para, más tarde, ingresar en el Servicio Exterior mexicano.
En 1955 fundó el grupo poético Poesía en Voz Alta, y posteriormente inició una colaboración en la Revista Mexicana de Literatura y en El Corno Emplumado. En las publicaciones de esta época defendió las posiciones experimentales del arte contemporáneo.
Cerró su actividad diplomática en 1968, cuando renunció como protesta contra la política del gobierno mexicano ante el movimiento democrático estudiantil. Durante sus años de servicio Octavio Paz residió en París, donde trabó amistad con André Breton, pero también viajó por diversos países europeos y asiáticos (en 1962 fue nombrado embajador de México en la India).
Poeta, narrador, ensayista, traductor, editor y gran impulsor de las letras mexicanas, Paz se mantuvo siempre en el centro de la discusión artística, política y social del país. Su poesía se adentró en los terrenos del erotismo, la experimentación formal y la reflexión sobre el destino del hombre.
Conforman su obra poética quince títulos: Luna silvestre (1933); Bajo tu clara sombra y otros poemas sobre España (1937); Entre la piedra y la flor (1941); Libertad bajo palabra (1949); Águila o sol (1951); Semillas para un himno (1954); La estación violenta (1958); Salamandra (1962); Ladera este (1969); Topoemas (1971); Renga (1972); Pasado en claro (1975); Vuelta (1976); Poemas (1979) y Árbol de adentro (1987).
Su producción en prosa abarca once obras: El laberinto de la soledad (1950); El arco y la lira (1959); Cuadrivio (1965); Claude Lévi-Strauss o el nuevo festín de Esopo (1967); Conjunciones y disyunciones (1969); El mono gramático (1974); Los hijos del limo (1974); El ogro filantrópico (1979); Sor Juana Inés de la Cruz o las trampas de la fe (1982); Tiempo nublado (1983) y Hombres de su siglo (1984).
A grandes rasgos cabe distinguir tres grandes fases en su obra: en la primera, el autor pretendía penetrar, a través de la palabra, en un ámbito de energías esenciales que lo llevó a cierta impersonalidad; en la segunda entroncó con la tradición surrealista, antes de encontrar un nuevo impulso en el contacto con lo oriental; en la última etapa de su trayectoria lírica, el poeta dio prioridad a la alianza entre erotismo y conocimiento. En 1990 se le concedió el Premio Nobel de Literatura.
Su obra, extensa y variada, se completa con numerosos poemarios y libros ensayísticos, entre los cuales cabe citar Cuadrivio (1965), Ladera este (1968), Toponemas (1969), Discos visuales (1969), El signo y el garabato (1973), Mono gramático (1974), Pasado en claro (1975), Sombras de obras (1983) y La llama doble (1993).

En 1981 es galardonado con el Premio Cervantes. En 1999 aparecen, póstumamente, Figuras y figuraciones y Memorias y palabras, epistolario entre Octavio Paz y Pere Gimferrer entre los años 1966 y 1997.
En 1990 ganó el Premio Nobel de Literatura, y publicó La otra voz y Poesía de fin de siglo. En 1993, La llama doble y Amor y erotismo, y en 1995 Vislumbres de la India. Octavio Paz falleció el 19 de abril de 1998 víctima de un cáncer, en la misma ciudad que lo vio nacer.
PROSA POÉTICA

Águila o sol? México: Fondo de Cultura Económica, 1951.
El mono gramático. Barcelona: Seix Barral, 1974.

TEATRO

La hija de Rappaccini. México: en la Revista Mexicana de Literatura , 7, septiembre-octubre 1956, y en Poemas, 1979.

ENSAYOS

El laberinto de la soledad. México: Cuadernos Americanos, 1950. Segunda edición, Fondo de Cultura Económica, 1959.
El arco y la lira. México: Fondo de Cultura Económica, 1956.
Las peras del olmo. México: UNAM, 1957
Cuadrivio. México: Joaquín Mortiz, 1965.
Los signos en rotación. Buenos Aires: Sur, 1965.
Puertas al campo. México: UNAM, 1966.
Claude Lévi-Strauss o el nuevo festín de Esopo. México: Joaquín Mortiz, 1967.
Corriente alterna. México: Siglo XXI, 1967.
Marcel Duchamp o el castillo de la pureza. México: Ediciones ERA, 1968. Incluido después en Apariencia desnuda; la obra de Marcel Duchamp. México: Ediciones ERA 1973.
Conjunciones y disyunciones. México: Joaquín Mortiz, 1969.
México: la última década. Austin: Institute of Latin American Studies, University of Texas, 1969.
Posdata. México: Siglo XXI, 1970.
Las cosas en su sitio: sobre la literatura española del siglo XX. Con Juan Marichal. México: Finisterre, 1971.
Los signos en rotación y otros ensayos. Introducción y edición de Carlos Fuentes. Madrid: Alianza Editorial, 1971.
Traducción: literatura y literalidad. Barcelona: Tusquets Editores, 1971.
El signo y el garabato. México: Joaquín Mortiz, 1973.
Solo a dos voces. Con Julián Rios. Barcelona: Lumen, 1973.
Teatro de signos/Transparencias. Edición de Julián Rios. Madrid: Fundamentos, 1974.
La búsqueda del comienzo. Madrid: Fundamentos, 1974.
Los hijos del limo: del romanticismo a la vanguardia. Barcelona Seix Barral, 1974.
Xavier Villaurrutia en persona y en obra. México: Fondo de Cultura Económica 1978.
El ogro filantrópico: historia y política (1971-1978). México: Joaquín Mortiz, 1979.
In/mediaciones. Barcelona: Seix Barral, 1979.
México en la obra de Octavio Paz. Editado y con una introducción de Luis Mario Schneider. México: Promociones Editoriales Mexicanas, 1979.
Sor Juana Inés de la Cruz o las trampas de la fe. México: Fondo de Cultura Económica 1982, y Barcelona: Seix Barral, 1982.
Tiempo nublado. Barcelona: Seix Barral, 1983.
Sombras de obras. Barcelona: Seix Barral, 1983.
Hombres en su siglo y otros ensayos. Barcelona: Seix Barral, 1984.
Pasión crítica: conversaciones con Octavio Paz. Edición de Hugo J. Verani. Barcelona Seix Barral, 1985.
México en la obra de Octavio Paz (3 volúmenes)
-Vol. I. El peregrino en su patria. Historia y política de México.
-Vol. II. Generaciones y semblanzas. Escritores y letras de México.
-Vol. III. Los privilegios de la vista. Arte de México.
Edición de Luis Mario Schneider y Octavio Paz. México: Fondo de Cultura Económica, 1987.
Primeras Letras (1931-1943). Edición e introducción de Enrico Mario Santí;. Barcelona: Seix Barral, 1988, y México: Vuelta, 1988.
Poesía, mito, revolución. Precedido por los discursos de Francois Mitterrand, Alain Peyrefitte, Pierre Godefroy. Premio Alexis de Tocqueville. México: Vuelta, 1989.
La otra voz . Poesía y fin de siglo. Barcelona: Seix Barral, 1990.
TRADUCCIONES Y EDICIONES DE OCTAVIO PAZ

Anthologie de la poésie mexicaine. Edición e introducción de Octavio Paz con una nota de Paul Claudel. Paris: Editions Nagel (Col. UNESCO), 1952.
Anthology of Mexican Poetry. Edición e introducción de Octavio Paz con una nota de C. M. Bowra, y traducción al inglés de Samuel Beckett. Bloomington: Indiana University Press, 1958.
Basho, Matsuo. Sendas de Oku. Traducido por Eikichi Hayashiya y Octavio Paz, con una introducción de Octavio Paz. México: UNAM, 1957, y Seix Barral, 1970.
Laurel: Antología de la poesía moderna en lengua española. Edición de Xavier Villaurrutia, Emilio Prados, Juan Gil-Albert y Octavio Paz. México: Editorial Séneca, 1941.
Pessoa, Fernando. Antología. Edición, traducción e introducción de Octavio Paz. México: UNAM, 1962.
Poesía en movimiento ( México: 1915-1966). Edición de Octavio Paz, Alí Chumacero, Homero Aridjis y José Emilio Pacheco. México: Siglo XXI, 1966.
Versiones y diversiones. Traducciones de poesía. México: Joaquín Mortiz, 1974.
LAS DIEZ MEJORES OBRAS DE OCTAVIO PAZ
1) Luna Silvestre-1933: Es la primera recopilación de sus poemas publicados. Gran parte del volumen se recopiló mientras trabajó en la revista "Barandal". Fue en esa época donde se animó a publicar la revista "Taller", para después lanzar "Entre la piedra y la flor".
2) El laberinto de la Soledad -1950: Análisis extenso de la idiosincrasia mexicana, pasando por los Hijos de La Malinche, el pachuco de ese entonces, la religión como refugio para la tristeza y la pobreza que existe en el país. Es una lectura obligada para entender a México.
3) Salamandra -1962
4) Blanco-1966: Escrito en tres columnas, para permitir que el lector pudiera realizar un viaje de sensaciones visuales y literarias, que hoy gracias a la tecnología permite leerlos, como Paz lo hubiera deseado. Está disponible para iPad en una versión interactiva editada.
5) Libertad bajo palabra -1960: Recopilación de poemas dividido en cinco secciones: Bajo tu clara sombra, Calamidades y milagros, Semillas para un himno, "¿Águila o sol?" y "La estación violenta", que incluye, entre otros, el famoso "Piedra de sol". Obra dedicada al amor, a la mujer.
6) Conjunciones y Disyunciones -1969: Gracias a los largos viajes de Paz, este es el resultado de una comparación entre las costumbres de Oriente y Occidente. Debido a que es un libro de carácter universal, no es fácil de entender.
7) Los Hijos del Limo -1974: Un ensayo sobre la poesía, los dos favoritos del autor reunidos en uno solo. Discute sobre los orígenes, el análisis y las comparaciones sobre corrientes como el romanticismo, la ilustración y las letras modernas.
8) El Ogro Filantrópico -1979: Se refiere en este libro al Estado como un ente que trabaja por las mayorías, que esconde sus intereses bajo el manto de preocupación. Paz fue embajador de México en la India, renunció al cargo luego de la matanza de 1968 en Tlatelolco.
9) Sor Juana Inés de la Cruz o las trampas de la fe -1982: Es la base biográfica de la vida de la monja que se reveló en una época donde la mujer no era reconocida ni permitida a estudiar. Paz escribe con más libertad, la que le da el haberla hecha como ensayo.
10) El fuego de cada día -1989: Recopilación de poemas elegidos y prologados por Paz. Ya mayor, el escritor se divierte en un vaivén de poesía. Indispensable para leer la clara muestra de una realidad hecha de cambios, los cambios en la realidad misma del autor.

















El pensamiento filosófico de Octavio Paz
EL SENTIDO DE LA APROXIMACIÓN FILOSÓFICA
Paz permite ir más allá de una "lectura filosófica" marginal, al advertir que en su obra se recogen tendencias radicales y decisivas en la configuración de la filosofía contemporánea. no nos referimos solamente al problema de plantear la aproximación filosófica a un ensayista que no solamente exhibe una escritura alejada de las formas expositivas y del lenguaje filosófico ya consagrado por una larga tradición académica. Baste tomar como referencia las dificultades que Juan Nuño encontró para exponer "la filosofía de Borges" al ocuparse de un escritor que colocó su cultura filosófica al servicio de la literatura y que, por ello mismo, no hizo de la filosofía una herramienta intelectual sino una experiencia lingüística y poética2. Y si bien Paz –a diferencia de Borges- se ocupó de la filosofía más allá del interés propio de la ilustración literaria, al ofrecer una visible experiencia interpretativa que ha dado precisamente lugar a "aproximaciones filosóficas" a su obra, creemos que el problema fundamental de acercamiento a este ensayista se halla en el ejercicio mismo de aproximación, si se considera la posibilidad de tomar como punto de partida no precisamente la "filosofía heredada", o cualquier corriente de la historia de la filosofía, sino la crisis misma de la filosofía, tal como fue asumida radicalmente, entre otros, por Nietzsche, o más recientemente, por Richard Rorty. la influencia filosófica más significativa que recibió este pensador en atención a su reflexión sobre la cultura moderna y sobre México, está marcada paradójicamente por la crítica que le hizo a la filosofía misma. Se trata entonces de interpretar a un crítico de la filosofía, admirador de Nietzsche, desde un tipo de reflexión que se ha cultivado precisamente en torno a la crisis de la filosofía, en sintonía con las corrientes europeas que iniciaron la así llamada crítica de la modernidad. Y en esa medida, el problema de la aproximación a Paz a su propia justificación, tratándose de un pensador que desarrolló una crítica radical a la modernidad, y que hizo valer su reflexión sobre la crisis misma de la filosofía. Por esta vía queremos sugerir que Paz asume la cultura filosófica de un modo distinto al de Borges, pues mientras el escritor argentino –tal como lo muestra Nuño- juega literariamente con la filosofía, el pensador mexicano intenta ir más allá de la filosofía concebida como herramienta intelectual ya consagrada, al ofrecer un tipo de reflexión sobre el imaginario que es filosófica pero que muestra, a su vez, la rigidez de los modos tradicionales de filosofar. El laberinto de la soledad donde se encuentra un tipo de reflexión antropológica, moral y política, desde la cual el autor fijó las coordenadas principales de su crítica a la cultura moderna.
Y de los múltiples tópicos que es posible destacar en esa reflexión, desde la soledad/alienación
hasta la reconciliación/comunión, queremos distinguir el principio que Paz desarrolló bajo la idea de la máscara. Trataremos de mostrar la significación filosófica que tuvo esa idea como principio explorador del imaginario mexicano. Abordaremos entonces El laberinto a través de una exploración meramente conceptual que no tiene la pretensión de ofrecer un estudio sistemático sobre la densidad antropológica, moral y política de ese ensayo, sino más bien de presentar algunas claves interpretativas sobre las cuales su autor, a nuestro juicio, funda la interpretación filosófica del imaginario mexicano. Dividiremos nuestro ensayo en tres partes. De entrada, nos referiremos al tránsito que va de la crítica de Paz a la pretendida "filosofía del mexicano" hasta la reflexión sobre las máscaras mexicanas vistas como principio de interpretación filosófica del imaginario. Este es un principio básico a partir del cual Paz despliega y organiza buena parte de su ensayo. Luego veremos la manera como el imaginario sustentado en la máscara, puede también ser visto desde la idea de la cultura como espectáculo.

Este renacer filosófico, que data de algunos lustros y conlleva la abolición de ciertas
verdades aceptadas como absolutas y de métodos considerados infalibles, impregna la concepción que del mundo tiene Octavio Paz. No dudamos que, en última instancia, él preferiría llamar poesía a la metafísica de acuerdo con su peculiar monismo estético. Pero lo cierto es que en su obra ensayística ha sabido hallar un camino personal a través de la conciencia de transitoriedad de nuestra época, que lo enfrenta, con una contenida emoción dolorosa, al enigma del Universo y de la historia. El autor estudia el ser del mexicano entresacándolo de una reflexión sobre la historia de México; denuncia, una vez más, la existencia de campos de concentración soviéticos y esclarece las relaciones entre el escritor y el poder, en medio de imprecaciones contra la atrevida indignidad del Estado y sus funestas perspectivas.

Octavio se propone esbozar una interpretación de la historia "Semillas para una concepción histórica de la historia" podría ser el subtítulo de sus libros de controversia ideológica y analizar el sentimiento que agobia al hombre al saberse inmerso como precario protagonista en el tiempo.

En si demostrar que es posible la salvación de lo contingente en lo absoluto, claro está, en desmedro de la contingencia misma.

El libro de Paz el adjetivo "filantrópico" mediatiza tan apodícticos y peyorativos conceptos, pero no es así. Lo filantrópico viene a ser lo contrario de lo caritativo, pues esta expresión tiene que ver con el cristianismo primitivo, mientras que lo filantrópico es ostentosa hechura del protestantismo capitalista. La frase —Ogro: comunismo; filantrópico: capitalismo— significa, entonces, una rebelión y una mofa contra las dos vertientes que alimentan al nuevo Moloc que impone a la sociedad de nuestro tiempo una autodestrucción inexorable del cuerpo y de la imaginación.

lo filantrópico fue mera dilapidación despreocupada y sin riesgos. Prometeo, filántropo arquetípico, hizo ostentación del robo memorable y de ahí su espectacular castigo. Si hubiera sido caritativo, confinado en el anonimato, a la impunidad habría añadido el olvido como lo exige la caridad bien entendida. Difícilmente lo recordaríamos ahora, aunque su rebelión encarna la de la especie y representa "el regreso al mundo de los hombres". Así como el materialismo histórico es la aplicación de los principios del materialismo dialéctico al ámbito del acontecer humano para señalar triadas dialécticas, la concepción del Estado y de la historia que despliega El ogro filantrópico se deriva de una noción jamás expresada en forma rigurosade lo absoluto.
Para la concepción paceana, Dios no descansó al séptimo día, fatigado por el acto de creación, o el acto de valoración de lo creado "y vio que era bueno", sino por haber hablado, esto es, por haber hecho poesía, haber nombrado una primera vez antes del tiempo. Nostálgico de este primigenio acontecimiento y deseando emularlo aunque su esfuerzo no baste para alcanzar el fin, el poeta aspira "a una imagen única que resuelva en su unidad y singularidad la riqueza plural del mundo". Así se acerca al panteísmo de Spinoza, Jacobo Boheme y Scotus Erígena, inspirador este último de herejías de la Edad Media. Acercamiento a un panteísmo que no resta originalidad al pensamiento del autor de El arco y la lira, variadamente rico en cuanto a temas, alusiones y enfoques y que se expande con amargo gozo hasta dibujar una, no por controvertible, definida concepción del mundo. De tantas controversias suscitará a lo largo de este artículo: "conocimiento que se sitúa entre la ciencia propiamente dicha y la poesía". Y en otro lugar: "el historiador describe como el hombre de ciencia y tiene visiones de poeta". Importa señalar que el autor de El ogro filantrópico, debido a su facundia en el imaginar, a su certeza en el comparar y a su oportunidad en el confirmar, también se aleja del racio-vitalismo de Ortega y Gasset, que impregnó sus estudios universitarios. No olvidemos que durante años el historicismo —el perspectivismo y la circunstancia— fue considerado en México el instrumento que nos llevaría a descubrir nuestra personalidad cultural, así como la ilustración nos ayudó a conocer nuestra personalidad política.
Y de este modo llegamos a las especulaciones contemporáneas sobre conceptos probabilistas
que rigen los hechos históricos y sus elementos de sorpresa, el análisis de la contingencia y sus
múltiples perspectivas, que han originado una serie inacabada de ensayos, búsquedas y suposiciones.
Acerca de esta teoría de tan débiles indicios existen escritos de Pierre Vendryes, de G. H. Bosquet, de Theodor Schieder y de Arthur Schlesinger Jr., entre otros.
De algún modo dentro del esquema del azar o la incertidumbre histórica, tras una larga y
erudita cimentación, Octavio Paz afirma que el hombre contemporáneo es un náufrago que se debate en medio de escollos y torbellinos, nuevos Escilas y Caridbis, en los que oscila entre signos que, para su desconcierto, se convierten en intraducibles garabatos.
En este repaso minucioso, aunque sin citarlo, una vez más coincide con Dilthey cuando
asegura que el hombre no considera el tiempo —en realidad a sí mismo— como un mero suceder sino como un proceso intencional. Pero acorde con su sincretismo sui generis, Paz, en esta ocasión cercano a Nietzsche, cuya Genealogía de la moral, por lo demás, influyó decisivamente en El laberinto de la soledad, se aleja de Dilthey. Sabido es que el autor de Esencia de la filosofía se afana en construir una teoría del conocimiento espiritual ritual (así como Kant intenta fundar una teoría del conocimiento natural), basada en una nueva concepción de la psicología. El mundo histórico, para Dilthey, y todo lo que nos rodea se reflejan en nuestras vivencias: al ahondar en nosotros mismos, ahondamos y aprehendemos el mundo objetivo.

Para la ideología paceana, en cambio, las nociones que del tiempo tuvieron todas las
civilizaciones, han encarnado —y reencarnado— en esas imágenes que llamamos poemas. En suma, se llega al conocimiento ahondando no en nuestro ser profundo sino en la concepción del mundo de nuestra época a través de la poesía, que viene a ser una superestructura de las diversas experiencias del tiempo, siempre en movimiento. Y no es el factor económico, sino la imagen del mundo quien crea la superestructura.

Por supuesto, la teoría de la comprensión histórica —y mucho menos el marxismo no
acompañaría a Paz, de El arco y la lira en este desordenado imperialismo (o totalitarismo) poético, que le lleva a afirmar que no cree en la omnipotencia de la historia, sino en la soberanía de la poesía, cuya sustancia es tiempo puro. Y en otro lugar: "El hombre es lo inacabado... él mismo es un poema". Indudable coincidencia con Bergson, quien considera que el tiempo es la suprema categoría del pensamiento. Más tarde, Paz completará su puro temporalismo con una concepción del espacio y del ritmo cósmico que en alguna medida lo emparenta con Klages La sociedad actual se halla profundamente alterada por la técnica —la ciencia concibe al tiempo como sólo una coordenada y se habla de la economía de la incertidumbre— al extremo de amenazarnos con la negación de la imagen del mundo. Etapa apocalíptica que para Paz conlleva un doble y azaroso riesgo: el mundo puede acabar de súbito por una catástrofe cósmica o por un hecatombe provocada por el hombre.
No es nueva la noción del azar como principio activo de la creación y destrucción del mundo: presente en Heráclito —"el cosmos es resultado de desperdicios echados a voleo"— se desarrolla en Epicuro, quien sostiene que es el azar y no las leyes físicas el origen de las asociaciones atómicas que conforman el mundo conocido, inclusive los átomos del alma que se
rigen por un libre y voluntario desvío.
Tanto "Los signos en rotación" de El arco y la lira como El signo y el garabato no contestan
directamente estas interrogaciones, puesto que en ambos ensayos el asunto central es una meditación sobre el poema. Mayor aproximación al tema hallamos en El ogro filantrópico, aunque también alejado de una vertebración unitaria (se trata de una recopilación de artículos). Por suerte, como en todas las obras de Octavio, sus reflexiones, carentes de una ordenación sistemática, ofrecen aquí y allá fisuras que nos ayudan a analizar su pensamiento, el cual no es otra cosa, como diría Heidegger, "que la experiencia del pensar, a partir del diálogo con la tradición del pensar y al mismo tiempo a partir de la inteligencia de la presente época del mundo" (¿Qué es esto, la filosofía?)
Por otra parte, Paz afirma en "Poesía e Historia" de El arco y la lira: "como toda creación
humana, el poema es un producto histórico, hijo de un tiempo y un lugar.

Octavio Paz afirma: Rusia no tuvo en el siglo XVIII; que sería inútil buscar en la tradición filosófica y moral eslava a un Hume, un Kant o un Diderot; y que hay una semejanza entre la tradición hispánica y la rusa: ni ellos ni nosotros tuvimos algo que se pueda comparar a la Ilustración y al movimiento intelectual del siglo XVIII en Europa.
Pero vayamos por partes. Aunque tímida y recelosa, la primera corriente postescolástica que
se propagó en Rusia fue el wolfismo, que tuvo como máximos representantes a Amiekov y
Brejantsof y sobre todo a Lomosonov (1711-1765). Este último sostuvo que la filosofía y la ciencia no se contradicen y que la razón ofrece la mejor demostración de la existencia de Dios. Para él las leyes del pensamiento son las leyes de la existencia, lo real está regido por lo ideal. Otro filósofo de la Ilustración rusa fue el panteísta Gregorio S. Skovoroda (1722-1794) quien, racionalista al fin, combatió las supersticiones populares, aunque sostenía que la ética es más importante que la lógica, como buen místico naturalista. Ç
Heredero de esta tendencia iluminista fue Vladimiro Solovjov, de la segunda mitad del siglo
XIX, el filósofo más notable por su originalidad en la historia del pensamiento ruso. Antagonista de Tolstoi, escribió una obra sistemática en la que predomina el sentimiento conciliador del misticismo que compaginaba con la filosofía de la ciencia. Para él, los filósofos, portadores del ideal del porvenir, no debían someterse a influencias exteriores y pasajeras, sino mantener, aun contra su interés, la libertad espiritual. Desde luego, estas rectificaciones a Octavio Paz no significan que no apoyemos su condena de los déspotas "que se sirven de la dialéctica como los antiguos latifundistas del látigo", rechazo que se entronca noblemente con la repulsa de los románticos al terror, al Thermidor y al imperialismo de Napoleón. Antes bien, consideramos que debe ser mayor nuestra censura histórica contra los totalitarios que han ahogado, al parecer para siempre, una ilustre tradición libertaria —el iluminismo— en pueblos que padecen la áspera e implacable tortura de una pasión sin esperanza.
En cuanto a la Ilustración hispanoamericana, debemos subrayar que en España misma se
propagaron las ideas de "modernidad" durante el siglo XVIII, auspiciadas por Carlos III y cuyos
representantes más connotados fueron Feijoo, Exímeno y Andrés e Isla.
En México y el Perú la Ilustración tiene las mismas características esenciales que en Rusia e
Italia: junto a la adopción, a veces exacerbada, de la razón natural, conserva con significativa
firmeza otro elemento no menos importante: el sentimiento religioso, cristiano para ser más exactos.

LA CRÍTICA AL MUNDO COMO ESPECTÁCULO Y A LA DERIVA SUBJETIVISTA
No necesariamente hay que pensar que el imaginario mexicano, anclado en el proceso
de representación expresado en la máscara, es una experiencia única y singular. Y si bien
pueden tenerse presentes las interpretaciones de Samuel Ramos, Rodolfo Usigli y las del propio Paz, entre otros, sobre el proceso que ha dado lugar a las máscaras mexicanas25, ese proceso responde a un mecanismo antropológico que surge en todo proceso civilizatorio, desde los más antiguos de la historia, pero que se ha exacerbado e instalado molecularmente con la cultura moderna. Esta preocupación fue advertida emblemáticamente por Rousseau, quien ya anunciaba la crisis de la modernidad cuando se refería a la cultura como espectáculo vista como un proceso de desnaturalización y de acumulación de prejuicios y formas que alejan al hombre cada vez más de sí mismo.
Tanto el Discurso sobre las ciencias y las artes como el Discurso sobre los orígenes y
fundamentos de la desigualdad entre los hombres constituyeron precisamente una reacción
moral contra las formas como la cultura moderna afectó al desarrollo mismo de la naturaleza
humana. El ginebrino afirmaba, por ejemplo, en el Discurso sobre las ciencias y las artes,
refiriéndose a las costumbres, que "las sospechas, las sombras, los temores, la frialdad, la
reserva, el odio, la traición se ocultaban sin cesar bajo ese velo uniforme y pérfido de la
cortesanía, bajo esa urbanidad tan ponderada que debemos a las luces de nuestro siglo"; y más
específicamente, en el Discurso sobre la desigualdad entre los hombres aludía a los efectos
perversos de la máscara: "la ambición devoradora, el ansia de elevar su fortuna relativa [...]
inspiran a todos los hombres una negra inclinación a perjudicarse mutuamente, una envidia
secreta, tanto más peligrosa cuanto que para hacer su jugada con mayor seguridad adopta a
menudo la máscara de la benevolencia".
A pesar de que Paz no se consideró un seguidor de Rousseau, podemos en principio
advertir la semejanza que existe entre ambos autores en atención al enorme valor que le
atribuyen a la constitución de la cultura como simulación y como espectáculo. En Rousseau el
argumento fundamental está basado en la crítica ético-política a la desnaturalización del hombre moderno en el seno de la sociedad civil; y en Octavio Paz sobresale la idea crítica de la máscara vista como ocultamiento, como forma, rito, ceremonia, como fiesta religiosa o civil. En ambos casos podemos apreciar la descripción y la crítica del principio de representación que se expresa en la máscara. Son diversos los ejemplos que le permitieron a Rousseau y a Paz ilustrar la fuerza de la máscara constituida como espectáculo, no solamente del espectáculo artísticamente concebido, tal como lo vieron los griegos, sino de todo espectáculo, desde la vida cotidiana de un pueblo que realiza sus fiestas, hasta las ceremonias fastuosas de legitimación de la política
En Paz, si bien encontramos una actitud esencialista de desenmascaramiento que le
acerca a los códigos filosóficos de la modernidad, podemos advertir sin embargo que su obra se desarrolla al fin y al cabo como una experiencia hermenéutica que le aleja de los patrones fundamentalistas. Paz tenía ciertamente presente el giro rousseauniano de la vuelta al estado
natural cuando se refería a la tentación del hombre moderno de rebelarse contra "su propia
condición" renunciando "a su humanidad". Pero también tenía presente que de ese modo,
"Cambiar al hombre, así, quiere decir renunciar a serlo: hundirse para siempre en la inocencia
animal o liberarse del peso de la historia".

LAS POSIBILIDADES DE UNA REFLEXIÓN POST-FILOSÓFICA
La obra de Paz puede concebirse, sin dudas, como un ensayo que deja de lado las
pretensiones de la filosofía moderna de encontrar en los fundamentos, en el sujeto, en la
conciencia, las bases a partir de las cuales era posible reinterpretar la cultura mexicana y la
cultura moderna. En esta medida sugerimos que su obra es el testimonio de un giro radical que
tomó la filosofía desde finales del siglo XIX y durante el siglo XX, al intentar disolver la rigidez de las pretensiones universalistas del lenguaje metafísico. Pero junto a su valor como testimonio, la obra de Paz se nos muestra como un intento de autocomprensión articulado a su familiaridad y a su crítica a la filosofía misma, especialmente al hacer del lenguaje y particularmente del lenguaje de la máscara el horizonte constitutivo de la cultura. la intención de Paz no fue la de ofrecer una filosofía de lo mexicano -una suerte de búsqueda de su esencia. Por ello no podría decirse que Paz posterga, sino que más bien deja de lado, una incursión filosófica fundamentalista por el imaginario mexicano. Y si bien es conveniente reconocer que este pensador no es un teórico de la filosofía ni hace de ella un tema fundamental de sus ensayos, evidencia, sin embargo, un claro conocimiento e incluso familiaridad con los grandes filósofos, desde los clásicos hasta los contemporáneos53. Y más que eso, Paz asume posiciones teóricas que permiten interpretarlo no como un ensayista que ha cultivado y seguido un tipo de filosofía (la filosofía clásica o la moderna, por ejemplo), sino, más bien, como un pensador que ha ido más allá de las posiciones filosóficas tradicionales. Su rechazo a la utilización de los conceptos de causa, de ser, de esencia, para entender la cultura mexicana, es una muestra significativa de su posición.
Y este hecho es mucho más importante que la posibilidad de que su pensamiento pueda ser
identificado con algún pensador contemporáneo que haya rechazado también esos conceptos.
Pero si a esto le agregamos la clara y consecuente admiración que Paz sentía por Nietzsche,
quien, como se sabe, ha sido una fuente decisiva de la crítica a la modernidad, podemos advertir con más propiedad que su crítica a los conceptos tradicionales no es filosóficamente ingenua, sino que responde a una posición filosófica que emerge de la crítica a los grandes sistemas metafísicos, en sintonía con el pensamiento y la cultura que se desarrollará en la segunda mitad del siglo XX.
Creemos que desde El laberinto de la soledad hasta La llama doble, moviéndose
pendularmente entre el escepticismo y el entusiasmo, Paz termina mostrando que el espesor del laberinto es el mismo espesor del lenguaje con el cual terminamos construyéndolo. Y ello supone entonces un proceso de autocomprensión que hace del principio de la máscara un sólido recurso hermenéutico que se justifica no como fundamento ni como resultado, sino como el proceso mismo de interpretación de la cultura. Hemos visto que la idea de la máscara, vista
como principio de constitución lingüística de la realidad, revela una fecundidad filosófica que se
expresa en su utilidad para reexplorar el imaginario mexicano. Hemos querido presentarla como
un principio de comprensión -que seguramente no es independiente de su valor estilístico o
estético-, debido a su persistente y fecundo uso, y especialmente por el valor interpretativo que
posee para la comprensión de la relación que se forma entre la idea de la soledad del hombre y
las redes con las cuales se forma su propio laberinto. La conexión de esos dos extremos puede
entenderse, sin dudas, a partir de la capacidad que tienen las máscaras para ocultar y revelar, y
sobre todo para expresar las infinitas formas del imaginario.















INFLUENCIAS DEL PENSAMIENTO FILOSÓFICO-RELIGIOSO ORIENTAL
EN BLANCO DE OCTAVIO PAZ

INFLUENCIAS Y OBSESIONES
La obra literaria de Octavio Paz es muy extensa y tiene una gran riqueza de fuentes. Paz se
interesó por muchos campos del conocimiento humano principalmente la filosofía (cuyas
principales influencias fueron Nietzsche, Heidegger y Wittgenstein y la filosofía budista);
lingüística (Roman Jakobsson), antropología (Lévi Strauss). Además se interesó por la
etnografía, la sociología, la arquitectura, todas las artes visuales, la música y la historia. Dentro del campo poético sus principales influencias de habla hispana fueron Góngora, Quevedo, Sor
Juana, Jorge Cuesta, Javier Villaurrutia, José Juan Tablada, Jorge Guillén y Luis Cernuda. Las
influencias de escritores de otras lenguas que dominaba (inglés y francés) fueron; Mallarmé ,
Paul Valery, T.S Eliot, y Ezra Pound.

HINDUISMO EN LA OBRA DE OCTAVIO PAZ
El hinduismo es la religión predominante en la India y procede del vedismo y brahmanismo
antiguos.Durante los años que Paz vivió en la India, tuvo contacto con el pensamiento hinduista.
En su ensayo Vislumbres de la India menciona la lectura y el estudio que hizo de los textos
sagrados hinduistas llamados Atharva Veda. Lo que más le impresionó de estos textos, fue la
manera de concebir el deseo sexual:
" Los textos sagrados hinduistas señalan al deseo sexual como una de las fueras creadoras del universo. Para los hindúes, el placer sexual es uno de los cuatro fines del hombre, una fuerza cósmica y uno de los agentes del movimiento universal."
BUDISMO EN LA VOZ DE OCTAVIO PAZ
El budismo es la doctrina filosófica y religiosa derivada del brahmanismo, fundada en la
India en el siglo VI a. C por el buda Gotama. Según esta doctrina un buda (del sánscrito) es la
persona que ha alcanzado la sabiduría y el conocimiento. Enrico Santí, quien conoció a Paz
personalmente, asegura que el encuentro de Paz con el budismo data de por lo menos principios de los años cincuenta cuando leyó en París el Manual de budismo Zen de D. T Suzuki, después amplia sus lecturas durante sus breves estancias en India y Japón; posteriormente amplia sus conocimientos al hacer las traducciones de Sendas de Oku (1956) de Matsuo Basho y es en la década de los sesenta cuando profundiza estos conocimientos17. En el ensayo "Ventana al Oriente" Paz describe el budismo como el sentimiento de la fugacidad de las cosas, la toma de conciencia de la irrealidad del mundo y de nosotros mismos, nos lleva a darnos cuenta de que también el tiempo es irreal.
En el budismo, nos dice Paz, el tiempo es una ilusión, la conciencia de tiempo y de la muerte son imágenes de nuestra conciencia. La única realidad es la irrealidad de nuestros pensamientos y sentimientos.

ELEMENTOS BUDISTAS E HINDUISTAS
En la obra poética de Octavio Paz encontramos elementos budistas e hinduistas como son la
erotologia, la vacuidad y la otredad. De las diferentes variantes del budismo las que más
influencia tuvieron en Paz fueron el budismo tántrico, mahayana, madhyamika y el taoísta. A Paz le interesó el tantrismo en sus dos ramas: la hinduista y la budista.

EROTOLOGÍA
La erotología es la ciencia que estudia lo erótico, es decir lo perteneciente al amor sensual y se
basa en la creencia de que por el cuerpo se habla tanto como por el lenguaje.22 El cuerpo tiene un lenguaje simbólico representado en fonemas que al emitirse emiten vibraciones y sentidos
ocultos. En cada fonema y en cada sílaba late una semilla (bija) que forma un lenguaje cifrado
por medio de juego de ecos, y correspondencias que pretender revelar el significado oculto de la realidad.

TANTRISMO
El tantrismo es una escuela religiosa de la India, surgida hace miles de años que tiene una
colección de textos sagrados con doctrinas, prácticas y ritos esotéricos y que se practica aún en
nuestros días. El rito central del tantrismo es la copulación. La pareja realiza el coito con el fin de repetir ritualmente el proceso cósmico de la creación, destrucción y recreación de los mundos.
El yogui debe evitar la eyaculación ya que el semen ó bindú se considera fuente de vida y de este modo se transforma el semen en pensamiento de iluminación y se niega la función reproductiva de la sexualidad La palabra tantra viene del sánscrito y se deriva de la raíz tan que se traduce como extender, esparcir, tejer, mostrar ó manifestar. Tantra se traduce como hilo, tejido y ritual.
El tantrismo tiene dos grandes ramas: la hindú y la budista. Nos dice Paz al respecto:

"Para el adepto del tantra el cuerpo no manifiesta la esencia: es un camino de
iniciación...al final de la experiencia erótica el adepto llega si es budista a la vacuidad,
un estado en que la nada y el ser son idénticos; si es hindú, a un estado semejante pero
en el que el elemento determinante no es la nada no es la nada sino el ser -un ser
siemrpe idéntico a él mismo, más allá del cambio. Doble paradoja: para el budista, la
nada está llena; para el hinduista, el ser está vacio."

Las sílabas que componen los himnos tántricos producen sensaciones, emociones y experiencias mágico-religiosas. Estas sílabas al unirse forman unidades sonoras llamadas mantras. Ni los mantras, ni las silabas que los componen tienen un significado conceptual solo producen sensaciones. Según Perdigó, esta era la función original del lenguaje: significar y comunicar los significados apelando a los sentidos, sin implantar en ellos una sola significación.
Este lenguaje original también puede relacionarse con los más primitivos sistemas musicales de la India, en los cuales se canta un balbuceo microtonal enarmónico que rara vez traspasa los límites de una sexta y utiliza una misma nota de manera casi obsesiva. Los cantos primitivos de las culturas orientales son mucho más libres que el sistema atemperado occidental y por lo mismo mucho más cercanos a la música de la naturaleza.

BUDISMO TÁNTRICO
El fundirse en otro cuerpo en el acto erótico y de este modo alcanzar un estado de comunión
espiritual en el que al final se alcanza la vacuidad es la base del pensamiento budista tántrico.
Esta ideología esta basada en la cosmología binaria budista del yin-yang, en la cual se
representan los dos principios vitales de mujer y hombre y tiene una base erótica. Esta idea de
comunión erótico-religiosa aparece en la obra poética y ensayística de Octavio Paz como
comunión de los cuerpos en el acto amoroso.

CAUSALIDAD
La causalidad es la ley filosófica que nos dice que a una acción corresponde una reacción (ley de causa y efecto). Esta ley nos dice que los seres humanos reencarnan en mejores o peores condiciones dependiendo de lo errores o aciertos cometidos en vidas anteriores. La reencarnación es uno de los supuestos básicos del pensamiento religioso indio y es común al hinduismo, al budismo y al jainismo. Modos de pensamiento basados en la ley del karma.
Esta ley nos dice que lo que sucede en esta vida -bueno y malo- es producto de las acciones
realizadas en vidas pasadas. El Karma es la energía derivada de las sucesivas reencarnaciones, en palabras de Paz es: "la suma de nuestros errores en vidas pasadas y en la presente".
Conforme a la causalidad, una cosa va después de la otra, un suceso es la causa de otro suceso en una cadena de causas.

VACUIDAD
La vacuidad es el concepto filosófico budista que nos dice que todo es vacío y que la realidad no existe.
El tiempo no existe y lo que vemos y vivimos es una ilusión. En este absoluto se
disuelven todas las contradicciones y los conceptos lógicos hasta que, de pronto nos enfrentamos al cero: sunyata , descrito por Paz como:" la indecible irrealidad real de la vacuidad".
El fin trascendental de las religiones orientales es perderse en el absoluto, encontrar el grado máximo de felicidad al entrar en la vacuidad total31. Esto último se logra por medio de la meditación y el conocimiento.

OTREDAD
La otredad es un concepto filosófico basado en la condición de ser otro. Según Paz la otredad es el desprendimiento del yo que somos o creemos ser hacia el otro. Ese otro es parte de nosotros mismos es una dualidad que forma parte del ser, en otras palabras una proyección de la unidad del ser. Es un ser diferente que también somos y que siempre es distinto de nosotros.




OCTAVIO PAZ, ENTRE LA POLÍTICA Y LA LITERATURA
Aunque hizo carrera en el servicio diplomático mexicano, Paz no fue un político ni su carrera literaria estuvo vinculada al poder o a partido alguno. Tampoco fue su faceta de ensayista la más reconocida, ni abordó la política desde una trinchera académica.
No obstante, el escritor dedicó textos en sus libros y artículos en revistas y periódicos a explorar la realidad política de México y el mundo, así como las interrelaciones entre los países; a analizar cómo han evolucionado los sistemas políticos a través de la historia hasta nuestros días, y a adelantar posibles vías de solución a los problemas de las sociedades.
Así lo hizo en libros como El laberinto de la soledad (1950), Posdata (1970), El ogro filantrópico (1979) o Pequeña crónica de grandes días (1990); en las revistas que dirigió: Plural (1991-1976) y Vuelta (1976-1998), y en artículos periodísticos publicados por diarios como El Nacional, Novedades, Mañana, La Jornada o Excélsior. Las posturas manifestadas en estos escritos levantaron polémica en su tiempo.
"(Paz) estuvo lejos de convertirse en un especialista: era un poeta que no pretendía escribir de política por competencia profesional, sino por obligación moral", escribe Armando González Torres en el prólogo de Itinerario crítico: Antología de textos políticos (2014).
A continuación te presentamos lo que Paz reflexionó en torno a algunos temas vinculados con la política.
LOS PARTIDOS
Desde la década los años 70, Paz respaldó una reforma política que fortaleciera al sistema de partidos y la pluralidad. Pero, ¿qué pensaba sobre los partidos existentes en México?
Del PRI –aunque destacó sus contribuciones a la estabilidad y el desarrollo de México ("por más desigual y defectuoso que haya sido éste")– señaló su tendencia a encumbrar "caudillos", mismos que diferenció de este tipo de políticos en otros sistemas, destacando la temporalidad del poder de los presidentes.
"El señor presidente es el PRI durante seis años pero al cabo de ese término surge otro presidente que es una encarnación distinta del PRI. Distinta y la misma: doble exigencia de la institución presidencialista mexicana. La concentración de poder en manos del presidente es enorme pero nunca es un poder personalista sino que es una consecuencia de su investidura impersonal", escribió en Posdata (1970).
También criticó la práctica del "dedazo", como se conoce a la práctica presidencial de elegir al sucesor sin métodos democráticos de por medio: "'El dedo' señala a los criados", indicó Paz en Cuestión de palabras (1943).
Paz explicó que el PRI en los regímenes del pasado fue el instrumento político del Estado, pero no un partido de Estado –como hubo en Rusia, Alemania, China o Cuba.
"El PRI no se ostenta como el dueño de una ideología global, un saber universal y enciclopédico que comprende todas las ciencias y las artes, como en los países comunistas. Tampoco ha intentado convertir a la sociedad en su imagen; al contrario, bajo su régimen la sociedad ha crecido, se ha diversificado y se muestra más y más independiente, mientras que en los países donde el Partido-Estado ha sido la realidad omnipresente se aniquilaron clases y pueblos enteros", destacó en el artículo Las elecciones de 1994: doble mandato, publicado en Vuelta en octubre de 1994.
"La política mexicana está llena de grandes palabras. Casi todas ellas no poseen contenido alguno, ya porque nunca lo tuvieron realmente, ya porque lo han perdido a fuerza de ser repetidas por labios mentirosos", agregó sobre la demagogia en el mismo artículo.
Sobre el PAN, lo califica como "claramente democrático"; recuerda que algunos de sus fundadores estuvieron influidos por tendencias no democráticas pero aclara que terminaron por desecharlas.
Paz menciona que Acción Nacional fue fundado por intelectuales católicos, y cuya dirección cayó posteriormente en líderes "menos brillantes" de la clase media y el sector empresarial que consolidaron un "partido provinciano".
"Sus dirigentes son modernos; todos tienen reputación de honradez y eficacia: tuvieron éxito en sus actividades privadas antes de lanzarse a la vida pública. Sin embargo, con dos o tres excepciones, dan la impresión de ser bisoños en el arte de la política.
"Por fortuna y por desgracia, la ideología no es su fuerte. Por fortuna, porque eso les permite un sano pragmatismo: la ideología es enemiga del sentido común; por desgracia, porque para combatir los estragos de las ideologías hay que conocerlas", aseveró en Pequeñas crónicas de grandes días (1990).
El ensayista Armando González Torres agregó que Paz criticó del PAN su falta de un proyecto nacional y su poco empuje intelectual, aunque reconoce su vena ciudadana y su vocación democrática (Itinerario Crítico, [2014]).
"La crítica política del PAN al sistema ha impresionado favorablemente a la opinión pública, pues está fundada en los principios democráticos. En cambio, no ha formulado un proyecto nacional nuevo y viable que se ofrezca como una opción distinta a la del PRI (…) El crecimiento del PAN expresa no tanto una tendencia ideológica como el descontento de muchos ciudadanos", indicó Paz en Hora cumplida, publicado en Vuelta en octubre de 1988.
Al PRD, lo caracteriza como una "curiosa amalgama" que conserva el estatismo y el populismo, con principios de pluralismo y democracia. Destaca su falta de unidad, problema que el sol azteca sigue teniendo.
"El nuevo partido (el PRD fue fundado en 1989) está amenazado de división por su misma heterogeneidad (...) Son un catálogo de sentimientos, gustos, disgustos y obsesiones", alertó en Pequeñas crónicas de grandes días (1990).
No obstante, cuestiona la filiación democrática del PRD, al recordar que los líderes de ese instituto político en el pasado defendieron regímenes que identifica como "totalitarios" –como el soviético o el cubano–, y rechazaron a los intelectuales mexicanos que no simpatizaban con dichos gobiernos.
En Pequeñas crónicas..., Paz lanza comentarios para los tres principales partidos de entonces –y de ahora– en México: al PRI lo urge a introducir democracia en su vida interna, sin mayorías manipuladas ("su ideal ha sido la imposible unanimidad, no la modesta pluralidad", escribió en Hora cumplida), así como cambiar su relación con los gobiernos emanados de sus filas, de partido del poder a partido en el poder. "Claro, un poder conquistado en las urnas".
Al PAN, le sugiere –"sin perder su modernidad"– recobrar sus principios como partido conservador y liberal, para poder penetrar en el centro y sur del país, y convertirse en un verdadero interlocutor nacional.
Y al PRD, le recomienda rechazar el "corporativismo" del cardenismo y evitar los "gérmenes totalitarios" del antiguo PRM.
















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