Trabajo, cooperación, fatiga, lesiones y muerte, algunos elementos biográficos de una mujer que vivió hace mil seiscientos años en Tlayacapan

Share Embed


Descripción

Ganador del Reconocimiento al Mérito Estatal de Investigación 2014 en la Subcategoría de Divulgación y Vinculación

Trabajo, cooperación, fatiga, lesiones y muerte, algunos elementos biográficos de una mujer que vivió hace mil seiscientos años en Tlayacapan Lilian Ivette García Maya Raúl Francisco González Quezada Jorge Alberto Linares Ramírez

L

a Arqueología y la Antropología Física nos permiten investigar his torias biográficas y contextuales del momento en que fueron en terradas algunas personas tras morir en sociedades que orgánicamente ya no existen. Esto se hace posible a través de la excavación, registro y recuperación de los materiales arqueológicos y su análisis. Con esta investigación multidisciplinaria podemos acceder a una amplia información que nos lleva a contextos inferidos del pasado y es posible conocer procesos sociales que de otra forma permanecerían en la absoluta oscuridad en el presente. A pesar del avance en la investigación desde hace décadas en la mayoría de las comunidades morelenses, aún sabemos prácticamente

nada de muchas de las sociedades que habitaron estos espacios que ahora están circunscritos al estado de Morelos, pero que tuvieron presencia humana desde hace miles de años. Por ello, el avance sistemático y generacional de estos procesos de investigación permitirá en el futuro, contar con una amplia perspectiva histórica que nos ubique en el tiempo y respecto a lo que hemos hecho como humanidad en este espacio que nos toca vivir. En la Zona Arqueológica El Tlatoani en Tlayacapan, Morelos hemos investigado arqueológicamente desde el año 2012; año con año y a cada momento avanzamos en la recuperación de la historia local. Este sitio se encuentra en lo alto de una peña en la Sierra de Tepoztlan, al poniente de sigue en pág. 2



Rechazo a la creación de la Secretaría de Cultura AL PUEBLO DE MEXICO AL CONGRESO DE LA UNIÓN El Foro por la Unidad de los Trabajadores del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), agrupados en las Delegaciones del SNTE: D-II-IA-1, Profesores de Investigación Científica y Docencia; D-II-IA-2, Profesionistas Arquitectos Conservadores del Patrimonio Cultural, y D-III-24, Organización Nacional, Administrativos, Técnicos y Manuales, celebrado el 14 de octubre pasado, se pronunció unánimemente por: 1. El rechazo a la iniciativa de Decreto del Ejecutivo Federal para la Creación de la Secretaría de Cultura. 2. La unidad de acción de los trabajadores del INAH en torno a este rechazo. 3. La inaceptable exclusión de nuestra participación como profesionales en las materias objeto de la iniciativa. 4. Que el patrimonio arqueológico, artístico, histórico y paleontológico de la Nación conserve su integridad física, su utilidad pública y su interés social nacional. 5. La defensa del INAH como organismo con personalidad jurídica y patrimonio propios. POR EL FORO POR LA UNIDAD DE LOS TRABAJADORES DEL INAH SECRETARIOS GENERALES MARÍA DE LA LUZ AGUILAR ALEJANDRO VILLALOBOS D-II-IA-1 D-II-IA-2

JUAN MANUEL HERNÁNDEZ D-III-24-Organización Nacional

Responsables de la publicación: María de la Luz Aguilar, Alejandro Villalobos y Juan Manuel Hernández, Secretarios Generales.

697 la actual cabecera del municipio. En dirección hacia la cima y a partir del punto en que termina su único acceso escalonado a través de los intersticios de las peñas, se emplaza una serie de más de setenta terrazas que fueron modificando la topografía original del cerro desde el período Clásico Tardío (400-600 de nuestra era). Estos espacios fueron utilizados para la habitación, para alojar pequeños templos y áreas de gestión administrativa así como talleres domésticos. En su última etapa de ocupación, hacia el momento de la invasión española, el espacio había adquirido una apariencia defensiva, tal como fue observado seguramente durante la batalla que emprendió en ese lugar el propio Hernán Cortés a principios del siglo XVI. En la sección suroccidental de estas terrazas (terraza TB10) localizamos en el año 2014 un contexto arqueológico de enterramiento de un individuo que hemos analizado con detenimiento, este hecho que se habría realizado hace 1600 años aproximadamente. En la exploración se localizó un piso que perteneció eventualmente a un área habitacional elaborado con gravilla de basalto (tezontle rojo) y tierra, el cual fue claramente destruido parcialmente para poder inhumar en un solo momento a esta persona y su cuantiosa ofrenda. Para poder inhumarla se ejecutó una cista de tierra y en la pared sur se ejecutó un muro con ocho cantos de formas redondeadas de entre 30 y 40 cm de longitud y 25 a 35 cm de espesor para limitar en ese costado la cista de enterramiento y poder contener el cuerpo al momento del enterramiento. La posición general del esqueleto es sedente y es probable que haya sido amortajado en un bulto mortuorio. En la boca se le colocó al momento de su preparación para el entierro, una cuenta de piedra verde, un chalchihuitl, costumbre ampliamente dispersa en América Media para ese momento. La ofrenda que acompaña a este individuo consiste en al menos 30 vasijas, algunas completas, una orejera, una figurilla de cerámica, una punta de proyectil, una mandíbula humana, y también como parte de la ofrenda, se registraron huesos largos correspondientes un segundo individuo adulto, los cuales fueron depositados como parte de un mismo evento de ofrecimiento. En análisis antropológico físico ha arrojado interesante información sobre este entierro. Sabemos que se trataba de una mujer por la forma de su cadera y algunas características de su cráneo. Al hacer el análisis de su edad y tomando en cuenta por lo menos seis estimadores diferentes sabemos que se encontraba entre los 18 y 25 años de edad al momento de su fallecimiento. Y respecto a su estatura se ha estimado que alcanzaba 1 metro con 44 cm. (Bass 1987; Katzenberg y Saunders 2008; Lovejoy et al. 1985; Meindl y Lovejoy 1985; Meindl et al. 1985; y Ubelaker 1993). De esta forma se han ido descubriendo poco a poco elementos de su biografía. Vayamos en orden, de la cabeza a los pies. De las primeras características que nos dan luz sobre esta mujer son los dientes, ya que el canino y los dos premolares contiguos de la mandíbula en su porción derecha presentan secciones de desgaste hacia la cara del diente orientada hacia los labios, esto nos indica que no han sido formadas propiamente por la masticación (Teaford 1991); ejemplos de este tipo de desgaste o carillas se describen en otros contextos (Molleson 1994) y se infiere que son efecto de actividades como la cestería, el bordado o incluso la fabricación tradicional de cerámica, donde se llegan a utilizar ciertos dientes como punto de apoyo además de las manos y/o pies. Además, en la dentadura se encontró la presencia de los dos incisivos laterales izquierdo y derecho de la maxila en forma infantil, además de un diente supernumerario o extra, en erupción a la altura del canino derecho de la mandíbula, así como la ausencia de espacio del tercer molar tanto superior como inferior, lo cual eventualmente se llega a desarrollar con más frecuencia cuando hay matrimonios entre personas consanguíneas, esto es entre individuos que son de la misma familia. Aunque no directamente en la ofrenda, pero en el mismo contexto de la

Perspectiva general de la terraza excavada en la sección alta del Cerro Tlatoani. (Foto: Jorge Alberto Linares Ramírez)

domingo 23 de octubre de 2015

Aspecto general del entierro de la mujer de Tlayacapan donde se advierte su posición sedente (sentada) al momento de ser enterrada. (Foto: Jorge Alberto Linares Ramírez)

terraza, bajo el mismo piso, se localizaron una serie de bruñidores cerámicos, artefactos de piedra metamórfica para usarse con una sola mano, los cuales son utilizados hasta la actualidad por los alfareros para alisar las piezas cerámicas, y que de ejecutar de manera constante y profusa el alisado, se logra un brillo en las piezas que se llama bruñido. Este tipo de artefactos es altamente apreciado por los ejecutantes del oficio en los talleres, se va heredando incluso de generación en generación, y una pieza puede tener cientos de años de uso en un mismo taller, siempre se le asigna un lugar específico y se le tiene en gran estima durante la ejecución del trabajo cotidiano (González y Sánchez 2015). Tlayacapan es un pueblo alfarero desde al menos el año 600 de nuestra era, fechamiento que obtuvimos de un horno previo a la invasión española que localizamos en la comunidad. Múltiples artefactos que nos hablan sobre la producción alfarera han sido localizados en las exploraciones, los cuales incluyen moldes cerámicos para figurillas, malacates, aplicaciones, vasijas y soportes de las mismas, así como bruñidores como el que describimos, los cuales corresponden a momentos posteriores, aproximadamente hacia el año 1000-1100 de nuestra era. Por lo que podemos afirmar que el oficio alfarero es en Tlayacapan, un modo de trabajo reiterativo a través de los siglos. En poblaciones contemporáneas los alfareros utiliza eventualmente los dientes para sostener el hilo que servirá para realizar cortes de en las formas que moldea o modela, utilizando principalmente los caninos o premolares de la mandíbula como tercer punto de apoyo. Todas estas implicaciones de prueba nos permiten afirmar que el oficio que eventualmente pudo tener esta mujer fue el de alfarera. Este es un dato relevante para la historia de una comunidad que con transformaciones, ha mantenido el oficio alfarero dentro de los modos de trabajo tradicionales que le otorga identidad hasta nuestros días. Siguiendo con el análisis óseo, se identificaron en la columna vertebral huellas de hernias causadas por procesos de trabajo y/o cooperación sistemáticos y excesivos asumiendo cargas excesiva principalmente hacia la parte del cuello y espalda baja, características propias que se derivan del uso de mecapal (véase Alfaro Castro 2007). Las mujeres alfareras cotidianamente cargan grandes pesos para el manejo de la arcilla, así como de la piedra de molienda cuando ésta es utilizada. Una vez que estas lesiones se efectuaron, habrían dado paso a dolores ciáticos y sus actividades cotidianas habrían sido dolorosas. Cabe mencionar que un desgaste óseo en las carillas que articulan vértebra con vértebra no es usual para una edad biológica no mayor a 25 años, considerando la expectativa media de vida en época previa a la invasión española que era de 35 años aproximadamente; el esfuerzo al que debió someter su cuerpo esta mujer debió ser intensivo. Sumado a esto, su cuerpo mostraba también con una fractura que se

domingo 23 de octubre de 2015 encontraba en proceso de sanar a la altura del hombro derecho ubicada hacia la espalda, aquí es posible observar la huella que dejó en el hueso la infección provocada eventualmente por la misma fractura. Quizá la información más conmovedora de que disponemos al momento, asumiendo el oficio a que se dedicaba esta mujer y a su estado al momento de morir, lo arroja la inferencia que tenemos de su obligada forma de andar, de caminar. Características congénitas, esto es, aquellas peculiaridades que son heredadas directamente de padres a hijos por herencia impactaron su condición motriz y determinaron todos los días de su vida. Esta mujer de Tlayacapan tenía presencia de una malformación por torsión congénita del fémur izquierdo a la altura de la articulación de la rodilla, el grado de torsión sufrido aproximado de 55° desde un ángulo recto, esto la obligó a una marcha asimétrica, con el pie izquierdo doblado hacia adentro. Esta cuestión se complicó en sus últimos momentos de vida con la presencia de una infección tal vez causada por un golpe dado a la altura de la pierna afectada y que le causaría inflamación de los tejidos blandos y óseos, supuración, mal olor y mucho dolor. Quizá la fractura del hombro y pierna fueron causadas por una caída debido a su complicada marcha. Recordemos además, que quizá ella subiría eventualmente al asentamiento arriba del cerro El Tlatoani, donde finalmente fue enterrada, y esto en su condición de caminar, no resultaría un acto fácil. Uniendo todos los elementos de prueba que tenemos, es posible destacar que esta mujer a pesar de sufrir una marcha compleja toda su vida, que esta condición la habría circunscrito a actividades con límites en este tipo de habilidades que ella pudo desarrollar con esa calidad de marcha, logró realizar actividades de carga extenuantes y practicó procesos de trabajo y/ colaboración dentro del oficio alfarero desde muy temprana edad. Al final de su vida sufrió fracturas, heridas e infecciones que produjeron dolor y malestar los últimos días de su vida. Su entierro, como acto de los vivos para asumir la muerte de un ser afectivamente vinculado a ellos, que reconocían el lugar que ocupaba esta mujer en el sistema social de Tlayacapan, implicó la ejecución de un acto privilegiado para su tratamiento mortuorio al enterrarla. Se incluyó en su entierro una gran cantidad de artefactos de diversas calidades, de las más grandes en magnitud y diversidad que hemos localizado en la región, lo cual incluyó también una cuenta de piedra verde en su boca, se seleccionó un espacio para enterrarla en la parte alta del cerro El Taltoani, donde había ya un asentamiento humano complejo y en la cima de éste, un templo asociado con actividades de culto a Tláloc, se decidió romper un piso y como parte de la ofrenda se incluyeron segmentos de otro individuo, quizá restos óseos áridos que se habrán traído desde otro contexto. Todo ello nos permite considerar que en la condición de discapacidad en que vivió y pese a que no era una persona mayor, tenía un lugar relevante entre su círculo social que le consideró un tratamiento mortuorio complejo y relevante. Bibliografía Alfaro Castro, Martha E. 2007 Utilización del Rebozo y el Mecapal para la transportación de objetos durante el periodo Virreinal en México. Estudio de caso de cuatro mujeres de la colección de San José de los Naturales. En Memorias del VII Congreso de la Asociación Latinoamericana de Antropología Biológica, P. O. Hernández Espinosa, C. Serrano S. y F. Ortiz P. (editores), Colección Científica INAH-ALAB, México. Bass, William M. 1987 Human Osteology: a Laboratory and Field Manual, Missouri Archaeological Society. Brothwell, Don R. 1987 Desenterrando huesos: la excavación, tratamiento y estudio delos

Detalle de cráneo de la mujer de Tlayacapan (Entierro 1 UE5 TB10 PICZAT14). (Foto Lilian Ivette García Maya).

697

Detalle de canino, premolares y diente supernumerario (Entierro 1 UE5 TB10 PICZAT14). (Foto Lilian Ivette García Maya).

restos del esqueleto humano. FCE, México. Churchill, Steven E. y Alan G. Morris 1998 Muscle Marking Morphology and Labour Intensity in a Prehistoric Khoisan Foragers. International Journal of Osteoarchaeology, No.5:390411. Dutour, Olivier 1986 Enthesopaties (Lesions of Muscular Insertions) as Indicator of the Activities of the Neolithic Saharan Populations. American Journal of Physical Anthropology, 1986:221-224. Ferembach, D. 1979 Recomendaciones para la determinación de la edad y el sexo en el esqueleto. En: Bulletin et Mémoires de la Société d’ Anthropologie de Paris, 6:7-45. González Quezada, Raúl Francisco y Sara Paulina Sánchez Guzmán 2015 El taller comalero de la familia Santamaría Nopaltitla en Tlayacapan, una tradición alfarera que se niega a desaparecer. El Tlacuache: suplemento cultural, Periódico La Jornada Morelos. No. 681:1-2. Katzenberg, Anne M. y Shelley R. Saunders 2008 Biological Anthropology of the Human Skeleton. Wiley-Liss, A. John Wiley and Sons Inc. Publications. New Jersey. Kennedy, G.E. 1989 Skeletal markers of occupational stress. En Reconstruction of life from the skeleton, Mehmet Y. Iscan y Kenneth Kennedy (editores), pp. 129-160, Alan Liss, inc. Kennedy, Kenneth. A. 1998 Markers of Ocupational Stress. International Journal of Osteoarchaeology, No. 5:305- 310. Lovejoy, C. Owen; Meindl S. Richard; Pryzbeck, Thomas R. y Robert P. Mensforth 1985 Chronological Metamorphosis of the Auricular Surface of the illium: A new Method for the Determination of Adult Skeletal Age of Death. American Journal of Physical Anthropology, No. 68:15-28. Medrano, Angélica 1999 La actividad ocupacional y la persona social, ENAH, Tesis de Maestría, Ciudad de México. Meindl, Richard S.; Lovejoy, C. Owen; Mensforth, Robert P. y Robert A. Walker 1985a A Revised Method of Age Determination Using the Os Pubis, with a Review and Tests of Accuracy of other Current Method a of Pubic Symphyseal Aging. American Journal of Physical Anthropology. No. 68:29-45. Meindl, Richard S. y C. Owen Lovejoy 1985 Ectocraneal Suture Closure: A Revised Method for the Determination of Skeletal Age at Death Based on the Lateral-anterior Suture. American Journal of Physical Anthropology. No. 68(1):57-66. Molleson, Theya 1994 The Elocuent Bones of Abu Hureyra. Scientific American,

697

domingo 23 de octubre de 2015

No.271(2):60-65. Montoye, Henry J.; McCabe John F.; Metzner, Helen L. y Stanley M. Garn 1976 Physical Activity and Bone Density. Human Biology, No.48 (3):599610. Robb, John E. 1998 The Interpretation of Skeletal Muscle Sites: A Statistical Aapproach. International Journal of Osteoarchaeology, No. 8(5):363-377. Stirland, Ann J. 1998 Musculoskeletal Evidence for Activity: Problems of Evaluation. International Journal of Osteoarchaeology. No.8 (5):354-362. Teaford, Mark F. 1991 Dental Microwear: What can it tell us about diet and dental function? En Advances in Dental Anthropology, Wiley-Liss (editor), pp. 341-356. Ubelaker, Douglas H. 1979 Skeletal evidence for Kneeling in prehistoric Ecuador. American Journal of Physical Anthropology, No.51:679-686. 1993 Human Skeletal Remains: Excavations, Analysis, Interpretation; Manuals of Archaeology, Washington. Van Beek 1984 Anatomía dental comparada: Guía ilustrada. Editorial Ciencia y Cultura de México, S.A. de C.V. México. Wilczak, C.A. 1998 Consideration of Sexual Dimorphism, Age and Asymmetry in Quantitative Messurements of Muscle Insertion Sites. International Journal of Anthropology, No.8 (5):311-325. Villote, Sebastien; Castex, Dominique; Couallier, Vincent; Dutour, Olivier; Knüsel, Chistopher J. y Dominique Henry-Gambier 2010 Enthesopathies as Occupational Stress Markers: Evidences from the Upper Limb. America Journal of Physical Anthropology, No.142:224234.

Dibujo técnico del artefacto llamado bruñidor, proyectado desde varios ángulos, obsérvese el espacio más claro del dibujo representa el área de desgaste de la pieza que pudo durar centurias en función. (Dibujo Luis Gonzalo Gaviño Vidarte).

Proyección hipotética del aspecto general de la mujer alfarera de Tlayacapan, con su marcha asimétrica y grandes pesos a su espalda de manera sistemática. (Dibujo Luis Gonzalo Gaviño Vidarte).

Órgano de difusión de la comunidad de la Delegación INAH Morelos Consejo Editorial Eduardo Corona Martínez Israel Lazcarro Salgado Luis Miguel Morayta Mendoza Raúl Francisco González Quezada Giselle Canto Aguilar Laura Elena Hinojosa Hinojosa Coordinación editorial de este número: Raúl Francisco González Quezada

www.morelos.inah.gob.mx El contenido de los artículos es responsabilidad exclusiva de sus autores

Lihat lebih banyak...

Comentarios

Copyright © 2017 DATOSPDF Inc.