Tomas Moro y el significado de la Utopía

July 5, 2017 | Autor: Joaquin Flores | Categoría: Thomas Moore, Utopia, Historia Moderna, Tomas Moro
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Descripción



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Ainsa, Fernando, La Reconstrucción de la Utopía, Buenos Aires, Ediciones del Sol. 1999. Pág. 19.
A los ojos del autor
Le Breton, David, Antropología del cuerpo y Modernidad, Buenos Aires, Ediciones Nueva Vision, 2002. Pág. 14.
Moro, Tomas, Utopía, Traduccion de Pedro Rodríguez Santidrián, Madrid, Alianza Editorial, 1984. Pág. 149.
Moro, Tomas, Óp. Cit. Pág. 153.
Moro, Tomas, Óp. Cit. Pág. 149.
Moro, Tomas, Óp. Cit. Pág. 123.
Moro, Tomas, Óp. Cit. Pág. 150.
Moro, Tomas, Óp. Cit. Pág. 152.
Moro, Tomas, Óp. Cit. Pág. 166.
Moro, Tomas, Óp. Cit. Pág. 80.
Moro, Tomas, Óp. Cit. Pág. 119-120, 128-129.
Moro, Tomas, Óp. Cit. Pág. 122.
Moro, Tomas, Óp. Cit. Pág. 162.
Le Breton, David, Óp. Cit. Pág. 13.
Kelly-Gadol, Joan, Did women have a renaissance, Houghton Mifflin Co. 1977. Pág. 2.
Moro, Tomas, Óp. Cit. Pág. 120.
Moro, Tomas, Óp. Cit. Pág. 122.
Moro, Tomas, Óp. Cit. Pág. 191.
Moro, Tomas, Óp. Cit. Pág. 164.
Aínsa, Fernando, Óp. Cit. Pág. 22.
Moro, Tomas, Óp. Cit. Pág. 112.
Aínsa, Fernando, Óp. Cit. Pág. 23.
Aínsa, Fernando, Óp. Cit. Pág. 37-38.
Aínsa, Fernando, Óp. Cit. Pág. 40.
Moro, Tomas, Óp. Cit. Pág. 111-112.
Aínsa, Fernando, Óp. Cit. Pág. 22.
Moro, Tomas, Óp. Cit. Pág. 86.
Moro, Tomas, Óp. Cit. Pág. 95.
Moro, Tomas, Óp. Cit. Pág. 99.
Moro, Tomas, Óp. Cit. Pág. 129.
Aínsa, Fernando, Óp. Cit. Pág. 42.
Moro, Tomas, Óp. Cit. Pág. 70.
Moro, Tomas, Óp. Cit. Pág. 75.
Moro, Tomas, Óp. Cit. Pág. 103-104.
Moro, Tomas, Óp. Cit. Pág. 105.
Moro, Tomas, Óp. Cit. Pág. 29.
Aínsa, Fernando, Óp. Cit. Pág.
Moro, Tomas, Óp. Cit. Pág. 102.
Moro, Tomas, Óp. Cit. Pág. 23.
Moro, Tomas, Óp. Cit. Pág. 124.
Moro, Tomas, Óp. Cit. Pág. 174.
Moro, Tomas, Óp. Cit. Pág. 172.
Moro, Tomas, Óp. Cit. Pág. 197.
Moro, Tomas, Óp. Cit. Pág. 92-94.
Aunque sus contribuciones fueron enormes.
UNIVERSIDAD DE LA REPÚBLICA
FACULTAD DE HUMANIDADES Y CIENCIAS DE LA EDUCACIÓN
Instituto de Ciencias Históricas.
Departamento de Historia Universal.
HISTORIA MODERNA.
2013.












La Modernidad vista a través de la "Utopía" de Tomás Moro








Joaquín Flores Profesora Andrea Gayoso
C.I. 4.888.263-8 Profesora Lourdes Peruchena
[email protected]


Introducción
En este informe la fuente tratada será "Utopía", obra escrita en 1516 por el filósofo y estadista inglés Tomás Moro como una crítica a la situación socio-política de Inglaterra y una exposición de su visión ideal sobre el gobierno, la sociedad y las costumbres.
El interés por el autor de la obra como una de las figuras más reconocibles e importantes del humanismo cristiano; por su firme oposición a la Iglesia de Inglaterra bajo Enrique VIII y su original visión crítica de la sociedad de su tiempo; son algunas de las principales razones por las que esta fuente fue elegida para ser objeto de análisis.
Tras una primera lectura el original formato de la obra, así como la exposición de sus contenidos, solo ahondaron el interés por estudiarla con mayor curiosidad y entusiasmo.
Para este análisis las categorías expuestas siguen un orden pensado en pos de las conexiones que poseen unas con otras; las primeras categorías son aquellas de Cuerpo y Genero, vinculadas en el rol que todo lo femenino cumple en la Utopía; más que nada como las mujeres solo pueden acceder a cargos religiosos, estudiando las razones por las que esto ocurre y como está vinculado con el rol que el Cuerpo tiene en la sociedad utopiana.
Luego está la categoría de Tiempo y Espacio, en la que se estudiará como el concepto de una Utopía en si mismo propone la ausencia de una dimensión histórica y rechazo al espacio presente: la utopía es estática, inmutable y por lo tanto ajena al tiempo, además de encontrarse como bien lo dice su nombre "en ninguna parte". También veremos cómo está compuesto el espacio ficticio de la utopía, su geografía, los diversos pueblos que la habitan, las relación entre ellos y que significancia simbólica tienen como critica a la Distopía.
Otredad es la categoría siguiente y la más importante del análisis porque de cierta forma permea el resto de las categorías.
Toda la obra está expuesta como una comparación entre dos lugares, tiempos y modelos distintos, la isla ficticia de Utopía y la Distopía de Inglaterra; como Moro plantea a la primera como el "yo" de la obra, sus habitantes, orden social y políticas socio-económicas se manifiestan como deseables y superiores a los fallidos esfuerzos de la Distopía, siendo esta una de las matrices de la fuente en cuestión.
El Intercambio es la última y en esta se verá como el personaje central de la obra funcionará como un vector de intercambio, un puente entre ambos mundos que contrapondrá sus visiones radicales con las normas tradicionales del mundo en el que vive.
Esta inevitable comparación entre estos dos mundos tan dispares y dicotómicos forma parte de este análisis, en un intento de establecer cuál es la relación entre ambos, posible problema a abordar: ¿Es solamente una comparación entre una realidad imperfecta y una ficción "perfecta"? ¿O hay otro vínculo que las relaciona? Este problema está atado al otro gran enigma que intentaremos dilucidar: Cuál fue la verdadera intención de Moro al escribir "Utopía": si esta era para él un imposible a ser expresado en páginas meramente para la lectura de sus colegas humanistas o un llamado de atención a las sociedades europeas para tomar un camino distinto. Es asunto de discusión a tratar en las conclusiones del análisis aquí expuesto.


Presentación de la fuente y su autor
Tomás Moro, autor de la "Utopía" fue un filósofo y político inglés. Nació en 1478 y durante su juventud fue educado bajo el ala del Cardenal Morton, arzobispo de Londres; de quien guardará un buen recuerdo y tendrá en muy alta estima a lo largo de su vida. A los 14 años ingresa a la Universidad de Oxford donde entra en contacto por primera vez con la corriente humanista que está ganando un muy fuerte empuje en Inglaterra. Es aquí, en 1496, donde conocerá a su mayor amigo, colaborador e inspiración para la redacción de la Utopía, Erasmo de Rotterdam.

Tras pasar algunos años estudiando leyes, Moro inicia su carrera política como diputado del parlamento con veintisiete años. Poco más de una década después, escribirá Libro Segundo de la Utopía durante su estancia diplomática en Flandes, haciendo el Primero tras su regreso a Inglaterra. Esto podría responder a que la primera parte consiste en una crítica a la sociedad inglesa de su época en forma de comparación con la isla de Utopía, descrita en el Libro Segundo.

En consonancia con la publicación de la primera edición de esta obra, Moro entra en el Consejo Privado del Rey en 1517 y es nombrado Canciller del Reino en 1529. Sin embargo, su postura en defensa del Cristianismo católico probaría ser el fin de su carrera cuando en 1532 renuncie a la cancillería, negándose a firmar el Acta de Supremacía que declaraba a Enrique VIII como soberano de la Iglesia de Inglaterra, además de no reconocer el matrimonio de éste con Ana Bolena, lo que le cuesta su vida a manos del verdugo real el 6 de julio de 1535.

Como se mencionó anteriormente, la obra está dividida en dos grandes partes, la primera; escrita en forma de dialogo entre tres personajes: el propio autor, Tomas Moro, Pedro Gilles editor de las primeras ediciones de la misma y Rafael Hitlodeo, personaje central de la obra. Este individuo ficticio es un marino y explorador portugués quien viajo con Magallanes y descubrió posteriormente la isla de Utopía. En un almuerzo con los otros dos personajes expresa profundas críticas a las monarquías de Europa, especialmente a la de Inglaterra, la cual toma el rol de "Distopía" en la obra, recibiendo numerosas críticas, estas dirigidas especialmente hacia el clero, corrupto y vendedor de indulgencias así como a las clases nobles por su nata improductividad, pésima capacidad administrativa y parasitismo sobre los demás grupos sociales. También se tratan otros dilemas como el rol posible para un filósofo en una corte real, problemática muy real para Moro, quien estaba al servicio de la Corona Inglesa en ese momento.

En el Libro Segundo, el dialogo cesa para dejar paso a un monologo de los labios de Hitlodeo, donde éste relata su llegada a la isla de Utopía y las características de ésta, desde su geografía, organización urbana, política, pautas culturales, la mayoría de ellas (con notables excepciones) muy diferentes a las costumbres y nociones de la Distopía, las que serán desarrolladas en profundidad en el análisis posterior.

Un último dato a considerar seria que esta obra estaba probablemente dirigida como una crítica a los estamentos y grupos más privilegiados de la sociedad, una expresión personal de Moro de lo que sería la civilización ideal: muchos autores han cuestionado cuál era ese ideal: el militarismo colonial, una doctrina moral o una defensa de la religión.


Cuerpo
El Cuerpo, siendo siempre el resultado de sus diferentes construcciones culturales y sociales, posee un rol fundamental en la Utopía y se define de una forma muy distinta que en la Distopía a través del concepto de placer que se tiene en ambos mundos. Esta división es vital, pues define muchos de los aspectos centrales de los dos modos de vida.

En la Utopía, el placer está definido como todo movimiento y estado del cuerpo o del alma en el que el hombre experimente un deleite natural. Esta es la formulación principal del llamado "hedonismo moreano" presente en la Utopía, que esencialmente predica que la búsqueda del placer empujada por la naturaleza es lícita y es la forma más sana de placer.

En esta doctrina están los "placeres verdaderos" que provienen tanto del espíritu como del cuerpo, según se viva por la naturaleza; una visión heredada de los estoicos griegos, cuya filosofía vuelve a la prominencia con el Renacimiento.

Los placeres del cuerpo están demarcados en dos grupos: el primer grupo comprende placeres que afectan los sentidos: la sensación proveniente de satisfacer el hambre, recuperarse del cansancio, el alivio tras el trabajo de parto, inclusive las sensaciones provocadas por la música, son algunas formas de placer propias de este grupo. El segundo grupo involucra placeres que emanan en el equilibrio y tranquilidad del cuerpo; para Moro esto se define en un término: Salud. Este es el mayor y más importante de los placeres, pues es la base por el cual todos los demás placeres son posibles, pues al no haber buena salud, el resto de los placeres son imposibles de experimentar.

Una de las únicas pautas generales del placer en la Utopía es que los placeres nunca deben posteriormente generar dolor, ya sea propio o ajeno, por lo cual y de cierta forma, aboga a un disfrute moderado de los placeres. Toda la argumentación a favor del placer nacido de la moderación y el equilibrio con la naturaleza son ideales propios del humanismo cristiano, quienes a su vez los heredan de la escuela platónica de pensamiento.

Esta es la regla de oro que es violada en la Distopía, donde los placeres más buscados por los hombres son aquellos que están por fuera de la naturaleza y son perversos, dañinos a los ojos del autor y constituyen obstáculos para la verdadera felicidad. Ejemplo claro son los juegos de azar, impropios y nefastos, productos del vicio y la codicia. La vanidad de las apariencias, el honor supuestamente otorgado por los reconocimientos y las medallas, vanagloria que sostienen ya sean nobles dueños de enormes extensiones de tierra o empobrecidos por una magra herencia; son placeres ficticios que no tienen repercusión en la naturaleza y por lo tanto son más perjudiciales que otra cosa. La avaricia y la caza de animales, entre otras cosas son costumbres perversas, que nada tienen en común con la visión moreana de placer.

Siguiendo con la Utopía; el ejercicio físico, la belleza, el vigor y la agilidad corporal son vistos como dones de la naturaleza producidos por el trabajo y el esfuerzo, para único disfrute del ser humano. Sin embargo aquellos que poseen defectos físicos no son vistos de manera inferior y burlarse de ellos es considerado un acto de gran bajeza moral. Asimismo, cuando se prepara un matrimonio ambos futuros cónyuges se muestran desnudos el uno al otro para evaluar el estado de su cuerpo físico, algo considerado ridículo en la Distopía.

Otro campo a tener en cuenta es el trato que se le da al cuerpo en la obra; la Distopía muestra a los nobles, únicos miembros de la sociedad, bien alimentados y robustos, como fácilmente corruptibles por la pereza y la comodidad de su bienestar, ganado por la herencia y sostenido por el trabajo del campesinado.
En Utopía esto es signo de pereza y decadencia, tanto como el otro extremo de cuidar demasiado las apariencias con maquillaje y otros medios.

Además, debido a la igualdad económica reinante en la Utopía, todos los miembros de la sociedad, con la excepción de los enfermos y los niños pequeños, deben trabajar y aportar su producción para el bien común, incluso los líderes comunitarios. Los sifograntes, hombres elegidos por cada una de las familias para representarlos politicamente y por lo general son los más ancianos y sabios de las mismas, aunque mayores y más respetados, no cumplen solamente el rol de supervisores de que no haya ociosidad, sino que también trabajan para dar el ejemplo.

Vale la pena aclarar la postura utopiana favorable a la muerte asistida en caso de enfermos crónicos en grave estado así como personas muy seniles y débiles. A pesar de no ser requerido, se favorece para dejar a los individuos afligidos el paso a una mejor vida, libre de sufrimiento. Este pensamiento está basado en la doctrina de los estoicos clásicos y se justifica en caso de enfermedades terminales o incurables, aquellas cuya agonía le quiten el sentido al vivir.

Como una apreciación final, se podría plantear un sencillo paralelismo entre estos mundos conflictivos: la Distopía es un cuerpo enfermo, desequilibrado, corrompido por los falsos placeres; mientras que por otro la Utopía es organizada, natural, saludable, por lo tanto más feliz y eficiente que su contraparte. Una comparación claramente inspirada en la visión clásica, retomada en el Renacimiento, sobre la sociedad y el Estado como un cuerpo humano, útil para definir las partes que lo componen y las funciones que cumplen, dándole esta simbología al cuerpo una ubicación en la cultura y saber de las comunidades humanas.


Genero
En una primera impresión, se podría asumir que los roles de género en la Utopía son más favorables a las mujeres que en la distopía. La agricultura es una actividad común a todos los miembros de la sociedad, sin importar el sexo y todos están obligados a aprender un oficio o profesión personal. A su vez el santo oficio de sacerdote, muy reverenciado y cuidado en la Utopía, puede ser tomado por mujeres. Pero estas primeras impresiones dieron luego paso a una conclusión diferente, pues lo cierto es que las diferencias de género no son tan diferentes en la Utopía como parece.

Lo cierto es que en los sectores campesinos de las sociedades distópicas, las mujeres trabajaban en par con sus esposos e hijos por absoluta necesidad de supervivencia. Los oficios aprendidos por los ciudadanos de Utopía poseen diferenciaciones, las mujeres ocupándose de trabajos menos arduos debido a su inferior constitución física. Sin mencionar además que la estructura del poder político es esencialmente patriarcal, con un príncipe vitalicio electo por los sifograntes.

Pero hay ciertas implicaciones que se pueden deducir de las mujeres sacerdotisas. Debidoa que "[…] no son muchas y solo viudas o de edad avanzada" se puede entender que las mujeres que ocupan cargos religiosos son aquellas que a los ojos de la sociedad perdieron su condición de mujer; ya sea por edad o por luto, son incapaces de procrear. Siendo este el rol fundamental de las mujeres, visión que se arrastra desde tiempos medievales, la diferencia con la distopía es que en la Utopía estas mujeres tienen la oportunidad de formar parte de una institución prestigiosa y de suma importancia para el bienestar espiritual y moral de los habitantes, cosa que en la Distopía no ocurre.

Por otra parte, cabe mencionar las costumbres de los utopianos con respecto a la institución del matrimonio, mas puntualmente al divorcio y de cómo este se implementa. Primero que nada hay restricciones de edad mayores en la Utopía, con la mujer cumpliendo un mínimo de dieciocho años y el varón de veintidós; los divorcios pueden permitirse en caso de adulterio, en cuyo caso la parte ofendida puede casarse de nuevo y la otra está condenada al celibato a perpetuidad y en caso de reincidir es castigada con la muerte. La incompatibilidad de caracteres es otra excusa válida si ambos se separan de mutuo acuerdo y encuentran una nueva pareja con la cual casarse, siempre con el permiso del Senado tras un análisis de cada caso por los jueces y sus esposas.

En el campo de la legalidad, la institución del matrimonio es celosamente cuidada por los ciudadanos y todas las precauciones se toman para que la unión sea licita y fructífera, reciprocando duramente cualquier violación de esta, pero permitiendo la separación de mutuo acuerdo, tomando en consideración la opinión de ambas partes, cosa que no ocurría en la Distopía, donde muchas veces las infidelidades eran toleradas y los divorcios eran difíciles de obtener. Una excepción notable a un tratamiento de los roles de género similar en ambos casos de estudio, cosa que tal vez no debería sorprender tanto porque al fin y al cabo, fueron hombres los que escribieron, editaron y discutieron los contenidos de la Utopía, así como son hombres todos sus personajes importantes. En conclusión, más allá de su tratamiento lingüístico, el género de la Utopía es firmemente masculino.




Tiempo

La Utopía, como ya se ha mencionado anteriormente, es por definición un imposible, es el "no-lugar" y está por fuera de la realidad como la conocemos. Una característica suya en este respecto es su acronía; la falta de una dimensión histórica es propio de la Utopía.

No se sabe como los fundadores de la nación en la isla de Utopía llegaron a formar la sociedad que tienen y establecer la forma de gobierno que poseen. Sabemos que es así llamada – isla de Utopía -- por su fundador Utopo quién llego de un lugar desconocido con un contingente militar y construyó las ciudades de la isla con la ayuda de los nativos, pero como se pasó de este aparente rey conquistador a una republica en la que un consejo de representantes del pueblo elige de entre cuatro candidatos, también elegidos por el pueblo para ser príncipe vitalicio de la isla, es un misterio.

Esa es la intención de Moro: al no tener historia la Utopía se encuentra por fuera de ella, al no tener origen, no sufre ni puede sufrir modificaciones, pues no tiene un pasado original ni un futuro al cual aspirar, vive en un estado de presente constante donde no hay evolución posible.

Una sociedad ideal inmutable en el tiempo como esta puede usarse para hacer alusiones a idealizaciones nostálgicas de las "Edades de Oro" pasadas, tiempos anteriores llenos de prosperidad y felicidad comunes a muchas culturas y religiones: una era sin crimen, ni castigo ni guerras en las que todos los hombres eran libres y felices, todas destruidas por algún factor externo, ya fuera un invasor enemigo o la ira de Dios.

Pero las utopías también se han utilizado, como ocurrió a partir del siglo XVIII, para proyectarlas hacia el futuro como la meta a alcanzar a través del progreso y un avance científico sin límite visto de manera optimista. Es un requisito fundamental creer que el porvenir al que se puede llegar es posible gracias al potencial humano. Paradójicamente estas visiones buscan erradicar el pasado y la Utopía representa una necesidad de apostar hacia el futuro, el concepto de Utopía tiene cabida tanto en un aspecto conservador y reivindicador del pasado, como revolucionario al apostar al futuro.

¿Pero cuál es el lugar temporal de la Utopía? Todo parece indicar en la obra de Moro que la Utopía no tiene lugar en el tiempo, como ya se dijo, es acrónica. Al no tener causalidad histórica propone un problema mayor: ¿Puede existir algo que no tiene Historia? ¿Existe si vive por afuera del tiempo?

Es la opinión del autor de este informe que Moro parece dirigir la Utopía a la existencia en un imaginario posible para aquellos que conozcan la obra o el concepto utópico en general, pero que este no puede existir sino más que en las ideas, lo que nos lleva a otra discusión: Qué concepto entendemos por existencia, para así definir si la idea de Utopía puede calificarse como algo existente. Por poner un ejemplo, Platón argumentaría a favor de la existencia del mundo de las ideas y por lo tanto diría que la Utopía existe. Esta serie de problemas devenida por la característica atemporalidad de la Utopía lleva a la conclusión por parte del autor a que la utopía existe, aunque sea solamente como una idea, si esta puede o no tener un impacto en la sociedad o incluso ser realizable, se verá en las conclusiones, junto con la apreciación de la posible respuesta de Moro a esta ultima temática.



Espacio

Esta sección empezará con la descripción del espacio geográfico que ocupa la Utopía y cuáles son sus características, tras lo cual habrá una segunda parte referida al rol mismo del espacio en la Utopía y la influencia que tiene sobre el pensamiento utópico en general.

En la descripción provista por Rafael Hitlodeo, sabemos que la isla de Utopía posee una bahía resguardada, escondida tras colinas y de muy difícil acceso; pues hay bajíos y arrecifes por doquier y en el centro de la misma una gran roca donde se levanta una imponente fortaleza guarnecida, solo los utopianos conocen los pasajes navegables de este laberinto. La clara inaccesibilidad geografía a la isla, junto con su ubicación desconocida en el mundo son elementos que ayudan a reforzar la idea de la utopía como inalcanzable, ficticia. Esto está relacionado a un aspecto propio del género utópico clásico: la insularidad. Esto garantiza que la comunidad utópica no sea corrompida por influencias venidas del exterior, al mismo tiempo que ayuda a mostrar dicha civilización como un microcosmos regido por leyes propias por fuera del magnetismo de lo real.

A pesar del aislamiento, existen en la obra las llamadas "mini-utopias" pueblos ficticios circundantes a la isla que Moro utiliza para ejemplificar elementos propios del buen gobierno que no ocurren en la Distopía. El primer ejemplo es el de los polileritas, quienes viven aislados en las montañas y viven en comodidad sin excesos, donde cada hombre responsable de hurto devuelve lo que debe a su dueño y no al rey, como ocurre en la Distopía. Los prisioneros de buena conducta no son maltratados y la población no hace servicio militar, pues no aspiran a conquistar a sus vecinos.

Esta ambición expansionista propia de los reinos de la Distopía la cual Moro ve como escandalosa, es una vez más refutada con el ejemplo de los acorianos quienes viven al sudeste de Utopía y son reconocidos por abandonar su conquista de un reino vecino, debido a las dificultades propias de mantenerlo anexado al suyo sin estar en constante lucha contra revueltas y agitadores, dejando que el rey eligiera uno, en lugar de gobernar ambos a medias.

Como un último ejemplo, existen los macarianos, estos obligan a su rey a tomar un juramento, ofrecer grandes sacrificios y a no sostener una fortuna personal mayor a mil libras en oro, evitando así la codicia de los reyes distópicos, que con impuestos, sanciones y confiscaciones toman cualquier oportunidad para enriquecerse a costa de los demás miembros de la sociedad.

Hemos visto con anterioridad como Moro critica abiertamente el expansionismo militar y agresivo propio de las monarquías distópicas. Sin embargo hay una notable excepción donde la guerra está absolutamente justificada y además se ve de manera favorable; dicha excepción es la expansión colonial.

En la Utopía, cuando surge algún problema de superpoblación, se funda una colonia en territorios donde las poblaciones indígenas tiene más tierras de las que puede cultivar. A estos se les propone vivir junto con los colonos bajo las leyes de la Utopía, la cuales hacen la tierra más provechosa. Pero, si los nativos se negaran a formar parte de la colonia, los utopianos "Consideran como causa justísima de guerra el que un pueblo, dueño de un suelo, que no necesita y que deja improductivo y abandonado, niegue su uso y so posesión a los que por exigencias de la naturaleza deben alimentarse de él"

Moro en este respecto, justifica absolutamente la colonización del recientemente descubierto Nuevo Mundo, un argumento a favor del colonialismo inglés, la eficiencia y el aprovechamiento de la tierra en manos de quienes mejor la usarían parece muy similar al tratamiento que los colonos ingleses tuvieron con los pueblos nativos, tomando sus tierras y desplazándolos.

Para cerrar esta sección, se hablara a continuación del rol del espacio en la Utopía. Aínsa en su Reconstrucción de la Utopía. Argumenta que el espacio es un factor vital en la definición de una sociedad, este nunca es indiferente a dicha sociedad y las relaciones que provoca del hombre con su entorno pueden ser armónicas o disociadas. La Utopía representa una clara disociación, una separación del hombre con el espacio que lo rodea, la Utopía es la representación ideal de aquello que el espacio "real" de la Distopía, en la cual Moro parece sentirse alienado, no puede alcanzar. Esta disociación espacial se funda en el hecho de la imposibilidad de las personas de concebir la felicidad en el tiempo y el espacio en el que viven, de manera que crean el suyo propio, su espacio utópico.


Intercambio

Hasta ahora en este informe se han discutido diferentes aspectos de la Utopía, siempre en contraposición con sus contrapartes presentes en la Distopía. ¿Pero es éste acaso la única forma de contacto que ambos mundos poseen? Ciertamente no, pues en la obra hay un puente que con sus viajes e historias conecta a estos dos mundos dispares y fuerza el encuentro entre ellos: Hitlodeo, personaje central de la Utopía, quien vivió toda su juventud en la Distopía, encontró su camino a la isla de Utopía y regreso a Europa para allí contar sobre lo que había visto.

Moro emplea a este personaje como un primer catalizador del dialogo y el intercambio entre los dos mundos. Es un navegante tanto como filósofo y su apellido viene del griego y significa "experto en idioteces". Comienza su dialogo con Moro y Gilles planteando el problema de la compatibilidad entre la filosofía y la política, Hitlodeo es de la firme opinión que de los príncipes que gobiernan solo se ocupan de los asuntos militares sin buscar la paz o el buen gobierno, son parásitos que solo aceptan el consejo de aquellos que les dan la razón. Critica duramente las penas inglesas contra el robo en un animado dialogo con el Cardenal Morton junto con otros defectos de los reinos europeos.

La crítica más fuerte viene posteriormente cuando revela lo que es, en su opinión, el mayor flagelo que azota a la Distopía: la propiedad privada. La riqueza descarada de la nobleza y el clero así como la pobreza de la gran mayoría de los estratos bajos de la sociedad proviene de una distribución y acumulación injusta de la riqueza. La solución a este problema esta, como muchos otros, en la Utopía; "la aplicación del principio de la igualdad de bienes […] si no se suprime la propiedad privada, es casi imposible arbitrar un método de justicia distributiva, ni administrar acertadamente las cosas humanas. Mientras aquella subsista, continuara pesando sobre las espaldas de la mayor y mejor parte de la humanidad, el angustioso e inevitable azote de la pobreza y de la miseria" Este es un choque radical, núcleo de las diferencias entre ambos mundos, en el dialogo en la casa de Moro, este se opone a una comunidad de bienes, diciendo que quita todo estimulo de trabajo para los ciudadanos, llevando a la pereza y la sublevación.

También está el intercambio que la Utopía moreana tiene con otras utopías de su tiempo y posteriores. Hay una serie de características centrales que se han heredado de la obra de Moro. La primera de éstas y la más evidente es la crítica social del modelo existente, la Distopía, siendo la segunda el rol central del hombre como factor fundamental de cambio, la búsqueda del hombre por la libertad y su realización.

Pero no todas las utopías tienen el mismo método para alcanzar dicha realización humana, muchas veces ni siquiera comparten el mismo concepto de realización. La Cuidad del Sol de Tommaso Campanella (1623) ve al Estado como al protagonista central, este puede y debe controlar todos los aspectos de la sociedad, tratándolos como problemas de incumbencia para toda la comunidad. Por otra parte la Nueva Atlántida de Bacon (1626) la cuidad de Bensalem ve su principal foco en el avance de la ciencia y el conocimiento así como la formulación de teorías sobre nuevas tierras y formas de vida, al igual que Campanella sus conceptos son más abstractos que en la Utopía de Moro.

Todas estas conceptualizaciones utópicas de ideales imposibles, sin embargo, tienen relaciones con la realidad que las determinan, pues la utopía más irreal y fantástica no puede evitar su contextualización histórica. Está determinada por las estructuras mentales, los ideales, las formas de pensamiento de la época en la que se propone. Esto muestra como las utopías, todas ellas están conectadas de manera inseparable con las distopías de la realidad, esto no debería llamar la atención, pues al fin y al cabo, las distopías existen como una crítica al modelo existente de sus respectivos tiempos, tienen una relación simbiótica, una no puede existir sin la otra, está a su vez mostrando a través de

lo "irreal" aquello que no funciona, a través de críticas y alternativas, ayuda a su distopía a mejorar, o por lo menos a fomentar el pensamiento en pos de una alternativa o cambio, más o menos radicales que otros, con vistas al futuro o glorificando el pasado, los casos son muchos y únicos, pero este vinculo es común a todos.


Alteridad

Como se menciono al principio de este análisis, la alteridad estaba anunciada como la categoría más importante, debido a la permeabilidad que posee sobre todas las demás categorías en sus respectivos campos. La alteridad es el centro de este informe porque la Utopía Moreana es por definición un enemigo confrontado del status-quo de la Distopía, a través de sus mordaces diálogos, sus comparaciones sutiles y sus críticas directas, toda la obra es una confrontación entre los dos mundos, que como hemos explicado, son opuestos, pero invariablemente separados.

Para que haya alteridad debe haber un "yo" y un "otro" definidos, en este caso el yo está claramente representado por el mismo Tomás Moro, sus ideas sobre la Utopía, su defensa de la misma y critica de la distopía inglesa a través de Hitlodeo. Todo ello conforma un "yo" de ideas, convicciones y sistemas diferentes a aquellos de la Distopía. Por qué se genera el enfrentamiento en lugar de solamente el intercambio descrito anteriormente tiene sus razones. Una de las diferencias irreconciliables es, como ya se vio, el problema de la propiedad privada como el núcleo de la economía y la sociedad de la distopía, que en la distopía fue reemplazado por un reparto igualitario de los bienes entre todos los ciudadanos, donde usan las mismas ropas, trabajan la misma cantidad de horas, viven en casas similares y aprenden a vivir cómodamente sin caer en el lujo y la fastuosidad propia del clero y la nobleza de Inglaterra.

Hay un punto de conflicto de especial atención, transcurrido en el Libro I donde Moro, admirando las cualidades de Hitlodeo como filósofo, pregunta sobre su intención de servir en el consejo de algún monarca. Esta noción es rápida y vehementemente rechazada por el navegante quien da a entender la inutilidad de prestar semejante consejo: "En los consejos reales no vale ir con sutilezas ni distinciones. Hay que aprobar abiertamente las peores decisiones y firmar los decretos más arbitrarios. Seria visto como traidor y hasta como espía quien consultado sobre proposiciones injustas se expresara con tibieza" Ve en los consejos a hombres ambiciosos, corruptos e incorregibles, donde es más probable que los hombres honestos sean corrompidos a que los corruptos dejen de serlo. Citando a Platón, cree que los filósofos deberían al menos defender su propia integridad, porque es inútil tratar de luchar por rescatar la de otros.

Esta ruptura intransigente habla de cómo Moro acepta la realidad inútil de su rol como consejero del Rey de Inglaterra y los hechos demuestran que practicaba su prédica, de no ser así no se habría opuesto a Enrique VIII para salvar su pellejo, en cambio se le opuso en cuanto este decidió separarse de la Iglesia que el criticaba pero defendía, pagando el precio definitivo por su integridad. Todo esto puede servir como un elemento más que muestra a un Tomas Moro convencido de la dificultad de su lucha por mejorar la Distopía, una lucha que el dará de todas formas, tal vez no tanto por la promesa del cambio sino porque su propia integridad así se lo demanda, sus criticas deben oírse, sin importar el costo.

La Utopía es la respuesta, la critica a la realidad, una sociedad donde la causa de todos los males –la propiedad privada- es aplazada a favor de una distribución igualitaria, un nuevo orden económico donde la justicia y la felicidad si pueden florecer. Un orden que produce no solo un pueblo justo y feliz, pero también ingenioso, trabajador, de espíritu infatigable y amante del ocio sin descuidar las obligaciones, un pueblo equilibrado con la naturaleza, balanceado en trabajo, riqueza y descanso.

Para cerrar esta sección, ahora llega el turno de ver realmente cuáles son las imágenes que la obra evoca de la distopía, cuales son algunas de las cosas que lo hacen diferente, hablando siempre en un contexto negativo. Por una parte la ociosidad excesiva de aquellos que viven en la distopía, Moro clama que las mujeres "roncan a sus anchas […] cuando los hombres trabajan" y vice-versa. Los religiosos, los grandes terratenientes y las hordas de sirvientes que siguen a estos grupos tampoco trabajan, forzando a todos los demás a trabajar mucho más por menos cosas para que los vagos puedan sostener su estilo de vida fastuoso. Claramente un mensaje dirigido más que nada a los estamentos más altos de la sociedad europea, el clero y la nobleza.

Los príncipes de la distopía, belicosos y ambiciosos como son, son criticados por su mala fe en el cumplimiento de tratados y demás acuerdos hechos entre sí o con otros, razón por la que la República de Utopía es reticente a contactarlos y establecer negociaciones, una república que respeta y valida todos sus pactos con sus vecinos siempre y cuando estos respeten los suyos. Además el arte de la guerra se practica de forma diferente, mientras los gobernantes de la distopía levantan levas de ciudadanos para luchar y morir como ganado por sus ambiciones, los utopianos hacen todo lo posible por no poner a los suyos en peligro, siempre buscan ganar la guerra a través del asesinato y el espionaje, con tal de evitar batallas campales. Cuando estas son inevitables, las luchan mercenarios pagados generosamente, pues la abundante tesorería de utopía, producto de su trabajo incansable, es más que suficiente para mantener los servicios de los soldados de fortuna. A su vez la Utopía no va a la guerra sin serios motivos, como son la defensa de fronteras, invasiones a aliados vecinos y la liberación de pueblos esclavos bajo un dictador.

Por último, otra de las grandes diferencias proviene del rol del Estado en la vida del ciudadano, en la utopía los interés son siempre de patrimonio público, son los intereses del todo el pueblo, la búsqueda de lo que es lo mejor para los ciudadanos. Mientras que en las otras "Repúblicas" no importa que tan floreciente sea el estado, nadie se preocupara por los ciudadanos excepto ellos mismos. Hay una diferencia entre el egoísmo individual de la distopía y la avocación al bien común, propio de esta y otras Utopías.

Conclusión

La Utopía de Tomas Moro no resulta ser, en vista del análisis propuesto anteriormente en este informe, una obra de teoría política restringida solamente al pensamiento, a la discusión entre elites intelectuales y charlas de sobremesa, como coincidentemente ocurre en la obra.

Moro tenía la intención de que su obra lograra un impacto en la realidad en la que él vivía. Más allá de que, como bien expresa en labios de Rafael Hitlodeo, los filósofos no tienen lugar ni influencia en las cortes de los reyes, la Utopía es una crítica feroz al sistema establecido, centrado en la propiedad privada, demasiado para ser solamente una noción idealista completamente aislada, sin búsqueda de cambio o al menos del llamado de atención a las elites políticas de Europa e Inglaterra especialmente.

Cierto también es que Moro expresa su franco escepticismo en que sus ideas sean escuchadas, mucho menos puestas en práctica, pero de todas formas deben ser expresadas como un ideal de cambio positivo la realidad disfuncional de la Europa Renacentista.

La Utopía no está solamente dirigida a las elites intelectuales de la época, a los grandes pensadores humanistas como Colet o Erasmo, colegas de Moro; es también un llamado de atención a la aristocracia y al clero de Europa, un intento de mostrarles el error de sus estilos de vida y del perjuicio que crean no sólo para el campesinado pobre sino también para la integridad y prosperidad de la sociedad en su conjunto.

Tal vez no sea un llamado a la revolución, ni tenga como intención establecer el sistema de la isla ficticia en el mundo real, pero tiene suficientes argumentos de peso para considerar algunos de sus elementos en pos de mejorar, aunque fuera por muy poco margen, la existencia de la realidad de la Distopía.

Este vínculo dicotómico de conflicto, pero a su vez de búsqueda de una mejor realidad, es el lazo que estrechamente une a la isla de Utopía con la Distopía inglesa, común a toda Europa y tal vez, a todos los modelos políticos imperfectos del mundo, que son todos.

Fuente
Moro,Tomás. Utopía, Traducción de Pedro Rodríguez Santidrián Madrid. Alianza Editorial. 1984

Bibliografía Consultada
Le Breton, David, Antropología del cuerpo y Modernidad, Buenos Aires, Ediciones Nueva Vision, 2002.
Kelly-Gadol, Joan, Did women have a renaissance, Houghton Mifflin Co. 1977.ç
Ainsa, Fernando, La Reconstrucción de la Utopía, Buenos Aires, Ediciones del Sol. 1999.
Burke, Peter, El Renacimineto Europeo, Barcelona, Editorial Crítica. 2000.
Clavero, Bartolomé, Institución política y Derecho: Acerca del concepto Historiográfico de "Estado Moderna", Revista de Estudios Políticos Nº 19, Nueva Época. 1981.
Portillo, José, Ciencia y utopía: la recuperación del sujeto, Montevideo, Trilce. 2002.

Anexos
Ilustración 1 Tomado de Ainsa, Fernando, La Reconstrucción de la Utopía, Buenos Aires, Ediciones del Sol. 1999.

Ilustración 1 Tomado de Ainsa, Fernando, La Reconstrucción de la Utopía, Buenos Aires, Ediciones del Sol. 1999.

Índice

Introducción 1
Presentación de la fuente y su autor 3
Cuerpo 5
Genero 8
Tiempo 10
Espacio 12
Intercambio 15
Conclusión 21
Bibliografía Consultada 22
Anexos 23



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