Tomás de Cantimprato y su alegoría sobre las abejas: estudio del códice \"Bonum universale de apibus\". Letras de Deusto, 42, 134 (2012), pp. 127-154.

June 15, 2017 | Autor: Javier Ruiz Astiz | Categoría: Manuscript Studies, Codex
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Descripción

Tomás de Cantimprato y su alegoría sobre las abejas: estudio del códice Bonum universale de apibus

Javier Ruiz Astiz1

Resumen: En la segunda mitad del siglo XIII el dominico Tomás de Cantimprato escribió una de sus obras más relevantes. El códice Bonum universale de apibus ha pasado a la historia como una flamante alegoría sobre el modo en que deben comportarse los seres humanos, para lo que emplea sus conocimientos sobre las abejas. Este magnífico ejemplar nos permite realizar un análisis completo de las características formales y materiales que nos ofrece dicho códice. Palabras clave: Cantimprato; Códice; Navarra; Análisis; Siglo XIII. Abstract: In second half of XIII century Dominican Thomas of Cantimprato wrote one of their more excellent works. Bonum universale of apibus codex has happened to history like a flaming allegory over the way in which the human beings must behave, so he uses his knowledge on the bees. This magnificent unit allows us to realise a complete analysis of the formal and material characteristics that offers this codex to us. Keywords: Cantimprato; Codex; Navarre; Analysis; XIIIth century.

1. Introducción El Archivo General de Navarra2, situado en la ciudad de Pamplona, alberga entre sus resguardados muros infinidad de tesoros que permiten reconstruir el esplendor del viejo reino navarro. En él, entre sus múltiples series documentales, aparece una sección denominada “códices y cartularios”. Éstos de orígenes muy diversos proceden de los diferentes organismos que dieron lugar a las actuales secciones: Comptos, Reino, Monasterios o de la antigua y desaparecida Comisión de Monumentos de Navarra. Si bien también es cierto que otras piezas fueron adquiridas por el Gobierno Foral o llegaron hasta el AGN a través de donaciones o transferencias. Ello origina que esta sección tenga un carácter facticio, lo que hace que de algunos de los que códices que se

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Doctor en Historia Moderna (Universidad de Navarra). Máster en Gestión de la Documentación, Bibliotecas y Archivos. Especialidad en Patrimonio Bibliográfico (Universidad Complutense de Madrid). 2 A partir de ahora se empleará la abreviatura AGN para denominar al Archivo General de Navarra.

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conservan se desconozca su procedencia, aunque sí que hay casos en los que cuando es conocida se indica su origen. En nuestro caso nos encontramos con un códice que procede de la extinta Comisión de Monumentos Históricos y Artísticos de Navarra. Éste se encuentra inserto en el Fondo denominado “códices y cartularios”, que se integra dentro de lo que se conoce como Fondo Especial, y allí tiene la signatura L.21. Pese a ello, se desconoce casi en su totalidad la historia de este manuscrito, por lo que averiguar su procedencia se muestra como una tarea de cara a futuros trabajos de investigación. Bien es cierto que es más que probable que llegase hasta su dependencia actual fruto del proceso desamortizador que se llevó a cabo en el siglo XIX en todo el Estado español. Aquella situación provocó que muchos bienes que poseía la iglesia fuesen a parar a manos de la nueva sociedad liberal. Lo que sí conocemos es que el autor del códice titulado Bonum universale de apibus fue el dominico llamado Tomás de Cantimprato. Este famoso teólogo belga debió nacer en 1201 en Bruselas y durante su trayectoria escribió distintas obras, pese a que la más conocida de todas es ésta. En ella expone de forma alegórica, empleando el ejemplo de las abejas3, el modo en que deben comportarse las personas y los deberes que cada uno tiene dentro de la sociedad de la época. Dicha obra debió de estar fuertemente influenciada por la presencia en su vida de San Alberto Magno, puesto que ambos formaban parte de la misma orden religiosa. El interés que despertó el reino animal en la figura de este último4, y el hecho de que la obra –como se podrá comprobar cuando llegue la ocasión– tenga una dedicatoria expresa para este personaje por parte de Cantimprato nos hace pensar en la relación tan estrecha que debieron de mantener. No obstante, pese a tratarse de una obra de tanta entidad en estos momentos, y dado el tipo de estudio que se pretende efectuar con este trabajo, se desconoce la existencia de otros ejemplares. Bien es cierto que se han encontrado referencias a este título gracias al Catálogo Colectivo del Patrimonio Bibliográfico Español5 y a Europeana6. Pero en ambos nos encontramos con ediciones posteriores, principalmente de los siglos XVI y XVII, aunque hay una de 1372 que se conserva en la Biblioteca Real de Bélgica. Una vez dados todos estos antecedentes de carácter introductorio me dispongo a proceder con el análisis codicológico de esta obra tan interesante. Este es el objeto último del presente artículo, efectuar una descripción lo más certera posible de un códice de tanto calado. 2. Características externas El códice que se halla en el AGN tiene unas dimensiones de 246mm de alto x 183mm de ancho, mostrando a su vez un grosor de 41mm. El material que se empleó para su elaboración fue, a grandes rasgos, vitela. Así lo corrobora el hecho de que se trate de un pergamino de bastante calidad, aunque no todo el códice estimo que fuese hecho del mismo material, más que nada porque se aprecian ciertas diferencias entre la parte que considero que se trataría de vitela (por su delgadez, flexibilidad y su tono más blanquecino), frente a los últimos folios que tienen una coloración algo más oscura y su 3

Pollini, N., “Les propriétés des abeilles dans le Bonum universale de apibus de Thomas de Cantimpré (1200-1270) ”, Micrologus. Nature, Sciences and Medieval Societes, 8/1 (2000), p. 263. 4 Paz Lima, J., “La doctrina zoológica en la obra de San Alberto Magno”, STUDIUM. Revista de Humanidades, 15 (2009), p. 34. 5 http://www.mcu.es/patrimoniobibliografico/buscarPatrimonioBibliografico.do. Consultado el 03/01/12. 6 http://www.europeana.eu/portal/record/9200108/22AC036691F703FE9B3C2EBBD219A82D3017B4A0 .html?start=3&query=Bonum+universale+de+apibus. Consultado el 03/01/12.

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espesura, granulosidad y grosor es superior. Puede que estemos ante un códice mixto, realizado por un lado con vitela y por otra con carne de vacuno de peor calidad. Si nos atenemos a su encuadernación, debe ser resaltado el hecho de que no se encuentra encuadernado en la actualidad. En el pasado debió de estarlo, pero las tapas – posiblemente de madera– no se han conservado. Lo que provoca que se acceda directamente al texto. Además, el hecho de que no tenga hojas de guarda en la parte superior hace que el “1recto” haga las funciones de tapa protectora, una situación que se percibe que le ha pasado factura por su color ennegrecido y su aspecto deteriorado. No obstante, en la parte posterior del códice sí se conservan las hojas de guarda, aunque éstas se hallan escritas, posiblemente por alguno de sus poseedores.

Hoja de guarda (123verso)

Lo que sí podemos apreciar es que la última hoja es de un pergamino más recio que todo lo anterior, por lo que serviría como contraportada para proteger el texto. Se aprecia como del “120recto” sale un bifolio que protegía el lomo del libro porque hay dos pequeños trozos que cubren una pequeña parte del lomo inferior. Mientras que ya, en el “125verso”, se recogen algunos datos que los debió de escribir alguno de sus propietarios o consultantes: “este libro hallé Simonato de Maçerys y vi otro mi persona en la librería de Clarandon”7.

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Consúltese en el Anexo la imagen número dos.

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125verso

Por último, dentro de las características externas debe ser resaltado que los cuadernillos están cosidos de un modo individual, pudiéndose observar los hilos empleados para ello a lo largo del pliegue en cinco partes del cuadernillo. Estas cinco puntadas tienen todas ellas una distancia de casi 48,5mm entre ellas. Luego todos los cuadernillos están cosidos por el lomo con cinco cosidos por la parte central, con una especie de cosido doble que aprovecha trozos de huesos que están curvados. A lo que hay que sumar dos puntadas que salen de las partes más extremas (superior e inferior) y que cosen todos los cuadernillos otra vez, aunque de un modo débil. 3. Organización interna del códice En lo que a su organización interna se refiere hay que destacar que, en primer lugar, vamos a prestar atención a cómo está conformado el códice. Para esto es fundamental que tengamos en cuenta que este ejemplar cuenta con un total de 125 folios –puesto que únicamente están numerados por una cara– que se distribuyen en 16 cuaterniones, aunque el último cuaternión únicamente conserva 6 de sus folios.

Modelo de cuaternión

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Modelo de cuaternión mutilado

Estos 16 cuadernillos se organizan de la siguiente manera: 1º/ 1r-8v; 2º/ 9r-16v; 3º/ 17r-24v; 4º/ 25r-32v; 5º/ 33r-40v; 6º/ 41r-48v; 7º/ 49r-56v; 8º/ 57r-64v; 9º/ 65r-71v; 10º/ 72r-79v; 11º/ 80r-87v; 12º/ 88r-95v; 13º/ 96r-103v; 14º/ 104r-111v; 15º/ 112r119v; 16º/ 120r-125v. No debe extrañarnos la presencia del cuaternión, ya que se trató del sistema más habitual durante los siglos medievales, y más en la zona occidental del continente europeo. En lo que a la colación de los cuadernos se refiere hay que resaltar que no se ha encontrado ninguna anomalía al respecto, ya que no hay errores en las sucesiones de folios, ni tampoco en su respectiva numeración, ya que incluso el primero (1recto) recoge el número en la parte central. Igualmente, otro aspecto que debe ser expuesto a la hora de analizar un códice es si éste cumple o no con la regla que mencionó Gregory. No cabe ninguna duda de que en cada uno de los cuadernillos se respeta dicho enunciado, pues la cara de la carne (pars munda) se opone a la cara de la carne, y la del pelo (pars pili) a la del pelo. Ha resultado bastante sencillo comprobar qué partes correspondían a la carne y cuáles a la del pelo por la espesura propia de la piel y de la dermis, así como por los pelos de ésta. Algunos ejemplos de las caras del lado del pelo son: 5v-6r; 9v-10r; 11v-12r; 13v-14r; 15v-16r; 27v-28r; 29v-30r; 31v-32r; 33v-34r; 35v-36r; 37v-38r; 39v-40r; 47v-48r; 49v-50r; 53v-54r; 57v-58r; 58v-59r; 59v-60r; 69v70r; 70v-71r. Además de cumplir con la Ley de Gregory, este códice emplea otro tipo de sistemas de organización para sus cuadernos, como por ejemplo el uso de reclamos. En todos los cuadernos en su último verso aparecen estas llamadas en la parte inferior derecha. Aparecen escritos en horizontal y conformados por dos o tres palabras, e incluso cuatro o más. Por lo que parece habrían sido confeccionados por la misma mano mientras elaboraba el texto, tanto por las características de la letra como de la tinta empleada. Esto fue lo habitual en el occidente europeo. Se trata de un elemento, tal y como

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sugieren García Díaz8, Suárez González9 y Blasco Martínez10, sin decoración, el cual constituía un recurso más para poder ordenar los cuadernos. Dicho fenómeno puede explicar, a su vez, el hecho de que fuesen colocados en una parte marginal del folio, alejados del cuerpo de escritura. Primero para que no interviniese o pudiese confundirse con el cuerpo del texto, y por otro, en segundo lugar, para llamar la atención y poder ordenar los cuadernillos.

16verso

71verso

87verso

103verso

119verso

Por otra parte, dentro de cada cuadernillo es necesario prestar atención a la foliación que siguen, y si ésta es original o es moderna, así como al formato en el que se presenta. En lo que a nuestro códice hace referencia hemos de indicar que desde el “1recto” se muestra en todas las caras de las hojas en su lado recto el número de página centrado en números arábigos. Sin embargo, a partir del “18recto”, “19recto”, “21recto”, “22recto”, “23recto”, “24recto”, y ya hasta el final cambia la colocación de la numeración original, colocándose en el extremo derecho superior.

Arábiga centrada (2recto)

Arábiga derecha (21recto)

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García Díaz, I., “El Libro de Privilegios de la ciudad de Murcia. Estudio codicológico e histórico”, Historia, instituciones, documentos, 33 (2006), pp. 216 9 Suárez González, A., “La Biblia Visigótica de la Catedral de León (Códice 6): primeros apuntes para un estudio arqueológico”, Estudios Humanísticos. Historia, 10 (2011), p. 186. 10 Blasco Martínez, R. M., “El códice cartulario de Oña: aproximación codicológica”, Historia, instituciones, documentos, 19 (1992), p. 65.

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Igualmente, hay numeración moderna realizada, posiblemente, por personal del archivo en la parte inferior central del códice. De la misma manera, aparecen anotaciones en la parte superior que debieron se introducidas con posterioridad por el trazo y color de la tinta, en donde se hace mención a lo que trata cada página en cuestión. Esto sirve para seguir la temática que se trata en cada momento. En resumen, nos encontramos ante un códice unitario compuesto por distintos capítulos, y a su vez todos ellos se estructuran en diferentes partes.

Secunda pars (25recto)

En segundo lugar, la composición de la página también es otro de los aspectos internos que merece la pena resaltar de todo códice. Como es obvio, para conseguir el tamaño deseado de folio necesitaron doblar cada pieza hasta conseguir los 16 cuaterniones. En base a ello los escribas disponían el espacio que iba a ocupar el cuerpo de escritura, diseñando los márgenes y delimitando el espacio para el texto con la llamada caja de escritura. Ya posteriormente trataron de marcar a base de rayas horizontales dicha caja con una punta de plomo para que a la hora de escribir no se saliesen de los márgenes y la escritura fuese lo más recta posible. En base a lo visto en el presente códice debemos indicar que todos los folios fueron previamente preparados para que todas aquellas manos que iban a intervenir pudiesen llevar a cabo su cometido para componer esta obra. En todos los folios quedan restos de las marcas del plomo empleado para establecer la estructura de la página, señalando la posición que debían ocupar las letras capitulares y el texto. Puede decirse que todos los folios mantienen el mismo esquema de composición. Las dimensiones serían: 246mm x 183mm. No obstante, la parte ancha no es uniforme, ya que hay ocasiones que de ancho es menor. Respecto a los márgenes que marcan la caja de escritura11: 1/ superior: 20mm; 2/ lateral izquierdo: 20mm; 3/ lateral derecho: 36mm; 4/ inferior: 4mm; 5/ intercolumnio: 8mm; 6/ columnas: 59mm de ancho columna 1ª y 60mm de ancho la columna 2ª (119mm en total entre ambas de ancho), y 186mm de alto. 11

Consúltese en el Anexo la imagen número uno.

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Reproducción de la caja de escritura

Como se puede comprobar, el sistema de pautado del códice es simple, está compuesto por rectrices mayores, tanto en la parte superior como en la inferior, líneas de justificación a derecha e izquierda, y líneas rectrices enmarcadas por las dos líneas de justificación y las dos rectrices mayores que conforman el cuadro de escritura dividiéndolo en dos columnas. A simple vista parece que todos los folios han sido preparados del mismo modo. Algo que se ha conseguido, en parte, gracias a que las dimensiones de los distintos folios muestran una superficie que sigue el rectángulo de Pitágoras, o que se acerca hasta el extremo. El resultado es: a = 61mm; 3a = 183mm; 4a = 244mm (falta 2mm para alcanzar su medida real); 5a = 305mm. Salvo esa pequeña desviación, por otro lado normal, se cumple con esta superficie armónica. Algo que no sorprende en absoluto, pues fue una de las más usadas en los siglos bajomedievales.

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Esquema del rectángulo de Pitágoras

Muestra del pautado empleado en el códice

Por otro lado, salta a la vista que se trata de un sistema de pautado simple, según la clasificación dada por Ruiz García12, puesto que se efectúa sobre dos folios distintos y por contacto incide sobre los demás. El pautado no está recto, sino que se muestra un tanto disconforme. Puede que no lo hayan realizado con regla, o que si lo hicieron 12

Ruiz García, E., Manual de codicología, Madrid, Fundación Germán Sánchez Ruipérez, 1988, p. 153.

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tuviesen alguna desviación. Para orientar la ejecución del pautado manual se practicaron perforaciones en los folios, mientras que los pinchazos maestros para guiar las líneas verticales se encuentran en los márgenes centrales, en la parte superior e inferior.

Caja de escritura y pautado (5verso)

Como puede apreciarse el cuerpo de escritura está marcado por la existencia de dos columnas que son atravesadas horizontalmente de un lado al otro a través de 36 líneas que facilitan la escritura posterior. Para poder marcarlas se ponen como testigos una serie de orificios que en este caso parece ser que se han realizado con punzón por su pequeño tamaño, sumando un total de 37 perforaciones para marcar las líneas de la caja de escritura. Considero, por tanto, que el instrumento utilizado para realizar el pautado ha sido la mina metálica ya que se exhiben con detalle los restos que ha dejado su realización.

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4. Decoración y escritura del códice La escritura gótica generó un alfabeto mayúsculo mediante un desarrollo exagerado de las formas unciales con curva, multiplicando por dos los trazos y en base a líneas ornamentales. En este códice se muestran capitulares ornamentadas sobre fondos arabescos de muy distintos tamaños. Las más pronunciadas desarrollan motivos geométricos e incluso flores de lis, así como ramas que cuelgan del lado izquierdo prolongándose a lo largo de varias líneas de la caja de escritura. Mientras que las más pequeñas reducen sus motivos a molduras de carácter árabe, sin más excesos. No obstante, todas ellas aparecen combinando las letras rojas y azules con fondos dorados, azules o rojos. A continuación se muestran algunos ejemplos.

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Como se ha comprobado en este códice la tinta negra es la empleada para el cuerpo de escritura. Las tonalidades rojas se utilizan a lo largo del manuscrito, principalmente como recurso esencial para la identificación y articulación de los textos a través del subrayado de ciertas partes que se desean resaltar. Asimismo, este color se emplea en las capitulares, sean éstas principales o secundarias. De la misma forma se empleó el azul y el dorado para las iniciales ornamentadas, en donde se diseñan elementos vegetales y arquitectónicos. Estas decoraciones sirven también para articular la superficie de ciertas páginas. En total se han contabilizado 401 capitulares miniadas y decoradas con distintos motivos.

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A su vez, dentro de los elementos decorativos que salpican el códice nos encontramos con variados motivos. Primero debo destacar el uso de manículas13, las cuales aparecen apuntando a ciertas partes del texto que se desean resaltar por su interés. Todas ellas tratan de identificar temas para que el lector les preste una mayor atención.

El programa iconográfico del códice no muestra escudos de armas ni elementos heráldicos. Lo que si aparecen son distintos motivos figurativos y vegetativos que suelen aparecer en los márgenes laterales, bien a la izquierda o a la derecha, e indistintamente se trate de rectos o versos. Imagino que fueron realizados con posterioridad por otra persona, tanto por la traza como por la coloración de la tinta, a lo que hay que añadir que siempre aparecen en zonas marginales, fuera de la caja de escritura, por lo que no se concibieron a la vez que se escribía, puesto que de lo contrario se hubieran insertado directamente en el cuerpo del texto. No debe extrañarnos que aparezcan motivos florales, pero llama la atención no sólo la aparición de un corazón trazado por una cruz en su interior, sino que se empleen rostros humanos. Le confiere un aspecto singular que debe ser resaltado. A continuación se exponen algunos de los ejemplos encontrados.

Marca (44recto)

Decoración floral (58verso)

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Manícula: “Signo marginal que representa una mano con el dedo índice apuntando a un pasaje textual para resaltarlo”. Véase Ostos, P.; Pardo, L.; Rodríguez, E., Vocabulario de codicología, Madrid, Arco Libros, 1997, p. 118.

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Figura humana (77recto)

Rostro (119recto)

Por otro lado, uno de los aspectos que caracterizan a todo códice es la composición escrituraria. Toda vez que se ha examinado de forma detallada podemos concluir que se trata de una letra que se engloba dentro de la familia de las góticas que se desarrollaron en Europa a partir del siglo XII y se extendieron por toda ella durante el siglo XIII. Incluso considero que podríamos estar ante una gótica libraria suelta por sus características formales14. La forma de escribir presenta una letra caracterizada por estar bien definida, tener un trazo quebrado y anguloso, y contar con una escritura regular y geométrica, aunque tiende a la cursividad en ciertos momentos. Bien es cierto que este último es un grado de cursividad leve. El escribano empleó, como ya se ha advertido, tinta negra para escribir, lo que ha originado que con el paso del tiempo haya alguna parte que se muestre más oxidada, perdiéndose parte de la tonalidad original. Por último, dentro de la escritura y en relación con el cuerpo del códice, debe resaltarse el hecho de que en el “24verso” se recoja una suscripción del autor, ya que aparece lo siguiente: “Didit alm¬ civite uite canonio in monasterio cantipratenti”. Sin embargo, lo más interesante es que al margen aparece apuntado por un lector o poseedor posterior la nota: “Cantipratum monasterium canonicorum regularium”. Todo hace indicar, y más con los vestigios que se han hallado, que el propio autor mostró su autoría y que años después otra persona puso esa nota marginal para identificar su autor. Se trata del mismo que a lo largo del códice recoge otra serie de comentarios que serán resaltados en otro apartado más adelante. 5. Análisis del pergamino Si establecemos un análisis de la totalidad del códice podemos concretar que se trata de una pieza mixta. Es una pieza de pergamino blanquecino con tonalidades amarillentas que al final tiene unas partes mucho más ennegrecidas, por lo que cabe pensar que se hubiese empleado un pergamino de dos procedencias para conformar los cuadernillos del códice, si bien es cierto que predomina la vitela en la mayor parte de la obra. En la membrana, bien acondicionada para recibir escritura, se distinguen de forma 14

Ostolaza Elizondo, M. I., “El códice La Petiosa de la Real Colegiata de Roncesvalles”, Historia, instituciones, documentos, 7 (1980), p. 189.

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nítida la faz del pelo y la de la carne. No obstante, en ocasiones, se aprecia un contorno irregular debido a su deterioro. El hecho de que aparezcan dos tipos de piel hace que el pergamino cuente con una parte más consistente y gruesa, mientras que por lo general la otra, suele ser más fina y suave. En efecto, encontramos utilizando un pergamino más flexible en los doce primeros cuadernillos, mientras en contraste, para la confección de los últimos cuatro cuadernillos la piel es más gruesa y acartonada. Además del grado de grosor, la diferente calidad y procedencia de la membrana se manifiesta también en su aspecto algo más grasiento (cuadernillos 13, 14 y 15), y en un grado de flexibilidad notablemente diverso, ya que frente a las páginas rígidas de los últimos cuadernillos nos encontramos con las suaves y flexibles de los doce primeros. Si procedemos a analizar la preparación del pergamino observamos que se constatan notables diferencias entre el lado del pelo y el lado de la carne. Aparece el lado de la carne mucho más limpio y claro a simple vista, mientras el otro se muestra mucho más sucio y con ligeros puntitos que dan muestra de que se trata del lado del pelo del animal. Resulta obvio que en su preparación se aprecian las raíces capilares, algo que suele ser habitual en estos casos. Una vez que hemos analizado la composición del pergamino nos tenemos que centrar en tratar de vislumbrar cuál es el estado actual del mismo. Del estudio de su factura se desprende que existen toda una serie de defectos que nos ayudan a comprender mucho mejor no sólo su conservación, sino incluso su propia elaboración como tal, por cuanto hay muchos de estos defectos que ya surgieron en el momento de su preparación. Una de estas imperfecciones son los agujeros que salpican algunas partes del códice fruto de la tensión ejercida sobre zonas frágiles de la membrana. Éstos, por lo general, existían antes de comenzar a escribir en el pergamino, ya que como se puede comprobar a la hora de proceder a rellenar la caja de escritura se aprecia que el escribano ha adaptado su escritura a la situación del códice. Dicha práctica se constata en los ejemplos que son expuestos. Mientras el orificio existente en el folio “92recto” no afecta al cuerpo de la escritura, sí que aparecen otros dos ejemplos (“55recto” y “103verso”) en donde se manifiesta la decidida acción del escribano

103verso

55recto

92recto

A su vez, otra de las posibles imperfecciones que nos puede poner de manifiesto el estudio de un códice es la existencia de folios que se encuentren cosidos para solucionar posibles agujeros que ya existiesen desde un principio o que hubiesen ido en aumento

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con el paso del tiempo. Respecto a los primeros, cabe destacar el caso del folio “59recto”. En él se comprueba cómo el cosido debió de ser anterior a la escritura del texto, ya que el escribano salvó ese defecto perfectamente. Mientras tanto, el resto de partes cosidas suelen estar en los laterales. No obstante, lo importante es que toda práctica de cosido nos habla de la historia del códice, dándonos fiel testimonio de cómo fue su proceso de redacción y su posterior conservación. Por lo general, los zurcidos practicados sobre los desgarros aparecidos se llevaban a cabo en el mismo momento de la fabricación del pergamino.

Cosido (59recto)

Cosido (122recto)

Cosido (113verso)

Cosido (123recto)

En tercer lugar, otra de las posibles imperfecciones que puede mostrar todo códice es que contenga roturas en sus partes más extremas, algo que sin duda se debe al proceso de elaboración del pergamino, aunque también es cierto que con el paso del tiempo pueden ir surgiendo este tipo de inconvenientes fruto de su mal uso y cuidado. El folio “104recto” pone de manifiesto que ya debía de existir con anterioridad a que se efectuase la escritura del códice porque se puede apreciar cómo de forma, seguramente intencionada, se ha hecho que las letras no llegasen hasta la parte que estaba rota. El resto son únicamente partes que muestran roturas de diversa índole y factura. Mientras unas obedecen más a criterios quizás del mal uso, caso del “59recto” y “89recto”, nos encontramos con otros rastros de forma cóncava que resaltan los defectos que originariamente tuvo el pergamino cuando fue elaborado para posteriormente recibir escritura.

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Rotura (59recto)

Rotura (71recto)

Rotura (104r)

Rotura (123recto)

Rotura (89r)

No siempre la elaboración del pergamino terminaba con un resultado satisfactorio, puesto que, en ocasiones, un mal raspado o descarnado del tejido podía traer imperfecciones perceptibles a simple vista en buena parte de los folios que componía un códice. Esto es lo que sucede en el folio 80r, donde se aprecia una mancha más oscura que afecta al lateral derecho del recto.

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Mancha pergamino (80recto)

Mientras que, por último, en el Bonum Universale de Apibus que se conserva en el AGN se ha identificado una posible reutilización del pergamino o bien que se haya procedido a borrar el texto que inicialmente se escribió para modificarlo e introducir otro nuevo. En el folio 85r en la columna de la derecha en la parte inferior se evidencia la existencia de distintas letras que llenaban la caja de escritura en su totalidad. Sin embargo, como puede comprobarse, el texto del códice está en otra tonalidad mucho más oscura diciendo: “Tempora prenoscunt. Capitulum XII”. Mientras que en una tonalidad apagada, pero donde se intuye que algo debía de haber escrito aparecen varias frases. ¿Estamos ante un caso de reutilización de un pergamino anterior, o de un borrado por criterios del autor? Para despejar este interrogante sería conveniente efectuar un minucioso y detallado examen de todo el códice, y en concreto de dicho folio. De lo que estoy seguro es de que no se trata de una parte de la escritura procedente del 84v que se hubiese copia por la frescura de la tinta, puesto que en otras partes del códice nos encontramos con zonas escritas junto a partes en blanco y no se produce este mismo fenómeno, por lo que pensar que la tinta del 84v se hubiese impregnado en el 85r no lo considero como la explicación más acertada. Me inclino a pensar que se trata, bien de una reutilización de un pergamino anterior o bien de un borrado por criterios de la propia obra y de su autor.

Borrado (85recto) 18

En definitiva, del estudio de este códice se desprende que nos encontramos frente a un pergamino un tanto heterogéneo, puesto que en los últimos cuadernillos varía el grosor, la flexibilidad e incluso el tamaño y la mayor presencia de los folículos pilosos en la pars pili. Pese a ello, predomina el color blanquecino que aporta la vitela con la que están confeccionados los doce primeros cuadernos, puesto que los siguientes se vuelven más oscuros. Del mismo modo, saltan a la vista las diferencias existentes entre la pars pili y la pars munda. Mientras la primera es más oscura y rugosa, la cara de la carne es más clara y con un acabado mucho más suave. Unido a esto, tal y como acabamos de demostrar, proliferan las imperfecciones en ciertos folios del códice, donde nos encontramos con agujeros, cosidos, desgarros, roturas y manchas de la piel. 6. Conclusiones Como ya hemos advertido al comienzo de este artículo, el códice Bonum Universale de Apibus escrito por Tomás de Cantimprato se encuentra en el Archivo General de Navarra fruto de que con anterioridad perteneció a la Comisión de Monumentos Históricos y Artísticos de Navarra. No se ha logrado descubrir mucho más acerca de la historia reciente de este magnífico manuscrito del siglo XIII, lo que no quiere decir que no sepamos nada al respecto de la historia de este ejemplar. A estas alturas salta a la vista que la autoría corresponde a Cantimprato, un gran teólogo que formó parte de la orden dominica, lo que contextualiza perfectamente el marco en el que surgió esta obra. Un continente europeo en el que San Alberto Magno era uno de los principales intelectuales del momento en torno a 1261. Pero, ¿por qué podemos llegar a saber que la obra fue escrita aproximadamente en esta fecha y no en otra?

Anotación fecha (61verso)

Anotación fecha autor (118verso)

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Hay varios indicios que nos llevan a pensar en aquel año. Primero porque a lo largo del texto nos encontramos, en dos ocasiones, con sendos escritos efectuados por un posible investigador o poseedor del códice. Tanto es así que, en el folio “61verso”, se recoge lo siguiente en el margen izquierdo: “Nota. Este año de 1261 da a entender el autor que escribió su libro”. No cabe duda de que se trata de una persona que ha escrito esta apreciación en castellano, lo que puede ayudarnos a saber dónde estuvo este códice antes de llegar hasta el AGN. A su vez, una nueva nota procedente de la misma mano nos vuelve a confirma la fecha de 1261, puesto que en el folio “118verso” indicaba: “Este año parece que acabó el author de escribir su libro”. Pero dejando al margen estas apreciaciones señaladas por algún consultante o poseedor, si estudiamos el códice en profundidad obtenemos datos sumamente reveladores, y no tenemos que ir muy lejos para poder encontrarlos. Ya en el incipit, o mejor dicho, en la dedicatoria porque incipit como tal no hay se recoge una mención al personaje al que Cantimprato dedica su obra. De este modo, en el folio 1r se recoge el siguiente texto de inicio del códice: “Reuerendo maximo prior fratri Humberto Magnum ordinis predicat”. Estamos ante una muestra evidente de que el autor hizo una clara alusión a San Alberto Magno intitulándolo Padre Prior, en clara alusión a que entre 1260 y 1263 ostentó el cargo de Obispo-Prior de la Diócesis de Ratisbona. Esto último nos ayuda a cercar el año de producción de la obra Bonum Universale de Apibus que, desde mi punto de vista, tuvo que ser redactada en 1261.

Dedicatoria a San Alberto Magno (1recto)

Es una lástima que el explicit no nos aporte más información sobre algún personaje o alguna fecha concreta. En nuestro caso lo único que se menciona en el folio “123verso” es: “Explicit liber de apibus, qui est fa de bom et error est in scripta corrigat Leon legend”. 20

Explicit (123verso)

Queda claro el contexto en el que surgió el códice de Tomás de Cantimprato, pero lo que no sabemos es cuál fue su devenir hasta llegar a nosotros. Cierto es que contamos con algunos datos sumamente reveladores, puesto que antes de llegar a manos de la Comisión de Monumentos Históricos y Artísticos de Navarra parece ser que pudo estar en algún monasterio dominico. ¿Puede tratarse del extinto Convento que los Dominicos tenían en la ciudad de Pamplona? Todo son conjeturas sobre la historia de este códice, pero hay algo que llama la atención, y es el hecho de que en el folio “27verso” aparezca en el lado inferior izquierdo un dibujo de la cruz de los dominicos que estoy convencido de que se hizo posteriormente. Su trazado y color negro fuerte son claras evidencias de este supuesto, lo que corrobora el hecho de que perteneciese a alguna iglesia o convento que tendrían los dominicos.

Sello Comisión Navarra (34recto)

Cruz Dominica (27verso)

En suma, aún queda mucho para conocer de forma completa la historia de este códice. Averiguar las manos por las que paso, los sitios en los que estuvo alojado, las estanterías en donde fue expuesto y el modo en que llegó hasta el Archivo General de Navarra son algunas de las tareas que me quedan pendientes para completar este trabajo. Pese a ello, considero que se ha conseguido acercar al lector hasta esta inmejorable pieza procedente del siglo XIII y de la que todos nosotros podemos disfrutar en la actualidad.

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ANEXO

Imagen 1. Caja de escritura y pautado (2recto)

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Imagen 2. Estado última página (125verso)

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