“Toda obra loa y alaba a su hacedor”: transgresión, subversión y sarcasmo en \"La Lozana andaluza\" de Francisco Delicado

July 15, 2017 | Autor: Lisette Balabarca | Categoría: Early modern Spain, Novela picaresca, Siglo de Oro, Lozana Andaluza, Francisco Delicado
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Descripción

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ROMANCE NOTES

CONTENTS

Edítor : Osw¡,lno Esrnao¡, "Toda obra loa y alaba a su hacedor": Transgresión, subversión y sarcasmo en La Lozana (tndaluza de Francisco Delicado

Editorial Boardfrom UNC Chapel Hill: Siurucl Anrtro, Lucia Binotti, Cristina Carrasco, Dino Cervigni, Emilio del Valle Escalante, lir:urk l)onlínuuez, Marisa Escolar, Bruno Estiganibia, Dominique Fisher, Irene Gómez CasIr'llirrro. .lLnrn ('arlos González-Espitia, Hannelore Jarausch, Larry King, Carmen Hsu, Federit

o l.uise lli. Hasan Melehy, Rosa Perelmuter, Ennio Rao, Monica Rector, Alicia Rivero, Jessi-

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'l;rnne r. María A. Salgado, Ellen Welch.

E dítorial B oard

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New York Universi6,

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Pedro Meira Monteiro

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Gustavo Pérez-Firmat

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Sara Poot-Henera Universiry of CaliJorníq, Scutfa Bqrbcu"a

Colmnbia Universiry

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Ignacio Sánchez Prado

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Lisa Vollendorf San José State Universiry

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The Languages of Puppetry: Rewriting Early Modern Iberian Theater for the Contemporary Stage Esther Fernóndez

17

Carlos II el hechizado y lo gótico Jorge Avilés Diz

27

Andrés Bello y su labor como crítico teatral en Chile

Regina Igel Universiry

Li s e tte

g li¿li/or'.' I ilrcarnac i(ln Cruz Jiménez

lttlitttriul .lssistuxrs.' Antonio Balsón, Elena Casey, Adrienne Erazo, Rhiannon Johnson

Mónica

Botta

Extravagance feuilletonesque et volonté littéraire dans Féval

Gerald

35

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Vampire de Paul

Prince

Madame Verdurin dans Un Amour de Swann: Lhumour et I'inquiétante étrangeté pour transcender les limites du moi social Béatrice Flamenbaum Contesting Domination: Modernity, Coloniality of Gender, and Decolonial Feminism in José de la Cuadra's "LaTigta" Juan G. Ramos

43

5l

6l

Camus et les colonies: A rebours de I'histoire

Oliver Gloag L'argent n'a pas d'odeur: Argent, mensonge et morale dans Le Premier Homme d'Albert Camus Vincent Grégoire

El suicidio en el teatro español de posguerra David- F é lix F e rndnde z- D íaz Screening El cuarto de atrós'. Carmen Martín Gaite's Hollywood Escritor Negro Josefina

Gonzólez

7'7

81

97

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Voracious Vampires and other Monsters: Masculinity and the Terror genre in Spanish Cinema of the Transición

Mary

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Hartson

125

ROMANCE NOTES

Silence and Shadows: Religious Symbolism in Ana María Matute's "La niña fea" Aileen Dever

Reframing the Commune: Violence, Intertextuality, and Event in Tardi's Crí du peuple Robert St. Clair

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..TODA OBRA LOA Y ALABA A SU HACEDOR'': TRANSGRESIÓN, SUBVERSIÓN Y SARCASMO EN LA LOZANA ANDALUZA DE FRANCISCO DELICADO

147

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Lozana andaluTa, del cordobés Francisco Delicado, es un texto singular. Impreso en Veneciar bajo el título de Retrato de la Lozana undaluza en lengua española muy clarísima, compuesto en Roma, el cual ratroto demuestra lo que en Roma pasaba y contiene muchas más cosas que la Celestina, relata de manera episódica las andanzas de Aldonza Lorenzo, rnás tarde conocida como Lozana, durante su estadía en Roma en los años previos al Saco de 1521. En dicha ciudad, la protagonista del Retrato ejerce, entre otros, el oficio de prostituta, lo que le permite relacionarse con personade exiliados .les de diferentes ambientes sociales y convivir con la comunidad sus idas y venicspañoles, judíos o conversos como ella. Además del relato de clas, destacan en el texto las varias intromisiones del autor, bien como narraclor, bien como personaje y testigo directo de los hechos de su protagonista. Aunque se han identificado y clasificado las diversas funciones del autor en el diálogo,2 no se ha reparado mucho en la relación entre éste y sus persorrajes ni, más específicamente, en la actitud que el uno asume frente a los otros o viceversa. En el presente artículo analizo la participación del autor clentro de la obra desde la perspectiva de su particular interacción con los personajes y propongo que Delicado desestabiliza su capacidad de poder al colocarla en manos de sus protagonistas, quienes de ese modo logran desenvolverse independientemente de su influencia, juzgarla y, por momentos, no dudarlo,

I Se proponen dos tesis en relación a la fecha de publicación de la obra. Louis Imperiale sostiene que fue elaborada en Roma, entre el 30 de junio y el I de diciembre de 1524' y que fue rctocada entre 1524 y 1528, año éste de su publicación en Venecia ("Discurso" 321). Tatiana llubnova, por su parte, acepta y adopta la de 1530, fecha planteada por Francesco Ugolini como la de la primera impresión veneciana del Retrato ("lntroducción" XIV)' r Me refiero a los estudios de Louis Imperiale, Bruno Damiani, Tatiana Bubnova y Luis llcltt'án, entre otros.

llt¡nunce Notes 55.1 (2015): 3-16

ROMANCE NOTES

..TODAOBRALOAYALABAASU

hasta desafiarla. En este sentido, el autor de La Lozana andaluza subvierte, transgrede y le da una mirada sarcástica al rol de autoridad adjudicado a los

escritores del Renacimiento, validándolo solo en apariencia

a la hora

de

retratar a la prostituta.

El término 'auctor' empezó a asociarse con auctoritqs durante el siglo xrtr y posteriormente pasó a referirse a todo aquél que, por un reconocimiento oficial - eclesiástico, académico o civil -, autentificaba sus opiniones; de ese modo, éstas eran transmitidas y recibidas con respeto (Weissberger 207). Un dato que cabe resaltar es el hecho de que el 'autor,' entendido como aquel que "escrib[ía] libros, y compon[ía] y saca[ba] a luz otras obras literarias," tuviera a Dios como su modelo por excelencia, en tanto era éste el "supremo hacedor y autor de todo lo criado" (Diccionario de autoridades) y que este modelo tuviera como base su conexión con el significado de 'autoridad,' el cual era el siguiente: "la raz6n escrita que alegamos para fundar algún propósito, y la firmísima [. . .] que se trae de la Sagrada Escritura, de los Concilios, de las tradiciones de los sanctos doctores, y en su proporción de los demás que han escrito y escriben" (Covarrubias l05v). En líneas generales, pues, el autor basaba su poder en la idea de que la verdad estaba ligada a lo escrito y que su máxima representante era la palabra de Dios (Weissberger 207). Si bien esta "cultura de autoridad" era la que primó durante la Edad Media, y en mayor o menor medida estaba ligada a la importancia de imitar y mejorar las formas heredadas de la tradición literaria, no sería el modelo a seguir en la España del siglo xvr. En efecto, en tiempos de Francisco Delicado, el autor empezaba a participar con más frecuencia dentro del texto, a manera de un personaje más; esto

lo comprueban obras como Cárcel de amor, La Celestina o Siervo libre de amor y escritores como Juan Ruiz o Fernando de Rojas, quienes, a diferencia de los autores medievales que los antecedieron, necesitaban asegurar de esa manera su propiedad y control "autoriales" (Burke l3O-32).3 Esta intención bien podía aplicarse también a nuestro clérigo de no ser por el hecho de que Delicado avanza un paso más y no solo establece la autoridad del escritor sobre su texto, sino que la subvierte y somete al creador a la mirada y juicio de sus personajes. En este sentido se observa una cercanía a Ovidio, precursor a su vez de Rojas, quien en Los amores asume una actitud de sumisión no solo frente a la traición y desprecio de la amante, sino también frente al control (auctorilas) sobre su propia obra al aceptar mansamente la orden de Cupido de componer un poema amoroso en vez de uno épico, como era su deseo inicial (319, 381).

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Burke utiliza, en inglés, el término authorial.

HACEDOR''

5

Como se mencionó líneas arriba, el autor de La Lozana andaluza asume varios roles a lo largo del diálogo, los mismos que han sido definidos de ircuerdo a diferentes perspectivas de análisis. Para Claude Allaigre, por ejem¡llo, se distinguen los de actor, por el cual se presenta como escritoq cliente y rrmigo de Lozana; narrador, según el cual es un simple cronista de los hechos; y auctor, por el que desempeña las funciones de actor y cronista al mismo tiempo (286). Desde una perspectiva narratológica, Louis Imperiale lo ubica cn cuatro niveles de participación: el autodiegético, por el cual interviene en los textos prologales y habla en primera persona; el heterodiegético, que lo presenta como entidad que narra, enunciando los hechos en tercera persona; cl homodiegético, en el que se desempeña como narrador-mirón en el universo imaginario de la obra; y, finalmente, el nivel en el que interviene como ¡rersonaje-escritor del Retrato de la Lozana andaluza ("El 'auctor"'61). El autor interviene, entonces, en tres instancias: enunciando en primera persona los textos de la Dedicatoria, el Argumento, la Apología, la Explicación y el Epílogo, como narrador en tercera persona y como personaje. En cste sentido, podría establecerse un enlace con el término "author-function," según el cual "it would be as false to seek the author in relation to the actual writer as to the fictional narrator; the 'author-function' arises out of their scission - in the division and distance of the two" (Foucault 129), aunque en Lu Lozana andaluza se complejiza este concepto como se verá más adelante. Para fines de este artículo, me centraré, pues, en el autor que se ubica tanto fuera de la historia principal como en aquel que se introduce en ella;a es tlecir, en el autor que funciona como narrador de textos en primera persona (principalmente de la Dedicatoria, el Argumento, la Apología, la Explicación y el Epflogo) y en el autor que es personaje y testigo de los sucesos que retrata, respectivamente. En su primera labor, se muestra como un ente transgresor, nlientras que, como personaje, subvierte su autoridad en más de una ocasión. Teniendo en cuenta que, durante la temprana modernidad española, la lnalogía 'autor proxeneta' se asociaba con la de 'intérprete - traductor' (en

-

cl sentido, éste, de negociador o mediador) y que, aplicado al campo erótico, '¿rutor'podía ser interpretado como 'alcahuete,' 'faraute'o 'trujamán' (Impeliale, "Discurso" 328),5 es posible sostener que Delicado comete un primer ¿rcto

transgresor al jugar con el doble sentido que la palabra 'autor'le confiere.

I

Sigo, en cierta medida, la clasificación de Luis Beltrán, de acuerdo al cual, el autor se

nrueve a dos niveles: diegético (a nivel de la historia principal) y extradiegético (fuera y por encima del nivel de la historia principal) (94). 5 En el caso de 'faraute,'por ejemplo, el término podía definir tanto a un mensajero o tra-

tluctor como al "entremetido bullicioso," el prologuista de una comedia o el "criado de mujer ¡rLiblica" (Diccionario de autoridades).

..TODA OBRA LOA Y

ROMANCE NOTES

Así, tal como lo haría un proxeneta al negociar la transacción entre su prostituta y los clientes, el autor de los textos en primera persona funciona como una suerte de intermediario (alcahuete, faraute o trujamán) entre Lozana y sus lectores al proveer datos específicos y antecedentes de la vida de su protagonista, la cual, ¡oh, coincidencia!, es una prostituta. Es preciso no dejar de mencionar lo arriesgado de esta acción dado que con ella Delicado establece un paralelo entre la analogía 'autor - Dios' y la de'autor- proxeneta'; no obstante, el cordobés sabe cubrirse las espaldas y asume (o pretende asumir) una postura ambivalente que se ve reflejada en la frase "solamente diré lo que oí y vi" (34),6 la misma que muestra, por un lado, un nivel de objetividad que valida la verosimilitud de los hechos narrados; pero que por otro denota un deslinde de cualquier responsabilidad frente al contenido de su retrato, cediéndole a los lectores la posibilidad de que cada uno construya o deduzca "su" verdad (Young 80). Los visos de una segunda transgresión se hacen presentes en la frase del Epílogo que aclara que la composición no es "obra, sino retrato" (254). Ateniéndonos a la definición de 'retrato'que nos da Sebastián de Covamrbias; es decir, la de "figura contrahecha de alguna persona principal y de cuenta, cuya efigie y semejanza, e justo qued[a] por memoria a los siglos venideros" (11 r), podemos inferir que la finalidad de este artefacto era, sobre todo, la de mantener para la posteridad el recuerdo de personajes importantes cuya fama, virtud o gracia divina (es decir, 'just6'¡t los había colocado en una posición de respeto. ¿Cuál es entonces la intención de Delicado al retratar a una prostituta2 La respuesta nos la da Tatiana Bubnova: parodiar los retratos serios y proponer una novedad literaria ("Introducción" XVI). Efectivamente, el clérigo vuelve a extralimitarse cuando compone por escrito, y no a través de la pintura o escultura, un retrato y, muy especialmente, cuando la figura central de tal retrato es una mujer cuya fama no es el resultado de virtud o gracia divina alguna, sino de su oficio de prostituta. Si a esto se añade el hecho de que Lozana, al igual que Delicado, sufre de sífilis, la marginalización se hace más evidente:S

ALABAA

SU HACEDOR''

thc case of syphilis demonstrates how medical rhetoric was often used to mark subaltern women as not only medically ill, but also socially diseased in the Spanish body politic (. . .) l hc labeling of racial, cultural, female, and national Others as the diseased and diseasing carriels of syphilis thus served to symbolize their other potentially more hidden signs ofracial alteritv, such as their racial, religious, and national identity. (Mclnnis-Domínguez 3l l)

Tal como ocurría en el caso anterior, aquí el trastocamiento del objetivo ecntral del retrato y el atentado en contra del decoro cristiano producido al componer una obra cuya protagonista es una mujer pública, sifilítica y conVcrsa expone al autor al peligro de ser censurado y señalado por su impertincncia. Sin embargo, una vez más Delicado apela a ciertos recursos que le ¡rcrmiten esquivar cualquier riesgo posible y, así, sitúa a su personaje fuera tlc España, se esconde él mismo inicialmente en el anonimato y se excusa en ll verosimilitud y la objetividad mencionadas líneas arriba. Si enfocamos la atención ahora en el nivel de la historia principal, a partir tlcl mamotreto XIV se observa que el autor entra a tallar activamente como rralrador y testigo, hecho que problematiza su función, la cual hasta ese rrrt¡mento ha estado más o menos claramente definida. Es en este tipo de intervención en particular donde las singularidades de la relación entre el Autor - personajee y las demás figuras de la obra empiezan a complejizarse. La primera intromisión del Autor, descaradamente dentro de la escena erólica entre Lozanay Rampín, confirma su capacidad para inmiscuirse en la vida tlc sus personajes cuando quiere, como quiere y donde quiere. Lo curioso de r'stc pasaje no solo lo constituye su presentación como testigo directo de los lrcchos, sino, y sobre todo, el que simultáneamente vaya narrando lo que oye y ve - o, diríamos mejor, espía - a medida que va ocurriendo. Con esa ventaja l su favor, los personajes se ven observados, sin saberlo, por su creador: ..\r

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6 Utilizo la edición de La Lo:.ana cutclalu:a de Bruno Damiani que aparece en la bibliografía. Los números en paréntesis corresponden a las páginas en las que aparecen las citas. 7 Como sustantivo, 'justo' es "el que tiene y conserva la gracia de Dios" (Diccionario cle

Quisiera saber escribir un par de ronquidos, a los cuales despertó él y, queriéndola besar, despertó ella, y dijo:

-¡Ay, señor!,

¿es de día?

No sé, que agora desperté, que aquel cardo me ha hecho dormir' que¿Qué hacéis? ¿Y cuatro? A la quinta canta el gallo. ¡No estaré queda, no estaré da hasta que muera! Dormí, que ya es de día, y yo también. Matá aquel candil, que me da en los ojos. Echaos y tirá la ropa a vos. Allíjunto moraba un herrero, el cual se levantó a media noche y no les dejaba dormir. Y él se levantó a ver si era de día y, tornándose a la cama' la despertó, y dijo ella:

-¿De dó venís?, que n'os sentí levantar. (76)

autorid¿tdes).

8 Como se recordará, Francisco Delicado, víctima él mismo del "mal francés," escribió el tratado médico , El motk¡ de adoperare el legno de India oc'cídentale ( I 529), sobre las propiedades del árbol del Guayaco para curarlo.

" Irara evitar confusiones con el autor que interviene por encima de la historia principal y rlt'l t.u¿rl he hablado en la primera parte de este artículo, de aquí en adelante, usaré Autor con rr

r r v ri sct¡

las para referirme al autor-personaje.

..TODA OBRA LOA Y ALABA A SU

ROMANCE NOTES

Además de lo bien lograda de esta escena, cabe resaltar en ella el comentario del Autor sobre el curso de su composición y su alusión a las dificultades con las que se encuentra cuando intenta reproducir por escrito los sonidos que realizan sus personajes, lo que permite distinguir a un creador que, aunque con la suficiente habilidad para deslizarse en la alcoba de su protagonista y presenciar un momento íntimo entre ésta y su criado, es capaz, por el contrario, de exhibir ante sus lectores los obstáculos a los que se enfrenta durante su proceso creativo. Este acto, quizás de falsa humildad, quizás de verdadera incapacidad artística, le hace posible no solo añadir unapizca de sorna a la ya de por síjocosa e inesperada escena, sino además reconocer públicamente los límites de su autoridad. Pasemos entonces al repentino salto temporal que tiene lugar en el mamotreto XVII, gracias al cual se descubren la relación previa del Autor

con Lozana y Rampín, por un lado, y el hecho de que la narración de los sucesos haya estado dándose en retrospectiva, por otro. Ambas acciones fuer-

zan al lector a retraerse súbitamente y a re-ubicarse en el presente más reciente de la historia mientras que le permiten al Autor interactuar, por primera yez, con sus personajes y desempeñarse él mismo como uno de ellos:

"Acron. 'El que siembre alguna virtud coge fama; quien dice la verdad cobra odio.'Por eso, notad: estando escribiendo el pasado capítulo, del dolor del pie dejé este cuaderno, sobre la tabla, y entró Rampín y dijo: '¿Qlué testamento es éste?"' (87, énfasis mío). A través de una lúdica estrategia, Delicado sorprende al lector y sutilmente le advierte de la necesidad de mantenerse alerta ante las situaciones futuras que el texto le presente, reforzando, de ese modo, su control sobre el conteni-

do del mismo, así como su autoridad en términos de la información que maneja acerca de los personajes. Sin embargo, ambos elementos, el control y la autoridad, se verán subvertidos mediante un par de detalles a considerar: el término usado por Rampín para referirse a la composición del Autor y el rechazo de este último a la invitación de Lozana. En el primer caso, el criado desestima el valor del mamotreto, señalándolo casi despectivamente como un testamento y, en el segundo, el escritor muestra su resentimiento cuando declara que no quiere ir a la casa de la prostituta porque "dicen después que no ha[ce] sino mirar y notar lo que pasa, para screbir después" (88). La incapacidad de Rampín para identificar el tipo de texto que el Autor está componiendo y su consiguiente confusión, intencionada o no, entre mamotretos y testamento permiten interpretar el comentario como una actitud burlona hacia el creador-escritor, cuyos capítulos del diálogo tomaría por el documento de su última voluntad siguiendo uno de los significados del vocablo - o, peor aún, hacia Dios, el autor de todo lo creado, cuya palabra es

-

HACEDOR''

9

tlansmitida a través de la Biblia o, como se le conoce también, los libros del Antiguo y Nuevo Testamento. Ya sea que consideremos una u otra de las rrcepciones de 'testamento,' la observación de Rampín revela un profundo sirrcasmo y finalmente, bien porque se ría del Autor, bien porque ataque de soslayo las Sagradas Escrituras, se mofa de todo y de todos. Ahora bien, en lo que se refiere a la réplica a modo de queja del Autor tras recibir la invitación de su amiga, nos encontramos asimismo ante una srrspensión de la autoridad del escritor provocada por la observación ctítica, t¡uizás paródica, de la protagonista y de su amante con respecto al oficio del elórigo y a sus únicas actividades: observar y escribir. En consecuencia, el tontrol del que el Autor presume al inicio del mamotreto empieza a desbaratrrrse, dando paso a sus personajes quienes poco a poco irán teniendo más ¡loder en la obra. Los rasgos subversivos aparecen en el momento en que el autor pasa a (.onvertirse en lo que Allaigre llama una especie de sirviente más que de cre;rtkrr (283) y que no es otra cosa que el punto en el que Delicado coloca a su At¡tor al nivel de sus personajes, fenómeno que se repetirá con mayor efica-

eiil y menor sutileza en el mamotreto XLII, en cuyo epígrafe se lee lo siguiente: "Cómo, estando laLozana sola, diciendo lo que le convenía hacer el autor callando, y ¡rura tratar y platicar en esta tierra sin servir a nadie, entró tlisputaron los dos . . ." (174). El incidente que el autor anticipa en la rúbrica anterior terminará con el triunfo apabullante de los razonamientos de Lozana sobre los de su amigo y

rctratista. Tras escuchar las reflexiones de la protagonista sobre su mejor ¡trt¡do de ganarse la vida en Roma, es decir, por medio de curaciones e interse ¡rlctando sueños y agüeros, el Autor, en tono acusador y cuasi inquisitorial, tlilige a ella y le advierte: rrotii que munchos de los agüeros en que miran, por la mayor parte, son alimañas o aves que vuel:r¡r.

A esto digo que es suciedad creer que una criatura criada tenga poder de hacer lo que puede

lr;r(.cr su Criador, que tú que viste ese animal que se desperezó, y has miedo' mira que si quieres.

y reventará. Y por eso tú debes creer en el tu ( riruktr,queesomnipotente,ydaIapotenciayIavirtud,ynoasucriatura.(177,énfasismío)

r.rr virtud de su Criador, le mandarás que reviente

El sermón lanzado por el clérigo le recuerda aLozana el lugar que ocupa ( onto personaje del retrato que él escribe y como criatura de Dios. Esta tradit iorral y tan cristiana postura del Autor pateceía contradecir la transgresora lornta en la que el autor-narrador se ha venido comportando, como se señaló t.rr ¡thginas anteriores, en los textos del Argumento o del Epílogo, mas la resinterlocu¡rrrcstit inmediata de la protagonista ante el riguroso dictamen de su

tol lc devuelve al texto

su carácter subversivo:

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ROMANCE NOTES

cuanto vos me habéis dicho es santo y bueno, mas mirá bien mi respuesta, y es que, para ganar de comer, tengo de decir que sé muncho más que no sé, y afirmar ra mentira con ingenio, por sacar la verdad. ¿Pensáis vos que si yo digo a una mujer un sueño, que no le saco primero cuanto tiene en el buche? Y dígole yo cuarque cosa que veo yo que allí tiene ella ojo [. . . l y yo dígole lo que ella otra vez ha dicho, y como ve que yo acierto en una cosa, piensa que todo es ansí, que de otra manera no ganaría nada. (l7g)

La actitud desafiante deLozana no solo dejará a su amigo desprovisto de palabras para refutarla sino que lo obligará a aceptar, derrotado, su lucidez, poniendo al descubierto a un individuo que ha perdido su agencia al ser incapaz de comprender la realidad de su personaje o de intuir sus pícaras intenciones para sobrevivir en la vida.

El contradecir la autoridad del escritor podría afectar negativamente el realismo de la obra, como bien señala Edward Friedman (5aI sin embargo, en el caso de Delicado, es justamente una situación como ésta la que le permite convertirse en un sujeto que se burla de sí mismo y que no tiene reparos en transferir el control y la autoridad del discurso a su personaje protagónico. Y así como en el triunfo de su polémicaLozana le demuestra ai Autor cuán poco enterado está de las necesidades de sus criaturas, así también se podría argüir que la disputa entre ambos personajes refleja una crítica hacia la Iglesia católica y su responsabilidad en el arejamiento de sus fieles, los cuales se ven obligados a salir adelante en medio del ambiente caótico e, irónicamente, muy poco cristiano de la Roma de principios del siglo xvr. No conforme con reírse del Autor por boca de sus personajes, Delicado extiende la burla a su caracterización del escritor dentro del texio. Si bien en un principio lo presenta como un individuo que ejerce su oficio a cabalidad, con una eficacia envidiable, que cumple como testigo fiel y report ero veÍaz de los sucesos de su protagonista, - piénsese sino en la siguiente orden dada a Rampín: "Toma, tráeme un poco de papel y tinta, que quiero notar aquí una cosa que se me recordó agora" (176) la exagerada ansiedad con que el la -, Autor busca satisfacer su curiosidad y su obsesión por inmiscuirse en cada acción que tenga que ver con Lozana terminan por dibujar a un personaje que peca de mirón y de chismoso y que, incluso, adolece de un comportamiento por momentos torpe: Auron' ¡Pues voto a Dios que no hay letrado en Valladolid que tantos cliéntulos tenga! pues aquellas ocultas allá van, que por ella demandan, y no me partiré de aquí sin ver el trato que esta mujer tiene. Allá entra la una , y otra mujer con dos ánades. Aquélla no es puta sino mal de madre; yo lo sabré al salir. Ya se va el villano. [. . .] yo me maravillaba si no lo sabía decir, a mi fidamani, que ella cene más de tres noches con candelas de notario y a costa de cualquier monitorio. ¿Véis dó sale la de los anadones? euiero saber qué cosa es. ( I 79)

..TODA

OBRA LOA Y ALABA A SU HACEDOR''

ll

Delicado exhibe pues a un autor más humano y verosímil en quien están t'on.jugados los puntos fuertes y débiles del escritor, a saber, la habilidad rrrtística que requiere para componer su retrato, la aguda mirada del observatlol que está al tanto de cada detalle de su protagonista para dibujarla de cuer¡ro entero a la manera de los pintores y el respeto que la mayoría de las veces lc otorgan sus personajes al tratarlo como un individuo con autoridad; pero tr¡rnbién, y desde la otra cara de la moneda, el obsesivo deseo por anotar todo Io relacionado con el personaje central y su entorno, la consiguiente frustrat itin por no poder hacerlo como quisiera, las fallas en la interpretación de las intcnciones de sus personajes y el cuestionamiento que estos mismos le lurce n en la forma de críticas, burlas y desafíos en la polémica. Uno de los monólogos más ricos de Lozana es el que se presenta en el rrurmotreto XLVI, en el que nuestra protagonista demuestra que, a pesar de tliscr"rtir con su autor, no deja de ser consciente de cómo éste la retrata y de lo lricn que lo hace. La siguiente cita habla por sí sola: I)r'tírnc, por mi vida, ¿quién es ese vuestro amigo que decís que ayer hablaba de mí? ¿Conóz,rlo yo'? ¿Reísos? Quiérolo yo muncho, porque me contrahace tan natural mis meneos y autos, r r'rinur Íle quito las cejas, y cómo hablo con mi criado, y cómo lo echo de casa [. . ..1 y cómo l,r;rrcr é1, por mis duelos, y cómo hago yo que le hayan todos miedo, y cómo lo hago moler rorkr cl dífl solimán. Y el otro día no sé quién se Io dijo, que mi criado hacía quistión con tres, y \o. I)olque no los matase, salí y metílo en casa, y cerré la puerta . . . y cómo lo halago que no se rr( \'ry¿r, y cómo reñimos porque metió el otro día lo suyo en la olla [. . .] y cómo yo lo hago il'rnrir a los pies, y él cómo se sube poco a poco, y otras mil cosa que, cuando yo lo vi contralrir( ! nlre, me parecía que yo era. Si vos lo viérades aquí cuando me vino a ver que estaba yo rrrrlrr. t¡rre dije a ese cabrón de Rampín que fuese aquí a una mi vecina, que me prestase unos rrrrrrtclcs, dijo que no los tenia; dije yo simplemente: "¡Mira qué borracha, qu'está ella sin manr,.lr's ! 'lirma, vé, cómprame una libra de lino, que yo me los hilaré, y ansí no la habré menester". ')( r()r'. yo le dije, y él oyó; no fue menester más, como él ha tiempo, cuando yo no pensaba en

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¡rrc contrahizo, que quedé espantada. (186-87)r0

lil discurso de la protagonista denota su alto grado de conciencia frente al lrt'tlr
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