Tierra de nadie, tierra de todos. Estado, espacio y luchas campesinas en el Norte Amazónico de Bolivia

El estudio parte de la inquietud fundamental del por qué y cómo se perpetúa el poder económico, social y político de las élites patrimonialistas históricas de la región en el contexto del “proceso de cambio” del gobierno nacional del MAS, y discute el proyecto político-territorial y las estrategias de lucha de las y los campesinos amazónicos que se encuentran en una tensa relación con las élites y el gobierno nacional. En el primer capítulo se desarrolla un lenguaje teórico, argumentando que el estado ha de entenderse como condensación material particular de una relación de fuerzas que ejerce un papel central, pero no exclusivo, en la producción del espacio. En el segundo capítulo se discute la incorporación acelerada de la Amazonía al espacio del capitalismo global durante el boom del caucho, argumentando que la manera particular en que tuvo lugar fue un hecho constitutivo para la subjetividad de las élites de la región, para la instauración de los mecanismos históricos de dominación, para la organización del espacio, y para la manera en que la región fue integrada al espacio estatal boliviano. El tercer capítulo está dedicado al conflictivo proceso de organización campesina en la segunda mitad del siglo XX, así como a las estrategias de la clase dominante para perpetuar su posición en la región y en el estado, del que vive parasitariamente. Se demuestra como esta relación ha sido reproducida a partir de la participación de las élites regionales en el estado central. Se caracteriza el ejercicio de la dominación sobre la población campesina en las diferentes escalas geográficas como “encierro”, relación para la cual el control territorial de la élite constituye un momento central. En este marco, argumento que la lucha campesina contra la clase terrateniente puede ser comprendida como una lucha que es a la vez por la autonomía y por el estado, construyendo capacidades de decidir por sí mismo/as e intentando romper el monopolio sobre lo político. En el último capítulo, se demuestra que a partir de la lucha contra el latifundio, contra la comodificación de la selva y contra la relación del “encierro” a principios del siglo XXI, la población campesina se constituyó sucesivamente como un sujeto que es a la vez de clase y territorial. Los violentos movimientos por la “autonomía departamental” pueden comprenderse como respuesta inmediata a ese proceso. A pesar de los avances campesinos, el gobierno de Evo Morales decidió dar continuidad a una política de redistribución del territorio elaborada durante los años previos al “proceso de cambio”, fortaleciendo la posición de terratenientes y grandes empresas. Se demuestra que el nuevo bloque gobernante ha sido incapaz de incorporar a la población campesina como sujeto político en su propio derecho, y en vez de ello lo ha excluido fuertemente de lo político y de la política, y ha integrado a las viejas élites a su proyecto político y de acumulación. Se presenta el programa gubernamental de colonización y los discursos sobre la masacre de Porvenir (2008) como prácticas fundamentales para esos procesos de inclusión/exclusión.