Tiempo y narración de Paul Ricoeur/ una conversación entre la historia, la literatura y la filosofía

September 4, 2017 | Autor: E. Silva Arévalo | Categoría: Sociedad
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Tiempo y narración de Paul Ricoeur/ una conversación entre la historia, la literatura y la filosofía Eduardo Silva Arévalo SJ. * Resumei En el marco de la conversación triangular que se da entre h¡storía/ literatura y filosofía en la obra Tiempo y Narración de Paul Ricoeur, este artículo aborda específicamente la relación que existe entre la narración y el trabajo de la historiografía. Se da cuenta, tanto de las posturas que sostienen que entre historia y narración no hay relación, como de aquellos que simplemente las identifican, considerando la historia como un caso más de narración. Frente a estos detractores y defensores del relato se presenta la tesis de Ricoeur que afirma la existencia de una relación indirecta entre ambas: el conocimiento histórico asume en su orden propio las operaciones de la narración. Historia y narración presentan vínculos indirectos a nivel de sus procedimientos, de sus entidades y de sus temporalidades. La introducción y la conclusión nos ofrecen respectivamente un doble contexto para esta tesis filosófica sobre las relaciones entre historia y literatura: la centralidad e importancia del lenguaje en todo el itinerario rícoeuríano y las otras hipótesis que animan la exhaustiva indagación desplegada en Tiempo y Narración.

1.

Introducción: el lenguaje en la filosofía de Paul Ricoeur

Temps et Récit de Paul Ricoeur es una de las obras maestras de este filósofo francés y puede ser considerada como una contribución, no menor, al desafío de recrear las humanidades en nuestro tiempo. En ella apreciamos a un filósofo

Doctor en Teología; Director Departamento de Filosofía y Humanidades Universidad Alberto Hurtado. Profesor

que con competencia y rigurosidad incursiona a fondo en la historia y en la literatura. Se trata de una larga y difícil conversación triangular entre la historiografía, la literatura y la filosofía. Dentro del itinerario ricoeuriano Temps et récit es por un lado la 'obra gemela' que sigue a La Métaphore vive2 y, por otro lado una parte del abanico de dimensiones que aborda su obra

Facultad de Teología P.U.C. Seuil, Paris, 1975.

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de madurez Soi-méme comme un autre3. El estudio de la narración es así un tópico literario/ como lo es la metáfora, y también uno de los hitos de una hermenéutica del s; mismo, pues el sujeto, entre otras cosas, también se narra. Publicada en tres tomos en los comienzos de la década del 804, en una división tripartita por motivos editoriales, de una obra estructurada en cuatro partes5, la obra es uno de los momentos del largo rodeo por el lenguaje, del linguistic turn... que emprende este maestro de la hermenéutica contemporánea. Ung/ro hacia el lenguaje que lo ha animado a indagar y ha hacerse competente en las disciplinas lingüísticas, en la semiótica, el estructuralismo. Indagación e inserción en profundidad en el lenguaje que le suministra la maestría y el dominio necesario para sus traba¡os sobre la metáfora y el relato. Ricoeurse da cuenta relativamente pronto que es sobre el dominio del lenguaje que se agrupan todas las búsquedas filosóficas: "las investigadones de Wittgenstein, la filosofía lingüística de los ingleses, la fenomenología sacada de Husserl, las búsquedas de Heidegger, los trabajos de la escuela bultmaniana y de otras escuelas de exégesis neotestamentaría, los trabajos de historia comparada de las religiones y de antropología que trata sobre el mito, el rito y la creencia, y finalmente elpsicoanálisis"6. Por lo tanto, Ricoeur en su obra sostiene un diálogo fecundo con las filosofías inspiradas en lo que se ha venido en llamar linguistic turn. Intentar articular adecuadamente la relación entre realidad y lenguaje, es un desafío y rasgo que atraviesa toda su obra:

Seuil, París, 1 990. Temps et récit I, París, Seuil, 1983,324 pag.; Temps et récit II. La configurarían du temps dans le récit de fiction, París, Seuil, 1984,238 pag; Temps et récit III. Le temps raconté, París, Seuil, 1985,432 pag. La traduccíón completa al castellano es reciente, Tiempo y Narrac¡ón; México, Siglo XXI, 1995-1996. El tomo I, incluye las dos primeras partes, «Le circle entre récit etfemporalíte» y «L'hístoire etle récit»; los otros dos

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"No es que todo sea lenguaje, como se dice a veces con exceso en concepciones en que el lenguaje ha perdido su referencia al mundo de la vida, al de la acción y al del intercambio entre las personas. Pero, si bien no todo es lenguaje, nada en la experiencia accede al sentido, sino con la condición de ser llevado al lenguaje. La expresión: 'llevar la experiencia al lenguaje' invita a considerar al hombre hablante, si no como equivalente del hombre en sentido estricto, s; al menos como la condición primera de ser hombre. Incluso si, en un instante, nos encamináramos a hacer de la categoría del obrar la categoría más notable de la condición personal, el obrar propiamente humano se distingue del comportamiento animal, y con más motivo del movimiento físico, en que éste debe ser dicho, es decir, llevado al lenguaje, con el fin de ser significativo"7. Esta filosofía del lenguaje preside y da la perspectiva basal de cada uno de los hitos fundamentales de su itinerario. Su primer trabajo es una fenomenología de la voluntad. Un intento de acceder al ámbito práctico con los recursos de la fenomenología de Husserl, tal como Merleau Ponty lo había hecho respecto del ámbito de la percepción: el fruto es Le volontaire et I'involontaire8. Una eidétíca de la voluntad que pone entre paréntesis el problema del mal y el problema de la trascendencia, Cuando quiere levantar el paréntesis y enfrentarse al problema del mal, descubre que éste no se deja tomar directamente. Requiere la mediación de la confesión de la culpa, allí donde el mal ha sido dicho. Se aboca a un análisis de los símbolos

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tomos coinciden con las dos restantes partes. De l'interprétation. Essai sur Freud, Seuil, París, 1965, 13. «Ápproc/ies de la personne» (1990), 12, 209). La traducción al castellano la tomamos de «Aproxímadones a la persona», Amor y justicia, Madrid, Caparros Editores, 1993, 111-112. Philosophie de la volante I, Aubíer, París, 1950.

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y los mitos del mal, en su conocida Symbolique du mal9. Ha realizado una semántica del mal. Esta hermenéutica cercana a una fenomenología de la religión, que amplifica el sentido, debe medirse con otro tipo de hermenéuticas: aquellas que reducen el sentido. Las hermenéuticas de la sospecha, entre ellas Freudysu psicoanálisis. Pero aquí, nuevamente, lo que entra en el campo de la investigación y el tratamiento analítico es la parte de la experiencia capaz de ser dicha. El criterio de lo que será tenido por objeto de esta ciencia es "no el instinto en tanto que fenómeno fisiológico, ni tampoco el deseo en tanto que energía, sino el deseo en cuanto significación capaz de ser descifrada, traducida e interpretada. La teoría deberá, pues, tener en cuenta lo que podemos llamarla dimensión semántica del aeseo"10. Lo mismo podemos decir de su investigación sobre la acción que recibe el título de una semántica de ¡a acción. El análisis de los discursos en los cuales el ser humano dice su hacer, previo al carácter ético de su obrar. Una investigación que hace dialogar la fenomenología con la filosofía analítica del lenguaje anglosajona11. No es extraño entonces, que un nuevo paso sea indagar el propio ámbito del lenguaje: sus estudios de la metáfora y del relato son frutos preciosos de esa incursión. Exhaustivas indagaciones en una figura de estilo, como es la metáfora, y en un género literario, como es el relato. De hecho, el estudio de la metáfora es un modo de verter en un receptáculo retórico, en una estructura del lenguaje bien estudiada, toda la problemática difusa, muy amplia, a menudo vaga del símbolo. Es un modo de semantizarlo.

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Philosophie de la volante I!, Aubier, París, 1960. «The quesfíon ofproofin Freud's wrítings» (1977), 248; la traducción castellana la tomamos de «Experiencia y teoría en psicoanálisis», Del existencialismo a la filosofía del lenguaje, B.Aires, Docencia, 1983, 126-127. Cf.«Le discours de l'actíon» (1 977), La semántique de l'action, París, CNRS, 1977. La critique et la conviction. Entretien avec Francois Azouvi et Marc de Launay, París, Calmann-Lévy,

En La métaphore vive nos ofrece "una teoría semántica del símoo/o"12. Semántica del mal en su simbólica del mal; semántica del deseo en su estudio sobre Freud; semántica de la acción en su diálogo con la filosofía analítica del lenguaje; una teoría semántica del símbolo con su estudio sobre la metáfora. Un nuevo paso será dado con su indagación en la narración. En el estudio de la narración, en Temps et récit, lo que es llevado al lenguaje en este modo de discurso, es nada menos que la historicidad. Esta correlación entre tiempo y relato, que es el tema de la obra, puede ser llamada una semántica de la historia o una semántica del tiempo. De todas las búsquedas e hipótesis que animan esta obra, y cuyo conjunto esbozaremos en la conclusión, hemos elegido una de ellas: el tipo de relación que se da entre la historia de los historiadores y el genero narrativo13.

2.

Historia y narración

Ricoeur ha separado cuidadosamente el problema epistemológico que aquí desarrollaremos al preguntarnos si la historia es o no una narración, de las cuestiones ontológicas que no abordaremos en este artículo. En estas últimas el interés se orienta a saber ¿qué es el tiempo histórico?, ¿qué es el pasado histórico?, ¿qué quiere decir que alguna cosa ha tenido lugar?, y por lo tanto cuál es la relación entre el haber tenido lugar y el ser narrac/o14. Lo que está en juego es la pertenencia de la historia al campo narrativo. Una demostración necesaria si se quiere sostener que la

1995, 127. Para una presentación de todo el conjunto Cf. Eduardo Silva, Poética del relato y poética teológica. Aportes de la hermenéutica filosófica de Paul Ricoeur, en Temps et Récit para una hermenéutica teológica, Anales de la Facultad de Teología, Yol. Ll, PUCCh, Santiago, 2000. Cf. "Débat autour du livre de Paul Ricoeur Temps et récíf» (1984), 13.

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narración se bifurca entre relatos históricos y relatos de ficción. Ricoeur no pretende que este carácter narrativo de la historia sea confundido con la historia narrativa propia de las antiguas crónicas, pero afirma que, si se pierde el vínculo entre narración e historia, ésta pierde su especificidad entre las ciencias humanas. Por lo tanto, su tesis se aleja tanto de los que niegan todo vínculo entre historia y narración, como de los que establecen una relación directa entre ambos. Primero da cuenta del "eclipse de la narración"15 manifiesto en la historia moderna a través de los ataques que se le dirigen desde la historiografía francesa contemporánea y desde el positivismo lógico. Después va mostrando los "alegatos en favor de la narración"10 que se empeñan en "extender directamente la competencia narrativa al discurso histórico"17 (I, 135). Finalmente integrará, en su propio proyecto, muchos de estos análisis, pero rechaza la relación directa que establecen con la narración. Su tesis de "la intencionalidad histórica"18 es la de una "derivación indirecta del saber histórico desde la inteligencia narrativa" (I, 135/167). Reseñaremos sucintamente este impresionante status quaestionis de la historiografía, que se convertirá para el filósofo en un análisis preparatorio respecto de la cuestión central del tiempo y de la narración. Pero esta cuestión central del aporte del relato histórico a la refiguración del tiempo requiere que se aclare previamente la relación entre la explicación histórica y la comprensión narrativa. Apreciamos así en acto las exigencias que conlleva una

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«[.'eclipse du récíí» es el título del primer capítulo. Cf. I, 137-172. «Plaidoyers pour le réc/í» es el título del segundo capítulo. Cf. I, 173-240. Las citas de Temps et récit, son indicadas mediante el número del tomo correspondiente (I, II, III) y las páginas de la edición original en francés (París, Seuil, 1 983, 1984,1985 respectivamente). El número que sigue a la diagonal indica que la versión castellana ha sido tomada de la traducción de A.Neira (México, Siglo XXI, 1995). Si falta ese número significa que [a traducción es nuestra. Cuando no incluyen una nota el lugar de

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conversación interdisciplinar.

a.

Detractores y defensores de la narración

La historiografía de lengua francesa y la epistemología neo-positivista, a pesar de sus innumerables diferencias, comparten su rechazo al carácter narrativo de la historia. Mientras en la primera, el eclipse del relato se debe al cambio que hacen del objeto de la historia que "ya no es el individuo agente, sino el hecho social en su totalidad" (1,138/170), en la segunda, procede más bien de la ruptura epistemológica entre la explicación histórica y la comprensión narrativa. Por su parte los defensores de la narración provienen también de campos tan diversos como la filosofía analítica o la propia historiografía, y van aportando diversos argumentos y conceptos que les permitan sostener un vínculo directo de la historia al campo narrativo. 1) El rechazo al acontecimiento y a la narración en la historiografía francesa La historiografía francesa identifica ese rechazo a la narración con su crítica de la "histoire événemenf/e//e"19. Los presupuestos de una noción ingenua del acontecimiento histórico han sido criticados por Raymon Aron, Introduction á la philosophie de l'histoire: Essai sur les limites de l'objectivité (1 938), y por H.-l. Marrou, De la connaissance historique (1 954), desde una perspectiva más filosófica20, antes que la escuela de

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referencia se indica en el mismo texto. «L'intenfíonnalité historíque» es el nombre del tercer capítulo. Cf. 1,247-313. «Historia episódica» o «historia del acontecimiento» [I, 138/170). Contra el positivismo se empeñan en disolver el carácter absoluto del objeto como aquello que ha sucedido realmente/ reconocen la implicación del historiador en la comprensión y explicación de los acontecimientos pasados que no pueden ser re-actualizados sino que reconstruidos. Cf. I, 140-143.

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los Annales lo haga desde la metodología de historiadores profesionales que gustan "meditar sobre su tarea cotidiana"21. En la obra maestra de Fernand Braudel, La Mediterránea et le Monde méditerranéen á l'époque de Philippe II (1949), un verdadero manifiesto de la escuela22, encontramos la crítica al privilegio concedido a los acontecimientos como acción de los individuos23, y se afirma que el objeto de la historia no es el individuo sino la totalidad del hecho social. Ya no interesarán los grandes acontecimientos de los grandes hombres, las batallas y los matrimonios de los reyes. La historia política pierde interés frente a la historia social y económica, pues el portador de la historia no es el individuo y sus acciones, sino las entidades colectivas que los engloban. Sorprende que se identifica la historia política y episódica con la historia-narración, sin que la noción de narración sea indagada por ella misma. Frente a los acontecimientos caracterizados como oscilaciones cortas, rápidas, nerviosas, el nivel propiamente histórico sería la historia de larga duración: las tendencias profundas, el tiempo de las instituciones políticas, de las mentalidades, aún de la geografía. Pero, si bien los cambios verdaderos requieren gran lentitud, el historiador sigue siendo el guardián del cambio, y por este se distingue del sociólogo con sus modelos cuasi intemporales. Ricoeur estimará que este rechazo tanto al acontecimiento como a "la demasiada larga

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La expresión es de Marc Bloch en su famosa Apologie pour l'histoire ou Metier d'historien (1 944). Citada por Ricoeur I, 143. Si bien los fundadores de la escuela de los Annales son Lucien Febvre y Marc Bloch. Cf. 1, 147. Se rechaza también que sean los individuos los portadores del cambio histórico, y que los cambios más significativos sean los que suceden en las vidas de esos individuos. Cf. I, 146. I, 151/185. En otras palabras se ha de resistir a la fascinación tanto por el acontecimiento aislado, accidental, como a la total descronologización de los modelos. Cf. 1,153. Un cuestionamiento que se une a los anteriores que

duración"24, sigue siendo compatible con el modelo narrativo de la construcción de la trama, y le permite hablar de cuasi-acontecimientos para referirse a las mutaciones lentas. El siguiente paso será "la introducción masiva en historia de los procedimientos cuantitativos tomados de la economía y ampliados a la historia demográfica, social, cultural e incluso espiritual" (I, 152/186). Con ello se pone en cuestión el carácter único e irrepetible del acontecimiento histórico25. Ricoeur irá recorriendo brevemente los desarrollos de este tipo de historia, definida como historia serial por Fierre Chaunu26, en los aportes de la historia económica de E. Labrousse27, de la historia demográfica, de la antropología histórica28, de la historia de las mentalidades29. En todas ellas la historia se une a otra disciplina a la que no le preocupa el tiempo, y se puede apreciar "la continuidad de la lucha de la historiografía francesa contra la historia episódica, contra el modo directamente narrativo de escribir la historia" (I, 155/1 89). 2) La explicación en historia según el modelo nomológico, sus partidarios y críticos La epistemología de la historia nacida del positivismo lógico y de la filosofía analítica de lengua inglesa, a pesar de provenir de otro universo de pensamiento, comparte el rechazo a la narración, no ya como resultado de un ataque al acontecimiento, sino a la supuesta irreductibilidad

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rechazan su carácter de ocurrencia absoluta en el pasado y su carácter de acciones humanas atribuibles a los individuos. CHAUNU, P., Histoire quantitative, histoire sérielle (1978). Cf. I, 152. LABROUSSE, E., La Crise de l'économie francaise á la fin de l'Ancien Régime et au debut de la Révolution francaise (1944). Cf. 1, 153-154. Como obra tipo Ricouer menciona a J. Le Goff, Pour un autre Moyen Age. Temps, travail et culture en Occidenh Dix-huit Essais (1977). Cf. I, 155-157. Ricoeur menciona la obra de Georges Duby. Cf. 157158.

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de la comprensión a la explicación. Ricoeur nos presentará primero el modelo nomológico de Hempel, luego los intentos de sus partidarios por defenderlo para hacerlo compatible con el conocimiento histórico y finalmente las críticas al modelo nomológico. Presentaremos brevemente cada uno de estos tres momentos. La tesis central de Cari Hempel, fiel al propósito de la unidad de la ciencia según la tradición del Círculo de Viena, es que "las leyes generales tienen funciones completamente análogas en historíayen las ciencias naturales"30. Lo narrativo queda excluido implícitamente en la tesis que sostiene que la explicación en historia no difiere de la explicación física. Los acontecimientos históricos no se diferencian de cualquier otro acontecimiento, sea este un vaso que se rompe o un terremoto. Basta establecer correctamente dos premisas, la de las condiciones iniciales (acontecimientos anteriores, circunstancias, etc.) y una regularidad cualquiera (una hipótesis que de verificarse se transforma en ley) para deducir la ocurrencia de un acontecimiento, y por lo tanto explicarlo31. El hecho que la historia no sea capaz de cumplir con este modelo, se debe a que no es todavía una ciencia plenamente desarrollada pues sus proposiciones generales no alcanzan la regularidad necesaria32. La primera tarea de los partidarios del modelo nomológico será minimizar las discordancias evidentes entre este modelo fuertemente prescriptivo y la manera como los historiadores proceden efectivamente. "El precio pagado ha sido el 'debilitamiento' del modelo para asegurar su viabilidad" (I, 1 65/200).

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HEMPEL, C, «Trie Fundían of General Laws in History» (1 942)). Citado por Ricoeur 1, 1 61. Cf. I, 161 -1 05. Hempel nos es presentado también en otros artículos: La Narratívité (1980), 5-9; "La foncthn narrativa", (1979), 210; "Expliquer et comprendre" (1977), TA; 177-179. Cf. I, 103-164. La única concesión que acepta Hempel es que la historia reposa sobre «esbozos de explicación» (exp/anafory sketches] que van en la dirección de regularidades expresas. Rechaza con firmeza procedi-

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Una primera concesión será reconocer que las explicaciones de los historiadores no funcionan en historia como en las ciencias de la naturaleza. El historiador no establece las leyes, sino que las utiliza. Pueden entonces permanecer implícitas o provenir de planos heterogéneos de universalidad y de regularidad. Un segundo asunto que pone en cuestión la objetividad de la historia dice relación con el rol de los procesos de selección en historia. Con precisas distinciones analíticas E. Nagel33 responde a la objeción sosteniendo que la elección de un campo de estudio, los límites de la materia tratada, la selección de las hipótesis, e incluso la presencia de prejuicios colectivos o personales no son asuntos exclusivos de los historiadores pues están presentes en las demás disciplinas científicas. Pero es con Charles Frankel34 que el debilitamiento del modelo, que su apología exige, limita con su abandono. La interpretación, como el momento en el que el historiador aprecia, atribuyendo sentido y valor, "es admitida como un momento necesario del conocimiento histórico" (1, 169/204). La filiación al modelo nomológico se mantiene porque este momento debe ser distinguido, articulado, y sometido al de la explicación que establece conexiones causales entre acontecimientos. La reformulación de la fase explicativa y la aceptación de que ésta se articula sobre la interpretación, se equilibra con el que las interpretaciones más englobantes deben reposar sobre explicaciones parciales rigurosas. Este trabajo apologético, que debilitando el modelo aumenta su aplicabilidad, es distinto a

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mientos tales como la empatia, la comprensión o calificaciones del objeto histórico como importante, significativo, etc. Nada hay en el modelo sobre la naturaleza narrativa de la historia o al estatuto narrativo del acontecimiento. Cf. I, 164-165. NAGEL, E., "Some Issues m the Logic of Histórica! Anal/sis" (1952). FRANKEL, Ch., "Explanaron and Interpretaron in Histor/'C\957).

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la ruptura y crítica de sus detractores y adversarios. La crítica del modelo nomológico desemboca en una explosión de la propia idea de explicación. Ricoeur presenta dos autores de los que sólo enunciaremos sus tesis, pues, por un lado, los planteos que interesan serán incorporados a su propia concepción de la intencionalidad histórica, y por otro, el cuestionamiento del modelo nomológico es sólo condición de posibilidad de una revaloración de la narratividad despreciada por éste. William Dray en Laws and Explanations in History (1 957) se propone, en primer lugar, separar la idea de explicación de la de ley, afirmando con ello que se puede explicar en historia sin necesidad de recurrirá leyes generales35. En segundo lugar, aboga por un tipo de análisis causal irreductible a la sumisión a las leyes36. Finalmente, explora un tipo de explicación por razones que intenta situarse a igual distancia de aquellos para quienes explicar es "'cubrir' un caso por una ley empírica" (I, 183/ 220) y de aquellos para quienes "comprender la acción es re-vivir, re-actualizar, re-pensar las intenciones, las concepciones, y los sentimientos de los agentes" [I, 183/220). Explicar una acción individual por razones es conocer las consideraciones que han convencido al agente para actuar así37.

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Cf. I, 174-177. Ricoeur incorporará a su propio análisis de las relaciones entre explicar/ comprenderen historia algunas conclusiones que se pueden sacar respecto de la noción de acontecimiento y de explicación. En historia no interesa tanto clasificar los acontecimientos en leyes generales, como explicar sus diferencias, y tal explicación pertenece más bien al juicio, a la lógica de la elección práctica, que a la de la deducción científica. Cf. 1,177-178. Cf. I, 178-181. Ricoeur precisa que el colocar las explicaciones causales como alternativa a las explicaciones por leyes, no significa ni la exclusión de estas últimas, ni implica afirmar que toda explicación en historia deba asumir el lenguaje causal. Un abanico de posibilidades se ofrece al historiador por la polisemia de los términos explicación y causa. Ricoeur abre así un espacio a su propio tratamiento del concepto de impu-

Por su parte G.H. von Wright en Explanation and Understanding (1971) propone un modelo mixto, la explicación cuasi causal, que intenta unir explicación causal e inferencia teleológica, para dar cuenta del modo más típico de explicación de las ciencias humanas y de la historia. Su trabajo es un esfuerzo por superar la clásica oposición entre Verstehen y Erklaren; un empeño de "aproximación sin anexión del dominio de la comprensión por un modelo nacido del enriquecimiento de la lógica proposidonal, con ayuda de la lógica modal y de la teoría de los sistemas dinámicos" (1,1 88/226); un intento de acercamiento auspicioso de la filosofía analítica y de la filosofía hermenéutica38. 3) La concepción narrativista de la historia El debilitamiento y explosión del modelo nomológico ha permitido reconsiderar el aporte de la narración, que éste estimaba como demasiado elemental y pobre para satisfacer sus exigencias de explicación. Con dicha revaloración de los recursos de inteligibilidad de la narración terminaremos este apartado previo a la propia propuesta de Ricoeur de "un vínculo más indirecto entre explicación histórica y comprensión narrativa", (I, 203/242). Ricoeur nos ofrece el aporte de varios autores que abogan por el

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tación causal particular que le permitirá articular la explicación histórica en la comprensión narrativa. Cf. I, 181-182. Cf. I, 182-187. Ricoeur destaca la dificultad de una explicación que se limita a las acciones de los agentes individuales y no considera los procesos sociales de gran escala privilegiados, como vimos, por la historiografía francesa. Cf. I, 187-202. Ricoeur valora el que la explicación cuasi causal restablece correctamente varios caracteres específicos de la explicación en historia, pero cree que es la trama el hilo conductor que unifica ¡os segmentos nómicosy losteleológicos. La trama en cuanto síntesis de lo heterogéneo es la que «'comprende', en una totalidad inteligible, circunstancias, fines, interacciones, resultados no queridos» (1, 202).

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carácter narrativo de la explicación en historia. Algunos de estos planteamientos han sido incorporados a su concepción de la configuración narrativa, y a su propia propuesta de intencionalidad histórica que vincula indirectamente la historia y la narración. Ricoeurcomienza presentándonos las que considera "¿os condiciones mínimas para identificar la constitución narrativa del conocimiento o de la comprensión histórica"39, Ellas permiten definir las nociones de frase narrativa y de discurso narrativo. La frasenarraf/VadeArthurDanto40, siendo una de las descripciones posibles de la acción humana, quiere ser el rasgo diferencial del conocimiento histórico. Una frase narrativa describe un acontecimiento A haciendo referencia a un acontecimiento futuro B, que no podía ser conocido en el momento en que Ase produce41. Dado que el pasado no es algo determinado y fijo, podemos cambiar la descripción que hacemos de los acontecimientos pasados en función de lo que sabemos de acontecimientos ulteriores. Una narración histórica no es solamente la reactivación de lo que los actores han pensado, sentido o hecho, porque sus acciones son descritas a la luz de acontecimientos que ellos no han conocido. Con la competencia para seguir una historia de W.B. Gallie42 se intenta llenar la distancia entre frase narrativa y el texto narrativo. Con esta noción de followability43, Gallie concluye que la historia es una especie del género historia

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La Narratívité, 9. DANTO, A., Analytical Philosophy of Hlstory (1 965). Cf. I, 203-211; La narratívité, 9-11. Cualquier afirmación histórica, tal como 'en 1789 comienza la Revolución Francesa', o 'en 1717 nace el autor de Le Neveu de Rameau', es una descripción posible de una acción en función de acontecimientos desconocidos por los agentes, pero conocidos por el historiador. Esto descarta la posibilidad de un cronista ideal que describe todo en el presente, pues la verdad de un acontecimiento sólo puede conocerse después que ha tenido lugar. GALLIE, W.B., Philosophy and the Historical Understanding (1 964). Cf. I, 211 -21 8; La narrativité.

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narrada (sfory) y acomete los dos problemas específicamente epistemológicos antes expuestos: el cambio de escala de las entidades, de acontecimientos a fenómenos globales, y el recurso a leyes en la historia científica. Respecto del primero, Gallie busca una combinación que coincide con lo que los historiadores de hecho hacen: en los momentos cruciales determinar cómo tal individuo o grupo ha sido significativo, y entre suceso y suceso, sumarios generales formulados en términos institucionales, hasta que una nueva ruptura altere el fenómeno institucional. Respecto del segundo problema, de la primacía del concepto de followability resulta que las explicaciones, cuyas leyes toma de otras ciencias, nos permiten proseguir mejor una historia cuando se oscurece su encadenamiento44. Otros par de autores provenientes del campo histórico, cuyos aportes Ricoeur considerará en su propia concepción de las relaciones entre historia y narración, son Louis O. Mink y Hayden White. Con el acto configurante de Mink nos acercamos a uno de los principales argumentos narrativistas según el cual "las narraciones son totalidades muy organizadas que exigen un acto específico de comprensión de la naturaleza del juicio"45. El análisis de sus principales artículos46, en los que reconoce su deuda y polemiza con Danto y Gallie, va perfilando lo que entiende por comprensión histórica y narrativa. El tipo de comprensión que caracteriza a la operación

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Cf. supra lo que ya hemos dicho al presentar mimesis II. Así, si toda narración se explica por sí misma («narrar lo que ha sucedido es ya explicar porque esto ha sucedido» [I, 218)), en otro sentido ninguna narración histórica se explica porsi misma. Se busca la explicación que hay que interpolar porque no se ha logrado explicar por sí misma. I, 219/260. Esto es, la función sintética de tomar ¡untos y la reflexiva vinculada a toda operación totalizante. «The Autonomy of Historical Understanding» (1965); «Philosophical Analysis and Historícal Understandig» (1968); «History and Fiction as Modes of Comprehension» (1979). Cf, I, 219-227.

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narrativa es el modo configurante (distinto de los modos teórico y categorial), que coloca elementos en un complejo único y concreto de relaciones. Ricoeur critica la tendencia a despojar de todo carácter temporal al acto mismo de aprehender ¡untos, lo que implica un déficit en la estructura de la narración fruto de la dialéctica entre contingencia y orden, episodio y configuración, discordancia y concordancia. Con Hayden White47 asistimos a la transposición del concepto de trama de la crítica literaria a la epistemología de la historia. Los presupuestos de su poética de la historia, llamada Metahistory, son desafiantes y audaces: con respecto a su estructura narrativa, ficción e historia pertenecen a la misma clase; se ha de tomar en serio la caracterización de la historia como escritura -"¡a historia es intrínsecamente historiografía o, para decirlo de una forma deliberadamente provocadora, un artificio literario"48 -; se ha de cuestionar la frontera trazada entre la historia de los historiadores y la filosofía de la historia49. En estas cuestiones hay asuntos que conciernen a lo real histórico, a la noción de representación de lo real en historia; asuntos que Ricoeur trata bajo la noción de óntica de refiguración. Pero también tiene que ver con los análisis más formales de tipo epistemológico, sobre la explicación en historia mediante la trama, que conciernen a la configuración narrativa que aquí estamos presentando. White no identifica totalmente la trama con la narrativa histórica, pues la trama (p/of) es colocada entre la historia narrada (sfory) y el

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WHITE, H., Metahistory: The Histórica! Imaginatíon in Nineteenth-Century Europe (1973). Cf. I, 228-239. 1,228/269. Un artículo suyo se titula «The Historícal Text as Literary Arf/fad» (1974). Como la frontera entre la poética y la historia ha sido celosamente guardada desde Aristóteles tanto por historiadores como por críticos literarios, las propuestas de White deberán enfrentar todas las resistencias de quienes sostienen que como lo imaginario se define por oposición a lo real, la ficción concierne a lo posible y la

argumento (argumenf). Ricoeur es crítico de esta distinción, pues su propio concepto de trama cubre los tres campos: la construcción de la trama es la operación que dinamiza todos los planos: "ella realiza el paso entre narrar y explicar" (I, 239/281). Con todo, la triple tipología de H. White que conforma su teoría del estilo historiográfico da precisión a su concepto de trama y permite ¡luminar la dialéctica concreta entre discordancia y concordancia en la narración. Finalmente tenemos la obra de Paul Veyne50 que une un debilitamiento científico de la historia con una apología de la noción de trama. Por una parte, eleva la capacidad narrativa de la historia, pues ella no es nada más que una narración verídica. Al identificar trama y relato no hay diferencia entre hechos históricos y físicos, sino entre la ciencia física, que subsume los hechos bajo leyes, y la historiografía, que los integra en una trama. Si es la construcción de la trama la que cualifica un acontecimiento como histórico51, se disuelve también la querella de la escuela de los Annales entre lo episódico y lo no episódico. "La larga duración es tan episódica como la corta si la trama es la única medida del acontecimiento" (I, 240/283). Su definición de la trama como "una mezcla muy humana y muy poco 'científica' de causas materiales, de fines y de casualidades"52, es muy compatible con la de síntesis de lo heterogéneo de Ricoeur. Se diferencian en que a Veyne no le es indispensable el tiempo y tiende, como otros -de Aristóteles a Mink-, a la acronicidad. Por otra parte la obra de Veyne debilita la

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historia a lo real. VEYNE, P., Comment on écrit l'histoire (1971). Cf. I, 239-246. Notemos que el campo histórico queda totalmente indeterminado, pues «un acontecimiento histórico no es soulamente lo que sucede, sino lo que puede ser narrado, o que ha sido ya narrado en crónicas o leyendas» (1, 240). Citado por Ricoeur en I, 241 /283.

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pretensión explicativa pues la historia no puede ser explicada por leyes. Veyne afirma: "la historia tiene una crítica y una tópica, pero no un método". (i, 242/284). No tiene método pues, sólo la lógica de lo probable es compatible con la noción de trama. Y, como lo probable es un carácter de la trama misma, no se distinguen narración, comprensión y explicación. Para un historiador explicar quiere decir "mostrar el desarrollo de la trama, hacerlo comprender"53. Se disuelve el problema de la relación entre comprensión y explicación: "explicar más, es narrar mejor"54. Sin método, la historia tiene una crítica, que le permite una vigilancia respecto de los conceptos que emplea, y una tópica, que le permite distanciarse de la óptica de sus fuentes y conceptualizar los acontecimientos de modo diverso a los agentes que los vivieron. Su conclusión de que "la historia es sólo construcción y comprensión de tramas" (1,246/289) plantea el desafío de concebir una narración que ya no sea episódica. b.

La intencionalidad histórica

La tesis de Ricoeur sostiene que entre investigación histórica y competencia narrativa se da un vínculo, pero que no es directo. En los análisis anteriores, se ha mostrado suficientemente el cortey la ruptura entre ambos, a nivel de los procedimientos, de las entidades y de la temporalidad. Una ruptura a nivel de los procedimientos pues la historiografía se impone la explicación como proceso autónomo: busca garantías, pruebas, problematiza, somete a discusión y a juicio. El problema de la conceptualización, de la busqueda de objetividad y reflexividad crítica pre-

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Citado por Ricoeur en I, 242/285. 1,243/285. Cualquier hecho histórico, en cuanto humano, combina tres aspectos que no pueden ser ordenados por ninguna regla: azares, causas materiales y libertad. Cf. I, 243. La construcción de la trama implica una conexión

ocupa a la epistemología de la historia y no a los narradores. El carácter autoexplicativo de la narración es totalmente distinto de estos procedimientas de autonomización de la explicación en historia. Una ruptura a nivel de las entidades dado que la historia parece ocuparse de entidades anónimas (naciones, sociedades, civilizaciones, clases sociales, mentalidades) en vez de agentes individuales. La narración vive de sus personajes y la nueva historia parece no tenerlos, Una ruptura a nivel del tiempo, pues el tiempo histórico vinculado a estos procesos explicativos y a estas entidades con tiempo diverso, ya no parece referido al presente vivo déla conciencía subjetiva. Pero también se han recorrido los esfuerzos por cubrir esta brecha, de atenuar esta ruptura, por parte de la explicación en historia (debilitando un modelo nomológico rígido, dando espacio a la explicación por razones y a un tipo explicación semicausal) y de las tesis narrativistas, que muestran que narrar es ya explicar55 y que, la narración posee recursos explicativos diversos y jerarquizares56. Pero esta diversificación que desintegra la rigidez tanto de los modelos nomológicos como narrativistas, no permiten considerara la historia simplemente como una especie del género 'star/, pues subsiste la distancia que impone el carácter de búsqueda (rec/iere/ie) de la historia, Al no ser derivable directamente la historia de la narración, la investigación ricoeuriana se concentra en buscar las mediaciones por las cuales el conocimiento histórico logra trasponer a su orden propio la operación configurante de la narración. Mediante un método de cuestíonamiento regresivo (quesfíonnement á rebours), que toma

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causal, es obra del juicio de un narrador que toma distancia e integra componentes heterogéneos. Entre ellos se han mencionado la frase narrativa, la modalidad explicativa del acto configurante, la explicación inherente a la construcción de la trama.

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deHusserl57, se propone demostrar que los procedimientos/ las entidades/la temporalidad, característicos de la historia-ciencia, reenvían por un camino indirecto a los procedimientos, las entidades y la temporalidad del plano narrativo. Serán explorados así tres caminos de cuestíonamiento regresivo: "elprimero que remite desde los procedimientos explicativos de la historia científica a la fuerza explicativa incluida en la construcción de la trama de la narración; el segundo, desde las entidades construidas por el historiador a los personajes de la narración, y el tercero, desde los tiempos múltiples de la historia a la dialéctica temporal de la narración" (1,269/ 315). Tres caminos con un mismo estilo de filiación indirecta unen la historiografía a la inteligencia narrativa y, con el mismo recurso, a enlaces que la propia historiografía ofrece al trabajo de reconstrucción de la intencionalidad histórica. 1) La imputación causal singular La historia pone de relieve una lógica propia, irreductible al modelo nomológico. Esta lógica propia es la que Weber expone bajo el nombre de imputación causal singular53. Este razonamiento consiste esencialmente en la construcción parla imaginación de un curso diferente de acontecimientos, luego en el peso de las consecuencias probables de ese acontecimiento irreal, finalmente en la comparación de esa consecuencias con el curso real de acontecimientos59.

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1,252. Las cuestiones que en la Krisis Husserl se plantea a propósito de la ciencia galileana y newtoniana, se las plantea Ricoeur a propósito de las ciencias históricas. Cf. 1, 256-269. Para este punto seguimos también «Contíngence et Rationalité dans le Rea'/» (1986), 2529. Cf. i, 257. Proceso que sintetizan magistralmente las dos frases que Ricoeur cita de Weber (« Para desentrañar las relaciones causales reales (wirkliche), construimos irreales (unwírtííche)»/ de Aron («Todo historiador, para explicar lo que ha sido, se pregunta lo que podría haber sido»}. Las citas en I, 257. Cf. I, 258. Obviamente el análisis es más complejo que

Como ejemplo se analiza la decisión de Bismarck de declarar la guerra contra AustriaHungría. Para saberla significación causal que se ha de atribuir a esta decisión Weber se pregunta: "¿Qué consecuencias habría que haber 'esperado' si se hubiera tomado otra decisión?" (I, 258/ 302). Si el historiador puede afirmar que, con la modificación o la omisión se habría seguido un desarrollo diferente de acontecimientos, entonces el historiador puede poner el juicio de imputación causal que decide de la significación histórica de dicho acontecimiento60. Si se objeta que tal reconstrucción no vale sino para la historia episódica, se puede mostrar que el argumento no cambia si se aplica al nivel estructural y a fenómenos globales que exceden las decisiones individuales. Weber provee un ejemplo notable de imputación causal singular con la argumentación de su obra la Ética del protestantismo y el Espíritu del capitalismo. Para imputar el espíritu del capitalismo a la ética protestante del trabajo, imagina un curso de acción en el que el factor espiritual estaría ausente y calcula las probabilidades que tienen otros factores para producir el efecto en cuestión. Al concluir que tales factores no bastan, se llega a tener la ética protestante por la causa adecuada del desarrollo del espíritu del capitalismo. La imputación causal singular juega un rol mediador entre la construcción de la trama y la explicación por leyes. Ricoeur nos presenta la continuidad y discontinuidad que guarda con cada una61. Se muestra así que la explicación

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lo que aquí escuetamente presentamos, pues la imputación causal es susceptible de grados, desde la causalidad accidental a la causalidad adecuada. Cf. I, 259-260. Con la construcción de la trama la continuidad está en el rol de la imaginación, y la discontinuidad en el análisis de factores, en la inserción de reglas de experiencia y, sobre todo, en la asignación de grados de probabilidad que regula la determinación de la causalidad adecuada. Respecto de la explicación por leyes hay discontinuidad en la consideración de lo que es azar o accidental, y continuidad en la medida que causalidad sociológica y causalidad histórica se reclaman reciprocamente. Cf. I, 260-262.

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histórica no ha roto sus lazos ni con la narración ni con las ciencias humanas. Mediante la noción de cuasi trama es posible aplicar analógicamente la noción de trama a las imputaciones causales singulares que se extienden más allá de las decisiones individuales y de los acontecimientos puntuales. 2) Las entidades de primer orden de la historiografía Habiendo explorado el camino que reenvía desde los procedimientos explicativos de la historia científica a la fuerza explicativa incluida en la construcción de la trama de la narración, corresponde ahora recorreré! que reenvía desde las entidades construidas por el historiadora los personajes del relato. Tal como la imputación causal por su afinidad con las construcción de la trama puede ser llamada cuasi trama, la sociedad al ser tratada como entidad singular asume el rol de cuas; personaje. La noción de sociedad refiere oblicuamente62 a los individuos que la componen63, y en ello se apoya la extensión analógica del rol de los personajes a las entidades de primer grado del discurso histórico64. El carácter oblicuo de la referencia al individuo y el carácter analógico de

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Oblicua, porque aunque no hace parte del discurso directo del historiador, puede ser tematizada por la fenomenología que descubre, en los fenómenos del seren-común y de la pertenencia participativa, los vínculos respectivos entre individuos y sociedad y entre esta entidad y la esfera de la acción. Cf. 1, 276. A sus tres rasgos de organización territorial, estructura institucional y continuidad temporal corresponden respectivamente el acto de habitar, la toma de roles por los miembros del grupo, el vinculo entre generaciones que implica no sólo contemporáneos, sino predecesores y sucesores. Cf. I, 277. Cf. I, 275. Foresta analogía las entidades son designados como sujetos lógicos de verbos de acción y de pasión, y se puede decir que Francia hace esto o padece aquello. Cf. 1, 277. La noción narrativa de personaje hace de enlace en el plano de la configuración (mimesis II) entre las entidades de primer orden de la historia y los individuos actuantes

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la transferencia de vocabulario, permiten escapar al individualismo metodológico. Pero se pueden atribuir acciones a estas entidades históricas, porque la propia narración nos ha enseñado a separar el personaje del individuo65. La simetría entre la teoría del cuasi personaje y la de la cuasi trama, se debe a que la imputación causal singular tiene su campo privilegiado de aplicación en. el plano de las entidades de primer orden del discurso histórico. Las tesis de una teoría de la explicación causal como la de M. Mandelbaum66, que rompe con la tradición empirista de Hume, muestran estrecha afinidad con la historia, y pueden ser ilustradas con ella. En primer lugar, hay afinidad entre el razonamiento causal y el carácter continuo de los fenómenos sociales67. En seguida, la explicación causal singular permite la necesaria inserción de generalizaciones de todo tipo08. Finalmente, el que la necesidad causal es condicional y no implica ninguna creencia en el determinismo es homogéneo con la distinción entre historia general e historias especiales69. Existen entidades de segundo y de tercer orden, clases y ya no singularidades, que el historiador suele tomar de las ciencias sociales (economía, demografía, sociologías de las organizaciones o de las mentalidades, ciencia políti-

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que implica la práctica real (mimesis I). Cf. I, 278. MANDELBAUM, M., The Anatomy of Historical Knowledge(1977). La explicación causal reconstruye la continuidad que el análisis rompe, por medio de la continuidad temporal en acontecimientos que pueden integrarse en distintas escalas o la unidad estructural que determina el ámbito analizado. Cf. 1,281-282. Generalizaciones que funcionarán históricamente si se da razón de las estructuras y las secuencias temporales. Cf. I, 282-283. Las entidades de primer orden (nación, clase, pueblo, comunidad, civilización) son siempre sociedades singulares, actores o cuasi personajes tan múltiples, como lo son las cuasi tramas que desarrollan. El que no haya una trama única que englobe a todas las demás es coherente con el pluralismo de los pueblos y de las civilizaciones. Cf. I, 283.

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ca, etc.) con las que la historia forma pareja. En este desplazamiento desde el fenómeno social singular a los fenómenos culturales y genéricos, a Ricoeur le interesa que no se olvide que dichas historias especiales son derivadas, en virtud de una abstracción, de la historia general. De dicha derivación se sigue el nominalismo de los conceptos históricos y el que, en este nivel, ya no se pueda hablar de cuasi personaje por la lejanía de las entidades de segundo y tercer orden de la narración y de la acción real.

El último paso en la demostración de la tesis de que las estructuras de la historiografía pueden ser derivadas indirectamente de las estructuras de base de la narración, lo damos al considerar el estatuto del tiempo histórico respecto de la temporalidad de la narración. Se trata de demostrar que el tiempo construido por el historiador nace de la temporalidad propia de la narración, y que el enlace apropiado es la noción de acontecimiento. El uso corriente del término acontecimiento que asocia a ellos la singularidad, la contingencia y la desviación, ha sido reformulado por la teoría de la trama que vincula acontecimiento y narración. Los acontecimientos, al recibir su inteligibilidad de su contribución a la trama, al ser contados, son a la vez singulares y típicos, contingentes y esperados, desviadores y tributarios de paradigmas. La tesis que Ricoeur quiere mostrar es que "los acontecimientos históricos no difieren radicalmente de aquellos encuadrados por la trama"

(I, 289/337). La noción misma de historia de larga duración deriva del '''acontecimiento-estructurado-en-trama" (Ibid.). Una lectura atenta de Mediterranée de Braudel, le permite mostrar cómo la larga duración (la historia lentamente ritmada) hace de transición entre la estructura (la historia casi inmóvil de la geografía) y el acontecimiento (la historia de dimensión individual de Felipe II)70. La pluralidad de los tiempos tiene su unidad en las estructuras de transición que permiten tratar la obra entera, juntando sus tres planos estructuras, ciclos y acontecimientos-, como una cuasi trama. Los tres planos concurren a la trama global, que consiste en "el ocaso del Mediterráneo como héroe colectivo en la escena de la historia mundial" (I, 300/349) al dejar de enfrentarse los dos imperios, el turco y el español, y al desplazarse la historia hacia el Atlántico y Europa del Norte71. La noción de cuasi trama pone en cuestión que el acontecimiento sea breve y momentáneo, y que pertenezca sólo al tercer plano. Adquiriendo un carácter de síntoma o de testimonio, pertenece a los tres planos, y es una variable de la trama. "El acontecimiento es lo que distingue el concepto de estructura del historiador de aquel del sociólogo o del economista"72. Ricoeur termina confirmando en otros autores franceses esta vuelta al acontecimiento por el rodeo de la larga duración73. El acontecimiento mantiene a la larga duración como tiempo histórico, impidiendo que el tiempo humano sea olvidado en el tiempo de la naturaleza. La analogía del crecimiento y de la decadencia, de la creación y de la muerte, es preservada entre el tiempo de los individuos y el de las

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3) Tiempo de la historia y destino del acontecimiento

Las transiciones entre un tiempo y otro se analizan descubriendo cómo en la geohistoria no sólo está implicada, sino anticipada, la geo-política; cómo la larga duración de las coyunturas de lo económico, de lo físico-político de los imperios, de las civilizaciones son afectados por lo episódico; cómo los acontecimientos se pueden enraizar de nuevo en estructuras y coyunturas. Cf. I, 290-298.

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El drama del Mediterráneo en el siglo XV, la trama de la trama, es la gran oposición entre los dos Mediterráneos y el final de su enfrentamiento. Cf. I, 300-301. I, 303. Estructuras, las del historiador, que no cambian al mismo ritmo, y en las que justamente lo que interesan son sus rupturas y cambios. Cf. I, 303. Analiza los aportes de Le Goff, Georges Duby y de Francois Furet. Cf. I, 304-31 2.

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civilizaciones; una analogía semejante, al nivel de la temporalidad, a la que se ha preservado en el nivel de los procedimientos (entre la atribución causal y la construcción de la trama) y en el nivel de las entidades (entre las sociedades y los personajes del drama). "En este sentido, todo cambio entra en el campo histórico como cuasi acontecimiento" (I, 313/363). Una noción de cuasi acontecimiento correlativa a la extensión de las nociones de cuasi trama y de cuasi personaje. Un parentesco que permite comprender la pluralidad de los tiempos históricos, propuesta por Braudel, como una expansión del rasgo cardinal del tiempo narrativo: "su aptitud para combinar en proporciones variables el componente cronológico del episodio y el no cronológico de la configuración" (I, 313/ 364). En resumen, Ricoeur con la noción de intencionalidad histórica, pretende preservar a la vez la especificidad de la explicación histórica y la pertenecía de esta disciplina al campo narrativo. Con el método fenomenológico del cuestionamiento regresivo se fue mostrando el carácter indirecto de la filiación que vincula la historia a la comprensión narrativa. Pero ha sido la propia historiografía la que ha proporcionado los enlaces que han permitido la derivación: la explicación causal singular haciendo de transición entre la explicación por leyes y la comprensión por la trama; las entidades de primer rango que, al implicar modalidades de pertenencia participativa, garantizan el parentesco entre el objeto de la historia y los personajes de la narración; una nueva concepción de los acontecimientos históricos, que pueden implicar temporalidades muy diversas, desde los cambios puntuales a los de muy larga duración, reenvía a la dialéctica temporal de la narración. Con ellos Ricoeur ha construido las nociones de cuasi trama, cuasi personaje, cuasi acontecimiento que, con su carácter intermedio y analógico, son capaces de guiar el reenvío intencional de la historiografía hacia la narración. 122

3.

Conclusión: las pretensiones de Tiempo y narración

Tiempo y narración de Ricoeur es un intento impresionante de indagaciones múltiples sobre las relaciones entre historiografía, literatura y filosofía. En nuestra introducción hemos querido mostrar que la atención que nuestro filósofo presta al lenguaje en todo su itinerario hace menos sorprendente sus exhaustivas indagaciones en el lenguaje metafórico y en el narrativo. Al abordaje del mal, del deseo, de la acción mediante el lenguaje corresponde ahora abordar el tiempo con los recursos de la narración. Uno de los aspectos concernidos en el problema del tiempo tiene que ver con el trabajo de los historiadores que intentan hacer memoria de lo ocurrido en el pasado. La relación que guarda la narración con el trabajo de la historiografía es de lo que hemos dado cuenta en este artículo. Frente a algunos que sostienen que entre historia y narración no hay relación y otros que simplemente las identifican, nuestro filósofo afirma la existencia de una relación indirecta entre ambas: el conocimiento histórico asume en su orden propio las operaciones de la narración. Historia y narración presentan vínculos indirectos a nivel de sus procedimientos, de sus entidades y de sus temporalidades. Sin reducir la historiografía a la literatura, el parentesco viene de la mano de las nociones de cuasi trama, cuasi personaje y cuasi acontecimiento. Las estructuras de la historiografía pueden ser derivadas indirectamente de las estructuras de base de la narración. Hemos podido apreciar que ía adquisición de esta tesis es fruto de un dialogo interdisciplinar que en este caso pide competencia y dominio tanto de la historiografía como de la filosofía. La aplicación a este problema de la fenomenología husserliana no exime al filósofo de la consideración exhaustiva de las diversas posturas de los teóricos de la historia. Pero la vinculación indirecta de la narración y la historia se sostiene en el marco de una

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indagación mucho más amplia que consideramos oportuno enunciar aquí, y que nos permitirá una presentación somera, aunque sea al cierre de este trabajo, de todas las pretensiones de Tiempo y Narración. La hipótesis que anima toda la obra se refleja con claridad en su título: una correlación fundamental entre la actividad de contar una historia y el carácter temporal de la experiencia humana. Ricoeur se aboca a la tarea de mostrar que "el tiempo se hace tiempo humano en la medida en que se articula en un modo narrativo, y la narración alcanza su plena significación cuando se convierte en una condición de la existencia temporal" (I, 85/113). Esta estrecha ligazón entre narratividad y temporalidad, considera, en palabras de Wíttgenstein, que la temporalidad es la forma de vida que llega al lenguaje en la narratividad, y que ésta es el juego de lenguaje que tiene como referente último la temporalidad. El acto de narrar clarifica y articula el carácter temporal de la experiencia humana, pues todo lo que se narra se desarrolla temporalmente, y todo lo que se desarrolla en el tiempo puede ser narrado. La experiencia humana del tiempo, la historicidad, permanecería muda, confusa, inarticulada, si no fuera elevada al lenguaje por la narración. La narración se agotaría en meras estructuras sincrónicas internas, si no refigurara nuestra experiencia del tiempo. La obra despliega esta única hipótesis a lo largo de las cuatro partes que la estructuran de acuerdo al nivel epistemológico u óntico en el que son abordados los problemas de la historia, la ficción y el tiempo. En un primer momento74, en este enfrentamiento entre el tiempo y el relato, es posible considerar la narración en su conjunto y se debe mostrar cómo la construcción de la trama media una experiencia temporal previa con una refiguración temporal posterior: "la temporalidad es llevada al lenguaje en la medida que éste

configura y refigura la experiencia temporal" (I, 87/115). Estos aspectos de configuración y refiguración del relato nos indican que la hipótesis debe poder ser demostrada tanto al nivel del sentido y estructura del modo narrativo, como al nivel de su referencia y pretensión de verdad. En ambos niveles, la unidad y la especificidad del modo narrativo se ven cuestionadas por la existencia de los dos grandes géneros en los cuales éste se bifurca: el relato histórico y el relato de ficción. La peculiaridad de la historia en cuanto relato es lo que hemos presentado aquí75. Quedaría por analizar la peculiaridad del relato de ficción76. Recordemos que Ricoeur no identifica ficción con configuración narrativa. De este modo los relatos de ficción pueden ser distinguidos de los relatos históricos que tienen la ambición de construir una narración "verdadera". La configuración narrativa estaría a la base de ambos suministrando una estructura común en la trama. Se trata de problemas propiamente epistemológicos que implica poder demostrar que cada uno de ellos a su modo configuran el tiempo. Historiografía y literatura de ficción deben rendir el examen de su unidad: mostrar que, a pesar de sus manifiestas diferencias, poseen una estructura formal de composición interna común, que permite catalogarlos como relatos de narraciones. Al problema óntico de la refiguración del tiempo por el relato, Ricoeur dedica la cuarta y última parte de su obra77. Pero la pregunta de si una función común, la redescripción de nuestra condición histórica, corresponde a la estructura común recién mostrada, debe ser precedida por una interpretación independiente de lo que significa ser histórico, si se quiere evitar la circularidad. Desde el ámbito del tiempo debe ser invitado un interlocutor que sea capaz de proseguir este diálogo, en el que ya participan como represen-

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Primera parte: «te cerc/e entre rédt et fempora//fé» (I, 15-129). Segunda parte: «L'histoire et le rédt» (1, 131 -320).

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Tercera parte: « La configuraron du temps dans le rédt de fiction » (tomo II). Cuarta parte: «le temps raconfé» (tomo III).

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tantes de la narración, la historiografía y la ííferatura de ficción; tal será la fenomenología del tiempo. Si bien este invitado nos es presentado exhaustivamente, a continuación de los dos anteriores78, se asoma también al comienzo y al final de la obra79. Así, las cuatro partes de la obra, dan

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La primera sección de la cuarta parte: L'aporétíque de la temporalité (tomo III). La obertura de toda la obra es justamente el contrapunto entre la fenomenología del tiempo de Agustín y la

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cuenta de la interlocución de estos fres participantes (la historiografía/ la literatura de ficción y la filosofía fenomenólogica), en los dos niveles (epistemológico de la configuración y óntico de la refiguración) en los que debe ser demostrada su única hipótesis (la correlación entre narración y temporalidad).

Poética de Aristóteles (I, 19-84). El cierre será dado en las Conclusiones con una nueva relecturayordenamiento de las oponas del tiempo (III, 347-392).

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