Tiempo y Espacio-62-2014

July 25, 2017 | Autor: Froilán Ramos R. | Categoría: History, Latin American Studies, Venezuela, Chile, Historia, Historia de América
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orr Julio-Diciembre, 2014 g a r oI VOL XXXII. Segunda Etapa ceñ i r B ISSN: 1315-9496 ario M cas tóri s i H nes o i c ga esti v n I

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TIEMPO Y ESPACIO

© TIEMPO Y ESPACIO Universidad Pedagógica Experimental Libertador Instituto Pedagógico de Caracas. Subdirección de Investigación y Postgrado Coordinación General de Investigación Centro de Investigaciones Históricas Mario Briceño Iragorry Av. José Antonio Páez. El Paraíso, Caracas-Venezuela Zona Postal 1021 Teléfonos: (0212) 915-83-69 Diseño de cubierta: Diagramación y arte final: Deisy Goncalvez Goncalvez Depósito Legal pp198402DC2832 ISSN: 1315-9496

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TIEMPO Y ESPACIO UNIVERSIDAD PEDAGÓGICA EXPERIMENTAL LIBERTADOR INSTITUTO PEDAGÓGICO DE CARACAS

CUERPO DIRECTIVO Directora (E) Subdirectora de Docencia ( E ) Subdirectora de Investigación y Postgrado ( E ) Subdirector de Extensión ( E) Secretario

Alix Agudelo Dácil García Miren de Tejada Humberto González Juan Acosta Boll

DEPARTAMENTO DE GEOGRAFIA E HISTORIA JEFE DE DEPARTAMENTO Jorge Bracho

CENTRO DE INVESTIGACIONES HISTÓRICAS “MARIO BRICEÑO IRAGORRY” Coordinadora: Haydee Vilchez

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TIEMPO Y ESPACIO • Es una publicación científica fundada en 1983 perteneciente al Centro de Investigaciones Históricas “Mario Briceño Iragorry” del Instituto Pedagógico de Caracas; de circulación nacional e internacional, destinada a divulgar los resultados de investigaciones realizadas en áreas de Geografía, Historia y Ciencias Sociales. • Podrán publicar trabajos en esta Revista, los profesores del Departamento de Geografía e Historia de todos los Institutos Pedagógicos, estudiantes de pregrado y postgrado de la UPEL y otras Universidades, historiadores nacionales e internacionales y personas de alta calificación intelectual y académica. • El sistema de arbitraje utilizado por el Consejo Editorial seguirá el criterio denominado “doble ciego”, es decir, los autores no conocen quien los arbitra y éstos últimos no conocen la identidad del autor. • Publicación financiada por la Subdirección de Investigación y Postgrado del Instituto Pedagógico de Caracas. • Tiempo y Espacio está indizada en el Proyecto Scielo Venezuela, en la base de datos de Citas Latinoamericanas en Ciencias Sociales y Humanidades (CLASE), además de DIALNET (Universidad de la Rioja, España) y en el Índice y Directorio de Revistas Venezolanas de Ciencia y Tecnología REVENCYT, Código: RVT011. • La Revista no se hace responsable de los juicios y criterios expuestos por los autores. • Para efectuar canje y correspondencia enviar a Centro de Investigaciones Históricas “Mario Briceño Iragorry” (CIHMBI); Universidad Pedagógica Experimental Libertador-Instituto Pedagógico de Caracas, Torre Docente, piso 8, Nº 802, Av. Páez, Urbanización El Paraíso, teléfono 0058-02129158369 (Directo) / 4616036 / 4616086 / 4616121; Ext. 272. Caracas Venezuela. • Correo Electrónico: [email protected] Página web: www.upel.edu.ve PROHIBIDA SU REPRODUCCIÓN POR CUALQUIER MEDIO SIN AUTORIZACIÓN DE SUS EDITORES. Diagramación: Deisy Goncalvez Goncalvez Depósito Legal pp198402DC2832 ISSN: 1315-9496

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TIEMPO Y ESPACIO Nº 62. JULIO-DICIEMBRE 2014 VOL XXXII Publicación del Centro de Investigaciones Históricas “Mario Briceño Iragorry”

Director José Alberto Olivar

Jefe de Redacción Jean Carlos Brizuela

Editor Invitado Froilán Ramos Rodríguez

Consejo Editorial Elina Lovera Universidad Pedagógica Experimental Libertador Lila Mago de Chópite Universidad Pedagógica Experimental Libertador David Ruiz Chataing Universidad Pedagógica Experimental Libertador Suzuky Gómez Universidad Pedagógica Experimental Libertador Germán Guía Caripe Universidad Simón Bolívar (SL) Luis Alberto Buttó Universidad Simón Bolívar Zandra Pérez Universidad Pedagógica Experimental Libertador José J. Hernández Palomo Consejo Superior de Investigaciones Científicas Escuela de Estudios Hispano-Americanos, Sevilla-España

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Normas de Publicación para los Autores • La Revista incluirá en su publicación: artículos, documentos, avances de investigación y reseñas bibliográficas que correspondan al campo de las Ciencias Sociales, especialmente al de la Historia. • Los artículos deben ser inéditos y producto de investigaciones originales, cuyo contenido debe estar expresado con claridad y sus argumentos bien fundamentados. • Cada artículo debe venir acompañado de un resumen con una extensión máxima de ½ cuartilla, y de 3 a 5 palabras clave. Así mismo, debe incluir una breve relación de los datos académicos del autor (Currículum Vitae). • Se presentará en redacción definitiva, a doble espacio, en papel blanco tamaño carta, y con una extensión no mayor a 25 cuartillas. En cada página se dejará un margen de 3 centímetros del lado izquierdo y 2 del lado derecho con un máximo de 30 líneas por página, tipo de letra Times New Roman 12. • El encabezamiento de los artículos debe incluir el título, en la siguiente línea y a la derecha el nombre del autor o autores e inmediatamente insertar un pie de página con el grado académico, el departamento, institución a la que pertenece y correo electrónico. • Las normas de redacción, presentación de tablas y gráficos, citas, señalamientos de autores, referencias bibliográficas y otros aspectos afines deben hacerse en el sistema autoraño-página (Cárdenas, 2006: 85). Las citas textuales que tengan una extensión mayor de 2 líneas deben aparecer sangradas sin comillas y a un (1) espacio. También pueden colocarse citas al pie de página o al final del trabajo, indicando Autor, Título y Página. • Los títulos de libros, revistas y periódicos así como las palabras que se empleen en otro idioma, irán con negritas; para indicarlos se subrayan en el texto. Las comillas quedan reservadas para los títulos de artículos, partes o capítulos, lo mismo que para las citas textuales cortas. • Los títulos de obras o artículos deberán citarse completos en la primera oportunidad, a continuación pueden abreviarse o si se trabaja con varios títulos de un mismo autor éstos pueden codificarse con el empleo de siglas que estarán identificadas en notas a píe de página. • El sistema de arbitraje utilizado por el Consejo Editorial seguirá el criterio denominado “doble ciego”, es decir, los autores no conocen quien los arbitra y éstos últimos no conocen la identidad del autor. • La bibliografía se incluirá sólo en casos muy especiales, cuando el tema lo requiera o que el artículo no incluya citas a pie de pagina. • El material ilustrativo, mapas, cartogramas, cuadros o figuras en general, será reproducido sólo en aquellos casos estrictamente necesarios y deberán contemplar normas establecidas en la metodología de la investigación. • Los cartogramas, mapas o figuras deben presentarse en original.

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CONTENIDO Presentación ..................................................................................................... 11-13

Dossier Miguel Castillo Didier ...................................................................................... 15-36 Francisco de Miranda y Chile Alfredo Gorrochotegui M. ................................................................................ 37-61 Andrés Bello: una vida de servicio y heroísmo silencioso. Semblanza para educadores Barry L. Velleman ............................................................................................. 63-76 Los criterios de una obra “Difícilmente superable”: Ángel Rosenblat y “El Pensamiento gramatical de Bello” Eduardo Hodge Dupré ..................................................................................... 77-92 Félix Armando Núñez en la Pluma de Gabriela Mistral: Chile y Venezuela unidos en el tiempo Froilán Ramos Rodríguez/ Javier Castro Arcos ................................................ 93-138 La Alianza para el Progreso en Chile y Venezuela, 1961-1963

Conferencias Sol Serrano Pérez Gramática y Prosodia: la proposición política de Andrés Bello ....................... 139-147

Estudios Rafael E. Cuevas Montilla ............................................................................. 149-171 Esos hombres impíos y detestables: la presencia del hereje inglés y su valoración en la Venezuela colonial Néstor D. Rojas López .................................................................................. 173-185 El Derecho de Lanzas de la élite encomendera merideña (1619-1620)

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Adelina Rodríguez M. .................................................................................. 187-202 El colapso del Callao: la crisis de la producción aurífera en Guayana a fines del siglo XIX Scarlet Cartaya Ríos ..................................................................................... 203-219 ¿Las geografías o la geografía? Claudio Alberto Briceño Monzón ................................................................. 221-261 La frontera Chilena-Argentina: La Controversia por el Canal del Beagle

Entrevista Entrevista con Iván Jaksic ............................................................................. 263-269

In memoriam Dr. Domingo Irwin G. ..................................................................................................................... 271-272

Reseñas ..................................................................................................................... 273-299

Eventos ..................................................................................................................... 301-303

Índice acumulado de materias ..................................................................................................................... 305-306

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CONTENT Presentation ..................................................................................................... 11-13

Dossier Miguel Castillo Didier ...................................................................................... 15-36 Francisco de Miranda and Chile Alfredo Gorrochotegui M. ................................................................................ 37-61 Andres Bello: A Life of Service and Silent Heroism. Model for Educators Barry L. Velleman ............................................................................................. 63-76 The Criteria of a Work “Difficult to Surpass”: Ángel Rosenblat and “El PensamientoGramatical de Bello” Eduardo Hodge Dupré ..................................................................................... 77-92 Félix Armando Núñez in the Gabriela Mistral’s Pen: Chile and Venezuela joined in Time Froilán Ramos Rodríguez/ Javier Castro Arcos ............................................... 93-138 The Alliance for Progress in Chile and Venezuela, 1961-1963

Conferences Sol Serrano Pérez .......................................................................................... 139-147 Grammar and Prosody: Political Proposition from Andrés Bello

Studies Rafael E. Cuevas Montilla ............................................................................. 149-171 Those wicked and detestable men: the presence of English heretic and its assessment in colonial Venezuela Néstor D. Rojas López .................................................................................. 173-185 The law Spears elite encomendera of Merida (1619-1620)

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Adelina Rodríguez M. .................................................................................. 187-202 The collapse of The Callao: the crisis of the aurifera production in Guyana at the end of the 19th century Scarlet Cartaya Ríos ..................................................................................... 203-219 Are geographies or geography? Claudio Alberto Briceño Monzón ................................................................. 221-261 The Chilean-Argentine border: The Controversy over the Beagle Canal

Interview Interview with Iván Jaksic ............................................................................. 263-269

In memoriam Dr. Domingo Irwin G. ..................................................................................................................... 271-272

Reviews ..................................................................................................................... 273-299

Events ..................................................................................................................... 301-303

Cumulative table of contents ..................................................................................................................... 305-306

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PRESENTACIÓN Chile y Venezuela: lazos en el tiempo Toda historia de fraternidad de Chile y Venezuela pasa honrosamente por el enorme legado intelectual y cultural de don Andrés Bello (1781-1865), quien ya no es venezolano o chileno, es uno de los americanos más universales que ha tenido la humanidad. A través del tiempo, han sido los hombres quienes han levantado auténticos puentes culturales e intelectuales entre uno y otro extremo de la cordillera andina. De la labor iniciada por Miranda, O’Higgins, Bello y Madariaga, continuada por Vicuña Mackenna y Arístides Rojas, por Mistral y de la Parra, por Picón-Salas y Neruda, entre muchos otros, hoy una vez nos convoca. El 7 de noviembre de 2013, se realizó el Conversatorio Chile y Venezuela: Lazos en el Tiempo, en la Universidad de los Andes, Santiago de Chile, un significativo evento que propició este Dossier sobre Chile y Venezuela; gracias, también, a la confianza y determinación de los profesores José Alberto Olivar y Jean Carlos Brizuela, editores de la revista Tiempo y Espacio, por su apoyo incondicional. El esfuerzo titánico, y el entusiasmo de igual magnitud, han logrado reunir en esta edición especial todo el anhelo por el saber universal, por el más puro espíritu universitario, y la templanza de la naturaleza humana por el trabajo académico y la labor en el tiempo. Fruto del encuentro de voluntades ha surgido un nutrido trabajo en el que convergen experiencia y juventud, caballeros y dama, chilenos, venezolanos y estadounidense, todos ofrendan sus reflexiones sobre los lazos intelectuales y culturales entre Chile y Venezuela. De esta manera, el doctor Miguel Castillo Didier, Profesor Titular de la Universidad de Chile y Miembro de Número de la Academia Chilena de la Lengua, quien discurre sobre la figura de don Sebastián Francisco de Miranda Rodríguez y Chile, en el que recorre los contactos labrados en hacia fines de la centuria dieciocho y comienzos del diecinueve, entre las tierras chilena y venezolana, a través del propio Miranda, pero también Bello, del Abate Molina, y de don Bernardo O’Higgins.

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Asimismo, el Dr. Alfredo Gorrochotegui Martell, Profesor venezolano de la Universidad de los Andes de Chile, con su trabajo “Andrés Bello: una vida de servicio y heroísmo silencioso. Semblanza para educadores”, brinda un panorama amplio, claro y humano, sobre la vida, obra intelectual y valor personal de uno de los pensadores hispanoamericanos, cuya dedicación por el trabajo y herencia cultural más ha aportado a las generaciones posteriores. De igual modo, el académico estadounidense, doctor Barry L. Velleman, Profesor de la Marquette University, aporta una trabajo intitulado “Los criterios de una obra “Difícilmente superable”: Ángel Rosenblat y “El Pensamiento gramatical de Bello”, contribución en la que reflexiona sobre uno de los aspectos intelectuales del legado Bellista a la humanidad, la palabra escrita que logra trascender el papel y el tiempo para elevarse a las ideas de los hombres. Por su parte, el latinoamericanista Eduardo Hodge Dupré, del programa de Doctorado en Historia de la Universidad de los Andes de Chile, presenta su trabajo “Félix Armando Núñez en la Pluma de Gabriela Mistral: Chile y Venezuela unidos en el Tiempo”, en el que estudia a partir de la correspondencia inédita de la poetisa chilena, su epistolario con el educador y poeta venezolano don Félix Armando Núñez Beauperthuy, uno de los escritores más creativo y desconocido de las letras americanas. Del artículo de Hodge se desprende uno de los mayores retos para los historiadores, como lo es analizar y recoger el carácter humano de las palabras escritas. Asimismo, el historiador chileno Javier Castro Arcos, del doctorado en Historia de la Universidad de los Andes de Chile, y Froilán Ramos Rodríguez, exponen su trabajo “La Alianza para el Progreso en Chile y Venezuela, 19611963”, en el que estudian la política exterior de las administraciones de Jorge Alessandri y Rómulo Betancourt, en Chile y Venezuela, respectivamente, ante el programa de ayuda del Presidente estadounidense John F. Kennedy. Es este un trabajo que en sí mismo ha unido el aporte intelectual chileno-venezolano, y cuya labor recoge la experiencia de una iniciativa de acercamiento de Estados Unidos y América Latina. En este orden, la investigadora chilena doña Sol Serrano Pérez, Profesora de la Pontificia Universidad Católica de Chile (PUCC), quien diserta en torno a la “Gramática y Prosodia: La Proposición Política de Andrés Bello”, en esta contribución permite observar una de las dimensiones más interesantes del

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ilustre pensador, su constante preocupación por el idioma castellano hablado en América Por otra parte, se incorporan la sección de Estudios, dos trabajos sobre la Venezuela colonial. Uno del magister Rafael Cuevas Montilla, profesor de la Escuela de Historia de la Universidad de Los Andes (ULA-Mérida), que versa sobre “Esos hombres impíos y detestables: la presencia del hereje inglés y su valoración en la Venezuela colonial”. Al tiempo, que el historiador venezolano Néstor Rojas López, reflexiona sobre “El Derecho de Lanzas de la élite encomendera merideña (1619-1620)”. De igual modo se cuenta el ensayo de la historiadora Adelina Rodríguez sobre la crisis de la producción aurífera en Guayana a finales del siglo XIX, así como el interesante planteamiento formulado por la geógrafa Scarlet Cartaya Ríos en torno a viejo debate en torno a la epistemología de la ciencia geográfica y finalmente el ensayo de Claudio Briceño Monzón sobre el proceso de negociación del diferendo chileno-argentino por el canal del Beagle. Asimismo, en la sección Distinciones, se presenta una entrevista al Doctor Iván Jaksic, profesor chileno de la Universidad de Stanford, y uno de los investigadores más destacados sobre la obra intelectual de don Andrés Bello, quien comparte a través de una entrevista sus reflexiones en torno al humanista universal, su pasión por el Orden, sus contribuciones culturales a Chile y América, entre otros. Insertamos una nota de duelo In memoriam del historiador venezolano y especialista en relaciones civiles y militares Doctor Domingo Irwin Gaffaro, asiduo colaborador de nuestra revista. Por último compartiremos varias reseñas de libros recientes. En estas páginas el lector encontrará una inigualable combinación de esfuerzos humanos que han hecho posible acercar países y estrechar lazos de fraternidad académica. Maestros del Dossier Chile y Venezuela, como Castillo, Serrano, Gorrochotegui, Velleman y Jaksic, han cultivado la llama del saber, compartiendo sus luces para iluminar el camino; dos jóvenes historiadores, Castro y Hodge, representan una prometedora oportunidad para la comprensión de la América Latina, son su tesón, lo que los llevará a portar la antorcha de luz en el relevo. Froilán Ramos Rodríguez Editor invitado Santiago de Chile, Julio de 2014.

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DOSSIER FRANCISCO DE MIRANDA Y CHILE Francisco de Miranda and Chile Miguel Castillo Didier

Director del Centro de Estudios Griegos de la Universidad de Chile, Miembro de Número de la Academia Chilena de la Lengua y Miembro Correspondiente de la Real Academia Española. Entre sus publicaciones figuran 6 libros y numerosas ponencias y artículos dedicados a Francisco de Miranda; cuatro libros y numerosos artículos dedicados a temas de musicología venezolana; una cuarentena de libros y numerosos artículos sobre literatura griega antiguo y moderna. Correo: [email protected].

Recibido: 01/02/2014 Aprobado: 06/03/2014 Resumen: El artículo intenta presentar las relaciones entre Francisco de Miranda Chile en torno a cinco niveles: el de la común relación de Miranda con América Hispana; luego el de la relación del precursor con Andrés Bello; para continuar con las que tuvo con la obra del Abate Juan Ignacio Molina y aquellas que mantuvo con el Libertador de Chile, Bernardo O’Higgins. Palabras Clave: Miranda, Chile, Andrés Bello, Abate Molina, Bernardo O’Higgins. Abstract: The article tries to present the relationship between Francisco de Miranda and Chile around five levels: the common Miranda relationship with Spanish America; then the ratio of the precursor with Andrés Bello; to continue the work he had with Juan Ignacio Abate Molina and those that remained with the Liberator of Chile, Bernardo O’Higgins. Key Words: Miranda, Chile, Andrés Bello, Abate Molina, Bernardo O’Higgins.

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El primer nivel de relación de Francisco de Miranda con Chile forma parte de la común de relación de América Hispana con él; o, si se quiere, del Precursor con nuestro continente. Miranda, entre varios otros ilustres Precursores, como Viscardo, Nariño, Gual, España, se distingue por haber sido “el primero en concebir un auténtico proyecto político e institucional integrador de Hispanoamérica”1. El propio Viscardo, cuya obra no se puede sino admirar profundamente, no plantó la posibilidad del surgimiento de un gran Estado Hispanoamericano. Así pues, éste es el primer nivel de la relación: Miranda fue Precursor de la independencia chilena, como lo fue de los restantes procesos emancipatorios de los países hispanoamericanos.

Andrés Bello Otro nivel de la relación tiene que ver con un gran hijo de Venezuela, Andrés Bello, quien llegó a ser también chileno por adopción, y quien en Chile desarrollaría gran parte de su obra fundacional en la cultura hispanoamericana. Son bien conocidas las circunstancias en que Andrés Bello, de 29 años, se encuentra con el Precursor, de 60, a mediados de julio de 1810, al llegar a Inglaterra, como secretario de la delegación integrada por Bolívar y López Méndez, la cual iba en misión encomendada por la Junta surgida en Caracas el 19 de abril. En esa ciudad, en la casa de Grafton Street, Bello conoce la imponente personalidad de Miranda, “aquel proscrito formidable” que “personificaba en sí la revolución americana”2; su palabra cálida y cautivante; su amplísima cultura y experiencia; su biblioteca espléndida, presidida por la efigie de Apolo; su salón dominado por los bustos de Homero, de Sócrates y también de Apolo. Encuentra allí, en el refugio de ese hombre de tan variadas y famosas 1

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Ch. Ghymers: “Francisco de Miranda y O’Higgins en la emancipación hispanoamericana: ¿Por qué hablar de próceres”. En Ch. Ghymers: Seminario Internacional Francisco de Miranda, Instituto O’Higginiano de Chile – Asociación Internacional Andrés Bello, Santiago 2002, p. 13. Miguel Luis Amunátegui, Vida de don Andrés Bello, 2ª edición, Publicaciones de la Embajada de Venezuela, Santiago 1962, p. 93.

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experiencias, aquellas tres figuras clásicas de alto simbolismo; y libros griegos y latinos en abundancia, en magníficas ediciones originales y en traducciones variadas. Virgilio, a quien el joven humanista caraqueño tributa especial veneración, está representado en no menos de 17 ediciones3. En la casa de Miranda, puede decirse que comienza el segundo período de la vida de Bello, sus casi 20 años de permanencia en Londres; los primeros de su alejamiento definitivo de su tierra natal caraqueña, que durará 55 años y que terminará con su muerte, en Santiago de Chile, en 1865. Esta segunda etapa de la vida del sabio, así como la primera, la de Caracas, ha sido certeramente caracterizada por el distinguido bellista Rafael Caldera: Nadie se atrevería a negar que los diez y nueve años pasados en Londres le dieron a Andrés Bello una oportunidad excepcional para estudiar ―en la Biblioteca del British Museum y en la particular del General Miranda― y lo pusieron en contacto con hombres, ideas e instituciones de primer rango, lo que contribuyó a abrir su poderoso intelecto a los más amplios horizontes. Tampoco osaría nadie subestimar lo que significó para el 3

La primera y clásica biografía de Bello es la de Miguel Luis Amunátegui, 1882, reeditada en Santiago por la Embajada de Venezuela, en 1962. Valiosas visiones de conjunto contienen también el libro juvenil y ya clásico de Rafael Caldera, Andrés Bello, 7 ª ed., Caracas, 1969. Las últimas biografías son todas meritorias, en una natural variedad de enfoques: Andrés Bello: historia de una vida y de una obra, de Fernando Murillo Rubiera, La Casa de Bello, Caracas 1986 (Hay también una versión en síntesis, sin notas, de la obra de Murillo: Andrés Bello, Historia 16, Madrid 1987). Luis Bocaz: Andrés Bello Una biografía cultural, Edición del Convenio Andrés Bello, Bogotá 2000. Iván Jaksic: Andrés Bello: La pasión por el orden, Editorial Universitaria, Santiago 2001. Preciosos son los Estudios sobre Bello de Pedro Grases, reunidos en el volumen II de sus Obras Completas y los de Carlos Pi Sunyer, incluidos en el tomo II Patriotas Americanos en Londres, Caracas, 1978. Una amplia bibliografía puede hallarse en la recién citada obra de Fernando Murillo Rubiera, pp. 437-467. El segundo volumen de la Bibliografía de Andrés Bello, preparada por Horacio Jorge Becco, editado por La Casa de Bello, en su serie Anexos a las Obras Completas de Andrés Bello, apareció en 1987. Una rápida mirada a las ediciones virgilianas de Miranda nos muestra que su biblioteca poseía diez ediciones latinas, tres ediciones bilingües completas y una de la Eneida; siete traducciones a cinco idiomas, entre ellas la de Hernández de Velasco al castellano, de 1557; La de Delille al francés, de las Geórgicas, de 1784, y de la Eneida, en edición de 1804. Las ediciones completas eran todas valiosas. Entre ellas figuraba la reproducción del Códice Mediceo-Laurentiano, Florencia, 1741.

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volumen, la variedad y la trascendencia de su increíble producción, la oportunidad que le brindó la generosa y estimulante hospitalidad de Chile, su segunda patria, durante otros 36 años. Pero a veces ha habido fácil inclinación por ignorar o menospreciar la madurez de su formación, la calidad de su cultura, la fuerza ya lograda de su personalidad cuando salió de Venezuela, el 10 de junio de 1810, y desde el camino de La Guaira le dio una última mirada a Caracas, para decir, muchos años más tarde: ‘¿quién me hubiera dicho que era en efecto la última?’ 4.

Como lo destaca Rafael Caldera, el Bello que viaja a Londres es un hombre cabal, un intelectual de reconocido prestigio en Caracas, un universitario, un lingüista y un poeta ya elogiado en su medio. Sin duda, ahí está la base de lo que entregará después el sabio. Como a Francisco de Miranda varias décadas atrás, también a él la Universidad de Caracas, a través del llamado “Curso de Artes”, le había dado una formación superior, que éste, como aquél, procuraba complementar y ampliar a través de la hermosa aventura espiritual de las lecturas. Claro está, Miranda, casi treinta y un años mayor, a través de sus largos viajes y de su residencia y actuación en la Francia de la Revolución, había podido conocer más directamente el “gran libro del Universo”. A los conocimientos que dan los libros, había agregado los que da la experiencia, el conocimiento de paisajes geográficos y humanos. Por eso, a pesar del profundo bagaje intelectual que el joven humanista lleva Londres, no hay que forzar la imaginación para adivinar la admiración y aun el encandilamiento que experimentaría Andrés Bello al contemplar de cerca la figura de Miranda, rutilante y llena de historia, seguramente agrandada a los ojos de un caraqueño recién salido de una ciudad colonial5.

A través de ese compatriota ilustre comienza a conocer el mundo de Inglaterra y de Europa. El impacto de la personalidad del Precursor sobre el espíritu de Bello será definitivo. Ese año de 1810, esa impresión se refleja en el documento 4

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Rafael Caldera, “El Andrés Bello que viajó a Londres en 1810”, en el vol. Bello y Caracas. Primer Congreso del Bicentenario, Caracas, 1979, p. 13. Pedro Grases, Obras Completas, vol. II, Editorial Seix Barral, Barcelona, 1981, p. 87.

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que los comisionados envían a la Junta de Caracas para gestionar el regreso de Miranda a la patria, escrito que a no dudarlo, fue redactado por Andrés Bello6. Al publicar los borradores de aquel comunicado, que encontró en el Archivo Nacional de Bogotá, Pedro Grases ha destacado que tienen la excepcional importancia de ser todos escritos de puño y letra de Bello, y redactados por él, según lo prueba la forma de las correcciones y enmiendas que son características en toda redacción propia y personal.

También recuerda que en esos documentos comienza Bello su larga carrera de autor de comunicados diplomáticos, que habrá de proseguir en Londres, al servicio de la legación de Chile, primero; más tarde, en el de la Legación de la Gran Colombia; y, luego, en Santiago como oficial mayor de la Secretaría de Relaciones Exteriores por más de veinte años7.

Todo el documento es revelador de la idea de que los comisionados y, personalmente, Andrés Bello, se han formado del Precursor: Ni aun sus enemigos se han atrevido a negarle una superioridad extraordinaria de luces, experiencia y talento. A la verdad sería un absurdo suponer que un individuo de estas cualidades, y sin recomendación alguna exterior hubiese podido sostener un papel distinguido en las cortes, introducirse en las sociedades más respetables, adquirir la estimación y aun la confianza de una infinidad de hombres ilustres, acercarse a los Soberanos, y dejar en todas partes una impresión favorable 8.

Qué decidor es el párrafo siguiente. Cómo revive el interés fervoroso con que Miranda debió escuchar a los comisionados al relatar éstos los hechos de abril de Caracas; su disposición a servir con todos sus medios ―también sus 6

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Documento incluido por Oscar Sambrano Urdaneta en su Antología General de Andrés Bello, vol. II, pp. 1586-1589. Salcedo-Bastardo pone de relieve la importancia de este escrito en Crisol del Americanismo La casa de Miranda en Londres, 2ª edición, Cuadernos LAGOVEN, Caracas, 1982, pp. 81-82. El documento lo citamos de la edición de Grases: El regreso de Miranda Caracas en 1810, Caracas, 1957. P. Grases, ob. cit., p. 7. Ibíd., p. 10.

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libros― a los enviados del primer gobierno libre de su patria: Hemos observado su conducta doméstica, su sobriedad, sus procederes francos y honestos, su aplicación al estudio, y todas las virtudes que caracterizan al hombre de bien y al Ciudadano. ¡Cuántas veces a la relación de nuestros sucesos le hemos visto conmoverse hasta el punto de derramar lágrimas! ¡Cuánto ha sido su interés en informarse hasta de los más menudos pormenores! Con qué oficiosidad le hemos visto dispuesto a servirnos con sus luces, con sus libros, con sus facultades, con sus conexiones!9.

De modo semejante debió expresarse la opinión de Bello en otros textos que conocemos sólo indirectamente, como una de sus cartas a John Robertson, su amigo de Curazao. Éste contesta, el 10 de diciembre de 1810, una misiva por la que Bello le ha presentado a Miranda. Robertson dice coincidir con la opinión de su amigo de Londres: Yo le debo a usted mucha gratitud, porque me ha proporcionado el conocimiento del señor Miranda, y le doy por ellos las gracias más sinceras. Mi opinión es muy conforme a la de usted respecto de este hombre ilustre, y no he necesitado mucho tiempo para reconocer en él al estadista, al guerrero y al legislador consumado10.

Miguel Luis Amunátegui expresa que “don Andrés Bello manifestó todo el resto de su vida una grande admiración a Miranda”11. Esto significa que, a lo largo de los 36 años que vivió el sabio en Chile, Amunátegui y otros discípulos suyos le escucharon reiteradas veces manifestar tal sentimiento. Éste había nacido, o en todo caso se había hecho intenso, durante sus encuentros, en 1810, y reafirmado durante los dos años que Bello residió en la casa de Miranda, en esa “cuna de nuestra independencia y también de gran parte de nuestra América” y “refugio y consuelo de precursores y libertadores”, según la expresión de Miriam Blanco-Fombona12; aquel lugar del cual el Precursor 9 10

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20

Ibíd., pp. 12-13. Andrés Bello, Obras Completas, vol. XXV (vol. I del Epistolario de Bello), La Casa de Bello, 2ª edición, Caracas, 1984, p. 20. M. L. Amunátegui, ob. cit., p. 94. M. Blanco-Fombona de Hood, «El Londres de Andrés Bello”, en el vol. Bello y Londres I, La Casa de Bello, Caracas, 1980, p.184.

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había dicho: “Mi casa en esta ciudad es y será siempre el punto fijo para la Independencia y Libertad del Continente Colombiano” . Más tarde, en agosto de 1827, en el pórtico del tomo cuarto de El Repertorio Americano, Bello colocará frente a la portada interior la efigie de Miranda en la Revolución Francesa, hecha por Charles E. Gaucher en París, en 1793; y en las páginas de esa revista rendirá homenaje a la memoria del Precursor, publicando importantes documentos para su biografía, a once años de su muerte en La Carraca. La veneración de Bello por el Precursor se expresa en la emoción y concisión clásica de los versos con que canta la grandeza y nobleza de Miranda, haciendo lúcida y poética justicia a sus méritos: ¡Miranda! de tu nombre se gloria también Colombia: defensor constante de sus derechos, de las santas leyes, de la severa disciplina amante. Con reverencia ofrezco a tu ceniza este humilde tributo, y la sagrada rama a tu efigie venerable ciño. Patriota ilustre, que, proscrito, errante, no olvidaste el cariño del dulce hogar que vio nacer tu cuna; y ora blanco de las iras de fortuna, ora de sus favores halagado, la libertad americana hiciste tu primer voto y tu primer cuidado. Osaste solo declarar la guerra a los tiranos de tu patria amada. Y desde las orillas de Inglaterra diste aliento al clarín, que el largo sueño disipó de la América, arrullada por la superstición. Al noble empeño de sus patricios no faltó tu espada; y si de contratiempos asaltado que a humanos medios resistir no / dado

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te fue el ceder forzoso, y en cadenas a manos perecer de una perfidia, tu espíritu no ha muerto, no; resuena, resuena aún el eco de aquel con que a lidiar llamaste, la gran lidia de que desarrollaste el estandarte triunfa ya, y en su triunfo tienes parte.

En sólo 30 versos, engastados dentro de la Alocución a la Poesía, Bello recuerda y caracteriza la fisonomía y la obra de Miranda. “Ilustre” es el epíteto, a muy pocos prodigado, que merece el Precursor, el que hizo de la libertad de América su primera pasión y el que se lanzó solo al campo de batalla contra la tiranía: Su larga lucha desde Inglaterra, su combate en tierra venezolana al que no se negó, pese a que las circunstancias objetivas impedían el éxito, y su injusto y trágico fin, son recordados por el poeta; así como la permanencia de su llamado, que al igual que la bandera que creó, y que triunfó al fin13. Pedro Grases sintetiza certeramente el significado del encuentro de Miranda y Bello, encuentro de honda repercusión pedagógica, del que ha aprovechado nuestra América: En la coincidencia de espacio y tiempo entre Miranda y Bello, hay una poderosa convergencia de intereses que nos puede explicar la afinidad de los dos caracteres. Hay un pensamiento común: América, y una devoción compartida: la cultura. El símbolo de esta estupenda correlación puede ser la magnífica biblioteca particular de Miranda [...]. Si grande ha de haber sido el pasmo de Bello ante el criollo universal, mayor asombro debe haberle producido enfrentarse con la hermosa y rica colección de 13

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No hay duda de que Miranda, con su amplia visión del mundo y de la historia, aun en las condiciones de la injusta prisión final, visualizó el triunfo definitivo de la causa de la independencia de América. En este sentido, tuvo conciencia de la justificación de la lucha de su vida, aunque no pudiera ver la consolidación de la victoria. A este respecto, dice Alfonso Rumazo: “En Miranda no hubo un perdedor sino un constante ganador: logró en pleno, con otros muchos y con el pueblo, que la América se levantase en revolución. Y lo consiguió como los titanes, con su personal sacrificio”. Miranda Protolíder de la Independencia Americana (Biografía), Biblioteca de Autores y Temas Mirandinos, Los Teques, 1985, p. 12.

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volúmenes pertenecientes a Miranda. Bello habrá recorrido con avidez explicable el rico tesoro que le prometería tanto nuevo conocimiento14.

En forma semejante se expresa el biógrafo español de Bello, el profesor Murillo Rubiera: Es fácil imaginar la sorpresa y el placer que aquella gran riqueza debió producir en Bello, y el disfrute de su alma estudiosa cuando pudo tenerla para sí desde que quedó alojado en el domicilio de su primer protector en Londres. Era una biblioteca universal, como a él convenía, con un fondo de clásicos griegos y latinos [...], y en la que no faltaban piezas raras y valiosas, como la Biblia Políglota) edición de Amberes de fines del siglo XVI) o el Tratado de Re Militari) de Diego Gracián, edición de Bruselas, 1590”15. El historiador chileno Alamiro de Ávila ha destacado igualmente este encuentro de dos hombres unidos por el apasionado amor por los libros.16 Luis Bocaz enfatiza con razón: “imposible subrayar la impresión que la imagen del viejo revolucionario pudo causar en un intelectual como Bello. Huella imborrable17.

En medio de esas hileras de libros, ¡cuántos encuentros o reencuentros emocionados no se producen: Virgilio está ahí, el poeta admirado, traducido, imitado, el poeta amigo desde los apacibles años de adolescencia y juventud en la Caracas lejana. Como hemos anotado, el vate de Mantua está representado por no menos de 17 ediciones en esas estanterías londinenses. Allí está la primera edición de nuestro Poema del Cid, incluido en la Colección de Poesías Castellanas anteriores al siglo XV de Tomás Antonio Sánchez. No es nada inverosímil que ese ejemplar haya despertado o reanimado el amor de Bello por nuestra poesía heroica medieval y allí se haya iniciado el camino que lo llevará a escribir sus lúcidos y pioneros estudios sobre la epopeya 14 15

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P. Grases, Obras Completas, vol. II, p. 87. El subrayado es nuestro. F. Murillo Rubiera, Andrés Bello: Historia de una vida y de una obra, La Casa de Bello, Caracas, 1986, pp. 137-138. Alamiro de Avila y Martel, Andrés Bello y los libros, Fondo Andrés Bello, Santiago, 1981, pp.10 y 37-8. L. Bocaz, Andrés Bello Una biografía cultural, Prólogo de Rafael Caldera, Ediciones del Convenio Andrés Bello, Bogotá 2000, p. 90.

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cidiana y a proyectar una nueva edición18. Y habrá quizás pensado en su propia situación, tan lejos de su patria, al leer y releer aquellos primeros versos, que muestran al Cid, desterrado, llorando al abandonar forzadamente sus lares: “De los sos oios tan fuertemientre llorando, tornaba la cabeza...”. Como el héroe de Vivar, Bello no sabía cuándo vería de nuevo su tierra y su casa.... ni que ese cuándo se transformaría en nunca.

El Abate Molina Otro nivel de relación entre Miranda y Chile se relaciona con la figura del Abate Juan Ignacio Molina. Injustamente poco conocido en su propia pequeña patria y en la patria americana, América―, fue un gran maestro y un sabio elogiado y citado por grandes sabios, y cuyas obras fueron traducidas rápidamente a varios idiomas19. Fue un hombre de 18

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En el vol. VII, Estudios Filológicos II, de la edición caraqueña de las Obras Completas de Bello, figuran los estudios de éste sobre el Poema del Cid y su reconstrucción, amén de otras monografías sobre la literatura y la lengua medieval. Sirve de introducción el luminoso estudio de P. Grases “Andrés Bello, el Poema del Cid y la literatura medieval”. El mismo Grases ha comparado los aciertos de Bello en su estudio de la épica española y los del sabio catalán Milá y Fontanals, en Andrés Bello y Manuel Milá y Fontanals, La Casa de Bello, Caracas, 1986. La bibliografía de Molina es, a pesar de todo, bastante extensa. Aquí hacemos referencia de algunas obras fundamentales: H. Briones.: El Abate Juan Ignacio Molina Ensayo críticointroductorio a su vida y obra, Editorial Andrés Bello, Santiago 1968; W. Hanisch y Ch. Ronan.: Epistolario de Juan Ignacio Molina, Editorial Universitaria, Santiago 1979; W. Hanisch.: Juan Ignacio Molina Sabio de su tiempo, Ediciones “Nihil Mihi”, Santiago 1976; W. Hanisch.: Juan Ignacio Molina y sus obras, Editorial Universidad de Talca, Talca 1999; J. Jiménez J.: El Abate Molina Humanista clásico y sabio cristiano, Universidad Católica de Chile, Santiago 1974; P. Oyadener: Saber y saborear Cuatro “Memorias del Abate Molina, Editorial Universidad de Concepción, Concepción 2003. J. R. Stuardo: “Trascendencia del primer Saggio sulla storia naturale del Chili, su traducción, el Compendio Anónimo y el Bicentenario, Atenea Nº 495-2007 (Concepción). Las traducciones al español de la obra del Abate disponibles son: J. I. Molina: Compendio de Historia Geográfica, Natural y Civil del Reyno de Chile, escrito en italiano por el Abate Don Juan Ignacio Molina / Primera Parte que abraza la Historia Geográfica y Natural Traducida en español por Don Domingo Joseph de Arquellada Mendoza […] / En Madrid por Don Antonio de Sancha / Año M.DCC. LXXXVIII.p. VIII-IX. En realidad, Arquellada tradujo el Ensayo sobre la historia natural de Chile, de 1782, y colocó equivocadamente el título del Compendio de 1776. (Reproducción

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pensamiento libertario, que anheló hasta el fin de su vida poder volver a su patria. La pasión de la libertad es un motivo constante en la obra de Juan Ignacio Molina. Admira en los indios de Chile su valor, que nace de la libertad. La pequeña república araucana de Chile es libre, como también los pueblos indígenas australes. La historia de Chile es para Molina la apología de la libertad de los indios. Si critica la esclavitud negra es para hacer el elogio de la libertad. La independencia de los Estados Unidos de América es suficiente para hacer callar a todos los detractores de América20.

El Padre Walter Hanisch, gran estudioso del Abate, después de referirse a la afirmación de la conciencia nacional” por las obras históricas del Abate Molina, agrega: Hay un hecho que el mismo Molina se encargó de conservar. Lo cuenta Claudio Ferrari en la autobiografía que escribió al dictado de Molina y que este mismo corrigió de su mano: Se entretenía (dice) hablando con sus compañeros sobre las maneras de lograr la independencia de su país. Don Molina tuvo siempre dentro de sí un espíritu libertario y antes que se oyera voz alguna de la Revolución Francesa, que ocurrió mucho antes de la revolución de la América meridional, él había compuesto en lengua española una constitución republicana para su patria, la que envió con un compatriota que pasó por Bolonia’21.

La noticia citada lleva al Padre Hanisch a afirmar: “El texto es definitivo y hace de Molina un precursor de la independencia de Chile por derecho propio y el primer constitucionalista chileno”22. Así pues, Molina comparte

20 21

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digital: www.memoriachilena.cl/archivos2/pdfs–MC0005915); J. I. Molina.: Ensayo sobre la Historia Natural de Chile Bolonia 1810, Traducción, prólogo y notas de Rodolfo Jaramillo, Ediciones Maule, Santiago 1986. (Reproducción digital: www.memoriachilena.cl/archivos2/ pdfs–MC000268); J. I. Molina: Historia Natural y Civil de Chile, Selección, prólogo y notas de Walter Hanisch, Editorial Universitaria, Santiago 1978, W. Hanisch: J. I. Molina sabio de su tiempo, p. 73-74. Nota del P. Hanisch: Autobiografía de Molina escrita por Claudio Ferrari. (Archivo Histórico Nacional, Santiago). Ibídem, p. 75.

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con Miranda el hecho de ser precursor de la independencia, el haber tenido la idea libertaria antes de la Revolución Francesa y el haberse ocupado de redactar un texto constitucional, lo que significa pensar en la estructuración de un futuro Estado independiente. Su obra, además de ser fruto de años de intenso estudio agregados a los años en que pudo desde su niñez recorrer campos y montañas y conocer árboles, flores, animales, anotando sus descripciones, fue fruto de su profundo amor por Chile y por América, a quienes defiende de los juicios injustos de algunos europeos. En la segunda edición de la Historia natural, de 1810, escribe: “El amor que la patria naturalmente inspira me indujo a dar alguna idea, en el modo que me fue posible hacerlo a una distancia tan grande de los objetos que debía presentar”23. Claudio Ferrari, uno de sus discípulos recuerda: “Se entretenía hablando con sus compañeros sobre las maneras de lograr la independencia de su país. Molina siempre tuvo dentro de sí un espíritu libertario”24. Juan Pablo Viscardo alude directamente a Molina como hombre que compartía la causa independentista y libertaria. En una carta escrita en tercera persona, escribe: Se le informa al Sr Rossi [el alias de Viscardo en Londres] en la misma carta que su gran secreto fue participado a otros dos amigos dignos de confianza, uno de los cuales es autor de una Historia natural y civil de Chile que le valió mucho prestigio en Europa 25.

El mismo Ferrari, escribiendo sobre su intento de regresar en 1802, testimonia: “Había procurado muchas veces tener permiso para volver, inútilmente”. Con él, como con los demás jesuitas expulsados, el absolutismo español fue terriblemente implacable. En carta a Ignacio de Opazo, del 15 de diciembre de 1815, anuncia que se embarcará en abril o mayo de 1816 “de vuelta a mi muy amado Chile”. Dice que “el deseo de volver a la patria” 23 24

25

26

J. I. Molina: Historia Natural de Chile, p. II. Autobiografía de Molina, redactada por Ferrari, citada por W. Hanisch: Juan Ignacio Molina Sabio de su tiempo, p. 74. Carta de 7 de abril de 1791, gentilmente comunicada por el profesor Nicolas de Ribas de la Universidad de Artois.

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le hará el viaje “suave y corto”, a pesar de su avanzada edad. Y termina: “Dios me conceda esta gracia, que desde que salí de allá siempre he deseado”26. La persecución que desató el Santo Oficio en su contra a raíz de una memoria científica presentada a la Academia de Bolonia, le impidió viajar. Finalmente, murió en el destierro. En la agonía, sus últimas palabras fueron para pedir agua de la Cordillera de los Andes. En su vida, recibió el reconocimiento de admiración de la comunidad científica europea y de la Universidad de Bolonia y de la Academia de esa ciudad, de quien fue el primer miembro americano. Miranda no sólo tenía las obras del Abate Molina, sino que también hizo uso de ellas en su lucha por la independencia. En un memorial dirigido al Primer Ministro de Inglaterra William Pitt, en mayo de 1790, al ponderar las características de América Hispana, reproduce un hermoso elogio de Chile, del ilustre sabio desterrado, identificando en nota el pasaje que ha citado: “Historia naturale del Chile, Bologna, 1782, página 333”: El hombre goza de todo el vigor que pueden suministrarle las bondades de un clima inalterable. Una tardía muerte viene, en general, a cortar el largo discurrir de sus días. Los de origen europeo son en su mayoría de bella estampa, especialmente las mujeres, muchas de las cuales se encuentran dotadas de una singular belleza27.

Presentaba Miranda a los chilenos, con las hermosas expresiones de Molina, ante las “pragmáticas” autoridades inglesas, que más de una vez sonreirían ante los argumentos del Precursor, como más de una vez desmintieron las esperanzas que habían dado de ayudar a la causa hispanoamericana. En el mismo documento, Miranda se vale de palabras de otro ilustre sacerdote, español en este caso, de Feijoo, para elogiar la cultura de los americanos: “La cultura en todo género de letras humanas, entre los que no son profesores por destino, florece más en la América que en España”. Y documenta al pie de página: “Feijoo: Cartas eruditas, tomo V, cap. X, 1764”28. 26

27 28

Carta a Ignacio de Opazo, de 11 de diciembre de 1815, en W. Hanisch y Ch. E. Ronan: Epistolario de Juan Ignacio Molina, pp. 218-219. F. de Miranda: América espera, p. 107. R. Jaramillo: La más importante obra poética juvenil del Abate Juan Ignacio Molina Elegías latinas de la viruela, 1761. Ediciones “Nihil mihi”, Santiago 1976, p. 24.

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El 13 de diciembre de 1805, tratando de obtener apoyo o al menos neutralidad frente a la expedición que proyecta, se entrevista con el Presidente Jefferson de Estados Unidos. En enero, para tener una especie de autoconstancia de esa reunión, escribe al presidente y le envía de regalo un libro del Abate Molina: Tengo el honor de enviarle la Historia Natural y Civil de Chile, sobre la cual conversamos en Washington. Usted podrá quizás encontrar más interesantes hechos y más grandes conocimientos en este pequeño volumen, que en aquellos que han sido publicados antes sobre el mismo tema concerniente a este bello país29.

Cuatro años después, en Londres, en la The Edinburgh Review, órgano en el que se aparecieron no pocos textos sobre América Latina y la situación política de España y sus colonias, se publica un extenso documento, sin duda proporcionado a la revista por Miranda30, en cuya primera parte se comenta elogiosamente la obra del Abate Molina. Esta especie de reseña de la edición norteamericana de la Historia Natural de la Historia Civil, sirve como de introducción a una larga exposición sobre América Latina. El artículo menciona un documento que estaba entre los papeles y escritos del Abate Juan Pablo Viscardo, que Miranda conoció y tuvo intenciones de publicar. Este documento era una carta de otro ilustre jesuita expulsado, Clavijero, en que éste daba respuesta a preguntas de Viscardo. La mención no deja lugar a dudas de que es Miranda el autor de la exposición. La Historia Geográfica, Natural y Civil de Chile, por el Abate Don J. Ignatius Molina; con Notas de las Versiones Española y Francesa; y un Apéndice que contiene copiosos extractos de La Araucana de Don 29

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El texto de la carta, escrita en inglés y con los versos de Virgilio citados en latín, se conserva en el Archivo. Biggs la incluyó en su libro, p. 214, lo que confirma que el Precursor quiso aprovechar su propia carta como una especie de constancia, “autoconstancia” de la opinión favorable para la independencia de Hispanoamérica del Presidente de Estados Unidos. J. Biggs: Historia del intento de don Francisco de Miranda para efectuar una revolución en Sur América. Traducción y prñologo J. Nucete-Sardi, Publicaciones de la Academia Nacional de la Historia, Caracas, 19959. Más de una vez, Miranda escribió, en conjunto con su amigo el filósofo James Mills, artículos para esta revista, en sus esfuerzos por difundir la causa de la independencia americana en la opinión pública británica.

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Alonso de Ercilla. Traducido del Original Italiano por un Caballero Norteamericano. 2 vol. 8º. Middletown (Conn.) 1808. Nos sentimos particularmente contentos, en la presente oportunidad, de ser capaces de presentar en su propio idioma a nuestros lectores la obra de Molina. Cualquier esfuerzo destinado a aumentar nuestro conocimiento de la América del Sur reviste hoy la mayor importancia, y la región del trabajo que tenemos ante nosotros se encuentra ciertamente entre las más interesantes de ese olvidado mundo. Situado entre los Andes y el Océano Pacífico, y extendida entre los paralelos 24 y 45 de latitud sur, es descrita por todos como un paraíso terrenal bendito como ningún otro país, con un delicioso clima y un suelo fértil, y que además exhibe en u vario paisaje una naturaleza en ocasiones de la mayor grandiosidad y magnificencia, y en otras de la mayor suavidad y plenitud de encantos. La traducción con la que nos vemos ahora favorecidos – producto de una pluma norteamericana y de una imprenta norteamericana – nos presenta dos obras de Molina originalmente publicadas por separado. La primera se titula Saggio sulla Storia Naturale del Chili, del Signor Abate Giovanni Ignazio Molina, editado en Bolonia en 1782; la otra se titula Saggio sulla Storia Naturale del Chili, editada en Bolonia en 1787. La primera de ellas es bien conocida, aun en nuestro país, y es estimada altamente por todos los naturalistas europeos31. La segunda es una rareza en Inglaterra, aunque ha sido traducida al español y creemos que al francés. De la Storia Naturale tenemos ahora nosotros una traducción francesa. En cuanto a la publicación norteamericana que hemos ahora recibido, el primer volumen contiene la traducción de la Storia Naturale, y el segundo la de la Storia Civile con el apéndice anunciado en el título [de este artículo]. No es nuestra intención abundar en el contenido de estas obras: la Storia Naturale es demasiado conocida para requerir tal cosa; y de la Storia Civile basta con decir que es un recuento sucinto e 31

En nota con asterisco, se lee: “Hasta el señor Pinkerton, quien no es muy fácil de complacer, opina que “Molina honra a la raza criolla, ya que ningún autor escribió nunca un recuento más claro, científico e inteligente de algún país o de alguna época o clima. Modern Geography, V. III, p. 701. Y en la p. 665: “Las obras de Molina concernientes a este interesante país, pueden ser consideradas como excelentes modelos de corografía, y a duras penas existe de alguna región distante una descripción tan exacta y completa”. América espera, p. 39.

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inteligente del estado en que se encontraban los nativos cuando fueron descubiertos por los españoles, de las transacciones belicosas o pacíficas que han tenido lugar entre ellos desde entonces, y del estado actual, carácter y diversidad de la población. Pocos habrá, pensamos, entre quienes se interesan por tales cuestiones, que no se hallen dispuestos a examinar por sí mismos esta satisfactoria e interesante obra. Acerca del autor puede ser preciso decir que se trataba de un nativo del país que ha descrito. Era uno de los jesuitas que fueron tan cruelmente expulsados de sus países cuando la corte de Madrid tomó la resolución de extinguir la orden en todos sus dominios; y también era uno de aquellos que en esa ocasión ―como lo mencionamos en un artículo anterior― fueron a refugiarse en los dominios del Papa, en Italia. Clavijero, a quien conocemos por la famosa historia de su país natal, México; Molina, el historiador de Chile; y Viscardo, un nativo del Perú de cuya pluma hemos ofrecido recientemente un interesante opúsculo a la consideración de nuestros lectores, y a quien debemos varios manuscritos sobre el estado de su país ―de los que tenemos razones para creer que eran altamente dignos de salir a la luz― son tres nativos de la América Española, y tres miembros de un grupo de eclesiásticos perseguidos [...]32.

El opúsculo de Viscardo al que se hace referencia es la famosa Carta a los españoles americanos, escrita originalmente en francés. Miranda la publicó primero en francés en 1799, luego en traducción española que posiblemente hizo. El impreso en castellano fue enviado muchas veces por Miranda a América y fue llevado por él en la expedición libertadora de 1806. En su proclama en Coro exhorta a los habitantes de Venezuela a leer la Carta. Puede considerarse casi seguro que Miranda también tradujo o hizo traducir al inglés la Carta, versión que se incluyó en la segunda edición ampliada del libro de W. Burke Additional Reasons for our inmediately emancipating Spanisch America...33. Miranda admiró a los grandes jesuitas expulsados brutalmente por el absolutismo español y mantenidos implacablemente hasta la muerte lejos de 32 33

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El artículo se reproduce íntegro, traducido al castellano, en América espera, pp. 398-417. Allan R. Brewer-Carías, en “Las causas de la independencia de Venezuela explicadas en Inglaterra...”, p. 20, cita la opinión de Georges Bastin de que Miranda tuvo clara intervención en la publicación del mencionado libro de Burke, en cuya segunda edición se incorpora la traducción inglesa de la Carta de Viscardo y cinco documentos bajo el título de “Cartas y Proclamas del general Miranda”.

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sus patrias. Tenía la Historia de México de Clavijero y la estimaba mucho; quiso editar todas las obras de Juan Pablo Viscardo, y, como anotamos ya, tradujo y publicó la Carta a los españoles americanos. Vio en ellos las ilustres víctimas de un acto brutal de la tiranía absolutista. Y también los vio como hombres que serían de gran valor en la Hispanoamérica emancipada34.

Bernardo O’Higgins Aunque no larga en el tiempo, la relación de Miranda con O’Higgins fue para éste decisiva. El conocimiento del Precursor, de su ideal libertario hispanoamericanista y de su apasionada actividad por hacerlo realidad, se tradujo en la apertura de un claro camino de vida en el joven estudiante chileno en Londres. El Precursor tuvo un excelente concepto del joven Bernardo Riquelme, de quien se hizo acompañar a visitas a altos personajes del gobierno inglés35. Lo tuvo entre los “comisarios”, que volverían a América a promover la revolución emancipadora. Al salir de Inglaterra su joven amigo, Miranda le escribió un afectuoso “breviario” de “Consejos de un viejo sudamericano a uno joven, sobre el proyecto de abandonar la Inglaterra para volver a su propio país, que no se puede leer hoy sin profunda admiración36. 34

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En carta a William Pitt, de 28 de enero de 1791, escribe que jesuitas “hoy desterrados, radicados ahora en Italia, pueden ser de gran utilidad para dirigir los nuevos establecimientos y las relaciones comerciales que se inicien entre los naturales y los ingleses en las costas de América del Sur, relaciones que se extenderán luego a las grandes ciudades del continente por medio de su influencia y de sus amigos”. América espera, p. 109. Posteriormente, el 20 de marzo de 1798, anexa a otra presentación a Pitt el documento “Vista política de la América Española” de Clavijero, ilustre jesuita mexicano desterrado, autor de la famosa Historia de México Antiguo. Al final de la exposición , Miranda escribe esta nota: “El papel de que éste es copia tiene una nota que dice – Papel original de Don Francisco Xavier Clavijero, ex jesuita mexicano y autor de la célebre Historia Antigua de México, publicada por él mismo en lengua italiana”. Ibídem, pp. 212-219. R. Arancibia Clavel: Tras las huellas de Bernardo Riquelme en Londres, Instituto Geográfico Militar, Santiago, 1996. El autor documenta a varias personalidades importantes, como el Ministro de Relaciones Exteriores de Inglaterra, el Duque de Portland, el Encargado de Negocios de Estados Unidos, Ruphus King y otras: pp. 60-62. Archivo del General Miranda, vol. XV, p. 23. Este documento ha sido reproducido en numerosas ocasiones. Últimamente lo hemos incluido en el libro Bicentenario de Hispanoamérica Miranda escritor, Coedición Asociación Internacional Andrés Bello, Bruselas - Centro de Estudios Griegos Universidad de Chile, Santiago, 2011.

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El 1º de septiembre de 1828, desde su exilio en Perú, en Montalbán, O’Higgins escribe al almirante Hardy: “A Miranda debí la primera inspiración que me lanzó en la carrera de la revolución para salvar a mi patria”. Mucho antes, mientras el Precursor luchaba en Venezuela para que se proclamara la independencia y se dieran los pasos para asegurarla, el futuro Libertador de Chile, en carta de 5 de enero de 1811, decía a Juan Mackenna que había tenido el temor de verse apresado y enviado al Perú, caso en el cual cuán doloroso me habría sido el yacer impotente tras las rejas de los calabozos de Lima, sin haber podido hacer un solo esfuerzo por la libertad de mi patria, objeto esencial de mi pensamiento y que forma el primer anhelo de mi alma, desde que en el año de 1799 me lo inspiró el general Miranda. Como tengo la esperanza de abrazar a V. muy pronto, reservo para entonces el referirle cómo obtuve la amistad de Miranda y cómo me hice el resuelto recluta de la doctrina de aquel infatigable apóstol de la independencia de la América española.

En otro lugar, el Libertador de Chile insiste en el puesto que tiene su mentor: Él fue un hombre de extraordinario talento y, a mi humilde juicio, el llamado a tener el primer lugar en la independencia de América. Miranda fue el primero que se rebeló a la opresión que había en nuestro continente y el que me abrió los ojos en la contemplación del degradante estado de mi patria, que me hizo tomar la firme resolución de dedicar mi vida y mi fortuna a la gloriosa tarea de liberarla del duro yugo bajo el cual estuvo sometida por tantos siglos.

Las palabras de O’Higgins no pueden ser más elocuentes respecto del elevado concepto que tenía del Precursor. Jorge Ibáñez ha valorizado ese juicio, considerando la época temprana ―difícil y turbulenta― en que fue formulado. Escribe al respecto: La visión de O’Higgins sobre Miranda adquiere […] la categoría de un sorprendente juicio, medular y esencial, anticipando por décadas el marco histórico que valoraría con ponderación al incuestionable padre de la liberación americana37. 37

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M. Castillo Didier, “O’Higgins y Miranda”, Revista Libertador O’Higgins, Edición Conmemorativa del Bicentenario, 2010, p. 122.

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Eugenio Orrego Vicuña recuerda que O’Higgins habría querido escribir una biografía del Miranda: Nunca olvidó el discípulo a su maestro y en los días de ostracismo, cuando sus fatigados ojos por la obra hecha buceaban en las sombras del recuerdo, que alguna vez debió parecerle estéril, la imagen del Precursor volvería muchas veces a la retina de su espíritu. Y hasta intentó escribir su vida, según afirma el doctor Albano, pero diversas circunstancias le malograron el propósito. No importaba. ¿Por ventura no la llevaba escrita en su propio corazón?38.

Bernardo O’Higgins dejó entre sus escritos uno inconcluso con el título de Memorias útiles para la Historia de la Revolución Sud Americana. El documento, redactado en tercera persona, comienza dando noticias importantes sobre la relación que el joven chileno, futuro libertador de su patria, estableciera con el Precursor en Londres, relación que marcó su trayectoria vital en forma decisiva. Eran muy pocos los jóvenes de América que en aquella época se educaban en Inglaterra. El general Miranda se contrae exclusivamente a buscarlos para instruirlos y probarlos en el gusto del dulce fruto del árbol de la libertad. Elige entre ellos a su más predilecto discípulo, a O’Higgins, que para su educación había sido mandado por su padre a una Academia de Inglaterra desde los 14 años de su edad […]. No perdió tiempo Miranda en iniciar a su discípulo en los secretos de los gabinetes de Europa y de Washington con respecto a los asuntos de América39. La opinión de los grandes historiadores chilenos sobre el Precursor, podemos decir que ella ha sido por lo general ajustada a la realidad y han coincidido con el juicio de O’Higgins. Una desafortunada excepción la constituye Encina, quien en su magna obra Bolívar y la Independencia de la América Española, repite, sin documentación alguna, opiniones negativas hace tiempo superadas y muestra un insistente y desagradable empeño por disminuir cualquier mérito del Precursor40 38 39 40

E. Orrego Vicuña, op. cit., p. 66. Archivo de don Bernardo O’Higgins, Editorial Nascimento, Santiago 1946, p. 29. Francisco Encina, Bolívar y la Independencia de la América Española, Nacimiento, Santiago, 1955-1965, 8 vols. Las páginas referentes a Miranda en los dos primeros tomos.

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En las expresiones de Vicuña Mackenna, Barros Arana, Orrego Vicuña, Jaime Eyzaguirre, se refleja sincera admiración por la noble y heroica misión que cumplió el Precursor. Vimos como el primero propone que se llame al continente el Mundo de Miranda, como antes se lo llamó el Mundo de Colón. Orrego Vicuña, por su parte, a propósito del Pacto de Paris, de 1797, dice que la fecha de su firma, el 22 de diciembre, debía ser declarada el día de América Latina41. Este autor valoriza la expedición libertadora del «Leander». Ella no pudo conseguir su objetivo, pero tuvo una gran significación moral e histórica. Expresa el historiador: Pero los tiempos no estaban tan maduros como anhelos le hicieron consentir, y los recursos eran muy insuficientes. Derrotado, se reembarcó, tornando al centro de su acción sin abatirse ¿No es admirable esa firmeza de alma, ese acerado espíritu de lucha, con los atributos de símbolo y modelo sin par?42

Todos los historiadores citados concuerdan en aquello que resume Orrego Vicuña cuando escribe. «Fue decisivo en la vida del Libertador chileno su encuentro con el General Miranda»43. Antes de referirnos brevemente a los “Consejos querríamos hacer una observación acerca de la referencia a las lecturas del joven O’Higgins en Londres que hace Barros Arana. Dice el historiador: «Como recuerdo de su patria, O’Higgins leía y releía los dos únicos libros referentes a ella que estaba a su alcance, La Araucana, de Ercilla, y la Historia de Chile, del Abate Molina»44. Podemos suponer que el muchacho halló esos libros en la biblioteca mirandina. Allí habían dos ediciones de La Araucana, la de 1586, entonces muy escasa, y la «reciente» de 1776; allí estaban el Compendio della storia geografica, naturale e civile del regno de Chili, 1776, y el Saggio sulla storia naturale del Chili, 1782, obras que el Precursor había leído y que, como hemos visto, hasta había citado en documentos suyos45. 41 42 43 44 45

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E. Orrego Vicuña, ob. cit., 61. Ibid., 58. Ibid., 58. D. Barros Arana, op. cit., XII, 543. En el volumen Los Libros de Miranda, las ediciones de La Araucana figuran como los ítems 327 y 328 del catálogo de la primera subasta de la biblioteca mirandina, pág. (15). La Storia

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Gonzalo Bulnes dedica bellos capítulos a Miranda y a Nariño en la sección sobre los precursores de su obra 1810 Nacimientos de las repúblicas americanas. A pesar de que no alcanzó a conocer el Archivo, antes de escribir su libro, sus juicios sobre Miranda son justicieros. Reconoce que «su gran personalidad está lejos de ser bien conocida todavía, y los rasgos de mayor interés de su vida para la historia de este continente, permanecen en la oscuridad”. Lo primero desafortunadamente sigue siendo cierto en buena medida.; lo segundo ha sido superado con la abundancia documental abrumadora proporcionada por Colombeia, que se empezó a publicar en 1929, el año en que se editó la obra de Bulnes. El historiador habla sobre la unidad hispanoamericana propiciada tempranamente por el Precursor. La nueva nación que Miranda concebía era toda la América hispana, desde California hasta el estrecho de Magallanes, formando un solo estado. Los abrazaba a todos con el nombre de Colombia, en su inmenso amor por la libertad.

El “Pacto de París” lo considera como una fantasía llevada al delirio, pero no creemos que lo hace dando a este término su peor sentido, pues dice de aquel documento, pliego extraño: Pliego extraño que es la ilusión, inconmensurable de un gran patriota, de un gran proscrito, de un aventurero de la libertad que vivía soñando, de un hombre que no pisaba la realidad cuando pensaba en estas patrias libres de Sud América ocupando un lugar soberano a la luz del sol en el concierto del mundo.

Es lo que ha sucedido con los más nobles sueños concebidos para elevar la condición de la humanidad. Y hermosas son las palabras que dedica Bulnes al sentido de la vida de Miranda y a su trágico final: Lo que domina en la vida de Miranda es la perseverancia, la fe blindada contra todas las decepciones, qué también es la nota saliente en la carrera de Bolívar. Fue un gran visionario. Su pensamiento vagaba en Naturale del Chili, edición de 1782, es el ítem 619 de ese catálogo, pág. (28). En el catálogo de la segunda subasta figura como ítem 292. No aparece en esos catálogos la edición del Compendio…, de 1776, que probablemente fue la que regaló Miranda a Jefferson.

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las alas de la fantasía, contemplando entusiasmado los espacios infinitos de una América ennoblecida por la libertad. A este anhelo lo sacrificó todo, y esto que resulta en la primera parte de su carrera, culmina en el resto de ella y en su fin, cuando cae en La Guayra en 1812, rendido por el destino adverso, y muere tres años [cuatro] después atado a una cadena en una hórrida prisión española46

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G. Bulnes, 1810 Nacimiento de las repúblicas americanas, pp. 78, 88, 102. El historiador en su texto había expresado: «Día llegará, ¡esperémosle así!, que se encuentre en la bodega de algún viejo castillo británico, su documentación que tenía cuidadosamente ordenada”, p. 102. En una nota, dice luego que, estando en prensas su libro, vio el Boletín de la Unión Pan Americana, de abril de 1927, un artículo titulado «Venezuela adquiere el preciado archivo Miranda» (sic).

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Tiempo y Espacio. Nº 62. Julio-diciembre, 2014. Alfredo Gorrochotegui M. Andrés Bello: una vida de servicio y heroísmo silencioso. Semblanza para educadores, pp. 37-61.

ANDRÉS BELLO: UNA VIDA DE SERVICIO Y HEROÍSMO SILENCIOSO. SEMBLANZA PARA EDUCADORES Andres Bello: A Life of Service and Silent Heroism. Model for Educators Alfredo Gorrochotegui M.

Licenciado en Educación por la Universidad Católica Andrés Bello, Venezuela, y Doctor en Educación por la Universidad de Navarra, España. Director del Magister en Gestión Educacional de Calidad, Escuela de Administración de Servicios, Universidad de los Andes, Chile. E-mail: [email protected].

Recibido: 15/11/2013. Aprobado: 14/01/2014.

Resumen: En este ensayo, se ofrece una mirada complementaria de la vida de Andrés Bello, reconociendo lo que hizo como educador a lo largo de sus tres marcadas etapas de vida: en Caracas, Londres y Santiago de Chile. En cada etapa se describen sus actividades principales, distinguiendo entre su formación familiar y académica en Caracas; posteriormente, sus años en Londres, donde profundizó en diversos temas de interés y se relacionó con personas de gran peso intelectual y político; y, por último, su fructífera vida en Santiago, donde ayudó determinantemente a colocar las bases institucionales para una nueva sociedad independiente política y culturalmente del anterior régimen español. En las tres etapas se destaca su clara y desinteresada vocación de servicio y su marcado silencio heroico. Se concluye que Bello tuvo una profunda vida interior, que desarrolló gracias a su constante estudiosidad, la cual le permitió pensar en las mejores soluciones posibles a los problemas de su tiempo.

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Palabras clave: Bello, vida y obra, educación, educadores. Abstract: The present essay offers insight into the life of Andres Bello by taking a close look into his life as an educator throughout the three most prominent stages of his life: when he lived in Caracas, London and Santiago de Chile. The essay covers his family and academic instruction in Caracas, along with his years in London where he studied various topics of interest and became acquainted with intellectually and politically prestigious personalities, and finally, his fruitful life in Santiago, where he built the institutional basis for a new politically-independent society that was culturally different from the previous one under the Spanish regimen. All throughout these three stages, his spirit of service and silent heroism are remarkably clear. Bello had a profound interior life, which he nourished through constant study and allowed him to develop the best possible solutions to the problems of his time. Key words: Bello,biography, education, educators.

Introducción Con el presente ensayo, pretendo ofrecer una mirada complementaria, que ayude a ver a Andrés Bello como un mentor, que educó con la vida y los sucesos que esta le fue brindando: el modo como afrontó ciertos acontecimientos y aprovechó las oportunidades para reflexionar y producir las obras que dejó a la posteridad. Para lograr este reconocimiento, distinguiremos las tres claras etapas que marcaron la vida de Bello: su nacimiento y formación inicial en su Caracas natal; su traslado a Londres como espacio para la reflexión, el encuentro con grandes personalidades, el estudio y fundación de su propia familia; y, finalmente, su arribo a Chile, donde mejor arraigó y difundió todo su potencial en tierra fértil y agradecida. Estas etapas ofrecen puntos de aclaración para entender a Bello, para dilucidar su carácter, su amor por las letras y el estudio serio y profundo, y sus aportes a la construcción del orden nacional a través de la educación. En efecto, como ha expresado Jaksic (2006: 8): Bello defendió una visión del orden que descansaba sobre tres esferas relacionadas: el orden del pensamiento por vía del idioma, la literatura y la filosofía; el orden nacional por vía del derecho civil, la educación

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y la historia; y el orden internacional mediante la consolidación de las repúblicas y su participación en la comunidad de las naciones a través de la diplomacia y el derecho internacional.

En cuanto a la tercera etapa, su producción y florecimiento en Chile, la subdivido a su vez en otros tres apartados; a saber: algunos aportes concretos de Bello a la enseñanza, desde su discurso de instalación de la Universidad de Chile en 1843 y algunos otros documentos que ofrecen miradas originales y perspicaces sobre asuntos educativos y hasta historiográficos; luego, un intento de argumentar por qué la vida de Bello fue de servicio y heroísmo silenciosos; y, finalmente, su última etapa, destacando su estatus de auténtico sabio. Unas conclusiones breves cierran el presente ensayo, que no pretende sino ofrecer unas pinceladas que sirvan a los educadores para mostrar al Bello docente, al Bello en cuya vida propia encarnó los valores del maestro ideal: servicial, modesto, estudioso y hasta heroico1.

1. Riego y servicio: Andrés Bello en Caracas Es la madrugada del 3 de enero de 1800 en Caracas, y se reúnen, al pie del cerro, el sabio alemán naturalista y explorador, Alejandro De Humboldt con su compañero, el científico francés Aimé Bonpland, acompañados de los esclavos negros que harían de guías y de portadores de instrumentos, y algunos otros jóvenes interesados en los conocimientos del sabio y en la naturaleza. Entre ellos, está Andrés Bello. Tendría unos diecinueve años. Todos querían alcanzar la “Silla del Ávila”, cuya cima, a dos mil ciento ochenta metros, domina majestuosamente todos los valles en los que la ciudad era todavía una pequeña mancha blanca. Como los demás, Andrés Bello también abandonó en la escalada, y a lo más elevado llegaron prácticamente solos los dos naturalistas más algunos esclavos negros (Murillo, 1987). 1

Agradezco los comentarios y sugerencias que enriquecieron el documento y que, como resultado de la lectura del borrador, me hicieron las profesoras Alexandrine de La Taille, Denia Gómez y Lucía Graterón, y, muy especialmente, el profesor José Luis Contreras. Igualmente agradezco las ilustraciones que realizó el dibujante Francisco Correa para este texto sobre distintos momentos de la vida de Andrés Bello.

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El contacto de Andrés Bello con el sabio alemán fue de gran influencia sobre el caraqueño. Conocer de cerca y retener las enseñanzas de un ilustre naturalista, se transformó para Bello en ocasión de aprender y familiarizarse con los últimos conocimientos en ciencias, para poder captar la talla, la sabiduría, el talante y el liderazgo de un científico del viejo continente. Además, en la vida de Bello, era importante el contacto con la naturaleza y el ejercicio al aire libre, aspecto no poco relevante en la educación de aquel tiempo. Seis meses después de este episodio, terminaba Bello el trienio de filosofía, y el 14 de junio del mismo año recibía el grado de Bachiller en artes en la capilla universitaria, lo que formalmente le daba acceso a los estudios propiamente universitarios en los que tan singularmente habría de destacar (Murillo, 1987). Los veintinueve años que pasaría Bello en Caracas, pueden ser llamados “de riego”, porque fueron de estudio pausado y metódico. Años en los que influyeron grandes maestros, que una ciudad como esta podía darse el lujo

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de tener. Tal vez por su situación geográfica, recibiría el influjo de Europa y de los Estados Unidos, de un modo mucho más directo que en otras urbes y capitales de la época. De hecho, Humboldt escribiría: “noté en varias familias de Caracas gusto por la instrucción, conocimiento de las obras maestras de la literatura francesa e italiana, una decidida predilección por la música, que se cultiva con éxito y sirve –como siempre hace el cultivo de las bellas artes– para aproximar las diferentes clases de la sociedad” (Humboldt, 1991: 334). En este ambiente crece Bello. En este ambiente hace amistad con Bolívar. En este ambiente, y ya con la sensibilidad propia del futuro humanista, del observador detallado de la naturaleza, da a luz sus primeros versos. Es conocida su Oda al Anauco (Bello, 2010: 19), pequeño río de Caracas que desemboca en el río Guaire y recordado por sus bellos paisajes en el siglo XVIII y XIX. Hoy está embaulado y fluye debajo de la ciudad. Un fragmento de la Oda dice así: Irrite la codicia por rumbos ignorados a la sonante Tetis y bramadores austros; el pino que habitaba del Betis fortunado las márgenes amenas vestidas de amaranto, impunemente admire los deliciosos campos del Ganges caudaloso, de aromas coronado. Tú, verde y apacible ribera del Anauco, para mí más alegre que los bosques idalios…

Andrés de Jesús María y José Bello López nace en Caracas el 29 de noviembre de 1781, dos años antes que Simón Bolívar. Su padre fue Don Bartolomé Bello, quien era abogado y músico. La madre, Ana López, hermana

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de un fraile mercedario. El abuelo de ella, Juan Pedro López, fue acaso el más importante de los pintores venezolanos de la Colonia. La familia, de casta canaria, con las características de la pequeña burguesía (poco dinero, buena cultura, intensa vocación espiritual) vio con placer y gozo las muestras de clara y despierta inteligencia y depurada afición al estudio que diera Andrés desde sus tiernos años. La madre, comentan, le ayudó al desarrollo de la tendencia natural de su carácter: bondad, sin debilidad; modestia, sin hipocresía; timidez en el trato social, pero fortaleza y constancia en sus labores y trabajos; sensibilidad, una tierna sensibilidad sin afeminación, que refinaría después de los duros e intensos sufrimientos que habría de padecer (Caldera, 1981a). Bello tuvo siete hermanos. Una de ellas fue monja carmelita. Frente a la casa natal estaba el convento e iglesia de los Mercedarios. De todo esto y su tío fraile, recibió, por tanto, una honda formación religiosa, católica, inconmovible en medio de las corrientes que rodearon su vida y firme brújula en las investigaciones que supo realizar en su tiempo (Caldera, 1981a). De un fraile mercedario, Cristóbal de Quesada, obtuvo sus primeras inclinaciones y conocimientos humanísticos. Luego, en la Universidad, fue discípulo de Don José Antonio Montenegro y de Don Rafael Escalona. Allí

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alcanzó el grado de Bachiller en Artes, obteniendo el primer lugar. También hizo estudios de Derecho y Medicina, los cuales no terminó. Dominó a la perfección el francés y posteriormente aprendió inglés con una gramática y un diccionario, valiéndose de libros y periódicos de la época. Evidentemente, por sus estudios humanísticos, tuvo que dominar el latín. Dio clases particulares y tuvo por discípulo particular al mismo Simón Bolívar. Luego de un concurso, se le dio el puesto de Oficial Segundo de la Secretaría del Capitán General, lo cual transformó al universitario en empleado de la Corona. Comenzaría aquí su servicio público para las administraciones nacionales de su tiempo. 1810 es el año de la separación definitiva de Bello de su ciudad natal y de su familia, a la que jamás volvería a ver. El 10 de junio de ese mismo año, a sus veintinueve, partió en el bergantín Wellington, como secretario de una misión diplomática en la que le acompaña Simón Bolívar y Luis López Méndez. Sus conocimientos administrativos y de idiomas, como su alta capacidad para redactar, le exigieron servir a su patria desde tempranas horas. Nunca se negó a prestar tales servicios. Su vida toda fue “servir” a las nuevas naciones americanas.

2. Crecimiento interior y servicio: Andrés Bello en Londres Esta época va de 1810 a 1829. En Inglaterra, Bello no se hizo un sabio inglés en los diecinueve años que allí pasó, sino un sabio americano. Aprovecharía la biblioteca de Francisco de Miranda (de más de cinco mil volúmenes) y en cuya casa viviría por dos años; y la biblioteca del Museo Británico, además de otros museos, bibliotecas y lugares de estudio. Fue en esos sitios “que Bello elaboró una agenda de investigación que sorprende hasta hoy por su rica variedad e increíble profundidad” (Jaksic, 2010: 4). A pesar de los sufrimientos por la inestabilidad económica y mientras las nuevas repúblicas van naciendo y organizándose, Londres representa el sitio donde, Bello encuentra el diálogo con importantes personalidades intelectuales del momento, presentadas por Miranda. Tal diálogo y el cúmulo de relaciones que estableció allí, permitieron que muchos lo conocieran y se impactaran con el modo de ser de Bello. Dice Irisarri en carta a O´Higgins: “de todos los

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americanos que en diferentes comisiones esos estados han enviado a esta corte, es este individuo el más serio y comprensivo de sus deberes, a lo que une la belleza de su carácter y la noble ilustración que le adorna” (Caldera, 1981a: 38). Con igual tino, argumentaba Mariano Egaña en una comunicación a O’Higgins para dar a conocer a Bello como el adecuado para un cargo en Chile: Básteme decir que no se presentaría fácilmente una persona tan a propósito para llenar aquella plaza. Educación escogida y clásica, profundos conocimientos en literatura, posesión completa de las lenguas principales, antiguas y modernas, práctica en la diplomacia y un buen carácter, a que da bastante realce la modestia, le constituyen, no sólo muy capaz de desempeñarse satisfactoriamente el cargo de oficial mayor ―del ministerio de relaciones exteriores― sino que su mérito justificaría la preferencia que le diese el gobierno respecto de otros que soliciten igual destino (Murillo, 1987: 61-62).

Es en Londres donde Bello se forja otra perspectiva de razonamiento hacia América, no sólo por el profundo cambio que otro medio cultural, el de la capital liberal del mundo, habría de producir en sus ideas, y el trato con otras gentes y otros ámbitos de estudio, sino porque el logro de la emancipación política de los nuevos estados hispanoamericanos le ofrecía distintas bases de reflexión sobre la educación de las sociedades libres (Grases, 1992). Londres le ayuda a formalizar, por tanto, su perspectiva de cómo orientar a esos nuevos estados para que maduren con los mejores fundamentos, las mejores ideas, los mejores sistemas.

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No hubiese escrito nunca en Caracas sus versos más destacados y conocidos, pues Londres le dio el tiempo y la profundidad para ello. Se familiarizó allí, nos asegura Goic (2012), con la literatura inglesa y con todo el contexto de la poesía horaciana. Además de la famosa y poética “Carta escrita de Londres a París por un americano a otro”2, dirigida al poeta y prócer ecuatoriano José Joaquín Olmedo, con quien entablaría gran amistad, escribiría, la “Alocución a la Poesía”, y la “Silva a la Agricultura de la Zona Tórrida”, considerada como la más acabada poesía de Bello. Dice Miguel Antonio Caro (Citado en Bello, 1909: XXXI) que cuando los “adelantos progresivos de las ciencias y una legislación más perfecta hayan obscurecido los trabajos a que se consagró Bello… todavía vivirá en la posteridad más remota el cantor de la zona tórrida”. A esta “Alocución” se le llamó poesía didáctica o científica. Desde ella le habla Bello a un pueblo joven, que con el trabajo ha de reparar las pérdidas padecidas en la guerra y adquirir fuerza y ventura. A continuación uno de sus versos (Bello, 2010: 57-58): ¡Oh jóvenes naciones, que ceñida alzáis sobre el atónito Occidente de tempranos laureles la cabeza! honrad el campo, honrad la simple vida del labrador, y su frugal llaneza. Así tendrán en vos perpetuamente la libertad morada, y freno la ambición, y la ley templo.

Contrajo en Londres dos veces matrimonio, ambas con damas inglesas. Con la primera, doña Ana María Boyland, se casó el 30 de mayo de 1815. En 1821, su precoz muerte le hizo conocer la viudez. De ese primer matrimonio nacieron tres hijos: Carlos, Francisco y Juan, muerto éste al poco tiempo de nacer. Luego, el 27 de febrero de 1824 contrajo nuevas nupcias, esta vez con doña Elizabeth Antonia Dunn, quien lo acompañó el resto de su vida, 2

Comenta Goic de esta carta: “Es carta de amistad muy horaciana que da lugar a una novedosa formulación fundacional de la poesía americana en perfecta afinidad con los grandes poemas de Bello de ese mismo tiempo: «Alocución a la poesía» (1823) y “La agricultura a la zona tórrida” (1826) (Goic, 2012: 30).

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sazonando en Chile la tertulia íntima con acento inglés y amenos barbarismos. Los hijos de esta segunda unión fueron once. Cinco en Londres: el segundo Juan, Andrés, Ricardo, Ana y Miguel; y seis en Chile: Luisa, Ascensión, Dolores, Josefina, Manuel y el segundo Francisco. Estos hijos tuvieron papeles destacados en la sociedad de entonces: políticos, diplomáticos, profesionales, sacerdotes, escritores de talla, artistas de renombre, rectores universitarios… Varios de sus hijos le precedieron en la muerte, y este inmenso dolor, padecido con heroica aceptación cristiana, contribuyó no poco a la elevada depuración de su espíritu (Caldera, 1981a). Bello salió de Londres con su familia el 14 de febrero de 1829, y llegó a Valparaíso en el bergantín Grecian, el 25 de junio del mismo año, a la edad de cuarenta y ocho años. Es necesario comentar que Bello llega a Chile originalmente en el gobierno de Francisco Antonio Pinto, quien era pipiolo o liberal. Una vez decidido el enfrentamiento nacional de aquel entonces en la Batalla de Lircay el 17 de abril de 1830 (por la división interna del ejército), y que puso fin a la era de estos pipiolos, entran en el poder los pelucones o conservadores. Esos sucesos arrastraron a Pinto fuera del poder, pero el cambio experimentado no afectó para nada a Bello, quien fue conservado en el puesto que le habían concedido los vencidos, con lo que se dio un ejemplo de extraña prudencia política y así vino a ser asociado a la obra de reordenación que se formulaba promover la nueva administración (Murillo, 1987).

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3. Florecimiento y servicio: Andrés Bello en Santiago Durante los treinta y seis años que Bello vivió en Santiago y hasta su muerte, realizó las siguientes labores: (a) Oficial Mayor del Ministerio de Relaciones Exteriores, para todo lo que se refiere a política externa; (b) Oficial Mayor del Ministerio de Hacienda para cuanto significara política interna y administración; (c) estrechamente unido a Mariano Egaña, lidera la renovación jurídica de Chile, culminada con la Constitución de 1833 y ―ya fallecido Egaña― el Código Civil; (d) a ello contribuye la acción que desenvuelve como Senador, desde 1837 hasta fallecer; (e) creador de la Universidad de Chile (1842-1843), y su autoridad máxima ―cuatro veces renovada y solo finalizada por la muerte―, coopera decisivamente al nacimiento de la cultura republicana; y, (f ) por veintitrés años, a cargo de El Araucano, periódico oficial, contribuye a conformar y a expresar en sinnúmero de materias (políticas exceptuadas), la opinión del Estado, lo que podemos llamar la filosofía de los decenios portalianos (Vial, 2009). Es de destacar que el sabio preparó la mayor parte de los mensajes presidenciales de tres mandatarios (Joaquín Prieto, Manuel Bulnes y Manuel Montt) durante tres décadas (Jaksic, 2006). Pero Bello en Chile nunca realizó política inmediata. No le gustaba; su cautelosa forma de ser, no le permitía practicarla en un país extranjero. No varió de posición ni aun cuando lo nacionalizaron por ley en 1832, y recibió este honor sin abandonar la calidad de venezolano. Su papel fue el de alto servidor público (Vial, 2009).

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En Chile pudo Don Andrés Bello hacer más que en cualquier parte, porque había una generación brillante y consistente que supo entender lo que tenía entre sus manos, que estuvo al tanto de conocer a fondo la realidad de su país y que valoró lo que significaba Bello. De su obra en Chile fueron forjadores hombres tales como Diego Portales, Manuel Montt, Prieto, los Egaña, que se dispusieron a hacer, de lo que Bolívar había calificado con cierta amargura como “el país de la anarquía”, una nación pujante, floreciente, sensata, progresista, ordenada, modelo, entre sus díscolas hermanas, de una vida institucional y de una admirable cultura. Sin el tesón y la innegable sagacidad de estos hombres, Chile no habría sido lo que fue y Bello no habría podido lograr lo que alcanzó (Caldera, 1981b). Bello, además, formaría parte de lo que Serrano, Ponce de León y Rengifo (2012) han llamado los “reformadores del 42”, grupo de hombres que instalaron un período en el que se apuntaba a desarrollar la educación popular como camino para incorporar al pueblo a la civilización, una civilización cuyo bagaje moral e intelectual se había construido por la historia del saber occidental, compendiada, por ejemplo, en la urbanidad, el refinamiento y el buen gusto. Para estos reformadores, incluido Bello, la barbarie era la cultura oral; la civilización era la cultura escrita, capaz de desenvolver la racionalidad humana. En Chile, Bello promueve y actualiza una de las obras más unitivas del continente hispano-americano en lo relacionado con el idioma y su independencia cultural: la configuración de su “Gramática de la lengua castellana”. “Con la Gramática, Bello junto con fundar una nueva normatividad lingüística, articuló las bases para una independencia cultural cuyo objetivo era lograr una instalación contigua de la lengua americana al lado del castellano de España. No se trataba de borrar la lengua del enemigo, sino reconfigurar sus límites y formas para que esa lengua se hiciera propia a las naciones independientes” (Falabella, 2012: 121). En el Andrés Bello de Chile “encontramos los orígenes del Estadonación, en el sentido que es el sistematizador ideológico del proyecto. Si bien hubo otros, él realizó un trabajo cuyo objetivo era muy definido a la vez que descomunal: sentar las bases estructurales del Estado-nación moderno” (Troncoso, 2003: 155).

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4. Algunos aportes de Bello a la educación Bello fue profesor en muy pocas ocasiones. Se recuerdan sus clases particulares y privadas en Caracas. Su fama de estudioso y de joven tempranamente sabio llevó a varias familias mantuanas a solicitar su ayuda ad honorem en la educación de sus hijos; entre ellas, la del futuro Libertador (Sambrano, 2009). “Apenas dos años mayor que Simón, Andrés Bello… se dispuso seriamente a enseñarle geografía, matemáticas y cosmografía” (Campos, 1975: 22-23). También se sabe que hizo lo mismo en Londres, aunque esta vez cobrando lo propio para sobrevivir. En Chile, dio un curso de legislación universal en el Colegio de Santiago, y en su propia casa algo sobre literatura, filosofía, derecho de gentes y derecho romano. Su labor en la educación, podemos decir, fue especialmente directiva, como miembro de la Junta de Educación y luego, por más de una veintena de años, como Rector de la Universidad de Chile (De Ávila, 1981). Justamente, uno de los documentos que mejor expresa las ideas educativas de Bello, es su discurso inaugural de la Universidad de Chile, del 17 de septiembre de 1843. Decía en él: “Los buenos maestros, los buenos libros, los buenos métodos, la buena dirección de la enseñanza, son necesariamente la obra de una cultura intelectual muy adelantada” (Grases, 1992: 34). Así, el humanista deja en claro que es propio de una nación avanzada propiciar el desarrollo de la educación a través de la adecuada organización de su dirección, de sus recursos, de un trabajo mancomunado, serio, sistemático y basado en el perfeccionamiento profundo de la enseñanza científica y literaria universitaria. También podemos ver en Bello su visión amplia e integral de la educación: “Yo ciertamente soy de los que miran la instrucción general, la educación del pueblo, como uno de los objetos más importantes y privilegiados a que pueda dirigir su atención el gobierno; como una necesidad primera y urgente; como la base de todo sólido progreso; como el cimiento indispensable de las instituciones republicanas. Pero, por eso mismo, creo necesario y urgente el fomento de la enseñanza literaria y científica” (Grases, 1992: 33). Bello cree que no puede generalizarse la educación para todos, sin el desarrollo y el progreso paralelo de la Universidad. “En ninguna parte ha podido generalizarse la instrucción elemental que reclaman las clases laboriosas, la gran mayoría del

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género humano, sino donde han florecido de antemano las ciencias y las letras” (Grases, 1992: 33). En síntesis, como apunta Rojo (2011: 73): ...no habrá en el país educación primaria, ni secundaria, ni universitaria que valga la pena, si no existe, previa o simultáneamente, una producción vigorosa (creación) y no solo una reproducción desmedrada (adquisición y repetición) de conocimientos (…) Lo que Andrés Bello ambiciona es que ello se lleve a cabo en el mejor lugar y de la única manera en que él sabe hacerlo, en el interior del recinto universitario y como un despliegue cuyo sine qua non es la libertad.

Habla Bello, con especial belleza, de la subordinación de las disciplinas y realidades unas a otras para encontrar la verdad, de la necesidad de que el saber no se fragmente en disciplinas aisladas. Lo sabéis, señores: todas las verdades se tocan, desde las que formulan el rumbo de los mundos en el piélago del espacio; desde las que determinan las agendas maravillosas de que dependen el movimiento y la vida en el universo de la materia; desde las que resumen la estructura del animal, de la planta, de la masa inorgánica que pisamos; desde las que revelan los fenómenos íntimos del alma en el teatro misterioso de la conciencia, hasta las que expresan las acciones y reacciones de las fuerzas políticas; hasta las que sientan las bases inconmovibles de la moral… […] Todas las verdades se tocan; y yo extiendo esta aserción al dogma religioso, a la verdad teológica. Calumnian, no se si diga a la religión o a las letras, los que imaginan que pueda haber una antipatía

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secreta entre aquellas y estas. Yo creo, por el contrario, que existe, que no puede menos que existir, una alianza estrecha entre la revelación positiva y esa otra revelación universal que habla a todos los hombres en el libro de la naturaleza. Si entendimientos extraviados han abusado de sus conocimientos para impugnar el dogma, ¿qué prueba esto, sino la condición de las cosas humanas? Si la razón humana es débil, si tropieza y cae, tanto mas necesario es suministrarle alimentos sustanciosos y apoyos sólidos. Porque extinguir esta curiosidad, esta noble osadía del entendimiento, que le hace arrostrar los arcanos de la naturaleza, los enigmas del porvenir, no es posible, sin hacerlo al mismo tiempo, incapaz de todo lo grande, insensible a todo lo que es bello, generoso, sublime, santo; sin emponzoñar las fuentes de la moral; sin afear y envilecer la religión misma. He dicho que todas las verdades se tocan, y aun no creo haber dicho bastante. Todas las facultades humanas forman un sistema, en que no puede haber regularidad y armonía sin el concurso de cada una. No se puede paralizar una fibra (permítaseme decirlo así), una sola fibra del alma, sin que todas las otras enfermen (Grases, 1992: 29-30).

“Las grandes oposiciones entre los productos de la razón humana, ciencias y letras, y la fe, no deben ponerse en contradicción excluyente, sino de complemento”, nos dirá Quintana (2012: 1009). No se puede conocer bien un campo del saber si no se lo entiende en el contexto de todos los saberes. Una disciplina no puede dar explicación a toda la realidad porque tiene sus propios límites, por lo cual debe subordinarse a la disciplina que a su vez le da sustento o fundamento. La antropología cultural, debe ser asistida por la filosófica, y esta por la teológica. Por eso la Universidad debe tratar de cultivar el mayor número posible de disciplinas para que una de ellas, o un conjunto de estas, no pretendan dar explicación de toda la realidad. De ahí que sea necesario que en tal institución exista por ejemplo la Filosofía y la Teología. Desde una aislada Física, o una aislada Sociología o Psicología, por ejemplo, no se puede explicar toda la realidad del hombre. Es esta una invitación a buscar la verdad con amplitud de miras. Una invitación enfocada en superar la posible fragmentación del saber, buscando su unidad. Este desafío significa que aunque la especialización es necesaria para el progreso humano, lleva consigo la multiplicación de las ciencias, con sus

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propios métodos y lenguajes. “Si se cae en el aislamiento y no se cultiva la colaboración con los saberes vecinos y con aquellos que son universales ―la filosofía y la teología―, ¿no se corre el riesgo de absolutizar el propio método, imaginándolo como el único o el mejor?” (Clavell, 2009: 38). Esta es la pregunta que surge ante la afirmación tajante y repetida de Andrés Bello: “Todas las verdades se tocan”. Otro vuelco interesante y profundo, es el carácter “terapéutico” que Bello ve en el cultivo de las ciencias y de las letras, en el estudio, en el deleite de la vida intelectual. Expresa: Las ciencias y la literatura llevan en sí la recompensa de los trabajos y vigilias que se les consagran… Ellas son (después de la humilde y contenta resignación del alma religiosa) el mejor preparativo para la hora de la desgracia. Ellas llevan el consuelo al lecho del enfermo, al asilo del proscrito, al calabozo, al cadalso. Sócrates, en vísperas de beber la cicuta, ilumina su cárcel con las más sublimes especulaciones que nos ha dejado la antigüedad gentílica sobre el porvenir de los destinos humanos… Tales son las recompensas de las letras; tales son sus consuelos. Yo mismo… he podido participar de sus beneficios, y saborearme con sus goces. Adornaron de celajes alegres la mañana de mi vida, y conservan todavía algunos matices al alma, como la flor que hermosea las ruinas. Ellas han hecho aun más por mí; me alimentaron en mi larga peregrinación, y encaminaron mis pasos a este suelo de libertad y de paz, a esta patria adoptiva, que me ha dispensado una hospitalidad tan benévola (Grases, 1992: 31-32).

Y efectivamente, como refiere Caldera (2012: 60), los estudios liberales tienen hoy más que nunca, una función mediadora y terapéutica. “Mediadora, porque tienden el puente entre una situación inicial de la persona inmersa en la doxa cotidiana y el punto en el cual alcanza una mejor verdad de las cosas. Terapéutica, porque ese tránsito es un verdadero despertar en el cual se perfecciona el sujeto racional”. Para Andrés Bello es también muy importante, el “proceder analítico, único medio de adquirir verdaderos conocimientos” (Grases, 1992: 39). Es decir, al enseñar, hay que hacer dominar primero lo básico, antes de lanzarse a grandes vuelos. Saber, en sentido real y no tan solo nominal. Es eso lo que

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educa la inteligencia y prepara para logros consistentes. No se puede “adoptar ―expresa Bello― los teoremas de Euclides sin el previo trabajo intelectual de la demostración” (Grases, 1992: 40). Y más adelante exclama: “Se impone de este modo al entendimiento la necesidad de largos, es verdad, pero agradables estudios. Porque nada hace más desabrida a la enseñanza que las abstracciones, y nada la hace fácil y amena, sino el proceder que, amoblando la memoria, ejercita al mismo tiempo el entendimiento y exalta la imaginación. El raciocinio debe engendrar al teorema; los ejemplos graban profundamente las lecciones” (Grases, 1992: 40-41). Nos invita Bello, especialmente a los docentes, a enseñar, pero profundizando en el “proceder analítico”, yendo de lo más básico y sencillo a lo más complejo, pero sin perder de vista el estudio pausado, razonado, ordenado y metódico. A Bello le preocupa la formación de verdaderos hábitos intelectuales. Podemos decir ―siguiendo a Caldera (2012)― que la intelección se perfecciona cuando formamos un concepto de aquello que percibimos. Luego, el momento de expresión resulta decisivo. Cuando aquello captado queda sin formular o decir, no alcanza el nivel de plena conciencia. Nos queda una sensación vaga de haber visto, o entrevisto, algo, pero no sabemos decir qué fue. Caemos por tanto en la mediocridad, no buscamos qué es aquello ni por qué es así; no conocemos bien el sentido de las palabras; no somos capaces de decir por nuestra cuenta lo que hemos asimilado. Bello lo expresa de modo tajante en la “Memoria correspondiente al curso de la instrucción pública (1844-1848)”: “No es dar un bien cimiento a la disciplina mental, acostumbrar al entendimiento a pagarse de palabras que no le representen ideas” (Grases, 1992: 70). En el texto anteriormente citado, también subraya la cualidad más importante de un maestro: “el amor puro y desinteresado al saber. Este entusiasmo generoso comunicado a la mejor parte de sus alumnos, es un don de mucho más precio que el de la enseñanza que se le dispensa, no sólo porque llena en sí la semilla de los futuros adelantamientos, sino que eleva y ennoblece las almas”(Grases, 1992: 59). En otras palabras, el “eros pedagógico”. Ese amor por saber, para luego transmitir con entusiasmo lo aprendido o estudiado. Asimismo, tenemos de Bello interesantes ensayos críticos sobre temas de historia: “Investigaciones sobre la influencia de la conquista y del sistema

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colonial de los españoles en Chile”, del 8 y 15 de noviembre de 1844, “Bosquejo histórico de la contribución del gobierno de Chile durante el primer período de la revolución desde 1810 hasta 1814”, “Modo de escribir la historia” del 28 de enero de 1848, y “Modo de estudiar la historia”, del 4 de febrero de 1848 (Grases, 1992). Son estudios donde aconseja muy sensatamente cómo deben enfocarse las obras historiográficas, con la primordial atención de fijar los hechos y evitar las especulaciones interpretativas de acuerdo con doctrinas prevalecientes en determinado momento. Bello pensaba que “la historia era un campo clave para el desarrollo de la identidad nacional, y por lo mismo muy susceptible a la ideologización y manipulación política. Las interpretaciones del pasado conducían por lo general a propuestas de acción para el futuro, y el propósito de Bello era lograr que la historia sirviera como factor de unidad antes que como fuente de disputas” (Jaksic, 2006: 21). En el texto “Modo de escribir la historia”, dice: “No hay peor guía en la historia que aquella filosofía sistemática, que no ve las cosas como son, sino como concuerdan con su sistema. En cuanto a los de esta escuela, exclamaré con Juan Jacobo Rousseau: ¡Hechos! ¡Hechos!” (Grases, 1992: 123). Y más adelante señala: Hoy no es ya permitido escribir la historia en el interés de una sola idea. Nuestro siglo no lo quiere; exige que se le diga todo; que se le reproduzca y se le explique la existencia de las naciones en sus diversas épocas, y que se le dé a cada siglo pasado su verdadero lugar, su color y su significación… (Grases, 1992: 123).

Luego dice de sí mismo: “No he consultado más que los documentos y los textos originales, sea para individualizar las varias circunstancias de la narrativa, sea para caracterizar las personas y las poblaciones que figuran en ella…” (Grases, 1992: 123). Llama la atención esta disposición de Bello a recordar que la investigación histórica debe ir a las fuentes, y estas deben ser fidedignas y originales. “Por eso quiso que se cultivara este campo como una actividad académica sometida a ciertas reglas de investigación” (Jaksic, 2006: 21). En síntesis, tenemos como algunos importantes aportes de Bello a la educación, los siguientes:

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1º) Es fundamental una adecuada organización de la educación que se enfoque en formar buenos profesores, en producir buenos libros y en poner en práctica los mejores métodos pedagógicos. 2º) La educación es para todo el pueblo, objetivo cuya atención no debe descuidar gobierno alguno. 2º) No se puede dar educación a todo el pueblo si a la vez no se fomenta la educación superior científica y humanística. 4º) En la educación superior debe cuidarse la unidad de todos los saberes, pues estos se complementan unos con otros, previendo la fragmentación de los mismos, y por tanto, evitando que alguna disciplina aislada pretenda dar explicación a toda la realidad. 5º) El cultivo de las disciplinas literarias, humanísticas, liberales, es terapéutico, es decir, eleva el espíritu humano a la contemplación de verdades más elevadas, ayudando a superar los cotidianos sufrimientos o aquellos que en cualquier momento pueden instalarse sorpresivamente en la biografía de las personas. 6º) En el desarrollo de las facultades intelectuales durante el estudio, nos invita a actuar de forma metódica, ordenada y razonada, no yendo de lo complejo a lo simple, sino al contrario, formándose inicialmente un concepto claro de las cosas, para luego elevarse a razonamientos más estructurados y complejos. 7º) El verdadero maestro debe tener un amor puro y desinteresado al saber. 8º) Finalmente, nos sugiere que no hagamos historia sin ir primero a los hechos; es decir, que la misma no se base en sistemas filosóficos previos, sino en verdades fácticas, que den sustento y no perturben el desarrollo de los hechos.

5. Bello: servidor y héroe silencioso Dice Menéndez Pidal (1973: 67) que Bello era un “espíritu siempre atento a todo problema de interés público”. Lo mismo destaca Jaksic (2010: 1) al hablar de su “voluntad política de servicio público”. Bello era un real servidor de lo público. Así lo hemos estado viendo en sus diferentes etapas de

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su vida. Estaba pendiente de los problemas de las naciones nuevas. Trabajó para prever, para organizar, para buscar las mejores formas, las mejores adaptaciones a la cultura naciente. En el documento “Modo de estudiar la Historia” expresa con elocuencia: “No olvidemos que el hombre chileno de la Independencia, el hombre que sirve de asunto a nuestra historia y nuestra filosofía peculiar, no es el hombre francés, ni el anglosajón, ni el normando, ni el godo, ni el árabe. Tiene su espíritu propio, sus funciones propias, sus instintos peculiares” (Grases, 1992: 139). En el presente escrito hemos acompañado a los nombres de las etapas de Bello en esas tres ciudades, Caracas, Londres y Santiago, con una apreciación: en cada una de ellas siempre se destaca el “servicio”. “Riego y servicio”, para el caso de la primera, “Crecimiento interior y servicio”, para el caso de Londres, y “Florecimiento y servicio”, en el caso de su última ciudad. Añadir “servicio” a cada época biográfica de Bello deja en claro que fue un auténtico, continuo y convencido servidor público. Siempre se dio, y se dio sin esperar nada a cambio. Se dio sin esperar honores. Se dio con modestia. “Lo que hay que hacer es dar más / sin decir lo que se ha dado”, dirá otro poeta venezolano, Andrés Eloy Blanco (1977: 630), para recalcar esta idea del darse sin buscar fama. Un servidor público es alguien quien se “da” a lo público, quien se “da” en beneficio de los asuntos públicos, quien se ofrece para mejorar el bien común. En cierta forma Bello fue también un héroe, porque, como dice Christopher Vogler (2002: 65), “un héroe es alguien capaz de sacrificar sus propias necesidades en beneficio de los demás, como un pastor que se sacrifica para proteger y servir a su rebaño”. En griego antiguo, héroe significa “excelso, noble, generoso de nacimiento, sentimientos, hechos, etc.” (Diccionario Manual Griego-Español, 1991: 288). Bello fue pues, un héroe a quien no le tocó hacer actos llamativos o impresionantes. Un héroe que perseveró – como lo expresó antes Menéndez Pidal– en su “espíritu siempre atento a todo problema de interés público”. Un héroe silencioso que permite, con su trabajo perseverante y continuo, que una instancia pública ofrezca de manera eficiente sus servicios y procedimientos en beneficio de la ciudadanía o en beneficio perdurable de una gran causa social y política.

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6. La despedida del sabio Andrés Bello pasó los últimos cinco años de su vida sumido en la reflexión y el estudio. Durante este tiempo recibió la visita del investigador francés ThéodoreMannequin, quien en un escrito posterior dice: “El sabio anciano estaba en su bufete, donde pasa regularmente ocho a diez horas cada día, es el puesto en que quiere morir. No he visto nunca cabeza más bella, ni fisonomía más dulce y benévola. Contra los hábitos de los ancianos, habla poco, y gusta oír hablar. Hay siempre que aprender, dice, en el trato de nuestros semejantes” (Jaksic, 2001: 257). Este Bello ya mayor, invita a evocar la imagen del verdadero sabio. Ese sabio que no tiene nada de hombre artificial, esto es, de esa clase de hombre que está sometido a la tiranía del “yo”, y que está siempre vuelto hacia fuera, obsesionado por quedar bien, por causar buena impresión, preocupado por el “qué piensan de mí”, “qué dicen de mí”, y al vaivén de los avatares de la frivolidad. Al contrario, Bello es el sabio auténtico, un ser vuelto hacia dentro, librado de la obsesión de la imagen, desconectado de las preocupaciones artificiales, con una gozosa interioridad, silencioso, profundo y fecundo. El 1 de septiembre de 1865 cae enfermo con una bronquitis que comprometió rápidamente los dos pulmones. En ese estado ya débil, contrajo una fiebre tifoidea, que era epidémica en ese momento en Santiago. En su delirio, parecía pensar que los versos de la Ilíada y de la Eneida estaban escritos en las cortinas de su habitación. Murió el 15 de octubre, a las 7:45 de la mañana, a seis semanas de sus ochenta y seis años (Jaksic, 2001). En su verso “Al dieciocho de septiembre”, escrito en 1841, estampa unas exclamaciones para sus compatriotas chilenos, expresión de su amor a esa patria que lo adoptó con generosidad. Sirvan estos versos como señal de que Bello, habiendo nacido en Caracas, asumió a Chile de manera entrañable como patria donde prosperó todo su pensamiento, donde, por las mismas condiciones generosas de los chilenos de entonces, pudo ser lo que fue, dejándose asimilar por la misma cultura chilena, siendo un egregio chileno, y desde allí un sabio y un maestro para toda América. Dicen así (Bello, 1909: 99):

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Crece así tú ¡querida patria! crece, Y tu cabeza altiva Levanta, ornada de laurel guerrero Y fructuosa oliva. Y florezca a tu sombra la fe santa De tus padres; y eterna La libertad prospere; y se afiance La dulce paz fraterna; Y en tu salud y bienestar y gloria, Con la mente y la mano, Trabajen a porfía el rico, el pobre, El joven, el anciano; El que con el arado te alimenta O tus leyes explana, O en el sendero de las ciencias guía Tu juventud lozana, O con las armas en la lid sangrienta Defiende tus hogares, O al infinito Ser devoto incienso Ofrece en tus altares.

A modo de conclusión Bello tiene un gran significado para América, y es el hecho de que “pensó” en América. Pensó en todo aquello que era necesario para América, y en especial, para la América Hispanoamericana. “El equilibrio intelectual y moral de Bello, la firmeza con que expone sus posiciones y la falta de resquemores que caracterizan su conducta” (Goic, 2012: 34), además de la meditación, la reflexión pausada, heredada de su

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propia familia llena de hombres y mujeres espirituales y religiosos, de artistas e intelectuales, y asimilada bajo la tutela de sus maestros caraqueños, hicieron que la interioridad de Bello fuese una virtud perenne y marca de su personalidad. El hombre de reflexiones que fue Bello, tuvo que haber comprendido que sus actuaciones en todos los ámbitos de su vida, tenían que estar impresas por el desinterés. La reflexión de Bello estuvo al servicio del nacimiento intelectual de Hispanoamérica. Bello fue un hombre que vivió con profundidad la estudiosidad. Lo estudió todo. La estudiosidad es el esfuerzo que un individuo pone para llegar al conocimiento de la realidad. Etimológicamente, estudio significa esfuerzo, tensión. El resultado del esfuerzo de estudiar es una modificación interior de la persona que se hace más rica en contenidos intelectuales. Esa modificación interior se expresa de un modo peculiar. Bello, a través del estudio pausado y serio de muchas realidades, dejó un legado superior para el ordenamiento educativo (y de otros muchos ámbitos) de América. Se cuenta que el líder de la Junta Suprema de Caracas, Juan Germán Roscio, se apresuró a escribirle a Bello, pensando que regresaría, una afectuosa carta cuando este ya estaba en Londres. En la misma estampó Roscio una sentencia que puede sintetizar lo que fue Bello para el continente desde la perspectiva del estudio. Le dijo: “Ilústrese más para que ilustre a su patria” (Sambrano, 2009: 21-22). El estudio lo llevó a la plena convicción (porque con el estudio creció en sensibilidad social y política) de que tenía que servir y darse. Y el estudio lo ayudó, de alguna manera, a darse cuenta de que, a pesar de su timidez natural, este era el medio para ofrecer ayuda, para organizar, para poner las bases y las estructuras de un mejor futuro. Con el estudio creció su autoridad intelectual y moral ante los demás, y con ese crédito, fue llamado a tareas de organización y guía que le permitieron expresar sus opiniones con libertad sin necesidad de llamar la atención, o sin necesidad de mostrarse histriónico o especialmente preparado para la oratoria y la movilización de masas, o sin necesidad de luchar para obtener un alto cargo. Andrés Bello influyó calladamente desde su disposición para el estudio. Tal vez sea este el legado más significativo de Bello: su vida interior. Ese “proceder analítico, único medio de adquirir verdaderos conocimientos”, como solía decir, que le permitió pensar sosegadamente en las mejores soluciones a

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los problemas de su tiempo. Su vida en Caracas, sus experiencias londinenses, y finalmente, su desarrollo santiaguino, fueron esferas de esforzado “proceder analítico” para adquirir conocimientos que sirvieran al logro final y profundo de la independencia hispanoamericana.

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Tiempo y Espacio. Nº 62. Julio-diciembre, 2014. Barry L. Velleman. Los criterios de una obra “Difícilmente superable”: Ángel Rosenblat y “El Pensamiento gramatical de Bello”, pp. 63-76.

LOS CRITERIOS DE UNA OBRA “DIFÍCILMENTE SUPERABLE”: ÁNGEL ROSENBLAT Y “EL PENSAMIENTO GRAMATICAL DE BELLO” The Criteria of a Work “Difficult to Surpass”: Ángel Rosenblat and “El Pensamiento Gramatical de Bello” Barry L. Velleman

Profesor Emérito de la Marquette University, Milwaukee, Wisconsin, USA. Bachelor of Art, State College at Boston, Master of Art y Ph.D., University of Wisconsin-Madison. E-mail: barry.velleman@ marquette.edu

Recibido: 01/04/2014 Aprobado: 10/05/2014 Resumen: En el presente ensayo nos proponemos resumir unos aspectos importantes del pensamiento gramatical de Andrés Bello (1781-1865), utilizando los criterios analizados por el lingüista polaco-argentino-venezolano Ángel Rosenblat (19021984). En dos discursos de los años 60 (Rosenblat 1965 [1961], 1966), Rosenblat investigó la contribución de Bello a los estudios gramaticales a base de cinco principios (la limitación de la semántica, la lógica y la latinización; la descripción funcional; la sincronía). Los ensayos de Rosenblat documentan no solamente el sistema y la teoría gramatical de Bello, sino también la brillantez de un eximio historiador de las ideas lingüísticas. Palabras clave: Ángel Rosenblat, Andrés Bello, criterios gramaticales, historia de la lingüística. Abstract: In this essay we propose to summarize some important aspects of the grammatical thought of Andrés Bello (1781-1865), utilizing the criteria analyzed by the Polish-Argentinian-Venezuelan linguist Ángel Rosenblat (1902-1984). In two papers from the 1960’s (Rosenblat 1965 [1961], 1966), Rosenblat explores Bello’s

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contribution to grammatical studies on the basis of five principles (limitations on semantics, logic, and Latinization; functional description; synchrony). Rosenblat’s essays document, not only Bello’s grammatical system and theory, but also the brilliance of an outstanding historian of linguistic ideas. Key words: Key words: Ángel Rosenblat, Andrés Bello, grammatical criteria, history of linguistics. Homenaje a don Andrés Bello en el centenario de su muerte

En noviembre de 1959, el gran lingüista polaco-argentino-venezolano Ángel Rosenblat (1902-1984) presentó, en el Liceo “Andrés Bello” de Caracas, un discurso titulado “El pensamiento gramatical de Bello”.1 Dos años después se publicó este texto. La segunda edición, de 1965, añadió el sub-título “Homenaje a don Andrés Bello en el centenario de su muerte”. Rosenblat había llegado a Caracas, a invitación de Mariano Picón Salas (1901-1965), para establecer el “Instituto de Filología Andrés Bello”, institución inaugurada en 1947, año de otro centenario, el de la publicación de la Gramática de la lengua castellana de Bello. Eminente estudioso de la historia de las ideas lingüísticas ―recordemos su magistral monógrafo sobre “Las ideas ortográficas de Bello” (1981 [1951])― Rosenblat era un investigador sumamente apropiado para poner en relieve la contribución del gran humanista venezolano. Según Francisco Javier Pérez, el breve estudio de Rosenblat sobre el pensamiento gramatical del maestro, junto con otro titulado Andrés Bello a los cien años de su muerte (Rosenblat, 1966), “hacen historia en nuestros estudios sobre la reflexión lingüística” (Pérez, 2006: 104; cf. Rosenblat, 1949). En el presente ensayo nos proponemos resumir unos aspectos importantes del pensamiento gramatical de Bello, utilizando los criterios analizados por Rosenblat.

1. Cuatro criterios de Bello Rosenblat propone cuatro criterios que, para él, constituyen los “principios fundamentales” de la Gramática de Bello (1965 [1961]: 7). 1

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Sobre la biografía y obra de Rosenblat, vid. Stefano (2003), Hernández (2007) y Pérez (2003).

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1.1. El nombre no es la cosa “... [A]lgunas veces no innovo, sino restauro”, escribió Bello en el magnífico “Prólogo” a su Gramática (1981c [1847]: 126). Vemos ya en la tradición latina, en el Brocense, en Port-Royal la distinción entre las entidades del mundo y las formas del lenguaje que las representan. No se ha observado siempre esta diferenciación. La Gramática de la Real Academia Española, por ejemplo, definía el género nominal como “el accidente gramatical que sirve para indicar el sexo de las personas y de los animales y el que se atribuye a las cosas” (citado en Rosenblat, 1965 [1961]: 10; énfasis añadido). Esta perspectiva semántica exige explicaciones: En [el caso de] otras [palabras] podemos imaginarnos un raciocinio más sutil, el que discierne incluso en las cosas sin sexo una lejana analogía con esa gran distinción natural [entre ‘masculino’ y ‘femenino’]... Desde esta perspectiva podemos concebir los sustantivos que se han considerado MASCULINOS, como los que eran notables por los atributos de impartir o comunicar, o que eran por su naturaleza activos, fuertes y eficaces... o los que se consideraban eminentes... Los sustantivos FEMENINOS, por el contrario, eran notables por los atributos o de recibir, de contener, o de producir; o que tenían más de lo pasivo en su naturaleza que lo activo; o que eran especialmente hermosos y amables (Harris, 1751: 44-45)2

Interesantemente, unas investigaciones recientes sugieren que el género gramatical puede influir en la percepción de los objetos inanimados, según características que los informantes mismos identificaron como ‘masculinas’ o ‘femeninas’. Por ejemplo, en un estudio (resumido en Boroditsky, Schmidt y Phillips, 2003: 69-71) los hablantes nativos del alemán describieron el concepto ‘llave’ (sustantivo masculino en alemán) con características consideradas como ‘masculinas’ (‘pesada’, ‘dura’, ‘metálica’, ‘útil’, etc.). Los hablantes nativos del español describieron ‘la llave’ con características que ellos habían identificado como ‘femeninas’ (‘dorada’, ‘intricada’, ‘pequeña’, ‘lustrosa’, ‘encantadora’). En cambio, los hispanoparlantes consideraban un ‘puente’ (masculino) como ‘grande’, ‘largo’, ‘fuerte’, ‘muy alto’, ‘peligroso’; los hablantes del alemán 2

Son mías todas las traducciones al español – BLV.

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asociaron el referente de la palabra correspondiente, femenina, con rasgos supuestamente ‘femeninos’ como ‘hermosa’, ‘elegante’, ‘frágil’, ‘delgada’, ‘pacífica’. Según los investigadores, Es sorprendente cómo un accidente de gramática (la designación arbitraria de un sustantivo como masculino o femenino) puede tener un efecto sobre la manera en que la gente piensa sobre las cosas del mundo. (Boroditsky, Schmidt y Phillips, 2003: 77)3

No obstante, a pesar de las asociaciones mentales potenciales y las intuiciones que puedan expresar los hablantes nativos, para Bello la conducta gramatical tiene que ser la base de la descripción gramatical. Por consiguiente, “masculino y femenino no significan clases de objetos sino clases de nombres” (1981b : 180). Estas clases se distinguen por la forma de modificación adjetival permitida: “La clase a que pertenece el sustantivo según la terminación del adjetivo con que se construye, cuando este tiene dos en cada número, se llama género” (1981c [1847]: 156; cf. Sánchez de las Brozas, 1976 [1587]: 66). Podemos comparar esta afirmación con la definición del lingüista estructuralista Charles Hockett (1916-2000): “Los géneros son clases de sustantivos reflejadas en la conducta de palabras asociadas” (1958: 231). Los hechos gramaticales, pues, se explican, “no por su adecuación a valores objetivos, sino por el comportamiento gramatical” (Rosenblat, 1965 [1961]: 15). Al mismo tiempo, Trujillo ha demostrado que el “formalismo” de Bello no obedece necesariamente al deseo de eliminar a priori toda consideración semántica si “no se corresponde con un hecho formal, o viceversa” (1981: 79): “...los procederes intelectuales que real y verdaderamente le guían [al uso], o en otros términos, el valor preciso de las inflexiones y las combinaciones de las palabras, es un objeto necesario de averiguación...” (Bello, 1981c [1847]: 127). Por la perspectiva de la concordancia adjetival hay dos géneros en español; sin embargo, “atendiendo a la representación o reproducción de ideas 3

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Vid. la interesante discusión de “sexo” y “género” en Calero Vaquera, Lliteras Poncel y Sastre Ruano (2003: 27-34). Hasta los lingüistas participan en el sexismo pronominal: en inglés, es una convención común en la lingüística utilizar he ‘él’ para referirse al hablante genérico (productivo) y she ‘ella’ para referirse al oyente genérico (receptivo): vid. Pinker, 2007: 376377.

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precedentes por medio de los demostrativos, hay tres: “masculino, femenino y neutro” (Bello, 1981c [1847]: 263, énfasis en original; Trujillo, 1981: 102103).

1.2. La gramática no es la lógica Bello intenta distinguir entre la lógica y la “estructura material” de las oraciones, materia prima de la descripción gramatical. Muchas gramáticas anteriores a la de Bello presuponen un “orden natural” para el lenguaje, orden que indica la secuencia en que concibe sus elementos la mente. Esta perspectiva se encuentra en numerosos autores de la tradición racionalista francesa (Beauzée, Destutt, et c.) y también en la Gramática académica (1781: 240, 1853: 86). Pero, para Bello, “en el lenguaje lo convencional y arbitrario abraza mucho más de lo que comúnmente se piensa” (1981c [1847]: 125). Por consiguiente, se opone Bello a la teoría del “verbo único” y a la noción de Mill según la cual la “existencia real” sea necesaria para el verbo ser; gramaticalmente, la “existencia imaginaria” es idéntica (1981c [1847]: 747-748). “La existencia en abstracto [expresada por la cópula] es un atributo como otro cualquiera” (Bello 1981c [1847]: 746). Anticipando la distinción lógica/estructura de ejemplos como Colorless green ideas sleep furiously ‘Las ideas incoloras verdes duermen furiosamente’ (Chomsky, 1957: 15), Bello establece que Chile es un sustantivo masculino mediante criterios formales, aunque el significado dista de ser sistemático:M[aestro]: Primeramente, ¿podéis ponerle artículos [a la palabra Chile]? D[iscípulo]: Creo que no. M: ¿Y podéis ponerlo en plural? D: ¿Cómo es posible si no hay más de un Chile en el mundo? M: Puede ser que os equivoquéis. D: Pero ¿en qué parte del mundo hay otro Chile? M: Yo a lo menos tengo noticia de un nuevo Chile. D: Según eso, ¿hay dos Chiles? ¿Y dónde está el segundo Chile? M: No hay necesidad de averiguarlo. . . [H]abéis, pues, dado un artículo a esta palabra, le habéis juntado adjetivos, los habéis concertado con ella en número y género, y la habéis puesto en plural.

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D: Ya veo que Chile es sustantivo de género masculino, y que aun hay casos en que le damos plural (Bello, 1981d [1951, 1884]: 395-396).

Según Rosenblat, “Validez lógica y validez gramatical son de orden distinto” (1965 [1961]: 28).

1.3. La gramática castellana no es la latina Si Bello intenta separar la descripción del castellano de la lógica y del universalismo, también se opone a la latinización del modelo descriptivo. Esta era, según Rosenblat, “una actitud casi temeraria” (1965 [1961]: 32). De entre muchos análisis que pueden servir de evidencia, notamos específicamente la concepción bellista del “caso nominal” (la Academia siguió declinando los sustantivos invariables del español hasta el siglo XX) y la innovadora terminología de los “tiempos de la conjugación castellana”.4 El gramático del castellano tiene como meta la descripción de las formas y usos “como si no hubiese en el mundo otra lengua que la castellana” (Bello, 1981c [1847]:124). Criticada por Miguel Antonio Caro (1845-1909), Rodolfo Lenz (1863-1938) y otros por haber aislado el español de otras lenguas, esta perspectiva representa la de la lingüística descriptiva y pedagógica del siglo XX. Como reconoce el mismo Rosenblat, los tres primeros principios de Bello son negativos, “delimitadores”: “… no confundir lo gramatical con la significación, no superponer a lo gramatical lo lógico, no meter la gramática española en el lecho de Procustes de la gramática latina …” (1966: 41). Estos criterios representan, por lo tanto, una crítica de las falacias percebidas en la tradición gramatical. La crítica bellista de las “falacias” de la gramática tradicional (semántica, lógica, comparativa, histórica) prefigura la de los lingüistas estructuralistas del siglo XX (Levin, 1964: 47-49; Velleman, 1978: 60-62). Levin limita la postulación de la “falacia purista” a casos que “vayan más allá de la necesidad pedagógica” (1964: 48-49), aceptando el prescriptivismo 4

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Los sustantivos del español carecen de “casos”, un término definido por Bello, en su descripción del pronombre yo, como “variedades de forma según las diferentes relaciones en que se halla [el pronombre] con las otras palabras de la proposición” (1981c [1847]: 238). El supuesto “caso nominal” castellano es “donde más claro se ve el prestigio falaz de la reminiscencias latinas” (1981c [1847]: Nota VI, 757).

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como inevitable en la planificación lingüística. Bello procura evitar en su Gramática un “purismo supersticioso” (1981c [1847]: 129), y arguye que “Chile y Venezuela tienen tanto derecho como Aragón y Andalucía para que se toleren sus accidentales divergencias”, aunque estas requieren la autoridad de “la costumbre uniforme y auténtica de la gente educada” (1981c [1847]: 131). Concluimos con Rosenblat que el purismo de Bello es “moderado y conciliador” (Rosenblat, 1966: 28). El cuarto principio de Bello, y el “fundamental” según Rosenblat (1966: 41), es afirmativo: la descripción funcional de los elementos gramaticales.

1.4. Las categorías gramaticales son categorías funcionales En el “Prólogo” a su Gramática, Bello se refiere a la Gramática de Vicente Salvá (1786-1849), llamándola “el depósito más copioso de los modos de decir castellanos”. Sin embargo, a la obra de Salvá le faltaba “... una teoría que exhibiese el sistema de la lengua en la generación y uso de sus inflexiones y en la estructura de sus oraciones, desembarazado de ciertas tradiciones latinas que de ninguna manera le cuadran.” (1981c [1847]: 126). Para Bello, la Gramática de Salvá sobresale como inventario y fuente de datos que describen el uso llamado “correcto” sin “abstracciones ideológicas”; pero en la obra del gramático valenciano los sistemas morfológico y sintáctico del castellano no se describen adecuadamente, sin referencias al modelo del latín. El venezolano ofrece la definición del verbo de Salvá ―citada sin identificar al autor― como ejemplo de una definición defectuosa. Esta definición de “uno de nuestros más respetados gramáticos” considera el verbo como la parte de la oración que “...significa movimiento o acciones de los seres, la impresión que estos causan en nuestros sentidos, y algunas veces el estado de estos mismos seres, o la relación abstracta entre dos ideas.” (citado en Bello, 1981c [1847]: 749). Bello comenta que esta “no es una definición del verbo, sino una enumeración de las diferentes especies de verbos, según su significado” (749), crítica paralela a la de los lingüistas estructuralistas que descreditaban

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la definición semántica de las clases formales.5 La definición de las partes de la oración debe basarse, no en la semántica, sino en la función que estos elementos desempeñan en el discurso. “La clasificación de las palabras,” dice, “es propiamente una clasificación de oficios” (1981c [1847]: 744). De ahí que Bello defina el sustantivo como “palabra que puede servir para designar el sujeto de la proposición” (1981c [1847]: 152). Esta definición de funcionamiento sintáctico “potencial” ha sido criticada por muchos, entre ellos Lenz (quien adoptó una caracterización semejante: “toda palabra que sirve de sujeto activo o pasivo”: Lenz, 1944: 123; cf. Calero Vaquera, 1986: 72), Fidel Suárez (1885: 22), Gili y Gaya (1964: 206-207) y Ángel Rosenblat (1965 [1961]: 42). Esta definición se parece a las “reglas fáciles” de algunas gramáticas racionalistas francesas, reglas informales destinadas a simplificar las definiciones semánticas con motivos nemotécnicos.6 En sus “Compendios” más populares, Bello se vale de definiciones semánticas tradicionales de las partes de la oración. Según el “Compendio de gramática castellana”, “los sustantivos señalan los seres, personas y cosas en que pensamos” (1981a [1862]: 237); Bello afirma que en las definiciones de este resumen pedagógico “no se ha procurado una exactitud rigorosa” (1981a [1862]: 235). En su “Norma para los ejercicios”, apoyando otra definición semántica del sustantivo de su “Gramática castellana” inédita hasta 1937, Bello ofrece una caracterización más bien sintagmática (posición después del artículo), semejante a las de muchas gramáticas pedagógicas británicas (1981d [1951, 1884]: 391; vid. Michael, 1970: 516-517).7 5

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“Este procedimiento de expansión [acumulando tipos semánticos en las definiciones] puede ser forzado aún más aduciendo formas adicionales, hasta que la definición se hace tan particular que ya no es una afirmación general sino solamente una lista” (Levin, 1964: 47). Condillac (1715-1780), por ejemplo, ofrece una “regla fácil” para reconocer el sustantivo: “tout nom qui est le sujet d’une proposition est donc un nom substantif ” (1970 [1775]: 439). Sin embargo, su definición formal de la categoría es semántica (y etimológica): “tout nom de substance” (1970 [1775]: 460). Por ejemplo, el gramático estadounidense en Inglaterra, Lindley Murray (1745-1826), después de definir el sustantivo semánticamente (“el nombre de cualquier cosa que exista, o de la que tengamos noción”), ofrece una “regla fácil”: “Un sustantivo puede distinguirse, en general, por permitir antes de sí un artículo . . .” (1809 [1795]: 41). La obra de Murray era la gramática pedagógica inglesa más popular durante los años londinenses de Bello (1810-1829), y figuraba en la biblioteca particular del maestro venezolano (ed. de 1815: Velleman, 1995: 228).

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2. Un quinto “criterio”: la descripción gramatical es sincrónica En sus “Conclusiones”, al final de “El pensamiento gramatical de Bello”, Rosenblat añade un “criterio” más, como defensa de Bello contra una crítica de Cuervo (1844-1911), crítica repetida como ataque en un artículo del chileno José María Díaz (1845-1921: 1886) y más atenuada en Menéndez Pelayo (1856-1912: 1972). Para la época de Cuervo, la explicación histórica había reemplazado a la explicación filosófica, y una gramática “científica” combinaba “el método preceptivo con el histórico” (Rosenblat, 1965 [1961]: 43). Andrés Bello conocía profundamente la historia de la lengua castellana. Pero con intención la eliminó de la descripción gramatical sincrónica que se había propuesto escribir. Rechaza Bello las elipsis cuando la construcción elíptica se ha hecho habitual: “La elipsis pertenece entonces a los antecedentes históricos de la lengua, no a su estado actual” (1981c [1847]: 161, n.) Ya había escrito en 1832: “[U]na gramática no debe representar lo que fue, sino lo que es actualmente” (1981b: 181). Y en la Nota III de la Gramática, añadida en 1857, al criticar la definición del verbo de Gómez Hermosilla (1771-1837): “¿Y qué diremos de una teoría que no se adapta a lo que es hoy la lengua, sino a lo que se supone que fue?” . . . “Ver en las palabras lo que bien o mal se supone que fueron, y no lo que son, no es hacer la gramática de una lengua, sino su historia” (1981c [1847]: 749-750). Por varias razones, Bello no pudo haberse familiarizado con el desarrollo de la lingüística diacrónica alemana de la primera mitad del siglo XIX.8 En todo caso, el venezolano entendió que la sincronía es“una posición del lingüista, no una realidad de la lengua. Para analizar el sistema hay que inmovilizarlo” (Manacorda de Rosetti, 1964: 91; vid. Alonso, 1972: xxii; Trujillo, 1981: 104, n. 15).

3. Una “docencia americana”: sistema y teoría La obra de Andrés Bello, a pesar de los numerosos campos en que escribió, constituye una unidad: son materiales para un plan civilizador, 8

Los métodos de la lingüística diacrónica, durante estos años, se limitaban casi exclusivamente a Alemania, y parece seguro que Bello no leía alemán (Menéndez Pelayo 1972 [1927]: 147).

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un plan para el progreso social. Amado Alonso (1896-1952), el maestro de Rosenblat, escribió que [el] apostolado idiomático [de Bello] es parte de la responsabilidad de las nuevas patrias americanas. . . Elevar cuanto antes la ilustración en las nacientes repúblicas, y para ello elevar y depurar el instrumento obligatorio de todo cultivo y propagación de las ciencias y las artes, que es la lengua nacional. (1972: xi)

Jaime Concha ha argüido que la Gramática de Bello y su Código civil obedecen a un objetivo común, en el que la “ley” trata de imponerse e incluso erradicar a la “costumbre” (Concha, 1996: 148). El paralelismo es fascinante. Como indicó David Mellinkoff, “La ley es una profesión de palabras” (1963: vi). Y las palabras, el lenguaje común, son para Bello la base de la administración de justicia, del progreso social y moral, y por ende del orden.9 Brenda Danet ha escrito sobre la ley y “el uso del lenguaje en la negociación del orden social” (Danet, 1980: 448-449; énfasis añadido). Al describir un modelo gramatical destinado a mantener la unidad del idioma para quitarles estorbos “a la difusión de las luces, a la ejecución de las leyes, a la administración del Estado, a la unidad nacional” (Bello, 1981c [1847]: 12), Bello creó “el primer gran sistema de la lengua española” (Rosenblat, 1965 [1961]: 41). Y este sistema implica, no solamente la descripción adecuada de los elementos, sino también una teoría dentro de la cual la descripción es consistente y coherente. De ahí que enfatice Rosenblat el concepto bellista de “teoría”, citando extensamente el “Prólogo” de la “Análisis ideológica de los tiempos”: Una explicación en que cada hecho tiene su razón particular que solo sirve para él, y los diversos hechos carecen de un vínculo común que los enlace y los haga salir unos de otros, y en que por otra parte las excepciones pugnan continuamente con las reglas, no puede contentar al entendimiento. Pero cuando todos los hechos armonizan, cuando las anomalías desaparecen, y se percibe que la variedad no es otra cosa que la unidad, transformada según leyes constantes, estamos autorizados para creer que se ha resuelto el problema y que poseemos una verdadera 9

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Cf. Jaksić: “El lenguaje era tal vez el pilar más importante de su concepto de república” (2001: 187); también Jaksić (2003), Niebles Reales (2007) y Straka (2006: 54), para quien “El Código Civil de Chile. . . es su gramática llevada hasta el extremo”.

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TEORÍA [mayúscula en original], esto es, una visión intelectual de la realidad de las cosas. La verdad es esencialmente armoniosa. (citado en Rosenblat, 1966: 34-35)

Es decir, “todas las verdades se tocan” (Bello, en Jaksić, Lolas y Matus Olivier, 2013: 28). Esta preocupación bellista por encontrar el orden de los fenómenos lingüísticos ―otra manifestación del “orden” que siempre buscaba el maestro― lo lleva a sus grandes clasificaciones, como la de los significados de los tiempos según su anterioridad, coexistencia o posterioridad en relación con el momento presente, pasado o futuro (1981c [1847]: 400-432): [L]o que a primera vista era caprichoso y complicado, aparece entonces regular y analógico, y presenta la unidad en la variedad, que el es carácter inequívoco de un verdadero sistema. (1981c [1847]: Nota XIII, 772) y la de las formas de los verbos irregulares según los “grupos de formas afines” (1981c [1847]: 359-386): …[E]s muy notable la consecuencia que guarda la lengua, y la regularidad, como he dicho antes, de sus mismas irregularidades… [D] esentrañar el mecanismo de la lengua algo más allá de lo que puede ser necesario para la práctica, no es materia que deba considerarse como ajena de la Gramática. (1981c [1847]: Nota XI, 769)

Por el “sistema” que proviene la lengua misma, Bello intenta llegar a la “teoría” del idioma. En 1986, María Luisa Calero Vaquera publicó una historia de la gramática española, en la que estudió unas setenta gramáticas del español escritas entre 1847 y 1920 (es decir, entre Bello y Lenz). Reveladoramente, la profesora Calero Vaquera dedica el último párrafo de su libro al primer gramático (cronológicamente) que investigó: Mención aparte merece Bello, quien, conjugando sabiamente lo más aprovechable de la tradición (tanto grecolatina como racionalista) con sus reflexiones personales, construyó un sólido sistema gramatical difícilmente superable. . . (1986: 269)

Esperamos haber mostrado que los ensayos de Rosenblat documentan no solamente el sistema y la teoría gramatical de Bello, sino también la brillantez de un eximio historiador de las ideas lingüísticas.

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FÉLIX ARMANDO NÚÑEZ EN LA PLUMA DE GABRIELA MISTRAL: CHILE Y VENEZUELA UNIDOS EN EL TIEMPO Félix Armando Núñez in the Gabriela Mistral’s Pen: Chile and Venezuela joined in Time Eduardo Hodge Dupré

Licenciado en Historia por la Universidad Diego Portales (UDP), Magíster en Relaciones Internaciones por la Universidad de Santiago de Chile (USACH). Programa de Doctorado en Historia de la Universidad de los Andes de Chile. Correo: e.hodge.dupre@gmail. com.

Recibido: 01/04/2014 Aprobado: 09/05/2014 Resumen: El objetivo de este trabajo es analizar y describir las cartas que Gabriela Mistral le envió a su amigo y colega venezolano Félix Armando Núñez, entre 1919 y 1921. De estas misivas, se recogerán dos temas fundamentales. Por una parte, aspectos propios de su amistad, mientras que por otra, cuestiones relativas a la pedagogía, a las ideas y a las redes intelectuales. Dichas cartas fueron desconocidas por la opinión pública hasta hace muy poco tiempo, cuestión que motiva este trabajo no sólo para contribuir a los estudios mistralianos, sino que conocer un poco más sobre Núñez, joven pensador que ha pasado inadvertido en las páginas de historia. Palabras clave: Núñez, Mistral, Chile, Venezuela. Abstract: The aim of this paper is to analyze and describe the Gabriela Mistral sent letters to his friend and fellow Venezuelan Felix Armando Nunez, between 1919 and 1921. From these letters, two fundamental issues are collected. On *

Agradezco los comentarios y sugerencias del Prof. Froilán Ramos Rodríguez, USB-UAndes.

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the one hand, their own friends, while on the other, issues of pedagogy, ideas and intellectual networking aspects. These letters were unknown to the public until very recently, an issue that motivates this work not only to contribute to Mistralian studies, but know a little more about Nunez, young thinker who has gone unnoticed in the pages of history. Key words: Núñez, Mistral, Chile, Venezuela, Time.

Introducción Lucila Godoy Alcayaga, más conocida como Gabriela Mistral, ha sido la única poeta de habla castellana galardonada con el Premio Nobel de Literatura. Obras como Sonetos de la Muerte (1914), Desolación (1922), Lecturas para Mujeres (1923) Recados Contando a Chile (1957), entre otros, la han transformado en una de las literatas más importantes de la historia. También destacó en el ámbito pedagógico, desempeñándose como maestra, escribiendo cuentos para niños y asesorando al gobierno mexicano en materias educativas durante la década de 1920. Cumplió labores diplomáticas y además estuvo a cargo de la sección Letras del Instituto de la Liga de las Naciones, espacio donde pudo generar y pertenecer a una inmensa red de intelectuales a nivel mundial. Entre sus amigos, es posible señalar a pensadores como Alfonso Reyes (México, 1889-1959), Victoria Ocampo, (Argentina, 1890-1979), Joaquín García Monge (Costa Rica, 1881-1958), Carlos Sabat Ercasty (Uruguay, 18871982), Esther de Cáceres (Uruguay, 1903-1971) y José Vasconcelos (México, 1882-1959), con quienes mantuvo una pública y estrecha cercanía intelectual y personal.1 Sin embargo, antes de saltar al escenario internacional, Gabriela se desempeñó durante varios años como maestra en distintas escuelas apostadas a 1

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Véase: Magda Arce, Gabriela Mistral y Joaquín García Monge: una correspondencia inédita (Chile, 1989); Silvia Guerra, Et. Al. El ojo atravesado. Correspondencia entre Gabriela Mistral y los escritores uruguayos (Chile, 2005); Elizabeth Horan, Et. Al. Esta América Nuestra. Correspondencia 1926-1956 (Argentina, 2007); Álvaro Valenzuela, Gabriela Mistral y la Reforma Educacional de José Vasconcelos (México, 2002); Luis Vargas, Tan de Usted. Epistolario de Gabriela Mistral con Alfonso Reyes (Chile, 1991).

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lo largo de todo Chile. Entre 1919 y 1921, cuando ejercía labores docentes en Punta Arenas, Temuco y Santiago, la poetisa estrechó lazos con el joven profesor venezolano Félix Armando Núñez, a quien no sólo le demostró afecto personal, sino también le admiró intelectualmente, destacando sus cualidades pedagógicas y literarias. Estas percepciones están presentes en todas las cartas que ella le escribió. Núñez nació en Boquerón, Estado de Monagas, Venezuela, el 28 de noviembre de 1897. Luego de haber cursado materias de educación en la Escuela Federal de Maturín, y luego en el Instituto Pedagógico de Caracas, este ávido estudiante venezolano viajó en 1914 a Chile en calidad de becado, para proseguir su enseñanza en la Escuela Normal Superior José Abelardo Núñez.2 Una vez graduado en 1915, pasó al Instituto Pedagógico de Chile, donde finalmente obtuvo el título profesional de Profesor de Castellano en 1919. Dos años después, viajó a la sureña ciudad de Concepción, donde cumplió labores docentes por casi dos décadas. Desde 1922, se desempeñó como profesor de la Universidad de Concepción, alcanzando los cargos de Secretario General y Decano de la Facultad de Educación, donde participó activamente por el desarrollo de la Revista Ateneo. Entre 1940 y 1941, Félix Armando Núñez retornó a su patria para cumplir un activo trabajo en el Instituto Pedagógico de Caracas. A los pocos años regresó a Chile para continuar su labor en la Universidad de Concepción. En 1947 se trasladó a Santiago, siendo galardonado con el Premio Nacional de Literatura (1951-1952). En Chile, su prestigió llegó a tal nivel, que fue investido con la Orden al Mérito Bernardo O’Higgins. Dejó de existir en Santiago, el 16 de mayo de 1972, aunque su legado se ha mantenido en un silencioso recuerdo. Poseedor de una exquisita pluma, Félix Armando Núñez publicó una serie de textos pedagógicos y poéticos, entre los cuales destacaron: La voz íntima y La luna de otoño (1919), El corazón abierto (1922), Canciones de todos los tiempos (1943), Moradas improvistas (1945), Poema filial (1953) y Fastos del espíritu (1954), mientras que en el plano literarios destacó su obra Fastos del espíritu: ensayos y discursos (1954). 2

En el Anexo N° 1 a la Nota Confidencial N° 10 del Ministerio de Relaciones Exteriores de Chile, fechado en marzo de 1914, se pueden encontrar distintos documentos relativos a la beca que, con otros jóvenes, se adjudicó el estudiante Félix Armando Núñez.

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Pese al significativo aporte que desarrolló en el campo de las ciencias de la educación y a la poesía latinoamericana, Félix Armando Núñez no ha suscitado el interés de los investigadores contemporáneos, ni chilenos ni venezolanos, generando un importante vacío sobre su persona y obra. Ante la ausencia de trabajos que nos den luces de este importante intelectual, el siguiente estudio pretender aportar dando a conocer algunos aspectos de su vida señalados por Gabriela Mistral. Las cartas que ella le envió cobran suma relevancia no sólo por los elementos cotidianos que éstas contienen, sino además el valor que la otrora poetisa destacó de su joven y querido amigo venezolano. Cabe mencionar, que Félix Armando Núñez fue uno de los tantos amigos venezolanos que Mistral tuvo durante su vida. Han destacado también Rómulo Gallegos (1884-1969), Ana Teresa de la Parra (1889-1936) y Mariano Picón Salas (1905-1965), con quienes mantuvo un vínculo que superó con creces lo intelectual. Con este trabajo, entonces, poner evidencia que, durante las primeras décadas de 1920, existieron chilenos y venezolanos que se interesaron y ocuparon por hacer de América Latina una región más educada y conocedora de sí misma.

1. Fugaz y entrañable amistad con el venezolano Núñez No hay registro de cuándo ni dónde se conocieron Gabriela y Félix Armando, pero sí de las circunstancias. En la primera carta, ella señaló que habría sido en una cena, en la que habrían conversado de diversos temas. Al parecer, este encuentro se habría dado de forma muy repentina, a tal punto, que ella declaró no recordar muchos datos de la conversación. Esto, sin embargo, no le impidió llamarlo “alto y querido amigo”, ni mucho menos señalarle que lo recordaba y que algunas de sus frases “han rondado muchas, muchas veces mi corazón y mi soledad”.3 Tampoco es posible determinar el lapso de tiempo que ocurrió entre la cena y la primera carta. Cuando ella le preguntó “¿por qué no le he escrito”, 3

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Primera carta. No existe registro de la fecha exacta de la misiva, pero se estima que fue a mediados de 1919. Tanto en esta como en algunas de otras de las cartas analizadas acá, no tienen fecha exacta.

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respondió con sinceridad que primero había sido por su vida “febril de todos estos meses”. La segunda excusa puede producir simpatía, pues es otra muestra más de lo efímero que resultó el primer encuentro: “porque, recordando su apellido, no retuve su nombre”. Con mucho pesar, ella lamentó este suceso, pues consideró que era un “deber” el rememorar un dato tan importante de alguien que le había causado tan grandes impresiones. Ella intentó aplacar este detalle reclamando que “lo esencial no es que él tenga una carta mía; lo que importa es que no le olvide y que no lo estime de esta manera profunda y definitiva.”4 El objetivo de la primera carta fue presentarse. Ello es evidente cuando Gabriela le preguntó cuatro asuntos que simbolizan su sensibilidad, su perspectiva poética y sus intereses intelectuales: “¿Qué es de su vida? ¿Qué lee, qué vive, qué sueña?”5 Para ella era fundamental conocer cómo se encontraba Félix, pero también era necesario saber cómo se estaba formando, cuáles eran sus escritores favoritos y cuáles eran sus anhelos. Las cartas no señalan ningún interés amoroso explícito de Gabriela por el venezolano, pero es claro el interés de ella por no romper los lazos de amistad que se estaban formando. Casi al final de la primera carta, la chilena señaló: “Me dejó Usted una impresión perdurable y querida. Lo he dicho en varios amigos. He lamentado vivamente que la atmósfera mundana que me rodea siempre en Santiago, me impidiera hablar largamente con Usted en mi casa”6 El interés de Gabriela por la persona de Félix se fue disipando a través de las cartas sucesivas, y la razón se habría debido a un viaje que el venezolano estaba organizando a un destino no indicado en dichas líneas: “me hace Usted escribirle largo, y yo no puedo hacer esto después de su resolución de viaje.” Ella prefirió guardar silencio ante este hecho, pues era lo mejor para la “gente que se separa”. Indicó que cuando dos personas se apartaban, era “otra manera de morir, y la muerte no es relativa. Una distancia así da al diálogo lo doloroso de una conversación entre un vivo y un muerto.”7 Hasta acá, las pruebas evidenciaban una amistad y admiración intelectual. Sin embargo, todo cambió cuando ella le declaró que “no sabía 4 5 6 7

Ibíd. Ibíd. Primera carta. Ibíd. Segunda carta. Fechable en 1920.

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que Usted había llegado en mí a esta profundidad”. Luego señaló con un frío acento: “Esto no puede ser verdad Félix Armando”. Las razones de negar esta situación, se fundaron en que “hace cuatro días que Usted me ha dicho ‘no la amo a Usted’. Y para mayor abundamiento me ha copiado las palabras de Kant. No se cava en un alma en cuatro días.” Su temor se debió, al parecer, al rápido y repentino amor que él le habría declarado en cartas anteriores. Gabriela no quería sufrir por amor, ni menos entusiasmarse con alguien menor que pronto iniciaría un viaje que haría más extensa la distancia. Más adelante, y asociado al mismo diálogo de atracción que habría ocurrido entre ambos, Gabriela destacó un rasgo de Félix Armando que para ella era fundamental en un hombre: “Usted es un piadoso, esa cosa terriblemente cruel y funesta que es un ser piadoso. Han llamado misericordiosas a ciertas mentiras y no se confiesa que si se necesita de esta misericordia es solo porque no se puso antes la suma, la insigne y misericordia de la verdad.”8 La espiritualidad de la chilena fue patente en poemas y cartas, y existe una gran posibilidad que esta cualidad del venezolano haya llamado profundamente su atención. Sin embargo, Gabriela, al parecer, evitó generarse falsas expectativas con el joven. Más adelante le señaló: “No Félix Armado, acuérdese de que tiene Usted veinte años. ¿Pero no sabe Usted, no pesa Usted, lo que es eso? No, Usted no puede quererme. Hay en Usted una borrachera de amargura; lo he visto como beodo de llanto y de sangre.” Justificó este impedimento diciéndole que “los borrachos ―de lo que sea― se engañan como niños. Pero yo soy aquí la consciente y no puedo aprovecharme de su estado, de este sonambulismo de dolor en que lo he encontrado y por el cual me extiende Usted los brazos.”9 Gabriela no estaba en condiciones de enamorarse, pero no sólo por la edad de Félix Armando, sino también porque sabía que su paso por Chile, y por Santiago, era indefinido. Él estaba cumpliendo con una beca, que en poco tiempo terminaría. Una de las soluciones que pensó Gabriela para resolver el problema de las distancias y así estrechar aún más esta relación, fue que el joven venezolano impartiera docencia en la misma escuela rural en la que ella trabajaba. En un momento, Gabriela le declaró que no quería, “yo no me permito que quede Usted mucho tiempo lejos. Yo le pido que se acerque a mi pueblo. Han 8 9

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Segunda carta. Fechable en 1920. Ibíd.

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llamado a concurso para Rancagua, ¿qué hay de eso?”. Ella le comentó que en dicha ciudad construirían un Instituto que necesitaba nuevos docente, y que él cumpliría con los requisitos estipulados. Le preguntó si era posible que en enero se reuniera para gestionar este asunto, manifestando su interés y exponiendo el nivel de contactos que ella manejaba. Lo interesante, es que ella lo invitó a pasar con ella enero y febrero, instancia que les permitiría conocerse más.10 La carta siguiente permite suponer que Félix Armando no viajó a Rancagua. Gabriela, desde Punta Arenas, le mencionó que existían altas probabilidades que él fuera destinado a regiones, a impartir clases a escuelas rurales. Ella sabía que estando en el sur, se reducían las posibilidades de encontrarse con su querido amigo. En esta misiva, ella le señaló la eventualidad de ser designada a Temuco, ciudad del centro sur de Chile. Ante esto, y considerando que las distancias se acortaban, le preguntó: “¿por qué no acercarnos?”. Su argumento no pasa inadvertido, especialmente por su alto grado de romanticismo: “yo ya sé, como verdad definitiva, que no hay sobre el mundo otra dicha cierta que la de tener próximos los seres que se nos asemejan y pueden, por esto, sernos cayado para toda la tristeza.”11 No hay dudas que la distancia afectó la relación entre ambos. En un momento, ella le declaró que en el sur había conocido la “atroz verdad el aislamiento”, lo que para ella no valía la pena, pues no era necesario “vender el alma por unas cuantas monedas más de sueldo.” La solución que ella avizoraba al problema de la distancia y la lejanía con Félix Armando, era ser destinada a Temuco, a lo cual ella deseó que él quedara más cerca “de modo que a lo menos dos veces al año hablemos largo, pero largo, unos cuantos días.” Lo interesante de la misiva, fue su propuesta ante la imposibilidad de viajar más al norte: “¿Y si no me voy? ¿Se vendrá usted al final del mundo?”. A cambio de tal proeza, Gabriela le ofreció a Félix Armando dieciocho horas de francés y ocho de castellano. “El rector vería la ventaja enorme de tenerlo allí. Dígame telegráficamente si sería posible este sacrificio suyo. Dígamelo.”12 Los primeros años en Chile no habrían sido fáciles para el joven venezolano. Las razones no se debieron a cuestiones económicas ni mucho 10 11 12

Ibíd. Tercera carta. Fechable en 1921. Ibíd.

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menos por la nostalgia producto de la distancia. Una de las cartas, evidencia que la dificultad más compleja que tuvo que enfrentar Félix Armando fue por temas de salud, pues al parecer, el clima chileno le habría afectado por un tiempo. Gabriela, junto con preguntarle “¿qué siente, qué tratamiento tiene?”, le pidió que le escribiera ante cualquier problema, y le solicitó una descripción completa de sus síntomas. Con un amor indeterminado, ella le señaló que sería “un poco su médica”, argumentado que “las viejas servimos para eso”. Así, la salud del joven venezolano se transformaría en una buena razón para seguir en contacto. No es posible declarar con certeza que haya existido un enamoramiento entre ambos. Sin embargo, el cariño que ella le manifestó a través de sus cartas es patente. A veces denotan pasión, y otras una angustia profunda por la distancia que se ante puso entre ambos. Ahora se analizarán otros temas, que también fueron abordados por las misivas que ella le envió al joven Félix Armando Núñez.

1.2. El valor de la pedagogía Ya se señaló que el joven Félix Armando Núñez viajó a Chile para perfeccionar su formación pedagógica, tema que habría sido el eje principal de la amistad con Gabriela Mistral. En la primera carta, ella le pidió que le conversara de “su bella alma y de sus estudios”, y le dejó bien en claro que “cuanto con su carrera se relacione me interesa vivamente”. Gabriela tenía certeza sobre las cualidades pedagógicas del joven venezolano, y eso lo evidenció cuando le señaló que estaba segura que “al regreso a su patria, en el campo pedagógico o en otro cualquiera”, su éxito sería extraordinario. Le remarcó que él era “el polo opuesto del tropical que los tontos pintan: sobrio de palabras, observador, de mente sutil, y cordial sin verbalismo.”13 Durante toda su vida, Gabriela Mistral puso en tela de juicio los procedimientos que se empleaban en la formación educativa de los niños chilenos. También cuestionó la preparación de los futuros docentes, y las cartas a Félix Armando dejaron huella de aquello. Sin titubeos, le escribió: “el Pedagógico debe darle poco. Este colegio eleva a los mediocres y a los talentosos les proporciona solo el diploma”. Creía que la práctica era ampliamente superior 13

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Carta primera. Fechable en 1919.

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a la teoría. Al respecto, le señaló al joven venezolano que trabajando en el aula, y conversando con gente de experiencia, iban a ser más fructíferos que tres años en el Instituto Pedagógico. Le señaló que la formación espiritual de la vida, el arte y la ciencia, tal como lo había hecho Rodó en Uruguay, era el tipo de enseñanza que debía efectuarse. Criticó con fuerza esa tendencia relativa a la “pedagogía científica”, esa esa misma que denominó como “detallera”: “lo que más importa: el alma del maestro, importa poco allí.”14 Cuando llegó el momento de buscar empleo, Gabriela le ofreció a Félix Armando todos sus contactos. Estando en Concepción, ella le escribió que hace muy poco tiempo, había sostenido una importante reunión con una autoridad de apellido Molina, quien estaba dispuesto a ofrecerle un puesto de trabajo en la sureña ciudad. “Creo que entre el puesto de Profesor de Castellano aquí y lo de Venezuela, le conviene lo de aquí”. El argumento de Mistral no pasaba por temas económicos, sino más bien, “por trabajar junto a un hombre como éste, caballeroso y compresivo, en un ambiente que es lo mejor que conozco (en Chile) como cultura y cordialidad y hasta en medio de una admirable naturaleza.”15 Este dato permite suponer, que Gabriela jugó un papel fundamental en la decisión de Félix Armando de radicarse en Concepción, donde trabajó por más de dos décadas. Otra de las razones de por qué Gabriela le sugirió a Félix Armando viajar a Concepción, fue para mejorar su estado de salud. El sur de Chile es bastante más lluvioso que el centro, pero la razón de Gabriela descansaba en otra cuestión: “Usted es un tropical y casi estoy segura que su enfermedad real es la del cambio de clima. Sería a su enfermedad física a la que había que agregar otra, la moral, o sea, la dolencia de los internados.” La chilena vio que el trabajo de Félix Armando en uno de estos establecimientos estaba afectando su ánimo y su salud. “Yo tengo el peor concepto de los colegios de esta índole”, y no por razones administrativas, sino porque “casi todos los alumnos quedan para toda su vida enfermos del estómago, por la insuficiencia o la calidad de la comida”, y por el “exceso de los estudios lleva a la neurastenia lógicamente y, esto es lo peor, pecan contra la vida al sujetar en exceso al hombre en el desarrollo de su pubertad”.16 14 15 16

Ibíd. Carta sexta. Fechable el 11 de enero de 1921. Carta séptima. Fechable en 1921.

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Salir de Santiago también tenía otros beneficios, como por ejemplo mejorar el salario. De acuerdo a una de las cartas enviadas por la poetisa chilena, los primeros años del joven Félix Armando en Chile no habrían sido tan placenteros: “Yo me explico su abatimiento en la situación económica que ha tenido, pero no me lo explico ahora que, váyase a Venezuela o véngase a Concepción, Usted sabe que su bienestar material llega a lo pleno.” Sabía que con un buen empleo, ojalá en regiones, el joven venezolano alcanzaría una mejor situación. Lo invitó a mirar cómo vivían otras familias para saber que esto era cierto. Ella se puso como ejemplo, señalando que había vivido “antes una vida infeliz, sin nobleza y sin paz”. Todo había cambiado, y al momento de la redacción de esta misiva, se hallaba “digna, serena y tolerable. Vivo al día, no tengo un centavo de ahorros; gano novecientos pesos, que gasto. Voy a pintarle mi casa.”17 Gabriela le advirtió a Félix Armando que la vida en los colegios de regiones era necesario sortear algunos obstáculos. Uno de ellos habría sido la división del profesorado, fraccionado entre aquellos docentes que se habían formado en la universidad, los normalistas y los autodidactas, dentro de los cuales estaba ella. Luego de señalarle que su vida sólo se daba dentro de la escuela ―teniendo incluso su habitación en su interior―, le advirtió que su “espina (¿cómo no tenerla?) es un profesorado dividido en facciones, aplacándolo y con mi vida les doy ejemplo de armonía, pues tengo conmigo cuatro personas que no son de mi sangre y con quienes vivo como si lo fueran.”18 En una carta sucesiva, Gabriela le manifestó su alegría por el reconocimiento que los profesores de Concepción le habían dado al joven Félix Armando. Con un espíritu crítico, le señaló que esa había sido una “de las pocas veces en que me dejan contenta los chilenos”. Sin embargo, el tono de la carta cambió cuando le contó que los grupos del profesorado universitario la seguían presionando: “Los radicales, y en especial los profesores de Estado, combatieron con los medios a su alcance (que son muchos, toda la lira) mi candidatura al Liceo 6.” La coacción había sido tan pujante, que sus adversarios llegaron hasta al Ministro de Estado, quien había sido el causante del “el delito de haberme nombrado”. Su amargura llegó a un nivel tal, que 17 18

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Ibíd. Carta séptima. Fechable en 1921.

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le pidió olvidar “que es Usted profesor diplomado y acordarme solamente de que es poeta”.19

1.3. Admiración por Félix Armando Núñez El cariño de Gabriela Mistral por el joven venezolano fue mutando hacia una rápida y profunda admiración, y eso quedó registrado en las distintas cartas que ella le envió. Reconoció sus virtudes, y por cierto sus cualidades profesionales y literarias. Estas últimas fueron las que más mencionó la poetisa. En una de las misivas, le señaló que “su situación donde quiera que vaya será la de hoy, que Usted mismo ignora, de prestigio y aprecio.” Ella destacó que en Chile, Félix Armando era un estimado por “los únicos que valen en sentido moral e intelectual, los que me enumeró Molina y otros que yo sé.”20 Sin embargo, al parecer, Félix Armando Núñez era un joven humilde y silencioso. En la misma carta, ella le preguntó “¿por qué alude siempre a su miseria intelectual? ¿Qué quiere hacer usted a los veinticuatro o veintitrés años?”. Le puso como ejemplo a notables poetas de su generación, como lo fueron Ángel Cruchaga y Jorge Hübner, quienes a la edad de Núñez, tampoco habían alcanzado mayores niveles literarios. “Los que la tienen son hombres de más edad: Magallanes de cuarenta años, Mondaca de otros tantos; Prado, mayor que Usted. Y si Usted no llegara a ser un literato ¿no sería un gran educador?” El consuelo de Mistral estaba en ver gente que solo pesaba por sus méritos, con justicia de nobleza que el mismo Félix Armando tenía.21 Pese a su juventud, Núñez habría gozado de un importante prestigio docente en Santiago y regiones. Dentro de la misma carta, Gabriela le indicó que el Señor Molina, el rector del colegio que lo recibiría en Concepción, había convocado a una reunión con el resto de los docentes, y les habría comentado las virtudes del joven profesor de Castellano que estaba pronto a arribar. Al parecer, muchos ya habían oído sobre él, gracias a la buena propaganda que había hecho la poetisa. La otra opción que Mistral había visto para Núñez, fue su retorno a Venezuela, ante lo cual se cuestionó: “¿no será posible que hasta 19 20 21

Carta octava. Fechable en 1921. Carta séptima. Fechable en 1921. Ibíd.

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le toque organizar los servicios de instrucción, dado el prestigio que llevará?”. Luego de haberle reconocido una posible descortesía de su parte, Gabriela le informó que se estaba preparando para enviar un artículo al periódico venezolano Diario Nuevo, en el cual había compendiado “las opiniones de Chile sobre su calidad de profesor y artista.”22 Pero esta no fue la primera ni la única vez que Gabriela Mistral escribió algo sobre el joven Núñez. Meses antes, en una de las primeras cartas, ella intentaba consolarlo luego que se hicieron públicas unas críticas literarias en contra de su obra. Se refirió a esos comentarios como “anodino, perfectamente anodino”. Le pidió tranquilidad, asegurando que no era sino un “dato insignificante”. “Barrios dice siempre, y con razón, que la crítica es cosa de una semana y que la obra queda y tarde o temprano sacude la lápida, como Cristo el Domingo de Resurrección.” Con el propósito que el Félix Armando pasara la pena ante este hecho, ella le ofreció escribir algo sobre él en algún periódico venezolano. “Quiero decir no solo lo que yo sé de usted, sino lo que he oído de Usted, que es mucho.”23 De acuerdo a Gabriela Mistral, los atributos del joven Félix Armando Núñez eran tan amplios y conocidos por el medio local, que serían realizables en cualquiera de los destinos que él dispusiera. Eso lo dejó claro cuando señaló: “lo llama a Usted una labor ante la cual las pequeñas desdichas son pequeñas. Usted puede crear, en Chile, su obra literaria; en Venezuela un servicio entero, en bien de su raza. Tales perspectivas son para iluminarle el rostro y exaltarlo por años.”24 Félix Armando también escribió sobre el trabajo pedagógico y literario de Mistral, reflejando su admiración por la que más tarde sería una de las poetisas más importantes de la historia. Al respecto le escribió: “Leí en Las Últimas dos artículos de Usted sobre mí. Calurosos hasta la exageración, generosos como el alma suya, trémulos de su emoción fraterna. ¡Muchas veces gracias!”. Ante este gesto, Gabriela Mistral le señaló que un insigne poeta de la época le había escrito: “No he leído nada mejor sobre Usted. Se conoce que no se trata de un literato, porque hay ahí presencia de corazón”. La finalidad de 22 23 24

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Ibíd. Carta tercera. Fechable en 1921. Carta séptima. Fechable en 1921.

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copiarle esas líneas fue para que él supiera que ese importante literato no sólo lo estimaba, sino que también lo presentía como un joven virtuoso y talentoso. Con un tono de humildad, ella no creía “que su crítica será ni remotamente justa: es cálida como un abrazo para mi pobre poesía. Guardo los recortes: con unción los desprendí del diario y con el cariño con que le tendería la mano a Usted al volver a verle.”25 Gabriela Mistral desarrolló un pensamiento crítico, que a veces no era evidente por la caridad con la que se refería acerca de los distintos temas. Esto permite intuir, que los comentarios que le hizo a Félix Armando a propósito de su obra fueron sinceros, y que en verdad las habilidades el joven venezolano eran efectivas. En la primera de las cartas, ella ya anunciaba estas virtudes. “Después he leído en el mismo diario una poesía suya: hay un inmenso poeta aún confuso allí; pero ya original, con un alma elevadísima, como la de pocos hombres y como la de casi ningún poeta. ¿Por qué no me manda sus versos? ¿Y prosa? ¿No escribe Usted prosa?”26

2. Acercamiento a Venezuela La amistad con el joven Félix Armando le permitiría a Gabriela Mistral no sólo conocer más sobre Venezuela, sino además construir y fortalecer un puente de acercamiento entre ambas naciones en el plano intelectual. En una de las primeras cartas, ella reconoció la admiración que sentía por “la literatura de su patria, aunque conozco poquísimo de ella: me parece admirable, superior a todos los prosistas españoles de hoy: Díaz Rodríguez, y me placen las crónicas de Coll, que suele dar Cervantes. Nada sé de los poetas. Procúreme Usted algunos libros.”27 Ella no conocía Venezuela, pero estaba dentro de sus planes viajar pronto a las tierras de su buen amigo. En la misma carta, le comentaba a Félix Armando, que pensaba viajar en mayor de 1920 a Argentina. Estaba segura de no volver a Santiago, donde los rencores y las presiones del medio, principalmente de sus colegas profesores, la motivaron a buscar nuevos rumbos. Su preocupación, sin 25 26 27

Carta primera. Fechable en 1919. Carta primera. Fechable en 1919. Ibíd.

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embargo, estribaba en no ver más al joven venezolano. Luego de preguntarle si se volverían a encontrar, ella respondió con un emotivo “¡Quién sabe!”. Le declaró que siempre había deseado conocer toda América Latina antes de viajar a Europa. Más adelante se preguntó: “¿Alcanzaré a su país?”28 De acuerdo a Gabriela, el paso de Félix Armando por Chile debía ser aprovechado al máximo. Ella se preocupó de presentarle gente, de modo que él pudiera fortalecer su red profesional. Eso se lo dejó claro desde un comienzo de la amistad, donde le señaló que “querría que Usted tratara, antes de volver a su patria, a todos los espíritus altos de Chile”. Le habló de su amigo Guzmán Maturana, cuyos libros “son por sobre todo (y aludo en especial al tomo V) un esfuerzo por propagar la literatura americana.”29 Pero en sus misivas, Gabriela manifestó no sólo los aspectos intelectuales y profesionales de sus amistades, sino también se preocupó por presentarle a Félix Armando a personas con buenos sentimientos. Refiriéndose al mismo Guzmán Maturana, se refirió a él como un “cultísimo profesor, un noble corazón y un exquisito caballero”. Otra de las personas que Gabriela aproximó a Félix Armando, fue la joven profesora Laura Rodig, a quien conoció en Punta Arenas y luego llevó a México a trabajar en la reforma educacional de José Vasconcelos. En una de las misivas, Gabriela le escribió al joven venezolano que Laura se iría a Santiago. “Se la encargo. Cuando la vea, alégrela y levante su ánimo. Su madre es un poco –algo más- cruel para ella, y va a faltarle ese rocío que es el trato de la Luchita Fernández.” No se conocían mucho con Félix Armando, pero según la poetisa, “lo aprecia y lo quiere a Usted. Como todas las personas que viven cerca de mí. También lo estiman y lo quieren otras que Usted ni conoce, y me preguntan por Usted como por un amigo.”30 Para Gabriela Mistral, era necesario que Félix Armando conociera gente y se sintiera “como en casa”. Estos son los nombres más recurrentes en las cartas, pero no hay que desestimar la posibilidad que la cantidad de personalidades que ella le presentó a él fuera mayor. Los casos de Guzmán Maturana y Laura Rodig muestran el tipo de personas que ella se encargó que Félix Armando conociera. Por una parte, el profesor intelectual, el crítico literario y el maestro 28 29 30

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Ibíd. Carta primera. Fechable en 1919. Carta cuarta. Fechable en 1921.

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en letras; por otra, la profesora joven con quien se podía tener una amistad menos formal, pero no por ello menos letrada. Es evidente que Félix Armando uniría a Chile con Venezuela. Gabriela sabía esto, y se lo manifestó en la primera de las cartas, cuando le señaló que “querría que Usted hiciera llegar una colección de estos libros a algún educador de su país y le pidiera prosa y versos escolares de autores venezolanos, para complementar con ellos en mis clases de III año el cuadro de la literatura sudamericana procuro dar a los alumnos.”31

Consideraciones finales Este trabajo no ha pretendido sino describir y analizar las cartas que Gabriela Mistral le envió a Félix Armando Núñez entre 1919 y 1921, y rescatar de ellas, algunos elementos que permitan conocer más sobre los primeros años en Chile, de este importante profesor venezolano. De estas fuentes, se han tomado en cuenta aspectos propios de la amistad entre ambos, y temas pedagógicos, laborales y literarios. De las cartas enviadas por Gabriela se desprenden varios rasgos de la personalidad de Félix Armando. Es evidente que fue un joven estudioso, que dejando su patria, decidió buscar nuevos horizontes al sur del mundo. Acá tuvo la suerte de conocer a la poetisa, en un contexto que no ha podido ser determinado por las cartas. Gabriela Mistral destacó sus virtudes literarias. Lo admiró, llegando a escribir importantes artículos sobre su incipiente obra. Le presentó nuevas amistades, que al parecer, fueron determinante en su decisión de radicarse en Chile. Le dio consejos. Todo esto evidencia el cariño que ella sintió por él. No hablaremos de “coqueteo” como otras obras32, pero sí de un afecto especial, de preocupación por un joven que llegó a un lugar desconocido, y que más encima, se enfermó con el nuevo clima. Gabriela Mistral reveló aspectos íntimos de la personalidad de Félix Armando Núñez, a quién inmortalizó en el tiempo, como un joven poseedor de una inteligencia innata. Conocedor de la teoría pedagógica, pero también 31 32

Carta primera. Véase la introducción realizada por Luis Vargas Saavedra (2013) en Gabriela Mistral Caminando se siembra, Lumen Chile, p. 22.

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de los detalles prácticos de la profesión. Dueño de una letra sensible, compacta y coherente. Un literato en formación, que pese a su juventud, los más experimentados habían reconocido públicamente. Es decir, un intelectual de primera. No obstante aquello, tímido, sencillo y humilde; a veces inseguro ante la crítica, pero romántico. Así era este joven venezolano que cautivó a Gabriela.

Fuentes primarias Cartas inéditas a Félix Armando Núñez. Ubicación: Legado Gabriela Mistral. Anexo N° 1 a la Nota Confidencial N° 10 del Ministerio de Relaciones Exteriores de Chile, fechado en marzo de 1914.

Bibliografía Alegría, F. (1966). Genio y figura de Gabriela Mistral. Buenos Aires: Universitarias de Buenos Aires. Arce, M. (1989). Gabriela Mistral y Joaquín García Monge: una correspondencia inédita. Santiago: Andrés Bello. Guerra, S. y V. Zondek (Editoras). (2005). El ojo atravesado: Correspondencia entre Gabriela Mistral y los escritores uruguayos. Santiago: Lom. Horan, E. (Ed. Intro.). (2007). Esta América Nuestra. Correspondencia 1926-1956. Buenos Aires: Editorial el Cuenco de Plata. Pérez, F. (1993). Gabriela Mistral: una lección por aprender. Santiago: Zig-Zag. Pincheira, D. (1989). Gabriela Mistral: guardiana de la vida. Santiago: Andrés Bello. Rubio, P. (1995). Gabriela Mistral ante la crítica: bibliografía anotada. Santiago de Chile: DIBAM. Valenzuela, A., “Gabriela Mistral y la Reforma Educacional de José Vasconcelos”, Rencuentro, No. 34, Septiembre 2002, pp. 9-27. Vargas, L. (1991). Tan de Usted. Epistolario de Gabriela Mistral con Alfonso Reyes. Santiago de Chile: Ediciones Universidad Católica de Chile.

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LA ALIANZA PARA EL PROGRESO EN CHILE Y VENEZUELA, 1961-1963 The Alliance for Progress in Chile and Venezuela, 1961-1963 Froilán Ramos Rodríguez

Profesor-Investigador de la Universidad Simón Bolívar (USB), Venezuela. Doctorando en Historia en la Universidad de los Andes de Chile. Investigador invitado del Centro de Investigaciones Históricas “Mario Briceño Iragorry”, de la Universidad Pedagógica Experimental Libertador-Instituto Pedagógico de Caracas

Javier Castro Arcos

Historiador por la Universidad Católica Silva Henríquez (UCSH), Magíster en Relaciones Internacionales por la Universidad de Santiago de Chile (USACH). Doctorando en Historia en la Universidad de los Andes de Chile. Becario Conicyt.

Recibido: 15/04/2014. Aprobado: 15/05/2014. Resumen: Esta investigación se propone analizar el rol del programa estadounidense de Alianza para el Progreso en Chile y Venezuela, entre 1961 1963. Partiendo de una revisión documental de la política exterior chilena y venezolana con relación a los Estados Unidos, durante las administraciones de Jorge Alessandri y Rómulo Betancourt, respectivamente. La idea del Presidente John F. Kennedy de promover el plan de ayuda económica en América Latina para contrarrestar la influencia del comunismo, que dejó la revolución cubana en la región, tuvo un relevante comienzo, pero sus metas de desarrollo no se cumplieron. En suma, la comprensión de este proceso, des objetivos iniciales, contexto y alcances es fundamental, para evaluar la Alianza para el Progreso como el primer ―y hasta el momento― única iniciativa de acercamiento de la política exterior norteamericana hacia América Latina. Palabras clave: Chile, Venezuela, Estados Unidos, Guerra Fría.

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Abstract: This research aims to analyze the role of the U.S. program of Alliance for Progress in Chile and Venezuela, between 1961 1963. Starting with a review of the Chilean and Venezuelan foreign policy toward the United States during the administrations of Jorge Alessandri and Romulo Betancourt, respectively. The idea of President John F. Kennedy’s plan to promote economic aid to Latin America to counter the influence of communism, which left the Cuban revolution occurred in the region played an important start, but their development goals were not met. In sum, the understanding of this process, des initial objectives, scope and context is critical to assess the Alliance for Progress as the first-and so far only-initiative approach of U.S. foreign policy towards Latin America. Key words: Chile, Venezuela, United States, Cold War. Mis lecciones se dirijen a mis hermanos, los habitantes de Hispano-América. Juzgo importante la conservación de la lengua de nuestros padres en su posible pureza, como un medio providencial de comunicación i un vínculo de fraternidad entre naciones de orijen español…1 Andrés Bello (1781-1865).

Introducción A comienzo de los años sesenta, la Alianza para el Progreso represento una de las más ambiciosas políticas estadounidenses hacia América Latina. Inspirado, en buena manera, por el Plan Marshall, el nuevo y joven presidente de los Estados Unidos, John F. Kennedy, impulsó este cambio de mirada con respecto a los países latinoamericanos, planeando amplias reformas económicas y sociales. Sin embargo, su trágica muerte, y las mismas condiciones del plan, junto con los problemas internos de cada país, precipitaron su fracaso. En noviembre de 2013, se cumplieron cincuenta años del asesinato de Kennedy. Es propicia una nueva lectura crítica en torno a la Alianza para el Progreso, en este caso en Chile y Venezuela, desde una perspectiva comparada, para responder a ¿Cuál fue el escenario latinoamericano que afrontó la Alianza?, ¿Cómo fue la actuación de las administraciones Alessandri y Betancourt sobre el plan? y ¿por qué no obtuvo los resultados esperados? 1

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Andrés Bello. Obras Competas. Vol. IV. 1881-1883. p. 8.

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Años de Cambio: América Latina y Estados Unidos, 1957-1961 Desde el fin de la Segunda Guerra Mundial en 1945, los Estados Unidos se habían esforzado en articular un nuevo sistema internacional de alianzas estratégicas, que le permitieran ganar apoyo, ante su antiguo socio y, ahora, rival en potencia, la Unión Soviética. De los escombros mismos de Berlín, había comenzado la Guerra Fría, la nueva escalada de confrontación ideológica entre las democracias occidentales capitalistas, lideradas por los EEUU, y los regímenes dictatoriales comunistas, controlados por la URSS. Esta nueva conflagración tenía un escenario global. Ya la URSS había llegado al centro de Europa, dominaba todo el este del continente y amenazaba el sur, Grecia. Al otro lado del Atlántico, la administración de Harry S. Truman (1945-1953), formuló su Doctrina Truman en 1947, para la defensa de la democracia en los países amenazados por al avance del comunismo, se esta manera se apresuró estructurar mecanismos de enlace político y militar en América Latina, la región que había permanecido durante décadas como el proveedor de materias primas y vecindario silencioso de los Estados Unidos, así, se creó la Organización de Estados Americanos (OEA) en 1948, y se firmó el Tratado de Asistencia Recíproca (TIAR) en 1947. Sin embargo, la prioridad estadounidense estaba en Asia, pues los comunistas tomaron el poder en China en 1949, y en la península de Corea, se libraría una amarga contienda entre 1950 y 1953. Por su parte, la administración de Dwight D. Eisenhower (1953-1961) mantuvo una escasa atención a la región latinoamericana, quedando ésta en un segundo o tercer plano en la política exterior estadounidense, prevaleciendo el criterio que los gobierno con férrea postura anticomunista eran aliados2, sin importar que fuesen gobiernos democráticos o dictaduras militares, así, se reconocía a regímenes de generales, como a Pérez Jiménez en Venezuela (1952-1958), Rojas Pinilla en Colombia (1953-1957), o Alfredo Stroessner en el Paraguay (1953-1989), entre otros, estableciéndose una relación de premio/ castigo, como el auspicio del derrocamiento del coronel izquierdista Jacobo 2

Stephan G. Rabe. Eisenhower and Latina America: The Foreign Policy of Anticommunism. Chapel Hill, University of North Carolina Press, 1988, pp. 34-35.

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Arbenz en Guatemala en 1954, o entregando la Legión de Honor al dictador venezolano en 1954. Sin embargo, hacia final de la década de los cincuenta, en enero de 1959, los “barbudos” encabezados por Fidel Castro toman el poder en Cuba, y proclaman la “revolución cubana”, aunque en un principio no se declaran comunista, pronto sus acciones los acercan a la esfera de influencia de la URSS, y bajo su dirigente, Nikita Jruschev (1956-1964). El hecho de que los comunistas hayan triunfado por medio de la violencia en un país del continente, embriago las apetencias de poder de los partidos comunistas a lo largo de América Latina, estimulados por la isla y financiados por los soviéticos. Según Gaddis: Lo que Jruschov pretendía esencialmente con este despliegue de misiles, por increíble que parezca, era extender la revolución a todos los países de Latinoamérica. Al Kremlin le sorprendió, aunque también le estimuló y finalmente le lleno de júbilo, que la insurgencia marxista-leninista se hiciera con el poder en Cuba por sus propios medios, sin necesidad de tantas presiones como habían necesitado los soviéticos para establecer regímenes comunistas en Europa oriental. Poco importaba que Marx no hubiera previsto esta circunstancia ―pues había pocos proletarios en Cuba― o que Fidel Castro y sus indisciplinados seguidores difícilmente encajaran en el modelo leninista de “vanguardia” revolucionaria organizada.3

Entretanto, los Estados Unidos habían quedado impactados por lo ocurrido en Cuba, ahora, tenían un vecino comunista a escasos kilómetros de la Florida. La cuestión cubana se volvió un asunto incomodo, sin saber la administración Eisenhower exactamente cómo reaccionar, firma el embargo comercial en octubre de 1960. Por un lado, el descontento e impopularidad hacia los EEUU había crecido4, lo demuestra el recibimiento del vicepresidente Nixon en su gira por América Latina, entre abril y mayo de 1958, mientras, que por otro lado, entre 1960 y 1961, ya se estaban formando grupos guerrilleros en varios países de la región, en Perú, Venezuela. 3 4

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John Lewis Gaddis. La Guerra Fría. Barcelona, RBA Libros S.A., 2008.p. 89. Alan McPherson (Editor). Anti-Americanism in Latin America and the Caribbean. New York, Berghahn Books, 2006. p. 5.

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El nacimiento de la Alianza para el Progreso, 1961 En noviembre de 1960, resulto electo, John Fitzgerald Kennedy (19171963) como presidente de los Estados Unidos, después de una ajustada elección con el vicepresidente Richard Nixon. Kennedy era en muchos aspectos diferente a sus predecesores de la Casa Blanca, era el primer católico en dirigir los destinos de la nación, lo cual no dejaba de crear controversia en los sectores estadounidenses más conservadores, por el tradicional estigma hacia el catolicismo, aparte de su origen irlandés, también, era mucho más joven que su antecesores en el cargo, por lo que le señalaban falta de experiencia, todos estos eran parte de los retos que debía superar Kennedy a lo interno. Mientras, que en exterior, el dirigente soviético Jruschev se volvía más agresivo en sus discursos, amenazando con las armas nucleares de las que disponía la URSS, al tiempo que utilizaba la reciente captura de un piloto de U2 en suelo ruso5, como excusa de provocación. Entre fines de 1960 y los primeros meses de 1961, existió cierta incertidumbre en el ambiente internacional acerca de que esperar del nuevo presidente estadounidense, además, la cuestión cubana era un problema heredado de la administración anterior. Kennedy recurrió a un equipo de jóvenes profesionales, dinámicos y entusiastas, provenientes del ámbito universitario, algunos de ellos, católicos y de origen irlandés. Dentro de los que se encontraban Robert McNamara, Arthur Schlesinger, Ken O’Donnell, Theodore Sorensen, entre otros. A su vez, Kennedy y todos ellos, construyeron un nuevo estilo New Frontier, en el que se combinaba la inspiración en el New Deal de Franklin D. Roosevelt (19331945), con la mayor participación de académicos en lugar de políticos en los asuntos de administración pública, se trataba, de una nueva mirada sobre cómo hacer las cosas, mucho más activa y optimista. América Latina pasó a un primer lugar en la agenda de la política exterior de Kennedy, quien, según Schlesinger y Sorensen, sentía un verdadero interés por el destino de la región, ya en 1958, cuando era senador por Massachusetts, Kennedy pronunció un discurso en San Juan de Puerto Rico, en el que abogó 5

J.P.D. Dunbabin. The Cold War: The great Powers and their Allies. London, Routledge, 2013, p. 253.

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por una nueva relación con América Latina. Había dos puntos importantes aquí, uno, rememorar la política de la Buena Vecindad de Roosevelt, y dos, evitar una segunda Cuba. El responsable nombrado por Kennedy para América Latina fue Richard “Dick” Goodwin, quien conformó un equipo de trabajo que delineó la propuesta de Kennedy para la política estadounidense hacia América Latina, en el participaron jóvenes académicos, como: Lincoln Gordon, de Harvard, quien había trabajado en el Plan Marshall, Robert Alexander, de Rutgers University, estudioso de la izquierda democrática en Latinoamérica, Arthur Whitaker, de Pennsylvania, historiador especializado en América Latina6. Luego se incorporó el experimentado Adolf Berle. En la elaboración del programa de la Alianza, influyo el optimismo universitario de sus redactores, la experiencia del Plan Marshall, y las metas que se habían propuesto los economistas latinoamericanos de la Cepal7, Comisión Económica para América Latina, creada a instancias de la ONU en 1948, en la que intervinieron de forma destacada, el argentino Raúl Prebisch, el venezolano José Antonio Mayobre8 y el chileno Felipe Herrera9. La Alianza para el Progreso se proponía realizar en América Latina lo que el Plan Marshall había hecho por Europa (1947-1952), este contemplaba un vasto plan de reformas económicas, sociales y educativas, que permitieran acabar con el latifundio en la región, promover un nuevo reparto de la tierra a campesinos como pequeños propietarios, incentivar la industrialización, la diversificación de las economías, impulsar el comercio con los Estados Unidos, favorecer la creación de viviendas, escuelas, hospitales y caminos, en esto los EEUU aportarían la asistencia financiera, mientras que los gobiernos latinoamericanos se debían comprometer a propiciar estos programas. Las metas eran elevadas y el tiempo propuesto toda la década. 6 7

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Arthur Schlesinger. Los mil días de Kennedy, Barcelona, AYMA S.A. Editora, 1966, p. 151. Rosemary Thorp, “El Papel de la CEPAL en el Desarrollo de América Latina en los años Cincuenta y Sesenta”, pp. 26-27, en: Comisión Económica para América Latina y el Caribe. La CEPAL en sus 50 Años. Santiago de Chile, Naciones Unidas - CEPAL, 2000. Veáse: José Antonio Mayobre. Latinoamérica: Economía y desarrollo. Caracas, Banco Central de Venezuela, 2007, 87 p. Felipe Herrera. América Latina: Desarrollo e integración. Santiago de Chile, Emisión, 1986, 302 p.

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Kennedy y su equipo se proponían conducir los cambios económicos y sociales, de forma gradual, y dirigidos por gobiernos democráticos, de manera que propiciar el crecimiento económico, la estabilidad política, la paz social y la fraternidad interamericana, así contrarrestaban de raíz, los problemas que habían sido utilizados como banderas propagandísticas por la subversión comunista para generar violencia. El 20 de enero de 1961, Kennedy juró como 35° presidente de los EEUU, en su discurso dijo: “A nuestras Repúblicas hermanas, situadas al sur de nuestra frontera, les ofrecemos una promesa especial: convertir nuestras buenas palabras en buenos hechos, en una nueva alianza para el progreso, ayudando a los hombres libres y a los Gobiernos libres a arrojar lejos de sí las cadenas de la pobreza”10, sus palabras mostraron su firmeza y determinación en sus propósitos por una nueva relación de su país con los demás países americanos. Pronto, el joven presidente despertó la esperanza de América Latina, ganando el apoyo de varios líderes latinoamericanos, como Rómulo Betancourt de Venezuela y Alberto Lleras Camargo de Colombia, como también, adversarios como Castro. Más adelante, el 13 de marzo, en la Casa Blanca, ante los representantes diplomáticos latinoamericanos, el presidente Kennedy anunció formalmente la Alianza para el Progreso: …si hemos de afrontar un problema de tan imponentes dimensiones, nuestro proceder debe ser audaz y a tono con la concepción majestuosa de la Operación Panamericana. Por eso he hecho un llamamiento a todos 10s pueblos del hemisferio para que nos unamos en una Alianza para el Progreso, en un vasto esfuerzo de cooperación, sin paralelo en su magnitud y en la nobleza de sus propósitos, a fin de satisfacer las necesidades fundamentales de 1os pueblos de América, las necesidades fundamentales de techo, trabajo y tierra, salud y escuelas.11

Por vez primera, un presidente estadounidense se refería con preocupación por los problemas existentes en América Latina, en un tono 10

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Antonio Fernández. Historia Contemporánea. Barcelona, Ed. Vicens-Vives, 1976, pp. 580581. Alianza para el Progreso. Documentos Básicos. [Documento disponible en Memoria Chilena] p. 4.

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de optimismo que trasmitía una expectativa generalizada en el continente, en muy poco tiempo Kennedy12 había logrado despertar la atención de norteamericanos y latinoamericanos en torno las posibilidades de poder realizar algo diferente y sin precedentes en el hemisferio. Además, entre sus palabras, citó los 139 años (1822), atrás, en que los Estados Unidos reconoció la independencia de las Repúblicas latinoamericanas, citó a Bolívar y su deseo de integración. Schlesinger, testigo de excepción, resaltó que “Kennedy hizo notar que la revolución que se inició en Philadelphia en 1776, y en Caracas en 1811, no había terminado aún.”13. Sin embargo, en estos primeros meses se tuvo que hacer frente al fracaso de Bahía de Cochinos, en abril de 1961, plan que había sido preparado desde la administración de Eisenhower. Otro obstáculo, lo posición soviética que se había comenzado a planear como introducir su marxismo desde su nuevo bastión cubano. En junio, se reunieron en Viena, Austria, Kennedy y Jruschev, en un intento de llegar a una “coexistencia pacífica”14, en medio de las tensiones de las dos superpotencias.

Punta del Este, 1961 En pos de concretar el proyecto de alianza con la región latinoamericana dentro de un contexto donde era reciente la herida que había suscitado la revolución cubana al halcón del norte; y cuando al mismo tiempo la Unión Soviética realizaba un movimiento en el tablero de ajedrez del satélite tropical circundante a Estados Unidos, la Alianza para el progreso debía dejar de ser únicamente un plan de laboratorio, y por tanto, pasar a convertirse raudamente en una realidad. Al argumento anterior, se debe dar enfasis de que en la última etapa de los ’50 paulatinamente se reimpulsó la llamada política del “buen vecino” con acciones de evidente aproximación; entre ellas se pueden contar la visita a 12

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Paul Johnson crítica las altas metas de JFK, señalando: “ahí estaba la debilidad del universalismo de Kennedy”, en Tiempos Modernos, Barcelona, Vergara, 2000, p. 478. Schlesinger, p. 157. Günter Bischof, Stefan Karner and Barbara Stelzl-Marx. The Vienna Summit and Its Importance in International History. Plymouth, UK, Lexington Books, 2014, p. 279.

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Sudamérica del vicepresidente Nixon en 1958, los planes en conjunto a Brasil para la creación de una “Operación Panamericana” y en 1959 la elaboración de un soporte económico para las futuras operaciones políticas, como lo simbolizó el Banco Interamericano de Desarrollo, el que ya era una clara señal de “puente” desde el norte hacia el sur. En búsqueda de generar un sondeo de la disposición del liderazgo latinoamericano en responder a la urgencia de acercamiento en la región. El Presidente D. Eisenhower iniciaba su gira a Sudamérica durante febrero de 1960 y declaraba lo siguiente, días antes de su llegada al cono sur, Han existido algunas críticas en este país y en América Latina, de que Estados Unidos ha dado una mayor prioridad a otras partes del mundo y ha prestado muy poca atención a las necesidades y deseos de sus vecinos más próximos. El próximo viaje debe hacer mucho para disipar esa creencia y para proporcionar un dramático estimulo para establecer relaciones más estrechas entre los Estados Unidos con los países que se visitarán ―Brasil, Argentina, Chile y Uruguay― y otros países de América Latina.15 Realizado el viaje al sur de la región, Eisenhower volcaba la mirada de la política exterior norteamericana de inicio de los ´60 en la – hace décadasignorada Latinoamérica, bajo la premisa de no abandonar el desarrollo del continente y de fortalecer la amistad con las Repúblicas hermanas de América. Por lo pronto, la Oficina de Asuntos Interamericanos del Departamento de Estado norteamericano ponía en marcha y ordenaba objetivos, planes de reformas y metodologías coordinadas para concretar el plan por el progreso, el cual a pesar de la coyuntura propia que significaba la elección presidencial de noviembre de 1960 no detendría sus intereses por influir en el tablero de ajedrez americano. La transición de Eisenhower a Kennedy implicaría más bien una profundización en la densidad de la relación y el inicio de un pragmatismo16 que obligó a América 15

16

Foreign Relations of the United States, 1958–1960 Volume V, American Republics, Document 74. Department of State, Conference Files: Lot 64 D 559, CD 1607. Confidential. Instruction From the Department of State to All Diplomatic Posts in Latin America. Policy Information Statement (ARA–305); President’s Trip to Latin America, February–March, 1960. Washington, February 4, 1960. Julio C. Cotler; Richard R. Fagen. Relaciones políticas entre América Latina y Estados Unidos. Buenos Aires, Amorrortu editores. 1974.

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Latina a ceder sus estructuras burocráticas a las intervenciones de ingeniería macroeconómica y sociocultural que involucraría llevar a cabo tal magna empresa, la que simbolizó el inicio de un proyecto de transformación bajo el lema del salto al desarrollo y de la contención del comunismo tanto local como regional.

El precursor de Punta del Este: La Carta de Bogotá Anterior a la reunión de Punta del Este en agosto de 1961 ―ya en la administración Kennedy― un primer antecedente a la definitoria reunión en la costa uruguaya, es la llamada “Carta de Bogotá”, la cual fue conformada por 21 representantes de las 21 repúblicas americanas que fue conocido como el “comité de los 21”, estos se dieron cita entre el 5 y el 13 de septiembre de 1960 en la capital colombiana a fin de debatir acerca las problemáticas sociales y económicas del continente. En esta instancia se expusieron medidas para el mejoramiento de las condiciones de la vida rural y el uso de tierra; para él mejoramiento de la vivienda y los servicios comunales; para el mejoramiento de los servicios educativos y de los servicios de capitalización; para el mejoramiento de la salud pública; para la movilización de los recursos nacionales. Se preveían, además, medidas para el desarrollo económico, sistemas de préstamos, preparación y ejecución de planes y proyectos de desarrollo. 17 Pese a las dudas que sobre su efectividad reflejaron las delegaciones argentina y brasileña, las naciones del continente la aceptaron. El día 12 de septiembre del citado año se aprobó por el voto de 19 naciones, con el voto negativo de Cuba y la ausencia de Santo Domingo, que se retiró de las sesiones. Aun cuando para algunos críticos y escépticos la Carta de Bogotá padecía del defecto de ser una declaración abstracta sin instrumentar los medios para llevar a cabo los planes en ella proyectados.18 El Acta o Carta de Bogotá, se constituyó en el antecedente inmediato más importante de lo que más tarde Kennedy desginaría, Alianza para el 17

18

Pablo Ramella, “La Conferencia de Punta del Este”, Revista de Estudios Públicos. Madrid, 1962. p. 192. Ibid.

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Progreso. En palabras del Presidente colombiano del período, Alberto Lleras Camargo, este documento, (…) Fue el primero en proclamar la necesidad de reformas estructurales ―sobre todo en el sistema tributario, en la tenencia y el uso de la tierra, y en la educación― de tal manera que fuera posible llevar a cabo un gran esfuerzo dirigido a dotar a la población de América Latina con vivienda, educación, empleo y salud, a través de una masiva movilización de recursos domésticos y de un contingente considerable de ayuda externa”. El Acta de Bogotá recomendó la creación de un Fondo Especial para el Desarrollo Social que contribuiría al logro de los objetivos establecidos.19

Prueba de lo mencionado es que en marzo de 1961 John F. Kennedy delinearía públicamente la Alianza para el Progreso sobre la base organizativa dejada por Eisenhower, aumentando sustancialmente el volumen de los fondos públicos norteamericanos comprometidos con el desarrollo latinoamericano para la siguiente década.20 Kennedy indicaba respecto a la carta de Bogotá lo siguiente, La Carta de Bogotá marca un punto de inflexión histórico en la evolución del Hemisferio Occidental. Por primera vez, las naciones de América han acordado unirse en un esfuerzo cooperativo masiva para fortalecer las instituciones democráticas a través de un programa de desarrollo económico y el progreso social.21

Ya en mayo de 1961 el Congreso de Estados Unidos asignó como parte del programa de la Alianza para el Progreso los 500 millones de dólares cuya destinación se habían autorizado en septiembre de 1960, justamente en la Carta de Bogotá. 19

20

21

Alberto Lleras Camargo, ”The Alliance for Progress; Aims, Distortions, Obstacles”, Foreign Affairs Vol. 42, No 1, October 1963, New York, p. 29. Enzo Abbagliati Boils. Desencuentros en la encrucijada. Perspectivas sobre las relaciones económicas entre Chile y EE.UU.: 1958-1961. Historia. p. 13 John F. Kennedy: “Special Message to the Congress Requesting Appropriations for the Inter-American Fund for Social Progress and for Reconstruction in Chile,” March 14, 1961. Online in “The American Presidency Project” en: http://www.presidency.ucsb.edu/ ws/?pid=8535

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La Carta de Punta del Este: Tratativas y esperanzas de desarrollo El 5 de agosto de 1961 se reunieron las 21 Repúblicas Americanas en la Conferencia de Punta del Este Uruguay, oficio y dio la bienvenida el presidente de la Conferencia, el ministro de Hacienda del Uruguay, Juan E. Azzini. Comenzaba entonces el plan reformista liderado por EE.UU. en conjunto con gran parte de los líderes de América Latina, para quienes este esfuerzo conjunto representaba el cumplimiento de las promesas norteamericanas y el inicio de un esperanzador período de integración regional, despegue económico, estabilidad democrática y bienestar social para Latinoamérica. En el caso norteamericano, el Presidente Kennedy hacía valer una larga tradición y vocación indistinta a republicanos y demócratas, asociada a un tipo de misión “civilizadora” por el desarrollo, cuestión imbricada a la identidad norteamericana propia del puritanismo de fines del siglo XVIII. Aquel “Destino manifiesto” proclamado por John O´ Sullivan que a mediados del XIX fortalecía en la clase gobernante norteamericana, el sentido por ejercer cierta omnipresencia política y económica desde el Atlántico al Pacífico, y desde el polo norte a las exóticas tierras del extremo sur continental.22 El ideario de conducción global que pervive como fuerzas profundas23 internalizada históricamente en el ethos de la política exterior norteamericana, sustentado en la visión de llevar a cabo “misiones por el desarrollo” en espacios del Tercer mundo, y en un contexto de competitividad mundial que naturalmente intensifica el proceso de Guerra fría, afianzarían con mayor solidez 22

23

Merk Frederick, Merk Lois Bannister. Manifest Destiny and Mission in American History: A Reinterpretation. Harvard University Press, 1963. Ver: Renouvin, Pierre, Durosselle, Jean-Baptiste. Introducción a la Historia de las Relaciones Internacionales, Fondo de Cultura Económica, 2000. “(…) Desde nuestra perspectiva el concepto de fuerzas profundas abarca y contiene aquellos elementos que denominamos constitutivos de la identidad, asignando a los mismos un valor primario como elementos que también contribuyen a moldear la identidad de una nación. Estas fuerzas son las que Lafer denomina factores de persistencia que ayudan a explicar rasgos importantes de la identidad de un país.” En: Graciela Zubelzú. Globalización y crisis pos-implosión. World Congress of Political Science, International Political Science Association (IPSA), Santiago de Chile, 2009.

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aquella actitud de superpotencia destinada a hacer surgir a los países vecinos en condiciones asimétricas, educando y articulando procesos reformistas al son de la arquitectura macro estructural que Washington consideraba correcta. Producto de la irregular evolución económica que experimentaron las economías latinoamericanas durante la década del ´50 y mediados de los ´60, no sería tarea compleja, convencer a los asistentes presentes en Punta del Este a hacerse parte del proyecto norteamericano. De cierta manera, muchos de los liderazgos se vieron condicionados a aceptar las tratativas generales, las reformas solicitadas, y los canales determinados por la amplia necesidad de ayuda urgente. Lleras Camargo había indicado con tono de preocupación: “(…) No se está ante un problema de desarrollo, sino ante una crisis sin precedentes en la historia de América Latina. Que no podrá menos de desbordar todas sus instituciones, sus sistemas democráticos, donde existan, sus regímenes más fuertes, sus libertades y su paz.”24 En vista de la convicción que demostraba J. F. Kennedy con auxiliar a América latina, la expectación crecía en torno a la Conferencia de Punta del Este. Sólo un par de meses antes de la cita, en marzo de 1961, el Presidente norteamericano oficialmente daba el inicio al plan, que más bien contaría con la ratificación y coordinación de los Presidentes latinoamericanos en Punta del Este. Kennedy tomaba la palabra y señalaba, (...) Propongo que las Republicas Americanas inicien un vasto y nuevo plan de diez años para las Américas, un plan destinado a transformar la década del 1960 en una década de progreso democrático. Estos diez años serán los años de máximo esfuerzo, los años en que deben superarse los mas grandes obstáculos, los años en que será mayor la necesidad de apoyo y respaldo. Y si tenemos buen éxito, si nuestro esfuerzo es suficientemente audaz y decidido, el fin de la década marcará el comienzo de una nueva era en la experiencia americana.25 24

25

Alberto Lleras Camargo, América: Su desarrollo económico y su integración social. Texto del discurso pronunciado por el Presidente de la República al instalar la III Reunión del “comité de los 21, en Alberto Lleras. Antología, El Diplomático, Tomo V, Villegas Editores, Bogotá, 2006. p. 382. Discurso pronunciado por el Presidente John F. Kennedy el 13 de marzo de 1961 en la Casa Blanca ante el cuerpo diplomático Latinoamericano. Altos funcionarios y miembros del Congreso de los Estados Unidos.

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En el turno que correspondió al delegado de Estados Unidos, Douglas Dillon, se plantearon desde una perspectiva más bien idearía, líneas de acción para el desarrollo sintetizadas en los siguientes tres puntos: 1º) Las naciones en vías de desarrollo deben hacer esfuerzos heroicos, apelando a su pueblo para que éste participe en esta labor de desarrollo. 2º) Dichos países necesitan programas de desarrollo económico social. 3º) Dichos programas deberán reconocer el derecho de todo el pueblo a participar plenamente de los frutos que resulten del progreso, concluyendo con estas palabras significativas: “podemos eliminar la injusticia económica y social, que socava las instituciones políticas libres.”26 En definitiva la Carta de Punta del Este, tenía por principales objetivos la búsqueda del apoyo en ítems que son primordialmente económicos. De acuerdo a Kraus se podrían agrupar en los siguientes renglones de acción: (1) reforma agraria, (2) reformas fiscales y tributarias, (3) estabilización de los precios de los productos básicos, (4) integración económica y (5) legislación laboral, incluyendo prácticas patronales. Para la promoción de objetivos primordialmente sociales, se citan como necesarias las actividades sobre: (1) vivienda, (2) educación, (3) salud pública y sanidad.27 Buscando casi la perfectibilidad derivada de la tecnificación de los procesos, se intentaba construir, una maquinaria económica interamericana que a su vez otorgara cierta estabilidad política para la libre promoción de las democracias. Todos los planes a aplicarse debían correlacionarse con los temas prioritarios de la Alianza, entre estos estaban el conseguir una tasa de 26 27

Pablo Ramella, p. 193. Walter Krause, “La Alianza para el Progreso”, Journal of Inter-American Studies, Vol. 5, Nº 1 (Jan., 1963), p. 68.

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crecimiento anual que debía cifrar en un mínimo de dos y medio por ciento anual por habitante lo que supuestamente significaba un formidable empuje de la actividad económica. El plan macroeconómico se correlacionaba con una Reforma educativa que aspiraba a ofrecer seis años de enseñanza primaria a todo niño de edad escolar para 1970. En el mismo proyecto se destacaba la posibilidad de erradicar el analfabetismo en 50 millones de adultos. A la par se adhería los objetivos de reformar la tenencia de tierras (Reforma Agraria), reorganizar el sistema fiscal, promover la industrialización a corto plazo e integrar los mercados regionales.28

El sustrato teórico e ideológico de la Carta de Punta del Este: La teoría de la modernización Los acuerdos suscritos en la Conferencia, no eran meramente retórica, puesto que cada punto estipulado se coadyuvada de una perspectiva paradigmal basada en los supuestos teóricos de Walt Rostow y Max Millikan, ambos del Center for International Studies (CENIS) del MIT (Massachusetts Institute of Technology). Para Loris Zanatta el “Espíritu de la Alianza” se basa en la teoría de la modernización29, que consideraba estimular en los países de la periferia la reproducción de etapas del desarrollo social emulando a los países que ya se encontraban maduramente desarrollados. Dicha teoría fue sumando audiencia y relevancia en los policy-makers de la administración Kennedy. La teoría de la modernización poseía además la ventaja de ofrecer una nueva opción estructural para el cambio social en oposición al peligro de la subversión comunista. Según Carlos Quinche, la propuesta Rostow incluía además de contener ideológicamente los avances del comunismo, un ambicioso ofrecimiento, hacer casi desaparecer la pobreza en América Latina: De acuerdo con la propuesta de Rostow, mediante una importante transfusión de ayuda financiera, los Estados Unidos podrían guiar a casi 28

29

Arturo Morales Carrión, “Fundamentos Ideológicos de la Alianza Para el Progreso”, Journal of Inter-American Studies, Vol. 6, No. 1 (Jan., 1964), p. 127. Loris Zanatta. Historia de América Latina: De la colonia al siglo XXI. Buenos Aires, Siglo XXI editores, 2012. p. 181.

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un 80% de la población latinoamericana por el camino del desarrollo autosostenido, lo cual, no solo reduciría la pobreza sino que, al tiempo, lograría disminuir la agitación social y la inestabilidad política en la región.”30

De acuerdo a Diana Rojas, la modernización no era sólo un modelo académico sino un proyecto político que le permitiría a Estados Unidos orientar, dirigir y controlar el cambio social global: la modernización fue también una ideología, un marco conceptual que articulaba un conjunto de suposiciones sobre la naturaleza de la sociedad estadounidense y su capacidad para transformar un mundo que percibía tanto materialmente como culturalmente deficiente.31 Entre las características teóricas de la “modernización técnica” se encuentran las siguientes: 1) Las sociedades “tradicionales” y “modernas” están separadas por una fuerte dicotomía. 2) Los cambios económicos, políticos y sociales son interdependientes e integrados. 3) El desarrollo consiste en un único camino lineal que conduce hacia un estado moderno. 4) El progreso del desarrollo de las sociedades atrasadas se puede acelerar considerablemente a través del contacto con los países desarrollados.32 En la declaración a “los Pueblos de América”, contemplada en la Conferencia de Punta del Este, asoma desde un comienzo un propósito totalmente dispuesto, cuantificado y proyectado a dar al sector “técnico” las atribuciones que esté requiera para la fase de ejecución. A continuación parte de la Declaración a los Pueblos de América daba énfasis en lo mencionado: 30

31

32

Carlos Quinche Castaño. La modernización en las relaciones EE. UU. - América Latina durante la administración Kennedy: una mirada a la luz de Norbert Elias. Revista Colombiana de Sociología, No. 3, p. 103. Ver: Michael E. Latham. Modernization as Ideology. American Social Science and “Nation Building” in the Kennedy Era. Chapel Hill, The University of North Carolina Press, 2000. Diana Marcela Rojas, “La Alianza para el Progreso en Colombia”, Análisis Político, No 70, Bogotá, septiembre-diciembre, 2010. Ibíd.

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... Expertos independientes y altamente capacitados estarán a disposición de los países latinoamericanos para ayudar en la formulación y examen de los planes nacionales de desarrollo. Conscientes de la importancia trascendental de esta declaración, los países signatarios proclaman que el sistema interamericano ingresa a una nueva fase en la que, a sus logros jurídicos, institucionales, culturales y sociales. Van a añadirse, dentro de la libertad y la democracia, inmediatas y tangibles realizaciones para asegurar a la presente y a las venideras generaciones del Hemisferio Occidental una vida mejor. Punta del Este, Uruguay. Agosto de 1961.33

Por otra parte, y sumándose a la arquitectura sistémica de la alianza, la ayuda económica que aportó el Estado norteamericano ―que en 1961 desembolso cerca de 500 millones de dólares para el diagnóstico de los primeros planes― no se redujo únicamente a la entrega líquida de dineros, sino que además incluía organizaciones destacadas que serían estructurales en todo el proceso, entre ellas: (1º) las instituciones internacionales, tales como el Banco Internacional de Reconstrucción y Fomento, la Corporación Financiera Internacional, el Banco Interamericano de Desarrollo y la Agencia Internacional para el Desarrollo (AID), (2º) el capital privado ―Fundaciones― norteamericano a colocarse preferentemente en inversiones directas y (3º) otros países desarrollados, que suministrarían capital privado y capital público, pudiéndose llegar a la formación de consorcios, en los que las fuentes de capital privado norteamericano se unirían con fondos extranjeros en esquemas de financiamiento conjunto34 Para la etapa netamente vinculada a la coordinación técnica, se dispuso en cada país latinoamericano de la Agency for International Development (AID) la cual funcionó durante gran parte de la década como una “embajada de la Alianza” desde la cual se articularon reformas agrarias, planificaciones familiares, reformas educativas, y un sin número de otras propuestas. 33

34

Declaración a los Pueblos de América, “Alianza para el Progreso: Documentos básicos.” Punta del Este. Uruguay, agosto 1961. Krause, Op. Cit. p. 70

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Las conclusiones de Punta del Este… Para muchos la Carta de Punta del Este, significó un regreso al idealismo Wilsoniano en la política exterior norteamericana, con escepticismo se analizó su redacción, pues siempre queda en signo de interrogación el factor motivador dominante que decantó la formulación de una estrategia sean las intenciones que sean las que estimulen el interés en una región fragmentada e inestable como lo era América latina en este período. Muchos de los que participan en la creación de la Alianza, como Lincoln Gordon, quién más tarde se haría cargo del programa, han hecho hincapié en que el motivo siempre fue lograr un cambio verdadero. Gordon sostiene que había una creencia genuina en que la Alianza podría ser de beneficio para los pueblos de América Latina, afirmando que “(…) Para la mayoría de quienes participaron en el inicio del proyecto, estas expectativas positivas eran la fuerza dominante detrás de las acciones”.35 En términos latinoamericanos, las respuestas variaron entre los propios polos divisorios de la Guerra fría. Para el economista chileno Felipe Herrera, era importante enfatizar que después del preámbulo, la carta tenía los siguientes títulos: “Objetivos de la Alianza para el Progreso”, “Desarrollo Económico y Social”, “Integración Económica de América Latina” y, “Productos Básicos de Exportación”. Queriendo demostrar que la gran tarea estaba en la propia Latinoamérica, y no absolutamente en la relevante ayuda económica que venía desde el norte. Pues como nunca antes en su historia, se generaba un primer encuentro de integración latinoamericana que podría transformar profundamente el devenir de la región. Herrera indicaba, (…) Deseamos enfatizar que la integración latinoamericana tuvo un histórico reconocimiento. En efecto, por una parte, los propios países latinoamericanos subrayan la trascendencia de los principios que debían llevarlos a trabajar comunitariamente, y por otra parte, los Estados Unidos testimonian su apoyo a esta labor. A nuestro entender, estas declaraciones, por la circunstancia de que se efectúan por vez primera, tiene una trascendental proyección.36 35 36

Lincoln Gordon, ‘The Alliance at Birth: Hopes and Fears’ in Scheman, A Retrospective, p. 74. F. Herrera, “Alianza para el Progreso: los postulados y las realizaciones”. Estudios Internacionales, 19(74), p. 125-132, p. 128

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En contraparte, Ernesto “Che” Guevara, entonces Ministro de Economía y representante del gobierno cubano en la Conferencia, expresaba en su reporte a la televisión del país revolucionario su total desacuerdo a la Alianza que para el sería una nueva forma del imperialismo en su histórica relación de explotación y dependencia con las repúblicas latinoamericanas. Cuba sería el único país en no firmar la Carta del Este. Guevara argumentaba con mayor fuerza, ...quedó demostrada la naturaleza falsa de la “Alianza para el Progreso”, la intención imperialista que tiene (…); aunque, naturalmente, todavía no se pueden saber los resultados exactos (…), pues se basa en un armazón de suposiciones y falsedades que en el mejor de los casos debe ser todavía sancionada por la realidad y, lo más probable es que la realidad demuestre que se estaba frente a una gran estafa que se hace a los pueblos de América.37

Diez años de compromiso entre América latina y Estados Unidos, se transformarían en tres años en donde la Alianza realmente fue relevante en los asuntos exteriores norteamericanos. Probablemente la muerte de Kennedy incidió también en la progresiva expiración de las esperanzas que se firmaron con tanta vitalidad en Punta del Este, un agosto de 1961.

La Alianza para el Progreso en Chile, 1961-1963. La administración de Jorge Alessandri Rodríguez (1958-1964) inicio con un proyecto país circunscrito a la idea de poner en marcha una nueva “gerencia para Chile” independiente de los partidismos (a pesar del valioso apoyo de Conservadores, Liberales y Radicales ―desde 1961―)38, otorgando mayor participación como actores sociales claves del programa de gobierno a la clase empresarial y centrado por consecuencia a desarrollar económicamente 37

38

Exposición de Guevara en la televisión cubana, a la vuelta de la Conferencia del CIES de Punta del Este, el 23 de agosto de 1961. Citado en Ariet García, María del Carmen y Salado, Javier (editores) 2003 Ernesto Che Guevara. Punta del Este. Proyecto alternativo de desarrollo para América Latina. La Habana: Centro de Estudios Che Guevara, pp. 5152. Alfredo Rehren. La organización de la Presidencia y el proceso político chileno. Revista Ciencia Política. Volúmen XIX. Santiago de Chile. 1998

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al país, apuntando en primeria medida por transformar el complejo panorama económico que acaecía en el país del extremo sur. En sus primeros años de gobierno y utilizando una concepción económica liberal moderada, Alessandri y su Ministro de Hacienda, Roberto Vergara, impulsaron un programa tendiente a estabilizar el presupuesto, logrando significativamente el control de la inflación, decreciendo ésta de 33% en 1959 a un 5,4% en 1960. El propósito de consolidar la expansión económica chilena iba viento en popa, eso hasta el duro golpe que afectó todas las áreas del país. El terremoto y maremoto del 21 de mayo de 1960, que asoló el sur del país, entre Concepción y Puerto Montt39, dejó un saldo de entre 1655 a 2000 muertos y una pérdida económica superior a los 550 millones de dólares. El fantasma de la inflación volvería nuevamente a crecer hasta un 45,3% en 1963. La CUT (Central Única de Trabajadores) invitaba en noviembre de 1960 a los trabajadores a salir a las calles ante el desesperado reajuste del 10% en los sueldos; las protestas sociales crecían y a la par también, la influencia del FRAP (Frente de Acción Popular) y la Democracia Cristiana, que acérrimamente criticaban cada determinación del Gobierno. Paulatinamente el planificado programa de Alessandri se hacía cada vez más complejo de realizar, el panorama político, económico y social estaban decayendo en una profunda crisis. La independencia de Alessandri, en términos políticos locales no solo fue puesta en tela de juicio en medio de las negociaciones que tuvo que emprender entre los partidos políticos producto de la crisis. Sino que también su postura internacional, que situaba en aquella “independencia chilena” a expensas del devenir internacional y sus tensiones. No obstante el discurso de vía nacional al desarrollo del Presidente “independiente”, se vio sobrepasado la coyuntura de la crisis económica. En su primer discurso como Presidente presentaba su ideal de independencia o neutralidad tanto local como internacional, (…) Es así como he señalado mi proposito de mantener de manera resuelta y decidida mi absoluta independencia, lo cual no solo 39

Gonzalo Izquierdo. Historia de Chile (Tomo III). Santiago, Editorial Andrés Bello, 1982, p. 76

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corresponde a la real posición en la que estoy colocado, sino que la juzgo indispensable para dar a la República el gobierno auténticamente nacional que éste reclama y necesita.40

De acuerdo a Femandois, la política exterior de Alessandri, en cuanto a su acción personal se refiere, estuvo marcada por la escasa prioridad que le otorgó el gobernante. Su preocupación central —como la de la mayoría de los Estados pequeños— se dirigió a la política interna, a su difícil equilibrio partidista, a los intentos de estabilización económica y a ciertas acciones reformistas.41 Sin embargo, los postulados de independencia y casi neutralidad de Alessandri ante un panorama bipolar de Guerra fría, no sólo se vieron contrastados por la dureza del fatal terremoto. Al parecer, su opinión fue también sopesada por la visita del presidente Eisenhower a Chile, sólo tres meses antes del evento sísmico. En sus memorias Eisenhower declararía que: (...) A principios de 1960 ya no había dudas en la administración de que ‘había que hacer algo. Las preguntas eran: ¿qué, cuándo y bajo qué circunstancias...? Se precisaba una acción colectiva (y) decidí que había llegado el tiempo de efectuar un viaje presidencial a América del Sur. Chile fue incluido en un serio esfuerzo42

Casi de manera improvisada Eisenhower, se movió por las principales capitales sudamericanas... incluyendo a Santiago de Chile. Llegó el 1 de marzo de 1960, siendo instado por su par chileno, el Presidente Jorge Alessandri a fortalecer el sistema interamericano. Tal cual señala Rehren, (...) En la declaración conjunta, firmada por los Presidentes Eisenhower y Alessandri, se concluyó que Chile y los Estados Unidos deberían colaborar en organizaciones internacionales, fortalecer el sistema 40

41 42

Patricia Arancibia Clavel. La elección presidencial de 1958. Jorge Alessandri y la derecha a La Moneda. En: Alejandro San Francisco y Ángel Soto (Edit.). Camino a La Moneda; Las elecciones presidenciales en la Historia de Chile. 1920-2000. Santiago de Chile, Pontificia Universidad Católica de Chile. Centro de Estudios Bicentenario, 2005, p. 299 Joaquín Fermandois. Chile y la “cuestión cubana”, 1959-1964. Historia, 17, 1982. p. 28. Dwight D. Eisenhower, The White House Years: Wagng Peace, 1956-1961, (New York, 1965), p. 525. En: Alfredo Rehren, “El Liderazgo encubierto de Eisenhower” Estudios Internacionales. Vol. 25, No. 98 (1992), Santiago de Chile, p. 262.

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interamericano, contribuir al respeto de los derechos humanos, promover la democracia representativa y guiarse por el principio de no intervención en asuntos externos. Además, ambos países acordaron detener una creciente carrera armamentista en América Latina y provocar el desarrollo económico atrayendo la inversión pública y privada.43

Siendo proclive a la vinculación interamericana propiciada por la visión de Eisenhower y en medio de la llamada por Fermandois “era de los subsidios” que se agudizó en Chile a causa del terremoto. Alessandri fue abriendo paso a recibir la ayuda económica condicionada por Estados Unidos en la Alianza para el Progreso. Por lo demás el Presidente chileno comenzó a hacer regularmente declaraciones que procuraban mantenerlo “neutral” ante la política internacional y latinoamericana. Por ejemplo y específicamente ante el caso cubano, Alessandri hizo denotar la condena al régimen cubano por asunto de principios. Pero sin avanzar a una acción concreta de aislamiento.44 El Embajador chileno en Washington, Walter Muller, hacía saber en enero del ´60 la claridad con la que se veía este plan, (...) Desde hace algún tiempo a esta parte, se viene manifestando, cada vez en forma mas clara, la preocupación de Estados Unidos frente al problema de los países subdesarrollados, debido a la penetración económica que se ha hecho sentir en ellos por parte del bloque soviético, y en consideración a las dificultades financieras que representa, para el gobierno norteamericano, el tener que encarar solo esta delicada misión.45

A pesar de verse contrariado por su posición de inicio y la que fue asumiendo mediante el curso que comprendieron las negociaciones tanto internas como externas en pos de resolver aspectos de la crisis, flexibilizó sus idearios con el objetivo de priorizar el realismo económico que le correspondió afrontar. Fermandois sintetiza en cierta medida el panorama de Alessandri ante la invariable carencia económica en Chile y la premura de acoger lo que contribuya a subsidiar la situación local, 43 44 45

Ob. Cit. Rehren. 1992. p. 262. Ob. Cit. Joaquín Fermandois. 1982. p. 44. AMINREL. Oficio confidencial N° 123/9. 18 de enero de 1960. “Plan de Estados Unidos para la ayuda a los países subdesarrollados”, p. 1.

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Aunque Alessandri fue muy consecuente en su apoyo al fortalecimiento de la clase empresarial y al mercado, también su programa real estaba enmarcado a fin de cuentas en las categorías de la “era del subsidio”. La misma aceptación a regañadientes del programa de la Alianza para el Progreso, que preveía “reformas estructurales”, era parte de la necesidad de captar recursos externos que de manera inevitable debían provenir en su mayoría de EEUU46

Por la razón o la fuerza, Chile se suscribió a la Alianza para el Progreso, con anterioridad a la Carta de Punta del Este. El terremoto fue de forma clara el punto de partida de la Alianza para el Estado chileno. El Presidente John F. Kennedy, indicaba a partir de la premisa anterior, (…) En mayo pasado más de 5.000 chilenos murieron cuando el fuego y el terremoto devastó el sur de esa República. (…)Nuestro país proporcionó casi 35 millones de dólares en donaciones de emergencia y préstamos. (…) Sin embargo, estos esfuerzos de emergencia no cumplían con la desesperada necesidad de reconstruir la economía de una zona que ha sufrido casi 400 millones de dólares en daños. En reconocimiento de esta necesidad, el Congreso autorizó 100 millones de dólares para la reconstrucción y rehabilitación a largo plazo.47

Con posterioridad aquellos dineros serán adjuntados a las sumas que Chile recibiría en el marco de la Alianza, con capacidad de devolución a cuarenta años. De esta forma, y como lo mencionan gran parte de los especialistas en el tema, preparada la Alianza para el Progreso en el ’61, el país del sur continental se encontró a la vanguardia como receptor de los fondos de la Alianza. De acuerdo a cifras oficiales del Congreso Estadounidense la ayuda económica para Chile entre 1962 y 1969, fue cercana a los 743 millones de dólares,“(…) From FY1962 to FY1969 (July 1, 1961 to June 30, 1969), Chile received $743 million in U.S. economic aid, 11.8 percent of all the Alliance for Progress money sent to Latin America”.48 46

47

48

Joaquín Fermandois. Mundo y Fin de Mundo: Chile en la Política Mundial 1900-2004. Santiago. Ediciones Universidad Católica de Chile, 2005, p.186. J.F. Kennedy. Special Message to the Congress Requesting Appropriations for the InterAmerican Fund for Social Progress and for Reconstruction in Chile. March 14, 1961. Jeffrey Taffet. Foreign Aid as Foreign Policy: The Alliance for Progress in Latin America. New York, Routledge. 2007, p. 67.

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Tabla. U.S. Economic Assistance Loans and Grants to Chile, FY1962-FY1969 (in millions of U.S. dollars; data not adjusted for inflation) Year

Loans and Grants

FY1962 FY1963 FY1964 FY1965 FY1966 FY1967 FY1968 FY1969 7/161- 7/1/62- 7/1/63- 7/1/64- 7/1/65- 7/1/66- 7/1/67- 7/1/686/30/62 6/30/62 6/30//64 6/30/65 6/30/66 6/30/67 6/30/68 6/30/69 165.5

68.8

111.8

125.4

111.3

25.8

82.9

51.5

Source: United States Agency for International Development website, The Greenbook (http://qesdb.cdie.org/gbk. En: Jeffrey Taffet, Foreign Aid as Foreign Policy: The Alliance for Progress in Latin America. New York: Routledge. 2007, p. 68.

El asistencialismo de la Alianza contribuyó en Chile a apalear los restos de inflación que aún permeaban. Siguiendo el argumento de O´Brien, la ayuda fue también un instrumento en lo que se refiere a la transferencia de habilidades técnicas en un nivel subsidiario, en Chile se estableció la CEPAL, que tendría un rol fundamental en la coordinación técnica regional. Por otra parte, la ayuda funcionaba esencialmente como un grupo de presión que trata de mantener una cierta estructura social, política y económica en Chile, velando al mismo tiempo porque ella sea eficiente.49 Chile tenía un plan decenal de desarrollo que podía presentar como ejemplo de su seriedad en el despliegue de las reformas y, lo que era aún más importante para la contención del comunismo. Había una grave posibilidad de que el FRAP triunfara en 1964, por lo que un buen desempeño económico podría ayudar a desvanecer las protestas y críticas del marxismo chileno.50 Por lo demás la Embajada de Estados Unidos en Santiago se encargará de difundir y comunicar tanto en Chile como en Norteamérica, los alcances de la Alianza para el progreso en plena etapa de reconstrucción chilena y con grandes aportes norteamericanos. 49

50

Philip O´Brien. “La Alianza para el Progreso y los préstamos por programa a Chile”. Estudios Internacionales, Año 2, No. 4 (8) (enero - marzo 1969), pp. 461-489 O´Brien, Op. Cit. pp. 461-489.

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Escuela George Washington, Concepción, 1963. Construida con fondos de la Alianza para el Progreso después del Terremoto de 1960.

Fuente: Servicio informativo y cultural de los Estados Unidos de América en Santiago. Dentro de la Alianza para el Progreso revivieron provincias destruidas. US Embassy in Santiago. Santiago de Chile. 1964. p. 1.

Tres mil muertos y desaparecidos, miles de heridos, mas del 25% de la población sureña sin casa; hospitales y escuelas reducidos a escombros; caminos, puentes y vías férreas inutilizados. Miseria y desolación. Esta era la realidad chilena hace cuatro años, luego que violentos terremotos y maremotos destruyeron once provincias de la zona sur, el 21 y 22 de mayo de 1960. Hoy día, cuatro años más tarde, la gran tarea de la reconstrucción realizada dentro de la Alianza para el Progreso, puede mostrar una cara nueva en la zona afectada. Continuamente se están terminando importantes obras públicas, incluyendo escuelas, hospitales, viviendas,

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caminos y puentes. Mientras tanto otras han sido finiquitadas y están en uso desde un tiempo considerable.51

En el caso chileno los inicios de la Alianza para el Progreso estuvieron marcados por una notable humanización y reconocimiento popular del proyecto. La Alianza no pasó desapercibida sobre todo en el sur del país, la zona del terremoto; donde desde tazones, utensilios hasta grandes edificaciones de obras públicas llevaban la antorcha de la libertad con el escrito “Alliance for Progress”. No sólo era un exitoso proyecto de diplomacia pública norteamericana, sino que además lograba sensibilizar al trabajador y a la clase media chilena con los valores e intereses que se había trazado lograr la comitiva norteamericana en su “cruzada por la libertad” en el continente. En respuesta a los trabajos de “base” que desarrollaba el socialismo en la región, se debían articular rápidamente las estrategias del “codo a codo” con la ciudadanía en general, esto sumado a las macro-planificaciones de reforma económica. La Casa Blanca consideraba el trabajo de los Peace Corps relevante para ello, (….) Su aparato de [los comunistas] es un aparato pequeño disciplinado cuyo objetivo es frustrar la sociedad, abrirlo y apoderarse de ella (...) Nuestra tarea es trabajar con todos los instrumentos a nuestra disposición ... A veces es enseñándoles ―a los ciudadanos― con el ejemplo que incluye ricos y a la gente joven privilegiada ―como nuestro Cuerpo de Paz― saliendo y trabajando codo a codo con la gente de los pueblos ... Creo que, para este tipo de trabajo, tenemos los instrumentos52

Universitarios y jóvenes profesionales norteamericanos, abanderados en la misión por resguardar América latina del giro total hacia la revolución socialista y amparados en el espíritu de los ´60, tomaban la bandera del pacifismo y el lema “All you need is love” para salir de su comodidad y venir de voluntarios a 51

52

Servicio informativo y cultural de los Estados Unidos de América en Santiago. Dentro de la Alianza para el Progreso revivieron provincias destruidas. US Embassy in Santiago. Santiago de Chile. 1964. p.1. Artículo publicado originalmente por revista Ercilla en su edición del 10 de junio de 1964. House Subcommittee on International Organizations and Movements, Winning the Cold War: The U.S. Ideological Offensive: Hearing before the Committee on Foreign Affairs, 88th Cong., 2nd sess., 1964, 761-62.

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América Latina al programa de Cuerpos de Paz 53 que se encargaría de promover la paz y la amistad mundial colaborando en el desarrollo comunitario de zonas urbanas y rurales por un período de dos años. En Chile ya en 1963 habían al menos 375 voluntarios en los Cuerpos de Paz54, algunos trabajando en la reconstrucción del sur, edificando escuelas y hospitales o guiando los procesos de Reforma Agraria. Crecía entonces la confianza entre ambos aliados y se ponía a prueba en medio de la llamada “crisis de los misiles”. Estados Unidos continuaba poniendo su mirada en Chile, para ellos éste se erige como un modelo democrático, que producto de su tradición republicana hacía los mayores esfuerzos por contener los cabildeos internos del comunismo, y sus cauces regionales debido a la revolución cubana, asunto que lo aleaba y lo hacía verse a sí mismo como “socio” de EEUU ante los avances revolucionarios. Lo anterior es evidenciado, por ejemplo, en la carta confidencial que envía el Presidente Alessandri a su par John F. Kennedy en la señalada crisis de los misiles, (...) Este hecho ―el de ser países “estables”― adquiere mayor importancia en países como Estados Unidos y Chile en que, por imperar en ambos un sistema democrático de gobierno que nos enaltece, la opinión de cada ser humano tiene una grande y directa gravitación en la conducción del gobierno. Deberíamos realizar un vigoroso esfuerzo, en todos los niveles para robustecer este conocimiento recíproco para que a través de él, nuestros conciudadanos adquieran un concepto más veraz y objetivo de sus vecinos y hermanos, y para que se refuerce la energía con que nuestros pueblos y Gobiernos afronten los problemas que debe depararnos el futuro.55

La implementación de la Alianza para el Progreso en el país y el contexto que implicaban acciones como la puesta de manifiesto en la “crisis de los misiles”, no dejaría ajena de la discusión a los partidos políticos chilenos 53

54

55

Elizabeth Cobbs Hoffman. All You Need Is Love: The Peace Corps and the Spirit of the 1960s. Harvard University Press. 2009. Windmiller Marshall. The Peace Corps and Pax Americana. Public Affairs Press, 1970. Jared Koerten. Anti-communism and idealism: the Peace Corps and U.S. foreign policy in The third world, 1960-1966. University of Wisconsin. 2009, p. 35 AMINREL. Oficio Confidencial, N° 15374. Carta del Presidente Alessandri al Presidente John F. Kennedy. Santiago, 27 de Octubre de 1962, p.2

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y a sus representantes más destacados. El entonces Senador socialista y más tarde Presidente, Salvador Allende Gossens reflexionaba en la Universidad de Montevideo acerca de la Alianza para el Progreso, indicando desde el primer momento que esta “había nacido muerta”, (…) Sólo vivió en la esperanza de nuestros pueblos que, engañados, creyeron que ella les significaría ocupación, alimento, techo, salud, seguridad social, educación, cultura y esparcimiento. Hace seis años, en 1961, en este mismo lugar de Punta del Este, los encargados de los diversos gobiernos del continente practicaron un descarnado recuento de la miseria de América Latina, para extender la mano en pos de la propina.56

Por otra parte, la DC chilena concordaba con Kennedy en la necesidad de “exportar” la democracia hacia todos los rincones del mundo, pues -según éstos- era el único sistema que permitiría la verdadera libertad del hombre. En 1963, y ya cerca de las elecciones de 1964, la DC dio a conocer un manifiesto titulado “La Revolución, la Democracia y el Movimiento Popular”, el cual en su portada comenzaba indicando: Dice la Democracia Cristiana a los Partidos Comunista y Socialista, Nosotros creemos que la Democracia es la forma política de la Revolución y nos negamos a aceptar que en nombre de esta última, transitoria o definitivamente, se acabe la libertad. Con mayor detalle, denunciaban la que suponían una demagogia del Socialismo a, instrumentalizar la Alianza para el Progreso, Cuando los comunistas y socialistas rechazan anticipada y dogmáticamente la Alianza para el Progreso están, en verdad, haciendo lo posible por servir a1 bloque soviético. Para ello necesitan engañar a1 pueblo chileno. La teoría de la coexistencia pacífica les sirve para presentarse como campeones de la paz; pero este “anti-imperialismo” ―que de hecho hace triunfar a los sectores de Derecha―, marcha hacia la guerra y hacia la imposibilidad de hacer progresar a nuestros países, en espera de que la URSS después de una nueva guerra mundial pueda tomar la cabeza en la reconstrucción social y económica de Latinoamérica. En efecto, un rechazo absoluto de la Alianza, importa las consecuencias siguientes; 56

Salvador Allende. Discurso en la Universidad de Montevideo. 1967, p.1.

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Primero: Supone que se rompen todas las conexiones con Estados Unidos y los demás países latinoamericanos salvo Cuba; Segundo: Eso lleva a convertir a Chile en otra pieza en el juego de las estrategias mundiales; Tercero: Significa pasar a1 bloque soviético y favorecer por ello la reconquista del poder por la Derecha; Cuarto: Importa desechar la posibilidad de aplicar en Chile la tesis de la “coexistencia pacifica”, pues si nos negamos a colaborar con Estados Unidos, por ser un país imperialista, estaríamos aplicando las ideas que se atribuyen a los comunistas chinos en discrepancia con los soviéticos. Acusamos al partido Comunista de una inmensa demagogia y frivolidad.57

La izquierda chilena conglomerada en el FRAP, no aceptaba bajo ningún punto aseveraciones como las que hacía la DC, menos aún las reflexiones del Partido Nacional, pues bastaba ver las acciones de asociación con el “Imperio” que su representante más simbólico, el Presidente Alessandri llevaba a cabo con Estados Unidos. En un evento multitudinario en el emblemático Teatro Caupolicán, el FRAP mandaba un mensaje directo a los Presidentes norteamericano y chileno, (…) Es imperioso que sepa el gobierno del señor Kennedy y del señor Alessandri, que en Chile, los trabajadores y los obreros, los estudiantes y los militantes de la izquierda chilena a través del FRAP están comprometidos en llegar al paro total de las actividades laborales e infringirle al imperialismo perdidas decisivas en sus intereses en Chile. (…) No titubearemos, no nos acobardaremos. Estamos decididos.58

El 11 de diciembre de 1962, Jorge Alessandri arribaba en visita oficial a Washington, procurando afianzar el apoyo económico que se esperaba se mantuviese en crecimiento a partir del terremoto y en pos de los planes de desarrollo propiciados por la Alianza para el Progreso. El viaje de Alessandri 57

58

Partido Demócrata Cristiano (Chile). La Revolución, la democracia y el movimiento popular. Respuesta del Partido Demócrata Cristiano a los Partidos Comunista y Socialista. Documento emitido el 31 de enero de 1963, p. 7. Periódico la Última Hora, 19 de enero de 1962. En: Claudio Ortiz Lazo. “Al encuentro de la ilusión. Aspectos de la influencia de la Revolución Cubana en el Partido Socialista Chileno. 1959-1964”. Tesis de grado. Pontificia Universidad Católica de Chile, 1996.

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no estuvo librado de anécdotas, que hacían recordar su pretérito resquemor a la injerencia de la política exterior norteamericana en el curso de Chile y sus vecinos. De Acuerdo a testimonios recopilados por Arancibia Clavel, Don Jorge se encontró con un hombre liviano y mal informado (Kennedy). Estaba convencido de que la tierra en Chile estaba en unas pocas manos debido a la institucion del mayorazgo Alessandri le explicó que los mayorazgos habían sido abolidos por Manuel Montt en el siglo pasado…59

Correspondía al Presidente chileno dar inicio a su primer discurso oficial y en éste otorgaba una mirada optimista y esperanzadora del plan de la Alianza a sus primeros años. De acuerdo a Alessandri, era relevante destacar la gran labor norteamericana en defensa de la libertad y la democracia continental. Su discurso pasaba a acoplarse definitivamente a la legitimidad del proyecto norteamericano en América, La auspiciosa politica sobre América latina que ha propiciado el Presidente Kennedy desde el comienzo de su gestion presidencial, y su generosa inciativa de la Alianza para el progreso, constituyen un valioso aporte que hace mirar con optimismo el futuro y confiar en el progreso bienestar del Continente americano, junto con el afianzamiento de sistema democratico representativo”60

Ahora bien, y siguiendo la interpretación de Arancibia Clavel, Góngora y Vial, para quienes el optimismo mostrado por Alessandri en los discursos, conferencias de prensa y brindis que se vio en la necesidad de realizar en Estados Unidos, no reflejaba, sin embargo, su íntimo pensamiento (…) Porque tengo el convencimiento de que los Estados Unidos no están en condiciones de ayudar ni en forma remota a las necesidades de los países latinoamericanos… entre tanto, su gobierno está exigiendo reformas sociales en materia agraria de una amplitud absurda, que provocarían un caos y para las cuales no hay financiamiento posible.61 59

60

61

Arancibia Clavel Patricia, Góngora Álvaro, Vial Gonzalo. Jorge Alessandri 1896-1986. Una biografía. Santiago de Chile. Editorial Zigzag, 1997, p. 249. Discurso en la Casa Blanca. Visita del Excelentísimo Señor don Jorge Alessandri R. Presidente de Chile a los Estados Unidos de América. Santiago de Chile, IMB Word Trade Corporation de New York, 1963. p. 17. Arancibia, Góngora, Vial. Op. Cit., p. 251.

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La contradictoria posición de Alessandri ante Estados Unidos, al parecer se sujetó también a la relación que éste fue desarrollando con los Kennedy. Al momento de la muerte de J.F. Kennedy, le confesó a su hermano Arturo, que además de haberle causado un impacto personal, esta era una pérdida tremenda para el mundo y para Chile. Destacaba la generosidad de Kennedy quien “(…) En el último tiempo me había estado ayudando n los empréstitos en forma extraordinaria. Recibí la noticia justamente en el momento en que me disponía a contestarle una última carta, muy cariñosa, que había recibido de él.”62 Con la muerte de Kennedy se sellaban los primeros años de Alianza para el Progreso, que coincidieron justamente con el término del período de Alessandri. Cuando la paulatina apertura del Mandatario chileno a la relación de apoyo norteamericana se había consolidado, trágicamente moría el hombre que había ganado la confianza de Alessandri. Se terminaba entonces un ciclo en las relaciones interamericanas bajo el liderazgo de Kennedy, y se ponía en dudas el futuro de la Alianza no únicamente en Chile, sino que por supuesto en toda América Latina.

La Alianza para el Progreso en Venezuela, 1961-1963. La administración de Rómulo Betancourt (1959-1964) tuvo que hacer frente a difíciles obstáculos para la naciente democracia venezolana, provenientes tanto del exterior como del interior del país, y de tendencias radicales de izquierda y derecha. El 23 de enero de 1958, fue derrocado el gobierno militar del general Marcos Pérez Jiménez, y se inició el proceso de democratización del país, se convoca a elecciones para fines de este año, las cuales fueron ganadas por el candidato del partido Acción Democrática, Rómulo Betancourt. No obstante, esta era todavía una precoz y frágil democracia en el continente americano. En el plano interno, grupos dentro de las fuerzas armadas conspiraban, por una lado oficiales de vieja usanza pretoriana, como el general Jesús Castro León 62

Alessandri R. Jorge, Carta a Arturo Alessandri R., Santiago, 2 de diciembre de 1963. En: Arancibia, Góngora, Vial. Op. Cit., p. 253.

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en abril de 196063, mientras que organizaciones políticas de izquierda, el partido comunista y el movimiento de izquierda revolucionaria (MIR), promovían golpes de estado, impulsados ideológicamente por la revolución cubana. Internacionalmente, el gobierno dictatorial de Rafael Trujillo en la República Dominicana promovía la desestabilización del gobierno democrático, y atentados contra la vida del presidente Betancourt, como el del 24 de junio de 196064, durante el desfile por el Día del Ejército, del cual resultó ileso; mientras que Fidel Castro desde Cuba, promovía con dinero y logística la violencia de los partidos de izquierda, financiando guerrillas65 rurales y terrorismo urbano. La situación geopolítica de Venezuela, geográficamente cercana al Canal interoceánico de Panamá, uno de los mayores productores de petróleo, aliado y proveedor seguro de los Estados Unidos, le hacían ser un objetivo estratégico para las ambiciones comunistas en América, pues creían que al tomar el poder por medio de la violencia en el país, podían, por un lado, amenazar el suministro de crudo hacia EEUU, y por el otro, financiar grupos armados en el resto del continente66. No obstante, el presidente Betancourt mostró una férrea firmeza en el manejo de los obstáculos políticos internos y externos, además, que el gobierno democrático contaba con el apoyo del principal partido de oposición en el mantenimiento del sistema. El Pacto de Punto Fijo67 de 1958, constituyó la base de estabilidad política y de compromiso de los partidos políticos con la democracia, los socialdemócratas de Acción Democrática (AD) encabezados por el propio Betancourt, los democristianos de Copei68 liderados por el Dr. 63

64

65

66

67

68

Domingo Irwin Gáffaro. Control Civil y Pretorianismo en Venezuela. Caracas, Universidad Católica Andrés Bello, 2006, p. 170. Rómulo Betancourt. Tres años de gobierno democrático, 1959-1962. Caracas, Imprenta Nacional, 1962, p. 318. H. Michael Tarver. Venezuelan Insurgency, 1960-1968: A successful failure. Bloomington, Indiana, Xlibris, 2001, pp. 87-89. Nicola Miller. Soviet Relations with Latin America, 1959-1987. Cambridge, Cambridge University Press, 1989, pp. 120-121. Margarita López Maya, Luis Gómez Calcaño y Thaís Maingón. De Punto Fijo al Pacto Social: Desarrollo y Hegemonía en Venezuela, 1958-1985. Caracas, Acta Científica Venezolana, 1989, p. 111. La democracia cristiana venezolana, representada por el partido Comité de Organización Política Electoral Independiente (Copei), a diferencia de la democracia cristiana chilena,

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Rafael Caldera, y la Unión Republicana Democrática (URD) dirigido por el Dr. Jóvito Villalba, éste significo la cooperación para alcanzar un acuerdo político nacional que respetará la constitución y rechazará cualquier intento de violencia, tanto de golpes militares de derecha como de la subversión de izquierda. Con el respaldo político necesario, Betancourt promulgó la Ley de Reforma Agraria, el 5 de marzo de 1960, la que le siguió el reparto de más de 400.000 hectáreas69 entre los campesinos, las cuales fueron entregadas por el Banco Agrícola y Pecuario a la Federación Campesina de Venezuela. Por su parte, la política exterior de la Administración Betancourt estaba dirigida por los principios de integración latinoamericana, cooperación hemisférica y la Doctrina Betancourt70, la cual promovía el sistema democrático en el continente en contra de cualquier usurpación del poder, contra golpes de estados, y el no reconocimiento de gobiernos militares ni comunistas. Betancourt se convirtió en el principal líder latinoamericano defensor de la democracia en la región71, tanto contra las dictaduras de derecha como de las de izquierda. En este orden, se mantuvo una activa política exterior, por una parte, desde febrero de 1960, se habían creado comisiones para la revisión del Tratado Comercial entre Venezuela y los Estados Unidos; e igualmente se conservó la postura de no reanudar relaciones con la Unión Soviética72 en razón de las actitudes de su gobierno, a la vez, que el ministro de Minas e Hidrocarburos, Dr. Juan Pablo Pérez Alfonso encaminó una nueva política petrolera, dirigida unificar criterio con otros productores, fruto de esto se creó en Bagdad, el 14 de septiembre de 1960, la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP).

69

70

71 72

siguió una posición de centro-derecha, al estilo alemán, como los democratacristianos (CDU) liderados por Konrad Adenauer. Moisés Poblete Moscoso. La reforma agraria en América Latina. Santiago de Chile, Editorial Andrés Bello, 1961, p. 130. María Teresa Romero. Venezuela en defensa de la democracia, 1958-1998. El caso de la Doctrina Betancourt. Caracas, Fondo para la Cultura Urbana, 2005. p. 25. “Venezuela’s President Betancourt”, Times, Feb. 8, 1960. Carlos A. Romero. La relaciones entre Venezuela y las URSS: Diplomacia o revolución. Caracas, Universidad Central de Venezuela, 1992, pp. 71-72.

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A pesar que Estados Unidos observo con cautela la agenda petrolera venezolana, respecto a la OPEP73, la nueva administración de Kennedy mantuvo una cercana relación con el presidente Betancourt. En febrero de 1961, Betancourt sostuvo conversación informal con Adolf Berle, coordinador general de los Programas para América Latina del gobierno estadounidense, refriéndose a relaciones interamericanas y de cooperación financiera. El 23 de marzo de 1961, presidente Betancourt le expresa a través de una carta pública al presidente Kennedy (de fecha 5 de marzo)74, sus esperanzas depositadas en la nueva administración estadounidense respecto al apoyo al sistema democrático y se expresa el acuerdo con el plan de la Alianza para el Progreso. Asimismo, estaban de acuerdo en la amenaza que representaba Cuba para la seguridad, la paz y la democracia en el hemisferio, por su patrocinio a la subversión y el terrorismo. El presidente Kennedy encontró en Betancourt a uno de sus más firmes aliados, y decidió viajar a Venezuela como muestra de su apoyo al sistema democrático y promoción de nueva etapa de relaciones más cordiales entre EEUU y América Latina en el marco de la Alianza para el Progreso, siendo el primer mandatario estadounidense en visita a la nación sudamericana. El Presidente Kennedy visitó el sector La Morita, en el estado Aragua, el 16 de diciembre de 1961, donde pudo observar la entrega de títulos de tierras a familias campesinas, y expresó: He de regresar a Washington el lunes, y diré al pueblo de mi país que vosotros y él estáis unidos en una de las grandes aventuras de la experiencia humana para hacer de todo nuestro Hemisferio una luz brillante y resplandeciente para todo el mundo. Los Estados Unidos y Venezuela marchan juntos, y en la década de 1960 creo que podremos demostrarlo así, y que todo el mundo querrá seguir nuestro ejemplo de que la libertad y la prosperidad pueden avanzar juntas. Me siento orgulloso hoy de encontrarme en esta tribuna con vuestro distinguido Presidente, quien ha estado esforzándose en este campo durante tantos años y está mostrando ahora al pueblo de este país y a todo el Hemisferio, lo que puede significar el verdadero progreso para el pueblo, expreso 73

74

Judith Ewell. Venezuela y los Estados: Desde el hemisferio de Monroe al imperio del petróleo. Caracas, Universidad Católica Andrés Bello-Banco del Caribe, pp. 233-234. Luis Ricardo Dávila, “Cronología Política del Período 1959-1964”, p. 13, en Rómulo Betancourt. Volumen II. Antología Política. Caracas, Fundación Rómulo Betancourt.

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nuestro agradecimiento a todos y puedo afirmaros que el pueblo de mi país, en los buenos y malos tiempos, está comprometido con el progreso de vuestro pueblo y de este Hemisferio.75

La energía y singular sencillez de las palabras del John F. Kennedy trasmitieron la imagen de que la nación más poderosa del mundo en ese momento estaba dispuesta a escuchar, y a estrechar los lazos de amistad y cooperación con los demás países americanos, su presencia en un área rural de Venezuela y su actitud entusiasta contribuyeron a extender el optimismo generalizado en el país, la idea de que pudiese haber un camino distinto y un presidente estadounidense capaz de ayudar en ello parecía viable y posible a comienzo de los años sesentas. En el mismo acto, la Primera Dama estadounidense, la Sra. Jacqueline Kennedy, pronunció por vez primera un discurso público en español, en el que dijo: Yo creo que no hay esposa, ni madre, ni padre, ni familias en este Continente que puedan conformarse hasta que todos los habitantes de nuestros pueblos tengan oportunidades de trabajo bien remunerado para vivir decentemente y recibir enseñanza. Estas cosas deberían estar al alcance de todos y no limitarse a unos pocos afortunados. Ustedes conocen el deseo profundo de mi marido de ayudar a los que necesitan ayuda. Estoy segura de que con vuestra colaboración él tendrá éxito.76

La intervención de Jackie Kennedy fue un hecho innovador en los eventos políticos de la época, fueron las palabras de una mujer culta (hablaba inglés, francés y español) que se interesaba en apoyar los asuntos públicos, en colocarse en el lugar de otras personas, y de ayudar a su esposo en su proyecto hacia América Latina. Esto cambiaba la impresión sobre el poderoso vecino del norte, pues se trataba de una joven pareja estadounidense, católicos, que trasmitía simpatía y modestia, lo que acumulaba más expectativas sobre el programa de la Alianza para el Progreso. 75 76

Alianza para el Progreso. Visita del Presidente Kennedy. Caracas, Imprenta Nacional, 1962, pp. 33-34. Ibídem., pp. 37-38.

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Asimismo, Kennedy visitó el Panteón Nacional, para rendir honres a la memoria del Libertador Simón Bolívar. Luego, desde el Palacio de Miraflores, los Presidentes John F. Kennedy y Rómulo Betancourt, firmaron una declaración conjunta el 17 de diciembre de 1961, en la que se comprometieron en lo siguiente: 4° Los Presidentes manifestaron su determinación de lograr los objetivos de la Alianza para el Progreso, conforme a los principios del Acta de Bogotá y de la Carta de Punta del Este. Los progresos de Venezuela en la formulación y ejecución de un plan realista de largo alcance para el desarrollo económico y social, especialmente en el campo de la industria, la agricultura, la reforma agraria, la educación y la construcción de viviendas y acueductos, fueron examinados en relación con la necesidad de movilizar recursos adicionales tanto nacionales como exteriores. El Banco Interamericano de Desarrollo y el Banco Internacional de Reconstrucción y Fomento están considerando nuevos préstamos importantes además de los ya aprobados.77

El documento suscrito por Kennedy y Betancourt representó la voluntad de ambos mandatarios por llevar las relaciones bilaterales e interamericanas a un nuevo nivel, a una nueva etapa. Por un lado, se abre la puerta a la posibilidad de que los países latinoamericanos puedan recibir ayuda financiera para mejorar las condiciones de su población, a la vez que se contrarrestar el foco de generación de resentimiento que alimenta al comunismo. Mientras que se fortalece la alianza estadounidense-venezolana en su defensa de la democracia y de la libertad en contra de violencia comunista en las Américas. El Presidente Betancourt, en su mensaje de Año Nuevo 1962, señaló: Apreciable porción del tiempo en mis conversaciones privadas durante un lapso de cuatro horas con el señor Kennedy, Presidente de Estados Unidos y nuestro distinguido huésped de hace pocos días, la dediqué a abogar porque no se afecte la exportación normal hacia el principal centro de consumo de nuestros petróleos crudos por una política de restricciones, incompatible con el auspicioso programa de la Alianza para el Progreso.78 77

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Delia Picón. Historia Diplomática de Venezuela. 1811-1985. Caracas, Universidad Católica Andrés Bello, p. 212. Rómulo Betancourt. Mensaje de Año Nuevo 1962. Caracas, Imprenta Nacional, 1962, p. 10.

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De las palabras del mandatario venezolano se desprenden en optimismo en el programa, que se perfilaba como una respuesta efectiva para superar la condición de dependencia de la renta petrolera, y de potenciar el desarrollo industrial y agrícola del país. Más adelante, en su mensaje ante el Congreso Nacional, en marzo de 1962, el Presidente Betancourt expresa: Nos visitó el Presidente Kennedy, de los Estados Unidos, primer Presidente de ese país llegado a tierra venezolana. Lo recibió con su tradicional y amplia hospitalidad nuestro pueblo. Con él discutí problemas que afectan la economía y el desarrollo de Venezuela en ambiente de mutua franqueza y me fue fácil comportarme con sobria dignidad de quien hablaba de Presidente a Presidente, porque en el Jefe de Estado norteamericano se aprecia la intención sincera de interpretar y comprender los aplazados reclamos de la América Latina frente a su país. Su fórmula de Alianza para el Progreso ha sido respuesta acertada al reiterado planteamiento de que Estados Unidos debía contribuir con préstamos a largo plazo y no con dádivas humilladoras al avance de los países subdesarrollados de América.79

Más adelante añade Betancourt: Con el Presidente Frondizi, de la Argentina, con el Presidente Lleras Camargo, de Colombia, con el Presidente electo de Costa Rica, Don Francisco Orlich, tuve oportunidad de intercambiar criterios y puntos de vista, coincidentes en lo fundamental, sobre la urgencia de que los pueblos y gobiernos latinoamericanos presentemos planteamientos unificados y que dejemos de seguir siendo un archipiélago disperso de repúblicas sin nexos reales que las unan y vinculen.80

En su mensaje al Congreso Nacional, Betancourt se muestra optimista y confiado sobre el éxito del programa de la Alianza para el progreso, en las estrechas relaciones con los Estados Unidos y con otras naciones americanas. Es un momento en el que su figura de proyecta en el continente como símbolo de la democracia en el continente ante la amenaza comunista, de hecho, este 79

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IV Mensaje Presidencial. Presentado por el ciudadano Rómulo Betancourt, Presidente Constitucional de la República, el 12 de marzo de 1962. Caracas, Imprenta Nacional, 1962, p. 21. Ibíd. p. 21.

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mismo año de 1962, la administración de Betancourt debió enfrentar dos nuevos intentos de golpes de militares promovidos por grupos de izquierda, uno en mayo y otro en junio. Sin embargo, Betancourt continua determinado en su apoyo a la Alianza, en octubre de 1962, expresó: “180 millones de bolívares se comenzarán a aplicar de inmediato a la lucha por erradicar el rancho urbano, 150 de ellos aportados por la Alianza para el Progreso”81. A comienzo de 1963, el presidente Betancourt inició una gira oficial por Puerto Rico, Estados Unidos, México y la República Dominicana82. El 19 de febrero, se reunió con el presidente Kennedy en la Casa Blanca, al día siguiente emitieron una declaración conjunta, en la que expresaron su compromiso con la democracia en el continente y la Alianza para el Progreso. La figura de Betancourt como líder democrático en América Latina fue muy acogida por los medios estadounidenses por su actitud activa y determinado anticomunismo83, y el 20 de febrero, realizo una rueda de prensa en el National Press Club de Washington, el día 22, en New York visita las Naciones Unidas. Durante su visita, el Presidente Betancourt se reunió con el Gobernador del Estado de Nueva York, Sr. Nelson Rockefeller. Rockefeller había sido uno de los políticos estadounidenses que había visitado varios países de América Latina84, conocía la región, y aparte su familia poseía importantes inversiones en la compañía petrolera Standart Oil, que operaba en la nación sudamericana. Además, el mismo Rockefeller era un participante relevante en el programa Alianza para el Progreso, a través de la Fundación Rockefeller. 81

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Presidente Rómulo Betancourt. Respeto y Defensa del Orden Institucional. (La mejor garantía de la democracia). [Alocución dirigida al país radio y televisión, el 15 de octubre de 1962]. Caracas, Imprenta Nacional, 1962, pp. 19-20. Gira del Ciudadano Presidente Constitucional de Venezuela, Don Rómulo Betancourt a Puerto Rico, Estados Unidos, México y Santo Domingo: Tomado de la Prensa Nacional Caracas, 1963, 89 p. “Kennedy hails Betancourt as symbol of Democracy; Resistance admired President lauds Venezuela Chief will discuss problems”. The New York Times, February. 20, 1963, Page One. Veáse: Darlene Rivas. Missionary Capitalist: Nelson Rockefeller in Venezuela. Chapel Hill, University of North Carolina Press, 2002.

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Betancourt prosiguió su gira, se entrevistó con el presidente de México, Adolfo López Mateos, el 23 de febrero, más tarde suscribieron una declaración conjunta85. Sin embargo, en julio de 1963, a través de una carta, Betancourt le manifestó a Kennedy su preocupación por el peligro que representan los golpes de estado en la región, y el reconocimiento de los gobiernos surgidos de esto, tal es el caso de lo ocurrido en Argentina y Perú en 1962, Ecuador y la República Dominicana en 1963. El programa de la Alianza para el Progreso en Venezuela despertó una enorme expectativa, compleja de cumplir, por entre otras razones, el problema estructural que representa la dependencia la renta petrolera del Estado venezolano y del carácter importador de la económica criolla. Posiblemente, la mayor contribución de la Alianza fue el decidido y oportuno apoyo a la consolidación del sistema democrático en Venezuela, en momentos en que estuvo amenazada por diversas fuerzas desestabilizadoras, desde la violenta izquierda, tanto de Cuba como del interior, hasta el viejo pretorianismo militar.

La Alianza para el Progreso en América Latina, 19611963 La Alianza para el Progreso no contó con una agenda única de aplicación para todos los países de América latina. Por el contrario, el programa de asistencia financiera varió en cada país de acuerdo a las realidades nacionales, de esta manera se explica la variación monetaria en la ayuda prestada por Estados Unidos en la región, en la que se puede observar dos etapas generales: una, marcada por una visión idealista y de largo plazo, la propuesta estadounidense de 1961, que contemplaba una vasto plan de objetivos y ofrecimiento de hasta 20.000 millones de dólares en una década, para incentivar el desarrollo latinoamericano; dos, a partir de 1962 y 1963, una postura mucho más pragmática y cortoplacista, en la que la prioridad fue asegurar la estabilidad política en cada país, dejando de lado si los gobiernos eran o no democráticos, lo importante era que no cayesen en manos del comunismo. 85

Presencia Internacional de Adolfo López Mateos. México D.F., Talleres gráficos de la Nación, 1963, p. 520.

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En este sentido, sería extenso para la naturaleza de este escrito detallar lo ocurrido en cada país, pero resulta significativo examinar algunos casos representativos de la región, como la Argentina, Brasil, Colombia y México, en los que se puede observar el comportamientos seguido por la política estadounidense en el marco de la Alianza para el Progreso, así como sus repercusiones en los gobiernos nacionales. La Argentina tuvo una postura ambigua ante los ojos estadounidenses durante la Segunda Guerra Mundial, en parte explicada por el importante número de inmigrantes italianos y alemanes asentados en el país, pero fue percibido como pronazi86. Esta posición de un gobierno profascista y populista87 se mantuvo durante la hegemonía del coronel Juan Domingo Perón en el poder, 1946 y 1955. Recién a fines de los cincuenta el país pudo celebrar elecciones democráticas, y Arturo Frondizi asumir la primera magistratura. Aunque el presidente Frondizi suscribió el programa de la Alianza para el Progreso, y el país recibió financiamiento para la construcción de vialidad entre Corrientes y Posadas88, en el seno de las fuerzas armadas, había aspiraciones propias, y en marzo de 1962, el gobierno fue derrocado por un golpe militar89. Por una parte, Betancourt había abogado por el no reconocimiento de ningún régimen surgido de la fuerza, mientras, que Kennedy se mostraba ambiguo, pues, si bien no consentía este tipo de intervención militar, fue una conjunción menos mala, que tener otro país comunista, los Estados Unidos prefirieron proseguir y mirar hacia otro lado. Un caso particular, de la aplicación de la Alianza fue Brasil pues los vaivenes políticos dentro del gigante amazónico conllevaron también a los vaivenes de la ayuda estadounidense. Durante la segunda contienda global, Brasil participó con una brigada enviada a combatir a los alemanes en la península italiana, la reputación del país suramericano quedo bien posicionada 86

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David M. K. Sheinin. Argentina and the United States: An Alliance Contained. Athens, University of Georgia Press, 2006, p. 56. Raanan Rein. Peronismo, populismo y política: Argentina 1943-1955. Buenos Aires, Editorial de Belgrano, 1998, p. 20. Taffet, p. 55. Robert A. Potash. The Army and Politics in Argentina: 1945-1962; Perón to Frondizi. California, Stanford University Press, 1980, pp. 341-343.

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en la administración norteamericana90. En la década siguiente, el país dirigió su atención al crecimiento de su infraestructura, en especial la fundación de una nueva capital, Brasilia, en el interior del país, lo que demandó un elevado gasto público que se palió con el endeudamiento en EEUU. Así, Brasil ya debía dinero a Estados Unidos aún antes de iniciarse formalmente la Alianza de para el Progreso. El presidente Janio Quadros asumió el poder en octubre de 1960, pronto de unió al plan de ayuda propuesto por Kennedy, pero su comportamiento marcaba una ambivalencia, por un lado, pedía una asignación mayor del monto de ayuda, mientras, que por otro, realizaba visitas a Castro en La Habana91, y se interesaba por el movimiento de los No Alineados, esto lógicamente despertó las suspicacia en los estadounidenses, pero optaron por no polemizar. Quadros renunció en agosto de 1961, y fue sustituido por Joao Goulart. La relación EEUU-Brasil siguió un camino complejo, entre el dinero comprometido y el dinero entregado, y entre la simpatía de Goulart por el comunismo y la cautela de Kennedy. Estados Unidos quiso concentrar la ayuda económica en la región más pobre del país, el noroeste, pero la actitud del gobierno brasileño frustraba las esperanzas de avance. Al tiempo, que en las fuerzas armadas se aviva el descontento las administración Goulart92, que finalmente terminaría en un golpe de estado en abril de 1964. Por su parte, Colombia se había alienado plenamente con los Estados Unidos desde el fin de la Segunda Guerra Mundial, dos hechos destacaban en la relación bilateral, por una parte, Colombia fue el único país de América Latina que envió tropas a la Guerra de Corea93, lo cual fue significativo en los lazos diplomáticos, y por otra parte, el presidente Alberto Lleras Camargo (segundo 90

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Antonio Pedro Tota. The Seduction of Brazil: The Americanization of Brazil during World War II. Austin, University of Texas Press, 2009, pp. 41-42. Robert M. Levine. The History of Brazil. Westport, Connecticut, Greenwood Publishing, 1999, p. 124. Alejandro Mendible Zurita. El ocaso del autoritarismo en Brasil. Caracas, Universidad Católica Andrés Bello, 1986, pp. 36-38. Bradley Lynn Coleman. Colombia and the United States: The making of an Inter-American Alliance, 1939-1960. Kent, Ohio, Kent State University Press, 2008, p. 95.

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periodo 1958-1962), había labrado un importante prestigio internacional por haber sido el primer Secretario General de la OEA entre 1948 y 1954, y además, por su firme discurso anticomunista. Lleras Camargo y Betancourt eran precisamente los más cercanos aliados de Kennedy en la región, por sus firmes posturas contra el comunismo y por su apoyo a la Alianza. El presidente Kennedy visitó Bogotá el 17 de diciembre de 1961, en esta ocasión inauguró un conjunto de viviendas financiada por el programa estadounidenses, llamada Ciudad Techo94. El país neogranadino se convirtió en el modelo para América Latina, sostiene Taffet “between 1961 and 1963 it built 131,313 homes, half of which were spefified for lowincome familiaes”95, habiendo recibido la segunda mayor cantidad de recursos económicos. Por otra parte, México ha representado un caso peculiar de la relación entre la América Latina y los Estados Unidos; las primeras décadas del siglo XX, estuvo llena de complejos episodios de cercanía, y de desencantos, principalmente marcados por el nacionalismo resurgido luego de la revolución de 1910, en la Segunda Guerra Mundial, México junto con Brasil, fueron los dos únicos latinoamericanos en enviar tropas al frente96, los mexicanos lucharon en el Pacífico contra Japón, esto acercó a ambos países de norte, pero la llegada de la revolución cubana en 1959, los distanció nuevamente. A comienzo de los sesenta, el presidente Adolfo López Mateos (sexenio 1958-1964) procuró desarrollar una agenda de política exterior propia, independiente de EEUU, reconoció al gobierno comunista de Cuba, recibió la visita del presidente francés Charles de Gaulle, que también trataba de llevar otra mirada en Occidente, sin embargo, la propuesta de Kennedy fue bien recibida por López Mateos97, aceptado de inmediato la ayuda económica de la Alianza 94

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Ciudad Kennedy una realidad 1961-1965. Bogotá, Instituto de Crédito Territorial, 1965, p. 12. Jeffrey F. Taffet. Foreign Aid as Foreign Policy. The Alliance for Progress in Latin America. New York, Routledge, 2007, p. 153. Thomas M. Leonard and John F. Bratzel (Editors). Latin America during World War II. Maryland, Rowman & Littlefield Publisher, Inc., 2006, p. 32. Rosa Isabel Gaytán. Antología de la Política Exterior de México. México, Universidad Nacional Autónoma de México, 2006, p. 131.

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para el Progreso, en 1962 recibió 142 millones de dólares98, representado el 14% de ese año fiscal estadounidense concerniente a los préstamos de la APP, y de hecho el presidente estadounidense visitó tierras aztecas en junio de 1962. En este orden, el caso de México es particularmente complejo, porque su misma amplia frontera con EEUU, ha influido en que éste país le considere primordial para sus intereses de seguridad, por lo que la relación entre ambos es singular, por lado, la Alianza permitió acercarlos, México se ha mantenido como una de las democracias más sólida de América Latina, pero, por otro lado, la política exterior mexicana siguió un camino complicado, pues se negó a apoyar el embargo comercial a Cuba, y a las medidas de sanciones que se formulaban en el seno de la OEA, en clara distancia hacia EEUU.

A modo de Conclusión Al observar en retrospectiva, los problemas enfrentados por la Alianza para el Progreso en Chile y Venezuela, es posible reflexionar sobre estas adversidades: En el plano político, los escenarios fueron muy distintos en ambos países. En Venezuela, una naciente democracia tuvo que hacer frente a la violencia guerrillera y terrorismo de los minoritarios partidos de izquierda, que fueron patrocinados por Castro desde Cuba. Sin embargo, resultó fundamental el entendimiento entre los principales partidos políticos, doctrinarios y de masas, los socialdemócratas de AD, los democratacristianos de Copei, junto con la URD, más de centro, las tres fuerzas políticas firmaron el Pacto de Punto Fijo con el cual se comprometieron a asegurar la estabilidad democrática del sistema. En Chile, una de las más antiguas democracias del continente, fue difícil un acuerdo claro entre las tres principales fuerzas del espectro político. Por un lado, la derecha alessandrista procuraba aplicar las reformas de la Alianza, de forma regañadientes, con bastante resistencia, incluso del propio Alessandri, el centro, los DC de Frei se mostraron un tanto ambivalentes, en decidirse a apoyar de lleno a Alessandri, mientras que los marxistas de Allende actuaban 98

William J. Kemnitzer. “México en la Alianza para el Progreso”, Foro Internacional, Vol. 4, No. 1, Jul.-Sep. 1963, p. 56.

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por su parte. Esta circunstancia entorpeció el escenario político para la ejecución decidida del programa. En plano socio-económico, uno de los mayores obstáculos lo representó en poder llevar a cabo reformas agrarias con éxito, puesto que en ambos países de aplicaron a través de leyes y mecanismos estatales de expropiación y repartos de títulos de propiedad a campesinos. Sin embargo, resulta difícil poder establecer el alcance que dichas reformas tuvieron. En Venezuela, la ausencia de créditos y asistencia técnica limitó, en buena manera, un mayor impacto de la tenencia de la tierra. Mientras, en Chile, la resistencia de las elites terratenientes propietarias fue un fuerte muro político, pues poder se extendía hasta altos cargos en el Estado. En parte las similitudes y diferencias de la aplicación de la APP en Chile y Venezuela dependieron, en buena medida, de los actores políticos que las condujeron, y las relaciones de éstos con la administración estadounidense. En este sentido, mientras Betancourt se convirtió en uno de los principales aliados de Kennedy en América Latina, tanto por su fuerte discurso anticomunista como por su carisma personal en la región, Alessandri siempre se mantuvo mucho más parco, aislado, sin mostrar intervención elocuente sobre su antimarxismo. Por su parte, la administración Kennedy vio en Betancourt un aliado en el que demostró su apoyo, mientras que en Alessandri vio cierta desconfianza hacia la posibilidad de llevar a cabo las reformas requeridas, hasta cierto punto, la mismo origen de Alessandri, proveniente de las tradicionales familias terratenientes chilenas, influyó en la miradas estadounidense sobre sus acciones. En el lado norte del continente, también, el presidente Kennedy enfrentó oposición en el seno del Congreso para llevar acabo su programa de ayuda. Por su parte, Christopher Hickman plantea la diferencia entre el Plan Marshall (1948-1952) y la Alianza para el Progreso, diferencias en las estructuras económicas y sociales entre Europa y América Latina, dice lo siguiente: Not surprisingly, prior to the one-year anniversary of the Punta del Este conference in the fall of 1962, Moscoso decided against any ceremonies whatsoever to mark the occasion. This decision was of course made well in advance of the one-year anniversary. The reason for this decision:

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there simply had not been enough progress. The program had not even been given one year to show results.99

Si bien la idea de la APP se inspiró en el Plan Marshall, las similitudes llegaban hasta allí. La diferencia entre el escenario europeo de postguerra y la América Latina de mediados del siglo XX, eran una brecha amplia. Mientras en Europa la tarea del plan Marshall fue la ayuda para financiar la reconstrucción, el aparato económico productivo, y que los propios Estados pudiesen hacer frente a los problemas doméstico; en América Latina las estructuras económicas y sociales eran otras, con escaso aparato industrial, con grandes desigualdades, y posiblemente lo más difícil aún, la resistencia de algunos sectores económicos con fuerte presencia en los Estados que hacían difícil llevar a cabo las reformas propuestas. Tales diferencias, marcaban una distancia entre una Europa con una estructura y aparato existente aunque debilitado por los años de guerra, y una América Latina en la que se debía partir prácticamente desde esa construcción, pues las principales fuentes de riquezas estaba concentradas en pocas manos, y eran principalmente de extracción de materias primas. Señala Hans-Joachim König: A pesar de todo, esta suma de dinero hubiera podido resultar una ayuda valiosa para lograr el deseado desarrollo, si los países iberoamericanos hubiesen podido utilizarla con entera libertad. Ya en 1964, el flujo de dinero llegado a dichos países ―que, por lo demás seguían desempeñando el papel de simples proveedores de materias primas― no bastó para equilibrar sus pérdidas nacidas del deterioro de las condiciones de intercambio comercial. Los Estados Unidos, por su parte, no hicieron nada por remediar esta situación. A pesar de sus repetidas afirmaciones de que deseaban el progreso de Iberoamérica, continuaron alzando barreras a la entrada de productos iberoamericanos en el país, lo cual no sólo dificultaba el acceso de los mismos al mercado norteamericano, sino que amenazaba también con fortalecer aún más la vieja estructura comercial (materias primas frente a productos manufacturados).100 99

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Christopher Hickman. “The Kennedy Administration’s Alliance for Progress and the Burdens of the Marshall Plan”, Federal History, Issues 5, January 2013, p. 96. Hans-Joachim König, “El intervencionismo norteamericano en Iberoamérica”. En Manuel Lucena Salmoral (Coord.). Historia de Iberoamérica. Tomo III. Historia Contemporánea. Madrid, Cátedra, 2008. p. 458.

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De acuerdo con König, uno de los varios errores presentados que limitaron la eficacia de la Alianza, provino del mismo Estados Unidos y de la formula en cómo de dirigió y articuló la ayuda financiera, no hubo una adecuada centralización administrativa, los estadounidenses colocaron trabas arancelarias a los productos latinoamericanos, todos las empresas y servicios auxiliares contratados (transporte, banca, seguros, otros) eran norteamericanas, además, se deben sumar tres hechos significativos: uno, la pérdida de impulso por la muerte de Kennedy; dos, el cada vez mayor ―desde 1961― involucramiento estadounidense en Vietnam que restaba recursos; tres, la misma estructura local latinoamericana extractiva y exportadora de recursos naturales. Las circunstancias influyeron en que los Estados Unidos se viera obligado por la situación cubana a tender una mano a América Latina en medio de la Guerra Fría. Si bien la Alianza para el Progreso no logró cumplir con todas las metas económicas y expectativas políticas creadas, ha significado la única propuesta, hasta el momento, de los Estados Unidos dirigida hacia América Latina, sin precedentes anteriores y sin símiles posteriores. Más allá, de sus alcances uno de sus mayores logros fue dar un giro a la visión política estadounidense sobre la América de habla hispana y portuguesa, un cambio de mirada por vez primera, con otros ojos. Por otro lado, y de la mano a lo anterior, la Alianza para el Progreso quedo estrechamente ligada a la figura del Presidente John Fitzgerald Kennedy, a su voluntad política y a su visión del escenario internacional, por lo cual luego de su asesinato, el programa continuó pero nunca con la misma importancia que había logrado impregnarle Kennedy. En este sentido, el legado político de Kennedy todavía espera por una justa comprensión histórica dentro del contexto que le correspondió actuar, la era nuclear. Más allá del recuerdo romántico del Camelot estadounidense o de las críticas a su política frente a la Rusia comunista, Kennedy transitó un camino complicado en el que pudo mantener la paz internacional y depositar un voto de confianza en el futuro de la humanidad.

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CONFERENCIAS GRAMÁTICA Y PROSODIA: LA PROPOSICIÓN POLÍTICA DE ANDRÉS BELLO* Grammar and Prosody: Political Proposition from Andrés Bello** Sol Serrano Pérez

Licenciada en Historia por la Pontificia Universidad Católica de Chile (PUCC), Master of Art por Universidad de Yale (EEUU), y Doctora en Historia por la PUCC. Investigadora visitante y miembro asociada en El Colegio de México, Universidad de Oxford, Universidad de Notre Dame, Universidad de La Sobornne, Universidad de Harvard. Profesora e Investigadora del Instituto de Historia de la PUCC.

Recibido: 15/04/2014. Andrés Bello tuvo la posibilidad en Chile de implementar el propuesto gramatical que había ido formulando desde su estadía en Londres y que estaba directamente relacionada con la Emancipación de América Latina, como lo demuestran los estudios de Iván Jaksic1. Esta ponencia *

** 1

Conferencia dictada en el I Simposio de la Cátedra Andrés Bello, “Bello: lenguaje y cultura de la Emancipación”, con ocasión del Aniversario de la Universidad de Chile y de su Natalicio, el 29 de noviembre. Archivo Central Andrés Bello, Santiago de Chile, 29 de Noviembre de 2013. “Grammar and Prosody: Political Proposition from Andrés Bello”. Lecture at the I Symposium Chair Andrés Bello, Bello: Language and Culture of Emancipation, to mark the Anniversary of the University of Chile and his Birth, November 29. Archivo Central Andrés Bello, Santiago de Chile, November 29, 2013. Traducción libre de la Revista Tiempo y Espacio. Iván Jaksic, “La gramática de la Emancipación” en Germán Carrera (ed.), Historia General de América Latina, vol. V., Paris, Ediciones Unesco/Editorial, pp. 507-521.

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trata sobre la implementación de la reforma gramatical como un problema fundamentalmente político pues revela la tensión entre una cultura intelectual ilustrada y por ello universal, con una cultura local con fuertes componente orales. Revela la tensión clásica entre la construcción del estado liberal que pretende uniformar a la sociedad en pos de la formación de una nueva comunidad política compuesta por individuos, y las identidades y practicas particulares. Es una tensión que no puede resolverse historiográficamente solo con señalar que hubo vencedores y vencidos; disciplinadores y disciplinados que se resisten. Más bien, es una tensión heterogénea social y territorialmente y produce nuevas tensiones y cambios, es decir, que no hay “resultados” sino a lo más algunos procesos disimiles. Las dos primera memorias de Andrés Bello como rector de la Universidad de Chile, que comprenden el periodo 1844-1849 y 1854-1958, revelan sus preocupaciones intelectuales de siempre, con la diferencia que ahora debía situarlas en el contexto de un proyecto de construcción institucional2. Debía hacerse cargo ya no solo de sus recomendaciones sino también de resultados, limitaciones, frustraciones, logros. Quisiera tomar tres problemas que atañen al tema que hoy nos reúne y situarlos en el contexto en que escribe, habla y observa Bello. Los tres forman parte del programa político nacido de la Independencia. El primero es la dificultad de extender la educación primaria; el segundo es el uso incorrecto y vulgar del castellano en Chile y el tercero, su corolario, la enseñanza del idioma y específicamente de la gramática. En la primera Memoria, Bello se refiere a un problema estructural de la expansión educacional: …de todos los países que gozan una civilización más o menos adelantada, ninguno presenta para la difusión de la enseñanza primaria, las dificultades que Chile. En muchos de nuestros campos, la población no forma vecindarios compactos de tal cual importancia, como las aldeas y pueblos menores de Europa y de otros países de América; el 2

Andrés Bello, “Memoria correspondiente al curso de la Instrucción Pública en el quinquenio 1844-1848” y “Memoria correspondiente al curso de la Instrucción Pública durante el quinquenio 1854-1858” en Obras Completas de Andrés Bello, Fundación de la Casa de Bello, Caracas, 1982, T.XXI, pp.28 y ss.; pp.152 y ss.

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viajero busca muchas veces en vano la apariencia de esos grupos de familias; y donde espera encontrar uno de ellos, lo que se ofrece a la vista es un espacio extenso en que se levantan a largos trechos esparcidas habitaciones, que apenas comunican entre sí3.

En efecto, diez años después, el primer censo simultaneo mostro, con la imperfección de esa medición, aquello que la experiencia sabía pero que no había podido medir: la geografía humana parecía difícil de vencer en un territorio enorme, lleno de accidentes naturales que impedían las comunicaciones humanas, y que vivía escasamente aglomerada. El censor quiso por primera vez medir la población urbana y rural pero no pudo porque no se sabía bien que era uno y que era lo otro. “Nuestras villas no tienen murallas” decía la Introducción, es decir, no tenían límites. El cálculo grueso fue que tres cuartos de la población eran rurales y que vivía diseminada. El 13% de la población fue considerada alfabeta, calidad definida solo por la firma.4 Hacia mediados de siglo había 561 escuelas y 23.136 alumnos. La población era de un millón y medio. Bello trato de recoger la mayor estadística posible en forma desagregada para clarificar el diagnostico5. ¿Porque Chiloé tenía más alfabetos y escuelas? Sus cifras le indicaban que al ritmo existente, la población crecería más rápido que la cobertura educacional. A la larga en el siglo se logró revertir. Pero la preocupación de Bello era más que justificada. A la preocupación por los niños que no iban a la escuela había que agregar la preocupación de lo que aprendían los que ahí estaban. Bello había visitado escuelas en Inglaterra, aunque no en Chile, pero sabía perfectamente la dimensión de su precariedad. Con ella lidio principalmente Domingo Faustino Sarmiento como director de la Escuela Normal de Preceptores fundada en 1842. Bello, como rector de la Universidad de Chile, se preocupó activamente del aspecto pedagógico. Desde allí surgió la célebre polémica sobre la ortografía y su interés de que su obra Gramática de la Lengua Castellana tuviera una versión ―el Compendio― destinada a los preceptores de las 3 4

5

Ob. Cit. p.30. Censo General de la República de Chile: levantado en abril de 1854, Oficina Central de Estadísticas. Santiago, Sociedad de Imprenta y Litografía Universo, 1908. Sol Serrano et. al., Historia de la Educación en Chile (1810-2010), Ed. Taurus, Santiago, 2012, T.I, p. 152.

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escuelas para que su enseñanza fuera más práctica, más sencilla, que obviara el aprendizaje de reglas de memoria y que corrigiera la pronunciación y los defectos del idioma.6 A mi juicio, Bello no creyó que efectivamente podía llegar a las escuelas dado que estas difícilmente lograban alfabetizar. “Ignoro si se practica este método en los establecimientos que han adoptado mi compendio, y si sus ventajas practicas han correspondido a mi esperanza” A reglón seguido vuelve sobre su verdadero objetivo: formar a la clase educada.7 Bello quedo verdaderamente sorprendido por el mal uso de la lengua castellana en Chile. Desde su artículo en El Araucano en 1832 “Sobre el uso de la lengua castellana dirigida a los padres de familia, profesores de los colegios i maestros de escuela” hasta las memorias de la Universidad de Chile, pasando por el prólogo a su Compendio, no dejo de mencionar los vulgarismos e incorrecciones de “las clases educadas, aun en las clases profesionales, aun en escritores distinguidos” lo cual atribuía a su ignorancia de los clásicos y critico asimismo una pronunciación y una entonación rusticas y vulgares. Tanto así que en el propio Compendio pide disculpas por señalar que no es solo para niños sino que bien le vendría a estas clases educadas.8 A mi juicio, aquello se debía a la profundidad de la cultura oral en Chile también entre los educados, cuya vida urbana y rural tampoco tenía murallas. La oralidad rural era en parte también la urbana. Y al contrario de la sociedad que comenzaba a construirse, aquella estructura social profundamente jerárquica convivía con los sectores populares. El lenguaje oral posiblemente se asemejaba, cuestión que precisamente la escritura comenzó a diferenciar. A esto hay que agregar que en el Chile hispano no hubo dialectos y se castellanizo tempranamente en el XVIII. Había letrados que escribían correctamente. Si se revisan las primeras actas del Congreso, nos parece una gramática al menos razonable. Pero seguramente el propio Juan Egaña, por ejemplo, escribía de una manera y 6 7 8

Nota 2, Memoria 1844-1848, p.60. Nota 2, Memoria 1954-1958, p.180. Andrés Bello, “Compendio de Gramática Castellana escrito para el uso de las Escuelas Primarias, en Obras Completas de Don Andrés Bello, Santiago de Chile, Impreso por Pedro G. Ramírez, 1884, Vol. V, p. 305

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hablaba de otra muy distinta en su vida diaria. Bello diría que los hombres educados antes de la década del 40 se jactaban de hablar un lenguaje popular, de hablarles “en su mismo idioma”. Pero creo que también estaban más cerca unos de otros, en parte compartían ese idioma. La pregunta es si escribían como hablaban o hablaban como escribían. Y es un periodo de transición. La prensa, que fuera de El Araucano y más tarde El Ferrocarril, era ocasional y coyuntural y de una violencia en el lenguaje que nos deja a nosotros espantados. Prácticamente no había análisis sino confrontación descalificatoria. Es posible que fuera un residuo agonístico propio de la oralidad. Los ejemplos son muchos: un diputado y piadoso católico activo en la caridad y de carácter regalista contrario al arzobispo escribió un diario en su contra en la cual le dice tal y cual que es un maricon. Esto en 1845. Es una escritura pasional y que puede verse todavía en la burocracia, donde el magisterio de Bello se impuso muy rápidamente. Los vulgarismos denunciados por Bello (“haigan”, naiden, mesmo, mira, anda; virtuz, sentaos, yo forzó, yo suerbo, yo dentre, mesmo, y tantas mas) se encuentran en la correspondencia privada y en la pública de sectores menos ilustrados. Las críticas de Bello apuntaban a la gramática y a la prosodia. Quisiera mostrar dos ejemplos que podría asemejarse a esos vulgarismos, a la clara falta de conocimiento del idioma. En estos dos ejemplos, es claro que se escribe como se habla. Más aun, la mejor forma de leerlo es en voz alta.   Carta de Mateo Araya a Miguel Gallo Goyenechea Santiago, 26 de octubre de 1855.9 Mimui Señor mio, despues de saludarlo austeconel mayor respeto que corresponde pasoanicomodar su atension por hallarme enunnassirgunstanciaquellanotengoprendaqe.empeñar para la mantension y tres meces decasa considere uste,Señor no teniendo masdentrada que la demi trabajo y con familia Señor notengo otro amparo masquel de la casa isubeninnoorazon que espero me favocorescaimesaquedestaaflision de suplime con tres onzas no tengo 9

Reproducida en Pilar Álamos Concha (comp.), Epistolario de Miguel Gallo Goyenechea, Centro de Investigaciones Diego Barros Arana, DIBAM, Santiago, 2007, p.125. Miguel Gallo era un rico minero en Copiapó.

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otra cosa conque pagar sino conmionrrades espero desbengalasisi Dios me cortase la vida quedara mi Señora pagandole en su trabajo dela bandera le aseguro que no abran tres lavanderas como mi señora agomal el decirlo Señor quien le desea que dios aumente la salud su servidor Mateo Araya Carta de Candelaria Goyenechea de Gallo a Miguel Gallo Goyenechea, Copiapo, 10 de junio 186110 My hijo, Mi ultima carta que te escribi sin deberte contestación no me las has contestado pero yo no puedo caresermas tiempo de no saber de tu salud y de las niñitas y niños que aunque están tan lejos para mi están muy cerca y no dejo de resarte una salve pa tu salud pa bien de tus hijos tambien te participo como Serrano y Simon están en exercicios y por milagro de la virgen de la concesión según confecion de Simon cuando se bino a despedirse de mi, me dijo qe. a el ya Serrano la virgen del oratorio les habia tocado en el corazon, yo me quede muy complacida…. Candelaria Goyenechea

Bello fue más crítico de los sectores letrados que de los populares cuyo lenguaje sencillo, decía, podía ser correcto. No es fácil saber cómo era la relación del habla popular y de su escritura en quienes eran alfabetos. En primer lugar, en la enseñanza de la lectura y de la escritura, la caligrafía jugo un papel principal. La caligrafía era todavía entendida como un arte gráfico desprendida de su contenido (ver lámina 1 en la página siguiente). Esta plana fue enviada por un preceptor de Rancagua para demostrar el aprovechamiento de sus alumnos. Como puede apreciarse, es gráfica y también ortográfica. Pero la ortografía no formaba parte de la primera enseñanza de la escritura sino que se estudiaba junto a la gramática. El asunto es que con suerte comprendían lo que escribían. Los visitadores de escuelas relatan que no era posible enseñar la gramática, que los preceptores debían enseñarla “a su modo”, pocas reglas, mucha escritura en la 10

Ibíd., p .434. Candelaria Goyenechea era viuda del descubridor de las minas de plata de Chañarcillo y una de las mujeres más ricas de Chile.

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Lamina I.

pizarra, conjurar verbos y sobretodo corregir las faltas en el lenguaje. “Estoy convencido, decía el visitador en Chiloé en 1853, de que nada sirve que el niño se vacie en la cabeza toda una gramática si va a seguir diciendo golpie, Austin beni paca y escribir aun peor”. El método de enseñanza fue el dictado. “La escritura al dictado, decía el Monitor, da a la mano cierta facilidad… quita a la escritura el carácter de plana…acostumbra al niño a pensar en lo

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que hace, a aplicar las reglas ortográficas…reuniendo así las dos condiciones que deben adornar al buen escribiente: el buen carácter de la letra i la parte ortográfica”11. Los niños leían sus dictados en voz alta. Decodificaban el signo, pero leían “como una máquina que produce sonidos huecos” por la pronunciación, porque no sabían distinguir los tiempos, la puntuación etc. El método que le siguió consistía en que el preceptor leyera en voz alta lo que antes les había dictado. Según el visitador, pronunciaban como los peones gañanes “paire, naire, pieira, afeuto, preceutor” y su crítica al tono de lectura algo nos dice de su entonación: “Los alumnos deben leer despacio, con una voz natural, sin alteración, sin sonsonete y sin esos gritos o vocinglería que los perturba, fatiga y molesta aun al vecindario”.12 El magisterio de Bello efectivamente se impuso y se impuso al unísono y de la mano de la incorporación de la gramática como asignatura en la enseñanza escolar.Hacia mediados de siglo se aprendía gramática castellana con el texto de Bello en el Instituto Nacional, en los liceos provinciales, en las dos Escuelas Normales, en la Escuela de Artes y Oficios, el Seminario y la Academia de Guerra. En el IN en 1852 se estudiaba una hora y media diaria los cinco días de la semana en los tres primeros años de humanidades y en la Normal se estudiaban cinco horas semanales en los dos primeros años. Todos estos cursos usaban el texto de Bello. Bello consideraba que la generación formada en esos años en la secundaria había cambiado notablemente. Lo atestiguaba así la prensa y los escritos literarios. “Se conoce y se habla mejor y más generalmente la lengua patria. Aquella mezcla impura de vulgarismos, aquella irrupción de neologismos y sobre todo de galicismos, que lo enturbia todo, van desapareciendo hasta de la conversación familiar y si alguna vez nos choca es en el lenguaje de los hombres de otra generación…”13. Por otra parte, los alumnos que cursaban la asignatura de gramática 11

12 13

Citado en Rodrigo Mayorga, “Un nuevo camino de la A a la Z. Enseñanza y aprendizaje de la lectoescritura en la escuela primaria chilena” Tesis para optar al Grado de Magister en Historia, P. Universidad Católica de Chile, Santiago, 2011, p.113. Ibíd. Nota 2, Memoria 1854-1858, p.180.

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en las escuelas primarias fueron en claro aumento. En 1852 un 98% asistía a lectura, un 72 % a escritura y un 4,3 % a gramática. Esa cifra llego a 78 % en 1880. Un 8% de los textos impresos por el gobierno entre 1854 y 1862 fueron de gramática y subió al 13,5 entre 1869 y 1878. Todos eran de Bello, aunque no sepamos cuantos fueron la Gramática y cuantos el compendio14. De todas formas, no se trata en absoluto de un proceso lineal de incorporación de la gramática ni menos de asimilación del lenguaje escrito al oral. Por el contrario, cada época, generación, sector social cambia esta relación. De hecho, lingüistas chilenos de comienzos del siglo XX mistraron cuantos de los vulgarismos señalados por Bello habían sido abandonados por los sectores altos15, es porque también estamos en presencia de un tipo de segregación social nueva, así como lo era también el tipo de homogeneidad que produjo la gramática. Una homogeneidad que está en la escritura pero no necesariamente en la oralidad donde los sectores sociales se diferenciaron cada vez más. Y esta es finalmente la gran paradoja del proyecto político y gramatical de Bello, una nueva unidad y unas nuevas segregaciones.

14 15

Sol Serrano, op.cit., p. 272. Biblioteca de Dialectología Hispanoamericana, El Español en Chile, Buenos Aires, p. 45.

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ESTUDIOS “ESOS HOMBRES IMPÍOS Y DETESTABLES”: LA PRESENCIA DEL HEREJE INGLÉS Y SU VALORACIÓN EN LA VENEZUELA COLONIAL Those wicked and detestable men: the presence of English heretic and its assessment in colonial Venezuela Rafael E. Cuevas Montilla

Licenciado en Historia (Universidad de Los Andes, Mérida, Venezuela); Magíster Scientiae en Historia de Venezuela (Universidad de Los Andes). Profesor de la Cátedra de Historia Moderna y Contemporánea de Europa en la Escuela de Historia, Facultad de Humanidades y Educación, Universidad de Los Andes, Mérida-Venezuela. Director de la Escuela de Historia de la Universidad de Los Andes, Venezuela.

Recibido: 11/05/2014. Aprobado: 20/06/2014. Resumen: Producido en el marco de un esfuerzo mayor por estudiar la valoración de la cultura anglosajona contenida en diversos testimonios de la cultura colonial venezolana, el artículo presentado se centra la revisión y análisis de la valoración del hereje inglés desde Venezuela, desde inicios del siglo XVII y hasta los primeros años de la centuria siguiente, revisión desarrollada a partir del análisis de las diversas causas por Herejía y demás delitos de Fe asociadas a sujetos naturales de Inglaterra y que fueron apresados en Venezuela y remitidos desde distintos puntos de estos territorios a la sede del Tribunal de la Inquisición en Cartagena de Indias. Palabras claves: Venezuela, Historia Colonial, Herejes, Inglaterra.

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Abstract: Produced as part of a larger effort to study the valuation of the Anglo-Saxon culture contained testimony from the Venezuelan colonial culture, the article presented the review and analysis of the English heretic assessment focuses from Venezuela, from the early seventeenth century until the early years of the next century, revision developed from the analysis of the various causes for heresy and other crimes of Fe associated with natural subjects of England and were arrested in Venezuela and sent from different parts of these territories to the headquarters of Court of the Inquisition in Cartagena de Indias. Key words: Venezuela, Colonial History, Heretics, England.

En 1827, cuando Venezuela formaba aún parte de la llamada Gran Colombia, José Manuel Restrepo, colombiano y figura política protagónica en esa república recién creada por Bolívar, presentó como resultado de su labor intelectual su Compendio de la Historia de Colombia, cuya primera edición salió de las prensas parisinas de la llamada Librería Americana. En la introducción de dicha obra, Restrepo se dedicó a analizar la situación de la Nueva Granada y Venezuela antes de la que él llamó “revolución americana” en lo tocante a “su estado físico, político religioso y moral”, realizando la siguiente observación sobre cuál era la opinión extendida en esos territorios sobre otros cristianos no católicos, en especial sobre los extranjeros: Tenía también [el pueblo] en lo general mucho fanatismo e ignorancia. Los cristianos de otras religiones se juzgaban por las masas de nuestros pueblos, herejes impíos y detestables que no podían tener virtudes, y con quienes debíamos evitar todo trato y comunicación. Esta era opinión recibida por algunos de nuestros teólogos y canonistas, a los cuales vi más de una vez sostenerla acaloradamente.1

Aunque emitida por el reconocido político grancolombiano en 1827, tal opinión como veremos, mostraba la vigencia en pleno siglo XIX del conjunto de ideas y actitudes mostradas en la Venezuela Colonial desde doscientos años atrás hacia la presencia de individuos de otros credos religiosos y en especial, en el caso de sujetos venidos de Inglaterra, reino que fue valorado desde España y 1

José Manuel Restrepo, Compendio de la Historia de Colombia. París, Librería Americana, 1833, p.100.

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sus dominios coloniales como una tierra ganada para la herejía. Es justamente la revisión y análisis de esa valoración del inglés desde Venezuela como hereje impío y detestable desde inicios del siglo XVII y hasta los primeros años de la centuria siguiente, la tarea a la que dedicaremos las próximas páginas, extraídas y resultado de un esfuerzo mayor de análisis de la valoración de la cultura anglosajona contenida en diversos testimonios de la cultura colonial venezolana. Valga precisar que tal tarea será desarrollada a partir del análisis de las diversas causas por Herejía y demás delitos de Fe asociadas a sujetos naturales de Inglaterra y que fueron apresados en Venezuela y remitidos desde distintos puntos de estos territorios a la sede del Tribunal de la Inquisición en Cartagena de Indias; hay que señalar que nuestro acceso a esa documentación ha sido posible gracias a la compilación en cuatro volúmenes que sobre el tribunal del Santo Oficio en la amurallada ciudad colombiana prepararon investigadores colombianos tras realizar latranscripción de los papeles sobre ese tribunal disponibles en archivos españoles.2 Alrevisar dichos casos, más que presentar una narración con su reconstrucción ―tarea que ya han realizado otros―, nos interesa inferir en la documentación de esas causas, las opiniones emitidas y las actitudes mostradas por los habitantes de las ciudades venezolanas ante esa presencia inglesa, dando especial atención al impacto de la pertenencia de la sociedad colonial venezolana al ámbito cultural hispánico a la hora de analizar esa valoración de lo inglés. Antes, debemos dejar sentado que el estudio sobre la Inquisición y la persecución de delitos heréticos en Venezuela, ha sido un tema escasamente abordado por la historiografía venezolana no siendo sino hasta los primeros años del siglo XXI cuando, con la publicación del texto de Pedro Sosa Nos los Inquisidores, apareció el primer trabajo que con exhaustividad científica, abordó esta temática para mostrarnos un cuadro histórico general sobre la historia 2

Anna Splendiani et al. (comp.), Cincuenta años de Inquisición en el tribunal de Cartagena de Indias (1610-1660). Documentos Inéditos procedentes del Archivo Histórico Nacional de Madrid. Santafé de Bogotá, Centro Editorial Javeriano, 1997, 4 Vol. Esta colección abarca la mayor parte del siglo XVII -que fue el período en que se concentraron el grueso de las causas contra ingleses-; asimismo, nos aportaron información valiosa sobre las causas investigadas, de esta misma autora, “Los protestantes y la Inquisición”, Anuario Colombiano de Historia Social y de la Cultura. Vol. 23, 1996, pp.5-31.

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del Santo Oficio en territorio venezolano.3 Antes de la aparición del texto de Sosa ―que fue el resultado de su tesis Doctoral―, se publicaron no obstante algunos trabajos sobre el tema pero siempre centrados en aspectos particulares ―de allí el carácter pionero que le otorgamos al texto en cuestión―, siendo en este sentido interesante destacar como aun en este aspecto de la historia de la cultura venezolana y hasta fecha reciente, prevaleció su análisis mediante su vinculación con la Independencia, tal y como ocurre con multiplicidad de temas en parte de la historiografía venezolana.4

Un Legado de temor: La anglofobia española como punto de partida para el trato al Hereje en Tierra Firme En esta primera parte establecemos como hipótesis fundamental de entrada para guiar nuestra ruta, la premisa según la cual esa valoración del inglés en tanto que hereje en la Venezuela colonial, estuvo condicionada ante todo por la propia imagen que existía en la cultura hispánica de la cultura anglosajona, toda vez que la historia de las relaciones entre Hispanoamérica y Angloamérica, tanto en su período colonial como al momento de su transformación en estados independientes, constituyó un episodio que aunque desplegado en el espacio continental americano, remitió no obstante de manera fundamental a una situación de raigambre europea, como lo fue el histórico conflicto anglo-español. Esta premisa necesaria de mirar a Europa y a este conflicto en particular, como condición para comprender los orígenes de nuestra valoración de la cultura anglosajona, ha sido también subrayada por el historiador mexicano Juan Ortega y Medina, quien al inicio de su estudio acerca del conflicto anglo-español durante los siglos XVI y XVII, ha realizado la siguiente 3

4

Véase, Pedro Sosa Llanos, Nos los inquisidores. El Santo oficio en Venezuela. Caracas, Universidad Central de Venezuela, Facultad de Ciencias Jurídicas y Políticas, 2005. Como ejemplos de este tratamiento pueden verse, Manuel Pérez Vila, “El Canónigo Madariaga y la inquisición caraqueña”, Revista Nacional de Cultura. Caracas, Nº 119, noviembre-diciembre, 1956, pp.105-110; Carlos Felice Cardot, “El impacto de la Inquisición en Venezuela y en la Gran Colombia”, Boletín de Historia y Antigüedades. Santafé de Bogotá, Nº 624-625, octubre-noviembre, 1966, pp. 649-672.

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consideración ―que citamos in extenso― acerca de la importancia de su estudio: Sí verdaderamente intentamos aprehender el dramático proceso de nuestra historia moderna y contemporánea, ya en el caso particular de México o en el general de Hispanoamérica, tendremos que recurrir a las claves de la historia moderna española; una de estas claves, acaso la más fundamental es la resultante del conflicto anglo-hispano por el dominio oceánico que culminó en el siglo XVII, con la eliminación de España como potencia naval y la subsiguiente presencia colonial de Inglaterra sobre la tierra firme septentrional americana. No se trata de remontarnos en la cadena causal retrospectiva hasta nuestros primeros padres Adán y Eva, sino de hacer inteligible que la presencia de Estados Unidos, nuestro vecino, estuvo y sigue estando condicionada por la victoria de la modernidad protestante y burguesa británica frente a su oponente católico y misoneísta hispánico.5

Señalado entonces como clave fundamental, cabe dejar sentado que en este histórico conflicto anglo-español, desarrollado desde mediados del siglo XVI y extendido en el tiempo hasta inicios del siglo XIX, episodios como el desastre de la Armada Invencible, las incursiones de Francis Drake o Walter Raleigh a las costas americanas, la captura inglesa de la isla de Jamaica o la propia colaboración española en la independencia de los Estados Unidos, todos ellos no fueron más que momentos de una larga lucha por una hegemonía que trascendió la escena europea para hacerse cada vez más universal, y en la que América fue arena principal para el desarrollo del histórico pulso entre España y ese enemigo inglés, ese al que Miguel de Cervantes calificó en 1588 y no por casualidad de “vicioso luterano”.6 5

6

Juan Ortega y Medina, El conflicto anglo-español por el dominio oceánico: siglos XVI y XVII. Ciudad de México, Universidad Nacional Autónoma de México, 1994, p.9. Este texto realiza un análisis exhaustivo y ricamente documentado del origen y desarrollo de esta rivalidad, que, como se verá, ha sido clave para nosotros en la adopción de la perspectiva explicativa desplegada en el presente trabajo. Miguel de Cervantes, “Canción nacida de las varias nuevas que han venido de la católica Armada que fue sobre Inglaterra” en Obras completas de Miguel de Cervantes y Saavedra (Edición de Florencio Sevilla y Antonio Rey). Madrid, Centro de Estudios Cervantinos, 1995, p. 1399.

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Es justamente en el marco de esa rivalidad anglo-española ampliamente desplegada en el Nuevo Mundo en donde se forjó nuestra primera valoración de la cultura anglosajona, nuestra primera mirada al Norte, mirada que debió tener lógicamente al momento de su nacimiento ojos españoles. Por ello, la comprensión del origen y evolución de ese conflicto entre el español y el inglés es condición necesaria para aproximarnos con certeza a la valoración existente en esta Tierra Firme acerca del hereje proveniente de esa isla. Así, se impone de entrada una breve revisión de la forma en que, en la propia península ibérica desde finales del siglo XVI, se valoró el comportamiento religioso de los hombres provenientes de Inglaterra. En tal sentido, hay que decir la visión del inglés como hereje constituyó el resultado lógico de las enormes diferencias religiosas que surgieron entre las monarquías hispánica e inglesa, sobre todo a partir del reinado de Isabel I, gobernante que no por casualidad representó muchas veces en la mentalidad católica española de finales del siglo XVI e inicios del siguiente, la femenina encarnación de la herejía. De hecho, y como lo muestran diversos ejemplos de la poética española del propio Siglo de Oro, las plumas españolas no escatimaron en adjetivos denigrantes para la reina de Inglaterra ni dudaron en asociarla y aún en culparla del triunfo de la herejía sobre el catolicismo romano; Luis de Góngora, muestra de ese siglo dorado, dijo de ella que era: Mujer de muchos y de muchos nuera ¡Oh reina infame; reina no más loba Libidinosa y fiera!7

Con todo, esta representación negativa de Isabel no fue más que el reflejo de la enorme distancia que las diferencias religiosas fueron creando entre ingleses y españoles; en tal sentido, la ojeriza contra la reina se debió a su carácter de cabeza de la muy cismática nación inglesa; no obstante, la condición herética no fue valorada desde España como un defecto exclusivo de la reina, sino como un mal que en pocos años se extendió por toda la otrora católica isla; así lo dejó ver Juan de Castellanos en su Discurso del capitán 7

Luis Góngora, “Canción de la armada que fue a Inglaterra”, en Canciones y otros poemas en arte mayor. Madrid, Espasa-Calpe, 1990, p. 63. Amén de Góngora, se encuentran referencias negativas de Isabel en Quevedo, así como en algunos pasajes de Lope de Vega.

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Francisco Draque, texto escrito en verso en que, se narran las andadas del pirata inglés por los puertos indianos a finales del siglo XVI; en ese relato, Castellanos reflexionó sobre la situación inglesa y lamentó la rápida extensión de la herejía en esa nación: Llora de compasión el pecho tierno y el ánima compuesta y alumbrada de ver tan sin católico gobierno esta ciega nación desventurada guiados al profundo del infierno por una bestia falsa desalmada aquel gran charlatán y mostro fiero que fue Martin Luder o mal Lutero.8

Llama la atención en el fragmento de Castellanos como de manera generalizadora, se hizo a la herejía inglesa producto de la difusión de las ideas luteranas cuando en realidad la iglesia anglicana, sabemos hoy, está más cercana en su dogma y prácticas religiosas del catolicismo que de esa confesión originaria de Alemania. Sin embargo, fue frecuente esa referencia a los ingleses como “luteranos”, y no fueron sólo Cervantes o Castellanos, quienes incurrieron en esta generalización por la que inglés, hereje y luterano casi se constituyeron en sinónimos,9 pues también desde el discurso histórico en prosa, diversas voces incurrieron en la intencionada visión del cisma inglés como un movimiento asociado al luteranismo; tal es el caso de Fray Pedro de Abreu y su Historia del Saqueo de Cádiz por los ingleses de 1596, obra contemporánea a los sucesos que relata y en la que, reflexionando acerca de 8

9

Juan de Castellanos, “Discurso del Capitán Francisco Draque”, en Antología crítica de Juan de Castellanos. Elegías de varones ilustres de Indias. Bogotá, Pontificia Universidad Javeriana, 2004, p. 325. Acerca de la intencionalidad de esta generalización, Werner Thomas ha realizado una consideración que nos parece pertinente en este punto: “Tal como ‹el judío›, ‹el converso›, ‹el mahometano› y ‹el morisco›, el protestante era demonizado hasta que no quedaba más que una caricatura, cuya única finalidad era socializar a los españoles, es decir, espantarlos y mantenerlos lejos de cualquier influencia protestante. El proceso condujo luego a la identificación del extranjero, en particular aquellos provenientes del norte de Europa, con el protestante.” Werner Thomas, Los protestantes y la Inquisición en España en tiempos de Reforma y Contrarreforma. Lovaina, Leuven University Press, 2001, p.347. Las negrillas son nuestras.

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las causas de la enemistad entre España e Inglaterra, su autor señaló que la principal fue la perversión del rey Enrique VIII, monarca que, según Abreu: ...comenzó á apartarse del gremio y obediencia de la Iglesia católica y á tener y admitir los errores de Martin Lutero y de otros heresiarcas; y como sea natural cosa todos los miembros participan de la ofensa y sentimiento de la cabeza, comenzaron los allegados y favorecidos del rey inficionado, a probar sus falsas opiniones y á conformarse con su voluntad. […] Profanáronse entonces los templos y cosas sagradas, constituyéronse leyes nuevas de la nueva, impía y perversa religión, de lo cual sentido y ofendido el estado católico, tuvo desde entonces por cismático aquel reino, y por su enemigo declarado. Comenzáronse las guerras y enemistades, las cuales de cada día han ido más creciendo.10

Acá, Abreu no tuvo duda sobre el origen religioso del conflicto entre españoles e ingleses, ni sobre el surgimiento de la iglesia anglicana, el cual fue explicado como el resultado de la perversión del rey quien al contaminarse de las ideas luteranas, contagió de paso el de sus allegados. Esta visión de una corrupción que avanzaba de arriba hacia abajo expresada en el texto, da cuenta de la importancia que se atribuía en la época a los monarcas como “cabeza” de la sociedad, de donde la virtud del gobernante, o en este caso su degeneración en vicio, significaba la infección del resto del cuerpo político. Esa misma valoración de la actuación real hizo que en el caso español, la figura del monarca haya sido exaltada en su condición de máximo defensor de la fe católica, de donde, su lucha contra el inglés, no debida sólo a motivaciones religiosas, fue sin embargo siempre justificada desde esa dimensión; muestra de esto nos lo dio el historiador Baltasar Porreño, quien al biografiar a Felipe II en 1639, transmite una imagen en la que se destaca la religiosidad fervorosa y militante como una constante en la vida del rey prudente: Fue tanta su religión y Fe que al Hereje en Inglaterra, en Flandes, en Francia: al Idólatra y Gentil en las Indias: al Bárbaro y Infiel en Turquía; y en todo el mundo a los enemigos de la Santa Fe Católica hizo guerra 10

Pedro de Abreu, Historia del saqueo de Cádiz por los Ingleses en 1596. Cádiz, Imprenta y Litografía de la Revista Médica, 1866, p. 48.

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perpetua, peleando los pechos Cristianos con el esfuerzo que les daba y con la ayuda de excesivos gastos con que favorecía a los Católicos, gastando en esto su patrimonio con tanta largueza, que le fue necesario pedir donativo a sus vasallos, y andar perpetuamente empeñado en ser el más poderoso de todos los Reyes del Orbe.11

Hay que destacar como en la argumentación de Porreño, la lucha que libró el monarca Felipe II tanto en Europa como fuera de ella por el poder político, esa “guerra perpetua”, no fue en sí misma un fin sino un medio para defender “la santa Fe”, de donde el combate contra el inglés se debía más a su condición herética que a las ambiciones territoriales del rey español. Esta actitud anti maquiavélica que unió los fines políticos a los religiosos y que explicó la acción española como justa, se acompañó casi siempre de una valoración de Inglaterra en la que la proliferación de la herejía, hizo de esa tierra un sitio terrible en el que los católicos solían convertirse en mártires. Tal imagen puede verse retratada en una relación impresa en Sevilla en 1615 en la que, echando mano de diversos testimonios tomados de cartas escritas por sacerdotes católicos desde Inglaterra, el impresor Alonso Rodríguez dejó ver en el texto la crueldad con que eran tratados estos representantes de Dios: “los sacerdotes que están en las cárceles padecen mucho por falta de mantenimiento, y viven ahora algunos de ellos en Londres entre la chusma de los malhechores”12. Otro papel similar, impreso por Juan de Cabrera en 1626, resultó aún más explícito al respecto: Después que en el reino de Inglaterra se divulgó la libertad de consciencia, con opinión falsa, según se ha visto, los católicos celosos del servicio y honra de Dios, se manifestaron tantos, que los envidiosos herejes recibieron muy grandísimo disgusto, temiéndose de la ruina y desgracia que les podían causar, y así los más de los días tenían grandes pesadumbres los unos con los 11

12

Baltasar Porreño, Dichos y hechos del Señor Rey Don Phelipe Segundo, el Prudente, y Glorioso Monarca de las Españas y de las Indias. Madrid, del Convento de la Merced, 1748, p.91. “Algunos avisos de Inglaterra de la persecucion grande que aora de nuevo ay en aquel reyno contra los catolicos”. Sevilla, Imprenta de Alonso Rodríguez Gamarra, 1615, p.3, en Universidad de Sevilla, Colección de Fondos Antiguos digitalizados. Documento consultado en línea en: http://fondosdigitales.us.es/fondos/.

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otros: de manera que por todas las plazas y calles habían muchos corrillos de gente popular y plebeya, murmurando de los católicos, tanto que por orden del Rey se mandó prender a muchas personas de calidad, y al instante le embargaban sus bienes, y así mismo a muchos sacerdotes, que sólo en esta Corte, son más de seiscientos los presos, sin otros muchos que, por ser gente pobre no se ha hecho mención de ellos.13

La descripción de la situación de los católicos en Inglaterra como perseguidos y encarcelados; la confiscación de sus bienes; los atentados contra los sacerdotes y contra otras gentes “pobres”; los perjudiciales efectos de la “libertad de consciencia”; todos estos elementos fueron mostrados en ambos impresos como parte de una campaña que se tornó en práctica común en la lucha contra Inglaterra; sin duda, la intencionalidad de este tipo de textos se relacionó con esa guerra de propaganda que buscaba predisponer a la población española contra las herejía inglesa, como vía para justificar las actuaciones bélicas contra ese reino, las cuales según es sabido, significaban la más de las veces para los súbditos españoles subidas de impuestos así como grandes levas para el esfuerzo militar. Con todo y más allá de tal significado, el citado texto, como los otros mostrados hasta acá, nos remiten a una valoración tremendamente negativa de las ideas y prácticas religiosas provenientes de Inglaterra, así como de los hombres llegados de ese lugar, actitud de rechazo que llevó a la corona española, tanto en los reinos peninsulares como en los indianos a desplegar toda una línea de actuación en función del combate de tales comportamientos heréticos. En esa lucha por la defensa de la ortodoxia, que convirtió a España en el decir de Mariano Picón Salas en “brazo secular de la ya última e imposible cruzada religiosa”,14 el restablecimiento del tribunal del Santo Oficio tuvo como veremos un papel destacado.

13

14

“Verissimarelacion en que se da quenta en el estado en que estan los catolicos de Inglaterra por parte de los hereges. año de 1626”. Sevilla, Imprenta de Juan de Cabrera, 1626, p.2, en Ídem. Mariano Picón-Salas, De la conquista a la Independencia. México, Fondo de Cultura Económica, 1965, p.65.

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“Esos hombres impíos y detestables”: la presencia del hereje inglés y su valoración en la Venezuela colonial Hay que señalar que en el caso hispanoamericano, el Tribunal de la Santa Inquisición fue introducido inicialmente en Perú en 1570 y en México y 1571. Como se puede inferir de la fecha y los lugares mencionados, en el primer caso se trató del momento crítico en la arremetida de los llamados perros del mar ingleses contra las posesiones españolas en el continente americano; los lugares no fueron otros que los dos principales centros políticos y económicos del mapa indiano, amén de los de mayor concentración demográfica. Luego, en 1610, sería establecido el Tribunal en la ciudad de Cartagena de Indias, quedando en esta materia justamente bajo la jurisdicción de este recién creado tribunal las provincias que luego conformarían el territorio venezolano, razón por la que en varias de sus ciudades como Caracas, Maracaibo, Mérida o Cumaná, actuarían de manera casi permanente comisarios del Santo Oficio durante buena parte del período colonial y en algún caso, aún más allá.15 Este Tribunal del Santo Oficio en Cartagena, como en el caso americano en general, no se destacó particularmente por una actividad inquisitorial muy intensa y, como ha dicho una de sus estudiosas Fermina Álvarez,16 el número de casos procesados resultó prácticamente irrelevante si se le compara con la acción que desplegaron este tipo de tribunales en otros lugares de Europa, siendo además mucho más benévola su actuación, en especial en el caso de los extranjeros, quienes muchas veces fueron tratados con indulgencia en función de los vaivenes de la política europea.17 15

16

17

Existe por ejemplo, un trabajo sobre el caso del funcionamiento del Comisariato de ese Tribunal para la ciudad de Mérida durante la época colonial, elaborado por Nancy Noguera como Memoria de Grado para optar al título de Licenciada en Historia. Véase, Nancy Noguera, El Comisariato del Santo Oficio de la Inquisición en Mérida 1640-1810 (Mimeografiado). Mérida, Universidad de Los Andes, Escuela de Historia, 1982. En esta Memoria se describe de manera bastante general las funciones de la figura del comisario, además de aportarse datos sobre la identidad de las personas que ejercieron tal cargo. Véase, Fermina Álvarez, “Herejes ante la Inquisición en Cartagena de Indias”, Revista de la Inquisición. Madrid, Universidad Complutense de Madrid, Vol. 6, 1997, pp. 239-269. Este aspecto de la indulgencia por motivos políticos, ha sido explicado en Anna Splendiani, “Los protestantes y la Inquisición”…, p. 7.

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Al poner en números este comportamiento, contrario por cierto a la creencia popular, hay que decir que desde su creación y hasta su eliminación en 1811 ―dos siglos―, fueron procesados en el tribunal de Cartagena por delitos heréticos un total de apenas 82 personas de las cuales solo una terminó siendo ejecutada y esto después de un largo proceso.18 De mucho mayor interés para nosotros resulta saber que de esos 82 procesados, más de la mitad eran extranjeros y de entre ellos 20 eran ingleses, es decir casi uno de cada cuatro. Si miramos el credo religioso declarado por los 82 reos, destaca también el predominio de protestantes, 34 en total y dentro de éstos, cosa digna de subrayar acá, la mitad, es decir 17, confesos anglicanos de origen inglés. Como se colige de estos datos, el hereje inglés resultó ser una mayoría dentro de esa nada selecta minoría de hombres juzgados por el Santo Oficio en la amurallada ciudad caribeña, lo cual se explica además por el predominio de esa nacionalidad entre la mayor parte de la tripulación de los navíos de comerciantes y piratas que arribaron al Caribe durante el siglo XVII. En el caso venezolano, en el que ya dijimos los delitos de fe debían ser remitidos al mencionado tribunal cartagenero, Pedro Sosa nos ha dejado un adecuado panorama sobre la actuación del Santo Oficio, en el que se muestra con claridad una poco numerosa pero constante remisión de casos de diversa índole desde variados puntos del territorio venezolano, lo que lleva a este historiador a hablar de una presencia inquisitorial extendida en profundidad en el espacio y el tiempo colonial venezolano. En tal sentido, Sosa registró en el lapso de tiempo que va de 1611 a 1817, un total de 53 casos remitidos desde territorio venezolano hacia Cartagena, los cuales este autor desglosó por ciudades para mostrarnos como resultado, más allá por supuesto de la importancia de Caracas, el predominio por sobre ésta de las poblaciones costeras como punto de partida principal de tales causas; así, de ese total de 53 ―de las cuales un grueso de 39 causas corresponden al siglo XVII―, Maracaibo igualó a Caracas remitiendo 12 cada una; Cumaná envió al tribunal 5, mientras que La Guaira, como Valencia y Mérida, enviaron cada una 4 causas para su resolución; aparecen también en la lista Coro, Margarita y Barcelona, todos 18

Véase, Fermina Álvarez, Ob. Cit, pp.240-241.Todos los datos referidos al tribunal de Cartagena aportados en esta parte, los hemos tomado de este trabajo de Álvarez.

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ellos por supuesto, sitios de mar.19 Como se ve en esta geografía del pecado, el litoral aportó los números más importantes en su estadística hallándose la razón de este comportamiento en que, como lo precisó nuestra fuente en esta parte, tal ubicación geográfica cercana a las costas “facilitaba la presencia de elementos heterodoxos tales como forasteros, extranjeros y esclavos”.20 Son justamente los miembros de uno de esos grupos de elementos heterodoxos, el de los extranjeros ingleses, el objeto de nuestra atención en esta parte; al analizarlo cuantitativamente, encontramos de manera sorprendente que el número de ingleses apresados y enviados a Cartagena desde Venezuela por delitos de Fe, 4 en total, aunque pequeño en cuanto guarismo, representó por si solo una parte importante de todos los delitos heréticos denunciados desde estas provincias, que según Sosa fueron apenas 6, amén de significar casi la cuarta parte de los casos de ingleses juzgados por la inquisición cartagenera. Destaca igualmente el hecho de que el único protestante condenado a la pena máxima por el tribunal, fue capturado en Cumaná y remitido desde esta ciudad venezolana al sitio donde sería votado a relajación yejecutado. Acá hay que reiterar el causal geográfico como clave explicativa para esta marcada presencia relativa de herejes ingleses, pues recordemos que la costa venezolana formaba parte de la ruta natural con que las corrientes del Caribe y el Atlántico permitían a las embarcaciones europeas en la era de la navegación a vela, recorrer sus aguas antes de salir nuevamente hacia el viejo continente por el canal de las Bahamas, de donde nuestro puertos resultaban casi siempre parada obligada en la tournée pirata por El Caribe hispano. Hecha esta brevísima revisión cuantitativa, nos toca pasar a analizar eso casos, para a través de ellos asomarnos a las ideas y actitudes expresadas por los pobladores del territorio venezolano sobre estos sujetos ingleses calificados de 19

20

Véase Pedro Sosa Llanos, Nos los inquisidores…, pp. 138-140. Sosa ha sido la fuente de la cual hemos extraído los datos presentados hasta acá; no obstante hay que decir que en este aspecto, el trabajo de Sosa adolece de un tratamiento estadístico adecuado de la información que ilustre mejor sobre la distribución espacial y temporal de los casos estudiados, y esto más allá del intento representado por el cuadro resumen presentado en la página 139, el cual resulta poco claro. Con todo y como ya señalamos, este texto constituye de lejos la más importante referencia sobre el tema de la Inquisición en la historiografía venezolana hasta la fecha. Ibídem., p. 138.

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herejes, siendo en este aspecto la documentación publicada por Splendiani, nuestra fuente primaria principal toda vez que en tal documentación, se recogen las relaciones de los procesos inquisitoriales asociados a cada una de esas causas, abundando en esas relaciones las declaraciones de testigos, así como la opinión de los propios reos, en la que también se expresaba muchas veces sus experiencias y el trato recibido por ellos en tierras venezolanas. ¿Qué nos muestra la fuente sobre el asunto en cuestión? Digamos de entrada que la imagen que ella transmite con más fuerza es la de una actitud colectiva cónsona con la opinión de Restrepo citada al inicio de esta sección, toda vez que nos enseña el completo recelo existente en la población hacia la presencia de extranjeros de otras confesiones en estas tierras; ejemplo bastante expresivo de esta actitud lo constituye la declaración ante el tribunal de Cartagena del reo Francisco Ford, quien fue enviado allí en el año de 1701 por el comisario del tribunal en la ciudad de Valencia tras levantarle un expediente por ser sujeto poco afecto a la religión católica, según declararon los nueve testigos varones y mayores de edad que reforzaron con sus palabras la acusación.21 Al comparecer ante el Santo Oficio, Ford, natural de Londres y cirujano de profesión, declaró sobre la situación en la que se sumió tras su decisión de radicarse en las Indias, decisión que tomó por su supuesto anhelo de vivir apegado al catolicismo y en contra de la opinión de sus compañeros de embarcación, quienes según contó, le advirtieron antes de desembarcar en Cuba que “esos españoles papistas eran unos perros que le matarían”.22 Así, desobedeciendo el buen consejo de sus compañeros, Ford saltó a tierra en la costa de Bayamo para de allí, y luego de deambular por diversas localidades indianas, recalar en la Provincia de Venezuela: he aquí lo dicho por el inglés sobre el trato recibido en estas tierras por las autoridades: 21

22

Véase, Pedro Sosa Llanos, Ob. Cit.,p.162. Este caso de Ford es referido por nosotros de manera indirecta a través de Sosa pues, por datar de 1701, no fue incorporado en la compilación de Splendiani sobre el tribunal cartagenero de la que hemos tomado las demás causas. Sosa a su vez, extrajo las referencias para la reconstrucción de la causa, de la documentación que sobre la misma halló en el Archivo Histórico Nacional de Madrid, sección Inquisición, legajo1622, folios 1-16. Ídem.

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...habiendo padecido muchos trabajos y rigurosas prisiones en diferentes pueblos de la América ocasionados de los gobernadores y justicias reales con el motivo de que siendo extranjero, no podía vivir en estos reinos, le habían sido de tanto desasosiego para su espíritu que le obligaron a peregrinar de unas tierras a otras continuamente. Y habiendo llegado a la ciudad de Caracas se casó en ella con la licencia del Señor Obispo con una mujer de su nación. Y que continuándose las molestias del Gobernador de aquella ciudad con el pretexto de remitirlo a la Casa de Contratación, pasó a la ciudad de Valencia, huyendo las persecuciones de su alma, y que no habiéndole valido estas diligencias para asegurarle y vivir con quietud en el gremio de la Iglesia, pues hasta allí habían llegado los rigurosos mandamientos del gobernador de Caracas para que lo llevasen a aquella ciudad para entregarle…23

Finalmente, Ford fue trasladado a Cartagena, donde se inició un largo y accidentado proceso judicial que no llegaría a su cierre procesal pues en su transcurso, tras permanecer cuatro años encerrado, el reo cayó severamente enfermo y falleció en 1705. No obstante y más que la suerte de Ford, trágica sin duda, nos importa subrayar acá como según se desprende de su propia declaración, el hecho de ser extranjero y su comportamiento heterodoxo en materia religiosa ―pese a su supuesta intención de convertirse a la confesión católica―, le valió el automático rechazo de las autoridades indianas y aún, de los propios vecinos de Caracas y Valencia, como puede inferirse del testimonio dado por varios de ellos. Ford, como muchos extranjeros que pretendían permanecer en los dominios americanos del Rey de España, apeló entonces a una fórmula que, por clásica, no fue en su caso menos fallida, la conversión, usada como mecanismo para lograr la inserción en una sociedad profundamente ortodoxa en materia confesional. De hecho, y así lo han mostrado tanto Splendiani como Álvarez, tal fórmula de convertirse abjurando de su fe anterior fue un recurso común entre los extranjeros, quienes se entregaban muchas veces al tribunal de la Inquisición para evadir la justicia ordinaria, aprovechando de paso para legalizar su situación y con ello muchas veces su mercancía.24 La prueba de que este razonamiento de ambas investigadoras es acertado nos la aportó en 23 24

Ibídem., p. 163. Véase Fermina Álvarez, Ob. Cit., pp. 245-246; véase también Anna Splendiani, Los protestantes y la Inquisición…, pp. 9-13.

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su declaración el propio Ford, al contarnos la conversación que sostuvo con un clérigo español al ser arrestado por las autoridades civiles en la ciudad de Valencia: …preguntándole éste, [Ford] que qué remedio tendría para salir de la cárcel, le respondió el clérigo que el Alcalde era más terco, y que éste le dijo no había más remedio que era el hablar algunas herejías para que el Comisario le reprehendiese y la trajeren a esta inquisición, donde sería tratado con benignidad…25

Con todo, casos como el del propio Ford y su falsa mudanza de fe, nos muestran que la mayor parte de las veces esas conversiones a conveniencia no eran suficientes para engañar a una sociedad que estaba atenta e instruida en el arte de reconocer a un hereje, en especial si éste era protestante. Y es que, como parte de la labor inquisitorial, los comisarios debían dar a conocer los llamados edictos de Fe, a través de los cuales se informaba a los vecinos y miembros del clero sobre los síntomas susceptibles de hacer a alguien sospechoso de herejía, siendo esos síntomas casi siempre destacados con facilidad por esos habitantes a la hora de testificar contra los herejes extranjeros. El mencionado Francisco Ford, por ejemplo, fue acusado por incurrir en comportamientos típicos de un hereje durante su estadía en Caracas, tales como negar la utilidad de escapularios y rosarios, burlándose de paso de sus portadoras, como hizo en el caso de la mujer enferma dueña del escapulario, a quien el inglés se dirigió 25

Ibídem., p. 166. Existen en la documentación revisada otros ejemplos de este proceder, como el caso de cinco marinos ingleses al servicio del capitán pirata “Aferguei”, quienes escaparon del barco de éste echándose a tierra en la propia Cartagena y se entregaron a las autoridades civiles y, una vez en la cárcel, apelaron al expediente de la conversión, para lo cual dos de ellos aprovecharon en su momento la presencia de un sacerdote y dieron “muestras de querer ser buenos cristianos y pidieron un catecismo”. Cada uno de los marinos en cuestión fue finalmente, “absuelto ad cautelam de las censuras y excomunión en las que podía haber incurrido y, hecho esto, sea vuelto a entregar al gobernador de esa ciudad y encargado a los padres de la Compañía de Jesús para que lo instruyan en las cosas de nuestra Santa Fe”. Lo relatado acá, incluida la laxa sentencia, da prueba de lo efectivo que pudo llegar a resultar en ocasiones para los extranjeros este procedimiento de abjurar de la religión protestante ante las autoridades del Santo Oficio. Véase “Relación de las causas despachadas en el Santo oficio de la Inquisición de Cartagena de estas Indias en los años 618, 619, 620” (Otras Causas), en Anna Splendiani et al., Cincuenta años de Inquisición en el tribunal de Cartagena…, Vol. II, pp. 191-197.

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según un testigo en tono molesto reclamando que “si la enferma moría dirían que el flamenco [el médico] la mató, y si sanaba que el trapo [el escapulario] la había sanado”.26 Por su parte, Tomás Drac, procesado y absuelto en Cartagena, fue detenido en el año de 1647 en Santo Domingo procedente de Caracas, ciudad en la que relataron varios testigos, este hombre medianamente instruido intentó pasar por católico asistiendo a misa, recibiendo los sacramentos y hasta asumiendo de padrino en el bautizo de un niño; pese a este esfuerzo por pasar por lo que no era, el inglés fue descubierto en La Guaira por un misionero irlandés que intentó bautizarle y que, ante las evasivas de Cox para dejarse administrar el sacramento, procedió entonces a denunciarlo por escrito ante el Obispo de Caracas de ser un “grandísimo hereje”.27 Otro procesado inglés remitido desde Cumaná al tribunal en 1679, de nombre Juan Thomas, fue acusado por uno de los testigos, según se lee en la relación de su causa, de no escuchar misa mientras permaneció en Cumaná, siendo rematada la acusación por la afirmación de otro testigo de esa misma población de que Thomas se había escondido un día al haber sido llevado a la posada donde se alojaba “el santísimo sacramento como viático a un enfermo”.28 Thomas por cierto, también fue absuelto “ad cautelam” y remitido por las autoridades civiles a España. En todos estos casos como puede verse, los elementos destacados del comportamiento inglés por parte de los testigos para fundar sus acusaciones, no constituyeron acciones particularmente extraordinarias ni mucho menos violentas, sino que por el contrario, se trató de situaciones de la vida cotidiana, a veces simples gestos o respuestas dadas sin pensar, inclusive alguna broma mal interpretada, bastando para ser identificados como herejes esos detalles aparentemente irrelevantes y que, sin embargo, no fueron pasados por alto por quienes testificaron ante los funcionarios del Santo Oficio. Ni que decir 26 27

28

Citado en, Pedro Sosa Llanos, Ob. Cit., p. 168. “Relación de las causas de fe y de las que no lo son que ha habido en este tribunal y quedan pendientes desde veinte y nueve de septiembre del año pasado de seiscientos y cincuenta, hasta quince de enero de este presente de 1652” (Causa Nº 1), en Anna Splendiani et al., Cincuenta años de Inquisición en el tribunal de Cartagena…, Vol. III, pp. 283-289. Citado en, Pedro Sosa Llanos, Ob. Cit., p.158. referido acá de manera indirecta, la documentación del caso fue tomada por Sosa del Archivo Histórico Nacional de Madrid, sección Inquisición, legajo 1023.

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entonces de la valoración que se le pudo dar a aquellos extranjeros cuyo comportamiento irreligioso fue intencionadamente escandaloso; en esas situaciones, como veremos de seguidas, la alarma general cundió ante la presencia del herético mal ejemplo. Así lo muestra lo ocurrido con el inglés Adán Edón, hereje pertinaz, como lo calificaron durante el proceso los funcionarios del temido tribunal y único extranjero protestante ejecutado por el Santo Oficio en Cartagena durante sus doscientos años de funcionamiento. ¿Qué hizo Edón para merecer tan indeseable distinción? Su caso nos muestra el alto precio pagado por un sujeto por comportarse en tierras ajenas al límite de lo que el canon religioso pautaba como norma. Edón, natural de un pueblo cercano a Londres y comerciante de especies, arribó en 1619 de manera ilegal a las Indias en un navío español burlando los controles de la Casa de Contratación. Una vez en estas tierras, el inglés intentó radicarse en Cumaná, en donde debió ser detenido por el Comisario del Santo Oficio y trasladado a Cartagena para ser juzgado, toda vez que tras su llegada a aquel puerto y por su comportamiento público “era muy grande el escándalo que había en la dicha ciudad de Cumaná”.29 Hay que decir que a diferencia de ocurrido en los casos vistos atrás, en los que sus protagonistas trataban de disimular su condición religiosa diversa, Edón asumió desde que se embarcó hacia las Indias una actitud irrespetuosa e intencionadamente desafiante hacia las frecuentes manifestaciones religiosas de los demás pasajeros del barco en que viajaba, siendo de hecho tales pasajeros quienes luego se convertirían en los testigos principales de la causa en su contra. Justamente seis de esos testigos coincidieron con la declaración hecha por un sacerdote compañero de viaje de Edón, en el sentido de que era público y notorio que el inglés “no se sentía bien de la fe y era hereje”.30 Como prueba de tan fuerte afirmación, los testigos declararon que “cuando venían por la mar y rezaban la salve los demás del navío todos los días, el dicho Adán no llegaba a rezar con ellos”,31 agregando además que en cierta oportunidad en 29

30 31

“Relación de las causas despachadas en el Auto público de Fe que se celebró en el Santo oficio e la Inquisición de Cartagena a los 13 días del mes de marzo de 1322 años” (Causa Nº 1), en Anna Splendiani, Cincuenta años de Inquisición en el tribunal de Cartagena…, Vol. II, pp. 208-211; p. 209. Ibídem., p. 208. Ídem.

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que le acercaron una imagen de Nuestra Señora del Rosario para besarla “como lo hacían los demás, no la quiso besar y los tres contestan que la apartó con la mano”.32 Uno de esos testigos remató la denuncia del herético e insolente comportamiento del extranjero, informando que en ocasión de recogerse limosna por parte del capitán del navío entre los pasajeros, el altanero Edón se negó a darla “respondiendo que los santos no comían dinero, que estaban en el cielo.”33 Esta actitud desafiante fue mantenida además por Edón a lo largo de todo el proceso judicial, llegando inclusive en medio del mismo a negar la autoridad papal y la soberanía de la iglesia católica sobre su patria de origen, al decir que el sumo pontífice “no tiene potestad de conceder indulgencias ni manda en las cosas eclesiásticas del reino de Inglaterra, porque el rey es señor y dueño de todo y así lo ha tenido y creído, y tenía y creía, como protestante que confiesa ser”.34 Fue este comportamiento empecinadamente retador del dogma católico y no tanto su condición de protestante, el causante de su terrible y particular suerte, como lo dejó ver la propia sentencia del tribunal en la que se dijo que el abogado de la causa desistió de la misma y decidió cerrarla ante “la protervia y obstinación del reo”,35 después de lo cual Edón fue condenado a muerte y ejecutado por el brazo seglar no sin antes, como era la costumbre en estos casos, confiscar sus bienes y ser expuesto en la ciudad amurallada “en auto público de fe con insignias de relajado”.36 Este tipo de actitudes “escandalosas” como la exhibida por este confeso y terco protestante, aunque muchas veces no llevaron a la muerte a quienes las exhibieron pues bastaba en ocasiones con retractarse ante los funcionarios del Santo Oficio para salvar el pellejo, fueron eso sí, atentamente observadas y denunciadas por los habitantes de las poblaciones venezolanas en que se entró 32 33 34 35 36

Ídem. Ídem. Ibídem., p. 210. Ibídem., p. 211. Ídem.Similar por la “proterva” actitud mostrada, resulta la causa del reo Antonio Inglés reseñada por Pedro Sosa en el texto que hemos venido citando. Según nos contó este investigador, Antonio estuvo a punto de morir al ser sentenciado en los mismos términos que Edón, por mostrar una actitud empecinadamente orgullosa de su credo protestante, religión en la que inclusive el reo afirmó, tenía el firme propósito de “morir en ella.” Pedro Sosa, Ob. Cit., p. 157.

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en contacto con los ingleses. Es importante destacar que su dimensión de escándalos procedía del hecho de tratarse de comportamientos fuera de orden desde el punto de vista de lo que la moral establecida por el dogma católico podía permitir, siendo la transgresión de tales pautas morales justamente lo que solía ser considerado escandaloso y por ello inaceptable. En este sentido, las burlas a la religión católica, a sus autoridades y a sus símbolos, solían ser situaciones frecuentemente denunciadas en el comportamiento de los extranjeros, en especial en el de los ingleses que fueron luego juzgados como herejes. Tal es el caso del referido Francisco Ford, a quien ya vimos llamando “trapo” al escapulario de una mujer enferma, y cuyo proceso judicial se complicó por la aparición durante el desarrollo de su causa de nuevos testimonios en su contra, en los que se le acusaba precisamente de incurrir en este tipo de conductas escandalosas. En tal sentido, quizá la más grave acusación contenida en los testimonios incorporados al expediente, haya sido la sustentada nada menos que en veintidós testigos que afirmaron que Ford “había entrado en una casa donde había diferentes personas, vestido con una sotana y sentándose en una silla había llamado a dichas personas diciéndoles se fuesen a confesar con él, ocasionando este hecho mucha risa y chanzas entre los presentes”.37 A juzgar por la calificación dada a cada una de las acusaciones formuladas contra el reo, la gravedad de la burla hecha por el inglés a la enferma del escapulario o la de otra que hizo a una señora devota del rosario sobre la dudosa virginidad de la virgen, palidecieron ambas ante la magnitud del comportamiento público denunciado de remedar a un sacerdote llegando a la insolencia de usar sus vestidos y hacer mofa del sagrado acto de confesión, pues en efecto, tan escandaloso acto recibió por parte de los calificadores del Santo Oficio la más grave consideración de entre todos los cargos levantados contra Ford. Dicho sea de paso, tan herética broma del inglés complicó sin duda su ya delicada situación procesal. Con todo, si para un inglés resultaba tremendamente comprometedor remedar la actuación de un sacerdote español, mucho más grave llegó a ser el caso inverso en que un sacerdote español remedó el comportamiento de un hombre de mar inglés. Al menos así no lo muestra la relación de la causa 37

Citado en, Pedro Sosa Llanos, Ob. Cit., p. 168.

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iniciada en 1650 contra Juan de Rivas, clérigo presbítero y cura de la Catedral de Margarita, quien fue denunciado por el Comisario del Santo Oficio en Nueva Barcelona como consecuencia de una gravísima acusación respaldada en el testimonio de cinco miembros de su feligresía quienes, según dice la relación de la causa, luego de leer el Edicto de Fe decidieron testificar contra el cura debido al inadecuado comportamiento mostrado por éste con motivo de la visita de un navío inglés a la isla ocurrida en ese año de 1650. Los cinco testigos, cuyo testimonio el sacerdote trató de invalidar argumentando que eran sus enemigos, denunciaron, ...que estando en dicha ciudad entró en aquel puerto un navío de ingleses todos herejes, con negros esclavos y que habiendo hecho publicar el dicho Juan de Rivas el jueves santo la bula InsenaDomini, se fue a la dicha bica cuyo capitán se llamaba Guillermo Jacques, un viernes y comió carne con dichos ingleses con muchos brindis y regocijo. Y que recibió muchos presentes de ellos y un testigo dice que recibió una escopeta y que tuvo a todos los ingleses por amigos y en particular al dicho capitán a quién asistía de día y de noche. Y que un día que el dicho capitán y demás herejes celebraron su pascua de navidad que fue ocho días después de la nuestra hicieron un gran convite en donde se halló el dicho Juan de Rivas y que lo sentaron en la cabeza de la mesa y que echó la bendición con mucha gira y brindis y que todo causó grande escándalo y motivo de que otros comunicasen y tratasen a dichos herejes…38

Pese a que Rivas finalmente logró salir bien librado del percance, el tamaño del mal comportamiento contenido en esta acusación, cuyo lógico resultado fue el de causar “grande escándalo” entre los pobladores según dijeron los testigos, hace necesario valorar con detenimiento la diversidad y magnitud de las faltas supuestamente cometidas por el procesado, agravadas todas y cada una de ellas por la condición sacerdotal de su autor, calidad que le convertía con obligatoriedad en un modelo de conducta susceptible de ser imitado por los 38

“Copia de la relación de las causas del año de 1654 desde el 25 de abril, que fue con los galeones del cargo del Marqués de Monte Alegre, hasta junio de 1655” (Causa Nº 23), en Anna Splendiani, Cincuenta años de Inquisición en el tribunal de Cartagena…, Vol. III, pp. 411-413; p. 411. Esta causa se encuentra también analizada con mucho más detalle en Pedro Sosa Llanos, Ob. Cit., pp. 171-174.

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demás, aún en el caso de su mal proceder. Así, al revisar lo actuado por el cura mientras compartió con los ingleses, debemos decir que la variedad de sus faltas nos permite distinguir entre aquellas independientes de su condición clerical, como el hecho de haber entrado en tratos y compartido con extranjeros, y aquellas propiamente asociadas a la cuestión religiosa. De estas últimas hay que decir que, hechos como comer carne, festejar y brindar en fecha prohibida por santa, o participar en celebraciones de otros cultos como la pascua protestante, aunque constituían comportamientos inadecuados para todos los miembros de la catolicidad, se veían como mucho más graves al ser cometidos por un sacerdote, lo que explica la línea final de la cita en la que se denunció que la conducta Rivas había propiciado “que otros comunicasen y tratasen a dichos herejes”. Visto este caso y sus efectos, puede situarse en perspectiva el tono de lenguaje exhibido en la legislación indiana que pedía castigar severamente a los curas que, como Rivas, incurrían en tratos con extranjeros, “de forma que con el ejemplo tengan remedio los daños que de lo contrario resultan”.39 Se trataba entonces de evitar la extensión de malos ejemplos como el dado por el clérigo aficionado a la perniciosa amistad de los herejes ingleses.

A modo de Conclusión Al realizar una mirada panorámica del conjunto de casos que hemos revisado hasta acá vinculados a herejes ingleses con actuación en Venezuela, podemos observar en las ideas y actitudes que expresaron los habitantes de las distintas ciudades de estos territorios una valoración también negativísima de esos hombres y de su influencia, expresada en la constante queja por el escándalo en que sumía a la sociedad su herético proceder. Como se vio en las declaraciones de los testigos, los miembros de la sociedad colonial parecían ejercer una constante vigilancia contra estos extranjeros ingleses y permanecían atentos a la más mínima señal de un comportamiento religioso inadecuado, estando también vigilantes de la contaminación de otros miembros de esa sociedad por entrar en contacto con esos elementos extraños. El porqué de tanta prevención nos remite a la naturaleza de la cultura colonial venezolana, 39

Recopilación de las leyes de los Reinos de Las Indias. Madrid, Imprenta de Boix, 1841, L. III, Tit. 13, ley 9.

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profundamente marcada por la impronta de su raíz hispánica y, por ello, anglófoba desde sus orígenes; sobre esto, ha reflexionado Splendiani, cuyas pertinentes palabras nos sirven de cierre: Las situaciones descritas se vivieron durante toda la época colonial cuando los intereses económicos y políticos de las monarquías europeas desplazaron sus culturas en todos los continentes y con ellas sus creencias religiosas. Tuvieron lugar en una época marcada por una mentalidad influida de una profunda religiosidad, por el temor a la máxima institución evaluadora de la ortodoxia, por el miedo a la condenación del alma, por la intolerancia frente a creencias diferentes a la propia, por la rigidez dogmática, por los prejuicios de la sociedad y, sobre todo, por la presión de tener que vivir dentro de unos parámetros establecidos por el sistema de poder.40

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Anna Splendiani, Los protestantes y la Inquisición…, p. 31

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EL DERECHO DE LANZAS DE LA ÉLITE ENCOMENDERA MERIDEÑA (1619-1620) The law Spears elite encomendera of Merida (1619-1620) Néstor D. Rojas López

Licenciado en Historia por la Universidad de Los Andes (Mérida, Venezuela), autor del trabajo especial de grado La Visita de Alonso Vázquez de Cisneros a Mérida: actitudes y mentalidades de la élite encomendera merideña. 1619-1620 y de varios artículos relacionados con esta línea de investigación; actualmente cursa el segundo semestre del Programa de Profesionalización Docente (ULA) y se desempeña en labores de docencia en educación media.

Recibido: 15/05/2014. Aprobado: 30/06/2014. Resumen: Mérida recibió entre 1619 y 1620 la visita del Licenciado Alonso Vázquez de Cisneros, Oidor de la Real Audiencia de Santa Fe, encargado de supervisar y castigar las transgresiones concernientes al trato y doctrina de los naturales sometidos al régimen de la encomienda. Este hecho catalizó las reacciones de la élite de encomenderos, quienes se expresaron actuando en defensa de sus privilegios a través de las redes sociales de poder y de su sistema de valores. La presente investigación es de carácter documental, y pretende el estudio cualitativo del problema de las actitudes y mentalidades de la élite encomendera merideña frente al encargo institucional de este visitador, centrándonos de manera primordial en el Derecho de Lanzas y las prerrogativas socioeconómicas concernientes al linaje y la procedencia de los encomenderos. Palabras clave: Mentalidades, Actitudes, Sistema de Valores, Derecho de Lanzas, Encomienda. Abstract: Mérida received between 1619 and 1620 the visit of Mr. Alonso Vázquez de Cisneros, Judge of the Royal Audiencia of Santa Fe, to oversee and punish violations

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doctrine concerning the treatment and natural under the regime of the charge. This catalyzes reactions elite encomenderos, who were expressed by acting in defense of their privileges through social networks of power and value system. This research is documentary in nature and seeks the qualitative study of the problem of attitudes and mentalities of Merida encomendera elite versus institutional custom of this visitor, focusing on how primordial law Spears and socioeconomic prerogatives concerning lineage and the origin of the trustees. Key words: Mindsets, Attitudes, Value System, Law Spears, Entrustment.

Introducción La actuación del licenciado Alonso Vázquez de Cisneros en Mérida como visitador enviado por la Audiencia de Santa Fe, entre 1619-1620, para supervisar y ejecutar el cumplimiento de la legislación concerniente al régimen de la encomienda, proporciona luces para el análisis e interpretación de este procedimiento institucional desde la perspectiva epistemológica de la historia social y de las mentalidades. La casi necesaria vinculación de la visita con la élite merideña del siglo XVII nos ha llevado al empleo de la evaluación cualitativa de este grupo social, y de acuerdo a la pluralidad de los criterios manejables para su definición, hemos seleccionado específicamente la condición socioeconómica de encomendero, dentro de la pauta historiográfica que en las últimas décadas se ha venido denominando Estudio de Élites (Langue, 1992-1993). Esta perspectiva de análisis comporta formas de observación más cercanas a las especificidades de los actores sociales como la prosopografía y la biografía colectiva, estableciendo un análisis relacional entre el individuo y el grupo social, así como la constante interacción de las individualidades con el sistema de valores predominante en la realidad social que las circunda y determina sus comportamientos. Para el estudio y valoración de la élite encomendera partimos del criterio de dominio que este grupo social ejerció en torno a los factores de poder y riqueza que motorizaron la conformación de la sociedad colonial merideña. Tomando como base el grupo de vecinos que detentaban la posesión de encomiendas al momento de la visita de Vázquez de Cisneros (1619-1620), se hace necesario establecer el vínculo entre estos y los primeros encomenderos

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de la ciudad serrana de acuerdo a criterios de parentesco por consanguinidad y afinidad, calidades socioeconómicas, políticas y jurídicas, que a través de la configuración del entramado de las redes sociales inscribieron a los linajes familiares merideños en la larga duración, mediante la preservación del patrimonio y la ampliación del espacio social de poder (Imizcoz, 1996: 17) y (Ruiz, 1991: 136). No obstante, de los cincuenta y siete encomenderos que conformaban este grupo para el momento, el acceso a las fuentes y la información que estas pudieron aportar ―fundamentalmente los autos de visita despachados por la gestión del Oidor― nos han permitido abordar los casos de algunos de los que directa o indirectamente estuvieron vinculados a la Visita. Por ello el análisis relacional será de primer orden en la interpretación cualitativa de las actitudes y comportamientos de la mentalidad y del sistema de valores común a la vertebración social de la élite encomendera merideña en su conjunto. Por su parte, las nociones de conducta y actitud son esenciales en el estudio de la estructura mental, y desde esa perspectiva los valores fungen como pautas generales o normas superiores que constituyen el núcleo de las actitudes y marcan la orientación de las conductas. En el marco social, fenómenos como la religión, el derecho, la moral, la economía, la estética, etc., representan el entramado de los sistemas de valores, los cuales podemos identificar reconstruyendo, mediante datos básicos como juicios de valor o índices de valores referentes a la recompensa o el castigo, la censura y el elogio, aprobación y desaprobación, la apreciación y el rechazo, el estímulo y la represión; datos que influyen en la mentalidad y por ende en las actitudes de los miembros de una sociedad (Le Goff, 1978: 84; Ethel, 1976). En ese sentido, proponemos en este trabajo abordar el análisis y comprensión de las actitudes de la élite encomendera merideña frente a las implicaciones de carácter institucional de la visita, las cuales indefectiblemente estaban signadas por el sistema de valores propio del Antiguo Régimen en Hispanoamérica. Sistema de valores en el que poseer era tan importante y trascendental como la manifestación del capital simbólico manifestado. A grandes rasgos, comportamientos como descender de un linaje importante o mostrarse como hidalgo, ostentar el dominio de los recursos productivos y de las instancias municipales del poder, vestirse de acuerdo a su calidad y

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privilegios, mantener un comportamiento honroso, mostrar superioridad en fiestas, honras fúnebres, dotes matrimoniales, ser buen cristiano y temeroso de Dios, etc (Ruiz, 1998). A tal fin, hemos seleccionado la una de las categorías centrales de este sistema de valores: el honor, en tanto un valor fundamental de las sociedades del antiguo régimen hispanoamericano, del cual nos interesa resaltar comportamientos clave de la élite encomendera merideña: la Lealtad al Rey vinculada además a la ostentación de hidalguía y la retribución de esta a través del ejercicio del Derecho de Lanzas (Artigas y Castillo, 1998). De este modo, intentaremos acceder a los complejos procesos que explican los comportamientos y actitudes de los encomenderos merideños, como actores sociales protagonistas de este episodio coyuntural de la Mérida del siglo XVII, como lo fue la visita de Vázquez de Cisneros. Por otro lado, el tratamiento historiográfico hecho en torno a la institución de la Visita en Mérida, y de manera específica la realizada por el Licenciado Alonso Vázquez de Cisneros en el período ya mencionado, se ha centrado casi de manera exclusiva en el aspecto socioeconómico, institucional y jurídico del tema. Se explica esto, dada la estrecha vinculación de la Visita Indiana con la Encomienda, estrategia mercedaria que instituyó el sistema laboral tributario de la población indígena, que motorizó buena parte de la economía colonial y promovió la conformación de élites locales de blancos que dominaron la cima de la estratificación social hispanoamericana. Este aspecto, ha eclipsado por tanto, otros enfoques teórico-metodológicos susceptibles de aplicar al estudio de esta temática, lo cual, no es desde ningún punto de vista reprobable, si partimos de la comprensión del ambiente historiográfico desde el que han surgido estos trabajos. Aún así, el estudio de la historia colonial hispanoamericana y venezolana, ha venido experimentando en las últimas décadas una preocupación cada vez mayor en la propuesta de enfoques de historia social y de las mentalidades y desde la perspectiva microhistórica, que nos ha hecho pensar en la posibilidad de hacer lo propio en el abordaje de la Encomienda y de la Visita en Mérida colonial, siendo estas, la llave de entrada a la comprensión de diversos aspectos de la sociedad colonial merideña. Las fuentes documentales de las que nos valdremos, serán los cargos y descargos que forman parte de los expedientes y autos de visita realizados por la

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visita de Vázquez de Cisneros a Mérida, que reposan en la Colección Ciudades de Venezuela de la Biblioteca Nacional Biblioteca Febres Cordero (en adelante B.N.B.F.C.), documentación en la que yacen los elementos discursivos más resaltantes de los argumentos que los encomenderos merideños esgrimieron frente a las acusaciones a que fueron objeto por parte de la Visita. Colateralmente nos serán de utilidad las Reales Cédulas y Peticiones encontradas en la Colección Los Andes de la Biblioteca Gonzalo Rincón Gutiérrez (en adelante B.G.R.G) de la Facultad de Humanidades y Educación de la Universidad de Los Andes, referentes al sistema de la encomienda y al papel del Cabildo merideño como la base institucional de las redes sociales de poder de la élite encomendera.

El derecho de lanzas de la élite merideña Podrán los conquistadores aprender oy más oficio y en pago de sus azañas pedir limosna sus hijos...1

El lamento de Carvajal, personaje compañero de Pizarro en la comedia del dramaturgo del Siglo de Oro español Tirso de Molina Amazonas en las Indias,de la Trilogía de los Pizarro escrita en 1626, criticaba la política reformista de Carlos V y sus sucesores en el trono, desde las Leyes Nuevas de 1542 hasta la Junta de Reformación encabezada por el Válido de Felipe IV, el Conde Duque de Olivares, que introducían novedades en la política indiana referentes a la encomienda. El encargo de la obra que nacía de las diferencias entre las convicciones políticas del dramaturgo y las del Válido, perseguía limpiar el nombre de Gonzalo Pizarro, acusado de traición al Rey a raíz de La Rebelión de los Encomenderos de 1542, y con ello reivindicar el mérito de los conquistadores, lesionado por la insistente intervención estatal en las Indias. Revela el fragmento de la obra tirsiana, un aspecto fundamental de la concepción del honor en la mentalidad de los conquistadores, que frente a la pérdida progresiva de poder y prerrogativas, se veían ante la deshonrosa 1

Tirso de Molina: Amazonas en Las Indias, citado en: Caro (1997: 347). Interesante artículo que aborda una de las más inexploradas caras de la percepción de la sociedad española sobre la realidad indiana: la dramaturgia.

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perspectiva de aprender y ejercer oficios manuales o empobrecerse hasta el límite de no dejarles a sus descendientes más que la posibilidad de recurrir a la limosna, en pago de las hazañas realizadas en la conquista del vasto imperio americano. El ideal social de la fidelidad vinculado al símbolo de la autoridad real en el Antiguo Régimen2, descansaba sobre la relación Patronazgo-Clientela mediante la cual, la lealtad hacia el monarca se ofrecía en espera de una retribución, recompensa o pago. El funcionamiento de esta relación, propia de las relaciones feudo-vasalláticas medievales, consistían en un intercambio, si se quiere, desigual de servicios o prestaciones. El patrón asistía al cliente ofreciendo gracias, mercedes u oficios, y el cliente ofrecía sus servicios desde las más diversas manifestaciones de lealtad (Imizcoz, 1996). En esta relación de servicios y mercedes, el servicio del vasallo debía ser previo a la merced, que venía luego a modo de premio (Zavala, 2005). Parece entonces que los reclamos de los encomenderos quejándose de los agravios a los que eran sometidos con las nuevas políticas en materia de encomiendas, eran perfectamente justificables, toda vez que el vínculo construido en torno a la representación de la lealtad retribuida se veía trastocado. De tal suerte que “… los colonos sin excepción se consideraban defraudados en las expectativas que habían cifrado al enrolarse en las huestes conquistadoras, y daban por descontado que serían víctimas de una confiscación de feudos granjeados legítimamente….”(Villena, 1997: 417). Un elemento que debemos agregar a esto, es que la condición de hidalguía en Indias respondía a una realidad muy particular y en nada parecida a la de España. En las probanzas de hidalguía de la península, la constancia sobre la condición noble de los antepasados tenían un peso mucho mayor que las glorias e hidalguías del propio pleiteante, mientras que en Las Indias el alegato a la hora de mostrar esta condición noble era manifestar en extremo Fidelidad al Rey. El paso a las nuevas tierras americanas había dado un giro a las prioridades para ostentar hidalguía. Factores como la falsificación de documentos y ejecutorias de probanzas de nobleza, hacían muy difícil en América la comprobación de su autenticidad, puesto que no se tenían a mano los documentos que corroboraran la nobleza de antepasados; por otro lado había provocado que en muchos casos, por la falta de recursos económicos, se 2

Sobre las representaciones del poder en el Antiguo Régimen y la fidelidad como ideal social, véase: Vázquez, 1999: 43-44.

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perdiera el reconocimiento de la condición noble de algún peninsular, por no poder costearse los elevados costos del proceso. Por tanto se acabaron muchas noblezas, algunas se mantuvieron y otras fueron inventadas. Condiciones como las de conquistadores y fundadores beneméritos representaron el requisito indispensable de hidalguía en Las Indias, ante la carencia de instrumentos que demostraran inmunidades nobiliarias al modo que se estilaba en Castilla. Por tanto, el servicio a la Corona en el proceso de conquista y colonización, así como la demostración, armas en mano, de la fidelidad al monarca, era una actitud propia de los americanos como justificación de Hidalguía (Díaz, 2003). La encomienda garantizaba la extracción de beneficios económicos sin mucho esfuerzo y poco riesgo por parte del encomendero, perspectiva totalmente acorde con los códigos vigentes de una mentalidad en que la hidalguía y el prestigio no se comparecían con el trabajo manual. Para la élite merideña, aun cuando el honor y la honra no implicaban necesariamente el abstenerse de la práctica de los llamados oficios viles ―como el comercio―, sí era de vital importancia el alcance y ostentación de oficios honrosos que estuvieran de acuerdo con las calidades y méritos de su estrato. Las regulaciones jurídicas e institucionales sobre el servicio personal y la sucesión de encomiendas, ponían en riesgo para los miembros de la élite serrana la ostentación de una de las calidades más preciadas, la de encomendero (Webre, 1989).3 Así lo señalaba la Real Cédula fechada el 16 de mayo de 1609 en San Lorenzo, que tuvo lugar a petición del Cabildo de Mérida, en ella se reconocían los méritos de los descendientes de conquistadores en la obtención de la merced de encomiendas y por tanto se ordenaba que “…no se encomienden indios que bacaren en la dicha ciudad sino fuere en hijos de y nietos de los tales conquistadores y que en el interin que se ofresca ocasión de hacerles merced les ocupen en cargos y oficios honrosos a cada uno segun su qualidad…”4 3

4

Sin embargo, para Osorio, (2005) la mentalidad mercantil de la sociedad colonial merideña determinó otra actitud frente al trabajo: “En la Mérida del siglo XVI, en contra de lo que generalmente se ha establecido en la historiografía colonial, trabajar no significaba desprestigio social ni el trabajo era rehuido sistemáticamente. Salvo los indígenas encomendados, que fueron coaccionados a trabajar, la necesidad de trabajo del resto de la sociedad tuvo bases económicas: la subsistencia y el aumento de la calidad de vida” (pp. 175-176). B.G.R.G. Colección Los Andes, T. I, p. 70, “Cédula sobre que se encomiende a los hijos y nietos de conquistadores los repartimientos de indios que vacaren en Mérida.” San Lorenzo 16 de mayo de 1609.

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No poca razón le faltaría entonces al capitán Diego de Luna en sus descargos,en la causa de Visita que le siguiera Alonso Vázquez de Cisneros en su contra por la administración de los indios de Iricuy. Al cargo5 donde se le imputaba el traspaso de los frutos y aprovechamientos de los indios de Ticacoque, del repartimiento de Iricuy a su hermana Magdalena de Luna, cuando esta contrajo nupcias con Juan Cerrada de Saavedra, respondió que: ...considerando ser la dicha Magdalena de Luna hermana del susodicho y los demas hermanos hijos de uno de los primeros descubridores y conquistadores de esta tierra y provincia y casar su hermana asi mismo con el dicho Juan Cerrada hijo del capitan Hernando Cerrada descubridor y contador desta provincia [...] era permitido por mandato del Rey que este tipo de concesiones se hicieran [...] en personas de calidad benemerita como lo son el dicho Juan Cerrada y la dicha Magdalena de Luna...6

Plantear el reconocimiento de estas calidades como defensa en el auto de visita, comportaba la exigencia tácita de un derecho ganado por sus antecesores en la carrera de Las Indias: el Derecho de Lanzas. El servicio militar prestado por un noble a su soberano, se convirtió en la Guerra de Reconquista española y consiguientemente en la conquista de América, en un derecho que podía aventajar la obtención de títulos o mercedes. Derecho al que apelaron los integrantes del Cabildo merideño, a través de su procurador general Alonso Arias de Reinoso ante el monarca intercediendo por los hijos y los nietos de los conquistadores para la obtención de encomiendas y en reclamo por las mercedes otorgadas a personas sin las calidades requeridas, como lo expresa la cédula de 1609 antes citada: ...por parte de la ciudad de Mérida de ese Reino ha sido hecha relacion que los conquistadores de la dicha ciudad han servido en ella 5

6

B.N.B.F.C. Colección Ciudades de Venezuela, R. 16 y 17, pp. 269. “Cargos contra el Capitan Diego de Luna por la administración de los indios de Ticacoque del repartimiento de Iricuy”. Mérida, 14 de febrero de 1620. Ibídem, p. 329. “Alonso Pérez de Ynestrosa vezino de merida en nombre del capitan Diego de Luna en virtud de la curaduria ad lites que le fue discernida en nombre de Luisa de Saavedra viuda mujer de Don Antonio de Sandoval responde a los cargos que a sus se han hecho”. Mérida, 3 de marzo de 1620.

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y gastado sus haciendas en las ocaciones que se han ofrecido asi con indios como en el levantamiento de Lope de Aguirre y murieron con mucha pobreza y que muchas de las encomiendas que han bacado en la dicha ciudad se an dado a personas que no se les conocen meritos que es causa de que los hijos y nietos de conquistadores padezcan necesidad …7

Caso similar al de Diego de Luna fue el de Miguel Trejo de la Parra, en la causa de visita que se le seguía en 1620 como encomendero de los indios de Mucumpis. Al cargo que se le hacía por haber dado en administración a su cuñado Sebastian Rosales los indios de la dicha encomienda8, sometía a consideración del visitador que Miguel de Trejo, Isabel de Trejo, su hermana, había sido “...conquistador en el serbicio de su magestad como es notorio y por tal lo alego en el sustento de su casa y armas y caballo en el oficio de capitan de ynfanteria en que se ocupó y sirvió siempre a su magestad en esta cédula mas de cuarenta años...”, y que al casar a Isabel de Trejo con “Sebastian Rosales hombre noble hijo de algo de casa y solar conocido...” se le concedió la administración de la mencionada encomienda para su sustento.9 En efecto, el capitán Miguel de Trejo había participado en muchas jornadas expedicionarias en la pacificación de los indígenas de la sierra de Mérida, valle de La Grita y Barinas, contra la sublevación de Lope de Aguirre, y en la pacificación de Venezuela, socorriendo a Trujillo de los indios. Recordemos que la defensa militar de las provincias en Indias, dependía en los primeros siglos de la colonia, exclusivamente de sus propios habitantes. Así pues en Mérida, la defensa de su jurisdicción y por ende del Imperio, recaía en manos de los capitanes encomenderos, a cuyo cargo estaba la organización y financiamiento de las compañías de infantería y caballería que debían participar 7

8

9

B.G.R.G. Colección Los Andes, T. I, p. 70, “Cédula sobre que se encomiende a los hijos y nietos de conquistadores los repartimientos de indios que vacaren en Mérida.” San Lorenzo, 16 de mayo de 1609. B.N.B.F.C. Colección Ciudades de Venezuela, R. 17 y 18, pp. 57. “Auto de Cargos contra Sebastian Rosales y de Miguel de Trejo en la visita de los yndios de Mucumpis”. Mérida, 14 de febrero de 1620. Ibídem., pp. 66-67. “Descargos de Miguel de Trejo en la causa de visita de los yndios de Mucumpis”. Mérida, 14 de febrero de 1620.

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de la defensa del territorio contra las incursiones piratas y los levantamientos indígenas (Cardoza, 2001). De igual forma, con no menos timidez, exigía su derecho de lanzas el yerno de Antonio de Gaviria, Benito Marín: “…y yo el dicho Benito Marin debo ser premiado en nombre de su majestad por tan ymportante serbicio como lo he hecho lo cual es a vuestra merced notorio…”10 Servicio que había consistido en la pacificación de los indios del valle de Mucuino y que ...con mi yndustria y riesgos de mi vida y gasto de mi hacienda yo el dicho Venito Marin los reduxe a obediencia de su majestad y fue causa de que se baptisase y acudiesen al gremio de la santa madre iglesia como han fecho en que he gastado muchos cientos de pesos de mi hacienda asistiendo con mi persona y armas en el dicho valle de Aricagua en los tiempos que ubo guerra en el en defensa y amparo de los dichos yndios...11

Frente a los cargos que se le hacían por tener en administración los indios de Mucuino de la encomienda de Antonio de Gaviria, Marín adjuntó a su petición de descargos, el nombramiento que en 1618 le había hecho el Cabildo de Mérida como Caudillo y Cabo de los hombres armados del Valle de Aricagua,para defenderse de los indios Jiraharas.12 Vemos como los méritos ganados y heredados de la élite encomendera merideña al servicio del Monarca, tenían un peso específico ante las regulaciones de las autoridades coloniales. El Derecho de Lanzas por tanto, fungió como un constante estado de acreencia de los conquistadores con la Corona por los muchos servicios otorgados a la misma, servicios y hazañas que en el decir del personaje tirsiano Vaca de Castro, sólo podían pagarse dando a los mismos conquistadores el control de las colonias: Todo este imperio de plata, yndios y repartimientos 10

11 12

B.N.B.F.C. Colección Ciudades de Venezuela, R. 20 y 21, p. 247. “Petición de descargos de Antonio Gaviria vecino y encomendero de Mérida y Benito Marin su yerno en la causa de visita a Mucuino”. Mérida, 21 de marzo de 1620. Ídem. Ibídem., pp. 258-261.

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no pueden satisfacer lo mucho de estos empeños: pero llamándonos sus dueños tendrán menos que temer.13

Consideraciones finales La principal característica de esta investigación, ha sido el no ceñirnos, en la medida de lo posible, con lo ya escrito sobre el tema por otros autores, y por ende, con el tratamiento sin duda exhaustivo, que han hecho de las fuentes. Hemos creído indispensable, ir directamente a las fuentes documentales en búsqueda de las grietas que, en el procedimiento institucional de una Visita, pudieran conducirnos a dar una mirada a la mentalidad de la élite encomendera merideña. La característica propia de los autos de visita, como documentación expedida por un procedimiento administrativo, de algún modo le cerraba el paso a esta intensión. Ante la copiosa información documental aportada por la Visita de Alonso Vázquez de Cisneros a Mérida, repartida a lo largo de diecinueve rollos de la Colección Ciudades de Venezuela -cada rollo contentivo de al menos trecientas páginas de documentación transcrita y mecanografiada-, fue necesario interrogar la documentación, dado que este tipo de fuentes no revela a simple vista información vinculada a las mentalidades o el sistema de valores de una sociedad, sino es en la indagación de lo que entre líneas se esconde detrás del acto jurídico e institucional. Como resultado de ello, dimos con uno de los más ricos filones documentales para el estudio del siglo XVII merideño. La Visita como fuente para la historia social, arroja información no sólo económica, sino demográfica, genealógica, etnográfica, política, jurídica, etc., que nos ha sido de gran utilidad en la comprensión, no sólo del discurso institucional del Estado español en las indias, sino como contra parte, la expresión de la mentalidad de la sociedad colonial merideña y en específico de la élite encomendera, que desde las peticiones de descargos anexadas a los autos de visitas, tuvieron la oportunidad de dar a conocer la argumentación y justificación de sus actuaciones como detentores de encomiendas y ante las acusaciones hechas por el Visitador. 13

Tirso de Molina: Amazonas en la Indias, citado por Caro (1997: 358).

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Pudimos constatar a través de estas fuentes, cómo el sistema de valores de la élite encomendera merideña jugó un papel fundamental en la argumentación discursiva de estos actores sociales frente a la acción institucional de Vázquez de Cisneros, análisis que centramos fundamentalmente en categorías de los valores manejados por la sociedad del Antiguo Régimen Hispanoamericano, como lo fue el Honor, cuyas amplias dimensiones redujimos, por cuestiones metodológicas, a dos categorías esenciales del comportamiento y las actitudes de la sociedad colonial, como la fidelidad al monarca, cuya importancia es trascendental para explicar las relaciones clientelares que giraron en torno a la institución de la Encomienda Finalmente, creemos que desde ningún punto de vista son absolutas estas conclusiones, y antes que dar por agotado el tema en cuestión, consideramos que apenas hemos dado algunas pinceladas, un boceto que pretende abrir nuevas perspectivas en el estudio del siglo XVII y la institución de la Visita en Mérida. La vastedad de las fuentes documentales y la riqueza que en ellas reposan, pone en evidencia lo mucho que el pasado tiene aún por decirnos, y que nos dirá, si el presente y nosotros sus actores, nos armamos de las interrogantes correctas.

Fuentes Consultadas Documentales Biblioteca de la Facultad de Humanidades y Educación de la Universidad de Los Andes “Gonzalo Rincón Gutiérrez” (Mérida): Colección Los Andes. Tomo: I. Biblioteca Nacional Biblioteca Febres Cordero (Mérida): Colección Ciudades de Venezuela. Rollos: 16-17, 17-18, 20-21.

Bibliohemerográficas Artigas Y. y Castillo R. (1998). Linajes de la élite colonial merideña: Gavirias y Avendaños. Siglos XVI y XVII. Mérida, Venezuela: Grupo de Investigación sobre Historiografía de Venezuela / Alcaldía del Municipio Santos Marquina / Dirección de Educación del Estado Mérida. Cardoza E. (2001). Milicias y Encomiendas en los Andes venezolanos durante el periodo colonial. Tierra Firme, 19 (74), pp. 35-59.

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Caro C. (1997). Tirso de Molina, Indios y Encomenderos. Revista de Indias, LVII (120), pp. 345-357. Díaz L. (2003). El deber de fidelidad al Rey como justificación de hidalguía en la nobleza de España e Indias. Anuario Mexicano de Historia del Derecho, XV, pp. 147-151. http://biblio.juridicas.unam.mx/revista/pdf/HistoriaDerecho/15/cnt/cnt7.pdf Ethel A. (1976). Sistema de Valores. En Diccionario de Ciencias Sociales. Madrid, España: UNESCO/ Instituto de Estudios Políticos. Imizcoz J. (1996). Comunidad, red social y élites. Un análisis de la vertebración social en el Antíguo Régimen. En Imizcoz [director] (1996). Élites de poder y red social. Las élites del País Vasco y Navarra en la Edad Moderna (estado de la cuestión y perspectivas). Bilbao, España: Servicio editorial de la Universidad del País Vasco. Langué F. (1992-1993). Las élites en la América española, actitudes y mentalidades. Boletín Americanista, (42-43), 121-139. Le Goff J. (1978). Las Mentalidades. Una historia ambigua. En Le Goff J. y Pierre N. (1978). Hacer La Historia. Barcelona, España: Editorial Laia. Osorio E. (2005). Historia de Mérida. Conformación de la sociedad colonial merideña 1558-1602. Mérida, Venezuela: Universidad de Los Andes, Consejo de Publicaciones. Ruiz M. (1991). Consideraciones metodológicas para el estudio de las élites de poder en la Venezuela colonial. Tierra Firme, revista de Historia y Ciencias Sociales, IX (34), 135-142. Ruiz M. (1998). La élite política merideña. Aproximación a un sistema de relaciones sociales. Siglo XVII. En Ruiz M. y otros (1998). En búsqueda de la historia. Memorias de las primeras jornadas de investigación de la Escuela de Historia. Mérida, Venezuela: Grupo de investigación sobre Historiografía de Venezuela / Alcaldía del Municipio Santos Marquina / Dirección de Educación del Estado Mérida. Vázquez B. (1999). Representaciones Sociales y Espacios de poder desde el enfoque interdisciplinar. Fermentum. Revista venezolana de sociología y antropología, (24), pp. 35-58. Villena L. (1982). Las Leyes Nuevas y sus consecuencias en Perú. Historia General de España y América, (VII). Madrid, España. Webre S. [Coordinador] (1989). La Sociedad Colonial en Guatemala: estudios regionales y locales. Guatemala: Centro de Investigaciones Regionales de Mesoamérica Antigua. Zavala S. (2005). Filosofía de la Conquista y otros textos. Biblioteca Ayacucho.

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EL COLAPSO DEL CALLAO:LA CRISIS DE LA PRODUCCION AURIFERA EN GUAYANA A FINES DEL SIGLO XIX The collapse of The Callao: the crisis of the aurifera production in Guyana at the end of the 19th century Adelina Rodríguez M.

Historiadora. Doctora en Historia en la Universidad Santa María (1994). Profesora Titular, Jefe de la Cátedra de Historia en la Escuela de Estudios Internacionales de la Facultad de Ciencias Económicas y Sociales de la Universidad Central de Venezuela. Profesora invitada a dictar seminario en el Doctorado en Historia de la Universidad Católica Andrés Bello. Premio Municipal de Literatura, mención ensayo histórico (1988). Autora de (1987) La Formación del Latifundio Ganadero en los Llanos de Apure. Caracas. Academia Nacional de la Historia; (1993) “Concesiones auríferas e inversiones extranjeras en la Guayana venezolana 1830-1900” en Inversiones extranjeras en Venezuela siglo XIX. Academia de Ciencias Económicas; (1995) Latifundio Ganadero y Conflictos Sociales en los Llanos de Apure. Caracas. Tropikos - FACES; (2010) “El Ciclo del Oro en la Guayana del siglo XIX” en El Libro del Oro de Venezuela. Caracas. Banco Central de Venezuela. Email: [email protected].

Recibido: 31/07/2014. Aprobado: 19/09/2014. Resumen: En 1870, se anunció la fundación de la compañía minera El Callao, la prensa de la época señalaba en grandes titulares que se trataba de uno de los hechos más significativos dada la magnitud y calidad de los filones que la conformaban. Las noticias sobre la producción de la mina y de su principal accionista y presidente, don

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Antonio Liccioni ocupaban los principales titulares de la prensa local y nacional. En efecto, por primera vez, en la historia económica venezolana el rubro oro se ubicaba en los primeros lugares de producción. La fiebre del oro que había generado el alto índice de producción registrado por la mina de El Callao actuaba como un poderoso imán, produciendo, en consecuencia, una fuerte atracción hacia el Distrito El Callao, efecto éste que incidió en la tendencia de la población a concentrarse en aquella zona minera, considerada entonces como una Nueva California para los buscadores de oro que aspiraban el hallazgo de nuevos Callao. Sin embargo, el ritmo ascendente de la producción comenzó a registrar a muy corto plazo señales de alarma, y para 1887 se pregonaba en los salones de fiesta y en los titulares de prensa sobre la decadencia de la producción del Callao y el cierre inminente de la Compañía. La profunda crisis registrada con la progresiva decadencia de la mina El Callao, y la subsecuente caída de los precios del oro, a nivel regional y nacional, constituye el objeto central de este ensayo. Palabras clave: vetas, crisis, declive. Abstract: 1870, announced the founding of El Callao mining company, the press of the time noted in big headlines was one of the most significant given the magnitude and quality of reefs that formed it. The news about the production of the mine and its main shareholder and Chairman, don Antonio Liccioni occupied the top headlines of the local and national press. Indeed, for the first time in Venezuelan economic history gold industry stood at the first places of production. The gold rush that had generated the high production rate registered by the mine of El Callao acted like a powerful magnet, producing, therefore a strong attraction to the El Callao District, effect that focused on the tendency of the population to be concentrated in the mining area, then considered a new California to the gold diggers who aspired to the discovery of new Callao. However, the increasing rate of production began recording at very short notice warning signs, and for 1887 is proclaimed in the ballrooms and headlines about the decline of the production of Callao and the imminent closure of the Company. The deep crisis registered with the progressive decline of El Callao mine, and the subsequent fall in gold prices, regional and national level, is the central subject of this essay. Key words: Veins, crisis, decline.

Al ritmo de los hallazgos auríferos que condujeron a la publicación en 1850 de la llamada Proclama del Oro, también conocida como “Oro del Yuruary”, se observó en la región de Guayana un proceso acelerado de profundas trasformaciones debido, por una parte, al arribo de una masa heterogénea de

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“buscadores de oro” y por otra, a la conformación de una serie de compañías extranjeras interesadas en la explotación de la “zona de las minas”. Por demás significativa resulta en este contexto la afirmación de Manuel Egaña: Los gobernantes federales se encontraron a Manoa sin buscarla. A partir de 1866, o quizás desde un poco antes, veníase explotando oro en forma continua, o al menos, conocida por el gobierno regional. Los trabajos se hacían por personas privadas o por grupos de personas privadas sin más exclusividad ni discriminación que las que podían resultar de la fuerza bruta, la pericia, la buena suerte y las intuiciones inspiradas por Manoa.1

Producto de esta nueva dinámica, en el año de 1868, la Asamblea Legislativa acordó conferir a Guayana el carácter constitucional de Estado Minero, rango que le permitía “la libre administración de sus productos naturales además de instruir a los senadores y diputados por el Estado para sostener y defender ante el Congreso Nacional ese carácter”.2 Guayana se transformó en el centro de atención de inversionistas extranjeros interesados en las ricas vetas de cuarzo aurífero, una nueva etapa en la búsqueda del Dorado dio inicio a un proceso de expoliación auspiciado por la ausencia de una política de control sobre el otorgamiento de concesiones a compañías extranjeras. Se trata de uno de los periodos más significativos en la historia del oro en Venezuela, ya que marca el comienzo de un verdadero ciclo de explotación comercial a gran escala y la incorporación del mineral aurífero como rubro de exportación, dada su amplia demanda en los mercados nacional e internacional. El punto de inflexión en el contexto vino dado por la fundación, en 1870, de la Compañía minera El Callao, coincidiendo esto con el ascenso al poder de Antonio Guzmán Blanco. En este sentido, la política innovadora de Guzmán, trajo consigo cierto clima de estabilidad regional que ofrecía amplias posibilidades para la inversión, a gran escala, de capitales extranjeros. En este contexto, desde su fundación la Compañía minera El Callao acaparó la atención nacional e internacional A partir de 1875, comenzó su período de mayor productividad. 1 2

Manuel Egaña, Venezuela y sus minas, Caracas, Banco Central de Venezuela, 1979, p. 75. Recopilación de Leyes y Decretos de Venezuela 1880, p. 51.

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A corto plazo, la bonanza de la compañía dio lugar a una verdadera fiebre del oro. En consecuencia, la zona cercana a la Compañía se transformó en un polo de atracción para los buscadores de pepitas de oro, efecto éste que se verificó en la tendencia de la población a concentrarse en aquella zona minera, considerada entonces como una Nueva California. En los registros de prensa de la época, destacaban las noticias sobre la nómina de la Compañía, una de las más significativas, en la cual se contemplaba: 810 peones en trabajos de superficie, 108 herreros, 1.019 ayudantes en las maquinarias, 667 carpinteros, 583 peones en bombas y calderas, 4.502 mineros barreneros, 1805 pasadores o acarraeadores de cuarzo y 169 en los carros en los que se conduce un total de 9.603 kilos de oro. La empresa fundió oro por valor de 6.970.21, 48 bs.3

En los años comprendidos entre 1866 y 1884 se registraron cifras por demás significativas en la exportación de oro, hecho que permitió al rubro ocupar un lugar en las estadísticas económicas, en momentos en que a nivel nacional, refiere Catalina Banko: Los negocios vuelven a sufrir tropiezos como consecuencia de los desequilibrios de la economía mundial, crisis que se origina en el descenso de las cotizaciones en la Bolsa de Londres. Sus efectos en los centros financieros de la Europa continental son inmediatos, ocasionando numerosas quiebras y la contracción de la demanda de materias primas, lo que como es natural afecta a la frágil economía venezolana aun cuando la recuperación será relativamente rápida. 4

Tomando como base los datos de Ramon Veloz, en el año económico 1866-1868, se presenta por primera vez el rubro oro con una exportacion de 1.572.526 bolívares5. A partir de ese registro el renglón oro de las minas comenzo a ocupar un lugar destacado en el índice de exportaciones nacionales. En este particular puede decirse que la producción de oro en Venezuela provino totalmente de la región de Guayana. Vale destacar que en esta zona 3 4

5

La Opinión Nacional, “El Oro de las minas”. Caracas, 16-09-1882. Catalina Banko, Relaciones económicas entre Venezuela y Alemania 1821-1945, Trabajo de Ascenso a la categoría de profesor titular. FACES-UCV, 2011, (manuscrito). p. 71. Ramón Veloz, Economia y Finanzas de Venezuela 1830-1944, Caracas, ANH, 1984, p. 146.

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se conocieron tres centros importantes de cuarzo aurífero, Cicapra, Botanano, pero, sobre todo el Callao, que llegó a considerarse una de las más importantes del mundo. En sus primeros doce años, El Callao logró procesar 134.000 toneladas de cuarzo aurífero. Favorecida por la exención en el pago de impuestos sobre las maquinarias para el trabajo de las minas, la compañía introdujo poderosos molinos y un complicado equipo mecánico para la trituración del cuarzo. A partir de 1875, comienza el período de mayor productividad de El Callao. Así, tres años más tarde, de acuerdo con el Informe de la Asamblea General de Accionistas de 1878, se calculaba un fondo de reserva para los accionistas estipulado en: “54.093,70 pesos, repartidos (…) entre 321 miembros y 5 acciones de 10 cupones, equivalentes a 322 cupones. Estos cupones repartían una ganancia entre sus accionistas estipulada en 1.382.343,70 pesos”.6 Al año siguiente, en el informe de la Asamblea General de Accionistas refiere que los molinos de la mina habían producido la suma de 1.223.129,69 pesos.7 Por los altos índices registrados rápidamente se transformó en el eje de la economía regional estimulando la conformación de un espacio geominero en la región de Guayana, que condujo a la formación del Territorio Federal Yuruary, en el año de 1881. María Elena González Deluca, señala que para este momento se encontraban en funcionamiento en el área designada para el nuevo Territorio: 31.642 minas ―una mina equivalía a 10.000 metros cuadrados o 1 ha— concedidas a título de descubrimiento, recompensas, gracias y arrendamientos. También concesiones cuyos títulos habían caducado y concesiones caducas por falta de presentación de planos y 21 compañías registradas, pero la mayor parte del producto provenía de las únicas tres que estaban en producción: El Callao, Mocupia y New York, y Potosí, cuyo producto mensual era respectivamente: 5.000, 1.500 y 1.300 onzas.8 6 7 8

Informe de la Asamblea General de Accionistas, 1878, p. 15 (documento inédito). Informe de la Asamblea General de Accionistas, 1879, p. 5 (documento inédito). María Elena González Deluca, Negocios y política en tiempos de Guzmán Blanco, Caracas. CDCH/UCV, 1991, p. 122.

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En torno al nuevo territorio se tejieron variadas hipótesis sobre los intereses manifiestos de Guzmán en controlar de manera más efectiva la producción aurífera en la zona que había registrado un record excepcional entre los años 1870 y 1888, años estos en que la producción aurífera, concentrada en la Compañía El Callao, había alcanzado el más alto crecimiento de toda su historia, llegando inclusive a desplazar en el cuadro economico general a los tradicionales rubros agrícolas de cafe y cacao. De esta manera lo refiere Manuel Egaña, al indicar que el año de mayor exportación de este artículo fue 1884, cuando el valor del oro exportado alcanzó la extraordinaria cifra de 23 millones de bolívares, suma que dobla y más, la producida por las exportaciones de cacao.9 A nivel del contexto nacional, desde 1882, se había registrado una considerable baja en la renta pública, ese año se registró una estrepitosa caída de los precios del café en los mercados internacionales. Sin embargo, al margen de esa coyuntura, la Compañía El Callao representaba la máxima expresión de la explotación aurífera en todo el Territorio Federal Yuruari. De hecho, señala Pedro Cunill Grau, llegó a presentar en la célebre Exposición Nacional que se inaugura en 1883 con motivo del centenario del Libertador: “…una muestra sólida con un peso calculado en 15.593,36 Kg. es decir, 542.305 onzas de oro fino, para cuya producción se habían triturado y molido 133.369 toneladas de cuarzo aurífero”.10 Las compañías extranjeras que habían concentrado su atención en el potencial económico de la zona minera de El Callao encontraron respaldo en la política flexible de puertas abiertas al capital extranjero llevada a cabo por el gobierno de Guzmán Blanco. Para el citado año de 1883, de acuerdo a un minucioso estudio publicado en el diario La Opinión Nacional 1883, titulado “en busca de oro”, aparte de la famosa mina “El Callao”, existían en operación las siguientes Compañías mineras:

9 10

Manuel Egaña, Ob. Cit., p. 77. Pedro Cunill Grau. “La Venezuela profunda se define en el Estado Bolívar y en los territorios amazónicos y guyaneses” En. Venezuela 1883, Caracas, Ediciones del Congreso de la República, tomo I, p. 443.

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Compañía minera “Chile”11 Ocupa el segundo puesto bajo la dirección de Alberto Nicholson. Mensualmente aumenta y crece la remesa de oro fundido que remite a Ciudad Bolívar, a 10 mil onzas sube la última del mes de julio. Acaba de montar una poderosa sierra con que trabajara la madera que para construir un edificio y otros objetos necesite. Posee 10 pilones para triturar el cuarzo elevando a 40 el número que tiene. Asegura el Sr Nicholson que ha solicitado licencia por tres meses para explorar y hacer nuevos e importantes descubrimientos Compañía Potosi: Limítrofe con la anterior está en tercer lugar en importancia. Hace remesas de1.000 y más onzas de oro fundido mensualmente. Tiene 2.100 minas con ferrocarril para traer los mazos al molino y excelente maquinaria. Actualmente desmonta las minas de la concesión “Perú”. Compañía Eureka: Hallado por fin el pilón, el superintendente de ella acaba de fundir y remitir a Ciudad Bolívar 40 o 50 onzas extraídas de la veta descubierta. Tiene vagones sobre rieles desde la maquinaria hasta el interior de las galerías para el transporte de cuarzos. Compañía El Arbolito: Tiene esta Compañía uno de los agentes más activos, el sr Próspero M Barrios. Consta de 300 minas, situada en el centro del distrito de su nombre en la gran selva de San Luis. Explota conjuntamente la “Laguna de Oro”, “Santa Bárbara”y “The Queen Victoria” que constan en conjunto de 100 minas y forman un cuerpo de 1.000 minas. 11

Esta mina y la llamada “Guayana” tenían el mismo directorio, unos años más tarde, en febrero de 1884 el Presidente de las compañías Chile y Guayana W. M. Harvey escribe a Guzmán Blanco solicitando su intervención para protección de las empresas mineras. Si las leyes y la acción del gobierno, refiere- “fueran suficientes en la práctica para proteger las empresas de buena fe en sus derechos é intereses, se atraería así los capitales británicos para el programa del Estado y la construcción de ferrocarriles. De otro modo ¿cuántos capitales no sé retirarán si encuentran que las garantías acordadas a las compañías existentes no son bastantes para proteger las grandes sumas que tienen éstas invertidas en Guayana?”(González Deluca, Ob. Cit, p. 126)

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Compañía La punta Cicapra: Fue descubierta por peones criollos (todos los que han hecho hasta ahora los descubrimientos de vetas auríferas). El oro se haya en la raíz de las plantas, en cochanos (gramos de oro puro) en greda, y en canteras. Muchos lo hallaron en cuarzos riquísimos. Todo el mundo fue allí, familias enteras cambiaron de domicilio. Un campo antes desierto viose poblado por más de 3 mil trabajadores con la misma prontitud con que se divulgó y proclamo la riqueza de aquel distrito. Compañía minera La Independiente: Concesión minera del Caratal, visitada y explorada por dos ingenieros franceses. En un molino montado al efecto con su correspondiente vapor, se trituran los cuarzos con buenos resultados. El Sr. Julio García dueño de concesión procede ya a explotación. Compañía minera El Tigre: Situada en el pueblo del Caratal, suspendidos sus trabajos un empleado cuida las propiedades y maquinas. Compañía Nuevo Mundo: Situada en Nacupay y con filón conocido. Paralizó sus trabajos por causas que no son de este lugar. Compañía Nueva Hansa: Situada en El Caratal tiene maquinaria que aún no ha sido empleada. Se asegura que ha sido vendida a una compañía alemana. Compañía San Luis: Del distrito de Nueva Providencia no trabaja actualmente, los dueños en Europa hacen dinero para seguir trabajando. Compañía “Venezuela Austin”: Esta compañía reinicia sus trabajos de explotación de oro en 1886 con el apoyo del presidente Guzmán Blanco. Compañía Callao-bis: Situada en el mismo Callao, con una concesión de 1.000 metros. Montó un molino y emprendió trabajos de exploración en la misma línea en que se

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explota la del Callao. El Superintendente de esta compañía ha sido llamado a Londres, encargándose de ella el que lo es de la Chile, sr Nicholson. Se hallaba situada en el distrito minero de Nueva Providencia. Vale destacar que esta Compañía se fundó al impacto del éxito de la pionera El Callao. Con respecto a las singularidades de su proceso de conformación, en un interesante estudio sobre las compañías inglesas, refiere su autor Snyder, Jeffrey: Además de la compañía, había tres partes involucradas en la compra de la Callao Bis y la concesión Sosa-Méndez: la Private Investors’Association Ltd., la Mines Investment Association Ltd., junto con los señores Juan de Dios Méndez, Pedro Felipe Sosa, y los herederos del señor Méndez Díaz —representado por su abogado, José María de Rojas (...)A juzgar por los nombres de las personas involucradas, y por el hecho de que el grupo venezolano estaba compuesto por varios comerciantes de propiedades, no hay lugar a dudas de que José María de Rojas, ministro plenipotenciario de Venezuela en Londres y abogado a cargo de la propiedad en venta, sirvió como promotor y vendedor.12

Ampliamente favorecidas por la política guzmancista hábilmente aprovecharon, estas Compañías, para exigir del gobierno medidas que les garantizasen el traslado seguro de la producción. Se quejaban los agentes de las compañías del abuso cometido por los piratas del oro, localizados en las cercanías de las compañías en explotación, que utilizaban a los empleados para traficar ilegalmente con el metal. En un informe al inspector Vicente Ibarra, se indica: Existe en la región minera y principalmente en los pueblos donde hay compañías en explotación, pequeñas casas que bajo el pretexto de comercio ilícito, aconsejan a los trabajadores de las compañías a robarles el oro de sus minas que éstos venden a aquéllos en la forma que llaman de amalgama, llegando a tal punto el escándalo que se exportan mensualmente en este comercio ilícito más de mil onzas de oro.13 12

13

Snyder, Jeffrey, Las compañías británicas free-standing y la fiebre del oro en Venezuela, México, III Congreso de la Asociación de Historia Económica de México. 2007, (Memoria digital).p. 1203. Memoria del Ministerio de Fomento 1888, p. 3.

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Esto incidió directamente en la aprobación de una serie de contratos para el trazado de vías de transporte que garantizaran el transporte seguro de la producción procedente de las minas. F. González Guinan (1954. Historia Contemporánea de Venezuela, XII, p. 401-402) al respecto señala lo siguiente: • Ley de 7 de junio de 1883 aprobando el contrato con el señor Luis Vallenilla sobre el establecimiento de una línea de navegación por vapor entre Ciudad Bolívar y Trinidad. • Ley de 19 de julio aprobando el contrato celebrado con la compañía Guayana Limited (inglesa) para el establecimiento de colonias pecuarias, mineras y agrícolas en el Territorio Federal Yuruari. • Ley de 31 de agosto aprueba contrato celebrado con el señor Juan Yépez para el establecimiento de una línea telegráfica entre Ciudad Bolívar, Guasipati y El Callao Se firma además un nuevo Decreto, que aprobaba el establecimiento de una línea de vapores que uniera los Puertos de Ciudad Bolívar, La Guaira y Puerto Cabello

La bonanza del El Callao incidió en la suscripción de nuevos contratos auríferos, de manera que en el año de 1885, se suscribieron los siguientes contratos: 1º) Contrato celebrado en Londres por el señor General Guzmán Blanco, Ministro Plenipotenciario de Venezuela con el señor Henry R. Cassel para explotar el procedimiento Cassel Process, tratamiento de los sulfuros auríferos (24 de abril de 1885); 2º) Contrato celebrado por el Ejecutivo con Heriberto Gordon, apoderado del Cyrenios C. Fitzgerald, para la construcción de un ferrocarril que uniera el Territorio Federal Delta y el Departamento Roscio en el Territorio Federal Yuruary (25 de mayo de 1885); 3º) Contrato celebrado por el señor General Guzmán Blanco, Ministro Plenipotenciario de Venezuela y el señor J. Agosttini para el establecimiento de una línea de vapores entre Estados Unidos, Ciudad Bolívar y el Puerto de Las Tablas a San Félix (3 de junio de 1885). Sin embargo, al cerrar el año económico de 1885 evidentes virajes comenzaron a vislumbrarse en el contexto. El ciclo que hasta el momento se

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apoyaba en la producción de El Callao presento ciertos rasgos alarmantes. Tal como se evidencia en el cuadro siguiente, al cerrar el año de 1885 económico por primera vez se produce una brusca caída en la producción que estremeció los cimientos del resto de las compañías. Oro exportado por Ciudad Bolívar 1880-1885 1880

116.798,00

11.446.204,00

1881

118.780,00

11.640.440,00

1881

138.607,00

13.58.3,490,00

1883

179.106,00

17.552.479,00

1884

233.915,37

22.925.666,26

1885

173.501,00

17.003.098,98

Fuente: Landaeta Rosales, Manuel. Gran Recopilación geográfica, estadística e histórica de Venezuela, 1967, p. 62.

La compañía comenzó a confrontar diversos problemas, auspiciados, entre otras cosas, por el afán de Guzmán Blanco de obtener mayores beneficios de la misma. Las inversiones mineras de Guzmán comprendían numerosas propiedades, incluyendo El Callao donde tenía desde 1884 acciones por Bs. 164.125 que ganaban 7 y medio por ciento. En 1887, Guzmán tenía en el territorio del Yuruari, Distrito Roscio, diez concesiones de terrenos, además de los terrenos del colegio de Guayana, en sociedad con Antonio Liccioni (Presidente de la Compañía); dieciséis minas, y un contrato para la explotación del lecho del río Yuruari, además de otros negocios.14 A partir de 1886, la política de Guzmán se enfrentó abiertamente a la Compañía, de hecho, ese mismo año le impuso el suministro “al cuño de Caracas de todo el oro necesario para la acuñación. Esto interrumpió la política de enviar todo el oro producido por la compañía hacia Inglaterra, vía Trinidad, donde obtenía mejores precios”.15 14

15

Rodríguez Mirabal, Adelina , “El ciclo del oro en Guayana” en En El Libro del Oro de Venezuela. Caracas. Banco Central de Venezuela, 2010, p. 130. González Deluca. Ob Cit, p. 131.

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La medida creó malestar entre el presidente de la Compañía y el gobierno de Guzmán, de forma que cuando en 1887 se promueve la salida del gobernador designado por Guzmán para el Territorio Federal Yuruary, éste acusó a la Compañía de participar en los sucesos: Guzmán aprovechó la circunstancia para sugerir que Antonio Liccioni, con quien había tenido desavenencias de negocios y que tenía quince años como presidente de la compañía, fuera sustituido por el general José Wintila Navarro. Liccioni escribió a Guzmán negando la acción política, y para reforzar su defensa recordaba que la Junta Directiva había acordado en 1878 que ninguno de sus empleados tomara parte activa en política.16

Al margen de estas circunstancias, la producción de oro de Guayana mantuvo un ritmo normal hasta 1886, fecha en que, Variados factores impactaron fuertemente la dinámica de explotación llevado a cabo por las compañías, fundamentalmente la de El Callao, uno de los más importantes fue, sin duda, el relacionado con las tensiones diplomáticas entre Venezuela y la Gran Bretaña por el territorio del Esequibo. Vale destacar en este particular la posición asumida por la Junta Directiva de la compañía minera Venezuela Austin, en tal sentido, señala González Deluca: ...el presidente y los accionistas de la Compañía se manifestaron en contra de los procedimientos del gobierno británico, aunque no en contra de la reclamación británica, y acordaron mancomunar acciones con las juntas directivas de otras compañías mineras para presionar al Foreign Office para lograr un arreglo.17

Para esa fecha, en que se había develado la intencionalidad de unas supuestas incursiones inglesas desde el Demerara18 hasta el área de las minas de Upata, en el texto d la prensa se refería lo siguiente: ...Se habla de una expedición exploradora de las minas en el Cantón de Upata. El gobierno de Demerara manifestó al respecto que ellos debían 16 17 18

Idem. Idem. Escapa al objetivo de este ensayo el desarrollo de este incidente que condujo en un tiempo, por demás breve, a la ruptura oficial de relaciones entre Venezuela y la Gran Bretaña, sin embargo, vale destacar al respecto, que llegó a constituir un factor negativo en el desarrollo de las actividades de explotación en la zona de las minas.

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aprovechar el prestigio del nombre inglés y de la seguridad que dan las instituciones inglesas para hacer esta ciudad en lo posible un punto de partida o de reunión para las expediciones que se emprendan hacia las más, sea que estén en nuestro territorio o en el venezolano.19

Escandalizado, el gobierno del naciente territorio, había dado parte de estos sucesos al Ejecutivo, en comunicación de 29 de septiembre, llamando particularmente la atención acerca del establecimiento “de un camino de hierro hasta la línea fronteriza, contando con que se abra desde ella un camino que lleve la comunicación hasta los terrenos auríferos del Yuruary y Caratal, lo cual (...) el gobierno de Venezuela no debe consentir ya por el perjuicio que causaría”.20 El declive de la producción aurífera de acuerdo al investigador Sigfrido Lanz se debió fundamentalmente a: ...la merma en el rendimiento del cuarzo de la mina El Callao (...) Para solventar en lo inmediato la situación, los dueños de la Compañía decidieron aprovechar el cuarzo de los pilares de la mina, luego construyeron una línea férrea para acarrear material desde la mina La Colombia hasta el molino de El Callao (...) También se intentó probar con la mina Panamá pero sin resultados satisfactorios. Hasta que finalmente en el transcurso del año 1897 la Compañía declaro la quiebra.21

La decadencia de la minería del oro a partir de 1887, trajo consigo modificaciones sustanciales en el contexto geohistórico de la microrregión Guayana la total pérdida de confianza en el gobierno debido a las crecientes exacciones, su monopolio y las actitudes inconciliables hacia la población extranjera de las minas. Curiosamente (o tal vez no) la decadencia de la minería coincidió con el eclipse de la influencia política de Guzmán Blanco. De acuerdo con la documentación de la época: 19

20 21

“Las minas de Guasipati. El ferrocarril del Yuruari”. El Diario de Avisos. Caracas, 8 de julio de 1882 Idem. Lanz, Sigfrido, “La producción aurífera en Guayana en el siglo XIX”, En El Libro del Oro de Venezuela. Caracas. Banco Central de Venezuela, 2010, p. 109

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Poco antes de decretarse la anulación del Territorio Federal Yuruari, se había constituido en París un sindicato denominado Bonez Millard et Mozzard, con la finalidad de explorar las minas de oro de Guayana y ensayar en las arenas del Yuruary para la extracción de oro. Este sindicato aportó la cantidad de 100.000 francos para el desarrollo de una visita exploratoria a Guayana y, al efecto, solicitó y obtuvo por la mediación de Celestino Peraza una concesión sobre todo el río Yuruari y sus afluentes. Sin embargo, paralelo a esta iniciativa se desató el movimiento revolucionario del general Joaquín Crespo y el Sindicato, ante la situación, retiró los capitales y la concesión no se llevó a la práctica; aunque Peraza conservó y posteriormente trató de negociar nuevamente los derechos obtenidos.22

A nivel de todo el Territorio Federal Yuruari, el movimiento general de reivindicación política auspiciado por la Sociedad Liberal Democrática del Yuruari, estaba bajo la dirección de Miguel Parra Hernáiz como Presidente y Manuel Hernández, el Mocho, como Vicepresidente. En su expansión, el movimiento logró la formación de núcleos partidarios de la integración en todos los centros mineros, a fin de lograr la reincorporación del Territorio Federal a la sección Guayana. Este objetivo se logra con la aplicación del decreto emanado por la Constitución de 1892, a través del cual se eliminan los Territorios Federales. La situación a nivel del cuadro general venezolano se agudiza por el azote de diferentes males que afectan directamente el panorama económico: la plaga de langostas, la caída de los precios del café, la decadencia de la producción de caña de azúcar, todo lo cual se traducía en un estancamiento general de las fuerzas productivas y en una consecuente crisis comercial. Por otra parte, al mermar las fuentes de trabajo e ingreso, se constituyen bandas que asolaban los poblados en busca de alimentos, dada la paralización forzosa de la fuerza de trabajo. La quiebra de muchas compañías no se hizo esperar, para 1891 sólo estaban en producción, aunque con altibajos las compañías: El Callao, Venezuela Austin, Callao-Bis, y New Chile. Ese mismo año se paralizaron los 22

Papeles del Mocho Hernández, 1891, p. 5. Archivo Academia Nacional de la Historia. (1891). Papeles de José M Hernández El Mocho. Cap. V (sin foliar).

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trabajos subterráneos de algunas de las compañías y la trituración de sus plantas, debido, fundamentalmente, a lo insostenible de los costos. Posteriormente en 1894 cerraron las compañías Chile, Panamá, Venezuela Austin y Callao-Bis. La famosa empresa El Callao paralizó su filón principal por las mismas razones. Al finalizar el siglo XIX, con el ascenso al poder de Cipriano Castro con el colapso del Callao se cierra el ciclo del oro en Guayana y una empresa inglesa, la Goldfields of Venezuela (Limited), compró parte de las compañías que se habían declarado en quiebra, comenzando las explotaciones al este de El Callao. Una nueva etapa se iniciaba para la historia del oro en Venezuela.

Bibliografía Banko, Catalina (2011), Relaciones económicas entre Venezuela y Alemania 1821-1945. Caracas. Trabajo de Ascenso al escalafón de profesor Titular. FACES/UCV (Manuscrito) Cunill Graü, P. (1983). La Venezuela profunda se define en el Estado Bolívar y en los territorios amazonicos y guyaneses. En Venezuela 1883. (pp. 440-451). Caracas: Ediciones del Congreso de la República. T I. Egaña, Manuel. (1979). Venezuela y sus minas. Caracas: Banco Central de Venezuela. González Deluca, M. (1991). Negocios y Política en tiempos de Guzmán Blanco, Caracas: CDCH/ Universidad Central de Venezuela. Landaeta Rosales, M (1903). Gran Recopilación Geográfica Estadística e Histórica de Venezuela. Caracas, Ediciones del Banco Central de Venezuela. 2 tomos Lanz Delgado, Sigfrido. (2010). La producción aurífera en Guayana en el siglo XIX. En El Libro del Oro de Venezuela. (pp. 89-112). Caracas: Ediciones del Banco Central. Rodríguez M, Adelina (2010). El Ciclo del Oro en la Guayana del siglo XIX. En El Libro del Oro de Venezuela. (pp. 113-147). Caracas: Ediciones del Banco Central. Snyder, Jeffrey (2007) Las compañías británicas free-standingy la fiebre del oro en Venezuela. En III Congreso de la Asociación de Historia Económica de México, Cuernavaca, Morelos.( 12031216) Trad. de Alma Parra. (Digital) Veloz, R. (1984). Economía y Finanzas de Venezuela 1870-1914. Caracas: Biblioteca de la Academia Nacional de la Histori Venezuela. (1880). Recopilación de Leyes y Decretos de Venezuela. Caracas: t. III, IV, V, VII, VIII y IX.

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Documentales y Hemerográficas Archivo Academia Nacional de la Historia. (1891). Papeles de José M Hernández El Mocho. Cap. V (sin foliar). Archivo de la Fundación John Boulton. Informe de la Asamblea General de Accionistas de la Compañía Minera El Callao, 1878 (Papeles sueltos) Ministerio de Fomento. Memoria.1888, Caracas. “Las minas de Guasipati. El ferrocarril del Yuruari”. Caracas. Diario de Avisos.8 de julio 1882 “La fiebre del oro” I. La Opinión Nacional, Caracas, 22 de junio. 1882 “La fiebre del Oro” II. Caracas, La Opinión Nacional, 22 de junio. 1882. “El oro del Yuruari”. Caracas, La Opinión Nacional, 16/ 17/ 18/ 19 y 20 de septiembre.

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¿LAS GEOGRAFÍAS O LA GEOGRAFÍA? Are geographies or geography? Scarlet Cartaya Ríos

Profesora de Ciencias Sociales, mención Geografía y Magister en Geografía, mención Geografía Física, (UPEL-IPC, 2000). Doctora en Ciencias Sociales de FACES-UCV. Forma parte del Programa de Estímulo a la Investigación e Innovación, PEI-B (20112013/2013-2015). Profesor Asociado en la Cátedra de Geografía Física del Departamento de Geografía e Historia y en la Maestría en Geografía, mención Geografía Física de la UPEL-IPC. Coordinadora de la línea de Investigación “Estudios en Geografía de los Riesgos Naturales y Antrópicos, Ecogeografía y Conservación de Recursos Naturales”, del Centro de Investigaciones Estudios del Medio Físico Venezolano, del cual es miembro activo y en donde dirige varios proyectos de investigación individuales y en grupo con financiamiento interno y externo (LOCTI y PEII). Jefe de la Cátedra de Geografía Física de la UPEL-IPC. Investigadora 3 del Programa Prometeo para la ULEAM, Ecuador. E-mail: scarletcartaya@ gmail.com; [email protected].

Recibido: 31/07/2014. Aprobado: 14/09/2014. Resumen: En la actualidad, el mundo es visto y estudiado desde parcelas y la disciplina geográfica no ha sido una excepción, por ello se presenta una reflexión acerca del desenvolvimiento de ésta disciplina a la luz de las oscilaciones entre diversas posiciones que han marcado su fragmentación desde el siglo XIX. La investigación es de tipo bibliográfica, para ello se acudieron a fuentes secundarias. Se asume la dialéctica como cuadro metodológico. A manera de conclusión, se acepta que las divisiones existen, más aun cuando están instauradas. Negarlas no conduce a la solución de este conflicto creado por el mismo hombre. Se propone la integración de las geografías, en la Geografía,

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esto implica abandonar las posturas rígidas y sesgadas, donde los estudios de asuntos puntuales y particulares, que son necesarios, no se manejen aisladamente, porque son especificidades que responden a una totalidad, contribuyendo a su explicación. Palabras clave: disciplina geográfica, objeto de estudio, Ciencia. Abstract: At present, the world is seen and studied from plots and geographical discipline has been no exception, so a reflection on the development of this discipline in the light of the oscillations between different positions that have marked fragmentation occurs from nineteenth century. The research literatureis kind, for itis they went to secondary sources. Dialectics as amethodological frameworkis assumed. To conclude, it is accepted that divisionsexist, especially as they a reput in place. Negatenot lead to the solution of this conflict created by the same man. Integrationof the geographies, in Geography, this means abandoning the rigid and biased positions, where studies of specific issuesand individuals, which are necessary, are not handled separately is proposed, because they are responding to a specific whole, contributing to explanation. Keywords: geographical, discipline, object of study, Science. Las ciencias naturales han sido prolíficamente activas y han recabado una masa de material siempre creciente. Pero la filosofía ha permanecido tan ajena a ellas como ellas han permanecido ajenas a la filosofía…Pero la ciencia natural ha intervenido en y ha transformado la vida humana sobre todo, prácticamente, por medio de la industria y ha preparado las condiciones para la emancipación humana, no obstante que en un buen grado su efecto inmediato ha sido completar el proceso de deshumanización…La idea de una base para la vida y otra para la ciencia es desde el comienzo una falsedad…La ciencia con el tiempo comprenderá la ciencia del hombre de la misma manera que la ciencia del hombre comprenderá la ciencia natural: habrá una sola ciencia. Carlos Marx. Los Manuscritos Económicos-Filosóficos de 1844 (1975).

Introducción Cuando se revisa la literatura referente a la evolución del pensamiento geográfico, surgen frases como: “la Geografía presenta desarrollo dicotómico”; “la Geografía ciencia dual”; “Geografía Física vs. Geografía Humana”; “la Geografía es una disciplina en busca de su objeto de estudio”; “La Geografía

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está atravesando una época de profunda crisis epistemológica en cuanto a su concepción, objetivos y contenidos”, entre otras similares. Estas expresiones, ponen en evidencia la crisis en el campo de la Geografía, que se manifiesta por la coexistencia de concepciones diferentes e incluso contradictorias, lo cual no puede ni debe considerarse aislado del resto de la Ciencia. Invitando a una exhaustiva reflexión acerca de la necesidad de comprender cómo ha sido el desenvolvimiento de la disciplina geográfica, a la luz de las oscilaciones entre diversas posiciones que han marcado la fragmentación de la Geografía, desde el siglo XIX, en Geografía Humana y Geografía Física, o lo que es lo mismo, la Geografía sin territorio y la Geografía sin el hombre. Ambas, se perciben como dos concepciones enfrentadas, contradictorias y opuestas, que vistas desde una perspectiva totalizadora se integren. La segmentación condujo a que los estudios de lo social y lo natural, exigieran metodologías de trabajo diferentes, basados en que los objetos de estudios son diferentes a su vez. Argumento que se ha empleado para justificar la división clásica de la Geografía. Así se puede comprender la problemática que ha surgido con esta dicotomía, que amenaza la unicidad del conocimiento geográfico. Se tratará de manera especial el caso de La Geografía Física, por ser la rama de la disciplina geográfica que ha despertado críticas entre científicos de manera general, inclusive entre los propios geógrafos. Este rápido esbozo introductorio ya señala la complejidad de la situación, exige un tratamiento cuidadoso y detallado que descarte argumentos que enmascaren de cierta manera, su realidad. Conocer la Geografía en su surgimiento, formación y desarrollo, bien como su configuración actual, podrá esclarecer dudas sobre el surgimiento de las “diversas”geografías.

El Origen de las Oscilaciones en el Pensamiento Geográfico El principal problema que ha tenido la Geografía en su conformación como disciplina científica radica en la forma como se ha conceptuado el objeto de estudio. Concepción marcada por los intereses de quienes controlan

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los saberes geográficos. En La Antigüedad, las necesidades comerciales y de dominación del mundo griego o del imperio romano impulsaron la descripción detallada de la tierra. Es a partir de aquí que fue catalogada como la ciencia de la descripción de la Tierra o de los lugares del mundo conocido. Dependiendo de ciertas conveniencias, las descripciones se realizaban desde una perspectiva general o particular. La oposición entre estos enfoques marca la primera gran división de la Geografía, distinguiéndose dos tendencias clásicas: una regional o particular y otra general. Más tarde, cuando surge la necesidad de elaborar mapas de la superficie terrestre se emplea conocimientos de las matemáticas y la astronomía en las confecciones cartográficas. La Geografía se hace rigurosa y compleja, caracterizada por prescindir del quehacer del hombre en el tiempo y en el espacio. Esta tendencia se mantuvo así por largo tiempo. A partir del siglo XIX se evidencia un cambio en los contenidos geográficos que hasta ese momento se trabajaban como temas de la Geografía. Se abandonan las matemáticas y la astronomía, los mapas pasan a ser objeto de estudio de una ciencia aparte y se presta más atención al estudio de los problemas relacionados con la diferenciación del espacio en la superficie terrestre. Es con Alejandro de Humboldt y Karl Ritter, (primera mitad del siglo XIX), considerados “padres de la Geografía Moderna”, que se originan los estudios especializados en la disciplina. Los documentos excepcionalmente naturalistas, forjaron las bases de la formación de la Geografía como ciencia y en consecuencia, la base para la Geografía Física (aun no denominada así), ya que consideraban a la Geografía como una Ciencia Natural, e incluso como rama de la Cosmografía.1 Estas primeras producciones de la ciencia geográfica se distinguieron por las observaciones y análisis de los componentes del medio natural, local o regional y las relaciones mutuas entre los componentes y su distribución mundial. La tendencia de estos estudios fue ambientalista-naturalista, marcada por la influencia de la filosofía idealista y el romanticismo alemán. Para el 1

Capel, H. y Urteaga, L., Las nuevas geografías. 1982, p. 15.

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caso, Humboldt prestó más atención a los fenómenos físicos, integrando distintas disciplinas que estudian el orden natural, conservando la perspectiva histórica en la evolución del marco natural. En cambio, Ritter establece y explica relaciones entre el medio físico y la vida del hombre, aunque ambos se caracterizaron por realizar estudios con fuerte tendencia determinista2. Es evidente que hay una inmensa diferencia de aquel saber geográfico de hace dos siglos y ese enfoque determinista, a pesar de las críticas, considerando que buena parte de esos trabajos eran desarrollados a partir de regiones prácticamente vírgenes, donde sería imposible tener en consideración un análisis de una sociedad que no existe. Además, en aquel momento, la Geología tenía un prestigio científico muy superior al de la Geografía, lo cual hacía que los estudios de Geografía Física fueran considerados de mayor rigor científico, con relación a las otras ramas de la disciplina geográfica. La revolución industrial y sus necesidades de dominación-explotación, impulsaron los estudios geográficos, así como la participación de las Sociedades de Geografía en estas tareas. Sin embargo, es partir de la segunda mitad del siglo XIX, cuando se sistematiza la Geografía como ciencia, por su incorporación en la enseñanza y su institucionalización en las Universidades, a través de la creación de las cátedras3. Esto a su vez, impulsó la aparición de grupos e individuos que controlaban el poder institucional de los geógrafos en distintos países, lo cual derivó en el origen de las escuelas o líneas del pensamiento geográfico. En ellas prevalecían la imposición de paradigmas, concepciones y directrices de quienes la fundaron. Cuando se produce esta institucionalización, el positivismo y el evolucionismo influyen en las producciones de los geógrafos. Se terminó de consolidar, así, el llamado determinismo geográfico que no es sólo la aceptación de la influencia del medio físico sobre las actividades del hombre, sino también, la búsqueda del riguroso encadenamiento causal existente entre los factores físicos y los fenómenos humanos4. 2 3 4

Idem. Capel, H., 1983, p. 5. Ibídem, p. 19.

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Como reacción al determinismo geográfico, surgió el posibilismo planteado por Paul Vidal de la Blache. Fruto de la gran influencia del humanismo en ese momento. Este planteó que el medio físico no determina las actividades del hombre, sino por el contrario, ofrece posibilidades al hombre que como ser libre utiliza o desaprovecha. Esta tendencia intenta comprender la realidad a partir del contacto íntimo de lo que se estudia5. Para abordar la realidad desde esta concepción, es necesario trabajar a escala regional. La región se entendía como una síntesis que agrupa los contenidos de las denominadas Geografía Física y de la Geografía Humana de cierto lugar en específico, en donde el paisaje representa la unidad de análisis-síntesis. Se criticó la presentación de datos heterogéneos de una región, así como la diferenciación de las regiones entre sí como entes únicos y aislados que impedía establecer leyes o principios generales. Esto se trató de solucionar asumiendo la concepción de la Geografía como ciencia síntesis de Paul Vidal de La Blache, siendo la síntesis geográfica el resultado de un estudio inductivodeductivo de una región. Sin embargo, si bien con la región como objeto de estudio de La Geografía Regional Videliana, se pretendió evitar el peligro de la fragmentación de la Geografía, es en el carácter de sus producciones donde se sientan las verdaderas raíces de la Geografía Física. Esta escuela propició la ruptura completa entre las dos ramas, porque los aspectos físico-naturales no eran tratados dentro del enfoque, sino aparte. La exclusión favoreció a marcadas descripciones, clasificaciones, comparaciones y correlaciones de las partes naturales integrantes del conjunto regional, produciendo al final tipologías fisionómicas. Esto condujo, inevitablemente, a la independencia de La Geografía Física, denominada, en ese entonces Geografía de la Naturaleza. Creadas las cátedras de Geografía en las universidades y consolidadas las sociedades, se inicia el siglo XX con las más variadas polémicas entre el determinismo y posibilismo, entre La Geografía General y Regional, entre el cuantitativismo y el cualitativismo, entre la Geografía Física y la Geografía Humana. Esto fue lo que llevó al geógrafo español Horacio Capel, a afirmar 5

Ibídem, p. 20.

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que el desarrollo del pensamiento geográfico ha sido pendular entre oscilaciones positivistas y “antipositivistas”6, desde su sistematización como ciencia. Es evidente que La Geografía ha pasado a ser regida por las oscilaciones entre posiciones opuestas. Tal vez, esto viene dado por algunos problemas epistemológicos de la disciplina que suelen amenazar su existencia o tal vez, a erradas interpretaciones. Situación que se agrava con las posturas rígidas de algunas escuelas, sociedades y centros de Geografía que en definitiva, han logrado aumentar distancias, endurecer posiciones y tendencias, contribuyendo así, a alejar la tan anhelada unicidad y sumergiendo a la disciplina en el atraso. En medio de las marcadas tendencias, en la primera mitad del siglo XX, La Geografía Física destaca gracias al geógrafo francés Emmanuel De Martone, y es cuando de hecho, se empieza a denominar así. Se estudiaban los aspectos del cuadro natural del planeta, tratados de manera individualizada y separada de los temas asumidos por La Geografía Humana, constituyéndose prácticamente en una Ciencia de la Tierra. En Geografía, la relación entre el hombre y la naturaleza aparece como objetivo básico, aquella Geografía Física demartoniana estuvo sensiblemente lejos de estos propósitos en la medida en que excluía casi completamente, al hombre de su cuadro de abordaje y preocupaciones. Después de la Segunda Guerra Mundial se empezó a cuestionar las doctrinas y concepciones tradicionales establecidas. Se impone en la ciencia el neopositivismo o empirismo lógico del Círculo de Viena, su máximo representante K. Popper. Se insiste en la búsqueda de un lenguaje común, claro y riguroso, que permita dar validez general a los resultados. Se postula la neutralidad de la ciencia, excluyéndose de ella los juicios de valor, afirmando el carácter objetivo y explicativo del trabajo científico7. 6

7

“El positivismo posee tres rasgos esenciales: el monismo metodológico; la consideración de que las ciencias naturales exactas establecen el canon ideal o metodológico de todas las ciencias, inclusive las humanas o sociales; y la explicación causal. Frente a él el antipositivismo o historicismo, supone un rechazo al monismo; una afirmación del contraste entre las ciencias que aspiran a generalizaciones sobre fenómenos reproducibles y predecibles y las que buscan comprender las peculiaridades individuales y únicas de sus objetos; y la distinción entre explicación y comprensión”. (Capel, H., 1983, pp.14-15). Tomasoni, M. A., Considerações sobre a abordagen da naturazana. Geografia. 2004, p. 28.

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En este contexto, surge una nueva Geografía como auténtica disciplina científica, posteriormente, por oposición, nace la Geografía Radical. La Nueva Geografía es una disciplina sistemática, su objeto fundamental es el análisis de problemas espaciales. Impulsada por la aparición de La Teoría de los Sistemas. Es nomotética, busca la formulación y aplicación de leyes o principios universales. La Nueva Geografía, tiene un carácter deductivo porque busca explicar los hechos geográficos utilizando los conceptos y procesos de la ciencia en general. Su metodología y técnicas son cuantitativas. Se centra en explicar el orden de los procesos espaciales. Por el excesivo uso de técnicas cuantitativas y centrase en construir teoría, se le calificó de cuantitativista y teorética8. La Geografía Radical, desde donde se critica la concepción cuantitativista, surge como ciencia comprometida y puesta al servicio de la transformación social. Esta concepción, con una gran influencia del marxismo, tuvo implicaciones en el marco teórico de la Geografía.Siguiendo esta visión, la Geografía es una ciencia que estudia el espacio organizado por la sociedad, por lo tanto, una Ciencia Social. Los principales temas abordados fueron: la pobreza, la marginalidad, la discriminación racial, el subdesarrollo. Desde esta perspectiva, el espacio geográfico es producto del trabajo del hombre en sus relaciones sociales de producción. Diferencian “espacio geográfico” de “espacio”: el primero, objeto de estudio de la Geografía, deber ser concebido como un producto histórico, por tanto social, de las relaciones que se establecen entre la sociedad y el medio ambiente. El otro, “el espacio”, es todo aquello que el espacio geográfico no es. Esta concepción defiende la acción consciente del hombre, responsable de la transformación de la naturaleza y constructor del espacio geográfico; el propio hombre y sus múltiples relaciones son resultantes de la producción de ese espacio9. Este enfoque, sin embargo, pecó de extremista y sirvió de terreno fértil para impulsar los trabajos en el área física, completamente aparte, desvinculados de las relaciones sociales. Se debe considerar la sociedad y la naturaleza como partes de un todo, de esta manera mantendría la ciencia geográfica su carácter de ciencia 8 9

Capel, H. y Urteaga, L., Op.cit., pp. 26-27. Mendonça, F., Geografia Física: Ciência Humana? Repensando la Geografía. 1989, pp. 42-43.

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síntesis, así como la tarea específica de captar y proponer los conjuntos10. En este sentido, La Geografía se considera más que una Ciencia Humana como Ciencia Social, entonces ¿Dónde tiene cabida la Geografía Física? ¿Será que tendrá que migrar hacia las denominadas Ciencias Naturales? o ¿conformarse por redefinirse como rama de la Geografía, sacrificando su independencia? La Geografía Física se debate entre tener que elegir un papel relevante como base de La Geografía, Ciencia Social o ser una Ciencia de la Tierra. En la primera, pareciera que se pone en peligro su existencia; en la segunda, sería autónoma y auxiliar de La Geografía. Este dilema se pudo resolver con la adopción de los temas medioambientales o ecogeográficos. La Ecogeografía propuesta por los geógrafos franceses J. Tricart y J. Killian en 1979, es donde La Geografía Física es reinventada conceptual y metodológicamente, e incorporada dentro del campo de estudios de la Geografía11. Lastimosamente, no ha tenido mucha acogida, prevaleciendo el enfoque demartoniano. La evolución de La Geografía en el siglo XX, sirve para afirmar que ésta ha sido y sigue siendo una disciplina creada por y para las escuelas. El desarrollo del pensamiento geográfico ha ido a la par de las tendencias que han marcado el desenvolvimiento de La Ciencia. La Ciencia está determinada por las fuerzas de las instituciones científicas y por las estructuras de poder que se generan en dichas instituciones. El origen y desarrollo de las escuelas del pensamiento geográfico han sido orientados por diferentes teorías del conocimiento, por lo que sus estudios tenían que conducir a distintas concepciones geográficas. Estas, a su vez, están determinadas por la ideología dominante o por las concepciones sociopolíticas de cada país. Tratar de comprender los fenómenos sociales y naturales, e intentar explicar sus interrelaciones e interferencias en la organización espacial, se ha constituido en desafío para la disciplina geográfica, tanto para su definición conceptual como metodológica. En consecuencia, se radicalizan posiciones, aumenta la polémica entre los seguidores de Geografía Humana y Geografía Física. 10 11

Tovar, R., El Enfoque Geohistórico.1986, p. 33. Mendonça, F., Op.cit., p. 53.

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Separación que impulsó la relación de los geógrafos con las ciencias afines y con ello la aparición de las especializaciones y superespecializaciones en apariencia, abriendo su horizonte, pero en esencia, dificultando concentrarse en la unidad, cuando bien propicia el desarrollo de estudios fragmentados de su objeto. Esta escisión ocurre cuando se asume a La Geografía como ciencia dual, tal como lo señalara Jacqueline Beaujeu-Garnier en la década de los setenta, la Geografía es una “ciencia de encrucijada” que forma un eslabón entre las ciencias naturales y las sociales. No obstante, se impulsó el desarrollo independiente y opuesto de los aspectos humanos y físicos. Con la intensión de superar las divergencias en la disciplina surge la concepción Geohistórica12 impulsada por el Profesor Ramón Tovar, con la intensión de rescatarla de la fragmentación, con un enfoque que permite abordar la compleja realidad desde la totalidad del conocimiento.Se trata del aporte de un venezolano que de alguna manera viene a llenar un vacío “conceptual” en la Ciencia, creado por la concepción filosófica positivista que precisa funcionalidad general y particular a cada una de las ciencias13, además, logró interpretar la teoría de Carlos Marx surgida de la relación entre “salario, precio y ganancia”, donde asume una ecuación entre tiempo y espacio: “El tiempo es el espacio en que se desarrolla el hombre”14. La Geohistoria tiene por objeto de estudio los fenómenos sociales en su dimensión temporo-espacial, unidad dialéctica que abarca lo diacrónico y lo sincrónico. Permitiendo comprender la organización y estructura del espacio. 12

13 14

“…la Geografía estrictussenso se ha convertido en Geohistoria y debe reencontrase con las visiones de conjunto que la condujeron a constituirse como una ciencia social desde la segunda mitad del siglo XIX”. “… la alternativa indiscutible, para la Geografía, estaría en la Geohistoria. Acá se reencontraría con su génesis…” Tovar, R. 1986, Op.cit., p. 36 y p .49. SantaellaYegres, R. (2005). Escrito en inglés por C. Marx de finales de mayo al 27 de junio de 1865. Publicado por vez primera en folleto en Londres en 1898. El presente texto corresponde a la edición de 1976 de Ediciones en Lenguas Extranjeras, Beijing, República Popular China, la cual es una versión revisada de la traducción al castellano de Wages, Price, and Profit por Ediciones en Lenguas Extranjeras, Moscú, Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas, 1954. Tomado de Obras Escogidas, Tomo II:Salario, precio y ganancia, por Carlos Marx y Federico Engels. Disponible en: www. http://www.marxistsfr.org/espanol/m-e/1860s/65-salar.htm#vii

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Además, brinda la posibilidad de advertir las transformaciones operadas en la realidad, para lo cual la ciencia tradicional ya no tiene respuestas.

Las Especializaciones y Superespecializaciones en Geografía Física La Geografía, al igual que otras Ciencias, ha venido atravesando un período de crisis en los últimos tiempos, por la coexistencia de diversas tendencias y concepciones, sin existir ninguna que sea universalmente aceptada. La atomización del contenido de la Geografía dio origen a una creciente especialización y superespecialización, lo que ha contribuido, aún más, al parcelamiento del contenido geográfico. Cuando se revisa la clasificación y estructuración de los contenidos temáticos, métodos y técnicas en los libros textos de los más distinguidos geógrafos, de una y otra tendencia, su organización da la impresión de tratarse de un agregado de temas sin integración. Dándose a conocer como dos disciplinas distintas, en vez de dos ramas de una misma ciencia. Esto, sin duda, fue generando independencia de las partes. Caso en el cual, la Geografía Física, pasa a tener un objeto de estudio que reúne una serie de objetos de estudio de otras ciencias. Por ello, le es necesario valerse constantemente de los datos de las denominadas ciencias exactas y naturales para constituir su cuerpo de estudio básico. La influencia de las otras ciencias en el ramal físico, se expresa tanto conceptualmente como metodológicamente. Ejemplo, el estudio de la forma de organización de los componentes bióticos (vegetales y animales) y abióticos (clima, relieve, etc.) del planeta, estudiados independientemente unos de otros, por varias ciencias, fue necesario para la comprensión de su interrelación en la caracterización de los espacios. Esta necesidad condujo a desarrollar segmentos más volcado en la comprensión del cuadro físico del planeta, natural o alterado por la acción del hombre. Es por esta vía que es claramente comprensible la diversidad del pensamiento, en cuanto a tendencias específicas, en el estudio del espacio terrestre. Siendo la Geografía Física una ciencia resultante del encuentro de un sin número de otras ciencias, estas a su vez influyen en su desarrollo, originando

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las especializaciones de su contenido. Ejemplo: con una fuerte influencia de la Geología Estructural, la Geomorfología fue la primera rama individualizada de la Geografía Física en tomar cuerpo y desarrollo autónomo, no siendo de extrañarse el hecho de que los primeros geomorfólogos habían sido anteriormente geólogos. Tal es el caso del geólogo norteamericano William Morris Davis, o padre de la Teoría del Ciclo Geográfico del Relieve, que pasó de la Geología Clásica a la Geomorfología. El surgimiento de la Climatología, oriunda de la Meteorología, fue marcado por una vasta documentación estadística, en el análisis de los elementos del tiempo atmosférico. Las observaciones hechas por los ingenieros y agrónomos, principalmente, sobre el escurrimiento superficial y el proceso erosivo, dieron nacimiento a la Hidrografía y, a la Geomorfología Dinámica. La influencia de los biólogos, botánicos y zoólogos dio origen a la Biogeografía. Por ello, la Geografía Física es definida, por muchos, como un conjunto integrado de Ciencias de la Tierra. Esta Geografía ha sido calificada como una ciencia temática, más que sistemática, porque cuando se revisa el contenido de las obras, la mayoría presenta una especie de añadido de Geomorfología, Climatología, Hidrografía y Biogeografía, donde no se expresa una integración, en buena parte es expresión de la escuela francesa, la cual está completamente disociada de los aspectos humanos y, cuya saga fue el descubrimiento de leyes que orientaron sus estudios de la distribución e interrelaciones de los componentes del medio natural. Según Salas Sanjaume, M. y Batalla, R. (1996), De Martone fue consciente que el método analítico tiene el inconveniente de destruir las realidades complejas que son el objeto propio de la Geografía, pero permite entender los mecanismos subyacentes. Afirmó que el carácter científico de la Geografía lo adquiere al precio de apelar a disciplinas no geográficas, como la Geología, la Meteorología, la Botánica, la Estadística. El peligro de dispersión sólo puede evitarse a condición de tener una conciencia muy clara del propio objeto de la Geografía. Lo importante es ver este doble carácter analítico y sintético, la necesidad de una visión de conjunto, pero también la de recurrir a análisis especializados cuando se quiera profundizar en un tema15. 15

Sala Sanjaume, M. y Batalla, R., Teoría y métodos en Geografía Física. 1996, p. 14.

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En la actualidad la división está arraigada. Sin embargo, se aboga por la integración de la Geografía Física y Geografía Humana, porque siendo el objetivo de la Geografía el estudio del espacio construido por los grupos “humanos” dentro de condiciones históricas determinadas16, en donde el hombre-sociedad establece relaciones con la naturaleza, se hace necesario abordar este último aspecto correctamente. Razón que justifica el auxilio de otras disciplinas científicas, para conocer cuáles son las características del medio en que se desenvuelve el hombre. Aunque, lo natural engloba aspectos muy variados, lo cual determina una gran variedad interna en la disciplina, estará en la forma de abordaje donde se imprima la diferencia, lo importante es tener el cuidado de no distorsionar el objeto de estudio de la Geografía. Destaca la forma que estos temas son trabajados-enseñados en la cátedras de la Escuela de Geografía de la Universidad de Los Andes, así como los que atañen directamente a la autora del presente ensayo, la cátedra de Geografía Física del Instituto Pedagógico de Caracas de la Universidad Pedagógica Experimental Libertador (UPEL), donde ese estigma demartoniano ha sido superado desde hace unos cuantos años, con la adopción de temas medioambientales. Temas que se trabajan integrados, a partir de provincias fisiográficas y regiones naturales, explicando las relaciones existente entre los diferentes elementos físicos-naturales y la problemática ambiental generada por la acción del hombre, lográndose la síntesis geográfica. Además, las investigaciones derivadas de los Trabajos de Ascenso de los miembros de la cátedra, así como los Trabajos de Grado de la Maestría en Geografía, mención Geografía Física (UPEL-IPC), son estudios científicos, serios y sistemáticos donde se explica y comprende la realidad partiendo del análisis para llegar a la síntesis geográfica. Lo que se pondría en duda no sería la calidad y la producción intelectual, que desde esa parte de la academia se origina, lo que queda en tela de juicio es la calificación (etiqueta), porque denominada Geografía Física, pareciera un contrasentido dentro de la Ciencia Social. Si se desea abandonar las tendencias excluyentes y rígidas, en lo ecológico es donde está el vínculo con el hombre, 16

Tovar, R, Ob.cit., p. 36.

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quien es, en definitiva, el que organiza el espacio como producto del trabajo acumulado17. Si bien es cierto, que existen intentos por redefinir la tendencia físiconatural, con la firme intención de logar la unicidad de la Geografía, tan poco es menos cierto, que existen posiciones severas que dan sólo relevancia a los aspectos naturales, tratados individualmente. A su vez, los temas estudiados por separado, en varios componentes y subcomponentes del medio como: el tiempo atmosférico, los procesos modeladores del relieve, los modelados, los biomas, las cuencas hidrográficas, los ambientes sedimentarios, etc., favoreció la aparición de las superespecializaciones de la Geografía Física, separándola cada vez más del hombre. Vista así la Geografía Física resulta una especia de anacronismo, tal como lo afirma Tovar, R. (1986)18. Lo que significa que esta “rama”, nunca ha sido Geografía, porque está fuera del hombre y por lo tanto de la historia. La Geografía ha sido dividida en un sinfín de Geografías más especializadas, hasta tal punto que en la actualidad existen superespecializaciones, que luchan por su autonomía y la autoría de los contenidos. Ejemplo: la llamada Geografía Física se divide en Geomorfología, Climatología, Biogeografía, Pedología e Hidrografía. La Geomorfología se estudia por modelados, uno de ellos es el fluvial, donde se estudian el ciclo hidrológico, las formas de relieve asociadas a la acumulación y erosión fluvial y las cuencas hidrográficas, en estas últimas se aborda, la morfometría y el comportamiento hidrológico de las corrientes fluviales. Sin embargo, cuando se emprenden estudios hidrográficos, se tiene que asumir parte de los contenidos del modelado fluvial tratados en Geomorfología. Aunque en apariencia, cada división comprende un cuerpo de contenidos que le son propios, dando la impresión de disciplinas autónomas dentro de la ciencia geográfica, sin embargo, en realidad estos contenidos “únicos” de estas subdivisiones en esencia son indivisibles. Asimismo, desde la llamada Geografía Humana, existe diversidad de ejemplos similares. 17 18

SantaellaYegres, R. Pensamiento geohistórico de Ramón Tovar López. 2005, pp. 5-20. Tovar, R., Ob.cit., p. 36.

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A manera de conclusión Estas superdivisiones, creadas por los connotados maestros de las escuelas geográficas, sólo han contribuido al atraso de la Geografía, división que es cónsona con la fragmentación inicial y arbitraria de la Ciencia en Ciencias Naturales y las Ciencias Sociales o las Ciencias del Hombre-Sociedad, perdiéndose el carácter de síntesis de la Geografía y la búsqueda de la verdad en la práctica histórica concreta. En este sentido, al existir la Geografía con divisiones, a una o varias de ellas se le atribuye la especificidad de estudios de lo natural y a otras, de lo social; se está contribuyendo a generar un pensamiento hacia la vulnerabilidad como subjetividad de un vago concepto supuestamente, general. Todo conocimiento tiene como fin último la sociedad, ya que toda ciencia tiene como objetivo fundamental, el descubrimiento de lo desconocido para satisfacer las necesidades del hombre-sociedad, contribuyendo a facilitar la comprensión de la realidad. En este sentido, aun cuando los orígenes de la Geografía se forjan en el seno de las llamadas Ciencias Naturales, la situación actual es, en muchos casos, la inversa, puesto que la Geografía se cultiva desde el ámbito de las “disciplinas sociales”, lo cual plantea conflictos a la Geografía Física, que tendrá que reinventarse y reorientarse para mantenerse dentro de la ella y no fuera. Las especializaciones que fragmentan el conocimiento en partes fácilmente manipulables, genera un escabroso camino en busca de su unidad. Se está de acuerdo con la integración en el pensamiento geográfico, por ello se apoya el abandono de posiciones excluyentes y se aboga por la visión de conjunto y la síntesis en la explicación razonada del espacio construido por el hombre. No puede haber Geografía sin conocimiento de la Tierra, y sin el Hombre. En la actualidad, el mundo es visto y estudiado desde parcelas. Hay que aceptar que las divisiones existen, más aun cuando están instauradas. Negarlas no conduce a la solución de este conflicto creado por el mismo hombre. Se propone la integración de las ciencias, en la Ciencia, esto implica abandonar las posturas rígidas y sesgadas, donde los estudios de asuntos

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puntuales y particulares, que son necesarios, no se manejen aisladamente, porque son especificidades que responden a una totalidad, contribuyendo a su explicación. Desafortunadamente, no existe el real interés de integrar todas las Geografías. Quizás la poca aceptación se deba al temor de perder el poder que brinda la individualización del conocimiento, en consecuencia se extreman las posiciones. Razón por la cual, se afirma que la Geografía es una sola, su división contribuye a su distorsión. Bajo esta perspectiva pendular y fragmentada del pensamiento geográfico, nos preguntamos ¿Cómo se han abordado los temas vinculados con los riesgos, los desastres y la vulnerabilidad? ¿Cómo llegar a la interpretación correcta de la realidad partiendo de varias visiones desde una misma ciencia? ¿Cómo resolver el problema de la reducción del riesgo y la vulnerabilidad, si se parte de confusiones y distorsiones conceptuales? ¿Cómo no confundir y en muchos casos calificar de natural a la amenaza, el riesgo y el desastre, cuando existen tendencias fisicalistas endurecidas? ¿Cómo deben ser tratados estos temas desde la Geografía? ¿Cómo avanzar en la comprensión de un espacio tomado por la vulnerabilidad, teniendo en cuenta que la Geografía, principalmente la física, encabeza la fragmentación que aniquila toda visión totalizadora?

Referencias Bibliográficas Capel, H. (1983). Positivismo y antipositivismo en la ciencia geográfica el ejemplo de la geomorfología. Geocrítica: cuadernos críticos de Geografía Humana, 49, 3-57. Capel, H. y Urteaga, J. L. (1982). Las nuevas geografías. Colección Salvat Temas Clave. Madrid: Aula Abierta Salvat. Marx, C. y Engels, F. (1954). Obras Escogidas. Tomo II: Salario, precio y ganancia. [Documento en línea]. Disponible en: www.http://www.marxistsfr.org/espanol/m-e/1860s/65-salar. htm#vii Mendonça, F. (2001). Geografia Física: Ciência Humana? Repensando la Geografía. Sao Paulo: Geografía Contexto. Sala Sanjaume, M. y Batalla Villanueva, R. (1996). Teoría y métodos en Geografía Física. Espacios y Sociedades. Madrid: Editorial Síntesis.

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SantaellaYegres, R. (2005). Pensamiento geohistórico de Ramón Tovar López. Geoenseñanza, 10, 1, 5-20. Tomasoni, M.A. (2004). Considerações sobre a abordagen da naturazanaGeografia. En Reflexões e construções geográficas contemporâneas. Salvador, Brasil: Universida do Estado da Bahia, campus VI y Universidad Estadual de Feira de Santana. Tovar, R. (1986). El Enfoque Geohistórico. Estudios, Monografía y Ensayos, Nº 77. Caracas: Biblioteca de la Academia Nacional de la Historia.

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LA FRONTERA CHILENA-ARGENTINA: LA CONTROVERSIA POR EL CANAL DEL BEAGLE The Argentine-Chilean border: The controversy over the Beagle canal

Claudio Alberto Briceño Historiador. Miembro del Grupo de Investigación sobre Historiografía de Venezuela de la Universidad de Los Monzón

Andes. Profesor Asociado de la Escuela de Historia, de la Facultad de Humanidades y Educación de la Universidad de Los Andes. Magíster en Historia de Venezuela por la Universidad Católica Andrés Bello. Candidato a Doctor en Historia por la Universidad Nacional de La PlataArgentina. E-mail: [email protected].

Recibido: 04/08/2014. Aprobado: 25/09/2014.

Resumen: Este trabajo se expone la historia de la delimitación de la frontera Chile y Argentina en la denominada cuestión del Beagle, islas australes y Antártida Argentina; conflicto que se intensificó a mediados del siglo XX, donde ambos países estuvieron condicionados por la Doctrina de Seguridad Nacional, impuesta por Estados Unidos en plena Guerra Fría, donde por la influencia de la geopolítica se miraba al vecino como una adversario potencialmente peligro y amenazante, la celebres hipótesis de conflicto, esto cambia con la firma del Tratado de Paz y Amistad de 1984, desde que se inicia un proceso de integración, con sus tonalidades específicas, que se viene desarrollando hasta la actualidad. Palabras clave: Frontera y Limite, Canal de Beagle, Chile y Argentina, mediación papal.

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Abstract: This work history demarcation the border to Chile and Argentina in the so-called question of the Beagle, Austral Islands and Antarctica Argentina is exposed; conflict intensified in the mid-twentieth century, when both countries were conditioned by the National Security Doctrine, imposed by the United States during the Cold War, where the influence of geopolitics neighbor it looked like a potentially adversary danger and threatening, the famous conflict hypothesis, this changes with the signing of the Treaty of Peace and Friendship of 1984, since an integration process starts with its specific hues, which has developed to the present. Key word: Limit Frontera, Beagle Channel, Chile and Argentina, papal mediation. Debemos mirar con orgullo y esperanza lo mucho que han progresado las relaciones entre la Argentina y Chile a lo largo de más de dos décadas, alcanzando niveles insospechados de confianza mutua y cooperación. La inmensa cordillera se ha transformado en un nudo de unión, desde donde podemos mirar ilusionados el horizonte, que nos anuncia un futuro mejor.1 Raúl Alfonsín

Las fronteras se han transformado en una de las regiones que conceptualiza alguna parte de nuestra vida contemporánea, percibidas al pasar de una nación a otra: como viajero o turista, como empresario o académico, como refugiado o asilado, como contrabandista o comerciante, como migrante legal o ilegal. Desde el centro político de cada país, se han imaginado al contorno limítrofe como una zona de inseguridad, como territorios vacíos que podían ser poblados, y en las décadas del 60 y 80 del siglo pasado como espacios penetrados por un vecino percibido como enemigo. 1

Mensaje del ex presidente de la Nación Argentina, Raúl Alfonsín, al Rector de la Pontificia Universidad Católica Argentina, Monseñor Alfredo Zecca y a los organizadores y participantes de la Jornada conmemorativa de los treinta años de la mediación Papal en el diferendo austral entre Argentina y Chile. Buenos Aires, 16 de octubre de 2008. En: Marcelo, Camusso y Luis Saguier Fonrouge. Los frutos de la paz: la mediación de Su Santidad Juan Pablo II en el diferendo austral entre Argentina y Chile. Buenos Aires: Educa, 2009, p. 23

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En la actualidad se ha querido difundir a las fronteras en calidad de espacio abierto, libre de circulación humana, pero algunas áreas limítrofes se siguen comportando en el mundo como a mediados del siglo XX, es decir, zonas cerradas que obstaculizan la integración y el desarrollo de los centros poblados transfronterizos, lo cual ha ocasionado conflictos entre naciones, en una noción militarista con una concepción geopolítica de espacios asilados y desintegrados. La frontera como espacio geopolítico, ha sido todo un reto: una zona de tentaciones, promesas, ilusiones, pero también de delitos, algunas veces detonantes de guerras, por ejemplo el caso de Argentina y Chile por su problemática austral entre 1977 y 1978. En el imaginario colectivo argentino, hablar de frontera nos lleva al mito del Virreinato, que desde finales del siglo XIX ha sido un relicto clave en la estructuración de una nacionalidad en el origen de la territorialidad. Esta perspectiva se relaciona con la tradición historiográfica del siglo XX, en su visión de las perdidas territoriales con países vecinos como Bolivia, Paraguay, Uruguay.2 Entre los años sesenta al ochenta del siglo pasado, la historiografía argentina sobre la teoría geopolítica dedicó varios trabajos a la tesis de un riesgo o alianza entre Chile y Brasil contra Argentina; y para confrontarla y balancear la situación se buscaron comitivas de acercamiento a Bolivia y Perú.3 Desde mediados del siglo XIX, chilenos y argentinos, en su rivalidad por el control de las tierras australes, promovieron un conjunto de viajes exploratorios, los cuales suministraron una copiosa revelación sobre los paisajes interiores de estas tierras meridionales del fin del mundo, sobre sus particulares orográficas, geodésicas, hidrográficas, sobre sus peculiaridades climáticas y sus potencialidades económicas. Estos viajes exploratorios además de satisfacer el interés por conocer y posesionarse de los territorios en disputa, establecieron una forma de ocupación y presencia en la región. Al respecto Francisco 2

3

Ver: Randle P.H. (Compilador). La conciencia territorial y su déficit en la Argentina actual. Buenos Aires: Oikos, 1978; Paulo, Cavaleri. La restauración del Virreinato: Orígenes del nacionalismo territorial argentino. Buenos Aires: Universidad Nacional de Quilmes, 2004. Entre los que podemos mencionar al grupo que editaba la Revista Estrategia del Instituto Argentino de Estudios Estratégicos y de las Relaciones Internacionales, dirigida por el general retirado Juan Enrique Guglialmelli; y al Movimiento de Afirmación de la Soberanía en la Zona Austral conducido por el almirante retirado Isaac Francisco Rojas.

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Moreno, perito representante de Argentina en la querella de limítrofe entre ambos países entre 1897 y 1902, planteaba: Nuestra cuestión con Chile que nos disputa lo que la naturaleza y la firma de los Reyes ha hecho nuestro, aumentar el interés que tienen para nosotros… las Tierras Australes sin conocerlas; hablamos de límites en la Cordillera, punto de separación de las aguas, y aún no sabemos qué dirección siguen ni dónde concluyen y si puede servir de límite natural o no en regiones inmediatas al estrecho de Magallanes. En estos últimos años el interés particular ha esparcido noticias llenas de contradicciones que abogan, unas por la fertilidad y las inmensas riquezas que encierran esos pretendidos páramos inhabitables, y otras en que se pintan con los colores más sombríos, como para hacer abandonar toda idea de utilizarlos. Hácese necesario, pues, que sepamos con seguridad con qué elementos puede contribuir la Patagonia a la prosperidad de la República y esto sólo se puede conseguir conociendo su geografía y sus productos naturales. Hay que estudiar allí las condiciones geológicas y climáticas, su geografía, sus producciones y las ventajas que puede ofrecer para su colonización; todo por medio de investigaciones serias y minuciosas.4

El conflicto por la soberanía de la Patagonia y Tierra del Fuego, entre Chile y Argentina, se constituyó en un asunto trascendental para ambos países, en el caso argentino con la amenaza británica en las Islas del Atlántico sur desde 1833 y por el creciente poderío brasileño al norte. En esta problemática se fusionaron una serie factores e intereses: políticos, económicos, estratégicos, que hicieron que se transformara en una controversia sui generéis para las dos naciones, llegando a crear sentimientos xenofóbicos y sentimientos nacionalistas que deben ser entendidos para lograr una adecuada comprensión del diferendo chileno-argentino, ya centenario. En este artículo abordaremos la historia limítrofe entre Chile y Argentina en la denominada cuestión del Beagle, islas australes y Antártida Argentina; donde presentamos: 1º) La mediación Papal y el Acuerdo; 2º) El Tratado de Paz y Amistad; 3º) La opinión Chilena del Tratado de Paz y Amistad; 4º) La visión de los partidos políticos argentinos sobre la consulta; 5º) Bases de la consulta 4

Francisco P. Moreno. Viaje a la Patagonia Austral 1876-1877. Buenos Aires: Ediciones Solar, 1982, p. 26

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popular del 25 de noviembre de 1984; 6º) Las perspectivas antagónicas; 7º) Resultado del referéndum por el Beagle; 8º) De las soluciones limítrofes al desarrollo fronterizo.

1. La mediación Papal y el Acuerdo El 22 de diciembre de 1978, debía iniciarse la Operación Soberanía por parte de las fuerzas argentinas, que implicaba la ocupación del territorio en litigio con Chile.5 Ese día, luego de tensas gestiones, Juan Pablo II anunció el envió a Buenos Aires de un delegado papal. Aquel anuncio logró el primer éxito de la gestión pontificia: se evitó la guerra, al darse la orden de detener la mencionada operación bélica horas antes del momento fijado para su comienzo. El 26 de diciembre de 1978 llegó el enviado papal; el cardenal Antonio Samoré, quien fue uno de los artífices principales de la mediación. Con la orientación de Samoré, las representaciones de ambos países acordaron reunirse en el Uruguay. Así fue como el 8 de enero de 1979 se firmó el acta de Montevideo, por la cual Argentina y Chile solicitaban la mediación formalmente. Los cancilleres Carlos Washington Pastor y Hernán Cubillos de Argentina y Chile, junto al cardenal Antonio Samoré, suscribieron dicho documento. El 25 de enero de 1979; el Papa aceptó mediar en el diferendo limítrofe por el canal de Beagle y las tareas efectivas de la gestión mediadora dieron comienzo el 2 de mayo de 1979, con el cardenal Samoré como representante papal. La negociación avanzó paulatinamente, hasta que el 14 de noviembre de 1980, Juan Pablo II recibió por separado a las delegaciones de ambos países, impartiéndoles instrucciones acerca de las características de la solución hacia la que se debía atender. El 23 de noviembre de 1980, en la plaza de San Pedro, Juan Pablo II exhortó a la Argentina y Chile a conservar la calma. Y 5

“A mediados de diciembre de 1978 la Argentina vivía la última fase de la preparación de una guerra contra Chile. Los juristas y los diplomáticos habían desahuciado sus esperanzas de evitarla. El pueblo argentino vivía la evolución de los hechos con fatalismo, sin pasión. Hacia las Navidades se esperaba que ocurrieran las primeras operaciones militares, para las cuales se había especialmente equipado y preparado a las Fuerzas Militares.” Juan Archibaldo Lanús. De Chapultepec al Beagle. Tomo II. Buenos Aires: Biblioteca de Historia y Política, Emecé Editores S.A., 1984, p. 248

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el 12 de diciembre de 1980 el Sumo Pontífice entregó a los representantes diplomáticos de ambos países su propuesta de paz, sobre cuyo contenido solamente se conocieron versiones parciales y de tono extraoficial, ya que toda la documentación fue celosamente guardada en el Vaticano, la misma fue aceptada el 8 de enero de 1981 por Chile y objetada por la Argentina. La propuesta Papal reconocía a Chile la soberanía sobre las islas y 12 millas de mar, y a la Argentina, la jurisdicción marítima desde allí hasta las 200 millas. Dentro de la jurisdicción argentina, propuso la creación de un espacio de aproximadamente 118.000 Km.², denominada Zona de Actividades Comunes o Concertadas. Sobre esta zona, ubicada en el océano Atlántico, se concedió a Chile a perpetuidad 50% en la explotación de los recursos vivos y no vivos del agua, lecho y subsuelo marino, además de facultades para investigación y control de la contaminación, en igualdad de condiciones para ambos países. Chile aceptó esta fórmula propuesta por el Vaticano, pero para la Argentina la existencia de la Zona de Actividades Comunes o Concertadas significaba la posibilidad de futuros conflictos, dado que los derechos sobre ese espacio de mar eran imprecisos. El 8 de enero de 1981 Chile anunció la aceptación de la propuesta papal. La Argentina respondió, el 25 de marzo de 1981, con un memorando de cinco páginas de extensión en el cual se objetó la propuesta, provocando el desagrado del cardenal Samoré, quien pensaba en una rápida solución basando en las proposiciones pontificias. Un año después, el 19 de enero de 1982 la Argentina denuncia unilateralmente el tratado suscrito en 1972, que los observadores describieron como un nuevo frente de fricción entre los dos países y el 23 de abril, el Papa exhortó a ambos gobiernos a llegar a un tratado permanente de paz y amistad. Dicho tratado debía reposar sobre la base de la propuesta entregada. El gobierno de Chile, en una nota del 29 de enero de 1982, deploró la actitud argentina de denunciar el Tratado de Solución Pacífica de las Controversias, de 1972, reservándose el derecho de recurrir ante la Corte de La Haya. En los tiempos de la última dictadura militar argentina, entre mediados de los años setenta e inicios de los ochenta, en las relaciones internacionales, existieron cuatro problemas fundamentales, en la política exterior: 1º) los derechos humanos representado en la punición feroz que representó más de 40.000 desaparecidos; 2º) el enfrentamiento con los ingleses por la soberanía

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de las Islas del Atlántico Sur, Malvinas, Georgias y Sándwich del Sur; 3º) el diferendo del Canal de Beagle con Chile y 4º) la deuda externa.6 En una entrevista realizada en junio de 1981, el entonces canciller de Argentina, Oscar Camillón, expresaba sobre el diferendo del Beagle lo siguiente: La Argentina y Chile tienen una de las fronteras más largas del mundo, la tercera del mundo en longitud. En la medida en que no se haya hecho un enfoque pudiéramos decir filosófico de la relación argentino-chilena a partir de una convivencia tan extensa, determinada por una geografía que es un dato irreversible, va ser bastante arduo el tratamiento de problema de naturaleza jurídica. Los temas de límites responden esencialmente al signo de convivencia que uno quiere tener con el vecino, pero que son en última instancia, sin prejuicio naturalmente del lado jurídicamente importante que tienen, problemas de naturaleza política. Son Problemas de naturaleza política no solamente por las repercusiones que alcanza en el frente interno todo lo que tiene que ver con un centímetro cuadrado de tierra, una sola gota de agua de propiedad nacional, porque a través de la frontera es donde se configura el marco de la convivencia entre dos Estados. En una situación como la del Beagle, es necesario un motón de meditación para que en esa pausa sea por de pronto comprendido que el tema Beagle es un aspecto parcial de una larga frontera entre Argentina y Chile, donde hay otros puntos que abren interrogantes. Pero, sobre todo, es un aspecto de una relación de vecindad en que los dos países tienen que hacer un esfuerzo muy serio para definir una estrategia general de relación en la que lo fundamental sea la opción por el signo de la convivencia que se desea. El mundo está lleno de problemas de límites, que son siempre espinosos. Lo que uno puede decir de la experiencia internacional de todos los tiempos es que la aceptación de la convivencia con el problema, hasta que se encuentra una solución, puede llevar a la solución si al mismo tiempo se definió la filosofía de relaciones entre ambos países. En cambio, la promoción de una solución, incluso impuesta por la fuerza de las armas, cuando no está definida la filosofía de la relación, lleva inevitablemente a la revisión de las situaciones, aún santificadas por los tratados. 6

Alberto Van Klaveren. Enfoques alternativos para el estudio del autoritarismo en América Latina. En: Orrego, Vicuña. Transición a la democracia en América Latina. Buenos Aires: GEL, 1985. Alfred, Stepan. Repensando a los militares en política: Cono Sur: un análisis comparado. Buenos Aires: Planeta, 1988.

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Los límites se determinan, en última instancia, por tratados y la experiencia demuestra que tratados que han sido firmados incluso luego de guerras que significaron victorias absolutas y derrotas aplastantes, cuando llegó el momento fueron posteriormente revisados porque el signo de la convivencia no estaba todavía determinado.7

Fue el 23 de abril de 1982 cuando Juan Pablo II llamó a ambos gobiernos a lograr un tratado permanente de paz y amistad. En aquella fecha la Argentina ya estaba embarcada en la guerra por las Malvinas. En el mensaje papal se destacaba que dicho tratado debía apoyarse sobre la propuesta de diciembre de 1980. La derrota de las Malvinas deja a la Argentina en una aguda crisis política, económica y social, que pone al descubierto la crisis de las dictaduras militares que venían gobernando desde 1976, el general Leopoldo Galtieri es reemplazado de la presidencia por el general Reinaldo Benito Bignone (sin el respaldo de la Armada y la aeronáutica, que se retiraron de la Junta Militar). Esta situación obligó al gobierno militar a aflojar los mecanismo de represión y se iniciaron públicamente los reclamos sectoriales: las Madres de la Plaza de Mayo aglutinaron a su alrededor a las organizaciones de los derechos humanos; los grupos vecinales se multiplicaron e hicieron oír sus reclamos relacionados con los altos impuestos, los alquileres y los precios de los artículos de primera necesidad; los sindicatos emergieron del congelamiento impuesto por los militares y reaparecieron los conflictos y la huelgas para lograr aumentos salariales y la recuperación y normalización de los gremios intervenidos.8 Como bien lo ha expresado Guillermo Moncayo: 7

8

Enrique Alonso. Entrevista al Señor Ministro de Relaciones Exteriores Doctor Oscar Camillón. Argentina 1981. Su Política Exterior (Entrevista realizada el 16 de junio de 1981). Estrategia, Buenos Aires, Instituto Argentino de Estudios Estratégicos y de Relaciones Internacionales, N° 69, 1981, pp. 45-46 El retorno de la política partidista, el renacimiento democrático, para finales de 1982 la mayoría de los partidos políticos argentinos, conformaron la Multipartidaria con el objeto de sentar las bases y los pasos para la normalización institucional, aclarar el tema de los desaparecidos y establecer las responsabilidades de la guerra de Las Malvinas. Todo ello trajo como consecuencia que el gobierno militar de Bignone estableciera la fecha de elecciones para octubre de 1983, pero simultáneamente trató de crear un marco legal para proteger a los miembros de las Fuerzas Armadas ante posibles juicios por violaciones a los derechos humanos. En realidad, su intento apuntaba a promulgar una amnistía con el respaldo de los principales líderes políticos, que fracasó ante el rechazo de éstos y la fuerte presión de las organizaciones de derechos humanos.

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Después de la derrota de las Malvinas, la Argentina evolucionaba hacia el restablecimiento de las instituciones democráticas. El conflicto con el país vecino pesaba sobre el espíritu de la gente, sobre el pensamiento de las fuerzas políticas y sobre la economía del país. Un conjunto de partidos políticos argentinos reunidos en los que se llamaba la Multipartidaria tradujo estos sentimientos y esta situación ―por otra parte, común a la existencia en Chile― en una declaración conjunta con el Grupo del Manifiesto Democrático. Fue publicada en Buenos Aires el 13 de agosto y llevaba la firma del futuro presidente constitucional de la Argentina, Raúl Alfonsín. De hecho, comenzó un cambio definitiva de las negociones, que sólo tomaría forma después de las elecciones argentinas de octubre.9

El gobierno de Bignone no podía esquivar el compromiso internacional de la mediación papal por el Beagle, teniendo que hacerse cargo del primer acuerdo sustantivo con el gobierno de Chile desde que se había iniciado el proceso de mediación, el 15 de septiembre de 1982, se aceptó la invitación del Vaticano a prorrogar el Tratado de Solución Judicial de Controversias de 1972. Este acuerdo se debió a que ninguno de los dos gobiernos militares estuvo dispuesto a pagar el costo de hacer peligrar la mediación, negándose a la exigencia del papado. Esto lo presenta muy bien Marcos Novaro y Vicente Palermo: ...el presidente Bignone y los miembros remanentes de la Junta Militar argentina lograrían trasladar al futuro gobierno democrático la resolución del problema, ya que la prórroga significaba precisamente que se podría seguir dilatando en el tiempo una definición sobre el fondo del asunto. En todo caso, el Beagle fue apenas una de las bombas de tiempo, no precisamente la menos mortífera, que los militares le dejarían a la democracia ―menos por maldad que por su incapacidad para resolver―. Porque la democracia encontraría un obstáculo formidable, que sin la derrota en Malvinas de por medio hubiera resultado insuperable: una vasta porción de las elites y un sector significativo de la opinión pública proclives a considerar, con tremendismo, cualquier adversidad en materia de límites como un

9

Ver: Hugo Quiroga. El Tiempo del Proceso. En: Dictadura y Democracia (1976-2001), Tomo 10. Buenos Aires: Editorial Sudamericana, (Nueve Historia Argentina), 2005, pp. 33-86 Guillermo Moncayo. La Mediación Papal en el conflicto de la zona austral. En: Marcelo, Camusso y Luis Saguier Fonrouge. Los frutos de la paz: la mediación de Su Santidad Juan Pablo II en el diferendo austral entre Argentina y Chile. Buenos Aires: Educa, 2009, pp. 67-77, p. 77

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horrible agravio a la soberanía nacional (y, claro, unos sectores militares tanto como civiles muy dispuestos a utilizar con oportunismo estos estados de ánimos). Conocedores del paño, Bignone y el resto de los jefes militares no dudaron en empujar hacia adelante la cuestión, descontando al menos uno de sus muchos dolores de cabeza.10

El inicio de 1983, quedó marcado con la muerte del cardenal Antonio Samoré11, quizá uno de los principales artífices de la paz argentina-chilena, Juan Pablo II designó al reciente visitante de la Argentina, cardenal Agostino Casaroli. El 30 de octubre de 1983 Raúl Alfonsín, al frente de la Unión Cívica Radical, obtenía un triunfo histórico ante el justicialismo. Era la primera vez en casi cuarenta años que le ganaba una elección libre al peronismo. La UCR obtuvo 52% de los sufragios y se impuso en 15 distritos y el PJ 40% y 8 provincias. El resto de los partidos en su conjunto apenas alcanzó el 8%.12 Esto lo enuncia muy bien Luis Alberto Romero: El poder que administraba el presidente Alfonsín era, …grande y escaso. El radicalismo había alcanzado una proporción de votos sólo comparable con los grandes triunfos plebiscitarios de Yrigoyen o Perón, y tenía mayoría en la Cámara de Diputados, pero había perdido en el interior tradicional y no controlaba la mayoría del Senado. Si el liderazgo 10

11

12

Marcos Novaro y Vicente Palermo. La dictadura militar 1976-1983: del golpe de Estado a la restauración democrática. Buenos Aires: Paidós, 2003, pp. 483, 484 “El 3 de febrero de 1983 el cardenal Antonio Samoré fallecía a los 77 años en una clínica romana, …sin lograr ver el fruto de la tarea que lo había obsesionado durante los últimos cuatro años de su vida; el acuerdo definitivo por el canal de Beagle entre Chile y la Argentina, aunque le quedaba el consuelo de haber frenado in extremis una guerra. …Samoré había llegado a Buenos Aires en la mañana del 22 de diciembre de 1978. Luego de una maratónica serie de reuniones, consiguió que a las seis y media de la tarde de ese día se diera la orden suspendiendo la Operación Soberanía, nombre clave de la invasión a Chile que debía comenzar esa misma noche.” Samoré, una figura clave: Falleció en 1983, sin cumplir su objetivo. Clarín. Buenos Aires 5 de octubre de 1984, p. 6 “El triunfo de Alfonsín… no fue sólo un voto anti dictatorial sino también un reclamo democrático de transformación social y cultural. Se buscaba una salida integral a un estado de retroceso y deterioro del país, que diera lugar a una nueva etapa de progreso social y modernización de la Argentina, fuera del marco del Estado militar o de cualquier otra forma autoritaria de gobierno. La sociedad civil buscó, en esencia, recomponer un espacio democrático y reconquistar el respeto a sí misma, luego de varios años de tiranía militar.” Hugo Quiroga. La Reconstrucción de la Democracia Argentina. En: Dictadura y Democracia (1976-2001), Tomo 10. Buenos Aires: Editorial Sudamericana, (Nueva Historia Argentina), 2005, pp. 106-107

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de Alfonsín en su partido era fuerte, la UCR constituía una fuerza no demasiado homogénea, donde se discutieron y hasta obstaculizaron muchas de las iniciativas del presidente, quien prefirió rodearse de un grupo de intelectuales y técnicos recientemente acercados a la vida política, y de un grupo radical juvenil, la Coordinadora, que avanzó con fuerza en el manejo del partido y del gobierno.13

El 5 de julio de 1984, cuando arreciaban las versiones sobre un acuerdo con Chile, los ex presidentes de Argentina: Arturo Frondizi y María Estela Martínez de Perón, para entonces en Buenos Aires, se reunieron con el nuncio apostólico en la Argentina, monseñor Ubaldo Calabresi. A los días el jefe de la delegación argentina ante la mediación, general retirado Ricardo Etcheverry Boneo, renunció a su cargo, por estar disconforme con el curso tomado por las negociaciones entre Argentina y Chile, siendo reemplazado por el embajador Marcelo Delpech. A fines del mismo mes, el gobierno de Raúl Alfonsín lanzó su decisión de efectuar una consulta popular respeto de la propuesta de Juan Pablo II.14 El 4 de octubre de 1984, simultáneamente en el Vaticano, Buenos Aires y Santiago de Chile se anunciaron el logro de una plena coincidencia en torno al diferendo limítrofe, lo que dejó a la mediación papal en la instancia culminante, y se trataba de ajustar los delicados detalles de la redacción del texto final. Según éste, se concederán a Chile la soberanía sobre todos los espacios terrestres en disputas, al tiempo que se aseguraba el principio bioceánico y la proyección Antártida de la Argentina. La Argentina y Chile firmaron el 18 de octubre de 1984, ante la delegación de la Santa Sede, el Acta del Protocolo en la que se recoge el 13

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Luis Alberto Romero. Breve historia contemporánea de la Argentina. 2da. Edición. Buenos Aires: Fondo de Cultura Económica, 2001, p. 244 “Chile percibe la urgencia de Alfonsín por cerrar esa herida abierta en su flanco y avanza con nuevas exigencias que dificultan la conclusión de un tratado definitivo. Para el gobierno de Buenos Aires liquidar esa cuestión de un siglo de antigüedad es requisito básico para el replanteo de las relaciones con los militares, que de otro modo podrán agitar la bandera de la soberanía para reclamar mayores partidas presupuestarias y reconquistar posiciones sobre el poder civil. Pero no puede hacerlo cediendo en aspectos esenciales, como la libre navegación argentina en la zona porque gozaría de calma a corto plazo pero a un precio demasiado oneroso en el futuro.” Horacio, Verbitsky. Argentina: El rompecabezas de Alfonsí. En: Cuadernos del Tercer Mundo, México, abril-mayo, 1984, N° 68, p. 45

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acuerdo a que los dos países arribaron para resolver el centenario litigio limítrofe en la región austral del canal de Beagle. El cardenal Agostino Casaroli se ubicó en la cabecera de la larga mesa rectangular, forrada de paño verde, flanqueado por los dos monseñores responsables de la oficina de la mediación, el nuncio colombiano Gabriel Montalvo y el español Faustino Sainz Muñoz. A ambos lados se sentaron los once representantes chilenos15 y los cinco argentinos16 que integraban la delegación. El Acta de Protocolo fue rubricada por los jefes de las dos misiones, el argentino Marcelo Delpech y el chileno Ernesto Videla.17 En la apertura de la ceremonia, el canciller del Vaticano Agostino Casarolo pronunció un breve pero denso discurso en el que expresó: La sencillez formal de esta ceremonia no puede ocultar la importancia, que no se dudaría en definir histórica, del paso que no conoce hoy el largo proceso de la mediación de la Santa Sede entre la Argentina y Chile, en el diferendo austral. En efecto, tras varios años de trabajos arduos e incansables ha sido posible finalmente llegar al texto definitivo de un tratado que expresa la plena coincidencia de los países, sobre el conjunto de los puntos, en que se articula el mencionado diferendo. Esto representa el resultado de los esfuerzos de buena voluntad y de sabiduría y prudencia política de los dos países interesados, constantemente sostenidos y alentados por la Santa Sede, en el ejercicio de la tarea de medición aceptada por el Santo Padre al servicio de la paz. ...Recuerdos relativos especialmente a las vicisitudes vividas a lo largo de estos años por tantas personas como ―desde sus respectivas posiciones y responsabilidades― han colaborado en la mediación; y entre éstas, de modo singularmente cordial y afectuoso, al llorado cardenal Samoré, 15

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Por su parte la nutrida delegación de Chile, que ocupó el flanco izquierdo del grupo mediador y presidida por Videla, estuvo compuesta por el embajador Santiago Benadava, el ministro Maximiliano Jarpa, el secretario Milenco Skoknic, el anterior jefe de la delegación, Enrique Bernstein, el jurista Julio Filippi y los señores Halmut Brunner, Francisco Orrego, Patricia Pozo y Patricia Prieto. La misión argentina, presidida por el embajador Delpech, estuvo integrada por los ministros Susana Ruíz Cerruti, Luis María Riqueri, el embajador Enrique Candiotti y el capitán de fragata y cartógrafo de la Armada, Osvaldo Astiz. ANSA, AP. Beagle: difunden el texto del acuerdo. Clarín. Buenos Aires 19 de octubre de 1984, pp. 2-3

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inteligente y abnegado representante del Santo Padre en esta tarea de paz.18

La rivalidad política interna, entre los partidos, en los países latinoamericanos, es empleada en los diferendos limítrofes con las naciones vecinas, como una válvula de escape por parte de los gobiernos y como un distracción por los partidos de oposición, es el caso en el litigio de la delimitación del Canal de Beagle y sus islas adyacentes, que algunos políticos argentinos, utilizaron esta controversia, luego de la campaña del plebiscito de la consulta del tratado por parte del gobierno radical de Raúl Alfonsín, a finales de 1984, el entonces diputado justicialista y presidente de la Comisión de Comercio de la Cámara Legislativa, Julio Migliosi, llegó a afirmar que: “…el afán expansionista de Chile ha llevado a esa nación a aceptar que los británicos asienten una base en su territorio austral.”19

2. El Tratado de Paz y Amistad El Tratado está integrado por un cuerpo de diecinueve artículos que se refieren, específicamente, a la controversia limítrofe en la región austral del Beagle. Comprende igualmente dos apéndices, cuatro cartas geográficas y está acompañado por un comunicado de la Oficina de Mediación que contenía el acta suscripta en el Vaticano por los jefes de ambas delegaciones negociadoras y el representante del Sumo Pontífice. Estructurado en cinco partes: Paz y Amistad, Delimitación Marítima, Cooperación Económica e Integración Física, y Clausulas Finales. Los 2 Anexos contienen: el primero está constituido por dos capítulos, uno referido a procedimiento de conciliación y otro a procedimiento de arbitraje; el segundo se refiere a la navegación.20 El mismo surgió como consecuencia de la Propuesta Papal, cuyo texto fue inicialado por los jefes de delegación de cada país, y se sometió en consulta al pueblo argentino antes de su firma. 18 19

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ANSA, AP. Casaroli: Paso histórico. Clarín. Buenos Aires 19 de octubre de 1984, p. 3 Argentina: preocupación con la zona austral. En: Cuadernos del Tercer Mundo, México, enerofebrero 1985, N° 72, p.10 ANSA, AP. Beagle: difunden el texto del acuerdo. Clarín. Buenos Aires 19 de octubre de 1984, pp. 2-3.

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Sumariamente el Tratado de Paz y Amistad, estipula lo siguiente: • Se reconocen como chilenas las islas en disputa, con un mar territorial de 3 millas.21 • Se preserva el principio bioceánico estableciendo el meridiano del Cabo de Hornos como límite sur definitivo de la jurisdicción argentina en el Atlántico y chilena en el Pacífico.22 • Corresponde a Chile una zona de mar de aproximadamente 9.800 Km.² (de los 118.000 Km.² que comprendían la Zona de Actividades Comunes o Concertadas) y se fija a partir de allí un límite definitivo entre los dos países. El resto del espacio de mar, lecho y subsuelo, contando 200 millas desde la isla Grande de Tierra del Fuego, queda como zona económica exclusiva de Argentina.23 • Se establece además un límite definitivo en la boca del Estrecho de Magallanes, desde Punta Dungeness hasta el Cabo del Espíritu Santo, eliminando un posible conflicto y asegurando el predominio atlántico de la Argentina en toda la zona.24 21

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“Juan Pablo II, apoyándose en las voluminosas razones jurídicas que Chile había atesorado y en el fallo arbitral de 1977 (pedido por las partes y sustanciado por una corte arbitral de cinco juristas de la Corte Suprema de La Haya, con un arbitraje de la corona británica), reconoció que todas las islas al Sur del canal de Beagle eran chilenas. En esas doce islas e islotes se incluyen Picton, Lennox y Nueva (materia del arbitraje). Roma ANSA.” Se preservaría la proyección Antártica Argentina: Las bases del acuerdo. Clarín. Buenos Aires 5 de octubre de 1984, p. 5. El principio bioceánico ―Argentina en el Atlántico y Chile en el Pacífico― queda plenamente ratificado; Chile renuncia a la boca oriental del estrecho de Magallanes; se obtienen condiciones favorables para Argentina en la navegación y concede una nueva instancia arbitral para futuras controversias. Las bases del acuerdo con Chile por el Beagle. Clarín. Buenos Aires 18 de octubre de 1984, pp. 2-3. “Se elimina el mar jurisdiccional chileno que integraba la propuesta del papa Juan Pablo II (formulada el 12 de diciembre de 1980) que iba de las tres a las doce millas. Y la zona de actividades compartidas (que no debe ser confundida con el mar de la paz). Esta zona abarcaba seis millas de mar jurisdiccional chileno a lo largo de la frontera y los 118.000 kilómetros cuadrados de mar patrimonial argentino que iban de las doce a las doscientas millas; los argentinos lucharon para conseguir la eliminación de esta zona y la transacción hizo que, a cambio, Chile tenga una mar patrimonial entre las tres y las treinta millas de las costas.” El tratado delimita las áreas marítimas y terrestres. Clarín. Buenos Aires 20 de octubre de 1984, pp. 2-3. Chile renuncia a toda proyección atlántica de las islas Diego Ramírez y por debajo del cabo de Hornos se establece una línea recta definida por los hitos Punta Dúngenes y cabo Espíritu

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• Ambos países acuerdan regímenes de navegación satisfactorios por los más importantes pasos marítimos.25 • Establecía un sistema especial de solución de controversias para el futuro, instituyendo un complejo sistema de instancias que se inicia con la negociación directa y culmina con formas de arbitraje. Según el tratado las controversias futuras será resuelta por una instancia arbitral que estará en manos de un cuerpo de cinco personas: El Papa queda como instancia de consulta ante cualquier duda que pueda surgir de la aplicación de este acuerdo, con lo que la intervención de la Santa Sede no concluye definitiva y totalmente. Habrá negociaciones directas argentino-chilenas. Se integrara un cuerpo de tipo conciliador para el acercamiento de las posiciones de las dos naciones. Esta instancia arbitral será de carácter obligatorio para la Argentina y Chile, según el derecho internacional, pero con un principio de equidad.26 El tratado preveía intensificar la cooperación económica e Integración Física. Las partes acordaban crear una Comisión Binacional de carácter permanente con el objeto de intensificar la cooperación económica y la integración física, esta Comisión estaría encargada de promover y desarrollar iniciativas en los siguientes temas: sistema global de enlaces terrestres, habilitación mutua de puertos y zonas francas, transporte terrestre, aeronavegación, interconexiones eléctricas y telecomunicaciones, explotación

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Santo. Se aclara que lo que está a occidente es chileno y a oriente argentino. Igualmente Chile cede la boca oriental del estrecho de Magallanes. El tratado es específico define agua subsuelo o plataforma continental. Y hace una reserva sobre la Antártida según la cual este tratado en nada afecta derechos y reclamaciones de cada país sobre el continente blanco. En esta zona ―la de los denominados canales fueguinos orientales de Chile― Argentina gozará de paso a perpetuidad es decir, sin limitaciones ni previo aviso, ni limitaciones de número de buques de guerra de bandera argentina y sin que Chile pueda suspender ese pasó por razones excepcionales. En los canales fueguinos chilenos occidentales, estos derechos se reducen. “La figura de árbitro-arbitrador no se corresponde,…al árbitro clásico que se encuentra incorporado al derecho internacional. En rigor la tarea que el Papa Juan Pablo II cumple como mediador entre las partes en conflicto, desde el Acuerdo de Montevideo de 1979, es muy asimilable a ésta de árbitro-arbitrador. De aquí podría deducirse que el rol del Sumo Pontífice en los diferendos argentinos-chilenos no se agotaría con esta solución al canal del Beagle y, por el contrario, se prolongaría en el futuro.” Oscar Raúl, Cardoso. ¿Arbitraje permanente del Papa? Un contacto directo. Clarín. Buenos Aires 5 de octubre de 1984, p. 2.

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de recursos naturales, protección del medio ambiente y complementación turística.27

3. La opinión Chilena del Tratado de Paz y Amistad El embajador de Chile en Buenos Aires, Arturo Fontaine; consideró asegurada la aceptación en su país del acuerdo alcanzado con la Argentina respecto del litigio limítrofe del canal de Beagle ya que desde la extrema oposición, incluyendo a la oposición marxista, hasta los militares que están en el gobierno, todo el mundo está en la línea de buscar una solución como la que se ha encontrado.28 Para el chileno Oscar Pinochet de la Barra, dirigente demócrata cristiano y ex embajador en Moscú, así como antiguo subsecretario de Relaciones Exteriores, opinó que la proposición pontificia; aparentemente, habría reconocido la soberanía chilena sobre todo lo que es islas e islotes al sur del canal de Beagle, lo que no podía ser de otra manera, ya que el laudo arbitral de 1977, que es inapelable, así lo reconoció. La propuesta daría a la Argentina mayor cantidad de mar patrimonial, a la salida del canal, y hasta el cabo de Hornos, y al sur y al oriente de éste, que se vería sujeto solo a una angosta franja del archipiélago de Hornos. Argentina vería reconocido como mar patrimonial toda la mitad norte del estrecho de Drake, que separa a América de la Antártida. Esto se constituiría en una valla o separación entre Chile y su sector antártico.29 El ministro del Interior de Chile y ex embajador en Buenos Aires, Sergio Jarpa Reyes, calificó el principio de acuerdo logrado con la Argentina en el diferendo austral como, el paso más importante de la política exterior chilena en el siglo XX. El logro de la plena coincidencia entre ambas naciones posibilita 27

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El Artículo 12, del Tratado establecía que después de seis meses de la entrada en vigor del mismo las partes constituirán la Comisión Binacional y establecerían su reglamento. En cuanto a los pasos a seguir en Chile para la aceptación del acuerdo, el embajador señaló debido a que en su país el poder Legislativo está en manos de la junta de gobierno, el procedimiento consistirá en que el presidente firma el tratado que después tendrá que merecer la ratificación de la junta. Hay coincidencia absoluta en Chile. Clarín. Buenos Aires 5 de octubre de 1984, p. 3. AFP, ANSA, UPI. Cautela en Santiago. Clarín. Buenos Aires 6 de octubre de 1984, p. 4.

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la defensa común de los intereses que tenemos en la Antártida, en el mar territorial y patrimonial, una posición conjunta en organismos internacionales y, sobre todo, un intercambio de recursos. El término del centenario diferendo limítrofe chileno-argentino abre amplias posibilidades para el incremento de la cooperación e integración entre ambas naciones, y establece la posibilidad de organizar sociedades conjuntas para atender nuestros productos en el área del Pacífico, en Europa y África.30 La preocupación por una eventual pérdida territorio marítimo chileno en la zona austral debido al acuerdo limítrofe con la Argentina, estimuló la constitución del Comité de Defensa y Soberanía, entidad formada por 220 personas entre ellas varios generales y almirantes en retiro. Jorge Figueroa, miembro del organismo dijo; “nos interesa que el gobierno chileno nos escuche pues no somos ni un movimiento político ni opositor al gobierno, sino simples ciudadanos preocupados por la integridad territorial”.31 En una declaración pública el Movimiento Democrático Popular (M.D.P.), que agrupó a los partidos políticos de izquierda y del cual el Comunista es su principal eje, se destaca que la acción diplomática del fallecido presidente socialista Salvador Allende, quien había logrado en 1971 que el entonces gobierno argentino aceptara llevar el diferendo por el canal de Beagle a sometimiento del laudo arbitral de su majestad británica. Recuerda que en 1977 tal decisión no hizo sino reconocer los derechos indiscutibles de Chile sobre las islas Nueva, Picton y Lennox y sobre todas aquellas situadas al sur del canal Beagle. Al desconocer la Argentina tal laudo, para el M.D.P. el gobierno del general Augusto Pinochet cometió errores reiterados propios de su incapacidad, como el de no recurrir a la Corte Internacional de Justicia de La Haya y de negociar directamente con el gobierno militar de entonces en la Argentina, trasladando el conflicto desde el ámbito jurídico al político y de la correlación de fuerzas militares. También fue un error garrafal de Pinochet el haber aceptado el Acta de Montevideo, mediante la cual la Santa Sede en enero de 1979 entró a mediar entre ambos países, porque otorgó la posibilidad de pronunciarse sobre todos los aspectos controvertidos del problema de la zona 30

31

ANSA. “Por el conflicto del Beagle. Chile: El paso más importante del siglo”. Clarín. Buenos Aires 8 de octubre de 1984, p. 5. ANSA. “Beagle: críticas en Chile”. Clarín. Buenos Aires 10 de octubre de 1984, p. 2.

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austral, por parte de la Santa Sede. Con esta ambigüedad, cree el M.P.D. se abrió paso a las pretensiones del gobierno militar argentino de incorporar todas sus antiguas y nuevas reivindicaciones territoriales y marítimas a la disputa. Sin embargo, el M.D.P. reconoce y valora que las mediaciones de la Santa Sede impidió la guerra fratricida que las dos dictaduras anti populares y anti nacionales estaban decididas a desencadenar. El pueblo chileno, como el argentino, sin duda, agradecen tal gestión por la paz entre hermanos.32 En Chile el presidente del Movimiento Socialdemócrata, grupo de centro izquierda, Mario Quinzio, expresaba estar desilusionado: “ha sido un grave retroceso de Chile respecto del laudo arbitral de 1978. Me extraña que bajo un gobierno militar se haya perdido soberanía nacional”.33 El líder opositor chileno Gabriel Valdés, quien fue canciller bajo el gobierno democristiano de Eduardo Frei y para entonces presidente del partido Alianza Democrática Chilena, señalaba: “Si las negociaciones se hubieran llevado por un régimen plenamente democrático en Chile, las consecuencias habrían sido notoriamente diferentes y estrictamente atenidas a los derechos que Chile adquirió en el Tratado de Paz y Límites de 1881, que es la piedra angular de nuestros deslindes en relación con la Argentina.”34 El secretario del Comité de Defensa de la Soberanía, Álvaro González, detalló; que en sucesivas negociaciones habidas entre ambos países, desde 1881 hasta 1977, Chile cedió a la Argentina, en beneficio de la paz, un total de 1.264.633 kilómetros cuadrados. Chile ha apostado a esta quimérica paz con concesiones que no tienen paragón en el mundo.35 El ex embajador Raúl Bazán, quien se desempeñó como representante de Chile ante las Naciones Unidas durante los dos primeros años del gobierno del presidente Augusto Pinochet tras el golpe militar de 1973, expresó sobre el tratado; “que de acuerdo al texto Chile renuncia no solo a toda la zona marítima económica compartida, sino además entrega parte de su zona económica 32 33

34 35

ANSA. Beagle: izquierda chilena. Clarín. Buenos Aires 11 de octubre de 1984, p. 2. ANSA, AP, EFE. Aprobaciones, críticas y cautela: Reacciones dispares en Chile. Clarín. Buenos Aires 21 de octubre de 1984, p. 9. Opiniones diversas en Chile. Clarín. Buenos Aires 22 de octubre de 1984, p. 9. ANSA, EFE. Oposición en Chile al acuerdo con la Argentina. Clarín. Buenos Aires 27 de octubre de 1984, p. 4.

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exclusiva. Si se firmara este tratado se estaría, consagrando el atropello al más importante de los instrumentos jurídicos, como es el arbitraje, y además bajo la presión de una amenaza de guerra, con lo cual quedaría establecido que el que obra contra la ley saca ventaja. No puedo creer que tengamos que quedarnos con la peor alternativa si aún existe la posibilidad de volver a la proposición papal o ir derechamente a la Corte Internacional de Justicia”.36

4. La visión de los partidos políticos argentinos sobre la consulta Uno de los objetivos emblemáticos de la política exterior en el período de Raúl Alfonsín, fue la solución de la anticuada controversia con Chile por el Canal de Beagle: …se realizó el plebiscito para la aceptación de la mediación papal en el Conflicto del Beagle con Chile. Esto permitió disminuir las tensiones con ese país, a pesar de su intervención en la Guerra de las Malvinas y de su Régimen militar. El Gobierno de Alfonsín fue muy cauto en no tratar de ayudar demasiado a la oposición política chilena, aunque privadamente los partidos radical y peronista si lo hicieron con la esperanza de ayudar al retorno de la Democracia en Chile. El Gobierno de Alfonsín fue muy coherente en el tema y a la relación con Chile se le agregó una relación especial con Brasil. La cumbre entre Alfonsín y el Presidente Brasileño Sarney, a fin de noviembre de 1985 en Iguazú marcó una nueva etapa en la relación entre ambos países.37

El parlamento argentino para mediados de octubre de 1984, estaba en una tensa circunstancia en la cual en el partido de gobierno, los radicales buscaron la manera de evitar la discusión de la cuestión del Beagle. En espera de la firma del preacuerdo y los resultados de la consulta, que no tiene carácter obligatorio y para que sea constitucional. Los legisladores oficialistas optaban por esa vía, los peronistas procuraban forzar el debate. El gesto más tajante fue el brusco retiro de los 36 37

Chile: voces críticas a raíz del acuerdo. Clarín. Buenos Aires 29 de octubre de 1984, p. 3. Héctor Eduardo Gosende. Modelos de política exterior argentina: alternativas para salir del modelo conservador-menemista. Buenos Aires: Libros de Tierra Firme, 2007, p.170

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diputados miembros de la Comisión de Relaciones Exteriores de la Cámara de la reunión con el canciller Dante Caputo38, el 30 de julio de 1984, en protesta por la determinación radical de imponer el carácter secreto y reservado a la conversación con el jefe del gobierno. El peronismo solicitaba que la convocatoria del referéndum fuera por ley, que tuviera carácter obligatorio e incluyera la renegociación de la deuda externa, su legitimidad o ilegitimidad y el rechazo o aceptación del convenio con el F.M.I., además de crear una comisión bicameral a fin de investigar los orígenes de la situación heredada.39 Muchos dirigentes políticos de la oposición, pero sobre todo algunos sectores peronistas, juzgaron percibir en la convocatoria a la consulta popular del Beagle, una indirecta forma de buscar consenso político para la gestión del gobierno del partido radical. Tales suspicacias fueron expresadas por los propios gobernadores peronistas al entrevistarse con el Jefe del Estado, y ésa fue la exteriorización que el gobierno hizo reflexionar de inmediato: “Debemos despartidizar la convocatoria, ordenó el presidente a sus ministros. El ministro del Interior, Antonio Tróccoli, trabajó por crear una comisión pluripartidaria y plurisectorial que empuje la votación por el sí, en la que deben estar incluidos todos los que creen que el Tratado de aceptarse, vengan de donde vinieren”.40 Igualmente los peronistas cuestionaron la consulta por considerar que una convocatoria de esta naturaleza solamente podría ser decidida por el Parlamento y no por decreto del Ejecutivo, pero fundamentalmente, por estimar que mediante la consulta, pese a su carácter no vinculante, el 38

39 40

“…el Gobierno de Alfonsín designo como Canciller al Licenciado Dante Caputo. Este, que no pertenecía al riñón radical, era un experto en Relaciones Internacionales, con contactos en Estados Unidos y en Francia. El Canciller Caputo ocupó la Cancillería, como durante el pequeño período de Cámpora lo hizo el Canciller Juan Carlos Puig, concentrando el poder decisorio en él y un pequeño grupo de expertos, amigos y miembros del partido radical.” Héctor Eduardo Gosende. Modelos de política exterior argentina: alternativas para salir del modelo conservador-menemista. Buenos Aires: Libros de Tierra Firme, 2007, pp.163-164. Beagle: Aprestos parlamentarios. Clarín. Buenos Aires 19 de octubre de 1984, p. 6. Joaquín Morales Sola. Panorama Político: El valor de la paz. Clarín. Buenos Aires 21 de octubre de 1984, p. 18-19.

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presidente de la Nación deriva parte de una responsabilidad que, precisamente, es indelegable.41 Además, la dirigencia peronista creyó advertir en la consulta popular una maniobra del gobierno en busca de crédito político: “…el radicalismo enarboló la bandera del sí y, como previsiblemente ése puede ser el resultado de la consulta, aparecería como un triunfo electoral del oficialismo más allá, incluso, del tema específico del Beagle.” En consecuencia, al margen de la posición sobre el acuerdo argentino-chileno, el peronismo evalúa también su propio riesgo electoral: “…el sí lo ataría al oficialismo; él no lo colocaría ante el riesgo de una derrota; la abstención o dejar en libertad de acción a los afiliados, le quitaría protagonismo político.”42 No puede excluirse al peronismo y no puede incluírselo si insiste en no tomar posición, pero se supone que tales alianzas podrán hacerse fácilmente en las provincias; el entonces gobernador de La Rioja, Carlos Menem, ya acordó con el líder radical de la provincia, para ese momento subsecretario del Interior, Raúl Galván, trabajar juntos en la campaña por el sí.43 La insensatez de los militares retirados preocupó al gobierno, porque con la mayoría de ellos no había reconciliación posible. Estaban demasiado comprometidos con la oposición al gobierno civil y éste convencido igualmente de los desafueros pasados de aquellos. Estos fueron la vanguardia de la oposición al acuerdo con Chile, arriba o abajo, en la periferia o en el 41

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“Consulta por el Beagle: Debate en el peronismo”. Clarín. Buenos Aires 24 de octubre de 1984, p. 8. Ver: Antonio César Morere. “Se reúne el Consejo para fijar posición sobre el Beagle: El dilema del peronismo”. Clarín. Buenos Aires 23 de octubre de 1984, p. 8 “...en ciertas decisiones principales de política exterior la política fue consensuada con representantes del peronismo y de otras fuerzas políticas… participaban en alguna medida en la toma de decisiones. El caso del Beagle, la política de derechos humanos, las negociaciones sobre la Deuda Externa y la paz en Centroamérica contaron con apoyo peronista. Poe ejemplo, en el caso del Beagle, entre los apoyos que contaron estuvo el entonces Gobernador de la Rioja, Carlos Meném. Para legitimar este apoyo, algunos miembros de la Cancillería pertenecientes al peronismo fueron colocados en puestos claves, a fin que la política que implementaran desde las Direcciones Generales de la Cancillería tuvieran comunicación directa y apoyo del Partido Peronista.” Héctor Eduardo Gosende. Modelos de política exterior argentina: alternativas para salir del modelo conservador–menemista. Buenos Aires: Libros de Tierra Firme, 2007, p. 164

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centro, buscaron siempre una razón para pontificar contra la administración alfonsinista. Poco más de la mitad de los integrantes del bloque nacional de senadores peronistas resolvió impulsar la abstención de los afiliados de la agrupación en la consulta popular por el tratado logrado con Chile en torno del diferendo austral del canal de Beagle.44 El senador Oraldo Britos, fundamentó la decisión de la bancada opositora por la falta de participación del Congreso, en la discusión sobre el tratado, a la vez que fustigó la convocatoria popular ante el supuesto peligro de fraude por la carencia, a juicio de los senadores peronistas, de controles adecuados de los padrones, así como de todo el proceso de la consulta. El acuerdo con Chile sería aprobado por la Cámara de Diputados, donde el radicalismo tiene mayoría propia e igual suerte corrió en el Senado, donde, pese a la oposición de algunos legisladores peronistas, el oficialismo lograría el respaldo de los partidos provinciales y lograría por un voto el triunfo. La decisión adoptada por el justicialismo fue dada a conocer mediante un documento el 30 de octubre de 1984, en el cual fundamentaban los motivos por las cuales el principal partido de la oposición dispuso la abstención activa y militante, frente a la consulta convocada por el gobierno sobre el diferendo del Canal de Beagle. Se le imputaba al gobierno el compromiso de realizar una consulta, adelantando el sí dos meses antes de la realización del tratado, debilitando de este modo el margen de maniobra de los negociadores argentinos frente a la representación trasandina. Según esta organización política, una severa crítica merecía la difusión oficial de la discutible tesis según la cual la Argentina nunca reivindicó títulos sobre las islas en disputa. Lo propio aconteció con la insistencia en exhibir mapas argentinos donde la zona en disputa aparece dentro de jurisdicción chilena. Atribuían a la consulta un carácter meramente distractivo en momentos en que el conjunto de la sociedad argentina atravesaba por una grave crisis económica, sin que el gobierno acertara fijar un rumbo y a dar respuestas a las legítimas demandas populares.45 44

45

Del encuentro participaron 13 de los 21 senadores que integran el bloque de la oposición, estos legisladores acordaron impulsar la abstención de los afiliados peronistas a la consulta popular, posición que no fue compartido por el representante de la provincia de La Rioja, Carlos Menem. Senadores del P.J. por la abstención. Clarín. Buenos Aires 27 de octubre de 1984, p. 5. Beagle: pide el justicialismo que siga la mediación papal. Clarín. Buenos Aires 31 de octubre de 1984, p. 2-3.

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La abstención dispuesta por el peronismo, fue la formula mediante la cual la conducción del justicialismo creyó haber eludido el riesgo de un sí que lo subordinara a la estrategia radical y desdibujara su papel opositor, o de un no que lo ligará a aquellos sectores de derecha que más enfáticamente levantaron esa consigna.46 Pero la abstención no eliminaba el riesgo de una nueva derrota electoral si, predominaba el índice de votantes para el pronunciamiento del 25 de noviembre. La consulta tendría claramente una connotación política electoral, cuyos resultados se interpretaron a favor del gobierno y en contra del peronismo, antes que a favor o en contra del acuerdo; un asunto de alta complejidad por sus implicaciones jurídicas, geográficas o geopolíticas.47 Según Oscar Albrieu, abogado y dirigente peronista, quien fue ministro del Interior de Juan Domingo Perón hasta 1955, la abstención del Partido Justicialista, en la consulta del Beagle era por considerar a la convocatoria como conflictiva, dispendiosa e innecesaria, y al respecto opinaba: Si el Poder Ejecutivo solicita asesoramiento popular es porque tiene dudas sobre la solución arbitrada por medio del tratado. Y, si tiene dudas y necesita el asesoramiento libre y voluntario de sus ciudadanos. ¿Por qué gasta ingentes sumas en propaganda destinada a orientar por el sí a sus asesores? Esta actividad propagandística acrecienta notablemente los costos de la consulta. El Parlamento deberá oportunamente controlar su encaje presupuestario, …encuadrándolas con la desastrosa situación económica por la cual atraviesa el país, …aduce para constreñir salarios y ayudas a las provincias.48

El canciller Dante Caputo interiorizó de los contenidos del acuerdo con Chile a los dirigentes de los partidos Justicialista, Intransigente, Movimiento 46

47

48

Antonio César Morere. “El Beagle y la lucha por la conducción partidaria: Un cambio de actitud”. Clarín. Buenos Aires 31 de octubre de 1984, p. 4. El gobernador de La Rioja, Carlos Saúl Menem del partido justicialista, afirmo respecto a la posición abstencionista del justicialismo en la consulta popular por la cuestión del Beagle, que: “…abstenerse en un momento tan difícil es como eludir el bulto; aquí, lo lógico hubiera sido pronunciarse por el sí o por el no, pero no adoptar una actitud de esta naturaleza que importa poco menos que decir: no te metas. Y cómo no nos vamos a meter en un problema donde está en juego la soberanía de la patria. Abstenerse es eludir el bulto, afirmó Menem”. Clarín. Buenos Aires 1 de noviembre de 1984, p. 13. Oscar Albrieu. La abstención del P.J. Clarín. Buenos Aires 21 de noviembre de 1984, p. 16-17.

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de Integración y Desarrollo, así como a los partidos provinciales de San Juan (Bloquismo), Corrientes (Pacto Autonomista Liberal) y de Neuquén (Movimiento Popular Neuquino).49 Igualmente el propio canciller, dio por cadena nacional de radio y televisión, el 19 de octubre de 1984, los contenidos del acuerdo firmado con Chile, en el marco de la mediación papal. Señaló que, en lo esencial, significa el establecimiento de una frontera marítima definitiva entre ambos países y la preservación del derecho bioceánico. Indicó que hubo concesiones recíprocas entre la Argentina y Chile. Describiendo el tratado como una transacción lograda entre ambos países tras seis años de arduas negociaciones iniciadas en 1978, cuando los dos países estuvieron al borde la guerra y los dos países debieron hacer concesiones reciprocas.50 El comité del Partido Comunista, secundó su voto por el sí en la consulta por el diferendo limítrofe con Chile, y además resolvió elevar ante el Congreso un proyecto con el fin de proponer la suscripción por parte de ambos países, de un protocolo adicional al tratado de límites, destinado a prohibir las actividades militares en la región austral y la explotación de los recursos económicos por parte de empresas extranjeras.51 El presidente del bloque justicialista de diputados, Diego Ibáñez, declaró que: “personalmente me parecía que debíamos participar con el voto afirmativo, por una cuestión meramente política y no porque esté de acuerdo con la técnica empleada por las partes en el acuerdo que han firmado Chile y la Argentina. En cuanto a la abstención, explicó que obedece al hecho de que el Poder Ejecutivo no está facultado para encarar una consulta de este tipo, porque no hay controles, no es seria, se está gastando dinero, no está amparada por una ley y, en consecuencia, el mecanismo no es legal.”52 Isabel Perón expresó su decidido apoyo al presidente Alfonsín y aseguró que sobre el problema del Beagle ya se había expresado al firmar el Acta de Coincidencias, en junio pasado. Cuestionó severamente la posición sostenida 49 50

51

52

El Canciller informó a partidos políticos. Clarín. Buenos Aires 19 de octubre de 1984, p. 7. Hubo concesiones mutuas, señaló el canciller Caputo. Clarín. Buenos Aires 20 de octubre de 1984, p. 4. Consulta sobre el Beagle: El PC decidió que votará por sí. Clarín. Buenos Aires 1 de noviembre de 1984, p. 13. En el peronismo no concluye la polémica. Clarín. Buenos Aires 2 de noviembre de 1984, p. 6.

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por el senador Vicente Leonides Saadi durante un debate público y señaló que las dificultades por las que atraviesa el país no se solucionaran en poco tiempo.53 El gobierno radical políticamente aspiraban lograr el voto de 50% del electorado y confiaban en el aporte de las mujeres y la juventud, los dos componentes de la sociedad más asociado en contra de la guerra, a partir de las consecuencias del episodio de las Malvinas.

5. Bases de la Consulta Popular del 25 de Noviembre de 1984 Para los argentinos la firma del pre-acuerdo representó la voluntad del gobierno; el veredicto popular quedaba pendiente del debate y de la votación en la consulta anunciada. Según el Decreto Nº 2272, del 25 de junio de 1984, el Ministro del Interior Antonio Tróccoli, reglamentó la decisión del Poder Ejecutivo de convocar a una consulta voluntaria en torno a la solución de la cuestión de límites en la zona del canal de Beagle. Este decreto determinó la fecha para la consulta el 25 de noviembre de 1984, y todos los pasos que deberían darse para llegar al propósito señalado de conocer cuál era la opinión pública sobre el tema del diferendo con Chile.54 En aquel tiempo el director nacional electoral, Alberto Pelusso, manifestó que estaban en condiciones de intervenir en el acto electoral más de 18 millones de ciudadanos, que la convocatoria no era obligatoria aunque se caracterizó por requerir los mismos elementos de una elección de carácter obligatorio, pero la complejidad era menor por no participar varios partidos, ni elegir cargos, sino simplemente votar por sí o por no. Algunas de las actividades debían efectuarse tal cual se hacía en los casos de elecciones regulares, entre ellas se cuentan la distribución de urnas y de padrones, que sería similar y abarcaba todo el país, y la movilización consecuente, antes y después de la 53

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Isabel Perón dijo que hay que ayudar al Presidente. Clarín. Buenos Aires 22 de noviembre de 1984, p. 5. Difunden la reglamentación para la consulta popular por el Beagle. Clarín. Buenos Aires 24 de octubre de 1984, p. 4-5

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votación, de los empleados que se ocupan de esta actividad. En compensación, el recuento de votos sería fácil y permitiría rapidez.55 El trámite de la votación fue fácil y sencillo; cada quien votó donde ya había votado el 30 de octubre de 1983, en la misma mesa y ante las mismas autoridades electorales. Pero también pudieron votar la legión de jóvenes no empadronados pero que ya tenían 18 años. Incluso pudieron dar su sí o su no, los que cumplieron esa edad el mismo día de la consulta. No hubo problemas con los cambios de domicilio: la presentación del documento electoral era suficiente, también votarán los argentinos naturalizados. En un mensaje transmitido a las 21 horas, del 5 de octubre de 1984, emitido por radio y televisión, el Ministro de Relaciones Exteriores y Culto de la Argentina, Dante Caputo, destacaba sobre la coincidencia general a que se había llegado con Chile para resolver pacíficamente el centenario conflicto de límites australes, este expresaba: Debate porque es ésta una decisión que trasciende a un gobierno. Tomamos nosotros decisiones cotidianas en el gobierno, pero ésta, a diferencia de las otras, afecta para siempre al país, es para siempre. Por lo tanto, cada uno de ustedes tiene que opinar. El tema va a ser explicado, la cuestión va a tener la más amplia difusión e información, porque estamos absolutamente convencidos de que a través del debate se afirma la democracia. Estamos entonces finalizando cien años de litigio, cien años de litigio donde la opinión de cada uno de ustedes es indispensable. Haremos así, entre todos, lo que nos hemos impuesto a nosotros mismos, el Gobierno: un ejercicio de sensatez para recuperar ese recurso abundante y tan poco usado en la Argentina que es el sentido común.56

El gobierno inauguraba la campaña sobre la cuestión, a través de cortas propagandas que la televisión transmitió de unos tres minutos. La intención era reflejar sobriamente los hechos históricos y los presentes. Para ese momento el titular de la secretaría de información pública, Emilio Gibaja, aseguraba que el organismo a su cargo, tenía el objetivo de difundir antes de la consulta 55 56

El plebiscito: 11 ó 18 de noviembre. Clarín. Buenos Aires 5 de octubre de 1984, p. 2 Triunfo la razón de la diplomacia, afirmó el canciller Caputo. Clarín. Buenos Aires 6 de octubre de 1984, p. 5

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del acuerdo sobre el Beagle, mensajes informativos a público en general, sobre la perspectiva del conflicto fronterizo austral, integrando una campaña informativa previa. Entre el 7 y 21 de octubre de 1984, este organismo publicó 7 mensajes en los diferentes rotativos del país, donde se abordaban de manera amena y sencilla la problemática, siendo los temas tratados los siguientes: geografía de la zona, como se originó el conflicto, la situación después de 1881, intentos de solución, frente al Laudo Británico, del Laudo Británico a la Mediación Papal y la propuesta Papal.57 Una vez firmado el pre acuerdo, la secretaría de información pública, cedió espacios gratuitos en los canales televisivos y radios estatales a los partidos políticos para que difundieran libremente su opinión sobre las características del tratado. Paralelamente se lanzó una campaña explicativa sobre las ventajas del tratado logrado, comparándolo con los acuerdos limítrofes anteriores y con los fallos de las cortes internacionales además de la primera propuesta papal. Los medios de difusión privados tuvieron la más amplia libertad para tratar el tema con comentarios propios y entrevistas a personalidades y dirigentes políticos y el mismo criterio fue aplicado en los canales y emisoras radiales en poder del Estado. Ante representantes de 25 partidos políticos, el Ministro del Interior Antonio Tróccoli, sorteó el 23 de octubre de 1984, espacios gratuitos ―de 15 57

El Gobierno informa al pueblo Argentino. El pueblo debe saber de qué se trata. Diferendo Austral: Mensaje Nº 1 Geografía de la Zona. Secretaría de Información Pública. Clarín. Buenos Aires 7 de octubre de 1984, p. 3; El Gobierno informa al pueblo Argentino. El pueblo debe saber de qué se trata. Diferendo Austral: Mensaje Nº 2 Como se originó el conflicto. Secretaría de Información Pública. Clarín. Buenos Aires 11 de octubre de 1984, p. 31; El Gobierno informa al pueblo Argentino. El pueblo debe saber de qué se trata. Diferendo Austral: Mensaje Nº 3 La situación, después de 1881. Secretaría de Información Pública. Clarín. Buenos Aires 14 de octubre de 1984, p.15; El Gobierno informa al pueblo Argentino. El pueblo debe saber de qué se trata. Diferendo Austral: Mensaje Nº4 Intentos de solución. Secretaría de Información Pública. Clarín. Buenos Aires 16 de octubre de 1984, p. 7; El Gobierno informa al pueblo Argentino. El pueblo debe saber de qué se trata. Diferendo Austral: Mensaje Nº5 Frente al Laudo Británico. Secretaría de Información Pública. Clarín. Buenos Aires 18 de octubre de 1984, p.39; Diferendo Austral: Mensaje Nº 6 Del Laudo Británico a la Mediación Papal. Secretaría de Información Pública. Clarín. Buenos Aires 19 de octubre de 1984, p. 7; El Gobierno informa al pueblo Argentino. El pueblo debe saber de qué se trata. Diferendo Austral: Mensaje Nº 7 La Propuesta Papal. Secretaría de Información Pública. Clarín. Buenos Aires 21 de octubre de 1984, pp. 28-29.

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minutos― en radio y televisión para que las agrupaciones políticas expusieran sus posiciones en torno al acuerdo con Chile por el canal de Beagle y la consulta popular. El debate fue iniciado el 25 de octubre por la democracia progresista, y concluyo el 18 de noviembre con la exposición del partido justicialista. Existiendo la disconformidad por el escaso tiempo asignado para tan importante temática.58

6. Las perspectivas antagónicas Quien se mostró disconforme con la posibilidad de un acuerdo con Chile, desde el inicio, fue el ex vicepresidente de facto Isaac Rojas, para quien la Argentina; continuaba transitando por el camino de las derrotas diplomáticas. Se equivocan ―advertía― quienes creen que con este tratado se pondrá fin a los problemas limítrofes con Chile, puesto que sus aspiraciones van más allá de lo que aparece a primera vista, la Patagonia, tierra a la que considera irredenta, al mismo tiempo que se aproxima a la fortaleza británica instalada en nuestras Malvinas.59 Para el presidente del Movimiento Nacionalista Constitucional, Alberto Asseff; no sería por la buena voluntad de Raúl Alfonsín que se superaría una geopolítica expansionista de los chilenos que, oficialmente, concebía a las fronteras como algo provisorio y que Chile era como la ameba, capaz de dilatarse en busca de su espacio vital, el gobierno no debería falsear la realidad, no son tres las islas que se ceden a Chile, sino diez.60 El cardenal Agostino Casaroli, secretario de Estado de la Santa Sede, uno de los productos más acabados de la diplomacia más antigua del mundo, y encargado de la mediación papal, viajó a Argentina entre el 11 y 14 octubre de 1984, para inaugurar el Congreso Eucarístico argentino, y aprovechó la oportunidad de informar a todos los feligreses católicos aceptaran la solución al diferendo del Beagle a la que se arribó en el marco de la mediación papal.61 Sin embargo, el prelado negó: 58 59 60 61

Por Radio y Televisión: Hablan los partidos. Clarín. Buenos Aires 24 de octubre de 1984, p.6 Amplia repercusión generó el anuncio. Clarín. Buenos Aires 5 de octubre de 1984, p. 5 Contra la consulta. Clarín. Buenos Aires 12 de octubre de 1984, p. 6 “El secretario de Estado del Vaticano, cardenal Agostino Casaroli, acompañado por el jefe de la oficina de la mediación papal por el conflicto del Beagle, monseñor Faustino Sainz

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…que la realización del congreso Episcopal haya sido planeado para preparar el ánimo popular con vistas a la consulta sobre el acuerdo sobre el Beagle. Admitiendo que esta relación puede existir objetivamente porque el congreso permitiría reflexionar a la gente, pero yo no veo una conexión. Considero que todos los momentos de la negociación por el Beagle fueron difíciles, porque es un asunto que toca intereses y sentimientos profundos de dos pueblos que tienen el sentido de su identidad. Además la importancia del asunto en sí mismo, es importante el valor ejemplar de un acuerdo al que dos países, que tienen un sentido tan profundo de su identidad, han llegado.62

El presidente Raúl Alfonsín expresó por la firma del proyecto de acuerdo: …cuando hay auténtica voluntad y se cuenta con una sincera decisión, la paz es posible. …la invalorable mediación de su Santidad Juan Pablo II, constituye un motivo de auténtico júbilo. …hallar solución a un diferendo centenario, preservando los intereses esenciales de la Nación, asegurar la vigencia del valor supremo de la paz y de despejar el camino para avanzar en la integración de América Latina son propósitos compartidos por la mayor parte de la ciudadanía, y hoy resultan el logro de todos, lo que es decir el futuro de la democracia argentina. Cuando hay auténtica voluntad y se cuenta con una sincera decisión, la paz es posible y el camino del diálogo, un instrumento invalorable y eficaz. …es el de hoy un día de alegría que los argentinos podemos compartir y en el cual contribuimos a dar un paso decisivo para alcanzar aquella patria grande que soñaron Bolívar, O`Higgins y San Martín.63

El ex presidente de facto, general retirado Roberto Marcelo Levingston, y varios militares retirados se manifestaron contrarios a la aceptación del acuerdo entre Argentina y Chile, Levingston opinaba; se interrumpe la soberanía argentina, desde el límite sur de Tierra del Fuego hasta el cabo de Hornos, los límites se deben establecer con base en tierra, en las mismas islas de la zona en

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Muñoz, llegaron a Buenos Aires con el propósito de presidir el VIII Congreso Eucarístico Nacional, que se desarrollara del 11 al 14 del corriente.” Oscar Raúl, Cardoso. Agostino Casaroli: La diplomacia vaticana. Clarín. Buenos Aires 10 de octubre de 1984, pp. 4-5. El acuerdo por el Beagle es producto de la cordura, dijo el cardenal Casorali. Clarín. Buenos Aires 11 de octubre de 1984, p. 4-5. Alfonsín: La paz es posible. Clarín. Buenos Aires 19 de octubre de 1984, p. 3.

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litigio para evitar la proyección chilena en el Atlántico, abogaba por que no se aceptara el tratado y el tema debía ser considerado por el Congreso Nacional, que era su ámbito natural como lo decía la constitución, donde se fijarían las pautas para la negociación.64 El ex presidente general retirado Alejandro Agustín Lanusse, calificó como un paso muy positivo la obtención de un acuerdo entre la Argentina y Chile por el conflicto limítrofe en el canal de Beagle, estoy muy satisfecho con lo que se ha hecho.65 El ex ministro peronista Antonio Cafiero manifestó que la primera impresión es que el tratado está lejos de lo que históricamente la Argentina ha sostenido como frontera con Chile. “Tengo algunas dudas sobre el sistema de arbitraje establecido, porque no sé si efectivamente, conociendo la tradicional forma de actuar en estas cuestiones de diplomacia chilena, esas cláusulas contemplan los intereses de nuestro país y nos previenen de futuros reclamos”.66 Para el periodista Oscar Raúl Cardoso: La consulta popular de la cuestión del canal de Beagle fue una discusión áspera con múltiples argumentos favorables y desfavorables, pero constituyó el despertar a una realidad y como en las pesadillas, lo peor habrá quedado definitivamente atrás.67

Jorge Triaca, uno de los cuatro secretarios generales de la C.G.T. unificada, de la época manifestó sobre el acuerdo: Al margen de las implicaciones mismas del tratado, entiendo que se trata de un hecho más electoralista que político pues la solución se debe dar en una propuesta de integración y no en una línea demarcadora. La intervención del Santo Padre no se discute es absoluta, lo que uno plantea son las circunstancias políticas internas que se entremezclan en una decisión de esta gravitación y naturaleza somos contrario a la consulta ciudadana convocada por el gobierno.68 64

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El Acuerdo por el Beagle. Levingston: Hay incursión chilena. Clarín. Buenos Aires 21 de octubre de 1984, p. 3. El Acuerdo por el Beagle. Lanusse: Se ha dado un paso muy positivo. Clarín. Buenos Aires 21 de octubre de 1984, p. 4. Idem. Oscar Raúl Cardoso. En Roma: El comienzo del fin. Clarín. Buenos Aires 18 de octubre de 1984, p. 4. El Acuerdo por el Beagle: Reacciones locales. Clarín. Buenos Aires 22 de octubre de 1984, p. 8.

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Según el historiador peronista, José María Rosa, quien actuó como embajador del Paraguay en el último gobierno peronista, opinaba sobre el acuerdo; lo del Beagle es un invento de quienes venden armamento en Chile y en la Argentina y condenó a quienes tienen un patriotismo elemental, de geografía, que son movidos en campañas de otros intereses.69 Según Pedro Frías, abogado que se desempeñó como embajador en la Santa Sede y consultor de la mediación papal por Argentina entre 1979-1980: El mérito del acuerdo es organizar la convivencia de los dos países sobre el presupuesto de una delimitación precisa, que respeta el principio bioceánico en el sentido histórico con que la Argentina lo ha aplicado; su equidad, asegurarnos mar soberano, zona económica exclusiva, navegación segura, continuidad con la Antártida y límites oponibles a Chile y a terceros, su proyección futura, la integración binacional y latinoamericana. Con la mediación, el pleito centenario concluye con ventaja y honor para los dos países. Cuando caen las ilusiones, quedan en pie los deberes. El de aceptar la realidad y fecundarla con la esperanza de los pueblos.70

El general de brigada retirado Ricardo Etcheverry Boneo, que se desempeñó en la oficina de mediación papal desde 1979 hasta julio 1984, opinaba negativamente sobre el tratado con Chile manifestando: …la ilustración que está recibiendo es incompleta, cuando no tergiversada o dramatizada, presionando al ciudadano contra la alternativa paz o guerra, la que es totalmente falsa y condiciona su libertad de opinión. La paz está garantizada por dos acuerdos, el de Montevideo y el celebrado por el actual gobierno en enero de 1984. Argentina: Para eliminar los 118.000 kilómetros cuadrados de zonas de actividades comunes o concertadas, negocia las modificaciones siguientes de la Propuesta ⁄ 80 • Renuncia a la presencia en cuatro islas. • Acepta ceder toda la plataforma continental útil contenida en los 10.000 kilómetros cuadrados que pasarían a ser Zona Económica 69 70

Beagle: reacciones de apoyo al acuerdo. Clarín. Buenos Aires 22 de octubre de 1984, p. 10. Pedro J. Frías. Enfoques sobre el acuerdo con Chile: El pleito que concluye. Clarín. Buenos Aires 28 de octubre de 1984, pp.16-17

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Exclusiva de Chile, renunciando a una franja de 6 millas con derecho a participar en la explotación de recursos en jurisdicción chilena de plataforma continental pura. • Cede los derechos como Estado ribereño a favor de Chile, fundamentalmente el poder de policía, en un área que comprende la zona estratégicamente más importante. • Posibilita mayor penetración Chilena en el Atlántico. • Acepta cambiar de nombre al océano Atlántico. “…por el artículo 9 se acepta rebautizar el Atlántico con el nombre de Mar Austral, pretendiéndose demostrar que Chile no penetra en aquel océano.” • Acepta recurrir nuevamente al arbitraje frente a la existencia de numerosos problemas de demarcación en la cordillera de los Andes y de soberanía en la Antártida aún no solucionados. • Finalmente conviene no confundir los enfoques tan variados y a veces insólitos que se hacen sobre el tema. Comprender claramente que no se trata ni de la paz, ni de la religión, ni de la integración latinoamericana, ni de cooperación económica, se trata del trazado definitivo de un límite y de considerar si el mismo satisface al interés nacional.”71

El gobernador de la provincia de Córdoba en aquel momento del partido radical, Eduardo Angeloz, comentaba: La Argentina puede y debe, a partir de la solución del problema del Beagle, encarar una activa política comercial con el país hermano de Chile y con los países del área del Pacífico. Se trata de aprovechar una nueva oportunidad histórica tanto a través de la integración económica como por la vía de la expansión de los mercados a los que pueden acceder los productos argentinos, aprovechando las salidas naturales a través de los puertos chilenos de Valparaíso, Antofagasta y Caldera. Todo ello permitirá que las inmensas riquezas del centro y del noroeste argentino, que hoy no se explotan adecuadamente, puedan ser revalorizadas. A los mencionados puertos chilenos podrá llegar nuestra producción a través 71

Ricardo Etcheverry Boneo. Frente a una Opción. Clarín. Buenos Aires 28 de octubre de 1984, p.16-17. “…Faltaba decir que se le haría un favor a la República Argentina liberándola de la obligación de ejercer la soberanía y la jurisdicción en tal ámbito geográfico. …La penetración de Chile en el Atlántico sur representa el desconocimiento del destino permanente de la República Argentina en dicho océano.” Ricardo Etcheverry, Boneo. Fundamentos para el no. Clarín. Buenos Aires 21 de noviembre de 1984, p. 17.

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de los pasos de Sisco en Salta, San Francisco en Catamarca y Aguas Negras en San Juan. No solamente nuestros productos agropecuarios tendrán fácil acceso al Pacífico sino, también, los industriales y particularmente los minerales, si respecto de éstos logramos romper la trama de una legislación centralista y estatizante que ha impedido que se vuelquen en su desarrollo ingentes capitales privados.72

Alguna propaganda por él no, se fundamentaba en crítica disposiciones al Tratado: No resolver los conflictos pendientes en la Cordillera y en la Antártida; someter la navegación argentina a la autoridad naval de Chile; anular el principio bioceánico, obligar a argentina al libre paso en aguas jurisdiccionales de la boca del Estrecho de Magallanes; no incluir un acuerdo de limitación de armamento; otorgar a Chile mar interior en el Océano Atlántico; imponer el arbitraje a perpetuidad en perjuicio de las atribuciones del Congreso Nacional; no compensa a la Argentina con una salida al Pacífico. Finalizaba manifestando que el tratado puede ser modificado en Paz, el 25 de noviembre, la patria y su conciencia, nadie más.73 El referéndum mostró igualmente el fundamentalismo nacionalista pretoriano, de los militares partidarios del régimen dictatorial de 1976-1983, esto se puede observar no solamente con sus posiciones arbitrarias en artículos de prensa, revistas, libros; sino en el hecho de adoctrinamiento de algunos sectores 72

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Eduardo C. Angeloz. Beagle e integración latinoamericana. Clarín. Buenos Aires 5 de noviembre de 1984, p. 15. Adhieren: Liga Patriótica Femenina, Partido Conservador de Centro de la Capital Federal, Asociación de Madres Por nuestros hijos NO a la entrega, OIKOS asociación para la Promoción de Estudios Territoriales y Ambientales, Núcleo Radical de Afirmación Territorial, Centro Soberanía Austral Luis Piedrabuena, Partido Renovador de la Provincia de Buenos Aires, Fundación Familiares de Muertos en Malvinas, Asociación Familia Católica No al Tratado, Asociación Informativa Cultural Cuyana, Instituto de las Islas Malvinas y Tierras Australes Argentinas, Centro de Estudios Argentinos, Amigos del Pueblo de Tolvin por la Soberanía, Asociación ¡Antártida Presente¡, Asociación de inmigrantes que Defienden la Soberanía Argentina, Partido para la Democracia Social, Comisión de la Soberanía Nacional de Venado Tuerto, Instituto por la Formación Femenina de Mendoza, Asociación para la Coincidencia Nacional (filiales Tucumán, Rosario y Pergamino), Fundación Arché, Club de Residentes Porteños de Rio Grande Tierra del Fuego, Movimiento de la Argentina en el Beagle e Islas del Atlántico Sur, CERIEN Centro de Estudios de Relaciones Internacionales y de Estrategia Nacional. En: Una contribución para que usted se informe. Clarín. Buenos Aires 22 de noviembre de 1984, p. 22.

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de la sociedad, que terminaron rayando calles de Buenos Aires, y expresando conceptos tales como: “Caputo Traidor”, “No a la traición” y “Peleamos en Malvinas y ahora negocian nuestra soberanía y nuestros muertos”.74

7. Resultados del referéndum por el Beagle Para la consulta popular del Beagle del 25 de noviembre de 1984, se tenía una estimación de 18.300.000 personas actas para votar, distribuidas en 24 distritos electorales: 22 provincias, Capital y Territorio de Tierra del Fuego, se distribuyeron en un total de 67.587 urnas. En la Provincia de Buenos Aires, el mayor distrito electoral, se habilitaron 22.857 mesas; y en el territorio de Tierra de Fuego ―el menos en población― tenía 73 mesas.75 Habiendo superado 70% de concurrencia a unos comicios no obligatorios, fue claro que el resultado sirvió al primero de los términos de aquella alternativa. Desde este punto de vista puede afirmarse, que el gobierno del presidente Raúl Alfonsín logró el triunfo político de la decisión. Por el sí 81%, por el no 17 %. Hay que tratar de intentar interpretar adecuadamente los resultados registrados en Mendoza, una provincia que soporta el grueso del contacto entre la Argentina y Chile. Allí el no al acuerdo alcanzó 33% situación que hay que estudiar en profundidad. Este porcentaje solo fue superado en el distrito austral de Tierra del Fuego 40% por no y en el Atlántico 56% por la negativa. Aunque en este último caso no debe perderse de vista la incidencia de la población militar. El proceso del Tratado de paz y amistad no concluye con este hecho ni siquiera con su ratificación por parte del Poder Legislativo o con el intercambio de los documentos entre los gobiernos parte.76 En la majestuosa Sala Regia de los Palacios Apostólicos, en el Vaticano, quedó suscrito el definitiva Tratado de Paz y Amistad, que pondría fin al 74 75 76

Pintadas en el Palacio San Martín. Clarín. Buenos Aires 20 de noviembre de 1984, p. 8. El modo de votar. Clarín. Buenos Aires 25 de noviembre de 1984, p. 9. Masivo respaldo a la consulta. Clarín. Buenos Aires 26 de noviembre de 1984, p.2-3; Oscar Raúl Cardoso. La participación y la estabilidad. Clarín. Buenos Aires 26 de noviembre de 1984, p.3; El 70,1% apoyó la consulta popular. Clarín. Buenos Aires 27 de noviembre de 1984, p.6-7; Oscar Raúl Cardoso. Después de la consulta: El voto femenino y voto juvenil. Clarín. Buenos Aires 27 de noviembre de 1984, p. 8.

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centenario litigio que la Argentina y Chile habían sostenido por los límites en la zona austral del canal de Beagle. Dante Caputo y Jaime del Valle, juntamente con el secretario de Estado del Vaticano, cardenal Agostino Casaroli, firmarán la documentación.77 La firma del tratado en Roma el 29 de noviembre de 1984, no puso de inmediato en vigencia lo acordado, pues la ratificación, o sea una reafirmación, en el plano interno, de los compromisos asumidos en el orden internacional. En el caso chileno, por imperativo del poder de facto y de la constitución vigente de ese momento 1981, facultaba a la junta militar, en tanto que en la Argentina la constitución de entonces reclamaba la participación del Congreso de la Nación. La firma de un tratado no implica su automática ratificación. Previamente el Poder Ejecutivo Nacional deberá convocar al Congreso a una sesión extraordinaria. La elevada participación popular en la votación tendrá para los legisladores un peso que poco imaginaron, incluso entre las propias filas radicales. Aunque la votación en el congreso fue cerrada triunfando la aprobación del Tratado de Paz y Amistad por un voto. El polémico enfrentamiento entre Argentina-Chile en torno del diferendo austral por el canal de Beagle, como podemos observar fue un proceso desde el punto de vista histórico bien intenso que tiene su origen los albores del siglo XIX, con la conformación territorial geohistórica de ambos países. En una amplia y favorable repercusión internacional tuvo el anuncio del preacuerdo alcanzado por ambos países por la mediación papal y organismos internacionales saludaron con beneplácito el entendimiento logrado. El secretario general de la Organización de Estados Americanos, el brasileño João Baena Soares, envió un telegrama a su Santidad Juan Pablo II, expresando: Ante la noticia de la evolución positiva de las negociaciones diplomáticas referentes a la región austral, expreso mi satisfacción por tan importante logro en las relaciones entre las hermanas repúblicas de la Argentina y Chile. Permítame resaltar el elevado significado que reviste este hecho para la concordia y el entendimiento interamericano.78 77

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ANSA, EFE. Firman hoy el acuerdo por el Beagle la argentina y Chile. Clarín. Buenos Aires 29 de noviembre de 1984, pp. 2-3. “En Washington, el Departamento de Estado calificó a este acuerdo argentino-chileno, como: Un ejemplo importante, no solo para el hemisferio, sino para el mundo entero. En

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El ex presidente venezolano, Rafael Caldera, quien fue el representante como orador de los partidos políticos y dirigentes latinoamericanos presentes, que se adhieren al acuerdo entre Chile y la Argentina, el 23 de noviembre de 1984, hizo una encendida defensa de la hermandad latinoamericana al expresar: ...en nombre de millones de latinoamericanos y que venía a rendir un homenaje de fe y de cariño al pueblo argentino y al pueblo chileno. … este secular litigio había creado momentos de preocupación y angustia y la solución abre nuevos caminos a la cooperación fecunda y permitirá destinar recursos para atender los graves problemas de ambas naciones. Considero histórica la decisión del Presidente Raúl Alfonsín de consultar al pueblo, para que no pueda nadie pensar que este histórico acuerdo entre Argentina y Chile, es una composición de los gobiernos, cuando en realidad responde al más legitimo anhelo de los pueblos. … la presencia testimonial de América Latina para que seamos testigos de la claridad, de la limpieza y de la rectitud de intención con que se está realizando este proceso.79

El gobierno de Raúl Alfonsín se caracterizó por el discurso ético, centrado en los valores de la democracia, la paz los derechos humanos, la solidaridad internacional y la independencia de los Estados, fue puesto al servicio de una reinserción del país en la comunidad internacional, que recientemente había censurado y hasta aislado al régimen militar. Pronto la oveja negra se convirtió en el hijo pródigo; los éxitos en este terreno, expresados en la gran popularidad alcanzada por el presidente en distintos lugares del mundo, fueron utilizados para afianzar y fortalecer las instituciones democráticas locales, todavía precarias. Es importante recalcar unas declaraciones realizadas, por el entonces ministro de la Defensa, Raúl Borrás, que señaló ante unos 200 oficiales de la Fuerza Aérea:

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las Naciones Unidas, el entonces secretario general del organismo, el peruano Javier Pérez de Cuellar, declaró: Estar muy complacido por el entendimiento alcanzado por los gobiernos de la Argentina y Chile en la cuestión del Beagle.” Positiva repercusión mundial por el preacuerdo con Chile. Clarín. Buenos Aires 6 de octubre de 1984, p. 3. Masiva concurrencia al acto de cierre de la campaña por sí. Clarín. Buenos Aires 24 de noviembre de 1984, p. 2.

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...que la consulta popular sobre el Beagle debe ser interpretada como un intento de despolitización de las Fuerzas Armadas y no como un fenómeno de desmilitarización de la Argentina. …ya no deciden tres jefes militares sino el pueblo en su conjunto… que quede bien en claro que la voluntad de paz es el fruto de la fortaleza de toda la Nación en su conjunto y no solo de sus instituciones militares.80

Durante los meses de octubre, noviembre y diciembre de 1984, pre y post consulta del conflicto Beagle, fueron percibido, como un logró el haberse podido zafar de uno de los temas más complicados que recibieron de la herencia dejada por la dictadura militar.81 Para la campaña oficial, fue por primera vez que el concepto de principio bioceánico quedaba en el papel, con una interpretación transparente, sobre la extensión de los dominios de Santiago y Buenos Aires sobre el Pacífico y el Atlántico. Durante extensísimas negociaciones del pleito austral las contradicciones de la posición argentina fueron notorias y se cometieron errores que dejaron a la Argentina en una posición delicada. Esa fue la raíz que promovió, la alternativa bélica de 1978, resuelta a último minuto por la intervención combinada del Vaticano y el Departamento de Estado Norteamericano. Sería tramposo y hasta irónico, presentar el acuerdo como un triunfo absoluto y total; en definitiva, la diplomacia es el arte de la negociación y quienes apuestan a esa alternativa deben reconocer sin vergüenzas que hubo concesiones. En la contracara, es decir, para el autoritarismo de Augusto Pinochet, la situación no fue tan simple: del laudo favorable a Santiago, el presidente 80

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La consulta ayuda a despolitizar a las Fuerzas Armadas, explicó Borrás. Clarín. Buenos Aires 29 de noviembre de 1984, p. 4. “La cuestión del Beagle está tan estrechamente ligada al costado irracional del anterior régimen de facto ―basta recordar las vísperas de guerra de fines del ‘78, la xenofobia y el sentido balcanizador del destino latinoamericano de la Argentina con los que el estado militar quiso signar entonces la voluntad colectiva― que con solo actualizar la memoria de la sociedad, la administración radical tendrá un poderoso argumento en su arsenal. …A diferencia de lo que ha hecho con otros aspectos esenciales de la herencia recibida, el gobierno de Raúl Alfonsín tendrá que resistir esta vez la tensión de silenciar el pasado y sus responsabilidades a la hora de explicar el resultado al que se ha llegado. El sinceramiento tendrá, necesariamente, que alcanzar al último tramo de la negociación y al significado — presente y futuro— de los compromisos que se está contrayendo.” En: Oscar Raúl Cardoso. En Roma: Se inicia el debate. Clarín. Buenos Aires 19 de octubre de 1984, p. 4.

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trasandino pasó a aceptar la propuesta papal de 1980 y luego a estas nuevas modificaciones que redujeron sensiblemente lo que su Majestad británica había convalidado en 1976. En la comunidad internacional Raúl Alfonsín, supo en ese momento jugar las cartas diplomáticas y obtener buenos resultados y aliviando un poco la presión que tenía del depuesto régimen militar. Es lo expone muy bien Luis Alberto Romero: …el laudo papal, que los militares habían considerado inaceptable pero sin atreverse a rechazarlo, fue asumido como la única solución posible por el gobierno democrático, que necesitaba reafirmar los valores de la paz y eliminar una situación de conflicto que podía mantener vivo el militarismo. Para doblegar las resistencias internas a su aprobación ―nutridas en el tradicional nacionalismo y en un reluctante belicismo― se convocó a un referéndum popular no vinculante que corroboró el amplio consenso existente para esa solución pacífica e inmediata. Aun así, la aprobación por el Senado ― donde el peronismo tenía mayoría― se logró por el mínimo margen de un voto.82

Hubo un error fundamental en demarcación de la frontera ArgentinoChilena, el no haber realizado una negociación en forma global de las fronteras, y hacerlo en cambio parcialmente por segmentos. Los estudiosos de la geopolítica aprendieron la lección de que un territorio no vale por su virtualidad sino que necesita ser poblado – fecundado mediante la extracción de sus recursos y éstos potenciados mediante el desarrollo y el bien común. Un país no logra su unidad nacional y la consolida en metas precisas de crecimiento, a través de la irá brotando espontáneamente de la historia, por más leyendas y mitos que pueblen sus libros de texto. Argentina y Chile son países históricamente vinculados, desde que fuimos parte del Reino de España. Este proceso se examinó a comienzos del siglo XIX, es decir, con nuestros procesos de independencia: basta al respecto tener presente la asociación de San Martín con Bernardo O´Higgins. A partir de 1826, al firmarse el Tratado de Amistad, Alianza, Comercio y Navegación 82

Luis Alberto Romero. Breve historia contemporánea de la Argentina. 2da. Edición. Buenos Aires: Fondo de Cultura Económica, 2001, p. 247.

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entre la República de Chile y las Provincias Unidas del Río de la Plata. Desde ese plazo, muchos de convenios se han celebrado entre Argentina y Chile, con múltiples proyecciones tanto políticas, económicas como culturales.83 Para junio de 1986, el chileno Felipe Herrera expresaba: Evidentemente que uno de los procesos internacionales de mayor trascendencia durante 1985 en Latinoamérica fue la firma del Tratado de Paz y Amistad entre Chile y Argentina, no sólo por haber dado una solución al serio problema limítrofe entre los dos países, sino que también porque da un refuerzo a la cooperación económica y a la integración física de este continente. Como es sabido, fue decisiva la influencia del Papa Juan Pablo II en la firma de este convenio, particularmente por las proyecciones para el futuro del acercamiento de Chile con Argentina. Naturalmente, la firma del Tratado ha tenido una profunda trascendencia en todos los sectores de la opinión pública de ambos países, siendo determinante para ella la presencia política del presidente de Argentina, Raúl Alfonsín, quien, con justificados argumentos ha expresado que la redemocratización de América Latina será decisiva para nuestro proceso de integración.84

8. De las soluciones limítrofes al desarrollo fronterizo La recuperación de un gobierno civil democrático en Chile en 1991, permitió dar nuevos pasos en el desarrollo de los límites comunes con Argentina, y los gobiernos de Carlos Menem y Patricio Aylwin firmaron un acuerdo por el que se resolvieron 22 diferendos menores, en la larga frontera de 5.500 kilómetros que comparten ambas naciones, a través de la Cordillera de Los Andes; quedando pendientes dos: el de laguna del Desierto, en el que el 83

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“Las relaciones entre la Argentina y Chile pueden haber sido afectados por los caprichos y las falacias de los debates diplomáticos del siglo XIX y por la acción del nacionalismo y los excesos militares del siglo XX; pero estas explicaciones no resultan suficientes, porque los debates diplomáticos pasaron hace más de un siglo y, a su vez, las Fuerzas Armadas y los historiadores nacionalistas se han replegado notablemente del escenario público en los últimos quince o veinte años. Y a pesar de todo, los enfoques chauvinistas se han mantenido en vigencia. Así lo demuestran los mapas históricos publicados por los académicos, las universidades y las principales editoriales de ambos países entre 1990 y 2000.” Idem. Felipe Herrera. Amistad Chileno-Argentina. Visión, Vol. 66, N°11, 2 de junio de 1986, p 41.

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Tribunal Arbitral de Río de Janeiro reconoció la soberanía argentina en 1994, y el de los Hielos Continentales. La solución de este fue pactada en 1991 por el presidente argentino, Carlos Menem, y el chileno, Patricio Aylwin, se procedió a la elaboración, a lo largo de 1998, de un nuevo documento que, finalmente, fue suscrito en el mes de diciembre en Buenos Aires por los jefes de Estado de ambos países sudamericanos, en aquel momento Carlos Menem y Eduardo Frei Ruiz-Tagle. Los Congresos de Argentina y Chile aprobaron mayoritariamente el acuerdo entre los meses de diciembre de 1998 y junio de 1999. El reciente tratado replanteaba el tradicional criterio de que las altas cumbres divisorias de aguas en la cordillera eran las que debían fijar el límite fronterizo en el sector patagónico, de acuerdo a lo estipulado en el Tratado de Límites de 1881 y el Protocolo de 1893.85 Todo esto ha conllevado al establecimiento de comités de integración fronteriza que abarcan actividades binacionales de un extremo a otro de los extensos límites comunes, que se han transformado en importantes prácticas de actuación conjunta de las sociedades de uno y otro lado en todos los espacios vivos, proyectando desarrollo económico, cultural, educativo entre otros. Como lo señala Susana Bandieri: Otra frontera que aquí se pretende derribar como límite del conocimiento es la instituida entre los respectivos Estados nacionales, en este caso la Argentina y Chile, en el convencimiento de que resulta imposible cualquier aproximación comprensiva a la historia regional si no se recupera fuertemente la idea de que las áreas fronterizas no funcionan como límites, sino como verdaderos espacios sociales de gran dinamismo y alta complejidad.86

Las regiones fronterizas eran vistas en el pasado como zonas en donde el ejercicio de la soberanía, tal como ella se entendía, adquirían todo un 85

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Confrontar: Juan Alberto Roccatagliata. El trazado de los límites internacionales de Argentina. En: http://www.google.co.ve/search?hl=es&rlz=1T4ADBF_esVE320VE320& q=Acuerdo+de+l%C3%ADmites+entre+Chile+y+Argentina+1998&btnG=Buscar&met a=&aq=f&oq= (Consultado el 25 de octubre de 2009). Luis Maira. La política exterior chilena en los años de la concertación. En: Noberto Consani y otros. Transitando los inicios del siglo XXI: Las relaciones internacionales de Argentina, Chile y México. Buenos Aires: Grupo Editor Latinoamericano, 2007, pp. 161-185. Susana Bandieri. Historia de la Patagonia. Buenos Aires: Sudamericana, 2009, p.15

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significado, especialmente desde el punto de vista político y militar, pues la línea fronteriza se concebía como una línea divisoria, como el límite territorial hasta donde podía llegar la intervención de los Estados, más allá de la cual cualquier acción podía constituir una agresión. Por esta razón debemos buscar en América Latina, desarrollar fronteras vivas, despiertas, pobladas e integradas al mismo espacio del cual ellas apenas forman la parte extrema. El desarrollo y la integración de nuestras fronteras es una tarea aún por hacer.87 Las relaciones entre Argentina y Chile como se puede observar en su historia, ha sido un proceso de múltiples manifestaciones traducido en aproximaciones y desapegos. En la última década del siglo XX, se originó una transformación profunda en los vínculos entre ambos países, en el cambio de un esquema de relaciones marcadas por el conflicto fronterizo por unas relaciones signadas por la integración.

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“Las relaciones entre la Argentina y Chile pueden haber sido afectados por los caprichos y las falacias de los debates diplomáticos del siglo XIX y por la acción del nacionalismo y los excesos militares del siglo XX; pero estas explicaciones no resultan suficientes, porque los debates diplomáticos pasaron hace más de un siglo y, a su vez, las Fuerzas Armadas y los historiadores nacionalistas se han replegado notablemente del escenario público en los últimos quince o veinte años. Y a pesar de todo, los enfoques chauvinistas se han mantenido en vigencia. Así lo demuestran los mapas históricos publicados por los académicos, las universidades y las principales editoriales de ambos países entre 1990 y 2000.” Pablo, Lacoste. La imagen del otro en las relaciones de la Argentina y Chile (1534-2000). Buenos Aires: Fondo de Cultura Económica, 2003, p. 26

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ENTREVISTAS ENTREVISTA CON IVÁN JAKSIC Interview with Iván Jaksic Por: Froilán Ramos Rodríguez La edición especial de Tiempo y Espacio, dedicada a Chile y Venezuela, tiene el agrado y el honor, de conversar con el doctor Iván Jaksic, profesor de la Universidad de Stanford (EEUU), autor de numerosas publicaciones, entre libros y artículos especializados, además, uno de los académicos chilenos actuales que más acuciosamente ha dedicado su trabajo a investigar sobre don Andrés Bello, a través de años de estudios y de visita a los archivos en Venezuela, Gran Bretaña, España, Estados Unidos y Chile. Ante todo, gracias al doctor Jaksic por dedicar este tiempo, sabemos de su ajustada agenda y múltiples compromisos, pero estamos seguros que este espacio será aprovechado con creces. Sobre don Andrés Bello se ha escrito ávidamente, biografías, estudios de su obra, por diversos autores, de diversas nacionalidades, y diversos campos de conocimiento, desde la historia, el derecho, la literatura, pasando por la educación, la gramática y la religión. Sin embargo, quisiéramos detenernos en esta oportunidad, en conversar en cinco aspectos: Bello y sus etapas, venezolana, inglesa y chilena, el Bello íntimo (hijo, exiliado, esposo, padre, amigo), y una mirada al legado de Bello en el siglo XXI. • Froilán Ramos Rodríguez (FRR): Doctor Jaksic. ¿Qué tomó Andrés Bello de su primera etapa de vida en Venezuela, en cuanto a sus valores personales y a su formación? • Iván Jaksic (IJ): En primer lugar su extraordinaria educación humanista y clásica, un verdadero pilar de su pensamiento. Además, ya en

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la universidad, absorbió muchos aspectos de la Ilustración, especialmente su énfasis en las ciencias naturales. Proveniente de una familia de artistas, Bello también adquirió un gran gusto por la música y el teatro. A los 20 años ya contaba con todos los conocimientos que habría de desarrollar durante su larga vida. Venezuela le aportó además una experiencia práctica como funcionario de la Capitanía General. Fue en ese contexto que asumió importantes responsabilidades como miembro de la Junta Central de Vacuna, Comisario de Guerra, y editor de la Gazeta de Caracas. A pesar de ser funcionario de la Corona, era un criollo muy respetado, como lo demuestra su nombramiento diplomático inmediatamente después del movimiento del 19 de abril, cuando se embarcó con Simón Bolívar y Luis López Méndez con rumbo a Londres. Es importante señalar que la experiencia de Bello en las postrimerías del imperio español en America le dio una importante visión internacional, y un apego al orden que nunca abandonó. En lo personal sabemos que era un hombre muy cercano a su familia y en especial a su madre. Además, que era una persona muy reservada. Lamentablemente no sabemos casi nada respecto de su vida sentimental, salvo algunas vagas referencias a su relación con Josefa, la hermana de Antonio José de Sucre. • FRR: ¿Qué influencia tuvo la vida en Inglaterra para el joven Bello? • IJ: Los 19 años que Bello residió en Londres fueron extremadamente complejos. Por una parte, conoció la pobreza y la tragedia familiar, pues allí murió su primera esposa y su tercer hijo. Allí también vivió durísimos momentos en las legaciones de Chile y Colombia, por sus diferencias con Mariano Egaña en la primera, y por el colapso de la credibilidad financiera en la segunda. Además, vivió una especie de ostracismo debido a una serie de malentendidos con Simón Bolívar, que lo llevaron a fin de cuentas a emigrar a Chile. Pero por otra parte conoció en Londres lo que era la investigación de alto nivel y también vibró con el éxito del movimiento de independencia hispanoamericana, que lo condujo a dedicarse completamente a la construcción de nuevas naciones, sobre todo en sus planos político y cultural. Tuvo relaciones con figuras de primer orden, como James Mill y Jeremy Bentham, y prácticamente todos los grandes líderes hispanoamericanos del momento. Fue esa también una época de grandes amistades, como la que mantuvo con José María Blanco White y el poeta ecuatoriano José

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Joaquín Olmedo. Conoció además a su segunda esposa, Elizabeth Dunn, quién le acompañaría por el resto de su larga vida y con quien tuvo doce hijos. En suma, una época de felicidades y amarguras, pero sobre todo una experiencia notable en los ámbitos de la investigación sobre el lenguaje, y en la diplomacia. • FRR: ¿Cómo afrontó el Bello maduro su llegada a Chile, en medio de una nación joven? • IJ: Bello llegó a Chile con muchas incertidumbres: por lo que dejaba atrás, por su edad, por cómo sería recibido en el país. Al principio no fue precisamente bienvenido, y de hecho algunos periódicos le enrostraton su condición de extranjero. Pero a corto andar entendió que por su experiencia y talento tenía mucho que aportar a la nueva nación. Empezó sus tareas como funcionario del ministerio de hacienda, pero rápidamente pasó al de relaciones exteriores, donde su experiencia diplomática y su conocimiento de idiomas fueron muy útiles. Tuvo varias oportunidades de desempeñarse en el ámbito educacional. Tuvo nuevos hijos, aunque vivió con dolor la muerte de algunos. Pero Chile representó la estabilidad que anhelaba. Quizás la única sombra que oscureció su firmamento fue el ataque que recibió por su supuesta traición a Bolívar y por su relación estrecha con el mundo conservador chileno. Sin embargo, fue con Portales con quien tuvo la más seria desavenencia, que lo llevó a considerar incluso marcharse del país. Pero en general se sentía cómodo y apreciaba el que se le dieran responsabilidades cada vez mayores a la par que se le otorgaba la ciudadanía chilena. En menos de una década, ya era miembro del Senado y aparecían sus primeras publicaciones, entre las que destaca su Principio de derecho de gentes. Si además se considera que pasó a ser el redactor principal del periódico oficial, El Araucano, es evidente que Bello comprendió cuánto se le apreciaba. En lo más íntimo, sin embargo, sufría la separación de los suyos en Venezuela y padecía la nostalgia del expatriado. • FRR: Sabemos lo reservado de la personalidad de Bello, pero en base a sus investigaciones, ¿Cómo era el Bello de familia como hijo, esposo y padre? • IJ: Es cierto, era muy reservado, incluso tímido. Frente al poder, aún más, como puede observarse en sus relaciones con Bolívar, luego Portales, y

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finalmente con Manuel Montt, quien era Presidente de la República de Chile cuando su hijo Juan fue apresado y exiliado y Bello no protestó. Pero otra es la imagen que tenemos de su vida familiar y de la relación con sus amigos. Bello quería intensamente a su madre y tenía una relación muy afectuosa con sus hermanos y hermanas. A sus hijos simplemente los adoraba, y por eso sufrió mucho cuando los más queridos fallecieron. Conocido es el emocionante poema, “La oración por todos”, motivado por la muerte de su hija Dolores. También lloraba la muerte de su querido hijo Francisco mucho después de su fallecimiento en 1845. Y así con los nueve hijos que murieron antes que él. De sus esposas Mary Ann y Elizabeth también dejó emotivos recuerdos. Con los amigos era generoso y franco y más de un testimonio hay de su buen humor en las tertulias que compartía con ellos. Su casa siempre estaba abierta para la conversación. De hecho, fue en una serie de visitas que los hermanos Miguel Luis y Gregorio Víctor Amunátegui lograron obtener toda la información biográfica que luego plasmaron en su primera biografía de Bello. A su amigo Juan María Gutiérrez confesó el gran dolor que le causó la acusación de traición a Bolívar. En suma, era naturalmente reservado, y quizás prefería volcar sus sentimientos en la poesía. Pero no hay duda de la íntima franqueza e intensidad con que vivía la relación familiar y amistosa. • FRR: ¿Cuál fue la relación de Bello con Bolívar, Humboldt y Portales? • IJ: Si empezamos cronológicamente con Humboldt, debo decir que se trata de una de las influencias más poderosas de su vida. Para un jóven de 19 años, como lo era Bello en ese período, la visita del sabio alemán fue una verdadera revelación. El espíritu de búsqueda y de conocimiento, la capacidad investigativa científica, y el talento social y conversacional de Humboldt le prorporcionaron un gran modelo. El mismo Humboldt quedó muy impresionado con el jóven Bello, ya que lo recordaba nítidamente décadas más tarde, en 1855. Lamentablemente no pasó lo mismo con Bolívar, quizás por lo marcadamente diferente de sus personalidades, pero sobre todo por la timidez que mencioné anteriormente de Bello frente al poder. Al principio se llevaban muy bien, y Bolívar le “amaba con respeto”, pero la relación se deterioró cuando Bolívar no pareció comprender la urgencia de las necesidades de Bello en Londres y además le exigía lo imposible de cumplir,

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como la venta de sus minas en Aroa. Se trata de una triste desavenencia, que entristeció por largo tiempo a Bello, sobre todo por lo mucho que se frecuentaban en su primera juventud. Por Diego Portales sentía una gran admiración, que el poderoso ministro le retribuía con grandes muestras de respeto y afecto. Pero Portales era un hombre de acción, voluntarioso y porfiado, de modo que fue muy difícil para Bello superar el trance de su diferencia con el ministro cuando discutieron el inicio de la guerra contra la Confederación Perú-Boliviana. Pero algo los atraía y en muchos sentidos se complementaban. Instintivamente Portales comprendía la importancia de fundar un orden en las nuevas repúblicas, mientras que Bello lo entendía racional y prácticamente. De hecho, la colaboración entre ambos es una de las más ricas en la historia del continente. Fue dolorosa para Bello la pérdida de Portales, quien era padrino de una de sus hijas (Ascensión) pero tuvo el orgullo de representar al gobierno en su funeral. • FRR: ¿Diferencia entre el Bello de “vida pública” y “vida privada” vida íntima? • IJ: Bello tuvo que sacrificar varios aspectos de su vida privada para asumir nuevas responsabilidades en la esfera pública. Por temperamento, y si las oportunidades lo hubieran hecho posible, lo más probable es que se hubiera dedicado a una carrera académica. Pero el vendaval de la revolución lo llevó por otros caminos y hubo de optar por una vida más pública de lo que esperaba. En Caracas y Londres pudo entregarse a la investigación y al trabajo administrativo, este último por lo general desde un segundo plano. Pero una vez en Chile su perfil se hizo más público, como maestro, como senador de la republica, como rector de la Universidad de Chile y como polemista en la prensa periódica. Lo público también tensionaba sus creencias, como es el caso de su religiosidad en un ámbito cada vez más laico. No retrocedió jamás del fuerte compromiso público que adquirió en Chile, pero es también cierto que buscaba la intimidad con su familia y con sus amigos, y que además encontraba un refugio en las letras. Es difícil reconciliar el tono de sus escritos polémicos con la dulzura de su carácter, pero este es el precio que hubo de pagar como uno de los constructores de naciones en el siglo XIX.

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• FRR: ¿Cuál fue el sentido de “Orden” que guió la vida y obra de don Andrés Bello? • IJ: En primer lugar, pertenecer cabalmente a una sociedad política legítima, respetuosa de los derechos de los individuos, pero a al mismo tiempo con autoridad para asegurar el cumplimiento de las obligaciones que conlleva vivir en sociedad. Fue muy criticado porque consideró que la monarquía podía perfectamente ser un modelo político legítimo hasta que a mediados de la década de 1820 desarrolló una clara convicción de que no siendo ya más viable la monarquía en América había llegado el momento de afianzar la república. Este modelo republicano no era solamente el modelo de la antigüedad, con su énfasis en la participación pública, sino el modelo de la república moderna, con su énfasis en la seguridad de los individuos para desarrollar todos sus potenciales. Pero ese orden legítimo debía ser promovido por la educación pública y también por una convicción individual sobre la necesidad de la observancia de las leyes. Todo era coherente en la concepción bellista del orden, incluyendo el orden en la conducta de los individuos, es decir, el pensamiento claro y lógico, una gramática compartida que asegurase la comunicación llana de las personas y una ética de respeto hacia los conciudadanos. También un respeto a las instituciones y a las tradiciones humanísticas. En lo personal, Bello fue coherente con sus ideas, buscó siempre el orden en todas sus manifestaciones. Incluso cuando el dolor llegaba a ser insoportable, por la muerte de sus hijos, no se dejaba llevar hacia la desesperación. Y gracias a ello contamos con las poesías más bellas de nuestra lengua. • FRR: En su opinión, ¿Qué hace universal la obra de Andrés Bello? • IJ: Bello percibió claramente que el mundo moderno, con sus múltiples y periódicas convulsiones, requería de instituciones capaces de adaptarse al cambio. Sin una capacidad de ajustarse a los cambios de la sociedad, las instituciones corrían el riesgo de volverse rígidas y colapsar bajo el peso de su irrelevancia, o de la hostilidad de los pueblos. Por ello, las leyes debían moldear las costumbres, pero también reflejarlas. Esto es aplicable a cualquier situación en que una sociedad busca adapatarse a cambios que a veces se originan desde fuera de las propias fornteras, como los cambios tecnológicos, los ciclos económicos y las nuevas tendencias para propiciar las libertades individuales.

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Para Bello el modelo era el lenguaje, un cuerpo de ideas y estructuras que se mantiene relativamente estable a lo largo del tiempo, pero que se ajusta a las nuevas realidades originadas por los cambios políticos y culturales, como el nacimiento de nuevas naciones luego de un quiebre imperial. Bello encontró en la historia de la lengua y en la gramática el mecanismo perfecto para defender una idea de sociedad coherente y legítima. Esto es lo que en mi opinión le hace universal y al mismo tiempo original, puesto que pocos como él entendieron tan cabalmente la riqueza e importancia social, política y cultural del lenguaje. • FRR: Debemos decir, en honor a la justicia, que éstas no han sido preguntas fáciles, y que cada una de ellas, encierra la complejidad de una vida y un ser como Bello, pero, igualmente, es una demanda de las generaciones actuales y de la posteridad el tratar de comprender el curso vital de la existencia del Bello sabio e íntimo, el hombre que hizo frente a grandes desafíos para legar no sólo una vasta obra intelectual y cultural, sino también humana y de ejemplo personal.

Iván Jaksic

El Doctor Iván Jaksic es director del Programa de Estudios en el Extranjero de la Universidad de Stanford en Santiago de Chile. A lo largo de su carrera académica ha sido profesor de las universidades de California, Wisconsin y Notre Dame (Indiana, EEUU) e investigador en el David Rockefeller Center for Latin American Studies de la Universidad de Harvard, y del St. Antony’s College de Oxford. Entre sus obras se encuentran: Andrés Bello: La pasión por el Orden, Ven conmigo a la España lejana, y otras.

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EVOCACIÓN DE UN AMIGO QUE SE FUE David Ruiz Chataing

Historiador. Doctor en Historia por la Universidad Central de Venezuela. Profesor Asociado de la Universidad Pedagógica Experimental Libertador. Miembro del Centro de Investigaciones Históricas Mario Briceño Iragorry. Coordinador General de Postgrado del Instituto Pedagógico de Caracas.

Conocí a Domingo Irwin G. en la Biblioteca Nacional, allá por los años noventa del siglo pasado. Yo era un Licenciado en Historia, egresado de Escuela de Historia de la Universidad Central de Venezuela. Trabajaba como Especialista en Información en la institución mencionada. Domingo, ya canoso, y siempre de adeca guayabera blanca, asistía con frecuencia a consultar los archivos diplomáticos, de Inglaterra, Francia, Alemania y Estados Unidos rescatados por FUNRES. Por ese entonces, me decía que la interpretación del bloqueo a las costas venezolanas de 1902-1903 con fuentes nacionales se había completado. Faltaban las fuentes internacionales. Y en este campo realizó aportes contundentes. Al ver Domingo, como le decíamos, mi interés por la investigación, me recomendó ingresar en la Educación Superior, que intentará ingresar en el Instituto Pedagógico de Caracas. Lo secundaron en ese consejo Napoleón Franceschi y Tarcila Briceño. Allí entre la docencia y la práctica investigativa realizaría esas motivaciones por los destinos nacionales. A partir de allí, me dediqué a prepararme, concursé en el IPC e ingresé en 1996. Ya dictando clases y adelantando mis proyectos de investigación, me insistió sobre la necesidad de aprender idiomas y asistir a eventos internacionales. También, nuevamente, y acertadamente, le hice caso. El idioma de Shakespeare lo leo. Y gracias a su insistencia, participé en eventos de Historia en Bruselas, Toronto, San José de Costa Rica, etc. Y en muchos escenarios académicos nacionales, regionales y locales. Fue mi tutor o jurado en varios de mis ascensos universitarios. Y mi ductor en la tesis doctoral. Me adentró en el tema del caudillismo, el

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pretorianismo, las relaciones civiles militares y en una extensa historiografía anglosajona, desconocida en nuestro medio. De Domingo me entusiasmaba la capacidad de sorprenderse siempre con las novedades bibliográficas. Siempre comentando, analizando, mostrando, los nuevos libros que acarreaba con una devoción especial. Pendiente, igualmente, de los encuentros de historiadores para que asistiéramos. Fueron muchas las veces que atendí a sus recomendaciones en asuntos intelectuales. Valga en esta oportunidad, el reconocimiento de esta deuda impagable. Como ciudadano fue crítico, humilde, y defensor de los logros del período democrático, a pesar de sus fallas. Con valentía cívica, por todos los medios posibles, alertó sobre los peligros de esta mescolanza de marxismoleninismo con pretorianismo, corruptelas y mediocridad que hoy padecemos. Y que ha conducido al país a una debacle espantosa. También me hizo familiarizarme con la buena mesa, el whisky y el vino. Y en tiempos de crisis, todos reconocimos que era un espléndido anfitrión. Ni a escondidas nos dejaba pagar. Aunque a él también le pegó la crisis. Pasamos del deleitoso y encumbrado etiqueta negra a la humilde y proletaria lupulosa. Un aterrizaje forzoso porque la “revolución” hizo lo que parecía imposible: matar, para la mayoría de los venezolanos que no para ellos, la gallina de los huevos de oro. Sospecho que mi Colega, vistas las circunstancias, puede haber muerto de tristeza. Le estalló el corazón de dolor. ¿Dónde me enteré de tu fallecimiento? En la playa de Buche. Y un poquito vi a las aves y un hermoso cielo azul que no agotaba sus matices. Allí me llegó la terrible noticia de tu inconsulta partida. ¡Qué vaina Domingo, marcharte en vacaciones! Dios te guarde en su gloria y espero que sigas disfrutando de tu “guarapo e`piña” y hagas reír hasta al adusto Papa-Dios con tu fina ironía.

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RESEÑAS Michel Maffesoli. El instante eterno. El retorno de lo trágico en las sociedades posmodernas. Buenos Aires, Ed. Paidós, 2001. Simón Abdala Meneses

Licenciado en Filosofía por la Universidad de Chile. Doctorando en Filosofía en la Universidad de los Andes de Chile. Becario CONICYT. E-mail: abdala.simon@ gmail.com

Lo cotidiano como expresión del sentido del tiempo en la Historia Eric Voegelin, filósofo político alemán del siglo XX y exiliado de Austria por el régimen nazi en 1938 dijo: En nuestro tiempo podemos observar que el pueblo se estremece por los horrores de la guerra y de las atrocidades Nazis, pero es incapaz de ver [que] todos estos horrores no son más que una traducción, al nivel físico, de los horrores espirituales e intelectuales que caracterizan a la civilización progresistas en su etapa pacífica, que los horrores no son más que la ejecución del juicio que recayó sobre la realidad política1.

Y es que para él, como para muchos de sus contemporáneos2, el mundo se hallaba inmerso dentro de una relativización valórica e intelectual tal, que cualquier cosa podía esperarse. Vista como una persona, bajo la teoría orgánica de la sociedad3, la ciudad en este sentido refleja a través del comportamiento 1

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Eric Voegelin. Order and History, Vol. III.Columbia, Ed. University of Missouri Press, 20001, p. 147. Entre ellos Leo Strauss. Como una pequeña reseña a sus afinidades y diferencias revisar la introducción a Eric Voegelin-Leo Strauss, Fe y filosofía. Correspondencia 1934-1964. Madrid, Ed. Mínima Trotta, 2009. En relación a lo mismo, Norberto Bobbio: “(…) Teoría según la cual la sociedad (o el Estado) es concebida como un verdadero organismo a imagen y semejanza de un cuerpo humano

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de sus habitantes, lo que hay en su alma. De esta forma, si queremos acceder a las causas de algún vicio, crisis o enfermedad social, lo que se debe hacer es observar al alma del pueblo, dirigirse al centro de sus creencias4. Y aunque este alemán, que terminó sus días en Estados Unidos5 achacó la fuerte crisis socio-política de su tiempo a un resurgimiento del gnosticismo en occidente generado por un “descarrilamiento de la conciencia”, lo cierto es que gran parte de su generación demandó una revisión de aquello íntimo en el individuo, de modo de clarificar la razón de tantos años de tragedia. Cuadrados en este afán “clarificador” es que nuestra intención es dirigir la atención a El Instante eterno: el retorno de la tragedia en las sociedad posmodernas6 de Michel Mafessoli7 ―filósofo y sociólogo francés―, que a nuestro modo de ver, da luces sobre un fenómeno (para unos vicio, para otros virtud) que se está gestando en gran parte de las comunidades de occidente: una actitud “abolicionista” hacia los valores sociales tradicionales. A este respecto, dándole contenido a esta afirmación, el sociólogo y filósofo polaco Zygmunt Bauman, describe a esta sociedad abolicionista como una que vive una peligrosa combinación de libertad e inseguridad, en el marco de la incertidumbre de una vida frágil, inconsistente y escurridiza, en suma: una “vida líquida”8. Es bajo este diagnóstico ―que atraviesa todo el pensamiento de Bauman― que el polaco identifica como una de las causas de esta vida líquida, la renegociación del significado del tiempo en la historia: “El

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(…)”. NobertoBobbio. La teoría de las formas de gobierno en la historia del pensamiento político. México D.F., Fondo de Cultura Económica, 1987. A este respecto, el mismo Voegelin: “La existencia exterior de una sociedad política forma parte de su estructura ontológica”. Eric Voegelin. La Nueva Ciencia de la Política. Buenos Aires, Ed. Katz, 2006, p.48. Carlos A. Casanova. Verdad Escatológica y acción intramundana: La teoría política de Eric Voegelin. Pamplona, Ed. Eunsa, 1997, p.21-28, apunte biográfico. Ed. Paidós, Buenos Aires, 2011. Para una breve descripción de su pensamiento y trayectoria ver: NizaiáCassián, Ma. Gisela Escobar, Ricardo Espinoza, Raúl García, Martín Holzknecht y Carolina Jiménez, Imaginario social: una aproximación a la obra de Michel Maffelosi, Revista Athenea Digital, Universidad Autónoma de Barcelona, primavera 2006, Núm. 9:1-25. Zygmunt Bauman. Vida Líquida. Barcelona, Ed. Paidós, 2006, pp. 10-11.

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tiempo está marcado por la profusión de ruptura y discontinuidades, aquí el tiempo no es lineal ni cíclico sino puntillista”9. Y es entorno a esto que el polaco y el francés coinciden en que se han tenido a grandes rasgos, dos teorías generales del sentido del tiempo en la historia generando a su vez dos tipos de comportamiento social. Por un lado el tiempo lineal, caracterizado por ser un proyecto hacia “adelante” propio de la modernidad progresista, y por otro lado un tiempo cíclico, que se reevoluciona a través de las crisis, trágico por esencia y propio del mundo griego antiguo (Maffesoli, 11). Bajo esta lógica las sociedades tradicionales (antiguas) han buscado el bien socio-existencial en el destino ofrecido por los dioses, mientras que las modernas lo han buscado en un futuro forjado por el hombre mismo (Maffesoli, 18). Y si bien pudiera suponerse que la posmodernidad es una especie de continuación de la modernidad, el tiempo en que vivimos hoy, según nuestro autor y actual director del “Centro de estudios de la actualidad y cotidianidad”10 en Francia, no es sino una vuelta a lo trágico. Para Maffesoli, la historia que camina sobre un proyecto unificado de humanidad en donde hombre y mundo cuentan con valores referentes que guían su proceder, está siendo consumida por una posmodernidad ligada a un sentimiento de lo trágico. Ya no existe “progreso” sino sólo “el destino”, al que nuestro autor define como: “una sinergia entre un tiempo dramático y una tragedia intemporal (…) en donde el destino del pueblo y su existencia escapaban su control a manos de los dioses” (Maffesoli, 22). En palabras simples, la acción humana en la historia se precarizó a tal punto de delegar su control a la incertidumbre del destino. Es por esta razón que el cambio fundamental que Maffesoli ve introducirse en el comportamiento de nuestra cotidianeidad contemporánea, no es sino un afrontamiento del destino y un retorno a la concepción cíclica del tiempo en la historia. Mientras en la modernidad se intentó de objetivar y organizar las fuerzas que superan al individuo minimizándolas en conceptos que permitieran la manipulación de éste, lo trágico instala hoy, la idea de una superación de estos 9

10

Zygmunt Bauman. Vida de Consumo. México D.F., Fondo de Cultura Económica, 2007, p. 50. Alberto Constante, “El instante eterno”, Revista del Colegio de Filosofía, Universidad Nacional Autónoma de México. Facultad de Filosofía y Letras, Junio 2005, Núm. 16:191.

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conceptos en una entidad más vasta, sublime, incontrolable y por lo mismo más auténtica (Maffesoli, 36-37). Si el fundamento de occidente era la idea del encapsulamiento del hombre dentro de una razón ilustrada y conforme a un fin, para el francés es evidente que lo que está sucediendo es una lenta pero progresiva “orientalización” del concepto de tiempo en la historia. Y esto significa que todo el sentido de la acción humana se remite a vivir la existencia en un eterno presente, que encierra a la vez el pasado y el futuro, aceptando tan sólo en un instante toda la eternidad (Maffesoli, 44). Ahora bien, Maffesoli afirma esto en base a los distintos fenómenos sociales que reflejan, en la cotidianeidad, un afán por ahogar todo el tiempo en un solo instante. Cada vez más “sólo se vive del momento”. Bajo una ansiedad incontrastable, las comunidades de base estarían rememorando los ritos de la antigüedad en los cuales existía la noción del goce como perdida del sí en el Sí universal. En palabras del autor: “Así es como la sabiduría antigua supo positiva la brevedad y precariedad de la existencia humana, elaborando un hedonismo trágico (…) de ahí que los vicios se justifican como virtud (…) haciéndole dar al instinto animal lo mejor de sí” (Maffesoli, 80). Todo el abandono y relativización de las entidades de normalización del sujeto, no es sino la manifestación de un deseo más antiguo que los valores modernos popularizados por la iglesia y el estado. De este modo los excesos propios de una juventud carente de la noción lineal del tiempo, cada vez menos se plantea y proyecta su vida en base a valores fundamentales. Lo propio de hoy es que siguiendo su instinto animal, una mayoría “que no encuentra su espacio”, lucha por perderse y encontrarse en cada rito con la eternidad, olvidando el tiempo, el espacio y hasta la integridad de sus propios cuerpos. Lo que algunos hoy llaman “crisis valórica”, no es más que la pérdida de conciencia de la antigua concepción del tiempo que fue el fundamento de las generaciones pasadas. Lo trágico es sinónimo del fin de las certezas, de abandonarse en el todo cósmico, lo trágico es sinónimo de un hedonismo compulsivo que pierde interés en el cuidado de la salud, lo trágico es sinónimo de encontrar en la propia animalidad la fuerza y motor de un destino que jamás se conocerá. El ciclo y el destino son formas de un júbilo existencial, de un vitalismo que se jacta de haberse liberado de las cadenas que ataban la voluntad humana.

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El diagnóstico que nos ofrece Maffesoli, es en esencia, según Enrique Carretero, una perspectiva sociológica que evidencia la influencia de una determinada actitud sentimental en la conformación del sentido del tiempo de una comunidad11. En síntesis, más allá de que esta vuelta a lo trágico sea “buena” o “mala”, El instante eterno de Michel Maffesoli, se vuelve imprescindible para atender con lucidez a las distintas transformaciones sociales, que hoy más que nunca vivimos como latinoamericanos. En este sentido la invitación que realiza nuestro autor es realizar el esfuerzo de des-ideologizar los fenómenos que en nuestras comunidades irán apareciendo, para entrar en el ejercicio serio y responsable de velar por la salud de nuestros pueblos, que cual organismo vivo, necesita de cuidados para hacer de su existencia algo sustentable en el tiempo, pero que también como individuo, necesita sobre todo de un sentido a su existencia.

11

Enrique Carretero, “La concepción del imaginario social en Michel Maffesoli”, Revista Española de Investigaciones Sociológicas, 2003, N°104: 199-209.

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Inés Quintero. El hijo de la panadera. Caracas: Editorial Alfa, colección trópicos / Historia, 2014, 261 pp. José Alberto Olivar

Doctor en Historia (UCAB). Profesor adscrito al Departamento de Geografía e Historia del Instituto Pedagógico de Caracas.

Simón Bolívar y Francisco de Miranda, dos personajes épicos, dos figuras antagónicas, o todo a la vez. Es la duda que despunta cuando nos topamos con textos que nos invitan a recorrer sus manidas biografías estelares. Sobre todo en tiempos en que la epopeya libertaria de los discursos oficiales nos arropa hasta el hartazgo. Frente a este escenario, la afamada historiadora Inés Quintero, vuelve atraer la atención de sus fieles lectores, ofreciendo una visión fresca del Precursor de la Independencia, Sebastián Francisco de Miranda Rodríguez, desde ahora mejor conocido como El hijo de la panadera. Sí, el mismo hombre que fue capaz de dominar varias lenguas, departir con exquisita elegancia en las cortes de Reyes, príncipes y una emperatriz, además de entablar tratos con estadistas de la talla de Washington, Hamilton y William Pitt, e incluso despertar la ojeriza del mismísimo Napoleón. Ese fue Miranda, descendiente de blancos de orilla, “sin honor ni calidad” que a nuestro modo de ver, más que un ejemplo de superación en circunstancias adversas, fue un individuo que en el fondo le abochornaba sus orígenes y procuró abrirse camino, lejos, muy lejos de la pacatería aldeana de sus coterráneos y las ínfulas de cortesanos embardunados de oropel. Su ostentoso estilo de vida, siempre a la caza de lujos y placeres, así lo revela. Mientras se quejaba de su pobreza, no dudaba en ofrecer a sus invitados fastuosas comidas, servidas en vajilla de plata. No hay duda que Miranda fue un valiente, un idealista, un ingenioso, pero como todo ser humano un hombre con múltiples defectos y uno de ellos, quizás el más notable fue el terror a la pobreza, a lo anodino. Por eso posó su mirada en el Gran libro del Universo, para no solo buscar respuestas, sino para hallar la clave del éxito. Quintero lo resume espléndidamente cuando indica que Miranda se convenció en que “la única

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manera de darle continuidad a su inmensa curiosidad, a su infatigable afán de perfeccionar sus incompletos estudios era conociendo y viviendo intensamente los acontecimientos de su tiempo” (p. 38). Para ello se valió de muchos y muchas, desarrolló un encanto personal avasallante y pese a ser un acreedor empedernido siempre tuvo la suerte de contar con alguien dispuesto a tenderle la mano y unas oportunas monedas de oro. Ahora bien, el Miranda que nos aboceta Inés Quintero, no sólo es el gentleman libidinoso e impetuoso que reiteradamente tildaban de espía inglés o español, es el mismo que hizo de su hogar, situado en el n.° 27 de Grafton Street, “un punto fijo para la libertad del continente colombiano”. Allí teje una vasta red de contactos y aliados afines con sus ideas de hacer la revolución en la América española. Llegado a una edad de plena madurez biológica e intelectual, se permite ofrecer consejos a jóvenes en quienes veía reflejados sus propias inquietudes. Uno de ellos fue Bernardo O’Higgins, a quien lega un mensaje de imperecedera vigencia. Escribió Miranda: “No permitáis que jamás se apodere de vuestro ánimo ni el disgusto, ni la desesperación, pues si alguna vez dais entrada a estos sentimientos, os pondréis en la impotencia de servir a vuestra patria” (p. 105). Otro joven irreverente a quien Miranda llegará a conocer, será Simón Bolívar, sin saber que este será el sujeto de su perdición. Miranda se convierte en “su guía, intermediario y consejero” durante su estada en Londres en 1810. Es tal la confianza en el joven caraqueño, que Miranda le encarga el traslado de su voluminoso archivo, un tesoro invalorable, pues allí está “…la historia documentada de su actuación pública y privada” de casi cuarenta años. No es poca cosa. En fin el libro de doña Inés Quintero, es un libro seductor, escrito con la presteza de una bella y aguda prosa que no deja lugar a dudas para conocer a un Miranda íntimo y público a la vez.

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Mirtha Rivero. La rebelión de los náufragos. Caracas: editorial Alfa, colección Hogueras, 2010, 461 pp. Yuruari Borregales Reverón

Profesora de Geografía e Historia egresada de la Universidad Pedagógica Experimental Libertador. Cursante de la Maestría en Educación, mención enseñanza de la Historia (UPEL-IPC).

Uno de los temas más debatidos en este momento en Venezuela a raíz de las pasiones políticas desatadas, resulta ser sin lugar a dudas las primeras cuatro décadas de democracia. Aquella que ha estado bajo de la lupa del cuestionamiento, dentro del crisol de posturas críticas, de defensa pero también de desprestigio, de ejemplos de construcción ciudadana y civilista, asimismo de agravios y manipulaciones. Los recientes fallecimientos de los ex presidentes Jaime Lusinchi y Ramón J. Velázquez fungen como un nuevo motivo de revisión de esos años, puesto que de una u otra forma abren y cierran las puertas políticas del periodo de estudio enfocado en esta obra. La periodista Mirtha Rivero se ha desempeñado en distintos diarios de la región capital y es colaboradora de publicaciones mexicanas. En esta ocasión toma la pluma para ofrecer La rebelión de los náufragos, una reconstrucción testimonial de la segunda presidencia de Carlos Andrés Pérez (1989-1993), en la que familiares, opositores políticos, miembros de su gabinete, compañeros de partido, periodistas y hasta un insigne historiador definen su posición y relatan sus experiencias en torno a este tiempo. La autora propone una visión, desde diferentes ángulos, de esta controvertida presidencia en un compilado de líneas tan reivindicativas como criticas, aunque como ella misma lo afirmó en una entrevista, explorar esta primera opción no se encontraba dentro de su intención inicial. Divide el libro en cuatro partes, cada una con una serie de capítulos en las que incorpora entrevistas y cronologías a la trama que va armando. Se toma además una licencia literaria para presentar a Moraima, una venezolana de a pie, extraída de su imaginación, desencantada de la política de esos años;

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recrea su percepción como ejemplo de una opinión pública representativa del momento. En la primera parte se alude a la fastuosa trasmisión de mando, también llamada coronación, de Jaime Lusinchi a Carlos Andrés Pérez y los iniciales conflictos con Acción Democrática (AD), causados en parte por la conformación de su equipo tecnocrático de gobierno. A su vez los primeros pasos de la implementación de Gran Viraje, e incluido en el, un paquete de medidas económicas bajo la estrategia de shock. Ofrece incesantemente la imagen de un personaje que tiene una visión modernizadora para la cual el país no estaba preparado. Seguidamente, se enfoca en El Caracazo, un estallido social que ocurre a menos de un mes de su llegada a la presidencia, mostrándolo como producto de un descontento social que se venía gestando desde mucho tiempo atrás, aupada por la crisis política y económica acumulada. Hace hincapié en las deficiencias comunicacionales de la política económica del momento y muestra como el distanciamiento de AD se hacía más evidente, la descentralización como bandera sería un motivo más. Posteriormente, inaugura la tercera parte con otros sucesos no menos importantes. Los fallidos golpes de estado de febrero y noviembre de 1992. La frágil situación de país, la anti política y los trances entre los partidos serán analizados, entre otros ejemplos de esto, se halla la actuación de Rafael Caldera, aquella anterior y posterior al primer intento golpista. La última parte escenifica el proceso que llevaría a los magistrados de la Corte Suprema de Justicia (CSJ) a declarar la existencia de méritos para iniciar un juicio contra el presidente Carlos Andrés Pérez y dos de sus ministros por irregularidades con el Régimen de Cambio Diferencial (RECADI) y administración de la partida secreta. Expone la incongruencia de sostener los delitos de peculado y malversación al mismo tiempo y la politización en torno a la sentencia, ilustrando a esta como una salida política, la única que lograría sacarlo de la presidencia. Aunque a rasgos generales estas constituyen las ideas manejadas, hay otras que permean cada uno de los capítulos y en este sentido la autora

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nuevamente se hace eco de muchas de sus fuentes testimoniales. El ex presidente Pérez sobreestimaría su carisma y liderazgo a la par que subestimaría a sus opositores políticos y al propio partido que integraba para llevar a cabo su programa de reformas, manteniendo una pobre campaña comunicacional y gobernando a espaldas del partido que lo respaldaba, sin piso político de maniobra. Por otro lado, proyecta luces sobre toda una generación de profesionales de diversa índole, políticos, intelectuales y tecnócratas, por mencionar algunos, que se encontraban entre los que no quisieron (instalándose en su zona de confort), no pudieron o no supieron llevar a cabo los cambios que eran necesarios poner en marcha para salir del atolladero político y económico que se habría iniciado, al menos, una década antes. Preparación y disposición faltó para ello. Particular mención merece el gran ausente, José Vicente Rangel, pieza clave en la denuncia que le llevaría al ex presidente a juicio, este pudo ser entrevistado, a pesar de intentos manifiestos de la autora. De la misma manera la omisión reiterada del nombre del Hugo Chávez, por medio de un sin número de epítetos, pareciendo con ello querer eludir su intervención en el escenario político del país (fatídica para unos, mesiánica para otros) no solo durante 1992, sino desde 1998 hasta su muerte. Evidentemente, deja la impresión de retratar a CAP como un paladín calificado de imperturbable y sobrio, respetuoso de la institucionalidad, la democracia y el Estado de derecho, pero también terco y arrogante quien tuvo la audacia de intentar enrumbar el país en otra dirección. No pasa desapercibido que la propia fotografía de portada del libro lo captura de forma sencilla, serena y accesible. En consonancia con lo anterior, tampoco pasa inadvertida la escogencia del título. Con “náufragos” hace referencia a quienes había dejado a un lado a través de su carrera política (expresión tomada del discurso de CAP que pronuncia posterior a la decisión de la CSJ). De cierta forma, la autora expone a un político que hubo procurado reaccionar contra parte significativa del sistema, y habría afrontado como este le devolvía el favor, un personaje que según sus apreciaciones luchó por no convertirse en náufrago.

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Rivero confiesa que el texto final es la síntesis de un proceso de “...escribir el cuento ―mi cuento―.” (p. 449), un sello personal que tendría la muy significativa acogida de ocho reimpresiones en tan solo dos años de publicación. Aún esto, la propuesta, el enfoque y la temática se conjugan en un propósito, servir para contrastar el discurso oficial que se teje en torno al periodo con otras importantísimas revelaciones.

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Jorge Bracho, Jean Carlos Brizuela y José Alberto Olivar (Coords). (2012). La opción republicana en el marco de las independencias. Ideas, política e historiografía 1797-1830. Caracas, Academia Nacional de la Historia - Universidad Metropolitana, pp. 317. Luis Fernando Castillo Herrera

Profesor de Geografía e Historia, Cursante de la Maestría en Educación mención Enseñanza de la Historia (UPELInstituto Pedagógico de Caracas).

Prolífico y álgido es el debate en torno a la formación republicana de Venezuela, donde convergen y divergen las principales ideas que se han desarrollado para analizar e interpretar los factores que permitieron el constructo del escenario donde emergió la República de Venezuela, figura política contrapuesta a la impronta de la monarquía. En este sentido, bajo la coordinación de los historiadores Jorge Bracho, Jean Carlos Brizuela y José Alberto Olivar, nos es grato reseñar La opción republicana en el marco de las independencias. Ideas, política e historiografía 1797-1830. Esta obra conjunta, reúne a un brillante grupo de historiador que junto a los coordinadores han logrado una tarea nada sencilla, como lo es representa el estudio de la formación política e ideológica de la república, partiendo desde 1797 hasta 1830, espacio temporal que abarca sin lugar a dudas el grueso de la historiografía nacional. Entre quienes decidieron adentrarse en los entramados bosques del análisis de la formación republicana de Venezuela encontramos a Laura Febres, Mariano Nava Contreras, Juan Carlos Contreras, Tomás Straka, Manuel Donís Ríos, Antenor Viáfara, Frank Rodríguez, William Efren Barazarte, Robinzon Meza y Alexander Torres Iriarte, acompañados de la presentación de Edgardo Mondolfi Gudat. La opción republicana, es resultado de una profunda investigación, que se enfoca fundamentalmente en tres grandes bloques temáticos. En primer lugar encontramos las ideas, elemento neurálgico para comprender la formación y existencia de un sistema cimentado en la concepción republicana. En segundo lugar, la política factor sine qua non en la estructura

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del pensamiento colonial de corte revolucionario que se aventuró a la emancipación. En tercer lugar, la historiografía, la forma como se han dibujado los hechos pretéritos en torno a la confrontación entre república y monarquía. El primer bloque temático simbolizado en las ideas, manifiesta la esencia que permitió la fundamentación filosófica e ideológica de los independentistas, donde necesariamente debemos destacar el movimiento de Gual y España, alimentado por las frescas ideas de revolución, transformando aquella conspiración en el antecedente de mayor peso en pro de la independencia venezolana, sin desestimar las acciones llevadas por el general Miranda en 1806 en las costas del occidente del país. Un factor fundamental, lo conforma la idea de autonomía provincial que se enfrenta abruptamente al carácter de independencia absoluta, creándose de esta manera, ideas dicotómicas alrededor del sentir emancipador. La lucha de la provincia de Valencia por su autonomía durante el periodo 1808-1812 es una expresión de la pugna de la élite valenciana por el control político, reducido éste a la comarca, y en términos regionalistas. Aquellas expresiones de poder presente en el intento autonómico de Valencia 1808 -1812, representan lo que Tomás Straka expone como la crisis de la institucionalidad en Venezuela 1810-1830. La ruptura con el nexo monárquico simbolizó el quiebre de las instituciones propias de la colonia, y aquel quebranto institucional no sólo vino dado por el empuje de los republicanos, sino además por la propia imposición de aquellos que enarbolaban las banderas imperiales. La principal crisis estuvo dada por la orfandad política a la que había quedado la colonia tras el encierro y abdicación del bien amado Fernando VII, a partir de allí el actor político colonial surgirá bajo la noción de emancipación, que promoverá la ruptura institucional colonial que albergará en su seno fuertes contradicciones. La política por su parte, como segundo bloque temático se enmarca magistralmente en las ideas de Miguel José Sanz, evocadas por el profesor Frank Rodríguez donde destacan los elementos de soberanía y poder político. De seguida, la noción de igualdad y libertad vistas desde el pensamiento de Francisco Javier Yanés, así como la figura de la iglesia y su accionar político, sumado a la concepción de ciudadanos que representan los factores políticos envolventes tratados en la obra reseñada.

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Queremos cerrar esta breve observación en torno a la obra La opción republicana en el marco de las independencias. Ideas, política, historiografía 1797-1830, revisando la visión historiográfica que de ella hemos extraído. En primer lugar, destacamos el discurso histórico a través del relato pictográfico, donde William Efrén Barazarte evoca momentos claves de la historiografía venezolana, pero empleando para ello las obras de los destacados artistas plásticos del siglo XIX, encabezados por Juan Lovera a quien califica como el fundador de la pintura histórica venezolana. Este innovador planteamiento sobre la historiografía venezolana, abre nuevas puertas al debate histórico y al empleo de recursos tan olvidados y subvalorados como lo es el arte del siglo XIX venezolano, donde encontramos un aparato visual y discursivo que pide a gritos su estudio simbólico e histórico. Por su parte, Laura Febres, Alexander Torres Iriarte y Robinzon Meza cierran el telón de esta magnifica obra, la visión del antihéroe, la concepción historiográfica vista desde la municipalidad en los festivos años 1910-2010, engranándose a ello algunas interpretaciones sobre las concepciones y visiones que engloban el estudio de la independencia, así como los elementos tradicionales que la han albergado. La opción republicana, de la mano de una nueva generación de historiadores se transforma en un espacio para el debate, que ha logrado tocar nuevos temas necesarios para vitalizar el estudio de nuestra historia.

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Ricardo Krebs W. La Iglesia de América Latina en el siglo XIX. Santiago, Ediciones Universidad Católica de Chile, 2002 Froilán Ramos Rodríguez

Profesor de la Universidad Simón Bolívar (USB). Doctorando en Historia en la Universidad de los Andes de Chile (UANDES). Universidad Simón Bolívar de Venezuela (USB) - Universidad de los Andes de Chile (UANDES)

Por espacio de noventa años, de 1810 a 1900, se suceden bruscos y trascendentales cambios en Iberoamérica, hay una ruptura con el orden monárquico español, y la consiguiente formación de noveles repúblicas, que sus procesos de consolidación en Estados Nacionales chocaran, repetidas veces, con una de las instituciones más antigua, arraigada y extendida en el Nuevo Mundo desde el siglo XVI, la Iglesia Católica. Este es el tema que desarrolla don Ricardo Krebs en su obra La Iglesia de América Latina en el siglo XIX, con una exanimación histórica del devenir Iglesia-Estado en una centuria de álgidos momentos de distanciamiento y otros pocos de acercamiento, pero instituciones que han sobrevivido hasta el presente. El autor de la obra es Ricardo Krebs Wilckens (1918-2011), historiador chileno formado en la Universidad de Leipzig (Alemania), con una dilatada actividad docente universitaria. La labor de Krebs como historiador es amplia, con una producción intelectual larga, en la que publicó diversos trabajos sobre temas de historia universal, y sus interrelaciones con América Latina y Chile, de manera, que se encuentra acá la pluma experimentada de un profesional del campo de la historia. Krebs comienza por referirse al fin del período hispano en América a inicios del siglo XIX, con lo cual se removió todo el orden establecido hasta el momento, la autoridad civil, eclesiástica, judicial, militar, otros. En la nacientes repúblicas americanas, se presentó la preocupación dentro de la nueva dirigencia política, una elite “patriota”, por el mantenimiento del Status Quo, el orden interno de los nuevos Estados, esto conllevó a asumir el criterio de que

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las repúblicas americanas tenían potestad sobre el patronato, la designación de obispos, facultad cedida por el Papado a la Corona española. La situación de las primeras décadas del siglo XIX, se complica al considerar los elementos presentes en ella, por un lado las repercusiones que habían tenido en América las reformas borbónicas, en especial las de Carlos III; por otro lado, el rechazo del monarca Fernando VII a la constitución de Cádiz, y conmoción que generó todo el proceso de emancipación. Un estado de agitación, en la cual el clero mayor, muchos de los obispos que habían sido nombrados por la Corona apoyan la causa realista, y consecuentemente deben emigrar de sus territorios pastorales a España u otro lugar de América, mientras esto sucede, otros religiosos, apoyan y se comprometen con la causa patriotas, casos como los de mexicanos Miguel Hidalgo y Costilla y José María Morelos en el Virreinato de la Nueva España, o el canónigo chileno José Cortes de Madariaga en la Capitanía General de Venezuela, o el religioso José Ignacio Cienfuegos en Chile. De este modo, se presenta un “quiebre” interno en la iglesia americana, que por varios años permanecerá sin representación obispal en diferentes regiones. Sin embargo, a pesar de esta crisis que se suscita en la institución cristina, su fortaleza se mantuvo, puesto que sus parroquias abarcaban extenso, variados y apartados confines geográficos, su doctrina, su pastoral y su fe se conservaba presente en la inmensa mayoría de la población americana, esto significó que aunque la convulsión política de la emancipación y de los primeros años republicanos habían afectado a las cabezas dirigentes de la iglesia y la ordenación de sacerdotes, no así en presencia de la iglesia en la feligresía. Asimismo, Krebs se detiene a examinar los cambios que se presentaron en el Virreinato de la Nueva España, la Capitanía General de Guatemala, el Virreinato de la Nueva Granada, la Capitanía General de Venezuela, y su posterior conformación en la República de Colombia La Grande (1819-1830), el Virreinato de la Plata, la Capitanía General de Chile, y su subsiguiente proceso de Dirección Suprema, el Virreinato del Perú, y el Alto Perú, y por otro lado, la independencia del Brasil, con ello, Krebs relaciona directamente los súbitos cambios políticos con la marcha de la iglesia americana, en la cual sus prelados, siguen estrechamente vinculados a los vaivenes independentistas.

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Seguidamente, el historiador austral analiza el desarrollo del “Papado y el Nuevo Orden en América”, de la siguiente manera: La decisión del Sumo Pontífice ponía fin al derecho de patronato de la monarquía española en América. A partir de ese momento el camino quedó abierto para aprobar soluciones definitivas para un problema que se había prolongado por demasiado tiempo. En los años siguiente Gregorio XVI nombró a obispos residenciales para casi todas las diócesis latinoamericanas. En algunos casos elevó a los vicarios y obispos titulares a obispos residentes, en otros casos designo a obispos nuevos. En 1832 nombró a Mariano Medrano para Buenos Aires, a Manuel Vicuña para Santiago de Chile y a José Ignacio Cienfuegos para Concepción, en el año 1834, a Jorge Benavente para Lima, a Mariano Lazcano para Córdoba y a Justo de Santo del Oro para Cuyo. Elevó la diócesis de Santiago de Chile a arquidiócesis y creó nueve diócesis nuevas.1

Como explica Krebs, la Iglesia Católica inicio un lento proceso de cambios en su relación con la iglesia americana, esto llevó, en primer lugar, a terminar con la diferencia entre el patronato en manos de la Corona o el auto-atribuido a las Repúblicas, esta media allanó el camino hacia un mayor acercamiento y organización de Roma con respecto a la institución católica iberoamericana, se nombraron nuevos obispos, se crearon diócesis, y posteriormente se comenzó el reconocimiento de los nuevos Estados americanos. En otras palabras, el Vaticano comprendió su necesidad de ajustarse a la nueva realidad latinoamericana, bajo su disposición de vinculo directo Roma-América. Para Krebs esta relación de la Iglesia con los nuevos Estados americanos (México, Provincias Unidas de Centroamérica, Nueva Granada, Venezuela, Educador, Perú, Bolivia, Chile, Argentina, Paraguay, Uruguay, el Imperio del Brasil), en la cual pormenoriza en destalles regionales, no resultó armónica en todos los casos, por el contrario, algunas posturas de gobiernos nacionales llevaron al acoso y exilio de algunos religiosos, como al arzobispo de Caracas, Ramón Ignacio Méndez, quien murió desterrado en Bogotá. No obstante, destaca el historiador sureño la capacidad de la Iglesia para organizarse en el continente, manteniendo una relación pastoral cercana con la población, 1

Ricardo Krebs. La Iglesia de América Latina en el siglo XIX. Santiago, Ediciones Universidad Católica de Chile, 2002, p. 85.

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manteniendo su presencia hacia el interior de los países, y evitando que pasasen a mayores sus roces con los gobiernos a mediados del siglo XIX. En suma, Krebs ofrece un balance general, con algunos detalles regionales, del devenir de la Iglesia y el Estados, desde fines del siglo XVIII (periodo hispano) hasta mediados del XIX, en la cual la institución católica experimentó hondos momentos de presiones, intromisiones, y pocos de alivio, que la llevó a debilitarse por las acciones de algunos Estados, pero que finalmente, pudo desplazarse hacia el establecimiento de vínculos mucho más directos que antes, entre la sede papal en Roma y la iglesia en el continente.

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Isabel Cruz de Amenábar. Manos de Mujer. Rebeca Matte y su Época 1875-1929. Santiago de Chile, Origo, 2008.

Verónica Merino Marchant

Licenciada en Estética y Profesora en Artes Plásticas, por la Pontificia Universidad Católica de Chile (PUCC). Especialista en Educación Moral y Educación Cívica, por la Universidad Complutense de Madrid, España. Magíster en Humanidades, mención Historia del Arte, por la Universidad del Desarrollo (UDD) de Chile, Magíster en Humanidades, mención Historia Universal (UDD). Académica de la Universidad de los Andes de Chile y de la UDD.

Manos de Mujer es el fruto de más de doce años de investigación de la historiadora del arte, doña Isabel Cruz de Amenábar, quien logro condensar en una obra ―sustanciosa― la vida y obra de doña Rebeca Matte Bello (18751929). Este libro es pionero en varios sentidos; por un lado el acucioso trabajo de fuentes que respaldan la indagación, desde el puto de profesional de suma solvencia; y por otro lado, la dama en estudio, la primera mujer chilena en adentrarse en el cosmos de la escultura, de “hacer hablar” a los materiales, y no de cualquier mujer, sino de una que reúne en su existencia, el haber estado rodeada de importantes lazos intelectuales y políticos en su Chile natal, descendiente de don Andrés Bello (1781-1865), hija de ministro de Estado, esposa de diplomático; a la vez que pudo obtener una educación de gran relieve para su época, fines del siglo XIX. De esta obra amplia y profunda sobre la escultora, nutridamente documentada, de cuidados detalles en imágenes y edición, contenida en más de 500 páginas, en los que sobresalen la larga etapa de estancia en Europa, de allí que haya sido relevante para la artista, y su comprensión completa, en particular las que realizó en Roma y París.

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Roma: canon clásico y seducciones arqueológicas En 1896 Augusto Matte y su hija recorren Italia. Él ya vislumbra las cualidades artísticas de su Rebeca y las fomenta dedicando tiempo al estudio, comprando libros especializados y ayudándola a desarrollar su talento. En su biblioteca hay diversos textos de Grecia, Roma y de Subercaseaux El genio de Roma. Rebeca se fascina por la decadencia de la ciudad romana imperial y aprecia su arqueología. En Roma nace visualmente como escultora. A comienzos de 1897 su padre la matricula en el taller de Giulio Monteverde, considerado el más grande escultor de Italia en ese momento. Allí se trata de armonizar el pasado arcaico con las tendencias románticas y realistas del momento. El examen que Monteverde aplica a Rebeca consiste en el modelado de una mano, que logra satisfactoriamente. Comparte clases con la tucumana Dolores “Lola” Mora y aprenden la técnica del traspaso de puntos. Lee a Leonardo, a Vasari y ve a Rodin, pero lo que tendrá más impacto en su obra serán los estudios de fisiognómica, arte de la expresión física del diálogo entre el cuerpo y el alma, que estrena en el retrato de su padre, realizado con un brazo derecho ya prematuramente resentido. Luego realiza La Grecia, que le dará un premio al salir del estudio de Monteverde. Su problema ahora es compatibilizar el realismo con la expresión fisiognómica y la belleza clásica. Sin ser muy religiosa todavía, comienza a buscar la gracia del arte cristiano. Hacia el verano viaja con su padre por París, Viena, Berlín y Múnich, ciudades en las que continuará su enriquecimiento artístico. Academicismo francés, perspectiva de aprendizaje En octubre de 1898 Augusto Matte y Rebeca vuelven a París. El diplomático se ha alejado de su trabajo para dedicarse a su hija y a labores de patronazgo artístico y de coleccionismo. Ha tenido contacto con Nicanor González, Orrego Luco y Juan Francisco González entre otros y ha hecho varias obras de beneficencia. Rodin se hace conocido, pero ha perdido un concurso en Chile y no mira bien a los chilenos. Por otra parte ya tiene fama su tormentosa relación con sus modelos, por lo que Augusto no promueve su relación con el escultor. Así y todo conoce a Camille Claudel y su obra La edad madura tendrá un fuerte impacto en Rebeca. Pasan de moda los jóvenes neoclásicos, es la hora

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de los ancianos y su experiencia. Pronto entra en la Académie Julian de París. Donde estará con muchos alumnos. Eso le dará la ventaja de buscar su propio camino expresivo y comenzará a explorar el tema de la madre. Realizará el tema mitológico de Medea, obra extraviada. Medea es la mujer que mata a sus hijos, amante y homicida. Gana el concurso de la Academia con ella. Después seguirán Meditación y Horacio. Con ambos concluye el siglo XIX arrastrando decrepitudes y deterioros. Horacio será la respuesta al El Pensador de Rodin. Es el padre que condena a sus hijos a la muerte por deber y patriotismo. Es su propio reencuentro con el dolor, esta vez encarnado en una figura masculina. Rebeca tiene 24 años y sigue con su mano derecha enferma. Desde el análisis historiográfico, el texto cumple varias funciones desde un punto de vista histórico. Primero es un registro biográfico cronológico. Presenta los acontecimientos de la vida de la escultora y su padre en Roma y Paris y pone los hechos contextualizados con la política contingente, como en caso Dreyfus que abrió una fuerte polémica en su momento. También relaciona a la escultora con otros artistas con los que se relacionó en estas dos ciudades. No elude los aspectos técnicos, y así explica el trabajo de traspaso de puntos, vaciados, maquetas y otros pormenores del oficio en el taller. Hay innumerables referencias a los problemas que enfrentó la artista y las soluciones que se buscaron. Isabel Cruz se ha propuesto que entendamos a Rebeca Matte como hija, como mujer, a su obra y el origen de la misma. Para esto nos da cuenta detallada de sus lecturas relacionando estos conocimientos y su obra. Desde el punto de vista del estudio, es un texto minucioso con muchas referencias que dan cuenta de argumentos sólidos encaminados a dar solución al problema iconográfico. Armoniza un discurso estético, histórico y técnico para dar al lector algunas luces que aclaren el significado de la obra de Rebeca Matte, siempre con un lenguaje amplio que llega ser la voz de la inmensa reconstrucción intelectual que significó rearmar las primeras obras de la artista desde un punto de vista técnico, histórico, estético, psicológico e iconográfico. La función del texto de Historia del Arte todavía está poco pensada en el mundo de la Historia, pero eso no aplica a Isabel Cruz que hace un trabajo completísimo abordando los múltiples desafíos de este tipo de investigación.

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Tiempo y Espacio. Nº 62. Julio-diciembre, 2014. Depósito Legal pp198402DC2832. ISSN: 1315-9496. Reseñas, pp. 273-299.

En un ámbito más amplio y social, este tipo de texto pone en valor la obra de una artista única, como no volveremos a tener. Una artista que está a la altura de un Rodin o un Canova tranquilamente y que el mundo debería conocer, por lo que es alentador que este libro ya está a la venta en La Casa del Libro de Madrid.

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Michael Burleigh. Poder Terrenal. Religión y Política en Europa. De la Revolución Francesa a la Primera Guerra Mundial. México, Taurus, 2006. Isidora Puga Serrano

Licenciada en Historia por la Pontificia Universidad Católica de Chile (PUCC). Magíster en Historia y Gestión del Patrimonio Cultural por la Universidad de los Andes de Chile (UANDES). Doctorando en Historia por la UANDES.

El historiador británico Michael Burleigh entrega en Poder Terrenal una novedosa visión a un clásico paradigma del siglo XIX respecto a la construcción de los Estado-Nación. Apoyado en datos de archivo, diversos testimonios y el uso de fuentes diversas —como la pintura, la filosofía, los periódicos y la literatura—, el autor describe profusamente el proceso de secularización europeo, el rol de las iglesias cristianas y el surgimiento de los nacionalismos como religión secular. Su centro geográfico es la Francia decimonónica, aunque incorpora también los casos particulares de otras zonas europeas. En un principio, el objetivo del historiador inglés era profundizar acerca de las religiones políticas comenzando con la Ilustración para concluir con los extraños dioses del siglo XX. Sin embargo, al poco tiempo de iniciada esta labor, determinó dejar sólo esbozados los procesos posteriores a la Primera Guerra Mundial y abocarse al período entre la Ilustración y principios del siglo XX. En diez capítulos, con una narración atractiva y dinámica ―pero a veces acompañado con un violento lenguaje―, Burleigh expone la tensa relación entre Iglesia y Estado en Europa en el período recién señalado. El historiador aborda el tema de la secularización de las instituciones y la sociedad europea de una forma que llama la atención a los lectores del siglo XXI, cuando las esferas de lo político y lo religioso están completamente separadas, relacionadas con el mundo público y privado respectivamente. En cambio, para la mentalidad del siglo XVIII estas divisiones no se encontraban tan definidas, y para el autor, que como base considera al ser humano de por sí como un ser creyente o religioso, tampoco. Por ello, Burleigh ahonda en la evolución del rol que tendrían las religiones cristianas ―principalmente la

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Iglesia católica, aunque también le da espacio a la protestante– en el desarrollo de la conciencia política y el surgimiento del conocido “Estado-nación” de las sociedades europeas. Este proceso, plantea el historiador, se llevó a cabo a distintos ritmos en cada nación y en las religiones que lo conformaban1. Por lo mismo, cada Estado, Iglesia local y el Papado se vieron obligados a acomodarse y ajustarse a esta nueva forma de sociedad. En los primeros capítulos, Burleigh profundiza en el caso francés y describe detalladamente la situación del clero en ese país antes de la Revolución de 1789, cuando se vivía en un status quo debido a que la monarquía ya había negociado los derechos que le daban la supremacía por sobre la Iglesia. De esta forma, en este período pre-revolucionario, el rol del papado era débil, ya que se habría simplemente relegado a aprobar el nombramiento de abades y obispos realizado por la propia monarquía2, mientras que varios conflictos políticoreligiosos, con protagonistas tan dispares como los judíos, jesuitas y jansenitas, irían carcomiendo el débil lazo entre la monarquía ―y después el gobierno francés― y la clerecía. Con los hechos desencadenados por la Toma de la Bastilla, la Iglesia francesa se vio entremedio de un fuego cruzado, entre los revolucionarios, que buscaban descristianizar la sociedad, y un clero refractario que se relacionaban con diversas fuerzas contrarrevolucionarias debido a que se oponían a la Constitución Civil del Clero de 1790, ya que ésta dejaba al religioso como un simple funcionario civil y por ende, bajo las órdenes del Estado. El autor plantea que esto habría generado una escisión entre religión y política, que le ha costado al país dos siglos superar3. Al mismo tiempo, el historiador expone que durante el curso del siglo XIX surgieron las religiones civiles, que define como “…la incorporación a la cultura política de una alusión religiosa mínima, especialmente en sociedades, como Estados Unidos, donde existe una separación constitucional de Iglesia y Estado”4. Esta forma de “religión” incluiría también la creación de una 1

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Burleigh, Michael. Poder Terrenal. Religión y política en Europa. De la Revolución Francesa a la Primera Guerra Mundial. México: Taurus, 2006. 25. Id. 45-46. Id. 81 y 86. Id. 29.

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ideología civil ―como lo fue en el caso del republicanismo francés― con el objetivo de excluir por completo cualquier resto de divinidad de la vida política. Por ejemplo, Burleigh expone en el tercer capítulo de su obra, que los revolucionarios no convencidos con la supremacía del Estado sobre la Iglesia, pretendieron convertir la Revolución en una religión civil, que reemplazaría todos aquellos símbolos del cristianismo en la sociedad francesa ―desde los nombres de las calles hasta la organización del año―, con la idea de crear un hombre nuevo. Sin embargo, desde su punto de vista, el autor no puede evitar preguntarse si esta religión civil había y ha sido realmente necesaria, ya que ellas carecerían en un aspecto esencial para ser consideradas religiones: no se preocupan de definir el bien ni el mal ni de las peripecias de la humanidad, ni fueron nunca universalmente respetadas ni admiradas5. Frente al auge de las religiones civiles durante el siglo XIX, y al consecuente exilio y persecución del catolicismo, el historiador plantea que la supervivencia de éste se debió mayormente a la diligencia del laicado y a la piedad femenina, siendo ellas las que asumieron funciones clericales tradicionalmente masculinas. Por lo mismo, los primeros e incesantes intentos de crear cultos cívicos continuaron fracasando6, y ante las tentativas napoleónicas de exportar este nuevo credo laico a otras naciones europeas, tanto en España como en Alemania o Rusia se fusionaron la contrarrevolución, el nacionalismo y la religión en su contra ―aunque el autor nos vuelve a recordar que probablemente estos elementos eran percibidos como un todo―7. Así, como trata en el capítulo cuarto, la estabilidad volvió a Europa en la época de la restauración, gracias a que se consideró la alianza entre trono y altar como fundamento básico de la autoridad legítima8. En el quinto capítulo, Michael Burleigh le da otra mirada a la clásica visión historiográfica sobre el siglo XIX como gestor del Estado-nación ― siendo su mayor aporte y originalidad―, ya que propone que el cristianismo no fue simplemente sustituido por los nacionalismos, sino que fue un proceso más bien pausado y negociado. En primer lugar, señala que la formación de 5 6 7 8

Id. 32-33. Id. 137. Id. 139. Id. 144.

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éstos se llevó a cabo en forma paralela a los procesos de descristianización y recristianización; pero que aún más, los mismos nacionalismos habrían incorporado elementos importantes de la tradición judeocristiana ―como la idea de un pueblo elegido por la divinidad para cumplir una misión providencial―, que se mantuvieron en la cultura europea9. Además, esta nueva religión secular, que tenía al nacionalismo como deidad, no intervino en las creencias religiosas tradicionales de la mayoría de la población según el autor ―y he allí también su novedad frente a las clásicas interpretaciones historiográficas del tema―; sin embargo, para una élite nacionalista, la fe patriótica se asemejaba a pertenecer a una iglesia alternativa, mezclando así nuevamente religión y política10. Finalmente, Burleigh expone el transnacional proceso de separación oficial de Estado e Iglesia y la radicalización de las guerras culturales llevadas a cabo para llegar a ella. Estas, según el autor, no sólo se concentrarían en las atribuciones jurídicas y administrativas de la Iglesia y el Estado, sino que eran “...una lucha entre los portadores de la luz científica y moderna y supersticiones medievales...”11 El problema radicaba también para los católicos en definirse contrarios a la civilización moderna, ya que explotaban con habilidad muchos de sus instrumentos. Burleigh plantea que uno de los principales campos de batalla fue la educación ―área que se echa de menos en el resto del libro y que recién en esta sección desarrolla con mayor profundidad―, por el importante rol que jugaba el clero en él y porque los Estados consideraban que la existencia de instituciones educativas católicas minaban la unidad nacional, en desmedro de los valores republicanos de patriotismo, progreso y ciencia12. En tanto, para el historiador inglés, el papel del papado ―relegado a un plano secundario durante gran parte del siglo XIX― habría resurgido en las últimas décadas, especialmente con León XIII, quien se distanció sutilmente de las intransigentes posturas de sus antecesores frente a la ciencia y libertad modernas, y se acercó a la idea de que la democracia era una fuerza a tomar en cuenta. No obstante, el Pontífice planteaba que la Iglesia debía mantenerse 9 10 11 12

Id. 175-176. Id. 176. Id. 372. Id. 392.

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neutral respecto a las formas de gobierno, debido a que a pesar de que esta institución fuese intrínsecamente superior por sus motivos trascendentes, no tenía ningún derecho a entrometerse en las cuestiones temporales13. A pesar de este acercamiento del Papado, los regímenes anticlericales habrían conservado la idea de separar las esferas de influencia de la Iglesia y el Estado, adoptando estrategias diferentes con el Vaticano, los obispos, las órdenes religiosas y el bajo clero, para finalmente dividir las opiniones en el mundo católico14. De esta forma, en las últimas décadas del siglo XIX se llegaría al objetivo final de separar definitivamente ambas instituciones, relegando a la Iglesia cristiana ―en cualquiera de sus versiones― a un ámbito meramente privado, pero con la contradicción de mantener la religión secular como aquella practicada en colegios, ceremonias públicas y monumentos. De esta forma, Michael Burleigh busca demostrar que el catolicismo no fue un obstáculo para la democratización y modernización del Estado decimonónico, sino que formó parte integral de este proceso, a través de la imitación de algunas de sus características en las religiones civiles y por medio del surgimiento de nuevos modelos de sociabilidad, que jugarían un rol esencial en la nueva esfera pública del siglo XX.

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Id. 400. Id. 411.

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EVENTOS Conversatorio Chile y Venezuela: Lazos en el Tiempo1 UANDES, Santiago de Chile, 7 de noviembre de 2013 El jueves 7 de noviembre de 2013, tuvo lugar en la Sala R-26, del Edificio del Reloj, de la Universidad de los Andes, el Conversatorio Chile y Venezuela: Lazos en el Tiempo, espacio de reflexión que permitió comprender mucho más los distintos contactos humanos que se han entretejido entre estos dos países latinoamericanos. En este orden, el magíster Froilán Ramos Rodríguez, profesor de la Universidad Simón Bolívar (Venezuela) y doctorando en Historia en UAndes, hizo una introducción al tema, al mencionar que las figuras humanas, los hombres y mujeres han sido los más importantes vínculos de acercamiento histórico entre Chile y Venezuela, dos países suramericanos unidos por una misma cordillera andina, destacan la amistad e influencia en el pensamiento de la emancipación americana que existió entre el caraqueño don Francisco de Miranda (1750-1816), Precursor de la Independía de Hispanoamérica y el santiaguino don Bernardo O’Higgins (1778-1842), Libertador de Chile, así como la actuación del canónigo santiaguino don José Cortés de Madariaga en la Independencia de Venezuela, y más recientemente, en el siglo veinte, la amistad y literatura pionera de la venezolana Teresa de la Parra (1889-1936) y Gabriela Mistral (1889-1957). En este sentido, la primera conferencia estuvo dedicada al pensador venezolano don Andrés Bello (1781-1865) y su legado en Chile, durante el 1

Una primera reseña del evento académico fue publicada en la página web de la Universidad de los Andes de Chile (UANDES) el 18 de noviembre de 2013, titulada: “Académicos analizaron la histórica relación intelectual entre Chile y Venezuela”. Disponible en: http:// www.uandes.cl/noticias/academicos-analizaron-la-historica-relacion-intelectual-entre-chiley-venezuela.html

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siglo XIX, en la que el doctor Alfredo Gorrochotegui, director del Magíster en Gestión Educacional UAndes, reflexionó sobre la labor intelectual de Bello por el orden en el país austral, la publicación de relevantes obras intelectuales de relevancia humanista americana y universal, la fundación de la Universidad de Chile (1843), la redacción de su Código Civil (1855), han sido de las más hondas huellas y vínculos chileno-venezolanos.

Dr. Alfredo Gorrochotegui reflexionando sobre la obra del venezolano don Andrés Bello en Chile durante el siglo XIX

Asimismo, el profesor Ramos-Rodríguez disertó sobre la obra intelectual del venezolano don Mariano Picón-Salas (1901-1964) en Chile, entre 1923 y 1936, periodo en los que publicó ocho libros, entre los que sobresalen: Hispanoamérica: posición crítica (1931), Imágenes de Chile (1933), Intuición de Chile (1935), colaboró con revistas académicas, fue profesor de la Universidad de Chile, desarrolló una profunda y permanente amistad con destacados intelectuales chilenos, más adelante fundó el Instituto ChilenoVenezolano de la Cultura en 1938, hombre notable de intensa y prodiga vida intelectual.

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Froilán Ramos Rodríguez, Eduardo HodgeDupré, Prof. Ricardo Cubas Ramacciotti, Hernán Donoso. UANDES, 07 de noviembre de 2013.

La actividad académica contó con la presencia de profesores y estudiantes de la universidad, entre los que se encontraban: el profesor Ricardo Cubas, del Instituto de Historia UAndes, la profesora María Cecilia Rossi, directora de la Escuela de Administración de Servicios, el profesor Emilio Figueroa, profesor Juan Nagel Beck, el licenciado Juan Carlos Infante, Director del Centro de Liderazgo UAndes, los doctorando Eduardo Hodge (Historia) y Hernán Donoso (Filosofía), entre otros.

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Índice Acumulado de materias. Números 59 y 60 Didáctica de la historia • “Latinoamérica vista desde el paradigma eurocéntrico:Un análisis de los textos escolares de historia universal”. N° 60, Julio-Diciembre 2013. Instituciones • “De utopía a realidad:  El proceso de institucionalización de la carrera de Agronomía en Latinoamérica. El caso de Venezuela”. N° 59, Enero-Junio 2013.

Historia de las Mentalidades • “Rasgos de presentación sociocultural de Caracas en el exilio del tiempo de Ana Teresa Torres: Una texturalización en el tiempo”. Enero-Junio 2013. Historia Regional • “Maracay, centro de industrias agrícolas y pecuarias bajo la influencia del general Juan Vicente Gómez”. N° 59, Enero-Junio 2013. • “Publicidad y controversia limítrofe anglo-Venezolana en la prensa Tachirense (1985-1897)”. N° 59, Enero-Junio 2013. • “La villa de San Carlos de Austria en relacines histórico-geográficas e informes misioneros (siglos XVII y XVIII): Aspectos para su estudio”. N° 59, EneroJunio 2013. Historiografía • “Historiador de oficio Federico Brito Figueroa:Memorias para comprender nuestra Historia”.N° 60, Julio-Diciembre 2013.

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• “Un informe de inteligencia naval Alemán sobre asfalto y petróleo en el Delta del Orinoco, 1902”. N° 59, Enero-Junio 2013.

• “Una mirada al grupo Uribante a través de una entrevista al Dr. Ramón J. Velásquez”. N° 59, Enero-Junio 2013. Política exterior • “Denuncias y reclamos interpuestos por el Imperio Alemán ante Venezuela por aparentes ilícitos cometidos contra sus naves de guerra a finales del siglo XIX”. N° 60, Julio-Diciembre 2013. • “México en la segunda Guerra Mundial visto por la Diplomacia venezolana”. N° 60, Julio-Diciembre 2013. Vías de comunicación • “Política vial de Gómez y la integración territorial”. N° 60, Julio-Diciembre 2013.

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