Tiempo de declive: continuidad y ruptura con las formas del mito en No será la Tierra de Jorge Volpi

June 12, 2017 | Autor: Edgardo Iniguez | Categoría: Cultural Studies, Linguistics, Literary studies
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Descripción

Tiempo de declive: continuidad y ruptura con las formas del mito en No será la Tierra de Jorge Volpi Edgardo ÍñiguEz CRILAUP/Université de Perpignan Via Domitia Centro de Estudios de Género/Universidad de Guadalajara

l Resumen a través de rasgos estructurales del mito, algunas obras de Jorge Volpi cuestionan los fundamentos de la modernidad. En este sentido, según el punto de vista de Hayden White, las novelas del escritor mexicano muestran la manera en la cual el mito y la Historia son una sola narrativa. En No será la Tierra una perspectiva apocalíptica de la Historia presenta una visión anti-utópica del siglo XX. Esto representa las disyuntivas entre los fracasos de los grandes relatos de Lyotard y de su existencia en un sistema

elementos de la novela. Esto revela al mito como parte constitutiva del desarrollo de dental. Por medio de un discurso híbrido, la estructura del mito encuentra nuevas las culturas modernas occidentales) y algunas de las diferentes concepciones que de Abstract Through structural elements of myth, some works by Jorge Volpi question the validity of the foundations of modernity. in that sense, according to Hayden White’s perspective, the novels of this Mexican writer show the way in which myth and history become a single narrative. in No será la Tierra an apocalyptic view of history presents an anti-utopian vision of the twentieth century. This represents the dilemmas between the failures of Lyotard’s grand narratives and their existence in troubled social, economic and political systems. This view questions modernity as of the novel. This reveals myth as a constituent part of the development of moderquently, history (as a discourse that authenticates modern Western cultures) and

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bhs, 89 (2012) ¡Qué importa ya entonces la historia! Ella no es el asiento del ser sino su ausencia… No hay, por otra parte, vacío perfecto en la historia

desde sus obras tempranas, descartes propone la razón como el único medio a través de un método capaz de extender a todo conocimiento las certezas de las demostraciones matemáticas (cf. Belaval et al. 2007: 12–29). Para Kant, este de edad del hombre, al pasar de mythos a logos. Estas ideas traerían distintas consecuencias en el desarrollo del mundo occidental, entre ellas, la instauración de historia como medio legitimador de la realidad o, dicho de otra forma, el reemplazo del pensamiento mítico por la verdad y, con ella, una lectura especíciones arcaicas tenían una visión cíclica que toma los mitos como verdaderos y algo ocurrido ab originem damente recuperable. de acuerdo al teórico rumano, la única realidad posible está, pues, en vivir el mito (cf. Eliade 2000: 26). otra propuesta podría ser la de los estoicos y neopitagóricos griegos, que hablaban de un modelo cíclico (o eterno retorno) como medio de vincular diversos modos de entender la Historia (cf. Viano 2004: 143). Ya en la cultura europea protestante, Hegel planteó un sistema que sostenía que la razón era la única realidad existente y que, a través de ella, había que va de acuerdo al planteamiento de descartes, es decir, la razón es vista, como el proceso mismo de pensar (cf. gonzález 1994, 2: 424–26). Estos postulados harían rían, al menos en apariencia, la superación del mito en la base del desarrollo de las culturas occidentales modernas. En ese sentido, la edad madura de la modernidad no estaría representada por el descubrimiento de la Historia, sino por ‘el descubrimiento de la primacía del conocimiento histórico’ (Viano 2004: 151). von Herder (1744–1803), traducida a términos hegelianos, la Historia sería una forma de conocimiento que tiene el espíritu de sí mismo, y la realización de la modernidad, por su parte, ‘una época histórica consumada, con un centro propio, conciliada consigo misma, organizada’ (Viano 2004: 150; cf. Lyotard 2001: 36). modernidad es la persistencia del pensamiento mítico en diversos campos del saber y del desarrollo humanos. Según octavio Paz: ‘El hombre contemporáneo

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de nuestro tiempo encubre apenas a los antiguos Mitos’ (1993: 230). Kolakowski, por su parte, cree que: ‘La conciencia mítica está omnipresente, aunque la sión de la historia como llena de sentido’ (1999: 38). Eliade complementa esta visión al asegurar que la conciencia y el pensamiento míticos persisten, ocultos, en la historiografía (cf. 2000: 101). una perspectiva más actual de la imposibilidad del paso de mythos a historia y, en consecuencia, de la imposibilidad de separar uno de la otra es la de Jean Baudrillard. Para él: ‘la historia se ha transformado en mito en la era moderna. Historia […] es nuestro referente perdido, es decir, nuestro mito’ (1981: 24).1 Historia y del sentido que ésta puede tener: ‘precisamente porque son [conceptos] históricos y la historia puede suprimirlos muy fácilmente’ (Barthes 2002: 120). La supresión no es aquí sino una fusión indisociable de mito e Historia. gracias a esto, el concepto de mito ha sido revisitado por varios autores; entre otras palabras, se trata de una narrativa o, de acuerdo con el mismo White, de: óptica, rudolph Bultman concibe el mito como la expresión del: ‘entendimiento que el hombre hace de sí mismo en el mundo en que vive’ (en deutsch 1993: 46). así, la interpretación de eventos históricos se ve forzada a pasar por el mito, ya humana la que convierte la realidad en discurso, y sólo rige la vida y la muerte del histórico, el mito es un tipo de discurso elegido por la historia: no puede evolucionar a partir de la “naturaleza” de las cosas’ (Barthes 2002: 110). así, las inter-

posibles acercamientos que podemos hacer de ella (cf. Eco 1979: 181–83). Estas últimas propuestas que establecen un vínculo indisoluble entre el mito turales del mito, su continuidad o su posible ruptura como cuestionamiento a la Historia en No será la Tierra (2006) de Jorge Volpi. La novela del autor mexicano es, tras En busca de Klingsor (1999) y locura (2003), la última entrega de su trilogía del siglo XX. En esta ocasión, el

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a menos que indique lo contrario, las libres traducciones de las obras citadas en francés y en inglés son mías.

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capitalismo. Volpi toma rasgos estructurales del mito y los convierte en metáforas que mezcla con las diferentes temáticas de la obra. dicho recurso brinda una

algunos de estos elementos en No será la Tierra es mediante una dinámica dialéctica que funciona, al menos, con el movimiento génesis/apocalipsis. Esta díada, proveniente de la estructura mítica, puede rastrearse en la narrativa volpiana anterior, así lo revelan El temperamento melancólico (1996) y El juego del Apocalipsis En el caso de la novela que nos ocupa, la narración comienza con dos fechas

y colectivo. La estructura de la obra (dividida en un preludio, titulado ‘ruinas’, y tres actos: ‘Tiempo de guerra’, ‘Mutaciones’ y ‘La esencia de lo humano’) hace -

este fenómeno, con una paráfrasis de Nietzsche, en el los tiempos no ocurre fuera del mundo, sino dentro del corazón. […] supone un particular estado del espíritu, lo que menos importa es la destrucción externa, comparada con el derrumbamiento interior, con ese estado de zozobra que 222). -

todavía falta, para encontrarlo ahí, que hayamos recorrido todos los paraísos, los acaecidos y los posibles, haberlos amado y detestado con la torpeza del fanatismo, escrutado y rechazado después con la pericia de la decepción’ (2003: 162). lidad del mismo. La fractura de utopía se presenta también en el plano histórico. La elipsis diegética es el medio narrativo para cuestionar los acontecimientos de un siglo: desde sus cenizas, leemos algunas de las crisis que lo moldearon (en forma de de sentido los acontecimientos históricos). así, se presentan los dos grandes

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de dinámica que parte de la génesis de un siglo. arkadi granin, esposo de irina Nikoláievna, es el encargado de mostrar la búsqueda soviética de utopía: ‘sus primeros años coincidieron con el auge del estalinismo, presenció o al menos fue contemporáneo de las grandes purgas de 1936–1938 […], se vio obligado a 2

Estos movimientos sociales (y el proyecto de nación que implican) cobran un -

avaricia y la mezquindad propias de nuestra especie’ (2006: 54). ción) nos lo brinda Edgar J. Moore, padre de Jennifer y allison, quien vive la

ción, sólo pérdidas’ (2006: 82). La falla económica forma parte de otro proyecto moderno: ‘Nadie en el gobierno o en Wall Street había tenido el valor de combatir

limitándose a contemplar la debacle y laisser-faire’ (78). Estos acercamientos a la Historia como progreso (y con un sistema que se vista, se opone a la estructura del mito y que bien podría relacionarse con una de las características de la modernidad. Según una lectura mítica del paso del

fuera creado de nuevo (cf. Eliade 2000: 53). En la obra de Volpi, tanto la postura del bloque soviético, como la de Estados unidos, plantean una mirada progreun gran proyecto legitimador o, si seguimos la terminología de Lyotard (2001), en metarrelatos como la razón sustantiva y la posibilidad de un tiempo histórico conciliado consigo mismo. Sin embargo, el paso de mythos a historia aspectos y funciones del pensamiento mítico son constitutivos del ser humano, vimos líneas arriba, de acuerdo a White, este movimiento no es sino la conformación de una discursividad que fusiona mito e Historia en un mismo plano y que, en este caso, pretende crear un discurso legitimador.

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Este rasgo se hace presente en el nacimiento mismo de la modernidad, que se plantea como decadencia y como separación del pasado:

como retorno, aunque esta vez la imagen cíclica no emerge en primer plano. El ha perdido: no ya como el inicio de un proceso. (Viano 2004: 144)

de esta forma, la imagen del ciclo y del retorno a los orígenes, de la recuperación de un pasado está arraigada a las culturas modernas y a la discursividad que las legitima. La perspectiva de la modernidad se complementa al agregar las ideas de repetición y de renovación a la de progreso. de esta manera se conforma la narrativa de la novela, con un discurso compuesto por elementos míticos e históricos imposibles de disociar unos de los otros. En la digresión narrativa de No será la Tierra, el presente que viven la urSS y

o una Historia que es destino, una modernidad que tiene que cumplirse (cf. dores alemanes, a saber, que: ‘[…] el presente, como representación avasallante de la historia, simula olvidar los pasados, pero despierta sin embargo los mitos, conmueve indescifrables pathos culturales antiguos: una lucha ancestral sobre las fuentes de la verdad y el vaticino de los dioses, que mueven las palancas del

imagen del siglo XX y sus crisis, y toma dos formas en la obra de Volpi: la debacle legítima del pensamiento y, en tanto que vencedora, como la única posibilidad genuina de la Historia (si consideramos la primacía que otorga la modernidad a este saber). de la unión Soviética y de su proyecto histórico: ‘La teniente Kuzmínishna pensó en un templo antiguo. Las fotografías tomadas por los satélites mostraban una comunismo’ (Volpi 2006: 27). Este punto de partida se complementa, a lo largo de la obra, con la entrada las empresas estatales entre sus favoritos’ (2006: 429). La evolución de granin, gobierno, había sido encarcelado por disidencia y había luchado por la democratización y la apertura de la urSS, muestra la ‘mutación’: ‘En términos legales arkadi sólo aparecía como asesor de dNaW-rus, el nuevo holding,3 pero, como 3

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Los paréntesis, subrayados y comillas que aparezcan en las citas originales proceden directamente del autor.

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pude descubrir en los meses subsecuentes, el biólogo y luchador por los derechos era un hombre rico’ (425).

distintas de corrupción. Jack Wells, esposo de Jennifer Moore, aprovecha la nueva apertura en rusia para enriquecerse y presenciar el tiempo nuevo: ponían en peligro sus negocios. […] Para compensar todas estas amenazas, guzinski le ofreció a Wells su primera aproximación a la delirante vida nocturna que había surgido en la capital. Si en la urSS el sexo era un tabú […], la perestroika no sólo había liberado las ataduras de la economía sino también de la carne. (Volpi 2006: 388)

El comunismo marxista presenta varios aspectos míticos: sus estructuras escato(el proletariado, en este caso) que, con sus sufrimientos será capaz de cambiar el estatuto ontológico del mundo. aunado a esto, encontramos el deseo de inscribir

llama conciencia histórica en occidente. Según su perspectiva, la civilización occidental contempla su relación con las que la precedieron, pero también con supuesta supremacía y el triunfo de la razón y de la Historia (2005: 13–14). desde este punto de vista, la muerte del comunismo podría representar la muerte del mito y de sus estructuras en la obra, pero en realidad es sólo la muerte de los reveladora. Para él, sividad homogénea y deshumanizante de los vencedores. El mito es una tensión ineludible y escamoteada de la modernidad, que no plantea entonces una cultura reconciliante del hombre con la historia, sino la perpetuación de su tragedia, la réplica de sus barbaries. Lo moderno es, en ese sentido, un tiempo arcaico, primi2008: 40–42)

La lectura descarnada que hace Volpi del s. XX y de estas dos utopías míticas de el sentido kantiano), de dos posiciones que se argumentan e intentan ordenarse mientos como el: ‘relato marxista de la emancipación de la explotación y de la pación de la pobreza por el desarrollo tecnoindustrial’ (Lyotard 2001: 36), con el

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La instauración de estos sistemas llevaría a la absolución de la humanidad o, en otros términos, a la consecución de utopía. En la obra, los mitos arcaicos toman la forma de relatos contemporáneos por medio de la formación de un discurso compuesto por mito e historia, pero no pierden su carácter de mito. de esta forma, el texto de Volpi propone que el discurso histórico se convierte en una nueva forma de mito en el mundo moderno occidental o, en otras palabras, que sivo. En ese sentido, las representaciones de la Historia en la novela se adaptan a los acercamientos que hacen White y Bultman, respectivamente, de la discursividad histórica y del mito. La estructura mítica de la oposición génesis/apocalipsis en No será la Tierra presenta uno de los rasgos del eterno retorno propuesto por Eliade, asociado, una vez más, a la concepción de la modernidad. Esta última nace como la discursividad de la decadencia de una edad anterior, de un ille tempore, y con la conciencia y el pensamiento míticos arraigados en su desarrollo: a pesar de la primacía del conocimiento histórico y la visión progresista que legitima y llena de sentido el

armenios y azeríes por una parte y, por la otra, la unión Soviética): ‘Los fantasmas pretéritos reaparecen, otra vez se instala aquí la muerte, otra vez entramos en la Historia’ (Volpi 2006: 265).

rico) cumple la función de señalar los fallos de una urSS progresista–redentora: que al cabo de unos años nadie recordará con pena ni nostalgia?’ (265). La crítica trae consigo la muerte de una utopía y, al mismo tiempo, la perpetuación de la tragedia del hombre, misma que se cumple en la modernidad. resulta conveniente recordar aquí la postura de Weber, para quien la experiencia moderna devenir que propone Eliade en su eterno retorno, podríamos relacionar mito e

tiana; así, la idea de saber (de cualquier forma de conocimiento) y la inscripción de la humanidad en la Historia implica una pérdida. El paso del homo al homo sapiens representa una culpabilidad y, a la vez, coloca sobre la humanidad una suerte de velo de tristeza o tristitia (cf. 2007: 12–14). En el narrador, visto como representación de una ideología ahistórica en el

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descifrar el genoma humano con la ayuda de Éva Hálasz: ‘antes de lanzarse a tan alta meta y asegurar su paso a la Historia, Venter decidió probar sus autómatas […] con un organismo más simple, la Drosophila melanogaster, la mosca de la fruta que hacía las delicias de los biólogos’ (Volpi 2006: 466). de la ciencia (entendida como la forma máxima que ha adquirido la razón cartesiana): ‘acaso los humanos no vivamos en el corazón del universo, el Sol sea un hay algo en nosotros, un egoísmo o una avidez irrefrenables, que nos convierte en las únicas criaturas que han querido enriquecerse con sus genes’ (Volpi 2006: 405). funciones de la razón, ayuda a mostrar las escisiones del proyecto moderno: Por más que se trate de un borrador, de un esbozo o una sospecha, la primera secuencia completa del genoma humano representa un parteaguas. No es exagerado

primera vez que una forma de vida conoce la sustancia de la vida. (Volpi 2006: 511)

estructura de la novela, que, desde las ruinas del s. XX, regresa a la formación esencia de un hombre inscrito en un tiempo histórico, este último caracterizado por constituir su narrativa con elementos del mito: ‘Quizás los humanos seamos una raza maldita: nada nos salva de la ciega voluntad de destruir que se halla inscrita en nuestros genes’ (2006: 265). así, desde el punto de vista del narrador, tras todos los cambios históricos, lo único que queda es la naturaleza desesperanzadora del hombre. Esta idea se

‘zaire seguía siendo un pudridero; américa Latina, una cueva de ladrones; rusia, estructurales, las terapias de choque: nada valía la pena. La Tierra era un lodazal hediondo y triste’ (480).

proceso de evolución, simple y coherente, que tomaba en cuenta la experiencia

discursos identitarios, económicos y políticos a los que hace referencia el texto carecen de un sentido legitimador; lo mismo pasa con el proceso histórico de los dos grandes bloques que encarnaron la guerra fría.

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protagonistas de la novela. En ese sentido, una lectura de la obra propondría,

musa caprichosa, la memoria’ (en Holden rønning 2009: 147). de los relatos legitimadores de la modernidad. El título de la novela en español hace referencia a la Tierra como el no-lugar de dichos relatos. El medio para acercarse a la realidad y hacer una lectura de ellas es la estructura del mito en racionalizada, en los fundamentos mismos de la modernidad y en su propuesta histórica. incluso los títulos de las traducciones al francés y al inglés, respectivamente Le Temps des cendres y Season of Ash,4 mítico y real. Lyotard, al describir la manera en que el mundo moderno pretende negar el mito, aseguraba: Se hace valer el hecho de que el mito es género originario, que el pensamiento ruinas del pensamiento original, recuperar al pensamiento de la condición humana en que ha sido puesto por el pensamiento racional, desmitologizante y positivista. (2001: 41)

miento mítico; en otras palabras, propone la escisión interna de la modernidad; la crítica que hace del progreso está dirigida a las teorías que fueron formuladas a partir de una postura antimoderna. La obra plantea la modernidad como un mito carente de sentido e incapaz de presentarse como un discurso legítimo o como una explicación de la situación que la humanidad experimenta. de esta forma, la obra se convierte en un cuestionamiento de la realidad histórica y de las maneras de legitimarla o en un referente perdido, incapaz de dar una serie

crepúsculo del hombre y la historia’ (2004b: 30). La revisión histórica en No será la Tierra fusiona estructuras míticas y razón, la unión indisoluble de polos, irreconciliables en apariencia, crea una ambigüedad única forma de afrontar la realidad. Quizá ‘Basta de podredumbre’ (Volpi 2006: 15), frase que abre la novela, resuma la visión pesimista que hace el autor sobre el siglo XX; una visión que se caracteriza por situar en el mismo plano historiografía y formas del mito para concluir, en palabras del mismo Volpi, con la desesperanzadora esencia de lo humano. 4

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‘Tiempo de ceniza’. Le Temps des cendres of Ash en Estados unidos en 2009, por open Letter.

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