Tian Dao: Las virtudes del buen gobierno en los orígenes del pensamiento chino - Asociación Pensamiento y Cultura de la Antigüedad UAM 09/04/2015

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Descripción

Tian Dao: Las virtudes del buen gobierno en los orígenes del pensamiento chino Miguel Morata Mora «La felicidad acompaña a la virtud y la desgracia al vicio, como sombra sigue al cuerpo y como eco responde a la voz.» (Confucio: Shu-Jing, I, 3, 5) Uno de los objetivos de esta ponencia es facilitar un primer contacto con el antiguo pensamiento chino, en el cual se fundará prácticamente todo el pensamiento posterior, especialmente para aquellos que les pueda ser útil en algún momento y no tengan que empezar a estudiarlo prácticamente desde la total ignorancia. Un segundo objetivo es la realización de alguna comparación con el mundo grecorromano a fin de mostrar como parecen surgir en las civilizaciones que han superado la Revolución Urbana ciertas características similares en su pensamiento, que no es que se compartan por hipotéticas influencias, ya sean ordinarias o extraordinarias, sino porque son universales antropológicos que no pueden ser detenidos por ninguna clase de frontera. La arqueología ha observado que en el valle del Río Amarillo da el salto a la civilización urbana en algún momento de la dinastía Shang, en torno al 1500 a.C., mil años después de que lo hiciera el valle del Indo y unos dos mil quinientos después de Mesopotamia y Egipto. Se conoce la existencia de un poder centralizado y de el surgimiento de la especialización urbana, pero no dejan de ser siglos oscuros de los cuales no tenemos mucha más información aparte de la recopilada por la arqueología. El Shu-Jing de Confucio es de lo más parecido a un texto histórico que nos refiera a aquella época, pero su parcialidad está puesta en duda. Pero antes de comenzar a hablar acerca de Confucio y de su escuela contextualizaré el periodo en la que pretendo centrar esta investigación. El siglo V a.C. inaugura una de las épocas más violentas de la antigua China conocida por el nombre Zhan Guo, Reinos Combatientes [imagen 1 y 2]. Tras la caída de la dinastía Xi Zhou1 en el 771 a.C., el sistema proto-feudal iniciado en el siglo XI se desmoronó por completo. Los supervivientes leales a los Zhou trataron por todos los medios posibles mantener el Tianming2, pero algunos señores comenzaron a crear sus propias capitales, sus propias dinastías. Su mayor anhelo era lograr la hegemonía sobre toda la raza de los cabellos negros3 iniciando así un estado de inestabilidad política, conflictos sociales y guerra perpetua [Texto 1]. Los tres primeros siglos de esta época de inestabilidad son conocidos como Chun Qiu, Primaveras y Otoños, que vienen siendo un preludio del caos posterior y en el cual existe un predominio del antiguo sistema esclavista; los tres siglos siguientes son Zhan Guo, que destacará por el impulso y final victoria del sistema feudal frente al aristocrático esclavista con la unificación de 1

Zhou Occidental, dinastía que sobrevivirá hasta el final de Zhan Guo con un poder limitado portando el nombre Dong Zhou, Zhou Oriental. 2 El Mandato del Cielo, término que se explica más adelante. 3 Es como los textos antiguos se refieren a las poblaciones siníticas.

China por la dinastía Qin. Pero durante este período de tiempo la lucha por la supremacía entre los diversos reinos también se puede observar un impulso de los sistemas del pensamiento y de la clase de los letrados. Es, sin duda alguna, la época dorada del pensamiento chino. Situaciones similares han ocurrido en diversos lugares del mundo a partir de la aparición de los estados, y es que es visible una tendencia unificadora siempre que hay una serie de comunidades humanas unidas por una misma cultura y en un medio geográfico delimitado. Esta puede ser alimentada por el hecho de que hubiese existido un gobierno histórico unificador en el pasado y que, en memoria de aquél, se trate de revivir su hazaña para tener un lugar en la historia. En el caso de China nos encontramos que no todas las regiones hablan la misma lengua, pero la gran mayoría comparten un origen cultural común. Lo mismo ocurre con el sistema de escritura, el cual no se encuentra unificado existiendo muchos sinogramas distintos para mismas ideas4. Los modelos ejemplares de sus gentes son las tres dinastías legendarias, dos de ellas históricas: Xia, Shang y la recién devastada Xi Zhou, junto a las antiguas tradiciones que nos remontan al pasado mítico de primeros emperadores, célebres por su piedad y capacidad de gobierno. Entre aquellos primeros gobernantes se encuentran los 圣王 (sheng wang)5. Cuando llegó Zhan Guo la guerra sacudió con gran violencia toda China y el pueblo, exhausto, volvió la cabeza a aquellos dorados tiempos. No tardaron en surgir letrados como Sunzi en las cortes con la intención de llevar a la gloria a los ejércitos de su Emperador, pero aparecieron también otro tipo de consejeros que abogaban por un gobierno más virtuoso y tradicionalista. «La virtud debe servir para bien gobernar, el buen gobierno debe bastar para proporcionar subsistencias al pueblo.» (Confucio: Shu-Jing, I, 3, 7) Entre todas las escuelas de pensamiento dos las más tradicionalistas y, por tanto, por las que mejor nos podemos aproximar a la idea que tenían los chinos de sus míticos emperadores, de su sabiduría y su virtud. La primera de ellas es ru jia, la escuela representada por Confucio [imagen 3]; es uno de los más famosos autores chinos, tuvo muchísimos discípulos, fue un gran erudito pero que, según algunos autores contemporáneos, no llega a la categoría de filósofo, por su negación de la dialéctica con el fin de abogar por la tradición. Aunque posteriormente fue tratado como un líder religioso, él lo único que hizo fue fundar un sistema ético-político próximo a la religión, la cual trató de no variar. Su objetivo era definir al hombre de bien, llegando a la conclusión de que el buen gobernante es aquél que reúne armoniosamente el wen, dominio de las letras, y el wu, dominio de las armas, a imagen del “Soberano de lo Alto”. Fue un legislador de gran importancia que reunió los más excelsos textos 4

El recuento de caracteres de la época de origen de esta escritura llega casi a los 2500, algunos han dejado de ser usados y otros han sobrevivido con ciertas variaciones, a parte de los muchos nuevos caracteres que se han creado a lo largo de la historia. Es imposible hacer un recuento total de todos los sinogramas que han existido, se piensa que la cifra podría rondar los 60.000. 5 Los santos/sabios emperadores.

antiguos sobre la moral y la justicia comentándolos y aclarándolos. Gracias a él y a su escuela han conseguido llegar hasta nuestros días una gran cantidad de escritos que nos ayudan a entender el contexto, el pensamiento y la tradición de la China Antigua, y lo que es más asombroso de todo: nos permite compararla con otras culturas orientales y occidentales. Un ejemplo de ello es la siguiente máxima:

己所不欲,勿施于人 Jǐ suǒ bù yù, wù shī yú rén Lo que no desees no lo des Quod tibi non vis, alteri ne feceris No hagas a otros lo que no quieres para ti. Por otra parte nos encontramos a Mo Di [imagen 4], un antiguo confuciano que fundó su propia escuela: mo jia. Inauguró una novedosa forma de practicar y enseñar la religión tradicional china con la que se ganó numerosas enemistades, en especial la de los confucianos. Frente a Sunzi, que afirma que la guerra es algo vital para el Estado, Mo Di condena la guerra proclamando el jian ai6, el amor recíproco entre todas las personas, pues no le parecía razonable que un gobernante que impulsaba guerras agresivas castigase, por otra parte, a los ladrones y a los asesinos de su reino. Fue un filósofo de una gran capacidad dialéctica que criticaba abiertamente a Confucio por ser un repetidor de fórmulas que no sabía contestar sensatamente a sus alumnos y por fariseísmo ritualista. A estas acusaciones parecen sumarse los taoístas, pues existe un historiador de la época Xi Han7, llamado Sima Qian que en su historia sobre Lao zi afirmó que cuando Confucio fue a visitarle el líder de la escuela del Tao lo acusó de parlanchín [Textos II y III]. Los confucianos, por su lado, lanzaban dos acusaciones a Mo Di, una de ellas es negar el amor filial8 tradicional al decir que debemos amar a todos como amamos al padre; esa concepción del amor que defiende la escuela de Confucio se basa en el amor jerárquico al superior: al padre, al soberano y al Estado, una idea muy similar es la piedad filial romana, el respeto al Pater familias, al Estado, y a sus dioses, cuyo máximo representante es Eneas, quien, viendo como su patria es destruida por la guerra, toma a su padre, que sostiene las imágenes de las divinidades, sobre los hombros, y a su hijo, perpetuador del Estado, de la mano. Una segunda acusación era por antihumanismo, pues su escuela incriminaba a los emperadores y nobles de su época por abandonarse a lujos como las artes pictóricas y musicales, las cuales deberían estar prohibidas en momentos de necesidad para el pueblo, advertencias que recuerdan al emperador Song Huizong 9 [Imagen 5], y este a su vez al Calígula de 6

Amor universal. Han Occidental, durante los dos últimos siglos de nuestra era. 8 El amor filial que defienden los confucianos se basa en el amor jerárquico al superior: al padre, al soberano y al Estado. 9 1082-1135: Emperador de la dinastía Bei Song, Song del Norte, que tras abandonar las riendas del Estado para dedicarse al arte llevó al país a la ruina. Fue un pintor de excepcional maestría. El arte pictórica y el arte política tienen mucho que ver en el pensamiento dinástico chino: el pintor mediante el pincel gobierna el cuadro y la tinta ordenando los elementos que componen la imagen. Esto se le conoce 7

Albert Camus10. Al contrario que Confucio, que dejó una gran obra escrita, Mo Di no escribió tanto, pues su escuela se limitaba a recoger sus enseñanzas, tal y como ocurre con su contemporáneo Sócrates, u otros famosos maestros como Pitágoras de Samos y Jesús de Nazaret, como si el hecho de no haber escrito nada en sus vidas fuese algo glorioso para los grandes sabios. Pero aparte de este dato, es más curioso aún la similitud con los evangelios que emana el texto de Mo Di [Textos IV, V, VI y VI]. Ahora bien, puesto que tanto Confucio como Mo Di poseen una misma tradición común, a pesar del enfrentamiento de ambas doctrinas, en sus escritos coinciden en que el buen gobernante debe seguir las directrices del Cielo. Para entender bien esta idea hay que dar unas pinceladas esenciales sobre cosmología China, en la cual se centra el estudio de los taoístas, la cual se basa principalmente en el Taijitu [imagen 6], en la oposición Yin-Yang que genera los diez mil seres.

道生一, 一生二, 二生三, 三生萬物. Traducción de Ignacio Preciado J. «El Dao engendra el Uno; el Uno engendra el dos el dos engendra el tres, el tres engendra los diez mil seres.» (Laozi, XLII) [v. Texto VIII]. «Los santos hacen del Cielo su padre, de la Tierra su madre, del Yin y del Yang su cuerda maestra y de las cuatro estaciones su hilo conductor» (Huainazi) Tenemos, por tanto, el Cielo como elemento masculino y actor, padre que nos enseña a actuar y a gobernar sobre la Tierra, la engendradora de vida, el elemento femenino y receptor; el hombre se encuentra en medio de ambos, es un microcosmos que interactúa con ellos. El hombre debe dirigirse a ese punto de medianía al que los confucianos aspiran, lo que para ellos es la única manera por la que el hombre puede ser dueño de sí mismo y de su destino, lo más cercano a la perfección [Texto IX y X]. Dentro de la mentalidad china nos encontramos con que el macrocosmos está ordenado de la siguiente manera: Cielo Númenes Rey Pueblo Tierra Quien alcanza el estado de comprender los dictámenes celestes y gobernar con eficacia la Tierra es considerado tianzi, Hijo del Cielo, y como tal goza de su beneplácito, el Mandato del Cielo. Los númenes o espíritus ancestrales son parte hoy día como una transferencia lateral de distintas aptitudes y conocimientos adquiridos en una disciplina a otra. 10 Camus muestra al emperador Calígula queriendo gobernar con su espíritu libre y artístico al pueblo romano quien finalmente llega al borde de la desesperación.

esencial del culto. Los reyes de la dinastía Xi Zhou como Hijos del Cielo que eran, mantenían un vínculo especial con los dioses y los ancestros. Eran líderes adivinos y sacerdotes de una cultura con rituales situados entre el animismo y el politeísmo. Tanto los palacios como las casas eran centros de culto. Los adivinos recibían los oráculos mediante la interpretación de huesos de dragón: omóplatos de bovinos o caparazones de tortuga tratados a altas temperaturas hasta que aparecían fisuras en ellos. Es de esta manera cómo surgió la escritura china, escritura que posteriormente comenzaría una paulatina unificación con la que comerciantes y viajeros podían entenderse aunque no hablasen el mismo dialecto. El soberano tenía una gran importancia en los ritos, de hecho era quien contactaba con los ancestros, elaboraba el calendario litúrgico y proclamaba los resultados adivinatorios con su cuerpo de escribas. Todo buen ciudadano tenía obligaciones hacia la familia, el Estado y los ancestros; quien buenamente cumplía con esas obligaciones difícilmente sería considerado mala persona. El emperador no podía ser menos, pues como cabeza del Estado que era, debía servir de ejemplo para la sociedad: realizar todos los ritos, atender las necesidades de todos los principados e imponer el orden y la paz en la familia nacional [Texto XI]. Que el emperador tuviese el Mandato del Cielo no significaba que fuese el único elegido por Dios para gobernar sobre los hombres tal y como ocurre en los siglos medios europeos. En el Shu-Jing los Augustos Emperadores prefieren hacer antes heredero a un ciudadano célebre por sus virtudes que al propio hijo del rey, como le ocurrió al Emperador Yao [Imagen 7]. Si el Emperador no tuviese la suficiente sensatez de situar en el trono a alguien que realmente lo merece o de rodearse de ministros y gobernadores justos, aquel perderá el Mandato Celestial y el Señor del Cielo lo castigará. Cuando esto sucedía podía manifestarse de dos maneras, mediante catástrofes o eventos naturales, o por mediación del pueblo montado en cólera [Texto XII]. Al Maestro Mo, quien abogaba siempre por la paz, un confuciano le presentó un día un problema curioso, le preguntó que si tan excelsos eran los Sabios y Santos Emperadores por qué hacían la guerra a pueblos vecinos. Mozi contestó que eso ocurría porque aquellos habían perdido el Mandato del Cielo. Cabe la posibilidad de que este término, en chino tianming, se consolidase con el ascenso de la dinastía Zhou en un intento de legitimar su poder frente a los Shang. Zhouxin, último rey de los Shang, fue sustituido el rey Wu, primero de los Zhou, tras la batalla de Muye. Wu gana la batalla inspirado por el espíritu de Wen, su padre muerto. Mediante este relato justifica su usurpación alegando tener el beneplácito de la voluntad celestial frente a Zhouxin, que había perdido el Mandato del Cielo debido a un comportamiento nada virtuoso y por faltar a los ritos. Entonces los Zhou ubicaron al frente de las ciudades a miembros de su linaje o de familias aliadas. La inexacta definición de este término supuso que cada escuela lo utilizase de una manera o de otra. Lo mismo ocurre con dao, los taoístas no eran los únicos que las utilizaban, puesto que dependiendo del contexto podía significar camino, doctrina, dirección, rectitud, escuela, manifestación o revelación. Todas estas escuelas, dao jia, ru

jia, fa jia, mo jia; todas ellas colaboraron a enriquecer el panorama político de la Antigua China, pero la tendencia unificadora que antes mencioné no podía permitir la existencia de tantas escuelas opuestas entre sí. Los legistas, que abogaban por el estudio del buen funcionamiento del Estado, lograron expandirse rápidamente junto al reino de Qin. Su difusión provocó la aparición del confuciano Mencio defendiendo la virtud del príncipe y oponiéndose tanto a legistas como a motistas. Por otra parte, la obra de Mozi fue duramente atacada y erradicada. Y finalmente uno de entre todos los emperadores de la época logró restablecer la paz mediante la conquista del resto de reinos, el rey Qin Shi Huang [imagen 8], que seguiendo la línea legista decidió eliminar a confucianos, taoístas y motistas por considerarlos inútiles para el funcionamiento del Estado. Confucianismo y taoísmo volverían a levantarse; ambos, en una de las caprichosas ironías que tiene la historia se convertirían en el Yin-Yang del pensamiento chino, pero las enseñanzas de Mo Di cayeron en un profundo olvido en durante dos mil años y su leve luz está llegando en los últimos años hasta Occidente.

Textos Complementarios: Texto I «El mundo perdió la justicia y los señores feudales inauguraron el gobierno de la fuerza y la violencia… No hay probidad en los superiores; éstos no se esfuerzan en hacer justicia y mantener el orden. Los de condición humilde tampoco se esfuerzan en sus tareas. El pueblo se entrega al vicio, a la violencia, al robo, al desorden, al bandidaje. Con armas, con venenos, con fuego y agua atacan a gente inocente en los caminos. Roban caballos, carros, vestidos, pellizas para enriquecerse. ¿De dónde ha nacido todo este desorden que reina en el mundo?» (Mo Di, 31) Texto II «Confucio de dirigió a Zhou para preguntar a Lao zi acerca de los ritos. Lao zi le dijo: Toda vuestra enseñanza no pasa de ser palabras dichas por hombres que hace mucho desaparecieron junto con sus huesos. Cuando un hombre virtuoso se acomoda a su tiempo marcha en carruaje, y cuando no, se mueve sin rumbo llevado por el viento. He oído decir que un buen comerciante guarda bien su mercancía aparentando no tener ninguna, y que el hombre virtuoso, dotado de grandes prendas, parece un estúpido, Suprimid vuestra arrogancia y vuestra ambición, vuestra obsequiosidad y vuestra lascivia; todo ello no favorece en nada a vuestra persona. Es todo lo que tengo que deciros. »Confucio se alejó y dijo a sus discípulos: Sé que un pájaro vuela, que un pez nada, que un animal anda, puedo hacer trampas; para lo que nada puedo hacer sedales; para lo que vuela puedo hacer arcos y flechas. En cuanto al dragón, sin embargo, escapa a mi

inteligencia de qué manera se eleva hasta el cielo montado en el viento y en las nubes. Después de haberlo visto hoy, pienso si Lao zi no será como un dragón» (Sima Qian, Shi ji, Lao zi) Texto III «El hombre de virtud superior no actúa, ni pretende alcanzar fin alguno. Quien posee la bondad superior actúa, pero no pretende alcanzar fin alguno Quien posee la rectitud superior actúa, y pretende alcanzar un fin. Quien se conforma con los ritos actúa y cuando alguien no responde, extiende sus brazos y le obliga a someterse. De modo que tras la pérdida del dao aparece la virtud, tras la pérdida de la virtud aparece la bondad, tras la pérdida de la bondad aparece la rectitud, tras la pérdida de la rectitud aparecen los ritos.» (Lao zi, XXXVIII) Texto IV «El Cielo ama a todo el mundo y a todos los seres los colma de sus bienes». (Mo Di, 27) Texto V «El Cielo no hace discriminaciones entre ricos y pobres, nobles y plebeyos, lejanos o próximos, parientes o extraños». (Mo Di, 9) Texto VI «Hay que amar de hecho a todo el mundo antes de decir que amamos a todos los hombres, a los buenos y a los malos, a los extranjeros y a los vecinos». (Mo Di, 45) Texto VII «Cuando todos se amen unos a otros, entonces el fuerte no oprimirá al débil, ni la mayoría impondrá su voluntad a la minoría, ni el rico se burlará del pobre, ni el colmado de honores despreciará al humilde, ni el astuto engañará al sencillo.» (Mo Di, 15) Texto VIII «El Dao originario es concebido como vacío supremo de donde emana el uno, que no es otra cosa que el aliento primordial. Este genera el dos, encarnado por los dos alientos vitales que son el Yin y el Yang. El Yang como fuerza activa, el Yin como suavidad receptiva, rigen con su interacción los múltiples alientos vitales que animan a

los diez mil seres. El tres ocupa su lugar entre los dos y los diez mil, […] necesario para el funcionamiento armonioso del par Yin-Yang» (François Cheng, Vacío y plenitud) Texto IX Kao-Yao dijo: «Se cuenta en total nueve cualidades que contribuyen a hacer la conducta perfecta. Generalmente, cuando se dice que un hombre posee tal o cual cualidad, se quiere decir que hace tal o cual cosa.» Yu dijo: «¿Cuáles son estas cualidades?» Kao-Yao respondió: «Es preciso tener un corazón abierto, pero poniendo cuidado en no mostrarse excesivo en generosidad »Ser flexible, pero firme »Ser sencillo, pero digno »Establecer el orden, mas con respeto »Ser acomodaticio sin debilidad »Mostrarse recto con dulzura »No ser excesivamente minucioso, pero sí esmerado »Ser severo, mas según la razón »Obrar con fuerza, pero con justicia »El que despliega constantemente estas nueve cualidades es perfecto.» (Confucio, Shu-Jing, I, 4, 3) Texto X «La virtud más destacada de los hombres meridionales consiste en la paciencia para instruir a sus semejantes y en la comprensión para con los necios que se rebelan contra la razón. Esta es la virtud característica del hombre sabio. La virtud más destacada de los hombres del norte es su austeridad. Esta es la virtud del hombre valeroso. Con todo, mucho más sublime es la virtud del noble, que vive siempre en paz con los hombres y no se deja arrastrar por las pasiones. Muy superior es la virtud del que se mantiene con perseverancia en el camino recto, siempre igualmente alejado de los extremos. Mucho más excelente es la virtud del que permanece fiel a la práctica del bien, aunque el país se halle carente de leyes y sufra una deficiente administración. Quien desea para los demás lo mismo que desearía para sí, y no hace a sus semejantes lo que no quisiera que le hicieran a él, este posee la rectitud de corazón y cumple la norma de conducta moral que la propia naturaleza racional impone al hombre. Existen cinco deberes fundamentales comunes a todos los hombres, y tres facultades para practicarlos (...). Las tres facultades naturales para practicar estos deberes son: la conciencia, o luz de la inteligencia, por la que distinguimos el bien del mal; la voluntad, por la que tendemos hacia el bien; y la virtud, que es la fuerza del alma, por la que superamos los obstáculos. En este mundo sólo los hombres totalmente perfectos pueden conocer su propia naturaleza, la ley de su ser y los deberes que de ello se derivan. Gracias a su inteligencia superior, cooperan con el cielo y con la tierra al mantenimiento y mejora de todos los seres. Al cooperar con el cielo y con la tierra en el mantenimiento y mejora

de todos los seres, se constituyen en un tercer poder junto al cielo y la tierra». (Confucio, Da-Xué, extracto del Libro de Ritos y Ceremonias) Texto XI «Bien, príncipe, aplícate a cumplir los deberes de tu cargo. […] Tiende invariablemente a tu fin, que es la práctica de la virtud y el buen gobierno de los pueblos. Pon cuidado en los primeros indicios, piensa en los medios de afirmar tus obras, ten ministros honrados, y todos responderán al menor signo de tu voluntad y estarán prestos a ejecutar tus órdenes. Se verá claramente que eres el mandatario del Señor del Cielo; el Cielo continuará otorgándote su mandato y te colmará de bienes.» (Shu-Jing, I, 5, 2) Texto XII «El Cielo es el que ha establecido las leyes de las cinco categorías sociales, y a nosotros incumbe que se cumplan estas cinco leyes y que estén en vigor. El Cielo ha ordenado los usos de las cinco categorías de la sociedad; a nosotros corresponde trabajar en la observancia de estas cinco clases de usos y hacer que sean bien observados. Observemos de concierto estas leyes y estos usos, y la armonía de las pasiones y de los sentimientos reinará en todos los corazones. El Cielo es el que pone en los cargos a los hombres virtuosos. […] El Cielo oye por los oídos y ve por los ojos de nuestro pueblo. El Cielo honra la virtud y asusta el vicio por medio de nuestro pueblo. Existe estrecha correspondencia entre el Cielo y la Tierra por su intermedio. ¡Cuánto cuidado no deberán poner los señores de la Tierra!» (Shu-Jing, I, 4, 6-7)

Imágenes

[1] Cronología de la China histórica hasta la época de Dong Han

[2] China en la época de los Reinos Combatientes

[4] Retrato moderno de Mozi (墨子)

[3] Grabado de Confucio (Dinastía Ming)

[5] Retrato del emperador Bei Song Huizong (Dinastía Song)

[6] Taijitu en un manuscrito de Laozi (老子)

[7] Emperador Yao (堯): Ma Lin (Dinastía Song)

[8] Primer Emperador Qin Shihuang (秦始皇): Autor desconocido 1850 ca. (Dinastía Qing)

Bibliografía: BERGUA, Juan Bautista; Confucio y Mencio: Los libros canónicos chinos, Ediciones Ibéricas, 1969: 2ª edición CHENG, François; Vacío y Plenitud, Siruela, 2008: 3ª edición CHILDE, Vere Gordon; Nacimiento de las civilizaciones orientales, Ediciones Península, 1976: 2ª edición ELORDUY, Carmelo; El humanismo político oriental, Biblioteca de Autores Cristianos, 1976: 1ª edición GELB, Ignace J.; Historia de la escritura, Alianza Editorial, 1976: 1ª edición castellana GERNET, Jacques; El Mundo Chino, Crítica, 1991: 1ª edición GONZALEZ ZYMLA, Herbert; “La iconografía de la piedad filial de Eneas en las Guerras de Troya (II)” Revista de arqueología del siglo XXI, Nº 311, 2008; pp. 27-35 PRECIADO YDOETA, Juan Ignacio; Lao Zi, El Libro del Tao, Alfaguara, 1994: 8ª edición LEEB, Leopold; “Lādīng yǔ chéngyǔ hé hànyǔ chéngyǔ; Latin and Chinese Proverbs”, Lādīng yǔyán wénhuà yánjiū (Latinitas Sinica), Nº2: Jun., 2014; pp. 84-86 LELORRAIN, Anne-Marie; Historia Universal, Larouse, 2005, vol. II, pp. 210-213 MATEOS, Fernando; ELORDUY, Carmelo; Política del amor universal, Mo Ti, Tecnos, 1987: 1ª edición SERVICE, Elman R.; Los orígenes del Estado y de la civilización. El proceso de la evolución cultural, Alianza Editorial, 1984: 1ª edición

Recursos de Internet: Blog del profesor Dr. Julio López Saco: http://asiahistoria.blogspot.com.es/ consultado a 26/03/15

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