Texto de la intervención en \"Actualizando la idea de lo monstruoso\". Homenaje al Frankenstein de Mary Shelley, 18 de mayo

Intervención realizada dentro del Taller/Homenaje al Frankenstein de Mary Shelley organizado por Tonia Raquejo y Santiago Lucendo el 18 de mayo de 2016.https://bellasartes.ucm.es/actualizando-la-idea-de-lo-monstruosoEn junio de este año se cumple el bicentenario de la creación de Frankenstein de Mary Shelley, uno de los mitos que ha permanecido con más relevancia en nuestra actualidad, debido a que los adelantos científicos y tecnológicos nos brindan ahora la posibilidad de pensar un futuro no lejano en el que la especie humana pueda elegir ciertas transformaciones, siendo está la primera vez que puede manipular su configuración genética  con vistas a un futuro posthumano. Aunque la novela no se publica por primera vez hasta 1818, es en 1816 cuando Mary la concibe en esa célebre noche de Junio, del “año sin verano”, por los efectos del pequeño invierno climático que produjo la explosión del volcán Tambora. Este taller quiere brindar un homenaje a la creación de la mano de una de las mujeres que generó  uno de los arquetipos más poderosos de nuestro imaginario pasado y actual.Como parte de este taller/homenaje, planteé una intervención en la cual reflexionaba sobre la parte inicial del relato de la criatura, en la que el monstruo le cuenta su creador cómo fueron sus primeros momentos de vida. Un fragmento en el que se priman las sensaciones y emociones más inmediatas, y en el que se referencian todos los sentidos. Este fragmento otorga  voz al monstruo, y se constituye en el corazón de la novela, tanto como por su posición central en el relato, como por sus implicaciones. Mi intención era la de analizar si la criatura de Frankenstein podía entenderse como un "bicho raro", expresión a la que recurro en mi tesis para referirme a a aquellos seres a los que en ocasiones nos volvemos para tratar de mirar la realidad con otros ojos, y expandir el ámbito de nuestras experiencias al tiempo que replanteamos nuestra propia posición. Y mi conclusión es que sí, que Frankenstein funciona como un bicho raro, aunque no de la manera que anticipaba.