Tetralogía del dolor: literatura y alcohol en El Salvador

June 16, 2017 | Autor: Luis Borja | Categoría: Literatura Latinoamericana, Alcohol, Poesia, Literatura Salvadoreña
Share Embed


Descripción

Tetralogía del dolor: literatura y alcohol en El Salvador Por Luis Borja, Universidad de El Salvador Facultad Multidisciplinaria de Occidente

A Rafael Lara Martínez, por enseñarme a hablar con el olvido, por enseñarme a hablar con los muertos…

I En El Salvador, para el año 2014, la OPS observaba que tenía la tasa más alta de muerte a causa del alcohol: 27.4 por cada 100,000 muertes, presentándose así como uno de los índices más altos de América. Esa preferencia por las bebidas embriagantes podría trasladarse a la literatura. Y es que la relación literatura-alcohol ha estado presente en el mundo del arte, ya sea como un estimulante para la creación o simplemente como un estilo de vida. Esta aseveración podría materializarse en la histriónica vida de Charles Bukowski, escritor modelo para muchos que consideran que ser escritor es simplemente emborracharse. No obstante, este viejo indecente, nos daba una bofetada más al relacionar alcohol y emotividad. Alcohol y liberación. Es decir, el alcohol como liberador de la cotidianidad: “Beber es algo emocional. Te sacude frente a la estandarización de la vida de todos los días, te lleva fuera de eso que es lo mismo siempre. Tira de tu cuerpo y de tu mente y los arroja contra la pared.” II

Abro una cerveza y bebo. Pienso en Buadelaire, Barnes, Poe, Capote, Carver, Cheever, Hemingway y una gama de escritores que han sido recopilados en el libro "Mezclados y agitados" de Antonio Jiménez Morato. Libro único en su especie; 39 escritores identificados con el apelativo de un trago. Ahora pienso no en los escritores que bebieron por liberación, sino por destrucción y aparece nuevamente Bukowski:

“Tengo la impresión de que beber es una forma del suicido en la que se te permite regresar a la vida y comenzar de nuevo al día siguiente. Es como matarte a ti mismo y después renacer.”

III La historiografía literaria en El Salvador sigue construyéndose con silencios. He intento escuchar las voces que proclamaban la consigna: literatura y alcohol. Rescato voces que buscan a través del alcohol, la liberación hacia la muerte; escucho la voz romántica y la voz de los auténticos bohemios (que bien podría ser el nombre de una banda de rock: y ahora con ustedes los auténticos bohemios). Falta rescatar más voces que han retomado el alcohol, la bohemia y literatura más como una praxis o estilo de vida, que como una simple pose. Con los 4 que acá menciono doy el primer paso.

Manuel Álvarez Magaña (1876-1945) Intelectual Ahuachapaneco muy prolífico, involucrado en la fundación de revistas y periódicos. Para gallegos Valdés, el poeta Álvarez Magaña fue un poeta lírico de fina de sensibilidad romántica, sin embargo su producción se vio afectada por la bohemia. Por otra parte, Cárdenas Ruano considera que en la producción literaria de Álvarez Magaña sobresalen tres dilecciones románticas: las gestas heróicas, la belleza femenina y la espiritualidad del ajenjo. Es más, su gusto por la bohemia vale para que Cárdenas Ruano lo compare con Verlaine y Murger (miembro de “Los bebedores de Agua” conjunto de artistas parisinos). Alvarez Magaña era un poeta atormentado, a esa conclusión llega el también intelectual ahuachapaneco Romeo Fortín Magaña, quien en el boceto biográfico sobre este autor romántico nos deja una gran reto: “Su biografía debería de escribirse con mucho amor, y sobre todo, con una inmensa piedad… No pueden llamarse pecados los que en él eran circunstancias determinantes de su propia vida. Por eso, no hay razón para ocultarlos.” Tocas el arpa tú, mientras yo escribo y gime en el espacio la armonía de tus notas en ritmo fugitivo; y rueda de mis párpados, furtivo, el llanto de mi eterna nostalgia; porque tú, con la música me acuerdas de la tristeza mía; amor, ternura, todo me recuerdas

del arpa tuya en las doradas cuerdas... Escribo, escribo y tú sigues tocando y ya en el aire y el papel dispersos, tristes, dolientes quedan sollozando junto a tus notas mis dolientes versos. Y cuando el arpa entre tus manos vibra, cómo el sonido hiere del sentimiento la sensible fibra, la fibra del dolor que nunca muere. No toques más! No toques, dulce amiga, del gran Beethoven la inmortal Sonata... la música es ingrata; ¡Ay, parece que el alma se desliga en la dulzura de un amor que mata!... Mas no, sigue, por Dios, sigue tocando: la música es divina; es la luz que al espíritu ilumina; en tristeza celestial consuelo; la música es aroma y es de color de marchitadas flores; es el beso primero, es el idioma con que de nuestros íntimos amores nos conversan los ángeles del cielo... La ternura doliente de Beethoven tiembla en las cuerdas y al volar, parece que es el alma de aquel artista joven, que en el aire cual nota se estremece. Es por eso que lágrimas arrancas con esa melodía. ¡Feliz el arpa que en tus manos blancas del alma tuya toma su armonía en mil tonos diversos que vuelan fugitivos y dispersos! ¡Quién fuera el arpa que tus manos pulse! Pudiera yo, así, lánguidos y tristes, enviar del alma mis sentidos versos en armonía dulce... PARA TI Supieras tú, mi amada... Lejos de ti mi vida va de prisa

y gemidora va como la brisa, porque faltan a mi alma enamorada la luz de tu mirada y el rosa juguetón de tu sonrisa. SIEMPRE A TI ¡Que triste es el olvido antes que el hueco de una tumba se abra! ¡Vivo muriendo...sin haber oído el trino musical de tu palabra! — Si sólo un sueño mi ilusión ha sido, ¿Por qué mi sueño en realidad conviertes? ¡No me dejes morir...que no he vivido! ¡Si estoy soñando aún...no me despiertes! SIMBOLO Dos femures cruzados a manera de floretes o de aspas de molino semejando una equis, cual si fuera un gran problema que trazó el destino Arriba, una siniestra calavera que, a aspirarar a coeficiente, vino a quedar como un cero que estuviera retando a Dios y a su poder divino; restos de un ser que ahora se convierte en la incognita cruel de algún arcano puesto en enigma por su propia suerte; realidad filosófica, que en vano plantea de la vida y de la muerte formula triste del misterio humano.

Alfredo Espino (1900-1928) Poeta ahuachapaneco, considerado por muchos como “el poeta nacional”. Su obra es considerada como “paisajista”, pero poco se ha dicho de su misteriosa vida. La figura de la madre protectora, aparece en la vida de Espino prohibiendo el matrimonio. Así lo comenta don Mauricio Rodríguez, un catedrático retirado que asegura ser sobrino del poeta relaciones. Este tipo de control que le ocasionaba, llevó al poeta Espino a refugiarse en el alcohol, algo que lo incitó a visitar bares y prostíbulos en San Salvador .

Por su parte, Cañas-Dinarte lo describe como un poeta tímido, que en lo últimos años de su vida debido a desequilibrios emocionales y amorosos, se entregó a largos ratos de bohemia. El poeta Francisco Andrés Escobar, autor del libro La lira, la cruz y la sombra, considera que Espino antes que ser escritor, era un hombre sufriente, y a partir de esa condición de sufriente es que eleva su obra artística. Actualmente, Espino sigue estando en el imaginario social de los salvadoreños, su poesía con tendencia bucólica sigue presente. Sin embargo, poco se habla de los poemas que intentan acercarnos al conflicto íntimo y triste del poeta.

STECHETTI EN SONETO Cuando a mi huesa oscura y solitaria, a la postrer morada de mi sueño llegues llorando, contraído el ceño, por mi alma musitando una plegaria. No temas ¡ ay! la calma funeraria que las tumbas rodea cruel beleño de las cruces, envuelve el tosco leño y la vetusta fosa cineraria... Cuando el silencio turbes con tu paso o con tus quejas flébiles acaso!... ¡ Cuantas flores verás que han de sentirte! Esas flores que el pecho han de besarte, son las estrofas que olvidé cantarte y las ternezas que olvidé decirte”. CON EL ALMA DESCALZA ¡La angustia despiadada de presentir que todo ha sido en vano!... (Yo deshojé rosales con mi mano, por tal que su planta bienhadada no se hiriera en la piedra...) Yo me he quitado el alma y la he tendido sobre un muro de olvido, corno un manto de hiedra... Déjame que me enferme... Por no turbar la calma, junto a ella

lo que sería sol, será una estrella... Por no turbar su calma, arroparé mi anhelo entre mi alma, y él, será como un niño que se duerme... Seré corno una queja que va descalza sobre alguna alfombra... Seré como una sombra que se aleja por seguir otra sombra... Ella tendrá alegría entre su boca... Ella será una lira... Y yo una suave mano que la toca, y un viento que suspira... ¡Torre de flores que en mis parques se alza! ¡Corazón que entre rosas se ha dormido! ¡Con tal de no hacer ruido, sobre las piedras mi alma irá descalza! PARA ENTONCES Lentamente, callada, se ha de acercar un día y sellará mis labios y apagará mis ojos y en sus escuetos brazos llevará mis despojos a esconderlos muy hondo, bajo la tierra mía... Se agostarán las flores que sembrara en la vía; y mis locos anhelos y mis tiernos antojos también se han de apagar así como esos rojos celajes de la tarde, cuando agoniza el día... Y la fe de los hombres una cruz ha de darme cuyos brazos abiertos el sueño han de velarme cuando en ocaso pliegue sus párpados la luz... Esa cruz es la misma que en mi vida he llevado en forma de una lira; sólo que habrá tomado para entonces la lira la forma de una cruz. CUANDO PASAS... ¡Ya vienes! Ya tinta, agonizante, como entre el cierzo pajarillo enfermo, allá en su muda soledad de yermo, ¡mi corazón amante! ¡Ya vienes! ¡Tengo miedo! ¡Tengo frío! Me mata tu glacial indiferencia. Sin embargo, lo grita mi conciencia:

¡Te quiero, aunque me mate tu desvío! ¡Si no quiero creer en tus enojos! ¡Háblame, con la flauta de tu acento! ¡Que me arrulle tu voz —rumor de viento!— ¡Que me alumbre la lumbre de tus ojos! Si pasas, tú te quedas, sin embargo, flotando entre la sombra de mi pena. Siempre hará tu memoria —blanca y buena— ¡más dulce este calvario tan amargo! Ya sin mi fe, que marchitarse veo, me has de encontrar entre el mundano ruido, frío, como la nieve del olvido!, ¡mudo, como las aguas del Leteo!

Orlando Fresedo(1932-1965) Integrante del Grupo Octubre y la Generación Comprometida. Altamente comprometido con la bebida, al grado que, según Manlio Argueta, su madre y hermana cerraban las puertas cuando las visitaba. Habitante frecuente de bares como El paraíso, La Praviana o la cervecería Gambrinus. Sumamente conocedor del soneto. Ganador de numerosos premios. Un poeta prestigioso para la época. Sin embargo, su estilo de vida lo llevó a la cárcel en la ciudad de Jutiapa(Guatemala). La vida de Fresedo ha sido comentada en distintas anécdotas como las que escribe Manlio Argueta, Renán Alcides Orellana y Eugenio Martínez Orantes. Fresedo, dice Argueta, veía la vida como un juego, a tal grado que llegó a ganar premios en la rama de poesía, pero luego se descubrió que eran autoria de Jorge Enrique Adoum, con los que ganó en Usulután y, de Benítez Vinuesa con los que ganó en San Salvador. Para Orlando todo era un juego, una tomadura de pelo, necesidad de sobrevivir su estilo de muerte que era hacia el suicidio, concluye Argueta. Según, Cañas Dinarte (uno de los mayores conocedores de la obra de Fresedo), el poeta murió en un cuartucho de

hospedaje de la capitalina "avenida" Independencia, como producto de la intoxicación alcohólica.

ILUSTRACIÓN 1N OTA DE DUELO POR LA MUERTE DE O RLANDO F RESEDO . P UBLICADA EN R EVISTA C ULTURA . N°36, MAYO /1965

MI TRISTEZA SE INICIA Mi tristeza se inicia con los trenes. Es la vida un adiós con estaciones. La noche ha recogido sus vagones. Todo se torna tren cuando tú vienes. Me dejas con tu paso en el desvelo. No paras aunque agite las banderas. Llenaste con tu nube mis ojeras y he quebrado las cruces del pañuelo. Por eso todo es tren cuando tu vienes. Y a causa de que nunca te detienes, ignoro la emoción de una partida. La vida es un adiós con estaciones. Yo soy un guardavías de ilusiones. Tu recuerdo, ese tren sobre mi vida. EMOCIÓN VESPERAL Que tarde más serena en su agonía. Se llena la visión de claroscuro. Y la luz como fruto remaduro se cae del ramaje junto al día. Que tarde más serena! Las colinas asoman su joroba en despoblado. El crepúsculo, arquero enmascarado vacía su carcaj de golondrinas… Que tarde más serena! Plenamente. El alma de belleza transparente salpica su emoción con limoneros… La noche va subiendo sobre el cerro Que al mojarse con sombras, como un perro sacude un pulguerío de luceros.

NIÑA CON MIRADA DE ALAS Mañana cuando emigre tu mirada bajo un amanecer de alas viajeras, mañana cuando auroras mensajeras sollocen en la sombra madurada... Entonces lloraré porque te fuiste. Y al sentir tu presencia tan remota, será menos naranja la chiltota bajo aquel naranjal que tú encendiste... Te miraré cruzar por mis dolores como una golondrina desolada, de párpados abiertos como flores... Aquí, crucificado frente al cielo, mañana cuando emigre tu mirada acaso pensaré que estás en vuelo...

Ulises Massis (1925-1992) Lo que la mayoría comenta sobre el poeta Massis es que se desempeñó como obrero, ganándose la vida, pintando cervecerías, burdeles, pupilajes y salones. Escribía, leía poemas y si no leía poemas hablaba de poesía. Nunca publicó un libro. Un auténtico bohemio, un auténtico marginado, un auténtico olvidado, un auténtico poeta. Numerosos poemas aparecieron en suplementos culturales de su época. En 1970 obtuvo Segunda Mención Honorífica en el Primer Certamen de Poetas Latinoamericanos en Lima, Perú. Desde el discurso académico, su obra se estudia en la tesis de licenciatura Ulises Masís : del lodo la poesía asoma presentada por Tomás Antonio Martínez Medrano para obtener el grado de Licenciado en Letras. Martínez Medrano, considera que la poesía de Massis es hilvanada por la niñez, lo personal, lo indígena-popular y lo humano. De igual forma, presenta una de la biografías más completas sobre este poeta urbano.

METAMOS EL SONETO EN EL MERCADO Metamos el soneto en el mercado. Vaya la frase cruda a la cocina. Ya nunca más sonetos de leontina, Por fórmula ridícula cercado. Recojamos del pueblo mal hablado Su raíz y su esencia campesina. La libre frase si no hiere espina: El que no grita morirá ahogado. Sopa de patas para el señorito Contador de rituales y verbenas. Arroz con tunco o casamiento frito. Once sílabas, once berenjenas Adornando el guisado del escrito. Metamos el soneto en las alacenas. SONETO DEL HOMBRE OSCURO Un hombre oscuro y una vida rota Anémico el poeta sin aliento, Soy simplemente, cabalgando al viento, Una brizna de paja o una mota. Me aplasta el corazón como una bota: La palabra y el ritmo, el pensamiento. He de morir comiendo hierba. Y siento Que he de vivir poeta sin la cota. Bohemio incomprendido ―cruz al hombro— He bebido en la copa el desengaño Y el olvido del mundo, sin asombro. Jamás el agua amarga me hizo daño. He de beberla toda, en el escombro, O en la cisterna que me dé el engaño. ARRIATES DEL PARQUE SAN JOSÉ Veo rubias melenas Y barbados visitantes. Gastan luces Y sujetan el celuloide

La iglesia San José Animada de palomas. Si bajaran el lente Se llevarían a sus casas El riñón que se pudre Y la piel que florece hongo y sangre. EL ÚLTIMO SORBO Sobre una acera un borrachito pide Calmar su sed, humedecer sus labios. Pasa un cura. Lo mira. Hace resabios Y entre dientes al diablo lo despide. Pasa un evangelista y lo condena A fuego más atroz que su garganta. El hombre ya no bebe, ya no aguanta, Traga saliva con sabor de arena. Una niña, ¿de dónde? Nadie sabe. Con un vaso en la mano se aproxima Y lo introduce entre sus labios, suave. Relámpagos. Colores… Luz en vuelo, Subiendo en ondas de la voz que mina, El alma del borracho sube al cielo. LITERUMANÍA ¿Quién Pregunta por mi? Por mi casa Y mi cama. ¡Aquí están!: No tiene paredes Ni techo, Ni maderas, Ni reposo. Abran los armarios Al aire, No encontrarán Diplomas Copias Ni manuscritos. Nací con la manía de escribir, No puedo curarme. Literumaniático,

Voy del agua ardiente A la muerte, Agotando mi dolor, Cantando. No necesito colchas Para calentar mis versos, Almohadas de espuma Para afinar el oído. Me bastan las gradas, El piso frío Y la sábana de rótulos luminosos. Siendo gusano… Me divierto Regalando mis alas. Me oculto en el capullo Y dejo volar Engañosas mariposas. Siendo mayúscula, Río de ser minúscula En escritos Y poesías que construyo. Nací con paludismo de escritor; Y no me quitan la fiebre. Ni el aralén del hambre Ni el winasorb Del olvido, De quienes saben, Mi casa no tiene techo Ni paredes Y, a veces Los pulmones Me duelen De frío.

REFERENCIAS. 

Argueta,M(s.f) Al poeta Orlando Fresedo. Recuperado de http://archivo.archivoscp.net/index2.php?option=com_content&do_pdf=1&id=293



Cañas-Dinarte, C. (2002). Diccionario de autoras y autores de El Salvador (Vol. 58). Dirección de Publicaciones e Impresos, CONCULTURA.



Cárdenas Ruano, F.(1955) Inspirado poeta salvadoreño. Revista Sintesis.



Escobar, F. A. (2001). La lira, la cruz y la sombra: biografía de Alfredo Espino. CONCULTURA, Dir. de Publicaciones e Impresos.



Fortín Magaña, R. (1961) Boceto biográfico del poeta Manuel Alvarez Magaña. En Antología Poética. San Salvador: editorial universitaria.



Gallegos-Valdés, L.(1981). Panorama de la literatura salvadoreña, del período precolombino a 1980. San Salvador: UCA/Editores.



Martínez Medrano, T. A. (2007). Ulises Masís: del lodo la poesía asoma (Tesis, Universidad de El Salvador).



Orellana, R.A(2009) Orlando Fresedo. En el mes del 45 Aniversario de su fallecimiento. En lo que pasa cuando eltiempo pasa, San Salvador.



Portillo,E. (2011) Se cumplen 83 años de muerte de poeta. Recuperado de http://www.laprensagrafica.com/el-salvador/departamentos/194932-se-cumplen83-anos-de-muerte-de-poeta.html#sthash.v4ptg0TK.dpuf



Erazo, S. L. (1910). Parnaso salvadoreño. Maucci.

Lihat lebih banyak...

Comentarios

Copyright © 2017 DATOSPDF Inc.