TESTIMONIO DE LA FEMINIDAD EN LOS PAPIROS MÁGICOS GRIEGOS: LA DIOSA INFERNAL, UN SÍMBOLO SINCRÉTICO DEL CICLO MUERTE-VIDAMUERTE, LA ENCARGADA DE LA \"BAJADA A LOS INFIERTOS\"; UN CATALIZADOR DE LAS NECESIDADES DE LA MUJER HELENÍSTICA

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Descripción

Identidades femeninas en un mundo plural, 22-24 Septiembre, 2009, 359-363 TESTIMONIO DE LA FEMINIDAD EN LOS PAPIROS MÁGICOS GRIEGOS: LA DIOSA INFERNAL, UN SÍMBOLO SINCRÉTICO DEL CICLO MUERTE-VIDAMUERTE, LA ENCARGADA DE LA "BAJADA A LOS INFIERTOS"; UN CATALIZADOR DE LAS NECESIDADES DE LA MUJER HELENÍSTICA. Flor Herrero Valdés Universidad de Granada Mi trabajo está basada en el testimonio que son los llamados comúnmente Papiros Mágicos. Se trata de un corpus de textos recopilados por Karl Preisendanz y su equipo a principios del s. XX en Alemania, según su contenido, la Magia Greco-Egipcia. Los papiros tienen una datación amplia que va desde el s. III a.C. hasta el IV d.C. Están escritos en griego y en copto y fueron encontrados en tumbas y ruinas a lo largo de la orilla del Nilo y sus ciudades, gracias a la curiosidad de aventureros y protoarqueólogos europeos de finales del s. XIX. La única traducción que hay en español fue realizada en los años 80 por José Luis Calvo Martínez y Mª Dolores Sánchez Romero, para Gredos, y es la que voy a utilizar en los ejemplos. Como corpus textual, aunque artificialmente reunido, se ha convertido en un valioso testimonio de lo que llamamos la Magia Real del periodo Helenístico. Tiene el aspecto de un grimorio o libro de recetas de prácticas mágicas que el Mago consultaba para llevar a cabo los ritos o para adaptarlos a las necesidades de otros. Clientes que iban a pedirle ayuda en cuestiones de difícil resolución, como salud, amor, venganza o el conocimiento del futuro. Algunos de los papiros son rollos bastante largos, con descripciones de los procedimientos mágicos, instrucciones para su realización y los salmos a recitar. Describen una amplia gama de ritos para todo tipo de finalidades: el sometimiento de la voluntad de una persona por amor, por venganza o por beneficio; adivinación, recogida de plantas, curación y exorcismos. También procedimientos de gnosis mística, es decir, de unión del mago-sacerdote con la divinidad para adquirir conocimientos sobrenaturales; e incluso procesos alquímicos como acrisolar oro. El resto de los papiros son hojas sueltas y contienen los borradores o las propias instrucciones escritas que daba el Mago al cliente para que llevara a cabo el conjuro él mismo. Incluyen los nombres de este y de la víctima del maleficio, además de la razón y el objetivo que buscaba conseguir, de manera que son de los que más nos interesan porque suponen prácticas realizadas efectivamente por alguien hace alrededor de 2000 años, lo que nos permite averiguar sus problemas y deseos insatisfechos y lo que llegarían a hacer por solucionarlos. En dos aspectos, pues, me interesa profundizar en estos PPMM, con respecto a estas Identidades Femeninas que nos ocupan y, en especial, como testimonio de lo que se cocía en el Egipto Helenístico. En primer lugar, como documentos de la Brujería y la Magia de Sometimiento, hablan de las necesidades mundanas de la gente de a pie y las mujeres eran asiduas clientes. En segundo lugar, la superstición sobre la que se construyen los ritos mágicos esconde un sistema místico-religioso de tintes platónicos con una figura central esencialmente femenina, la Diosa Infernal, que además de engrosar las filas de los monstruos femeninos de la imaginería cultural europea y universal, es un poderoso catalizador para ciertas fuerzas inconscientes. Fuerzas que,

como sabemos, inquietan y confunden al ser humano desde siempre y cíclicamente según la época de la vida o el movimiento del condicionamiento psico-social. Lo mejor será partir de un ejemplo sencillo de estos documentos, para que vean a lo que nos enfrentamos. A continuación les leo un conjuro de hypotaktiké, es decir, el término griego para sometimiento. Es de tipo erótico y lo que llamamos un formulario vacío, porque está escrito de manera que cualquiera pueda llevarlo a cabo, simplemente poniendo su nombre y el de la persona a someter, además de los deseos específicos que se quieren satisfacer. «Encantamiento amoroso de efecto inmediato. Coge una concha marina y escribe los nombres sagrados con sangre de un asno negro. Fórmula: ‘Te conjuro, concha, por la amarga necesidad, Masceli-Logos y por aquellos démones que están asignados a los castigos laki lakio, lakimou moukila kilamou ior motor moudra maxtha mousatha. Trae a fulana, hija de mengana- aquí el deseo que tengas- no esperéis, traedla οuch ouch chauna mouchlimalcha mantor mourkana: malthali moui, (vocales), trae a fulana. Lo que deseas.’ Cuando la luna creciente esté en Aries o Tauro. Y todo lo que quieras’»1 Veamos un poco la estructura del rito: una praxis acompaña a una fórmula recitada. El sistema es muy simple: se usan una serie de elementos de la tierra que suelen ser símbolos de la divinidad, en este caso la concha, un símbolo de Afrodita, y el asno, de Tifón. Además, se añaden unas palabras mágicas, ininteligibles para nosotros por ser antiguas comunicaciones de la divinidad que deben permanecer inalterables al paso de los siglos, y las vocales que representan los elementos del cosmos en la mística del verbo. Esto tiene que hacerse en un lugar y momento adecuados, en este tipo de conjuros ante la Luna, la patrona de esta Magia, cuando esté en Tauro o Aries, lo que indica una hora determinada de la noche. Todo esto se hace para invocar a un demon o fuerza que atormente a la persona que se quiere someter hasta que ceda, es decir, que realice un maleficio. Como en la Magia de todos los tiempos, un principio de simpatía rige esta manera de actuar: todo lo que está en el mundo sublunar tiene su correspondencia celeste o divina, por tomar una terminología platónica que es muy útil para describir la cosmogonía que fundamenta este sistema. De esta manera, nombrando o usando esos elementos materiales en el ritual se activan las esferas divinas hacia las que va dirigida la petición como interruptores sutiles. En definitiva toda práctica, sea cual sea la finalidad, tiene el objetivo de despertar potencias mágicas de dos tipos: primero, provocar una manifestación de ciertos entes intermediarios que lleven a cabo el acto mágico, como los démones de los castigos del ejemplo; a nivel superior, convocar a las grandes divinidades que son las que en última instancia obligan al demon a llevar a cabo la petición o garantizan toda la actividad mágica, Afrodita y Tifón en texto visto arriba. Más adelante nos detendremos en estas grandes personalidades y su función esencial para el rito. Los conjuros más abundantes en todo el corpus son los de sometimiento, sobre todo amorosos como el que acabamos de ver, pero también de la ira o la palabra o el éxito de otra persona. Después le siguen los de adivinación y gnosis, muy importantes para el Mago y su constante estudio de lo sobrenatural; además hay muchos maleficios vindicativos. Por último, están los remedios de todo tipo: para abrir puertas, contra la tos, para quemaduras, para bajar la fiebre, contra dolores de cabeza, de senos, de matriz, para la interrupción del embarazo o no concebir que son de los más numerosos; o los 1

PGM VII 300a-310. Trad. Calvo Martínez, Textos de Magia en Papiros Griegos, Gredos, 1987.

famosos exorcismos, que se realizaban en personas enfermas en la creencia de que un demon era el que provocaba la enfermedad. La finalidad es un índice muy interesante de las necesidades de la sociedad y gira en torno a un ámbito muy práctico de la realidad humana. El individuo helenístico penaba de amor, ambicionaba ganar en las carreras, peleaba con familiares por herencias, temía la incertidumbre del futuro o a la enfermedad, un mal todavía difícil de enfrentar con artes humanas. Centrándonos en la mujer helenística, veamos cómo era una gran clienta de estos Magos, pues en este ámbito se trataban los grandes tabúes femeninos. Por un lado, numerosos son los remedios específicos para los dolores físicos de la menstruación o para el aborto. Por otro, en los ejemplos de lo que llamamos formularios llenos, que son los papiros que contienen prácticas realmente llevadas a cabo por alguien, la gran mayoría están protagonizadas por mujeres. Los más numerosos son los que tratan de conseguir un hombre, aunque también hay un par de ejemplos de amor homosexual, y también hay alguno de conjuración de démones vindicativos contra un familiar. Veamos algunos ejemplos. «Te conjuro por los 12 elementos del cielo y por los 24 elementos del cosmos para que conduzcas aquí a Heracles, hijo de Taepis, junto a mí, Alús, hija de Alejandría, ya, ya, pronto, pronto.»2 «Te Ataré a ti, Nilo, al también llamado Ágato Demón, al que parió Demetria, con grandes males; ni de los dioses ni de los hombres encontrarás libertad pura, sino que me amarás a mi Capitolina, a quién parió Peperús, con amor divino, y serás siempre mi acompañante hasta que yo quiera, para que hagas lo que yo quiera para mí y para ninguna otra; para que a nadie escuches sino únicamente a mi, Capitolina, para que olvides a tus padres, hijos, amigos. (...)»3 «Oh señor Oserapis y dioses que estais sentados en compañía de Oserapis, yo Artemisia, hija de Amasia, os suplico contra el padre de mi hija que la privó de honras fúnebres y sepultura. Puesto que ha sido injusto conmigo e igualmente con sus hijos, así Oserapis y los dioses le concedan no obtener sepultura de sus hijos ni enterrar él igualment a sus padres. Aquí está mi petición: que perezca de mala manera, en la tierra o en el mar, él y lo suyo a manos de Oserapis y de los dioses que se sientan con Oserapis (...)»4 Las evidencias cuantitativas nos informan de la necesidad del tutelaje de un hombre, de la dificultad de defenderse ante una autoridad masculina, o simplemente de que siempre hay más mujeres que hombres, quién sabe. Pero también podría ser un reflejo de esa mayor necesidad de exploración de lo intuitivo que caracteriza a las fuerzas femeninas de la psique. Como decíamos, la Magia trata de necesidades mundanas, de miedos y deseos cotidianos, y sin embargo, todo esto es enfrentado desde la superstición, pues ante la imposibilidad de actuación sólo queda la atracción de la voluntad divina. Freud ya explicaba la naturaleza del deseo de sometimiento que, por otra parte como cualquier 2

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otro intento sobrenatural de cambiar la realidad, trata de una resistencia del ello ante las exigencias del superyo; del deseo egoísta e instintivo de felicidad con el que llegamos a este mundo, ante las necesidades sociales y de convivencia. Esto liga estos rituales a la marginalidad, claro está, nada de esto es políticamente correcto, en especial, como hemos visto, en relación a los intereses de la feminidad; pero también nos lleva a relacionar este ámbito de actuación social con fuerzas psíquicas casi siempre irreprimibles e incognoscibles de manera consciente para el hombre de a pie. Aunque el psicoanálisis no terminara de nacer hasta 19 siglos después, el hombre ha sufrido siempre los movimientos de la psique en su adaptación al mundo, a las circunstancias o al pasar del tiempo y su naturaleza efímera. Y para esa adaptación psico-física el individuo común no tenía más que los ritos, los de la Religión a nivel oficial, los de la Magia, a nivel personal. Así que volviendo a la estructura del tipo de ritual que nos ocupa, este debe ser llevado a cabo por la propia persona interesada. Suele empezar con unas consagraciones y purificaciones, y una serie de preparaciones, como por ejemplo grabar palabras mágicas, dibujos y maleficios en una lámina, una piedra o una concha, como vimos en el ejemplo. Todo esto parece tener la función de provocar una concentración especial antes de empezar el proceso mágico, en especial en unos elementos simbólicos determinados que están configurados por el Mago específicamente para la necesidad que tenga el cliente y en relación a los ámbitos de actuación especializada de las divinidades. Por ejemplo, en los rituales de hypotaktiké para actos de venganza o para separar parejas se suele invocar a Tifón-Set, un dios con forma de asno pelirrojo, mezcla de una divinidad griega y otra egipcia, ambos tutelares de la fatalidad y el caos, y en especial de los naufragios y las tormentas. Así para consagrarle el conjuro se usa piel o sangre de burro o trozos de adobe, que son rojos, o se graban laminillas con clavos de naves naufragadas o se recuerda estilo de bronce graba un asno corriendo y sobre su frente iaoio y es su cuello como una campanilla eoeoe y en su lomo lerthemino y sobre su pecho Sabaot y bajo sus pies en la invocación el asesinato y desmembración de Osiris a manos de Set y la antipatía de su cuñada Isis. Un ejemplo: «Toma un pequeño adobe y con Abrasax. Úntalo con sagre de Tifón (asno) y de un lechón y jugo de cebolla. Fórmula: “(...) te invoco a ti, el gran Tifón lerthemino, (...) acércate a esta práctica que realizo, porque pronuncio y escribo tu grande y venerable nobre” Fórmula aberamenthou. Debajo del asno: “Dale a ella el movimiento del mar, el insomnio total de Mendes y dale los castigos.”»5 Así la configuración del rito depende del conocimiento de los Misterios de las divinidades, es decir, de las cosas que en el mundo los representan. Por lo tanto, en última instancia, estos ritos están supeditados a la organización cosmogónica del mundo, que está dividido en parcelas de poder o energía tuteladas por unos dioses determinados. Estos tienen un aspecto muy curioso en esta Magia, el del sincretismo religioso. En el Egipto de entonces se dan cita multitud de culturas y sus respectivos panteones divinos, y estos Magos no parecen tener problemas en traducir y conjugar los nombres de los dioses y diosas de cada país, a la hora de referirse a los aspectos de la realidad que todos compartimos y conocemos, y a los cuales personifican, al fin y al cabo, las divinidades. 5

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Este sistema cosmológico adaptado a la koiné religiosa que se vive en ese momento en el Mediterráneo, tiene un sistema jerárquico regido por un Dios Superior que encarna todo el universo y que se manifiesta a través de una multiplicidad fenomenológica que encarnan los diferentes dioses del panteón en un nivel inferior. Es famoso aún en la Magia de hoy en día el triple nombre Iao Sabaot Adonais para nombrar a este Gran Dios, que significa en hebreo ‘Señor de las huestes, señor’; en los PPMM también se encuentran para él los nombres egipcios Baincooc o Amón. Este se desdobla, en el siguiente nivel de importancia, en un Dios Solar y una Diosa Lunar, personificaciones de la dualidad del mundo. Se reúnen en las invocaciones a Helios, Horus, Osiris o Apolo, para el uno, y a Selene, Perséfone, Hécate, Eresquigal, Afrodita, Isis o Ártemis, para la otra. A estos sirven un ejército de dioses y démones mediadores, liderados por Hermes y Hécate. Estos dos son los Dioses Mensajeros por excelencia, muy importantes en los sistemas misticistas de pensamiento y también establecidos en un doblete masculino-femenino. Además existen otras altas divinidades que encarnan los grandes procesos del universo, como Tifón-Set, del que ya hemos hablado y representa la fatalidad, o Abrasax, dios del tiempo cuyas consonantes sumadas dan 365, que se usa para pedir amor eterno, entre otras cosas. En general, estos dioses y diosas reunidos aportan los mismos significados que en sus tradiciones de origen y así representan toda la creación al completo dentro de esta creencia. Los ritos aprovechan la función poética de los símbolos que está ahí para estimular aspectos de la psique, del espíritu, que permanecen dormidos en el interior del hombre normal. Se confía en el poder de la palabra para despertar ese conocimiento latente o intuición de uno mismo y de lo que nos rodea. Ese poder lo detentan artistas de todo tipo, poetas, místicos, filósofos, pero también sacerdotes y Magos. Así que la Doctrina Mágica es una religión ecléctica y no solo se queda con la mitología mediterránea, sino que toma su sabiduría de los sistemas de pensamiento que se popularizan en aquel entonces, el Neoplatonismo, el Pitagorismo, el Orfismo o el Gnosticismo, sin contar su parentesco con la Astrología y la Alquimia. Se basa, pues, en la creencia de una Unidad del cosmos que se desdobla en un uno y dos, en un tú y yo, en un masculino y femenino, en un día y noche, que se complementan, que dan testimonio de la existencia del otro y que son causa y efecto de todo posible suceso, de la multiplicidad fenomenológica, del tres, es decir, de la misma creación. A cada una de las caras de esta dualidad se le otorgan unas funciones muy determinadas en esta Magia y un aspecto simbólico establecido por la distinción de género, que ha quedado íntimamente arraigado en nuestro pensamiento e imaginería cultural. De este doblete el que me interesa es el lado femenino, claro está, y retomo por fin la figura de la Diosa Infernal de la que hablaba al principio. Se trata del sincretismo de todas las diosas mediterráneas para significar una especie de Madre Tierra ancestral, creadora de la Naturaleza, patrona del cíclico movimiento del mundo entre creación y muerte, y, por tanto, de la emoción humana y del proceso que la literatura ha llamado ‘la Bajada a los Infiernos’. Oficialmente, es la patrona de la Magia de Hypotaktiké, la antigua Brujería. Se encarga de los procesos de sometimiento o venganza, en especial de los amorosos, y además suele acompañar al Dios Solar en sus asuntos, la adivinación y la gnosis. Pero veamos su caracterización en los PPMM, en los siguientes textos. «Tablilla de defensa ante Selene: “Te saludo, sagrada luz, señora del Tártaro, que hieres con tu luz; te saludo, sagrada luz rescatada de las tinieblas, que lo confundes todo con desacertados consejos, te invocaré y tú debes escuchar mis sagradas fórmulas, pues

la terrible Necesidad te está sometida en todo momento. Tú que estás ligada tres veces, libérate y enfurécete contra fulano, perra con aspecto de muchacha (...). A ti te invoco en esta noche decisiva, en la que tu luz se aleja la última, en la que el perro tiene las fauces abiertas, en la que los cerrojos de Tártaro se abren, en la que ruge con rabia Cérbero armado con el rayo; despiértate Mene necesitada del alimento del sol, guardiana de los muertos (...), extremo, que llevas rayos en tus brazos, libertadora, que abarcas toda la tierra, perra, urdidora del destino, dispensadora de los dones, de largo curso, (...) de trenzas brillantes, floreciente, divina, paciente, engañosa, presuntuosa, disparadora de flechas, doncella. Yo sé que rebosas engaño y que salvas del miedo. (...) Escucha e o Forba, Brimo, Sacmi, Nebutosualet (...) Escucha, tú que contemplas y eres contemplada: yo te miro y tú me miras; después también diré tu símbolo: de bronce es la sandalia de la reina del Tártaro, la diadema, la llave, caduceo, rhombós de hierro y el perro tenebroso, cerradura de 3 divisiones, fogata encendida, tiniembas, abismo, llama Erinia, tú que cierras el Tártaro atemorizando a los démones más poderosos (...)”»6 «Toma comino etiípico y grasa de una cabra virgen moteada, ponlo todo junto y quémalo a Selene en el día 13 o 14 en un brasero de barro y en una habitación elevada, sobre carbones. Fórmula: “Aquí, Hécate, gigantesca, tú que proteges a Dione, Persia, Baubó, Frune, que disparas saetas, indómita, lidia, indomable, noble por nacimiento, portadora de antorcha, señora, que doblegas los cuellos erquidos, Core; escucha, tú que abres las puertas de acero indestructible, Ártemis, que también antes fuiste guardiana, la más grande y venerable; tú que abres la tierra, conductora de cachorros, que todo lo dominas, caminante, tricéfala, portadora de luz y virgen venerable; te invoco, cazadora de ciervos, dolorosa, Audnea, polimorfa; aquí, Hécate, diosa de la encrucijada, que tiene visiones que respiran fuego y alcanzaste en suerte terribles caminos y rudos encanamientos; a ti Hécate, te invoco junto con muertos prematuros y cualquiera héroes que murieron sin mujer y sin hijos, silbando salbajemente y consumiento su ánimo dentro del pecho. (...) pero tú, Hékate, de muchos nombres, doncella, Core, ven diosa, te invoco, guardiana propiacia y pritectora, Perséfone, de tres cabezas, que caminas en el fuego, de ojos de buey, bouorphorbe, alimentadora de todo, phorbara, Actiofi, Eresquigal, Nebutosualet, junto a las puertas pypylededexo y rompedora de puertas. (...)”»7 «Encantamiento. Sahumerio a la estrella de Afrodita: (...). Fórmula coactiva en la práctica: “Si tú, como diosa que eres, actúas lentamente, no verás a Adonis subir de Hades. Correré yo con toda presteza y lo ataré con fuertes ligaduras; después de hacer guardia aprestaré otra rueda ixionia y en modo alguno vendrá a la luz, sino que, dominado de esta forma, estará sumiso. Por ello, diosa, actúa, te suplico: traeme a fulana hija de mengana (...). Porque te conjuro a ti, Citerea, noumillon biombillon, Actiofi Eresquigal, Nebutosualet, phrourexia thermidoche bareone. Nacida de la espuma, Citerea, madre de los dioses y de hombres, etérea, terrenal, Naturaleza madre de todo, indomable, la que todo lo mantienes unido, tú que haces girar el gran fuego, tú que mantienes indisoluble a Barza (Helios) que se mueve enternamente en giros. Tú lo haces todo, cabeza y pies, y por tus decisiones el agua sagrada se mezcla en todas partes cuando con tus manos mueves al que está en las estrellas, a Ruzo, ombligo del cosmos que tú dominas. Tú empujas el sagrado deseo hacia las almas de los hombres y de las 6 7

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mujeres hacia el hombre, y haces a la mujer deseada por el hombre durante todos sus días. (...) Tú, diosa nacida en Chipre, lleva a término el conjuro.”» 8 «Amuleto. Toma azufre y semilla de juncos del Nilo, haz que ardan ante la luna y di: “Te conjuro, señora Isis, a quien ha concedido al Demon Bueno reinar en toda la tierra negra, tus nombres: lou:loulou: batharthar: tharesibath: atherneklesich (...): Isis Sotis: (...), cuidad, los grandes y admirables nombres del dios”(tu deseo) “porque yo soy el que está sentado en el Pelusión serphout (...) Tot: guardadme, los grandes y admirables nombres del gran dios (tu deseo); señora, Isis, Némesis, Adrastea, polinominada, polimorfa, hónrame a mí como homnraste a tu propio hijo Horus”(Y lo que desees).» 9 Se invoca a gran cantidad de diosas en los mismos términos. Su aspecto es el de una figura sincrética que reúne las cualidades de todas las diosas mediterráneas. Tenemos a Selene, llamada también Mene, Core o Actiofis, o sea, la Luna; a Afrodita, la diosa del Amor; a Perséfone, llamada también Eresquigal o Nebotusualet, que es el nombre asirio-babilonio para la Reina del Infierno, o a Isis, en su aspecto egipcio, también lunar y ctónica; a Ártemis, la hermana flechadora de Apolo; o a Hékate, la diosa de las Brujas y las Encrucijadas, cuya importancia en este sistema es esencial. Su rol más característico es como doblete del Dios Solar, como hemos comentado. todas Las prácticas se hacen o ante la luna o a la salida o bajada del sol. La Luna es el testigo más importante de estas actividades, sobre todo de las de la Brujería, que se hacen siempre de noche, bajo su engañosa luz, que no le es propia sino que la toma prestada del sol como reflejo de la verdadera iluminación. De ahí que los procesos de gnosis se hagan invocando a Helios, su doblete masculino. Volviendo a la luna, esta adquiere un lugar primordial en la mística griega con el Neoplatonismo, se convierte en el límite entre el Mundo Sensible o Sublunar y el Inteligible o Celeste, en la morada del Alma Cósmica. Esto, por esta época, provoca el aumento de sus responsabilidades. Plutarco, en el siglo I, la hace la puerta por la que las almas se deslizan hasta los cuerpos y, además, en la morada de Hécate y Perséfone, así que, por extensión, también de los démones menores y entes intermediarios de todo tipo, en especial de los muertos que no han encontrado reposo, aquellos espíritus que también caminan entre los dos mundos. La luna, pues, está ligada a la Reina de los Infiernos y a Hécate, su acompañante en su descenso al Hades cada cambio de estación, como testimonia tempranamente el Himno Homérico a Deméter. Al principio era testigo de sus actividades, con el paso del tiempo se convierte en escenario, en la puerta al mundo celeste. Entramos en el segundo nivel de importancia simbólica que tiene esta Gran Diosa, la de los entes intermediarios y los guías. Isis, Perséfone o Eresquigal reinan el submundo en sus respectivas tradiciones y se encargan de acompañar y guiar a las almas en esa mítica ‘Bajada a los Infiernos’, tanto a los difuntos como a los vivos y no necesariamente a héroes como Ulises o Eneas. Hécate, por su parte, es la guardiana de la llave del Hades, sus perros cuidan la entrada, y decide si un alma baja o se queda. Como diosa de la brujería, se encarga de los espíritus de los insepultos o de los muertos violentamente o antes de tiempo, a los que el Mago conjura para llevar a cabo maleficios. Adquiere estas funciones a partir de su rol original de patrona de los Límites y las Encrucijadas. Es muy interesante el trabajo de Sarah Iles Jonhston, Hekate Soteira: a study of Hekate’s Roles in the Chaldean and related Literature, en el que 8 9

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describe la progresiva asimilación de esta diosa al Alma Cósmica del Neoplatonismo, culminada en los Oráculos Caldeos en el s. II., como divinidad guía e intermediaria entre los mundos del hombre y la divinidad. Este Alma Cósmica está descrita en los oráculos como la ‘membrana’ que une el mundo sensible y el inteligible, es el límite mismo y el paso entre la potencialidad y el hecho, entre la forma platónica y su concreción material; y este grado en la creación, este intermediario entre el ser y el no ser, es siempre de género femenino. La llaman también ‘matriz’ del universo a esta Alma Cósmica, a la Hékate caldea, el lugar donde los cuerpos son animados con réplicas de sí misma, sólo que menos puras cuanto más se acerca a la terrenalidad y se aleja de la Idea Original. Esta figura femenina es el límite pero también el paso mismo de un estado a otro, y en última instancia, el impulso creador, el Amor de la mística que mueve y une todas las cosas, que es de la misma naturaleza que el Amor humano, Afrodita. Como vemos, femenino es el escenario de los procesos del Amor Humano, reflejo este del Amor Universal que une lo diferente, que impulsa hacia esa identidad única original. Pero también es femenino el proceso contrario, ese de la separación dolorosa de lo Eterno, que provoca la creación y lo efímero, la misma vida humana. No en vano se produce en el seno de la mujer este suceso milagroso. Así, en todo proceso en el que el ser humano se acuerde de su finitud, de su impotencia, de las leyes del universo inaccesibles a su dominio; se invoca a esta figura femenina creadora y destructora, omnipotente y guía, que a la vez alienta con su recuerdo de lo cíclico y que permite el paso mismo entre un estado y otro. Es precisamente lo liminal lo que está en la esencia de la feminidad. Los ritos de la Diosa Infernal llaman poéticamente, simbólicamente, al recuerdo de lo original y de lo inevitable y fatal. Ésta figura concentra en sí misma el significado del principio y del fin que van siempre unidos y en movimiento cíclico, permitiendo el paso de un estado a otro y así la liberación del miedo a lo desconocido: la ‘Bajada a los Infiernos’ de la que hablamos. Este es un proceso natural que ocurre cuando algo en la realidad no se acepta, precisamente el ámbito en el que se mueve la Magia y en especial la Brujería. Su especialidad es el miedo, el miedo a lo que está por venir, a lo inevitable, a la desaparición, a la no consecución de los objetivos, ese miedo que paraliza a la gente, a veces por años y vidas enteras, sino se consigue la adecuada catarsis de la que hablamos. ¿Y porqué es mujer esta figura? Físicamente nos encargamos de contener ese proceso de la creación, somos el mejor símbolo. Pero además estamos preparadas psíquicamente. A causa de los cambios hormonales de cada época de la feminidad nos vemos obligadas a bajar a nuestros propios infiernos frecuentemente y volver indemnes y más fuertes, conscientes de la naturaleza cíclica del mundo, capaces de continuar el movimiento. Está en nuestra naturaleza la inestabilidad y el cambio, y la vuelta a empezar. - BAGNALL, R. S. y CRIBIORE, R. Women’s letters from Ancient Egypt, 300 BC-800 AD. University of Michingan Press, 2006. - CALVO MARTINEZ, J.L. La diosa Hékate, un paradigma de sincretismo religioso en el Helenismo tardío, Florentia Iliberritana, 3 (1992). - CALVO MARTÍNEZ, J.L., y SÁNCHEZ ROMERO, Mª.D. Textos de magia en papiros griegos. Gredos, Madrid, 1987

- FREUD, S. “Más allá del principio del placer” (1920), Vol. XVIII Obras Completas, Ed. Amorrortu, Buenos Aires. - JONHSTON, S.Y. Hécate Soteira: a study of Hekate’s Roles in the Chaldean and related Literature, Scholars Press Atlanta, 1990. - PINKOLA-ESTÉS, C. Mujeres que corren con los lobos, Wyoming, 1995 (Ed. B, Bailén, 2004) - PREISENDANZ, K. Papyri Graecae Magicae. Die griechischen zauberpapyri. Vol. III. B.G. Teubner, Sttutgart, 1974. - TURNER, V. “Símbolos del ritual Ndembu”, La selva de los símbolos. Ed. Siglo XXI, Madrid, 1980, pags. 21-52.

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