Tesoros de plata en el ámbito celtibérico ¿Función votiva, depósito de platero o dinero fraccionario?

August 3, 2017 | Autor: Magdalena Barril | Categoría: Celtiberian Archaeology
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VI SIMPOSIO SOBRE CELTIBEROS Estudios Celtibéricos

Estudios Celtibéricos - 6

EC 6 Francisco Burillo Mozota (Ed.)

1. Mariví Gomis Justo, Las Acuñaciones de la Ciudad Celtibérica de Segeda / sekaiza, 2001. 2. Francisco Burillo Mozota (ed.), Segeda y su contexto histórico. Entre Catón y Nobilior (195 al 153), 2006.

3. Francisco Burillo Mozota (ed.), V Simposio sobre Celtíberos - Gestión y Desarollo, 2007.

4. M.ª Luisa Cerdeño y Teresa Sagardoy, La Necrópolis de Herrería III y IV (Herrería, Guadalajara), 2007.

RITOS Y MITOS Francisco Burillo Mozota (Ed.)

5. Manuel Gozalbes Fernández de Palencia, La ceca de Turiazu. Monedas celtibéricas en la Hispania republicana, 2009.

Departamento de Educación, Cultura y Deporte

Fundación de Desarrollo de la Comarca de Campo de Daroca

CED

VI Simposio sobre Celtiberos: Ritos y Mitos

Departamento de Ciencia, Tecnología y Universidad

ISBN: 978-84-613-7726-8

6. Francisco Burillo Mozota (ed.), VI Simposio sobre Celtíberos - Ritos y Mitos, 2010.

Daroca (Zaragoza), 27-29 de noviembre de 2008 Fundación Segeda - Centro de Estudios Celtibéricos

Los Simposia sobre los Celtíberos surgen en Daroca en el año 1984 bajo la coordinación de Dr. Francisco Burillo Mozota para reunir a los especialistas sobre los celtíberos y debatir sobre diferentes temas de investigación. Hasta el presente se han celebrado cinco: El primero dedicado a Aspectos generales de los celtíberos; el segundo a las Ne-crópolis; el tercero al Pobla-miento; el cuarto a la Econo-mía; el quinto a la Gestión del patrimonio celtibérico. El VI Simposio sobre los Celtíberos, bajo el lema de Ritos y Mitos, se ha centrado sobre uno de los aspectos más atrayentes de los celtíberos, el de la ritualidad y religiosidad. Los temas a tratar, encabezados por las ponencias, han sido: el hospitium; los símbolos de poder; la interpretación de su iconografía; la ritualidad del vino; las deidades, espacios sacros y el problema del sacerdocio; los no menos controvertidos rituales de sangre y cabezas cortadas; la ideología de la muerte y el ritual funerario. Se ha querido también analizar la religión celtibérica desde la perspectiva de dos horizontes: el del mundo céltico, con el que frecuentemente se buscan relaciones y analogías, y el ibérico, normalmente olvidado. Así mismo, se acoge un tema tan espinoso, pero no menos interesante, como el de la pervivencia de los rituales en épocas históricas y en la actualidad.

VI Simposio sobre Celtiberos Ritos y Mitos

Francisco Burillo Mozota (Ed.)

Fundación Segeda - Centro Celtibérico

Publicación nº 6 de los Estudios Celtibéricos

Publicación número 49 del Centro de Estudios Darocenses C/ Mayor (Puerta Baja) - 50360 DAROCA (Zaragoza) Teléfono: 976 800 540 – e-mail: [email protected] Publicación número 2.959 de la Institución “Fernando el Católico” (Organismo autónomo de la Excma. Diputación de Zaragoza) Plaza de España, 2 – 50071 Zaragoza (España) Tel. [34] 976 288 878 / 9 – Fax [34] 976 288 869 e-mail: [email protected] El VI Simposio sobre Celtiberos: Ritos y Mitos ha sido posible gracias al apoyo de las siguientes instituciones: Proyecto I+D HAR2008-04118/HIST financiado por el Ministerio de Ciencia e Innovacion y los fondos FEDER; Ministerio de Educacion y Ciencia; Gobierno de Aragón (Dirección General de Investigación, Innovación y Desarrollo del Departamento de Ciencia, Tecnología e Innovación y Dirección General de Patrimonio Cultural del Departamento de Educación, Cultura y Deporte), Universidad de Zaragoza, Grupo de Excelencia Hiberus, Fundación Universitaria Antonio Gargallo, Fundación para el Desarrollo Campo de Daroca, Comarca Campo de Daroca, Ayuntamiento de Daroca, Centro de Estudios Darocenses, Institución Fernando el Católico y Adri Jiloca Gallocanta.

FICHA CATALOGRÁFICA BURILLO MOZOTA, Francisco (Ed.) VI Simposio sobre Celtiberos: Ritos y Mitos. Actas pp. 628; il. color 28; 29 cm. I.S.B.N.: 978-84-613-7726-8 1. Historia Antigua 1. Civilización Celtibérica. 2. Congresos y Asambleas.

Quedan rigurosamente prohibidas, sin la autorización escrita de los titulares del copyright, bajo las sanciones establecidas en las leyes, la reproducción total o parcial de esta obra por cualquier medio o procedimiento, comprendidos la reprografía y el tratamiento informático. © de los autores © de la presente edición Centro de Estudios Celtibéricos de Segeda - Fundación Segeda

I.S.B.N.: 978-84-613-7726-8 Depósito Legal: Z-14-10

COMPOSICION DE TEXTOS Y MAQUETACION:

AREBASIKO S.L. M.ª Ascensión Cano Díaz

EDITA: Centro de Estudios Celtibéricos de Segeda IMPRIME: COMETA S.A. - Ctra. Castellón, km. 3,4 - ZARAGOZA

IMPRESO EN ESPAÑA - UNIÓN EUROPEA

INDICE pág.

DIOSES, ESPACIOS SACROS Y SACERDOTES 1. Dioses, espacios sacros y sacerdotes. F. MARCO

11

2. La divinidad celeste de los celtíberos: estética y mitos. R. ABAD

27

3. Elementos de ritualidad y espacios sacros en el reborde suroriental del territorio vacceo y zonas limítrofes celtibéricas. J. BARRIO y J. FCO. BLANCO

35

4. Prácticas rituales, comensalidad e ideología en un espacio de transición. Ámbitos diferenciales en la Terra Alta-Matarraña (s.VII-VI a. C.). L. FATÁS, S. SARDÁ y R. GRAELLS

45

5. Cultos, rituales y símbolos, en el ámbito protohistórico del territorio alavés. A. LLANOS

57

6. DEBATE DIOSES, ESPACIOS SACROS

Y

SACERDOTES I

63

7. Tesoros de plata en el ámbito celtibérico ¿función votiva, depósitos de platero o dinero fraccionario? M. BARRIL

73

8. Sobre la identificación de entornos religiosos en el horizonte prerromano celtibérico. J. ARENAS

87

9. Algunos elementos religiosos en la Celtiberia Meridional (Provincia de Cuenca). E. GOZALBES 10. Campo Lameiro y Peñalba de Villastar: miradas cruzadas sobre lugares de culto prerromanos peninsulares y su romanización. M. V. GARCÍA y A. CÉSAR GONZÁLEZ 11. La ley del 1er Bronce de Botorrita: uso agropecuario de un encinar sagrado. P. DE BERNARDO

12. DEBATE DIOSES, ESPACIOS SACROS

Y

SACERDOTES II

103 113 123 147

LOS SÍMBOLOS DE PODER 13. El Heros Ktistes y los símbolos de poder de la Hispania prerromana. M. ALMAGRO-GORBEA y A. LORRIO

14. DEBATE LOS SÍMBOLOS DE PODER

157 183

LA RELIGIÓN CELTIBÉRICA DESDE LA RELIGIÓN CÉLTICA 15. La religión celtibérica desde la religión céltica. M. ALDHOUSE-GREEN

189

16. Mujer, épica y mitos entre los celtíberos. M. SALINAS

205

17. DEBATE LA RELIGIÓN CELTIBÉRICA DESDE LA RELIGIÓN CÉLTICA

213

RITOS DE SANGRE 18. Ritos de sangre. Sacrificios cruentos en los ámbitos celtibérico y vacceo. S. ALFAYE

19. DEBATE RITOS

DE

SANGRE

219 239

LA IDEOLOGÍA DE LA MUERTE 20. La ideología de la muerte en el ámbito celtibérico. Evidencias rituales y nuevas perspectivas. G. SOPEÑA

245

EL HOSPITIUM 21. El Hospitium celtibérico. F. BELTRAN

273

22. Nueva tésera hallada en Muro (Soria) y la posible ubicación de “AreKoraTa”. A. JIMENO, J. P. BENITO, A. SANZ y C. TABERNERO

291

23. Técnicas de fabricación de las téseras de hospitalidad celtibéricas. I. SIMÓN

299

24. DEBATE EL HOSPITIUM

309

5

pág.

EL RITUAL FUNERARIO ALTO TAJO

Y

DEL EBRO

25. Veinte años después: El ritual funerario de los Celtíberos del Alto Tajo-Alto Jalón. M.ª L. CERDEÑO

315

26. Ritos de comensalidad y delimitación del espacio funerario en la necrópolis de Herrería IV (Guadalajara). T. SAGARDOY y M. CHORDA

331

27. La Necrópolis Tumular de Sant Joaquim de la Menarella de Forcall, comarca Dels Ports (Castellón). A. BARRACHINA, D. VIZCAÍNO, A.VICIACH, R. PÉREZ, B. AGUSTÍ, N. ARQUER, A. SANCHÍS, F. J. HERNÁNDEZ y C. TORMO

341

28. Uso y significado de materiales mediterráneos en algunas tumbas del Bajo Aragón (s.VII-VI a. C.): reflexiones sobre un sistema complejo. R. GRAELLS, L. FATÁS y S. SARDÁ

351

29. DEBATE VALLE

VALLE

DEL

EL

RITUAL

FUNERARIO:

ALTO

TAJO Y

VALLE

DEL

363

EBRO

DUERO

30. Ritos Funeraros y Mitos Astrales en las necrópolis celtibéricas del Alto Duero. A. JIMENO, J. I. TORRE y A. CHAIN

DE LA

31. El registro funerario celtibérico en el norte de Soria. C. TABERNERO, A. SANZ ARAGONÉS y J. P. BENITO 32. Mujeres, rango social y herencia en la necrópolis vaccea de Las Ruedas, Pintia (Padilla de Duero/Peñafiel, Valladolid). C. SANZ y F. ROMERO

369 391 403

33. Rito y estructura social en la necrópolis de La Osera (Chamartín, Ávila). I. BAQUEDANO y C. MARTÍN

421

34. Inhumaciones Infantiles en el centro peninsular durante la Protohistoria. Una revisión teórica y algunas novedades. I. BAQUEDANO, A. TORIJA y M. CRUZ

433

35. DEBATE

RITUAL

FUNERARIO:

VALLE

DEL DUERO

445

36. Imágenes del ritual e imágenes en el ritual en Celtiberia. S. ALFAYE y G. SOPEÑA

455 473

EL

IMÁGENES 37. Doble espiral y eses en serie: símbolos gráficos de ´cadencia´ en las culturas ibérica y celtibérica. J. M. PASTOR 38. Caballos y discos solares en la iconografía numantina. Una aproximación a la cosmología y ritualidad celtibérica. P. BURILLO y F. BURILLO

485

39. La decoración arboriforme en el entorno de Arcobriga. A. GONZALO

499

40. La iconografía celtibérica vista desde la iconografía ibérica del Valle del Ebro. I. GARCÉS

507

41. DEBATE IMÁGENES DEL RITUAL E IMÁGENES EN EL RITUAL

517

LA PERVIVENCIA DE LEYENDAS Y RITUALES 42. Le Trésor et la Clef: de la mythologie celtique au folklore de l'or caché dans les traditions ibériques. F. DELPECH

523

43. El "Calendario Celta" como fuente para el estudio de la Cultura Céltica. Arqueoastronomía y etnohistoria. J. MEJUTO y J. F. TORRES-MARTÍNEZ

541

44. La sacralidad y los ritos circumambulatorios en la Hispania Céltica a través de las tradiciones populares. P. R. MOYA

553

45. Un ritual de iniciación en el solsticio de verano en Cabolafuente (Zaragoza). F. MARCO

563

46. DEBATE

567

PERVIVENCIA DE LEYENDAS Y RITUALES

VINO Y RITUAL EN LA CELTIBERIA 47. Vino y ritual en la Celtiberia. F. BURILLO

573

48. El vino en Pintia: nuevos datos y lecturas. C. SANZ, F. ROMERO y C. GORRIZ

595

49. DEBATE VINO

Y RITUAL EN LA

CELTIBERIA

613

6

CAPÍTULO 7 TESOROS DE PLATA EN EL AMBITO CELTIBERICO ¿FUNCION VOTIVA, DEPOSITOS DE PLATERO O DINERO FRACCIONARIO? Magdalena Barril Vicente* RESUMEN

INTRODUCCION

El hallazgo en el ámbito celtibérico de tesoros o depósitos de objetos de adorno y vajilla de plata, así como tortas y lingotes, es un tema de estudio y discusión pendiente de resolución definitiva en lo referente a su interpretación funcional, de autoría y de contexto. Ello se debe a que, lamentablemente suelen ser conjuntos producto de hallazgos casuales, de los que se desconoce su lugar exacto de procedencia y que, en muchas ocasiones, se trata de objetos incompletos y voluntariamente troceados. Por lo que con similares ítems y circunstancias variables pueden considerarse depósitos votivos, depósitos de un taller de platero, o depósitos dinerarios de plata picada. Hallazgos como los de Salvacañete (Cuenca) o Driebes (Guadalajara) son ejemplos de estas diversas interpretaciones que en las líneas siguientes se tratará de sistematizar y comentar.

El hallazgo casual de recipientes llenos de objetos y/o monedas de plata es un sueño popular y de los buscadores de tesoros, e incluso entran en el imaginario narrado en tradiciones orales según las cuales seres fantásticos como hadas, ninfas, ajanas o xanas, e incluso princesas o moras encantadas –según la denominación local– participan en la ocultación y protección de tesoros y, paralelamente, pueden ayudar a su localización a algunos mortales en lugares recónditos, bajo tierra o cerca de lugares de agua. Estas leyendas son más frecuentes en el norte peninsular que en el centro, donde tampoco son inusuales1, y la descripción de estos lugares escondidos está ciertamente en relación con las características de los puntos en que se han hallado muchos de los tesoros conocidos. En los límites del territorio celtibérico se han hallado varias de estas agrupaciones de objetos de plata de índole diversa a los que se denomina popularmente “tesoros” y cuyo hallazgo constituye uno de los mayores sueños de ciudadanos en general y de arqueólogos en particular, los primeros por ver cumplido un deseo que se supone puede aportar éxito y bienestar, independientemente de la legislación sobre “tesoro oculto” del Código Civil y de las leyes sobre Patrimonio Histórico Español y sus correspondientes autonómicas; los segundos porque hallarlos in situ supone poder contextualizarlos y determinar por qué fueron ocultados. Aunque alguna vez este deseo soñado se cumple, no es usual para los ciudadanos en general y mucho menos para los arqueólogos, quienes deben habitualmente conformarse con estudiar los componentes de dichos tesoros de forma incompleta, ya que suelen faltar datos fiables del lugar y forma de hallazgo y parte de los integrantes del tesoro, al haber sido vendidos por sus halladores antes de ser conocido por las instituciones encargadas de salvaguardarlos como patrimonio histórico y permitir su estudio y disfrute por investigadores y público en general.

ABSTRACT The fund in celtiberian territory o treasures or hoards of personal garments and vessels, and also dumpy flan and ingots, is a study theme and has not a definitive solution in its functional interpretation, author and context. That is because they use to be casual founding and it is not well known their exact point where they were meet, and also because many times there are lots of objects that aren’t completed and had been deliberately broken and cut. So, with similar items and different circumstances could be though as votive offerings, hoards of a silver shipman, monetary hoards of hacksilver. Founds like these of Salvacañete (Cuenca) o Driebes (Guadalajara) are examples o the mencionated different interpretations that, in the next lines we are going to try of put in order comment. PALABRAS CLAVE Depósitos de plata, depósitos votivos, depósitos dinerarios, plata picada, Salvacañete, Driebes, tesoros celtibéricos.

Son los investigadores los que tienen que dar respuestas a las preguntas de cuándo, quién y por qué ocultaron esos tesoros, a las que se añaden la de quienes, para quién y para qué se

KEY WORDS Silver hoards, votive hoards, monetary hoards, hacksilver, Salvaceñete, Driebes, Celtiberian treasures.

1 Hay una por ejemplo en la provincia de Cuenca referente a un tesoro dentro de un palacio de cristal en un lugar en el que posteriormente se descubriría una mina de lapis specularis (Bernárdez, Guisado di Monti y Villaver 2005).

* Museo Arqueológico Nacional.

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Magdalena Barril Vicente

hicieron esas joyas o recipientes que los componen, y curiosamente, aunque este segundo grupo de preguntas pueda estar más cercana a la realidad palpable, a la materialidad, desde los museos hemos comprobado que en la mayoría de las ocasiones son las primeras las que provocan más interés en el público, quizás debido a ese imaginario popular al que hacíamos referencia.

sencia de tortas y lingotes, fragmentos troceados intencionadamente de brazaletes, torques, pendientes, láminas de pectorales, vasos, etc, así como de monedas completas, perforadas o troceadas, conjuntos que entran en la categoría de “Plata picada” (Galán y Ruiz Gálvez 1996, 161; Otero 2001) y por ello, han dado lugar a una abundante literatura que interpreta los mismos conjuntos, unas veces como depósito de platero, otras como depósito votivos, otras como dinero fraccionario, otros como meros ocultamientos de una economía familiar. Algunos con un elevado número de piezas como los de Valera y Salvacañete en Cuenca, Driebes en Guadalajara o Monasterio de Rodilla en Burgos, aunque ninguno de ellos se conserva íntegro.

Las respuestas al primer grupo de preguntas serán siempre hipotéticas mientras no se encuentre un depósito en una excavación reglada o pueda contextualizarse su hallazgo casual gracias a un rápido conocimiento y una actuación igualmente veloz tras el mismo, como ha ocurrido en varios puntos de la Meseta occidental que afectan a territorio astur meseteño (Arrabalde) (Delibes y Martín 1982), vacceo (Padilla de Duero) (Delibes et alii 1993) o vettón (El Raso de Candelada) (Fernández 1979), que han permitido aportar alguna luz a los motivos por los que se ocultaron esos tesoros y otros emparentados que se conocían con anterioridad y fruto de hallazgos casuales. Estos tesoros que hasta no hace mucho se consideraban “Tesoros celtibéricos” (Fernández y Delibes 2007) están relacionados con lugares de habitación, y en líneas generales se les considera fruto del ocultamiento de los bienes familiares o públicos por motivo de movimientos bélicos o de revueltas a las que posiblemente sus propietarios no sobrevivieron puesto que no pudieron recuperarlos2. Suele tratarse de piezas de adorno o vajilla prácticamente completos, mayoritariamente en plata y acompañados de monedas de plata indígenas o romanas y cada vez está más extendida la opinión de que algunos de ellos pudieran tratarse paralelamente de muestras de un sistema dinerario con pesos establecidos (Galán y Ruiz-Gálvez 1996; García y Bellido 2001; Marcos 2001, 92-93).

La variedad de estas interpretaciones se basa, como se ha avanzado, en el estado de conservación y fragmentación de las piezas descubiertas, en su iconografía y en los lugares donde se han descubierto como su cercanía o lejanía a cursos o manantiales de agua, no es un tema cerrado, y creemos que es importante aunar todos los aspectos citados y no uno solo, a fin de determinar la función última de los objetos individualmente y en conjunto, que evidentemente han podido tener una vida particular antes de llegar al depósito. Las respuestas definitivas, creemos que de momento no existen, creemos sigue siendo interesante plantearse el amplio abanico de posibilidades que se proponen y estudiar que información es la que debe hacerse llegar al público visitante de museos y exposiciones temáticas que acostumbra a requerir soluciones concretas y no varias hipótesis. Nos planteamos estas cuestiones ya que algunos de los tesoros ingresaron en el Museo Arqueológico Nacional con posterior a la contienda civil y tuvieron y tienen una interpretación distinta a veces incluso por los mismos autores, en ocasiones no exenta de polémica y que en estas líneas no pretendemos resolver sino sistematizar la problemática. Es en dos de ellos, los de Salvacañete y Driebes, en los que nos vamos a centrar para analizar los posibles acercamientos al estudio de estos “tesoros”.

Los tesoros procedentes del ámbito celtibérico estricto, en cambio, carecen de contexto concreto, ya que no puede considerarse “tesoros” a puntuales hallazgos de pequeñas joyas realizadas en plata u oro hallados en necrópolis, ya que su número se relaciona con el adorno personal usual, no con el acaparamiento de distintos elementos. Los objetos que integran estos depósitos son a veces elementos de vajilla y adorno completo, también de plata que puede o no estar sobredorada, pero también son frecuentes la pre-

LOS DEPOSITOS Y SUS CARACTERISTICAS La interpretación funcional del conjunto de los depósitos de plata prerromana es en efecto un tema controvertido y discutido, y las claves para su resolución pasan por similares pasos a los planteados para los de la Edad del Bronce, recientemente debatidos a raíz del interesante trabajo de Raquel Vilaça (2006) sobre los depósitos portugueses junto a los comentarios de siete especialistas como de Melo, Galán, Delibes, Senna, Cardoso, Ruiz-Gálvez y Bradley. De los interesantes planteamientos que exponen, y que Delibes apunta que son equiparables a los

2 El tesorillo hallado bajo el suelo cerca del hogar de la vivienda 2 de El Raso de Candeleda, de 1ª mitad del siglo I a.C., el conjunto del almacén del Puig del la Nau (Castellón), de fines siglo V-pr. IV a.C., y el del recinto 3 del poblado de los Villares de Caudete de las Fuentes (Valencia), son un ejemplo de que conjuntos similares no siempre se interpretan igual e importa la datación, contexto, etc., el primero se considera una ocultación y los segundos votivos, para proteger la riqueza del lugar.

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Tesoros de plata en el ámbito celtibérico ¿función votiva, depósitos de platero o dinero fraccionario?

Fig. 1. 1. Conjunto del Depósito de Salvacañete (Cuenca) conservado en el Museo Arqueológico Nacional. Foto Archivo M.A.N. 2. Selección de piezas del depósito de Driebes (Guadalajara) en el Museo Arqueológico Nacional. Foto Archivo M.A.N.

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planteamientos a seguir con los depósitos de plata de la Meseta (Delibes en Vilaça 2006, 102108), se deducen una serie de aspectos que en los últimos años se está viendo que es preciso considerar y repensar para la correcta interpretación de los depósitos argénteos y el conocimiento de los hombres y mujeres que convivieron con ellos, comenzando por la revisión historiográfica y arqueológica de las circunstancias de los hallazgos (Galán en Vilaça 2006, 96-99), el paisaje donde se hallaron y los artesanos que los fabricaron (Bradley en Vilaça 2006, 126-127), así como los posibles cambios de uso de esos objetos que los integrantes y que como Ruíz-Gálvez indica tuvieron vida propia (Ruiz-Gálvez en Vilaça 2006, 123-126), igualmente Arévalo et alii (1998), se habían planteado cuestiones similares en su trabajo sobre Salvacañete. En resumen, a fin de plantear las bases de discusión sobre los depósitos de plata prerromana se deberíamos analizar los siguientes aspectos:

Los depósitos de Salvacañete y Driebes son dos conjuntos aparentemente distintos. El de Salvacañete, en la provincia de Cuenca, se compone de varios vasos caliciformes de pequeño tamaño, numerosos objetos de adorno de carácter anular y objetos de características votivos por su forma, tamaño o iconografía, así como un importante grupo de monedas, muchas de ellas perforada y tras su hallazgo casual fue depositado en la Institución del Conde de Valencia de Don Juan estudiado por Cabré (1936), e ingresando el grueso del mismo tras la contienda civil en el Museo Arqueológico Nacional, donde ingresarían algunas piezas con posterioridad, otras se quedarían en la Institución citada y alguna otra llegaría al Museo de Cuenca (Cabré 1944, Fernández 1958; Osuna, 1976; Arévalo et alii 1998; García- Bellido y Blasco 1998; Barril 2002) (Fig. 1.1). En una primera publicación y descripción de sus componentes Cabré lo considero un depósito votivo, para pasar a considerar en 1947, tras su ingreso en el M.A.N. que debía tratarse de un depósito de platero por hallarse entre ellos algunos objetos deformados, lo mismo pensaba Fernández de Áviles en 1954 tras el ingreso de otras piezas. Pasando en 1998 a ser considerado de nuevo un depósito votivo, aunque sin concretar de qué tipo, por dos equipos de investigadoras. Por el primero, por estar presentes en él gran número de piezas anulares, así como de monedas perforadas y respetando dichas perforaciones las cabezas de los caballos (Arévalo et alii 1998). El segundo equipo (García-Bellido y Blázquez 1998) abunda en el tema de las perforaciones deliberadas de las monedas, así como en la iconografía de las mismas y de los animales que representan.

- Las características propias del lugar de hallazgo, que sería un dato fundamental, pero que lamentablemente desconocemos usualmente, por lo que resulta difícil determinar cuál era el paisaje. - La composición completa del conjunto y su continente. Punto en el que también suele faltar información debido a la dispersión de parte de los elementos por motivos económicos de sus halladores. - Las características propias de cada objeto a nivel funcional en el momento de su fabricación y cómo y dónde se fabricó, y sus posibles cambios de uso, para lo que son precisos estudios de analítica complementarios, así como estudios tipológicos y evolutivos englobados en su contexto cultural y territorial.

El de Driebes3, en la de Guadalajara fue hallado al realizarse movimientos de tierras para la construcción del canal de Estremera en 1945, aunque no ingresaría en el Museo Arqueológico Nacional hasta pasados casi veinte años, en 1964, debido a los litigios judiciales a que hubo lugar desde que se tuvo conocimiento de su hallazgo. Según indica San Valero (1945, 9) se trataba en realidad de dos conjuntos situados muy próximos entre sí, con un peso total de 14,5 Kg. de peso, sin que conste ninguna información sobre si los dos conjuntos eran homogéneos o se apreciaba alguna diferencia entre ellos. El total de las piezas conservadas en el Museo Arqueológico nacional consiste en piezas de adorno y vajilla de plata incompletas, fragmentadas y deformadas, así como tortas de pesos relacionables de distintos tamaños y lingotes también

- Las características propias de cada objeto a nivel iconográfico. Aspecto en ocasiones ligado a los estudios artísticos y que en ocasiones se analiza de forma aislada y en comparación con otras representaciones que parecen similares, pero que cada vez más se vislumbra que es preciso conocer el contexto arqueológico de hallazgo a fin de poder interpretarlo correctamente (Olmos 1991) puesto que puede variar según se encuentra localizado, por ejemplo, en una tumba, una habitación o se trate de un hallazgo suelto. - La funcionalidad del conjunto del hallazgo hasta y en el momento de su amortización y sobre también es difícil llegar a conclusiones inequívocas si se desconocen las circunstancias del hallazgo y su contexto arqueológico, motivando que en la bibliografía existan hipótesis muy diversa sobre los mismos conjuntos.

3 En la bibliografía la localidad se ha venido citando como Drieves, pero, parece ser que últimamente se prefiere usar la grafía Driebes, aunque ambas serían válidas.

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Tesoros de plata en el ámbito celtibérico ¿función votiva, depósitos de platero o dinero fraccionario?

de distintos tamaños. Fue considerado por su primer estudioso como un conjunto perteneciente a un platero y así sigue considerándose por otros autores como Lorrio y Sánchez (2001) al ponerlo en relación con fragmentos hallados en Contrebia Carbica (Villas Viejas, Cuenca), pero también en los últimos años se ha extendido la opinión bien documentada de que pueda tratarse de un depósito dinerario en el que las tortas de mayor tamaño, todas ellas con un peso en torno a los 455 g (véase Barril 2002 a, 124 y 2002 b, 272) darían la medida del sistema metrológico en que se basaría, mientras que los de menor tamaño serían divisores y los fragmentos divisores o sólo plata picada para completar pesos según distintos autores (Galán y Ruiz-Gálvez 1996; García-Bellido 1998 y Otero, 2002)

pendiente. No por casualidad ese punto está junto a una de las escasas rocas salientes, a modo de pequeños abrigos que se ven en la imagen. La zona de Driebes es un área abierta por donde el río Tajo discurre formando amplios meandros, y donde los mayores desniveles se relacionan precisamente con el curso del río. El lugar elegido parece por tanto adecuado para una ocultación, y su descripción recuerda en cierto modo a las que Sandars (1917) indicaba para los numerosos hallazgos de tesoros que se sucedieron en Mogón (Jaén), aunque éstos lo fueran en un área más abrupta y por ello, no se descarta que no se trate de meros ocultamientos por motivos de seguridad, sino que se ha planteado que estos depósitos jienenses pudieran tratarse de depósitos votivos, ofrenda a las divinidades protectoras de caminos, siguiendo tradiciones de la Edad del Bronce que llegaron a época medieval (vease Barril 2002 a, 121).

Debemos además mencionar el hallazgo en fecha indeterminada, al parecer bastante anterior a 1986, de un depósito de plata de características muy similares en Armuña de Tajuña. Este conjunto del que se dieron a conocer hace unos años varios torques de distinta tipología con procedencia en la provincia de Guadalajara, sin especificar (Manso y Rodero 2002), pertenece a la colección de D. Gonzalo Cores, a quien agradecemos la información, sin que se pueda precisar más, destacando que la localidad es bastante cercana a Driebes.

Por otro lado, del cercano y similar hallazgo de Armuña de Tajuña, se desconocen prácticamente todo excepto el nombre de la población de referencia, que geográficamente se sitúa en un punto donde se inicia la transición a la serranía y donde se configura un paisaje más abrupto, con zonas de paso. De las características del lugar donde se halló el conjunto de Salvacañete, nada sabemos, pese a las indagaciones que alguna de nuestras compañeras han llevado a cabo4. No obstante se conoce que lo descubrió un cazador casualmente y que la zona constituye una zona de paso y comunicación entre “tres reinos” (Castilla, Valencia y Aragón), a través de un terreno abrupto, montañoso y con numerosas fuentes de agua en torno al río Cabriel, un punto que marca el itinerario de Antonio en el siglo III d. C. en la vía 31, de Zaragoza a Cartagena y que parece ser desplazó a una vía de comunicación anterior (Palomero 1987).

EL PAISAJE Autores como Marco Simón (1999) o Alfayé (2005), siguiendo pautas similares a las referidas para santuarios celtas en Galia y Centroeuropa y también en los ibéricos peninsulares, reiteran la importancia del paisaje para la interpretación de los santuarios, el conocer si se han hallado en lugares abiertos o abruptos, cerca o lejos de cursos de agua, o de restos de poblaciones coetáneas que puedan ayudar a su datación, si son urbanos o rupestres, ya que conocer todos esos datos, así como los posibles restos materiales asociados pueden ayudar a deducir el tipo de divinidad a la que se rendía culto, y el ámbito territorial que abarcaban. El conocimiento de estos datos incluso puede ayudar a determinar si el lugar de referencia es o no un santuario, o si un conjunto de objetos arqueológicos pueden haber formado parte de un santuario o un ámbito cultual doméstico o público,

Se da la circunstancia de que en la localidad existe una cueva denominada “Cueva de la Fuente de plata”, aunque se ignora el motivo de su nombre, y que tiene una leyenda según la cual cada cuatro años a las 12 de la noche de Fin de Año una princesa sale de ella, canta y pregunta a quien se acerca y la llama si el peine que está usando es de plata, oro o cobre, el que acierte recibirá la felicidad, pero, en caso contrario se

Como se ha explicado, sabemos que el tesoro o tesoros de Driebes se hallaron al realizar obras en un talud excavando cerca del río Tajo durante los trabajos para realizar un canal. La fotografía que ofrece San Valero (1945, lám. II) señala el punto donde le informaron que se hallaron y este punto está, efectivamente en el centro de un talud que ha sido desbrozado de vegetación y al que posiblemente se ha regularizado la

4 Nos referimos a Dña. Carmen Marcos, conservadora del Departamento de Numismática del M.A.N., quien nos ha manifestado que, por el momento, no parece existir ningún dato absolutamente veraz sobre el lugar de procedencia. 5 Susana Sánchez, Marzo 5, 2008 en © Copyright 2008 JP S.I.C.A. S.A. - www.jpsica.com

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Fig. 2. Objetos del depósito de Salvacañete: 1. Placa con decoración repujada figurativa; 2. Colgantes; 3. Conjunto de anillas engarzadas; 4. Pendientes con decoración repujada; 5. Placa de ojos; 6. Torques; 7. Brazalete; 8. Punta de lanza votiva; 9. Placa con líneas incisas y placa con cabeza repujada; 10, vaso caliciforme con carena decorada; 11. vaso caliciforme con carena resaltada. Figuras 3, 5, 10. Foto Archivo M.A.N. F. Rodríguez; Resto figuras Foto Archivo M.A.N. Departamento de Protohistoria y Colonizaciones, J. Jiménez.

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Fig. 3. Objetos del depósito de Driebes: 1. Pendientes sogueados, placas y remate de torques; 2. Vaso caliciforme; 3. Tortas de pequeño tamaño; 4. Placa de ojos; 5. Sortija con chatón representando un caballo; 6. Pequeño lingote partido. 7. Conjunto de fragmnentos informes de tortas y lingotes; 8. Fragmentos de vasos y torta; 9. Fíbula con representación figurada. Figuras 6, 8, Foto Archivo M.A.N., F. Rodríguez; Figura 9. Foto Archivo M.A.N., José Latova; Resto figuras Foto Archivo M.A.N. Departamento de Protohistoria y Colonizaciones, J. Jiménez.

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quedará encerrado en la cueva5. Es una leyenda que viene al hilo del tema, pero no parece que nadie relacione este lugar con el hallazgo del depósito de plata, y de cualquier manera si es preciso mencionar que esa área de la Serranía Conquense se considera dentro de la provincia como un lugar mágico y no siempre recomendable, ya que al parecer abundan historias no especialmente agradables de brujas y espíritus.

existencia de una cueva–santuario que un santuario al aire libre, pero mientras no se documente algún resto arqueológico fiable, nos seguiremos moviendo entre hipótesis de trabajo. LOS OBJETOS, FORMA, ELABORACION Y FUNCIONALIDAD Los objetos que componen estos conjuntos de Salvacañete y Driebes están enumerados y descritos en varias publicaciones en las que pueden consultarse detalladamente, tanto el de Salvacañete (Cabré 1944; Fernández 1958; Raddatz 1969, 244-249; Osuna 1976; Arévalo et alii 1998), como el de Driebes (San Valero 1945; Raddatz 1969, 210-221). Como ya se ha indicado los objetos que componen los dos conjuntos a que nos estamos refiriendo son básicamente vasos, adornos personales de mayor o menor elaboración, hasta un total de 118 objetos y 74 monedas en la relación de Cabré de 1936 para el de Salvacañete, y los mismos elementos pero muy incompletos, cortados y, multitud de pequeños fragmentos informes de tortas y lingotes en el de Driebes; formando un conjunto de 14,5 Kg en plata, en el que se identificaron 592 objetos, contabilizándose dentro de los 1480 fragmentos que había, además de otros minúsculos según San Valero (1945, 11) y 19 monedas fragmentadas (Otero 2002), con pesos individuales entre < 1 y 500 gr.

La descripción de esta cueva en la leyenda, con un manantial y una roca móvil en su interior, nos lleva a recordar la Cueva Santa de Mira, también sobre el río Cabriel, más al Sur (Lorrio et alii 2006), donde se ha podido documentar que se trata de una cueva santuario desde época prerromana hasta la actualidad, con ocupación también en época prehistórica, donde se han documentado un conjunto de vasos caliciformes en cerámica, y es tentador el plantear el paralelismo, pero no conocemos ningún dato objetivo que nos permita situar ninguna cueva santuario en Salvacañete con la que pudiera relacionarse el depósito, ni ningún yacimiento prerromano en el entorno. Por otro lado, el equipo de Alicia Arévalo supone que el depósito de Salvacañete pertenecería a un santuario al aire libre con características similares a las de otros santuarios coetáneos peninsulares y europeos, que estaría situado en la zona más alta de su entorno y una topografía especial (Arévalo et alii 1998, 261). En la misma línea se explica Alfayé (2005, 232) que no duda de que el depósito de Salvacañete sea votivo, relacionándolo con el de San Cabrás (Leria, Soria) por razones similares a las anteriores. En este punto debemos destacar la existencia de un santuario al aire libre en la actualidad de ámbito territorial a pocos kilómetros de Salvacañete, el de la ermita de Santerón, en Algarra. Situada en una pradera en el centro de un valle en forma de circo, es el punto central de las siete comunidades de las actuales provincias de Cuenca y Valencia (del Rincón de Ademuz), que participan en la festividad que se celebra el lunes de Pentecostés, y se ha considerado que podría ser herencia de antiguas tradiciones prerromanas de tipo céltico (Fernández Nieto 1999, 183-187). Una de las comunidades que participa en la celebración, es precisamente Salvacañete, y en la cima de Algarra hay restos de ocupación durante la Edad del Hierro (Fernández Nieto 1999, nota 3).

Cabré observó la relación entre los vasos de Salvacañete, Chao de Lamas y Molino de Marrubial, por citar unos ejemplos (1936, 8), por lo que consideraba que los artesanos podían pertenecer a la misma cultura, descartando que fueran importados, y cambiando así su anterior opinión sobre la autoría de la fabricación (Cabré 1927, 287). Con respecto a la calidad de la plata de ambos depósitos los análisis realizados demuestran que el metal empleado tiene un alto contenido en plata, superior al 90%, en ambos conjuntos en los objetos analizados, desviándose sólo de la generalidad dos torques de Salvacañete, que tienen una cantidad ligeramente inferior5, y que está en relación con las tortas y lingotes de plata fundida lista para ser fundida para conformar objetos en caso de que esa fuese su función. Se están documentando además elementos que demuestran la existencia de orfebres locales que fabricaban un número indeterminados de piezas a partir de un mismo molde, como ocurre

Si, como se presupone, esta fiesta sea herencia ancestral de las reuniones llevadas a cabo por unas comunidades aglutinadas, tal vez, en una federación, cabe plantearse si cada una de ellas tendría su propio centro de culto, bien en una cueva, bien al aire libre, o si existirían cultos especializados en cada localidad, en función de su ubicación. En el paisaje donde se inserta Salvacañete, creemos que es más factible la

5 Se trata de análisis realizados por los Dres. Ignacio Montero y Salvador Rovira por espectrometría de Rayos X, a petición de distintos investigadores y de técnicos del Museo Arqueológico Nacional a lo largo de varios años. Les agradecemos la información proporcionada.

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en Cabezo Lucero en Alicante (Uroz 2007) y en Villas Viejas (Cuenca), donde además una de las matrices halladas tiene similitudes con la cabeza masculina que se sitúa como pie de una de las piezas más conocidas de Driebes, la fíbula con decoración figurada con torques y cabezas de leones (Fig. 3.9) (Lorrio y Sánchez, 2001).

Se da la circunstancia de que la vajilla en plata indígena en la Península Ibérica es uno de los elementos sobre los que se encuentran algunas referencias en las fuentes clásicas, en particular aquellas relacionadas con la conquista romana ya que por ejemplo Diodoro (XXXIII,7) hacia mención a las vasijas de oro usadas en la boda de Viriato, y otros autores se referían a ellos, así Estrabon (XIII, 1.67) tomando la referencia de Posidonio y Plinio (NH XXXIII 145) hablaba de platos de plata en 500 libras de peso y Blázquez (1962: 14 nota 27) recoge que según datos de Plutarco (Ap. Reg 16) incluso Escipión en el cerco de Numancia prohibió a sus oficiales retener vasos de plata de mas de dos libras de peso. El mismo Blázquez informa sobre las dificultades que el Senado romano tuvo en algunos momentos al final del siglo II a. C. y durante la primera mitad del II a. C., para pagar las soldadas, y los aportes que supusieron para su erario la plata obtenida en las minas del sur peninsular (Blázquez 1962, 15-18). No es extraño que en ese ambiente la plata elaborada fuese un objetivo como botín de guerra, tanto de los soldados individualmente, como de las cantidades destinadas a Roma, y que por tanto cuando ello fuese posible se intentase ocultar para evitar su rapiña.

Las hipótesis mencionadas que proponían que los conjuntos fuesen depósito de platero, se justificaban en el de Salvacañete por la presencia de aros aparentemente sin terminar, pero que pudieran ser simplemente aros poco elaborados, creados especialmente para ser ofrecidos a la divinidad, ya que posiblemente se trataría de una mercancía muy normalizada y ritualizada (Arévalo et alii 1998, 261). En este tesoro, dos torques sogueados y uno liso macizo se hayan fragmentados y deformados, entendiéndose que pudiesen haber sido usados como adorno personal y en una segunda etapa ser entregados como ofrenda votiva, por su valor económico y también simbólico en relación su propietario. Los estudios en santuarios centroeuropeos y galos muestran que todos estos elementos anulares se consideran dentro de los depósitos objetos votivos en si mismos, al igual que ocurre con las monedas perforadas, y la situación de dicha perforación, por lo que no insistiremos en el tema (Arévalo et alii 1998, 262).

Otra hipótesis sobre la función de los vasos de Salvacañete es la que ofrece Fernández Nieto (1999, 199) al creer que no tendrían carácter votivo ni relación con los tributos a pagar a los romanos, sino que representaría la vajilla sagrada de uno de los oppida participantes en la fiesta común y las monedas constituirían el pago de tributos, tal vez al santuario, o el monto destinado a la caja común de la federación.

En Salvacañete destacan los vasos caliciformes (Fig. 2. 10 y 11), dos con decoración repujada en la carena y otros dos simplemente moldurada. Son vasos que aparecen documentados en muchos de los depósitos de plata peninsulares y que podrían estar siguiendo prototipos griegos metálicos o cerámicos (Raddatz 1969; Delibes y Martín 1982; Jaeggi 2004) y que en cualquier caso son un elemento muy relacionado con los santuarios, bien porque se ofreciesen como ofrenda ellos mismos, bien porque contuviesen algún producto que se ofrecía, son similares a los que llevan algunas esculturas del Cerro de los Santos. Destacando un lugar cercano a Salvacañete donde se han localizado un buen número de ellos es en la cueva Santa del Cabriel en Mira, con los que se equiparan en tamaños y variaciones (Lorrio et alii 2006, fig. 10 fig. 10.7, 8, 9 y 10), donde se datan entre los siglos IV y II a. C., estos vasos se reutilizaron posteriormente como lucernas.

Un objeto de interés por sus características intrínsecas en el depósito de Salvacañete es el grupo de anillas enlazadas (Fig. 2.3), similares al de la Edad del Bronce de Menjíbar, ya que estos objetos tienen sus paralelos más claros en los aros y espirales enlazados de África Central que servían como dinero, por lo que no puede descartarse que estos hispanos tuviesen un valor como lingotes de metal precioso valorado al peso (Otero 2001, 110). Hay otra serie de objetos que se consideran creados expresamente para ser usados como objetos votivos, como son las plaquitas con dos ojos, de las cuales hay un ejemplar en Salvacañete (Fig. 2.5) y en Driebes (Fig. 3.4), esta última claramente deformada por dobleces. Estas tienen sus paralelos en los santuarios en cuevas andaluces de Collados los Jardines (Prados 1992, 317), son exvotos que representan la parte dañada, que se han prometido a la divinidad en caso de sanación, aunque al estar representados sobre plaquitas también pueden considerarse que tengan carácter apotropaico en santuarios relacionados con el culto a las aguas, tanto en santuarios del ámbito mediterráneo como

Por otro lado, en el depósito de Driebes la fragmentación de los objetos integrantes, sin uso original, muestran que evidentemente todas las piezas están en una segunda o incluso en la tercera etapa de su vida, ya que todos los vasos se hayan troceados y sólo en unos pocos se reconoce su forma, como el caliciforme de exterior liso y borde interior decorado que mostramos (Fig. 3.2).

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celta, con importantes yacimientos ligados a cursos de agua (Deyts 1986; Prados 1991, 331).

tipo hacha para cortarlo, e indicando el proceso de cálculo del peso, pero que no aclara si cada fragmento tenía su propio peso acordado antes de cortar o, si con distintos fragmentos se iba completando el peso, lo que parece más verosímil, ya que entendemos que las tortas y los lingotes si podrían tener un peso muy aproximado dado que se harían con moldes, pero controlar el peso de los cortes resultando sería más dificultoso, y ya hemos indicado que el peso de las tortas mayores rondan los 455 g, el peso de la mina de Cancho Roano (García-Bellido 1999, 379) y sobre cuya procedencia han hablado autores como Burillo (1999).

Otros objetos votivos serían las armas o herramientas en miniatura (Fig. 2.8) de Salvacañete, que también tienen sus paralelos realizados en bronce o hierro en cuevas santuario, como la de Collado de los Jardines, en Jaén, considerándose que estas piezas sustituían a su propietario (Manso 2002, 113), este tipo de piezas miniaturas aparecen igualmente en ambientes funerarios en el mundo itálico y, dentro de la Península Ibérica, las halladas en necrópolis vacceas, como las de Palenzuela son posiblemente de las más conocidas.

Volviendo a las monedas estás ofrecen una información relativa sobre el momento en el que los depósitos se ocultaron o desaparecieron de la circulación. En el caso de Salvacañete, son muy interesantes las apreciaciones de Arévalo et alii (1998, 258) sobre las monedas, en particular las de Bolskan tipo Palenzuela, ya que proporcionan una fecha más antigua que la que se le había venido dando hasta el momento en que se identifican sin lugar a error, no llegando a entrar el conjunto en el siglo I a. C., al pasar su datación más reciente del 80-72 a. C. al 100 a. C. Y quedando la más antiguas, de Ikalesken en la primera mitad del siglo II a. C.

Otro objeto de Salvacañete que creemos merece citarse es la plaquita en forma de paleta o espejo miniatura (Fig. 2.9) que tiene una serie de incisiones cortas rodeando el contorno y otras en el interior formando líneas entrecruzadas aparentemente sin orden que nos recuerdan a las de algunas fichas cerámicas como las halladas en lugares de habitación celtibéricos como Izana o vettones como el castro de Las Cogotas, entre muchos otros, y que pudieran tener significados ocultos tal vez relacionado con temas de magia, adivinación o rituales apotropaicos (Barril 2005, 107). Finalmente las monedas de ambos depósitos no son piezas con valor monetario intrínseco dado que están perforadas algunas de ellas en Salvacañete y cortadas en Driebes, por lo que como ya se ha indicado, se propone un valor ritual a las primeras dentro de un conjunto votivo, que posiblemente se forma por acumulación de donaciones, aunque hay discrepancias entre distintos autores (Arévalo et alii 1998, 258) y un valor como plata al peso “plata picada” para las segundas (Otero 2002). Se trata de dos funcionalidades de las monedas de plata en segunda o tercera vida a las que cada vez se van valorando mas en la bibliografía no solo por sus propiedades de emisión, sino también por las de contexto y reutilización, así para las de santuarios el trabajo de Arévalo y Marcos (2000) y para el de la moneda cortada el de Gitler (2006).

Por su parte, las monedas troceadas de Driebes se datan entre el 285 y el 220 a. C., tras el estudio que realizó de ellas Carmen Alfaro (en Otero 2002, 274). LA ICONOGRAFIA

Este último trabajo también alude al troceamiento de objetos de metal precioso, como ocurre en Driebes añadiendo que en los últimos años se han descubierto más depósitos de estas características, así el de la isla de Wight que ingresó en el British Museum en 2005, aunque se trata de una actividad económica ya conocida en Mesopotamia y próximo Oriente desde al menos el siglo XXIV a. C. y que perdura entre los vikingos (Otero 2002, 276),

Este aspecto es uno de los que mejor ayuda a identificar como ritual un objeto o un entorno, pero ya se ha indicado que muchas veces nos faltan los datos arqueológicos que la encuadren correctamente en el tiempo y el espacio y se corre el peligro de juzgar con los parámetros de hoy hechos del pasado, perdiendo de vista las claves sociales, religiosas, etc. que la crearon, y que del mundo ibérico tenemos mucha más información que del celtibérico; por ello en los casos en que es posible se intenta compaginar datos arqueológicos e iconografía a fin de permitir extrapolar esos datos a otras representaciones sin contexto e intentar deducir la estructura ideológica y social a través de los signos y su lectura iconográfica; en otras ocasiones son los propios objetos en sí los que tienen un valor iconográfico como distintivos de una clase o familia (Sopeña 1995; Martínez-Quirce 1996, 165; Barril,1996, 180).

En las piezas troceadas de Driebes son de especial interés algunas que están a medio partir, como un pequeño lingote de unos 2 cm de largo (Fig. 3.6) que muestra que se usaría un útil

En los depósitos de Salvacañete y Driebes hay varias pieza que han merecido la atención y discusión individualizada de numerosos especialistas desde que se publicaron por primera vez,

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por lo que nos limitaremos a señalarlas, para destacar su presencia dentro del conjunto.

Abundando en el tema las aves picoteando sobre el puente de varios fragmentos de fíbulas de Driebes y el representado en un colgante de Salvacañete bajo una cabeza una cabeza humana contorneada por una serie de puntos que continúan rodeando y sobre el objeto que podría tratarse de un insecto, según Cabré, una punta de flecha, la cabeza de una serpiente cornuda (véase Arévalo et alii 1998, 261), o quizás un fruto, y que es el objeto del picoteo del ave, situada sobre él, aunque separados por una línea de puntos. La escena nos recuerda a las aves que trasladan al difunto, representado por su cabeza dentro de un marco o cesta, hacia su fusión con la divinidad, en la urna de la necrópolis de Uxama (Soria) (Martínez-Quirce 1996, 170-171).

No hay en ninguno de ambos depósitos objetos de indumentaria que se reconozcan como broches de cinturón que pudieran haber sido distintivos de una élite o de una función social, y en el de Salvacañete tampoco se reconocen fíbulas, aunque si una serie de colgantes (ejem. Fig. 2. 1 y 2) que tal vez tuviesen su propio simbolismo y que en cualquier caso llevan interesantes decoraciones. En Driebes en cambio si hay restos de fíbulas que pudieran haber sido distintivos, ya que la presencia de aves, cabezas humanas, de león y torques, así lo hacen entrever. También en Driebes se documentan varios anillos con chatón decorado que por si mismos también podrían ser distintivos de clase social y en particular merece mención especial uno inspirado en las monedas púnicas de época de Asdrúbal (229-221 a. C.) con un caballo y una estrella de ocho puntas sobre su grupa, en la que la presencia del caballo está en relación con un distintivo de la clase ecuestere como símbolo de autoridad y propiedad (Almagro-Gorbea, Cano y Ortega 1999, 161-163).

También deben citarse los tres pendientes en forma de pequeñas lúnulas con los extremos enlazados (Fig. 2.4) y con decoración repujada alternante de lo que parecen puntas de flecha y ochos, entendidos como dobles S contrapuestas con un punto central. Dos de ellos presentan similar disposición, y el tercero ofrece la misma decoración dispuesta en sentido alterno a las anteriores. Sería interesante conocer si forman un conjunto complementario y si en este caso está completo. No olvidemos que Martínez Quirce (1996, 173) consideraba que la S tumbada de la jarra de Ocenilla (Soria) era una representación del guerrero representado en la cara simétrica. En una interpretación arriesgada, en una ofrenda votiva este signo podría estar representando al devoto.

Y en ambos depósitos la presencia de torques y brazaletes (troceados en Driebes) indican la existencia de unos objetos equiparables a los del ámbito ibérico donde se consideran objetos de uso entre élites y sacerdotes (Bandera 1996, 667). Con respecto a los temas representados en primer lugar citaremos las cabezas de los colgantes y placas repujada de Salvacañete (Fig. 2.1 y 9) y de las fíbulas de Driebes (Fig. 3. 9), que han sido objeto de estudio de distintos autores considerándose estas representaciones imágenes de un guerrero vencido o del propio difunto (Barril 1996, 187; Martínez-Quirce 1996,171), por considerar que en esta parte del cuerpo se concentraba el espíritu del individuo dentro del ámbito céltico y hay una amplia bibliografía sobre el tema de las cabezas cortadas y su simbolismo dentro del mundo celta con referencias a la fíbula de Driebes (ejem. Almagro-Gorbea y Lorrio, 1992, 421 y 435). Por otro lado, esta conocida fíbula de Driebes, denominada de “Hércules“ por San Valero en considerada un ejemplo de androfagia del difunto por parte de un animal (el león) o un ser monstruoso (Sopeña 2004, 77), en un comportamiento por el que el difunto, posiblemente un guerrero ya que es representado con un casco en el pie de la fíbula, es engullido por un felino en la escena representada en el puente, pasando así a la otra vida en un proceso de heroización (Barril 2002 b, 203), similar explicación tendrían otros fragmentos de fíbulas que ya habían perdido su significado inicial en el depósito de Driebes.

Habría muchos más temas iconográficos en los que entrar entre los materiales de estos depósitos, pero sirvan estos apuntes como esbozo. LOS DEPOSITOS Y SU FUNCIONALIDAD En las líneas anteriores hemos venido intercalando notas sobre las posibles funcionalidades de los depósitos de Salvacañete y Driebes, por lo que a modo de síntesis recordaremos que Salvacañete fue considerado un ocultamiento de un depósito votivo en 1936 por Cabré y Álvarez-Ossorio en 1954, un depósito de platero por Cabré en 1954 y Fernández de Avilés en 1954 y Raddatz en 1969, como la vajilla y el erario de una comunidad para participar en un celebración en un santuario meritoria según Fernández Nieto en 1999, y un depósito votivo aunque con algunas diferencias por los equipos de las Dras. Arévalo y García-Bellido en 1998. Se plantea en este punto una discusión sobre la posible tipología del depósito votivo, ya que podría tratarse de un depósito realizado de una sola vez de objetos simbólicos y enterrado ritualmente dentro de los actos de una celebración que se repetía periódicamente, como en el depósito de El Amarejo (Albacete); un depósito de

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objetos de culto fuera de uso, tipo favissa, como el de Garvão (Portugal) o depósito de objetos de plata que sido seleccionado entre las ofrendas acumuladas en un santuario al aire libre o una cueva santuario y ocultado por motivos de inestabilidad. Aunque no podemos argumentarlo por las razones explicadas de la falta de datos sobre su hallazgo, parece factible esta última opción, e independiente del lugar donde se hallase nos parece más probable que dadas la orografía del entorno y otros paralelos citadas los objetos votivos se ofreciesen originariamente en una cueva santuario, en la que los vasos habrían podido ser ofrendas y también formar parte del ritual y objetos como los brazaletes ser también ofrendas o formar parte de la indumentaria de los celebrantes.

valor por sí mismos, que sería objetos de indumentaria y vajillas que pudieron también ser usados ritualmente en su primer uso, y no tienen porque ser excluyentes la opciones de depósito dinerario en metal al peso y un depósito de platero, dado que éste puede adquirir el dinerario como metal a fundir, y también parece estar fuera de discusión que se trata de un depósito oculto deliberadamente, supuestamente por razones de inseguridad social. Pero falta por aclarar la alusión de San Valero a que se hallaron dos tesoros muy cerca uno de otro, aunque al parecer fueron mezclados y luego divididos entre sus halladores, y como ya hemos indicado, la situación de estos tesoros en un talud junto al río Tajo, nos recuerda a la situación de los tesoros hallados en Mogón (Jaén), donde aunque se trata de una zona de explotación minera de plata y se han relacionado con ocultamientos protectores de la economía familiar, también se ha planteado su posible depósito votivo en un lugares de paso, por esa coincidencia en el mismo espacio de los ocultamientos.

Por su parte, el de Driebes fue considerado depósito de platero por San Valero en 1945, Raddatz en 1969 y Lorrio y Sánchez en 2001, y un ocultamiento de un conjunto correspondiente a una economía familiar o pública en forma de plata picada por Hildebrant en 1993, Galán y Ruiz-Gálvez en 1996, García-Bellido en 1999 y Otero en 2002, aunque todos ellos con variables en lo referentes a la forma de contabilizar los pesos, pero coincidiendo en que se trata de objetos y monedas que han perdido su valor funcional, iconográfico o venal original para ser sustituido por el valor del metal en que están realizados al peso. No hay lugar a discusión sobre la amortización/destrucción de objetos que tuvieron un

A la vista de lo expuesto, creemos que podemos seguir elaborando hipótesis, pero mientras no se descubra un depósito de objetos plata en una excavación reglada en la Meseta oriental, no podremos llegar a ninguna conclusión definitiva, y aún así, posiblemente seguiremos teniendo dudas sobre algunos aspectos sobre su uso originario, o final o su valor económico como ocurre con los de la Meseta occidental.

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