Tesis - Análisis Preliminar de los Materiales Arqueológicos de la Unidad de Excavación Número 18 del Sitio Los Soldados, Agua Dulce, Veracruz

June 19, 2017 | Autor: M. García Mollinedo | Categoría: Olmec archaeology, Household Archaeology
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Descripción

UNIVERSIDAD VERACRUZANA FACULTAD DE ANTROPOLOGÍA FACULTAD DE ANTROPOLOGÍA Análisis Preliminar de los Materiales Arqueológicos de la Unidad de Excavación Número 18 del Sitio Los Soldados, Agua Dulce, Veracruz

TESIS PARA OBTENER EL TÍTULO DE LICENCIADO EN ARQUEOLOGÍA PRESENTA

Miguel Omar García Mollinedo

DIRECTOR

Dr. Carl J. Wendt

ASESORES

Dr. Roberto Lunagómez Reyes Mtro. Hirokazu Kotegawa

Xalapa, Ver.

Julio 2015

Agradecimientos La realización de este trabajo no hubiera sido posible sin el apoyo y la confianza que muchas personas me han brindado en los últimos años, razón por la cual quiero agradecerles. Agradezco al Dr. Carl John Wendt y al Dr. Roberto Lunagómez Reyes la oportunidad que me brindaron de participar en el Proyecto Arqueológico Arroyo Pesquero desde el año 2011. También les agradezco que me hayan permitido utilizar los datos y materiales del proyecto para la elaboración de mi tesis de licenciatura, así como sus comentarios y observaciones realizadas a lo largo del proceso de análisis y la redacción de este trabajo. Al Mtro. Hirokazu Kotegawa, le agradezco el seguimiento que realizó del desarrollo de mi proyecto de titulación, sus observaciones y comentarios puntuales, los cuales me fueron de gran ayuda para definir y comprender los límites de esta investigación. Les agradezco a mis compañeros y amigos, Gabriela Carrasco Hernández, Ma. Andrea Celis Ng Teajan, Ma. Alejandra Higueras Cossío, Richard Saldaña, Carolina

García

Castro

y

Carlos

Huetzin

Pensado

Abato,

quienes

desinteresadamente me ayudaron en el análisis de los materiales arqueológicos de la Unidad No. 18, sin los cuales la culminación de este trabajo no hubiera sido posible. De igual forma, quiero agradecer a los integrantes del Proyecto Arqueológico Arroyo Pesquero, por todas las buenas experiencias que he podido vivir con ellos a lo largo de estos años. También quiero agradecer a mi familia por apoyarme incondicionalmente, por su compresión de las exigencias y dificultades de la vida estudiantil, y por motivarme a lo largo de mi proceso de formación profesional. A mis padres, Miguel García Hernández y Briseida Mollinedo Méndez, a mi abuela Aracely Méndez Pedrero, a mis tíos Irene García Hernández y Leonel Tovar Rodríguez, a mis hermanas Briseida del Mar García Mollinedo, Oceany Marina García Mollinedo y Nereyda Marena García Mollinedo, y a mi novia Hazel Bonilla Amorós.

Índice Introducción……………………….…………………………………………...……….10

Capítulo I. El Medio Ambiente de la Región de Arroyo Pesquero……….........15 Clima………………………………………………………...…………………….………17 Fisiografía…………………………………………………………………......................17 Hidrografía…………….……………………….……………………………………….…19 Biodiversidad………………………………………………………………….........…….20

Capítulo II. Unidades Habitacionales y Economía Doméstica…………………27 El Grupo Doméstico y la Unidad Habitacional………………………………………..28 Unidades Habitacionales y Economía Doméstica……………………………………33

Capítulo III. La Organización de la Economía Doméstica Olmeca……...……40 Origen de los Estudios Olmecas…………..…………………………………………...40 Temporalidad de los Asentamientos Olmecas...…...……………………….………..45 Economía Doméstica Olmeca……………………………..……………………………50

Capítulo IV. Investigaciones Arqueológicas en la Cuenca del Tonalá…....…60 Investigaciones Arqueológicas en La Venta, Tabasco……………………………...60 Investigaciones en la Región de Arroyo Pesquero………..………………………...66

Capítulo V. El Proyecto Arqueológico Arroyo Pesquero: Las Investigaciones en Los soldados………………………………………………………………………..70 El PAAP: Los Soldados…………………………………………………………..……..71 Temporada de Campo 2012…………………………………………………………….73

Capítulo VI. Propuesta de Análisis de los Contextos Domésticos de la Unidad No. 18………………………………………………………………………………….….76 Planteamiento del Problema…………………...………...……………………………..76 Objetivo General………………………………………………………………………….80 Objetivos Específicos……………………...…………………………………………….80 Hipótesis………………………………………………………………………………..…81 Justificación Académica…………………………………………………………………81

Capítulo VII. Resultados Preliminares del

Análisis de los Materiales

Arqueológicos de la Unidad No. 18…………………………………………………83 Cerámica………………………………………………………………….………………88 Lítica Tallada………………………………………...…………………………….……121 Piedra de Molienda…………………………………………………………………..…126 Hachas…………………………………………………………………………………...128 Barro Quemado…………………………………………………………………………130 Otros Materiales………………………………………………………………………...132

Capítulo VIII. Análisis Preliminar de los Contextos Domésticos de la Unidad No. 18……………………………………………………………………………………136 Mancha No. 1 y Mancha No. 2………………………………………………..………137 Huellas de Poste………………………………………………………...……………...139 Piso y Concentración Cerámica…………………………………..………………..…139 Mancha No. 3 y Posible Piso…………………………………………..……………...143 Fosa No. 1…………………………………………………………………...………….146 Posible Canal y Fosa No. 2……………………………………………………………147

Conclusiones………………………………………….…………………..…………..151

Anexos…………………………………………...………………......…………………163

Bibliografía……………………………………………………..……………......…….193

Lista de Imágenes Imagen 1. Tierras Bajas de la Costa del Golfo de México…………………………………...16 Imagen 2. La Región de Arroyo Pesquero……………………………………………………..17 Imagen 3. Ecosistema Ribereño de la Cuenca del Tonalá……………….………………….22 Imagen 4. Planta de una Unidad Doméstica Excavada en Tierras Largas, Oaxaca……...35 Imagen 5. La Cuenca del Río Tonalá con Asentamientos Arqueológicos………………....61 Imagen 6. Altar 4 de La Venta…………………………………………………………………..65 Imagen 7. Monumento 1 de Los Soldados………………………………………………….....70 Imagen 8. Monumento 2 de Los Soldados……………………………………………….……70 Imagen 9. Ubicación de la Unidad No. 18……………………………………………………..84 Imagen 10. Excavación de la Unidad No. 18………………………………………………….85 Imagen 11. Dibujo de Perfiles de la Unidad No. 18…………………………………………..86 Imagen 12. Variedades de Colores en los Cortes Transversales de la Cerámica………...93 Imagen 13. Grupo 1 Tecomates……………………………………………………………….109 Imagen 14. Grupo 2 Cajetes Hemisféricos…………………………………………………...110 Imagen 15. Grupo 3 Cajetes Hemisféricos Abiertos………………………………………...110 Imagen 16. Grupo 4 Cajetes de Bordes Curvo-Convergentes…………………………..…111 Imagen 17. Grupo 5 Cajetes con Paredes Curvo-Divergentes…………………………….112 Imagen 18. Grupo 6 Vasijas Cilíndricos………………………………………………………113 Imagen 19. Grupo 7 Cajetes de Bordes Reforzados……………………………………......113 Imagen 20. Grupo 8 Vasijas de Silueta Compuesta………………………………………...114 Imagen 21. Grupo 9 Cajetes de Borde Evertido……………………………………………..114

Imagen 22. Grupo 10 Cajetes de Silueta Compuesta……………………………………....115 Imagen 23. Grupo 11 Cajetes con Paredes Recto-Divergentes…………………………...115 Imagen 24. Grupo 12 Ollas…………………………………………………………………….116 Imagen 25. Grupo 14 Cajetes con Paredes Curvo-Divergentes y Borde Evertido………117 Imagen 26. Grupo 13 Cajetes con Paredes Empujadas…………………………………....117 Imagen 27. Grupo 16 Plato con Paredes Divergentes……………………………...………117 Imagen 28. Borde de Olla Grupo 12…………………….…………………………………….118 Imagen 29. Borde de Olla Grupo 12…….…………………………………………………….118 Imagen 30. Ejemplos de Decoración Incisa Compleja…………………………..………….120 Imagen 31. Ejemplos de Fragmentos de Navajas de Prismáticas……….....…………..…124 Imagen 32. Raspadores de Pedernal………………………………………………………...125 Imagen 33. Fragmentos de Mano de Metate………………………………………………...128 Imagen 34. Fragmentos de Hachas de Lítica Pulida………………………….…………….129 Imagen 35. Fragmento de Posible Cincel…………………………………………………....129 Imagen 36. Planta de Finalización del Nivel Métrico 48-68 cm de la Div. Norte………...138 Imagen 37. Dibujo de Planta de la Concentración Cerámica y el Piso……...…………....140 Imagen 38. Dibujo de Planta de la Mancha No. 3 y Posible Piso…………………...….....144 Imagen 39. Excavación de la Fosa No. 1…………………………………………………….146 Imagen 40. Excavación de la Fosa No. 2…………………………………………………….148 Imagen 41. Dibujo de Planta de la Capa VI, Posible Canal y la Fosa No. 2……….…….149

Lista de Gráficas Gráfica 1. Cantidades de Tepalcates Encontrados en la División Norte…………………...90 Gráfica 2. Cantidades de Tepalcates Encontrados en la División Sur….....………..……...90 Gráfica 3. Porcentajes de la Presencia de los Diferentes Tipos Pastas.…………………...92 Gráfica 4. Cantidad Total de Tepalcates por Tipos Cerámicos……………………….……105 Gráfica 5. Porcentajes de Presencia de Bordes, Cuerpos y Bases…..…………………...106 Gráfica 6. Cantidades de los Diferentes Grupos de Formas….……………………………108 Gráfica 7. Cantidad de Decoraciones Presentes en la Unidad No. 18…...…..…………..120 Gráfica 8. Porcentajes de Materia Prima en la Lítica Tallada de la Unidad No. 18….…..121 Gráfica 9. Distribución del Pedernal y la Obsidiana en la División Norte…...…………….122 Gráfica 10. Distribución del Pedernal y la Obsidiana en la División Sur……..…………...122 Gráfica 11. Presencia de la Piedra de Molienda en la Unidad No. 18…………….………127 Gráfica 12. Presencia de Barro Quemado en la División Norte……...…………………….132 Gráfica 13. Presencia de Barro Quemado en la División Sur…………..………………….132 Gráfica 14. Presencia de Hueso en la Unidad No. 18……………………...………...…….134 Gráfica 15. Presencia de Cuentas de Piedra Verde y de Cerámica….……………...……135

Lista de Tablas Tabla 1. Grupos de Pastas y Tipos Cerámicos………………………..……...………………94 Tabla 2. Descripción de los Grupos de Formas……………………….…………………….107 Tabla 3. Descripción de las Diferentes Decoraciones y Número Clave Asignado……....119 Tabla 4. Cantidad y Peso de Barro Quemado en la Unidad No. 18..………….................131 Tabla 5. Presencia de Fragmentos de Figurillas en la Unidad No. 18……..………...…...133 Tabla 6. Contextos Analizados por Niveles Métricos y Rasgos Especiales.……………..163 Tabla 7. Total de Fragmentos de Cerámica por Capa y por Rasgos...……………………164 Tabla 8. Tipos Cerámicos División Norte Capa I....…….…………………………………...165 Tabla 9. Tipos Cerámicos División Norte Capa II….………………………………………..166 Tabla 10. Tipos Cerámicos División Norte Capa III….……………………………………...167 Tabla 11. Tipos Cerámicos División Norte Capa III Concentración Cerámica….………..168 Tabla 12. Tipos Cerámicos División Norte Capa III Conc. Cer. Debajo de Hueso….…...169 Tabla 13. Tipos Cerámicos División Norte Piso………….………………………….…...….170 Tabla 14. Tipos Cerámicos División Norte Capa IV………….……………...……………...171 Tabla 15. Tipos Cerámicos División Norte Mancha No. 1……………….……………...….172 Tabla 16. Tipos Cerámicos División Norte Mancha No. 2.……………….…………….......173 Tabla 17. Tipos Cerámicos División Sur Capa I…………………………………….……….174 Tabla 18. Tipos Cerámicos División Sur Capa II…………………………………………….175 Tabla 19. Tipos Cerámicos División Sur Capa III……………………………………………176 Tabla 20. Tipos Cerámicos División Sur Capa III Mancha No. 3….……………………….177 Tabla 21. Tipos Cerámicos División Sur Capa IV…………………………………………...178

Tabla 22. Tipos Cerámicos División Sur Huella de Poste No. 1…………………………...179 Tabla 23. Tipos Cerámicos División Sur Huella de Poste No. 2…………………………...180 Tabla 24. Tipos Cerámicos División Sur Fosa No. 1………………………………………..181 Tabla 25. Tipos Cerámicos División Sur Fosa No. 2…….………………………………….182 Tabla 26. Tipos Cerámicos División Sur Capa VI ¿Canal? …...…………….….………….183 Tabla 27. Estadísticas de Partes de Cerámica en la Unidad No. 18……..……………….184 Tabla 28. Estadísticas de Grupos de Formas Cerámicas………….…………………….…185 Tabla 29. Estadísticas de Decoraciones...……………………………………………………186 Tabla 30. Códigos de Análisis de la Lítica Tallada….……………………………………….187 Tabla 31. Estadísticas de Formas de Obsidiana…………………………………………….188 Tabla 32. Estadísticas de Formas de Pedernal…...…………………………………………189 Tabla 33. Estadísticas de la Piedra de Molienda………………………..………………..…190 Tabla 34. Hachas Encontradas en la Unidad No. 18………...…………………………..…190 Tabla 35. Piedra Verde de la Unidad No. 18……………………….……………...………...191 Tabla 36. Cuentas de la Unidad No. 18……...………………..……………………………..191 Tabla 37. Pigmento Rojo de la Unidad No. 18……………………………………………....191 Tabla 38. Hueso de la Unidad No. 18……………………...…………………………………192

Introducción El estudio de la vida doméstica de los seres humanos del pasado, es un aspecto fundamental en las investigaciones arqueológicas si se pretende llegar a conocer los patrones de organización interna de un asentamiento concreto. Dentro de una comunidad, las asociaciones de individuos que cooperan para llevar a cabo las tareas relacionadas con la adaptación y la subsistencia, son denominadas como unidades o grupos domésticos (Ashmore & Wilk, 1988; Manzanilla, 1986b; Wilk & Rathje, 1982), las cuales son consideradas como las unidades mínimas de producción y reproducción social (Carballo, 2011; Jongsma & Greenfield, 2003; Manzanilla, 1986b; Wilk & Rathje, 1982). Debido a que un gran número de las prácticas sociales relacionadas con el aprovechamiento y la trasformación del medio natural se llevan a cabo mediante el trabajo cooperativo de estos grupos (Smith, 1987), su estudio, nos permite conocer los aspectos socio-económicos básicos de la sociedad que se pretenda estudiar. El estudio de las unidades domésticas, nos permite aproximarnos a múltiples aspectos de la vida social humana, ya que en estas se reflejan los componentes particulares de la sociedad a la que pertenecen. En las investigaciones arqueológicas, los grupos domésticos, tienen su reflejo tangible en las unidades habitacionales, que son los espacios físicos donde se llevan a cabo las actividades, relacionadas con la satisfacción de las necesidades de los miembros de la unidad doméstica. Estos espacios están constituidos por las estructuras habitacionales, las áreas de trabajo, de almacenamiento o de desecho (Manzanilla, 1986b), por lo cual, al ser abandonados, y pasar a formar parte del

registro arqueológico, se convierten en evidencias sumamente valiosas que nos permiten aproximarnos al entendimiento de los modos de vida de una sociedad que se estudia a través de sus vestigios materiales (Ashmore & Wilk, 1988; Hirth, 1993; Jongsma & Greenfield, 2002, 2003). En el campo de la arqueología mesoamericana, son sumamente valiosos los trabajos que han sido realizados con la finalidad de aproximarse al entendimiento 10

de la organización de la vida doméstica de las sociedades prehispánicas (e. g. Flannery, 1976a; Manzanilla, 1986b; Santley & Hirth, 1993a). Lo cual nos ha permitido conocer diferentes aspectos de los modos de vida de estos seres humanos, así como a establecer los métodos y técnicas idóneos para la identificación, el registro y la interpretación de este tipo de evidencias. Desafortunadamente, son escasos los estudios de estas temáticas que se han llevado a cabo sobre las sociedades del periodo Preclásico mesoamericano que se desarrollaron en las tierras bajas de la Costa del Golfo. Donde por muchos años los investigadores se centraron en las grandes producciones materiales de carácter público y en los estudios iconográficos, y dejaron de lado el estudio de los grupos domésticos que formaron parte de las sociedades que produjeron estas obras. Sin embargo, esta perspectiva ha comenzado a cambiar en las últimas décadas, ya que se han iniciado diversas investigaciones en la región que tienen como finalidad estudiar múltiples aspectos de la vida social de las sociedades que se establecieron en el sur de Veracruz y el occidente de Tabasco (e.g. Acosta Ochoa, 2012; Arnold, 2009; Cyphers, 1994, 1997a, 2012; Cyphers et al., 2013; González Lauck, 1988, 1994; Kruger, 1996; Lunagómez, 1995; Symonds & Lunagómez, 1997; Symonds et al., 2002; Wendt, 2003, 2005, 2010). De esta forma, se han abordado una variedad de temáticas relacionas con la organización y económica de los asentamientos del área nuclear, dentro de estas investigaciones podemos mencionar las investigaciones sobre la distribución y la organización de los sitios que se asentaron

dentro de los hinterlands de las

capitales regionales (Lunagómez, 1995; Symonds & Lunagómez, 1997; Symonds et al., 2002), los trabajos entorno a la integración socio-política y los patrones en la

producción

económica

de

los

territorios

distantes

a

los

principales

asentamientos (Acosta Ochoa, 2005; Jiménez Delgado, 2008; Kruger, 1996, 1997), y los estudios sobre la vida doméstica de los seres humanos que integraron los asentamientos olmecas (Aguilar Rojas, 1993; Cyphers, 1997a; Cyphers et al., 2013; Kruger, 2005; Rust & Sharer, 1988; Wendt, 2003, 2005). Lo cual, ha comenzado a integrar a nuestro conocimiento detalles sobre las formas de 11

adaptación y aprovechamiento del medio ambiente, la organización social, política y económica, y los modos de vida de las sociedades que se desarrollaron en la Costa del Golfo durante el Preclásico. Dentro de las investigaciones enfocadas a aproximarse al entendimiento de la organización doméstica y comunitaria de los asentamientos olmecas, se ubica el Proyecto Arqueológico Arroyo Pesquero, dirigido por Carl J. Wendt de la Universidad Estatal de California en Fullerton y Roberto Lunagómez de la Universidad Veracruzana. El cual desde el año 2005, lleva a cabo trabajos científicos en el margen occidental de la cuenca de Tonalá, con la finalidad de recopilar datos domésticos y comunitarios de los asentamientos de la región, para conocer la organización doméstica, las practicas rituales domésticas, las estrategias de adaptación al medio natural y los métodos de subsistencia de los sitios de esta zona, así como su relación con la jerarquía socio-política de la región (Wendt, 2011). El Proyecto Arqueológico Arroyo Pesquero se ha enfocado desde el año 2010 en el estudio del sitio arqueológico de Los Soldados, ubicado en el municipio de Agua Dulce, Veracruz, en el cual se han realizado una serie de trabajos con la finalidad de investigar las características de la organización comunitaria y la vida doméstica de los seres humanos que habitaron en este asentamiento (Wendt, 2014; Wendt & Lunagómez, 2011a). Por lo cual, se ha propuesto como uno de los objetivos de las temporadas de campo, la detección y excavación de los restos de unidades domésticas, para su posterior análisis e interpretación dentro del contexto social del sitio y de la región. Durante la temporada 2012, se detectaron en la excavación de los Unidad No. 18, varios indicios que planteaban la posibilidad de que en este espacio, se hubieran encontrado restos de espacios domésticos. Por lo cual se propuso como proyecto de titulación de quien escribe, el análisis e interpretación de los materiales arqueológicos y de los rasgos de esta Unidad, centrándose en aquellas evidencias relacionadas con actividades domésticas. El presente trabajo pretende ser un 12

pequeño aporte para el conocimiento de la vida doméstica de los antiguos habitantes de Los Soldados. En el que se exponen y discuten algunos aspectos de los materiales y los contextos analizados. Este trabajo está compuesto de ocho capítulos, en los cuales se pretende exponer partiendo de lo general, a lo particular, el estudio de la vida doméstica de los seres humanos que vivieron en el sitio Los Soldados. En el capítulo número uno, se presenta la ubicación espacial del sitio, tomando como referencia la región de Arroyo Pequero, delimitada por los directores del Proyecto Arqueológico Arroyo Pesquero. En este apartado se exponen las características del medio ambiente de la región, como el clima, la fisiografía y la hidrología. De igual forma, debido a que uno de los objetivos de este estudio es conocer el tipo de actividades de producción o apropiación de recursos que fueron practicadas en épocas prehispánicas, hemos incluido algunos aspectos sobre la presencia y distribución de la flora y la fauna de la zona. En el segundo capítulo se exponen y discuten los conceptos de unidad o grupo doméstico, unidad habitacional y áreas de actividad, con la finalidad de tener un marco teórico-referencial que nos permita abordar las temáticas discutidas en los siguientes capítulos. Se presentan las características que definen una “unidad habitacional”, se plantean las ventajas que ofrece el estudio de estos elementos en las investigaciones arqueológicas, y se muestran algunas de las temáticas en las cuales las unidades domesticas son las principales fuentes de evidencias. En el capítulo tres se presentan, en la medida de lo posible, el estado actual de nuestro conocimiento sobre los métodos de adaptación al medio ambiente y los modos de producción de los asentamientos olmecas, para esto se hace una breve recopilación del origen de los estudios olmecas, y posteriormente se analizan varios planteamientos sobre los aspectos socio-económicos de los asentamientos preclásicos de las tierras bajas del Golfo. Lo cual nos permitirá tener un marco referencial para la interpretación de las características y funciones de las unidades habitacionales de un sitio olmeca como Los Soldados. 13

En el cuarto capítulo se mencionan los antecedentes de investigación en la cuenca del río Tonalá, tomando como principal referente el sitio de La Venta, ya que este es el sitio más ampliamente estudiado de región. Se mencionan los antecedentes de investigación en la región de Arroyo Pesquero. Esto para detectar el enfoque de las investigaciones previas, sus aportes y aquellos aspectos que aún no han sido estudiados a profundidad. En este capítulo se exponen las primeras temporadas del Proyecto Arqueológico Arroyo Pesquero. En el quinto capítulo se detallan los trabajos realizados en el sitio Los Soldados por Proyecto Arqueológico Arroyo Pesquero, en este apartado se presentan las razones por las cuales se decidió estudiar este asentamiento, los objetivos del proyecto, se muestran algunas de las metodologías implementadas durante la temporada 2012 y se exponen los planteamientos realizados sobre sitio. En el sexto capítulo se plantean los objetivos generales y particulares de la investigación, el planteamiento de problema y la justificación académica de este trabajo. En el séptimo capítulo se presentan los resultados preliminares del análisis de la cerámica, la lítica tallada, la lítica pulida y el barro quemado de la Unidad No. 18. También se presentan algunos de los materiales presentes en la Unidad que aún no han sido analizados. En el octavo capítulo se analizan y se plantean las posibles interpretaciones de los contextos primarios excavados, así como su relación con los materiales arqueológicos analizados.

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Capítulo I. El Medio Ambiente de la Región de Arroyo Pesquero La región de Arroyo Pesquero se encuentra en el sur del estado de Veracruz, en los municipios de Agua Dulce y Las Choapas, es un área que fue delimitada arbitrariamente por el Proyecto Arqueológico Arroyo Pesquero (PAAP) con la finalidad de realizar una serie de trabajos arqueológicos encaminados a la investigación de la organización social, política y económica de los olmecas. Esta delimitación fue denominada de esta forma debido a un afluente de río Tancochapa-Tonalá, conocido como “arroyo Pesquero”, el cual cobró relevancia en los estudios sobre la cultura olmeca desde los años sesenta, cuando se recuperaron en este cuerpo acuático una gran cantidad de artefactos elaborados en piedra verde, como máscaras, hachas y figurillas, que se encuentran en la actualidad en diferentes museos de México, Estados Unidos y Europa (Wendt et al., 2014). Esta área tiene una superficie de 330 km2, los límites físicos establecidos por el PAAP fueron al este el río Tonalá; al oeste las coordenadas UTM E 365,000; al norte la carretera interestatal y al sureste la vía del Ferrocarril del Sur (Wendt, 2006; Wendt & Lunagómez, 2008, 2009). Esta región se encuentra dentro del área nuclear olmeca, está situada al suroeste del sitio arqueológico de La Venta, y al noreste del asentamiento prehispánico de San Lorenzo. A pesar de la notoriedad de los hallazgos realizados a lo largo de los años, han sido pocos los proyectos que han trabajado el área. Lo cual genera un desequilibrio en el conocimiento que se tiene de esta zona, en contraposición con la información que contamos sobre los asentamientos del margen oriental del río Tonalá, los cuales han sido estudiados a mayor profundidad (e. g. Drucker, 1952; Drucker et al., 1959; González Lauck, 1988; Jiménez Salas, 1990; Rust & Sharer, 1988). Esta situación ha generado que se llegue a la conclusión de que en épocas precolombinas los seres humanos prefirieron asentarse al oriente del Tonalá, mientras que la parte occidental fue un territorio poco poblado (Acosta Ochoa, 2012: 85). No obstante los resultados de las investigaciones recientes pueden cambiar esta percepción, además de que resulta evidente que el arroyo Pesquero 15

ocupó un lugar preponderante en la cosmovisión de los antiguos pobladores de la zona (Wendt & Lunagómez, 2011b; Wendt et al., 2014).

Imagen 1. Tierras bajas de la Costa del Golfo de México con los principales asentamientos olmecas. Tomado de Wendt y Lunagómez, 2011a.

En la actualidad, el medio ambiente en la región de Arroyo Pesquero ha sufrido cambios drásticos que han afectado los ecosistemas de la zona, debido a actividades que alteran, destruyen o contaminan el medio natural, como el desarrollo urbano, la industria petrolera, la explotación de recursos naturales o la ganadería. Por lo que, estamos seguros que el entorno contemporáneo, es muy distinto a en el que vivieron los pobladores prehispánicos de la zona. No obstante es de nuestro interés conocer los aspectos naturales del área, para poder establecer cuáles pudieron ser los recursos disponibles, y los retos adaptativos a los que se enfrentaron las antiguas poblaciones. Si bien no se pueden extrapolar las condiciones medioambientales actuales a las del pasado, sin conocer la evolución del medio ambiente de una región, es un buen inicio identificar los

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recursos naturales actuales para tener un punto de comparación con las condiciones pretéritas.

Imagen 2. La Región de Arroyo Pesquero. Tomado de Wendt y Lunagómez, 2010.

Clima El clima que predomina en la región es un clima cálido-húmedo (Aw2), con abundantes lluvias en verano. La temperatura media anual es de 25˚ a 27˚C, presenta un régimen de precipitación anual de 1712 mm (Bozada & Páez, 1986; INEGI, 2009). Mayo y abril son los meses más cálidos, en los cuales se llegan a sobrepasar los 40˚C, los meses de diciembre y enero son los más templados, en los cuales la temperatura oscila alrededor de los 18˚C y se presentan lluvias recurrentes que superan el 10% del total anual. Fisiografía

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El área de estudio se encuentra dentro de la provincia fisiográfica de la Llanura Costera del Golfo sur, la cual abarca casi la mitad del territorio del estado de Veracruz, esta provincia se divide en dos sub-provincias; la Llanura Costera Veracruzana y las Llanuras y Pantanos Tabasqueños (Medina Chena et al., 2010). La mayor parte de la región de Arroyo Pesquero está en el interior de la subprovincia de la Llanura Costera veracruzana, excepto la parte que se encuentra sobre la ribera del río Tonalá, donde se adentran las llanuras y Pantanos Tabasqueños al territorio veracruzano. En su parte suroeste, la región limita con una pequeña franja de la Sierra Norte de Chipas. La subprovincia de la Llanura Costera Veracruzana y la subprovincia de las Llanuras y Pantanos Tabasqueños están formadas en su gran mayoría por suelos de origen aluvial, debido a que son irrigadas por ríos muy caudalosos como el río Coatzacoalcos, el Grijalva y el Usumacinta, los cuales depositan una alta cantidad de sedimentos procedentes de las zonas montañosas (Jiménez Salas, 1990). El área presenta una altitud por debajo de los 100 msnm en casi toda su extensión y existen pocos afloramientos rocosos, dentro de las pocas rocas encontradas en la región son las lutitas y las areniscas del Eoceno, el Oligoceno, el Mioceno y Plioceno (Islas Ojeda, 1990), además de los sedimentos granulares y orgánicos formados en el periodo Cuaternario (Jiménez Salas, 1990). Los suelos de la región son muy variados, debido a la geografía de la zona podemos encontrar varios tipos de suelos. En la región pantanosas y la ribera del río Tonalá se encuentran los suelos tipo Gleysol, que son suelos pantanosos, ricos en materia y tienden a agrietarse cuando se secan, son de colores grises, azuloso o verdoso. En la áreas selváticas son comunes los suelos tipo Acrisol, los cuales se caracterizan por tener una alta acumulación de arcilla en el subsuelo, presentan colores rojos, amarillos o amarillos claro con manchas rojizas (INEGI, 2009). También encontramos suelos tipo Nitosol, suelos característicos de zonas muy lluviosas, de áreas boscosas o selváticas, los cuales son comúnmente tienen un subsuelo muy hondo y enriquecido en arcilla (Islas Ojeda, 1990). De igual forma encontramos en menor escala suelos tipo Regosol, Luvisol, Cambisol y Vertisol. 18

Hidrografía El río Tonalá, que en su parte alta es denominado como río Tancochapa, es el principal cause dentro del área de estudio, fue sobre la rivera de este afluente donde se asentaron los antiguos pobladores del sitio de Los Soldados, debido a esto es de gran interés para nosotros el estudio de los recursos alimenticios que el río podría aportar a los habitantes del asentamiento prehispánico, así como su utilización como medio de transporte, y vía de comercio e intercambio (González Lauck, 2000). No obstante, se tiene en consideración que la actual hidrografía de la cuenca del Tonalá ha sufrido cambios a través del tiempo, tanto en la movilidad del cauce como la desaparición de antiguos afluentes. Investigaciones en el área oriental de la cuenca han encontrado evidencias de paleo-cauces (González Lauck, 1988; Rust & Sharer, 1988; Jiménez Salas, 1990) los cuales formaron parte del antiguo paisaje de la región. Por lo cual se debe contrastar la información que tenemos del sistema fluvial actual con los datos obtenidos de las investigaciones orientadas hacia el entendimiento de la evolución de esta red hidrológica. Este río se encuentra dentro de la región hidrológica de Coatzacoalcos, toma su nombre del poblado de Tonalá, cercano a su desembocadura, se localiza entre las coordenadas 18˚ 13´ y 17˚ 23´ de latitud Norte y 94˚ 08´ y ˚93 45´ de longitud oeste (Contreras & Castañeda, 1995). Nace en la Sierra Madre de Chiapas a 1000 msnm., su cauce navegable es de 325 km, y a solo 2 km de su desembocadura se divide en dos corrientes, una desemboca en el Golfo de México y la otra continúa su curso para desembocar en la laguna de El Yucateco (Tamayo, 1964 citado en Bozada & Páez, 1986). La cuenca de captación es de alrededor de 6000 km2, y es irrigado por varios afluentes tributarios, como el río Blasillo, el río Zanapa, el río Panal, el Arroyo Pesquero, entre otros de menor caudal. El río presenta en su parte media una alta salinidad, generada por la penetración de agua marina en el cuerpo acuático, lo cual genera el amiente óptimo para los manglares. Este sirve de actual división política entre los estados de Veracruz y Tabasco. 19

Debido a la contaminación de la industria petrolera, la contaminación urbana y métodos de explotación inadecuados, el río ha perdió gran parte de su potencial pesquero (Bozada & Páez, 1986), lo cual ha generado un fuerte impacto en los poblados asentados a sus márgenes, que ven disminuidos sus fuentes de alimentación e ingresos. Biodiversidad El actual panorama de la biodiversidad del sur de Veracruz resulta muy desalentador debido a la alta contaminación; la alteración y destrucción de ecosistemas y el incremento demográfico en la región; han generado impactos muy negativos para un gran número de plantas y animales que resienten las alteraciones antrópicas en el medio ambiente. Es por eso que muchas de las especies con las que posiblemente interactuaron los pobladores prehispánicos de la región ya han desaparecido, o han disminuido dramáticamente sus poblaciones. De la misma forma, debido a las actividades humanas, en la actualidad encontramos organismos que no son endémicos de la región, como la rata negra o la mojarra tilapia. Sin embargo, es de nuestros interés conocer la flora y la fauna que habita o habitó hasta hace pocas décadas la zona, para así tener un punto de partida en la identificación de los patrones de distribución y disponibilidad de los recursos naturales que estuvieron disponibles para los antiguos pobladores, esto sin olvidar que la información obtenida del medio ambiente contemporáneo deberá ser contrastada con evidencias paleoecológicas que nos permitan aproxímanos al entendimiento de las continuidades y transformaciones ecológicas de la región. El paisaje bioclimático de la región corresponde a la selva tropical húmeda, que debido a sus características fisiográficas e hidrológicas, hemos divido para los fines de este estudio, en tres ecosistemas principales, que están íntimamente relacionados entre sí. El primer ecosistema es el río Tonalá en sí mismo, que se encuentra en el límite este del área de estudio, e incluye principalmente a la ictiofauna, reptiles y mamíferos acuáticos, así como crustáceos y moluscos. El segundo ecosistema son las áreas ribereñas, en las cuales encontramos 20

comunidades vegetales que dependen de la cercanía de cuerpos de agua estacionales o permanentes para su subsistencia, como manglares y pantanos, dentro de esta clasificación incluimos a los popales y los palmares inundables. La tercera corresponde a la selva alta perennifolia, al igual que algunas áreas de selva baja perennifolia y la sabana; las cuales son agrupadas debido a su relativa independencia de los sistemas fluviales. De igual forma clasificamos a las especies animales dentro de estos tres ecosistemas, aunque algunas especies pueden habitar en más de uno. Los ríos presentan una variedad de fauna aprovechable para el ser humano, en el viven múltiples especies de peces, crustáceos y moluscos, así como reptiles y mamíferos acuáticos, de los cuales, en su gran mayoría representan una fuente muy importante de proteínas y grasas disponibles para las poblaciones humanas. En los márgenes de río Tonalá aun encontramos un gran número de habitantes que dependen de la pesca y la caza de fauna acuática para su alimentación y obtención de recursos mediante su comercialización. Dentro de la ictiofauna que habitan en este sistema fluvial encontramos distintas especies de bagres (Arius spp. y Bagre ssp.), pejelagarto (Lepisosteus tropicus), róbalo (Centropomus parallelus), robalo blanco (Centropomus undecimalis), varias especies de mojarras (Diapterus

spp.),

mojarra

rayada

(Eugerres

plumieri),

mojarra

colorada

(Cichlasoma heterospilum), guavina (Guavina guavina), sardina (Dorosoma spp.), tenhuayaca (Petenia splendida), bobo liso (Ictalurus meridionalis), lenguado (Achirus lineatus), lisa (Mugil curema), macabil (Brycon guatemalensis), pargo (Lutjanus spp.), jurel común (Caranx hipos),entre otras especies menos comunes; dentro de los crustáceos y moluscos que habitan en la cuenca encontramos varias especies de jaibas (Gallinectes spp.), cangrejo azul (Cardisoma guanhumi), ostiones (Crassostrea spp.), camarón blanco (Penaeus satiferus), camarón prieto (Macrobrachium acanthurus), langostino (Penaeus aztecus) (Bozada & Páez, 1986); así como reptiles acuáticos como tortugas, como la tortuga lora (Lepidochelys kenpi), tortuga blanca (Dermatemys mawii) y mamíferos acuáticos como el manatí (Trichechus manatus). Es importante recordar que las especies 21

aquí mencionadas son las han sobrevivido a la contaminación y a la introducción de especies exógenas que alteraron la cadena trófica del ecosistema, desapareciendo o reduciendo algunas poblaciones de la fauna loca. En épocas prehispánicas la biodiversidad probablemente fue distinta a la que encontramos en la actualidad.

Imagen 3. Ecosistema ribereño de la cuenca del Tonalá.

En las zonas ribereñas, donde se forman manglares, pantanos y popales, así como vegetación inundable (Chazaró Basañez, 1986), encontramos una flora y fauna que se encuentra en grave deterioro por las modernas actividades productivas y extractivas. En este ecosistema encontramos vegetación acuática como los denominados pantanos (Eichornia crassipes), lechuga de agua (Pistia stratiotes) y tule (Typha dominguensis). En los manglares existen diferentes tipos de mangles, los cuales son aprovechados actualmente para la construcción de viviendas tradicionales, y para la fabricación de carbón vegetal, en el manglar viven especies como el mangle rojo (Rhizophora mangle), mangle prieto 22

(Avicennia spp.), mangle Blanco (Langucularia racemosa), majagua (Hibiscus tiliaceus), helecho de manglar (Acrostichum aureum), saladillo (Batis marítima), lirio (Hymenocalllis littorale), especies epifitas y trepadoras como cuerno (Schomburgkla tibicinis), tencho (Tillandsia spp.), pita (Aechmea bracteata), pitaya (Selenicereus spp.), y bejuco trepador (Rhabdadenia biflora), varias plantas parasitarias que atacan a los mangles (op. cit.). Dentro de la flora que crece a las orillas del río podemos encontrar palma jahuacte (Bactris sp.), acuatope (Inga edullis), amezquite (Pithecellobium recordii), anona de río (Annona glabra), macayo (Andira galeottiana), buelaná (Citharexyllum hexangulare), camalote (Paspalum fasciculatum), coyol real (Scheelea liebmannii), coyol (Acrocomia aculeata) y guano prieto (Acoelorrhaphe wrightii). De igual forma se encuentran pastos inundables como el camalote (Paspalum fasciculatum) y la zarza (Mimosa pigra). En el área de la ribera viven varias especies de anfibios, reptiles, aves, mamíferos, así como un gran número de invertebrados que dependen de la cercanía de cuerpos acuáticos para su subsistencia y reproducción. La fauna encontrada es el sapo común (Bufo marinus), el sapo de la costa del Golfo (Incilius valliceps), ranas arborícolas (Hylidae spp.), ranitas de hojarasca (Craugastor spp.), varias especies de ranas de agua americanas (Lithobates spp.), salamandras escaladoras tropicales (Bolitoglossa spp.), tortuga jicotea (Trachemys scripta), tortuga de tres lomos (Staurotypus triporcatus), tortuga lagarto (Chelydra acutirostris), tortuga pecho quebrado de tabasco o pochitoque (Kinosternon acutum), tortuga mojina de monte (Rhinoclemmys areolata), cocodrilo mexicano (Crocodylus moreletti), caimán (Caiman crocodilus) y el perro de agua (Lontra longicaudis). Dentro de las aves acuáticas encontramos el zambullidor menor (Tachybaptus dominicus), pelicano

blanco

(Pelecanus

erythrorhynchos),

pelicano

pardo

(Pelecanus

occidentalis), cormorán (Phalacrocorax olivacenus), aninga americana (Anhinga anhinga), garzón blanco

(Casmerodius albus), garza azul (Egretta caerulea),

garza nocturna (Nycticorax spp.), ibis blanco (Eudocimus albus), cigüeña americana (Mycteria americana), pijije alioscuro (Dendrocygna bicolor), pijije 23

aliblanco (Dendrocygna autumnalis), pato real (Cairina moschata), pato de collar (Anas platyrhynchos), cerceta aliazul (Anas discors), jacana centroamericana (Jacana spinosa) y martín pescador (Chloroceryle spp.) (Herzig, 1986). Cabe destacar que algunas de estas especies son migratorias, y solo están presentes en la región durante algunas estaciones. Este ecosistema ribereño resulta de interés al constatar que en el habitan un gran diversidad de aves y reptiles con alto valor nutritivo, y que en épocas prehispánicas pudieron representar una fuente proteínica importante para las poblaciones locales. Dentro del ecosistema selvático encontramos zonas de selva alta perennifolia, de las cuales quedan pocas zonas con esta vegetación en la región, también existen áreas de selvas medianas perennifolia, sabanas tropicales y acahuales (cfr. Chazaró Basañez, 1986). Estas comunidades vegetales han sido altamente explotadas por los seres humanos debido a la expansión demográfica y a la modificación de la tierra para el pastoreo de ganado bovino, así como para la comercialización de maderas y resinas. Por esta razón gran parte de los organismos mencionados a continuación están casi extintos en la región. Dentro de la flora que podemos encontrar en la selva alta se encuentran especies de árboles de gran tamaño como como la ceiba (Ceiba pentandra), ojoche o ramón (Brosimum alicastrum), caoba (Swietenia macrophylla), cedro rojo (Cedrela odorata), guapaque (Dialium guianense), sombrerete (Terminalia amazonia), zapote mamey (Pouteria sapota), hule (Castilla elastica), chicozapote (Manilkara sapota), castaño (Sterculia mexicana), palo de agua (Vochysia hondurensis), Chichipate (Sweetia panamensis), el barí (Calophyllum Brasiliense), jobo (Spondias mombin), el rabo de lagarto (Zanthoxylum kellermanii), magnolia o yoloxochitl (Talauma mexicana), matapalo (Ficus spp.), palo mulato (Bursera simaruba) (Vázquez Torres, 2011). Otras especies encontradas, pero de menor tamaño, que corresponde a la selva media son el Cedrillo (Guarea spp.), molinillo (Quararibea funebris), huevo de mono (Cymbopetalum bailloni), aguacatillo (Nectandra spp.), cacao (Theobroma cacao), corozo (Orbignya cohune) y guanábana (Annona muricata). En las sabanas encontramos diferentes especies 24

encinos (Quercus spp.), el raspa viejo (Curatella americana), nance o nanche (Byrsonima crassifolia), pongolote (Cochlospermun vitifolium), tepecacao (Luehea speciosa) y hoja lata (Miconia argentea). También encontramos arbustos como el chocho o chichón (Astrocaryum mexicanum), palmas tepejilote (Chamaedorea tepejilote), jaguate (Bactris cohune). De igual forma se encuentran plantas parasitarias, epifitas y otros organismos como los hongos (Chazaró Basañez, 1986). En la selva alta encontramos un gran número de avifauna, aves rapases como el águila solitaria (Harpyhaliaetus solitarius), gavilán (Accipiter spp.), halcón (Falco spp.), lechuza (Tyto alba); especies llamativas hoy raramente vistas como la guacamaya roja (Ara macao), tucán real (Ramphastos sulfuratus), tucán de collar (Pteroglossus torquatus), loro real (Amazona albifrons), loro cariamarillo (Amazona autumnalis), loro coroniamarillo (Amazona oratrix), perico verde (Aratinga holochlora), periquillo alcaparrero (Aratinga aztec); otras especies como

los

colibríes (Trochilinae spp.), pájaros Carpinteros (fam. Picidae), hocofaisán (Crax rubra), pava cojolita (Penelope purpurascens), paloma (Columba spp.), tórtolas (Columbina spp.), chachalaca (Ortalis vetula), urraca (Cyanocorax morio), centzontle aliblanco (Mimus polyglottos), zanate (Quiscalus mexicanus), así como algunas especies necrófilas como el zopilote (Coragyps atratus) y el buitre americano cabecirrojo (Cathartes aura) (Herzig, 1986). En este ecosistema habitan una gran cantidad de mamíferos, algunos originarios de las selvas altas, se han desplazado hacia selvas medianas, otros en cambio han quedado rezagados a pequeñas zonas o han desaparecido de la región. Las especies más comunes de mamíferos de este ecosistema son algunos primates como el mono araña (Ateles geoffrogyi) y el mono aullador (Alouatta palliata); carnívoros como el jaguar (Panthera onca) (el cual se considera casi extinguido en la región), ocelote (Leopardus pardalis), tigrillo (Leopardus wiedii), jaguarundí (Herpailurus yagouaroundi), grisón (Galictis vittata), cacomixtle (Bassariscus sumichrasti), hurón mayor (Eira barbara), mapache (Procyon lotor), martucha (Potos flavus), coyote (Canis latrans), zorrillo (Conepatus semistriatus); 25

cérvidos principalmente representados por el venado cola blanca (Odocoileus virginianus) y el temazate (Mazama americana); dos especies de puercos de monte, el pecarí de collar (Pecari tajacu) y el pecarí de labios blancos (Tayassu pecari); roedores como la ardilla gris (Sciurus aureogaster), ardilla tropical (Sciurus deppei), ardilla de yucatán (Sciurus yucatanensis), ratones de campo (Oryzomys spp), rata café o rata algodonera (Sigmodon hispidus), rata trepadora (Tylomys nudicaudus), tuza (Orthogeomys hispidus), tepezcuintle (Cuniculus paca), agutí centroamericano (Dasyprocta punctata) y el puercoespín tropical (Coendou mexicanus); otras especies como el armadillo

(Dasypus novemcinctus), oso

hormiguero (Tamandua mexicana), conejo (Sylvilagus spp.), coatí (Nasua narica) y el tapir (Tapirus bairdii); algunos marsupiales entre los que encontramos el tlacuache tropical (Didelphis marsupialis), tlacuache norteño (Didelphis virginiana), tlacuache cuatro ojos (Philander opossun); múltiples especies de quirópteros, como los murciélagos frugívoros (Artibeus intermedius spp.), murciélago ranero (Trachops cirrhosus), murciélago de sacos (Saccopteryx bilineata), murciélago de nariz de lanza (Phyllostomus discolor), vampiro común (Desmodus rotundus) entre otras (Vázquez Torres & Gonzalez Christen, 1990; González Christen, 2010). También habitan este ecosistema reptiles como la iguana (Iguana iguana), toloque (Anolis spp.), basilisco (Basiliscus spp.), boas (Boa constrictor), nauyaca (Bothrops asper), el coralillo (Micrurus spp.), la víbora de sangre (Clelia clelia) y la víbora de cascabel (Crotalus durissus).

26

Capítulo II. Unidades Habitacionales y Economía Doméstica Hasta hace unas décadas la mayoría de las investigaciones arqueológicas en Mesoamérica se centraban en los grandes centros urbanos, el las obras de carácter público o ritual y en las producciones materiales de las clases dominantes, y mostraban poco interés en el estudio de la vida cotidiana de los seres humanos que integraban las sociedades estudiadas, lo cual generaba un vacío en la interpretación de las dinámicas socio-culturales que los arqueólogos pretendían estudiar. No obstante desde los años 1970´s hasta la actualidad se han realizado múltiples trabajos que han mostrado interés en la cotidianidad y en la organización doméstica de los grupos humanos que habitaron el territorio mesoamericano (e. g. Flannery, 1976a; Manzanilla, 1986a; Manzanilla & Chapdelaine, 2009; Santley & Hirth, 1993a; Wilk & Ashmore, 1988). Debido a este interés, ha sido necesaria la búsqueda, definición, implementación y contrastación de herramientas de análisis que nos ayuden a la compresión de las condiciones objetivas de la vida social cotidiana de los seres humanos que pertenecieron a la(s) sociedad(es) que se pretende(n) investigar a nivel arqueológico (Castro et al., 1996). Uno de los aspectos en los que se han enfocado los estudios sobre la vida cotidiana de los seres humanos del pasado, ha sido el de la organización socioparental, y su integración socio-económica dentro de la comunidad a la que pertenecieron, centrados principalmente en las agrupaciones de personas que conformaban las unidades de cooperación productiva y reproductiva, y en las condiciones materiales que formaron parte de la cotidianidad de estos grupos, las cuales se reflejan en el registro arqueológico. Para esto, se ha desarrollado un cuerpo teórico-conceptual en torno a la investigación de la vida social cotidiana, así como un conjunto de métodos y técnicas que nos permiten recuperar y analizar de manera sistemática y contrastable las evidencias arqueológicas. De esta forma ha sido necesaria definición y delimitación conceptual de los elementos tangibles de las unidades o grupos domésticos, por lo que se ha implementado la 27

utilización del término “unidad habitacional”, como reflejo material del grupo doméstico en las investigaciones arqueológicas (Ashmore & Wilk, 1988; Carballo, 2011; Hirth, 1993; Manzanilla, 1986b, 1990; Winter, 1976, 1986). El Grupo Doméstico y la Unidad Habitacional El concepto de grupo doméstico o unidad doméstica corresponde a una organización socio-parental y socio-económica que cumple funciones productivas y reproductivas dentro de una comunidad, el cual sirve como unidad de análisis mínima dentro de una sociedad. (Carballo, 2011; Jongsma & Greenfield, 2003; Manzanilla, 1986b; Wilk & Rathje, 1982). Es identificado con la familia, sin embargo, estos conceptos no deben entenderse como sinónimos, pues si bien en algunas ocasiones, un grupo doméstico puede ser constituido en su totalidad por una familia, en otras ocasiones los grupos domésticos pueden mostrar características distintas a la familia, ya que miembros de una misma familia, pueden pertenecer a diferentes grupos domésticos, o de igual manera, los miembros de un mismo grupo doméstico, pueden no estar relacionados parentalmente (Jongsma & Greenfield, 2002), por ejemplo, un sirviente que vive permanentemente con la familia para la cual trabaja, pero no guarda relación de parentesco con los demás miembros de la unidad doméstica, no forma parte de la familia, pero sí es un miembro de la unidad doméstica, al ser un agente activo en las tareas domésticas que se realizan cotidianamente. El mismo razonamiento puede ser aplicado para otros tipos de relaciones donde individuos externos a la unidad familiar son integrados a un grupo doméstico voluntaria o coercitivamente, sin embargo, la diferenciación de estos aspectos a nivel arqueológico, es difícil de establecer. Debemos agregar que el concepto de familia es muy ambiguo, y su implementación como unidad de análisis corre el riesgo de ser inadecuado al estudiar sociedades pretéritas, ya que tal como lo han demostrado los trabajos etnológicos, la concepción de las relaciones de parentesco puede variar drásticamente de una sociedad a otra (Cfr. Lévi-Strauss, 1969), y al no contar con 28

informadores o fuentes escritas que nos orienten, el establecimiento de los vínculos parentales a través del registro arqueológico puede resultar bastante complicado. Por otra parte, el concepto de unidad o grupo doméstico ha demostrado ser un término más adecuado para el estudio de la diferentes sociedades (e.g. Netting et al., 1984). De esta forma se entiende al grupo doméstico

en su conceptualización,

como una herramienta de

análisis

metodológico, lo cual no significa que sea una abstracción imaginaria, dado que en una disciplina científica la utilidad de un concepto debe ser establecida en base a su capacidad de reflejar un aspecto particular de la realidad (Bate, 1981). En este sentido se han propuesto diferentes definiciones para el concepto de grupo doméstico, que han destacado varios aspectos y cualidades de este, sin embargo uno de los principales ejes para su definición, e implementación como herramienta de análisis, es el aspecto económico, dado que múltiples autores enfatizan su función como medio de adaptación al medio ambiente y como unidad de producción (Ashmore & Wilk, 1988; Carballo, 2011; Hirth, 1993; Jongsma & Greenfield, 2002, 2003; Manzanilla, 1986b, 1987, 1990, 2007; Wilk & Netting, 1984; Wilk & Rathje, 1982; Winter, 1986). Michael E. Smith destaca que “el grupo doméstico (household) es la unidad básica de producción y consumo en las sociedades agrarias, ya que muchas de las actividades involucradas en la adaptación al entorno natural y social toma lugar a nivel doméstico” (Smith, 1987: 297). Por su parte Gary M. Feinman y Linda M. Nicholas resaltan el papel del grupo doméstico como “la principal unidad de producción y como una pieza clave de la antigua economía mesoamericana” (Feinman & Nicholas, 2007: 194). De igual forma se han establecido diferentes características que una agrupación de hombres y mujeres deben cumplir para ser clasificados en su conjunto como un grupo doméstico. Dentro de estos, podemos mencionar el hecho de que todos los miembros de un grupo doméstico deben coexistir en una residencia común, guardar cierta relación de parentesco entre ellos, compartir cierta cantidad de bienes y mostrar cierto nivel de cooperación en las actividades productivas

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(Carballo, 2011; Jongsma & Greenfield, 2002, 2003; Pool, 1997; Wilk & Rathje, 1982; Winter, 1976, 1986). Por otra parte, se ha recalcado el rol “femenino” que se le ha asignado al grupo doméstico, al ser un contexto privado e integrado por mujeres, en contraposición a los espacios públicos integrados por hombres (Brumfiel & Nichols, 2009), no obstante consideramos que el grupo doméstico es un espacio mixto, el cual es integrado por hombres y mujeres, de diferentes edades, y es la primera instancia donde se establecen y reestablecen las relaciones y roles de edad y de género, ya que, es en este espacio donde los agentes sociales de distintas edades, aprenden y reproducen las formas de comportamiento, la división del trabajo y la jerarquía interna (Jongsma & Greenfield, 2002; Wilk & Netting, 1984). Y si bien los patrones de comportamiento están sujetos a las condiciones sociales que regulan las expresiones sociales de los individuos que integran una comunidad, los grupos domésticos pueden desafiar o resistir las presiones externas, y generar una organización interna diferente al del resto de la comunidad. De esta forma podemos entender al grupo doméstico como la primera arena social donde se enseñan, se organizan, se modifican y se llevan a cabo las diferentes expresiones la vida cotidiana. Debemos tener en cuenta que el grupo doméstico sirve como intermediario entre el individuo y su comunidad (Winter, 1986: 321), ya que los patrones conductuales comunitarios son mediados por el grupo doméstico, debido a que en la mayoría de los casos no existe una fuerza coercitiva concreta que regule las prácticas cotidianas al interior de la unidad doméstica1, de esta forma la organización conductual interna puede estar sujeta a las negociaciones entre los hombres y mujeres que la integran, de la misma manera que el grupo doméstico puede cumplir roles de confrontación y negociación entre diferentes los estratos sociales de una comunidad (Carballo, 2011). Por lo que debe entenderse en el grupo 1

Aunque sí existen casos en los que una entidad reguladora establece los patrones de comportamiento de su población, un buen ejemplo es la política de hijo único por pareja en la República Popular China.

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doméstico como un contexto dinámico (Brumfiel & Nichols, 2009), que refleja los componentes particulares de su sociedad, pero que a la vez puede ser un factor de transformación del contexto social, de adentro hacia afuera. También debemos mencionar que el grupo domestico es también una unidad mínima donde se puede estudiar los aspectos religiosos e ideológicos, ya que dentro de esto se realizan rituales domésticos, los cuales en algunas ocasiones se pueden estudiar a nivel arqueológico (Carballo, 2012; Manzanilla, 2007). Estas prácticas socio-ideológicas nos pueden ser de gran utilidad para el entendimiento de creencias religiosas que se practicaban a un nivel “privado” y que pueden ser contrastadas con las que se llevaban a cabo en un entorno público. De esta forma si entendemos el grupo doméstico o la unidad doméstica como una unidad social compuesta por un conjunto de individuos que comparten una residencia común y posesiones materiales, que cooperan en las actividades productivas, en la reproducción social y biológica, el cual está conformado por hombres y mujeres que en la mayoría de los casos, comparten una relación de parentesco2 (e. g. padre/hijo, madre/hija, esposa/esposo, hermana/hermano, padrastros/hijastros etc.), una jerarquía interna y en ocasiones una creencia religiosa compartida. Debemos entender a la unidad habitacional como el espacio físico donde se llevaban a cabo todos estos tipos de actividades y que al estar constituida de una realidad material tangible (estructuras, cerámica, lítica, restos óseos, etc.), que se puede estudiar a nivel arqueológico (Ashmore & Wilk, 1988; Carballo, 2011, 2012; Hirth, 1993; Jongsma & Greenfield, 2002, 2003; Manzanilla, 1986b, 1987, 1990, 2007; Serra Puche, 1986; Wilk & Netting, 1984; Wilk & Rathje, 1982; Winter, 1976, 1986). En este sentido la unidad habitacional puede ser entendida como los restos materiales que una unidad doméstica produce consciente o inconscientemente, y

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No todos los miembros de un grupo doméstico deben estar emparentados. Los pupilos, los esclavos, los sirvientes, entre otros. Son agentes sociales que forman parte de la unidad doméstica, pero que no tienen relaciones de parentesco con la mayoría de sus integrantes.

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que con el paso del tiempo forma parte del registro arqueológico (Ashmore & Wilk, 1988; Carballo, 2011, 2012; Fisher, 2014; Hirth, 1993; Jongsma & Greenfield, 2002, 2003; Manzanilla, 1986b, 1990, 2007; Santillán, 1986; Serra Puche, 1986; Wilk & Rathje, 1982; Winter, 1976). De esta forma una unidad habitacional está constituida por las estructuras que formaron parte de la vivienda, los espacios de desechos, las áreas de almacenamiento, los espacios de rituales domésticos, los enterramientos, las áreas de manufacturas de útiles, el área alrededor de las estructuras habitacionales3, y demás espacios físicos con o sin restos culturales 4 asociados donde se realizaban las actividades cotidianas relacionadas con las necesidades de los miembros del grupo doméstico. De igual forma, en las unidades habitaciones podemos encontrar áreas donde se realizaron actividades identificables, denominadas “áreas de actividad”, que son consideras como la unidad de análisis mínima que refleja una práctica social (Flannery & Winter, 1976; Hirth, 1993; Manzanilla, 1986b). Estas unidades de análisis, son los espacios físicos donde se llevaron a cabo tareas específicas, que pueden ser inferidas a través del análisis del registro arqueológico. Son generalmente concentraciones o asociaciones de materias primas, herramientas y/o desechos en cantidades particulares o distribuidas de manera tal que nos posibilitan inferir las actividades realizadas en un lugar determinado (Manzanilla, 1986b: 11). Las áreas de actividad han sido clasificadas por Linda Manzanilla en cuatro categorías de acuerdo con la función que cumplieron, estas categorías son: a) áreas de actividad de producción; b) áreas de actividad de uso o consumo; c) áreas de actividad de almacenamiento y d) áreas de actividad de evacuación (op. cit.) Por lo que podemos entender estos elementos como unidades de análisis del comportamiento social humano, que pueden ser estudiadas individualmente, pero 3

Puede existir una variabilidad en cuanto a tamaño del espacio que rodea las estructuras habitacionales que pueda ser considerado como parte de la unidad habitacional, esto depende de múltiples factores socioculturales que determinan el uso de los espacios de un asentamiento (Arnold, 1990). 4

Aun ante la ausencia de evidencias materiales como cerámica, lítica o estructuras habitacionales, los espacios domésticos pueden ser inferidos a partir de evidencias químicas como análisis de fosfatos o de PH (Barba, 1986), así como mediante estudios de restos óseos faunísticos, fitolitos o polen.

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que integran en su conjunto las distintas etapas de las actividades socioeconómicas que un grupo domestico realizaba cotidianamente. Unidades Habitacionales y Economía Domestica Entendemos las unidades habitacionales son un conjunto asociado de evidencias arqueológicas de actividades socio-parentales, socio-económicas, socio-políticas y socio-ideológicas que formaron parte de las condiciones materiales en las que un grupo doméstico realizó sus actividades cotidianas durante un periodo prolongado de tiempo (Catro et al., 1996), y que debido a una serie de procesos a lo largo de tiempo

fueron

conservadas,

para

posteriormente

integrar

un

contexto

arqueológico, no sin antes ser sometidas a una serie de alteraciones, las cuales deberán ser entendidas por los arqueólogos, si se pretende poder estudiar adecuadamente estas evidencias (Schiffer, 1990). Cabe destacar que hasta aquí hemos definido a la unidad habitacional como un conjunto de producciones que ya han dejado de formar parte de las condiciones materiales en las que el grupo doméstico vive, lo cual no significa que el concepto de la unidad habitacional sea únicamente aplicable a las sociedades pretéritas, ya que la división conceptual entre los seres humanos y los objetos que integran una unidad parental de cooperación socio-económica, es también de utilidad en el estudio de sociedades contemporáneas (e. g. Netting, Wilk, & Arnould, 1984). No obstante, para los fines de este trabajo hemos decidió delimitar nuestra concepción de unidad habitacional como la asociación contextual de evidencias de actividades humanas de carácter doméstico, que pueden ser estudiadas en el presente, pero que conformaron parte de la vida cotidiana de seres humanos en el pasado. Como mencionamos anteriormente múltiples autores han señalado como principal característica de las unidades domésticas su función como unidad de producción económica (Ashmore & Wilk, 1988; Carballo, 2011; Hirth, 1993; Jongsma & Greenfield, 2002, 2003; Manzanilla, 1986b, 1987, 1990, 2007; Wilk & Netting, 33

1984; Wilk & Rathje, 1982; Winter, 1986). Es decir, como un grupo de individuos que se agrupan para transformar los recursos naturales en herramientas o productos, que garantizan la subsistencia de los miembros de la unidad doméstica. Debido a esto el estudio de las unidades habitaciones resulta el medio idóneo para la compresión de la organización socio-económica a un nivel doméstico, ya que a través del análisis detallado de los restos materiales que integran las unidades habitaciones podemos entender las relaciones de producción, las formas de consumo y los medios de distribución de los bienes entre los grupos domésticos que integraban una comunidad. Algunos autores ha establecido una jerarquización analítica en la investigación arqueológica la cual entiende al análisis de las áreas de actividad como el primer nivel de análisis; a las unidades habitacionales como el segundo nivel de análisis, al análisis de los conjuntos residenciales o barrios como el tercer nivel y al sitio arqueológico en su totalidad como el cuarto nivel (Manzanilla, 1986b, 1990), y siguiendo esta línea de ideas el quinto nivel de análisis seria la región entera (Feinman & Nicholas, 2007; Flannery, 1976a). Resulta evidente que querer entender la organización socio-económica de un asentamiento prehispánico en su totalidad es una tarea ardua y que requiere una cantidad de tiempo considerable. Incluso a nivel doméstico es necesario contar con una muestra importante del sitio que se pretende investigar y la tarea se intensifica si se pretenden abordar una región entera. Sin embargo se han realizado intentos de entender la organización económica a diferentes niveles. Un ejemplo nos lo presentan las investigaciones publicadas en 1976 por Kent. V. Flannery, en esta se abordan los diferentes niveles de análisis arqueológico, a nivel de análisis de unidades habitacionales, de comunidad y regional, centrados principalmente en el valle de Oaxaca (Flannery, 1976a). Se destaca que en esta publicación se intenta hacer una clasificación de las

diferentes

actividades

inferibles

en

las

evidencias

arqueológicas,

clasificándolas en actividades comunes o universales presentes en la gran mayoría de los contextos estudiados, principalmente actividades de producción, preparación

y

almacenamiento

de

alimentos,

actividades

posiblemente 34

especializadas que solo estaban presentes en algunas unidades habitaciones y actividades que pudieran corresponder a la especialización de una región entera y las actividades especializadas únicas (Flannery & Winter, 1976), se denota que las actividades especializadas identificadas en su mayoría son de carácter artesanal. De igual forma se trató de hacer una división entre las actividades correspondientes al género masculino, y las actividades que posiblemente eran realizadas por el género femenino (op. cit.).

Imagen 4. Planta de una unidad doméstica excavada en Tierras Largas, Oaxaca, donde se pueden observar las distribución de los rasgos y elementos arqueológicos. Tomado de Flannery & Winter, 1976: 44.

35

Es importante tener en cuenta que como lo demuestra el estudio previamente citado (Flannery & Winter, 1976), las actividades productivas fundamentales en las sociedades son las enfocadas en la obtención, producción y consumo de alimentos, ya sea que estudiemos un grupo de cazadores-recolectores o una sociedad estatal, estas deben de tener los medios que garanticen el sustento de los individuos que las conforman. En las sociedades agrícolas, las actividades enfocadas a la producción de alimentos, pueden ser inferidas a partir de los vestigios materiales, así como de una serie de evidencias químicas o biológicas (Cfr. Manzanilla, 2007). Pero Incluso cuando se investiga a nivel doméstico la esfera de evidencias a considerar es muy amplia, ya que en el registro arqueológico podemos encontrar todos los tipos de áreas de actividad propuestos por Manzanilla (1986b) relacionados a este tipo de actividades, desde los que formaban parte de los medios de apropiación y/o producción como puntas de proyectiles (en caso de que se considere que fueron utilizadas para la caza o pesca), hachas, azadones, pesas de redes, etc.; los objetos que eran utilizadas en las actividades de uso o consumo como piedras de molienda, fogones y cierto tipo de vasijas, los materiales que eran empleados en el almacenamiento, como algunas formas cerámicas y estructuras, y los elementos que empleaban para el desecho como los basureros. Debido a esto el estudio de las áreas de actividad orientadas a la producción, consumo, almacenamiento y distribución de alimentos es uno de los aspectos que más nos ayudan al entendimiento de la economía doméstica del asentamiento que deseemos investigar. De esta forma el análisis detallado de las actividades productivas enfocadas en el sustento de los individuos, nos puede revelar variaciones intracomunitarias, mostrando cierta diferenciación en el absceso a los recursos alimenticios, en diferentes unidades habitacionales, así como la variabilidad en cuanto a las estrategias de adaptación al medio ambiento y aprovechamientos de los recursos naturales de diferentes asentamientos (Feinman & Nicholas, 2007; Flannery & Winter, 1976; Wendt, 2005, 2010). De igual forma en un análisis intrarregional nos puede revelar las relaciones comerciales a larga distancia. Por último, si contamos 36

con evidencias en diferentes periodos ocupacionales, se puede llegar a establecer los cambios en los modos de vida en una perspectiva diacrónica (e.g. Arnold, 2009), ya que son las unidades habitacionales los elementos de una sociedad donde mejor se aprecian los cambios en la economía y las modificaciones en las estrategias de producción (Wendt, 2009: 36). Por otra parte en los análisis de las unidades habitacionales podemos estudiar la variabilidad en cuanto propiedades cualitativas de los bienes materiales que el grupo doméstico poseía, las dimensiones espaciales y complejidad de las diferentes unidades habitaciones, estas particularidades nos puede ayudar al establecimiento de categorías de diferenciación social dentro de una comunidad, de esta forma podemos considerar algunos espacios domésticos como de elite, en contraposición a los de no-elite (Cfr. Inomata et al., 2002). El establecimiento de ciertos sectores sociales como grupos de elite es un análisis fundamental si se pretende conocer la organización socio-política de una comunidad, pues las clases sociales dominantes no solo era grupos que poseían un mayor cantidad de recursos materiales y simbólicos, sino que además desempeñaban roles específicos dentro de su sociedad (Bate, 1984). En este sentido, a través del estudio de los contextos domésticos de las unidades habitacionales, se puede abordar el conjunto de posesiones materiales que un grupo poseyó, y compararlo con las posesiones de otros sectores de la sociedad, lo cual nos permitirá determinar el grado de opulencia y/o carencia que un determinado sector tuvo, lo cual nos permitirá establecer una jerarquía social interna en una comunidad. La división jerárquica en una sociedad, no se reduce a una dicotomía entre la elite y la no-elite, ya que dentro del sector de la sociedad considerado como no-elite, pueden existir muchas variantes en cuanto a los modos de vida que estas personas tuvieron. Ya que resulta razonable que la cultura material encontrada en una unidad habitacional de un grupo doméstico de agricultores, sea distinta a la encontrada en la residencias de una familia de mercaderes, aun cuando ambos contextos sean considerados como sectores de 37

no-elite. De igual forma, se puede considerar que un sector de la sociedad posea una riqueza superior a la de los demás sectores de la sociedad, aun cuando estos grupos no sean considerados necesariamente de elite. Sin embargo para establecer el grado de opulencia que un grupo específico poseyó, las posesiones materiales de distintos grupos de una misma sociedad deben ser contrastadas, para determinar cuáles grupos podrían haber tenido una riqueza superior o inferior dentro de una comunidad (Smith, 1987), lo cual puede variar en distintas sociedades, por ejemplo, en algunas sociedades el sector social más favorecido, y por la tanto con mayor grado de posesiones materiales, podría ser el ejército, mientras que en otras el clero. Lo cual estaría íntimamente relacionado con el tipo de relaciones sociales y productivas que una sociedad determinada tiene. Incluso podríamos encontrar que dentro de una sociedad que se presupone estratificada, no existe un desigualdad en el acceso a recursos tan marcada como lo podríamos esperar, como sucede en algunos asentamientos en los valles centrales de Oaxaca (Haines et al., 2004). No obstante, resulta evidente que los conceptos de riqueza/pobreza pueden resultar conflictivos al momento de aplicarlos en los estudios de las sociedades pretéritas, debido a que los indicadores arqueológicos que nos permiten acceder al entendimiento de la economía de los diferentes grupos domésticos pueden ser mal interpretados a la hora de que se les asigne un valor como indicador de riqueza, ya que los materiales arqueológicos pueden ser percibidos de forma muy distinta por la sociedad que los produjo y utilizó, y por el investigador que las pretende estudiar. Otro de los aspectos destacados en el estudio de la economía doméstica de las sociedades

mesoamericanas,

ha

sido

el

de

la

producción

artesanal.

Tradicionalmente se supone que en las sociedades sedentarias complejas las clases productoras de alimentos pueden generar suficientes excedentes que le permiten a ciertos sectores de la población dedicarse a tareas ajenas a la producción de recursos alimenticios, lo cual les posibilita emplear su fuerza de trabajo en diversas tareas especializadas (Childe, 1954). Si bien no es el objetivo 38

de este trabajo analizar el proceso de surgimiento y desarrollo de los asentamientos urbanos y la división social del trabajo, sí resulta interesante destacar que varios investigadores han demostrado que en Mesoamérica, en algunos casos, la producción artesanal no fue una actividad especializada, en el sentido de que los artesanos no eran especialistas de tiempo completo, sino que dedicaban parte de su tiempo a la elaboración de estos objetos, y el resto lo dedicaban a otras actividades productivas, como la agricultura, en el centro de México y los valles centrales de Oaxaca (Carpenter et al., 2012; Feinman & Nicholas, 2007; Haines et al., 2004; Hirth, 2008, 2011), mientras que, en otras sociedades como en el caso los mayas del Clásico, era la elite de la sociedad la que se dedicaba a tareas artesanales con fines políticos e ideológicos (Inomata, 2001). Resulta claro que el estudio de las unidades habitacionales y sus áreas de actividad, es un aspecto sumamente prioritario si queremos entender las condiciones objetivas de la economía doméstica de una sociedad concreta, ya que mediante el análisis de las evidencias materiales registradas en los contextos domésticos, podemos acceder a la información sobre las actividades que practicaba un grupo doméstico en particular, y realizando una investigación comparativa en diferentes unidades podemos llegar a inferencias sobre los distintos modos de vida de los sectores que integraban una comunidad, su organización comunitaria, las métodos de aprovechamiento de los recursos locales y las soluciones que implementaron para encarar a los desafíos sociales y ecológicos a los que se enfrentaron. De igual forma que al comparar los datos entre distintas investigaciones podemos contrastar la información producida para detectar generalidades y particularidades en las prácticas socio-económicas de los distintos asentamientos de una región en específico, lo cual nos ayudaría a entender los

mecanismos de

intercambio,

comercio,

especialización y/o

codependencia de un conjunto de sitios en un tiempo y espacio determinados.

39

Capítulo III. La Organización de la Economía Doméstica Olmeca La información con la que contamos en la actualidad acerca de las sociedades que habitaron el sur de Veracruz y el occidente del estado de Tabasco en épocas prehispánicas ha sido generada a partir de largos procesos de investigación. En lo que se refiere a los grupos humanos del periodo Preclásico mesoamericano, se han producido múltiples investigaciones orientadas a diferentes aspectos de la vida social humana, que enriquecen y amplían nuestro conocimiento de los olmecas y sus descendientes. La formalización de estas investigaciones ha sido un proceso paulatino, que comenzó con hallazgos ocasionales y estudios de piezas cuya procedencia no estaba firmemente establecida y que comenzó a madurar con los primeros trabajos de campo en los grandes sitios olmecas. Estos estudios pioneros, evidenciaron que en esta región se habían establecido grupos humanos que desarrollaron una sociedad compleja y que compartieron un conjunto de rasgos socio-culturales entre ellos, que los diferenciaba de otras sociedades mesoamericanas, lo que impedía que se les asignara una filiación étnica o cultural dentro de las que en ese tiempo eran conocidas por los investigadores. Esto generó una serie de debates entre los especialistas de la época en torno a temáticas fundamentales como la denominación más apropiada, la temporalidad, la extensión territorial o la ideología de esta antigua cultura. Origen de los Estudios Olmecas La primera mención que se conoce sobre los olmecas fue hecha por José Melgar en 1869 cuando publica en el boletín de la sociedad mexicana de geografía y estadista un reporte titulado Antigüedades Mexicanas, Notable Escultura Antigua, en el cual se detallaba el descubrimiento de una cabeza colosal de Hueyápan en la región de los Tuxtlas (Lunagómez, 1999), actualmente conocida como el monumento A de Tres Zapotes. Sin embargo, cabe resaltar que en este momento no se consideraba a esta escultura como una obra de un cultura desconocida, sino como una evidencia de que en épocas prehispánicas el territorio mexicano estuvo habitado por grupos humanos provenientes del África subsahariana, ya que 40

Melgar argumentaba que la cabeza colosal mostraba claros rasgos negroides o etíopes (Pérez Suárez, 1994), este propuesta fue defendida años más tardes por Alfredo Chavero (1887) en su vasta obra México a través de los Siglos, en la que también notaba que la cabeza presentaba un tocado similar a motivos asiáticos, de igual forma describió un hacha decorada, la cual argumentaba que se encontró en las costas de veracruzanas y recalcaba que fue elaborada para fines no utilitarios, debido a su grandes dimensiones (Chavero, 1887). Es importante hacer notar que si bien la propuesta de habitantes de origen africano en Mesoamérica ya no es sostenible hoy en día, Chavero hace una relación estilística entre estas dos piezas que hoy consideramos como producidas por una misma cultura. En el año 1881 el historiador Francisco Del Paso y Troncoso, dirigió una expedición científica orientada a encontrar piezas arqueológicas para llevarlas a una exposición en Madrid, España. El grupo dirigido por Del Paso y Troncoso visitó el sitio de Tres Zapotes y realizó una búsqueda no sistemática de materiales, entre los cuales se obtuvieron figurillas que fueron exhibidas al año siguiente (Beverido Pereau, 1987). En 1896 Don Policarpo Valenzuela encontró en sus terrenos, a las orillas del río Blasillo la escultura de “el Juchimán”, presumiblemente dentro del sitio de La Venta (González Lauck y Solís, 1996, en Acosta Ochoa, 2012), en ese año Valenzuela trasladó la escultura, junto con otra de menor tamaño hasta la capital del estado de Tabasco, donde le regaló las piezas al entonces gobernador Abraham Bandala Patiño, que a su vez donó las piezas al Instituto Juárez; es posible que esta haya sido la primera vez que se hace mención de la ciudad de La Venta, aunque el hallazgo no despertó demasiado interés en la comunidad académica de finales del siglo XIX, en gran medida debido al desconocimiento que en ese momento se tenía del pasado prehispánico, así como al escaso número de historiadores y arqueólogos interesados en el México precolombino durante la mayor parte del siglo. No obstante debemos recordar que es a mediados de este siglo que comienza a profesionalizarse la arqueología en instituciones europeas y es hasta principios del siglo XX con motivo de la celebración del centenario del comienzo de la lucha por 41

la independencia de la Nueva España que se explora arqueológicamente un sitio prehispánico, Teotihuacán (Bernal, 1992). En 1897 el topógrafo Ismael Loya al realizar trabajos en San Pedro Sotepan encontró el monumento de San Martín Pajapan, junto a otros materiales que posiblemente habían sido ofrendados a la escultura (Medellín Zenil, 1968), sin embargo la pieza no sería muy conocida en círculos académicos hasta años más tarde, cuando fue redescubierta por Frans Blom y Oliver La Farge. A principios del siglo XX, en 1907 William Holmes publicó la estatuilla de los Tuxtlas, una pequeña escultura de nefrita que representa un personaje posiblemente ataviado con un pico de pato o un ave similar, y que está cubierto por más de 50 glifos, la cual en esas fechas estaba en posesión del Smithsonian Institution5 (Pérez Suárez, 1994). En 1915 Eduard y Cecilia Seler visitan la región de los Tuxtlas, y en 1922 Cecilia Seler publica en alemán un reporte sobre la cabeza colosal de Hueyápan y otros monumentos del sitio (op. cit.). En 1925 el arqueólogo Frans Blom y el antropólogo Oliver La Farge, financiados por la universidad de Tulane, de Nueva Orleans, se embarcaron en una expedición por el sureste de México y el norte de Guatemala para registrar evidencias arqueológicas y etnológicas de la cultura maya que en esas fechas ya comenzaba a ser estudiada y llamaba cada vez más la atención de diversos investigadores. Durante la travesía Blom se encargaría de registrar los monumentos y piezas arqueológicas y La Farge documentaría los aspectos etnográficos y lingüísticos de las comunidades que estos visitasen (Blom & La Farge, 1926). La expedición comenzó en el actual territorio veracruzano, dentro de las razones que motivaron que el inicio de la expedición fuera en la costa del Golfo de México, y no más adentrados al sureste, fueron que tenían conocimiento de la estatuilla de los Tuxtlas, publicada por Holmes, la cual contenía registrada una fecha en el sistema calendárico Maya, así como el hecho de que una lengua relacionada con Maya, la lengua Huasteca, se encontrara al norte del estado. Por 5 La Estatuilla de los Tuxtlas se encuentra en la actualidad en Durmbanton Oaks, Washington, D.C.

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lo cual estos exploradores pensaban que en el sur de Veracruz deberían estar los límites del territorio ocupado por los mayas. Dentro de los aportes de este viaje a los estudios olmecas podemos mencionar que registraron el ídolo de San Martín Pajapan, el monumento de la isla Tenaspi y fueron los primeros investigadores en visitar el sitio arqueológico de La Venta, del que se enteraron por medio de los pobladores locales. En este sitio realizaron un croquis y registraron varios monumentos de piedra, incluyendo una cabeza colosal (op. cit.). Si bien en ese momento no tenían conocimiento que estaban en un sitio que pertenecía a una cultura hasta ese momento era casi desconocida, sí pudieron distinguir que no se encontraban en un asentamiento totalmente Maya, a pesar de que veían en algunas esculturas una ligera influencia. Al año siguiente publicaron los apuntes de la nota en su libro titulado Tribes and Temples. A Record of the Expedition to Middle America Conducted by the Tulane University of Louisiana in 1925 (Blom & La Farge, 1926). Hermann Beyer en 1927 al reseñar el libro de Tribes and Temples, de Blom y La Farge (1926), hace una comparación entre un hacha y el monumento de San Martín Pajapan, Beyer se refiere al hacha como un “ídolo olmeca”, aunque no se especifica la razón por la cual utiliza esta denominación (Lunagómez, 1999). Por su parte Marshall H. Saville publicó un artículo en 1929 en el cual analiza el estilo de una serie de hachas de piedra verde y otros objetos que se encontraban en diversos museos del mundo, en donde hace referencia a los rasgos comunes que estas presentan, como los rasgos faciales felinos, y la hendidura en forma de V, Saville utiliza el término olmeca para referirse a este conjunto de rasgos estilísticos (Saville, 1929). Posiblemente se utilizó este término debido a correlatos históricos ya que era conocido como un vocablo náhuatl que se utilizaba para nombrar a los habitantes de las tierras bajas de la Costa del Golfo de México durante el Posclásico, que se traduce como “habitantes de la región del hule6”.

6

Sin embargo en años posteriores se señaló que existían diversos grupos étnicos, que habitaron la región en distintos momentos históricos, a los que se les denominaba como olmecas (Cfr. Jiménez Moreno, 1942).

43

En los años siguientes se siguieron publicando artículos en torno a los que podemos denominar el arte olmeca, pero fue hasta 1938 cuando se lleva a cabo el primer proyecto de investigación en un sitio olmeca, Matthew W. Stirling y un equipo de investigadores estadounidenses, financiados por el Smithsonian Institution y la National Geographic Society, decidieron investigar los límites occidentales de los asentamientos mayas, que hasta ese momento habían estado estudiando. El trabajo se inició con un recorrido de superficie, y durante cuatro meses se llevaron a cabo excavaciones en Tres Zapotes, en el estado de Veracruz, en los cuales encontraron varios monumentos, dentro de los cuales estaba la cabeza colosal reportada por José Melgar, así como estelas y otras esculturas. Durante esta temporada visitaron La Venta durante diez días, en los cuales se registraron varias esculturas de piedras que no habían sido reportadas por Frans Blom y Oliver La Farge. Entre 1940 y 1941 se llevaron a cabo excavaciones en Cerro de las Mesas en donde encontraron estelas y esculturas de piedra y hachas y objetos de jade (Stirling, 1943). En 1944 Matthew W. Stirling, acompañado de Marion Stirling, realizaron un reconocimiento arqueológico en las cuencas de los ríos Tonalá y Grijalva, donde registraron varios sitios, como El Plan, Ceiba Grande, Pueblo Viejo, Tupilco, Tapijulapa, entre otros (Stirling, 1957). Es tras estos trabajos que se comienza a hablar de los olmecas como los antiguos pobladores de las tierras bajas del Golfo y como los constructores, escultores y habitantes de La Venta, Tres Zapotes, Cerro de las Mesas y San Lorenzo (Drucker, 1952; Stirling, 1943, 1957). Sin embargo, el término utilizado para denominar a esta cultura, fue la causa de un gran número de discusiones académicas, ya que como señaló Wigberto Jiménez Moreno, el denominativo de “olmeca”, hacía referencia a un conjunto de distintas etnias, que habitaron en la Costa del Golfo y en otras regiones, en diferentes momentos históricos7 (Jiménez Moreno, 1942), sin embargo, a pesar del de la inconveniencia de llamar “olmeca” al pueblo del Preclásico que comenzaba a descubrirse, esta denominación 7

Por esta razón se sugirieron diferentes nombres como cultura La Venta, o cultura Tenocelome.

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continuó, y aun continua utilizándose para denominar a los seres humanos que poblaron los asentamientos preclásicos en el occidente de Tabasco y el sur de Veracruz. Por esta razón algunos autores nombran a este pueblo como “olmecas arqueológicos”, en contraposición a los pueblos que habitaron en épocas posteriores, lo cuales denominan como “olmecas históricos” (Lowe, 1998). No obstante, el papel protagónico que han tenido los “olmecas” del Preclásico en la arqueología mesoamericanista, ha provocado que el este término esté más ampliamente relacionado con las sociedades del Preclásico, que con los pueblos de etapas posteriores, tanto en la literatura científica, como en la información con fines divulgativos. En las décadas siguientes se continuaron realizando investigaciones en el área nuclear olmeca, con lo que ha aumentado nuestros conocimiento sobre aspectos fundamentales de la vida humana como la economía, la religión, la política, entre otros temas, aunque estas se han enfocado generalmente en los grandes centros regionales, y en las producciones públicas o de los grupos de elite, como lo son las esculturas, las ofrendas masivas, o los amplios complejos arquitectónicos, lo cual ha dejado de lado, tanto los aspectos cotidianos de los grupos de no-elite que vivían en los asentamientos principales, así como los sitios medianos y pequeños que se desarrollaron dentro de la esfera política y económica de las capitales regionales. Lo cual genera un vacío en la interpretación de los patrones de organización social de un asentamiento o una región. Afortunadamente en tiempos recientes, los proyectos arqueológicos han comenzado a enfocarse en estos temas. Temporalidad de los Asentamientos Olmecas Desde que comenzaron a integrarse al conocimiento sobre el pasado prehispánico los descubrimientos de los grandes asentamientos olmecas, surgieron varias hipótesis sobre el impacto que esta sociedad tuvo en el desarrollo socio-cultural de Mesoamérica, así como el papel que los olmecas desempeñaron en los procesos históricos del Preclásico, tanto a nivel regional, como interregional. De esta forma 45

se propuso que esta sociedad se había extendido por un vasto territorio, con la posibilidad de que hubiera existido un gran estado o imperio olmeca (Caso, 1965), y que los grandes sitios como San Lorenzo y La venta, donde se encontraron los obras de mayor monumentalidad hubieran sido sus capitales, denominando a la región donde se encontraban estos sitios como área metropolitana (Bernal, 1968; Caso, 1965). Lo que pretendía explicar a la amplia difusión de asentamientos cuya cultura material compartía rasgos estilísticos en común con los grandes sitios de la Costa del Golfo, aunque se hacía evidente que no existían evidencias de control militar (Caso, 1965). Aunque investigaciones posteriores evidenciaron que la existencia de un gran estado olmeca no era sustentable (Crf. Coe & Diehl, 1980; Cyphers, 1994, 1997a; Drucker, 1981). Se siguen sustentando modelos que proponen el papel central de San Lorenzo y La Venta en el desarrollo social y cultural de Mesoamérica durante el Preclásico (Coe & Diehl, 1980; Cyphers, 1994, 1997a; Symonds et al., 2002). Esto basado en la mayor complejidad de la organización social de los principales asentamientos, las amplias redes de distribución de materias primas, así como en la capacidad de los gobernantes para coordinar grandes obras pública (Cyphers, 1994, 1997c; Jiménez Delgado, 2008; Symonds et al., 2002). Por otro lado existen propuestas que defienden que las sociedades de regiones distintas a la Costa del Golfo experimentaron un desarrollo local, y que fue la interacción competitiva entre los grupos de elite locales lo que desarrolló las redes de distribución interregional y generó un estilo de representación visual similar durante el Preclásico (Flannery & Marcus, 2000). Cabe destacar que aunque es debatible el tipo de interacción que tuvieron sitios como San Lorenzo o La Venta con los asentamientos de distintas regiones, se ha señalado que existen ciertas zonas que, en distintas etapas guardaron una relación estrecha con las tierras bajas del Golfo, estas fueron la Cuenca de México durante el Preclásico temprano (1200 a 900 a. C.), y los estados mexicanos de Guerrero, Morelos y Chiapas, así como algunas zonas de Centroamérica durante el Preclásico medio (900 a 400 a. C.) (González Lauck, 2000: 22), lo cual nos lleva a pensar en la posibilidad de que los habitantes del sur 46

de Veracruz y el occidente de Tabasco hayan tenido en un mismo momento histórico relaciones distintas con diferentes pueblos, por lo que un solo modelo de interacción no podría ser aplicable a todas las relaciones de los olmecas con otras sociedades. Es quizás, debido a la fuerte relación que los asentamientos de las tierras bajas de la Costa del Golfo tuvieron con sitios de otras regiones (op. cit.) que la cultura material guarda profundas similitudes, lo que ha dado la pauta a que se les denomine como olmecas u “olmecoides” (Bernal, 1968; Caso, 1965) a sociedades que se desarrollaron en zonas como la Cuenca de México o los estados de Morelos y Guerrero, por lo que el significado de “lo olmeca” en el Preclásico, varía dependiendo de la perspectiva de él o los investigadores que lo utilizan, de esta forma el término se aplica a distintas sociedades de diversas regiones de Mesoamérica. Aunque es cierto que cabe la posibilidad de que sitios como La Venta o San Lorenzo fundaran colonias o enclaves en áreas distantes con fines estratégicos, las evidencias actuales señalan que es muy posible que estos asentamientos en realidad hayan sido aliados comerciales (González Lauck, 2000: 22), por lo que a pesar de mantener fuertes vínculos, esto no implica que pertenecieran a la misma filiación étnica o cultural que los sitios de las tierras bajas del Golfo. Como se ha señalado en las investigaciones en sitios muy cercanos a los principales asentamientos como San Lorenzo, los indicadores olmecas que se podrían esperar encontrar no siempre están presentes (Wendt, 2005), lo cual genera la interrogante sobre qué es a lo que se ha denominado como olmeca en otras regiones, esto nos recalca la variabilidad de las evidencias arqueológicas en los sitios formativos. Por lo que debemos recalcar, que sí bien no es nuestra intención profundizar en las relaciones que tuvieron los asentamientos de la Costa del Golfo con los de otras regiones, para los fines de este trabajo hemos decidido utilizar la denominación de olmeca únicamente para las sociedades del Preclásico,

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que se desarrollaron en el sur del estado de Veracruz y el occidente de Tabasco 8, ya que consideramos que existen evidencias suficientes para sustentar que los asentamientos de esta región tuvieron relaciones socio-culturales profundas entre sí, que compartieron prácticas y creencias similares y que formaron parte de procesos históricos comunes (Cfr. Cyphers, 1994, 1997d, 2012; Cyphers et al., 2013; González Lauck, 1994, 1997; Symonds et al., 2002; Pool, 2009). Por otra parte, existen varias propuestas que defienden que el origen de los olmecas se debió a migraciones procedentes de otras áreas de Mesoamérica que introdujeron las formas de organización social compleja a los primeros asentamientos de la Costa del Golfo, sin embargo un gran número de investigadores sostienen que la complejidad de los sitios olmecas se desarrolló localmente, con nula o poca intervención exterior (Cyphers, 1997d, 2007, 2012; González Lauck, 2000; Pool, 2009). En este sentido, es importante mencionar las tierras bajas de la Costa del Golfo, las fechas más tempranas encontradas de evidencias de ocupación humana previas a los olmecas datan del 5100 a. C., que corresponde a polen de gramíneas recuperado en el sitio de San Andrés, en el estado de Tabasco, además de que se ha hallado en este sitio polen de yuca datado del 4600 a C. y de girasol del 2500 a. C. (Pope el at., 2001), lo que nos plantea que mucho antes del establecimiento de las modos de estructuración social observados en el periodo Preclásico, los grupos humanos que habitaban la región ya estaban desarrollando practicas productivas agrícolas, que sería de gran importancia para la subsecuente economía Mesoamérica. Los olmecas se han ubicado temporalmente en el periodo Preclásico o Formativo de la cronología de Mesoamérica, el cual a su vez se ha divido en tres etapas, las cuales son, temprano, medio y tardío. Sin embargo, las fechas de estas etapas varían, ya que estas no son etapas rígidas, elegidas arbitrariamente, sino que son divisiones que corresponden diferentes momentos históricos en la región, que se 8

Territorio al que se le ha denominado como zona metropolitana olmeca (Bernal, 1968; Caso, 1965), región o área nuclear olmeca (Navarrete, 1969: 191) u olman (Pool, 2009: 241).

48

modifican

según

avanza

nuestro

conocimiento

sobre

los

desarrollos

y

transformaciones socio-culturales ocurridas a lo largo de este periodo. De esta forma no es extraño que las fechas para las divisiones del Preclásico varíen ligeramente según los autores y el sitio que se aborda. La cronología establecida a nivel general para Mesoamérica establece el inicio del Preclásico temprano para el 2 500 a. C. al 1 200 a. C. (López Austin & López Luján, 1996), por su parte, la mayoría de los autores que trabajan en sitios olmecas han establecido una división para este etapa, la cual está relacionada con las evidencias de ocupación más tempranas en estos asentamientos, denominada Preclásico o Formativo Inferior, el cual inicia alrededor del año 1500 a.C. y finaliza entre los años 900/800 a.C. (Arnold, 2009; Symonds et al., 2002). Siendo el principal referente de esta división el sitio de San Lorenzo, ya que se toma como inicios de esta etapa las fechas más antiguas para el sitio, y para el final de esta etapa el declive poblacional y la decadencia del asentamiento. Aunque es importan mencionar, que existen sitios que manifiestan evidencias muy características de los olmecas datados de fechas más tempranas, como el Manatí cuya primera fase de ocupación es del 1700 a. C. (Pool, 2009: 244). El Preclásico medio se establece de acuerdo a los cambios sociales que ocurren en la región, y tiene como principal marcador el desarrollo de La Venta, y abarca entre los años 800 a. C. a 400 a. C. (Acosta Ochoa, 2005, 2012). Periodo en el que este asentamiento se consolida como la el principal asentamiento de la región, logrando tener un control de la redes de circulación de materias primas como la piedra verde, y la obsidiana, a la vez que coordina grandes obras de carácter público (Jaime-Riverón, 2012). Es en esta etapa en la que se ha fechado la primera ocupación de Los Soldados (Wendt & Lunagómez, 2011a). La finalización de esta etapa está establecida por la decadencia de este sitio. La siguiente etapa es el Preclásico tardío, en el cual se ha considerado una etapa posterior al esplendor de los grandes asentamientos olmecas, aunque en esta etapa se desarrollaron algunos sitios que siguieron repitiendo ciertas prácticas 49

características de las etapas anteriores (Killion & Urcid, 2004; Pool, 2000), abarca entre los años 400/300 a.C. al 100 d. C. (Pool, 2000). Finalmente algunos autores establecen una etapa adicional denominada Preclásico o Formativo terminal o Protoclásico, que va del 100 d. C. al 300 d. C. (Pool, 2000; VanDerwarker & Jaime-Riberón, 2008). Economía Doméstica Olmeca Si bien resultaría exhaustivo analizar a detalle cada una de las unidades habitaciones olmecas que se han estudiado a lo largo de los años, para los fines de este trabajo se pretende hacer mención de los datos que trabajos previos han arrojado y que permiten tener un panorama general de cuáles fueron las practicas socio-económicas que los habitantes de la región llevaron a cabo y como estas sufrieron transformaciones a lo largo del tiempo. Para esto pondremos principal énfasis en las actividades económicas que tuvieron impacto directo en el modo de vida de los integrantes de las unidades domésticas, y que se han podido determinar al estudiar los patrones de asentamientos, la procedencia de las materias primas, los análisis de restos orgánicos, entre otros. Si bien los modelos más difundidos para el desarrollo de la vida sedentaria y la complejidad social relacionan estrechamente la implementación de la agricultura como modo de subsistencia, con la vida en asentamientos permanentes, se ha sugerido para la región de los Tuxtlas, durante el Preclásico inferior (ca. 1500 a 900 a. C.), que los pobladores de esta zona desarrollaron un patrón de asentamientos temporales, en los que los integrantes de una comunidad se desplazaban periódicamente, aunque ya practicaban la producción de recursos agrícolas, como el maíz y árboles frutales (Arnold, 1999, 2009; VanDerwarker, 2006). De igual forma se ha sugerido que durante la mayor parte del Preclásico inferior los seres humanos que habitaban en la región de los Tuxtlas explotaban una gran cantidad de recursos acuáticos, provenientes de las llanuras de inundación, siendo estos la base de su subsistencia, y que los productos agrícolas, no jugaron un rol principal hasta finales de esta etapa (Arnold, 2009). 50

Este sistema de producción basado en los recursos lacustres ha sido observado también para el sitio de San Lorenzo, en las fases Ojochi-bajio (1500-1200 a. C.) y San Lorenzo (1200-900/800 a. C.) (Lunagómez, 1995; Symonds et al., 2002; Symonds & Lunagómez, 1997), y para la región de Arroyo Pesquero en los sitios datados para el Preclásico (Wendt & Lunagómez, 2011b). Resulta importante resaltar que la evidencia de actividades enfocadas a la explotación

de

recursos

acuáticos,

no

necesariamente

implica

que

un

asentamiento o comunidad no haya producido y consumido cultivos, aunque la intensidad y la importancia de una actividad productiva en la economía local sí pudo haber variado en diferentes momentos, de hecho se ha documentado que a nivel regional existió una variación en los sistemas de producción de recursos alimenticios,

posiblemente

basada

en

las

condiciones

fisiográficas

del

asentamiento (Wendt, 2003). En este sentido, se ha observado que en la región de San Lorenzo, durante el Preclásico inferior (1500 a 900/800 a. C.) existieron tanto sitios cercanos a los cuerpos lacustres, como sitios en áreas elevadas, siendo estas últimos las más propicias para las actividades agrícolas , por lo que se ha propuesto que San Lorenzo tenía una economía mixta basada tanto en el aprovechamientos de la flora y la fauna acuática, como en los cultivos como el maíz, los tubérculos, el frijol y la calabaza (Lunagómez, 2012; Symonds et al., 2002; Cyphers et al., 2013). Estas prácticas socio-económicas contrastan con los modelos tradicionales, y plantean un desarrollo más heterogéneo y dinámico de la vida socio-económica de las primeras sociedades complejas de Mesoamérica, siendo uno de los aspectos más interesantes la diversidad de las actividades productivas implementadas por los olmecas, ya que se puede sugerir que, si en sitios como San Lorenzo, diferentes unidades domesticas realizaban distintas actividades, que producían recursos particulares, estos debían ser intercambiados entre los grupos domésticos, lo cual pudo contribuir a desarrollo una mayor cohesión social, ya que existiría una interdependencia comunitaria, de la misma manera que este modelo generaría la necesidad de un grupo que organizara la

51

redistribución de los bienes, lo que reforzaría el estatus de los miembros de la elite gobernante. Es importante tener en cuenta que existen evidencias que demuestran que el Preclásico inferior (1500 a 900/800 a. C.) fue un periodo en el cual los grupos de elite desarrollaron todo un conjunto de prácticas y creencias encaminadas a legitimar su estatus como la clase gobernante, lo que los llevo a plasmar una serie de elementos iconográficos que

demostraban sus orígenes con un ancestro

divino (Cyphers, 2008). Esto posiblemente llevó a establecer una nueva estructura parental en las clases más elevadas de la sociedad, lo cual pudo haber impactado en la forma de organización de los diferentes grupos domésticos que integraban los asentamientos olmecas. Ya que el impacto de esta nueva ideología política no se limitó a un solo sitio, sino que es perceptible en múltiples sitios de las tierras bajas del Golfo (op. cit.). Es este sentido se ha observado que en la región de San Lorenzo las unidades habitacionales era relativamente grandes (Wendt, 2003), lo que sugiere que los grupos domésticos estaban posiblemente integrados por una cantidad de individuos superior a una familia nuclear (padre/madre/hijos), conformando un grupo doméstico de familia extendida, donde varias parejas reproductoras con vínculos de parentesco cohabitan en una solo estructura residencial (Flannery, 2002; Hirth; 2008; Wolf 1971). En este sentido, es posible que, al contar con una cantidad alta de integrantes, dentro de las unidades domésticas se llevaran a cabo distintas tareas productivas simultáneamente, como la alfarería, la pesca, la caza, la agricultura, etc., lo que garantizaría una gran variedad de recursos disponibles para los individuos del grupo doméstico9, aunque esto también podría estar relacionado con la cantidad de riesgos económicos a los que la unidad productiva se enfrentaba (Brumfiel & Nichols, 2009; Wendt, 2009; Cyphers et al., 2013). No obstante, este mismo modelo de familia extendida, podría haber sido una 9

Permitiendo a los integrantes de una unidad habitacional acceder tanto a recursos agrícolas, acuáticos, cinegéticos, entre otros, que garantizarían una dieta variada, así como productos o artefactos necesarios para las tareas cotidianas como vasijas, fibras vegetales, pieles, madera, etc.

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estrategia de intensificación de la producción enfocada en una solo actividad, si tenemos en consideración que un mayor número de individuos puede aumentar la cantidad de recursos producidos de una actividad en específico, aunque esto supondría un riego elevado, ya que si la única actividad productiva practicada no generaba los recursos suficientes, la supervivencia de los miembros del grupo estaría amenazada. Resulta oportuno resaltar que ambas estrategias pudieron ser adoptadas en una misma comunidad por diferentes grupos domésticos, y solo el análisis detallado de las propiedades cualitativas y cuantitativas, de unidades habitacionales de los diferentes asentamientos establecidos en la Costa del Golfo nos permitirá conocer el conjunto de estrategias de productivas que fueron practicadas por los grupos domésticos olmecas. Una determinación de la cantidad de actividades productivas que una unidad doméstico realizó no se puede basar únicamente en la presencia de bienes o productos, ya que para poder asegurar que un recurso o un artefacto fue producido o elaborado por los miembros de un grupo doméstico, se deben encontrar en la unidad habitacional evidencias de los procesos de producción o elaboración, como lo podrían ser las materias primas, los materiales de desecho, elementos inacabados o defectuosos, o las herramientas empleadas en los proceso productivos, además de las áreas donde estos trabajos eran realizados, ya que los componentes de integran una unidad habitacional, reflejan los tipos de recursos producidos (Comas D´ Argemir, 1998). De esta forma, podemos aproximarnos a la estimación de las actividades que eran realizadas dentro de la unidad doméstica, el tipo de recursos que producían y aquellos elementos que se obtenían externamente. Sin embargo, hay que tener en cuenta que algunas actividades productivas como la agricultura, la recolección de frutos, la pesca de ciertas especies o la caza de aves migratorias son de carácter estacional, ya que, por ejemplo, en el caso de la agricultura es necesario realizar diferentes actividades a lo largo del año, mientras que otras tareas solo pueden realizarse durante algunas estaciones específicas (Cyphers et al., 2013). De esta forma es probable que diversos pueblos aun siendo agrícolas, modificaran sus modos de 53

vida en una estación determinada, para aprovechar un recurso o para sustituir la falta de un tipo de producto en algún momento del ciclo anual. Enfocándonos en la producción agrícola, se ha advertido que existen algunos sitios que aunque cuentan con evidencias de procesamientos de cultivos, como piedras de molienda10, restos de semillas, fitolitos o polen, no se encuentran materiales relacionados con las actividades productivas, como hachas o azadones (Wendt, 2003, 2005). Esto podría deberse tanto a una especialización comunitaria en actividades ajenas a la agricultura, y depender del comercio o intercambio para la obtención de estos productos, o a las prácticas de formas de agricultura en las que los cultivos se plantan en parcelas que se encuentran a una distancia considerable del asentamiento donde viven los agricultores (VanDerwarker & Jaime-Riberón, 2008). Esto generaría que los utensilios raramente se encontraran dentro de las unidades habitacionales de los sitios (Wendt, 2005), ya que al usar esta estrategia agrícola, los campesinos dejan las herramientas empleadas en el cultivo y la cosecha, en áreas cercanas a los campos, donde se establecen temporalmente, debido a que la distancia que existe entre el asentamiento principal y el terreno cultivado (VanDerwarker & Jaime-Riberón, 2008), lo que les permite ahorrar el tiempo de desplazamiento, así como proteger sus cultivos de los plagas, animales o de otras personas (Symonds et al., 2002). Por otra parte, se ha propuesto que la producción del maíz (Zea mays) durante el Preclásico en la Costa del Golfo pudo haber estado relacionado con prácticas socio-políticas, más que con factores de subsistencia, ya que este cultivo pudo haber sido utilizado en rituales o eventos públicos, mediante la elaboración de bebidas a base de maíz (e. g. atole, pozol, licor de maíz) que eran consumidas en estos eventos, lo que contribuiría al prestigio de los gobernantes (VanDerwarker & Kruger, 2012). Si bien el maíz podría ser una fuente importante de carbohidratos para los habitantes de los asentamientos olmecas, el modelo propuesto por 10

Las piedras de molienda (metates y manos) pueden estar relacionadas con actividades distintas al procesamiento de cultivos.

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Vanderwarker y Kruger (2012) también encaja en varios sitios del área nuclear olmeca, ya que, por ejemplo durante el Preclásico inferior, San Lorenzo tenía con una elite que trataba de ejercer un control político sobre la región (Cyphers Guillén, 1994, 1997c; Symonds et al., 2002), además de contar con una población en aumento (Symonds et al., 2002), existe evidencia de la utilización de vasijas de gran tamaño11, encontradas en San Lorenzo (Wendt, 2005) y los Tuxtlas (Arnold, 1999) que pudieron ser utilizadas para festines comunales. Por lo que el aumento en la producción del maíz, podría estar relacionado con el incremento de actividades públicas orientadas al reforzamiento del control político sobre la población del sitio, así como sobre los diferentes asentamientos de la región. Ya que una mayor cantidad de eventos en los que se consumieran bebidas a base de maíz, aumentaría de demanda de este cultivo. Lo que podría guardar relación con el desarrollo de las representaciones simbólicas de esta planta en el arte olmeca para el Preclásico medio (Pérez Suárez, 2013; Reilly, 1997; Wendt et al., 2014). En este sentido, se ha observado que en la zona de los Tuxtlas que a medida que incrementaba el consumo de maíz, la complejidad social del asentamiento se hacía mayor, por lo que se ha propuesto que ambos factores pudieron estar relacionados (Arnold, 2009). De la misma forma que en San Lorenzo el cultivo del maíz comienza a aumentar durante las fases de mayor auge de este sitio (Cyphers et al., 2013). Si bien esto podría estar relacionado con el aumento poblacional, al ser el incremento del cultivo de este cereal, una estrategia que permitiera a un asentamiento mantener a una población mayor, se ha cuestionado la productividad que el cultivo del maíz generaba, la cual se cree ha sido exagerada por diversos investigadores en décadas pasadas (Cyphers et al., 2013), por lo que el aumento en el consumo del maíz y el incremento poblacional de los asentamientos del preclásico inferior podrían no guardar relación entre sí, y el aumento en el cultivo de esta planta se deba solo a la integración paulatina a la variedad de actividades productivas que formaban aparte de la economía de 11

“Cajetes de borde evertido con orificios (boca) de diámetro superior a los 30 cm” (Wendt, 2005: 172).

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subsistencia olmeca y que les permitían generar los recursos suficientes para mantener una población en aumento (op. cit.). Queda claro entonces que la relación entre los medios de subsistencia, la organización social y la ideología de los asentamientos olmecas del Preclásico inferior (1500 a 900/800 a. C.) aún deben continuar estudiándose a profundidad, ya que los modelos simplistas no bastan para explicar la compleja relación que los habitantes de lo Costa del Golfo tuvieron con su entorno natural y social. En la región cercana a La Venta, para el Preclásico inferior (ca. 1400 a 800 a. C.) se observa un patrón de asentamiento similar al de la región de San Lorenzo y los Tuxtlas, con asentamientos cercanos a los cuerpos acuáticos y con evidencia de cultivo de plantas domésticas, caza y pesca (Acosta Ochoa, 2003, 2005, 2012; Rust & Sharer, 1988). De igual forma en esta etapa el medio ambiente de La Venta comienza a sufrir cambios medio ambientales que pudieron resultar convenientes para la población de la zona, ya que múltiples cuerpos lacustres de agua salada, se transforman en hábitats de agua dulce (Acosta Ochoa, 2012: 7778). Podemos sugerir que el modo de vida de esta región, era similar al de la zona adyacente al sitio de San Lorenzo, sin embargo para este momento la población de la cuenca del río Tonalá era menor, y la cantidad de sitios habitados eran escasos. En el aspecto político de los olmecas, se ha puesto énfasis en que, la cercanía de los asentamientos a cuerpos acuáticos ayudó a la integración y comunicación en el área nuclear olmeca, ya que los cauces fueron utilizados como medios de transporte que permitían a las elites tener control sobre los recursos intercambiados a larga distancia como la obsidiana, el basalto y la piedra verde (Coe & Diehl, 1980; Cyphers, 1994, 1997d; González Lauck, 2000). Para el Preclásico inferior (1500 a 900 a. C.) se ha sugerido que San Lorenzo ejerció un control político y económico sobre los asentamientos de la Costa del Golfo de México, controlando las rutas de comercio interregionales y redistribuyendo las materias primas exógenas entre los sitios de la región (Cyphers, 1997c; Jiménez Delgado, 2008; Lunagómez, 1995; Symonds et al., 2002). Aunque también se ha 56

propuesto el Preclásico inferior fue una etapa de competición entre las elites locales de los sitios de las tierras bajas del Golfo (Arnold, 2009), las cuales mostraban cierta autonomia y participanban difrencialmente en las redes de intercambio regional, ademas de que existen pocos indicios de la exitencia de un jerarquia administrativa en la región (Pool et al., 2010: 102-103). No obstante, es importante tener en cuenta que las relaciones comerciales puede dividirse en dos esferas principales, las cuales son, la esfera del comercio de mercancías de “lujo” a larga distancia, y la esfera de comercio local de mercancías utilitarias entre asentamientos vecinos (Wolf, 2006). Por lo que, el hecho de los que algunos sitios comercien con sus vecinos sin el control de una entidad reguladora, no implica necesariamente que no exista un control en la distribución de algunos productos a los que las comunidades subordinadas no pueden acceder directamente. En el Preclásico medio (800 a 400 a. C.) comienza un rápido descenso poblacional en el sitio de San Lorenzo (Cyphers Guillén, 1994, 1997d; Symonds et al., 2002), mientras que La Venta y la región adyacente a este asentamiento muestran un gran incremento poblacional, de la misma forma que se registra para esta etapa el mayor número de sitios en la región (Acosta Ochoa, 2012). Es posible que este aumento demográfico en la cuenca del Tonalá se deba a desplazamientos poblacionales provenientes de las zonas aledañas a San Lorenzo atraídas posiblemente por el auge de La Venta, o por el contrario que el florecimiento de La Venta se debiera a que un gran número de personas emigraba hacia su área de influencia por otras razones. Por ejemplo, por un cambio medio ambiental que afectara la sustentabilidad de la población de la cuenca del río Coatzacoalcos. Sin embargo, aún se desconocen un gran número de factores que provocaron el declive poblacional de una región y el ascenso de otra. Se ha propuesto que uno de los factores que permitió a La Venta tener un control sobre la región fue su ubicación cercana a vías fluviales, como el río Tonalá y antiguos cauces como el río Barí o río Palma al norte y al sur el río Blasillo del asentamiento, las cuales le permitían controlar las rutas comerciales, así como tener un comunicación constante con otros sitios (González Lauck, 1988; Sisson, 57

1983), ya que se ha detectado que en el occidente de Tabasco se asentaron un gran número de sitios cercanos de cauces fluviales navegables, algunos de estos actualmente extintos (Acosta Ochoa, 2003, 2005; Rust & Sharer, 1988; Von Nagy, 1997). De esta forma podemos observar una similitud en la distribución de los sitios entre las regiones cercanas a La Venta en el Preclásico medio y a San Lorenzo en el Preclásico inferior. Por lo cual es posible que la elección de asentarse en los márgenes de cuerpos acuáticos no solo se debiera al interés en mantenerse en contacto con otros asentamientos, sino que también podría tener su origen en las actividades productivas destinadas a la explotación de recursos acuáticos. Lo cual podría sugerir un modo de vida similar al del Preclásico inferior en la cuenca del río Coatzacoalcos. No obstante, se ha sugerido que en La Venta existen indicadores como la traza arquitectónica planificada, las ofrendas masivas, el incremento en la variedad de esculturas, las tumbas de los líderes, entre otros, que demuestran que este sitio mostró un sistema sociopolítico más centralizado e institucionalizado que San Lorenzo, y que ejerció una mayor influencia política y económica en la región como ningún sitio lo había hecho anteriormente (Jaime-Riverón, 2012). Estos cambios en la organización política y económica ejercidos por La Venta, se sustentan en que se encuentren en el asentamiento recursos provenientes de fuentes más diversas y lejanas que en etapas anteriores, como la piedra verde, lo que se explica cómo un aumento en el alcance en las redes de intercambio. Una mayor cantidad de elementos arquitectónicos elaborados en basalto como columnas, estelas, tronos de piedra, cabezas colosales, etc., y la construcción de plataformas piramidales, necesariamente conllevó al incremento de la mano de obra requerida. Además, las tumbas y las pseudo-tumbas, en las cuales se sepultaban objetos como orejeras, collares y pectorales, posicionados como si estuvieran colocados sobre un cuerpo humano, indican la institucionalización de la clase gobernante (Jaime-Riverón, 2012: 355-360). Por su parte a nivel regional se observa una jerarquización de los asentamientos, con dos tipos de sitios con montículo central y sin montículo central, lo que marca 58

una diferencia de estatus social entre los asentamientos, ya que tanto la cultura material como la cerámica y los restos orgánicos, muestran una mayor preparación y diversidad en los sitios con montículos, además de que los sitios con montículo muestran evidencias de productos foráneos, mientras que los sitio de menor estatus solo poseían productos locales (Rust & Sharer, 1988). Este fenómeno pudo deberse a una estrategia de control regional por parte de la clase gobernante de La Venta, en la cual el asentamiento principal mantiene solo relaciones comerciales y políticas con los sitios de mayor jerarquía, los cuales obtienen productos de prestigio, mientras que los de menor jerarquía solo tendrían relación con los sitios cercanos de mayor rango social. No obstante, este modelo similar al de las “entidades galácticas” propuesto por Eric Wolf (Wolf, 1967), solo puede ser establecido al analizar la distribución y jerarquización de los sitios de la región durante esta etapa exhaustivamente. Para el Preclásico tardío (600 a. C. a 200 d. C.), La Venta sufrió un declive poblacional, y solo en la región de los Tuxtlas siguieron siendo habitados sitios que

concentraron

una

alta

densidad

poblacional

y

que

compartieron

características socio-culturales con los sitios olmecas del Preclásico inferior y medio, siendo el asentamiento de Tres Zapotes uno de los más destacados, el cual, si bien fue habitado desde el preclásico temprano (Pool et al., 2010), este incrementó considerablemente su tamaño durante el Preclásico tardío, siendo una posibilidad que algunos grupos provenientes de La Venta emigraran hacia él, aunque nunca desarrollaría dimensiones similares a sitios como San Lorenzo y La Venta (Pool, 2000). A diferencia de sus predecesores, Tres Zapotes no fue gobernado por un grupo de elite, sino por una confederación de facciones lideradas por grupos de elite (Peres et al., 2010). Durante su mayor auge poblacional este sitio basó su subsistencia en la producción de maíz y árboles frutales, así como en la cacería de presas menores (Peres et al., 2010; VanDerwarker, 2006).

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Capítulo IV. Las Investigaciones Arqueológicas en la Cuenca del Tonalá Para los fines de este trabajo consideramos necesario hacer mención de las investigaciones que se han realizado en la región de Arroyo Pesquero y las áreas vecinas, teniendo como uno de los principales puntos de interés el sitio arqueológico de La Venta, ya que es el que ha sido investigado a mayor profundidad. Debido a que este asentamiento fue la capital política y económica de la región durante el Preclásico medio (González Lauck, 1994, 1996; JaimeRiverón, 2012), consideramos que la importancia de conocer los trabajos realizados previamente en este sitio radica en la relación que Los Soldados pudo tener con con La Venta. En este sentido, ya que es el río Tonalá el que une al sitio Los Soldados con La Venta, y que hay evidencias para creer que los grupos humanos del Preclásico se asentaron sobre los márgenes de cauces fluviales para aprovechar las ventajas que ofrecían como medio de subsistencia y transporte (Acosta Ochoa, 2003, 2005; González Lauck, 1988; Ortiz Pérez & Cyphers, 1997; Rust & Sharer, 1988; Symonds et al., 2002; Symonds & Lunagómez, 1997), tomamos como referencia la cuenca del Tonalá, pensándola con una vía de comunicación

en

tiempos

prehispánicos,

más

que

como

un

elemento

medioambiental. Investigaciones Arqueológicas en La Venta, Tabasco El sitio arqueológico de La Venta se encuentra ubicado en el municipio de Huimanguillo, Tabasco, en la región de la Chontalpa, que se sitúa en el occidente del estado. Este asentamiento lleva este nombre debido a que a finales del siglo XIX se fundó muy cerca de La Venta un pueblo dedicado al comercio de madera. Este sitio se encuentra a unos 15 km de la costa, y a 4 km de la ribera del río Tonalá y está rodeado de arroyos y bajos (González Lauck, 1988), en un medio ambiente característico de las llanuras y pantanos tabasqueños, rico en recursos acuáticos. La Venta fue el centro regional más importante del Preclásico medio 60

(1200 a 400 a.C.) en área nuclear olmeca, llegando a tener un extensión territorial de 200 ha. (González Lauck, 1994, 1996).

Imagen 5. La cuenca del río Tonalá con asentamientos arqueológicos. Tomado de Acosta Ochoa, 2012: 34

Los primeros investigadores en visitar este sitio fueron el arqueólogo Frans Blom y el antropólogo Oliver La Farge en 1925, ellos realizaron un croquis del asentamiento, detallaron la localización de ocho monumentos de piedra, hicieron una descripción de estos y tomaron algunas fotografías (Blom & La Farge, 1926). Dentro de los monumentos registrados se encontraban una cabeza colosal y cuatro tronos. Los investigadores notaron que el estilo de estas esculturas era parecido al de los encontrados en la región de los Tuxtlas, aunque también argumentaban que en ellas se podía observar una influencia de la cultura Maya (op. cit.). 61

A finales del año 1939 y principios de 1941, durante las excavaciones de Tres Zapotes, Matthew W. Stirling decidió visitar La Venta, la visita duró 10 días, durante los cuales se registraron nueve esculturas que Blom y La Farge no habían reportado en su visita de 1925, entre ellas, tres cabezas colosales, tronos y estelas (Stirling, 1943). Tras esta visita al sitio Stirling organizó en 1942 la primera serie estudios sistemáticos en La Venta, en esta temporada de campo Philip Drucker fue el encargado de llevar a cabo las excavaciones, la investigación se centró en torno al Complejo A, ubicado al norte de La Venta, donde se realizaron calas estratigráficas, pozos de sondeo y se excavaron estructuras (Drucker, 1952). Al año siguiente, en 1943, continuaron las excavaciones, esta vez llevadas a cabo por Waldo Wedel, quien excavó varias estructuras del Complejo A (op. cit.), encontrando una gran cantidad de materiales arqueológicos. Dentro de los aportes de este proyecto podemos mencionar que se trató de establecer una cronología para La Venta, al realizar una tipología cerámica que fue comparada con otros sitios de Mesoamérica, aunque cabe mencionar que en estas fechas Drucker pensaba que esta ciudad era más tardía de lo que posteriormente se concluiría. También se encontró en estas temporadas de campo, en el Complejo A, un área funeraria, en donde localizaron una tumba de pilares de basalto, tres ofrendas masivas de mosaicos de serpentina formada por 500 bloques que forman un diseño abstracto (González Lauck, 2007), además de alrededor de treinta ofrendas de objetos cerámica y piedra verde (Drucker, 1952). Estos hallazgos dieron una notable relevancia no solo a La Venta, sino a toda la arqueología olmeca en general. En 1955, doce años después de los trabajos realizados por Drucker y Wedel (1952), Philip Drucker regresó a continuar los trabajos en La venta, junto con Robert F. Heizer y Robert J. Squier (Drucker et al., 1959), financiados por la National Geographic Society, el Smithsonian Institution y la Universidad de California en Berkeley. En esta temporada se realizan excavaciones en el Complejo A, y se obtienen las primeras fechas por carbono 14, con lo cual se propone una nueva cronología para el sitio, dividido en cuatro fases (de la fase I a 62

IV), que comprenden del año 800 al 400 a. C., de igual forma elaboran una plano de la ciudad (op. cit.). Con la finalidad de obtener más datos sobre La Venta, un equipo de arqueólogos de la Universidad de California en Berkeley, dirigidos por Philip Drucker y Robert Heizer llevaron a cabo dos temporadas de campo en 1967 y 1968. En estas temporadas nuevamente se excavó el Complejo A, así como el Complejo C y la Acrópolis Stirling, se levantaron nuevos planos topográficos del sitio, se encontraron nuevas esculturas (monumentos 40 a 74) y se tomaron muestras de carbono 14, obteniendo muestras provenientes de la Acrópolis Stirling y se identificó un sistema hidráulico formado con piezas esculpidas de piedra (Heizer, Drucker, & Graham, 1968; Heizer, Graham, & Napton, 1968). En 1958, tras el descubrimiento de yacimientos petroleros cerca del sitio de La Venta, los arqueólogos Román Piña Chan y Roberto Gallegos realizaron un salvamento arqueológico en el Complejo C para prevenir los posibles daños que podrían ser ocasionados por Petróleos Mexicanos (Piña Chan, 1982). Debido a dicha situación de riesgo, desde 1951 el poeta Carlos Pellicer Cámara comenzó a gestionar el traslado de piezas arqueológicas la capital del estado de Tabasco. En la ciudad de Villahermosa, Pellicer Cámara encontró un lugar que le pareció idóneo para albergar los monumentos y demás objetos, en un espacio al aire libre, que resultaría con la inauguración en 1958 del Parque-Museo La Venta, que sigue funcionando hasta la actualidad12 (Beauregard Solís, 2002). Durante varios años los trabajos arqueológicos en La Venta cesan, hasta que en 1984 la entonces estudiante del doctorado en Antropología de la Universidad de California en Berkeley, Rebecca González Lauck inicia un proyecto de investigación con el financiamiento de la National Science Fundation y la Fundación Arqueológica Nuevo Mundo (González Lauck, 1988). Los objetivos planteados por el proyecto fueron el de hacer una secuencia cronológica del sitio a partir de la cerámica, así como determinar la extensión y la traza de las 12

A pesar que diversos investigadores han externado al gobierno de Tabasco que la museografía del parque no es la adecuada para la conservación de los monumentos.

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estructuras arquitectónicas. En 1985, el Instituto de Cultura de Tabasco y el Instituto Nacional de Antropología e Historia crean Proyecto Arqueológico La Venta, con los objetivos de investigar, proteger y restaurar la zona arqueológica bajo la dirección de González Lauck. Un año más tarde el proyecto realiza un plano topográfico del sitio y comienza las excavaciones sistemáticas (op. cit.), hasta la actualidad Rebecca González Lauck, investigadora del INAH-Tabasco, continúa dirigiendo el Proyecto Arqueológico La Venta. En 1986, los investigadores de la Universidad de Pennsylvania, William F. Rust y Robert J. Sharer (1988), llevaron a cabo excavaciones de áreas domésticas, así como nuevas dataciones por C14, y concluyeron que La Venta, no había sido como anteriormente se pensaba, un centro ceremonial casi vacío, habitado por una elite gobernante que ejercía desde este asentamiento su control sobre la región (Cfr. Drucker et al., 1959; Heizer, 1960), sino que fue habitada por una población permanente, capaz de producir todos los recursos necesarios para sus subsistencia (Rust & Sharer, 1988), lo cual cambió la concepción de las urbes olmeca y demostró que el medio ambiamte de la región, sí fue propisio para el desarrollo de sociedades complejas. En las últimas décadas se han realizado diversas investigaciones que han aumentado nuestro conocimiento sobre La Venta, dentro de las cuales podemos mencionar las aplicaciones de metodologías que no habían sido utilizadas en el sitio, como las prospecciones con radar de penetración (González Lauck, 1998) o los análisis de la cerámica por activación neutrónica (Methner, 2003), así como los estudios enfocados a aspectos que anteriormente no habían sido analizados a profundidad, a pesar de que se habían generado múltiples propuestas. Dentro de estos podemos mencionar la investigación de las propiedades geomorfológicas del área adyacente a la urbe, que ha expuesto la evolución de la superficie terrestre, enfocados principalmente en los cambios que impactaron en la habitabilidad de la zona, lo cual se ha evidenciado que un conjunto de transformaciones geológicas e hidrográficas estuvieron relacionadas con el auge y la decadencia de los asentamientos la región (Jiménez Salas, 1990; Von Nagy, 1997). 64

También se han realizado estudios que han demostrado la variabilidad de los métodos de producción agrícola que la población implementaba, así como la gran cantidad de recursos explotables disponibles, que formaron parte de la dieta de los antiguos habitantes del área (Acosta Ochoa, 2003, 2005, 2012). De la misma forma que se han realizado investigaciones en sitios secundarios cercanos a La Venta, que nos han permitido aproximarnos al entendimiento de la relaciones socio-políticas que los asentamientos de la región tuvieron entre sí, demostrando como la elite gobernante, favorecía a sitios cercanos como San Andrés, con objetos de prestigio, que aseguraban la influencia de la clase gobernante sobre la población del asentamiento vecino (Pohl, 2005). Lo cual ejemplifica la importancia de las investigaciones en los sitios secundarios olmecas, ya que estos aportan evidencias que nos permitan tener una mejor comprensión de las dinámicas socioculturales en el área nuclear olmeca.

Imagen 6. Altar 4 de La Venta. Tomado de Stirling, 1943.

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Investigaciones en la Región de Arroyo Pesquero La zona occidental de la cuenca del Tonalá es una región que ha sido poco estudiada. Son poco los trabajos de campo que se han llevado a cabo en el área a pesar de lo mucho que se mencionan los hallazgos de Arroyo Pesquero o los monumentos de Los Soldados en la bibliografía olmeca (e.g. Coe, 1995; Joralemon, 1990; Reilly, 1997; Taube, 2004), siendo el principal foco de interés de estas investigaciones los aspectos religiosos, simbólicos e ideológicos de los olmecas, sin embargo estos estudios en algunas ocasiones se arrojan a dar interpretaciones del pensamiento de los seres humanos que produjeron estas piezas sin indagar antes en los aspectos sociales, económicos y/o ambientales de los sitios de los que estos materiales provienen. La primera investigación que exploró la región fue encabezada por Matthew W. Stirling en 1944, en un recorrido por el estado en Tabasco, en el cual idéntico múltiples sitios, de diferentes periodos. El arqueólogo y su equipo exploraron los márgenes del río Tonalá, identificando el sitio del El Plan, del cual publicaría una breve descripción años más tarde (Stirling, 1957). En 1953, Philip Drucker y Eduardo Contreras realizaron un recorrido que pasó por el área, estos investigadores querían detectar los limites surorientales del territorio ocupado por los olmecas, para esto los arqueólogos siguieron los cursos de los principales cauces fluviales de la región, en el cual detectaron 80 sitios, la mayoría de estos ubicados en los márgenes de los cauces que les sirvieron de ruta (Drucker & Contreras, 1953). En 1961, Drucker realizó otro recorrido que continuó el trabajo realizado en 1953, concentrándose en lo que se pensaba era el área donde se habían asentado los agricultores que se encargaban de producir los alimentos que sostenían a la población de La Venta, la cual en ese momento pensaban que había sido solo un centro ceremonial, habitado por una elite religiosaadministrativa (Drucker, 1961; Heizer, 1960). Si bien estudios posteriores no sustentaron esta hipótesis (González Lauck, 1988; Rust & Sharer, 1988). Durante estos proyectos se detectaron varios sitios y propusieron una cronología para estos. Dentro de los sitios reportados se encontraban los sitios de Arroyo Blanco, 66

Arroyo Sonso y Los Soldados. De este último comento que podría abarcar varios kilómetros cuadrados y que posiblemente era contemporáneo a La Venta (Drucker, 1961). En 1969, después del hallazgo fortuito de una máscara de piedra verde en un afluente del río Tonalá denominado arroyo Pesquero, la región cobró relevancia. Aunque el proyecto de salvamento arqueológico encabezado por el arqueólogo Manuel Torres Guzmán, no publicó datos del proceso de recuperación y análisis de los materiales (Wendt & Lunagómez, 2011), sí se pudieron rescatar algunas piezas antes de que fueran objeto de saqueo y contrabando. No obstante varios objetos de piedra verde en museos fuera de México son clasificados como provenientes de este sitio, lo cual nos indica que o bien fueron sustraídas ilegalmente, o fueron clasificadas como provenientes de este sitio por su parecido con las piezas previamente conocidas. Entre la década de los sesentas y principios de los setentas se recupera el Monumentos 1 de Los Soldados (Cfr. De la Fuente, 1973), una escultura antropozoomorfa, sin embargo se desconoce la procedencia exacta de este monumento. Posteriormente en 1978, se encuentra el Monumento 2 de Los Soldados, el cual ya había sido previamente excavado, desafortunadamente su recuperación no fue acompañada de un estudio de su contexto (Reyes, 2013). Ambas esculturas se encuentran actualmente en el Museo de Antropología de Xalapa (Imágenes 7 y 8). En 1986, Willian F. Rust realizó un programa de recorrido y excavaciones de sondeo como parte de su tesis doctoral, en el cual realizó excavaciones de 1 x 1 metros en la parte sur del sitio arqueológico de Los Soldados, de los cuales concluyó que posiblemente la ocupación de este sitio corresponde al Preclásico medio (1200 a 400 a. C.), por lo cual podría estar muy relacionado con La Venta (Rust, 2008). En el año 2005, Carl J. Wendt (2006), de la Universidad Estatal de California en Fullerton inició un proyecto de investigación interesado en aportar nuevos datos sobre la zona adyacente al arroyo Pesquero, por lo se desarrolló un proyecto de larga duración en el área, al que unos años más tarde se le integraría como codirector Roberto Lunagómez Reyes de la Universidad Veracruzana. El proyecto 67

se planteó como objetivos principales a largo plazo los tres siguientes: “Primero: El entendimiento de la naturaleza de la organización doméstica y comunitaria Olmeca; Segundo: El esclarecimiento de los patrones de organización política y económica Olmeca; y Tercero: La realización de inferencias acerca del intercambio e interacción Olmeca” (Wendt & Lunagómez, 2008: 5). La primera temporada de campo realizó un recorrido de superficie en la región de Arroyo Pesquero en un área total de 330 km2, esta temporada logró documentar 21 sitios. En base a los análisis cerámicos estableció una cronología para los sitios concluyendo que 8 de estos posiblemente corresponden al Preclásico medio y 13 al Clásico y el Postclásico (op. cit.). La investigación detectó que los 8 sitios correspondientes al Preclásico estaban ubicados en las zonas bajas, mientras que 10 de los 13 sitios correspondientes al Clásico y Postclásico se encontraban en tierras elevadas, con una altitud superior a los 50 metros, por lo cual concluyeron que esto era evidencia de cambios significativos en los modos de vida en estos periodos, ya que la proximidad a cuerpos acuáticos ha sido planteada como evidencia de un aprovechamientos de recursos lacustres como medio de subsistencia (Wendt, 2006; Wendt & Lunagómez, 2011b). De igual forma se propuso una jerarquización sociopolítica de estos sitios, basada en criterios de clasificación de sitios de acuerdo a sus dimensiones y a sus elementos presentes o ausentes, tales como la arquitectura o las esculturas (Gómez González, 2011). En 2008, Wendt y Roberto Lunagómez, dirigieron una segunda temporada de campo, esta vez concentrándose en el sitio de Arroyo Pesquero, en esta temporada se realizaron un reconocimiento de superficie, pruebas de barreno 13, excavaciones estratigráficas y exploraciones subacuáticas, así como limpieza de los perfiles en pozos de saqueo encontrados en los alrededores. Además se detectaron 3 nuevos sitios. Sin embargo los datos obtenidos fueron demasiados

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El barreno es un tipo de prueba que utiliza una cubeta cilíndrica de metal, la cual se rota (manual o mecánicamente) para realizar agujeros o pozos en el suelo, que al retirarse extrae el material que fue perforado.

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escasos en consideración con las expectativas que las ofrendas encontradas en el sitio en 1969 generaban, lo cual ha llevado a los investigadores replantearse la función de Arroyo Pesquero como un punto donde se depositaban ofrendas y que fue muy importante en la ideología de los antiguos habitantes de las zonas aledañas (Wendt & Lunagómez, 2010, 2011). De igual forma se destaca que si bien la zona que se encuentra al occidente del río Tonalá no fue una región deshabitada en su totalidad, existe un claro contraste en la densidad de sitios entre los márgenes este y oeste del cauce, ya que en el área oriental se han detectado 123 sitios (Acosta Ochoa, 2012: 85), mientras que en la región de Arroyo Pesquero solo se han documentado 24. Esto se puede deber a una gran cantidad de factores, sin embargo es necesario que se continúe investigando este territorio, ya que la baja cantidad de asentamientos, puede ser un reflejo de lo poco investigada que ha sido el área occidental de la cuenca del Tonalá. En esta segunda temporada de campo también se realizó una recolección sistemática en Los Soldados (Wendt & Lunagómez, 2010). Las altas cantidades de materiales arqueológicos encontrados en superficie que evidenciaban una ocupación olmeca, ameritaron que la investigación subsiguiente se enfocara en este antiguo asentamiento (op. cit.). En 2010, Wendt y Lunagómez iniciaron una serie de investigaciones en el sitio arqueológico Los soldados, las cuales se abordaran a mayor profundidad en el siguiente Capítulo.

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Capítulo V. El Proyecto Arqueológico Arroyo Pesquero: Las Investigaciones en Los Soldados El sitio arqueológico de Los Soldados está ubicado sobre el margen occidental del río Tonalá, en el municipio de Agua Dulce perteneciente al estado de Veracruz. En la actualidad dos ejidos se encuentran establecidos en esta zona, el ejido Gustavo Díaz Ordaz y el ejido Los Soldados, del cual el asentamiento prehispánico toma su nombre. Los Soldados se encuentra a una distancia de 11 km del antiguo asentamiento de La Venta, Tabasco, cuenta con una extensión aproximada de 20 hectáreas14 (Wendt & Lunagómez, 2011a: 63) y al menos dos monumentos escultóricos han sido identificados como provenientes de este sitio, los cuales se encuentran actualmente en el Museo de Antropología de Xalapa (Imágenes 7 y 8).

Imagen 7. Monumento 1 de Los Soldados. Tomada del catálogo del Museo de Antropología de Xalapa.

Imagen 8. Monumento 2 de Los Soldados. Tomada del catálogo del Museo de Antropología de Xalapa.

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El cual pudo ser mayor si se tiene en consideración que en la actualidad el terreno en el que se encuentra Los Soldados está siendo erosionado por el río Tonalá, aunque se desconoce el momento en que este proceso inició, y por lo tanto el grado de afectación sobre el sitio.

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Los Soldados fue mencionado por primera vez por Philip Drucker (1961), al publicar un análisis sobre la zona suroeste del río Tonalá 15, región en la cual el autor proponía era donde se habían asentado los agricultores que producían los recursos que abastecían a la antigua población de La Venta (Drucker, 1961), ya que esta área cuenta con terrenos elevados, los cuales se suponía eran más apropiados para el cultivo del maíz y otros productos agrícolas (Drucker, 1961; Heizer, 1960). Aunque la información que se aporta sobre el sitio es relativamente escasa. Años más tarde, en 1986, en una serie de recorridos de superficie y sondeos a lo largo de la cuenca del Tonalá, el estudiante de doctorado de la Universidad de Pennsylvania, William F. Rust trabajó el sitio, recolectando materiales en superficie y excavando tres pozos de sondeo sobre plataformas que pudieron estar relacionadas con estructuras domésticas ubicadas al sur del asentamiento (Rust, 2008). En los reportes preliminares este arqueólogo reportó que los materiales recuperados pertenecían al Preclásico inferior (1350 a 800 a. C.) (Acosta Ochoa, 2012: 77-78), lo que ubicaba a Los Soldados como uno de los pocos sitios asentados sobre el río Tonalá que mostraban evidencias de ocupación anterior al auge de La Venta, Tabasco (op. cit.). No obstante años más tarde, en la publicación de su tesis doctoral Rust asocia la cerámica de Los Soldados al Preclásico medio (800 a 350 a. C.) y el Posclásico (Rust, 2008: 842). El PAAP: Los Soldados Desde el año 2005, un equipo dirigido por Carl J. Wendt de la Universidad Estatal de California en Fullerton y Roberto Lunagómez de la Universidad Veracruzana, comenzaron una serie de investigaciones interesadas en la región Arroyo Pesquero, tras las primeras temporadas de campo, lograron detectar en el sitio Los Soldados, altas cantidades de materiales arqueológicos en superficie que evidenciaban una ocupación olmeca, lo cual ameritó que la investigación

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Esta área fue recorrida inicialmente por Philip Drucker y Eduardo Contreras en 1953, reportando un total de 80 sitios arqueológicos (Drucker & Contreras, 1953).

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subsiguiente se enfocara en este antiguo asentamiento (Wendt & Lunagómez, 2010). Durante el verano de 2010, se llevaron a cabo una nueva serie de trabajos arqueológicos en el sitio de Los Soldados, dirigidos por Wendt y Lunagómez. La temporada tuvo como objetivos principales la determinación de la distribución y densidad de los depósitos, el establecimiento un historial de deposición, y definir y excavar restos de áreas de actividad y estructuras domésticas (Wendt & Lunagómez, 2011a: 16). Para esto realizaron 78 pruebas de barreno, la cuales permitieron reconocer la estratigrafía del sitio y la profundidad de los yacimientos, así como servir de orientación para determinar los lugares de excavación. En total se realizaron seis unidades de excavación en las cuales se encontraron un gran número de materiales arqueológicos, tomaron muestras de flotación y carbono 14. Además de que esta temporada logró establecer los límites sur y oeste de sitio. El análisis de los materiales se realizó tanto en instalaciones de la Universidad Veracruzana y de la Universidad Estatal de California en Fullerton, así como en otras instituciones de los Estados Unidos. Los tiestos cerámicos y otros materiales fueron analizados en el Museo de Antropología de Xalapa, mientras que las muestras recolectadas fueron enviadas a distintos especialistas y laboratorios estadounidenses (Wendt & Lunagómez, 2011a). La cerámica recuperada en esta temporada arrojó que este sitio muestra una ocupación que va desde el Preclásico medio hasta el Clásico, además al considerarse que el límite norte debía estar relacionado con los límites del moderno asentamiento, se propuso un tamaño aproximado para el sitio de 20 hectáreas, el cual supera el tamaño promedio de los asentamientos de la región, que es de alrededor de 5 ha, lo que lo ubicaría como un sitio secundario dentro de la jerarquía regional olmeca (op. cit.). Y aunado a la presencia de escultura monumental, es posible que este asentamiento haya mantenido una relación estrechamente cercana con La Venta, y cabe la posibilidad de que mantuviera una cierta influencia sobre sitios cercanos de menores dimensiones a este. En base a los resultados preliminares obtenidos por 72

la temporada 2010, se planteó realizar otra temporada de campo, la cual ampliaria la cantidad de datos obtenidos hasta el momento. Temporada de Campo 2012 En el año 2012 se planteó una cuarta temporada de campo, enfocada nuevamente el sitio Los Soldados, cuyos objetivos principales fueron planteados de la siguiente manera: Los objetivos de la investigación propuesta son recopilar datos domésticos y de la comunidad del sitio de Los Soldados, con los cuales podemos (1) desarrollar una tipología cerámica y una secuencia estratigráfica cerámica para la región de La Venta, (2) dilucidar la organización doméstica, el ritual doméstico y las adaptaciones de subsistencia, y (3) hacer inferencias sobre el control de los recursos regionales y la economía política (Wendt, 2011: 5).

La temporada fue llevada a cabo en los meses de febrero a junio de año 2012, en la que se realizaron pruebas de barreno, excavaciones estratigráficas, y prospecciones

con

geo-radar

de

penetración,

así

como

exploraciones

subacuáticas en el arroyo Pesquero, con la finalidad de mapear y recolectar artefactos depositados en el lecho del tributario (Wendt, 2011). En Los Soldados se realizaron noventa y dos pruebas de barreno en la parte norte del sitio, se prospectaron con el geo-radar 4 áreas que eran de interés para la investigación y se excavaron 15 unidades estratigráficas, las cuales fueron definidas por las evidencias aportadas por los diferentes métodos de muestreo realizados previamente. Cada unidad de excavación fue dirigida por uno o más arqueólogos, quienes eran los responsables del registro sistemático de todo el proceso de excavación y de un equipo conformado por varios trabajadores locales, que desempeñaban diferentes labores. Las unidades variaron en dimensiones, siendo dos las medidas más utilizadas, de 2 x 2 m y de 2 x 10 m, que podían extenderse al encontrarse algún elemento que lo ameritara. Esto debido al interés de excavar extensivamente espacios domésticos olmecas. Las excavaciones se realizaron en 73

niveles métricos arbitrarios de 20 cm, respetando los estratos naturales o culturales, así como los rasgos de origen antrópico que eran detectados al excavarse, hasta llegar a un estrato que no mostrara ninguna evidencia de ocupaciones antiguas. Se utilizó para esto herramientas comunes en las tareas de construcción, frecuentemente empleadas en investigaciones arqueológicas, como palas rectas y curvas, picos, paletas de albañil, carretillas, etc. Especialmente al excavar niveles sin muchos materiales arqueológicos, ya que durante la excavación de elementos especiales o niveles de abundantes componentes de origen humano, se utilizó herramientas más delicadas

para como brochas,

paletines, picahielos, exploradores bucales, entre otros. Con el propósito de evitar dañar excesivamente los artefactos recuperados. Para el establecimiento de los colores de las diferentes capas se empleó la gama de colores Munsell, con la finalidad de que el color de un estrato no dependiera de descripciones ambiguas o de difícil interpretación. Durante el proceso de excavación, se recuraba in situ la mayoría de los artefactos, tomando coordenadas dentro de la unidad para los elementos más significativos. La tierra excavada era cernida en dos ocasiones, la primera empleando solo el movimientos la criba, los paletines y/o las manos para buscar objetos, y la segunda se utilizaba agua para cribar la tierra. Esto último permitió encontrar elementos que de otra forma hubieran pasado desapercibidos. Los diferentes materiales arqueológicos fueron puestos en bolsas separadas, en las que se anotaba su procedencia (unidad, nivel, capa, etc.). En el caso de recuperar materiales poco comunes, estos se separaban del resto. En las unidades se tomaron muestras para pruebas de flotación, tanto predeterminadas, al dejar un banco de nivel las esquinas suroeste de 20 x 20 cm de todos los pozos excavados, la cuales fueron tomadas solo al finalizar el proceso de excavación y dividas según el número de capas culturales detectadas, así como muestras de flotación en rasgos específicos que eran de interés para los objetivos del proyecto. Además se tomaron muestras para análisis microscópicos 74

de fitolitos16 y polen. Muestras para análisis de fluorescencia de rayos X (XRF por sus siglas en ingles), así como muestras para datación por radiocarbono, todas teniendo estricto control al momento de ser recolectadas para evitar posibles contaminaciones. Todo el proceso de excavación fue registrado mediante diferentes cedulas previamente elaboradas, en las cuales se registraba la mayor cantidad de información posible, se tomó registro fotográfico al comenzar y al finalizar de excavar los niveles métricos, de los elementos culturales significativos, así como en otros momentos que los encargados de las unidades estratigráficas lo creyeron necesario. Además se realizaron dibujos de planta de los rasgos y asociaciones que fueron descubiertos. Al concluir los trabajos en una unidad, cada responsable de estas entregaba un informe general del trabajo realizado. El análisis de los materiales fue comenzado el mismo año, y concluyó en una primera etapa en los primeros meses del 2013. Este se realizó tanto en la ciudad de Xalapa, Veracruz, como en la Universidad Estatal de California en Fullerton. Debido a la falta de espacio en las instalaciones de la Universidad Veracruzana, se rentó una casa en la capital veracruzana que funcionó como laboratorio arqueológico, además de ser el lugar de resguardo de la mayoría de los materiales. En esta se analizaron inicialmente el barro quemado, la piedra de molienda, la figurillas (Ver Higueras Cossío, 2014) y la cerámica. El análisis de la cerámica no pudo ser concluido debido a la enorme cantidad de material recuperado en la temporada 2012 (Wendt, 2014). Dicho proceso aún continúa en elaboración al momento de redacción de este trabajo.

16

Los fitolitos son biominerales que se crean durante el proceso metabólico de las plantas, los cuales pueden adoptar la forma de la célula o tejido del que forman parte, permitiendo así que una especia vegetal sea identificada mediante su observación microscópica.

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Capítulo VI. Propuesta de Análisis de los Contextos Domésticos de la Unidad No. 18 Como parte del proyecto de titulación de quien escribe, se planteó la propuesta de llevar a cabo del análisis de los materiales arqueológicos de la Unidad Número 18, excavada durante la temporada 2012 del PAAP, en el sitio arqueológico Los Soldados. En el cual se analizarían la cerámica, la lítica pulida, la lítica tallada y otros elementos, con la finalidad de detectar e interpretar en esta unidad, los elementos de carácter doméstico, y de esta forma poder aportar a nuestro conocimiento nuevos datos que ayuden al entendimiento de la organización de la vida doméstica de los antiguos habitantes del sitio Los soldados, lo que culminaría en la redacción del presente trabajo. Para esto se fijaron objetivos generales y específicos, así como se establecieron de una serie de actividades encaminadas a cumplir estos objetivos. Planteamiento del Problema Desde que se comenzaron a trabajar los grandes asentamientos olmecas como San Lorenzo o La Venta, el interés principal de los investigadores se había centrado en el estudio de las grandes producciones públicas que opacaban el estudio de los aspectos relacionados con la vida cotidiana de las personas que vivieron en estos sitios. Lo cual ha comenzado a cambiar en años recientes, con el creciente interés por la vida doméstica de los olmecas (Aguilar Rojas, 1993; Cyphers, 1997a; Cyphers et al., 2013; Rust & Sharer, 1988; Wendt, 2003, 2005) y el estudio de la distribución y organización de los sitios que se asentaron tanto en los hinterlands de las capitales regionales (Lunagómez, 1995; Symonds & Lunagómez, 1997; Symonds et al., 2002), o bien en áreas relativamente lejanas a estas (Acosta Ochoa, 2005; Jiménez Delgado, 2008; Kruger, 1996, 1997). Lo que ha aumenta el conocimiento sobre las prácticas sociales que se implementaban al interior de

los sitios, así como sobre las relaciones regionales que los sitios

medianos y pequeños guardaban con los asentamientos mayores. 76

No obstante aun es relativamente escasa la información con la que contamos sobre las dinámicas sociales que se desarrollaron en los asentamientos de menor tamaño que se encuentran en las zonas alejadas de los hinterlands de los principales asentamientos olmecas. Se desconocen en muchos casos el grado de influencia que los grandes asentamientos ejercían sobre las personas que integraban los sitios secundarios, los factores que determinaban el acceso de un asentamiento a las materias primas que eran necesarias para la realización de las tareas productivas cotidianas, si las capitales tenían control sobre las zonas que eran ricas en ciertos recursos o aptas para ciertas tareas, o si se exigían a ciertos asentamientos impuestos o tributos en forma de recursos o de trabajo. Temáticas que ya han comenzado a ser abordadas sobre los sitios que se asentaron en los alrededores de sitios como San Lorenzo (Cyphers, 2012; Cyphers et al., 2013; Lunagómez, 1995; Symonds & Lunagómez, 1997; Symonds et al., 2002; Wendt, 2003, 2005, 2010), La Venta (Acosta Ochoa, 2012; Pohl, 2005) o en la región de los Tuxtlas (Arnold, 2009; Pool et al., 2010). Pero que aún deben seguir siendo planteadas en distintas regiones dentro del área nuclear olmeca, para así poder llegar a una mejor comprensión de las relaciones económicas y políticas que los asentamientos de las tierras bajas del Golfo durante el Preclásico tuvieron entre sí. En la cuenca del río Tonalá, se han abordado a lo largo de los años muchas temáticas que han involucrado las relaciones de producción y la organización de los olmecas. Centrados principalmente en La Venta, la cual sabemos gracias a numerosos estudios que fue un asentamiento autosustentable, con un población económicamente productiva que vivía permanentemente en el sitio (Acosta Ochoa, 2012; González Lauck, 1994, 1996; Rust & Sharer, 1988), que tuvo un control político y económico sobre la región durante su fase de mayor ocupación (González Lauck, 1994, 1996; Jaime-Riverón, 2012; Pohl, 2005), con una elite capaz de coordinar obras publicas de gran envergadura como las grandes basamentos de tierra, las ofrendes masivas de piedra verde o la escultura monumental (Drucker, 1981; González Lauck, 1994, 1996, 2000), y de controlar las redes de distribución de materias primas como la piedra verde (Jaime-Riverón, 77

2010, 2012). No obstante, la información con la que contamos sobre los asentamientos de menor tamaño que se establecieron en la cuenca del río Tonalá es todavía escasa. El tipo de relación que guardaban con La Venta, su papel en las redes de intercambio, sus prácticas productivas, sus concepciones ideológicas, entre múltiples temáticas, nos son aun inciertas. Lo cual genera un vacío en nuestro entendimiento de la organización socio-política regional de los olmecas durante el Preclásico medio. El estudio de los sitios de menor tamaño que se asentaron dentro de la zona nuclear olmeca, nos brindan la oportunidad de conocer mejor las dinámicas socioculturales que los pobladores de estos asentamientos guardaban con la(s) capital(es). Por lo que, el estudio de la vida doméstica en un sitio como Los Soldados, nos permitirá conocer cuáles eran los modos de vida de las personas que vivían alejadas de los grandes asentamientos, qué prácticas tenían en común con otros sitios y cómo impactaban las relaciones políticas y económicas al interior de los grupos domésticos que integraban la comunidad. Las investigaciones arqueológicas realizadas dentro del Proyecto Arqueológico Arroyo Pesquero nos indican que el sitio Los Soldados fue un asentamiento olmeca del Preclásico medio (800 a 400 a. C.), ubicado a 11 km al suroeste del sitio arqueológico La Venta, con una extensión de 20 hectáreas, por lo cual se ha considerado como un sitio de tamaño medio (Wendt & Lunagómez, 2011a; Wendt, 2012). Si bien se ha observado que sitios cercanos a La Venta, guardaban una relación muy estrecha con esta, como en el caso del sitio de San Andrés (Pohl, 2005), se ha señalado que la distancia con relación a los principales asentamientos no necesariamente determina el grado de relación que los asentamientos menores guardan con estos, ya que se han detectado sitios a pesar de su cercanía, no muestran evidencias de relaciones significativas con los grandes sitios olmecas (Wendt, 2005, 2010). Por lo que se ha propuestos que las relaciones sociopolíticas en la región no estuvieron determinadas por la distancia entre los sitios, sino por el interés que un asentamiento tenía en mantener vínculos o controlar a otro, como se ha observado en las relaciones entre San Lorenzo y Laguna de los 78

Cerros, donde la presencia de escultura monumental, y principalmente tronos, son evidencias de lo importante que fue para la elite de San Lorenzo, controlar la gubernatura de Laguna de los Cerros (Cyphers, 2008). En este sentido, la presencia de escultura monumental, puede ser un indicador claro del tipo de asentamiento, y de su papel dentro de la estructura socio-política regional. Las características de Los Soldados lo ubican como un sitio importante para la compresión de la organización socio-política regional, ya que Los Soldados cuenta con dos monumentos escultóricos (Imágenes 7 y 8), lo cual nos hace pensar que este asentamiento gozaba de cierta importancia, y que mantenía relaciones estrechas con la capital regional del Preclásico medio. Además de que este sitio estaba asentado sobre río Tonalá, el cual servía como medio de comunicación, entre la costa y las tierras interiores. Por lo cual es probable que la población (o algunos sectores) de este sitio mantuviera relaciones estrechas con La Venta, y que la clase gobernante de este sitio tuviera cierto grado control sobre la producción o la comercialización de recursos de Los Soldados. Lo que impactaría en la vida doméstica de los habitantes de este asentamiento. De esta forma el estudio de las particularidades de la vida doméstica que puedan ser inferidas mediante el análisis de los materiales arqueológicos recuperados en este sitio, nos ayudará a entender las relaciones que los sitios secundarios guardaron con los grandes asentamientos, al ser contrastadas con los datos obtenidos en otros sitios. En este sentido el análisis detallado de la información obtenida nos puede ayudar a entender cómo era la organización socio-económica de Los Soldados, con qué recursos contaba y cuáles estaban ausentes, cuál fue el grado de acceso a bienes importados registrados en el asentamiento, qué actividades productivas eran más comunes, entre otros temas. Por lo que el análisis e interpretación de los contextos domésticos de una unidad, forma parte del laborioso intento por comprender la organización socio-económica del asentamiento.

79

Por lo que al Identificar los indicadores arqueológicos de actividades domésticas en los contextos arqueológicos de la Unidad No 18, comparar los contextos arqueológicos de los distintos materiales arqueológicos como la cerámica, la lítica tallada, la piedra de molienda, el barro quemado, etc. de la Unidad 18, poniendo especial énfasis en los que fueron encontrados sobre el(los) piso(s) e Interpretar la distribución espacial de los diferentes materiales arqueológicos en los contextos excavados para identificar los patrones, concentraciones o ausencias de uno o varios grupos de materiales, artefactos, formas o tipos cerámicos, podremos acercarnos a la comprensión de las funciones y características de una unidad habitacional del sitio, lo cual, si bien resulta minúsculo al compararlo con la extensión total del sitio, al integrarse al resto de la información obtenida, puede ayudar a sustentar algunas ideas, corroborar hipótesis y ser parte del planteamiento de futuras investigaciones.

Objetivo General 

Analizar e Interpretar las funciones y características de la(s) unidad(es) habitacional(es) excavadas a través del análisis de los materiales y contextos arqueológicos de Unidad No. 18 del sitio arqueológico Los Soldados. Para poder identificar el tipo de prácticas de carácter doméstico que se realizaron en este(os) espacio(s), y de esta forma acercarnos al entendimiento de los modos de vida de los grupos domésticos de este asentamiento.

Objetivos Particulares 

Determinar la cantidad de espacios domésticos que se establecieron en diferentes momentos en el área excavada.

80



Detectar el tipo de actividades domésticas que fueron realizadas en los contextos arqueológicos.



Determinar las funciones y usos de los rasgos y elementos encontrados durante la excavación.



Identificar los tipos de prácticas productivas que pudieron ser realizadas en otros espacios por los miembros del grupo doméstico que habitó o habitaron la(s) unidad(es) habitacional(es) excavadas en la Unidad 18.

Hipótesis Partiendo de las impresiones que se tuvieron durante el proceso de excavación de la Unidad No. 18 (Wendt e Higueras Cossío, comunicación personal, 2012), creemos que en esta se excavó parte de una o varias unidades habitacionales. Es probable que en los contextos arqueológicos excavados en la Unidad No. 18 de Los Soldados nos muestren indicadores de las actividades domésticas realizadas en dicho lugar. Por lo que, el análisis detallado de las evidencias arqueológicas obtenidas, mostraran indicadores de las tareas cotidianas realizadas por los seres humanos que integraron la(s) unidad(es) doméstica(s). Lo cual nos permitirá analizar e Interpretar las funciones y características de las unidades habitacionales de un sitio de tamaño medio, como Los Soldados. Justificación Académica Consideramos que el análisis de una unidad habitacional, en un asentamiento de tamaño medio como Los Soldados, nos ayudará a tener una mejor comprensión de la organización comunitaria de este asentamiento, al ser comparadas con otras unidades habitacionales de este asentamiento que han sido excavadas y analizadas previamente. De igual forma podemos comparar la información obtenida, con la proveniente de otros métodos, como los análisis de las muestras de flotación, los análisis químicos, los análisis de fitolitos y polen. Lo cual nos 81

permitirá hacer un análisis comparativo entre los diferentes contextos domésticos del asentamiento, para acercarnos al entendimiento de las dinámicas socioeconómicas internas y la organización de la economía doméstica de este sitio. En este mismo sentido, podemos acercarnos a una comprensión de las diferencias y similitudes que puedan existir entre la organización doméstica de Los Soldados y la de otros asentamientos, como La Venta o San Lorenzo, así como con sitios de igual o menores dimensiones, para poder tener los datos suficientes para la comprensión de la organización socio económica durante el Preclásico en la Costa del Golfo. De esta forma podremos contar con una mayor información para el desarrollo de futuras investigaciones.

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Capítulo VII. Resultados Preliminares del Análisis de Materiales Arqueológicos de la Unidad No. 18 La Unidad Número 18 se excavó durante la temporada de campo 2012 de Proyecto Arqueológico Arroyo Pesquero (PAAP). Fue trazada sobre una anomalia detectada por el geo-radar de penetracion, debido a esto, la orientación al ser trazada no estuvo completamente alineada en un eje norte-sur. La Unidad fue ubicada dentro de los terreros de la escuela primaria “General Emiliano Zapata” del ejido Gustavo Díaz Ordaz, sus coordenadas UTM son E 385132.59 y N 1991033.08, las dimensiones de esta fueron de 2 x 10 m (Wendt , 2014: 30). Para tener un mejor control del proceso de excavación, la Unidad fue dividida en dos secciones de 2 x 5 m cada una, a las que se les denominó como División Norte y División Sur, los materiales recuperados en estas divisiones se registraron por separado. Esta Unidad fue dirigida por la arqueóloga Ma. Alejandra Higueras Cossío, y contó con el apoyo de las estudiantes de posgrado de la Universidad de Michigan: Chelsea R. Fisher, Christina P. Sampson y Lacey B. Carpenter. La Unidad se excavó hasta los 162 cm de profundidad, donde se encontró la Capa estéril, esto se realizó excavando niveles métricos de 20 cm y respetando las capas naturales/culturales. Al momento de detectarse un cambio en la coloración y/o la textura de la tierra se finalizaba un nivel métrico, para evitar la mezcla de capas. Solo los rasgos especiales fueron excavados sin la utilización de niveles métricos. Los materiales recuperados se registraron separadamente. La cerámica se depositó en bolsas de manta, separando únicamente los fragmentos frágiles o especiales para evitar que se dañaran durante el almacenamiento y transporte. La lítica tallada se guardó mezclando la obsidiana, el pedernal y otros materiales pétreos para evitar que se clasificara erróneamente en campo. A todos los materiales se les anotó los datos de procedencia sobre la bolsa y en etiquetas que se guardaron al interior de estas. Se tomaron muestras de material carbonizado para análisis de datación por radiocarbono, muestras para análisis de flotación, muestras de tierra para análisis de fitolitos y polen y 83

muestras para análisis de fluorescencia por rayos X17. Todo el proceso de excavación se registró en cédulas previamente elaboradas, se realizaron dibujos de planta, se tomaron fotografías al inicio y finalización de cada nivel métrico y en la excavación de contextos y rasgos. Además se dejaron dos pedestales de 20 x 20 cm en las esquinas suroeste de cada división, en los que se tomaron muestras para flotación.

Imagen 9. Ubicación de la Unidad No. 18.

En esta Unidad se detectaron siete capas estratigráficas, a las cuales se les asignó un número romano a medida que iban siendo detectadas, dentro de estas, la Capa VII, fue la Capa de arcilla amarilla rojiza estéril. Las capas I, II, y III se encontraron solo materiales arqueológicos sin contextos primarios, en la finalización de la Capa III se detectó un área de color y textura diferente, la cual se registró como un piso, debido a la compactación que presentaban, así como la presencia de materiales depositados sobre este rasgo, se detectó únicamente en la División Norte. La Capa IV se encontró en un inicio solo en la División Sur, a 17

Estas muestras se tomaron principalmente sobre pisos y rasgos especiales, con la finalidad de que la detección de elementos químicos diera indicios de los tipos de actividades realizadas en los contextos muestreados (Cfr. Barba, 1986).

84

una profundidad menor a la del Piso de la División Norte, sin embargo en la Pared Norte se identificó una capa similar a la Capa IV que está sobre el Piso, la cual se consideró como parte de esta capa, aunque posiblemente corresponde a una capa distinta, de igual forma, esta capa tuvo una sub-capa inferior, que se halló en la División Sur, la cual se nombró como Capa IV-b, aunque en el Perfil Sur esta sub-capa aparece antes que la Capa IV, por lo que es posible que las sub-capas VI-b de la parte Sur y la de la Norte no sean las mismas. También se detectó una capa inferior a la Capa IV, la cual se clasificó como Capa V, en la que no se encontraron materiales arqueológicos. La Capa VI, aunque poco representada en los perfiles, se extendió en la División Sur, y se pensó en el momento de la excavación, que se originó por la excavación de una canal sobre la Capa VII. En el Perfil Este se detectó una posible inclusión de arena con gravilla, en la cual no se encontraron materiales, esta mezcla no fue considerada como una capa (Imagen 11).

Imagen 10. Excavación de la Unidad No. 18.

85

86

Imagen 11. Dibujo de Perfiles. Editado por Carl J. Wendt.

Se encontraron además varios rasgos sobresalientes, en la División Sur se hallaron dos posibles huellas de poste, dos fosas, una mancha de casi 40 cm de profundidad y un posible piso (diferente al de la División Norte). Mientras que en la parte Norte se excavó una concentración de cerámica, dos manchas y un piso, además de encontrarse fragmentos de hueso 18. El Piso claramente detectado, que se encontró en la División Norte, estaba sobre la capa VII estéril, aunque en la División Sur se siguieron detectando capas (Ver Imagen 11). Estos elementos fueron los que dieron pie al planteamiento de que en esta unidad se habían excavado uno a varios contextos domésticos, ya que la asociación del piso y huellas de poste podrían pertenecer a antiguas estructuras pertenecientes a una unidad habitacional. De la misma forma que las concentraciones y las fosas podrían estar relacionadas con áreas de actividades. Por estas razones, se planteó el analizar los materiales de esta unidad enfocándose en la detección de características propias de los espacios domésticos. Por lo que se analizaría la cerámica de toda la Unidad para detectar las variabilidades y características del conjunto de fragmentos de alfarería recuperados, se haría una revisión de la industria de la lítica tallada y las hachas de piedra pulida para detectar los patrones en la distribución o presencia de artefactos o evidencias de manufactura de estos, además de que se tomarían en cuenta la presencia de otros materiales previamente analizados relacionados con actividades domésticas, como las piedras de molienda y el barro quemado. Poniendo especial atención a los materiales asociados de los rasgos detectados en la excavación, para poder detectar las asociaciones contextuales entre los distintos elementos presentes en esta Unidad. Los materiales arqueológicos de la Unidad 18 fueron inventariados y analizados en el laboratorio del PAAP ubicado en la ciudad de Xalapa, Veracruz. Los distintos trabajos fueron realizados en varias fases. El análisis de la piedra de 18

Al momento de la redacción de este trabajo no se ha determinado a que especies pertenecieron los fragmentos de hueso.

87

molienda y el barro quemado se llevó a cabo durante la primera etapa del análisis de materiales, de julio de 2012, a comienzos del año 2013, en el cual se analizaron la totalidad de estos materiales recuperados durante la temporada 2012 y parte del material cerámico (Wendt, 2014). Las figurillas cerámicas recuperadas fueron catalogadas y analizadas por Higueras Cossío dentro de un programa de investigación que incluyó todas las figurillas encontradas en Los Soldados en las temporadas 2010 y 2012, cuyos resultados fueron presentados como tesis de licenciatura (Cfr. Higueras Cossío, 2014). Las muestras para análisis de datación por radiocarbono, fitolitos, polen, flotación y XRF, fueron enviadas a distintos laboratorios de los Estados Unidos a mediados del año 2014. El análisis de la cerámica, la lítica tallada y otros materiales cuya presencia fue menos abundante, se planteó como parte del proyecto de titulación de quien escribe. El proceso de análisis de estos materiales comenzó a partir de mediados del año 2013 y contó con la participación de varios voluntarios en diferentes momentos. A pesar de que los materiales analizados, hasta el momento de la redacción de este trabajo, aún puede aportar información muy relevante para el entendimiento de las dinámicas socio-culturales en las que los antiguos de los pobladores del sitio Los Soldados estuvieron inmersos, al ser incorporados a la totalidad de datos recuperados a lo largo de las dos temporadas de campo pasadas, se presentan los resultados preliminares del análisis realizado, con el propósito de que sirvan como punto de comparación con las unidades previamente estudiadas, además de que forme parte de las referencias consideradas para investigaciones futuras. Cerámica El análisis de la cerámica se inició a mediados del año 2013, en el cual participaron Gabriela Carrasco Hernández, Ma. Andrea Celis Ng Teajan, Carolina García Castro, Ma. Alejandra Higueras Cossío, Richard Saldaña, Carlos Huetzin Pensado Abato, y quien presenta este trabajo. Se analizaron 168 bolsas de manta, divididas en niveles métricos de 20 cm, o en su caso, en contextos 88

especiales que pudieron variar en medidas, respetando la división original entre la sección Norte y la Sur. En total se analizaron 24,687 fragmentos de cerámica. La cerámica no se lavó, solo se limpió con brochas y cepillos dentales, debido a que el agua podría dañar las superficies de los tiestos. Se clasificó la cerámica usando la misma tipología que se ha utilizado previamente por el PAAP, separando los tepalcates por el tipo de pasta, la visibilidad de los desgrasantes, la porosidad, el color, lo que generó tipos cerámicos con diferencias perceptibles a la vista (en algunas ocasiones también al tacto), los cuales fueron registrados por separado, mientras que los diferentes tipos de acabados de superficie o el estado de conservación en el caso de las superficies erosionadas, dieron lugar a las distintas variedades de los tipos. Los fragmentos de cerámica que eran demasiado pequeños, fueron descartados del análisis, para esto se utilizó una medida estándar de un circulo de 2.5 cm de diámetro (equivalente a una moneda de 5 pesos mexicanos), con lo cual se sistematizó el desecho de materiales cerámicos. Aunque estos tiestos no fueron contabilizados dentro de la cerámica analizada, sí se incluyeron al momento de pesar las bolsas de manta. Se utilizaron cédulas previamente elaboradas en las que se registró las cantidades de tepalcates por cada tipo, con sus respectivas variedades, se contabilizaron las cantidades de cuerpos, bordes, bases y otras partes que fueron detectadas. Todos los bordes que conservaban el 5 % o más de la circunferencia de la boca de la vasija fueron dibujados, además a los bordes cuyo porcentaje de la circunferencia era menor al 5%, se trató de asignarles una forma dentro de la tipológica de formas usadas por el proyecto, aunque estas no fueran dibujadas. También se trató de determinar el radio de las circunferencias de las bocas de las vasijas. De igual forma se dibujaron casi todos los tiestos que presentaron decoraciones, los fragmentos con acabados o decoraciones bien conservadas fueron separados para posteriormente hacer un registro fotográfico de este. También se separaron aquellos tiestos que conservaban restos de chapopote adherido, para un posterior análisis de este material (Cfr. Wendt, 2008,

89

2009; Wendt & Cyphers, 2008). Cada contexto analizado fue archivado individualmente. Del total de fragmentos cerámicos, 10,560 correspondieron a la División Norte, mientras que 14,066 fueron de la División Sur, y 61 pertenecieron a la limpieza de los perfiles. En las gráficas 1 y 2 podemos observar la cantidad de tiestos analizados de cada capa y rasgo.

División Norte 4500 4000 3500 3000 2500 2000 1500 1000 500 0

Gráfica 1. División Norte. Se muestran las cantidades de fragmentos de cerámica encontrados en las diferentes capas y rasgos.

División Sur 6000 5000 4000 3000 2000 1000 0

Gráfica 2. División Sur. Se muestran las cantidades de fragmentos de cerámica encontrados en las diferentes capas y rasgos.

90

En ambas divisiones la capa que mostró el mayor contenido de fragmentos fue la Capa III. Aunque cabe destacar que algunos rasgos como las manchas o las huellas de postes fueron asignadas a distintas capas, estos se consideran como contextos independientes, ya que se piensa que estos, a diferencia de otras capas son contextos primarios. En la División Norte la Capa I tuvo menos tiestos que la División Sur, mientras que en la Capa II en la División Norte conto con una mayor cantidad de tepalcates que la parte sur. La Capa III en ambas secciones, las cantidades de materiales fueron abundantes, mientras que la Capa IV en la División Sur tuvo más fragmentos de cerámica, que en la Norte. Dentro de los rasgos, el Piso encontrado en la parte norte se contabilizó 1,367 tiestos, la Mancha No. 1, tuvo 610, la Mancha No. 2 144 y la Concentración Cerámica contó con 615 fragmentos de cerámica, en la parte sur, la Mancha No. 3 tuvo 853 y la Fosa No. 2, 308, los demás rasgos tuvieron una cantidad menor a 50 fragmentos de cerámica. El análisis de la cerámica se basó en la clasificación por el tipo de pasta, el color, la cocción y el acabado de superficie. Se puso especial énfasis en el tamaño de los desgrasantes, la porosidad, el grueso de la cerámica y las inclusiones, para poder clasificar la cerámica dentro de las cuatro grupos principales establecidas por el proyecto para análisis anteriores, estas son Gis, Compacto, Medio-Burdo y Burdo (Cfr. Wendt, 2015). El Gis y el Compacto corresponden a pastas finas, siendo el Gis la pasta más fina dentro de nuestra división, se le denomina de esta forma por tener un parecido visual y táctil a un gis o una tiza, además de tener una superficie muy deleznable, la clasificación Compacta es una pasta fina, en la que el desgrasante es muy poco visible y presenta una baja porosidad. El grupo Medio-Burdo le fue asignado a las pastas medias, que muestran una presencia de desgrasantes visibles, en tamaños medianos, que pudieron haber sido molidos o triturados antes de ser agregados a la arcilla, pero que aún son visibles a simple vista, este fue el tipo de pasta más común en toda la unidad, llegando a sumar el 90% del total de la cerámica. Los tipos de pasta Burda fueron aquellos que

91

tuvieron desgrasantes muy visibles y un mayor número de inclusiones, algunas incluso, eran visibles en las paredes laterales de los fragmentos.

Porcentajes de los grupos de pastas 1%

0% 9%

Gis compacto Medio-Burdo Burdo

90%

Gráfica 3. Porcentajes de la presencia de los diferentes tipos de pastas encontrados en el análisis de la Unidad No. 18.

Dentro de estas divisiones, se clasificaron por el color o los colores presentes en los cortes transversales de los tepalcates, estos, generados en la mayoría de los casos por el tipo de atmósfera de cocción al que fueron sometidas las diferentes vasijas durante su elaboración. Dentro de estas variedades de colores pudimos observar tipos cerámicos que mostraban un solo color de pasta, en los que los más abundantes fueron los naranjas, que generalmente son el resultado de cocciones en atmósferas oxidantes, y los de pastas negras, producidos por atmósferas reductivas; tipos con dos colores claramente diferenciables, a los que se les clasificó como bicolor, en los cuales los más presentes fueron los bicolores naranjas-negros, lo cual se puede generar por la aplicación de atmósferas distintas al interior y al exterior de la vasija (Orton et al., 1997). Y tipos con paredes de un mismo color y con un núcleo de un color distinto, cuyos tipos más presentes fueron aquellos en los que se observaban los núcleos oscuros con 92

paredes naranjas o cremas, lo que se genera por una cocción oxidante incompleta (op. cit.). También se encontraron algunos tipos de paredes oscuras con núcleos de tonalidades claras, los cuales pudieron generarse por la cocción en una atmósfera reductiva incompleta.

Imagen 12. Ejemplos de las variedades de colores en los cortes transversales de la cerámica. Tomado de Wendt, 2015.

Estas divisiones sirvieron para definir distintos tipos, los cuales su mayoría estuvieron presentes en los todos los grupos, a excepción los tipos gises. Los colores de las pastas fueron definidos utilizado la tabla de colores Munsell y se tomaron en cuenta las distintas tonalidades que un mismo tipo presentó. Por su parte las variedades asignadas para los diferentes tipos fueron asignadas según el acabado de superficie, la cantidad de variedades no fue igual en todos los tipos, pues mientras que algunos tipos presentaban múltiples variedades, otros tuvieron solo dos o tres. En el caso de que el tiesto no conservara evidencias del acabado de superficie original debido a la erosión, se le clasificaba como variedad “erosionada”. Las variedades más comunes fueron los erosionados, los alisados y los engobes rojos19, aunque la distribución de estas variedades fue distinta en los diferentes tipos, por ejemplo, los engobes rojos estuvieron muy presentes en las 19

Algunos tiestos tenían diferentes acabados en sus paredes internas y externas, en estos casos se registraba en las cédulas los tipos de acabados que presentaba en sus distintas paredes.

93

pastas naranjas, pero fueron casi ausentes en las pastas negras. Cabe destacar que no todos los tipos y las variedades presentes en otras unidades fueron encontrados en la Unidad 18, de esta forma solo se toman en cuenta aquellos que se encontraron en esta Unidad. Los tipos registrados se muestran en la tabla 1.

Gis

Gris Gis Negro Compacto Naranja Compacto

Compacto

Crema Compacto Café Compacto Bicolor Crema/Gris Compacto Bicolor Negro-Naranja Compacto Blanco/Café Núcleo Negro Compacto Crema Núcleo Gris Compacto Naranja/Núcleo Crema Compacto Naranja Núcleo Negro Compacto Negro Medio-Burdo Naranja Medio-Burdo Gris Medio-Burdo Crema Medio-Burdo Bicolor Naranja Negro Medio-Burdo Bicolor Crema Negro Medio-Burdo Naranja Núcleo Café Medio-Burdo

Medio Burdo

Crema Núcleo Negro Medio-Burdo Naranja Núcleo Negro Medio-Burdo Negro Núcleo Naranja Medio-Burdo Negro Café Medio-Burdo Crema Núcleo Naranja Medio-Burdo Naranja-Crema Núcleo Gris Medio Burdo Naranja Burdo

Burdo

Naranja Núcleo Negro Burdo Bicolor Naranja Negro Burdo Bicolor Negro Café Burdo

Tabla 1. Tipos cerámicos registrados en la Unidad No. 18

94

Es importante tener en cuenta que los análisis visuales son un primer paso para la realización de una clasificación tipológica, ya que en esta fase muchos aspectos significativos de la tecnología alfarera y de sus funciones no pueden ser determinados en su totalidad, de esta forma es posible que en un futuro con la realización de nuevos estudios sobre la cerámica de Los Soldados algunos tipos se diversifiquen u otros se unan. De la misma manera que algunos aspectos como el tipo de preparación de las vasijas, los métodos de cocción, las fuentes de la arcilla o los tipos de desgrasantes, aún quedan por determinar. Por lo que las descripciones aquí presentadas son de carácter preliminar. Pastas Gises Los tipos clasificados dentro del grupo Gis se distinguen por tener una pasta muy fina, sin desgrasantes visibles y sin poros. El único tipo de esta pasta encontrada fue el Gris Gis con un total de 40 tiestos, cuya mayor concentración se encontró en la capa II de la División Norte. Este tipo tiene una pasta suave al tacto y deleznable, además de que en general la mayoría de los fragmentos estuvieron erosionados. De acuerdo con el análisis de microscópico de desgrasantes realizado en la Universidad Estatal de California en Fullerton, este tipo de cerámica contiene únicamente como desgrasante laja volcánica (Wendt, 2015). Gris Gis Variedades:

Alisado

Engobe Negro

Colores Munsell:

10YR 7/1 Ligth Gray

2.5Y 6/1 Gray

Erosionado

Pastas Compactas Las pastas compactas no presentan desgrasantes visibles y la porosidad es muy baja, casi inexistente. Su principal diferencia con las pastas gises es que los tipos 95

compactos no siempre son deleznables y tienen una dureza mayor, lo que puede ser la razón por la cual los acabados de superficie están mejor conservados. En análisis de desgrasantes realizado en la Universidad Estatal de California, arrojó que la mayoría de estas pastas contienen desgrasante de laja volcánica (op. cit.). Estas pastas representaron el 9% del total de los fragmentos cerámicos analizados. El tipo más abundante de este grupo es el negro compacto, el cual represento el 6% de la totalidad de la cerámica con 1,428 tiestos cerámicos y al compararse con la baja cantidad de fragmentos encontrados de otros tipos compactos, podemos concluir que el tipo Negro Compacto fue la pasta fina más común de la Unidad, además de presentar un gran número de decoraciones, por lo que cabe la posibilidad que las vasijas de este tipo hayan sido posesiones valiosas, dado el carácter simbólico que las decoraciones con motivos complejos pudieron tener. Negro Compacto Variedades:

Negro

Colores Munsell:

Pulido

Engobe Café

2.5 Y 2.5/1 Black

Cocción Diferencial

10 YR 2/1 Black

Erosionado

7.5 YR 4/4 Brown

Naranja Compacto Variedades:

Pulido

Engobe rojo

Engobe

Alisado

Erosionado

Café Colores

10 R 4/8

2.5 YR 6/6

2.5 YR 5/8

2.5 YR 7/8

5 YR 5/8

Munsell:

Red

Light Red

Red

Light Red

Yellowish Red

Crema compacto Variedades:

Crema

Engobe

Naranja

Negro Sobre

Pulido

Erosionado

96

Café

Colores Munsell:

Crema

7.5 YR 8/6

10 YR 6/4

10 YR 7/6

10 YR 8/3

Reddish

Light Yellowish

Yellow

Very Pale

Yellow

Brown

Brown

Café Compacto Variedades:

Crema

Colores Munsell

Alisado

Pulido

Café Oscura

Erosionado

2.5 YR 4/3

7.5 YR 4/2

7.5 YR 5/3

5YR 4/4

10 YR 5/3

Reddish

Brown

Brown

Reddish

Brown

Brown

Brown

Bicolor Crema-Gris Compacto Variedades:

Crema

Colores Munsell:

Naranja

Engobe Café

Pulido

Crema:

2.5 Y 8/3 Pale Brown

10 YR 8/4 Very Pale Brown

Gris:

2.5 Y 6/1 Gray

10 YR 7/1 Light Gray

Bicolor Negro-Naranja Compacto Variedades:

Pulido

Colores Munsell:

Negro:

Naranja:

Alisado

Engobe

Engobe

Rojo

Café

10 YR 3/1 Very Dark Gray

2.5 YR 6/8 Light Red

Erosionado

10 YR 2/1 Black

5 YR 7/8

Reddish Yellow 97

Blanco/Café Núcleo Negro Compacto

Variedades

Engobe Café Pulido

Colores Munsell:

Blanco-Café:

Engobe Rojo

Alisado

Blanco

Erosionado

10 YR 8/3 Very Pale

10 YR 8/2 Very Pale

Brown

Brown

Núcleo Negro:

10 YR 4/1 Dark Gray

10 YR 2/1 Black

Crema Núcleo Gris Compacto Variedades:

Alisado

Color Munsell:

Crema:

2.5 Y 8/3 Pale Yellow

Gris:

10 YR 6/1 Gray

Erosionado

Naranja Núcleo Crema Compacto

Variedades:

Engobe Rojo

Colores Munsell:

Engobe Café

Alisado

Erosionado

Naranja:

2.5 YR 6/6 Light Red

2.5 YR 5/8 Red

Crema:

10 YR 7/3 Very Pale Brown

2.5 Y 7/4

Pale Yellow

Naranja Núcleo Negro Compacto

Variedades:

Engobe Rojo

Colores Munsell:

Naranja:

Pulido

Crema

Alisado

Erosionado

5 YR 5/8

5 YR 6/6

10 YR 7/4 Very

Yellowish Red

Reddish Yellow

Pale Brown

98

Núcleo Negro:

5 YR 4/2 Dark

10 YR 3/1 Very Dark

Reddish Gray

Gray

Pastas Media-Burdas El grupo de pastas media-burdas tuvo los tipos más comunes, en total, el 90% de la cerámica de la Unidad 18 corresponde a este tipo de pastas, con una cantidad de 22,157 tepalcates. En esta cerámica los desgrasantes son visibles y presenta porosidad, de acuerdo con el análisis de la Universidad de California los materiales utilizados como desgrasantes son principalmente cuarzo, feldespatos y minerales férreos (Wendt, 2015). Dentro del conjunto de pastas media-burdas encontramos los tres tipos más abundantes en la Unidad, los cuales son el Naranja Núcleo Negro Medio-Burdo con 27%, el Bicolor Naranja-Negro MedioBurdo con el 20% y el Naranja Medio-Burdo con el 16%, sumando el 63% del total de la cerámica. Cabe destacar que estos tres tipos cerámicos están íntimamente relacionados, al ser productos de cocciones en atmosferas oxidantes, el parecido entre estos es muy marcado, e incluso en algunas ocasiones algunos fragmentos de cerámica que están clasificados en tipos diferentes pudieron pertenecer a la misma vasija. Esto hace evidente que el tipo de atmosfera más común para la preparación de la alfarería en esta área fue la oxidante. Por otra parte, debemos mencionar que en el tipo Negro Café Medio-Burdo se unieron tanto los fragmentos bicolores, como aquellos que presentan paredes de un color claramente diferenciable al del núcleo. De estas forma cabe aclarar que los tipos Bicolor Negro-Café, Café Núcleo Negro y Negro Núcleo Café presentes en unidades previamente analizadas se encuentran clasificados dentro de un solo tipo al cual se le denomino como Negro Café Medio Burdo, razón por la que en estos resultados no se encuentran los tipos antes mencionados. De la misma forma el Tipo Naranja-Crema Núcleo Gris, es un tipo que incluye tanto los fragmentos de paredes color crema con núcleo gris, como los de paredes 99

naranjas con núcleo gris, por lo que debe considerarse este tipo como la unión de los tipos Crema Núcleo Gris y Naranja Núcleo Gris.

Negro Medio-Burdo Variedades:

Negro

Colores Munsell:

Pulido

Cocción Diferencial

Erosionado

7.5 YR 4/1 Dark

10 YR 4/1 Dark

10 YR 2/1 Black

Gray

Gray

Naranja Medio-Burdo Variedades:

Café

Engobe

Engobe

rojizo

rojo

negro

Pulido

Alisado

Erosionado

Colores

10 R 4/8

2.5 YR 6/6

2.5 YR

2.5 YR 7/8

2.5 YR

5 YR 5/8

Munsell:

Red

Light Red

5/8 Red

Light Red

6/8 Light

Yellowish

Red

Red

Gris Medio-Burdo Variedades:

Alisado

Colores Munsell:

10 YR 7/1 Light Gray

Erosionado 10 YR 6/1 Gray

Crema Medio-Burdo

Variedades:

Engobe

Negro

Café

Rojo

Pulido

Pulido

Colores Munsell:

Crema

Alisado

7.5 YR

7.5 YR 5/4

10 YR 6/4

Light

8/4 Pink

Brown

Yellowish Brown

Erosionado

10 YR 7/4

Very

Pale Brown

100

Bicolor Naranja-Negro Medio-Burdo

Variedades

Colores

Engobe

Engobe

Rojo

Café

Naranja:

Munsell

Negro:

Pulido

Alisado

Erosionado

5 YR 6/8

7.5 YR 7/8

7.5 YR 6/8

10 YR 7/8

Reddish

Reddish

Reddish

Yellow

Yellow

Yellow

Yellow

10 YR 4/1 Dark Gray

10 YR 2/1 Black

Bicolor Crema-Negro Medio-Burdo Variedades:

Alisado

Colores

Crema:

Munsell: Negro:

Erosionado 7.5 YR 5/4

10 YR 6/4

Brown

Yellowish Brown

10 YR 4/1 Dark Gray

Light

10 YR 7/4

Very Pale

Brown

10 YR 2/1 Black

Naranja Núcleo Café Medio-Burdo Variedades:

Colores

Engobe Café

Naranja:

Munsell:

Café:

Engobe Rojo

Pulida

Alisado

Erosionado

10 R 4/8

2.5 YR 6/8

5 YR 6/8

7.5 YR 6/8

Red

Light Red

Reddish Yellow

Reddish Yellow

10 YR 3/3 Dark Brown

10 YR 4/3 Brown

Crema Núcleo Negro Medio-Burdo

101

Variedades:

Engobe Rojo

Colores

Crema:

Pulido

Alisado

5 YR 5/8 Yellowish

Munsell:

Erosionado

7.5 YR 8/4 Pink

Red Negro:

10 YR 8/3 Very Pale Brown

10 YR 2/1 Black

10 YR 4/1 Dark Gray

Naranja Núcleo Negro Medio-Burdo Variedades:

Engobe rojo

Naranja:

Pulido

Alisado

Erosionado

5 YR 6/8

5 YR 5/8

7.5 YR 7/8

10 YR 8/3

10 YR 7/8

Colores

Reddish

Yellowish

Reddish

Very Pale

Yellow

Munsell:

Yellow

Red

Yellow

Brown

Negro:

10 YR 4/1 Dark Gray

10 YR 2/1 Black

Negro Núcleo Naranja Medio-Burdo

Variedades:

Alisado

Erosionado

Colores Munsell:

Negro:

10 YR 2/2 Very Dark Brown

Naranja:

2.5 YR 6/8 Light Red

10 YR 2/1 Black

Negro Café Medio-Burdo

Variedades:

Pulido

Alisado

Superficie Negro

Café

Café Oscura

Erosionado

Pulido Colores

5 YR 6/6

10 YR 2/1

10 YR 3/6 Dark

10 YR 5/3

10 YR 7/4 Very

Munsell:

Reddish

Black

Yellowish Brown

Brown

Pale Brown 102

Yellow

Crema Núcleo Naranja Medio-Burdo

Variedades

Alisado

Colores Munsell:

Crema:

7.5 YR 7/4 Pink

Naranja:

2.5 YR 6/8 Light Red

Erosionado

Naranja-Crema Núcleo Gris Medio-Burdo

Variedades:

Color

Engobe

Engobe

Rojo

Naranja

Naranja-Crema:

Munsell:

Gris:

Pulido

Alisado

5YR 6/6

7.5 YR 6/8

7.5 YR

10 YR 8/4 Very

Reddish

Reddish

8/4 Pink

Pale Brown

Yellow

Yellow

10 YR 5/1 Gray

Erosionado

10 YR 6/1 Gray

Pastas Burdas Las pastas burdas no fueron muy abundantes en la unidad, en general son pastas con desgrasantes muy visibles y una alta porosidad, en algunos tiestos los desgrasantes y las inclusiones son visibles en las partes laterales. El tipo de desgrasantes presentes son cuarzo, feldespatos y minerales férreos (op. cit.). Este tipo de pasta estuvo poco presente en la cerámica de esta Unidad.

103

Café Rojizo Burdo Variedades:

Alisado

Color Munsell:

5 YR 5/4 Reddish Brown

Erosionado 5 YR 4/6 Yellowish Red

Naranja Burdo Variedades:

Alisado

Erosionado

Colores Munsell:

2.5 YR 5/6 Red

5 YR 3/3

Dark

Reddish Brown

7.5 YR 6/6 Reddish Yellow

Bicolor Naranja-Negro Burdo Variedades:

Alisado

Erosionado

Colores

Naranja:

2.5 YR 5/6 Red

Munsell: Negro:

5 YR 3/3 Dark

5 YR 6/8 Reddish

Reddish Brown

Yellow

10 YR 3/1 Very Dark Gray

10 YR 5/1 Gray

Naranja Núcleo Negro Burdo Variedades:

Alisado

Erosionado

Colores Munsell:

Naranja:

2.5 YR 5/6 Red

Negro:

10 YR 3/1 Very Dark Gray

5 YR 6/8

Reddish Yellow

Bicolor Negro Café Burdo 104

Variedades:

Alisado

Erosionado

Colores Munsell:

Negro:

10 YR 2/1 Black

Café:

10 YR 4/4 Dark Yellow Brown

Si bien, la tipología anteriormente descrita muestra ligeras diferencias con la tipología propuesta para análisis futuros por los directores de PAAP (Cfr. Wendt, 2014, 2015), en general los métodos y criterios de clasificación fueron los mismos que los utilizados para el análisis de otras unidades de la temporada 2012. La mayoría de las diferencias se centran en las particularidades de la cerámica como los colores de la pasta y la superficie, y a algunos errores cometidos durante el proceso de análisis, como la integración en un solo tipo, varios tipos que ya habían sido previamente separados. Tras contabilizar las cantidades de tiestos obtenidos en las diferentes capas y contextos, se pudo integrar estadísticamente la totalidad de los fragmentos obtenidos por cada tipo cerámico (Ver Grafica 4).

Cantidad de Tiestos por Tipos Cerámicos 8000 7000 6000 5000 4000 3000 2000 1000 0

Gráfica 4. Cantidad total de tepalcates por tipos cerámicos. Algunos tipos no aparecen en la gráfica debido a su baja representatividad.

105

Como se puede observar en la Gráfica 4 los tipos Naranja Núcleo Negro MedioBurdo con un total 6706 fragmentos de cerámica, el Bicolor Naranja-Negro MedioBurdo con 4831 y el Naranja Medio-Burdo con 4037, fueron los tipos cerámicos más presentes en la Unidad. Mientras que en menor representatividad se encuentra los tipos de pasta negra, como el Negro Compacto con 1428 y el Negro Medio-Burdo que sumó 1639 tepalcates. En contraste, existieron tipos cuya presencia fue mínima, reduciéndose solo a unos cuantos tiestos en toda la Unidad, mientras que los tipos de los que no se encontraron ni un solo tiesto no fueron incluidos en las descripciones, ni en las estadísticas. A todos los fragmentos se les asignó una clasificación según la zona de la vasija de la cual formaron parte, estas clasificaciones fueron bordes, bases, y cuerpos, además de la clasificación de “otros”, que generalmente se usó para algunos cuellos y asas, pero que debido a la baja cantidad encontrada no se les asignó una clasificación propia. Los cuerpos fueron los más comunes, representado el 91% del total de los tiestos, mientras que los bordes representaron el 8%, las bases el 1% y las partes que fueron clasificadas como “otros” ocuparon un porcentaje inferior a 1% (Grafica 5). 1%

0% 8%

Bordes

Cuerpos Bases 91%

Otros

Gráfica 5. Porcentajes de presencia de bordes, cuerpos y bases en la cerámica de la Unidad No. 18.

106

Aunque solo los bordes que representaron un porcentaje igual o mayor al 5 % de la boca de la vasija fueron dibujados, se trató de asignar una forma a todos los bordes analizados. Esto se basó en una tipología de formas previamente utilizada por el PAAP, la cual permite comparar la silueta que un borde proyecta, a colocarlo contra una base recta. Se detectaron un gran número de formas en esta Unidad. A estas formas se les asignó un número de Grupo, ya que la mayoría de los grupos están compuestos por distintas formas que pertenecen a vasijas similares (Tabla 2).

Formas

Tecomates

Grupo 1

Cajetes Hemisféricos

Grupo 2

Cajetes Hemisféricos Abiertos

Grupo 3

Cajetes de Bordes Curvo-Convergentes

Grupo 4

Cajetes con Paredes Curvo-Divergentes

Grupo 5

Vasijas Cilíndricas

Grupo 6

Cajetes de Bordes Reforzados

Grupo 7

Vasijas de Silueta Compuesta

Grupo 8

Cajetes de Borde Evertido

Grupo 9

Cajetes de Silueta Compuesta

Grupo 10

Cajetes con Paredes Recto-Divergentes

Grupo 11

Ollas

Grupo 12

Cajetes con Paredes Empujadas

Grupo 13

Cajetes con Paredes Curvo-Divergentes y Borde Evertido

Grupo 14

Cajetes con Paredes Curvo-Divergente y Base Cóncava

Grupo 15

Plato con Paredes Divergentes

Grupo 16

Tabla 2. Descripción de los grupos de formas cerámicas inferidas en el análisis de la cerámica.

107

En total 1749 bordes fueron clasificados dentro de estos grupos, y solo 127 bordes no pudieron ser integrados a ningún grupo, ya sea porque el borde era demasiado pequeño para poder inferir la forma, o bien porque la silueta no correspondía a ninguno de los grupos preestablecidos. El grupo con mayor cantidad de formas detectadas correspondió al grupo de las ollas (Grupo 12), seguidos por el de los cajetes con paredes curvo divergentes (Grupo 5), mientras que el grupo de los cajetes con paredes curvo-divergente y base cóncava (Grupo 15) estuvo totalmente ausente en esta Unidad (Grafica 6).

Formas 600 500 400 300 200 100

0

Gráfica 6. Cantidades de los diferentes grupos de formas de vasijas encontrados en la Unidad No. 18.

Es importante destacar que la importancia de esta tarea radica en que, la determinación de las formas nos permite aproximarnos a los patrones de uso en la alfarería. Ya que, a las vasijas se les crea con formas particulares, al ser pensadas para cubrir una función en específico, para lo que se busca que sus características físicas se adapten de la mejor manera posible a la(s) actividad(es) para las que fueron creadas (Orton et al., 1997). De esta forma la concentración de un tipo de vasijas en un área o en un contexto en particular nos pueden llevar a la inferencia del tipo de actividades que estaban siendo practicadas. 108

Imagen 13. Grupo 1. Tecomates. 109

Imagen 14. Grupo 2. Cajetes Hemisféricos.

Imagen 15. Grupo 3. Cajetes Hemisféricos Abiertos. 110

Imagen 16. Grupo 4. Cajetes de Bordes Curvo-Convergentes. 111

Imagen 17. Grupo 5. Cajetes con Paredes Curvo-Divergentes. 112

Imagen 18. Grupo 6. Vasijas Cilíndricas.

Imagen 19. Grupo 7. Cajetes de Bordes Reforzados. 113

Imagen 20. Grupo 8. Vasijas de Silueta Compuesta.

Imagen 21. Grupo 9. Cajetes de Borde Evertido. 114

Imagen 22. Grupo 10. Cajetes de Silueta Compuesta.

Imagen 23. Grupo 11. Cajetes con Paredes Recto-Divergentes. 115

Imagen 24. Grupo 12. Ollas. 116

Imagen 25. Grupo 14. Cajetes con Paredes Curvo-Divergentes y Borde Evertido.

Imagen 26. Grupo 13. Cajetes con Paredes Empujadas.

Imagen 27. Grupo 16. Plato con Paredes Divergentes. 117

Imagen 28. Borde de Olla. Grupo 12.

Imagen 29. Borde de Olla. Grupo 12.

118

Las decoraciones presentes en la cerámica se clasificaron siguiendo una tipología preestablecida por el PAAP. Estas se dibujaron, y en algunos casos se tomaron fotografías. Las descripciones y el número asignado se muestran en la siguiente tabla.

Descripción

Número

Una línea incisa en el borde

1

Dos líneas incisas en el borde

2

Incisión tipo mecedora

3

Punzonadas múltiples

4

Incisión ancha tipo excavado o raspado (tipo calzadas de Coe)

5

Motivos incisión complejos en el borde

6

Motivos incisión complejos en el cuerpo

7

Acanaladuras

8

Acanaladuras horizontales

9

Excisión (Excavado dejando el motivo en relieve)

10

Una línea incisa paralela inferior al borde (exterior)

11

Dos líneas incisas paralelas e inferior al borde

12

Pellizcado

13

Empujado hacia el exterior y punzado en el interior

14

Decoración sin clasificación asignada

99

Tabla 3. Descripción de las diferentes decoraciones y número clave asignado.

119

En general las decoraciones más comunes fueron los motivos incisos complejos en borde (Decoración No. 6) y los motivos incisos complejos en el cuerpo (Decoración No. 7).

Total de Decoraciones 90 80 70 60 50 40 30 20 10 0 Dec. Dec. 2Dec. 3Dec. 4Dec. 5Dec. 6Dec. 7Dec. 8Dec. 9 Dec. Dec. Dec. Dec. Dec. Dec. 1 10 11 12 13 14 99 Gráfica 7. Cantidad de decoraciones presentes en la Unidad No. 18.

Imagen 30. Ejemplos de decoraciones incisas complejas.

I

120

Lítica Tallada Se analizaron 2,611 fragmentos de material lítico, esto se realizó con la finalidad de conocer los tipos de artefactos de lítica tallada presentes en la unidad. Debido a que el objetivo de este trabajo es analizar los contextos domésticos de los contextos analizados, las fuentes de procedencia de las materias primas no serán discutidas en este apartado. Por lo cual, los resultados preliminares son presentados con la finalidad de aproximarnos a la identificación de los tipos de actividades en las que se utilizaban herramientas de piedra tallada. Lo que no resta la posibilidad de que en un estudio futuro se analicen las fuentes de procedencia de las materias primas. El análisis se realizó separando los artefactos y fragmentos por materia prima, ya que en campo se mezclaron sin tomar en cuenta el tipo de material en el que estaban fabricados, debido a que se corría el riesgo de clasificarlos incorrectamente, registrando individualmente solo los objetos especiales, como las navajillas. En análisis reveló que más de la mitad de la lítica recuperada en la unidad fue elaborada en pedernal, mientras que solo el 26% corresponde a obsidiana, mientras que alrededor del 6% de los artefactos no pudieron ser clasificados dentro de las materias primas conocidas.

Lítica Tallada 1% 6% Pedernal 26%

Obsidiana Cuarcita 67%

Desc./N. I.

Gráfica 8. Porcentajes de materia prima en la lítica tallada de la Unidad No. 18.

121

En la Gráfica 10 podemos observar la distribución del pedernal y de la obsidiana en las diferentes capas y rasgos de las divisiones Norte y Sur de la Unidad 18.

División Norte 400 350 300 250 200 150 100 50 0

Pedernal Obsidiana

Gráfica 9. Distribución del pedernal y la obsidiana en las diferentes capas y rasgos de la División Norte.

División Sur 400 350 300 250 200 150 100 50 0

Pedernal Obsidiana

Gráfica 10. Distribución del pedernal y la obsidiana en las diferentes capas y rasgos de la División Sur.

122

Los fragmentos fueron clasificados por tipo de artefacto, siguiendo un análisis tipológico previamente utilizado para la lítica tallada de este sitio (Cfr. Wendt & Lunagómez, 2011a). Esto dio como resultado que en el caso del pedernal el 54% corresponde a fragmentos de lascas sin plataformas, mientras que el 38 % corresponden a fragmentos desprendidos sin bordes afilados que podrían ser desechos de talla o fragmentos que se produjeron por causas distintas a la fabricación de herramientas (Tabla 32). Además se encontraron algunos fragmentos de nódulos de pedernal, y dos posibles raspadores (Imagen 32). La presencia menor de la obsidiana, podría deberse a que esta materia prima pudo haber sido más difícil de obtener que el pedernal, lo que podría haber ocasionado que este vidrio volcánico fuera más apreciado y por lo tanto se le considerara de mayor valor. Esto tiene sentido, si se toma en cuenta que en La Venta, algunos núcleos agotados de obsidiana fueron encontrados como parte de ofrendas (Rojas Chávez, 1990), podemos pensar que este material estaba siendo asociado a algún tipo de estimación de carácter simbólico o económico 20. Por otra parte, también se debe considerar que el pedernal presenta la ventaja sobre la obsidiana de ser más resistentes, lo que ocasiona que los instrumentos fabricado en este mineral tengan un mayor durabilidad, lo que podría haber ocasionado que se prefiriera esta materia prima para la elaboración de utensilios, ya serían más duraderos, aunque menos filosos. En cuanto a la obsidiana, cabe destacar que la gran mayoría fue clasificada como de color gris, lo que puede sugerir que proviene de fuentes del centro de México (Cobean et al., 1971; Cobean et al., 1991; Knight, 2003), sin embargo se debe hacer un análisis más detallado para poder determinar las posibles fuentes de las que provenía este material. Dentro de los tipos de artefactos encontrados observamos que la gran mayoría de los fragmentos, corresponden a lascas sin corteza. Además de que se encontraron 50 fragmentos de navajillas y 3 casi 20

También cabe la posibilidad de que el hecho de ofrendar un núcleo de obsidiana a un personaje en específico, guarde relación con la participación que tenían los grupos de elite en la producción artesanal como se ha plantado en las sociedades mayas del Clásico (Inomata, 2001).

123

completas. El hecho de que no se cuenten con fragmentos con corteza, puede indicar que este material era adquirido en bloques previamente careados o en núcleos. De lo que sí estamos seguros es que el asentamiento debió formar parte de amplias redes de intercambio, que aseguraban que estas materias pudieran llegar a ser adquiridas por los diferentes miembros de la comunidad, aunque aún quede por determinar si estas relaciones estaban controladas por algún centro rectos, como La Venta, o si un sitio secundario como Los Soldados (Wendt & Lunagómez, 2011a: 63) podía entrar en contacto directo con los que suministraban estos recursos. De igual forma todavía falta por comprender si el acceso dentro de la comunidad era desigual entre algunos sectores o si el sitio gozaba de una igualdad en cuanto al suministro de este tipo de materiales.

Imagen 31. Ejemplos de fragmentos de navajas prismáticas de obsidiana encontradas en la Unidad No. 18.

124

Imagen 32. Raspadores de pedernal de la Unidad No. 18

Los resultados del análisis preliminar de la industria de lítica tallada ha arrojado que la presencia de las dos principales materias primas fue continua en la Unidad, pero con una mayor preponderancia del pedernal, además la presencia de artefactos como navajas de obsidiana y raspadores de pedernal nos llevan a pensar que estos materiales formaban parte de las actividades productivas practicadas por los antiguos pobladores de Los Soldados. Aunque, cabe destacar que el tipo de prácticas específicas que fueron realizadas con las herramientas líticas no puede ser establecido mediante un análisis macroscópico, ya que para determinar las tareas que fueron realizados con los útiles, es necesario realizar análisis microscópicos. Por otro lado, sería interesante conocer la presencia de artefactos realizados en ambas materias primas, ya que las distintas variaciones proporcionales, podrían indicarnos los estatus de los distintos grupos domésticos de Los Soldados, si tomamos como referencia el valor que pudo tener la obsidiana en la sociedad olmeca (Cfr. Rojas Chávez, 1990), ya que un mayor cantidad de vidrio volcánico 125

podría ser indicador de posición más favorable en la comunidad, que le permitía a una unidad domestica tener mayor acceso a los bienes importados. Aunque también podría darse el caso de una relativa igualdad de acceso a recursos, como se ha observado en algunos asentamientos de los valles centrales de Oaxaca (Haines et al., 2004). Solo un análisis detallado de la totalidad de la industria de la lítica tallada recuperada en el sitio y su asociación con contextos domésticos, podría ayudarnos a entender mejor los patrones de distribución interna de estas materias primas en Los Soldados. Piedra de Molienda La importancia de la piedra de molienda radica que en esta industria está íntimamente relacionado con la subsistencia de los miembros que integran un grupo doméstico, ya que esta tecnología sirve para la preparación de distintos alimentos, dentro lo cual es el más representativo ha sido tradicionalmente el maíz. Además de que estudios etnoarqueológicos han documentado que estas herramientas son utilizadas en la actualidad para moler otros productos como cacao, el café, las nueces, la sal, el pigmento y la arcilla (Clark, 1998), lo que las coloca en un papel central dentro de las actividades domésticas de los grupos domésticos contemporáneos21. De la misma forma que, al ser elaboradas con materias primas que en muchas regiones no están disponibles, y deben obtenerse mediante el intercambio, estos objetos se convierten en un reflejo de como impactan las redes comerciales en la vida cotidiana de las personas que habitan una comunidad. En la unidad No. 18 se encontraron 32 fragmentos de piedra de molienda, que en su mayoría, fueron clasificados como manufacturados en basalto, aunque aún queda por determinar correctamente el tipo de materia prima y las fuentes de las que estas proceden. Debido a la pequeña muestra con la se cuenta, no se pudo realizar un análisis morfológico en el que se observaran las generalidades y las 21

Es importante tener en cuenta que el acceso a ciertos recursos como el cacao o lo sal pudo haber sido limitado para los habitantes de Los Soldados.

126

particularidades de los fragmentos de metates y manos. La gran mayoría de las piezas se les asignó la clasificación de fragmentos de piedras de molienda, ya que no se podía determinar si pertenecieron a una mano o al metate, en el caso de que sí se pudiera determinar se les clasificó como fragmentos de mano o de metate, ya que en esta unidad no hubieron elementos completos. En total se encontraron 10 fragmentos de metates y 6 de manos de metates, mientras que 16 se registraron como piedra de molienda genéricamente (Tabla 33). Lo cual llama la atención, ya que debido a la mayor proporción con la que se rompen las manos de metates, podría esperarse que se encontrara una mayor cantidad de fragmentos de estas, aunque unas vez rotas, podrían ser reutilizadas para crear nuevos artefactos (Ruiz Aguilar, 2009).

Piedra de Molienda 12 10 8 6 4 2 0 Capa I

Capa II

Capa III

Mancha # 3

Capa IV

Mancha#1

Perfiles

Gráfica 11. Presencia de la piedra de molienda en las distintas capas y rasgos de la U. No. 18. Las capas de la División Norte y la División Sur se unificaron.

127

Imagen 33. Fragmentos de mano de metate.

Hachas En esta Unidad se encontraron solo dos fragmentos de hacha claramente identificables. Mientras que un objeto esta trabajado, pero presenta proporciones similares a las de un cincel o un artefacto similar. Otro objeto no parece ser algún tipo de artefacto, pero fue recuperado porque por está decorado con pigmento rojo. Los fragmentos de hachas y el posible cincel pertenecen a la capa III, mientras que el otro objeto es de la capa I. Ninguna de las hachas parece haber sido de carácter ritual, ya que presentan huellas de desgastes y las fracturas muy posiblemente se deban al uso. Estas herramientas están profundamente relacionadas con actividades productivas, como el desmonte de campos, o la tala de árboles. Debido a que, los útiles podrían ser desechados en el lugar donde se fracturan, es posible que en la mayoría de los casos, los restos de hachas se encuentren esparcidos en los alrededores de los asentamientos, donde se encontraban las tierras de cultivo (Wendt, 2005). Lo cual explicaría su baja proporción. 128

Imagen 34. Fragmentos de hachas de lítica pulida.

Imagen 35. Posible fragmento de cincel de lítica pulida.

Solo el posible cincel tiene tonalidades verdes, por lo cual podría ser un artefacto que tuvo algunas implicaciones simbólicas. De la misma manera que sus proporciones podrían explicarse como un intento de rejuvenecer el útil, si aceptamos la suposición de que la materia prima era apreciada por sus 129

poseedores debido a sus tonalidades verdosas (Jaime-Riverón, 2010; Pérez Suárez, 2013). No obstante, esta herramienta presenta muestras de desgaste en uno de sus extremos, y esta fracturad, por lo que si su color tuvo, o no, un significado ideológico, fue utilizada de igual manera. Barro Quemado El barro quemado es un tipo de evidencia arqueológica que no ha sido ampliamente estudiado, sin embargo sus implicaciones en el estudio de la vida cotidiana de los pueblos mesoamericanos podría ser muy relevante. Este material consiste predominantemente en terrones de tierra arcillosa expuesta al fuego, que generalmente no presenta formas definidas. Su relación con actividades productivas y domésticas, radica en el hecho de que sus orígenes pueden estas centrados en algunas prácticas específicas. Estas actividades pueden ser las involucradas en la construcción y mantenimiento de las viviendas, ya que algunos de estos elementos podrían haber sido utilizados para recubrir las paredes de las estructuras habitacionales. Como se ha observado en sitios como San Lorenzo, donde las paredes de las casas eran recubiertas con barro para prolongar la vida de la madera (Cyphers, 1997b: 97). De igual forma puede asociarse la presencia de barro quemado a la fabricación de alfarería, ya que la arcilla o la tierra arcillosa podrían ser expuestas a altas temperaturas inintencionadamente o bien, mediante el uso de técnicas de cocción a cielo abierto. No obstante aún queda mucho por estudiar en este elemento que podría ser de gran ayuda para el entendimiento de los modos de vida de las sociedades del preclásico en las tierras bajas de Golfo. En la tabla 4 se observan las cantidades de barro y el peso de estas.

Barro Quemado Cantidad

Peso

División Norte

130

Capa I

155

1582.5 g

Capa II

70

1003.8 g

Capa III

341

2251.2 g

Concentración Cerámica

0

0

Conct. Cer. debajo de Hueso

0

0

Piso

34

94.1 g

Capa IV

107

394 g

Mancha # 1

68

401.8 g

Mancha # 2

15

41.3 g

Capa I

147

1237.9 g

Capa II

251

2711.2 g

Capa III

1060

8957.7 g

Mancha # 3

325

4511.7 g

Capa IV

699

6060.5 g

Huella de Poste # 1

5

9.3 g

Huella de Poste # 2

68

142.3 g

Fosa # 1

0

0

Fosa # 2

1

10.7 g

Capa VI ¿Canal?

66

663.9 g

Perfiles

42

301.2 g

Total

3454

30375.1 g

División Sur

Div. Norte/Sur

Tabla 4. Cantidad y peso de barro quemado en la Unidad No. 18.

Hemos tomado como referencia el peso total por capa y rasgo para cuantificar al barro quemado, porque las cantidades de restos pueden variar según el grado de fragmentación, por lo que, el integrar el peso de este material al análisis, nos ayuda a tener una idea más exacta de la representatividad que tuvo en la U. 18. En las gráficas 12 y 13 podemos observar la distribución de este elemento en las diferentes capas y rasgos.

131

División Norte 400 350 300 250 200 150 100 50 0 Capa I

Capa II

Capa III

Piso

Capa IV

Mancha#1 Mancha#2

Gráfica 12. Presencia de barro quemado en la División Norte.

División Sur 1200 1000 800 600 400 200 0

Gráfica 13. Presencia de barro quemado en la División Sur.

Otros Materiales Hasta el momento de la redacción de este trabajo, de los materiales restantes, solo las figurillas cerámicas han sido analizadas (Cfr. Higueras Cossío, 2014). Las cuentas, el pigmento rojo, la piedra verde y el hueso, solo pueden mencionarse por su presencia, ya que sus propiedades particulares no han sido estudiadas aun. De esta forma aún desconocemos la procedencia o el tipo de alteraciones que tuvieron elementos como la piedra verde o el pigmento. Lo mismo sucede con 132

el hueso, el cual, debido a su mala conservación, no podemos determinar si corresponden a restos óseos de animales o de seres humanos. En cuanto a las figurillas en esta unidad se encontraron en total 24 fragmentos, entre cabezas, cuerpos y extremidades, que fueron divididas entre zoomorfas y antropomorfas (Higueras Cossío, 2014: 70-109). El análisis de este material nos ha permitido conocer que el tipo de representaciones presentes en estos materiales contrasta con el de la escultura monumental, a pesar de ser similar a los otros sitios de la región, por lo que se considera que existió un conjunto de expresiones de carácter doméstico y privado que estaba ampliamente difundido en los sitios del Preclásico medio de las tierras bajas de la Costa del Golfo (Higueras Cossío, 2014). Fragmentos de Figurillas Cantidad División Sur Capa I

4

Capa II

3

Capa III

1

Capa IV

5

Capa VI ¿Canal?

1

División Norte Capa I

1

Capa II

2

Capa III

3

Concentración Cerámica

1

Piso

2

Capa IV

1

Total

24

Tabla 5. Presencia de fragmentos de figurillas en la Unidad No. 18. No se toman en cuenta los contextos en los que no se encontró ningún fragmento.

133

Por otra parte, un pieza de cerámica casi completa fue registrada en la Capa I, la cual se cree pudo ser un pesa de red de pescar. La cual fue hallada junto con otros fragmentos que posiblemente pertenecieron a útiles similares. Lo cual nos resulta sumamente interesante, debido a que por su cercanía con el río Tonalá, la pesca debió ser una actividad común y altamente productiva para los habitantes de Los Soldados, además de que existen evidencias iconográficas que destacan la importancia de esta práctica (Kotegawa, 2015). Si bien, los elementos que faltan por analizar como el pigmento (Tabla 37), la piedra verde (Tabla 35) o el hueso (Tabla 38), en un futuro podrán ser estudiados a mayor profundidad, para determinar sus particularidades, nos llama la atención, en el caso del hueso, que se haya encontrado solo en algunas áreas, como la Capa III y en la IV, además de que se encontraron restos en algunos contextos específicos, los cuales, debido a que no se encontraron evidencias características de un entierro, podrían estar asociados con áreas de desecho, donde algunos restos de seres vivos fueron depositados, o murieron al tratar de alimentarse de residuos orgánicos. En la Gráfica 14 podemos observar la distribución de este elemento en la Unidad.

Hueso 7 6 5 4 3 2 1 0

Capa I

Capa II

Capa III

Concent. Cerámica

Mancha # 3

Capa IV

Gráfica 14. Presencia de hueso en la Unidad No. 18. Las capas de las divisiones Norte y Sur fueron unidas, solo los rasgos se toman individualmente.

134

En esta Unidad solo se encontraron tres cuentas de piedra verde, dos en la Capa II y una en la Capa IV, y tres cuentas de cerámica, una en la capa III, una en la Mancha No. 3 y una en la capa IV (Tabla 36). Mientras que 7 fragmentos de piedra verde sin trabajar se encontraron en las capas III y IV. En lo que respecta a estos materiales, consideramos demasiado arriesgado sacar conclusiones en cuanto a las razones que condicionaron presencia de las materias primas y de los objetos decorativos en la Unidad, dada la baja cantidad de la muestra y a que casi ningún objeto fue encontrado en un contexto primario.

Cuentas 2.5 2 1.5 Piedra Verde

1

Cerámica

0.5 0 Capa I

Capa II

Capa III

Mancha # 3

Capa IV

Gráfica 15. Presencia de cuentas de piedra verde y de cerámica en la Unidad No. 18.

Finalmente debemos mencionar que las muestras de los diferentes métodos (radiocarbono, fitolitos, polen, flotación, etc.) tomadas durante la temporada de campo 2012, aún están siendo analizadas al momento de la redacción de este trabajo. Pero estamos convencidos que los resultados obtenidos de los diversos análisis aportaran nuevos datos, que ayudaran a corroborar algunas ideas sobre los contextos analizados, así como plantear nuevas interrogantes, tanto para la Unidad No. 18, como para el resto del sitio.

135

Capítulo VIII. Análisis Preliminar de los Contextos Domésticos de la Unidad No. 18 En la Unidad Número 18 no pudimos detectar variaciones en cuanto a la presencia o la ausencia de tipos cerámicos, de la lítica tallada y la lítica pulida en las capas con contextos secundarios. Ya que la mayoría de los elementos se encuentran de manera continua en estas capas. Se pudo observar que es la cantidad de elementos presentes la que aumenta o disminuye a través de las diferentes capas. Lo cual podría interpretarse como resultado de variaciones en la cantidad de deposiciones de sedimentos a lo largo del tiempo, principalmente en las tres primeras capas, donde no se encontraron evidencias de contextos primarios (Imagen 11). No obstante, creemos que el hecho de que en la Capa III se haya encontrado una mayor cantidad de materiales, se debe a que esta capa fue más extensa que las otras. De igual forma es muy probable que la Capa I, haya sido ampliamente reducida por actividades posteriores al abandono del sitio. Sin embargo, sí se encontraron algunas evidencias de contextos primarios, cuyo análisis de sus características particulares y asociaciones con los materiales arqueológicos analizados se expondrá en este capítulo. A pesar de que durante el proceso de excavación algunos rasgos fueron asociados a ciertas capas estratigráficas, la revisión de los perfiles de la Unidad nos ha generado la necesidad de replantearnos estas asociaciones. La mayor cantidad de rasgos detectados se clasificaron dentro de la Capa III, donde se registraron las dos huellas de poste, un piso, las manchas y la concentración cerámica. Los demás rasgos, se encuentran registrados como pertenecientes a la capa IV, y a la capa VI. Por lo que se hará un análisis contextual de los rasgos, para poder determinar si estos están relacionados con las capas, o si deben tomarse como contextos independientes de estas. De igual forma se pretende observar si algunos elementos relacionados entre sí, para poder establecer las asociaciones entre los rasgos que nos indique que forman parte de un mismo contexto. También se revisará la relación que guardan los rasgos con los 136

materiales arqueológicos analizados para poder determinar si la información con la que contamos hasta el momento, corrobora la idea de que estos elementos son evidencias de actividades domésticas. Tomando como principales características de asociación, la profundidad, la cercanía, la capa que se les asignó a los rasgos o las características de la tierra, hemos relacionado algunos rasgos que se discutirán en conjunto, mientras que algunos se discutirán individualmente. Esto no implica que las únicas relaciones que abordamos sean entre los rasgos que se mencionan juntos, ya que se tratan de buscar las relaciones entre los diferentes rasgos de la Unidad. Los rasgos que hemos asociado en conjunto son: a) las Manchas número 1 y 2; b) las dos huellas de postes; c) el Piso y la concentración Cerámica; d) la Mancha No. 3 y el posible Piso; y e) el posible canal de la Capa VI y la Fosa No. 2., mientras que la Fosa No. 1 se discute por separado. Mancha No. 1 y Mancha No. 2 Estos dos rasgos, no pueden ser apreciados en los perfiles. La Mancha número 1 se encontró en la División Norte, a partir de los 61 cm y se excavó hasta los 85 cm de profundidad donde se detectó el Piso de esta División, tuvo unas dimensiones de 110 cm de largo por 82 cm de ancho. Estuvo ubicada dentro de la Capa III, esta Mancha fue de tierra de un color café claro (10 YR 5/6 y 10 YR 5/8 de la tabla Munsell), lo que la distinguió del resto de la capa. La Mancha No. 2, comenzó a los 59 cm, y se extendió hasta los 87 cm de profundidad, donde se encontró el Piso. Su extensión es de 32 cm de largo por 45 cm de ancho (Imagen 36). Este elemento es de una tierra compactada de color amarillo (10 YR 7/8 de la tabla Munsell). Debido a que ambos rasgos empiezan a una profundidad similar, creemos que existe alguna relación entre estos, y al estar a una profundidad superior a otros rasgos como el Piso y la Concentración Cerámica de la División Norte, consideramos que corresponden a un momento posterior al de los rasgos inferiores. Suponemos que el hecho de que hayan tenido más de 20 cm de 137

profundidad se debe a que fueron producto de remoción de tierra por parte de seres humanos, aunque las razones por las que se realizó esta acción no están claras. La cantidad de cerámica encontradas en estos rasgos es relativamente escasa (Ver tablas 15 y 16), y no nos indica que se hayan utilizado como áreas de desechos de estos materiales, aunque sí podrían haberse desechado algunos materiales perecederos. No obstante el hecho de que la tierra de la Mancha no. 2 haya estado muy compacto nos hace pensar que se debió realizar una actividad particular en este rasgo, la cual no se ha podido determinar.

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Imagen 36. Dibujo de planta de la finalización del nivel métrico 48-68 cm de la División Norte, donde se aprecian las manchas No. 1 y No. 2.

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Huellas de Poste Durante el proceso de excavación se detectaron dos huellas de poste, en la División Sur, la Huella de Poste No. 1 se encuentra en las coordenadas N: 239 cm; E: 198 cm, y la Huella de Poste No. 2 se encuentra en las coordenadas N: 268 cm; E: 02 cm, originalmente se estableció que estos rasgos habían comenzado a los 78 cm de profundidad y que terminaban a los 114 cm. Sin embargo mientras se dibujaban de los perfiles de la Unidad se observó que estas huellas comenzaban en la Capa I, por lo cual se cree que ambos rasgos son alteraciones modernas. En la Imagen 11 se puede observar la Huella de Poste no. 1 en la Pared Este. Aunque la Huella de Poste No. 2 no se puede apreciar en las paredes, es muy posible que esta también corresponda a una alteración moderna, debido a que es muy similar en textura y color a la Huella No. 1 y termina a la misma profundidad. Además de que en ambos rasgos se encontraron materiales modernos (plástico y vidrio). Por lo cual los planteamientos iniciales que relacionaban estas evidencias con parte de estructuras habitacionales no pueden ser sustentados. Piso y Concentración Cerámica Estos contextos fueron ubicados originalmente como pertenecientes a la Capa III, aunque la revisión de los datos de campo, nos hace pensar que ambos rasgos corresponden a etapas previas a la Capa III, ya que como se aprecia en los perfiles (Imagen 11), el Piso es un estrato que divide la Capa III, de la Capa IV, además de que la Capa III posiblemente corresponde a los sedimentos que recubrieron estos rasgos después de que fueron abandonados, y por lo tanto el Piso y la Concentración Cerámica no corresponde al mismo momento de ocupación que esta capa. El Piso se compone de tierra compactada que empezó a ser detectada a partir de los 83 cm de profundidad en la División Norte y se extendió en casi toda esta División. Sobre este rasgo se encontraron fragmentos de cerámica con decoraciones, un cuello de olla casi completo en la esquina noreste de la Unidad, lítica tallada y restos de carbón. 139

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Imagen 37. Dibujo de planta de la Concentración Cerámica y el Piso, en la División Norte.

En total se encontraron en el piso 1367 tiestos cerámicos. Pero es importante mencionar que estos fueron registrados al remover el piso, lo que incluyó una 140

porción de tierra de 20 cm de profundidad que abarcó casi toda la parte Norte de la Unidad. Lo que ocasiona que muchos de los materiales registrados como pertenecientes al Piso, sean en realidad los que estaban depositados por debajo de este, por lo que se cree que estos fragmentos fueron anteriores o bien, pudieron servir de relleno. Dentro de la cerámica registrada sobre y debajo del piso, se registraron 39 bordes de ollas y 24 de cajetes abiertos. La Concentración Cerámica se ubica en la División Norte, su profundidad va de los 83 a los 93 cm. En su inicio este rasgo cubría un área de 90 cm de ancho por 60 cm de largo, pero en su parte más profunda, llego a tener hasta 200 cm de anchura, por lo que se cree que su forma original fue cónica. En este elemento se encontraron 615 fragmentos de cerámica, aunque debido a su baja profundidad, no se le considera a este rasgo como específicamente un área de desecho, pero el hecho de que se encontraran restos de hueso (que aún no han sido analizados) en este elemento, nos indica que algún tipo de materiales orgánicos fueron depositados en él. Por lo que creemos que este espacio se acumularon tanto materiales inorgánicos como la cerámica y materiales perecederos, lo cual podría corroborarse con los análisis de flotación, fitolitos y polen. Una de las características que nos llaman la atención es la presencia de elementos encontrados sobre el Piso, ya que aunque no son muy abundantes, están mejor conservados que en otros contextos. Además de que los pisos mientras forman parte de estructuras habitacionales ocupadas se limpian constantemente (Cyphers, 1997d), lo que evita la acumulación de desechos, por lo que, cabe la posibilidad de que los materiales encontrados sobre la superficie de esta rasgo sean evidencias de las últimas actividades realizadas en este espacio antes de su abandono. Por su parte, es muy posible que los restos encontrados debajo del Piso correspondan a algún tipo de relleno utilizado para la elaboración de este elemento. Sobre este Piso se encontraron varios fragmentos de cerámica grandes, incluyendo un borde completo, además de fragmentos de piedras de molienda, 141

fragmentos de hueso y restos de carbón (Imagen 37). No podemos establecer si se trata de un área que perteneció al interior de una estructura habitacional, o al exterior, ya que no se encontraron evidencias de muros o huellas de postes contemporáneas a este contexto, ni diferencias en cuanto al color o el grado de compactación de la superficie. Pero creemos que por su asociación contextual, la Concentración Cerámica, fue un elemento que conformó parte del mismo conjunto doméstico que el Piso. Aunque desconocemos el tipo de actividades que fueron realizadas en este espacio, creemos que el hecho de exista un rasgo con las características de una concentración de materiales cerámicos, pueda ser indicio de que el Piso formaba parte del área externa a la(s) estructura(s) habitacional(es), ya que un elemento de las características de un depósito de materiales desechados probablemente no se realizaba al interior de una vivienda. Por otra parte, la presencia de pigmento rojo sobre el Piso, nos plantea la posibilidad de que en esta área se estuviera elaborando la alfarería utilizada por el grupo doméstico, o al menos algunos tipos cerámicos, como los que presentan engobe rojo, lo cual no necesariamente nos indica que esta haya sido una actividad especializada, sino que podría ser una fabricación para autoconsumo. Aunque no podemos relacionar alguno de los rasgos con áreas de actividad con la producción alfarera, ya que no se han observado restos de las fases de producción, como lo podrían ser concentraciones de arcillas o zonas con evidencias de quemado repetitivo. De igual forma, es importante mencionar que la presencia de pigmento podría estar relacionada con otras actividades, como la decoración de la vivienda u otros objetos distintos a la cerámica. En el resto de la Capa de la Unidad que tiene la misma profundidad que estos elementos, se encontró una gran cantidad de cerámica, barro quemado, fragmentos de piedra de molienda y lítica tallada. De este último material, notamos que se encontraron algunos nódulos de pedernal, lo que nos lleva a pensar que en esta área se estaban siendo realizadas lascas de este mineral. Aunque no se encontraron patrones de distribución que nos lleven a pensar que se excavó un 142

área de actividad de producción de lítica tallada, lo que no resta la posibilidad de que en los espacios no excavados exista un elemento de esta índole. Mancha No. 3 y Posible Piso La Mancha No. 3 se extiende sobre la parte Oeste de la División Sur, tiene casi 3 m de longitud, y 49 cm de anchura, además de que es muy posible que se extienda más hacia el oeste, en la parte donde no se excavó, por lo que sus dimensiones exactas se desconocen. Esta mancha tiene una profundidad de 49 cm. Creemos que debido a su profundidad y extensión este espacio podría tratarse de un área de desecho, aunque se encontraron relativamente pocos tiestos cerámicos (835) con relación a sus dimensiones, su densidad de fragmentos de cerámica no es menor la de otros contextos. Sin embargo esto podría deberse a que esta área se desechara no solo cerámica, sino también elementos perecederos, lo que tiene sentido, ya que en este rasgo se encontró una cantidad considerable de fragmentos de huesos (que aún no han sido analizados), los cuales podrían pertenecer a los animales consumidos por el(los) grupo(s) doméstico(s) que vivía(n) en el área, o a especies que murieron mientras trataban de alimentarse de los materiales orgánicos allí depositados, o bien, a una mezcla de ambos factores. Este rasgo también podría haberse originado por la remoción de tierra para ser utilizada en alguna actividad, para posteriormente rellenarse con materiales desechados. En ambas situaciones, consideramos que el cambio de coloración en la tierra se debe a que en el área que abarca este elemento, se excavó un agujero extenso, que posteriormente fue rellenado. No se puede determinar si este proceso se realizó paulatinamente o si fue producto de acciones llevadas a cabo en un corto periodo de tiempo. A pesar de que la Mancha no. 3 inicia a una profundidad cercana a la finalización del relleno del Piso de la División Norte, creemos que no tuvieron relación, ya que es posible que la mancha se creara en un momento anterior a la elaboración del Piso de la parte Norte.

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Imagen 38. Dibujo de planta de la Mancha No. 3 y el Posible Piso de la División Sur.

El posible Piso de la División Sur, se registró a los 105 cm de profundidad, fue relacionado con la Capa IV y está ubicado principalmente en la División Sur. A diferencia del Piso de la División Norte, no se registraron materiales específicamente pertenecientes a este rasgo, aunque eso no significa que no los 144

hubiera, ya que el nivel métrico de la División Sur, Capa IV, que va de los 100 a 120 cm puede tener materiales que pertenecieron a este rasgo, tanto como los restos depositados en su superficie (ver Imagen 38), como los que pudieron servir de relleno. Su profundidad abarcó de los 105 cm a los 114 cm, y se extendió en gran parte de la División Sur, su tamaño fue de 5 m por 2 m, es decir, la totalidad de la parte Sur de la Unidad. Este Piso se identificó debido a que presentaba una compactación superior al del resto de la Capa IV, pero menor a la del Piso de la División Norte, razón por la cual no se tuvo la certeza de que fuera una alteración humana, además de que su color es muy similar del de la Capa IV (5 YR 4/4, 5YR 4/6 y 2.5 YR 4/4). En este posible Piso se detectaron, además de fragmentos de cerámica, fragmentos de piedra de molienda y restos de materiales carbonizados en su superficie, lo que nos hace pensar que sí se trata de un elemento utilizado como piso en algún momento. Por otra parte, aunque las huellas de poste hacen contacto con este elemento, y terminan a la misma profundidad (a los 114 cm), se considera que no tienen relación contextual, ya que como se mencionó anteriormente, es muy posible que ambas huellas de poste sean alteraciones modernas. Desafortunadamente la información obtenida sobre estos rasgos, no nos permite determinar los tipos de funciones para los que fueron realizados, si bien es probable que el Piso detectado en la Capa IV haya sido un modificación humana, el tipo de materiales arqueológicos es muy similar al del resto de los niveles, lo que nos imposibilita detectar una mayor concentración de cultura material relacionada con actividades domésticas asociadas a este elemento. Por su parte la Mancha No. 3, fue posiblemente un espacio donde se acumularon materiales que ya no eran utilizados por las personas que vivían en el área, aunque se desconoce si funcionó como basurero durante un periodo de tiempo determinado, o si se excavó y relleno precipitadamente. Por lo cual, se espera que los análisis químicos, zooarqueológicos, y paleoetnobotánicos nos ayuden a entender mejor las funciones que estos rasgos tuvieron en el pasado. 145

Fosa No. 1 La Fosa No. 1, la cual se detecta a partir de los 94 cm y finaliza a los 120 cm, se ubica a una distancia de 470 cm desde la pared Sur de la Unidad, y se encuentra pegado al Perfil Este (Imagen 39), por lo que se cree que este rasgo se extendía hacia esta dirección. Este elemento tiene características de ser algún tipo de área de desecho, pero el hecho de que solo se hayan encontrado solo 19 tiestos, nos plantea la duda sobre sus verdaderas funciones. Por lo que, de ser una modificación con fines de almacenamiento o de evacuación, los materiales aquí depositados debieron ser de origen orgánico, ya que no se encontraron otro tipo de evidencias. Sin embargo a diferencia de otros contextos que podrían haber sido áreas de desecho, en este no se encontraron restos de hueso.

Imagen 39. Excavación de la Fosa No. 1 en la División Sur.

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Aunque este rasgo en algunas partes se encuentra a una profundidad similar que otros elementos, el hecho de que comienza a los 94 cm, nos hace pensar que corresponde a un momento anterior al Piso y la Concentración de la División Norte, y posterior al Piso y la Mancha de la División Sur. Razón por la cual, no se ha asociado a otros rasgos. Debido a estas características, no podemos determinar la función que cumplió este espacio. Una posibilidad es que en este espacio se hayan realizado algún tipo de ofrenda depositada en la Fosa, sin embargo no contamos con evidencias que sustenten esta idea. Cabe la posibilidad de que, los análisis de las muestras tomadas en este contexto nos ayuden a entender la naturaleza de este elemento. Posible Canal y Fosa No. 2 El posible canal y la fosa No. 2, se encontraron en la División Sur. El canal fue registrado como Capa VI, y va de los 120 a los 148 cm, fue denominado así porque este rasgo tiene la forma de una especie de canal sobre la Capa estéril, como si se hubiera excavado directamente sobre esta Capa VII estéril, para después ser rellenado. Este rasgo tiene en una de sus extremos un área donde se concentraron fragmentos de cerámica bien conservados (Imagen 40). La fosa # 2, comienza a los 137 cm y termina en los 162 cm de profundidad, está ubicada junto a la Pared Sur, y parece haber sido excavada sobre la Capa VII estéril. Tiene unas dimensiones de 60 cm de largo por 116 de ancho (Imagen 40 y 41). La densidad de cerámica en ambos elementos no es baja, aunque tampoco es muy elevada, entre los dos rasgos suman alrededor de mil tepalcates, lo que sí es de notar es que el tamaño de los fragmentos es un poco mayor al de la mayoría de la cerámica. Lo que indica la posibilidad que los factores involucrados en su deposición hayan sido diferentes a los de otros contextos. Por lo que existe la posibilidad de que la fosa No. 2 y la concentración del canal, se hayan almacenado estas vasijas para salvaguardar su contenido o a las piezas en sí mismas. Pero debido al hecho de que la mayoría de las formas presentes en el rasgo son cajetes abiertos, creemos que no fueron depositadas con ningún 147

contenido en su interior con el objetivo de ser almacenados, ya que los cajetes no son un tipo de vasija idóneo para el almacenamiento, además de que en las tierras bajas del Golfo las condiciones del suelo no son propicias para los almacenamientos subterráneos (Cyphers, 1997b, 2012). Esto deja abierta la posibilidad de que la fosa No. 2 y la concentración del canal, hayan sido áreas de desechos. En el canal las evidencias de otros materiales fue escasa, se registraron pocos artefactos de lítica talladas y ninguno de lítica pulida. Por lo que su proceso de deposición parece ser distinta a la de otros contextos analizados en la Unidad. También consideramos que el canal pudo haberse originado como resultado de la nivelación del terreno, ya que si pretendían asentarse el área, hubiera sido necesario que se rellenaran las partes desniveladas. Considerando que, los desniveles observados en durante la excavación, hayan estado de esta forma antes de la primera ocupación. Lo cual plantea la posibilidad de estos rasgos sea producto de las modificaciones realizadas para la utilización de la superficie.

Imagen 40. Excavación de la Fosa No. 2 en la División Sur.

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N

.

Imagen 41. Dibujo de planta de la Capa VI, posible canal y la Fosa No. 2 en la División Sur.

También existe la posibilidad de que estos rasgos, sean el resultado de prácticas rituales en el área, al ser espacios donde se depositaron ofrendas, aunque no se encontraron objetos típicamente asociados a ofrendas como los elaborados en piedra verde (Pérez Suárez, 2013), y los fragmentos de cerámica no presentan 149

características que los identifique como materiales con un valor simbólico, como lo podrían ser un alto número decoraciones complejas o formas poco comunes, las ofrendas podrían ser los contenidos de estas vasijas. Esto podría corroborarse si se encontraran mediante análisis especializados restos de recursos de difícil acceso o con valor ideológico, como algunas especies animales, el cacao (Cyphers et al., 2013) o el maíz. Aunque también podría tratarse de un ritual doméstico, en el que se ofrendaran recursos locales producidos por los miembros de la comunidad, no obstante, es importante resaltar que desconocemos gran parte de las características de los prácticas rituales domésticos de los sitios menores en el área nuclear olmeca, por lo cual esta idea no puede ser sustentada.

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Conclusiones El presente trabajo tuvo como objetivo la identificación de contextos con evidencias de actividades domésticas en la Unidad No. 18, para cumplir este objetivo se analizaron los materiales arqueológicos más abundantes presentes en la excavación, la cerámica, la lítica pulida, la lítica tallada, entre otros de menor representatividad. El análisis de los materiales arqueológicos nos permitió identificar las diferencias en cuanto a la distribución y densidad de los elementos presentes en las diferentes capas y contextos de la Unidad. Pudimos notar que la capa con mayor concentración de cerámica, lítica tallada, lítica pulida y barro quemado fue la Capa III. También notamos que la Capa IV tuvo una mayor contracción de fragmentos de alfarería y otros materiales que las Capas I y II, con la excepción de la lítica tallada, cuya presencia fue inferior en la Capa IV, que en las dos primeras capas de la Unidad. Aunque es importante tener en cuenta que la posible causa de la mayor presencia de materiales arqueológicos en la Capa III sea que esta capa tuvo una extensión mayor que otras capas, lo cual pudo deberse a un incremento en los factores que ocasionan la deposición de sedimentos, como lo pueden ser las lluvias o la inundaciones estacionarias. Por su parte, es bastante probable que la Capa I haya sido altamente erosionada debido a que el terreno donde se excavó a la Unidad ha sido habitado y modificado por los pobladores actuales. De igual forma se logró establecer una relación entre algunos contextos primarios excavados, y determinar las relaciones que estos guardaban con las diferentes capas y con otros rasgos. No obstante, es importante mencionar que la gran mayoría de las ideas expuestas necesitar ser verificadas con la comparación entre los datos que ha arrojado esta Unidad, con los obtenidos en el resto de las unidades excavadas, tanto por el PAAP, como por trabajos previos. Además, los resultados de análisis especializados, como los análisis químicos, paleofaunísticos y de paleobotánica, nos ayudaran a definir si las interpretaciones son sustentables, o si se deben replantar al no coincidir con estos. 151

En cuanto a la cerámica, hemos podido identificar y cuantificar la presencia de los diferentes tipos en la Unidad, lo que nos ha permitido saber cuáles eran los tipos más comunes, los menos representados y los ausentes en esta Unidad. Esto también nos ha indicado cuales fueron las clases de pastas y los métodos de cocción que estuvieron presentes en cantidades mayores. Lo que nos ha llevado a generar la propuesta de que la forma de elaboración de la alfarería predominante en el área, fue la cocción a cielo abierto, al ser estas, las que producen de manera más sencilla las atmósferas oxidantes (Orton et al., 1997). Lo que podría aplicarse para el resto del sitio, de confirmarse una similitud entre las proporciones de representatividad de los tipos cerámicos. Mientras que, en menor proporción se elaboraban los tipos de cocciones reductivas, y dada la ausencia hasta el momento de hornos encontrados en el sitio, es posible que las vasijas de pastas oscuras se fabricaran en hornos temporales, similares a una carbonera, que se elaboran formando una estructura de madera, que se recubre con tierra, dejándole solo pocos agujeros por donde sale el humo producido por la combustión. La preponderancia de las cocciones en atmósferas oxidantes nos puede indicar que en Los Soldados las unidades domésticas que elaboraban vasijas, contaban con suficiente espacio para la fabricación de estas, como lo han indicado estudios etnográficos, que relacionan la presencia de hornos, como una respuesta a las presiones demográficas (Arnold, 2005). Sin embargo, es necesario contar con la información de la totalidad de la cerámica recuperada en las temporadas de campo, para poder establecer cuáles fueron los tipos cerámicas más abundantes del sitio, así como continuar realizando trabajos en el sitio para poder determinar las características de la organización comunitaria del asentamiento, y sus implicaciones en la producción alfarera. En este mismo sentido, es posible que dadas las distribuciones de las diferentes clases de pastas y los tipos más abundantes en estas, se puede proponer una clasificación tentativa para los tipos, entre los utilitarios o de uso común, y los que eran más apreciados y que podrían reservarse para ser usados en ocasiones especiales.

Debido

a

que

la

mayor

porcentaje

de

tiestos

analizados 152

correspondieron a las pastas medias-burdas de colores naranjas (Naranja Medioburdo, Naranja Núcleo Negro Medio-Burdo, Bicolor Naranja-Negro Medido-Burdo), es posible que estas hayan sido las empleadas cotidianamente, y cuyo valor era relativamente inferior, mientras que las pastas, compactas, cuyo tipo de mayor representatividad, es el Negro Compacto, puede ser el tipo en el que se elaboraban las vasijas que eran más apreciadas. La presencia de una mayor cantidad de decoraciones complejas en los tipos compactos puede ser un indicio de estos eran más apreciados, y su uso podría estar reservado para momentos particulares o actividades consideradas de prestigio por la sociedad que los produjo. De la misma forma, es posible que los métodos de elaboración tuvieran un rol importante en las consideraciones de quien y cuando se utilizaban los objetos de alfarería, ya que la fabricación de las pastas oscuras podría haber sido más laboriosa que la de otras pastas. No obstante, es importante recalcar que estas ideas, se basan en el supuesto de que la mayoría de la cerámica fuera de origen local, ya que una mayor estimación de un tipo en especial de vasijas, podría deberse también al hecho de que fueran producto del comercio con otros asentamientos. Por lo cual, sería importante poder identificar cuales tipos cerámicos fueron producidos al interior del sitio, y cuales procedían de fuentes externas, lo que podría lograrse al identificar los yacimientos de arcilla que pudieron ser explotados, las fuentes de los desgrasantes utilizados y la comparación con la cerámica fabricada en otros sitios. En cuanto a los desgrasantes utilizados para la cerámica, consideramos que es importante determinar los yacimientos de donde fueron extraídos, ya que las distancias y las vías de comunicación con las fuentes de estos materiales podrían ayudarnos a corroborar o debilitar planteamientos sobre los patrones de uso de la alfarería. En este sentido, el hecho de que se haya identificado que las pastas gises y compactas utilizaran como desgrasantes laja volcánica que posiblemente proviene de una misma fuente, y que tanto las pastas medias-burdas, como la burda contienen desgrasantes de cuarzos, feldespatos y minerales férreos (Wendt, 2015), nos puede ayudar a plantear ideas sobre el rol que los diferentes 153

grupos de pastas tenían en el asentamiento. Por lo cual, sería conveniente poder determinar los lugares en los que se extraían estas clases de materiales, para de esta forma poder establecer las redes de movilización de las materias primas que estaban involucradas en la producción alfarera. De la misma forma que nos ayudara a entender cuáles tipos cerámicos involucraban una mayor complejidad en la obtención de los materiales necesarios para su elaboración. Durante este análisis, pudimos identificar las formas de vasijas más presentes en la Unidad, lo que se logró siguiendo la metodología de análisis de PAAP. Estos nos dio como resultado que la formas más comunes en múltiples capas y contextos primarios fueron las ollas y los cajetes abiertos, lo que sumado a la predominancia de las pastas medio-burdas, nos hace pensar que la mayoría de las actividades realizadas en el área de donde provenían los sedimentos que se depositaron en la Unidad estuvieron relacionadas con la subsistencia, como el almacenamiento, la preparación y el consumo de alimentos. Consideramos que las actividades realizadas en estas áreas estuvieron en varios momentos restringidas a los grupos domésticos, ya que la cantidad de vasijas que podrían asociarse a festines comunitarios, como los cajetes de diámetro mayor a 30 cm (Wendt, 2005), es escasa en esta área. Por lo que es posible que la cerámica analizada estuviera asociada con prácticas llevadas a cabo por unidades domésticas que la mayor parte del tiempo solo compartían sus recursos con los miembros del grupo. Sin embargo, es importante mencionar que estas ideas deben ser corroboradas al comparar diferentes unidades del sitio. Los datos obtenidos del análisis de la lítica tallada nos dieron como resultado que la materia prima que fue utilizada mayoritariamente para la elaboración de artefactos fue el pedernal, mientras que la obsidiana estuvo presente en menores proporciones. Esto se puede deber a varios factores, que van desde la capacidad de acceder a estos recursos, hasta una selección utilitaria de la materia prima. Debido a su mayor resistencia, es posible que el pedernal haya sido preferido sobre la obsidiana, aunque también puede que, este material hubiera sido más fácil de obtener. Dada la estimación que se dio al vidrio volcánico, en un sitio, que 154

muy posiblemente contaba con mayores recursos para comerciar como La Venta (Jaime-Riverón, 2012; Rojas Chávez, 1990), y que probablmente tenia control sobre la relaciones que Los Soldados establecia con otros asentamientos. De esta forma nos parece más plausible pensar que el acceso a la obsidiana fue más restringido, que al pedernal. De igual forma, el hecho de que no se encuentren lascas de obsidiana con corteza, nos hace pensar que esta roca fue introducida pre-trabajada. Por otra parte, la presencian de lascas de desechos, nos hace pensar que es posible que los artefactos presentes en la Unidad 18, hayan sido fabricados en el sitio, lo cual nos indicaría que los artesanos que trabajaban este material fabricaban los artefactos que se hallaron en las temporadas de campo en el sitio. Desafortunadamente, durante el análisis de la Unidad 18 no se encontraron contextos primarios de manufactura de útiles líticos, ni herramientas relacionadas con este trabajo, como percutores. Aunque cabe la posibilidad de que en algunas de las unidades que no han sido analizadas aún, se encuentren evidencias de este tipo de áreas de actividad. Por otra parte, aun no se ha determinado si durante el Preclásico inferior y medio, los miembros de los grupos de elite relacionaban ciertas actividades de producción artesanal con sus estatus, como lo sucedía en las sociedades mayas del Clásico (Inomata, 2001). Aunque las investigaciones realizadas en los centros principales del área nuclear olmeca parecen evidenciar que existió un fuerte vínculo entre los talleres escultura y los gobernantes (Cyphers, 2012). En cuanto al pedernal, la presencia de nódulos con evidencias de percusión y lascas con corteza, puede ser evidencia que este material era transportado con pocas alteraciones hasta Los Soldados, donde se fabricaban los útiles. La presencia de herramientas también nos indica que existieron algunas tareas en las que fue preferido este material, ya sea por sus propiedades físicas, o por la mayor disponibilidad. Aunque es posible que haya existido una división de las prácticas en las cuales se utilizaban las diferentes materias primas, no lo podemos determinar por el análisis visual, por lo que sería sumamente valiosos realizar un análisis microscópico de huellas de usos en la lítica tallada, para poder identificar 155

cuáles fueron las verdaderas funciones de las herramientas encontradas, así como si se prefería la utilización del obsidiana o el pedernal para labores específicas. Es importante mencionar que para el análisis de la lítica tallada, se diseñó una metodología de análisis enfocada a cubrir los intereses de esta investigación, por lo que, se sugiere que en el futuro se realice una revisión exhaustiva de los artefactos de obsidiana, con el propósito de identificar apropiadamente los colores y subcolores que estos presentan, para hacer interpretaciones más acertadas sobre las posibles fuentes de procedencia de esta materia prima. Ya que la clasificación realizada tuvo como principal objetivo la identificación de los tipos de útiles y las evidencias de manufactura, y dada la inexperiencia de quien realizó el análisis en este tipo de materiales, es posible que se hayan cometido clasificaciones erróneas. Las características de lítica pulida fueron analizadas de manera muy superficial, por lo que no se pudo determinar correctamente el tipo de materia prima en el que fueron elaborada, aunque creemos que la mayoría de las piedras de molienda son de basalto. La presencia de fragmentos de metates y manos relacionadas con los pisos y otros contextos primarios, nos hace pensar que estamos en lo correcto al suponer que en el área existieron grupos domésticos que realizaban sus actividades cotidianas relacionadas con la subsistencia. El hecho de que la presencia de manos sea menor, puede deberse a la reutilización de estas, para la fabricación de nuevas herramientas. Aunque también cabe la posibilidad de que por alguna razón la frecuencia de fragmentación de los metates, hubiese sido superior a la de las manos. Claro está, que deben tomarse en cuenta toda la muestra de piedra de molienda recuperada en las temporadas de campo para poder identificar los patrones de representatividad de este material. Desafortunadamente no se encontraron fragmentos de hachas asociados a los contextos primarios, el hecho de que solo se hayan encontrado fragmentos de hachas en la Capa III, podría deberse a que al ser la capa de mayor extensión y la 156

más alta cantidad de materiales, es lógico que en esta se encuentre una mayor diversidad de elementos, sin embargo, si se detectara que la presencia de este tipo de herramientas fuera superior en ciertos periodos, en la mayoría de las unidades excavadas, cabría la posibilidad de que esto fuera evidencia de cambios en los métodos de producción agrícola en el sitio. Ya que como respuesta a factores de riegos que puedan poner en peligro la sustentabilidad de los grupos domésticos,

los

agricultores

pueden

preferir

plantar

campos

cerca

del

asentamiento, para tener un mejor protección de sus cultivos y de los otros miembros de la unidad doméstica, al no tener la necesidad de establecerse en refugios temporales alejados de la vivienda permanente (VanDerwarker & JaimeRiberón, 2008). En este sentido, un cambio entre los tipos de cultivos de campos lejanos a campos cercanos (op. cit.), como repuesta a factores demográficos, implica situaciones que deben ser consideradas. Como por ejemplo, que en una etapa en la que la población es menor, habría espacio disponible para plantar cerca del asentamiento, mientras que al aumentar el número de habitantes de un asentamiento, los terrenos cultivables a los alrededores del asentamiento escasearían, lo que podría generar que algunos agricultores tuvieran que desplazarse lejos de sus viviendas para cultivar, lo que daría como resultado un baja representatividad de herramientas de cultivo dentro del asentamiento, mientras que una alta presencia de hachas dentro de un sitio podría estar relacionado con un baja densidad poblacional. Por lo que es necesario, si se quiere entender la organización de las actividades agrícolas, contar con datos procedentes de diferentes fuentes, que deben ser contrastados, para poder entender los métodos de producción que estaban siendo empleados por los pobladores de un determinado sitio. Sin embargo, aún desconocemos gran parte de las características de los métodos de aprovechamiento de recursos agrícolas de los olmecas, y todavía queda por determinar que tanta presencia hubo de cultivos, así como los patrones de explotación de los árboles frutales en Los Soldados. 157

En cuanto a los cultivos, es importante mencionar que, aunque se ha demostrado que para el Preclásico inferior la obtención de otros recursos ocupó un papel mucho más importante en la economía olmeca, se ha notado que el incremento en la complejidad social, guarda relación con el incremento en el consumo del maíz (Arnold, 2009). Además, es posible que este cultivo haya incrementado su importancia para Preclásico medio, sino en el aspecto, sí en el aspecto ideológico (Wendt et al., 2014). Sin embargo, esto no podrá ser determinado hasta que se analizasen las evidencias de este cultivo en una gran cantidad de asentamientos olmecas, para poder identificar patrones y correlaciones en el aumento de la producción del maíz, y las transformaciones sociales que experimentaban los asentamientos de las tierras bajas del Golfo durante el Preclásico. La presencia de pesas de red, aunque no se encontraran en contextos primarios, es una evidencia interesante que nos ayuda a establecer cuáles fueron los métodos de aprovechamiento de los recursos naturales de la región, ya que aunque se desconoce los cambios hidrográficos del río Tonalá en los pasados tres mil años, es muy posible que Los soldados haya sido un asentamiento ribereño, tal como lo es en la actualidad. En donde la pesca posiblemente era una de las actividades productivas más comunes. Si tomamos en cuenta la biodiversidad actual de este cause, resulta razonable pensar que existían durante el Preclásico medio una cantidad similar o mayor de especies acuáticas aprovechables por los seres humanos. De hecho existen evidencias iconográficas que resaltan la importancia de la pesca en este sitio (Kotegawa, 2015). Además de los peces, múltiples especies de mamíferos y aves podrían encontrarse en los distintos ecosistemas de la cuenca. Por lo cual es posible que como se ha planteado para sitios olmecas de otras zonas (Arnold, 2009; Symonds et al., 2002), los recursos acuáticos hayan sido una fuente importante de alimentos para los antiguos habitantes de Los Soldados. También es importante tener en cuenta, que aunque en la actualidad las especies de mamíferos que pueden aportar nutrientes a la dieta de la población local, como venados o pecarís están casi extintos en la región, es probable que en épocas 158

prehispánicas estas especies se encontraran en cantidades relativamente altas en la zona, y hayan sido cazadas regularmente. De igual forma algunas especies de depredadores pudieron ser cazadas para la obtención de su piel u otras partes de su cuerpo. En este sentido el análisis de los restos óseos recuperado en la excavación, podría aportarnos datos interesantes sobre los patrones de explotación de la fauna de la región, así como la determinación de la presencia de especies domésticas, como el perro o el pavo, que podrían ser fuentes estables de recursos cárnicos. Lo cual podrá aproximarnos al entendimiento de las formas de relacionarse con su medio ambiente que los antiguos habitantes del sitio practicaron. Si bien, el análisis de los diferentes rasgos de esta Unidad, no está concluido, hemos podido identificar las evidencias más claras de contextos domésticos presentes en esta Unidad. En cuanto a las Manchas 1 y 2, aunque no se puedo determinar el tipo de activadas en las que estuvieron involucradas, si se puedo establecer que ambos rasgos guardan relación entre sí, sería interesante análisis las propiedades físicas y químicas de la tierra de la Mancha No. 2, ya que se piensa que podría tratarse de un material utilizado en un proceso productivo. En cuanto a las huellas de postes, se ha podido determinar que no están asociadas con los diferentes contextos primarios analizados, ya que corresponden a alteraciones modernas, como lo demuestra el hecho de que se observen desde la Capa I en los perfiles, así como que se encontraran materiales modernos dentro de estas. Por lo cual los planteamientos propuestos anteriormente que las relacionaban como parte de estructuras habitacional deben ser descartados. La asociación del Piso de la División Norte, con la Concentración Cerámica muestra características que nos llevan a pensar que se trata del área exterior de una vivienda, como su compactación, su extensión y la cantidad de objetos presentes en su superficie, pero principalmente el hecho de que un rasgo como la Concentración Cerámica muestra características que lo ubican como un elemento exterior a la estructura habitacional, por lo tanto, el Piso asociado debe corresponder a parte del área que rodeaban la vivienda, donde el grupo 159

domésticos realiza sus actividades cotidianas. Esto se refuerza, si tomamos en consideración que no detectaron cambios de compactación o color en este rasgo, ni evidencias de paredes o muros, además de que las huellas de poste son alteraciones modernas. La Mancha No. 3, pudo ser un área destinada a la evacuación de desechos, ya que, a pesar de que la densidad de fragmentos de cerámica no fue relativamente superior a la del resto de los contextos, sí se encontraron una mayor cantidad de restos óseos, lo cuales fueron en su mayoría fueron fragmentos pequeños. Por lo que se piensa que en esta área se desecharon restos orgánicos, junto con materiales imperecederos, como la cerámica o la lítica. Idea que podría reafirmarse si se detectan es estos rasgos cantidades altas de restos vegetales y fáunicos en los análisis de las muestras de flotación. Cabe mencionar que debido a la distribución y posición de los materiales en este contexto, no consideramos que se hayan depositado restos humanos, por lo que no creemos que se trate de un entierro. De igual forma, debido a la poco propicios que son los suelos de la Costa del Golfo para el almacenamiento de recursos (Cyphers, 1997b, 2012), creemos que este espacio no fue destinado para esta función. Por su parte, el Piso de la División Sur, aunque no estamos totalmente seguros de esta rasgo haya cumplido esta función, debido a que su solides fue menor a la del Piso de División Norte y que no presenta cambios en la tonalidad con respecto a la Capa IV, creemos que se puede tratar de un área exterior a una vivienda, como en el caso del Piso superior. Ya que se encontraron algunos materiales sobre la superficie de este elemento,

además de que parece estar relacionado con

Mancha no. 3, no obstante serie recomendable que tanto este contexto, como el de la División Norte, fueran analizados mediante otras metodologías, como los análisis químicos, para poder sustentar las funciones que aquí se han expuesto. Aunque se plateó que el rasgo registrado como Capa VI, posible canal de la División Sur, pudo haber sido en realidad una especie de relleno, creemos que lo más probable es que se trate de algún tipo de excavación sobre la Capa VII, por 160

razones que no hemos podido determinar. Por su parte las Fosas No. 1 y 2, y la concentración cerámica del posible canal, pudieron ser áreas de desecho, pero debido a sus estrechas dimensiones hemos sugerido que estos 3 rasgos podrían estar relacionados con actividades rituales, en las que se ofrendaban algún recurso a tierra, enterrando las ofrendas, como se hacía con los objetos de piedra ver (Pérez Suárez, 2013), aunque no contamos con evidencias que sustenten esta propuesta, nos resulta interesante para trabajos futuros investigar cuales fueron las practicas rituales que se realizan en los sitios menores dentro del área nuclear olmeca. La información generada por el análisis de los materiales de la Unidad No. 18, aun puede ser de gran utilidad para la compresión de los distintos patrones de organización social de los antiguos habitantes de Los Soldados, de la misma forma que las evidencias arqueológicas todavía pueden ser analizadas bajo diferentes métodos y perspectivas que ayudaran a entender mejor las condiciones objetivas que formaron parte de los procesos sociales que estuvieron involucrados en el desarrollo de este asentamiento. Lo que, al integrarse al conjunto de datos obtenidos, nos ayudara a entender mejor como era la vida cotidiana de las personas que habitaron este sitio, y como esta se modificó en los diferente momentos de ocupación. Esto nos acercara a poder entender cuál fue el papel de los grupos domésticos que formaban parte de la fuerza productiva de los sitios del preclásico de la Costa del Golfo. De la misma manera que el estudio de las estructuras sociales internas de sitio, y la comparación de estas, con las del centro rector, puede ser de gran ayuda para comprender cuales fueron las prácticas sociales comunes en los asentamientos del área nuclear olmeca, y cuales las características de los centros secundarios. Las investigaciones en los sitios olmecas, mucha veces se centran en las grandes producciones materiales de esta sociedad, y dejan de lado, los aspectos de la vida doméstica de las personas que integraban estos asentamientos. Los estudios enfocados en la detección, excavación y análisis de las unidades domésticas, son un gran aporte para nuestra comprensión del pasado, ya que es en estos espacios 161

donde podemos observar como impactaban las formas de organización política, económica e ideológica en la vida de los seres humanos que estaban inmersas en ellas. Desde los grupos de elite, hasta las clases menos favorecidas. Este estudio ha sido un intento por detectar y comprender los espacios domésticos dentro de una unidad en específico, con lo cual se espera poder contribuir al entendimiento de la vida cotidiana de los antiguos habitantes del sitio Los Soldados.

162

Anexos

División

Capa

Nivel

Profundidad

SUR SUR SUR SUR SUR SUR SUR SUR SUR SUR SUR SUR SUR SUR SUR SUR SUR SUR Norte Norte Norte Norte Norte Norte

I I I II III III

8-28 cm 28-48 cm 48-68 cm 58-78 cm 68-88 cm 84-104 cm

21-28 cm 28-48 cm 48-58 cm 58-73 cm 68-88 cm 84-104 cm 101-150 cm 100-120 cm 78-114 cm 78-114 cm 113-133 cm 94-120 cm 137-155 cm 120-148 cm 35-45 cm 45-73 cm 73-102 cm 102-130 cm 8-28 cm 28-38 cm 48-60 cm 60-80 cm 80-93 cm 83-93 cm

Norte Norte Norte Norte Norte Norte Norte Norte N/S

IV

IV IV VI I II III IV I II II III III

IV

100-120 cm

113-133 cm

120-140 cm

8-28 cm 28-48 cm 48-68 cm 60-80 cm 80-100 cm 80-100 cm

100-120 cm

I III IV

98 cm 100-120 cm 83-93 cm 61-90 cm 59-87 cm 28-48 cm 60-100 cm 100-121 cm

Rasgo

Mancha # 3 Huella de Poste # 1 Huella de Poste # 2 Fosa # 1 Fosa # 2 ¿Canal? Pedestal SE Pedestal SE Pedestal SE Pedestal SE

Concentración Cerámica Concentración Cerámica Debajo del Hueso

Piso Mancha # 1 Mancha # 2 Pedestal SW Pedestal SW Pedestal SW

Perfiles Total

Bolsas de Manta 1 9 4 7 15 19 5 16 1 1 7 1 2 5 1 1 1 1 4 9 8 13 13 2 1 5 7 4 1 1 1 1 1 168

Tabla 6. Contextos analizados por niveles métricos y rasgos especiales. 163

División Sur

Total

Capa I

1844

Capa II

1002

Capa III

5030

Mancha # 3

853

Capa IV

4199

Huella de Poste # 1

9

Huella de Poste # 2

48

Fosa # 1

19

Fosa # 2

308

Capa VI ¿Canal?

754

División Norte Capa I

579

Capa II

2234

Capa III

4023

Concentración Cerámica

615

Concentración Cerámica debajo de Hueso

20

Piso

1367

Capa IV

998

Mancha # 1

610

Mancha # 2

114

N/S Perfiles

61

Total

24,687

Tabla 7. Total de fragmentos de cerámica por Capa y por rasgos especiales.

164

Div. Norte Capa I

8-28 cm

28-48 cm

Gris Fino/Gis

2

2

Negro Compacto

36

36

Naranja Compacto

12

12

Blanco compacto Crema Compacto

Total

0 4

4

Café Compacto

0

Bicolor Crema/Gris Compacto

3

3

Bicolor Negro-Naranja Compacto

17

17

Blanco/Café Núcleo Negro Compacto

7

7

Café Núcleo Naranja Compacto

0

Crema Núcleo Gris Compacto

0

Naranja Núcleo Crema Compacto

0

Naranja Núcleo Negro Compacto

10

10

Negro Medio Burdo

78

78

Naranja Medio Burdo

136

Gris Medio Burdo

12

2

138 12

Crema Medio Burdo

0

Café Medio Burdo

0

Bicolor Naranja Negro Medio Burdo

56

56

Bicolor Crema Negro Medio Burdo

10

10

Naranja Núcleo Café Medio Burdo

26

1

Crema Núcleo Negro Medio Burdo Naranja Núcleo Negro Medio Burdo

0 105

6

Negro Núcleo Naranja Medio Burdo Negro Café Medio Burdo

111 0

11

11

Crema Núcleo Naranja Medio-Burdo Naranja-Crema Núcleo Gris Medio Burdo

27

0 9

9

Café Rojizo Burdo

0

Naranja Burdo

0

Blanco Burdo

0

Naranja Núcleo Negro Burdo

18

18

Bicolor Rojo Negro burdo Bicolor Naranja Negro Burdo

0 6

6

Bicolor Negro Café Burdo

0

Otros

0

Sin Tipo/No Identificado

12

Total

570

12 9

579

Tabla 8. Tipos cerámicos División Norte Capa I. 165

Div. Norte Capa II

28-48 cm

48-60 cm

Total

Gris Fino/Gis

4

8

12

Negro Compacto

94

52

146

Naranja Compacto

13

13

Blanco compacto Crema Compacto

0 6

Café Compacto

6 2

Bicolor Crema/Gris Compacto

2 0

Bicolor Negro-Naranja Compacto

11

13

24

Blanco/Café Núcleo Negro Compacto

13

17

30

Café Núcleo Naranja Compacto Crema Núcleo Gris Compacto

0 3

Naranja Núcleo Crema Compacto

3 4

4

3

15

Naranja Núcleo Negro Compacto

12

Negro Medio Burdo

105

81

186

Naranja Medio Burdo

194

254

448

Gris Medio Burdo

20

10

30

Crema Medio Burdo

33

13

46

Café Medio Burdo

0

Bicolor Naranja Negro Medio Burdo

138

151

289

Bicolor Crema Negro Medio Burdo

34

3

37

Naranja Núcleo Café Medio Burdo

85

50

135

Crema Núcleo Negro Medio Burdo

65

55

120

Naranja Núcleo Negro Medio Burdo

223

271

494

3

3

48

64

112

Negro Núcleo Naranja Medio Burdo Negro Núcleo Café Medio Burdo Café Núcleo Negro Medio Burdo

0

Crema Núcleo Naranja Medio-Burdo Naranja-Crema Núcleo Gris Medio Burdo

17

Café Rojizo Burdo

4

4

Naranja Burdo

2

2

36

Blanco Burdo Naranja Núcleo Negro Burdo

53

0 11

11

Bicolor Rojo Negro burdo

0

Bicolor Naranja Negro Burdo

3

3

Bicolor Negro Café Burdo

4

4

Otros

0

Sin Tipo/No Identificado

2

Total

1137

2 1097

2234

Tabla 9. Tipos cerámicos División Norte Capa II. 166

Div. Norte Capa III

60-80 cm

80-93 cm

Gris Fino/Gis

7

2

60-100 cm

9

Negro Compacto

165

105

270

Naranja Compacto

10

2

12

Blanco compacto

Total

0

Crema Compacto

9

5

14

Café Compacto

2

4

6

Bicolor Negro-Naranja Compacto

33

19

52

Blanco/Café Núcleo Negro Compacto

23

9

32

Bicolor Crema/Gris Compacto

0

Café Núcleo Naranja Compacto

0

Crema Núcleo Gris Compacto

0

Naranja Núcleo Crema Compacto

0

Naranja Núcleo Negro Compacto

15

14

29

Negro Medio Burdo

105

104

1

210

Naranja Medio Burdo

433

266

3

702

Gris Medio Burdo

35

9

44

Crema Medio Burdo

31

14

45

Café Medio Burdo

0

Bicolor Naranja Negro Medio Burdo

357

452

Bicolor Crema Negro Medio Burdo

69

14

Naranja Núcleo Café Medio Burdo

153

98

Crema Núcleo Negro Medio Burdo

44

13

Naranja Núcleo Negro Medio Burdo

621

514

92

47

3

83 3

254 57

2

Negro Núcleo Naranja Medio Burdo Negro Núcleo Café Medio Burdo

812

1137 0 139

Café Núcleo Negro Medio Burdo

0

Crema Núcleo Naranja Medio-Burdo Naranja-Crema Núcleo Gris Medio Burdo

0 63

47

1

111

Café Rojizo Burdo

0

Naranja Burdo

0

Blanco Burdo

0

Naranja Nucleo Negro Burdo

4

4

Bicolor Rojo Negro burdo Bicolor Naranja Negro Burdo

0 1

1

Bicolor Negro Café Burdo

0

Otros

0

Sin Tipo/No Identificado Total

0 2272

1738

13

4023

Tabla 10. Tipos cerámicos División Norte Capa III. 167

Div. Norte Concentración Cerámica

83-93 cm

Gris Fino/Gis

0

Negro Compacto

39

Naranja Compacto

1

Blanco compacto

0

Crema Compacto

0

Café Compacto

3

Bicolor Crema/Gris Compacto

0

Bicolor Negro-Naranja Compacto

6

Blanco/Café Núcleo Negro Compacto

5

Café Núcleo Naranja Compacto

0

Crema Núcleo Gris Compacto

0

Naranja Núcleo Crema Compacto

0

Naranja Núcleo Negro Compacto

7

Negro Medio Burdo

45

Naranja Medio Burdo

66

Gris Medio Burdo

11

Crema Medio Burdo

1

Café Medio Burdo

0

Bicolor Naranja Negro Medio Burdo

189

Bicolor Crema Negro Medio Burdo

13

Naranja Núcleo Café Medio Burdo

28

Crema Núcleo Negro Medio Burdo

6

Naranja Núcleo Negro Medio Burdo

172

Negro Núcleo Naranja Medio Burdo

0

Negro Núcleo Café Medio Burdo

1

Café Núcleo Negro Medio Burdo

0

Crema Núcleo Naranja Medio-Burdo

0

Naranja-Crema Núcleo Gris Medio Burdo

18

Café Rojizo Burdo

0

Naranja Burdo

0

Blanco Burdo

0

Naranja Nucleo Negro Burdo

0

Bicolor Rojo Negro burdo

0

Bicolor Naranja Negro Burdo

0

Bicolor Negro Café Burdo

0

Otros

0

Sin Tipo/No Identificado

4

Total

615

Tabla 11. Tipos cerámicos División Norte Concentración Cerámica. 168

Div. Norte Concentración Cerámica debajo de Hueso

98 cm

Gris Fino/Gis

0

Naranja Gis

0

Negro Compacto

1

Naranja Compacto

0

Blanco compacto

0

Crema Compacto

0

Café Compacto

0

Bicolor Crema/Gris Compacto

0

Bicolor Negro-Naranja Compacto

0

Blanco/Café Núcleo Negro Compacto

0

Café Núcleo Naranja Compacto

0

Crema Núcleo Gris Compacto

0

Naranja Núcleo Crema Compacto

0

Naranja Núcleo Negro Compacto

0

Negro Medio Burdo

1

Naranja Medio Burdo

2

Gris Medio Burdo

0

Crema Medio Burdo

0

Café Medio Burdo

0

Bicolor Naranja Negro Medio Burdo

6

Bicolor Crema Negro Medio Burdo

0

Naranja Núcleo Café Medio Burdo

2

Crema Núcleo Negro Medio Burdo

6

Naranja Núcleo Negro Medio Burdo

0

Negro Núcleo Naranja Medio Burdo

0

Negro Núcleo Café Medio Burdo

0

Café Núcleo Negro Medio Burdo

0

Crema Núcleo Naranja Medio-Burdo

0

Naranja-Crema Núcleo Gris Medio Burdo

2

Café Rojizo Burdo

0

Naranja Burdo

0

Blanco Burdo

0

Naranja Núcleo Negro Burdo

0

Bicolor Rojo Negro burdo

0

Bicolor Naranja Negro Burdo

0

Bicolor Negro Café Burdo

0

Otros

0

Sin Tipo/No Identificado

0

Total

20

Tabla 12. Tipos cerámicos División Norte Concentración Cerámica debajo de Hueso. 169

Div. Norte Piso

83-93 cm

83-100 cm

Total

Gris Fino/Gis

0

Naranja Gis

0

Negro Compacto

94

4

98

Naranja Compacto

2

1

3

Blanco compacto

0

Crema Compacto

6

6

Café Compacto

2

2

Bicolor Crema/Gris Compacto

0

Bicolor Negro-Naranja Compacto

18

4

22

Blanco/Café Núcleo Negro Compacto

5

1

6

Café Núcleo Naranja Compacto

0

Crema Núcleo Gris Compacto

0

Naranja Núcleo Crema Compacto

0

Naranja Núcleo Negro Compacto

4

1

5

Negro Medio Burdo

79

5

84

Naranja Medio Burdo

156

24

180

Gris Medio Burdo

22

1

23

Crema Medio Burdo

5

2

7

Café Medio Burdo

0

Bicolor Naranja Negro Medio Burdo

263

44

307

Bicolor Crema Negro Medio Burdo

31

2

33

Naranja Núcleo Café Medio Burdo

87

13

100

54

377

Crema Núcleo Negro Medio Burdo

23

Naranja Núcleo Negro Medio Burdo

323

23

Negro Núcleo Naranja Medio Burdo Negro Núcleo Café Medio Burdo

0 18

3

21

Café Núcleo Negro Medio Burdo

0

Crema Núcleo Naranja Medio-Burdo Naranja-Crema Núcleo Gris Medio Burdo

0 63

7

70

Café Rojizo Burdo

0

Naranja Burdo

0

Blanco Burdo

0

Naranja Núcleo Negro Burdo

0

Bicolor Rojo Negro burdo

0

Bicolor Naranja Negro Burdo

0

Bicolor Negro Café Burdo

0

Otros

0

Sin Tipo/No Identificado

0

Total

1201

166

1367

Tabla 13. Tipos cerámicos División Norte Piso. 170

Div. Norte Capa IV

100-120 cm

Gris Fino/Gis

7

100-121 cm

Total 7

Naranja Gis

0

Negro Compacto

51

51

Naranja Compacto

5

5

Blanco compacto

0

Crema Compacto

1

1

Café Compacto

5

5

Bicolor Crema/Gris Compacto

0

Bicolor Negro-Naranja Compacto

14

14

Blanco/Café Núcleo Negro Compacto

5

5

Café Núcleo Naranja Compacto

0

Crema Núcleo Gris Compacto

0

Naranja Núcleo Crema Compacto

0

Naranja Núcleo Negro Compacto

4

Negro Medio Burdo

188

4

192

Naranja Medio Burdo

78

4

82

Gris Medio Burdo

8

8

Crema Medio Burdo

1

1

4

Café Medio Burdo

0

Bicolor Naranja Negro Medio Burdo

286

Bicolor Crema Negro Medio Burdo

27

27

Naranja Núcleo Café Medio Burdo

44

44

Crema Núcleo Negro Medio Burdo

9

Naranja Núcleo Negro Medio Burdo

188

7

9 7

Negro Núcleo Naranja Medio Burdo Negro Núcleo Café Medio Burdo

293

195 0

21

21

Café Núcleo Negro Medio Burdo

0

Crema Núcleo Naranja Medio-Burdo

0

Naranja-Crema Núcleo Gris Medio Burdo

34

34

Café Rojizo Burdo

0

Naranja Burdo

0

Blanco Burdo

0

Naranja Núcleo Negro Burdo

0

Bicolor Rojo Negro burdo

0

Bicolor Naranja Negro Burdo

0

Bicolor Negro Café Burdo

0

Otros

0

Sin Tipo/No Identificado Total

0 976

22

998

Tabla 14. Tipos cerámicos División Norte Capa IV. 171

Div. Norte Mancha # 1

61-80 cm

Gris Fino/Gis

2

Naranja Gis

0

Negro Compacto

32

Naranja Compacto

3

Blanco compacto

0

Crema Compacto

1

Café Compacto

1

Bicolor Crema/Gris Compacto

0

Bicolor Negro-Naranja Compacto

5

Blanco/Café Núcleo Negro Compacto

2

Café Núcleo Naranja Compacto

0

Crema Núcleo Gris Compacto

0

Naranja Núcleo Crema Compacto

0

Naranja Núcleo Negro Compacto

5

Negro Medio Burdo

46

Naranja Medio Burdo

90

Gris Medio Burdo

4

Crema Medio Burdo

3

Café Medio Burdo

0

Bicolor Naranja Negro Medio Burdo

113

Bicolor Crema Negro Medio Burdo

6

Naranja Núcleo Café Medio Burdo

27

Crema Núcleo Negro Medio Burdo

10

Naranja Núcleo Negro Medio Burdo

218

Negro Núcleo Naranja Medio Burdo

0

Negro Núcleo Café Medio Burdo

20

Café Núcleo Negro Medio Burdo

0

Crema Núcleo Naranja Medio-Burdo

0

Naranja-Crema Núcleo Gris Medio Burdo

22

Café Rojizo Burdo

0

Naranja Burdo

0

Blanco Burdo

0

Naranja Núcleo Negro Burdo

0

Bicolor Rojo Negro burdo

0

Bicolor Naranja Negro Burdo

0

Bicolor Negro Café Burdo

0

Otros

0

Sin Tipo/No Identificado

0

Total

610

Tabla 15. Tipos cerámicos División Norte Mancha No. 1. 172

Div. Norte Mancha # 2

B.134

Gris Fino/Gis

0

Naranja Gis

0

Negro Compacto

4

Naranja Compacto

0

Blanco compacto

0

Crema Compacto

0

Café Compacto

0

Bicolor Crema/Gris Compacto

0

Bicolor Negro-Naranja Compacto

3

Blanco/Café Núcleo Negro Compacto

2

Café Núcleo Naranja Compacto

0

Crema Núcleo Gris Compacto

0

Naranja Núcleo Crema Compacto

0

Naranja Núcleo Negro Compacto

1

Negro Medio Burdo

9

Naranja Medio Burdo

16

Gris Medio Burdo

0

Crema Medio Burdo

0

Café Medio Burdo

0

Bicolor Naranja Negro Medio Burdo

27

Bicolor Crema Negro Medio Burdo

2

Naranja Núcleo Café Medio Burdo

10

Crema Núcleo Negro Medio Burdo

3

Naranja Núcleo Negro Medio Burdo

30

Negro Núcleo Naranja Medio Burdo

0

Negro Núcleo Café Medio Burdo

2

Café Núcleo Negro Medio Burdo

0

Crema Núcleo Naranja Medio-Burdo

0

Naranja-Crema Núcleo Gris Medio Burdo

5

Café Rojizo Burdo

0

Naranja Burdo

0

Blanco Burdo

0

Naranja Núcleo Negro Burdo

0

Bicolor Rojo Negro burdo

0

Bicolor Naranja Negro Burdo

0

Bicolor Negro Café Burdo

0

Otros

0

Sin Tipo/No Identificado

0

Total

114

Tabla 16. Tipos cerámicos División Norte Mancha No. 2. 173

Div Sur Capa I

21-28 cm

Gris Fino/Gis

28-48 cm

48-58 cm

35-45 cm

3

3

Naranja Gis Negro Compacto

Total 0

3

Naranja Compacto

83

47

1

134

18

5

1

24

Blanco compacto

0

Crema Compacto

9

15

24

Café Compacto

2

2

4

3

5

11

12

1

13

Bicolor Crema/Gris Compacto Bicolor Negro-Naranja Compacto

0 3

Blanco/Café Núcleo Negro Compacto Café Núcleo Naranja Compacto

0

Crema Núcleo Gris Compacto Naranja Núcleo Crema Compacto

1

1

2

2

Naranja Núcleo Negro Compacto

19

3

22

Negro Medio Burdo

4

99

27

1

131

Naranja Medio Burdo

5

246

95

2

348

19

12

31

48

14

63

Café Medio Burdo

0

Bicolor Naranja Negro Medio Burdo

201

138

3

345

16

13

2

31

77

31

58

37

224

108

343

12

6

18

Gris Medio Burdo Crema Medio Burdo

1 3

Bicolor Crema Negro Medio Burdo Naranja Núcleo Café Medio Burdo

3

Crema Núcleo Negro Medio Burdo Naranja Núcleo Negro Medio Burdo

11

111 3

98

Negro Núcleo Naranja Medio Burdo Negro Núcleo Café Medio Burdo Café Núcleo Negro Medio Burdo

0

Crema Núcleo Naranja Medio-Burdo Naranja-Crema Núcleo Gris Medio Burdo

1

1 2

36

40

2

Café Rojizo Burdo

0

Naranja Burdo

0

Blanco Burdo

0

Naranja Núcleo Negro Burdo

0

Bicolor Rojo Negro burdo

0

Bicolor Naranja Negro Burdo

5

6

Bicolor Negro Café Burdo

8

8

Otros

1

2

1

Sin Tipo/No Identificado

1

28

1

Total

39

1230

562

30 13

1844

Tabla 17. Tipos cerámicos División Sur Capa I. 174

Div. Sur Capa II

58-73 cm

Gris Fino/Gis

2

45-73 cm

2

Naranja Gis

0

Negro Compacto

39

Naranja Compacto

7

1

40 7

Blanco compacto Crema Compacto

Total

0 1

1

Café Compacto

0

Bicolor Crema/Gris Compacto

1

1

Bicolor Negro-Naranja Compacto

12

12

Blanco/Café Núcleo Negro Compacto

10

10

Café Núcleo Naranja Compacto

0

Crema Núcleo Gris Compacto

0

Naranja Núcleo Crema Compacto

0

Naranja Núcleo Negro Compacto

6

1

7

Negro Medio Burdo

37

2

39

Naranja Medio Burdo

195

13

208

Gris Medio Burdo Crema Medio Burdo

0 9

9

Bicolor Naranja Negro Medio Burdo

174

174

Bicolor Crema Negro Medio Burdo

31

Naranja Núcleo Café Medio Burdo

73

Café Medio Burdo

0

Crema Núcleo Negro Medio Burdo

54

Naranja Núcleo Negro Medio Burdo

243

31 4

77

15

258

54

Negro Núcleo Naranja Medio Burdo Negro Núcleo Café Medio Burdo

0 24

24

Café Núcleo Negro Medio Burdo

0

Crema Núcleo Naranja Medio-Burdo Naranja-Crema Núcleo Gris Medio Burdo

0 20

1

Café Rojizo Burdo Naranja Burdo

0 10

10

Blanco Burdo Naranja Núcleo Negro Burdo

21

0 17

17

Bicolor Rojo Negro burdo

0

Bicolor Naranja Negro Burdo

0

Bicolor Negro Café Burdo

0

Otros

0

Sin Tipo/No Identificado Total

0 965

37

1002

Tabla 18. Tipos cerámicos División Sur Capa II 175

Div. Sur Capa III

68-88 cm

84-104 cm

73-102 cm

Gris Fino/Gis

Total 0

Naranja Gis

0

Negro Compacto

81

116

197

Naranja Compacto

12

11

23

16

8

24

2

2

Blanco compacto Crema Compacto

0

Café Compacto Bicolor Crema/Gris Compacto

0

Bicolor Negro-Naranja Compacto

21

18

39

Blanco/Café Núcleo Negro Compacto

3

8

11

Café Núcleo Naranja Compacto

0

Crema Núcleo Gris Compacto

0

Naranja Núcleo Crema Compacto

0

Naranja Núcleo Negro Compacto

4

6

Negro Medio Burdo

84

176

2

262

Naranja Medio Burdo

404

540

5

949

Gris Medio Burdo

25

26

51

Crema Medio Burdo

27

27

54

10

Café Medio Burdo

0

Bicolor Naranja Negro Medio Burdo

292

640

Bicolor Crema Negro Medio Burdo

48

34

82

Naranja Núcleo Café Medio Burdo

158

277

435

Crema Núcleo Negro Medio Burdo

101

25

Naranja Núcleo Negro Medio Burdo

616

980

9

1605

67

56

2

125

3

126

Negro Núcleo Naranja Medio Burdo Negro Núcleo Café Medio Burdo

0

Café Núcleo Negro Medio Burdo

0

Crema Núcleo Naranja Medio-Burdo Naranja-Crema Núcleo Gris Medio Burdo

935

0 34

45

1

Café Rojizo Burdo

80 0

Naranja Burdo

5

5

Blanco Burdo

0

Naranja Núcleo Negro Burdo

0

Bicolor Rojo Negro burdo Bicolor Naranja Negro Burdo

0 14

14

Bicolor Negro Café Burdo

0

Otros

1

1

Sin Tipo/No Identificado Total

0 2007

3001

22

5030

Tabla 19. Tipos cerámicos División Sur Capa III. 176

Div. Sur Mancha # 3

101-130 cm

130-150 cm

Gris Fino/Gis

0

Naranja Gis

0

Negro Compacto

41

Naranja Compacto

5

10

0 1

1

Café Compacto

2 0

Bicolor Crema/Gris Compacto Bicolor Negro-Naranja Compacto

51 5

Blanco compacto Crema Compacto

Total

0 2

2

Blanco/Café Núcleo Negro Compacto

0

Café Núcleo Naranja Compacto

0

Crema Núcleo Gris Compacto

0

Naranja Núcleo Crema Compacto

0

Naranja Núcleo Negro Compacto

1

1

Negro Medio Burdo

43

5

48

Naranja Medio Burdo

118

27

145

Gris Medio Burdo

1

4

5

Crema Medio Burdo

1

1

Café Medio Burdo

0

Bicolor Naranja Negro Medio Burdo

124

Bicolor Crema Negro Medio Burdo Naranja Núcleo Café Medio Burdo

48

172

33

5

38

17

14

31

Crema Núcleo Negro Medio Burdo

24

6

30

Naranja Núcleo Negro Medio Burdo

192

63

255

Negro Núcleo Naranja Medio Burdo

1

Negro Núcleo Café Medio Burdo

25

1 15

40

Café Núcleo Negro Medio Burdo

0

Crema Núcleo Naranja Medio-Burdo

0

Naranja-Crema Núcleo Gris Medio Burdo

14

14

Café Rojizo Burdo Naranja Burdo

0 2

2

Blanco Burdo Naranja Núcleo Negro Burdo

0 2

2

Bicolor Rojo Negro burdo Bicolor Naranja Negro Burdo

0 6

6

Bicolor Negro Café Burdo Otros

0 2

2

Sin Tipo/No Identificado Total

0 655

198

853

Tabla 20. Tipos cerámicos División Sur Mancha No. 3 177

Div. Sur Capa IV

100-120 cm

113-133 cm

102-130 cm

Total

Gris Fino/Gis

6

2

Negro Compacto

158

106

Naranja Compacto

17

4

21

Crema Compacto

11

6

17

Café Compacto

3

5

8

Bicolor Negro-Naranja Compacto

724

38

Blanco/Café Núcleo Negro Compacto

15

10

8

Naranja Gis

0 1

Blanco compacto

265 0

Bicolor Crema/Gris Compacto

0 1

73 25

Café Núcleo Naranja Compacto

0

Crema Núcleo Gris Compacto

0

Naranja Núcleo Crema Compacto

0

Naranja Núcleo Negro Compacto

12

4

Negro Medio Burdo

162

137

1

300

Naranja Medio Burdo

385

193

5

583

Gris Medio Burdo

48

28

1

77

Crema Medio Burdo

19

7

Bicolor Naranja Negro Medio Burdo

562

322

Bicolor Crema Negro Medio Burdo

63

17

80

16

26

Café Medio Burdo

0 4

888

Naranja Núcleo Café Medio Burdo

150

118

268

Crema Núcleo Negro Medio Burdo

83

41

124

Naranja Núcleo Negro Medio Burdo

704

363

88

36

11

Negro Núcleo Naranja Medio Burdo Negro Núcleo Café Medio Burdo

0 124

Café Núcleo Negro Medio Burdo

0

Crema Núcleo Naranja Medio-Burdo Naranja-Crema Núcleo Gris Medio Burdo

1079

0 106

111

217

Café Rojizo Burdo

0

Naranja Burdo

0

Blanco Burdo

0

Naranja Núcleo Negro Burdo

0

Bicolor Rojo Negro burdo

0

Bicolor Naranja Negro Burdo

0

Bicolor Negro Café Burdo

0

Otros

0

Sin Tipo/No Identificado

0

Total

2627

1548

24

4199

Tabla 21. Tipos cerámicos División Sur Capa IV. 178

Div. Sur Huella de Poste # 1

78-114 cm

Gris Fino/Gis Naranja Gis Negro Compacto Naranja Compacto Blanco compacto Crema Compacto Café Compacto Bicolor Crema/Gris Compacto Bicolor Negro-Naranja Compacto Blanco/Café Núcleo Negro Compacto Café Núcleo Naranja Compacto Crema Núcleo Gris Compacto Naranja Núcleo Crema Compacto Naranja Núcleo Negro Compacto Negro Medio Burdo Naranja Medio Burdo

1

Gris Medio Burdo Crema Medio Burdo Café Medio Burdo Bicolor Naranja Negro Medio Burdo

1

Bicolor Crema Negro Medio Burdo Naranja Núcleo Café Medio Burdo

1

Crema Núcleo Negro Medio Burdo Naranja Núcleo Negro Medio Burdo

6

Negro Núcleo Naranja Medio Burdo Negro Núcleo Café Medio Burdo Café Núcleo Negro Medio Burdo Crema Núcleo Naranja Medio-Burdo Naranja-Crema Núcleo Gris Medio Burdo Café Rojizo Burdo Naranja Burdo Blanco Burdo Naranja Núcleo Negro Burdo Bicolor Rojo Negro burdo Bicolor Naranja Negro Burdo Bicolor Negro Café Burdo Otros Sin Tipo/No Identificado Total

9

Tabla 22. Tipos cerámicos División Sur Huella de Poste No. 1. 179

Div. Sur Huella de Poste # 2

78-114 cm

Gris Fino/Gis Naranja Gis Negro Compacto

2

Naranja Compacto Blanco compacto Crema Compacto Café Compacto Bicolor Crema/Gris Compacto Bicolor Negro-Naranja Compacto Blanco/Café Núcleo Negro Compacto Café Núcleo Naranja Compacto Crema Núcleo Gris Compacto Naranja Núcleo Crema Compacto Naranja Núcleo Negro Compacto Negro Medio Burdo

2

Naranja Medio Burdo

9

Gris Medio Burdo Crema Medio Burdo

1

Café Medio Burdo Bicolor Naranja Negro Medio Burdo

7

Bicolor Crema Negro Medio Burdo

2

Naranja Núcleo Café Medio Burdo

4

Crema Núcleo Negro Medio Burdo

3

Naranja Núcleo Negro Medio Burdo

15

Negro Núcleo Naranja Medio Burdo Negro Núcleo Café Medio Burdo

3

Café Núcleo Negro Medio Burdo Crema Núcleo Naranja Medio-Burdo Naranja-Crema Núcleo Gris Medio Burdo Café Rojizo Burdo Naranja Burdo Blanco Burdo Naranja Núcleo Negro Burdo Bicolor Rojo Negro burdo Bicolor Naranja Negro Burdo Bicolor Negro Café Burdo Otros Sin Tipo/No Identificado Total

48

Tabla 23. Tipos cerámicos División Sur Huella de Poste No. 2. 180

Div. Sur. Fosa # 1

94-120 cm

Gris Fino/Gis Naranja Gis Negro Compacto

2

Naranja Compacto Blanco compacto Crema Compacto Café Compacto Bicolor Crema/Gris Compacto Bicolor Negro-Naranja Compacto

2

Blanco/Café Núcleo Negro Compacto Café Núcleo Naranja Compacto Crema Núcleo Gris Compacto Naranja Núcleo Crema Compacto Naranja Núcleo Negro Compacto

1

Negro Medio Burdo

3

Naranja Medio Burdo

1

Gris Medio Burdo

1

Crema Medio Burdo Café Medio Burdo Bicolor Naranja Negro Medio Burdo

1

Bicolor Crema Negro Medio Burdo Naranja Núcleo Café Medio Burdo

6

Crema Núcleo Negro Medio Burdo Naranja Núcleo Negro Medio Burdo Negro Núcleo Naranja Medio Burdo Negro Núcleo Café Medio Burdo

1

Café Núcleo Negro Medio Burdo Crema Núcleo Naranja Medio-Burdo Naranja-Crema Núcleo Gris Medio Burdo

1

Café Rojizo Burdo Naranja Burdo Blanco Burdo Naranja Núcleo Negro Burdo Bicolor Rojo Negro burdo Bicolor Naranja Negro Burdo Bicolor Negro Café Burdo Otros Sin Tipo/No Identificado Total

19

Tabla 24. Tipos cerámicos División Sur Fosa No. 1. 181

Div. Sur Fosa # 2

137-155 cm

Gris Fino/Gis

3

Naranja Gis Negro Compacto

30

Naranja Compacto

4

Blanco compacto Crema Compacto Café Compacto Bicolor Crema/Gris Compacto Bicolor Negro-Naranja Compacto

9

Blanco/Café Núcleo Negro Compacto Café Núcleo Naranja Compacto Crema Núcleo Gris Compacto Naranja Núcleo Crema Compacto Naranja Núcleo Negro Compacto

1

Negro Medio Burdo

14

Naranja Medio Burdo

32

Gris Medio Burdo

23

Crema Medio Burdo

2

Café Medio Burdo Bicolor Naranja Negro Medio Burdo

29

Bicolor Crema Negro Medio Burdo

9

Naranja Núcleo Café Medio Burdo

10

Crema Núcleo Negro Medio Burdo

3

Naranja Núcleo Negro Medio Burdo

35

Negro Núcleo Naranja Medio Burdo Negro Núcleo Café Medio Burdo

3

Café Núcleo Negro Medio Burdo Crema Núcleo Naranja Medio-Burdo Naranja-Crema Núcleo Gris Medio Burdo

101

Café Rojizo Burdo Naranja Burdo Blanco Burdo Naranja Núcleo Negro Burdo Bicolor Rojo Negro burdo Bicolor Naranja Negro Burdo Bicolor Negro Café Burdo Otros Sin Tipo/No Identificado Total

308

Tabla 25. Tipos cerámicos División Sur Fosa No. 2. 182

Div. Sur Capa VI ¿Canal? Gris Fino/Gis Naranja Gis Negro Compacto Naranja Compacto Blanco compacto Crema Compacto Café Compacto Bicolor Crema/Gris Compacto Bicolor Negro-Naranja Compacto Blanco/Café Núcleo Negro Compacto Café Núcleo Naranja Compacto Crema Núcleo Gris Compacto Naranja Núcleo Crema Compacto Naranja Núcleo Negro Compacto Negro Medio Burdo Naranja Medio Burdo Gris Medio Burdo Crema Medio Burdo Café Medio Burdo Bicolor Naranja Negro Medio Burdo Bicolor Crema Negro Medio Burdo Naranja Núcleo Café Medio Burdo Crema Núcleo Negro Medio Burdo Naranja Núcleo Negro Medio Burdo Negro Núcleo Naranja Medio Burdo Negro Núcleo Café Medio Burdo Café Núcleo Negro Medio Burdo Crema Núcleo Naranja Medio-Burdo Naranja-Crema Núcleo Gris Medio Burdo Café Rojizo Burdo Naranja Burdo Blanco Burdo Naranja Nucleo Negro Burdo Bicolor Rojo Negro burdo Bicolor Naranja Negro Burdo Bicolor Negro Café Burdo Otros Sin Tipo/No Identificado Total

120-140 cm

24 1

120-148 cm

5

5

10 2

4 31 27 3

2

9 3 1 2

144 10 16 7 324

33 3 4 2 34

11

8

29

648

106

Total 0 0 29 1 0 5 0 0 10 4 0 0 0 4 40 30 4 2 0 177 13 20 9 358 0 19 0 0 29 0 0 0 0 0 0 0 0 0 754

Tabla 26. Tipos cerámicos División Sur Capa VI Posible Canal. 183

Bordes

Bases

Cuerpos

Otros

Total

Capa I

98

5

1734

7

1844

Capa II

65

2

932

3

1002

Capa III

416

49

4557

8

5030

Mancha # 3

78

7

768

Capa IV

367

34

3792

6

4199

Huella de Poste # 1

0

0

9

0

9

Huella de Poste # 2

2

1

44

1

48

Fosa # 1

3

0

16

0

19

Fosa # 2

23

284

1

308

Capa VI ¿Canal?

41

5

708

0

754

Capa I

32

0

545

2

579

Capa II

119

9

2102

4

2234

Capa III

317

32

3664

10

4023

Conct. Cerámica

56

9

548

2

615

Conct. Cer. Debajo De Hueso

1

0

19

0

20

Piso

102

10

1254

1

1367

Capa IV

54

5

939

998

Mancha # 1

79

8

523

610

Mancha # 2

18

0

96

Perfiles

5

1

55

Total

1876

177

22589

División Sur

853

División Norte

0

114

Div. Norte/Sur 61 45

24687

Tabla 27. Estadísticas de partes de cerámica en la Unidad No. 18

184

185

Tabla 28. Estadísticas de grupos de formas cerámicas.

186

Tabla 29. Estadísticas de decoraciones.

Código de Tipo PAAP

Descripción

10.1

Lasca con plataforma

10.2

Fragmento de lasca sin plataforma

10.8

Desmenuzado o pedacería

10. 9

Navajilla fragmentada/fragmento

6.10

Guijarro partido (con corteza)

11.3

Materia prima

6.2

Lasca esquilada

4 (4.1/4.2)

Navajilla prismática

7.5

Raspador

11.2

Otro

1.1

Lascas grande de descortezamientos primario

10.3

Lascas con corteza

10.6

Lascas de remoción de bulbo con corteza

Tabla 30. Códigos de análisis de la lítica tallada de la Unidad No. 18

187

188

Tabla 31. Estadísticas de formas de Obsidiana.

189

Tabla 32. Estadísticas de formas de Pedernal.

Frag. De Metate

Frag.de Mano

Frag. De PM

División Sur Capa I Capa II Capa III

4 1 2

2

2

Capa III Mancha # 3 Capa IV Huella de Poste # 1 Huella de Poste # 2 Fosa # 1 Fosa # 2 Capa VI ¿Canal? División Norte

1 1

2

4

Capa I Capa II Capa III Conct. Cerámica Conct. Cer. Dbj. De Hueso

1 1

1 3 4

Piso Capa IV Mancha # 1 Mancha # 2 N/S Perfiles Total

1

1

10

1 16

6

Tabla 33. Estadísticas de la Piedra de Molienda.

División Sur Capa I Capa III Capa III Capa III

Nivel 28-48 cm 68-88 cm 84-104 cm

Profundidad Rasgo 38-48 cm 68-78 cm 95 cm 139 cm Mancha # 3

Tipo de Objeto Desconocido Frag. de Hacha Frag. de Hacha Frag. de posible cincel

Tabla 34. Hachas encontradas en la Unidad No. 18

190

División Norte Norte Sur Sur Sur Sur Sur

Capa III

Nivel 60-80

III IV IV IV IV

Profundidad 60-70 61-80 95-104 103 100-114 114-120 114-120

84-104 100-120 100-120 100-120 100-120

Rasgo Mancha # 1

Tabla 35. Piedra verde de la Unidad No. 18

División

Capa

Nivel

Profundidad

Norte

II

48-68

48-58

Piedra Verde

Sur

II

58-78

58-68

Piedra Verde

Sur

IV

113-133

113-124

Piedra Verde

Sur

III

84-104

91

Cerámica

Sur

IV

100-120

114-120

Cerámica

101-120

101-120

Sur

Rasgo

Mancha # 3

Material

Cerámica

Tabla 36. Cuentas de la Unidad No. 18

División

Capa

Nivel

Profundidad

Rasgo

Material

Sur

III

68-88 cm

68-78 cm

Sur

III

84-104 cm

Sur

IV

100-120 cm

114-120 cm

Pigmento Rojo

Sur

IV

100-120 cm

100-110 cm

Pigmento Rojo

Norte

I

48-68 cm

48-68 cm

Pigmento Rojo

Pigmento Rojo Pigmento Rojo

Norte

61-90 cm

Mancha Naranja

Pigmento Rojo

Norte

83-100 cm

Piso

Pigmento Rojo

Norte

III

80-100 cm

93 cm

Pigmento Rojo

Norte

IV

100-120 cm

110-120 cm

Pigmento Rojo

Norte

V

61-80 cm

Pigmento Rojo

Tabla 37. Pigmento rojo de la Unidad No. 18 191

Hueso División

Capa

Nivel

Profundidad

Norte

III

80-100 cm

80-93 cm

Norte

III

80-100 cm

80-93 cm

Norte

III

80-100 cm

80-94 cm

Norte

80-100 cm

83-97 cm

Contr. Cerámica

Norte

80-100 cm

83-97 cm

Contr. Cerámica

Norte

80-100 cm

98 cm

Contr. Cerámica

Sur

III

84-104 cm

95-104 cm

Sur

III

84-104 cm

92 cm

Sur

III

84-104 cm

95-104 cm

Sur

IV

100-120 cm

100-114 cm

Sur

IV

100-120 cm

108 cm

Sur

IV

100-120 cm

100-114 cm

Sur

IV

100-120 cm

114-120 cm

Sur

IV

113-133 cm

113-133 cm

Sur

IV

113-133 cm

120-113 cm

Rasgo

Sur

109-114 cm

Mancha # 3

Sur

101-130 cm

Mancha # 3

Sur

101-130 cm

Mancha # 3

Sur

101-150 cm

Mancha # 3

Tabla 38. Hueso de la Unidad No. 18

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