Teorias del desarrollo

June 7, 2017 | Autor: Luis Berneth Peña | Categoría: Human Geography, Decolonial Thought, Antropology
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TEORÍAS DEL DESARROLLO

Luis Berneth Peña Geógrafo

RESUMEN El desarrollo es uno de los conceptos más importantes para entender la modernidad, sus potencialidades y sus fallas. Han sido muy variadas las acepciones de tal concepto, al mismo tiempo las prácticas desprendidas de éste. El presente escrito pretende exponer algunas de las principales teorías del desarrollo y, de paso, mostrar los debates más importantes que se han dado en torno a éste concepto, desde la economía, la economía política y la geografía. En tal sentido se presentará un recuento de teorías que van desde la Economía del Desarrollo hasta el postdesarrollismo. DESARROLLO: En las sierras de Guatemala: “No se necesita matar a todos. Desde 1982 nosotros dimos desarrollo al 70 por ciento de la población, mientras matamos al 30 por ciento”. General Héctor Alejandro Gramajo, ex ministro de defensa de Guatemala, recientemente graduado en el curso de Relaciones Internacionales de la Universidad de Harvard (1991).

INTRODUCCIÓN El anterior fragmento del Diccionario del Nuevo Orden Mundial de Eduardo Galeano, demuestra el grado de instrumentalización del concepto que aquí pretendemos discutir: el de desarrollo. Esta, en efecto, es una de las palabras mas usadas en todo tipo de círculos y probablemente ese uso tan extendido -que en la mayoría de las ocasiones la convierte en palabra sagrada o incluso obligada de cualquier acción o discurso- la hace extremadamente susceptible a tergiversaciones que pueden ser perjudiciales o incluso mortales (como lo fue para ese 30 % del que el General Gramajo hace referencia. La idea de desarrollo es una de las ideas más fuertes de la modernidad. ¿Pero qué significa que la idea de desarrollo sea moderna?. En términos generales significa que es en la llamada modernidad cuando y donde ésta idea toma fuerza y se convierte en instituciones. La relación más directa entre modernidad y desarrollo se puede establecer a través del concepto de progreso, el cual surge de la constatación, en un

determinado momento de la historia de Europa (siglos XVII, XVIII y XIX), del proceso enorme y profundo de cambio social, tecnológico y económico cuya base era la acumulación de capital. Esa constatación de vivir en una época en la que, como diría Marx en el Manifiesto Comunista, todo lo sólido se desvanece en el aire llevaron a reflexiones -modernismos, las llama Marshall Berman (1991)- sobre la historia de la humanidad y del hombre, que desembocaron en la idea de progreso, es decir, en la creencia de que el ser humano va por la historia mejorando constantemente sus condiciones de vida material y sobre todo espiritual. Progreso y desarrollo desde entonces son palabras gemelas. La idea básica en el progreso y el desarrollo es que el hombre, sirviéndose de su poder social e individual (autonomía a todo nivel), es capaz de mejorar su vida mediante el dominio de la naturaleza externa e incluso su naturaleza propia. Entonces, las ideas de autonomía y de dominio, tienen una particular importancia para la modernidad y están en la base de cualquier práctica moderna, como el desarrollo.

Cuadernos de Geografía, Universidad Nacional de Colombia, vol. X, n. 1-2, p. 201-235, 2001.

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A este respecto dice Peter Wagner (1997: 22): “Vale la pena resaltar que cualquier práctica moderna está marcada e impulsada por los dos siguientes aspectos: el aumento de la autonomía y de la ampliación del dominio racional. Esos dos elementos están en la base de cualquier práctica moderna. Cualquier institución moderna está signada por lo anterior y el desarrollo puede considerarse como una institución moderna. Las ofensivas modernizadoras, impulsos o iniciativas de grupos dentro de la sociedad por ampliar las dos condiciones antes referidas a ámbitos particulares, son la encarnación de la modernidad como poder institucionalizado y creativo-destructor”.

Esa “constatación moderna” de que la humanidad progresa, que esa es la condición humana por excelencia, que si se puede hablar de naturaleza humana debe hacerse partiendo esa idea, ha llevado a, como dice Wagner, la institucionalización de esta idea de progreso principalmente a través de prácticas de modernización o mejor ofensivas de modernizadoras, que experimentan principalmente las sociedades consideradas como rezagadas, estancadas, que no experimentan progreso. Esa es la base contextual que nos permite comprender las representaciones modernas, extremadamente normativas, que sustentan las prácticas y reflexiones de muchos de los discursos sobre el futuro de las sociedades y sobre la solución de los problemas que viven éstas. Lo que a continuación se presenta es una sucinta reseña de los temas más connotados sobre el desarrollo. En primer lugar se hablará del desarrollo como disciplina científica, donde se abordarán temas como el de los rasgos principales de la economía del desarrollo y la teorías de la modernización que vinieron a apoyarla desde la sociología, la misma economía, la sicología y la geografía, En segundo lugar, se mostraran las perspectivas criticas de las visiones economicistas del desarrollo (desarrollismo), es decir, se hablará de las teorías del subdesarrollo, la teoría de la dependencia y teoría del sistema mundo. En tercer lugar, se abordará la relación entre desarrollo y ambiente empezando con la propuesta de Max Neef sobre el eco-anarquismo-humanista y el desarrollo a escala humana, para dar paso luego al concepto de

desarrollo sostenible. Posteriormente se hará una relación de los principales índices de desarrollo que den cuenta de la manera en la que éstos se han sofisticado y ampliado. Finalmente, se presentará una reflexión sobre las críticas más recientes al desarrollo hechas desde el posestructuralismo y su propuesta posdesarrollista. DESARROLLO ECONÓMICO La economía del desarrollo: el desarrollo como crecimiento económico El sistema social en que vivimos es esencialmente económico. Contrario a lo que ocurría en las sociedades de mando o de tradición en donde el ordenamiento social estaba comandado y se reproducía por instituciones como la iglesia y la tradiciones culturales aprendidas dentro de la comunidad, hoy, en las sociedades capitalistas, es el subsistema económico el que domina la mayoría de arreglos sociales e institucionales. Ese hecho fundamental hace que la economía sea una de las fuentes privilegiadas de reflexión e intervención, y que se le considere como la base para consecución de otros fines espirituales o existenciales relacionados con el progreso o desarrollo. Después de la segunda guerra mundial las reflexiones de la economía, que habían alcanzado altos niveles de sofisticación, vinieron a ser utilizadas como base de la solución a los problemas diagnosticados en la época: pobreza, malnutrición, desempleo y desigualdad entre países. No es nuestro interés mostrar cuál era el estado de la ciencia económica en el momento de la segunda posguerra, sino mostrar cuales fueron los planteamientos de las subdisciplina económica conocida como Economía del Desarrollo, pues ésta subdisciplina, como sostiene Peet (1999: 44), se conformó gracias a la combinación de ideas provenientes de estructuralismo, del neoclasicismo económico y del keynesianismo. La Economía del Desarrollo adquirió un cuerpo teórico propio, mas no independiente de la ciencia económica, y logró apropiarse de un objeto de estudio definido: los países subdesarrollados y pobres; crear modelos para su explicación y posterior arreglo (piénsese en los modelos de Harrod-Domar, Nurske, W. Arthur Lewis; y, por

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supuesto, la constitución de un objetivo: disparar el crecimiento económico de los países pobres. Los economistas que se comprometieron con ese objetivo y luego de haber hecho los diagnósticos respectivos llegaron a la conclusión, en términos generales, que los países pobres eran diferentes a los países desarrollados y eso los llevó a elaborar políticas para el desarrollo de estos países. Las estrategias para el desarrollo, entendido en términos de crecimiento económico, que la Economía del Desarrollo propuso pueden resumirse en las siguientes (Peet 1999 y Escobar 1998):

Estrategia de Industrialización: este es uno de los grandes estandartes de las teorías del desarrollo económico porque sobre la base de la industrialización deliberada los países pobres deberían eliminar la desventaja estructural que enfrentaban en el comercio internacional y “dejarían de producir los productos equivocados y comenzar a producir los bienes de mayor valor comercial”. En este sentido un país debería aplicar una gran cantidad de capital en un amplio rango de industrias nacionales que produzcan encadenamientos hacia adelante y hacia atrás” (Escobar, 1998: 152)

Desarrollo dual: esta es la idea de que en los países pobres hay un sector comercial moderno desarrollado al lado de un sector tradicional que resulta en una economía dual, que según los analistas económicos va en detrimento del mejoramiento y expansión del sector moderno de la economía. Según este análisis, la baja productividad del sector tradicional junto con un amplio número de personas ansiosas de entrar en el sector moderno de la economía debido a los mejores salarios, hace difícil el fortalecimiento tanto de la agricultura como de la industria. En ese sentido el plan económico que se requiere es la modernización e inclusión de la fuerza de trabajo que está por fuera del sector moderno. “El desarrollo consistiría en la invasión progresiva del sector tradicional por parte del moderno y en la expansión sostenida de la economía monetaria sobre el vasto campo del de la subsistencia y la cuasi subsistencia” (Escobar; 1998: 155)

Estrategia Agrícola: Los progresos en la agricultura fueron pensados como esenciales en el abastecimiento de alimentos y materias primas para la ciudad y la industria respectivamente. Las relaciones intersectoriales entre la industria y la agricultura determinarían el curso de las transformaciones estructurales necesarias para el desarrollo económico. El énfasis en esta estrategia fue la abrir las posibilidades al sector rural tradicional para acceder a los avances tecnológicos de occidente.

Movilizar recursos domésticos: típicamente los países pobres ahorran e invierten el 5% del ingreso nacional. El desarrollo depende de que la relación entre ahorro-inversión-ingreso nacional llegue a 12 o 15%. El objetivo fue, entonces, buscar formas de incrementar los ahorros y la manera de hacer disponible esos fondos para inversiones productivas. Movilizar recursos del exterior: para ayudar a superar los déficits o pobreza de los Estados subdesarrollados se debe recurrir a recursos externos en forma de ayuda financiera, prestamos, inversión extranjera privada y transferencias no monetarias expresadas en conocimiento tecnológico y gerencial.

Estrategia Comercial: los economistas del desarrollo estuvieron divididos originalmente entre quienes creían que el libre comercio incrementaba las inequidades y quienes consideraban que éste contribuiría al desarrollo de los países exportadores primarios. Paulatinamente los economistas favorecieron como política la promoción de la exportación de productos manufacturados y semimanufacturados y la liberalización del comercio. Desarrollo del Recurso Humano: La acumulación del capital material debe estar acompañada de la inversión en capital humano -es decir, incrementar la calidad de las personas como agentes productivos- la cual se logra a través del cambio de sus habilidades y destrezas, incluso modificando las motivaciones y valores. La base de las consideraciones de estos planteamientos es que para que un país se desarrolle requiere mas mercado, mas capitalismo. La mejor manera para fortalecer la economía es fortaleciendo el sistema de mercado. En esta interpretación capitalismo es sinónimos de desarrollo y falta de

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éste se interpreta como la base de los problemas de atraso social y económico. Las estrategias antes esbozadas fueron las que se aplicaron en los países pobres mediante “misiones” (como la de Currie) que el Banco Mundial apoyó alrededor de todo el mundo. El objetivo de tales misiones (cruzadas modernas de tecnócratas y expertos) fue muy optimista y hasta ingenuo. El Banco Mundial, mediante la aplicación de éstas estrategias para el desarrollo, quiso producir un cambio abrupto, rápido, que llevara a los países pobres a desarrollarse en lapsos de tiempo extremadamente cortos (10 años). Se constituyeron, así, las “décadas de desarrollo”. La creencia fue que en tan corto periodo de tiempo se podrían revertir las dinámicas de pobreza. La primera década del desarrollo fracaso y se volvió a intentar, a darle más tiempo a la economía para que produjera cambios, pero no sucedió nada. Sin embargo, se le dio una y otra oportunidad al desarrollo hasta completar varias décadas para el desarrollo que no cambiaron nada la condición de pobres de más del 70 % de la población mundial. Neoliberalismo Desde los años 60 empiezan a surgir unas críticas a los economistas del desarrollo que trabajaban sobre postulados Keynesianos, fundamentalmente, una de cuyas principales preocupaciones fueron la del pleno empleo. Con los problemas generados por la aplicación de los modelos clásicos de desarrollo, como la inflación, el aumento de la burocracia, empieza a surgir una ortodoxia económica y política que rescata los principios del liberalismo clásico del laissez faire y que se institucionaliza en gobiernos como el de Reagan, Thatcher y Pinochet. Esta ortodoxia se ha conocido como Neoliberalismo y, de acuerdo con Slater, es la segunda onda de la doctrina desarrollista (Slater; 1995: 68. El diagnóstico básico de la nueva élite intelectual económica, encabezada por Milton Friedman, Deepack Lal y Bela Balassa, fue que los economistas del desarrollo, habían pervertido el estándar de principios económicos, tales como el eficiencia de los mecanismo de precios o el libre mercado, basados en la creencia de que los países subdesarrollados eran un caso especial, más que ejemplos de un comportamiento racional universal, produciendo así situaciones peores de las que hubiera generado el libre mercado. Lal (citado por

Peet, 1999, pag: 49) argumentaba que los fundamentos del crecimiento económico se aplican igual en los países subdesarrollados que en los desarrollados (la posición de los monoeconomistas). En ese sentido, los neoliberales atacaron las políticas de desarrollo industrial, comercial, propugnadas por los teóricos del desarrollo económico, las cuales están basadas en el apoyo y la protección a la producción nacional y que los economistas neoliberales interpretaron como una de las fuentes del atraso tecnológico y organizacional de los países subdesarrollados. La conclusión básica, en cuanto a política para el desarrollo, fue que el mejoramiento de las condiciones productivas y sociales de un país se encontraban en la liberalización y desregularización de la economía. Basado en algunos ejemplos como, Corea, Singapur y Taiwán, los economistas neoliberales concluyeron que “los países que habían aplicado una estrategia de desarrollo orientada hacia afuera habían tenido un desempeño superior en término de exportaciones, crecimiento económico y empleo, mientras que países que continuaban orientados hacia adentro habían encontrado crecientes dificultades económicas” (Peet, 1999: 51) Los teóricos del desarrollo neoliberal, argumentaron que los éxitos económicos de los países antes referidos, conocidos como los Nuevos Países Industrializados, confirman su perspectiva de que las políticas de desarrollo pueden basarse en los convencionales principios de la economía neoclásica: “ el crecimiento y el desarrollo en los nuevos países industrializados es visto como natural, como respuesta a las propiedades inherentes a una economía capitalista abierta, en la que las fuerzas del mercado operaban libremente con poca interferencia del Estado (Peet, 1999: 51). Las recomendaciones para el desarrollo bajo el neoliberalismo fueron recogidas en un informe del Instituto Internacional de Economía de Washington llamado Washington Consensus (1990), que hizo las siguientes recomendaciones en cuanto a las políticas de desarrollo económico o, lo que es lo mismo, para hacer crecer la economía: 1.

Disciplina fiscal: el déficit del presupuesto del gobierno no debería ser más del 2% del producto interno bruto.

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Prioridades del gasto público: los gastos deberían dirigirse hacia las áreas políticamente sensibles, hacia las áreas olvidadas como, la salud, la educación y la infraestructura. 3. Reforma tributaria: los incentivos deberían ser agudizados y mejorar la seguridad de los mecanismos de seguimiento 4. Liberalización financiera: las tasas de interés deberían ser determinadas por el mercado tanto como sea posible. 5. Tasas de cambio: las tasas deberían ser suficientemente competitivas para inducir el rápido crecimiento de las exportaciones no tradicionales. 6. Liberalización comercial: las restricciones cuantitativas deberían ser reemplazadas con tarifas en el rango del 10% en un período entre 3 y 10 años. 7. Inversión extranjera directa: las barreras a la entrada de firmas extranjeras deberían abolirse. 8. Privatización: las empresas del Estado deberían retornar a los propietarios privados. 9. Desregulación: los gobiernos deberían abolir la regulación que restringe la competencia. 10. Derechos de propiedad: el sistema legal debería asegurar los derechos de propiedad sin excesivos costos. En resumen las recomendaciones del Washington Consensus, que guían las políticas del Fondo Monetario Internacional y han sido la fórmula aplicada en muchos países alrededor del mundo, pueden resumirse como una prudente política macroeconómica, una orientación hacia afuera o extravertida, ajuste estructural, desregulación del mercado, privatización y un desarrollo basado en el mercado (Slater; 1995: 68).

el régimen anterior que, a pesar de todo, parecía tener un rostro más considerado respecto a las consecuencias humanas de la dinámica económica. Sin embargo, es más importante para nuestro caso mostrar que tienen en común tanto la primera como la segunda onda de la doctrina desarrollista. En primer lugar, comparten la idea, que es más bien su dogma, de que el crecimiento económico es el principal elemento en la valoración del desarrollo de una sociedad o país. En segundo lugar, comparten la creencia que el modelo occidental de desarrollo es relevante universalmente, que es loable para todo tipo de sociedades.

La teoría neoliberal, que permea todos los discursos sobre política económica y planeación, que ha tomado fuerza gracias a la llamada Globalización y al desprestigio, merecido por cierto, de los sistemas de planificación centralizada, es el fundamento de la gestión del desarrollo actual. Este tipo de gestión del desarrollo desde el punto de vista del neoliberalismo ya no se entiende, pensamos, como apoyo y ayuda extranjera de los países ricos o desarrollados hacia los pobres, sino como intervención para acabar con lo construido en

Las teorías que se exponen a continuación son las de la modernización social, económica, sicosocial y espacial. Vale la pena destacar antes de describirlas que éstas teorías surgieron para sustentar, por un lado, la Economía del Desarrollo que hace parte de la primera onda de la ortodoxia desarrollista, y por otro lado, muy importante, fueron producto del entusiasmo de los científicos sociales por volver sus ciencias más positivas, más duras y aplicables, por volverse ellos ingenieros de lo social.

2.

Teorías de la modernización Esa idea de que el modelo occidental de desarrollo económico y social era plausible para la humanidad entera llevó a que quienes, desde diferentes disciplinas científicas se interesaron por impulsar reformas sociales tendientes a “mejorar la vida de las personas pobres y subdesarrolladas”, formularan teorías de la modernización. Uno de los problemas de los países subdesarrollados, de acuerdo con esos teóricos, era que éstos no poseían las características sicológicas y organizacionales para poder copiar el modelo occidental, para desarrollarse y para impulsar el surgimiento de una economía capitalista, requisito indispensable, para salir de su “estado deplorable de atraso”. Las teorías de la modernización, a pesar de nombrarse de diferentes maneras, están enajenadas a la visión economista, pues ellas parten del supuesto de que el sistema capitalista es el deseable y el mejor para ayudar a los países subdesarrollados. Es por eso que hemos preferido ponerlas dentro del capítulo de desarrollo económico, aunque no sean económicas en fundamentación pero sí en perspectiva o proyección.

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Teoría de la Modernización Social La teoría de la modernización social se pregunta qué es lo que impide el avance (hacia un modelo industrial) y qué condiciones y mecanismos de transformación social se pueden emplear para sacar a una sociedad del tradicionalismo. Para este modelo modernización significa: en términos de la organización, especialización de las actividades económicas y de los roles ocupacionales y el crecimiento del mercado; en términos de la organización socio-espacial, modernización significa urbanización, movilidad, flexibilidad y ampliación de la educación; en términos de la esfera política, modernización significa ampliación de la democracia y debilitamiento de las élites tradicionales; en términos de la esfera cultural, modernización significa secularización y la emergencia de una nueva racionalidad. El desarrollo se entiende en esta perspectivas, como “un proceso evolutivo en el que la capacidad humana aumenta en términos de la creación de nuevas estructuras que sean capaces de tratar con problemas y adaptarse a continuos cambios y además que permita la estimulación de alcanzar nuevos objetivos” (Peet, 1999: 76). La Teoría de la Modernización Económica El economista Bert Hoselitz, de la Universidad de Chicago, en su libro Desarrollo económico y cambio cultural de 1960 (Citado por Peet; 1999: 77) basado en el sociólogo Talcott Parsons, enfatiza el cambio cultural como precondición del desarrollo económico. Hoselitz, consideró que los valores de las sociedades tradicionales (“falta de confianza en los logros personales, la no relevancia de la gratificación y la disciplina, la difuminación funcional, el particularismo de las reglas”) impedían el desarrollo económico. Hoselitz, relacionando las condiciones sociales con el desempeño económico decía: “ Una sociedad con bajo desarrollo económico es aquella en que la productividad es baja debido a que la división del trabajo está poco desarrollada, en la que los objetivos de la actividad económica están más comúnmente asociados con el mantenimiento y fortalecimiento de las relaciones de status, en la que la movilidad social y geográfica es baja, y en la que la dura costra de la costumbre determina la manera y a menudo los efectos del desempeño económico. En

contraste, una sociedad altamente desarrollada, en términos económicos, está caracterizadas por una compleja división social del trabajo, una relativamente abierta estructura social en las que las barreras de casta están ausentes y las barreras de clases pueden ser superadas, en la que los roles sociales y las ganancias de la actividad económica están distribuidos esencialmente sobre la base de los logros, y en la que se incentiva las innovaciones, búsqueda y explotación de mercados lucrativos y en la que la búsqueda cruel del auto-interés que no considera el bienestar de los demás es completamente sancionada” (Hoselitz, 1960: 60 citado por Peet 1999: 79)

Teoría de la Modernización Sico-cultural Otro tipo de teóricos sobre la modernización enfocaron su atención en la relación entre características de los individuos y el desarrollo económico. Everett Hagen en Sobre la Teoría del Cambio Cultural de 1962 (Citado por Peet 1999: 79) trató de explicar el atraso como producto de unas características de la personalidad. Para este autor, en las sociedades tradicionales prima una imagen del mundo que incluye la percepción de que hay fuerzas extra terrenales que restringen y dominan las vidas de las personas. Esta condición evita la creatividad y fomenta, según el autor, una personalidad autoritaria, que puede ser modificada mediante la ampliación de los horizontes individuales que se entiende básicamente como movilidad geográfica. El cambio cultural debe llevar a la constitución de una personalidad innovadora, es decir, una personalidad que se guíe por la necesidad de satisfacción de logros, principalmente a través de la creatividad tecnológica. Los valores de la nueva generación dirigirían a la sociedad en dirección de la innovación en la producción, la reforma institucional y el crecimiento económico. En este mismo sentido fueron los planteamientos de David Mc Clelland (1961, The Achivieng Society. Citado por Peet. 1999: 80) para quien el desarrollo económico de la sociedad o, lo que resulta igual, la “modernización del individuo”, se debe a la existencia de unas características sicológicas denominas “n-achivement” o necesidad de logros, que dota a ciertos individuos de los elementos para desempeñar roles empresariales. Las sociedades con altos niveles de necesidad de logros producen empresarios enérgicos quienes, a su vez,

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llevan a la sociedad al desarrollo económico. En síntesis, el desarrollo económico origina una personalidad moderna (una persona con un alto nivel de necesidad de logros que son alcanzados a través de la conducta innovadora) y ésta, a su vez, fortalece e impulsa el primero. Estadios históricos de Modernización: las Cinco Etapas de Crecimiento Económico Este fue un modelo de desarrollo histórico que se convirtió en la filosofía de la historia preferida por los tecnócratas y modernizadores, y probablemente sigue marcando las ideas sobre el transcurso de la historia de quienes manejan mucha de la política de nuestros países. Fue un modelo elaborado por W.W. Rostow y expuesto en su libro: Las Etapas del Crecimiento Económico. Un Manifiesto no Comunista (1961). Aunque esta no se denomina explícitamente como una teoría de la modernización, es, sin duda, como los anteriores enfoques, un modelo normativo que impulsó esfuerzos modernizadores. Este fue un modelo del desarrollo histórico que analizó el recorrido de la economía, partiendo del supuesto de que todas las sociedades siguen y seguirán el mismo camino y que lo que hay en la actualidad, es decir, las desigualdades existentes entre países, son sociedades en momentos o puntos diferentes (atrás o adelante) en un único camino posible. Veamos brevemente las características de cada una de las fases que Rostow encontró (Rostow; 1960: 10-27) La Sociedad Tradicional. La sociedad tradicional es aquella cuya estructura se desarrolla dentro de una serie limitada de funciones de producción, basadas en una actitud prenewtoniana en relación con el mundo físico. La sociedad tradicional no es, en modo alguno, estática y no elimina la posibilidad de incrementos en la producción. Puede ser ampliada la superficie de tierra cultivable; pueden ser introducidas en el comercio y la agricultura innovaciones técnicas ad hoc. Sin embargo, el hecho fundamental relacionado con la sociedad tradicional es que existe un tope al nivel de la producción obtenible per capita. Este limite proviene del hecho de que no son asequibles las posibilidades científicas y técnicas modernas o que no se puede aplicar en forma regular y sistemática.

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Como consecuencia de la limitación de la productividad, estas sociedades tienen que dedicar gran parte de sus recursos a la agricultura; y del sistema agrícola dimanaba una estructura social jerárquica con un marco muy reducido para la movilidad social vertical. Complementariamente, sostiene Rostow, estas sociedades tradicionales están signadas por una actitud que él denomina fatalismo a largo plazo, es decir, el supuesto de que las posibilidades de los nietos serían poco más o menos las misma que había tenido el abuelo. Aunque en las sociedades tradicionales existía con frecuencia una autoridad política central que superaba a las provincias relativamente autosuficientes, el centro de gravedad del poder político se encontraba, en las provincias, en manos de los que controlaban y poseían la tierra. Ejemplos de este tipo de sociedades son: las dinastías chinas, las civilizaciones de mesoriente y el mediterráneo y el mundo de la Europa medieval. Condiciones Previas Para el Impulso Inicial. La segunda etapa de crecimiento abarca las sociedades que se hallan en proceso de transición, pues requiere tiempo transformar una sociedad tradicional para que sea capaz de explotar las posibilidades de la ciencia moderna. Es en ésta etapa en la que los cambios tecnológicos se interiorizan en algunos procedimientos productivos de la agricultura y la industria y, paralelamente, donde se abren mercados nuevos y se inicia la competencia internacional. Para Rostow, la historia moderna vio surgir esta etapa de las condiciones previas como consecuencia de una intrusión externa de las sociedades adelantadas más que de manera endógena. Esa intrusión en las sociedades tradicionales es la que permite introducir “valores que son útiles” para el desarrollo posterior. Esos valores que vienen a desestructurar las antiguas sociedades tradicionales están relacionados con que el progreso económico es posible y que éste es una condición necesaria para la consecución de otros objetivos “igualmente convenientes”: la dignidad nacional, la ganancia personal, el bienestar general o un medio mejor de vida para la juventud. En este momento del desarrollo de la sociedad aparecen nuevos hombres (hombres de empresa) dispuestos a movilizar ahorros y a correr riesgos en

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busca de utilidades o de modernización. Se expande el campo de acción del comercio interno y externo. Surgen empresas manufactureras que utilizan nuevos métodos. Pero toda ésta actividad camina a ritmo lento en una economía y sociedad que se caracterizan aún por métodos tradicionales de baja productividad, por una estructura y valores sociales anticuados y por instituciones políticas de base regional. El rasgo decisivo de este momento fue de índole político. En efecto, es en aquel momento en el que surge el Estado-nación, centralizado y efectivo, y fundado en coaliciones de tipo nacionalista opuesto a los intereses tradicionales sobre tierras regionales. El Impulso Inicial. Esta fase es el intervalo en el que todas las limitaciones de la sociedad tradicional son, por fin, superadas. Las fuerzas tendientes al progreso, que antes se presentaban esporádicamente en la sociedad, ahora permean la sociedad entera. El crecimiento en esta fase llega a ser la condición natural. Durante el impulso inicial nuevas industrias se expanden con rapidez produciendo utilidades, de las cuales una gran proporción se reinvierte en nuevas plantas; y éstas nuevas industrias estimulan, a su vez, a través de la necesidad de obreros fabriles, de servicios en su ayuda y de más productos manufacturados, una mayor expansión en zonas urbanas y otras plantas industriales modernas. Se multiplica la clase de empresarios y así se orientan grandes corrientes de inversión hacia el sector privado. La economía hace uso de recursos y métodos de producción que no habían sido usados y explotados hasta el momento. Los cambios revolucionarios en la agricultura constituyen una condición fundamental para un exitoso impulso inicial, pues la modernización de una sociedad aumenta la demanda de productos agrícolas. La estructura económica básica y la estructura social y política de la sociedad se transforman, de tal manera que en lo sucesivo puede mantenerse un ritmo fijo de crecimiento. La Marcha Hacia la Madurez. Después del impulso inicial sigue un largo intervalo de progreso sostenido. De un 10 a un 20% del ingreso nacional

es reinvertido, lo que permite que la producción sobrepase el aumento de la población. A medida que se mejora la técnica, cambia incesantemente la estructura económica y se acelera el desarrollo de nuevas industrias, con procedimiento productivos cada vez más complejos. La economía nacional encuentra su lugar en el ámbito internacional, es decir, el país se especializa productivamente y se crea paralelamente un sistema de comercio interdependiente. En la etapa de madurez la economía pone de manifiesto la incorporación de suficiente capacidad técnica y de empresa para fabricar todo aquello que se necesite, aunque no todo lo producible en el mercado mundial. La Era de Alto Consumo en Masa. En ésta fase los sectores principales de la economía se mueven hacia los bienes y servicios duraderos de consumo. Para alcanzar éste nivel las sociedades debieron aumentar el ingreso real per capita a tal punto que gran número de personas obtuvieron un nivel de consumo que sobrepasó el de los productos básicos: habitación, vestido y sustento. En ésta fase la estructura de las fuerzas del trabajo cambia aumentando la proporción de la población urbana en relación con la población total y más tarde la proporción de la población empleada en oficinas o en labores fabriles calificadas -conocedora y ávida de adquirir los beneficios de consumo de una economía madura. Uno de los elementos claves en la consolidación de esta fase, según Rostow, es el surgimiento de un Estado benefactor, pues el Estado dirige gran parte de sus esfuerzos a incentivar y producir bienes de consumo duraderos y a la difusión de servicios de gran escala. Según el autor, el automóvil y, sobre todo, la implantación de la banda de montaje de Henry Ford son el punto culminante del desarrollo capitalista. Aunque la sociedad de alto consumo no esté exenta de altos y bajos, Rostow considera, en su capítulo Más Allá del Consumo, como el problema más difícil de solucionar el de “un estancamiento espiritual secular“ (Rostow; 1961: 25. La preocupación de Rostow es similar a la de Schumpeter respecto al futuro de la sociedad de libre mercado, para quien la dinámica del capitalismo se podía sintetizar como “un perpetuo huracán de destrucción creativa”. Para Schumpeter el sistema capitalista tiene una contradicción

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fundamental que, aunque Rostow la descubrió no supo, o tal vez, no quiso llevarla en sus reflexiones a los niveles que el primero lo hizo. Esa contradicción es la disolución de los valores llevada a cabo por la dinámica económica. Schumpeter dice en su Capitalismo, socialismo y democracia (citado por Heilbroner; 1992: 103): el capitalismo da origen a un marco racional de pensamiento que, tras haber destruido la autoridad moral de tantas instituciones, se volverá, al fin, en contra de la suya propia: el burgués descubre, para su sorpresa, que las actitudes racionalistas no se detienen ante reyes y papas sino que llegan a atacar la propiedad privada y todo esquema de los valores. La conclusión analítica de Schumpeter es que el sistema capitalista girará hacia un “socialismo burgués de gestión”. Sin embargo, lo anterior no constituye una crítica ra7ical del esquema de Rostow, más bien, parece una ampliación o, más precisamente, la adición de un escalón en un proceso que se entiende como natural o inherente a las sociedades. Algunas de las críticas más importantes que se pueden hacer al modelo de Rostow han girado en torno a: 1.

2.

3.

Rostow describe todas las sociedades atrasadas en términos de un tradicionalismo uniforme que iguala la China Imperial, los aborígenes australianos, los mayas o las civilizaciones tribales con la Europa feudal (Slater; 1995: 67); El desarrollo histórico de Europa y Norteamérica fue generalizado en una serie de etapas de crecimiento económico que todas las sociedades tienen que seguir. (Cómo se podría replicar la historia de Europa en otros lugares cuando los europeos mismos han alterado el contexto en el que la historia se desenvuelve? (Taylor; 1994: 8); El considerar que la etapa final de cualquier desarrollo es el consumo a gran escala o masivo desconoce de una manera inocente la gran cantidad de problemas sociales y ambientales relacionados con ese estilo de vida, que es, además, un ideal Occidental. Rostow pervierte abusivamente los sueños de todas las personas del mundo y cree que la vida buena está relacionada con la adoración al todo todopoderoso dólar. El texto de Rostow es casi como el manifiesto de, siguiendo a Marcuse,

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“un buen hombre unidimensional”, un hombre alienado al sistema que confunde la felicidad con el confort. Modernización geográfica o territorial Los geógrafos también se interesaron por las cuestiones de la modernización del espacio. Este interés por los problemas del desarrollo económico fue uno de los estímulos para el surgimiento de una tendencia conocida dentro del pensamiento geográfico como Ciencia Espacial que se constituyó en una verdadera revolución, en términos de los paradigmas, dentro de la ciencia geográfica (Claval 1998: 20). Hodder (1974) considera que los geógrafos se vincularon “tardíamente” en la tarea de teorización sobre los problemas del desarrollo económico. Hay por lo menos tres razones interconectadas que se pueden esgrimir para comprender esta tardanza, de acuerdo con Hodder (1974: 160). En primer lugar, la falta de interés entre los geógrafos por pensar los problemas del desarrollo se debió al enfoque ideográfico en el cual se privilegio la descripción de áreas únicas y que de paso evitaba la formulaciones teóricas y leyes universales sobre la organización del espacio, útiles para la formulación de planes de gestión de desarrollo. En segundo lugar, es claro que hasta hace poco los geógrafos dejaron de lado los enfoques descriptivos y se han interesado por enfoques explícitamente más teóricos, siendo que la gestión del desarrollo requiere una base teórica rigurosa. En tercer lugar, hasta hace poco (en el tiempo de Hooder) es que los problemas del desarrollo han dejado de ser exclusivos de los economistas y se ha reconocido que la gestión del desarrollo es una tarea interdisciplinaria. El esquema histórico de Rostow fue una de las bases para la constitución de los planteamientos sobre modernización o desarrollo espacial. La lectura geográfica de las fases de Rostow implicaba la existencia de una áreas centrales con un alto grado de modernización junto a, y rodeadas por, áreas deprimidas que se entendían como atrasadas en relación a las primeras. La modernización espacial, en su primera fase de teorización, entendió el desarrollo como una tarea de acercamiento de las áreas periféricas, atrasadas o rezagadas, a las áreas centrales. El acercamiento, en el sentido de hacer expedito el camino para los intercambios entre áreas centrales y periferias, era el vehículo para que las

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áreas rezagadas se beneficiaran de la difusión de las innovaciones tecnológicas procedentes de las áreas desarrolladas. Para el geógrafo suizo Torsten Hagerstran (1952 La Propagación de las Ondas de Innovasión, citado por Peet 1999: 84) el desarrollo no se expandía debido a las fricciones espaciales que la difusión de innovaciones experimentaba. Así, las áreas cercanas al origen de innovación experimentan cambios más tempranamente, mientras que aquellas más distantes lo experimentarán tardíamente. La distancia se entendió no solamente en el sentido absoluto del espacio, sino también en relación con las características especificas de los individuos de una sociedad dada que la hacía más abierta y apta para la adopción de innovaciones. La representación del tercer mundo que surgió de tales consideraciones fue la de un mundo compuesto por sociedades aisladas, parroquiales y técnicamente primitivas en las que el hambre, la enfermedad y la mal nutrición son problemas cotidianos. La modernización, en síntesis, fue vista como un proceso de difusión espacial, para el que era necesario la construcción de ciertas obras de infraestructura las cuales eran un requisito sine qua non para la constitución de superficies de modernización eficientes. Desde este punto de vista espacial la modernización se medía en relación con las siguientes variables (Peet 1999: 84): 1) el desarrollo de redes de transporte; 2) la expansión de los medios de información y comunicación; 3) el crecimiento de sistemas urbanos integrados; 4) el desplome de la ética tradicional; 5) la emergencia de una economía monetaria; 6) el desarrollo de la educación; 7) participación en formas no parroquiales de organización y actividad; 8) proximidad a, e interacción con, centros urbanos que actúan como concentradores, adaptadores y distribuidores de la modernización; y 9) movilidad geográfica o espacial. Las reflexiones sobre la modernización y el desarrollo espacial o territorial se fueron complejizando conforme se involucraron planteamientos de la economía y surgieron modelos de desarrollo regional como las que vamos a exponer brevemente.

Uno de los modelos más conocidos dentro de la ortodoxia de planificación del desarrollo regional ha sido el de Base Exportadora. En este modelo se considera que el desarrollo de una región, entendido como el aumento del nivel de producción y empleo, depende de la demanda exterior y las ventajas comparativas de ésta frente a otras regiones. Las regiones viven de la demanda externa y deben adaptarse a ésta para poder sobrevivir de acuerdo con Polese (1998). La idea es que cada región define una actividad básica sobre la cual sustentar su desarrollo. En este modelo surge el concepto de multiplicador regional, el cual hace referencia a la capacidad que tenga esa actividad para generar encadenamientos hacia delante y hacia atrás que posibiliten el fortalecimiento de la división regional del trabajo, el aumento de empleo y la retención de dólares en la región. Existen otros modelos que se han denominado Keynesianos. En estos modelos la inversión es por regla general la variable exógena que propulsa el desarrollo regional y el del resto del sistema, principalmente por su impacto en la propagación de la demanda. Adquieren particular importancia en estos modelos la inversión, el ahorro, el gasto del Estado y el consumo. La inversión para el crecimiento económico regional en estos modelos no se entiende exclusivamente como inversión en capital físico, sino también como inversión en social humano (espíritu de empresa, cohesión social, confianza de los individuos en sus instituciones, capacidad de innovación. Otra teoría de desarrollo regional o territorial, de acuerdo con Boiser (1993: 48), de incursión relativamente reciente (20 años) en el campo de la planificación es la “teoría de los tres procesos”. Bajo esta teoría se considera que el desarrollo regional depende de: •

En primer lugar de la participación de la región en el uso de los recursos nacionales, es decir, del mecanismo de asignación de recursos desde el nivel nacional, así como la posibilidad de generación de recursos propios. Este primer “proceso” es de características exógenas (en relación con la región entendida como un subespacio del Estado) y por tanto se da en función de las características del Estado.

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En segundo lugar, del impacto sobre la región del diseño y ejecución de políticas sectoriales y de tipo económico del nivel nacional. La regiones que lideren los proceso de diseño y en donde se ejecuten los proyectos serán, en teoría, más beneficiadas por el desarrollo económico y las que no participen simplemente se verán afectadas, positiva o negativamente por estas políticas sin poder de dominio sobre el destino sobre las mismas. Este “proceso” o elemento se refiere, por tanto, a la capacidad de negociación que tiene cada región en el contexto nacional. • En tercer lugar, de la capacidad de organización de la región. Este “proceso” o, mejor, elemento tiene que ver con lo que tradicionalmente se ha denominado Desarrollo Regional. Los dos anteriores elementos hacían referencia a características que no eran puramente propias de la región; en este se llama la atención sobre las cualidades regionales para el desarrollo que se entienden en términos de la “estructura político administrativa de la región, a la existencia de una burguesía competente, dinámica y honesta” (Boiser, 1993:50) así como otros elementos de capital social. La finalidad del desarrollo regional desde esta perspectiva es la de promover la diversidad dentro del país sobre la base de la realización de autonomías, entendidas como unidades productivas especializadas; o en otros términos, realizar el sueño de los economistas para los que el Desarrollo pasaba por la constitución de un sistema de producción con claras divisiones del trabajo. En palabras de Boiser (1993:51) el desarrollo regional es, en primer lugar, un proceso localizado de cambio social sostenido que tiene como finalidad última el progreso permanente de la región y la comunidad regional y de cada uno de los habitantes de ella; y, en segundo lugar, como un esfuerzo de concepción nacional que lleve al desarrollo del sistema de regiones”. La teoría antes mencionada surge del ILPES (Instituto Latinoamericano y del Caribe de Planeación Económica y Social), que ha sido la institución encargada de plantear los principales derroteros para el desarrollo regional en los Estados de América Latina. La figura más prominente de esta institución es el teórico del desarrollo regional Sergio Boiser. Los planteamientos de este autor pueden sintetizarse en dos texto: El Vuelo de la

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Cometa: una metáfora para una teoría del desarrollo territorial (1997) y Desarrollo Regional a Partir de la Construcción de Capital Sinérgico (1998). En la metáfora de la cometa se parte del supuesto de que el desarrollo (como crecimiento económico) de una región depende de factores exógenamente determinados (como la globalización o el estilo de desarrollo general de la economía capitalista) para los que la región debe estar preparada y dispuesta a afrontar y aprovechar en beneficios propio. Esas características externas que son las que marcan el destino de la región son “la brisa que permite volar la cometa”. Pero la cometa no está completa sino está compuesta, internamente, de ciertas características que tiene que ver con la actitud de los actores frente al cambio, pues estos se pueden asumir la actitud de trampero o convertirse en cazadores en busca del capital y oportunidades para la región. Esto último, que es básicamente Desarrollo Endógeno, se refiere a la construcción de la cometa, es decir una figura hexagonal compuesta por: recursos, actores, procedimientos, instituciones, cultura e inserción en el entorno. Aunque cada región posea unas características particulares debido a la combinación peculiar de sus seis lados, el objetivo del desarrollo en este planteamiento es el mismo: posicionar la región en un contexto más amplio y dotarla de las características para que ésta se ajuste y cumpla con las exigencias del, en términos generales, modo de desarrollo que propone el sistema económico general. (Se podría llamar a esta teoría como la teoría de las regiones snob. Particularmente interesante para lo que posteriormente analizaremos es la definición de desarrollo territorial como la ingeniería de la intervención territorial, que aunque el autor sostenga que se trata de un “proyecto político y societal colectivo”, esta definición encarna una visión profundamente técnica de la intervención para el desarrollo regional y, por supuesto, una visión instrumental del cambio social o de la generación de los diferentes capitales, a los que el autor en su Desarrollo Territorial a Partir de la Construcción de Capital Sinérgico(1998) denomina como capital: económico, cognitivo, simbólico, cultural, institucional, psicosocial, social y cívico. Esta clasificación de los capitales nos recuerda las ya

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mencionadas teorías de la modernización construidas para apoyar la economía del desarrollo y confirma además la relación que tiene estos planteamientos del ILPES con las formas tradicionales de pensamiento sobre el desarrollo. De hecho, uno podría argumentar que, en líneas básicas y teniendo en cuenta que ésta teoría del ILPES tiene lugar en el contexto de la Globalización y Modo de Desarrollo Informacional, se trata del mismo tipo de teorías, esta vez puestas una al lado de la otra para construir una sola: la teoría del desarrollo territorial (o desarrollo local como se llama actualmente), que como se dijo antes, tiene serias implicaciones pues parte de unas concepciones de la historia mecanicistas y poco reflexionadas. Para David Slater (1995), las ideas sobre modernización han sido construidas alrededor de tres componentes interrelacionados: •





Una visión acrítica del Occidente, en gran medida basada en una lectura selectiva de la historia de EE.UU. e Inglaterra; Un perspectiva de las sociedades tradicionales o no Occidentales que ignora sus propias historia, considerándolas a éstas como sociedades sin historia, y que mide su valor en términos de su nivel de occidentalización; y Una interpretación del encuentro Occidente no occidente que se base en la premisa de que las sociedades tradicionales (no occidentales) solo podrían progresar, volverse desarrolladas, deshaciéndose de sus tradiciones y estrechando relaciones con el Occidente.

LAS CRITICAS AL DESARROLLISMO DESDE LA ECONOMÍA POLÍTICA Para los críticos del sistema capitalista y toda su política y forma de tratar los problemas más graves, los economistas burgueses, como se suele etiquetar a los economistas liberales y neoliberales, desconocieron importantes elementos que impiden el desarrollo de los países pobres. Ese desconocimiento fue denunciado de muchas manera. Aquí resumiremos las dos más importantes de esas posiciones: la teoría de la dependencia y la teoría del sistema- mundo, aunque también se hará referencia la teoría del subdesarrollo (de inspiración principalmente anglosajona) y la escuela cepalina. Estas posiciones comparten muchos puntos de vista

respecto a las relaciones internacionales en la que se dan los procesos de desarrollo y subdesarrollo, que son básicamente visto como dos caras de la misma moderna. Veamos. La Teoría de la Dependencia El surgimiento de un pensamiento crítico respecto a la posición de los economistas tradicionales del desarrollo fue inaugurado por la CEPAL (Comisión Económica Para América Latina). Una de las figuras representativas de esta escuela fue Raul Prebish. La CEPAL basaba su enfoque en la demostración empírica del deterioro de los términos de intercambio que afectaba a los bienes primarios de los países de la periferia. El deterioro de los términos de intercambio se consideraba como un síntoma de la concentración de los adelantos del progreso técnico en el centro industrializado o, paralelamente, una menor capacidad de la periferia para acumular capital. La estrategia más conocida de la CEPAL fue la de la “industrialización por sustitución de importaciones”. Aunque, como lo sostiene Escobar (1998; 161), no puede negarse que la CEPAL puso en tela de juicio algunas creencias de la teoría económica ortodoxa (en particular la teoría del comercio internacional) y además se preocupó por el nivel de vida de las masas, para escuela cepalina el desarrollo se continuo viendo desde un ángulo economicista, es decir, como un proceso de acumulación de capital, crecimiento de la economía y progreso técnico. Las teorías Marxistas fueron las que, utilizando conceptos ideados en la CEPAL como el de centroperiferia, llevaron la crítica a la economía del desarrollo a puntos más altos. Una de las bases para la constitución de la teoría de la dependencia fue la teoría del subdesarrollo. Para estos teóricos, dentro de los que Blaut (1977) es un claro exponente, el subdesarrollo o la condición de atraso no era, como sostenían los economistas ortodoxos del desarrollo, una condición emanada de las cualidades o mejor de la carencia de cualidades de las sociedades calificadas como subdesarrolladas, sino un problema producido por las relaciones internacionales que el capitalismo comanda. Es decir, los teóricos críticos contradecían la idea de que las causas del subdesarrollo eran una cuestión interna de las sociedades o países pobres y que, por tanto, el

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desarrollo de una sociedad estuviera relacionado con un cambio interno, basado, por supuesto, en la ayuda externa. Blaut (1977: 310) sostiene que la esa ayuda nunca funcionó porque algunos se olvidaron que además de recibir la ayuda, que es principalmente financiera, hay que pagar: por cada dólar que entra en una economía hay por lo menos 2 dólares de ganancia, que no se quedan en el país sino que van a los países prestamistas. En la base de las formulaciones de la teoría del subdesarrollo hay una profunda negación, siguiendo con Blaut (1977: 310), a “la validez de los teoremas normativos sobre desarrollo y subdesarrollo, la existencia de unas sociedades tradicionales, el estado de ser subdesarrollado o desarrollado”. Para éste autor el subdesarrollo no es un estado, es ante todo un proceso en el que relaciones desiguales, violentas y etnocéntricas han favorecido la constitución de una sociedades centrales ricas y otras periféricas pobres. En este mismo sentido fueron las ideas de la Teoría de la Dependencia pues, como lo sostiene Peet (1999: 107) el mensaje básico de ésta corriente es que el desarrollo del Primer Mundo está basado en la destrucción externa: conquistas brutales, control colonial y saqueo de recursos, personas y excedentes del mundo no occidental. La estructura espacial de tal dicotomía de sociedades es la de un centro (un conjunto de países dominantes con un crecimiento económico autosostenido) al lado de una periferia (un conjunto de países dominados enfrascados en relaciones internacionales desiguales respecto a intercambios y poder político), que mantiene relaciones conflictivas de explotación en favor de los primeros. Los exponentes de la teoría de la dependencia (Furtado, Cardoso, Dos Santos) entienden el subdesarrollo no como una condición producto del tradicionalismo sino como un proceso de penetración violenta de las relaciones capitalistas en sociedades no occidentales; proceso que encarna, según Frank (citado por Peet; 1999: 109), tres contradicciones que son las que determinan a su vez la dependencia de los países pobres respecto a los ricos: 1.

La contradicción de la expropiación monopolista del excedente económico, que consiste en que los excedentes producidos en la

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economía dependiente no son reinvertido en el país mismo sino que son usados para adquirir, principalmente por parte de la elite snob de estos países, productos o servicios que sus contrapartes ricos ofrecen; 2. La contradicción de la polarización entre satélites (países dependientes) y metrópolis (países dominantes) se refiere a la consecuencia de la primera contradicción sobre la economía dependiente, una economía donde se invierte poco en la creación de las condiciones necesarias para el fortalecimiento de una economía productiva y justa; y 3. La contradicción del subdesarrollo estructural del sistema, que se refiere al conjunto de relaciones de producción a nivel mundial que hacen imposible, por las dos contradicciones anteriores, la salida de la condición de atraso. Los argumentos de la teoría de la dependencia llaman por una reconsideración de la forma tradicional de desarrollo y de las teorías de la modernización antes expuestas. La conclusión, en cuanto al estilo de desarrollo que las sociedades deben seguir a fin de romper las cadenas de la dependencia y el subdesarrollo estructural que el sistema capitalista genera, es que el real desarrollo de una sociedad empieza por hacer una ruptura radical con el sistema capitalista internacional. El desarrollo está dentro de las sociedades mas que afuera, en el fortalecimiento de sus aparatos productivos internos. Esta conclusión es similar, como la veremos posteriormente, a la de la auto dependencia alcanzado por Max Neef. La Teoría del Sistema Mundo Otra de las teorías opuestas a la ortodoxia desarrollista es la teoría del sistema-mundo. La teoría tiene sus orígenes en la escuela de los Anales, francesa, y sus mayores exponentes son el sociólogo Immanuel Wallerstein y el geógrafo Peter Taylor. Desde el punto de vista la historia de la humanidad ha sido la historia de la integración de minisistemas o, lo que es igual, la creación de un sistema mundial de una “sociedad única”. En la base de tal proceso de creación de un sistema mundo está la acumulación capitalista que constantemente amplía la frontera geográfica de su dominio. El argumento de la teoría del sistema-mundo es similar a la de la teoría de la dependencia para la que las situaciones

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de desigualdades en el desarrollo son una consecuencia de la integración conflictiva de las economías nacionales. Taylor (1994; 8) explícita este punto de vista de la siguiente forma: “el hecho de que unos países sean ricos y otros pobres no se debe a que recorren a diferente ritmo un supuesto camino universal que conduce a la opulencia; al contrario ricos y pobres hacen parte de un mismo sistema y experimentan diferentes procesos en el seno de ese sistema”.

Para Taylor esos diferentes procesos dentro del mismo sistema tienen una expresión geográfica, lo que hace que el sistema mundo capitalista esté compuesto por una estructura espacial tripartita, que está interconectada: el centro, un espacio con alta productividad, desarrollado, donde se acumula altas tasas de capital; la periferia, con características totalmente opuestas al anterior; y la semiperiferia, un espacio con características de ambos modelos espaciales. Lo importante de destacar de la teoría del sistema mundo es que su visión de las sociedades no es compartimentalizada y aislacionista, como lo eran las teorías tradicionales del desarrollo para las que la historia de una sociedad (=país) se podría leer independientemente del resto o sin tener en cuenta las relaciones de dominio político y económico que ejercen unas sobre otras. De acuerdo con Joe Painter (1995: 111), la teoría del sistema mundo tiene dos importantes discernimientos que son fundamentales, a nuestro entender, para el problema del desarrollo. En primer lugar, dice Painter, el postulado de “una única sociedad o una sociedad global”, es importante para tener una visión más crítica del desarrollo, pues las ciencias sociales tradicionales han asumido, erróneamente, que el mundo está compuesto por muchas sociedades, las cuales, a su vez, se han equiparado con países. En la teoría del sistema mundo la sociedad se ha vuelto global debido a la integración jerárquica de la actividad económica. En segundo lugar, dice el autor, la teoría del sistema mundo contribuye a derrumbar la idea o, mejor, el error desarrollista de considerar que todas las sociedades pasan por estadios históricos de crecimiento económico y que las diferencias se deben al lugar dentro del orden universal de desarrollo en que están los países. La existencia de

un solo sistema social, un sistema mundo, implica que todo los países mantengan relaciones con los otros y no actúen como entes aislados. Pero si el hecho de que en el mundo actual existen tantas disparidades en el desarrollo económico es producto de la creciente integración y apertura de las sociedades al exterior cual entonces es la propuesta para un desarrollo que esté basado en la equidad desde ésta teoría? Esa pregunta no la responde Taylor. DESARROLLO HUMANO A pesar de las importantes críticas que los teóricos de la dependencia y del sistema mundo lanzaron en contra de las visiones mecanicistas del desarrollo, éstos, en la visión de autor que expondremos a continuación, son parte de un discurso -economicista- que desconoce la dimensión humana. Eso implica que el desarrollo debe hacerse y buscarse a escala humana. El concepto de Desarrollo a Escala Humana se debe al economista chileno Manfred Max Neef, quien se desilusionó de las variadas alternativas de desarrollo propuestas desde diferentes ángulos. Para este autor tanto el liberalismo, el conservatismo y el socialismo tienen graves fallas a la hora de pensar un desarrollo que no sea puramente económico. Aunque las diferencias entre los enfoques son bien conocidas, el autor chileno enfatiza sus similaridades. En primer lugar, sostiene Max Neef, todos los enfoques aceptan el crecimiento como indispensable, aunque difieren en la forma y mecanismos más adecuados para la distribución de sus frutos. En segundo lugar, todos limitan sus inquietudes filosófico-políticas primarias a las relaciones de poder entre los hombres, a la vez que ignoran poder directo que, tanto la naturaleza como la tecnología al nivel existencial, son capaces de ejercer en el destino de la humanidad. En tercer lugar, todas cultivan una admiración ilimitada por la tecnología en cuanto instrumento para resolver problemas. Finalmente, están de acuerdo en que uno de los medio inevitables para lograr un destino humano superior reside en el control y dominio de la naturaleza, para lo cual la tecnología representa el arma principal¨ (Max Neef 1986: 4). Lo que él propone es superar esos mitos de los estilos de desarrollo tradicionales (incluidos los

Teorías del desarrollo

marxistas) y pensar un desarrollo a escala humana que se concentre y sustente en la satisfacción de las necesidades humanas fundamentales, en la generación de niveles crecientes de auto dependencia y la articulación orgánica de los seres humanos con la naturaleza y la tecnología, de los procesos locales con los comportamientos locales, de lo personal con lo social, de la planificación con la autonomía y la sociedad civil con el Estado. En este apartado solo nos centraremos en los planteamientos que el autor hace con relación al concepto de desarrollo a escala humana y dejaremos para temas posteriores sus reflexiones sobre la relación entre ambiente y desarrollo, aunque ésta sea una parte importante de la teoría del desarrollo humano en Max Neef. Según Max Neef los modos de desarrollo tradicionales no han resultado útiles por: Desconocen la sub-historia, es decir, son planes de desarrollo que se basan en las aspiraciones de las cúpulas y élites políticas y no tiene en cuenta los intereses del pueblo. 2. Son modelos de desarrollo basados en sistemas de pensamiento que desconocen la complejidad creciente de la sociedad en la que estamos viviendo. Esos son los sistemas de pensamiento que los tecnócratas adoptan para tomar decisiones. 3. Se interesan más por desestructurar las sociedades tradicionales. Así, diseñan programas para “concientizar” porque por alguna extraña razón se supone que el que sufre no sabe por qué sufre y al que le va mal no sabe qué lo aqueja. 4. Son modelos desarrollo obsesionados por construir un orden, sin entender lo que es ordenable ni lo que estamos ordenando. (Max Neef, 1997) Max Neef (1997: 44) analiza lo que son las necesidades humanas y los satisfactores. Para él hay unas necesidades fundamentales existenciales (relacionadas con el ser, el estar, el tener), por un lado, y axiológicas (subsistencia, afecto, protección, participación, ocio, creación, identidad y libertad), por el otro, que son interpretadas como constitutivas del ser humano. Por tal razón, él se 1.

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opone a la idea de que las necesidades crecen históricamente. Max Neef sostiene que lo que cambia son los satisfactores. Esos últimos si son culturalmente producidos y cambiantes en la historia de la humanidad. Ese carácter cultural y cambiante hace posible impulsar cambios en el tipo de satisfactores en beneficio de las personas y la naturaleza. Importante en su planteamiento es la perspectiva de necesidad no como carencia sino como potencialidad y sobre todo potencialidad para el desarrollo auto-dependiente, es decir, un desarrollo que se promueva desde el propio entorno, que lleve al desarrollo de recursos de una manera autónoma. Para Max Neef las necesidades humanas, la auto dependencia y articulación orgánica, son los pilares fundamentales que sustentan el desarrollo a escala humana y son la base para evaluar el grado de desarrollo de una sociedad. Ese desarrollo, a fin de ser útil debe apoyarse sobre una base sólida., cual es: el protagonismo real de las personas, que surge como la consecuencia de privilegiar tanto la diversidad como la autonomía de espacios en los que el protagonismo sea realmente posible. Lograr la transformación de la persona-objeto en personasujeto del desarrollo es, entre otras cosas, un problema de escala; porque no hay protagonismo posible en sistemas gigantísticos organizados jerárquicamente desde arriba hacia abajo. Ese último aspecto nos informa de los medios para construir un desarrollo a escala humana de acuerdo con Max Neef. Para él un desarrollo de este tipo implica una profunda transformación de la sociedad; una transformación social, cultural y de organización territorial de los poderes que el ya había expuesto es su reconocido texto de la Economía Descalza (1986). La idea básica de su estilo de desarrollo es la un desarrollo de tipo ecológico y humanista o más precisamente un ecoanarquismo humanista. Es ecológica porque se basa en la convicción de que los hombres, para realizarse, deben mantener una relación de interdendencia y no de competencia con la naturaleza y las demás personas. Es humanista porque sostiene que los humanos tienen conciencia de sí mismos y que realizan sus relaciones con la naturaleza y ellos mismos a través

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de la cultura. Es anarquista, pues se basa en el concepto que toda forma de concentración del poder (y todos los sistemas nos llevan a ello) aliena a la gente de su entorno natural y humano, la hace extraña en su territorio y limita o anula su participación directa y su sentido de responsabilidad, restringiendo su imaginación, comunicación información, capacidad crítica e imaginación. Esta es una manera radicalmente diferente de plantear el problema del desarrollo. Se trata de un desarrollo que propone superar la explotación de los más pobres y la naturaleza, mediante la introducción de una mentalidad que permita una integración interdependiente del hombre con la naturaleza que sea creativa y orgánica. AMBIENTE Y DESARROLLO Como queda claro con lo anterior, la preocupación por el deterioro ambiental fue uno de los elementos que Max Neef introdujo en el debate sobre el desarrollo. Claro, Max Neef no fue el primero que llevó a cabo esta tarea. De hecho, desde muy diversos ángulos se han tenido en cuenta las cuestiones del deterioro ambiental producido por la actividad humana; unas veces tales reflexiones han resultado en criticas radicales al sistema capitalista y en otras han sido cooptadas por los defensores del sistema (principalmente a través del concepto de desarrollo sostenible), lo que hace complejo el abordaje de todas las posiciones a este respecto. Empezaremos con los planteamientos “ecosistémicos” del desarrollo (la teoría liberal del desarrollo sostenible, como la llama Escobar en El Final del Salvaje de 1999). para posteriormente retomar a Max Neef, que hace una disquisición histórico-política o mejor antropológica del problema. El Desarrollo Sostenible Cuando se habla de desarrollo sostenible se pone como hito histórico-teórico el informe del Club de Roma sobre Limites del Crecimiento. Esa fue la puerta por la que empezaron a entrar y fortalecerse una serie de planteamientos sobre la relación entre economía - desarrollo -ambiente. El informe del Club de Roma fue una alerta sobre el futuro de la civilización humana. El problema que

se puso en evidencia en este informe fue si sería posible la permanencia de la especie humana siguiendo las formas de consumo y producción hasta ahora practicadas. Esa cuestión hace que el desarrollo sostenible se piense en relación con la especie, por lo que se denomina también como desarrollo humano sostenible. Las ideas sobre las que se sustenta el desarrollo sostenible son variadas: vienen de la biología (resilencia), la física (entropía), la ética (biocentrismo), y hasta de ideas próximas a las críticas que Max Neef hace, como veremos más adelante. Sin embargo, esas influencias diversas dentro del enfoque del desarrollo sostenible, entendido como un discurso liberal-ecologista, toman un carácter que deja mucho que desear de su pretendido criticismo, pues le apuestan a la idea de que dentro del sistema de relaciones sociales capitalistas se puede llegar a tener una relación armónica entre la naturaleza y la sociedad y que lo único que se necesita es un pequeño ajuste en la sensibilidad ambiental. La definición del desarrollo sostenible fue introducida en 1986 por la Comisión Mundial sobre el Ambiente y el Desarrollo de las Naciones unidas. Este se considero como un tipo de desarrollo que pretende “dejar a las generaciones venideras un ambiente sano, perdurable con menos pobreza y con estabilidad social y cultural” (Jiménez; 1997: 73). Los conceptos capitales de este planteamiento son, de acuerdo con lo propuesto en la Comisión Mundial sobre el Ambiente y el Desarrollo, los de sostenibilidad y equidad. La teorización se ha centrado en el primer aspecto, dejando de lado la segunda, pues implícitamente se cree que la economía capitalista funciona bien respecto a tal tema. La sostenibilidad de la que hablan los ambientalistas de las Naciones Unidas es la de los recursos y, por extensión de la producción. La sostenilidad se refiere al buen uso que debe hacerse de los recursos naturales o patrimonio natural para no sobrepasar la capacidad de renovación natural del mismo o provocar daños irreversibles. La resilencia es el concepto clave aquí. Por resilencia se entiende la capacidad de un recurso o ecosistema

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para soportar una actividad productiva y a partir de la cual se pueden conocer los “niveles óptimos de explotación”. El objetivo de conocimiento de tales niveles es garantizar rendimiento perdurables que se han expresado tradicionalmente como “máximo rendimiento sostenido” o “máxima capacidad de explotación” (Jiménez; 1997: 77). Son esas ideas, bien intencionadas por supuesto, las que se han hecho famosas en la planeación ambiental de hoy y de las que se desprenden regulaciones de la actividad económica. Esa regulaciones son producto de arreglos internacionales entre Estados, que se han comprometido en varias de las cumbres sobre los problemas ambientales (Estocolmo, el Informe Brundtland sobre nuestro futuro común y la Cumbre de Río de Janeiro). No es nuestro interés mostrar lo que cada una de esa cumbres y sus respectivos informes establecieron. Baste solo con mostrar la “aplicación” y concepción del concepto de desarrollo sostenible en nuestro país. Los puntos que a continuación se presentan son los principios básicos del desarrollo sostenible en Colombia, tal como lo estableció la política del salto social de 1997, que, dicho sea de paso, es una copia fiel de la declaración de Río de Janeiro: 1.

2.

3.

4.

Desarrollo humano sostenible es la forma de desarrollo que propende por el mejoramiento de la calidad de vida de las personas y protege el derecho de las generaciones presentes y futuras a llevar una vida saludable y productiva, acorde con la conservación de un ambiente sano. Precaución: cuando exista peligro de daño grave e irreversible sobre los recursos naturales renovables, ni el Estado ni los particulares podrán alegar la falta de certeza científica absoluta, como justificación para postergar la adopción de medidas eficaces que eviten el peligro o la degradación ambiental Sustitución: se deben formular nuevos parámetros de prosperidad mediante los cuales se eleve el nivel de vida de la población y se logre una mayor eficiencia en la producción, sustituyendo los esquemas de consumo vigentes por modalidades sostenibles. Capacidad de carga: en la ejecución de cualquier actividad que se desarrolle en los diferentes ecosistemas del país, en especial en las áreas

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protegidas, se considerará, de manera prioritaria la capacidad de los ecosistemas para soportar las presiones y para recuperar su estado original de equilibrio dinámico o de máxima productividad. 5. El que contamina, paga: las autoridades fomentarán la internalización de los costos ambientales, teniendo en cuenta el criterio de que el que contamina debe cargar con los costos de la contaminación y con los gastos requeridos para prevenir o corregir el deterioro, sin el perjuicio de las sanciones legales a que haya lugar. 6. Los estudios de impacto ambiental serán instrumentos básicos para la toma de decisiones y para la planificación ambiental cuando la ley y los reglamentos exijan su presentación. 7. La utilización y el aprovechamiento de los recursos naturales deben hacerse en forma eficiente y equitativa, con arreglo al interés general y según el orden de las prioridades de uso establecidas en la legislación. 8. La acción para la protección y recuperación ambiental del país es una tarea conjunta y coordinada entre el Estado, la sociedad civil, la comunidad, las organizaciones no gubernamentales y el sector privado. 9. En general, el proceso de desarrollo económico y social del país se orientará según los principios universales contenidos en la Declaración de Río de Janeiro y la política ambiental colombiana se guiará por los principios generales ambientales previstos en el articulo de la Ley de . (Ministerio del Medio Ambiente. 1997) Pero la pregunta que surge es si la promulgación de las leyes contribuirá realmente a un cambio del estilo de desarrollo del que nacieron las reflexiones sobre los problemas ambientales. Para autores más radicales como Steve Marglin en su Alternatives to the Greening of Economics (1992; citado por Escobar; 1999: 81), una relación armónica con la naturaleza no es posible dentro del capitalismo, pues no se puede reconciliar el crecimiento económico y ambiente. El ambiente o naturaleza están contaminadas por la cultura economicista de la modernidad capitalista, este queda reducido a una mercancía y pierde todo valor vital. Ese es un problema cultural que la formulación de las leyes no puede solucionar.

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Ecodesarrollo Anarquista Lo que puede solucionar el problema ambiental, es un cambio de la cultura entera de occidente. Esto es lo que analiza Max Neef en su Economía Descalza (1986). Para el autor chileno, el fundamento del problema que afronta la humanidad es su cultura, pero no solo su cultura capitalista sino, más profundamente, su herencia judeo cristiano basada en el mito original de que la naturaleza es un regalo otorgado por Dios a los hombres para que estos la apropien, dominen y exploten. El mito puede denominarse antropocentrismo. Ese mito antropocentristas hace parte de todas las formas de pensamiento que se han constituido en sistemas políticos de gran alcance, es decir, de tanto los regímenes liberales como de los socialistas. Es por eso que Max Neef (1986) dice que los estilos de desarrollo hasta el momento han sido esencialmente del tipo: vandálico. Para él, las formas de organización socio-económicas y políticas actualmente vigentes, son esencialmente antagónicos al logro de la armonía entre la Naturaleza, la sociedad y tecnología. Mucha de la culpa la tienen los economistas. Ellos introdujeron en la sociedad una obsesión por obtener más y más sin preocuparse de las consecuencias de tal actitud. Max Neef dice: cuando la ciencia económica surgió, intentando imitar la cientificidad de las ciencias naturales, partió en primera instancia en la creencia de un orden y no de un caos. Uno de los procesos caóticos que existen en la realidad es la producción de desperdicios o entropía en el entorno. Para los libros de texto que los economistas manejan el último eslabón en el proceso productivo es el del consumo. Pero en la realidad el último eslabón son los desperdicios. Esa dimensión fue tan olvidada, a pesar de las referencias a la escasez, hasta el punto que la teoría económica capitalista se concentró en la eficiencia y la productividad sin tener en cuenta los desastres ecológicos que esto implica. (Max Neef: 1986)

La cultura de la economía capitalista, al centrarse en la eficiencia y el crecimiento, creó de paso, una obsesión por querer más. Lo bueno se equiparó y se equipara a más y más. La justicia

social bajo este esquema se alcanzaría mediante la producción de más por medio del cual la gran mayoría se vería beneficiada de este auge por goteo. Como ya se referenció anteriormente, la conclusión de Max Neef al observar el panorama de los diferentes enfoques y prácticas del desarrollo es que se debe construir una sociedad que se desarrolle sobre la base de lo que él llamó el eco-anarquismo humanista, en el que se haga una verdadera revaloración de las personas y de la naturaleza. COMO SE MIDE EL DESARROLLO Los índices que se presentan a continuación son de inspiración variada y, en la mayoría de los casos, recogen preocupaciones surgidas de enfoques diversos. Empezaremos con los más tradicionales y ortodoxos hasta llegar a los mas sofisticados, para luego exponer las críticas más comunes que se le han hecho a las medidas del desarrollo. En las sociedades capitalistas el desarrollo se mide principalmente a través de tamaño de la economía, o sea, el Producto Interno Bruto (PIB) y el crecimiento económico. El PIB es el total final o anual de bienes y servicios producidos por una economía. Así entonces el país más desarrollado es el que tiene un PIB per capita más elevado (Ingreso per capita). El crecimiento económico considera la ampliación o disminución del tamaño de la economía, es decir, del PIB. Entonces, el país que tenga un crecimiento constante y alto del PIB es un país desarrollado o se está desarrollando. Los datos más recientes (1990) dicen que hay 49 países pobres con un PIB per capita de menos de 730 dólares anuales; 58 países de medio ingreso con un PIB per capita de entre 770 y 8210 dólares anuales; y 25 países de alto ingreso con un PIB per capita de entre 9700 y 40630 dólares anuales. Esa ha sido la manera más tradicional de la medición del desarrollo, pero con las críticas al economicismo y la vinculación de otras dimensiones relacionadas con el desarrollo humano, los índices se han ampliado o, como dirían otros, han colonizado otras esferas de la vida. Entre los índices no economistas están los siguientes

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Nivel de Vida: este índice mide la pobreza, la expectativa de vida, consumo de calorías, mortalidad infantil, población por médicos, educación secundaria, uso de energía comercial y eléctrica. Índice de Desarrollo Humano: mide el desarrollo en términos de: •

Longevidad (expectativa de vida al nacer) • Conocimiento: alfabetización y promedio de años en la escuela; • Suficiencia de Ingresos: proporción de población con suficientes ingresos para llevar una vida digna. • Servicios sociales en general • El programa de las Naciones Unidas calcula también el “Índice de Libertad Humana”, un índice surgido de las criticas de algunos quienes sostenían que las expectativas de vida o el nivel de alfabetización, variables propias de las formas tradicionales de medir el desarrollo, podían ser altas en una prisión bien manejada. En este índice se toma en cuenta: • La participación política; • La aplicación de las leyes; • La libertad de expresión; y • La no discriminación. Uno de los índices más complejos utilizados para medir el desarrollo son los elaborados por Richard Estes denominados Índice Internacional de Progreso Social (The International Index of Social Progress).o Índice Ponderado de Progreso Social (the Weighted Index of Social Progress WISP-) Índice Internacional de Progreso Social (The International Index of Social Progress -ISP-) Índice Ponderado de Progreso Social (the Weighted Index of Social Progress -WISP-) es una herramientas elaboradas desde 1974 para medir el desarrollo. Richard Estes de la facultad de Trabajo Social de la universidad de Pennsylvania fue el principal gestor de tal índice. Este índice mide el desarrollo económico, condiciones sociales y políticas y la habilidad de la naciones para producir servicios de bienestar para sus ciudadanos.

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En las últimas investigaciones llevadas a cabo por los colaboradores de Estes, que cubren un periodo entre 1970 al 1990, el grupo de los diez países mas desarrollados fueron: Dinamarca, Noruega, Suecia, Austria, Holanda, Francia, Alemania, Italia, Finlandia y Bélgica; mientras que los peores dentro del índice fueron: Etiopía, Mozambique, Angola, Chad, Guinea, Somalia, Sierra Leona, Níger, Afganistán y Malí. Esta jerarquización de países fue obtenido por Richard Estes (1992) usando datos disponibles acerca de 46 diferentes factores para cada país: porcentaje de personas matriculados en la escuela en primer grado; porcentaje de personas matriculados en la escuela que completan la educación primaria; porcentaje de personas matriculados en la escuela en segundo grado; porcentaje de personas matriculados en la escuela en el tercer grado; porcentaje adultos alfabetizados; porcentaje del pib invertido en educación; tasa de mortalidad infantil por 1.000 al nacer; médicos por cada mil personas; expectativa de vida a 1 año; tasa de mortalidad infantil menor de 5 años; suministro de calorías diarias per capita con respecto a un % requerido; porcentaje de niños vacunados al primer año de edad; porcentaje de niños vacunados al primer año de edad, (sarampión); expectativa de vida femenina al nacer; porcentaje de mujeres adultas alfabetizadas; porcentaje de mujeres casadas que usan contracepción; tasa de mortalidad materna por 100,000; porcentaje de mujeres matriculadas en la primaria con respecto al porcentaje de hombres; porcentaje de mujeres matriculadas en la secundaria con respecto al porcentaje de hombres; gasto militar en relación con el PIB; PIB per capita en dólares; tasa anual de inflación; producción per capita de alimentos; deuda externa publica con respecto al PIB; población total; tasa neta de natalidad por 1,000 personas; tasa neta de mortalidad por 1,000 personas; tasa de crecimiento poblacional; porcentaje de población menor de 15 años; porcentaje de población mayor de 60 años; porcentaje de tierras arables; índice de vulnerabilidad a desastres naturales; promedio de muertes anuales debido a desastres naturales por 1 millón de personas; índice de violación de derechos políticos; índice de violación de libertades civiles; índice compuesto de sufrimiento humano; tiempo transcurrido en años desde la expedición de la

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primera ley sobre vejez, invalidez; tiempo transcurrido en años desde la expedición de la primera ley sobre enfermedad y maternidad; tiempo transcurrido en años desde la expedición de la primera ley sobre lesiones de trabajo; tiempo transcurrido en años desde la expedición de la primera ley sobre desempleo; tiempo transcurrido en años desde la expedición de la primera ley sobre pensión familiar; el porcentaje mas alto de personas dentro de un país que comparten una lengua; porcentaje mas alto de personas que comparten la misma lengua materna; porcentaje mas alto de personas que comparten las mismas creencias religiosas; porcentaje mas alto de personas que comparten el mismo origen racial o étnico. Además de las anteriores variables Estes tiene en cuenta el tamaño poblacional de los países y encuentra que los países desarrollados tiene, comparativamente un promedio bajo de tamaño poblacional (18.4 millones de personas. La conclusión de Estes es que las naciones desarrolladas y que juegan papeles importantes en el contexto global tiene una población baja, son culturalmente homogéneas, tiene una larga historia de independencia política,altos niveles de cooperación económica y estabilidad política y usan poco de su presupuesto nacional en cuestiones de defensa militar. A pesar de la sofisticación de este índice y de las buenas intencionadas razones que encarna, éste no deja de ser un modelo normativo y no solo de análisis o comparación. Estas nociones de desarrollo establecidas por los diferentes índices definen explícitamente los proyectos de intervención en los países “subdesarrollados”. Uno de los argumentos en favor de la intervención es el supuesto éxito que los países pobres han obtenido al elevar su nivel de vida en cuestión de 30 años en los que se han implementado los planes de desarrollo fundamentados en los diagnósticos del norte. Los países del norte dicen que alcanzar los grados de desarrollo que los países del sur han logrado a ellos les costó 100 años. A pesar de la sofisticación y de lo bien intencionados de los índices los datos deben ser leídos cuidadosamente. En primer lugar, las

agencias internacionales reportan lo que puede ser medido usando los mecanismo estadísticos convencionales y quien establece que es lo convencional es el “Primer Mundo”. Los índices no tiene en cuenta la subhistoria, la historia invisible o las economías, como las llamaría Max Neef, descalzas, que son precisamente las de los países considerados y medidos como pobres. El PIB, por ejemplo, mide la parte de la producción vendida en el mercado formal, el gasto en consumo, la inversión interna bruta, la compra de bienes y servicios por parte del Estado, quedando por fuera los productos consumidos dentro de la familia, los intercambios informales dentro de las comunidades, los cuales son una parte importante de las relaciones sociales de intercambio y consumo en la mayoría de los países “pobres”. Paralelamente muchos de los datos y actividades no reportadas son llevadas a cabo por mujeres. Esto no cuenta cuando se habla de economía. Igualmente, la educación solo se mide en términos del número de personas vinculadas a la “escuela” excluyendo las instituciones de socialización y educación no formales, pero fundamentales, en muchas de las culturas consideradas como subdesarrolladas. El consumo de energía no toma en cuenta la utilización de energías tradicionales y alternativas como son los excrementos de animales o la energía eólica y solar. Una de las críticas más comunes es la que las cifras que se dan para clasificar a los países desconocen las grandes diferencias que existen entre los países pobres, que son profundamente amplias. Las cifras muestran al “Tercer Mundo” como un espacio homogéneo. En efecto, las desigualdades en cuanto a la distribución del ingreso, la repartición de la propiedad, el acceso a servicios sociales son mucho más amplias en los países del tercer mundo. En éstos hay una sociedad dual compuesta por una diminuta clase pudiente rodeada y, a veces, amenazada por una gran cantidad de personas pobres. Brasil, considerado como un país de ingresos medios y subdesarrollado, es el país con la más altas diferencias sociales internas: el 20 % más rico de la población recibe el 67 % del total del ingreso el 20% más pobre recibe el 2,1 %, gracias a

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esto Brasil se ha dado en llamar “Bel-india”, como una manera de expresar esa condición de extrema desigualdad. Otro tipo de crítica, hecha por Max Neef, es a la visión mecanicista y simplista de la demografía que hay en los índices, que considera a las personas en términos absolutos sin detenerse en la consideración de la manera desigual en la que consumen. No consume igual un norteamericano que un Hindú. Max Neef propone medir la población y de paso las capacidades del planeta en términos de ecosones (personas ecológicas. Esta sería una medida estadística basada en los requerimiento reales en términos del ambiente para que una persona supliera sus necesidades con dignidad. Esa medida indicaría cuántas personas realmente (ecosones) hay en el mundo y ayudaría a evidenciar las diferencias que hay entre las personas respecto al consumo que hacen del ambiente. Otro tipo de crítica, si se quiere más radical en contra de los índices que miden el desarrollo, es que esto no dicen nada acerca de la buena vida y miden, en cierto grado, el nivel de enajenación y vaciamiento de las personas de los países del “tercer mundo”. Además, como se verá más adelante estos índices hacen parte de unas instituciones de poder global que establece jerarquías autorefentes o etnocéntricas que, a su vez, apoyan las prácticas que han hecho posible la degradación de la vida de millones de personas alrededor de todo el mundo, que han hecho posible la invención del “tercer mundo” como dice Arturo Escobar. EL POSTDESARROLLO En los últimos años, el concepto de desarrollo ha sido ampliamente criticado y ha quedado inmerso en el debate más general de las ciencias sociales sobre modernidad “versus” postmodernidad. El concepto y especialmente las prácticas que encarna el discurso del desarrollo han sido analizadas, o mejor deconstruidas, dentro del pensamiento posmoderno y más precisamente posestructuralista, llevando los argumentos hasta sus últimas consecuencias, esto es, hasta la intención de remplazar el concepto y formular nuevas prácticas sociales futuras. El conjunto de reflexiones, de quien el colombiano Arturo Escobar es una de sus

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más connotadas figuras, ha llevado, entonces, a plantear lo que se ha dado en llamar posdesarrollo. A continuación nos referiremos brevemente a este enfoque sin el cual una discusión sobre el desarrollo quedaría incompleta. La base teórica del posdesarrollo como se dijo anteriormente es el pos-estructuralismo encarnado en la figura de Foulcault quien a su vez se base en reflexiones anteriores sobre los “perjuicios” de la razón moderna que pasan por Nietzsche, Husserl, Heidegger, Horkheimer, los planteamientos postcolonialistas de Fanon, la teoría de la dependencia intelectual de Fals Borda y Alatas, entre otros. (Peet; 1999. El punto de partida de las reflexiones post-estructuralistas es la relación entre Poder-Verdad-Conocimiento que puede ser detectadas y deconstruidas en todas las prácticas modernas, ya sea en la ciencia, la familia, las instituciones sociales, etc. Los Postestrucuralistas prestan gran atención a los discursos construidos dentro de la sociedad y consideran que estos son tan importantes para mantener una sociedad funcionado como la materialidad de las relaciones de producción. Esta es una visión de la sociedad como texto, que no niega la existencia de las demás dimensiones que hacen posible la constitución y mantenimiento de la sociedad. Para los posestructuralistas, como Escobar, el desarrollo es un discurso y el subdesarrollo es su más grande y fatal obra. Aunque esto suene similar a los planteamiento de la teoría de la dependencia y del subdesarrollo, la conclusión de Escobar tiene un recorrido muy diferente. Partiendo de Foulcault, Arturo Escobar, principalmente en su libro La Invención del Tercer Mundo (1998), hace una genealogía del discurso del desarrollo a través de tres ejes o estrategias que Peet (1997: 76) describe así: 1. La creación de anormalidades o problematización

de fenómenos, es decir, la progresiva incorporación de ciertas situaciones como anormalidades (la creación de categorías como desarrollado y subdesarrollado; tradicional y moderno) que deben ser tratadas mediante intervenciones especificas, lo que resulta en un la creación de un poder que viene a reforzar los ya existentes en la mayoría de los casos;

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2. La profesionalización del desarrollo; es decir, la

puesta en términos científicos (léase pretendidamente neutrales y objetivos) que apunta a la creación de un régimen de verdad y normas o a un campo de control del conocimiento 3. La institucionalización del desarrollo, es decir la formación de una red de sitios de poder que usan el conocimiento para inclinar a las personas a comportarse y pensar de cierta manera. Estas instituciones van desde el Banco Mundial, el Fondo Monetario Internacional, hasta las universidades prestigiosas del Primer Mundo. Vale la pena ampliar cada uno de los puntos anteriores. Empecemos con la creación de la anormalidad llamada subdesarrollo. Para Escobar el concepto de subdesarrollo es producto de la representación abusiva que los conquistadores Occidentales fueron forjando de los pueblos diferentes. Esa representación profundamente etnocéntrica se basaba en una perspectiva de lo no occidental como, básicamente, atrasado, ignorante, pobre, bárbaro etc. Ese es un pensamiento que se hace explícito en la mayoría de pensadores europeos y americanos, desde presidentes hasta filósofos. Lo no occidental debía ser malo, desde el punto de vista de esta representación, y por tanto debería ser modificado por aquellos que se consideraban poseedores de un mejor estilo de vida y pensamiento. Nace, aparejada esta visión del otro como atrasado y pobre, la idea de la misión y de paternalismo que se mantiene hasta hoy. Esa representación de los no occidentales como subdesarrollados, como no occidentales, se hizo mas fuerte después de la segunda guerra mundial. Escobar (1998: 19) recuerda un discurso de Harry Truman como el primer gran impulso en la construcción de los que fue ha llamarse posteriormente “economía del desarrollo”. En ese discurso de 1949, Truman, de acuerdo con Escobar, hace un diagnostico de las condiciones de miseria, enfermedad, primitives que hay en ciertos países y como, con la sabiduría alcanzada por ellos (el mundo desarrollado) se podrían sacar de esta situación. Esa doctrina Truman inauguró una nueva comprensión y manejo de los asuntos mundiales, en particular de aquellos países económicamente menos desarrollados, que a su vez desembocó en la preparación de un sinnúmero de profesionales

especializados en la solución de los problemas de estos países. Aquí estamos en la segunda parte de la estrategia de construcción del discurso del desarrollo. Surgieron pues una serie de profesionales cuyo interés fue aliviar los “pesares” de aquellas masas de pobres e ignorantes que habitan el Tercer Mundo. En este proceso, denuncia Escobar (1999), fue apoyado por la antropología para el desarrollo, es decir, la antropología técnica cuyo interés fue el de la modernización de las culturas tradicionales. Pero no solo la antropología participó en esta estrategia. Como quedó claro cuando se mencionaron las diferentes teorías de la modernización, casi todas las ciencias sociales aportaron. Escobar se centra en los aportes de la economía y reconstruye el camino que tomo la economía para constituir un campo de saber especializado llamado la economía del desarrollo. Ese conocimiento, que aquí no estamos dispuestos a desglosar, fue a apoyar una serie de instituciones, en primer lugar educativas (universidades, institutos de investigación) y luego instituciones globales y nacionales de intervención para el desarrollo o de gestión del desarrollo (FMI, BM, los Ministerios de Desarrollo. Este último aspecto es el que Escobar considera como la institucionalización del desarrollo. Esas instituciones son las que llevan a la práctica las ideas de desarrollo y las que, de forma directa, las que han creado esa realidad social denomina como subdesarrollo. El siguiente cuadro resume la argumentación de Escobar en torno a la construcción del discurso del desarrollo y de la realidad social suddesarrollada. El discurso del desarrollo ha destruido las practicas y cultura de las comunidad, imponiéndoles patrones de pensamiento y actividad que no hacen parte de su mundo, de sus necesidades. El discurso del desarrollo privilegia lo global, la creación de una única comunidad ligada por lazos instrumentales. Lo local ha sido destruido y solo tiene validez en relación con una red de lugares jerárquicamente comandados. Escobar analiza los diferentes estilos de desarrollo desde los economicistas hasta los marxistas y ninguno le satisface, pues no han sido radicales a la hora de pensar al otro, es decir, siguen considerando el desarrollo como un derecho que el otro debe tener, sin pensar si éste lo desea. De

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manera injusta, sin embargo, Escobar pone en el mismo saco, el saco de la modernidad, a una serie de teorías muy disímiles pero que él encuentra acríticas con respecto al concepto mismo de desarrollo. Para él los planteamiento modernistas (léase, otra vez, liberales, keynesianos, estructuralistas, marxistas) comparten los siguientes rasgos: Una perspectiva linear de la historia en la que el Occidente se muestra como el camino histórico a seguir por los países pobres; 2. Un acuerdo que lo que asegura el desarrollo es el ejercicio de la racionalidad humana, especialmente la aplicación de la ciencia a la producción; 3. Una defensa de valores como la libertad, la justicia y la igualdad de acuerdo a como son entendidos en occidente; y 4. Una premisa instrumental de que los medios están separados de los fines y que las consideraciones morales se aplican más a los fines que a los medios (Peet; 1997: 78. La propuesta post desarrollista, que Escobar define en el último capítulo de su Invención del Tercer Mundo, es sintetizada por Peet (1999: 151,152,153) , apoyándose en otros posdesarrollistas, en tres aspectos: 1.

Pluralismo Radical. Es un reconocimiento a la validez de todas y cada una de las culturas, que lleva a un reconocimiento de lo local, tanto como entorno de vida como de acción política. Los postdesarrollistas, contraponiéndose a los eslogan más comunes de la globalización, dicen: piensa y actúa local. Estilo de Vida Simple. Esto se presenta en dos sentidos. El primer sentido es el ecológico que considera que la buena vida no tiene nada que ver con el consumo ni el deterioro de la naturaleza, sino con su cuidado y su respeto. El segundo sentido es el espiritual que considera que la vida del hombre no puede ser vaciada por intereses puramente consumistas o materiales. Una vida simple implica una economía de justicia, descentralización y felicidad humana combinada con crecimiento moral y espiritual.

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Revaloración de las sociedades no capitalistas. La idea básica aquí, dice Peet, es que la vida en el mundo no desarrollado no era tan mala a pesar de todo. Las comunidades campesinas o indígenas, de acuerdo con esta perspectiva, no tiene nada que envidiarle y más bien tienen mucho que enseñarle a las sociedades modernas caracterizadas por los problemas ambientales, las adiciones tecnológicas, los embotellamientos. En esas sociedades había, según los posdesarrollistas, mas tiempo para el disfrute aunque paradójicamente no fueran económicamente “productivas”. En general, los postdesarrollistas rechazan la manera de pensar y el modo de vida producido por el desarrollo moderno, en favor de una revitalizada versión de filosofías y culturas no modernas o no occidentales. El posdesarrollo, en un primer acercamiento, parece tener una gran afinidad con los planteamiento del anarquismo y su visión de la vida lejos de los grandes centros de poder, de la descentralización como modo de organización territorial de la sociedad y, mas especialmente, con las ideas de no gestión y no intervención de poderes extralocales. Una de las críticas más recurrentes que se le hacen a los enfoques postdesarrollistas y postestructuralitas es que, a pesar de su sólida argumentación, tienen problemas para formular algo aplicable a la sociedades modernas, a los espacio urbano, a las grandes metrópolis. Sin embargo, los posestructuralistas parecen ser concientes de esto y se interesan particularmente por plantear soluciones para el tipo de sociedades aún no involucradas en las relaciones capitalistas, en pensar mas en los espacios no colonizados por la globalización. Su perspectiva en ultimas tiende a una revaloración de lo local, del lugar, del bioespacio. CONCLUSION El concepto de desarrollo tiene una gran potencia. Sobre este concepto, cualquiera sea su acepción, se han construido diferentísimos proyectos que han afectado, positiva y negativamente, la vida de las personas alrededor del mundo. En efecto, la mayoría de las personas que han vivido y vivieron en el planeta, al menos en los últimos 80 años, han conocido la “experiencia del desarrollo”, entendido como práctica, discurso, ideología, de la modernización, del progreso. El

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objetivo de la modernización y de la experiencia de desarrollo ha sido, eso dice su discurso, el de mejorar la vida de las personas. Como hemos visto, el medio más aceptado de mejoramiento de la vida, de desarrollo, ha sido el crecimiento económico idea fortalecida hoy con la política neoliberal-, para el cual se necesitan una serie de condiciones (sicológicas, sociales, espaciales, institucionales) de las cuales, a su vez, se ha desprendido un modelo normativo, que piensa a la historia como fases insoslayables y al hombre como siendo el mismo en todo los lugares. El modelo instituido como el apto, bueno, útil, es el de las sociedades del “primer mundo” y la práctica y política “recomendada” para quienes aún están en “condición de subdesarrollados” ha sido la de la imitación. Sin lugar a dudas, ese modelo normativo, que ha tenido muchas matices y aderezos en su historia, está plagado de etnocentrismo e imperialismo. Empezar a ver las relaciones de poder que se entretejen detrás del concepto de desarrollo, como crecimiento económico, es un buen punto para formular una alternativa más acorde con las condiciones reales de vida en nuestros países y para revalorar nuestra condición a partir de una representación de nosotros que no sea impuesta desde afuera. Paralela a esa idea de desarrollo como crecimiento económico del país, está la idea de gestión para el desarrollo a escala nacional, entendida como sinónimo de país en las formulaciones expuestas a lo largo del texto. Las críticas al desarrollismo y la incorporación de otras dimensiones, olvidadas, al concepto de desarrollo (la ambiental, la de las relaciones de poder internacionales, etc.) han llevado a que cada vez se baje la escala cuando se piensa en producir el bienestar de las personas. En efecto, cuando se hablaba, principalmente, de desarrollo a escala humana y del posdesarrollo, se abogaba por un estilo de sociedad basada en lo local, en la auto dependencia y, de paso, se criticaba los gigantismos en las gestiones llevadas a cabo tradicionalmente. Lo curioso de este aspecto en la historia del debate del desarrollo es que la idea de revaloración de lo local también ha sido cooptada y adaptada (y de paso desprovista del carácter alternativo con que nació) por los desarrollistas. Hoy se habla de desarrollo endógeno, local y de base, dentro del esquema de pensamiento economicista. Esto nos demuestra la gran capacidad que tiene el sistema para despojar

cierto conceptos críticos y alternativos de su contenido político, por medio de la cooptación. En efecto, un desarrollo desde adentro, basado en satisfacción de las necesidades humanas y en la consecución de la felicidad de las personas, significa “empoderamiento” de las mismas, es decir, autodeterminación, auto dependencia, creatividad y manejo propio de su espacio. Sin embargo, cuando desde ciertas instituciones estatales, económicas, académicas, se habla de desarrollo desde abajo, local o endógeno, no se piensa en otro contexto que el de las relaciones sociales y económicas establecidas y en un impulso a las fuerzas económicas capitalistas, esta vez, desde otra escala. A pesar de su cooptación, lo local, el bioespacio, el lugar de las comunidades, parece ser el medio propicio para promover el mejoramiento de la vida de las personas según su propio idea y para contrarrestar las tensiones del desarrollismo económico, que se expresan en pobreza, en desarraigo y polarización. REFERENCIAS

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