Teología Liturgica y la Hipocresía Ritualista en el libro de Amos.

August 16, 2017 | Autor: Esteban Miranda | Categoría: Hermenéutica, Liturgia, Teologia biblica, Adoración, Antiguo Testamento
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Descripción




Richard J. Foster. Celebración de la Disciplina. Hacia una vida espiritual más profunda. (Buenos Aires, Argentina: PENIEL, 2009) 173
Alexander Schmemann. Introduction to Liturgical Theology. (Crestwood, NY: St Vladimir's Seminary Press, 2003) 17.
Neil A. Campbell. Jane B. Reece. Biology. (San Francisco, California: Benjamin Cummings, 2002) 835.
David W. Fagerberg. Theologia Prima. What is Liturgical Theology. Chicago, Ill: ACLTP, 2004) 9.
Dallas Willard. El Espiritu de las disciplinas. ¿Cómo transforma Dios la vida? (Miami, FL: Vida, 2010) 177.
Dwight Vogel. Primary Sources of LIturgical Theology. (Collevile, MN: The Liturgical Press, 2000) 8.
Gordon W. Lathrop. Holy Things. A Liturgical Theology. (Minneapolis, MN: Augsburg Fortress, 1998) 4.
M. Daniel Carroll R. "¿Pueden los Profetas Arrojar Luz Sobre los Debates Tocante al Culto?"Davar Logos, 6.2 2007, 149
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Roy y Joyce Wyatt, Amos:Oseas-Malaquias Tomo 13 de Comentario Bíblico Mundo Hispano (El Paso, TX: Mundo Hispano, 2003) 115
Stanley Hauerwas y Samuel Wells, ed., The Blackwell Companion to Christian Ethics. (Malden, MA: Blackwell Publishing, 2011) 207
John H. Walton, Victor H. Matthews, y Mark W. Chavalas eds., The IVP Bible Background Commentary Old Testament. (Downers Grove, Ill: IVP Academic, 2000)
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Victor H. Mathews. Social World of the Hebrew Prophets. (Peabody, MA: Hendrickson Publishers, Inc., 2008) 71.
Carroll R. "Pueden los Profetas" 151.
Ibid, 156
Jose L. Sicre. Los Profetas de Israel y su Mensaje. Antología de Textos. (Madrid, España: Cristiandad, 1986) 101.
Gleason L. Archer. Reseña Crítica de una Introducción al Antiguo Testamento. (Grand Rapids, MI: Portavoz, 1987) 354.
Los Nazareos eran un grupo muy especial de Israelitas que habían hecho votos de pureza. Véase Números 6:1-21
Wyatt. Amos. Comentario, 2003. 126.
Sicre. Los Profetas. 1986. 101
Wyatt, Amos. Comentario, 2003. 131
Norman Podhoretz. The Prophets. (New York, NY: Free Press, 2002) 117, 118.
Smith. Baker Illustrated. 2012. 841.

Matthews. Social World. 2008
Teología Litúrgica y la hipocresía ritualista
en el libro de Amos

Por: Esteban Miranda

INTRODUCCION
Uno de los errores cometidos con más frecuencia, durante le exegesis del libro de Amos, es el etiquetarlo como libro de ética, de exhortación y juicio ante la injusticia social. Si dicho libro fuera vendido en forma de 'box set," entre las novedades, provistas en la "cajita," debería incluirse una variedad de anteojos, y esos si etiquetarlos; "ética," "justicia social," "avaricia," "pecado" y "liturgia." El libro de Amos debería de ser estudiado, con más frecuencia, usando la diversidad de anteojos hermenéuticos que se nos provee. Decimos esto en denuncia de la monotonía con la que se ha estudiado el libro de Amos por siglos. Se le ha adjudicado el protagonismo a la pugna social entre el rico e inescrupuloso y el pobre y oprimido, cuando en realidad, el personaje más importante es Dios mismo. Si bien la denuncia contra la injusticia social nos ataca a quemarropa, en los primeros capítulos del libro, nos damos cuenta que todo lo inmoral que sucede en Israel, está directamente relacionado al culto a Dios, a las ofrendas, a la adoración, a la liturgia.
Foster dice, "Una de las razones por las cuales debe considerarse la adoración como una disciplina espiritual es que ella es una manera ordenada de actuar y de vivir, y que nos coloca de tal modo delante de Dios, que Él puede transformarnos." Entender esto, entonces, nos ayuda a entender la importancia de leer el libro de Amos como una obra magistral sobre Teología Litúrgica, ya que el mensaje del profeta es precisamente ese, la verdadera adoración es una forma de vida correcta, y tal experiencia lleva a una transformación en nuestras vidas. Dios no odia, ni rechaza el culto o la adoración, pero si aborrece cuando las formas toman el protagonismo de la liturgia, porque sabe que perdiendo el enfoque de la adoración, se pierde el enfoque de la meta de la adoración. Por lo tanto, en las próximas páginas describiremos lo que es la Teología Litúrgica, observaremos la revelación progresiva del disgusto de Jehová por la hipocresía ritualista, y a los extremos que llega el Señor por rechazar un culto falso y vacío.
TEOLOGIA LITURGICA
La Teología Litúrgica es la aclaración del significado de la adoración. Su trabajo principal es el darnos bases teológicas para explicar lo que es la adoración y su implicación en el culto público. Busca darnos una estructura definida de lo que es la adoración y el culto y explicarnos el porqué de las estructuras y su funcionamiento. Si fuéramos a comparar a la Teología Litúrgica con las ciencias naturales, podríamos decir que la Liturgia seria la Anatomía de la adoración y el culto, mientras que la Teología Litúrgica es la Fisiología de la adoración y el culto. Es decir, la Anatomía, como ciencia, nos muestra donde están las partes del cuerpo humano. Nos provee de un mapa del cuerpo humano, de esa forma ayudándonos a localizar los diferentes componentes del físico. La Fisiología nos enseña la función de esos miembros y órganos que nos presentó la Anatomía; como se mueven los dedos, por qué se mueven, y para que se mueven. Usando conceptos que aplican tanto para las ciencias naturales como para la Liturgia y la Teología Litúrgica, es todo un tema de forma (Anatomía) y función (Fisiología). Fagerberg lo explica diciendo, "La Teología Litúrgica se deriva del encuentro del adorador con Dios. La Teología Litúrgica se materializa en el encuentro con el Santo, y no en el análisis secundario en el escritorio." Este encuentro con Dios es aquel evento que describe Dallas Willard diciendo, "Si en la adoración somos encontrados por Dios mismo nuestros pensamientos y palabras se vuelven a la percepción y experiencia de Dios, que está entonces de veras presente en nosotros. Esto Producirá un cambio inmediato y dramático en nuestra vida." Ahora bien, el termino Liturgia no es necesariamente intercambiable con Adoración. La liturgia es corporativa por definición, son las formas del culto en la congregación; la adoración no está limitada a la congregación, puede ser individual. La liturgia ritualiza las expresiones de nuestra respuesta a Dios, la adoración está libre de existir. Podemos decir entonces que la adoración es parte vital de la liturgia, y la teología litúrgica busca explicar por qué. Por qué cantamos cómo y cuándo cantamos en un culto? Por qué cantamos los que cantamos? Por qué leemos o hacemos mención del texto bíblico durante el culto? De donde nace, y que produce el cántico en el culto? Por qué levantamos las manos? Por qué inclinamos la cabeza al orar? La teología litúrgica responde, o por lo menos intenta responder a estas preguntas. Lathrop dice, "Necesitamos la teología litúrgica urgentemente, mientras buscamos dirección para el pensamiento público y la esperanza personal. O sea, la necesitamos, si sus explicaciones de la congregación intentan hacer accesibles, a nosotros y las circunstancias de nuestro tiempo, símbolos de orientación vivencial."
Dicho todo esto entendemos que la teología litúrgica nos explica el porqué de los rituales culticos, y su relación y significado en la adoración. Pero ese "por qué" no es un por que normativo, indicándonos de forma imperativa que hacer; dicha respuesta es desarrollada desde una posición reflectiva. Si tomáramos las palabras por su significado individual llegaríamos, también, a una definición bastante acertada. Teología Liturgia, entonces, podría describirse como el estudio de Dios (Teología) por medio del estudio de las formas del culto congregacional (Liturgia). Hablamos entonces de conocerle mediante la adoración y el culto, hablamos de diligentemente buscar ese encuentro que transforma.
La teología litúrgica en Amos.
M. Daniel Carroll R. dice,
Desde el mero inicio del libro de Amos la religión ocupa un lugar notable. En 1:2, que
algunos llaman el lema del libro, declara que Yhwh ruge desde Sion, el lugar donde estaba
ubicado el Templo de Judá. Este versículo ofrece la clave para apreciar la crítica de la religión
en el resto del libro: la voz de Dios viene desde el reino del sur y desde aquel santuario
nacional. El rugido no tiene su origen en el norte y sus centros religiosos. En otras palabras,
desde el comienzo se comunica que el mundo religioso de Israel es ilegitimo.

La liturgia, dijimos anteriormente, nos habla de las formas del culto; es todos los elementos del ritual que nos lleva a acercarnos a Dios para adorarle en congregación. Hablamos de la música, la oración, la Santa Cena, la lectura y proclamación de la palabra de Dios; pero así como hablamos de nuestras acciones como parte de la liturgia, así también, los objetos inanimados forman parte de la misma. Aquellos que fueron encomendados con el trabajo de crear una atmósfera de liturgia, son los que tiene la tarea de proveer al pueblo de Dios, un lugar digno para la adoración. Diciendo esto dirigimos nuestra atención al disgusto de Dios con el pueblo de Israel. Para comenzar con su cátedra sobre Teología Litúrgica, el Señor les lleva, de acuerdo a Carroll, al componente esencial para la liturgia: un lugar digno de culto al Dios Soberano; y ese lugar no era ni Bet-el, ni Gilgal, sino Sion, Jerusalén, donde estaba el lugar apropiado y verdadero para la liturgia.
Roy y Joyce Wyatt escriben, "La fuente de inspiración de Amos fue la enseñanza de Dios que se impartía en Jerusalén, no la religión totalmente corrompida del norte." El lugar donde debe llevarse a cabo la liturgia debe ser digno de Dios, no puede ser cualquier lugar. Y Dios lo hace claro haciendo referencia a su desacuerdo de los lugares donde Israel rendía culto. Cada capítulo del libro de Amos tiene una referencia al templo y la liturgia (1:1; 2:7-8; 3:14; 4:4; 5:5-6, 21-26; 6:5; 7:10-17; 8:3-6; 9:1).
La justicia y la Teología Litúrgica
El primer pecado que Dios le reclama a Israel es el de haber vendido al justo por dinero y al pobre "por un par de zapatos" (2:6), violando abiertamente lo establecido en Deuteronomio 24:7, castigando al que esclavizara o vendiera a su hermano. Observando este conflicto se ha caído en la monotonía de buscar una resolución para un problema social, un problema de injusticia y falta de ética. Sin embargo, la justicia es parte de la liturgia. En la liturgia eucarística de la Iglesia Metodista Unida dice, "Permite que vayamos al mundo, con el poder de tu Espíritu, para entregarnos por los demás." Hacer justicia no implica dejar la liturgia detrás y tomar una teoría secular, sino que es un asunto de extender la liturgia para que todos sean congregados en la comunión del amor que es posible en Cristo. En Amos 2:8 encontramos otra transgresión de Israel a los mandamientos en Deuteronomio 11:12-13. La gran ironía de la denuncia de Amos en contra de los ricos es que ellos exhiben sus excesos ante los altares en centros de adoración dedicados a Dios. Y es planteada así la teología litúrgica en que se da una explicación al porque actuar con justicia para con el pobre endeudado, "Sin falta le devolverás la prenda cuando el sol se ponga, para que pueda dormir en su ropa, y te bendiga; y te será justicia delante de Jehová tu Dios." (Dt. 24:13).
Gary V. Smith no dice,
Algunos Israelitas pueden pensar que están a salvo de cualquier juicio porque van al templo
regularmente para adorar a Dios. Para contrariar esta falsa conclusión, Amos imita al
sacerdote llamando a la gente de Israel a venir al templo. Sarcásticamente Les invita a pecar
(4:4-5), porque eso es lo que hacen cuando van al templo a adorar.
Finalmente, el profeta reflexiona en los mercaderes ambiciosos que no ven la hora que termine el día de reposo, el sábado, o cualquier otra festividad religiosa para continuar con sus negocios fraudulentos. Ellos conocían bien sus rituales, sabían que días adorar, que ofrendas entregar, que comida comer, y que festividades celebrar, sin embargo el corazón lo tenían no solo en las cosas materiales, sino en el mal. No estamos hablando de un desear que termine la ceremonia solemne para irnos a casa a descansar; de acuerdo al profeta, ellos deseaban terminar con el culto religioso para ir a hacer mal e injusticia, deliberadamente (4:5-6). La liturgia de Israel en Amos es parte de lo que Carroll R. llama, "Una religión egoísta, que esta para satisfacer sus deseos, una religión de alegre agradecimiento a Dios por todas sus bondades. Este culto es realmente para ellos, no para Dios. Al fin y al cabo, es una actividad que llena sus necesidades religiosas: 'pues que así lo queréis' (4:5b)."
Y agrega Carroll R.
En medio de tantos debates sobre el culto debemos escuchar el llamado a buscar la adoración
profética, una adoración que se concentraría en el verdadero Yhwh, exaltado, un dios no atado
a nuestras ideologías y que no sería una mera reflexión de nuestras ambiciones y anhelos; un
culto que intentaría moldear al pueblo de Dios en una comodidad alterna de compasión,
justicia y paz.
José L. Sicre aporta diciendo, "Lo que el profeta no acepta es un culto acompañado de terribles injusticias, como si Dios le interesase más recibir ofrendas que el bienestar de los pobres. Solo en el amor a los hermanos más débiles se muestra el auténtico amor a Dios."
La revelación progresiva del disgusto de Jehová por la hipocresía ritualista.
Amos, con gran sutilidad, nos lleva por un viaje muy oscuro y triste a través de la liturgia tan vacía, de un pueblo embriagado en su propia concupiscencia. Y es con esa misma sutileza que el profeta, capitulo tras capitulo, va levantando el velo del por qué Dios rechaza el culto de Israel. Esto puede parecer evidente desde el capítulo 2, sin embargo hay muchos detalles muy interesantes que valen la pena sacar a luz, además de un orden de razonamiento interesantísimo. Siguiendo este orden, se nos hace aún más claro por qué la esperanza de salvación para Israel es casi totalmente carente en todo el libro.
Al comenzar la denuncia contra Israel, el profeta nos comienza a dar las primeras claves del rechazo de Jehová hacia su pueblo. En Amos 2:7 se nos dice que "El hijo y el padre se llegan a la misma joven, es aparentemente una referencia a la prostitución religiosa." Este versículo es seguido por la denuncia contra el quitar el vestido a quien estaba en deuda y, yendo contra la ley judía, y no devolverlo, antes bien, acostarse sobre ellos cerca del altar. Es interesante observar que los dos reclamos de Dios parecen llevarse a cabo en el templo, ya que en cuanto al padre e hijo que tienen relaciones sexuales con la misma joven Jehová dice que hacían estas cosas "profanando mi santo nombre" (6b). La injusticia social y la depravación parecían ser prácticas comunes para Israel en este tiempo de decadencia moral.
En Amos 2:11 Jehová le recuerda a su pueblo como le proveyó con profetas y nazareos, solo para que, en el versículo 12, los profetas fueran rechazados, y los nazareos corrompidos. Podríamos decir, sin temor a equivocarnos, que Israel no estaba interesada en escuchar la voz de Jehová exhortándoles, ni recordándoles la necesidad de la santidad. Ellos querían seguir los rituales que aplacaban sus consciencias.
El altar para los Israelitas no significaba nada especial, ya que era profanado con prácticas que iban completamente contra Jehová. En Amos 3:14, Dios habla de que el día que llegue el castigo. "También castigare los altares de Bet-el. Serán derribados los cuernos del altar y caerán al suelo". En 1 Reyes 1:50 y 2:28, se habla de dos esfuerzos de obtener protección al prenderse de los cuernos del altar. Jehová decide destruir el altar donde el culto falso y de autoadoración eran su único propósito de existir. En el capítulo 4, el profeta alumbra el disgusto de Dios con Israel desnudándoles mofándose de lo absurdo del ritual, que debería ser uno de solemnidad genuina y búsqueda de santidad, por uno lleno de pecado e injusticia. Sicre dice, "Estas peregrinaciones solo sirven para 'pecar' y 'aumentar los pecados', porque no responden a la voluntad de Dios, sino al gusto de los israelitas."
Al darles Amos el único mensaje de esperanza, "Buscadme y viviréis," enfatiza, ¡No en Bet-el! ¡No en Gilgal!, esos lugares son sinónimo de todo lo opuesto a la voluntad de Dios, y están marcados para destrucción (v. 5). "La verdadera vida no se halla en los santuarios lujosos, con sus sacerdotes falsos y rituales vacíos." Ahora bien, este capítulo es el que tal vez, de forma más abierta, muestra a Jehová en su disgusto máximo, expresándolo de una manera muy aguda. Podhoretz dice, "Dios despectivamente rechaza los himnos que le cantan y hasta la música con que lo acompañan. Lo que Dios demanda, proclama Amos, es: 'Buscad lo bueno, y no lo malo, para que viváis'. Lo que Dios demanda es que 'Corra el juicio como las aguas…' Los pecados de Israel no pueden recibir perdón a través de sacrificios e himnos."
Es así como llegamos al capítulo 8, y si fuéramos a leerlo ligeramente, podría hasta resultar redundante la acusación de Amos en contra de los que hacen injusticias y roban al pobre y al menesteroso; sin embargo Smith nos ayuda a entender con más claridad lo peculiar de la repetición de la acusación,
Parte de la tragedia de esta situación los pervertidos mercaderes no ven la hora que termine el
Sábado, el día de reposo, o cualquier fiesta religiosa. Están ansiosos por regresar al negocio
de engañar a la gente. El sábado tenía que ser un día santo, y las celebraciones días apartados
para Dios. Sin embargo los mercaderes estaban más interesados en hacer dinero que en adorar
a Dios.
Entonces, poco a poco, Jehová fue revelando su descontento con Israel, para culminar con la razón, tal vez más importante por la cual estaba hastiado de su pueblo. No solo se había profanado el altar, el culto en sí, no tan solo se había ensuciado su nombre con prácticas paganas, ni tampoco solamente se había hecho injusticias; si observamos con cuidado podremos notar como el énfasis es puesto, a medida que avanza el mensaje de Amos, en el culto a Dios, y en el verdadero valor que Israel le da en contraste con el verdadero valor que Jehová le da. Para Israel el cumplir con la liturgia era suficiente, su conciencia era mitigada, y al finalizar con sus rituales se sentía tranquilo para continuar su vida desordenada. Para Dios, siempre ardiente por tener una relación íntima con el ser humano, la liturgia era un medio por el cual el hombre pudiera acercarse a él, y el al hombre, para poder, con esa experiencia, con ese encuentro en el altar, transformar la vida del hombre. La callosidad espiritual del pueblo de Israel es lo que finalmente colma la paciencia de Dios.
Y es así que en cuanto al tema de la hipocresía ritualista y los extremos a los que llega Jehová para manifestar su disgusto con Israel Matthews nos dice.
No es de sorprenderse que el profeta esta tan amargado. Él no puede entender como la gente
fracasa en reconocer que es Dios quien les ha dado las riquezas. Se asombra al ver que no
entienden las señales del disgusto de Dios. Desastres y hambrunas, sequias selectivas, y
langostas y pestilencia, tenían el propósito de hacer volver al pueblo a Dios. Ellos celebraban
festivales y convocaban asambleas solemnes, pero no creaban la sociedad justa que Dios
deseaba para su pueblo.
Conclusión
El libro de Amos es mucho más que un libro útil para el que busca un respaldo bíblico en su persecución de una sociedad justa y equitativa. La opresión de los pobres es rechazada por Dios, la estafa y el cohecho, la coerción y el robo, son actitudes inmorales que Dios mira con desprecio y anuncia castigo, ya sea por su propia mano, o por las mismas consecuencias de tales actividades. Sin embargo, en este ensayo podemos ver que la opresión de los pobres y la injusticia social son síntomas de una enfermedad más profunda y letal. El robo, la estafa, el engaño y la perversión son el estornudo, pero no la gripe. El problema yace muy profundo en el corazón del hombre, quien al apartarse de Dios, se aparta de la posibilidad de ser transformado, de ser hecho agradable ante los ojos del Señor. El problema que Amos denuncia no son tantos los hechos, que si bien horrendos, no eran el cáncer que circulaba por las venas de una Israel en decadencia. Israel seguía prácticas litúrgicas, pero vacías de significado; cuando sucede esto, cuando se pierde el motivo de las formas del culto, se pierde el enfoque, que es Dios mismo, y se cae en la hipocresía ritualista. La hipocresía ritualista, entonces, no es algo que se dé intencionalmente, sino que también, es un síntoma de un corazón que ha perdido el enfoque y el sentido en la liturgia. Así podemos decir que, en una aplicación práctica para nuestro tiempo, la teología litúrgica se hace imprescindible. Una iglesia que entienda el por qué adora como adora, y a quien adora, una congregación que comprenda por que canta, alza sus manos, lleva ofrenda, y abraza a los hermanos al final del culto, será un pueblo que desarrolle una conciencia clara de su propósito como pueblo de Dios. No adorar las formas, no adorar el culto, porque como vimos en Amos, eso no transforma a nadie, sino adorar a Dios. Un pueblo que adora a Dios y entiende porque le adora es un pueblo que hace justicia, es un pueblo que perdona, es un pueblo que cumple su propósito en su Señor.




















Bibliografía

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