Telestágoras y la institucionalización de la tiranía en Naxos.

July 26, 2017 | Autor: J. Cortadella Morral | Categoría: Historiography
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T EL ES TÁGOR AS Y L A I NST UARACI Ó N DE L A TIR ANÍA EN NAXO S C é s a r S i er r a M artín · Jord i Corta della Morr a l* Abstract This article aims to approach the historical context that led to the rise of tyranny in Naxos. This will leave the curious story of Telestagoras and its relationship with an equally curious proverb collected by Athenaeus. Both metaphorical reading reveals a conflict of interest between an oligarchy and a new kind of traditional sector of the island that is resolved with the intervention of a third actor, Lygdamis He becomes a tyrant of the island.

1. La rebelión del “gran pez” a formación de las poleis en la Grecia de la época arcaica estuvo repleta de tensiones que reflejaron las contradicciones internas de estas incipientes comunidades. El caso naxio nos dejó la enigmática historia de Telestágoras cuyo relato recogió Aristóteles en su perdida Constitución de los naxios. Según el estagirita, en una cita literal de Ateneo (viii. 348 A),1 Telestágoras era un hombre opulento que vivía en la aldea de Leístades, en el interior de la isla, y que gozaba del cariño del pueblo. La fama de Telestágoras era tal que, diariamente, recibía regalos y otros honores de la población2 y, debido a esto, cuando no se llegaba a un acuerdo en la transacción de un producto, los vendedores naxios aseguraban que preferían regalarlo a Telestágoras antes que malvenderlo. Telestágoras recibía regalos de la población quizá por realizar algún servicio a la comunidad como la administración de justicia. Estas autoridades están atestiguadas como mínimo desde Hesíodo, Teogonía 80-92, donde el buen gobernante (‚·ÛÈχ˜) utilizaba la palabra para ofrecer sentencias rectas y también en Trabajos y días 213-230, donde se definió dos modelos de figura respetable: el que desarrollaba una actividad comunitaria perniciosa, interpretando las normas con veredictos torcidos, los “devoradores de regalos” (‰ˆÚÔÊ¿ÁÔÈ), y el hombre recto que interpretaba la justicia con equidad y cuya actividad era beneficiosa para la comunidad. Un paralelismo

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* Universitat Autònoma de Barcelona (HAR 2011-23512). Agradecemos los consejos y correcciones de la prof. R. A. Santiago. 1 Sobre Ateneo y su obra es imprescindible, Braund/Wilkins 2000 y sobre las citas en Ateneo vid. Jacob 2004. 2 Jeffery/Marpurgo 1970, pp. 124-125.

«rivista di cultura classica e medioevale» · 2 · 2012

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más reciente de este tipo de notables lo encontramos en una inscripción cretense (SEG 27:631; circa 500 a.C): A.

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ıÈÔ›Ø öϝ·‰Â ¢·Ù·ÏÂÜÛÈ Î·d âÛ¤Ó۷̘ fiÏȘ ™ÂÓÛÈı›ˆÈ àe ˘ÏÄÓ ¤ÓÙ à’ âοÛÙ·˜ ıÚÔ¿Ó Ù ηd àÙ¤ÏÂÈ·Ó ¿ÓÙˆÓ ·éÙáÈ Ù ηd ÁÂÓÈÄÈ ü˜ η fiÏÈ Ùa ‰·ÌfiÛÈ· Ù¿ Ù ıÈ‹È· ηd ÙàÓıÚÒÈÓ· ÔÈÓÈο˙ÂÓ Ù ηd ÌÓ·ÌÔÓ¢ϝËÓØ ÔÈÓÈο˙ÂÓ ‰b []fiÏÈ Î·d ÌÓ·ÌÔÓÂÜϝÂÓ Ùa ‰·ÌfiÛÈ· Ì‹Ù Ùa ıÈ‹È· Ì‹Ù ÙàÓıÚÒÈÓ· Ìˉ¤Ó’ ôÏÔÓ ·å Ìc ™ÂÓÛ›ı[È][Ô]Ó ·éÙfiÓ Ù ηd ÁÂÓÈaÓ ÙÔ~Ó˘, ·å Ìc â·›ÚÔÈ Ù ηd ΤÏÔÈÙÔ j ·éÙe˜ ™ÂÓÛ›ıÈÔ˜ j ÁÂÓÈa [Ù]Ô~Ó˘ ùÛÔÈ ‰ÚÔÌɘ ÂrÂÓ ÙáÓ [˘å]áÓ Ôå Ï›Â˜Ø ÌÈÛıeÓ ‰b ‰fiÌÂÓ ÙÔ~ âÓÈ·˘ÙÔ~ ÙáÈ ÔÈÓÈ[Î][·]ÛÙÄÈ ÂÓÙ‹ϟÔÓÙ¿ Ù ÚfiϟÔÔ˜ ÎχÎÈÔ˜ ÎËÓ‰˘[.]Â[. .]˜ åηÙȉ·ÚÎÌÈÔ˜ j ηÚ[(?)]fi˜, ‰fiÌÂÓ ‰b Ùe ÎÏÂÜϟÔ˜ ☠ÙÔ~ ÌfiÚÔ ùˆ η ÏÉÈ âϤÛı·ÈØ ·å ‰b Ìc ‰Ô›Ë Ùe ÎÏÂ[Üϟ][Ô]˜ ·È‰Â[…]Û[.c.3-4.]·[.]ÂÛ‰[.c.3.]˜ ϟfiÛÌÔ˜ âÂÛÙ·ϟg˜ à[.c.4?.]È[.c.4?.]ÏÂ[.]ÂÎ[.] [.?]Û·È àÏÔ›·[. .]·[.] ·å Ìc ·éÙÔÈÛÈ[.c.3-4.]ÔÏ[. .]·ÓÂÛËÌÂÓ ÙáÈ ϟfiÛ[ÌˆÈ .c.7?. .]Â[.] ÙÂ̤ÓÈ· Â[. .]ϟ[.c.2?.] Ùe ϝÖÛÔÓ Ï·ÎbÓ ϟfi[Û̈È(??)] ·Û[.c.4?.] [……c.17?……]·[.c.6?.]

Traducción:1 Gods. The Dataleis resolved, and we the city pledged to Spensithios, from the tribes five (representatives) from each, subsistence and immunity all taxes to him and to his descendants, so that he be for the city its scribe and recorder in public affairs both sacred and secular. No one else is to be scribe and recorder for the city in public affairs, neither sacred nor secular, except Spensithios himself and his descendants, unless Spensithios himself should induce and bid the city, or else the majority of his sons, as many as be adult. (The city) is to give as payment annually to the scribe fifty jugs (prochoi) of must and [c.9] of twenty-drachmai value (weight?) or ?? fruits, and the must is to be given from whichever? plot he wishes to take it; and if the must is not given [c.22] the kosmos in charge [c.20] impunity [c.1-2] if not? to them [c.17?] to the Kos[mos c.9? ] precincts [c.7?] to have equal share [c.35?]. 1 Edición y traducción de la cara A; Jeffery/Marpurgo 1970, p. 125.

telestágoras y la instuaración de la tiranía en naxos 243 La inscripción hace referencia a los dones y privilegios otorgados a Espensitio (™ÂÓÛ›ıÈÔ˜) y sus descendientes, por sus labores como único escriba y registrador (o memorizador) de la comunidad, eximiéndole de impuestos, dotándole de un sueldo anual y de una donación en especies. Bajo nuestro punto de vista, Telestágoras podría ser una figura respetable de esta índole. Volviendo al relato de Ateneo, apreciamos como recogió el caso de un grupo de jóvenes ebrios de la ciudad de Naxos, los cuales negociaban con un pescador la compra de un gran pez.1 Como no pudieron llegar a un acuerdo, el pescador recurrió al famoso proverbio que mencionábamos anteriormente. Los jóvenes, encolerizados, acudieron a casa de Telestágoras y, pese a que éste los recibió amistosamente, lo asaltaron, ultrajando a sus dos hijas en edad casadera.2 Ante esta situación los naxios reaccionaron como sigue: âÊ’ Ôx˜ àÁ·Ó·ÎÙ‹Û·ÓÙ˜ Ôî N¿ÍÈÔÈ Î·d Ùa ¬Ï· àÓ·Ï·‚fiÓÙ˜ âÉÏıÔÓ ÙÔÖ˜ Ó·ӛÛÎÔȘ, ηd ÌÂÁ›ÛÙË ÙfiÙ ÛÙ¿ÛȘ âÁ¤ÓÂÙÔ ÚÔÛÙ·ÙÔÜÓÙÔ˜ ÙáÓ N·Í›ˆÓ §˘Á‰¿ÌȉԘ, n˜ àe Ù·‡Ù˘ Ùɘ ÛÙÚ·ÙËÁ›·˜ Ù‡Ú·ÓÓÔ˜ àÓÂÊ¿ÓË Ùɘ ·ÙÚ›‰Ô˜

Indignados por ello, los naxios tomaron las armas y fueron contra los muchachos, y se produjo entonces una gran revuelta, habiéndose puesto a la cabeza de los naxios Lígdamis, que gracias a esta maniobra se proclamó tirano de su patria. Ath. (viii. 348 A)3

Los comentarios modernos a este pasaje se han dividido en dos opiniones enfrentadas, la de West (1974) y la de Rankin (1978). La postura de West hace hincapié en la analogía entre el relato de Telestágoras y el poema yámbico de Arquíloco de Paros4 sobre Licambes y sus dos hijas.5 En esta historia, Licambes acompañaba a Telesicles a Delfos cuando el oráculo le anunció a este último que el primero de sus hijos que le saludara al volver a la nave sería in1 Un manjar suntuoso al alcance sólo de los adinerados; O’higgins 2003, p. 74. Según Ayodeji 2004, p. 12, la venta de pescado en Grecia casi nunca la llevaba a cabo el propio pescador sino que la mercancía solía cambiar de manos por lo que se encarecía notablemente hasta que llegaba al consumidor. 2 Estas irrupciones en morada ajena son comparables a otros sucesos similares como el acaecido a la mujer de Candaules (Hdt. i 8-12) y el allanamiento de la casa de Eufileto (Lys. i 16). Omitowoju 2002, p. 38 interpreta este violento acto de desmesura, û‚ÚȘ/hýbris, como una violación consentida por Telestágoras, el ·ÚÈÔ˜/kýrios de sus hijas. Por otra parte, Radermacher 1921, pp. 5-6, señala este pasaje como un relato etiológico de la formación del ÎáÌÔ˜/kômos, procesión ritual que se caracterizaba por el estado de embriaguez de sus integrantes Έ̷ÛÙ·˜/komastas. 3 Texto griego, G. Kaibel, Recensuit, Athenaeus, Fragmenta, vol. ii, Sttutgart 1961. Traducción de L. Rodríguez Noriega, Ateneo. Banquete de los eruditos, Madrid 2006. 4 Poeta de época arcaica de gran fama y trascendencia en el mundo griego, hijo de un noble pario, Telesicles, y una esclava, Enipó. Su actividad es difícil de precisar cronológicamente pero se estima alrededor de la mitad del siglo vii a.C., Rodríguez Adrados 1956, pp. 188-189. 5 West 1974, p. 27.

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mortal y famoso. El agraciado fue Arquíloco1 que, a la sazón, estaba prometido con una de las hijas de Licambes, Neóbula. Pero Licambes tenía otros planes de boda para su hija y rompió el acuerdo matrimonial.2 Arquíloco, encolerizado, abusó de las hijas, deshonrando así al padre.3 El razonamiento de West prosigue abordando la similitud etimológica entre Telestágoras y Telesicles los cuales, bajo nuestro punto de vista, podrían ser nombres parlantes creados ad hoc y con función encomiástica. West concluye que ambos relatos presentan un parecido notable y que la presencia de Lígdamis debió de ser un añadido posterior, aprovechando el derrocamiento de la vieja aristocracia.4 Por su parte Rankin combate con dureza esta postura, empezando por considerar el apunte etimológico muy común en la esfera aristocrática arcaica para ser concluyente. Tampoco considera determinante la similitud entre los episodios de las hijas de Telestágoras y de Licambes, puesto que la vulnerabilidad del honor familiar es algo recurrente en el mundo literario griego. Sin embargo, la postura de Rankin, aunque bien argumentada, parece abandonar la interpretación del pasaje para centrarse exclusivamente en la refutación de las posturas de West. Nosotros partiendo de Rankin, pensamos que el episodio de Telestágoras debió tener un trasfondo histórico más allá de su valor literario. En nuestra opinión, la causa por la que Ateneo recoge la cita de Aristóteles y el contexto histórico de la revuelta naxia merecen ser observadas con mayor atención. En cuanto a la cita en cuestión, ésta vino motivada por el comentario a un aforismo recogido por Clearco5 en, Sobre los proverbios, que decía así: “Oé‰Âd˜ ηÎe˜ ̤Á·˜ ›¯ı‡˜” (Ath. viii. 347).6 El proverbio hacía referen1 No necesariamente el mismo autor del poema aunque el padre de ambos también se llamaba Telesicles, Leftkowitz 1976, p. 181. 2 Los motivos por los que Licambes cambió de parecer no están demasiado claros aunque, para más detalles vid. Rodríguez Adrados 1956, pp. 10-11 y 94 donde traduce el fragmento clave para el conflicto entre Arquíloco y Neóbula. 3 Tanto West 1974, pp. 26 y 28 como Leftkowitz 1976, p. 185 n11 dudan de la historicidad de ambos relatos. 4 Según West 1974, p. 27, la única diferencia entre ambos relatos sería la mayor influencia de Dioniso en el caso naxio. En este sentido hacemos notar la divergencia cronológica entre el relato de Licambes (s. vii a.C.) y la revuelta naxia (mitad del vi a.C.). 5 Clearco de Soli fue un discípulo de Aristóteles que escribió obras diversas como el Encomio a Platón, Sobre la amistad, Sobre la pintura o la citada Sobre los proverbios. Sobre Clearco vid. Wehrli 1948 que recoge toda su fragmentaria obra y añade comentarios críticos. 6 La traducción literal del proverbio en asíndeton sería “nadie malo grande pez” y haría referencia a las cualidades personales y profesionales de Propis: no era nadie, era alto, era malo en su profesión y no tenía voz como un pez. Los proverbios suelen dirigirse a un público conocedor del juego de palabras. Ciertamente también se podría intentar traducciones como “Un Don nadie no es un gran pez” o la que propone L. Rodríguez Noriega, 2006, “A un pobre nadie lo hace un gran pez”.

telestágoras y la instuaración de la tiranía en naxos 245 cia a las irónicas palabras de Estratónico1 tras contemplar la penosa actuación de Propis, actor de gran estatura pero de poco talento. Haciendo gala de su erudición, Ateneo continuó señalando que Teofrasto comentó la misma anécdota pero atribuyéndola al actor Simicas2 y distorsionando el proverbio de la manera siguiente: “M¤Á·˜ Ôé‰Âd˜ Û·Úe˜ ›¯ı‡˜”.3 A partir de estos dos proverbios, Ateneo introduce la cita textual de Aristóteles con la pretensión de ejemplificarlos mediante un caso histórico. Intentemos ahora esclarecer el significado del proverbio original. Según Clearco, lo que Estratónico encontraba cómico en Propis era que, pese a su gran estatura, carecía de voz, como los peces. En otras palabras, a pesar de su envergadura y apariencia no poseía las cualidades necesarias para destacar como actor en el mundo griego. La conexión entre esta argumentación y el pasaje de Telestágoras es precisamente el “gran pez” que iban a comprar los jóvenes ebrios. Bajo la premisa de que a un cualquiera (ηÎe˜) nadie lo hace un gran pez, consideramos relevante abordar la procedencia social de las partes implicadas en el conflicto. El perfil de Telestágoras responde a un ciudadano influyente, relacionado con el sector rural del que parece provenir su alcurnia, y se contrapone al origen urbano de los jóvenes. Telestágoras es un miembro del sector rural con prestigio, que no es un “delovador de regalos”, si no un hombre recto que interpreta la justicia con equidad, como no se cansa de repetir Hesíodo (Teogonía 80-92; Trabajos y días 38-39, 219-230, 248-251, 263-264). Por tanto, la cita de Ateneo creemos que hace referencia a un conflicto de intereses entre diferentes sectores de la isla. 2. La Naxos pre-tiránica Para adentrarnos en la historicidad del relato aristotélico necesitamos reflexionar sobre la situación socio-económica de la isla en los instantes previos a la instauración de la tiranía. Por lo que sabemos, la revuelta se dirigió contra el grupo oligárquico al que pertenecían los jóvenes de la ciudad que había asaltado la casa de Telestágoras, por lo que cabe deducir que ostentaban algún ti1 Personaje de cuya vida se tiene un conocimiento fragmentado en diferentes fuentes como Éforo, Fanias y el mismo Ateneo. Normalmente se le conoce por su faceta musical como profesor y arpista. Sobre este personaje vid. Gilula 2000, pp. 423-433. 2 Actor trágico apodado “el rugiente”, que trabajó en la primera mitad del iv a.C., vid. Gilula 2000, p. 427. 3 Del mismo modo que en el anterior proverbio preferimos mostrar la traducción literal: “grande nadie podrido pez” que podríamos interpretar como “nadie de auténtica valía es un pez podrido”. Entre ambos proverbios destacamos el contraste entre ηÎe˜/kakós (poca valía) y ̤Á·˜/mégas (grande en alcurnia), viniendo a referir que nadie de poca valía llega alto y nadie que esta en lo alto es de poca valía.

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po de control político sobre la isla.1 Esto cobra fuerza si tenemos en cuenta que, al principio del pasaje que nos ocupa, Aristóteles señaló que la mayoría de ciudadanos ricos vivían en la ciudad.2 Quizá por esto los ‰ÉÌÔ˜/démos situados en el interior recelaban de esta élite urbana y se aglutinaban alrededor de figuras rurales respetables.3 Según este esquema, puede cobrar fuerza la idea de que el conflicto por el “gran pez” fuera en realidad un desacuerdo entre facciones oligárquicas. Tradicionalmente, la historiografía abordaba estas tensiones sociales a partir de los conceptos: agathós y kakós (àÁ·ıfi˜/ηÎfi˜), asociándolos a la aristocracia y el pueblo, respectivamente. Este binomio se fundamenta en el poeta arcaico Teognis de Mégara que destacó los valores de los agathoi: genos, riqueza, areté y justicia, sobre los defectos de los kakoi (Teog. 525-526).4 Sin embargo, otros estudios ponen de manifiesto la complejidad de estas comunidades arcaicas y definen la aristocracia como un grupo heterogéneo. Así, los agathoi podrían considerarse un grupo más amplio de lo que se había pensado, dividiéndose entre dirigentes y no dirigentes. Dentro de esta élite parece que fue importante mantener un reconocimiento social a través de prácticas y hábitos que reflejaran frente a la comunidad un estatus superior.5 La revisión historiográfica del periodo también llega a replantearse la figura del tirano arcaico. Ciertamente, desde Aristóteles (Pol. 1295a 19-23), la figura del tirano fue estigmatizada y contrapuesta a la imagen del buen ‚·ÛÈχ˜ (rey) homérico.6 El punto de vista clásico sobre las tiranías arcaicas enfatiza la pugna entre el mundo rural y el mundo urbano, donde el tirano lideraría al pueblo contra la oligarquía.7 En este sentido, se ha dejado atrás la opinión de Pearcy Ure de que algunos tiranos fueron, por así decirlo, príncipes mercaderes “merchant princes” que habían hecho su fortuna gracias al comercio.8 En otra línea, también se ha argumentado, no sin razón, el apoyo a las tiranías por parte de las clases hoplíticas en algunas poleis.9 No obstante, en 1 Debemos tener presente que la formación de una tiranía siempre escondía una subversión contra el orden político existente; Anderson 2005, p. 198. 2 En época arcaica era frecuente que una polis controlara o subordinara a las ladeas circundantes, como Leístades, hogar de Telestágoras. Éstas la abastecían de alimentos y otras materias primas, creando una red territorial; Bintliff 2006. 3 Sobre el ‰ÉÌÔ˜/démos en relación al ideal aristocrático de época arcaica véase Donlan 1999, pp. 226-228. 4 Para profundizar en estas valoraciones véase Cobb-Stevens 1985, pp. 110-161; Lane-Fox 2000, pp. 35-51 y Duploy 2006, p. 43. Por otra parte la ÛÙ¿ÛȘ/stásis entre oligarcas en Mégara (s. vi a.C.) parece ser un caso paralelo al que estamos tratando; Anderson 2005, p. 182. 5 Es un concepto de las élites arcaicas basado en el impacto de un estilo de vida; Duploy 2006, pp. 24-27. 6 Lewis 2009, pp. 8-9. 7 Cawkwell 1995, p. 73 realiza un sucinto balance de estas posturas y en Bengston 1986, pp. 76-77 lo encontramos desarrollado. 8 Ure 1922, p. 74. 9 Argumento defendido por Andrewes 1956 y matizado por Snodgrass 1965 y que encontró nuevos apoyos en Cartledge 1977, p. 21.

telestágoras y la instuaración de la tiranía en naxos 247 los últimos años se ha matizado este punto de vista, mostrando que las así llamadas revoluciones tiránicas respondían a contextos sociales particulares y que cada gobierno tiránico tenía su propia idiosincrasia, lo cual viene a cuestionar el modelo unívoco que contraponía démos a oligarquía.1 El caso naxio se inserta en estos planteamientos modernos. La lucha (ÛÙ¿ÛȘ/stásis) era entre oligarcas (àÁ·ıÔÈ/agathoi), y Lígdamis debió utilizar el descontento popular contra la élite ciudadana para llegar al poder. En consecuencia, el conflicto naxio podría responder a un reparto desigual del poder entre familias que acaparaban las riquezas.2 Según esto, el àÁ·ıfi˜/agathós (Telestágoras) poseía un importante apoyo popular y el relato de Ateneo puede entenderse como una pugna entre élites donde los jóvenes (Ó·ӛÛÎÔÈ/neanískoi) representarían a un grupo enriquecido por la relativamente reciente actividad comercial de la isla.3 Esta tensión entre poderosos es congruente con la predisposición de la aristocracia hacia el enriquecimiento como signo de ÙÈÌ‹/timé y medio de conservar o acrecentar su àÚÂÙ‹/areté. Más complejo es saber en qué medida los “nuevos ricos” se insertan en la aristocracia y si los aristócratas empobrecidos perdían su estatus de aristocrático.4 Por tanto, en Naxos se configuró una situación compleja con unas élites divididas por el control económico de Naxos. En este aspecto destacaban el mármol5 y el vino, que eran las señas de identidad económica de la isla. Ade1 El caso paradigmático de la historiografía clásica es Pisístrato, recogido en Aristóteles (Pol. 1305a 7-24, 1310b 30) donde se asocia al tirano con el liderazgo popular. Cawkwell 1995, pp. 76-77 y 80 refuta esta idea, utilizando los relatos de Heródoto y Tucídides y destaca los esfuerzos del tirano por mantener un cuerpo mercenario. En términos más generales: Gehrke 1997, pp. 459-461, sitúa la competencia entre la nobleza por el poder como el desencadenante de las tiranías; Anderson 2005, pp. 174-175, enfatiza que las tiranías constituyeron pasos decisivos en la evolución política de las poleis arcaicas y Lewis 2009, pp. 9-14, señala la distinta naturaleza del poder tiránico según el contexto histórico así como la influencia que tuvieron las Guerras Médicas sobre la concepción antigua del tirano. 2 Sobre los recursos económicos de la isla y su control por parte de estas familias tradicionales desde época micénica vid. Lambrinoudakis 2001, pp. 15 y 17. 3 Costa 1997, p. 156 define al grupo de jóvenes naxios como una reducida burguesía enriquecida gracias al comercio (ΤډԘ/kérdos) desarrollado entre los siglos vii y vi a.C. En esta línea Costa 1996, p. 158 y Consolo 1996, p. 121 n1, añaden que las fuentes del relato aristotélico pudieron ser fruto de una historiografía local. 4 Fouchard 1997, pp. 95-127. Aunque, en Hesíodo (Op. 380), podemos advertir como la riqueza generada por el trabajo de la tierra constituye el ideal aristocrático; Murnaghan 2006, p. 97. Como señalan también Cawkwell 1995, p. 83 y Lewis 2009, pp. 24-25, la época de los tiranos fue un momento de riqueza sin precedentes y la confrontación entre oligarquías salpica las fuentes, como Teognis de Mégara (523), Arquíloco de Paros (F 19W) y los poemas de Solón (F 33. 5). 5 La actividad económica en torno al mármol también era muy importante desde tiempos remotos convirtiendo a Naxos en un centro marmóreo de primer nivel, Consolo 1996, p. 130. Sus artesanos eran conocidos en toda Grecia por su destreza, como Bizes, supuesto inventor de la teja de mármol (Paus. V. 10. 3). Para estas precisiones y el valor comercial y artístico del mármol naxio y pario, vid. Brun 1997, p. 407.

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más, el vino se convirtió en objeto de devoción mediante el culto a Dioniso. La predilección por este dios no es casual ya que el vino naxio consiguió renombre en la Antigüedad.1 Asimismo, la implicación de parte de la oligarquía con el culto a Dioniso está atestiguada arqueológicamente por las distintas fases constructivas de Iria, el principal santuario de la isla, consagrado a Dioniso. En consecuencia no es de extrañar que el culto a Dioniso pasara del ámbito aristocrático al democrático cuando se produjo el sinecismo.2 Desde el siglo viii a.C. hasta el vi a.C., el santuario de Iria aumentó casi siete veces su superficie, siendo uno de los templos más grandes de las Cícladas a inicios del vi a.C.3 Es tentador asociar a Telestágoras con este sector rural que, a buen seguro, producía la materia prima que luego transformaba y comercializaba la elite urbana. Parece ser que, hacia mediados del vi a.C., en Naxos, la preeminencia de la elite comercial urbana y los desacuerdos con la oligarquía rural eran más que patentes. Llegados a este punto, debemos plantearnos cual era el origen del nuevo poder tiránico para así contrastarlo con la realidad anterior. Para ello consideremos las palabras de Aristóteles en los dos pasajes siguientes: ·î ‰\ çÏÈÁ·Ú¯›·È ÌÂÙ·‚¿ÏÏÔ˘ÛÈ ‰Èa ‰‡Ô Ì¿ÏÈÛÙ· ÙÚfiÔ˘˜ ÙÔf˜ Ê·ÓÂÚˆÙ¿ÙÔ˘˜, ≤Ó· ÌbÓ âaÓ à‰ÈÎáÛÈ Ùe ÏÉıÔ˜: Ę ÁaÚ îηÓe˜ Á›ÓÂÙ·È ÚÔÛÙ¿Ù˘, Ì¿ÏÈÛÙ· ‰\ ¬Ù·Ó âÍ ·éÙɘ Û˘Ì‚” Ùɘ çÏÈÁ·Ú¯›·˜ Á›ÓÂÛı·È ÙeÓ ìÁÂÌfiÓ·, ηı¿ÂÚ âÓ N¿ÍÅ §‡Á‰·ÌȘ, n˜ ηd âÙ˘Ú¿ÓÓËÛÂÓ ≈ÛÙÂÚÔÓ ÙáÓ N·Í›ˆÓ.

Las oligarquías se transforman principalmente de dos formas muy claras: una, si los oligarcas tratan injustamente al pueblo, pues todo el mundo está capacitado para ser jefe, especialmente cuando resulta que ese jefe surge de la propia oligarquía, como en Naxos Lígdamis, que después fue tirano de los naxios. Pol. 1305a414

La segunda forma, continúa Aristóteles, viene dada por causas externas cuando la dirección de los negocios está concentrada en pocas manos. Pero en el Económico, Aristóteles añade que: §‡Á‰·ÌȘ N¿ÍÈÔ˜ â΂·ÏgÓ Ê˘Á¿‰·˜, âÂȉc Ùa ÎÙ‹Ì·Ù· ·éÙáÓ ÔéıÂd˜ äı¤ÏËÛÂÓ àÏÏ\ j ‚Ú·¯¤Ô˜ àÁÔÚ¿˙ÂÈÓ, ·éÙÔÖ˜ ÙÔÖ˜ Ê˘Á¿ÛÈÓ à¤‰ÔÙÔ. Ù¿ Ù àÓ·ı‹Ì·Ù·, ¬Û· qÓ ·éÙáÓ öÓ 1 Las fuentes escritas así lo recogen: Ath. i 30, Plinio, NH iv 67, D.S. v 52. 3 y Propercio iii 17. 27. 2 Frontisi 1997, p. 295, documenta en Naxos la celebración de fenómenos “portentosos”, como el brote de vino en el suelo del santuario de Dioniso, durante las festividades populares de la vendimia. 3 Para este último dato, Lambrinoudakis 1991, p. 184 y para el análisis de las distintas fases de Iria, Simantoni 2000, p. 18. Otro factor que apoya la relación entre oligarquía tradicional y el culto a Dioniso es la representación de la efigie del dios, hacia la segunda mitad del vi a.C., en una serie monetaria acuñada en la colonia homónima de Sicilia, Guarducci 1996, p. 18. 4 Texto griego en W. D. Ross, edidit, Aristotle.Aristotle's Politica. Oxford 1957. Traducción de M. García Valdés, Aristóteles. Política, Madrid 2000.

telestágoras y la instuaración de la tiranía en naxos 249 ÙÈÛÈÓ âÚÁ·ÛÙËÚ›ÔȘ ìÌ›ÂÚÁ· àӷΛÌÂÓ·, âÒÏÂÈ ÙÔÖ˜ ÙÂ Ê˘Á¿ÛÈ Î·d ÙáÓ ôÏÏˆÓ Ù† ‚Ô˘ÏÔ̤ÓÅ œÛÙ\ âÈÁÚ·ÊÉÓ·È Ùe ÙÔÜ Úȷ̤ÓÔ˘ ùÓÔÌ·.

Lígdamis el naxio, después de enviar al destierro a algunos ciudadanos, como ninguno quiso comprar sus posesiones excepto a bajo precio, las vendió a los mismos desterrados. Y las ofrendas que les pertenecían y estaban en algunos talleres semiacabadas, las vendía a los desterrados y a cualquier otro que las desease con tal que fuera inscrito el nombre del comprador. Oec. 1346b21

Por el primer pasaje sabemos que Lígdamis pertenecía a la oligarquía naxia y que ocupaba un lugar destacado.2 Sin dejar el citado pasaje, la cuestión del maltrato al demos como causa de las agitaciones entre la oligarquía nos conduce nuevamente a Teognis (1081-1082b), donde la tiranía viene precedida por la û‚ÚȘ/hýbris de las anteriores fuerzas hegemónicas y suele relacionarse con sectores que se han enriquecido en exceso.3 En el caso naxio, dicha û‚ÚȘ/ hýbris fue precisamente el asalto a la casa de Telestágoras por parte de los jóvenes ebrios procedentes de la ciudad.4 En cambio, el segundo pasaje muestra las acciones posteriores a la revuelta tiránica naxia, donde el tirano victorioso consigue exiliar a sus enemigos, expropiando sus posesiones. Si conectamos esta información con la recogida por Ateneo en el episodio de Telestágoras podemos interpretar que los exiliados formaban parte del grupo social al que pertenecían los jóvenes ebrios (Ó·ӛÛÎÔÈ/neanískoi) que ahora debían pasar por el duro trance de comprar sus propias posesiones.5 El exilio y posterior expropiación de los enemigos de Lígdamis respondía a la instauración de un nuevo régimen político que debía apoyarse en las bases sociales contrarias a la oligarquía mercantil. Dicho gobierno estaría necesitado de efectivo para desarrollar sus propuestas, de ahí la voracidad con la que actuó Lígdamis. Parece que el nuevo régimen naxio pronto buscó una nueva imagen que la diferenciase de los exiliados, centrada en el culto a Apolo, pues, hacia el tercer cuarto del siglo vi a.C, promovió la construcción de un templo de már1 Aristotle. Aristotle in 23 Volumes. Cambridge (Mass.)/London 1935. Traducción de M. García Valdés, Aristóteles. Constitución de los atenienses; Pseudo-Aristóteles. Económicos, Madrid 1995. 2 El tirano no era necesariamente el líder de los oligarcas, Anderson 2005, p. 190. 3 La û‚ÚȘ/hybris era el camino del àÁ·ıfi˜/agathós hacia el ηÎe˜/kakós; Figueira/Nagy 1985, p. 52. La confrontación entre justicia (‰›ÎË/díke) e û‚ÚȘ / hýbris forma parte de la concepción arcaica de la política, véase McGlew 1998, pp. 59-61. Por otro lado, el apoyo del pueblo a estas facciones oligárquicas enfrentadas fue importante para decantar la balanza en una ÛÙ¿ÛȘ/stásis; Lewis 2009, p. 21. 4 La conflictos entre timocracia y aristocracia degeneraban en violencia; van Wees 2000, pp. 63-67. 5 Quizá alguien le sugirió que antes de venderlas a sus antiguos dueños se las regalase a Telestágoras.

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mol consagrado a este dios en una pequeña isla muy cercana a la ciudad de Naxos. Pese a que el templo no se finalizó, sí que se ha detectado la influencia del gobierno de Lígdamis en la planificación del templo con un radical cambio de orientación y un aumento de su tamaño.1 Así pues, la dicotomía entre Iria como culto tradicional oligárquico a Dioniso, y el nuevo templo de Apolo, apoyado por Lígdamis, vuelve a reflejar la tirantez entre estas elites y refuerza la idea de que el relato de Telestágoras no parece una mera construcción literaria. No obstante, ni el relato recogido por Ateneo ni la aportación de Aristóteles nos relatan cómo llegó Lígdamis al poder. Sabemos por Heródoto (i. 61. 3) que Lígdamis entabló contacto con el exiliado Pisístrato, proporcionándole hombres y dinero para apoyar su vuelta al poder en Atenas. Esta relación entre futuros tiranos se fraguó en Eretria (Eubea), polis que mantenía una cordial relación diplomática con Naxos en época arcaica.2 Como contrapartida Pisístrato ayudó al naxio cuando éste encabezó la revuelta propiciada por la agresión a Telestágoras, logrando hacerse con la tiranía3 (Hdt. I. 64). En consecuencia, Lígdamis sería un oligarca lo suficientemente poderoso como para proporcionar un contingente a Pisístrato y, a raíz de esto, proponemos la posibilidad de que perteneciera a la élite de Telestágoras por su oposición al poder de los jóvenes.4 Entonces, como hemos visto en la Política de Aristóteles, si una parte de la oligarquía estaba tratando injustamente al demos, resulta lógico pensar que

1 Para la valoración histórica del templo, Libero 1996, p. 241, Consolo 1996, p. 128 y la más actualizada de Lambertz 2009, p. 10. La construcción de edificios públicos es un rasgo frecuente en la política de los tiranos, destacando los casos de Pisístrato en Atenas y Polícrates en Samos; Anderson 2005, p. 192 y Parker 2007, p. 34. 2 En la mal conocida historia de la Naxos pre-tiránica destaca la rivalidad con Paros y cómo ambas islas se insertaron en una red de alianzas en la Guerra Lelantina (ca. 710-650), Berranger 1992, pp. 203-217 y Costa 1997, pp. 107-130. La preeminencia política de la isla en las Cícladas de época arcaica se puede seguir en Heródoto (v 30-31) o en la estatua Nikandra (mitad del vii a.C.), depositada en el santuario de Apolo en Delos durante el periodo de hegemonía naxio, Inscr. Délos, n. 2; EG, i, pp. 153-156, n. 1, fig. 38 a-c, Guarducci 1987, pp. 49-51. Igualmente, la relación entre Naxos y Atenas fue excelente pues, el meteco más antiguo documentado, Anaxiles, de finales del vi a.C. y era naxio (CEG 58 = IG i3 1357, recogido y comentado en Duploy 2006, p. 141). 3 Proceso comparable al de Cípselo en Corinto donde, supuestamente, el tirano venía a traer justicia al pueblo; McGlew 1998, p. 73. 4 En contra de la opinión de Berve 1967, p. 78 que entiende la tiranía naxia como resultado de la intervención de Pisístrato. Además sostiene que las expropiaciones a los vencidos servían para mantener un ejército mercenario con el que Lígdamis sustentaba su gobierno de igual forma que se documenta en el caso de Pisístrato y Polícrates; Cawkwell 1995, p. 82. Esta opinión enfatiza el apoyo exterior y la coerción interna como factores determinantes del ascenso de Lígdamis al poder pero no tiene en cuenta el pasaje de Ateneo que estamos tratando de ahí la analogía con otros tiranos.

telestágoras y la instuaración de la tiranía en naxos 251 un oportunista como Lígdamis aprovechase la coyuntura y se proclamase tirano hacia el 540 a.C.1 El fin del gobierno de Lígdamis (circa 525 a.C) estuvo ligado a la caída de Polícrates, tirano de Samos, por intervención lacedemonia.2 El poder en Naxos parece que retornó por un tiempo a la oligarquía pre-tiránica, según el testimonio de Heródoto en el contexto de la posterior sublevación jonia contra los persas (500 a.C) y la asunción de un régimen democrático en la isla: âÎ N¿ÍÔ˘ öÊ˘ÁÔÓ ôÓ‰Ú˜ ÙáÓ ·¯¤ˆÓ ñe ÙÔÜ ‰‹ÌÔ˘, Ê˘ÁfiÓÙ˜ ‰b à›ÎÔÓÙÔ â˜ M›ÏËÙÔÓ.

Ciertos individuos adinerados fueron desterrados de Naxos por el régimen democrático; y, al verse exiliados, se dirigieron a Mileto. Hdt. v. 30. 23

Estos individuos adinerados podían ser la facción que gobernaba la isla en tiempos de Telestágoras, y que habían conseguido retomar el gobierno tras la caída de Lígdamis. Así, en el 500 a.C volvían a verse desplazados por el pueblo, que esta vez estableció una democracia. Este grupo de oligarcas adinerados negoció su vuelta con Aristágoras de Mileto, con el que tenían lazos de hospitalidad. A partir de aquí y con ayuda persa pretendían hacerse nuevamente con el control de la isla. En otras palabras, la rebelión a inicios del v a.C parecía no tener un líder claro pero retomaba un conflicto y un clima de inestabilidad conocidos en la isla. En consecuencia, entendemos que el grupo social que gobernó tras la caída de Lígdamis representaba la oposición al mismo, es decir, que debían representar los mismos intereses que los jóvenes agresores de Telestágoras. 3. Telestágoras y la metáfora de una revolución En función de los datos expuestos creemos oportuno reforzar la lección histórica contenida en el relato de Aristóteles sobre los sucesos acaecidos a Telestágoras de Naxos. A nuestro parecer, la conexión entre literatura e historia es precisamente la discusión por el “gran pez”. A este respecto, podemos distinguir cuatro bandos: por un lado, tenemos a Telestágoras que representaría la antigua nobleza propietaria de la tierra con una fuerte influencia so1 En este punto la ayuda de Pisístrato sí fue de vital importancia, vid. Libero 1996, p. 243. Sobre la difícil cronología del inicio de la tiranía naxia, Costa 1996, p. 158. 2 Plut., De Her. Mal., 21 y Leahy 1957, p. 272, donde expone sus dudas acerca de que Esparta participara militarmente en la deposición del tirano, sosteniendo que pudo intervenir por vía diplomática. 3 Texto griego en A. D. Godley, Herodotus, with an English translation, Cambridge 1920. Traducción de C. Schrader, Heródoto. Historia, Madrid 2000.

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bre el sector rural; seguidamente, los jóvenes de la ciudad reflejarían una oligarquía mercantil de nuevo cuño que detentaba el poder en detrimento de los poderes tradicionales; en tercer lugar, está el pescador que se opone a la venta del gran pez; y finalmente, tenemos a Lígdamis, un miembro de la oligarquía tradicional que aprovechó la coyuntura para hacerse con el poder en la isla. Teniendo en cuenta estas fuerzas vivas, el episodio del gran pez puede interpretarse en un sentido figurado. Es decir, Telestágoras sería la figura respetable para el ‰ÉÌÔ˜/démos, recibiendo sus dones y reconocimiento, mientras que los jóvenes de la ciudad eran los gobernantes de facto en la isla. En medio de estos dos poderes tenemos al pescador, personificando al pueblo naxio como poseedor del “gran pez”, alegoría del poder político sobre la isla. Así pues, este ‰ÉÌÔ˜/démos, tratado injustamente, veía con malos ojos las aspiraciones de los jóvenes, por lo cual no serían merecedores del gran pez. En este sentido, los jóvenes se asemejarían al actor Propis de Ateneo, que tenía una gran apariencia pero escasas cualidades. En cambio Telestágoras sí que sería merecedor del poder (gran pez) que detentaba por su cercanía al pueblo. Los jóvenes agredieron al venerable Telestágoras en un claro acto de û‚ÚȘ/hýbris orientado a quebrantar el honor de las familias tradicionales y acabar con su influencia sobre el ‰ÉÌÔ˜/démos. Esto concuerda con la reflexión recogida en la Política de Aristóteles donde se nos transmitieron las causas por las que una oligarquía podía enfrentarse entre sí. En esta tesitura, Lígdamis aprovechó el momento para aglutinar la oposición popular contra la facción de los jóvenes y encabezar una rebelión que le acabaría convirtiendo en tirano. Tampoco es descartable, puestos a especular, que Lígdamis, buscando una alianza política, fuera el prometido de una de las hijas mancilladas de Telestágoras y, por tanto, encabezara la reacción como parte ofendida.1 Asimismo, cuando la oligarquía mercantil recuperó el poder tras la caída de Lígdamis, el ‰ÉÌÔ˜/démos volvió a sublevarse, siendo, a nuestro modo de ver, una nueva demostración del escaso apoyo que este sector tendría en la isla. En conclusión, en el episodio de Telestágoras es probable apreciar un trasfondo histórico. El proverbio referente al “gran pez” introduciría un re1 O’Higgins 2003, p. 74, interpreta la adquisición del “gran pez” como la metáfora de un concierto matrimonial entre familias oligarcas donde Telestágoras, el ·ÚÈÔ˜/kyrios, rechaza la oferta, produciéndose los altercados que derivaran en la caída del régimen político. Este punto de vista, aunque sugerente, parte de la crítica literaria y no tiene en cuenta ni el contexto histórico ni la figura de Lígdamis por lo que nos parece especulativo. No obstante, consideramos interesante sugerir que tanto Lígdamis como el grupo de jóvenes intentara emparentar con la familia de Telestágoras, un aristócrata tradicional y respetable, para así cobrar ventaja en el complejo panorama político y social de la isla.

telestágoras y la instuaración de la tiranía en naxos 253 lato etiológico sobre la instauración de la tiranía en la isla. Esto no es óbice con que el relato de Telestágoras sea una ficción literaria, sino que el autor del relato original, recogido por Aristóteles en su Constitución de los naxios, pudo recurrir a una historia conocida en la isla para explicar el ascenso de Lígdamis al poder. El recurso a la alegoría era usual en la Antigüedad tanto en la épica homérica como en la dramaturgia clásica e incluso en la filosofía platónica. En estos casos se recurría a trasfondos míticos para explicar a la población sucesos históricos complejos. En nuestro caso, la û‚ÚȘ/hýbris de los gobernantes que deshonraron a Telestágoras, un benefactor de la comunidad, sería una alegoría para justificar la llega al poder de Lígdamis. Bibliografía Anderson 2005 = G. Anderson, Before Turannoi Were Tyrants: Rethinking a Chapter of Early Greek History, «Classical Antiquity», 24. 2, 2005, pp. 173-222. Andrewes 1956 = A. Andrewes, The Greek Tyrants, London 1956. Ayodeji 2004 = K. Ayodeji, A day in the life of Cyrton the Fisherman in The Greek islands and the Sea. Proceedings of the First International Colloquium held at the Hellenic Institute, Royal Hollaway, University of London, 21-22 September 2001, a cura di J. Chrysostomides; C. Dendrinos; J. Harris, London 2004, pp. 1-13. Bengston 1986 = H. Bengston, Historia de Grecia. Desde los comienzos hasta la época imperial romana, Madrid 1986. (1ª edición, München 1965). Berranger 1992 = D. Berranger, Recherches sur l’Historire et la Prosopographie de Paros à l’Époque Archaïque, Clermont-Ferrand 1992. Berve 1967 = H. Berve, Die Tyrannis bei den Griechen, v. 1, München 1967. Bintliff 2006 = J. Bintliff, City-Country Relationships in the ‘Normal Polis’ in, City, Countryside, and Spatial Organization of Value in Classical Antiquity, a cura di R. M. Rosen; I. Sluiter, Leiden&Boston 2006, pp. 13-32. Braund/Wilkins 2000 = Athenaeus and his World. Reading Greek Culture in the Roman Empire, a cura di D. Braund; J. Wilkins, Chicago 2000. Brun 1997 = P. Brun, Du fromage de Kythnos au marble de Paros: la question des appellations contrôlées (?) dans l’antiquité grecque, «REA», 99, 3-4, 1997, pp. 401-409. Cartledge 1977 = P. Cartledge, Hoplites and Heroes: Sparta’s Contribution to the Technique of Ancient Warfare, «JHS», 97, 1977, pp. 11-27. Cawkwell 1995 = G. L. Cawkwell, Early Greek Tyranny and the People, «CQ», 45, 1, 1995, pp. 73-86. Cobb-Stevens 1985 = V. Cobb-Stevens, Opposites, Reversals, and Ambiguities: the Unsettled World of Theognis in Theognis of Megara. Poetry and the Polis, a cura di T. Figueira; G. Nagy, Baltimore 1985, pp. 159-175. Consolo 1996 = S. N. Consolo, Naxos nell’Egeo arcaico e nella colonizzacione «calcidese» dell’occidente in La Cicladi e il mondo egeo. Seminario Internazionale di Studio 1992, a cura di E. Lanzillotta; D. Schillardi, Roma 1996, pp. 121-153.

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