Tecnología lítica y sociedades agro-pastoriles tempranas

July 27, 2017 | Autor: Patricia Escola | Categoría: Lithic Technology (Archaeology)
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Temas de Arqueología, Análisis lítico (2004), pp. 59-100.

TECNOLOGÍA LÍTICA Y SOCIEDADES AGRO-PASTORILES TEMPRANAS Patricia S. Escola1

INTRODUCCIÓN La investigación arqueológica en el ámbito de la Puna Meridional no posee una larga data, particularmente, en lo que respecta a las ocupaciones agro-pastoriles más tempranas. El departamento de Antofagasta de la Sierra (Catamarca) no escapa a esta situación. A principios del siglo XX, y con posterioridad a la década del 50, arqueólogos y aficionados llevaron adelante algunas incursiones ocasionales. Sólo recién en la década del 80 se encararon trabajos sistemáticos de investigación arqueológica dirigidos a establecer y explicar las características de las ocupaciones agro-pastoriles tempranas en un ambiente de desierto de altura (2400 años AP a 900 años AP) (Olivera 1992). Dentro de este proyecto general, mi interés científico ha estado centrado en explorar el rol dinámico que juegan la tecnología y los artefactos líticos en estas sociedades prehispánicas altoandinas. Para esta tarea, he tomado en consideración una perspectiva teórica estrechamente vinculada a la investigación de grupos cazadores-recolectores, pero aplicada también a situaciones de sedentarismo o contextos con economías productivas (Parry y Kelly 1987 ; Koldehoff 1987 ; Torrence 1989): la organización de la tecnología. Ahora bien, las investigaciones desarrolladas en Antofagasta de la Sierra desde un principio apuntaron a la contrastación de un modelo particular denominado “Sedentarismo Dinámico” que explicaba el funcionamiento de los grupos humanos en relación a la explotación y/o circulación de recursos regionales (Olivera 1988, 1992). Dentro de este marco, la variable tecnológica lítica se ha constituido en una línea de evidencia tendiente a poner a prueba algunos aspectos funcionales y organizativos del modelo. Atendiendo, entonces, a estas considera1

ciones este trabajo tiene como objetivo evaluar la variabilidad de los conjuntos líticos disponibles, estudiando sus características estructurales y su composición. Al respecto, cabe destacar que esta variabilidad va a ser relacionada tanto con los requerimientos funcionales de los artefactos como con la organización del sistema cultural en general (Carr 1994). Para cumplimentar este objetivo, se llevaron adelante estudios tecnológicos, sistemáticos e integrados, sobre distintos conjuntos artefactuales procedentes tanto de sitios estratificados (Casa Chavez Montículos y Real Grande 1) como de fuentes de aprovisionamiento de materias primas. A partir de ello, la delineación de trayectorias de producción por materia prima se constituyó en una vía clave para abordar la variabilidad, arrojando nueva luz sobre la relación entre la disponibilidad de recursos líticos, las estrategias de producción involucradas y el sistema de asentamiento-subsistencia. ORGANIZACIÓN TECNOLÓGICA Y VARIABILIDAD: ALGUNAS CONSIDERACIONES TEÓRICAS Cuando se habla de tecnología, en términos generales, se hace referencia a todas las actividades involucradas en la adquisición de materias primas, manufactura, distribución, uso, mantenimiento, reciclado y descarte de artefactos líticos. Sin embargo, la concepción organizativa de la tecnología le otorga a la tecnología misma y a sus productos -los artefactos- un rol dinámico dentro de los sistemas culturales. Ahora bien, este dinamismo implica tomar en consideración las estrategias o decisiones que guían el componente tecnológico del comportamiento humano. A su vez, también implica tener presente que estas estrategias, sensibles a condiciones generadas en la interacción del hombre y

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su ambiente físico y social, deben ajustarse o ser la variable de ajuste de otros aspectos del comportamiento ante necesidades y prioridades particulares. En este trabajo, se sigue la propuesta de Nelson (1991:57) que entiende a la organización tecnológica como “el estudio de la selección e integración de estrategias para confeccionar, usar, transportar y descartar los instrumentos y los materiales necesarios para su mantenimiento”1. Cabe aclarar que la autora involucra en este campo de estudio la consideración de condiciones ambientales y variables tanto económicas como sociales que influyen dichas estrategias. Conservación y expeditividad constituyen dos estrategias tecnológicas introducidas por Binford (1979) y categorizadas en términos de una planificación diferenciada. Nelson (1991), más tarde, incorpora al conjunto un comportamiento llamado oportunístico que opone al de expeditividad. Una reflexión sobre la que deseo hacer hincapié es que estas estrategias tecnológicas no refieren a una clase de artefacto o a un tipo de conjunto artefactual. Por el contrario, estas estrategias “identify kinds of plans for facilitating human uses of the enviroment that can be carried out in a variety of ways and are responsive to a variety of conditions. Artifact forms and assemblage composition are the consequences of different ways of implementing curation and expediency.” (Nelson 1991:62). Una de las formas de abordar las consecuencias materiales de la implementación de las distintas estrategias tecnológicas es a través del estudio del diseño. En líneas generales, puede considerarse la existencia de cuatro variantes de diseño: confiabilidad, flexibilidad, versatilidad y transportabilidad. Al respecto, cabe señalar que en este trabajo se han seguido los conceptos vertidos por Nelson (1991). Asimismo, creo conveniente destacar que, a partir de las observaciones de esta autora, es dable asumir que flexibilidad y versatilidad constituyen opciones de una variable de diseño conocida como mantenibilidad (Bleed 1986). Ahora bien, si mi interpretación no ha sido

errónea se puede decir que la confiabilidad, la flexibilidad, la versatilidad y la transportabilidad constituyen alternativas de diseño vinculadas estrechamente a una planificación centrada en la anticipación y extensión de la vida útil de los instrumentos (Bousman 1993 ; Carr 1994 ; Myers 1989 ; Torrence 1989). Esto significa, entonces, que ninguna de estas opciones podría surgir como resultado de un comportamiento expeditivo. En qué medida, entonces, la implementación de una estrategia expeditiva influye o condiciona la forma de los instrumentos ? Cuáles son las variables de utilidad que se enfatizan en una planificación orientada a minimizar el esfuerzo tecnológico y a responder a necesidades predecibles ? No tengo las respuestas a estos interrogantes, sin embargo, considero pertinente explicitar en este espacio algunas ideas al respecto. En principio, se podría decir que las características del diseño instrumental bajo condiciones de expeditividad tenderían a facilitar tareas inmediatas, conocidas y, muchas veces, específicas, respondiendo así a consideraciones de corto plazo (Binford 1979). El mismo Bousman (1993), atendiendo a estos requerimientos, hace referencia a un diseño expeditivo que, desafortunadamente, no termina por desligarse de la estrategia misma. Sin embargo, su propuesta en términos de diseño no ha dejado de llamarme la atención al punto tal que me he planteado, para estos casos, hablar de “diseños utilitarios”. Al respecto, habría que considerar a la demanda funcional, es decir a los requerimientos de la función a ejecutarse, como uno de los elementos condicionantes de este tipo de diseño. En este sentido, la utilización y/o formatización de determinados biseles, ángulos de filo y contornos de borde permitirían enfrentar necesidades variadas con una mínima inversión de trabajo en su producción. Esto incluiría no solo formas de filo simples que pudieran ajustarse a un espectro funcional relativamente amplio sino también configuraciones discretas de borde (pe. concavidades, puntas destacadas, aserrados) orientadas a funciones específicas. Cabría destacar, en general, que esta variable de diseño adquiriría

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significado en situaciones desprovistas de time stress (sensu Torrence 1983) y de elevado costo de fracaso. Por lo tanto, sería dable esperar que las actividades de manufactura, uso y descarte tuvieran lugar en el contexto de uso, siendo muy poco frecuentes las tareas de mantenimiento y reparación. Más allá de estas últimas reflexiones teóricas, cabe reconocer que los conceptos de estrategia tecnológica y diseño, desde su formulación original y posterior desarrollo, han estado estrechamente ligados a la arqueología de cazadoresrecolectores, especialmente al continuum forager-collector. Es cierto que, tradicionalmente, el interés de los analistas líticos ha estado centrado en el dominio de las economías no productivas. Sin embargo, creo no equivocarme al sostener que estos mismos conceptos son lo suficientemente amplios para ser aplicados a situaciones de sedentarismo o grupos con economías productivas en el marco de las llamadas “sociedades complejas”. MODELO Y PROPUESTAS A CONSIDERAR Previo a la consideración del modelo considero pertinente hacer referencia al área de investigación y a sus condiciones geográficas y ecológicas. Esta caracterización apunta a dejar definidas las escalas espaciales de análisis que encuadraron los estudios arqueológicos, y a examinar la particularidad del ambiente altoandino y su oferta de recursos. Microregión y Microambientes: Situación Geográfica y Ambiental La Puna de Atacama, sector más austral del altiplano andino, constituye un desierto de altura, con altitudes medias oscilando entre los 3.600 y 3.800 msnm. La porción correspondiente a la Puna argentina se ubica entre los 22° y 27° de Lat. Sur y entre los 65° 10’ y los 68° 50’ de Long. Oeste, dividiéndose en un sector Septentrional y uno Meridional a la altura del paralelo de 24 ° (Feruglio 1946). En general, se adscriben a todo el espacio

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puneño una serie de características ambientales que incluyen una intensa radiación solar debida a la altitud (2.500-4.100 msnm), una gran amplitud térmica diaria, una marcada estacionalidad con precipitaciones estivales pobres (0-700 mm anuales), una baja presión atmosférica, y una distribución irregular de nutrientes. Sin embargo, esto no implica la existencia de un elevado grado de homogeneidad ambiental. Por el contrario, es posible distinguir, en el ámbito de la Puna, importantes variaciones en el clima, la topografía, la geología y la biomasa. Dentro de la Puna Meridional argentina, a los fines generales de la investigación, se destacaron como marcos de referencia microregionales (sensu Aschero 1988) cuatro cuencas: a) Laguna Blanca, b) Hombre Muerto, c) Antofalla y d) Antofagasta de la Sierra, siendo esta última donde se focalizaron más intensamente los estudios. Tres de las cuatro microregiones señaladas (Hombre Muerto, Antofalla y Antofagasta de la Sierra) se localizan en el departamento de Antofagasta de la Sierra ubicado en el ángulo noroeste de la provincia de Catamarca (Figura 1). Una de las cuencas prospectadas, la de Antofalla, posee como elemento focalizador al salar homónimo que ocupa una superficie cercana a los 1.000 km² (Figura 1). A lo largo de su margen occidental se encuentran una serie de quebradas subsidiarias entre las cuales se destacan las de Las Quinoas, Botijuelas, Las Cuevas y Ona. La cuenca de Antofagasta de la Sierra, la más intensamente trabajada, comprende el sistema hídrico de los ríos Calalaste-ToconquisPunilla/Antofagasta y sus afluentes, dentro de los cuales se destacan los ríos Las Pitas y Miriguaca (Figura 1). Cabe destacar que se trata de una cuenca endorreica con drenaje a una laguna terminal, la laguna de Antofagasta, que se localiza al pie de los volcanes Antofagasta y Alumbrera. Como todo ambiente puneño, la distribución de los recursos en esta microregión no es homogénea distinguiéndose áreas de alta concentración de nutrientes (zonas de concentración de nutrientes sensu Yacobaccio 1990, 1994) frente a otras de recursos muy dispersos o di-

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Figura 1. Microregiones en Estudio - Sectores Microambientales de la Cuenca de Antofagasta de la Sierra y Sitios Arqueológicos (Tomado y adaptado de Aschero et al. 2002)

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rectamente inexistentes. Esto significa que existe un alto grado de predictibilidad en la localización espacial de los recursos, que no puede hacerse extensivo a su abundancia dado que el ambiente es extremadamente variable en el corto plazo (Yacobaccio et al. 1994). Entonces, dentro de la microregión de Antofagasta de la Sierra pueden distinguirse tres sectores microambientales con alta concentración de recursos (Olivera 1992): Fondo de Cuenca (3.400-3.550 msnm), Sectores Intermedios (3.550-3.900 msnm) y Quebradas de Altura (3.900-4.600 msnm). Coincido con Olivera y Elkin (1994) al considerar que las diferencias topográficas y de oferta de recursos inherentes a estos microambientes estuvieron estrechamente vinculadas a la estructura y dinámica de los grupos humanos prehispánicos en la microregión. Una síntesis de las características ambientales y de la potencialidad productiva de estos sectores puede verse en Escola (2000:30-31) y en Olivera y Podestá (1993:124-125). El Modelo del Sedentarismo Dinámico La consideración de las características ambientales anteriores y de diversos modelos pastoriles actuales altoandinos contribuyó a la propuesta de un modelo orientado a brindar un marco explicativo para las más tempranas ocupaciones agro-pastoriles de la Puna meridional. Se trata de un modelo de tipo sincrónico funcional planteado para la cuenca de Antofagasta de la Sierra y para un lapso cronológico tentativo que va del 2.400 AP al 900 AP. La propuesta de Olivera (1988, 1992) parte de la premisa de que los grupos humanos de la Puna meridional habrían implementado una economía agro-pastoril, con énfasis en el pastoreo de camélidos y el complemento de la caza y la recolección. En base a este patrón de subsistencia se infiere, entonces, que el sistema de asentamiento involucrado enfatizaría un alto grado de sedentarismo. No obstante, se advierte que las características ambientales del área, con alta concentración de recursos en sectores definidos, de potencialidad y accesibilidad diferencial, debieron exigir la existencia de un sistema

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logístico con un grado variable de movilidad. De este modo, los grupos humanos llevarían adelante la explotación de distintos microambientes con oferta diferencial de recursos accediendo a ellos ya sea en forma directa y periódica o indirecta mediante mecanismos de complementariedad y relaciones de intercambio. Esto se traduciría, entonces, en un patrón denominado “Sedentarismo Dinámico” (Olivera 1992:62). A partir de su definición, dicho patrón implica, prácticamente, la existencia de asentamientos tipo base residencial, de ocupación anual, ubicados en los fondos de valle de las cuencas endorreicas o en quebradas protegidas, es decir en sectores aptos para las prácticas agro-pastoriles. Asimismo, el modelo contempla el traslado de integrantes del grupo humano a otros sectores microambientales para una explotación directa relacionada con el pastoreo y/o la caza. Esta movilidad se daría durante ciertas épocas del año, y con posible periodicidad estacional, generando asentamientos temporarios o puestos de caza/pastoreo de altura de ocupación recurrente. Por otro lado, es posible que el radio de explotación de recursos fuera sustancialmente ampliado con el objeto de obtener bienes/ recursos inexistentes o escasos en la microregión. De este modo, la realización de incursiones a larga distancia o la implementación de mecanismos de circulación o intercambio deberían ser tenidas en cuenta. Ahora bien, a partir del enunciado de este modelo se plantearon una serie de hipótesis orientadas a evaluar los alcances del mismo y las posibles variaciones implicadas en el funcionamiento de una sociedad productora (Olivera 1992:64-65). En este sentido, el desarrollo de este trabajo apunta a contribuir a la contrastación de algunas de las hipótesis y a la discusión de ciertos aspectos del modelo. La propuesta del Sedentarismo Dinámico se basa en la realización de una explotación diferenciada de recursos, según la oferta de los distintos microambientes y/o microregiones, e implica la existencia de asentamientos en aquellos sectores que evidencien una alta concentración de nutrientes. Desde un punto de vista tec-

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nológico, en virtud del planteamiento realizado, los conjuntos artefactuales procedentes de las distintas ocupaciones, sean éstas permanentes o temporarias, deberían evidenciar la utilización de una gama de recursos líticos cuyas fuentes de abastecimiento estuvieran localizadas en diversos sectores microambientales y/ microregionales y, por ende, a distancias variadas respecto de los asentamientos. Esta situación, a su vez, se traduciría en la existencia de diferencias cuantitativas en la representatividad de las materias primas utilizadas de manera tal de registrarse una mayor frecuencia de aparición de aquellas rocas de mayor disponibilidad y/o accesibilidad en detrimento de las más distantes o de acceso más limitado. Por otro lado, si bien se sostiene que las materias primas encierran condiciones de disponibilidad y/o accesibilidad diferenciadas, también hay que considerar que se presentan en la naturaleza de maneras variadas y se caracterizan por poseer propiedades físico-mecánicas particulares o distintivas. En este sentido, sería previsible que las materias primas, en los contextos agro-pastoriles, evidencien una explotación diferenciada caracterizada por estrategias de aprovisionamiento y reducción acordes a cada material. Asimismo, dadas las características del ambiente puneño y el grado de movilidad planteado para estos grupos, es dable pensar que los costos de aprovisionamiento, reducción y transporte de los distintos recursos líticos serán sensiblemente diferentes. Estas diferencias en los costos se verán reflejadas, entonces, en el uso de las materias primas que mostrarán variaciones en lo que respecta tanto a la manufactura y extensión de la vida útil de los instrumentos como a la celeridad del descarte. Por lo tanto, considero factible asumir que los materiales de bajo costo se utilizarán de manera no económica para la confección de artefactos de manufactura simple, de uso poco prolongado y de rápido descarte. En tanto que las materias primas supeditadas a incursiones de larga distancia o costos adicionales de tipo social evidenciarán un aprovechamiento más económico. Esto redundará en un uso selectivo de las mismas orientado a la manufactu-

ra de ciertas categorías de instrumentos, en la aplicación de una inversión mayor de energía en la confección y en la prolongación de la vida útil de los mismos a través de actividades de reparación, mantenimiento y reciclaje. En términos globales, se puede definir la producción lítica como un proceso de modificación material centrado en la obtención de un objeto particular (Ericson 1984:3). Este proceso, al cubrir un cierto espectro de etapas, puede presentar variaciones espacio-temporales que permiten a los analistas líticos hablar de producciones terminales, secuenciales e irregulares (Ericson op. cit.). Ahora bien, volviendo a los contextos puneños, si se toma en consideración el patrón “Sedentario Dinámico” planteado, la probable localización de las fuentes de aprovisionamiento en sectores diversos y las estrategias de reducción que puedan vincularse a las distintas materias primas, entonces es posible sostener la existencia de una producción lítica de carácter secuencial. Esto significa que “reduction is taken to a particular stage in one area and then completed in other areas of the system where the final production is completed at o near the site of consumption and use” (Ericson 1984:4). Esta propuesta de una producción de tipo secuencial se encontraría estrechamente vinculada a la variabilidad funcional de los sitios que contempla el sistema logístico enunciado en el modelo. En términos generales, bases residenciales y puestos temporarios evidencian su variabilidad funcional en virtud de sus conjuntos artefactuales, de las etapas de producción lítica representadas y de los materiales arqueofaunísticos (Binford 1980, 1982). En términos más estrictos, con el incremento del sedentarismo, los sitios residenciales mostrarían una mayor variedad artefactual debido al amplio rango de actividades realizadas anualmente en dicha localización (Rafferty 1985; Schiffer 1975; Whalen 1981). A su vez, los campamentos temporarios, no residenciales, serían funcionalmente específicos, pero dado que las actividades pastoriles poseen cierto grado de predictibilidad en el manejo espacio-temporal de los rebaños, estos asentamientos serían reocupados regularmente mante-

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niendo -en buena medida- la misma funcionalidad (Binford 1982; Ebert y Kholer 1988). De este modo, los conjuntos líticos de contextos agro-pastoriles deberían exhibir diferencias tanto en lo que respecta a su composición (Torrence 1983, 1989) como a las etapas de reducción representadas. En el caso de la base residencial se destacaría, por un lado, la presencia de una variedad instrumental asociada tanto a la instrumentación de prácticas productoras (agrícolas y pastoriles) como al mantenimiento de las predadoras, con algunos instrumentos de gran tamaño y larga vida útil (p. ej. palas, manos y molinos). Por otro lado, también se observaría a través del registro artefactual la realización de la gran mayoría de las etapas de la secuencia de producción lítica. En el caso de los puestos temporarios, a su vez, se acentuaría el registro de sólo algunas de las instancias de manufactura, con énfasis en las actividades de formatización y/o regularización final y mantenimiento. El rango de clases instrumentales presentes se limitaría aquí a las tareas específicas de caza y/o pastoreo; asimismo, sería dable esperar no solo el descarte sino también el abandono de instrumentos aún viables para su uso previendo futuras situaciones de retorno al sitio. METODOLOGÍA: EN EL CAMPO Y EN EL LABORATORIO En el Campo Las tareas de campo estuvieron orientadas, en gran medida, a la excavación de los sitios Casa Chavez Montículos y Real Grande 1. Los intrumentos, núcleos y desechos de talla recuperados en el transcurso de dichas excavaciones constituyeron la evidencia artefactual básica para abordar la problemática tecnológica. El sitio Casa Chavez Montículos (CChM) se encuentra localizado en el fondo de cuenca, a 1,7-2 km al sur de la localidad de Antofagasta de la Sierra, sobre la margen izquierda del río Antofagasta/Punilla y adyacente a la zona de Tolar-Campo (Figura 1). Se trata de un conjunto de diez estructuras monticulares, de dimensiones variables, dispuestas en dos grupos alrede-

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dor de un espacio deprimido central. Los registros de excavación provienen, fundamentalmente, de los Montículos 1 y 4. Los fechados radiocarbónicos disponibles (Olivera y Elkin 1994:tabla 1) permiten situar las ocupaciones del sitio entre 2.120 y 1.530 años AP. En líneas generales, la existencia de evidencias de agricultura, manejo selectivo de camélidos y tecnología cerámica muy desarrollada, sumadas a una larga secuencia de ocupación, advierten acerca de la existencia de una comunidad agro-pastoril con alto grado de sedentarismo en este sitio. Una exposición detallada de la naturaleza y características de los distintos hallazgos puede verse en Olivera (1988, 1992) y Olivera y Elkin (1994). Por su parte, el sitio Real Grande 1 (RG1) aprovecha un alero pequeño y un terreno adyacente, utilizado actualmente como corral, ubicados en las cercanías de la margen izquierda de la vega de altura de Real Grande (4.050 msnm) (Figura 1). Las excavaciones en el sitio pusieron en evidencia una serie de eventos de ocupación superpuestos. En este sentido, las dataciones radiocarbónicas disponibles (Olivera y Elkin 1994:tabla 1) permiten situar dichas ocupaciones entre 1.110 y 680 años AP. En términos generales, la evidencia arqueológica recuperada, sumada a la información aportada por el análisis arqueofaunístico, permiten sostener que RG1 podría haber funcionado como un “puesto” para actividades de pastoreo y caza constituido por varios recintos de diferente funcionalidad. En este caso, remito a Olivera (1992) y a Olivera y Elkin (1994) para consultar información detallada de los hallazgos y análisis efectuados. Las tareas de campo restantes se desarrollaron en algunos sitios superficiales, específicamente, en fuentes de aprovisionamiento de materias primas líticas. Al respecto, los procedimientos y técnicas de campo aplicados en su relevamiento han sido ya tratados in extenso en Escola (2000; 2001). En el Laboratorio Para llevar adelante el análisis técnicomorfológico de los conjuntos líticos se utilizaron muestras parciales obtenidas tanto por medios

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probabilísticos como no probabilísticos. En el caso de CChM, en principio, se optó por trabajar con los materiales del Montículo 1 que ofrecía el lapso de ocupación más prolongado. A tal efecto, se utilizó, por un lado, una muestra no probabilística de 294 instrumentos y núcleos (55,4% de la muestra total-N=531). Por otro lado, en cuanto a los desechos de talla, se consideró conveniente realizar un muestreo estratificado proporcional aplicando una fracción del 10%. De este modo, se trabajó en definitiva con un conjunto de 1.230 desechos de talla (16,2% de la muestra total-N=7.575). En el caso de RG1, se utilizó la totalidad de la muestra instrumental (99 elementos) dado que, en virtud de su escaso número, no se consideró conveniente fraccionar este total. Por el contrario, la abundancia de desechos líticos (más de 4.000 artefactos) requirió de la aplicación de técnicas probabilísticas a fin de lograr una muestra artefactual representativa y manejable. Al igual que en el caso anterior, se utilizó un muestreo estratificado proporcional adoptando una fracción del 30%. En definitiva, se logró una muestra de 2.398 desechos de talla. Cabe aclarar que, de las tres campañas realizadas, el material correspondiente a las de 1990 y 1991 fue analizado y procesado por Virginia Dellino, bajo mi supervisión. Es importante señalar que los materiales líticos de CChM1 y RG1 han sido tratados analíticamente en bloque de manera tal que las conclusiones tecnológicas que puedan alcanzarse responden a un lapso temporal entre el 2.200 AP y el 700 AP. Quiero destacar que ésta ha sido una decisión deliberada en función de poder abordar la variabilidad tecnológica que ofrecen los conjuntos líticos formativos. Considero adecuado, ahora, mencionar las bases metodológicas que sustentaron, por un lado, el tratamiento de los instrumentos y núcleos, y por otro lado, el de los desechos de talla. En el primer caso -instrumentos y núcleosse siguieron para el análisis los lineamientos propuestos por Aschero (1975, 1983). Este marco clasificatorio permite una utilización selectiva de atributos acorde con la problemática que

se desee abordar. En mi caso particular, he privilegiado la consignación de los siguientes atributos y variables: grupo y subgrupo tipológico, materia prima, dimensiones absolutas y relativas, cantidad y tipo de filos, designación morfológica (núcleos), serie técnica, situación de los lascados, forma base, estado de la plataforma de percusión (núcleos), tipo de talón y/o plataforma de percusión, atributos asociados al talón, estado (entero o fracturado). El registro de estos atributos en fichas individuales y, posteriormente, la utilización de una base de datos relacional (DBase III Plus) facilitó la cuantificación y el procesamiento de los datos cualitativos (Tipología Lítica Computarizada (TILCO) - Guráieb y García 1985-87). Los datos correspondientes al conjunto instrumental de Real Grande 1 fueron procesados con el programa Excel 7.0. En el caso de los desechos de talla, se adhirió a la metodología propuesta por Belleli et al. (1985-87) y Belleli y Guráieb (1992). Esta propuesta clasificatoria apunta a ofrecer un método de análisis que permita discernir procesos y modos de producción a posteriori del mismo. Dado que el sistema habilita a cada investigador a seleccionar las variables y atributos que respondan más adecuadamente a los objetivos planteados, destaco en esta oportunidad la utilización de los siguientes: materia prima, estado de desecho, dimensiones absolutas y relativas, tipo de lasca, tipo de talón y atributos asociados al mismo. El registro de estos datos cuali-cuantitativos se efectuó en fichas descriptivas. Luego, la utilización de una base de datos relacional (DBase III Plus - DELCO) y del programa Excel 7.0. (en el caso de los desechos de RG1) posibilitó un procesamiento rápido y la elaboración de estadísticas descriptivas adecuadas. En función de la extensión de este trabajo, dejo constancia que la información detallada de todas las variables y atributos mencionados puede consultarse en Escola (2000). RECURSOS LÍTICOS Dado que esta temática ha sido desarrollada ampliamente en otros aportes (Escola 2000;

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2001), en esta oportunidad sólo se presenta aquella información estrictamente pertinente a los objetivos del trabajo. Materias Primas y Fuentes de Aprovisionamiento Los recursos líticos empleados por los grupos agro-pastoriles que ocuparon la cuenca de Antofagasta de la Sierra comprenden un variado conjunto de materias primas líticas. Basalto (variedades A, B, C, X, 1 y 2), basalto vesicular, obsidiana, cuarcita, vidrio volcánico (variedades 1 y 2), vidrio volcánico no diferenciado, calcedonia, ópalo, ónix, sílice, cuarzo, arenisca cuarcítica, pórfiro volcánico, y brecha volcánica (variedades 1 y 2) constituyen el amplio espectro de rocas ígneas, metamórficas y sedimentarias utilizadas. Es interesante advertir que se trata de un conjunto de materias primas cuyas propiedades físico-mecánicas difieren en grados diversos (Nami 1986 ; Ratto 1991). Así, rocas de excelentes, medianas y escasas cualidades para la talla se hallan representadas entre los recursos mencionados. Asimismo, cabe aclarar que el basalto y el vidrio volcánico per se presentan una gama de variedades con grados diferentes de calidad para la manufactura de instrumentos. En principio, todas las materias primas se identificaron macroscópicamente (UNLP). Sin embargo, en algunos casos -especialmente para las variedades de basalto y vidrio volcánico- se consideró pertinente realizar determinaciones microscópicas a través de cortes delgados petrográficos (LAQUIGE). Ahora bien, cuál es el grado de accesibilidad y disponibilidad de estos recursos líticos ?. En general, se puede sostener que estos materiales aparecen distribuidos en los distintos sectores microambientales de la cuenca de Antofagasta de la Sierra como así también en la microregión del Salar de Antofalla. En efecto, las prospecciones realizadas en la zona permitieron localizar una serie de fuentes de aprovisionamiento de tipo primario y secundario (Nami 1992).

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En líneas generales, estas fuentes de materia prima se abordaron en función de algunas de sus características (Nami 1992): materia prima, forma de presentación (afloramiento, bloque, nódulo, guijarro, etc.), forma de distribución (aislada, dispersa o concentrada), y características petrográficas y/o geoquímicas. Cabe aclarar que, en algunos casos, se llevaron a cabo tareas de relevamiento y/o muestreo tendientes a determinar las tareas de producción lítica desarrolladas en las fuentes. • Cuarcita: fuente de aprovisionamiento secundaria ubicada en el fondo de cuenca, a 11,5 km al norte de CChM. Su relevamiento permitió la localización de 43 concentraciones superficiales de guijarros que fueron muestreadas de manera probabilística. La información recuperada permite sostener la realización de actividades de extracción de formas base o reducción primaria. • Basalto variedad X: fuente de aprovisionamiento primaria ubicada en el fondo de cuenca, en la margen izquierda de las coladas basálticas de los volcanes Antofagasta y La Alumbrera (5-7 km de CChM). Se documentó una densa concentración de lajas, de distintos tamaños y grosores. No se observó ninguna evidencia que pudiera asociarse a tareas de reducción primaria y/o secundaria. • Basalto variedad A 2: fuente de aprovisionamiento primaria ubicada en el fondo de cuenca, en algunos sectores de las márgenes de las coladas basálticas mencionadas. En el sector norte, distante entre 6-8 km de CChM, se observó gran cantidad de bloques y nódulos distribuidos en forma dispersa. Allí, la presencia de lascas nodulares en superficie sugiere la posible realización de actividades de extracción primaria. Por su parte, el sector sur, ubicado a 1520 km al sur de CChM, ofrece una serie de concentraciones de bloques y nódulos de las cuales sólo una de ellas pudo ser relevada sistemáticamente. Dicho relevamiento indica que la actividades realizadas se limiataron a las prime-

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ras etapas productivas, con posible selección y aprovisionamiento de lascas nodulares y/o formas base (lascas). • Basalto variedad 1; Vidrio volcánico variedad 1 y 23 ; y Opalo: para el caso de estas fuentes de materia prima ubicadas en las quebradas de altura se cuenta con la información registrada por otros investigadores del área. Específicamente, los datos concernientes al basalto y vidrio volcánico corresponden a Aschero et al. (1991) (Pampas Oeste, Este y Norte de Quebrada Seca) ; los datos del ópalo corresponden a Yacobaccio (com.per.) (quebrada de Ilanco). Cabe destacar que estas fuentes se encuentran localizadas dentro de un radio de 12-18 km desde CChM y de 5-10 km desde RG1. • Onix y Basalto variedad C4: depósitos primarios de onix, en forma de extensos afloramientos, se ubicaron en el sector inicial de las quebradas de altura (20-22 km desde CChM y 15-18 km desde RG1). Efectuando una recorrida preliminar se detectaron bloques y nódulos de la variedad C de basalto. Estos hallazgos ameritan la realización de prospecciones y relevamientos más intensivos. • Obsidiana: afloramientos de obsidiana de composición riolítica se detectaron en la margen occidental del Salar de Antofalla, por un lado, en las cercanías de la Vega Ona así como en la quebrada de Las Cuevas. Estos depósitos primarios se encuentran a aproximadamente 8090 km de la localidad de Antofagasta de la Sierra. Los relevamientos realizados en la fuente Ona indican la existencia de varios afloramientos, sectores con gran densidad de nódulos, de tamaños variados, y gran dispersión de rodados de obsidiana en las adyacencias de la misma.Cabe destacar que, a partir de los análisis de procedencia efectuados (Escola 2000 ; Yacobaccio et al. 2001), un elevado porcentaje de los artefactos de obsidiana de CChM y RG1 responden a la “huella química” de la fuente Ona/Las Cuevas. Sin embargo, es relevante el dato que ésta no es la única fuente de obsidiana que abasteció la cuenca de Antofagasta de la Sierra entre

2.200 y 700 años AP. REGISTRO ARTEFACTUAL: INSTRUMENTOS, NUCLEOS Y DESECHOS DE TALLA Instrumentos y Núcleos en CChM - Montículo 1 Una muestra no probabilística de 294 instrumentos y núcleos, enteros y fracturados, constituye el conjunto artefactual que ha sido objeto de un análisis tecnológico profundo. En principio, los grupos tipológicos determinados y su distribución de frecuencias se presentan en la Tabla 1. Cabe destacar que las palas y/o azadas no fueron consideradas en esta muestra de artefactos líticos. Sin embargo, serán tomadas en cuenta, conjuntamente con las puntas de proyectil y las “grandes lascas con retoque”, entre los artefactos formatizados. A modo de referencia, las palas y/ o azadas enteras y fragmentadas comprenden el 28,4% del total artefactual (N= 531). Aprovechamiento de Materias Primas: Las materias primas identificadas entre los instrumentos y núcleos analizados responden a las siguientes determinaciones petrográficas: variedades A, B y C de basalto, vidrio volcánico variedad 1, obsidiana, ópalo y calcedonia. A su vez, también se reconoció macroscópicamente la presencia de cuarcita, sílice, arenisca, basalto vesicular y pórfiro volcánico. Un reducido número de materiales no identificado se adscribe a la denominación de materias primas no determinadas. La distribución de materias primas respecto del total de la muestra analizada se observa en la Figura 2. Se debe destacar aquí la ausencia de la variedad X de basalto. Esta materia prima no presenta valor alguno ya que responde exclusivamente a la manufactura de palas y/o azadas, instrumento no incluido en la muestra artefactual. Extracción de la Forma Base: En este punto es mi intención comenzar a precisar la existencia de evidencias vinculadas a la realización de actividades relativas a los primeros pasos de la secuencia de producción lítica. En este sentido, se han analizado 18 núcleos (12 enteros y seis fracturados). En las Tablas 2 y 3 se

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Grupos Tipológicos Raspadores Artef.Bisel Asim.Microretoque Ultramarginal Raederas Grandes Lascas con Retoque Artef.Med.Peq./Muy Peq.Retoque Bisel Oblicuo Cuchillos de Filo Retocado Cortantes Muescas Retocadas y Lascado Simple Denticulados Puntas entre Muescas Artefactos Burilantes Perforadores Puntas de Proyectil Choppers Bifaces Filos Naturales con Rastros Complementarios Artefactos de Formatización Sumaria Núcleos Percutores Manos y Molinos Litos No Diferenciados Modificados por Uso Fragmentos No Diferen. de Artef. Formatizados Totales

N 10 6 18 8 12 2 5 16 8 2 5 2 21 2 1 37 18 18 15 6 21 61 294

% 3.4 2 6.1 2.7 4.1 0.7 1.7 5.5 2.7 0.7 1.7 0.7 7.1 0.7 0.4 12.6 6.1 6.1 5.1 2 7.1 20.8 100

Tabla 1. Grupos Tipológicos CChM1 - (N=294)

50

40

37,1

30 23,5 20 11,6 10 4,4 0

7,8

7,1 1,7

VrA VrB VrC Vv1 Ob

Cc

4,1

1,4

1

0,3

Op

Cd

Sil

Ar

Otr

Materias Primas Referencias : VrA, B, C : Variedades A, B y C de Basalto; Vv1 : Vidrio Volcánico Var. 1; Ob : Obsidiana; Cc : Cuarcita; Op : Opalo; Cd : Calcedonia; Sil : Sílice; Ar : Arenisca; Otr : Otras incluyen Basalto Vesicular, Pórfiros Volcánicos y Materias Primas No determinadas .

Figura 2. Distribución de Materias Primas CChM1 - (N= 294)

69

70

TEMAS DE ARQUEOLOGÍA

Morfología Mat. Prima Basalto Var. A Basalto Var. B Basalto Var. C Vidrio Vol.Var. 1 Obsidiana Cuarcita Opalo Calcedonia Totales

Lascados Aislados

Discoidal Piramidal Bipolar Irregular Irregular

1 1 1

No Dif. por Fractura 1 1

1 2

1 1

1

5 1

1 6

2

2

6

2

Totales N % 2 11,1 1 5,6 2 11,1 1 5,6 6 33,3 4 22,1 1 5,6 1 5,6 18

Referencias : No. Dif. por Fractura : No Diferenciada por Fractura. Vidrio Vol. Var. 1 : Vidrio Volcánico Var. 1.

Tabla 2. Designación Morfológica de Núcleos por Materia Prima CChM1 - (N=18)

Tamaño Mat. Prima Basalto Var. A Basalto Var. B Basalto Var. C Vidrio Vol.Var. 1 Obsidiana Cuarcita Opalo Calcedonia Totales %

Pequeño

Mediano Pequeño

Grande

Muy Grande 1

1 1 1 2

1 2

1

1 5 41,5

3 25,1

1 3 25,1

1 8,3

Totales N % 1 8,3 1 8,3 1 8,3 1 8,3 3 25,1 3 25,1 1 8,3 1 8,3 12 100

Tabla 3. Tamaño en Núcleos Enteros por Materia Prima CChM1 - (N=12)

consigna la distribución por materia prima tanto para la designación morfológica de los núcleos como para los tamaños de los mismos. Estos datos revelan la presencia dominante tanto de núcleos con lascados aislados como de núcleos bipolares. Los primeros, confeccionados en distintas variedades de basalto, cuarcita y calcedonia, pueden adscribirse a los denominados “núcleos amorfos” (Koldehoff 1987 ; Patterson 1987 ; Parry y Kelly 1987). Estos artefactos, lejos de presentar una morfología estandarizada, poseen formas irregulares producidas por la extracción aleatoria de lascas de diverso tamaño en múltiples direcciones. Considero importante destacar también, en el caso de los núcleos discoidales y piramidales parciales, el carácter irregular de su morfología y la presencia de muy escasas

extracciones. En líneas generales, todo este conjunto de núcleos exhibe tamaños grandes y muy grandes de manera tal que pudieron haber servido para la extracción de lascas de diverso tamaño. Sus plataformas de percusión aún permanecen activas o a lo sumo parcialmente agotadas. Finalmente, se debe advertir que dos de los núcleos de cuarcita resultan ser productos del reciclaje de percutores fuera de uso. Por su parte, los núcleos bipolares parecen asociarse muy estrechamente con la reducción de la obsidiana, y en menor medida, del ópalo. Se trata, en general de artefactos pequeños y mediano pequeños en un estado de elevado agotamiento o con plataformas de percusión parcialmente agotadas. Para completar la información obtenida de

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71

50 42 40

30

20

10

11

10,5 3,6

2,5 0

Guij. Nod.

Cls.

12,6

15,9

1,2

0,7

Lj. Ls.Ex. Ls.In. Ls.ND S/Ncl FbND Formas Base

Referencias : Guij.: Guijarros; Nod.: Nódulos; Cls.: Clastos; Lj.: Lajas; Ls.Ex.: Lascas Externas; Ls.In.: Lascas Internas; Ls.ND: Lascas No Diferenciadas; S/Ncl: Sobre Núcleo; FbND: Formas Base No Diferenciadas.

Figura 3. Distribución de Formas Base CChM1 - (N= 276)

los núcleos, a los fines de evaluar posibles actividades de reducción primaria para la obtención de soportes aptos para la formatización del instrumental, he considerado pertinente analizar la distribución de las formas base de los instrumentos respecto del total artefactual (a excepción de los núcleos) (Figura 3) así como la presencia mensurable de las mismas por materia prima (Escola 2000:figura 26 y tabla F). Se puede advertir la preeminencia de las denominadas formas base no diferenciadas cuyos porcentajes elevados responden tanto al alto grado de fragmentación de las piezas (61,9%) como a la presencia de instrumentos de retoque extendido. Dejando de lado estas formas base no diferenciadas, predominan claramente las lascas (39,5%) (lascas no diferenciadas, internas y externas), a las que siguen con porcentajes decrecientes una serie de formas base no obtenidas por reducción primaria (17,3%) (guijarros, nódulos, clastos y lajas) y algunos fragmentos de núcleos utilizados como alternativa de soporte (1,2%). Cabe aclarar que los guijarros, nódulos, clastos y lajas constituyen, principalmente, la forma base de una serie de artefactos no formatizados y de formatización sumaria que se ve-

rán más adelante. En función de la reducción primaria, es interesante advertir entre las formas base lascas una utilización acentuada del basalto en conjunto, seguido por la obsidiana-vidrio volcánico 1, el conjunto de materiales silíceos (ópalo, calcedonia y sílice), y la cuarcita. Asimismo, en el basalto se puede señalar que las lascas externas juegan un rol preponderante, especialmente las lascas secundarias (Escola 2000:tabla F). Artefactos Formatizados: El 67% de los artefactos de la muestra de instrumentos y núcleos (N= 294) está integrado por instrumentos formatizados. La fragmentación general de este conjunto de 197 piezas alcanza un valor del 67%. Asimismo, los instrumentos presentan un índice bifacialidad de 19,3%. Considero importante aclarar que la bifacialidad considerada, incluso en el caso de un bifaz, alude a la presencia de retoques bifaciales extendidos, parcialmente extendidos y marginales logrados en función de la aplicación de técnicas de percusión y presión no vinculadas al procedimiento de adelgazamiento bifacial. Ahora bien, la distribución de grupos tipológicos por materia prima se presenta en la Ta-

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TEMAS DE ARQUEOLOGÍA

Gr.Tip. Mat. Prima Basalto Var. A Basalto Var. B Basalto Var. C Vid. Vol. Var. 1 Obsidiana Cuarcita

1

2

3

4

5

6

7

3 2 1

3 1

11 5 1

8

2

3

4

13

16 3 1 2 7

1

2

8

9

10

11

1

1

9 3

1 1 19

1

1 2

Totales N % 57 41,9 11 8,1 7 5,1 3 2,2 47 34,6 3 2,2

Referencias : 1- Raspadores; 2- Artef. Mediano Pequeño/Muy Pequeño (RBO) y Artef. con Microretoque Ultramarginal (RUM); 3- Raederas; 4- Grandes Lascas con Retoque; 5- Cuchillos de Filo Retocado; 6- Cortantes; 7- Muesca, Denticulados, Puntas entre Muescas, Artef. Burilantes y Perforadores; 8- Puntas de Proyectil; 9- Choppers; 10- Bifaces; 11- Artef. de Formatización Sumaria. Tabla 4. Grupos Tipológicos por Materia Prima en Instrumentos Formatizados CChM1 - (N=136)

bla 4. Cabe aclarar que en ésta no se tomaron en consideración los fragmentos no diferenciados de artefactos formatizados ; por otro lado, algunas categorías han sido agrupadas. Asimismo, si se suman en esta instancia los datos obtenidos a partir del análisis del tamaño de los instrumentos y su representatividad proporcional por materia prima (Escola 2000: figuras 28, 29, y tabla H), el de las series técnicas registradas (Escola 2000: figura 30) y el de las formas base por materia prima (Escola 2000: figura 31 y tabla G) se pueden advertir recurrencias interesantes. El basalto variedad A y la obsidiana constituyen los recursos líticos registrados en alrededor del 75% de los artefactos formatizados. Luego, una evaluación del aprovechamiento de las distintas materias primas en circulación revela lo siguiente: ∗ el basalto en conjunto presenta un predominio de tamaños muy grande/grandísimos y grandes en detrimento de los mediano grandes y mediano pequeños. En general, es una materia prima modificada para la formatización y regularización de una gran variedad de instrumentos de manufactura simple, con retalla y retoque marginal o parcialmente extendido, de carácter unifacial principalmente o bifacial (raederas, muescas retocadas, denticulados, raspadores, puntas entre muescas, cortantes, artefactos burilantes, cuchillos, entre otros). Asimismo, este recurso se ha utilizado también en la confección de numerosos artefactos con escasa formatización (artefactos de formatización sumaria).

Con referencia a la distribución de los tamaños, considero relevante señalar que la marcada injerencia de tamaños grandísimos, muy grandes y grandes se asocia particularmente a la existencia de ciertos instrumentos –grandes lascas con retoque y artefactos de formatización sumaria- cuyos soportes se corresponden con lascas nodulares y con una serie de guijarros, nódulos y clastos respectivamente. De todos modos, se destaca la utilización predominante de lascas externas en detrimento de las internas. ∗ la obsidiana ofrece un marcada inclinación hacia los tamaños mediano pequeños y pequeños. En este sentido, la evidencia indica que esta materia prima ha sido utilizada, principalmente, para la manufactura de una clase instrumental en particular: las puntas de proyectil. En este contexto, se trata de un artefacto, que presenta retoque bifacial extendido y parcialmente extendido, para cuya confección se requiere una mayor inversión de trabajo que la aplicada en el caso de los instrumentos de basalto. No se puede dejar de tener en cuenta, por un lado, que las puntas de proyectil constituyen el 15,4% del total de instrumentos formatizados y, por otro lado, que dentro del conjunto de 21 proyectiles el 90,5% está elaborado en obsidiana. En menor medida, este material aparece también vinculado tanto a la presencia de artefactos mediano pequeño/muy pequeños RBO como de artefactos con filos en bisel asimétrico RUM. Es decir, instrumentos de manufactura simple formatizados por retoque marginal y microretoque ultramarginal. Otras clases instru-

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mentales de este mismo rango, elaboradas con esta materia prima, muestran una reducida presencia mensurable (artefactos burilantes, muescas, cortantes, entre otros). En general, en esta materia prima, se impone la ausencia de lascas externas y la utilización de lascas internas y no diferenciadas. ∗ la cuarcita evidencia una tendencia a la manufactura de artefactos muy grandes/ grandísimos formatizados, en general, por retalla o retoque tanto marginal como extendida. Me refiero con ello a la identificación de choppers y artefactos de formatización sumaria cuyo soportes -nódulos y guijarros- parecen responder a las necesidades de artefactos con muy escasa inversión de trabajo Ahora bien, entre los artefactos formatizados, las “grandes lascas con retoque”, las palas y/o azadas y las puntas de proyectil constituyen grupos tipológicos que sobresalen tanto por una elevada frecuencia de aparición en el registro arqueológico como por ciertas características técnico-morfológicas. En efecto, una marcada estandarización morfológica asociada a interesantes aspectos tecnológicos inherentes a la manufactura, mantenimiento y descarte de estos artefactos han sido focos de atención importantes en el análisis desarrollado cuyos resultados serán volcados directamente en las conclusiones. Información tecnológica detallada sobre estos instrumentos puede consultarse en Escola (2000:134-148). Antes de proseguir creo conveniente destacar ciertas particularidades observadas en algunos instrumentos. En primera instancia, he registrado la presencia de artefactos con filos activos o dorsos confeccionados sobre fracturas previas. Este procedimiento de reciclaje, aplicado en seis artefactos de basalto Var. A, Var. C, vidrio volcánico Var. 1 y obsidiana, dió lugar a variadas clases instrumentales (dos muescas, dos artefactos mediano pequeño/muy pequeños RBO, un denticulado y un cortante). En segunda instancia, la presencia de una raedera de filo lateral de obsidiana formatizada a partir de una preforma de punta de proyectil de escasa viabilidad refleja otra alternativa de reciclaje.

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Artefactos No Formatizados: El 26,9% restante de la muestra de instrumentos y núcleos (N=294) está integrado por una serie de artefactos no formatizados (filos naturales con rastros complementarios, percutores, manos de molino, fragmentos de molino y litos no diferenciados modificados por uso). El índice de fragmentación de este conjunto alcanza un valor de 34,2%. La distribución de estos grupos tipológicos por materia prima se presenta en la Tabla 5. Si a estos datos se agrega el análisis de los tamaños de estos artefactos y su distribución por materia prima (Escola 2000:figura 40, 41), así como la frecuencia de aparición de formas base según los recursos utilizados (Escola 2000: figura 42 y tabla I) se pueden señalar algunas observaciones relevantes. En términos generales, se observa que la variedad A de basalto, las materias primas designadas como “otras”, la cuarcita y la arenisca constituyen los materiales preferentemente utilizados para los artefactos no formatizados. A su vez, cada una de las materias primas muestra los siguientes usos particulares: ∗ el basalto en conjunto muestra el predominio de tamaños mediano grandes y mediano pequeños en detrimento de los grandes y muy grandes. En líneas generales, estos tamaños responden a la presencia dominante de lascas externas e internas que fueron utilizadas como formas base de alrededor del 70% de los filos naturales con rastros complementarios. Por su parte, guijarros y nódulos comprenden los soportes de dos percutores y algunos otros filos naturales. ∗ la obsidiana así como el vidrio volcánico Var. 1 presentan el dominio de lascas no diferenciadas e internas las cuales hicieron las veces de formas base de filos naturales con rastros complementarios. No se consignan datos referidos a los tamaños debido al estado de fracturación de los artefactos. ∗ la cuarcita evidencia una notoria inclinación hacia la utilización de guijarros y nódulos -formas base de simple recolección- de tamaños muy grandes y grandes. Dichos sopor-

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Gr. Tip. Mat. Prima Basalto Var. A Basalto Var. B Basalto Var. C Vidrio Vol. 1 Obsidiana Cuarcita Arenisca Otras Totales

Filos Nat. R.C

Percutores Manos-Molinos Litos Modif.

20 3 3 1 5 2

1 1

3 37

5 15

8

2 2 2 6

2 10 9 21

Totales N % 21 26,6 4 5,1 3 3,8 1 1,3 5 6,3 14 17,7 12 15,2 19 24 79

Referencias : Gr. Tip. : Grupos Tipológicos ; Filos Nat. R.C : Filos Naturales con Rastros Complementarios ; Litos Modif.: Litos No Diferenciados Modificados por Uso. Vidrio Vol. 1 : Vidrio Volcánico Var. 1 ; Otras : Incluye Basalto Vesicular, Pórfiros Volcánicos y Materias primas No Determinadas.

Tabla 5. Grupos Tipológicos por Materia Prima en Instrumentos No Formatizados CChM1 - (N=79)

tes responden, principalmente, a la presencia de percutores así como también, en menor medida, a la existencia de manos y litos no diferenciados modificados por uso. ∗ en “otras” materias primas, guijarros, clastos y lajas de tamaños predominantemente muy grandes y grandes han servido de soporte, en gran medida, para los litos modificados por uso, percutores, manos y molinos. ∗ de acuerdo a los tamaños evidenciados, se puede inferir que una gran mayoría de las formas base de los filos naturales con rastros complementarios (lascas externas, internas y no diferenciados) pudieron haber sido obtenidas de núcleos semejantes a los observados en la muestra artefactual (ver página 68). En otro orden de cosas, considero relevante mencionar ciertos aspectos vinculados a la vida útil de los artefactos no formatizados. En efecto, un análisis orientado a evaluar aspectos tecnológicos y funcionales de 23 percutores procedentes del registro estratigráfico del Montículo 1 ha permitido detectar elementos indicativos de multifunción y/o reciclaje (Escola 1993). Desechos de Talla en CChM - Montículo 1 Materias Primas Utilizadas: Las materias primas identificadas entre los desechos de talla corresponden a las siguientes: basalto -en sus variedades A, B, C, X, 1 y 2-, vidrio volcánico Var. 1 y 2, obsidiana, cuarcita,

ópalo, calcedonia, sílice y cuarzo. A éstas se suma un conjunto de materias primas aún no determinadas. Su distribución respecto del total de la muestra analizada se presenta en la Figura 4. Si se toma en consideración la información de los desechos y se la pone en relación con las materias primas registradas en la muestra instrumental y de núcleos (ver Figura 2), en términos generales, es posible detectar una concordancia apreciable de valores. Por otra parte, pueden advertirse algunas observaciones puntuales de interés: ∗ las variedades de basalto 1 y 2, así como el vidrio volcánico 2, presentes entre los desechos de talla con porcentajes de escasa significación, no poseen representación alguna entre las materias primas registradas para los instrumentos. Esta evidencia sugiere la posible realización de tareas de regularización y/o mantenimiento sobre artefactos confeccionados en estas materias primas y cuya talla de extracción, formatización y descarte no se efectuó en el Montículo 1. Puedo adelantar que el tamaño pequeño y muy pequeño de estos desechos confirman esta sugerencia (Escola 2000: tabla Ñ). ∗ en el caso del vidrio volcánico variedad 1, el ópalo, la calcedonia y el sílice, la existencia de un reducido número de instrumentos y/o núcleos se corresponde con una baja y dispar frecuencia de hallazgos entre los desechos de talla.

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75

35 30 29,2

28,9

25

22,8

20 15 10

8,4

5 0

3,4 0,2 0,1 0,2 0,6 A

B

C

X

1

1,9

0,7

2

0,3 0,3 1

2 V1 V2 Ob Cc Op Cd Sl Cz Otr Materias Primas

Referencias : A, B, C, X, 1, 2: Variedades A, B, C, X, 1 y 2 de Basalto; V1: Vidrio Volcánico Var. 1; V2: Vidrio Volcánico Var. 2; Ob: Obsidiana; Cc: Cuarcita; Op: Opalo; Cd: Calcedonia; Sl: Sílice; Cz: Cuarzo; Otr: Materias Primas No Determinadas.

Figura 4. Distribución de Materias Primas CChM1 - (N= 1230)

Si a esto se suman las características de las formas base instrumentales (Escola 2000: tabla G), se podría pensar tentativamente tanto en el ingreso de instrumentos ya formatizados o en proceso de formatización procedentes de otras localizaciones como en la simple modificación de clastos para la obtención de instrumentos. En este sentido, cabe recordar que la mayoría de estos recursos se encuentran disponibles, en forma de nódulos o clastos transportables, en las quebradas altas. Por otro lado, en relación al registro de desechos mencionado, llama la atención la presencia de núcleos de apreciable tamaño, y aún activos, en vidrio volcánico variedad 1 y calcedonia (ver página 68). De acuerdo a lo ya visto, se podría asumir que estos núcleos han sido transportados al asentamiento con la intencionalidad de aprovisionarlo de materia prima anticipando así futuras necesidades. ∗ la escasa representatividad de los desechos de cuarcita así como también la ausencia de desechos de talla correspondientes a materias primas tales como arenisca, basalto vesicular y pórfiros volcánicos se corresponde con la existencia de instrumentos sobre los que no se han aplicado procedimientos de retalla o retoque (ver páginas 73-74).

Estados de Fragmentación: Tomando en consideración el total de la muestra de desechos analizada (N= 1230), la proporción de lascas enteras es de 33,1% mientras que la de fracturadas asciende a 52,7% (lascas fracturadas con talón -21,7%- y sin talón 31,0%-). La muestra se completa con la presencia de productos bipolares5 fracturados (1,5%) y desechos indiferenciados (12,7%). Este panorama puede complementarse con una mirada a la distribución del estado de desechos por materia prima (Escola 2000: figura 55 y tabla N) aportando información útil acerca de las actividades de producción. En este sentido, si a la información ya suministrada acerca del estado de fragmentación, se suma la existencia de un porcentaje de 6,1% para los núcleos (Tabla 1) es posible sugerir, siguiendo las observaciones de Sullivan y Rozen (1985:762-763), que el conjunto artefactual sea el resultado de eventos conjuntos de reducción primaria y manufactura de instrumentos, con énfasis en esta última actividad, llevados a cabo en el mismo asentamiento. Al respecto, considero que esta evidencia se hace por demás notoria en el caso de las variedades A, B, C, y X de basalto y en la obsidiana. Más aún, en el caso de la variedad X, se puede afirmar que sus

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desechos provienen de la manufactura de las palas y/o azadas a partir directamente de lajas. Es cierto también que uno de los factores que podría haber dado origen al elevado número de desechos fracturados es el pisoteo humano o de animales. Sin embargo, experiencias de pisoteo efectuadas sobre matriz arenosa (Pintar 1989 ; Westfall 1981, tomado de Sullivan y Rozen 1985) no han registrado fracturas transversales o longitudinales como consecuencia del mismo sino “microfracturas” afectando pequeñas porciones de los bordes de las piezas. De acuerdo a algunos autores (Bernaldo de Quirós et al. 1981 ; Sullivan y Rozen 1985), una elevada proporción de desechos indiferenciados estaría vinculada a la escasez de materia prima y a un aprovechamiento intensivo de los núcleos. Al respecto, resulta sumamente interesante advertir el predominio de la obsidiana en esta categoría dadas sus condiciones de disponibilidad. Por otro lado, la presencia de núcleos agotados en esta materia prima, reducidos en su mayoría por talla bipolar (ver página 68), y de productos bipolares fracturados entre los desechos contribuyen a reforzar esta idea. Tamaños: El análisis de los tamaños en este conjunto artefactual se llevó a cabo sobre un total de 407 desechos enteros o con fracturas irrelevantes. Su distribución revela el predominio de desechos pequeños (46,4%) y muy pequeños (28,5%). Se consignan también frecuencias menores para los desechos mediano pequeños (17,4%), mediano grandes (5,4%) y grandes (2,3%). Ahora bien, si se comparan estos datos con los tamaños de los instrumentos formatizados y filos naturales con rastros complementarios se puede señalar, en principio, que los desechos de talla son predominantemente más pequeños que los instrumentos analizados. Sin embargo, especialmente si se analiza el procesamiento que compete a las distintas materias primas (Escola 2000: tabla 26), también se debe advertir -aunque en menor proporción- la presencia de potenciales formas base producto de una reducción primaria desarrollada en el sitio. Lascas mediano pequeñas, mediano

grandes y grandes recuperadas en basalto (variedades A, B y C) así como también lascas pequeñas, mediano pequeñas y mediano grandes en obsidiana pudieron haber sido seleccionadas en calidad de soportes. Origen de las Extracciones: En esta instancia del análisis, se toma en consideración, principalmente, la diferenciación existente entre las lascas externas e internas y su incidencia en la identificación de actividades de producción lítica. En este sentido, se examina la distribución de tipos de desecho respecto del total de piezas de la muestra, exceptuando los desechos indiferenciados (Figura 5). Ahora bien, si estos tipos de desechos son puestos en relación con las materias primas (Escola 2000: figura 60 y tabla P) y los tamaños (Escola 2000: figura 61 y tabla Q) se puede sostener que el énfasis advertido en la realización de tareas de formatización, regularización y mantenimiento se ve reforzado. En este sentido, considero que el marcado predominio de lascas internas en la mayoría de las materias primas utilizadas, y la preeminencia de tamaños pequeños y muy pequeños en este tipo de lascas son rasgos de indudable adscripción a las instancias de manufactura y mantenimiento de instrumentos. Incluso, la presencia de lascas externas, de tamaño pequeño y muy pequeño, se ajusta a las características del conjunto instrumental formatizado. Cabe recordar que lascas externas, internas, nódulos, guijarros y clastos han sido modificados con procedimientos de retalla y retoque dando lugar a instrumentos diversos. Por otro lado, la identificación de lascas de reactivación directa, en basalto variedades A y B, y obsidiana agregan al contexto evidencias claras de intentos de prolongación de la vida útil de artefactos. Puede llamar la atención, en función de la reactivación de puntas de proyectil de obsidiana, la escasa proporción de este tipo de lascas. Sin embargo, se debe tener presente que el proceso de mantenimiento, de llevarse a cabo en el asentamiento, produce lascas de reactivación y otras muchas que no son de tan clara filiación (Bellelli et al. 1985-1987).

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77

60 51,5

50

41,2

40 30 20 10 0

4,7 0,5

1,8

ReDi

Pro.Bip.

0,4 Ls.Ex.

Ls.In. Ls.ND ReNu Tipos de Desecho

Referencias : Ls.Ex.: Lascas Externas; Ls.In.: Lascas Internas; Ls.ND: Lascas No Diferenciadas; ReNu: Lascas de Reactivación de Núcleo; ReDi: Lascas de Reactivación Directa; Pr.Bip.: Productos Bipolares.

Figura 5. Origen de las Extracciones CChM1- (N= 1074)

Los datos revelan, a su vez, que ciertos esfuerzos estuvieron también focalizados en las primeras etapas de la secuencia de producción. Algunas lascas externas, principalmente de las variedades de basalto A, B y C, y otras lascas internas de basalto y obsidiana poseen los tamaños adecuados para haber funcionado como potenciales formas base de instrumentos. Por otra parte, a la presencia ya registrada de núcleos de estas materias primas se agrega la identificación de lascas de reactivación de núcleo, en especial en obsidiana. La existencia de estas lascas de flanco y tableta de núcleo resultan interesantes si observo que la mayoría de los núcleos agotados de obsidiana son bipolares. No dejo de lado la presencia de productos bipolares en esta materia prima dentro del conjunto de desechos. Sin embargo, toda esta evidencia hace factible pensar en una reducción de núcleos de obsidiana que termina recurriendo a la talla bipolar como último recurso para obtener lascas pequeñas. Instrumentos y Núcleos en RG1 El registro instrumental recuperado en Real Grande 1 comprende un total de 99 instrumentos y núcleos, enteros y fracturados. La distribución de frecuencias de los grupos tipológicos representados en la muestra se observan en

la Tabla 6. Aprovechamiento de Materias Primas: Las materias primas identificadas entre los instrumentos y núcleos responden a las siguientes: basalto variedades 1, 2, A, B y C, vidrio volcánico variedades 1 y 2, obsidiana, calcedonia, brecha volcánica 1, cuarcita y vidrio volcánico no diferenciado. En la Figura 6 se puede observar la distribución de estas materias primas respecto del total del conjunto instrumental. Extracción de la Forma Base: Se analizaron diez núcleos y nucleiformes -siete enteros y tres fracturados- cuya distribución, según su designación morfológica y su tamaño por las materias primas representadas, puede observase en las Tablas 7 y 8. Estos datos indican un importante predominio de los núcleos bipolares (40,0%) y, en menor medida, de los nucleiformes (20,0%) sobre una cierta variedad morfológica de núcleos (bifacial, discoidal irregular y prismático irregular), de carácter irregular. En líneas generales, a excepción de un núcleo bipolar de vidrio volcánico no diferenciado, los restantes especímenes pertenecen a la variedad 1 de basalto. Entre las piezas enteras sobresalen los tamaños mediano grandes y mediano pequeños en detrimento de

TEMAS DE ARQUEOLOGÍA

78

Grupos Tipológicos Raspadores Artef.Bisel Asim.Microretoque Ultramarginal Raederas Artef.Med.Peq./Muy Peq.Retoque Bisel Oblicuo Cuchillos de Filo Retocado Muescas Retocadas y Lascado Simple Denticulados Artefactos Burilantes Perforadores Puntas de Proyectil Bifaces Filos Naturales con Rastros Complementarios Artefactos de Formatización Sumaria Núcleos y Nucleiformes Fragmentos No Diferen. de Artef. Formatizados Totales

N 5 1 2 5 3 3 1 2 2 32 1 1 8 10 23 99

% 5,1 1 2 5,1 3 3 1 2 2 32,4 1 1 8,1 10,1 23,2 100

Tabla 6. Grupos Tipológicos RG1 - (N= 99)

60 51,5

50

41,2

40 30 20 10 0

4,7 0,4 Ls.Ex.

Ls.In.

Ls.ND ReNu Tipos de Desecho

0,5

1,8

ReDi

Pro.Bip.

Referencias : Ls.Ex.: Lascas Externas; Ls.In.: Lascas Internas; Ls.ND: Lascas No Diferenciadas; ReNu: Lascas de Reactivación de Núcleo; ReDi: Lascas de Reactivación Directa; Pr.Bip.: Productos Bipolares.

Figura 6. Distribución de Materias Primas

los grandes. Sin embargo, a fin de evaluar el tamaño de las potenciales formas base de extracción, se debe tener presente que la mayor parte de las plataformas de percusión se encuentran agotadas o parcialmente agotadas. Sólo un núcleo discoidal mediano grande permanece aún activo. Una mirada a la distribución de las formas

base de los instrumentos (Figura 7) al igual que su relación con las materias primas representadas en la muestra (Escola 2000: figura 45 y tabla L) complementa los datos precedentes y contribuye a evaluar la intensidad que pudieran registrar las actividades de reducción primaria realizadas. En este sentido, se puede apreciar el pre-

TECNOLOGÍA LÍTICA Y SOCIEDADES AGROPASTORILES TEMPRANAS

Escola Morfología Mat. Prima

Bifacial

Discoidal Irregular

1

1

Basalto Var. 1

Prismático Bipolar Nucleiforme Parcial Bidir. 1

3

Vid. Vol. No Dif. 1

1

1

N

%

1

9

90

1

10

2

4

Totales

No Dif. por Fractura

1

Totales

79

2

1

10

Referencias : Prismático Parcial Bidir. : Prismático Parcial, Bidireccional, con Extracciones Irregulares o Escasas ; No Dif. Por Fractura: No Diferenciada por Fractura; Vid. Vol. No Dif.: Vidrio Volcánico No Diferenciado.

Tabla 7. Designación Morfológica por Materia Prima en Núcleos y Nucleiformes Enteros y Fracturados RG1 - (N=10)

Tamaño Mat. Prima Basalto Var. 1 Vidrio Vol. No Dif. Totales %

Mediano Pequeño 1 1 2 28,6

Mediano Grande 4

Grande 1

4 57,1

1 14,3

Totales N % 6 85,7 1 14,3 7 100

Tabla 8. Tamaño por Materia Prima en Núcleos y Nucleiformes Enteros RG1 - (N= 7)

40 33,7

35

30,4

30

27

25 20 15 10

6,7

5 0

2,2 Ls.Ext.

Ls.Int. LsND Formas Base

Ar.Ret.

FbND

Referencias : Ls.Ext.: Lascas Externas; Ls.Int.: Lascas Internas; LsND: Lascas No Diferenciadas; Ar.Ret.: Artefacto Formatizado Retomado, sobre Lasca, con Pátina Diferenciada; FbND: Forma Base No Diferenciada.

Figura 7. Distribución de Formas Base RG1 - (N= 89)

dominio de la forma base lasca (lascas no diferenciadas, internas y externas) (67,4%) en detrimento de las formas base no diferenciadas (30,4%) y de algunos artefactos formatizados que han sido retomados y utilizados como soportes (2,2%). Se debe tener presente la escasa representatividad proporcional de las lascas externas (6,7%). Cabe destacar que los porcentajes elevados de las formas base no diferenciadas y lascas no diferenciadas deben atribuirse

a la marcada presencia de artefactos de retoque extendido y parcialmente extendido (pe. puntas de proyectil), así como también al alto grado de fragmentación de las piezas (71,9% sobre un total de 89 instrumentos). Con respecto a las materias primas, en el caso de las variedades 1 y 2 de basalto, se observa la utilización predominante de lascas internas y lascas no diferenciadas sobre las lascas externas. Por su parte, corresponden a la variedad

80

TEMAS DE ARQUEOLOGÍA

1 los instrumentos retomados que han sido empleados como soporte de una raedera y un cuchillo de filo retocado. En principio, si bien quedan por analizar aún algunas variables, se puede asumir que algunas de las lascas usadas para la formatización de instrumentos provienen de actividades de reducción de núcleos y nucleiformes efectuadas en el sitio. Por su parte, en el caso del basalto (Var. A, B, C), vidrio volcánico (Var. 1, 2 y no diferenciado) y obsidiana se impone el predominio de las formas base no diferenciadas y/o lascas no diferenciadas. Estos soportes responden al elevado número de puntas de proyectil existente en este registro arqueológico. Es interesante advertir, con respecto a las formas base instrumentales, que la ausencia de núcleos de la gran mayoría de las materias primas representadas podría estar indicando el transporte e ingreso al sitio de instrumentos ya formatizados o en proceso de formatización. dos:

Artefactos Formatizados y No Formatiza-

El 89,9 % de los artefactos del conjunto de instrumentos y núcleos analizados (N= 99) se encuentra integrado por instrumentos formatizados y regularizados a los que se suma una úniGr.Tip. Mat. Prima Basalto Var. 1 Basalto Var. 2 Basalto Var. A Basalto Var. B Basalto Var. C Vid. Vol. Var. 1 Vid. Vol. Var. 2 Vid. Vol. No Dif. Obsidiana Cuarcita Calcedonia Brecha Vol. 1 Totales %

ca pieza no formatizada. La fragmentación general de esta muestra es de 71,9%. Asimismo, los instrumentos presentan un índice de bifacialidad de 51,7%. Hago extensivas a este conjunto lítico las apreciaciones sobre bifacialidad realizadas previamente (ver página 71). Ahora bien, el tratamiento de estos instrumentos se inicia con la consideración de los grupos tipológicos y su relación con las distintas materias primas representadas. En esta tabulación, presentada en la Tabla 9, no se tomaron en consideración los fragmentos no diferenciados de artefactos formatizados y se agruparon ciertas clases instrumentales. Asimismo, si se examinan complementariamente los datos obtenidos a partir del análisis del tamaño de los instrumentos y su representatividad proporcional por materia prima (Escola 2000: figuras 47, 48, y tabla LL) y el de las series técnicas registradas (Escola 2000: figura 49) se pueden hacer interesantes observaciones. En principio, se advierte que el basalto variedad 1 (31,9%) y la obsidiana (30,4%) constituyen los recursos líticos registrados en alrededor del 62% de los instrumentos del conjunto lítico. Luego, si se toman en consideración las distintas materias

1

2

3

4

5

6

2 1

3

2

2

4 1 1

4

1 1

1

1

7

8

9 4

1 1 1

1

5 1 1 3 17

1 8 12,1

32 48,6

1 1,5

1 1

1 1

1 1 5 7,6

6 9,1

2 3

3 4,5

1 1,5

8 12,1

Totales N % 21 31,9 3 4,5 3 4,5 1 1,5 9 13,6 1 1,5 1 1,5 4 6,1 20 30,4 1 1,5 1 1,5 1 1,5 66 100

Referencias : 1- Raspadores ; 2- Artef. Mediano Pequeño/Muy Pequeño (RBO) y Artef. Con Microretoque Ultramarginal (RUM) ; 3- Raederas ; 4- Cuchillos de Filo Retocado ; 5- Muescas, Denticulados, Artef. ; Burilantes y Perforadores; 6- Puntas de Proyectil ; 7- Bifaces ; 8- Filos Naturales con Rastros Complementarios ; 9- Artef. de Formatización Sumaria.

Tabla 9. Grupos Tipológicos por Materia Prima RG1 - (N= 66)

Escola

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primas en circulación se puede apreciar que: ∗ el basalto (variedades 1 y 2) presenta un predominio de tamaños mediano grandes, a los que se suman en menor medida, los tamaños mediano pequeños y grandes. De este modo, se asocia esta materia a la presencia de cierta variedad de instrumentos de manufactura simple, con retalla y retoque marginal o parcialmente extendido, de carácter unifacial (raederas, raspadores, muescas, artefactos mediano pequeños/muy pequeños RBO, entre otros). A su vez, es interesante advertir que este recurso también aparece vinculado tanto a la existencia de artefactos con escasa formatización (artefactos de formatización sumaria) como a la de instrumentos con retoque bifacial marginal, parcialmente extendido y extendido(cuchillos de filo retocado, un perforador, esbozos de piezas bifaciales, y fundamentalmente, el 12,5% de las puntas de proyectil (N= 32)). ∗ el basalto (variedades A y B) registra tamaños pequeños, mediano pequeños y grandes en idéntica frencuencia. Al respecto, se trata de una materia prima ligada tanto a instrumentos unifaciales de escasa formatización (un artefacto mediano pequeño/muy pequeño RBO, un perforador, un artefacto de formatización sumaria) como a piezas bifaciales con una inversión de trabajo algo mayor (una punta de proyectil). ∗ el basalto variedad C, con una frecuencia de hallazgos mayor que las variedades A y B, presenta el predominio de tamaños mediano pequeños en detrimento de los pequeños y mediano grandes. Por un lado, no se puede dejar de advertir que el 15,6 % de las puntas de proyectil (N= 32) de la muestra aparecen confeccionadas en esta materia prima. Por otro lado, es un recurso lítico que también aparece vinculado a la presencia de otras clases instrumentales de manufactura más simple, de carácter unifacial y bifacial (un raspador, un artefacto mediano pequeño/muy pequeño RBO, un esbozo de pieza bifacial y un bifaz). ∗ el vidrio volcánico en conjunto muestra el predominio de tamaños pequeños sobre los mediano pequeños. En términos generales, se trata de una materia prima asociada casi exclu-

81

sivamente a la presencia de puntas de proyectil. Un esbozo de pieza bifacial, de vidrio volcánico no diferenciado, se suma a este grupo. ∗ la obsidiana presenta una mayor injerencia de tamaños pequeños en detrimento de los mediano pequeños. Si bien se registra un elevado grado de fragmentación que dificulta un más amplio registro de tamaños, debe destacarse que la obsidiana constituye el recurso lítico utilizado en el 53,1% de las puntas de proyectil del contexto. De este modo, se puede vincular a esta materia prima a la presencia de instrumentos de retoque bifacial extendido y parcialmente extendido para cuya confección se requiere una apreciable inversión de trabajo. En menor medida, escasos instrumentos de manufactura simple y escasa formatización aparecen confeccionados en este material (un artefacto mediano pequeño/ muy pequeño RBO, un artefacto burilante y un artefacto de formatización sumaria). ∗ las materias primas restantes (cuarcita, calcedonia y brecha volcánica 1) responden a la presencia de instrumentos de manufactura simple mediano pequeños y muy grandes. Algunas observaciones tecnológicas efectuadas en ciertos instrumentos del conjunto lítico (5,6% del total instrumental) aportan elementos importantes a tener en cuenta a la hora de evaluar las estrategias tecnológicas implementadas. Por un lado, se ha registrado la presencia de un artefacto con su filo activo formatizado sobre una fractura previa. Este procedimiento de reciclaje se ha aplicado en una pieza grande confeccionada sobre basalto variedad 1. Por otro lado, se han identificado evidencias de reactivación, muy intensas en un caso, en dos artefactos mediano pequeños/muy pequeños RBO de obsidiana y basalto variedad A. En última instancia, resulta sumamente interesante la presencia de dos instrumentos -una raedera y un cuchillo de filo retocado- cuyos filos activos han sido regularizados a partir de artefactos previamente formatizados y retomados a tal efecto. Una notoria diferenciación de pátinas contribuye a evidenciar la existencia de procedimientos de talla aplicados en momentos distintos. En una de las piezas, incluso, se advierte el uso reciente de la técnica

TEMAS DE ARQUEOLOGÍA

82

bipolar o tal vez la técnica de apoyo con fines de adelgazamiento (Flegenheimer et al. 1995). Con respecto a las características de estos soportes, de basalto variedad 1, es de destacar que constituyen piezas bifaciales de retoque extendido. Más aún, en uno de los casos, se trataría de una punta de proyectil apedunculada de limbo lanceolado. Cabe advertir que estas artefactos retomados presentan marcadas similitudes tecnológicas con materiales procedentes de los niveles del Arcaico Tardío de Quebrada Seca 3 (Aschero et al. 1991, 1993-1994 ; Pintar 1990). Otras observaciones tecnológicas de interés involucran a un grupo tipológico de elevada frecuencia de aparición en este contexto lítico : las puntas de proyectil. Sus particulares características técnico-morfológicas, la variedad de materias primas utilizadas en su confección (ver supra), y el intenso mantenimiento observado ameritaron un tratamiento específico cuyos resultados serán volcados directamente en las conclusiones. Sí cabe destacar que seis de los proyectiles sugieren la posibilidad de que hayan sido recogidos de un contexto ya arqueológico y retomados para su empleo. En este sentido, considero importante señalar la existencia

de similitudes tecnológicas de éstos con proyectiles procedentes de los niveles del Arcaico Tardío y Medio de Quebrada Seca 3 (Aschero et al. 1991, 1993-1994 ; Pintar 1990). Información tecnológica detallada sobre estos instrumentos puede consultarse en Escola (2000:168-174). Desechos de Talla en RG1 Materias Primas Utilizadas : Las materias primas identificadas entre los desechos de talla comprenden : basalto - en sus variedades 1, 2, A, B y C-, vidrio volcánico Var. 1 y 2 y vidrio volcánico no diferenciado, obsidiana, cuarcita, calcedonia, ópalo, ónix y brecha volcánica Var. 1 y 2. Ciertas materias primas aún no determinadas se agregan a este conjunto de recursos. En principio, se puede apreciar la distribución de los mismos respecto del total de desechos analizados en la Figura 8. Es posible profundizar ciertos aspectos del manejo de estas materias primas si se compara la información precedente con los valores registrados en la muestra instrumental y de núcleos (ver Figura 6). Al respecto, de las frecuencias de hallazgos consignadas se desprenden una serie de observaciones :

60 50

51,7

40 30 20

16,6

10 2,3 0

1

2

5,1 4 6,4 A

B

5,2 0,3

0,5

0,1

1,9 1,4 1,8 1,4 1,1 0,2

C V1 V2 Vn Ob Cc Cd Op On B1 B2 Ot Materias Primas

Referencias : 1, 2, A, B y C: Variedades 1, 2, A, B y C de Basalto; V1: Vidrio Volcánico Var. 1; V2: Vidrio Volcánico Var. 2; Vn: Vidrio Volcánico No Diferenciado; Ob: Obsidiana; Cc: Cuarcita; Cd: Calcedonia; Op: Opalo; On: Onix; B1: Brecha Volcánica 1; B2: Brecha Volcánica 2; Ot: Materias Primas No Determinadas .

Figura 8. Distribución de Materias Primas RG1 - (N= 2398)

Escola

TECNOLOGÍA LÍTICA Y SOCIEDADES AGROPASTORILES TEMPRANAS

∗ el ópalo, el ónix, la brecha volcánica 2 y alguna materia prima no determinada registran valores porcentuales, de por sí reducidos, exclusivamente entre los desechos de talla. Su presencia podría indicar la probable realización de tareas de regularización y/o mantenimiento sobre artefactos que estuvieron “de paso”, valga la expresión, en este contexto. Me refiero con ello a instrumentos cuya talla de extracción, formatización y descarte se llevó a cabo en otras localizaciones. Considero pertinente mencionar que estos desechos presentan tamaños muy pequeños y pequeños (Escola 2000:tabla T), lo cual reforzaría la propuesta anterior. ∗ el basalto Var. 2, la variedad C, el vidrio volcánico Var. 1, el vidrio volcánico no diferenciado, la obsidiana y la cuarcita evidencian desfasajes, de variada intensidad según la materia prima, entre los valores tabulados para instrumentos y desechos. En efecto, una mayor representatividad proporcional de los instrumentos versus los desechos, sumada a la preeminencia de tamaños muy pequeños entre estos últimos (Escola 2000 : tabla T), puede adscribirse tentativamente al ingreso de artefactos ya formatizados procedentes de otras localizaciones. De este modo, eventos de regularización de filos, mantenimiento, uso y descarte de instrumentos parecen haber tenido lugar en Real Grande 1. Cabe destacar que, a excepción de la cuarcita y el basalto Var. 2, en las materias primas restantes aparecen confeccionadas 26 puntas de proyectil, es decir el 81,2% del total de proyectiles (N= 32). Por otro lado, en basalto Var. C se han identificado proyectiles retomados y sometidos a modificaciones posteriores. ∗ las variedades A y B de basalto, el vidrio volcánico 2, la calcedonia y la brecha volcánica 1 se distribuyen de manera homogénea, aunque en bajas proporciones, entre los instrumentos y los desechos. Con estos valores, es más factible considerar un posible ingreso de instrumentos ya formatizados o en vías de formatización que en eventos de reducción primaria o en un proceso completo de manufactura. Una evaluación de los tamaños de las formas base de los instrumentos así como de los desechos (como se

83

verá más adelante) apoyaría esta idea, más aún hasta podría sugerir la entrada de algunas pocas formas base potenciales. Si bien abundan los desechos muy pequeños, algunas lascas pequeñas y mediano pequeñas se corresponderían con algunos tamaños instrumentales. Estado de Fragmentación: El análisis de la fragmentación general de la muestra de desechos concede una mayor representatividad a las lascas fracturadas (51,1%) en perjuicio de las enteras (48,0%), los desechos indiferenciados (0,8%) y ciertos productos bipolares enteros (0,1%). Con respecto a las piezas fragmentadas se ha tomado también en consideración la distribución correspondiente a las lascas fracturadas con talón (25,6%) y a las fracturadas sin talón (25,5%). En líneas generales, si se toma en consideración el estado general de la muestra de desechos analizada, y se agrega a ello la existencia de núcleos y nucleiformes (Tabla 6), sería dable pensar que el registro comprende una mezcla de subproductos resultantes de eventos de manufactura y de reducción de núcleos (Sullivan y Rozen 1985:763). Una vez más, la fracturación de las piezas no sería atribuible primariamente a procesos postdepositacionales como el pisoteo ya que la matriz sedimentaria continúa siendo arenosa (ver páginas 75-76 ). Sin embargo, una mirada a la distribución del estado de los desechos en las distintas materias primas (Escola 2000: figura 67 y tabla S) obliga a afinar el grado de las inferencias. En lo que respecta al basalto Var. 1, las proporciones de lascas fracturadas y enteras, la presencia de desechos indiferenciados y la existencia de nueve núcleos con distinto grado de agotamiento funcionarían en concordancia con las actividades previamente sugeridas. Incluso, se podría sostener tentativamente una preeminencia de las tareas de manufactura de filos en detrimento de aquellas vinculadas a las primeras etapas del proceso técnico. Si se analizan, ahora, las restantes materias primas se podrá advertir que la situación deja de ser la misma volviéndose algo confusa. Las proporciones de lascas enteras, si bien por escaso margen, superan a las de

84

TEMAS DE ARQUEOLOGÍA

las fracturadas. Esto podría sugerirnos un mayor énfasis en las actividades de reducción primaria. Sin embargo, los desechos indiferenciados han disminuido y no se registran núcleos en estas materias primas, a excepción del vidrio volcánico no diferenciado. Por lo tanto, me inclino a sugerir que estas proporciones podrían estar vinculadas a la forma en que las materias primas ingresan al sitio (ya sea como instrumentos formatizados, en proceso de formatización o como formas base), y en consecuencia, en los procedimientos de talla (percusión y/o presión) aplicados en las tareas de formatización, regularización y mantenimiento de filos. Tamaños: El análisis de los tamaños en este conjunto lítico se efectuó sobre un total de 1149 desechos enteros o con fracturas irrelevantes. En ellos se puede observar una distribución que evidencia un marcado predominio de desechos muy pequeños (83,3%) sobre los pequeños (13,8%), mediano pequeños (2,3%), mediano grandes (0,4%) y grandes (0,2%). Ahora bien, al comparar estos datos con los tamaños de los instrumentos formatizados y filos naturales con rastros complementarios se hace evidente que los desechos de talla son significativamente más pequeños que los instrumentos recuperados del registro arqueológico. De todo ello, se puede deducir que, en general, los desechos de talla difícilmente han sido utilizados como forma base de artefactos formatizados o con rastros complementarios. Por el contrario, parecen ser el resultado de actividades de producción focalizadas ya en las instancias de regularización de bordes, ya en tareas de mantenimiento o reactivación de filos. Esta evaluación global puede enriquecerse aún más efectuando un análisis exhaustivo de la distribución de materias primas según los tamaños de desechos e instrumentos (Escola 2000:tabla 32 y tabla T). Materias primas tales como basalto Var. 2, basalto Var. C, vidrios volcánicos y obsidiana se destacan por un abrumador dominio de desechos muy pequeños. Más aún, la variedad 1 de vidrio volcánico y el no diferenciado sólo registran desechos de este tamaño. La evi-

dencia, en función de los tamaños del conjunto instrumental, sólo puede ser indicativa de procedimientos de regularización y/o reactivación de filos. Por lo tanto, se asume que estas actividades se efectuaron sobre instrumentos cuya talla de extracción y formatización se llevó a cabo en otras localizaciones. Estas observaciones pueden hacerse extensivas a las variedades A y B de basalto, vidrio volcánico 2 y calcedonia. Sin embargo, es posible que instancias algo más abarcativas de formatización y regularización puedan asignarse a estas últimas materias primas. En efecto, si bien abundan los desechos muy pequeños, se advierten también apreciables frecuencias de desechos pequeños y mediano pequeños en coincidencia, incluso, con algunos tamaños instrumentales. Podría haber incluido el basalto Var. 1 a las materias primas mencionadas anteriormente, agregando simplemente desechos mediano grandes y grandes al rango de tamaños presentes. No obstante, considero que esta variedad de tamaños, sumada a la presencia de núcleos y nucleiformes, sugiere la posibilidad de que algunas formas base hayan sido extraídas en el asentamiento para su posterior formatización. Origen de las Extracciones: Se evalúan, en esta instancia, aspectos inherentes a la presencia de distintos tipos de desechos con el objeto de precisar aún más el grado de intensidad con que se efectúan no solo tareas de formatización, regularización o extracción de formas base sino también eventos de reactivación y mantenimiento de artefactos. Se presenta, entonces, en la Figura 9 la distribución de distintos tipos de desecho respecto del total de piezas de la muestra, exceptuando los desechos indiferenciados. Asimismo, al confrontar los tipos de desechos registrados con otros dos atributos claves, como son materia prima y tamaño (Escola 2000: figuras 72, 73 y tablas V, W), es posible esbozar algunos resultados parciales de interés. Considero que una redundante realización de tareas de regularización de filos y mantenimiento de instrumentos puede verse reflejada en la

Escola

TECNOLOGÍA LÍTICA Y SOCIEDADES AGROPASTORILES TEMPRANAS

100

85

91,5

80

60

40

20 4,2 0

Ls.Ex.

3,6

0,6

Ls.In. Ls.ND ReNu-Di/In Tipos de Desecho

0,1 Pro.Bip.

Referencias : Ls.Ex.: Lascas Externas; Ls.In.: Lascas Internas; Ls.ND: Lascas No Diferenciadas; ReNu-Di/In: Lascas de Reactivación de Núcleo, Directas e Inversas; Pro.Bip.: Productos Bipolares.

Figura 9. Origen de las Extracciones RG1 - (N= 2379)

elevada proporción de lascas internas, de variadas materias primas, y mayoritariamente de tamaños muy pequeños. A este registro se suma la presencia de desechos directamente vinculados a la reactivación de filos. Lascas de reactivación directa e inversa han podido ser identificadas en obsidiana, en las variedades 1, 2 y C de basalto como también en vidrio volcánico 2. En este sentido, es pertinente recordar las evidencias de intenso mantenimiento registradas en puntas de proyectil confeccionadas en obsidiana como también la observación de mantenimiento y/o reciclaje en instrumentos retomados de basalto Var. 1 y C (ver página 81). Las lascas externas, por su parte, muestran porcentajes de muy escasa representatividad proporcional, a lo que se añade el predominio de tamaños muy pequeños y pequeños. Este tipo de lascas, presentes en casi la totalidad de las materias primas, registran mayor abundancia entre los desechos de basalto Var. 1. Todo esto apunta a sostener que dichas lascas externas son el resultado de procedimientos de formatización y/ o regularización de instrumentos cuyas formas base tuvieran reserva de corteza o fueran lascas externas en sí mismas. Se debe destacar que, entre los instrumentos formatizados de la muestra, se cuentan algunas lascas externas de basalto

Var. 1, Var. A y cuarcita. A pesar de su exigua presencia, no se puede dejar de señalar que tanto entre las lascas externas como entre las internas aparecen también algunas pocas piezas con tamaños adecuados para considerarlas posibles formas base. Me refiero a lascas mediano pequeñas, mediano grandes y grandes, principalmente de las variedades de basalto 1, A y B. Es posible que ciertos soportes fueran transportados al asentamiento. Otros, más precisamente los de basalto Var. 1, pudieron haber sido subproductos de eventos de reducción primaria. Seis núcleos bastante agotados, uno todavía activo, y dos nucleiformes dan cuenta de la realización de estas actividades. Sin embargo, dado el carácter temporario y redundante de las ocupaciones también es factible que estos núcleos constituyeran un reservorio básico de materia prima dispuesto a ser utilizado en función de las necesidades de la ocasión. Esto se complementaría con el transporte de otros núcleos, potencialmente utilizables, pero ni abandonados ni descartados en el asentamiento. La presencia de una lasca de flanco de núcleo de obsidiana pequeña, sumada a la evidencia de lascas externas y desechos indiferenciados, sugiere esta posibilidad. Finalmente, la existencia de productos bi-

86

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polares puede atribuirse al empleo de esta técnica tanto en la reducción de núcleos (ver página 77) como en procesos de adelgazamiento en instrumentos retomados (ver páginas 81-82). Es un hecho que la talla bipolar permite reducir formas pequeñas de manera exitosa, ya sea que se la implemente como una manera de agotar núcleos de lascas o como procedimiento viable para el reciclaje o mantenimiento de instrumentos (Flegenheimer et al. 1995). Su utilización en basalto Var. 1, entonces, me induce a pensar que, a pesar de ser éste un recurso de fácil acceso, la necesidad de preservar hasta el agotamiento el material disponible era de suma importancia. DISCUSIÓN Explotación de Recursos Locales y No Locales De acuerdo a los registros arqueológicos analizados, los grupos agro-pastoriles manejaron un variado conjunto de recursos líticos integrado por materiales diversos tanto en lo que hace a su distribución como en calidad y forma de aparición en la naturaleza. El estudio de la disponibilidad de los mismos, a través de la localización y caracterización de las fuentes de aprovisionamiento, permite sostener que la cuenca de Antofagasta de la Sierra posee una apreciable cantidad de depósitos primarios y secundarios distribuidos bastante homogéneamente en los diferentes microambientes de la misma. En efecto, dentro de un radio máximo de 30 km y cubriendo tanto el fondo de cuenca como las quebradas altas, los grupos humanos tenían acceso a materias primas de variada calidad con costos diversos, aunque no elevados, de tiempo y energía (como se verá mas adelante). Es interesante advertir que, con excepción de la obsidiana, prácticamente la totalidad de las materias primas utilizadas en la producción lítica son locales. Cabe aclarar que algunos materiales de procedencia incierta, como el vidrio volcánico no diferenciado, el sílice, el cuarzo, los pórfiros volcánicos y algunas materias primas no determinadas, quedan al margen de esta distinción. De todos modos, su representatividad dentro de la muestra es muy reducida. Asimismo, para ma-

teriales tales como las variedades B y 2 de basalto, la calcedonia, el basalto vesicular y la brecha volcánica 1 y 2, asumo una procedencia tentativa registrada en observaciones de campo (ver páginas 87-88) . Por su parte, entiendo como recursos no locales a todos aquellos que se localicen más allá de un radio de 30 km relativo tanto al fondo de cuenca como a las quebradas altas. Esta es la situación de la obsidiana, materia prima de excelentes cualidades para la talla, y localizada en la microregión del Salar de Antofalla. Dadas estas condiciones, se puede sugerir que la utilización recurrente de esta materia prima en los contextos agro-pastoriles imponía al sistema cultural ciertos costos adicionales de tiempo y energía. Considerando las condiciones de accesibilidad planteadas y tomando en cuenta calidades y formas de presentación, se ha podido advertir entre las materias primas utilizadas apreciables diferencias que involucran no solo a las estrategias de aprovisionamiento y reducción implementadas sino también a su aprovechamiento en función de los productos artefactuales producidos. En principio, todo parece indicar que las materias primas locales han sido explotadas en forma directa (sensu Meltzer 1989) a partir de depósitos primarios o secundarios según el caso. Sin embargo, dentro de esta estrategia de aprovisionamiento directa, es posible advertir una interesante distinción. En el fondo de cuenca, el abastecimiento de las variedades A y X de basalto parecería ser el resultado de incursiones orientadas casi específicamente a la obtención del material. El basalto Var. A constituye la materia prima predominante en el registro artefactual de Casa Chavez Montículos a partir del ingreso de nódulos, lascas nodulares e incluso, tal vez, lascas externas. Es cierto que la selección de nódulos transportables no requiere mayor costo, sin embargo, no puede decirse lo mismo respecto de la obtención de lascas nodulares u otras formas base. Más aún, si estas lascas nodulares, recurrentemente utilizadas en la manufactura de las “grandes lascas con retoque”, evidencian una marcada estandarización de tama-

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ño y módulo. En este sentido, las actividades de reducción primaria registradas en la fuente de aprovisionamiento de esta materia prima serían indicativas de la inversión de trabajo requerida en esta tarea de aprovisionamiento. En lo que respecta a la variedad X de basalto, no parece llevarse a cabo tarea de reducción alguna en la fuente de abastecimiento. Por el contrario, lo particular de su explotación estaría centrado en la cuidadosa selección de lajas como soportes necesarios para la manufactura de palas y/o azadas. En función de las particulares características morfológicas de este instrumento, debieron tomarse en consideración ciertos estándares de calidad de la roca así como también de tamaño, espesor y peso de las lajas. A esta trabajosa selección debería agregarse el costo involucrado en el transporte de las lajas ya que su peso por unidad, si se toma en cuenta el del instrumento terminado, debió superar los 1000 gr con facilidad. Los restantes recursos locales, por su parte, parecen adscribirse a una situación de aprovisionamiento directo algo diferente. La adquisición de materias primas, en este caso, respondería a la implementación de una estrategia inclusiva o “embedded” (Binford 1979). Es decir, que la recolección de guijarros, nódulos, clastos, e inclusive instrumentos, se llevaría a cabo junto a otras actividades de subsistencia reduciendo el costo efectivo del aprovisionamiento. Al respecto, se debe tener presente que la actividad pastoril, en virtud de su propia dinámica, implica un uso del espacio que facilita el acceso a los distintos microambientes y, con ello, a las áreas con abundancia de recursos localizados. De este modo, más de una decena de materias primas diversas participan de la producción lítica en pequeñas proporciones contribuyendo así a mantener una disponibilidad de materiales más o menos constante. El aprovisionamiento de la obsidiana, como recurso no local, plantea interesantes perspectivas. Parto de la premisa que señala que, por sí sola, la presencia de una materia prima exótica en cualquier conjunto lítico es insuficiente para dar cuenta de la forma de su abastecimiento pu-

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diendo atribuirse tanto a una explotación directa de larga distancia como a una indirecta (sensu Meltzer 1989). En principio, en los conjuntos estratigráficos analizados, se puede advertir que la obsidiana constituye un recurso que, si bien no es predominante, ofrece frecuencias significativas de aparición. Estas proporciones no responden a la exclusiva presencia de instrumentos terminados sino que pueden ser atribuidas al desarrollo de casi todas las instancias de reducción. Al respecto, no cabe dudas que las características estructurales de la roca, la agudeza de sus filos y la consecuente habilidad de penetración han sido algunos de los elementos claves que han estimulado el acceso a este recurso de baja disponibilidad. Por su parte, en la fuente de aprovisionamiento se han detectado tareas de preparación de núcleos y extracción de formas base. Ahora bien, una vez logrado el abastecimiento, es un hecho que materias primas locales y no locales han sido utilizadas, en toda su diversidad, por los grupos formativos que ocuparon la cuenca de Antofagasta de la Sierra. Asentamientos con diferente funcionalidad y estabilidad ocupacional, como Casa Chavez Montículos y Real Grande 1, registran en general el empleo predominante de recursos locales en detrimento de los no locales, cubriendo casi la misma gama de materias primas. No obstante, dentro de la misma cuenca y en función de los recursos concentrados en los microambientes definidos, la utilización de los recursos más cercanos se impone con singular énfasis. Tomando en cuenta la producción total (instrumentos, núcleos y desechos de talla) por materia prima en el Montículo 1, sobresale el procesamiento de los recursos localizados en el mismo fondo de cuenca (56,5% - basalto Var. A y B, cuarcita y arenisca) sobre aquellos ubicados en el sector de quebradas altas (9,7% - basalto Var. C, 1 y 2, vidrio volcánico 1 y 2, ópalo y calcedonia). Luego, la distribución se completa con las proporciones correspondientes a la obsidiana (30,0%) y a los recursos de procedencia incierta (3,8%). Cabe destacar, entre los materiales de mayor disponibilidad, el marcado aprovechamiento del basalto Var. A que comprende el

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40,0% de los recursos del fondo de cuenca. Por su parte, haciendo lo propio en Real Grande 1, se llega a advertir que el 73,2% de los materiales registrados en contexto corresponden al mismo microambiente (basalto Var. 1, 2 y C, vidrios volcánico 1 y 2, calcedonia, ópalo, ónix, brecha volcánica 1 y 2). De todos ellos, el basalto Var. 1 asume el 51,4% de la representatividad aludida. Los recursos del fondo de cuenca (basalto Var. A y B, y cuarcita) alcanzan el 9,1% mientras que la obsidiana procesada comprende el 16,9% de la producción total. El 0,8% restante pertenece a los materiales de procedencia incierta (vidrio volcánico no diferenciado y materias primas no determinadas). En síntesis, puedo sostener que, dentro de las materias primas locales, se privilegia siempre el uso de aquellas más cercanas a la localización del asentamiento. Al respecto, la producción parece concentrarse en un recurso dominante -tal el caso de las variedades A y 1 de basalto- y en el uso complementario de un amplio espectro de rocas disponibles. Considero que esta última diversificación de recursos, obtenidos a bajo costo en forma inclusiva o “embedded”, contribuyen a mantener una provisión segura de materiales mínimamente eficientes. La importancia concedida a la utilización de la obsidiana, más allá de los costos involucrados en su aprovisionamiento, queda evidenciada por una significativa representatividad proporcional. Trayectorias de Producción Lítica A partir de una explotación diferenciada de los recursos líticos disponibles, es lógico pensar que los costos involucrados en el aprovisionamiento, reducción inicial y transporte de las distintas materias primas se vean reflejados en el aprovechamiento de las mismas. En este sentido, es dable esperar que los conjuntos líticos evidencien variaciones en lo que respecta al uso de técnicas alternativas de manufactura y mantenimiento de artefactos como diferencias en la celeridad del descarte de los mismos. Una manera de abordar estas particulares características estructurales y organizativas en los conjuntos artefactuales es a través de la delineación de trayecto-

rias de producción. Dichas trayectorias, planteadas como modelos particulares, apuntan a clarificar la relación entre la disponibilidad de los recursos líticos, las secuencias de producción y el sistema de asentamiento-subsistencia. De este modo, contribuyen a desenredar ese apretado entretejido de decisiones o estrategias que guían el componente tecnológico de los grupos agro-pastoriles. A partir de las investigaciones realizadas, sólo han podido desarrollarse las trayectorias correspondientes a las principales materias primas utilizadas: basalto Var. A, cuarcita, basalto Var. 1 y obsidiana. a) Trayectoria para Basalto Variedad A En los sectores norte y sur de las coladas basálticas de Los Negros se llevan a cabo las siguientes tareas de aprovisionamiento: selección, recolección y transporte de nódulos; reducción primaria a partir de bloques y/o lascas nodulares ; selección, recolección y transporte de lascas nodulares y, tal vez, de formas base (lascas externas) de tamaños grandes y muy grandes Una vez alcanzada la base residencial, los nódulos y algunas de las lascas nodulares6 transportadas se convierten en núcleos y nucleiformes. Los núcleos, en general, poseen formas irregulares o también llamadas amorfas. Al respecto, se podría sostener que la mayoría de estos núcleos no son objeto de intensas reducciones y, en consecuencia, difícilmente registran estados elevados de agotamiento. Si bien una tecnología de núcleos amorfos puede ser el resultado de una variedad de factores tecnológicos (Patterson 1987) considero que, en este caso, podría atribuirse a la disponibilidad general de materia prima así como también a la escasa necesidad de controlar el tamaño y módulo de las lascas obtenidas en función de un mínimo esfuerzo tecnológico. Cualquiera podría preguntar por qué me he referido anteriormente a la escasa necesidad de controlar el tamaño y módulos de las formas base. Siguiendo la trayectoria productiva, se puede advertir que todo un conjunto de lascas externas, internas y no diferenciadas, caren-

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tes de estandarización alguna, se utilizan para la formatización y/o regularización de una gran variedad de instrumentos de manufactura simple, en su mayoría unifaciales, con retalla y retoque marginal o parcialmente extendido. Asimismo, formas base semejantes a las anteriores también han dado lugar a la manufactura de artefactos con escasa formatización o han sido utilizadas en forma directa como filos naturales. Un párrafo aparte merecen las lascas nodulares que han sido transportadas desde la fuente de aprovisionamiento. He mencionado su utilización en calidad de nucleiformes, sin embargo, ésta no es más que una función meramente secundaria. En realidad, los esfuerzos invertidos en la provisión de estas lascas están orientados a la producción de las denominadas “grandes lascas con retoque”. En líneas generales, se trata de un instrumento con alto grado de estandarización formal y tecnológica, y vinculado a situaciones de enmangue. Los análisis realizados también revelan conductas de manufactura anticipada y de almacenaje. Seis de las ocho piezas recuperadas, dada la situación de su hallazgo, evidencian que fueron preparadas y acopiadas con antelación a su uso. Todas estas características tecnológicas son indicativas de la complejidad de un artefacto que, sin lugar a dudas, constituía una respuesta eficiente para una necesidad nueva desprendida de las prácticas agropastoriles. Por otra parte, las lascas no han sido las únicas formas base utilizadas para la confección de instrumentos útiles. En efecto, tanto nódulos como núcleos fuera de uso han sido levemente modificados para la obtención de artefactos de formatización sumaria como también, en algún caso, han sido utilizados como percutores. En síntesis, se puede apreciar que el procesamiento del basalto variedad A está orientado, principalmente, a cumplimentar un amplio rango de tareas básicas a través de instrumentos no estandarizados, con bajo grado de modificación, y en consecuencia, con un gasto mínimo de tiempo y energía en su producción. Debo señalar, además, que estos instrumentos simples rara vez han sido reactivados o reciclados, por el

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contrario, parecen haber sido descartados luego de un corto uso o en ocasión de su fractura. Sin embargo, no puedo obviar la presencia de algunos casos interesantes en dirección opuesta que se suman a algunos otros de basalto variedad C y vidrio volcánico 1, es decir, todas materias primas de buena calidad. Se trata del aprovechamiento de las fracturas de algunos instrumentos para confeccionar nuevos filos activos o dorsos. Al respecto, considero que tanto el reciclaje de algunos instrumentos fracturados como la utilización de un fragmento de núcleo como forma base instrumental constituyen indicios de la necesidad de preservar la vida útil de la materia prima. Qué significa esto ? En general, poca es la inversión de trabajo registrada en el conjunto artefactual, aún en los mismos reciclajes, pero este mínimo esfuerzo tecnológico sólo es posible en virtud de la existencia de un stock flexible de materiales. En estas condiciones, no resulta extraño advertir algunos intentos orientados a “estirar” la utilidad de algunas de las mejores materias primas.

b) Trayectoria para Obsidiana

En términos generales, las observaciones y análisis efectuados en el área de aprovisionamiento (Ona) sugieren la realización de las siguientes actividades productivas: testeo y selección de nódulos viables para su procesamiento ; descortezamiento primario y preparación de núcleos para su transporte ; y extracción de formas base o lascas de tamaños grandes y muy grandes factibles de ser transportadas a otras localizaciones. Por su parte, el conjunto lítico de la base residencial del fondo de cuenca registra el ingreso de la obsidiana bajo la forma de núcleos preparados y formas base para instrumentos. Estos núcleos, orientados esencialmente a la obtención de lascas pequeñas y mediano pequeñas, son objeto de intensas reducciones y reactivaciones. En esta misma dirección, algunos núcleos, llegados al punto de agotamiento parcial o total, llegan a convertirse, en sí mismos, en formas base de instrumentos de manufactura simple, con retoque marginal unifacial.

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Obsérvese, en este caso, que no se trata de núcleos amorfos. En efecto, la necesidad de una reducción eficiente ante un recurso de escasa disponibilidad, más, el objeto de orientar el procesamiento de esta materia prima hacia la confección de un instrumento en particular -como las puntas de proyectil- inhibe la implementación de una tecnología de núcleos amorfos. Continuando con la trayectoria, una gran mayoría de las lascas producidas se utiliza fundamentalmente para la manufactura de puntas de proyectil pedunculadas y apedunculadas de base escotada. Por otro lado, en menor medida, lascas externas e internas también han sido utilizadas para producir algunos instrumentos unifaciales confeccionados con procedimientos de retoque marginal y/o ultramarginal. Con ánimo de evaluar todo este procesamiento, se pueden remarcar dos aspectos importantes. En primer lugar, es evidente la utilización selectiva de esta materia prima para la manufactura de un instrumento estandarizado, complejo, funcionalmente específico y que requiere una apreciable inversión de trabajo. Sí, las puntas de proyectil reúnen todas estas características tecnológicas y participan del particular rol otorgado a las prácticas predadoras en las economías agro-pastoriles. En segundo lugar, considero relevante mencionar que no todo aquello ligado al procesamiento de la obsidiana responde a los requerimientos de una tecnología de proyectiles. En efecto, el empleo de la obsidiana para la confección de algunos instrumentos simples y no estandarizados parece introducir en esta trayectoria los efectos de un uso no tan selectivo ni tan cuidado como el mencionado anteriormente. Sin embargo, me atrevo a sugerir que esta situación, que otorga cierta flexibilidad al manejo de un recurso costoso como la obsidiana, no debe asumirse como sinónimo de una utilización poco económica. Si tomo en consideración que la reducción intensa de núcleos y sus formas base resultantes están orientadas a la producción de puntas de proyectil, no puedo dejar de advertir la existencia de una cantidad de subproductos líticos que, por su tamaño, módulo o espesor, no podrían constituirse en soportes adecuados para

los proyectiles. De este modo, lejos de descartar tales subproductos y aprovechando las excelentes propiedades de esta roca, se utilizaron para la manufactura de instrumentos simples en el marco de un comportamiento que apunta a la maximización de la obsidiana como recurso lítico. La existencia de alternativas de reciclaje registradas en instrumentos fracturados o abandonados en pleno proceso de manufactura adquieren pleno significado en este contexto.

c) Trayectoria para Cuarcita En los depósitos secundarios relevados se efectuaría, fundamentalmente, la selección, recolección y transporte de guijarros de diverso tamaño. En la base residencial, se aprecia que estos guijarros constituyen en su mayor parte las formas base de artefactos no formatizados (percutores, manos y litos no diferenciados modificados por uso). Con respecto a los percutores, se ha podido advertir cierta tendencia a la multifunción y, en menor medida, al reciclaje de los artefactos. En efecto, por un lado, se observa la utilización de este instrumento en tareas complementarias que no afectan la función primaria del percutor. Por otro lado, hay evidencias que indican que, ante la fractura o agotamiento funcional del instrumento, estos artefactos tienden a ser reciclados como núcleos de lascas o tal vez como manos. Secundariamente, los guijarros también constituyen soportes de instrumentos manufacturados por retalla marginal o extendidas. Finalmente, en muy reducida medida, los guijarros, reducidos a núcleos amorfos, permiten la extracción aislada y aleatoria de algunas lascas externas e internas con la intención de utilizar sus filos naturales. Se trata, en síntesis, de un conjunto de artefactos no estandarizados que ofrecen un muy bajo grado de modificación y una reducida inversión de tiempo y energía en su producción. Al respecto, considero relevante señalar que el uso de la cuarcita en estos instrumentos, caracterizados por su gran tamaño y peso, puede atribuirse a la eficiencia mecánica de esta materia prima para determinadas tareas (percutir, moler,

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desbastar) y al estado en que se presenta la roca. No hay que olvidar que la cuarcita, si bien posee escasas cualidad para la talla, es un recurso de gran tenacidad y dureza que aparece en forma de guijarros de diverso tamaño. Aprovecho esta oportunidad para mencionar a un conjunto de materias primas de similares características estructurales que la cuarcita. Estas son el basalto vesicular, las areniscas cuarcíticas y los pórfiros volcánicos. También en este caso, la eficiencia mecánica y el estado en que se presentan estos materiales parecen hacer sido los criterios selectivos que primaron en su utilización como soportes de manos, molinos, litos no diferenciados modificados por uso y percutores.

d) Trayectoria para Basalto Variedad 1 Esta variedad de basalto constituye la materia prima de mayor representatividad dentro del registro arqueológico de Real Grande 1. De allí, mi interés en referirme a ella intentando esbozar su trayectoria productiva. Hasta el momento, no he podido llevar a cabo la identificación de las actividades de producción efectuadas en los depósitos primarios informados y su posible relación con los conjuntos artefactuales del puesto de altura. Por lo tanto, cabe aclarar que la delineación de esta trayectoria se basa, únicamente, en las observaciones surgidas del análisis del material estratigráfico. En principio, se puede sostener que esta materia prima ingresa bajo la forma de nódulos y/o núcleos a fin de extraer formas base potencialmente utilizables ya como soportes de instrumentos, ya como nuevos productores de lascas o nucleiformes. Al respecto, las evidencias sugieren la existencia de eventos aislados de reducción primaria que se ajustarían a necesidades ocasionales. Asumiendo la regular reutilización del asentamiento, es posible pensar que estos nódulos, núcleos y nucleiformes constituyeran un reservorio básico de materia prima y fueran aprovechados en sucesivas ocupaciones. La misma utilización de la talla bipolar en algunos núcleos daría cuenta de la intención de aprovechar al extremo la materia prima acopiada. Luego, lascas externas e internas de diver-

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so tamaño y módulo se utilizan, primordialmente, en la confección de instrumentos unifaciales, con retalla y retoque marginal o parcialmente extendido. En menor medida, este recurso también aparece vinculado a la manufactura de artefactos de formatización sumaria como a la de algunos instrumentos con retoque bifacial marginal o parcialmente extendido. Se trata, en definitiva, de un conjunto de instrumentos no estandarizados, con bajo grado de modificación y cierta especificidad en algunos filos particulares (pe. muescas, perforadores). Considero relevante señalar que esta materia prima es la única que evidencia productos y subproductos resultantes de las distintas instancias de la secuencia de producción. También es interesante advertir la utilización de piezas de basalto 1 recogidas de un paisaje ya arqueológico y retomadas para su empleo. Por un lado, piezas bifaciales de retoque extendido han sido recicladas dando lugar a una raedera y un cuchillo de filo retocado. Por otro lado, puntas de proyectil de contextos arcáicos han sido reactivadas e incorporadas al conjunto lítico de los pastores formativos. En ambos casos, se advierte el empleo ocasional de la técnica bipolar como procedimiento viable para el reciclaje o mantenimiento de los instrumentos mencionados. Algo Más sobre Producción Lítica Las actividades de producción o modificación de materias primas cubren un variado espectro de etapas. Ahora bien, variaciones espacio-temporales dentro de este proceso productivo avalan la distinción de producciones terminales, secuenciales e irregulares (Ericson 1984). En efecto, en el caso particular que me ocupa y de acuerdo a la información procesada hasta el momento, es posible sostener el desarrollo de una producción lítica general de carácter secuencial. En el marco de contextos agro-pastoriles puneños, la secuencia de pasos productivos se inicia en las fuentes mismas de aprovisionamiento de materia prima o, en su defecto, en aquellos sectores microambientales que concen-

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tren recursos líticos de utilización predecible. De este modo, según las particularidades que impone cada uno de los materiales, se llevan a cabo en las localidades de abastecimiento actividades de selección y recolección directa (guijarros, nódulos, lajas, y clastos) así como también tareas de testeo, selección y reducción primaria (extracción de lascas nodulares, preparación de núcleos, reducción de núcleos y extracción de lascas). Posteriormente, los productos y subproductos obtenidos continúan su procesamiento ya en las bases residenciales del fondo de cuenca, ya en las localidades de actividades limitadas ubicadas en otros microambientes. En el caso del sitio Casa Chavez Montículos los datos revelan que ciertos esfuerzos estuvieron orientados a completar las primeras etapas de la secuencia. Tareas de reducción primaria a partir de nódulos, clastos, guijarros, núcleos y tal vez nucleiformes se llevaron a cabo con el objeto de extraer formas base adecuadas para la manufactura de instrumentos. Al respecto, es interesante advertir la presencia de una tecnología de núcleos amorfos que favorece la extracción eventual y aleatoria de lascas no estandarizadas. De este modo, dado que esta tecnología de extracción se ajusta a las necesidades del momento no puede resultar llamativa la baja frecuencia de aparición de aquellos subproductos ligados a las primeras etapas. Un registro artefactual de mayores proporciones da cuenta, a su vez, del pleno desarrollo de las instancias de manufactura. Diversas formas base (nódulos, guijarros, clastos, lajas, lascas externas e internas) son objeto de formatización y regularización a través de la implementación de procedimientos de retalla, retoque y microretoque. Dentro de las instancias de manufactura referidas también se incluyen las actividades de reactivación y/o reciclaje de artefactos. Al respecto, los materiales analizados indican que la realización de estas tareas no ha sido frecuente en términos generales. No obstante, tiende a aparecer ligada al procesamiento económico de algunas materias primas (obsidiana, basalto variedades A, B y C, vidrio volcánico 1) como también a la prolongación de la vida útil de cier-

tos instrumentos (puntas de proyectil, palas y/ o azadas). Por otra parte, la presencia de algunos desechos (variedades 1 y 2 de basalto, vidrio volcánico 2) adscribibles a eventos de regularización y/o mantenimiento dan cuenta de una práctica similar pero vinculada a instrumentos “en tránsito”. Se podría decir que la observación anterior, más allá de la actividad misma realizada, pone en evidencia la participación implícita de otras localizaciones en la secuencia de pasos productivos. En este sentido, no se puede dejar de mencionar la presencia de instrumentos, ya formatizados o en proceso de manufactura, que han sido transportados desde otros asentamientos e introducidos en Casa Chavez Montículos, donde ha tenido lugar la terminación, uso y descarte de los mismos. Se debe advertir que el registro instrumental y de desechos que sugiere esta dinámica corresponde a materiales locales pero distantes del fondo de cuenca (vidrio volcánico 1, ópalo, calcedonia y sílice). En lo que hace a las últimas instancias de la secuencia productiva, se puede señalar que gran parte del conjunto instrumental, más allá de los casos mencionados de reactivación y/o reciclaje, parece evidenciar un rápido descarte luego de un corto uso o como consecuencia de su rotura. Cabe recordar que la muestra analizada de artefactos formatizados y no formatizados presenta un índice de fracturación de 57,6%. Esto podría relacionarse con las numerosas áreas de basural y zonas vertedero detectadas por Nasti (1998: 404-408) a lo largo de la ocupación del sitio. Asimismo, no se puede obviar el hecho de que cierta porción del instrumental, lejos de estar descartado, se encuentra disponible para un regular uso. Núcleos, percutores, manos, molinos, litos modificados por uso y aquellos instrumentos que evidencian una manufactura anticipada constituirían un stock funcional básico condicionado por la estabilidad de la ocupación. Lo cierto es que el uso regular de ciertos artefactos y el descarte de otros involucra a un variado grupo de clases instrumentales que se ajustaría a las diversas necesidades de una economía agro-pastoril en el marco de una base re-

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sidencial de ocupación anual. Instrumentos simples y complejos, como los mencionados en las distintas trayectorias de producción, pueden asociarse tanto al desarrollo de prácticas agrícolo-pastoriles como al desenvolvimiento de la caza y el procesamiento consecuente de la presa. A esto se suma la presencia de elementos de molienda posiblemente ligados al procesamiento de vegetales domesticados y silvestres. El hallazgo en contexto de algunos macrovestigios vegetales (maíz, algarrobo) refuerza esta sugerencia (Olivera 1992:204-205). Finalmente, no debe descartarse tampoco la utilidad que pudieron haber tenido algunos instrumentos con formas discretas de filo y algunos litos abrasivos modificados por uso en la elaboración de otras tecnofacturas presentes en el asentamiento: cerámica, cestería, cuentas, metalurgia (Olivera op.cit.:283-284). Por su parte, los materiales correspondientes a los eventos de ocupación periódica de Real Grande 1 dan cuenta de actividades más específicas. En principio, los datos revelan la existencia de eventos aislados de reducción primaria sobre nódulos y/o núcleos de la materia prima de mayor disponibilidad (basalto Var. 1). Estas actividades, orientadas a la extracción de ocasionales formas base no estandarizadas, aparecen reflejadas en núcleos de diversa morfología y nucleiformes que habrían actuado como una especie de reserva de materia prima, factible de ser aprovechada -hasta su agotamiento- en sucesivas visitas. Es posible también que, a manera de complemento, algunos núcleos “en tránsito” (pe. de obsidiana) fueran objeto de reducciones. Cabe destacar que la evidencia artefactual relativa a las primeras etapas de la secuencia productiva es aún menor que la registrada en la base residencial. Lejos de ser ocasionales, la realización de tareas de formatización, regularización y mantenimiento de filos se desarrolla en forma recurrente pero parece estar supeditada a la forma en que los materiales se presentan en el asentamiento (ya sea como instrumentos formatizados, en proceso de formatización o como formas base). En lo que respecta al basalto Var. 1, algunas lascas internas y externas registran la apli-

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cación de procedimientos de retalla, retoque y microretoque al tiempo que instrumentos recogidos e ingresados al sitio ostentan modificaciones orientadas a su reciclaje y/o reactivación. Por su parte, las materias primas restantes evidencian un marcado énfasis en la regularización y/ o mantenimiento de filos correspondientes a instrumentos, ya formatizados o en proceso avanzado de manufactura, transportados desde otras localizaciones. Inclusive, se puede decir que algunos instrumentos “en tránsito” (ópalo, ónix y brecha volcánica 2), que han sido descartados fuera de Real Grande 1, han sido objeto de modificaciones similares a las anteriores. No puedo dejar de mencionar que las puntas de proyectil constituyen la clase instrumental de mayor representatividad en este registro. Los datos indican que gran parte de ellas, especialmente las de obsidiana, han sido transportadas al asentamiento. Sin embargo, la presencia de proyectiles confeccionados en distintas materias primas -muchas de ellas procedentes de las quebradas de altura- sugiere la posibilidad de que algunos de éstos hayan sido confeccionados en el mismo puesto de altura. Como se puede apreciar, una gran mayoría del conjunto instrumental está conformada por artefactos simples y complejos que han sido transportados para cumplir determinadas funciones en este puesto de altura. Muchos de ellos, agotados o fragmentados, han sido descartados. Y en relación a ello, cabe recordar que el índice de fracturación de los instrumentos analizados alcanza un valor de 71,9%. Respecto de los restantes (28,1%), se podría decir que aún se encuentran en condiciones de seguir siendo utilizados. En este sentido, dado el carácter temporario y redundante de las ocupaciones, me atrevo a sugerir la posibilidad de que hayan sido abandonados previendo situaciones de retorno al sitio. Es interesante advertir que, en los puestos temporarios de pastores actuales, un equipo instrumental básico queda guardado en el puesto al final de cada ocupación (Nasti 1998 ; Tomka 1994, citado en Pintar 1996). Real Grande 1 ha sido identificado como un puesto de caza/pastoreo de altura. En efec-

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to, la información aportada por el análisis arqueofaunístico evidencia un predominio de restos óseos (Lama vicugna) provenientes de actividades de caza, abundando aquellas partes esqueletarias menos ricas en aporte de carne. Esto significa que la matanza y el procesamiento de camélidos se privilegiaron en detrimento del consumo (Olivera y Elkin 1994 ; Olivera 1998). En consecuencia, el rango de clases instrumentales descartadas y/o abandonadas debería limitarse a los requerimientos de las tareas específicas mencionadas. Al respecto, comienzo por destacar que el 48,6% de los instrumentos formatizados y no formatizados (N= 66) corresponde a puntas de proyectil. Por otro lado, gran parte de los instrumentos restantes presentan filos generalizados y específicos (raederas, cuchillos, RBO, RUM, muescas, artefactos burilantes, entre otros) que sugieren su posible participación en tareas de procesamiento primario de camélidos y mantenimiento del instrumental de caza. Estrategias Tecnológicas Las características estructurales y organizativas de los conjuntos analizados son el resultado de una particular manera de implementar ciertas decisiones o estrategias tecnológicas. Asumo que ningún sistema tecnológico es exclusivamente expeditivo o conservado. Por lo tanto, considero que ha llegado el momento de abordar el grado de integración que presentan estas estrategias en función de la particularidad del ambiente puneño y de las necesidades y/o prioridades de los grupos agro-pastoriles. En primera instancia, me atrevo a sostener que el componente tecnológico de esta sociedad se asienta, básicamente, en la expeditividad, es decir, en una planificación orientada a minimizar el esfuerzo que pudiera invertirse en la producción de instrumentos. Al respecto, debe quedar claro que ciertas condiciones básicas en este comportamiento como la alta predictibilidad inherente al momento y lugar de uso de los instrumentos y la disponibilidad de tiempo están dadas. En efecto, la existencia de un sistema logístico sedentario dinámico así como el con-

trol relativamente directo sobre la apropiación de los recursos han favorecido dichas circunstancias. Otro de los requerimientos claves en la implementación de esta estrategia es el adecuado suministro de material lítico. En este sentido, la identificación realizada de materias primas, fuentes de aprovisionamiento y locus de procesamiento ha puesto en evidencia la circulación y el manejo de una variada gama de recursos que implicó la aplicación de distintas formas de aprovisionamiento. Núcleos en diverso estado de reducción formaron parte, sin lugar a dudas, de un reservorio flexible de materiales que hizo factible la expeditividad. En definitiva, lo que queda claro es que, ya se tratase de estrategias inclusivas, directas a corta y larga distancia, como indirectas, los grupos humanos instrumentaron las decisiones técnicas, económicas y sociales que consideraron necesarias para lograr un fluido abastecimiento de materiales. Ahora bien, en función de este comportamiento expeditivo, las demandas funcionales se vieron cumplidas a través de una tecnología de núcleos amorfos acompañada de instrumentos no estandarizados, con bajo grado de modificación, y corta vida útil. Por otra parte, la utilización aleatoria de materias primas en la confección de distintas piezas de una misma clase instrumental revela el uso poco selectivo de las mismas y, por ende, un cierto desinterés en el beneficio funcional del instrumental. Quiero aclarar que, en el caso de ciertos artefactos no formatizados como percutores, manos, molinos y diversos litos, sí se han privilegiado ciertos recursos en función de su eficiencia mecánica y su estado natural de presentación. En términos generales, entonces, se podría decir que gran parte del conjunto instrumental analizado presenta las características de diseño utilitario. Otro elemento que rescato de la información procesada tiene que ver nuevamente con la disponibilidad de materia prima y su relación con la expeditividad. Más allá de la escasa inversión de trabajo que es dominante en los conjuntos líticos, es interesante advertir la adopción de ciertas alternativas técnicas que, lejos de estar

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orientadas a prolongar la trayectoria funcional de un instrumento, deben ser entendidas como medio de preservar la materia prima. Fragmentos de núcleo utilizados como soportes de instrumento, fracturas no intencionales aprovechadas para la formatización de filos y algunos otros reciclajes constituyen, desde mi punto vista, clara evidencia de la necesidad de “estirar” la utilidad de materias primas costosas y de buena calidad. En esta cuestión, considero importante tener en cuenta, por un lado, los costos involucrados en el aprovisionamiento de ciertas materias primas y, por otro lado, la injerencia de ciertas cuestiones relativas a la programación del tiempo disponible en función de la diversidad de tareas generadas en una economía agro-pastoril. Entonces, la inversión de trabajo concedida a la producción artefactual es reducida pero ello sólo es factible en virtud de un stock de materiales. Dados los costos mencionados y las dificultades que pudieran presentarse para acceder con frecuencia a ciertos depósitos primarios, se incluyen, dentro de la reserva de materiales, a algunos artefactos potencialmente aprovechables. Dentro de esta misma línea tecnológica, se debe destacar el empleo de la talla bipolar. Esta técnica rápida y de bajo costo energético permite reducir formas pequeñas de manera exitosa, ya sea que se la implemente para trabajar nódulos o clastos de tamaño reducido, como una manera de agotar núcleos de lascas o como procedimiento viable para el reciclaje o mantenimiento de instrumentos. Se podría decir, en todos estos casos, que esta tecnología tiende a economizar tiempo de manufactura compensando, así, el tiempo y la energía invertida en el abastecimiento (Flegenheimer et al. 1995). Tanto en Real Grande 1 como en Casa Chavez Montículos se ha detectado el ingreso de instrumentos simples ya formatizados o en vías de formatización. Esto introduce a la discusión la variable del transporte con lo cual comienza a ponerse en evidencia el interjuego de decisiones tecnológicas. En efecto, instrumentos de diseño utilitario, confeccionados en diversas materias primas, son objeto de transporte participan-

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do, así, de una estrategia de conservación (Nelson 1991). La decisión en sí misma conlleva una anticipación de las actividades a cumplirse en la localidad de destino (pe. Real Grande 1) a partir del traslado de ítems terminados. No obstante, esta misma decisión no insume costos extra de manufactura ya que estos instrumentos no son confeccionados ad hoc para esta ocasión. Tanto es así que muchos de estos artefactos, una vez alcanzada la localidad de uso, siguen funcionando en un marco de expeditividad. Dadas estas circunstancias, entonces, considero poco probable que la transportabilidad como variable de diseño haya influído en la morfología de los instrumentos y/o afectado las condiciones de su uso y descarte. Más allá del transporte, la puesta en juego de una planificación orientada a maximizar la efectividad y el tiempo de uso de los instrumentos queda evidencia a través de la producción de un reducido grupo de artefactos estandarizados, específicos, complejos y con mayor grado de modificación respecto de la mayoría. En efecto, se puede decir que las puntas de proyectil, las palas y/o azadas y las “grandes lascas con retoque” son el resultado material de un comportamiento conservativo. Se destaca en cada uno de estos instrumentos el empleo selectivo de determinadas materias primas cuyos costos de aprovisionamiento no solo tienen que ver con las distancias o lo específico de las incursiones sino también con la selección o preparación del material adecuado. A esta inversión energética se suma la realización de una manufactura anticipada, desarrollada en la base residencial y orientada a disponer con antelación de las partes líticas de artefactos complejos. Por otra parte, en lo que respecta a las puntas de proyectil y las palas y/o azadas, se puede advertir que los costos involucrados en todo este proceso de manufactura obtienen una compensación a través de la aplicación de procedimientos de mantenimiento o reactivación. En el caso de las puntas de proyectil es interesante advertir que, si bien el recambio de piezas parece llevarse a cabo mayormente en la base residencial, la re-

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paración y el mantenimiento de la vida activa de los proyectiles se registraría tanto en Casa Chavez Montículos como en Real Grande 1. Cómo se evalúan todos estos datos en función de las variables de diseño ? He aquí un problema que no termino por dilucidar y para el cual cierta reflexión de Nelson (1991:66) hizo las veces de punto de partida. “Cómo estas variables [confiabilidad, mantenibilidad, versatilidad, flexibilidad, transportabilidad] son enfatizadas o no en un contexto prehistórico depende de las condiciones y estrategias apropiadas para el contexto”. Lo cierto es que luego de una evaluación de las propiedades de los distintos diseños he podido advertir que los instrumentos analizados no responden de manera estricta a las demandas de ninguno de los diseños aludidos. En condiciones en que la disponibilidad de tiempo no constituye una preocupación vital, no debería esperar la presencia de diseños confiables. Por otro lado, atendiendo a la mantenibilidad, debo destacar que los diseños flexibles y versátiles no resultaron apropiados para los instrumentos en cuestión. Desde mi punto de vista, el estado de situación es el siguiente. Las palas y/o azadas, las “grandes lascas con retoque” y las puntas de proyectil comparten ciertos aspectos de confiabilidad al tomarse en consideración el empleo selectivo de materias primas, la especificidad funcional, la estandarización y la preparación morfológica de las zonas de encastre en función del enmangue. Asimismo, los costos involucrados en la manufactura y mantenimiento de estos instrumentos tenderían a maximizar el tiempo de uso de los mismos, respondiendo así a otra de las características del diseño confiable. Sin embargo, si me atengo a las formas confiables de un entorno cazador recolector, no puedo más que destacar que la confiabilidad que evidenciarían los instrumentos tratados se encuentra algo alejada de aquella que beneficia situaciones de time stress y altos costos de fracaso. Por su parte, se pueden observar en las puntas de proyectil ventajas que podrían adscribirse tanto a la transportabilidad como a la mantenibilidad (sensu Bleed 1986). Volviendo a los proyectiles del caso, en

líneas generales, se destacan como artefactos livianos, de pequeño tamaño -aún considerando el astil-, y con cierta diversidad morfológica. En lo que hace a su manufactura, reparación y mantenimiento, la evidencia de Real Grande 1 muestra que estas actividades, efectuadas con cierta facilidad utilizando la técnica de presión, también han sido llevadas cabo en la misma localidad de uso. Más aún, la utilización de materias primas distintas a la obsidiana para su confección responde más a los requerimientos de un diseño mantenible que de uno confiable. En definitiva, creo entender que toda esta confusa situación se relaciona con los problemas de aplicabilidad de los conceptos mismos de diseño, a los que se agregan las dificultades de hacerlos extensivos a conjuntos instrumentales vinculados a economías productoras. A MANERA DE CONCLUSIÓN A lo largo de esta discusión creo haber evaluado, en forma más o menos ordenada, las distintas propuestas derivadas del modelo de sedentarismo dinámico, y que más han dado cuenta de la variabilidad de los conjuntos líticos. Mas aún, esta misma variabilidad ha sido abordada como el resultado de una particular manera de poner en juego ciertas decisiones o estrategias tecnológicas en función de las necesidades y/o prioridades de estas sociedades agro-pastoriles. En términos generales, puedo decir que la evidencia se ajustó a lo enunciado. Sin embargo, creo que pudieron desentrañarse algunos aspectos interesantes que enriquecen aún más la dinámica que se trató de abordar. Una de las expectativas planteadas consideraba factible asumir que los materiales de bajo costo se utilizarían de manera no económica para la confección de artefactos de manufactura simple mientras que la situación se invertiría en relación a los más costosos. Al respecto, se ha podido advertir que ciertas materias primas (basalto Var. A, C y 1, vidrio volcánico 1) no tan costosas como la obsidiana evidencian cierto grado de preservación tendiente a prolongar no la utilidad funcional de un artefacto sino la vida útil de la roca como re-

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curso lítico. Alternativas de reciclaje sobre fracturas o la aplicación de técnicas rápidas como la bipolar aparecen ligadas al uso intensivo de estos materiales posibilitando así el bajo costo de manufactura dominante. Lo importante de este registro, en definitiva, es que puso en evidencia la relevancia que tenía para el sistema productivo el mantenimiento de un stock estable de materiales. Otro aspecto digno de destacar es que no sólo las materias primas de menor disponibilidad como la obsidiana involucran inversiones de tiempo y energía tanto en su aprovisionamiento como en el uso selectivo de las mismas para la confección de instrumentos complejos. En efecto, materiales locales como las variedades A y X de basalto han registrado un abastecimiento directo, basado en incursiones específicas a las fuentes, y orientado a la obtención de formas base adecuadas para la manufactura de implementos de ese tipo. Se puede apreciar en el desarrollo de este trabajo que la variabilidad tecnológica abordada responde a un lapso temporal de más de mil años. Tomar la decisión de analizar los conjuntos líticos en bloque significó dejar de lado un registro estratigráfico que no era totalmente homogéneo. Ciertos indicios en Casa Chavez Montículos, fundamentalmente ligados a la cerámica, sugieren la existencia de dos componentes ergológicos cuya separación coincidiría con el episodio de desocupación temporaria detectado entre los niveles V y VI del Montículo 1 (Olivera 1992). En lo que respecta al material lítico, las únicas evidencias que, por el momento, acompañan esta diferenciación aluden a la asociación exclusiva de puntas de proyectil apedunculadas, de base escotada, y de las “grandes lascas con retoque” con niveles adscribibles al componente superior. A los fines de una primera aproximación a la tecnología lítica de grupos agro-pastoriles tempranos, creo haber acertado en mi elección. Sin embargo, no descarto en un futuro próximo evaluar la factibilidad de variaciones tecnológicas afines ya a las marcadas relaciones con el Norte de Chile evidenciadas en el componen-

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te inferior, ya a la intensa dinámica activada, a partir de 1.750 , con los valles mesotermales del Noroeste argentino. AGRADECIMIENTOS A Jorge Reales por su amor, su paciencia y por el procesamiento de las figuras. A Cristina Bayón y Teresa Civalero sin cuyo apoyo gran parte de este trabajo no hubiera podido completarse. A todos los que han trabajado en Antofagasta de la Sierra haciendo posible la investigación arqueológica. A la comunidad de Antofagasta de la Sierra por su hospitalidad, calidez y colaboración. A todas las instituciones que, en mayor o menor medida, apoyaron este estudio (Conicet, Secretaría de Cultura de la Nación y Gobierno de Catamarca). NOTAS Dejo constancia que todas las traducciones de citas textuales correspondientes a bibliografía extranjera son de mi autoría. 1

La variedad A de basalto se corresponde con la variedad 4 o dacita 4 en Aschero et al. 1991, Aschero et al. 1993-1994 y Pintar 1996. 2

La variedad 1 de basalto así como el vidrio volcánico en sus variedades 1 y 2 se corresponden con la variedad 1 o dacita 1, variedad 6 o dacita 6 y variedad 5 o dacita 5, respectivamente, en los trabajos mencionados supra. 3

La variedad C de basalto se corresponde con la variedad 2 o dacita 2 en los trabajos mencionados supra. Asimismo, dejo constancia que las denominaciones de las materias primas mencionadas en las notas 2, 3 y 4 y en el texto han sido unificadas para lo cual remito a Aschero et al. 2002. 4

Se identifican como “productos bipolares” a aquellas lascas y desechos indiferenciados obtenidos como resultado de la talla bipolar (Bayón et al. 1993). 5

Escasos indicios artefactuales sugieren la posibilidad de que algunas de las lascas nodulares hayan funcionado como nucleiformes. 6

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