Tamuda. Guia oficial del yacimiento arqueolofico

September 3, 2017 | Autor: D. Bernal-Casasola | Categoría: Cultural Heritage Management, Mauretania Tingitana
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Descripción

Ministerio de Cultura Dirección Regional de Tánger Tetuán

TamVda Guía oficial del yacimiento arqueológico Con la colaboración de

CONSEJERÍA DE CULTURA

   



   

RÍO MARTIL

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3 2 1

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1. ACCESO Y PARKING 2. CENTRO DE INTERPRETACIÓN Y SALA DE INVESTIGACIÓN 3. PLAZA PÚBLICA Y EDIFICIOS MAURITANOS 4. BARRIO MAURITANO OCCIDENTAL 5. BARRIO MAURITANO ORIENTAL 6. ESTRUCTURAS MAURITANAS AL NORTE 7. CASTELLUM

25m.

sumario Presentación .......................................................................................... Tamuda, puerta del Mediterráneo..........................................................

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I. Tamuda, Un yacimiento emblemático a orillas del río Martil.... 1. Las sociedades prehistóricas en el río Martil ............................... 2. Tamuda en las fuentes literarias grecorromanas ......................... 3. Un nombre emblemático. De Tamuda a Tamuco ........................ 4. El descubrimiento y la Historia de las Excavaciones ...................

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II. La ciudad helenística(púnico–mauritana) .................................. 5. Unos orígenes inciertos. La presencia fenicio–púnica en el Extremo Occidente ..................................................................... 6. Una excepcional ciudad helenística: del mundo púnico al esplendor de los reinos mauritanos ............................................. 7. La moneda de Tamuda .............................................................. 8. Comercio y actividades económicas: entre la tierra y el mar........ 9. Las cíclicas destrucciones de Tamuda.........................................

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III. El Castellum. Un campamento romano en la frontera meridional del Imperio................................................................. 10. Tamuda en el contexto del limes de la Tingitana ........................ 11. Un campamento canónico y adaptado a los modelos romanos .... 12. Sistemas defensivos: muralla, torres y puertas ............................ 13. La vida militar: los principia y el equipamiento.......................... 14. Actividades cotidianas: el balneum y el valetudinarium .............. 15. Muriendo en Tamuda: las necrópolis, un elemento mal definido ............................................................................... 16. El abandono del castellum: vándalos y bizantinos en el Fretum Gaditanum.....................................................................

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IV. La recuperación de la memoria de Tamuda ................................ 17. La herencia de Tamuda. Del Medievo a época contemporánea........................................................................... 18. Del Plan Estratégico a la valorización......................................... 19. Criterios de Restauración. Recuperando la fisonomía del yacimiento ............................................................................ 20. Tamuda, Patrimonio Histórico al servicio del desarrollo .............

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Cronología ............................................................................................. Glosario ................................................................................................. Bibliografía............................................................................................

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Coordinadores de la edición: Mehdi Zouak y Darío Bernal Editado por: Dirección Regional de Cultura de la Región Tánger–Tetuán Con la colaboración de: Universidad de Cádiz Universidad de Huelva Universidad Abdelmalek Essaadi Instituto del Patrimonio Cultural de España–Ministerio de Cultura AECID–Ministerio de Asuntos Exteriores y Cooperación Junta de Andalucía. Consejería de Cultura OIKOS © De los textos, sus autores. © De las imágenes, Proyecto Tamuda. Diseño y Maquetación: Trébede Ediciones, S.L. Revisión de estilo: Darío Bernal, Mehdi Zouak, Juan M. Campos, Baraka Raissouni, Moustapha Ghottes y Javier Verdugo Traducción al árabe: Moustapha Ghottes Revisión de la traducción árabe: Mehdi Zouak y Baraka Raissouni Impresión: Pedro Cid, S.A. Impreso en España. Printed in Spain Primera Edición, diciembre de 2010 ISBN: 9954-30-187-6 Depósito Legal: 2011 MO 0612 Cualquier forma de reproducción, distribución, comunicación pública o transformación de esta obra puede ser realizada con la autorización de sus titulares, salvo excepción prevista en la ley. Diríjase a CEDRO (www.cedro.org) si necesita fotocopiar o escanear algún fragmento de esta obra.

Imágenes de cubierta Anverso de moneda de la ceca de Tamuda (Museo Arqueológico de Tetuán), y foto aérea del yacimiento arqueológico.

Esta guía ha sido financiada con fondos del Ministerio de Cultura del Gobierno de España, dentro del Programa de Ayudas a Proyectos Arqueológicos en el Exterior (año 2010)

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Autores Arévalo González, Alicia (AAG) Bermejo Meléndez, Javier (JBM) Bernal Casasola, Darío (DBC) Boujay, Abdelatif (AB) Bourkadi, Nadia El (NEB) Bustamante Álvarez, Macarena (MBA) Campos Carrasco, Juan M. (JCC) Cantero Martínez, Jesús (JCM) Cortijo Romero, Victoriano (VCR) Delgado Aguilar, Salvador (SDA) Díaz Rodríguez, José Juan (JDR) Domínguez–Bella, Salvador (SDB) Edderaz, Jamila (JE) Fernández Naranjo, Juan Antonio (JFN) Fernández Sutillo, Lucía (LFS) Ghottes, Moustapha (MG) Gómez Rodríguez, Águeda (AGR) Gozalbes Cravioto, Enrique (EGC) Harrif, Fatima Zohra El (FEH) Idrissi, Abdelaziz El (AEI)

Khayari, Abdelaziz El (AEK) Lagóstena Gutiérrez, José (JLG) Lara Medina, Macarena (MLM) L’Kaoutit, Redouan (RL) Maate, Alí (AM) O’Kelly Sendrós, Jessica (JOS) Orfila Pons, Margarita (MOP) Parodi Álvarez, Manuel (MPA) Peral López, José (JPL) Raissouni, Baraka (BR) Ramos Muñoz, José (JRM) Ruiz Acevedo, Juan Manuel (JRA) Sáez Romero, Antonio Manuel (ASR) Taoufik, Almorabet (AT) Toscano Pérez, Clara (CTP) Vargas Girón, José Manuel (JVG) Verdugo Santos, Javier (JVS) Vidal Teruel, Nuria de la O (NVT) Zouak, Mehdi (MZ)

Javier Verdugo, Consejería de Cultura, Junta de Andalucía Juan Campos, Universidad de Huelva Darío Bernal, Universidad de Cádiz Baraka Raissouni, Universidad Abdelmalek Essaadi Tetuán, agosto de 2010 4

Presentación

L

a situación estratégica de Tamuda a las puertas del Mediterráneo, le permitió desempeñar un papel preponderante en la Historia de las civilizaciones humanas en el ámbito del Estrecho de Gibraltar. Para contarles esta historia presentamos hoy esta Guía Oficial de Tamuda, considerado como yacimiento de referencia de la antigua Mauretania Tingitana, esperando con ella inaugurar una nueva etapa para el futuro de Tamuda y del proyecto de conservación y valorización de este excepcional enclave arqueológico. A través de esta guía queremos dar a los visitantes una idea sobre las diferentes culturas y civilizaciones que han poblado esta región desde la noche de los tiempos, que asistió a un continuo flujo humano muy intenso entre las dos orillas del Mediterráneo. Estamos orgullosos de presentar hoy esta guía sobre Tamuda, fruto de un gran esfuerzo entre diversas instituciones, marroquíes y españolas, gracias a las cuales este proyecto ha podido ver la luz. Subrayamos en este sentido la admirable cooperación que ha unido a estas instituciones, así como a todos los miembros del equipo mixto de nuestros dos países, amigos y hermanos, que no escatimaron esfuerzo alguno para garantizar el éxito de este proyecto. Gracias a todos, muy sinceramente. Estamos seguros que los visitantes van a disfrutar del yacimiento de Tamuda y que van a descubrir una parte de la historia de esta región a través del itinerario arqueológico y del espacio interpretativo que ofrece esta importante ciudad helenística y el posterior campamento romano. Para finalizar reiteramos la necesidad y la obligación de continuar próximamente con ulteriores esfuerzos en esta línea con más intensidad si cabe aún, para salvaguardar y transmitir a generaciones futuras nuestro excepcional patrimonio. Mehdi Zouak Director Regional de Cultura Tánger–Tetuán Ministerio de Cultura Reino de Marruecos

Tamuda, puerta del Mediterráneo

presentación

E

l Proyecto Tamuda constituye una experiencia de investigación, estudio y puesta en valor del Patrimonio Histórico como motor de una incipiente industria cultural que pone en común a un grupo de especialistas españoles y marroquíes en el logro de un común objetivo: crear una acción–proyecto que fomente el desarrollo económico de la zona de Tetuán basado en la puesta en valor de un importante yacimiento arqueológico y de su entorno geográfico y humano. Un yacimiento, el de Tamuda, cuyas primeras investigaciones fueron realizadas por arqueólogos españoles, y que puede finalmente convertirse en un ejemplo de desarrollo, potenciando a su vez la capacidad de sostenibilidad en el ámbito local, a la vez que representa una ocasión singular para la cooperación y fomento de las relaciones culturales entre Marruecos y España. Su finalidad última es la de compatibilizar los ámbitos de la investigación y la conservación del Patrimonio con la generación de un motor económico para la comarca en la que se inserta el yacimiento, que de este modo se convertirá en un agente dinamizador y transformador de su espacio inmediato desde las perspectivas patrimonial, medioambiental, cultural y urbanística. A tal fin, el proyecto se ha desarrollado a través de un Plan Estratégico (denominado PET en esta Guía) y un Plan de Acción en ejecución del mismo, acometido éste último entre los años 2008 al 2011. Durante estos años se han llevado a cabo importantes trabajos de documentación arqueológica, investigación y conservación del yacimiento, que han permitido su apertura al público. Este proyecto cuenta, además, con la consideración de Proyecto Arqueológico Español en el Exterior (antigua Misión Arqueológica Española en el Exterior), otorgada por el Ministerio de Cultura del Gobierno de España, El proyecto ha sido pilotado por dos ONGs, una española (OIKOS, Observatorio Andaluz de Economía, Cultura y Desarrollo), y otra marroquí (Al Birr oua al Ihsan), esta última con sede en Tetuán; y por las Universidades de Cádiz, Huelva y Abdelmalek Essaadi de Tánger–Tetuán. Asimismo, ha contado con el apoyo de la Agencia Española de Cooperación Internacional (AECID) del Ministerio de Cultura del Gobierno de España; de la Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía; del Ministerio de Cultura; y por parte marroquí del Instituto Nacional de las Ciencias de la Arqueología y del Patrimonio (INSAP), de la Dirección Regional de Cultura Tánger–Tetuán del Gobierno de Marruecos y del Ayuntamiento de Tetuán. La presentación de la Guía Oficial del yacimiento arqueológico de Tamuda constituye uno de los resultados de estos fructíferos trabajos de cooperación internacional.

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Tamuda, un yacimiento emblemático a orillas del río Martil

Las sociedades prehistóricas en el río Martil Cueva de Caf Taht el Ghar

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Antropológicamente la humanidad surge en África oriental hace más de dos millones de años. Hay testimonios en el Norte de África de industrias líticas talladas asociadas a la denominada Civilización de Guijarros, y a fauna típica de sabana, especialmente en Aïn Hanech (Argelia). La llamada Cultura Achelense se asocia desde al menos un millón de años en África del Norte a grupos humanos de Atlanthropus mauritanicus (grupo regional del Homo erectus). Está muy bien documentada en el Marruecos Atlántico (región de Casablanca), y se le ha denominado también Civilización del Bifaz. Hay que destacar la importancia de toda la región en el sentido del origen de la humanidad moderna, como demostraría el yacimiento de Djebel Iroud, asociado a tecno–complejos musterienses. Esto plantearía a nivel global una verdadera alternativa a la vía de acceso a Europa de grupos anatómicamente modernos de Homo sapiens sapiens, hace más de 100.000 años. Por todo ello la región de la península Tingitana y en concreto la comarca del río Martil ofrece registros arqueológicos de alcance internacional, que se enmarcarían en el interesante debate arqueológico del paso del Estrecho de Gibraltar y de las relaciones y contactos de grupos humanos cazadores–recolectores en el Pleistoceno Medio (800.000–120.000 años B.P.) y Pleistoceno Superior (120.000–10.000 años).

Tamuda, un yacimiento emblemático a orillas del río Martil

La región de Tetuán, y en concreto el entorno de Tamuda, ha contado con estudios que han documentado yacimientos arqueológicos paleolíticos en su contexto estratigráfico pleistoceno. Destacan trabajos pioneros de Hugo Obermaier y de Pelayo Quintero. Los estudios realizados por Miguel Tarradell y Juan Garriga en los años 50 del siglo pasado, sentaron las bases del sistema de depósitos cuaternarios y las asociaciones con registros arqueológicos de industrias líticas talladas paleolíticas. Estudios posteriores en cuevas de la región, Caf Taht el Ghar y Gar Cahal, precisaron la secuencia de ocupación de sociedades prehistóricas en la región. Desde un punto de vista geológico, las diversas unidades del entorno inmediato de Tamuda han proporcionado materias primas líticas utilizadas por las diferentes sociedades que frecuentaron la zona. El medio natural ofrecía además agua, madera, caza y pesca. En la zona de Tetuán–Tamuda se han documentado terrazas cuaternarias con industrias líticas talladas vinculadas arqueológicamente al Achelense (denominado Modo II) y al Musteriense (Modo III). Corresponden a grupos humanos que frecuentaron el territorio en el Pleistoceno Medio con modos de vida de caza y recolección. En las cuevas cercanas hay evidencias asociadas a grupos cazadores–recolectores del Pleistoceno Superior. En el Holoceno, el río Martil debió conformar una gran ensenada. Está documentado en la región el paso a la economía de producción de alimentos vegetales y de la domesticación de animales (Neolítico). Se conocen así aldeas neolíticas y ocupaciones de cuevas que testimonian a las sociedades sedentarias con modos de vida agropecuarios, con continuidad de las prácticas de caza y pesca. Se ocuparon cuevas y diversos territorios de la montaña inmediata (VI y V milenios). Se documentan también yacimientos asociados a sociedades de la Prehistoria Reciente (IV al II milenio) —en cuevas, aldeas al aire libre y monumentos megalíticos, como en Mzoura— que continúan con prácticas agropecuarias y evidencian procesos de jerarquización social. JRM, MZ, AEI, SDB y AM 9

Tamuda en las fuentes literarias grecorromanas

Un nombre emblemático.

De Tamuda a Tamuco El nombre de la ciudad antigua procede de la

El extremo occidental del mundo conocido en

2 Mappa mundi, según Muhammad al–Idrisi (1154). © Ptolemy’s 150 CE World Map

la Antigüedad fue en el imaginario griego un lugar ideal para la ubicación de los mitos. Toda la literatura grecolatina está impregnada de esta visión fantasiosa de la geografía occidental, en la que las Columnas de Heracles fueron uno de los lugares claves de la geografía mítica, que impregnó a la geografía real. Es en este contexto de un espacio real (los confines de Occidente) donde hemos de situar las citas sobre la Maurousía o Mauretania Tingitana en las fuentes literarias grecolatinas. Pomponio Mela, nacido a orillas del Estrecho en el siglo I d. C., en el breve compendio geográfico costero que realiza, cita el río Tamuda, cerca de los montes Septem Fratres (actual Ceuta). La desembocadura de este río es citada por Ptolomeo, el más célebre de los geógrafos de la Antigüedad. Sólo Plinio, el gran enciclopedista latino del siglo I d. C., añade que además del río, llevaba este nombre en otro tiempo una ciudad (flumen Tamuda navigabile, quondam et oppidum…). Esta es la única cita segura de la ciudad de Tamuda, pues ni siquiera en el Itinerario de Antonino es nombrada entre las estaciones de la vía marítima que iba desde Tingi (Tánger) hasta Rusaddir (Melilla). Sin embargo la presencia en esta vía, tras Septem Fratres y Abila, de dos estaciones ligadas a las legiones romanas, Aquila Minor y Aquila Maior respectivamente, tal vez pueda relacionarse con el campamento de Tamuda y/o con el castellum Tamucus citado en el tardío texto de la Notitia Dignitatum. JRA y MG

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Tamuda, un yacimiento emblemático a orillas del río Martil

3 Inscripción romana bajoimperial con el nombre de Tamuda (Museo Arqueológico de Tetuán)

lengua líbica, con el significado de «pantano». Pese al cambio de denominación, la ciudad de Titauin (Tetuán), que surgió en el Medievo, tomó su nombre beréber de los numerosos «ojos» de agua. En el siglo I a. C. la ciudad se identificaba ya con ese nombre de Tamuda, que probablemente se originó para denominar al río, y con él al territorio, pues las monedas acuñadas en esa época recogen con algunas variantes el nombre de la ceca: T[a]M[u]D[a] o T[a]M[u]T[a]. En época romana el nombre se generaliza, como denominación del río que es citado por los principales geógrafos de la época: Tamuada fluvius por Pomponio Mela, flumen Tamuda por parte de Plinio (que también cita, sin nombre y como pasado a la ciudad), o Tamuda en griego por parte de Ptolomeo. El campamento militar y su centro de poblamiento continuó llamándose así, y aparece en la epigrafía latina como Tamuda y como castellum Tamadensis. La pervivencia, alterada, del nombre se mantiene. La Notitia Dignitatum menciona entre las tropas de limitanei establecidas en la Tingitana la que estaba bajo el mando del praefectus Alae Herculae, con destino en el castellum Tamuco. Es poco dudoso que Tamuco corresponda con el nombre de Tamuda, destino de un contingente de caballería. El nombre se perdió posteriormente, cuando renazca la actividad en la Edad Media lo hará bajo la denominación del grupo beréber de los Madyakasa y el asentamiento urbano de Titauin («los ojos» o «las fuentes»). EGC 11

El descubrimiento y la Historia de las Excavaciones

Esta recuperación de la actividad, englobada en un horizonte mayor, se ha materializado en diversas actuaciones de investigación y conservación lideradas por el Ministerio de Cultura del Reino de Marruecos, la Junta de Andalucía y las Universidades Abdelmalek Essaâdi de Tánger–Tetuán, de Huelva y de Cádiz, actividades que vienen contribuyendo a la recuperación de este yacimiento arqueológico desde una perspectiva tanto científica como social, todo lo cual ha de revertir a medio plazo en su mejor conservación y en beneficio de la ciudadanía. MG y MPA

Antes del descubrimiento de la antigua

Nota de la Alta Comisaría de España en Marruecos relativa a la compra de los terrenos de Tamuda —15 de abril de 1950— (Archivo del Museo Arqueológico de Tetuán)

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Tamuda varios autores creyeron que el oppidum Tamuda se extendía sobre el mismo sitio en el cual se encuentra Tetuán, ya que este emplazamiento es más ventajoso que el situado a orillas del río Martil. En 1921, César Luis de Montalbán y Mazas exploró el valle de Tetuán y localizó las ruinas de Tamuda. El año siguiente, Manuel Gómez Moreno estudió los vestigios arqueológicos de Tamuda y publicó sus descubrimientos. Montalbán fue el primer arqueólogo español que dirigió las excavaciones en la antigua ciudad, en su barrio occidental. Se debe a él, en lo esencial, el descubrimiento del castellum: el recinto y el cuarto sur–oeste del interior. Pelayo Quintero Atauri tomó el relevo entre 1940 y 1946, período durante el cual fueron excavadas una zona de necrópolis y una parte de la ciudad helenística, que rodeaba una gran plaza. En 1945, y por enfermedad de Quintero, César Morán y Cecilio Jiménez dirigieron las actividades arqueológicas en el mismo lugar, siendo continuadas las excavaciones entre 1948 y 1958 por Miguel Tarradell. Desde el año 1958, fecha de la última campaña de excavaciones dirigida por Tarradell, y hasta 2007, se había realizado un único sondeo arqueológico con motivo de la Tesis Doctoral de A. El Khayari, cuyos resultados permanecen inéditos. La puesta en ejecución recientemente del Plan Estratégico de Tamuda (PET) devolvió la actividad a este sitio arqueológico a partir del año 2007.

Tamuda, un yacimiento emblemático a orillas del río Martil

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La ciudad helenística (púnico–mauritana)

Unos orígenes inciertos. La presencia fenicio–púnica en el Extremo Occidente Sondeo estratigráfico en el cercano yacimiento fenicio–púnico de Kitán

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Poco sabemos aún, tras las ocupaciones prehistóricas, sobre el momento preciso en el cual se ocupa el solar de Tamuda. Se han dado a conocer algunos materiales fenicios aislados, si bien aún no han sido documentados en las excavaciones arqueológicas restos de edificaciones u horizontes de ocupación que confirmen dichos indicios. La posibilidad de un origen en época fenicia arcaica para Tamuda parece muy probable, si tenemos en cuenta el activo proceso de colonización del Extremo Occidente mediterráneo por parte de los navegantes procedentes de Tiro y otras ciudades del Levante a partir de los siglos IX y VIII a. C. La fundación de importantes asentamientos como Gadir (Cádiz actual) o Lixus (cerca de Larache), ejes del comercio y la colonización, y de numerosos enclaves menores en las costas atlánticas de ambas orillas del Estrecho de Gibraltar propiciaron desde entonces una intensa ocupación de todo el territorio, habiendo sido portadores de algunos de los elementos fundamentales para el desarrollo de la sociedad posterior, como la escritura o el urbanismo, generando el paso de modos de hábitat en poblados a

La ciudad helenística (púnico–mauritana)

verdaderas ciudades, a través del contacto con las sociedades tartésicas y mauritanas. La costa mediterránea fue también intensamente poblada, como demuestran los asentamientos arcaicos (siglos VIII a VI) localizados en Ceuta, las desembocaduras de los ríos Negro y Emsá, Sidi Driss (Nador) o Russadir (Melilla), cuya investigación preludia interesantes novedades para el futuro. El valle del río Martil parece que no fue ajeno a estos procesos de asentamiento fenicio, como sugiere la localización en su desembocadura de un importante asentamiento como Sidi Abdeslam del Behar, muestra de la importancia del curso fluvial como vía de acceso al comercio con los pobladores del interior. Precisamente, en el propio curso medio del río, se encuentra el poblado de Kitán, recientemente excavado por un equipo hispano–marroquí, que testimonia esta penetración fenicia hacia el interior. A partir de época púnica (siglos VI–V a. C.) sí hay constatación de ocupación en Tamuda, aunque los restos arqueológicos excavados son mínimos, pues se localizan bajo el campamento romano y la ciudad mauritana. Su relación con otros asentamientos del valle como Sidi Abdeslam del Behar o Kitán evidencia las intensas actividades marítimas y comerciales en estos momentos previos a la génesis de las monarquías mauritanas. AEK y ASR 17

Una excepcional ciudad helenística:

del mundo púnico al esplendor de los reinos mauritanos

La moneda de Tamuda La moneda de Tamuda se integra dentro del

En una excepcional atalaya conformada por

Ánfora púnica de Tamuda (Museo Arqueológico de Tetuán) y detalle de los edificios helenísticos del área oriental

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un promontorio sobre el río Martil, que proporcionaba el control del acceso a los feraces valles interiores y el trasiego comercial con la costa así como una fácil defensa, Tamuda se enclavó en una excepcional ubicación geoestratégica propicia para el desarrollo de una gran urbe. Los datos arqueológicos nos hablan de una fundación quizá en algún momento de los siglos VI o V a. C. de la cual tenemos todavía escasa información; pero sobre todo de la construcción de una gran ciudad helenística refundada hacia el final del siglo III o inicios del II a. C., que ocuparía gran parte de la meseta aluvial, con varias hectáreas de superficie. Tamuda muestra un urbanismo característico de la etapa helenística en el Mediterráneo, ordenado en retícula, con una plaza central rectangular a modo de ágora (lugar público central), en torno a la cual se emplazaron numerosas ínsulas o barrios residenciales separados por calles. En ellos han podido investigarse casas de estructura compleja, dotadas de numerosas estancias dedicadas a tareas domésticas diversas, pero también a tiendas o pequeños talleres. El empleo en algunas casas de materiales constructivos de entidad (columnas, pilastras), así como los elementos de mobiliario recuperados en las excavaciones nos hablan asimismo de una próspera ciudad, conectada con los circuitos marítimos que unían cultural y económicamente el Mediterráneo del momento. Esta ciudad, probablemente amurallada, debió ser uno de los principales núcleos urbanos del emergente reino mauritano, y no sería abandonada definitivamente hasta la integración del territorio en el Imperio romano. ASR, AEK, DBC, JCC

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La ciudad helenística (púnico–mauritana)

Reverso y anverso de monedas de la ceca de Tamuda (Museo Arqueológico de Tetuán)

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grupo de acuñaciones realizadas en la Mauretania Tingitana, al que también pertenecen los talleres de Tingi (Tánger), Iulia Constantia Zilil (cerca de Arcila), Lixus (inmediaciones de Larache), Thamusida (Sidi Ali ben Ahmed), Salé (Chellah), Iulia Valentia Banasa (Sidi Ali bou Jenoun), Volubilis (cerca de Mulay Idris) y Rusaddir (Melilla). Es por tanto una de las pocas ciudades de la región que tuvo el privilegio de emitir moneda. Y parece que puso en circulación numerario de bronce de bajo valor adquisitivo durante la segunda mitad del siglo I a. C. Su imaginería monetal muestra habitualmente, en los anversos, una efigie masculina con barba, aunque en alguna emisión aparece cubierta con casco. Su identificación varía según los autores, que lo han identificado como un soberano, bien Bogud o el rey Bocchus; aunque se hace necesario un estudio iconográfico en profundidad con una lectura en paralelo con la información histórico–arqueológica de la ciudad. Mientras que el interés por los recursos agrícolas del interior explicaría la utilización de las dos espigas de trigo como reverso, aunque en alguna emisión sustituye una de ellas por un racimo de uvas, simbolizando otra de sus riquezas; tanto en un caso como en otro se acompañan de símbolos astrales —glóbulo, estrella—, probablemente vinculados a los ciclos anuales de la naturaleza. Además, en el centro aparece una figura en zig–zag que, tradicionalmente, se interpreta como un meandro; quizás haciendo alusión a uno de los meandros del valle del Martil, donde se asienta la ciudad antigua. Estos tipos suelen ir acompañados de la leyenda toponímica escrita en caracteres neo–púnicos, aunque con ciertas oscilaciones en el número de letras —TMT, TMGDT, TMAHT, TADH. AAG, FEH

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Comercio y actividades económicas: entre la tierra y el mar

La vida en la ciudad púnico–mauritana de

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Molde de arcilla con escenas marinas para hacer pasteles, de época mauritana (Museo Arqueológico de Tetuán)

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Tamuda se sustentó en una serie de actividades económicas que evidenciaban un aprovechamiento intenso de los recursos naturales disponibles en el entorno. La tierra y el mar fueron explotados en índices elevados, por lo que la pesca y marisqueo, las salazones, así como la agricultura fueron ejes esenciales de la economía tamudense. La localización de numerosas pesas de red y anzuelos, de factorías de salazones en el territorio —como Metrouna o Sidi Abdeslam del Behar— o de enclaves de producción de púrpura dependientes posiblemente o en cualquier caso vinculados a la ciudad y con posterioridad al campamento, son ejemplos de la vinculación de Tamuda con las actividades pesqueras. Las tierras circundantes son terrenos de gran riqueza agrícola, aprovechadas por ello para el cultivo del cereal, como así lo demuestra la documentación de un buen número de molinos o la inclusión de referencias iconográficas al trigo en las monedas acuñadas en la ciudad. También en algunas monedas de esta ceca se sustituyeron las espigas de trigo por el racimo de uvas, lo que nos aporta otro dato indirecto sobre otra de las actividades económicas de la ciudad: el cultivo de la vid y la elaboración del vino.

La ciudad helenística (púnico–mauritana)

La metalurgia del hierro también tiene su reflejo aquí, y han sido encontradas diversas herramientas en las excavaciones (cuchillos, hachas, clavos y utillaje agrícola). Esta actividad metalúrgica permitió a los habitantes de Tamuda y su entorno la práctica de una agricultura intensiva, y la explotación de la fértil llanura fluvial donde fue fundada la ciudad. Varias escorias de forma plano–convexa, datadas en el siglo II d. C., fueron documentadas en las excavaciones del año 2009, constituyendo los residuos más característicos de talleres de forja, como manifestó el estudio metalográfico de algunas muestras. El trabajo de la forja debió ser omnipresente en el campamento romano, donde el maestro herrero podía equipar a los soldados y restaurar sus armas. Las minas de plomo del entorno de Tamuda contenían un mineral argentífero que ha sido explotado especialmente durante la época romana, como atestiguan las lámparas romanas exhumadas en ellas. El mineral extraído debió ser acopiado en la ciudad antes de exportarse a través del río y después por vía marítima a Tánger, y de esta última a las otras ciudades del Norte de la Tingitana. El plomo de Tamuda se utilizó para la fabricación de todo tipo de utensilios (sarcófagos, pesos…). Por último, indicar que otras actividades diversas como la elaboración de tejidos se han constatado a través de las pesas de telares recuperadas en las antiguas excavaciones. Finalmente, habría que indicar que a Tamuda también llegaron productos elaborados de otros puntos geográficos del Mediterráneo, sirviendo el río Martil y la costa del Círculo del Estrecho como vías de comercialización e intercambio.

Conjunto de pesas de arcilla (pondera), relacionadas con un telar (Museo Arqueológico de Tetuán)

JDR, BR, MBA

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Las cíclicas destrucciones de Tamuda

9 Detalle de una inscripción del siglo III d. C. que recuerda una victoria sobre poblaciones hostiles (Museo Arqueológico de Tetuán)

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El establecimiento del castellum de Tamuda en el siglo I d. C. fue un nuevo hito en el control de los pueblos mauritanos, hostiles a Roma. Este contingente poblacional rifeño supuso una amenazada constante para este emplazamiento militar romano en el Norte de África occidental. En este caso, la arqueología y las fuentes textuales van al unísono. Por un lado los textos aluden constantemente a la hostilidad de los mauri —descritos como ferocissimos Mauritaniae populos—, a sus constantes alzamientos y a la consecuente represión romana. La arqueología, por otro lado, nos ha ayudado a precisar estos episodios, permitiéndonos una aproximación a estos hitos traumáticos. En las antiguas excavaciones Tarradell se encargó de demostrar la existencia de diversos niveles de incendio existentes en Tamuda, y plasmados en capas con carbones y materiales quemados que amortizan el yacimiento. El primer momento drástico documentado en amplitud en el campamento se corresponde posiblemente con la conocida revuelta de Aedemón, un liberto del rey Ptolomeo que se alzó en armas contra los romanos por el asesinato de su soberano a manos de Calígula a inicios del siglo I d. C. Las recientes excavaciones realizadas en la puerta sur y especialmente en la puerta occidental del campamento han confirmado la existencia de otro estrato ceniciento, con abundantes carbones y altos signos de termoalteración, relacionado con otra destrucción o incendio en el campamento. Su localización en lugares muy distantes entre sí parece confirmar que se trata de

La ciudad helenística (púnico–mauritana)

incendios generalizados resultado de las razias a las que eran sometidas los romanos por parte de la población local. De finales del siglo III d. C. contamos con una inscripción en piedra que conmemora la victoria de un posible gobernador provincial romano que instauró la paz y expulsó a los invasores del campamento (barbaros [qui T]amudam inrupe/[rant] fugavit). Todo ello provoca dos aspectos que son característicos del castellum de Tamuda y de la ciudad precedente. De una parte un sucesivo recrecimiento de los niveles de uso del campamento, ya que los escombros tras los incendios son macizados y allanados, construyendo de nuevo sobre ellos, lo que ha generado un «tell» o montaña artificial sobre la cual se ubica el campamento. Y por otra parte la aparición de multitud de objetos completos en las excavaciones —armas, cerámicas, monedas, metales— que fueron perdidos o abandonados con motivo de dichos episodios bélicos, siendo recuperados con posterioridad por los arqueólogos durante las excavaciones.

Niveles de incendio documentados en el año 2008 junto a la puerta occidental del castellum

MBA, MLM, BR y JDR

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El Castellum. Un campamento romano en la frontera meridional del Imperio

Tamuda en el contexto del limes de la Tingitana

Localización de algunos de los campamentos asociados a la frontera romana en el Norte de África occidental

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La Mauretania Tingitana, coincidente con el noroeste del actual Marruecos, cuya capital se encontraba en la ciudad de Tingis, actual Tánger, constituía una de las tres provincias —junto con la Mauritania Cesariense y Numidia— mediante las cuales Roma anexionó a sus posesiones el Norte de África, uno de los territorios más ricos de todo el Imperio, de donde se exportaban, entre otros productos, tintes púrpuras, maderas nobles y aceite. Su incorporación al Estado Romano se produjo en el año 40 d. C. cuando Calígula ordenó asesinar al monarca legítimo del reino de Mauritania, Ptolomeo, convirtiéndose su reino en una provincia romana más, que posteriormente Claudio, en los años cuarenta del siglo I d. C. ordenaría dividir en las dos provincias mauritanas referidas (42 d. C.). Con el objetivo de afianzar la presencia militar para controlar a la población indígena y facilitar así el dominio de la frontera —limes— y la romanización del nuevo territorio, el estado romano favoreció la instalación de puestos militares de diversa consideración, especialmente campamentos, que reciben diferente denominación en función de su tamaño (castra los mayores, castella los menores), uno de cuyos exponentes más claros y mejor conservados es el castellum de Tamuda. Junto al castellum tamudense se conocen en la actualidad otras instalaciones similares dispersas por el territorio tingitano, pudiendo destacarse las de El Benian, Suiar el Habta, Tabernae, Ain el Aman, Sidi Moussa Bou Fri, Ain Schkur, Tocolosida, o Sala, entre las más significativas. De todas ellas destaca Tamuda por sus excepcionales condiciones de conservación. JCC y NVT

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El Castellum. Un campamento romano en la frontera meridional del Imperio

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Un campamento canónico y adaptado a los modelos romanos Los campamentos en época romana podían ser

temporales, utilizados simplemente para pasar una noche, o permanentes, el lugar en donde el ejército pasaba el invierno —de ahí el empleo bien de madera o de piedra. Previamente a su construcción se llevaban a cabo los rituales de inauguratio, que hacían factible su creación bajo los auspicios de los dioses, en un espacio libre de influjos malignos y consagrado. Esta acción hay que entenderla, además, como el primer acto oficial romano en un territorio, tanto a nivel de Estado, como en cuanto al cariz religioso. En esos momentos el conditor o fundador auspiciante se convertía en augur, el personaje encargado de oficiar la mencionada ceremonia. Solía buscarse una zona llana, con agua a su alcance, ubicándose el agrimensor que lo trazaba en un punto que Reconstrucción tridimensional de la torre noroeste del campamento iba a convertirse en el gromae locus, un punto central cruce de sus dos ejes principales: via Praetoria y via Principalis; y junto a él, la tienda del general al mando, junto a un mástil blanco, el vexillum, situada en el centro del Praetorium, la porción del campamento en donde se instalaban los mandos militares. El diseño de este tipo de edificaciones era simple, respondiendo a las necesidades inherentes a la tropa. Su forma solía ser rectangular, con las esquinas redondeadas, tal como lo fue el inicial de Tamuda, al que se le añadieron, posiblemente en el siglo III d. C., una serie de torres semicirculares exteriores en las esquinas. Tuvo cuatro puertas de acceso, situadas cada una de ellas en uno de los puntos cardinales. Su aparato defensivo se articula con otra serie de torres, también semicirculares, hasta llegar a veinte. Con estas características perdura hasta el siglo V d. C., en lo que se interpreta como el habitual modo romano de ejercer el control sobre el territorio circundante. Una primera aproximación al castellum de Tamuda ofrece la imagen de prácticamente un cuadrado de unos 9.000 metros cuadrados con unas medidas en sentido norte–sur de entre 98 y 99 metros y en sentido este–oeste de entre 91 y 92 metros. La orientación de estas edificaciones defensivas solía responder a cuestiones estratégicas en relación al posicionamiento del enemigo al que tenían que enfrentarse. Se pueden encontrar en los alrededores de los campamentos terraplenes, fosos o empalizadas que ayudaban a su defensa, estructuras aún no identificadas en Tamuda. Si estaba destinado a una legión se calcula que se necesitaban unas 20 hectáreas de superficie. Y en muchas ocasiones los campamentos han sido el origen de una futura ciudad, algo que no sucedió en nuestra ocasión. MOP

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Sistemas defensivos: muralla, torres y puertas

Vista aérea de la puerta occidental del castellum, con las torres semicirculares exteriores

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El campamento romano asentado sobre la ciudad púnico–mauritana de Tamuda presenta una planta prácticamente cuadrada. En ella los sistemas defensivos quedan definidos por sus puertas, murallas, y torres. A este respecto se localizan cuatro puertas en cada uno de sus puntos cardinales, las cuales sufrirán distintas remodelaciones con el paso del tiempo, desde su construcción a lo largo de la primera mitad del siglo I d. C., hasta su definitivo abandono en el Bajo Imperio, quedando flanqueadas por torres interiores y exteriores. De todas ellas la más importante, tanto por su estado de conservación, como por su monumentalidad, es la sur. Ésta define un acceso a través de tres vanos, de los cuales dos quedarán cegados con la construcción de las semi–torres exteriores en un momento posterior. Por lo que respecta a las murallas, éstas se construyen con una gran solidez, mostrando un ancho por todo el perímetro del campamento de 1,10 metros aproximadamente. Finalmente las torres complementaban este sistema, siendo construidas en diferentes momentos de la vida de la instalación militar, y con diferente tipología (semitorres exteriores, cubos interiores) ubicándose en lugares estratégicos, protegiendo las puertas, las esquinas del campamento, etc. Todas estas remodelaciones provocan que contemos con una planimetría del campamento que va evolucionando en función de las distintas épocas. No se han documentado por el momento otros elementos poliorcéticos, si bien pensamos que los mismos debieron existir. La relación del castellum con otros acuartelamientos del perímetro fronterizo se debió ver complementada por pequeñas torres de vigía existentes en el entorno, mal caracterizadas aún arqueológicamente, que en parte deben coincidir con la localización de acuartelamientos posteriores, de la época del Protectorado. JBM, AGR, JCC, LFS, SDA, JOS y VCR

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El Castellum. Un campamento romano en la frontera meridional del Imperio

La vida militar: los principia y el equipamiento

Punta de lanza en hierro procedente de las antiguas excavaciones, ejemplo de la panoplia militar

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Los denominados principia eran uno o varios edificios en el sector central del campamento, que conformaban la parte fundamental del mismo y donde se situaban el Cuartel General y otras dependencias. Este edificio rectangular se conserva en Tamuda, siendo uno de los escasos testimonios bien documentados de toda la Tingitana, junto a los de Thamusida. Destaca en él la existencia de un patio central y unas alas laterales quizás utilizadas para guardar el armamento, junto a tres habitaciones traseras donde debieron estar en origen las enseñas e imágenes imperiales. El edificio ha sido objeto de multitud de reformas entre el siglo I y el siglo V d. C. Es muy frecuente documentar en las excavaciones armamento metálico, especialmente en hierro, tal y como advertimos en las excavaciones de Pelayo Quintero en los años cuarenta, destacando una espada (gladius) prácticamente completa, con empuñadura en bronce; así como diversas puntas de las características lanzas (pilum). También son habituales las fíbulas o broches de cinturón propios de la indumentaria militar. Se conoce la existencia de una rueda de freno de caballo en bronce, lo que confirma el empleo de estos animales en la vida militar del campamento de Tamuda, algo que parecen verificar los recientes estudios arqueozoológicos. Respecto a las unidades militares acantonadas, tenemos constancia de algunas de ellas a través de las inscripciones o de los documentos escritos, como es el caso de la Notitia Dignitatum, que cita a finales del siglo IV o inicios del V al Praefectus del Ala Herculea establecido en Tamuco, entre los limitanei o tropas estables acantonadas en este distrito militar. En el resto de la provincia únicamente se refieren siete cohortes más, a las que debemos sumar las unidades móviles (legiones, escuadrones de caballería y tropas auxiliares). DBC y RL 29

Actividades cotidianas: el balneum y el valetudinarium

Vista aérea del edificio de baños situado junto a la puerta sur del campamento, intramuros

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Localizado en el extremo meridional del castellum, usurpando parte de la vía de acceso de la Porta Principalis Sinistra (Puerta Sur), contamos con un pequeño complejo balnear de aproximadamente 50 m2, con una cronología comprendida entre el siglo II d. C. y el siglo IV d. C., en el cual el usuario pudo disfrutar de un circuito termal simple, de esquema lineal y recorrido retrógrado, quizás en conexión con un edificio cercano identificado como un hospital (valetudinarium), del cual poco se conoce salvo su planta y algunos utensilios quirúrgicos en bronce aparecidos en su interior. Conformando el edificio balnear, tenemos en su extremo más septentrional los arcos de acceso a los hornos (praefurnia), encargados de calefactar el conjunto mediante un sistema de arcos y pilas, así como una doble pared (concameratio), destinada a facilitar la circulación del aire caliente tanto en sentido horizontal como vertical. Por su parte, en la zona meridional contamos con dos ambientes diferenciados, un primero con acceso desde el exterior, definido como sudatio, donde el usuario podía disfrutar de un baño mediante vapor seco, desde el cual se daba paso a una segunda estancia identificada como caldarium, destinada o bien a baños calientes de vapor, o tal vez a inmersiones en bañeras (alvei) de madera o bronce portátiles de las cuales no han quedado vestigios. Todas estas evidencias son indicativas de la diversidad de las instalaciones existentes en los campamentos militares, que como en el caso de Tamuda fueron estables, construidas en obra. JBM, LFS, AGR y CTP

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El Castellum. Un campamento romano en la frontera meridional del Imperio

Muriendo en Tamuda: las necrópolis, un elemento mal definido La costumbre y el derecho romanos marcaban la

15 Inscripción funeraria romana de Tamuda (Museo Arqueológico de Tetuán)

obligatoriedad de que el enterramiento de los difuntos se llevara a cabo, salvo casos excepcionales, fuera de los límites de las ciudades, en recintos expresamente destinados a ello —necrópolis—, equivalentes a nuestros actuales cementerios. Las necrópolis de Tamuda son uno de sus elementos menos conocidos. Las intervenciones realizadas a mediados del pasado siglo pusieron al descubierto una sola necrópolis en el sector suroeste del yacimiento, sobre parte de las construcciones de época mauritana, además de tumbas dispersas en el talud situado entre el muro oeste del castellum y el río, y en el sector oriental. Otros hallazgos localizados en el área de la antigua fábrica de cementos podrían relacionarse también con el mundo funerario de la Tamuda romana. Con la información disponible, no obstante, resulta extremadamente difícil conocer el número total de enterramientos, así como su ubicación y cronología precisa, datándose genéricamente durante la época imperial (siglos I a IV d. C., e incluso posteriores). Los ajuares que acompañan a parte de los enterramientos —inhumaciones e incineraciones—, se componen tanto de armas, aderezos militares y joyas, como de objetos cerámicos —jarros, páteras, lucernas— y monedas. Existe una gran variedad constructiva en las sepulturas, pudiendo destacarse, entre otras, la simple disposición de los cadáveres directamente a lo largo de los muros de época mauritana o sobre la tierra; las tumbas cubiertas con tégulas a doble vertiente, o con piedras, ladrillos y tierra; y las cremaciones en ánforas o urnas de plomo. Tan sólo se conocen dos inscripciones funerarias hasta el momento. NVT y JVS 31

El abandono del castellum: vándalos y bizantinos en el Fretum Gaditanum

16 Lucerna tardorromana, de producción tunecina (Museo Arqueológico de Tetuán)

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Durante la primera mitad del siglo V el campamento militar de Tamuda es abandonado, fechándose en estos momentos las últimas edificaciones, así como los materiales cerámicos y monedas aparecidos en diversos lugares del yacimiento. A partir de entonces la población militar dejó de residir en la frontera imperial, y no tenemos constatación siquiera de ocupación residual de indígenas al amparo de las estructuras campamentales. El abandono del yacimiento no parece haber sido traumático, pues no se han detectado niveles de incendio o destrucción: las tropas dejaron de tener sentido en un territorio ya no controlado por Roma, pues el imperio había sido dividido en dos tras la muerte de Teodosio (finales del siglo IV), y el avanzado proceso de descomposición estatal no permitía mantener tan vastos territorios en las provincias. Con este episodio los más de mil años de vida ininterrumpida en Tamuda cesaron, pues el lugar se convirtió en un despoblado que nunca más sería objeto de ocupación humana intensa, ni siquiera en época medieval, moderna o contemporánea, fechas en las cuales se detectan puntuales episodios relacionados con actividades agropecuarias esporádicas, y militares en fechas más cercanas a nosotros.

El Castellum. Un campamento romano en la frontera meridional del Imperio

El reino vándalo se creó a mediados del siglo V en el entorno de Cartago, y sabemos del paso de Genserico por el Estrecho de Gibraltar con sus tropas en dicha dirección (año 429, como nos transmite Víctor de Vita). Con posterioridad el emperador de Constantinopla, Justiniano I, mandó conquistar la plaza de Septem (actual Ceuta) en el año 533, permaneciendo la misma y buena parte del litoral mediterráneo peninsular bajo la órbita de Bizancio hasta finales del siglo VII. En dichas fechas el único asentamiento urbano de toda la comarca era Septem, y Tamuda y su territorio debieron permanecer prácticamente despobladas, a excepción de algunos núcleos de habitación puntuales desarrollados en ámbito fluvial y en torno a la explotación de los recursos marinos, agrícolas y ganaderos. No se descarta un repliegue poblacional en dichas fechas a las montañas, al ser momentos de inseguridad.

Habitaciones de la última fase del yacimiento, abandonadas en las primeras décadas del siglo V d. C. (campaña del año 2008)

DBC, JLG y JVG

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La recuperación de la memoria de Tamuda

La herencia de Tamuda. Del Medievo a época contemporánea De la continuidad del poblamiento

Panorámica del área periurbana de Tetuán desde el yacimiento

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humano en el sitio parece dar testimonio el pueblecito de Tamuda, junto al yacimiento, del cual conserva el nombre. Tamuda cuenta con identidad propia en el imaginario tetuaní como «suiar», en referencia a las ruinas preislámicas. La identificación entre Tamuda y Tetuán sería tal que los primeros indagadores del siglo XX pensaron que se trataba del mismo emplazamiento, idea que se demostraría errónea tras la labor de César Montalbán. El río Martil, refugio de aventureros, vería crecer a Tetuán con posterioridad, impulsada por la presencia andalusí del granadino Sidi al Mandari, mientras languidecía la antigua Tamuda, entregada a usos militares a principios del Novecientos, y también usada como presidio. En dicho contexto debemos situar los restos del «Mogote», una estructura cuadrangular localizada dentro del campamento, en su ángulo noroccidental; siendo asimismo frecuentes los hallazgos de munición contemporánea durante las excavaciones arqueológicas. Finalmente, llegarían los primeros pasos para la protección patrimonial del yacimiento, singularizados en el conocido Dahir de 18 de agosto de 1913 (15 de ramadán de 1331), «relativo a la conservación de los monumentos y objetos artísticos e históricos», emitido por la autoridad marroquí, el cual situaba al Patrimonio Histórico, Arqueológico y Monumental bajo la jurisdicción del jalifa. Poco después comenzaría la investigación arqueológica en Tamuda y con ella su protección efectiva.

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Del Plan Estratégico a la valorización

A partir del año 2005 los esfuerzos de diversas instituciones y Organizaciones No Gubernamentales, marroquíes y españolas, volvieron a centrar la mirada en Tamuda. Durante varios años se desarrolló el Plan Estratégico de Tamuda o PET, que partía de la base de la recuperación patrimonial del yacimiento como base para el desarrollo local, aspirando a medio plazo a su autogestión y a la conversión del yacimiento Portada de la edición en papel del Plan arqueológico en motor de Estratégico de Tamuda desarrollo local y comarcal. Multitud de actividades fueron desarrolladas, con cargo a diversos ejes directores: un Plan de Participación Ciudadana, para permitir la integración de la sociedad civil y su participación en el proceso; un Plan de Investigación, para actualizar los conocimientos del yacimiento —prácticamente fosilizados desde los estudios de los años cincuenta del siglo pasado— y permitir su correcta comprensión e interpretación; un Plan de Conservación e Interpretación, para analizar las patologías del monumento, realizar actuaciones de conservación preventiva y las pertinentes restauraciones; un Plan de Uso, Gestión y Comunicación, para rescatar la «memoria» de Tamuda, y concienciar a la sociedad contemporánea de la necesidad de su valorización; y un Plan de Formación y Empleo, para alumnos interesados en arqueología y para todos aquellos oficios necesarios para la gestión del yacimiento. Actualmente, cinco años después, el yacimiento ha sido convenientemente valorizado, mediante diversas actividades de cerramiento y vallado, construcción de un Centro de Interpretación e Investigación y dotación de los recursos mínimos necesarios para su apertura al público (vigilancia permanente y circuito de visitas con la conveniente señalética y demás recursos), encontrándose su gestión en manos del Ministerio de Cultura de Marruecos, a través de la Dirección Regional de Cultura Tánger–Tetuán. Los objetivos del PET han sido, por tanto, totalmente cubiertos y desarrollados, restando para el futuro otros planes de investigación y conservación–restauración para mantener la dignidad que este importante yacimiento merece. JVS, MZ y JCM

MPA y JVS 36

La recuperación de la memoria de Tamuda

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Criterios de Restauración. Recuperando la fisonomía

Tamuda, Patrimonio Histórico al servicio del desarrollo

Tamuda, es uno de los yacimientos

del yacimiento

Tareas de conservación preventiva durante las excavaciones arqueológicas (campaña de 2008)

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Desde un principio, planteado el programa de conservación a cargo de arquitectos marroquíes y españoles dentro del Plan Estratégico, se consideró la idea de hacer una aplicación metódica de conocimiento y diagnóstico de la situación en la que nos encontramos la conservación material de Tamuda, que intenta ser exhaustiva en cuanto a la máxima amplitud de la mirada sobre los aspectos que podían influir en ella, mostrando la necesidad de realizar una serie de estudios sectoriales que ampliaran necesariamente aspectos concretos sobre su conocimiento. A medida que se iba obteniendo una más clara visión, se determinó fijar unas prioridades en función de dos aspectos: uno, el estado de conservación de los sectores, elementos o sistemas constructivos; dos, cuestiones coyunturales que determinaron la necesidad de actuar prioritariamente en el castellum, al que convenía dar realce y potencia en el yacimiento. Los criterios adoptados, pues, han sido: actuar mediante consolidación básica y mínima intervención, recuperando su perímetro en planta y algo de potencia en sus alzados, recomponiendo sus muros, como elementos arquitectónicos que por sí son capaces de controlar la forma y hacer entendible el hecho rotundo de su implantación en el territorio, teniendo en cuenta que la materia masiva utilizada eran los mampuestos y sillares que la propia ciudad ofrecía. Tamuda sigue siendo de la misma materia de la que siempre fue, se rehace de forma continuada, la ciudad de la entropía en su sentido etimológico de evolución, que ni se crea ni se destruye, se transforma continuamente en sí misma. JFN, AT y JPL

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La recuperación de la memoria de Tamuda

Detalle del proceso de restauración del lienzo occidental y de la torre suroeste (2008)

arqueológicos más importantes de Marruecos. Gracias a su situación estratégica, en pleno estrecho de Gibraltar y a las puertas del Mediterráneo, Tamuda fue siempre considerada como un asentamiento crucial, abierto e integrado en las corrientes comerciales atlántico–mediterráneas a lo largo de la Historia. El yacimiento de Tamuda forma parte del rico y diversificado patrimonio de Marruecos, y se distingue como uno de los enclaves fundamentales del Norte del país para época preislámica, como Lixus, M’zora, Zilil, Cotta, entre muchos otros asentamientos humanos antiguos. Presenta un estado de conservación excepcional y cuenta con dos fases históricas bien distintas: la ciudad mauritana como ejemplo magistral de urbanismo ortogonal y helenístico; y una fase de ocupación romana que corresponde al campamento militar. La Zona Patrimonial de Tamuda, que se distingue también por sus valores paisajísticos y medioambientales, se considera hoy en día como uno de los vectores principales de desarrollo local sostenible de Tetuán y de su entorno cercano. La rehabilitación de Tamuda, como proyecto innovador a nivel nacional, fue precedido del ya citado Plan Estratégico, gracias al cual se desarrollan actualmente, con equipos pluridisciplinares, programas de investigación, protección, conservación, difusión y de gestión de Tamuda, con el objetivo de profundizar en el desarrollo sostenible y apoyar las notables potencialidades turísticas, comerciales, demográficas y económicas de Tetuán. Esta acción–proyecto de puesta en valor de un importante yacimiento arqueológico y de su entorno, se integra perfectamente en la visión estratégica del Marruecos del tercer milenio para el desarrollo sostenible de esta región considerada como la puerta del Mediterráneo, con proyectos actuales de tanto nivel como el ilustrado por el complejo portuario TANGER MED.

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MZ, BR, AB, NEB y JE 39

Constantinopla Roma

Atenas Gadir Tingis Zilil

Carteia Septem TAMUDA

Cartago

Babba Iulia Campestris Alejandría

171 a. C. Siglo

VI a. C. Crisis económica e importancia de Cartago y del mundo púnico

1104 a. C. Mítica fundación de Gadir

Primeras evidencias arqueológicas púnicas en Tamuda

429

50–200 d. C.

Fundación de Colonia Latina Libertinorum Carteia, ciudad romana en la Bahía de Algeciras, base militar romana del Estrecho

206 a. C.

27 a. C.–14 d. C.

Gadir, exponente del mundo púnico en el Círculo del Estrecho, firma un pacto (foedus) con Roma, sometiéndose a su autoridad

Reinado del emperador Augusto, momento en el cual se fundan varias colonias romanas en Marruecos (Tingis, Zilil, Babba Iulia Campestris)

Época de prosperidad, conocida como el Alto Imperio romano, momento de gran actividad económica y comercial en la Tingitana

Finales del siglo

III El emperador Diocleciano crea la Diocesis Hispaniarum, con la integración jurídica y administrativa de la Tingitana junto a las restantes provincias hispanas

Fundación de la ciudad helenística Siglos

IX-VIII a. C. Colonización fenicia del Mediterráneo Occidental, incluidas las costas africanas

Posible ocupación fenicia en el río Martil 40

Cronología

Definitivo abandono del castellum Finales del siglo VII Inicios del siglo VIII

Remodelación del campamento romano (construcción torres exteriores)

264-146 a. C. Guerras púnicas, que enfrentaron a Roma y a Cartago por la hegemonía del Mediterráneo

Paso de los vándalos por el Estrecho de Gibraltar, acaudillados por Genserico

Presencia islámica en la zona y conquista de Al–Andalus

Siglo II–I a. C. Reinos mauritanos del Norte de África, encabezados por una serie de monarcas (Boco I, Boco II, Bogud…), el último de los cuales fue el célebre Ptolomeo, hijo de Juba II y de Cleopatra Selene

42 d. C.

Tamuda acuña moneda

Construcción del castellum de Tamuda

Siglos

Anexión de los territorios del Norte de África al Imperio romano, en época del emperador Claudio, y creación la provincia Mauretania Tingitana

Siglo

III d. C. Época de «crisis» económica y comercial. Retracción de la frontera militar, ahora reducida a la península Tingitana, al norte del río Lucos

Incendios y razias en el asentamiento militar

IV Bonanza económica y prosperidad para la provincia, que durante el Bajo Imperio se caracteriza por la importancia de la producción de salazones piscícolas y el comercio de otros productos

533/534 Conquista de Septem (Ceuta) por los bizantinos, en época de Justiniano I

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Glosario Ágora. Espacio público de las ciudades griegas y helenísticas en el cual se desarrollaban las actividades públicas. Arqueozoología. Ciencia que estudia los restos óseos de animales antiguos, desde el origen del hombre a la actualidad. Bajo Imperio. Últimos siglos del Imperio romano, tras la denominada crisis del siglo III, que abarcan grosso modo los siglos IV e inicios del V d. C. Bifaz. Útil lítico de grandes dimensiones tallado por ambas caras, característico de las fases más antiguas de la Prehistoria (Paleolítico). Bocchus o Boco (I y II). Monarcas mauritanos que reinaron entre finales del siglo II y en el siglo I a. C. Bogud. Nombre del monarca mauritano (hijo de Boco I) que reinó al oeste del río Muluya en la segunda mitad del siglo I a.C. Castellum. Campamento romano de dimensiones medias o reducidas.

Lucerna. Término latino para lámpara, que toma el nombre de la luz (lux). Eran portátiles, realizadas normalmente en cerámica o bronce. Necrópolis. Cementerio, etimológicamente significa «ciudad de los muertos». Neopúnico. Término que se utiliza para la definición de elementos de raigambre púnica que perduran con posterioridad a la caída de Cartago a mediados del siglo II a. C. Notitia Dignitatum. Documento fechado a finales del siglo IV o inicios del C., que sintetiza la estructura administrativa de la provincia de la Tingitana, así como de las tropas y los mandos militares existentes.

V

d.

Oppidum. Asentamiento situado en altura y bien defendido, característico de época prerromana.

Ceca. Taller de acuñación de moneda o lugar en el cual se acuña.

Pleistoceno. Época geológica inicial del Cuaternario, que se sitúa entre 2,5 millones y 12.000 años antes del presente; antecede al Holoceno.

Círculo del Estrecho. Región histórica que aúna ambas orillas del Estrecho de Gibraltar en la Antigüedad, denominación acuñada por Miguel Tarradell.

Poliorcético. Todo aquello relacionado con las técnicas militares de defensa y ataque.

Cremaciones. Incineraciones que no alcanzan grandes temperaturas, y por ello dejan restos del esqueleto, muy útiles para posteriores estudios arqueológicos. Epigrafía. Ciencia que estudia las inscripciones antiguas. También es sinónimo de inscripción. Itinerario de Antonino. Documento de época bajoimperial romana (siglos III o IV d. C.), que toma el nombre del emperador Caracalla (Marcus Aurelius Severus Antoninus Augustus), y que compila las rutas a todo lo largo del Imperio romano, indicando las paradas (mansiones) y las distancias entre cada asentamiento. Limes. Término latino para la definición de frontera.

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Limitanei. Tropas militares estables acantonadas en un área fronteriza.

Glosario

Praefectus. Término latino que designa un militar de alto rango, el prefecto. Púrpura. Tinte obtenido de las glándulas de gasterópodos marinos, muy apreciado en la Antigüedad por su uso exclusivo por parte de las clases dirigentes, característico de las Mauretaniae, entre otras regiones. Tecno–complejos musterienses. Determinados útiles líticos (herramientas talladas en piedra) por cuya técnica de talla y forma caracterizan a las sociedades del Paleolítico Medio. Tégulas. Ladrillos romanos de forma rectangular, con una o dos pestañas laterales, originalmente concebidos para crear techumbres.

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Bibliografía Bernal, D., Bustamante, M., Sáez, A.M., Díaz, J.J., Lagóstena, J., Raissouni, B., Ghottes, M. y Verdugo, J. (2008): “Reconsiderando la datación del castellum de Tamuda. Actuación Arqueológica de apoyo a la restauración en la puerta occidental (2008)”, En la orilla africana del Círculo del Estrecho. Historiografía y proyectos actuales. Actas del II Seminario Hispano–Marroquí de especialización en Arqueología. Colección de Monografías del Museo Arqueológico de Tetuán (II), Madrid, pp. 537–608. Campos, J.M., Cortijo, V., Delgado, S., O’Kelly, J., Verdugo, J., Vidal, N., Ghottes, M. y Raissouni, B. (2008): “La torre noroeste del castellum de Tamuda (Tetuán, Marruecos): últimos avances sobre su proceso de construcción y evolución histórica”. En la orilla africana del Círculo del Estrecho. Historiografía y proyectos actuales. Actas del II Seminario Hispano–Marroquí de especialización en Arqueología. Colección de Monografías del Museo Arqueológico de Tetuán (II), Madrid, pp. 473–536. Cantero J. y Verdugo J. (2010, redactores): Proyecto Tamuda. Parque Cultural y Ambiental. Plan Estratégico de la Zona Patrimonial, Consejería de Cultura, Junta de Andalucía, Sevilla. El Khayari, A. (1996): Tamuda. Recherches archéologiques et historiques, Tesis Doctoral inédita, Université Paris I, París.

(Versión española: Ghottes, M. (1991): Tamuda, Universidad Abdelmalek Essaadi de Tánger–Tetuán, Tánger). Gozalbes, E. (1997): “La colección numismática de Tamuda (Tetuán) de época mauritana”, Cuadernos del Archivo Municipal de Ceuta 11, pp. 7–22. Lenoir, M. (1990): “Le camp de Tamuda et la chronologie de quelques camps du Maroc”, Histoire et archéologie de l’Afrique du Nord, 113 Congrès National des Sciences Savantes, París, pp. 355–365. Montalbán, C.L. de (1929): La situación de Tamuda y las exploraciones realizadas en la misma por César Luis de Montalbán y de Mazas, Larache. Quintero, P. y Giménez, C. (1946): Excavaciones en Tamuda. Memoria resumen de las practicadas en 1945, Memorias de la Junta Superior de Monumentos Históricos y Artísticos 9, Tetuán. Tarradell, M. (1956): “Las excavaciones de Tamuda de 1949 a 1955”, Tamuda IV, Tetuán, pp. 71–85. Verdugo, J. (2005–2006): “Plan Estratégico de Tamuda: una experiencia de cooperación al desarrollo en el ámbito de la economía de la cultura”, Cuadernos de Economía de la Cultura 4–5, Sevilla, pp. 179–186. Villaverde, N. (1995): “La hiérarchie militaire et l’organisation architecturale interne du castellum de Tamuda (Tétouan, Maroc)”, en Y. Le Bohec (ed.): Du Haut au Bas–Empire. La hiérarchie (rangordnung) de l’armée romaine sous le Haut–Empire. Actes du Congrés de Lyon, 15–18 septembre 1994, París, pp. 329–341. 44

Bibliografía

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Mapa de algunos de los campamentos de la frontera romana en Marruecos

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PUERTA MERIDIONAL / MURALLA SUR / MURALLA OESTE / PUERTA OCCIDENTAL / BALNEUM / POSIBLE VALETUDINARIUM / CISTERNA / PRINCIPIA /

Con la colaboración de

CONSEJERÍA DE CULTURA

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